Myers Cap 4

33
8/11/2019 Myers Cap 4 http://slidepdf.com/reader/full/myers-cap-4 1/33 ¿Las actitudes deteminan fluestro compo¡tamiento? ¿Somos todos hiFrdiias? Cuddo las actitudes p€dican el compodamiento ¿Cuándo detemina el comportamiento las actifu des? Iúego de tunciones Cu&do 10 oue se dice e .onüelie en 10 ¿Por qué el comportamie to afecta nuestras actiludes? Autorlepresentación: Elmejo de 1a Autoju*inc¿cióff disonancia Cornparáción de Ias teorias Post scriptún perr,o\all Tiransformamos por medio . de la accidn "Uno ha.e lo que uno es; úno se convierte en lo que uno hace." Roberl Musil, Kleine P¡osa, 1930. El fienóme.o del pie en la püerta Malos actos y aclihrdes Comportamieúo intenaciai y actitud€s Moviúienios $ciales caPítulo 4 Comportamiento y actitudes laecienle'nenle. la ¿ten.ión murdial se enfocó en un ürus que se e\hende ( on tr¿n l- rapidez. que en ocasiones es fat¿1, y quc es cau5¿nte de¡ Sindrome Respúaforio Agudo Crave (SARS), e1 cual cobró aproximadamente 800 vidas entre los años 2002 y 2003. Al mismo tiempo, Ia industria dei tabaco, apoyada por subsidios gubemamenta- I€s, maiala casi aI mismo mirnero de personas por hom, es deci, 4.9 millones por ano (O¡ganización Mundial de 1a Salud, OMS, 2002). La OMS calfl a que 50A nil míllotÉs de personas que actualmmte estián üvas, morirán a causa del tabaquismo. En Estados Unidos, por ejemplo, esta enfermedad acaba con la vida de 420 000 individuos anual- mentg Io que supera 1a suma de los dec€sos por homicidio, suicidio, Sida, accidenies ar.rtomovfísticot así como por abüso de drogas y alcohol. Au]l cuando el suicidio asis- tido puede ser ilegal, la muerte apoyada por la indusuia tabacalera no lo es- Dado que las empresas de este mmo son respo¡sables de un ftimero de decesos eqüvalente a] choque diario de 14 aüones jirfnbo Ile¡os (sin incluir los que suceden en et creciente, p€¡o diJícil de cuanlifica, mercado del tercer mundo), ¿cómo pueden üvir con esto 1os ejeclrtivos de las compañías cigafle.as? En Philip Mo¡ds, uno de los dos afiuncia¡tes de tabaco más $andes del mundo, los responsables de mayo( nivel - €n su mayoría individuos intelitentes, orientados hacia Ia f&nüa y p¡eoc¡rpados por la co- munidad-, resienten que les llamen "asesinos masivos", Estas pe¡sonas se mostrá¡on

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8/11/2019 Myers Cap 4

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¿Las

actitudes deteminan

fluestro

compo¡tamiento?

¿Somos

todos hiFrdiias?

Cuddo

las actitudes

p€dican

el

compodamiento

¿Cuándo

detemina

el

comportamiento

las

actifu

des?

Iúego

de

tunciones

Cu&do

10 oue se

dice e

.onüelie en

10

¿Por

qué

el comportamie

to afecta

nuestras

actiludes?

Autorlepresentación: Elmejo

de 1a

Autoju*inc¿cióff disonancia

Cornparáción de Ias teorias

Post

scriptún perr,o\all

Tiransformamos

por

medio

.

de

la accidn

"Uno

ha.e lo

que

uno es; úno

se

convierte

en lo

que

uno hace."

Roberl

Musil,

Kleine P¡osa,

1930.

El

fienóme.o

del

pie

en

la

püerta

Malos

actos

y

aclihrdes

Comportamieúo

intenaciai

y

actitud€s

Moviúienios $ciales

caPítulo

4

Comportamiento

y

actitudes

laecienle'nenle.

la ¿ten.ión

murdial

se

enfocó en

un ürus

que

se e\hende

(

on

tr¿n

l- rapidez.

que en

ocasiones

es fat¿1, y quc es

cau5¿nte de¡

Sindrome

Respúaforio

Agudo

Crave

(SARS),

e1 cual cobró aproximadamente

800

vidas

entre

los

años

2002

y

2003. Al mismo tiempo, Ia industria

dei tabaco, apoyada por subsidios gubemamenta-

I€s,

maiala

casi

aI mismo mirnero

de personas

por

hom, es

deci,

4.9 millones

por

ano

(O¡ganización

Mundial

de

1a

Salud, OMS, 2002). La OMS calfl a que

50A

nil míllotÉs

de personas

que

actualmmte

estián

üvas, morirán

a causa del tabaquismo.

En Estados

Unidos, por

ejemplo, esta enfermedad acaba

con

la

vida

de 420

000 individuos anual-

mentg

Io

que

supera

1a suma de

los

dec€sos

por

homicidio, suicidio,

Sida,

accidenies

ar.rtomovfísticot

así

como

por

abüso de drogas

y

alcohol.

Au]l

cuando

el

suicidio

asis-

tido

puede

ser

ilegal, la muerte apoyada por

la

indusuia

tabacalera

no lo es-

Dado

que las

empresas

de

este

mmo

son

respo¡sables de un

ftimero

de

decesos

eqüvalente

a] choque

diario

de

14 aüones

jirfnbo

Ile¡os

(sin

incluir

los que suceden en

et

creciente, p€¡o

diJícil

de

cuanlifica, mercado del

tercer

mundo),

¿cómo

pueden

üvir

con esto

1os

ejeclrtivos de las compañías cigafle.as? En

Philip

Mo¡ds, uno de los dos

afiuncia¡tes

de tabaco más

$andes

del mundo,

los

responsables

de

mayo(

nivel

-

€n

su mayoría

individuos intelitentes,

orientados

hacia

Ia

f&nüa

y p¡eoc¡rpados por la

co-

munidad-,

resienten

que

les

llamen

"asesinos masivos", Estas

pe¡sonas

se mostrá¡on

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8/11/2019 Myers Cap 4

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136

parte

uno

Acütud$

V

@ion

s:

dir.ttae

a.

tin

d

an$ d¿po ttio

ú, q u.

p

a t

úin

4n

as po

t

labr

i@ nt

4

d¿

?tudl¿t$

e

o

cigrnilloÉ,

salud

lrs

ptopios

dttuid

actitud

faDorable

o

de.Íaaorubte,

hacit dso o alsuhn,

que

muy poco complacidás cL¡ando

el

ex cirujano

teneÉl

de Estados Unidoq C. Everett

Koop

(l

997). Ias definió como

'

un

gupo

despreda-

ble de indiüduos que nos

ha

enta.ñado. con-

tundido y

mentido duranbe tles

de¿adas".

Por

otsa

parie,

de6enden el dercc]¡o

de tos

tu-

m¿dores

a

elegir "¿S€ hala

de

una adjc-

ciónl',

preg@ta

(m

vicepresidente. "Yo no lo

creo.

La

gente hace todo tipo

de

cosas para

expresar su i¡diüdualidad y para protestar

conúa lá

sociedád. EI tabaquismo

es

una de

elas,

y

no es

la

peor"

EosenbtatL

1994).

.

¿Estas

aseveraciones reflejan

actitudes

pñvadas?

.

Si

este

ejeñrhvo

rcalmente

piensa que

el

tabaquismo es uria

gxpresíón

comparativañente

saludable de 1á

individualidad

¿cómo

se

internalüa¡

estas

á.tiludes?

.

¿O

estas afimaciones reflgan

uria presión

social

pa.ra decir cosas

que

á

no

(fee?

Cuando

se

p¡e$¡nta

sobre

la actitud de alguien,

se

hace

alusión

a creencias

y

sen-

timientos

rclacionados con una persona

o

suceso,

y

a

ia

tendmcia resultante del coúl-

portamiento.

Consideradas

en conjunto, las reacciones eváluativa6

favorables

e

inconvenimtes

hacia

algo

-refejadas

en creeffias, sentimientos

o

inclinaciones a

ac-

tua¡- definen la actitud

de una person¿

(Olson

y

Zanna, JD3).

Estas

proporcionan

una

forma

eÉiciente

de

evaluaf al rnundo. Cua¡do

ienemos que

responder

con

rapi-

dez a algo

la

forma

en que nos

sint¿mos al

¡especto

puede guiar nuestras

rcacciones.

Po

ejemplo, si üna

personá que

cr¿¿

que

un

grupo éhico

determinado

es floio

y

age-

sivo, püede

senrir

desat¡ado por

sus

integrartes

y,

por lo

tanto,

prcponerse

actuar

de

forma disc¡iminatoúa

hacia ellos. Podernos

recorda¡

las t¡es

dimerisiones de

las

acti-

tudes

por

sus

sitlas ACC:

afecto

(s€ntimientos)

tendencia del compotamiento y

cog-

nición

(pensa&ientos)

(figura4-1).

EI

estudio

de las

actitudes

está cerca

del

corazón de la

psicología

social

y

constitu-

una de sus p¡imeras

inquietudes.

Desde el

principio,

los investigadores

se

p¡egu1-

ta¡on

qué tanto

las

actitudes

afechn nu€sbos

actos-

¿Las

actitudes

determinan

nuestto

comPoftamiento?

¿En

qué

nagnitud y

baja

qué

cofid¡cíofies

las

dctitudes

¡nter

fias

dítígefi

fiueskas

accíones

ex-

ternas?

¿Por

q

é al

príncipio

los

psicólogos

sociales se

ños*arcí

sorpreididog por

una

conexíón

aparentelnentc peEteia

e17t7e

las

actíhtdes

y

las acciofles?

figura 4-1

Dimensiones

ACC

de las

actitudes.

Page 3: Myers Cap 4

8/11/2019 Myers Cap 4

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CompottaEli€nto

y..titude6

¿Oué

relacián existe entre

10

gue sorros

(m

eI

interior)

y Io que

¡¿c¿rno6

(en

eI ex e-

rior)?

Desde

lÉce mucho tiempo, tilósofos, teólogos

y

edocadores han espeq¡lado

acerca

de la

conexió¡ entle

el pensamiento

y

la acción" eít¡e el ca¡ácte, y Ia coriducta,

efltre

el

ñündo

privado

y

los

aclos

p(Olicos. El supüesto

que

prevalece,

q¡¡e subyace

a

la

mayo¡

parte de la enseñariza, al co.lseio psicológico

y

a

la crianzá inJántil

es que

nuestras

creeñcias

y

smtimientos

particulares det€rminán nuestro comportamiento

público,

y que para alterarlo necesitamos cambiar e1 corazón y la mente.

¿SoMos

TODos HIPóCRITAS?

Al

principio,

Io3 psicólogos

sociales

coincidía3

en

que

conoce¡

las

actituder hu&anas

implica

predeci

sus

actos. Los 19 aeropira¡¿§, cByas posicior¡es

antiestadounidenses

condujercn

al ter¡orismo

suicida

del

11

de

septiemb&, ilushan

que

las actitudes extse-

mas

pueden

producü

eomportanrientos

así

Sin embargo,

en 1964

Leon

¡estinge con-

duyó

que las

eüdencias

no

mostIaban

que

el

cambio de

posturas

modfica¡a

el

comportamiento.

lestinte

creía

que

la

reladón

ent¡e las

actihrdes

y

Ia

conducta ftm-

cioná

a la

u¡velsai

ésta es

el

caballo

y

las actitudes son eI car¡uaje. Como

lo

expresi

Robert

Abelson

(1972):

"Estamos

muy bien entreñados

y somos

ñuy buenos para en-

cont¡ar

razones que

expliquen

lo que hacemos, pero no

1o sorios

pa¡a

llevar a

cabo

10

que consideramos

razonable".

Cuando

el

psicólogo

social

AIan

Wicker

(1969)

rcvisó

vaúas

docenas de

esftrdios

de

investi&ción

que

cubrian

una amptia

tama

de individuos, actitude6 y

compo¡ta-

mientos,

§urgió

un nuevo

golpe al supuesto poder de

éstás.

Wicke¡

planteó

una

con-

clüsión ünpactante:

las posiciones que la

tente

expresa difícilmmte

predicen

sus

distintas

conductas.

.

Las

posturas de un estudiañte

con

rcspecto a

hacer

trarnpa tienen póca

relación

con la

probabilidad

de que r€alrnente la

lleve a

c¿bo.

.

Las actitudes

ha.ia la,Iglesia sólo timen un víric¡¡lo modesto

con el

hecho

de

asisti¡ al

templo

los domingos.

.

Las posturas

raciaies oIreftn poca

i¡formación

sobr€

el

comportamienlo

en

sifuaciones

reales,

Un ejemplo

de la

desconexión

que existe entre las

actitudes y

las

acciones

es

lo

que

Dariel

Batson y sus colegas

(1997,2001,

2002) llar..an

"hipocresía

moral"

(intenta¡

pa-

rece,

un individuo

moral,

y

al

mismo tiempo evitar

eI costo

de

ser¡o). En sus

estudios

Propusieron

una tafea atractiva

(donde

el

participante pod¡ía

ganar

boletos pata la

ri-

fa de

un premio

de 30 dólarcs)

y

u¡a

actividad

aburrida

sin coñsecuencias positivas-

Los

participantes

debían autoasignarse a una

de las

tareat y a un

supuesto seBndo

conñrÍente

a Ia otra. Sólo

uno

de cada 20 consideró que

repartirse

la actividad posi-

tiva

a

sl ñisrno era 10

más

moral

que

podía

hace¡;

80

por cierto

lo hizo. En algünos ex-

perimentos

de

seguimiento sobre hipocresía moral, los pa icipantes recibieroñ

monedas

que

podjan

hrar

al

aire

d€

forma

prvada,

si

así

lo deseabán, para

tomar una

decisión.

Pe¡o aun

si

decidian

dejar esta al azar,

¡90

por ciento

se

ásitnó

1a

tarea

posi

tival

¿Esto

se

debió

a que

podían

especificar las aonsecuencias de que

cayera

ca¡a

o

cruz después

del

lanzarniento?

En

otro expeúmmto,

Batson colocó

u¡a

marca en ca-

da

Iado

de Ia moneda,

e

indicó

el

significado del tesultado

de cada

lanzamiento. Aun

así

24

de

28 personas que

arroja¡on

la mo¡eda

se asignaron a sí

mi6ñas

la

actividad

posiüva.

Cuando la mo¡alidad y la ambición

s€

colocaron en un punto

de choque,

ga-

la ambición.

Si

1as personas no participan en el mismo

jueto

de

que

hablan, no nos

sorpr€nde

que

a

úrenudo fracasm

los

int€ntos por

cambiar

el

compoftamiento al

modificar las

actitudes

failidas.

Las

advelte;cias

sobre los

peligros

del tabaquismo

afectan

sólo de

forma

miiima a los fumadores.

La

creciente conciencia púbüca

sobre

los

efectos

de-

.apítulo

4

1l 7

-R.bh

waido

E@dL

Page 4: Myers Cap 4

8/11/2019 Myers Cap 4

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138

parte

uno

sensibilizadores

y

brutalizañtes

de

un

consumo

proiongado de

violencia televisiva

ha

estimulado a muchas

pergonas

a expresar

su

deseo

de

que haya

una

pograrnación

menos

violentaj

sin

embarto,

más que nunca, se

atiende

a la

cobe¡tura

de asesinatos

que

hacen

los ñedios.

Las

invitaciones

a

conducir

con

cuidado

han te$do

un

efecto

mucho

menor

en ei porcentaje de accidentes

que la disminución

de

los

límites

de

ve-

Iocrdad

impuestos,

las ca¡reteras

Beparadas

y los castigos

por inaneja¡

en

estado de

ebdedad

(Etzioni

1972).

Mientras

Wicker y otros autores describían las debilidades

de

las actitudet alSu-

nos

psicólogos de

la

personálidad

mcontraron rasBos

que tampoco resultaron útiles

para predecir el compo¡ta¡r.iento

(Mischel

1968).

Si guercmos saber

cuánta a,'üda

ofrecerán las pelsonas,

no

aprcnderemos

mucho si les aplicamos

p¡uebas

de autoesti-

ma, anBiedad o

defensividad.

En urla

situaciófl

con demandas bien

definidás,

lo

¡nás

que

podemos

saber

es cómo rcatcionará

Ia

mayoda.

Coñ todo,

la

imagen que revela qué es Io

que

conEola

el coñportandenio enJatiza

1as

influencias

sociales

extemas

y

mirumiza los facto¡es intemog,

tales como las acti-

tudes y la

personalidad.

La tesis

origin¿l

de que las

postura6

¿nte

determinadas situa-

ciones

deteÍminan los actos

fue

rebatida duradte los

años sesenta

por la

antítesis de

que no definen prácticamente nada.

Tesi6.

Antítesis.

¿Existe

esta

última?

Lo

que

Ia

tente

di¿¿

suele

diferir

de

Io

que

¡4-

ce.

Esto

resultó un sorprerdente hallazto, que

provocó

que los psicólogos sociales se

apresurar¿n

a

descubrir

por

qué. Asegu¡amos

que las

conücciones

y

los sentimimtos

en .i.asiónés d¿¡e, marcár lá diferencia.

Y así

es-

De

hecho,Io

que

voy a explicar

ahora parece ser tan

obvio

que me pregu¡-

to

por

qué la

mayoría

de

los

psicólogos

sociales

(incluyéndome

a mí) no pensábamos

de

esta

fórma

antes

de

los in¡cios

de

los

años

seienta. Debo

recordar

que

1a verdad

nunca parece tan elidente hasta

que

se

conoce.

CUANDO LAS ACTITUDES

PREDICEN EL

COMPORTAMIENTO

Nuestra

conducta

y

las

actitudes que expresamos difieren porque

están

suietas a in-

fluencias disuntas. Un

psicoloto

social

contó 40

facores

separados que

coñpücan la

¡elación entIe

ambos

eiementos

(Triandig

1982; véase

también Kraus,

1995).

Si

pudie-

Émos neut¡alizar las

otras

influencias

sobre

el comportamiento, haciendo

que todo 10

deñás

pemanezca igual,

¿las

actiti.rdes podían predecir con precisión la conducta?

Cuando

las

influencias sociales son

mín¡mas

sobre

lo

que

decimos

A

diferencia de

un médico

que

mide

Ia

f¡ecue¡cia cardi¿ca, los

psicólo8os

sociale§

nunca oblenen

una

l€ctura directa

de las

actitudes, sino

que ñide¡

la

¿rpresiéft

de és-

tas;

igual

que oEos

compotamientos¡

ias expresiones está¡r suietas a

influencias

ex-

iemas. Esto

fue

demostrado claramenie cuando,

en

t]]1a

ocasjó&

la Cámara de

Diputados

de

Estados

Unidos se

autodz4

sorp¡endentemente, un aumento

de

sala-

rio,

en

u¡a votación extraoficial, y

momentos

después

rechazó

el mismo

proyecto

en

un acio

(o¡mal.

AI finai, el temor a las críticas deformó el seniimiento

verdadero.

A

finales

del año 2002, muchos

legisladoÉs

estadounidenses, al

percibir

el

temor,

eno-

io

y

fervor

pat

ótico

de su

paG

después

del

11

de

septiembre, apoyaron

públicamen-

te e1plan

de

tue¡ra

contra

Irak del

presidente

Busb

aunque de forma

p

vada

se

mostraron

¡ese

ados (Natour¡e, 2002).

A

veces

decimos lo que perisamos

que

ohos

quiercn

oía.

Los

actuales

psicólogos

sociaies

disponen de

altunos

métodos

inteniosos

para

evaluar las actitudes

de

manera

sutil.

Uno

implica

medi¡

las

respuestas

de

los

múscu-

los faciales ante ciertas aseveraciones

(Cacioppo

y

Petty, 1981).

¿Las

exp¡esiones

del

¡ostlo

revela¡

una

leve

son¡rsa o un

ligero frirncimiento?

Otro

es

la

"prueba

de la aso-

ciación

ifiplícita",

qüe

emplea tiempos

de

reacción

para

contar

la

rapidez con

que la

"TaI vez sea deseable

abandoiar el concepto

Page 5: Myers Cap 4

8/11/2019 Myers Cap 4

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Compo¡tamie¡to

y

¡.titud€s

eente

asooa

concePtos

(Greenwald

y

ohos,2002,

2003). Por

eiemPlo, uno

Puede

me.

ár

tas

actih¡deE

faciales

impllcitás

ál evatuar sj

á

Ios inÜüduos les

loma

,nás

tiempo

vinclrl"¡

palabras posiüvas

con

rostros netros

que

con caras blancas.

A1

sabe

que uno no muestra

lo

que siente, los psicóIogos sociales han buscado u¡

,,canal

hacia

el

corazón".

Ert

consecuenci4 Edward

Jone3

y

Harold Sigau

(1971)

dise-

ñaron

Éétodo

de

llnea

fáI3a que engaña

a

los

indiüd[os

pa¡a

que

e)(pong?n

51Is

acritudes

reale6.

Efl uñ expe¡iÍrento, realizado

con

Ridɡd Page,

Sigall

(1971)

pidió

a

algunos

estudiantes

de la

Universidad

de Rochester que

sostuüerar\

una n¡eda cerra-

da

a

la

que,

si

6e

le quihba el

seguro,

una aguja

ÉÉba

a

üquierda, lo que indicaba

desacuerdo,

o a la de¡€cha,

Io que

e.a

una

6eñal de

conlormidad.

A1ñiar

electodos

sus

¡nzos, ¡¡na

máquiria

falsa

supuestamede

úedía

pequeñas

lespuestas

muscu-

lares

que

revelaían su tendencia

a girá¡

la aguja

a

la

izquierda

o

a ¡a

derecha.

PaIa

de.

rnost¡ar

este nuevo

y

sorprendente

artefacto,

el

investigador

planteó altllnás

pregutas

a los

akrÍnos.

Después de altunos momentos de impresiona¡tes

luces

in-

ter4itentes

y

zu.mbidos,

un

medidor

anunciaba sus actifudes,

que

no e¡an miís

que

a

tünas

que Ébían expr€sado ante¡iormer¡te, como pa¡te de una mcr¡esta que ya 9e

había

olvidado.

EI

procedimiento

convenció a todos.

Despué3, se ocl

el

m€didor de actitudes

y

se Ies hicieron preguntas

rEspecto a

6us postu.as

hacia

los

afroestadounidenses, y

luego

se les

solicitó

que

adivinaran

lo

que

el

medidor háá

revelado.

¿Córno

supone usted que respondieron

estos lmive -

itados

blancos? Comparados

con

ohos

que

1o hicieron

en

un

crestiona¡io típico,

Ios

que contestalon

a

t¡avés de la línea falsa

admitie¡on

tene¡

más c¡eenoas

netaavas.

A

diferencia

de qrder¡es

lespondiemn en papel

y

lápiz

----es

decil, los

q¡¡e

consideraron

que los afroestadoünidenses e¡an más sensibles que ot¡os estadounidenses-,

1os

in-

¿ividuos

que

se expresaron a

través de la

linea

falsa

maiifestaron

iuicios

opuestos. Es

como si

hubieran

supuesto: "Más

vale que diga ia

verdad

al

experiñentado¡

o pensa-

¡á

que

no

estoy en

contacto comnito mi§mo".

No

nos

sorprcnde

que laspersonas a las que

prirnerc

se

peruade de que

los

detec-

tores de

menüras funciona&

después

adnútan

la

verdad

(en

cuyo

caso,

¡eI

aparato

funciona ).

Y

tampoco

nós

impresiona

que,

err

ocasione§, exista

un débf

vínculo

ente

la

actihd

y

el

comportamiento:

en

condiciones

cotidia¡as,

como

las que

enlrenta¡

1os

€je«rtivos

de

las

tabacaleras y los pollticot a v€ces la

gente

expresa posturas que en

privado

no

sostiene.

Cuando

otras influenc¡as sobre

el

comportam¡e¡to son

mfn¡mas

En

cualquier

circunstancia,

no «ilo

nuestras actitudes

internas

nos

güla&

sino tam"

bién la

situació¡

qüe

enfrentamos. Como se

verá

uná y

otra

vez e¡

los

capítulos 5 a

&

Ias

influenciás

sociales

pueden

ser

enormes,

10

suficientemente grandes para

inducü

a romper

las

convicciones

Eüís

prof'undas.

Los asistentes

plesidenciales

pueden

ácep-

tar actos

que

saben

que

son

incorIectos.

Ped¡o,

el honesto discípr¡lo de

Jesús,

negó

co-

noce¡lo.

Los

prisione¡os

de

gue¡¡a pueden

mentir para calmar

a sus

captores.

Enlo\\ces,

¿profiediat

Éruchas

ocasiories

nos

pe¡mite

detectar con

mayor

daÍdad

el

impacto

de

nuestras actitudes? Predecir el comportamieflto

es

similar

a pronosti-

ca¡

eI

tolpe

de

al$jn

jugado.

de

béisbol

o

de

cricket.

Es casi

imposible

saber

eI

¡esul-

tado

del

bateo

en

cualqrder

mommto,

ya

que

éste se ve

afectado

no sólo por el

bateado

sino también por el lanzamiento del

pifc¡¡e,

y

por factores aleatorios. Cuan-

do

sumamos

muchos

momentos

de bateo, neutrali rnos

todos

estos elementos que

complican

la situación.

Si conocemos

a los

jugadores,

podemos

predecit str

lrofieilio

aPrcximado

de

bateo.

Para

utilizar

ün eiemplo

de

i¡vestigació& si

se acudi¡á

o

no

al servicio religioso eI

siguiente

fin

de sernaÍa, esto dice muy poco

sobre

la actih¡d generalizada hacia la

Iglesia

(debido

al dima, al

predicador,

cómo

se

sientan

esos dias los

asistentet

etc.).

capítulo

4

139

linea fáIsa

'

Procrtiminto

que

oryañt

n los

itúil,inuos

?an

ry¿

Prírn¿n s¿ coioen ¿ a

los

larti.ip"nEs

d2

qüe

rna

nnquinary?i2 u izlt

psicológicls

Wa

ñalit

suE rfftwas

?rioonat.

pr¿ne¿it

lrs

|¿cturas

del

apanto, la

qu.

áa&h¿

"¿Me

.ont

adiSo

a mi

entonces lo hago.

(Soy

mrdtitudes)."

-Walt

Wút$an, S¿rS d/

Mwlt7855.

Page 6: Myers Cap 4

8/11/2019 Myers Cap 4

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140

patteuno

Íigura 4-z

Teorla d€l

comPo¡tamiento

planeado.

ndnas

sóciÁ16 percib¡dG

intñdones

de uo,

ias

que

En

cñpdrción

.on su. postur@

g¿w.16

hacit

n 6tilo d¿

oua

saludabl¿, 16

a.rítud¿,

.sry.1f@ ü la

Sent

rup¿cto

e t/ottf

pt

d¡cq ñrcho ñ4ú

tu

Mpúlúi.nlo

al

hot

r

No obstante,

ias

actitudes religiosas predic€n bastante bien la cantidad total de

com-

portamientos

de este

tipo a

1o

largo

del tiempo

(Fishbein

y

Aize&

1974,

Kahle

y

Ber-

man,

1979).

Los hallazgos definen un

p¡inaiio

de

aasñdación:

Lrcs efectos

de

alBrn

procede¡

se

vuelven

más

palpables

cuando obse¡vamos el compo¡tarniento acumu-

lado, o

su

p¡omedio,

en

lutar

de

los

aetos aislados.

Cuando se

exam¡nan

las actltudes especírlcas

hacia el

cornportamie¡to

Ol¡as

condiciones ñejoran Ia

prccisión predictiva

de Ias

actitudes. Tal

como señalan

Icek Aizen y Martin FishbeÁ

(19n;

Ajaen,1,982,2002), cuando

Ia actitud m€dida es

generalizada

-por

ejemplo,

la

postu¡a

hacia los

asiáticos-,

y

el

comportamiénto

es

muy

específico

-la

decisión de

a,'udar

a uno de

ellos en

pa¡ticular-,

no

debemos es-

perar

una

corespondencia

ce(ana ent¡e

las

palabras y

los actos. De hecho,

segrín et

repofe de

Fishbein y

Ajze&

en 26

de

27

estudios

de este

tipo las actitudes

no

predije-

ion

el

comportamiento.

Sin

embargo,

10

pronosticaon

en

los

26 estudios que

encon-

traron,

donde la

actitud

medida corespondía

con

la

situacióÍ.

Así, las postuas hacia

ei concepto genelal

de

"buefl

estado de

salud"

no

predicen

1as prácticas dietéticas

ni

de eiercicio

específico. Si

la gente decide

trotar,

ello

suele dep€nde¡,

sobre

todo, de Ia

opinión

que se

tiene

ace¡ca

de los coslos

y

beneficios

de

esta

actividad.

De acuerdo

con

la

"teoía

del comportamiento

planeado"

de

Ajzen

y

Fishbein, para p¡edecir me-

jof

Ia conducta debemos

conocer las que altüien prctende

rcahzaL así co,¡,o

la

pelcep

ción de su autoeficacia y

control

(fitura

4-2).

Otros

estudios

._más

de

700

rcal1za¿.os

co

276 000 participantes-

confümaron

que

las

actitudes r€levantes

específicas

pueden

prcdecir tanio

el

comportañiento

pre-

tendido

coño el rcal

(Armitage

y

Conñel 2001i

Six

y

Eckes,

1996;

Wallace

y

otros,

2004). Por ejemplo,

la

postu¡a hacia los condones

anticipa, con

glan

exa.titud,

su uso

(Albaracin

y

otros, 2001), y la

actitud

hacia

el reciclaje

(pero

no ]a

opinión

general ha-

cia los

temas ambientales) pronostica

Ia

participación

en

esta actividad

(Oskamp/

1991

).

Para cambiar los hábitos

de saiud a h.avés

de Ia

pe¡suasión

debemos

alt€ra¡

las

postufas

de la

gente

haóa

prácncas

eslecíÍicas.

Hasta ahora hemos

visto

dos condiciones

bajo las cuales las actih¡des

predicen

el

comportamiento:

1)

cuando

minimizamos

oüas

influenciás

sobre

las aseve¡aciones

de

r

i

Page 7: Myers Cap 4

8/11/2019 Myers Cap 4

http://slidepdf.com/reader/full/myers-cap-4 7/33

Coñponáaiento

y

actitudۤ

nueEt¡as

actitudes

y

sobrc nuestsa conducta,

y

2)

ctlando algurÉ postura

es específi-

aamerte

¡elevante

pará

el comportamiento

observado.

Existe

üna

te(era

coñdición:

cuando

una

actitud

es

podelosa, predice

mqor el

compoltámiento.

Cúando

las

act¡tudes

son

poderosas

Cuando

r€accionamos

de

formá

áuborn

ítjca,

las actifudes

permane<en latentes.

Actua-

Elos

los

libretos

que nos son famil:iares, sin ¡efleiar

10

q¡e estamos

haciendo. Respon-

demoB

a

quimes nos

encontramos en los

pasillos con un

automático

'trola",

Respondeños

a la pre$nrta

del

caiero

del

restaurante

de "¿qué

tal

estuvo su comi-

da?"

dici€rdo

"bie r",

aufl

si

nos

pareció

de6abrida. Este

tipo de

reacción

impensada

adaptativa.

Libeú nuestra mente pará trabajar en

oha§ cosas. Como argürnentó el

filósofo

Alfred

North Whitehead,

'1a

cirilización

avanza

al aumentar

el ñimero de

operaciones

qüe

?odernos

realizar

sin

pensar

ace¡ca de

eIlas"- Pelo

c1rando

estamos

en

"prloto

autoñático",las actitudes

están latentes. Du¡a¡te el

comportarniento habi-

tuat

-como

el uso

del cinturón

de

segulida¿

el

consumo

de

café o la

asistencia

a da-

ses-,

las

intenoones

conscientes

casi

no se activan

(Ouelletie

y

Wood"

1998),

En

sifuaciones novedosas, nueska conducta es menos automática;

a1

carccer de

un

libeto,

pensamos antes de actuar.

Si

se

incita

á [a

gente

a

pensar

soble

sus

pos-

turas

ántes de proceder,

¿será

más auténtica conÉigo rnisma?

Mark

Snyder

y

Wi-

Iliam

Swann

(1976)

se

dedicarcn

a descub

rlo.

Dos

semanas

después

de

que 120 de

6us

estudiantes

de

Ia

Universidad

de

Minnesóta

expresalon

sus

postu¡as

hacia po-

líticas

de eñpleo de accióñ

aJirmativa,

Snyde¡

y

Swann los invita¡on a actuar como

jurados

en

un

caso

de discliminación

sexr¡al, Las

actitudes predijeron el

veredicto

únicamente de

aquellos que

primero

fueron inducidos

a

recordar sus

Posturas,

al

darles

"unos

Eünutos

para

ortanizar sus

lx¡rsañientos

y

puhtos

de

vista

sobre el te-

ma

de la acción afirmativa". Nuestras actitudes guían el

compoltamiento, si pensa-

mos en ellas.

Quienes

son conscientes de sí mignos

suelen estar en contacto con sus

actifudes

(Mi[€r

y

Gru6h

1986).

Esto

sugie&

otIa forma

pa¡a

inducir a las

pe¡sonás

á

que

se

en-

foquen

en sus

conviccione6 intemasi

h¿¿r|¡ar

que

¡eflexionen

sobre sí tal vez pidién-

doles que

actrlén

frcnte

a

un

espejo

(Carver

y

Scheier,

1981).

Quizás usted ?u€da

recordár

esta fase de claridad

repentiru

sob¡e

mísmo al entrar

a

una habitación

don-

de haya

un

gran

espejo.

Concientizar a

las

personas

de esta

fonna prcmueve

la corl-

Eruencia

entre las palabras y los actos

(Gibbons,

1978j Froming

y

ot¡os, 1982).

Edward

Diene¡ y Mark Wáltbom

(1976)

señalaron que casi

todos

los

estudiantes

universitarios

afirma¡ que

hacer tampa

es ñoralmente incorrecto.

¿Pero

setui¡án el

consejo

del

Polonio

de

Shakespearet "Que tu p¡opio yo sea

verdade¡o"?

Diener

y

Wallbom

pusie¡on

a tab4ar a

jóvenes

de la Universidad

de

Washington

en

uIÉ

tdea

de

solución

de

anagrañas

($1e

s€

les

dijo

era

para

prcdecir

el coeñciente intelectual)

y

les

pidieron

que

se detuvieran cuando

sonara una campa.na eIt la habir¿ción. De

los

estudiantes

concienaizados

---a

los

que

se

hizo

kabajar

frente

un

espejo

mie4tras escr¡-

daban

sus

voces

grabadas-,

sólo

7

por

ciento hizo t¡arnpa. Esto nos

hace

pregünta¡-

nos:

¿colocar

espeios a Ia altura de los olos en las tiendas

hada a

la

gente

más

con§ciente

de sus actifudes respecto al robo?

¿Recuerda

los estudios

de Batson

sobre la hipoc¡esía

moral, desoitos

en Ia pádna

137?

En

un experimento

final,

Batson

y

sus colegas

(1999)

descubrieron que

tos espe-

ios

ajustarcn

el

comporiamimio

a

las actitudes mo¡ales exprcsadas.

Cüando

las

per-

sonas

lanzaban

üna

moneda

Irente

a é1,

la

tirada

se

volvía

escrupulosamente

justa.

Exa.lameñte

l¿

mitad

de los

partjcipantes

conscienies

de

si asignó

a

otra

persona

hacia

l¿ tarea

posiüva.

Para

regumir, áora

está

muy

claro

que,

de ac:¡erdo

con las

ckcunstancias,

la rela-

ción

enke

las

actitudes expresadas

y

el comportamiento oscila desde

uná

ausencia

epitulo

*

141

"Pensa

es fácil

actuár

es

difcil,

y convertir los

pensamientos

en acción

€s

ia

cosa

más

dilcil del

-4@the,

petá

almá¡,

1749-1832.

"Si.

duda

existe

tma

cua¡do

hace¡

y

decir

-MqtaigE,

EsrE, 1533.

"Es nlís

fá€il p¡edicár

Page 8: Myers Cap 4

8/11/2019 Myers Cap 4

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142

parte

uro

Resumen

completa

de relación

hasta

un

fuerle vinculo

(Kraus,

1995).

Las

actitudes

p¡edicen

nuestros

ac¡os si:

.

otras

i¡fluencias

son Ínínima9

.

la

actitud

es

especÍfica de

la

acció&

y

.

la postura

es

pode¡os4

corno

cuando

nos

aco¡damos

de

ella.

¿Cómo

se ,elacionan ias actitudes

inte¡-

nas

con nuesko

compoltamiento

exter-

no?

Los psicólotos

sociales

coinciden

en

qúe

aqué11a9

y

éste

se alimentan enke

sí.

La sabiduría popular

enJatiza el

impacto

qüe tienen las

actitudes

sobre e1

compor-

tamiento. Sorprcndentemente,

las actitu-

des

o

posfuras

-que

suelen

evalua¡se

como

sentimimtos

hacia

áltún

objeto

o

persona-

a menudo

son malas

p¡onos-

ticadoms

de

la conducta.

Por

otro lado,

modilicar

las actitudes

de la

tente

no

siemprc produce

un gran

camlio

en s¡.1

comporlamiento.

Estos hailázgos impul-

saron

a

los

psicóIogos

socrales a des.u-

brir

por

qué.

con tanta

f¡ecuencia. no

practicamos ei

juego

que decimos llevar

a

cabo. La

respuesta es:

1a

expresión de

nuest¡as

actifudes

y

nuestro comporta-

miento

está

si.Ljeta a

diversas i¡rÍluencias.

Las posfuras predicen nuest¡o

com-

portarniento

si:

1) esas

"otras i¡fluerlcias"

se

disminuyen al

miíximo, 2) Ia actitud

conespond€ eshechamente

a Ia conduc-

ta prevista

(como

en los estudios

sobre

voiación), y

3)

la

postura es pode¡osa

(porque

algo nos la

redrerda,

o

porque

la

adquirimos por

medio

de la experiencia

directa). Enionces, bajo

estas citcu¡stan-

cias,

e\iste una

coneüón

enEe

lo que

pensamoE

sentimos

y

h¿¿emos.

"El

pensamiento

es

el

-8€njánin

Disra€ll

Vi,ü,

¿Cuándo

determina

el

comportamiento

las

actitudes?

la psícología

socíal

fios ha enseñado

algo durante

los

últithos

25

años, es

que tende-

mos

na

sólo

a

pensat

en

una maneru

de

proced.er,

sino tambíéfi

a

actuar

alguna

fur-

ma

de

pmsatniento-

¿Qué

eoideficias

sustentan

esta

as@erccíén?

Aho¡a

nos enfoca¡emos

en la

idea

más asombrosa de que el

compo¡tamiento

deter-

mina

las

actitudes.

Es

verdad

que en

ocasio¡es asegü¡amos

lo que suponemos¡

pe¡o

también

10

es que

lletamos a

creer Io que sostenemos.

Las teorías

sociopsicolóái.as

inspiraron

8¡an

parte de la

investigación

que

subyace

a

esta

idea.

Sin embargo, en

tu-

tar

de

inici¿-

con

ell¿§, vs¡¡¡o.

primero

qué

podemos

e\plicar

ConJorme

enl¿¿amos

I¿s.ev;dencias

de que

el

comporr¿m;enlo

afecta

1¿s act;¡udes.

espe.ule pot qu¿

las dc-

tos

afectan a

ésias

y

despues comparc

sus ideaÉ

con

las

explicaciones

de los

psicólo-

gos

sociales,

Consider€

los

situientes

incidentes:

.

Se

hipnotiza

a

Sarah

y

se Ie

dice

que

se

quite

los zapatos cuando

un

libro

caiga

al

piso.

Quince

minutos

después,

esto

último ocurre y

ella

se

descalza

silenciosamente. "Sarah

pregünta

el hipnotizado.-,

¿por

qué te

quitaste

los

zapatos?"

"Bueno.

. .

siento

mis pies

calientes

y

cansados,,, coniesta

ella.,,Ha

sido

un

Iargo día".

EI acto

produce

Ia

idea.

.

George tiene electrodos

implantados

tempo.almente

en Ia

región

de1

ce¡ebro

que

controla

los

movimientos

de

su cabeza.

Cuando el

neurccin¡jano

José

Delgado

(1973)

estimula

los

el€ctrodos

por

medio

de

un cont¡ol

remoro,

George

siempre mueve

la

cabeza. Sin

conciencia d€ la

esümulación remota,

ofrece u¡a

explica.ión

razonable ace¡ca

del movimientoi

,,Estoy

buscando

ini

-

l

i

Page 9: Myers Cap 4

8/11/2019 Myers Cap 4

http://slidepdf.com/reader/full/myers-cap-4 9/33

CoErportamiento

y

aditudes

pantufla."

"Escuché

un ruido." "Me s¡enio

inqúeto.''

"Estaba buscando alto

debaio

de Ia cama."

.

Las

graves

coflvulsiones

de

Calol

mEoralon con la separación quirírgica de

sus

dos

hetnisferios

cerebÉles. En

un experimento, eI psicótogo Michael

Gazzaniga

(1985)

pÉsenta

al

cámpo

visual izquierdo,

es

decif

ál

hemisfurio

cerebral

deredÉ

no

verbaL Ia

imatm

inslantánea

de una mujer desnuda.

En

su

losbo

aPá¡ece

üra

sonn§a

veltonzosa

y

fie

entre dientes.

Al

preguntarle

por

qÚé

10

hace, ella

inventa

-y

aparentemente cIee- una posible

expücación:

"Oh,

esa

r¡áquina chisiosa".

A Fra.rik otro paciente con

sepa¡aciónhemisférica.

se

le

plesentó.

¿

su

hemjsferio

derecho no verbal, un¿ imaten

i.nstanftínea de la

pal¿br¿

"sonrei/'.

El Ueva

¿

cabo está acción de m¿nera

forzada. Al

pregüniarle

por

qué lo

hace,

explica:

"€ste

experimento

es muy gracioso".

Las

consecuencias

mentales

de

ñuestla

aonducta

también

aparecen

en

mudlos fe-

nómenos

sociopsicológicos.

Los sigui€ntes

ejemplos ilustran la auiope¡suasiór

es

de-

cir,

lás

acti

tudes que

siSuen

al comportamiento.

JUEGO

DE

FUNCIONES

Ei

érmino papel

o

desempeño,

se

tomó del teat¡o

y,

como en las

dramatizacionet

se

refiere

a

las acciones que

se

espera de aquelios que

ocupa¡r una

posición

social

particu-

lar.

Cuando

aCiuamos

nuevas fu¡ciones

sociales/ al

pri¡cipio

podemos

sentimos fal-

sos.

Pero

esta

incomodidad dura

poco

tiempo-

Piense

en

alguna situación en la

que

se enfrenló a

un

¡uevo

papel por

eiemplo¡ en

Ios

primeros

días en

un nuevo

empleo/

en

la universidad,

o

en

algin

grupo

de estu-

diantes.

Por ejemplo,

1a

prime¡a

sedlana en eI

campus

universitaio

tal

vez estuvo

muy

sensible a

su

nueva

situación social y trató valientemente

de

co¡¡rpo*a$e

de

manem

apropiada y

de

elimina¡

la conducta

preparatoriana.

En

esos

momentos

pudo'haberse

sentido consciente

de

mismo.

Observó

su nueva

forma

de hablar:

y

sus

nuevos

ac

tos porque

no le

eran

naturales. Lueto,

un

dja

notó

algo

sor-

Prendente: su

entusiasmo por

grupo

de esh.¡diantes

o su

discurso

pseudointelectual

ya

no

paredan

forzados. El

papel

habÍa

empezado

a ajustarse

córnodarnente. como

sus

viejos

pantalones

y

playera.

En

un estudio,

algunos

varones

universitarios

se

oftecie-

ron para

pasar algrin

iiempo

en una

prisión

simulad4

cons-

truida

en e1

Departamento

de

Psicología de StanJo¡d, por

Philip

Zimbardo (1971,

Haney

y

Zjmbardo,

1998).

Zimbtdo

se

P¡eguntó:

¿La

brutalidad de una cárce1

es

producto

de

re-

clusos

malvados

y

gua¡dias

maliciosos,

o

los

papeles

institu-

cionales

de

unos y

otros ar¡argan

y

endu¡ecen

hasta a

Ia

tentc

comp¿siva?

¿Las

person¿s h¿cen

que el lugar se¿ vio-

lenlo,

o ei

lugarhace

que

los individuos

Io sean?

Entoncet

a

través

del lanzamiento

de una

moneda,

Zim-

b¿rdo

designó

¿

la

m;t¿d

de estudianres como

guardias;

les

dio

lxriformes.

macanas

y

silbaros, y los

instruyó

para

que

hloeran

cu-.nplir

Ias reglas. La

olra

pade,los

presos, fueron

encerrad06

en

celd¿s

y

oblitados a urilizár aruendos

humi-

Uantes.

Después

de

un primer

dja

aiegre de

"repnesentar" sus

tuncionet

los.ustodios y los

encartelados, y hast¿ los

expe-

nmentadores,

quedaron

atrap¿dos

en

la

situación.

Los

guar

otas

empezaron

a

denigr¿r a

los presos,

y

¿lgunos dis€ñaron

.apítuto

4

143

papel

función,

desémpeño

Conjuito

de

namqs

que

dúnen 1"

foina

ei

que

posíción

social específ ca

"Ni¡Bh

hombre,

en

ni¡gún peliodo

Ear e

ro§ko

a¡te

í

mismo

y

otro

ante la

multitud

si¡

qu€dar

desconc¿r¿ado

resp€cto

a

cuál

es

e1 ve¡dadem."

-Naúai.l

Hawrhome.

1890.

Iñ guúdi6

y

p/isbtú6

ñ

Biñildor

bs pqeles qe

Page 10: Myers Cap 4

8/11/2019 Myers Cap 4

http://slidepdf.com/reader/full/myers-cap-4 10/33

144

parte

uno

D6p61L|td

itrrición

dz

fNt

naquíd

Pd

pdE

d¿

Ziñbúdo

(2Wa

b)

*na|ó

"siñilituda

.1ift16

y

lrbt

s

@n el

@¡rpotñi¿rlo

d 16

'q' dy

i.,t_,,P1" :2

@nnúb

pt

4,

¿tnbi@

a

d*n situ@íón únet

ry.

pt¿d¿

@@dti, t

ld

gd¡¿

buña eñ

pct?¿t

dd.

tl¿

rutdad.

"No

6

ry¿

l¡yrtus

p@to

M

?odrid$

¿¡

un

bdnilbkno.

PBíños

@dqab.Mqw

tod"

"Finge

algo hasta

que

10

hagas."

-Alñhólios

Anónimos.

fl¡tinas

clueles y

de8rada¡tes.

Étos

perdiercn

el

cont¡ol,

se ref,elaron

o

se volüeron

apáticos.

Se$in Zimbardo

(1972»

se

desarrolló

una "crecieñte confusión

entle

1á rea,

lidad

y

1a

ilusión,

enhe el

juego

de

tunciones

y

la

identidad prcpia- .

.

Esta prjsión que

habíamos

creado.

.

. nos estaba absorbiendo

como cdah¡ras

de

su

propia realidad".

Al

obsprvar

la eñergente patoiogía

social, Ziñbardo

se vio

obligado a suspende¡, ta.rl

só-

lo

seis días después, la

simulación que

había

sido

planeada

para dos

sema¡as.

EI efecto que tiene el

compoltamiento

sobre

las

actitudes

aparece,

incluso, en el tea-

t¡o.

El desernpeño autocorsciente

disminuye confoÍne

el actor

es

abso¡bido por

el

pa-

pel

y

experimenaa emociones

g€nuinas. "Toda

mi

personalidad cambió

duante

el

tiempo qre

10 represeñté", diio Ian

Cha¡leson acerca de

su desempeño

del

héroe

olím-

pico

sercno

y

devoto EricLidAeL

e

ChariaÍs

af

¡i/e. Lo centfal no

es

que

esternos

im-

posibilitados

paÍa

resistir funciones

impuesias-

En una réplica

modificada

de

la

sünulación

de

una

cácel,

con

ia p¡esencia

de

cáñaras

televisivas

de

la BBC,

los

guar-

dias no se volvieron

sádicos

(Reiche¡

y

Haslam, 2002,

Muldoon, 2003). La

principal

leccióñ de ios

estudios

de

representación

de

funciones

se ¡€fiere

a

cómo

lo

que

es fic-

ticio

(un

desempeño artificial) puede

evolucio4a¡

sutilmente

hacia

lo

que

es real.

En

una

carera

ñueva

para

cualqr¡iefa, como p¡ofesof,

soldado

o

pe¡sona

de negocios, rc-

presentamos

un papel que

mo¡dea

nuestras ¿ctjiudes.

Imaúese

actuando

el

de

psd¿-

vo,

Ío

sólo

por

seis

días,

sino por décadas.

Si unas cüanias

jornadas

alterarcn

el

comportamiento

de los participantes

en la

"prisión"

de

Zmbardo, piense

1os

efectos

corrosivos

de

décadas de

conducta servil,

El

amo pued€ verse afectado aun con ma-

yor

p¡ofrrndidad

porque

esta

función

se

elige.

Frederick Douglass;

un €x

esctavq

re-

cuerda

la

hansfoimación

de

su

ama

cuando asumió

su

posición:

Demostró

ser

iodo

lo qúe pa¡ecia

cuando

la

conocí

por pdmera

ve¿ en la

pu€¡ia:

ü¡a

muje¡ .on

eI

coraán má bo.dadoso

y

los

s€ntiñienros

más

d€licados.

. .

Estabá abso"

.

Iütamente sorprendido

con su b€nevolencia.

Apenas

sabta

cómo comporrame

f¡ente

a

ella.

Era completamente

diferente

a

cualquier

oira

ñujer

btan€a que

hubieia vjsto.

.

.

Et

esela,o ñás

mezqüño

se

voivía

generoso

en

su presencia y

nadie quedaba

si¡

se¡rirse

mEo

por

habe¡la

visto.

Su

rostro

estaba hecho de

sonrisas

celestiates

y

su voz de músi

Page 11: Myers Cap 4

8/11/2019 Myers Cap 4

http://slidepdf.com/reader/full/myers-cap-4 11/33

CoDporl¡ñieñto

y

achtu¿s

capÍtulo

4

145

'iDios

mfol Eslá dardo el discurso

de

los

votántes de

cuello

blanc a

los obre¡os.'

Pero,

¡qué

pea . a

este

buen

co.¿ón le

quedaba

Poco

nempo.

El veneno fatal del

po-

der

irresponsable

ya

eetaba en

sus

m¿noe

y

Pronto

com€nzi

su

iabor infemal.

Esos ojo§

amabler

b4o

]a influencia

de la

esclavitud

p¡onto

se

volviercn

lojos

de ¡abia, esa

voz,

fomada

de dulces acórdes,

se

iresformó en una desamonía

á§Pela

y

honoros4

y

su

¡ostio

angelic¿i cedió

§1]ügar al

de

m

demo.io

(Dougla§§,

1845,

Págs.

57-58)

CUANDO

LO

OUE

SE

DICE SE CONVIERTE

EN

LO

QUE

SE CBEE

A

menudo la

gente

adapta

io

que

dice

para

agadar a

su aüdienciai

se

aPresura

miís a

comünicar

bueias

que

malas

noticias, y ajusia

sus

mensajes de

acuerdo

con Ia

Postu-

É

del oyente

(Manis y

otros,

1974i Tesser

y

otros,

1972, Tedock, 1983).

Cüarido se

in_

düce a las

pe$onas

a

dar

un

testimonio hablado o escriio

sobre

algo de 10

que

Ma¡4o

d¿ ld i

p6ión:

At

peñs4ñi4t6

"

los

dnds,

d

polrbtÉ

I 1o que

úe.ños

que

Copliighr

6 T1l¿ N¿w Yorke¡

Couédim,

19€4

ioepS

¡.nü,

Page 12: Myers Cap 4

8/11/2019 Myers Cap 4

http://slidepdf.com/reader/full/myers-cap-4 12/33

146

pa¡te

uno

"Yo cEí

gue los esiaba

divütiodo

ia

mis

captoresl,

at

imitár

st¡s

frases

e§tereotipadas

Y

su§ cucluáeos,

sin

que

Personatmente cfeyera

en

€llos.

.

.

AI

kaiar de

convencí

a

1f

rni§ma."

-Pát

i.ia cúPb. Hedt

 ídi@

de s@6E

,

EEy

fenólreno

d€l

pie

en

pu€rta

indioinuos

W.

ecc.

díem n

solicitud

pe$eña para

desconfían, a menudo se

sienten

mal por

esta

actitud

falsa; sin emlargo, eúIPiezan

a

oeer lo que estín

diciendo,

sietñpr.

y

dando ra

las

oblituen

o sobomen

Para

hacerlo

Cuando

no

er.iste

una

explicación

externa convincente

de nuest¡as

Palabras,

decü

s€

convierte

c¡eer

(Klaas,

1978).

Tory Higgir¡s

y

sus

colaboradores

(Higgins

y

Rholes,

1978;

Higgins

y

Mcca¡n,

1984)

demost¡aron lo

a¡terior.

Pidieron

a

varios

estudiantes

universitarios

que

leye_

¡an Ia

descripción

de

la

personalidad

de

atguie& y

que después

hicieian un resumen

para

oba

Persona,

quien

se

süPonía sentía

ag?ado

o desa8rado

Por

Ia

Pdmera.

Los

jó'

venes

lealzaron un

retrato

más

Positivo

cuando

al lecto¡ l€ simPatizaba

e individuo

en cuestión.

Al

deo¡ cosas gratas, entoncea

a

los universitarios ta$bié¡ les

atradó

ñiís.

Cuando

se les

pidió

que recordaran lo

que

habían

leído, rememoraron

la des_

cripción

más

positivamente

de Io que en

realidad

ela.

En resuñer al

Pa¡ecer

somo§

propensos a

ajustal

los

mensajes

a nuesüos oyentes

J,

de§Puét

a creer en

é1,

u¡a

vez

que

se

ha alterado.

EL FENóMENO DEL

PIE EN LA PUERTA

La

mayoría

de nosotros

puede

reco¡dar situaciones en

las que,

desPués de

accede¡

a

ayüdar

en

un

proyecto o una

olganización,

terrrinamos

má5

involucados

de

lo que

deseábamos,

y luego

prometirnos

que en el

futulo

diíamos

que no aceptaremos

ñás

ese

tipo

de soiicitudes.

¿Cómo

sucede

esto? Dive$os expenmentos

sugleren que si us-

ied

desea

que

los

demás

le

hatan

un

tIan

favor, urla eshategia efectiva

es la siSui€n-

te:

púmero logie

que le

hagan

uno pequeño. En

Ia

ñejor demostración conocida

de

este

fenómeno

del pie

en

la pu€rta,

investitadoles

qu€

fingieron

ser

Promotores

vo-

Iunta¡ios

pidieron a

algunos

califor¡janos

que les

permitieran hatalar

en

sus

jardines

letrelos enormes

con

la

fras€:

"Conduzca

con

cuidado".

Sólo

17

por

ciento aceptó. A

oko

grupo

se

le

hizo una

pequeñá

soücitud:

¿podían

exhibi¡

anuncios

de

siete

centí'

mekos

eñ su

ventana,

con Ia frase "Sea

u¡ conductor seguro"?

Casi

todos accedie¡on

de

inm€diato.

Cuando se

les

abordó

dos semanas después,

para

requerirles

que

colo-

caran los enorrnes

y feos

letreros

en sus

,ardinet

76

por ciento aceptó

(Freedman

y

Fraser

1966).

El

auxiliar

de

cierto

pIoyecto,

que

visitó

varios

hota¡es,

posteriormmte

recordó

que,

sin

saber

a

quién

había

ent¡evisiado previar¡ente, dijo: "sencillamente,

me quedé

sorp¡endido

de

10 fácil

que

¡esultó convencer a altunas

pesonas,

y

de

qüe

fue

imposible

convencer a

otras"

(Oñstein,1991)-

Otros investi8adores han confirmado el fenórneno del pie

en Ia

puerta con el com-

poriamiento

altruista:

.

Patricia Pliner y

sus

colaboradores

(1974)

descubrieron

que

46 por ciento

de

los

habitantes

de

los sububios

de

Toionto

estuvo

dispuesto

a

hácer

un donativo

a

la Sociedad contra el Ciincer cuando

se

les abordó de manera

directa.

Otros,

a

qüenes un

dÍa antes

se les pidió

que

usaran un broche en la solapa

con

la

publicidad de Ia causa

(a

lo

que todos accedieroñ),

mostraron

casi el doble

de

p¡obabilidades

de

apoyar

con

dinero.

.

Anthony Greenwald y

süs colegas

(1987)

aborda¡on a t¡na muestra

de

vot¿ntes

re$strados un

día antes de las

eleccionB

pr€sidenciales

de Estados

Unidos

de

1984,

y les plantearon una intermtante senciua:

"¿Piensa

que asistirá

o

no a

sufraga¡?"

Todos

diieron

que

sí. Comparados

con

otros

individuos

a

quienes

no

se

les

preguntaron

sus intenciones, mostraron 41

por

ciento más de

probabilidades

de

acudir a

las

urnas.

.

Angela

Lipsitz

y

otros

(1989)

reporta¡on que

o¡ando finalizaron

las

llamadas

de

recordatorio

que

hicieron

para

la campaña

de

donación

d¿

sangre

con

"entonces,

contamos con que lo ve¡emos ahí

¿está

bien?

lpausa

para

la

re§puestal", aumentó

eI

porcentaje de

asi§tencia

de 62 a

81

por ciento.

"Con

facilidad

enconeúá amiSos

que

culüva aqu€Ios

que

los

-Publi¡iE

Syrus,

,12

..C.

Page 13: Myers Cap 4

8/11/2019 Myers Cap 4

http://slidepdf.com/reader/full/myers-cap-4 13/33

Comporta[lienio

y áctitudes

.apitulo

4

147

.

En

salas de

¿&al

de

Internet,

Paul

Markey

y

sus colaboladores

(2002)

solicita$n

a)'uda

("ño

Iogro que ñi correo electrónico ñhcione.

¿cómo

puedo iograr

que

usted me envíe

un

Erensaje?").

E1

apoyo

se

inoement4 de dos a

16 por

ciento,

al

incluir u¡a pequeña solicitud previa

("Soy

nuevo en esto de

las

computadoras,

¿podría

usted

indicanne

cómo puedo busca¡

el

per6l

de aI-

guien?"). Nicolas

Guétuen y

Céline

Jacob

(2001)

tnplica¡on

la

tasa

de

ciber-

nautas

franceses que

apoyan a organizaciones para

vlctimas

iifantiles

de

explosivos

(de

1.ó

a 4.9

por

ciento), al

pedüles

previaÍnente que fümañn

uña

petición

cont¡a 1as minas terrest¡es.

Observe

que

en éste,

como

en

muchos

de ]os más de

cien expe¡imentos

sobre el

fe-

nór¡eno

del pie

en

la pue¡ta,la aceptación

inicial

-fumar

üna peticiór usar

un bro-

che

en

la solapa, expresar

las propias

intenciones- fue

voluntaria

(Burger

y

Cuadagno,

2003). Veremos

una

y

otra

vez que cuando

la

gente

se

comproEéte a rca-

Iizar

compoitamientos públicos

y

percibe

que

estos

actos

son

propios,

cIee con

mayor

tuerza en

1o

que

hizo.

EI psicóIoto

social

Robe¡t

Cialdini se describe como una "vícttña".

"Desde

que

tento

memo¡ia, he sido

presa fácü para

los

ilucos

de los

vendedoreB, los que

reúnen

Iondos

y

Ios operadores de

uno u otro

tipo".

Para que

comprendiera mejor

po¡

qué

una

pe¡sona

Ie

dice

que

sí a

oha, Cialdini

pasó Ees años

como ap¡endiz

en va¡ias o¡-

tariizaciones

de ventas, recolectoras de

dinero

y de publicida4 y

descubrió

córno

ex-

plotan

"las

armas

de Ia

influencit'. Puso

estas

eskategias

a

p¡ueba

efl experiñentos

senci.llos. En uno,

él

y

sus

colegas

(1978)

exploraron u'ta va¡iante del fenómeno

del

pie

en

la puerta,

la

técnica de

la bola baja, una

táctica que supuestamente

empleal

los

vendedoles

de

automóviles. Una

vez que el

dienie accede a

comprar

un

modelo nüe-

vo

po¡

su buen p¡ecio

y

comieüá a

llenar

los papeles,

el

vendedo, elirnina la ventaja

económica

at añadir carSos por las

opciones

que

eI

climte creía que estaban incluida§,

o al

hablar

con

un

gerente que

desaprueba

ei

hato porque "estaíamos perdi€ndo

di-

nero",

Lo común es

que

más consumido¡es,

después de eso, acepten

un

costo más

al-

to

que al priricipio.

Apl¡caciones en

la

vida

¡eal

Las

líneas aéreas y

Ios

hoteles también

utilizan esta tácüca, al atmer personas con

grandes

tratos que

sólo esLí disponibles para unos cuantos

asientos

o habitaciones,

con

1a

espera¡za de que

después acepten urla

opción de mayor

prccio.

Cialdini

y

sr¡s

co-

legas

des.ubrieron

que esta

témica

funciona.

Cuando

i¡vitaron

a algunos estudiantes

de

«usos de inhoducción a Ia

psicoloSía

a

participar en un expedmento

a Ias

7O0

a-

m.,

sóIo

se

p¡esentó 24 por

ciento de ellos.

Perc

cuarido ac.edieron previamente a

colabo-

Iar

sin saber

1a

hora,

y

después

se

Ies

informó

que seía las 7:00 a.m.,

la asistercia fue

de

53

por

cienio.

1)

Et

fenúntu

d.]

i.

d

te

.ublülció¡ lT¿drl d.

kin8

F.,hÉ

Srnd¡ar€, Bldrdja, por

técnica

de

la

bola baja

TácticÁ

pira

lograr qae

los

irdioitluos oe¿da¡ o

algo.

La

gúte

q e

o&pta

uflo

solicitud iticial, n

tueñúo

s d

ic

itan

te

I a a d e c¡?

ht

a.

tiíicoñelte

ftciben un

req

eiñiano cost$o

son

Page 14: Myers Cap 4

8/11/2019 Myers Cap 4

http://slidepdf.com/reader/full/myers-cap-4 14/33

ck o,

qurzásWiúo

ba¿fi¿,qs¿ @n

olgu¡G

d¿

lc op.io^8.

148

pa¡e

mo

b h¿cniú

dc L bola

b.¡^

N,.ido

pü¡

p.Ít

¡, Epóduddo

6

aub¡rz¡d¿n .L No.prr€

Los investitadorcs

de

me¡cadotecda

y los veñdedores

han

descubierto

que e§te

principio fu¡ciona

incluso ctando

estamos

conscientes

de

u¡ motivo de lucro

(Cial_

dini,

1988).

Uri comp.omiso

inicial

inocuo,

como devolver

u¡a tareta

Para

obtene¡

mayor

información

y

un obsequio,

acceder

a

escuchar

uña charla §obre

alguna

Pos

büdad

de

inversió1

a

menudo

nos

conduce

a

pacto mayo¿ En

ocasionet

los

ven-

dedores explotan

el

poder de

los

acue¡dos

Pequeños,

al tratar de

oblitar

a las

pelsonas a hace¡

contratos. Muchos

estados de la unión

Americana achralmente

ti§'

nen leyes

que

pemiten que los clientes

de

vendedores

que

oIrccen

sus

Ploducto§

de

pu€rta

en

pr¡elta

cuenten

coñ algünos

días

Para

reflexionar

ace¡ca de

süs adquisiclo-

nes

y

cancela¡las-

Para

combatir

el efecto de

estas

ieyes,

diversas

comPañia§

aPücan

lo

que el

prcgrama

de

enhenamiento

mercantil

de

u¡a

emprcsa de enocloPedias

llaña

"u¡a

ayuda psicológica muy

importante

para

evitar

que los

comPradores

s€

retracten

de

sus

contlatos"

(Cialdini,

198$

pág,

78). Sencillañente,

hacen que eI consumido,

y

no

el

vendedot

llqle

el conkato. Al haberlo

escri¡o, generalrnente cumPlen

sus

com-

pmmisos.

-

Vale

la

pená

conocer

bien el fendmeno del

pje en la puerta. Si al8lien

que trata de

seducirnos

--económic4 política o sexualñente-,

8€neralmente

intmta

establecer

ü¡

momento

de

obedienoa- 1á

lección

práciica

es:

antes

de acceder

a

una

solicitud

pe-

queña,

piense en

ias que

pueden seguir.

MALOS

ACTOS

Y

ACTITUDES

E1 principio

de

que

I¿s

actitudes

su¡ten del cornportamiento

también funciona

con

ac-

tos

inmomles.

En ocasioneg Ia

maldad

es resultado

de

coñpromisos

Sraduales.

Una

mala acoón

tnviai puede provocat

que

séa más

{ácil cometer

otra mayo .

Las

oblas

destrnctivas

carcomen

la sensibüdad rfloral del

actor. Parafraseando

las

Móxiñas

de

La Rodrefoucauid

(1665),

no es tan difícil encontrar una

percona que nüncá

ha su-

cumbido

a una tentación, como

hallar

una que sólo ha pasado

po¡

esto

una vez.

Por

ejempio, los actos crueles corroen

Ia

conciencia

de

quienes

los

realizan. Dañar

a una üchma

inocente --{omo

al hacer

cornentarios

hiáentes

o aplicar choques

elec-

tricos-

generalrnente

provoca

que los agÉsores Ia menosp¡ecien,

lo cual contribuye

a

justi6car

su comportami€nto

(Berscheid

y

otros,

1968;

Davis

y

Jones,

1960; Gla§s,

1964).

No

sóIo

propendemos a lashmar

a quienes

nos

des¿g¡adan, sino

también

a

sen-

tir

desatrado por aquellos

a

los que lastimamos.

En

estudios que

€stablec€n esto,

gente

justifica

úr

acto

así, especialmente oando

fue

persüadido

de

hacerlo y no .uan_

do fue forzada. Cuando

accedemos

voluntariamente a actua,

nos

adjudi.amos

mayo-

¡es

responsabiüdades.

Este fenómeno se presenta en

tiempos de

tuerIa.

Los

Suardias

de

los

campos

de

concentración,

du¡ante

sus

primeros

días en el emPleo,

€n

oca§iones

se comPortaban

de

buen modo con

los

presosr

pero

esto

no duraba

mucho.

Los

soldados

que Éciben

Ust¿d sb¿.

to.os,

¡lotc,

d¿f¿M .oc

@no

¿rc. .:

Page 15: Myers Cap 4

8/11/2019 Myers Cap 4

http://slidepdf.com/reader/full/myers-cap-4 15/33

CoEpo+¡ñiento

y

aclitud€s

c¡pítüto

4

149

órdenes

de

matar

pueden reaccionar inicialnente

con

rePulsión,

hasta

el

Punto

de

sentirse

enfeimos

po

6us

actos;

sin

embargo,

el

rcchazo

no

es

Perdu¡able

(Wallet

2OO2).

A

menudo, los

militares

denigran a sus eneÍütoa

con apodos

inhumanos.

Durante

tieñpos

de

paz,

Ias

actitudes también surten

del comPortamiento. Un

gupo que

üene esclavizado

a

oEo

tieñde ¿

PercibÚ

que

los

sometidos

Poseerl

¡asBos

quJ;ustificar

Ia opresión.

Los a.ios

y

las posturas

se

alirnmta¡ ent¡e

a veceshasta

el

punto

del

aletargá¡nie¡to mo¡al.

Entre

rnás

daño

hacemos

a

ot¡o

y aiustarnós nr¡es-

lrag

actitudes,

esto

se

'uelve

miís fácil

l,a

conciencia cambia.

Los

malos

actos

moldeafl

al yo. pero,

afo¡tu¡adamente,

tañibién

10

hacen los

prc-

cedimientos

morales. S€

dice

que el

carácüe¡ se

refleja en

lo

que hacemos

ctando

Pen_

samos

que

nadie

nos

está

ñia¡do. AlSunos investigadores

han puesto

a

Prueba

el

caJácte

ál

mostrar

tentaciones

a

los

niños en

mommtos

eri

los

que

aparentehmte

na-

die

los observa.

Reflexione

en

lo

que

sucede

cuá¡do

¡esisten la tentación. En

un

inte_

resant€

oxperimenio, Jonathan F¡eedman

(1965)

mostró

a

algu,:los

alu.Ír¡ros

de

escue¡a

primaria

un

atachvo

robot controlado por bateías,

y les

indicó

que no debían

jugar

con

é1,

al

ti€mpo que

salía

de

la

habitación. Freedman expresó

una

fuerte

arnenaza

a

la Íútad de

1os niños,

y

una

adveltencia

üge¡a

a

los demás.

Ambas

fueIon

suficientes

pa¡a

disuadirlos.

Varia6

semanas

despüés, otro investitado¡,

que

aparentemente

no

tenía

relación

con los

hechos

anteriores, dejó que cada niño

jutara

en

la misma habitación

con

los

mismos

juguetes.

De los 18

pequeños

que

h¿bían

¡ecibido la

amenaza

fuerte

14

iuga-

ron

ljbremente

con

el robot sm

embarto,

dos ter.eras partes de los que ¡ecrbieron

advertencia

suave aúñ se resistie¡on

a

jugár

con

é1.

Al

haber elegido

antes,

de

foma

.onsciente,

71o

iugar

con

el robot los

ruños

a

qurenes se les hizo la prohibición de for-

Dra

ligera

aparentemente

intérnalizaron

su decisión. Esta

nüeva actitud cont¡oló

sus

actos

subsecuentes-

Así

intenaüzaban el acüo consciente

si

el amato eaa

lo suficien-

temente

fuerte para

provocar

la conducta desead4 pero

lo

su6cientemente lige¡o

pa-

ra

p¡ovoca

es un

sentido de

elección.

Los

actos

morales/ esPecialmente auando se

eljgen

y

no

ñündo

son

obligados,

afectan el

pmsamienio

moral.

COMPORTAMIENTO

INTERRACIAL Y ACTITUDES

BACIALES

Si los

actos

morales alimentan Ias actitudes

moralet

¿el

comportamiento

inteíacial

positivo

reduce el

prcjuicio

racial

tanto

coúo

el uso

obligatorio del cinturón

de

segu-

ridad

ha

producido

actitudes

más

favorables haoa

esta medida? Esto fo¡maba

?arte

del

testimonio

de

los oentíficos

sociales

previo

a Ia decisión

de la

SuFema

Co¡te de

ñ@ft

d. 6toe

Tltsi,

d¿

R ,nde,

qoncot

actitud$

¡ln ñit

des|iaAadÉ

y

lldcs

"l-ás

autodef iniciones

foia¡

po¡

nedio

de

-Rob¿rr

M.Ale

Búe¡,

s\§

")

f

I

std

+*

.

Y*

.5-

E:

Page 16: Myers Cap 4

8/11/2019 Myers Cap 4

http://slidepdf.com/reader/full/myers-cap-4 16/33

150

parte uno

"Nos voivenos

justos

só¡o con la

práctica

de

gercitar

el

autocontr§l,

y

valienies al realizar

Nu6ttos

itral8

paLíttcos

Aionañ.nt¿

n

¡a

befldd¡

.ntoñan

¿l

hiñno nacional

en

Las

6.u¿las-

apñ@chan

la

c@Írnidad

púbtim

p

a

@últun kdhd ptiuda-

"No

ahamos

tanto a las

personas

por

el

bien

que

nos

han hecho,

sino

Por

el

que

nosotto6 les

henos

hecho a

ellas."

Estados

Unidos,

en 1954 de aboür

Ia

seg¡egación mcial

en

las escuelas. Su

argumen-

to

era el siguienter

si esperarnos

que

cambie

el

coBzón

a

tiavés

de Ia

préaicá y

la

er1-

seña¡rza, aguardaremos

mucho tiempo

para que

exista

justicia

racial.

perc

sr

legislamos los actos

morales, podemos,

baio las cóndiciones

cor¡ectat afectar

de

ma-

nera

indirccta las

actitudes

riá6 profundas.

Esta

idea

va

en

dirección

opuesta

al

süpuesto

de

que

"no

se

puede

letisla¡

la mo-

ralidad".

Sin embargo, de hedto

Ias posturas

han cambiado después de

la

aboliciól

de la

se$e&ción racial.

Conside¡e algunos

hallazgos colrelacionales

de este gigantes-

co

expe¡i¡¡enl

o social:

.

Después de

la decisión

de

Ia Suprema

Corte,

el

porcentáje

de

estadou¡idenses

blancos que

estaba

en

favor

de las escuelas

integladas se

duplicó y

aio¡a

incluye a

casi

todos los

ciudadano§

(para

otros eiemplos

de

actihrdes

¡aciáe§

pasadas

y actuale§, véase

el capítuIo

9).

.

Dura.nte

los diez

años postetio¡es

a

la

prcmutgación

de la Ley de De¡echos

Civiles

de 1964

el

porceqtare

de estadoünidenses

blancos que describía

que

todos

sus

vecindarios,

amigos,

compaiercs

de t¡abaio o estudiantes

erarl

blancos,

disminuyó apioximadarnenie

en 20

pot

cieñto

en cada una de estas

medidas.

Durante

eI

mismo periodo,

el

po¡centaje

de

estadoünidenses btancos

qu€ dijo que

debía permiti$e

que

los

neg¡os

vivieran

en

ctialquier v€cinda¡io

aumentó

de

65

a

87 por ciento

(ISR

Newsletrer,

1975).

Las

actitudes rambién

estaban

cambiando.

.

Aparecieron

ñás

estánda¡es

nacion¿¡es

uniformes

contra la

discrimin¿ción

después

de la

reducción

de las diferencias

en las

actitudes

raciales entle

pelsonas

de

distinias

religiones, clases

sociales y regiones

geogflíficas.

ConJo¡me los estadou¡jdenses

empezaron

a ach¡al

de forEra

más

simjla¡,

comenzaron

a peirsa¡

de fo¡ma

m¡is parecida

(Gfeeley

y

Sheatsle,

1971;

Taylo¡

y

okos,1978).

AISunos

expedmentos

conlirman

que

el comportamiento

positivo

hacia

alguien

aclecienta

los sentimientos

de at¡ado

hacia esa pe¡sona.

El hecho

de hacer

un favor

a

un

experimentador,

a

ot¡o

sujeto

o

fungü

como

tutor

de

estudiante,

teneralmente

Page 17: Myers Cap 4

8/11/2019 Myers Cap 4

http://slidepdf.com/reader/full/myers-cap-4 17/33

CoEporlahiento

y

a.titud€6

capítulo

4

151

provoca

ei mismo efeclo

(Blan&ard

y

Coolt

1976).

Se trata de una lección

que

vale Ia

pena

¡ecordar

si

de§ea

arnar más

a altuien,

actúe

como

si

10 hicierá.

En

1793,BeniañÍn

Franklin prcbó

Ia ídea de que hacer

un

favor prcduce agrado.

Como encargado

de Ia

Asañblea

General d€ Pennsylvania estaba molesto

por

la

opo-

sición de

ot¡o ledsiador

importánte, por lo

que

decidió Ébasatlo:

Yo

no.

. . buscaba

ganar

su ;inpatía a

kaves

de mostrame servil

peto,

después de un

iiempo,

uüIicé

otto

método. Como

habia

esorchado

qu€

él

tenía

en su

biblioteca cierto li-

b¡o

Eluy

elcaso

y

ñro, Ie

e.ribl

una nota €xp¡esando

mis

deseos de leerto con detall€

y

le

solicité

et

favo¡

que rfle

lo prestala

dúante

algunos dlas. Me

lo

envió

de

inmediato

y

se 10

devolü ap¡oximadeeñte una se¡nana despues; le expresé

mi

agradecimi€nto

por

el

favo.

La

siguiente ocasión

gue nos

enconbeos

en el Parlañento habló conmigo

(lo

qué

nunca

antes

había hecho)

con

Sran

cortesia,

de ahí eñ

adeiúte

meifestó

disposición

a

servirme

en cualquier oportunidad,

por lo que nos

volvimoE

S.andes

migos, y su

amistad pÉvaleoó

hasta su

muert€

(citádo

en

Rosenzwei&

1972"

pá8.769}

MOVIMIENTOS

SOCIALES

Los

efectos que tiene el

comporlamiento

de una sociedad sobre sus actifudes raciales

suderen

Ia

posibilida¿ y el peligro, de emplear la misma idea para la socialización

política

en escala rnasiva.

Durante

ia década de

ios

años treinta, para muchos alema-

nes

la

paficipación en

rcuniones

naz

el uso

de uniformes,

las

manifestaciones,

y

so-

ble

todo

el saludo

público

"Heil, Hitler", establecie¡on u¡a

p.ofunda

inconsistencia

mtre

el

comportamiento

y

las creenoas. El

historiador Richard Grunberger

(1971)

re-

poria

que para quienes tenlán dudas

acerca

de Hitler,

"ei'saludo

alemáfl' fue un

po-

deroso

diBpositivo

de

condioonamiento.

Ei

haber decidido cantarlo como

sۖal

extedor

de

confo¡midad, hizo que muchos experimentaran.

-

.

incomodidad

por la

contradicción

entIe sus palabras

y sus

sentiñientos.

Como

estaba

prcscdta

Ia

übertad

de

expresar

Io que pensaban,

tmtaron

de reestablecer su

equilibrio psíqüico,

al

obli-

Barse

conscientemente a

c¡eer

lo

que

decían"

(pát.

27).

La

p¡áctica

no se limita

a los reg1menes

totalitarios.

Los

.iiuales

pollticos

-los

ni-

ños que

saludan diariamente a la bandeÍa

y que

éntonan

el

himno nacional

en

las

es-

Cañtdát bs

ectot plriótiü

Íat

bcd

octitrd5

siñilr/.s.

Page 18: Myers Cap 4

8/11/2019 Myers Cap 4

http://slidepdf.com/reader/full/myers-cap-4 18/33

152

parteuno

"Usted

puede ulilizar

peguelos compmmisos

'selido¡es

públicos',

candidatos en'.-Iientes'

-Robe¡r

Ci.ldi¡i,

¡,i,r,c¿,

1988.

Resumen

cuelas- aprove¿han la

conformidad

pública

pa¡a

cr€ar

uná cIeencia

púvada

en el pa-

tliotismo. Reclrerdo cuando

participé

en ents€nami€fttos

de

ataques aéieos

en r¡¡a es-

cuela

primari4 cerca de

la compaiia

Boein&

en

Seattle.

Después de actuar de

forma

repetida

simulando

que éramos objeto de

atresión

de

los

ruso9

mud:os empezamos

a

temerles.

Algunos obs€¡vadores notaron

o5rIto

laá mardús

por los derechos

civiles

en

los

años setenta

¡ortaleciercn

el

compromiso

de los

manifestantes.

Su6 actos

expre-

saban la idea de

que

habfa

llegado

eI

momento y a¡raiga¡on esa idea

con

rnayo¡ pro-

fundidad en sus colazones.

El hoviüriento

de

los

años

odrcnta, en favo¡

de un

lenguaje que

incluye¡a

a

ambos géne¡os, de

manera similar, fortaleció actitudes

de

in-

clusióry asimismo, Ios programas

de

reciclaje de

106

años nove¡ta

ayudaron

a exten-

der la preocupación

por

el ambiente.

Muchas personas asumen qüe

eI

adoctri¡amiento

soc-ral

más

fuefte

se

logra

a tra-

\és del laoa¡lo

de

cqebrc,

té¡mino

acuñado para

describir

Io

que

sucedió

a

los

pri§one-

ros

de guerra estadounidenses dura¡rte la gue¡ra de Corea

en

los

años

cincuentá.

A

pesár

de

que

el

piogr¿ma

de

"control

del

pensañiento"

no

era tan

iBesistible

como

sutie¡e

exp¡esió&

ios resultados fueioñ desconcertantes. Cientos

de

cautivos

coo-

peraron

con

sus

secuestladoles-

veintiún

a¡rcstados

deodie@n

pe¡manecer asl des-

pués de que les

dieron

pelrúso de

retresar

a

Estados

Urudos. Muchos

de los que lo

hicieron dijeron: "aunque

el

comünismo

no

funciona.¡ía en

mi

paít

c¡eo

que

es

bueno

pala

Asia"

(Segáf

199).

Edgar Schein

(1956)

entrevistó

a ñuchos

de

los

prisioneros

de güefia

du¡ante

su

viaie

de

vuelta

a cas4

y

reportó

que los rnétodos de los captores

incluían

un

aumento

gradual

de Ias

demandas. Siempre

iniciaban

con

solicitud6

kiüalesy, paulatinañen-

te, pedian ohas

más

siSnificativas.

"Así,

después

de

qu€

un

cautivo

había

sido'ent e-

nado' paia hablar o esc¡ibü sobre asuntos

t¡ivialet

se

le

requerían

as€v€raciones

sobre temas

ñás

importantes".

Además, siempre

esperaban

una

participación

activa,

ya

fuera

copiando algo

o

participando

en

discusiones grupales, escribiendo autocrfti-

cas o

expresando conlesiones

públicamente.

Una vez

que

el

prisionero

habla dicio

o

escrito una aseveració¡ sentía la necesidad

intema

de hacer

que

sus cremcias fuer¿m

consistentes

con sus actos,

A menudo

esto

provocó que los prisionetos se pe¡suadie-

ran

a

mismos

de

lo

que

habían

hecho. La táctica

de

"inicio

pequۖo y

aumento" fue

una

aplicación efectiva

de la té6ica

del pie

en la

puerü4 tal como

persiste

en

la actuá-

lidad,

en Ia socialización de terroristas

y

to¡tuiadoles

(capÍtulo

6).

Aho¡a,

antes de leer

mát permítame pedüle

que

haga el

papel

de teó co. P¡e$in-

tese

a

sí mismo:

¿por

qué

en estos estudios

y

ejemplos

de

la

üda real

las actitudes sur-

gen del comportamiento?

¿Por

qué

el hecho de

representar

un

papel

o escribir

un

discurso influy€ en la forña

en

que uno

se

si€nte

acerca de

algo?

La relación entre actitud y acción tam-

bién funciona en

Ia

di¡ección

opuesta:

no

sólo iendemos

a

converti¡

nüestros pen-

samientos en acció& sino támbién

a

ra-

zonaa

de la

forma

que nos

comportamos.

Cuando

a.hramot

amplificamos

la

idea

que

ello

subyace

a

Io que hemos hecho,

especialmente si nos

sentiúos

responsa-

bles al respecto.

Muchas iíneas

de

evi-

dencia convergen

en

este

principio.

l-as

acciones

prescritas por

las

funciones

so-

cjales moldean las actitudes de quieñes

las llevan á cabo. Las

i¡vesütaciones

so-

b¡e el fenómeno del pie en la pue¡ta r€ve-

lan

que

llevar a

cabo una

pequeña acción

hace

que, posteriormente,

las

persoMs

estén má

dispuestas

a

rcalizar otra

ma-

yor

Los actos

tambiéfl

afectan ñuestras

aclitudes morales: propendemos

a

consi

derar correcto lo que

hemos

hecho.

De

forma

similat

el coñportamiento

Écial

y políhco

moldea nuestra conci€ncia so-

cial: no sólo

sosteneños

lo que ceemos,

sino que también

damos

por cie¡to

lo

que

hemos asegurado.

Page 19: Myers Cap 4

8/11/2019 Myers Cap 4

http://slidepdf.com/reader/full/myers-cap-4 19/33

Cori

portáflienLo y

achtudeg

cápltüIo

4

153

)Por

q]Úé

el comPortamiento

áfecta

nuestras

actitudes?

¿C ílrs

leoríLs

nludan

d dclarar el

fefltifieno

de

q&

las

actitudes

50fl

resultado del comPortattlieñto?

¿De

ql,é

fionerd

la

coñpetehcia

mtre

eslas teorías rioales

ílltetrs

el

prcceso de la

explicac

in científcn?

Hemos

visto

que

diversas

cotientes

de €videncia

co¡vergm

para

formar

un río:

el efecto de los actos so-

bre

las

actrtudes.

¿Estas

observaciones

co¡tienen

indi-

cios

de

por

qué los

acto§ afuctan

a Iás actitudes? Los

detectives

de la

PsicoloÉ

social

sosPechan

tles

Posi_

bles

fuentes.

La ,eoría d.

la tutorrelesentaciófi

ahttua

que, por

¡azones

estratégicat

exprcsamos

posturas que

ncs

hacen

parecer

corsisleñles.La

leotít

de

la disonancia

.ogosc¡¿io,

supone

que,

para reducü

la

jncomodidád,

iusLificaños

nuestros

¿ct

os.

l-a teorit

de

la dutoPercePcióñ

expresa

que

nuest

as acciones nos revelan

ante

noso-

rros

(cuando

dudamos

de

Ios sentimientos

o

creencias

observamos

nuesho

comportaniento, como si lo hicie-

ra

alguien

lrás).

Examinemos

cada

teo íá.

AUTORREPRESENTACIóN:

MANEJO DE LA IMPRE§ÓN

La

primera explicación

sobre

por

qué los actos afectan a las actitudes se

inicró

como

urla

sencilla idea

que

aprendimos en

el

capíh¡lo 2.

¿A

quién

ño le

impotta lo

que

pien-

sa

la

gente?

Gastamos

tranáes

cantidades de

dinero

en rop4 dieias, cosméticos,

y

ac-

tualñente

en cirugías pusticas, po¡que nos

preocupa la

opinión de

los dernás. A

meñudo, dar una buena implesión implica obtener

recompensas

sociales

y rnateúa-

l€s,

smtirse mejor

con

u¡o

mismo,

e

incl¡rso

estar

más.

s€turo

con la

prcpia

identidad

sociál

(Lea¡y,

1994

2001).

Nadie

desea parecer tontamente fní9i1. Para

evitar

esto,

expresaños

actitudes que

coincidan

con nuestros

actos.

Para dar una imagen de consistencia, podemos fingir

cietas

poshna6.

Aun cuando

eIIo

implica

most¡ar

cierta hipocresía o

ralta

de

sinceri.

da4 vale

la pena

por

maneja¡ las implesiones

que

formamos, o

al

menos eso

es

lo que

suderen

los

teóricos

de

la autorrepresentacion.

¿Nuest&

afán

por

parecer cons€cuentes explica

por

qué las posiciones expresadas

ante

alto

tienden a

se¡ consistentes

con

el

compotamiento?

Hasta cierto pllnto sí. La

Sente

muesfa

un

caÍrbio

de actitudes

mucho

meno¡

cuando

una línea falsa

inhibe

su

intento

de

dar una buena impresión

(Paidhus,

1982j Tedeschi

y

otrot

1987).

Pero,

además de

Ia

autoirepresentació&

existen

ouos

aspectos en

los cambios

de

actitudes

que

hemos revisado, pues los i^dividuos expresan el cambio de

sus

actitu-

des,

incluso,

a

tente

que

no conoció

su

comportámieflto

anterior. Okas dos

teodas

ex-

presan

por

qué,

en

ocasiones,

la

tente

jntemaliza

las autorrepresentaciones como

cambios

genuinos

de

actitudes.

AUTOJUSTIFICAC¡ÓN:

DISONANCIA

COGNOSCITIVA

Una

de las

teo¡ías

sugiere que nuest¡as actitudes cambian

debido

a que estamos

mo-

tivados

a mañtener

la

consistencia entre nuestras cogniciones. Esto

es

Io

que irnplica

la

famosa

teo¡la

de

ta

disonáncia cognos.itiva

de

Leon

Festinge¿ Esta

teoría es

s€ri-

cilla,

pero

su rango

de aplicaciones

es

enorme.

Explica

que

experimentamos

tensión

rutot.pMt

áón

rfñó

qu. ¿l bnpnirñ¡dto b@

C.p,¡i hr

O Ti€

N.w

Yoner

C.lLdie

l93Z

R.6.n

W¿b4

d. étunb¡nlcd

fod616

disonancia

cognos.itiva

knsión

que

srtge

d¿a1no

lno

está contciente, de

Ma sin ltánea, de

dos

e¡eñplo,

pu?-de

o.utnt

disor¡arcia

c¿anno

ios

dnnos

o$1ta

que,

cet¡

ini:,ltifcadañeíte,

he,nos

postúas, o ctando haros

toru¿a

úa

rbcbión

ú

alt

mdtiua, apesat

de

la.

t@/Á

qte

faoorecen

a

"El

hecho d€

que

no use uñ bisoñé

le

lndloa

a ¡os der¡as

que

rre

sienlo cómodo conDigo

r¡ismo-'

Page 20: Myers Cap 4

8/11/2019 Myers Cap 4

http://slidepdf.com/reader/full/myers-cap-4 20/33

154

parte uno

("disonancia")

cuando dos pensamientos

o

cIeenclas

("cog¡¡oones")

que

son accesi-

bles de

Iorma

simultiíne4 son psicológicamente inconsistentes,

como cuando decidi-

mos

deci¡ o

hacer

algo

¡especto

a 1o

que

tenemos sentislientos

encontados.

Festinger

aigumentó

que para

reducir

esta sensación

deagradable

ajustarnos

el

razonamiento.

Esta

idea simple

-y

algunas prcdicciones sorprendentes de¡ivadas

de ella- ha prc-

dücido

ñás

de

dos

mil

estudios (Cooper,

1999).

La teoría

de

la disonancia

se

rcfie¡e, principalmente,

a

la

dive¡gencia entre el com-

potamieflto

y

Ias actitudes, Estamos

ao¡rscientes

de añbos.

De esta

manera, si senti-

ños

aiguna inconsistencia, como

cierta hipocresía,

experimentamos

una

presión

de

cambio. Esto

ayuda

a

explica¡

por

quá

en una

encuesta

britrínic4 la

mitad

de

los con-

sumidoles

de cita¡rillos

se

mostró efl desacueido con individuos no

fumadores, cuya

mayoda

creía

que

irhalar

tabaco

es "an realidad

tan

peligroso como

dice la

gente"

(Ei-

ser

y

colaboradores, 1979). En Estados UÍidos, 40

por

ciento

de los

fumadores

-y

13

por

ciento

de

quienes

no lo son- consideran que el tabaquGmo

no

es muy

dañino

(Saad

2002).

S€Bln

señaló

el director del Prcgam

of l¡ternational Policy

Attitudes,

después

de

la

güe¡ra

conka

lrak en 2003,

altunos

estadounideñses

lucharon por rcducir

su

"ex-

periencia

de

disonancia

cotnosciüva" (Kull.

2003).

La

preñisa prirlcipal

del

.onfli.-

to

había sido

que

Saddam Hussein,

a

diferencia de otros diciadores

brutales

qüe

el

mundo

estaba

tole¡ando,

tenía

añnas de destrucción

masiva

que

amenazaban la

se-

guddad

de

Estados Unidos

e Inglatera.

Cuando

estalló

el

enJ¡entarniento, só1o 38

por

ciento de los estadounidenses

dijo

que la

tue¡¡a

estaba

justificada,

incluso

si II¿I

no

poseía esos

a¡senales

(Gallup,

2003). Aproximadamente

cuatro de cada cinco esta-

dounidenses creía que sus

üopas

invasoras

las

encont¡a¡ían, y un polcentaje

similar

apoyaba

el recién

iniciado conflicto

(Duíy,

2003j Newpo* y

oEot

2003)-

Coño

dumnte la

tuerra

no se utiliza¡on

este

tipo

de armas,

ni

se

encoriharon

en

cantidadesque constjtuyeran

unriesgo,lá mayorÍa quela

apoyaba expefime¡tó diso-

nancia. Est¿

6e

hLo

más

Erande

ante lá

concienciá

del costo económico y

humano del

conlicto,

las escenas del caos iraqui el

su¡gimiento de las actitudes

a¡tiestadouniden-

ses

en Elüopa

y

los pálses

musulmanet

así como ante las actifudes

eM¡decidas en

¡a-

vor

del

te¡ro

smo.

(En

Indonesia,

Joda¡ia

y

la

Auto¡idad

Palestina, ias

mayorías

exp¡esa¡on co fianza en que

Osama

biñ

Láden

"haría 10 co¡¡ecto

en

los asüntos

inte¡-

nacionales"

IPevr,

20031.)

El

Program

of Intemational

Policy Attitudes

señaló

que

pa-

ra

reducir esta

disonanci4

algunos

estadounidmses

reüsaron

sus ¡ecuerdos sobre las

razones principales

del gobiemo

para

i¡ a

Ia guerra.

Los

a¡tuñentos

ahora

se

basaban

en liberar a lá gente oprimida

por

un dominio tiránico y

genocida, y en et estableci-

miento

de

una infraest¡rctura

para

un Medio

Oriente

más

pacífico

y

democrático.

Ufl

mes después

del

conflicto, Ia opinión que

originalriente em de

la minorla, se había

contetido

en Ia

perspectiva

de la mayo¡ía:

58 por ciento de

los

estadounidenses apo-

yaba

la

decisión de

su gobiemo, incluso

ante

la

ausencia

de las supuestas

armas de

destrucción

úasiva

(Ga[up,

2003).

Se$in

sudrió

el

encuestador

repubücano

Frank

Luntz

(2003),

"no

importa

si encuentran o no arsenales,

porque

1os

fundamentos

de la

guerra

han

cambiado".

La

teoía

de

la disonancia cognoscitiva

ofrcce

artumentos

para

la autopersuasióry

además

de otras pre.dicciones

sorprendentes. Veamos

si

usted puede anticiparlas.

Justillcac¡ón ¡nsuf

¡cienté

Imagine

que

pa¡ticipa

en una

famosa

prueba

diseñada

po¡

el

cr€ativo Festinter y

estudiante

J.

Merril

Carlsmith

(1959).

Durante una

hora

se le

pide

que reatice tareas

aburridas,

como

girar maniias de

madela

una y

otra

vez.

Cuando

termina,

el experi"

mentador

(Carlsmiih)

le

explica

que el

estudio

se re6e.e a

la

forma

que las

expectaii,

vas

afectan

el desempeño.

Al siguiente participante,

que

espera

afuera,

se

ie

debe

wwit,¡ltfte.con¡/mye¡s8

¿i

s o n ercin

co

ghos

citioa.

Page 21: Myers Cap 4

8/11/2019 Myers Cap 4

http://slidepdf.com/reader/full/myers-cap-4 21/33

Coúportdiento

y

actitudes

.apítulo

4

155

convence¡ Páfa que

tenta

1a

esPera¡za de

que

se

trata

de

una Prüeba interesante.

El

aparentem;nte

perturbado

exPerimentador

a

quien F€stinter

dedicó ho¡as

de

en_

tr;narúento

hastá qüe se

volvió convincente-

exPlica

que eI

asistente encargado

de

crear

esta expectativa

no

pudo aal¡dir a la

sesión.

Retorcieñdo

sus manos,

le

ssplica

a

usted:

"¿Podtía

sustituirlo

y hacer esto?"

Como

se trata

de hac€r

algo por la

ciencia

y üsted está

recibiendo

un

Pago,

accede

a

decide

al sigurente

participante

(que

en

realidad es

el

asistente

del exPerünentador)

que

acaba

de

tener una

exPeriencia muy

agradable. "¿En

verdad?,

resPonde

el su-

tuesto

pa¡ticipante. Un

añi8o mfo colaboró

en esta

Prueba

Ia

semana

Pasada

y

me

dijo

que era

abuñda". "Oh

no

-resPonde

usied-,

en

realidad

es

muy

inte¡esanie.

S€

hace u¡ buen

ejercicio al

dlar

manjia§.

Estoy

seguro de que

lo

va a disfruta¡". Fi-

nalmente,

otra

pe$oná

presente,

que

se encuentra

e§tudiando la manera

en qüe la

tente

Éacciona

a los

exPe m€ntos,

le

Pide

llenar

un

cuesLionario acerca

de qué tanto

disfIutó

en

reaiidad

al

gilar

manljas.

Ahor4 para la

predicción:

¿bajo

qué condicio¡es ust€d es

más

ProPenso

a

creer

su

pequeña

mmtira

y

decir

que

el

experimenio

fue

realmente

interesante?,

¿cuando

re-

cibe un dólar por

ha.erlo,

.omo sucedió

con

alSunos

de

los

Pa¡ticipantes?,

¿cuando

le

da&

en ese entonces

20

valiosos

dólares, como sucedió

con ot¡os

particiPantes?

Con_

tario a Ia idea común

de que las

grandes recomPeÍsas

P¡oducen

grandes efectos,

Fes-

tinger

y

Carismith hicieron

una

atrevida prediccióni

que

los

que

rccibieron

sólo

un

dólar

(u¡a

justificación

insuficiente

pa¡a

meniir)

propenderían más

a aiusta¡

sus

acti-

tudes

con

sus

aclos. Al

tener una

iustificación

insuficiente

Pata

su

comPortamiento,

expe¡imentadan mayor incomodidad

(disonancia)

y,

Porlo

tanto, estaría¡

másmotj-

vados a

creer en

1o

que habían

hecho. Los

indiüduos

que

recibieron

20 dó]a¡€s

esta-

ban

suficientemente

justificados

con

lo

que habian hecho

y experimentaían menor

disonancia.

Coño

se

muestra

en ]a

figura

4-3 (página

156),

los ¡esultados

coinciden

con

esta desconcertañte

predicción.*

'

E1Gté

un 6p€do final de

6tá

prúeb¿ de

lós áños cindenr,

qu¿ cai nunca se

¡ePorr¡

In€i@

q¡e

fimlme¡re

pge

on

¿l

exp.riñ6bdor,

qui¿n ÉxP)i.á la

ve¡Aád d¿l

€studió

Usted

¡o

sólo

se d. ódta

de

qüe

ha eido

enAáñado,

süó q é ádehrs

Él pid¿

qu¿

h

Aea¿h'a los

20

dóla¡6

¿Usted

§

qu€ja¡i¡? Festiñ8er

y

Carl3úüh

*ñal

que

iodos

los

6ludia¡t6

d¿

Srúlo¡d

u.

P¡iticipdo¡

volunkdamente busáón

¿n sus

bo¡nllos

y

¡.9@b¡

el

aine¡o.

*te 6 n

anti.ipo

d¿ alSunas

obwacion€s

b6hnte so¡Pte,\d¿ltes

sbÉ

la obédieñoa

t

Ia

confo¡mid¿d

que

se

¿bo¡dán

á el 6pitu1o

ó.

Cóño

usted

ve¡¿

d.ndó Ia

situaolt¡ ecial

Pl¿ntea

démandas

clar¡e

la

gate

súele

¡6Fond.r

áe áo.rdo con ellas.

efe.to

de

ji¡stificación

insufi.iente

disancñcia

at

iBtilcat

intetnañente

el propio

.a

ñP

o t

t

atníent

o .Mi.do

I

a

arguñentación

e|Enq

es

Page 22: Myers Cap 4

8/11/2019 Myers Cap 4

http://slidepdf.com/reader/full/myers-cap-4 22/33

156

parte

uno

En docenas

de experioentos

postedo¡et

el efecto

de las

aciitudes derivadas

dei

cornpo¡tamiento

fue

mayo¡

cuando Ia gente

sentia que

tenía cieda posibilidad

de

elecciór

y

cuando

sus

actos

telrían

consecüencias

previsibles.

En una prueba

se

pidió

a Ios participafltes

que

leyeran en voz

alta bromas deoig¡antes

ace¡ca de

los

abog;dot

para

que

fueran grabadas (como:

"¿Cuáñdo

sabes

que

un

abogado

miente? cuando

sus

labios

se

mueven").

La

lechrra

produjo más

a.tihrdes

negativas hacia

estos

profe-

sioni5tas

cuando los pariicipantes

eligierDn

col¿borar

gue cuando

fue¡on

oblit;dos

a

h¿cerlo

i

Hobden

y

Olson

1994). En

oros e\perimenb;.e

pidió ¿

l¿ gente

qu-e

esc¡i-

biera

ensavos

por

la

ínfima cantidad

de,

mrís

o menos,1.50 dólares.

Cuando

el

escrito

se

refería

a algo

en

lo que no

creían

-po¡

ejemplo, un aumento

en

la

colegiatuÉ-,

los ma1 pagados

empezaron

a sentir mayor

siñpatía

por

esta

medida. Defánder

uaa

política

que

es favorable

para

ot¡a raza puede

mejorar

Ias actitudes,

no

sólo hacia la

resolució&

sino

también

hacia

el

t.upo

étnico. Esto sucede

especialmente

si algo

ha-

ce

que

enlrentemos

la

inconsistencia

o

si

pensamos

que gente

irnportante

lee¡á

un

en-

sayo con

nuestro nombre

(Leippe

y Eisenstadi,

1994;

Leippe y

Elkin,

1987). Ai

sentüse

responsabie

por las

as€veraciones

que

han hecho,

Ia gente empieza

a

creer

en

ellas con

mayor

fue¡za. Las pretensiones

se

conwierien

en realidad.

Antes indicamos cómo funciona el

pri4.ipio

de

justifjcación

iruuficiente

con

1os

castitos-

Los

niños eran más propensos

a

internaliza¡

la

solicitud de

no

tocar un

ju-

guete

atractivo

si recibí;.n

una amenaza

leve

que

no

justificara

10 suficiente

su obe-

diencia.

Cuando

al$in

padre

de

familia

dic€:

,,johnny,

iimpia

tü habitación

o no

podrás

sali ",

Johnny

no

necesita

una

serie de argumentos

in_temos

para hace¡lo.

La

amenaza

dura €s

suficieni€.

Observe que

la

teo ía

de Ia

disonancia

cotnoscitiva

no

se e¡foca

en Ia e6ciencia

e-

lativa

de las recompensas

y

castigos

aplicados

después

del

acto,

sino

lo

que

indu-

ce

una acción

deseada.

Bus<¿ que

iohffy

diga

.estoy

Iimpiando

mi h¿br¡ación

porque

deseo

gue

esté

dseaoa',

en

lutdr

de

estoy

ümpiando

mi h¿bjt¿ción

porque

mis

pa.

drés

mematarán

si

no

10

hato", Los

estudianies

que perciben

que

elloi

mismos eligen

los

se¡vicios

comuniiaúos

que

se

1es

exigen,

muesiran

mayores

probabilidades"de

ofr€ce$e

para

fuhrros

trabaios

voluntarios

que

qui€nes

se sienten f;rzados

a

hacerlos

figura

4-3

lustificacién

insuficiente.

La teoria

de

Ia

disonmcr¿

nuesi.6

ados

¡o están

totalñenie justificados

por

recompensas

ertemas

o

disona¡ci¿

la

cual

pue.ie

.educise

al c¡eer

eñ lo que

F .nie

D¿rós

d

Féri4.' y

ol

e\pe ñ€ñto'(-s

a +5)

+10

10,5

'0

-0.5

-1,0

''Dije

que

lapruebaabúrida

eG atÉctivá.1¿

tLsrili@cióñ

para

hacenaera

i6úic

enle.

Mmm,

ta

vez

e¡a

n

po.o

inl€Gsante."

''Dite

que

el expe¡imen¡o

abur do

eá mnviñcenb.

Pe¡o

llve

uña

rá:ón

suf

.Le.l6

pa.a

haeno:

$2C"

Page 23: Myers Cap 4

8/11/2019 Myers Cap 4

http://slidepdf.com/reader/full/myers-cap-4 23/33

CoEpo¡t¡miento y

a.titu¿les c¡pituto

a

157

6hik¿s

y

obos,

199). El

Pil

clPio

es: las acnlúes

sur|.a d"

conlpoiarnimtos

da

los

que

nos sentimos resPonsables,

L,

teorü

predice que

el

maneio

autoritario

es eficaz

rinicaflenie

cuando

)a

autoridad

e§tá

presente, pues

los

individuoa

no 6uelen intemalizar

conductas

forzadas.

Cierto personaie

de la

obra

Th¿

Hotse

and

the

Bo

(1974)

de

C_

S.

Lewis,

Bree, u¡ caballo

parlante que

habfa sido cau-

tiro,

obsei-ra

que

"uno

de

los

PeoÉs

rcsultados de ser l]n

esclávo

y de

estar

forzado

a

hacer

varias

cosas

es que,

cúando

ya no

hay nadie

que

10 obligue a

¡rnq

se

de6c1¡bre

oue

casi

se

ha

perdido

el

poder

de forzarse

a

si

mismo"

(;ág.

193).

La teorü

de

la dismancia

insiste en que el

iíni-

mo

y Ia

inducción

deben

ser suficimtes

para

provocar

una

acción

requerida. Sin

embarto, sugiere

que

lo3

gerentes,

los

profusores

y

los pad.res

de familia únicamente

deben

utili

l

el incentivo

necesa-

rio

pa¡a

p¡ovocai el

comportámiento

que

6e

desea.

D¡sonancia

después

de

la toma

de

dec¡siones

EI

énfasis en

la

percepción de

lo

que

se

elige y

Ia

&sponsabilidad demuesha

que las

decisiones

producen

disonáncia.

Cuando

nos

e¡henta.mos

a

lma decisión

imporiante,

cómo

a

qué unive¡sidad

lngresar, con

quién

sahr,

qué

empleo

aceptar,

en ocasiones

nos

sentimos ¡xdecisos entre

dos opciones

itual¡nente

atractivas.

Quiás

usted recuer-

de

alguna situació¡1en

la

que una vez que

se

ha

compmñetido,

dolorosamente, des-

cubre

cotluciones disonantes; las caracte¡ísticas

deseables

de

lo que Échazó y

las

ne8ativas

de lo

que eligió.

Si

decidió

vivir

en

el cañpus urriversitado,

quiá

se dio

cueñta de que había

renunciado

a

Ia

lib€rtad

y

a un

mayoI

espacio en un

depa¡tamm-

to, en

favo¡

de

un dormitoio

ruidoso

y

rcstrintido.

Si

eligió

permanece¡

fuela

de

laB

instalaciones

escolares,

quizá

se dio

oenta que

su

decisión

impücaba

una separación

6sica

del

centro

educativo

y

de

los amitos,

así como tener que cocinar

pala

mismo.

Después

de

tomar

decisiones impofantes,

generalme¡te

Educimos

la

disonancia

al

magnificar la aliemativa

elegida

y

menosprccia¡

la

opción rechazada.

En

eI

p¡ime¡

expe¡imento

de disonancia que

6e

publicó

(1956),

|ack

Brelm

solicitd a

atgunas

muje-

res

de la

Universidad de Mimesota

a

que evaluaran

ocho

artículos,

tales

cos\o un tos-

lador,

un

r¿dio y una

secadora

de pelo.

Después,

Brehrn

les

mosbó

dos

objetos que

hábian c¿lificado

de

forma

muy similar

y

¡es

diio que

podian

llevarse

el que

quisierar.

Poste¡iormente,

cua¡do

se

les pidió

que

revalua¡an

los

ocho

objetos,

ellás

eléva¡on Ia

nota

del

que

habían el€gido

y

redujeron

Ia

del objeto

reüazado.

parece,

que

después

de

tomar

nuestras

decisiones,

el

pasto

no

es

más

ve¡de

de1 otro lado

de

lice¡ca.

-

En

ias

determinaciofles

smcillas, esie

efecto de decisión conve¡tido

en creencia

Puede

producir

exceso de confianza

(Blanton

y

otros, 2001).

"Mi elección debe

ser

Ia

co¡recta.

'

La

<onsecuencja

puede

d¿rse de

formd

muy rápjda.

Robert Knox yJ¿mes

[üster

(1968)

descubrreron

que los

apostadores de carrer¿s que

]a

h¿bian

depositado

su

dinero

se

sentían más

optimistas

con

¡especio

a

sus

ptonósticos,

que ,quilos

q..e

aPenas

iba¡

a

hacerlo.

En

los

pocos

minutos

que

pasaron entre

estar

parado

en

la

fila

y

aiejarse

de la

venianitla,

nada

hábía

cambiado,

con excepción

del acio decisivo y de

Ios

sentimjentos

de

las

personas.

A

veces

puede

eyistir ;a

pequeña diterencj¿

ent¡e

dos

opciones,

como

ñe

sucedió

¿l

decidir

sobre

el

caryo vit¿licio

de

profesor

EI gr¿-

do

de

competencia

de urr

maestro

que

lo lo$a por

muy poco y el ae

oiro que

piáe

por

muy

poco iambién,

no

párece ser muy

distinto,

hasta

d€spués

de que se toma y

anuncia

la d€cisión.

Una

vez tomadas,

las decisiones crean

sus propios

sopo¡tes autojustificables

d€

su§tento.

A

menudo estos apoyos

son

tan

fuertes

que

cuando

alguno de

ellos

se

eiimi-

Lt t@rú

d¿

le

disorrncir

sudtu

qr.

los

ptdt

s

dr

@tpút^ñi¿nb

A.eado

d.

ñónún¡lolo.

a

intñaliú

n'h'w.mh}te..or/my€rsE

á isonan

cid c%nos

citiln.

Page 24: Myers Cap 4

8/11/2019 Myers Cap 4

http://slidepdf.com/reader/full/myers-cap-4 24/33

158

pane

uno

Lds

tbcisibna iñpoltañta

p.d¿ñ

ptodrcil

tñ4

Srin

dieñoncia despús d¿

qw

úgati@s

d.

la

qu¿

.lc8iños

y lns

positi@r

d¿ to qu¿

no

"Cada

vez

que

ust€d

kansforma

la

pa¡te

cen'

tral

de

usted

ñismo

-la

que

etige-- e¡

algo

Poco

distínto

de

lo

que

<, L

f-mis, M.t¿

Christi*

teoía de

la

autoper.ep.ión

Teatía que

etrabtece

que

.oíjetuTos

/es?ecto

a

el|as,

absetusdot ajeno,

que oe

fluesko

conpottáñie

to

lü citcu@tohcias

baja

lns

na

-quizás

el original- la decisjón no

se

desploma

Alison

decide

viajar

a

casa, siem-

pre

ycuando

sea porñedio deuna tarifa aérea menor a

4O0

dólares. Como sí es

posi-

ble. h¿ce l¿ ¡eserv¿ción

y empieza

a pen<ar en razones adicionales por

las

que esiá

contenta de ü.

Sin embarp,

cuando va

a

.omprar

Ios

boletos

se

entera de que hubo

un incremmto

en

los

preoos

y que

ahom

cuestan 475 dólares.

No

importa

cómo, aho-

ra

ella está decidida a i¡. SeBin Robeii

Cialdini

(198a,

pát.

103), itual

que

cr¡ando un

vend€dor

de

automóviles

utiliza

una

bola

baja,

a la

gente

nunca se

le

ocurre

que

"qu

zás

esas

Iazones adicionales nunca

hubieran existido

si, en

priúeú

instancia, Ia elec-

cxón no se hubiera hecho".

AUTOPERCEPCIóN

Arrn

cuando la teoría de la

disona¡cia

ha

inspirado

una

gla¡

cantidad

de

investiga-

cion€s, una teoria

aú¡

más

sencilla

explica

este fenómeno. Considere cómo hacemos

infer€ncias acerca

de

las actitudes

de

otros individuos.

Vemos

cómo achia una perso-

na en una

situación particular,

y

después

atribuimos

ei

comporiamien¡o a

$ls

carai-

te¡ísticas y

actitudes

o a fuerzas

añbimtales.

Si

obs€rvamos

qne

los

padres

de

la

pequeña Susi€ la

obligana decir

"lo

sienio",

airibuimossu

disculpa a Ia situación yno

a

su

arrepentimienio personal.

Si

vemos

a

Susie excusándose sin

induccióñ

aparente,

atribuimos

su aciitud a ella

misÍ\a

(figura

4.4).

La

feoría

de

la autopercepción

(prcpuesta

porDa¡yl B€m €n

1972) supone

que

ha-

cemos

inferenciás similares cuando obseñamos nuestro prcpio

comportamiento.

Cuando

nuestras

aciltudes

son

débiles o ambjguat

toña.nos la posición de alguien

que

nos

obserua desde

füe¡a.

Discemjmos

las

actitudes

de

1os

demás

al

observar de

cerca

sus

a(ios

cuando

son

libres

de

actuar como 1es

place.

De

forma

simila, difercn-

ciamos nuestras

propias posturas.

Al

escucharme a

mí mismo

al

hablat

recibo

infor-

mación

sobre

mjs actiiudes; la observación de

mis acoones me

propo¡ciona ihdicios

de qué lan

fuer¿es

son

mis

creencias. Esto sucede especialmente üando no

puedo

atribuir fácilnente

ñi

compo¡iamiento

a

iimitaciones extenas.

Las

acciones

qüe

rca-

lizamos

lib¡emente

nos

revelan infomación

sobre

nosotros mismos.

Williams

]amesprcpuso

una

explica.ió¡

similar

para

las emocjones

hace

un

siglo.

Sugirió

que

las

infe¡imos al

observamos

el cuerpo y el comporiamiento. Un

oso

que

gruñe

confronta

a

üna

ñüjer

en

el bosquei

ella

se

tensa,

su frecuencia

.ardiaca

aumen-

ta,

fluye

la adrenalina

y

escápa.

Ai obs€rvar

este

estímuIo, ella

experimenta

temo.

Si

Page 25: Myers Cap 4

8/11/2019 Myers Cap 4

http://slidepdf.com/reader/full/myers-cap-4 25/33

¿por

qué los actos áfectan

¡as actitudes?

Comport¡mi€nto

y

actitud.§

(apítulo

4

159

figura 4-4

Las

actikdes

surgen

del

coaportamiento.

"El autoconociñiento

se

aprend€ mEo

no

.ontemplacióry

sino

de

vov a

dictal

una conferencia

en

altllna

universidad,

ñe

despierto

ántes

del amanece

y

no

puedo voiver a dordrir.

Al darme cuenta de

dri

vigilia, conduyó

que

debo estat

a¡rsioso.

Las

pe$onas que

se

observan

a sÍ

mismas

accediendo a

una solicitud pequeña,

¿realme¡te

Ilegan

a

pe¡cibÍse como individuos

soüdarios

que

responden positiva-

mente ante

una petición de

a,.uda?

¿Es

po

eso

qu€,

en

los expe¡imentos

sobre el

le-

nómeno del pie en Ia

puert4

la

tente

accede despüés a

requerimientos

mayotes?

S€$in

Jerry

Burger y

David Caldwell

(2003),

de hecho,

así es.

El

comportamimto

pue-

de

modificar el autoconcepto.

Expresiones

y

act¡tud

Tal vez

usted

se muestÉ escéptico ante

el

efecto

de la autopercepció&

como

yo

al

p¡incipio.

Sin

embarto,

algmas pruebas

sobre

los

efectos de

las

exp¡esiones faciales

sugieren

una forma para

que usted experimente. Cuando

James

l,ai.d (197L

1984)r

-

dujo

a

algunos

unjve¡sitarios a

que

fruncieran el

ceño mientras algunos elechodos es-

taban

adheddos

a

su rostro y les

pedía¡:

"cont¡aita estos músculos",

"junte

las cejas",

rcpo¡taron

sentirse enojados. Es

más

divertido

probar otro hallazgo

de

Laird:

tos in-

dividuos

a

quienes

se

les animaba

a exprcsa¡ un rostro soruiente se

siniiercn

más fe-

lices

y

considerarcn

que

las

ca¡icaturas

eran más

dive¡tidas.

A

qúienes

se incitó

a

Practica¡

en

forma

repetida

gestos

felices

(en

lutar

de

tristeza

o de enojo), pudieron

evocar

rccue¡dos

más alegres

y

pasaron más

tiempo

en

un

buen

estado

de

iínimo

(Schnall

y

Laird,

2003).

El observar las propias

expresion€s en

un

espqo aumenta el

efecto

de

Ia

autope¡cepción

(Klei¡ke

y

ot¡os. 1998).

Todos

hemos

experimentado

este

fenóñeno.

Nos

sentimos

de

malhumor,

y de

re-

Penie

suena

el teléfono

o

alguien

toca

la puerta,

eUo nos púvoca

un

compo¡tamimto

cálido

y

amabte.

"¿Cómo

está

todo?"

"Bien,

gracias.

¿Cómo

te

va?"

"Oli, más o

me-

nos.

.

-",

Si

nueslros senümientos

no

son iniensos, esta conducta

cotés

puede

cañbiar

completamente

nuesha

actitud.

Es difícil sonreü y sentirse

de

mal

humor Cüando

la

Señorita

Uñverso

exhibe su

soruis4

después

de

todo, puede a)rudarse

a smtüse feliz.

"Puedo

milame

a mí

mis¡na

y

a

mis

actqr,

óbsér ,ádór exteño-"

-A¡

Fñ$" fh. Di,r

olo

I

Page 26: Myers Cap 4

8/11/2019 Myers Cap 4

http://slidepdf.com/reader/full/myers-cap-4 26/33

160

pa¡te

uno

Segt¡t

d p.iúlogo

úlcdid

Fnt2

Slraclt y eb ñlzga:

11988),

14

gent¿

ca,Ltinetu

q@u

enc4tn

e.

ñá.

dib¿ / t

i

d,

ñ ie n t tu B

sos

E ne

añ bolígah

@n sú

dieit¿s

{y

¿¡í?L¿d

ut

ñú.culo de l4

funtisa)

q@

c$hdo ln

@|o.a

díc sus

kbias

(y

ltil¿.

RodSers

y Hamme¡stein

no6

recuerdan

que

q¡ando

sintamos

temot

puede

ser

útil

"silbar

una tonada feliz". Ponerse en

acción

puede disparar la

emoción.

lncluso nuesho

modo

de

andar puede

afe.tar

la

forma

en que

nos

sentimos. Cuan-

do usted

se

levante después

de

leer

este capÍtu1o,

camine dur¿¡te

un minuto

con pa-

sos

Pequeños,

atastrando

los pies y

mirando

hacia

el

piso.

Es

una buena foma

de

se tirse deprimido.

"Siéntese todo el

día

en

una

postu¡a

triste,

suspite

y résponda

a

todo con voz

sombía

y

su

rnelancolÍa permanecerá",

señaló Williams

James

(1890

pá9. 463).

¿Quie¡e

sentirse

ñejor? Ca. ine

durante

uñ minuto

con pasos largos,

balan-

ceando

sus brazos

y

con la

mi¡ada

h¿cia

el

frenre.

Si

nuestfas expresiones

afectan

nueslfos

sentimientos,

e¡tonces,

¿imitar

los

testos

de

lós

demás nos ayuda

a

saber

lo que

sienten?

Un experimento

realizado por Kathe-

rine Btllns Vauthan

y

John

Lanzettá

(1981)

sugieÍe qüe asi es.

Estos

autores pidieron

a

estudiantes de

la Universidad Dartmouth que

observaran

a altuien que

recibía

choques eléctdcos.

Al

misrno tiempo,

a

alurnnos observadores presentes

les

solicita-

rcn que

most¡aran dolor

cada

vez que

se presentara

ufia

descarga.

Si, como F¡eud y

otros

supusiero4

expresar una

emoción nos pe¡mite

descargarla, entonces

la

actifud

de

dolor

debía provocar una

cálña intema

(Cacioppo

y

orros,

1991)-

En

realidad,

comparados con otros

estudiantes

que

no

acfuaron los

gestos,

los

expiesivos sudaron

más

y tuvieron

ulxa

lrecuencia cardiaca

mayor

cada

vez

que

veían

a

una persona

reci-

bir

un

choque.

Aparentemmte, Ia

actuación de la emoción

del iñdividuo provocó

ma-

yor empatía

entre

los

obse¡vadores.

Esto quiere decir:

sentir

lo

que oiras personas

están

experimmiando permite

que

nuesiro propio

rosto

refleie

sus expresiones.

En realida4 usted apenas

necesita

intentarlo.

Al observar

el

rostro, la postura y

la

voz

de

los

demás,

de forma

natu¡al e

inconsciente

imitarnos

sus reacciones

momento

a momento

(Hatfield

y oiros,

1992). Sincronizamos

ruest¡os movimientot posturas y

tono de voz

con los de

elios.

Esto nos

ayuda a conectarnos

con

10

que

siente& Io

cual

también

p¡ovoca

un "contagio emocional"

que

explica

por

qué

es

divertido

estar con

individuos felices,

y

depriment€ esta¡

con

perconas

tristes

(capítulo

14).

Las

expresiones

fáciales también afectan

nuesiras actitudes.

En

un

ingenioso

expe-

rimento,

Gary Wells y Richard Petty (1980)

pidieron

a altunos

estudiantes de ta

Uni-

versidad

de

Alberta

que

"p¡obaran audífonos"

realizando movimientos

verticaies

u

horizontales

de

la

cabezá,

mientms

oían una editorial de

radio.

¿euiénes

rnostraron

mayor aclierdo

con

Io

que escuchaba¡?

Aquellos

que

meneaban

la

cabeza

de

aüiba

abajo.

¿Por

qué?

Wells y

Peiiy

supusiercn

que

los

pensañientos

posi¡ivos

son

compa-

tibles con

el movimiento vertical

de la cabeza,

e

incompatibles

coñ

el

horizontal.

Tra,

"La

Iibre

expÉsión

se

intensilca a iravés de

ias señá]es extemas

de

emociones. Por otro

la-

do, de todas

las

señales

extemas7 la

r€p¡esión

-taDta

como

sea

posi'

ble--

sua 'iza nuestras

-{ha.¡6

Davi¡, n¿

E¡.

pt

ssion af th¿ Enotions

in

Pablo

Briiol

y

Ridwd

Petty

(2003)

ahold

üeen

ñás

en cún

inooluúaAa

esld

la

autopercepción.

Al

pelswáoo,

Va@e

que

tos

ñouiñientos

rle la

cnbeza

 

ol iá

an

I os

p

eas añiento

s

de ta

Bente

(faLirobles

o

Page 27: Myers Cap 4

8/11/2019 Myers Cap 4

http://slidepdf.com/reader/full/myers-cap-4 27/33

Coñpo{añie¡to

y

actit¡r.les

c¡pitulo 4

161

e

de

lÉcerlo

mient¡as

pone

atención a

alguien:

¿se

siente

más de

acuerdo cuando

ha-

c¿

ese

Pfimer

mof imiento que el

setundo?

En

un

experimento

aún más excénhico,

rohn

Cacioppo y

sus

coletas

(1993)

pidíe-

rcn

a

ün

grupo

de personas que

evaluaran

a

ciertos

personajes chinos

mientras pre-

sionaban

sos

brázos hacia arriba

(como

cua¡do

se llevan alimentos

a

la boca) o

hacia

abajo

(coño

cuando empujamos

a

alguien

o

algo).

¿Cuál

mndición

supone usted que

disparó

las

evaluaciones

más

positivas? l,a

flexión hacia

a¡riba. Inténtelo:

¿tiene

un

sentiñiento

más

Positivo

mientras alza

una mesa con

las

palñas

de las

m¿uios hacia

arñba

que

cuando

Ia

p¡esiona

hacia abajo?

¿Plrede

este

fenómeno, en el que

e1 movi-

miento

afecta a las

emocionet

predisponer

a

gente

a sefltirse meior

en

1as

fiestas

mie¡tras

sostiene alimentos

o

una bebida? En un

experifiento de

seguimiento,

Ro-

land

Neumara

y

Fritz Shack

(2000)

hicieron que

estudiantes

de

ta Universidad

de

Wur¿burg

vieran

qué tan

rápido pod

ían

rcconocer

algunas palabras

como posiüvas

o

negativas.

Cada uno

rcaccionaba

prcsionando

u¡a tecla izqtde¡da

o deIecfla

(con

dos

dedos de una

ma¡o).

Mientra6¡

Ia

oha

ñano

hacía

prcsión

hacia

ar¡iba

(cón

los músculos de aproximación),

ha-

cia

abajo

o

hacia afuera.

¿Puede

adivinar los resultados?

Los

estu-

diantes

loglaron

clasificar las

palabÉs

con

mayo¡ rapidez

si su

mano activaba

Ia

¡espuesta

muscular positiva y

de

aprcximación.

Jusl¡ficacíón

excesiva

y

mot¡vac¡ones

¡ntrínsecas

Recuerde

el

efecto

de la

justificación

insuficieni€

----el

incentivo

más pequeño

que

provoca

que

los individuos

hagan algo suele

ser

el más

eficaz

para

lograr que

les

guste

la

actividad que

haceñ y

continúen

realizándola.

La

teoría

de la

disona¡cia

ofrece

una

expü-

cación

para

esto: cuando

los

induciores

externos

son

insuficientes

Para

justificar

nuesho compo*amiento,

reducimos

la disona¡cia al

expücar

la

conducta

de foma intema.

La

teofa

de

Ia

autopercepción

ofrcce

oüa

explicacióri;

la

gente

explica

su

compotamiento

obse¡var

las condiciones

en

lai que

ocurre.

Im¿gine

que escucha

¿ atBujen

que manifies¡a

los ben¿fi-

cros

de

un

i¡cremenro

d l¿

colcgi¿rur¿

dcspues de

recibir

20

dóla-

res.

Con

seguridad,

Ia

aseve¡ación

de

este individuo pa¡ece¡á

menos

sincera

que

si

usted

piensa

que

él expresa esa

opinión

sin

¡ecibir

dinero.

Quizás

hacemos infe¡encias

similares

c;ando nos

observamo§

a

nosotlos mismos.

--.

La

teoría

de lá autopercepción

va aún

más leios.

Conharia

a

la

idea de que

las

re-

A,toptúpci,jn

e,

et bana¡..

compensas

siempre aumentan

la

motivación,

su8iere que

los prcmios irulecesarios

en

c"p,;shórhnN*

rúr{-

ocasio¡es

impticán

un

costo

ocxtro.

Gr¿üficar a

las personajpor

hacer cosas

que

ya

ij,5iÍilJ?.1jiilil"if

¡§rrultul

puede

provocar

que arribuyán

sus actos

a

la

recompensa.

Si esto sucede,

po- e.¡Gx*n¡d6.

Mínia

ndtulc]

y

Mfaio

ñocionnL Las

Vaerc

qt¿

6tos @hntdtias

flñ"d6

dulon¡. rt $tudió

r.etuedo

colaboúd@s

(1994),

sidt¿n

ñayd

eñt hdini¿nto ñutuo-

"No

canlo

porquo

esloy feliz.

Eroy

teliz

porque

ca¡to.'

Page 28: Myers Cap 4

8/11/2019 Myers Cap 4

http://slidepdf.com/reader/full/myers-cap-4 28/33

162

patte uno

día afectar

la autopercepción de que lo

hacen por+re les g1¡sta. ExPedmentos

reaLi'

zados

por Edward

Deci

y

Richad Ryan

(1991, 1997)

en la

Üniversidad

d€ Rochester

po¡

Mark

Lepper

y

David

Greene

(1979) en

Stanfor4

y

por Anjt

Botgiano

y

sus

co¡e-

gas (1985, 1987) en 1a

Universidad

de

Colorado,

confirman

este efecto

de

,ustificación

excesiva. Pá#ele

a altuien por

iugar

con ¡omPecabezas

y desPués 10 h¿rá

menos que

Ios que

se

di 'rerten

sm

rccibir

una

paga.

Prometa

a

los niños una

recomPensa Po¡

ha-

cer

lo

que

disfrutan

de

foima intrinseca

(por

ejemplo,

jutar

con marcadores má8icos)

y converttá esa actividad

en

tabajo

(figura

+5).

Una leyenda

popula¡

itustra

el efecto de

1a

jüstificación

excesiva.

Un áncia¡o

vivíe

solo

e¡r una ca1le donde alglmos

niños

jugaban

ruidosamente cada

tarde.

E1

escándalo

Io

ño1estab4

por

lo

que un día

los liamó para que se acetca¡an a

su

Pue¡la,

1es

dijo

que

amaba

el sonido aleg¡e

de sus

voces y Ies

prcmetió

50 centavos

a

cada

uno

si

re-

B¡esaban

el

siguiente

día.

Asi 1o hicieron

y

jugarcn

con

mayor vigor

que

nunca.

El

vie-

jo

1es

pagó

y

1es

p¡ometió

otra recompensa

para

Ia

próxima

iarde. De nuevo,

los

chicos

¡eg¡esaron

grltando

de alegría

y

el

hombie

les

volvió a

pagar,

Perc

esta

vez

25

centavos. El

sigrreñte

día

sólo

obiuvieron

15 centavosi el a¡ciano

les exPlicó que sus

escasos

recursos se

estaban

agoiando. "Pof

lavoi,

¿vendrían

a

juSar

m¿ñana

Por

diez

ce¡tavos?"

Los desilusionados

niños

le

dije¡on que no

Io

haríal

qu€

no valía Ia pena

e1 esfue¡zo

de

jugar

frente

a

su

casa

Poi

5ólo diez centavos.

Como sugie €

la

teoría

de la autopercepciórr una recompensa

no

antictPada no

dis-

minuye

el inte¡és

r¡t¡inseco/ porque la genie

aún

puede atribuir

sus

actos

a

su

P¡opia

motivación

(Bradley y

Mannell,

i984,

Tant

y

Hall, 1994).

(Es

como

si

Ia

he¡oína del

cuento que

se

ha enamo¡ado

del

lۖador,

después

se da cuenta

de

que

en

realidad es

un príncipe).

Y

si

los

elogios

por

un

buen trabajo nos

hacm

sertir más comPetentes

y

exiioso§, ello

puede

acrecentar

nuestla motivación

int ínseca.

Cuando

se

adñinistran

co¡rectamente,

los premios también pueden foñentar

la

creaiividad

(Eisenberger y

otros,199,2001).

El efecto de la

justjJicación

excesiva

ocurrc

cuando algüen

ofrece una

¡ecompe¡sa

irmecesaria

an6cipadamente, en u¡

esfuerzo

evidente

por controlar

el

comportamien-

to.

Lo importante

son las

implicaciones

de la

grahficación: los premios y elotios

que

infoman

a

Ia

gente

de sus

logros

(que

le hacen

sentir "soy muy

bueno

en

esto")

fo-

mentan

la

moiiva.ión

intrÍnseca.

Las rccompensas que buscan

cont¡olarla

y hacerle

cre€r

que

fueron

ésas

las causantes

de

su

esfuerzo

("1o

hice

por

el dinero") disminu-

yen

el atracüvo

que conlleva

una

tarea

disfrutable

(Rose¡Jeld

y otrcr

1980; Sansone,

1986).

iustificación

sobotnar

a

li.

p¿tsonas

pon quz

qlet

a cabo lo

ha.d; Bí,

sdío prcbable

qle

cofiideftn

que

srs

@tos

están

co

ralarlos

extmonente,

en

lltgat

de

figura tL-5

Motivacirín

intrínse.a y

cu

do la

Sente

hae

¿l8o

qu¿

disf¡utá,

si¡

premiG

o

compo¡taFjato

¿l amor

i¡t¡ise.a

á1

?¡ovó.a¡

que

los

individuos

at¡jbúya¡

su

.o¡du.ta aI in slivo

eslo

porque

me

gusrlf.

Page 29: Myers Cap 4

8/11/2019 Myers Cap 4

http://slidepdf.com/reader/full/myers-cap-4 29/33

Comportamie¡to

y

actitu¿les

(apffülo

4

163

:

Solly

Fo*h

Entoncet

¿cómo

podernos

lograr

que

las

personas

goceir hacer

labo¡es que no son

por sí mismas at¡activas?

La

pequeña

Ma¡ia

puede considemr que

su primerá lección

de

piano

es &ust¡ante.

Quizá

Tommy

no

siente

uñ amor i^trínseco

po¡

Ia ciencia que

le

ense¡ian m

quinto

año de

1a

escuela. Tal vez Sand¡a

no es¡é

expectante

por

hacer las

primelas llamadas de ventas.

En

lales casog el

pad¡e de

familia,

el profeso

o el

geren-

te probablemente

deban

utilízar

alBmos

incentivos

para producir

el

comportamiento

de§eado

Goggiano

y

Rüble, 1985; Workman y

Williañs, 1980).

Una

vez

que

eI

indivi-

düo

obedece,

sutiera

üna razón inhínseca pa¡a

hacerlo:

"no

me

sorp¡ende que las

lla-

madas dieran büenos rcsultados po¡que

te

¡elacionas

ñuy

bien

coñ

los

clientes.,,

Si

rlnicamente

les

propolcionamos

a 1os estudiarltes

la

explicación

suficiente

para

desempeña¡

üna tarea de aprendizaje, y

utilizámos

las recompensas

y

las etíquetas

para

ayudar

a qüe

se sieritan competeñtes, podemos aurnentar

su placer y

su

disposi-

ción a

dedica¡se a

ello po¡

su cuenta.

Cuando

existe

der¡rasiada

¡¡süficación

<omo

en

los salones

de

clase,

donde los

profesoles

deteminao

la

conducta y emplean

re-

mmpensas

p¿ra

conkolar

a los niios-,

el

aprendizaje impulsado porelalunrno pne-

de disninuir

(Deci

y Ryar\

1985, 1991t. Mi hijo

máspequeño

sacaba.

con entusia;ño,

seis

u

ocho libios de la

biblíoteca

cada semana,

hasta que ésta

ablió lm

club

de

lectu-

ra

que

prometió

hacer

una

fiesta para qrdenes

leye¡an diez

libros

en tres meses. Tres

semanas

después,

el chico sólo

pedía

prcstados

uno

o dos

libros

du¡ante nuestras

vi-

sitas

semanales.

¿Por

qué?

"Porque sólo

necesitas

lee

diez

li¡ros,'.

COMPARACIÓN

DE

LAS

TEORíAS,

Hemos

¡evisado una

explicacjón

de por qué

podria parecer que

nuestros actos

sólo

alectan

a nuesbas

actitudeg

(teorͿ

dp

la autoneprcsentacjón).

Y

t¿mbien abord¿mos

dos

razones

sobre

por

qué nuestaas

acciones,

gerruinamente,

afectan

a

nuestras

posfu-

¡as:

(1)

el supuesto

de la teoía de la

disonanci4

de que

justificamos

nuesko compor-

tamienio

para

.educir nuest a incomodidad intema,

y 2) la

prcmisa

de la teoría

de

la

autopercepciórf

de

que obsetvamos

Áuestra condlrcta y rcalizamos

infercncias

Ézo-

nables

ace(ca

de nuest¡as

actitudeq

de la misma forma que

lo hacemos

cua¡do vemos

a

oEas

Pe¡sonas.

,uLr¡i§ión

éFd¡l

d. ¡Grg

ia i¡

gáio

porc

deórl.

Ortu

ffi id@

¿Md.

Do.

p¿ñoÉ...iatotrron

d¿h

¿ i¡v¿nror

fdM

q@

h.qo

L

Page 30: Myers Cap 4

8/11/2019 Myers Cap 4

http://slidepdf.com/reader/full/myers-cap-4 30/33

164

p¡rte uño

teo¡ía

de

1a

Teona que

establece qu¿

d

dspues

de

inLúlucla*¿

et

u

coñWiañ¡ento

ird$eabte,

l$ p¿tsonas

a

mekudo

erryiñdta

b)

püeden

conpensa

eal

afunat

aio

aspecto

del

autocoicEto

et ui

drea,

se ltatefli de

canqensatlo

at

rcdfocdtse

o

at

reatízat

actas

Pasitioos

en

otrd

Las

dos

últimas explicaciones parecen

contuadecirse entre

sí.

¿Cuál

es

Ia correcta?

Es dfíci1 encontrar

una

prueba definitiva.

En

Ia

mayo¡ía

de los casos hacen las

mis-

mas predicciones, y

podemos

+star

cada teo¡ía para acomodal

la

rnayoda de

los

ha-

llazgos

que

hemos considerado

(Greenwald,

1975}DarJlBeñ

(1972),

el teórico

de

]a

autop€rcepciórr

incluso

sugtió que

iodo se

rcsume

a

una

cuestión de lealtad y

estéti-

ca.

Esto

ilustra

el eiemento

humano

en Ias

ideas científicas

(véase

el

capítulo

1)-

Ni

]a

teoría de la disonancia

ni la

de

la

auiope¡cepción

nos

fueron dadas por

la natlraleza.

Ambas

son

producto

de la imaginación

humana" es decü son

intentos creativos

de

simplificar

y

explicar

lo

que

observamos.

En la ciencia,

no

es raio encon¡¡ar

que

un principio

-como

el de que

"las

actitudes

surgen del

comportamiento"-

sea

predecible

a partir

de más de una teoria_

E]

físico

Richard Feynman (1967)

estaba

maravillado porque

"rma

de

las

sorprendentes

carac-

ierlsticas de la

naturaleza" €s

el

"ampüo rango

de

formas

hetmosas,' en que podemos

descdbirla:

"no comprendo

la ¡azóñ por la cl¡al las

leyes

exactas de

la físic4 apare¡(-

iemente, püeden

explicarse

efl

una enome variedad

de

formas"

(págs.

53-55).

Así

co-

mo dife¡entes caminos conducen

al mismo

1ugar,

distintos conjuntos

de supuestos

pueden

llevamos

al mismo principio.

Si acaso, esto fortalece

nuesEa co¡fia¡za en

ese

postuiadoi

esto

se

\uelve cleibie no sólo

debido a

los datos qüe

lo sustmtan,

sino tam-

bién

polque

descansa en

rrás

de

un

pilar

teóúco.

La d¡sonancia como acl¡vác¡ón

¿Podemos

decir

que

una de

nuestras

teorías

es mejor? En un plr,.rto

importante,

ha

su¡gido un fuerte

fl¡stento

para la teoría

de

Ia

disona¡cia.

Rec¡¡erde que Ia dúontu1cia

es, por

definició&

ün

estado de aciivación

de

tensión

incómoda.

pa¡a

rcducirl4

su-

püestamenle

aam¡iamos

nuestras posturas.

La teoría

de

la autopercepción

no

men-

ciona

nada

acerca

de la iensión

que

surge

cuando nuestros actos y

actitudes no

se

encue¡tran en

armonía. Solamente

considerá

que cuando

estas

últirias son débiles

al

p ncipio,

uailizamos

el

comportamiento

y

sus

circunstancias

como

un

indicio de

ellas (como

Ia persona

que dijo:

"¿cómo

puedo

saber Io

que siento

si no escucho lo

que

digo?").

¿Las

condiciones

que

supuestamente

producen

disonancia

(por

ejemplo,

toma

de-

cisiones

o actuar

cont¡a las

propias

actitudes)

€n

realidad

son

incómodamente

estinlu-

lantes? Está

cla¡o que

sí,

siempre y cua¡do

ei compoitamiento

tenga

co¡secuencias

indeseables de

las que Ia

persona se

siÉnta

responsable (Cooper,1999).

Si,

m

la

priva-

cidad

de

su

amario,

usted dice algo

en Io que

no

cree,

la disonancia

será

mínima.

Es

mucho

mayor

si existen rcsuliados

desagradabies,

€omo

si alguien lo escucha y

Ie

cree;

si los efectos

negaüvos

son

irrcvocables, y

si

a üsted

le agrada

Ia

pe¡sona

que re-

sultó

dañada.

Si

además,

usted

s€

siente

rcsponsable

por

estas

conseorencia§,

o

sea

si

no pued€

disculpar

su

acción con

faciiidad

porque

acc€dió

lib¡emenre

a

lleva¡ta a

cabo y

porque

pudo prevenir

las

consecuencias,

enionces

surgirá

1a disonancia

incó-

moda.

Asimismo,

la

aclivación

puede

se¡

déiectable,

po¡

ejemplo, a Eavés

de

un

in-

cremento en

Ia sudoracrón y

en la

frecue¡cia

cardiaca (Cacioppo

y

perty,

tglq

Croyle

y

Cooper

1983,

Losch y

Cacioppo,

1990).

Entonces,

si

1lsted

se

sietlte

r¿spansabte

de

l1n

suceso

ad\erso, expet¡ñentará

ln

actí-¿ación

de

¡a

disonancia.

¿Por

qué es "vo1un aio"

deciI

o hacer cosas

indeseables

que tienen

un efecto

tan

activador?

Según

sudere

la

teoría

de

la autoafirmación

de Claude

Sieele

(1988).

estas

acciones

son

ver8onzosas;

nos hacen

sentir tontosi

amenazan

nuesko

sentido

de com-

peiencia perconal

y

bondad. Por lo

tanto,

justificar

nuestros

actos

y

decisiones

es r¡¿-

torfrnanlq

ello protege

y susten¡a

este

senrido

de

integridad

y

valia propia.

Entonces

¿qué

supone r¡sted

que

sucede

si a

tas

personas

que han .ometido

acros

que

los

coni¡adicen

les

oftecemos una

folrna

d€ reaÉirrna¡

su va]ía personat

como

r€a-

iizar

acciones

positivas?

En

varios

experimentos

Steele

descubrió

que,

con su

auto-

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8/11/2019 Myers Cap 4

http://slidepdf.com/reader/full/myers-cap-4 31/33

Coñport¡Eliento y ¡ctitudes

c¡pítuloa

165

cofl.epto

restaüado, Ia

gente

(esPecialm€nte

la qüe

lleSó

a

]os

expelimentos

con

autoconcepto

fuert€)

tiene

u1á

necesidad

mucho

meno¡ de

iustiricar

sus actos

(Stee-

le

y

otos,

1993).

Quienes

poseen

wra autoestima

alta

y

segura

también leaüzan meños autoiustificaciones

(Ho-

Iard

y otros,

2002).

Las

condicrones de disonarcia realñente p¡ovoc¿n

tensió&

en esP€cial cuando

añenazan los

sentimientos

de

v¿ha

personal.

Perc

¿es

neces¿ria

est¿ ¿cLivaciónpara

que

s€

el efecto de que las actitudes

surgen del com-

portaadmto?

Steele

y

sus col€t¿s

(1981,)

c¡een

que

Ia res.

puest¿

es si. Al

beber

alcohol

se reduc€

la

activación

proaucida

poi la disonanci4

po¡

Io que

desaparece

el

efecto

de

que las actitude6

surten del comportamiento.

En

uno

de

gus

experimentos,

esios autores

hicieron

que

estudia¡tes

de

la

U¡¡ve$idad de Washington esc¡ibieran

msayos

en

favor

de ür

fuerte i¡rcreñento

en

la

colegia-

tura.

Los alümnos redujeron

la

disonancia

esultante aI

suavizar

sus

Posturas

contra

Ias

colegiafuras,

¿

,zercs

de

"No,

Iloshns, ugt.d

to ,a

a

haceia só\a

poque

le

estoy

diciendo

qw

Io

htga.

Lo

hal¿

porqu.

Üeé ¿n

e\o."

que después

de escribh el ensayo

desagradable hubiekñ

bebido alcohol,

supuesta-

mente

como parte de un

expe¡ime¡to

de

prueba

de

cerveza

o

vodka.

Casi

cinco

décadas

después

de que

Festinger

propuso

su

teoría

por primera vez¿

los

psicólotos

sociales

continúan

estudiando y debatiendo

Funtos

de

vista

alteñati-

vos sobrc las

causas de

Ia disonañcia. A.l8lr¡ros dicÉn que

Festinger

tenía

razón aI pen-

sa¡

que

el solo

hecho de

comporta.rse de

forma inconsistente

con las propias actitudes

es

suficiente

para

provocar

.ierto cambio en

ellas

(Harmofl-Jofles

y

oEos,

996,2000t

Jo}úson

y

otrcs, 1995; Mccregor y

oiros,

1998). De hecho, en algunos

estudios

reali-

¿ados

(on

personas que padecell ¿D¡esi¿, y que,

por

lo tanto son i¡c¿paces

de recor-

dar explícita&ente

su

comportaniento,

Ias posh.¡ra6

también cambiarcn

después

del

comportañiento

(Liebeman

y

oEos, 2001).

(Este

¡esultado

sorp¡endeñte sugiere que

existe

algo

más en

el€fecto

que

Ia

sola

autojusti6cación

consciente.

Parece

que

tam-

bién intervime

el

procesariiento

inconsciente.)

Otros a¡gxmentan

que

la

incongruencia crucial

se

da

entre

la

propia

conducta

y

el

p¡opio

autoconcepto (P

slin y Pool, 1996j

Stone

y

otlot

1999). Los

iaponeses

se pre-

ocupan poco

pol a6rñar

su sentido personal

del

yo,

por

Io

que

no

efiben

Ia

¡acionali-

zación del

cornportan{ento,

que con tanta freorencia

se

mcrrent¡a en los experimentos

de disonancia,

a menos

de que se Ies prepare para

esta,

conscientes de

10

que

los de-

más

poddan pensar

de ellos

(Heine

y

Lehma&

1992

Kjtayaña

y

orros,

2004).

A

pesar

de

que las

cosas

aún

no

están completameñte

lesueltas en

este

tema,

Richard Petry

Duane

Wegener

y

Leandre

FabrBa¡

(1997)

afirrnañ que

"la

teoía

de

1a disonancia

ha

cautivado

ia

imaginación

de

los

psicólogos

sociales como

nintúra otra,

y

.ontinúa

$,

neü¡do

nuevas

e

inteaesante§

investigacione§

",

Auiopercepcióñ

s¡n

contrad¡cc¡ón personal

Los

procediñientos

de

disonancia

son

incómodamente

activadores, y

eso opera en

fa-

vor

de

Ia

autopersuasión

despüés

de actuar contÉdamente

hacia las

propias actitu-

des.

Pero

Ia

teoría

de

la disonancia

no

puede

explicar

todos

los hallaztos-

Cuando

Ia

Sente

argumenta

una postura

que

coi¡cide

con

su opinió& aUn cuando

esté uno o dos

pasos

adela¡te

de ell¿, los procedimientos que

generalñente

impiden

la activación no

elitninan

el

cambio

de

actitudes

(Fazio

y

otros, 1q77,1979).

La teotía

dela disonancia

tampoco

expüca el efecto

de

lustificación

excesiva,

ya

que

et

rccibir

un pago por hacer

lo

que nos

tusta

no debe

producimos

gran tensión.

Y

cuando

los

actos ¡o-.ont¡adicen

coPy¡iór

oft

N.s

Yo*§

roda 16

d.Éo\c ffi¡dos

so¡Fendente,

¡10

aios

publi.a.ióñ, la

teoría de

coSnoscitiva

se

v€

má5

fuelre

e

inte¡esa.rte

que

-la.k

W

Br.tn,

psi«rlo8o

:

L-

Page 32: Myers Cap 4

8/11/2019 Myers Cap 4

http://slidepdf.com/reader/full/myers-cap-4 32/33

166

parte

úo

Resumen

"Si

deseamos

domina

te.den

ias

alocionales

negativas

€n nosotros,

debemos...

con

s

gre

fía, di¡igimos

hacia

aquela

sálida de

natu-

preíe¡imos

cultivax"

-

w¡lüm

lm6,

"witár

¡

nin$ma

actih.¡d

-por

qemplo,

cuando

se

induce a

Ia geñte

a sonreir

o

a hacer mue-

cas-,

tampoco debe¡ía habe¡ disonancia. Para estas situaciones la teoía de

la

auto-

pe¡cepción tiene una explicación disponible.

Brevemente,

parece

que

]a

teorÍa de ia disonancia explica con

éüto 10 que pasa

cuando actuamos de foma conka¡ia a

las

actltudes definidas con claridad: sentimos

tensió&

por

lo

que ajustamos nuestras

posturas

para

reducirla. La

leorÍa de

la

düo-

nancia,

entonce§,

expiica

el canbio

de

actitudes.

En

situaqones

en

las

que

nuestr:as po-

siciones

no

esián

bien

definidas,

la

teoría

de la

autope¡cepción

da cuenta de

su

forrurrin.

Cor]dofine

actuamos y

rc.apacitamos, desaa¡ollarnos actitrdes más

accesi-

bles para

tuiar

nuesiro

comportamiento futuro

(Fazio,

1987, Roese

y

Olso&

1994).

lies teorias

dvales

explican

po¡ qué

núes-

miento

de forma

i¡ltem

a.

La leaia

de

lo

t¡os

acfos

afecta¡ el

repolte de nuestras

dísoñañcio

gtopor\e, además, que entre

acli1]ld€5Latearíade¡¡a toffEtesenta.ióñ

menos

justificación

extema tengamos

§upone

que

la

gmte,

especial¡nente

la

para

nuesbos

actos

indeseablet

más

res-

que vigila

su

comportamiento

con

la es-

ponsables nos

senrimos

por

ellos

y, por

perariza de crear

úla

buena impresió&

lo

ianto,

surte mayo

disonancia y

un

adapta

el

¡eporte

de sus

posturas

de

mo-

cambio

mayo¡

en las

actitudes.

do

que

parezca¡

consistentes

con sus ac- La teatía

de

La

autopercepcióú

sllpone

tos. Las evidencias disponibl€s conjirma¡

que cuando nuestras posturas

son

débi-

que los

individuos ajustan las expresio-

les, sencillament€

obs€rvaños nuestro

nes

de

sus

actitudes

debido a su preocu- comportamiento y

sus

circunstancias,

e

pación

po¡ lo

que los

deñás

piensen;

sin'

hferunos nuesiras actitudes.

Una impli-

embargo,

támbiá

rnuesiran que

ocure cación

inte¡esa¡te de

esta teoría

es

el

u¡ cierto cainbio

geruino

en ellas.

"efecto de la

iustificación

excesiva":

re-

Dos

teoíag

proponen

que

nuest¡os

compensar a la gente

porhacer lo

que

le

actos

pmvocan un verdadero

cambio

de

gusta

puede transformar su placer en

un

actitudes. La de la

disonancia expüca

es-

trabajo pesado

(si

€l

prcmio

provocg

que

ia

modficación al suponer que sentimos at¡ibuya

su

conducta

a

la obtención

de

iensión

después

de actuar de

manera

éste).

Las evidencias apoyan las predic-

conha

a a

nuestras posturas o al

toma¡

ciones

hechas

po¡

añbas

teorias,

lo

que

decisiones difciles. Para

¡educir

esta

ac-

sugiere

que cada

una

describe

10

que

su-

livació&

justificamosnuestrocor¡porta-

cedebajoci€rtascondiciones.

Post scriptafi personal:

Tiansformarnos por

medio

de la

acción

Para

converti¡

.ualquier

cosa en

un hábito, hágálo.

Para

no convertirla

en hábitq .o

Ia

haga.

Para dshacer

ua hábito, haga algo

más en

su lugar

-

Epíteto,

flósoJa

estoica

griega

El p.incipio

de

que

las

actitudes

su€en del

comportamiento,

presentado en

este

ca-

pitulo,

ofrece

una

importanie

iección

para

la vida: si quelemos cambiatnos

a

nosc-

t¡os

mismos

en una

forma importante,

Io

mejor

es

no

esperar a que

lle$e

la

rcvelación

o

Ia

inspiración.

En

ocasiones

necesitamos

actuar

---<mpezar

a esdibk

ese

documento,

hacer esas

llamadas

telefónicas,

ver

a

esa

persona-

incluso si

no

tene'

mos

ganas

dehacerlo.

Jacques

Barzun

(1975)

reconoció

el

poder

vigorizante de

ac-

ción cuando acons€ió a aspirantes

aesc.itoresque

escribiera& aun si Ia contemplación

les producía in

ertidumbre

acerca de sus ideas:

Sj

es

demasiado

modesto consigo

mismo

o

ñny

indifereñie a.erca del

p¡obable

lector,

y

aun

asi

s€

le

solicitá

que

eso'iba/

eñtonces iiene qúe

fingir.

Haga cree¡ a tos otros

que

de-

Page 33: Myers Cap 4

8/11/2019 Myers Cap 4

http://slidepdf.com/reader/full/myers-cap-4 33/33

Compodú¡eoto

y

á(titude

seá

convencer

a

alguien

más sobre sus

oPi¡iones,

en

oh'as

palabras,

adopte

u¡á

iesis

y

ernprece

a

erplayalse.

.

Co¡

ú

pequeño

esiuerzo. como el dei

jflcio

-u

Éto ¿ la er

presid¡-.

desftbnli

que

su

hipoesia desapa,ecey

que

surSe

úa preocupacion

reJ. El

rema

lo

h¿bra

abso¡bdo,

rdt cooo suede

en

el t'abajo de odo"

los

es.¡irore,

h¿tu¿ies

lpáls.

17t-17

4)

Este

fenómeno

de

que las actiludes

surten

dei

comportaúiento

no

es

ir¡acional

o

mágico.

L,o que

nos

lleva

á

actuar iarnbién puede

conducirnos ¿

pens¿¡.

Cscribir

un

efisayo

o

Poner

en

acción un

Punto

de vi.t¿

oPuesio nos oblita a lom¿r

en

cuenta

ar.

guFentos

que

de

otra

m¿ner¿

hubiéramos ignorado.

Ademá5. re.ordar¡os

mejor

la

;formacjón

cuando

l¿

e\phcamos activamenle

en nuestros

prcpjos

términos. Óomo

me

escdbió

un

estudiante:

"no

fue sino

hasta que

traté de verb¿lizar

úis

creencias

qlrc

realmente

las compfendí". Como p¡ofesor

y

escritot

debo recordarme

+1e

no

siemprc

debo

mostlai

los resultados finales.

Es mejor estimular a los

alu¡rros

para

que

pien-

sen

en

las

implicaciones de una

teoría

y

converfulos

en escuchas y

lectores

activos,

ln-

cluso,

hecho

de

tomar

apuntes hace más profunda

Ia imp.esión. El

filósofo

y

psicdlogo

William

lames

(1899,

señaló algo

simjl¿r

h¿ce

un siglo: "No hay

recepción

sin

reacció&

no hay

impresidn

sin

expresión correl¿üva:ésta

es

la

máyima

que el

pro.

fesor

nunca

debe

olvidar".

¿Qué

piensa

usted?

¿Recuerda

alg¡rna vez en

la que üna acción caabió

sus actitudes? Describa

la e,\pe-

rieicja.

¿Qué

acto puede

realizar ahora

que

ie ayude

a

modificar alguna

postura?

¿Existe

altuien

o

alguna

clase

Éspectó a ios

que

le gustaría

sentirse mejor?

Si su res-

puesta

es positiva,

¿ayudaía

si empezara

a ach¡ar como

si

así

fuera?

La conexión

social

Como pa e del análisis

de las

actitudes y

el

comporlamiento,

este traba-

jo

retoma

el

c-lásico

¡xpe¡imento de

1a

Prisión de

Stanford,

de

Philip Ziñ-

ba¡do.

Enel

carítulo8

enconharemos nuevamente

á este

iñvesrioádÓ¡

á

rrává ¡é

§,,

a¡do.

En

el

capítulo

8

encontraremos nuevamente

a este

investigador,

a

bavés

de

su

habajo

soble

1a

pérdida de

Ia

autoconcien

ia en

situacioÍes de hacinamiento.

.apítulo

a

767