Monografia Althusser Definitiva

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UNIVERSIDAD NACIONAL de LA PLATA Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación Licenciatura en Filosofía Seminario: La filosofía materialista. Introducción a la producción teórica de Louis Althussera cargo del Dr. Pedro Diego Karczmarczyk (UNLP-CONICET) Alumno Viglione, María Paula 97587/4 Curso lectivo Primer semestre de 2010

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  • UNIVERSIDAD NACIONAL de LA PLATA

    Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin

    Licenciatura en Filosofa

    Seminario:

    La filosofa materialista. Introduccin a la produccin terica de

    Louis Althusser

    a cargo del Dr. Pedro Diego Karczmarczyk (UNLP-CONICET)

    Alumno

    Viglione, Mara Paula 97587/4

    Curso lectivo

    Primer semestre de 2010

  • Viglione, Mara Paula 97587/4

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    Aproximacin en torno a la diferencia entre la

    dialctica hegeliana y la dialctica marxista

    segn Louis Althusser

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    Resumen corto:

    En el presente trabajo se aborda la propuesta terica de Louis Pierre Althusser en torno a la distincin

    entre la dialctica hegeliana y la dialctica marxista. Dicha distincin tiene como disparador las palabras

    finales de Marx a la Nachwort zur zweiten Auflage de Das Kapital, donde declara haber invertido la

    dialctica de Hegel. En vistas a la respuesta que da Althusser a esta cuestin central de la inversin, se

    ha intentado articular algunos de los distintos tems conceptuales que aparecen en las obras de su primer

    perodo de produccin terica, con vistas a aproximarnos a la divergencia estructural que est a la base de

    ambas dialcticas. De este modo, hemos considerado pertinente comenzar por una exposicin de la doble

    teora de la lectura que encuentra en el discurso de Das Kapital, para pasar a desarrollar los siguientes tres

    tems: proceso de conocimiento, unidad-totalidad y contradiccin, con el objetivo de explicitar la

    divergencia mencionada.

    Si bien el ncleo especfico de esta diferenciacin se encuentra en el anlisis de la contradiccin, pues

    aqu aparece la apuesta althusseriana de pensar la contradiccin marxista como una contradiccin

    sobredeterminada, hemos considerado imprescindible la exposicin previa de los otros dos puntos para

    lograr una comprensin ms acabada de la singularidad de su planteamiento filosfico.

    Palabras claves:

    dialctica, prcticas, ideologa, materialismo histrico, sobredeterminacin,

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    Introduccin:

    El desarrollo filosfico que emprende Louis Althusser en el seno de la teora marxista exige, como l

    mismo seala, enmarcarlo en la coyuntura histrica de los aos sesenta. El movimiento comunista

    internacional se encontraba convulsionado a partir de dos hechos acontecidos despus de la muerte de

    Stalin: el XX Congreso del PCUS en 1956 que proclama el inicio del proceso de desestalinizacin y la

    crtica del culto a la personalidad y el XXII Congreso en 1961 que marca la ruptura definitiva entre el

    PC de China y el PC de la URSS. Ambos acontecimientos repercutieron no slo en el mbito poltico sino

    tambin en el mbito terico-ideolgico; es en el contexto de este ltimo en el que Althusser direccionar

    sus crticas a las reacciones ideolgicas de los intelectuales comunistas. Estas reacciones, que bajo

    largos ros de tinta liberadora criticaron al dogmatismo staliniano, lograron reinstalar la vieja

    problemtica moderna de la libertad, del hombre y de la alienacin utilizando como patrocinio

    terico las obras de juventud de Marx.

    El resultado directo de este fenmeno, se sinti a lo largo y a lo ancho de la filosofa marxista invirtiendo

    la situacin en la que se encontraba. Si en los aos treinta y a partir de la aparicin de los konomisch-

    philosophischen Manuskripte de la estancia parisina 1843-44, fueron los social-demcratas los que

    leyeron Das Kapital a la luz de aqullos y proclamaron, en su batalla contra el marxismo, la continuidad

    de una temtica tica en ambos; ahora, desde el seno mismo de los partidos comunistas, se impona una

    nueva interpretacin humanista de la obra de Marx.

    Podramos decir entonces, que la empresa althusseriana se concentra principalmente en trazar una lnea

    de demarcacin entre la teora marxista (materialismo histrico y materialismo dialctico) y las

    tendencias ideolgicas que revisten una forma filosfica y polticamente subjetivista. Este trazado, como

    se seala en el prlogo a la segunda edicin de Pour Marx1, no slo vale para las Obras de juventud y Das

    Kapital sino tambin para la influencia de Hegel y de Feuerbach en el pensamiento de Marx. En este

    punto, lo que se pone en juego en esta distincin no es otra cosa que la tarea de abordar y definir

    epistemolgicamente la especificidad de la teora marxista. Ser en concordancia con esto que Althusser

    afirme, en el prefacio de Lire le Capital2, que el problema que se plantea al ncleo conceptual de

    maduracin terica de Marx, esto es, fundamentalmente a Das Kapital, concierne a la diferencia

    especfica de su objeto y de su discurso en relacin al objeto y al discurso tanto de la economa poltica

    clsica como de las obras de juventud de Marx, particularmente a los Manuskripte aus dem Jahre 1844.

    La posibilidad de plantearse este problema no es sino producto de una lectura filosfica.

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    Ahora bien, para llegar al ncleo filosfico del marxismo de Althusser es preciso esbozar algunas

    consideraciones en torno a los conceptos que forman parte ineludible de su urdimbre terica, sin que por

    ello pretendamos agotarlos en su totalidad. Atendiendo a esta exigencia, desarrollamos a continuacin su

    concepcin de la lectura dado que, estimamos, no slo cruza trasversalmente su reflexin sobre el

    pensamiento marxista sino que tambin nos abre paso para introducirnos en el objetivo de este trabajo.

    ste ltimo consiste en establecer una aproximacin a la diferencia entre la dialctica hegeliana y la

    dialctica marxista a partir de tres nociones que consideramos imprescindibles para evidenciar dicha

    distincin: el proceso de conocimiento, el concepto de unidad-totalidad y la contradiccin. Ser el anlisis

    de estos tres elementos conceptuales y el rol que cumple cada uno en el marco de la estructura

    fundamental de la dialctica de Hegel y de la dialctica de Marx, los que guen el desarrollo de este

    escrito.

    Comencemos, pues, por el entramado que rodea su concepcin de la lectura tal como la encontramos

    desarrollada en el prefacio a Lire le Capital Du Capital la philosophie de Marx; aunque podemos decir

    que ya est prcticamente en Pour Marx en su crtica a la lectura que han emprendido las

    interpretaciones humanistas de la obra marxista y en su propia lectura de sta. Digamos entonces que

    Althusser detecta en Das Kapital una doble teora de la lectura en Marx respecto de la economa poltica

    clsica. Dicha teora consiste en la posibilidad de leer una misma obra en dos niveles: un primer nivel que

    llama literal y un segundo nivel denominado sintomtico.

    En el caso del primer nivel de lectura, se supone la existencia subyacente de un sentido originario en el

    texto que es preciso develar y que se encuentra expresado en la letra del autor. Leer implica aqu el des-

    ocultamiento de dicho sentido, de esa palabra primera inscripta en el texto original, que slo ser

    aprehensible para aquel que lea detenidamente eso que se expresa. Althusser califica este primer nivel

    como una lectura dogmtica que acata el modelo expresivo del Saber Absoluto hegeliano, esto es, el

    modelo profano de la religin y que, por tanto, es subsidiario de una problemtica ideolgica que no es

    consciente de s en tanto no puede dar cuenta de su produccin terica. Su nico mecanismo de

    justificacin reside en la existencia real del texto y en sus evidencias que no se depositan sino en

    aquellos elementos en los que reconocen su propia postura terica. As pues, su lectura se basa en una

    problemtica que se duplica especulativamente en lo ledo; parafraseando a Marx, no lo saben, pero lo

    hacen. Por tanto, en esta lectura literal hay una identificacin directa entre letra y discurso: la

    primera contiene de manera inmediata una cadena significante que se constituye en la unidad del segundo.

    De modo que al acarrear un supuesto teleolgico de lectura para su auto- reconocimiento, slo preguntan

    aquello a lo que ella responde.3

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    Para ilustrar esta lectura literal podemos sealar por un lado, el primer nivel de lectura que hace Marx de

    los economistas clsicos en Das Kapital y por otro lado, las distintas ortodoxias que leen a Marx. En el

    primer caso, la lectura que hace Marx del discurso de Smith, que no es medido sino a travs de su propio

    discurso, puede resumirse en el conjunto de sus errores y aciertos, sus ausencias y presencias, donde los

    desaciertos remiten a un desacierto radical que ha impregnado toda la economa clsica: la confusin del

    capital constante con el capital variable. Aqu los errores conceptuales de Smith quedan reducidos a

    una ausencia psicolgica del ver, al pecado de la ceguera y, por tanto, sus aciertos a una presencia del

    ver, la virtud de la clarividencia. De modo que todo el edificio conceptual reconocido en el texto del

    economista, queda reducido al relato mtico de la visin. En el segundo caso, las lecturas ortodoxas que se

    han hecho del pensamiento de Marx consisten, en pocas palabras, en proyectar la sombra del Marx

    maduro sobre el Marx joven o viceversa, considerando las distintas problemticas en su integridad a

    partir de una asociacin espontnea de los elementos tericos de su pensamiento. Estos elementos son

    discriminados en elementos materialistas e idealistas, cuya comparacin exhibe el sentido de los

    textos en su conjunto.

    Ambas lecturas se identifican, como seala Althusser en "Sur le jeune Marx (Questions de Thorie)", con

    una teora de las fuentes narrada en futuro anterior o una teora de las anticipaciones que comparten un

    mtodo analtico-teleolgico: consideran que todo sistema de pensamiento es reductible a sus elementos y

    que stos son juzgables por referencia a un patrn que dictamina su verdad. En el primer caso, lo es el

    origen, en el segundo, el fin. A su vez, dicho mtodo tiene como presupuesto que el mundo de las ideas

    contiene en s mismo el principio de su aprehensin y de su inteligibilidad. Por tanto, se concluye que

    estas teoras no slo pecan de circularidad al no reconocer una totalidad distinta de su propia norma, sino

    que a partir de esa auto-inteligibilidad o auto-reconocimiento ideolgico entraan la misma dialctica

    hegeliana.

    Pasamos ahora a desarrollar tericamente el segundo nivel de lectura de Marx, exhibido ya en estado

    prctico en las recientes crticas de Althusser a la lectura literal y a sus ejemplificaciones. Esta lectura

    sintomtica consiste en advertir que existe una relacin oculta necesaria entre lo que se ve y lo que no

    se ve en un texto, entre lo visible y lo invisible, y en donde lo primero no es sino un efecto necesario de

    la estructura de lo segundo. Aqu, la visin abandona su condicin psicolgica para pasar a ser la relacin

    reflexiva del campo de una problemtica determinada con sus objetos y sus problemas; es este campo

    estructurado de una problemtica el que excluye lo invisible del campo de visibilidad y lo define como

    excluido. Todo problema u objeto ajeno a esa problemtica entrar dentro del campo de invisibilidad

    como no-problema o no-objeto; lo invisible es, entonces, interior a lo visible en tanto es definido por su

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    estructura.4 Por tanto, esta lectura admite la puesta en relacin consciente de un texto con su

    problemtica. Esta nocin central que Althusser toma de Jacques Martin para designar la unidad

    especfica de una formacin terica, le permite detectar la existencia de una estructura concreta y

    determinada que funciona al interior de un pensamiento, y que est constituida por el conjunto de

    conceptos y sus posibles combinaciones que sirve como soporte y horizonte del planteamiento de

    problemas de dicho discurso. As, esta idea que subraya no la materia de reflexin sino la modalidad

    de la reflexin le permite asir crtica y objetivamente, cul es la direccin determinante y dominante de

    un discurso terico ya sea ste cientfico, filosfico o ideolgico.

    De esta manera, esta lectura que discierne entre texto y discurso, al investigar no lo que el texto dice haber

    hecho sino lo que el texto hace, permite abordarlo crtico-epistemolgicamente teniendo en cuenta los

    siguientes tems. La distincin de una palabra y un concepto, la existencia o inexistencia de un concepto

    tras una palabra y la naturaleza de un concepto segn la funcin que ocupa en una problemtica dada,

    exhibiendo los efectos pertinentes de su discurso. Podramos decir entonces que vincular el texto con su

    problemtica implica la mediacin de toda lectura; pues, dicho en palabras de Karsz, el texto visible es

    un conjunto de sntomas de una problemtica invisible: leer es producir el vnculo entre uno y otro.5 Toda

    lectura pasa a ser aqu, y esto es fundamental, produccin de un discurso; slo lo escrito se vuelve legible

    mediante la transformacin de la letra de un texto (materia prima) en el discurso de un texto (producto).

    Pasemos ahora a ilustrar los casos en los que se exhibe esta lectura sintomtica. En primer lugar y como

    ya sealamos, el protocolo de esta lectura es el que aplica Marx en Das Kapital cuando lee, en un segundo

    nivel, a los economistas clsicos. Aqu nos situamos en el terreno ambiguo de la categora de valor del

    trabajo. La definicin que darn estos economistas de dicha categora consiste en que el valor del

    trabajo es igual al valor de los medios de subsistencia necesarios para la reproduccin del trabajo.6 En

    esta respuesta, precisamente al nivel del trmino trabajo, hay una ausencia que no es sino producto de la

    funcin que desempean sus trminos en dicha frase; eso que falta y que est presente en la respuesta no

    es sino la ausencia de su pregunta y la ausencia de su pregunta no es sino la carencia de su concepto. Esta

    carencia se explica a partir de que dicha respuesta no es la respuesta a la pregunta cul es el valor del

    trabajo?, sino a otra pregunta que la economa poltica clsica no enunci en su texto.

    Es Marx quien al introducir el concepto de fuerza de trabajo restablece la respuesta de la economa

    poltica clsica y, al mismo tiempo, plantea la pregunta hasta entonces no formulada: cul es el valor de

    la fuerza de trabajo?. Respuesta: el valor de la fuerza de trabajo es igual al valor de las subsistencias

    necesarias para el mantenimiento y la reproduccin de la fuerza de trabajo.7 Se explica entonces que la

    economa poltica clsica no vea lo que ella hace: producir una nueva respuesta sin pregunta y,

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    simultneamente, producir una nueva pregunta que est presente sintomticamente en esa nueva respuesta.

    Pues permanece presa de una antigua problemtica en la cual ese nuevo problema no es visible. Su

    equvoco consiste en ese quid pro quo entre lo que ve y lo que produce. Si Marx logra leer lo que es

    necesariamente ilegible para estos economistas, es porque su reflexin se sita en una nueva problemtica

    que le permite plantear esa pregunta indita.

    Pasemos ahora al caso de Althusser: ste se asume culpable de leer a Marx utilizando las mismas reglas

    que l aplic en su lectura de la economa poltica clsica; por tanto, pretende leer sintomticamente las

    obras de Marx y del marxismo. Ser con vistas a este propsito que, en primer lugar, a la hora de analizar

    la obra de Marx, detecte dos problemticas fundamentales en la misma: una primera etapa que

    corresponde al perodo de juventud 1840-1844 dominada por una problemtica ideolgica y una segunda

    etapa relativa al perodo 1845-1883 determinada por una problemtica cientfica. En este punto, ya se

    vislumbra la gran oposicin que cruza toda la obra althusseriana y que separa a una ciencia de una

    ideologa, esto es, que separa a una ciencia nueva en vas de su constitucin y a las ideologas tericas

    pre-cientficas que corresponden al terreno sobre el cual aqulla se erige. Para pensar el carcter de esta

    mutacin, se sirve de la categora de ruptura epistemolgica de Gaston Bachelard para marcar la

    discontinuidad cualitativa terica e histrica entre dos discursos, esto es, entre una problemtica

    cientfica y una problemtica ideolgica. As, a partir de ella se produce, en trminos de Karsz, un hiatus

    estrictamente epistemolgico que divide dos sistemas de pensamientos, dos dominios objetuales

    susceptibles de conocimiento, dos horizontes de problemas, dos espacios tericos insondables entre s.

    No obstante, es preciso aadir que la distancia irreductible que se establece entre una ciencia y una

    ideologa no corresponde a la esfera de la verdad de una y la falsedad de otra, sino que constituyen

    prcticas diferenciadas que responden a condiciones de produccin terica diferentes y que se definen por

    sus efectos pertinentes (efecto-de-conocimiento cientfico en una, efecto de reconocimiento-

    desconocimiento en otra).8

    Considerando la cronologa del pensamiento de Marx, Althusser sita el lugar histrico de dicha ruptura

    en 1845 en Deutsche Ideologie y Thesen ber Feurerbach.9 Aqu se asiste, al mismo tiempo, a la

    fundacin de dos nuevas disciplinas diferentes: fundando la teora de la historia (materialismo

    histrico), Marx en un solo y mismo movimiento, rompi con su conciencia filosfica ideolgica anterior

    y fund una nueva filosofa (materialismo dialctico).10 La instauracin de esta nueva ciencia de la

    historia implica una revolucin terica que, a su vez, indica la novedad de una problemtica filosfica. Es

    preciso sealar dos cuestiones aclaratorias; en primer lugar, en la fundacin del materialismo histrico la

    nueva problemtica terica, que es la condicin sine qua non para su constitucin, se encuentra

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    modificada prcticamente. En segundo lugar, es esta nueva ciencia la que provoca el nacimiento del

    materialismo dialctico, el cual se encuentra en retardo en relacin a aqulla. Esto ltimo se explica por

    razones cronolgicas y epistemolgicas: las revoluciones filosficas siempre estn precedidas por las

    revoluciones cientficas que se encuentran en estado prctico en aqullas, de modo que es necesario un

    perodo de maduracin histrica y un largo estudio reflexivo para lograr una consolidacin terica

    explcita.11

    Los trabajos de Althusser se depositan sobre esta re-estructuracin terica, sobre la cual nos

    explayaremos a continuacin.

    En segundo lugar, otro propsito que encontramos en la lectura sintomtica que hace Althusser de las

    obras de Marx, reside en darle una existencia terica a la filosofa marxista; y esta tarea no es otra que la

    de plantearse la cuestin de la especificidad de la dialctica marxista. En este sentido, la posibilidad de

    este planteo reside en la presencia de una respuesta que tiene como reverso la ausencia de su pregunta.

    Dicha respuesta se halla en la Nachwort zur zweiten Auflage de Das Kapital donde Marx declara que ha

    invertido la dialctica hegeliana. La pregunta ausente correlativa a esa respuesta no es sino cul es la

    diferencia especfica que distingue la dialctica marxista de la dialctica hegeliana?.12 As, esta metfora

    de la inversin exhibe simultneamente, en su exterior, la carencia de una pregunta real y, en su interior, la

    ausencia del concepto detrs de la palabra. Esta ausencia sintomtica es la que llevar a Althusser al

    planteo de dicha pregunta y a la investigacin crtica de su respuesta.

    En el presente trabajo se analizar esa lectura que emprende el filsofo francs, enmarcndola en los tres

    tems ya mencionados: proceso de conocimiento, unidad-totalidad y contradiccin. Ser a partir del

    anlisis althusseriano de esta ltima, donde se abrir un nuevo horizonte de reflexiones que permitan

    repensar el legado terico y poltico marxista. Y ello se evidencia en la deteccin de un nuevo concepto

    que, si bien est ausente en la letra de Marx, est presente en los efectos de su discurso; se trata de un

    concepto latente en su filosofa y cuya explicitacin terica permite desentraar la tan aorada

    especificidad de su dialctica. Este concepto no es otro que el de la eficacia de una estructura sobre sus

    elementos o, en otras palabras, el concepto de sobredeterminacin. Podramos decir entonces, utilizando

    una metfora derrideana, que mediante este nueva nocin Althusser no slo acepta la herencia de Marx

    sino que la reafirma; y reafirmarla implica reactivarla de otro modo y mantenerla con vida () escoger

    conservarla con vida.13 Vayamos entonces al despliegue de esta reactivacin.

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    Desarrollo:

    Nos abocamos ahora al problema de la inversin que hace Marx de la dialctica hegeliana, esto es, al

    problema de la especificidad de la dialctica marxista. Dediquemos apenas unas lneas a la mencionada

    Nachwort zur zweiten Auflage de Das Kapital, donde Marx sentencia que la dialctica en manos de

    Hegel estaba cabeza abajo y que es necesario darla vuelta ['invertirla'-umstlpen], para descubrir as el

    ncleo [Kern] racional que se oculta bajo la envoltura mstica [mystische Hlle].14 La lectura literal-

    hermenutica y comnmente aceptada, ha interpretado aqu que la inversin refiere a la naturaleza de

    los objetos, esto es, al mundo de la Idea en Hegel y al mundo de lo Real en Marx, a los cuales haba que

    aplicar un mismo mtodo, la dialctica, que quedaba intacta en cuanto tal. Se planteaba entonces el

    problema del sentido de la dialctica, pero considerado en su externalidad: se reemplaza el idealismo de

    Hegel por el materialismo de Marx, de modo que la dialctica mistificada que antes funcionaba en la

    cabeza ahora pasa a caminar, purificada y restituida, sobre sus pies; y no slo sobre sus pies, sino sobre

    sus verdaderos pies, pues des-mitificar implica aqu extraer la envoltura nociva del mito hegeliano

    para dejar intacto lo que tiene de verdadero.

    Esta interpretacin, que consiste en hacer una lectura hegeliana de Marx donde la inversin de un

    idealismo especulativo pasa a ser un materialismo especulativo (konomisch-philosophischen

    Manuskripte) o a una crtica antropologista (Feuerbach), encuentra, como seala Karsz, no ya una ruptura

    epistemolgica sino una ruptura ideolgica entre Marx y Hegel. sta ser la respuesta ideolgico-

    humanista ante los problemas coyunturales que estaba atravesando el marxismo en la dcada del cincuenta

    y del sesenta.15

    En este respecto, Althusser dir que leer la inversin como un problema de aplicacin

    del mtodo a sus objetos es una cuestin pre-dialctica que no slo supone la quimera de una dialctica

    pura, anterior a la contaminacin hegeliana, sino que, rigurosamente, no tiene sentido para Marx. Por el

    contrario, la expresin de la inversin que no es sino indicativa, metafrica, implica plantear el

    problema de la naturaleza de la dialctica considerada en s misma, esto es, dejar de lado el sentido de

    la dialctica para pasar a preguntarse por el problema de la transformacin de sus estructuras en ambos

    autores. En este punto, se esboza ahora la cuestin real a la que, tanto Marx como sus discpulos, dieron

    respuesta.

    No obstante, dicha respuesta de la prctica marxista, tanto de la prctica terica de Marx como de la

    prctica poltica de Lenin y Mao Tse-tung, se encuentra en estado prctico; se trata ahora de enunciarla

    bajo la forma terica, es decir, de pasar de lo que () es reconocimiento prctico de una existencia, a su

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    conocimiento terico.16 Para articular tericamente esta solucin, Althusser tomar como base, entre

    otros, los siguientes textos: la Introduccin de 1857 a los Grundrisse, el Prefacio a Zur Kritik der

    politischen konomie de 1859 y Das Kapital de Marx, los Cuadernos filosficos escritos en el perodo

    1914-1916 de Lenin y A propsito de la contradiccin de 1937 de Mao. Sealamos, una vez ms, la

    importancia de esta reestructuracin a partir de una cambio de elemento que contemple la ruptura

    epistemolgica, no slo entre Hegel y Marx sino tambin al interior mismo del pensamiento del segundo.

    De ella depende conocer la novedad del materialismo histrico respecto de la economa poltica clsica y

    la originalidad de la propuesta del materialismo dialctico que ya ha ajustado sus cuentas con el

    hegelianismo, evitando as que la revolucin terica de Marx sea disuelta en la problemtica ideolgica

    anterior.17

    Pasemos ahora a analizar los distintos elementos filosficos que hacen a la estructura fundamental de la

    dialctica hegeliana y de la dialctica marxista. Para llevar a cabo esta tarea, como ya sealamos en la

    Introduccin de este trabajo, seguimos la lnea expositiva de Althusser en Sobre la dialctica

    materialista (de la desigualdad de los orgenes) en la cual se explica, en primer lugar, cmo funciona el

    proceso de conocimiento al interior del sistema filosfico de Hegel, con sus variantes empiristas, y cmo

    funciona al interior del materialismo dialctico. Dicho proceso nos habilitar el marco de referencia para

    situar, en segundo lugar, las nociones que consideramos primordiales analizar para distinguir la estructura

    de cada dialctica: unidad-totalidad y contradiccin. A partir de su exposicin, pretendemos exhibir dicha

    diferencia y as llegar al objeto de inters de este trabajo: el ncleo especfico de la dialctica materialista.

    Proceso de conocimiento:

    Comencemos por el modelo de explicacin hegeliano que no es sino el modelo del desarrollo de una

    interioridad. Pues el lugar que ocupa el proceso del trabajo cientfico en este sistema radica en ser un

    fenmeno que expresa otra realidad, la esencia del movimiento dialctico de la Idea, mediante el cual lo

    universal abstracto se produce a s mismo como concreto. As, es este movimiento el que se expresa en la

    realidad del trabajo cientfico y que remite a una unidad del proceso que se despliega de lo abstracto a lo

    concreto como la autognesis del concepto, esto es, como un despliegue expositivo de dicha unidad. De

    modo que en esta serie dialctica no hay una diferencia fundamental entre proceso y resultado, sino

    que este ltimo se encuentra contenido ya en la interioridad del primero. Pues en este sistema, todos los

    elementos o momentos alienados del desarrollo, sus mediaciones, slo son inteligibles como momentos de

    esa totalidad simple y originaria a la que remiten y en la cual se restituyen mediante el movimiento

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    dialctico de aqulla; son negaciones que luego son conservadas y superadas para adquirir la conciencia

    de su pertenencia al seno original.

    Esta teora hegeliana de la expresin en el ncleo mismo del proceso cognoscitivo cae en la ilusin de

    concebir lo real como resultado del pensamiento que, partiendo de s mismo, se concentra en s mismo,

    profundiza en s mismo y se mueve por s mismo.18 Dicha ilusin radica, como seala Althusser, en una

    doble confusin: en primer lugar, identifica el proceso de produccin del conocimiento con el proceso real

    de la gnesis de lo concreto. En segundo lugar, toma el concepto universal del que se parte en todo

    proceso cognoscitivo por la esencia y motor de dicho proceso, bajo la forma de un desarrollo simple: el

    desarrollo del in-sich al fr-sich. Esta segunda confusin es la que posibilita la primera. Podramos decir

    entonces que uno de los vicios ideolgicos fundamentales del sistema hegeliano radica en la llamada

    ilusin especulativa: la identificacin de ser y pensamiento, del concreto-de-pensamiento

    (Gedankenkonkretum) y del concreto-real, y de sus respectivos procesos de produccin. En este sentido, el

    pecado especulativo por excelencia pasa a ser el pecado de abstraccin que invierte el orden de las

    cosas, y considera el proceso de autognesis del concepto (abstracto) como el proceso de autognesis de lo

    real (concreto).19

    Ser Feuerbach quien critique este vicio hegeliano en ber Philosophie und Christenthum de 1839,

    destacando el uso incorrecto de la abstraccin, por su carcter especulativo, e indicando simultneamente

    su uso correcto, de carcter materialista. Ya no es el concepto universal, en su autodesarrollo, el que

    produce lo concreto sino que es ste ltimo el que produce al primero. He aqu la inversin liberadora

    que hace Feuerbach, concibiendo la autognesis de lo real como la gnesis del concepto, y que se

    pretende, mediante una lectura literal de Das Kapital, atribuirle a Marx. El problema, seala Althusser, es

    que el acto de abstraccin que extrae, ya sea del concepto (Hegel) o de lo real mismo (Feuerbach) su

    esencia pura, permanece presa del mito ideolgico, es decir, se mueve en el horizonte de una

    problemtica ideolgica.

    En Du Capital la philosophie de Marx se ilustra este marco ideolgico de la abstraccin, que tanto

    Hegel como Feuerbach comparten con la concepcin empirista del conocimiento y que est a la base de la

    lectura literal expuesta en nuestra Introduccin. Dicha concepcin, pone en escena el dualismo entre

    un sujeto y un objeto dados donde la naturaleza del proceso de conocimiento est en funcin del objeto

    real. As, la operacin gnoseolgica que se lleva a cabo consiste en la abstraccin real, esto es, en la

    extraccin de la esencia del objeto real que luego estar en posesin del sujeto. Lo real pasa a estar

    constituido aqu por dos esencias: la esencia pura (el ncleo) y la esencia impura (la escoria). El

    conocimiento tendr la funcin de separar ambas partes con el objetivo ltimo de eliminar la parte impura

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    de lo real, que ocupa una posicin externa al objeto (su superficie visible), para dejarnos, ah ante la

    vista, la parte pura de lo real, ubicada en la posicin interna del objeto (su ncleo invisible), para des-

    ocultarla, aunque sin dejar rastros de dicha operacin de limpieza en su resultado.

    No obstante, Althusser encuentra a modo de sntoma el juego de palabras que fundamenta esta

    concepcin. Aqu, tanto el objeto que se pretende dilucidar, la parte esencial de lo real, como la operacin

    de conocimiento, cuyo lugar se deposita en la distincin misma de lo real, estn inscriptos enteramente en

    la estructura misma de ese objeto real; de modo que todo el conocimiento ya est incluido en ella. De esta

    manera, esta concepcin dice establecer una diferencia entre el objeto de conocimiento y el objeto real, al

    afirmar que este ltimo existe independientemente del sujeto y de su operacin cognitiva y que, por tanto,

    se distingue de aqul. Pero lo que no dice es que esa diferencia la reduce, y por tanto, la suprime, a una

    sencilla distincin entre las partes de un nico objeto, el objeto real, que incluye al objeto de

    conocimiento. En consecuencia, seala el filsofo, la ambigedad de este juego de palabras no se forma

    alrededor de la palabra real, que es su mscara sino alrededor de la palabra objeto, que es su verdadera

    cara y el responsable de la identificacin entre objeto de conocimiento y objeto real.

    Pasemos ahora a considerar el proceso de conocimiento en Marx, tal como lo expone en la Introduccin

    de los Grundrisse anteriormente citada, y la articulacin terica que hace Althusser de ella para pensar una

    nueva concepcin de conocimiento concebido como produccin. Aqu no slo se rechaza la identificacin

    hegeliano-empirista entre objeto real y objeto de conocimiento, ya presente en Spinoza, sino tambin entre

    los procesos de produccin que competen a cada cual. Concentrmonos en el objeto de conocimiento de

    la prctica cientfica y en su proceso productivo para entender cmo funciona el materialismo histrico en

    cuanto tal. Dicho proceso, a diferencia del proceso histrico del objeto real, acontece por entero en el

    pensamiento segn la funcin que cumplan las categoras pensadas en dicho proceso. El hecho de que

    ocurra en el pensamiento, significa concebir a ste ltimo como un modo de produccin determinado de

    conocimientos, que est constituido por una estructura que combina [Verbindung] el tipo de objeto

    (materia prima) sobre el cual trabaja, los medios de produccin terica de que dispone (su teora, su

    mtodo y su tcnica, experimental u otra) y las relaciones histricas (al mismo tiempo tericas,

    ideolgicas y sociales) en las que produce.20 De este modo, este pensamiento se instituye como un

    sistema especfico de produccin terica definido por su propia estructura combinatoria, que se vale de la

    materia prima (Generalidad I o generalidad trabajada) y de los medios de produccin (Generalidad II o

    generalidad que trabaja) para producir un conocimiento (Generalidad III o generalidad especfica)

    entendido como Gedankenkonkretum.

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    Es este proceso productivo de conocimientos, es decir, el trabajo cientfico de transformacin de la

    materia prima, constituida ya sea de conceptos ideolgicos o de conceptos ya elaborados cientficamente

    pero concernientes a un estadio anterior de la ciencia, en conceptos especficos, lo propio de esta

    prctica terica y lo que se desarrolla por entero en el pensamiento. Marx llama a este mtodo que parte

    de lo abstracto (Generalidad I) para llegar a lo concreto (Generalidad III), el mtodo cientfico correcto.

    Podramos decir entonces, que el objeto de conocimiento como totalidad-de-pensamiento pasa a ser aqu

    un producto del pensamiento y de la concepcin, un producto del trabajo de elaboracin que

    transforma [Verarbeitung] intuiciones [Anschauung] y representaciones [Vorstellung] en conceptos [in

    Begriffe].21 En este sentido, Althusser dir que el conocimiento trabaja sobre su propio objeto de

    conocimiento que difiere del objeto real, al ser el primero siempre-ya materia prima, ya elaborada por una

    estructura compleja que la constituye como tal objeto; de all que toda ciencia sea ciencia de una

    ideologa.

    A diferencia del sistema hegeliano y del feuerbachiano, no existe una identidad esencial entre la

    Generalidad I y la Generalidad III, ni tampoco una operacin de abstraccin que permite obtener la

    primera a partir de lo real-concreto; sino una transformacin real que puede pensarse bajo la forma

    bachelardiana de ruptura epistemolgica. De este modo, concebir la complejidad del proceso de la

    prctica terica de la ciencia como un modo de produccin especfico, significa romper tanto con la

    ideologa hegeliana como con la ideologa empirista que supone la inversin. Pues, como dice

    Althusser, no se obtiene una ciencia invirtiendo una ideologa.22

    Unidad-Totalidad:

    Una vez esbozada la cuestin del proceso cognoscitivo de la prctica terica, nos trasladamos a la nocin

    de unidad-totalidad imbricada en la problemtica hegeliana y en la problemtica marxista, en vistas a

    acercarnos a la diferencia fundamental de sus dialcticas.

    Comencemos con Hegel: con lo expuesto recientemente ya se vislumbra la caracterstica fundamental de

    esta unidad: su carcter espiritual y su simplicidad originaria inserta en la totalidad. As, esta unidad

    originaria se desarrolla dialcticamente a travs de un proceso simple en el que se desagarra en dos

    contrarios, en el que se enajena como otredad, pero al mismo tiempo conserva su identidad primigenia. Si

    bien cada uno de los contrarios se establece como el opuesto y la abstraccin del otro, ambos son la

    misma unidad, pero en la dualidad; la misma interioridad, pero en la exterioridad23. De modo que estas

    determinaciones son lo que son por y en la totalidad en tanto constituyen expresiones singulares y

    fenomnicas de esa unidad originaria de la que parten y a la cual remiten. Aqu, el proceso dialctico

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    consiste en el despliegue expositivo de esa unidad, que ser alienada, escindida, para luego ser reabsorbida

    mediante la superacin, de la cual resulta una nueva unidad enriquecida por el trabajo pasado de su

    doble negacin. No obstante, ella nunca pierde su carcter de unidad ni su simplicidad originarias, ya que

    la pluralidad y la complejidad aparentes del proceso no son sino el fenmeno de aqulla que expresa su

    esencia. En dicho proceso, alienacin [Entfremdung] y superacin [Aufhebung] constituyen un crculo en

    el que la unidad simple se escinde para ex-ponerse y se ex-pone para restituirse, esto es, no sale de s

    ms que para volver a s: el principio es el fin y viceversa.

    De esta manera, la consecuencia que se sigue de este supuesto de la unidad de una esencia simple es que

    todas las diferencias concretas de la totalidad hegeliana, incluidas sus esferas (sociedad civil, Estado,

    etc.), quedan reducidas a momentos de la enajenacin [Entusserung] de aqulla, esto es, a meros

    fenmenos. As, estas diferencias que aparentan tener una existencia independiente en esferas visibles

    articuladas, slo existen en y por esa unidad espiritual que se enajena en ellas, de modo tal que slo son

    planteadas para ser negadas, siendo, por lo tanto, igualmente indiferentes. Esto ltimo implica que

    jams al interior de la totalidad social hegeliana pueda existir una estructura dominante, una esfera

    fundamental que unifique y determine a las restantes y, por tanto, una prctica poltica que busque

    transformarla. Pues ella se encuentra constituida y determinada de antemano, originariamente, de modo

    que no hay posibilidad de resistencia poltica en este sistema; parafraseando a Karsz, ninguna

    contradiccin puede provocar una modificacin estructural ya que siempre est llamada a reconciliarse

    en el Espritu.

    Examinemos ahora la nocin de unidad-totalidad en el marco de la dialctica marxista. Empecemos por

    sealar que las dos caractersticas fundamentales de la unidad hegeliana, su simplicidad y su carcter

    originario, son rotundamente excluidas en esta nueva perspectiva. Marx en la Introduccin de 1857

    demuestra no slo que la existencia de una categora o esencia simple ya supone la existencia de un todo

    complejo estructurado de la sociedad; sino que adems esa pretendida simplicidad nunca es originaria ya

    que es siempre producto de un proceso complejo que le asigna su sentido.24 Como indica Althusser, no

    nos encontramos nunca en la realidad con la existencia pura de la simplicidad, sea sta esencia o categora,

    sino con la existencia de 'concretos', de seres y de procesos complejos y estructurados.25 As, en primer

    lugar, al rechazar cualquier supuesto mtico de un origen radical, es decir, de un punto cero del proceso,

    se establece la existencia de un todo social siempre-ya-dado. Y, en segundo lugar, al rehusar de la

    categora de unidad simple, se reconoce la realidad de una unidad compleja estructurada.

    En qu consiste la complejidad de la unidad marxista? En el seno de la totalidad social, Marx distingue

    entre instancias que se articulan por la determinacin especfica de la estructura, que constituye la base

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    econmica, y la superestructura que engloba tanto la instancia jurdico-poltica (el Estado y el derecho)

    como la instancia ideolgica (ya sea religiosa, moral, poltica, jurdica, etc.). Aqu, cada una de las

    instancias de la sociedad posee un ndice de eficacia especfico: la estructura constituye la determinacin

    en ltima instancia y la superestructura posee una autonoma relativa y cierta reaccin con respecto

    y sobre dicha base econmica. De este modo, en la teora marxista no slo se modifican los trminos

    sino tambin la relacin entre ellos. sta ya no reside en el modelo hegeliano fenmeno-esencia-verdad

    de, sino en una nueva concepcin relacional basada en instancias determinantes que se dan en el marco de

    dicho complejo estructura-superestructura y que constituye, como seala reiteradamente Althusser, la

    esencia de toda formacin social.

    Podramos exponer esto mismo de acuerdo a la reestructuracin terica althusseriana enfatizada en la

    nocin de prctica. En la totalidad social marxista, existen un conjunto de prcticas diferenciadas, cada

    una de las cuales constituye una instancia delimitada y se distingue por la especificidad de su materia

    prima, su transformacin y su producto. En este sentido, cada una es un (sub)sistema especfico de

    produccin cuyo mecanismo autnomo remata en un efecto pertinente que le es exclusivo.26 As, existe

    la prctica econmica, la prctica terica (cientfica y filosfica), la prctica poltica, la prctica

    ideolgica, todas ellas articuladas en torno a la prctica social. Esta ltima constituye, segn Althusser,

    la unidad compleja de las prcticas que existen en una sociedad determinada, esto es, la unidad

    coyuntural donde convergen las relaciones y las articulaciones entre las diferentes prcticas.27

    De este

    modo, si bien cada una de ellas se diferencia por su especificidad, tambin se encuentra articulada con las

    otras prcticas. Cada una tendr una autonoma que es relativa a su posicin ocupada respecto de las

    restantes y esto en el marco de la prctica social que las rene y posibilita su interaccin.

    Podramos decir entonces que la unidad de la totalidad marxista que organiza y rene las relaciones entre

    las diversas prcticas, es compleja en tanto cada una desempea una determinada posicin que es

    necesaria a la constitucin de ese todo social. Su complejidad reside en la jerarqua de estas instancias y

    no en la existencia de una entidad esencial independiente de los otros elementos que hacen a la totalidad.

    Althusser establece un mecanismo que distingue tres tipos de articulaciones en el seno de la prctica

    social y que permite precisar dichas posiciones.

    La posicin determinante en ltima instancia, que, como ya sealamos, corresponde a la prctica

    econmica y establece el lmite de la autonoma de las otras prcticas y sus respectivas posiciones; pues,

    su mecanismo y su eficacia especfica repercuten y permiten analizar los mecanismos y las eficacias de las

    restantes. Es imprescindible tener en cuenta que la determinacin en ltima instancia por la economa se

    ejerce, segn los estadios del proceso, no accidentalmente, no por razones exteriores o contingentes, sino

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    esencialmente, por razones interiores y necesarias.28 Esto significa que la posicin fundamental que

    ocupa la infraestructura o instancia econmica no es intercambiable por la posicin de otra instancia, sino

    que este proceso de produccin y reproduccin de las condiciones materiales de existencia tendr siempre

    el rol determinante en tanto define el modo de produccin del que depende toda formacin social. En este

    sentido, y siguiendo los lineamientos de Idologie et appareils idologiques dtat, la unidad de fuerzas

    productivas y relaciones de produccin es lo que posibilita la reproduccin de las condiciones de

    produccin del capitalismo y su futura abolicin.

    Otra articulacin de la unidad social que detecta Althusser es la posicin dominante. sta se da siempre en

    el marco de una coyuntura histrica y corresponde a la prctica que ocupa el rol de estructura reguladora

    en un momento especfico de la articulacin social. As, la posicin dominante que tenga una prctica

    depender de los desplazamientos de la prctica econmica, en tanto sta puede trasladar sus efectos de

    determinacin a otra prctica. El ejemplo ms claro de ello radica en el feudalismo donde, si bien lo

    econmico es lo determinante en ltima instancia, el rol dominante lo ocupa la ideologa religiosa.

    Subrayamos la importancia de distinguir estas dos posiciones, pues confundirlas implica caer en la

    desviacin del economicismo que tanto Engels, en su lucha contra el oportunismo de la Segunda

    Internacional, fundada en 1889 y disuelta en 1923 a partir de su encauce en la Internacional Obrera y

    Socialista, como Lenin haban criticado.

    Por ltimo, nos topamos con la posicin decisiva que concierne a la prctica poltica. Como bien seala

    Althusser respecto de su anlisis de los textos de Lenin de la Revolucin de 1917, esta prctica tiene por

    objeto el momento actual, esto es, el presente concreto sobre el cual interviene y acta en esa coyuntura

    histrica situada. Recordemos que la nocin de coyuntura permite analizar la unidad compleja especfica

    de una formacin social en un momento histrico dado. Y que, siguiendo a Alex Callinicos, es para

    Althusser el fundamento de la poltica marxista, porque las posibilidades de la revolucin dependen de las

    condiciones particulares creadas por las relaciones desiguales que constituyen una formacin social.29 En

    este sentido, podemos decir que la coyuntura constituye el punto nodal de la prctica social; lo cual

    implica que la articulacin de las prcticas diferenciadas tambin se ejerce en funcin de la situacin

    poltica actual. Por ltimo, destacamos que es en la existencia misma de una estructura dominante en la

    unidad de la totalidad marxista, donde radica la posibilidad de una prctica poltica que busque

    transformar dicha estructura. Este es otro aspecto que permite diferenciar la dialctica de Marx de la

    dialctica de Hegel.

    Concluyendo con el tratamiento de la unidad-totalidad marxista, insistimos en que dicha totalidad consiste

    en el sistema jerrquicamente articulado de sus instancias o estructuras; en el que cada una no slo

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    ocupar una posicin que la defina sino que tambin resulte necesaria a la posicin que ocupen las

    restantes. De este modo, es esencial a la naturaleza de dicha totalidad que est estructurada y que sea

    compleja. Y precisamente porque es una estructura y no una entidad como en la totalidad hegeliana, est

    presente en cada una de las instancias o estructuras articuladas y relacionadas que la componen. Esta

    estructura de estructuras: he aqu lo que Althusser denomina estructura-a-dominante. Y es precisamente

    en esta accin recproca entre la infra y la superestructura donde encontramos el rasgo caracterstico de

    la totalidad social en Marx y nuestro puntapi para pasar a abordar la nocin de contradiccin.30

    Contradiccin

    Es interesante plantear la cuestin del ncleo de la dialctica, tal como lo hace Lenin, desde el punto de

    vista del estudio de la contradiccin en la esencia misma de las cosas. De acuerdo con esto, seala

    Althusser, detectar la especificidad de la contradiccin en Hegel y en Marx nos permitir acercarnos a la

    especificidad de cada dialctica y, por tanto, a su diferencia fundamental. A continuacin, nos abocaremos

    al carcter terico de la contradiccin en s misma, para luego pasar a considerar su papel motor en el

    desarrollo del proceso dialctico de cada autor.

    Comencemos, pues, con la caracterizacin de la contradiccin tal como aparece en el sistema hegeliano.

    Al igual que en el caso de la unidad-totalidad, el rasgo distintivo de la contradiccin en este esquema es su

    simplicidad, pese a su apariencia de complejidad. Aclaremos este punto: en la Phenomenologie des

    Geistes, Hegel considera que slo la contradiccin inicial entre 'conciencia sensible' [das sinnliche

    Bewusstsein] y 'saber' [das Wissen] puede considerarse simple; pues, a medida que el proceso dialctico

    avanza y la conciencia [Bewusstsein] logra enriquecerse, la contradiccin va adquiriendo mayor

    complejidad. No obstante, seala Althusser, esta complejidad no es la complejidad de una articulacin de

    estructuras con ndices de eficacia propios, sino la complejidad de una interiorizacin acumulativa. De

    este modo, a lo largo de cada momento de su devenir [Werden] evolutivo, la conciencia va

    experimentando su propia esencia y esto lo hace a travs de todos los ecos de las esencias anteriores a

    ella misma, y a travs de la presencia alusiva de todas las formas histricas correspondientes.31 Esto

    significa que la conciencia en su presente suprime y conserva [aufgehoben] su pasado y al mismo tiempo

    los mundos latentes que corresponden a estas figuras, sin ser afectada por ellos como determinaciones

    diferentes o exteriores a ella. Es decir, estas figuras fantasmagricas de su historicidad no son otra cosa

    que alusiones de la conciencia misma en su presente. As, todo el despliegue de las experiencias

    [Erfahrungen] de la conciencia no remiten sino a un slo centro que es el nico que las determina.

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    En este sentido, como ya hemos sealado anteriormente, todas las determinaciones que constituyen los

    elementos de la vida concreta en un mundo histrico (instituciones de diversa ndole, leyes, moral,

    religin, arte, filosofa, acontecimientos de impacto histrico) y que forman parte de la totalidad orgnica

    hegeliana, quedan reducidos y absorbidos por un nico principio interno que los refleja; dicho principio

    constituye la verdad de todas esas determinaciones concretas. La condicin de posibilidad de esta

    reduccin consiste en que la toda la existencia histrico-concreta de un pueblo es la Entusserung

    fenomnica y, por tanto, la Entfremdung de ese principio espiritual. Esta idea se encuentra ejemplificada

    en el anlisis del desarrollo dialctico [dialektische Entwicklung] de la historia universal que hace Hegel

    en sus Vorlesungen ber die Philosophie der Geschichte. All sentencia: los principios de los espritus de

    los pueblos [Volksgeistes], en una serie necesaria de fases, son los momentos del espritu universal nico,

    que, mediante ellos, se eleva en la historia (y as se integra) a una totalidad que se comprende a s

    misma.32 Podemos decir entonces que en esta obra se conserva el paradigma conceptual de la

    Phenomenologie: el desarrollo de la humanidad es el progreso en la conciencia de la libertad, es decir,

    el desarrollo autoconsciente del Espritu que se desenvuelve necesariamente en el continuo histrico a

    partir de distintas etapas.33

    Ya hemos destacado que en la estructura de la dialctica hegeliana la Entfremdung y la Aufhebung

    constituyen dos momentos inescindibles en tanto ambas forman un crculo; la primera despliega, hacia

    adentro, un desarrollo contradictorio que la segunda efecta hacia atrs, como reconciliacin de lo

    contradictorio.34 Aqu, la contradiccin tambin es absorbida en esa matriz originaria en tanto se

    despliega en y por ella, esto es, en tanto forma parte de su interioridad. Podramos decir entonces que es la

    simplicidad de este principio interno, esencia de todos los perodos histricos, el que posibilita la

    simplicidad de la contradiccin hegeliana. Pues, al ser la totalidad socio-histrica el despliegue reflejado

    de dicho principio simple, tambin sus determinaciones contradictorias sern espejo de esta simplicidad.

    Segn lo expuesto hasta aqu, nos trasladamos ahora al papel motor que cumple esta contradiccin en el

    despliegue del proceso dialctico. As pues, tal como sentencia Althusser, lo que le otorga movimiento

    [Bewegung] a este proceso es el trabajo de lo negativo entendido como lo que se mantiene a s mismo

    en el ser otro, esto es, entendido como Entfremdung. En este sentido, la contradiccin hegeliana es

    motora como negatividad, esto es, como negacin de la negacin, como labor reflexivo de esa

    Entfremdung que sufre la Idea y que luego ser restaurada a su seno de simplicidad y origen. Una vez

    ms, se ilustra la estructura cclica del sistema; pues el papel que juega la contradiccin es el de una

    astucia de la razn [List der Vernunft] en tanto constituye una anticipacin de su resolucin en la

    Aufhebung hegeliana. De all que se afirme que los conceptos de negatividad y Entfremdung son

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    conceptos ideolgicos que revelan el contenido ideolgico que los recubre. Pues, el supuesto terico de un

    principio simple y originario no es otra cosa que la forma abstracta de la conciencia de s de ese mundo,

    esto es, su forma ideolgica: he aqu la mystische Hlle de la dialctica hegeliana. Ella afecta toda la

    estructura de esta dialctica y, por tanto, afecta directamente a la contradiccin que queda subyugada a la

    mera reflexin de la simplicidad de ese principio espiritual.

    Para finalizar con la exposicin de la dialctica de Hegel en este trabajo, podramos decir unas palabras en

    torno a la naturaleza de su causalidad, cuyo rasgo especfico es el de ser una causalidad expresiva. Como

    ya se vislumbra hasta aqu, esta nocin recorre todo su sistema afectando los distintos elementos

    desarrollados: el conocimiento, la totalidad y la contradiccin. De este modo, esta causalidad consiste en

    la afirmacin de que todas y cada una de las partes que constituyen el todo real no son sino la

    manifestacin especular, esto es, la expresin de la esencia de ese todo. As, cada parte fenomnica es,

    como afirma Leibniz, pars totalis y es preciso que sea reconducida hacia el interior de su seno originario

    para conocer la verdadera totalidad esencial a la que aqulla representaba parcialmente.

    Siguiendo los aportes de Callinicos aadimos que Althusser, en su lectura de Marx, pretender eliminar

    esta concepcin distintiva fenmeno-esencia en la cual, mediante una mirada escrutadora, se logra quitar

    el velo aparente y aprehender esa entidad subyacente. Esta concepcin, compartida no slo por la

    causalidad expresiva idealista sino tambin por la causalidad lineal del empirismo clsico, est

    emparentada directamente con la lectura literal desarrollada en nuestra introduccin. Ella no implica otra

    cosa que la identidad reproductiva entre discurso y realidad.

    Nos ubicamos ahora en lo que Althusser considera la especificidad de la dialctica marxista: su

    contradiccin que es siempre una contradiccin sobredeterminada. Este trmino de sobredeterminacin

    lo toma de la lingstica y del psicoanlisis, aparentemente de la nocin de sobre-impresin

    [surimpression] de Jacques Lacan, teniendo en cuenta que es necesario poseer una palabra nueva para

    designar una precisin nueva.35 Esta precisin consiste en la complejidad de una contradiccin que es

    indisociable de las condiciones formales de su existencia, esto es, indisociable de la totalidad social

    estructurada en instancias en la que se inserta. De modo que si bien determina al cuerpo social y a sus

    diferentes instancias y niveles, tambin se encuentra determinada por ellos y por la coyuntura histrica

    nacional e internacional que atraviesa. En este sentido, la naturaleza de la unidad estructurada de una

    formacin social reside en la naturaleza de su contradiccin; pues sta no radica en la manifestacin de

    dicha unidad como unidad pre-existente, sino que la constituye como tal. De modo que la totalidad

    marxista es la existencia de sus contradicciones.36

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    21

    Podramos decir entonces, que as como la complejidad del todo social reside en la interaccin de las

    diversas estructuras segn la posicin que ocupan en l; la complejidad de la contradiccin como

    sobredeterminacin radica en que cada una de ellas, en el seno de una estructura particular, implica y

    afecta a las otras estructuras. Como indica Karsz, la sobredeterminacin es el efecto de la estructura-a-

    dominante sobre cada uno de sus componentes.37 Ello significa que, si bien la contradiccin que domina

    una formacin social es fundamentalmente econmica, se encuentra especificada y reflejada en las

    formas de la superestructura, lo poltico y lo ideolgico, y en la situacin histrica y el contexto

    mundial en el que se desenvuelve. De esta manera, la superestructura no constituye un epifenmeno de

    la estructura sino que, pese a estar subordinada a ella, constituye simultneamente su condicin de

    existencia. Se explica entonces que jams la dialctica econmica juega al estado puro, ya que la unidad

    que aqu se trata implica siempre una coexistencia relacional entre las diversas instancias y los diversos

    niveles contradictorios de la totalidad social y la respectiva autonoma que cada uno de ellos posee.

    Esta autonoma relativa de cada instancia, ya explicada con anterioridad, permite pensar el carcter

    especfico que tiene cada contradiccin en el proceso de desarrollo de los distintos niveles que componen

    el todo social. Althusser piensa este desarrollo especfico de la contradiccin bajo el concepto de

    historias diferenciales: si bien cada nivel posee un determinado tiempo histrico relativamente

    autnomo de los tiempos de los dems niveles, este modo de autonoma no es sino una forma de

    dependencia con respecto al todo.

    Ser en relacin con esto que entren en escena los aportes tericos fundamentales de Mao en Sobre la

    contradiccin, donde retoma la mencionada idea de Lenin del ncleo de la dialctica como el estudio de la

    contradiccin en la esencia de las cosas.38

    A partir de aqu y siguiendo esta premisa leniniana, formula tres

    conceptos esenciales a la dialctica marxista en tanto constituyen su carcter especfico. En primer

    lugar, la distincin entre contradiccin principal y contradicciones secundarias. Ello supone no slo la

    existencia de mltiples contradicciones en un mismo proceso sino tambin la complejidad que reviste a

    ste. En segundo lugar, la distincin entre el aspecto principal y el aspecto secundario de cada

    contradiccin. Lo cual implica que la misma complejidad del proceso, es decir, el hecho de que exista una

    pluralidad de contradicciones y, entre ellas, una dominante, se encuentra reflejado al interior de cada

    contradiccin. Podramos decir entonces, que ambas distinciones remiten a la existencia de un proceso

    complejo que nunca aparece como el fenmeno de un proceso simple sino como una realidad compleja

    siempre-ya-dada; o, como lo expresa Marx en la Introduccin de los Grundrisse, como un todo

    concreto y viviente ya dado.

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    22

    Veamos un ejemplo. Mao nos dice que fue Marx quien aplicando esta ley de la contradiccin al estudio de

    la estructura econmica de la sociedad capitalista, descubri que la contradiccin fundamental () es la

    contradiccin entre el carcter social de la produccin y el carcter privado de la propiedad.39 As pues,

    es ella la que desempea el papel dirigente y decisivo. A su vez, dicha contradiccin principal implica

    otras contradicciones secundarias que ocupan una posicin subordinada y que se dan en el marco

    poltico de la superestructura. Cada una de ellas, posee un aspecto principal y un aspecto secundario; en el

    caso de la contradiccin principal su aspecto principal radica en la oposicin Capital-Trabajo y su aspecto

    secundario en la oposicin capital financiero-trabajo. De aqu la importancia del anlisis marxista: su

    posibilidad de localizar los distintos niveles de la contradiccin permite la eficacia de una intervencin

    poltica. En palabras del mismo Mao: el estudio de las distintas modalidades de la desigualdad en las

    contradicciones () es uno de los mtodos importantes que permiten a un partido revolucionario

    determinar correctamente su estrategia y tctica en lo poltico y lo militar; todos los comunistas deben

    prestar atencin a este mtodo.40

    Es importante sealar que esta relacin de dominacin-subordinacin entre las contradicciones no se

    reduce a la relacin esencia-fenmeno hegeliana, ni tampoco sus diferencias son suprimidas y superadas

    en una unidad esencial originaria; sino que ellas mismas son necesarias para la constitucin de la totalidad

    compleja marxista. En palabras de Althusser: cada contradiccin, cada articulacin esencial a la

    estructura, y la relacin general de las articulaciones en la estructura dominante, constituyen otras tantas

    condiciones de la existencia del todo complejo mismo.41 Esta relacin de mutua necesidad y

    determinacin, podemos encontrarla en diversos compartimentos de esta reactivacin althusseriana del

    discurso de Marx. En el todo estructurado social, se da al nivel relacional que existe entre las relaciones

    de produccin y las fuerzas productivas, donde las primeras no son una manifestacin hegeliano-

    fenomnica de las segundas, sino su condicin de existencia. Lo mismo ocurre, como ya mencionamos,

    cuando analizamos el vnculo entre la estructura y la superestructura.

    No obstante, aqu es imprescindible subrayar que estas relaciones que, segn Mao, se establecen entre las

    contradicciones y en el interior mismo de cada una de ellas, este mutuo condicionamiento de existencia

    en el que se inscriben, no anula la estructura dominante que gobierna sobre ellas y en ellas: la

    determinacin en ltima instancia de la economa.42

    Sino que, podramos decir, la especificidad de cada

    contradiccin y el rol que le incumbe a cada una de ellas ostenta el modo en cmo opera la

    sobredeterminacin; he aqu el rasgo ms profundo de la dialctica marxista.

    Subrayamos una vez ms, pues esto es fundamental, que las condiciones de existencia de la totalidad

    social son las condiciones existentes de la contradiccin. Dado que estas ltimas implican

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    necesariamente la existencia de un todo social complejo que determine sus roles y que, al mismo tiempo,

    sea definido por ellas mediante sus diferencias. Aqu, la contradiccin marxista abandona su carcter de

    fijacin unvoco o de azar equvoco para pasar a reflejar, en su propia esencia, la relacin que trama con

    esta estructura desigual del todo complejo. El papel de la contradiccin pasa a entenderse as como

    compleja-estructural-desigualmente-determinada, como contradiccin siempre sobredeterminada.

    Ahora bien, nos queda por explicitar el tercer concepto que introduce Mao y que formula de la siguiente

    manera: en toda contradiccin, el desarrollo de los aspectos contradictorios es desigual. A veces ambos

    parecen estar en equilibrio, pero tal situacin es slo temporal y relativa, en tanto que la desigualdad es el

    estado fundamental.43 Para entender el sentido de esta ley del desarrollo desigual de las

    contradicciones, es preciso tener en cuenta no slo las dos distinciones anteriores sino tambin considerar

    que la relacin de dominacin-subordinacin entre las contradicciones est inscripta en la estructura

    articulada dominante del todo complejo. As, el que la desigualdad sea el estado fundamental de las

    contradicciones implica que los papeles que ocupan ellas en determinadas condiciones, no son

    inamovibles sino que mutan as como muta el mismo devenir histrico.

    Althusser propone una nueva terminologa, otra vez extrada del psicoanlisis, para dar cuenta de estas

    formas de adopcin de la contradiccin. Cuando una contradiccin principal pasa a ser contradiccin

    secundaria y el aspecto principal toma el lugar del aspecto secundario y viceversa, se produce un

    desplazamiento; este fenmeno de sustitucin da cuenta del paso, en palabras de Mao, de un contrario

    al lugar de otro. A su vez, llamar condensacin al fenmeno de fusin de mltiples contradicciones en

    una unidad real que posibilitar el punto nodal estratgico de mutacin revolucionaria o refundicin.

    Ambas formas de metamorfosis asumidas por la contradiccin, y ejemplificadas por Lenin en su anlisis

    de la Revolucin del 17, son decisivas para la prctica poltica y tambin, aade Althusser, para la

    prctica terica marxista.

    Esta desigualdad no admite excepciones bajo ningn aspecto. No slo se encuentra en la interaccin entre

    diferentes formaciones sociales, sino en el interior mismo de cada una de ellas; y esto vale tanto para el

    seno relacional de las distintas instancias que componen una totalidad social, como para el funcionamiento

    interno de cada una de ellas. As, Althusser decreta: esta desigualdad es, por lo tanto, sin duda, interior a

    la formacin social, ya que la estructuracin a dominante del todo complejo, esta invariante estructural,

    es ella misma la condicin de las variaciones concretas de las contradicciones que la constituyen, por lo

    tanto, de su desplazamientos, condensaciones y mutaciones, etc., e inversamente debido a que esta

    variacin es la existencia de esta invariante.44

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    El que la totalidad marxista sea calificada de invariante estructural implica dos cuestiones. Por un lado,

    que no es esta totalidad la que vara sino que es el sistema explicativo de las variaciones de las estructuras

    y de las contradicciones, justamente porque es ella misma el mecanismo que articula dichas variaciones.

    Por otro lado, que su existencia es estructural en tanto existe por medio de los efectos que ejerce sobre

    estas estructuras y contradicciones que la componen. Sin embargo, como ya hemos indicado, este

    invariante puede ser transfigurado por medio de la sobredeterminacin de la contradiccin principal y de

    la condensacin de diversas contradicciones (como fue el caso de Rusia). En este sentido, podramos decir

    que el hecho de que esta invariante sea la condicin de la variacin de las contradicciones y a la inversa,

    no significa otra cosa que la accin recproca entre la instancia econmica y la instancia superestructural:

    su relacin siempre sobredeterminada. Si este es el rasgo ms profundo de la dialctica materialista es

    porque no slo afecta al carcter de la totalidad social sino tambin a su contradiccin. Definiendo

    entonces esta especificidad de la contradiccin marxista, tocamos la dialctica marxista.

    Por ltimo, nos queda por sealar el papel motor que cumple dicha contradiccin en el desarrollo del

    proceso histrico. De acuerdo con Althusser, en el seno de la teora marxista, la contradiccin es

    propulsora del movimiento de la historia en tanto involucra una lucha real que se sita en terrenos

    precisos de la estructura compleja de la sociedad. De modo que esa lucha o afrontamiento se

    encontrar atada a la relacin y al papel que cumplan las contradicciones en el marco de la estructura a

    dominante. La cuestin fundamental aqu, radica en que la condensacin de esta lucha real como punto

    nodal estratgico es inseparable del desplazamiento de la contradiccin que ocupa el rol dominante.

    Pues ambos constituyen orgnicamente lo que Mao llama la identidad de los contrarios que, bajo

    determinadas condiciones, alcanzarn la mutacin que propicia la situacin revolucionaria o refundicin

    del todo.

    Recordemos que la posicin decisiva que corresponde al momento actual y que permite actuar sobre la

    singularidad histrica del presente es la prctica poltica. De all que cobre validez terica la idea de Marx

    de la lucha de clases como motor de la historia, pues la lucha poltica constituye la condensacin

    real, la fusin de una acumulacin de contradicciones que posibilita una unidad de ruptura.

    Atendiendo a esto, se distinguen tres momentos o fases que acontecen en todo proceso y que no son sino

    formas de la existencia de la contradiccin. El primer momento no-antagnico corresponde a la

    existencia de la contradiccin sobredeterminada bajo su forma dominante de desplazamiento, esto es, a los

    cambios cuantitativos histricos o tericos. El segundo momento antagnico se despliega a partir de

    la sobreterminacin en su forma dominante de condensacin. Esto se vislumbra, en el plano social, a

    partir de fuertes conflictos de clase como lo fue en el caso de Rusia entre explotadores y explotados e

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    incluso en el seno mismo de las clases dominantes; en el plano terico, a partir de una crisis terica en la

    ciencia. El tercer momento explosivo donde la inestabilidad se condensa ntegramente y auspicia la

    desarticulacin y la rearticulacin, es decir, la reestructuracin del todo sobre cimientos cualitativamente

    nuevos.

    En este punto, entra en escena la idea que Marx desarrolla en el captulo IX del libro I de Das Kapital que

    refiere a la alteracin, en determinadas condiciones, de cambios cuantitativos en diferencias cualitativas.

    Ello lo hace a propsito de su anterior investigacin respecto del capital constante y del capital

    variable junto con la masa del plusvalor, y a partir de la cual infiere cmo una suma de dinero o de

    valor es convertible en capital. Respecto de esta cuestin, como seala Althusser, Engels hace un

    cometario en el captulo XII de la seccin primera del Anti-Dhring, donde no slo explica lo que quiso

    decir Marx all y en toda la seccin cuarta del libro I de Das Kapital, en contraste con la interpretacin

    el seor Dhring, sino que tambin lo lleva al mbito de las ciencias naturales.45 As, extrae la siguiente

    cita de Marx: se confirma aqu, como en las ciencias naturales, la exactitud de la ley descubierta por

    Hegel en su Lgica, segn la cual cambios meramente cuantitativos al llegar a cierto punto se truecan en

    diferencias cualitativas.46 Y luego Engels pasa a explicitar el funcionamiento de esta ley en las ciencias

    naturales, particularmente, en relacin a la transformacin de los estados de agregacin del agua y a la

    teora molecular de la qumica moderna que menciona Marx. El ltimo ejemplo que brinda como

    comprobacin de aqulla, lo extrae de la descripcin que hace Napolen respecto del combate entre la

    caballera francesa contra los mamelucos. Podramos aadir que tambin Mao en Sobre la contradiccin

    aborda la cuestin de los cambios cuantitativos y cualitativos.47

    En base a todo lo expuesto hasta aqu respecto de la contradiccin marxista, finalicemos el desarrollo de

    este trabajo desentraando cul es la nocin de causalidad que est operando aqu. sta se diferencia de la

    casualidad lineal o mecnica del empirismo clsico que considera la relacin causa-efecto como el patrn

    de enlace de dos elementos, y de la causalidad expresiva leibniziano-hegeliana que detecta el significado

    del todo en cada una de sus partes. Althusser propone, como consecuencia de su lectura sintomtica de los

    textos cientficos de Marx, el concepto de causalidad estructural; pues, si bien no aparece explcitamente

    en ellos, opera en estado prctico. Este concepto consiste en pensar la causalidad que la estructura

    dominante ejerce sobre las contradicciones que componen el todo social, como inexistente fuera de la

    interrelacin que traman dichas contradicciones. Lo cual implica, como afirma en L'Objet du Capital,

    que toda la existencia de la estructura consista en sus efectos, esto es, que la estructura que no sea sino

    una combinacin especfica de sus propios elementos, no sea ms all de sus efectos.48 De modo que,

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    podemos decir, esta causalidad estructural refiere al efecto propio de la estructura sobre las instancias

    que la integran y el efecto propio de stas sobre aqulla.

    Esta nueva nocin de causalidad est implcita en el concepto de sobredeterminacin. Es decir, en la

    idea de una estructura compleja constituida por instancias diferenciadas e interconectadas, cuya

    disposicin y articulacin depende del desplazamiento que la economa, en tanto determinante en ltima

    instancia, hace del papel dominante. Aqu, como seala Callinicos, es imprescindible entender que se

    est tratando la causa como una relacin: como los desplazamientos que la estructura de la totalidad

    ejerce sobre sus elementos y permite su articulacin. Pues en esta propuesta althusseriana, el todo ya no es

    separable de sus partes, sino que l mismo est presente en la relacin de sus efectos. Se advierte,

    entonces, el funcionamiento de la totalidad como principio jerrquico de sus elementos; siendo el

    efecto pertinente de este principio lo que constituye a la causalidad estructural como tal.

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    Conclusin:

    Luego del tratamiento que hemos llevado a cabo en el desarrollo de este trabajo, no se pretende aqu

    redundar sobre lo ya expuesto. Simplemente hacer hincapi en que el mvil que ha guiado este escrito

    pretendi aproximarse, aunque sea sumariamente, a los puntos fundamentales que entraan la diferencia

    althusseriana entre la dialctica hegeliana y la dialctica marxista. Y remarcar en este respecto, que ms

    all de los reproches tericos que se le pueden hacer a Althusser, hay un punto en el que, consideramos, ha

    acertado con firmeza. Y ste radica no slo en la disyuncin terica que est en la base estructural de

    ambas dialcticas, sino tambin en la disyuncin de problemticas que cruzan la cronologa terica de los

    discursos de Karl Marx.

    Dediquemos unas pocas palabras a esa primera disyuncin que, consideramos, se vuelve inteligible si

    analizamos cmo procede tericamente cada filsofo en la produccin de sus conocimientos. En la

    dialctica de Hegel, por su mismo carcter de repeticin especulativa, la sistematicidad de su discurso

    funciona como espejo de la sistematicidad de la realidad. Aqu, no hay prctica terica sino prctica

    ideolgica, pues no hay un proceso de apropiacin de lo real que se transforma en objeto-de-

    conocimiento, sino reproduccin del discurso de la realidad en realidad de su discurso. De all que, como

    afirma Karsz, la cuestin del status de la dialctica no tiene sentido en el marco de esta problemtica.

    En la dialctica de Marx, en cambio, se establece una diferencia cualitativa entre el proceso de

    apropiacin cognitiva y el proceso material del que se apropia. Es decir, el ncleo conceptual que se

    expone en Das Kapital no es una repeticin especulativa del movimiento aparente que se expresa en

    el modo de produccin capitalista, sino que all se produce una sistematicidad distintiva. Es a partir de sta

    que es posible detectar la dimensin ideolgica de la economa y de la poltica para pasar a producir un

    efecto-de-conocimiento que conduce al conocimiento del movimiento real. En este marco hay

    posibilidad de una prctica terica puesto que hay proceso de transformacin, esto es, hay, de hecho,

    produccin de conocimiento. Slo aqu cobra sentido preguntarse por el status de la dialctica.

    Podramos decir entonces que la relacin entre Marx y Hegel debe entenderse como un cambio de

    terreno en el sentido de una ruptura epistemolgica entre una ciencia y una ideologa. Y como toda

    relacin entre una prctica cientfica y una prctica ideolgica, sta se vuelve, a su vez, necesaria e

    inadmisible. Necesaria, porque, como se afirma hacia el final de Sur le jeune Marx (Questions de

    Thorie): todo gran descubrimiento histrico, el individuo que ser su autor se ve sometido a la

    condicin paradjica de tener que aprender el arte que le permitir decir lo que va a descubrir en aquello

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    mismo que debe olvidar.49 En este punto, Althusser seala que la liberacin por parte de Marx de su

    punto de partida no slo conlleva una significacin negativa, la emancipacin de la cscara ideolgica

    que recubra la problemtica de la filosofa hegeliana, sino tambin una significacin formadora.

    En este respecto, la deuda de Marx con Hegel es doble. Por un lado, esta deuda se debe a que el contacto

    con los textos hegelianos le permiti adquirir el sentido y la prctica tanto de la abstraccin, como de la

    sntesis terica y de la lgica de un proceso. De este modo, el papel de la filosofa especulativa alemana

    cumpli en la propedutica de Marx un papel de formacin a la teora. Por otro lado, le debe a Hegel la

    idea de un proceso sin sujeto, es decir, concebir a la historia como un desarrollo contradictorio que

    carece de un centro que dirige toda accin y comprensin.50

    Si bien en Hegel dicho proceso constituye el

    devenir teleolgico de un Espritu que va cobrando autoconciencia a partir de sus sucesivas

    determinaciones; en Marx este proceso histrico radica en el desarrollo material y sobredeterminado que

    se ejerce por medio de la articulacin de prcticas diferenciadas del todo socialmente complejo. O, en

    otras palabras y siguiendo a Callinicos, podramos decir que la diferencia entre ambos procesos, en tanto

    procesos contradictorios, consiste en las diferentes nociones de contradiccin que cada filsofo posee.

    De este modo, si bien la relacin entre Marx y Hegel es necesaria si consideramos que, para comprender

    la revolucin terica del primero, es preciso conocer la filosofa del segundo; dicha comprensin se torna

    inadmisible si no atendemos a la ruptura epistemolgica que existe entre ambos, esto es, entre una

    ideologa y una ciencia. Pues esta diferenciacin se torna vital para el desarrollo de la prctica poltica y

    terica marxista.

    En relacin con esto ltimo, podramos decir que una de las apuestas filosficas ms importantes de Louis

    Althusser radica en el concepto de sobredeterminacin. Pues este concepto no slo permite abordar la

    diferencia especfica entre la dialctica hegeliana y la dialctica marxista, sino que tambin permite, y esto

    es fundamental, dar cuenta tericamente de la prctica poltica y terica marxista. Identificar y asumir

    este tipo particular de determinacin lleva a la comprensin de las variaciones y las mutaciones histricas

    y concretas que se dan en una sociedad compleja y estructurada. De modo que, por un lado, dicha

    comprensin posibilita el reconocimiento de la situacin actual y la ocasin de actuar polticamente en esa

    coyuntura precisa en la que estamos inmersos. Y, por otro lado, esta nueva nocin le concede dinamismo a

    la ciencia de la historia de las formaciones sociales en tanto abre camino, parafraseando a Althusser, al

    juego entre sus categoras, y as, explicar tericamente del juego entre las contradicciones que no es

    sino el juego entre las articulaciones de la estructura dominante. En este sentido, se afirma que si no se

    admite la nocin de sobredeterminacion se vuelve imposible pensar la esencia del objeto (materia prima)

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    de la prctica poltica y terica, es decir, la estructura del momento actual (poltico o terico) al que se

    aplican estas prcticas.51

    Concluimos este trabajo destacando la importancia de esta apuesta althusseriana por reestructurar

    tericamente el discurso marxista y la apertura que de ella se desprende para re-pensar el legado de Marx;

    para impedir, utilizando una expresin de Lenin, que ste se convierta en una flor estril. Pues mientras

    las condiciones que dieron origen a sus reflexiones no sean superadas, el marxismo continuar siendo la

    nica filosofa viva de nuestro tiempo.

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    Notas:

    1. Esta obra, publicada por primera vez en 1965, es el resultado de una serie de artculos escritos para distintas revistas

    de Francia durante la primera mitad de la dcada del sesenta, junto con un prefacio fechado en marzo de ese mismo ao

    titulado "Prface: aujourd'hui". Fue editada en Pars por Franois Maspero (convertida a partir de 1983 en La

    Dcouverte), en el primer volumen de la coleccin Thorie, dirigida por Althusser y fundada en 1965 junto con algunos

    camaradas. Pasamos ahora a detallar, considerando los aportes de la introduccin de Marta Harnecker, el orden

    cronolgico de las apariciones de dichos artculos:

    - Les 'Manifestes Philosophiques' de Feuerbach, La Nouvelle Critique, diciembre de 1960.

    - Sur le jeune Marx (Questions de Thorie), La Pense, marzo-abril de 1961.

    - Contradiction et Surdtermination (Notes pour une recherche), La Pense, diciembre de 1962.

    - Le 'Piccolo', Bertolazzi et Brecht (Notes sur un thtre matrialiste), Esprit, diciembre de 1962.

    - Les 'Manuscrits de 1844' de Karl Marx (Economie politique et philosophie), La Pense, febrero de 1963.

    - Sur la Dialectique Matrialiste (De l'ingalit des origines), La Pense, agosto de 1963.

    - Marxisme et Humanisme, Cahiers de l'Institut de Science Economique Applique, junio de 1964.

    - Note complmentaire sur l"Humanisme rel', La Pense, marzo de 1965.

    2. Esta obra colectiva fue publicada originalmente en 1965 en Pars, dividida en dos tomos y nuevamente editada en la

    coleccin Thorie de la editorial Maspero, Las exposiciones que la componen renen una serie de conferencias

    pronunciadas ese mismo ao en lEcole Normale de Pars, en el marco de un seminario dedicado al estudio de Das

    Kapital de Marx. El primer tomo de Lire le Capital est formado por los siguientes escritos:

    - "Prface: Du "Capital" la philosophie de Marx" de Louis Althusser;

    - "Le concept de critique et la critique de l'conomie politique des 'Manuscrites' de 1844 au 'Capital'"de Jacques

    Rancire;

    - "A propos du processus d'xposition du 'Capital'" de Pierre Macherey.

    El segundo tomo, en cambio, contiene los trabajos sucesivos:

    - "L'Objet du Capital" de Louis Althusser;

    - "Sur les concepts fondamentaux du matrialisme historique" de tienne Balibar;

    - "Prsentation du plan du 'Capital'" de Roger Establet.

    3. Este es el caso, por tomar un ejemplo de Karsz, de Jean Paul Sartre quien lee a Marx para reconocerse en lo ledo, es

    decir, para encontrar en l una problemtica humanista que corresponde con su problemtica existencialista.

    4. En este sentido, las ausencias y presencias en un texto constituyen los sntomas propios de una problemtica en cuyo

    interior es posible ver algunas cosas y no ver otras.

    5. Karsz, S., Lectura de Althusser, Barcelona, Galerna, 1770, p. 52.

    6. Althusser, L. y Balibar, E., Para leer El Capital, De El Capital a la filosofa de Marx, Mxico, Siglo XXI, 2010, p.

    27.

    7. Ibd., p. 28.

    8. En este punto, es preciso advertir que toda ciencia no es sino ciencia de la ideologa al considerar que la naturaleza

    de su objeto de conocimiento, que es distinto del objeto real, existe bajo una forma ideolgica: esta materia prima es

    siempre-ya materia prima dada. Retomaremos este punto en el desarrollo de este escrito, especficamente, en el abordaje

    del proceso de conocimiento en Marx.

    9. Siguiendo las referencias de Althusser en "Prface: aujourd'hui", encontramos dos momentos tericos fundamentales

    en el pensamiento de Marx, mediados por el momento de la ruptura:

    -Primer perodo 1840-1844: obras de la juventud

    -Perodo de la ruptura 1845: obras de la ruptura

    -Segundo perodo 1845-1883 subdividido en:

    -1845-1857: obras de la maduracin

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    -1857-1883: obras de la madurez

    10. Althusser, L., La revolucin terica de Marx, Mxico, Siglo XXI, 2010, p. 24.

    11. Acudiendo nuevamente a los aportes de Sal Karsz en Lectura de Althusser, se menciona la referencia

    althusseriana a varios ejemplos que ilustran esta relacin: Platn y la matemtica griega, Descartes y Galileo, Leibniz y el

    clculo infinitesimal. Se aade en Cours de philosophie pour scientifiques el caso de Kant y la fsica newtoniana y el de

    Husserl y la lgica matemtica.

    12. Althusser, L. y Balibar, E., op. cit., p. 38.

    13. Derrida, J., Roudinesco, E., Y maana, qu, Buenos Aires, FCE, julio de 2003, Escoger su herencia, p. 12.

    Disponible en edicin digital en: http://www.jacquesderrida.com.ar/textos/herencia.htm.

    14. Marx, K., El Capital, Mxico, Siglo XXI, 2008, Eplogo a la segunda edicin (1873), p. 20. [Recordemos que en

    vida de Marx slo se publica el primer volumen de Das Kapital y que los dos volmenes restantes, publicados entre 1885

    y 1894, fueron editados por Engels a partir de los manuscritos de Marx]

    15. Aqu no slo nos referimos a los acontecimientos polticos que azoraban estructuralmente a los partidos comunistas a

    nivel internacional, sealados ya en la introduccin del presente trabajo, sino tambin al problema del revisionismo

    histrico y, como seala Karsz, a la crisis de las ciencias sociales; respecto de esta ltima, el humanismo socialista

    adoptar una lnea cercana a la fenomenologa y a las corrientes psicologistas.

    16. Althusser, L., op. cit., p. 149.

    17. Podramos mencionar aqu las distintas referencias que hace Althusser con respecto a la ruptura de Marx con Hegel.

    En primer lugar, en Sobre la dialctica materialista (de la desigualdad de los orgenes), se menciona la expresin

    liquidar cuentas (Abrechnung) con nuestra conciencia filosfica anterior del Prefacio de Marx a Zur Kritik der

    politischen konomie de 1859; dicha expresin, se hace a propsito del encuentro con Engels en la primavera de 1845 en

    Bruselas, momento en que comenzaron a redactar Deutsche Ideologie (texto que pertenece al perodo de ruptura).

    Luego, en De El Capital a la filosofa de Marx refiere, por un lado, al Prefacio de Engels de 1885 al segundo libro de

    Das Kapital, donde ste identifica la inversin con un cambio de su teora, esto es, dice Althusser, con un cambio de

    su problemtica. Por otro lado, tambin seala que en el captulo sobre el salario de Das Kapital, Marx utiliza los

    trminos cambio de terreno para indicar, nuevamente, el viraje de dicha problemtica. [Ver respectivamente: Althusser,

    L., op. cit., p. 135, nota 3; Althusser, L. y Balibar, E., op. cit., pp. 33-34, nota 13.]

    18. Marx, K., Elementos fundamentales para la crtica de la economa poltica (borrador 1857-1858), Mxico, Siglo

    XXI, 2007, vol. I, Introduccin, cap. 3: El mtodo de la economa poltica, pp. 21-22.

    19. Althusser, L., op. cit., p. 156.

    20. Althusser, L. y Balibar, E., op. cit., p. 47.

    21. Marx, K., op. cit., p. 22.

    22. Althusser, L., op. cit., p. 159.

    23. Althusser, L., op. cit., p. 163.

    24. En este texto en el que Marx analiza las categoras de la economa poltica, sobran ejemplos (produccin,

    propiedad, trabajo, intercambio, etc.) que comprueban el anlisis althusseriano. Veamos algunos. Respecto de la

    produccin: () cuando se habla de produccin, se est hablando siempre de produccin de un es