Los tres mosqueteros · El primer lunes del mes de abril de 1625, el burgo de Meung, donde nació...

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LostresmosqueterosAlexandreDumas

Publicado:1844Categoría(s):Ficción,AcciónyAventuraFuente:http://es.wikisource.org

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AcercaDumas:AlexandreDumas,père,bornDumasDavydelaPailleterie(July24,1802–

December5,1870)wasaFrenchwriter,bestknownforhisnumeroushistoricalnovels of high adventure which havemade him one of themost widely readFrenchauthorsintheworld.Manyofhisnovels,includingTheCountofMonteCristo,TheThreeMusketeers,andTheMan in the IronMaskwereserialized,andhealsowroteplaysandmagazinearticlesandwasaprolificcorrespondent.Source:Wikipedia

TambiéndisponibleenFeedbooksDumas:

Elcondedemontecristo(1845)Eltulipánnegro(1850)Amaury(1843)

Nota:EstelibroleesofrecidoporFeedbookshttp://www.feedbooks.comEstricamenteparausopersonal.Enningúncasopuedeserutilizadoconfinescomerciales.

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Prefacio

ENELQUESEHACECONSTARQUE,PESEASUSNOMBRESEN«OS»YEN«IS»,LOSHEROESDELAHISTORIAQUEVAMOS

ATENERELHONORDECONTARANUESTROSLECTORES

NOTIENENNADADEMITOLOGICOHaceaproximadamenteunaño,cuandohacíainvestigaciónesenlaBiblioteca

RealparamihistoriadeLuisXIV,diporcasualidadconlasMemoriasdelseñorD'Artagnan, impresas -como lamayoría de las obras de esa época, en que losautorespretendíandecir laverdadsin iradarseunavueltamásomenos largapor laBastilla-enAmsterdam,poreleditorPierreRouge.El títulomesedujo:las llevé ami casa, con el permiso del señor bibliotecario por supuesto, y lasdevoré.Noesmiintenciónhaceraquíunanálisisdeesacuriosaobra,ymecontentaré

con remitir a ella a aquellos lectoresmíos que aprecien los cuadros de época.Encontrarán ahí retratos esbozados de mano maestra; y aunque esos bocetosestén,lamayoríadelasveces,trazadossobrepuertasdecuartelysobreparedesdetaberna,nodejarándereconocer,contantoparecidocomoenlahistoriadelseñorAnquetil,lasimágenesdeLuisXIII,deAnadeAustria,deRichelieu,deMazarinoydelamayoríadeloscortesanosdelaépoca.Mas, como se sabe, lo que sorprende el espíritu caprichoso del poeta no

siempreesloqueimpresionaalamasadelectores.Ahorabien,aladmirar,comolosdemásadmiraránsinduda,losdetallesquehemosseñalado,loquemásnospreocupó fue una cosa a la que, por supuesto, nadie antes que nosotros habíaprestadolamenoratención.D'Artagnancuentaque,ensuprimeravisitaalseñordeTréville,capitándelos

mosqueterosdelrey,encontróensuantecámaraatresjóvenesqueservíanenelilustrecuerpoenelqueélsolicitabaelhonordeser recibido,yque teníanpornombrelosdeAthos,PorthosyAramis.Confesamosqueestostresnombresextranjerosnossorprendieron,yalpunto

nosvinoa lamentequenoeranmásqueseudónimosconayudade loscualesD'Artagnanhabíadisimuladonombrestalvezilustres,siesquelosportadoresdeesosnombresprestadosnoloshabíanescogidoellosmismoseldíaenque,porcapricho,pordescontentoopor faltade fortuna, sehabíanendosado la simplecasacademosquetero.

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Desde ese momento no tuvimos reposo hasta encontrar, en las obrascoetáneas, una huella cualquiera de esos nombres extraordinarios que tanvivamentehabíandespertadonuestracuriosidad.Sólo el catálogo de los libros que leímos para llegar a esameta llenaría un

folletón entero cosa que quizá fueramuy instructiva, pero a todas luces pocodivertidaparanuestroslectores.Noscontentaremos,pues,condecirlesqueenelmomentoenque,desalentadosdetantasinvestigacionesinfructuosas, íbamosaabandonarnuestrabúsqueda,encontramospor fin,guiadospor losconsejosdenuestro ilustre y sabio amigo Paulin Paris, un manuscrito in-folio, con lasignaturanúm.4772ó4773,nolorecordamosexactamente,tituladoasí:MemoriasdelseñorcondedelaFère,referentesaalgunosdelossucesosque

pasaronenFranciahaciafinalesdelreinadodelreyLuisXIIIyelcomienzodelreinado del rey Luis XIV. Adivínese si fue grande nuestra alegría cuando, alhojear el manuscrito, última esperanza nuestra, encontramos en la vigésimapáginaelnombredeAthos,enlavigésimaséptimaelnombredePorthosyenlatrigésimaprimeraelnombredeAramis.El descubrimiento de un manuscrito completamente desconocido, en una

épocaenquelacienciahistóricaesimpulsadaatanaltogrado,nospareciócasimilagroso. Por eso nos apresuramos a solicitar permiso para hacerlo imprimircon objeto de presentarnos un día con el bagaje de otros a la Academia deinscripciones y bellas letras, si es que no conseguimos, cosa muy probable,entrar en laAcademia francesa connuestropropiobagaje.Debemosdecirqueese permiso nos fue graciosamente otorgado; lo que consignamos aquí paradesmentir públicamente a los malévolos que pretenden que vivimos bajo ungobiernomásbienpocodispuestoconlosliteratos.Ahorabien, loquehoyofrecemosanuestros lectoreses laprimerapartede

esemanuscrito, restituyéndole el título que le conviene, comprometiéndonos apublicarinmediatamentelasegundasi,comoestamosseguros,estaprimeraparteobtieneeléxitoquemerece.Mientras tanto, como el padrino es un segundo padre, invitamos al lector a

echarlaculpadesuplacerodesuaburrimientoanosotrosynoalcondedeLaFère.Sentadoesto,pasemosanuestrahistoria.

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1CapítuloLostrespresentesdelseñorD'Artagnanpadre

Elprimer lunesdelmesde abril de1625, el burgodeMeung, dondenació elautordelRomandelaRose,parecíaestarenunarevolucióntancompletacomosiloshugonoteshubieranvenidoahacerdeellaunasegundaRochelle.Muchosburgueses,alverhuiralasmujeresporlacalleMayor,aloírgritaralosniñosenelumbraldelaspuertas,seapresurabanaendosarselacorazay,respaldandosuaplomo algo incierto con un mosquete o una partesana, se dirigían hacia lahosteríadelFrancMeunier,antelacualbullía,creciendodeminutoenminuto,ungrupocompacto,ruidosoyllenodecuriosidad.Enesetiempolospánicoseranfrecuentes,ypocosdíaspasabansinqueuna

aldea a otra registrara en sus archivos algún acontecimiento de ese género.Estabanlosseñoresqueguerreabanentresí;estabaelreyquehacíalaguerraalcardenal; estabaelEspañolquehacía laguerraal rey.Luego,ademásdeestasguerras sordas o públicas, secretas o patentes, estaban los ladrones, losmendigos,loshugonotes,loslobosyloslacayosquehacíanlaguerraatodoelmundo.Losburguesessearmabansiemprecontralosladrones,contraloslobos,contra los lacayos, con frecuencia contra los señores y los hugonotes, algunasvecescontraelrey,peronuncacontraelcardenalnicontraelEspañol.Deestehábitoadquiridoresulta,pues,queelsusodichoprimerlunesdelmesdeabrilde1625,losburgueses,aloírelbarulloynovernielbanderínamarilloyrojonilalibrea del duque de Richelieu, se precipitaron hacia la hostería del FrancMeunier.Llegadosallí,todospudieronveryreconocerlacausadeaqueljaleo.Unjoven…,perohagamossuretratodeunsolotrazo:figuraosadonQuijote

alosdieciochoaños,undonQuijotedescortezado,sincotaniquijotes,undonQuijoterevestidodeunjubóndelanacuyocolorazulsehabíatransformadoenunmatizimprecisodehecesydeazulceleste.Caralargayatezada;elpómulode las mejillas saliente, signo de astucia; los músculos maxilares enormentedesarrollados, índice infalible por el que se reconocía al gascón, incluso sinboina,ynuestrojovenllevabaunaboinaadornadaconunaespeciedepluma;losojos abiertos a inteligentes; la nariz ganchuda, pero finamente diseñada;

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demasiado grande para ser un adolescente, demasiado pequeña para ser unhombre hecho, un ojo poco acostumbrado le habría tomado por un hijo deaparcerodeviaje, deno serpor su larga espadaque, prendidadeun tahalí depiel,golpeaba laspantorrillasdesupropietariocuandoestabadepie,yelpeloerizadodesumonturacuandoestabaacaballo.Porque nuestro joven teníamontura, y esamontura era tan notable que fue

notada: erauna jacadelBéam,dedoceá catorce años,depelaje amarillo, sincrines en la cola, mas no sin gabarros en las patas, y que, caminando con lacabeza más abajo de las rodillas, lo cual volvía inútil la aplicación de lamartingala, hacía pese a todo sus ocho leguas diarias. Por desgracia, lascualidadesdeestecaballoestaban tanbienocultasbajo supelajeextrañoy suporteincongruenteque,enunaépocaenquetodoelmundoentendíadecaballos,laaparicióndelasusodichajacaenMeung,dondehabíaentradohacíauncuartodehoramásomenospor lapuertadeBeaugency,produjounasensacióncuyodisfavorrepercutiósobresucaballero.YesasensaciónhabíasidotantomáspenosaparaeljovenD'Artagnan(asíse

llamabaeldonQuijotedeestenuevoRocinante)cuantoquenoseleocultabaelladoridículoqueleprestaba,porbuencaballeroquefuese,semejantemontura;tambiénélhabíalanzadounfuertesuspiroalaceptarelregaloquelehabíahechoel señorD'Artagnanpadre.No ignorabaqueunabestia semejante valía por lomenosveintelibras;ciertoquelaspalabrasconqueelpresentevinoacompañadonoteníanprecio.—Hijomío—habíadichoelgentilhombregascónenesepuropatoisdeBéam

delquejamáshabíapodidodesembarazarseEnriqueIV—,hijomío,estecaballoha nacido en la casa de vuestro padre, tendrá pronto trece años, y hapermanecidoaquítodoesetiempo,loquedebellevarosaamarlo.Nolovendáisjamás,dejadlemorir tranquilayhonorablementedeviejo;ysihacéiscampañaconél,cuidadlocomocuidaríaisaunviejoservidor.En lacorte—continuóelseñorD'Artagnanpadre—,siesquetenéiselhonordeiraella,honoralqueporlodemásosdaderechovuestraantiguanobleza,manteneddignamentevuestronombre de gentilhombre, que ha sido dignamente llevado por vuestrosantepasadosdesdehacemásdequinientosaños.Porvosyporlosvuestros(porlosvuestrosentiendovuestrosparientesyamigos)nosoportéisnuncanadasalvodelseñorcardenalydel rey.Porelvalor,entendedlobien,sóloporelvalorselabra hoy día un gentilhombre su camino. Quien tiembla un segundo dejaescaparquizáelceboqueprecisamenteduranteesesegundolafortunaletendía.Soisjoven,debéisservalientepordosrazones:laprimera,porquesoisgascón,ylasegundaporquesoishijomío.Notemáislasocasionesybuscadlasaventuras.Oshehechoaprenderamanejarlaespada;tenéisunjarretedehierro,unpuñode

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acero;batíosporcualquiermotivo;batíos,tantomáscuantoqueestánprohibidoslosduelos,yporconsiguientehaydosvecesvaloralbatirse.Notengo,hijomío,másquequinceescudosquedaros,micaballoylosconsejosqueacabáisdeoír.Vuestramadreañadirálarecetadeciertobálsamoquesupodeunagitanayquetieneunavirtudmilagrosaparacurarcualquierheridaquenoalcanceelcorazón.Sacadprovechodetodo,yvividfelizmenteypormuchotiempo.Sólotengounacosaqueañadir,yesunejemploqueospropongo,noelmíoporqueyonuncaheaparecidopor la cortey sólohice lasguerrasde religióncomovoluntario;merefiero al señor de Tréville, que fue antaño vecino mío, y que tuvo el honorsiendoniñodejugarconnuestroreyLuisXIII,aquienDiosconserve.Avecessusjuegosdegenerabanenbatalla,yenesasbatallasnosiempreeraelreyelmásfuerte.LosgolpesqueenellasrecibióleproporcionaronmuchaestimayamistadhaciaelseñordeTréville.Mástarde,elseñordeTrévillesebatiócontraotrosensu primer viaje a Paris, cinco veces; tras la muerte del difunto rey hasta lamayoríadeljoven,sincontarlasguerrasylosasedios,sieteveces;ydesdeesamayoríahastahoy,quizácien.Ypesealosedictos,lasordenanzasylosarrestos,vedlecapitándelosmosqueteros,esdecir,jefedeunalegióndeCésaresaquienel reyhacemuchocasoyaquienelseñorcardenal teme,precisamenteélque,comotodossaben,notemeanada.Además,elseñordeTrévilleganadiezmilescudosalaño;espor tantoungranseñor.Comenzócomovos: idleaverconestacarta,yamoldadvuestraconductaalasuya,parasercomoél.Conesto,elseñorD'Artagnanpadreciñóasuhijosupropiaespada,lobesó

tiernamenteenambasmejillasylediosubendición.Alsalirdelahabitaciónpaterna,eljovenencontróasumadre,queloesperaba

conlafamosarecetacuyoempleolosconsejosqueacabamosdereferirdebíanhacerbastantefrecuente.Losadiosesfueronporeste ladomás largosy tiernosdeloquehabíansidoporelotro,noporqueelseñorD'Artagnannoamaraasuhijo,queerasuúnicovástago,sinoporqueel señorD'Artagnanerahombre,yhubiera considerado indigno de un hombre dejarse llevar por la emoción,mientras que la señora D'Artagnan era mujer y, además, madre. Lloró enabundancia y, digámoslo en alabanza del señor D'Artagnan hijo, por másesfuerzo que él hizo por aguantar sereno como debía estarlo un futuromosquetero, la naturaleza pudomás, y derramómuchas lágrimas de las que aduraspenasconsiguióocultarlamitad.El mismo día el joven se puso en camino, provisto de los tres presentes

paternos y que estaban compuestos, como hemos dicho, por trece escudos, elcaballo y la carta para el señor de Tréville; como es lógico, los consejos lehabíansidodadosporañadidura.Con semejante vademécum, D'Artagnan se encontró, moral y físicamente,

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copia exacta del héroe de Cervantes, con quien tan felizmente le hemoscomparadocuandonuestrosdeberesdehistoriadornoshanobligadoatrazarsuretrato.DonQuijote tomaba losmolinosdevientoporgigantesy los carnerospor ejércitos:D'Artagnan tomó cada sonrisa por un insulto y cadamirada porunaprovocación.DeelloresultóquetuvosiempreelpuñoapretadodesdeTarbeshastaMeungyque,undíaconotro,llevólamanoalaempuñaduradesuespadadiezvecesdiarias;sinembargo,elpuñonodescendiósobreningunamandíbula,nilaespadasaliódesuvaina.Ynoesquelavistadelamalhadadajacaamarillanohicieraflorecersonrisasenlosrostrosdelosquepasaban;perocomoencimade la jaca tintineabauna espadade tamaño respetabley encimade esa espadabrillabaunojomásferozquenoble,losquepasabanreprimíansuhilaridad,o,silahilaridaddominabaalaprudencia,tratabanporlomenosdereírseporunsololado, como lasmáscaras antiguas.D'Artagnanpermaneció, pues,majestuoso aintactoensususceptibilidadhastaesadesafortunadavilladeMeung.Peroaquí,cuandodescendíadesucaballoalapuertadelFrancMeuniersin

quenadie,hostelero,mozoopalafrenero,hubieravenidoa coger el estribodemontar, D'Artagnan divisó en una ventana entreabierta de la planta baja a ungentilhombre de buena estatura y altivo gesto aunque de rostro ligeramenteceñudo, hablando con dos personas que parecían escucharle con deferencia.D'Artagnan, según su costumbre, creyó muy naturalmente ser objeto de laconversación y escuchó. Esta vez D'Artagnan sólo se había equivocado amedias:nosetratabadeél,sinodesucaballo.Elgentilhombreparecíaenumerarasusoyentestodassuscualidadesycomo,segúnhedicho,losoyentesparecíantenergrandeferenciahaciaelnarrador,seechabanareíracadainstante.Comomedia sonrisa bastaba para despertar la irascibilidad del joven, fácilmente secomprenderáelefectoqueenélprodujotanruidosahilaridad.Sin embargo, D'Artagnan quiso primero hacerse idea de la fisonomía del

impertinente que se burlaba de él. Clavó su mirada altiva sobre el extraño yreconoció un hombre de cuarenta a cuarenta y cinco años, de ojos negros ypenetrantes, de tez pálida, nariz fuertemente pronunciada, mostacho negro yperfectamenterecortado;ibavestidoconunjubónycalzasvioletasconagujetasdeigualcolor,sinmásadornoquelascuchilladashabitualesporlasquepasabala camisa. Aquellas calzas y aquel jubón, aunque nuevos, parecían arrugadoscomo vestidos de viaje largo tiempo encerrados en un baúl. D'Artagnan hizotodas estasobservaciones con la rapidezdel observadormásminucioso, y, sinduda, por un sentimiento instintivo que le decía que aquel desconocido debíatenergraninfluenciasobresuvidafutura.Y como en el momento en que D'Artagnan fijaba su mirada en el

gentilhombredejubónvioleta,elgentilhombrehacíarespectoalajacabearnesa

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una de sus más sabias y más profundas demostraciones, sus dos oyentesestallaron en carcajadas, y él mismo dejó, contra su costumbre, vagarvisiblemente, si esque sepuedehablar así, unapálida sonrisa sobre su rostro.Aquellaveznohabíaduda,D'Artagnanera realmente insultado.Poreso, llenode talconvicción,hundiósuboinahasta losojosy, tratandodecopiaralgunosairesdecortequehabía sorprendidoenGascuñaentre los señoresdeviaje, seadelantó, conunamanoen laguarniciónde suespaday laotraapoyadaen lacadera.Desgraciadamente,amedidaqueavanzaba,lacóleraleenceguecíamásymás,yenvezdeldiscursodignoyaltivoquehabíapreparadoparaformularsuprovocación, sólohallóen lapuntadesu lenguaunapersonalidadgroseraqueacompañóconungestofurioso.—¡Eh,señor!—exclamó—.¡Señor,queosocultáistrasesepostigo!Sí,vos,

decidmeunpocodequéosreís,ynosreiremosjuntos.Elgentilhombrevolviólentamentelosojosdelamonturaalcaballero,como

si hubiera necesitado cierto tiempo para comprender que era a él a quien sedirigían tan extraños reproches; luego, cuando no pudo albergar ya ningunaduda, su ceño se frunció ligeramentey trasuna largapausa, conun acentodeironíaydeinsolenciaimposiblededescribir,respondióaD'Artagnan:—Yonooshablo,señor.—¡Peroyosíoshablo!—exclamóeljovenexasperadoporaquellamezclade

insolenciaydebuenasmaneras,deconvenienciasydedesdenes.Eldesconocidolomiróuninstantetodavíaconsulevesonrisay,apartándose

delaventana,saliólentamentedelahosteríaparaveniraplantarseadospasosde D'Artagnan frente al caballo. Su actitud tranquila y su fisonomía burlonahabíanredoblado lahilaridaddeaquellosconquieneshablabayquesehabíanquedadoenlaventana.D'Artagnan,alverlellegar,sacósuespadaunpiefueradelavaina.—Decididamenteestecaballoes,omejor,fueensujuventudbotóndeoro—

dijoeldesconocidocontinuandolasinvestigacionescomenzadasydirigiéndoseasusoyentesdelaventana,sinaparentarenmodoalgunonotarlaexasperacióndeD'Artagnan,quesinembargoestabadepieentreélyellos;esuncolormuyconocidoenbotánica,perohastaelpresentemuyraroentreloscaballos.—¡Asíseríedelcaballoquiennoosaríareírsedelamo!—exclamóelémulo

deTréville,furioso.—Señor —prosiguió el desconocido—, no río muy a menudo, como vos

mismo podéis ver por el aspecto de mi rostro; pero procuro conservar elprivilegiodereírcuandomeplace.—¡Y yo —exclamó D'Artagnan— no quiero que nadie ría cuando no me

place!

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—¿Deverdad,señor?—continuóeldesconocidomástranquiloquenunca—.Pues bien, esmuy justo—y girando sobre sus talones se dispuso a entrar denuevo en la hostería por la puerta principal, bajo la queD'Artagnan, al llegar,habíaobservadouncaballocompletamenteensillado.PeroD'Artagnannoteníacarácterparasoltarasíaunhombrequehabíatenido

lainsolenciadeburlarsedeél.Sacósuespadaporenterodelafundaycomenzóaperseguirlegritando:—¡Volveos,volveos,señorburlón,paraquenooshieraporlaespalda!—¡Herirmeamí!—dijoelotrogirandosobresustalonesymirandoaljoven

contantoasombrocomodesprecio—.¡Vamos,vamos,querido,estáisloco!Luego,envozbajaycomosiestuvierahablandoconsigomismo:—Es enojoso —prosiguió—. ¡Qué hallazgo para su majestad, que busca

valientesdecualquiersitioparareclutarmosqueteros!Acababade terminarcuandoD'Artagnan lealargóuna furiosaestocadaque,

de no haber dado con presteza un salto hacia atrás, es probable que hubierabromeado por última vez. El desconocido vio entonces que la cosa pasaba debroma,sacósuespada,saludóasuadversarioysepusogravementeenguardia.Pero en el mismo momento, sus dos oyentes, acompañados del hostelero,cayeronsobreD'Artagnanabastonazos,patadasyempellones.Locualfueunadiversión tan rápida y tan completa en el ataque, que el adversario deD'Artagnan,mientraséstesevolvíaparahacerfrenteaaquellalluviadegolpes,envainabaconlamismaprecisión,y,deactorquehabíadejadodeser,sevolvíade nuevo espectador del combate, papel que cumplió con su impasibilidad desiempre,mascullandosinembargo:—¡Vayapestedegascones!¡Ponedloensucaballonaranja,yquesevaya!—¡Noantesdehabertematado,cobarde!—gritabaD'Artagnanmientrashacía

frente lomejorquepodíaysin retrocederunpasoasus tresenemigos,que lomolíanagolpes.—¡Unagasconadamás!—murmuróelgentilhombre—. ¡A femíaqueestos

gascones son incorregibles! ¡Continuad la danza, pues que lo quiere! Cuandoestécansadoyadiráquetienebastante.Peroeldesconocidonosabíaconquéclasedetestarudoteníaquehabérselas;

D'Artagnan no era hombre que pidiera merced nunca. El combate continuó,pues, algunos segundos todavía; por fin,D'Artagnan, agotado dejó escapar suespadaqueungolperompióendostrozos.Otrogolpequelehirióligeramenteen la frente, lo derribó casi al mismo tiempo todo ensangrentado y casidesvanecido.Enestemomentofuecuandodetodaspartesacudieronallugardelaescena.

Elhostelero,temiendoelescándalo,llevóconlaayudadesusmozosalheridoa

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lacocina,dondelefueronotorgadosalgunoscuidados.En cuanto al gentilhombre, había vuelto a ocupar su sitio en la ventana y

mirabaconciertaimpacienciaatodoaquelgentíocuyapermanenciaallíparecíacausarlevivacontrariedad.—Ybien,¿quétalvaeserabioso?—dijovolviéndosealruidodelapuertaque

seabrióydirigiéndosealhosteleroqueveníaainformarsesobresusalud.—¿Vuestraexcelenciaestásanoysalvo?—preguntóelhostelero.—Sí, completamente sanoy salvo,mi querido hostelero, y soy yo quien os

prequntaquéhapasadoconnuestrojoven.—Yaestamejor—dijoelhostelero—:sehadesvanecidototalmente.—¿Deverdad?—dijoelgentilhombre.—Pero antes de desvanecerse ha reunido todas sus fuerzas para llamaros y

desafiarosalllamaros.—¡Esebuenmozoeseldiabloenpersona!—exclamóeldesconocido.—¡Oh, no, excelencia, no es el diablo! —prosiguió el hostelero con una

muecadedesprecio—.Durantesudesvanecimientolohemosregistrado,yensupaquetenohaymásqueunacamisayensubolsanadamásquedoceescudos,locualnolehaimpedidodeciraldesmayarseque,sitalcosalehubieraocurridoenParis, os arrepentiríais en el acto,mientras que aquí sólo os arrepentiréismástarde.—Entonces—dijo fríamente el desconocido—, es algún príncipe de sangre

disfrazado.—Os digo esto, mi señor —prosiguió el hostelero—, para que toméis

precauciones.—¿Yhanombradoaalguienenmediodesucólera?—Lohahecho,golpeabasobresubolsoydecía:«Yaveremosloqueelseñor

deTrévillepiensadeesteinsultoasuprotegido.»—¿El señor de Tréville? —dijo el desconocido prestando atención—.

¿Golpeaba sobre su bolso pronunciando el nombre del señor de Tréville?…Veamos, querido hostelero: mientras vuestro joven estaba desvanecido estoysegurodequenohabréisdejadodemirartambiénesebolso.¿Quéhabía?—UnacartadirigidaalseñordeTréville,capitándelosmosqueteros.—¿Deverdad?—Comotengoelhonordedecíroslo,excelencia.El hostelero, que no estaba dotado de gran perspiscacia, no observó la

expresiónquesuspalabrashabíandadoalafisonomíadeldesconocido.Esteseapartódelrebordedelaventanasobreelquehabíapermanecidoapoyadoconlapuntadelcodo,yfruncióelceñocomohombreinquieto.—¡Diablos!—murmuró entre dientes—. ¿Me habrá enviado Tréville a ese

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gascón?¡Esmuyjoven!Perounaestocadaessiempreunaestocada,cualquieraquesea laedaddequienlada,ynohayporquédesconfiarmenosdeunniñoquedecualquierotro;bastaavecesundébilobstáculoparacontrariarungrandesignio.Yeldesconocidosesumióenunareflexiónqueduróalgunosminutos.—Veamos,huésped—dijo—,¿esquenomevaisalibrardeesefrenético?En

conciencia, no puedo matarlo, y sin embargo —añadió con una expresiónfríamenteamenazadora—,sinembargo,memolesta.¿Dóndeestá?—Enlahabitacióndemimujer,dondeselecura,enelprimerpiso.—¿Susharaposysubolsaestánconél?¿Nosehaquitadoeljubón?—Alcontrario,todoestáabajo,enlacocina.Perodadoqueesejovenlocoos

molesta…—Por supuesto. Provoca en vuestra hostería un escándalo que las gentes

honradasnopodríanaguantar.Subidavuestrocuarto,hacedmicuentayavisadamilacayo.—¿Cómo?¿Elseñornosdejaya?—Losabéisdesobra,puestoqueoshedadoordendeensillarmicaballo.¿No

semehaobedecido?—Claroquesí,ycomovuestraexcelenciahapodidover,sucaballoestáenla

entradaprincipal,completamenteaparejadoparapartir.—Estábien,hacedentoncesloqueoshepedido.—¡Vaya!—sedijoelhostelero—.¿Tendrámiedodelmuchacho?Perounamiradaimperativadeldesconocidovinoadetenerleenseco.Saludó

humildementeysalió.—Noesprecisoadvertiramiladysobreestebribón—continuóelextraño—.

Nodebetardarenpasar;vieneinclusoconretraso.Decididamenteesmejorquemonteacaballoyquevayaasuencuentro…¡SóloquesipudierasaberloquecontieneesacartadirigidaaTréville!…Yeldesconocido,siempremascullando,sedirigióhacialacocina.Duranteeste tiempo, elhuésped,quenodudabadequeera lapresenciadel

muchacho lo que echaba al desconocido de su hostería, había subido a lahabitaciónde sumujer yhabía encontrado aD'Artagnandueñopor finde sussentidos.Entonces,tratandodehacerlecomprenderquelapolicíapodríajugarleunamalapasadaporhaber ido abuscarquerella a ungran señor - porque, enopinióndelhuésped,eldesconocidonopodíasermásqueungranseñor—, leconvencióparaque,peseasudebilidad,se levantaseyprosiguiesesucamino.D'Artagnan,medioaturdido,sinjubónyconlacabezatodaenvueltaenvendas,se levantó y, empujado por el hostelero, comenzó a bajar; pero al llegar a lacocina, lo primeroquevio fue a suprovocador quehablaba tranquilamente al

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estribodeunapesadacarrozatiradapordosgruesoscaballosnormandos.Su interlocutora, cuya cabeza aparecía enmarcada en la portezuela, era una

mujer de veinte a veintidós años. Ya hemos dicho con qué rapidez percibíaD'Artagnanunafisonomía;alprimervistazocomprobóquelamujererajovenybella.Peroestabelleza le sorprendió tantomás cuantoqueera completamenteextraña a las comarcas meridionales que D'Artagnan había habitado hastaentonces.Eraunapersonapálidayrubia,delargoscabellosquecaíanenbuclessobresushombros,degrandesojosazuleslánguidos,delabiosrosadosymanosdealabastro.Hablabamuyvivamenteconeldesconocido.—Entonces,sueminenciameordena…—decíaladama.—Volver inmediatamente a Inglaterra, y avisarle directamente si el duque

abandonaLondres.—Y¿encuantoamisrestantesinstrucciones?—preguntólabellaviajera.—Estánguardadasenesacaja,quesóloabriréisalotro ladodelcanalde la

Mancha.—Muybien,¿quéharéisvos?—YoregresoaParís.—¿Sincastigaraeseinsolentemuchachito?—preguntóladama.El desconocido iba a responder; pero en elmomento en que abría la boca,

D'Artagnan,quelohabíaoídotodo,seabalanzóhaciaelumbraldelapuerta.—Es ese insolente muchachito el que castiga a los otros —exclamó—, y

esperoqueestavezaquelaquiendebecastigarnoescaparácomolaprimera.—¿Noescapará?—dijoeldesconocidofrunciendoelceño.—No,delantedeunamujernoosaríaishuir,esopresumo.—Pensad—dijomiladyalveralgentilhombrellevarlamanoasuespada—,

pensadqueelmenorretrasopuedeperderlotodo.—Tenéisrazón—exclamóelgentilhombre—;partid,pues,porvuestrolado;

yopartoporelmío.Ysaludandoaladamaconungestodecabeza,seabalanzósobresucaballo,

mientras el cochero de la carroza azotaba vigorosamente a su tiro. Los dosinterlocutorespartieronpuesalgalope,alejándosecadacualporunladoopuestodelacalle.—¡Eh, vuestro gasto! —vociferó el hostelero, cuyo afecto a su viajero se

trocabaenprofundodesdénalverquesealejabasinsaldarsuscuentas.—Paga, bribón—gritó el viajero, siempre galopando, a su lacayo, el cual

arrojóalospiesdelhostelerodosotresmonedasdeplata,ysepusoagalopartrassuseñor.—¡Ah, cobarde! ¡Ah, miserable! ¡Ah, falso gentilhombre! —exclamó

D'Artagnanlanzándoseasuveztrasellacayo.

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Peroelheridoestabademasiadodébilaúnparasoportarsemejantesacudida.Apenas hubo dado diez pasos, cuando sus oídos le zumbaron, le dominó unvahído, una nube de sangre pasó por sus ojos, y cayó en medio de la callegritandotodavía:—¡Cobarde,cobarde,cobarde!—En efecto, es muy cobarde —murmuró el hostelero aproximándose a

D'Artagnan, y tratando mediante esta adulación de reconciliarse con el obremuchacho,comolagarzadelafábulaconsulimaconocturno.—Sí,muycobarde—murmuróD'Artagnan—;peroella,¡quéhermosa!—¿Quiénella?—preguntóelhostelero.—Milady—balbuceóD'Artagnan.Ysedesvanecióporsegundavez.—Esigual—dijoelhostelero—,pierdodos,peromequedaéste,alqueestoy

seguro de conservar por lomenos algunos días. Siempre son once escudos deganancia.Yasesabequeonceescudosconstituíanprecisamentelasumaquequedabaen

labolsadeD'Artagnan.El hostelero había contado con once días de enfermedad, a escudo por día;

pero había contado con ello sin su viajero.Al día siguiente, a las cinco de lamañana, D'Artagnan se levantó, bajó él mismo a la cocina, pidió, además deotrosingredientescuyalistanohallegadohastanosotros,vino,aceite,romero,y,conlarecetadesumadreenlamano,sepreparóunbálsamoconelqueungiósusnumerosasheridas,renovandoélmismosusvendasynoqueriendoadmitirla ayuda de ningún médico. Gracias sin duda a la eficacia del bálsamo deBohemia,yquizá tambiéngraciasa laausenciade tododoctor,D'Artagnanseencontródepieaquellamismanoche,ycasicuradoaldíasiguiente.Peroenelmomentodepagaraquelromero,aquelaceiteyaquelvino,único

gastodelamoquehabíaguardadodietaabsolutamientrasque,porelcontrario,elcaballoamarillo,aldecirdelhosteleroalmenos,habíacomidotresvecesmásdeloquerazonablementesehubierapodidosuponerporsutalla,D'Artagnannoencontróensubolsomásquesupequeñabolsadeterciopeloraídoasícomolosonce escudos que contenía; en cuanto a la carta dirigida al señor de Tréville,habíadesaparecido.Eljovencomenzóporbuscaraquellacartacongranimpaciencia,volviendoy

revolviendo veinte veces sus bolsos y bolsillos, buscando y rebuscando en sutalego,abriendoycerrandosubolso;perocuandosehuboconvencidodequelacartaerainencontrable,entróenunterceraccesoderabiaqueapuntoestuvodeprovocarleunnuevoconsumodevinoydeaceitearomatizados;porque,alveraaquel joven de mala cabeza acalorarse y amenazar con romper todo en el

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establecimiento si no encontraban su carta, el hostelero había cogido ya unchuzo, sumujer unmango de escoba, y sus criados losmismos bastones quehabíanservidolavíspera.—¡Mi carta de recomendación! —gritaba D'Artagnan—. ¡Mi carta de

recomendación,portodoslosdiablos,uosensartoatodoscomoahortelanos!Desgraciadamente, una circunstancia se oponía a que el joven cumpliera su

amenaza; y es que, como ya lo hemos dicho, su espada se había roto en dostrozosdurantelaprimerarefriega,cosaqueélhabíaolvidadoporcompleto.YdeelloresultóquecuandoD'Artagnanquisodesenvainar,seencontróarmadopuray simplemente conun trozodeespadadeochoodiezpulgadasmásomenos,que el hostelerohabía encasquetado cuidadosamente en la vaina.En cuanto alresto de la hoja, el chef la había ocultado hábilmente para hacerse una agujamechera.Sin embargo, esta decepción no hubiera detenido probablemente a nuestro

fogosojoven,sielhuéspednohubierapensadoquelareclamaciónqueledirigíasuviajeroeraperfectamentejusta.—Pero,enrealidad—dijobajandosuchuzo—,¿dóndeestáesacarta?—Sí,¿dóndeestáesacarta?—gritóD'Artagnan—.Osprevengoantetodoque

esacartaesparaelseñordeTréville,yqueesprecisoqueaparezca;porquesinoapareceélsabrádesobrahacerlaaparecer.Esta amenaza acabópor intimidar al hostelero.Despuésdel reyydel señor

cardenal,elseñordeTrévilleeraelhombrecuyonombreeraquizáel repetidoconmásfrecuenciaporlosmilitaresainclusoporlosburgueses.TambiénestabaelpadreJosephcierto;perosunombreaélnuncaleerapronunciadosinoenvozbaja,¡tangrandeeraelterrorqueinspirabalaeminenciagris,comosellamabaalfamiliardelcardenal!Por eso, arrojando su chuzo lejos de sí, y ordenando a sumujer hacer otro

tantoconsumangodeescobayasusservidoresconsusbastones,fueelprimeroquedioejemploenbuscarlacartaperdida.—¿Esqueesacartaencerrabaalgoprecioso?—preguntóelhosteleroalcabo

deuninstantedeinvestigacionesinútiles.—¡Diablos!¡Yalocreo!—exclamóelgascón,quecontabaconaquellacarta

parahacersucarreraenlacorte—.Conteníamifortuna.—¿BonoscontraelTesoro?—preguntóelhosteleroinquieto.—Bonos contra la tesorería particular de Su Majestad —respondió

D'Artagnan que, contando con entrar en el servicio del rey gracias a estarecomendación,creíapoderdaraquellarespuestaalgoaventuradasinmentir.—¡Diablos!—dijoelhostelerocompletamentedesesperado.—Pero no importa —continuó D'Artagnan con el aplomo nacional—, no

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importa; el dinero no es nada, pero esa carta sí lo era todo.Hubiera preferidoperderantesmilpistolasqueperderla.Nadaarriesgabadiciendoveintemil,perociertopudorjuvenillocontuvo.Unrayodeluzalcanzódeprontolamentedelhostelero,quesedabaatodos

losdiablosalnoencontrarnada.—Esacartanosehaperdido—exclamó.—¡Ah!—dijoD'Artagnan.—No;oslahanrobado.—¿Robado?¿Yquién?—Elgentilhombredeayer.Bajóa lacocina,dondeestabavuestrojubón.Se

quedóallísolo.Apostaríaquehasidoélquienlaharobado.—¿Locreéis?—respondióD'Artagnanpococonvencido,porquesabíamejor

quenadielaimportanciacompletamentepersonaldeaquellacarta,ynoveíaenella nada que pudiera provocar la codicia. El hecho es que ninguno de loscriados,ningunodelosviajerospresenteshubieraganadonadaposeyendoaquelpapel.—Decís,pues—respondióD'Artagnan—,quesospecháisdeeseimpertinente

gentilhombre.—Osdigoqueestoyseguro—continuóelhostelero—;cuandoyoleanuncié

queVuestraSeñoríaeraelprotegidodelseñordeTréville,yqueteníaisinclusouna carta para ese ilustre gentilhombre, pareció muy inquieto, me preguntódóndeestabaaquellacarta,ybajó inmediatamentea lacocinadondesabíaqueestabavuestrojubón.—Entoncesesmi ladrón—respondióD'Artagnan—;mequejaréal señorde

Tréville,yelseñordeTrévillesequejaráalrey.—Luegosacómajestuosamentedosescudosdesubolsillo,selosdioalhostelero,queloacompañó,sombreroenmano, hasta la puerta, y subió a su caballo amarillo, que le condujo sin otroaccidentehastalapuertaSaintAntoine,enParís,dondesupropietariolovendiópor tres escudos, lo cual era pagarlomuybien, dadoqueD'Artagnan lo habíaagotado hasta el exceso durante la última etapa. Además, el chalán a quienD'Artagnanlocedióporlasnuevelibrassusodichasnoocultóaljovenquesóloledabaaquellaexorbitantesumadebidoalaoriginalidaddesucolor.D'Artagnanentró,pues, enParís apie, llevandosupequeñopaquetebajoel

brazo, y caminó hasta encontrar una habitación de alquiler que convino a laexigüidaddesusrecursos.Aquellahabitacióneraunaespeciedebuhardilla,sitaenlacalledesFossoyeurs,cercadelLuxemburgo.Tanprontocomohubogastadosuúltimodenario,D'Artagnantomóposesión

desualojamiento,pasóelrestodelajornadacosiendosujubónysuscalzasdepasamanería, que sumadre había descosido de un jubón casi nuevo del señor

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D'Artagnan padre, y que le había dado a escondidas; luego fue al paseo de laFerraille—,paramandarponerunahojaasuespada;luegovolvióalLouvreparainformarsedelprimermosqueteroqueencontróde laubicacióndelpalaciodelseñordeTrévillequeestaba situadoen la calledelVieuxColombier, esdecir,precisamente en las cercanías del cuarto apalabrado por D'Artagnan,circunstanciaquelepareciódefelizaugurioparaeléxitodesuviaje.Tras ello, contento por la forma en que se había conducido enMeung sin

remordimientosporelpasado,confiandoenelpresenteyllenodeesperanzaenelporvenir,seacostóysedurmióconelsueñodelvaliente.Aquel sueño, todavía totalmente provinciano, le llevó hasta las nueve de la

mañana,horaenqueselevantóparadirigirsealpalaciodeaquelfamososeñordeTréville,eltercerpersonajedelreinosegúnlaestimaciónpaterna.

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2CapítuloLaantecámaradelseñordeTréville

ElseñordeTroisville,comotodavíasellamabasufamiliaenGascuña,oelseñorde Tréville, como había terminado por llamarse él mismo en Paris, habíaempezado en realidad comoD'Artagnan, es decir, sin un cuarto, pero con esecaudal de audacia, de ingenio y de entendimiemtoquehaceque elmáspobrehidalgucho gascón reciba con frecuencia de sus esperanzas de la herenciapaternamásdeloqueelmásricogentilhombredePérigordodeBerryrecibeenrealidad.Subravurainsolente,susuertemásinsolentetodavíaenuntiempoenque los golpes llovían como chuzos, le habían izado a la cima de esa difícilescala que se llama el favor de la corte, y cuyos escalones había escalado decuatroencuatro.Eraelamigodelrey,quehonrabamucho,comotodossaben,lamemoriadesupadreEnriqueIV.ElpadredelseñordeTrévillelehabíaservidotanfielmenteensusguerrascontra laLigaque,a faltadedinerocontanteysonante -cosaquetodalavidalefaltóalbearnés,elcualpagósiempresusdeudasconlaúnicacosaquenuncanecesitópedirprestada,esdecir,conelingenio-,queafaltadedinerocontante y sonante, decimos, le había autorizado, tras la rendición de Paris, atomarporarmasun leóndeoropasante sobregulesconestadivisa:Fidelisetfortis.Eramuchoparaelhonor,peromedianoparaelbienestar.Poreso,cuandoelilustrecompañerodelgranEnriquemurió,dejóporúnicaherenciaalseñorsuhijo,suespadaysudivisa.Graciasaestedobledonyalnombresintachaqueloacompañaba, el señor de Tréville fue admitido en la casa del joven príncipe,dondesesirviótambiéndesuespadayfuetanfielasudivisaqueLuisXIII,unodelosbuenosacerosdelreino,solíadecirquesituvieraunamigoenocasióndebatirse, le daría por consejo tomar por segundo primero a él, y a Trévilledespués,yquizáinclusoantesqueaél.Por eso Luis XIII tenía un afecto real por Tréville, un afecto de rey, afectoegoísta,escierto,peroquenoporellodejabadeserafecto.Yesque,enaquellostiemposdesgraciados,sebuscabasobretodorodearsedehombresdeltempledeTréville.Muchos podían tomar por divisa el epiteto de fuerte, que formaba lasegunda parte de su exergo; pero pocos gentileshombres podían reclamar el

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epítetodefiel,queformabalaprimera.Trévilleeraunodeestosúltimos;eraunade esas raras organizaciones, de inteligencia obediente como la del dogo, devalorciego,devista rápida,demanopronta,aquienelojo lehabíasidodadosóloparaversiel reyestabadescontentodealguien,y lamanoparagolpearaesealguienenfadoso:unBesme,unMaurevers,unPoltrotdeMéré,unVitry.Enfin,enelcasodeTréville,habíafaltadohastaaquelentonceslaocasión;perolaacechabayseprometíacogerlaporlospelossialgunavezpasabaalalcancedesumano.PoresohizoLuisXIIIaTrévillecapitándesusmosqueteros,queeranaLuisXIII,porladevociónomejorporelfanatismo,loquesusordinarioseranaEnriqueIIIyloquesuguardaescocesaaLuisXI.Porsuparte,ydesdeesepuntodevista,elcardenalno le ibaa lazagaal rey.CuandohubovistolaformidableelitedequeLuisXIIIserodeaba,esesegundo,omejor,eseprimerreydeFranciatambiénhabíaqueridotenersuguardia.TuvoportantosusmosqueteroscomoLuisXIIIteníalossuyos,yseveíaaestasdospotenciasrivalesseleccionarparasuservicio,entodaslasprovinciasdeFranciaa incluso en todos los Estados extranjeros, a los hombres célebres por susestocadas.PoresoRichelieuyLuisXIIIdisputabanamenudo,mientrasjugabansupartidadeajedrez,porlanoche,sobreelméritodesusservidores.Cadacualponderabalosmodalesyelvalordelossuyos;yaltiempoquesepronunciabanenvozaltacontralosduelosycontralasriñas,losexcitabanporlobajoallegara lasmanos, y concebían un auténtico pesar o una alegría inmoderada por laderrota o la victoria de los suyos.Así almenos lo dicen lasMemorias de unhombrequeestuvoenalgunasdeesasderrotasyenmuchasdeesasvictorias.Trévillehabíacaptadoelladodébildesuamo,ygraciasaestahabilidaddebíaellargoyconstantefavordeunreyquenohadejadoreputacióndehabersidomuyfielasusamistades.HacíadesfilarasusmosqueterosentreelcardenalArmandDuplessis con un aire burlón que erizaba de cólera el mostacho gris de SuEminencia.Trévilleentendíaadmirablementebienlaguerradeaquellaépoca,enlaque,cuandonosevivíaaexpensasdelenemigo,sevivíaaexpensasdesuscompatriotas:sussoldadosformabanunalegióndejaraneros,indisciplinadaparacualquierotroquenofueraél.Desaliñados,borrachos,despellejados, losmosqueterosdelrey,omejor losdelseñor de Tréville, se desparramaban por las tabernas, por los paseos, por losjuegospúblicos,gritando fuertey retorciéndose losmostachos,haciendosonarsusespuelas,enfrentándoseconplaceralosguardiasdelseñorcardenalcuandolosencontraban;luego,desenvainandoenplenacalleentremilbromas;muertosa veces, pero seguros en tal caso de ser llorados y vengados; matando confrecuencia,ysegurosentoncesdenoenmohecerenprisión,porqueallíestabaelseñordeTrévillepara reclamarlos.Poresoel señordeTrévilleeraalabadoen

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todos los tonos, cantado en todas las gamas por aquellos hombres que leadoraban y que, bandidos todos como eran, temblaban ante él como escolaresantesumaestro,obedeciendoalamenorpalabrayprestosahacersematarparalavarelmenorreproche.ElseñordeTrévillehabíausadoestapalancapoderosaenfavordelreyenprimerlugarydelosamigosdelrey,yluegoenfavordeélmismoysusamigos.Porlodemás,enningunadelasMemoriasdeesaépocaquetantasMemoriashadejadose ve que ese digno gentilhombre haya sido acusado, ni siquiera por susenemigos-ylosteníatantoentrelasgentesdeplumacomoentrelasgentesdeespada-enningunaparteseve,decimos,queesedignogentilhombrehayasidoacusadodehacersepagar lacooperacióndesussecuaces.Conun raro ingenioparalaintriga,quelohacíaémulodelosmayoresintriganteshabíapermanecidohonesto.Esmás,apesardelasgrandesestocadasquedejanaunoderrengadoyde los ejercicios penosos que fatigan, se había convertido en uno de losmásgalantes trotacalles, en uno de los más finos lechuguinos, en uno de los másalambicados habladores ampulosos de su época; se hablaba de las aventurasgalantes de Tréville como veinte años antes se había hablado de las deBassompierre,loquenoerapocodecir.Elcapitándelosmosqueterosera,pues,admirado, temido y amado, lo cual constituye el apogeo de las fortunashumanas.Luis XIV absorbió a todos los pequeños astros de su corte en su vastairradiación;perosupadre,solpluribusimpar,dejósuesplendorpersonalacadaunodesusfavoritos,suvalorindividualacadaunodesuscortesanos.Ademásdelosresplandoresdelreyydelcardenal,secontabanentoncesenParísmásdedoscientos pequeños resplandores algo solicitados. Entre los doscientospequeñosresplandores,eldeTrévilleeraunodelosmásbuscados.Elpatiodesupalacio,situadoenlacalledelVieuxColombier,separecíaauncampamento,yestodesdelasseisdelamañanaenveranoydesdelasochoeninvierno. De cincuenta a sesenta mosqueteros, que parecían turnarse parapresentarunnúmerosiempreimponente,sepaseabansincesararmadosenplandeguerraydispuestosatodo.Alolargodeaquellasgrandesescalinatas,sobrecuyo emplazamiento nuestra civilización construiría una casa entera, subían ybajabansolicitantesdeParísquecorríantrasunfavorcualquiera,gentilhombresde provincia ávidos para ser enrolados, y lacayos engalanados con todos loscoloresqueveníanatraeralseñordeTrévillelosmensajesdesusamos.Enlaantecámara,sobrealtasbanquetascirculares,descansabanloselegidos,esdecir,aquellos que estaban convocados. Allí había murmullo desde la mañana a lanoche,mientraselseñordeTréville,ensugabinetecontiguoaestaantecámara,recibía lasvisitas,escuchabalasquejas,dabasusórdenesy,comoelreyensu

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balcóndelLouvre,noteníamásqueasomarsealaventanaparapasarrevistadehombresydearmas.El día en queD'Artagnan se presentó, la asamblea era imponente, sobre todoparaunprovincianoquellegabadesuprovincia:esciertoqueelprovincianoeragascón, y que sobre todo en esa época los compatriotas deD'Artagnan teníanfama de no dejarse intimidar fácilmente. En efecto, una vez que se habíafranqueado la puerta maciza, enclavijada por largos clavos de cabezacuadrangular,secaíaenmediodeunatropadegentesdeespadaquesecruzabanenelpatio interpelándose,peleándosey jugandoentre sí.Para abrirsepasoenmedio de todas aquellas olas impetuosas habría sido preciso ser oficial, granseñorobellamujer.Fue,pues,porentreese tropelyesedesordenpordondenuestro jovenavanzóconel corazónpalpitante, ajustando su largoestoquea lo largode susmagraspiernas, y poniendo unamano en el borde de sus sombrero de fieltro con esamedia sonrisa del provinciano apurado que quiere mostrar aplomo. Cuandohabía pasado un grupo, entonces respiraba conmás libertad; pero comprendíaquesevolvíanparamirarloy,porprimeravezensuvida,D'Artagnan,quehastaaqueldíahabíatenidounabuenaopinióndesímismo,sesintióridículo.Llegado a la escalinata, fue peor aún; en los primeros escalones había cuatromosqueteros que se divertían en el ejercicio siguiente, mientras diez o docecamaradas suyos esperaban en el rellano a que les tocara la vez para ocuparplazaenlapartida.Unodeellos,situadoenelescalónsuperior,conlaespadadesnudaenlamano,impedíaoalmenosseesforzabaporimpedirquelosotrostressubieran.Estos tres esgrimían contra él sus espadas agilísimas. D'Artagnan tomó alprincipio aquellos aceros por floretes de esgrima, los creyó botonados; peroprontoadvirtióporciertosrasguñosquetodaslasarmasestaban,porelcontrario,afiladasy aguzadas aplacer, y concadaunodeaquellos rasguñosno sólo losespectadoressinoinclusolosactoresreíancomolocos.Elqueocupabaelescalónenaquelmomentomanteníaarayamaravillosamenteasusadversarios.Sehacíacírculoentornoaellos;lacondiciónconsistíaenqueacadagolpeeltocadoabandonaralapartida,perdiendosuturnodeaudienciaenbeneficio del tocador. En cincominutos, tres fueron rozados, uno en el puño,otroenelmentón,otroenlaoreja,poreldefensordelescalón,quenofuetocado-destrezaquelevalió,segúnlascondicionespactadas,tresturnosdefavor.Aunque no fuera difícil, dado que quería ser asombrado, este pasatiempoasombróanuestrojovenviajero;ensuprovincia,esatierradondesinembargose calientan tan rápidamente los cascos, había visto algunos preliminares deduelos, y la gasconada de aquellos cuatro jugadores le pareció lamás rara de

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todas las que hasta entonces había oído, incluso en Gascuña. Se creyótransportadoaesepaísdegigantesalqueGulliverfuemástardeydondepasótantomiedo,y sinembargonohabía llegadoal final:quedabanel rellanoy laantecámara.Enelrellanonosebatían,contabanaventurasconmujeres,yenlaantecámarahistorias de la corte. En el rellano,D'Artagnan se ruborizó; en la antecámara,tembló.Suimaginacióndespiertayvagabunda,queenGascuñalehacíatemiblea las criadas a incluso alguna vez a las dueñas, no había soñado nunca, nisiquieraenesosmomentosdedelirio,lamitaddeaquellasmaravillasamorosasni la cuartapartede aquellasproezasgalantes, realzadaspor losnombresmásconocidos y los detalles menos velados. Pero si su amor por las buenascostumbres fue sorprendido en el rellano, su respeto por el cardenal fueescandalizado en la antecámara.Allí, para gran sorpresa suya,D'Artagnan oíacriticarenvozaltalapolíticaquehacíatemblaraEuropa,ylavidaprivadadelcardenal,queatantosaltosypoderosospersonajeshabíallevadoalcastigoporhaber tratado de profundizar en ella: aquel gran hombre, reverenciado por elseñor D'Artagnan padre, servía de hazmerreír a losmosqueteros del señor deTréville,quesemetíanconsuspiernaszambasyconsuespaldaencorvada;unoscantabanvillancicossobrelaseñoraD'Aiguillon,suamante,ysobrelaseñoradeCombalet, su nieta, mientras otros preparaban partidas contra los pajes y losguardiasdelcardenalduque,cosastodasqueparecíanaD'Artagnanmonstruosasimposibilidades.Sin embargo, cuando el nombre del rey intervenía a veces de improviso enmedio de todas aquellas rechiflas cardenalescas, una especie de mordazacalafateaba por un momento todas aquellas bocas burlonas; miraban convacilaciónentorno,yparecíantemerlaindiscrecióndeltabiquedelgabinetedelseñordeTréville;peroprontounaalusiónvolvíaa llevar laconversaciónaSuEminencia, y entonces las risotadas iban en aumento, y no se escatimaba luzsobretodassusacciones.-Desde luego, éstas son gentes que van a ser encarceladas y colgadas - pensóD'Artagnan con terror-, y yo, sin ninguna duda, con ellos porque desde elmomentoenquelosheescuchadoyoídoserétenidoporcómplicesuyo.¿Quédiríamiseñorpadre,que tantomeharecomendadorespetaralcardenal,simesupieraencompañíadesemejantespaganos?Por eso, como puede suponerse sin que yo lo diga, D'Artagnan no osabaentregarse a la conversación; sólomiraba con todos sus ojos, escuchando contodossusoídos,tendiendoávidamentesuscincosentidosparanoperdersenada,y,peseasuconfianzaenlasrecomendacionespaternas,sesentíallevadoporsusgustos y arrastrado por sus instintos a celebrar más que a censurar las cosas

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inauditasqueallípasaban.Sinembargo,comoeraabsolutamenteextrañoelmontóndecortesanosdelseñorde Tréville, y era la primera vez que se le veía en aquel lugar, vinieron apreguntarleloquedeseaba.Aestapregunta,D'Artagnansepresentóconmuchahumildad,seapoyóenel títulodecompatriota,yrogóalayudadecámaraquehabía venido a hacerle aquella pregunta pedir por él al señor de Tréville unmomentodeaudiencia,peticiónqueésteprometióen tonoprotector transmitirentiempoylugar.D'Artagnan, algo recuperado de su primera sorpresa, tuvo entonces laoportunidaddeestudiarunpocolascostumbresylasfisonomías.Enel centrodelgrupomásanimadohabíaunmosqueterodegranestatura,derostroaltaneroyunaextravaganciadevestimentaqueatraíasobreéllaatencióngeneral.Nollevaba,pordepronto,lacasacadeuniforme,que,porlodemás,noera totalmente obligatoria en aquella época de libertad menor pero de mayorindependencia,sinounacasacaazulceleste,untantoajadayraída,ysobreesevestidountahalímagnífico,conbordadosdeoro,querelucíacomolasescamasdequeelaguasecubreaplenaluzdeldía.Unacapalargadeterciopelocarmesícaía con gracia sobre sus hombros, descubriendo solamente por delante elespléndidotahalí,delquecolgabaungigantescoestoque.Estemosqueteroacababadedejarlaguardiaenaquelmismoinstante,sequejabade estar constipadoy tosía devez en cuando con afectación.Por eso se habíapuesto lacapa,segúndecíaa losque lerodeaban,ymientrashablabadesde loalto de su estatura retorciéndose desdeñosamente sumostacho, admiraban conentusiasmoeltahalíbordado,yD'Artagnanmásqueningúnotro.-¿Quéqueréis?-decíaelmosquetero-.Lamodalopide;esunalocura,losédesobra,peroeslamoda.Porotrolado,enalgotienequeemplearunoeldinerodesulegítima.-¡Ah,Porthos!-exclamóunodelosasistentes-.Notratesdehacernoscreerqueesetahalítevienedelagenerosidadpaterna;telohabrádadoladamaveladaconlaqueteencontréelotrodomingoenlapuertaSaintHonoré.-No,pormihonoryfedegentilhombre:lohecompradoyomismo,yconmispropiosdineros-respondióaquelalqueacababandedesignarconelnombredePorthos.-Sí,comoyohecomprado-dijootromosquetero-estabolsanuevaconloquemiamantepusoenlavieja.-Escierto-dijoPorthos-,ylapruebaesquehepagadoporéldocepistolas.Laadmiraciónacreció,aunqueladudacontinuabaexistiendo.-¿Noesasí,Aramis?-dijoPorthosvolviéndosehaciaotromosquetero.Este otromosquetero hacía contraste perfecto con el que le interrogaba y que

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acababadedesignarleconelnombredeAramis:eraésteunjovendeveintidósoveintitrésañosapenas,derostroingenuoydulzarrón,deojosnegrosydulcesymejillasrosasyaterciopeladascomounmelocotónenotoño;sumostachofinodibujaba sobre su labio superior una línea perfectamente recta; sus manosparecían temer bajarse, pormiedo a que sus venas se hinchasen, y de vez encuando sepellizcabael lóbulode lasorejasparamantenerlasdeunencarnadotiernoy transparente.Porhábito, hablabapocoy lentamente, saludabamucho,reíasinestrépitomostrandosusdientes,queteníahermososydelosque,comodelrestodesupersona,parecíatenerelmayorcuidado.Respondióconungestodecabezaafirmativoalainterpelacióndesuamigo.Esta afirmación pareció haberle disipado todas las dudas respecto al tahalí;continuaron,pues,admirándolo,peroyanovolvieronahablardeél;yporunode esos virajes rápidos del pensamiento, la conversación pasó de golpe a otrotema.-¿Qué pensáis de lo que cuenta el escudero de Chalais? - preguntó otromosqueterosininterpelardirectamenteanadieydirigiéndoseporelcontrarioatodoelmundo.-¿Yquéesloquecuenta?-preguntóPorthosentonodesuficiencia.-Cuenta que ha encontrado en Bruselas a Rochefort, el instrumento ciego delcardenal,disfrazadodecapuchino;esemalditoRochefort,graciasaesedisfraz,engañóalseñordeLaiguescomoanecioquees.-Comoaunverdaderonecio-dijoPorthos;pero¿esseguro?-LoséporAramis-respondióelmosquetero.-¿Deveras?-Lo sabéis bien, Porthos - dijo Aramis ; os lo conté a vos mismo ayer, nohablemospuesmás.-Nohablemosmás, esa esvuestraopinión -prosiguióPorthos-. ¡Nohablemosmás! ¡Malditasea! ¡Quérápidoconcluís! ¡Cómo!Elcardenalhaceespiaraungentilhombre, hace robar su correspondencia por un traidor, un bergante, ungranuja;conlaayudadeeseespíaygraciasaestacorrespondencia,hacecortarelcuellodeChalais,conelestúpidopretextodequehaqueridomataralreyycasaraMonsieurconlareina.Nadiesabíaunapalabradeesteenigma,vosnoslo comunicasteis ayer, con gran satisfacción de todos, y cuando estamos aúntodospasmadosporlanoticia,veníshoyadecirnos:¡Nohablemosmás!-Hablemosentonces,puesquelodeseáis-prosiguióAramisconpaciencia.-EseRochefort-dijoPorthos-,siyofueraelescuderodelpobreChalais,pasaríaconmigounmalrato.-YvospasaríaisuntristecuartodehoraconelduqueRojo-prosiguióAramis.-¡Ah! ¡El duque Rojo! ¡Bravo bravo el duque Rojo! - respondió Porthos

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aplaudiendoyaprobandocon- lacabeza-.El«duqueRojo» tienegracia.Harécorrerelmote,querido,estadtranquilo.¡TieneingenioesteAramis!¡Quépenaque no hayáis podido seguir vuestra vocación, querido, qué delicioso abadhabríaishecho!-¡Bah!, no esmás que un retrasomomentáneo - prosiguióAramis : un día loseré.Sabéisbien,Porthos,quesigoestudiandoteologíaparaello.-Haráloquedice-prosiguióPorthos-,loharátardeotemprano.-Temprano-dijoAramis.-Sóloesperaunacosaparadecidirsedeltodoyvolveraponersesusotana,queestácolgadadebajodeluniforme,prosiguióunmosquetero.-¿Yaquéespera?-preguntóotro.-EsperaaquelareinahayadadounherederoalacoronadeFrancia.-Nobromeemossobreesto,señores-dijoPorthos;graciasaDios,lareinaestátodavíaenedaddedarlo.-DicenqueelseñordeBuckinghamestáenFrancia-prosiguióAramisconunarisaburlonaquedabaaaquellafrase,tansimpleenapariencia,unasignificaciónbastanteescandalosa.-Aramis,amigomío,porestavezosequivocáis-interrumpióPorthos-,yvuestramaníade ser ingeniosoos llevasiempremásalláde los límites; si el señordeTrévilleosoyese,osarrepentiríaisdehablarasí.-¿Vaisasoltarmelalección,Porthos?-exclamóAramis,conojosdulcesenlosqueseviopasarcomounrelámpago.-Querido,sedmosqueterooabad.Sedlounoolootro,peronolounoylootro-prosiguió Porthos-.Mirad, Athos os lo acaba de decir el otro día: coméis entodoslospesebres.¡Ah!,nonosenfademos,oslosuplico,seríainútil,sabéisdesobraloquehemosconvenidoentrevos,Athosyyo.VaisalacasadelaseñoraD'Aiguillon, y le hacéis la corte; vais a la casa de la señora deBoisTracy, laprima de la señora de Chevreuse, y se dice que vais muy adelantado en losfavores de la dama. ¡Diosmío!, no confeséis vuestra felicidad, no se os pidevuestro secreto, es conocida vuestra discreción. Pero dado que poseéis esavirtud,¡quédiablos!,usadlaparaconSuMajestad.Queseocupequienquieraycomosequieradelreyydelcardenal;perolareinaessagrada,ysisehabladeella,queseaparabien.Porthos,soispretenciosocomoNarciso,osloaviso-respondióAramis-,sabéisqueodiolamoral,salvocuandolahaceAthos.Encuantoavos,querido,tenéisun tahalídemasiadomagníficoparaestar fuerteen lamateria.Seréabadsimeconviene;mientras tanto, soymosquetero: y en calidad de tal digo lo quemeplace,yenestemomentomeplacedecirosquemeirritáis.-¡Aramis!

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-¡Porthos!-¡Eh,señores,señores!-gritaronasualrededor.-ElseñordeTrévilleesperaalseñorD'Artagnan-interrumpióellacayoabriendolapuertadelgabinete.Ante este anuncio, durante el cual la puerta permanecía abierta, todos secallaron,yenmediodelsilenciogeneraleljovengascóncruzólaantecámaraenuna parte de su longitud y entró donde el capitán de los mosqueteros,felicitándose con toda su alma por escapar tan a punto al fin de aquellaextravagantequerella.

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3CapítuloLaaudiencia

ElseñordeTrévilleestabaenaquelmomentodemuymalhumor;sinembargo,saludócortésmentealjoven,queseinclinóhastaelsuelo,ysonrióalrecibirsucumplido,cuyoacentobearnéslerecordóalavezsujuventudysuregión,doblerecuerdoquehacesonreíralhombreentodaslasedades.PeroacordándosecasialpuntodelaantecámarayhaciendoaD'Artagnanungestoconlamano,comoparapedirlepermisoparaterminarconlosotrosantesdecomenzarconél,llamótresveces,aumentando lavozcadavez,desuerteque recorrió todos los tonosintermediosentreelacentoimperativoyelacentoirritado:¡Athos!¡Porthos!¡Aramis!Los dos mosqueteros con los que ya hemos trabado conocimiento, y que

respondían a los dos últimos de estos tres nombres, dejaron en seguida losgruposdequeformabanparteyavanzaronhaciaelgabinetecuyapuertasecerródetrás de ellos una vez que hubieron franqueado el umbral. Su continente,aunque no estuviera completamente tranquilo, excitó sin embargo, por suabandonollenoalavezdedignidadydesumisión,laadmiracióndeD'Artagnan,que veía en aquellos hombres semidioses, y en su jefe un Júpiter olímpicoarmadodetodossusrayos.Cuando losdosmosqueteroshubieronentrado, cuando lapuerta fuecerrada

trasellos,cuandoelmurmullozumbantedelaantecámara,alquelallamadaqueacababa de hacerles había dado sin duda nuevo alimento, hubo empezado denuevo, cuando, al fin, el señor deTréville hubo recorrido tres o cuatro veces,silenciosoyfruncidoelceño,todalalongituddesugabinetepasandocadavezentrePorthosyAramis, rígidosymudos comoendesfile sedetuvodeprontofrente a ellos, y abarcándolos de los pies a la cabeza con unamirada irritada:¿Sabéisloquemehadichoelreyexclamó,ynomástardequeayernoche?¿Losabéis,señores?Norespondierontrasuninstantedesilenciolosdosmosqueteros;no,señor,

loignoramos.PeroesperoqueharéiselhonordedecírnosloañadióAramisensutonomás

cortésyconlamásgraciosareverencia.

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Me ha dicho que de ahora en adelante reclutará sus mosqueteros entre losguardiasdelseñorcardenal.¡Entre losguardiasdel señorcardenal!¿Yesoporqué?preguntóvivamente

Porthos.Porquehacomprendidoquesuvinopeleónnecesitabaserremozadoconuna

mezcladebuenvino.Losdosmosqueteros se ruborizaronhastaelblancode losojos.D'Artagnan

nosabíadóndeestabayhubieraqueridoestaracienpiesbajotierra.Sí,sícontinuóelseñordeTrévilleanimándose,sí,ySuMajestadteníarazón,

porque,pormihonor,esciertoquelosmosqueterosjueganuntristepapelenlacorte.El señor cardenal contaba ayer, durante el juegodel rey, conun aire decondolenciaquemedesagradómuchoqueanteayeresosmalditosmosqueteros,esos juerguistas (y reforzaba estas palabras con un acento irónico que medesagradó más todavía), esos matasietes (añadió mirándome con su ojo deocelote),sehabíanretrasadoenlacalleFérou,enunataberna,yqueunarondadesusguardias (creíque ibaa reírseenmisnarices) sehabíavistoobligadaadeteneralosperturbadores.¡Diablos!,debéissaberalgo.¡Arrestarmosqueteros!¡Eraisvosotros,vosotros,noloneguéis,oshanreconocidoyelcardenalhadadovuestrosnombres!Esculpamía,sí,culpamía,porquesoyyoquienelijoamishombres. Veamos vos, Aramis, ¿por qué diablos me habéis pedido la casacacuandotanbienibaisaestarbajolasotana?Yvos,Porthos,veamos,¿tenéisuntahalídeorotanbellosóloparacolgarenélunaespadadepaja?¡YAthos!NoveoaAthos.¿Dóndeestá?SeñorrespondiótristementeAramis,estáenfermo,muyenfermo.¿Enfermo,muyenfermo,decís?¿Ydequéenfermedad?Temenquesealaviruela,señorrespondióPorthos,queriendoterciarconuna

fraseenlaconversación,yseríamolestoporqueabuenseguroleestropearíaelrostro.¡Viruela! ¡Vayagloriosahistoria laquemecontáis,Porthos!…¿Enfermode

viruelaasuedad?…¡No!…sinoheridosinduda,muertoquizá…¡Ah!,siyalosabía yo… ¡Maldita sea! Señores mosqueteros, sólo oigo una cosa, que sefrecuentanlosmaloslugares,quesebuscaquerellaenlacalleyquesesacalaespada en las encrucijadas.Noquiero, en fin, que se démotivos de risa a losguardias del señor cardenal, que son gentes valientes, tranquilas, diestras, quenuncaseponenensituacióndeserarrestadas,yque,porotrolado,nosedejaríandetener… , estoy seguro. Preferirían morir allí mismo antes que dar un pasoatrás…Largarse,salirpitando,huir,¡bonitacosaparalosmosqueterosdelrey!PorthosyAramistemblaronderabia.Debuenaganahabríanestranguladoal

señordeTréville,sienelfondodetodoaquellonohubieransentidoqueerael

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granamorquelesteníaloquelehacíahablarasí.Golpeabanelsueloconelpie,se mordían los labios hasta hacerse sangre y apretaban con toda su fuerza laguarniciónde su espada.Fuera se había oído llamar, comoya hemosdicho, aAthos,PorthosyAramis,ysehabíaadivinado,poreltonodelavozdelseñordeTréville, que estaba completamente encolerizado. Diez cabezas curiosas sehabíanapoyadoenlostapicesypalidecíandefuria,porquesusorejaspegadasala puerta no perdían sílaba de cuanto se decía, mientras que sus bocas ibanrepitiendo las palabras insultantes del capitán a toda la población de laantecámara.Enuninstante,desdelapuertadelgabinetealapuertadelacalle,todoelpalacioestuvoenebullición.¡Los mosqueteros del rey se hacen arrestar por los guardias del señor

cardenal! continuó el señor de Tréville, tan furioso por dentro como sussoldados,perocortandosuspalabrasyhundiéndolasunaauna,porasídecir,ycomootrastantaspuñaladasenelpechodesusoyentes.¡Ay,seisguardiasdeSuEminenciaarrestanaseismosqueterosdeSuMajestad!¡Por todoslosdiablos!Yohetomadomidecisión.AhoramismovoyalLouvre;presentomidimisióndecapitándelosmosqueterosdelreyparapediruntenientazgoentrelosguardiasdelcardenal,ysimerechaza,portodoslosdiablos,¡mehagoabad!Aestaspalabraselmurmullodelexteriorseconvirtióenunaexplosión;por

todaspartesno seoíanmásque juramentosyblasfemias.Los ¡maldición!, los¡maldita sea!, los ¡por todos los diablos! se cruzaban, en el aire. D'Artagnanbuscabaunatapiceríatraslacualesconderse,ysentíaundeseodesmesuradodemetersedebajodelamesa.Bueno, mi capitán dijo Porthos, fuera de sí , la verdad es que éramos seis

contra seis, pero fuimos cogidos traicioneramente, y antes de que hubiéramostenidotiempodesacarnuestrasespadas,dosdenosotroshabíancaídomuertos,yAthos,heridogravemente,novalíamuchomás.YaconocéisvosaAthos;puesbien, capitán, tratóde levantarsedosveces, yvolvió a caer lasdosveces.Sinembargo,nonoshemosrendido, ¡no!,noshan llevadoa la fuerza.Encamino,nos hemos escapado. En cuanto a Athos, lo creyeron muerto, y lo dejarontranquilamenteenelcampodebatalla,pensandoquenovalíalapenallevarlo.Esa es la historia. ¡Qué diablos, capitán, no se ganan todas las batallas! El

granPompeyoperdió ladeFarsalia,yel reyFrancisco I,quesegún loqueheoídodecirvalíatantocomoél,perdiósinembargoladePavía.Ytengoelhonordeasegurarosqueyomatéaunoconsupropiaespadadijo

Aramisporquelamíaserompióenelprimerencuentro…Matadooapuñalado,señor,comomásosplazca.YonosabíaesoprosiguióelseñordeTrévilleenuntonoalgososegado.Por

loqueveo,elseñorcardenalexageró.

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Pero,porfavor,señorcontinuóAramis,que,alverasucap¡tánaplacarse,seatrevíaaaventurarunruego,porfavor,señor,nodigáisqueelpropioAthosestáherido,seríaparadesesperarsequellegaraaoídosdelrey,ycomolaheridaesdelasmásgraves,dadoquedespuésdehaberatravesadoelhombrohapenetradoenelpecho,seríadetemer…Enelmismoinstante, lacortinasealzóyunacabezanobleyhermosa,pero

horriblementepálida,aparecióbajolosflecos:¡Athos!exclamaronlosdosmosqueteros.¡Athos!repitióelmismoseñordeTréville.Mehabéismandadollamar,señordijoAthosalseñordeTrévilleconunavoz

debilitada pero perfectamente calma , me habéis llamado por lo que me handichomiscompañeros,ymeapresuroaponermeavuestrasórdenes;aquíestoy,señor,¿quémequeréis?Yconestaspalabras,elmosquetero,confirmezairreprochable,ceñidocomo

de costumbre, entró con paso firme en el gabinete. El señor de Tréville,emocionado hasta el fondo de su corazón por aquella prueba de valor, seprecipitóhaciaél.Estabadiciéndolesaestosseñoresañadió,queprohíboamismosqueteros exponer su vida sin necesidad, porque las personas valientes sonmuy caras al rey, y el rey sabe que sus mosqueteros son las personas másvalientesdelatierra.Vuestramano,Athos.Ysinesperaraqueelreciénvenidorespondieseporsímismoaaquellaprueba

deafecto,alseñordeTrévillecogíasumanoderechayselaapretabacontodassusfuerzassindarsecuentadequeAthos,cualquieraquefuesesudominiosobresímismo,dejabaescaparungestodedolorypalidecíaaúnmás,cosaquehabríapodidocreerseimposible.La puerta había quedado entrearbierta, tanta sensación había causado la

llegadadeAthos,cuyaherida,pesealsecretoguardado,eraconocidadetodos.Unmurmullodesatisfacciónacogiólasúltimaspalabrasdelcapitán,ydosotrescabezas, arrastradas por el entusiasmo, aparecieron por las aberturas de latapicería.IbasindudaelseñordeTrévilleareprimirconvivaspalabrasaquellainfraccióna las leyesde laetiqueta,cuandodeprontosintió lamanodeAthoscrisparse en la suya, y dirigiendo los ojos hacia él se dio cuenta de que iba adesvanecerse.Enelmismoinstante,Athos,quehabíareunidotodassusfuerzasparalucharcontraeldolor,vencidoalfinporél,cayóalsuelocomosiestuviesemuerto.¡Un cirujano! gritó el señor deTréville . ¡Elmío, el del rey, elmejor! ¡Un

cirujano!Sino,malditasea,mivalienteAthosvaamorir.AlosgritosdelseñordeTrévilletodoelmundoseprecipitóensugabinetesin

queélpensaraencerrarlapuertaanadie,afanándosetodosentornodelherido.

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Pero todo aquel afán hubiera sido inútil si el doctor exigido no hubiera sidohallado en el palacio mismo; atravesó la multitud, se acercó a Athos, quecontinuaba desvanecido y como todo aquel ruido y todo aquelmovimiento lemolestabamucho, pidio como primeramedida y como lamás urgente que elmosquetero fuera llevadoaunahabitaciónvecina.Poresoel señordeTrévilleabrió una puerta ymostró el camino a Porthos y aAramis, que llevaron a sucompañeroenbrazos.Detrásdeestegrupoibaelcirujano,ydetrásdelcirujanolapuertasecerró.Entonces el gabinete del señor de Tréville, aquel lugar ordinariamente tan

respetado,seconvirtióporunmomentoenunasucursaldelaantecámara.Todosdisertaban,peroraban,hablabanenvozalta, jurando,blasfemando,enviandoalcardenalyasusguardiasatodoslosdiablos.Uninstantedespués,PorthosyAramisvolvieron;sóloelcirujanoyelseñor

deTrévillesehabíanquedadojuntoalherido.Por fin, el señor deTréville regresó también.El herido había recuperado el

conocimiento;elcirujanodeclarabaqueelestadodelmosqueteronadateníaquepudiese inquietar a sus amigos, habiendo sido ocasionada su debilidad pura ysimplementeporlapérdidadesangre.Luego el señor de Tréville hizo un gesto con lamano y todos se retiraron

exceptoD'Artagnan,quenoolvidabaqueteníaaudienciayque,consutenacidaddegascón,habíapermanecidoenelmismositio.Cuandotodoelmundohubosalidoylapuertafuecerrada,elseñordeTréville

sevolvióyseencontrósoloconel joven.El sucesoqueacababadeocurrir lehabía hecho perder algo el hilo de sus ideas. Se informó de lo que quería elobstinadosolicitante.D'Artagnanentoncesdiosunombre,yelseñordeTréville,trayendoasumemoriadegolpetodossusrecuerdosdelpresenteydelpasado,sepusoalcorrientedelasituación.Perdónledijosonriente,perdón,queridocompatriota,perooshabíaolvidado

porcompleto.¡Quéqueréis!Uncapitánnoesnadamásqueunpadredefamiliacargado con una responsabilidadmayor que un padre de familia normal. Lossoldados son niños grandes; pero como debo hacer que las órdenes del rey, ysobretodolasdelseñorcardenal,secumplan…D'Artagnan no pudo disimular una sonrisa. Ante ella, el señor de Tréville

pensóquenoselashabíaconunimbécily,yendoderechoalgrano,cambiandodeconversación,dijo:Quise mucho a vuestro señor padre. ¿Qué puedo hacer por su hijo? Daos

prisa,mitiemponoesmío.Señor dijo D'Artagnan , al dejar Tarbes y venir hacia aquí, me proponía

pediros,enrecuerdodeesaamistadcuyamemorianohabéisperdido,unacasaca

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de mosquetero; pero después de cuanto he visto desde hace dos horas,comprendoqueunfavorsemejanteseríaenorme,ytiemblodenomerecerlo.Enefecto, joven, esun favor respondióel señordeTréville ; peroquizáno

esté tan por encima de vos como creéis o fingís creerlo. Sin embargo, unadecisióndeSuMajestadhaprevistoestecaso,yosanuncioconpesarquenoserecibeanadiecomomosqueteroantesdelapruebapreviadealgunascampañas,de ciertas acciones de brillo, o de un servicio de dos años en algún otroregimientomenosfavorecidoqueelnuestro.D'Artagnan se inclinó sin responder nada. Se sentía aún más deseoso de

endosarseeluniformedemosqueterodesdequehabía tangrandesdificultadesenobtenerlo.PeroprosiguióTrévillefijandosobresucompatriotaunamiradatanpenetrante

que se hubiera dicho que quería leer hasta el fondo de su corazón , pero porvuestropadre,antiguocompañeromíocomooshedicho,quierohaceralgoporvos,joven.NuestroscadetesdeBéarnnosonporreglageneralricos,ydudodequelascosashayancambiadomuchodecaradesdemisalidadelaprovincia.Nodebéistener,paravivir,demasiadodineroquehayáistraídoconvos.D'Artagnan se irguió con un ademán orgulloso que quería decir que él no

pedíalimosnaanadie.Está bien, joven, está bien continuóTréville ya conozco esos ademanes; yo

vine a Paris con cuatro escudos en mi bolsillo, y me hubiera batido concualquieraquemehubieradichoquenomehallabaensituacióndecomprarelLouvre.D'Artagnanseirguiómásymás;graciasalaventadesucaballo,comenzaba

su carrera con cuatro escudos más de los que el señor de Tréville habíacomenzadolasuya.Debéis,pues,decíayo,tenernecesidaddeconservarloquetenéis,porfuerte

queseaesasuma;perodebéisnecesitartambiénperfeccionarosenlosejerciciosqueconvienenaungentilhombre.Escribiréhoymismounacartaaldirectordela Academia Real y desde mañana os recibirá sin retribución alguna. Norechacéis este pequeño favor.Nuestros gentiles hombres demejor cunaymásricoslosolicitanavecessinpoderobtenerlo.Aprenderéiselmanejodelcaballo,esgrimaydanza;haréisbuenosconocimientos,ydevezencuandovolveréisavermeparadecirmecómoosencontráisysipuedohaceralgoporvos.Por desconocedor que fuera D'Artagnan de las formas de la corte, se dio

cuentadelafrialdaddeaquelrecibimiento.¡Desgraciadamente, señor dijo veo la falta que hoy me hace la carta de

recomendaciónquemipadremehabíaentregadoparavos!En efecto respondió el señor de Tréville , me sorprende que hayáis

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emprendido tan largoviaje sin eseviáticoobligado, único recursodenosotroslosbearneses.Latenía,señor,y,aDiosgracias,enbuenaformaexclamóD'Artagnan;pero

mefuerobadapérfidamente.Ycontó toda laescenadeMeung,describióalgentilhombredesconocidoen

sus menores detalles, todo ello con un calor y una verdad que encantaron alseñordeTréville.Síqueesextrañodijoesteúltimopensando.¿Habíaishabladodemíenvoz

alta?Sí,señor,sindudacometíesaimprudencia;quéqueréis,unnombrecomoel

vuestrodebíaservirmedeescudoenelcamino.¡Juzgadsimepuseacubiertoamenudo!Laadulaciónestabamuydemodaentonces,yelseñordeTrévilleamabael

inciensocomounreyocomouncardenal.Nopudoimpedirseportantosonreírconsatisfacciónvisible,peroaquellasonrisaseborrómuypronto,volviendoporsímismoalaaventuradeMeung.Decidmerepuso,¿noteníaesegentilhombreunaligeracicatrizenlasien?Sí,comoloharíalarozaduradeunabala.¿Noeraunhombredebuenaspecto?Sí.¿Ydegranestatura?Sí.¿Pálidodetezymorenodepelo?Sí,sí,esoes.¿Cómoes,señor,queconocéisaesehombre?¡Ah,sialgunavez

loencuentro,yosjuroqueloencontraré,aunqueseaenelinfierno…!¿Esperabaaunamujer?prosiguióTréville.Al menos se marchó tras haber hablado un instante con aquella a la que

esperaba.¿Nosabéiscuáleraeltemadesuconversación?Elleentregabaunacaja,ledecíaqueaquellacajaconteníasusinstrucciones,

ylerecomendabanoabrirlahastaLondres.¿Erainglesaesamujer?LallamabaMilady.¡Eles!murmuróTréville.¡Eles!YyolecreíaaúnenBruselas.Señor,sabéisquiénesesehombreexclamóD'Artagnan.Indicadmequiénesy

dóndeestá,yosliberodetodo,inclusodevuestrapromesadehacermeingresarenlosmosqueteros;porqueantesquecualquierotracosaquierovengarme.Guardaosdeello,jovenexclamóTréville;antesbien,siloveisvenirporun

ladode la calle,pasadalotro.Noosenfrentéis a semejante roca:os rompería

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comoaunvaso.EsonoimpidedijoD'Artagnanquesialgunavezloencuentro…MientrastantoprosiguióTréville,nolobusquéis,sitengoalgúnconsejoque

daros.De prontoTréville se detuvo, impresionado por una sospecha súbita.Aquel

gran odio quemanifestaba tan altivamente el joven viajero por aquel hombreque, cosa bastante poco verosímil, le había robado la carta de su padre, aquelodio¿noocultabaalgunaperfidia?¿Nolehabríasidoenviadoaquel jovenporSu Eminencia? ¿No vendría para tenderle alguna trampa? Ese presuntoD'Artagnan¿noseríaunemisariodelcardenalquetratabadeintroducirseensucasa,yquelehabíanpuestoalladoparasorprendersuconfianzayparaperderlomás tarde, comomil veces se había hecho?Miró aD'Artagnanmás fijamenteaúnque lavezprimera.Sólose tranquilizóamediasporelaspectodeaquelláfisonomíachispeantedeingenioastutoydehumildadafectada.«Séde sobraque es gascónpensó . Peropuede serlo tantopara el cardenal

comoparamí.Veamos,probémosle.»Amigomíoledijolentamentequiero,comoahijodemiviejoamigo(porque

tengoporverdaderalahistoriadeesacartaperdida),quierodijo,pararepararlafrialdadquehabéisnotadoantetodoenmirecibimiento,descubriroslossecretosdenuestrapolítica.Elreyyelcardenalsonlosmejoresamigosdelmundo:susaparentesaltercadosnosonmásqueparaengañaralosimbéciles.Nopretendoque un compatriota, un buen caballero, un muchacho valiente, hecho paraavanzar, sea víctima de todos esos fingimientos y caiga como un necio en latrampa,almododetantosotrosquesehanperdidoporello.Pensadqueyosoyadicto a estos dos amos todopoderosos, y que nunca mis diligencias seriastendrán otro fin que el servicio del rey y del señor cardenal, uno de losmásilustresgeniosqueFranciahaproducido.Ahora,joven,reguladvuestraconductasobre esto, y si tenéis, bien por familia, bien por amigos, bien por propioinstinto, alguna de esas enemistades contra el cardenal semejante a las quevemosmanifestarseenlosgentileshombres,decidmeadiósydespidámonos.Osayudaréenmilcircunstancias,perosinrelacionarosconmipersona.Esperoquemi franqueza, en cualquier caso, os hará amigo mío; porque sois, hasta elpresente,elúnicojovenalquehehabladocomolohago.Trévillesedecíaaparteparasí:«Sielcardenalmehadespachadoaeste jovenzorro,abuenseguro,él,que

sabehastaquépuntoloexecro,nohabrádejadodedecirasuespíaqueelmejormedio de hacerme la corte es echar pestes de él; así, pese amis protestas, elastutocompadrevaarespondermecontodaseguridadquesientehorrorporSuEminencia.»

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Ocurriódemuyotra formaacomoesperabaTréville;D'Artagnan respondióconlamayorsimplicidad:Señor,llegoaParísconintencionescompletamenteidénticas.Mipadremeha

recomendado no aguantar nada salvo del rey, del señor cardenal y de vos, aquienestieneporlostresprimerosdeFrancia.D'ArtagnanañadíaelseñordeTrévillealosotrosdos,comopodemosdarnos

cuenta;peropensabaqueesteañadidono teníaporquéestropearnada.Tengo,pues, lamayor veneraciónpor el señor cardenal continuó , y elmásprofundorespetoporsusactos.Tantomejorparamí,señor,simehabláis,comodecís,confranqueza; porque entonces me haréis el honor de estimar este parecido degustos;mas si habéis tenido alguna desconfianza,muy natural por otra parte,siento que me pierdo diciendo la verdad; pero, tanto peor; así no dejaréis deestimarme,yesloquequieromásquecualquierotracosaenelmundo.El señordeTrévillequedó sorprendidohasta el extremo.Tantapenetración,

tantafranqueza,enfin,lecausabaadmiración,peronodisipabaenteramentesusdudas;cuantomássuperiorfueraestejovenalosdemás,tantomáseradetemersiseengañaba.Sinembargo,apretólamanodeD'Artagnan,yledijo:Sois un jovenhonesto, pero en estemomentonopuedohacer nadapor vos

másqueloqueosheofrecidohaceuninstante.Mipalacioestarásiempreabiertoparavos.Más tarde, alpoder requerirmea todashorasypor tantoaprovechartodaslasocasiones,obtendréisprobablementeloquedeseáisobtener.Eso quiere decir, señor prosiguió D'Artagnan , que esperáis a que vuelva

dignodeello.Puesbien,estadtranquilo,añadióconlafamiliaridaddelgascón,noesperaréismuchotiempo.Ysaludópararetirarsecomosielrestocorrieseenadelantedesucuenta.PeroesperaddijoelseñordeTrévilledeteniéndolo,osheprometidounacarta

para el director de laAcademia. ¿Sois demasiadoorgullosopara aceptarla,mijovengentilhombre?No,señordijoD'Artagnan;osrespondoquenoocurriráconestacomoconla

otra.Laguardaré tanbienqueos juroque llegaráasudestino,y ¡aydequienintenterobármela!El señor de Tréville sonrió ante esa fanfarronada y, dejando a su joven

compatriota en el vano de la ventana, donde se encontraba y donde habíanhablado juntos, fue a sentarse a una mesa y se puso a escribir la carta derecomendaciónprometida.Durante ese tiempo,D'Artagnan, queno tenía nadamejorquehacer,sepusoabatirunamarchacontra loscristales,mirandoa losmosqueterosquese ibanuno trasotro,y siguiéndoloscon lamiradahastaquedesaparecíanalvolverlacalle.ElseñordeTréville,despuésdehaberescritolacarta,lasellóy,levantándose,

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seacercóaljovenparadársela;peroenelmomentomismoenqueD'Artagnanextendía la mano para recibirla, el señor de Tréville quedó completamanteestupefacto al ver a su protegido dar un salto, enrojecer de cólera y lanzarsefueradelgabinetegritando:¡Ah,malditasea!Estaveznosemeescapará.¿Peroquién?preguntóelseñordeTréville.¡El,miladrón!respondióD'Artagnan.¡Ah,traidor!Ydesapareció.¡Diablodeloco!murmuróelseñordeTréville.Amenosañadióunamanera

astutadezafarse,alverquehamarradosugolpe.

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4CapítuloElhombrodeAthos,eltahalídePorthosyelpañuelodeAramis

D'Artagnan, furioso, había atravesado la antecámara de tres saltos y seabalanzaba a la escalera cuyos escalones contaba con descender de cuatro encuatrocuando,arrastradoporsucarrera,fueadardecabezaenunmosqueteroque salía del gabinete del señor de Tréville por una puerta de excusado; y algolpearleconlafrenteenelhombro,lehizolanzarungritoomejorunaullido.-Perdonadme - dijo D'Artagnan tratando de reemprender su carrera-,perdonadme,perotengoprisa.Apenashabíadescendidoelprimerescalóncuandounpuñodehierro lecogióporsubandoleraylodetuvo.-¡Tenéis prisa! - exclamó el mosquetero, pálido como un lienzo-. Con esepretexto golpeáis, decís: «Perdonadme», y creéis que eso basta. De ningúnmodo,amiguito.¿CreéisqueporquehabéisoídoalseñordeTrévillehablarnosunpocobruscamentehoy,senospuedetratarcomoélnoshabla?Desengañaos,compañero;vosnosoiselseñordeTréville.-A femía - replicó D'Artagnan al reconocer a Athos, el cual, tras el vendajerealizadoporeldoctor,volvíaasualojamiento-,afemíaquenolohehechoapropósito, ya he dicho «Perdonadme».Me parece, pues, que es bastante. Sinembargo, os lo repito, y esta vez es quizá demasiado, palabra de honor, tengoprisa,muchaprisa.Soltadme,pues,oslosuplicoydejadmeiradondetengoquehacer.-Señor-dijoÁthossoltándole-,nosoiscortés.Sevequevenísdelejos.D'Artagnanhabíaya salvado treso cuatro escalones, pero a laobservacióndeAthossedetuvoenseco.-¡Portodoslosdiablos,señor!-dijo-.PorlejosquevenganosoisvosquienmedaráunaleccióndeBuenosmodales,osloadvierto.-Puedeser-dijoAthos.-Ah,sinotuvieratantaprisa-exclamóD'Artagnan-,ysinocorriesedetrásdeuno…-Señorapresurado,amímeencontraréissincorrer,¿meoís?

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-¿Ydónde,siosplace?-JuntoalosCarmelitasDescalzos.-¿Aquéhora?-Alasdoce.-Alasdoce,deacuerdo,allíestaré.-Trataddenohacermeesperar,porquealasdoceycuartoosprevengoqueseréyoquiencorratrasvosyquienoscortelasorejasalacarrera.-¡Bueno!-legritóD'Artagnan-.Queseaalasdocemenosdiez.Ysepusoacorrercomosilollevaraeldiablo,esperandoencontrartodavíaasudesconocido,aquiensupasotranquilonodebíahaberllevadomuylejos.PeroalapuertadelacallehablabaPorthosconunsoldadodeguardia.Entrelosdosquehablaban,había el espacio justodeunhombre.D'Artagnancreyóqueaquelespaciolebastaría,yselanzóparapasarcomounaflechaentreellosdos.PeroD'Artagnannohabíacontadoconelviento.Cuandoibaapasar,elvientosacudióenlaampliacapadePorthos,yD'Artagnanvinoadarprecisamenteenlacapa.Sinduda,Porthosteníarazonesparanoabandonaraquellaparteesencialdesuvestimenta,porqueenlugardedejarirelfaldónquesostenía,tiródeél,detal suerte que D'Artagnan se enrolló en el terciopelo con un movimiento derotaciónqueexplicalaresistenciadelobstinadoPorthos.D'Artagnan,aloír juraralmosquetero,quiso salirdedebajode lacapaque locegaba,ybuscósucaminoporeldoblez.Temíasobretodohaberperjudicadoellustredelmagníficotahalíqueconocemos;pero,alabrirtímidamentelosojos,seencontróconlanarizpegadaentrelosdoshombrosdePorthos,esdecir,encimaprecisamentedeltahalí.¡Ay!,comolamayoríadelascosasdeestemundoquesólotienenaparienciaeltahalí era de oro por delante y de simple búfalo por detrás. Porthos, comoverdaderofanfarrónqueera,alnopoderteneruntahalídeoro,completamentedeoro,teníaporlomenoslamitad;secomprendeasílanecesidaddelresfriadoylaurgenciadelacapa.-¡Pormildiablos! -gritóPorthoshaciendo todo loposiblepordesembarazarsedeD'Artagnan que le hormigueaba en la espalda-. ¿Tenéis acaso la rabia paralanzarosdeesemodosobrelaspersonas?-Perdonadme-dijoD'Artagnanreapareciendobajoelhombrodelgigante-,perotengomuchaprisa,comodetrásdeuno,y…-¿Esqueacasoolvidáisvuestrosojoscuandocorréis?-preguntóPorthos.-No-respondióD'Artagnanpicado-,no,ygraciasamisojosveoinclusoloquenovenlosdemás.Porthoscomprendióonocomprendió; lociertoesquedejándose llevarporsucóleradijo:

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-Señor,osdesollaréis,osloaviso,siosrestregáisasíenlosmosqueteros.-¿Desollar,señor?-dijoD'Artagnan-.Lapalabraesdura.-Eslaqueconvieneaunhombreacostumbradoamirardefrenteasusenemigos.-¡Pardiez!Desobraséquenoenseñáislaespaldaalosvuestros.Yeljoven,encantadodesutravesura,sealejóriendoamandíbulabatiente.Porthos echó espuma de rabia a hizo un movimiento para precipitarse sobreD'Artagnan.-Mástarde,mástarde-legritóéste-,cuandonotengáisvuestracapa.-Alauna,pues,detrásdelLuxemburgo.-Muybien,alauna-respondióD'Artagnanvolviendolaesquinadelacalle.Peronien lacallequeacababaderecorrer,nien laqueabarcabaahoraconlavistavioanadie.Pordespacioquehubieraandadoeldesconocido,habíahechocamino;quizátambiénhabíaentradoenalgunacasa.D'Artagnanpreguntóporélatodoslosqueencontró,bajóluegohastalabarcaza,subióporlacalledeSeineylaCroixRouge;peronada,absolutamentenada.Sinembargo,aquellacarrerale resultóbeneficiosa en el sentidodeque amedidaque el sudor inundaba sufrentesucorazónseenfriaba.Se puso entonces a reflexionar sobre los acontecimientos que acababan deocurrir; eran abundantes y nefastos: eran las once de la mañana apenas, y lamañanalehabíatraídoyaeldisfavordelseñordeTréville,quenopodríadejardeencontraralgobruscalaformaenqueD’Artagnanlohabíaabandonado.Además,habíapescadodosbuenosdueloscondoshombrescapacesdematar,cadauno,tresD'Artagnan;enfin,condosmosqueteros,esdecir,condosdeesosseresqueél estimaba tantoque losponía, en supensamientoyen sucorazón,porencimadetodoslosdemáshombres.Lacoyunturaera triste.SegurodesermatadoporAthos, secomprendequeeljovennoseinquietaramuchodePorthos.Sinembargo,comolaesperanzaesloúltimo que se apaga en el corazón del hombre, llegó a esperar que podríasobrevivir,conheridasterribles,porsupuesto,aaquellosdosduelos,y,encasodesupervivencia,sehizoparaelfuturolasreprimendassiguientes:-¡Quéatolondradoygansosoy!EsevalienteydesgraciadoAthosestabaheridojustamenteenelhombrocontraelqueyovoyadarconlacabezacomosifueraunmorueco.Lo único queme extraña es que nome hayamatado en el sitio;estaba en su derecho y el dolor que le he causado ha debido de ser atroz. EncuantoaPorthos…,¡oh,encuantoaPorthos,afequeesmásdivertido!Y a pesar suyo, el joven se echó a reír, mirando no obstante si aquella risaaislada, y sin motivo a ojos de quienes le viesen reír, iba a herir a algúnviandante.-EncuantoaPorthos,esmásdivertido;peronoporellodejodeserunmiserable

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atolondrado.Noselanzaunoasísobrelaspersonassindecircuidado,no,ynosevaamirarlosdebajodelacapaparaverloquenohay.Mehabríaperdonadodebuenagana,seguro;mehabríaperdonadosinolehubierahabladodeesemalditotahalí, conpalabrasencubiertas, cierto; sí,bellamenteencubiertas. ¡Ah, soyunmalditogascón,seríaingeniosohastaenlasarténdefreír!¡Vamos,D'Artagnan,amigomío - continuó, hablándole a símismo con toda la confianza que creíadeberse-siescapasaésta,cosaquenoesprobable,setratadeserenelfuturodeunacortesíaperfecta.Enadelanteesprecisoqueteadmiren,quetecitencomomodelo.Seratentoycortésnoessercobarde.MiramejoraAramis:Aramisesladulzura,es lagraciaenpersona. ¡Ybien!,¿aquiénse lehaocurridoalgunavezdecirqueAramiserauncobarde?Nodesdeluegoqueanadieydeahoraenadelantequierotomarleentodopormodelo.¡Ah,precisamenteahíestá!D'Artagnan,mientrascaminabamonologando,habíallegadoaunospocospasosdel palacio D'Aiguillon y ante este palacio había visto a Aramis hablandoalegrementecontresgentileshombresdelaguardiadelrey.Porsuparte,AramisvioaD'Artagnan;perocomonoolvidabaquehabíasidodelantedeaqueljovenanteelqueelseñordeTrévillesehabíairritadotantoporlamañana,ycomountestigodelosreprochesquelosmosqueteroshabíanrecibidonoleresultabaenmodoalgunoagradable,fingíanoverlo.D'Artagnan,entregadoporenteroasusplanesdeconciliaciónydecortesía,seacercóaloscuatrojóveneshaciéndolesun gran saludo acompañado de la más graciosa sonrisa. Aramis inclinóligeramente lacabeza,peronosonrió.Por lodemás, loscuatro interrumpieronenaquelmismoinstantesuconversación.D'Artagnannoera tanneciocomoparanodarsecuentadequeestabademás;pero no era todavía lo suficiente ducho en las formas de la alta sociedadparasalirgentilmentedeunasituaciónfalsacomoloes,por reglageneral, ladeunhombre que ha venido amezclarse con personas que apenas conoce y en unaconversación que no le afecta. Buscaba por tanto en su interior un medio deretirarse lo menos torpemente posible, cuando notó que Aramis había dejadocaersupañueloy,pordescuidosinduda,habíapuestoelpieencima;leparecióllegadoelmomentoderepararsuinconveniencia:seagachó,yconelgestomásgraciosoquepudoencontrar,sacóelpañuelodedebajodelpiedelmosquetero,pormásesfuerzosquehizoésteporretenerlo,yledijodevolviéndoselo:-Señor,aquítenéisunpañueloqueenmiopiniónosmolestaríamuchoperder.Enefecto,elpañueloestabaricamentebordadoyllevabaunacoronayarmasenunadesusesquinas.Aramisseruborizóexcesivamenteyarrancómásquecogióelpañuelodemanosdelgascón.-¡Ah, ah! - exclamó uno de los guardias-. Encima dirás, discretoAramis, queestás a mal con la señora de Bois Tracy, cuando esa graciosa dama tiene la

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cortesíadeprestartesuspañuelos.Aramis lanzó a D'Artagnan una de esas miradas que hacen comprender a unhombrequeacabadeganarseunenemigomortal; luego,volviendoa tomarsutonodulzarrón,dijo:-Os equivocáis, señores, este pañuelo no esmío, y no sé por qué el señor hatenidolafantasíadedevolvérmeloamíenvezdeaunodevosotros,ypruebadeloquedigoesqueaquíestáelmío,enmibolsillo.Aestaspalabras, sacó supropiopañuelo,pañuelomuyelegante también,ydefinabatista,aunquelabatistafueracaraenaquellaépoca,peropañuelobordado,sinarmas,yadornadoconunasolainicial,ladesupropietario.Estavez,D'Artagnannodijonipío,habíareconocidosuerror,perolosamigosde Aramis no se dejaron convencer por sus negativas, y uno de ellos,dirigiéndosealjovenmosqueteroconseriedadafectada,dijo:-Si fuera como pretendes,me vería obligado,mi queridoAramis, a pedírtelo;porque,comosabes,BoisTracyesunodemisíntimos,ynoquieroquesehagatrofeodelasprendasdesumujer.-Lo pides mal - respondió Aramis ; y aun reconociendo la justeza de tureclamaciónencuantoalfondo,menegarédebidoalaforma.-El hecho es - aventuró tímidamenteD'Artagnan-, que yo no he visto salir elpañuelo del bolsillo del señorAramis. Tenía el pie encima, eso es todo, y hepensadoque,dadoqueteníaelpie,elpañueloerasuyo.-Y os habéis equivocado, querido señor - respondió fríamente Aramis, pocosensiblealareparación.Luego,volviéndosehaciaaqueldelosguardiasquesehabíadeclaradoamigodeBoisTracy,continuó:-Además,pienso,miquerido íntimodeBoisTracy,queyosoyamigosuyonomenoscariñosoquepuedasserlotú;desuerteque,enrigor,estepañuelopuedehabersalidotantodetubolsillocomodelmío.-¡No,pormihonor!-exclamóelguardiadeSuMajestad.-Túvasajurarportuhonoryyopormipalabra,yentoncesevidentementeunodenosotrosdosmentirá.Mira,hagámosiomejor,Montaran,cojamoscadaunolamitad.-¿Delpañuelo?-Sí.-De acuerdo - exclamaron lo otros dos guardias - el juicio del rey Salomón.Decididamente,Aramis,estásllenodesabiduría.Los jóvenes estallaron en risas, y como es lógico, el asunto no tuvo máscontinuación.Alcabodeuninstantelaconversacióncesó,ylostresguardiasyelmosquetero, después de haberse estrechado cordialmente lasmanos, tiraron

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lostresguardiasporsuladoyAramisporelsuyo.-Esteeselmomentodehacerlaspacesconesehombregalante-sedijoparasíD'Artagnan,quesehabíamantenidoalgoalmargendurantetodalaúltimapartedeaquellaconversación.Yconestasbuenasintenciones,acercándoseaAramis,quesealejabasinprestarlemásatención,ledijo:-Señor,esperoquemeperdonéis.-¡Ah, señor! - le interrumpió Aramis-. Permitidme haceros observar que nohabéisobradoenestacircunstanciacomounhombregalantedebehacerlo.-¡Cómo,señor!-exclamóD'Artagnan-.Suponéis…-Supongo,señor,quenosoisunimbécil,yquesabéisbien,aunquelleguéisdeGascuña,quenosepisansinmotivolospañuelosdebolsillo.¡Quédiablos!Parisnoestáempedradodebatista.-Señor, os equivocáis tratando de humillarme - dijo D'Artagnan, en quien elcarácterpeleóncomenzabaahablarmásaltoquelasresolucionespacíficas-.SoydeGascuña,cierto,ypuestoque losabéis,no tendrénecesidaddedecirosquelosgasconessonpocosufridos;desuertequecuandosehanexcusadounavez,aunqueseaporunatontería,estánconvencidosdequeyahanhechomásdelamitaddeloquedebíanhacer.-Señor, lo que os digo - respondió Aramis-, no es para buscar pelea. A Diosgraciasnosoyunespadachín,ysiendosólomosqueteroporínterin,sólomebatocuando me veo obligado, y siempre con gran repugnancia; pero esta vez elasunto es grave, porque tenemos a una dama comprometida por vos. -Pornosotrosquerréisdecir-exclamóD'Artagnan.-¿Porquéhabéistenidolatorpezadedevolvermeelpañuelo?-¿Porquéhabéistenidovosladedejarlocaer?-Hedichoyrepito,señor,queesepañuelonohasalidodemibolsillo.-¡Puesbien,mentísdosveces,señor,porqueyolohevistosalirdeél!-¡Ah,conquelotomáisenesetono,señorgascón!¡Puesbien,yoosenseñaréavivir!-Yyoosenviaréavuestramisa,señorabate.Desenvainad,siosplace,yahoramismo.-No,porfavor,queridoamigo;noaquí,almenos.¿NoveisqueestamosfrentealpalacioD'Aiguillon, que está lleno de criaturas del cardenal? ¿Quiénme dicequenoesSuEminenciaquienoshaencargadoprocurarlemicabeza?Peroyoapreciomuchomi cabeza, dado que creo que va bastante correctamente sobremishombros.Quieromataros,estad tranquilo,peromatarosdulcemente,enunlugar cerrado y cubierto, allí donde no podáis jactaros de vuestramuerte antenadie.-Meparecebien,peronoosfiéis,yllevadvuestropañuelo,ospertenezcaono;

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quizátengáisocasióndeservirosdeél.-¿Elseñoresgascón?-preguntóAramis.-Sí.Elseñornoposponeunacitaporprudencia.-Laprudencia, señor, esunavirtudbastante inútil para losmosqueteros, lo sé,pero indispensable a las gentes de Iglesia; y como sólo soy mosqueteroprovisionalmente,tengoqueserprudente.AlasdostendréelhonordeesperarosenelpalaciodelseñordeTréville.Allíosindicarélosbuenoslugares.Los dos jóvenes se saludaron, luegoAramis se alejó remontando la calle quesubía al Luxemburgo, mientras D'Artagnan, viendo que la hora avanzaba,tomaba el camino de los Carmelitas Descalzos, diciendo para sí: -Decididamente, no puedo librarme; pero por lo menos, si soy muerto, serémuertoporunmosquetero.

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5CapítuloLosmosqueterosdelreyylosguardiasdelseñorcardenal

D'Artagnan no conocía a nadie en París. Fue por tanto a la cita deAthos sinllevar segundo, resuelto a contentarse con los que hubiera escogido suadversario.Porotraparteteníalaintenciónformaldedaralvalientemosqueterotodas las excusas pertinentes, pero sin debilidad, por temor a que resultara deaquel duelo algo que siempre resulta molesto en un asunto de este género,cuando un hombre joven y vigoroso se bate contra un adversario herido ydebilitado:vencido,duplicaeltriunfodesuantagonista;vencedor,esacusadodefeloníaydefácilaudacia.Por lo demás, o hemos expuesto mal el carácter de nuestro buscador deaventuras, o nuestro lector ha debido observar ya que D'Artagnan no era unhombre ordinario. Por eso, aun repitiéndose a sí mismo que su muerte erainevitable, no se resignó a morir suavemente, como cualquier otro menosvalienteymenosmoderadoqueélhubierahechoensulugar.Reflexionósobrelosdistintoscaracteresdeaquellosconquienesibaabatirse,yempezóavermásclaro en su situación. Gracias a las leales excusas que le preparaba, esperabahacer un amigo deAthos, cuyos aires de gran señor y cuya actitud austera leagradaronmucho.SeprometíametermiedoaPorthosconlaaventuradeltahalí,que,sinoquedabamuertoenelacto,podíacontaratodoelmundo,relatoque,hábilmente manejado para ese efecto, debía cubrir a Porthos de ridículo; porúltimo, en cuanto al socarrón de Aramis, no le tenía demasiado miedo, ysuponiendo que llegase hasta él, se encargaba de despacharlo aunque parezcaimposible,oalmenosseñalarleelrostro,comoCésarhabíarecomendadohaceralossoldadosdePompeyo,dañarparasiempreaquellabellezadelaqueestabatanorgulloso.AdemáshabíaenD'Artagnanesefondoinquebrantablederesoluciónquehabíandepositadoensucorazónlosconsejosdesupadre,consejoscuyasustanciaera:«Noaguantarnadadenadiesalvodelrey,delcardenalydelseñordeTréville.»Voló,pues,másquecaminó,haciaelconventodelosCarmelitasDescalzados,o

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mejorDescalzos, como sedecía en aquella época, especiede construcción sinventanas, rodeada de prados áridos, sucursal del Pré aux Clers, y que deordinarioservíaparaencuentrosdepersonasquenoteníantiempoqueperder.CuandoD'Artagnanllegóalavistadelpequeñoterrenobaldíoqueseextendíaalpiedeaquelmonasterio,Athoshacíasólocincominutosqueesperaba,ydabanlasdoce.EraportantopuntualcomolaSamaritanayelmásrigurosocasuistaenduelosnopodríadecirnada.Athos, que seguía sufriendo cruelmente por su herida, aunque hubiera sidovendadaa lasnueveporelcirujanodelseñordeTréville,estabasentadosobreunmojóny esperaba a su adversario con aquella compostura apacibley aquelairedignoquenoleabandonabannunca.AlveraD'Artagnan,selevantóydiocortésmente algunos pasos a su encuentro. Este, por su parte, no abordó a suadversariomásqueconsombreroenmanoysuplumacolgandohastaelsuelo.-Señor - dijo Athos-, he hecho avisar a dos amigosmíos queme servirán depadrinos,peroesosdosamigosaúnnohanllegado.Meextrañaquetarden:noeslohabitualenellos.-Yonotengopadrinos,señor-dijoD'Artagnan-,porque,llegadoayermismoaParis, no conozco aún a nadie, salvo al señor de Tréville, al que he sidorecomendadopormipadre,quetieneelhonordeserunodesuspocosamigos.Athosreflexionóuninstante.-¿NoconocéismásquealseñordeTréville?-preguntó.-No,señor,noconozcoanadiemásqueaél…-¡Vaya…,pero…-prosiguióAthoshablandoamediasparasímismo,amediasparaD'Artagnan-,vaya,perosiosmatodarélaimpresióndeuntraganiños!-Nodemasiado,señor-respondióD'Artagnanconunsaludoquenocarecíadedignidad;nodemasiado,puesquemehacéiselhonordesacarlaespadacontramíconunaheridaquedebemolestarosmucho.-Muchomemolesta,palabra,ymehabéishechoundañode todos losdiablos,debo decirlo; pero lucharé con la izquierda, es mi costumbre en semejantescircunstancias. No creáis por ello que os hago gracia, manejo limpiamente laespada con las dosmanos; será incluso desventaja para vos: un zurdo esmuymolesto para las personas que no están prevenidas. Lamento no haberosparticipadoantesestacircunstancia.-Señor-dijoD'Artagnaninclinándosedenuevo-,soisrealmentedeunacortesíaporlaquenoospuedoquedarmásreconocido.-Medejáis confuso - respondióAthos con su airedegentilhombre ; hablemospuesdeotracosa,oslosuplico,amenosqueestoosresultedesagradable.¡Portodoslosdiablos!¡Quédañomehabéishecho!Elhombromearde…-Sipermitierais…-dijoD'Artagnancontimidez.

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-¿Qué,señor?-Tengounbálsamomilagrosoparalasheridas,unbálsamoquemevienedemimadre,yqueyomismoheprobado.-¿Y?-Puesqueestoysegurodequeenmenosdetresdíasestebálsamooscuraráyalcabodelostresdías,cuandoestéiscurado,señor,seraparamísiempreungranhonorservuestrohombre.D'Artagnan dijo estas palabras con una simplicidad que hacía honor a sucortesía,sinatentarenmodoalgunocontrasuvalor.-¡Pardiez, señor! - dijoAthos-. Es esa una propuesta queme place, no que laacepte,perohueleagentilhombreaunalegua.Asíescomohablabanyobrabanaquellos valientes del tiempo de Carlomagno, en quienes todo caballero debebuscar su modelo. Desgraciadamente, no estamos ya en los tiempos del granemperador. Estamos en la época del señor cardenal, y de aquí a tres días sesabría, por muy guardado que esté el secreto se sabría, digo, que debemosbatirnos,yseopondríananuestrocombate…Vaya,esostrotacalles¿noacabarándevenir?-Sitenéisprisa,señor-dijoD'ArtagnanaAthosconlamismasimplicidadconqueun instante antes lehabíapropuestoposponer el duelo tresdías-, si tenéisprisayosplacedespacharmeenseguida,noospreocupéis,osloruego.-Es esa una frase queme agrada - dijo Athos haciendo un gracioso gesto decabezaaD'Artagnan-,noespropiadeunhombresincabeza,yatodaslucesloesdeunhombrevaliente.Señor,megustanloshombresdevuestrotempleyveoque si no nos matamos el uno al otro, tendré más tarde verdadero placer envuestra conversación. Esperemos a esos señores, os lo ruego, tengo tiempo, yserámáscorrecto.¡Ah,ahíestáunosegúncreo!En efecto, por la esquina de la calle de Vaugirard comenzaba a aparecer elgigantescoPorthos.-¡Cómo!-exclamóD'Artagnan-.¿VuestroprimertestigoeselseñorPorthos?-Sí.¿Oscontraría?-No,deningúnmodo.-Yahíestáelsegundo.D'ArtagnansevolvióhaciaelladoindicadoporAthosyreconocióaAramis.-¡Qué! -exclamóconunacentomásasombradoque laprimeravez-.¿VuestrosegundotestigoeselseñorAramis?-Claro, ¿no sabéisqueno senosve jamásauno sin losotros,yqueentre losmosqueterosyentrelosguardias,enlacorteyenlaciudad,senosllamaAthos,PorthosyAramisolostresinseparables?BuenocomovosllegáisdeDaxodePau…

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-DeTarbes-dijoD'Artagnan.-…osestápermitidoignorarestedetalle-dijoAthos.-Afemía-dijoD'Artagnan-,queestáisbienllamados,señores,ymiaventura,sitienealgunaresonancia,probaráalmenosquevuestrauniónnoestáfundadaenelcontraste.Entre tanto Porthos se había acercado, había saludado a Athos con la mano;luego,alvolversehaciaD'Artagnan,habíaquedadoestupefacto.Digamosdepasadaquehabíacambiadodetahalí,ydejadosucapa.-¡Ah,ah!-exclamó-.¿Quéesesto?-Este es el señor con quien me bato - dijo Athos señalando con la mano aD'Artagnan,ysaludándoleconelmismogesto.-Conélmebatotambiényo-dijoPorthos.-Peroalauna-respondióD'Artagnan.-Ytambiényomebatoconesteseñor-dijoAramisllegandoasuvezallugar.-Peroalasdos-dijoD'Artagnanconlamismacalma.-Pero¿porquétebatestú,Athos?-preguntóAramis.-Afequenolosédemasiado;mehahechodañoenelhombro.¿Ytú,Porthos?-Afequemebatoporquemebato-respondióPorthosenrojeciendo.Athos,quenoseperdíauna,viopasarunafinasonrisaporloslabiosdelgascón.-Hemostenidounadiscusiónsobreindumentaria-dijoeljoven.-¿Ytú,Aramis?-preguntóAthos.-Yomebatoporcausadeteología-respondióAramishaciendoalmismotiempounaseñalaD'Artagnanconlaquelerogabatenerensecretolacausadelduelo.AthosviopasarunasegundasonrisaporloslabiosdeD'Artagnan.-¿Deverdad?-dijoAthos.-Sí, un punto de San Agustín sobre el que no estamos de acuerdo - dijo elgascón.-Decididamenteesunhombredeingenio-murmuróAthos.-Y ahora que estáis juntos, señores - dijo D'Artagnan-, permitidme que ospresentemisexcusas.A la palabra «excusas», una nube pasó por la frente de Athos, una sonrisaaltanera se deslizó por los labios de Porthos, y una señal negativa fue larespuestadeAramis.-Nomecomprendéis,señores-dijoD'Artagnanalzandolacabeza,enlaqueenaquelmomentojugabaunrayodesolquedorabalasfaccionesfinasyosadas:ospidoexcusasencasodequenopuedapagarosmideudaalostres,porqueelseñor Athos tiene derecho a matarme primero, lo cual quita mucho valor avuestradeuda,señorPorthos,yhacecasinulalavuestra,señorAramis.Yahora,señores,oslorepito,excusadme,perosólodeeso,¡yenguardia!

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Aestaspalabras,conelgestomásdesenvueltoqueversepueda,D'Artagnansacósuespada.LasangrehabíasubidoalacabezadeD'Artagnan,yenaquelmomentohabríasacado su espada contra todos los mosqueteros del reino, como acababa dehacerlocontraAthos,PorthosyAramis.Eran lasdocey cuarto.El sol estabaen su cenity el emplazamientoescogidoparaserteatrodeldueloestabaexpuestoatodossusardores.-Hacemuchocalor-dijoAthossacandoasuvezlaespada-,ysinembargonopodríaquitarmemi jubón,porque todavíahaceunmomentohesentidoquemiheridasangraba,y temomolestaral señormostrándolesangrequenomehayasacadoélmismo.-Cierto, señor - dijoD'Artagnan-, y sacada por otro o pormí, os aseguro quesiempreveréconpesarlasangredeuncaballerotanvaliente;poresomebatiréyotambiénconjubóncomovos.-Vamos, vamos - dijo Porthos-, basta de cumplidos, y pensad que nosotrosesperamosnuestroturno.-Hablad por vos solo, Porthos, cuando digáis semejantes incongruencias -interrumpióAramis-. Por lo que amí se refiere, encuentro las cosas que esosseñoressedicenmuybiendichasyatodaslucesdignasdedosgentileshombres.-Cuandoqueráis,señor-dijoAthosponiéndoseenguardia.-Esperabavuestrasórdenes-dijoD'Artagnancruzandoelhierro.Peroapenashabíanresonado losdosacerosal tocarsecuandounacuadrilladeguardias de Su Eminencia, mandada por el señor de Jussac, apareció por laesquinadelconvento.-¡Losguardiasdelcardenal!-gritaronalavezPorthosyAramis-.¡Envainadlasespadas,señores,envainadlasespadas!Pero era demasiado tarde. Los dos combatientes habían sido vistos en unaposturaquenopermitíadudardesusintenciones.-¡Hola!-gritóJussacavanzandohaciaellosyhaciendounaseñalasushombresde hacer otro tanto-. ¡Hola, mosqueteros! ¿Nos estamos batiendo? ¿Para quéqueremosentonceslosedictos?-Sois muy generosos, señores guardias - dijo Athos lleno de rencor, porqueJussac era uno de los agresores de la antevíspera-. Si os viésemos batiros, osrespondo de que nos guardaríamos mucho de impedíroslo. Dejadnos pueshacerlo,ypodréistenerunratodeplacersinningúngasto.-Señores - dijo Jussac-, con gran pesar os declaro que es imposible. Nuestrodeberantetodo.Envainad,pues,porfavor,yseguidnos.-Señor - dijo Aramis parodiando a Jussac-, con gran placer obedeceríamosvuestra graciosa invitación, si ello dependiese de nosotros; pero

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desgraciadamenteesimposible:elseñordeTrévillenoslohaprohibido.Pasad,pues,delargo,eslomejorquepodéishacer.AquellabromaexasperóaJussac.-Cargaremoscontravosotrossidesobedecéis.-Son cinco - dijo Athos a media voz-, y nosotros sólo somos tres; seremosbatidos y tendremos que morir aquí, porque juro que no volveré a aparecervencidoanteelcapitán.Entonces Porthos yAramis se acercaron inmediatamente uno a otro,mientrasJussacalineabaasushombres.EstesolomomentobastóaD'Artagnanparatomarunadecisión:eraunodeesosmomentosquedecidenlavidadeunhombre,habíaqueelegirentreelreyyelcardenal; hecha la elección, había que perseverar en ella. Batirse, es decir,desobedecer la ley, es decir, arriesgar la cabeza, es decir, hacerse de un sologolpe enemigo de unministromás poderoso que el reymismo, eso es lo quevislumbró el joven y, digámoslo en alabanza suya, no dudó un segundo.Voviéndose,pues,haciaAthosysusamigosdijo:-Señores,añadiré,siosplace,algoavuestraspalabras.Habéisdichoquenosoismásque tres,peroamímeparecequesomoscuatro. -Perovosnosoisde losnuestros-dijoPorthos.-Es cierto - respondió D'Artagnan ; no tengo el hábito, pero sí el alma. Micorazónesmosquetero,losientodesobra,señor,yesomeentusiasma.-Apartaos,joven-gritóJussac,quesindudaporsusgestosylaexpresióndesurostro había adivinado el designio de D'Artagnan-. Podéis retiraros, os lopermitimos.Salvadvuestrapiel,deprisa.D'Artagnannosemovió.-Decididamentesoisunvaliente-dijoAthosapretandolamanodeljoven.-¡Vamos,vamos,tomemosunadecisión!-prosiguióJussac.-Veamos-dijeronPorthosyAramis-,hagamosalgo.-Elseñorestállenodegenerosidad-dijoAthos.PerolostrespensabanenlajuventuddeD'Artagnanytemíansuinexperiencia.-Noseremosmásque tres,unodeellosherido,ademásdeunniño -prosiguióAthos-,ynoporesodejarándedecirqueéramoscuatrohombres.-¡Sí,peroretroceder…!-dijoPorthos.-Esdifícil-añadióAthos.D'Artagnancomprendiósufaltaderesolución.-Señores, ponedme a prueba - dijo-, y os juro por mi honor que no quieromarcharmedeaquísisomosvencidos.-¿Cómoosllamáis,valiente?-dijoAthos.-D'Artagnan,señor.

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-¡Puesbien,Athos,Porthos,AramisyD'Artagnan,adelante!-gritóAthos.-¿Y bien? Veamos, señores, ¿os decidís a decidiros? - gritó por tercera vezJussac.-Estáresuelto,señores-dijoAthos.-¿Yquédecisiónhabéistomado?-preguntóJussac.-Vamosa tenerelhonordecargarcontravos - respondióAramis,alzandoconunamanosusombreroysacandosuespadaconlaotra.-¡Ah!¿Osresistís?-exclamóJussac.-¡Portodoslosdiablos!¿Ossorprende?Ylosnuevecombatientesseprecipitaronunoscontraotrosconunafuriaquenoexcluíaciertométodo.Athoscogióaun talCahusac, favoritodelcardenal;Porthos tuvoaBiscaratyAramisseviofrenteadosadversarios.EncuantoaD'Artagnan,seencontrólanzadocontraelmismoJussac.Elcorazóndeljovengascónbatíahastaromperleelpecho,nodemiedo,aDiosgracias,delquenoconocíasiquieralasombra,sinodeemulación;sebatíacomoun tigre furioso,dandovueltasdiezvecesen tornoasuadversario,cambiandoveinteveces susguardiasy su terreno. Jussacera, comosedecía entonces,unenamoradodelaespada,ylahabíapracticadomucho;sinembargo,pasabatodoslosapurosdelmundodefendiéndosecontraunadversarioque,ágilysaltarín,sealejabaacadamomentodelasreglasrecibidas,atacandoportodoslosladosalavez, y precaviéndose además comohombre que tiene elmayor respeto por suepidermis.Por fin la lucha terminóporhacerperder lapacienciaa Jussac.Furiosode sertenido en jaque por aquel al que había mirado como a un niño, se calentó ycomenzóacometererrores.D'Artagnanque,apesarde lapráctica,poseíaunaprofunda teoría, redobló la agilidad. Jussac, queriendo terminar, lanzó unaterrible estocada a su adversario tirándose a fondo; pero éste paró primero, ymientrasJussacseponíaenpie,deslizándosecomounaserpientebajosuacero,lepasósuespadaatravésdelcuerpo.Jussaccayócomounamole.D'Artagnan lanzó entonces una mirada inquieta y rápida sobre el campo debatalla.Aramis había matado ya a uno de sus adversarios; pero el otro le acosabavivamente. Sin embargo, Aramis estaba en buena situación y aún podíadefenderse.BiscaratyPorthosacababandehacerungolpedoble:Porthoshabíarecibidounaestocadaatravesándoleelbrazo,yBiscaratatravesándoleelmuslo.Perocomoningunadelasdosheridaseragrave,nosebatíansinoconmásencarnizamiento.Athos,heridodenuevoporCahusac,palidecíaaojosvistas,peronoretrocedía

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un ápice: se había limitado a cambiar de mano su espada, y se batía con laizquierda.Según las leyes del duelo de esa época, D'Artagnan podía socorrer a uno;mientras buscaba con los ojos qué compañero tenía necesidad de su ayudasorprendióunamiradadeAthos.Aquellamiradaeradeunaelocuenciasublime.Athosmoriríaantesquepedirsocorro;peropodíamirar,yconlamiradapedirapoyo. D'Artagnan lo adivinó, dio un salto terrible y cayó sobre el flanco deCahusacgritando:-¡Amí,señorguardia,queyoosmato!Cahusac se volvió, justo a tiempo. Athos, a quien sólo su extremado valorsostenía,cayósobreunarodilla.-¡Malditasea!-gritóaD'Artagnan-.¡Nolomatéis,joven,oslosuplico;tengounviejo asunto que terminar con él cuando esté curado y con buena salud!Desarmadlesolamente,quitadlelaespada.¡Esoes,bien,muybien!EstaexclamaciónlehabíasidoarrancadaaAthosporlaespadadeCahusac,quesaltabaaveintepasosdeél.D'ArtagnanyCahusacselanzaronalavez,unopararecuperarla,elotroparaapoderarsedeella;peroD'Artagnan,másrápidollegóelprimeroypusoelpieencima.CahusaccorrióhaciaaqueldelosguardiasquehabíamatadoAramis,seapoderóde su acero y quiso volver aD'Artagnan; pero en su camino se encontró conAthos, que durante aquella pausa de un instante que le había procuradoD'Artagnan había recuperado el aliento y que, por temor a queD'Artagnan lemataseasuenemigo,queríavolveraempezarelcombate.D'ArtagnancomprendióqueseríacontrariaraAthosnodejarleactuar.Enefecto,algunos segundos después, Cahusac cayó con la garganta atravesada por unaestocada.En ese mismo instante, Aramis apoyaba su espada contra el pecho de suadversarioderribado,yleforzabaapedirmerced.Quedaban Porthos y Biscarat: Porthos hacía mil fanfarronadas preguntando aBicarat qué hora podía ser, y le felicitaba por la compañía que acababa deobtenersuhermanoenelregimientodeNavarra;pero,mientrasbromeaba,nadaganaba. Biscarat era uno de esos hombres de hierro que no caen más quemuertos.Sin embargo, había que terminar. La ronda podía llegar y prender a todos loscombatientes, heridos o no, realistas o cardenalistas. Athos, Aramis yD'ArtagnanrodearonaBiscaratyleconminaronarendirse.Aunquesolocontratodosyconunaestocadaqueleatravesabaelmuslo,Biscaratqueríaseguir;peroJussac,quesehabíalevantadosobreelcodo,legritóqueserindiera.BiscarateragascóncomoD'Artagnan;hizooídossordosysecontentóconreír,yentredos

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quites,encontrandotiempoparadibujarconlapuntadesuespadaunlugarenelsuelo,dijoparodiandounversículodelaBiblia:-AquímoriráBiscarat,elúnicodelosqueestánconél!-Peroestáncuatrocontrati;acaba,teloordeno.-¡Ah!Si lo ordenas, es distinto - dijoBiscarat ; como eresmi brigadier, deboobedecer.Y dando un salto hacia atrás, rompió la espada sobre su rodilla para noentregarla, arrojó los trozosporencimade la tapiadelconventoy secruzódebrazossilbandounmotivocardenalista.La bravura siempre es respetada, incluso en un enemigo. Los mosqueterossaludaronaBiscarat con sus espadasy lasdevolvierona lavaina.D'Artagnanhizootro tanto,y luego, ayudadoporBiscarat, el únicoquehabíaquedadoenpie, llevó bajo el soportal del convento a Jussac, Cahusac y a aquel de losadversarios deAramis que sólo había sido herido. El cuarto, como ya hemosdicho,estabamuerto.Luegohicieronsonarlacampanayllevandocuatrodelascinco espadas se encaminaron ebrios de alegría hacia el palacio del señor deTréville.Se lesveíacon losbrazosentrelazados,ocupando todo loanchode la calle,yagrupando tras sí a todos losmosqueterosque encontraban, por loque, al fin,aquello fue una marcha triunfal. El corazón de D'Artagnan nadaba en laebriedad,caminabaentreAthosyPorthosapretándolosconternura.-Sitodavíanosoymosquetero-dijoasusnuevosamigosalfranquearlapuertadelpalaciodelseñordeTréville-,almenosyasoyaprendiz,¿noesverdad?

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6CapítuloSumajestadelreyLuisXIII

Elsucesohizomuchoruido.ElseñordeTrévillebramóenvozaltacontrasusmosqueteros,ylosfelicitóenvozbaja;perocomonohabíatiempoqueperderparaprevenir al rey el señordeTréville se apresuró adirigirse alLouvre.Erademasiadotarde,elreysehallabaencerradoconelcardenal,ydijeronalseñordeTrévillequeelreytrabajabayquenopodíarecibirenaquelmomento.Porlanoche, el señor deTréville acudió al juego del rey.El rey ganaba, y como sumajestaderamuyavaro,estabadeexcelentehumor;porello,cuandoelreyviodelejosaTréville,dijo:-Venid aquí, señor capitán, venid que os riña; ¿sabéis que Su Eminencia havenidoaquejársemedevuestrosmosqueteros,yellocon talemociónqueestanoche Su Eminencia está enfermo? ¡Pero, bueno, vuestros mosqueteros sonincorregibles,songentesdehorca!-No, Sire respondió Tréville, que vio a la primera ojeada cómo iban adesarrollarselascosas;no,todolocontrario,sonbuenascriaturas,dulcescomocorderos,yquenotienenmásqueundeseo,deesomehagoresponsable:yesquesuespadanosalgadelavainamásqueparaelserviciodeVuestraMajestad.Pero, qué queréis, los guardias del señor cardenal están buscándoles pelea sincesar,ypor elhonormismodel cuerpo lospobres jóvenes sevenobligadosadefenderse.-¡EscuchadalseñordeTréville!-dijoelrey-.¡Escuchadle!¡Sediríaquehablade una comunidad religiosa!En verdad,mi querido capitán,me dan ganas dequitaros vuestro despacho y dárselo a la señorita de Chemerault, a quien heprometidouna abadía.Peronopenséisqueos creeré sóloporvuestrapalabra.MellamanLuiselJusto,señordeTréville,yahoramismoloveremos.-Porquemefíodeesajusticia,Sire,esperarépacienteytranquiloelcaprichodeVuestraMajestad.-Esperadpues,señor,esperad-dijoelrey-,noosharéesperarmucho.En efecto, la suerte cambiaba, y como el rey empezaba a perder lo que habíaganado, no era difícil encontrar un pretexto para hacer - perdónesenos estaexpresióndejugador,cuyoorigen,loconfesamos,lodesconocemos-parahacer

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elcarlomagno.Elreyselevantó,pues,alcabodeuninstantey,metiendoensubolsilloeldineroqueteníaantesíycuyamayorparteprocedíadesuganancia,dijo:-LaVieuville,tomadmipuesto,tengoquehablarconelseñordeTrévilleporunasunto de importancia… ¡Ah!… , yo tenía ochenta luises ante mí; poned lamisma suma, para que quienes han perdido no tengan motivos de queja. Lajusticiaantetodo.Luego,volviéndosehaciaelseñordeTrévilleycaminandoconélhaciaelvanodeunaventana,continuó:-Ybien, señor,vosdecísqueson losguardiasde laEminentísima losquehanbuscadopeleaavuestrosmosqueteros.-Sí,Sire,comosiempre.-Y ¿cómo ha ocurrido la cosa? Porque como sabéis, mi querido capitán, esprecisoqueunjuezescuchealasdospartes.-Diosmío,delaformamássimpleymásnatural.Tresdemismejoressoldados,a quienes VuestraMajestad conoce de nombre y cuya devoción ha apreciadomás de una vez, y que tienen, puedo afirmarlo al rey, su servicio muy en elcorazón; tres de mis mejores soldados, digo, los señores Athos, Porthos yAramis,habíanhechounaexcursiónconunjovencadetedeGascuñaqueyoleshabía recomendado aquellamismamañana. La excursión iba a tener lugar enSaintGermain, según creo, y se habían citado en los Carmelitas Descalzos,cuandofueperturbadaporelseñordeJussacylosseñoresCahusac,Biscaratyotrosdosguardiasqueciertamentenoveníanallíentannumerosacompañíasinmalaintencióncontralosedictos.-¡Ah, ah!, me dais que pensar - dijo el rey ; sin duda iban para batirse ellosmismos.-Nolosacuso,Sire,perodejoaVuestraMajestadapreciarquépuedenirahacercuatrohombres armados aun lugar tandesierto como lo están los alrededoresdelconventodelosCarmelitas.-Sí,tenéisrazón,Tréville,tenéisrazón.-Entonces,cuandovieronamismosqueteros,cambiarondeideayolvidaronsuodioparticularporelodiodecuerpo;porqueVuestraMajestadnoignoraquelosmosqueteros,quesondelreyynadamásqueparaelrey,sonlosenemigosdelosguardias,quesondelseñorcardenal.-Sí,Tréville,sí-dijoelreymelancólicamente-,yesmuytriste,creedme,verdeestemodo dos partidos en Francia, dos cabezas en la realeza; pero todo estoacabará,Tréville, todoestoacabará.Decís,pues,que losguardiashanbuscadopeleaalosmosqueteros.-Digoque es probable que las cosas hayanocurrido de estemodo, pero no lo

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juro, Sire.Ya sabéis cuán difícil de conocer es la verdad, y amenos de estardotadodeeseinstintoadmirablequehahechollamaraLuisXIIIelJusto…-Ytenéisrazón,Tréville,peronoestabansolosvuestrosmosqueteros,¿nohabíaconellosunniño?-Sí, Sire, y un hombre herido, de suerte que tresmosqueteros del rey, uno deellos herido, y un niño no solamente se han enfrentado a cinco de los másterriblesguardiasdelcardenal,sinoqueaunhanderribadoacuatroportierra.-Pero¡esoesunavictoria!-exclamóelreyradiante-.¡Unavictoriacompleta!-Sí,Sire,tancompletacomoladelpuentedeCé.-¿Cuatrohombres,unodeellosheridoyotrounniñodecís?-Unjovenapenashombre,quesehaportadotanperfectamenteenestaocasiónquemetomarélalibertadderecomendarloaVuestraMajestad.-¿Cómosellama?-D'Artagnan, Sire. Es hijo de uno de mis más viejos amigos; el hijo de unhombre que hizo con el rey vuestro padre, de gloriosa memoria, la guerrapartidaria.-¿Ydecísquesehaportadobienese joven?Contadmeeso,Tréville;yasabéisquemegustanlosrelatosdeguerraycombate.YelreyLuisXIIIseatusóorgullosamentesumostachoponiéndoseenjarras.-Sire - prosiguió Tréville-, como os he dicho, el señor D'Artagnan es casi unniño,ycomonotieneelhonordesermosquetero,estabavestidodepaisano;losguardiasdel señor cardenal, reconociendo sugran juventud, yque además eraextrañoalcuerpo,leinvitaronaretirarseantesdeatacar.-¡Ah!Yaveis,Tréville-interrumpióelrey-,quesonelloslosquehanatacado.-Exactamente,Sire; sinningunaduda; leconminaron,pues,a retirarse,peroélrespondióqueeramosqueterodecorazóny todoéldeSuMajestad,yqueporesosequedaríaconlosseñoresmosqueteros.-¡Bravojoven!-murmuróelrey.-Yenefecto,permancióasu lado;yVuestraMajestad tieneauncampeóntanfirmequefueélquiendioaJussacesaterribleestocadaqueencolerizatantoalseñorcardenal.-¿FueélquienhirióaJussac?-exclamóelrey-¡El,unniño!Esoesimposible,Tréville.-OcurriócomotengoelhonordedeciraVuestraMajestad.-¡Jussac,unodelosprimerosacerosdelreino!-¡Puesbien,Sire,haencontradosumaestro!-Quiero ver a ese joven,Tréville, quiero verlo, y si se puedehacer algo, puesbien,nosotrosnosocuparemos.-¿CuándosedignarárecibirloVuestraMajestad?

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-Mañanaalasdoce,Tréville.-¿Lotraigosolo?-No,traedmealoscuatrojuntos.Quierodarleslasgraciasatodosalavez;loshombresadictossonraros,Tréville,yhayquerecompensarlaadhesión.-Alasdoce,Sire,estaremosenelLouvre.-¡Ah!Porlaescalerapequeña,Tréville,porlaescalerapequeña.Esinútilqueelcardenalsepa…-Sí,Sire.-¿Comprendéis,Tréville?Unedictoessiempreunedicto;estáprohibidobatirseafindecuentas.-Peroeseencuentro,Sire,sesaleatodaslucesdelascondicionesordinariasdeunduelo:esunariña,ylapruebaesqueerancincoguardiasdelcardenalcontramistresmosqueterosyelseñorD'Artagnan.-Exacto -dijoel rey ;perono importa,Tréville;de todas formas,venidpor laescalerapequeña.Trévillesonrió.Perocomoerayamuchoparaélhaberobtenidoqueaquelniñoserevolviesecontrasumaestro,saludórespetuosamenalrey,yconsulicenciasedespidiódeél.Aquellamismatardelostresmosqueterosfueronadvertidosdelhonorqueseleshabíaconcedido.Comoconocíandesdehaciatiempoalrey,noseenardecierondemasiado;peroD'Artagnan,consuimaginacióngascona,viovenirsufortunaypasólanochehaciendosueñosdorados.Poreso,alasochodelamañanaestabaencasadeAthos.D'Artagnan encontró almosquetero completamentevestidoydispuesto a salir.Como lacitaconel reynoerahasta lasdoce,habíaproyectadoconPorthosyAramis ira jugara lapelotaaungaritosituadoal ladode lascaballerizasdelLuxemburgo. Athos invitó a D'Artagn a seguirlos, y pese a su ignorancia deaquel juego, al que nunca ha jugado, éste aceptó, sin saber qué hacer de sutiempodesdelasnuevedelamañanaqueapenaseranhastalasdoce.Losdosmosqueteroshablanllegadoyaypeloteabanjuntos.Athos,queeramuyaficionado a todos los ejercicios corporales, pasó con D'Artagnan al ladoopuesto, y los desafió. Pero al primermovimiento que intentó, aunque jugabaconlamanoderecha,comprendióquesuheridaerademasiadorecienteaúnparapermitirlesemejanteejercicio.D'Artagnansequedó,pues,solo,ycomodeclaróqueerademasiadotorpeparasostenerunpartidoenregla,continuaronenviandosolamentepelotassincontarlostantos.Perounadeaquellaspelotas,lanzadaporelpuñohercúleodePorthos,pasótancercadelrostrodeD'Artagnanquepensóque, si en lugar de pasarle de lado, le hubiera dado, su audiencia se habríaprobablementeperdido,dadoquelehubierasidodeltodoimposiblepresentarse

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ante el rey. Y como, según su imaginación gascona, de aquella audienciadependía todosuporvenir, saludócortésmenteaPorthosyAramis,declarandoque no proseguirla la partida sino cuando estuviera en situación de hacerlesfrente,ysevolvióparasituarsejuntoalasogayenlagalería.PordesgraciaparaD'Artagnan,entrelosespectadoresseencontrabaunguardiadeSuEminencia,elcual,todoenardecidoaunporladerrotadesuscompañeros,y llegado la víspera solamente, se había prometido aprovechar la primeraocasióndevengarla.Creyó,pues,quelaocasiónhabíallegadoy,dirigiéndoseasuvecino,dijo:-No es sorprendente que ese joven tengamiedode una pelota, es sin duda unaprendizdemosquetero.D'Artagnansevolviócomosiunaserpientelohubieramordidoymirófijamentealguardiaqueacababadedeciraquellainsolentefrase.-¡Pardiez! - prosiguió aquél rizándose insolentemente el mostacho-. Miradmecuantoqueráis,miqueridoseñor,hedicholoquehedicho.-Y como lo que habéis dicho está demasiado claro para que vuestras palabrasnecesitenunaexplicación-respondióD'Artagnanenvozbaja-,osruegoquemesigáis.-Yeso,¿cuándo?-preguntóelguardiaconelmismoaireburlón.-Ahoramismo,siosplace.-Y¿sabéisporcasualidadquiénsoy?-Loignorocompletamente,ynomeinquieta.-Pues os equivocáis, porque si supieseis mi nombre, quizá no tuvierais tantaprisa.-¿Cómoosllamáis?-Bernajoux,paraserviros.-Puesbien,señorBernajoux-dijotranquilamenteD'Artagnan-,voyaesperarosalapuerta.-Id,señor,ossigo.-Noosapresuréis,señor,quenosedencuentadequesalimojuntos;comprendedque,paraloquevamosahacer,demasiadagentenosmolestaría.-Está bien - respondió el guardia asombrado de que su nombre no hubieraproducidomásefectosobreeljoven.Enefecto,elnombredeBernajouxeraconocidodetodoelmundo,aexcepciónquizádeD'Artagnansolamente;porqueeraunodeesosquefigurabalamayoríadelasvecesenlasriñascotidianasquetodoslosedictosdelreyydelcardenalnohabíanpodidoreprimir.PorthosyAramisestaban tanocupadosconsupartidoyAthos losmirabacontanta atención que no vieron siquiera salir a su joven compañero, que, como

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había dicho al guardia de SuEminencia, se detuvo en la puerta; unmomentodespués, éste bajaba a su vez. ComoD'Artagnan no tenía tiempo que perder,dado que la audiencia del rey estaba fijada para las doce, echó una ojeada entornosuyoy,viendoquelacalleestabadesierta,dijoasuadversario:-A femíaque, aunqueos llaméisBernajoux, esuna suerteparavos tenerquehabérosla sólo con un aprendiz de mosquetero; pero tranquilizaos, lo haré lomejorquepueda.¡Enguardia!-Pero-dijoaquelaquienD'Artagnanprovocabadeesemodo-meparecequeellugar está bastantemal escogido, y que estaríammejor detrás de la abadía deSaintGermainoenelPréauxClercs.-Lo que decís está muy puesto en razón - respondió D'Artagnan ;desgraciadamente, nome sobra el tiempo, tengouna cita a las doce enpunto.¡Enguardia,pues,señor,enguardia!Bernajouxnoerahombreparahacerserepetirdosvecessemejatecumplido.Enelmismoinstantesuespadabrillóensumanoylanzósobresuadversarioalque,graciasasugranjuventud,esperaintimidar.Pero D'Artagnan había hecho la víspera su aprendizaje, y recién salido de suvictoria,todohenchidodesufuturofavor,habíaresueltonoretrocederunpaso;por eso los dos aceros se encontraron metidos hasta las guardas, y comoD'Artagnansemanteníafirmeensupuestofuesuadversarioelquediounpasoenretirada.PeroDArtagnanaprovechóelmomentoenque,enesemovimiento,elacerodeBernajouxsedesviabadelalínea,libró,selanzóafondoytocóasuadversaenelhombro.EnseguidaD'Artagnandiounpasohaciaatrásasuvezylevantó su espada; pero Bernajoux le gritó que no era nada, y tirándoseciegamentesobreél,seensartóélmismo.Sinembargo,comonocaía,comonosedeclarabavencido,sinoquesóloseibaacercandohaciaelpalaciodelseñorde la Trémouille a cuyo servicio tenía un pariente, D'Artagnan, ignorando élmismo la gravedad de la última herida que su adversario había recibido, leacosabavivamente,ysindudaloibaarematardeunaterceraestocadacuando,habiéndoseextendidoelrumorquesealzabaenlacallehastaeljuegodepelota,dosdelosamigosdelguardia,quelehabíanoídointercambiaralgunaspalabrascon D'Artagnan y que le habían visto salir a raíz de aquellas palabras, seprecipitaronespadaenmanofueradelgaritoycayeronsobreelvencedor.PeroalmomentoAthos,PorthosyAramisaparecieronasuvez,yenelmomentoenquelosguardiasatacabanasujovencamarada,losforzaronavolverse.EnaquelmomentoBernajouxcayó;ycomo losguardiaseransólodoscontracuatro, sepusieronagritar:«¡Anosotros,palaciodelaTrémouille!»Aestosgritos,todoslosquehabíaenelpalaciosalieron,abalazándosesobreloscuatrocompañerosqueporsupartesepusieronagritar:«¡Anosotros,mosqueteros!»

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Este grito era atendido con frecuencia; porque se sabía a los mosqueterosenemigos de su Eminencia, y se los amaba por el odio que sentían hacia elcardenal.PoresolosguardiasdeotrascompañíasdistintasalasquepertenecíanalduqueRojo,comolohabíallamadoAramis,porlogeneraltomabanpartidoenesta clase de querellas por los mosqueteros del rey. De tres guardias de lacompañíadelseñorDesEssartsquepasaban,dosvinieron,pues,enayudadeloscuatro compañeros, mientras el otro corría al palacio del señor de Tréville,gritando: «iA nosotros, mosqueteros, a nosotros!». Como de costumbre, elpalaciodelseñordeTrévilleestaballenodesoldadosdeesaarma,queacudieronensocorrodesuscamaradas.Larefriegasehizogeneral,perolafuerzaestabadelladodelosmosqueteros:losguardiasdelcardenalylasgentesdelseñordeLaTrémouilleseretiraronalpalacio,cuyaspuertascerraronjustoatiempoparaimpedir que sus enemigos hicieran irrupción a la vez que ellos. En cuanto alherido,habíasidotransportadodentroalprincipioy,comohemosdicho,enmuymalestado.La agitación llegaba a su colmo entre los mosqueteros y sus aliados, y sedeliberaba ya si, para castigar la insolencia que habían tenido los criados delseñordeLaTrémouilledehacerunasalidacontralosmosqueterosdelrey,noseprendería fuego a su palacio. La proposición había sido hecha y acogida conentusiasmo cuando afortunadamente sonaron las once; D'Artagnan y suscompañerosseacordarondesuaudienciay,comohabríansentidoquesedieraungolpetanhermososinellos,consiguieroncalmarlosánimos.Secontentaron,pues, con arrojar algunos adoquines contra las puertas, pero las puertasresistieron;entoncessecansaron;porotrolado,aquellosquedebíansermiradoscomocabecillasdelaempresahabíanabandonadohacíauninstanteelgrupoyse encaminaban hacia el palacio del señor de Tréville, que los esperaba, alcorrienteyadeestaalgarada.-Deprisa,alLouvre-dijo-,alLouvresinperderuninstante,ytratemosdeveralreyantesdequeseaprevenidoporelcardenal;nosotroslecontaremoslascosascomounacontinuacióndelasuntodeayer,ylosdospasaránjuntos.ElseñordeTréville,acompañadodeloscuatrojóvenes,seencaminópueshaciael Louvre; pero, para gran asombro del capitán de los mosqueteros, leanunciaron que el rey habla ido a montería del ciervo en el bosque de SaintGermain.ElseñordeTrévillesehizorepetirdosvecesaquellanueva,yacadavezsuscompañerosvieronsurostroensombrecerse.-¿AcasoSuMajestad-preguntó-teníadesdeayerelproyectodeestacacería?-No,Excelencia-respondióelayudadecámrara-.Hasidoelmonteromayorelquehavenidoaanunciarleestamañanaquelapasadanochehabíanapartadounciervoparaél.Alprincipiorespondióquenoiría,luegonohasabidoresistiral

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placerqueleproponíaesacaza,ydespuésdecomerhapartido.-¿Havistoelreyalcardenal?-preguntóelseñordeTréville.-Lomásprobable-respondióelayudadecámara-,porqueestamañanahevistolos caballos de carroza de SuEminencia, he preguntado dónde iba, yme hancontestado:«ASaintGermain».-Estamosprevenidos-dijoelseñordeTréville-.Señores,veréalreyestanoche;encuantoavos,osaconsejonoarriesgaros.Elavisoerademasiadorazonableysobretodoveníadeunhombrequeconocíademasiadobienalreyparaqueloscuatrojóvenestratarandediscutirlo.ElseñordeTréville les invitó pues a volver cadauno a su alojamiento y a esperar susnoticias.Al entrar en su palacio, el señor de Tréville pensó que había que tomar ladelanteraquejándoseelprimero.EnvióaunodesuscriadosacasadelseñordeLaTrémouilleconunacartaenlaquerogabaecharfueradesucasaalguardiadelseñorcardenal,yreprenderasugentesporlaaudaciaquehabíantenidodehacer una salida contra los mosqueteros. Pero el señor de La Trémouille, yaprevenido por su escudero, del que, como se sabe, Bernajoux era pariente, lehizoresponderquenocorrespondíanialseñordeTrévilleniasusmosqueterosquejarse,sinomásbienalcontrario,aél,contracuyasgenteshabíancargadolosmosqueterosycuyopalaciohabíanqueridoquemar.Comoeldebateentreestosdos señores habría podido durar largo tiempo, porque cada uno debía,naturalmente, mantenerse en sus trece, al señor de Tréville se le ocurrió unexpediente que tenía pormeta acabar con todo, y era ir a buscar élmismo alseñordeLaTrémouille.Sedirigió;pues,enseguidaasupalacio,ysehizoanunciar.Los dos señores se saludaron cortésmente, ya que, si no había amistad entreellos,habíaalmenosestima.Losdoseranpersonasdeánimoydehonor,ycomoelseñordeLaTrémouille,protestanteyquesóloveíararavezalrey,noeradeningún partido, no llevaba por lo general a sus relaciones sociales prevenciónalguna.Aquellavez,sinembargo,suacogida,aunquecortés,fuemásfríaquedecostumbre.-Señor-dijoelseñordeTréville-,amboscreemostenermotivodequejaunodelotro,yyomismohevenidoparaquejuntossaquemosesteasuntoalaluz.-Debuengrado - respondió el señordeLaTrémouille-, peroosprevengoqueestoybieninformado,ytodalaculpaesdevuestrosmosqueteros.-Soisunhombredemasiadojustoydemasiadorazonable,señor-dijoelseñordeTréville-,paranoaceptarlapropuestaquevoyahaceros.-Hacedla,señor,osescucho.-¿CómoseencuentraelseñorBernajoux,elparientedevuestroescudero?

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-Puesmuymal,séñor.Ademásdelaestocadaqueharecibidoenelbrazoyquenoesnadapeligrosa,hapescadootraquelehaatravesadoelpulmón,alpuntodequeelmédicodicetristescosas.-Pero¿haconservadoelheridosuconocimiento?-Perfectamente.-¿Habla?-Condificultad,perohabla.-Puesbien,señor,vayamosasulado;conjurémosle,ennombredelDiosanteelque quizá va a ser llamado, a decir la verdad. Le tomo por juez de su propiacausa,señor,yloquedigalocreeré.ElseñordeLaTrémouillereflexionóuninstante; luego,comoeradifícilhacerunaproposiciónmásrazonable,aceptó.Ambos bajaron a la habitación donde estaba el enfermo. Este, al ver entrar aestosdosnoblesseñoresqueveníanavisitarlo, tratóde levantarseenel lecho,peroestabademasiadodébily,agotadoporelesfuerzoquehabíahecho,volvióacaercasisinconocimiento.El señor de La Trémouille se acercó a él y le hizo respirar sales que ledevolvieron a la vida. Entonces el señor de Tréville, no queriendo que se lepudiese acusar de haber influenciado al enfermo, invitó al señor de LaTrémouilleainterrogarleélmismo.Loquehabíaprevistoel señordeTrévilleocurrió.Colocadoentre laviday lamuertecomoBernajouxestaba,notuvosiquieralaideadecallaruninstantelaverdad;contóalosdosseñoreslascosasexactamentetalcomohabíanocurrido.Era todo lo que quería el señor de Tréville; deseó a Bernajoux una prontaconvalecencia,sedespidiódelseñordeLaTrémouille,volvióasupalacioehizoavisaraloscuatroamigosquelesesperabaacenar.El señor de Tréville recibía a muy buena compañía, por supuestoanticardenalista.Secomprende,pues,quelaconversacióngirasedurantetodalacenasobrelosdosfracasosqueacababandesufrirlosguardiasdeSuEminencia.YcomoD'Artagnanhabía sidoelhéroedeaquellasdos jornadas, fue sobreélsobre el que cayeron todas las felicitaciones, queAthos, Porthos y Aramis ledejaronnosólocomobuenosamigossinocomohombresquehabíantenidoconbastantefrecuenciasuvezparadejarleaéllasuya.Hacialasseis,elseñordeTrévilleanuncióqueseveíaobligadoairalLouvre;perocomolahoradelaaudienciaconcedidaporSuMajestadhabíapasado,enlugar de solicitar la entrada por la escalera pequeña, se plantó con los cuatrohombresenlaantecámara.Elreynohabíavueltoaúndecaza.Nuestrosjóveneshacía apenas media hora que esperaban, mezclados con el gentío de loscortesanos,cuandotodaslaspuertasseabrieronyseanuncióaSuMajestad.

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Aesteanuncio,D'Artagnansesintió temblarhasta laméduladeloshuesos.Elinstantequeibaaseguirdebía,contodaprobabilidad,decidirelrestodesuvida.Poresosusojosse fijaronconangustiaen lapuertapor laquedebíaentrarelrey.LuisXIIIapareciómarchandoelprimero;ibavestidoconeltrajedecaza,llenode polvo aún, con botas altas y con la fusta en lamano.A la primera ojeada,D'Artagnanjuzgóqueelánimodelreysehallabaenplenatormenta.Esta disposición, por visible que fuera en Su Majestad, no impidió a loscortesanosalinearseasupaso:enlasantecámarasrealesmásvaleservistoconmiradairritadaquenoservistoenabsoluto.Lostresmosqueterosnotitubearonpuesydieronunpasohaciaadelante,mientrasqueD'Artagnanporelcontrariopermanecióocultotrasellos;peroaunqueelreyconocíapersonalmenteaAthos,PorthosyAramis,pasóanteellossinmirarlos,sinhablarlesycomosijamásloshubiera visto. En cuanto al señor de Tréville, cuando los ojos del rey sedetuvieronuninstantesobreél,sostuvoaquellamiradacontantafirmezaquefueelreyquienapartólavista;trasello,siempremascullando,SuMajestadvolvióasushabitaciones.-Lascosasvanmal-dijoAthossonriendo-,ytodavíanonosharáncaballerosdelaordenestavez.-Esperad aquí diez minutos - dijo el señor de Tréville-, y si al cabo de diezminutos no me veis salir, regresad a mi palacio, porque será inútil que meesperéismástiempo.Loscuatrojóvenesesperarondiezminutos,uncuartodehora,veinteminutos;yviendoqueelseñordeTrévillenoaparecía,sefueronmuyinquietosporloquefueraasuceder.El señor deTréville había entrado osadamente en el gabinete del rey, y habíaencontradoaSuMajestaddemuymalhumor,sentadoenunsillónygolpeandosusbotasconelmangodesufusta,cosaquenolehabíaimpedidopedirleconlamayorflemanoticiasdesusalud.-Mala,señor,mala-respondióelrey-,meaburro.Enefecto,eralapeorenfermedaddeLuisXIII,quienamenudotomabaaunodesuscortesanos,loatraíaaunaventanayledecía:Señortal,aburrámonosjuntos.-¡Cómo!¡VuestraMajestadseaburre!-dijoelseñordeTréville-.¿Acasonoharecibidoplacerhoydelacaza?-¡Vayaplacer, señor!Tododegenera, a femía, yno sé si es la caza laquenotieneyarastroosonlosperroslosquenotienennariz.Lanzamosunciervodediezaños,locorremosduranteseishoras,ycuandoestáapuntodesercogido,cuando Saint Simon pone ya la trompa en su boca para hacer sonar el alalí,icrac!,todalajauríasedejaengañaryselanzasobreuncervato.Comoveisme

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veréobligadoarenunciaralamonteríacomoherenunciadoalacazadevuelo.¡Ay, soy un rey muy desgraciado, señor de Tréville! No tenía más que ungerifalteysemurióanteayer.-En efecto, Sire, comprendo vuestra desesperación, y la desgracia es grande;pero según creo os queda todavía un buen número de halcones, gavilanes yterzuelos.-Yningúnhombreparainstruirlos;loshalconerossevan,sóloyoconozcoyaelartedelamontería.Despuésdemítodoestarádicho,ysecazaráconarmadijos,ceposytrampas.¡Situvieratiempotodavíadeformaralumnos!Perosí,elseñorcardenalestáquenomedejaunmomentodereposo,quemehabladeEspaña,quemehabladeAustria,quemehabladeInglaterra.¡Ah!,apropósitodelseñorcardenal,señordeTréville,estoydescontentodevos.ElseñordeTrévilleesperabaalreyenesteesguince.Conocíaalreydemuchotiempoatrás;habíacomprendidoquetodassuslamentacionesnoeranmásqueun prefacio, una especie de excitación para alentarse a símismo, y que era adondehabíallegadoporfinadondequeríavenir.-¿YenquéhesidoyotandesafortunadoparadesagradaraVuestraMajestad?-preguntóelseñordeTrévillefingiendoelmásprofundoasombro.-¿Así es como hacéis vuestra tarea señor? - prosiguió el rey sin responderdirectamentealapreguntadelseñordeTréville-.¿Paraesoesparaloqueoshenombradocapitándemismosqueteros,paraqueasesinenaunhombre,amotinentodounbarrioyquieranincendiarParissinquevosdigáisunapalabra?Peroporlo demás –continuó el rey-, sin duda me apresuro a acusaros, sin duda losperturbadoresestánenprisiónyvosvenísaanunciarmequesehahechojusticia.-Sire- respondió tranquilamenteelseñordeTréville-,vengoporelcontrarioapedirla.-¿Ycontraquién?-exclamóelrey.-Contraloscalumniadores-dijoelseñordeTréville.-¡Vaya,esosíqueesnuevo!-prosiguióelrey-.¿Noiréisadecirmequeesostresmalditosmosqueteros,Athos,PorthosyAramisyvuestrocadetedeBéarnnosehanarrojadocomofuriassobreelpobreBernajouxynolohanmaltratadodetalformaqueesprobablequeestéapuntodefallecer?¿NoiréisadecirluegoquenohanasediadoelpalaciodelduquedeLaTrémouille,niquenohanqueridoquemarlo?Cosaquenohabríasidograndesgraciaentiempodeguerra,dadoquees un nido de hugonotes, pero que en tiempo de paz es un ejemplomolesto.Decid,¿vaisanegartodoesto?-¿Y quién os ha hecho ese hermoso relato, Sire? - preguntó tranquilamente elseñordeTréville.-¿Quiénmehahechoesehermosorelato,señor?¿Yquiénqueréisquesea,sino

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aquelquevelacuandoyoduermo,quetrabajacuandoyomedivierto,quellevatododentroyfueradelreino,tantoenFranciacomoenEuropa?-SumajestadquierehablardeDios,sinduda-dijoelseñordeTréville-,porquenoconozcomásqueaDiosqueestéporencimadeSuMajestad.-No, señor; me refiero al sostén del Estado, a mi único servidor, a mi únicoamigo,alseñorcardenal.-SueminencianoesSuSantidad,Sire.-¿Quéqueréisdecirconeso,señor?-Quenohaynadiemásqueelpapaqueseainfalible,yqueesainfalibilidadnoseextiendealoscardenales.-¿Queréis decir que me engaña, queréis decir que me traiciona? Entonces leacusáis.Veamos,decid,confesadfrancamentedequéleacusáis.-No,Sire,perodigoqueseequivoca;digoquehasidomalinformado;digoquesehaapresuradoaacusaralosmosqueterosdeVuestraMajestad,paraconlosqueesinjusto,yquenohaidoasacarsusinformesdebuenafuente.-La acusación viene del señor de La Trémouille, del duque mismo. ¿Quérespondéisaeso?-Podríaresponder,Sire,queestádemasiadointeresadoenlacuestiónparaseruntestigoimparcial;perolejosdeeso,Sire,tengoalduqueporungentilhombre,ymeremitoaél,peroconunacondición,Sire.-¿Cuál?-QueVuestraMajestad lehagavenir, le interrogueperoporsímisma, frenteafrente, sin testigos, y que yo vea a Vuestra Majestad tan pronto como hayarecibidoalduque.-¡Claro que sí! - dijo el rey-. ¿Y vos os remitís a lo que diga el señor de LaTrémouille?-Sí,Sire.-¿Aceptáissujuicio?-Indudablemente.-¿Yossometeréisalasreparacionesqueexija?-Totalmente.-¡LaChesnaye!-gritóelrey-.¡LaChesnaye!El ayuda de cámara de confianza de Luis XIII, que permanecía siempre a lapuerta,entró.-LaChesnaya-dijoelrey-,quevayaninmediatamenteabuscarmealseñordeLaTrémouille;quierohablarconélestanoche.-¿VuestraMajestadmeda supalabradequenoveráanadieentreel señordeTrémouilleyyo?-Anadie,palabradegentilhombre.-Hastamañanaentonces,Sire.

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-Hastamañana,señor.-¿Aquéhora,sileplaceaVuestraMajestad?-Alahoraquequeráis.-PerosivengodemasiadodemadrugadatemodespertaraVuestraMajestad.-¿Despertarme?¿Acasoduermo?Yonoduermoya,señor;sueñoalgunascosas,esoestodo.Venid,pues,tanprontocomoqueráis,alassiete;pero¡aydevossivuestrosmosqueterossonculpables!-Simismosqueterossonculpables,Sire,losculpablesseránpuestosenmanosdeVuestra Majestad, que ordenará de ellos lo que le plazca. ¿Vuestra Majestadexigealgunacosamás?Quehable,estoydispuestoaobedecerla.-No,señor,no,ynosinmotivosemehallamadoLuiselJusto.Hastamañanapues,señor,hastamañana.-DiosguardehastaentoncesaVuestraMajestad.Aunquepocodurmióelrey,menosdurmióaúnelseñordeTréville;habíahechoavisaraquellamismanocheasustresmosqueterosyasucompañeroparaqueseencontrasen en su casa a las seis ymedia de lamañana. Los llevó con él sinafirmarlesnada,sinprometerlesnada,ysinocultarlesqueelfavordeellosyelsuyopropioestabaenmanosdelazar.Llegadoalpiedelapequeñaescalera,leshizoesperar.Sielreyseguíairritadocontraellos,sealejaríansinservistos;sielreyconsentíaenrecibirlos,nohabríamásquehacerlosllamar.Al llegara laantecámaraparticulardel rey,el señordeTrévilleencontróaLaChesnaye, quien le informó de que no habían encontrado al duque de LaTrémouillelanochedelavísperaensupalacio,quehabíaregresadodemasiadotardeparapresentarseenelLouvre,queacababadellegaryqueestabaenaquelmomentoconelrey.Esta circunstancia plugomucho al señor deTréville, que así estuvo segurodeque ninguna sugerencia extraña se deslizaría entre la deposición de LaTrémouilleyél.Enefecto,apenashabíantranscurridodiezminutoscuandolapuertadelgabineteseabrióyelseñordeTrévilleviosaliralduquedeLaTrémouille,elcualvinoaélyledijo:-Señor de Tréville, SuMajestad acaba de enviarme a buscar para saber cómosucedieronlascosasayerporlamañanaenmipalacio.Lehedicholaverdad,esdecir,quelaculpaerademisgentes,yqueyoestabadispuestoapresentarosmisexcusas.Puestoqueosencuentro,dignaosrecibirlasytenermesiempreporunodevuestrosamigos.-Señorduque-dijoelseñordeTréville-,estabatanllenodeconfianzaenvuestralealtadquenoquisejuntoaSuMajestadotrodefensorquevosmismo.Veoque

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nomehabíaequivocado,yosagradezcoquehayatodavíaenFranciaunhombredequiensepuededecirsinengañarseloqueyohedichodevos.-¡Estábien,estábien!-dijoelrey,quehabíaescuchadotodosestoscumplidosentre las dos puertas-. Sólo quedecidle,Tréville, puesto que se quiere unodevuestros amigos, que yo también quisiera ser uno de los suyos, pero que medescuida;quehaceyatresañosquenolehevisto,yquesóloloveocuandolemando buscar.Decidle todo eso demi parte, porque son cosas que un rey nopuededecirporsímismo.-Gracias,Sire,gracias-dijoelduque;peroqueVuestraMajestadestésegurodequenosuelenserlosmásadictos,ynolodigoporelseñordeTréville,aquellosqueveatodashorasdeldía.-¡Ah!Habéisoídoloquehedicho;tantomejor,duque,tantomejor-dijoelreyadelantándose hasta la puerta-. ¡Ay sois vos, Tréville! ¿Dónde están vuestrosmosqueteros? Anteayer os había dicho que me los trajeseis. ¿Por qué no lohabéishecho?-Estánabajo,Sire,yconvuestralicenciaLaChesnayevaadecirlesquesuban.-Sí,sí,quevenganenseguida;vanaserlasochoyalasnueveesperounavisita.Id,señorduque,yvolvedsobretodo.EntradTréville.El duque saludó y salió. En el momento en que abría la puerta, los tresmosqueterosyD'Artagnan,conducidosporLaChesnaye,aparecíanenloaltodelaescalera.-Venid,misvalientes-dijoelrey-,venid;tengoquereñiros.Losmosqueterosseaproximaroninclinándose;D'Artagnanlessiguiódetrás.-¡Diablos! - continuó el rey-. Entre vosotros cuatro, ¡siete guardias de SuEminencia puestos fuera de combate en dos días! Es demasiado, señores, esdemasiado. A esta marcha, Su Eminencia se verá obligado a renovar sucompañíadentrodetressemanas,yyoahaceraplicarlosedictosentodorigor.Uno por casualidád, no digo que no; pero siete en dos días, lo repito, esdemasiado,esmuchísimo.-Poreso,Sire,VuestraMajestadvequevienentodocontritosytodoarrepentidosapresentarosexcusas.-¡Todocontritosytodoarrepentidos!¡Hum!-dijoelrey-.Nomefíounapizcade sus caras hipócritas; hay ahí detrás, sobre todo, una cara de gascón.Venidaquí,señor.D'Artagnan, que comprendió que era a él a quien se dirigía el cumplido, seacercóadoptandosuaspectomásdesesperado.-Bueno,pero¿nomedecíaisqueeraunjoven?¡Siesunniño,señordeTréville,unverdaderoniño!¿YhasidoélquienhadadoesarudaestocadaaJussac?-YlasdosbellasestocadasaBernajoux.

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-¿Deverdad?-Sincontar-dijoAthos-,quesinomehubierasacadodelasmanosdeBiscarat,abuenseguronohabría tenidoyoelhonordehacerenestemomentomimáshumildereverenciaaVuestraMajestad.-¡Peroentoncesestebearnésesunverdaderodemonio!Votoalosclavos,señordeTréville,comohabríadichoelreymipadre.Enesteoficio,sedebenagujerearmuchosjubonesyrompermuchasespadas.Perolosgasconessuelenserpobres,¿noesasî?-Sire,debodecirqueaúnnosehanencontradominasdeoroensusmontañas,aunqueelSeñor lesdebadesobraesemilagroen recompensapor la formaenqueapoyaronlaspretensionesdelreyvuestropadre.-Lo cual quiere decir que son los gascones los que me han hecho rey a mímismo,dadoqueyosoyelhijodemipadre,¿noesasí,Tréville?Puesbien,seaenbuenahora,nodigoqueno.LaChesnaye,idaversi,hurgandoentodosmisbolsillos, encontráis cuarentapistolas;y si las encontráis, traédmelas.Yahora,veamos,joven,conlamanoenelcorazón,¿cómoocurrió?D'Artagnan contó la aventura de la víspera en todos sus detalles: cómo nohabiendopodidodormirdelaalegríaqueexperimentabaporveraSuMajestad,había llegado al alojamiento de sus amigos tres horas antes de la audiencia;cómohabíanidojuntosalgarito,ycómoporeltemorquehabíamanifestadoderecibirunpelotazoen lacara,había sidoobjetode laburladeBernajoux,quehabíaestadoapuntodepagaraquellaburlaconlapérdidadelavida,yelseñordeLaTrémouille,queennadasehabíamezclado,conlapérdidadesupalacio.-Está bien eso -murmuró el rey ; sí, así es como el duqueme lo ha contado.¡Pobrecardenal!Sietehombresendosdías,ydelosmásqueridos;perobastaya,señores,¿meentendéis?Esbastante;oshabéis tomadovuestrarevanchapor lodelacalleFérou,ymás;debéisestarsatisfechos.-SiVuestraMajestadloestá-dijoTréville-,nosotrosloestamos.-Sí, lo estoy - añadió el rey tomando un puñado de oro de la mano de LaChesnayeyponiéndoloen ladeD'Artagnan-.Heaquí,dijo,unapruebademisatisfacción.En esa época, las ideas de orgullo que son de recibo en nuestros días apenasestabanaúndemoda.Ungentilhombrerecibíademanoamanodinerodelrey,yno por ello se sentía humillado en nada. D'Artagnan puso, pues, las cuarentapistolasensubolsosinandarseconmelindresyagradeciéndoselomuchoporelcontrarioaSuMajestad.-¡Bueno!-dijoelrey,mirandosupéndola-.Bueno,yahoraquesonyalasochoy media, retiraos; porque, ya os lo he dicho, espero a alguien a las nueve.Graciasporvuestraadhesión,señores.Puedocontarconella,¿noescierto?

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-¡Oh,Sire!-exclamaronaunaloscuatrocompañeros-.NosharíamoscortarentrozosporVuestraMajestad.-Bien,bien,peropermanecedenteros;esmejor,ymeseréismásútiles.Tréville-añadióelreyamediavozmientraslosotrosseretiraban-,comonotenéisplazaenlosmosqueterosycomo,además,paraentrarenesecuerpohemosdecididoque había que hacer un noviciado, colocad a ese joven en la compañía de losguardias del señor Des Essarts, vuestro cuñado. ¡Ah, pardiez, Tréville! Meregocijoconlamuecaquevaahacerelcardenal;estaráfurioso,peromedalomismo;estoyenmiderecho.Y el rey saludó con la mano a Tréville, que salió y vino a reunirse con susmosqueteros, a los que encontró repartiendo con D'Artagnan las cuarentapistolas.Yelcardenal,comohabíadichoSuMajestad,sepusoefectivamentefurioso,tanfuriosoqueduranteochodíasabandonóel juegodelrey, locualnoimpedíaalrey ponerle la cara más encantadora del mundo, y todas las veces que loencontrabapreguntarleconsuvozmásacariciadora:-Ybien,señorcardenal,¿cómovanesepobreBernajouxyesepobreJussac,quesonvuestros?

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7CapítuloLosmosqueterospordentro

CuandoD'Artagnan estuvo fuera del Louvre y hubo consultado a sus amigossobre el empleoquedebíahacerde supartede las cuarentapistolas,Athos leaconsejó que encargase una buena comida en la Pomme de Pin, Porthos quetomaseunlacayo,yAramisqueseechaseunaamanteconveniente.La comida se celebró aquelmismodía, y el lacayo sirvió lamesa.La comidahabíasidoencargadaporAthosyel lacayoproporcionadoporPorthos.EraunpicardoalqueelgloriosomosqueterohabíacontratadoaquelmismodíayparaestaocasiónenelpuentedelaTournelle,mientrashacíacírculosalescupirenelagua.Porthos había pretendido que tal ocupación era prueba de una organizaciónreflexiva y contemplativa, y lo había llevado sinmás recomendación.Lagrancaradeaquelgentilhombre,acuyacuentasecreyócontratado,habíaseducidoaPlanchet-taleraelnombredelpicardo;huboenélunaligeradecepcióncuandovio que el puesto estaba ya ocupado por un cofrade llamado Mosquetón ycuandoPorthoslehubomanifestadoquelasituacióndesucasa,aunquegrande,nosoportabadoscriados,yqueteníaqueentraralserviciodeD'Artagnan.Sinembargo,cuandoasistióalacomidaquedabasuamoyleviosacarparapagarunpuñadodeorode subolsillo, creyó labrada su fortunay agradeció al cielohaber caído en posesión de semejante Creso; perseveró en esa opinion hastadespués del festín, con cuyas sobras reparó largas abstinencias. Pero al haceraquellanochelacamadesuamo,lasquimerasdePlanchetsedesvanecieron.Lacamaeraloúnicodelalojamiento,quesecomponíadeunaantecámaraydeundormitorio. Planchet se acostó en la antecámara sobre una colcha sacada dellechodeD'Artagnan,delaqueD'Artagnanprescindióenadelante.Athos,porsuparte,teníauncriadoquehabíahechoingresarasuserviciodeunaforma muy particular, y que se llamaba Grimaud. Era muy silencioso aqueldigno señor.HablamosdeAthos, por supuesto.Desdehacía cincoo seis añosvivía en lamás profunda intimidad con sus compañeros Athos y Aramis, loscualesrecordabanhaberlevistosonreíramenudo,perojamáslehabíanoídoreír.Sus palabras eran breves y expresivas, diciendo siempre lo que querían decir,

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nada más: nada de adornos, nada de florituras, nada de arabescos. Suconversacióneraunhechosinningúnepisodio.AunqueAthosapenas tuviera treintaañosy fuesedegranbellezadecuerpoyespíritu, nadie le conocía amantes. Jamás hablaba de mujeres. Sólo que noimpedía que se hablase de ellas delante de él, aunque fuera fácil ver que talgénerodeconversación,alquenosemezclabamásqueconpalabrasamargasyobservacionesmisantrópicas,leeracompletamentedesagradable.Sureserva,suhurañíaysumutismohacíandeélcasiunviejo;paranoircontrasuscostumbreshabía habituado a Grimaud a obedecerle a un simple gesto o a un simplemovimientodelabios.Nolehablabamásqueenlascircunstanciassupremas.Aveces,Grimaud,quetemíaasuamocomoalfuego,teniendoalavezporsupersonaungranapegoyporsugeniounagranveneración,creíahaberentendidoperfectamente lo que deseaba, se apresuraba para ejecutar la orden recibida yhacía precisamente lo contrario. EntoncesAthos se encogía de hombros y sinencolerizarsevapuleabaaGrimaud.Esosdíashablabaunpoco.Porthos,comosehabrápodidover,teníauncaráctercompletamenteopuestoalde Athos: no sólo hablaba mucho, sino que hablaba a voz en grito; poco leimportaba por otro lado, hay que hacerle justicia, que se le escuchase o no;hablabaporelplacerdehablaryporelplacerdeoírse;hablabadetodosalvodeciencias,alegandoaesterespectoelodioinveteradoquedesdesuinfanciatenía,segundecía,alossabios.TeníamenosestiloqueAthos,yelsentimientodesuinferioridadaesterespectoamenudolehabíahecho,desdeelcomienzodesurelación,injustoconesegentilhombre,alquesehabíaesforzadoporsuperarconsusespléndidostrajes.Peroconunasimplecasacademosqueteroysóloporsuforma de echar atrás la cabeza y dar un paso, Athos ocupaba en el mismoinstanteelsitioqueleeradebidoyrelegabaalfastuosoPorthosasegundafila.PorthosseconsolaballenandolaantecámaradelseñordeTrévilleyloscuerposde guardia del Louvre con el estruendo de sus aventuras galantes, de las queAthosnohablabanunca;yporelmomento,trashaberpasadodelanoblezaderopaalanoblezadeespada,delafontaneraalabaronesa,nohabíaparaPorthosotracosaqueunaprincesaextranjeraquelequeríaunaenormidad.Unviejoproverbiodice:«Atalamo, talcriado.»Pasemos,pues,delcriadodeAthosalcriadodePorthos,deGrimaudaMosquetón.MosquetóneraunnormandoaquiensuamohabíacambiadoelpacíficonombredeBoniface por el infinitamentemás sonoro y belicoso deMosquetón.Habíaentradoal serviciodePorthos a condiciónde servestidoy alojado solamente,perodemodomagnífico;noexigíamásquedoshorasdiariasparaconsagrarlasauna industria que debía bastarle a satisfacer sus demás necesidades. Porthoshabíaaceptadoel trato: lacosa ibademaravilla.HacíacortarparaMosquetón

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jubonesdesusvestidosviejosydesuscapasderepuesto,ygraciasaunsastremuyinteligentequeleponíasuspingajoscomonuevosdándoleslavuelta,ydecuya mujer se sospechaba que quería hacer descender a Porthos de suscostumbresaristocráticas,Mosquetónhacíamuybuenafiguradetrásdesuamo.En cuanto a Aramis, cuyo carácter creemos haber expuesto suficientemente -carácterque,porlodemás,comoeldesuscompañeros,podremosseguirensudesarrollo-,sulacayosellamabaBazin.Debidoalaesperanzaquesuamoteníaderecibirundíalasórdenes,ibavestidosiempredenegro,comodebeestarloelservidor de un eclesiástico. Era un hombre del Berry, de treinta y cinco acuarentaaños,dulce,apacible, regordete,queocupaba losociosquesuamoledejabaleyendoobraspías,haciendosiacasoparadosunacenadepocosplatosperoexcelente.Porlodemás,eramudo,ciego,sordoydeunafidelidadatodaprueba.Ahora que conocemos, aunque no sea más que superficialmente, a amos ycriados,pasemosalasviviendasocupadasporcadaunodeellos.Athosvivía en la calleFérou, adospasosdelLuxemburgo; su alojamiento secomponíadedospequeñashabitaciones,muydecentementeamuebladas,enunacasa adornada, cuya hospedera aún joven y realmente todavía bella le poníainútilmente ojos de cordera. Algunos retazos de un gran esplendor pasado semanifestaba aquí y allá en las paredes de este modesto alojamiento: era, porejemplo,unaespada,ricamentedamasquinada,queremontabaporlaformaalostiempos de Francisco I y cuya empuñadura solamente, incrustada de piedraspreciosas,podíavalerdoscientaspistolasyquesinembargo,ensusmomentosdemayorpenuria,Athosnohabía consentidonunca en empeñarni envender.Aquella espada había sido durante mucho tiempo la ambición de Porthos.Porthoshabríadadodiezañosdesuvidaporposeeraquellaespada.Cierto día que tenía una cita con una duquesa, trató incluso de pedirla enpréstamoaAthos.Athos,sindecirnada,vaciósusbolsillos,amontonótodassusjoyas: bolsas, cordones y cadenas de oro, y ofreció todo a Porthos; pero encuanto a la espada, le dijo, estaba empotrada en su sitio y sólo debía dejarlocuandosuamoabandonarasualojamiento.Ademásdesuespada,habíatambiénunretratoquerepresentabaaunseñordelostiemposdeEnriqueIII,vestidoconla mayor elegancia, y que llevaba la encomienda del Santo Espíritu, y esteretratoteníaconAthosciertosparecidosdelíneas,ciertassimilitudesdefamiliaque indicaban que aquel gran señor, caballero de órdenes del rey, era suantepasado.Finalmente, un cofre de magnífica orfebrería, con las mismas armas que laespada y el retrato, hacía un juego de chimenea que se daba de patadasespantosamente con el resto de los adornos.Athos llevaba siempre consigo la

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llave de aquel cofre. Pero cierto día lo había abierto delante de Porthos, yPorthoshabíapodido asegurarsedeque el cofreno conteníamásque cartas ypapeles:cartasdeamorypapelesdefamiliasinduda.Porthos vivía en un pisomuy amplio y de aparencia suntuosa, en la calle delVieux Colombier. Cada vez que pasaba con un amigo por delante de susventanas,enunadelascualesMosquetónestabasiemprevestidocongranlibrea,Porthosalzabalacabezaylamanoydecía:¡Heahímimansión!Perojamásseleencontrabaencasa,jamásinvitabaanadieasubir,ynadiepodíahacerseunaideadeloqueaquellasuntuosaaparienciaencerrabaderiquezasreales.En cuanto aAramis, habitaba un pequeñopiso compuesto por un gabinete uncomedoryundormitorio,dormitorioque,situadocomoelrestodelalojamientoen la planta baja, daba a un pequeño jardín lozano, verde, umbroso aimpenetrablealosojosdelvecindario.EncuantoaD'Artagnan,yasabemoscómosehabíaalojadoyyahemostrabadoconocimientosconsulacayo,maesePlanchet.D'Artagnan,queeramuycuriosopornaturaleza,comolosonporlodemáslaspersonasquetienenelgeniodelaintriga,hizocuantosesfuerzospudoporsaberlo que eran realmenteAthos, Porthos yAramis; porque bajo esos nombres deguerra, cadaunode los jóvenes ocultaba sus nombres de gentilhombre,Athossobre todo, que olía a gran señor a la legua. Se dirigió, pues, a Porthos parainformarsesobreAthosyAramis,yaAramisparaconoceraPorthos.Pordesgracia,elpropioPorthosnosabíade lavidadesusilenciosocamaradamásdeloquehabíadejadotraslucir.Sedecíaquehabíatenidograndesfracasosen sus aventuras amorosas, y queunahorrible traiciónhabía envenenadoparasiempre la vida de aquel hombre galante. ¿Cuál era esa traición? Todos loignoraban.EncuantoaPorthos,aexcepcióndesuverdaderonombre,quesóloelseñordeTréville sabía,asícomoeldesusdoscamaradas, suvidaera fácildeconocer.Vanidosoaindiscreto,seveíaasutravéscomoatravésdeuncristal.Loúnicoquehubierapodidodespistar al investigadorhabría sidocreerse todo lobuenoqueélmismodecíadesí.EncuantoaAramis,peseasuairedenotenerningúnsecreto,era-muchachotodoadobadoenmisterios,querespondíapocoalaspreguntasqueselehacíansobrelosotros,yeludíaaquellasqueselehacíansobreél.Undía,D'Artagnan,después de haberle interrogado largo tiempo sobrePorthos y haberse enteradodel rumor que corría sobre las aventuras galantes del mosquetero con unaprincesa,quisosaberaquéatenersesobrelasaventurasdesuinterlocutor.-Yvos,queridocompañero-ledijo-,¿vosquéhabláisdelasbaronesas,delascondesasydelasprincesasdelosdemás?

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-Perdón - interrumpióAramis-, he hablado porque el propio Porthos habla deellas, porque ha gritado todas esas hermosas cosas delante de mí. Pero, miqueridoseñorD'Artagnan,creedque,silashubierarecibidodeotrafuente,osimehubieransidoconfiadas,nohabríahabidoconfesormásdiscretoqueyo.-No lo dudo - prosiguióD'Artagnan ; pero, en fin,me parece que vosmismotenéis bastante familiaridad con los escudos de armas: testigo, cierto pañuelobordadoalquedeboelhonordevuestroconocimiento.Aramis aquella vez no se enfadó, sino que adoptó su aire más modesto yrespondióafectuosamente:-Querido, no olvidéis que quiero ser de iglesia - y que huyo de todas lasocasionesmundanas.Aquelpañueloquevisteisenmodoalgunomehabíasidoconfiado; había sido olvidado en mi casa por uno de mis amigos. Tuve querecogerloparanocomprometerlos,aélya ladamaa laqueama.Encuantoamí,notengoniquieroteneramantes,siguiendoenestoelejemplomuyjuiciosodeAthos,quenolastienemásqueyo.-Pero,¡quédiablos!,nosoisabad,dadoquesoismosquetero.-Mosqueteroporínterin,querido,comodiceelcardenal,mosqueterocontramigusto, pero hombre de iglesia en el corazón, creedme. Athos y Porthos memetieron ahí para entretenerme: tuve, en el momento de ser ordenado, unapequeña dificultad con… Pero esto apenas os interesa, y os robo un tiempoprecioso.-Nadadeeso,meinteresamucho-exclamóD'Artagnan-,yporahoranotengoabsolutamentenadaquehacer.-Sí, pero yo tengo que rezar mi breviario - respondió Aramis-, después decomponeralgunosversosquemehapedido la señoraD'Aiguillon; luegodebopasar por la calle Saint Honoré, para comprar carmín para la señora deChevreuse. Como veis, querido amigo, si nada os apremia, yo estoy muyapremiado.YAramistendióafectuosamentelamanoasujovencompañero,ysedespidiódeél.Pormásesfuerzosquehizo,D'Artagnannopudosabermássobresustresnuevosamigos.Tomó,pues,ladecisióndecreerparaelpresentetodocuantosedecíadesu pasado, esperando revelaciones más serias y más amplias del porvenir.Mientras tanto, consideró a Athos como a un Aquiles, a Porthos como a unAyax,yaAramiscomoaunJosé.Porlodemás,lavidadeloscuatrojóveneseraalegre.Athosjugaba,ysiempreconmalafortuna.Sinembargo,jamáspedíaprestadouncéntimoasusamigos,aunquesubolsaestuvierasincesarasuservicio;ycuandohabíaapostadosobresu palabra, siempre hacía despertar a su acreedor a la seis de lamañana para

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pagarlesudeudadelavíspera.Porthos tenía rachas: esosdías, siganaba, se leveía insolenteyespléndido; siperdía, desaparecía por completo durante algunos días, al cabo de los cualesreaparecía con el rostro descolorido y mal gesto, pero con dinero en susbolsillos.EncuantoaAramis,nojugabajamás.Peroeraelpeormosqueteroyelinvitadomás desagradable que se pudiese ver. Tenía siempre que trabajar.A veces, enmediodeunacomida,cuando todoscon la incitacióndelvinoyelcalorde laconversación,creíanquehabíaaúnparadoso treshorasdepermanenciaen lamesa, Aramis miraba a su reloj, se levantaba con una graciosa sonrisa y sedespedíade la compañíapara ir, decía él, a consultar auncasuista conelqueteníacita.Otrasvecesregresabaasualojamientoparaescribirunatesisyrogabaasusamigosnodistraerle.Entonces Athos sonreía con aquella encantadora sonrisa melancólica que tanbien sentaba a su noble figura, y Porthos bebía jurando que Aramis no seríanuncamásqueuncuradealdea.Planchet,elcriadodeD'Artagnan,soportónoblementelabuenafortuna;recibíatreinta sous diarios, y durante un mes venía al alojamiento alegre como unpinzónyafableconsuamo.CuandoelvientodelaadversidadcomenzóasoplarsobrelaparejadelacalledesFossayeurs,esdecir,cuándolascuarentapistolasdelreyLuisXIIIfueroncomidasocasi,comenzóconquejasqueAthosencontrónauseabundas Porthos indecentes y Aramis ridículas. Athos aconsejó, pues, aD'Ártágnandespedir albribón;Porthosqueríaqueantes loapaleara,yAramispretendióqueunamonodebíaoírmásqueloscumplidosquesehacendeél.-Esmuyfácilparavosdecireso-dijoD'Artagnan;avos,Athos,quevivísmudocon Grimaud, que le prohibís hablar y que, por tanto, no tenéis nunca malaspalabrasconél;avos,Porthos,quelleváisuntrenmagníficoyquesoisundiospara vuestro criado Mosquetón, y a vos finalmente, Aramis, que siempredistraído por vuestros estudios teológicos, inspiráis un profundo respeto avuestro servidor Bazin, hombre dulce y religioso; pero yo, que no tengo niconsistencianirecursos,yo,quenosoymosqueteronisiquieraguardia,yo,¿quéharéyoparainspirarcariño,temororespetoaPlanchet?-Lacosaesgrave-respondieronlostresamigos;esunasuntointerno;conloscriadosocurrecomoconlasmujeres,hayqueponerlosenseguidaenelsitioqueunodeseaquepermanezcan.Reflexionad,pues.D'Artagnan reflexionó y se decidió por vapulear a Planchet provisionalmente,cosaquefueejecutadaconlaconcienciaqueD’Artagnanponíaentodo;luego,después de haberlo vapuleado bien, le prohibió abandonar su servicio sin supermiso.Porque,añadió,elporvenirnomepuedefallar;esperoinevitablemente

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tiemposmejores.Tufortunaestá,pues,hechasi tequedasami lado,yyosoydemasiadobuenamoparaprivartede tu fortunaconcediéndote eldespidoquemepides.Esta manera de actuar infundió en los mosqueteros mucho respeto hacia lapolíticadeD'Artagnan,Planchetquedóigualmenteadmiradoynohablómásdeirse.Lavidadeloscuatrojóvenessehabíahechocomún;D'Artagnan,quenoteníaningúnhábito,puestoquellegabadesuprovinciaycaíaenmediodeunmundototalmentenuevoparaél,tomóporesoloshábitosdesusamigos.Se levantabanhacia lasochoen invierno,hacia las seisenverano,yse ibanarecibirórdenesyavercómoibanlosasuntosdelseñordeTréville.D'Artagnan,aunque no fuese mosquetero, hacía el servicio con una puntualidadconmovedora: estaba siempre de guardia, porque siempre hacía compañía aaqueldesustresamigosquemontabalasuya.Seleconocíaenelpalaciodelosmosqueterosytodosleteníanporunbuencamarada;elseñordeTréville,quelehabíaapreciadoalaprimeraojeadayqueleteníaverdaderoafecto,nocesabaderecomendarloalrey.Por su parte, los tres mosqueteros querían mucho a su joven camarada. Laamistadqueuníaaaquelloscuatrohombres,ylanecesidaddeversetresocuatrovecespordía,bienparaunduelo,bienparaasuntos,bienporplacer,leshacíancorrersincesaraunostrasotroscomosombras;yseencontrabasiemprealosinseparablesbuscándosedelLuxemburgoalaplazaSaintSulpice,odelacalledelVieux-ColombieralLuxemburgo.Mientrastanto,laspromesasdelseñordeTrévilleseguíansucurso.Unbuendía,elreyordenóalseñorcaballeroDesEssartstomaraD'Artagnancomocadeteensu compáñía de guardias. D'Artagnan endosó suspirando aquel uniforme quehubieraqueridotrocar,alpreciodediezañosdesuexistencia,porlacasacademosquetero.PeroelseñordeTrévilleprometióaquelfavortrasunnoviciadodedosaños,noviciadoquepodíaserabreviadoporotrapartesiselepresentabaaD'Artagnanocasióndehaceralgúnservicioalreyodeacometeralgunaacciónbrillante. D'Artagnan se retiró con esta promesa y desde el día siguientecomenzósuservicio.Entonces fue cuando les llegó a Athos, Porthos y Aramis el turno demontarguardia con D'Artagnan cuando estaba de guardia. La compañía del señorcaballeroDes Essarts tomó así cuatro hombres en lugar de uno el día en quetomóaD'Artagnan.

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8CapítuloUnaintrigadecorte

Sinembargo,lascuarentapistolasdelreyLuisXIII,comotodaslascosasdeestemundo,despuésdehabertenidouncomienzohabíantenidounfin,yapartirdeesefinnuestroscuatrocompañeroshabíancaídoenapuros.AlprincipioAthossostuvodurantealgúntiempoalaasociaciónconsuspropiosdineros.Lehabíasucedido Porthos. y gracias a una de esas desapariciones a las que estabanhabituados. durante casi quincedíashabía subvenido aún a las necesidadesdetodos; por fin había llegado la vez de Aramis, que había cumplido de buenagana, y que, según decía, vendiendo sus libros de teología había logradoprocurarsealgunaspistolas.Entonces,comodecostumbre,recurrieronalseñordeTréville,quedioalgunosadelantossobreelsueldo;peroaquellosadelantosnopodíanllevarmuylejosatresmosqueterosqueteníanmuchascuentasatrasadas,yaunguardiaquenolasteníasiquiera.Finalmente, cuando se vio que iba a faltar de todo, se reunieron en un últimoesfuerzo ocho o diez pistolas que Porthos jugó. Desgraciadamente, estaba enmalavena:perdiótodo,ademásdeveinticincopistolassobrepalabra.Entonces los apuros se convirtieron en penuria: se vio a los hambrientosseguidosdesuslacayoscorrerlascallesyloscuerposdeguardia,trincandodesusamigosdefueratodaslascenasquepudieronencontrar;porque,siguiendolaopinión de Aramis, en la prosperidad había que sembrar comidas a diestro ysiniestropararecogeralgunasenladesgracia.Athosfueinvitadocuatrovecesyllevócadavezasusamigosconsuscriados.Porthos tuvo seis ocasiones a hizo lo propio con sus camaradas;Aramis tuvoocho.Eraunhombreque,comosehabrápodidocomprender,hacíapocoruidoymuchatarea.EncuantoaD'Artagnan,quenoconocíaaúnanadieenlacapital,nohallómásqueundesayunodechocolateencasadeuncurade su región,yunacenaencasa de un corneta de los guardias. Llevó su ejército a casa del cura, a quiendevoraron sus provisiones de dos meses, y a casa del corneta, que hizomaravillas;pero, comodecíaPlanchet, sólo secomeunavez, aunque secoma

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mucho.D'Artagnan se encontró, pues, bastante humillado por no tener mas que unacomidaymedia-porqueeldesayunoencasadelcuranopodíacontarmásquepormediacomida-queofrecerasuscompañerosacambiodelosfestinesquesehabíanprocuradoAthos,PorthosyAramis.Secreíaendeudacon lasociedad,olvidando, en su buena fe completamente juvenil, que él había alimentado aaquella compañía durante un mes, y su espíritu inquieto se puso a trabajaractivamente. Reflexionó que aquella coalición de cuatro hombres jóvenes,valientes, emprendedores y activos debía tener otra meta que paseoscontoneándose,leccionesdeesgrimaybromasmásomenosingeniosas.Enefecto,cuatrohombrescomoellos,cuatrohombresconsagradosunosaotrosdesdelabolsahastalavida,cuatrohombresapoyándosesiempre,sinretrocedernunca, ejecutandoaisladamenteo juntos las resolucionesadoptadasencomún:cuatrobrazosamenazando loscuatropuntoscardinalesovolviéndosehaciaunsolopuntodebíaninevitablemente,biendemodosubterráneo,bienalaluz,bienacaradescubierta,bienmediantelabordezapa,bienporlaastucia,bienporlafuerza,abrirsecaminohacialametaquequisieranalcanzar,pormásprohibidaoalejada que estuviese. Lo único que asombraba a D'Artagnan es que suscompañerosnohubieranpensadoesto.Elsí,éllopensaba,yseriamenteincluso,estrujándoseelcerebroparaencontrardirecciónaaquella fuerzaúnicamultiplicadaporcuatro,con laquenodudabaque,comoconlapalancaquebuscabaArquímedes,sepodíalevantarelmundo,cuando llamaron suavemente a la puerta.D'Artagnan despertó a Planchet y leordenóiraabrir.Quedelafrase,«D'ArtagnandespertóaPlanchet»,ellectornovayaasuponerqueeradenocheoqueaúnnohabíallegadoeldía.¡No!Acababandesonarlascuatro.Planchet,doshorasantes,habíavenidoapedirdecenarasuamo,quelerespondióconelrefrán:«Quienduermecome».YPlanchetcomíadurmiendo.Fue introducido un hombre de cara bastante simple y que tenía aspecto deburgués.DebuenaganahubieraqueridoPlanchet,parapostre,oírlaconversación;peroelburguésdeclaróaD'Artagnanqueporserimportanteyconfidencialloqueteníaquedecirledeseabapermanecerasolasconél.D'ArtagnandespidióaPlanchetehizosentarseasuvisitante.Hubounmomentodesilencioduranteelcuallosdoshombressemiraronparaestablecerunconocimientoprevio,traslocualD'Artagnanseinclinóenseñaldequeescuchaba.-HeoídohablardelseñorD'Artagnancomodeunjovenmuyvaliente-dijoelburgués-,yesareputacióndequegozaconmotivomehadecididoaconfiarleun

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secreto.-Hablad,señor,hablad-dijoD'Artagnan,queporinstintoolfateóalgoventajoso.Elburguéshizounanuevapausaycontinuó:-Mi mujer es costurera de la reina, señor, y no carece ni de prudencia ni debelleza.Hace casi tres años queme hicieron desposarla, aunque no teníamásqueunapequeñadote,porqueelseñordeLaPorteelportamantasdelareina,essupadrinoylaprotege…-¿Ybien,señor?-preguntóD'Artagnan.-¡Puesbien!-prosiguióelburgués-.Puesbien-señor,mimujerhasidoraptadaayerporlamañanacuandosalíadesucuartodetrabajo.-¿Yquiénharaptadoavuestramujer?-Conseguridadnosénada,señor,perosospechodealguien.-¿Yquiénesesapersonadelaquesospecháis?-Unhombrequelaperseguíadesdehacetiempo.-¡Diablos!-Peropermitidqueosdiga,señor-prosiguióelburgués-,queestoyconvencidodequeentodoestohaymenosamorquepolítica.-Menos amor que política - dijo D'Artagnan con un gesto pensativo-. ¿Y quésospecháis?-Nosésideberíadecirosloquesospecho…-Señor,osharéobservarqueyonoospidoabsolutamentenada.Soisvosquienhabéis venido. Sois vos quien me habéis dicho que tenéis un secreto queconfiarme.Obrad,pues,avuestrogusto,aúnestáisatiempoderetiraros.-No,señor,no;meparecéisunjovenhonesto,ytendréconfianzaenvos.Creo,pues,quemimujernohasidodetenidaporsusamores,sinoporlosdeunadamamásimportantequeella.-¡Ahah!¿NoseráporlosamoresdelaseñoradeBoisTracy?-dijoDArtagnan,quequisoaparentarantesuburguésqueestabaalcorrientedelosasuntosdelacorte.-Másimportante,señormásimportante.-¿DelaseñoraD'Aiguillon?-Másimportantetodavía.-¿DelaseñoradeChevreuse?-¡Másalto,muchomásalto!-Dela…-D'Artagnansedetuvo.-Sí,señor-respondiótanbajoqueapenassepudooíralespantadoburgués.-¿Yconquién?-¿Conquiénpuedesersinoesconelduquede…-Elduquede…

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-¡Sí, señor! - respondió el burgués dando a su voz una entonaciónmás sordatodavía.-Pero¿cómosabéisvostodoeso?-¡Ah!¿Quecómolosé?-Sí,¿cómolosabéis?Nadadeconfidenciasamediaso…¿Comprendéis?-Losépormimujer,señorpormipropiamujer.-Quelosabe…,¿porquién?-Porel señordeLaPorte. ¿Nooshedichoqueera laahijadadel señordeLaPorteelhombredeconfianzadelareina?Puesbien,elseñordeLaPortelapusojunto aSuMajestad para que nuestra pobre reina tuviera almenos alguien dequienfiarse,abandonadacomoestáporelrey,espiadacomoestáporelcardenal,traicionadacomoesportodos.-¡Ah,ah!Yasevanconcretandolascosas-dijoD'Artagnan.-Mimujervinohacecuatrodías,señor;unadesuscondicioneseraquevendríaavermedosvecesporsemana;porque,comotengoelhonordedeciros,mimujerme quiere mucho; mi mujer, pues vino y me confió que la reina, en aquelmomento,teníagrandestemores.-¿Deverdad?-Sí,elseñorcardenal,a loqueparece, lapersigueyacosamásquenunca.Nopuede perdonarle la historia de la zarabanda. ¿Sabéis vos la historia de lazarabanda?-Pardiez,claroquelasé-respondióD'Artagnan,quenosabíanadaenabsoluto,peroquequeríaaparentarestaralcorriente.-Desuertequeahorayanoesodio;esvenganza.-¿Deveras?-Ylareinacree…-Ybien,¿quécreelareina?-CreequehanescritoalseñorduquedeBuckinghamensunombre.-¿Ennombredelareina?-Sí,parahacerleveniraParis,yunavezvenidoaParis,paraatraerleaalgunatrampa.-¡Diablo!Perovuestramujer,miqueridoseñor,¿quétienequeverentodoesto?-Esconocidasuadhesiónalareina,yselaquierealejardesuama,ointimidarlaporestaraltantodelossecretosdeSuMajestad,oseducirlaparaservirsedeellacomoespía.-Esprobable-dijoD'Artagnan;peroalhombrequelaharaptado,¿loconocéis?-Oshedichoquecreíaconocerle.-¿Sunombre?-No lo sé; lo que únicamente sé es que es una criatura del cardenal, su

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instrumentociego.-Pero¿lohabéisvisto?-Sí,mimujermelohamostradoundía.-¿Tienealgunasseñasporlasqueselepuedareconocer?-Por supuesto, es un señor de gran estatura, pelo negro, tez morena, miradapenetrante,dientesblancosyunacicatrizenlasien.-¡Una cicatriz en la sien! - exclamó D'Artagnan-. Y además dientes blancos,mirada penetrante, tezmorena, pelo negro y gran estatura. ¡Esmi hombre deMeung!-¿Esvuestrohombre,decís?-Sí,sí;peroestonoimporta.No,meequivoco,estosimplificamucholascosaspor el contrario; si vuestro hombre es el mío, ejecutaré dos venganzas de ungolpe;esoestodo;pero¿dóndecogeraesehombre?-Nolosé.-¿Notenéisningunainformaciónsobresudomicilio?-Ninguna;undíaqueyollevabaamimujeralLouvre,élsalíaaltiempoqueellaibaaentrar,ymeloseñaló.-¡Diablo!¡Diablo!-murmuróD'Artagnan-.Todoestoesmuyvago.¿Porquiénhabéissabidoelraptodevuestramujer?-PorelseñordeLaPorte.-¿Oshadadoalgúndetalle?-Elnoteníaninguno.-¿Yvosnohabéissabidonadaporotrolado?-Sí,herecibido…-¿Qué?-Peronosésinocometounagranimprudencia.-¿Volvéisotravezalasandadas?Sinembargo,osharéobservarqueestavezesalgotardepararetrocedes.-Yo no retrocedo, voto a bríos - exclamó el burgués jurando para hacerseilusiones-.Además,palabradeBonacieux…-OsllamáisBonacieux?-leinterrumpióD'Artagnan.-Sí,éseesminombre.-Decíais, pues, ¡palabra deBonacieux!Perdón si os he interrumpido; peromeparecíaqueesenombrenomeeradesconocido.-Esposible,señor.Yosoyvuestrocasero.-¡Ah,ah!-dijoD'Artagnansemincorporándoseysaludando-.¿Soismicasero?-Sí,señor,sí.Ycomodesdehacetresmesesestáisenmicasa,ycomo,distraídosindudaporvuestrasimportantesocupaciones,oshabéisolvidadodepagarmialquiler,como,digoyo,noosheatormentadounsoloinstante,hepensadoque

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tendríaisencuentamidelicadeza.-¡Cómo no,mi querido señor Bonacieux! - prosiguió D'Artagnan-. Creed queestoyplenamenteagradecidoporsemejanteprocederyque,comooshedicho,sipuedoservirosenalgo…-Os creo, señor, os creo, y como iba diciéndoos, palabra deBonacieux, tengoconfianzaenvos.-Acabad,pues,loquehabéiscomenzadoadecirme.ElburguéssacóunpapeldesubolsilloylopresentóaD'Artagnan.-¡Unacarta!-dijoeljoven.-Queherecibidoestamañana.D'Artagnanlaabrió,ycomoeldíaempezabaadeclinar,seacercóalaventana.Elburguéslesiguió.«Nobusquéisavuestramujer-leyóD'Artagnan;osserádevueltacuandoyanohayanecesidaddeella.Sidaisunsolopasoparaencontrarlaestáisperdido.»-Desde luegoespositivo -continuóD'Artagnan ;pero,despuésde todo,noesmásqueunaamenaza.-Sí, peso esa amenazame espanta; yo, señor, no soyun hombre de espada enabsoluto;yletengomiedoalaBastilla.-¡Hum!-hizoD'Artagnan-.PeroesqueyotemolaBastillatantocomovos.Sinosetratasemásquedeunaestocada,pasetodavía.-Sinembargo,señor,habíacontadoconvosparaestaocasión.¿Sí?-Alveros rodeado sin cesar demosqueterosde aspectomagníficoy reconocerque esos mosqueteros eran los del señor de Tréville, y por consiguienteenemigos del cardenal, había pensado que vos y vuestros amigos, además dehacer justicia a nuestra pobre reina, estaríais encantados de jugarle una malapasadaaSuEminencia.-Sinduda.-Y además había pensado que, debiéndome tres meses de alquiler de los quenuncaoshehablado…-Sí,sí,yamehabéisdadoesemotivo,yloencuentroexcelente.-Contandoademásconque,mientrasmehagáiselhonordepermanecerenmicasa,nooshablarénuncadevuestroalquilerfuturo…-Muybien.-Yañadidaeso,sifueranecesario,quecuentoconofrecerosunacincuentenadepistolassi,contratodaprobabilidad,oshallaraisenapurosenestemomento.-Demaravilla;peroentonces,¿soisrico,miqueridoseñorBonacieux?-Vivocondesahogo,señor,esaeslapalabra;heamontonadoalgoasícomodosotresmilescudosderentaenelcomerciodelamercería,ysobretodocolocadoal

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unos fondos en el último viaje del célebre navegante JeanMocquet de suerteque,comocomprenderéis,señor…¡Ah!Pero…-exclamóelburgués.-¿Qué?-preguntóD'Artagnan.-¿Quéveoahî?-¿Dónde?-Enlacalle,frenteavuestrasventanas,enelhuecodeaquellapuerta:unhombreembozadoenunacapa.-¡Es él! - gritaron a la vez D'Artagnan y el burgués, reconociendo los dos almismotiempoasuhombre.-¡Ah!Estavez-exclamóD'Artagnansaltandosobresuespada-,estaveznosemeescapará.Ysacandosuespadadelavaina,seprecipitófueradelalojamiento.En la escalera encontró a Athos y Porthos que venían a verle. Se apartaron.D'Artagnanpasóentreelloscomounasaeta.-¡Vaya! ¿Adónde comes de esemodo? - le gritaron al mismo tiempo los dosmosqueteros.-¡ElhombredeMeung!-respondióD'Artagnan,ydesapareció.D'Artagnan había contado más de una vez a sus amigos su aventura con eldesconocido, así como la aparición de la bella viajera a la que aquel hombrehabíaparecidoconfiarunamisivatanimportante.La opinión de Athos había sido que D'Artagnan había perdido su carta en lapelea.Ungentilhombre, segúnél -y,por ladescripciónqueD'Artagnanhabíahechodeldesconocido,nopodíasermásqueungentilhombre-,ungentilhombredebíaserincapazdeaquellabajeza,derobarunacarta.Porthosnohabíavistoentodoaquellomásqueunacitaamorosadadaporunadamaauncaballerooporuncaballeroaunadama,yquehabíavenidoaturbarlapresenciadeD'Artagnanydesucaballoamarillo.Aramis había dicho que esta clase de cosas, por sermisteriosas,más valía noprofundizarlas.Comprendieron, pues por algunas palabras escapadas a D'Artagnan, de quéasuntosetrataba,ycomopensaronquedespuésdehabercogidoasuhombreohaberlo perdido de vista, D'Artagnan terminaría por volver a subir a su casa,prosiguieronsucamino.Cuandoentraronen lahabitacióndeD'Artagnan, lahabitaciónestabavacía:elcasero,temiendolassecuelasdelencuentroquesindudaibaatenerlugarentreel jovenyeldesconocido,habíajuzgado,debidoalaexposiciónqueélmismohabíahechodesucarácter,queeraprudenteponerpiesenpolvorosa.

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9CapítuloD'Artagnanseperfila

ComohabíanprevistoAthosyPorthos,alcabodeunamediahoraD'Artagnanregresó.También esta vez había perdido a su hombre, que había desaparecidocomo por encanto. D'Artagnan había corrido, espada en mano, por todas lascalles de alrededor, pero no había encontrado nada que se pareciese a aquel aquienbuscaba; luego,por fin,habíavueltoa aquellopor loquehabríadebidoempezarquizá,yqueerallamaralapuertacontralaqueeldesconocidosehabíaapoyado;perofueinútilquehubierahechosonardiezodocevecesseguidaslaaldaba,nadiehabíarespondido,ylosvecinosque,atraídosporelruido,habíanacudidoalumbraldesupuertaohabíanpuesto lasnaricesensusventanas, lehabíanaseguradoqueaquellacasa,cuyosvanosporotraparteestabancerrados,estabadesdehaceseismesescompletamentedeshabitada.MientrasD'Artagnancorríaporcallesyllamabaalaspuertas,Aramissehabíareunidoconsusdoscompañeros,desuerteque,alvolverasucasa,D'Artagnanencontrólareuniónalcompleto.-¿Ybien?-dijeronaunalostresmosqueterosalverentraraD'Artagnanconelsudorenlafrenteyelrostroalteradoporlacólera.-¡Ybien!-exclamóéstearrojandolaespadasobre lacama-.Esehombre tieneque ser el diablo en persona; ha desaparecido como un fantasma, como unasombra,comounespectro.-¿Creéisenlasapariciones?-lepreguntóAthosaPorthos.-Yonocreomásqueenloquehevisto,ycomonuncahevistoapariciones,nocreoenellas.-LaBiblia - dijoAramis - hace ley el creer en ellas; la sombra de Samuel seaparecióaSaúl -yesunartículodefequememolestaríaverpuestoenduda,Porthos.-En cualquier caso, hombre o diablo, cuerpo o sombra, ilusión o realidad, esehombrehanacidoparamicondenación,porquesufuganoshacefallarunasuntosoberbio,señores,unasuntoenelquehabíacienpistolasyquizámásparaganar.-¿Cómo?-dijeronalavezPorthosyAramis.EncuantoaAthos, fiel a su sistemademutismo, se contentó con interrogar a

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D'Artagnanconlamirada.-Planchet-dijoD'Artagnanasucriado,quepasabaenaquelmomentolacabezapor la puerta entreabierta para tratar de sorprender algunas migajas de laconversación-,bajadacasademicasero,elseñorBonacieux,ydecidlequenosenvíemediadocenadebotellasdevinodeBeaugency:eselqueprefiero.-¡Vaya!¿Esquetenéiscréditoconvuestrocasero?-preguntóPorthos.-Sí - respondióD'Artagnan-, desde hoy.Y estad tranquilos, que, si su vino esmalo,leenviaremosabuscarotro.-Hayqueusarynoabusar-dijosilenciosamenteAramis.-SiemprehedichoqueD'Artagnaneralacabezafuertedenosotroscuatro-dijoAthos, quien, despues de haber emitido esta opinión, a la que D'Artagnanrespondióconunsaludo,cayóalpuntoensusilencioacostumbrado.-Pero,enfin,veamos,¿quépasa?-preguntóPorthos.-Sí - dijoAramis-, confiádnoslo,mi querido amigo, a no ser que el honor dealgunadamasehalleinteresadoporesaconfidencia,encuyocasoharíaismejorguardándolaparavos.-Tranquilizaos-respondióD'Artagnan-,ningúnhonortendráquequejarsedeloquetengoquedeciros.Y entonces contó a sus amigos palabra por palabra lo que acababa de ocurrirentreélysuhuésped,ycómoelhombrequehabíaraptadoalamujerdeldignocaseroeraelmismoconelquehabíatenidoquedisputarenlahosteríadelFrancMeunier.-Vuestro asunto no es malo - dijo Athos después de haber degustado el vinocomoexpertoaindicadoconunsignodecabezaqueloencontrababueno-,ysepodrásacardeesebuenhombredecincuentaasesentapistolas.Ahoraquedaporsabersicincuentaosesentapistolasvalenlapenadearriesgarcuatrocabezas.-Peroprestadatención-exclamóD'Artagnan-,hayunamujerenesteasunto,unamujerraptada,unamujeralaquesindudaseamenaza,alaquequizásetortura,ytodoelloporqueesfielasuama.-Tened cuidado, D'Artagnan, tened cuidado - dijo Aramis-, os acaloráisdemasiado, enmi opinión, por la suerte de la señoraBonacieux. Lamujer hasido creada para nuestra perdición, y de ella es de donde nos vienen todasnuestrasmiserias.AestasentenciadeAramis,Athosfruncióelceñoysemordióloslabios.-Nome inquieto por la señora Bonacieux - exclamóD'Artagnan-, sino por lareina,aquienelreyabandona,aquienelcardenalpersigueyquevecaer,unatrasotra,lascabezasdetodossusamigos.-¿Por qué ella ama lo quemásdetestamosdelmundo, a los españoles y a losingleses?

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-España es su patria - respondióD'Artagnan-, y esmuy lógico que ame a losespañoles, que son hijos de la misma tierra que ella. En cuanto al segundoreproche que le hacéis, he oído decir que no amaba a los ingleses, sino a uninglés.-¡Yafemía-dijoAthos-hayqueconfesarqueeseinglésesbiendignodeseramado!Jamáshevistomayorestiloqueelsuyo.-Sincontarconquesevistecomonadie-dijoPorthos-.EstabayoenelLouvreel día enque esparció sus perlas, y, ipardiez!, yo cogí dos quevendí por diezpistolaslapieza.Ytú,Aramis,¿leconoces?-Tanbiencomovosotros, señores,porqueyoeraunodeaquellos a losque sedetuvoeneljardíndeAmiens,dondemehabíaintroducidoelseñordePutange,el caballerizo de la reina. En aquella época yo estaba en el seminario, y laaventuramepareciócruelparaelrey.-Locualnomeimpediría-dijoD'Artagnan-,sisupieradóndeestáelduquedeBuckingham,cogerleporlamanoyconducirlejuntoalareina,aunquenofueramásqueparahacerrabiaralseñorcardenal;porquenuestroverdadero,nuestroúnico,nuestroeternoenemigo,señores,eselcardenal,ysipudiéramosencontrarunmediode jugarlealgunapasadacruel,confiesoquecomprometeríadebuengradomicabeza.-Yelmercero,D'Artagnan-prosiguióAthos-,¿oshadichoquelareinapensabaquesehabíahechoveniraBuckinghamconunfalsoaviso?-Esotemeella.-Esperad-dijoAramis.-¿Qué?-preguntóPorthos.-Seguid,seguid,tratodeacordarmedelascircunstancias.-Yahoraestoyconvencido-dijoD'Artagnan-,dequeelraptodeesamujerdelareinaestárelacionadoconlosacontecimientosdequehablamos,yquizáconlapresenciadeBuckinghamenParis.-Elgascónestállenodeideas-dijoPorthosconadmiración.-Megustamuchooírlehablar-dijoAthos-,supatoismedivierte.-Señores-prosiguióAramis-,escuchadesto.-EscuchemosaAramis-dijeronlostresamigos.-Ayermeencontrabayoencasadeunsabiodoctorenteologíaalqueconsultoavecespormisestudios…Athossonrió.-Vive en un barrio desierto - continuó Aramis-, sus gustos, su profesión loexigen.Yenelmomentoenqueyosalíadesucasa…-¿Ybien?-preguntaronsusoyentes-.¿Enelmomentoenquesalíaisdesucasa?Aramis pareció hacer un esfuerzo sobre sí mismo, como un hombre que, en

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plenacorrientedementira,sevedetenerporunobstáculo imprevisto;pero losojosdesustrescompañerosestabanfijosenél,susorejasesperabanabiertas,nohabíamedioderetroceder.-Esedoctortieneunanieta-continuóAramis.-¡Ah!¡Tieneunanieta!-interrumpióPorthos.-Damamuyrespetable-dijoAramis.Lostresamigossepusieronareír.-¡Ah,siosreísosidudáis-prosiguióAramis-,nosabréisnada!-Somoscreyentescomomahometanosymudoscomocatafalcos-.-dijoAthos.-Entoncescontinúo-prosiguióAramis-.Esanietavieneavecesaverasutío;yayerella,porcasualidad,seencontrabaallíalmismotiempoqueyo,ytuvequeofrecermeparaconducirlaasucarroza.-¡Ah! ¿Tiene una carroza la nieta del doctor? - interrumpió Porthos, uno decuyosdefectoseraunagranincontinenciadelengua-.Buenconocimiento,amigomío.-Porthos-prosiguióAramis-,yaoshehechonotarmásdeunavezquesoismuyindiscreto,yqueesoosperjudicaconlasmujeres.-Señores,señores-exclamóD'Artagnan,queentreveíaelfondodelaaventura-,la cosa es seria; tratemos, pues, de no bromear si podemos. Seguid, Aramis,seguid.-Depronto,unhombrealto,moreno,conademanesdegentilhombre…,vaya,delaclasedelvuestro,D'Artagnan.-Elmismoquizá-dijoéste.-Esposible…-continuóAramis-seacercóamí,acompañadoporcincooseishombres que le seguían diez pasos atrás, y con el tono más cortés me dijo:«Señor duque, y vos madame», continuó dirigiéndose a la dama a la que yollevabadelbrazo…-¿Alanietadeldoctor?-¡Silencio,Porthos!-dijoAthos-.Soisinsoportable.«Haced el favor de subir en esa carroza, y eso sin tratar de poner la menorresistencia,sinhacerelmenorruido.»-OshabíatomadoporBuckingham!-exclamóD'Artagnan.-Esocreo-respondióAramis.-Pero¿yladama?-preguntóPorthos.-¡Lahabíatomadoporlareina!-dijoD'Artagnan.-Exactamente-respondióAramis.-¡Elgascóneseldiablo!-exclamóAthos-.Nadaseleescapa.-Elhechoes-dijoPorthos-queAramisesdelaestaturaytienealgodeportedelhermosoduque;pero,sinembargo,meparecequeeltrajedemosquetero…

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-Yoteníaunacapaenorme-dijoAramis.-Enelmesde julio, ¡diablos! -dijoPorthos-. ¿Esqueeldoctor temequeseasreconocido?-Mecabeenlacabezaincluso-dijoAthos-queelespíasehayadejadoengañarporelporte;peroelrostro…-Yollevabaungransombrero-dijoAramis.-¡Diosmío,cuántasprecaucionesparaestudiarteología!-Señores, señores -dijoD'Artagnan-,noperdamosnuestro tiempobromeando;dividámonosybusquemosalamujerdelmercero,eslallavedelaintriga.-¡Una mujer de condición tan inferior! ¿Lo creéis, D'Artagnan? - preguntóPorthosestirandoloslabioscondesprecio.-EslaahijadadeLaPorte,elayudadecámaradeconfianzadelareina.¿Nooslohedicho,señores.Yademás,quizáseauncálculodeSuMajestadhaberido,enestaocasión,abuscarsusapoyostanbajo.Lasaltascabezassevendelejos,yelcardenaltienebuenavista.-¡Ybien!-dijoPorthos-.Arregladprimeroprecioconelmercero,ybuenprecio.-Es inútil - dijo D'Artagnan - porque creo que, si no nos paga, quedaremossuficientementepagadosporotrolado.Enaquelmomento,unruidoprecipitadoresonóenlaescalera,lapuertaseabriócon estrépito y el malhadado mercero se abalanzó en la habitación donde secelebrabaelconsejo.-¡Ah, señores! - exclamó - ¡Salvadme, en nombre del cielo, salvadme! Haycuatrohombresquevienenparadetenerme!¡Salvadme,salvadme!PorthosyAramisselevantaron.-Unmomento-exclamóD'Artagnanhaciéndolesseñasdequedevolviesenalavaina sus espadas medio sacadas ; un momento, no es valor lo que aquí senecesita,esprudencia.-Sinembargo-exclamóPorthos-,nodejaremos…-VosdejaréishaceraD'Artagnan-dijoAthos;es,lorepito,lacabezafuertedetodosnosotros,yporloqueamíserefiere,declaroqueyoleobedezco.Hazloquequieras,D'Artagnan.Enaquelmomento,loscuatroguardiasaparecieronalapuertadelaantecámara,y al ver a cuatromosqueteros en pie y con la espada en el costado, dudaronseguiradelante.-Entrad, señores, entrad - gritó D'Artagnan-, aquí estáis en mi casa, y todosnosotrossomosfielesservidoresdelreyydelseñorcardenal.-¿Entonces, señores,noosopondréis aqueejecutemos lasórdenesquehemosrecibido?-preguntóaquelqueparecíaeljefedelacuadrilla.-Alcontrario,señores,yosecharíamosunamanosifueranecesario.

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-Pero¿quédice?-mascullóPorthos.-Eresunnecio-dijoAthos-.¡Silencio!-Peromehabéisprometido…-dijoenvozbajaelpobremercero.-Nopodemossalvarosmásqueestandolibres-respondiórápidamenteyenvozbajaD'Artagnan-,y sihiciéramosademándedefenderos, senosdetendríaconvos.-Meparece,sinembargo…-Adelante, señores, adelante - dijo en voz alta D'Artagnan-, no tengo ningúnmotivo para defender al señor. Le he visto hoy por primera vez, y ¡en quéocasión!Elmismoosladirá:paravenirareclamarmeelpreciodemialquiler.¿Escierto,señorBonacieux?¡Responded!-Eslaverdadpura-exclamóelmercero-,peroelseñornoosdice…-Silenciosobremí,silenciosobremisamigos,silenciosobrelareinasobretodo,operderéisatodoelmundosinsalvaros.¡Vamos,vamos,señores,llevaosaestehombre!YDArtagnan empujó al mercero todo aturdido a lasmanos de los guardias,diciéndole:-Sois un tunante querido. ¡Venir a pedirme dinero amí, a unmosquetero! ¡Aprisión,señores,unavezmás,llevadleaprisión,yguardadlebajollaveelmayortiempoposible,esomedarátiempoparapagar!Losesbirrosseconfundieronenagradecimientosysellevaronsupresa.Enelmomentoenquebajaban,D'Artagnanpalmoteósobreelhombrodeljefe:-¿Ynobeberéyoavuestrasaludyvosa lamía? -dijo llenandodosvasosdevinodeBéaugencyqueteníagraciasalaliberalidaddelseñorBonacieux.-Seráparamíungranhonor-dijoeljefedelosesbirros-,yaceptocongratitud.-Entonces,alavuestra,señor…¿cómoosllamáis?-Boisrenad.-¡SeñorBoisrenard!-¡Alavuestra,migentilhombre!¿Avuestravez,cómoosllamáis,siosplace?-D'Artagnan.-¡Alavuestra,señorD'Artagnan!-¡Y por encima de todas éstas - exclamóD'Artagnan como arrebatado por suentusiasmo-,aladelreyydelcardenal!QuizáeljefedelosesbirroshubieradudadodelasinceridaddeD'Artagnansielvinohubierasidomalo,peroalserbuenoelvino,sequedóconvencido.-Pero¿quédiablodevillaníahabéishecho?-dijoPorthoscuandoelaguacilenjefe se hubo reunido con sus compañeros y los cuatro amigos se encontraronsolos-. ¡Vaya! ¡Cuatro mosqueteros dejan arrestar en medio de ellos a undesgraciadoquepideayuda!¡Ungentilhombrebrindarconuncorchete!

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-Porthos-dijoAramis-,yaAthoslohaprevenidoqueerasunnecio,yyosoydesuopinión.D'Artagnan,eresungranhombre,yparacuandoestésenelpuestodelseñordeTréville,pidotuprotecciónparaconseguirtenerunaabadía.-¡Maldita sea! No lo entiendo - dijo Porthos-. ¿Aprobáis lo que D'Artagnanacabadehacer?-Claroquesí-dijoAthos;ynosolamenteaprueboloqueacabadehacer,sinoqueinclusolefelicitoporello.-Y ahora, señores - dijo D'Artagnan sin tomarse el trabajo de explicar suconductaaPorthos-,todosparaunoyunoparatodos,esaesnuestradivisa,¿noesasí?-Pero…-dijoPorthos.-¡Extiendelamanoyjura!-gritaronalavezAthosyAramis.Vencidoporelejemplo,rezongandoporlobajo,PorthosextendiólamanoyloscuatroamigosrepitieronaunsologritolafórmuladictadaporD'Artagnan:«Todosparauno,unoparatodos.»-Estábien,quecadacualseretireahoraasucasa-dijoD'Artagnancomosi

nohubierahechootracosaen toda suvidaqueordenar-,yatención,porqueapartirdeestemomento,henosaquíenfrentadosalcardenal.

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10CapítuloUnaratoneraenelsigloXVII

Lainvencióndelaratoneranodatadenuestrosdías;cuandolassociedades,alformarse,inventaronuntipodepolicíacualquiera,estapolicía,asuvez,inventólasratoneras.ComoquizánuestroslectoresnoesténfamiliarizadoaúnconelargotdelacalledeJérusalem,ycomodesdequeescribimos-yhaceyaunosquinceañosdeesto- es ésta la primera vez que empleamos esa palabra aplicada a esa cosa,expliquémoslesloqueesunaratonera.Cuando,enunacasacualquiera,sehadetenidoaunindividuosospechosodeuncrimen cualquiera, semantiene en secreto el arresto; se ponen cuatro o cincohombresemboscadosenlaprimerapieza,seabrelapuertaacuantosllaman,selacierratrasellosyselosdetiene;deestaforma,alcabodedosotresdías,setieneacasitodosloshabitualesdelestablecimiento.Heahíloqueesunaratonera.Sehizo,pues,unaratoneradelaviviendademaeseBonacieux,ytodoaquelqueapareciófuedetenidoainterrogadoporlasgentesdelseñorcardenal.Excusamosdecir que, como un camino particular conducía al primer piso que habitabaD'Artagnan,losqueveníanasucasaeranexceptuadosentretodaslasvisitas.Además allí sólo venían los tresmosqueteros; se habían puesto a buscar cadaunoporsu lado,ynadahabíanencontradonidescubierto.Athoshabía llegadoinclusoapreguntaralseñordeTréville,cosaque,dadoelmutismohabitualdeldignomosquetero, había asombradoa su capitán.Pero el señordeTrévillenosabíanada,salvoquelaúltimavezquehabíavistoalcardenal,alreyyalareina,elcardenalteníaelgestopreocupado,elreyestabainquietoylosojosdelareinaindicaban que había pasado la noche en vela o llorando. Pero esta últimacircunstancialehabíasorprendidopoco:lareina,desdesumatrimonio,velabayllorabamucho.ElseñordeTrévillerecomendóencualquiercasoaAthoselserviciodelreyysobre todo de la reina, rogándole hacer la misma recomendación a suscompañeros.EncuantoaD'Artagnan,nosemovíadesucasa.Habíaconvertidosuhabitación

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en observatorio. Desde las ventanas veía llegar a los que venían a hacerseprender;luego,comohabíaquitadolasbaldosasdelsuelocomohabíahoradadoelesamblajeysólounsimple techo leseparabade lahabitación inferior,en laquesehacíanlosinterrogatorios,oíatodocuantopasabaentrelosinquisidoresylosacusados.-¿La señora Bonacieux os ha entregado alguna cosa para su marido o paraalgunaotrapersona?-¿ElseñorBonacieuxoshaentregadoalgunacosaparasumujeroparaalgunaotrapersona?-¿Algunodelosdososhahechoalgunaconfidenciadevivavoz?-Sisupieranalgo,nopreguntaríanasí -sedijoasímismoD'Artagnan-.Ahorabien¿quétratandesaber?SielduquedeBuckinghamsehallaenParisysihatenidoodebeteneralgunaentrevistaconlareina.D'Artagnansedetuvoanteestaideaque,despuésdetodoloquehabíaoído,nocarecíadeverosimilitud.Mientrastantolaratoneraestabaenserviciopermanentemente,ylavigilanciadeD'Artagnantambién.LanochedeldíasiguientealarrestodelpobreBonacieuxcuandoAthosacababadedejaraD'Artagnanpara iracasadel señordeTréviliecuandoacababandesonar las nueve, y cuando Planchet, que no había hecho todavía la cama,comenzabasutarea,seoyóllamaralapuertadelacalle;alpuntoesapuertaseabrióysevolvióacerrar:alguienacababadecaerenlaratonera.D'Artagnan se abalanzó hacia el sitio desenlosado, se acostó boca abajo yescuchó.Notardaronenoírsegritos,luegogemidosquesetratabandeahogar.Encuantoalinterrogatorio,nosetratabadeeso.-¡Diablos!-sedijoD'Artagnan-.Meparecequeesunamujer:laregistran,ellaresiste,laviolentan,¡miserables!YD'Artagnan,peseasuprudencia,seconteníaparanomezclarseenlaescenaqueocurríadebajodeél.-Perosiosdigoquesoyladueñadelacasa,señores;osdigoquesoylaseñoraBonacieux;losdigoquepertenezcoalareina!-gritabaladesgraciadamujer.-¡La señora Bonacieux! - murmuróD'Artagnan-. ¿Seré lo bastante afortunadoparahaberencontradoloquetodoelmundobusca?-Precisamenteavosestábamosesperando-dijeronlosinterrogadores.Lavozsevolviómásymásahogada:unmovimientotumultuosohizoresonarelartesonado.Lavíctimaseresistía tantocomounamujerpuederesistiracuatrohombres.-Perdón, señores, per… - murmuró la voz, que no hizo oír más que sonidos

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inarticulados.-Laamordazan,vanallevársela-exclamóD'Artagnanirguiéndosecomomovidoporunresorte-.Miespada;bueno,estáamilado.¡Planchet!-¿Señor?-CorreabuscaraAthos,PorthosyAramis.Unodelostresestaráprobablementeensucasa,quizáyahayanvueltolostres.Quecojanlasarmas,quevengan,queacudan.¡Ah!,ahoraquemeacuerdo,AthosestáconelseñordeTréville.-Pero¿dóndevais,señor,dóndevais?-Bajoporlaventana-exclamóD'Artagnan-parallegarantes;tú,vuelveaponerlasbaldosas,barreelsuelo,salporlapuertaycorredondetedigo.-¡Oh,señor,señor,vaisamataros!-exclamóPlanchet.-¡Cállate,imbécil!-dijoD'Artagnan.Yaferrándoseconlamanoalrebordedesuventana,sedejócaerdesdeelprimerpiso,queafortunadamentenoeraelevado,sinhacerseningúnrasguño.Alpuntosefueallamaralapuertamurmurando:-Voy a dejarme coger yo también en la ratonera, y pobres de los gatos queataquenasemejanteratón.Apenaslaaldabahuboresonadobajolamanodeljovencuandoeltumultocesó,unospasosseacercaron,seabriólapuertayD'Artagnan,conlaespadadesnuda,seabalanzóen laviviendademaeseBonacieux,cuyapuerta,movidasindudaporalgúnresorte,volvióacerrarsetrasél.Entonces,quieneshabitabanaúnladesgraciadacasadeBonacieuxylosvecinosmáspróximosoyerongrandesgritospataleos,entrechocardeespaldasyunruidoprolongadodemuebles.Luego,unmomentodespués,aquellosquesorprendidosporaquelruidohabíansalidoalasventanasparaconocerlacausa,pudieronvercómolapuertaseabríaynosaliracuatrohombresvestidosdenegro,sinovolarcomo cuervos espantados, dejando por tierra y en las esquinas de las mesasplumasdesusalas,esdecir,jironesdesusvestidosytrozosdesuscapas.D'Artagnanfuevencedorsinmuchotrabajo,hayquedecirlo,porquesólounodelosaguacilesestabaarmadoyaúnsedefendióporguardarlasformas.Esciertoquelosotrostreshabíantratadodemataraljovenconlassillas,lostaburetesylasvasijas;perodosotresrasguñoshechosporlatizonadelgascónleshabíanasustado.Diezminutoshabíanbastadoasuderrota,yD'Artagnansehabíahechodueñodelcampodebatalla.Los vecinos, que habían abierto las ventanas con la sagre fría peculiar de loshabitantes de Paris en aquellos tiempos de tumultos y de riñas perpetuas, lasvolvieronacenrarcuandohubieronvistohuir a loscuatrohombresnegros: suinstintolesdecíaqueporelmomentotodoestabaacabado.Ademássehacíatarde,yentonces,comohoy,seacostabantempranoenelbarrio

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deLuxemburgo.D'Artagnan,soloconlaseñoraBonacieux,sevolvióhaciaella: lapobremujerestabaderribadasobreunbutacónysemidesvestida.D'Artagnanlaexaminódeunaojeadarápida.Era una encantadora mujer de veinticinco a veintiséis años, morena con ojosazules, con una nariz ligeramente respingona, dientes admirables, un tintemarmóreoderosaydeópalo.Hastaahíllegabanlossignosquepodíanhacerlaconfundirconunagrandama.Lasmanoseranblancas,perosinfinura:lospiesnoanunciabanalamujerdecalidad.Afortunadamente,D'Artagnannosehallabapreocupadotodavíaporestosdetalles.MientrasD'ArtagnanexaminabaalaseñoraBonacieuxyestabaasuspies,comohemosdicho,vioenel sueloun finopañuelodebatista,que recogió según sucostumbre, y en una de cuyas esquinas reconoció la misma inicial que habíavistoenelpañueloquelehabíaobligadoabatirseconAramis.Desdeaquelmomento,D'Artagnandesconfiabadelospañuelosblasonados;poreso, sin decir nada, volvió a poner el que había recogido en el bolsillo de laseñoraBonacieux.Enaquelinstante,laseñoraBonacieuxrecobrabaelsentido.Abriólosojos,miróconterrorentornosuyo,vioquelahabitaciónestabavacíayqueestabasolaconsuliberador.Letendióalpuntolasmanossonriendo.LaseñoraBonacieuxteníalasonrisamásencantadoradelmundo.-¡Ah,señor!-dijoella-.Soisvosquienmehabéissalvado;permitidmequeosdélasgracias.-Señora - dijo D'Artagnan-, no he hecho más que lo que todo gentilhombrehubierahechoenmilugar;nomedebéis,pues,ningúnagradecimiento.-Claroquesí,señor,claroquesí,yesperoprobarosquenohabéisprestadounservicio a una ingrata. Pero ¿qué querían de mí esos hombres, a los que alprincipiohetomadoporladrones,yporquéelseñorBonacieuxnoestáaquí?-Señora, esos hombres eranmuchomáspeligrososde lo quepudiera serlo losladrones,porquesonagentesdelseñorcardenal,yencuántoavuestromarido,el-señorBónacieuxnoestáaquíporqueayervinieronaprenderloparaconducirloalaBastilla.-¡Mi marido en la Bastilla! - exclamó la señora Bonacieux-. ¡Oh, Dios mío!¿Quéhahecho?¡Pobrequeridomío,él,lainocenciamisma!Yalgunacosacomounasonrisaapuntabasobreelrostroaúntodoasustadodelajoven.-¿Quéhahecho,señora?-dijoD'Artagnan-.Creoquesuúnicocrimenesteneralavezladichayladesgraciadeservuestromarido.-Pero,señor,sabéisentonces…

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-Séquehabéissidoraptada,señora.-¿Yporquién?¿Losabéis?¡Oh,silosabéis,decídmelo!-Por un hombre de cuarenta a cuarenta y cinco años, de pelo negro, de tezmorena,conunacicatrizenlasienizquierda.-¡Esoes,esoes!Pero¿ysunombre?-¡Ah,sunombre!Esloqueyoignoro.-¿Ymimaridosabíaquehabíasidoraptada?-Habíasidoadvertidoporunacartaquelehabíaescritoelraptormismo.-¿Y sospecha - preguntó la señora Bonacieux con apuro - la causa de estesuceso?-Loatribuía,segúncreo,aunacausapolítica.-Yoalprincipiodudé,yahorapiensocomoél.¿AsíesquemiqueridoBonacieuxnohasospechadoniunsoloinstantedemí…?-¡Lejosdeello,señora,estabamuyorgullosodevuestrasabiduríaysobretododevuestroamor!Unasegundasonrisacasiimperceptibleafloróaloslabiosrosadosdelahermosajoven.-Pero-prosiguióD'Artagnan-¿cómohabéishuido?-He aprovechadounmomento en quemehan dejado sola, y comodesde estamañana sabía a qué atenerme sobremi rapto, con la ayudademis sábanashebajado por la ventana; entonces, como creía aquí a mi marido, he acudidocorriendo.-¿Paraponerosbajosuprotección?-¡Oh!No,pobrehombre,yosabíadesobraqueélera incapazdedefenderme;perocomopodíaservirnosparaotracosa,queríaprevenirle.-¿Dequé?-¡Oh!Esenoesmisecreto,nopuedoportantodecíroslo.-Y además - dijo D'Artagnan - (perdón, señora, si, como guardia que soy, osllamoalaprudencia),ademáscreoquenoestamosaquíenlugaroportunoparahacerconfidencias.Loshombresquehepuestoenfugavanavolverconayuda;si nos encuentran aquí, estamos perdidos. Yo he hecho avisar a tres de misamigos,pero¡quiénsabesiloshabránencontradoensuscasas!-Sí, sí, tenéis razón - exclamó la señora Bonacieux asustada ; huyamos,corramos.Trasestaspalabras,pasósubrazobajoeldeD'Artagnanyloapretóvivamente.-Pero¿adóndehuir?-dijoD'Artagnan-.¿Adóndecorrer?-Loprimero,alejémonosdeestacasa,despuésyaveremos.Y la joven y el joven, sin molestarse en cerrar la puerta, descendieronrápidamentepor la calledesFossoyeurs, se adentraronpor la calledesFossés

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MonsieurlePrinceynosedetuvieronhastalaplazaSaint-Sulpice.-¿Yahoraquévamosahacer-preguntóD'Artagnan-yadóndequeréisqueosconduzca?-Meresultamuydifícilresponderos,osloconfieso-dijolaseñoraBonacieux;miintenciónerahaceravisaralseñordeLaPortepormediodemimarido,afindequeelseñordeLaPortepudieradecirnosprecisamenteloquehabíapasadoenelLouvredesdehacíatresdías,ysihabíapeligroparamíenpresentarme.-Peroyo-dijoD'Artagnan-puedoavisaralseñordeLaPorte.-Sinduda;sóloquehayunobstáculo,yesquealseñorBonacieuxloconocenenelLouvreyledejaríanpasar,mientrasqueavosnoosconocenyoscerraránlapuerta.-¡Ah, bah! - dijo D'Artagnan-. Vos tenéis en algún postigo del Louvre unconserjequeosesadicto,yquegraciasaunacontraseña…LaseñoraBonacieuxmirófijamentealjoven.-¿Y si os diera esa contraseña - dijo ella - la olvidaríais tan pronto como lahubieraisutilizado?-¡Palabra de honor, a fe de gentilhombre! - dijoD'Artagnan con un acento encuyaverdadnadiepodíaequivocarse.-Bueno,oscreo:tenéisaspectodejovenvalienteyporotrapartevuestrafortunaestáquizáalcabodevuestradedicación.-Haré sinpromesayporconciencia todocuantopuedapara serviral reyy seragradablealareina-dijoD'Artagnan;disponed,pues,demícomodeunamigo.-¿Yamídóndememeteréisduranteesetiempo?-¿No tenéis una persona a cuya casa pueda el señor de La Porte venir abuscaros?-No,noquierofiarmedenadie.-Esperad-dijoD'Artagnan-,estamosalapuertadeAthos.Sí,éstaes.-¿QuiénesAthos?-Unodemisamigos.-¿Ysiestáencasaymeve?-Noestá,ymellevarélallavedespuésdehaberoshechoentrarensuhabitación.-¿Ysivuelve?-Novolverá;ademásselediráquehetraídounamujer,yqueesamujerestáensucasa.-Peroesomecomprometerámucho,¿nolosabéis?-¡Quéos importa!Nadieosconoce;además,noshallamosenunasituacióndepasarporaltoalgunasconveniencias.-Entoncesvamosacasadevuestroamigo.¿Dóndevive?-EnlacalleFérou,adospasosdeaquí.

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-Vamos.Ylosdosreemprendieronsucarrera.ComohabíaprevistoD'Artagnan,Athosnoestaba en su casa; tomó la llave, que tenían la costumbre de darle como a unamigo de la casa, subió la escalera a introdujo a la señora Bonacieux en lapequeñahabitacióncuyadescripciónyahemoshecho.-Estáisenvuestracasa-dijoél-,tenedcuidado,cerradlasventanaspordentroynoabráisanadie,amenosqueoigáisdartresgolpesasí,mirad-ygolpeótresveces:dosgolpescercanosunoalotroybastantefuerte,yungolpemásdistanteymásligero.-Está bien - dijo la señora Bonacieux ; ahora me toca a mí daros misinstrucciones.-Escucho.-Presentaros en el portillo del Louvre por el lado de la calle de l'Echelle ypreguntadporGermain.-Estábien.¿Ydespués?-Os preguntará qué queréis, y entonces vos le responderéis con estas dospalabras:ToursyBruxelles.Alpuntosepondráavuestrasórdenes.-¿Yquéleordenaréyo?-IrabuscaralseñordeLaPorte,elayudadecámaradelareina.-¿YcuandohayaidoabuscarleyelseñordeLaPortehayavenido?-Meloenviaréis.-Estábien,pero¿cómoosvolveréaver?-¿Osimportamuchovolvermeaver?-Porsupuesto.-Puesbien,dejadmeamíesecuidado,yestadtranquilo.-Cuentoconvuestrapalabra.-Contadconella.D'ArtagnansaludóalaseñoraBonacieuxlanzándolelamiradamásamorosaquele fueposible concentrar sobre su encantadorapersonita, y.mientrasbajaba laescalera,oyó lapuertacerrarse trasélcondoblevueltade llave.EndossaltosestuvoenelLouvre;cuandoentrabaenelpostigodel'Echellesonabanlasdiez.Todos los acontecimientos que acabamos de contar habían sucedido enmediahora.Todosecumpliócomo lohabíaanunciado laseñoraBonacieux.A laconsignaconvenida, Germain se inclinó; diez minutos después, La Porte estaba en laportería; en dos palabras, D'Artagnan le puso al corriente y le indicó dóndeestabalaseñoraBonacieux.LaPorteseasegurópordosveceslaexactituddelasseñas, y partió corriendo. Sin embargo, apenas hubo dado diez pasos cuandovolvió.

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-Joven-ledijoaD'Artagnan-,unconsejo.-¿Cuál?-Podríaissermolestadoporloqueacabadepasar.-¿Locreéis?-Sí.-¿Tenéisalgúnamigocuyapéndolaseretrase?-¿Para…?-Id a verle para que pueda testimoniar que estabais en su casa a las nueve ymedia.Enjusticia,estosellamaunacoartada.D'Artagnanencontróprudenteel consejo;pusopiesenpolvorosa, llegóacasadelseñordeTréville;peroenlugardepasaralsalóncontodoelmundo,pidióentrarenelgabinete.ComoD'Artagnaneraunodeloshabitualesdelpalacio,nohuboningunadificultadparaaccederasudemanda;yfueronaavisaralseñordeTréville que su joven compatriota, teniendo algo importante que decide,solicitabaunaaudienciaparticular.Cincominutosdespués,elseñordeTrévillepreguntabaaD'Artagnanquépodíahacerporélycuáleraelmotivodesuvisitaaunahoratanavanzada.-¡Perdón,señor!-dijoD'Artagnan,quehabíaaprovechadoelmomentoenquesehabíaquedadosolopararetrasarelreloj trescuartosdehora-.Hepensadoquecomonoeranmásquelasnueveyveinticincominutos,aúnhabía tiempoparapresentarmeenvuestracasa.-¡Las nueve y veinticincominutos! - exclamó el señor deTrévillemirando supéndola-.¡Peroesimposible!-Yaloveis,señor-dijoD'Artagnan-,esolotestimonia.-Es exacto - dijo el señor de Tréville-, habría creído que eramás tarde. Peroveamos,¿quéqueréis?EntoncesD'ArtagnanlehizoalseñordeTrévilleunalargahistoriasobrelareina.LeexpusolostemoresquehabíaconcebidorespectoaSuMajestad;lecontóquehabíaoídodecirlosproyectosdelcardenalrespectoaBuckingham,ytodoelloconunatranquilidadyunaplomodelqueelseñordeTrévillefuetantomejorlavíctimacuantoque, comoyahemosdicho, élmismohabíanotadoalgonuevoentreelcardenal,elreyylareina.Alsonarlasdiez,D'ArtagnanabandonóalseñordeTréville,queleagradeciósusinformes, le recomendó tenersiempreenelcorazónel serviciodel reyyde lareina,ysevolvióalsalón.Peroalpiede laescalera,D'Artagnanseacordódeque había olvidado su bastón; por lo tanto subió precipitadamente, volvió aentrar en el gabinete, conunavuelta dededopusodenuevo el péndulo en suhoraparaquenosepudiesepercibiraldíasiguientequehabíasidomovido,ysegurodesdeentoncesdeque teníaun testigoparaprobar sucoartada,bajó la

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escalerayprontoseencontróenlacalle.

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11CapítuloLaintrigaseanuda

UnavezhechalavisitaalseñordeTréville,D'Artagnantomó,todopensativo,elcaminomáslargopararegresarasucasa.¿EnquépensabaD'Artagnan,queseapartabaasídesuruta,mirandolasestrellasdelcielo,tanprontosuspirandocomosonriendo?Pensabaen laseñoraBonacieux.Paraunaprendizdemosquetero, la joveneracasi una idealidad amorosa. Bonita, misteriosa, iniciada en casi todos lossecretosdelacorte,quereflejabantantaencantadoragravedadsobresustrazosgraciosos,erasospechosadenoserinsensible,locualesunatractivoirresistiblepara los amantesnovicios; además,D'Artagnan la había liberadodemanosdeaquellos demonios que querían registrarla y maltratarla, y este importanteserviciohabíaestablecidoentreellayélunodeesossentimientosdegratitudquefácilmenteadoptanuncaráctermástierno.D'Artagnan se veía ya, ¡tan deprisa caminan los sueños en alas de laimaginación!,abordadoporunmensajerode la jovenque ledabaalgúnbilletede cita, una cadena de oro o un diamante. Ya hemos dicho que los jóvenescaballerosrecibíansinvergüenzadesurey:añadamosque,enaqueltiempodemoral fácil,no tenían tampocovergüenzaconsusamantes,nidequeéstas lesdejaran casi siempre preciosos y duraderos recuerdos, como si ellas hubierantratado de conquistar la fragilidad de sus sentimientos con la solidez de susdones.Sehacíaentoncescarrerapormediodelasmujeres,sinruborizarse.Lasquenoeranmásquebellas,dabansubelleza,ydeahívienesindudaelproverbiosegúnelcuallajovenmásbelladelmundonopuededarmásqueloquetiene.Lasqueeranricasdabanademásunapartedesudinero,ysepodríacitarunbuennúmerodehéroesdeesagalanteépocaquenohubieranganadonisusespuelasprimero,nisusbatallasluego,sinlabolsamásomenosprovistaquesuamanteatabaalarzóndesusilla.D'Artagnan no poseía nada: la indecisión del provinciano, barniz ligero, florefímera,vellodemelocotón,sehabíaevaporadoalvientodelosconsejospocoortodoxosquelostresmosqueterosdabanasuamigo.D'Artagnan,siguiendola

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extrañacostumbredelaépoca,mirabaaPariscomoencampaña,yestonimásnimenosqueenFlandes:el españolallá lejos, lamujeraquí.Por todasparteshabíaunenemigoquecombatircontribucionesquealcanzar.Pero,digámoslo,por ahoraD'Artagnanestabamovidoporun sentimientomásnobleymásdesinteresado.Elmercerolehabíadichoqueerarico:eljovenhabíapodidoadivinarque,conunneciocomoloeraelseñorBonacieux,debíaserlamujerquienteníalallavedelabolsa.Perotodoestonohabíainfluidoparanadaen el sentimiento producido por la visita de la señoraBonacieux, y el interéshabía permanecido casi extraño a este comienzo de amor que había sido lacontinuación. Decimos casi, porque la idea de que una mujer joven, bella,graciosa,espiritual,esricaalmismotiempo,nadaquitaaesecomienzodeamor,todolocontrario,locorrobora.Hayenlaholguraunamultituddecuidadosydecaprichosaristocráticosquelevan bien a la belleza. Unas medias finas y blancas, un vestido de seda, unbordadodeencaje,unabonitazapatillaenelpie,unacintanuevaenlacabeza,nohacenbonitaaunamujerfea,perohacenbellaaunamujerbonita,sincontarque las manos ganan con todo esto; las manos, sobre todo en las mujeres,necesitanpermanecerociosasparapermanecerbellas.AdemásD'Artagnan,comosabemuybienellector,aquiennohemosocultadoelestadodesufortuna,D'Artagnannoeramillonario;esperabaserloalgúndía,peroeltiempoqueélmismosefijabaparaesefelizcambioestababastantelejos.Mientrastanto,¡quédesesperaciónveraunamujerqueseamadesearesasmilnaderíasconquelasmujereshacensudicha,ynopoderdarleesasmilnaderías!Al menos, cuando la mujer es rica y el amante no lo es, lo que no puedeofrecerle,ellamismaseloofrece;yaunqueporreglageneralellaseconsigataldisfruteconeldinerodelmarido,raroesqueseaélaquiendélasgracias.AdemásD'Artagnan,dispuestoaserelamantemástierno,eramientrastantounamigo abnegado. En medio de sus proyectos amorosos sobre la mujer delmercero, no olvidaba a los suyos. La bonita señoraBonacieux eramujer parapasear por el llano de Saint Denis o entre el tumulto de Saint Germain, encompañía de Athos, de Porthos y Aramis, a los cuales D'Artagnan estaríaorgulloso demostrar una conquista semejante.Luego, cuando se ha caminadomuchotiempo,llegaelhambre:D'Artagnantrasalgúntiempohabíanotadoesto.Haríanbrevescomidasencantadorasenlasquesetocaporunladolamanodeunamigo,yporelotroelpiedeunaamante.Enfin,enlosmomentosdeapuros,enlassituacionesextremas,D'Artagnanseríaelsalvadordesusamigos.¿YelseñorBonacieux,aquienD'Artagnanhabíaempujadoalasmanosdelosesbirrosrenegándoleenaltavozyaquienhabíaprometidoenvozbajasalvarle?DebemosconfesaranuestroslectoresqueD'Artagnannopensabaenélniporun

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momento,oque,sipensaba,eraparadecirsequeestababiendondeestaba,fueraenlapartequefuera.Elamoreslamásegoístadetodaslaspasiones.Sin embargo, que nuestros lectores se tranquilicen: si D'Artagnan olvida a suhospederoohaceademándeolvidarlosopretextodequenosabeadóndehasidoconducido,nosotrosnoloolvidamos,ynosotrossabemosdóndeestá.Peroporahora, hagamos como el gascón enamorado. En cuanto al digno mercero,volveremosaélmástarde.D'Artagnan,mientrasreflexionabaensusfuturosamores,mientrashablabaalanoche,mientras sonreía a las estrellas, remontaba la calle du ChercheMidi oChasseMidi, como se llamaba entonces. Como se encontraba en el barrio deAramis, le había venido la idea de ir a visitar a su amigo, para darle algunasexplicaciones sobre losmotivos que le habían hecho enviar a Planchet con lainvitacióndepresentarseinmediatamenteenlaratonera.Ahorabien,siAramissehubieraencontradoensucasacuandoPlanchethabíaidoaella,habríacorridoindudablementea lacalledesFossoyeurs,yalnoencontrarquizáanadiemásqueasusdoscompañeros,niunosniotroshabíansabidoloqueaquelloqueríadecir.Esamolestiamerecía,pues,unaexplicación;heahíloquesedecíaenvozaltaD’Artagnan.Además,porlobajo,pensabaqueaquellaeraparaélunaocasióndehablardelabonita señora Bonacieux, de la que su espíritu, si no su corazón, estaba yatotalmente lleno. A propósito de un primer amor no es necesario pedirdiscreción.Esteprimeramorvaacompañadodeunaalegría tangrandequeesprecisoqueesaalegríadesborde;sineso,osahogaría.Desdehacía dos horasParís estaba sombrío y comenzaba a quedarse desierto.Las once sonaban en todos los relojes del barrio de Saint-Germain, hacía unatemperatura suave. D'Artagnan seguía una calleja situada sobre elemplazamientoporelquehoypasalacalledAssas,respirandolasemanacionesembalsamadasqueveníanconelvientodelacalledeVaugirardyqueenviabanlosjardinesrefrescadosporelrocíodelatardeceryporlabrisadelanoche.Alolejosresonaban,amortiguadosnoobstanteporbuenospostigòs,loscantosdelosbebedores en algunas tabernas perdidas en el llano. Llegado al cabo de lacallejuela, D'Artagnan torció a la izquierda. La casa que habitaba Aramis sehallabasituadaentrelacalleCasseteylacalleServandoni.D'ArtagnanacababadedejaratráslacalleCasseteyreconocíayalapuertadelacasadesuamigo,enterradabajounmacizodesicomorosydeclemátidesqueformaban un vasto anillo por encima de ella, cuando percibió algo como unasombraquesalíadelacalleServandoni.Esealgoestabaenvueltoenunacapa,yD'Artagnan creyó al principio que era un hombre; pero por la pequeñez de latalla, por la incertidumbre de los andares, por el embarazo del paso, pronto

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reconocióaunamujer.Esmás,aquellamujer,comosinohubieraestadobienseguradelacasaquebuscaba,alzabalosojosparaorientarse,sedetenía,volvíaatrás,luegovolvíadenuevo.D'Artagnanquedóintrigado.«¡Y si fuera a ofrecerle mis servicios! - pensó-. Por su aspecto se ve que esjoven; quizá sea hermosa. ¡Oh! Sí. Pero unamujer que corre las calles a estahora no sale más que para reunirse con su amante. ¡Maldita sea! Si fuera aperturbarlacita,seríaunmalcomienzoparaentrarenrelaciones.»Sinembargo,lajovenseguíaavanzando,contandolascasasylasventanas.Noera, por lo demás, cosa larga ni difícil. No había más que tres palacetes enaquellapartedelacalle,ydosventanasconvistassobreaquellacalle:launaeradeunpabellónparaleloalqueocupabaAramis,laotraeraladelpropioAramis.-¡Pardiez!-sedijoD'Artagnan,aquienlanietadelteólogoveníaalasmientes-.¡Pardiez! Estaría bueno que esa paloma rezagada buscase la casa de nuestroamigo. Pero, por vidamía, eso sería demasiado. ¡Ah,mi queridoAramis, porestavez,quierotenerelcorazónlimpio!YD'Artagnan, haciéndose lomás delgado que pudo, se puso a cubierto en elladomásoscurodelacalle,juntoaunbancodepiedrasituadoenelfondodeunnicho.La jovencontinuóavanzando,porqueademásde la ligerezadesupaso,que lehabíatraicionado,acababadehaceroírunabrevetosquedenunciabaunavozdelasmásfrescas.D’Artagnanpensóqueaquellatoseraunaseñal.Sinembargo,bienporquesehubierarespondidoaaquellatosmedianteunsignoequivalente que había fijado las irresoluciones de la nocturna buscadora, bienporque sin ayuda extraña hubiera reconocido que había llegado al fin de sucamino,seacercóresueltamentealpostigodeAramisyllamócontresintervalosigualesconsudedoencorvado.-¡VayaconAramis!-murmuróD'Artagnan-.¡Ah,señorhipócrita,oshecogidohaciendoteología!Apenasfuerondadoslostresgolpescuandolaventanainteriorseabrióyunaluzaparecióatravésdelosvidriosdelpostigo.-¡Ah, ah! - hizo el indiscreto no de las puertas, sino de las ventanas-. ¡Vaya!,esperabanlavisita.Veamos,elpostigovaaabrirseyladamaentraráescalando.¡Muybien!Pero, para gran asombro de D Artagnan, el postigo permaneció cerrado.Además,laluzquehabíaresplandecidouninstantedesaparecióytodovolvióalaoscuridad.D'Artagnanpensóqueaquellonopodíadurarasí,ycontinuómirandocontodossusojosyescuchandocontodassusorejas.Teníarazón:alcabodeunossegundos,dosgolpessecosresonaronenelinterior.

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Lajovendelacallerespondióconunsologolpeseco,yelpostigoseentreabrió.JúzguesesiD'Artagnanmirabayescuchabaconavidez.Desgraciadamente,laluzhabíasidollevadaaotrahabitación.Perolosojosdeljoven se habíanhabituado a la noche.Por otra parte, los ojos de los gasconestienen,comolosde losgatos,segúnseasegura, lapropiedaddeverdurante lanoche.D'Artagnan vio, pues, que la joven sacaba de su bolso un objeto blanco quedesplegó con viveza y que tomó la forma de un pañuelo. Desplegado aquelobjeto,hizonotarunaesquinaasuinterlocutor.EstorecordóaD'ArtagnanaquelpañueloquehabíaencontradoalospiesdelaseñoraBonacieux,quelehabíarecordadoelquehabiaencontradoalospiesdeAramis.¿Quédiablospodía,pues,significaraquelpañuelo?Situadodondeestaba,D'ArtagnannopodíaverelrostrodeAramis,ydecimosdeAramis porque el joven no tenía ninguna duda de que era su amigo quiendialogabadesdeelinteriorconladamadelexterior;lacuriosidadpudoenélmásque la prudencia y aprovechando la preocupación en que la vista del pañueloparecía sumir a los dos personajes que hemos puesto en escena, salió de suescondite,yraudocomounacentella,peroahogandoelruidodesuspasos,fueapegarse a una esquina del muro, desde el que su mirada podía hundirseperfectamenteenelinteriordelahabitacióndeAramis.Llegadoallí,D'Artagnanpensólanzarungritodesorpresa:noeraAramisquienhablaba con la visitante nocturna, era una mujer. Sólo que D'Artagnan veíabastante para reconocer la forma de sus vestidos, pero no para distinguir susrasgos.Enelmismoinstante,lamujerdelahabitaciónsacóunsegundopañuelodesubolsilloy locambióporaquelqueacababandemostrarle.Luegoentre lasdosmujeres fueron pronunciadas algunas palabras. Por fin el postigo se cerró. LamujerquesehallabaenelexteriordelaventanasevolvióyvinoapasaracuatropasosdeD'Artagnanbajandolatocadesumanto;perolaprecauciónhabíasidotomadademasiadotardeyD'ArtagnanhabíareconocidoalaseñoraBonacieux.¡La señora Bonacieux! La sospecha de que era ella le había cruzado por elespíritu cuando había sacado el pañuelo de su bolso; pero ¿por quémotivo laseñoraBonacieux,quehabíaenviadoabuscaralseñordeLaPorteparahacersellevarporélalLouvre,corría lascallesdeParíssolaa lasonceymediade lanoche,conriesgodehacerseraptarporsegundavez?Erapreciso,portanto,quefueraporunasuntomuyimportante.¿Yquéasuntohayimportanteparaunamujerdeveinticincoaños?Elamor.Pero ¿era por su cuenta o por cuenta de otra persona por lo que se exponía a

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semejantesazares?Estoeraloquesepreguntabaasímismoeljoven,aquieneldemoniode los celosmordía en el corazónnimásnimenosque aun amantetitulado.Habíaporotraparteunmediomuysimpledeasegurarseadónde iba la señoraBonacieux: era seguirla.Estemedio era tan simple queD'Artagnan lo empleónaturalmenteyporinstinto.Peroalavistadeljovenqueseseparabadelmurocomounaestatuadesunicho,yalruidodelospasosqueoyóresonartrasella,laseñoraBonacieuxlanzóunpequeñogritoyhuyó.D'Artagnancorriótrasella.Noeraunacosadifícilparaélalcanzaraunamujerembarazadaporsumanto.Laalcanzó,pues,unterciomásalládelacalleenquesehabíaadentrado.Ladesgraciadaestabaagotada,nodefatigasinodeterror,ycuandoD'Artagnanlepusolamanosobreelhombro,ellacayósobreunarodillagritandoconvozestrangulada:-Matadmesiqueréis,peronosabréisnada.D'Artagnanlaalzópasándoleelbrazoentornoaltalle;perocomosintióporsupeso que estaba a punto de desvanecerse, se apresuró a traquilizarla conprotestas de afecto. Tales protestas no significaban nada para la señoraBonacieux, porque semejantes protestas pueden hacerse con las peoresintencionesdelmundo;perolavozeratodo.Lajovencreyóreconocerelsonidodeaquellavoz;volvióaabrirlosojos,lanzóunamiradasobreelhombrequelehabía causado tan granmiedo y, al reconocer aD'Artagnan, lanzó un grito dealegría.-¡Oh,soisvos!¡Soisvos!-dijo-.¡Gracias,Diosmío!-Sí,soyyo-dijoD'Artagnan-,yo,aquienDioshaenviadoparavelarporvos.-¿Eraconesaintenciónconlaquemeseguíais?-preguntóconunasonrisallenadecoqueteríalajovencuyocarácteralgoburlónladominaba,yenlaquetodotemorhabíadesaparecidodesdeelmomentomismoenquehabíareconocidounamigoenaquelaquienhabíatomadoporunenemigo.-No-dijoD'Artagnan-,no,loconfieso,eselazarelquemehapuestoenvuestraruta;hevistounamujerllamaralaventanadeunodemisamigos…-¿De uno de vuestros amigos? - interrumpió la señoraBonacieux. - Sin duda;Aramisesunodemismejoresamigos.-¡Aramis!¿Quiénesése?-Vamos!¿VaisadecirmequenoconocéisaAramis?-Eslaprimeravezqueoigopronunciaresenombre.-Entonces,¿eslaprimeravezquevaisaesacasa?-Claro.-¿Ynosabíaisqueestuviesehabitadaporunjoven?

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-No.-¿Porunmosquetero?-Deningunamanera.-¿Noes,pues,aélaquienveníaisabuscar?-Deningúnmodo.Además,yalohabéisvisto,lapersonaconquienhehabladoesunamujer.-Escierto;peroesamujeresdelasamigasdeAramis.-Yonosénadadeeso.-Sealojaensucasa.-Esonomeatañe.-Pero¿quiénesella?-¡Oh!Esenoessecretomío.-Querida señora Bonacieux, sois encantadora; pero al mismo tiempo sois lamujermásmisteriosa…-¿Esquepierdoconeso?-No,alcontrario,soisadorable.-Entonces,dadmeelbrazo.-Debuenagana.¿Yahora?-Ahoraconducidme.-¿Adónde?-Adondevoy.-Pero¿adóndevais?-Yaloveréis,puesto-quemedejaréisenlapuerta.-¿Habráqueesperaros.-Seráinútil.-Entonces,¿volveréissola?-Quizásí,quizáno.-Ylapersonaqueosacompañaráluego,¿seráunhombre,seráunamujer?-Nosénadatodavía.-Yosí,yosílosabré.-¿Ycómo?-Osesperaréparaverossalir.-Enesecaso,¡adiós!-¿Cómo?-Notengonecesidaddevos.-Perohabíaisreclamado…-Laayudadeungentilhombre,ynolavigilanciadeunespía.-Lapalabraesunpocodura.-¿Cómosellamaalosquesiguenalaspersonasapesarsuyo?

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-Indiscretos.-Lapalabraesdemasiadosuave.-Vamos,señora,medoycuentadequehayquehacertodoloquevosqueráis.-¿Porquéprivarosdelméritodehacerloenseguida?-¿Nohayalgunoquesehaarrepentidodeello?-Yvos,¿osarrepentísenrealidad?-Yonosénadademímismo.Peroloqueséesqueosprometohacertodoloquequeráissimedejáisacompañaroshastadondevayáis.Ymedejaréisdespués?-Sí.-¿Sinespiarmeamisalida?-No.-¿Palabradehonor?-¡Afedegentilhombre!-Tomadentoncesmibrazoycaminemos.D'Artagnan ofreció su brazo a la señoraBonacieux, que se cogió de él,mitadriendo,mitadtemblando,ylosdosjuntosganaronloaltodelacalleLaHarpe.Llegadaallílajovenpareciódudar,comoyahabíahechoenlacalleVaugirard.Sinembargo,porciertossignos,parecióreconocerunapuerta;yseacercóaella.-Yahora, señor -dijo-,aquíesdonde tengoquevenir;milgraciasporvuestrahonorablecompañía,quemehasalvadodetodoslospeligrosaquehabríaestadoexpuesta.Perohallegadoelmomentodecumplirvuestrapalabra:yohellegadoamidestino.-¿Ynotendréisnadaquetemeralavuelta?-Notendréquetemermásquealosladrones.-¿Yesonoesnada?-¿Quépodríanrobarme?Notengoundenarioencima.-Olvidáisesebellopañuelobordado,blasonado.-¿Cuál?-Elqueencontréavuestrospiesyquemetíenvuestrobolsillo.-¡Callaos,callaos,desgraciado!-exclamólajoven-.¿Queréisperderme?-Yaveisquetodavíahaypeligroparavos,puestoqueunasolapalabraoshacetemblar y confesáis que si oyesen esa palabra estaríais perdida. ¡Ah, señora -exclamóD'Artagnancogiéndolelamanoycubriéndolaconunaardientemirada-,sedmásgenerosa,confiadenmí!Nohabéisleídotodavíaenmisojosquenohaymásqueafectoysimpatíaenmicorazón.-Claroquesí-respondiólaseñoraBonacieux-ysimepedísmissecretos,oslosdiré;perolosdelosdemás,esotracosa.-Estábien-dijoD'Artagnan-,yolosdescubriré;puestoquetalessecretospueden

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tenerinfluenciasobrevuestravida,esprecisoqueesossecretosseconviertanenlosmíos.-Guardaos de ello - exclamó la joven con una serenidad que hizo temblar aD'Artagnanasupesar-.¡Noosmezcléisennadadeloquemeatañe,notratéisde ayudarme en lo que hago!Y esto os lo pido en nombre del interés que osinspiro,ennombredel servicioquemehabéishecho,yquenoolvidaréenmivida.Creedantetodoenloqueosdigo.Noosocupéismásdemí,noexistomásparavos,queseacomosinomehubieraisvistojamás.-¿Aramisdebehacerlomismoqueyo,señora?-dijoD'Artagnanpicado.-Es ya la segunda o tercera vez que pronunciáis ese nombre, señor, y sinembargooshedichoquenoloconocía.-¿Noconocéisalhombreacuyopostigovaisallamar?Vamos,señora,¿nomecreéisdemasiadocrédulo?-Confesad que habéis inventado esa historia para hacerme hablar, y que vosmismohabéiscreadoesepersonaje.-Yonoheinventadonada,señora,nocreonada,digolaexactaverdad.-¿Ydecíisqueunodevuestrosamigosviveenesacasa?-Lodigoylorepitoporterceravez,enesacasaesdondevivemiamigo,yeseamigoesAramis.-Todoestoseaclararámástarde-murmurólajoven;ahora,señor,callaos.-Sipudieraisvermicorazóncompletamentealdescubierto -dijoD'Artagnan-,leeríais en él tanta curiosidadque tendríais piedaddemí, y tanto amor que alinstantesatisfaríaisinclusomicuriosidad.Notenéisnadaquetemerdequienesosaman.-Habláismuydeprisadeamor,señor-dijolamujermoviendolacabeza.-Esqueelamormehavenidodeprisayporprimeravez,yaúnnotengoveinteaños.Lajovenlomiróahurtadillas-Escuchad,estoytrassurastrodijoD'Artagnan-HacetresmesesestuveapuntodetenerundueloconAramisporunpañuelosemejantealquehabéismostradoaaquella mujer que estaba en su casa, por un pañuelo marcado de la mismamanera,estoyseguro.-Señor-dijolajoven-,mecansáis,oslojuro,conesaspreguntas.-Pero vos, señora, tan prudente pensad en ello; si fuerais arrestada con esepañuelo,ysiesepañuelofueracogido,¿nooscomprometeríais?-¿Yporqué?¿Lasinicialesnosonlasmías:C.B.,CostanceBonacieux?-OCamilledeBoisTracy.-Silencio,señor,unavezmas,¡silencio!¡Ah!Puestoquelospeligrosquecorronoosdetienen,pensadenlosquepodéiscorrervos.

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-¿Yo?-Sí,vos.Corréispeligroenlacárcel,corréispeligrodemuerteporelhechodeconocerme.-Entoncesnoosdejo.-Señor-dijolajovensuplicandoyjuntandolasmanos-,señor,enelnombredelcielo,enelnombredelhonordeunmilitar, enelnombrede lacortesíadeungentilhombre,alejaos;ved,suenanlasdoce,eslahoraenquemeesperan.-Señora-dijoel joven inclinándose-,nosénegarnadaaquienmelopideasí;contentaos,yamealejo.-Pero¿nomeseguiréis,nomeespiaréis?-Regresoamicasaahoramismo.-¡Ah, ya sabía yo que erais un buen joven! - exclamó la señora Bonacieuxtendiéndoleunamanoyponiendolaotraenlaaldabadeunapequeñapuertacasiperdidaenelmuro.D'Artagnantomólamanoqueseletendíaylabesóardientemente.-¡Ay, preferiría no haberos visto jamás! - exclamó D'Artagnan con aquellabrutalidadingenuaquelasmujeresprefierenconfrecuenciaalasafectacionesdela cortesía, porque descubre el fondo del pensamiento y prueba que elsentimientodominasobrelarazón.-¡Pues bien! - prosiguió la señora Bonacieux con una voz casi acariciadora yestrechando lamanodeD'Artagnan, que nohabía abandonado la suya-. ¡Puesbien¡Yonodiré tantocomovos: loqueestáperdidoparahoynoestáperdidopara el futuro. ¿Quién sabe si cuandoyo esté libre un día no satisfaré vuestracuriosidad?-¿Yhacéislamismapromesaamiamor?-exclamóD'Artagnanenelcolmodelaalegría.-¡Oh! Por ese lado, no quiero comprometerme, eso dependerá de lossentimientosquevossepáisinspirarme.-Así,hoy,señora…-Hoy,señor,noestoyseguramásquedelagradecimiento.-¡Ah! Sois muy encantadora - dijo D'Artagnan con tristeza-, y abusáis de miamor.-No, yo use de vuestra generosidad, eso es todo. Pero, creedlo, con ciertaspersonastodoserecobra.-¡Oh,mehacéiselmásfelizdeloshombres!Noolvidéisestanoche,noolvidéisestapromesa.-Estad tranquilo, en tiempoy lugarmeacordaréde todo. ¡Ybien,partidpues,partid,ennombredelcielo!Meesperabanalasdoceenpunto,yvoyretrasada.-Cincominutos.

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-Sí;peroenciertascircunstanciascincominutossoncincosiglos.-Cuandoseama.-¿Yquiénosdicequenotengounasuntoamoroso?-¿Esunhombreelqueosespera?-exclamóD'Artagnan-.¡Unhombre!-Vamos,queladiscusiónvuelveaempezar-dijolaseñoraBonacieuxconmediasonrisaquenoestabaexentadeciertotintedeimpaciencia.-No,no,mevoy;creoenvos,quierotenertodoelméritodemiafecto,aunqueeseafectoseaunaestupidez.¡Adiós,señora,adiós!Ycomosinosesintieraconfuerzaparasepararsedelamanoquesosteníamásque mediante una sacudida, se alejó corriendo, mientras la señora Bonacieuxllamaba,comoenelpostigo,contresgolpeslentosyregulares;luego,llegadoalángulode la calle, él sevolvió: lapuerta sehabíaabiertoyvueltoa cerrar, labonitamercerahabíadesaparecido.D'Artagnanprosiguiósucamino,habíadadosupalabradenoespiaralaseñoraBonacieux, y aunque la vida de ella dependiera del lugar adonde había ido areunirse,odelapersonaquedebíaacompañarla,D'Artagnanhabríavueltoasucasa, puesto que había dicho que volvía. Cincominutos después estaba en lacalledesFossoyeurs.-Pobre Athos - decía-, no sabrá lo que esto quiere decir. Se habrá dormidomientrasmeesperaba,ohabráregresadoasucasa,yalvolversehabráenteradodequehabíaidoallíunamujer.¡UnamujerencasadeAthos!Despuésdetodo-continuóD'Artagnan-,tambiénhabíaunaencasadeAramis.Todoestoesmuyextrañoymeintrigamuchosabercómovaaterminar.-Mal, señor, mal - respondió una voz que el joven reconoció como la dePlanchet; porquemonologando en voz alta, a lamanera de las personasmuypreocupadas, se había adentrado por el camino al fondo del cual estaba laescaleraqueconducíaasuhabitación.-¿Cómo mal? ¿Qué quieres decir, imbécil? - preguntó D'Artagnan-. ¿Qué hapasado?-Todaclasededesgracias.-¿Cuáles?-Enprimerlugar,elseñorAthosestáarrestado.-¡Arrestado!¡Athos!¡Arrestado!¿Porqué?-Loencontraronenvuestracasa;lotomaronporvos.-¿Yquiénlohaarrestado?-Laguardiaquefueronabuscarloshombresnegrosquevospusisteisenfuga.-¡Porquénohadichosunombre!¿Porquénohadichoquenoteníanadaqueverconesteasunto?-Sehaguardadomuchodehacerlo,señor;alcontrario,sehaacercadoamíyme

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ha dicho: «Es tu amo el que necesita su libertad en este momento, y no yo,porqueélsabetodoyyonosénada.Lecreeránarrestado,yestoledarátiempo;dentrodetresdíasdiréquiénsoy,yentoncestendránquedejarmesalir.»-¡Bravo,Athos!Noblecorazón-murmuróD'Artagnan-,enesolereconozco.¿Yquéhanhecholosesbirros?-Cuatroselohanllevadonoséadónde,alaBastillaoalFort-l'Evêque;dossehanquedadoconloshombresnegros,quehanregistradoportodaspartesyquehan cogido todos los papeles. Por fin, los dos últimos, durante esta comisión,montabanguardiaenlapuerta;luego,cuandotodohaacabado,sehanmarchadodejandolacasavacíaycompletamenteabierta.-¿YPorthosyAramis?-Yonolosencontré,nohanvenido.-Peropuedenvenirdeunmomentoaotro,porquetúlesdejasteelrecadodequelosesperaba.-Sí,señor.-Bueno,notemuevasdeaquí;sivienen,avísalesdeloquemehapasado,quemeesperenenlatabernadelaPommeduPin;aquíhabríapeligro,lacasapuedeserespiada.CorroacasadelseñordeTrévilleparaanunciarle todoesto,ymereúnoconellos.-Estábien,señor-dijoPlanchet.-Pero tú te quedas, tú no tengasmiedo - dijoD'Artagnan volviendo sobre suspasospararecomendarvalorasulacayo.-Estad tranquilo, señor - dijo Planchet ; nome conocéis todavía: soy valientecuandomepongoaello;lacosaconsisteenponerme;además,soypicardo.-Entonces,deacuerdo-dijoD'Artagnan;tehacesmatarantesqueabandonartupuesto.-Sí,señor,ynohaynadaquenohagaparaprobaralseñorquelesoyadicto.-Bueno-sedijoasímismoD'Artagnan-,parecequeelmétodoqueempleéconestemuchachoesdecididamentebueno;lousaréensumomento.Y con toda la rapidez de sus piernas, algo fatigadas ya sin embargo por lascarrerasdelajornada,D'ArtagnansedirigióhacialacalleduVieuxColombier.ElseñordeTrévillenoestabaensupalacio;sucompañíasehallabadeguardiaenelLouvre;élestabaenelLouvreconsucompañía.HabíaquellegarhastaelseñordeTréville;eraimportantequefueraprevenidodeloquepasaba.D'ArtagnandecidióentrarenelLouvre.SutrajedeguardiadelacompañíadelseñorDesEssartsdebíaservirledepasaporte.Descendió, pues, la calle desPetitsAugustinsy subió elmuellepara tomar elPontNeuf.Poruninstantetuvolaideadepasarenlabarca,peroalllegaralaorilla del agua había introducido maquinalmente su mano en el bolsillo y se

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habíadadocuentadequenoteníaconquépagaralbarquero.Cuando llegaba a la altura de la calleGuénégaud, vio desembocar de la calleDauphineungrupocompuestopordospersonascuyoaspectolesorprendió.Lasdospersonasquecomponíanelgrupoeran:launa,unhombre;laotra,unamujer.La mujer tenía el aspecto de la señora Bonacieux, y el hombre se parecía aAramishastaelpuntodesertomadoporél.Además, lamujer teníaaquellacapanegraqueD'Artagnanveíaaún recortarsesobre el postigo de la calle de Vaugirard y sobre la puerta de la calle de LaHarpe.Además,elhombrellevabaeluniformedelosmosqueteros.El capuchón de la mujer estaba vuelto, el hombre tenía su pañuelo sobre surostro;losdos,esadobleprecauciónloindicaba,losdostenían,pues,interésennoserreconocidos.Ellostomaronelpuente;eraelcaminodeD'Artagnan,puestoqueD'ArtagnansedirigíaalLouvre;D'Artagnanlossiguió.D'ArtagnannohabíadadoveintepasoscuandoquedóconvencidodequeaquellamujereralaseñoraBonacieuxydequeaquelhombreeraAramis.Enelmismoinstantesintióquetodaslassospechasdeloscelosseagitabanensucorazón.Eradoblementetraicionadoporsuamigoyporaquellaalaqueamabayacomoaunaamante.LaseñoraBonacieuxlehabíajuradoportodoslosdiosesquenoconocíaaAramis,yuncuartodehoradespuésdequeellalehubierahechoestejuramentolavolvíaaencontrardelbrazodeAramis.D'Artagnannoreflexionóqueconocíaalabonitamerceradesdehacíatreshoras,quenoledebíaaélnadamásqueunpocodegratitudporhaberlaliberadodeloshombresperversosquequeríanraptarla,yqueellanolehabíaprometidonada.Se miró como un amante ultrajado, traicionado, escarnecido; la sangre y lacóleralesubieronalrostro,resolvióaclararlotodo.Lajovenmujeryeljovenhombresehabíandadocuentadequelosseguían,yhabían doblado el paso.D'Artagnan tomó carrera, los sobrepasó, luego volviósobreellosenelmomentoenqueseencontrabanantelaSamaritaine,alumbradaporunreverberoqueproyectabasuclaridadsobretodaaquellapartedelpuente.D'Artagnansedetuvoanteellos,yellossedetuvieronanteél.-¿Quéqueréis,señor?-preguntóelmosqueteroretrocediendounpasoyconunacento extranjero que probaba a D'Artagnan que se había equivocado en unapartedesusconjeturas.-¡NoesAramis!-exclamó.-No,señor,nosoyAramis,yporvuestraexclamaciónveoquemehabéistomado

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porotro,yosperdono.-¡Vos me perdonáis! - exclamó D'Artagnan. -Sí - respondió el desconocido-.Dejadme,pues,pasar,porquenadatenéisconmigo.-Tenéisrazón,señor-dijoD'Artagnan-,nadatengoconvos,síconlaseñora.-¡Conlaseñora!Vosnolaconocéis-dijoelextranjero.-Osequivocáis,señor,laconozco.-¡Ah!-dijolaseñoraBonacieuxconuntonodereproche-.¡Ah,señor!Teníayovuestra palabra de militar y vuestra fe de gentilhombre; esperaba contar conellas.-Yyo,señora-dijoD'Artagnanembarazado-.Mehabíaisprometido.-Tomadmibrazo,señora-dijoelextranjero-,ycontinuemosnuestrocamino.Sin embargo, D'Artagnan, aturdido, aterrado, anonadado por todo lo que lepasaba, permanecía en pie y con los brazos cruzados ante elmosquetero y laseñoraBonacieux.ElmosqueterodiodospasoshaciaadelanteyapartóaD'Artagnanconlamano.D'Artagnandiounsaltohaciaatrásysacósuespada.Almismotiempoyconlarapidezdelacentella,eldesconocidosacólasuya.-¡Ennombredelcielo,milord!-exclamólaseñoraBonacieuxarrojándoseentreloscombatientesytomandolasespadasconsusmanos.-¡Milord!-exclamóD'Artagnaniluminadoporunaideasúbita-.¡Milord!Perdónseñor,esquevoissois…-Milord el duque deBuckingham - dijo la señoraBonacieux amedia voz ; yahorapodéisperdernosatodos.-Milord,madame,perdón,cienvecesperdón;peroyolaamaba,milord,yestabaceloso;vossabéis loqueesamar,milord;perdonadmeydecidmecómopuedohacermematarporvuestragracia.-Sois un joven valiente - dijoBuckingham tendiendo aD'Artagnan unamanoque éste apretó respetuosamente ; me ofrecéis vuestros servicios, los acepto;seguidnosaveintepasoshastaelLouvre.¡Ysialguiennosespía,matadlo!D'Artagnanpusosuespadadesnudabajosubrazo,dejóadelantarsealaseñoraBonacieuxyalduqueveintepasosylossiguió,dispuestoaejecutaralaletralasinstruccionesdelnobleyeleganteministrodeCarlosI.Peroafortunadamenteeljovensecuaznotuvoningunaocasióndedaralduqueaquellapruebadesudevoción;ylajovenyelhermosomosqueteroentraronenelLouvreporelpostigodeL'Echellesinhabersidoinquietados.En cuanto aD'Artagnan, sevolvió al punto a la tabernade laPommeduPin,dondeencontróaPorthosyaAramisqueloesperaban.Perosindarlesotraexplicaciónsobrelamolestiaqueleshabíacausado,lesdijoque había terminado solo el asunto para el que por un instante había creído

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necesitarsuintervención.Y ahora, arrastrados como estamospor nuestro relato, dejemos a nuestros tresamigosvolvercadaunoasucasa,ysigamosporellaberintodelLouvrealduquedeBuckinghamyasuguía.

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12CapítuloGeorgesVilliers,duquedeBuckingham

LaseñoraBonacieuxyelduqueentraronenelLouvresindificultad; laseñoraBonacieuxeraconocidaporperteneceralareina;elduquellevabaeluniformede los mosqueteros del señor de Tréville que, como hemos dicho, estaba deguardiaaquellanoche.Además,Germaineraadictoalosinteresesdelareina,ysi algo pasaba, la señora Bonacieux sería acusada de haber introducido a suamanteenelLouvre,esoes todo;cargabaconelcrimen: su reputaciónestabaperdida,cierto,pero¿quévalor tieneenelmundo la reputacióndeunasimplemercera?Unvezentradosenelinteriordelpatio,elduqueylajovensiguieronelpiedelosmurosduranteunespaciodeunosveinticincopasos;recorridoeseespaciolaseñoraBonacieuxempujóunapequeñapuertadeservicio,abiertaduranteeldía,pero cerradageneralmentepor lanoche; lapuerta cedió; losdos entrarony seencontraronenlaoscuridad,perolaseñoraBonacieuxconocíatodaslasvueltasy revueltas de aquella parte del Louvre, destinada a las personas de laservidumbre.Cerrólaspuertastrasella,tomóalduqueporlamano,dioalgunospasosatientas,asióunabarandilla,tocóconelpieunescalónycomenzóasubirlaescalera;elduquecontódospisos.Entoncesellatorcióaladerecha,siguióunlargocorredor,volvióabajarunpiso,dioalgunospasosmástodavía,introdujouna llave en una cerradura, abrió una puerta y empujó al duque en unahabitación iluminada solamente por una lámpara de noche diciendo: «Quedadaquí,milordduque,vendrán».Luegosaliópor lamismapuerta,quecerróconllave,desuertequeelduqueseencontróliteralmenteprisionero.Sin embargo, por más solo que se encontraba, hay que decirlo, el duque deBuckinghamnoexperimentóporun instante siquiera temor;unode los rasgossalientes de su carácter era la búsqueda de la aventura y el amor por lonovelesco.Valiente,osado,emprendedor,noeralaprimeravezquearriesgabasuvidaensemejantestentativas;habíasabidoqueaquelpresuntomensajedeAnadeAustria,fiadoenelcualhabíavenidoaParís,eraunatrampa,yenlugarderegresara Inglaterra, abusandode laposiciónenquese lehabíapuesto,habíadeclaradoa la reinaquenopartiríasinhaberlavisto.Lareinasehabíanegado

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rotundamente al principio, luego había temido que el duque, exasperado,cometiese alguna locura. Ya estaba decidida a recibirlo y a suplicarle quepartiese al punto cuando, la tarde misma de aquella decisión, la señoraBonacieux,queestabaencargadadeirabuscaralduqueyconducirlealLouvre,fueraptada.Durantedosdíasseignorócompletamenteloquehabíasidodeella,y todo quedó en suspenso. Pero una vez libre, una vez puesta de nuevo encontactoconLaPorte, lascosashabíanrecuperadosucurso,yellaacababaderealizarlapeligrosaempresaque,sinsuarresto,habríaejecutadotresdíasantes.Buckingham,quesehabíaquedadosolo,seacercóaunespejo.Aquelvestidodemosqueteroleibademaravilla.A los treinta y cinco años que entonces tenía, pasaba, y con razón, por elgentilhombre más hermoso y por el caballero más elegante de Francia y deInglaterra.Favorito de dos reyes, rico enmillones, todopoderoso en el reino que agitabasegún su fantasía y calmaba a su capricho, Georges Villiers, duque deBuckingham,habíaemprendidounadeesasexistenciasfabulosasquequedanenelcursodelossigloscomoasombroparalaposteridad.Poreso,segurodesímismo,convencidodesupoder,ciertodequelasleyesquerigenalosdemáshombresnopodíanalcanzarlo,ibaerechoalfinquesehabíafijado, por más que ese fin fuera tan elevado y tan deslumbrante que paracualquier otro sólomirarlo habría sido locura. Así es como había conseguidoacercarse varias veces a la bella y orgullosaAna deAustria y hacerse amar afuerzadedeslumbramiento.GeorgesVillierssesituó,pues,anteunespejo,comohemosdicho,devolvióasubellacabellera rubia lasondulacionesqueelpesodelsombrero lehabíahechoperder,seatusósumostacho,yconelcorazóntodohenchidodealegría,felizyorgulloso de alcanzar elmomento que durante tanto tiempo había deseado, sesonrióasímismodeorgulloydeesperanza.En aquel momento, un puerta oculta en la tapicería se abrió y apareció unamujer. Buckingham vio aquella aparición en el cristal; lanzó un grito, ¡era lareina!Ana de Austria tenía entonces veintiséis o veintisiete años, es decir, seencontrabaentodoelesplendordesubelleza.Sucaminareraeldeunareinaodeunadiosa;susojos,quedespedíanreflejosdeesmeralda,eranperfectamentebellos,yalmismotiempollenosdedulzuraydemajestad.Su boca era pequeña y bermeja y aunque su labio inferior, como el de lospríncipes de la Casa de Austria, sobresalía ligeramente del otro, eraeminentemente graciosa en la sonrisa, pero también profundamente desdeñosa

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eneldesprecio.Supieleracitadaporsusuavidadysuaterciopelado,sumanoysusbrazoserandeunabelleza sorprendentey todos lospoetasde la época los cantabancomoincomparables.Finalmente,suscabellos,quederubiosqueeranensujuventudsehabíanvueltocastaños, y que llevaba rizados, muy claros y con mucho polvo, enmarcabanadmirablemente su rostro, en el que el censor más rígido no hubiera podidodesearmásqueunpocomenosderouge,yelescultormásexigentesólounpocomásdefinuraenlanariz.Buckingham permaneció un instante deslumbrado; jamás Ana de Austria lehabíaparecidotanbellaenmediodelosbailes,delasfiestas,deloscarruselescomo le pareció en aquel momento, vestida con un simple vestido de saténblancoyacompañadadedoñaEstefanía,laúnicadesusmujeresespañolasqueno había sido expulsada por los celos del rey y por las persecuciones deRichelieu.Ana de Austria dio dos pasos hacia adelante; Buckingham se precipitó a susrodillasy,antesdequelareinahubierapodidoimpedírselo,besólosbajosdesuvestido.-Duque,yasabéisquenohesidoyoquienoshahechoescribir.-¡Oh! Sí, señora, sí, vuestramajestad - exclamó el duque-, sé que he sido unloco, un insensato por creer que la nieve se animaría, que el mármol secalentaría;mas, ¿qué queréis? Cuando se ama se cree fácilmente en el amor;además,noheperdidotodoenesteviaje,puestoqueosveo.-Sí-respondióAna-,perodebéissaberporquéycómoosveo,milord.Osveopor piedad hacia vosmismo; os veo porque, insensible a todasmis penas, oshabéisobstinadoenpermanecerenunaciudadenlaque,permaneciendo,corréisriesgo de la vida yme hacéis amí correr el riesgo demi honor; os veo paradeciros que todo nos separa, las profundidades del mar, la enemistad de losreinos, la santidad de los juramentos. Es sacrilegio luchar contra tantas cosas,milord.Osveo,enfinparadecirosquenotenemosquevernosmás.-Hablad, señora; hablad, reina - dijo Buckingham ; la dulzura de vuestra vozcubre la dureza de vuestras palabras. ¡Vos habláis de sacrilegio! Pero elsacrilegioestáenlaseparacióndecorazonesqueDioshabíaformadoelunoparaelotro.-Milord-exclamólareina-,olvidáisquenuncaoshedichoqueosamaba.-Pero jamás me habéis dicho que no me amarais; y, realmente, decirmesemejantes palabras, sería por parte de vuestra majestad una ingratituddemasiado grande. Porque, decidme, ¿dónde encontráis un amor semejante almío,unamorquenieltiempo,nilaausencia,niladesesperaciónpuedenapagar,

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unamorquesecontentaconunacintaextraviada,conunamiradaperdida,conunapalabraescapada?Hacetresaños,señora,queosviporprimeravez,ydesdehacetresañososamoasí.¿Queréisqueosdigacómoestabaisvestidalaprimeravezqueosvi?¿Queréisquedetallecadaunodelosadornosdevuestrotocado?Mirad,aúnloveo;estabaissentadaenuncojíncuadrado,alamodadeEspaña;teníais un vestido de satén verde con brocados de oro y de plata; lasmangascolgantesyanudadassobrevuestroshellosbrazos,sobreesosbrazosadmirables,congruesosdiamantes; teníaisunagorgueracerrada,unpequeñobonete sobrevuestra cabeza del color de vuestro vestido, y sobre ese bonete una pluma degarza. ¡Oh!Mirad,mirad, cierro los ojos y os veo tal cual erais entonces; losabroyosveocualsoisahora,esdecir,¡cienvecesmásbellaaún!-¡Qué locura! -murmuróAnadeAustria,queno teníaelvalordeadmitirlealduque haber conservado tan bien su retrato en su corazón-. ¡Qué locuraalimentarunapasióninútilconsemejantesrecuerdos!-¿Yconquéqueréisentoncesqueyoviva?Yonotengomásquerecuerdos.Esmifelicidad,esmitesoro,esmiesperanza.Cadavezqueosveo,esundiamantemásqueguardoenelescriñodemicorazón.Esteeselcuartoquevosdejáiscaery que yo recojo; porque en tres años, señora, no os he visto más que cuatroveces:esaprimeradequeacabodehablaros,lasegundaencasadelaseñoradeChevreuse,laterceraenlosjardinesdeAmiens.-Duque-dijolareinaruborizándose-nohabléisdeesanoche.-¡Oh! Al contrario, hablemos, señora, hablemos de ella; es la noche feliz yresplandeciente demi vida. ¿Os acordáis de la bella noche que hacía? ¡Cuándulce y perfumado era el aire, cuán azul el cielo todo esmaltado de estrellas!¡Ah!Aquellavez,señora,pudeestaruninstanteasolasconvos;aquellavezvosestabaisdispuesta adecirme todo: el aislamientodevuestravida, laspenasdevuestrocorazón.Vosestabaisapoyadaenmibrazo,mirad,enéste.Alinclinarmicabeza avuestro lado,yo sentíavuestroshermosos cabellos rozarmi rostro, ycadavezquemerozabanyotemblabadelacabezaalospies.¡Oh,reina,reina!¡Oh! No sabéis cuánta felicidad del cielo, cuánta alegría del paraíso hayencerradasenunmomentosemejante.Mirad,misbienes,mifortuna,migloria,¡todoslosdíasquemequedanporviviracambiodeunmomentosemejanteydeunanocheparecida!Porqueesanoche,señora,esanochevosmeamabais,oslojuro.-Milord, es posible, sí, que la influencia del lugar, que el encanto de aquellahermosa noche, que la fascinación de vuestra mirada, que esas milcircunstancias,enfin,quese juntanavecesparaperderaunamujer,sehayanagrupadoentornomíoenaquellanochefatal;peroyalovisteis,milord;lareinavinoenayudadelamujerqueflaqueaba:alaprimerapalabraqueosasteisdecir,

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alaprimeraosadíaalaquetuvequeresponder,pedíayuda.-¡Oh!Sí,sí,esoescierto,ycualquierotroamordistintoalmíohabríasucumbidoaesaprueba;peromiamor,enmicaso,hasalidodeellaardienteymáseterno.CreisteishuirdemívolviendoaParís,creisteisquenoosaríaabandonareltesoroquemiamomehabíaencargadovigilar. ¡Ah,quéme importanamí todos lostesorosdelmundonitodoslosreyesdelatierra!Ochodíasdespués,yoestabaderegreso,señora.Yesavez,nadatuvisteisquedecirme:yohabíaarriesgadomifavor,mivida,porverosunsegundo,notoquésiquieravuestramano,yvosmeperdonasteisalvermetansometidoyarrepentido.-Sí, pero la calumnia se ha apoderado de todas esas locuras en las que yo nocontaba para nada, y vos lo sabéis bien,milord. El rey, excitado por el señorcardenal, organizó un escándalo terrible: la señora de Vernet ha sido echada,Putange exiliado, la señoradeChevreuseha caído endesgracia, y cuandovosquisisteisvolvercomoembajadordeFrancia,recordad,milord,queelreymismoseopuso.-Sí,yFranciavaapagarconunaguerraelrechazodesurey.Yonopuedoveros,señora;puesbien,quieroquecadadíaoigáishablardemí.¿QuéotroobjetivopensáisquehantenidoesaexpedicióndeRéyesaligaconlosprotestantesdelaRochellequeproyecto?¡Elplacerdeveros!.NotengolaesperanzadepenetraramanoarmadahastaParis,losédesobra;peroestaguerrapodrállevaraunapaz,esa paz necesitará un negociador, ese negociador seré yo. Entonces no seatreverán a rechazarme, y volveré a Paris, y os veré, y seré feliz un instante.Ciertoquemilesdehombreshabránpagadomidichaconsuvida;pero¿quémeimportaríaamí,dadoqueosvuelvoaver?Todoestoesquizámuyloco,quizámuy insensato; pero decidme, ¿qué mujer tiene un amante más enamorado?¿Quéreinahatenidounservidormásardiente?-Milord, milord, invocáis para vuestra defensa cosas que os acusan incluso;milord,todasesaspruebasdeamorquequeréisdarmesoncasicrímenes.-Porque vos nome amáis, señora; sime amaseis, todo esto lo veríais de otromodo; sime amaseis, ¡oh!, si vosme amaseis sería demasiada felicidad ymevolvería loco. ¡Ah! La señora de Chevreuse, de la que hace un momentohablabais,laseñoradeChevreusehasidomenoscruelquevos;Holland-laamóyellarespondióasuamor.-LaseñoradeChevreusenoerareina-murmuróAnadeAustria,vencidaapesarsuyoporlaexpresióndeunamortanprofundo.-¿Me amaríais entonces si no lo fuerais, señora, decid,me amaríais entonces?¿Puedo,pues,creerqueesladignidadsoladevuestrorangolaqueoshacecruelparamí?¿Puedo,pues,creerquesivoshubieraissidolaseñoradeChevreuse,elpobreBuckinghamhabríapodidoesperar?Graciasporesasdulcespalabras,mi

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bellaMajestad,cienvecesgracias.-¡Ah!Milord,habéisentendidomal,habéis interpretadomal;yonohequeridodecir…-¡Silencio!¡Silencio!-dijoelduque-.Siyosoyfelizporunerror,notengáislacrueldad de quitármelo. Lo habéis dicho vos misma, se me ha atraído a unatrampa,talvezdejemividaenellaporque,mirad,esextraño,perodesdehacealgúntiempotengopresentimientosdequevoyamorir-yelduquesonrióconunasonrisatristeyencantadoraalavez.-¡Oh,Diosmío!-exclamóAnadeAustriaconunacentodeterrorqueprobabaquesentíaporelduqueuninterésmayordelquequeríaconfesar.-Noosdigoestoparaasustaros,señora,no;esinclusoridículoloqueosdigo,ycreedmequenomepreocuponadaporsemejantessueños.Peroesapalabraqueacabáis de decirme, esa esperanza que casi me habéis dado, lo habrá pagadotodo,inclusomivida.-¡Y bien! - dijo Ana de Austria-. Yo también, duque, tengo presentimientos,tambiényotengosueños.Hesoñadoqueosveíatendido,sangrando,víctimadeunaherida.-¿En el lado izquierdo, no es verdad, con un cuchillo? - interrumpióBuckingham.-Sí, eso es, milord, eso es, en el lado izquierdo, con un cuchillo. ¿Quién hapodido deciros que yo había tenido ese sueño?No lo he confiadomás que aDios,ainclusoenmisplegarias.-Noquieromás,yvosmeamáis,señora,estáclaro.-¿Queyoosamo?-Sí, vos. ¿Os enviaría Dios los mismos sueños que a mí si no me amaseis?¿Tendríamos los mismos presentimientos si nuestras dos existencias noestuvieranencontactoporelcorazón?Vosmeamáis,oh,reina,y¿melloraréis?-¡Oh,Diosmío,Diosmío!-exclamóAnadeAustria-.Esmásdeloquepuedosoportar.Mirad,duque,enelnombredelcielo,partid,retiraos;nosésiosamoosinoosamo,peroloqueséesquenoseréperjura.Tened,pues,piedaddemíypartid. ¡Oh! Si fuerais herido en Francia, si murieseis en Francia, si pudierasuponerquevuestroamorpormífuecausadevuestramuerte,nomeconsolaríajamás,mevolveríalocaporello.Partid,pues,partid,oslosuplico.-¡Oh,québellaestáisasí!¡Cuántoosamo!-dijoBuckingham.-¡Partid, partid! Os lo suplico, y volved más tarde; volved como embajador,volved como ministro, volved rodeado de guardias que os defiendan, deservidores que vigilen por vos, y entonces no temerémás por vuestra vida ysentirédichaenvolverosaver.-¡Oh!¿Esciertoloquemedecís?

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-Sí…-Puesentonces,unaprendadevuestraindulgencia,unobjetoquevengadevosyquemerecuerdequenohetenidounsueño;algoquevoshayáisllevadoyqueyopuedallevaramivez,unanillo,uncollar,unacadena.-¿Yosiréis,osiréissiosdoyloquemepedís?-Sí.-¿Enelmismomomento?-Sí.-¿AbandonaréisFrancia,volveréisaInglaterra?-Sí,oslojuro.-Esperad,entonces,esperad.YAnadeAustriaregresóasushabitacionesysaliócasialmomento,llevandoenlamanounpequeñocofredepaloderosaconsusiniciales,incrustadodeoro.-Tomad,milordduque-dijo-,guardadestoenrecuerdomío.Buckinghamtomóelcofreycayóporsegundavezderodillas.-Mehabíaisprometidoiros-dijolareina.-Ymantengomipalabra.Vuestramano,vuestramano,señora,ymevoy.AnadeAustria tendió sumanocerrando losojosyapoyándosecon laotraenEstefanía,porquesentíaquelasfuerzasibanafaltarle.Buckingham apoyó con pasión sus labios sobre aquella bellamano; luego, alalzarse,dijo:-Siantesdeseismesesnoestoymuerto,oshabrévisto,señora,aunquetengaquedesquiciarelmundoparaello.Y,fielalapromesahecha,selanzófueradelahabitación.En el corredor encontró a la señoraBonacieuxque lo esperabayque, con lasmismasprecaucionesylamismafortuna,volvióaconducirlofueradelLouvre.

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13CapítuloElseñorBonacieux

Como se ha podido observar, en todo esto había un personaje que, pese a suposición,nohabíaparecidoinquietarsemásqueamedias;estepersonajeeraelseñorBonacieux, respetablemártirde las intrigaspolíticasyamorosasque tanbienseencadenabanunasaotras,enaquellaépocaalaveztancaballerescaytangalante.Afortunadamente - lo recuerde el lector o no lo recuerde-, afortunadamentehemosprometidonoperderlodevista.Los esbirros que lo habían detenido lo condujeron directamente a la Bastilla,donde,todotembloroso,selehizopasarpordelantedeunpelotóndesoldadosquecargabansusmosquetes.Allí,introducidoenunagaleríasemisubtenánea,fueobjeto,porpartedequieneslohabíanllevado,delasmásgroserasinjuriasydelmásferoztrato.Losesbirrosveíanquenoselashabíanconungentilhombre,ylotratabancomoaverdaderopatán.Al cabodemediahora aproximadamente, un escribanovino aponer fin a sustorturas, pero no a sus inquietudes, dando la orden de conducir al señorBonacieux a la cámara de interrogatorios. Generalmente se interrogaba a losprisioneros en sus casas, pero con el señorBonacieux no se guardaban tantasformas.Dos guardias se apoderaron del mercero, le hicieron atravesar un patio, lehicieronadentrarseporuncorredorenelquehabíatrescentinelas,abrieronunapuertayloempujaronenunahabitaciónbaja,dondeportodomueblenohabíamásqueunamesa,unasillayuncomisario.El comisario estaba sentado en la silla y se hallaba ocupado escribiendo algosobrelamesa.Losdosguardiascondujeronalprisioneroantelamesay,aunaseñaldelcomisario,sealejaronfueradelalcancedelavoz.Elcomisario,quehastaentonceshabíamantenidolacabezainclinadasobresuspapeles,laalzóparaverconquiénteníaquehabérselas.Aquelcomisarioeraunhombredefacharepelente,lanarizpuntiaguda,lasmejillasamarillasysalientes,los ojos pequeños pero investigadores y vivos, y la fisonomía tenía almismo

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tiempoalgodegarduñayde zorro.Su cabeza sostenidaporun cuello largoymóvil, salía de su amplio traje negro balanceándose con un movimiento casiparecidoaldelatortugacuandosacasucabezafueradesucaparazón.ComenzóporpreguntaralseñorBonacieuxsusapellidosysunombre,suedad,suestadoysudomicilio.El acusado respondió que se llamaba Jacques Michel Bonacieux, que teníacincuentayun años,mercero retirado, yquevivía en la calle desFossoyeurs,número11.Entonces el comisario, en lugar de continuar interrogándole, le soltó un largodiscurso sobreelpeligroquecorreunburguésoscuromezclándoseenasuntospúblicos.Complicóesteexordioconunaexposiciónenlaquecontóelpoderylosactosdel señor cardenal, aquel ministro incomparable, aquel triunfador de losministros pasados, aquel ejemplo de losministros futuros: actos y poder a losquenadieseoponíaimpunemente.Despuésdeestasegundapartedesudiscurso,fijandosumiradadegavilánsobreelpobreBonacieux,loinvitóareflexionarsobrelagravedaddelasituación.Las reflexiones del mercero estaban ya hechas; lanzaba pestes contra elmomento en que el señor de La Porte había tenido la idea de casarlo con suahijada,ysobretodocontraelmomentoenqueestaahijadahabíasidoadmitidacomocostureradelareina.ElfondodelcarácterdemaeseBonacieuxeraunprofundoegoísmomezcladoaunaavariciasórdidatodoellosazonadoconunacobardíaextrema.Elamorquelehabíainspiradosujovenmujer,porserunsentimientototalmentesecundario,nopodíalucharconlossentimientosprimitivosqueacabamosdeenumerar.Bonacieuxreflexionó,enefecto,sobreloqueacababandedecirle.-Pero, señor comisario - dijo tímidamente-, estad seguro de que conozco yaprecio más que nadie el mérito de la incomparable Eminencia por la quetenemoselhonordesergobernados.-¿Deverdad?-preguntóelcomisarioconairededuda-.Sirealmentefueraasí,¿cómoesqueestáisenlaBastilla?-Cómoestoy,omejor,porquéestoy-replicóelseñorBonacieux-,esoesloquemeescompletamente imposibledeciros,dadoqueyomismo lo ignoro;peroabuen seguro no es por haber contrariado, conscientemente al menos, al señorcardenal.-Sinembargo,esprecisoquehayáiscometidouncrimen,puestoqueestáisaquíacusadodealtatraición.-¡Dealtatraición!-exclamóBonacieux-.¡Dealtatraición!¿Ycómoqueréisvosqueunpobremerceroquedetestaaloshugonotesyqueaborrecealosespañoles

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estéacusadodealtatraición?Reflexionad,señor,esmaterialmenteimposible.-SeñorBonacieux-dijoelcomisariomirandoalacusadocomosisuspequeñosojostuvieranlafacultaddeleerhastalomásprofundodeloscorazones-,señorBonacieux,¿tenéismujer?-Sí,señor-respondióelmercerotodotemblando,sintiendoqueahíeradondeelasuntoibaaembrollarse;esdecir,latenía.-¿Cómo?¡Lateníais!¿Puesquéhabéishechodeella,siyanolatenéis?-Melahanraptado,señor.-¿Oslahanraptado?-prosiguióelcomisario-.¿Ysabéisquiéneselhombrequehacometidoeserapto?-Creoconocerlo.-¿Quiénes?-Pensadqueyonoafirmonada,señorcomisario,yqueyosólosospecho.-¿Dequiénsospecháis?Veamos,respondedconfranqueza.ElseñorBonacieuxsehallabaenlamayorperplejidad:¿debíanegartodoodecirtodo?Negandotodo,podríacreersequesabíademasiadoparaconfesar;diciendotodo,dabapruebadebuenavoluntad.Sedecidióportantoadecirlotodo.-Sospecho-dijo-deunhombrealto,moreno,debuenaspecto,quetienetodoelaire de un gran señor; nos ha seguido varias veces, según me ha parecido,cuandoibaaesperaramimujeralpostigodelLouvreparallevarlaacasa.Elcomisarioparecióexperimentarciertainquietud.-¿Ysunombre?-dijo.-¡Oh! En cuanto a su nombre, no sé nada, pero si alguna vez lo vuelvo aencontrarloreconoceréalinstante,osrespondodeello,aunquefueraentremilpersonas.Lafrentedelcomisarioseensombreció.-¿Loreconoceríaisentremil,decís?-continuo.-Esdecir-prosiguióBonacieux,quevioquehabíaidodescaminado-,esdecir…-Habéisrespondidoqueloreconoceríais-dijoelcomsario;estábien,bastaporhoy;antesdequesigamosadelanteesprecisoquealguienseaprevenidodequeconocéisalraptordevuestramujer.-Peroyonooshedichoqueleconociese-exclamóBonacieuxdesesperado-.Oshedicho,porelcontrario…-Llevaosalprisionero-dijoelcomisarioalosdosguardias.-¿Ydóndehayqueconducirlo?-preguntóelescribano.-Auncalabozo.-¿Acuál?-¡Oh, Dios mío! Al primero que sea, con tal que cierre bien - respondió elcomisarioconunaindiferenciaquellenódehorroralpobreBonacieux.

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-¡Ay! ¡Ay! - se dijo-. La desgracia ha caído sobremi cabeza;mimujer habrácometido algún crimen espantoso;me creen su cómplice, yme castigarán conella;ellahabráhablado,habráconfesadoquemehabíadicho todo;unamujer,¡estandébil!¡Uncalabozo,elprimeroquesea!¡Esoes!Unanochepasapronto;ymañanaalarueda,alahorca.¡Oh,Diosmío!¡Tenedpiedaddemí!SinescucharparanadalaslamentacionesdemaeseBonacieux,lamentacionesalasqueporotrapartedebíanestaracostumbrados, losdosguardiascogieronalprisioneroporunbrazoyse lo llevaron,mientraselcomisarioescribíadeprisaunacartaquesuescribanoesperaba.Bonacieuxnopegóojo,ynoporquesucalabozofuerademasiadodesagradable,sinoporquesusinquietudeserandemasiadograndes.Permaneciótodalanochesobresutaburete,temblandoalmenorruido;ycuandolosprimerosrayosdeldíasedeslizaronenlahabitacion,laauroraleparecióhabertornadotintesfúnebres.Degolpeoyócorrerloscerrojos,ytuvounsobresaltoterrible.Creíaqueveníana buscarlo para conducirlo al cadalso; así, cuando vio pura y simplementeaparecer,enlugardelverdugoqueesperaba,asucomisarioysuescribanodelavíspera,estuvoapuntodesaltarlesalcuello.-Vuestroasuntosehacomplicadodesdeayerporlanoche,buenhombre-ledijoel comisario-, y os aconsejo decir toda la verdad; porque solo vuestroarrepentimientopuedeaplacarlacóleradelcardenal.-Perosiyoestoydispuestoadecirtodo-exclamóBonacieux-,almenostodoloquesé.Interrogad,oslosuplico.-Primero,¿dóndeestávuestramujer?-Perosiyaoshedichoquemelahabíanraptado.-Sí,perodesdeayeralascincodelatarde,graciasavos,sehaescapado.-¡Mimujersehaescapado!-exclamóBonacieux-.¡Oh,ladesgraciada!Señorsisehaescapado,noesculpamíaoslojuro.-¿Quéfuisteis,pues,ahaceracasadelseñorD'Artagnan,vuestrovecino,conelquetuvisteisunalargaconferenciaduranteeldía?-¡Ah!Sí,señorcomisario,sí,esoescierto,yconfiesoquemeequivoqué.EstuveencasadelseñorD'Artagnan.-¿Cuáleraelobjetodeesavisita?-Pedirle que me ayudara a encontrar a mi mujer. Creía que tenía derecho areclamarla;meequivocaba,segúnparece,yporesoospidoperdón.-¿YquérespondióelseñorD'Artagnan?-ElseñorD'Artagnanmeprometiósuayuda;peroprontomedicuentadequemetraicionaba.-¡Osburláisdelajusticia!ElseñorD'Artagnanhahechounpactoconvosy,envirtudde ese pacto, él ha puesto en fuga a los hombres de policía quehabíandetenidoavuestramujer,ylahasustraídoatodaslasinvestigaciones.

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-¡ElseñorD'Artagnanharaptadoamimujer!¡Vaya!Pero¿quémedecís?-Porsuerte,D'Artagnanestáennuestrasmanos,yvaisasercareadoconél.-¡Ah?Afequenopidootracosa-exclamóBonacieux-,nomemolestaráverunrostroconocido.-HacedentraralseñorD'Artagnan-dijoelcomisarioalosdosguardias.LosdosguardiashicieronentraraAthos.-SeñorD'Artagnan-dijoelcomisariodirigiéndoseaAthos-,declaradloquehapasadoentrevosyelseñor.-¡Pero-exclamóBonacieux-sinoeselseñorD'Artagnanésequememostráis!-¡Cómo!¿NoeselseñorD'Artagnan?-exclamóelcomisario.-Enmodoalguno-respondióBonacieux.-¿Cómosellamaelseñor?-preguntóelcomisario.-Nopuedodecíroslo,noloconozco.-¡Cómo!¿Noloconocéis?-No.-¿Nolohabéisvistojamás?-Sí,lohevisto,peronosécómosellama.-¿Vuestronombre?-preguntóelcomisario.-Athos-respondióelmosquetero.-Peroesonoesunnombredehombre,¡esoesunnombredemontaña!-exclamóelpobreinterrogador,quecomenzabaaperderlacabeza.-Esminombre-dijotranquilamenteAthos.-PerovoshabéisdichoqueosllamabaisD'Artagnan.-¿Yo?-Sí,vos.-Veamos, cuando me han dicho: «Vos sois el señor D'Artagnan», yo herespondido:«¿Locreéisasí?»Misguardiashanexclamadoqueestabanseguros.Yonohequeridocontrariarlos.Además,yopodíaequivocarme.-Señor,insultáisalamajestaddelajusticia.-Deningúnmodo-dijotranquilamenteAthos.-VossoiselseñorD'Artagnan.-Comoveis,soisvoselqueaúnmelodecís.-Pero-exclamóasuvezelseñorBonacieux-osdigo,señorcomisario,quenotengo la más minima duda. El señor D'Artagnan es mi huésped, y enconsecuencia,aunquenomepaguemisalquileres,yprecisamenteporeso,deboconocerlo.ElseñorD'Artagnanesunjovendediecinueveaveinteañosapenas,yesteseñortienetreintaporlomenos.ElseñorD'ArtagnanestáenlosguardiasdelseñorDesEssarts,yesteseñorestáenlacompañíadelosmosqueterosdelseñordeTréville:miradeluniforme,señorcomisario,miradeluniforme.

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-Escierto-murmuróelcomisario;esmalditamentecierto.Enaquelmomentolapuertaseabriódegolpe,yunmensajero,introducidoporunodeloscarcelerosdelaBastilla,entregóunacartaalcomisario.-¡Oh,ladesgraciada!-exclamóelcomisario.-¿Cómo?¿Quédecís?¿Dequiénhabláis?¡Esperoquenoseademimujer!-Alcontrario,esdeella.Bonitoasuntoelvuestro.-¡Vaya! - exclamó elmercero exasperado-. Haced el favor de decirme, señor,cómohapodidoempeorarporloquemimujerhayahechomientrasyoestoyenprisión.-Porqueloquehahechoeslaconsecuenciadeunplantramadoentrevosotros,unplaninfernal.-Osjuro,señorcomisario,queestáisenelmásprofundoerror;queyonosénadadenadadeloquedebíahacermimujer,quesoycompletamenteextrañoaloqueellahahechoy,quesiellahahechotonterías,reniegodeella,ladesmiento,lamaldigo.-¡Bueno! - dijo Athos al comisario-. Si ya no tenéis necesidad de mí aquí,enviadmeaalgunaparte;vuestroseñorBonacieuxesirritante.-Volvedallevaralosprisionerosasuscalabozos-dijoelcomisarioseñalandocon el mismo gesto a Athos y a Bonacieux-, que sean guardados con mayorseveridadquenunca.-Sinembargo-dijoAthosconsucalmahabitual-,sivosestáisbuscandoalseñorD'Artagnan,noveodemasiadobienenquépuedoyoreemplazarlo.-¡Hacedloquehedicho!-exclamóelcomisario-.Yenelsecretomásabsoluto.¡Yahabéisoído!Athos siguió a sus guardias encogiéndose de hombros, y el señor Bonacieuxlanzandolamentacionescapacesdeablandarelcorazóndeuntigre.Llevaron al mercero al mismo calabozo en que había pasado la noche, y lodejaron solo toda la jornada.Durante toda la jornadael señorBonacieux llorócomounverdaderomercero,dadoquenoeraunhombredeespada,talcomoélmismonoshadicho.Porlanoche,hacialasocho,enelmomentoenqueibaadecidirseameterseenlacama,oyópasosensucorredor.Aquellospasosseacercaronasucalabozo,supuertaseabrióyaparecieronlosguardias.-Seguidme-dijounexentoqueveníatraslosguardias.-¡Queossiga!-exclamóBonacieux-.¿Queossigaaestahora?¿Yadónde,Diosmío?-Adondetenemosordendellevaros.-Peroesonoesunarespuesta.-Sinembargo,eslaúnicaquepodemosdaros.

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-¡Ay,Diosmío,Diosmío!-murmuróelpobremercero-.Estavezsíqueestoyperdido.Ysiguiómaquinalmenteysinresistenciaalosguardiasqueveníanabuscarlo.Tomóelmismocorredorqueyahabíatomado,atravesóunprimerpatio, luegoun segundo cuerpo de edificios; finalmente, a la puerta del patio de entrada,encontró un coche rodeado de cuatro guardias a caballo. Lo hicieron subir enaquelcoche,elexentosecolocó trasél,cerraron laportezuelacon llave,y losdosseencontraronenunaprisiónrodante.Elcochesepusoenmovimiento,lentocomouncarromatofúnebre.Atravésdela reja cerrada con candado, el prisionero veía las casas y el camino, eso eratodo;pero, comoauténticoparisienseque era,Bonacieux reconocía cada calleporlosguardacantones,porlasmuestras,porlosreverberos.Enelmomentodellegar a Saint Paul, lugar donde se ejecutaba a los condenados de la Bastilla,estuvo a punto de desvanecerse y se persignó dos veces. Había creído que elcochedebíadetenerseallí.Sinembargo,elcochesiguió.Más lejos, ungran terror lo invadióotra vez.Fue al bordear el cementerio deSaint Jean, donde se enterraba a los criminales de Estado. Sólo una cosa lotranquilizóalgo,yesqueantesdeenterrarlosselescortabaporreglagenerallacabeza,ysucabezaestabaaúnsobresushombros.Perocuandovioqueelcochetomaba la ruta de laGrève, cuando vio los techos picudos delAyuntamiento,cuandoelcocheseadentróbajolaarcada,creyóquetodohabíaterminadoparaél,quisoconfesarseconelexento,y,trassunegativa,lanzógritostanlastimerosque el exento le anunció que, si seguía ensordeciéndole así, le pondría unamordaza.AquellaamenazatranquilizóalgoaBonacieux:sihubierantenidoqueejecutarloenGrève,nomerecíalapenaamordazarlo,porqueestabanapuntodellegarallugardelaejecución.Enefecto,elcochecruzólaplazafatalsindetenerse.Yasólo quedaba que temer la Croix du Trahoir: precisamente el coche tomó elcaminodeella.Esta vez no había duda, era la Croix du-Trahoir, donde se ejecutaba a loscriminales subalternos. Bonacieux se había jactado creyéndose digno de SaintPaulodelaplazadeGrève:¡eraenlaCroixduTrahoirdondeibanaterminarsuviajeysudestino!Nopodíavertodavíaaquellamalditacruz,perolasentíaenciertomodovenirasuencuentro.Cuandonoestuvomásqueaunaveintenadepasos,oyóunrumoryelcochesedetuvo.Eramásdeloquepodíasoportarelpobre Bonacieux, ya derrumbado por las sucesivas emociones que habíaexperimentado;lanzóundébilgemido,quehubierapodidotomarseporelúltimosuspirodeunmoribundo,ysedesvaneció.

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14CapítuloElhombredeMeung

Aquella reunión era producida no por la espera de un hombre al que debíancolgar,sinoporlacontemplacióndeunahorcado.Elcoche,detenidouninstante,prosiguió,pues,sumarcha,atravesólamultitud,continuó su camino, enfiló la calle Saint Honoré, volvió la calle des BonsEnfantsysedetuvoanteunapuertabaja.Lapuertaseabrió,dosguardiasrecibieronensusbrazosaBonacieux,sostenidoporelexento; lometieronporunaavenida, lohicieronsubirunaescaleray lodepositaronenunaantecámara.Todosestosmovimientoseranrealizadosporéldeunaformamaquinal.Habíaandadocomoseandaensueños;habíaentrevistolosobjetosatravésdeunaniebla;susoídoshabíanpercibidolossonidossincomprenderlos;hubieranpodido ejecutarlo en aquel momento sin que él hubiera hecho un gesto paraemprendersudefensa,sinquehubieralanzadoungritoparaimplorarpiedad.Permaneció,pues,sentadodeestemodoenlabanqueta,conlaespaldaapoyadaen laparedy losbrazoscolgantes,en lamismaposturaenque losguardias lohabíandepositado.Sinembargo,comoalmirarentornosuyonovieseningúnobjetoamenazador,como nada indicase que corría un peligro real, como la banqueta estabaconvenientementeblanda,comolaparedestabarecubiertadehermosocuerodeCórdoba, como grandes cortinas de damasco rojo flotaban ante la ventana,retenidas por alzapaños de oro, comprendió poco a poco que su terror eraexagerado, y comenzó a mover la cabeza de derecha a izquierda y de arribaabajo.Conestemovimiento,alquenadieseopuso,recuperóalgodevalorysearriesgóa encogerunapierna, luego laotra; por fin, ayudándosede susdosmanos, selevantódelabanquetayseencontrósobresuspies.En aquelmomento, un oficial de buen aspecto abrió una portezuela, continuócambiando aún algunas palabras con una persona que se encontraba en lahabitaciónvecinay,volviéndosehaciaelprisionero,dijo:-¿SoisvosquiensellamaBonacieux?

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-Sí,señoroficial-balbuceóelmercero,másmuertoquevivo-,paraserviros.-Entrad-dijoeloficial.Y se echó a un lado para que el mercero pudiera pasar. Aquel obedeció sinréplicayentróenlahabitaciónenlaqueparecíaseresperado.Eraungrangabinete, deparedes adornadas conarmasofensivasydefensivas,cerradoysofocante,yenelqueyahabíafuegoaunque todavíaapenasfueraafinalesdelmesdeseptiembre.Unamesacuadrada,cubiertadelibrosypapelessobre los que había, desenrollado, un piano inmenso de la ciudad de LaRochelle,estabaenmediodelapieza.Depieantelachimeneaestabaunhombredemedianatalla,deaspectoaltivoyorgulloso, deojospenetrantes, de frente amplia, de rostro entecoque alargabamás incluso una perilla coronada por un par de mostachos. Aunque aquelhombretuvieradetreintayseisatreintaysieteañosapenas,pelo,mostachoyperilla ibanagrisándose.Aquelhombre,menoslaespada, tenía todoelaspectode un hombre de guerra, y sus botas de búfalo, aún ligeramente cubiertas depolvo,indicabanquehabíamontadoacaballoduranteeldía.AquelhombreeraArmandJeanDuplessis, cardenaldeRichelieu,no talcomonoslorepresentarancascadocomounviejo,sufriendocomounmártir,elcuerpoquebrado, la voz apagada, enterrado en un gran sillón como en una tumbaanticipada que no viviera más que por la fuerza de un genio ni sostuviera laluchaconEuropamásquecon laeternaaplicacióndesupensamientosino talcual era realmente en esa época, es decir, diestro y galante caballero débil decuerpo ya, pero sostenido por esa potencia moral que hizo de él uno de loshombresmásextraordinariosquehayanexistido;preparándose,enfin,trashabersostenidoalduquedeNeversensuducadodeMantua,trashabertomadoNîmes,CastresyUzes,aexpulsaralosinglesesdelaisladeRéyasitiarLaRochelle.Aprimeravista,nadadenotaba,pues,alcardenalyera imposibleaquienesnoconocíansurostroadivinarantequiénseencontraban.Elpobremerceropermaneciódepiealapuerta,mientraslosojosdelpersonajequeacabamosdedescribirsefijabanenélyparecíanpenetrarhastaelfondodelpasado.-¿EstáahíeseBonacieux?-preguntotrasunmomentodesilencio.-Sí,monseñor-contestóeloficial.-Estabien,dadmeesospapelesydejadnos.El oficial cogió de la mesa los papeles señalados, los entregó a quien se lospedía,seinclinóhastaelsueloysalió.Bonacieux reconoció en aquellospapeles sus interrogatoriosde laBastilla.Devez en cuando, el hombre de la chimenea alzaba los ojos por encima de laescritura y los hundía comodos puñales hasta el fondo del corazón del pobre

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mercero.Alcabodediezminutosdelecturaydediezsegundosdeexamen,elcardenalsehabíadecidido.-Esa cabezanoha conspiradonunca -murmuró ; perono importa, veamosdetodasformas.-Estáisacusadodealtatraición-dijolentamenteelcardenal.-Es lo que yamehan informado,monseñor - exclamóBonacieux, dando a suinterrogadoreltítuloquehabíaoídoaloficialdarle;peroyoosjuroquenosabíanadadeello.Elcardenalreprimióunasonrisa.-Habéisconspiradoconvuestramujer,conlaseñoradeChevreuseyconmilordelduquedeBuckingham.-Enrealidad,monseñor - respondióelmercero-,heoídopronunciar todosesosnombres.-¿Yenquéocasión?-ElladecíaqueelcardenaldeRichelieuhabíaatraídoalduquedeBuckinghamaParísparaperderloyparaperderalareinaconél.-¿Elladecíaeso?-exclamóelcardenalconviolencia.-Sí, monseñor; pero yo le he dicho que se equivocaba por mantener talesopiniones,yqueSuEminenciaeraincapaz…-Callaos,soisunimbécil-prosiguióelcardenal.-Esprecisamenteesoloquemimujermerespondió,monseñor.-¿Sabéisquiénharaptadoavuestramujer?-No,monseñor.-Sinembargo,¿tenéissospechas?-Sí,monseñor,peroesassospechashanparecidocontrariaralseñorcomisarioyyanolastengo.-Vuestramujersehaescapado,¿losabíais?-No,monseñor,lohesabidodespuésdehaberentradoenprisión,ysiempreporlamediacióndelseñorcomisario,unhombremuyamable.Elcardenalreprimióunasegundasonrisa.-Entonces,¿ignoráisloquehasidodevuestramujerdespuésdesufuga?-Completamente,monseñor;habrádebidovolveralLouvre.-Alaunadelamañananohabíavueltoaún.-¡AhDiosmío!Peroentonces¿quéhabrásidodeella?-Yalosabremos,estadtranquilo;nadaseocultaalcardenal;elcardenallosabetodo.-En tal caso,monseñor, ¿creéis que el cardenal consentirá en decirme qué haocurridoconmimujer?

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-Quizá;peroesprecisoprimeroqueconfeséis todo loquesepáis relativoa lasrelacionesdevuestramujerconlaseñoradeChevreuse.-Pero,monseñor,yonosénada;nolahevistonunca.-Cuando íbais a buscar a vuestramujer alLouvre, ¿volvía ella directamente acasa?-Casinunca:teníaqueveravendedoresdetela,acuyascasasyolallevaba.-¿Ycuántosvendedoresdetelashabía?-Dos,monseñor.-¿Dóndeviven?-UnoenlacalledeVaugirard;elotroenlacalledeLaHarpe.-¿Entrasteisensuscasasconella?-Nunca,monseñor;laesperabaalapuerta.-¿Yquépretextoosdabaparaentrarasícompletamentesola?-Nomelodaba;medecíaqueesperase,yyoesperaba.-Soisunmaridocomplaciente,miqueridoseñorBonacieux-dijoelcardenal.«¡Élmellamasuqueridoseñor!-dijoparasímismoelmercero-.¡Diablos,lascosasvanbien!»-¿Reconoceríaisesaspuertas?-Sí.-Sabéislosnúmeros?,¿Cuálesson?-Número25enlacalledeVaugirard;número75enlacalledeLaHarpe.-Estábien-dijoelcardenal.A estas palabras, cogió una campanilla de plata y llamó; el official volvió aentrar.-IdmeabuscaraRochefort-dijoamediavoz-,yquevengainmediatamentesihavuelto.-El conde está ahí - dijo el official-, pide hablar al instante con VuestraEminencia.-¡ConVuestraEminencia!-murmuróBonacieux,quesabíaquetaleraeltítuloqueordinariamentesedabaalseñorcardenal-.¡ConVuestraEminencia!-¡Quevengaentonces,quevenga!-dijovivamenteRichelieu.El official se lanzó fuera de la habitación con esa rapidez que ponían deordinariotodoslosservidoresdelcardenalenobedecerle.-¡Con Vuestra Eminencia! - murmuraba Bonacieux haciendo girar los ojosextraviados.Nohabíantranscurridocincosegundosdesdeladesaparicióndelofficial,cuandolapuertaseabrióyunnuevopersonajeentró.-¡Esél!-exclamóBonacieux.-¿Quiénesél?-preguntóelcardenal.

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-Elqueharaptadoamimujer.Elcardenalllamóporsegundavez.Elofficialreapareció.-Devolvedestehombreamanosdesusdosguardias,yqueespereaqueyo lollameantemí.-¡No,monseñor!¡No,noesél!-exclamóBonacieux-.No,meheequivocado,esotroqueseleparecealgo.Elseñoresunhombrehonrado.-Llevaosaesteimbécil-dijoelcardenal.El official cogió a Bonacieux por debajo del brazo y volvió a llevarlo a laantecámaradondeencontróasusdosguardias.El nuevo personaje al que se acababa de introducir siguió con ojos deimpaciencia a Bonacieux hasta que éste hubo salido, y cuando 1a puerta fuecerradatrasél,dijoaproximándoserápidamentealcardenal.-Hansidovistos.-¿Quiénes?-preguntóSuEminencia.-Ellayél.-¿Lareinayelduque?-exclamóRichelieu.-Sí.-¿Ydónde?-EnelLouvre.-¿Estáisseguro?-Completamente.-¿Quiénoslohadicho?-La señora de Lannoy, que es completamente de Vuestra Eminencia, comosabéis.-¿Porquénolohadichoantes?-Seaporcasualidadopordesconfianza,lareinahahechoacostarsealaseñoradeFargisensuhabitación,ylahatenidoallítodalajornada.-Estábien,hemosperdido.Tratemosdetomarnuestrarevancha.-Osayudarécontodamialma,monseñor,estadtranquilo.-¿Cuándohasido?-Alasdoceymediadelanoche,lareinaestabaconsusmujeres…-¿Dónde?-Ensucuartodecostura…-Bien.-Cuandohanvenidoaentregarleunpañuelodepartedesucosturera…-¿Después?-Al punto la reinahamanifestadounagran emoción, y pese al rouge conqueteníaelrostrocubierto,hapalidecido.-¡Ydespués!¡Después!

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-Sin embargo, se ha levantado, y con voz alterada, ha dicho: «Señoras,esperadmediezminutos, luegovengo.»Yha abierto la puerta de su alcoba, yluegohasalido.-¿PorquélaseñoradeLannoynohavenidoaprevenirosalinstante?-Nadaerasegurotodavía;además,lareinahabíadicho:«Señoras,esperadme»;ynoseatrevíaadesobedeceralareina.-¿Ycuántotiempohaestadolareinafueradesucuarto?-Trescuartosdehora.-¿Laacompañabaalgunadesusmujeres?-DoñaEstefaníasolamente.-¿Yluegohavuelto?-Sí,peroparacogerunpequeñocofredepaloderosaconsusinicialesysalirenseguida.-Ycuandohavueltomástarde,¿traíaelcofre?-No.-¿LaseñoradeLannoysabíaquéhabíaenesecofre?-Sí,losherretesdediamantesqueSuMajestadhadadoalareina.-¿Yhavueltosinesecofre?-Sí.-¿LaopinióndelaseñoradeLannoyesqueseloshaentregadoaBuckingham?-Estásegura.-¿Ycómo?-Durante el día, la señora deLannoy, en su calidad de azafata de atavío de lareina, ha buscado ese cofre, se ha mostrado inquieta al no encontrarlo y haterminadoporpedirnoticiasalareina.-¿Yentonces,lareina?…-Lareinasehapuestomuyrojayharespondidoqueporhaber roto lavísperaunodesusherreteslohabíaenviadoarepararasuorfebre.-Hayquepasarporélyasegurarsesilacosaesciertaono.-Yahepasado.-Ybien,¿elorfebre?-Elorfebrenohaoídohablardenada.-¡Bien!¡Bien!Rochefort,notodoestáperdido,yquizá…,quizátodoseaparamejor.-ElhechoesquenodudodequeelgeniodeVuestraEminencia…-Repararálastonteríasdemiguardia,¿noeseso?-Es precisamente lo que iba a decir si Vuestra Eminencia me hubiera dejadoacabarmifrase.-Ahora, ¿sabéis dónde se ocultaban la duquesa de Chevreuse y el duque de

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Buckingham?-No,monseñor,misgentesnohanpodidodecirmenadapositivoalrespecto.-Yosílosé.-¿Vos,monseñor?-Sí,oalmenoslocreo.EstabanelunoenlacalledeVaugirard,número25,ylaotraenlacalledeLaHarpe,número75.-¿QuiereVuestraEminenciaqueloshagaarrestaralosdos?-Serádemasiadotarde,habránpartido.-Noimporta,podemosasegurarnos.-Tomaddiezhombresdemisguardiasyregistradlasdoscasas.-Voymonseñor.YRochefortseabalanzófueradelahabitación.Elcardenal,yasolo,reflexionóuninstanteyllamóporteceravez.Aparecióelmismooficial.-Hacedentraralprisionero-dijoelcardenal.MaeseBonacieuxfueintroducidodenuevoy,aunaseñadelcardenal,eloficialseretiró.-Mehabéisengañado-dijoseveramenteelcardenal.-¡Yo!-exclamóBonacieux-.¡YoengañaraVuestraEminencia!-Vuestramujer,al ira lacalledeVaugirardya lacalledeLaHarpe,no ibaacasadevendedoresdetelas.-¿Yadóndeiba,santocielo?-IbaacasadeladuquesadeChevreuseyacasadelduquedeBuckingham.-Sí - dijoBonacieux echandomanode todos sus recursos-, sí, eso es,VuestraEminencia tiene razón. Muchas veces le he dicho a mi mujer que erasorprendentequevendedoresdetelasvivanencasassemejantes,encasasquenotenían siquiera muestras, y las dos veces mi mujer se ha echado a reír. ¡Ah,monseñor!-continuóBonacieuxarrojándosea lospiesde laEminencia-. ¡Ah!¡Concuántomotivosoiselcardenal,elgrancardenal,elhombredegenioalquetodoelmundoreverencia!Elcardenal,pormediocrequefueraeltriunfoalcanzadosobreunsertanvulgarcomo era Bonacieux, no dejó de gozarlo durante un instante; luego, casi alpunto, como si un nuevo pensamiento se presentara a su espíritu, una sonrisafrunciósuslabiosy,tendiendolamanoalmercero,ledijo:-Alzaos,amigomío,soisunbuenhombre.-¡Elcardenalmehatocadolamano!¡Yohetocadolamanodelgranhombre!-exclamóBonacieux-.¡Elgranhombremehallamadosuamigo!-Sí,amigomío,sí-dijoelcardenalconaqueltonopaternalquesabíaadoptaraveces,peroquesóloengañabaaquiennoleconocía;ycomosehasospechado

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devosinjustamente,hayquedarosunaindemnización.¡Tomad!Cogedesabolsadecienpistolas,yperdonadme.-¡Queyo os perdone,monseñor! - dijoBonacieuxdudando en tomar la bolsa,temiendosindudaqueaqueldonnofueramásqueunachanza-.Perovossoislibredehacermearrestar,soisbienlibredehacermetorturar,soisbienlibredehacermeprender;soiselamo,yyonotendríalamásminimapalabraquedecir.¿Perdonaros,monseñor?¡Vamos,nopenséismásenello!-¡Ah,miqueridoBonacieux!Soisgenerosoyaloveo,yosloagradezco.Tomad,pues,esabolsa.¿Osvaissinestardemasiadodescontento?-Mevoyencantado,monseñor.-Adiós,entonces,omejor,hastalavista,porqueesperoquenosvolvamosaver.-Siemprequemonseñorquiera,estoyalasórdenesdeSuEminencia.-Seráamenudo,estadtranquilo,porquehehalladoungustoextremoconvuestraconversación.-¡Oh,monseñor!-Hastalavista,señorBonacieux,hastalavista.Y el cardenal le hizo una señal con la mano, a la que Bonacieux respondióinclinándose hasta el suelo; luego salió a reculones, y cuando estuvo en laantecámara el cardenal le oyó que en su entusiasmo, se desgañitaba a gritopelado: «¡Viva monseñor! ¡Viva Su Eminencia! ¡Viva el gran cardenal!» Elcardenal escuchó sonriendo aquella brillante manifestación de sentimientosentusiastas de maese Bonacieux; luego, cuando los gritos de Bonacieux sehubieronperdidoenlalejanía:-Bien-dijo-.Deahoraenadelanteseráunhombrequesehagamatarpormí.YelcardenalsepusoaexaminarconlamayoratenciónelmapadeLaRochelleque, comohemosdicho, estaba extendido sobre su escritorio, trazando conunlápiz la líneapordondedebíapasarel famosodiquequedieciochomesesmástardecerrabaelpuertodelaciudadsitiada.Cuandosehallabaenlomásprofundodesusmeditacionesestratégicas,lapuertavolvióaabrirseyRochefortentró.-¿Ybien?-dijovivamenteelcardenal,levantándoseconlaprestezaqueprobabael grado de importancia que concedía a la comisión que había encargado alconde.-¡Ybien!-dijoéste-.Unamujerdeveintiséisaveintiochoañosyunhombredetreintaycincoacuarentaañossehanalojado,efectivamente,elunocuatrodíasylaotracinco,enlascasasindicadasporVuestraEminencia;perolamujerhapartidoestanochepasadayelhombreestamañana.-¡Eranellos!-exclamóelcardenal,quemirabaelpéndulo-.Yahora-continuó-,esdemasiadotardeparacorrertrasellos:laduquesaestáenToursyelduqueen

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Boulogne.EsenLondresdondehayquealcanzarlos.-¿CuálessonlasórdenesdeVuestraEminencia?-Niunapalabradeloquehapasado;quelareinapermanezcatotalmentesegura;que ignore que sabemos su secreto, que crea que estamos a la busca de unaconspiracióncualquiera.EnviadmealguardasellosSéguier.-¿Yesehombre,¿quéhahechodeélVuestraEminencia?-¿Quéhombre?-preguntóelcardenal.-EltalBonacieux.-Hehecho todo loque sepodíahacerconél.Loheconvertidoenespíade sumujer.El conde de Rochefort se inclinó como hombre que reconocía la gransuperioridaddelmaestro,yseretiró.Unavezquesequedósolo,elcardenalsesentódenuevo,escribióunacartaquesellóconsuselloparticular,luegollamó.Eloficialentróporcuartavez.-HacedmeveniraVitray-dijo-ydecidlequeseapresteparaunviaje.Uninstantedespués,elhombrequehabíapedidoestabadepieanteél,calzadoconbotasyespuelas.-Vitray-dijo-,vaisapartir inmediatamenteparaLondres.Noosdetendréisuninstante en el camino. Entregaréis esta carta amilady.Aquí tenéis un vale dedoscientaspistolas,pasadporcasademitesoreroyhaceospagar.Hayotrotantoarecogersiestáisaquíderegresodentrodeseisdíasysihabéishechobienmicomisión.Elmensajero,sinresponderunasolapalabraseinclinó,cogiólacarta,elvalededoscientaspistolasysalió.Heaquíloqueconteníalacarta:«Milady,

AsistidalprimerbaileaqueasistaelduquedeBuckingham.Tendráensujubóndoceherretesdediamantes,acercaosaélyquitadledos.Tanprontocomoesosherretesesténenvuestropoder,avisadme.»

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15CapítuloGentesdetogaygentesdeespada

Al día siguiente de aquel en que estos acontecimientos tuvieron lugar, nohabiendo reaparecido Athos todavía, el señor de Tréville fue avisado porD'ArtagnanyporPorthosdesudesaparición.En cuanto a Aramis, había solicitado un permiso de cinco días y estaba enRouen,segúndecían,porasuntosdefamilia.ElseñordeTrévilleeraelpadredesussoldados.Elmenorymásdesconocidodeellos,desdeelmomentoenquellevabaeluniformedelacompañía,estabatanseguro de su ayuda y de su apoyo como habría podido estarlo de su propiohermano.Sepresentó,pues,almomentoanteel tenientede locriminal.Sehizoveniraloficial que mandaba el puesto de la Croix Rouge, y los informes sucesivosmostraronqueAthossehallabaalojadomomentáneamenteenFortl'Évêque.AthoshabíapasadoportodaslaspruebasquehemosvistosufriraBonacieux.Hemos asistido a la escena de careo entre los dos cautivos. Athos, que nadahabía dicho hasta entonces pormiedo a queD'Artagnan, inquieto a su vez nohubieratenidoeltiempoquenecesitaba,AthosdeclaróapartirdeesemomentoquesellamabaAthosynoD'Artagan.Añadió que no conocía ni al señor ni a la señoraBonacieux, que jamás habíahablado con el uno ni con la otra; que hacia las diez de la noche había ido ahacerunavisita al señorD'Artagnan, su amigo,peroquehasta esahorahabíaestadoencasadelseñordeTrévilledondehabíacenado:veintetestigos-añadió- podían atestiguar el hecho y nombró a varios gentileshombres distinguidos,entreotrosalseñorduquedeLaTrémouille.El segundo comisario quedó tan aturdido como el primero por la declaraciónsimpleyfirmedeaquelmosquetero,sobreelcualdebuenaganahabríanqueridotomarlarevanchaquelasgentesdetogatantogustandeobtenersobrelasgentesde espada; pero el nombre del señor de Tréville y el del señor duque de LaTrémouillemerecíanreflexión.También Athos fue enviado al cardenal, pero desgraciadamente el cardenalestabaenelLouvreconelrey.

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Era precisamente elmomento en que el señor deTréville, al salir de casa deltenientedelocriminalydeladelgobernadordelFortl'Evêque,sinhaberpodidoencontraraAthos,llegóalpalaciodeSuMajestad.Comocapitándelosmosqueteros,elseñordeTrévilleteníaatodahoraaccesoalrey.Ya se sabe cuáles eran las prevenciones del rey contra la reina, prevencioneshábilmentemantenidasporelcardenalque,encuestióndeintrigas,desconfiabainfinitamentemásdelasmujeresquedeloshombres.UnadelasgrandescausasdeesaprevenciónerasobretodolaamistaddeAnadeAustriaconlaseñoradeChevreuse.EstasdosmujeresleinquietabanmásquelasguerrasconEspaña,lascomplicaciones con Inglaterray lapenuriade las finanzas.A susojosy en supensamiento, la señora de Chevreuse servía a la reina no sólo en sus intrigaspolíticas,sino,cosaqueleatormentabamásaún,ensusintrigasamorosas.A la primera frase que le había dicho el señor cardenal, que la señora deChevreuse,exiliadaenToursya laquesecreíaenesaciudad,habíavenidoaParis y que durante los cinco días que había permanecido en ella habíadespistado a la policía, el rey se había encolerizado con furia. Caprichoso ainfiel, el rey quería ser llamado Luis el Justo y Luis el Casto. La posteridadcomprenderádifícilmenteestecarácterquelahistoriasóloexplicaporhechosynuncaporrazonamientos.PerocuandoelcardenalañadióquenosolamentelaseñoradeChevreusehabíavenidoaParís,sinoqueademáslareinasehabíarelacionadoconellaconayudade una de esas correspondencias misteriosas que en aquella época sedenominaba una cábala, cuando afirmó que él, el cardenal, estaba a punto dedesenredar loshilosmásoscurosdeaquella intriga,cuando,enelmomentodearrestar con las manos en la masa, en flagrante delito, provisto de todas laspruebas,alemisariode lareina juntoa laexiliada,unmosqueterohabíaosadointerrumpirviolentamenteelcursodelajusticiacayendo,espadaenmano,sobrehonradasgentesdeleyencargadasdeexaminarconimparcialidadtodoelasuntoparaponerloante losojosdel rey,LuisXIIInosecontuvomásydiounpasohacialashabitacionesdelareinaconesapálidaymudaindignaciónque,cuandoestallaba,llevabaaesepríncipehastalamásfríacrueldad.Y,sinembargo,entodoaquelloelcardenalnohabíadichoaúnunapalabradelduquedeBuckingham.FueentoncescuandoelseñordeTrévilleentró,frío,cortésyconunavestimentairreprochable.Advertido de lo que acababa de pasar por la presencia del cardenal y por laalteracióndel rostrodel rey, el señordeTréville se sintió fuerte comoSansónantelosFilisteos.

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LuisXIIIponíayalamanosobreelpomodelapuerta;alruidoquehizoelseñordeTrévillealentrar,sevolvió.-Llegáisenelmomentojusto,señor-dijoelreyque,cuandosuspasioneshabíansubidoaciertopunto,nosabíadisimular-,ymeenterodecosasmuybonitasacuentadevuestrosmosqueteros.-Yyo - respondió fríamenteel señordeTréville - tengomuybonitascosasdequeinformarlesobresusgentesdetoga.-¿Deverdad?-dijoelreyconaltivez.-TengoelhonordeinformaraVuestraMajestad-continuóelseñordeTrévilleen el mismo tono - de que una partida de procuradores, de comisarios y degentes de policía, gentes todasmuy estimables peromuy encarnizadas, segúnparece,contraeluniforme,sehapermitidoarrestarenunacasa,llevarenplenacalley arrojar en elFort-l'Evêque,y todoconunaordenque sehannegadoapresentar, a uno demismosqueteros, omejor dicho, de los vuestros, sire, deconducta irreprochable, de reputación casi ilustre y a quien VuestraMajestadconocefavorablemente:elseñorAthos.-Athos-dijoelreymaquinalmente-.Sí,porcierto,conozcoesenombre.-QueVuestraMajestadlorecuerde-dijoelseñordeTréville-.ElseñorAthosesesemosqueteroqueenelimportunodueloquesabéistuvoladesgraciadeherirgravemente al señor de Cahusac. A propósito, monseñor - continuó Tréville,dirigiéndosealcardenal-,elseñordeCahusacestácompletamenterestablecido,¿noesasí?-¡Gracias!-dijoelcardenalmordiéndoseloslabiosdecólera.-El señor Athos había ido a hacer una visita a uno de sus amigos entoncesausente - prosiguió el señor de Tréville-. A un joven bearnés, cadete en losguardiasdeSuMajestadenlacompañíadeDesEssarts;peroapenasacababadeinstalarse en casade su amigoyde cogerun libropara esperarlo, cuandounanubedecorchetesydesoldados,todosjuntos,sitiaronlacasa,hundieronvariaspuertas…Elcardenalhizounaseñaalreyquesignificaba:«Esporelasuntodequeoshehablado.»-Yasabemos todoeso - replicóel rey -porque todoesosehahechoanuestroservicio.-Entonces - dijoTréville-, es también por servicio deVuestraMajestad por loquesecogeaunodemismosqueterosinocentes,porloqueseleponeentredosguardiascomoaunmalhechor,ypor loquepaseaenmediodeunapoblacióninsolenteaesehombregalantesquehavertidodiezvecessusangrealserviciodeVuestraMajestadyqueestádispuestoaverterlatodavía.-¡Bah!-dijoelrey,vacilando-.¿Hanpasadoasílascosas?

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-El señor de Tréville no dice - dijo el cardenal con la mayor flema- que esemosquetero inocente, ese hombre galante una hora antes, acababa de herir aestocadas a cuatro comisarios instructores delegados por mí para instruir unasuntodelamásaltaimportancia.-DesafíoaVuestraEminenciaaprobarlo-exclamóelseñordeTrévilleconsufranquezacompletamentegasconaysurudezamilitar-.Porqueunahoraantes,elseñor Athos, quien debo confiar a VuestraMajestad que es un hombre de lamayorcalidad,mehacíaelhonor,despuésdehabercenadoconmigo,decharlarenelsalóndemipalacioconelseñorduquedeLaTrémouilleyelseñorcondedeChalus,queseencontrabanallí.Elreymiróalcardenal.-Un atestado da fe de ello - dijo el cardenal, respondiendo en voz alta a lainterrogaciónmudadeSuMajestad-y lasgentesmaltratadashanredactadoelsiguiente,quetengoelhonordepresentaraVuestraMajestad.-¿Atestadodegentesdetogavaletantocomolapalabradehonordeunhombredeespada?-respondióorgullosamenteTréville.-Vamos,vamos,Tréville,callaos-dijoelrey.-Si suEminencia tiene alguna sospecha contra uno demismosqueteros - dijoTréville-, la justiciadel señorcardenalesbastanteconocidacomoparaqueyomismopidaunainvestigación.-En la casa en que se ha hecho esa inspección judicial - continuó el cardenal,impasible-sealoja,segúncreo,unbearnésamigodelmosquetero.-¿VuestraEminenciaserefierealseñorD'Artagnan?-Merefieroaunjovenalquevosprotegéis,señordeTréville.-Sí,Eminencia,esesemismo.-Nosospecháisqueesejovenhayadadomalosconsejos…-¿A Athos, a un hombre que le dobla en edad? - interrumpió el señor deTréville-. No, monseñor. Además, el señor D'Artagnan ha pasado la nocheconmigo.-¡Vaya!-dijoelcardenal-.Todoelmundohapasadolanocheconusted.-¿DudaríaSuEminenciademipalabra?-dijoTréville,conelrubordelacóleraenlafrente.-¡No,Diosmeguardedeello!-dijoelcardenal-.Sóloque…¿aquéhoraestabaélconvos?-¡PuedodecirloasabiendasaVuestraEminenciaporquecuandoélentrabamefijéqueeranlasnueveymediaenelpéndulo,aunqueyohubieracreídoqueeramástarde!-¿Yaquéhorahasalidodevuestropalacio?-Alasdiezymedia,unahoradespuésdelsuceso.

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-En fin - respondió el cardenal, que no sospechaba ni por unmomento de lalealtaddeTréville,yquesentíaquelavictoriaseleescapaba-,enfin,AthoshasidodetenidoenesacasadelacalledesFossoyeurs.-¿Leestáprohibidoaunamigovisitaraotroamigo?¿AunmosqueterodemicompañíaconfraternizarconunguardiadelacompañíadelseñorDesEssarts?-Sí,cuandolacasaenlaqueconfraternizaconeseamigoessospechosa.-Esqueesacasaessospechosa,Tréville-dijoelrey-.Quizánolosabíais.-En efecto, sire, lo ignoraba. En cualquier caso, puede ser sospechosa encualquierparte;peroniegoqueloseaenlapartequehabitaelseñorD'Artagnan;porquepuedoafirmaros, sire,quedecreeren loquehadicho,noexisteniunservidor más fiel de Su Majestad, ni un admirador más profundo del señorcardenal.-¿No es ese D'Artagnan el que hirió un día a Jussac en ese desafortunadoencuentro que tuvo lugar junto al convento de los Carmelitas Descalzos? -preguntóelreymirandoalcardenal,queenrojeciódedespecho.-Y al día siguiente a Bernajoux. Sí, sire; sí, ése es, y VuestraMajestad tienebuenamemoria.-Entonces,¿quédecidimos?-dijoelrey.-EsoatañeaVuestraMajestadmásqueamí-dijoelcardenal-.Yoafirmaríalaculpabilidad.-Y yo la niego - dijo Tréville-. Pero Su Majestad tiene jueces y sus juecesdecidirán.-Esoes -dijoel rey-.Remitamos lacausaa los jueces; sumisiónes juzgar,yjuzgarán.-Sóloque-prosiguióTréville-esmuytristeque,enestostiemposdesgraciadosquevivimoslavidamáspura,lavirtudmásirrefutablenoeximanaunhombrede la infamiayde la persecución.Yel ejércitono estarádemasiado contento,puedo responder de ello, de estar expuesto a tratos rigurosos por asuntos depolicía.La frase era imprudente, pero el señor de Tréville la había lanzado conconocimiento de causa. Quería una explosión, por eso de que la mina hacefuego,yelfuegoilumina.-¡Asuntos de policía! - exclamó el rey, repitiendo las palabras del señor deTréville-. ¡Asuntosdepolicía! ¿Yqué sabéisvosdeeso, señor?Mezclaosconvuestrosmosqueterosynomerompáislacabeza.Envuestraopiniónparecequesi por desgracia se detiene a unmosquetero, Francia está en peligro. ¡Cuántoescándalo por un mosquetero! ¡Vive el cielo que haré detener a diez! ¡Cien,incluso;todalacompañía!Ynoquieroqueseoiganiunapalabra.-DesdeelmomentoenquesonsospechososaVuestraMajestad-dijoTréville-,

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losmosqueterossonculpables;poresomeveis,sire,dispuestoadevolverosmiespada;porque,despuésdehaberacusadoamissoldados,nodudoqueelseñorcardenal terminará por acusarme a mí mismo; así, pues, es mejor que meconstituyaprisionero con el señorAthos, que ya está detenido, y con el señord'Artagnan,aquiensearrestarásinduda.-Cabezotagascón-¿terminaréis?-dijoelrey.-Sire - respondió Tréville sin bajar ni por asomo la voz-, ordenad que semedevuelvamimosqueterooqueseajuzgado.-Selejuzgará-dijoelcardenal.-¡Puesbientantomejor!PorqueentalcasopediréaSuMajestadpermisoparaabogarporél.Elreytemióunestallido.-SiSuEminencia-dijo-notienepersonalmentemotivos…Elcardenalvioveniralreyyseleadelantó.-Perdón - dijo-, perodesde elmomento enqueVuestraMajestadve enmíunjuezpredispuesto,meretiro.-Veamos-dijoelrey-.¿Mejuráisvos,pormipadre,queelseñorAthosestabaconvosduranteelsucesoyquenohatomadoparteenél?-Porvuestrogloriosopadreyporvosmismo,quesoisloqueyoamoyveneromásenelmundo,¡lojuro!-¿Queréis reflexionar, sire? - dijo el cardenal-. Si soltamos de este modo alprisionero,nopodremosconocernuncalaverdad.-ElseñorAthosseguiráestandoahí-prosigióelseñordeTréville-,dispuestoaresponder cuando plazca a las gentes de toga interrogarlo.No escapará, señorcardenal,estadtranquilo,yomismorespondodeél.-Claro que no desertará - dijo el rey-. Se le encontrará siempre, como dice elseñordeTréville.Además-añadió,bajandolavozymirandoconairesuplicanteaSuEminencia-,démosleseguridad:esoespolítica.EstapolíticadeLuisXIIIhizosonreíraRichelieu.-Ordenad,sire-dijo-.Tenéiselderechodegracia.-Elderechodegracianoseaplicamásquea losculpables -dijoTréville,quequeríatenerlaúltimapalabra-ymimosqueteroesinocente.Noes,pues,gracialoquevaisaconceder,sire,esjusticia.-¿YestáenFortl'Evêque?-dijoelrey.-Sí,sire,yensecreto,enuncalabozo,comoelúltimodeloscriminales.-¡Diablos!¡Diablos!-murmuróelrey-.¿Quéhayquehacer?-Firmarlaordendepuestaenlibertadytodoestarádicho-añadióelcardenal-.Yo creo, comoVuestraMajestad, que la garantía del señor deTréville esmásquesuficiente.

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Tréville se inclinó respetuosamente con una alegría que no estaba exenta detemor;hubierapreferidounaresistenciaporfiadadelcardenalaaquellarepentinafacilidad.ElreyfirmólaordendeexcarcelaciónyTrévilleselallevósindemora.Enelmomentoenqueibaasalir,elcardenal ledirigióunasonrisaamistosaydijoalrey:-Unabuenaarmoníareinaentrelosjefesylossoldadosdevuestrosmosqueteros,sire;esoesmuybeneficiosoparaelservicioymuyhonorableparatodos.-Mejugaráalgunamalapasadadeunmomentoaotro-decíaTréville-.Nuncasetienelaúltimapalabraconunhombresemejante.Perodémonosprisaporqueelrey puede cambiar de opinión en seguridad, y á fin de cuentas esmás difícilvolverameterenlaBastillaoenFortl'Evêqueaunhombrequehasalidodeahíqueguardarunprisioneroqueyasetiene.El señor de Tréville hizo triunfalmente su entrada en el Fort l'Évêque, dondeliberóalmosquetero,aquiensuapacibleindiferencianohabíaabandonado.Luego,laprimeravezquevolvióaveraD'Artagnan,ledijo:-Escapáisdeunabuena,vuestraestocadaaJussacestápagada.QuedatodavíaladeBernajoux,ynodebéisfiarosdemasiado.Por lo demás, el señor deTréville tenía razón endesconfiar del cardenal y enpensarquenotodoestabaterminado,porqueapenashubocerradoelcapitándelosmosqueteroslapuertatrasélcuandoSuEminenciadijoalrey:-Ahora que no estamos más que nosotros dos, vamos a hablar seriamente, siplace aVuestraMajestad.Sire, el señordeBuckinghamestaba enParís desdehacecincodíasyhastaestamañananohapartido.

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16CapítuloDondeelseñorguardasellosSéguierbuscómásdeunavezlacampanaparatocarlacomolohacíaantaño

Es imposible hacerse una idea de la impresión que estas pocas palabrasprodujeronenLuisXIII.Enrojecióypalideciósucesivamente;yelcardenalvioenseguidaqueacababadeconquistardeunsologolpetodoelterrenoquehabíaperdido.-¡ElseñordeBuckinghamenParis!-exclamó-¿Yquévieneahacer?-Sinduda,aconspirarconvuestrosenemigosloshugonotesylosespañoles.-¡No,pardiez,no!¡AconspirarcontramihonorconlaseñoradeChevreuse,laseñoradeLonguevilleylosCondé!-¡Oh sire, qué idea! La reina es demasiado prudente y, sobre todo, amademasiadoaVuestraMajestad.-Lamujeresdébil,señorcardenal-dijoelrey;yencuantoaamarmemucho,tengohechamiopiniónsobreeseamor.-Noporellodejodemantener-dijoelcardenal-queelduquedeBuckinghamhavenidoaParisporunplancompletamentepolitico.-Yyo estoy seguro de que ha venido por otra cosa, señor cardenal; pero si lareinaesculpable,¡quetiemble!-Por cierto -dijo el cardenal-, pormásqueme repugnedetenermi espíritu enunatraiciónsemejante,VuestraMajestadmedaquepensar:laseñoradeLannoy,aquienporordendeVuestraMajestadheinterrogadovariasveces,mehadichoestamañanaque lanochepasadaSuMajestadhabíaestadoenvelahastamuytarde, que esta mañana había llorado mucho y que durante todo el día habíaestadoescribiendo.-Aélindudablemente-dijoelrey-.Cardenal,necesitolospapelesdelareina.-Pero¿cómocogerlos,sire?MeparecequenoesVuestraMajestadniyoquienespodemosencargarnosdeunamisiónsemejante.-¿Cómosecogieroncuando lamariscalaD'Ancre? - exclamóel reyenelmásaltogradodecólera-.Se registraron sus armariosyporúltimo se la registró aellamisma.

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-La mariscala D'Ancre no era más que la mariscala D'Ancre, una aventureraflorentina,sire,esoestodo,mientrasquelaaugustaesposadeVuestraMajestadesAnadeAustria, reinadeFrancia,esdecir,unadelasmayoresprincesasdelmundo.-Poresoesmásculpable,señorduque.Cuantomáshaolvidadolaaltaposiciónenqueestabasituada,tantomásbajohadescendido.Además,hacetiempoqueestoydecididoaterminarcontodassuspequeñasintrigasdepolíticaydeamor.AsuladotienetambiénauntalLaPorte…-Aquienyocreolaclavedetodoesto,loconfieso-dijoelcardenal.-Entonces,¿vospensáis,comoyo,queellameengaña?-dijoelrey.-Yocreo,ylorepitoaVuestraMajestad,quelareinaconspiracontraelpoderdesurey,peronuncahedichocontrasuhonor.-Yyoosdigoquecontralosdos;yoosdigoquelareinanomeama;yoosdigoqueamaaotro;¡osdigoqueamaaeseinfameduquedeBuckingham!¿PorquénolohabéishechoarrestarmientrasestabaenParís?-¡Arrestaralduque!¡ArrestaralprimerministrodelreyCarlosI!Pensadenello,sire.¡Quéescándalo!YsilassospechasdeVuestraMajestad,delasqueyosigodudando, tuvieranalgunaconsistencia, ¡quéescándalo terrible! ¡Quéescándalodesesperante!-Peropuestoqueseexponíacomounvagabundoyunladronzuelo,había…LuisXIIIsedetuvoporsímismoespantadodeloqueibaadecir,mientrasqueRichelieu,estirandoelcuello,esperabainútilmentelapalabraquehabíaquedadoenloslabiosdelrey.-¿Había?-Nada - dijo el rey-, nada. Pero en todo el tiempoque ha estado enParis, ¿lehabéisperdidodevista?-No,sire.-Dóndesealojaba?-InlacalledeLaHarpe,número75.-¿Dóndeestáeso?-JuntoalLuxemburgo.-¿Yestáissegurodequelareinayélnosehanvisto?-Creoquelareinaestádemasiadovinculadaasusdeberes,sire.-Perosehanescrito;esaélaquienlareinahaescritodurantetodoeldía;señorduque,¡necesitoesascartas!-Pero,sire…-Señorduque,alprecioquesealasquiero.-Haréobservar,sinembargo,aVuestraMajestad…-¿Me traicionáisvos también, señorcardenal,paraoponeros siempreasí amis

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deseos?¿Estáisdeacuerdoconlosespañolesyconlosingleses,conlaseñoradeChevreuseyconlareina?-Sire - respondió suspirando el cardenal-, creía estar al abrigo de semejantesospecha.-Señorcardenal,yamehabéisoído:quieroesascartas.-Nohabríamásqueunmedio.-¿Cuál?-SeríaencargardeestamisiónalseñorguardasellosSéguier.Lacosaentraporenteroenlosdeberesdesucargo.-¡Queenvíenabuscarloahoramismo!-Debeestarenmicasa, sire;hiceque le rogasenpasarseporallí,ycuandohevenidoalLouvrehedejadolaordendehacerleesperarsisepresentaba.-¡Quevayanabuscarloahoramismo!-LasórdenesdeVuestraMajestadseráncumplidas,pero…-¿Peroqué?-Lareinasenegaráquizáaobedecer.-¿Misórdenes?-Sí,siignoraqueesasórdenesvienendelrey.-Puesbienparaquenolodude,voyaprevenirlayomismo.-VuestraMajestad no debe olvidar que he hecho todo cuanto he podido paraprevenirunaruptura.-Sí duque, sé quevos soismuy indulgente con la reina, demasiado indulgentequizá,yosprevengoqueluegotendremosquehablardeesto.-CuandoleplazcaaVuestraMajestad;perosiempreestaréfelizyorgulloso,sire,desacrificarmealabuenaarmoníaquedeseoverreinarentrevosylareinadeFrancia.-Bien, cardenal, bien; pero mientras tanto enviad en busca del señorguardasellos;yoentroenlosaposentosdelareina.Yabriendolapuertadecomunicación,LuisXIIIseadentróporelcorredorqueconducíadesushabitacionesalasdeAnadeAustria.La reina estaba en medio de sus mujeres, la señora de Guitaut, la señora deSablé, la señoradeMontbazony la señoradeGuéménée.Enun rincónestabaaquellacamaristaespañola,doñaEstefanía,quelahabíaseguidodesdeMadrid.La señora de Guéménée leía, y todo el mundo escuchaba con atención a lalectora, a excepciónde la reinaque, por el contrario, habíaprovocadoaquellalecturaafindepoderseguirelhilodesuspropiospensamientosmientrasfingíaescuchar.Estospensamientos,pesealodoradosqueestabanporunúltimoreflejodeamor,no eranmenos tristes. Ana deAustria, privada de la confianza de sumarido,

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perseguidaporelodiodelcardenal,quenopodíaperdonarlehaberrechazadounsentimientomásdulce,conlosojospuestosenelejemplodelareinamadre,aquienaquelodiohabíaatormentadotodasuvida-aunqueMaríadeMédicis,sihay que creer lasMemorias de la época, hubiera comenzado por conceder alcardenalel sentimientoqueAnadeAustria terminósiemprepornegarle-.AnadeAustriahabíavistocaerasualrededorasusservidoresmásabnegados,susconfidentesmás íntimos, sus favoritosmás queridos. Como esos desgraciadosdotadosdeundonfunesto,llevabaladesgraciaacuantotocaba;suamistaderaunsignofatalqueapelabaalapersecución.LaseñoraChevreuseylaseñoradeVernetestabanexiliadas;finalmente,LaPortenoocultabaasuamaqueesperabaserarrestadodeunmomentoaotro.Fue el instante en que estaba sumida en la más profunda y sombría de estasreflexionescuandolapuertadelahabitaciónseabrioyentróelrey.La lectora se calló al momento, todas las damas se levantaron y se hizo unprofundosilencio.Encuantoalrey,nohizoningunademostracióndecortesía;sólo,deteniéndoseantelareina,dijoconvozalterada:-Señora, vais a recibir la visita del señor canciller, que os comunicará ciertosasuntosqueleheencargado.La desgraciada reina, a la que amenazaba constantemente con el divorcio, elexilioeinclusoeljuicio,palidecióbajoelrougeynopudoimpedirsedecir:-Pero¿porquéestavisita,sire?¿QuévaadecirmeelseñorcancillerqueVuestraMajestadnopuedadecirmeporsímisma?El rey giró sobre sus talones sin responder y casi en ese mismo instante elcapitándelosguardias,elseñordeGuitaut,anunciólavisitadelseñorcanciller.Cuandoelcancillerapareció,elreyhabíasalidoyaporotrapuerta.Elcancillerentrómediosonriendo,medioruborizándose.Comoprobablementevolveremosaencontrarloenelcursodeestahistoria,noestaríamalquenuestroslectorestrabendesdeahoraconocimientoconél.Eltalcancillereraunhombreagradable.FueDesRochesdeMasle,canónigodeNotre Dame y que en otro tiempo había sido ayuda de cámara del cardenal,quienlepropusoaSuEminenciacomounhombretotalmenteadicto.Elcardenalsefioylefuebien.Contabandeélalgunashistorias,entreotrasésta:Tras una juventud tormentosa, se había retirado a un convento para expiar almenosdurantealgúntiempolaslocurasdelaadolescencia.Pero,alentrarenaquelsantolugar,elpobrepenitentenopudocerrarlapuertacon la rapidezsuficienteparaque laspasionesdequehuíanoentraranconél.Estaba obsesionado sin tregua, y el superior, a quien había confiado esa

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desgracia, queriendo ayudarlo en lo que pudiese, le había recomendado paraconjurar al demonio tentador recurrir a la cuerda de la campana y echarla alvuelo. Al ruido delator, los monjes sabrían que la tentación asediaba a unhermano,ytodalacomunidadsepondríaarezar.El consejo pareció bueno al futuro canciller. Conjuró al espíritu maligno congranacompañamientodeplegariashechaspor losmonjes;peroeldiablonosedejadesposeerfácilmentedeunaplazaenlaquehasentadosusreales;amedidaqueredoblabanlosexorcismos,redoblabaéllastentaciones;desuertequedíaynoche la campana repicaba anunciando el extremodeseo demortificación queexperimentabaelpenitente.Losmonjes no tenían ni un instante de reposo. Por el día no hacíanmás quesubirybajar lasescalerasqueconducíana lacapilla;por lanoche,ademásdecompletasymaitines,estabanobligadosasaltarveintevecesfueradesuscamasyaprosternarseenlasbaldosasdesusceldas.Se ignora si fue el diablo quien soltó la presa o fueron losmonjes quienes secansaron;pero al cabode tresmeses, el diablo reapareció en elmundocon lareputacióndelmásterribleposesoquejamáshayaexistido.Al salir del convento entró en lamagistratura, se convirtió en presidente conbirreteenelpuestodesutío,abrazóelpartidodelcardenal,cosaquenoprobabapoca sagacidad; se hizo canciller, sirvió a su eminencia con celo en su odiocontra la reinamadrey en suvenganza contraAnadeAustria; estimuló a losjuecesenelasuntodeChalais,alentó losensayosdel señordeLaffemas,granahorcador de Francia; finalmente, investido de toda la confianza del cardenal,confianzaquetanbiensehabíaganado,vinoarecibirlasingularcomisiónparacuyaejecuciónsepresentabaenelaposentodelareina.Lareinaestabaaúndepiecuandoélentró,peroapenaslohubovistosevolvióasentarensusillónahizoseñaasusmujeresdevolverseasentarensuscojinesytaburetes,yconuntonodesupremaaltivezpreguntó:-Quédeseáis,señoryconquéfinospresentáisaquí?-Parahacerennombredelrey,señora,ysalvoelrespetoquetengoelhonordedeberaVuestraMajestad,unaindagacióncompletaenvuestrospapeles.-¡Cómo,señor!Unaindagaciónenmispapeles…¡Ami!¡Quécosamásindigna!-Os ruegoquemeperdonéis, señora,peroenesta circunstanciano soy sinoelinstrumentodequeelreysesirve.¿NoacabadesalirdeaquíSuMajestadynooshainvitadoellamismaaprepararosparaestavisita?-Registrad, pues, señor; soy una criminal según parece: Estefanía, dadle lasllavesdemismesasydemissecreteres.El canciller hizo una visita por pura formalidad a losmuebles, pero sabía desobraquenoeraenunmuebledondelareinahabíadebidoguardarlaimportante

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cartaquehabíaescritoduranteeldía.Cuandoelcancillerhuboabiertoycerradoveintevecesloscajonesdelsecreter,tuvo, pese a los titubeos que experimentaba, tuvo, digo, que llegar a laconclusióndelasunto,esdecir,aregistraralapropiareina.Elcancilleravanzó,pues,haciaAnadeAustria,yconuntonomuyperplejoyairemuyembarazado,dijo:-Yahorasólomequedaporhacerlaindagaciónprincipal.-¿Cuál? - preguntó la reina, queno comprendíaoque,mejordicho, noqueríacomprender.-SuMajestadestáseguradequehasidoescritaporvosunacartaduranteeldía;sabequeaúnnohasidoenviadaasudestinatario.Esacartanoseencuentranienvuestramesanienvuestrosecretery,sinembargo,esacartaestáenalgunaparte.-¿Os atreveríais a poner la mano sobre vuestra reina? - dijo Ana de Austria,irguiéndose en toda su altivez y fijando sobre el canciller sus ojos, cuyaexpresiónsehabíavueltocasiamenazadora.-Yo soy un súbdito fiel del rey, señora; y todo cuanto SuMajestad ordene loharé.-Puesbienescierto-dijoAnadeAustria-,ylosespíasdelseñorcardenallehanservido bien.Hoy he escrito una carta, esa carta no está en ninguna parte.Lacartaestáaquí.Ylareinallevósubellamanoasublusa.-Entonces,dadmeesacarta,señora-dijoelcanciller.-Noseladarémásquealrey,señor-dijoAna.-Sielreyhubieraqueridoqueesacartalehubierasidoentregada,señora,oslahubiera pedido él mismo. Pero, os lo repito, es a mí a quien ha encargadoreclamárosla,ysinolaentregáis…-¿Ybien?-Tambiénmehaencargadocogérosla.-Cómo,¿quéqueréisdecir?-Quemis órdenes van lejos, señora, y que estoy autorizado a buscar el papelsospechosoenlapersonamismadeVuestraMajestad.-¡Quéhorror!-exclamólareina.-¿Queréispues,hacerlascosasfáciles?-Esaconductaesdeunaviolenciainfame,¿losabíais,señor?-Elreymanda,señora,perdonadme.-Nolosoportaré;no,no,¡antesmorir!-exclamólareina,enlaqueserevolvíalasangreimperiosadelaespañolaydelaaustríaca.Elcancillerhizounaprofundareverencia,luego,conlaintenciónbienpatentedeno retroceder un ápice en el cumplimiento de la comisión que se le había

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encargadoycomohubierapodidohacerlounayudantedeverdugoenlacámarade torturas, se acercó aAna deAustria, de cuyos ojos se vieron en elmismoinstantebrotarlágrimasderabia.Comohemosdicho,lareinaeradeunagranbelleza.Elcometidopodía,pues,pasarpordelicado,yelreyhabíallegado,afuerzadeceloscontraBuckingham,anoestarcelosodenadie.SindudaelcancillerSéguierbuscóenesemomentoconlosojoselcordóndelafamosa campana; pero al no encontrarlo, tomó su decisión y tendió la manohaciaellugarenquelareinahabíaconfesadoqueseencontrabaelpapel.AnadeAustriadiounpasohaciaatrás,tanpálidaquesehubieradichoqueibaamorir;y apoyándose con la mano izquierda, para no caer, en una mesa que seencontraba tras ella, sacó con la derecha un papel de su pecho y lo tendió alguardasellos.-Tomad, señor, ahí está la carta - exclamó la reina, con voz entrecortada ytemblorosa-.Cogedlaylibradmedevuestraodiosapresencia.Elcanciller,queporsupartetembiabaporunaemociónfácildeconcebir,cogiólacarta,saludóhastaelsueloyseretiró.Apenassehubocerradolapuertatrasél,cuandolareinacayósemidesvanecidaenbrazosdesusmujeres.Elcancillerfueallevarlacartaalreysinhaberleídounasolapalabra.Elreylacogiócon lamano temblorosa,buscóeldestinatario,que faltaba;sepusomuypálido, la abrió lentamente; luego, al ver por las primeras letras que estabadirigidaalreydeEspaña,leyóconrapidez.Eratodounplandeataquecontraelcardenal.Lareinainvitabaasuhermanoyal emperador de Austria a fingir, heridos como estaban por la política deRichelieu,cuyaeternapreocupaciónfueelsometimientodelacasadeAustria,quedeclarabanlaguerraaFranciayqueimponíancomocondicióndelapazeldespido del cardenal; pero de amor no había una sola palabra en toda aquellacarta.Elrey,todocontento,seinformódesielcardenalestabaaúnenelLouvre.Seledijo que SuEminencia esperaba, en el gabinete de trabajo, las órdenes de SuMajestad.Elreysedirigióalpuntoasulado.-Tomad,duque-ledijo;teníaisrazónyerayoelqueestabaequivocado;todalaintrigaespolítica,ynohabíaningúnasuntodeamorenestacarta.Encambiosetrata,ymucho,devos.Elcardenal tomólacartay la leyóconlamayoratención; luego,cuandohubollegadoalfinlareleyóunasegundavez.-¡Bien!-dijo-.VuestraMajestadyavehastadóndelleganmisenemigos:seos

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amenazacondosguerrassinomeecháis.Enverdad,yoenvuestrolugar,sire,cederíaatanpoderosasinstanciasy,pormiparte,yomeretiraríadelosasuntospúblicosconverdaderadicha.-¿Quédecís,duque?-Digo,sire,quemisaludsepierdeenestasluchasexcesivasyenestostrabajoseternos.Digoque lomásprobableesqueyonopueda soportar las fatigasdelasedio de LaRochelle, y quemás valdría que nombrarais para él al señor deCondé,oalseñordeBasompierreoaalgúnvalientequesehalleensituacióndedirigir la guerra, y no a mí, que soy un hombre de iglesia, al que se alejaconstantemente demi vocación para aplicarme a cosas para las que no tengoningunaaptitud.Seréismás felizenel interior, sire,ynodudoqueseréismásgrandeenelextranjero.-Señor duque - dijo el rey - comprendo, estad tranquilo; todos los que sonnombradosenesacartaseráncastigadoscomomerecen,ylareinatambién.-¿Qué decís, sire? Dios me guarde de que, por mí, la reina sufra la menorcontrariedad. Ella siempre me ha creído su enemigo, sire, aunque VuestraMajestadpuedeatestiguarqueyosiemprelaheapoyadocalurosamente,inclusocontra vos. ¡Oh, si ella traicionase aVuestraMajestad en su honor, sería otracosa,yyoseríaelprimeroendecir:«¡Nadadegraciasire,nadadegraciaparalaculpable!» Afortunadamente no es nada de eso, y VuestraMajestad acaba deadquirirunanuevaprueba.-Escierto,señorcardenal-dijoelrey-,yteníaisrazón,comosiempre;peronoporellodejalareinademerecertodamicólera.-Sois vos, sire, quien habéis incurrido en la suya; y si realmente ella hicieraascos seriamenteaVuestraMajestad,yo locomprendería;VuestraMajestad lahatratadoconunaseveridad…-Asíescomo trataré siempreamisenemigosya losvuestros,duque,poraltoque estén colocados y sea cual sea el peligro que yo coma por actuarseveramenteconellos.-La reina esmi enemiga, pero no la vuestra, sire; al contrario, es una esposaabnegada,sumisaairreprochable;dejadme,pues,sire,intercederporellojuntoaVuestraMajestad.-¡Entoncesquesehumille,yquevengaamílaprimera!-Alcontrario,sire,dadejemplo:voshabéiscometidoelprimererror,puestoquesoisvosquienhabéissospechadodelareina.-¿Queyovayaelprimero?-dijoelrey-.¡Jamás!-Sire,oslosuplico.-Además,¿cómoiríayoelprimero?-Haciendounacosaquesabéisquelegustaría.

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-¿Cuál?-Dadunbaile;yasabéiscuántolegustaalareinaladanza;osprometoquesurencornoresistiráantesemejantetentación.-Señorcardenal,vossabéisquenomegustantodosesosplaceresmundanos.-Poreso la reinaosquedarámásagradecida,puestoquesabevuestraantipatíaporeseplacer;además,seráunaocasiónparaelladeponerseesosbellosherretesdediamantesqueacabáisdedarleporsucumpleañoselotrodía,yqueaúnnohatenidotiempodeponerse.-Ya veremos, señor cardenal, ya veremos - dijo el rey, que en su alegría porhallaralareinaculpabledeuncrimenqueleimportabapocoainocentedeunafaltaque temíamucho, estabadispuesto a reconciliarse conella-.Yaveremos;pero,pormihonor,soisdemasiadoindulgente.-Sire-dijoelcardenal-dejadlaseveridadalosministros,laindulgenciaeslavirtudreal;usadlayveréiscómoosencontraréisbien.Tras esto, el cardenal, oyendo dar en el péndulo las once, se inclinóprofundamente pidiendo permiso al rey para retirarse y suplicándole que sereconciliaseconlareina.AnadeAustria,queaconsecuenciadelaconfiscacióndesucartaesperabaalgúnreproche,quedómuysorprendidaalveraldíasiguientoalreyhacertentativasdeacercamiento hacia ella. Su primer movimiento fue de repulsa, su orgullo demujerysudignidaddereinahabíansido,losdos,tancruelmenteofendidosqueno podía reconciliarse así, a la primera; pero, vencida por el consejo de susmujeres,tuvofinalmenteaspectodecomenzaraolvidar.Elreyaprovechóaquelprimermomentoderetornoparadecirlequecontabacondardeunmomentoaotrounafiesta.Eraunacosa tanraraunafiestapara lapobreAnadeAustriaque,comohabíapensado el cardenal, ante este anuncio la última huella de sus resentimientosdesapareció, sinodesucorazón,almenosdesu rostro.Ellapreguntóquédíadebía tener lugaraquellafiesta,peroel reyrespondióque teníaqueentendersesobreestepuntoconelcardenal.Enefecto,todoslosdíaselreypreguntabaalcardenalenquéépocatendríalugaraquella fiesta,y todos losdías, el cardenal, conunpretextocualquiera,diferíafijarla.Asípasarondiezdías.Eloctavodíadespuésdelaescenaquehemoscontado,elcardenalrecibióunacarta,consellodeLondres,queconteníasolamenteestaspocaslíneas:

«Los tengo; pero no puedo abandonar Londres, dado que me falta dinero;enviadmequinientaspistolas,y,cuatroocincodíasdespuésdehaberlasrecibido,

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estaréenParis.»

Elmismo día en que el cardenal hubo recibido esta carta, el rey le dirigió supreguntahabitual.Richelieucontóconlosdedosysedijoenvozbaja:-Ellallegará,segúndice,cuatroocincodíasdespuésdehaberrecibidoeldinero;senecesitancuatroo cincodíasparaqueeldinero llegue, cuatroo cincoparaque ella vuelva, lo cual hacen diez días; ahora demos su parte a los vientoscontrarios,alamalasuerte,alasdebilidadesdemujerypongamosdocedías.-¡Ybien,señorduque!-dijoelrey-.¿Habéiscalculado?-Sí, siré; hoy estamos a 20 de septiembre; los regidores de la ciudad dan unafiestael3deoctubre.Resultará tododemaravilla,porqueasínopareceráquevolvéisalareina.Luegoelcardenalañadió:-Apropósito,sire,noolvidéisdeciraSuMajestad,lavísperadeesafiesta,quedeseáisvercómolesientansusherretesdediamantes.

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17CapítuloElmatrimonioBonacieux

Era la segunda vez que el cardenal insistía en ese punto de los herretes dediamantesconelrey.LuisXIIIquedósorprendido,pues,poraquellainsistencia,ypensóquetalrecomendaciónocultabaalgúnmisterio.Másdeunavezelreyhabíasidohumilladoporqueelcardenal-cuyapolicía,sinhaber alcanzado la perfección de la policíamoderna, era excelente - estuviesemejor informado que él mismo de lo que pasaba en su propio matrimonio.Esperó,pues,sacar,deunencuentroconAnadeAustria,algunaluzdeaquellaconversación y volver luego junto a Su Eminencia con algún secreto que elcardenalsupieseonosupiese,locual,tantoenuncasocomoenotro,lerealzabainfinitamentealosojosdesuministro.Fue, pues, en busca de la reina y, según su costumbre, la abordó con nuevasamenazascontraquieneslarodeaban.AnadeAustriabajólacabezaydejópasareltorrentesinresponder,esperandoqueterminaríapordetenerse;peronoeraesoloquequeríaLuisXIII;LuisXIIIqueríaunadiscusióndelaquesaliesealgunaluz nueva, convencido como estaba de que el cardenal tenía alguna segundaintenciónymaquinabaunasorpresaterriblecomosabíahacerSuEminencia.Yllegóaesametaconsupersistenciaenacusar.-Pero-exclamóAnadeAustria,cansadadeaquellosvagosataques-,perosire,nomedecístodoloquetenéisenelcorazón.¿Quéhehechoyo?Veamos,¿quénuevo crimen he cometido? Es posible que Vuestra Majestad haga todo esteescándaloporunacartaescritaamihermano.Elrey,atacadoasuvezdeunamaneratandirecta,nosupoquéresponder;pensóqueaqueleraelmomentodecolocarlarecomendaciónquenodebíahacermásquelavísperadelafiesta.-Señora-dijoconmajestad-,habrádentrodepocounbaileenelAyuntamiento;espero que para honrar a nuestros valientes regidores aparezcáis en traje deceremoniaysobretodoadornadaconlosherretesdediamantesqueoshedadoporvuestrocumpleaños.Esaesmirespuesta.Larespuestaeraterrible.AnadeAustriacreyóqueLuisXIIIlosabíatodo,yqueelcardenalhabíaconseguidodeéleselargodisimulodesieteaochodías,que

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cuadraba por lo demas con su carácter. Se puso excesivamente pálida, apoyósobreunaconsolasumanodeadmirablebellezayqueparecíaenesemomentounamanodeceray,mirandoalreyconlosojosespantados,norespondióniunasolasílaba.-¿Habéisoído,señora?-dijoelrey,quegozabaconaquelembarazoentodasuextensión,perosinadivinarlacausa-.¿Habéisoído?-Sí,sire,heoído-balbuceólareina.-¿Iréisaesebaile?-Sí.-Convuestrosherretes?Lapalidezdelareinaaumentóaúnmás,siesqueeraposible;elreysepercatódeello,ylodisfrutóconesafríacrueldadqueeraunadelaspartesmalasdesucarácter.-Entonces,convenido-dijoelrey-.Esoeratodoloqueteníaquedeciros.-Pero¿quédíatendrálugarelbaile?-preguntóAnadeAustria.LuisXIIIsintióinstintivamentequenodebíaresponderaaquellapregunta,pueslareinalahabíahechoconunavozcasimoribunda.-Muypronto, señora -dijo ;peronomeacuerdoconprecisiónde la fechadeldía,selapreguntaréalcardenal.-¿Hasidoelcardenalquienoshaanunciadoesafiesta?-exclamólareina.-Sí,señora-respondióelreyasombrado-.Pero¿porqué?-¿Hasidoélquienoshadichoquemeinvitéisaaparecerconlosherretes?-Esdecir,señora…-¡Hasidoél,sire,hasidoél!-¡Y bien! ¿Qué importa que haya sido él o yo? ¿Hay algún crimen en esainvitación?-No,sire.-Entonces,¿ospresentaréis?-Sí,sire.-Estábien-dijoelrey,retirándose-.Estábien,cuentoconello.La reina hizo una reverencia, menos por etiqueta que porque sus rodillasflaqueabanbajoella.Elreypartióencantado.-Estoyperdida-murmurólareina-.Perdidaporqueelcardenallosabetodo,yesél quien empuja al rey, que todavía no sabe nada, pero que sabrá todo muypronto.¡Estoyperdida!¡Diosmío,DiosmíoDiosmío!Se arrodilló sobre un cojín y rezó con la cabeza hundida entre sus brazospalpitantes.Enefecto,laposicióneraterrible.BuckinghamhabíavueltoaLondres,laseñora

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de Chevreuse estaba en Tours. Más vigilada que nunca, la reina sentíasordamentequeunadesusmujereslatraicionaba,sinsaberdecircuál.LaPortenopodíaabandonarelLouvre.Noteníaanadieenelmundoenquienfiarse.Poreso,enpresenciadeladesgraciaquelaamenazabaydelabandonoqueeraelsuyo,estallóensollozos.-¿Nopuedoyo servir paranada aVuestraMajestad? - dijodeprontounavozllenadedulzuraydepiedad.La reina se volvió vivamente, porque no habíamotivo para equivocarse en laexpresióndeaquellavoz:eraunaamigaquienasíhablaba.Enefecto,enunadelaspuertasquedabanalahabitacióndelareinaapareciólabonitaseñoraBonacieux;estabaocupadaencolocarlosvestidosylaropaenungabinetecuandoelreyhabíaentrado;nohabíapodidosalir,yhabíaoídotodo.La reina lanzóungrito agudoalverse sorprendida,porqueen su turbaciónnoreconocióalprincipioalajovenquelehabíasidodadaporLaPorte.-¡Oh,notemáisnada,señora!-dijolajovenjuntandolasmanosyllorandoellamisma las angustias de la reina-. Pertenezco a VuestraMajestad en cuerpo yalma,yporlejosqueestédeella,porinferiorqueseamiposición,creoqueheencontradounmedioparalibraraVuestraMajestaddepreocupaciones.-¡Vos! ¡Oh,cielos! ¡Vos! -exclamó la reina-.Peroveamos,miradmea lacara.Metraicionanportodaspartes,¿puedofiarmedevos?-¡Oh, señora! - exclamó la joven cayendo de rodillas-. Por mi alma, ¡estoydispuestaamorirporVuestraMajestad!Esta exclamación había salido del fondo del corazón y, como el primero, nopodíaengañar.-Sí - continuó la señora Bonacieux-. Sí, aquí hay traidores; pero por el santonombredelaVirgen,osjuroquenadieesmásadictaqueyoaVuestraMajestad.Esos herretes que el rey pide de nuevo se los habéis dado al duque deBuckingham,¿noesasí?¿Esosherretesestabanguardadosenunacajitadepaloderosaqueélllevababajoelbrazo?¿Meequivocoacaso?¿Noesas?-¡Oh,Diosmío! ¡Diosmío! -murmuró la reina cuyos dientes castañeaban deterror.-Puesbien,esosherretes-prosiguiólaseñoraBonacieux-hayquerecuperarlos.-Sí, sin duda, hay que hacerlo - exclamó la reina-. Pero ¿cómo, cómoconseguirlo?-Hayqueenviaraalguienalduque.-Pero¿quién…?¿Quién…?¿Dequiénfiarme?-Tenedconfianzaenmí,señora;hacedmeesehonor,mireina,yyoencontraréelmensajero.-¡Peroseráprecisoescribir!

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-¡Oh,sí!Esindispensable.DospalabrasdemanodeVuestraMajestadyvuestroselloparticular.-Peroesasdospalabras,¡sonmicondena,soneldivorcio,elexilio!-¡Sí,sicaenenmanosinfames!Peroyorespondodequeesasdospalabrasseanremitidasasudestinatario.-¡Oh, Dios mío! ¡Es preciso, pues, que yo ponga mi vida, mi honor, mireputaciónenvuestrasmanos!-¡Sí,sí,señora,loes,yyosalvarétodoesto!-Pero¿cómo?Decídmeloalmenos.-Mimaridohasidopuestoenlibertadhacetresdías;aúnnohetenidotiempodevolverlo a ver. Es un hombre bueno y honesto que no tiene odio ni amor pornadie.Haráloqueyoquiera;partiráaunaordenmía,sinsaberloquelleva,yentregará la carta de Vuestra Majestad, sin saber siquiera que es de VuestraMajestad,aldestinatarioqueseleindique.La reina tomó las dosmanos de la joven en un arrebato apasionado, la mirócomoparaleerenelfondodesucorazón,yalnovermásquesinceridadensusbellosojoslaabrazótiernamente.-¡Hazeso-exclamó-,ymehabrássalvadolavida,habrássalvadomihonor!-¡Oh!Noexageréiselservicioqueyotengoladichadehaceros;yonotengoquesalvar de nada a Vuestra Majestad, que es solamente víctima de pérfidasconspiraciones.-Escierto,escierto,hijamía-dijolareina-.Ytienesrazón.-Dadme,pues,esacarta,señora,eltiempoapremia.La reina corrió a una pequeñamesa sobre la que había tinta, papel y plumas;escribiódoslíneas,sellólacartaconsuselloylaentregóalaseñoraBonacieux.-Yahora-dijolareina-,nosolvidamosdeunacosamuynecesaria…-¿Cuál?-Eldinero.LaseñoraBonacieuxseruborizó.-Sí,escierto-dijo-.ConfesaréaVuestraMajestadquemimarido.-Tumaridonolotiene,esesoloquequieresdecir.-Claroquesí,lotieneperoesmuyavaro,essudefecto.SinembargoqueVuestraMajestadnoseinquiete,encontraremoselmedio…-Esqueyotampocotengo-dijolareina(quienesleanlasMemoriasdelaseñoradeMottevillenoseextrañarándeestarespuesta)-.Peroespera.AnadeAustriacorrióasuescritorio.-Toma-dijo-.Ahítienesunanillodegranprecio,segúnaseguran;procededemihermano el rey de España, esmío y puedo disponer de él. Toma ese anillo yhazlodinero,yquetumaridoparta.

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-Dentrodeunahoraseréisobedecida.-Yaveseldestinatario-añadiólareinahablandotanbajoqueapenaspodíaoírseloquedecía:AMilordelduquedeBuckingham,enLondres.-Lacartaleseráentregadapersonalmente.-¡Muchachagenerosa!-exclamóAnadeAustria.LaseñoraBonacieuxbesó lasmanosde la reina,ocultóelpapelensublusaydesaparecióconlaligerezadeunpájaro.Diezminutosmás tarde estaba en su casa; como le había dicho a la reina nohabíavueltoaverasumaridodesdesupuestaenlibertad;portantoignorabaelcambio que se había operado en él respecto del cardenal, cambio que habíanlogradolalisonjayeldinerodeSuEminenciayquehabíancorroborado,luego,dos o tres visitas del conde de Rochefort, convertido en el mejor amigo deBonacieux,alquehabíahechocreersinmuchoesfuerzoqueningúnsentimientoculpable le había llevado al rapto de su mujer, sino que era solamente unaprecauciónpolítica.EncontróalseñorBonacieuxsolo;elpobrehombreponíaaduraspenasordenenlacasa,cuyosmuebleshabíaencontradocasirotosycuyosarmarioscasivacíos,puesnoeslajusticianingunadelastrescosasqueelreySalomónindicaquenodejanhuellasdesupaso.Encuantoalacriada,habíahuidocuandoelarrestodesuamo.El terrorhabíaganadoa lapobremuchachahasta elpuntodequenohabíadejadodeandardesdeParishastaBourgogne,supaísnatal.Eldignomercerohabíaparticipadoasumujer,tanprontocomoestuvodevueltaencasa, su feliz retorno,ysumujer lehabía respondidopara felicitarleyparadecirle que el primer momento que pudiera escamotear a sus deberes seríaconsagradoporenteroavisitarle.Aquelprimermomentosehabíahechoesperarcincodías, locualencualquierotra circunstancia hubiera parecido algo largo amaese Bonacieux; pero en lavisitaquehabíahechoalcardenalyenlasvisitasquelehacíaRochefort,habíaamplio tema de reflexión, y como se sabe, nada hace pasar el tiempo comoreflexionar.Tantomás cuanto que las reflexiones de Bonacieux eran todas color de rosa.Rochefort le llamaba su amigo, su queridoBonacieux, y no cesaba de decirlequeelcardenallehacíaelmayorcaso.Elmerceroseveíayaenelcaminodeloshonoresydelafortuna.Porsuparte,laseñoraBonacieuxhabíareflexionado,perohayquedecirlo,porotromotivomuydistintoquelaambición;apesarsuyo,suspensamientoshabíantenidopormóvilconstanteaquelhermoso joven tanvalienteyqueparecía tanamoroso.CasadaalosdieciochoañosconelseñorBonacieux,habiendovividosiempreenmediodelosamigosdesumarido,pocosusceptiblesdeinspirarun

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sentimiento cualquiera a una joven cuyo corazón era más elevado que suposición, la señoraBonacieux había permanecido insensible a las seduccionesvulgares; pero, en esa época sobre todo, el título de gentilhombre tenía graninfluenciasobrelaburguesíayD'Artagnanerageltihombre;además, llevabaeluniforme de los guardias que después del uniforme de losmosqueteros era elmás apreciado de las damas. Era, lo repetimos, hermoso, joven, aventurero;hablabadeamorcomohombrequeamayquetieneseddeseramado;teníamásdeloqueesprecisoparaenloqueceraunacabezadeveintitrésañosylaseñoraBonacieuxhabíallegadoprecisamenteaesadichosaedaddelavida.Aunque losdos espososno sehubieranvistodesdehacíamásdeochodías,yaunque graves acontecimientos habían pasado entre ellos, se abordaron, pues,conciertapreocupación;sinembargo,elseñorBonacieuxmanifestóunaalegríarealyavanzóhaciasumujerconlosbrazosabiertos.LaseñoraBonacieuxlepresentólafrente.-Hablemosunpoco-dijoella.-¿Cómo?-dijoBonacieux,extrañado.-Sí,tengounacosadelamayorimportanciaquedeciros.-Porcierto,queyotambiéntengoquehacerosalgunaspreguntasbastanteserias.Explicadmeunpocovuestrorapto,porfavor.-Porelmomentonosetratadeeso-dijolaseñoraBonacieux.-¿Ydequésetrataentonces?¿Demicautividad?-Meenterédeellaelmismodía;perocomonoeraisculpabledeningúncrimen,comono erais cómplicedeninguna intriga, comono sabíais nada, en fin, quepudiera comprometeros, ni a vos ni a nadie, no he dado a ese suceso másimportanciadelaquemerecía.-¡Habláismuyavuestrogustoseñora!-prosiguióBonacieux,heridoporelpocointerésqueletestimoniabasumujer-.¿SabéisqueheestadometidoundíayunanocheenuncalabozodelaBastilla?-Undíayunanochequepasanmuypronto;dejemos,pues,vuestracautividad,yvolvamosaloquemehatraídoavuestrolado.-¿Cómo?¡Loqueostraeamilado!¿Noes,pues,eldeseodevolveraveraunmarido del que estáis separada desde hace ocho días? - pregunto el merceropicadoenlomásvivo.-Esesoenprimerlugar,yademásotracosa.-¡Hablad!-Unacosadelmayorinterésydelaquedependenuestrafortunafuturaquizá.-Nuestrafortunahacambiadomuchodecaradesdequeosvi,señoraBonacieux,y nome extrañaría que de aquí a algunosmeses causara la envidia demuchagente.

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-Sí,sobretodosiqueréisseguirlasinstruccionesquevoyadaros.-¿Amî?-Sí,avos.Hayunabuenaysantaacciónquehacer,señor,ymuchodineroqueganaralmismotiempo.LaseñoraBonacieuxsabíaquehablandodedineroasumaridolecogíaporelladodébil.Pero aunque un hombre seamercero, cuando ha hablado diezminutos con elcardenalRichelieu,noeselmismohombre.-¡Muchodineroqueganar!-dijoBonacieuxestirandoloslabios.-Sí,mucho.-¿Cuánto,másomenos?-Quizámilpistolas.-¿Loquevaisapedirmees,pues,muygrave?-Sí.-¿Quéhayquehacer?-Saldréisinmediatamente,yoosentregaréunpapeldelquenoosdesprenderéisbajoningúnpretexto,yquepondréisenpropiamanodealguien.-¿Yadóndetengoqueir?-ALondres.-¡YoaLondres!Vamos,estáisdebroma,yonotengonadaquehacerenLondres.-Perootrosnecesitanquevosvayáis.-¿Quiénessonesosotros?Osloadvierto,novoyahacernadamásaciegas,yquierosabernosóloaquémeexpongo,sinotambiénporquiénmeexpongo.-Una persona ilustre os envía, una persona ilustre os, espera; la recompensasuperarávuestrosdeseos,heahícuantopuedoprometeros.-¡Intrigasotravez,siempreintrigas!Gracias,yoahoranomefío,yelcardenalmehainstruidosobreeso.-¡Elcardenal!-exclamólaseñoraBonacieux-.¡Habéisvistoalcardenal!-Elmehizollamar-respondióorgullosamenteelmercero.-Yvosaceptasteissuinvitación,¡quéimprudente!-Debodecirquenoestabaenmimanoaceptaronoaceptar,porqueyoestabaentre dos guardias. Es cierto además que, como entonces yo no conocía a SuEminencia, si hubiera podido dispensarme de esa visita, hubiera estado muyencantado.-¿Oshamaltratadoentonces?¿Oshaamenazadoacaso?-Mehatendidolamanoymehallamadosuamigo,¡suamigo!¿Oís,señora?¡Yosoyelamigodelgrancardenal!-¡Delgrancardenal!-¿Lenegaríais,porcasualidadesetítulo,señora?

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-Yonoleniegonada,peroosdigoqueelfavordeunministroesefímero,yquehay que estar loco para vincularse a un ministro; hay poderes que están porencimadelsuyo,quenodescansanenelcaprichodeunhombreoenelresultadodeunacontecimiento;deesospoderesesdelosquehayqueburlarse.-Losiento,señora,peronoconozcootropoderqueeldelgranhombreaquientengoelhonordeservir.-¿Vosservísalcardenal?-Sí,señora,ycomosuservidornopermitiréqueosdediquéisaconspiracionescontraelEstado,yquevosmismasirváisalasintrigasdeunamujerquenoesfrancesayquetieneelcorazónespañol.Afortunadamenteelcardenalestáahí,sumiradaalertavigilaypenetrahastaelfondodelcorazón.BonacieuxrepetíapalabraporpalabraunafrasequehabíaoídodeciralcondedeRochefort; pero la pobre mujer, que había contado con su marido y que, enaquellaesperanza,habíarespondidoporélalareina,notemblómenos,tantoporel peligro en el que ella había estado a punto de arrojarse, como por laimpotenciaenqueseencontraba.Sinembargo,conociendoladebilidadysobretodolacodiciadesumarido,nodesesperabadeatraerleasusfines.-¡Ah!Soiscardenalista,señor-exclamó-. ¡Conqueservísalpartidode losquemaltratanavuestramujerainsultanavuestrareina!-Losinteresesparticularesnosonnadaantelosinteresesdetodos.YoestoydepartedequienessalvanalEstado-dijoconénfasisBonacieux.Era otra frase del conde de Rochefort, que él había retenido y que hallabaocasióndemeter.-¿Y sabéis lo que es el Estado de que habláis? - dijo la señora Bonacieux,encogiéndosedehombros-.Contentaosconserunburguéssinfinezaninguna,ydadlaespaldaaquienosofrecemuchasventajas.-¡Eheh!-dijoBonacieux,golpeandosobreunabolsadepanzaredondeadayquedevolvióunsonidoargentino-.¿Quédecísvosdeesto,señorapredicadora?-¿Dedóndevieneesedinero?-¿Noloadivináis?-¿Delcardenal?-DeélydemiamigoelcondedeRochefort.-¡ElcondedeRochefort!¡Perosihasidoélquienmeharaptado!-Puedeser,señora.-¿Yvosrecibísdinerodeesehombre?-¿Nomehabéisdichovosqueeseraptoeracompletamentepolitico?-Sí; pero ese rapto tenía por objeto hacerme traicionar a mi ama, arrancarmemediante torturas confesiones que pudieran comprometer el honor y quizá lavidademiaugustaama.

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-Señora-prosiguióBonacieux-vuestraaugustaamaesunapérfidaespañola,yloqueelcardenalhaceestábienhecho.-Señor - dijo la joven-, os sabía cobarde, avaro a imbécil, ¡pero no os sabíainfame!-Señora - dijoBonacieux,quenohabíavistonunca a sumujer encolerizadayqueseechabaatrásantelairaconyugal-.Señora,¿quédecís?-¡Digo que sois un miserable! - continuó la señora Bonacieux, que vio querecuperaba alguna influencia sobre su marido-. ¡Ah, hacéis política vos! ¡Yencimapolíticacardenalista!¡Ah,osvenderíaisencuerpoyalmaaldemoniopordinero!-No,peroalcardenalsí.-¡Eslamismacosa!-exclamólajoven-.QuiendiceRichelieudiceSatán.-Callaos,señora,callaos,podríanoírnos.-Sí,tenéisrazón,yseríavergonzosoparavosvuestrapropiacobardía.-Pero¿quéexigísentoncesdemí?Veamos.-Ya os lo he dicho: que partáis al instante, señor, que cumpláis lealmente lacomisión que yo me digno encargaros y, con esta condición, olvido todo,perdono;yhaymás-ellaletendiólamano-:osdevuelvomiamistad.Bonacieux era cobarde y avaro; pero amaba a su mujer: se enterneció. Unhombredecincuentaañosnoguardadurantemuchotiemporencoraunamujerdeveintitrés.LaseñoraBonacieuxvioquedudaba.-Entonces,¿estáisdecidido?-dijoella.-Pero,queridaamiga,reflexionadunpocoenloqueexigísdemí;LondresestálejosdeParis,muylejos,yquizálacomisiónquemeencarguéisnoestéexentadepeligro.-¡Quéimportasilosevitáis!-Mirad, señoraBonacieux -dijoelmercero-.Mirad,decididamente,meniego:lasintrigasmedanmiedo.HevistolaBastilla.¡Brrrr!¡LaBastillaeshorrible!Nadamáspensarenellasemeponelacarnedegallina.Mehanamenazadoconlatortura.¿Sabéisvosloqueeslatortura?Cuñasdemaderaqueosmetenentrelaspiernashastaqueloshuesosestallan!No,decididamente,noiré.Y¡pardiez!,¿porquénovaisvosmisma?Porqueenverdadcreoquehastaahoraheestadoengañadosobrevos:¡creoquesoisunhombre,ydelosmásrabiososincluso!-Yvos, vos soisunamujer, unamiserablemujer, estúpiday tonta. ¡Ah, tenéismiedo! Pues bien, si no partís ahoramismo, os hago detener por orden de lareina,yoshagometerenlaBastillaquetantoteméis.Bonacieuxcayóenunareflexiónprofunda;pesódetenidamente lasdoscólerasen su cerebro, la del cardenal y la de la reina; la del cardenal prevaleció conmuchadiferencia.

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-Hacedmedetenerdepartedelareina-dijo-yyoapelaréaSuEminencia.Por vez primera, la señora Bonacieux vio que había ido demasiado lejos, yquedó asustada por haber avanzado tanto. Contempló un instante con horroraquelrostroestúpido,deunaresolucióninvencible,comoeldeesostontosquetienenmiedo.-¡Puesentonces,sea!-dijo-.Quizá,afindecuentas, tengáisrazón:unhombresabemuchomásquelasmujeresdepolítica,yvossobretodo,señorBonacieux,quehabéishabladoconelcardenal.Ysinembargo,esmuyduro-añadió-quemimarido,queunhombreconcuyoafectoyocreíapodercontarme trate tandescortésmenteynosatisfagaennadamifantasía.-Es que vuestras fantasías pueden llevar muy lejos - respondió Bonacieux,triunfante-ydesconfíodeellas.-Renunciaré, pues, a ellas - dijo la joven suspirando-. Está bien, no hablemosmás.-SialmenosmedijeraisquéteníaquehacerenLondres-prosiguióBonacieux,que recordaba un poco tarde que Rochefort le había encomendado tratar desorprenderlossecretosdesumujer.-Es inútil que lo sepáis - dijo la joven, a quien una desconfianza instintivaimpulsabaahorahaciatrás:eraunabagateladelasquegustanalasmujeres,unacompraconlaquehabíamuchoqueganar.Perocuantomásseresistíalajoven,tantomáspensabaBonacieuxqueelsecretoque ella se negaba a confiarle era importante. Por eso decidió correrinmediatamenteacasadelcondedeRochefortydecirlequelareinabuscabaunmensajeroparaenviarloaLondres.-Perdonadmesiosdejo,queridaseñoraBonacieux-dijoél;peropornosaberque vendríais hoy he quedado citado con uno de mis amigos; vuelvo ahoramismo,ysiqueréisesperarme,aunquesóloseamediominuto,tanprontocomohaya terminado con ese amigo, vuelvo para recogeros y, como comienza ahacersetarde,acompañarosalLouvre.-Gracias, señor - respondió la señora Bonacieux ; no sois lo suficientementevalienteparasermedeningunautilidad,yvolveréalLouvreperfectamentesola.-Comoosplazca,señoraBonacieux-respondióelexmercero-.¿Osverépronto?-Claroquesí;esperoquelapróximasemanamiserviciomedejealgunalibertad,y la aprovecharé para venir a ordenar nuestras cosas, que deben estar algodesordenadas.-Estábien;osesperaré.¿Nomeguardáisrencor?-¡Yo!Pornadadelmundo.-¿Hastaprontoentonces?-Hastapronto.

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Bonacieuxbesólamanodesumujerysealejórápidamente.-¡Vaya!-dijolaseñoraBonacieuxcuandosumaridohubocerradolapuertadelacalleyellaseencontrósola-.¡Sólolefaltabaaesteimbécilsercardenalista!Yyoquehabía asegurado a la reina, yoquehabía prometido ami pobre ama…¡Ay,Diosmío,Diosmío!Mevaatomarporunadeesasmiserablesquepupulanporpalacioyquehanpuesto junto a ellapara espiarla. ¡Ay, señorBonacieux!Nuncaosheamadomucho,peroahoraesmuchopeor:osodio,y¡palabraquemelapagaréis!Enelmomentoenquedecíaestaspalabras,ungolpeeneltecholahizoalzarlacabeza,yunavoz,quevinoaellaatravésdelpiso,gritó:-Querida señora Bonacieux, abridme la puerta pequeña de la avenida y bajojuntoavos.

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18CapítuloElamanteyelmarido

-¡Ay, señora! - dijo D'Artagnan entrando por la puerta que le abría la joven-.Permitidmedecíroslo,tenéisuntristemarido.-¡Entonces habéis oído nuestra conversación! - preguntó vivamente la señoraBonacieux,mirandoaD'Artagnanconinquietud.-Todaentera.-Diosmío,¿cómo?-Mediante un procedimiento conocido por mí, gracias al cual oí también laconversaciónmásanimadaquetuvisteisconlosesbirrosdelcardenal.-¿Yquéhabéiscomprendidodeloquedecíamos?-Mil cosas: en primer lugar, que vuestro marido es un necio y un imbécil,afortunadamente;luego,queestáisenunapuro,cosaquemehaencantadoyquemedaocasióndeponermeavuestroservicio,yDiossabesiestoydispuestoaarrojarme al fuego por vos; finalmente que la reina necesita que un hombrevaliente,inteligenteyadictohagaporellaunviajeaLondres.Yotengoalmenosdosdelastrescualidadesquenecesitáis,yhemeaquí.La señora Bonacieux no respondió, pero su corazón batía de alegría y unasecretaesperanzabrillóensusojos.-¿Yquégarantíamedaréis-preguntó-siconsientoenconfiarosestamisión?-Miamorporvos.Veamos,decid,ordenad:¿quéhayquehacer?-¡Dios mío, Dios mío! - murmuró la joven-. Debo confiaros un secretosemejante,señor.¡Soiscasiunniño!-Bueno,veoqueosfaltaalguienqueosrespondapormí.-Confiesoqueesometranquilizarlamucho.-¿ConocéisaAthos?-No.-¿APorthos?-No.-¿AAramis?-No.¿Quiénessonesosseñores?-Mosqueterosdelrey.¿ConocéisalseñordeTréville,sucapitán?

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-¡Oh,sí,aeseloconozco.¡Nopersonalmente,sinoporhaberoídohablardeélmásdeunavezalareinacomodeunvalienteylealgentilhombre.-¿Noteméisqueélostraicioneporelcardenal,noesasí?-¡Oh,no,seguroqueno!-Pues bien, reveladle vuestro secreto y preguntadle si por importante, porprecioso,porterriblequeseapodéisconfiármelo.-Peroesesecretonomeperteneceynopuedorevelarlodeesemodo.-Ibais a confiar de buena gana en el señor Bonacieux - dijo D'Artagnan condespecho.-Comoseconfíaunacartaalhuecodeunárbol,alaladeunpichón,alcollardeunperro.-Sinembargoyo,comoveis,osamo.-Voslodecís.-¡Soyunhombregalante!-Locreo.-¡Soyvaliente!-¡Oh,deesoestoysegura!-Entonces,ponedmeaprueba.LaseñoraBonacieuxmiróal joven,contenidaporunaúltimaduda.Perohabíatalardorensusojos,talpersuasiónensuvoz,quesesintióarrastradaafiarsedeél.Además,sehallabaenunadeesascircunstanciasenquehayquearriesgareltodoporeltodo.Lareinaestabatanperdidaporunaexageradadiscrecióncomoporunaexcesivaconfianza.Además,confesémoslo,elsentimientoinvoluntarioqueexperimentabaporaqueljovenproectorladecidióahablar.-Escuchad-ledijo-.Merindoavuestrasprotestasycedoantevuestraspalabras.Peroos juro anteDiosquenosoye,que sime traicionáisymis enemigosmeperdonan,memataréacusándoosdemimuerte.-YyoyoosjuroanteDios,señora-dijoD'Artagnan-,que,sisoycogidoduranteelcumplimientodelasórdenesquevaisadarme,moriréantesdehacerodecirnadaquecomprometaaalguien.EntonceslajovenleconfióelterriblesecretodelqueelazarlehabíareveladoyaunapartefrentealaSamaritana.Estafuesumutuadeclaracióndeamor.D'Artagnan resplandecía de alegría y de orgullo. Aquel secreto que poseía,aquellamujeralaqueamaba,laconfianzayelamorhacíandeélungigante.-Parto-dijo-.Partoalinstante.-¡Cómo! ¿Partís? - exclamó la señora Bonacieux-. ¿Y vuestro regimiento-,vuestrocapitán?-Pormialma,mehabéishechoolvidar todoeso,queridaConstance.Sí, tenéisrazón,necesitounpermiso.

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-Unobstáculotodavía-murmurólaseñoraBonacieuxcondolor.-¡Oh, ese - exclamó D'Artagnan, tras unmomento de reflexión- lo superaré-,estadtranquila!-¿Cómo?-IréabuscarestamismanochealseñordeTréville,aquienencargaréquepidaparamíestefavorasucuñadoelseñordesEssarts.-Ahora,otracosa.-¿Qué? - preguntó D'Artagnan, viendo que la señora Bonacieux dudaba encontinuar.-¿Quizánotengáisdinero?-Quizádemasiado-dijoD'Artagnan,sonriendo.-Entonces-prosiguiólaseñoraBonacieuxabriendounarmarioysacandodeesearmariolabolsaquemediahoraantesacariciabatanamorosamentesumarido-tomadestabolsa.-¡El del cardenal! - exclamó estallando de risa D'Artagnan que, como serecordará,graciasasusbaldosaslevantadasnosehabíaperdidounasílabadelaconversacióndelmerceroydesumujer.-El del cardenal - dijo la señora Bonacieux-. Como veis, se presenta bajo unaspectobastanterespetable.-¡Pardiez!-exclamóD'Artagnan-.Seráunacosadoblementedivertida:¡SalvaralareinaconeldinerodeSuEminencia!-Soisunjovenamableyencantador-dijolaseñoraBonacieux-.EstadsegurodequeSuMajestadnoseránadaingrata.-¡Oh,yoyaestoybienrecompensado!-exclamóD'Artagnan-.Osamo,vosmepermitísdecíroslo:esyamásdichadelaquemeatrevíaaesperar.-¡Silencio!-dijolaseñoraBonacieux,estremeciéndose.-¿Qué?-Estánhablandoenlacalle.-Eslavoz…-Demimarido.¡Sí,lohereconocido!D'Artagnancorrióalápuertaypasóelcerrojo.-Quenoentrehastaqueyonohayasalido,ycuandoyosalga,vosleabrís.-Pero tambiényodeberíahabermemarchado.Y ladesaparicióndeesedinero,¿cómojustificarlasiestoyyoaquí?-Tenéisrazón,hayquesalir.-¿Salir?¿Ycómo?Nosverásisalimos.-Entonceshayquesubiramicasa.-¡Ah! - exclamó la señora Bonacieux-. Me decís eso en un tono que me damiedo.La señora Bonacieux pronunció estas palabras con una lágrima en los ojos.

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D'Artagnanvioesalágrimay,turbado,enternecido,searrojóasuspies.-Enmicasa-dijo-estaréistanseguracomoenuntemplo,osdoymipalabradegentilhombre.-Partamos-dijoella-.Mefíodevos,amigomío.D'Artagnan volvió a abrir con precaución el cerrojo y los dos juntos, ligeroscomosombras,sedeslizaronporlapuertainteriorhacialaavenida,subieronsinruidolaescalerayentraronenlahabitacióndeD'Artagnan.Unavezallí,paramayorseguridad,eljovenatrancólapuerta;seacercaronlosdos a la ventana, yporuna rendijadel postigovieron al señorBonacieuxquehablabaconunhombredecapa.Alavistadelhombredecapa,D'Artagnandiounsaltoy,sacandoamedias laespada,selanzóhacialapuerta.EraelhombredeMeung.-¿Quévaisahacer?-exclamólaseñoraBonacieux-.Nosperdéis.-¡Perohejuradomataraesehombre!-dijoD'Artagnan.-Vuestravidaestáconsagradaenestemomentoynoospertenece.Ennombredelareina,osprohíbometerosenningúnpeligroextrañoaldelviaje.-Yenvuestronombre,¿noordenáisnada?-Enminombre-dijolaseñoraBonacieux,convivaemoción-,enminombre,oslosuplico.Peroescuchemos,meparecequehablandemí.D'Artagnanseacercóalaventanayprestóoído.El señorBonacieuxhabíaabiertosupuerta,yalver lahabitaciónvacía,habíavueltojuntoalhombredelacapaalquehabíadejadosolouninstante.-Sehamarchado-dijo-.HabrávueltoalLouvre.-¿Estáis seguro - respondió el extranjero - de que no ha sospechado de lasintencionesconquehabéissalido?-NorespondióBonacieuxconsuficiencia-.Esunamujerdemasiadosuperficial.-Elcadetedelosguardias,¿estáensucasa?-Nolocreo;comoveis,supostigoestácerradoynosevebrillarningunaluzatravésdelasrendijas.-Esigual,habríaqueasegurarse.-¿Cómo?-Yendoallamarasupuerta.-Preguntaréasucriado.-Id.Bonacieuxregresóasucasa,pasóporlamismapuertaqueacababadedarpasoalosdosfugitivos,subióhastaelrellanodeD'Artagnanyllamó.Nadie respondió. Porthos, para dárselas de importante, había tomado prestadoaquellatardeaPlanchet.EncuantoaD'Artagnan,teníamuchocuidadocondar

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lamenorseñaldeexistencia.En elmomento en que el dedo de Bonacieux resonó sobre la puerta, los dosjóvenessintieronsaltarsuscorazones.-Nohaynadieensucasa-dijoBonacieux.-Noimporta,volvamosalavuestra,estaremosmássegurosqueenelumbraldeunapuerta.-¡Ay,Diosmío!-murmurólaseñoraBonacieux-.Novamosaoírnada.-Alcontrario-dijoD'Artagnan-lesoiremosmejor.D'ArtagnanlevantólastresocuatrobaldosasquehacíandesuhabitaciónotraorejadeDionisio,extendióuntapiz en el suelo, se puso de rodillas a hizo señas a la señora Bonacieux deinclinarse, como él hacía, hacia la abertura. - ¿Estáis seguro de que no haynadie?-dijoeldesconcido.-Respondodeello-dijoBonacieux.-¿Ypensáisquevuestramujer…?-HavueltoalLouvre.-¿Sinhablarconnadiemásqueconvos?-Estoyseguro.-Esunpuntoimportante,¿comprendéis?-Entonces,¿lanoticiaqueoshellevadotieneunvalor…?-Muygrande,miqueridoBonacieux,nooslooculto.-Entonces,¿elcardenalestarácontentoconmigo?-Nolodudo.-¡Elgrancardenal!-¿Estáis seguro de que en su conversación con vos vuestra mujer no hapronunciadonombrespropios?-Nolocreo.-¿NohanombradonialaseñoradeChevreuse,nialseñordeBuckingham,nialaseñoradeVernel?-No, ella me ha dicho sólo que queria enviarme a Londres para servir a losinteresesdeunapersonailustre.-¡Traidor!-murmurólaseñoraBonacieux.-¡Silencio! - dijo D Artagnan cogiéndole una mano que ella le abandonó sinpensar.-Noimporta-continuóelhombredelacapa-.Soisunneciopornohaberfingidoaceptarelencargo,ahoratendríaislacarta;elEstadoalqueseamenazaestaríaasalvo,yvos…-¿Yyo?-Puesbien,vos,elcardenalosdaríatítulosdenobleza…-¿Oslohadicho?

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-Sí,yoséquequeríadarosesasorpresa.-Estadtranquilo-prosiguióBonacieux-.Mimujermeadora,todavíahaytiempo.-¡Imbécil!-murmurólaseñoraBonacieux.-¡Silencio!-dijoD'Artagnan,apretándolemásfuertelamano.-¿Cómoqueaúnhaytiempo?-prosiguióelhombredelacapa.-VuelvoalLouvre,preguntoporlaseñoraBonacieux,ledigoquelohepensado,quemehagocargodelasunto,obtengolacartsycorroadondeelcardenal.-¡Bien!Iddeprisa;yovolveréprontoparasaberelresultadodevuestragestión.Eldesconocidosalió.-¡Infame!-dijolaseñoraBonacieux,dirigiendotodavíaesteepítetoasumarido.-¡Silencio!-repitióD'Artagnanapretándolelamanomásfuertementeaún.Unaullido terrible interrumpió entonces las reflexionesdeD'Artagnanyde laseñoraBonacieux.Erasumarido,quesehabíapercatadodeladesaparicióndesubolsayquemaldecíaalladrón.-¡Oh,Diosmío!-exclamólaseñoraBonacieux-.Vaaalborotaratodoelbarrio.Bonacieux chilló mucho tiempo; pero como semejantes gritos, dada sufrecuencia,noatraíananadieenlacalledesFossoyeursy,comoporotrapartelacasa del mercero tenía desde hacía algún tiempomala fama al ver que nadieacudíasaliógritando,yseoyósuvozquesealejabaendireccióndelacalleduBac.-Yahoraquesehamarchado,ostocaalejarosavos-dijolaseñoraBonacieux-.Valor,perosobretodoprudencia,ypensadqueosdebéisalareina.-¡Aellayavos!-exclamóD'Artagnan-.Estadtranquila,bellaConstancevolverédignodesureconocimiento;pero¿volverétandignodevuestroamor?La joven no respondió más que con el vivo rubor que coloreó sus mejillas.Algunos instantesdespués,D'Artagnansalíaasuvez,envuelto,él también,enunagrancapaquealzabacaballerosamentelavainadeunalargaespada.LaseñoraBonacieux lesiguiócon losojos,conesa largamiradadeamorconque la mujer acompaña al hombre del que se siente amar; pero cuando hubodesaparecidopor laesquinade lacalle,cayóde rodillasy,uniendo lasmanos,exclamó:-¡Oh,Diosmío!¡Protegedalareina,protegedmeamí!

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19CapítuloPlandecampaña

D'ArtagnansedirigiódirectamenteacasadelseñordeTréville.Habíapensadoque, en pocos minutos, el cardenal sería advertido por aquel malditodesconocido que parecía ser su agente, y pensaba con razón que no había uninstantequeperder.Elcorazóndeljovendesbordabadealegría.Anteélsepresentabaunaocasiónenla que había a la vez gloria que adquirir y dinero que ganar, y como primeralientoacababadeacercarleaunamujera laqueadoraba.Esteazar,degolpe,hacíaporélmásqueloquehubieraosadopediralaProvidencia.ElseñordeTrévilleestabaensusalónconsucortehabitualdegentileshombres.D'Artagnan, a quien se conocía como familiar de la casa, fue derecho a sugabineteyleavisódequeleesperabaparaunacosaimportante.D'Artagnanestabaallíhacíaapenascincominutoscuandoel señordeTrévilleentró.Alaprimeraojeadayantelaalegríaquesepintósobresurostro,eldignocapitáncomprendióqueefectivamentepasabaalgonuevo.Durantetodoelcamino,D'Artagnansehabíapreguntadosiseconfiaríaalseñorde Tréville o si solamente le pediría concederle carta blanca para un asuntosecreto.PeroelseñordeTrévillehabíasidosiempretanperfectoparaél,eratanadicto al rey y a la reina, odiaba tan cordialmente al cardenal, que el jovenresolviódecirletodo.-¿Mehabéishechollamar,mijovenamigo?-dijoelseñordeTréville.-Sí,señor-dijoD'Artagnan-,yesperoquemeperdonéisporhaberosmolestadocuandosepáiselimportanteasuntodequesetrata.-Decidentonces,osescucho.-Nosetratadenadamenos-dijoD'Artagnanbajandolavoz-quedelhonoryquizádelavidadelareina.-¿Quédecís? -preguntóel señordeTrévillemirandoen torno suyo si estabancompletamente solos y volviendo a poner su mirada interrogadora enD'Artagnan.-Digo,señor,queelazarmehahechodueñodeunsecreto…-Queyoesperoqueguardaréis,joven,porencimadevuestravida.

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-Peroquedeboconfiarosavos, señor,porque sólovospodéisayudarmeen lamisiónqueacaboderecibirdeSuMajestad.-¿Esesecretoesvuestro?-No,señor,esdelareina.-¿EstáisautorizadoporSuMajestadparaconfiármelo?-No, señor, porque, al contrario, se me ha recomendado el más profundomisterio.-¿Porquéentoncesibaisatraicionarlopormí?-Porqueyaosdigoquesinvosnopuedonadayporquetengomiedodequemeneguéislagraciaquevengoapedirossinosabéisconquéobjetooslopido.-Guardadvuestrosecreto,joven,ydecidmeloquedeseáis.-Deseoqueobtengáisparamí,delseñordesEssarts,unpermisodequincedías.-¿Cuándo?-Estamismanoche.-¿AbandonáisParis?-Voyconunamisión.-¿Podéisdecirmeadónde?-ALondres.-¿Estáalguieninteresadoenquenolleguéisavuestrameta?-Elcardenal,segúncreo,daríatodoelorodelmundoporimpedirmealcanzarlo.-¿Yvaissolo?-Voysolo.-Enesecaso,nopasaréisdeBondy.Oslodigoyo,palabradeTréville.-¿Porqué?-Porqueosasesinarán.-Morirécumpliendoconmideber.-Perovuestramisiónnoserácumplida.-Escierto-dijoD'Artagnan.-Creedme-continuóTréville-,enlasempresasdeestegénerohayquesercuatroparaquellegueuno.-¡Ah!,tenéisrazón,señor!–dijoD’Artagnan-.VosconocéisaAthos,PorthosyAramisyvossabéissipuedodisponerdeellos.-¿Sinconfiarleselsecretoqueyonohequeridosaber?-Noshemosjurado,deunavezpor todas,confianzaciegayabnegacióna todaprueba;además,podéisdecirlesquetenéistodavuestraconfianzaenmí,yellosnoseránmásincrédulosquevos.-Puedoenviarlesacadaunounpermisodequincedías,esoestodo:aAthos,aquien su herida hace siempre sufrir, para ir a tomar las aguas de Forges; aPorthos y a Aramis para que acompañen a su amigo, a quien no quieren

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abandonarenunasituacióntandolorosa.Elenvíodesupermisoserálapruebadequeautorizosuviaje.-Gracias,señor,soiscienvecesbueno.-Idabuscarlosahoramismo,yquesehagatodoestanoche.¡Ah!,yloprimeroescribid vuestra petición al señor Des Essarts. Quizá tengáis algún espía avuestros talones, yvuestra visita, que en tal casoya es conocidadel cardenal,serálegitimadadeestemodo.D'Artagnanformulóaquellasolicitud,yelseñordeTréville,alrecibirlaensusmanos,aseguróqueantesdelasdosdelamañanaloscuatropermisosestaríanenlosdomiciliosrespectivosdelosviajeros.-TenedlabondaddeenviarelmíoacasadeAthos-dijoD'Artagnan-.Temoquedevolveramicasatengaalgúnmalencuentro.-Estad tranquilo. ¡Adiós, y buen viaje!A propósito - dijo el señor de Trévillellamándole.D'Artagnanvolviósobresuspasos.-¿Tenéisdinero?D'Artagnanhizosonarlabolsaqueteníaensubolsillo.-¿Bastante?-preguntóelseñordeTréville.-Trescientaspistolas.-Estábien,conesosevaalfindelmundo;idpues.D'Artagnan saludó al señor de Tréville, que le tendió lamano;D'Artagnan laestrechóconunrespetomezcladodegratitud.DesdequehabíallegadoaParis,nohabíatenidomásquemotivosdeelogioparaaquelhombreexcelenteaquiensiemprehabíaencontradodigno,lealygrande.SuprimeravisitafueparaAramis;nohabíavueltoacasadesuamigodesdelafamosa noche en que había seguido a la señora Bonacieux. Haymás: apenashabía visto al jovenmosquetero, y cada vez que lo había vuelto a ver, habíacreídoobservarunaprofundatristezaensurostro.Aquellanoche,Aramisvelaba, sombríoysoñador;D'Artagnan lehizoalgunaspreguntas sobre aquella melancolía profunda; Aramis se excusó alegando uncomentariodelcapítulodieciochodeSanAgustínqueteníaqueescribirenlatínparalasemanasiguiente,yquelepreocupabamucho.Cuandolosdosamigoshablabandesdehacíaalgunosinstantes,unservidordelseñordeTrévilleentróllevandounsobresellado.-¿Quéeseso?-preguntóAramis.-Elpermisoqueelseñorhapedido-respondióellacayo.-Yonohepedidoningúnpermiso.-Callaos y tomadlo - dijo D'Artagnan-. Y vos, amigo mío, tomad esta mediapistolapor lamolestia; lediréisal señordeTrévillequeel señorAramisse lo

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agradecesinceramente.Idos.Ellacayosaludóhastaelsueloysalió.-¿Quésignificaesto?-preguntóAramis.-Cogedloqueoshacefaltaparaunviajedequincedíasyseguidme.-PeronopuedodejarParisenestemomentosinsaber…Aramisseetuvo.-Loquehapasadoconella,¿noeseso?-continuóD'Artagnan.-¿Quién?-prosiguióAramis.-Lamujerqueestabaaquí,lamujerdelpañuelobordado.-¿Quién os ha dicho que aquí había una mujer? - replicó Aramis tornándosepálidocomolamuerte.-Yolavi.-¿Ysabéisquiénes?-Creosospecharloalmenos.-Escuchad-dijoAramis-,puestoquesabéistantascosas,¿sabéisquéhasidodeesamujer?-PresumoquehavueltoaTours.-¿A Tours? Sí, eso puede ser, la conocéis. Pero ¿cómo ha vuelto a Tours sindecirmenada?-Porquetemióserdetenida.-¿Cómonomehaescrito?-Porquetemiócomprometeros.-¡D'Artagnan,medevolvéis lavida! -exclamóAramis-.Mecreíadespreciado,traicionado. ¡Estaba tan contento de volverla a ver! Yo no podía creer quearriesgase su libertad por mí, y sin embargo, ¿por qué causa habrá vuelto aParis?-PorlacausaquehoynoshaceiraInglaterra.-¿Ycuálesesacausa?-preguntóAramis.-Lasabréisundía,Aramis;porelmomento,yoimitaréladiscrecióndelanietadeldoctor.Aramissonrió,porqueseacordabadelcuentoquehabíareferidociertanocheasusamigos.-¡Puesbien!DadoqueellahaabandonadoParisyquevosestáissegurodeello,D'Artagnan, nadame detiene aquí y yo estoy dispuesto a seguiros.Decís quevamosa…-A casa deAthos por elmomento, y, si queréis venir, os invito a daros prisa,porquehemosperdidoyademasiadotiempo.Apropósito,avisadaBazin.-¿Bazinvieneconnosotros?-preguntóAramis.-Quizá.Encualquiercaso,estábienqueporahoranossigaacasadeAthos.

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Aramis llamó a Bazin, y tras haberle ordenado ir a reunirse con él a casa deAthos,tomandosucapa,suespadaysustrespistolas,yabriendoinútilmentetresocuatrocajonesparaversiencontrabaenellosalgunapistolaextraviada,dijo:-Partamos,pues.Luego,cuandoestuvobiensegurodequeaquellabúsquedaerasuperflua,siguióaD'Artagnan,preguntándosecómoeraqueeljovencadetedelosguardiashabíasabidoquiéneralamujeralaqueélhabíadadohospitalidadyconociesemejorqueélloquehabíasidodeella.Al salir, Aramis puso su mano sobre el brazo de D'Artagnan y, mirándolefijamente,dijo:-¿Vosnohabéishabladodeesamujeranadie?-Anadieenelmundo.-¿NisiquieraaAthosyaPorthos?-Noleshesopladonilamenorpalabra.-Enbuenahora.Y tranquilo respecto a este importante punto,Aramis continuó su camino conD'Artagnan,yprontolosdosjuntosllegaronacasadeAthos.LoencontraronconsupermisoenunamanoylacartadelseñordeTrévilleenlaotra.-¿Podéis explicarme lo que significa este permiso y esta carta que acabo derecibir?-dijoAthosasombrado.

«MiqueridoAthos:Puesto quevuestra salud lo exige demodo indispensable,quiero que descanséis quince días. Id, pues, a tomar las aguas de Forges ocualquiera otra que os convenga, y restableceros pronto. Vuestro afectísimoTréville.»

-Puesbien,esepermisoyesacartasignificanquehayqueseguirme,Athos.-¿AlasaguasdeForges?-Allíoaotraparte.-¿Paraserviciodelrey?-Delreyodelareina.¿NosomosservidoresdeSusMajestades?EnaquelmomentoentróPorthos.-¡Pardiez!-dijo-.Vayacosamásextraña.¿Desdecuándoentrelosmosqueterosseconcedealagentepermisossinquelospidan?-Desdequetienenamigosquelospidenparaellos-dijoD'Artagnan.-¡Ah,ah!-dijoPorthos-.Parecequehaynovedades.-Sí,nosvamos-dijoAramis.-¿Adónde?-preguntóPorthos.-Afequenosénada-dijoAthos;pregúntaseloaD'Artagnan.

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-ALondres,señores-dijoD'Artagnan.-¡ALondres!-exclamóPorthos-.¿YquévamosahacernosotrosenLondres?-Esoesloquenopuedodeciros,señores,ytenéisquefiarosdemí.-PeroparairaLondres-añadióPorthos-,senecesitadinero,yyonolotengo.-Niyo-dijoAramis.-Niyo-dijoAthos.-Yo lo tengo - prosiguió D'Artagnan sacando su tesoro de su bolso ydepositándolo sobre la mesa-. En esa bolsa hay trescientas pistolas; tomemoscadaunosetentaycinco;esmásdeloquesenecesitaparairaLondresyvolver.Además,estadtranquilos,notodosllegaremosaLondres.-Yeso¿porqué?-Porquesegúntodaslasprobabilidades,habráalgunodenosotrosquesequedeenelcamino.-¿Esacasounacampañaloqueemprendemos?-Ydelasmáspeligrosas,osloadvierto.-¡Vaya!Perodadoquecorremoselriesgodehacernosmatar-dijoPorthos-,megustaríasaberporquéalmenos.-Losabrásmásadelante-dijoAthos.-Sinembargo-dijoAramis-,yosoydelaopinióndePorthos.-¿Suele el rey rendiros cuenta? No, os dice buenamente: Señores se pelea enGascuña o en Flandes, id a batiros; y vos vais. ¿Por qué? No os preocupáissiquiera.-D'Artagnan tiene razón - dijo Athos-, aquí están nuestros tres permisos queprocedendelseñordeTréville,yahíhaytrescientaspistolasquevienendenosédónde.Vamos a hacernosmatar allí donde se nos dice que vayamos. ¿Vale lavida la pena de hacer tantas preguntas? D'Artagnan, yo estoy dispuesto aseguirte.-Yyotambién-dijoPorthos.-Y yo también - dijo Aramis-. Además, no me molesta dejar París. Necesitodistracciones.-¡Puesbien,tendréisdistracciones,señores,estadtranquilos!-dijoD'Artagnan.-Yahora,¿cuándopartimos?-dijoAthos.-Inmediatamente-respondióD'Artagnan;nohayunminutoqueperder.-¡Eh, Grimaud, Planchet, Mosquetón, Bazin! - gritaron los cuatro jóvenesllamando a sus lacayos-. Dad grasa a nuestras botas y traed los caballos depalacio.Enefecto,cadamosqueterodejabaenelpalaciogeneral,comoenuncuartel,sucaballoyeldesucriado.Planchet,Grimaud,MosquetónyBazinpartieronatodocorrer.

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-Ahora, establezcamos el plan de campaña - dijo Porthos-. ¿Dónde vamosprimero?-ACalais-dijoD'Artagnan;eslalíneamásrectaparallegaraLondres.-¡Bien!-dijoPorthos-.Miopiniónesésta.-Habla.-Cuatro hombres que viajan juntos serían sospechosos;D'Artagnan nos dará acada uno sus instrucciones, yo partiré delante por la ruta de Boulogne paraaclararelcamino;AthospartirádoshorasdespuésporladeAmiens;AramisnosseguiráporladeNoyon;encuantoaD'Artagnan,partiráporlaquequiera,conlosvestidosdePlanchet,mientrasPlanchetnosseguirávestidodeD'Artagnanyconeluniformedelosguardias.-Señores-dijoAthos-,miopiniónesquenoconvienemeterparanadalacayosen un asunto semejante; un secreto puede ser traicionado por azar porgentileshombres,peroescasisiemprevendidoporlacayos.-El plan de Porthos me parece impracticable - dijo D'Artagnan-, porque yomismoignoroquéinstruccionespuedodaros.Yosoyportadordeunacarta,esoestodo.Nolaséyportantonopuedohacertrescopiasdeesacarta,puestoqueestásellada;enmiopinión,hayqueviajarencompañía.Esacartaestáaquí,enmi bolsillo - y mostró el bolsillo en que estaba la carta-. Si muero, uno devosotros la cogerá y continuaréis la ruta; si éstemuere, le tocará a otro, y asísucesivamente; con tal que uno solo llegue, se habrá hecho lo que había quehacer.-¡Bravo,D'Artagnan!Tuopiniónes lamía-dijoAthos-.Además,hayqueserconsecuente: voy a tomar las aguas, vosotros me acompañáis; en lugar deForges,voyatomarbañosdemar:soylibre.Sisenosquieredetener,muestrolacarta del señor de Tréville, y vosotros mostráis vuestros permisos; si se nosataca,nosotrosnosdefenderemos; si senos juzga,defenderemoserrequeerrequenoteníamosotraintenciónquemeternosciertonúmerodevecesenelmar;darían buena cuenta de cuatro hombres aislados,mientras que cuatro hombresjuntossonunatropa.Armaremosaloscuatrolacayosdepistolasymosquetones;si se envía un ejército contra nosotros, libraremos batalla, y el superviviente,comohadichoD'Artagnan,llevarálacarta.-Biendicho - exclamóAramis ; nohablas con frecuencia,Athos,perocuandohablasescomoSanJuanBocadeOro.AdoptoelplandeAthos.¿Ytú,Porthos?-Yotambién-dijoPorthos-,siconvieneaD'Artagnan.D'Artagnan,portadordela carta, es naturalmente el jefe de la empresa; que él decida y nosotrosobedeceremos.-Pues bien - dijo D'Artagnan-, decido que adoptemos el plan deAthos y quepartamosdentrodemediahora.

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-¡Adoptado!-contestaronacorolostresmosqueteros.Ycadacual alargando lamanohacia labolsa, cogió setentaycincopistolasahizosuspreparativosparapartiralahoraconvenida.

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20CapítuloElviaje

A las dos de la mañana, nuestros cuatro aventureros salieron de Paris por lapuertadeSaintDenis;mientrasfuedenoche,permanecieronmudos;asupesar,sufríanlainfluenciadelaoscuridadyveíanacechanzasportodaspartes.A los primeros rayos del día, sus lenguas se soltaron; con el sol, la alegríavolvió: era como en la víspera de un combate, el corazón palpitaba, los ojosreían;sesentíaque lavidaquequizáse ibaaabandonarera,a findecuentas,algobueno.Elaspectodelacaravana,porlodemás,eradelomásformidable:loscaballosnegrosdelosmosqueteros,suaspectomarcial,esacostumbredeescuadrónquehace marchar regularmente a esos nobles compañeros del soldado hubierantraicionadoelincógnitomásestricto.Losseguíanloscriados,armadoshastalosdientes.Todo fue bien hasta Chantilly, adonde llegaron hacia las ocho de la mañana.Había que desayunar. Descendieron ante un albergue que recomendaba unamuestraque representabaaSanMartíndando lamitadde sucapaaunpobre.Ordenaronaloslacayosnodesensillarloscaballosymantenersedispuestosparavolverapartirinmediatamente.Entraronenlasalacomúnysesentaronenunamesa.UngentilhombrequeacababadellegarporlarutadeSanMartínestabasentadoenaquellamismamesaydesayunaba.Elentablóconversaciónsobrecosassinimportancia y los viajeros respondieron; él bebió a su salud y los viajeros ledevolvieronlacortesia.PeroenelmomentoenqueMosquetónveníaaanunciarqueloscaballosestabanlistosyqueselevantabalamesa,elextranjeropropusoaPorthosbeberalasaluddelcardenal.Porthosrespondioquenodeseabaotracosasieldesconocido,asuvez,queríabeberalasaluddelrey.Eldesconocidoexclamóquenoconocíamásrey que Su Eminencia. Porthos lo llamó borracho; el desconocido saco suespada.-Habéishechounatontería-dijoAthos;noimporta,yanosepuederetrocederahora:matadaesehombreyvenida reunirosconnosotros lomás rápidoque

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podáis.Ylostresvolvieronamontaracaballoypartieronariendasuelta,mientrasquePorthosprometíaasuadversarioperforarlecontodaslasestocadasconocidasenlaesgrima.-¡Uno!-dijoAthosalcabodequinientospasos.-Pero ¿por qué ese hombre ha atacado a Porthos y no a cualquier otro? -preguntóAramis.-PorqueporhablarPorthosmásaltoquetodosnosotros,lehatomadoporeljefe-dijoD'Artagnan.-Siempre he dicho que este cadete de Gascuña era un pozo de sabiduría -murmuróAthos.Ylosviajeroscontinuaronsuruta.En Beauvais se detuvieron dos horas, tanto para dejar respirar a los caballoscomoparaesperaraPorthos.Alcabodedoshoras,comoPorthosnollegaba,ninoticiaalgunadeél,volvieronaponerseencamino.AunaleguadeBeauvais,enunlugarenqueelcaminoseencontrabaencajonadoentre dos taludes, encontraron ocho o diez hombres que, aprovechando que laruta estaba desempedrada en aquel lugar, fingían trabajar en ella cavandoagujerosyhaciendorodadasenelfango.Aramis,temiendoensuciarsesusbotasenaquelmorteroartificial,losapostrofóduramente.Athosquisoretenerlo;erademasiadotarde.LosobrerossepusieronainsultaralosviajerosahicieronperderconsuinsolencialacabezainclusoalfríoAthos,quelanzósucaballocontraunodeellos.Entonces, todos aquellos hombres retrocedieron hasta una zanja y cogieronmosquetesocultos;resultódeelloquenuestrossieteviajerosfueronliteralmentepasados por las armas. Aramis recibió una bala que le atravesó el hombro, yMosquetónotraquesealojóenlaspartescarnosasqueprolonganelbajodelosriñones.Sinembargo,Mosquetónsólosecayódelcaballo,noporqueestuvieragravementeherido,sinoporquecomonopodíaversuheridacreyósindudaestarmáspeligrosamenteheridodeloqueloestaba.-Esunaemboscada-dijoD'Artagnan-,nopiquemoselcebo,yenmarcha.Aramis,aunqueheridocomoestabaseagarróalascrinesdesucaballo,quelellevó con los otros. El de Mosquetón se les había reunido y galopabacompletamentesoloasulado.-Asítendremosuncaballoderecambio-dijoAthos.-Preferiría tener un sombrero - dijoD'Artagnan ; elmío se lo ha llevado unabala.Hasidounasuertequelacartaquellevonohayaestadodentro.-¡Vaya,vanamataralpobrePorthoscuandopase!-dijoAramis.-SiPorthosestuvierasobresuspiernas,yasenoshabríaunido-dijoAthos-.Mi

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opiniónesque,sobrelamarcha,elborrachosehadespejado.Ygaloparonaúndurantedoshoras,aunqueloscaballosestuvierantanfatigadosqueeradetemerquenegasenmuyprontoelservicio.Los viajeros habían cogido la trocha, esperando de esta forma ser menosinquietados;peroenCrèvecoeur,Aramisdeclaróquenopodíaseguir.Enefecto,había necesitado de todo su coraje que ocultaba bajo su forma elegante y susademanescortesesparallegarhastaallí.Acadamomentopalidecía,yteníanquesostenerlo sobre sucaballo; lobajarona lapuertadeuna taberna, ledejaronaBazin que, por lo demás, en una escaramuza eramás embarazoso que útil, yvolvierona-partirconlaesperanzadeiradormiraAmiens.-¡Pardiez!-dijoAthoscuandoseencontraronencamino,reducidosadosamosyaGrimaudyPlanchet-.¡Pardiez!Noseréyosuvíctima,yosaseguroquenomeharánabrirlabocanisacarlaespadadeaquíaCalais…Lojuro…-No juremos - dijoD'Artagnan-, galopemos si nuestros caballos consienten enello.Y los viajeros hundieron sus espuelas en el vientre de sus caballos, que,vigorosamenteestimulados,volvieronaencontrarfuerzas.LlegaronaAmiensamedianocheydescendieronenelalberguedelLisd'Or.Elhostelero teníaelaspectodelmáshonestohombrede la tierra; recibióa losviajerosconsupalmatoriaenunamanoysubonetedealgodónenlaotra;quisoalojar a los dos viajeros a cada uno en una habitación encantadora, perodesgraciadamente cada una de aquellas habitaciones estaba en una punta delhotel.D'ArtagnanyAthos las rechazaron; el hostelero respondió,quenohabíaotrasdignasdeSusExcelencias;pero losviajerosdeclararonqueseacostaríanenlahabitacióncomún,cadaunosobreuncolchónquepondríanenelsuelo.Elhosteleroinsistió,losviajerosseobstinaron:huboquehacerloquequerían.Acababan de disponer el lecho y de atrancar la puerta por dentro, cuandollamaronalpostigodelpatio;preguntaronquiénestabaallí,reconocieronlavozdesuscriadosyabrieron.Enefecto,eranPlanchetyGrimaud.-Grimaud bastará para guardar los caballos - dijo Planchet ; si los señoresquieren,yomeacostaréatravesandolapuerta;deestaforma,estaránsegurosdequenadiellegaráhastaellos.-¿Yenquéteacostarás?-dijoD'Artagnan.-Heaquímicama-respondióPlanchet.Ymostróunhazdepaja.-Venentonces-dijoD'Artagnan;tienesrazón:lacaradelhosteleronomegusta,esdemasiadograciosa.-Niamítampoco-dijoAthos.

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Planchetsubióporlaventanayseinstalóatravesadojuntoalapuerta,mientrasGrimaudibaaencerrarseenlacuadra,respondiendodequealascincoélyloscuatrocaballosestaríandispuestos.Lanochefuebastantetranquila.Hacialasdosdelamañanaintentaronabrir lapuerta,perocuandoPtanchetsedespertósobresaltadoygritó:«¿Quiénva?»,lerespondieronqueseequivocaban,ysealejaron.A las cuatrode lamañana, seoyóungran escándalo en las cuadras;Grimaudhabía querido despertar a los mozos de cuadra, y los mozos de cuadra legolpeaban. Cuando abrieron la ventana, se vio al pobre muchacho sinconocimiento,lacabezahendidaporungolpedelmangodeunhorcón.Planchetbajóentoncesalpatioyquisoensillarloscaballos;loscaballosestabanextenuados.SóloeldeMosquetón,quehabíaviajado sin amodurante cincooseis horas la víspera, habría podido continuar la ruta; pero por un errorinconcebible, el veterinario al que se habíamandado a buscar, según parecía,parasangraralcaballodelhostelero,habíasangradoaldeMosquetón.Aquellocomenzabaaser inquietante: todosaquellosaccidentessucesivoseranquizá resultado del azar, pero podían también ser muy bien fruto de unaconspiración.AthosyD'Artagnan salieron,mientrasPlanchet ibaa informarsede si había tres caballos en venta por los alrededores. A la puerta había doscaballos completamente equipados, fuertes y vigorosos. Aquello arreglaba elasunto. Preguntó dónde estaban los dueños; le dijeron que los dueños habíanpasado lanocheenelalbergueysaldabansucuentaenaquelmomentoconelamo.Athos bajó para pagar el gasto,mientrasD'Artagnan y Planchet estaban en lapuertadelacallerelhostelerosehallabaenunahabitaciónbajayalejada,alaquerogóaAthosquepasase.Athosentrósindesconfianzaysacódospistolasparapagar:elhosteleroestabasoloysentadoantesumesa,unodecuyoscajonesestabaentreabierto.TomóeldineroqueleofrecióAthos,lohizodarvueltasymásvueltasensusmanosydepronto,gritandoquelamonedaerafalsa,declaróqueibaahacerledetener,aélyasucompañero,pormonederosfalsos.-¡Bribón!-dijoAthos,avanzandohaciaél-.¡Voyacortartelasorejas!Enaquelmismoinstante,cuatrohombresarmadoshastalosdientesentraronporlaspuertaslateralesysearrojaronsobreAthos.-¡Mehancogido!-gritóAthoscontodaslasfuerzasdesuspulmones-.¡Largaos,D'Artagnan!¡Picaespuelas,pícalas!-ysoltódostirosdepistola.D'Artagnan y Planchet no se lo hicieron repetir dos veces, soltaron los doscaballosqueesperabana lapuerta, saltaronencima, leshundieron lasespuelasenelvientreypartieronagalopetendido.

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-¿Sabes qué ha sido de Athos? - preguntó D'Artagnan a Planchet mientrascorrían.-¡Ay,señor!-dijoPlanchet-.Hevistocaeradosporlosdosdisparos,ymehaparecido,atravésdelavidriera,queluchabaconlaespadaconlosotros.-¡Bravo, Athos! - murmuró D'Artagnan-. ¡Cuando pienso que hay queabandonarlo!Detodosmodos,quizánosesperaotrotantoadospasosdeaquí.¡Adelante,Planchet,adelante!Eresunvaliente.-Yaoslodije,señor-respondióPlanchet;enlospicardos,esoseveconeluso,estoyenmitierra,yesomeexcita.Ylosdos juntos,picandoespuelas, llegaronaSaintOmerdeunsolo tirón.EnSaint Omer hicieron respirar a los caballos brida en mano, por miedo acontratiempos,ycomieronunbocadodeprisaydepieen lacalle; tras locual,volvieronapartir.Acienpasosde laspuertasdeCalais, el caballodeD'Artagnancayó,yyanohubomediodehacerlolevantarse:lasangrelesalíaporlanarizyporlosojos;quedaba sólo el de Planchet, pero éste se había parado y no hubo medio dehacerleandar.Afortunadamente,comohemosdicho,estabanacienpasosdelaciudad;dejaronlasdosmonturasenlacarreteraycorrieronalpuerto.Planchethizoobservarasuamoungentilhombrequellegabaconsucriadoyquenolesprecedíamásqueenunacincuentenadepasos.Seaproximaronrápidamenteaaquelhombrequeparecíamuyagitado.Teníalasbotascubiertasdepolvoy se informaba sobre sipodríapasar enaquelmismomomentoaInglaterra.-Nadaseríamásfácil-lerespondióelpatróndeunnavíodispuestoahacersealavela;peroestamañanahallegadolaordendenodejarpartiranadiesinunpermisoexpresodelseñorcardenal.-Tengoesepermiso-dijoelgentilhombresacandounpapeldesubolso ;aquíestá.-Hacedlovisarporelgobernadordelpuerto-dijoelpatrónydadmepreferencia.-¿Dóndeencontraréalgobernador?-Ensucasadecampo.-¿Ydóndeestásituadaesacasa?-Auncuartode leguade lavilla;mirad,desdeaquí laveréisalpiedeaquellapequeñaprominencia,aqueltechodepizarra.-¡Muybien!-dijoelgentilhombre.Yseguidodesulacayo,tomóelcaminodelacasadecampodelgobernador.D'ArtagnanyPlanchetsiguieronalgentilhombreaquinientospasosdedistancia.Unavezfueradelavilla,D'Artagnanapresuróelpasoyalcanzóalgentilhombre

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cuandoésteentrabaenunbosquecillo.-Señor-ledijoD'Artagnan-,parecequetenéismuchaprisa.-Nopuedotenermás,señor.-Estoy desesperado - dijo D'Artagnan-, porque como también tengo prisa,querríapedirosunfavor.-¿Cuál?-Quemedejéispasarprimero.-Imposible-dijoelgentilhombre;hehechosesentaleguasencuarentaycuatrohorasyesprecisoquemañanaamediodíaestéenLondres.-YyohehechoelmismocaminoencuarentahorasyesprecisoquemañanaalasdiezdelamañanaestéenLondres.-Casoperdido,señor;peroyohellegadoelprimeroynopasaréelsegundo.-Casoperdido,señor;peroyohellegadoelsegundoypasaréelprimero.-¡Serviciodelrey!-dijoelgentilhombre.-¡Serviciomío!-dijoD'Artagnan.-Meparecequeesunamalapelealaquemebuscáis.-¡Pardiez!¿Quéqueréisquesea?-¿Quédeseáis?-¿Queréissaberlo?-Porsupuesto.-Puesbien,quierolaordendequesoisportador,dadoqueyonolatengoydadoquenecesitouna.-¿Bromeáis,verdad?-Nobromeonunca.-¡Dejadmepasar!-Nopasaréis.-Mivalientejoven,voyaromperoslacabeza.¡Eh,Lubin,mispistolas!-Planchet-dijoD'Artagnan-,encárgatetúdelcriado,yomeencargodelamo.Planchet,enardecidoporlaprimeraproeza,saltósobreLubin,ycomoerafuerteyvigoroso,dioconsusriñonesenelsueloylepusolarodillaenelpecho.-Cumplidvuestrocometido,señor-dijoPlanchet-,queyoyahehechoelmío.Al ver esto, el gentilhombre sacó su espada y se abalanzó sobre D'Artagnan;peroteníaquehabérselasconunadversarioterrible.EntressegundosD'Artagnanlesuministrótresestocadas,diciendoacadauna:-UnaporAthos,otraporPorthos,yotraporAramis.Alatercera,elgentilhombrecayócomounamole.D'Artagnan le creyómuerto,o almenosdesvanecido,y seaproximóaélparacogerlelaorden,peroenelmomentoenqueextendíaelbrazopararegistrarlo,elherido, que no había soltado su espada, le asestó un pinchazo en el pecho

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diciendo:-Unaporvos.-¡Y una por mí! ¡Para el final la buena! - exclamó D'Artagnan furioso,clavándoleentierraconunacuartaestocadaenelvientre.Aquellavezelgentilhombrecerrólosojosysedesvaneció.D'Artagnan registró el bolsillo en que había visto poner la ordende paso y lacogió.EstabaanombredelcondedeWardes.Luego, lanzando una última ojeada sobre el hermoso joven, que apenas teníaveinticincoañosyalquedejabaallítendido,privadodelsentidoyquizámuerto,lanzóunsuspirosobreaquelextrañodestinoquellevaaloshombresadestruirseunosaotrosporinteresesdepersonasquelessonextrañasyqueamenudonosabensiquieraqueexisten.Pero muy pronto fue sacado de estas cavilaciones por Lubin, que lanzabaaullidosypedíaayudacontodassusfuerzas.Planchetlepusolamanoenlagargantayapretócontodassusfuerzas.-Señor - dijo -mientras lo tenga así, nogritará, de eso estoy seguro; pero tanpronto como lo suelte, volverá a gritar. Es, según creo, normando, y losnormandossoncabezotas.-¡Espera!-dijoD'Artagnan.Ycogiendosupañueloloamordazó.-Ahora-dijoPlanchet-atémosloaunárbol.Lacosafuehechaaconciencia,luegoarrastraronalcondedeWardesjuntoasudoméstico; y como la noche comenzaba a caer y el atado y el herido estabanalgunospasosdentrodelbosque,eraevidentequedebíanquedarseallíhastaeldíasiguiente.-¡Yahora-dijoD'Artagnan-,acasadelgobernador!-Peroestáisherido,meparece-dijoPlanchet.-Noesnada;ocupémonosdeloquemásurge;luegoyavolveremosamiheridaque,además,nomeparecemuypeligrosa.Ylosdosseencaminarondeprisahacialacasadecampodeldignofuncionario.AnunciaronalseñorcondedeWardes.D'Artagnanfueintroducido.-¿Tenéisunaordenfirmadadelcardenal?-dijoelgobernador.-Sí,señor-respondióD'Artagnan-,aquíestá.-¡Ah,ah!Estáenreglaybiencertificada-dijoelgobernador.-Esmuysimple-respondióD'Artagnan-,soyunodesusmásfieles-.-ParecequeSuEminenciaquiereimpediraalguienllegaraInglaterra.-Sí,auntalD'Artagnan,ungentilhombrebearnésquehasalidodeParíscontresamigossuyosconlaintencióndellegaraLondres.

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-¿Leconocéisvospersonalmente?-preguntóelgobernador.-¿Aquién?-AeseD'Artagnan.-Demaravilla.-Dadmesusseñasentonces.-Nadamásfácil.YD'ArtagnanhizorasgoporrasgoladescripcióndelcondedeWardes.-¿Vaacompañado?-preguntóelgobernador.-Sí,deuncriadollamadoLubin.-Se tendrácuidadoconellosy, si lesponemos lamanoencima,SuEminenciapuedeestartranquilo,serándevueltosaParisconunabuenaescolta.-Ysilohacéis,señorgobernador-dijoD'Artagnan-,habréishechoméritosanteelcardenal.-Loveréisavuestroregreso,señorconde?-Sinningunaduda.-Ossuplicoqueledigáisquesoysuservidor.-Nodejarédehacerlo.Y contento por esta promesa, el goberandor visó el pase y lo entregó aD'Artagnan.D'Artagnannoperdiósutiempoencumplidosinútiles,saludóalgobernador,lediolasgraciasypartió.Unavezfuera,élyPlanctîettomaronsucaminoy,dandoungranrodeo,evitaronelbosqueyvolvieronaentrarporotrapuerta.Elnavíocontinuabadispuestoparapartir,elpatrónesperabaenelpuerto.-¿Ybien?-dijoalveraD'Artagnan.-Aquíestámipasevisado-dijoéste.-¿Yaquelotrogentilhombre?-Nopasaráhoy-dijoD'Artagnan-,peroestadtranquilo,yopagaréelpasajepornosotrosdos.-Entalcaso,partamos-dijoelpatrón.-¡Partamos!-repitióD'Artagnan.YsaltóconPlanchetalbote;cincominutosdespuésestabanabordo.Justoatiempo:amedialeguaenaltamar,D'Artagnanviobrillarunaluzyoyóunadetonación.Eraelcañonazoqueanunciabaelcierredelpuerto.Era momento de ocuparse de su herida; afortunadamente, como D'Artagnanhabía pensado, no era de las más peligrosas: la punta de la espada habíaencontrado una costilla y se había deslizado a lo largo del hueso; además, lacamisasehabíapegadoalpuntoalaherida,yapenassihabíadestiladoalgunas

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gotasdesangre.D'Artagnanestabarotodefatiga;extendieronparaéluncolchónenelpuente,seechóencimaysedurmió.Aldíasiguiente,allevantareldíaseencontróatresocuatroleguasaúndelascostasde Inglaterra; - la brisahabía sidodébil toda lanocheyhabían andadopoco.Alasdiez,elnavíoechabaelanclaenelpuertodeDouvres.Alasdiezymedia,D'ArtagnanponíaelpieentierradeInglaterra,exclamando:-¡Porfin,hemeaquí!Peroaquellonoeratodo;habíaqueganarLondres.EnInglaterra,lapostaestababastante bien servida. D'Artagnan y Planchet tomaron cada uno una jaca, unpostillóncorriópordelantedeellos;encuatrohorasseplantaronenlaspuertasdelacapital.D'ArtagnannoconocíaLondres,D'Artagnannosabíaniunapalabradeinglés;pero escribió el nombre de Buckingham en un papel, y todos le indicaron elpalaciodelduque.ElduqueestabacazandoenWindsor,conelrey.D'Artagnanpreguntóporelayudadecámaradeconfianzadelduque,elcual,porhaberleacompañadoentodossusviajes,hablabaperfectamentefrancés;ledijoque llegaba de Paris para un asunto de vida omuerte, y que era preciso quehablaseconsuamoalinstante.La confianza con que hablaba D'Artagnan convenció a Patrice, que así sellamaba esteministro delministro.Hizo ensillar dos caballos y se encargó deconduciraljovenguardia.EncuantoaPlanchet,lehabíanbajadodesumonturarígidocomounjunco;elpobremuchachosehallabaenellímitedesusfuerzas;D'Artagnanparecíadehierro.Llegaronalcastillo;allíseinformaron:elreyyBuckinghamcazabanpájarosenlasmarismassituadasadosotresleguasdeallí.Alosveinteminutosestuvieronenellugarindicado.ProntoPatriceoyólavozdesuseñorquellamabaasuhalcón.-¿Aquiéndeboanunciaramilordelduque?-preguntóPatrice.-Al joven que una noche buscó querella con él en el Pont Neuf, frente a laSamaritaine.-¡Singularrecomendación!-Yaveréiscómovaletantocomocualquierotra.Patricepusosucaballoalgalope,alcanzóalduqueyleanuncióenlostérminosquehemosdichoqueunmensajeroleesperaba.Buckingham reconoció a D'Artagnan al instante, y temiendo que en Franciapasaba algo cuya noticia se le hacía llegar, no perdió más que el tiempo de

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preguntar dónde estaba quien la traía; y habiendo reconocido de lejos eluniformedelosguardiaspusosucaballoalgalopeyvinoderechoaD'Artagnan.Patrice,pordiscreción,semantuvoaparte.-¿No le ha ocurrido ninguna desgracia a la reina? - exclamó Buckingham,pintándoseenestapreguntatodosupensamientoytodosuamor.-Nolocreo;sinembargo,creoquecorrealgúngranpeligrodelquesóloVuestraGraciapuedesacarla.-¿Yo? - exclamóBuckingham-. ¡Bueno,me sentiríamuy feliz de servirla paraalgunacosa!¡Hablad!¡Hablad!-Tomadestacarta-dijoD'Artagnan.-¡Estacarta!¿Dequiénvieneestacarta?-DeSuMajestad,segúnpienso.-¡De Su Majestad! - dijo Buckingham palideciendo hasta tal punto queD'Artagnancreyóqueibaamarearse.Yrompióelsello.-¿Quéesestedesgarrón? -dijomostrandoaD'Artagnanun lugar enelque sehallabaatravesadadeparteaparte.-¡Ah, ah! - dijo D'Artagnan-. No había visto eso; es la espada del conde deWardeslaquehahechoesehermosoagujeroalagujerearmeelpecho.-¿Estáisherido?-preguntóBuckinghamrompiendoelsello.-¡Oh!¡Noesnada!-dijoD'Artagnan-.Unrasguño.-¡Justocielo!¡Quéheleído!-exclamóelduque-.Patrice,quédateaquí,omejor,reúneteconelreydondeesté,ydiaSuMajestadquelesuplicohumildementeexcusarme, pero un asunto de la más alta importancia me llama a Londres.Venid,señor,venid.Ylosdosjuntosvolvieronatomaralgalopeelcaminodelacapital.

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21CapítuloLacondesadeWinter

Durante el camino, el duque se hizo poner al corriente porD'Artagnan no decuantohabíapasado,sinodeloqueD'Artagnansabía.Alunirloquehabíaoídosalirdelabocadeljovenasusrecuerdospropios,pudo,pues,hacerseunaideabastanteexactadeunasituación,decuyagravedad,porlodemás,lacartadelareina, por corta y poco explícita que fuese, le daba lamedida. Pero lo que leextrañaba sobre todo es que el cardenal, interesado como estaba en que aqueljovennopusieraelpieenInglaterra,nohubieralogradodetenerloenruta.Fue entonces, y ante lamanifestación de esta sorpresa, cuandoD'Artagnan lecontó las precauciones tomadas, y cómo gracias a la abnegación de sus tresamigos,quehabíadiseminadotodoensangrentadosenelcamino,habíallegadoalibrarse,salvolaestocadaquehabíaatravesadoelbilletedelareinayquehabíadevuelto al señor de Wardes en tan terrible moneda. Al escuchar este relatohechoconlamayorsimplicidad,elduquemirabadevezencuandoaljovenconaire asombrado, como si no hubiera podido comprender que tanta prudencia,coraje y abnegación hubieran venido a un rostro que no indicaba todavía losveinteaños.Loscaballosibancomoelvientoyenalgunosminutosestuvieronalaspuertasde Londres. D'Artagnan había creído que al llegar a la ciudad el duqueaminoraríalamarchadelsuyo,peronofueasí:continuósucaminoatodocorrer,inquietándose poco de si derribaba a quienes se hallaban en su camino. Enefecto, al atravesar la ciudad, ocurrieron dos o tres accidentes de este género;pero Buckingham no volvió siquiera la cabeza para mirar qué había sido deaquellosalosquehabíavolteado.D'Artagnanleseguíaenmediodegritosqueseparecíanmuchoamaldiciones.Al entrar en el patio del palacio, Buckingham saltó de su caballo y, sinpreocuparseporloqueleocurriría,lanzólabridasobreelcuelloyseabalanzóhacia la escalinata. D'Artagnan hizo otro tanto, con alguna inquietudmás sinembargo,poraquellosnoblesanimalescuyoméritohabíapodidoapreciar;perotuvoelconsuelodeverquetresocuatrocriadossehabíanlanzadodelascocinasylascuadrasyseapoderabanalpuntodesusmonturas.

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El duque caminaba tan rápidamente que D'Artagnan apenas podía seguirlo.Atravesósucesivamentevariossalonesdeunaeleganciade laque losmayoresseñoresdeFranciano teníansiquiera idea,y llegópor finaundormitorioqueeraa lavezunmilagrodegustoyde riqueza.En laalcobadeestahabitaciónhabíaunapuerta,ocultaenlatapicería,queelduqueabrióconunallavecitadeoro que llevaba colgada de su cuello por una cadena del mismo metal. Pordiscreción, D'Artagnan se había quedado atrás; pero en el momento en queBuckingham franqueaba el umbral de aquella puerta, se volvió, y viendo laindecisióndeljoven:-Venid - le dijo-, y si tenéis la dicha de ser admitido en presencia de SuMajestad,decidleloquehabéisvisto.Alentadoporestainvitación,D'Artagnansiguióalduque,quecerrólapuertatrasél.Los dos se encontraron entonces en una pequeña capilla tapizada toda ella desedadePersiaybrocadadeoro,ardientementeiluminadaporungrannúmerodebujías.Encimadeunaespeciedealtar,ydebajodeundoseldeterciopeloazulcoronado de plumas btancas y rojas, había un retrato de tamaño naturalrepresentando a Ana de Austria, tan perfectamente parecido que D'Artagnanlanzóungritodesorpresa:sehubieracreídoquelareinaibaahablar.Sobreelaltar,ydebajodelretrato,estabaelcofrequeguardabalosherretesdediamantes.El duque se acercó al altar, se arrodilló como hubiera podido hacerlo unsacerdoteanteCristo;luegoabrióelcofre.-Mirad - le dijo sacando del cofre un grueso nudo de cinta azul todoresplandecientedediamantes-.Mirad,aquíestánestospreciososherretesconlosquehabíahechojuramentodeserenterrado.Lareinameloshabíadado,lareinamelospide;queentodosehagasuvoluntad,comoladeDios.Luego se puso a besar unos tras otros aquellos herretes de los que tenía quesepararse.Depronto,lanzóungritoterrible.-¿Quépasa?-preguntóD'Artagnanconinquietud-.¿Yquéosocurre,milord?-Todoestáperdido-exclamóBuckingham,volviéndosepálidocomounmuerto;dosdeestosherretesfaltan,nohaymásquediez.-Milord,¿loshaperdidoocreequeseloshanrobado?-Meloshanrobado-repusoelduque-.Yeselcardenalquienhadadoelgolpe.Mirad,lascintasquelossosteníanhansidocortadascontijeras.-Similordpudierasospecharquiénhacometidoelrobo…Quizáesapersonalostengaaúnensusmanos.-¡Esperad,esperad! -exclamóelduque-.Laúnicavezquemehepuestoestosherretes fue en el baile del rey, hace ocho días, en Windsor. La condesa de

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Winter, con quien estaba enfadado, se me acercó durante ese baile. Aquellareconciliacióneraunavenganzademujercelosa.Desdeesedíanolahevueltoaver.Esamujeresunagentedelcardenal.-¡Perolostieneentoncesentodoelmundo!-exclamóD'Artagnan.-¡Oh, sí sí! - dijo Buckingham, apretando los dientes de cólera-. Sí, es unluchadorterrible.Pero,noobstante,¿cuándohadetenerlugaresebaile?-Elpróximolunes.-¡El próximo lunes! Todavía cinco días; es más tiempo del que necesitamos.¡Patrice!-exclamóelduque,abriendolapuertadelacapilla-.¡Patrice!Suayudadecámaradeconfianzaapareció.-¡Mijoyeroymisecretario!Elayudadecámarasalióconunaprestezayunmutismoqueprobabanelhábitoquehabíacontraídodeobedecerciegamenteysinréplica.Pero aunque fuera el joyero llamado en primer lugar, fue el secretario quienapareció antes. Era muy simple, vivía en palacio. Encontró a Buckinghamsentado ante una mesa en su dormitorio y escribiendo algunas órdenes de supropiopuño.-Señor Jackson - ledijo-,vaisadarosunpaseohastacasadel lordcancillerydecirle que le encargo la ejecución de estas órdenes. Deseo que seanpromulgadasalinstante.-Pero,monseñor,siellordcancillermeinterrogaporlosmotivosquehanpodidollevaraVuestraGraciaaunamedidatanextraordinaria,¿quéresponderé?-Que tal ha sido mi capricho, y que no tengo que dar cuenta a nadie de mivoluntad.-¿SeráesalarespuestaquedeberátransmitiraSuMajestad-repusosonriendoelsecretario-siporcasualidadSuMajestadtuvieralacuriosidaddesaberporquéningúnbajelpuedesalirdelospuertosdeGranBretaña?-Tenéisrazónseñor-respondióBuckingham-Entalcasolediráalreyquehedecidido la guerra, y que esta medida es mi primer acto de hostilidad contraFrancia.Elsecretarioseinclinóysalió.-Ya estamos tranquilos por ese lado - dijo Buckingham, volviéndose haciaD'Artagnan-. Si los herretes no han partido ya para Francia, no llegarán antesquevos.-Yeso,¿porqué?-Acabodeembargara todos losnavíosqueseencuentranenestemomentoenlospuertosdeSuMajestad,yamenosquehayaunpermisoparticular,niunosoloseatreveráalevaranclas.D'Artagnanmiróconestupefacciónaaquelhombrequeponíaelpoder¡limitado

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de que estaba revestido por la confianza de un rey al servicio de sus amores.Buckingham vio en la expresión del rostro del joven lo que pasaba en supensamientoysonrió.-Sí-dijo-sí,esqueAnadeAustriaesmiverdaderareina;aunapalabradeellatraicionaríaamipaís,traicionaríaamirey,traicionaríaamiDios.EllamepidiónoenviaralosprotestantesdeLaRochellelaayudaqueyoleshabíaprometido,y no lo he hecho. Faltaba así a mi palabra, ¡pero no importa! Obedecía a sudeseo. ¿No he sido suficientemente pagado por mi obediencia? Porque a esaobedienciadeboprecisamentesuretrato.D'Artagnan admiró de qué hilos frágiles y desconocidos están a vecessuspendidoslosdestinosdeunpuebloylavidadeloshombres.Estabaélenlomásprofundodesusreflexiones,cuandoentróelorfebre:eraunirlandésdelosmáshábilesensuarte,yqueconfesabaélmismoganarcienmillibrasalañoconelduquedeBuckingham.-SeñorO'Reilly-ledijoelduque,conduciéndoloalacapilla-,vedestosherretesdediamantesydecidmecuántovalecadapieza.El orfebre lanzó una sola ojeada sobre la forma elegante en que estabanengastados,calculóunoconotroelvalordelosdiamantesysindudaalguna:-Milquinientaspistolaslapieza,milord-respondió.-¿Cuántosdíassenecesitaríanparahacerdosherretescomoestos?Comoveis,faltandos.-Ochodías,milord.-Lospagaréatresmilpistolaslapieza,perolosnecesitoparapasadomañana.-Lostendrá,milord.-Soisunhombrepreciso,señorO'Reilly,peroestonoestodo;esosherretesnopuedenserconfiadosanadie,esprecisoqueseanhechosenestepalacio.-Imposible,milord, sólo yo puedo realizarlos para que no se vea la diferenciaentrelosnuevosylosviejos.-Entonces, mi querido señor O'Reilly, sois mi prisionero, y aunque ahoraquisieraissalirdemipalacionopodríais;decidid,pues.Decidmelosnombresdelosayudantesquenecesitáis,ydesignadlosutensiliosquedebentraer.Elorfebreconocíaalduque,sabíaquecualquierobservaciónerainútil,yporesotomóalinstantesudecisión.-¿Meserápermitidoavisaramimujer?-preguntó.-¡Oh! Os será incluso permitido verla, mi querido señor O'Reilly; vuestrocautiverio será dulce, estad tranquilo; y como toda molestia vale unacompensación,ademásdelpreciodelosdosherretes,aquítenéisunbuenmillardepistolasparahacerosolvidarlamolestiaqueoscauso.D'Artagnannovolvíadelasombroquelecausabaaquelministro,quemovíaasu

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placerhombresymillones.Encuantoalorfebre, escribía a sumujer enviándole elbonodemilpistolasyencargándola devolverle a cambio su aprendiz más hábil, un surtido dediamantescuyopesoytítuloledaba,yunalistadelosinstrumentosqueleerannecesarios.Buckinghamcondujoalorfebrealahabitaciónqueleestabadestinadayque,alcabodemediahora,fuetransformadaentaller.Luegopusouncentinelaencadapuertaconprohibicióndedejarentraraquienquieraquefuese,aexcepcióndesuayudadecámaraPatrice.EsinútilañadirquealorfebreO'Reillyyasuayudantelesestabaabsolutamenteprohibidosalirbajoelpretextoquefuera.Arregladoestepunto,elduquevolvióaD'Artagnan.-Ahora,jovenamigomío-dijo-,Inglaterraesnuestra.¿Quéqueréisquédeseáis?-Unacama-respondióD'Artagnan-.Osconfiesoqueporelmomentoesloquemásnecesito.Buckinghamdio aD'Artagnan una habitación que pegaba con la suya.Queríateneraljovenbajosumano,noporquedesconfiasedeél,sinoparateneralguienconquienhablarconstantementedelareina.UnahoradespuésfuepromulgadaenLondreslaordenanzadenodejarsalirdelospuertosningúnnavío cargadoparaFrancia, ni siquiera el paquebotede lascamas.Alosojosdetodos,aquelloeraunadeclaracióndeguerraentrelosdosreinos.Dosdíasdespués,alasonce,losdosherretesendiamantesestabanacabadosytanperfectamenteimitados,tanperfectamenteparejosqueBuckinghamnopudoreconocerlosnuevosdelosantiguos,ylosmásexpertosensemejantemateriasehabríanequivocadoigualqueél.AlpuntohizollamaraD'Artagnan.-Mirad - le dijo-. Aquí están los herretes de diamantes que habéis venido abuscar,ysedmitestigodequetodocuantoelpoderhumanopodíahacerlohehecho.-Estadtranquilo,milord,diré loquehevisto;pero¿meentregaVuestraGracialosherretessinlacaja?-Lacajaos seríaunembarazo.Además, la caja esparamí tantomáspreciosacuantoquesólomequedaella.Diréisquelaconservoyo.-Harévuestroencargopalabraporpalabra,milord.-Yahora -prosiguióBuckingham,mirando fijamenteal joven-, ¿cómosaldarémideudaconvos?D'Artagnanenrojecióhastaelblancodelosojos.Vioqueelduquebuscabaunmedio de hacerle aceptar algo, y aquella idea de que la sangre de suscompañeros y la suya iban a ser pagadas por el oro inglés le repugnaba

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extrañamente.-Entendámonosmilord - respondióD'Artagnan-, y sopesemos bien los hechosporadelantado,afindequenohayadesprecioenello.Estoyalserviciodelreyyde la reinadeFrancia,y formopartede lacompañíade losguardiasdelseñordes Essarts quien, como su cuñado el señor de Tréville, está particularmentevinculadoaSusMajestades.Portanto,lohehechotodoporlareinaynadaporVuestraGracia.Esmás,quizánohubierahechonadadetodoestosinohubieratratadodeseragradableaalguienqueesmidama,comolareinaloesvuestra.-Sí-dijoelduque,sonriendo-,ycreoinclusoconoceraesapersona,es…-Milord,yonolahenombrado-interrumpióvivamenteeljoven.-Esjusto-dijoelduque-.Es,pues,aesapersonaaquiendeboestaragradecidoporvuestraabnegación.-Vos lohabéisdicho,milord,porqueprecisamenteenestemomentoenque setratadeguerra,osconfiesoquenoveoenVuestraGraciamásqueauninglés,yporconsiguienteaunenemigoalqueestaríamásencantadodeencontrarenelcampodebatallaqueenelparquedeWindsoroenloscorredoresdelLouvre;locual, por lo demás, no me impedirá ejecutar punto por punto mi misión yhacermematarsiesnecesarioparacumplirla;pero, lorepitoaVuestraGracia,sin que tenga que agradecerme personalmente lo que por mí hago en estasegundaentrevistamásdeloquehiceporellaenlaprimera.-Nosotrosdecimos:«Orgullosocomounescocés»-murmuróBuckingham.-Ynosotrosdecimos:«Orgullosocomoungascón»-respondióD'Artagnan.LosgasconessonlosescocesesdeFrancia.D'Artagnansaludóalduqueysedispusoapartir.-¡Ybien!¿Osvaisya?¿Pordónde?¿Cómo?-Escierto.-¡Diosmecondene!Losfrancesesnotemenanada.-HabíaolvidadoqueInglaterraeraunaislayquevoseraiselrey.-Id al puerto, buscad el bricbarca Sund, entregad esta carta al capitán; él osconducirá a un pequeño puerto donde ciertamente no os esperan, y donde noatracanporreglageneralmásquebarcosdepesca.-¿Cómosellamaesepuerto?-Saint Valèry; pero, esperad: llegado allí, entraréis en un mal albergue sinnombreysinmuestra,unverdaderogaritodemarineros;nopodéisconfundiros,nohaymásqueuno.-¿Después?-Preguntaréisporelhostelero,ylediréis:Forward.-Locualquieredecir…-Adelante: es la contraseña.Os dará un caballo completamente ensillado y os

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indicaráelcaminoquedebéisseguir;encontraréisdeesemodocuatrorelevosenvuestraruta.SiencadaunodeellosqueréisdarvuestradireccióndeParis, loscuatro caballos os seguirán; ya conocéis dos, y me ha parecido que sabéisapreciarloscomoaficionado:sonlosquehemosmontado;creedme,losotrosnoles son inferiores. Estos cuatro caballos están equipados para campaña. Pororgullosoqueseáis,noosnegaréisaaceptarunonihaceraceptarlosotrostresavuestros compañeros: además son para hacer la guerra. El fin excluye losmedios,comovosdecís,comodicenlosfranceses,¿noesasí?-Sí,milord,acepto-dijoD'Artagnan-.YsiplaceaDios,haremosbuenusodevuestrospresentes.-Ahora, vuestra mano, joven; quizá nos encontremos pronto en el campo debatalla;peromientrastanto,nosdejaremoscomobuenosamigos,esoespero.-Sí,milord,peroconlaesperanzadeconvertirnosprontoenenemigos.-Estadtranquilo,osloprometo.-Cuentoconvuestrapalabra,milord.D'Artagnansaludóalduqueyavanzóvivamentehaciaelpuerto.Frente a la Torre deLondres encontró el navio designado, entregó su carta alcapitán,quelahizovisarporelgobernadordelpuerto,yaparejóalpunto.Cincuentanavíosestabanenfranquiciayesperaban.Alpasarjuntoalabordadeunodeellos,D'Artagnancreyóreconoceralamujerde Meung, la misma a la que el gentilhombre desconocido había llamado«milady», y que él, D'Artagnan, había encontrado tan bella; pero gracias a lacorrientedel ríoy al buenvientoque soplaba, sunavío iba tandeprisaque alcabodeuninstanteestuvieronfueradelalcancedelosojos.Aldíasiguiente,hacialasnuevedelamañana,llegaronaSaintValèry.D'Artagnansedirigióal instantehaciaelalbergueindicado,yloreconocióporlosgritosquedeélsalían:sehablabadeguerraentreInglaterrayFranciacomodealgopróximoaindudable,ylosmarineroscontentosalborotabanenmediodelajuerga.D'Artagnanhendiólamultitud,avanzóhaciaelhosteleroypronunciólapalabraForword.Alinstanteelhuéspedlehizoseñadequelesiguiese,salióconélporunapuertaquedabaalpatio,locondujoalacuadradondeloesperabauncaballocompletamenteensillado,ylepreguntósinecesitabaalgunaotracosa.-Necesitoconocerlarutaquedeboseguir-dijoD'Artagnan.-Id de aquí a Blangy, y de Blangy a Neufchátel. En Neufchátel entrad en elalbergue de la Herse d'Ord, dad la contraseña al hotelero, y, como aquí,encontraréisuncaballototalmenteensillado.-¿Deboalgo?-preguntóD'Artagnan.-Todoestápagado -dijoelhostelero-,ycon largueza. Id,pues,yqueDiosos

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guíe.-¡Amén!-respondióeljoven,partiendoalgalope.CuatrohorasdespuésestabaenNeufchátel.Siguió estrictamente las instrucciones recibidas; enNeufchátel, como enSaintValèry,encontróunamonturatotalmenteensilladayaguardándolo;quisollevarlaspistolasdelasillaqueacababadedejaralasillaqueibaatomar:lasguardasdelarzónestabanprovistasdepistolasparecidas.-VuestradirecciónenParis?-PalaciodelosGuardias,compañíaDesEssarts.-Bien-respondióéste.-¿Quérutahayquetomar?-preguntóasuvezD'Artagnan.-LadeRouen;perodejaréislaciudadavuestraderecha.EnlaPequeñaaldeadeEcouis os detendréis, no hay más que un albergue, el Ecu de France. No lojuzguéis por su apariencia: en sus cuadras tendrá un caballo que valdrá tantocomoéste.-¿Lamismacontraseña?-Exactamente.-¡Adiós,maese!-¡Buenviaje,gentilhombre!¿Tenéisnecesidaddealgunacosa?D'Artagnanhizocon la cabeza señal de que no, y volvió a partir a todo galope. EnEcouis, lamismaescenaserepitió:encontróunhostelerotanprevisor,uncaballofrescoydescansado; dejó sus señas como lo había hecho y volvió a partir al mismogalope para Pontoise. En Pontoise, cambió por última vez demontura y a lasnueveentrabaatodogalopeenelpatiodelpalaciodelseñordeTréville.Habíahechocercadesesentaleguasendocehoras.ElseñordeTrévillelorecibiócomosilohubieravistoaquellamismamañana;sólo que, apretándole la mano un poco más vivamente que de costumbre, leanuncióquelacompañíadelseñorDesEssartsestabadeguardiaenelLouvreyquepodíaincorporarseasupuesto.

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22CapítuloElballetdelaMerlaison

AldíasiguientenosehablabaentodoParismásquedelbailequelosseñoresregidoresdelavilladaríanalreyyalareina,yenelcualsusMajestadesdebíanbailarelfamosoballetdelaMerlaison,queeraelballetfavoritodelrey.En efecto, desde hacía ocho días se preparaba todo en el Ayuntamiento paraaquella velada solemne. El carpintero de la villa había levantado los estradossobre los que debían permanecer las damas invitadas; el tendera delAyuntamientohabíaadornado las salascondoscientasvelasdecerablanca, locualeraunlujoinauditoparaaquellaépoca;enfin,veinteviolineshabíansidoavisados, y el precio que se les daba había sido fijado en el doble del precioordinario,dadoque,segúnesteinforme,debíantocardurantetodalanoche.Alasdiezde lamañana,elseñordeLaCoste,abanderadode losguardiasdelrey, seguido de dos exentos y de varios arqueros del cuerpo, vino a pedir alescribanodelavilla,llamadoClément,todaslasllavesdepuertas,habitacionesy oficinas del Ayuntamiento. Aquellas llaves le fueron entregadas al instante;cadaunadeellasllevabaunbilletequedebíaservirparahacerlareconocer,yapartirdeaquelmomentoelseñordeLaCostequedóencargadodelaguardiadetodaslaspuertasytodaslasavenidas.A las once vino a su vezDuhallier, capitán de los guardias, trayendo consigocincuenta arqueros que se repartieron al punto por el Ayuntamiento, en laspuertasqueleshabíansidoasignadas.A las tres llegaron dos compañías de guardias, una francesa, otra suiza. Lacompañíadelosguardiasfrancesesestabacompuesta:lamitadporhombresdelseñorDuhallier,laotramitadporhombresdelseñordesEssarts.Alasseisdelatarde,losinvitadoscomenzaronaentrar.Amedidaqueentraban,erancolocadosenelsalón,sobrelosestradospreparados.Alasnuevellególaseñoraprimerapresidenta.Comoeradespuésdelareinalapersona demayor consideración de la fiesta, fue recibida por los señores delAyuntamientoycolocadaenelpalcofronteroalquedebíaocuparlareina.AlasdiezsetrajolacolacióndeconfiturasparaelreyenlasalitadelladodelaiglesiaSaint Jean,yello frentealaparadordeplatadelAyuntamiento,queera

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guardadoporcuatroarqueros.Amedianoche se oyeron grandes gritos y numerosas aclamaciones: era el reyque avanzaba a través de las calles que conducen del Louvre al palacio delAyuntamiento,yqueestabaniluminadasconlinternasdecolor.Alpuntolosseñoresregidores,vestidosconsustrajesdepañoyprecedidosporseissargentos,cadaunodeloscualesllevabaunhachónenlamano,fueronanteelrey,aquienencontraronenlasgradas,dondeelprebostedeloscomerciantesle dio la bienvenida, cumplida la cual SuMajestad respondió excusándose dehabervenido tan tarde, pero cargando la culpa sobre el señor cardenal, que lohabíaretenidohastalasonceparahablardelosasuntosdelEstado.SuMajestad,entrajedeceremonia,estabaacompañadoporS.A.R.Monsieur,porelcondedeSoissons,porelgranprior,porelduquedeLongueville,porelduqueD'Elbeuf,porelcondeD'Harcourt,porelcondedeLaRocheGuyon,porelseñordeLiancourt,porelseñordeBaradas,porelcondedeCramailyporelcaballerodeSouveray.Todosobservaronqueelreyteníaairetristeypreocupado.Sehabíapreparadoparaelreyungabinete,yotroparaMonsieur.Encadaunodeestosgabineteshabíadepositadostrajesdemáscara.Otrotantosehabíahechoparalareinayparalaseñorapresidenta.LosseñoresylasdamasdelséquitodeSusMajestadesdebíanvestirsededosendosenhabitacionespreparadasaesteefecto.Antesdeentrarenelgabinete,elreyordenóqueviniesenaprevenirlotanprontocomoaparecieseelcardenal.Media hora después de la entrada del rey, nuevas aclamaciones sonaron: éstasanunciabanlallegadadelareina-.Losregidoreshicieronloqueyahabíanhechoantes y precedidos por los sargentos se adelantaron al encuentro de su ilustreinvitada.La reinaentróen la sala: seadvirtióque,comoel rey, teníaaire tristey sobretodofatigado.En el momento en que entraba, la cortina de una pequeña tribuna que hastaentonceshabíapermanecidocerradaseabrió,ysevioaparecerlacabezapálidadel cardenal vestido de caballero español. Sus ojos se fijaron sobre los de lareina,yunasonrisadealegríaterriblepasóporsuslabios:lareinanoteníasusherretesdediamantes.La reinapermanecióalgún tiemporecibiendo loscumplidosde losseñoresdelAyuntamientoyrespondiendoalossaludosdelasdamas.De pronto el rey apareció con el cardenal en una de las puertas de la sala.Elcardenallehablabaenvozbajayelreyestabamuypálido.El rey hendió la multitud y, sin máscara, con las cintas de su jubón apenas

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anudadas,seaproximóalareinayconvozalteradaledijo:-Señora,¿porqué,siosplace,notenéisvuestrosherretesdediamantescuandosabéisquemehubieraagradadoverlos?La reina tendió sumiradaen tornoa ella,yviodetrásdel reyal cardenalquesonreíaconunasonrisadiabólica.-Sire - respondió la reina con voz alterada-, porque en medio de esta granmuchedumbrehetemidoquelesocurrieraalgunadesgracia.-¡Puesoshabéisequivocado,señora!Sioshehechoeseregalohasidoparaqueosadornaraisconél.Osdigoqueoshabéisequivocado.Ylavozdel reyestaba temblorosadecólera; todosmirabanyescuchabanconasombro,sincomprendernadadeloquepasaba.-Sire-dijolareina-puedoenviarlosabuscaralLouvre,dondeestán,yasílosdeseosdeVuestraMajestadseráncumplidos.-Hacedlo, señora, hacedlo, y cuanto antes; porque dentro de una hora va acomenzarelballet.Lareinasaludóenseñaldesumisiónysiguióalasdamasquedebíanconducirlaasugabinete.Porsuparte,elreyvolvióalsuyo.Huboenlasalaunmomentodedesconciertoyconfusión.Todoelmundohabíapodidonotarquealgohabíapasadoentreelreyylareina;perolosdoshabíanhabladotanbajoque,habiéndosealejadotodosporrespetoalgunospasos,nadiehabíaoídonada.Losviolines tocabancontodasufuerza,peronolosescuchaban.Elreysalióelprimerodesugabinete;ibaentrajedecazadelosmáselegantesyMonsieur y los otros señores iban vestidos como él. Era el traje que mejorllevabaelrey,yasívestidoparecíaverdaderamenteelprimergentilhombredesureino.Elcardenalseacercóalreyyleentregóunacaja.Elreylaabrióyencontróenelladosherretesdediamantes.-¿Quéquieredeciresto?-preguntóalcardenal.-Nada- respondióéste-.Sóloquesi la reina tiene losherretes,cosaquedudo,contadlos,Sire,ysinoencontráismásquediez,preguntadaSuMajestadquiénpuedehaberlerobadolosdosherretesquehayahí.Elreymiróalcardenalcomoparainterrogarle;peronotuvotiempodedirigirleninguna pregunta: un grito de admiración salió de todas las bocas. Si el reyparecíaelprimergentilhombredesureino,lareinaeraabuensegurolamujermásbelladeFrancia.Esciertoque su tocadodecazadora le ibademaravilla; teníaun sombrerodefieltroconplumasazules,uncorpiñodeterciopelogrisperlaunidoconbroches

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de diamantes, y una falda de satén azul toda bordada de plata. En su hombroizquierdoresplandecíanlosherretessostenidosporunnudodelmismocolorquelasplumasylafalda.El rey se estremecía de alegría y el cardenal de cólera; sin embargo, distantescomoestabandelareina,nopodíancontar losherretes; lareinalostenía,sóloque,¿teníadiezoteníadoce?Enaquelmomento,losviolineshicieronsonarlaseñaldelbaile.Elreyavanzóhacialaseñorapresidenta,conlaquedebíabailar,yS.A.Monsieurconlareina.Sepusieronensuspuestosyelbailecomenzó.Elreyestabaenfrentedelareina,ycadavezquepasabaasulado,devorabaconlamiradaaquellosherretes,cuyacuentanopodíasaber.Unsudorfríocubríalafrentedelcardenal.Elbaileduróunahora:teníadieciséisintermedios.Elbaile terminóenmediode losaplausosde todalasala,cadacual llevóasudamaasusitio,peroelreyaprovechóelprivilegioqueteníadedejaralasuyadondeseencontrabaparaavanzardeprisahacialareina.-Os agradezco, señora - le dijo-, la deferencia que habéismostrado haciamisdeseos,perocreoqueosfaltandosherretes,yyooslosdevuelvo.Yconestaspalabras,tendióalareinalosdosherretesquelehabíaentregadoelcardenal.-¡Cómo,Sire!-exclamólajovenreinafingiendosorpresa-.¿Medaisaúnotrosdos?Entoncesconéstostendrécatorce.En efecto, el rey contó y los doce herretes se hallaron en los hombros de SuMajestad.Elreyllamóalcardenal.-Y bien, ¿qué significa esto, monseñor cardenal? - preguntó el rey en tonosevero.-Eso significa, Sire - respondió el cardenal-, que yo deseaba queSuMajestadaceptara esos dos herretes y, no atreviéndome a ofrecérselos yo mismo, headoptadoestemedio.-Y yo quedo tanto más agradecida a Vuestra Eminencia - respondió Ana deAustria con una sonrisa que probaba que no era víctima de aquella ingeniosagalantería-, cuanto que estoy segura de que estos dos herretes os cuestan tancarosellossoloscomolosotrosdocehancostadoaSuMajestad.Luego, habiendo saludado al rey y al cardenal, la reina tomó el camino de lahabitaciónenquesehabíavestidoyenquedebíadesvestirse.Laatenciónquenoshemosvistoobligadosaprestarduranteelcomienzodeestecapítuloalospersonajesilustresqueenélhemosintroducido,noshanalejadouninstantedeaquelaquienAnadeAustriadebíaeltriunfoinauditoqueacababade

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obtener sobre el cardenal y que, confundido, ignorado perdido en lamuchedumbreapiñadaenunadelaspuertas,mirabadesdeallíestaescenasólocomprensibleparacuatropersonas:elrey,lareinaSuEminenciayél.La reina acababa de ganar su habitación yD'Artagnan se aprestaba a retirarsecundo sintió que le tocaban ligeramente en el hombro; se volvió y vio a unamujerjovenquelehacíaseñasdeseguirla.Aquellajoventeníaelrostrocubiertoporunantifazdeterciopelonegro,maspeseaestaprecauciónque,porlodemás,estabatomadamásparalosotrosqueparaél,reconocióalinstantemismoasuguíahabitual,laligeraaingeniosaseñoraBonacieux.La víspera apenas si se habían visto en el puesto del suizo Germain, dondeD'Artagnanlahabíahechollamar.Laprisaqueteníalajovenporllevaralareinalaexcelentenoticiadelfelizretornodesumensajerohizoquelosdosamantesapenas cambiaran algunas palabras. D'Artagnan siguió, pues, a la señoraBonacieuxmovidoporundoble sentimiento: el amory lacuriosidad.Durantetodo el camino, y a medida que los corredores se hacían más desiertos,D'Artagnan quería detener a la joven, cogerla, contemplarla, aunque no fueramásqueuninstante;perovivazcomounpájaro,sedeslizabasiempreentresusmanos,ycuandoélqueríahablar,sudedopuestoensubocaconunlevegestoimperativo lleno de encanto le recordaba que estaba bajo el imperio de unapotenciaa laquedebíaobedecerciegamente,yque leprohibía incluso lamásligera queja; por fin, tras un minuto o dos de vueltas y revueltas, la señoraBonacieuxabrióunapuertaaintrodujoal jovenenungabinetecompletamenteoscuro.Allílehizounanuevaseñaldemutismo,yabriendounasegundapuertaoculta por una tapicería cuyas aberturas esparcieron de pronto viva luz,desapareció.D'Artagnanpermanecióuninstanteinmóvilypreguntándosedóndeestaba,peropronto un rayo de luz que penetraba por aquella habitación, el aire cálido yperfumado que llegaba hasta él, la conversación de dos o tres mujeres, enlenguaje a la vez respetuoso y elegante, la palabra Majestad muchas vecesrepetida, le indicaron claramente que estaba en un gabinete contiguo a lahabitacióndelareina.Eljovenpermanecióenlasombrayesperó.Lareinasemostrabaalegreyfeliz,locualparecíaasombraralaspersonasquela rodeaban y que tenían por el contrario la costumbre de verla casi siemprepreocupada.Lareinaachacabaaquelsentimientogozosoalabellezadelafiesta,al placer que le había hecho experimentar el baile, y como no está permitidocontradecir a una reina, sonría o llore, todos ponderaban la galantería de losseñoresregidoresdelAyuntamientodeParis.AunqueD'Artagnannoconociesealareina,distinguiósuvozdelasotrasvoces,

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en primer lugar por un ligero acento extranjero, luego por ese sentimiento dedominación, impreso naturalmente en todas las palabras soberanas. La oyóacercarseyalejarsedeaquellapuertaabierta,ydoso tresvecesvio incluso lasombradeuncuerpointerceptarlaluz.Finalmente,depronto,unamanoyunbrazoadorablesdeformaydeblancurapasaron a través de la tapicería; D'Artagnan comprendió que aquella era surecompensa:sepostróderodillas,cogióaquellamanoyapoyórespetuosamentesus labios; luego aquella mano se retiró dejando en las suyas un objeto quereconociócomounanillo;alpuntolapuertavolvióacerrarseyD'Artagnanseencontródenuevoenlamáscompletaoscuridad.D'Artagnanpusoelanilloensudedoyesperóotravez;eraevidentequenotodohabía terminado aún. Después de la recompensa de su abnegación venía larecompensadesuamor.Además,elballethabíaacabado,perolanocheapenashabíacomenzado:secenabaalastresyelrelojdeSaintJeanhacíaalgúntiempoquehabíatocadoyalasdosytrescuartos.Enefecto,pocoapocoelruidodelasvocesdisminuyóenlahabitaciónvecina;se las oyó alejarse; luego, la puerta del gabinete donde estaba D'Artagnan sevolvióaabrirylaseñoraBonacieuxseadelantó.-¡Vosporfin!-exclamóD'Artagnan.-¡Silencio! - dijo la joven, apoyando su mano sobre los labios del joven-.¡Silencio!Eidospordondehabéisvenido.-Pero¿cuándoosvolveréaver?-exclamóD'Artagnan.-Un billete que encontraréis al volver a vuestra casa lo dirá. ¡Marchaos,marchaos!Yconestaspalabrasabrió lapuertadelcorredoryempujóaD'Artagnanfueradelgabinete.D'Artagnanobedeciócómounniño,sinresistenciaysinopciónalguna, loquepruebaqueestabarealmentemuyenamorado.

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23CapítuloLacita

D'Artagnanvolvióasucasaa todocorrer,yaunqueeranmásde las tresde lamañanayaunquetuvoqueatravesarlospeoresbarriosdeParis,notuvoningúnmal encuentro. Ya se sabe que hay un dios que vela por los borrachos y losenamorados.Encontrólapuertadesucasaentreabierta,subiósuescalera,yllamósuavementeydeunaformaconvenidaentreélysulacayo.Planchet,aquiendoshorasanteshabía enviado del palacio del Ayuntamiento recomendándole que lo esperase,vinoaabrirlelapuerta.-¿Alguienhatraídounacartaparamî?-preguntóvivamenteD'Artagnan.-Nadiehatraídoningunacarta,señor-respondióPlanchet;perohayunaquehavenidototalmentesola.-¿Quéquieresdecir,imbécil?-Quierodecirquealvolver,aunqueteníalallavedevuestracasaenmibolsilloyaunqueesallavenomehayaabandonado,heencontradounacartasobreeltapizverdedelamesa,envuestrodormitorio.-¿Ydóndeestáesacarta?-Lahedejadodondeestaba,señor.Noesnaturalquelascartasentrenasíencasadelasgentes.Si laventanaestuvieraabierta,osolamenteentreabierta,nodigoque no; pero no, todo estaba herméticamente cerrado. Señor, tened cuidado,porqueabuensegurohayalgunamagiaenella.Duranteestetiempo,eljovensehabíalanzadoalahabitaciónyabiertolacarta;eradelaseñoraBonacieuxyestabaconcebidaenestostérminos:

«Hayvivosagradecimientosquehacerosyquetransmitiros.EstadestanochehacialasdiezenSaintCloud,frentealpabellónquesealzaenlaesquinadelacasadelseñorD'Estrées.

C.B.»

Alleeraquellacarta,D'Artagnansentíasucorazóndilatarseyencogerseconese

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dulceespasmoquetorturayacariciaelcorazóndelosamantes.Era el primer billete que recibía, era la primera cita que se le concedía. Sucorazón,henchidoporlaembriaguezdelaalegría,sesentíaprestoadesfallecersobreelumbraldeaquelparaísoterrestrequesellamabaelamor.-¡Ybien,señor!-dijoPlanchet,quehabíavistoasuamoenrojecerypalidecersucesivamente-.¿Noesjustoloqueheadivinadoyquesetratadealgúnasuntodesagradable?-Teequivocas,Planchet - respondióD'Artagnan-,y lapruebaesqueahí tienesunescudoparaquebebasamisalud.-Agradezcoalseñorelescudoquemeda,yleprometoseguirexactamentesusinstrucciones;peronoesmenosciertoquelascartasqueentranasíenlascasascerradas…-Caendelcielo,amigomío,caendelcielo.-Entonces,¿elseñorestácontento?-preguntóPlanchet.-¡MiqueridoPlanchet,soyelmásfelizdeloshombres!-¿Puedoaprovecharlafelicidaddelseñorparairmeaacostar?-Sí,vete.-Que todas las bendiciones del cielo caigan sobre el señor, pero no esmenosciertoqueesacarta…Y Planchet se retiró moviendo la cabeza con aire de duda que no habíaconseguidoborrarenteramentelaliberalidaddeD'Artagnan.Al quedarse solo, D'Artagnan leyó y releyó su billete, luego besó y volvió abesar veinte veces aquellas líneas trazadas por la mano de su bella amante.Finalmenteseacostó,sedurmióytuvosueñosdorados.AlassietedelamañanaselevantóyllamóaPlanchet,quealasegundallamadaabriólapuerta,elrostrotodavíamallimpiodelasinquietudesdelavíspera.-Planchet - le dijo D'Artagnan-, salgo por todo el día quizá; eres, pues, librehasta lassietede la tarde;peroa lassietede la tarde,estatedispuestocondoscaballos.-¡Vaya!-dijoPlanchet-.Parecequetodavíavamosahacernosagujerearlapielenvarioslugares.-Cogerástumosquetónytuspistolas.-¡Bueno! ¿Qué decía yo? - exclamó Planchet-. Estaba seguro;-, esa malditacarta…-Tranquilízate,imbécil,setratasimplementedeunapartidadeplacer.-Sí,comolosviajesderecreodelotrodía,enlosquellovíanlasbalasydondehabíatrampas.-Además, si tenéismiedo, señorPlanchet - prosiguióD'Artagnan-, iré sinvos;prefieroviajarsoloantesqueteneruncompañeroquetiembla.

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-Elseñormeinjuria-dijoPlanchet;meparece,sinembargo,quemehavistoenacción.-Sí,perocreoquegastastetodotuvalordeunasolavez.-El señor verá que cuando la ocasión se presente todavíame queda; sólo queruego al señor no prodigarlo demasiado si quiere que me quede por muchotiempo.-¿Creestenertodavíaciertacantidadparagastarestanoche?-Esoespero.-Puesbien,cuentocontigo.-Alahoraindicadaestarédispuesto;sóloqueyocreíaqueelseñornoteníamásqueuncaballoenlacuadradelosguardias.-Quizánohayaenestosmomentosmásqueuno,peroestanochehabrácuatro.-Parecequenuestroviajefueraunviajederemonta.-Exactamente-dijoD'Artagnan.YtrashaceraPlanchetunúltimogestoderecomendaciónsalió.ElseñorBonacieuxestabaasupuerta.LaintencióndeD'Artagnanerapasardelargo sin hablar al digno mercero; pero éste hizo un saludo tan suave y tanbenignoquesuinquilinohuboporfuerzanosólodedevolvérselo,sinoinclusodetrabarconversaciónconél.Porotraparte,¿cómonotenerunpocodecondescendenciaparaconunmaridocuyamujeroshadadounacitaparaesamismanocheenSaintCloud,frentealpabellóndelseñorD'Estrées?D'Artagnanseacercóconelairemásamablequepudoadoptar.La conversación recayó naturalmente sobre el encarcelamiento del pobrehombre. El señor Bonacieux, que ignoraba que D'Artagnan había oído suconversación con el desconocido de Meung, contó a su joven inquilino laspersecuciones de aquel monstruo del señor de Laffemas, a quien no cesó decalificardurantetodosurelatodeverdugodelcardenal,yseextendiólargamentesobre la Bastilla, los cerrojos, los postigos, los tragaluces, las rejas y losinstrumentosdetortura.D'Artagnan lo escuchó con una complacencia ejemplar; luego, cuando huboterminado:-YlaseñoraBonacieux-dijoporfin-,¿sabéisquiénlahabíaraptado?Porquenoolvido que gracias a esa circunstancia molesta debo la dicha de haberosconocido.-¡Ah! - dijo el señorBonacieux-. Se han guardadomucho de decírmelo, ymimujerporsuparte,mehajuradoportodoslosdiosesqueellanolosabía.Peroydevos-continuóelseñorBonacieuxenuntonodeingenuidadperfecta-,¿quéhasidodevos todosestosdíaspasados?Nooshevistoniavosniavuestros

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amigos,ynocreoquehayasidoenelpavimentodeParísdondehabéiscogidotodoelpolvoquePlanchetquitabaayerdevuestrasbotas.-Tenéis razón,miquerido señorBonacieux,mis amigosyyohemoshechounpequeñoviaje.-¿Lejosdeaquí?-¡Oh,Diosmío, no, a unas cuarenta leguas sólo!Hemos ido a llevar al señorAthosalasaguasdeForges,dondemisamigossehanquedado.-¿Y vos habéis vuelto, verdad? - prosiguió el señor Bonacieux dando a sufisonomía su airemásmaligno-.Un buenmozo como vos no consigue largospermisosdesuamante,yeraisimpacientementeesperadoenParis,¿noesasí?-Afe-dijoriendoeljoven-,osloconfieso,miqueridoseñorBonacieux,tantomáscuantoqueveoqueno seospuedeocultarnada.Sí, eraesperado,ymuyimpacientemente,osrespondodeello.UnaligeranubepasóporlafrentedeBonacieux,perotanligeraqueD'Artagnannosediocuenta.-¿Yvamos a ser recompensados por nuestra diligencia? - continuó elmercerocon una ligera alteración en la voz, alteración que D'Artagnan no notó comotampoco había notado la nube momentánea que un instante antes habíaensombrecidoelrostrodeldignohombre.-¡Vaya!¿Vaisasermonearme?-dijoriendoD'Artagnan.-No,loqueosdigoessólo-repusoBonacieux-,essóloparasabersivolveremostarde.-¿Por qué esa pregunta, querido huésped? - preguntó D'Artagnan-. ¿Es quecontáisconesperarme?-No,esquedesdemiarrestoyelroboquehancometidoenmicasa,measustocada vez que oigo abrir una puerta, y sobre todo por la noche. ¡Maldita sea!¿Quéqueréis?Yonosoyunhombredeespada.-¡Bueno!Noosasustéissiregresoalauna,alasdosoalastresdelamañana;ysinoregreso,tampocoosasustéis.Aquella vezBonacieux se quedó tan pálido queD'Artagnan no pudo dejar dedarsecuenta,ylepreguntóquétenía.-Nada - respondió Bonacieux-, nada. Desde estas desgracias, estoy sujeto adesmayosqueseapoderandemídepronto,yacabodesentirpasarpormíunestremecimiento.Nolehagáiscaso,vosnotenéismásqueocuparosdeserfeliz.-Entoncestengoocupación,porquelosoy.-Notodavía,esperarentonces,vosmismolohabéisdicho:estanoche.-¡Bueno,estanochellegará,aDiosgracias!Yquizálaestéisesperandovoscontanta impaciencia como yo. Quizá esta noche la señora Bonacieux visite eldomicilioconyugal.

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-La señora Bonacieux no está libre esta noche - respondió con tono grave elmarido;estáretenidaenelLouvreporsuservicio.-Tantopeorparavos,miqueridohuésped,tantopeor;cuandosoyfelizquisieraquetodoelmundolofuese;peroparecequenoesposible.Y el joven se alejó riéndose a carcajadas que sólo él, eso pensaba, podíacomprender.-¡Divertíosmucho!-respondióBonacieuxconunacentosepulcral.PeroD'Artagnanestabayademasiadolejosparaoírloy,aunquelohubieraoído,enladisposicióndeánimoenqueestaba,nolohubieraciertamentenotado.SedirigióhaciaelpalaciodelseñordeTréville;suvisitadelavísperahabíasidocomoserecordará,muycortaymuypocoexplicativa.EncontróalseñordeTrévilleconlaalegríaenelalma.Elreyylareinahabíanestado encantadores con él en el baile. Cierto que el cardenal había estadoperfectamentedesagradable.Alaunadelamañanasehabíaretiradosopretextodequeestabaindispuesto.EncuantoaSusMajestades,nohabíanvueltoalLouvrehastalasseisdelamañana.-Ahora-dijoelseñordeTrévillebajandolavozainterrogandoconlamiradaatodos los ángulos de la habitación para ver si estaban completamente solos-,ahora hablemos de vos, joven amigo, porque es evidente que vuestro felizretornotienealgoqueverconlaalegríadelrey,coneltriunfodelareinayconlahumillacióndesuEminencia.Setratadeprotegeros.-¿Quéhedetemer-respondióD'Artagnan-mientrastengaladichadegozardelfavordeSusMajestades?-Todo,creedme.Elcardenalnoeshombrequeolvideunamistificaciónmientrasnohayasaldadosuscuentasconelmistificador,yelmistificadormepareceserciertogascóndemiconocimiento.-¿CreéisqueelcardenalestétanadelantadocomovosysepaquesoyyoquienhaestadoenLondres?-¡Diablos!¿HabéisestadoenLondres?DeLondresesdedondehabéistraídoesehermoso diamante que brilla en vuestro dedo? Tened cuidado, mi queridoD'Artagnan,nohaypeorcosaqueelpresentedeunenemigo.¿Nohaysobreestociertoversolatino?…Esperad…-Sí,sinduda-prosiguióD'Artagnan,quenuncahabíapodidometerselaprimeraregladelosrudimentosenlacabezayque,porignorancia,habíaprovocadoladesesperacióndesupreceptor;sí,sinduda,debehaberuno.-Hayuno,desdeluego-dijoelseñordeTréville,queteníaciertacapadeletras-yelseñordeBenserademelocitabaelotrodía…Esperad,pues…Áh,yaestá:

TimeoDanaosetdonaferentes

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Lo cual quiere decir: «Desconfiad del enemigo que os hace presentes». - Esediamantenoprovienedeunenemigo,señor-repusoD'Artagnan-,provienedelareina.-¡De la reina! ¡Oh, oh! - dijo el señor de Tréville-. Efectivamente es unaauténticajoyareal,quevalemilpistolasporlomenos.¿Porquiénoshahechodaresteregalo?-Melohaentregadoellamisma.-Yeso,¿dónde?-Enelgabinetecontiguoalahabitaciónenquesecambiódetocado.-¿Cómo?-Dándomesumanoabesar.-¡Habéisbesadolamanode lareina!-exclamóelseñordeTrévillemirandoaD'Artagnan.-¡SuMajestadmehahechoelhonordeconcedermeesagracia!-Yeso,¿enpresenciadetestigos?Imprudente,tresvecesimprudente.-No,señor,tranquilizaos,nadielovio-repusoD'Artagnan.YlecontóalseñordeTrévillecómohabíanocurridolascosas.-¡Oh,lasmujeres,lasmujeres!-exclamóelviejosoldado-.Lasreconozcoensuimaginación novelesca; todo lo que huele a misterio les encanta; así que voshabéis visto el brazo, eso es todo; os encontraríais con la reina y no lareconoceríais;ellaosencontraríaynosabríaquiénsoisvos.-No,perograciasaestediamante…-repusoeljoven.-Escuchad-dijoelseñordeTréville-.¿Queréisqueosdéunconsejo,unbuenconsejo,unconsejodeamigo?-Meharéisunhonor,señor-dijoD'Artagnan.-Puesbien, idalprimerorfebrequeencontréisyvendedleesediamanteporelprecioqueosdé;por judíoque sea, siempreencontreréisochocientaspistolas.Laspistolasnotienennombre,joven,yeseanillotieneunoterrible,yquepuedetraicionaraquienlolleve.-¡Vender este anillo! ¡Un anillo que viene de mi soberana! ¡Jamás! - dijoD'Artagnan.-Entoncesvolvedelengastehaciadentro,pobreloco,porqueesdetodossabidoque un cadete de Gascuña no encuentra joyas semejantes en el escriño de sumadre.-¿Pensáis,pues,quetengoalgoquetemer?-preguntód'Artagnan.-Equivaleadecir,joven,quequienseduermesobreunaminacuyamechaestáencendidadebeconsiderarseasalvoencomparaciónconvos.-¡Diablo! -dijoD'Artagnan,aquienel tonodeseguridaddelseñordeTréville

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comenzabaainquietar-.¡Diablo!¿Quédebohacer?-Estar vigilante siempre y ante cualquier cosa. El cardenal tiene la memoriatenazylamanolarga;creedme,osjugaráunamalapasada.-Pero¿cuál?-¿Yquéséyo?¿Notieneacasoasuserviciotodaslastrampasdeldemonio?Lomenosquepuedepasarosesqueseosarreste.-¡Cómo!¿SeatreveríanaarrestaraunhombrealserviciodeSuMajestad?-¡Pardiez!MucholeshapreocupadoconAthos.Encualquiercaso,joven,creeda un hombre que está hace treinta años en la corte; no os durmáis en vuestraseguridad, estaréis perdido. Al contrario, y soy yo quien os lo digo, vedenemigos por todas partes. Si alguien os busca pelea, evitadla, aunque sea unniño de diez años el que la busca; si os atacan de noche o de día, batíos enretiradaysinvergüenza;sicruzáisunpuente,tanteadlasplanchas,novayaaserque una os falte bajo el pie; si pasáis ante una casa que están construyendo,mirad al aire, no vaya a ser que una piedra os caiga encima de la cabeza; sivolvéisacasatarde,haceosseguirporvuestrocriado,yquevuestrocriadoestéarmado,siesqueestáissegurodevuestrocriado.Desconfiaddetodoelmundo,de vuestro amigo, de vuestro hermano, de vuestra amante, de vuestra amantesobretodo.D'Artagnanenrojeció.-De mi amante - repitió él maquinalmente-. ¿Y por qué más de ella que decualquierotro?-Esque la amanteesunode losmedios favoritosdel cardenal;no lohaymásexpeditivo:unamujerosvendepordiezpistolas, testigoDalila. ¿Conocéis lasEscrituras,no?D'ArtagnanpensóenlacitaquelehabíadadolaseñoraBonacieuxparaaquellamisma noche; pero debemos decir, en elogio de nuestro heroe, que la malaopiniónqueelseñordeTrévilleteníadelasmujeresengeneral,noleinspirólamásligerasospechacontrasupreciosahuéspeda.-Pero,apropósito-prosiguióelseñordeTréville-.¿Quéhasidodevuestrostrescompañeros?-Ibaapreguntarossivoshabíaissabidoalgunanoticia.-Ninguna,señor.-Puesbienyolosdejéenmicamino:aPorthosenChantilly,conundueloentrelasmanos;aAramisenCrévocoeur,conunabalaenelhombro,yaAthosenAmiens,conunaacusacióndefalsomonederoencima.-¡Loveis!-dijoelseñordeTréville-.Yvos,¿cómohabéisescapado?-Pormilagro, señor, debodecirlo, conuna estocada en el pechoy clavando alseñorcondedeWardeseneldorsodelarutadeCalaiscomoaunamariposaen

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unatapicería.-¡Loveistodavía!DeWardes,unhombredelcardenal,unprimodeRochefort.Mirad,amigomío,semeocurreunaidea.-Decid,señor.-Envuestrolugar,yoharíaunacosa.-¿Cuál?-Mientras SuEminenciame hace buscar enParis, yo, sin tambor ni trompeta,tomaría la rutadePicardía,yme iríaa sabernoticiasdemis trescompañeros.¡Quédiablo!Bienmerecenesepequeñodetalleporvuestraparte.-Elconsejoesbueno,señor,ymañanapartiré.-¡Mañana!¿Yporquénoestanoche?-Estanoche,señor,estoyretenidoenParisporunasuntoindispensable.-¡Ah,joven,joven!¿Algúnamorcillo?Tenedcuidado,oslorepito;fuelamujerlaquenosperdióa todosnosotros,y laquenosperderáaúna todosnosotros.Creedme,partidestanoche.-¡Imposible,señor!-¿Habéisdadovuestrapalabra?-Sí,señor.-Entonces es otra cosa; pero prometedme que, si no sois muerto esta noche,mañanapartiréis.-Osloprometo.-¿Necesitáisdinero?-Tengotodavíacincuentapistolas.Estodoloquemehacefalta,segúnpienso.-Pero¿vuestroscompañeros?-Piensoquenodebennecesitarlo.SalimosdePariscadaunoconsetentaycincopistolasennuestrosbolsillos.-¿Osvolveréaverantesdevuestrapartida?-No,creoqueno,señor,amenosquehayaalgunanovedad.-¡Entonces,buenviaje!-Gracias,señor.YD'ArtagnansedespidiódelseñordeTréville,emocionadocomonuncaporsusolicitudcompletamentepaternalhaciasusmosqueteros.PasósucesivamenteporcasadeAthos,dePorthosydeAramis.Ningunodelostreshabíavuelto.Suscriadostambienestabanausentes,ynohabíanoticianidelosunosnidelosotros.-¡Ah, señor! - dijo Planchet al divisar a D'Artagnan-. ¡Qué contento estoy deverle!-¿Yesoporqué,Planchet?-preguntóeloven.-¿ConfiáisenelseñorBonacieux,nuestrohuésped?

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-¿Yo?Lomenosdelmundo.-¡Oh,hacéisbien,señor!-Pero¿aquévieneesapregunta?-A que mientras hablabais con él, yo os observaba sin escucharos; señor, surostrohacambiadodosotresvecesdecolor.-¡Bah!-Elseñornohapodidonotarlo,preocupadocomoestabaporlacartaqueacababaderecibir;pero,porelcontrario,yo,aquienlaextrañaformaenqueesacartahabíallegadoalacasahabíapuestoenguardianomeheperdidoniunsologestodesufisonomía.-¿Ycómolahasencontrado?-Traidoraseñor.-¿Deverdad?-Además,tanprontocomoelseñorlehadejadoyhadesaparecidoporlaesquinadelacalle,elseñorBonacieuxhacogidosusombrero,hacerradosupuertaysehapuestoacorrerendireccióncontraria.-Enefecto,tienesrazón,Planchet,todoestomeparecemuysospechoso,yestátetranquilo, no le pagaremos nuestro alquiler hasta que la cosa no haya sidocategóricamenteexplicada.-Elseñorseburla,peroyaverá.-¿Quéquieres,Planchet?Loquetengaqueocurrirestáescrito.-¿Elseñornorenunciaentoncesasupaseodeestanoche?-Alcontrario,Planchet,cuantomásmolestealseñorBonacleux,tantomásiréalacitaquemehadadoesacartaquetantoloinquieta.-Entonces,silaresolucióndelseñor…-Inquebrantable,amigomío;portanto,alasnuevesestatepreparadoaquí,enelpalacio;yovendréarecogerte.Planchet,viendoquenohabíaningunaesperanzadehacerrenunciarasuamoasuproyecto,lanzóunprofundosuspiroysepusoaalmohazaraltercercaballo.EncuantoaD'Artagnan,comoenelfondoeraunmuchachollenodeprudencia,en lugardevolverasucasa, se fueacenarconaquelcuragascónque,en losmomentos de penuria de los cuatro amigos, les había dado un desayuno dechocolate.

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24CapítuloElpabellón

A las nueve, D'Artagnan estaba en el palacio de los Guardias; encontró aPlanchetarmado.Elcuartocaballohabíallegado.Planchetestabaarmadoconsumosquetónyunapistola.D'Artagnan tenía su espada y pasó dos pistolas a su cintura, luego los dosmontaroncadaunoenuncaballoysealejaronsinruido.Hacíanochecerrada,ynadielosviosalir.Planchetsepusoacontinuacióndesuamo,ymarchóadiezpasostrasél.D'Artagnancruzólosmuelles,salióporlapuertadelaConférenceysiguióluegoelcamino,máshermosoentoncesquehoy,queconduceaSaintCloud.Mientrasestuvieronenlaciudad,Planchetguardórespetuosamenteladistanciaquesehabíaimpuesto;perocuandoelcaminocomenzóavolversemásdesiertoymásoscuro,fueacercándoselentamente;detalmodoquecuandoentraronenelbosquedeBoulogne,seencontróandandocodoacodoconsuamo.Enefecto,nodebemosdisimularquelaoscilacióndeloscorpulentosárbolesyelreflejodela lunaen lossombríosmatojos lecausabanviva inquietud.D'Artagnansediocuentadequealgoextraordinarioocurríaensulacayo.-¡Ybien,señorPlanchet!-lepreguntó-.¿Nospasaalgo?-¿Noosparece,señor,quelosbosquessoncomoiglesias?-¿Yesoporqué,Planchet?-Porquetantoenéstascomoenaquéllosnadieseatreveahablarenvozalta.-¿Porquénoteatrevesahablarenvozalta,Planchet?¿Porquetienesmiedo?-Miedoaseroído,sí,señor.-¡Miedo a ser oído! Nuestra conversación es sin embargo moral, mi queridoPlanchet,ynadieencontraríanadaquédecirdeella.-¡Ay,señor!-repusoPlanchetvolviendoasuideamadre-.EseseñorBonacieuxtienealgodesinuosoensuscejasydedesagradableeneljuegodesuslabios.-¿QuiéndiablostehacepensarenBonacieux?-Señor,sepiensaenloquesepuedeynoenloquesequiere.-Porqueeresuncobarde,Planchet.-Señor,noconfundamoslaprudenciaconlacobardía;laprudenciaesunavirtud.

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-Ytúeresvirtuoso,¿noesasí,Planchet?-Señor,¿noesaquelloelcañóndeunmosquetequebrilla?¿Ysibajáramos lacabeza?-En verdad -murmuróD'Artagnan, a quien las recomendaciones del señor deTréville volvían a lamemoria-, en verdad, este animal terminará pormetermemiedo.Ypusosucaballoaltrote.Planchetsiguióelmovimientodesuamo,exactamentecomosihubierasidosusombra,yseencontrótrotandotrasél.-¿Esquevamosacaminarasítodalanoche,señor?-preguntó.-No,Planchet,porquetúhasllegadoya.-¿Cómoquehellegado?¿Yelseñor?-Yovoyaseguirtodavíaalgunospasos.-¿Yelseñormedejaaquísolo?-¿TienesmiedoPlanchet?-No, pero sólo hago observar al señor que la noche será muy fría, que losrelentes dan reumatismos y que un lacayo que tiene reumatismos es un tristeservidor,sobretodoparaunamoalertacomoelseñor.-Bueno,sitienesfrío,Planchet,entraenunadeesastabernasquevesalláabajo,ymeesperasmañanaalasseisdelantedelapuerta.-Señor, he comido y bebido respetuosamente el escudo que me disteis estamañana,desuertequenomequedaniunmalditocentavoencasodequetuvierafrío.-Aquítienesmediapistola.Hastamañana.D'Artagnandescendiódesucaballo,arrojólabridaenelbrazodePlanchetysealejórápidamenteenvolviéndoseensucapa.-¡Dios, qué frío tengo! - exclamóPlanchet cuando huboperdido de vista a suamoy,apremiadocomoestabaporcalentarse,sefueatodocorrerallamaralapuertadeunacasaadornadacontodoslosatributosdeunatabernadebarrio.Sinembargo,D'Artagnan,quesehabíametidoporunpequeñoatajo,continuabasucaminoyllegabaaSaintCloud;peroenlugardeseguirlacarreteraprincipal,diolavueltapordetrásdelcastillo,ganóunaespeciedecallejamuyapartadaypronto se encontró frente al pabellón indicado. Estaba situado en un lugarcompletamente desierto.Un granmuro, en cuyo ángulo estaba aquel pabellóndominabaunladodelacalleja,yporelotrounsetodefendíadelostranseúntesunpequeñojardínencuyofondosealzabaunapobrecabaña.Había llegado a la cita, y como no le habían dicho anunciar su presencia conningunaseñal,esperó.Ningún ruido se dejaba oír, se hubiera dicho que estaba a cien legUas de la

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capital.D'Artagnansepegóalsetodespuésdehaberlanzadounaojeadadetrásde sí. Por encima de aquel seto, aquel jardín y aquella cabaña, una nieblasombríaenvolvíaensusplieguesaquellainmensidadenqueduermeParís,vacía,abiertainmensidaddondebrillabanalgunospuntosluminosos,estrellasfúnebresdeaquelinfierno.Pero para D'Artagnan todos los aspectos revestían una forma feliz, todas lasideasteníanunasonrisa,todaslastinieblaserandiáfanas.Lahoradelacitaibaasonar.Enefecto,alcabodealgunosinstantes,elcampanariodeSaint-Clouddejócaerlentamentediezgolpesdesulargalenguamugiente.Habíaalgolúgubreenaquellavozdebroncequeselamentabaasíenmediodelanoche.Pero cada una de aquellas horas que componían la hora esperada vibrabaarmoniosamenteenelcorazóndeljoven.Sus ojos estaban fijos en el pequeño pabellón situado en el ángulo delmuro,cuyasventanasestabantodascerradasconlospostigos,salvounasoladelprimerpiso.A través de aquella ventana brillaba una luz suave que argentaba el follajetemblorosodedosotrestilosqueseelevabanformandogrupofueradelparque.Evidentemente, detrás de aquella ventanita, tan graciosamente iluminada, leaguardabalaseñoraBonacieux.Acunado por esta idea, D Artagnan esperó por su parte media hora sinimpacienciaalguna,conlosojosfijossobreaquellacasitadelaqueD'Artagnanpercibíaunapartedeltechodemoldurasdoradas,atestiguandolaeleganciadelrestodelapartamento.ElcampanariodeSaintCloudhizosonarlasdiezymedia.Aquellavez,sinqueD'Artagnancomprendieseporqué,untemblorrecorriósusvenas.Quizá también el frío comenzaba a apoderarse de él y tornaba por unasensaciónmoralloquesóloeraunasensacióncompletamentefísica.Luego le vino la idea de que había leídomal y que la cita era para las oncesolamente.Seacercóalaventana,sesituóenunrayodeluz,sacólacartadesubolsilloylareleyó;nosehabíaequivocado,efectivamentelacitaeraparalasdiez.Volvió a ponerse en su sitio, empezando a inquietarse por aquel silencio yaquellasoledad.Dieronlasonce.D'ArtagnancomenzóatemerverdaderamentequelehubieraocurridoalgoalaseñoraBonacieux.Diotrespalmadas,señalordinariadelosenamorados;peronadielerespondió,ni

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siquieraeleco.Entonces pensó con cierto despecho que quizá la joven se había dormidomientrasloesperaba.Se acercó a la pared y trató de subir, pero la pared estaba recientementerevocada,yD'Artagnanserompióinútilmentelasuñas.En aquel momento se fijó en los árboles, cuyas hojas la luz continuabaargentando,ycomounodeellosemergía sobreel camino,pensóquedesdeelcentrodesusramassumiradapodríapenetrarenelpabellón.Elárbolerafácil.AdemásD'Artagnanteníaapenasveinteaños,yporlotantoseacordabadesuoficiodeescolar.Enuninstanteestuvoenelcentrodelasramas,yporlosvidriostransparentessusojossehundieronenelinteriordelpabellón.Cosaextraña,quehizotemblaraD'Artagnandelaplantadelospiesalaraízdesuscabellos,aquellasuaveluz,aquellatranquilalámparailuminabaunaescenadedesordenespantoso;unodeloscristalesdelaventanaestabaroto,lapuertadelahabitaciónhabíasidohundidaymediorotapendíadesusgoznes;unamesaquehubieradebidoestarcubiertaconunaelegantecenayacíaportierra;frascosen añicos, frutas aplastadas tapizaban el piso; todo en aquella habitación dabatestimonio de una lucha violenta y desesperada; D'Artagnan creyó inclusoreconocer en medio de aquel desorden extraño trozos de vestidosy algunasmanchasdesangremaculandoelmantelylascortinas.Sedioprisapordescenderalacalleconunapalpitaciónhorribleenelcorazón;queríaversiencontrabaotrashuellasdeviolencia.Aquellabreveluzsuavebrillabasiempreenlacalmadelanoche.D'Artagnansediocuentaentonces,cosaqueélnohabíaobservadoalprincipio,porquenadaleempujaba a tal examen, que el suelo, batido aquí, pisoteado allá, presentabahuellasconfusasdepasosdehombresydepiesdecaballos.Además,lasruedasdeuncoche,queparecíavenirdeParís,habíancavadoen la tierrablandaunaprofundahuellaquenopasabamásalládelpabellónyquevolvíahaciaParis.Finalmente,prosiguiendosusbúsquedas,D'Artagnanencontrójuntoalmurounguante de mujer desgarrado. Sin embargo, aquel guante, en todos aquellospuntos en que no había tocado la tierra embarrada, era de una frescurairreprochable.Eraunodeesosguantesperfumadosquelosamantesgustanquitardeunahermosamano.A medida que D'Artagnan proseguía sus investigaciones, un sudor másabundanteymásheladoperlabasufrente,sucorazónestabaoprimidoporunahorrible angustia, su respiración era palpitante; y sin embargo se decía a símismo para tranquilizarse que aquel pabellón no tenía nada en común con laseñoraBonacieux;quelajovenlehabíadadocitaanteaquelpabellónynoenelpabellón,quepodíaestarretenidaenParisporsuservicio,quizáporloscelosde

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sumarido.Pero todos estos razonamientos eran severamente criticados, destruidos,arrollados por aquel sentimiento de dolor íntimo que, en ciertas ocasiones, seapodera de todo nuestro ser y nos grita, para todo cuanto en nosotros estádestinado a oírnos, que una gran desgracia planea sobre nosotros. EntoncesD'Artagnanenloqueciócasi:corrióporlacarretera,tombelmismocaminoqueyahabíaandado,avanzóhastalabarcaeinterrogóalbarquero.Hacia las siete de la tarde el barquero había cruzado el río con una mujerenvuelta en un mantón negro, que parecía tener el mayor interés en no serreconocida; pero precisamente debido a esas precauciones que tomaba, elbarquero lehabíaprestadounaatenciónmayor,yhabíavistoque lamujer erajovenyhermosa.Entonces, como hoy, había gran cantidad demujeres jóvenes y hermosas queiban a Saint Cloud y que tenían interés en no ser vistas, y sin embargoD'ArtagnannodudóunsoloinstantequenofueralaseñoraBonacieuxlaqueelbarquerohabíavisto.D'Artagnan aprovechó la lámpara que brillaba en la cabaña del barquero paravolveraleerunavezmáselbilletedelaseñoraBonacieuxyasegurarsedequenosehabíaengañado,quelacitaeraenSaintCloudynoenotraparte,anteelpabellóndelseñorD'Estréesynoenotracalle.TodoayudabaaprobaraD'Artagnanquesuspresentimientosnoloengañabanyqueunagrandesgraciahabíaocurrido.Volvióatomarelcaminodelcastilloatodocorrer;leparecíaqueensuausenciaalgo nuevo había podido pasar en el pabellón y que las informaciones loesperabanallí.La calleja continuaba desierta, y la misma luz suave y calma salía desde laventana.D'Artagnanpensóentoncesenaquellacasuchamudayciega,peroquesindudahabíavistoyquequizápodíahablar.Lapuertadelacercaestabacerrada,perosaltóporencimadelseto,ypesealosladridosdelpermencadenado,seacercóalacabaña.Alosprimerosgolpesquedio,norespondiónadie.Un silencio de muerte reinaba tanto en la cabaña como en el pabellón; noobstante,comoaquellacabañaerasuúltimorecurso,insistió.Pronto le pareció oír un ligero ruido interior, ruido temeroso, y que parecíatemblarélmismodeseroído.Entonces D'Artagnan dejó de golpear y rogó con un acento tan lleno deinquietud y de promesas, de terror y zalamería, que su voz era capaz pornaturalezadetranquilizaralmásmiedoso.Porfin,unviejopostigocarcomidose

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abrió, o mejor se entreabrió, y se volvió a cerrar cuando la claridad de unamiserablelámparaqueardíaenunrincónhuboiluminadoeltahalí,elpuñodelaespadaylaempuñaduradelaspistolasdeD'Artagnan.Sinembargo,porrápidoque fuera el movimiento, D'Artagnan había tenido tiempo de vislumbrar unacabezadeanciano.-¡En nombre del cielo, escuchadme! Yo esperaba a alguien que no viene, memuerode inquietud. ¿Nohabráocurrido algunadesgraciapor los alrededores?Hablad.La ventana volvió a abrirse lentamente, y elmismo rostro apareció de nuevo,sóloqueahoramáspálidoaúnquelaprimeravez.D'Artagnancontóingenuamentesuhistoria,nombresexcluidos;dijocómoteníaunacitaconunajovenanteaquelpabellón,ycómo,alnoverlavenir,sehabíasubidoaltiloy,alaluzdelalámpara,habíavistoeldesordendelahabitación.Elviejo loescuchóatentamente, al tiempoquehacía señasdequeestababientodoaquello;luego,cuandoD'Artagnanhuboterminado,moviólacabezaconunairequenoanunciabanadabueno.-¿Quéqueréisdecir?-exclamóD'Artagnan-.¡Ennombredelcielo,explicaos!-¡Oh, señor - dijo el viejo-, nome pidáis nada! Porque si os dijera lo que hevisto,abuenseguroquenomeocurriranadabueno.-¿Habéisvistoentoncesalgo?-repusoD'Artagnan-.Entalcríso,ennombredelcielo-continuó,entregándoleunapistola-,decid,decidloquehabéisvisto,yosdoymipalabradegentilhombredequeningunadevuestraspalabrassaldrádemicorazón.ElviejoleyótantafranquezaydolorenelrostrodeD'Artagnanquelehizoseñadeescucharyledijoenvozbaja:-Serían las nueve pocomás omenos, había oído yo algún ruido en la calle yqueríasaberquépodíaser,cuandoalacercarmeamipuertamedicuentadequealguientratabadeentrar.Comosoypobreynotengomiedoaquemeroben,fuia abrir y vi a tres hombres a algunos pasos de allí. En la sombra había unacarroza con caballos enganchados y caballos demano.Esos caballos demanopertenecíanevidentementealostreshombresqueestabanvestidosdecaballeros.«Ah, mis buenos señores - exclamé yo-, ¿qué queréis?» «Debes tener unaescalera»,medijoaquelqueparecíael jefedel séquito.«Sí, señor;unacon laquerecojolafruta.»«Dánosla,yvuelvea tucasa.Ahí tienesunescudopor lamolestiaquetecausamos.Recuerdasolamentequesidicesunapalabradeloquevasaverydeloquevasaoír(porquemirarásyescucharáspesealasamenazasque te hagamos, estoy seguro), estás perdido.»A estas palabras,me lanzó unescudoqueyo recogí,yél tomómiescalera.Efectivamente,despuésdehabercerradolapuertadelsetotraselloshiceademándevolveralacasa;perosalíen

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seguidaporlapuertadeatrásydeslizándomeenlasombralleguéhastaesamatade saúco, desde cuyo centro podía ver todo sin ser visto. Los tres hombreshabíanhechoavanzarelcochesinningúnruido,sacarondeélaunhombrecitogrueso,pequeño,depelogris,mezquinamentevestidodecoloroscuro,elcualsesubió con precaución a la escalera miró disimuladamente en el interior delcuarto, volvió a bajar a paso de lobo ymurmuró en voz baja: «¡Ella es!»Alpuntoaquelquemehabíahabladoseacercóalapuertadelpabellón,laabrióconunallavequellevabaencima,volvióacerrarlapuertaydesapareció;almismotiempolosotrosdossubieronalaescalera.Elviejopermanecíaenlaportezuelaelcocherososteníaaloscaballosdelcocheyunlacayoloscaballosdesilla.Deprontoresonarongrandesgritosenelpabellón,unamujercorrióalaventanaylaabriócomoparaprecipitarseporella.Perotanprontocomosediocuentadelosdos hombres, retrocedió; los dos hombres se lanzaron tras ella dentro de lahabitación. Entonces ya no vi nada más; pero oía ruido de muebles que serompen.Lamujergritabaypedíaayuda.Peroprontosusgritosfueronahogados;lostreshombresseacercaronalaventana,llevandoalamujerensusbrazos;dosdescendieron por la escalera y la transportaron al coche, donde el viejo entrójuntoaella.Elquesehabíaquedadoenelpabellónvolvióacerrarlaventana,salióuninstantedespuésporlapuertayseaseguródequelamujerestabaenelcoche:susdoscompañerosleesperabanyaacaballo,saltóélasuvezalasilla;el lacayo ocupó su puesto junto al cochero; la carroza se alejó al galopeescoltadaporlostrescaballeros,ytodoterminó.Apartirdeesemomento,yonohevistonadaniheoídonada.D'Artagnan, abrumado por una noticia tan terrible, quedó inmóvil y mudo,mientrastodoslosdemoniosdelacólerayloscelosaullabanensucorazón.-Pero, señor gentilhombre - prosiguió el viejo, en el que aquella mudadesesperaciónproducía ciertamentemásafectodelquehubieranproducido losgritos y las lágrimas ; vamos, no os aflijáis, no os la han matado, eso es loesencial.-¿Sabéisaproximadamente-dijoD'Artagnan-quiéneraelhombrequedirigíaesainfernalexpedición?-Noloconozco.-Pero,puestoqueoshahablado,habéispodidoverlo.-¡Ah!¿Sonsusseñasloquemepedís?-Sí.-Unhombrealto,enjuto,moreno,debigotesnegros,lamiradaoscura,conairedegentilhombre.-¡Eles!-exclamóD'Artagnan-.¡Otravezél!¡Siempreél!Esmidemonio,segúnparece.¿Yelotro?

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-¿Cuál?-Elpequeño.-¡Oh,esenoeraunseñor,osloaseguro!Además,nollevabaespada,ylosotrosletratabansinningunaconsideración.-Algúnlacayo-murmuróD'Artagnan-.¡Ah,pobremujer!¡Pobremujer!¿Quétehanhecho?-Mehabéisprometidoelsecreto-dijoelviejo.-Y os renuevo mi promesa, estad tranquilo, yo soy gentilhombre. Ungentilhombrenotienemásqueunapalabra,yyooshedadolamía.D'Artagnan volvió a tomar, con el alma afligida, el camino de la barca. Tanpronto se resistía a creer que se tratara de la señora Bonacieux, y esperabaencontrarlaaldíasiguienteenelLouvre,comotemíaqueellatuvieraunaintrigacon algún otro y que un celoso la hubiera sorprendido y raptado.Vacilaba, sedesolaba,sedesesperaba.-¡Oh, si tuviese aquí a mis amigos! - exclamó-. Tendría al menos algunaesperanzadevolverlaaencontrar;pero¿quiénsabequéhabrásidodeellos?Era medianoche poco más o menos; se trataba de encontrar a Planchet. DArtagnansehizoabrirsucesivamentetodaslastabernasenlasquepercibióalgodeluz;enningunadeellasencontróaPlanchet.En la sexta, comenzó a pensar que la búsqueda era un poco aventurada.D'Artagnan no había citado a su lacayo más que a las seis de la mañana y,estuviesedondeestuviese,estabaensuderecho.Además al joven le vino la idea de que, quedándose en los alrededores del -lugar en que había ocurrido el suceso, quizá obtendría algún esclarecimientosobre aquel misterioso asunto. En la sexta taberna, como hemos dicho,D'Artagnansedetuvo,pidióunabotelladevinodeprimeracalidad,seacodóenelángulomásoscuroysedecidióaesperareldíadeestemodo;pero tambiénesta vez su esperanza quedó frustrada, y aunque escuchaba con los oídosabiertos,nooyó,enmediodelosjuramentos,lasburlasylasinjuriasqueentresícambiabanlosobreros,loslacayosyloscarreterosquecomponíanlahonorablesociedaddequeformabaparte,nadaquepudieraponerlesobrelashuellasdelapobremujerraptada.Asípues,trashabertragadosubotellaporociosidadyparanodespertarsospechas,tratódebuscarensurincónlaposturamássatisfactoriaposible y de dormirse mal que bien. D'Artagnan tenía veinte años, como serecordará, y a esa edad el sueño tiene derechos imprescriptibles que reclamanimperiosamenteinclusoenloscorazonesmásdesesperados.Hacia las seis de la mañana, D'Artagnan se despertó con ese malestar queacompaña ordinariamente al alba tras una mala noche. No era muy largo dehacersuaseo;setanteóparasabersinosehabíanaprovechadodesusueñopara

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robarle,yhabiendoencontradosudiamanteensudedo,subolsaensubolsilloysuspistolasensucintura,selevantó,pagósubotellaysalióparaversiteníamássuerteenlabúsquedadesulacayoporlamañanaqueporlanoche.Enefecto,loprimero que percibió a través de la niebla húmeda y grisácea fue al honradoPlanchet, que con los dos caballos de la mano esperaba a la puerta de unapequeña tabernamiserableante lacualD'Artagnanhabíapasadosin sospecharsiquierasuexistencia.

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25CapítuloPorthos

Enlugarderegresarasucasadirectamente,D'ArtagnanpusopieentierraantelapuertadelseñordeTrévilleysubiórápidamentelaescalera.Aquellavezestabadecidido a contarle todo lo que acababa de pasar. Sin duda, él daría buenosconsejos en todo aquel asunto; además, como el señor de Tréville veía casi adiarioalareina,quizápodríasacaraSuMajestadalgunainformaciónsobrelapobremujeraquiensindudasehacíapagarsuadhesiónasuseñora.ElseñordeTrévilleescuchóel relatodel jovenconunagravedadqueprobabaque había algomás en toda aquella aventura que una intriga de amor; luego,cuandoD'Artagnanhuboacabado:-¡Hum!-dijo-.TodoestohueleaSuEminenciaaunalegua.-Pero¿quéhacer?-dijoD'Artagnan.-Nada, absolutamente nada ahora sólo abandonar Paris como os he dicho, loantesposible.Yoveréalareina,lecontarélosdetallesdeladesaparicióndeesapobremujer,queellasindudaignora;estosdetalleslaorientaránporsulado,yavuestroregreso,quizátengayoalgunabuenanuevaquedeciros.Dejadloenmismanos.D'Artagnansabíaque,aunquegascónelseñordeTrévillenoteníalacostumbrede prometer, y que cuando por azar prometía,mantenía, y con creces, lo quehabiaprometido.Saludó,pues, llenodeagradecimientoporelpasadoyporelfuturo,yeldignocapitán,queporsuladosentíavivointerésporaqueljoventanvaliente y tan resuelto, le apretó afectuosamente lamano deseándole un buenviaje.DecididoaponerlosconsejosdelseñordeTrévilleenprácticaenaquelmismoinstante,D'Artagnan se encaminóhacia la calle desFossoyeurs, a fin develarpor la preparación de su equipaje. Al acercarse a su casa, reconoció al señorBonacieuxentrajedemañana,depieanteelumbraldesupuerta.Todoloquelehabía dicho la víspera el prudente Planchet sobre el carácter siniestro de suhuésped volvió entonces a la memoria de D’Artagnan que lo miró másatentamentedeloquehastaentonceshabíahecho.Enefecto,ademásdeaquellapalidezamarillentayenfermizaqueindicalafiltracióndelabilisenlasangrey

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que por el otro lado podía ser sólo accidental, D'Artagnan observó algo desinuosamentepérfidoenlatendenciaalasarrugasdesucara.Unbribónnoríede igual formaqueunhombrehonesto, unhipócrita no llora con las lágrimasqueunhombredebuenafe.Todafalsedadesunamáscara,yporbienhechaqueesté lamáscara, siempre se llega, con un poco de atención, a distinguirla delrostro.Lepareciópues, aD'Artagnanque el señorBonacieux llevabaunamáscara, ainclusoqueaquellamáscaraeradelasmásdesagradablesdever.En consecuencia, vencidopor su repugnancia hacia aquel hombre, iba a pasarpor delante de él sin hablarle cuando, como la víspera, el señorBonacieux lointerpeló:-¡Ybien,joven-ledijo-,parecequeandamosdejuerga!¡Diablos,lassietedelamañana!Meparecequeosapartáisdelascostumbresrecibidasyquevolvéisalahoraenquelosdemássalen.-Noseosharáavoselmismoreproche,maeseBonacieux-dijoeljoven-,ysoismodelodelasgentesordenadas.Esciertoquecuandoseponeunamujerjovenybonita,nohaynecesidaddecorrerdetrásde la felicidad;es la felicidad laquevieneabuscaros,¿noesasí,señorBonacieux?Bonacieuxsepusopálidocomolamuerteymuequeóunasonrisa.-¡Ah,ah!-dijoBonacieux-.Soisuncompañerobromista.Pero¿dóndediabloshabéisandadodecorreríaestanoche,mijovenamigo?Parecequenohacíamuybuentiempoenlosatajos.D'Artagnanbajólosojoshaciasusbotastodascubiertasdebarro;peroenaquelmovimiento susmiradas sedirigieronalmismo tiempohacia loszapatosy lasmediasdelmercero;sehubieradichoqueloshabíamojadoenelmismocenegal;unosyotrosteníanmanchascompletamentesemejantes.Entonces una idea súbita cruzó la mente de D'Artagnan. Aquel hombrecitogrueso, rechoncho, cuyos cabellos agrisaban ya, aquella especie de lacayovestidoconun trajeoscuro, tratadosinconsideraciónpor lasgentesdeespadaquecomponíanlaescolta,eraelmismoBonacieux.Elmaridohabíapresididoelraptodesumujer.LeentraronaD'Artagnanunasterriblesganasdesaltaralagargantadelmerceroydeestrangularlo;peroyahemosdichoqueeraunmuchachomuyprudenteysecontuvo.Sinembargo, la revoluciónque sehabíaoperadoen su rostroera tanvisible que Bonacieux quedó espantado y trató de retroceder un paso; peroprecisamenteseencontrabadelantedelbatientedelapuerta,queestabacerrada,yelobstáculoqueencontróleforzóaquedarseenelmismositio.-¡Vaya, sois vos quien bromeáis, mi valiente amigo! - dijo D'Artagnan-. Meparecequesimisbotasnecesitanunabuenaesponja,vuestrasmediasyvuestros

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zapatos también reclaman un buen cepillado. ¿Es que también vos os habéiscorrido una juerga,maeseBonaceux? ¡Diablos! Eso sería imperdonable en unhombredevuestraedadyqueademás tieneunamujer jovenybonitacomolavuestra.-¡Oh, Dios mío, no! - dijo Bonacieux-. Ayer estuve en Saint-Mandé parainformarmedeunasirvientadelaquenopuedoprescindir,ycomoloscaminosestaban en malas condiciones he traído todo ese fango que aún no he tenidotiempodehacerdesaparecer.EllugarquedesignabaBonacieuxcomometadecorreríafueunanuevapruebaen apoyo de las sospechas que había concebidoD'Artagnan. Bonacieux habíadicho SaintMandé porque SaintMandé es el punto completamente opuesto aSaintCloud.Aquellaprobabilidadfueparaélunprimerconsuelo.SiBonacieuxsabíadóndeestaba su mujer, siempre se podría, empleando medios extremos, forzar almerceroasoltarlalenguaydejarescaparsusecreto.Setratabasólodeconvertirestaprobabilidadencertidumbre.-Perdón,miqueridoseñorBonacieux,siprescindoconvosdelosmodales-dijoD'Artagnan;peronadamealteramásquenodormir,tengounasedimplacable;permitidmetomarunvasodeaguadevuestracasa;yalosabéis,esonoseniegaentrevecinos.Ysinesperarelpermisodesuhuésped,D'Artagnanentrórápidamenteenlacasay lanzó una rápida ojeada sobre la cama. La cama no estaba deshecha.Bonacieuxnosehabíaacostado.Acababadevolverhacíaunaodoshoras;habíaacompañadoasumujerhastaellugaralquelahabíanconducido,oporlomenoshastaelprimerrelevo.-Gracias, maese Bonacieux - dijo D'Artagnan vaciando su vaso-, eso es todocuantoqueríadevos.Ahoravuelvoamicasa,voyaversiPlanchetmelimpialas botas y, cuando haya terminado, os lo mandaré por si queréis limpiarosvuestroszapatos.Ydejóalmercerotodopasmadoporaquelsingularadiósypreguntándosesinohabíacaídoensupropiatrampa.EnloaltodelaescaleraencontróaPlanchettodoestupefacto.-¡Ah, señor! - exclamóPlanchet cuando divisó a su amo-.Ya tenemos otra, yesperabaconimpacienciaqueregresaseis.-Pues,¿quépasa?-preguntóD'Artagnan.-¡Oh,osapuestocien,señor,osapuestomilsiadivanáislavisitaqueherecibidoparavosenvuestraausencia!-¿Yesocuándo?-Haráunamediahora,mientrasvosestabaisconelseñordeTréville.

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-¿Yquiénhavenido?Vamos,habla.-ElseñordeCavois.-¿ElseñordeCavois?-Enpersona.-¿ElcapitándelosguardiasdeSuEminencia?-Elmismo.-¿Veníaaarrestarme?-Esloquemetemo,señor,yesopeseasuairezalamero.-¿Teníaelairezalamero,dices?-Quierodecirqueeratodomieles,señor.-¿Deverdad?-Venía, segúndijo,departedeSuEminencia,queosqueríamucho, a rogarosseguirlealPalaisRoyal.-Ytú,¿quélehascontestado?-Queeraimposible,dadoqueestabaisfueradecasa,comopodíaélmismover.-¿Yentoncesquéhadicho?-Quenodejaseisdepasarporallíduranteeldía;luegohaañadidoenvozbaja:«DileatuamoqueSuEminenciaestácompletamentedispuestohaciaél,yquesufortunadependequizádeesaentrevista».-Latrampaesbastantetorpeparaserdelcardenal-repusosonriendoeljoven.-Tambiényohevistolatrampayherespondidoqueosdesesperaríaisavuestroregreso. «¿Dónde ha ido?», ha preguntado el señor de Cavois. «A Troyes, enChampagne»,leherespondido.«¿Ycuándosehamarchado?»«Ayertarde».-Planchet, amigo mío - interrumpió D'Artagnan-, eres realmente un hombreprecioso.-¿Comprendéis,señor?Hepensadoquesiemprehabríatiempo,sideseáisveralseñordeCavois,dedesmentirmediciendoquenooshabíaismarchado;seríayoentalcasoquienhabríamentido,ycomonosoygentilhombre,puedomentir.-Tranquilízate, Planchet, tu conservarás tu reputación de hombre verdadero:dentrodeuncuartodehorapartimos.-Eselconsejoqueibaadaralseñor;y,¿adóndevamos,sisepuedesaber?-¡Pardiez!Haciael ladocontrariodelquetúhasdichoquehabía ido.Además,¿notienesprisaportenernuevasconGrimaud,deMosquetónydeBazin,comolastengoyodesaberquéhapasadodeAthos,PorthosyAramis?-Claroque sí, señor -dijoPlanchet-,yyopartirécuandoqueráis; el airede laprovincianosvamejor, segúncreo,enestemomentoqueelairedeParis.Poreso,pues…-Poreso,pues,hagamosnuestropetate,Planchetypartamos;yoirédelante,conlasmanosenlosbolsillosparaquenadiesospechenada.Tútereunirásconmigo

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en el palacio de los Guardias. A propósito, Planchet, creo que times razónrespectoanuestrohuésped,yquedecididamenteesunhorriblecanalla.-¡Ah!,creedme,señor,cuandoosdigoalgo;yosoyfisonomista,ybueno.D'Artagnandescendió el primero, comohabía convenido; luego,parano tenernadaquereprocharse,sedirigióunavezmásaldomiciliodesustresamigos:nosehabía recibidoningunanoticiadeellos; sólounacarta todaperfumadaydeunaescrituraeleganteymenudahabíallegadoparaAramis.D'Artagnansehizocargo de ella. Diez minutos después, Planchet se reunió en las cuadras delpalaciodelosGuardias.D'Artagnan,paranoperder tiempo,yahabíaensilladosucaballoélmismo.-Está bien - le dijo a Planchet cuando éste tuvo unido elmaletín de grupa alequipo;ahoraensillalosotrostres,ypartamos.-¿Creéisqueiremosmásdeprisacondoscaballoscadauno?-preguntóPlanchetconaireburlón.-No,señorbromista-respondióD'Artagnan-,peroconnuestroscuatrocaballospodremos volver a traer a nuestros tres amigos, si es que todavía losencontramosvivos.-Lo cual será una gran suerte - respondió Planchet-, pero en fin, no hay quedesesperardelamisericordiadeDios.-Amén-dijoD'Artagnan,montandoahorcajadasensucaballo.Y los dos salieron del palacio de los Guardias, alejándose cada uno por unapuntade lacalle,debiendoelunodejarParispor labarreradeLaVilletteyelotro por la barrera de Montmartre, para reunirse más allá de Saint Denis,maniobraestratégicaqueejecutadacon igualpuntualidad fuecoronadapor losmásfelicesresultados.D'ArtagnanyPlanchetentraronjuntosenPierrefitte.Planchetestabamásanimado,todohayquedecirlo,poreldíaqueporlanoche.Sinembargo,suprudencianaturalnoleabandonabaunsoloinstante;nohabíaolvidadoningunodelosincidentesdelprimerviaje,yteníaporenemigosatodoslosqueencontrabaencamino.Resultabadeelloquesincesarteníaelsombreroen lamano, loque levalíaseveras reprimendasdepartedeD'Artagnan,quientemía que, debido a tal exceso de cortesía, se le tomase por un criado de unhombredepocovaler.Sinembargo,seaqueefectivamentelosviandantesquedaranconmovidosporlaurbanidaddePlanchet,seaqueaquellavezningunofueapostadoenlarutadeljoven, nuestros dos viajeros llegaron a Chantilly sin accidente alguno y seapearon ante el hostal del Grand SaintMartin, el mismo en el que se habíandetenidodurantesuprimerviaje.Elhostelero,alveraljovenseguidodesulacayoydedoscaballosdemano,seadelantó respetuosamente hasta el umbral de la puerta. Ahora bien, como ya

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habíahechoonceleguas,D'Artagnanjuzgóapropósitodetenerse,estuvieraonoestuvieraPorthosenelhostal.Además,quizánofueraprudenteinformarsealaprimerade loquehabía sidodelmosquetero.Resultódeestas reflexionesqueD'Artagnan, sin pedir ninguna noticia de lo que había ocurrido, se apeó,encomendóloscaballosasulacayo,entróenunapequeñahabitacióndestinadaarecibiraquienesdeseabanestarsolos,ypidióasuhostelerounabotelladesumejor vino y el mejor desayuno posible, petición que corroboró más aún labuena opinion que el alberguista se había hecho de su viajero a la primeraojeada.PoresoD'Artagnanfueservidoconunaceleridadmilagrosa.Elregimientodelosguardiassereclutabaentrelosprimerosgentilhombresdelreino, y D'Artagnan, seguido de un lacayo y viajando con cuatro magníficoscaballos,nopodía,pesealasencillezdesuuniforme,dejardecausarsensación.Elhosteleroquisoservirleenpersona;alverlocual,D'Artagnanhizotraerdosvasosyentablólasiguienteconversación:-Afemía,miqueridohostelero-dijoD'Artagnanllenandolosdosvasos-,oshepedido vuestromejor vino, y si me habéis engañado vais a ser castigado pordondepecasteis,dadoquecomodetestobebersolo,vosvaisabeberconmigo.Tomad,pues,esevasoybebamos.¿Porquébrindaremos,paranoherirningunasuceptibilidad?¡Bebamosporlaprosperidaddevuestroestablecimiento!-Vuestra señoría me hace un honor - dijo el hostelero-, y le agradezcosinceramentesubuendeseo.-Pero no os engañéis - dijo D'Artagnan-, hay quizá más egoísmo de lo quepensáisenmibrindis:sóloenlosestablecimientosqueprosperanlerecibienbienauno;enloshostalesendecadenciatodovamangaporhombro,yelviajeroesvíctimadelosapurosdesuhuésped;peroyoqueviajomuchoysobretodoporestaruta,quisieraveratodoslosalberguistashacerfortuna.-Enefecto-dijoelhostelero-,meparecequenoeslaprimeravezquetengoelhonordeveralseñor.-Bueno, he pasado diez veces quizá por Chantilly, y de las diez veces tres ocuatroporlomenosmehedetenidoenvuestracasa.Mirad, laúltimavezharádiezodocedíasaproximadamente;yoacompañabaaunosamigos,mosqueteros,ylapruebaesqueunodeellossevioenvueltoenunadisputaconunextraño,conundesconocido,unhombrequelebuscónoséquéquerella.-¡Ah!¡Sí,escierto!-dijoelhostelero-.Ymeacuerdoperfectamente.¿NoesdelseñorPorthosdequienVuestraSeñoríaquierehablarme?-Eseesprecisamenteelnombredemicompañerodeviaje.¡Diosmío!Queridohuésped,decidme,¿lehaocurridoalgunadesgracia?-PeroVuestraSeñoríatuvoquedarsecuentadequenopudocontinuarsuviaje.

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-Enefecto,noshabíaprometidoreunirseconnosotros,yno lohemosvueltoaver.-Elnoshahechoelhonordequedarseaquí.-Cómo?¿Oshahechoelhonordequedarseaquí?-Sí,señor,enelhostal;inclusoestamosmuyinquietos.-¿Yporqué?-Porciertosgastosquehahecho.-¡Bueno,losgastosquehahechoéllospagará!-¡Ay, señor, realmenteme ponéis bálsamo en la sangre!Hemos hecho fuertesadelantos, y esta mañana incluso el cirujano nos declaraba que, si el señorPorthosnolepagaba,seríayoquientendríaquehacersecargodelacuenta,dadoqueerayoquienlehabíaenviadoabuscar.-Pero,entonces,¿Porthosestáherido?-Nosabríadecíroslo,señor.-¿Cómo que no sabríais decírmelo? Sin embargo, vos deberíais estar mejorinformadoquenadie.-Sí,peroennuestrasituaciónnodecimostodoloquesabemos,señor,sobretodoporquenoshaprevenidoquenuestrasorejasresponderánpornuestralengua.-¡Ybien!¿PuedoveraPorthos?-Desdeluego,señor.Tomadlaescalera,subidalprimeroyllamadenelnúmerouno.Sóloqueprevenidlequesoisvos.-¡Cómo!¿Queleprevengaquesoyyo?-Síporqueospodríaocurriralgunadesgracia.-¿Yquédesgraciaqueréisquemeocurra?-ElseñorPorthospuedetomarosporalguiendelacasayenunmovimientodecólerapasarossuespadaatravésdelcuerpoosaltaroslatapadelossesos.-¿Quélehabéishecho,pues?-Lehemospedidoeldinero.-¡Ah, diablos! Ya comprendo; es una petición que Porthos recibe muy malcuandonotienefondos;peroyoséquedebíatenerlos.-Es lo que nosotros hemos pensado, señor; como la casa es muy regular ynosotros hacemos nuestras cuentas todas las semanas, al cabo de ocho días lehemos presentado nuestra nota; pero parece que hemos llegado en un malmomento, porque a la primera palabra que hemos pronunciado sobre el tema,noshaenviadoaldiablo;esciertoquelavísperahabíajugado.-¿Cómoquehabíajugadolavíspera?¿Yconquién?-¡Oh,Diosmío!Eso,¿quiénlosabe?Conunseñorqueestabadepasoyalquepropusounapartidadesacanete.-Yaestá,eldesgraciadolohabráperdidotodo.

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-Hastasucaballo,señor,porquecuandoelextrañoibaapartir,noshemosdadocuentadequesulacayoensillabaelcaballodelseñorPorthos.Entoncesnosotroslehemoshecholaobservación,peronosharespondidoquenosmetiésemosenloquenosimportabayqueaquelcaballoerasuyo.EnseguidahemosinformadoalseñorPorthosdeloquepasaba,peroélnoshadichoqueéramosunosbellacospordudardelapalabradeungentilhombre,yque,dadoqueélhabíadichoqueelcaballoerasuyo,eranecesarioqueasífuese.-Loreconozcoperfectamenteeneso-murmuróD'Artagnan.-Entonces-continuóelhostelero-, lehicesaberque,desdeelmomentoenqueparecíamosdestinadosanoentendernosenelasuntodelpago,esperabaquealmenostuvieralabondaddeconcederelhonordesutratoamicolegaeldueñodelAigled'Or;peroelseñorPorthosmerespondióquemihostaleraelmejoryquedeseabaquedarseenél.Talrespuestaerademasiadohalagadoraparaqueyoinsistiese en su partida. Me limité, pues, a rogarle que me devolviera suhabitación, que era lamáshermosadel hotel, y se contentase conunpreciosogabinetito en el tercer piso. Pero a esto el señor Porthos respondió que comoesperabadeunmomentoaotroasuamante,queeraunadelasmayoresdamasdelacorteyodebíacomprenderquelahabitaciónqueelmehacíaelhonordehabitarenmicasaera todavíamediocrepara semejantepersona.Sinembargo,reconociendoy todo laverdadde loquedecía, creímideber insistir; pero sintomarsesiquieralamolestiadeentrarendiscusiónconmigo,cogiósupistola,lapuso sobre sumesilla de noche y declaró que a la primera palabra que se ledijeradeunamudanzacualquiera,fueraodentrodelhostal,abriríalatapadelossesosaquienfuese lobastante imprudenteparameterseenunacosaqueno leimportabamásqueél.Poreso,señor,desdeesemomentonadieentrayaensuhabitación,anosersudoméstico.-¿Mosquetónestá,pues,aquí?-Sí, señor; cincodías despuésde supartidahavueltodel peorhumorposible;parece que él también ha tenido sinsabores durante su viaje. Por desgracia, esmásligerodepiernasquesuamo,locualhacequeporsuamopongatodopatasarriba, dado que, pensando que podría negársele lo que pide, coge cuantonecesitasinpedirlo.-Elhechoes-respondióD'Artagnan-quesiempreheobservadoenMosquetónunaadhesiónyunainteligenciamuysuperiores.-Es posible, señor; pero suponed que tengo la oportunidad de ponerme encontacto, sólo cuatro veces al año, con una inteligencia y una adhesiónsemejantes,ysoyunhombrearruinado.-No,porquePorthosospagará.-¡Hum!-dijoelhosteleroentonodeduda.

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-Esel favoritodeunagrandamaqueno lodejaráenelapuroporunamiseriacomolaqueosdebe…-Siyomeatrevieraadecirloquecreosobreeso…-¿Quécreéisvos?-Yodiríainclusomás:loquesé.-¿Quésabéis?-Einclusoaquellodequeestoyseguro.-Veamos,¿ydequéestáisseguro?-Yodiríaqueconozcoaesagrandama.-¿Vos?-Sí,yo.-¿Ycómolaconocéis?-¡Oh,señor!Siyocreyerapoderconfiarmeavuestradiscreción…-Hablad, y a fe de gentilhombre que no tendréis que arrepentiros de vuestraconfianza.-Puesbien,señor,yasabéis,lainquietudhacehacermuchascosas.-¿Quéhabéishecho?-¡Oh!Nadaquenoestéenelderechodeunacreedor.-Y…?-ElseñorPorthosnoshaentregadounbilleteparaesaduquesa,encargándonosecharloalcorreo.Sudomésticonohabíallegadotodavía.Comonopodíadejarsuhabitación,eraprecisoquenoshiciéramoscargodesusrecados.-¿Ydespués?-En lugarde echar la carta a laposta, cosaquenunca es segura, aproveché laocasión de uno de mis mozos que iba a Paris y le ordené entregársela a laduquesaenpersona.EracumplirconlasintencionesdelseñorPorthos,quenoshabíaencomendadoencarecidamenteaquellacarta,¿noesasí?-Másomenos.-Puesbien,señor,¿sabéisloqueesesagrandama?-No;yoheoídohablaraPorthosdeella,esoestodo.-¿Sabéisloqueesesapresuntaduquesa?-Osrepito,nolaconozco.-EsunaviejaprocuradoradelChâtelet,señor,llamadaseñoraCoquenard,lacualtienepor lomenoscincuentaañosyseda inclusoairesdeestarcelosa.YameparecíademasiadosingularunaprincesaviviendoenlacalleauxOurs.-¿Cómosabéiseso?-Porquemontóengrancóleraal recibir lacarta,diciendoqueelseñorPorthoseraunveletayqueademáshabríarecibidolaestocadaporalgunamujer.-Peroentonces,¿harecibidounaestocada?

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-¡AhDiosmío!¿Quéhedicho?-HabéisdichoquePorthoshabíarecibidounaestocada.-Sí,peroélmehabíaprohibidoterminantementedecirlo.-Yeso,¿porqué?-¡Malditasea!Señor,porquesehabíavanagloriadodeperforaraaquelextrañoconelquevoslodejasteispeleando,yfueporelcontrarioelextranjeroelque,pese a todas sus baladronadas, le hizo morder el polvo. Pero como el señorPorthosesunhombremuyglorioso,exceptoparaladuquesa,alaqueélhabíacreído interesarhaciéndoleel relatodesuaventura,noquiereconfesaranadiequeesunaestocadaloqueharecibido.-Entonces,¿esunaestocadaloqueleretieneensucama?-Y una estocadamagistral, os lo aseguro. Es preciso que vuestro amigo tengasietevidascomolosgatos.-¿Estabaisvosallí?-Señor, yo los seguí por curiosidad, de suerte que vi el combate sin que loscombatientesmeviesen.-¿Ycómopasaronlascosas?-Ohlacosanofuemuylarga,osloaseguro;sepusieronenguardia;elextranjerohizounafintayselanzóafondo;todoestotanrápidamentequecuandoelseñorPorthos llegó a la parada, tenía ya tres pulgadas de hierro en el pecho. Cayóhaciaatrás.Eldesconocidolepusoalpuntolapuntadesuespadaenlagarganta,yelseñorPorthos,viéndoseamerceddesuadversario,sedeclaróvencido.Alocualeldesconocidolepidiósunombre,yalenterarsedequesellamabaPorthosynoseñorD'Artagnan,leofreciósubrazo,letrajoalhostal,montóacaballoydesapareció.-¿AsíqueeraalseñorD'Artagnanalquequeríaesedesconocido?-Parecequesí.-¿Ysabéisvosquéhasidodeél?-No,nolohabíavistohastaentoncesynolohemosvueltoaverdespués.-Muybien; sé loquequería saber.Ahora, ¿decís que la habitacióndePorthosestáenelprimerpiso,númerouno?-Sí,señor,lahabitaciónmáshermosadelalbergue,unahabitaciónqueyahabríatenidodiezocasionesdealquilar.-¡Bah!Tranquilizaos-dijoD'Artagnanriendo-.PorthosospagaráconeldinerodeladuquesaCoquenard.-¡Oh, señor! Procuradora o duquesa si soltara los cordones de su bolsa, nadaimportaría;peroharespondidotaxativamentequeestabahartadelasexigenciasydelasinfidelidadesdelseñorPorthos,yquenoleenviaríaniundenario.-¿Yvoshabéisdadoesarespuestaavuestrohuésped?

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-Noshemosguardadomuchodeello:sehabríadadocuentadelaformaenquehabíamoshechoelencargo.-Esdecir,quesigueesperandosudinero.-¡Oh, Diosmío, claro que sí! Ayer incluso escribió; pero esta vez ha sido sudomésticoelquehapuestolacartaenlaposta.-¿Ydecísquelaprocuradoraesviejayfea?-Unoscincuentaañosporlomenos,señor,nomuybella,segúnloquehadichoPathaud.-En tal caso, estad tranquilo, se dejará enternecer; además Porthos no puededeberosgrancosa.-¡Cómoquenograncosa!Unaveintenadepistolasya,sincontarelmédico.Noseprivadenada;sevequeestáacostumbradoavivirbien.-Bueno,sisuamanteleabandona,encontraráamigos,osloaseguro.Poreso,miquerido hostelero, no tengáis ninguna inquietud, y continuad teniendo con éltodosloscuidadosqueexigesuestado.-Elseñormehaprometidonohablardelaprocuradoraynodecirunapalabradelaherida.-Estáconvenido;tenéismipalabra.-¡Oh,esquememataría!-Notengáismiedo;noestanmalocomoparece.Aldecirestaspalabras,D'Artagnansubió laescalera,dejandoasuhuéspedunpocomástranquilorespectoadoscosasqueparecíanpreocuparle:sudeudaysuvida.En lo alto de la escalera, sobre la puerta más aparente del corredor, habíatrazado, con tinta negra, unnúmerounogigantesco;D'Artagnan llamó conungolpey,traslainvitaciónapasaradelantequelevinodelinterior,entró.Porthos estabaacostadoy jugabaunapartidade sacanete conMosquetónparaentretenerlamano,mientrasunasadorcargadoconperdicesgirabaanteelfuegoyencadarincóndeunagranchimeneahervíansobredoshornillosdoscacerolasde las que salía doble olor a estofado de conejo y a caldereta de pescado quealegrabaelolfato.Además, loaltodeunsecreteryelmármoldeunacómodaestabancubiertosdebotellasvacías.A la vista de su amigo Porthos lanzó un gran grito de alegría y Mosquetón,levantándose respetuosamente, le cedió el sitio y fue a echar una ojeada a lascacerolasdelasqueparecíaencargaseparticularmente.-¡Ah! Pardiez sois vos - dijo Porthos a D'Artagnan ; sed bienvenidos, yexcusadmesinovoyhastavos.Pero-añadiómirandoaD'Artagnanconciertainquietud-vossabéisloquemehapasado.-No.

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-¿Elhosteleronooshadichonada?-Lehepreguntadoporvosyhesubidoinmediatamente.Porthospareciórespirarconmayorlibertad.-¿Yquéoshapasado,miqueridoPorthos?-continuóD'Artagnan.-Loquemehapasadofuequeallanzarmeafondosobremiadversario,aquienyahabíadadotresestocadas,yconelquequeríaacabardeunacuarta,mipiefueachocarconunapiedraymetorcíunarodilla.-¿Deverdad?-¡Palabradehonor!Afortunadamenteparaeltunante,porquenolohabríadejadosinomuertoenelsitio,oslogarantizo.-¿Yquéfuedeél?-¡Oh,nosénada!Yateníabastante,ysemarchósinpedirloquefaltaba;peroavos,miqueridoD'Artagnan,¿quéoshapasado?-¿De modo, mi querido Porthos - continuó D'Artagnan-, que ese esguince osretieneenellecho?-¡Ah,Diosmío,sí,esoestodo!Porlodemás,dentrodepocosdíasyaestaréenpie.-Entonces, ¿por qué no habéis hecho que os lleven a París? Debéis aburriroscruelmenteaquí.-Eramiintención,pero,queridoamigo,esprecisoqueosconfieseunacosa.-Cuál?-Esque,comomeaburríacruelmente,comovosdecís,yteníaenmibolsillolassesentaycincopistolasquevosmehabéisdado,paradistraermehicesubiramicuartoaungentilhombrequeestabadepasoyalcualpropusejugarunapartiditadedados.Elaceptóy,pormihonor,missesentaycincopistolaspasarondemibolsoalsuyo,ademásdemicaballo,queencimasellevóporañadidura.Pero¿yvos,miqueridoD'Artagnan?-¿Quéqueréis,miqueridoPorthos?Nosepuede ser afortunadoen todo -dijoD'Artagnan ; ya sabéis el proverbio: «Desgraciado en el juego, afortunado enamores.»Soisdemasiadoafortunadoenamoresparaqueeljuegonosevengue;pero¡quéosimportanavoslosrevesesdelafortuna!¿Notenéis,malditopilloque sois, no tenéis a vuestra duquesa, que no puede dejar de venir en vuestraayuda?-Puesbien,miqueridoD'Artagnan,paraqueveáismimala suerte - respondióPorthos con el aire más desenvuelto del mundo-, le escribí que me enviasecincuentaluises,delosqueestabaabsolutamentenecesitadodadalaposiciónenquemehallaba…-¿Y?-Y…nodebeestarensustierras,porqueno-mehacontestado.

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-¿Deveras?-Sí. Ayer incluso le dirigí una segunda epístola, más apremiante aún que laprimera.Peroestáisvosaquí,queridoamigo,hablemosdevos.Osconfiesoquecomenzabaatenerciertainquietudporculpavuestra.-Perovuestrohostelerosehacomportadobienconvos,segúnparece,miqueridoPorthos-dijoD'Artagnanseñalandoalenfermolascacerolasllenasylasbotellasvacías.-¡Así,así!-respondióPorthos-.Hacetresocuatrodíasqueelimpertinentemehasubidosucuenta,yyoleshepuestoenlapuerta,asucuentayaél,desuerteque estoy aquí como una especie de vencedor, como una especie deconquistador.Poreso,comoveis, temiendoacadamomentoserviolentadoenmiposición,estoyarmadohastalosdientes.-Sinembargo-dijoriendoD'Artagnan-,meparecequedevezencuandohacéissalidas.Yseñalabaconeldedolasbotellasylascacerolas.-¡Noyo,pordesgracia!-dijoPorthos-.Estemiserableesguincemeretieneenellecho;esMosquetónquienbateelcampoytraevíveres.Mosquetón,amigomío- continuó Porthos-, ya veis que nos han llegado refuerzos, necesitaremos unsuplementodevituallas.-Mosquetón-dijoD'Artagnan-,tendréisquehacermeunfavor.-¿Cuál,señor?-DadvuestrarecetaaPlanchet;yotambiénpodríaencontrarmesitiado,ynomemolestaríaquemehicierangozardelasmismasventajasconquevosgratificáisavuestroamo.-¡Ay,Diosmío,señor!-dijoMosquetónconairemodesto-.Nadamásfácil.Setratadeserdiestro,esoestodo.Hesidoeducadoenelcampo,ymipadre,ensusmomentosdeapuro,eraalgofurtivo.-Yelrestodeltiempo,¿quéhacía?-Señor, practicaba una industria que a mí siempre me ha parecido bastanteafortunada.-¿Cuál?-Comoeraenlostiemposdelasguerrasdeloscatólicosydeloshugonotes,ycomo él veía a los católicos exterminar a los hugonotes, y a los hugonotesexterminaraloscatólicos,ytodoennombredelareligión,sehabíahechounacreencia mixta, lo que le permitía ser tan pronto católico como hugonote. Sepaseaba habitualmente, con la escopeta al hombro, detrás de los setos quebordean los caminos, y cuando veía venir a un católico solo, la religiónprotestantedominabaensuespíritualpunto.Bajabasuescopetaendireccióndelviajero; luego, cuando estaba a diez pasos de él, entablaba un diálogo que

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terminaba casi siempre por el abandono que el viajero hacía de su bolsa parasalvar la vida. Por supuesto, cuando veía venir a un hugonote, se sentíaarrebatadoporuncelocatólicotanardientequenocomprendíacómouncuartode hora antes había podido tener dudas sobre la superioridad de nuestra santareligión.Porqueyo,señor,soycatólico;mipadre,fielasusprincipios,hizoamihermanomayorhugonote.-¿Ycómoacabóesedignohombre?-preguntóD'Artagnan.-¡Oh!De la formamás desgraciada, señor.Un día se encontró cogido en unaencrucijada entre un hugonote y un católico con quienes ya había tenido quevérselas y le reconocieron los dos, de suerte que se unieron contra él y locolgarondeunárbol; luegovinieronavanagloriarsedelhermosodesatinoquehabían hecho en la taberna de la primera aldea, donde estábamos bebiendonosotros,mihermanoyyo.-¿Yquéhicisteis?-dijoD'Artagnan.-Lesdejamosdecir-prosiguióMosquetón-.Luego,comoalsalirdela tabernacadaunotomóuncaminoopuesto,mihermanofueaemboscarseenelcaminodelcatólico,yyoeneldelprotestante.Doshorasdespuéstodohabíaacabado,nosotros leshabíamosarregladoelasuntoacadauno,admirándonosalmismotiempodelaprevisióndenuestropobrepadre,quehabíatomadolaprecaucióndeeducarnosacadaunoenunareligióndiferente.-Enefecto,comodecís,Mosquetón,vuestropadremeparecequefueunmozomuyinteligente.¿Ydecísque,ensusratosperdidos,elbuenhombreerafurtivo?-Sí,señor,yfueélquienmeenseñóaanudarunlazoyacolocarunacaña.Poreso,cuandoyoviquenuestrobribóndehosteleronosalimentabaconunmontóndeviandasbastas,buenassóloparapatanes,yqueno le ibanadosestómagostandebilitadoscomolosnuestros,mepusearecordaralgomiantiguooficio.AlpasearmeporlosbosquesdelseñorPrincipe,hetendidolazosenlaspasadas;ysime tumbaba juntoa losestanquesdeSuAlteza,hedejadodeslizarsedasensus aguas. De suerte que ahora, gracias a Dios, no nos faltan, como el señorpuedeasegurarse,perdicesyconejos,carpasyanguilas,alimentostodosligerosysanos,adecuadosparalosenfermos.-Pero ¿y el vino? - dijo D'Artagnan-. ¿Quién proporciona el vino? ¿Vuestrohostelero?-Esdecir,síyno.-¿Cómosíyno?-Loproporcionaél,escierto,peroignoraquetieneesehonor.-Explicaos,Mosquetón,vuestraconversaciónestállenadecosasinstructivas.-Mirad, señor. El azar hizo que yo encontrara en mis peregrinaciones a unespañolquehabíavistomuchospaíses,yentreotroselNuevoMundo.

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-¿QuérelaciónpuedetenerelNuevoMundoconlasbotellasqueestánsobreelsecreterysobreesacómoda?-Paciencia,señor,cadacosaasutiempo.-Esjusto,Mosquetón;avosmeremitoyescucho.-EseespañolteníaasuserviciounlacayoquelehabíaacompañadoensuviajeaMéxico. El tal lacayo era compatriotamío, de suerte que pronto nos hicimosamigos, tanto más rápidamente cuanto que entre nosotros había grandessemejanzasdecarácter.Losdosamamoslacazaporencimadetodo,desuertequemecontabacómo,enlasllanurasdelaspampas,losnaturalesdelpaíscazanal tigre y los toros con simples nudos corredizos que lanzan al cuello de esosterriblesanimales.Alprincipioyonopodíacreerquese llegasea talgradodedestreza,de lanzaraveinteo treintapasosel extremodeunacuerdadonde sequiere;peroante laspruebashabíaqueadmitir laverdaddel relato.Miamigocolocabaunabotellaatreintapasos,yacadagolpe,cogíaelgolleteenunnudocorredizo.Yomedediquéaesteejercicio,ycomolanaturalezamehadotadodealgunas facultades, hoy lanzo el lazo tan bien como cualquier hombre delmundo.¿Comprendéisahora?Nuestrohostelerotieneunacavamuybiensurtida,peronodejaunmomentolallave;sóloqueesacavatieneuntragaluz.Yporesetragaluzyolanzoellazo,ycomoahorayasédóndeestáelbuenrincón,lovoysacando.Asíes,señor,comoelNuevoMundoseencuentraenrelaciónconlasbotellasquehay sobreesacómoday sobreese secreter.Ahora,gustadnuestrovinoysinprevencióndecidnosloquepensáisdeél.-Gracias,amigomío,gracias;desgraciadamenteacabodedesayunar.-¡Y bien! - dijo Porthos-. Ponte a la mesa, Mosquetón, y mientras nosotrosdesayunamos,D'Artagnannoscontaráloquehasidodeéldesdehaceochodíasquenosdejó.-Debuenagana-dijoD'Artagnan.MientrasPorthosyMosquetóndesayunabanconapetitodeconvalecientesyconesa cordialidad de hermanos que acerca a los hombres en la desgracia,D'Artagnan contó cómo Aramis, herido, había sido obligado a detenerse enCrèvecceur,cómohabíadejadoaAthosdebatirseenAmiensentrelasmanosdecuatrohombresque lo acusabandemonedero falso,y cómoél,D'Artagnan, sehabíavistoobligado apasar por encimadel vientredel condedeWardesparallegaraInglaterra.Pero ahí se detuvo la confidencia deD'Artagnan; anunció solamente que a suregresodeGranBretañahabía traídocuatrocaballosmagníficos,unoparaélyotroparacadaunodesustrescompañeros;luegoterminóanunciandoaPorthosqueelqueleestabadestinadosehallabainstaladoenlascuadrasdelhostal.EnaquelmomentoentróPlanchet;avisabaasuamodequeloscaballoshabían

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descansadosuficientementeyqueseríaposibleiradormiraClermont.ComoD'ArtagnansehallabamásomenostranquilorespectoaPorthos,ycomoesperabaconimpacienciatenernoticiasdesusotrosdosamigos,tendiólamanoalenfermoyleprevinodequesepusieraenrutaparacontinuarsusbúsquedas.Porlodemás,comocontabaconvolverporelmismocamino,siensieteaochodíasPorthosestabaaúnenelhostaldelGrandSaintMartin,lorecogeríaalpasar.Porthos respondió que con toda probabilidad su esguince no le permitiríaalejarse de allí. Además, tenía que quedarse en Chantilly para esperar unarespuestadesuduquesa.D'Artagnan le deseó una recuperación pronta y buena; y después de haberrecomendadodenuevoPorthosaMosquetón,ypagadosugastoalhostelerosepusoenrutaconPlanchet,yadesembarazadodeunodeloscaballosdemano.

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26CapítuloLatesisdeAramis

D'ArtagnannohabíadichoaPorthosnadadesuheridanidesuprocuradora.Eranuestro bearnés un muchacho muy prudente, aunque fuera joven. Enconsecuencia, había fingido creer todo lo que le había contado el gloriosomosquetero, convencido de que no hay amistad que soporte un secretosorprendido,sobretodocuandoestesecretoafectaalorgullo;además,siempresetieneciertasuperioridadmoralsobreaquelloscuyavidasesabe.Y D'Artagnan, en sus proyectos de intriga futuros, y decidido como estaba ahacer de sus tres compañeros los instrumentos de su fortuna, D'Artagnan noestabamolestoporreunirdeantemanoensumanoloshilosinvisiblesconcuyaayudacontabadirigirlos.Sinembargo,alolargodelcamino,unaprofundatristezaleoprimíaelcorazón;pensabaenaquellajovenybonitaseñoraBonacieux,quedebíapagarleelpreciode su adhesión; pero, apresurémonos a decirlo, aquella tristeza en el jovenproveníano tantodelpesarde su felicidadperdidacuantode la inquietudqueexperimentaba porque le pasase algo a aquella pobremujer. Para él no habíaninguna duda: era víctima de una venganza del cardenal y, como se sabe, lasvenganzas deSuEminencia eran terribles.Cómohabía encontrado él gracia alosojosdelministro,esloqueélmismoignorabaysindudaloquelehubiesereveladoelseñordeCavoissielcapitándelosguardiaslehubieraencontradoensucasa.Nada hacemarchar al tiempo ni abrevia el camino como un pensamiento queabsorbe en sí mismo todas las facultades del organismo de quien piensa. Laexistencia exterior parece entonces un sueño cuya ensoñación es esepensamiento.Graciasasu influencia,el tiempono tienemedida,elespacionotienedistancia.Separtedeunlugarysellegaaotro,esoestodo.Delintervalorecorridonadaquedapresenteavuestrorecuerdomásqueunanieblavagaenlaqueseborranmilimágenesconfusasdeárboles,demontañasydepaisajes.Fueasí, presa de una alucinación, como D'Artagnan franqueó, al trote que quisotomarsucaballo,lasseisaocholeguasqueseparanChantillydeCrèvecceur,sinquealllegaraestaciudadseacordasedenadadeloquehabíaencontradoensu

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camino.Sóloallílevolviólamemoria,moviólacabeza,divisólatabernaenquehabíadejadoaAramisy,poniendosucaballoaltrote,sedetuvoenlapuerta.Aquellaveznofueunhostelero,sinounahosteleraquienlorecibió;D'Artagnanerafisonomista,envolviódeunaojeadalagruesacaraalegredelamadellugar,ycomprendió que no había necesidad de disimular con ella ni había nada quetemerdepartedeunafisonomíatanalegre.-Mibuenaseñora - lepreguntóD'Artagnan-,¿podríaisdecirmequéhasidodeunodemisamigos,aquiennosvimosforzadosadejaraquíhaceunadocenadedías?-¿Unguapojovendeveintitrésaveinticuatroaños,dulce,amable,bienhecho?-¿Yademásheridoenunhombro?-Esoes.-Precisamente.-Puesbien,señorsigueestandoaquí.-¡Bien,miqueridaseñora!-dijoD'ArtagnanponiendopieentierraylanzandolabridadesucaballoalbrazodePlanchet-.Medevolvéislavida.¿Dóndeestámiquerido Aramis, para que lo abrace? Porque, lo confieso, tengo prisa porvolverloaver.-Perdón,señor,perodudodequepuedarecibirosenestemomento.-¿Yesoporqué?¿Esqueestáconunamujer?-¡Jesús!¡Nodigáiseso!¡Elpobremuchacho!No,señor,noestáconunamujer.-Pues,¿conquiénentonces?-ConelcuradeMontdidieryelsuperiordelosjesuitasdeAmiens.-¡Diosmío!-exclamóD'Artagnan-.Elpobremuchachoestápeor.-No,señor,alcontrario;peroaconsecuenciadesuenfermedad, lagracia lehatocadoyestádecididoaentrarenreligión.-Esjusto-dijoD'Artagnan-,habíaolvidadoquenoeramosqueteromásqueporínterin.-¿Elseñorinsisteenverlo?-Másquenunca.-Puesbien,elseñornotimemásquetomarlaescaleradeladerechaenelpatio,enelsegundo,númerocinco.D'Artagnan se lanzó en ladirección indicaday encontróunade esas escalerasexteriores como las que todavía vemos hoy en los patios de los antiguosalbergues.Peronosellegabaasídondeelfuturoabad;elpasoalahabitacióndeAramis estaba guardado ni más ni menos que como los jardines de Armida;Bazin estaba en el corredor y le impidió el paso con tanta mayor intrepidezcuantoque,trasmuchosañosdepruebas,Bazinseveíaporfinapuntodellegar

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alresultadoqueeternamentehabíaambicionado.Enefecto,elsueñodelpobreBazinhabíasidosiempreeldeserviraunhombrede iglesia, y esperaba con impaciencia el momento siempre entrevisto en elfuturoenqueAramistiraríaporfinlacasacaalasortigasparatomarlasotana.Lapromesarenovadacadadíaporeljovendequeelmomentonopodíatardareraloúnicoquelohabíaretenidoalserviciodelmosquetero,servicioenelcual,segúndecía,nopodíadejardeperdersualma.Bazinestaba,pues,enelcolmodelaalegría.Segúntodaprobabilidad,aquellavez sumaestro no se desdiría. La reunión del dolor físico con el dolormoralhabíaproducidoelefectotantotiempodeseado:Aramis,sufriendoa lavezdelcuerpoydelalma,habíaposadoporfinsusojosysupensamientoenlareligión,y había considerado como una advertencia del cielo el doble accidente que lehabíaocurrido, esdecir, la desaparición súbitade su amantey suherida en elhombro.Se comprendeque en la disposición enque se encontrabanadapodía sermásdesagradableparaBazinquelallegadadeD'Artagnan,quepodíavolveraarrojarasuamoeneltorbellinodelasideasmundanasquelohabíanarrastradodurantetanto tiempo. Resolvió, pues, defender bravamente la puerta; y como,traicionadoporladueñadelalbergue,nopodíadecirqueAramisestabaausente,tratodeprobaralreciénllegadoqueseríaelcolmodelaindiscreciónmolestarasuamodurante lapiadosaconferenciaquehabíaentabladodesde lamañanayque,adecirdeBazin,nopodíaterminarantesdelanoche.PeroD'Artagnan no tuvo en cuenta para nada el elocuente discurso demaeseBazin,ycomonosepreocupabadeentablarpolémicaconelcriadodesuamigo,lo apartó simplemente con unamano y con la otra giró el pomo de la puertanúmerocinco.LapuertaseabrióyD'Artagnanpenetróenlahabitación.Aramis,conungabánnegro,conlacabezaaderezadaconunaespeciedetocadoredondoyplanoquenoseparecíademasiadoaungorroestabasentadoanteunamesa oblonga cubierta de rollos de papel y de enormes infolios; a su derechaestabasentadoelsuperiordelosjesuitasyasuizquierdaelcuradeMontdidier.Las cortinas estaban echadas amediasynodejabanpenetrarmásqueuna luzmisteriosa, aprovechada para una plácida ensoñación. Todos los objetosmundanosquepuedensorprenderalavistacuandoseentraenlahabitacióndeun joven, y sobre todo cuando ese joven esmosquetero, habían desaparecidocomoporencanto;ypormiedo,sinduda,aquesuvistanovolvieseallevarasuamo a las ideas de este mundo, Bazin se había apoderado de la espada, laspistolas,elsombrerodepluma,losbrocadosylaspuntillasdetodogéneroytodaespecie.

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EnsulugarysitioD'Artagnancreyóvislumbrarenunrincónoscurocomounaformadedisciplinacolgadadeunclavodelapared.Al ruido que hizo D'Artagnan al abrir la puerta, Aramis alzó la cabeza yreconoció a su amigo. Pero para gran asombro del joven, su vista no parecióproducirgranimpresiónenelmosquetro, tanapartadoestabasuespíritudelascosasdelatierra.-Buenosdías,queridoD'Artagnan-dijoAramis;creedquemealegrodeveros.-Yyotambién-dijoD'Artagnan-,aunquetodavíanoestémuysegurodequeseaaAramisaquienhablo.-Almismo,amigomío,almismo;pero¿quéoshapodidohacerdudar?-Teníamiedodeequivocarmedehabitación,yhecreídoentrarenlahabitaciónde algún hombre de iglesia; luego, otro error se ha apoderado de mí alencontrarosencompañíadeestosseñores:queestuvieseisgravementeenfermo.Los dos hombres negros lanzaron sobre D'Artagnan, cuya intencióncomprendieron, unamirada casi amenazadora; peroD'Artagnanno se inquietóporella.-Quizáosmolesto,mi queridoAramis - continuóD'Artagnan - porque, por loqueveo,estoytentadodecreerqueosconfesáisaestosseñores.Aramisenrojecióperceptiblemente.-¿Vosmolestarme? ¡Oh!Todo lo contrario, querido amigo,os lo juro; y comopruebadeloquedigo,permitidmequemealegredeverossanoysalvo.«¡Ah,porfinseacuerda!-pensóD'Artagnan-.Novamallacosa.»-Porqueelseñor,queesmiamigo,acabadeescaparaunrudopeligro-continuóAramisconunción,señalandoconlamanoaD'Artagnanalosdoseclesiásticos.-AlabadaDios,señor-respondieronéstosinclinándosealunísono.-Nohedejadodehacerlo, reverendos- respondióel jovendevolviéndolesasuvezelsaludo.-Llegáis a propósito, querido D'Artagnan - dijo Aramis-, y vos vais ailuminarnos,tomandoparteenladiscusión,convuestraslutes.Elseñorprincipalde Amiens, el señor cura de Montdidier y yo, argumentamos sobre ciertascuestiones teológicas cuyo interés nos cautiva desde hace tiempo; yo estaríaencantadodecontarconvuestraopinión.-Laopinióndeunhombredeespadacarecedepeso-respondióD'Artagnan,quecomenzaba a inquietarse por el giro que tomaban las cosas-, y vos podéisateneros,creoyo,alacienciadeestosseñores.Losdoshombresnegrossaludaronasuvez.-Alcontrario-prosiguióAramis-,yvuestraopiniónnosserápreciosa.Heaquíde lo que se trata: el señor principal cree que mi tesis debe ser sobre tododogmáticaydidáctica.

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-¡Vuestratesis!¿Hacéis,pues,unatesis?-Por supuesto - respondió el jesuita ; para el examen que precede a laordenación,esderigorunatesis.-¡Laordenación!-exclamóD'Artagnan,quenopodíacreerenloquelehabíandichosucesivamentelahostelerayBazin-.¡Laordenación!Ypaseabasusojosestupefactossobrelostrespersonajesqueteníadelantedesí.-Ahora bien - continuóAramis tomando en su butaca lamisma pose graciosaquehubieratornadodeestarenunacallejuela,yexaminandoconcomplacienciasumanoBlancayregordetacomomanodemujer,queteníaenelaireparahacerbajar la sangre ; ahora bien, comohabéis oído,D'Artagnan, el señor principalquisieraquemi tesisfueradogmática,mientrasqueyoquerríaquefueseideal.Poresoespor loqueelseñorprincipalmeproponíaesepuntoquenohasidoaúntratado,enelcualreconozcoquehaymateriaparadesarrollosmagníficos:«Utraquemanusinbenedicendoclericisinferioribusnecessariaest.»D'Artagnan,cuyaerudiciónconocemos,noparpadeóanteestacitamásdeloquehabía hecho el señor de Tréville a propósito de los presentes que pretendíaD'ArtagnanhaberrecibidodelseñordeBuckingham.-Locualquieredecir-prosiguióAramisparafacilitarlelascosas:lasdosmanosson indispensables a los sacerdotes de órdenes inferiores cuando dan labendición.-¡Admirabletema!-exclamóeljesuita.-¡Admirableydogmático!-repitióelcura,quedeigualfuerzaaproximadamenteque D'Artagnan en latín, vigilaba cuidadosamente al jesuita para pisarle lostalonesyrepetirsuspalabrascomouneco.En cuanto aD'Artagnan, permaneció completamente indiferente al entusiasmodelosdoshombresnegros.-¡Sí,admirable!¡Prorsusadmirabile!-continuóAramis-.PeroexigeunestudioenprofundidaddelosPadresdelaIglesiaydelasEscrituras.Ahorabien,yoheconfesadoaestossabioseclesiásticos,yellocontodahumildad,quelasvigiliasdeloscuerposdeguardiayelserviciodelreymehabíanhechodescuidaralgoelestudio.Meencontraría,pues,másamigusto,faciliusnatans,enuntemademielección, que sería a esas rudas cuestiones teológicas lo que la moral es a lametafísicaenfilosofía.D'Artagnanseaburríaprofundamente,elcuratambién.-¡Vedquéexordio!-exclamóeljesuita.-Exordium-repitióelcurapordeciralgo.-Quemadmodumintercoeloruminmensitatem-.Aramis lanzó una ojeada hacia el lado de D'Artagnan y vio que su amigobostezabahastadesencajarselamandíbula.

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-Hablemosfrancés,padremío- ledijoal jesuita-.ElseñorD'Artagnangustaráconmásvivezadenuestraspalabras.-Sí,yoestoycansadodelaruta-dijoD'Artagnan-,ytodoeselatínsemeescapa.-Deacuerdo-dijoeljesuitaunpocodespechado,mientraselcura,transportadodegozo,volvíahaciaD'Artagnanunamiradallenadeagradecimiento;bien,vedelpartidoquesesacaríadeesaglosa.-Moisés,servidordeDios…noesmásqueservidor,oídlobien.Moisésbendiceconlasmanos;sehacesostenerlosdosbrazos,mientrasloshebreosbatenasusenemigos;portanto,bendiceconlasdosmanos.AdemásqueelEvangeliodice:Imponitemanus,ynomonum;imponedlasmanos,ynolamano.-Imponedlasmanos-repitióelcurahaciendoungesto.-Por el contrario, aSanPedro, dequien los papas son sucesores - continuó eljesuita-,Porrigitedigitos.Presentadlosdedos,¿estáisahora?-Ciertamente-respondióAramisllenodedelectación-,peroelasuntoessutil.-¡Losdedos! -prosiguióel jesuita -SanPedrobendicecon losdedos.Elpapabendicepor tanto con losdedos también.Y¿concuántosdedosbendice?Contresdedos:unoparaelPadre,otroparaelHijoyotroparaelEspírituSanto.Todo el mundo se persignó; D'Artagnan se creyó obligado a imitar aquelejemplo.-ElpapaessucesordeSanPedroyrepresentalostrespoderesdivinos;elresto,ordinesinferioresdelajerarquíaeclesiástica,bendiceenelnombredelossantosarcángeles y ángeles. Los clérigos más humildes, como nuestros diáconos ysacristanes, bendicen con los hisopos, que simulan un número indefinido dededos bendiciendo. Ahí tenéis el tema simplificado, argumentum omnidenudatumornamento.Conesoyoharía -continuóel jesuita -dosvolúmenesdeltamañodeéste.Yensuentusiamo,golpeabasobreelSanCrisóstomoinfolioquehacíadoblarselamesabajosupeso.D'Artagnanseestremeció.-Porsupuesto-dijoAramis-,hagojusticiaalasbellezasdesemejantetesis,peroal mismo tiempo admito que es abrumadora paramí. Yo había escogido estetexto:decidme,queridoD'Artagnan, sinoesdevuestrogusto:Non inutile estdesideriuminoblatione,omejoraún:UnpocodepesadumbrenovienemalenunaofrendaalSeñor.-¡Altoahí! -exclamóel jesuita-.Esa tesis roza laherejía;hayunaproposicióncasi semejante en el Augustinus del heresiarca Jansenius, cuyo libro antes odespuésseráquemadopormanosdelverdugo.Tenedcuidado,mijovenamigo;osinclináis,mijovenamigo,hacialasfalsasdoctrinas;osperderéis.-Osperderéis-dijoelcuramoviendodolorosamentelacabeza.

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-Tocáisenesefamosopuntodellibrearbitrioqueesunescollomortal.Abordáisdefrentelasinsinuacionesdelospelagianosydelossemipelagianos.-Pero,reverendo…-repusoAramisalgoatarulladoporlalluviadeargumentosqueseleveníaencima.-¿Cómo probaréis - continuó el jesuita sin darle tiempo a hablar que se debeechardemenoselmundoqueseofreceaDios?Escuchadestedilema:DiosesDios,yelmundoeseldiablo.Echardemenosalmundoesechardemenosaldiablo;ahítenéismiconclusión.-Eslamíatambién-dijoelcura.-Pero,porfavor…-dijoAramis.-¡Desiderasdiabolum,desgraciado!-exclamóeljesuita.-¡Echademenosaldiablo!Ah,mijovenamigo-prosiguióelcuragimiendo-,noechéisdemenosaldiablo,soyyoquienoslosuplica.D'Artagnancreíavolverseidiota;leparecíaestarenunacasadelocosyqueibaa terminar loco como los que veía. Sólo que estaba forzado a callarse por nocomprendernadadelalenguaquesehablabaanteél.-Peroescuchadme-prosiguióAramisconunacortesíabajolaquecomenzabaaapuntar un poco de impaciencia ; yo no digo que eche de menos; no, yo nopronunciaríajamásesafrase,quenoseríaortodoxa…Eljesuitalevantólosbrazosalcieloyelcurahizootrotanto.-No,peroconvenidalmenosquenoadmiteperdónofreceralSeñoraquellodeloqueunoestácompletamenteharto.¿Tengoyorazón,D'Artagnan?-¡Yoasílocreo!-exclamóéste.Elcurayeljesuitadieronunsaltosobresussillas.-Aquí tenéis mi punto de partida, es un silogismo: el mundo no carece deatractivos,dejoelmundo;portantohagounsacrificio;ahorabien, laEscrituradicepositivamente:HacedunsacrificioalSeñor.-Esoescierto-dijeronlosantagonistas.-Yademás-continuóAramispellizcándoselaorejaparavolverlaroja,deigualmodo que agitaba las manos para volverlas blancas-, además he hecho ciertorondelquelecomuniquéalseñorVoitureelañopasado,ysobreelcualesegranhombremehizomilcumplidos.-¡Unrondel!-dijodesdeñosamenteeljesuita.-¡Unrondel!-dijomaquinalmenteelcura.-Decidlo,decidlo-exclamóD'Artagnan;cambiaráunpocolascosas.-No,porqueesreligioso-respondióAramis-,yesteologíaenverso.-¡Diablos!-exclamóD'Artagnan.-Heloaquí-dijoAramisconairemodestoquenoestabaexentodeciertotintedehipocresía:

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Losqueunpasadollenodeencantoslloráis,ypasáisdíasdesgraciados,todasuuestrasdesgraciashabránterminadocuandosóloaDiosvuestraslágrimasofrezcáis,vosotros,losquelloráis.D'Artagnanyelcuraparecieronhalagados.Eljesuitapersistióensuopinión.

-Guardaos del gusto profano en el estilo teológico. ¿Qué dice en efecto SanAgustín?Severussitclericorumsermo.-¡Sí,queelsermónseaclaro!-dijoelcura.-Pero-seapresuróaañadireljesuitaviendoquesuacólitosedesviaba-,vuestratesisagradaráa lasdamas,esoes todo; tendráeléxitodeunalegatodemaesePatru.-¡PlegaaDios!-exclamóAramistransportado.-Ya lo veis - exclamó el jesuita-, elmundo habla todavía en vos en voz alta,altissimavoce.Seguísalmundo,mijovenamigo,ytiembloporquelagracianoseaeficaz.-Tranquilizaos,reverendo,respondodemí.-¡Presunciónmundana!-¡Meconozco,padremío,miresoluciónesirrevocable!-Entonces,¿osobstináisenseguirconesatesis,-Me siento llamado a tratar esa tesis, y no otra; voy, pues, a continuarla, ymañana espero que estaréis satifescho de las correcciones que haré segúnvuestrosconsejos.-Trabajadlentamente-dijoelcura-,osdejamosendisposicionesexcelentes.-Sí,elterrenoestácompletamentesembrado-dijoeljesuita-,ynotenemosquetemer que una parte del grano haya caído sobre la piedra, otra al lado delcamino,yquelospájarosdelcielohayancomidoelresto,avescoelicomederuntillam.-¡Quelapesteloahoguecontulatín!-dijoD'Artagnan,quesesentíaenellímitedesusfuerzas.-Adiós,hijomío-dijoelcura-,hastamañana.-Hasta mañana, joven temerario - dijo el jesuita ; prometéis ser una de laslumbrerasdelaIglesia;¡quieraelcieloqueesaluznoseaunfuegodevorador!D'Artagnan, que durante una hora se había mordido las uñas de impaciencia,empezabaaatacarlacarne.Los dos hombres negros se levantaron, saludaron aAramis y aD'Artagnan, yavanzaron hacia la puerta. Bazin, que se había quedado de pie y que habíaescuchadotodaaquellacontroversiaconunpiadosojúbilo,selanzóhaciaellos,

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tomóelbreviariodelcura,elmisaldeljesuitaycaminórespetuosamentedelantedeellosparaabrirlespaso.Aramis los condujo hasta el comienzo de la escalera y volvió a subir junto aD'Artagnan,queseguíapensando.Unavez solos, los dos amigos guardaronprimeroun silencio embarazoso; sinembargo era preciso que uno de ellos rompiese a hablar, y comoD'Artagnanparecíadecididoadejarestehonorasuamigo:-Yaloveis-dijoAramis-,meencontráisvueltoamisideasfundamentales.-Sí,lagraciaeficazoshatocado,comodecíaeseseñorhaceunmomento.-¡Oh! Estos planes de retiro están hechos hace mucho tiempo; y vos ya mehabíaisoídohablar,¿noeseso,amigomío?-Claro,peroconfiesoquecreíquebromeabais.-¡Conesaclasedecosas!¡Vamos,D'Artagnan!-¡Malditasea!Tambiénsebromeaconlamuerte.-Ysecometeunerror,D'Artagnan,porquelamuerteeslapuertaqueconducealaperdiciónoalasalvación.-De acuerdo, pero si os place, no teologicemos,Aramis; debéis tener bastanteparaelrestodeldía;encuantoamí,yoheolvidadoelpocolatínquejamássupe;ademásdeboconfesarosquenohecomidonadadesdeestamañanaalasdiez,yquetengounhambredetodoslosdiablos.-Ahoramismocomeremos,queridoamigo;sóloque,comosabéis,esviernes,yen un día así yo no puedo ver ni comer carne. Si queréis contentaros conmicomida…secomponedetetrágonoscocidosyfruta.-¿Quéentendéiscontetrágonos?-preguntóD'Artagnanconinquietud.-Entiendoespinacas - repusoAramis ; peroparavos añadiréhuevos,y esunagraveinfraccióndelaregla,porqueloshuevossoncarne,dadoqueengendranelpollo.-Esefestínnoessuculento,peronoimporta;porestarconvos,losufriré.-Os quedo agradecido por el sacrificio - dijoAramis ; pero si no aprovecha anuestrocuerpo,aprovechará,estadseguro,avuestraalma.-O sea que, decididamente, Aramis, entráis en religión. ¿Qué van a decirnuestrosamigos,quévaadecirelseñordeTréville?Ostratarándedesertor,osprevengo.-Yonoentroenreligión,vuelvoaella.Esdelaiglesiadelaquehabíadesertadoporelmundo,porquecomosabéistuvequeviolentarmeparatomarlacasacademosquetero.-Yonosénada.-¿Ignoráisvoscómodejéelseminario?-Completamente.

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-Aquítenéismihistoria;porotrapartelasEscriturasdicen:«Confesaoslosunosalosotros»,yyomeconfiesoavos,D'Artagnan.-Yyoosdoylaabsolucióndeantemano,yaveisquesoybueno.-Noosburléisdelascosassantas,amigomío.-Vamoshablad,hablad,osescucho.-Yoestabaenelseminariodesdelaedaddenueveaños,ydentrodetresdíasibaacumplirveinte, ibaaserabatey todoestabadicho.Una tardeenqueestaba,segúnmicostumbre,enunacasaquefrecuentabaconplacer(unoesjoven,¡quéqueréis, somos débiles!), un oficial que me miraba con ojos celosos leer lasVidasde lossantosa ladueñade lacasa,entródeprontoysinseranunciado.Precisamenteaquella tardeyohabía traducidounepisodiodeJudithyacababade comunicarmis versos a la dama queme hacía toda clase de cumplidos e,inclinadasobremihombro, los releíaconmigo.Lapostura,quequizáeraalgoabandonada, loconfieso,molestóaloficial;nodijonada,perocuandoyo salí,salió detrás de mí y al alcanzarme dijo: «Señor abate, ¿os gustan losbastonazos?»«Nopuedodecirlo,señor,respondí,porquenadiehaosadonuncadármelos.»«Puesbien,escuchadme,señorabate,sivolvéisalacasaenqueosheencontradoestatarde,yoosaré.»Creoquetuvemiedo,mepusemuypálido,sentíquelaspiernasmeabandonaban,busquéunarespuestaquenoencontré,mecallé.Eloficialesperabaaquellarespuestay,viendoquetardaba,sepusoareír,me volvió la espalda y volvió a entrar en la casa.Yo volví al seminario. Soybuengentilhombreytengolasangreardiente,comohabéispodidoobservar,miquerido D'Artagnan; el insulto era terrible, y por desconocido que hubieraquedadoparaelrestodelmundo,yolosentíaviviryremoverseenelfondodemi corazón. Declaré a mis superiores que no me sentía suficientementepreparadoparalaordenación,yapeticiónmíasepospusolaceremoniaporunaño.FuienbuscadelmejormaestrodearmasdeParis,quedédeacuerdoconélpara tomar una lección de esgrima cada día, y durante un año tome aquellalección. Luego, el aniversario de aquél en que había sido insultado, colgémisotanadeunclavo,mepuseuntrajecompletodecaballeroymedirigíaunbailequedabaunadamaamigamía,dondeyosabíaquedebíaencontrarsemihombre.Era en la calle desFrancs-Burgeois, al ladode laForce.En efecto,mi oficialestabaallí,meacerquéaél,quecantabaunlaideamormirandotiernamenteaunamujer, y le interrumpí enmedio de la segunda estrofa. «Señor, ¿os siguedesagradando que yo vuelva a cierta casa de la calle Payenne, y volveréis adarmeunapalizasimeentraelcaprichodedesobedeceros?»Eloficialmemiróconasombro, luegomedijo:«¿Quéqueréis,señor?Noosconozco.»«Soy- lerespondí-elpequeñoabatequeleelasVidasdesantosyquetraduceJudithenverso.» «¡Ah, ah!Yame acuerdo - dijo el oficial con sorna-. ¿Qué queréis?»

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«Quisiera que tuvierais tiempo suficiente para dar una vuelta paseandoconmigo.» «Mañana por la mañana, si queréis, y será con el mayor placer.»«Mañanaporlamañana,no;siosplace,ahoramismo.»«Siloexigís…»«Puessí,loexijo.»«Entonces,salgamos.Señoras-dijoeloficial-,noosmolestéis.Eltiempodemataralseñorsolamenteyvuelvoparaacabaroslaúltimaestrofa.»Salimos. Yo le llevé a la calle Payenne justo al lugar en que un año antes aaquellamismahoramehabíahechoel cumplidoqueoshe relatado.Hacíaunclaradelunasoberbio.Sacamoslasespadasy,alprimerencuentro,ledejeenelsitio.-¡Diablos!-exclamóD'Artagnan.-Pero-continuóAramis-comolasdamasnovieronvolverasucantoryseleencontróenlacallePayenneconunagranestocadaatravesándoleelcuerpo,sepensóquehabía sidoyopoque lohabía aderezadoasí, y el asunto terminó enescándalo.Meviobligadoarenunciarporalgúntiempoalasotana.Athos,conquien hice conocimiento en esa época, y Porthos, que me había enseñado,además de algunas lecciones de esgrima, algunas estocadas airosas, medecidieronapedirunacasacademosquetero.Elreyhabíaapreciadomuchoamipadre, muerto en el sitio de Arras, y me concedieron esta casaca. Comocomprenderéis hoy ha llegado para mí el momento de volver al seno de laIglesia.-¿Yporquéhoyenvezdeayerodemañana?¿Quéoshapasadohoyqueosdatanmalasideas?-Estaherida,miqueridoD'Artagnan,hasidoparamíunavisodelcielo.-¿Estaherida?¡Bah,estácasicuradayestoysegurodequenoesellalaquemásoshacesufrir!-¿Cuálentonces?-preguntóAramisenrojeciendo.-Tenéisunaenelcorazón,Aramis,unasmásvivaymássangrante,unaheridahechaporunamujer.LosojosdeAramisdestellaronapesarsuyo.-¡Ah!-dijodisimulandosuemociónbajounafingidanegligencia-.Nohabléisdeesascosas.¡Pensaryoeneso!¡Teneryopenasdeamor!;¡Vanitasvanitatum!Mehabríavueltoloco,envuestraopinión.¿Yporquién?Poralgunacosturerilla,poralgunadoncellaaquienhabríahecholacorteenalgunaguarnición.¡Fuera!-Perdón,miqueridoAramis,peroyocreíaqueapuntabaismásalto.-¿Másalto?¿Yquiénsoyyoparatenertantaambición?¡Unpobremosqueteromuy bribón y muy oscuro que odia las servidumbres y se encuentra muydesplazadoenelmundo!-¡Aramis,Aramis!-exclamóD'Artagnanmirandoasuamigoconairededuda.-Polvo, vuelvo al polvo. La vida está llena de humillaciones y de dolores -

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continuóensombreciéndose;todosloshilosquelaatanalafelicidadserompenunavez trasotraen lamanodelhombre, sobre todo loshilosdeoro. ¡Oh,miquerido D'Artagnan! - prosiguió Aramis dando a su vez un ligero tinte deamargura-. Creedme, ocultad bien vuestras heridas cuando las tengáis. Elsilencio es la última alegría de los desgraciados; guardaosdeponer a alguien,quienquiera que sea, tras la huella de vuestros dolores; los curiosos empapannuestraslágrimascomolasmoscassacansangredeungamoherido.-¡Ay, mi querido Aramis! - dijo D'Artagnan lanzando a su vez un profundosuspiro-.Esmipropiahistorialaqueaquíresumís.-¿Cómo?,-Sí, unamujer a la que amaba, a la que adoraba, acaba de serme raptada a lafuerza.Yonosédóndeestá,dónde lahan llevado;quizáestéprisionera,quizáestémuerta.-Pero vos al menos tenéis el consuelo de deciros que no os ha abandonadovoluntariamente; que si no tenéis noticias suyas es porque toda comunicaciónconvosleestáprohibida,mientrasque…-Mientrasque…-Nada-respondióAramis-,nada.-Demodo que renunciáis almundo; ¿es una decisión tomada, una resoluciónfirme?-Para siempre. Vos sois mi amigo, mañana no seréis para mí más que unasombra;omejoraún,noexistiréis.Encuantoalmundo,esunsepulcroynadamás.-¡Diablos!Esmuytristeloquemedecís.-¿Quéqueréis?Mivocaciónmeatrae,ellamelleva.D'Artagnansonrióynorespondiónada.Aramiscontinuó:-Ysinembargo,mientraspermanezcoenlatierra,habríaqueridohablardevos,denuestrosamigos.-Yyo-dijoD'Artagnan-habríaqueridohablarosdevosmismo,peroosveotanseparadodetodo;losamoresloshabéisdespechado;losamigos,sonsombras;elmundoesunsepulcro.-¡Ay!Vosmismopodréisverlo-dijoAramisconunsuspiro.-No hablemos, pues,más - dijoD'Artagnan-, y quememos esta carta que, sinduda,osanunciabaalgunanuevainfelicidaddevuestracosturerillaodevuestradoncella.-¿Quécarta?-exclamóvivamenteAramis.-Unacartaquehabía llegadoavuestracasaenvuestraausenciayquemehanentregadoparavos.-¿Perodequiéneslacarta?

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-¡Ah! De alguna doncella afligida, de alguna costurerilla desesperada; ladoncelladelaseñoradeChevreusequizá,quesehabrávistoobligadaavolveraTours con su ama y que para dárselas de peripuesta habrá cogido papelperfumadoyhabráselladosucartaconunacoronadeduquesa.-¿Quédecís?-¡Vaya, la habré perdido! - dijo hipócritamente el joven fingiendo buscarla-.Afortunadamenteelmundoesunsepulcroyportantolasmujeressonsombras,yelamorunsentimientoalquedecís¡fuera!-¡Ah,D'Artagnan,D'Artagnan!-exclamóAramis-.Mehacesmorir.-Bueno,aquíestá-dijoD'Artagnan.Ysacólacartadesubolsillo.Aramis dio un salto, cogió la carta, la leyó o, mejor, la devoró; su rostroresplandecía.-Parece que la doncella tiene un hermoso estilo - dijo indolentemente elmensajero.-Gracias,D'Artagnan-exclamóAramiscasiendelirio-.Sehavistoobligadaavolver aTours; nome es infiel,me ama todavía.Ven, amigomío, ven que teabrace;¡ladichameahoga!Y losdos amigos sepusieron abailar en tornodel venerableSanCrisóstomo,pisoteandobuenamentelashojasdelatesisquehabíanrodadosobreelsuelo.EnaquelmomentoentróBazinconlasespinacasylatortilla.-¡Huye,desgraciado!-exclamóAramisarrojándolesugorraalrostro-.Vuélveteal sitio de donde vienes, llévate esas horribles legumbres y esos horrorososentremeses.Pideunaliebremechada,uncapóngordo,unapiernadecorderoalajoycuatrobotellasdeviejoborgoña.Bazin,quemirabaa suamoyquenocomprendíanadadeaquelcambio,dejódeslizarse melancólicamente la tortilla en las espinacas, y las espinacas en elsuelo.-Este es el momento de consagrar vuestra existencia al Rey de Reyes - dijoD'Artagnan-,siesquetenéisquehacerleunacortesía:Noninutiledesideriuminoblatione.-¡Idosaldiabloconvuestrolatín!MiqueridoD'Artagran,bebamos,malditasea,bebamosmucho,ycontadmealgodeloquepasaporahí.

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27CapítuloLamujerdeAthos

-AhorasóloquedasabernuevasdeAthos -dijoD'Artagnanal fogosoAramis,una vez que lo hubo puesto al corriente de lo que había pasado en la capitaldespuésdesupartida,ymientrasunaexcelentecomidahacíaolvidaraunosutesisyalotrosufatiga.-¿Creéis, pues, que le habrá ocurrido alguna desgracia? –preguntó Aramis-.Athosestanfrío,tanvalienteymanejatanhábilmentesuespada…-Sí,sinduda,ynadiereconocemásqueyoelvalorylahabilidaddeAthos;peroyoprefierosobremiespadaelchoquedelaslanzasaldelosbastones;temoqueAthos haya sido zurrado por el hatajo de lacayos, los criados son gentes quegolpeanfuerteyquenoterminanpronto.Poreso,osloconfieso,quisierapartirloantesposible.-Yo trataré de acompañaros - dijo Aramis-, aunque aún no me siento encondiciones demontar a caballo.Ayer ensayé la disciplina que veis sobre esemuro,yeldolormeimpidiócontinuaresepiadosoejercicio.-Esque,amigomío,nuncasehavistointentarcurarunescopetazoagolpesdedisciplina;peroestabaisenfermo,ylaenfermedaddebilitalacabeza,loquehacequeosexcuse.-¿Ycuándopartís?-Mañana,aldespuntarelalba;reposadlomejorquepodáisestanocheymañana,sipodéis,partiremosjuntos.-Hastamañana,pues-dijoAramis;porquepormuydehierroqueseáis,debéistenernecesidaddereposo.Al día siguiente, cuando D'Artagnan entró en la habitación de Aramis, loencontróensuventana.-¿Quémiráisahí?-preguntóD'Artagnan.-¡Afemía!Admiroesostresmagníficoscaballosquelosmozosdecuadratienendelabrida;esunplacerdepríncipeviajarensemejantesmonturas.-Puesbien,miqueridoAramis,osdaréiseseplacer,porqueunodeesoscaballosesparavos.-¡Huy!¿Cuál?

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-Elquequeráisdelostres,yonotengopreferencia.-¿Yelricocaparazónquetecubreesmíotambién?-Claro.-¿Queréisreiros,D'Artagnan?-Yonoríodesdequevoshabláisfrancés.-¿Son para mí esas fundas doradas, esa gualdrapa de terciopelo, esa sillaclaveteadadeplata?-Para vos, comoel caballo quepiafa es paramí, y comoese otro caballo quecaracoleaesparaAthos.-¡Peste!Sontresanimalessoberbios.-Mehalagaqueseandevuestrogusto.-¿Eselreyquienoshahechoeseregalo?-A buen seguro que no ha sido el cardenal; pero no os preocupéis de dóndevienen,ypensadsóloqueunodelostresesdevuestrapropiedad.-Mequedoconelquellevaelmozodecuadrapelirrojo.-¡Demaravilla!-¡ViveDios!-exclamóAramis-.Esohacequesemepaseloquequedabademidolor;memontaríaenélcontreintabalasenelcuerpo.¡Ah,pormialma,québellosestribos!¡Hola!Bazin,venacáahoramismo.Bazinapareció,sombríoylánguido,enelumbraldelapuerta.-¡Bruñidmiespadaenderezadmisombrerodefieltro,cepilladmicapaycargadmispistolas!-dijoAramis.-Esta última recomendación es inútil - interrumpió D'Artagnan ; hay pistolascargadasenvuestrasfundas.Bazinsuspiró.-Vamos,maeseBazin, tranquilizaos-dijoD'Artagnan ;seganael reinode loscielosentodoslosestados.-¡Elseñorerayatanbuenteólogo!-dijoBazincasillorando-.Hubierallegadoaobispoyquizáacardenal.-Ybien,mipobreBazin,veamos,reflexionaunpoco:¿paraquésirveserhombredeiglesia,porfavor?Noseevitaconelloirahacerlaguerra;comopuedesver,el cardenal va a hacer la primera campaña con el casco en la cabeza y lapartesanaalpuño;yelseñordeNagretdeLaValette,¿quémedices?Tambiénescardenal;pregúntaleasulacayocuántasvecestienequevendarle.-¡Ay!-suspiróBazin-.Yalosé,señor,todoestárevueltoenestemundodehoy.Duranteestetiempo,losdosjóvenesyelpobrelacayohabíandescendido.-Tenmeelestribo,Bazin-dijoAramis.YAramis se lanzó a la silla con su gracia y su ligereza ordinarias; pero trasalgunasvueltasyalgunascorvetasdelnobleanimal,sucaballeroseresintióde

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dolores tan insoportables que palideció y se tambaleó. D'Artagnan, que enprevisión de este accidente no lo había perdido de vista, se lanzó hacia él, loretuvoensusbrazosylocondujoasuhabitación.-Estábien,miqueridoAramis,cuidaos-dijo-,irésóloenbuscadeAthos.-Soisunhombredebronce-ledijoAramis.-No, tengo suerte, eso es todo; pero ¿cómovais a vivirmientrasme esperáis?Nadadetesis,nadadeglosassobrelosdedosylasbendiciones,¿eh?Aramissonrió.-Haréversos-dijo.-Sí, versos perfumados al olor del billete de la doncella de la señora deChevreuse. Enseñad, pues, prosodia a Bazin, eso le consolará. En cuanto alcaballo,montadlotodoslosdíasunpoco,yesooshabituaráalasmaniobras.-¡Oh, por eso estad tranquilo! - dijo Aramis-. Me encontraréis dispuesto aseguiros.Sedijeronadiósy,diezminutosdespués,D'Artagnan,trashaberrecomendadosuamigoaBazinyalahostelera,trotabaendireccióndeAmiens.¿CómoibaaencontraraAthos?¿Loencontraríaacaso?Laposiciónen laque lohabíadejadoeracrítica;bienpodíahabersucumbido.Aquella idea, ensombreciendo su frente, le arrancó algunos suspiros y le hizoformular en voz baja algunos juramentos de venganza. De todos sus amigos,Athos era el mayor y por tanto el menos cercano en apariencia en cuanto agustosysimpatías.Sinembargo,teníaporaquelgentilhombreunapreferencianotable.ElairenobleydistinguidodeAthos,aquellosdestellosdegrandezaquebrotabandevezencuando de la sómbra en que se encerraba voluntariamente, aquella inalterableigualdad de humor que le hacía el compañero más fácil de la tierra, aquellaalegríaforzadaymordaz,aquelvalorquesehubierallamadociegosinofueraresultado de la más rara sangre fría, tantas cualidades cautivaban más que laestima,másquelaamistaddeD'Artagnan,cautivabansuadmiración.En efecto, considerado incluso al lado del señor de Tréville, el elegantecortesano Athos, en sus días de buen humor podía sostener con ventaja lacomparación; era de talla mediana, pero esa talla estaba tan admirablementecuajadaytanbienproporcionadaquemásdeunavez,ensusluchasconPorthos,había hecho doblar la rodilla al gigante cuya fuerza física se había vueltoproverbialentrelosmosqueteros;sucabeza,deojospenetrantes,denarizrecta,dementóndibujadocomoeldeBruto,teníauncarácterindefinibledegrandezay de gracia; sus manos, de las que no tenía cuidado alguno, causaban ladesesperacióndeAramis,quecultivabalassuyascongrancantidaddepastasdealmendrasydeaceiteperfumado;elsonidodesuvozerapenetranteymelodioso

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alavez,yademás, loquehabíade indefinibleenAthos,quesehacíasiempreoscuroypequeño,eraesacienciadelicadadelmundoyde losusosde lamásbrillantesociedad,esoshábitosdebuenacasaqueapuntabacomosinquererensusmenoresacciones.Si se tratabadeunacomida,Athos laordenabamejorquenadieenelmundo,colocandoacadainvitadoenelsitioyenelrangoquelehabíanconseguidosusantepasados o que se había conseguido él mismo. Si se trataba de la cienciaheráldica,Athosconocía todaslasfamiliasnoblesdelreino,sugenealogía,susalianzas,susarmasyelorigendesusarmas.Laetiquetanoteníaminuciasquelefuesen extrañas, sabía cuáles eran los derechos de los grandes propietarios,conocíaa fondo lamonteríay lahalconeríayciertodía,hablandodeesegranarte, había asombrado al rey Luis XIII mismo, que, sin embargo, pasaba pormaestrodelamateria.Comotodoslosgrandesseñoresdeesaépoca,montabaacaballoypracticabalaesgrimaalaperfección.Haymás:sueducaciónhabíasidotanpocodescuidada,inclusodesdeelpuntodevistadelosestudiosescolásticos,tanrarosenaquellaépoca entre los gentileshombres, que sonreía a los fragmentos de latín quesoltabaAramisyquePorthosfingíacomprender;dosotresvecesincluso,paragranasombrodesusamigos, lehabíaocurrido,cuandoAramisdejabaescaparalgúnerrorderudimento,volveraponerunverboensutiempoounnombreensucaso.Además,suprobidaderainatacableenesesigloenqueloshombresdeguerratransigíantanfácilmenteconsureligiónosuconciencia,losamantesconladelicadezarigurosadenuestrosdíasylospobresconelséptimomandamientodeDios.Era,pues,Athosunhombremuyextraordinario.Ysinembargo,seveíaaestanaturalezatandistinguida,aestacriaturatanbella,aestaesenciatanfina,volverseinsensiblementehacialavidamaterial,comolosviejos se vuelven hacia la imbecilidad física ymoral. Athos, en sus horas deprivación,yesashoraseranfrecuentes,seapagabaentodasuparteluminosa,ysuladobrillantedesaparecíacomoenunaprofundanoche.Entonces, desvanecido el semidiós, se convertía apenas en un hombre.Con lacabezabaja,losojossinbrillo,lapalabrapesadaypenosa,Athosmirabadurantelargas horas bien su botella y su vaso, bien a Grimaud que, habituado aobedecerleporseñas,leíaenlamiradaátonadesuseñorhastaelmenordeseo,que satisfacía al punto.La reuniónde los cuatro amigoshabía tenido lugar enunodeestosmomentos:unpalabra,escapadaconunviolentoesfuerzo,eratodoelcontingentequeAthosproporcionabaalaconversación.Acambio,Athossolobebíapor cuatro, y esto sinque senotase salvoporun fruncidodel ceñomásacusadoyporunatristezamásprofunda.D'Artagnan, de quien conocemos el espíritu investigador y penetrante, por

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interésquetuvieseensatisfacersucuriosidadsobreeltema,nohabíapodidoaúnasignar ninguna causa a aquelmarasmo, ni anotar las ocasiones. JamásAthosrecibía cartas, jamásAthosdabaunpasoqueno fuera conocidopor todos susamigos.No sepodíadecir que fuera el vino loque le daba aquella tristeza, porque, alcontrario, sólo bebía para olvidar esta tristeza, que este remedio, comohemosdicho, volvía más sombría aún. No se podía atribuir aquel exceso de humornegroaljuego,porquealcontrariodePorthos,quienacompañabaconsuscantoso con sus juramentos todas las variaciones de la suerte, Athos, cuando habíaganado,permanecíatanimpasiblecomocuandohabíaperdido.Selehabíavisto,enelcírculodelosmosqueteros,ganarunatardetresmilpistolasyperderhastaelcinturónbrocadodeorodelosdíasdegala;volveraganartodoestoadernásdecienluisesmás,sinquesuhermosacejanegrasehubieselevantadoobajadomedia línea, sin que sus manos perdiesen su matiz nacarado, sin que suconversación, que era agradable aquella tarde, cesase de ser tranquila yagradable.No era tampoco, como en nuestros vecinos los ingleses, una influenciaatmosférica la que ensombrecía su rostro, porque esa tristeza se hacía másintensa por regla general en los días calurosos del año; junio y julio eran losmesesterriblesdeAthos.Al presente no tenía penas, y se encogía de hombros cuando le hablaban delporvenir;susecretoestaba,pues,enelpasado,comolehabíadichovagamenteaD'Artagnan.Aqueltintemisteriosoesparcidoportodasupersonavolvíaaúnmásinteresantealhombrecuyosojosycuyaboca,enlaembriaguezmáscompleta,jamáshabíanreveladonada,seacualfuerelaastuciadelaspreguntasdirigidasaél.-¡Y bien! - pensaba D'Artagnan-. El pobre Athos está quizá muerto en estemomento,ymuertoporculpamía,porquesoyyoquienlometióenesteasunto,cuyoorigenél ignoraba,y cuyo resultado ignoraráydelqueningúnprovechodebíasacar.-Sincontar,señor-respondióPanchet-,queprobablementeledebemoslavida.Acordaoscuandogritó:«¡Largaos,D'Artagnan!Mehancogido»Ydespuésdehaberdescargadosusdospistolas,¡quéruidoterriblehacíaconsuespada! Se hubiera dicho que eran veinte hombres, o mejor, veinte diablosrabiosos.Y estas palabras redoblaban el ardor de D'Artagnan, que aguijoneaba a sucaballo,elcualsinnecesidaddeseraguijoneadollevabaasucaballeroalgalope.HacialasoncedelamañanadivisaronAmiens;alasonceymediaestabanalapuertadelalberguemaldito.

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D'Artagnan habíameditado contra el hostelero pérfido en una de esas buenasvenganzasqueconsuelan,aunquenoseamásquealaesperanza.Entró,pues,enlahostería,conelsombrerosobre losojos, lamanoizquierdaenelpuñodelaespadayhaciendosilbarlafustaconlamanoderecha.-¿Meconocéis?-dijoalhostelero,queavanzabaparasaludarle.-No tengo ese honor, monseñor - respondió aquél con los ojos todavíadeslumbradosporelbrillanteequipoconqueD'Artagnansepresentaba.-¡Ah,conquenomeconocéis!-No,monseñor.-Bueno, dos palabras os devolverán la memoria. ¿Qué habéis hecho delgentilhombrealquetuvisteislaaudacia,hacequincedíaspocomásomenos,deintentaracusarlodemonedafalsa?El hostelero palideció, porque D'Artagnan había adoptado la actitud másamenazadora,yPanchethacíalomismoquesudueño.-¡Ah,monseñor,nomehabléisdeello!-exclamóelhosteleroconsutonodevozmáslacrimoso-.Ah,señor,cómohepagadoesafalta.¡Desgraciadodemí!-Yelgentilhombre,osdigo,¿quéhasidodeél?-Dignaosescucharme,monseñor,ysedclemente.Veamos,sentaos,porfavor.D'Artagnan,mudodecóleraydeinquietud,sesentóamenazadorcomounjuez.Planchetsepegóorgullosamenteasubutaca.-Estaeslahistoria,Monseñor-prosiguióelhostelerotodotembloroso-,porqueos he reconocido ahora: fuisteis vos el que partió cuando yo tuve aquelladesgraciadapeleaconesegentilhombredequevoshabláis.-Sí,fuiyo;asíque,comoveis,notenéisgraciasqueesperarsinodecístodalaverdad.-Hacedmeelfavordeescucharmeylasabréistodaentera.-Escucho.-Yohabíasidoprevenidoporlasautoridadesdequeunfalsomonederocélebrellegaría ami albergue convarios de sus compañeros, todosdisfrazados con eltrajedeguardiaodemosqueteros.Vuestroscaballos,vuestros lacayos,vuestrafigura,señores,todomelohabíanpintado.-¿Después, después? - dijo D'Artagnan, que reconoció en seguida de dóndeprocedíanaquellasseñastanexactamentedadas.-Toméentonces,segúnlasórdenesdelaautoridadquemeenvióunrefuerzodeseis hombres, las medidas que creí urgentes a fin de detener a los presuntosmonederosfalsos.-¡Todavía! -dijoD'Artagnanaquienestapalabrademonedero falsocalentabaterriblementelasorejas.-Perdonadme,monseñor,pordecirtalescosas,peroprecisamentesonmiexcusa.

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Laautoridadmehabíametidomiedo,yvossabéisqueunalberguistadebetenercuidadoconlaautoridad.-Pero una vezmás, ese gentilhombre ¿dónde está? ¿Qué ha sido de él? ¿Estámuerto?¿Estávivo?-Paciencia, monseñor, que ya llegamos. Sucedió, pues, lo que vos sabéis, yvuestraprecipitadamarcha-añadióelhosteleroconunafinezaquenoescapóaD'Artagnan-parecíaautorizareldesenlace.Esegentilhombreamigovuestrosedefendió a la desesperada. Su criado, que por una desgracia imprevista habíabuscadopeleaalosagentesdelaautoridad,disfrazadosdemozosdecuadra…-¡Ah, miserable! - exclamó D'Artagnan-. Estabais todos de acuerdo, y no sécómomecontengoynoosmatoatodos.-¡Ay!No,monseñor,notodosestábamosdeacuerdo,yvaisaverloenseguida.Elseñorvuestroamigo(perdónpornollamarloporelnombrehonorablequesinduda lleva, pero nosotros ignoramos ese nombre), el señor vuestro amigo,despuésdehaberpuestodecombateadoshombresdedospistoletazos,sebatióenretiradadefendiéndoseconsuespada,con laque lisió inclusoaunodemishombres,yconuncintarazoquemedejóaturdido.-Pero,verdugo,¿acabarás?-dijoD'Artagnan-.Athos,¿quéhasidodeAthos?-Albatirseen retirada,comohedicho,señor,encontró trasél laescalerade labodega,ycomolapuertaestabaabierta,sacólallaveyseencerródentro.Comoestabansegurosdeencontrarloallí,lodejaronenpaz.-Sí-dijoD'Artagnan-,nosetratabadematarlo,sóloqueríanhacerloprisionero.-¡SantoDios!¿Hacerloprisionero,monseñor?Elmismoseaprisionó,oslojuro.En primer lugar, había trabajado rudamente: un hombre estaba muerto de ungolpe y otros dos heridos de gravedad. El muerto y los dos heridos fueronllevadosporsuscamaradas,ynoheoídohablarnuncamásdeellos,nideunosnideotros.Yomismo,cuandorecuperéelconocimiento, fuiabuscaral señorgobernador,alquecontétodoloquehabíapasado,yalquepreguntéquédebíahacerconelprisionero.Peroel señorgobernador fingiócaerde lasnubes;medijo que ignoraba por completo a quéme refería, que las órdenes que habíanllegadonoprocedíandeél,yquesiteníaladesgraciadedeciraquienquieraquefuesequeélestabametidoentodaaquellaescaramuza,meharíaprender.Parecequeyomehabíaequivocado,señor,quehabíaarrestadoaunoporotro,yquealquedebíaarrestarestabaasalvo.-Pero ¿Athos? - exclamó D'Artagnan, cuya impaciencia aumentaba por elabandonoenquelaautoridaddejabaelasunto-.¿QuéhasidodeAthos?-Comoyo teníaprisapor repararmiserroreshaciaelprisionero -prosiguióelalberguista-,meencaminéhacia labodegaa findedevolverle la libertad. ¡Ay,señor, aquello no era un hombre, era un diablo!A la proposición de libertad,

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declaróqueeraunatrampaqueseletendíayqueantesdesalirdebíaimponersus condiciones. Le dije muy humildemente, porque ante sí mismo yo nodisimulaba la mala situación en que me había colocado poniéndole la manoencima a un mosquetero de Su Majestad, le dije que yo estaba dispuesto asometerme a sus condiciones. «En primer lugar - dijo-, quiero que se medevuelva ami criado completamente armado.»Nos dimos prisa por obedeceraquellaordenporque,comocomprenderáelseñor,nosotrosestábamosdispuestoahacertodoloquequisieravuestroamigo.ElseñorGrimaud(élsíhadichosunombre, aunque no habla mucho), el señor Grimaud fue, pues, bajado a labodega, herido como estaba; entonces su amo, tras haberlo recibido, volvió aatrancarlapuertaynosordenóquedarnosennuestratienda.-Pero¿dóndeestá?-exclamóD'Artagnan-.¿DóndeestáAthos?-Enlabodega,señor.-¿Cómodesgraciado,loretenéisenlabodegadesdeentonces?-¡Bondaddivina!Noseñor.¡Nosotrosretenerloenlabodega!¡Nosabéisloqueestá haciendo en la bodega! ¡Ay si pudieseis hacerlo salir, señor, os quedaríaagradecidotodamivida,osadoraríacomoaunamo!-Entonces,¿estáallí,allíloencontraré?-Sinduda,señor,sehaobstinadoenquedarse.Todos losdíasse lepasaporeltragaluzpanenlapuntadeunhorcónycarnecuandolapide,pero¡ay!,noesdepanydecarnede loquehaceelmayorconsumo.Unavezhe tratadodebajarcon dos demismozos, pero se ha encolerizado de forma terrible.He oído elruidode sus pistolas, que cargaba, y de sumosquetón, que cargaba su criado.Luego, cuando le hemos preguntado cuáles eran sus intenciones, el amo harespondido que tenía cuarenta disparos para disparar él y su criado, y quedispararíanhastaelúltimoantesdepermitirqueunosolodenosotrospusieraelpieenlabodega.Entonces,señor,yofuiaquejarmealgobernador,elcualmerespondióqueno tenía sino lo quememerecía, y que estome enseñaría a noinsultaraloshonorablesseñoresquetomabanalbergueenmicasa.-¿De suerte que desde entonces?… - prosiguió D'Artagnan no pudiendoimpedirsereírdelacaralamentabledesuhostelero.-Desuertequedesdeentonces,señor-continuóéste-,llevamoslavidamástristequesepuedaver;porque,señor,esprecisoquesepáisquenuestrasprovisionesestánenlabodega;allíestánuestrovinoembotelladoynuestrovinoencubas,lacerveza, el aceite y las especias, el tocino y las salchichas; y como nos hanprohibido bajar, nos hemos visto obligados a negar comida y bebida a losviajerosquenosllegan,desuertequetodoslosdíasnuestrahosteríasepierde.Unasemanamásconvuestroamigoenlabodegayestaremosarruinados.-Y sería de justicia, bribón. ¿No se ve en nuestra cara que éramos gente de

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calidadynofalsarios,decid?-Sí,señor,sí,tenéisrazón-dijoelhostelero-,peromirad,miradcómosecobra.-Sindudalohabránmolestado-dijoD'Artagnan.-Pero tenemosquemolestarlo-exclamóelhostelero ;acabande llegarnosdosgentileshombresingleses.-¿Y?-Pues que los ingleses gustan del buen vino, como vos sabéis, señor, y hanpedidodelmejor.MimujerhabrásolicitadoalseñorAthospermisoparaentrarysatisfaceraestosseñores;ycomodecostumbreélsehabránegado.¡Ay,bondaddivina!¡Yatenemosotravezescandalera!Enefecto,D'Artagnanoyóungranruidovenirdelladodelabodega;selevantó,precedidoporelhostelero,queseretorcíalasmanos,yseguidode-anchet,quellevabasumosquetóncargado,seacercóallugardelaescena.Losdosgentileshombresestabanexasperados,habíanhechounlargoviajeysemoríandehambreydesed.-Peroestoesuna tiranía - exclamabanellos enmuybuen francés, aunqueconacento extranjero-, que ese loco no quiera dejar a estas buenas gentes usar suvino.Vamosahundirlapuertay,siestádemasiadocolérico,pueslomatamos.-¡Muchocuidado,señores!-dijoD'Artagnansacandosuspistolasdesucintura-.Siosplace,nomataréisanadie.-Bueno, bueno - decía detrás de la puerta la voz tranquila deAthos-, que losdejenentrarunpocoaesostraganiños,yyaveremos.Pormuyvalientesqueparecíanser,losdosgentileshombressemirarondudando;se hubiera dicho que había en aquella bodega uno de esos ogros famélicos,gigantescos héroes de las leyendas populares, cuya caverna nadie fuerzaimpunemente.Hubounmomentodesilencio,peroalfinlosdosinglesessintieronvergüenzadevolverseatrásyelmásosadodeellosdescendióloscincooseispeldañosdequeestaba formada la escalera y dio a la puerta una patada como para hundir elmuro.-Planchet-dijoD'Artagnancargandosuspistolas-,yomeencargodelqueestáarriba,encárgatetúdelqueestáabajo.¡Ah,señores,queréisbatalla!Puesbien,vamosadárosla.-¡Diosmío! - exclamó la voz hueca deAthos-.Oigo aD'Artagnan, segúnmeparece.-Enefecto-dijoD'Artagnanalzandolavozasuvez-,soyyo,amigomío.-¡Ah,bueno!Entonces-dijoAthos-,vamosatrabajaraesosderribapuertas.Losgentileshombreshabíanpuesto la espada en lamano, pero se encontrabancogidosentredosfuegos;dudaronuninstantetodavía;pero,comoenlaprimera

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ocasión,venció el orgulloyuna segundapatadahizo tambalearse lapuerta entodasualtura.-Apártate,D'Artagnan,apártate-gritóAthos-,apártate,voyadisparar.-Señores-dijoD'Artagnan,aquienlareflexiónnoabandonabanunca-,señores,pensadlo. Paciencia, Athos. Os vais a meter en un mal asunto y vais a seracribillados.Aquí,micriadoyyoqueossoltaremostresdisparos;yotrostantosos llegarán de la bodega; además, todavía tenemos nuestras espadas, que miamigoyyo,osloaseguro,manejamospasablemente.Dejadmequemeocupedemisasuntosylosvuestros.Dentrodepocotendréisdebeber,osdoymipalabra.-Siesquequeda-gruñólavozburlonadeAthos.Elhostelerosintióunsudorfríocorreralolargodesuespina.-¿Cómoquesiqueda?-murmuró.-¡Quédiablos!Quedara-prosguióD'Artagnan-,estadtránquilo,entredosnosehabránbebidotodalabodega.Señores,devolvedvuestrasespadasasusvainas.-Bien.Yvosvolvedaponervuestraspistolasenvuestrocinto.-Debuengrado.YD'Artagnandioejemplo.Luego,volviéndosehaciaPlanchet,lehizoseñaldedesarmarsumosquetón.Losingleses,convencidos,devolvierongruñendosusespadasalavaina.Selescontó la historia del apasionamiento de Athos. Y como eran buenosgentileshombres,lequitaronlarazónalhostelero.-Ahora,señores-dijoD'Artagnan-,volvedavuestrashabitaciones,ydentrodediezminutososprometoqueosllevaráncuantopodáisdesear.Losinglesessaludaronysalieron.-Ahoraestoysolo,miqueridoAthos-dijoD'Artagnan-,abridmelapuerta,porfavor.-Ahoramismo-dijoAthos.Entoncesseoyóungranruidodehacesentrechocandoydevigasgimiendo:eranlascontraescarpasylosbastionesdeAthosqueelsitiadodemolíaporsímismo.Uninstantedespués,lapuertasetambaleóysevioaparecerlacabezapálidadeAthos,quienconunaojeadarápidaexplorólosalrededores.D'Artagnanselanzóasucuelloyloabrazóconternura;luegoquisollevárselofueradeaquellugarhúmedo;entoncessediocuentadequeAthosvacilaba.-¿Estáisherido?-ledijo.-¡Yo, nada de eso! Estoy totalmente borracho eso es todo, y jamás hombrealgunohatenidotantocomosenecesitabaparaello.¡ViveDios!Hostelero,meparecequeporlomenosyosolomehebebidocientocincuentabotellas.-¡Misericordia!-exclamóelhostelero-.Sielcriadohabebidolamitadsólodelamo,estoyarruinado.

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-Grimaudesunlacayodebuenacasa,quenosehabríapermitidolomismoqueyo; él ha bebidode la tuba; vaya, creo que se ha olvidadode poner la espita.¿Oís?Estácorriendo.D'Artagnan estalló en una carcajada que cambió el temblor del hostelero enfiebreardiente.Al mismo tiempo Grimaud apareció detrás de su amo, con el mosquetón alhombrolacabezatemblandocomoesossátirosebriosdeloscuadrosdeRubens.Estaba rociado por delante y por detrás de un licor pringoso que el hosteleroreconocióenseguidaporsumejoraceitedeoliva.Elcortejoatravesóelsalónyfueainstalarseenlamejorhabitacióndelalbergue,queD'Artagnanocupódemaneraimperativa.Mientras tanto, el hostelero y su mujer se precipitaron con lámparas en labodega,queleshabíasidoprohibidadurantetantotiempoydondeunhorrorosoespectáculolosesperaba.MásalládelasfortificacionesenlasqueAthoshabíahechobrechaparasaliryque componían haces, tablones y toneles vacíos amontonados según todas lasreglasdelarteestratégico,seveíanaquíyallá,nadandoenmaresdeaceiteydevino, lasosamentasdetodoslosjamonescomidos,mientrasqueunmontóndebotellas rotas tapizaba todoelángulo izquierdode labodega,yun tonel,cuyaespitahabíaquedadoabierta,perdíaporaquellaaberturalasúltimasgotasdesusangre.La imagende la devastaciónyde lamuerte, comodice el poetade laantigüedad,reinabaallícomoenuncampodebatalla.Delascincuentasalchichas,apenasdiezquedabancolgadasdelasvigas.Entonces losaullidosdelhosteleroyde lahostelera taladraron labóvedade labodega;hastaelmismoD'Artagnanquedóconmovido.Athosnisiquieravolviólacabeza.Pero al dolor sucedió la rabia. El hostelero se armó de una rama y, en sudesesperación,selanzóalahabitacióndondelosdosamigossehabíanretirado.-¡Vino!-dijoAthosalveralhostelero.-¿Vino?-exclamóelhosteleroestupefacto-.¿Vino?Oshabéisbebidoporvalordemásdecienpistolas;soyunhombrearruinado,perdidoaniquilado.-¡Bah!-dijoAthos-.Nosotrosseguimosconsed.-Si os hubierais contentado con beber, todavía; pero habéis roto todas lasbotellas.-Me habéis empujado sobre unmontón que se ha venido abajo.Vuestra es laculpa.-Todomiaceiteperdido!-Él aceite esunbálsamosoberanopara lasheridas,y eraprecisoqueelpobreGrimaudsecuraselasquevoslehabéishecho.

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-¡Todosmissalchichonesroídos!-Haymuchasratasenesabodega.-Vaisapagarmetodoeso-exclamóelhosteleroexasperado.-¡Triple bribón! - dijo Athos levantándose. Pero volvió a caer en seguida;acababadedarlamedidadesusfuerzas.D'Artagnanvinoensuayudaalzandosufusta.Elhosteleroretrocedióunpasoysepusoalloraramares.-Esto os enseñará - dijo D'Artagnan - a tratar de una formamás cortés a loshuéspedesqueDiososenvía…-¿Dios?¡Mejordiréiseldiablo!-Mi querido amigo - dijoD'Artagnan-, si seguís dándonos lamurga, vamos aencerrarnosloscuatroenvuestrabodegaaversielestropiciohasidotangrandecomodecís.-Bueno, señores - dijo el hostelero-,mehe equivocado, lo confieso, pero todopecado tiene su misericordia; vosotros sois señores, y yo soy un pobrealberguista,tenedpiedaddemí.-Ah,sihablasasí-dijoAthos-,vasaablandarmeelcorazón,ylaslágrimasvanacorrerdemisojoscomoelvinocorríadetustoneles.Noeratanmaloeldiablocomolopintan.Veamos,venaquíyhablaremos.Elhosteleroseacercóconinquietud.-Ven, lodigo,yno tengasmiedo - continuóAthos-.Enelmomentoque ibaapagarte,pusemibolsasobrelamesa.-Sí,monseñor.-Aquellabolsaconteníasesentapistolas,¿dóndeestá?-Depositadaenlaescribanía,monseñor;habíandichoqueeramonedafalsa.-Puesbien,hazquetedevuelvanmibolsa,yquédateconlassesentapistolas.-Peromonseñorsabebienqueelescribanonosueltaloquecoge.Sieramonedafalsatodavíaquedaríalaesperanza;perodesgraciadamentesonpiezasbuenas.-Arréglatelas,mibuenhombre,esonomeafecta, tantomáscuantoquenomequedaunalibra.-Veamos-dijoD'Artagnan-,elviejocaballodeAthos,¿dóndeestá?-Enlacuadra.-Cuántovale?-Cincuentapistolasalosumo.-Valeochenta;quédatelo,ynohaymásquehablar.-¡Cómo!¿Túvendesmicaballo?-dijoAthos-.¿TúvendesmiBayaceto?Y¿enquéharélaguerra?¿EncimadeGrimaud?-Tehetraídootro-dijoD'Artagnan.-¿Otro?

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-¡Ymagnífico!-exclamóelhostelero.-Entonces,sihayotromáshermosoymásjoven,quédateconelviejoyabeber.-¿Dequé?-preguntóelhostelerocompletamentesosegado.-De lo que hay al fondo, junto a las traviesas; todavía quedan veinticincobotellas;todaslasdemásserompieronconmicaída.Subeseis.-¡Estehombreesunacuba!-dijoelhosteleroparasímismo-.Sisequedaaquíquincedíasypagaloquebebe,sacaráaflotenuestrosasuntos.-Ynoolvides-continuóD'Artagnan-desubircuatrobotellassemejantesparalosdosseñoresingleses.-Ahora -dijoAthos-,mientrasesperamosaquenos traiganelvino,cuéntame,D'Artagnan,quéhasidodelosotros;veamos.D'Artagnan le contó cómo había encontrado a Porthos en su lecho con unesguinceyaAramisensumesacondosteólogos.Cuandoacababa,elhostelerovolvióconlasbotellaspedidasyunjamónque,afortunadamenteparaél,habíaquedadofueradelabodega.-Estábien-dijoAthosllenandosuvasoyeldeD'Artagnanporloqueserefierea Porthos y Aramis; pero vos, amigo mío, ¿qué habéis hecho y qué os haocurridoavos?Encuentroquetenéisunairesiniestro.-¡Ay!-dijoD'Artagnan-.Esquesoyelmásdesgraciadodetodosnosotros.-¡Túdesgraciado,D'Artagnan!-dijoAthos-.Veamos,¿cómoeresdesgraciado?Dimeeso.-Mástarde-dijoD'Artagnan.-¡Más tarde! Y ¿por qué más tarde? ¿Porque crees que estoy borracho,D'Artagnan?Acuérdate siempre de esto: nunca tengo las ideasmás claras queconelvino.Habla,pues,soytodooídos.D'ArtagnancontósuaventuraconlaseñoraBonacieux.Athosescuchósinpestañear;luego,cuandohuboacabado:-Miseriastodoeso-dijoAthos-,miserias.EralaexpresióndeAthos.-¡Siempre decísmiserias,mi queridoAthos! - dijoD'Artagnan-.Eso os sientamuymalavos,quenuncahabéisamado.ElojomuertodeAthosseinflamódepronto,peronofuemásqueundestello;enseguidasevolvióapagadoyvacíocomoantes.-Escierto-dijotranquilamente-,nuncaheamado.-¿Veis,corazóndepiedra-dijoD'Artagnan-,queosequivocáissiendoduroconnuestroscorazonestiernos?-Corazonestiernos,corazonesrotos-dijoAthos.-¿Quédecís?-Digoqueelamoresunaloteríaenlaqueelquegana,ganalamuerte.Soismuy

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afortunadoporhaberperdido,creedme,miqueridoD'Artagnan.Ysitengoalgúnconsejoquedaros,esperdersiempre.-Ellaparecíaamarmemucho.-Ellaparecía.-¡Oh,meamaba!-¡Infantil!No hay un hombre que no haya creído como vos que su amante loamabaynohayningúnhombrequenohayasidoengañadoporsuamante.-Exceptovos,Athos,quenuncalahabéistenido.-Es cierto - dijo Athos tras un momento de silencio-, yo nunca la he tenido.¡Bebamos!-Peroyaqueestáisfilósofo-dijoD'Artagnan-,instruidme,ayudadme;necesitosaberyserconsolado.-Consolado¿dequé?-Demidesgracia.-Vuestradesgraciadarisa-dijoAthosencogiéndosedehombros;megustaríasaberloquediríaissiyooscontaseunahistoriadeamor.-¿Sucedidaavos?-Oaunodemisamigos,quéimporta.-Hablad,Athos,hablad.-Bebamos,haremosmejor.-Bebedycontad.-Ciertoqueesposible -dijoAthosvaciandoyvolviendoa llenarsuvaso-, lasdoscosasvanjuntasdemaravilla.-Escucho-dijoD'Artagnan.Athos se recogió y, a medida que se recogía, D'Artagnan lo veía palidecer;estaba en ese período de la embriaguez en que los bebedores vulgares caen yduermen. El, él soñaba en voz alta sin dormir. Aquel sonambulismo de labonacherateníaalgodeespantoso.-¿Loqueréis?-preguntó.-Osloruego-dijoD'Artagnan.-Seacomodeseáis.Unodemisamigos,unodemisamigos,oísbien,noyo-dijoAthos interrumpiéndose con una sonrisa sombría ; uno de los condes de miprovincia, es decir, delBerry, noble como unDandolo o unMontmorency, seenamoróalosveinticincoañosdeunajovendedieciséis,bellacomoelamor.Atravésdelaingenuidaddesuedadapuntabaunespírituardiente,unespíritunodemujer,sinodepoeta;ellanogustabaembriagaba;vivíaenunaaldea,juntoasuhermano,queeracura.Losdoshabíanllegadoalaregión,veníannosesabíade dónde; pero al verla tan hermosa y al ver a su hermano tan piadoso nadiepensóenpreguntarlesdedóndevenían.Por lodemás se los suponíadebuena

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extracción.Miamigo,queeraelseñordeÌaregión,hubierapodidoseducirlaotomarlaporlafuerza,asugusto,eraelamo:¿quiénhabríavenidoenayudadedos extraños, de dos desconocidos? Por desgracia era un hombre honesto, ladesposó.¡Eltonto,elnecio,elimbécil!-Pero¿porqué,silaamaba?-preguntóD'Artagnan.-Esperad - dijoAthos-.La llevó a su castillo y la hizo la primeradamade suprovincia;yhayquehacerlejusticia,cumplíaperfectamenteconsurango.-¿Y?-preguntóD'Artagnan.-Yundíaqueellaestabadecazaconsumarido-continuóAthosenvozbajayhablandomuy deprisa-, ella se cayó del caballo y se desvaneció: el conde selanzóensuayuda,ycomoseahogabaensusvestidos,loshendióconsupuñalyquedó al descubierto el hombro. ¿Adivináis lo que tenía en el hombro,D'Artagnan?-dijoAthosconungranestallidoderisa.-¿Puedosaberlo?-preguntóD'Artagnan.-Unafordelis-dijoAthos-.¡Estabamarcada!YAthosvaciódeunsolotragoelvasoqueteníaenlamano.-¡Horror!-exclamóD'Artagnan-.¿Quémedecís?-Laverdad.Querido,elángeleraundemonio.Lapobrejovenhabíarobado.-¿Yquéhizoelconde?-Elcondeeraungranseñor,teníasobresustierrasderechodehorcaycuchillo:acabódedesgarrarlosvestidosdelacondesa,leatólasmanosalaespaldaylacolgódeunárbol.-¡Cielos!¡Athos!¡Unasesinato!-exclamóD'Artagnan.-Sí,unasesinato,nadamás-dijoAthospálidocomolamuerte-.Peromeparecequemeestándejandosinvino.YAthoscogióporelgolletelaúltimabotellaquequedaba,laacercóasubocaylavaciódeunsolotrago,comosifueraunvasonormal.Luegosedejócaerconlacabezaentresusdosmanos;D'Artagnanpermanecióanteél,paradodeespanto.-Esomehacuradode lasmujereshermosas,poéticasyamorosas -dijoAthoslevantándoseysincontinuarelapólogodelconde-.¡Diososconcedaotrotanto!¡Bebamos!-¿Asíqueellamurió?-balbuceóD'Artagnan.-¡Pardiez! - dijo Athos-. Pero tended vuestro vaso. ¡Jamón, pícaro! - gritóAthos-.Nopodemosbebermás.-¿Ysuhermano?-añadiótímidamenteD'Artagnan.-Suhermano?-repusoAthos.-Sí,elcura.-!Ah!Me informéparacolgarlo también;perohabíapuestopiesenpolvorosa,

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habíadejadosucuratolavíspera.-¿Sesupoalmenosloqueeraaquelmiserable?-Erasindudaelprimeramanteyelcómplicede lahermosa,undignohombrequehabíafingidosercuraquizáparacasarasuamanteyasegurarseunafortuna.Esperoquehayasidodescuartizado.-¡Oh, Dios mío, Dios mió! - dijo D'Artagnan, completamente aturdido poraquellahorribleaventura.-Comedese jamón,D'Artagnan, es exquisito -dijoAthoscortandouna lonchaquepusoenelplatodeljoven-.¡Quépenaquesólohubieracuatrocomoésteenlabodega!D'Artagnannopodíaseguirsoportandoaquellaconversación,queloenloquecía;dejócaersucabezaentresusdosmanosyfingiódormirse.-Losjóvenesnosabenbeber-dijoAthosmirándoloconpiedad-.¡Ysinembargoésteesdelosmejores..!

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28CapítuloElregreso

D'Artagnan había quedado aturdido por la horrible confesión de Athos; sinembargo,muchasde las cosasparecíanoscurasenaquella semirrevelación; enprimerlugar,habíasidohechaporunhombrecompletamenteebrioaunhombrequeloestabaamedias,ynoobstante,peseaesaolaquehacesubiralcerebroelvaho de dos o tres botellas de borgoña, D'Artagnan, al despertarse al díasiguiente, tenía cada palabra de Athos tan presente en su espíritu como si amedidaquehabían caídode su boca se hubieran impreso en su espíritu.Todaaquelladudanohizosinodarleundeseomásvivodellegaraunacertidumbre,ypasóalahabitacióndesuamigoconlaintenciónbienmeditadadereanudarsuconversacióndelavíspera;peroencontróaAthosconlacabezacompletamentesentada,esdecir,elmásfinoymásimpenetrabledeloshombres.Por lodemás,elmosquetero,despuésdehabercambiadoconélunapretóndemanos,seleadelantóconelpensamiento.-Estabamuyborrachoayer,miqueridoD'Artagnan-dijo ;mehedadocuentaestamañanapormilengua,queestabatodavíamuyespesaypormipulso,queaúnestabamuyagitado;apuestoaquedijemilextravagancias.Yaldecirestaspalabrasmiróasuamigoconunafijezaqueloembarazó.-No - replicó D'Artagnan-, y si no recuerdo mal, no habéis dicho nada muyextraordinario.-¡Ah,measombráis!Creíahaberoscontadounahistoriadelasmáslamentables.Y miraba al joven como si hubiera querido leer en lo más profundo de sucorazón.-Afemía-dijoD'Artagnan-,parecequeyoestabaaúnmásborrachoquevos,puestoquenomeacuerdodenada.Athosnosefiódeestapalabrayprosiguió:-Nohabréisdejadodenotar,miqueridoamigo,quecadacualtienesuclasedeborrachera:tristeoalegre;yotengolaborracheratriste,ycuandoalgunavezmeemborracho,mimaníaescontar todaslashistoriaslúgubresquelatontademinodrizamemetió en el cerebro.Ese esmidefecto, defecto capital, lo admito;pero,dejandoesoaunlado,soybuenbebedor.

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AthosdecíaestodeunaformatannaturalqueD'Artagnanquedóconfusoensuconvicción.-Oh,dealgoasímeacuerdo,enefecto-prosiguióeljoventratandodevolveracogerlaverdad-,meacuerdodealgoasícomoquehablamosdeahorcados,perocomoseacuerdaunodeunsueño.-¡Ah,loveis!-dijoAthospalideciendoy,sinembargo,tratandodereír-.Estabaseguro,losahorcadossonmipesadilla.-Sí,sí-prosiguióD'Artagnan-,y,yaestá,lamemoriamevuelve:sí,setrataba…,esperad…,setratabadeunamujer.-¿Loveis?-respondióAthosvolviéndosecasilívido-.Esmifamosahistoriadelamujerrubia,ycuandolacuentoesqueestoyborrachoperdido.-Sí,esoes -dijoD'Artagnan-, lahistoriade lamujer rubia,altayhermosa,deojosazules.-Sí,ycolgada.-Porsumarido,queeraunseñordevuestroconocimientocontinuóD'ArtagnanmirandofíjamenteaAthos.-¡Ybien!Yaveiscómosecomprometeunhombrecuandonosabeloquesedice- prosiguió Athos encogiéndose de hombros como si tuviera piedad de símismo-. Decididamente, no quiero emborracharme más, D'Artagnan, es unamalacostumbre.D'Artagnanguardósilencio.LuegoAthos,cambiandodeprontodeconversación:-Apropósito-dijo-,osagradezcoelcaballoquemehabéistraído.-¿Esdevuestrogusto?-preguntóD'Artagnan.-Sí,peronoesuncaballodeaguante.-Os equivocáis; he hecho con él diez leguas enmenos de hora ymedia, y noparecíamáscansadoquesihubieradadounavueltaalaplazaSaintSulpice.-Puesmedaisungrandisgusto.-¿Ungrandisgusto?-Sí,porquemehedeshechodeél.-¿Cómo?-Estos son los hechos: estamañaname he despertado a las seis, vos dormíaiscomountronco,yyonosabíaquéhacer;estabatodavíacompletamenteatontadode nuestra juerga de ayer; bajé al salón y vi a uno de nuestros ingleses queajustabauncaballoconuntratanteporhabermuertoayerelsuyoaconsecuenciadeunvómitodesangre.Meacerquéaél,ycomoviqueofrecíacienpistolasporun alazán tostado: «Por Dios - le dije-, gentilhombre, también yo tengo uncaballoquevender.»«Ymuybueno incluso-dijoél-.Loviayer,elcriadodevuestro amigo lo llevaba de la mano.» «¿Os parece que vale cien pistolas?»

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«Sí.» ¿Y queréis dármelo por ese precio?» «No, pero os lo juego.» «¿Me lojugáis?» «Sí.» «¿A qué?» «A los dados.» Y dicho y hecho; y he perdido elcaballo.¡Ah,perotambién-continuóAthos-hevueltoaganarlamontura.D'Artagnanhizoungestobastantedisgustado.-¿Oscontraría?-dijoAthos.-Puessí,osloconfieso-prosiguióD'Artagnan-.Esecaballodebíaservirosparahacernosreconocerundíadebatalla;eraunaprenda,unrecuerdo.Athos,habéiscometidounerror.-Ay,amigomío,poneosenmi lugar-prosiguióelmosquetero ;meaburríademuerte,yademás,palabradehonor,nomegustanloscaballosingleses.Veamos,sinosetratamásquedeserreconocidoporalguien,puesbien,lasillabastará;esbastantenotable.Encuantoalcaballo,yaencontraremosalgunaexcusaparajustificar su desaparición. ¡Quédiablos!Un caballo esmortal; digamosque elmíohatenidoelmuermo.D'Artagnannodesfruncíaelceño.-Mecontraría-continuóAthos-quetengáisentantoaesosanimales,porquenoheacabadomihistoria.-¿Puesquéhabéishechoademás?-Despuésdehaberperdidomicaballo (nuevecontradiez,vedqué suerte),mevinolaideadejugarelvuestro.-Sí,peroesperoqueoshayáisquedadoenlaidea.-No,lapuseenprácticaenaquelmismoinstante.-¡Vaya!-exclamóD'Artagnaninquieto.-Juguéyperdí.-¿Micaballo?-Vuestro caballo; siete contra ocho, a falta de un punto… , ya conocéis elproverbio.-Athosnoestáisenvuestrosanojuicio,¡oslojuro!-Querido, ayer, cuandoos contabamis tontas historias, era cuando teníais quedecirmeeso,ynoestamañana.Losheperdido,pues, con todos losequiposytodoslosarnesesposibles.-¡Peroeshorrible!-Esperad,nosabéistodo;yoseríaunjugadorexcelentesinomeobstinara;peromeobstino,escomocuandobebo;meencabezonéentonces.-Pero¿quépudisteisjugarsinoosquedabanada?-Sí quedaba, amigomío, sí quedaba; nos quedaba ese diamante que brilla envuestrodedo,yenelquemefijéayer.-¡Este diamante! - exclamó D'Artagnan llevando con presteza la mano a suanillo.

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-Ycomoentiendo,porhabertenidoalgunospropios,loestiméenmilpistolas.-Espero - dijo seriamenteD'Artagnanmediomuerto de espanto que no hayáishechomenciónalgunademidiamante.-Al contrario, querido amigo; comprended, ese diamante era nuestro únicorecurso;conélyopodíavolveraganarnuestrosarnesesynuestroscaballos,yademásdineroparaelcamino.-¡Athos,mehacéistemblar!-exclamóDArtagnan.-Hablé,pues,devuestrodiamanteamicontrincante,quetambiénhabíareparadoen él. ¡Qué diablos, querido, lleváis en vuestro dedo una estrella del cielo, yqueréisquenoleprestenatención!¡Imposible!-¡Acabad,querido,acabad-dijoD'Artagnan-,porque,pormihonor,convuestrasangrefríamehacéismorir!-Dividimos,pues,esediamanteendiezpartesdecienpistolascadauna.-¡Ah! ¿Queréis reíros y probarme? - dijo D'Artagnan a quien la cóleracomenzabaacogerleporloscabelloscomoMinervacogeaAquilesenlaIlíada.-No,nobromeo,portodoslosdiablos.¡Mehubieragustadoverosavos!Hacíaquince días que no había visto un rostro humano y que estaba allíembruteciéndomeempalmandounabotellatrasotra.-Esanoes razónpara jugarundiamante - respondióDArtagnanapretandosumanoconunacrispacionnerviosa.-Escuchad,pues,el final:diezpartesdecienpistolascadauna,endiez tiradassinrevancha.Entrecetiradasperdítodo.¡Entrecetiradas!Elnúmerotrecemehasidosiemprefatal,eraeltrecedelmesdejuliocuando…-¡Maldita sea! -exclamóD'Artagnan levantándosede lamesa-.Lahistoriadeldíahaceolvidarladelanoche.-Paciencia - dijoAthos - y tenía unplan.El inglés era un extravagante, yo lohabía visto por lamañanahablar conGrimaudyGrimaudmehabía advertidoquelehabíahechoproposicionesparaentrarasuservicio.MejuguéaGrimaud,elsilenciosoGrimauddivididoendiezporciones.-¡Ah,vayagolpe!-dijoD'Artagnanestallandoderisaapesasuyo.-¡ElmismoGrimaud!¿Oísesto?YconlasdiezpartesdeGrimaudquenovaleentotalunducadodeplata,recuperéeldiamante.Ahoradecidsilapersistencianoesunavirtud.-¡Y a fe que bien rara! - exclamó D'Artagnan consolado y sosteniéndose loshijaresderisa.-Como comprenderéis, sintiéndome en vena, me puse al punto a jugar eldiamante.-¡Ah,diablos!-dijoD'Artagnanensombreciéndosedenuevo.-Volví a ganar vuestros arneses, después vuestro caballo, luego mis arneses,

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luegomicaballo, luego lovolvíaperder.Enresumen,conseguívuestroarnés,luegoelmío.Ahíestamos.Unatiradasoberbia;yahímehequedado.D'Artagnanrespirócomosilehubieranquitadolahosteríadeencimadelpecho.-Enfin,quemequedaeldiamante-dijotímidamente.-¡Intacto,queridoamigo!Ademásdelosarnesesdevuestrobucéfaloydelmío.-Pero¿quéharemosdenuestrosarnesessincaballos?-Tengounaideasobreellos.-Athos,mehacéistemblar.-Escuchad,vosnohabéisjugadohacemuchotiempo,D'Artagnan.-Ynotengoganasdejugar.-No juremos.No habéis jugado hace tiempo, decía yo, y por eso debéis tenerbuenamano.-¿Ydespués?-Pues que el inglés y su acompañante están todavía ahí. He observado quelamentabanmucholosarneses.Vosparecéistenerenmuchovuestrocaballo.Envuestrolugar,yojugaríavuestrosarnesescontravuestrocaballo.-Peroélnoquerráunsoloarnés.-Jugadlosdos,pardiez.Yonosoytanegoístacomovos.-¿Haríais eso? - dijo D'Artagnan indeciso, tanto comenzaba a ganarle laconfianza,asucosta,deAhtos.-Palabradehonor,deunasolatirada.-Pero es que, después de haber perdido los caballos, quisiera conservar losarneses.-Jugadentoncesvuestrodiamante.-Oh,estoesotracosa;nunca,nunca.-¡Diablos!-dijoAthos-.YoospropondríajugarosaPlanchet;perocomoesoyaestáhecho,quizáelinglésnoquiera.-Decididamente, mi querido Athos - dijo D'Artagnan-, prefiero no arriesgarnada.-¡Esunalástima!-dijofríamenteAthos-.Elinglésestáforradodepistolas.¡Ay,Diosmío!Ensayadunatirada,unatiradasejuega.-¿Ysipierdo?-Ganaréis.-Pero¿ysipierdo?-Puesentoncesledaréislosarneses.-Vayaentoncesunatirada-dijoD'Artagnan.Athossepusoabuscaralinglésyloencontróenlacuadra,dondeexaminabalosarneses con ojos ambiciosos. La ocasión era buena. Puso sus condiciones: losdosarnesescontrauncaballoocienpistolasaescoger.Elingléscalculórápido:

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losdosarnesesvalíantrescienta:pistolaslosdos;aceptó.D'Artagnanechólosdadostemblando,ysacóunnúmerotres;supalidezespantóaAthos,quesecontentócondecir:-Quémalatirada,compañero;tendréiscaballosconarnesesseñor.Elinglés,triunfante,nosemolestósiquieraenhacerrodarlosdados,loslanzósobrelamesasinmirarlos,tanseguroestabadesuvictoria;D'Artagnansehabíavueltoparaocultarsumalhumor.-Vaya, vaya, vaya - dijo Athos con su voz tranquila, esa tirado de dados esextraordinaria,nolahevistomásquecuatrovecesenmvida:dosases.Elinglésmiróyquedóasombrado;D'Artagnanmiróyquedóencantado.-Sí-continuóAthos-,solamentecuatroveces:unavezconelseñordeCréquy;otravezenmicasa,enelcampo,enmicastillode…cuandoyoteníauncastillo;una tercera vez con el señor de Tréville donde nos sorprendió a todos; yfinalmente,unacuartavezenlataberna,dondemetocóamíydondeyoperdíporellacienluisesyunacena.-Entonceselseñorrecuperasucaballo-dijoelinglés.-Cierto-dijoD'Artagnan-¿Entoncesnohayrevancha?-Nuestrascondicionesestipulabanquenadaderevancha,¿lorecordáis?-Escierto;elcaballovaaserdevueltoavuestrocriado,señor-Un momento - dijo Athos ; con vuestro permiso, señor, solicito decir unaspalabrasamiamigo.-Decídselas.AthosllevóaparteaD'Artagnan.-¿Y bien? - le dijo D'Artagnan-. ¿Qué quieres ahora, tentador? Quieres quejuegue,¿noeseso?-No,quieroquereflexionéis.

-¿Enqué?-¿Vaisatomarelcaballo,noesasí?-Claro.-Osequivocáis,yotomaríalascienpistolas;vossabéisqueoshabéisjugadolosarnesescontraelcaballoocienpistolas,avuestraelección.-Sí.-Yotomaríalascienpistolas.-Peroyo,yomequedoconelcaballo.-Osequivocáis,os lo repito.¿Quéharíamosconuncaballoparanosotrosdos?Yonopiensomontarenlagrupa,tendríamoslapintadelosdoshijosdeAymón,quehanperdidoa sushermanos;nopodéishumillarmecabalgandoami lado,

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cabalgandosobreesemagníficodestrero.Yo,sindudarunsoloinstante,cogeríalascienpistolas,necesitamosdineroparavolveraParis.-Yomequedoconelcaballo,Athos.-Puesosequivocáis,amigomío:uncaballotieneunextraño,uncaballotropiezayserompelaspatas,uncaballocomeenunpesebredondehacomidouncaballoconmuermo:esoesuncaballoocienpistolasperdidas;hace faltaqueelamoalimenteasucaballo,mientrasque,porelcontrario,cienpistolasalimentanasuamo.-Pero¿cómovolveremos?-En los caballos de nuestros lacayos, pardiez. Siempre se verá en el aire denuestrasfigurasquesomosgentesdecondición.-Vaya figura que vamos a hacer sobre jacas, mientras Aramis y Porthoscaracoleansobresuscaballos.-¡Aramis!¡Porthos!-exclamóAthos,yseechóareír.-¿Qué? - preguntó D'Artagnan, que no comprendía nada la hilaridad de suamigo.-Bien,bien,sigamos-dijoAthos.-Osea,quevuestraopinión…-Escogerlascienpistolas,D'Artagnan;conlascienpistolasvamosabanquetearhasta fin de mes: hemos enjugado fatigas y estará bien que descansemos unpoco.-¡Yoreposar!Oh,no,Athos;tanprontocomoestéenParismepongoabuscaraesapobremujer.-Ybien,¿creéisquevuestrocaballoosserátanútilparaesocomobuenosluisesdeoro?Tomadlascienpistolas,amigomío,tomadlascienpistolas.D'Artagnan sólonecesitabauna razónpara rendirse.Esta le pareció excelente.Además, resistiendo tanto tiempo, temía parecer egoísta a los ojos de Athos;accedió,pues,yeligiólascienpistolasqueelinglésleentregóenelacto.Luego no se pensó más que en partir. Además, hechas las paces con elalberguista, el viejo caballo deAthos costó seis pistolas; D'Artagnan yAthoscogieronloscaballosdePlanchetydeGrimaud,ylosdoscriadossepusieronencaminoapie,llevandolassillassobresuscabezas.Pormalmontadosquefueranlosdosamigos,prontotomaronladelanteraasuscriadosyllegaronaCrèvecoeur.DelejosdivisaronaAramismelancólicamenteapoyadoensuventana,ymirandocomomihermanaAnnelevantarsepolvaredasenelhorizonte.-¡Hola!¡Eh,Aramis!¿Quédiabloshacéisahí?-gritaronlosdosamigos.-¡Ah, soisvos,D'Artagnan; soisvos,Athos! -dijo el joven-.Pensabaconquérapidezsevanlosbienesdeestemundo,ymicaballoinglés,quesealejayque

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acabadeaparecerenmediodeuntorbellinodepolvo,eraunaimagenvivadelafragilidaddelascosasdelatierra.Lavidamismapuederesolverseentrespalabras:Erat,est,fuit.-¿Yesoquéquieredecirenelfondo?-preguntóD'Artagnan,quecomenzabaasospecharlaverdad.-Estoquieredecirqueacabadehacerunnegociodetontos:sesentaluisesporuncaballoque,por lamaneraenqueseva,puedehaceral trotecinco leguasporhora.D'ArtagnanyAthosestallaronencarcajadas.-Mi querido Athos - dijo Aramis : no me echéis la culpa, os lo suplico; lanecesidad no tiene ley; además yo soy el primer castigado, puesto que esteinfame chalán me ha robado por lo menos cincuenta luises. Vosotros sí quetenéisbuencuidado;veníssobreloscaballosdevuestroslacayosyhacéisqueosllevenvuestroscaballosdelujodelamano,despacioyapequeñasjornadas.Enaquelmismoinstante,unfurgónquedesdehacíaunosmomentosveníaporlarutadeAmiens,sedetuvoyseviosaliraGrimaudyaPlanchetconsussillassobrelacabeza.ElfurgónvolvíadevacíohaciaParísylosdoslacayossehabíancomprometido,acambiodesutransporte,aaplacarlaseddelcocheroduranteelcamino.-¿Cómo?-dijoAramis,viendoloquepasaba-.¿Nadamásquelassillas?-¿Comprendéisahora?-dijoAthos.-Amigosmíos,exactamenteigualqueyo.Yoheconservadoelarnésporinstinto.¡Hola,Bazin!Llevadmiarnésnuevojuntoaldeesosseñores.-¿Yquéhabéishechodevuestroscuras?-preguntóD'Artagnan.-Querido, los invité a comer al día siguiente - dijoAramis ; hay aquí unvinoexquisito,dichoseadepaso;losemborrachélomejorquepude;entonceselcurame prohibió dejar la casaca y el jesuita me rogó que le haga recibir demosquetero.-¡Sintesis!-exclamóD'Artagnan-.Sintesis.Pidolasupresióndelatesis.-Desde entonces - continuóAramis-, vivo agradablemente. He comenzado unpoemaenversosdeunasílaba;esbastantedifícil,peroelméritoentodoestáenladificultad.Lamateriaesgalante,osleeréelprimercanto,tienecuatrocientosversosyduraunminuto.-¡Afemía,miqueridoAramis! -dijoD'Artagnan,quedetestabacasi tanto losversoscomoel latín-.Añadidalméritode ladificultadelde labrevedad,yalmenosseguroquevuestropoematienedosméritos.-Además - continuó Aramis-, respira pasiones, ya veréis. ¡Ah!, amigos míos,¿volveremosaParís?Bravo,yoestoydispuesto;vamos,pues,avolveraveraesebuenodePorthostantomejor.¿Creeríaisqueechoenfaltaaesegrannecio?

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Elnohubieravendidosucaballo,nisiquieraacambiodeunreino.Queríaverloyasobresuanimalysusilla.EstoysegurodequetendrápintadeGranMogol.Se hizo un alto de una hora para dar respiro a los caballos;Aramis saldó suscuentas, colocó aBazin en el furgón con sus camaradasy se pusieron en rutaparairenbuscadePorthos.Loencontrarondepie,menospálidodeloquelohabíavistoD'Artagnandurantesuprimeravisita,ysentadoaunamesaenlaque,aunqueestuviesesolo,habíacomida para cuatro personas; aquella comida se componía de viandasgalanamenteaderezadas,devinosescogidosydefrutossoberbios.-¡Ah, pardiez! - dijo levantándose-. Llegáis a punto, señores, estabaprecisamenteenlasopayvaisacomerconmigo.-¡Oh, oh! - dijo D'Artagnan-. No esMosquetón quien ha cogido a lazo talesbotellas;además,aquíhayunfricandómechadoyunfiletedebuey…-Mevoy recuperando -dijoPorthos-,mevoy recuperando;nadadebilita tantocomoesosmalditosesguinces.¿Habéistenidovosesguinces,Athos?-Jamás;sólorecuerdoqueennuestraescaramuzadelacalledeFérourecibíunaestocada que al cabo de quince o dieciocho días me produjo exactamente elmismoefecto.-Peroestacomidanoerasóloparavos,miqueridoPorthos-dijoAramis.-No - dijo Porthos ; esperaba a algunos gentileshombres de la vecindad queacabandecomunicarmequenovendrán;voslosreemplazaréis,yyonoperderéenelcambio.¡Hola,Mosquetón!¡Sillas,yquesedoblenlasbotellas!-¿Sabéisloqueestamoscomiendo?-dijoAthosalcabodediezminutos.-Pardiez-respondióD'Artagnan;yocomocarnedebueymechadaconcardosycontuétanos.-Yyochuletasdecordero-dijoPorthos.-Yyounapechugadeave-dijoAramis.-Todososequivocáis,señores-respondióAthos;coméiscaballo.-¡Vamos!-dijoD'Artagnan.-¿Caballo?-preguntóAramisconunamuecadedisgusto.SóloPorthosnorespondió.-Sí, caballo, ¿no es cierto, Porthos, que comemos caballo?Quizá incluso conarreosytodo.-No,señores;heguardadoelarnés-dijoPorthos.-Afequetodossomosiguales-dijoAramis;sediríaqueestábamosdeacuerdo.-¡Quéqueréis!-dijoPorthos-.Estecaballocausabavergüenzaamisvisitantesynohequeridohumillarlos.-Yen cuanto avuestraduquesa, sigue en las aguas, ¿no es cierto? - prosiguióD'Artagnan.

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-Allísigue-respondióPorthos-.Palabraqueelgobernadordelaprovincia,unodelosgentileshombresqueesperabaacenarhoy,parecíadesearlotantoqueselohedado.-¡Dado!-exclamóD'Artagnan.-¡Oh,Diosmío!¡Sí,dado!Esaeslapalabra-dijoPorthos;porqueciertamentevalía cientocincuenta luises,y el ladrónnohaqueridopagármelomásqueenochenta.-¿Sinlasilla?-dijoAramis.-Sí,sinlasilla.-Observaréis, señores - dijo Athos-, que, pese a todo, Porthos ha sido el quemejornegociohahechodetodosnosotros.Se produjo entonces un hurra de risas que dejaron al pobre Porthoscompletamenteatónito;peroprontose leexplicó la razóndeaquellahilaridad,queélcompartióruidosamente,segúnsucostumbre.-¿Demodoquetodostenemosdinero?-dijoD'Artagnan.-Noporloquemítoca-dijoAthos;mehaparecidotanbuenoelvinoespañoldeAramisquehehechocargarsesentabotellasenelfurgóndeloslacayos;esomehadejadosinnada.-Encuantoamí-dijoAramis-,imaginaosquedihastamiúltimocéntimoalaiglesiadeMontdidieryalosjesuitasdeAmiens,hetenidoquehacermecargodelos compromisos que había contraído, misas encargadas por mí y para vos,señores;quesedirán,señores,yquenodudoquenoshandeservirdemaravilla.-Yyo-dijoPorthos-,¿creéisquemiesguincenomehacostadonada?Sincontarla herida deMosquetón, por la que he tenido que hacer venir al cirujano dosvecesaldía,elcualmehahechopagardoblesusvisitas,sopretextodequeeseimbécildeMosquetónhabíaidoarecibirunabalaenunlugarquenoseenseñageneralmente más que a los boticarios; por eso le he recomendadoencarecidamentenovolveradejarseherirahí.-Vamos,vamos-dijoAthos,cambiandounasonrisaconD'ArtagnanyAramis-,veoqueoshabéiscomportadoalograndeconvuestropobremozo;espropiodeunbuenamo.-Enresumen-continuóPorthos:pagadosmisgastos,mequedaráunatreintenadeescudos.-Yamíunadecenadepistolas-dijoAramis.-Vamos-dijoAthos-,parecequenosotrossomoslosCresosdelasociedad.Devuestrascienpistolas,¿cuántoosqueda,D'Artagnan?-¿Demiscienpistolas?Enprimerlugar,oshedadocincuenta.-¿Esocreéis?-¡Pardiez!

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-Ah,escierto,ahorameacuerdo.-Luegohepagadoseisalhostelero.-¡Quéanimaldehostelero!¿Porquélehabéisdadoseispistolas?-Esloquevosmedijisteisquelediese.-Esciertoquesoydemasiadobueno.Enresumen,¿quéqueda?-Veinticincopistolas-dijoD'Artagnan.-Yyo-dijoAthos,sacandoalgodecalderilladesubolsillo-,yo…-Vos,nada.-Afequeestanpocoquenomerecelapenajuntarloenelmontón.-Ahoracalculemoscuántoposeemosentotal.¿Porthos?-Treintaescudos.-¿Aramis?-Diezpistolas.-¿Yvos,D'Artagnan?-Veinticinco.-Esohaceuntotal…-dijoAthos.-Cuatrocientas setenta y cinco libras - dijo D'Artagnan, que contaba comoArquímedes.-LlegadosaParis,tendremostodavíacuatrocientas-dijoPorthos-,ademásdelosarneses.-Pero¿nuestroscaballosdeescuadrón?-dijoAramis.-Bueno, loscuatrocaballosde los lacayosnosserviráncomodosdeamo,queecharemosasuertes;conlascuatrocientaslibrasseharáunamitadparaunodelos desmontados, luego dejaremos las migajas de nuestros bolsillos aD'Artagnan,quetienebuenamanoyqueiráajugarlasalprimergarito.-Cenemosentonces-dijoPorthos;estoseenfría.Loscuatroamigos,mástranquilosdesdeentoncesporsufuturo,hicieronhonorala comida, cuyas sobras fueron abandonadas a los señoresMosquetón, Bazin,PlanchetyGrimaud.AlllegaraParís,D'ArtagnanencontróunacartadelseñordeTréville,quienleprevenía de que, a petición suya, el rey acababa de concederle el favor deingresarenlosmosqueteros.Como esto era todo lo que D'Artagnan ambicionaba en el mundo, aparte porsupuesto,devolveraencontrara laseñoraBonacieux,corrió todocontentoenbuscadesuscamaradas,alosqueacababadedejarhacíamediahora,yalosqueencontrómuytristesymuypreocupados.EstabanreunidostodosenconsejoencasadeAthos,cosaqueindicabasiemprecircunstanciasdeciertagravedad.ElseñordeTrévilleacababadehacerlesavisarquelaintenciónmuymeditadadeSuMajestaderainiciarlacampañaelprimerodemayo,yteníanqueprepararde

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inmediatolosequipos.Loscuatrofilósofossemirarontodopasmados:elseñordeTrévillenobromeabaenmateriadedisciplina.-¿Yencuántoestimáisesosequipos?-dijoD'Artagnan.-¡Oh!Nohaymásquedecirlo-prosiguióAramis-,acabamosdehacernuestrascuentasconunacicateríadeespartanosynecesitamoscadaunodenosotrosmilquinientaslibras.-Cuatroporquinientassondosmil;osea,entotalseismillibras-dijoAthos.-Yocreo-dijoD'Artagnan-quebastaráconmillibrascadauno;ciertoquenohablocomoespartano,sinocomoprocurador…EstapalabradeprocuradordespertóaPorthos.-¡Vaya,tengounaidea!-dijo.-Algoesalgo;yonotengosiquieranilasombradeuna-dijofríamenteAthos;encuantoaD'Artagnan,señores,lafelicidaddeserenadelanteunodenosotroslehavueltoloco.¡Millibras!Declaroqueparamísólonecesitodosmil.-Cuatropordossonocho-dijoentoncesAramis;portanto,sonochomillibraslasquenecesitamosparanuestrosequipos,equiposdelosque,escierto,tenemosyalassillas.-Además-dijoAthos,esperandoaqueD'Artagnan,queibaadarlasgraciasalseñordeTréville,hubiesecerradolapuerta ;ademásdeesehermosodiamantequebrillaeneldedodenuestroamigo.¡Quédiablo!D'Artagnanesdemasiadobuencamaradaparadejarasushermanosenelapurocuandollevaensudedocorazónelrescatedeunrey.

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29CapítuloLacazadelequipo

Elmáspreocupadodeloscuatroamigosera,porsupuesto,D'Artagnan,aunqueD'Artagnan,ensucalidaddeguardia,fueramásfácildeequiparquelosseñoresmosqueteros, que eran señores; pero nuestro cadete de Gascuña era, como sehabrá podido ver, de un carácter previsor y casi avaro, aunque tambiénfantasioso hasta el punto (explicad los contrarios) de poderse comparar conPorthos. A aquella preocupación de su vanidad D'Artagnan unía en aquelmomentounainquietudmenosegoísta.PeseaalgunasinformacionesquehabíapodidorecibirsobrelaseñoraBonacieux,nolehabíallegadoningunanoticia.ElseñordeTrévillehabíahabladodeelloalareina:lareinaignorabadóndeestabalajovenmercerayhabríaprometidohacerlabuscar.PeroestapromesaeramuyvagayapenastranquilizadoraparaD'Artagnan.Athosno salía de suhabitación: había decididono arriesgar una zancadaparaequiparse.-Nosquedanquincedías-lesdecíaasusamigos;puesbien,sialcabodequincedíasnoheencontradonadamejor,sinadahavenidoaencontrarme,comosoybuencatólicopararompermelacabezadeundisparo,buscaréunabuenapeleaacuatroguardiasdesuEminenciaoaocho inglesesymebatiréhastaquehayaunoquememate, locual,conesacantidad,nopuededejardeocurrir.Sediráentoncesquehemuertoporelrey,demodoquehabrécumplidocon-midebersintenernecesidaddeequiparme.Porthos seguíapaseándosecon lasmanosa laespalda,moviendo lacabezadearribaabajoydiciendo:-Sigoenmiidea.Aramis,inquietoydespeinado,nodecíanada.Por estos detalles desastrosos puede verse que la desolación reinaba en lacomunidad.Los lacayos, por su parte, como los corceles deHipólito, compartían la tristepenade sus amos.Mosquetónhacía provisiones demendrugos de pan;Bazin,quesiempresehabíadadoaladevoción,nodejabalasiglesias;Planchetmirabavolarlasmoscas,yGrimaud,alquelapenuriageneralnopodíadecidiraromper

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el silencio impuesto por su amo, lanzaba suspiros como para enternecer a laspiedras.Lostresamigos,porque,comohemosdicho,Athoshabíajuradonodarunpasoparaequiparse,lostresamigossalían,pues,alalbayvolvíanmuytarde.Errabanporlascallesmirandoalsueloparasabersilaspersonasquehabíanpasadoantesqueellosnohabíandejadoalgunabolsa.Sehubieradichoqueseguíanpistas,tanatentos estaban por donde quiera que iban. Cuando se encontraban, temanmiradasdesoladasquequeríandecir:¿Hasencontradoalgo?Sin embargo como Porthos había sido el primero en dar con su idea y comohabíapersistidoenella,fueelprimeroenactuar.EraunhombredeacciónaqueldignoPorthos.D'Artagnan lo vio un día encantinarse hacia la iglesia deSaintLeu, y lo siguió instintivamente: entró en el lugar santo después de haberseatusado el mostacho y estirado su perilla, lo cual anunciaba de su parte lasintencionesmásconquistadoras.ComoD'Artagnantomabaalgunasprecaucionespara esconderse, Porthos creyó no haber sido visto. D'Artagnan entró tras él;Porthosfueasituarseal ladodeunpilar;D'Artagnan,siempresinservisto,seapoyóenotro.Precisamente había sermón, lo cual hacía que la iglesia estuviera abarrotada.Porthosaprovechólacircunstanciaparaecharunaojeadaalasmujeres;graciasalos buenos cuidados de Mosquetón, el, exterior estaba lejos de anunciar laspenurias del interior: su sombrero estaba ciertamente algo pelado, su plumadescolorida,susbrocadosalgodeslustrados,suspuntillasbastanteraídas,peroamedia luz todas estas bagatelas desaparecían y Porthos seguía siendo el belloPorthos.D'ArtagnanobservóenelbancomáscercanoalpilardondePorthosyélestabanadosadosunaespeciedebeldadmadura,algoamarillenta,algoseca,perotiesayaltivabajosuscofiasnegras.LosojosdePorthossedirigíanfurtivamentehaciaaquelladama,luegomariposeabanalolejosporlanave.Por su parte, la dama, que de vez en cuando se ruborizaba, lanzaba con larapidez del rayo unamirada sobre el voluble Porthos, y al punto los ojos dePorthosseponíanamariposearconfuror.Eraclaroquesetratabadeunmanejoqueheríavivamentealadamadelascofiasnegras,porquesemordíaloslabioshasta hacerse sangre, se arañaba la punta de la nariz y se agitabadesesperadamenteensuasiento.Al verlo, Porthos se atusó de nuevo su mostacho, estiró una segunda vez superillaysepusoahacerseñalesaunabelladamaqueestabajuntoalcoro,yquenosolamenteeraunabelladama,sinoquesindudasetratabadeunagrandama,porque tenía trasellaunnegritoquehabía llevadoelcojínsobreelqueestabaarrodillada,yunadoncellaquesosteníaelbolsobordadoconescudodearmasen

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queseguardabaellibroconqueseguíalamisa.LadamadelascofiasnegrassiguióatravésdesusvueltaslamiradadePorthos,ycomprobóquesedeteníasobreladamadelcojíndeterciopelo,delnegritoydeladoncella.Mientras tanto,Porthos jugaba fuerte: guiños de ojos, dedos puestos sobre loslabios,sonrisitasasesinasquerealmenteasesinabanalahermosadesdeñada.Poreso,enformademeaculpaygolpeándoseelpecho,ellalanzóun¡hum!tanvigorosoquetodoelmundo, inclusoladamadelcojínrojo,sevolvióhaciasulado; Porthos permaneció impasible, aunque había comprendido bien, pero sehizoelsordo.Ladamadelcojínrojocausógranefecto,porqueeramuybella,enladamadelascofiasnegras,quevioenellauna rival realmentepeligrosa:ungranefectosobrePorthos,quelaencontrómáshermosaqueladamadelascofiasnegras;ungranefectosobreD'Artagnan,quereconocióaladamadeMeung,deCalaisydeDouvres,alaquesuperseguidor,elhombredelacicatriz,habíasaludadoconelnombredemilady.D'Artagnan,sinperderdevistaaladamadelcojínrojo,continuósiguiendolosmanejosdePorthos,queledivertíanmucho;creyóadivinarqueladamadelascofiasnegrasera laprocuradorade lacalleAuxOurs, tantomáscuantoquelaiglesiadeSaintLeunoestabamuyalejadadelacitadacalle.AdivinóentoncesporinducciónquePorthostratabadetomarselarevanchaporladerrotadeChantilly,cuandolaprocuradorasehabíamostradotanrecalcitranterespectoalabolsa.Pero en medio de todo aquello, D'Artagnan notó también que su rostro nocorrespondía a las galanterías de Porthos. Aquello no eranmás que quimerasilusiones;peroparaunamorreal,paraunoscelosverdaderos,¿hayotrarealidadquelasilusionesylasquimeras?Elsermónacabó;laprocuradoraavanzóhacialapiladeaguabendita;Porthosseadelantó y, en lugar de un dedo, metió toda la mano. La procuradora sonrió,creyendoqueeraparaella,por loquePorthoshacíaaquelextraordinario,peroprontoycruelmentefuedesengañada:cuandosóloestabaatrespasosdeél,éstevolvió la cabeza, fijando demodo invariable los ojos sobre la dama del cojínrojo, que se había levantado y que se acercaba seguida de su negrito y de sudoncella.CuandoladamadelcojínrojoestuvojuntoaPorthos,Porthossacósumanotodachorreantedelapila;labelladevotatocóconsumanoafiladalagruesamanodePorthos,hizo,sonriendo,laseñaldelacruzyseliódelaiglesia.Aquello fue demasiado para la procuradora; no dudó de que aquella dama yPorthos estaban requebrándose. Si hubiera sido una gran dama, se habría

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desmayado;perocomonoeramásqueunaprocuradora,secontentócondeciralmosqueteroconunfurorconcentrado:-¡Eh,señorPorthos!¿Nomevaisaofreceramíaguabendita?Al oír aquella voz, Porthos se sobresaltó como lo haría un hombre que sedespiertatrasunsueñodecienaños.-Se…,señora-exclamóél-.¿Soisvos?¿Cómovavuestromarido,miqueridoseñorCoquenard? ¿Sigue tanpícaro como siempre? ¿Dónde teníayo losojos,quenooshevistosiquieraenlasdoshorasquehaduradoesesermón?-Estabaadospasosdevos, señor - respondió laprocuradora-,ynomehabéisvistoporqueno teníaisojosmásquepara lahermosadamaaquienacabáisdedaraguabendita.Porthosfingióestarapurado.-¡Ah!-dijo-.Habéisnotado…-Hayqueestarciegoparanoverlo.-Sí-dijodisplicentementePorthos;esunaduquesaamigamíaconlaquetengomuchosproblemasparaencontrarmeporloscelosdesumarido,yquemehabíaavisado que vendría hoy, sólo para verme, a esta pobre iglesia, en este barrioperdido.-SeñorPorthos-dijolaprocuradora-¿tendríaislabondaddeofrecermeelbrazodurantecincominutos?Hablaríadebuenaganaconvos.-Por supuesto, señora - dijo Porthos, guiñándose un ojo a símismo como unjugadorqueríedelavíctimaquevaahacer.Enaquelmomento,D'Artagnanpasabapersiguiendoamilady;lanzóunaojeadahaciaPorthosyvioaquellamiradatriunfante.-¡Vaya, vaya! - se dijo a sí mismo, razonando sobre el sentido de la moralextrañamentefácildeaquellaépocagalante-.Ahíhayunoquefácilmentepodráequiparseenelplazoprevisto.Porthos,cediendoalapresióndelbrazodesuprocuradoracomounabarcacedeal gobernalle, llegó al claustro de Saint Magloire, pasaje poco frecuentado,encerradopormolinetes en sus dos extremos.No se veía, por el día,másquemendigoscomiendooniñosjugando.-¡Ah,señorPorthos!-exclamólaprocuradoracuandosehubotranquilizadodequenadieextrañoalapoblaciónhabitualdelalocalidadpodíaverlosnioírlos-.Vaya,señorPorthos,estáishechounconquistador,segúnparece.-¿Yo,señora?-dijoPorthosengallándose-.¿Yesoporqué?-¿Ylasseñasdehaceunmomento,yelaguabendita?Peroporlomenosesunaprincesaesadama,consunegritoysudoncella.-Osequivocáis.Diosmío,no-respondióPorthos-,essimplementeunaduquesa.-¿Yeserecaderoquelaesperabaenlapuerta,yesacarrozaconuncocherode

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lujosalibreaqueesperabaensupescante?Porthosnohabíavistonielrecaderonilacanoza;peroconsumiradademujercelosa,laseñoraCoquenardlohabíavistotodo.Porthoslamentónohaberhechoaladamadelcojínrojoprincesaalaprimera.-¡Ah, sois un muchacho amado por las hermosas, señor Porthos! - prosiguiósuspirandolaprocuradora.-Pero - respondió Porthos - comprenderéis que con un físico como el que lanaturalezamehadotado,nodejodeteneraventuras.-¡Diosmío!¡Quéprontoolvidanloshombres!-exclamólaprocuradoraalzandolosojosalcielo.-Menosprontoquelasmujeres-respondióPorthos;porque,enfin,señora,yopuedo decir que he sido víctima, cuando herido, moribundo, me he vistoabandonadoaloscirujanos;yo,elvástagodeunafamiliailustre,quemehabíafiadodevuestraamistad,heestadoapuntodemorirdemisheridas,primero;ydehambredespués,enunmalalberguedeChantilly,yesosinquevososhayáisdignadoresponderunasolavezalasardientescartasqueosheescrito.-Pero,señorPorthos…-murmurólaprocuradora,quesedabacuentadeque,ajuzgarpor laconductade lasmayoresdamasdesu tiempo,habíacometidounerror.-Yo,quehabíasacrificadoporvosalacondesadePeñaflor…-Losé.-Alabaronesade…-SeñorPorthos,nomeabruméis.-Aladuquesade…-SeñorPorthos,sedgeneroso.-Tenéisrazón,señora;además,noacabaría.-Peroesquemimaridonoquiereoírhablardeprestar.-Señora Coquenard - dijo Porthos-, acordaos de la primera carta que meescribisteisyqueconservograbadaenmimemoria.Laprocuradoralanzóungemido.-Peroesque,además-dijoella-,lasumaquepedíaisprestadaeraalgofuerte.-Señora Coquenard, os daba preferencia. No he tenido más que escribir a laduquesade…Noquierodecirsunombre,porquenoséloqueescomprometeraunamujer;peroloquesíséesqueyonohetenidomásqueescribirleparaquemeenviasemilquinientos.Laprocuradoraderramóunalágrima.-SeñorPorthos-dijo-,osjuroquemehabéiscastigadodesobrayquesienelfuturoosencontráisensemejantepaso,notendréismásquedirigirosamí.-Dejémoslo,señora-dijoPorthos,comosublevado;nohablemosdedinero,por

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favor,eshumillante.-¡Asíquenomeamáisya!-dijolentaytristementelaprocuradora.Porthosguardóunsilenciomajestuoso.-¿Asíescomomerespondéis?¡Ay,comprendo!-Pensadenlaofensaquemehabéishecho,señora;semehaquedadoaquí-dijoPorthos,poniendolamanoensucorazónyapretandoconfuerza.-¡Yolarepararé,miqueridoPorthos!-Además, ¿qué os pedía? - prosiguió Porthos con unmovimiento de hombrosllenodesencillez-.Unpréstamo,nadamás.Despuésdetodo,nosoyunhombrepocorazonable.Séquenosoisrica,señoraCoquenard,quevuestromaridoestáobligado a sangrar a los pobres litigantes para sacar unos pobres escudos. Sifueseis condesa, marquesa o duquesa, sería distinto, y en tal caso no podríaperdonaros.Laprocuradorasepicó.-Sabed, señor Porthos - dijo ella-, quemi caja fuerte, pormuy caja fuerte deprocuradora que sea, está quizá mejor provista que la de todas vuestrasremilgadasanruinadas.-Dobleofensalaquemehacéisentonces-dijoPorthossoltandoelbrazodelaprocuradora de debajo del suyo ; porque si vos sois rica, señora Coquenard,entoncesnohayexcusaquevalgaenvuestranegativa.-Cuando digo rica - prosiguió la procuradora, que vio que se había dejadoarrastrardemasiadolejos-,nohayquetomarlapalabraalpiedelaletra.Nosoyloquesedicerica,perovivoholgada.-Mirad,señora-dijoPorthos-,nohablemosmásdetodoeso,oslosuplico.Mehabéisdespreciado;entrenosotroslasimpatíaseapagó.-¡Quéingratosois!-¡Ah,encimapodéisquejaros!-dijoPorthos.-¡Idos,pues,convuestrabelladuquesa!Yonoosretengo.-¡Vaya,porlomenosnoestátansecacomocreo!-Veamos,señorPorthos,unavezmás,laúltima:¿Aúnmeamáis?-¡Ah, señora! - dijo Porthos con el tonomásmelancólico que pudo adoptar-.Justo cuando vamos a entrar en campaña, en una campaña en que mispresentimientosmedicenqueseremuerto…-¡Oh,nodigáisesascosas!-exclamólaprocuradoraestallandoensollozos.-Algomelodice-continuóPorthos,poniéndosemásymásmelancólico.-Decidmejorquetenéisunnuevoamor.-No,oshablosinceramente.Ningúnnuevoamormeconmueve,einclusosientoaquí,enelfondodemicorazón,algoquehablaporvos.Perodentrodequincedías, como sabéis o como quizá no sepáis, esa fatal campaña empieza: voy a

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estarmuypreocupadopormiequipo.Luegovoyahacerunviajeparaveramifamilia, en el fondo de Bretaña, para conseguir la suma necesaria para mipartida.Porthosnotóunúltimocombateentreelamorylaavaricia.-Ycomo-continuó-laduquesaqueacabáisdeverenlaiglesiatienesustierrasjunto a las mías, haremos el viaje juntos. Los viajes, como sabéis, parecenmuchomenoslargoscuandosehacenacompañado.-¿NotenéisningúnamigoenParis,señorPorthos?-dijolaprocuradora.-Creía tenerlo - dijo Porthos adoptando su aire melancólico-, pero he vistoclaramentequemeequivocaba.-Lo tenéis, señorPorthos, lo tenéis -prosiguió laprocuradoraenun transportequelesorprendióaellamisma;venidmañanaacasa.Vossoishijodemitía,portantomiprimo;venísdeNoyon,enPicardía; tenéisvariosprocesosenParisyestáissinprocurador.¿Habéisretenidotodoesto?-Perfectamente,señora.-Venidalahoradelacomida.-Muybien.-Ymanteneosfirmeantemimarido,queesmarrulleropeseasussetentayseisaños.-¡Setenta y seis años! ¡Diablo! ¡Hermosa edad! - repuso Porthos. - La edadmadura,querréisdecir, señorPorthos.Poresoelpobrehombrepuededejarmeviuda de un momento a otro - continuó la procuradora lanzando una miradasignificativa a Porthos-. Afortunadamente, por contrato de matrimonio, noshemospasadotodoalúltimoqueviva.-¿Todo?-dijoPorthos.-Todo.-Ya veo que sois una mujer precavida, mi querida señora Coquenard - dijoPorthosapretandotiernamentelamanodelaprocuradora.-¿Estamos, pues, reconciliados, querido señor Porthos? - dijo ella haciendomelindres.-Paratodalavida-replicóPorthosconelmismoaire.-Hastalavistaentonces,traidormío.-Hastalavista,olvidadizamía.-¡Hastamañana,angelmío!-¡Hastamañana,llamademivida!

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30CapítuloMilady

D'Artagnan había seguido aMilady sin ser notado por ella; la vio subir a sucarrozaylaoyódarasucocherolaordendeiraSaint-Germain.Era inútil tratar de seguir a pie un coche llevado al trote por dos vigorososcaballos.D'Artagnanvolvió,portanto,alacalleFérou.EnlacalledeSeineencontróaPlanchetquesehallabaparadoantelatiendadeunpasteleroyqueparecíaextasiadoanteunbriochedelaformamásapetecible.LedioordendeiraensillardoscaballosalascuadrasdelseñordeTréville,unoparaél,D'Artagnan,yotroparaPlanchet,yvenirareunírseleacasadeAthos,porque el señor de Tréville había puesto sus cuadras de una vez por todas alserviciodeD'Artagnan.Planchetseencaminóhacia lacalledelColombieryD'Artagnanhacia lacalleFérou.Athosestabaensucasavaciandotristementeunadelasbotellasdeaquelfamoso vino español que había traído de su viaje a Picardía. Hizo señas aGrimaud de traer un vaso para d'Artagnan y Grimaud obedeció como decostumbre.D'ArtagnancontóentoncesaAthostodocuantohabíapasadoenlaiglesiaentrePorthos y la procuradora, y cómo para aquella hora su compañero estabaprobablementeencaminodeequiparse.-Puesyoestoymuytranquilo-respondióAthosatodoesterelato;noseránlasmujereslasquehaganlosgastosdemiarnés.-Y, sinembargo,hermoso,cortés,gran señorcomosois,miqueridoAthos,nohabríaniprincesanireinaasalvodevuestrosdardosamorosos.-¡QuéjovenesesteD'Artagnan!-dijoAthos,encogiéndosedehombros.EhizoseñasaGrimaudparaquetrajeraunasegundabotella.En aquel momento Planchet pasó humildemente la cabeza por la puertaentreabiertayanuncióasuseñorquelosdoscaballosestabanallí.-¿Quécaballos?-preguntóAthos.-DosqueelseñordeTrévillemeprestaparaelpaseoyconlosquevoyadarunavueltaporSaintGermain.-¿YquévaisahaceraSaintGermain?-preguntóaúnAthos.

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EntoncesD'Artagnanlecontóelencuentroquehabíatenidoenlaiglesia,ycómohabíavueltoaencontraraaquellamujerque,conelseñordelacapanegraylacicatrizjuntoalasien,erasueternapreocupación.-Esdecir,queestáisenamoradodeella,comoloestáisdelaseñoraBonacieux-dijoAthosencogiéndosedesdeñosamentedehombroscomosisecompadeciesedeladebilidadhumana.-¿Yo?¡Nadadeeso!-exclamóD'Artagnan-.Sólotengocuriosidadporaclararelmisterioconelqueestá relacionada.Noséporqué,perome imaginoqueesamujer,pormásdesconocidaquemeseaypormásdesconocidoqueyoseaparaella,tieneunainfluenciaenmivida.-De hecho, tenéis razón - dijoAthos-.No conozco unamujer quemerezca lapenaque se labusquecuandoestáperdida.La señoraBonacieuxestáperdida,¡tantopeorparaella!¡Queellamismaseencuentre!-No,Athos,no,osengañáis-dijoD'Artagnan;amoamipobreCostancemásquenunca,ysisupieseellugarenqueestá,aunquefueraenelfindelrrìundo,partiría para sacarla de lasmanos de sus verdugos; pero lo ignoro, todasmisbúsquedashansidoinútiles.¿Quéqueréis?Hayquedistraerse.-Distraeos,pues,conMilady,miqueridoD'Artagnan;lodeseodetodocorazón,siesqueesopuededivertiros.-Escuchad,Athos-dijoD'Artagnan;enlugardeestarosencerradoaquícomosiestuvieraisenlacárcel,montadacaballoyvenidconmigoapasearosporSaintGermain.-Querido-replicóAthos-,montomiscaballoscuandolostengo;sino,voyapie.Pues bién yo - respondióD'Artagnan sonriendo ante lamisantropía deAthos,queenotrolehubieraciertamenteherido-,yosoymenosorgullosoquevos,yomontoloqueencuentro.Poreso,hastaluego,miqueridoAthos.-Hasta luego - dijo el mosquetero haciendo a Grimaud seña de descorchar labotellaqueacababadetraer.D'ArtagnanyPlanchetmontaronytomaronelcaminodeSaint-Germain.Alolargodelcamino,loqueAthoshabíadichoaljovendelaseñoraBonacieuxleveníaalamente.AunqueD'Artagnannofueradecaráctermuysentimental,lalinda mercera había causado una impresión real en su corazón; como decía,estabadispuestoairalfindelmundoparabuscarla.Peroelmundotienemuchosfinesporesodequeesredondo;desuertequenosabíahaciaquéladovolverse.Mientrastanto,ibaatratardesaberloqueMiladyera.Miladyhabíahabladoconel hombre de la capa negra, luego lo conocía. Ahora bien, en la mente deD'Artagnan era el hombre de la capa negra el que había raptado a la señoraBonacieuxlasegundavez,comolahabíaraptadolaprimera.D'Artagnan,pues,sólomentíaamedias,locualesmentirbienpoco,cuandodecíaquededicándose

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alabuscadeMiladyseponíaalmismotiempoalabuscadeCostance.Mientraspensabaasíymientrasdabadevezencuandoungolpedeespuelaasucaballo, D'Artagnan había recorrido el camino y llegado a Saint Germain.Acababa de bordear el pabellón en que diez añosmás tarde debía nacer LuisXIV.Atravesabaunacallemuydesierta,mirandoa izquierdaydlyrechaporsireconocía algún vestigio de su bella inglesa, cuando en la planta baja de unabonita casa que según la costumbrede la épocano tenía ningunaventanaquediesea lacalle,vioapareceruna figuraconocida.Esta figurapaseabaporunaespeciedeterrazaadornadadeflores.Planchetfueelprimeroenreconocerla.-¡Eh, señor! -dijodirigiéndoseaD'Artagnan-. ¿Noosacordáisdeesacaradepapamoscas?-No-dijoD'Artagnan;y,sinembargo,estoysegurodequenoeslaprimeravezqueveoesacara.-Ya lo creo, rediez - dijo Planchet : es el pobre Lubin, el lacayo del condeWardes,alquetanbiendejasteisapañadohaceunmes,enCalaisenelcaminohacialacasadecampodelgobernador.-¡Ah,claro-dijoD'Artagnan-,yahoraloreconozco!¿Creesqueéltereconoceráati?-A fe, señor, que estaba tan confuso que dudo que haya guardado de mí unrecuerdomuyclaro.-Pues bien, vete entonces a hablar con ese muchacho - dijo D'Artagnan - ainfórmateenlaconversaciónsisuamohamuerto.Planchetsebajódelcaballo,sedirigiódirectamenteaLubinque,enefecto,noloreconoció,ylosdoslacayossepusieronahablarconelmejorentendimientodelmundo,mientrasD'Artagnanempujabalosdoscaballosaunacallejaydandolavueltaaunacasavolvíaparaasistiralaconferenciatrasunsetodeavellanos.Alcabodeuninstantedeobservacióndetrásdelsetooyóelruidodeuncocheyvio detenerse frente a él la carroza deMilady. No podía equivocarse,Miladyestabadentro.D'Artagnansetendiósobreelcuerpodesucaballoparavertodosinservisto.Milady sacó su encantadora cabeza rubia por la portezuela y dio órdenes a sudoncella.Esta última, joven de veinte a veintidós años, despierta y viva, verdaderadoncella de gran dama, saltó del estribo en el que estaba sentada según lacostumbredelaépocaysedirigióalaterrazaenlaqueD'ArtagnanhabíavistoaLubin.D'Artagnan siguió a la doncella con los ojos y la vio encaminarse hacia laterraza.Pero,porazar,unaordendel interiorhabía llamadoaLubin,demodoquePlanchet sehabíaquedado solo,mirandopor todaspartesporquécamino

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habíadesaparecidoD'Artagnan.Ladoncella se aproximó aPlanchet, al que tomóporLubin, y tendiéndole unbilletedijo:-Paravuestroamo.-¿Paramiamo?-repusoPlanchetextrañado.-Sí,yesurgente.Daosprisa.Dichoestoellahuyóhacia la carroza,vueltadeantemanohaciael sitioporelquehabíavenido;selanzósobreelestriboylacarrozapartiódenuevo.Planchet dio vueltas y más vueltas al billete y luego, acostumbrado a laobedienciapasiva,saltódelaterraza,semetióenlacallejuelayalcabodeveintepasosencontróaD'Artagnan,quienhabiéndolovistotodo,ibaasuencuentro.-Paravos,señor-dijoPlanchetpresentandoelbilletealjoven.-¿Paramí?-dijoD'Artagnan-.¿Estássegurodeello?-Claroqueestoyseguro;ladoncellahadicho:«Paratuamo.»Yyonotengomásamoquevos,asíque…¡Vayarealmoza!Afeque…D'Artagnanabriólacartayleyóestaspalabras:

«Unapersonaqueseinteresaporvosmásdeloquepuededecir,quisierasaberquédíapodríaispasearporelbosque.Mañana,enelhostaldelChampduDrapd'Or,unlacayodenegroyrojoesperarávuestrarespuesta.»-¡Oh,oh,estosíquevarápido!-sedijoD'Artagnan-.ParecequeMiladyyyonospreocupamosporlasaluddelamismapersona.Ybien,Planchet,¿cómovaesebuenseñorWardes?Entonces,¿nohamuerto?-No, señor;va todo lobienquesepuede irconcuatroestocadasenelcuerpo,porque,sinqueyoosloreproche,lelargasteiscuatroaesebuengentilhombre,yaúnestádébil,porqueperdiócasitodasusangre.Comolehabíadichoalseñor,Lubinnomehareconocido,ymehacontadodecaboarabonuestraaventura.-Muybien,Planchet,ereselreydeloslacayos;ahoravuelveasubiralcaballoyalcancemoslacarroza.Nocostómucho;alcabodecincominutosdivisaronlacarrozadetenidaalotroladodelacarretera;uncaballeroricamentevestidoestabaalaportezuela.LaconversaciónentreMiladyyelcaballeroeratananimadaqueD'Artagnansedetuvoalotroladodelacarrozasinquenadie,salvolalindadoncella,sedieracuentadesupresencia.La conversación transcurría en inglés, lengua queD'Artagnan no comprendía;pero por el acento el joven creyó adivinar que la bella inglesa estabaencolerizada;terminóconungestoquenodejólugaradudassobrelanaturalezade aquella conversación: un golpe de abanico aplicado con tal fuerza que el

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pequeñoadornofemeninovolóenmilpedazos.ElcaballerolanzóunacarcajadaqueparecióexasperaraMilady.D'Artagnan pensó que aquél era el momento de intervenir; de modo que seaproximóalaotraportezuela,descubriéndoserespetuosamente,ydijo:-Señora,¿mepermitísofrecerosmisservicios?Parecequeestecaballerooshaencolerizado.Decidunapalabra, señora,yyomeencargodecastigarlopor sufaltadecortesía.AlasprimeraspalabrasMiladysehabíavuelto,mirandoaljovenconextrañeza,ycuandoélhuboterminado:-Señor - dijo ella, en muy buen francés-, de todo corazón me pondría bajovuestraprotecciónsilapersonaquememolestanofueramihermano.-¡Ah!Excusadmeentonces-dijoD'Artagnan;comocomprenderéis,loignoraba,señora.-¿Porquésemezclaeseatolondrado-exclamóagachándosehastalaalturadelaportezuela el caballero al queMiladyhabía designado comopariente suyo - yporquénosiguesucamino?-Elatolondrado loseréisvos-dijoD'Artagnan,agachándoseasuvezsobreelcuellodesucaballoy respondiendóporsu ladopor laportezuela ;nosigomicaminoporquemeapetecedetenermeaquí.Elcaballerodirigióalgunaspalabraseninglésasuhermana.-Yooshabloenfrancés-dijoD'Artagnan;hacedme,pues,elplacer,porfavor,derespondermeenlamismalengua.Soiselhermanodelaseñora,deacuerdo,peroporsuertenolosoismío.Podría creerse queMilady, temerosa como lo es de ordinario cualquiermujer,iría a interponerse en aquel inicio de provocación, a fin de impedir que laquerellasiguieseadelante;pero,porelcontrario,selanzóalfondodesucarrozaygritófríamentealcochero.-¡Deprisa,alpalacio!La lindadoncella lanzóunamiradade inquietud sobreD'Artagnan, cuyobuenaspectoparecíahaberproducidosuefectosobreella.La carroza partió dejando a los dos hombres uno frente al otro, sin ningúnobstáculomaterialquelosseparase.El caballero hizo unmovimiento para seguir al coche, peroD'Artagnan, cuyacólera ya en efervescencia había aumentado todavíamás al reconocer en él alinglésqueenAmienslehabíaganadosucaballoyhabíaestadoapuntodeganaraAthossudiamante,saltóalabridaylodetuvo.-¡Eh,señor!-dijo-.Meparecéistodavíamásatolondradoqueyo,porquemedalaimpresióndequeolvidáisqueentrenosotroshayunapequeñaquerella.-¡Ah,ah!-dijoeninglés-.Soisvos,miseñor.¿Peroesquetonéissiempreque

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jugarunjuegoaotro!-Sí,yesomerecuerdaquetengounarevanchaquetomar.Nosveremos,señor,simanejáistandiestramenteelestoquecomoelcubilete.-Veisdesobraquenollevoespada-dijoelinglés-.¿Queréishaceroselvalientecontraunhombresinarmas?-Esperoquelatengáisencasa-replicóD'Artagnan-.Encualquiercaso,yotengodosy,siqueréis,osprestaréuna.-Inútil-dijoelinglés-,estoyprovistodesobradeesaclasedeutensilios.-Puesbien,midignogentilhombre-prosiguióD'Artagnan-,elegidlamáslargayvenidaenseñármelaestatarde.-¿Dónde,siosplace?-DetrásdelLuxemburgo,esunbarrioencantadorparapaseosdelgénerodelqueospropongo.-Deacuerdo,allíestaré.-¿Vuestrahora?-Laseis.-Apropósito,probablementetendréistambiénunoodosamigos.-Tengotresqueestaránmuyhonradosdejugarlamismapartidaqueyo.-¿Tres?Perfecto.¡Quécoincidencia!-dijoD'Artagnan-.¡Justomicuenta!-Yahora,¿quiénsois?-preguntóelinglés.-Soy el señor D'Artagnan, gentilhombre gascón, que sirve en los guardias,compañíadelseñorDesEssarts.¿Yvos?-YosoylorddeWinter,baróndeSheffield.-Muybien,soyvuestroservidor,señorbarón-dijoD'Artagnan-,aunquetengáisnombresdifícilesderetener.Yespoleandoasucaballo,lopusoalgalopeytomóelcaminodeParis.Comosolíahacerensemejantesocasiones,D'ArtagnanbajóderechoacasadeAthos.EncontróaAthosacostadosobreungrancanapéenelque,comohabíadicho,esperabaquesuequipovinieseaencontrarlo.ContóaAthostodoloqueacababadepasar,menoslacartadelseñordeWardes.Athosquedóencantadocuandosupoqueibaabatirsecontrauninglés.Yahemosdichoqueerasusueño.EnviaronabuscaralinstanteaPorthosyaAramisporloslacayos,yselospusoalcorrientedelasituación.Porthossacósuespadafueradelafundaysepusoaespadonearcontraelmuroretrocediendodevezencuandoyhaciendoflexionescomounbailarín.Aramis,queseguía trabajandoensupoemaseencerróenelgabinetedeAthosypidióquenolomolestaranhastaelmomentodedesenvainar.

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AthospidióporseñasaGrimaudunabotella.En cuanto a D'Artagnan, preparó para sus adentros un pequeño plan cuyaejecuciónveremosmástarde,yqueleprometíaalgunaaventuragraciosa,comopodía verse por las sonrisas que de vez en cuando cruzaban su rostro cuyaensoñacióniluminaban.

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31CapítuloInglesesyfranceses

Llegadalahora,sedirigieronconloscuatrolacayoshaciaelLuxemburgo,aunrecintoabandonadoa lascabras.Athosdiounamonedaalcabreroparaquesealejase.Loslacayosfueronencargadosdehacerdecentinelas.Inmediatamenteunatropasilenciosaseaproximóalmismorecinto,penetróenély seunióa losmosqueteros; luego tuvieron lugar laspresentaciones según lascostumbresdeultramar.Los ingleseseran todaspersonasde lamayorcalidad, losnombresextrañosdesus adversarios fueron, pues, para ellos tema no sólo de sospresa sino aun deinquietud.-Peroatodoesto-dijolorddeWintercuandolostresamigoshubierondadosusnombres-, no sabemosquiénes sois, ynosotrosnonosbatiremosconnombressemejantes;sonnombresdepastores.-Comobiensuponéis,milord,sonnombresfalsos-dijoAthos.-Locualnosdaaúnmayordeseodeconocerlosnombresverdaderos-respondióelinglés.-Habéis jugadodebuenaganacontranosostros sinconocerlos -dijoAthos-,yconesedistintivonoshabéisganadonuestrosdoscaballos.-Cierto,peronoarriesgábamosmásquenuestraspistolas;estavezarriesgamosnuestra sangre: se juega con todo el mundo, pero uno sólo se bate con susiguales.-Esoes justo-dijoAthos.Y llevóaparteaaquelde loscuatro inglesesconelquedebíabatirseyledijosunombreenvozbaja.PorthosyAramishicieronotrotantoporsulado.-¿Osbastaeso -dijoAthosa suadversario-,ymecreéis tangranseñorcomoparahacermelagraciadecruzarlaespadaconmigo?-Sí,señor-dijoelinglésinclinándose.-Ybien,ahora,¿queréisqueosdigaunacosa?-repusofríamenteAthos.-¿Cuál?-preguntóelinglés.-Nuncadeberíaishabermeexigidoquemedieseaconocer.-¿Porqué?

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-Porquesemecreemuerto,porquetengorazonesparadesearquenosesepaquevivo,yporquevoyavermeobligadoamataros,paraquemisecretonocorraporahí.El inglésmiróaAthos,creyendoqueéstebromeaba;peroAthosnobromeabapornadadelmundo.-Señores - dijo dirigiéndose al mismo tiempo a sus compañeros y a susadversarios-,¿estamos?-Sí-respondierontodosauna,inglesesyfranceses.-Entonces,enguardia-dijoAthos.Y al punto, ocho espadas brillaron a los rayos del crepúsculo, y el combatecomenzóconunencarnizamientomuynaturalentregentesdosvecesenemigas.Athosluchabacontantacalmaymétodocomosiestuvieraenunasaladearmas.Porthos, corregido sin duda de su excesiva confianza por su aventura deChantilly,hacíaunjuegollenodesutilezayprudencia.Aramis,queteníaqueterminareltercercantodesupoema,seapresurabacomohombremuyocupado.Athosfueelprimeroenmatarasuadversario:nolehabíalanzadomásqueunaestocada, pero como había avisado, el golpe había sido mortal, la espada leatravesóelcorazón.Porthosfueelsegundoentenderalsuyosobrelahierba:lehabíaatravesadoelmuslo. Entonces, como el inglés le entregaba su espada sin hacer másresistencia,Porthoslotomóenbrazosylollevóasucarroza.Aramis presionó al suyo con tanto vigor que, después de haber cedido unacincuentena de pasos, terminó por emprender la huida a todo correr ydesaparecióentreelabucheodeloslacayos.EncuantoaD'Artagnan,habíajugadopuraysimplementeunjuegodefensivo;luego,cuandohubovistoasuadversariomuycansado,deunataquedecuartaalflancolehabíahechosoltarlaespada.Elbarón,viéndosedesarmado,diodosotres pasos hacia atrás; pero en este movimiento, su pie resbaló y cayó bocaarriba.D'Artagnanestuvosobreéldeunsaltoyponiéndolelaespadaenlagargantaledijo:-Podríamataros, señor, y estáis entremismanos, pero os concedo la vida poramoravuestrahermana.D'Artagnansehallabaenelcolmodelaalegría;acababaderealizarelplanquehabíaproyectadodeantemano,ycuyodesarrollohabíahechoaflorarasurostrolassonrisasdequehemoshablado.El inglés, encantado con habérselas con un gentilhombre tan acomodaticio,estrechó a D'Artagnan entre sus brazos, hizo mil carantoñas a los tres

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mosqueterosy,comoeladversariodePorthosyaestabainstaladoenelcocheyeldeAramishabíapuestopiesenpolvorosa,nohuboquepensarmásqueeneldifunto.CuandoPorthosyAramis lodesnudabanconlaesperanzadequesuheridanofueramortal,unagruesabolsaescapódesucintura.D'ArtagnanlarecogióyselatendióalorddeWinter.-¿Yquédiablosqueréisquehagayoconesto?-dijoelinglés.-Entregádselaasufamilia-dijoD'Artagnan.-Asufamilianolepreocupaesamiseria:tienemásdequincemilluisesderenta;guardaosesabolsaparavuestroslacayos.D'Artagnanmetiólabolsaensubolsillo.-Yahora,jovenamigo,porqueesperoquemepermitiréisdarosesenombre-dijolorddeWinter-,desdeestanoche,silodeseáis,ospresentaréamihermana,ladyClarick;porquequieroqueellaosconcedasusfavores,ycomonoestámalvistaen la corte, quizá en el futurounapalabradichapor ella noos fuera del todoinútil.D'Artagnanseruborizódeplaceryseinclinóenseñaldeasentimiento.Mientrastanto,AthossehabíaacercadoaD'Artagnan.-¿Quépensáishacerconesabolsa?-ledijoenvozbajaaloído.-Contabaconentregárosla,miqueridoAthos.-¿A mí? ¿Y eso por qué? -¡Toma! Vos lo habéis matado: son los despojosopimos.-¡Yoherederodeunenemigo!-dijoAthos-.¿Porquiénmetomáisentonces?-Escostumbredeguerra-dijoD'Artagnan-.¿Porquénohabríadesercostumbredeunduelo?-Nisiquierahehechoesoenelcampodebatalla-dijoAthos.Porthosseencogiódehombros.Aramis,conunmovimientodelabios,aprobóaAthos.-Entonces - dijo D'Artagnan-, demos este dinero a los lacayos, como lord deWinternoshadichoquehagamos.-Sí - dijo Athos-, demos esa bolsa no a nuestros lacayos, sino a los lacayosingleses.Athoscogiólabolsaylalanzóalasmanosdelcochero.-Paravosyvuestroscompañeros.Esta grandeza de modales en un hombre completamente privado de todo,sorprendióalmismoPorthos,yestagenerosidad francesa, contadapor lorddeWinter y su amigo, tuvo gran éxito en todas partes salvo entre los señoresGrimaud,MosquetónPlanchetyBazin.Lord deWinter dio a D'Artagnan, al despedirse, la dirección de su hermana;

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vivíaen laPlaceRoyale,queeraentonceselbarriodemoda,enelnúmero6.Además,secomprometíaairarecogerloparapresentarlo.D'Artagnanlocitóalasocho,encasadeAthos.AquellapresentaciónaMiladypreocupabamucholacabezadenuestrogascón.Recordaba de qué extraña manera se había mezclado aquella mujer hastaentonces en su destino. Estaba convencido de que era alguna criatura delcardenaly,sinembargo,sesentíainvenciblementearrastradohaciaellaporunodeesossentimientosdequeunonosedacuenta.SuúnicotemoreraqueMiladyreconocieseenélalhombredeMeungydeDouvres.Enesecaso,ellasabríaqueeraunodelosamigosdelseñordeTréville,y,porconsiguiente,quepertenecíaencuerpoyalmaalrey,locual,desdeesemomento,leharíaperderpartedesusventajas,porqueconocidodeMiladycomoéllaconocíaaella,jugaríaconellaelmismojuego.EncuantoaaquelprincipiodeintrigaentreellayelcondedeWardes,nuestropresuntuososepreocupabamásbienpoco,aunqueelmarquésfuera joven,guapo,ricoyfuerteenelfavordelcardenal.Noenbaldese tieneveinteaños,y,sobretodo,¡noenbaldehanacidounoenTarbes!D'Artagnancomenzóporirasucasaparahacerseunaseoesplendente;luegosedirigióaladeAthos,y,segúnsucostumbre,selocontótodo.Athosescuchósusproyectos; luego movió la cabeza y le recomendó prudencia con algo deamargura.-¡Vaya! - le dijo-. Acabáis de perder a una mujer que decís que es buena,encantadorayperfecta,yyaestáiscorriendodetrásdeotra.D'Artagnansediocuentadelaverdaddeestereproche.-YoamabaalaseñoraBonacieuxdecorazón,mientrasqueaMiladylaamoconla cabeza; al hacerme llevar a su casa, busco sobre todo conocer el papel quejuegaenlacorte.-¡Diantre,elpapelque juega!Noesdifícildeadivinardespuésde todocuantomehabéisdicho.Esun emisariodel cardenal: unamujerqueos atraerá aunatrampaenlaquedejaréissencillamentelacabeza.-¡Diablos,miqueridoAthos!Veislascosasmuynegras,enmiopinión.-Querido, desconfío de las mujeres, ¿qué queréis? Estoy pagando por ello, ysobretododelasmujeresrubias.Segúnmehabéisdicho,Miladyesrubia.-Tieneelpelodelrubiomáshermosoquesepuedahallar.-¡Ay,mipobreD'Artagnan!-exclamóAthos.-Escuchad,quierosaber;luego,cuandosepaloquedeseosabermealejaré.-Ilustraos,pues-dijoflemáticamenteAthos.LorddeWinterllegóalahoraindicada,peroAthos,prevenidoatiempo,pasóalasegundahabitación.Encontró,pues,aD'Artagnaosolo,ycomoerancercadelasochollevóconsigoaljoven.

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Una elegante carroza esperaba abajo, y como estaba enjaezadé con dosexcelentescaballos,enuninstanteestuvieronenlaPlaceRoyale.Milady Clarick recibió graciosamente a D'Artagnan. Su palacete era de unasustuosidad notable; y aunque la mayoría de los ingleses, expulsados por laguerra,abandonabanFranciaoestabanapuntodeabandonarla,Miladyacababadehaceren sucasanuevosgastos: locualprobabaque lamedidageneralquedespedíaalosinglesesnolaafectaba.-Veisaquí-dijolorddeWinterpresentandoaD'Artagnanasuhermana-aunjovengentilhombrequehatenidomividaentresusmanos,yquenohaqueridoabusardesuventaja,aunquefuésemosdosvecesenemigos,porseryoquienloinsultó,ypor ser inglés.Agradecédselo,pues, señora, si sentís algunaamistadpormí.Milady frunció ligeramente el entrecejo; una nube apenas visible pasó por sufrente,yensuslabiosaparecióunasonrisatanextrañaqueeljoven,quevioesetriplematiz,tuvocomounescalofrío.El hermano no vio nada; se había vuelto para jugar con el mono favorito deMilady,alquehabíatiradoporeljubón.-Sed bienvenido, señor - dijo Milady con una voz cuya dulzura singularcontrastaba con los síntomas de mal humor que acababa de observarD'Artagnan-,hoyhabéisadquiridoderechoseternosparamigratitud.El inglés se volvió entonces y contó el combate sin omitir detalle. Miladyescuchó con la mayor atención; sin embargo, se veía fácilmente, por másesfuerzo que hiciese por ocultar sus impresiones, que el relato no le resultabaagradable. La sangre subía a su cabeza, y su pequeño pie se agitabaimpacientementebajolafalda.Lord deWinter no se dio cuenta de nada. Luego, cuando hubo terminado, seacercó a unamesa donde estaban servidos, sobre una bandeja, una botella devino español y vasos. Llenó dos vasos y con un gesto invitó a D'Artagnan abeber.D'Artagnansabíaqueeracontrariarmuchoauninglésnegarseabrindarconél.Se acercó, pues, a la mesa y cogió el segundo vaso. Sin embargo, no habíaperdidodevista aMilady,y enel cristalvislumbróel cambioqueacababadeoperarseensurostro.Ahoraqueellanocreíasermirada,unsentimientoqueseparecíaalaferocidadanimabasufisonomia.Mordíasupañueloadentelladas.AquellalindacriaditaalaqueD'Artagnanyahabíavistoentróentonces;dijoeninglés algunas palabras a lord de Winter, que pidió al punto a D’Artagnanpermisopararetirarse,excusándoseconlaurgenciadelasuntoquelellamaba,yencargandoasuhermanaobtenersuperdon.D'Artagnan cambió un apretón demanos con lord deWinter y volvió junto a

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Milady. El rostro de aquella mujer, con movilidad sorprendente, habíarecuperadosuexpresiónllenadegracia,ysóloalgunaspequeñasmanchasrojassobresupañueloindicabanquesehabíamordidoloslabioshastahacersesangre.Suslabioseranmagníficos,hubiérasedichodecoral.La conversación tomó un giro jovial. Milady parecía haberse repuestoenteramente. Contó que lord de Winter no era más que su cuñado, y no suhermano: se habia casado con el segundón de la familia, que a había dejadoviudaconunhijo.Esehijoeraelúnicoherederode lorddeWinter, si lorddeWinterno se casaba.Todoestodejabaver aD'Artagnanunveloque envolvíaalgo,peronodistinguíaaúnnadabajoesevelo.Por lo demás, al cabo de media hora de conversación D'Artagnan estabaconvencidodequeMiladyeracompatriotasuya:hablabafrancésconunapurezayunaeleganciaquenodejabandudaalgunaalrespecto.DArtagnansedeshizoenpalabrasgalantesyenprotestasdeafecto.Atodaslassandecesqueseleescaparonanuestrogascón,Miladysonrióconbenevolencia.Llegó lahorade retirarse.D'Artagnan sedespidiódeMiladyy saliódel salóncomoelmásfelizdeloshombres.En laescaleraencontróa la lindadoncella,que le rozósuavementealpasary,ruborizándosehastaelblancodelosojos,lepidióperdónporhaberletocadoconunavoztandulcequeelperdónlefueconcedidoalinstante.D'Artagnanvolvióaldíasiguienteyfuerecibidomejoraúnquelavíspera.LorddeWinternoestaba,yfueMiladyquienestavezlehizotodosloshonoresdelavelada.Parecióinteresarsemuchoporél,lepreguntódedóndeera,quiéneseransusamigos,ysinohabíapensadoalgunavezenvincularsealserviciodelseñorcardenal.D'Artagnan que, como sabemos, era muy prudente para un gascón de veinteaños,seacordóentoncesdesussospechassobreMilady;lehizoungranelogiode Su Eminencia, le dijo que no habría dejado de entrar en los guardias delcardenalenlugardeentrarenlosguardiasdelreysihubieraconocidoalseñordeCavoisenlugardeconoceralseñordeTréville.Miladycambiódeconversaciónsinafectaciónalguna,ypreguntóaD'ArtagnandelaformamásdescuidadadelmundosihabíaestadoalgunavezenInglaterra.D'ArtagnanrespondióquehabíasidoenviadoporelseñordeTrévilleparatratardeunaremontadecaballos,yqueinclusosehabíatraidocuatrocomomuestra.Enelcursodeestaconversación,Miladysepellizcódosotresvecesloslabios:teníaquevérselasconungascónquejugabafuerte.A lamisma hora que la vísperaD'Artagnan se retiró. En el corredor volvió aencontraralalindaKetty,taleraelnombredeladoncella,Estalomiróconunaexpresión de misteriosa benevolencia en la que no podía equivocarse. Pero

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D'Artagnanestabatanpreocupadoporelamaquenosefijabamásqueenloqueveníadeella.D'ArtagnanvolvióalacasadeMiladyaldíasiguiente,yalsiguiente,ycadavezMiladylebrindóunaacogidamásgraciosa.Cada vez también, bien en la antecámara, bien en el corredor, bien en laescalinata,volvíaaencontraralalindadoncella.Pero como ya hemos dicho, D'Artagnan no prestaba ninguna atención a estapersistenciadelapobreKetty.

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32CapítuloUnacenadeprocurador

Mientrastanto,eldueloenelquePorthoshabíajugadounpapeltanbrillantenolehabíahechoolvidarlacenaalaquelehabíainvitadolamujerdelprocurador.Aldíasiguiente,hacialauna,sehizodarlaúltimacepilladaporMosquetón,yseencaminóhacialacalleAuxOurs,conelpasodeunhombrequetienedosvecessuerte.Sucorazónpalpitaba,peronoera,comoeldeD'Artagnan,porunamorjovenaimpaciente. No, un interés más material le latigaba la sangre, iba por fin afranquear aquel umbralmisterioso, a subir aquella escalinata desconocida quehabíanconstruido,unoauno,losviejosescudosdemaeseCoquenard.Ibaaver,enrealidad,ciertoarcóncuyaimagenhabíavistoveintevecesensussueños; arcón de forma alargada y profunda, lleno de cadenas y cerrojos,empotradoenelsuelo;arcóndelquecon tanta frecuenciahabíaoídohablar,yquelasmanosalgosecas,cierto,peronosinelegancia,delaprocuradora,ibanaabrirasusmiradasadmiradoras.Yluegoél,elhombreerranteporlatierra,elhombresinfortuna,elhombresinfamilia,elsoldadohabituadoalosalbergues,alostugurios;alastabernas,alasposadas,elgastrónomoforzadolamayorpartedeltiempoalimitarseabocadosdeocasión,ibaaprobarcomidascaseras,asaborearuninteriorconfortableyadejarse mimar con esos pequeños cuidados que cuanto más duro es unomásplacen,comodicenlosviejossoldadotes.Venirencalidaddeprimoasentarsetodoslosdíasaunabuenamesa,desarrugarlafrenteamarillayarrugadadelviejoprocurador,desplumaralgoalosjóvenespasantesenseñándoleslabaceta,elpassedixyellansqueneteensusjugadasmásfinas,yganándolesamaneradehonorariospor la lecciónque lesdabaenunahorasusahorrosdeunmes,todoestohacíasonreírenormementeaPorthos.Elmosqueterorecordababien,deaquíydeallá,lasmalasideasquecorríanenaqueltiemposobrelosprocuradoresyqueleshansobrevivido:latacañería,losrecortes,losdíasdeayuno,perocomodespuésdetodo,salvoalgunosaccesosdeeconomíaquePorthoshabíaencontradosiempremuyintempectivos,habíavistoa la procuradora bastante liberal, para una procuradora, por supuesto, esperó

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encontrarunacasamontadadeformahalagüeña.Sinembargo,alapuertaelmosqueterotuvoalgunasdudas:elcomienzoeraparaanimaralagente:alamedahediondaynegra,escaleramalaclaradaporbarrotesatravésdeloscualessefiltrabalaluzdeunpatiovecino;enelprimerpisounapuerta baja y herrada con enormes clavos como la puerta principal de GrandChátelet.Porthos llamóconeldedo:unpasantealto,pálidoyescondidobajouna selvavirgendepelo,vinoaabrirysaludóconairedehombreobligadoarespetarenotro al mismo tiempo la altura que indica la fuerza, el uniforme militar queindicaelestado,ylacarabermejaqueindicaelhábitodevivirbien.Otropasantemáspequeñotraselprimero,otropasantemásaltotraselsegundo,unmandaderodedoceañostraseltercero.Entotal,trespasantesymedio;locual,paralaépoca,anunciabaunbufetedelosmássurtidos.Aunque el mosquetero sólo tenía que llegar a la una, desde medio día laprocuradorateníaelojoavizorycontabaconelcorazónyquizátambiénconelestómagodesuadoradorparaqueadelantaselahora.La señora Coquenard llegó, pues, por la puerta de la vivienda casi al mismotiempoquesuinvitadollegabaporlapuertadelaescalera,ylaaparicióndeladigna dama lo sacó de un gran apuro. Los pasantes eran curiosos y él, nosabiendo demasiado bien qué decir a aquella gama ascendente y descendente,permanecíaconlalenguamuda.-Esmiprimo-exclamólaprocuradora;entradpues,entrad,señorPorthos.ElnombredePorthoscausóefectoenlospasantes,queseecharonareír;peroPorthossevolvió,ytodoslosrostrosrecuperaronsugravedad.Llegaronalgabinetedelprocurador trashaberatravesado laantecámaradondeestaban los pasantes, y el estudio donde habrían debido estar; esta últimahabitacióneraunaespeciedesalanegrayamueblada,conpapelotes.Alsalirdelestudio,dejaronlacocinaaladerechayentraronenlasaladerecibir.Todas aquellas habitaciones que se comunicaban no inspiraron en Porthosbuenas ideas. Las palabras debían oírse desde lejos por todas aquellas puertasabiertas; luego, al pasar, había lanzado unamirada rápida y escrutadora en lacocina,yasímismoseconfesaba,paravergüenzadelaprocuradorayparapesarsuyo,quenohabíavistoesefuego,esaanimación,esemovimientoquealahoradeunabuenacomidareinanordinariamenteenesesantuariodelagula.Indudablementeelprocuradorhabíasidoprevenidodeaquellavisita,porquenotestimonióningunasorpresaantelavistadePorthos,queavanzósobreélconunairebastantedesenvueltoylosaludócortésmente.-Somosprimos,segúnparece,señorPorthos-dijoelprocuradorlevantándosea

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fuerzadebrazossobresusillóndecaña.Elviejo,envueltoenungran jubónenelqueseperdíasucuerpoendeble,eravigorosoy seco; susojillosgrisesbrillabancomocarbunclosyparecían, juntocon su boca gesticulera, la única parte de su rostro donde quedaba vida. Pordesgracia,laspiernascomenzabanarehusarserviratodaaquellamáquinaósea;desdequehacíacincooseismesessehabíadejadosentirestedebilitamiento,eldignoprocuradorsehabíaconvertidocasienelesclavodesumujer.Elprimofueaceptadoconresignación,esofuetodo.UnmaeseCoquenardligerodepiernashubieradeclinadotodoparentescoconelseñorPorthos.-Sí, señor, somos primos - dijo sin desconcertarse Porthos, que por otra partejamáshabíacontadoconserrecibidoporelmaridoconentusiamo.-¿Porpartedelasmujeres,segúncreo?-dijomaliciosamenteelprocurador.Porthosnosediocuentadelasocarroneríaylatomóporunaingenuidaddelaqueserióparasusadentros.LaseñoraCoquenard,quesabíaqueelprocuradoringenuo era una variedad muy rara en la especie, sonrió algo y se ruborizómucho.Desde la llegadadePorthos,maeseCoquenardhabíapuesto con inquietud losojos en un gran armario colocado frente a su escritorio de roble. Porthoscomprendió que aquel armario, aunque no correspondiese a la forma del quehabíavistoensussueños,debíaserelbienaventuradoarcón,ysecongratulódequelarealidadtuvieraseispiesmásaltoqueelsueño.MaeseCoquenardnoprosiguiómáslejossusinvestigacionesgenealógicas,perovolviendosumiradainquietadelarmarioaPorthos,seencontrócondecir:-Señorprimo,antesdesupartidaparalacampaña,nosharáelfavordecenarunavezconnosotros,¿noesasí,señoraCoquenard?EnestaocasiónPorthos recibióelgolpeenplenoestómagoy losintió;parecequeporsuladolaseñoraCoquenardtampocofueinsensibleaélporqueañadió:-Mi primo no volvería si cree que le tratamos mal; en caso contrario, tienedemasiadopocotiempoquepasarenParísy,porconsiguiente,paravernos,paraque no le pidamos casi todos los instantes de que pueda disponer hasta supartida.-¡Oh,mispiernas,mispobrespiernas!¿Dóndeestáis?-murmuróCoquenard.Ytratódesonreír.EstaayudaquelehabíallegadoaPorthosenelmomentoqueeraatacadoensusesperanzas gastronómicas inspiró al mosquetero mucha gratitud hacia suprocuradora.Pronto llegó la hora de comer. Pasaron al comedor, gran sala oscura que sehallabasituadaenfrentealacocina.Los pasantes que, a lo que parece, habían notado en la casa perfumes

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desacostumbrados,erandeunaexactitudmilitar,yteníanamanosustaburetes,dispuestos como estaban a sentarse. Se los veía remover por adelantado lasmandíbulascondisposicionestremendas.«¡Rediós! - pensó Porthos lanzando una mirada sobre los tres hambrientos,porqueelmandaderonoera,comoeslógico,admitidoenloshonoresdelamesamagistral-. ¡Rediós! En lugar de mi primo, yo no conservaría semejantesgolosos.Sediríanáufragosquenohancomidodesdehaceseissemanas.» Maese Coquenard entró, empujado en su sillón de ruedas por la señoraCoquenard,aquienPorthos,asuvez,vinoaayudarparallevarasumaridohastalamesa.Apenashuboentrado,moviólanarizylasmandíbulasaligualquesuspasantes.-¡Vayavaya!-dijo-.Tenemosunasopaprometedora.-¿Quédiabloshuelendeextraordinarioenlasopa?-dijoPorthosanteelaspectodeuncaldopálido,abundante,perocompletamenteciegoysobreelquenadabanalgunascortezas,rarascomolasislasdeunarchipiélago.LaseñoraCoquenardsonrióyaunaindicaciónsuyatodoelmundosesentócondiligencia.El primero en ser servido fue maese Coquenard, luego Porthos; después laseñoraCoquenardllenósuplatoydistribuyólascortezassincaldoalospasantesimpacientes.En aquel momento se abrió por sí sola la puerta del comedor rechinando, yPorthos,atravésdelosbatientesentreabiertos,vioalpequeñorecaderoque,nopudiendoparticiparenelfestín,comíasupanentreeldobleolordelacocinaydelcomedor.Traslasopa,lacriadatrajounagallinahervida;magnificienciaquehizodilatarlospárpadosdelosinvitadosdetalformaqueparecíanapuntoderomperse.-¡Cómo se ve que queréis a vuestra familia, señora Coquenard! - dijo elprocuradorconunasonrisacasi trágica-.Estoesunagalanteríaque tenéisconvuestroprimo.Lapobregallinaeradelgadayestabarevestidadeunodeesosgruesospellejoserizadosqueloshuesosnuncahoradanpeseasusesfuerzos;habríantenidoquebuscarladurantemucho tiempoantesdeencontrarlaenelpaloalquesehabíaretiradoparamorirdevejez.«¡Diablos!-pensóPorthos-.¡Síqueestristeesto!Yorespetolavejez,perohagopococasodesiestáhervidaoasada.»Ymiróa la redondaparaversi suopinióneracompartida;peroalcontrarioque él, no vio más que ojos resplandecientes, que devoraban por adelantadoaquellasublimegallina,objetodesusdesprecios.LaseñoraCoquenardatrajolafuenteparasí,separóhábilmentelasdosgrandes

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patas negras, que puso en el plato de sumarido; cortó el cuello, que se puso,dejandoaunladolacabeza,paraella;cortóelalaparaPorthosydevolvióalacriada que acababa de traerlo el animal, que volvió casi intacto, y que habíadesaparecido antes de que el mosquetero tuviera tiempo de examinar lasvariaciones que el desencanto pone en los rostros, según los caracteres ytemperamentosdequienesloexperimentan.Enlugardelpollo,hizosuentradaunafuentedehabas,fuenteenormeenlaquehacíanademándemostrarsealgunoshuesosdecordero,alosqueenunprincipiosehubieracreídoacompañadosdecarne.Maslospasantesnofueronvíctimasdeestasupercheríaylosrostroslúgubresseconvirtieronenrostrosresignados.LaseñoraCoquenarddistribuyóestemanjaralosjóvenesconlamoderacióndeunabuenaamadecasa.Llegó la ronda del vino.Maese Coquenard echó de una botella de gres muyexiguael terciodeunvasoacadaunode los jóvenes,sesirvióasímismoenproporcionescasiiguales,ylabotellapasóalpuntodelladodePorthosydelaseñoraCoquenard.Losjóvenesllenaronconaguaaquelterciodevino,luego,cuandohabíanbebidolamitaddelvaso,volvíana llenarlo,yseguíanhaciéndolosiempreasí; locuallesllevabaalfinaldelacomidaatragarunabebidaquedelcolordelrubíhabíapasadoaldeltopacioquemado.Porthos comió tímidamente su ala de gallina, y se estremeció al sentir bajo lamesalarodilladelaprocuradoraqueveníaaencontrarlasuya.Bebiótambiénmedio vaso de aquel vino tan escatimado, y que reconoció comouno de esoshorriblescaldosdeMontreuil,terrordelos,paladaresexpertos.MaeseCoquenardlomiróengulliraquelvinopuroysuspiró.-¿Queréiscomerestashabas,primoPorthos?-dijolaseñoraCoquenardenesetonoquequieredecir:Creedme,nolascomáis.-¡Aldiablosilaspruebo!-murmuróporlobajoPorthos.Yañadióenvozalta:Gracias,prima,notengomáshambre.Ysehizounsilencio.Porthosnosabíaquécomportamientotener.Elprocuradorrepitióvariasveces:¡Ay señora Coquenard! Os felicito, vuestra comida era un verdadero festín.¡Dios,cómohecomido!MaeseCoquenardhabíacomidosusopa,laspatasnegrasdelagallinayelúnicohuesodecorderoenquehabíaalgodecarne.Porthos creyó que se burlaban de él, y comenzó a retorcerse elmostacho y afruncir el entrecejo;pero la rodillade la señoraCoquenardvino suavemente aaconsejarlepaciencia.

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Aquel silencio y aquella intrerrupción de servicio, que se habían vueltoininteligiblesparaPorthos,teníanporelcontrariounasignificaciónterribleparalos pasantes: a una mirada del procurador, acompañada de una sonrisa de laseñoraCoquenard,selevantaronlentamentedelamesa,plegaronsusservilletasmáslentamenteaún,luegosaludaronysefueron.-Id,jóvenes,idahacerladigestióntrabajando-dijogravementeelprocurador.Unavez idos lospasantes, la señoraCoquenard se levantóy sacóun trozodequeso, confitura de membrillo y un pastel que ella misma había hecho conalmendrasymiel.MaeseCoquenard fruncióel ceño,porqueveíademasiadospostres;Porthos sepellizcóloslabios,porqueveíaquenohabíanadaquecomer.Mirósiaúnestabaallíelplatodehabas;elplatodehabashabíadesaparecido.-Granfestín-exclamómaeseCoquenardagitándoseensusilla-,auténticofestín,epuloeepularum;LúculocenaencasadeLúculo.Porthosmirólabotellaqueestabaasulado,yesperóqueconvino,panyquesocomería; pero no había vino, la botella estaba vacía; el señor y la señoraCoquenardnoparecierondarsecuenta.-Estábien-sedijoPorthos-,yaestoyavisado.PasólalenguasobreunacucharilladeconfiturasysedejópegadosloslabiosenlapastapegajosadelaseñoraCoquenard.-Ahora - sedijo-, el sacrificio está consumado. ¡Ay, si tuviera la esperanzademirarcon laseñoraCoquenardenelarmariodesumarido!MaeseCoquenard,traslasdeliciasdesemejantecomida,queélllamabaexceso,sintiólanecesidaddeecharselasiesta.Porthosesperabaquetendríalugaracontinuaciónyenaquelmismolugar;peroelprocuradormalditonoquisooírnada:huboquellevarloasuhabitaciónygritóhastaqueestuvodelantedesuarmario,sobrecuyoreborde,pormayorprecauciónaún,posósuspies.LaprocuradorasellevóaPorthosaunahabitaciónvecinaycomenzaronasentarlasbasesdelareconciliación.-Podréisvenirtresvecesporsemana-dijolaseñoraCoquenard.-Gracias - dijoPorthos-, nomegusta abusar; además, tengoquepensar enmiequipo.-Escierto-dijolaprocuradoragimiendo-Esedesgraciadoequipo…-¡Ay,sí!-dijoPorthos-.Esporél.-Pero¿dequésecomponeelequipodevuestroregimiento,señorPorthos?-¡Oh, de muchas cosas! - dijo Porthos-. Los mosqueteros, como sabéis, sonsoldadosdeelite,ynecesitanmuchosobjetosquesoninútilesparalosguardiasoparalosSuizos.-Perodetalládmelos…

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-En total pueden llegar a… - dijoPorthos, queprefería discutir el total que eldetalle.Laprocuradoraesperabatemblorosa.¿Acuánto?-dijoella-.Esperoquenopasede…detuvo,lefaltabalapalabra.-¡Oh,no!-dijoPorthos-.Nopasadedosmilquinientaslibras;creoinclusoque,haciendoeconomías,condosmillibrasmearreglaré.-¡SantoDios,dosmillibras!-exclamóella-.Esoesunafortuna.Porthos hizo una mueca de las más significativas; la señora Coquenard lacomprendió.-Preguntaba por el detalle porque, teniendomuchos parientes y clientes en elcomercio,estabacasiseguradeobtenerlascosasalamtaddelprecioaquelaspagaríaisvos.-¡Ah,ah-dijoPorthos-,siesesoloquehabéisqueridodecir!-Sí,queridoseñorPorthos.¿Asíqueloprimeroquenecesitáisesuncaballo?-Sí,uncaballo.-¡Puesbien,precisamentelotengo!-¡Ah!-dijoPorthosradiante-.Oseaquelodelcaballoestáarreglado;luegomehacenfaltaelenjaezamientocompleto,quesecomponedeobjetosquesólounmosquetero puede comprar, y que por otra parte no subirá de las trescientaslibras.-Trescientas libras, entoncespondremos trescientas libras - dijo la procuradoraconunsuspiro.Porthos sonrió: como se recordará, tenía la silla que le venía di Buckingham:eranportantotrescientaslibrasquecontabaconmeteastutamenteensubolsillo.-Luego-continuó-,estáelcaballodemi lacayoymiequipajeencuantoa lasarmasesinútilqueospreocupéis,lastengo.-¿Uncaballoparavuestrolacayo?-contestólaprocuradora.Vaya,soisungranseñor,amigomío.-Eh,señora-dijoorgullosamentePorthos-,¿soyacasounmuertodehambre?-No, sólo decía que un bonito mulo tiene a veces tan buena pinta como uncaballo,yquemeparecequeconsiguiéndoosunbuenmuloparaMosquetón…-Bueno,dejémosloenunbuenmulo-dijoPorthos;tenéisrazón,hevistoamuygrandes señores españoles cuyo séquito iba en mulo pero entonces incluid,señoraCoquenard,unmuloconpenachoscascabeles.-Estadtranquilo-dijolaprocuradora.-Quedalamaleta.-Oh, en cuanto a eso no os preocupéis - exclamó la señor, Coquenard-, mimaridotienecincooseismaletas,escogeréislamejor;tieneunasobretodoquelegustabamuchoparasusviajesyque,estangrandequecabeunmundo.

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-Yesamaleta,¿estávacía?-preguntóingenuamentePorthos.-Claroqueestávacía-respondióingenuamenteporsuladolaprocuradora.-¡Ay,lamaletaqueyonecesitohadeserunamaletabienprovista,querida!La señora Coquenard lanzó nuevos suspiros.Molière no había escrito aún suescenadeL'Avare:laseñoraCoquenardprecedeportantoaHarpagón.Enresumen,elrestodelequipofuedebatidosucesivamentedelamismamanera;y el resultado de la escena fue que la procuradora pediría a su marido unpréstamode ochocientas libras en plata, y proporcionaría el caballo y elmuloquetendríanelhonordellevaralagloriaaPorthosyaMosquetón.Fijadas estas condiciones, y estipulados los intereses así como la fecha derembolso, Porthos se despidió de la señora Coquenard. Esta quería retenerloponiéndoleojosdecordera;peroPorthospretextólasexigenciasdelservicio,yfuenecesarioquelaprocuradoracedieseelpuestoalrey.Elmosqueterovolvióasucasaconunhambredemuymalhumor.

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33CapítuloDoncellayseñora

Entretanto,comohemosdicho,pesealosgritosdesuconcienciayalossabiosconsejosdeAthos,D'Artagnan se enamorabamásdehora enhoradeMilady;por eso no dejaba de ir ningún día a hecerle una corte a la que el aventurerogascón estaba convencido de que tarde o temprano no podía dejar ella decorresponderle.Unanochequellegabaorgulloso,ligerocomohombrequeesperaunalluviadeoro,encontróaladoncellaenlapuertacochera;peroestavezlalindaKettynosecontentóconsonreírlealpasar,lecogiódulcementelamano.-¡Bueno! - sedijoD'Artagnan-.Estaráencargadadealgúnmensajeparamídepartedesuseñora;vaadarmealgunacitaquenohabráosadodarmeelladevivavoz.Ymiróalahermosaniñaconelairemásvictoriosoquepudoadoptar.-Quisieradecirosdospalabras,señorcaballero…-balbuceóladoncella.-Habla,hijamía,habla-dijoD'Artagnan-,teescucho.-Aquí, imposible: lo que tengo que deciros es demasiado largo y sobre tododemasiadosecreto.-¡Bueno!Entonces,¿quésepuedehacer?-Sielseñorcaballeroquisieraseguirme-dijotímidamenteKetty.-Dondetúquieras,hermosaniña.-Venidentonces.Y Ketty, que no había soltado la mano de D'Artagnan, lo arrastró por unapequeñaescalerasombríaydecaracol,ytrashaberlehechosubirunaquincenadeescalones,abrióunapuerta.-Entrad,señorcaballero-dijo-,aquíestaremossolosypodremoshablar.-¿Ydequiénesestahabitación,hermosaniña?-preguntód'Artagnan.-Es lamía, señor caballero; comunica con la demi ama por esta puerta. Peroestad tranquilo no podrá oír lo que decimos, jamás se acuesta antes demedianoche.D'Artagnanlanzóunaojeadaalrededor.Elcuartitoeraencantadordegustoydelimpieza;pero,apesarsuyo,susojosse fijaronenaquellapuertaqueKatty le

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habíadichoqueconducíaalahabitacióndeMilady.Kettyadivinóloquepasabaenelalmadeljoven,ylanzóunsuspiro.-¡Amáisentoncesamiama,señorcaballero!-dijoella.-¡Másdeloquepodríadecir!¡Estoylocoporella!Kettylanzóunsegundosuspiro.-¡Ah,señor-dijoella-,esunalástima!-¿Yquédiablosvesenelloqueseatanmolesto?-preguntód'Artagnan.-Esque,señor-prosiguióKetty-miamanoosama.-¡Cómo! -dijod'Artagnan-.¿Tehaencargadoelladecírmelo? -¡Oh,no, señor!Soyyoquien,porinteréshaciavos,hetomadoladecisióndeavisaros.-Gracias,mi buenaKetty, pero sólo por la intención, porque comprenderás laconfidencianoesagradable.-Esdecir,quenocreéisloqueoshedicho,¿verdad?-Siemprecuestacreercosas semejantes,hermosaniña,aunquenoseamásqueporamorpropio.-¿Entoncesnomecreéis?-Confieso que hasta que no te dignes darme algunas pruebas de lo que meadelantáis.-¿Quédecísaesto?YKettysacódesupechounbilletito.-¿Paramí?-dijod'Artagnanapoderándosepréstamentedelacarta.-No,paraotro.-¿Paraotro?-Sí.-¡Sunombre,sunombre!-exclamód'Artagnan.-Miradladirección.-SeñorcondedeWardes.ElrecuerdodelaescenadeSaintGermainseapareciódeprontoalespíritudelpresuntuosogascón;conunmovimientorápidocomoelpensamiento,desgarróelsobrepesealgritoquelanzóKettyalverloqueibaahacer,omejor,loquehacía.-¡Oh,Diosmío,señorcaballero!-dijo-.¿Quéhacéis?-¡Yonada!-dijod'Artagnan;yleyó:

«No habéis contestado a mi primer billete. ¿Estáis entonces enfermo, o bienhabéisolvidadolosojosquemepusisteisenelbailede laseñoraGuise?Aquítenéislaocasión,conde,noladejéisescapar.»

D'Artagnan palideció; estaba herido en su amor propio, se creyó herido en suamor.

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-¡Pobreseñord'Artagnan!-dijoKettyconvozllenadecompasiónyapretandodenuevolamanodeljoven.-¿Túmecompadeces,pequeña?-dijod'Artagnan.-¡Sí,sí,contodomicorazón,porquetambiényoséloqueeselamor!-¿Túsabesloqueeselamor?-dijod'Artagnanmirándolaporprimeravezconciertaatención.-¡Ay,sí!-Puesbien,enlugardecompadecerme,mejorharíasenayudarmeavengarmedetuama.-¿Yquéclasedevenganzaquerríaishacer?-Quisieratriunfarenella,suplantaramirival.-Aesonoosayudaréjamás,señorcaballero–dijovivamenteKetty.-Yeso,¿porqué?-preguntód'Artagnan.-Pordosrazones.-¿Cuáles?-Laprimeraesquemiamajamásosamará.-¿Túquésabes?-Lahabéisheridoenelcorazón.-¡Yo! ¿Enquépuedohaberlaherido, yo, quedesdeque la conozcovivo a suspiescomounesclavo?Habla,telosuplico.-Esonoloconfesarénuncamásquealhombre…queleahastaelfondodemialma.D'ArtagnanmiróaKettyporsegundavez.Lajoveneradeunfrescorydeunabellezaquemuchasduquesashubierancompradoconsucorona.-Ketty-dijoél-,yoleeréhastaelfondodetualmacuandoquieras;queesonotepreocupe,queridaniña.Ylediounbesobajoelcuallapobreniñasepusorojacomounacereza.-¡Oh,no!-exclamóKetty-.¡Vosnomeamáis!¡Amáisamiama,lohabéisdichohaceunmomento!-Yesoteimpidehacermeconocerlasegundarazón.-Lasegundarazón,señorcaballero-prosiguióKettyenvalentonadaporelbesoprimeroyluegoporlaexpresióndelosojosdeljoven-,esqueenamorcadacualparasí.Sóloentoncesd'Artagnanseacordóde lasmiradas lánguidasdKettyyde susencuentros en la antecámara, en la escalinata, en el corredor, sus roces con lamanocadavezque loencontrabaysussuspirosahogados;peroabsortoporeldeseodeagradara lagrandamahabíadescuidadoa ladoncella;quiencazaeláguilanosepreocupadelgorrión.Masaquellaveznuestrogascónviodeunasolaojeadatodoelpartidoquepodía

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sacardeaquelamorqueKettyacababadeconfesardeunaformataningenuaotandescarada:intercepcióndecartasdirigidasalcondedeWardes,avisosenelacto,entradaatodahoraenlahabitacióndeKetty,contiguaaladesuama.Elpérfido, como se vi sacrificaba ya mentalmente a la pobre muchacha paraobteneraMiladydegradooporfuerza.-¡Ybien!-ledijoalajoven-.¿Quieres,queridaKetty,quetedéunapruebadeeseamordelquetúdudas?-¿Dequéamor?-preguntólajoven.-Deesequeestoydispuestoasentirporti.-¿Ycuálesesaprueba?-¿Quieresqueestanochepasecontigoeltiempoquesuelopasarcontuama?-¡Oh,sí!-dijoKettyaplaudiendo-.Debuenagana.-Puesbien,queridaniña-dijoD'Artagnansentándoseenunsillón-,venaquíqueyotedigaqueeresladoncellamásbonitaqununcahevisto.Y ledijo tantascosasy tanbienque lapobreniña,quenopediotra cosaquecreerlo,locreyó…Sinembargo,congranasombrodD'Artagnan,lajovenKettysedefendíaconciertaresolución.Eltiempopasadeprisacuandosepasaenataquesydefensas.Sonó lamedianoche y se oyó casi almismo tiempo sonar la campanilla en lahabitacióndeMilady.-¡GranDios!-exclamóKetty-.¡Miseñoramellama!¡Idos,idosrápido!D'Artagnanselevantó,cogiósusombrerocomosituvieraintencióndeobedecer;luego,abriendoconprestezalapuertadeungraarmarioenlugardeabrirladelaescalera,seacurrucódentroenmediodelosvestidosylasbatasdeMilady.-¿Quéhacéis?-exclamóKetty.D'Artagnan,quedeantemanohabíacogidolallave,seencerróenelarmariosinresponder.-¡Bueno! -gritóMiladyconvozagria-.¿Estáisdurmiendo?¿Porquénoveníscuandollamo?YD'Artagnanoyóqueabríanviolentamentelapuertadecomunicación.-Aquíestoy,Milady,aquíestoy-exclamóKettylanzándosealencuentrodesuama.Las dos juntas entraron en el dormitorio, y como la puerta de comunicaciónquedóabierta,D'ArtagnanpudooírdurantealgúntiempotodavíaaMiladyreñirasusirvienta;luegosecalmó,ylaconversaciónrecayósobreélmientrasKettyarreglabaasuama.-¡Bueno!-dijoMilady-.Estanochenohevistoanuestrogascón.-¡Cómo,señora!-dijoKetty-.¿Nohavenido?¿Seráinfielantesdeserfeliz?-¡Oh!No,selohabráimpedidoelseñordeTrévilleoelseñorDesEssarts.Me

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conozco,Ketty,yséqueaéselotengocogido.-¿Quéharálaseñora?-¿Qué haré?… Tranquilízate, Ketty, entre ese hombre y yo hay algo que élignora…HaestadoapuntodehacermeperdermicréditoanteSuEminencia…¡Oh!Mevengaré.-Yocreíaquelaseñoraloamaba.-¿Amarloyo?Lodetesto.Unnecio,quetienelavidadelorddeWinterentresusmanosyquenolomatayasímehaceperdertrescientasmillibrasderenta.-Escierto-dijoKetty-,vuestrohijoeraelúnicoherederodesutío,yhastasumayoríavoshabríaisgozadodesufortuna.D'Artagnanseestremecióhasta lamédulade loshuesosaloír aaquella suavecriaturareprocharle,conaquellavozestridentequeaellatantolecostabaocultarenlaconversación,nohabermatadoaunhombrealqueéllahabíavistocolmardeamistad.-Poreso-continuóMilady-,yamehabríavengadoenélsielcardenal,noséporqué,nomehubierarecomendadotratarloconmiramiento.-¡Oh,silPerolaseñoranohatratadoconmiramientosalamujerqueélamaba.-¡Ah,lamerceradelacalledesFossoyeurs!Pero¿nosehaolvidadoyaéldequeexistía?¡Bonitavenganza,afe!UnsudorfríocorríaporlafrentedeD'Artagnan:aquellamujereraunmonstruo.Volvióaescuchar,peropordesgraciaelaseohabíaterminado.-Estábien-dijoMilady-,volvedavuestrocuartoymañanatrataddetenerunarespuestaalacartaqueoshedado.-¿ParaelseñordeWardes?-dijoKetty.-Claro,paraelseñordeWardes.-Estemeparece-dijoKetty-unapersonaquedebedesertodolocontrarioqueesepobreseñorD'Artagnan.-Salid,señorita-dijoMilady-,nomegustanloscomentarios.D'Artagnan oyó la puerta que se cerraba, luego el ruido de dos cerrojos queechabaMiladyafindeencerrarseensucuarto;porsuparte,peroconlamayorsuavidadquepudo,Kettydiounavueltadellave;entoncesD'Artagnanempujólapuertadelarmario.-¡Oh,Diosmío!-dijoenvozbajaKetty-.¿Quéospasa?¡Quépálidoestáis! -¡Abominablecriatura!-murmuróD'Artagnan.-¡Silencio, silencio salid! - dijo Ketty-. No hay más que un tabique entre micuartoyeldeMilady,seoyeenunotodoloquesediceenelotro.-Precisamenteporesonomemarcharé-dijoD'Artagnan.-¿Cómo?-dijoKettyruborizándose.-Oalmenosmemarcharé…mástarde.

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YatrajoaKettyhaciaél;nohabíamedioderesistir-¡laresistenciahacetantoruido!-,poresoKettycedió.Aquello era un movimiento de venganza contraMilady. D'Artagnan encontróqueteníanrazónaldecirquelavenganzaesplacerdedioses.Poreso,conalgodecorazónsehabríacontentadoconestanuevaconquista;masD'Artagnansóloteníaambiciónyorgullo.Sinembargo,yhayquedecirloensuelogio,elprimerempleoquehizodesuinfluencia sobreKetty fue tratar de saber por ella qué había sido de la señoraBonacieux; pero la pobre muchacha juró sobre el crucifijo a D'Artagnan queignoraba todo,puessuamanodejabanuncapenetrarmásque lamitaddesussecretos;sólocreíapoderresponderquenoestabamuerta.En cuanto a la causa que había estado a punto de hacer perder a Milady sucrédito ante el cardenal, Ketty no sabía nada más; pero en esta ocasiónD'Artagnan estabamás adelantado que ella: como había visto aMilady en sunavío acuartelado en el momento en que él dejaba Inglaterra, sospechó queaquellavezsetratabadelosherretesdediamantes.Perolomásclarodetodoaquelloesqueelodioverdadero,elodioprofundo,elodioinveteradodeMiladyprocedíadequenohabíamatadoasucuñado.D'Artagnan volvió al día siguiente a casa deMilady. Estaba ella demuymalhumor;D'ArtagnansospechóqueeralafaltaderespuestadelseñordeWardesloquetantolamolestaba.KettyentróyMiladylarecibiócondureza.UnaojeadaquelanzóaD'Artagnanqueríadecir:¡Yaveiscuántosufroporvos!Sin embargo, al final de la velada, la hermosa leona se dulcificó, escuchósonriendolafrasesdulcesdeD'Artagnan,inclusolediolamanoabesar.D’Artagnansaliónosabiendoquépensar;perocomoeraunmuchachoalquenose hacía fácilmente perder la cabeza, al tiempo que hacía su corte aMilady,habíaesbozadoensumenteunpequeñoplan.Encontró aKetty en la puerta, y como la víspera subió a su cuarto para tenernoticias.AKettylahabíareñidomucho,lahabíaacusadodeneglicencia.MiladynocomprendíanadadelsilenciodelcondedeWardes,ylehabíaordenadoentrarensucuartoalasnuevedelamañanaparacogerunaterceracarta.D'ArtagnanhizoprometeraKettyque llevaríaasucasaesacartaa lamañanasiguiente;lapobrejovenprometiótodoloquequisosuamante:estabaloca.Lascosaspasaroncomolavíspera;D'Artagnanseencerróensuarmario.Miladyllamó, hizo su aseo, despidió a Ketty y cerró su puerta. Como la víspera,D'Artagnannovolvióasucasahastalacincodelamañana.A lasonce,vio llegaraKetty; llevabaen lamanounnuevobilletedeMilady.Aquellavez,lapobremuchachanisiquieratratódedisputárseloaD'Artagnan:ledejóhacer;pertenecíaencuerpoyalmaasuhermososoldado.

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D'Artagnanabrióelbilleteyleyóloquesigue:

«Estaeslaterceravezqueosescriboparadecirosqueosamo.Tenedcuidadodequenoosescribaunacuartavezparadecirosqueosdetesto.Si os arrepentís de vuestra forma de comportaros conmigo, la joven que osentregueestebilleteosdirádequéformaunhombregalantepuedeobtenersuperdón.»

D'Artagnanenrojecióypalidecióvariasvecesalleerestebillete.-¡Oh,seguísamándola!-dijoKetty,quenohabíaseparadouninstantelosojosdelrostrodeljoven.-No,Ketty,teequivocas,yanolaamo;peroquierovengarmedesusdesprecios.-Sí,conozcovuestravenganza;yamelohabéisdicho.-¡Quéteimporta,Ketty!Sabesdesobraquesóloteamoati.-¿Cómosepuedesabereso?-Poreldesprecioqueharédeella.Kettysuspiró.D'Artagnancogióunaplumayescribió:

«Señora,hastaahorahabíadudadodeque fueseyoeldestinatariodeesosdosbilletesvuestros, tan indignomecreíade semajantehonor; además, estaba tanenfermoqueencualquiercasohubiesedudadoenresponder.Perohoydebocreerenelexcesodevuestrasbondadesporquenosólovuestracarta,sinovuestracriadatambién,measeguraquetengoladichadeseramadoporvos.No tiene ella necesidad de decirme de qué manera un hombre galante puedeobtenersuperdón.Portanto,iréapediroselmíoestanochealasonce.Tardarundíaseríaahoraamisojoshacerosunanuevaofensa.Aquelaquienhabéishechoelmásfelizdeloshombres.

CondedeWardes.»

Este billete era, en primer lugar, falso; en segundo lugar una indelicadeza;inclusoera,desdeelpuntodevistadenuestrascostumbres-,actuales,algocomouna infamia; pero no se tenían tantos miramientos en aquella época como setienen hoy. Por otro lado D'Artagnan, por confesión propia, sabía a Miladyculpable de traición a capítulosmás importantes y no tenía por ella sino unaestima muy endeble. Y sin embargo, pese a esa poca estima, sentía que unapasióninsensataporaquellamujerlequemaba.Pasiónembriagadadedesprecio;

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peropasiónosed,comosequiera.LaintencióndeD'Artagnaneramuysimple;porlahabitacióndeKettyllegabaélaladesuama;sebeneficiabadelprimermomentodesorpresa,devergüenza,deterrorparatriunfardeella;quizáfracasara,perohabíaquedejaralgoalazar.Dentrodeochodías se iniciaba la campañayhabíaquepartir;D'Artagnannoteníatiempodehilarelamorperfecto.-Toma-dijoeljovenentregandoaKettyelbilletecompletamentecerrado-daleestacartaaMilady;eslarespuestadelseñordeWardes.LapobreKettysepusopálidacomolamuerte,sospechabaloqueconteníaaquelbillete.-Escucha,queridaniña-ledijoD'Artagnan-,comprendesqueestodebeterminardeunaformaodeotra;Miladypuededescubrirquelehasentregadoelprimerbilleteamicriadoenlugardeentregárseloalcriadodelconde;quesoyyoquienhaabierto losotrosqueteníanquehabersidoabiertosporelseñordeWardes;entoncesMiladyteechayyalaconoces,noesunamujercomoparaquedarseenesavenganza.-¡Ay!-dijoKetty-.¿Porquiénmeheexpuestoatodoesto?-Pormí, lo sabes bien hermosamía - dijo el joven-, y por esto te estoymuyagradecido,telojuro.-Pero¿quécontienevuestrobillete?-Miladytelodirá.-¡Ay,vosnomeamáis-exclamóKetty-,ysoymuydesgraciada!Este reproche tuvo una respuesta con la que siempre se engañan lasmujeres:D'ArtagnanrespondiódeformaqueKettypermanecieseenelerrormásgrande.Sin embargo, ella lloró mucho antes de decidirse a entregar aquella carta aMilady;porfinsedecidió,queestodoloqueD'Artagnanquería.Ademásleprometióqueaquellanochesaldríatempranodecasadesuamayquealsalirdelsalóndelamairíaasucuarto.EstapromesaacabóporconsolaralapóbreKetty.

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34CapítuloDondesetratadelequipodeAramisydePorthos

Desdequeloscuatroamigosestabanalacazacadacualdesuequipo,nohabíaentreellosreuniónfija.Cenabanunossinotros,dondecadaunoseencontraba,omejor,dondesepodía.El servicio,por su lado, les llevaba tambiénunabuenaparte de su precioso tiempo, que transcurría tan deprisa. Habían convenidosolamenteenencontrarseunavezporsemana,hacialaunaenelalojamientodeAthos,dadoqueesteúltimo,segúneljuramentoquehabíahecho,nopasabadelumbraldesupuerta.ElmismodíaenqueKettyhabíaidoabuscaraD'Artagnanasucasaeradíadereunión.ÁpenashubosalidoKetty,D'ArtagnansedirigióhacialacalleFérou.EncontróaAthosyAramisquefilosofaban.Aramisteníaciertasveleidadesdevolver a ponerse la sotana. Athos, según su costumbre, ni lo disuadía ni loalentaba.Athoseradelaopinióndedejaracadacualasulibrealbedrío.Nuncadabaconsejosanoserquese lospidieran.E inclusohabíaquepedírselosdosveces.-Engeneral,nosepidenconsejos -decía -másqueparanoseguirlos;o, si sesiguen,esparateneraalguienaquiensepuedereprocharelhaberlosdado.Porthos llegóunmomentodespuésdeD'Artagnan.Loscuatroamigosestaban,pues,reunidos.Los cuatro rostros expresaban cuatro sentimientos distintos: el de Porthostranquilidad;eldeD'Artagnan,esperanza;eldeAramis,inquietud;eldeAthos,despreocupación.AlcabodeuninstantedeconversaciónenlacualPorthosdejóentreverqueunapersonasituadamuyarribahabíatenidoabienencargarsedesacarledelapuro,entróMosquetón.Venía a rogar a Porthos que pasase a su alojamiento, donde su presencia eraurgente,segúndecíaconairemuylastimoso.-¿Esmiequipo?-preguntóPorthos.-Síyno-respondióMosquetón.-Pero¿quéesloquequieresdecir?…

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-Venid,señor.Porthosselevantó,saludóasusamigosysiguióaMosquetón.Uninstantedespués,Bazinaparecióenelumbraldelapuerta.-¿Para qué me queréis, amigo mío? - dijo Aramis con aquella dulzura delenguaje que se observaba en él cada vez que sus ideas lo llevaban hacia laiglesia.-Unhombreesperaalseñorencasa-respondióBazin.-¡Unhombre!¿Quéhombre?-Unmendigo.-Dadlelimosna,Bazin,ydecidlequeruegeporunpobrepecador.-Esemendigoquiere forzosamentehablaros,ypretendequeestaréisencantadodeverlo.-¿Nohadichonadadeparticularparamí?-Sí.SielseñorAramis,hadicho,dudaenvenirabuscarme,leanunciaréisquellegodeTours.-¿De Tours? - exclamó Aramis-. Señores, mil perdones, pero sin duda estehombremetraenoticiasqueesperaba.Ylevantándosealpuntosealejórápidamente.QuedaronAthosyD'Artagnan.-Creo que esos muchachos han encontrado su solución. ¿Qué pensáis,D'Artagnan?-dijoAthos.-SéquePorthos llevacaminodeconseguirlo-dijoD'Artagnan;yencuantoaAramis,adecirverdad,nuncamehapreocupadomucho;perovos,miqueridoAthos,vosquetangenerosamentehabéisdistribuidolaspistolasdelinglésqueeranvuestralegítima,¿quevaisahacer?-Estoymuycontentodehabermatadoaesemaldito,querido,dadoqueespanbenditomataruninglés,perosimehubieraembolsadosuspistolasmepesaríancomounremordimiento.-¡Vamos,miqueridoAthos!Realmentetenéisideasinconcebibles.-¡Dejémoslo,dejémoslo!ElseñordeTréville,quemehizoelhonordevisitarmeayer, me dijo que frecuentáis a esos ingleses sospechosos que protege elcardenal.-Esoquieredecirquevisitounainglesadelaqueyaoshehablado.-Ah,sí,lamujerrubiarespectoalacualoshedadoconsejosquenaturalmenteoshabéiscuidadomuchodeseguir.-Oshedadomisrazones.-Sí,veisahívuestroequipo,segúncreoporloquemehabéisdicho.-¡Nadadeeso!HeconseguidolacertezadequeesamujertienealgoqueverconelraptodelaseñoraBonacieux.

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-Sí,comprendo;paraencontraraunamujer,hacéislacorteaotra:eselcaminomáslargo,peroelmásdivertido.D'ArtagnanestuvoapuntodecontárselotodoaAthos;perounpuntolodetuvo:Athoseraungentilhombreseverosobreelpundonor,yen todoaquelpequeñoplanquenuestroenamoradohabía fijadorespectoaMiladyhabíaciertascosasque de antemano, estaba seguro de ello, no obtendrían el asentimiento delpuritano; prefirió, pues, guardar silencio, y comoAthos era el hombremenoscuriosodelatierra,lasconfidenciasdeD'Artagnansequedaronahí.Dejaremos, pues, a los dos amigos, que no tenían nada muy importante quedecirse,paraseguiraAramis.A la nueva de que el hombre que quería hablarle llegaba deTours, ya hemosvisto conqué rapidez el jovenhabía seguido,omejor, adelantadoaBazin;nodio,pues,másqueunsaltodelacaneFéroualacalledeVaugirard.Alentrarensucasa,encontróefectivamenteaunhombredeestaturabajayojosinteligentes,perocubiertodeharapos.-¿Soisvosquienpreguntáispormí?-dijoelmosquetero.-YopreguntoporelseñorAramis;¿soisvosquienosllamáisasí?-Yomismo;¿tenéisalgoqueentregarme?-Sí,simemostráisciertopañuelobordado.-Heloaquí-dijoAramissacandounallavedesupechoyabriendouncofrecitodemaderadeébanoincrustadodenácar-,heloaquí,mirad.-Estábien-dijoelmendigo-,despedidavuestrolacayo.En efecto, Bazin, curioso por saber lo que el mendigo quería de su maestro,habíaacompasadoelpasoalsuyo,yhabíallegadocasialmismotiempoqueél;peroestaceleridadnolesirviódegrancosa;alainvitacióndelmendigo,suamolehizoseñaderetirarse,ynotuvomásremedioqueobedecer.UnavezqueBazinsalió,elmendigolanzóunamiradarápidaentornoaél,afindeasegurarsedequenadiepodíaverlonioírlo,yabriendosuvestidoharapientomal apretado por un cinturón de cuero, se puso a descoser la parte alta de sujubón,dedondesacóunacarta.Aramislanzóungritodealegríaalavistadelsello,besólaescritura,yconunrespetocasireligiosoabriólaepístola,queconteníaloquesigue:

«Amigo,lasuertequierequesigamosseparadosporalgúntiempoaún;masloshermosos días de la juventud no se han perdido sin retorno. Cumplid vuestrodeber en el campamento; yo cumplo el mío en otra parte; haced la campañacomogentilhombrevaliente,ypensadenmí,quebesotiernamentevuestrosojosnegros.

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¡Adiós,omejor,hastaluego!»

Elmendigo seguía descosiendo; de sus sucios vestidos sacó una a una cientocincuenta pistolas dobles deEspaña, que alineó sobre lamesa; luego, abrió lapuerta,saludóypartióantesdequeeljoven,estupefacto,hubieraosadodirigirlelapalabra.Aramis releyó entonces la carta, y se dio cuenta deque aquella carta tenía unpostscriptum.

«P.S.-Podéisacogeralportador,queescondeygrandedeEspaña.»

-¡Sueñosdorados!-exclamóAramis-.¡Ohhermosavida!Sí,somosjóvenes.Sí,aúntendremosdíasfelices.¡Óh,parati,parati,amormío,misangre,mivida,todo,todo,mibelladueña!Ybesaba lacartaconpasiónsinmirar siquieraeloroquecentelleabasobre lamesa.Bazinllamósuavementealapuerta;Aramisnoteníayamotivoparamantenerloadistancia;lepermitióentrar.BazinquedóestupefactoalavistadeaqueloroyolvidóqueveníaaanunciaraD'Artagnan,que,curiosoporsaberquiéneraelmendigo,veníaacasadeAramisalsalirdeladeAthos.PerocomoD'ArtagnannosepreocupabamuchoconAramis,alverqueBazinolvidabaanunciarlo,seanuncióélmismo.-¡Diablo,miqueridoAramis!-dijoD'Artagnan-.SiestosonlasciruelasqueosenvíandeTours,presentaréismisrespetosaljardineroquelascosecha.-Osequivocáis,querido-dijoAramissiemprediscreto-,esmilibrero,queacabadeenviarmeelpreciodeaquelpoemaenversosdeunasílabaquecomencéallá.-¡Ah, claro! - dijo D'Artagnan-. Pues bien, vuestro librero es generoso, miqueridoAramis,estodocuantopuedodeciros.-¡Cómo,señor!-exclamóBazin-.¿Tancarosevendeunpoema?¡Esincreble!Oh,señor,haced-cuantosqueráis,podéisconvertirosenelémulodelseñordeVoitureydelseñordeBenserade.Tambiénamímegustaesto.Unpoetaescasiunabate.¡Ah,señorAramis,meteos,pues,apoeta,oslosuplico!-Bazin, amigo mío - dijo Aramis-, creo que os estáis mezclando en laconversación.Bazincomprendióquesehabíaequivocado;bajólacabezaysalió.-¡Vaya! - dijo D'Artagnan con una sonrisa-. Vendéis vuestras producciones apesodeoro,soismuyafortunado,amigomío;perotenedcuidado,vaisaperderesa carta que sale de vuestra casaca, y que sin duda también es de vuestro

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librero.Aramis se puso rojo hasta el blanco de los ojos, volvió a meter su carta y aabotonarsujubón.-Mi querido D'Artagnan - dijo-, vayamos si os parece en busca de nuestrosamigos;ypuestoquesoyrico,hoyvolveremosacomerjuntosalaesperadequevosseaisricoenotraocasión.-¡A fe que conmucho gusto! - dijo D'Artagnan-. Hace tiempo que no hemoshechouna comidadecente; y comopormi cuenta esta noche tengoquehacerunaexpediciónalgoarriesgada,nomemolestará,loconfieso,quesemesubalacabezaconalgunasbotellasdeviejoborgoña.-¡Vayapor elviejoborgoña!Tampocoyo lodetesto -dijo.Aramis, aquien lavistadelorohabíaquitadocomoconlamanosusideasderetiro.Ytrasponertresocuatropistolasensubolsopararesponderalasnecesidadesdelmomento,guardólasotrasenelcofredeébanoincrustadodenácardondeyaestabaelfamosopañueloquelehabíaservidodetalismán.LosdosamigossedirigieronprimeroacasadeAthosque,fielaljuramentoquehabía hecho de no salir, se encargó de hacerse traer - a cena a casa; comoentendía a lasmilmaravillas losdetallesgastronómicos,D'ArtagnanyAramisnopusieronningunadificultadendejarleeseimportantecuidado.Se dirigían a casa de Porthos cuando en la esquina de la calle du Bac seencontraronconMosquetón,queconairelastimeroechabapordelantedeélaunmuloyauncaballo.D'Artagnan lanzó un grito de sorpresa, que no estaba exento de mezcla dealegría.-¡Ah,micaballoamarillo!-exclamó-.Aramis,¡miradesecaballo!-¡Oh,horrorosorocín!-dijoAramis.-Pues bien, querido - prosiguióD'Artagnan-, es el caballo sobre el que vine aParis.-¿Cómo?¿Elseñorconoceestecaballo?-dijoMosquetón.-Esdeuncolororiginal-dijoAramis;eselúnicoquehevistoenmividaconesepelo.-Esocreotambién-prosiguióD'Artagnan;yolovendíporesoentresescudos,ydebióserporelpelo,porqueelesqueletonovaledesdeluegodieciocholibras.Pero¿cómoseencuentraentretusmanosestecaballo,Mosquetón?-¡Ah - dijo el criado - no me habléis de ello, señor, es una mala pasada delmaridodenuestraduquesa!-¿Cómohasidoeso,Mosquetón?-Sí,somosvistosconbuenosojosporunamujerdecalidad, laduquesade…,pero perdón, mi amo me ha recomendado ser discreto. Nos había forzado a

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aceptar un pequeño recuerdo, un magnífico caballo berberisco y un muloandaluz,queeranmaravillososdever;elmaridosehaenteradodelasunto,haconfiscado al pasar las dos magníficas bestias que nos enviaban, ¡y las hasustituidoporestoshorriblesanimales!-Quetúdevuelves-dijoD'Artagnan.-Exacto - contestó Mosquetón ; comprenderéis que no podemos aceptarsemejantesmonturasacambiodelasquenoshanprometido.-No,pardiez,aunquemehubieragustadoveraPorthossobremiBotóndeOro;esomehabríadadounaideadeloqueerayomismocuandolleguéaParis.Peronoteentretenemos,Mosquetón,veteahacerelrecadodetuamo,vete.¿Estáélencasa?-Sí,señor-dijoMosquetón-,peromuydesapacible,id.Y continuó su camino hacia el paseo desGrandsAugustins,mientras los dosamigos iba a llamar a la puerta del infortunado Porthos. Este les había vistoatravesarelpatioysehabíaabstenidodeabrir.Llamaron,pues,inútilmente.Mientras tanto,Mosquetón continuaba su camino y al atravesar el PontNeuf,siempre arreando delante de él sus dos matalones, llegó a la calle aux Ours.Llegadoallí,ató,segúnlasórdenesdesuamo,caballoymuloalaaldabadelapuertadelprocurador;luego,sininquietarseporsusuertefutura,volvióenbuscadePorthosyleanuncióquesurecadoestabahecho.Al cabo de cierto tiempo, las dos desgraciadas bestias, que no habían comidodesdelamañana,hicierontalruidoalzandoydejandocaerlaaldabadelapuertaqueelprocuradorordenóasurecaderoirainformarseenelvecindarioaquiénpertenecíanelçaballoyelmulo.LaseñoraCoquenardreconociósuregalo,ynocomprendióalprincipionadadeaquella devolución; pero pronto la visita de Porthos la iluminó. La furia quebrillabaenlosojosdelmosquetero,pesealacoacciónqueseimponíaespantóalasensibleamante.Enefecto,MosquetónnohabíaocultadoasuamoquehabíaencontradoaD'ArtagnanyaAramis,yqueD'ArtagnanhabíareconocidoenelcaballoamarillolajacabearnesasobrelaquehabíavenidoaParisyquehabíavendidoportresescudos.PorthossaliótrashaberdadocitaalaprocuradoraenelclaustroSaintMaglorie.La procuradora, al ver que Porthos se iba, lo invitó a cenar, invitación que elmosqueterorehusóconairellenodemajestad.La señora Coquenard se dirigió toda temblorosa al claustro Saint-Maglorie,porqueadivinabalosreprochesqueallíleesperaban;peroestabafascinadaporlasgrandesmanerasdePorthos.Todas las imprecacionesy reprochesqueunhombreheridoensuamorpropiopuede dejar caer sobre la cabeza de unamujer, Porthos las dejó caer sobre la

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cabezainclinadadelaprocuradora.-¡Ay!-dijo-.Lohehecholomejorquehepodido.Unodenuestrosclientesesmercader de caballos, debía dinero al bufete, y se mostraba recalcitrante. Hecogidoestemuloyestecaballopor loquenosdebía;mehabíaprometidodosmonturasregias.-¡Pues bien, señora - dijo Porthos-, si os debíamás de cinco escudos vuestrochalánesunladrón!-Noestáprohibidobuscarlobarato,señorPorthos-dijolaprocuradoratratandodeexcusarse.-No,señora,peroquienesbuscan lobaratodebenpermitira losotrosbuscarseamigosmásgenerosos.YPorthos,girandosobresustalones,diounpasopararetirarse.-¡SeñorPorthos,señorPorthos!-exclamólaprocuradora-.Meheequivocado,loreconozco, y no habría debido regatear tratándose de equipar a un caballerocomovos.Porthos,sinresponder,diounsegundopasoderetirada.Laprocuradoracreyóverloenunanubecentelleantetodorodeadodeduquesasymarquesasquelelanzabanbolsasdeoroalospies.-¡Deteneos, en nombre del cielo! Señor Porthos - exclamó-, deteneos yhablemos.-Hablarconvosmetraemalasuerte-dijoPorthos.-Perodecidme,¿quépedís?-Nada,porqueestoequivalealomismoquesiospidiesealgo.La procuradora se colgó del brazo de Porthos, y en el impulso de su dolor,exclamó:-SeñorPorthos,yoignorotodoesto,¿séacasoloqueesuncaballo?¿Séloquesonlosarneses?-Teníais que haber confiado en mí, que sí lo sé, señora; pero habéis queridoeconomizary,enconsecuencia,prestarausura.-Esunerror,señorPorthos,ylorepararébajopalabradehonor.-¿Ycómo?-preguntóelmosquetero.-Escuchad. Esta noche el señor Coquenard va a casa del señor duque deChaulnes,quelohallamado.Esparaunaconsultaquedurarádoshorasporlosmenos;venid,estaremossolosyharemosnuestrascuentas.-¡Enbuenahora!Esoesloquesedicehablar,queridamía.-¿Meperdonáis?-Veremos-dijomajestuosamentePorthos.Yambossesepararondiciéndose:Hastaestanoche.«¡Diablos!-pensóPorthosalalejarse-.Meparecequemeestoyacercandopor

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finalbaúldemaeseCoquenard.»

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35CapítuloDenochetodoslosgatossonpardos

Aquellanoche, tan impacientemente esperadaporPorthosyD'Artagnan, llegóporfin.D'Artagnan,comodecostumbre,sepresentóhacialasnueveencasadeMilady.Laencontródeunhumorencantador;jamáslohabíarecibidotanbien.Nuestrogascónvioalaprimeraojeadaquesubilletehabíasidoentregado,yesebilleteproducíasuefecto.Ketty entró para traer sorbetes. Su amante le puso una cara encantadora, lesonrióconunasonrisamásgraciosa,mas, ¡ay!, lapobrechicaestaba tan tristequenosediocuentasiquieradelabenevolenciadeMilady.D'Artagnanmiraba juntas a aquellas dosmujeres y se veía forzado a confesarquelanaturalezasehabíaequivocadoalformarlas;alagrandamalehabíadadounalmavenalyvil,aladoncellalehabíadadouncorazóndeduquesa.A lasdiezMiladycomenzóaparecer inquieta.D'Artagnancomprendió loqueaquelloqueríadecir;mirabaelpéndulo,selevantaba,sevolvíaasentar,sonreíaa D'Artagnan con un aire que quería decir: Sois muy amable sin duda, peroseríaisencantadorsiosfueseis.D'Artagnanse levantóycogiósusombrero;Milady lediosumanoabesar;eljovensintióqueselaestrechabaycomprendióqueeraporunsentimientonodecoquetería,sinodegratitudporsumarcha.-Loamaendiabladamente-murmuró.Luegosalió.AquellavezKettynoloesperaba,nienlaantecámara,nienelcorredor,nienlapuertaprincipal.FueprecisoqueD'Artagnanencontraseélsololaescalerayelcuarto.Kettyestabasentadaconlacabezaocultaentresusmanosylloraba.OyóentraraD'Artagnanperonolevantólacabeza;eljovenfuejuntoaellaylecogiólasmanos;entoncesellaestallóensollozos.ComoD'Artagnan había presumido,Milady, al recibir la carta, le había dichotodoasucriadaeneldeliriodesualegría;luego,comorecompensaporlaformadehaberhechoelencargoestavez,lehabíadadounabolsa.Ketty,alvolverasucuarto,había tiradolabolsaenunrincóndondehabíaquedadocompletamente

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abierta,vomitandotresocuatropiezasdeorosobreeltapiz.A lavozdeD'Artagnan lapobremuchachaalzó lacabeza.D'Artagnanmismoquedó asustado por el transtorno de su rostro. Juntó las manos con airesuplicante,perosinatreverseadecirunapalabra.PorpocosensiblequefueraelcorazóndeD'Artagnan,sesintióenternecidoporaquel dolormudo; pero le importaban demasiado sus proyectos, y sobre todoaquél,paracambiaralgoenelprogramaquesehabíatrazadodeantemano.Nodejó,pues,aKettyningunaesperanzadeablandarlo,sóloquepresentósuaccióncomosimplevenganza.PorlodemásestavenganzasehacíatantomásfácilcuantoqueMilady,sindudaparaocultarsuruborasuamante,habíarecomendadoaKettyapagartodaslasluces del piso, a incluso de su habitación. Antes del alba el señor deWardesdeberíasalir,siempreenlaoscuridad.AlcabodeuninstanteseoyóaMiladyqueentrabaensuhabitación.D'Artagnanseabalanzóalpuntoasuarmario.Apenassehabíaacurrucadoenélcuandosedejóoírlacampanilla.Miladyparecíaebriadealegría,sehacíarepetirporKettylosmenoresdetallesdelapretendidaentrevistadeladoncellacondeWarder,cómohabíarecibidoélsu carta, cómohabía respondido, cuál era la expresiónde su rostro, si parecíamuy enamorado; y a todas estas preguntas la pobre Ketty, obligada a ponerbuena cara, respondía con una voz ahogada cuyo acento doloroso su ama nisiquiera notaba, ¡así de egoísta es la felicidad! Por fin, como la hora de suentrevista con el conde se acercaba,Milady hizo apagar todo en su cuarto, yordenóaKettyvolverasuhabitaciónaintroduciradeWardestanprontocomosepresentara.LaesperadeKettynofuelarga.ApenasD'Artagnanhubovistoporelagujerodela cerradura de su armario que todo el piso estaba en la oscuridad cuando selanzódesuesconditeenelmomentomismoenqueKettycerraba lapuertadecomunicación.-¿Quéeseseruido?-preguntóMilady.-Soyyo-dijoD'Artagnanamediavoz-,yo,elcondedeWardes.-¡Oh,Diosmío,Diosmío!-murmuróKetty-.Nohapodidoesperarsiquieralahoraqueélmismohabíafijado.-¡Y bien! - dijoMilady con una voz temblorosa-. ¿Por qué no entra? Conde,conde - añadió-, ¡sabéis de sobra que os espero! A esta llamada, D'ArtagnanalejósuavementeaKettyyseprecipitóenlahabitacióndeMilady.Silarabiayeldolordebentorturarsualma,ésaesladelamantequerecibebajounnombrequenoeselsuyoprotestasdeamorquesedirigenasuafortunadorival.

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D'Artagnanestabaenunasituacióndolorosaquenohabíaprevisto,losceloslemordíanelcorazón,ysufríacasitantocomolapobreKetty,queenaquelmismomomentollorabaenlahabitaciónvecina.-Sí,conde-decíaMiladyconsuvozmásdulce,apretandotiernamentesumanoentre las suyas ; sí, soy feliz por el amor que vuestras miradas y vuestraspalabrasmehandeclaradocadavezquenoshemosencontrado.Tambiényoosamo. ¡Oh, mañana, mañana, quiero alguna prenda de vos que demuestre quepensáisenmí,y,comopodríaisolvidarme,tomad!YellapasóunanillodesudedoaldeD'Artagnan.D'ArtagnanseacordódehabervistoaquelanilloenlamanodeMilady:eraunmagníficozafirorodeadodebrillantes.ElprimermovimientodeD'Artagnanfuedevolvérselo,peroMiladyañadió:-No,no,guardadesteanilloporamoramí.Además,aceptándolo-añadióconvozconmovida-mehacéisunserviciomayordeloquepodríaisimaginar.«Estamujerestállenademisterios»-murmuróparasusadentrosD'Artagnan.Enaquelmomentosesintiódispuestoarevelarlotodo.Abriólabocaparadecira Milady quién era, y con qué objetivo de venganza había venido, pero ellaañadió:-¡Pobreángel,aquienesemonstruodegascónhaestadoapuntodematar!Elmonstruoeraél.-¡Oh!-continuóMilady-.¿Oshacensufrirmuchotodavíavuestrasheridas?-Sí,mucho-dijoD'Artagnan,quenosabíamuybienquéresponder.-Tranquilizaos-murmuróMilady-,yoosvengaré,ycruelmente.«¡Malditasea!-sedijoD'Artagnan-.Elmomentodelasconfidenciastodavíanohallegado.»NecesitóD'Artagnanalgúntiempotodavíaparareponersedeestebrevediálogo;pero todas las ideas de venganza que había traído se habían desvanecido porcompleto. Aquella mujer ejercía sobre él un increíble poder, la odiaba y laadorabaa lavez; jamáshabía creídoqueestosdos sentimientos tancontrariospudieranhabitarenelmismocorazónyalreunirseformarunamorextrañoyenciertaformadiabólico.Sin embargo, acababa de sonar la una; hubo que separarse;D'Artagnan, en elmomentodedejaraMilady,nosintiómásqueunvivopesarporalejarse,yeneladiós apasionado que ambos se dirigieron recíprocamente, convinieron unanuevaentrevistaparalasemanasiguiente.LapobreKettyesperabapoderdirigiralgunaspalabrasaD'Artagnancuandopasaraporsuhabitación,peroMiladyloguióellamismaenlaoscuridadysólolodejóenlaescalinata.Al día siguiente por la mañana, D'Artagnan corrió a casa de Athos. Estabaempeñado en una aventura tan singular que quería pedirle consejo. Le contó

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todo.Athosfruncióvariasveceselceño.-VuestraMilady-ledijo-mepareceunacriaturainfame,peronoporellohabéisdejadode equivocaros al engañarla; de una formao de otra, tenéis un terribleenemigoencima.Y al hablarle, Athosmiraba con atención el zafiro rodeado de diamantes quehabía ocupado en el dedo de D'Artagnan el lugar del anillo de la reina,cuidadosamentepuestoenunescriño.-¿Veis este anillo? - dijo el gascón glorioso por exponer a lasmiradas de susamigosunpresentetanrico.-Sí-dijoAthos-,merecuerdaunajoyadefamilia.-Eshermoso,¿noescierto?-dijoD'Artagnan.-¡Magnífico! - respondió Athos-. No creía que existieran dos zafiros de unasaguastanbellas.¿Lohabéiscambiadoporvuestrodiamante?-No - dijo D'Artagnan : es un regalo de mi hermosa inglesa, o mejor, de mihermosafrancesa,porque,aunquenoselohepreguntado,estoyconvencidodequehanacidoenFrancia.-¿Este anilloosvienedeMilady? - exclamóAthos conunavoz en la que erafácildistinguirunagranemoción.-Deellamisma;melohadadoestanoche.-Enseñadmeeseanillo-dijoAthos.Athosloexaminóypalideció,luegoprobóenelanulardesumanoizquierda;leiba a aquel dedo como si estuviera hecho para él. Una nube de cólera y devenganzapasóporlafrenteordinariamentetranquiladelgentilhombre.-Esimposiblequeseaelmismo-dijo-.¿CómoibaaencontrarseesteanilloenlasmanosdemiladyClarick?Ysinembargo,esmuydifícilquehayaentredosjoyasunparecidosemejante.-¿Conocéisesteanillo?-preguntóD'Artagnan.-Habíacreídoreconocerlo-dijoAthos-,perosindudameequivocaba.YlodevolvióaD'Artagnansincesar,sinembargo,demirarlo.-Mirad-dijoalcabodeuninstante-,D'Artagnan,quitaoseseanillodevuestrodedo o volved el engaste para dentro; me trae tan crueles recuerdos que noestaría tranquilo para hablar con vos. ¿No venís a pedirme consejos, no medecíaisqueestabaisenapurossobreloquedebíaishacer?…Esperad…Dejadmeese zafiro: ese al que yo me refiero debe tener una de sus caras rozada aconsecuenciadeunaccidente.D'ArtagnansacódenuevoelanillodesudedoyseloentregóaAthos.Athosseestremeció.-Mirad-dijo-,ved,¿noesextraño?YmostrabaaD'Artagnanaquelrasguñoquerecordabadebíaexistir.

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-Pero¿dequiénosveníaestezafiro,Athos?-Demimadre,quelo teníadesumadre.Comoosdigo,esunaantiguajoya…quejamásdebiósalirdelafamilia,.-Yvos,¿lo…vendisteis?-preguntódudandoD'Artagnan.-No-contestóAthosconunasonrisasingular;lodiduranteunanochedeamor,comooslohandadoavos.D'Artagnanpermaneciópensativoasuvez;leparecíaverenelalmadeMiladyabismoscuyasprofundidadeseransombríasydesconocidas.Metióelanillonoensudedosinoensubolsillo.-Oíd-ledijoAthoscogiéndolelamano-,yasabéiscuántoosamo,D'Artagnan;situvieraunhijonoloquerríatantocomoavos.Puesbien,creedme,renunciadaesamujer.No laconozco,perounaespeciede intuiciónmedicequeesunacriaturaperdida,yquehayalgodefatalenella.-Y tenéis razón -dijoD'Artagnan-.Tambiényomeapartodeella;osconfiesoqueesamujermeasustaamíincluso.-¿Tendréisesevalor?-dijoAthos.-Lotendré-respondióD'Artagnan-,ydesdeahoramismo.-Puesbien,deverdad,hijomío,tenéisrazón-dijoelgentilhombreapretandolamanodelgascónconuncariñocasipaterno ;ojaláquieraDiosqueesamujer,queapenashaentradoenvuestravida,nodejeenellaunahuellafunesta.Y Athos saludó a D'Artagnan con la cabeza, como hombre que quiere hacercomprenderquenolemolestaquedarseasolasconsuspensamientos.Alvolvera sucasa,D'ArtagnanencontróaKettyque loesperaba.Unmesdefiebrenohabríacambiadoa lapobreniñamásde loque loestabaporaquellanochedeinsomnioydedolor.EraenviadaporsuamaalfalsodeWardes.Suamaestabalocadeamor,ebriadealegría;queríasabercuándoledaríaelcondeunasegundaentrevista.YlapobreKetty,pálidaytemblorosa,esperabalarespuestadeD'Artagnan.Athosteníaungraninflujosobreeljoven;losconsejosdesuamigounidosalosgritos de su propio corazón le habían decidido, ahora que su orgullo estaba asalvoysuvenganzasatisfecha,anovolveraveraMilady.Por toda respuestatomóunaplumayescribiólacartasiguiente:

«No contéis conmigo, señora, para la próxima cita; desde mi convalecenciatengo tantas ocupaciones de ese género que he tenido que poner cierto orden.Cuandolleguevuestravez,tendréelhonordeparticipároslo.Osbesolasmanos.

CondedeWardes.»

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Delzafironiunapalabra:¿queríaelgascónguardarunarmacontraMilady?Obien,seamosfrancos,¿noconservabaaquelzafirocomoúltimorecursoparaelequipo?Nosequivocaríamosporlodemássijuzgáramoslasaccionesdeunaépocadesdeelpuntodevistadeotraépoca.Loquehoyseríamiradocomounavergüenzaporunhombregalanteeraenesetiempoalgosencilloycompletamentenatural,y lossegundonesde lasmejores familiassehacíanmantenerpor reglageneralporsusamantes.D'ArtagnanpasósucartaabiertaaKetty,quelaleyóprimerosincomprenderlayqueestuvoapuntodeenloquecerdealegríaalreleerlaporsegundavez.Kettynopodíacreerentalfelicidad.D'Artagnansevioobligadoarenovarledevivavozlasseguridadesquelacartaledabaporescrito;ycualquieraquefuese,dado el carácter arrebatado deMilady, el peligro que corría la pobre niña alentregar aquel billete a su ama, no dejo de volver a la Place Royale a todavelocidaddesuspiernas.Elcorazóndelamejormujeresdespiadadoparalosdoloresdeun¡rival.MiladyabriólacartaconunaprisaigualalaqueKettyhabíapuestoentraerla;peroalaprimerapalabraqueleyó,sepusolívida;luegoarrugóelpapel;luegosevolvióconuncentelleoenlosojoshaciaKetty.-¿Quésignificaestacarta?-dijo.-Eslarespuestaaladelaseñora-respondióKettytodatemblorosa.-¡Imposible! -exclamóMilady-. Imposiblequeungentilhombrehayaescritoaunamujersemejantecarta.Luego,depronto,temblando:-¡Diosmío!-dijoella-.Sabrá…-ysedetuvo.Susdientesrechinaban,estabacolorceniza;quisodarunpasohacialaventanaparairenbuscadeaire,peronopudomásquetenderlosbrazos,lefallaronlaspiernasycayósobreunsillón.Kettycreyóque semareabay seprecipitóparaabrir sucorsé.PeroMilady selevantóconpresteza.-¿Quéqueréis? -dijo-.¿Yporquémeponéis lasmanosencima? -Hepensadoque la señora se mareaba y he querido ayudarla - respondió la sirvienta,completamenteasustadaporlaexpresiónterriblequehabíatomadoelrostrodesuama.-¿Marearme yo? ¿Yo? ¿Yo? ¿Me tomáis por una mujerzuela Cuando se meinsultanomemareo,mevengo,¿entendéis?YconlamanohizoaKettyseñaldequesaliese.

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36CapítuloSueñodevenganza

Por la noche,Milady ordenó introducir al señor D'Artagnan tan pronto comoviniese,segúnsucostumbre.Peronovino.AldíasiguienteKettyvinoaverdenuevoaljovenylecontótodoloquehabíapasado la víspera; D'Artagnan sonrió; aquella celosa cólera deMilady era suvenganza.Porlanoche,Miladyestuvomásimpacienteaúnquelavísperarenovólaordenrelativaalgascón,mas,comolavíspera,loesperóenvano.AldíasiguienteKettysepresentóencasadeD'Artagnan,noalegreyvivacomolosdosdíasanteriores,sinoporelcontrariotristehastamorir.D'Artagnanpreguntó a la pobreniña loque tenía;maspor toda respuesta ellasacóunacartadesubolsoyselaentregó.Aquellacartaerade laescrituradeMilady,sóloqueestavezestabadirigidaaD'ArtagnanynoalseñordeWardes.Laabrióyleyóloquesigue:

«QueridoseñorD'Artagnan,estámaldescuidarasíasusamigos,sobretodoenelmomentoenqueselosvaadejarportantotiempo.Micuñadoyyooshemosesperadoayeryanteayerinútilmente.¿Pasarálomismoestatarde?Vuestramuyagradecida,

LadyClarick.»

-Esmuy sencillo - dijoD'Artagnan-, y esperaba esta carta.Mi crédito está enalzaporlabajadelcondedeWardes.-¿Esqueiréis?-preguntóKetty.-Escucha,queridaniña-dijoelgascón,que tratabadeexcusarseasuspropiosojos de faltar a la promesa que le había hecho aAthos-, comprende que seríadescortés no responder a una invitación tan positiva. Milady, al ver que novolvía,nocomprenderíanadadelainterrupcióndemisvisitas,podríasospecharalgo, y ¿quién puede decir hasta dónde iría la venganza de unamujer de ese

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temple?-¡Diosmío!-dijoKetty-.Sabéispresentarlascosasdeformaquesiempretenéisrazón.Perovaisaseguirhaciéndolelacorte,ysiestavezvaisaagradarlebajovuestro verdadero nombre y vuestro verdadero rostro, serámucho peor que laprimeravez.Elinstintohacíaadivinaralapobreniñaunapartedeloqueibaapasar.D'ArtagnanlatranquilizólomejorquepudoyleprometiópermanecerinsensiblealasseducionesdeMilady.Lehizoresponderqueeraimposibleestarmásagradecidoasusbondadesyquese ponía a sus órdenes; pero no se atrevió a escribirle pormiedo a no poderdisimular suficientemente su escritura a unos ojos tan ejercitados como los deMilady.Alsonarlasnueve,D'ArtagnanestabaenlaPlaceRoyale.Eraevidentequeloscriados que esperaban en la antecámara estaban avisados, porque tan prontocomoD'Artagnanapareció,antes inclusodequehubierapreguntadosiMiladyestabavisible,unodeelloscorrióaanunciarlo.-Hacedleentrar-dijoMiladyconvozseca,perotanpenetrantequeD'Attagnanlaoyódesdelaantecámara.Fueintroducido.-Noestoyparanadie-dijoMilady-.¿Entendéis?ParanadieEllacayosalió.D'ArtagnanlanzóunamiradacuriosasobreMilady;estabapálidayteníalosojosfatigados, bien por las lágrimas, bien por el insomnio Se había disminuidoadrede el númerohabitual de luces, y sin embargo, la jovennopodía llegar aocultarlasmarcasdelafiebrequelahabíadevoradodesdehacíadosdías.D'Artagnanseacercóaellaconsugalanteríadecostumbre;ellahizoentoncesunesfuerzosupremopararecibirlo,perojamásfisonomíamásturbadadesmintiósonrisamásamable.AlaspreguntasqueD'Artagnanlehizosobresusalud:-Mala-respondióella-muymala.-Peroentonces-dijoD'Artagnan-,soy indiscreto, tenéissindudanecesidaddereposoyvoyaretirarme.-No - dijo Milady ; al contrario, quedaos, señor D'Artagnar vuestra amablecompañíamedistraerá.«¡Oh, oh! - pensó D'Artagnan-. Nunca ha estado tan encantadora,desconfiemos.»Miladyadoptóelairemásafectuosoquepudoadoptar,ydio toda labrillantezposible a su conversación. Al mismo tiempo aquella fiebre que la habíaabandonadohacíauninstantevolvíaadarbrilloasusojos,colorasusmejillas,carmín a sus labios.D'Artagnan volvió a encontrar a laCirce que ya le había

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envuelto en sus encantos. Su amor, qu él creía apagado y que sólo estabaadormecido,sedespertóensucorazón.MiladysonreíayD'Artagnansentíaquesecondenaríaporaquellasonrisa.Hubounmomentoenquesintióalgocomounremordimientoporloquehabíahechocontraella.PocoapocoMiladysevolviómáscomunicativa.PreguntóaD'Artagnansiteníaunamante.-¡Ay!-dijoD'Artagnanconelairemássentimentalquepudoadoptar-.¿Soistancruelparahacermeunapreguntasemejanteamiquedesdequeoshevistonorespironisuspiromásqueporvosyparavos?Miladysonrióconunasonrisaextraña.-¿Oseaquemeamáis?-dijoella.-¿Necesitodecíroslo?¿Nooshabéisdadocuenta?-Claro,peroyalosabéis,cuantomásorgullosossonloscorazones,másdifícilessondecoger.-¡Oh, las dificultades no me asustan! - dijo D'Artagnan-. Sólo las cosasimposiblesmeespantan.-Nadaesimposible-dijoMilady-paraunamorverdadero.-¿Nada,señora?-Nada-contestóMilady.«¡Diablo!-prosiguióD'Artagnanparasusadentros-.Lanotahacambiado.¿Sehabráenamoradolacaprichosademíporcasualidad,yestaríadispuestaadarmea mí mismo algún otro zafiro igual al que me ha dado al tomarme por deWardes?»D'ArtagnanacercóconprestezasusillaaMilady.-Veamos-dijoella-,¿quéharíaisparaprobareseamordequehabláis?-Todocuantoseexigierademí.Quememanden,estoydispuesto.-¿Atodo?-¡Atodo!-exclamóD'Artagnan,quesabíadeantemanoquenoarriesgabagrancosaarriesgándoseasí.-Puesbien,hablemosunpoco -dijo a suvezMilady, acercando su sillóna lasilladeD'Artagnan.-Osescucho,señora-dijoéste.Miladypermanecióuninstantepreocupadaycomoindecisa; luego,pareciendoadoptarunaresolución,dijo:-Tengounenemigo.-¿Vos, señora? - exclamó D'Artagnan fingiendo sorpresa-. ¿Es posible, Diosmío?¿Hermosaybuenacomosois?-¡Unenemigomortal!-¿Deverdad?

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-Un enemigo que me ha insultado tan cruelmente que entre él y yo hay unaguerraamuerte.¿Puedocontarconvoscomoauxiliar?D'Artagnan comprendió inmediatamente adónde quería ir aquella vengativacriatura.-Podéis,señora-dijoconénfasis ;mibrazoymividaospertenecencomomiamor.-Entonces-dijoMilady-,puestoquesoistangenerosocomoenamorado…Sedetuvo.-¿Ybien?-preguntóD'Artagnan.-Ybien - prosiguióMilady tras unmomento de silencio-, cesad desde hoy dehablardeimposibilidades.-Nomeagobiéisconmidicha-exclamóD'Artagnanprecipitándosederodillasycubriendodebesoslasmanosqueledejaban.«Véngamedeese infamedeWardes -murmuróMiladyentredientes-,ysabrédesembarazarmedetiluego,¡dobletonto,hojadeespadaviviente!»«Cae voluntariamente entre mis brazos después de haberme burladodescaradamente,hipócritaypeligrosamujer-pensabaD'Artagnanporsuparte-,yluegomereirédeticonaquelaquienquieresmatarpormimano.»D'Artagnanalzólacabeza.-Estoydispuesto-dijo.-¿Mehabéis,pues,comprendido,queridoseñorD'Artagnan?-dijoMilady.-Adivinaréunadevuestrasmiradas.-¿Oseaqueemplearíaispormívuestrobrazo,quetantafamahaconseguidoya?-Ahoramismo.-Pero y yo - dijo Milady-, ¿cómo pagaré semejante servicio? Conozco a losenamorados,sonpersonasquenohacennadapornada.-Vossabéislaúnicarespuestaqueyodeseo-dijoD'Artagnan-,laúnicaqueseadignadevosydemí.Ylaatrajodulcementehaciaél.Ellaresistióapenas.-¡Interesado!-dijoellasonriendo.-¡Ah! - exclamóD'Artagnan verdaderamente arrastrado por la pasión que estamujerteníaeldondeencenderensucorazón-.¡Ay,cuáninverosímilmepareceestadicha!Trashabertenidosiempremiedoaverladesaparecercomounsueño,tengoprisaporhacerlarealidad.-Puesbien,merecedesapretendidadicha.-Estoyavuestrasórdenes-dijoD'Artagnan.-¿Seguro?-preguntóMiladyconunaúltimaduda.-Nombradmealinfamequehapodidohacerllorarvuestroshermososojos.

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-¿Quiénosdicequehellorado?-dijoella.-Meparecía…-Lasmujerescomoyonolloran-dijoMilady.-¡Tantomejor!Veamos,decidmecómosellama.-Pensadquesunombreestodomisecreto.-Sinembargo,esnecesarioqueyosepasunombre.-Sí,esnecesario.¡Yaveislaconfianzaquetengoenvos!-Mecolmáisdealegría.¿Cómosellama?-Vosloconocéis.-¿Deverdad?-¿No seráunodemis amigos? - prosiguióD'Artagnan jugando a la dudaparahacercreerensuignorancia.-Ysifueraunodevuestrosamigos,¿dudaríais?-exclamóMilady.Yundestellodeamenazapasóporsusojos.-¡No,aunquefuesemihermano!-exclamóD'Artagnancomoarrebatadoporelentusiasmo.Nuestrogascónseadelantabasinpeligroporquesabíaadóndeiba.-Amovuestraadhesión-dijoMilady.-¡Ay!¿Sóloesoamáisenmí?-preguntóD'Artagnan.-Osamotambiénavos-dijoellacogiéndolelamano.Y la ardiente presión hizo temblar a D'Artagnan como si por el tacto aquellafiebrequequemabaaMiladyloganaseaél.-¡Vosmeamáis!-exclamó-.¡Oh,siasífuera,seríaparavolverseloco!Ylaenvolvióensusdosbrazos.Ellanotratódeapartarsuslabiosdesubeso,sóloquenolodevolvió.Sus labios estaban fríos: aD'Artagnan le pareció que acababa de besar a unaestatua.Noporelloestabamenosebriodealegría,electrizadodeamor;creíacasienlaternuradeMilady;creíacasienelcrimendedeWardes.SideWardeshubieraestadoenesemomentoalalcancedesumano,lohabríamatado.Miladyaprovechólaocasión.-Sellama…-dijoellaasuvez.-DeWardes,losé-exclamóD'Artagnan.-¿Ycómolosabéis?-preguntóMiladycogiéndolelasdosmanosytratandodellegarporsusojoshastaelfondodesualma.D'Artagnansintióquesehabíadejadollevaryquehabíacometidounafalta.-Decid,decid,perodecid-repetíaMilady-,¿cómolosabéis?-¿Cómolosé?-dijoD'Artagnan.-Sí.

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-LoséporqueayerdeWardes,enunsalónenelqueyoestaba,hamostradounanilloquedecíatenerdevos.-¡Miserable!-exclamóMilady.El epíteto, como se supondrá, resonó hasta en el fondo del corazón deD'Artagnan.-¿Ybien?-continuóella.-Puesbien,osvengarédeesemiserable - replicóD'ArtagnandándoseairesdedonJaphetdeArmenia.-Gracias,mibravoamigo-exclamóMilady-.¿Ycuándoserévengada?-Mañana,ahoramismo,cuandovosqueráis.Miladyibaaexclamar:«Ahoramismo»;peropensóquesemejanteprecipitaciónseríapocograciosaparaD'Artagnan.Por otra parte, tenía mil precauciones que tomar, mil consejos que dar a sudefensor, para que evitara explicaciones ante testigos con el conde. Todo estoestabaprevistoporunafrasedeD'Artagnan.-Mañana-dijo-seréisvengadaoyoestarémuerto.-¡No!-dijoella-.Mevengaréis,peronomoriréis.Esuncobarde.-Conlasmujerespuedeser,peronoconloshombres.Séalgosobreeso.-Peromeparecequeenvuestrapeleaconélnohabéistenidoquequejarosdelafortuna.-Lafortunaesunacortesana:favorableayer,puedetraicionarmañana.-Locualquieredecirqueahoradudáis.-No,nodudo,Diosmelibre;pero,¿seríajustodejarmeiraunmuerteposiblesinhabermedadoalmenosalgomásqueesperanza?Miladyrespondióconunaojeadaquequeríadecir:«¿Sóloeseso?Marchaos,pues.»Luego,acompañandolamiradadepalabrasexplicativas:-Esdemasiadojusto-dijoconternura.-¡Oh,soisunángel!-dijoeljoven.-¿Oseaquetodoconvenido?-dijoella.-Salvoloqueospido,queridamía.-Pero¿cuandoosdigoquepodéisconfiarenmiternura?-Notengoeldíademañanaparaesperar.-Silencio;oigoamihermano,es inútilqueosencuentreaquíLlamó.AparecióKetty.-Salid por esa puerta - dijo ella empujándolo hacia una puertecilla oculta-, yvolvedalasonce;acabaremosestaentrevista.Kettyosintroduciráenmicuarto.Lapobreniñapensócaersehaciaatrásaloírestaspalabras.-Y bien, ¿qué hacéis, señorita, permaneciendo ahí inmóvil com una estatua? -

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Vamos,llevadalcaballero;yestanoche,alasonce,habéisoído.-Parecequesuscitassonsiemprealasonce-pensóD'Artagnan;esunhábitoadquirido.Miladyletendióunamanoqueélbesotiernamente.-Veamos - dijo al retirarse y respondiendo apenas a los reproches de Ketty-,veamos, no hagamos el imbécil; decididamente es una mujer es una granmalvada;tengamoscuidado.

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37CapítuloElsecretodeMilady

D'Artagnan había salido del palacete en vez de subir inmediatamen a lahabitacióndeKetty,pesealasinstanciasquelehabíahecholajoven,yestopordos razones: la primera, porque de esta forma evitaba los reproches, lasrecriminaciones,lassúplicas;lasegunda,porquenoleimportabaleerunpocoensupensamientoy,sieraposible,eneldeaquellamujer.Todo cuanto él tenía demás claro dentro es queD'Artagnan amaba aMiladycomounlocoyqueellanoloamabanadadenada.Poruninstante,D'ArtagnancomprendióquelomejorquepodríahacerseríaregresarasucasayescribirleaMiladyunalargacartaenlaqueleconfesaríaqueélydeWardeseranhastaelpresente completamente el mismo, que por consiguiente no podíacomprometerse,supenadesuicidio,amataradeWardes.Perotambiénestabaespoleado por un feroz deseo de venganza; quería poseer a su vez a aquellamujer bajo su propio nombre; y como esta venganza le parecía tener ciertadulzuranoqueríarenunciaraella.DiocincooseisveceslavueltaalaPlaceRoyale,volviéndosecadadiezpasosparamirarlaluzdelpisodeMilady,quesevislumbrabaatravésdelascelosías;eraevidentequeenestaocasiónlajovenestabamenosurgidaquelaprimeradevolverasucuarto.Porfinlaluzdesapareció.Con aquella luz se apagó la última irresolución en el corazón deD'Artagnan;recordó losdetallesde laprimeranoche,yconelcorazónpalpitante lacabezaardiendo,entróenelpalaceteyseprecipitóenelcuartodeKetty.La joven, pálida como la muerte, temblando con todos sus miembros, quisodetenerasuamante;peroMilady,coneloídoenacecho,habíaoídoelruidoquehabíahechoD'Artagnan:abriólapuerta.-Venid-dijo.Todoestoeradeunimpudorincreíble,deundescarotanmonstruosoqueapenassiD'Artagnanpodíacreerenloqueveíayoía.Creíaestararrastradoaalgunadeesasintrigasfantásticascomolasqueserealizanenelsueño.NoporelloseabalanzómenoshaciaMilady,cediendoalaatracciónqueelimán

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ejercesobreelhierro.Lapuertasecerrótrasellos.Kettyseabalanzóasuvezcontralapuerta.Los celos, el furor, el orgullo ofendido, todas las pasiones que, en fin, sedisputan el corazón de una mujer enamorada la empujaban a una revelación;pero estabaperdida si confesabahaberseprestadoa semejantemaquinación;ypor encima de todo, D'Artagnan estaba perdido para ella. Este últimopensamientodeamorleaconsejóaúnesteúltimosacrificio.D'Artagnan,porsuparte,estabaenelcolmodetodossusdeseos:noerayaunrivalalqueseamabaenél,eraaélmismoaquienparecíaamar.Unavozsecretale decíamuy en el fondo del corazón que no eramás que un instrumento devenganzaalqueseacariciabaalaesperadequedieselamuerte,peroelorgullo,elamorpropio, la locura,hacíancallaraquellavoz,ahogabanaquelmurmullo.Luego,nuestrogascón,conladosisdeconfianzaquenosotrosleconocemos,secomparabaadeWardesy sepreguntabaporqué, a findecuentas,no le ibaaamar,tambiénaél,porsímismo.Seabandonóportantoporenteroalassensacionesdelmomento.Miladynofuepara él aquella mujer de intenciones fatales que le habían asustado por unmomento,fueunaamanteardienteyapasionadaabandonándoseporenteroasuamor que ella misma parecía experimentar. Dos horas poco más o menostranscurrieronasí.Sin embargo, los transportes de los dos amantes se calmaron.Milady, que noteníalosmismosmotivosqueD'Artagnanparaolvidar,fuelaprimeraenvolveralarealidadypreguntóaljovensilasmedidasquedebíanllevaraldíasiguienteaélyadeWardesaunencuentroestabanfijadasdeantemanoensumente.PeroD'Artagnan,cuyasideashabíanadquiridouncursomuydistinto,seolvidócomounimbécilyrespondiógalantementequeeramuytardeparaocuparsededuelosaestocadas.Aquella frialdadpor losúnicos interesesque lapreocupaban, asustó aMilady,cuyaspreguntassevolvieronmásagobiantes.Entonces D Artagnan, que nunca había pensado seriamente en aquel dueloimposible,quisodesviarlaconversación,peronoteníayafuerza.Miladylocontuvoenloslímitesquehabíamarcadodeantemanoconsuespírituiresistibleysuvoluntaddehierro.D'Artagnan se creyó muy ingenioso aconsejando a Milady renunciar,perdonandoadeWardes,alosproyectosfuriososqueellahabíaformado.Peroalasprimeraspalabrasquedijo,lajovenseestremecióysealejó.-¿Tenéis acaso miedo, querido D'Artagnan? - dijo ella con una voz aguda yburlonaqueresonóextrañamenteenlaoscuridad.

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-¡Nilopenséis,querida!-respondióD'Artagnan-.¿Ysi,enúltimainstancia,esepobrecondedeWardesfueramenosculpabledeloquepensáis?-En cualquier caso - dijo gravemente Milady-, me ha engañado, y desde elmomentoenquemehaengañado,hamerecidolamuerte.-¡Morirá,pues,puestoquelocondenáis!-dijoD'ArtagnanenuntonotanfirmequeaMiladyleparecióexpresióndeunaadhesiónatodaprueba.Alpuntoellaseacercóaél.NopodríamosdecireltiempoquedurólanocheparaMilady;peroD'Artagnancreíaestarasuladohacíadoshorasapenascuandolaluzaparecióenlasrendijasdelascelosíasyprontoinvadiólahabitacióndeclaridadmacilenta.EntoncesMilady,viendoqueD'Artagnanibaadejarla,lerecordólapromesaquelehabíahechodevengarladedeWardes.-Estoy completamente dispuesto - dijo D'Artagnan-, pero antes quisiera estarsegurodeunacosa.-¿Decuál?-preguntóMilady.-Dequemeamáis.-Meparecequeosdedadolaprueba.-Sí,tambiénsoyyoencuerpoyalmavuestro.-¡Gracias,mi valiente amante! Pero de igual forma que yo os he probadomiamor,vosmeprobaréiselvuestro,¿verdad?-Desde luego.Pero sime amáis comodecís - replicóD'Artagnan-, ¿no teméispormí?-¿Quépuedotemer?-Puesqueseaheridopeligrosamente,queseamuerto,incluso.-Imposible-dijoMilady-,soisunhombremuyvalienteyunaespadamuyfina.-¿Nopreferiríais,pues-replicóD'Artagnan-,unmedioqueosvengarayalavezhicierainútilelcombate?Miladymiróasuamanteensilencio:aquellaluzmacilentadelosprimerosrayosdeldíadabaasusojosclarosunaexpresiónextrañamentefunesta.-Realmente-dijo-,creoqueahoradudáis.-No,nodudo; esque esepobre condedeWardesmedaverdaderamentepenadesdequeyanoloamáis,ymeparecequeunhombredebeestartancruelmentecastigadoporlapérdidasoladevuestroamor,quenonecesitadeotrocastigo.-¿Quiénosdicequeyolohayaamado?-preguntóMilady.-Almenospuedocreerahorasindemasiadafatuidadqueamáisaotro-dijoeljovenenuntonocariñoso-,yoslorepito,meinteresoporelconde.-¿Vos?-preguntóMilady.-Sí,yo.-¿Yporquévos?

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-Porquesóloyosé…-¿Qué?-Queestá lejosdeser,omejor,queestá lejosdehabersido tanculpablehaciavoscomoparece.-¿Deveras?-dijoMiladyconaireinquieto-.Explicaos,porquerealmentenoséquéqueréisdecir.YmirabaaD'Artagnanque la teníaabrazadaconojosqueparecían inflamarsepocoapoco.-¡Sí,yosoyunhombregalante!-dijoD'Artagnan,decididoaterminar-.Ydesdequevuestroamoresmíodesdequeestoysegurodeposeerlo,porqueloposeo,¿noescierto?-Porentero,continuad.-Puesbienmesientocomotransportado,mepesaunaconfesión.-¿Unaconfesión?-Si hubiera dudado de vuestro amor no lo habría hecho; pero, ¿me amáis,mibellaamante?¿Noesciertoquemeamáis?-Sinduda.-Entonces, si por exceso de amor me he hecho culpable respecto a vos, ¿meperdonaréis?-¡Quizá!D'Artagnantrató,conlasonrisamásdulcequepudoadoptar,deacercarsuslabiosaloslabiosdeMilady,marellaloapartó.-Esaconfesión-dijopalideciendo-,¿cuáles?-HabíaiscitadoadeWarder,eljuevesúltimo,enestamismahabitación,¿noescierto?-¡Yo,no!Esonoescierto-dijoMiladyconuntonodevoztanfirmeyunrostrotanimpasibleque,siDArtagnannohubieratenidounacertezatantotal,habríadudado.-Nomintáis,ángelmío-dijoD'Artagnansonriendo-,seríainútil.-¿Cómo?¡Hablad,pues!¡Mehacéismorir!-¡Oh,tranquilizaos,nosoisculpablefrenteamí,yyoosheperdonadoya!-¡Ydespués,después!-DeWardernopuedegloriarsedenada.-¿Porqué?Vosmismomehabéisdichoqueeseanillo…-Eseanillo,amormío,soyyoquienlotengo.ElduquedeWarderdeljuevesyD'Artagnandehoysonlamismapersona.Elimprudenteesperabaunasorpresamezcladaconpudor,unapequeñatormentaque se resolvería en lágrimas; pero se equivocaba extrañamente, y su errornodurómucho.Páliday terrible,Milady se irguióy al rechazar aD'Artagnan conunviolento

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golpeenelpecho,sebalanzófueradelacama.D'ArtagnanlaretuvoporsubatadefinateladeIndiasparaimplorarsuperdón;masellaconunmovimientopotenteyresuelto,tratódehuir.Entonceslabatistasedegarródejandoaldesnudo loshombros,ysobreunodeaquelloshermososhombrosredondosyblancos,D'Artagnan,conunsobrecogimientoinexpresable,reconociólaflordelis,aquellamarcaindeleblequeimprimelamanoinfamantedelverdugo.-¡GranDios!-exclamóD'Artagnansoltandolabata.Ysequedómudo,inmóvilyheladosobrelacama.PeroMiladysesentíadenunciadaporelhorrormismodeD'Artagnan.Sindudalohabíavistotodo;el jovensabíaahorasusecreto,secretoterriblequetodoelmundoignoraba,salvoél.Ellasevolvió,noyacomounamujerfuriosa,sinocomounapanteraherida.-¡Ah, miserable! - dijo ella-. Me has traicionado cobardemente, ¡y ademásconocesmisecreto!¡Morirás!Ycorrióalcofredemarqueteríapuestosobreeltocador,loabrióconmanofebrily temblorosa, sacódeélunpequeñopuñaldemangodeoro,dehoja agudaydelgada,yvolviódeunsaltosobreD'Artagnanmediodesnudo.Aunqueel jovenfueravaliente,comosesabe,quedóasustadoporaquellacaraalterada, aquellas pupilas horriblemente dilatadas, aquellas mejillas pálidas yaquellos labios sangrantes; retrocedió hasta quedar entre la cama y la pared,comohabríahechoantelaproximidaddeunaserpientequereptasehaciaél,yalencontrarsuespadabajosumanomojadadesudor,lasacódelafunda.Pero sin inquietarse por la espada, Milady trató de subirse a la cama paragolpearlo,ynosedetuvosinocuandosintiólapuntaagudasobresupecho.Entoncestratódecogeraquellaespadaconlasmanos;peroD'Artagnanlaapartósiempredesusgarras,ypresentándolatantofrenteasusojoscomofrenteasupecho,sedejódeslizardellecho,tratandoderetirarseporlapuertaqueconducíaalahabitacióndeKetty.Durante este tiempo,Milady se abalanzaba sobre él con horribles transporter,rugiendodeunmodoformidable.Comoestoseparecíaaunduelo,D'Artagnanseibareponiendopocoapoco.-¡Bien,hermosadama,bien!-decía-.Pero,porDios,calmaos,uosdibujounasegundaflordelisenelotrohombro.-¡Infame,infame!-aullabaMilady.MasD'Artagnan,buscandosiemprelapuerta,estabaaladefensiva.Al ruido que hacían, ella derribando los muebles para ir a por él, élparapetándose detrás de los muebles para protegerse de ella, Ketty abrió lapuerta. D'Artagnan, que había maniobrado sin cesar para acercarse a aquella

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puerta,sóloestabaatrespasosydeunsoloimpulsoseabalanzódelahabitacióndeMiladyaladelacriadayrápidocomoelrelámpagocerrólapuerta,contralacualseapoyócontodosupesomientrasKettypasabaloscerrojos.EntoncesMiladytratódederribarelarbotantequelaencerrabaensuhabitaciónconfuerzasmuysuperioresalasdeunamujer; luego,cuandosediocuentadeque era imposible, acribilló la puerta a puñaladas, algunas de las cualesatravesaronelespesordelamadera.Cadagolpeibaacompañadodeunaimprecaciónterrible.-Deprisa, deprisa, Ketty - dijo D'Artagnan a media voz cuando los cerrojosfueron echados-. Sácame del palacio o, si le dejamos tiempo para prepararse,haráquemematenloslacayos.-Peronopodéissalirasí-dijoKetty-,estáiscompletamentedesnudo.-Escierto-dijoD'Artagnan,quesóloentoncessediocuentadeltrajequevestía-,esciertovístemecomopuedas,perodémonosprisa;compréndelo,se tratadevidaomuerte.Kettyno comprendíademasiado; enunvistoynovisto lepusounvestidodeflores,unaampliacofiayunamanteleta; ledio laspantuflas,en lasquemetiósus pies desnudos, luego lo arrastró por los escalones. Justo a tiempo,Miladyhabíahechoyasonarlacampanillaydespertadoatodoalpalacio.Elporterotiródel cordón a la voz de Ketty en el momentomismo en queMilady, tambiénmediodesnuda,gritabaporlaventana:-¡Noabráis!

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38CapítuloCómo,sinmolestarse,Athosencontrósuequipo

Eljovenhuíamientrasellaloseguíaamenazandoconungestoimpotente.Enelmomentoqueloperdiódevista,Miladycayódesvanecidaensuhabitación.D'Artagnan estaba tan alterado que, sin preocuparse de lo que ocurriría conKettyatravesómedioParísatodocorrerynosedetuvohastalapuertadeAthos.Elextravíodesumente,elterrorqueloespoleaba,losgritosdealgunaspatrullasque se pusieron en supersecucióny los abucheosde algunos transeúntes, quepese a la hora poco avanzada, se dirigían a sus asuntos, no hicieronmás queprecipitarsucamera.Cruzó el patio, subió los dos pisos de Athos y llamó a la puerta como pararomperla.Grimaudvinoaabrirconlosojosabotargadosdesueño.D'Artagnanseprecipitócontantafuerzaenlaantecámara,queestuvoapuntodederribarloalentrar.Pesealmutismohabitualdelpobremuchacho,estavezlapalabralevino.-¡Eh, eh, eh! - exclamó-. ¿Qué queréis, corredora? ¿Qué pedís, bribona?D'Artagnanalzósuscofiasysacósusmanosdedebajodelamanteleta;alavistadesusmostachosydesuespadadesnuda,elpobrediablosediocuentadequeteníaquevérselasconunhombre.Creyóentoncesqueeraalgúnasesino.-¡Socorro!¡Ayuda!¡Socorro!-gritó.-¡Cállate desgraciado! - dijo el joven-. Soy D'Artagnan, ¿no me reconoces?¿Dóndeestátuamo?-¡Vos,señorD'Artagnan!-exclamóGrimaudespantado-.Imposible.-Grimaud - dijo Athos saliendo de su cuarto en bata-, creo que os permitíshablar.-¡Ay,señor,esque!…-Silencio.GrimaudsecontentóconmostrarconeldedoasuamoaD'Artagnan.Athosreconocióasucamarada,yconloflemáticoqueerasoltóunacarcajadaque motivaba de sobra la mascarada extraña que ante sus ojos tenía: cofiasatravesadas,faldasquecaíansobreloszapatos,mangasremangadasymostachos

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rígidosporlaemoción.-Noosriáis,amigomío-exclamóD'Artagnan;porelcielo,noosriáis,porque,pormialmaoslodigo,nohaynadadequéreírse.Y pronunció estas palabras con un aire tan solemne y con un espanto tanverdaderoqueAthoslecogiólasmanosalpuntoexclamando:-¿Estaréisherido,amigomío?¡Estáismuypálido!-No,peroacabadeocurrirmeunsucesoterrible.¿Estáissolo,Athos?-¡Pardiez!¿Quiénqueréisqueestéenmicasaaestahora?-Bueno,bueno.YD'ArtagnanseprecipitóenlahabitacióndeAthos.-¡Venga,hablad!-dijoéstecerrandolapuertayechandoloscerrojosparanosermolestados-. ¿Ha muerto el rey? ¿Habéis matado al señor cardenal? Estáiscompletamentecambiado;veamos,veamos,decid,porquerealmentememuerodeinquietud.-Athos - dijo D'Artagnan desembarazándose de sus vestidos de mujer yapareciendoencamisón-,preparaosparaoírunahistoriaincreíble,inaudita.-Poneosprimeroestabata-dijoelmosqueteroasuamigo.D'Artagnan se puso la bata, tomando una manga por otra: ¡tan emocionadoestabatodavía!-¿Ybien?-dijoAthos.-Ybien-respondióD'ArtagnaninclinándosehaciaéloídodeAthosybajandolavoz:Miladyestámarcadaconunaflordelisenelhombro.-¡Ay!-gritóelmosqueterocomosihubierarecibidounabalaenelcorazón.-Veamos-dijoD'Artagnan-,¿estáissegurosdequelaotraestábienmuerta?-¿Laotra?-dijoAthosconunavoztansordaqueapenassiD'Artagnanlaoyó.-Sí,aquelladequienundíamehablasteisenAmiens.Athoslanzóungemidoydejócaersucabezaentrelasmanos.-Ésta-continuóD'Artagnan-esunamujerdeveintiséisaveintiochoaños.-Rubia-dijoAthos-,¿noescierto?-Sí.-¿Deojosazulclaro,conunaclaridadextraña,conpestañasycejasnegras?-Sí.-¿Alta,bienhecha?Lefaltaundientejuntoalcaninodelaizquierda.-Sí.-¿La flor de lis es pequeña, de color rojizo y como borrada por las capas decremaqueleaplica.-Sí.-Sinembargo¡vosdecísqueesinglesa!-SellamaMilady,peropuedeserfrancesa.Apesardeesto,lorddeWinternoesmásquesucuñado.

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-Quieroverla,D'Artagnan.-Tened cuidado, Athos, tened cuidado; habéis querido matarla, es mujer paradevolvéroslaynofallarenvos.-Noseatreveráadecirnadaporqueseríadenunciarseasímisma.-¡Escapazdetodo!¿Lahabéisvistoalgunavezfuriosa?-No-dijoAthos.-¡Unatigresa,unapantera!¡Ay,miqueridoAthos,tengomiedodehaberatraídosobre nosotros dos una venganza terrible!D'Artagnan contó entonces todo: lacólerainsensatadeMiladyysusamenazasdemuerte.-Tenéis razón y por mi alma que no daré mi vida por nada - dijo Athos-.Afortunadamente,pasadomañanadejamosParis;contodaprobabilidadvamosaLaRochelle,yunavez¡dos…-Osseguiríahastaelfindelmundo,Athos,siosreconociese;dejadquesuodioseejerzasobremísólo.-¡Ay,queridoamigo!¿Quémeimportaqueellamemate?-dijoAthos-.¿Acasopensáisqueamolavida?-Hay algún horrible misterio en todo esto, Athos. Esta mujer es la espía delcardenal,¡estoyseguro!-Entalcaso,tenedcuidado.SielcardenalnoostieneenaltaestimaporelasuntodeLondres,ostieneengranodio;perocomo,afindecuentas,nopuedereprocharosostensiblementenadayesprecisoquesuodiosesatisfaga,sobretodocuandoesunodio-decardenal,tenedcuidado.Sisalís,nosalgáissolo;sicoméis,tomadvuestrasprecauciones;enfin,desconfiaddetodo,inclusodevuestrasombra.-Por suerte - dijoD'Artagnan-, sólo se trata de llegar a pasadomañana por lanochesintropiezo,porqueunavezenelejércitoesperoquesólotengamosquetemeraloshombres.-Mientras tanto -dijoAthos-, renuncioamisproyectosde reclusión, a iréportodas partes junto a vos; es preciso que volváis a la calle des Fossoyeurs, osacompaño.-Peroporcercaqueestédeaquí-replicóD'Artagnan-,nopuedovolverasí.-Escierto-dijoAthos.Ytiródelacampanilla.Grimaudentró.AthoslehizoseñasdeiracasadeD'Artagnanytraerdeallívestidos.Grimaudrespondióconotraseñalquecomprendíaperfectamenteypartió.-¡Ah!Contodoestonadahemosavanzadoencuantoalequipo,queridoamigo-dijoAthos ;porque,sinomeequivoco,habéisdejadovuestro trajeencasadeMilady,quesindudanotendrálaatencióndedevolvéroslo.Suertequetenéiselzafiro.-Elzafiroesvuestro,miqueridoAthos.¿Nomehabéisdichoqueeraunanillo

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defamilia?-Sí,mi padre lo compró por dosmil escudos, segúnme dijo antaño; formabapartedelosregalosdebodaquehizoamimadre;yelmagnífico.Mimadremelodio,yyo,lococomoestaba,envezdeguardareseanillocomounareliquiasanta,selodiamivezaesamiserable.-Entonces,querido,tomadesteanilloquecomprendoquedebéistener.-¿Cogeryoeseanillotrashaberpasadoporlasmanosdelainfame?¡Nunca!Eseanilloestámancillado,D'Artagnan.-Vendedloentonces.-¿Venderundiamantequevienedemimadre?Osconfiesoqueloconsideraríaunaprofanación.-Entonces,empeñadlo,yseguroqueosprestanmásdeunmillardeescudos.Conesasuma,tendréisdinerodesobra;luego,conelprimerdineroqueosvenga,lodesempeñáis y lo recobráis lavado de sus antiguas manchas, porque habrápasadoporlasmanosdelosusureros.Athossonrió.-Sois un camarada encantador - dijo-, querido D'Artagnan; cot vuestra eternaalegríaanimáisa lospobresespíritusenlaaflicción.¡Puebien,sí,empeñemoseseanillo,peroconunacondición!-¿Cuál?-Queseanquinientosescudosparavosyquinientosescudosparamí.-¿Pensáiseso,Athos?Yononecesitolacuartapartedeesasuma,yo,queestoyen los guardias y que vendiendo mi silla la conseguiré. ¿Qué necesito? Uncaballo para Planchet, eso es todo.Olvidáis además que también yo tengo unanillo.-Alqueapreciáismás,segúnmeparece,deloqueyoaprecioalmío;hecreídodarmecuentaalmenos.-Sí,porqueenunacircunstanciaextremapuedesacarnosnosólodealgúngranapuro,sinoinclusodealgúngranpeligro;esnosóloundiamanteprecioso,sinotambiénuntalismánencantado.-Nooscomprendo,perocreoenloquemedecís.Volvamos,pues,amianillo,omejoravuestroanillo;oaceptáis lamitadde la sumaquenosdeno lo tiroalSena, y dudo mucho de que, como a Polícatres, haya algún pez lo bastantecomplacienteparadevolvérnoslo.-¡Bueno,acepto!-dijoD'Artagnan.EnaquelmomentoGrimaudentróacompañadodePlanchet;éste,inquietoporsumaestro y curioso por saber lo que le había pasado, había aprovechado lacircunstanciaytraíalosvestidosélmismo.D'Artagnan se vistió, Athos hizo otro tanto; luego, cuando los dos estuvieron

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dispuestosasalir,esteúltimohizoaGrimaudlaseñaldehombrequeseponeencampaña;éstedescolgóalpunto sumosquetóny sedispusoaacompañara suamo.AthosyD'Artagnan,seguidosdesuscriados,llegaronsinincidentesalacalledes Fossoyeurs. Bonacieux estaba a la puerta y miró a D'Artagnan con airesocarrón.-¡Vaya,miqueridoinquilino!-dijo-.Daosprisa,tenéisunahermosajovenqueosespera,yyasabéisquealasmujeresnolesgustaquelashaganesperar.-¡EsKetty!-exclamóD'Artagnan.Yseprecipitóporlaalameda.Efectivamente,enelrellanoqueconducíaasuhabitaciónyagazapadajuntoasupuerta,encontróalapobreniñatodatemblorosa.Cuandoellalovio:-Mehabéisprometidovuestraprotección,mehabéisprometidosalvarmedesucólera-dijo;recordadquesoisvosquienmehabéisperdido.-Sí, por supuesto - dijo D'Artagnan-, cálmate, Ketty. Pero ¿qué ha pasadodespuésdemimarcha?-¿Loséacaso?-dijoKetty-.Alosgritosquesehapuestoadar,loslacayoshanacudido,estabalocadecólera;havomitadocontravostodaslasimprecacionesque existen. Entonces he pensado que ella recordaría que había sido por mihabitaciónpordondehabíaispenetradoenlasuya,yqueentoncespensaríaqueyo era vuestra cómplice; he cogido el poco dinero que tenía, mis vestidosmejoresymeheescapado.-¡Pobreniña?Pero¿quévoyahacerdeti?Memarchopasadomañana.-Lo que queráis, señor caballero, hacedme salir de Paris, hacedme salir deFrancia.-Sin embargo, no puedo llevarte conmigo al sitio de La Rochelle - dijoD'Artagnan.-No, pero podéis colocarme en provincias, junto a alguna dama de vuestroconocimiento,envuestraregiónporejemplo.-¡Ay,queridaamiga!Enmi región lasdamasno tienendoncellas.Peroespera,me hago cargo del asunto. Planchet, vete a buscarme a Aramis, que vengainmediatamente.Tenemosunacosamuyimportantequedecirle.-¡Comprendo! - dijo Athos-. Pero ¿por qué no Porthos? Me parece que sumarquesa…-La marquesa de Porthos se hace vestir por los pasantes de su marido - dijoD'Artagnan riendo-.Además,Ketty no querría quedarse en la calle auxOurs,¿noesasí,Ketty?-Mequedarédondequeráis-dijoKetty-,contalqueestébienescondidayquenosepadóndeestoy.

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-Ahora,Ketty,quevamosasepararnosyqueporconsiguientenoestásyacelosademí…-Señorcaballero,cercaolejos-dijoKetty-,osamarésiempre.-Dóndediablosvaaanidarlaconstancia?-murmuróAthos.-Tambiényo-dijoD'Artagnan-tambiényoteamarésiempre,estátetranquila.Pero, veamos, respóndeme. Ahora doy gran importancia a la pregunta que tehago:¿Hasoídohablaralgunavezdeunadama jovena laquehabíanraptadociertanoche?-Esperad…¡Oh,Diosmío!Señorcaballero,¿esquetodavíaamáisaesamujer?-No,unodemisamigoseselquelaama.Mira,esAthos,ésequeestáahí.-¿Yo? -exclamóAthosconacentoparecidoaldeunhombrequesedacuentaquevaaponerelpiesobreunaculebra.-¡Claro,vos!-dijoD'ArtagnanapretandolamanodeAthos-.Sabéisdesobraelinterésque todosnosotros sentimospor esapobre señoraBonacieux.Además,Ketty no dirá nada, ¿no es así, Ketty? Compréndelo, niña mía - continuóD'Artagnan-,eslamujerdeesehorriblemamarrachoquehasvistoalapuertaalentraraquí.-¡Oh,Diosmío!-exclamóKetty-.Merecordáismimiedo,¡contalquenomehayareconocido!…-¿Cómoreconocido?¿Hasvistoenotraocasiónaesehombre?-FuedosvecesacasadeMilady.-Ah,esoes.¿Cuándo?-Puesharáunosquinceodieciochodíasaproximadamente.-Exacto.-Yvolvióayertarde.-Ayertarde.-Sí,unmomentoantesdequevosmismovinieseis.-MiqueridoAthos,estamosenvueltosenunareddeespías.¿Ycreesquelohareconocido?-Hebajadomicofiaalverlo,peroquizáerademasiadotarde.-Bajad Athos de vos desconfíamenos que demí, y ved si todavía está en lapuerta.Athosdescendióyvolvióasubirenseguida.-Sehamarchado-dijo-,ylacasaestácerrada.-Haidoainformaryadecirquetodoslospichonesestánenestemomentoenelpalomar.-¡Puesbien,volemosentonces-dijoAthos-ydejemosaquísóloaPlanchetparaquenosllevelasnoticias!-¡Unmomento!¿YAramis,alquehemosidoabuscar?

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-Estábien-dijoAthos-esperemosaAramis.EnaquelmomentoentróÁramis.-Se le expuso el asunto y se le dijo cuán urgente era encontrar un lugar paraKettyentretodossusaltosconocimientos.Aramisreflexionóunmomentoydijoruborizándose.-¿Osharíaunbuenservicio,D'Artagnan?-Osquedaríaagradecidoporéltodamivida.-Puesbien, la señoradeBoisTracymehapedido segúncreoparaunade susamigas que vive en provincias, una doncella segura; y si vos, mi queridoD'Artagnan,podéisrespondermedelaseñorita…-¡Oh,señor-exclamóKetty-seríatotalmenteadicta,estadsegurodeello,alapersonaquemedélosmediosparadejarParís!-Entonces-dijoAramis-,todoestáarreglado.Sesentóalamesayescribióunasletras,queluegosellóconunanillo,yledioelbilleteaKetty.-Ahora,hijamía-dijoD'Artagnan-,yasabesqueaquítaninseguraestástúcomonosotros.Separémonos.Yavolveremosaencontrarnosentiemposmejores.-Enel tiempoenquenosencontremos,yenel lugarquesea-dijoKetty-,mevolveréisaencontrartanamantecomolosoyahoradevos.-Juramento de jugador - dijo Athos mientras D'Artagnan iba a acompañar aKettyalaescalera.UninstantedespuéslostresjóvenessesepararontrascitarsealascuatroencasadeAthosydejandoaPlanchetparaguardarlacasa.AramisregresóalaBuys,yAthosyD'Artagnansepreocuparondelaventadelzafiro.Comohabíaprevistonuestrogascón,encontraronfácilmentetrescientaspistolasporelanillo.Ademáseljudíoanuncióque,siqueríanvendérselo,comoleservíade colgante magnífico para los pendientes de las orejas daría por él hastaquinientaspistolas.Athos y D'Artagnan, con la actividad de dos soldados y la ciencia de dosconocedores, tardaron tres horas apenas en comprar todo el equipo demosquetero.AdemásAthoseraacomodaticioygranseñorhastalapuntadelasuñas.Cadavezquealgoleconvenía,pagabaelprecioexigidosintratarsiquierade regatear. D'Artagnan quería hacer entonces algunas observaciones, peroAthosleponíalamanosobreelhombrosonriendoyD'Artagnancomprendíaqueera bueno para él, pequeño geltilhombre gascón, regatear, pero no para unhombrequeteníaairesdepríncipe.El mosquetero encontró un soberbio caballo andaluz, negro como el jade, debelfosdefuego,ypatasfinasyelegantes,queteníaseisaños.Loexaminóylo

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hallósinundefecto.Lecostómillibras.Quizálohubieratenidopormenos;peromientrasD'Artagnandiscutíaelprecioconelchalán,Athoscontabalascienpistolassobrelamesa.Grimaud tuvo un caballo picardo, achaparrado y fuerte, que costó trescientaslibras.Pero comprada la silla de este último caballo y las armas de Grimaud, noquedabauncéntimodelascincuentaspistolasdeAthos.D'Artagnanofrecióasuamigoquemordieraunbocadoenlapartequelecorrespondía,conlaobligacióndedevolverlemástardeloquehubieratomadoenpréstamo.PeroAthosselimitóaencogersedehombrosportodarespuesta.-¿Cuántodabaeljudíoporquedarseconelzafiro?-preguntóAthos.-Quinientaspistolas.-Esdecir,doscientaspistolasmás;cienpistolasparavos,cienpistolasparamí.Siesoesunaauténticafortuna,amigomío.Volvedacasadeljudío.-¡Cómo!¿Queréis…?-Decididamenteeseanillometraíarecuerdosdemasiadotristes;además,nuncatendríamostrescientaspistolasparadevolverle,demodoqueperderíamosdosmillibrasenesteasunto.Idadecirlequeelanilloessuyo,D'Artagnan,yvolvedconlasdoscientaspistolas.-Reflexionad,Athos.-El dinero contante es caro en los tiempos que corren, y hay que saber hacersacrificios.Id,D'Artagnan,id;Grimaudosacompañaráconsumosquetón.Media hora después, D'Artagnan volvió con las dos mil libras y sin que lehubieraocurridoningúnaccidente.AsífuecomoAthosencontróensuajuarrecursosquenoseesperaba.

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39CapítuloUnavisión

A las cuatro, los cuatro amigos se hallaban reunidos en casa de Athos. Suspreocupacionessobreelequipohabíandesaparecidoporentero,ycadarostronoconservabaotraexpresiónquelasdesuspropiasysecretasinquietudes;porquedetrásdecualquierfelicidadpresenteseocultauntemorfuturo.DeprontoPlanchetentrócondoscartasdirigidasaD'Artagnan.Unaeraunpequeñobilletegentilmenteplegadoalolargoconunlindosellodeceraverdeenelqueestabaimpresaunapalomatrayendounramoverde.La otra era una gran epístola rectangular y resplandeciente con las armasterriblesdeSuEminenciaelcardenalduque.A la vista de la carta pequeña, el corazón de D'Artagnan saltó, porque habíacreídoreconocerlaescritura;yaunquenohabíavistoesaescrituramásqueunavez,lamemoriadeellahabíaquedadoenlomásprofundodesucorazón.Cogió,pues,laepístolapequeñaylaabriórápidamente.

«Paseaos(seledecía)elmiércolespróximoentrelasseisylassietedelanoche,por la rutadeChaillot,ymiradconcuidadoen lascarrozasquepasen,perosiamáisvuestravidayladelaspersonasqueosaman,nodigáisniunapalabra,nohagáisunmovimientoquepuedahacercreerquehabéisreconocidoalaqueseexponeatodoporverosuninstante.»

Sinfirma.-Esunatrampa-dijoAthos-,novayáis,D'Artagnan.-Sinembargo-dijoD'Artagnan-,meparecereconocerlaescritura.-Quizáestéamañada-replicóAthos;alasseisolassiete,aesahora,larutadeChaillot está completamente desierta: sería lomismo que iros a pasear por elbosquedeBondy.-Pero¿ysivamostodos?-dijoD'Artagnan-.¡Quédiablos!Nonosdevoraránaloscuatro;además,cuatrolacayos;además,loscabal1os;además,lasarmas.-Ademásseráunaocasióndelucirnuestrosequipos-dijoPorthos.-Pero si es unamujer la que escribe - dijoAramis-, y esamujer desea no ser

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vista,pensadquelacomprometéis,D'Artagnan,cosaqueestámalporpartedeungentilhombre.-Nosquedaremosdetrás-dijoPorthos-,ysóloélseadelantará.-Sí,peroundisparodepistolapuedeserdisparadofácilmentedesdeunacarrozaquevaalgalope.-¡Bah! - dijo D'Artagnan-. Me fallarán. Alcanzaremos entonces la carroza ymataremosaquienesseencuentrendentro.Seránotrostantosenemigosmenos.-Tiene razón - dijo Porthos-. ¡Batalla! Además, tenemos que probar nuestrasarmas.-¡Bueno,démonoseseplacer!-dijoAramisconsuairedulceydespreocupado.-Comoqueráis-dijoAthos.-Señores-dijoD'Artagnan-,sonlascuatroymedia;tenemosjustoeltiempodeestaralasseisenlarutadeChaillot.-Además,sisalimosdemasiadotarde,nosverían,locualesperjudicial.Vamospues,aprepararnos,señores.-Peroesasegundacarta-dijoAthos:osolvidáisdeella;sinembargo,meparecequeelsello indicaquemereceserabierta;encuantoamí,declaro,miqueridoD'Artagnan,quemepreocupamuchomásquelapequeñachucheríaqueacabáisdedeslizarsobrevuestrocorazón-.D'Artagnanenrojeció.-Puesbien-dijoeljoven-,veamos,señores,quémequiereSuEminencia.YD'Artagnanabriólacartayleyó:

«ElseñorD'Artagnan,guardiadelrey,enlacompañíaDesEssarts,esesperadoenelPalaisCardinalestanochealasocho.

LAHOUDINIÈRECapitándelosguardias.»

-¡Diablos!-dijoAthos-.Ahítenéisunacitataninquietantecomolaotra,perodeformadistinta.-Iréalasegundaalsalirdelaprimera-dijoD'Artagnan;launaesparalassiete,laotraparalasocho;habrátiempoparatodo.-¡Hum!Yonoiría-dijoAramis;uncaballerogalantenopuedefaltaraunacitadadaporunadama,peroungentilhombreprudentepuedeexcusarsedeno iracasadeSuEminencia,sobretodocuandotienerazonesparacreerquenoesparaquelofeliciten.

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-SoydelaopinióndeAramis-dijoPorthos.-Señores - respondió D'Artagnan - ya he recibido del señor de Cavois unainvitaciónsemejantedeSuEminencia;medespreocupédeella,yaldíasiguientemeocurrióunadesgracia.Constancedesapareció;porloquepuedapasar,iré.-Siesunadecisión-dijoAthos-,hacedlo.-Pero¿ylaBastilla?-dijoAramis.-¡Bah,vosotrosmesacaréis!-replicóD'Artagnan.-Porsupuesto-contestaronAramisyPorthosconunaplomoadmirableycomosi fuera la cosamás sencilla-, por supuestoqueos sacaremos;peroentretanto,comodebemosmarcharnospasadomañana,haríaismejorennocorrerelriesgodelaBastilla.-Hagamos otra cosa mejor - dijo Athos : no le perdamos de vista durante lavelada, y esperémosle cada uno de nosotros en una puerta del Palais con tresmosqueteros detrás de nosotros; si vemos salir algún coche con la portezuelacerradaymediosospechoso,lecaemosencima.Hacemuchotiempoquenonoshemospeleadoconlosguardiasdelseñorcardenal,yelseñordeTrévilledebedecreernosmuertos.-Decididamente, Athos - dijo Aramis-, estáis hecho para general del ejército;¿quédecísdelplan,señores?-Admirable!-repitieronacorolosjóvenes.-Puesbien-dijoPorthos-,corroapalacio,prevengoanuestroscamaradasqueesténpreparadosparalasocho;lacitaseráenlaplazadelPalaisCardinal;vos,duranteesetiempo,hacedensillarloscaballosparaloslacayos.-Pero yo no tengo caballo - dijoD'Artagnan ; voy a coger uno hasta casa delseñordeTréville.-Esinútil-dijoAramis-,cogeréisunodelosmíos.-¿Cuántostenéisentonces?-preguntóD'Artagnan.-Tres-respondiósonriendoAramis.-Querido -dijoAthos-, soisdesde luegoelpoetamejormontadodeFranciayNavarra.-Escuchad,miqueridoAramis,nosabéisquéhacercontrescaballos,¿verdad?Nocomprendosiquieraquehayáiscompradotrescaballos.-Claro,nohecompradomásquedos-dijoAramis.-Yeltercero,¿oscaídodelcielo?-No,elterceromehasidotraídoestamismamañanaporuncriadosinlibreaquenohaqueridodecirmeaquiénpertenecíayquemehaaseguradohaberrecibidolaordendesuamo…-Odesuama-interrumpióD'Artagnan.-Esodaigual-dijoAramisponiéndosecolorado—…yquemehaasegurado,

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decía,haberrecibidodesuamalaordendeponeresecaballoenmicuadrasindecirmedepartedequiénvenía.-Sóloalospoetasosocurrenesascosas-replicógravementeAthos.-Puesbien,entalcaso,hagamoslascosaslomejorposible-dijo._¿Cuálde losdoscaballosmontaréis,elquehabéiscompradooelqueoshandado?-Elquemehandado,sindiscusión;comprenderéis,D'Artagnan,quenopuedohaceresainjuria…-Aldonantedesconocido-contestóD'Artagnan.-Oaladonantemisteriosa-dijoAthos.-Entonces,¿elquehabéiscompradoseosvuelveinútil?-Casi.-¿Ylohabéisescogidovosmismo?-Yconelmayorcuidado;comosabéis,laseguridaddelcaballerodependecasisiempredesucaballo.-Bueno,cedédmeloporelprecioqueoshacostado.-Ibaaofrecéroslo,miqueridoD'Artagnan,dándooseltiempoquenecesitéisparadevolvermeesabagatela.-¿Ycuántooshacostado?-Ochocientaslibras.-Aquí tenéis cuarenta pistolas dobles, mi querido amigo - dijo D'Artagnansacando la suma de su bolsillo; sé que es ésta la moneda con que os paganvuestrospoemas.-Entonces,¿tenéisfondos?-dijoAramis.-Muchos,muchísimos,querido.YD'Artagnanhizosonarensubolsoelrestodesuspistolas.-MandadvuestrasillaalpalaciodelosMosqueterosyostraeránvuestrocaballoaquíconlosnuestros.-Muybien,peroprontoseránlascinco,démonosprisa.Uncuartodehoradespués,PorthosaparecióporlaesquinadelacalleFérouenun magnífico caballo berberisco; Mosquetón le seguía en un caballo deAuvergne,pequeñoperosólido.Porthosresplandecíadealegríaydeorgullo.AlmismotiempoAramisaparecióporlaotraesquinadelacallemontadoenunsoberbiocorcel inglés;Bazin lo seguíaenuncaballo ruano, llevandoatadounvigorosomecklemburgués:eralamonturadeD'Artagnan.Los dos mosqueteros se encontraron en la puerta; Athos y D'Artagnan losmirabanporlaventana.-¡Diablos!-dijoAramis-.Tenéisunsoberbiocaballo,queridoPorthos.-Sí-respondióPorthos;ésteeselqueteníanquehabermeenviadoalprincipio:

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una jugarreta del marido lo sustituyó por el otro; pero el marido ha sidocastigadoluegoyyoheobtenidosatisfacciones.PlanchetyGrimaudaparecieronentoncesllevandodelamanolasmonturasdesusamos;D'ArtagnanyAthosdescendieron,montaronjuntoasuscompañerosylos cuatro se pusieron en marcha: Athos en el caballo que debía a su mujer,Aramisenelcaballoquedebíaasuamante,Porthosenelcaballoquedebíaasuprocuradora,yD'Artagnanenelcaballoquedebíaasubuenafortuna,lamejordelasamantes.Losseguíanloscriados.Como Porthos había pensado, la cabalgada causó buen efecto; y si la señoraCoquenardsehubieraencontradoenelcaminodePorthosyhubierapodidoverel gran aspecto que tenía sobre su hermoso berberisco español, no habríalamentadolasangriaquehabíahechoenelcofredesumarido.CercadelLouvreloscuatroamigosencontraronalseñordeTrévillequevolvíade Saint Germain; los paró para felicitarlos por su equipo, cosa que en uninstanteatrajoasualrededoralgunoscentenaresdemirones.D'Artagnan aprovechó la circunstancia para hablar al señor de Tréville de lacartadegransellorojoyarmasducales;porsupuesto,delaotranosoplóniunapalabra.ElseñordeTrévilleaprobólaresoluciónquehabíatomado,yleaseguróquesialdíasiguientenohabíareaparecido,élsabríaencontrarloencualquiersitioqueestuviese.Enaquelmomento,elrelojdelaSamaritainediolasseis;loscuatroamigosseexcusaronconunacitaysedespidierondelseñordeTréville.UntiempodegalopeloscondujoalarutadeChaillot;laluzcomenzabaabajar,loscochespasabanyvolvíanapasar;D'Artagnan,guardadoaalgunospasosporsusamigos,hundíasusmiradashastaelfondodelascarrozas,ynoveíaningúnrostroconocido.Finalmente, al cuarto de hora de espera y cuando el crepúsculo caíacompletamente,aparecióuncochellegandoatodogalopeporlarutadeSèvres;unpresentimientoledijodeantemanoaD'Artagnanqueaquelcocheencerrabaalapersonaquelehabíadadocita;eljovenquedócompletamentesorprendidoalsentir su corazón batir tan violentamente. Casi al punto una cabeza de mujersalió por la portezuela, con dos dedos sobre la boca como para recomendarsilencio,ocomoparaenviarunbeso;D'Artagnanlanzóunlevegritodealegría:aquellamujer, omejordicho, aquella aparición, porque el cochehabíapasadoconlarapidezdeunavisión,eralaseñoraBonacieux.Porunmovimiento involuntarioypesea la recomendaciónhecha,D'Artagnanlanzósucaballoalgalopeyenpocossaltosalcanzóelcoche;peroelcristaldela

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portezuelaestabaherméticamentecerrado:lavisiónhabíadesaparecido.D'Artagnanseacordóentoncesdelarecomendación:«Siamáisvuestravidayladelaspersonasqueosaman,permanecedinmóvilycomosinadahubieraisvisto.»Se detuvo, por tanto, temblando no por él sino por la pobre mujer pues,evidentemente,sehabíaexpuestoaungranpeligrodándoleaquellacita.Elcochecontinuósurutacaminandosiempreatodogalope,seadentróenParísydesapareció.D'Artagnanhabíaquedadodesconcertadoysinsaberquépensar.SieralaseñoraBonacieux y si volvía a París, ¿por qué aquella cita fugitiva, por qué aquelsimplecambiodeunamirada,porquéaquelbesoperdido?Ysiporotroladonoeraella,locualeramuyposibleporquelaescasaluzquequedabahacíafácilelerror,sinoeraella,¿noseríaelcomienzodeungolpedemanomontadocontraélconelcebodeaquellamujercuyoamorporellaeraconocido?Los tres compañeros se le acercaron. Los tres habían visto perfectamente unacabezademujeraparecerenlaportezuela,peroningunodeellos,exceptoAthos,conocíaalaseñoraBonacieu.LaopinióndeAthos,porlodemás,fuequesíeraella; pero menos preocupado que D'Artagnan por aquel bonito rostro, habíacreídoverunasegundacabezaunacabezadehombre,alfondodelcoche.-Siesasí-dijoD'Artagnan-,sindudalallevandeunaprisiónaotra.Pero¿quévanahacerconesapobrecriaturaycuándovolveréaverla?-Amigo-dijogravementeAthos-,recordadquelosmuertossonlosúnicosalosqueunoestáexpuestoavolveraencontrarsobrelatierra.Vossabéisalgodeeso,igualqueyo,¿noesasí?Ahorabien,sivuestraamantenoestámuerta,sieslaqueacabamosdever,laencontraréisundíaaotro.Yquizá,Diosmío-añadióconunacentomisántropoqueleerapropio-,quizáantesdeloquequeráis.Sonaronlassieteymedia,elcochellevabaunretrasodeveinteminutosrespectoalacitadada.LosamigosdeD'Artagnanlerecordaronqueteníaunavisitaquehacer,haciéndoleobservartambiénquetodavíaestabaatiempodedesdecirse.Pero D'Artagnan era a la vez obstinado y curioso. Se le había metido en lacabezaqueiríaalPalaisCardinalyquesabríaloqueSuEminenciaquería.Nadapudohacerlecambiarsudeterminación.LlegaronalacalleSaintHonoré,yenlaplazaPalaisCardinalencontraronalosdocemosqueteros convocados que se paseaban a la espera de sus camaradas.Sóloallíselesexplicódequésetrataba.D'Artagnan eramuy conocido en el honorable cuerpo de losmosqueteros delrey, donde se sabía que un día ocuparía un puesto; se lemiraba por tanto poradelantadocomoauncamarada.Resultódeaquellosantecedentesquecadacualaceptódebuenaganalamisiónaqueestabainvitado;porotraparte,segúntodas

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lasprobabilidades,setratabadejugarunamalapasadaalseñorcardenalyasusgentes, y para tales expediciones aquellos gentiles hombres estaban siempredispuestos.Athoslosrepartió,pues,entresgrupos,tomóelmandodeuno,dioelsegundoaAramisyel terceroaPorthos; luegocadagrupofueaemboscarsefrenteaunasalida.D'Artagnanporsuparteentróvalientementeporlapuertaprincipal.Aunquesesintieravigorosamenteapoyado,eljovennoibasininquietudalsubirpaso a paso la escalinata. Su conducta con Milady se parecía mucho a unatraición,ysospechabadelasrelacionespolíticasqueexistíanentreaquellamujeryelcardenal;además,deWardes,aquientanmalhabíatratado,eraunodelosfielesdeSuEminencia,yD'ArtagnansabíaquesiSuEminenciaeraterribleconsusenemigos,eramuyadictoasusamigos.-Si deWardes le ha contado todo nuestro asunto al cardenal, cosa que no esdudosa,y simeha reconocido,cosaqueesprobable,deboconsiderarmepocomás o menos como un hombre condenado - decía D'Artagnan moviendo lacabeza-.Pero¿porquéhaesperadohastahoy?Esmuysencillo,Miladysehabráquejadocontramíconesedolorhipócritaque lavuelve tan interesante,yesteúltimocrimenhabráhechodesbordar el vaso.Afortunadamente - añadió-,misbuenos amigos estarán abajo y no dejarán queme lleven sin defenderme. Sinembargo,lacompañíademosqueterosdelseñordeTrévillenopuedehacersolalaguerraalcardenal,quedisponedelasfuerzasdetodaFrancia,yanteelcuallareinacarecedepoderyelreydevoluntad.D'Artagnan,amigomío,eresvaliente,tienesexcelentescualidades,¡perolasmujeresloperderán!Estabaentantristeconclusióncuandoentróenlaantecámara.Entregósucartaalujierdeservicio,quelohizopasaralasaladeesperaysemetióenelinteriordelpalacio.Enaquellasaladeesperahabíacincooseisguardiasdelseñorcardenalque,alreconocer aD'Artagnan y sabiendo que era él quien había herido a Jussac, lomirabansonriendodemanerasingular.AquellasonrisaleparecióaD'Artagnandemalaugurio;sóloquecomonuestrogascón no era fácil de intimidar, o mejor, gracias a un orgullo natural de lasgentesdesuregión,nodejabaverfácilmenteloquepasabaensualmacuandoaquelloquepasabaseparecíaaltemor,seplantóorgullosamenteantelosseñoresguardias y esperó con lamano en la cadera, en una actitud que no carecía demajestad.ElujiervolvióahizoseñaaD'Artagnandeseguirlo.Leparecióaljovenquelosguardias,alverloalejarse,cuchicheabanentresí.Siguióuncorredor,atravesóungransalón,entróenunabibliotecayseencontró

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frenteaunhombresentadoanteunescritorioyqueescribía.Elujierlointrodujoyseretirósindecirunapalabra.D'Artagnanpermaneciódepieyexaminóaaquelhombre.D'Artagnan creyó al principio que tenía que habérselas con algún juezexaminando su dossier, pero se dio cuenta de que el hombre del escritorioescribíaomejorcorregíalíneasdedesiguallongitud,contandolaspalabrasconlosdedos;vioqueestabafrenteaunpoeta;alcabodeuninstante,elpoetacerrósumanuscrito sobre cuya cubierta estaba escrito:MIRAME, tragedia en cincoactos,yalzólacabeza.D'Artagnanreconocióalcardenal.

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40CapítuloElcardenal

Elcardenalapoyósucodosobresumanuscrito,sumejillasobresumano,ymiróun instante al joven.Nadie tenía el ojomás profundamente escrutador que elcardenal, y D'Artagnan sintió aquella mirada correr por sus venas como unafiebre.Sinembargopusobuenacara,teniendosusombreroensusmanosyesperandoelcaprichodeSuEminencia, sindemasiadoorgullo,pero tambiénsindemasiadahumildad.-Señor-ledijoelcardenal-,¿soisvosunD'ArtagnandelBéarn?-Sí,monseñor-respondióeljoven.-Hay muchas ramas de D'Artagnan en Tarbes y en los alrededores - dijo elcardenal;¿acuálpertenecéisvos?-SoyhijodelquehizolasguerrasdereligiónconelgranreyEnrique,padredeSuGraciosaMajestad.-Esoestábien.¿Soisvosquiensalisteishacesieteaochomesesmásomenosdevuestraregiónparavenirabuscarfortunaalacapital?-Sí,monseñor.-VinisteisporMeung,dondeoshaocurridoalgo,nosémuybienqué,peroalgo.-Monseñor-dijoD'Artagnan-,loquemepasó…-Inútil, inútil - replicóelcardenalconunasonrisaque indicabaqueconocía lahistoria tanbiencomoelquequeríacontársela;estabais recomendadoal señordeTréville,¿noesasí?-Sí,monseñor,peroprecisamente,enesedesgraciadoasuntodeMeung…-Se perdió la carta - prosiguió la Eminencia ; sí, ya sé eso; pero el señor deTrévilleesunfisonomistahábilqueconocealoshombresaprimeravista,yosha colocado en la compañía de su cuñado, el señor des Essarts, dejándoos laesperanzadequeundíaaotroentraríaisenlosmosqueteros.-Monseñorestáperfectamenteinformado-dijoD'Artagnan.-Desdeesaépocaoshanpasadomuchascosas:oshabéispaseadopordetrásdelosChartreux cierto día quemás hubiera valido que estuvieseis en otra parte;luegohabéishechoconvuestrosamigosunviajealasaguasdeForges;ellosse

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han detenido en ruta, pero vos habéis continuado vuestro camino. Es muysencillo,teníaisasuntosenInglaterra.-Monseñor-dijoD'Artagnancompletamentedesconcertado-,yoiba…-Decaza,aWindsor,oaotraparte,esonoimportaanadie.Séeso,porquemiobligaciónconsisteensaberlotodo.Avuestroregreso,habéissidorecibidoporunaaugustapersona,yveoconplacerquehabéisconservadoelrecuerdoqueoshadado.D'Artagnan llevó la mano al diamante que tenía de la reina, y volvió conprestezaelengastehaciadentro;peroerademasiadotarde.-Aldíasiguientedeesafecha,habéisrecibidolavisitadeCavois-prosiguióelcardenal;ibaarogarosquepasaseisporelPalais;esavisitanolahabéishecho,yhabéiscometidounerror.-Monseñor,temíahaberincurridoendesgraciaconVuestraEminencia.-¡Vaya! Y eso, ¿por qué señor? Por haber seguido las órdenes de vuestrossuperioresconmásinteligenciayvalordeloqueotrohubierahecho.¿Incurrirenmidesgracia cuandomerecíais elogios?Son laspersonasquenoobedecen lasque yo castigo, y nos la que, como vos, obedecen… demasiado bien…Y laprueba, recordad la fechadeldíaenqueoshabíadichoquevinieraisaverme,buscadenvuestramemorialoquepasóaquellamismanoche.EralamismanocheenquehabíatenidolugarelraptodelaseñoraBonacieux;D'Artagnanseestremeció,yrecordóquemediahoraanteslapobremujerhabíapasadoasulado,arrastradasindudaporlamismapotenciaquelahabíahechodesaparecer.-En fin - continuó el cardenal - como no oía hablar de vos desde hace algúntiempo, he querido saber quéhacíais.Además,medebéis algunagratitud: vosmismohabréisobservadoconquémiramientoshabéissidotratadoentodaslascircunstancias.D'Artagnanseinclinóconrespeto.-Eso - continuó el cardenal-, se debía no sólo a un sentimiento de equidadnatural,sinoademásaunplanqueyomehabíatrazadorespectoavos.D'Artagnanestabacadavezmásasombrado.-Yoqueríaexponeroseseplaneldíaquerecibisteismiprimerainvitación;peronovinisteis.Porsuerte,nadasehaperdidoconeseretraso,yhoyvaisaoírlo.Sentaos ahí, delante de mí, señor D Artagnan: sois lo suficientemente buengentilhombreparanoescuchardepie.Yelcardenalindicóconeldedounasillaaljoven,queestabatanasombradodelo que pasaba que, para obedecer, esperó una segunda indicación de suinterlocutor.-Soisvaliente, señorD'Artagnan - continuó laEminencia ; soisprudente, cosa

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quevalemás.Megustanloshombresdecabezaydecorazón;noosasustéis-dijosonriendo-,porhombresdecorazónentiendohombresdevalor;mas,pesealojovenquesoisyreciénentradoenelmundo,tenéisenemigospoderosos;¡sinotenéiscuidado,osperderán!-¡Ah, monseñor! - respondió el joven-. Lo harán muy fácilmente sin duda;porquesonfuertesyestánbienapoyados,mientrasqueyoestoysolo.-Sí,escierto;peropormássoloqueestéis,habéishechoyamucho,ymásharéisaún,notengoningunaduda.Sinembargo,necesitáis,enmiopinión,serguiadoen la aventurera carrera que habéis emprendido; porque, si no me equivoco,habéisvenidoaParísconlaambiciosaideadehacerfortuna.-Estoyenlaedaddelaslocasesperanzas,Monseñor-dijoD'Artagnan.-Nohaylocasesperanzasmásqueparalostontos,señor,yvossoisInteligente.Veamos,¿quédiríaisdeunaenseñaenmisguardias,ydeunacompañíadespuésdelacampaña?-¡Ah,Monseñor!-Aceptáis,¿noesasí?-Monseñor-replicóD'Artagnanconairedeapuro.-¿Cómo?¿Rehusáis?-exclamóelcardenalasombrado.-EstoyenlosguardiasdeSuMajestad,Monseñor,ynotengomotivosparaestardescontento.-Peromeparece-dijolaEminencia-quemisguardiassontambiénlosguardiasdeSuMajestad,yquecontalquesesirvaenuncuerpofrancés,sesirvealrey.-Monseñor,VuestraEminenciahacomprendidomalmispalabras.-¿Queréisunpretexto,noeseso?Comprendo.Puesbien,esepretextolotenéis.El ascenso, la campaña que se inicia, la ocasión que se os ofrece: eso para lagente; para vos, la necesidad de protecciones seguras; porque es bueno quesepáis, señor D'Artagnan, que he recibido quejas graves contra vos, vos noconsagráisexclusivamentevuestrosdíasyvuestrasnochesalserviciodelrey.D'Artagnansepusocolorado.-Por lo demás - continuó el cardenal posando su mano sobre un legajo depapeles-, tengo todo un informe que os concierne; pero antes de leerlo, hequeridohablarconvos.Osséhombrederesolución,yvuestrosservicios,biendirigidos,envezdeperjudicarospuedenreportarosmucho.Veamos,reflexionadydecidid.-Vuestrabondadmeconfunde,Monseñor-respondióD'Artagnan-,yreconozcoenvuestraEminenciaunagrandezadealmaquemehacetanpequeñocomoungusano;pero,enfin,dadoqueMonseñormepermitehablarleconfranqueza…D'Artagnansedetuvo.-Sí,hablad.-Pues bien, diré a Vuestra Eminencia que todos mis amigos están en los

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mosqueteros y en los guardias del rey, y quemis enemigos, por una fatalidadinconcebible, estánconVuestraEminencia; seríapor tantomal recibidoymalmiradosiaceptaraloquemonseñormeofrece.-¿Tendríaislaorgullosaideadequenoosofrezcoloquevaléis,señor?-dijoelcardenalconunasonrisadedesdén.-Monseñor,VuestraEminenciaescienvecesbuenoconmigo,y,porelcontrario,piensonohaberhechoaúnsuficienteparaserdignodesusbondades.ElsitiodeLa Rochelle va a empezar, monseñor; yo serviré ante los ojos de VuestraEminencia, y si tengo la suerte de comportarme en ese sitio de tal forma quemerezca atraer sus miradas, ¡pues bien!, luego tendré al menos detrás de míalguna acción brillante para justificar la protección con que tenga a bienhonrarme.Tododebehacerseasutiempo,monseñor;quizámástardetengayoderechoadarme,enestemomentopareceríaquemevendo.-Es decir, que rehusáis servirme, señor - dijo el cardenal con un tono dedespechoenelqueapuntabasinembargociertaclasedeestima;quedad,pues,libreyguardadvuestrosodiosyvuestrassimpatías.-Monseñor…-Bien,bien-dijoelcardenal-,noosquiero;perocomocomprenderéisbastantetiene uno con defender a sus amigos y recompensarlos, no debe nada a susenemigos, y sin embargo os daré un consejo: manteneos alerta, señorD'Artagnan,porqueenelmomentoenqueyohayaretiradomimanodevos,nocompraríavuestravidaporunóbolo.-Lointentaré,monseñor-respondióelgascónconnobleseguridad.-Mástarde,ysienciertomomentoosocurrealgunadesgracia-dijoRichelieucon intención-, pensad que soy yo quien ha ido a buscaros, y que ha hechocuantohapodidoparaqueesadesgracianoosalcanzase.-Pase lo que pase - dijo D'Artagnan poniendo la mano en el pecho ainclinándose-,tendréeternagratitudaVuestraEminenciaporloquehacepormíenestemomento.-Bien, como habéis dicho - señor D'Artagnan-, volveremos a vernos en lacampaña; os seguiré con los ojos, porque estaré allí - prosiguió el cardenalseñalando con el dedo a D'Artagnan una magnífica armadura que debíaendosarse-,yavuestroregreso,puesbien,¡hablaremos!-¡Ah, monseñor! - exclamó D'Artagnan-. Ahorradme el peso de vuestradesgracia;permanecedneutral,monseñor,siosparecequeactúocomohombregalante.-Joven-dijoRichelieu-,sipuedodecirosunavezmásloqueoshedichohoy,osprometodecíroslo.Esta última frase de Richelieu expresaba una duda terrible; consternó a

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D'Artagnan más de lo que habría hecho una amenaza, porque era unaadvertencia.Elcardenaltrataba,pues,depreservarledealgunadesgraciaqueloamenazaba.Abrió la bocapara responder, pero congesto altivo el cardenal lodespidió.D'Artagnansalió;peroalapuertaestuvoapuntodefallarleelcorazón,ypocolefaltóparavolveraentrar.Sinembargo,elrostrograveyseverodeAthosseleapareció: si hacía con el cardenal el pacto que éste le proponía, Athos novolveríaadarlelamano,Athosrenegaríadeél.Fue este temor el que lo retuvo: ¡tan poderosa es la influencia de un carácterverdaderamente grande sobre cuanto le rodea! D'Artagnan descendió por lamismaescaleraporlaquehabíaentrado,yencontróantelapuertaaAthosyalos cuatro mosqueteros que esperaban su regreso y que comenzaban ainquietarse. Con una palabra d'Artagnan los tranquilizó, y Planchet corrió aavisaralosdemáspuestosqueerainútilmontarunaguardiamáslarga,dadoquesuamohabíasalidosanoysalvodelPalaisCardinal.UnavezvueltosacasadeAthos,AramisyPorthosseinformarondelascausasdeaquellaextrañacita;peroD'ArtagnansecontentócondecirlesqueelseñordeRichelieulohabíahechoirparaproponerleentrarensusguardiasconelgradodeenseña,yquehabíarehusado.-Yhabéishechobien-exclamaronaunaPorthosyAramis.Athoscayóenprofundareflexiónynodijonada.PeroencuantoestuvosoloconD'Artagnan:-Habéishecholoquedebíaishacer,D'Artagnan-dijoAthos-,peroquizáhabéishechomal.D'Artagnan lanzó un suspiro; porque aquella voz respondía a una voz de sualma,queledecíaquegrandesdesgraciasloesperaban.Lajornadadeldíasiguientesepasóenpreparativosdepartida;D'Artagnanfueadespedirse del señor de Tréville. A aquella hora se creía todavía que laseparacióndelosguardiasydelosmosqueterosseríamomentanéa,porqueaqueldía tenía el rey su parlamento y debían partir al día siguiente. El señor deTrévillesecontentó,pues,conpreguntaraD'Artagnansinecesitabaalgodeél,peroD'Artagnanrespondióorgullosamentequeteníatodoloquenecesitaba.Lanochereunióatodosloscamaradasdelacompañíadelosguardiasdelseñordes Essarts y de la compañía de los mosqueteros del señor de Tréville, quehabíanhechoamistad.SedejabanparavolverseavercuandopluguieraaDiosysiplacíaaDios.Lanochefueportantounadelasmásruidosas,comosepuedesuponer, porque en semejantes casos, no se puede combatir la extremaprecauciónmásqueconelextremodescuido.Al día siguiente, al primer toque de las trompetas, los amigos se dejaron: losmosqueteroscorrieronalpalaciodelseñordeTrévilleylosguardiasaldelseñor

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des Essarts. Los dos capitanes condujeron al punto sus compañías al Louvre,dondeelreylosrevistaba.Elreyestabatristeyparecíaenfermo,locualquitabaalgoasugestoaltivo.Enefecto,lavísperalafiebrelohabíacogidoenmediodelparlamentoymientrasocupaba la presidencia. No por ello estaba menos decidido a partir aquellamisma noche; y pese a las observaciones que se habían hecho, había queridopasarrevista,esperandoqueelprimergolpedevigorvenceríalaenfermedadquecomenzabaaapoderarsedeél.Unavezpasada la revista, losguardias sepusieronenmarcha,ellos solos; losmosqueterosdebíanpartirsóloconelrey,loquepermitióaPorthosiradarunavuelta,ensusoberbioequipo,porlacalleauxOurs.Laprocuradoraloviopasarensuuniformenuevoysobresuhermosocaballo.AmabademasiadoaPorthosparadejarlopartirasí;lehizoseñadeapearseydevenir a su lado. Porthos estaba magnífico; sus espuelas resonaban, su corazabrillaba, su espada le golpeaba orgullosamente las piernas. Aquella vez lospasantesnotuvieronningunaganadereír:¡tantaeralapintaquePorthosteníadecortadordeorejas!El mosquetero fue introducido junto al señor Coquenard, cuyos ojillos grisesbrillaron de cólera al ver a su primo todo flamante. Sin embargo, una cosa loconsolóinteriormente;esqueportodaspartesdecíanquelacampañaseríaruda:enelfondodesucorazónesperabadulcementequePorthosmurieraenella.Porthos presentó sus respetos a maese Coquenard y se despidió de él; maeseCoquenard le deseó toda suerte de prosperidades. En cuanto a la señoraCoquenard, no podía contener sus lágrimas; pero nadie sacó ninguna malaconsecuenciadesudolor;selasabíamuyapegadaasusparientes,porlosquehabíatenidosiemprecruelesdisputasconsumarido.Pero las auténticas despedidas se hicieron en la habitación de la señoraCoquenard:fuerondesgarradoras.Duranteeltiempoquelaprocuradorapudoseguirconlosojosasuamante,agitóunpañueloinclinándosefueradelaventana,hastaelpuntodequesecreeríaquequería tirarse. Porthos recibió todas aquellas señales de ternura como hombrehabituadoasemejantesdemostraciones.Sóloquealvolverlaesquinadelacalle,sequitóelsombreroyloagitóenseñaldeadiós.Porsuparte,Aramisescribíaunalargacarta.¿Aquién?Nadiesabíanada.Enlahabitación vecina, Ketty, que debía partir aquella misma noche para Tours,esperabaaquellacartamisteriosa.Athosbebíaasorboslaúltimabotelladesuvinoespañol.Mientrastanto,D'Artagnandesfilabaconsucompañía.AlllegaralbarriodeSaintAntoine,sevolvióparamiraralegrementelaBastilla;

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pero como era solamente la Bastilla lo que miraba, no vio a Milady que,montadasobreuncaballoovero,loseñalabaconeldedoadoshombresdemalacatadura que se acercaron al punto a las filas para reconocerlo. A unainterrogaciónquehicieronconlamirada,Miladyrespondióconunsignoqueeraél.Luego, seguradequenopodía haber error en la ejecuciónde sus órdenes,espoleósucaballoydesapareció.Losdoshombressiguieronentoncesalacompañía,yalasalidadelbarrioSaintAntoinemontaronendoscaballoscompletamentepreparadosqueuncriadosinlibreateníaenlamanoesperándolos.

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41CapítuloElsitiodeLaRochelle

ElsitiodeLaRochellefueunodelosgrandesacontecimientospoliticosdeLuisXIII, y una de las grandes empresas militares del cardenal. Es por tantointeresante,ainclusonecesario,quedigamosalgunaspalabras,dadoquemuchosdetallesdeeseasedioestánligadosdemanerademasiadoimportantealahistoriaquehemoscomenzadoacontarparaquelospasemosensilencio.Las miras políticas del cardenal cuando emprendió este asedio eranconsiderables.Expongámoslasprimero,luegopasaremosalasmirasparticularesquenotuvieronsobreSuEminenciamenosinfluenciaquelasprimeras.DelasciudadesimportantesdadasporEnriqueIValoshugonotescomoplazasde seguridad, sóloquedabaLaRochelle.Se tratabapor tantodedestruir aquelúltimobaluartedelcalvinismo, levadurapeligrosaa laqueveníanamezclarseincesantementefermentosderevueltacivilodeguerraextranjera.Españoles, ingleses, italianos descontentos, aventureros de cuálquier nación,soldadosdefortunadetodasectaacudianalaprimerallamadabajolasbanderasde los protestantes y se organizaban como una vasta asociación cuyas ramasdivergíanacaprichoentodoslospuntosdeEuropa.LaRochelle,quehabíaadquiridonueva importanciacon la ruinade lasdemásciudadescalvinistasera,pues,elhogarde lasdisensionesyde lasambiciones.Habíamás:supuertoeralaprimerapuertaabiertaalosinglesesenelreinodeFrancia;yalcerrarloaInglaterra,nuestraeternaenemiga,elcardenalacababalaobradeJuanadeArcoydelduquedeGuisa.Por eso Bassompierre, que era a la vez protestante y católico, protestante decorazónycatólicocomocomendadordelEspírituSanto;Bassompierre,queeraalemándenacimientoyfrancésdecorazón;Bassompierre,enfin,queejercíaunmando particular en el asedio de La Rochelle, decía cargando a la cabeza demuchosotrosseñoresprotestantescomoél:-¡Yaveréis,señores,cómosomostanbestiasqueconquistaremosLaRochelle!YBassompierre teníarazón;elcañoneode la isladeRépresagiabaparaél lasdragonadasdeCévennes;latomadeLaRochelleeraelprefaciodelarevocacióndeledictodeNantes.

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Pero, ya lo hemos dicho, al lado de estas miras del ministro nivelador ysimplificador, y que pertenecen a la historia, el cronista está obligado areconocerlaspequeñasmirasdelhombreenamoradoydelrivalceloso.Richelieu,comotodossaben,habíaestadoenamoradodelareina;siesteamorteníaenélunsimpleobjetivopoliticooeranaturalmenteunadeesasprofundaspasionescomolasqueinspiróAnadeAustriaaquieneslarodeaban,esloquenosabríamos decir; pero en cualquier caso, por los desarrollos anteriores de estahistoria,sehavistoqueBuckinghamhabíatriunfadosobreélyqueendosotrescircunstancias,ysobretodoenladelosherretes,graciasaldesvelodelostresmosqueterosyalvalordeD'Artagnan,habíasidocruelmenteburlado.Setrataba,pues,paraRichelieunosólodelibraraFranciadeunenemigo,sinodevengarsedeunrival;porlodemás,lavenganzadebíasergrandeyclamorosa,ydigna en todounhombreque tiene en sumano,por espadade combate, lasfuerzasdetodounreino.Richelieu sabía que combatiendo a Inglaterra combatía a Buckingham, quevenciendoaInglaterravencíaaBuckingham,yquehumillandoaInglaterraantelosojosdeEuropahumillabaaBuckinghamalosojosdelareina.Porsu ladoBuckingham,aunqueponíaante todoelhonordeInglaterraestabamovidoporinteresesabsolutamentesemejantesalosdelcardenal;Buckinghamtambiénperseguía unavenganza particular: bajo ningúnpretexto había podidoBuckingham entrar en Francia como embajador, y quería entrar comoconquistador.Dedonde resultaque loque realmente seventilabaenesapartidaque losdosreinosmáspoderososjugabanporelcaprichodedoshombresenamorados,eraunasimplemiradadeAnadeAustria.La primera ventaja había sido para el duque de Buckingham: llegadoinopinadamente a la vista de la isla de Ré con noventa bajeles y veinte milhombresaproximadamente,habíasorprendidoalcondeToiras,quemandabaennombre del rey en la isla; tras un combate sangriento había realizado sudesembarco.RelatemosdepasoqueenestecombatehabíaperecidoelbaróndeChantal;elbaróndeChantaldejabahuérfanaunaniñadedieciochomeses.EstaniñafueluegoMadamedeSévigné.ElcondedeToirasseretiroalaciudadelaSaintMartinconlaguarnición,ydejóuncentenardehombresenunpequeñofuertequesequesellamabadelaPrée.Esteacontecimientohabíaaceleradolasdecisionesdelcardenal;yalaesperadeque el rey y él pudieran ir a tomar elmando del asedio de LaRochelle, queestaba decidido, había hecho partir a Monsieur para dirigir las primerasoperaciones, y había hecho desfilar hacia el escenario de la guerra todas las

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tropasdequehabíapodidodisponer.De este destacamento enviado como vanguardia era del que formaba partenuestroamigoD'Artagnan.Elrey,comohemosdicho,debíaseguirlotanprontocomohubieraterminadolasolemne sesión real pero al levantarse de aquel asiento real, el 28 de junio sehabía sentido afiebrado; habría querido partir igualmente pero al empeorar suestadosevioobligadoadetenerseenVilleroi.Ahorabien,allídondesedeteníaelreysedeteníanlosmosqueteros;dedonderesultaba que D'Artagnan, que estaba pura y simplemente en los guardias, sehabía separado, momentáneamente al menos, de sus buenos amigos Athos,PorthosyAramis;estaseparación,quenoeraparaélmásqueunacontrariedad,sehabría convertidodesde luegoen inquietud seria si hubierapodidoadivinarquépeligrosdesconocidoslorodeaban.Noporesodejódellegar,sinincidentealgunoalcampamentoestablecidoanteLaRochelle,haciael10delmesdeseptiembredelaño1627.Todo se hallaba en elmismo estado: el duque de Buckingham y sus inglesesdueñosdelaisladeRé,continuabansitiando,aunquesinéxito,laciudadeladeSaintMartinyel fuertedeLaPrée,y lashostilidadesconLaRochellehabíancomenzado hacía dos o tres días a propósito de un fuerte que el duque deAngulemaacababadehacerconstruirjuntoalaciudad.Losguardias,almandodelseñordesEssarts,sealojabanenlosMínimos.Pero como sabemos, D'Artagnan, preocupado por la ambición de pasar a losmosqueteros, raramentehabíahechoamistadconsuscamaradas;seencontrabaportantosoloyentregadoasuspropiasreflexiones.Susreflexionesnoeranrisueñas;desdehacíaunañoquehabíallegadoaParissehabía mezclado en los asuntos públicos; sus asuntos privados no habíanadelantadomuchonienarnornienfortuna.En amor, la únicamujer a la que había amado era la señora Bonacieux, y laseñoraBonacieuxhabíadesaparecidosinqueélpudieradescubriraúnquéhabíasidodeella.Enfortuna,sehabíahecho,débilcomoera,enemigodelcardenal,esdecir,deunhombreanteelcualtemblabanlosmayoresdelreino,empezandoporelrey.Aquel hombre podía aplastarlo, y sin embargo no lo habia hecho; para uningeniotanperspicazcomoeraD'Artagnan,aquellaindulgenciaeraunaluzporlaquevelaunporvenirmejor.Luegosehabíahechotambiénotroenemigomenosdetemer,pensaba,peroquesin embargo instintivamente sentía que no era de despreciar: ese enemigo eraMilady.Acambiode todoestohabíaconseguido laproteccióny labenevolenciade la

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reina,perolabenevolenciadelareinaera,enaquellostiempos,unacausamásdepersecuciones;y suprotección, comose sabe,protegíamuymal; ejemplos:ChalaisylaseñoraBonacieux.Loqueentodoaquellohabíaganadoenclaroeraeldiamantedecincooseismillibrasque llevabaeneldedo;pero inclusodeaqueldiamante, suponiendoqueD'Artagnanensusproyectosdeambiciónquisieraguardarloparaconvertirloundíaenseñaldereconocimientodelareina,nohabíaqueesperar,puestoquenopodíadeshacersedeél,másvalorquedelosguijarrosquepisoteaba.Decimoslosguijarrosquepisoteaba,porqueD'ArtagnanhacíaestasreflexionespaseándoseensolitarioporunlindocaminitoqueconducíadelcampamentoalavilladeAngoutin;ahorabien,estasreflexioneslohabíanllevadomáslejosdeloquepensaba,ylaluzcomenzabaabajarcuandoalúltimorayodelcrepúsculolepareeióverbrillardetrásdeunsetoelcañóndeunmosquete.D'Artagnan tenía el ojo despierto y el ingenio pronto, comprendió que elmosquete no había venido hasta allí completamente solo y que quien lomanejaba no estaba escondido detrás de un seto con intenciones amistosas.Decidióportantolargarsecuando,alotroladodelaruta,trasunaroca,divisólaextremidaddeunsegundomosquete.Eraevidentementeunaemboscada.Eljovenlanzóunaojeadassobreelprimermosqueteyvioconciertainquietudque se bajaba en su dirección, pero tan pronto como vio el orificio del cañóninmóvil se arrojó cuerpo a tierra. Al mismo tiempo salió el disparo y oyó elsilbidodelabalaquepasabaporencimadesucabeza.No había tiempo que perder: D'Artagnan se levantó de un salto en el mismomomento que la bala del otro mosquete hizo volar los guijarros en el lugarmismodelcaminoenquesehabíaarrojadodecaracontraelsuelo.D'Artagnan no era uno de esos hombres inútilmente valientes que buscan lamuerte ridícula para que se diga de ellos que no han retrocedido ni un paso;además,aquínosetratabadevalor:D'Artagnanhabíacaídoenunacelada.-Sihayuntercerdisparo-sedijo-,soyhombremuerto.Y al punto, echando a todo correr, huyó en dirección del campamento con lavelocidad de las gentes de su región, tan renombradas por su agilidad; mascualquiera que fuese la rapidez de su carrera, el primero que había disparado,habiendo tenido tiempo de volver a cargar su arma, le disparó un segundodisparotanbienajustadoestavezquelabalaleatravesóelsombreroylohizovolaradiezpasosdeél.Sin embargo, como D'Artagnan no tenía otro sombrero, recogió el suyo a lacarrera, llegó todo jadeante ymuy pálido a su alojamiento, se sentó sin decirnadaanadieysepusoareflexionar.

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Aquelsucesopodíatenertrescausas:Laprimeraymásnaturalpodíaserunaemboscadadelosrochelleses,aquienesno les habríamolestadomatar a uno de los guardias deSuMajestad, primeroporqueeraunenemigomenos,yporqueesteenemigopodíatenerunabolsabienguarnecidaensubolso.D'Artagnan cogió su sombrero, examinó el agujerro de la bala y movió lacabeza. La bala no era una bala de mosquete, era una bala de arcabuz; laexactituddeldisparolehabíadadoyalaideadequehabíasidodispardoporunarmaparticular:aquellonoera,portanto,unaemboscadamilitar,puestoquelabalanoeradecalibre.Aquellopodíaserunbuenrecuerdodelseñorcardenal.Serecordaráqueenelmomento mismo en que gracias a aquel bienaventurado rayo de sol habíadivisadoelcañóndelfusil,élseasombrabadelalonganimidaddeSuEminenciaparaconél.PeroD'Artagnanmovió lacabeza.Conpersonascon lasqueno teníamásqueextenderlamanoraravezrecurríaSuEminenciaasemejantesmedios.AquellopodíaserunavenganzadeMilady.Estoeralomásprobable.Trató inútilmente de recordar o los rasgos o el traje de los asesinos; se habíaalejadotanrápidamentedeellosquenohabíatenidotiempodeobservarnada.-¡Ay,mispobresamigos!-murmuróD'Artagnan-.¿Dóndeestáis?¡Cuántafaltamehacéis!D'Artagnanpasómuymalanoche.Tresocuatrovecessedespertósobresaltado,imaginándose que un hombre se acercaba a su cama para apuñalarlo. Sinembargo,apareciólaluzsinquelaoscuridadhubieratraídoningúnincidente.PeroD'Artagnansospechómuchoqueloqueestabaaplazadonoestabaperdido.D'Artagnanpermaneciótodalajornadaensualojamiento;asímismosediolaexcusadequeeltiempoeramalo.Al día siguiente, a las nueve, tocaron llamada y tropa. El duque de Orleánsvisitabalospuestos.LosguardiascorrieronalasarmasyD'Artagnanocupósupuestoenmediodesuscamaradas.Monsieurpasóanteelfrentedebatalla; luego, todoslosoficialessuperioresseacercaronaélparahacerleséquito,elseñorDesEssarts,capitándelosguardias,igualquelosdemás.AlcabodeuninstanteleparecióaD'ArtagnanqueelseñorDesEssartslehacíaseñasdeacercarse:esperóunnuevogestodesusuperior,temiendoequivocarse,perorepetidoelgesto,dejólasfilasyseadelantóparaoírlaorden.-Monsieurvaapedirhombresvoluntariosparaunamisiónpeligrosa,peroqueseráunhonorparaquieneslacumplan;oshehechoesaseñaparaqueestuvierais

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preparado.-¡Gracias, mi capitán! - respondió D'Artagnan, que no pedía otra cosa quedistinguirsealosojosdeltenientegeneral.En efecto, los rochelleses habían hecho una salida durante la noche y habíanrecuperado un bastión del que el ejército realista se había apoderado dos díasantes;setratabadehacerunreconocimientoacuerpodescubiertoparavercómocustodiabaelejércitoaquelbastión.Efectivamente,alcabodealgunosinstantesMonsieurelevólavozydijo:-Necesitaría para estamisión tres o cuatro voluntarios guiados por un hombreseguro.-En cuanto al hombre seguro, lo tengo amano,Monsieur - dijo el señorDesEssarts,mostrandoaD'Artagnan;yencuantoaloscuatroocincovoluntarios,Monsieur no tiene más que dar a conocer su intenciones, y no le faltaránhombres.-¡Cuatrohombresdebuenavoluntadparavenirahacersematarconmigo!-dijoD'Artagnanlevantandosuespada.Dos de sus camaradas de los guardias se precipitaron inmediatamente, yhabiéndose unido a ellos dos soldados, encontró que el número pedido erasuficiente;D'Artagnanrechazó,pues,atodoslosdemás,noqueriendoatropellaraquienesteníanprioridad.Seignorabasidespuésdelatomadelbastiónlosrochelleseslohabíanevacuadoo habían dejado allí guarnición; había, pues, que examinar el lugar indicadodesdebastantecercaparacomprobarlo.D'Artagnan partió con sus cuatro compañeros y siguió la trinchera: los dosguardiasmarchabanasumismaalturaylossoldadosveníandetrás.Así,cubriéndoseconlosrevestimientosdel terreno, llegaronaunoscienpasosdelbastión.Allí,alvolverseD'Artagnan,sediocuentadequelosdossoldadoshabíandesaparecido.Creyóquepormiedosehabíanquedadoatrásycontinuóavanzando.Alavueltadelacontraescarpa,sehallaronasesentapasosaproximadamentedelbastión.Noseveíaanadie,yelbastiónparecíaabandonado.Lostrestemerariosdeliberabansiseguiradelantecuando,depronto,uncinturónde humo ciñó al gigante de piedra y una docena da balas vinieron a silbar entornoaD'Artagnanysusdoscompañeros.Sabían loquequeríansaber:elbastiónestabaguardado.Quedarsemás tiempoenaquellugarpeligrosohubiesesido,pues,unaimprudenciainútil;D'Artagnanylosdosguardiasvolvieronlaespaldaycomenzaronunaretiradaqueseparecíaaunafuga.

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Al llegar al ángulo de la trinchera que iba a servirles de muralla uno de losguardiascayó:unabalalehabíaatravesadoelpecho.EÌotro,queestabasanoysalvo,continuósucarrerahaciaelcampamento.D'Artagnan no quiso abandonar así a su compañero y se inclinó hacia él paralevantarloyayudarloaalcanzarlaslíneas;peroenaquelmomentosalierondosdisparosdefusil:unabalavinoaestrellarsesobrelarocatrashaberpasadoadospulgadasdeD'Artagnan.Eljovensevolviórápidamenteporqueaquelataquenopodíavenirdelbastión,queestabaocultoporelángulodelatrinchera.Laideadelosdossoldadosquelohabíanabandonadolevinoalamenteylerecordóalosasesinosdelavíspera;resolvió,portanto,saberaquéatenerseaquellavezycayósobreelcuerpodesucamaradacomosiestuvieramuerto.Vioalpuntodoscabezasqueselevantabanporencimadeunaobraabandonadaqueestabaatreintapasosdeallí;eranlasdenuestrosdossoldados.D'Artagnanno se había equivocado: aquellos dos hombres no le habían seguidomás queparaasesinarlo,esperandoquelamuertedeljovenseríacargadaenlacuentadelenemigo.Sólo que, como podía estar solamente herido y denunciar su crimen, seacercaronpararematarlo;porsuerte,engañadosporlaartimañadeD'Artagnan,seolvidarondevolveracargarsusfusiles.Cuandoestuvieronadiezpasosdeél,D'Artagnan,quealcaerhabíatenidograncuidadodenosoltar suespada,se levantódeprontoydeunsaltoseencontrójuntoaellos.Losasesinoscomprendieronque,sihuíanhaciaelcampamentosinhabermatadoaaquelhombre,seríanacusadosporél;poresosuprimeraideafueladepasarsealenemigo.Unodeelloscogiósufusilporelcañónysesirviódeélcomodeunamaza:lanzóungolpeterribleaD'Artagnan,queloevitóechándosehaciaunlado;pero conestemovimientobrindópasoalbandido,que se lanzóal puntohacia el bastión. Como los rochelleses que lo vigilaban ignoraban con quéintenciónveníaaquelhombrehaciaellos,dispararoncontraélycayóheridoporunabalaqueledestrozóelhombro.En este tiempo, D'Artagnan se había lanzado sobre el segundo soldado,atacándoloconsuespada; la luchano fue larga,aquelmiserableno teníaparadefendersemásquesuarcabuzdescargado;laespadadelguardiasedeslizóporsobreelcañóndelarmavueltainútilyfueaatravesarelmuslodelasesinoquecayó.D'Artagnanlepusoinmediatamentelapuntadelhierroenelpecho.-¡Oh,nomematéis!-exclamóelbandido-.¡Gracia,gracia,oficial,yoslodirétodo!-¿Valealmenoslosecretolapenadequeloperdonelavida?-preguntóeljoven

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conteniendosubrazo.-Sí,siestimáisque laexistenciaesalgocuandose tienenveintidósañoscomovosysepuedealcanzartodo,siendovalienteyfuertecomovoslosois.-¡Miserable! - dijoD'Artagnan-.Vamos,habladeprisa, ¿quién teha encargadoasesinarme?-Unamujeralaquenoconozco,peroquesellamabaMilady.-Perosinoconocesaesamujer,¿cómosabessunombre?-Micamaradalaconocíaylallamabaasí,fueélquientuvoelasuntoconellaynoyo;éltieneinclusoensubolsounacartadeesapersonaquedebetenerparavosgranimportancia,porloqueheoídodecir.-Pero¿cómotemetisteenestacelada?-Mepropusoquediéramoselgolpenosotrosdosyacepté.-¿Ycuántoosdioellaporestahermosaexpedición?-Cienluises.-Bueno,enbuenahora-dijoeljovenriendo-estimaquevalgoalgo:cienluises.Es una cantidad para dos miserables como vosotros; por eso comprendo quehayasaceptadoyloperdonoconunacondición.-¿Cuál?-preguntóelsoldadoinquietoyviendoquenotodohabíaterminado.-Quevayasabuscarmelacartaquetucamaradatieneenbolsillo.-Peroeso-exclamóelbandido-esotramaneradematarme;¿cómoqueréisquevayaabuscarestacartabajoelfuegodelbastión?-Sinembargo,tienesquedecidirteairensubusca,otejuroquemuerespormimano.-¡Gracia,señor,piedad!¡Ennombredeesadamaalaqueamáisalaquequizácreéismuertayqueno loestá! - exclamóelbandidoponiéndosede rodillasyapoyándose sobre su mano, porque comenzaba a perder sus fuerzas con lasangre.-¿Yporquésabestúquehayunamujeralaqueamoyqueyohecreídomuertaaesamujer?-preguntóD'Artagnan.-Porlacartaquemicamaradatieneensubolsillo.-Comprenderásentoncesquenecesitoteneresacarta-dijoD'Artagnan;asíquenomás retrasos ni dudas, o aunqueme repugne templar por segunda vez miespada en la sangre de un miserable como tú, lo juro por mi fe de hombrehonrado…Ya estas palabrasD'Artagnan hizo un gesto tan amenazador que el herido selevantó.-¡Deteneos!¡Deteneos!-exclamórecobrandovalorafuerzadeterror-.¡Iré…,iré…!D'Artagnancogióelarcabuzdelsoldado,lohizopasardelantedeélyloempujóhaciasucompañeropinchándoleloslomosconlapuntadesuespada.

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Eraalgohorribleveraaqueldesgraciadodejandosobreelcaminoquerecorríaunlargoreguerodesangre,cadavezmáspálidoantemuertepróxima,tratandode arrastrarse sin ser visto hasta el cuerpo de su cómplice que yacía a veintepasosdeallí.ElterrorestabapintadosobresurostrocubiertodeunsudorfríodetalmodoqueD'Artagnansecompadecióymirándolocondesprecio:-Puesbien-dijo-,voyademostrarteladiferenciaqueexisteentreunhombredecorazónyuncobardecomotú:quédateiréyo.Y con paso ágil, el ojo avizor, observando los movimientos del enemigo,ayudándose con todos los accidentes del terreno, D'Artagnan llegó hasta elsegundosoldado.Habíadosmediosparaalcanzarsuobjetivo: registrarloallímismoo llevárselohaciendounescudoconsucuerpoyregistrarloenlatrinchera.D'Artagnan prefirió el segundomedio y cargó el asesino a sus hombros en elmomentomismoqueelenemigohacíafuego.Una ligera sacudida el ruido secode tresbalasque agujereaban las carnes, unúltimogritounestremecimientodeagoníaleprobaronaD’Artagnanqueelquehabíaqueridoasesinarloacababadesalvarlelavida.D'Artagnanganólatrincherayarrojóelcadáverjuntoalheridotanpálidocomounmuerto.Comenzóelinventarioinmediatamente:unacarteradecuero,unabolsadondeseencontrabaevidentementeunapartedelasumadeldineroquehabíarecibido,uncubileteylosdadosformabanlaherenciadelmuerto.Dejóelcubileteylosdadosdondehabíancaído,lanzólabolsaalheridoyabrióávidamentelacartera.Enmediodealgunospapelessinimportancia,encontrólacartasiguiente:eralaquehabíaidoabuscarconriesgodesuvida:

«Dadoquehabéisperdidoelrastrodeesamujeryqueahoraestáasalvoeneseconvento al que nunca deberíais haberla dejado llegar, tratad al menos de nofallarconelhombre;sino,sabéisquetengolamanolargayquepagaréiscarosloscienluisesqueoshedado.»

Sin firma. Sin embargo, era evidente que la carta procedía de Milady. Porconsiguiente,laguardócomopiezadeconviccióny,asalvotraselángulodelatrinchera se puso a interrogar al herido.Este confesóque con su camarada, elmismoqueacababademorir,estabaencargadoderaptaraunajovenquedebíasalirdeParísporlabarreradeLaVilleteperoque,habiéndoseparadoabeberenunataberna,habíanllegadodiezminutostardealcoche.

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-Pero¿quéhabríaishechoconesamujer?-preguntóD'Artagnanconangustia.-DebíamosentregarlaenunpalaciodelaPlaceRoyale-dijoelherido.-¡Sí!¡Sí!-murmuróD'Artagnan-.Esexacto,encasadelamismaMilady.Entonces el joven estremeciéndose, comprendió qué terrible sed de venganzaempujabaaaquellamujeraperderlo,aélyalosqueloamaban,ycuántosabíaella de los asuntos de la corte, puesto que lo había descubierto todo.Indudablementedebíaaquellosinformesalcardenal.Mas, enmedio de todo esto, comprendió, con un sentimiento de alegríamuyreal,quelareinahabíaterminadopordescubrirlaprisiónenquelapobreseñoraBonacieux expiaba su adhesión, y que la había sacado de aquella prisión.AsíquedabanexplicadoslacartaquehabíarecibidodelajovenysupasoporlarutadeChaillot,unpasoparecidoaunaaparición.Y entonces, como Athos había predicho, era posible volver a encontrar a laseñoraBonacieux,yunconventonoerainconquistable.Estaideaacabódedevolverasucorazónlaclemencia.Sevolvióhaciaelheridoqueseguíaconansiedadtodaslasexpresionesdiversasdesucara,yletendióelbrazo:-Vamos - le dijo-, no quiero abandonarte así. Apóyate en mí y volvamos alcampamento.-Sí -dijoelherido,queaduraspenascreíaen tantamagnanimidad-,pero¿noseraparahacerquemecuelguen?-Tienesmipalabra-dijoD'Artagnan-,yporsegundavezteperdonolavida.Elheridosedejócaerderodillasybesódenuevolospiesdesusalvador;peroD'Artagnan, queno teníaningúnmotivoparaquedarse tan cercadel enemigo,abrevióélmismolostestimoniosdegratitud.El guardia que había vuelto a la primera descarga de los rochelleses habíaanunciado lamuertedesuscuatrocompañeros.Quedaron,pues,asombradosymuycontentosalavezenelregimientocuandosevioapareceraljovensanoysalvo.D'Artagnanexplicólaestocadadesucompañeroporunasalidaqueimprovisó.Contólamuertedelotrosoldadoy lospeligrosquehabíancorrido.Esterelatofue para el ocasión de un verdadero triunfo.Todo el ejército habló de aquellaexpedición durante un día, y Monsieur hizo que le transmitieran susfelicitaciones.Por lo demás, como toda acción hermosa lleva consigo su recompensa, lahermosaaccióndeD'Artagnantuvoporresultadodevolverlelatranquilidadquehabíaperdido.Enefecto,D'Artagnancreíapoderestartranquilo,puestoquedesusdosenemigosunoestabamuertoyotroeraadictoasusintereses.Esta tranquilidad probaba una cosa, y es que D'Artagnan no conocía aún a

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Milady.

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42CapítuloElvinodeAnjou

Tras las noticias casi desesperadas del rey, el rumor de su convalecenciacomenzabaaesparcirseporelcampamento;ycomoteníamuchaprisaporllegarenpersonaalasedio,sedecíaquetanprontocomopudieramontaracaballosepondríaencamino.En este tiempo, Monsieur, que sabía que de un día para otro iba a serreemplazado en su mando bien por el duque de Angulema, bien porBassompierre, bien por Schomberg, que se disputaban el mando, hacía poco,perdíalasjornadasentanteos,ynoseatrevíaaarriesgarunagranempresaparaechar a los ingleses de la isla de Ré, donde asediaban constantemente laciudadela Saint Martin y el fuerte de La Prée, mientras que por su lado losfrancesesasediabanLaRochelle.D'Artagnan, como hemos dicho, se había tranquilizado, como ocurre siempretrasunpeligropasado,ycuandoelpeligropareciódesvanecido,sólolequedabaunainquietud,ladenotenernoticiaalgunadesusamigos.Perounamañanaaprincipiosdelmesdenoviembre,todoquedóexplicadoporestacarta,datadaenVilleroi:

«SeñorD'Artagnan:LosseñoresAthos,PorthosyAramis,trashaberjugadounabuenapartidaenmicasayhabersedivertidomucho,han armado tal escándaloque el prebostedelcastillo, hombre muy rígido, los ha acuartelado algunos días; pero yo hecumplido las órdenes que me dieron de enviar doce botellas de mi vino deAnjou, que apreciaronmucho: quieren que vos bebáis a su salud con su vinofavorito.

Lohehecho,ysoy,señor,congranrespeto,Vuestromuyhumildeyobedienteservidor,

GODEAU

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HostelerodelosSeñoresMosqueteros.»

-¡Sea en buena hora! - exclamó D'Artagnan-. Piensan en mí en sus placerescomoyopensabaenellosenmiaburrimiento;desdeluego,beberéasusaludydemuybuenagana,peronobeberésolo.YD'Artagnancorrióacasadedosguardiasconlosquehabíahechomásamistadqueconlosdemás,afindeinvitarlosabeberconéleldeliciosovinillodeAnjouque acababa de llegar de Villeroi. Uno de los guardias estaba invitado paraaquellamismanocheyotroparaeldíasiguiente;lareuniónfuefijadaportantoparadosdíasdespués.Al volver, D'Artagnan envió las doce botellas de vino a la cantina de losguardias, recomendandoque se las guardasen con cuidado; luego, el día de lacelebración,comolacomidaestabafijadaparalahoradelmediodía,D'ArtagnanenvióalasnueveaPlanchetparaprepararlotodo.Planchet, muy orgulloso de ser elevado a la dignidad de maître, pensó enpreparartodocomohombreinteligente;aesteefecto,sehizoayudardelcriadodeunodelosinvitadosdesuamo,llamadoFourreau,ydeaquelfalsosoldadoquehabíaqueridomataraD'Artagnan,yquepornoperteneceraningúncuerpo,había entrado a su servicio, omejor, al de Planchet, desde queD'Artagnan lehabíasalvadolavida.Llegada la hora del festín, los dos invitados llegaron y ocuparon su sitio y sealinearon los platos en lamesa. Planchet servia, servilleta en brazo, Fourreaudescorchaba las botellas, y Brisemont, tal era el nombre del convaleciente,transvasaba a pequeñas garrafas de cristal el vino que parecía haber formadoposos por efecto de las sacudidas del camino. La primera botella estaba algoturbia hacia el final: de este vino Brisemont vertió los posos en su vaso, yD'Artagnan le permitió beberlo; porque el pobre diablo no tenía aún muchasfuerzas.Los convidados, tras haber tomado la sopa, iban a llevar el primer vaso a suslabioscuandodeprontoelcañónresonóenelfuerteLouisyenelfuerteNeuf;alpunto,creyendoquesetratabadealgúnataqueimprevisto,biendelossitiados,bien de los ingleses, los guardias saltaron sobre sus espadas; D'Artagnan, nomenosrápido,hizocomoellosy los tressalieroncorriendoafindedirigirseasuspuestos.Mas apenas estuvieron fuera de la cantina cuando se enteraron de la causa deaquelgranalboroto;losgritosde¡Vivaelrey!¡Vivaelcardenal!resonabanportodaslasdirecciones.Enefecto,elrey,impacientecomosehabíadicho,acababadehacerenunados

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etapas,yllegabaenaquelmismoinstantecontodasucasayunrefuerzodediezmil hombres de tropa; le precedían y seguían sus mosqueteros. D'Artagnan,formandocalleconsucompañia,saludócongestoexpresivoasusamigos,quelerespondieronconlosojos,yalseñordeTréville,queloreconocióalinstante.Una vez acabada la ceremonia de recepción, los cuatro amigos estuvieron alpuntoenbrazosunosdeotros.-¡Diantre!-exclamóD'Artagnan-.Nopodíaishaberllegadoenmejormomento,ylacarnenohabrátenidotiempoaúndeenfriarse.¿Noeseso,señores?-añadióel jovenvolviéndosehacia losdosguardias,quepresentóasusamigos.-¡Vaya,vaya,parecequeestábamosdebanquete!-dijoPorthos.-Espero-dijoAramis-quenohayamujeresenvuestracomida.-¿Esquehayvinopotableenvuestrabicoca?-preguntóAthos.-Diantre,tenemoselvuestro,queridoamigo-respondióD'Artagnan.-¿Nuestrovino?-preguntóAthosasombrado.-Sí,elquemehabéisenviado.-¿Nosotros os hemos enviado vino? -Lo sabéis de sobra, de ese vinillo de losviñedosdeAnjou.-Sí,yaséaquévinoosreferéis.-Elvinoquepreferís.-Sinduda,cuandonotengonichampagnenichambertin.-Bueno,afaltadechampagneydechambertinoscontentaréisconéste.-O sea que, sibaritas como somos, hemos hecho venir vino de Anjou - dijoPorthos.-Puesclaro,eselvinoquemehanenviadodepartevuestra.-¿Denuestraparte?-dijeronlostresmosqueteros.-Aramis,¿soisvosquiénhabéisenviadovino?-dijoAthos.-No,¿yvos,Porthos?-No,¿yvosAthos?-No.-Sinoesvuestro-dijoD'Artagnan-,esdevuestrohostelero.-¿Nuestrohostelero?-Puesclaro,vuestrohostelero,Godeau,hostelerodelosmosqueteros.-A fe nuestra que, venga de donde quiera, no importa - dijo Porthos ;probémoslo,ysiesbueno,bebámoslo.-No-dijoAthos-,nobebamoselvinoquetieneunafuentedesconocida.-Tenéisrazón,Athos-dijoD'Artagnan-.¿Ningunodevosotroshaencargadoalhosteleroenviarmevino?-¡No!Ysinembargo,¿oslohaenviadodenuestraparte?

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-Aquíestálacarta-d¡joD'Artagnan.Ypresentóelbilleteasuscamaradas.-¡Esta no es su escritura! - exclamóAthos-. La conozco porque fui yo quienantesdepartirsaldólascuentasdelacomunidad.-Cartafalsa-dijoPorthos;nosotrosnohemossidoacuartelados.-D'Artagnan-preguntóAramisentonodereproche-,¿cómohabéispodidocreerquehabíamosorganizadounalboroto?…D'Artagnanpalidecióyunestremecimientoconvulsivoagitósusmiembros.-Measustas-dijoAthos,quenoletuteabasinoenlasgrandesocasiones-.¿Quéhapasadoentonces?-¡Corramos, corramos, amigos míos! - exclamó D'Artagnan-. Una terriblesospechacruzamimente.¿Seráotravezunavenganzadeesamujer?FueAthoselqueahorapalideció.D'Artagnanseprecipitóhacialacantina.Lostresmosqueterosylosdosguardiaslosiguieron.LosprimeroquesorprendiólavistadeD'ArtagnanalentrarenelcomedorfueBrisemonttendidoenelsueloyretorciéndoseenmediodeatrocesconvulsiones.Planchet y Fourreau, pálidos como muertos trataban de ayudarlo; pero eraevidente que cualquier ayuda resultaba inútil: todos los rasgos delmoribundoestabancrispadosporlaagonía.-¡Ay!-exclamóalveraD'Artagnan-.¡Ay,eshorrible,fingísperdonarmeymeenvenenáis!-¡Yo!-exclamóD'Artagnan-.¿Yo,desgraciado?Pero¿quédices?-Digoquesoisvosquienmehabéisdadoesevino,digoquesoisvosquienmehadichoquelobeba,digoquehabéisqueridovengarosdemí,digoqueesoeshorroroso.-Nocreáiseso,Brisemont-dijoD'Artagnan-,nocreáisnadadeeso;oslojuro,osaseguroque…-¡Oh,peroDiosestáaquí,Diososcastigará!¡Diosmío!Quesufraundíaloqueyosufro.-PorelEvangelio-exclamóD'Artagnanprecipitándosehaciaelmoribundo-,osjuroqueignorabaqueesevinoestuvieseenvenenadoyqueyoibaabebercomovos.-Nooscreo-dijoelsoldado.Yexpiróenmediodeunaumentodetorturas.-¡Horroroso! ¡Horroroso! - murmuraba Athos, mientras Porthos rompía lasbotellas y Aramis daba órdenes algo tardías para que fuesen en busca de unconfesor.-¡Oh,amigosmíos!-dijoD'Artagnan-.Venísunavezmásasalvarmelavida,nosóloamí,sinoaestosseñores.Señores-continuódirigiéndosealosguardias-,

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os ruego silencio sobre toda esta aventura; grandes personajes podrían estarpringados en lo que habéis visto, y el perjuicio de todo esto recaería sobrenosotros.-¡Ay, señor! - balbuceaba Planchet, más muerto que vivo-. ¡Ay, señor, me helibradodeunabuena!-¡Cómo,bribón!-exclamóD'Artagnan-.¿Ibasentoncesabebermivino?-Alasaluddelrey,señor,ibaabeberunpobrevasosiFourreaunomehubieradichoquemellamaban.-¡Ay!-dijoFourreau,cuyosdientesrechinabandeterror-.Yoqueríaalejarloparabebercompletamentesolo.-Señores -dijoD'Artagnandirigiéndosea losguardias-, comprenderéisqueunfestín semejante sólo seríamuy triste después de lo que acaba de ocurrir; poreso,recibidmisexcusasydejemoslapartidaparaotrodía,porfavor.Los dos guardias aceptaron cortésmente las excusas de D'Artagnan y,comprendiendoqueloscuatroamigosdeseabanestarsolos,seretiraron.Cuando el joven guardia y los tres mosqueteros estuvieron sin testigos, semirarondeunaformaquequeríadecirquetodoscomprendíanlagravedaddelasituación.-Enprimerlugar-dijoAthos-,salgamosdeestasala;nohaypeorcompañíaqueunmuertodemuerteviolenta.-Planchet - dijo D'Artagnan-, os encomiendo el cadáver de este pobre diablo.Que lo entierren en tierra santa. Cierto que había cometido un crimen, peroestabaarrepentido.Yloscuatroamigossalierondelahabitación,dejandoaPlanchetyaFourreauelcuidadoderendirloshonoresmortuoriosaBrisemont.ElhostelerolesdiootrahabitaciónenlaquelessirvióhuevospasadosporaguayaguaqueelmismoAthosfueasacardelafuente.EnpocaspalabrasPorthosyAramisfueronpuestosalcorrientedelasituación.-¡Ybien!-dijoD'ArtagnanaAthos-.Yaloveis,queridoamigo,esunaguerraamuerte.Athosmoviólacabeza.-Sí,sí-dijo-,yaloveo,pero¿créisqueseaella?-Estoyseguro.-Sinembargoosconfiesoquetodavíadudo.-¿Y esa flor de lis en el hombro? -Es una inglesa que habrá cometido algunafechoríaenFranciayquehabrásidomarcadaaraízdesucrimen.-Athos, es vuestra mujer, os lo digo yo - repitió D'Artagnan-. ¿No recordáiscómocoinciden lasdosmarcas?-Sinembargohabría juradoque laotraestabamuerta,lacolguémuybien.

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FueD'Artagnanquienestavezmoviólacabeza.-Enfin¿quéhacemos?-dijoeljoven.-Lociertoesquenosepuedeestarasí,conunaespadaeternamentesuspendidasobrelacabeza-dijoAthos-,yquehayquesalirdeestasituación.-Pero¿cómo?-Escuchad, tratad de encontraros con ella y de tener una explicación; decidle:¡Lapazolaguerra!Palabradegentilhombredequenuncadirénadadevos,deque jamás haré nada contra vos; por vuestra parte, juramento solemne depermanecerneutralrespectoamí;sino,voyenbuscadelcanciller,voyenbuscadelrey,voyenbuscadelverdugo,amotinolacortecontravos,osdenunciopormarcada, os hago meter a juicio, y si os absuelven, pues entonces os mato,palabradegentilhombre,enlaesquinadecualquierguardacantón,comomataríaaunperrorabioso.-Noestámalesesistema-dijoD'Artagnan-,pero¿cómoencontrarmeconella?-Eltiempo,queridoamigo,eltiempotraelaocasión,laocasióneslamartingaladelhombre;cuantomásempeñadoestáuno,másseganasisesabeesperar.-Sí,peroesperarrodeadodeasesinosydeenvenenadores…-¡Bah! - dijo Athos-. Dios nos ha guardado hasta ahora, Dios nos seguiráguardando.-Sí, anosotros sí; además,nosotros somoshombresy, considerándolobien, esnuestrodeberarriesgarnuestravida;pero¡ella!…-añadióamediavoz.-¿Quiénella?-preguntóAthos.-Constance.-LaseñoraBonacieux¡Ah!Esjustoeso-dijoAthos-.¡Pobreamigo!Olvidabaqueestabaisenamorado.-Pues bien - dijo Aramis-. ¿No habéis visto, por la carta misma que habéisencontrado encima delmiserablemuerto, que estaba en un convento? Se estámuybienenunconvento,ytanprontoacabeelsitiodeLaRochelle,osprometoqueporloqueamíserefiere.-¡Bueno!-dijoAthos-.¡Bueno!Sí,miqueridoAramis,yasabemosquevuestrosdeseostiendenalareligión.-Sólosoymosqueteroporínterin-dijohumildementeAramis.-Parecequehacemuchotiempoquenoharecibidonuevasdesuamante-dijoenvozbajaAthos;masnoprestéisatención,yaconocemoseso.-Bien-dijoPorthos-,meparecequehayunmediomuysimple.-¿Cuál?-preguntóD'Artagnan.-¿Decísqueestáenunconvento?-prosiguióPorthos.-Sí.-Puesbien,tanprontocomotermineelasedio,laraptamosdeeseconvento.

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-Perohabríaquesaberenquéconventoestá.-Claro-dijoPorthos.-Pero,pensandoenello-dijoAthos-,¿nopretendéisqueridoD'Artagnanquehasidolareinaquienlehaescogidoelconvento?-Sí,esocreoporlomenos.-Puesbien,Porthosnosayudaráeneso.-¿Ycómo?-Puespormediodevuestramarquesa, vuestraduquesa, vuestraprincesa; debetenerlargoelbrazo.-¡Chis!-dijoPorthosponiendoundedosobresuslabios-.Lacreocardenalistaynodebesabernada.-Entonces-dijoAramis-,yomeencargodeconseguirnoticia.-¿Vos,Aramis?-exclamaronlostresamigos-.¿Vos?¿Ycómo?-Pormediodellimosnerodelareina,delquesoymuyamigo-dijoAramisruborizándose.Yconestaseguridad,loscuatroamigos,quehabíanacabadomodestacomida,sesepararon con la promesade volverse a ver aquellamismanoche;D'ArtagnanvolvióalosMínimos,ylostresmosqueterosalcanzaronelacuartelamientodelrey,dondeteníanquehacerprepararsualojamiento.

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43CapítuloElalberguedelColombierRouge

Apenas llegado al campamento, el rey, que tenía tanta prisa por encontrarsefrentealenemigoyque,conmejorderechoqueelcardenal,compartíasuodiocontraBuckingham,quisohacertodoslospreparativos,primeroparaexpulsaralosinglesesdelaisladeRé,luegoparaapresurarelasediodeLaRochelle;pero,apesarsuyo,sedemoróporlasdisensionesqueestallaronentrelosseñoresdeBassompierreySchombergcontraelduquedeAngulema.Los señores de Bassompiere y Schomberg eran mariscales de Francia yreclamaban su derecho a mandar el ejército bajo las órdenes del rey; pero elcardenal, que temía que Bassompierre, hugonote en el fondo del corazón,acosasedébilmenteainglesesyrochelleses,sushermanosdereligión,apoyabaporelcontrarioalduquedeAngulema,aquienelrey,ainstigaciónsuya,habíanombradotenientegeneral.Deelloresultóque,sopenadeveralosseñoresdeBassompierre y Schomberg abandonar el ejército, se vieron obligados a dar acada uno un mando particular; Bassompierre tomó sus acuartemamientos alnortedelaciudaddesdeLaLeuhastaDompierre;elduquedeAngulemaaleste,desde Dompierre hasta Périgny; y el señor de Schomberg al mediodía, desdePérignyhastaAngoutin.ElalojamientodeMonsieurestabaenDompierre.ElalojamientodelreyestabatantoenEtrécomoenLaJarrie.Finalmente,elalojamientodelcardenalestabaenlasdunas,enelpuentedeLaPierreenunasimplecasasinningúnatrincheramiento.Deestaforma,MonsieurvigilabaaBassompierre;elrey,alduquedeAngulema,yelcardenal,alseñordeSchomberg.Unavezestablecidaestaorganización,seocuparondeecharalosinglesesdelaisla.Lacoyunturaerafavorable:losingleses,queantetodonecesitanbuenosvíveresparaserbuenossoldados,alnocomermásquecarnessaladasymalpan,teníanmuchosenfermosensucampamento;ademáselmar,muymaloenaquellaépocadelañoentodaslascostasdelOcéano,estropeabatodoslosdíasalgúnpequeñonavío;yconcadamarealaplaya,desdelapuntadelAiguillonhastalatrinchera,

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secubríaliteralmentederestosdepinazas,detroncosderobleydefalúas;delocualresultabaque,aunquelasgentesdelreysemantuviesenensucampamento,eraevidentequeundíaaotroBuckingham,quesólopermanecíaenlaisladeRéporobstinación,sevenaobligadoalevantarelsitio.Pero como el señor de Toiras hizo decir que en el campamento enemigo sepreparabatodoparunnuevoasalto,elreyjuzgóquehabíaqueterminarydiolasórdenesnecesariasparaunataquedecisivo.No siendo nuestra intención hacer un diario de asedio, sino por el contrariocontar sólo los sucesos que tienen que ver con la historia que contamos, noscontentaremos con decir en dos palabras que la empresa tuvo éxito para granasombrodelreyyalamayorgloriadelseñorcardenal.Losingleses,rechazadospasoapaso,batidosen todos losencuentros,aplastadosalpasarpor la isladeLoix,sevieronobligadosaembarcardenuevo,dejandoenelcampodebatalladosmilhombres,entreelloscincocoroneles,trestenientescoroneles,doscientoscincuentacapitanesyveintegentileshombresdecalidad,cuatropiezasdecañóny sesenta banderas, que fueron llevadas a París por Claude de Saint Simon ycolgadascongranpompaenlasbóvedasdeNotre-Dame.Fueron cantados tedéum en el campamento, y de ahí se esparcieron por todaFrancia.El cardenal quedó, pues, dueño de proseguir el asedio sin tener, al menosmomentáneamente,nadaquetemerdepartedelosingleses.Perocomoacabamosdedecir,elreposoerasolomomentáneo.UnenviadodelduquedeBuckingham,llamadoMontaigu,habíasidocapturado,y se le había encontrado la prueba de una liga entre el Imperio, España,InglaterrayLorena.AquellaligaestabadirigidacontraFrancia.Además, en el alojamiento de Buckingham, que se había visto obligado aabandonarmásprecipitadamentede loquehabríacreído,sehabíanencontradopapelesqueconfirmabanaquellaligayque,porloqueafirmaelseñorcardenalen sus Memorias, comprometían mucho a la señora de Chevreuse y porconsiguientealareina.Erasobreelcardenalsobreelquepesabatodalaresponsabilidad,porquenoseesministroabsolutosinserresponsable;poresotodoslosrecursosdesuvastoingenioestabantensosdíaynoche,yocupadosenescucharelmenorrumorquesealzaraenunodelosgrandesreinosdeEuropa.ElcardenalconocíalaactividadysobretodoelodiodeBuckingham;silaligaqueamenazabaaFranciatriunfaba,todasuinfluenciaestabaperdida;lapolíticaespañola y la política austríaca tenían sus representantes en el gabinete delLouvre, donde aún no tenían más que partidarios; él, Richelieu, el ministro

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francés,elministronacionalporexcelencia,estabaperdido.El rey,quepeseaobedecerlo como un niño, lo odiaba como un niño odia a su maestro, loabandonabaalasvenganzasreunidasdeMonsieurydelareina;estabaportantoperdido,yquizáFranciaconél.Habíaqueremediartodoaquello.Poresosevieroncorreos,acadainstantemásnumerosos,sucedersedíaynocheenaquellacasitadelpuentedeLaPierre,dondeelcardenalhabíaestablecidosuresidencia.Eran monjes que llevaban tan mal el hábito que era fácil reconocer quepertenecíansobretodoalaIglesiamilitante;mujeresalgomolestasensustrajesde pajes, y cuyos largos calzones no podían disimular por entero las formasredondeadas;en fin,campesinosdemanosennegrecidasperodepierna fina,yqueolíanahombredecalidadaunaleguaalaredonda.Luegootrasvisitasmenosagradables,porquedosotresvecescorrióelrumordequeelcardenalhabíaestadoapuntodeserasesinado.CiertoquelosenemigosdeSuEminenciadecíanqueeraellamismalaqueponíaen campaña a asesinos torpes, a fin de tener, llegado el caso, el derecho deadoptarrepresalias;peronohayquecreerniloquedicenlosministrosniloquedicensusenemigos.Lo cual, por lo demás, no impedía al cardenal, a quien jamás ni sus másencarnizados detractores han negado el valor personal, hacer sus recorridosnocturnosparacomunicaralduquedeAngulemaórdenesimportantes,tantoparair a ponerse de acuerdo con el rey como para ir a conferenciar con algúnmensajeroquenoqueríaquesedejaseentrarensucasa.Porsuladolosmosqueteros,quenoteníangrancosaquehacerenelasedio,noeran severamente controlados y llevaban una vida alegre.Y esto les era tantomásfácil,sobretodoanuestrostresamigos,cuantoque,siendoamigosdelseñordeTréville,obteníanfácilmentedeélelllegartardeyquedarsetraselcierredelcampamentoconpermisosparticulares.Pero una noche en queD'Artagnan, que estaba de trinchera, no había podidoacompañarlos, Athos, Porthos yAramis,montados en sus caballos de batalla,envueltos en capas de guerra y con unamano sobre la culata de sus pistolas,volvíanlostresdeunacantinaqueAthoshabíadescubiertodosdíasantesenelcaminodeLaJarrie,yquesellamabaelColombierRouge,siguiendoelcaminoquellevabaalcampamentoestandoenguardia,comohemosdicho,portemorauna emboscada, cuando a un cuarto de legua más o menos de la aldea deBoisnar,creyeronoírelpasodeunacabalgataqueveníahaciaellos;alpuntolostressedetuvieron,apretadosunocontraotro,yesperaron,enmediodelcamino.Alcabodeuninstante,ycuandoprecisamentesalíalalunadeunanube,vieronaparecerenunavueltadelcaminodoscaballerosquealdivisarlossedetuvieron

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también, pareciendo deliberar si debían continuar su ruta o volver atrás. Estadudaproporcionóalgunassospechasa los tresamigosyAthos,dandoalgunospasoshaciaadelante,gritóconsufirmevoz:-¿Quiénvive?-¿Quiénvive,vos?-respondióunodeaquelloscaballeros.-Esonoescontestar-dijoAthos-.¿Quiénvive?Respondedocargamos.-¡Tened cuidado con lo que vais a hacer señores! - dijo entonces una vozvibrantequeparecíatenerelhábitodemando.-¿Es algún oficial superior que hace su ronda de noche? - dijo Athos-. ¿Quéqueréishacer,señores?-¿Quiénessois?-dijolamismavozconelmismotonodemando.Respondedopodríaispasarlomalporvuestradesobediencia.-Mosqueteros del rey - dijo Athos, más y más convencido de que quien losinterrogabateníaderechoaello.-Quécompañía?-CompañíadeTréville.-Avanzadenordenyvenidadarmecuentadeloquehacíaisaquíaestahora.Los tres mosqueteros avanzaron, con la cabeza algo gacha, porque los tresestabanahoraconvencidosdequeteníanquevérselasconalguienmásfuertequeellos;sedejóporlodemásaAthoselcuidadodeportavoz.Unodeloscaballeros,elquehabíatomadolapalabraensegundolugar,estabadiezpasospordelantedesucompañero;AthoshizoseñasaPorthosyaAramisdequedarse,porsuparte,atrás,yavanzósolo.-¡Perdón,mi oficial! - dijoAthos-. Pero ignorábamos con quién teníamos quevérnoslas,ycomopodéisverestábamosojoavizor.-¿Vuestronombre?-dijoeloficialquesecubríaunapartedelrostroconsucapa.-¿Y el vuestro, señor? - dijo Athos que comenzaba a revolverse contra aquelinterrogatorio-. Dadme, por favor, una prueba de que tenéis derecho ainterrogarme.-¿Vuestronombre?-repitióporsegundavezelcaballerodejandocaersucapadetalformaquedejabaelrostroaldescubierto.-¡Señorcardenal!-exclamóelmosqueteroestupefacto.-¡Vuestronombre!-repitióporterceravezSuEminencia.-Athos-dijoelmosquetero.Elcardenalhizounaseñaalescudero,queseacercó.-Estostresmosqueterosnosseguirán-dijoenvozbaja-,noquieroquesesepaquehesalidodelcampamento,ysiguiéndonosestaremosmássegurosdequenolodiránanadie.-Nosotros somos gentileshombres, Monseñor - dijo Athos ; pedidnos, pues,

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nuestrapalabraynoosinquietéispornada.ADiosgracias,sabemosguardarunsecreto.Elcardenalclavósusojospenetrantessobreaquelaudazinterlocutor.-Tenéiseloídofino,señorAthos-dijoelcardenal;peroahoraescuchadesto:osruego que me sigáis, no por desconfianza, sino por mi seguridad. Sin dudavuestrosdoscompañerossonlosseñoresPorthosyAramis.-Sí,Eminencia-dijoAthosmientraslosdosmosqueterosquesehabíanquedadoatrásseacercabanconelsombreroenlamano.-Os conozco, señores - dijo el cardenal-, os conozco; sé que no soiscompletamenteamigosmíosyestoymolestoporello,peroséquesoisvalientesylealesgentileshombresyquesepuedefiardevosotros.SeñorAthos,hacedme,pues,elhonordeacompañarme,vosyvuestrosamigos,yentonces tendréunaescoltacomoparadarenvidiaaSuMajestadsinosloencontramos.Lostresmosqueterosseinclinaronhastaelcuellodesuscaballos.-Pues bien, por mi honor - dijo Athos-, que Vuestra Eminencia hace bien enllevarnosconella:hemosencontradoenelcaminocarashorribles,ainclusoconcuatrodeesascarashemostenidounaquerellaenelColombierRouge.-¿Una querella? ¿Y por qué, señores? - dijo el cardenal-. No me gustan loscamorristas,¡yalosabéis!-PoresoprecisamentetengoelhonordepreveniraVuestraEminenciadeloqueacabadeocurrir;porquepodríaenterarseporotraspersonasdistintasanosotrosycreer,porlafalsarelación,queestamosenfalta.-¿Y cuáles han sido los resultados de esa querella? - preguntó el cardenalfrunciendoelceño.-PuesmiamigoAramis,queestáaquí,harecibidounaleveestocadaenelbrazo,lo cual no le impedirá, como Vuestra Eminencia podrá ver, subir al asaltomañanasiVuestraExcelenciaordenalaescalada.-Pero no sois hombres para dejaros dar estocadas de esa forma - dijo elcardenal;vamos,sedfrancos,señores,algunashabréisdevuelto;confesaos,yasabéisquetengoderechoadarlaabsolución.-Yo,Monseñor-dijoAthos-,nohepuestosiquieralaespadaenlamano,peroheagarradoalqueme tocabapormediodelcuerpoy lohe tiradopor laventana.Parecequealcaer-continuóAthoscorciertaduda-seharotounapierna.-¡Ah,ah!-dijoelcardenal-.¿Yvos,señorPorthos?-Yo,Monseñor,sabiendoqueeldueloestáprohibido,hecogidounbancoylehedadoaunodeesosbergantesungolpeque,segúncreo,lehapartidoelhombro.-Bien-dijoelcardenal-.¿Yvos,señorAramis?-Yo, Monseñor, como soy de temperamento dulce y como además, cosa queigualnosabeMonseñor,estoyapuntodetomarelhábito,queríasepararmede

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mis camaradas cuando uno de aquellos miserables me dio traidoramente unaestocadadetravésenelbrazoizquierdo.Entoncesmefaltópaciencia,saquélaespadaamivez,y,cuandovolvíaalacarga,creohabernotadoquealarrojarsesobremísehabíaatravesadoelcuerpo;sóloséconcertezaquehacaídoymehaparecidoqueselollevabanconsusdoscompañeros.-¡Diablos,señores! -dijoelcardenal-.Treshombres fueradecombateporunadisputadetaberna;noosvaisdevacío.¿Yapropósito,¿dequévinolaquerella?-Aquellosmiserablesestabanborrachos-dijoAthos-,ysabiendoquehabíaunamujerquehabíallegadoporlanochealatabernaqueríanforzarlapuerta.-¿Forzarlapuerta?-dijoelcardenal-.¿Yesoparaqué?-Para violentarla sin duda - dijo Athos ; tengo el honor de decir a VuestraEminenciaqueaquellosmiserablesestabanborrachos.-¿Yesamujererajovenyhermosa?-preguntóelcardenalconciertainquietud.-Nolahemosvisto,Monseñor-dijoAthos.-¡No la habéis visto! ¡Ah,muy bien! - replicó vivamente el cardenal-.Habéishecho bien en defender el honor de una mujer, y como es al albergue delColombierRougeadondeyovoy,sabrésimehabéisdicholaverdad.-Monseñor - dijo altivamente Athos-, somos gentileshombres, y para salvarnuestracabezanodiríamosunamentira.-Poresonodudodeloquemedecís,señorAthos,nolodudoniunsoloinstante,pero - añadió para cambiar de conversación-, ¿aquella dama estaba, por tanto,sola?-Aquelladama tenía encerrado con ella un caballero - dijoAthos ; pero comopesealalborotoelcaballeronohaaparecido,esdepresumirqueesuncobarde.-¡Nojuzguéistemerariamente!,diceelEvangelio-replicóelcardenal.Athosseinclinó.-Yahora, señores,estábien -continuóSuEminencia-.Sé loquequeríasaber;seguidme.Lostresmosqueterospasarontraselcardenal,queseenvolviódenuevoelrostroconsucapayechósucaballoaandarmanteniéndoseaochoodiezpasospordelantedesusacompañantes.Llegaronprontoalalberguesilenciosoysolitario;sindudaelhostelerosabíaquéilustrevisitanteesperaba,yporconsiguientehabíadespedidoalosimportunos.Diezpasosantesdellegaralapuerta,elcardenalhizoseñaasuescuderoyalostresmosqueterosdedetenerse.Uncaballocompletamenteensilladoestabaatadoalpostigo.Elcardenalllamótresvecesydedeterminadamanera.Un hombre envuelto en una capa salió al punto y cambió algunas rápidaspalabras con el cardenal, tras lo cual volvió a subir a caballo y partió en ladireccióndeSurgères,queeratambiénladeParís.

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-Avanzad,señores-dijoelcardenal.-Me habéis dicho la verdad, gentileshombres - dijo dirigiéndose a los tresmosqueteros-.Sólo amímeatañequenuestro encuentrode estanocheos seaventajoso;mientrastanto,seguidme.El cardenal echó pie a tierra y los tres mosqueteros hicieron otro tanto; elcardenal arrojó la brida de su caballo a las manos de su escudero y los tresmosqueterosataronlasbridasdelossuyosalospostigos.Elhoteleropermanecíaenelumbraldelapuerta;paraélelcardenalnoeramásqueunoficialqueveníaavisitaraunadama.-¿Tenéis alguna habitación en la planta baja donde estos señores puedanesperarmejuntoaunbuenfuego?-dijoelcardenal.Elhosteleroabriólapuertadeunagransala,enlaqueprecisamenteacababandereemplazarunamalaestufaporunagranchimeneaexcelente.-Tengoésta-respondió.-Estábien-dijoelcardenal-.Entradahí,señores,ytenedabienesperarme;notardarémásdemediahora.Ymientras los tresmosqueterosentrabanen lahabitaciónde laplantabaja,elcardenal,sinpedirinformesmásamplios,subiólaescaleracomohombrequenonecesitaqueleindiquenelcamino.

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44CapítuloDelautilidaddelostubosdeestufa

Era evidente que, sin sospecharlo, y movidos solamente por su caráctercaballeresco y aventurero, nuestros tres amigos acababan de prestar algúnservicioaalguienaquienelcardenalhonrabaconsuproteciónparticular.Pero ¿quién era ese alguien? Es la pregunta que se hicieron primero los tresmosqueteros; luego, viendo que ninguna de las respuesta que podía hacer suinteligenciaerasatisfactoria,Porthosllamóalhoteleroypidiólosdados.Porthos y Aramis se sentaron ante una mesa y se pusieron a jugar, Athos sepaseóreflexionando.Alreflexionarypasearse,Athospasabaunayotravezpordelantedeltubodelaestufarotoporlamitadycuyaotraextremidaddabaalahabitaciónsuperior,ycadavezquepasabayvolvíaapasar,deunmurmullodepalabrasqueterminópor centrar su atención.Athos se acercóydistinguió algunaspalabras que sindudaleparecieronmereceruninteréstangrandequehizoseñaasuscompañerosde callasen quedando él inclinado, con el oído puesto a la altura del orificiointerior.-Escuchad,Milady - decía el cardenal ; el asunto es importarte; sentaos ahí yhablemos.-¡Milady!-murmuróAthos.-Escucho aVuestraExcelencia con lamayor atención - respondió una voz demujerquehizoestremeceralmosquetero.-Un pequeño navío con tripulación inglesa, cuyo capitán está demi parte, osesperaenladesembocaduradelCharente,enelfuertedeLaPointe:seharáalavelamañanaporlamañana.-Entonces,¿esprecisoquevayaallíestanoche?-Ahoramismo,esdecir,cuandohayáisrecibidomisinstrucciones.Doshombresqueencontraréisalapuertaalsalirosservirándeescolta;medejaréissaliramíprimero;luego,mediahoradespuésdemí,saldréisvos.-Sí, monseñor. Ahora volvamos a la misión que tenéis a bien encargarme; ycomo quiero seguir mereciendo la confianza de Vuestra Eminencia, dignaosexponérmelaentérminosclarosyprecisosparaquenocometaningúnerror.

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Hubouninstantedeprofundosilencioentrelosdosinterlocutores;eraevidenteque el cardenalmedia por adelantado los términos en que iba a hablar y queMiladyreunía todassusfacultades intelectualesparacomprender lascosasqueélibaadecirygrabarlasensumemoriacuandoestuviesendichas.Athosaprovechóesemomentoparadecirasusdoscompañerosquecerraranlapuertapordentroyparahacerlesseñadequevinieranaescucharconél.Losdosmosqueteros,queamabanlacomodidad,trajeronunasillaparacadaunode ellos y otra silla paraAthos.Los tres se sentaron entonces con las cabezasjuntasyeloídoalacecho.-VaisapartirparaLondres-continuóelcardenal-.UnavezllegadaaLondres,iréisenbuscadeBuckingham.-Haré observar a Su Eminencia - dijo Milady - que, desde el asunto de losherretes de diamantes, que el duque siempre sospechó obra mía, Su Graciadesconfíademí.-Esta vez - dijo el cardenal - no se trata de captar su confianza, sino depresentarsefrancaylealmenteaélcomonegociadora.-Francaylealmente-repitióMiladyconunaindecibleexpresióndeduplicidad.-Sí, franca y lealmente - replicó el cardenal en el mismo tono ; toda estanegociacióndebeserhechaaldescubierto.-SeguiréalpiedelaletralasinstruccionesdeSuEminencia,yesperoquemelasdé.-Iréis en busca de Buckingham de parte mía, y le diréis que sé todos lospreparativos que hace, pero que apenas me preocupo por ello, dado que, alprimermovimientoquehaga,pierdoalareina.-¿CreeráélqueVuestraEminenciaestáencondicionesdecumplir la amenazaquelehace?-Sí,porquetengopruebas.-Esprecisoqueyopuedapresentarestaspruebasasuconsideración.-Porsupuesto,ylediréisquepublicoelinformedeBoisRobertydelmarquésdeBeutrusobrelaentrevistaqueelduquetuvoencasadelaseñoracondestableconlareina,lanocheenquelaseñoracondestablediounafiestademáscaras;ledireis,paraquenodudedenada,queel fuevestidodeGranMogol, trajequedebíallevarelcaballerodeGuisa,yquecompróaesteúltimomediantelasumadetresmilpistolas.-Deacuerdo,monseñor.-TodoslosdetallesdesuentradaenelLouvreydesusalida,durantelanocheenquese introdujoenPalacioconel trajededecidordelabuenaventura italiano,me son conocidos; le diréis, paraque tampocodudede la autenticidaddemisinformes, que tenía bajo su capa un gran traje blanco sembrado de lágrimas

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negras,decalaverasydehuesosenformadeaspa;porqueencasodesorpresa,debíahacersepasarporelfantasmadelaDamablancaque,comotodoelmundosabe,vuelvealLouvrecadavezquevaaocurriralgúngransuceso.-¿Esoestodo,monseñor?-Decidleque tambiénsé todos losdetallesde laaventuradeAmiens,queharéescribirunanovelita, ingeniosamentedisfrazada, conunplanodel jardíny losretratosdelosprincipalesactoresdeaquellaescenanocturna.-Lediréeso.-DecidleademásquetengoenmipoderaMontaigu,estáenlaBastilla,quenolehan sorprendido ninguna carta encima, es cierto, pero que la tortura puedehacerledecirloquesabe,aincluso…loquenosabe.-Deacuerdo.-Enfin,añadidqueSuGracia,enlaprecipitaciónquepusoaldejarlaisladeRé,olvidóensualojamientociertacartadelaseñoradeChevreusequecomprometeespecialmentealareina,enlaqueellademuestranosóloqueSuMajestadpuedeamar a los enemigos del rey, sino que incluso conspira con los de Francia.Habéisretenidotodoloqueoshedicho,¿noesasí?-Juzgue Vuestra Eminencia: el baile de la señora condestable; la noche delLouvre; laveladadeAmiens; el arrestodeMontaigu; la cartade la señoradeChevreuse.-Esoes-dijoelcardenal-,esoes;tenéisunamemoriaafortunada,Milady.-Pero - replicó aquella a quien el cardenal acababa de dirigir su cumplidoadulador - ¿si pese a todas estas razones el duque no se rinde y continúaamenazandoaFrancia?-El duque está enamorado como un loco, o mejor, como un necio - contestóRichelieuconprofundaamargura;comolosantiguospaladines,haemprendidoestaguerranadamásqueporobtenerunamiradadesubella.Sisabequeestaguerra puede costarle el honor y quizá la libertad de la dama de suspensamientos,comoéldice,osrespondodequeselopensarádosveces.-Sin embargo - dijoMilady con una persistencia que probaba que quería verclarohastaelfinenlamisióndequeibaaencargarse-,sinembargo,¿sipersiste?-Sipersiste…-dijoelcardenal-…Noesprobable.-Esposible-dijoMilady.-Sipersiste…-SuEminenciahizounapausayprosiguió-.Puesbien,sipersiste,esperaréunodeesosacontecimientosquecambianlafazdelosEstados.-SiSuEminenciaquisieracitarmealgunodeesosacontecimientosenlahistoria-dijoMiladyquizácompartayosuconfianzaenelfuturo.Puesbien,mirad,porejemplo–dijoRichelieu-,cuandoen1610,porunmotivomásomenosparecidoalquehaceconmoverseal-duque,elreyEnriqueIV,de

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gloriosamemoria,ibaainvadiralavezFlandeseItaliaparagolpearaunmismotiempo a Austria por dos lados, ¿no ocurrió entonces un acontecimiento quesalvóaAustria?¿PorquéelreydeFrancianohabríadetener lamismasuertequeelemperador?-¿VuestraEminenciaserefierealacuchilladadelacalledelaFerronerie?-Precisamente-dijoelcardenal.-¿Vuestra Eminencia no teme que el suplicio de Ravaillac espanto a quienestenganporuninstantelaideadeimitarlo?-Entodotiempoyentodoslospaíses,sobretodosiesospaísesestándivididosporlareligión,habráfanáticosquenopedirán otra cola que convertirse en mártires. Y ved, precisamente ahorarecuerdoquelospuritanosestánfuriososcontraelduquedeBuckinghamyquesuspredicadoreslodesignancomoelAnticristo.-¿Yentonces?-preguntóMilady.-Puesque-continuóelcardenalconunaireindiferente-porelmomentonosetrataría,porejemplo,sinodebuscarunamujerhermosa,joven,hábil,quetuvieraque vengarse del duque. Talmujer puede encontrarse: el duque es hombre deaventuras galantes y si ha sembrado muchos amores con sus promesas deconstancia eterna, hadebido sembrarmuchosodios tambiénpor sus continuasinfidelidades.-Sinduda-dijofríamenteMilady-,sepuedeencontrarunamujersemejante.-Puesbien,unamujersemejante,quepusieraelcuchillodeJaquesClémentodeRavaillacenlasmanosdeunfanático,salvaríaaFrancia.-Sí,peroseríacómplicedeunasesinato.-¿SehaconocidoalgunavezaloscómplicesdeRavaillacodeJacquesClément?-No,porquequizáestabansituadosdemasiadoaltoparaqueseatrevieranairlosabuscardondeestaban;nosequemaríaelPalaciodeJusticiaportodoelmundo,monseñor.-¿Creéis,pues,queelincendiodelPalaciodeJusticiatieneunacausadistintaaladelazar?-preguntóRichelieuenuntonocomoeldequienhaceunapreguntasinningunaimportancia.-Yo,monseñor - respondióMilady-, no creonada, citounhecho, eso es todo;sólo digo que si yo me llamara señorita de Montpensier, o reina Maria deMédicis, tomaría menos precauciones de las que tomo por llamarmesimplementeladyClarick.-Esoesjusto-dijoRichelieu-.¿Quéqueréisentonces?-QuerríaunaordenqueratificasedeantemanotodocuantoyocreadeberhacerparamayorbiendeFrancia.-Pero primero habría que buscar la mujer que he dicho y que tuviera quevengarsedelduque.

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-Estáencontrada-dijoMilady.-LuegohabríaqueencontraresemiserablefanáticoqueservirádeinstrumentoalajusticiadeDios.-Seencontrará.-Puesbien-dijoelduque-,entoncesseráelmomentodereclamarlaordenquepedísahoramismo.-VuestraEminenciatienerazón-dijoMilady-,ysoyyoquienestáequivocadaalver en lamisiónconquemehonraotra cosade loque realmentees, esdecir,anunciar a Su Gracia, de parte de Su Eminencia, que conocéis los diferentesdisfracesconayudadeloscualeshaconseguidoacercarsealareinadurantelafiesta dada por la señora condestable; que tenéis pruebas de la entrevistaconcedidaenelLouvreporlareinaaciertoastrólogoitalianoquenoesotroqueel duque de Buckingham; que habéis encargado una novelita, de las másingeniosas, sobre la aventura de Amiens, con el plano del jardín donde esaaventura ocurrió y retratos de los actores que figuraron en ella; queMontaiguestá en la Bastilla, y que la tortura puede hacerle decir cosas que recuerde,inclusocosasquehabríaolvidado;finalmente,quevosposeéisciertacartadelaseñora de Chevreuse, encontrada en el alojamiento de Su Gracia, quecompromete demodo singular, no sólo a quien la escribió, sinoque incluso aaquellaencuyonombrefueescrita.Luego,sipeseatodoestopersiste,comoesaloqueacabodedeciraloqueselimitamimisión,notendrémásquerogaraDios que haga un milagro para salvar a Francia. ¿Basta con eso, Monseñor?¿Tengoquehaceralgunaotracosa?-Bastaconeso-replicósecamentemonseñor.-Puesahora -dijoMiladysinparecerobservarel cambiode tonodelcardenalrespectoaella-,ahoraqueherecibidolasinstruccionesdeVuestraEminenciaapropósitodesusenemigos,¿monseñormepermitirádecirledospalabrasdelosmíos?-¿Tenéisentoncesenemigos?-preguntóRichelieu.-Sí,monseñor;enemigoscontraloscualesmedebéistodovuestroapoyo,porquemeloshehechosirviendoaVuestraEminencia.-¿Ycuáles?-replicóelcardenal.-EnprimerlugarunapequeñaintrigantellamadaBonacieux.-EstáenlaprisióndeNantes.-Esdecir,estabaallí-prosiguióMilady-,perolareinahasorprendidounaordendelrey,conayudadelacuallahahechollevaraunconvento.-¿Aunconvento?-dijoelcardenal.-Sí,aunconvento.-Y¿acuál?

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-Loignoro,elsecretohasidobienguardado.-¡Yolosabré!-¿YVuestraEminenciamediráenquéconventoestáesamujer?-Noveoningúninconveniente-dijoelcardenal.-Bien; ahora tengo otro enemigomuy de temer por distintosmotivos que esapequeñaseñoraBonacieux.-¿Cuál?-Suamante.-¿Cómosellama?-¡Oh!VuestraEminencialoconocebien–exclamóMiladyllevadaporlacólera-.Eselgeniomalodenosotrosdos;esésequeenunencuentroconlosguardiasdeVuestraEminenciadecidiólavictoriadelosmosqueterosdelrey;eselquediotresestocadasadeWardes,vuestroemisario,yquehizofracasarelasuntodelosherretes;eselque,finalmente,sabiendoqueerayoquienlehabíaraptadoa laseñoraBonacieux,hajuradomimuerte.-¡Ah,ah!-dijoelcardenal-.Séaquiénosreferís.-MerefieroaesemiserabledeD'Artagnan.-Esunintrépidocompañero-dijoelcardenal.-Yprecisamenteporqueesunintrépidocompañeroesmásdetemer.-Sería preciso - dijo el duque - tener una prueba de su inteligencia conBuckingham.-¡Unaprueba!-exclamóMilady-.Tendrédiez.-Puesbienentonceseslacosamássencilladelmundo,presentadmeesapruebaylomandoalaBastilla.-¡Deacuerdo,monseñor!Pero¿ydespués?-CuandoseestáenlaBastilla,nohaydespués-dijoelcardenalconvozsorda-.¡Ah,diantre - continuó-, sime fuera tan fácildesembarazarmedemienemigocomo fácilme es desembarazarme de los vuestros, y si fuera contra personassemejantesporloquepedísvoslaimpunidad!…-Monseñor - replicóMilady-, trueque por trueque, vida por vida, hombre porhombre;dadmeamíeseyyoosdoyelotro.-Nosé loquequeréisdecir- replicóelcardenal-,ynoquierosiquierasaberlo;perotengoeldeseodeserosagradableynoveoningúninconvenienteendarosloquepedísrespectoaunacriaturatanínfima;tantomás,comovosmedecís,cuantoqueesepequeñoD'Artagnanesunlibertino,unduelistayuntraidor.-¡Uninfame,monseñor,uninfame!-Dadme,pues,unpapel,unaplumaytinta-dijoelcardenal.-Helosaquí,monseñor.Sehizoun instantedesilencioqueprobabaqueelcardenalestabaocupadoenbuscar los términos en que debía escribirse el billete, o incluso si debía

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escribirlo.Athos,quenohabíaperdidounapalabradelaconversación,cogióacada uno de sus compañeros por unamano y los llevó al otro extremo de lahabitación.-¡Ybien!-dijoPorthos-.¿Quéquieresyporquénonosdejasescucharelfinaldelaconversación?-¡Chis!-dijoAthoshablandoenvozbaja-.Hemosoídotodocuantoesnecesariooír;ademásnoosimpidoescucharelresto,peroesprecisoquemevaya.-¡Es preciso que te vayas! - dijo Porthos-. Pero si el cardenal pregunta por ti,¿quéresponderemos?-Noesperaréisaquepreguntepormí,lediréislosprimerosquehepartidocomoexplorador porque algunaspalabras denuestrohosteleromehanhechopensarqueelcaminonoeraseguro;primerodirédospalabrassobreelloalescuderodelcadernal;elrestoescosamía,noospreocupéis.-¡Sedprudente,Athos!-dijoAramis.-Estadtranquilos-respondióAthos-,yasabéis,tengosangrefría.PorthosyAramisfueronaocuparnuevamentesupuestojuntoaltubodeestufa.EncuantoaAthos,saliósinningúnmisterio, fuea tomarsucaballoatadoconlosdesusamigosalosmolinetesdelospostigos,convencióconcuatropalabrasalescuderodelanecesidaddeunavanguardiaparaelregreso,inspeccionóconafectaciónelfulminantedesuspistolas,sepusolaespadaenlosdientesysiguió,comohijopródigo,larutaquellevabaalcampamento.

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45CapítuloEscenaconyugal

ComoAthoshabíaprevisto,elcardenalnotardóendescender;abriólapuertadela habitación en que habían entrado los mosqueteros y encontró a PorthosjugandounaencarnizadapartidadedadosconAramis.Derápidaojeadaregistrótodoslosrinconesdelasalayvioquelefaltabaunodeloshombres.-¿QuéhasidodelseñorAthos?-preguntó.-Monseñor-respondióPorthos-,hapartidocomoexploradorporalgunasfrasesdenuestrohostelero,quelehanhechocreerquelarutanoerasegura.-¿Yvos,quehabéishechovos,señorPorthos?-LeheganadocincopistolasaAramis.-Yahora,¿podéisvolverconmigo?-EstamosalasórdenesdeVuestraEminencia.-Acaballopues,señores,quesehacetarde.-Elescuderoestabaalapuertaysosteníaporlasbridaselcaballodelcardenal.Unpocomás lejos,ungrupodedoshombresyde trescaballosaparecíaen lasombra:aquellosdoshombreseranlosquedebíanconduciraMiladyalfuertedeLaPointeyvelarporsuembarque.ElescuderoconfirmóalcardenalloquelosdosmosqueterosyalehabíandichoapropósitodeAthos.Elcardenalhizoungestoaprobadoryemprendiólaruta,rodeándosedelasmismasprecaucionesquehabíatomadoalpartir.Dejémosleseguirelcaminodelcampamento,protegidoporelescuderoylosdosmosqueteros,yvolvamosaAthos.Duranteunacentenadepasos,habíacaminadoalmismotrote;masunavezfueradelavista,habíalanzadosucaballoaladerecha,habíadadounrodeo,yhabíavuelto a una veintena de pasos, al bosquecillo, para acechar el paso de lapequeñatropa;unavezreconocidoslossombrerosbordadosdesuscompañerosy la franja dorada de la capa del señor cardenal, esperó a que los caballeroshubierandobladoelrecododelcamino,yhabiéndolesperdidodevista,volvióalgalopealalberguequeseleabriósindificultad.Elhosteleroloreconoció.-Mi oficial - dijo Athos - ha olvidado hacer a la dama del primero una

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recomendaciónimportante;meenvíapararepararsuolvido.-Subid-dijoelhostelero-,todavíaestáensuhabitación.Athosaprovechóelpermiso,subiólaescaleraconsupasomásligero,llegóalameseta y a través de la puerta entreabierta vio a Milady que se ataba susombrero.Entróenlahabitaciónycerrólapuertatrassí.Alruidoquehizoalempujarelcerrojo,Miladysevolvió.Athosestabadepieantelapuerta,envueltoensucapa,lacapacubriéndolehastalosojos.Alveraquellafiguramudaainmóvilcomounaestatua,Miladytuvomiedo.-¿Quiénsois?¿Yquéqueréis?-exclamó.-Vamos,¡esella!-murmuróAthos.YdejandocaersucapayalzandosusombreroavanzóhaciaMilady.-¿Mereconocéis,señora?-dijo.Milady dio un paso adelante, luego retrocedió como ante la vista de unaserpiente.-Vamos-dijoAthos-,estábien,yaveoquemereconocéis.-¡El conde de La Fère! -murmuróMilady palideciendo y retrocediendo hastaqueelmuroleimpidióirmáslejos.-Sí, Milady - respondió Athos-, el conde de La Fère en persona, que vuelvedirectamentedelotromundoparatenerelplacerdeveros.Sentémonos,pues,yhablemos,comodiceMonseñorelcardenal.Milady, dominada por un terror inexpresable, se sentó sin proferir una solapalabra.-¿Sois acaso un demonio enviado a la tierra? - dijo Athos-. Vuestro poder esgrande,perosabéistambiénqueconlaayudadeDiosloshombreshanvencidocon frecuencia a los demonios más terribles. Ya os cruzasteis en mi camino,creía haberos vencido, señora; pero, o yo me equivocaba o el infierno os haresucitado.Aestaspalabrasque le traíanrecuerdosespantosos,Miladybajó lacabezaconungemidosordo.-Sí,elinfiernoosharesucitado-prosiguióAthos-,elinfiernooshahechorica,el infiernoos hadadootronombre, el infiernoos ha rehecho casi otro rostro;pero no ha borrado ni las mancillas de vuestra alma ni la marca de vuestrocuerpo.Milady se levantó comomovida por un resorte, y sus ojos lanzaron destellos.Athospermaneciósentado.-Me creíais muerto, como yo os creía muerta, ¿no es as? ¡Y este nombre deAthoshabíaocultadoalcondedeLaFère,comoelnombredeMiladyClarick

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habíaocultadoaAnnedeBreuil!¿Noeraasícomoosllamabaiscuandovuestrohonradohermanonos casó?Nuestra posición es realmente extraña - prosiguióAthos riendo ;unoyotro sólohemosvividohastaahoraporquenoscreíamosmuertos,yporqueunrecuerdomolestamenosqueunacriatura,aunqueéstaseamásdevoradoraavecesqueunrecuerdo.-Pero,enfin-dijoMiladyconunavozsorda-,¿quéostraeamí?¿Yquéqueréisdemí?-Quierodecirosque,aunquepermaneciendo invisibleavuestrosojos,noosheperdidodevista.-¿Sabéisloquehehecho?-Puedocontardíapordíavuestrasacciones,desdevuestraentradaalserviciodelcardenalhastaestanoche.UnasonrisadeincredulidadpasóporloslabiospálidosdeMilady.-Oíd:soisvosquiencortólosdosherretesdediamantesdelhombrodelduquedeBuckingham; sois vos quien ha hecho raptar a la señora Bonacieux; sois vosquien, enamorada de De Wardes, y creyendo pasar la noche con él, habéisabierto vuestra puerta al señor D'Artagnan; sois vos quien, creyendo que DeWardesoshabíaengañadoquisisteishacerlomatarporsurival;soisvosquien,cuando este rival hubo descubierto vuestro infame secreto, habéis queridohacerlomatarpordosasesinosqueenviasteisensupersecución;soisvosquien,viendoquelasbalashabíanfalladosutiro,habéisenviadovinoenvenenadoconuna carta falsaparahacer creer avuestravíctimaque aquelvinoveníade susamigos; soisvos, en fin,quienenestahabitación,y sentadaen la silla enqueestoy, acabáis de aceptar con el cardenal Richelieu el compromiso de hacerasesinaralduquedeBuckingham,acambiodelapromesaqueéloshahechodedejarosasesinaraD'Artagnan.Miladyestabalívida.-Pero¿soisacasoSatán?-dijoella.-Quizá - dijo Athos-, pero en cualquier caso, escuchad bien esto: asesinéis ohagáisasesinaralduquedeBuckingham,pocoimporta;noloconozco,ademáses un inglés. Pero no toquéis con la punta de los dedos ni un solo pelo deD'Artagnan,queesunfielamigoaquienamoyaquiendefiendo,oosjuroporlacabezademipadrequeelcrimenquehayáiscometidoseráelúltimo.-ElseñorD'Artagnanmehaofendidocruelmente-dijoMiladyconvozsorda-.ElseñorD'Artagnanmorirá.-¿Deverasesposiblequealguienosofenda,señora?-dijoriendoAthos-.¿Oshaofendidoymorirá?-Morirá-replicóMilady;ellaprimero,éldespués.Athos fuearrebatadocomoporunvértigo: lavistadeaquella criatura,quenotenía nada de mujer, le traía recuerdos terribles; pensó que un día, en una

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situaciónmenos peligrosa que aquella en que se encontraba, había ya queridosacrificarla a suhonor; sudeseodecrimen levolvióquemándoley lo invadiócomounafiebreardiente:selevantóasuvez,llevólamanoasucintura,sacódeélunapistolaylaarmó.Milady, pálida como un cadáver, quiso gritar, pero su lengua helada no pudoproferirmásqueun sonido roncoqueno teníanadadepalabrahumanayqueparecíaelestertordeunabestiafiera;pegadacontralasombríatapicería,conloscabellosesparcidos,parecíacomolaimagenespantosadelterror.Athosalzólentamentesupistola,extendióelbrazodemaneraqueelarmatocasecasilafrentedeMiladyyluego,conunavoztantomásterriblecuantoqueteníalacalmasupremadeunainflexibleresolución:-Señora - dijo-, ahoramismovais a entregarme el papel que os ha firmado elcardenal,opormialmaqueossaltolatapadelossesos.ConotrohombreMiladyhabríapodidoconservaralgunaduda,peroellaconocíaaAthos;sinembargo,permanecióinmóvil.-Tenéisunsegundoparadecidiros-dijoél.Milady vio en la contracción de su rostro que el disparo iba a salir; llevóvivamentelamanoasupecho,sacódeélunpapelylotendióaAthos.-¡Tomad-dijoella-,ysedmaldito!Athos cogió el papel, volvió a poner la pistola en su cintura, se acercó a lalámparaparaasegurarsedequeeraaquél,lodesplegóyleyó:

«El portador de la presente ha "hecho lo que ha hecho" por ordenmía y parabiendelEstado.3dediciembrede1627.Richelieu»-Yahora-dijoAthosrecobrandosucapayvolviendoaponerseelsombreroenlacabeza-,ahoraquelehearrancadolosdientes,víbora,muerdesipuedes.Ysaliódelahabitaciónsinmirarsiquieraparaatrás.Alapuertaencontróalosdoshombresyelcaballoqueteníandelamano.-Señores-dijo-laordendeMonseñor,yalosabéisesconduciraesamujer,sinperdertiempo,alfuertedeLaPointeynodejarlahastaqueestéabordo.Como estas palabras concordaban efectivamente con la orden que habíarecibido,inclinaronlacabezaenseñaldeasentimiento.EncuantoaAthos,montóconligerezaypartióalgalope;sóloque,enlugardeseguir la ruta, tomó campo a través, picando con vigor a su caballo ydeteniéndosedevezencuandoparaescuchar.Enunodeestosaltos,oyóporelcaminoelpasodevarioscaballos.Nodudóquefueranelcardenalysuescolta.Entoncesechóunanuevacarrera,restregóasu

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caballoconlosbrezalesylashojasdelosárbolesyvinoasituarsedetravésenelcamino,adoscientospasosdelcampamentoaproximadamente.-¿Quiénvive?-gritódelejoscuandodivisóaloscaballeros.-Esnuestrovalientemosquetero,segúncreo-dijoelcardenal.-Sí,Monseñor-respondióAthos-,elmismo.-SeñorAthos-dijoRichelieu-,recibidmiagradecimientoporlabuenacustodiaque habéis hecho de nosotros; señores, hemos llegado: tomad la puerta de laizquierda,lacontraseñaesReyyRé.Aldecirestaspalabras,elcardenalsaludóconlacabezaalostresamigosygiróa la derecha seguido de su escudero; porque aquella noche dormía en elcampamento.-¡Ybien!-dijeronaunaPorthosyAramiscuandoelcardenalestuvofueradelalcancedelavoz-.Ybien,hafirmadoelpapelqueellapedía.-Losé-dijotranquilamenteAthos-,porqueeséste.Ylostresamigosnointercambiaronunasolapalabrahastasuacuartelamiento,exceptoparadarlacontraseñaaloscentinelas.SóloqueenviaronaMosquetónadeciraPlanchetquerogabanasuamoque,alser relevado de trinchera, se dirigiese al momento al alojamiento de losmosqueteros.Porotraparte,comoAthoshabíaprevisto,Milady,alencontrarseenlapuertaaloshombresque laesperaban,nopusoningunadificultaden seguirlos;poruninstante había tenido ganas de hacerse llevar ante el cardenal y contarle todo,perounarevelaciónporsupartellevabaaunarevelaciónporpartedeAthos:elladiría que Athos la había colgado, pero Athos diría que ella estaba marcada;pensó que más valía guardar silencio, partir discretamente, cumplir con suhabilidadordinarialadifícilmisióndequesehabíaencargadoyluego,unavezcumplidotodoasatisfaccióndelcardenal,irareclamarsuvenganza.Por consiguiente, tras haber viajado toda la noche, a las siete de la mañanaestaba en el fuertedeLaPointe, a lasochohabía embarcadoy a lasnueve elnavío, que con la patente de corso del cardenal se suponía en franquía paraBayonne,levabaelanclaynavegabarumboaInglaterra.

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46CapítuloElbastiónSaintGervais

Alllegardondesustresamigos,D'Artagnanlosencontróreunidosenlamismahabitación:Athos reflexionaba, Porthos rizaba sumostacho,Aramis decía susoracionesenunencantadorlibritodehorasencuadernadoenterciopeloazul.-¡Diantre,señores!-dijo-.Esperoqueloquetengáisquedecirmevalgalapena;encasocontrarioosprevengoquenoosperdonaréhabermehechovenirenlugarde dejarme descansar después de una noche pasada conquistando ydesmantelando un bastión. ¡Ah, y que no estuvierais allí, señores! ¡Hizo buencalor!-¡Estábamosenotroladodondetampocohacíafrío!-respondióPorthoshaciendoadoptarasumostachounrizoqueleeraparticular.-¡Chis!-dijoAthos.-¡Vaya! - dijo D'Artagnan comprendiendo el ligero fruncimiento de ceño delmosquetero-.Parecequehaynovedadesporaquí.-Aramis - dijo Athos-, creo que anteayer fuisteis a almorzar al albergue delParpaillot.-Sí.-¿Quétalestá?-Porloqueamíserefierecomímuymal:anteayereradíadeayuno,ynoteníanmásquecarne.-¿Cómo?-dijoAthos-.¿Enunpuertodemarnotienenpescado?-Dicen - replicóAramis volviendo a su piadosa lectura - que el dique que hahechoconstruirelseñorcardenalloechaaaltamar.-Mas no es eso lo que yo os preguntaba, Aramis - prosiguió Athos ; yo ospreguntabasiestuvisteisagusto,ysinadieoshabíamolestado.-Meparecequenotuvimosdemasiadosimportunos;sí,dehecho,yparaloquequeréisdecir,Athos,estaremosbastantebienenelParpaillot.-VamosentoncesalParpaillot -dijoAthos-,porqueaquí lasparedessoncornohojasdepapel.D'Artagnan, que estaba habituado a las maneras de hacer de su amigo, quereconocíainmediatamenteenunapalabra,enungesto,enunsignosuyoquelascircunstanciaserangraves,cogióelbrazodeAthosysalióconélsindecirnada;

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PorthossiguióplaticandoconAramis.EncaminoencontraronaGrimaudyAthoslehizoseñadeseguirlos;Grimaud,segúnsucostumbre,obedecióensilencio;elpobremuchachohabía terminadocasiporolvidarsedehablar.Llegaron a la cantina del Parpaillot: eran las siete de la mañana, el díacomenzabaaclarear; los tresamigosencargaronundesayunoyentraronen lasaladonde,adecirdelhuésped,nodebíansermolestados.Por desgracia la hora estaba mal escogida para un conciliábulo; acababan detocardiana,todossacudíanelsueñodelanoche,yparadisiparelairehúmedode lamañanavenían a beber la copita a la cantina dragones, suizos, guardias,mosqueteros,caballosligerossesucedíarconunarapidezquedebíahacerirbienlos asuntos del hostelero, pero que cumplía muymal las miras de los cuatroamigos. Por eso respondieron de una forma muy huraña a los saludos, a losbrindisyalasbromasdesuscamaradas.-¡Vamos! - dijoAthos-.Vamos a organizar alguna buena pelea, y no tenemosnecesidaddeesoenestemomento.D'Artagnan,contadnosvuestranoche;luegonosotrososcontaremoslanuestra.-Enefecto-dijouncaballoligeroquesecontoneabasosteniendoenlamanounvasodeaguardientequedegustabaconlentitud;enefecto,estanocheestabaisde trinchera,señoresguardias,ymeparecequeandadoendimesydiretesconlosrochelleses.D'Artagnanmiró aAthospara saber si debía responder a aquel intrusoque semezclabaenlaconversación.-Y bien - dijoAthos-, ¿no oyes al señor de Busigny que te hace el honor dedirigirte la palabra? Cuenta lo que ha pasado esta noche, que estos señoresdeseansaberlo.-¿Nohabráncogidounfasitón?-preguntóunsuizoquebebíaronenunvasodecerveza.-Sí,señor-respondióD'Artagnaninclinándose-,hemostenidoesehonor;inclusohemosmetido, como habéis podido oír, bajo uno de los ángulos, un barril depólvoraquealestallarhahechounahermosabrecha;sincontarconque,comoelbastiónnoeradeayer,todoelrestodelaobrahaquedadotambaleándose.-Y¿québastiónes?-preguntóundragónqueteníaensartadaensusableunaocaquetraíaparaqueselaasasen.-El bastión Saint Gervais - respondió D'Artagnan, tras el cual los rochellesesinquietabananuestrostrabajadores.-¿Ylacosahasidoacalorada?-Porsupuesto;nosotroshemosperdidocincohombresylosrochellesesochoodiez.

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-¡Triante!-exclamóelsuizo,que,pesealaadmirablecoleccióndejuramentosqueposeelalenguaalemana,habíatomadolacostumbredejurarenfrancés.-Peroesprobable-dijoelcaballoligero-queestamañanaenvíenavanzadillasparaponerlascosasensusitioenelbastión.-Sí,esprobable-dijoD'Artagnan.-Señores-dijoAthos-,unaapuesta.-¡Ah!Sí,unaapuesta-dijoelsuizo.-¿Cuál?-preguntóelcaballoligero.-Esperad - dijo el dragón poniendo su sable, como un asador, sobre los dosgrandes morillos que sostenían el fuego de la chimenea-, estoy con vosotros.Hosteleromaldito,unagraseraenseguida,paraquenopierdaniunasolagotadelagrasadeestaestimableave.-Tienerazón-dijoelsuizo-,lagrasazuya,esmuyfuenagongonfituras.-Ahí-dijoeldragón-.Ahora,veamoslaapuesta.¡Escuchamos,señorAthos!-¡Sí,laapuesta!-dijoelcaballo-ligero.-Pues bien, señor deBusigny, apuesto con vosotros - dijoAthos quemis trescompañeros, los señores Porthos, Aramis y D Artagnan y yo nos vamos adesayunaralbastiónSaintGervaisyqueestaremosallíunahora,relojenmano,hagaloquehagaelenemigoparadesalojarnos.PorthosyAramissemiraron;comenzabanacomprender.-Pero-dijoD'ArtagnaninclinándosealoídodeAthos-vasahacernosmatarsinmisericordia.-Estamosmuchomásmuertos-respondióAthos-sinovamos.-¡Ah!Afequeesunahermosaapuesta-dijoPorthosretrepándoseensusillayretorciéndoseelmostacho.-Acepto-dijoelseñordeBusigny;ahorasetratadefijarlapuesta.-Vosotrossoiscuatro,señores-dijoAthos;nosotrossomoscuatro;unacenaadiscreciónparaocho,¿osparece?-Deacuerdo-replicóelseñordeBusigny.-Perfectamente-dijoeldragón.-Mefa-dijoelsuizo.El cuarto auditor, que en toda esta conversación había jugadoun papelmudo,hizoconlacabezaunaseñaldequeaceptabalaproposición.-Eldesayunodeestosseñoresestádispuesto-dijoelhostelero.-Puesbien,traedlo-dijoAthos.El hostelero obedeció. Athos llamó a Grimaud, le mostró una gran cesta queyacíaenun rincóny lehizoelgestodeenvolveren las servilletas lasviandastraídas.Grimaudcomprendióalinstantequesetratabadedesayunarenelcampo,cogió

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lacesta,empaquetólasviandas,unióaellobotellasycogiólacestaalbrazo.-Pero¿dóndesevanatomarmidesayuno?-dijoelhostelero.-¿Quéosimporta-dijoAthos-,contaldequeospaguen?Ymajestuosamentetiródospistolassobrelamesa.-¿Hayquedevolverosalgomioficial?-dijoelhostelero.-No, añade solamente dos botellas deChampagne y la diferencia será por lasservilletas.Elhosteleronohacía tanbuennegociocomohabíacreídoalprincipioperoserecuperódeslizandoaloscomensalesdosbotellasdevinodeAnjouenlugardedosbotellasdevinodeChampagne.-SeñordeBusigny-dijoAthos-,¿tenéisabienponervuestrorelojconelmío,omepermitís poner elmío con el vuestro? -De acuerdo, señor - dijo el caballoligerosacandodelbolsillodelchalecounhermosorelojrodeadodediamantes;lassieteymedia-dijo.-Sieteytreintaycincominutos-dijoAthos;yasabemosqueelmíoseadelantacincominutossobrevos,señor.Ysaludandoalosasistentesboquiabiertos,loscuatrojóvenestomaronelcaminodelbastiónSaintGervais,seguidosdeGrimaud,quellevabalacesta,ignorandodóndeiba,peroenlaobedienciapasivaaquesehabíahabituadoconAthosnopensabasiquieraenpreguntarlo.Mientras estuvieron en el recinto del campamento, los cuatro amigos nointercambiaron una palabra; además eran seguidos por los curiosos que,conociendolaapuestahecha,queríansabercómosaldríandeella.Perounavezhubieronfranqueadolalíneadecircunvalaciónyseencontraronenplenocampo,D'Artagnan,que ignorabapor completodequé se trataba, creyóquehabíallegadoelmomentodepedirunaexplicación.-Y ahora, mi querido Athos - dijo-, tened la amabilidad de decirme adóndevamos.-Yaloveis-dijoAthos-,vamosalbastión.-Sí,pero¿quévamosahacerall?-Yalosabéis,vamosadesayunar.-Pero ¿porquénohemosdesayunado en elParpaillot? -Porque tenemos cosasmuyimportantesquedecirnos,yporqueeraimposiblehablarcincominutosenesealbergue,contodosesosimportunosquevan,quevienen,quesaludan,quesepeganalamesa;ahíporlomenos-prosiguióAthosseñalandoelbastión-novendránamolestarnos.-Meparece-dijoD'Artagnanconesaprudenciaquetanbienytannaturalmentese aliaba en él a una bravura excesiva-, me parece que habríamos podidoencontraralgúnlugarapartadoenlasdunas,aorillasdelmar.

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-Dondesenoshabríavistoconferenciaraloscuatrojuntos,desuertequealcabode un cuarto de hora el cardenal habría sido avisado por sus espías de queteníamosconsejo.-Sí-dijoAramis-,Athostienerazón:Animadvertunturindesertis.-Undesiertonohabríaestadomal-dijoPorthos-,perosetratabadeencontrarlo.-Nohaydesiertoenelqueunpájaronopuedapasarporencimade lacabeza,dondeunpeznopuedasaltarporencimadelagua,dondeunconejonopuedasalirdesumadriguera,ycreoquepájaro,pez,conejotodoesespíadelcardenal.Más vale, pues, seguir nuestra empresa, ante la cual por otra parte ya nopodemos retroceder sinvergüenza;hemoshechouna apuesta, una apuestaqueno podía preverse, y sobre cuya verdadera causa desafío a quien sea a que laadivine: para ganarla vamos a permanecer una hora en el bastión. Seremosatacadosonoloseremos.Sinolosomos,tendremostodoeltiempoparahablar,y nadie nos oirá, porque respondode que losmuros de este bastión no tienenorejas;silosomos,hablaremosdenuestrosasuntosalmismotiempo,yademás,aldefendernos,noscubrimosdegloria.Yaveisquetodoesbeneficio.-Sí-dijoD'Artagnan-,peroindudablementepescaremosalgunabala.-Vaya,querido-dijoAthos-,yasabéisvosquelasbalasmásdetemernosonlasdelenemigo.-Peromeparecequeparasemejanteexpediciónhabríamosdebidoalmenostraernuestrosmosquetes.-Soisunnecio,amigoPorthos;¿paraquécargarconunpesoinútil?-No me parece inútil frente al enemigo un buen mosquete de calibre, docecartuchosyuncebador.-Perobueno-dijoAthos-,¿nohabéisoídoloquehadichoD'Artagnan?-¿QuéhadichoD'Artagnan?-preguntóPorthos.-D'Artagnanhadichoqueenelataquedeestanochehabíaochoodiezfrancesesmuertos,yotrostantosrochelleses.-¿Yqué?-Noha habido tiempode despojarlos, ¿no es así?Dadoque, por elmomento,habíaotrascosasmásurgentes.-Y¿qué?-¡Yqué!Vamosabuscarsusmosquetessuscebadoresysuscartuchos,yenvezdecuatromosquetesydedocebalasvamosatenerunaquincenadefusilesyuncentenardedisparos.-¡Oh,Athos!-dijoAramis-.Eresrealmenteungranhombre.Porthosinclinólacabezaenseñaldeasentimiento.SóloD'Artagnannoparecíaconvencido.IndudablementeGrimaud compartía las dudas del joven; porque al ver que se

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continuabacaminandohaciaelbastión,cosaquehabíadudadohastaentonces,tiróasuamoporelfaldóndesutraje.-¿Dóndevamos?-preguntóporgestos.Athoslesañalóelbastión.-Pero-dijoenelmismodialectoelsilenciosoGrimaud-dejaremosahínuestrapiel.Athosalzólosojosyeldedohaciaelcielo.Grimaudpusosucestaenelsueloysesentómoviendolacabeza.Athos cogió de su cintura una pistola,miró si estaba bien cargada, la armó yacercóelcañónalaorejadeGrimaud.Grimaudvolvióaponerseenpiecomoporunresorte.Athoslehizoseñadecogerlacestaydecaminardelante.Grimaudobedeció.Todo cuanto había ganado el pobre muchacho con aquella pantomima de uninstanteesquehabíapasadodelaretaguardiaalavanguardia.Llegadosalbastión,loscuatrosevolvieron.Másdetrescientossoldadosdetodaslasarmasestabanreunidosalapuertadelcampamento,yenungruposeparadosepodíadistinguiralseñordeBusigny,aldragón,alsuizoyalcuartoapostante.Athossequitóelsombrero,lopusoenlapuntadesuespadayloagitóenelaire.Todoslosespectadoresledevolvieronelsaludo,acompañandoestacortesíaconungranhurraquellegóhastaellos.Tras lo cual, los cuatro desaparecieron en el bastión donde ya los habíaprecedidoGrimaud.

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47CapítuloElconsejodelosmosqueteros

ComoAthoshabíaprevisto,elbastiónsóloestabaocupadoporunadocenademuertostantofrancesescomorochelleses.-Señores -dijoAthos,quehabía tomadoelmandode laexpedición-,mientrasGrimaud pone la mesa, comencemos a recoger los fusiles y los cartuchos;ademáspodemoshablaralcumpliresatarea.Estosseñores-añadióélseñalandoalosmuertos-nonosoyen.-Podríamos de todos modos echarlos en el foso - dijo Porthos-, después dehabernosaseguradoquenotienennadaensusbolsillos.-Sí-dijoAramis-,esoesasuntodeGrimaud.-Bueno - dijoD'Artagnan-, entoncesqueGrimaud los registrey los arrojeporencimadelasmurallas.-Guardémonosdehacerlo-dijoAthos-,puedenservirnos.-¿Esos muertos pueden servirnos? - dijo Porthos-. ¡Vaya, os estáis volviendoloco,amigomío!-¡«No juzguéis temerariamente», dice el Evangelio el señor cardenal! -respondióAthos-.¿Cuántosfusiles,señores?-Doce-respondióAramis.-¿Cuántosdisparos?-Uncentenar.-Estodocuantonecesitamos;carguemoslasarmas.Los cuatromosqueteros se pusieron a la tarea. Cuando acababan de cargar elúltimofusil,Grimaudhizoseñasdequeeldesayunoestabaservido.Athos respondió, siempre por gestos, que estaba bien a indicó aGrimaud unaespeciedeatalayadondeéstecomprendióquedebíaquedarsedecentinela.Sóloqueparasuavizarelaburrimientodelaguardia,Athoslepermitióllevarunpan,doschuletasyunabotelladevino.-Yahora,alamesa-dijoAthos.Loscuatroamigos se sentaronenel suelo, con laspiernascruzadas, como losturcosoloscanteros.-¡Ah!-dijoD'Artagnan-.Ahoraqueyanotienesmiedodeseroído,esperoque

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vayasahacernosparticipedetusecreto,Athos.-Esperoqueosprocureauntiempoagradoygloria,señores-dijoAthos-.Oshehecho dar un paseo encantador; aquí tenemos un desayuno de los mássuculentos,yquinientaspersonasalláabajo,comopodéisverlesatravésdelastroneras,quenostomanporlocosoporhéroes,dosclasesdeimbécilesqueseparecenbastante.-Pero¿yesesecreto?-preguntóD'Artagnan.-El secreto - dijo Athos - es que ayer por la noche vi aMilady. D'Artagnanllevaba suvaso a los labios; pero al nombredeMilady lamano le tembló tanfuertequelodejóenelsueloparanoderramarelcontenido…-¿Hasvistoatumu…?-¡Chis! - interrumpió Athos-. Olvidáis, querido, que estos señores no estániniciadoscomovosenelsecretodemisasuntosdomésticos;hevistoaMilady.-¿Ydónde?-preguntóD'Artagnan.-Adosleguasmásomenosdeaquí,enelalberguedelColombierRouge.-Entalcasoestoyperdido-dijoD'Artagnan.-No, no del todo aún - prosiguió Athos-, porque a esta hora debe haberabandonadolascostasdeFrancia.D'Artagnanrespiró.-Pero,afindecuentas-prosiguióPorthos-,¿quiénesesaMilady?-Unamujer encantadora - dijoAthos degustando un vaso de vino espumoso-.¡Canalla de hostelero - exclamó-, que nos da vino de Anjou por vino deChampagneyquecreequenosvamosadejarcoger!Sí-continuó-,unamujerencantadoraqueha tenidobondades connuestro amigoD'Artagnan, que le hahechonoséquéperfidiaqueellahatratadodevengar,haceunmestratandodehacerlomataradisparosdemosquete,haceochodíastratandodeenvenenarlo,yayerpidiendosucabezaalcardenal.-¿Cómo? ¿Pidiendo mi cabeza al cardenal? - exclamó D'Artagnan, pálido deterror.-Eso es tan cierto - dijoPorthos - comoelEvangelio; lo heoído conmis dosorejas.-Yyotambién-dijoAramis.-Entonces - dijo D'Artagnan dejando caer su brazo con desaliento - es inútilseguirluchandomástiempo;daigualquemesaltelatapadelossesos,todoestáterminado.-Eslaúltimatonteríaquehayquehacer-dijoAthos-,dadoqueeslaúnicaquenotieneremedio.-Peronoescaparénunca-dijoD'Artagnan-consemejantesenemigos.Primero,mi desconocido deMeung; luego deWardes, a quien he dado tres estocadas;

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luegoMilady,cuyosecretohesorprendido;porfinelcardenal,cuyavenganzahehechofracasar.-¡Puesbien!-dijoAthos-.Todoesonohacemásquecuatro,ynosotrossomoscuatro, uno contra uno. Diantre, si hemos de creer las señas que nos haceGrimaud,vamosatenerquevérnoslasconunnúmerodepersonasmuchomayor.¿Qué pasa, Grimaud? Considerando la gravedad de las circunstancias, amigomío,ospermitohablar,perosedlacónico,porfavor.¿Quéveis?-Unatropa.-¿Decuántaspersonas?-Deveintehombres.-¿Quéhombres?-Dieciséiszapadores,cuatrosoldados.-¿Acuántospasosestán?-Aquinientospasos.-Bueno,aúntenemostiempodeacabarestasavesybeberunvasodevinoatusalud,D'Artagnan.-¡Atusalud!-repitieronPorthosyAramis.-Puesbien,¡amisalud!Aunquenocreoquevuestrosdeseosmesirvandegrancosa.-¡Bah!-dijoAthos-.Diosesgrande,comodicenlossectariosdeMahomayelporvenirestáensusmanos.Luego, tragandoelcontenidodesuvaso,quedejó juntoasí,Athosse levantóindolentemente,cogióelprimerfusilquehabíaamanoyseacercóaunatronera.Porthos,AramisyD'Artagnanhicieronotrotanto.EncuantoaGrimaud,recibiólaordendecolocarsedetrásdeloscuatroafindevolveracargarlasarmas.Alcabodeuninstantevieronaparecerlatropa;seguíaunaespeciederamaldetrincheraqueestablecíacomunicaciónentreelbastiónylaciudad.-¡Diantre! - dijo Athos-. ¿Merecía la pena molestarnos por una veintena debribones armados de piquetas, de azadones y de palas? Grimaud no hubieradebidohacerotracosaquehacerlesseñasdequesefueranyestoyconvencidodequenoshabríandejadotranquilos.-Lodudo - observóD'Artagnan-, porque avanzanmuydecididospor ese lado.Porotraparte,conlostrabajadoreshaycuatrosoldadosyunbrigadierarmadosdemosquetes.-Esoesquenonoshanvisto-replicóAthos.-¡Afe-dijoAramis-confiesoquemedarepugnanciadispararsobreesospobresdiablosdeburgueses!-¡Malcura-respondióPorthos-elquetienepiedaddelosheréticos!-Realmente-dijoAthos-,Aramistienerazón,voyaavisarlos.-¿Quédiabloshacéis?-exclamóD'Artagnan-.Vaisahacerosfusilar,querido.

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PeroAthosnohizocasoalgunodelaviso,ysubiéndosealabrechaconelfusilenunamanoyelsombreroenlaotra:-Señores-dijodirigiéndosealossoldadosya los trabajadores,que, asombradospor suaparición sedeteníanacincuentapasos aproximadamente del bastión, y saludándolos cortésmente-, señores,algunosamigosyyoestamosapuntodedesayunarenestebastión.Yyasabéisque nada es tan desagradable como ser molestado cuando uno desayuna; portanto,osrogamosque,sitenéisalgoquehacerinexorablementeaquí,esperéisaquehayamos terminadonuestracomida,oquevolváismás tarde;amenosquetengáisel saludabledeseodedejarelpartidode la rebeliónydevenirabeberconnosotrosalasaluddelreydeFrancia.-¡Tencuidado,Athos!-exclamóD'Artagnan-.¿Novesqueloestánapuntando?-Yaloveo,loveo-dijoAthos-,perosonburguesesquedisparanmuymal,yqueselibrendetocarme.Enefecto,enaquelmismoinstantecuatrodisparosdefusilsalieronylasbalasvinieronaestrellarsejuntoaAthos,perosinqueunasolalotocase.Cuatro disparos de fusil los respondieron casi al mismo tiempo, pero éstosestabanmejor dirigidos que los de los agresores: tres soldados cayeron en elsitio,yunodelostrabajadoresfueherido.-¡Grimaud,otromosquete!-dijoAthos,queseguíaenlabrecha.Grimaudobedecióinmediatamente.Porsuparte,lostresamigoshabíancargadosus armas; una segunda descarga siguió a la primera: el brigadier y doszapadorescayeronmuertos,elrestodelatropahuyó.-Vamos,señores,unasalida-dijoAthos.Y los cuatro amigos, lanzándose fuera del fuerte, llegaron hasta el campo debatalla, recogieron los cuatro mosquetes y el espontón del brigadier; yconvencidos de que los huidos no se detendrían hasta la ciudad, tomaron denuevoelcaminodelbastión,trayendolostrofeosdelavictoria.-Volved a cargar las armas, Grimaud - dijo Athos-, y nosotros, señores,volvamosanuestrodesayunoysigamos.¿Dóndeestábamos?-Yolorecuerdo-dijoD'Artagnan,quesepreocupabamuchodel itinerarioquedebíaseguirMilady.-VaaInglaterra-respondióAthos.-¿Conquéfin?-ConelfindeasesinarohacerasesinaraBuckingham.D'Artagnanlanzóunaexclamacióndesorpresaydeindignación.-¡Peroesoesinfame!-exclamó.-¡Oh,encuantoaeso -dijoAthos-,os ruegoquecreáisqueme inquietomuypoco! Ahora que habéis terminado, Grimaud - continuó Athos-, tomad elespontón de nuestro brigadier, atadle una servilleta y plantadlo en lo alto de

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nuestrobastión,afindequeesosrebeldesdelosrochellesesveanquetienenquevérselasconvalientesylealessoldadosdelrey.Grimaudobedeciósinresponder.Uninstantedespuéslabanderablancaflotabaporencimadeloscuatroamigos;untruenodeaplausossaludósuaparición;lamitaddelcampamentoestabaenlasbarreras.-¿Cómo?-replicóD'Artagnan-.¿TeinquietaspocodequemateohagamataraBuckingham?Peroelduqueesnuestroamigo.-El duque es inglés, el duque combate contranosotros; quehagadel duque loquequiera,mepreocupotantoporellocomoporunabotellavacía.YAthoslanzóaquincepasosdeélunabotellaqueteníaenlamanoydelaqueacababadetrasvasarhastalaúltimagotaasuvaso.-Unmomento - dijoD'Artagnan-, yo no abandono aBuckinghamasí; nos diocaballosmuybuenos.-Ysobretodounasbuenassillas-añadióPorthos,queenaquelmomentomismollevabaensucapaelgalóndelasuya.-Además - observó Aramis-, Dios quiere la conversión y no la muerte delpecador.-Amén - dijoAthos-, y ya volveremos sobre esomás tarde, si es ese vuestrogusto;peroporelmomentoloquemásmepreocupaba,yestoysegurodequetú,D'Artagnan,me comprenderás, era recuperar de aquellamujer una especie defirma en blanco que había arrancado al cardenal, y con cuya ayuda ella debíadesembarazarsedetiyquizádenosotrosimpunemente.-Peroesacriaturaesundemonio-dijoPorthostendiendosuplatoaAramis,quetrinchabaunave.-Y esa firma en blanco - dijoD'Artagnan-, esa firma en blanco, ¿ha quedadoentresusmanos?-No,hapasadoalasmías;nodiréquehayasidosinesfuerzo,porquementiría.-QueridoAthos-dijoD'Artagnan-,yanoseguirécontandolasvecesqueosdebolavida.-Entonces,¿nosdejasteisparavolverjuntoaella?-preguntóAramis.-Exacto.-¿Ytienesesacartadelcardenal?-dijoD'Artagnan.-Aquíestá-dijoAthos.Ysacóelpreciosopapeldelbolsillodesucasaca.D'Artagnan lo desplegó con una mano cuyo temblor no trataba siquiera dedisimularyleyó:

«El portador de la presente ha "hecho lo que ha hecho" por ordenmía y parabiendelEstado.

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5dediciembrede1627.Richelieu»

-Enefecto-dijoAramis-,esunaabsoluciónentodaregla.-Hayqueromperesepapel-exclamóD'Artagnan,queparecíaleersusentenciademuerte.-Muyalcontrario-dijoAthos-,hayqueconservarloporencimadetodo,yyonodaríaestepapelaunquelocubrierandepiezasdeoro.-¿Yquévaahacerahoraella?-preguntóeljoven.-Puesprobablemente-dijodespreocupadoAthos-vaaescribiralcardenalqueun maldito mosquetero, llamado Athos, le ha arrancado por la fuerza susalvoconducto;en lamismacarta ledaráconsejodedesembarazarsealmismotiempoquedeéldesusdosamigos,PorthosyAramis;elcardenalrecordaráqueson los mismos hombres que encontró en su camino entonces, una buenamañanaharádeteneraD'Artagnanyparaquenoseaburrasolo,nosenviaráahacerlecompañíaalaBastilla.-¡Vaya! - dijo Porthos-.Me parece que estáis haciendo bromas demal gusto,querido.-Nobromeo-respondióAthos.-¿Sabéis -dijoPorthos-queretorcerleelcuelloaesamalditaMiladyseríaunpecadomenorqueretorcérseloaestospobresdiablosdehugonotes,quenuncahancometidomáscrímenesquecantarenfrancéssalmosquenosotroscantamosenlatín?-¿Quédiceelabateaesto?-preguntótranquilamenteAthos.-DigoquesoydelaopinióndePorthos-respondióAramis.-¡Yyotambién!-dijoD'Artagnan.-Suertequeellaestálejos-observóPorthos;porqueconfiesoquememolestaríamuchoaquí.-MemolestaenInglaterratantocomoenFrancia-dijoAthos.-Amímemolestaentodaspartes-continuóD'Artagnan.-Pero puesto que la teníais - dijo Porthos-, ¿por qué no la habéis ahogado,estrangulado,colgado?Sólolosmuertosnovuelven.-¿Eso creéis,Porthos? - respondió elmosquetero conuna sonrisa sombríaquesóloD'Artagnancomprendió.-Tengounaidea-dijoD'Artagnan.-Veamos-dijeronlosmosqueteros.-¡Alasarmas!-gritóGrimaud.Losjóvenesselevantaronconprestezaalosfusiles.Aquella vez avanzaba una pequeña tropa compuesta de veinte o veinticincohombres;peroyanoerantrabajadores,eransoldadosdelaguarnición.

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-¿Ysivolviéramosalcampamento?-dijoPorthos-.Meparecequelapartidanoesigual.-Imposible por tres razones - respondió Athos ; la primera es que no hemosterminado de almorzar; la segunda es que aún tenemos cosas importantes quedecir,laterceraesquetodavíafaltandiezminutosparaquepaselahora.-Bueno-dijoAramis-,sinembargohayqueprepararunplandebatalla.-Esmuysimple-respondióAthos:tanprontocomoelenemigoestéalalcancedel mosquete, nosotros hacemos fuego; si continúa avanzando, nosotrosvolvemosahacerfuego;hacemosfuegomientrastengamoslosfusilescargados;siloquequededelatropaquieretodavíasubiralasalto,dejamosalosasaltantesbajarhasta el foso, y entonces les echamos encimade la cabeza ese lienzodemurallaquesóloestáenpieporunmilagrodeequilibrio.-¡Bravo!-exclamóPorthos-.Decididamente,Athos,habéisnacidoparageneral,yelcardenal,quesecreeungranhombredeguerra,esbienpocacosaavuestrolado.-Señores - dijoAthos-, nada de repeticiones inútiles, por favor; que cada unoapuntebienasuhombre.-Yotengoelmío-dijoD'Artagnan.-Yyoelmío-dijoPorthos.-Yyoídem-dijoAramis.-¡Entoncesfuego!-dijoAthos.Los cuatro disparos de fusil no hicieron más que una detonación. y cuatrohombrescayeron.Entoncesbatióeltambor,ylapequeñatropaavanzóapasodecarga.Entonces los disparos de fusil se sucedieron sin regularidad, pero siempreenviados con igual precisión. Sin embargo, como si hubieran conocido ladebilidadnuméricadelosamigos,losrochellesescontinuabanavanzandoapasodecarrera.Conlosotrostresdisparosdefusilcayerondoshombres;sinembargo,elpasodelosquequedabanenpienoaminoraba.Llegadosalpiedelbastión,losenemigoserantodavíadoceoquince;unaúltimadescargalosacogió,peronolosdetuvo:saltaronalfosoyseaprestaronaescalarlabrecha.-¡Vamos;amigosmíos!-dijoAthos-.Terminemosdeungolpe:¡alamuralla,alamuralla!Y los cuatro amigos, secundados por Grimaud, se pusieron a empujar con elcañóndesusfusilesunenormelienzodemuroqueseinclinócomosielvientolo arrastrase, y desprendiéndose de su base cayó con horrible estruendo en elfoso;luegoseoyóungrangrito,unanubedepolvosubióhaciaelcielo,yeso

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fuetodo.-¿Loshabremosaplastadodesdeelprimerohastaelúltimo?-preguntóAthos.-Afequeesomeparece-dijoD'Artagnan.-No-dijoPorthos-,ahíhaydosotresqueescapancojeando.Enefecto,tresocuatrodeaquellosdesgraciados,cubiertosdebarroydesangre,huíanporelcaminoencajonadoyganabandenuevolaciudad:eratodoloquequedabadelatropilla.Athosmirósureloj.-Señores-dijo-,haceunahoraqueestamosaquíyahoralapartidaestáganada;pero hay que ser buenos jugadores, y ademásD'Artagnan no nos ha dicho suidea.Yelmosquetero,consu sangre fríahabitual, fuea sentarseante los restosdeldesayuno.-¿Miidea?-dijoD'Artagnan.-Sí,decíaisqueteníaisunaidea-replicóAthos.-¡Ah,yarecuerdo!-contestóD'Artagnan-.YopasoaInglaterraporsegundavez,voyenbuscadelseñordeBuckinghamyleadviertodelcomplótramadocontrasuvida.-Vosnoharéiseso,D'Artagnan-dijofríamenteAthos.-¿Yporquéno?¿Nolohehechoya?-Sí, pero en esa época no estábamos en guerra; en esa época, - el señor deBuckinghameraunaliadoynounenemigo:loquequeréishacerseríatachadodetraición.D'Artagnancomprendiólafuerzadeesterazonamientoysecalló.-Puesmeparece-dijoPorthos-quetambiényotengounaidea.-¡SilencioparalaideadePorthos!-dijoAramis.-Yo le pido permiso al señor de Tréville, bajo algún pretexto que vosencontraréis:yonosoyfuerteenesodelospretextos,Miladynomeconoce,meacerco a ella sin que sospeche de mí y, cuando encuetre una ocasión, laestrangulo.-¡Bueno-dijoAthos-,noestoymuylejosdeadoptarlaideadePorthos!-¡Quéva!-dijoAramis-.¡Mataraunamujer!No,mirad,yotengolaideabuena.-¡Veamosvuestraidea,Aramis!-pidióAthos,quesentíamuchadeferenciaporeljovenmosquetero.-Hayquepreveniralareina.-¡A fe que sí! - exclamaron juntos Porthos y D'Artagnan-. Creo que estamosdandoenelblanco.-¿Preveniralareina?-dijoAthos-.¿Ycómo?¿Tenemosrelacionesenlacorte?¿PodemosenviaraalguienaParissinquesesepaenelcampamento?Deaquía

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Paris hay ciento cuarenta leguas: la carta no habrá llegado a Angers cuandoestemosyaenelcalabozo.-En cuanto a enviar con seguridad una carta a SuMajestad - propusoAramisruborizándose-,yomeencargodeello;conozcoenToursunapersonahábil…AramissedetuvoviendosonreíraAthos.-¡Bueno!¿Noadoptáisesemedio,Athos?-dijoD'Artagnan.-Nolorechazodeltodo-dijoAthos-,perosóloquierohacerobservaraAramisqueélnopuedeabandonarelcampamento;quecualquierotrodenosotrosnoesseguro; que dos horas después de que el mensajero haya partido, todos loscapuchinos, todos los alguaciles, todos los bonetes negros del cardenal sabránvuestracartadememoria,yquevosyvuestrahábilpersonaseréisdetenidos.-Sincontar-objetóPorthos-quelareinasalvaráalseñordeBuckingham,peroqueenmodoalgunonossalvaráanosotros.-Señores-dijoD'Artagnan-,loquePorthosobjetaestállenodesentido.-¡Ah,ah!¿Quépasaenlaciudad?-dijoAthos.-Tocanagenerala.Loscuatroamigosescucharon,yel ruidodel tambor llegóefectivamentehastaellos.-Vaisavercómonosmandanunregimientoentero-dijoPorthos.-¿Por qué no? - dijo el mosquetero-. Me siento en vena, y resistiría ante unejércitocontaldequehubieratenidolapreocupacióndecogerunadocenamásdebotellas.-Palabradehonorqueel tamborseacerca -dijoD'Artagnan. -Dejadloqueseacerque-dijoAthos-,hayuncuartodehoradecaminodeaquíalaciudad,yportantodelaciudadaquí.Esmástiempodelquenecesitamosparaprepararnuestroplan; si nos vamos de aquí nunca encontraremos un lugar tan conveniente.Ymirad,precisamente,señores,acabadeocurrírsemelaideabuena.-Decid,pues.-PermitidquedéaGrimaudalgunasórdenesindispensables.Athoshizoasucriadoseñaldeacercarse.-Grimaud-dijoAthosseñalandoalosmuertosqueyacíanenelbastión-,vaisacogeraestosseñores,vaisaenderezarloscontra lamuralla,vaisaponerlessusombreroenlacabezaysufusilenlamano.-¡Ohgranhombre-exclamóD'Artagnan-,locomprendo!-¿Comprendéis?-dijoPorthos.-Ytú,Grimaud,¿comprendes?-preguntóAramis.Grimaudhizoseñadequesí.-Estodoloquesenecesita-dijoAthos-,volvamosamiidea.-Sinembargo,yoquisieracomprender-observóPorthos.

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-Esinútil.-Sí,sí,laideadeAthos-dijeronalmismotiempoD'ArtagnanyAramis.-EsaMilady,esamujeresacriaturaesedemoniotieneuncuñado,segúncreoquemehabéisdichoD'Artagnan.-Sí,yoloconozcoinclusomucho,ycreoademásquenotienegrandessimpatíasporsucuñada.-Nohaymalenello-respondióAthos-,ainclusoseríamejorqueladetestara.-Entalcasoestamosservidosaplacer.-Sinembargo-dijoPotthos-,megustaríacomprenderloqueGrimaudhace.-¡Silencio,Porthos!-dijoAramis.-¿Cómosellamaesecuñado?-LorddeWinter.-¿Dóndeestáahora?-VolvióaLondresalprimerrumordeguerra.-¡Puesbienéseesprecisamenteelhombrequenecesitamos!-dijoAthos-.Eseesal que nos conviene avisar; le haremos saber que su cuñada está a punto deasesinaraalguien,ylerogaremosnoperderladevista.EsperoqueenLondreshaya algún establecimiento del género de las Madelonetas, o Muchachasarrepentidas;hacemeteralláasucuñada,ynosotrostranquilos.-Sí-dijoD'Artagnan-,hastaquesalga.-Afe-replicóAthos-quepedísdemasiado,D'Artagnan,oshedadoloqueteníayosprevengoqueeselfondodemibolso.-Amímeparecequeeslomejor-dijoAramis;prevenimosalavezalareinayalorddeWinter.-Sí,pero¿aquiénenviaremosconlacartaaToursyconlacartaaLondres?-YorespondodeBazin-dijoAramis.-YyodePlanchet-continuóD'Artagnan.-Enefecto-dijoPorthos-,sinosotrosnopodemosausentarnosdelcampamento,nuestroslacayospuedendejarlo.-Por supuesto - dijo Aramis-, y hoy mismo escribimos las cartas, les damosdineroyparten.-¿Lesdamosdinero?-replicóAthos-.¿Tenéis,pues,dinero?Loscuatroamigossemiraron,yunanubepasópor las frentesqueun instanteantesestabandespejadas.-¡Alerta! - gritóD'Artagnan-.Veo puntos negros y puntos rojos que se agitanallá.¿Quédecíaisdeunregimiento,Athos?Esunverdaderoejército.-A fe que sí - dijoAthos-, ahí están. ¡Vaya con los hipócritas que venían sintamborni trompeta. ¡Ah,ah!¿Has terminadoGrimaud?Grimaudhizoseñadequesí,ymostróunadocenademuertosquehabíacolocadoenlasactitudesmás

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pintorescas:losunossosteniendolasarmas,losotrosconpintadeechárselasalacara,losotrosconlaespadaenlamano.-¡Bravo!-repitióAthos-.Esohonratuimaginación.-Esigual-dijoPorthos-.Megustaríasinembargocomprender.-Levantemos el campo primero - lo interrumpió D'Artagnan-, luegocomprenderás.-¡Uninstante,señores,uninstante!DemosaGrimaudtiempodequitarlamesa.-¡Ah! -dijoAramis-.Miradcómo lospuntosnegrosy lospuntos rojoscrecenvisiblemente,yyosoydelaopinióndeD'Artagnan:creoquenotenemostiempoqueperderparaganarnuestrocampamento.-Afe-dijoAthos-quenotengonadacontralaretirada;habíamosapostadoporunahora,ynoshemosquedadohoraymedia;nohaynadaquedecir;partamos,señores,partamos.Grimaudhabíatomadoyaladelanteraconlacestayelservicio.Loscuatroamigossalierontrasélydieronunadecenadepasos.-¡Eh!-exclamóAthos-.¿Quédiabloshacemos,señores?-¿Noshemosolvidadoalgo?-preguntóAramis.-La bandera, pardiez. ¡No hay que dejar una bandera enmanos del enemigo,aunque esa bandera no sea más que una servilleta! Y Athos se precipitó albastión,subióalaplataformayquitólabandera;sóloquecomolosrochellesehabíanllegadoatirodemosquete,hicieronunfuegoterriblesobreaquelhombreque,comoporplacer,ibaaexponersealosdisparos.PerosehabríadichoqueAthosteníaunencantopegadoasupersona:lasbalaspasaronsilbandoasualrededoryningunalotocó.Athos agitó su estandarte volviéndoles la espalda a las gentes de la ciudad ysaludandoalasdelcampamento.Delasdospartesresonarongrandesgritos,delaunagritosdecólera,delaotragritosdeentusiasmo.Unasegundadescargahizorealmentedelaservilletaunabandera.Seoyeronlosclamoresdetodoelcampamentoquegritaba:-¡Bajad,bajad!Athos bajó; sus camaradas, que lo esperaban con ansiedad, lo vieron aparecerconalegría.-Vamos, Athos, vamos - dijo D'Artagnan-, larguémonos; ahora que hemosencontradotodo,menoseldinero,seríaestúpidosermuertos.PeroAthoscontinuócaminandomajestuosamentepormásobservacionesquelehicieransuscompañeros, loscuales,viendoqueera inútil, regularonsuspasosporelsuyo.Grimaudy su cestahabían tomado ladelanteray sehallaban losdos fueradealcance.

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Alcabodeuninstanteseoyóelruidodeunadescargadefusileríacolérica.-¿Quéeseso?-preguntóPorthos-.¿Ysobrequiéndisparan?Nooigosilbarlasbalasynoveoanadie.-Disparansobrenuestrosmuertos-respondióAthos.-Peronuestrosmuertosnoresponderán.-Precisamente: entonces creerán en una emboscada, deliberarán; enviarán unparlamentario,ycuandosedencuentade laburla,estaremosfueradelalcancedelasbalas.Heahíporquéesinútilcogerunapleuresíadándonosprisa.-¡Oh,comprendo!-exclamóPorthosmaravillado.-¡Esunasuerte!-dijoAthosencogiéndosedehombros.Porsuparte,losfranceses,alvervolveraloscuatroamigos,lanzabangritosdeentusiasmo.Finalmente una nueva descarga demosquetes se dejó oír, y esta vez las balasvinieronaestrellarsesobrelosguijarrosalrededordeloscuatroamigosyasilbarlúgubrementeensusorejas.Losrochellesesacababanporfindeapoderarsedelbastión.-¡Vayagentestantorpes!-dijoAthos-.¿Cuántoshemosmatado?¿Doce?-Oquince.-¿Cuántoshemosaplastado?-Ochoodiez.-¿Yacambiode todoestoniunarañazo? ¡Ah, sí! ¿Qué tenéis en lamano,DArtagnan?Sangre,meparece.-Noesnada-dijoD'Artagnan.-¿Unabalaperdida?-Nisiquiera.-¿Qué,entonces?Yalohemosdicho,AthosamabaaD'Artagnancomoasuhijo,yaquelcaráctersombríoainflexibleteníaavecesporeljovensolicitudesdepadre.-Unrasguño-repusoD'Artagnan;mehepilladolosdedosentredospiedras,ladelmuroylademianillo;ylapielsehaabierto.-Esopasaportenerdiamantes,amigomío-dijodesdeñosamenteAthos.-¡Ah,claro!-exclamóPorthos-.Enefecto,hayundiamante.¿Yporquédiablos,puestoquehayundiamante,nosquejamosdenotenerdinero?-¡Claro,escierto!-dijoAramis.-EnhorabuenaPorthos;estavezesunaidea.-Sin duda - dijoPorthos engallándose ante el cumplido deAthos-, puesto quehayundiamante,vendámoslo.-Peroeseldiamantedelareina-dijoD'Artagnan.-Razóndemás - repusoAthos-, la reina salvando al señor deBuckingham su

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amante,nadamásjusto;lareinasalvándonosanosotros,quesomossusamigos,nadamásmoral.Vendamoseldiamante.¿Quépiensaelseñorabate?NopidolaopinióndePorthos,yalahadado.-Puesyopienso-dijoAramisruborizándose-que,alnovenirsuanillodeunaamante, y por consiguiente al no ser una prenda de amor, D'Artagnan puedevenderlo.-Querido,habláiscomolateologíaenpersona.¿Oseaquevuestraopiniónes…?-Vendereldiamante-respondióAramis.-Puesbien-dijoalegrementeD'Artagnan-,vendamoséldiamanteynohablemosmás.Ladescargadefusileríacontinuaba,perolosamigosestabanfueradelalcance,ylosrochellesesnodisparabanmásquepordescargodeconciencia.-Afe-dijoAthos-,atiempolehavenidoesaideaaPorthos:yaestamosenelcampamento.Señores,niunapalabrasobreesteasunto.Nosobservan,vienenanuestroencuentro,vamosaserllevadosentriunfo.Enefecto,comohemosdicho,todoelcampamentoestabaemocionado;másdedosmilpersonashabíanasistido,comoaunespectáculoalafelizfanfarronadadeloscuatroamigosfanfarronadacuyoverdaderomotivoestabanmuylejosdesospechar. No se oían más que los gritos de ¡Vivan los guardias! ¡Vivan losmosqueteros!ElseñordeBusignyhabíavenidoelprimeroaestrecharlamanodeAthosy a reconocer que la apuesta estabaperdida.El dragóny el suizo lohabían seguido, todos los compañeros habían seguido al dragón y al suizo.Aquello eran felicitaciones, apretones de manos, abrazos que no terminaban,risas inextinguibles a propósito de los rochelleses; finalmente, un tumulto tangrandequeelseñorcardenalcreyóquehabíamotínyenvióaLaHoudinière,sucapitándelosguardias,ainformarsedeoquepasaba.Lacosalefuecontadaalmensajerocontodoelefluviodelentusiasmo.-Ybien-preguntóelcardenalalveraLaHoudinière.-Y bien, Monseñor - dijo éste-,son tres mosqueteros y un guardia que hanapostado con el señor de Busigny a que iban a desayunar al bastión SaintGervais,ymientrasdesayunabanhanresistidoallíalenemigo,yhanmatadonosécuántosrochelleses.-¿Estáisinformadodelnombredeesostresmosqueteros?-Sí,Monseñor.-¿Cómosellaman?-SonlosseñoresAthos,PorthosyAramis.-¡Siempremistresvalientes!-murmuróelcardenal-.¿Yelguardia?-ElseñorD'Artagnan.

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-¡Siempremibribón!Decididamenteesprecisoqueestoshombresseanmíos.Aquellanochemisma,elcardenalhablóalseñordeTrévilledelahazañadelamañana,queeralacomidilladetodoelcampamento.ElseñordeTréville,queconocía el relato de la aventura de la boca misma de los héroes, la volvió acontar con todos sus detalles a Su Eminencia, sin olvidar el episodio de laservilleta.-Estábien,señordeTréville-dijoelcardenal-,hacedmellegaresaservilleta,oslo ruego.Haré bordar en ella tres flores de lis de oro, y la daré por guión devuestracompañía.-Monseñor - dijo el señordeTréville-, será injustopara losguardian: el señorD'Artagnannoesmío,sinodelseñorDesEssarts.-Puesbien, lleváoslo -dijoelcardenal ;noes justoque,dadoqueesoscuatrovalientesmilitaressequierentanto,nosirvanenlamismacompañía.Aquellamismanoche,elseñordeTrévilleanuncióestabuenanoticiaalostresmosqueterosyaD'Artagnan,invitandoaloscuatroaalmorzaraldíasiguiente.D'Artagnannocabíaensídealegría.Ya losabemos,el sueñode todasuvidahabíasidosermosquetero.Lostresamigosestabanmuycontentos.-¡A fe - dijo D'Artagnan a Athos - que has tenido una idea victoriosa y que,como dijiste, hemos conseguido con ella gloria y hemos podido trabar unaconversacióndelamayorimportancia!-Quepodemosproseguirahorasinquenadiesospeche,porque,conlaayudadeDios,enadelantevamosapasarporcardenalistas.Aquella misma noche D'Artagnan fue a presentar sun respetos al señor DesEssartsyaparticiparleelascensoquehabíaobtenido.El señor denEssarts, quequeríamucho aD'Artagnan, le ofreció entonces sunservicios:aquelcambiodecuerpotraíaconsigngastosdeequipamiento.D'Artagnanrehusó;pero,pareciéndolebuenalaocasión,lerogóhacerestimareldiamante,queleentregóyquedeseabaconvertirendinero.Aldíasiguiente,alasochodelamañana,elcriadodelseñorDesEssartsentróenelalojamientodeD'Artagnanyleentregóunabolsadeoroconteniendosietemillibras.Eraelpreciodeldiamantedelareina.

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48CapítuloAsuntodefamilia

Athoshabíaencontrado lapalabra:asuntode familia.Unasuntode familianoestabasometidoalainvestigacióndelcardenal;unasuntodefamilianoafectabaanadie;unopodíaocuparseantetodoelmundodeunasuntodefamilia.Desdeluego,Athoshabíadadoconlapalabra:asuntodefamilia.Aramishabíadadoconlaidea:loslacayos.Porthoshabíadadoconelmedio:eldiamante.Unicamente D'Artagnan no había dado con nada, él que solía ser el másinventivo de los cuatro; pero también hay que decir que el solo nombre deMiladyloparalizaba.Ah,sí,nosequivocamos:habíadadoconcompradorparaeldiamante.El almuerzo en casa del señor de Tréville fue de una alegría encantadora.D'Artagnanteníayasuuniforme;comoerapocomásomenosdelamismatallaqueAramis, y comoAramis, pagado con largueza, como se recordará, por ellibrero que le había comprado su poema, había hecho el doble de todo, habíacedidoasuamigounequipocompleto.D'Artagnan habría estado en el colmo de todos sus deseos si no hubiera vistodespuntaraMiladycomounanubesombríaenelhorizonte.Despuésdealmorzar,convinieronenreunirseporlanocheenelalojamientodeAthos,yallíterminaríanelasunto.D'Artagnanpasóeldíaenseñandosutrajedemosqueteroportodaslascallesdelcampamento.Porlanoche,alahorafijada,loscuatroamigossereunieron;sóloquedabantrescosasquedecidir:LoquehabíaqueescribiralhermanodeMilady.LoquehabíaqueescribiralapersonahábildeTours.Yquélacayosseríanlosquellevaríanlascamas.Cadacualofrecióelsuyo:AthoshablabadeladiscrecióndeGrimaud,quesólohablaba cuando su amo le descosía la boca; Porthos ponderaba la fuerza deMosquetón,queeradecorpulenciacapazdedarunatundaacuatrohombresdecomplexión ordinaria; Aramis, confiando en la destreza de Bazin, hacía un

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elogiopomposodesucandidato;finalmente,D'Artagnanteníafecompletaenlabravura de Planchet, y recordaba la forma en que se había comportado en elespinosoasuntodeBoulogne.Estas cuatro virtudes disputaron largo tiempo el premio, y dieron lugar amagníficosdiscursos,quenoreferiremosaquípormiedoaqueresultenlargos.-Pordesgracia-dijoAthos-,seráprecisoqueaquelaquienseenvíeposeaporsísololascuatrocualidadesjuntas.-Pero¿dóndeencontrarunlacayosemejante?-¡Inencontrable!-dijoAthos-.Losébien:tomad,pues,aGrimaud.-TomadaMosquetón.-TomadaBazin.-TomadaPlanchet;Planchetesbravoydiestro;ahí tenéisyadosdelascuatrocualidades.-Señores-dijoAramis-,loprincipalnoessabercuáldenuestroscuatrolacayoseselmásdiscreto,elmásfuerte,elmásdiestrooelmásbravo;loprincipalessabercuálamamáseldinero.-LoqueAramisdiceestállenodesensatez-prosiguióAthos;hayqueespecularsobrelosdefectosdelaspersonasynosobresusvirtudes;señorabate,¡soisungranmóralista!-Indudablemente - replicó Aramis ; porque no sólo necesitamos estar bienservidosparatriunfar,sinoinclusoparanofracasar;porqueencasodefracaso,estáenjuegolacabeza,nodeloslacayos…-¡Másbajo,Aramis!-dijoAthos.-Exacto,node los lacayos -prosiguióAramis-, sinodel amo,e inclusode losamos. ¿Nos son bastante adictos nuestros lacayos para arriesgar su vida pornosotros?No.-¡Afe-dijoD'Artagnan-queresponderíacasidePlanchet!-¡Puesbien,queridoamigo!Añadidasuadhesiónnaturalunabuenasumaqueleproporcionealgúndesahogo,yentonces,en lugarderesponderporélunavez,responderéisdos.-¡BuenDios!Os equivocaréis de todosmodos - dijoAthos, que era optimistacuandose tratabade lascosas,ypesimistacuandose tratabade loshombres-.Prometerántodoparatenereldinero,yencaminoelmiedolosimpediráactuar.Una vez cogidos, los encerrarán; y encerrados confesarán. ¡Qué diablo! ¡Nosomosniños!Para ir a Inglaterra -Athos bajó la voz-, hayque atravesar todaFrancia,sembradadeespíasydecriaturasdelcardenal;senecesitaunpaseparaembarcarse;hayque saber inglésparapreguntar el caminoaLondres.Yavéisquelacosameparecemuydifícil.-Nada de eso - dijo D'Artagnan que estaba empeñado en que la cosa se

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realizase;yo,porelcontrario,laveofácil.¡Nohayniquedecir,porsupuesto,quesiseescribealorddeWinterloshorroresdelcardenal…!-¡Másbajo!-dijoAthos.-LasintrigasylossecretosdeEstado-continuóD'Artagnanhaciendocasoalarecomendación - no hay ni que decir que ¡todos nosotros seremos enrodadosvivos!;pero,porDios,noolvidéis,comovosmismohabéisdicho,Athos,queleescribimosporunasuntodefamilia;queleescribimosconelúnicofindequeponga a Milady, desde su llegada a Londres, en la imposibilidad deperjudicarnos. Le escribiré, por tanto, una carta poco más o menos en estostérminos:-Veamos-dijoAramis,adoptandodeantemanounsemblantedecrítico.-«Señoryqueridoamigo…-Vaya,puessí;queridoamigoauninglés-interrumpióAthos;buencomienzo,¡bravo!,D'Artagnan.Sóloqueconesapalabraseréisdescuartizadoenlugardeenrodadovivo.-Bueno,deacuerdo,entoncesdiréseñorasecas.-Podéis decir incluso milord - prosiguió Athos, que se empeñaba en lasconveniencias.-«Milord,¿osacordáisdelpequeñocercadodecabrasdelLuxemburgo?»-¡Vaya!¡AhoraelLuxemburgo!Creeráqueesunaalusiónalareinamadre.¡Esosíqueesingenioso!-dijoAthos.-Pues entonces pondremos simplemente: «Milord, ¿os acordáis de unpequeñocercadoenelqueseossalvólavida?»-Mi querido D'Artagnan - dijo Athos-, no seréis nunca otra cosa que un malredactor: «¡En que se os salvó la vida! ¡Quita de ahí! Eso no es digno.A unhombregalantenoselerecuerdanesosservicios.Beneficioreprochado,ofensahecha.-¡Ahamigomío!-dijoD'Artagnan-.Soisinsoportable,ysihayqueescribirbajovuestracensura,afequerenuncio.-Yhacéisbien.Manejadelmosqueteylaespada,querido,practicáishábilmentelosdosejercicios,peropasadlaplumaalseñorabate,estoleconcierne.-¡Ahsíporcierto-dijoPorthos-,pasadlaplumaaAramis,queescribetesisenlatín!-Puesbien,sea-dijoD'Artagnan-,redactadnosesanota,Aramis,pero,¡porSanPedro!,hacedloconcautela,porqueosavisoqueyotambiénosespulgaré.-Nopidootracosa-dijoAramisconesaingenuaconfianzaquetodopoetatieneensímismo;peroquemeponganalcorriente;poraquíyporalláheoídodecirqueesacuñadaeraunabribona,yomismohetenidopruebasdeelloalescucharsuconversaciónconelcardenal.

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-¡Másbajo,pardiez!-dijoAthos.-Massemeescapanlosdetalles-continuóAramis.-Yamítambién-dijoPorthos.D'Artagnan y Athos se miraron algún tiempo en silencio. Por fin Athos, trashaberserecogidoyponiéndoseaúnmáspálidodeloqueeraporcostumbre,hizounsignodeasentimiento;D'Artagnancomprendióquepodíahablar.-¡Puesbien!Esto es loque tengoquedecir - prosiguióD'Artagnan : «Milord,vuestra cuñada es una criminal, que quiso haceros matar para heredaros.Además,nopodíadesposaravuestrohermano,porestaryacasadaenFranciayporhabersido…»D'Artagnansedetuvocomosibuscaselapalabra,mirandoaAthos.-Arrojadaporsumarido-dijoAthos.-Porhabersidomarcada-continuóD'Artagnan.-¡Bah!-exclamóPorthos-.¡Imposible!¿Haqueridohacermatarasucuñado?-Sí.-¿Estabacasada?-preguntóAramis.-Sí.-¿Ysumaridosediocuentadequeteníaunaflordelisenelhombro?-exclamóPorthos.-Sí.Estos tres síes fuerondichosporAthos conuna entonaciónmás sombría cadavez.-¿Yquiénhavistoesaflordelis?-preguntóAramis.-D'Artagnanyyo,omejor,paraobservarelordencronológico,yoyD'Artagnan-respondióAthos.-¿Yelmaridodeesahorriblecriaturaviveaún?-dijoAramis.-Aúnvive.-¿Estáisseguro?-Loestoy.Hubouninstantedefríosilencioduranteelquecadacualsesintióimpresionadosegúnsunaturaleza.-Esta vez - prosiguióAthos interrumpiendo el primero el silencioD'Artagnannoshadadounprogramaexcelente,yesoesloprimeroquehayqueescribir.-¡Diablos!Tenéisrazón,Athos-prosiguióAramis-,ylaredacciónesespinosa.Elmismo señor canciller se vería en apuros para redactar una epístola de esafuerza,ysinembargo,elseñorcancillerredactamuytranquilamenteunatestado.¡Noimporta,callaos,escribo!En efecto, Aramis cogió la pluma, reflexionó algunos instantes, se puso aescribirochoodiezlíneasdeunaencantadoraydiminutaescriturademujer,y

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luego, con voz dulce y lenta, como si cada palabre hubiera sido sopesadaescrupulosamente,leyóloquesigue:

«Milord:La persona que os escribe estas pocas líneas ha tenido el honor de cruzar laespadaconvosenunpequeñocercadodelacalled'Enfer.Comoluegotuvisteisabiendeclararosvariasvecesamigodeestapersona,éstaosdebeagradeceresaamistadconunbuenaviso.Dosveceshabéisestadoapuntodeservíctimadeunparientepróximoaquiencreéisvuestroheredero,porqueignoráisqueantesdecontraermatrimonio en Inglaterra estaba ya casada enFrancia. Pero la terceravez que es ésta, podéis sucumbir a ella. Vuestro pariente ha partido de LaRochelle para Inglaterra durante la noche. Vigilad su llegada, porque tienegrandesyterriblesproyectos.Siqueréissaberabsolutamentedeloqueescapaz,leedsupasadoensuhombroizquierdo.»-¡Bien! A las mil maravillas - dijo Athos-, y tenéis pluma de secretario deEstado,miqueridoAramis.AhoralorddeWinterestaráojoavizor,sielavisolellega;yaunquecaigaenmanosdeSuEminenciamisma,nopodríamosquedarcomprometidos.Mas como el criado que partirá podría hacernos creer que haestado en Londres y detenerse en Chátellerault, démosle sólo con la carta lamitaddelasuma,prometiéndolelaotramitadacambiodelarespuesta.¿Tenéiseldiamante?-continuóAthos.-Tengoalgomejorqueeso,tengoeldinero.YD'Artagnanarrojólabolsasobrelamesa:alsonidodeloro,Aramisalzólosojos.Porthosseestremeció;encuantoaAthos,permanecióimpasible.-¿Cuántohayenesapequeñabolsa?-dijo.-Sietemillibrasenluisesdedocefrancos.-¡Siete mil libras! - exclamó Porthos-. ¿Ese mal diamantucho valía siete millibras?-Eso parece - dijo Athos-, porque aquí están; no creo que nuestro amigoD'Artagnanhayapuestodelosuyo.-Pero señores - dijo D'Artagnan-, en todo esto no pensamos en la reina.CuidemosalgolasaluddesuqueridoBuckingham.Eslomenosqueledebemos.-Esjusto-dijoAthos-,peroesoconcierneaAramis.-¡Bien!-respondióésteruborizándose-.¿Quétengoquehacer?-Esmuysencillo - replicóAthos-, redactarunasegundacartaparaesapersonahábilqueviveenTours.Aramisvolvióa tomar lapluma, sepusoa reflexionardenuevoyescribió lassiguienteslíneas,quesometióalinstantemismoalaaprobacióndesusamigos:

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«Miqueridaprima…»-Vaya-dijoAthos-,¿esapersonahábilesparientevuestra?-Primahermana-dijoAramis.-¡Vayaentoncesporprima!Aramiscontinuó:

«Mi querida prima, Su Eminencia el cardenal, a quien Dios conserve parafelicidad de Francia y confusión de los enemigos del reino, está a punto deacabarconlosrebeldesheréticosdeLaRochelle:esprobablequeelsocorrodela flota inglesa no llegue siquiera a la vista de la plaza; me atrevería a decirinclusoqueestoy segurodequeel señordeBuckinghamseverá impedidodepartirporalgúngranacontecimiento.SuEminenciaeselpoliticomásilustredelos tiempos pasados, del tiempo presente y probablemente de los tiemposfuturos.Apagaríaelsolsielsollemolestara.Dadestasfelicesnuevasavuestrahermana, querida prima. He soñado que ese maldito inglés era matado. Nopuedorecordarsiloeraporelhierrooporelveneno;sóloestoyseguradequehe soñado que eramatado, y, ya lo sabéis,mis sueños nome engañan jamás.Estadsegura,portanto,dequeprontomeveréisvolver.»

-¡Demaravilla!-exclamóAthos-.Soiselreydelospoetas;miqueridoAramis,habláiscomoelApocalipsisy soisverdaderocomoelEvangelio.Ahoranoosquedamasqueponerlasseñasenesacarta.-Esmuyfácil-dijoAramis.Yplegócoquetamentelacarta,lavolvióyescribió:«AmademoiselleMarieMichon,costureradeTours.»Lostresamigossemiraronriendo:estabanprendados.-Ahora-dijoAramis-comprenderéis,señores,quesóloBazinpuedellevarestacartaaTours;miprimasóloconoceaBazinynotieneconfianzamásqueenél:cualquier otro haría fracasar el asunto. Además, Bazin es ambicioso y sabio;Bazinha leído lahistoria, señores, sabequeSixtoV se convirtió enPapa trashaber guardado puercos. Pues bien, como cuenta con entrar en la iglesia altiempo que yo, no desespera convertirse él también en Papa o al menos encardenal:comprenderéisqueunhombrequetienesemejantesmirasnosedejaráprendero,siesprendido,sufriráelmartirioantesquehablar.-Bien, bien - dijo D'Artagnan-, os concedo de buena gana a Bazin; peroconcededmeamíaPlanchet:Miladylohizoponerenlacalleciertodíaafuerzadebastonazos;ahorabien,Planchettienebuenamemoriay,osrespondodeello,si puede suponer una venganza posible, antes se dejará romper la crisma querenunciaraella.SivuestrosasuntosenTourssonvuestrosasuntos,Aramis,los

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de Londres son los míos. Ruego por tanto que se escoja a Planchet, quienademás ya ha estado en Londres conmigo y sabe decir muy correctamente:London,sir,ifyoupleaseymymasterlordD'Artagnan;conesto,estadtraquilos,harásucaminodeidayvuelta.-Enesecaso-dijoAthos-,esprecisoquePlanchetrecibasetecientaslibrasparairysetecientaslibrasparavolver,yBazin,trescientaslibrasparairytrescientaspara volver; esto reducirá la suma a cincomil libras; nosotros cogeremosmillibrascadaunoparaemplearlascomobiennosparezca,ydejaremosunfondodemil libras que guardará el abate para los casos extraordinarios o para lasnecesidadescomunes.¿Estáisdeacuerdo?-Mi queridoAthos - dijo Aramis-, habláis comoNéstor, que era, como todossabemos,elmássabiodelosgriegos.-Puesbien,todoresuelto-prosiguióAthos:PlanchetyBazinpartirán;enúltimainstancia, no me molesta conservar a Grimaud; está acostumbrado a mismodales, yme quedo con él, el día de ayer ha debido baldarle, y ese viaje loperdería.SehizoveniraPlanchetyseledieronlasinstrucciones;yahabíasidoprevenidoporD'Artagnan,quedeprimeras lehabíaanunciado lagloria, luegoeldinero,despuéselpeligro.-Llevarélacartaenlabocamangademitraje-dijoPlanchet-,ylatragarésimeprenden.-Peroentoncesnopodráshacerelencargo-dijoD'Artagnan.-Estanochemedaréisunacopia,quemañanasabrédememoria.-¡Ybien!¿Quéoshabíadicho?-Ahora-continuódirigiéndoseaPlanchet-tienesochodíasparallegarjuntoalorddeWinter, tienesotrosochoparavolveraquí;entotal,dieciséisdías;sialdieciseisavo día de tu partida, a las ocho de la tarde, no has llegado, nada dedinero,aunqueseanlasochoycincominutos.-Entonces,señor-dijoPlanchet-,compradmeunreloj.-Tomaéste-dijoAthos,dándoleelsuyoconunagenerosidaddespreocupada-yséunvalientemuchacho.Piensaque si hablas, te vas de la lenguay callejeashacescortarelcuelloatuamo,quetienetantaconfianzaentufidelidadquenosha respondido de ti. Pero piensa también que si por tu culpa le ocurre algunadesgraciaaD'Artagnan,teencontrarédondeseayseráparaabrirteelvientre.-¡Ohseñor!-dijoPlanchet,humilladoporlasospechayasustadosobretodoporelairetranquilodelmosquetero.-Y yo - dijo Porthos haciendo girar sus grandes ojos-, piensa que te desuellovivo.-¡Ay,señor!

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-Yyo-continuóAramisconsuvozdulceymelodiosa-,piensaquetequemoafuegolentocomounsalvaje.-¡Ah,señor!YPlanchetsepusoallorar;nonosatreveríamosadecirsifuedeterror,debidoalas amenanzas que le hacían o de ternura al ver a los cuatro amigos tanestrechamenteunidos.D'Artagnanlecogiólamanoyloabrazó.-¿Ves,Planchet?-ledijo-.Estosseñoreslodicentodoesoporternurahaciamí,peroenelfondoloquieren.-¡Ay, señor! - dijo Planchet-. O triunfo o me cortan en cuatro; aunque medescuarticen,estadconvencidodequeniunsolotrozohablará.QuedódecididoquePlanchetpartiríaaldíasiguientealasochodelamañanaafindeque, comohabíadicho, pudieradurante la noche aprenderse la carta dememoria. Justo a las doce se llegó a este acuerdo; debía estar de vuelta aldecimosextodía,alasochodelatarde.Porlamañana,enelmomentoenqueibaamontaracaballo,D'Artagnan,queenelfondosentíadebilidadporelduque,tomóaparteaPlanchet.-Escucha-ledijo-,cuandohayasentregadolacartaalorddeWinterylahayaleido, le dirás: «Velad por Su Gracia lord Buckingham, porque lo quierenasesinar.»Peroesto,Planchet,es tangravey tan importantequenisiquierahequeridoconfesar amis amigos que te confiaría este secreto, y ni por un despacho decapitánquerríaescribírtelo.-Estadtranquilo,señor-dijoPlanchet-,yaveréissisepuedecontarconmigo.Ymontandosobreunexcelentecaballo,quedebíadejaraveinte leguasdeallípara tomar laposta,Planchetpartióalgalope,elcorazónalgoencogidopor latriplepromesaque lehabíanhecho losmosqueteros, peropor lodemásen lasmejoresdisposicionesdelmundo.Bazin partió al día siguiente por lamañanaparaTours, y tuvoochodías parahacersucomisión.Loscuatroamigos,durantetodaladuracióndeestasdosausencias,tenían,comofácilmentesecomprenderá,elojoenacechomásquenunca,lanarizalvientoylosoídosalaescucha.Susjornadassepasabantratandodesorprenderloquesedecíadeacechar lospasosdelcardenalydeolfatear loscorreosque llegaban.Másdeunavezunestremecimiento insuperableseapoderódeelloscuandoselosllamóparaalgúnservicioinesperado.Porotraparte,teníanqueguardarsedesupropiaseguridad,Miladyeraunfantasmaquecuandosehabíaaparecidounavezalaspersonas,nolasdejabayadormirtranquilas.Lamañana del octavo día, Bazin, fresco como siempre y sonriendo según su

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costumbre,entróenlatabernadeParpaillotcuandoloscuatroamigosestabanapuntodealmorzar,diciendosegúnelacuerdofijado:-SeñorAramis,aquíestálarespuestadevuestraprima.Loscuatroamigosintercambiaronunamiradaalegre:lamitaddelatareaestabahecha;ciertoqueeralamáscortaylamásfácil.Aramis, ruborizándose a pesar suyo, tomó la carta, que era de una escrituragroseraysinortografía.-¡Buen Dios! - exclamó riendo-. Decididamente no lo conseguirá; nunca esapobreMichonescribirácomoelseñordeVoiture.-¿QuéesloquequiereteziresaprobeMijon?-preguntóelsuizo,queestabaapuntodehablarconloscuatroamigoscuandolacartahabíallegado.-¡Oh,Diosmío!Nadadenada-dijoAramis-,unacostureritaencantadoraa laqueamabamuchoya laque lehepedidoalgunas líneasde supuñoy letra amaneraderecuerdo.-¡Diozez!-dijoelsuizo-.Ziellasertanglantecomozuezcritura,tendrezmujafortunagamarata.AramisleyólacartaylapasóaAthos.-Ved,pues,loquemeescribe,Athos-dijo.Athos lanzó unamirada sobre la epístola, y para hacer desvanecerse todas lassospechasquehubieranpodidonacer,leyóenaltavoz:

«Prima mía, mi hermana y yo adivinamos muy bien los sueños, y tenemosinclusounmiedohorrorosoporellos;peroesperoquedelvuestropuedadecirquetodosueñoesmentira.¡Adiós!Portaosbien,yhacedquedevezencuandooigamoshablardevoz.

AglaeMichon

¿Ydequésueñohablaella?-preguntóeldragónquesehabíaacercadodurantelalectura.-Zí,¿dequézueño?-dijoelsuizo.-¡Diantre!-dijoAramis-.Esmuysencillo:deunsueñoquetuveyleconté.-¡Oh!,zí,porTios;ezmuysencijodegontarzuzueño;peroyonozueñojamás.-Sois muy dichoso - dijo Athos levantándose-. ¡Yme gustaría poder decir lomismoquevos!-¡Jamás! - exclamó el suizo, encantado de que un hombre como Athos leenvidiasealgo-.¡Jamás!¡Jamás!

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D'Artagnan, viendo queAthos se levantaba, hizo otro tanto, tomó su brazo ysalió.PorthosyAramissequedaronparahacerfrentealaschirigotasdeldragónydelsuizo.En cuanto a Bazin, se fue a acostar sobre un haz de paja; y como teníamásimaginaciónqueelsuizo,soñóqueelseñorAramis,vueltoPapa,letocabaconuncapelodecardenal.Pero comohemosdicho,Bazin con su feliz retornonohabíaquitadomásqueunaparte de la inquietudque aguijoneaba a los cuatro amigos.Los días de laesperasonlargos,yD'Artagnansobretodohubieraapostadoqueahoralosdíasteníancuarentayochohoras.Olvidabalaslentitudesobligadasdelanavegación,exagerabaelpoderdeMilady.Prestabaaaquellamujer,queleparecíasemejanteaundemonio,auxiliaressobrenaturalescomoella;almenorruidoseimaginabaque venían a detenerle y que traían a Planchet para carearlo con él y con susamigos. Hay más: su confianza de antaño tan grande en el digno picardodisminuíadedíaendía.EstainquietuderatangrandequeganabaaPorthosyaAramis.SóloAthospermanecíaimpasiblecomosiningúnpeligroseagitaraentornosuyo,ycomosirespirasesuatmósferacotidiana.El decimosexto día sobre todo estos signos de agitación eran tar visibles enD'Artagnan y sus dos amigos que no podían quedarse en su sitio, y vagabancomosombrasporelcaminoporelquedebíavolverPlanchet.-Realmente-lesdecíaAthos-nosoishombres,sinoniños,paraqueunamujeros cause tan gran miedo. Después de todo, ¿de qué se trata? ¡De serencarcelados!Deacuerdo,peronossacarándeprisión:deellahasidosacadalaseñoraBonacieux. ¿De sérdecapitados:Pero si todos losdías, en la trinchera,vamos alegremente a exponernos a algo peor que eso, porque una bala puedepartirnosunapierna,yestoyconvencidodequeuncirujanonoshacesufrirmáscortándonos elmusloqueunverdugo al cortarnos la cabeza.Estad, por tanto,tranquilos;dentrodedoshoras,decuatro,deseisamástardar,Planchetestaráaquí: ha prometido estar aquí, y yo tengo grandísima fe a las promesas dePlanchet,quemepareceunmuchachomuyvaliente.-Pero¿sinollega?-dijoD'Artagnan.-Pues bien, si no llega es que se habrá retrasado, eso es todo. Puede habersecaídodelcaballo,puedehaberhechounacabriolaporencimadelpuente,puedehabercorridotandeprisaquehayacogidounafluxióndepecho.Vamos,señores,tengamos en cuenta los acontecimientos. La vida es un rosario de pequeñasmiserias que el filósofo desgrana riendo. Sed filósofos como yo, señores -sentaosalamesaybebamos;nadahaceparecerelporvenircolorderosacomomirarloatravésdeunvasodechambertin.

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-Esoestámuybien-respondióD'Artagnan;peroestoyhartodetenerquetemer,cuandobebobebidasfrías,queelvinosalgadelabodegadeMilady.-¡Quédifícilsois!-dijoAthos-.¡Unamujertanbella!-¡Unamujerdemarca!-dijoPorthosconsugruesarisa.Athos se estremeció, pasó lamano por su frente para enjugarse él sudor y selevantóasuvezconunmovimientonerviosoquenopudoreprimir.Sinembargo,eldíapasóylanochellegómáslentamente,peroalfinllegó;lascantinassellenarondeparroquianos;Athos,quesehabíaembolsadosupartedeldiamante,nodejabaelParpaillot.HabíaencontradoenelseñordeBusigny,queporlodemáslehabíadadounacenamagnífica,unpartnerdignodeél.Jugaban,pues, juntos, como de costumbre, cuando las siete sonaron: se oyó pasar laspatrullasqueibanadoblarlospuestos;alassieteymediasonólaretreta.-Estamosperdidos-dijoD'ArtagnanaloídodeAthos.-Queréis decir que hemos perdido - dijo tranquilamenteAthos sacando cuatropistolasdesubolsilloyarrojándolassobrelamesa-.Vamos,señores-continuó-,tocanaretreta,vamosaacostarnos.YAthossaliódelParpaillotseguidodeD'Artagnan.AramisveníadetrasdandoelbrazoaPorthos.AramismascullabaversosyPortos searrancabadevezencuandoalgunospelosdelmostachoenseñaldedesesperación.Peroheaquíque,deprontoenlaoscuridad,sedibujaunasombra,cuyaformaesfamiliaraD'Artagnan,yqueunavozmuyconocidaledice:-Señorostraigovuestracapa,porquehacefrescoestanoche.-¡Planchet!-exclamóD'Artagnanebriodealegría.-¡Planchet!-repitieronPorthosyAramis.-Pues claro, Planchet - dijoAthos-. ¿Qué hay de sorprendente en ello?Habíaprometidoestarderegresoalasocho,yestándandolasocho.¡Bravo!Planchet,soisunmuchachodepalabra,ysialgunavezdejáisavuestroamo,osguardounpuestoamiservicio.-¡Oh,no,nunca!-dijoPlanchet-.NuncadejaréalseñorD'Artagnan!AlmismotiempoD'ArtagnansintióquePlanchetledeslizabaunbilleteenlamano.D'ArtagnanteníagrandesdeseosdeabrazaraPlanchetalregresocomolohabíaabrazadoa lapartida;pero tuvomiedodequeestaseñaldeefusión,dadaasulacayoenplenacalle,parecieseextraordinariaaalgúntranseúnte,ysecontuvo.-Tengoelbillete-dijoaAthosyasusamigos.-Estábien-dijoAthos-,entremosencasayloleeremos.ElbilleteardíaenlamanodeD'Artagnan;queríaacelerarelpaso;peroAthoslecogió el brazo y lo pasó bajo el suyo; y así, el joven tuvo que acompasar sucameraaladesuamigo.Por finentraronen la tienda,encendieronuna lámpara,ymientrasPlanchet se

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mantenía en la puerta para que los cuatro amigos no fueran sorprendidos,D'Artagnan, con una mano temblorosa, rompió el sello y abrió la carta tanesperada.Contenía media línea de una escritura completamente británica y de unaconcisióncompletamenteespartana:«Thankyou,beeasy.»Locualqueríadecir:«¡Gracias,estadtranquilo!»Athos tomó la carta de manos de D'Artagnan, la aproximó a la lámpara, laprendiófuegoynolasoltóhastaquenoquedóreducidaacenizas.Luego,llamandoaPlanchet:-Ahora,muchacho, puedes reclamar tus setecientas libras, mas no arriesgabasgrancosaconunbilletecomoéste.-No será por falta de haber inventado muchos medios para guardarlo - dijoPlanchet.-Ybien-dijoD'Artagnan-cuéntanoseso.-Maldición,esmuylargo,señor.-Tienes razón, Planchet - dijo Athos ; además la retreta ha sonado, y nosharíamosnotarconservandolaluzmástiempoquelosdemás.-Sea-dijoD'Artagnan-,acostémonos.Duermebien,Planchet.-Afe,señor,queserálaprimeravezendieciséisdías.-¡Tambiénparamí!-dijoD'Artagnan.-¡Tambiénparamí!-replicóPorthos.-¡Yparamítambién!-repitióAramis.-Puesbien,siqueréisqueosconfieselaverdad,¡paramítambién!-dijoAthos.

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49CapítuloFatalidad

EntretantoMilady,ebriadecólera,rugiendosobreelpuentedelnavíocomounaleonaalaqueembarcan,habíaestadotentadadearrojarsealmarparaganarlacosta, porque no podía hacerse a la idea de que había sido insultada porD'Artagnan amenazada por Athos y que abandonaba Francia sin vengarse deellos.Prontoestaideasehabíavueltotaninsoportableparaellaque,conriesgode loquede terriblepodíaocurrir para ellamisma, había suplicado al capitánarrojarla junto a la costa; mas el capitán, apremiado para escapar a su falsaposición, colocado entre los cruceros franceses a ingleses como elmurciélagoentre las ratas y los pájaros, teníamucha prisa en volver a ganar Inglaterra, yrehusó obstinadamente obedecer a lo que tomaba por un capricho de mujer,prometiendo a su pasajera, que además le había sido recomendadaparticularmenteporelcardenal,dejarla,sielmarylosfranceseslopermitían,enunodelospuertosdeBretaña,bienenLorient,bienenBrest;pero,entretantoelviento era contrario, lamarmala, voltejeaban y daban bordadas. -Nueve díasdespuésdelasalidadeCharente,Milady,completamentepálidaporsuspenasysucólera,velaaparecersólolascostasazulesdelFinisterre.Calculó que para atravesar aquel rincón de Francia y volver junto al cardenalnecesitabaporlomenostresdías;añadidundíaparadesembarco,yerancuatro;añadidesoscuatrodíasalosotrosnueve,yerantrecedíasperdidos, trecedíasdurante los que tantos acontecimientos importantes podían pasar en Londres.Pen"dudablemente que el cardenal estaría furioso por su regreso y que porconsiguienteestaríamásdispuestoaescucharlasquejasqueselanzaríancontraellaquelasacusacionesqueellalanzarfacontralosotros.Dejó,portanto,pasarLorientyBrestsininsistirlealcapitánque,porsuparte,seguardómuchodedaraviso. Milady continuo, pues, su ruta, y el mismo día en que Planchet seembarcaba dePortsmouth paraFrancia, lamensajera de suEminencia entrabatriunfanteenelpuerto.Todalaciudadestabaagitadaporunmovimientoextraordinario:cuatrograndesbajelesrecientementeterminadosacababandeserlanzadosalmar;depiesobrelaescolleraengalanadodeoro,deslumbrante,segúnsucostumbre,dediamantes

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ypedrerías,elsombrerodefieltroadornadoconunaplumablancaquevolvíaacaersobresuhombro,seveíaaBuckinghamrodeadodeunestadomayorcasitanbrillantecomoél.EraunadeesasbellasyrarasjornadasdeinviernoenqueInglaterraseacuerdadequehaysol.Elastropálido,perosinembargoaúnespléndido,seponíaenelhorizonte empurpurando a la vez el cielo y el mar con bandas de fuego yarrojandosobrelastorresylasviejascasasdelaciudadunúltimorayodeoroque hacía centellear los cristales como el reflejo de un incendio. Milady, alrespiraraquelairedelocéanomásvivoymásbalsámicoalaproximidaddelatierra, al contemplar todo el poder de aquellos preparativos que ella estabaencargadadedestruir,todoelpoderíodeaquelejércitoqueelladebíacombatirsola-ellamujer-conalgunasbolsasdeoro,secomparómentalmenteaJudith,laterriblejudía,cuandopenetróenelcampamentodelosAsiriosycuandoviolamasaenormedecarros,decaballos,dehombresydearmasqueungestodesumanodebíadisiparcomounanubedehumo.Entraronenlaradaperocuandoseaprestabanaecharelancla,unpequeñocúterformidablemente armado se aproximó al navío mercante declarándoseguardacostas,ahizoecharalmarsubote,quesedirigióhacialaescala.Aquelbotellevabaunoficial,uncontramaestreyochoremadores;sóloelofficialsubióabordo,dondefuerecibidocontodaladeferenciaqueinspiraununiforme.Eloficialseentretuvoalgunosinstantesconelpatrón, lehizoleerunpapeldequeeraportadory,porordendelcapitánmercante,todalatripulacióndelnavío,marinerosypasajeros,fuellevadaalpuente.Cuandoconcluyóaquellaespeciedepasedelista,eloficialpreguntóenvozaltadelpuntodepartidadelabricbarca,desuruta,desuspuntosdetierratocados,ya todas laspreguntaselcapitánsatisfizosinduda,ysindificultad.Entonceseloficial comenzó a pasar revista de todas las personas una tras otra y,deteniéndose enMilady, la consideró con gran cuidado, pero sin dirigirle unasolapalabra.Luegovolvióalcapitán,ledijoaúnunaspalabras;ycomosifueraaélaquienenadelanteelnavíodebieraobedecer,ordenóunamaniobraque la tripulaciónejecutóalpunto.Entonceselnavíosepusoenmarcha,siempreescoltadoporelpequeñocúter,quebogababordaconborda-asu lado,amenazandosuflancocon la boca de sus seis cañones;mientras, la barca seguía la estela del navío,débilpuntojuntoalaenormemasa.Durante el examen que el oficial había hecho de Milady, Milady, como sesupondrá,lohabíadevoradoporsuparteconlamirada.Mas,seaelquefuereelhábitoqueestamujerdeojosdellamatuvieradeleerenelcorazóndeaquelloscuyos secretos necesitaba adivinar, esta vez encontró un rostro de una

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impasibilidadtalqueningúndescubrimientosiguióasuinvestigación.Eloficial,quesehabíadetenidoanteellayquesigilosamentelahabíaestudiadocontantocuidado,podíatenerentreveinticincoyventiséisaños;erablancoderostro,conojos;azulclaroalgosumidos;suboca,finaybiendibujada,permanecíainmóvilensuslíneascorrectas;sumentón,vigorosamenteacusado,denotabaesafuerzade voluntad que en el tipo vulgar británico no es ordinariamente más quecabezonería; una frente algo huidiza, como conviene a los poetas, a losentusiastasyalossoldados,estabaapenassombreadaporunacabelleracortayralaque,comolabarbaquecubríalapartebajadesurostro,eradeunhermosocolorcastañooscuro.Cuandoentraronenelpuerto erayadenoche.Labrumaespesabaaúnmás laoscuridadyformabaentornodelosfanalesydelaslinternasdelasescollerasuncírculosemejantealquerodea la lunacuandoel tiempoamenazaconvolverselluvioso.Elairequeserespirabaeratriste,húmedoyfrío.Milady,aquellamujertanfuerte,sesentíatiritarapesarsuyo.EloficialsehizoindicarlosbultosdeMilady,hizollevarsuequipajealbote,yunavezqueestuvohechaestaoperación,lainvitóaellamismatendiéndolesumano.-¿Quiénsois,señor-preguntóella-,quehabéistenidolabondaddeocuparostanparticularmentedemí?-Debéis saberlo, señora, por mi uniforme; soy oficial de la marina inglesa -respondióeljoven.-Pero ¿es costumbre que los oficiales de la marina inglesa se pongan a lasórdenesdesuscompatriotascuandolleganaunpuertodeGranBretañayllevenlagalanteríahastaconducirosatierra?-Sí,Milady,escostumbre,noporgalanteríasinoporprudencia,queentiempodeguerralosextranjerosseanconducidosaunahosteríadesignadaafindequequeden bajo la vigilancia del gobierno hasta una perfecta información sobreellos.Estaspalabrasfueronpronunciadasconlacortesíamáspuntualylacalmamásperfecta.Sinembargo,notuvieroneldondeconvenceraMilady.-Peroyonosoyextranjera,señor-dijoellaconelacentomáspuroque jamáshaya sonado de Porstmouth a Manchester-, me llamo lady Clarick, y estamedida…-Estamedidaesgeneral,Milady,ytrataríaisenvanodesustraerosaella.-Entoncesosseguiré,señor.Yaceptandolamanodeloficial,comenzóadescenderlaescala,acuyoextremoleesperabaelbote.Eloficiallasiguió:unagrancapaestabaextendidaapopa,eloficiallahizosentarsobrelacapaysesentójuntoaella.

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-Remad-dijoalosmarineros.Losocho remoscayeronenelmar,haciendoun solo ruido,golpeandoconunsologolpe,yelboteparecióvolarsobrelasuperficiedelagua.Alcabodecincominutostocabantierra.EloficialsaltóalmuelleyofreciólamanoaMilady.Uncocheesperaba.-Esparanosotrosestecoche?-preguntóMilady.-Sí,señora-respondióeloficial.-Lahosteríadebeestarentoncesmuylejos.-Alotroextremodelaciudad.-Vamos-dijoMilady.Ysubióresueltamentealcoche.Eloficialvelóporquelosbultosfuerancuidadosamenteatadosdetrásdelacaja,y,concluidaestaoperación,ocupósusitiojuntoaMiladyycerrólaportezuela.Al punto, sin que se diese ninguna orden y sin que hubiera necesidad deindicarle sudestino,elcocheropartióalgalopeysemetiópor lascallesde laciudad.Una recepción tan extraña debía ser paraMilady ampliamateria de reflexión;poreso,alverqueeljovenoficialnoparecíadispuestoenmodoalgunoatrabarconversación,seacodóenunángulodelcochepasórevistaunatrasotraatodaslassuposicionesquesepresentabanasuespíritu.Sinembargo,alcabodeuncuartodehora,extrañadadelalarguradelcamino,seinclinóhacia laportezuelaparaveradóndese laconducía.Nosepercibíanyacasas; en las tinieblas, aparecían los árboles como grandes fantasmas negrosrecorriendounotrasotro.Miladyseestremeció.-Peroyanoestamosenlaciudad,señor-dijo.Eljovenguardósilencio.-No seguiré más lejos si no me decís adónde me conducís; ¡os lo prevengo,señor!Estaamenazanoobtuvoningunarespuesta.-¡Oh,estoesdemasiado!-exclamóMilady-.¡Socorro!¡Socorro!Ninguna voz respondió a la suya, el coche continuo rodando con rapidez; eloficialparecíaunaestatua.Miladymiró al oficial con una de esas expresiones terribles, peculiares de surostroyqueraramentedejabandecausarsuefecto;lacolerahacíacentellearsusojosenlasombra.Eljovenpermanecióimpasible.Miladyquisoabrirlaportezuelaytirarse.

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-Tenedcuidado,señora-dijofríamenteeljoven;sisaltáisosmataréis.Miladyvolvióasentarseechandoespuma;eloficialseinclinó,lamiróasuvezypareció sorprendido al ver aquel rostro, tan bello no hacíamucho, trastornadoporlarabiayvueltocasirepelente.Laastutacriaturacomprendióqueseperdíaaldejarverasíensualma;volvióaserenarsusrasgos,yconunavozgimientedijo:-En nombre del cielo, señor, decidme si es a vos, a vuestro gobierno, o a unenemigoalquedeboatribuirlaviolenciaquesemehace.-Noseoshaceningunaviolencia,señora,yloqueossucedeeselresultadodeunamedidatotalmentesimplequeestamosobligadosatomarcontodosaquellosquedesembarcanenInglaterra.-Entonces,¿vosnomeconocéis,señor?-Eslaprimeravezquetengoelhonordeveros.-Y,porvuestrohonor,¿notenéisningúnmotivodeodiocontramí?-Ninguno,oslojuro.Habíatantaserenidad,tantasangrefría,dulzurainclusoenlavozdeljoven,queMiladyquedótranquilizada.Finalmente,trasunahorademarchaaproximadamente,elcochesedetuvoanteunaverjadehierroquecerrabauncaminoencajonadoqueconducíaauncastillosevero de forma, macizo y aislado. Entonces, como las ruedas rodaban sobrearenafina,Miladyoyóunvastomugidoquereconocióporelruidodelmarquevienearompersobreunacostaescarpada.Elcochepasóbajodosbóvedas,yfinalmentesedetuvoenunpatiosombríoycuadrado;casialpuntolaportezueladelcocheseabrió,eljovensaltóágilmenteatierraypresentósumanoaMilady,queseapoyóenellaydescendióasuvezconbastantecalma.-Lociertoes-dijoMiladymirandoentornosuyoyvolviendosusojossobreeljovenoficialconlamásgraciosasonrisa-queestoyprisionera;peronoserápormucho tiempo,estoysegura -añadió ;miconcienciayvuestracortesía, señor,songarantíasdeello.Porhalagadorquefueseelcumplido,eloficialnorespondiónada;perosacandodesucinturaunpequeñosilbatodeplatasemejanteaaqueldequesesirvenloscontramaestresenlosnavíosdeguerra,silbótresveces,contresmodulacionesdiferentes; entonces aparecieron varios hombres, desengancharon los caballoshumeantesyllevaronelcochebajoelcobertizo.Luego,eloficial,siempreconlamismacortesíacalma,invitóasuprisioneraaentrarenlacasa.Esta,siempreconsumismorostrosonriente,letomóelbrazoyentróconélbajounapuertabajaycimbradaqueporunabóvedasóloiluminadaalfondoconducíaaunaescaleradepiedraquegirabaentornodeunaaristade

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piedra;luegosedetuvieronanteunapuertamacizaque,traslaintroducciónenlacerraduradeunallavequeeljovenllevabaconsigo,girópesadamentesobresusgoznesydioentradaalahabitacióndestinadaaMilady.Deunasolamiradalaprisioneraabarcólahabitaciónensusmenoresdetalles.Era una habitación cuyo moblaje era al mismo tiempo muy limpio para unaprisión y muy severo para una habitación de hombre libre; sin embargo, losbarrotesenlasventanasyloscerrojosexterioresdelapuertadecidíanlacausaenfavordelaprisión.Poruninstante,todalafuerzadeánimodeestacriatura,templadasinembargoen las fuentes más vigorosas, la abandonó; cayó en un sillón, cruzando losbrazos,bajandolacabezayesperandoacadainstanteverentraraunjuezparainterrogarla.Peronadieentró,sinodosotressoldadosdemarinaquetrajeronlosbaúlesylascajas,losdepositaronenunrincónyseretiraronsindecirnada.Eloficialpresidíatodosestosdetallesconlamismacalmaqueconstantementelehabía vistoMilady, sin pronunciar una palabra y haciéndose obedecer con ungestodesumanooauntoquedesilbato.Se hubiera dicho que entre este hombre y sus inferiores la lengua hablada noexistíaoresultabainútil.FinalmenteMiladynosepudocontenerpormástiempoyrompióelsilencio.-En nombre del cielo, señor - exclamó-, ¿qué quiere decir todo cuanto pasa?Aclaradmisirresoluciones;tengovalorparacualquierpeligroquepreveo,paracualquierdesgraciaquecomprendo.¿Dóndeestoyyquésoyaquí?Siestoylibre,¿por qué esos barrotes y esas puertas? Si estoy prisionera, ¿qué crimen hecometido?-Estáisaquíenlahabitaciónqueseoshadestinado,señora.Herecibidolaordendeirarecogerosenelmaryconducirosaestecastillo;creohabercumplidoestaordencontodalarigidezdeunsoldado,perotambiéncontodalacortesíadeungentilhombre.Ahí termina, almenos hasta el presente, la carga que tenía quecumplirjuntoavos,lodemásconcierneaotrapersona.-Y esa otra persona, ¿quién es? - preguntó Milady-. ¿No podéis decirme sunombre?…Enaquelmomentoseoyóporlasescalerasungranrumordeespuelas;algunasvocespasaronyseapagaron,yelruidodeunpasoaisladoseacercóalapuerta.-Esa persona, hela aquí, señora - dijo el oficial descubriendo el pasaje ycolocándoseenactitudderespetoysumisión.Almismotiemposeabriólapuerta:unhombreaparecióenelumbral…Estabasinsombrero, llevaba laespadaalcostadoyestrujabaunpañueloentresusdedos.

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Miladycreyóreconoceraaquellasombraenlasombra;seapoyóconunamanoen el brazode su sillón y adelantó la cabeza comopara ir por delante de unacertidumbre.Entonceselextrañoavanzólentamente;yamedidaqueavanzabaalentrarenelcírculodeluzproyectadoporlalámpara,Miladyretrocedíainvoluntariamente.Luego,cuandoyanotuvoningunaduda:-¡Cómo!¡Mihermano!-exclamóenelcolmodelestupor-.¿Soisvos?-Sí,hermosadama-respondiólorddeWinterhaciendounsaludomitadcortés,mitadirónico-,yomismo.-Pero,entonces,¿estecastillo?-Esmío.-¿Estahabitación?-Eslavuestra.-¿Soy,pues,vuestraprisionera?-Másomenos.-¡Peroestoesunhorrendoabusodefuerza!-Nada de grandes palabras; sentémonos y hablemos tranquilamente, comoconvienehacerentreunhermanoyunahermana.Luego,volviéndosehacia lapuerta,yviendoqueel jovenoficial esperaba susúltimasórdenes:-Estábien-dijo-,gracias;ahora,dejadnos,señorFelton.

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50CapítuloCharladeunhermanoconsuhermana

Durante el tiempo que lord deWinter tardó en cerrar la puerta, en echar uncerrojoyacercarunasientoalsillóndesucuñadaMilady,pensativa,hundiósumiradaenlasprofundidadesdelaposibilidad,ydescubriótodalatramaquenisiquierahabíapodidoentrevermientrasignoróenquémanoshabíacaído.Teníaa su cuñado por un buen gentilhombre, cabal cazador, jugador intrépido,emprendedor con lasmujeres, pero de fuerza inferior a la suya tratándose deintriga.¿Cómohabíapodidodescubrirsullegada?¿Cómohacerlaprender?¿Porquélaretenía?Athos le había dicho algunas palabras que probaban que la conversación quehabíamantenido con el cardenalhabía caído enoídos extraños;peronopodíaadmitirqueélhubierapodidocavarunacontraminatanprontaytanaudaz.Temió más bien que sus precedentes operaciones en Inglaterra hubieran sidodescubiertas. Buckingham podia haber adivinado que era ella quien habíacortado los dos herretes, y vengarse de aquella pequeña traición; peroBuckinghameraincapazdeentregarseaningúnexcesocontraunamujer,sobretodosisuponíaqueaquellamujerhabíaactuadomovidaporunsentimientodecelos.Esta suposición le pareció la más probable; creyó que querían vengarse delpasado y no ir al encuentro del futuro. Sin embargo, y en cualquier caso, secongratuló de haber caído en manos de su cuñado, de quien contaba sacarprovecho,antesqueentrelasdeunenemigodirectoainteligente.-Sí,hablemos,hermanomío-dijoellaconunaespeciede jovialidad,decididacomoestabaasacardelaconversación,pesealdisimuloquepudieraaportaraella lord deWinter, las aclaraciones que necesitaba para regular su conductafutura.-¿Oshabéis,pues,decididoavolveraInglaterra-dijolorddeWinter-,apesarde la resolución que tan amenudomemanifestasteis en Paris de no volver aponerlospiessobreterritoriodeGranBretaña?Miladyrespondióaunapreguntaconotrapregunta.-Ante todo-dijoella-,decidmecómomehabéishechoespiar tanseveramente

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paraestarprevenidosdeantemanonosólodemillegada,sinoaundeldía,delahoraydelpuertoalquellegaba.LorddeWinteradoptólamismatácticaqueMilady,pensandoque,puestoquesucuñadalaempleaba,ésadebíaserlabuena.-Mas, decidme vos, mi querida hermana - prosiguió-, qué venís a hacer enInglaterra.-Perosivengoaveros -prosiguióMilady,sinsabercuántoagravaba,conestarespuesta, las sospechas que había hecho nacer en el espíritu de su cuñado lacartadeD'Artagnan,yqueriendosólocaptar labenevolenciadesuoyenteconunamentira.-¡Ah!¿Verme?-dijotímidamentelorddeWinter.-Claro,veros.¿Quéhaydesorprendenteenello?-YalveniraInglaterra,¿nohabéistenidootroobjetivoqueverme?-No.-¿Osea,quesólopormíoshabéistomadolamolestiadeatravesarlaMancha?-Sóloporvos.-¡Vaya!¡Cuántaternura,hermanamía!-¿Nosoyacasovuestroparientemáspróximo?-preguntóMiladyconeltonodeingenuidadmásconmovedora.-Einclusomiúnicaheredera,¿noeseso?-dijoasuvezlorddeWinter,fijandosusojossobrelosdeMilady.Por mucho que fuera el poder que tuviera sobre sí misma, Milady no pudoimpedir estremecerse, y como al pronunciar las últimas palabras que habíadicho, lord de Winter había puesto la mano en el brazo de su hermana, eseestremecimientonoseleescapó.Enefecto,elgolpeeradirectoyprofundo.LaprimeraideaquevinoalespíritudeMiladyfuequehabíasidotraicionadaporKetty,yqueéstalehabíacontadoal barón esa aversión interesada cuya señal había dejado escaparimprudentementeantesucriada;recordótambiénlasalidafuriosaaimprudentequehabíahechocontraD'Artagnancuandohabíasalvadolavidadesucuñado.-No comprendo, milord - dijo ella para ganar tiempo y hacer hablar a suadversario-. ¿Qué queréis decir? ¿Y hay algún sentido desconocido oculto envuestraspalabras?-¡Oh,Diosmío!No - dijo lorddeWinter con aparente bondad-.Vos tenéis eldeseo de verme, y venís a Inglaterra. Yo me entero de ese deseo, o mejor,sospechoque losentís,ya findeahorraros todas lasmolestiasdeuna llegadanocturna a un puerto, todas las fatigas de un desembarco, envío a uno demisoficialesavuestroencuentro;pongouncocheasusórdenesyélostraeaquí,aestecastillo,delquesoygobernador,alquevengo todos losdías,yenelque,

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paraquenuestrodoble deseodeveros quede satisfecho, os hagopreparar unahabitación.¿Hayalgoencuantodigomássorprendertedeloquehayencuantovosmehabéisdicho?-No, lo que encuentro sorprendente es que vos hayáis sido prevenido de millegada.-Sinembargoes lacosamássimple,queridahermana:¿nohabéisvistoqueelcapitándevuestropequeñonavíohabíaenviadopordelante,alentrarenlarada,para obtener su entrada al puerto, un pequeño bote portador de su libro decorrederaydesuregistrodetripulación?Yosoycomandantedelpuerto,mehantraídoeselibro,hereconocidoenélvuestronombre.Micorazónmehadicholoque acababa de confiarme vuestra boca, es decir, el motivo por el que osexponíaisalospeligrosdeunmartanpeligrosooalmenostanfatiganteenestemomento,yheenviadomicúteravuestroencuentro.Elrestoyalosabéis.MiladycomprendióquelorddeWintermentíayquedómásasustadaaún.-Hermanomío-continuóella-.¿NoesmilordBuckinghamaquienvisobrelaescollera,porlanoche,alllegar?-Elmismo.¡Ah!Comprendoquesuvistaoshayasorprendido-prosiguiólorddeWinter-.Vosvenísdeunpaísdondedebenocuparsemuchodeél,y séquesuarmamentocontraFranciapreocupamuchoavuestroamigoelcardenal.-¡Mi amigo el cardenal! - exclamóMilady, viendo que tanto sobre este puntocomosobreelotrolorddeWinterparecíaenteradodetodo.-¿No es, pues, amigo vuestro? - prosiguió negligentemente el barón-. ¡Ah!,perdón, eso creía; pero ya volveremos a milord duque más tarde, no nosapartemosdelgiro sentimentalque laconversaciónhabía tomado.¿Venís, a loquedecís,paraverme?-Sí.-Puesbien,yoosherespondidoqueseríaisservidaaplacer,yquenosveríamostodoslosdías.-¿Debo,por tanto,permanecereternamenteaquí? -preguntóMiladyconciertoterror.-¿Os encontráis mal alojada, hermana mía? Pedid lo que os falte, yo meapresuraréahacerqueosloden.-Peronotengonimismujeresnimiscriados…-Tendréis todoeso,señora;decidmeenqué trenhabíamontadovuestroprimermaridovuestracasa;aunqueyonoseamásquevuestrocuñado,lamontaréenuntrenparecido.-¿Miprimermarido? -exclamóMiladymirandoa lorddeWintercon losojospasmados.-Sí,vuestromaridofrancés;nohablodemihermano.Porlodemás,silohabéis

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olvidado, comoaúnvivepodría escribirley élmeharía llegar informes a esterespecto.UnsudorfríoperlólafrentedeMilady.-Vosbromeáis-dijoellaconunavozsorda.-¿Tengoairedehacerlo?-preguntóelbarónlevantándoseydandounpasohaciaatrás.-Omejor,meinsultáis-continuóellaapretandoconsusmanoscrispadaslosdosbrazosdelsillónyalzándosesobresusmuñecas.-¿Yoinsultaros?-dijolorddeWintercondesprecio-.Enverdad,señora,¿creéisqueesposible?-En verdad, señor - dijo Milady-, o estáis ebrio o sois un insensato; salid yenviadmeunamujer.-Lasmujeressonmuyindiscretas,hermana;¿nopodríayoservirosdedoncella?Deestaformatodosnuestrossecretosquedaríanenfamilia.-¡Insolente! - exclamóMilady, y, comomovida por un resorte, saltó sobre elbarón,quelaesperóimpasible,pero,sinembargo,conunamanosobrelaguardadesuespada.-¡Eh,eh!-dijoél-.Séquetenéiscostumbredeasesinaralaspersonas,peroyomedefenderé,osloprevengo,aunqueseacontravos.-¡Oh, tenéis razón! - dijoMilady-. ¡Yme dais la impresión de ser lo bastantecobardecomoparaponerlamanosobreunamujer!-Quizá sí; además tendría mi excusa: mi mano no sería la primera mano dehombrequeseríapuestasobrevos,segúnimagino.YelbarónindicóconungestolentoyacusadorelhombroizquierdodeMilady,quecasitocóconeldedo.Miladylanzóunrugidosordoyretrocedióhastaelángulodelahabitacióncomounapanteraquequiereacularseparaabalanzarse.-¡Oh, rugid cuanto queráis! - exclamó lord de Winter-. Pero no tratéis demordermeporque,os loadvierto,sevolveríaenperjuiciovuestro;aquínohayprocuradoresquearreglendeantemanolassucesiones,nohaycaballeroerrantequevengaabuscarmepeleapor lahermosadamaque retengoprisionera, sinoque tengo completamente dispuestos jueces que dispondrán de una mujer lobastantedesvergonzadaparavenir adeslizarse,bígama,enel lechode lorddeWinter, mi hermano mayor, y estos jueces, os lo advierto, os enviarán a unverdugoqueospondránlosdoshombrosparejos.Los ojos de Milady lanzaban tales destellos que, aunque él fuera hombre yarmado ante unamujer desarmada, sintió el frío delmiedo deslizarse hasta elfondodesualma;noporellodejódecontinuar,conunfurorcreciente:-Sí,comprendo,despuésdehaberheredadodemihermano,oshabríasidodulce

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heredardemí;pero,sabedlodeantemano,podéismatarmeohacermematar,misprecauciones están tomadas, ni un penique de cuanto poseo pasará a vuestrasmanos. ¿No sois lo bastante rica, vos, que poseéis cerca de un millón, y nopodéisdetenerosenvuestrocaminofatalsinohacéiselmalmásqueporelgoceinfinito y supremo de hacerlo? Mirad: os aseguro que si la memoria de mihermanonofuerasagradairíaisapudrirosenuncalabozodelEstadooasaciaren Tyburn la curiosidad de los marineros; me callaré, pero vos soportaréistranquilamentevuestracautividad;dentrodequinceoveintedíaspartoparaLaRochelle con el ejército; pero la víspera demi partida vendrá a recogeros unbajel,queyoverépartiryqueosconduciráanuestrascoloniasdelSur;yestadtranquila, os uniré un compañero que os levantará la tapa de los sesos a laprimeratentativaquearriesguéisporvolveraInglaterra,oalcontinente.Miladyescuchabaconunaatenciónquedilatabasusojosllenosdellamas.-Sí, pero hasta entonces - continuó lord de Winter - permaneceréis en estecastillo:losmurossonespesos,laspuertassonfuertes,losbarrotessonsólidos;además,vuestraventanadaapicosobreelmar;loshombresdemiséquito,queme son fieles en la vida y en la muerte, montan guardia en torno a estahabitación,yvigilantodoslospasajesqueconducenalpatio;yllegadaalpatio,osquedaríanaún tresverjasqueatravesar.Laconsignaesprecisa:unpaso,ungesto,unapalabraquesimuleunaevasión,ydispararánsobrevos;siosmatan,la justicia inglesa tendrá,comoespero,algunaobligaciónconmigoporhaberleahorrado la tarea. ¡Ah! Vuestros trazos recuperan la calma, vuestro rostroreencuentra su seguridad. Quince días, veinte días, decís, ¡bah!; de aquí aentonces, tengo el genio inventivo, me vendrá alguna idea; tengo el espírituinfernalyencontraréalgunavíctima.Deaquíaquincedías,osdecís,estaréfueradeaquí.¡Ah,ah!Intentadio.Viéndose adivinada, Milady se hundió las uñas en la carne para domar todomovimientoquepudieradarasufisonomíaunasignificacióncualquieradistintaaladelaangustia.LorddeWintercontinuó:-Eloficialquemandaaquíenmiausencia -ya lohabéisvistoy loconocéis -sabe, como veis, observar una consigna, porque, os conozco, vos no habéisvenidodesdePortsmouthaquísinhaber tratadodehablarle.¿Quédecísaeso?¿Habríasidomásimpasibleymudaunaestatuademármol?Habéisensayadoyael poder de vuestras seducciones sobre muchos hombres, y desgraciadamentehabéis triunfado siempre; pero ensayadlo con éste, diantre; si lo conseguís, osdeclaroelmismodemonio.Fuehacialapuertaylaabrióbruscamente.-¡QuéllamenalseñorFelton!-dijo-.Esperaduninstante,voyarecomendarosa

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él.Entre losdospersonajes sehizoun silencio extraño, durante el cual seoyó elruido de un paso lento y regular que se acercaba; al punto, en la sombra delcorredorseviodibujarseunaformahumana,yel joven tenienteconelqueyahemostrabadoconocimientosedetuvoenelumbral,esperandolasórdenesdelbarón.-Entrad,miqueridoJohn-dijolorddeWinter-,entradycerradlapuerta.Eljovenoficialentró.-Ahora - dijo el barón-,mirad a estamujer: es joven, es bella, tiene todas lasseduccionesdelatierra;puesbien,esunmonstruoqueasusveinticincoañossehahechoculpabledetantoscrímenescomopodáisleerenunañoenlosarchivosdenuestros tribunales; suvozhablaensu favor, subellezasirvedeceboa lasvíctimas, su cuerpomismo paga lo que ha prometido, es justicia que hay quehacerle;tratarádeseduciros,quizáintenteinclusomataros.Yooshesacadodelamiseria,Felton,oshehechonombrarteniente,oshesalvadolavidaunavez,yasabéisenquéocasión;soyparavosnosólounprotector,sinounamigo;nosólounbienhechor,sinounpadre;estamujerhavueltoaInglaterraafindeconspirarcontramivida;tengoaestaserpienteentremismanos;puesbien,oshagollamaryosdigo:amigoFelton,John,hijomío,guárdameysobretodoguárdatedeestamujer;juraportusalvaciónquelaconservarásparaelcastigoquehamerecido.JohnFelton,mefíodetupalabra;JohnFelton,creoentulealtad.-Milord-dijoeljovenoficial,cargandosumiradapuradetodoelodioquepudoencontrarensucorazón-,milord,osjuroqueseharácomodeseáis.Milady recibió aquellamirada como víctima resignada: era imposible ver unaexpresiónmássumisaymásdulcedelaquereinabaentoncessobresuhermosorostro.ApenassielpropiolorddeWinterreconocióalatigresaqueunmomentoantesélseaprestabaacombatir.-Nosaldrájamásdeestahabitación,¿entendéis,John?-continuóelbarón-.Nosecartearáconnadie,nohablarámásqueconvos,siesquetenéisabienhacerleelhonordedirigirlelapalabra.-Basta,milord,hejurado.-Yahora,señora,trataddehacerlapazconDios,porqueestáisjuzgadaporloshombres.Miladydejócaersucabezacomosisehubierasentidoaplastadaporestejuicio.Lord deWinter salió haciendo un gesto a Felton, que salió tras él y cerró lapuerta.Uninstantedespuésseoíaenelcorredorelpasopesadodeunsoldadodemarinaquehacíadecentinela,elhachaalacinturayelmosqueteenlamano.Miladypermaneciódurantealgunosminutosenlamismaposición,porquepensó

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queselavigilabaporlacerradura;luego,lentamente,alzósucabeza,quehabíarecuperadounaexpresiónformidabledeamenazaydesafío,corrióaescucharala puerta, miró por la ventana y volviendo a enterrarse en un amplio sillón,pensó.

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51CapítuloOficial

Entre tanto, el cardenal esperaba nuevas de Inglaterra, pero ninguna nuevallegaba,nisiquieraenfadosayamenazadora.AunqueLaRochelleestuvierabloqueada,porciertoquepudieraparecereléxitogracias a las precauciones tomadas y sobre todo al dique que no dejaba yapenetrarningúnbarcoenlaciudadasediada,sinembargoelbloqueopodiadurarmuchotiempotodavía;yeraunagranafrentaparalasarmasdelreyyunagranmolestiaparaelseñorcardenal,queyanotenía,porcierto,quemalquistaraLuisXIII con Ana de Austria, ya estaba hecho, sino conciliar al señor deBassompierre,queestabamalquistadoconelduquedeAngulema.En cuanto aMonsieur, que había comenzado el asedio, dejaba al cardenal elcuidadodeacabarlo.Laciudad,pesea la increíbleperseveranciade sualcalde,había intentadounaespeciedemotínpararendirse;elalcaldehabíahechocolgaralosamotinados.Estaejecucióncalmóalaspeorescabezas,queentoncessedecidieronadejarsemorirdehambre.Estamuertelesparecíasiempremáslentaymenosseguraquemorirporestrangulamiento.Por su parte, de vez en cuando, los sitiadores cogían mensajeros que losrochelleses enviaban a Buckingham, o espías que Buckingham enviaba a losrochelleses.En uno y otro caso el proceso se hacía deprisa.El señor cardenaldecíaestasolapalabra:¡Colgadlo!Seinvitabaalreyaverelahorcamiento.Elreyveníalánguidamente,seponíaenprimerafilaparaverlaoperaciónentodossus detalles: esto le distraía siempre algo y le hacía tomar el asedio conpaciencia, pero no le impedía aburrirsemucho ni hablar en todomomento devolver a Paris, de suerte que, si hubieran faltado mensajeros y espías, SuEminencia, a pesar de toda su imaginación, se habría encontrado en muchosapuros.Noobstanteelpasodeltiempo,losrochellesesnoserendían:elúltimoespíaquesehabíacogidoeraportadordeunacarta.EstacartadecíaaBuckinghamquelaciudad estaba en las últimas; pero en lugar de añadir: «Si vuestro socorro nollegaantesdequincedías,nosrendiremos»,añadíasiempre:«Sivuestrosocorro

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nollegaantesdequincedías,habremosmuertotodosdehambrecuandollegue».Los rochelleses no tenían, pues, esperanza más que en Buckingham.BuckinghamerasuMesías.EraevidentequesiundíaseenterabanconcertezadequenohabíaquecontaryaconBuckingham,conlaesperanzacaeríasuvalor.El cardenal esperaba, por tanto, congran impaciencia las nuevasde InglaterraquedebíananunciarqueBuckinghamnovendría.Eltemadeapoderarsedelaciudadavivafuerza,debatidoconfrecuenciaenelconsejoreal,habíasidodescartadosiempre;enprimerlugar,LaRochelleparecíainconquistable,pueselcardenal,dijeraloquedijera,sabíadesobraqueelhorrorde la sangre derramada en este encuentro, en que franceses debían combatircontra franceses, era unmovimiento retrógrado de sesenta años impreso en lapolítica,yelcardenaleraenaquellaépocaloquehoysedenominaunhombredeprogreso.Enefecto,elsacodeLaRochelle,elasesinatodetresmilocuatromilhugonotes que se habrían hecho matar se parecía demasiado, en 1628, a lamatanza deSanBartolomé en 1572; y, además, por encima de todo esto, estemedio extremo, que nada repugnaba al rey, buen católico, venía a estrellarsesiempre contra este argumento de los generales sitiadores: La Rochelle erainconquistabledeotromodoqueporelhambre.Elcardenalnopodiaapartardesuespíritueltemorenquelearrojabasuterribleemisaria, porque también él había comprendido las proposiciones extrañas deesta mujer, tan pronto serpiente como león. ¿Lo había traicionado? ¿Estabamuerta?Encualquiercasolaconocíalobastantecomoparasaberqueactuandoasufavorocontraél,amigaoenemiga,ellanopermanecíainmóvilsingrandesimpedimentos.Estoeraloquenopodíasaber.Porlodemás,contaba,yconrazón,conMilady:habíaadivinadoenelpasadodeestamujeresascosas terriblesquesólosucapa rojapodíacubrir;ysentíaqueporunacausaoporotra,estamujerleeraadicta,alnopoderencontrarsinoenélunapoyosuperioralpeligroquelaamenazaba.Resolvió,por tanto,hacer laguerracompletamentesoloynoesperarcualquieréxitoextrañomásquecomoseesperaunasuerteafortunada.ContinuóhaciendoelevarelfamosodiquequedebíahacerpadecerhambreaLaRochelle;mientrastanto,pusolosojossobreaquelladesgraciadaciudadqueencerrabatantamiseriaprofunda y tantas virtudes heroicas y, acordándose de la frase de Luis XI, supredecesor politico como él era predecesor de Robespierre, murmuró estamáximadelcompadredeTristán:«Dividirparareinar.»Enrique IV, al asediar Paris, hacía arrojar por encima de lasmurallas pan yvíveres;elcardenalhizoarrojarpequeñosbilletesen losquemanifestabaa losrochelleses cuán injusta, egoísta y bárbara era la conducta de sus jefes; estosjefes tenían trigo en abundancia, y no lo compartían; adoptaban la máxima,

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porque tambiénellos teníanmáximas,dequepoco importabaque lasmujeres,losniñosylosviejosmuriesen,contalqueloshombresquedebíandefendersusmurallassiguiesenfuertesyconbuenasalud.Hastaentonces,bienporadhesión,bien por impotencia para reaccionar contra ella, esta máxima, sin sergeneralmeneadoptada,pasaba,sinembargo,de la teoríaa lapráctica;pero losbilletesvinieronaatentarcontraella.Losbilletesrecordabanaloshombresqueaquelloshijos,aquellasmujeres,aquellosviejosa losquesedejabamorireransus hijos, sus esposas y sus padres; que sería más justo que todos fueranreducidosalamiseriacomún,afindequeunamismaposiciónhicieraadoptarresolucionesunánimes.Estosbilletescausarontodoelefectoquepodiaesperarquienloshabíaescrito,dado que decidieron a un gran número de habitantes a iniciar negociacionesparticularesconelejércitoreal.Peroenelmomentoenqueelcardenalveíafructificaryasumedioyseaplaudíaporhaberlopuestoenpráctica,unhabitantedeLaRochelle,quehabíapodidopasaratravésdelaslíneasreales,Diossabecómo,puestantaeralavigilanciadeBossompierre,deSchombergydelduquedeAngulema,vigiladosellosmismospor el cardenal, un habitante de La Rochelle, decíamos, entró en la ciudadprocedente de Porstmouth y diciendo que había visto una flota magníficadispuestaahacersealavelaantesdeochodías.Además,BuckinghamanunciabaalalcaldequeporfinibaadeclararselagranluchacontraFrancia,yqueelreinoibaaserinvadidoalavezporlosejércitosingleses,imperialesyespañoles.Estacarta fue leída públicamente en todas las plazas, se pegaron copias en lasesquinas de las calles y los mismos que habían comenzado a iniciar lasnegociaciones las interrumpieron, resueltos a esperar este socorro tanpomposamenteanunciado.EstacircunstanciainesperadadevolvióaRichelieususinquietudesprimeras,yloforzóapesarsuyoavolvernuevamentelosojoshaciaelotroladodelmar.Durante este tiempo, libre de las inquietudes de su único y verdadero jefe, elejército real llevaba una existencia alegre; los víveres no faltaban en elcampamento,ni tampocoeldinero; todos loscuerpos rivalizabanenaudaciayalegría.Coger espíasy colgarlos,hacer expediciones audaces sobre eldiqueopor el mar, imaginar locuras, ponerlas en práctica, tal era el pasatiempo quehacía encontrar cortos al ejército aquellos días tan largos no sólo para losrochellesesroídosporelhambreylaansiedad,sinoinclusoporelcardenalquelosbloqueabacontantoardor.Aveces,cuandoelcardenal,siemprecabalgandocomoelúltimogendarmedelejército, paseaba sumirada pensativa sobre las obras, tan lentas a gusto de sudeseo,quealzabanporordensuyalosingenierosquehabíahechovenirdetodos

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los rincones de Francia, encontraba algún mosquetero de la compañía deTréville, seacercabaaél, lomirabade formasingularyalno reconocerloporunodenuestroscompañeros,dejabaithaciaotrapartesumiradaprofundaysuvastopensamiento.Ciertodíaenque,roídoporunhastíomortal,sinesperanzaenlasnegociacionesconlaciudad,sinnuevasdeInglaterra,elcardenalhabíasalidosinmásobjetoquesalir,acompañadosolamentedeCahusacydeLaHoudinière,costeandolasplayasarenosasymezclando la inmensidadde sus sueñosa la inmensidaddelocéano,llegóalpasodesucaballoaunacolinadesdecuyaalturapercibiódetrásdeunseto,tumbadossobrelaarenaytomandodepasounodeesosrayosdesoltan raros en esa época del año, a siete hombres rodeados de botellas vacías.Cuatrodeesoshombreserannuestrosmosqueterosdisponiéndoseaescucharlalectura de una carta que uno de ellos acababa de recibir. Esta carta era tanimportantequehabíahechoabandonarsobreuntamborcartasydados.LosotrostresseocupabanendestaparunadamajuanadevinodeCollioure;eranloslacayosdeaquellosseñores.Como hemos dicho, el cardenal estaba de sombrío humor, y nada, cuando seencontrabaenesasituacióndeespíritu,redoblabatantosudesabrimientocomolaalegríadelosdemás.Porotrolado,teníaunapreocupaciónextraña:eracreerque las causas mismas de su tristeza excitaban la alegría de los extraños.Haciendo seña a La Houdinière y a Cahusac de detenerse, descendió de sucaballo y se aproximó a aquellos reidores sospechosos, esperando que con laayuda de la arena que apagaba sus pasos, y del seto que ocultaba sumarcha,podríaoíralgunaspalabrasdeaquellaconversaciónquetaninteresanteparecía;adiezpasosdel setosolamente reconocióelparloteogascóndeD'Artagnan,ycomoya sabíaqueaquelloshombres eranmosqueteros,nodudóque losotrostres fueran aquellos que llamaban los inseparables, es decir, Athos, Porthos yAramis.Júzguese si sudeseodeoír la conversación aumentó con este descubrimiento;susojosadoptaronunaexpresiónextraña,yconpasodeoceloteavanzóhaciaelseto;peroaúnnohabíapodidocogermásquesílabasvagasysinningúnsentidopositivocuandoungritosonoroybrevelohizoestremecerseyatrajolaatencióndelosmosqueteros.-¡Oficial!-gritóGrimaud.-Habláis enmi opinión de forma rara - dijoAthos alzándose sobre un codo yfascinandoaGrimaudconsumiradaresplandeciente.Por eso Grimaud no añadió ni una palabra, contentándose con tener el dedoíndiceenladireccióndelsetoydenunciandoconestegestoalcardenalyasuescolta.

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De un solo salto los cuatro mosqueteros estuvieron en pie y saludaron conrespeto.Elcardenalparecíafurioso.-Parecequelosseñoresmosqueterossehacencuidar-dijo-.¿Acasovienenlosingleses por tierra? ¿O no será que los mosqueteros se consideran oficialessuperiores?-Monseñor-respondióAthos,porqueenmediodelterrorgeneralsóloélhabíaconservado aquella calma y aquella sangre fría de gran señor que no loabandonabannunca-,Monseñor,losmosqueteros,cuandonoestándeservicioocuandosuserviciohaterminado,bebenyjueganalosdados,ysonoficialesmuysuperioresparasuslacayos.-¡Lacayos!-mascullóelcardenal-.Lacayosquetienenlaordendeadvertirasusamoscuandopasaalguiennosonlacayos,soncentinelas.-SuEminenciave,sinembargo,quesinohubiéramostomadoestaprecaución,nos habríamos expuesto a dejarle pasar sin presentarle nuestros respetos yofrecerle nuestra gratitud por la gracia que nos ha hecho de reunirnos.D'Artagnan-continuóAthos-,vosquehaceunmomentopedíaisestaocasióndeexpresarvuestragratitudaMonseñor,helaaquí,aprovechadla.Estas palabras fueron pronunciadas con aquella flema imperturbable quedistinguíaaAthosen lashorasdepeligro,yconaquellaexcesivacortesíaquehacía de él en ciertos momentos un rey más majestuoso que los reyes denacimiento.D'Artagnan se acercó y balbuceó algunas palabras de gratitud, que prontoexpiraronbajolamiradaensombrecidadelcardenal.-No importa, señores - continuó el cardenal, al parecer por nada del mundoapartadodesuintenciónprimeraporelincidentequeAthoshabíasuscitado;noimporta,señores,nomegustaquesimplessoldados,porquetienenlaventajadeservirenuncuerpoprivilegiado,hagandeestaformalosgrandesseñores,y ladisciplinaeslamismaparaellosqueparatodoelmundo.Athosdejóalcardenalacabarcompletamentesufrasee,inclinándoseenseñaldeasentimiento,replicóasuvez:-Ladisciplina,Monseñor,nohasidoolvidadapornosotros de ninguna manera, eso espero al menos. No estamos de servicio yhemoscreídoquealnoestardeserviciopodíamosdisponerdenuestro tiempocomo bien nos pareciera. Si somos lo bastante afortunados para que SuEminencia tenga alguna orden particular que darnos, estamos dispuestos aobedecerle.Monseñor ve - continuóAthos frunciendo el ceño porque aquellaespeciedeinterrogatoriocomenzabaaimpacientarlo-que,paraestardispuestosalamenoralerta,hemossalidoconnuestrasarmas.Y señaló con el dedo al cardenal los cuatromosquetes enhaz junto al tambor

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sobreelqueestabanlascamasylosdados.-TengaabienVuestraEminenciacreer-añadióD'Amagnan-quenoshabríamosdirigidoasuencuentrosihubiéramospodidosuponerqueeraellalaqueveníahacianosotroscontanpequeñacompañía.Elcardenalsemordiólosmostachosyunpocoloslabios.-¿Sabéis de qué tenéis aire, siempre juntos, como aquí ahora, armados comoestáis, y guardados por vuestros lacayos? - dijo el cardenal-. Tenéis aire decuatroconspiradores.-¡Oh! En cuanto a eso, Monseñor, es cierto - dijo Athos-, y nosotrosconspiramos,comoVuestraEminenciapudoverlaotramañana,sóloquecontralosrochelleses.-¡Vayaconlosseñorespoliticos!-prosiguióelcardenalfrunciendoasuvezelceño-.Quizáseencontraríaenvuestroscerebroselsecretodemuchascosasqueson ignoradas si se pudiera leer en ellos como leéis en esa cama que habéisocultadocuandomehabéisvistovenir.ElruborsubióalrostrodeAthos,quediounpasohaciaSuEminencia.-Sediríaquesospecháisdenosotrosverdaderamente,Monseñor,yqueestamossufriendo un auténtico interrogatorio; si es así, dígnese - Vuestra Eminenciaexplicarse,yporlomenossabremosaquéatenernos.-Y aunque esto fuera un interrogatorio - replicó el cardenal-, otros distintos avosotrosloshansufrido,señorAthos,yhanrespondido.-Por eso, Monseñor, he dicho a Vuestra Eminencia que no tenía más quepreguntar,yquenosotrosestábamosprestospararesponder.-¿De quién era esa carta que íbais a leer, señor Aramis, y que vos habéisocultado?-Unacartademujer,Monseñor.-¡Oh! Lo supongo - dijo el cardenal ; hay que ser discreto para esa clase decartas;sinembargo,sepuedenmostraraunconfesor;comosabéis,herecibidolasórdenes.-Monseñor-dijoAthosconunacalmatantomásterriblecuantoquesejugabalacabezaaldaresta respuesta-, lacartaesdeunamujer,peronoestá firmadaniMariondeLorme,niseñoritaD'Aiguillon.El cardenal se volvió pálido como lamuerte, un destello leonado salió de susojos;sevolviócomoparadarunaordenaCahusacyaLaHoudiniére.Athosvioelmovimiento:diounpásohacialosmosqueteros,sobrelosquelostresamigostenían fijos los ojos como hombres poco dispuestos a dejarse detener. Con elcardenalerantres;losmosqueteros,comprendidosloslacayos,eransiete;juzgóque la pamida sería muy desigual, que Athos y sus compañeros conspirabanrealmente; y mediante uno de esos giros rápidos que siempre tenía a su

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disposición,todasucólerasefundióenunasonrisa.-¡Vamos,vamos!-dijo-.Soisjóvenesvalientes,orgullososaplenaluz,fielesenlaoscuridad;nohaymalalgunoenvigilarsobreunomismocuandosevigilatanbiensobrelosdemás;señores,noheolvidadolanocheenquemeservisteisdeescoltaparaitalColombier-Rouge;sihubieraalgúnpeligroquetemerenlarutaque voy a seguir os rogaría que me acompañaseis; pero como no lo hay,permaneced donde estáis, acabad vuestras botellas, vuestra partida y vuestracarta.Adiós,señores.Yvolviendoamontarensucaballo,queCahusaclehabíatraído,lossaludóconlamanoysealejó.Loscuatro jóvenes,depiea inmóviles, lo siguieroncon losojossindecirunasolapalabrahastaquehubodesaparecido.Luegosemiraron.Todos tenían el rostro consternado, porque pese al adiós amistoso de SuEminenciacomprendíanqueelcardenalseibaconlarabiaenelcorazón.SóloAthossonreíaconsonrisapotenteydesdeñosa.Cuandoelcardenalestuvofueradelalcancedelavozydelavista:-¡EseGrimaudhagritadomuytarde!-dijoPorthos,queteniamuchasganasdehacercaersumalhumorsobrealguien.Grimaudibaaresponderparaexcusarse.AthosalzóeldedoyGrimaudsecalló.-¿Habríasentregadolacarta,Aramis?-dijoD'Artagnan.-Estabatotalmenteresuelto-dijoAramisconsuvozmásaflautada:sihubieraexigido que le fuera entregada la carta, le habría presentado la carta con unamano,yconlaotralehabríapasadomiespadaatravésdelcuerpo.-Esomeesperaba-dijoAthos;poresomehelanzadoentrevosyél.Enverdad,esehombreesmuyimprudentealhablarasíaotroshombres;sediríaquenoselashavistomásqueconmujeresyniños.-Mi querido Athos - dijo D'Artagnan-, os admiro, pero después de todoestábamosenculpa.-¿Cómo en culpa? - prosiguióAthos-. ¿De quién es este aire que respiramos?¿Dequiénesteocéanosobreelqueseextiendenuestrasmiradas?¿Dequiénestaarenasobrelaqueestamostumbados?¿Dequiénestacartadevuestraamante?¿Son del cardenal? A fe mía que ese hombre se figura que el mundo lepertenece;estáisahí,balbuceante,estupefacto,aniquilado;sehubieradichoquelaBastillasealzabaantevosyquelagigantescaMedusaosconvertíaenpiedra.Veamos,¿esqueacasoesconspirarestarenamorado?Voisestáisenamoradodeunamujeralaqueelcardenalhahechoencerrar,queréisapartarladelasmanosdelcardenal;esunapartidaque jugáisconSuEminencia:esacartaesvuestrojuego; ¿por qué ibais amostrar vuestro juego a vuestro adversario?Esono sehace.¿Queélloadivina?Enbuenahora.Nosotrosadivinamoselsuyodesobra.

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-Dehecho-dijoD'Artagnan-,loquevosdecís,Athos,estállenodesentido.-Entalcaso,quenovuelvaatratarsedeloqueacabadeocurrir,yqueAramisprosigalacartadesuprimadondeelseñorcardenallehainterrumpido.Aramis sacó la carta de su bolso, los tres amigos se acercaron a él y los treslacayossereunierondenuevojuntoaladamajuana.-Nohabíaisleidomásqueunaodoslíneas-dijoD'Artagnan;empezad,pues,lacartadesdeelprincipio.-Encantado-dijoAramis.

«Queridoprimo,creoquemedecidiréapartirparaStenay,dondemihermanahahecho entrar a nuestra pequeña criada en el convento de las Carmelitas; esapobremuchachaestáresignada,sabequenosepuedevivirenningunaotrapartesinqueestéenpeligro lasalvacióndesualma.Sinembargo,si losasuntosdenuestra familia se arreglan como nosotros deseamos, creo que ella correrá elriesgodecondenarse,yquevolverá juntoaaquellosa losqueechademenos,tantomáscuantoquesabequesepiensasiempreenella.Mientrastanto,noesdamasiadodesdichada:todocuantodeseaesunacartadesupretendiente.Sédesobra que esa clase de géneros pasa difícilmente por entre las verjas; mas,después de todo, como ya os he dado pruebas de ello, querido primo, no soydemasiado torpe y me haré cargo de esa comisión. Mi hermana os agradecevuestro recuerdo fiel y eterno.Ha sentido por un instante una gran inquietud;mas,finalmente,sehatranquilizadoalgoahora, trashaberenviadoasuagentealláafindequenadaimprevistoocurra.Adiós,mi querido primo, dadnos nuevas de vos con lamayor frecuencia quepodáis, es decir, cuantasveces creáis poderhacerlo con seguridad.Recibidunabrazo.

MarieMichon.»

-¡Cuántoosdebo,Aramis!-exclamóD'Artagnan-.¡QueridaCostance!¡Porfintengonuevassuyas!¡Vive,estáabuenseguroenunconvento,estáenStenay!¿DóndepensáisqueestáStenay,Athos?-Aalgunasleguasdelasfronteras;unavezlevantadoelasedio,podremositadarunavueltaporeselado.-Yesperemosquenoseamuytarde-dijoPorthos;estamañanahancolgadoaun espía que ha declarado que los rochelleses estaban con los cueros de suszapatos.Suponiendoquetrashabercomidoelcuerosecomanlasuela,noséqué

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lesquedaráparadespués,amenosquesecomanunosaotros.-¡Pobresimbéciles!-dijoAthosvaciandounvasodeexcelentevinodeBurdeos,quesintenerenaquellaépocalareputaciónquetienehoy,noporesolamerecíamenos-. ¡Pobres imbéciles! ¡Como si la religión católica no fuera la másventajosa y agradable de las religiones!Da igual - prosiguió tras haber hechochascar su lengua contra el paladar-, son gentes valientes. Mas ¿qué diabloshacéis,Aramis?-continuóAthos-.¿Guardáisesacartaenvuestrobolsillo?-Sí-dijoD'Artagnan-,Athostienerazón,hayquequemarla.Quién sabe si el señor cardenal no tiene un secreto para interrogar a lascenizas…-Debeteneruno-dijoAthos.-Pero¿quéqueréishacerconesacarta?-preguntóPorthos.-Venidaquí,Grimaud-dijoAthos.Grimaudselevantóyobedeció.-Para castigaros por haber hablado sin permiso, amigomío, vais a comer estetrozo de papel; luego, para recompensar el servicio que nos habéis hecho,beberéisestevasodevino;aquítenéislacartaprimero,masticadconenergía.Grimaudsonrióycon losojos fijossobreelvasoqueAthosacababade llenarhastaelborde,trituróelpapelylotragó.-¡Bravo,maeseGrimaud!-dijoAthos-.Yahoratomadesto;bien,osdispensodedarlasgracias.Grimaud tragó silenciosamente el vaso de vino de Burdeos, pero sus ojosalzadosalcielohablabandurantetodoeltiempoqueduróestadulceocupaciónunlenguajequenoporsermudoeramenosexpresivo.-Yahora-dijoAthos-,amenosqueelseñorcardenaltengalaingeniosaideadehacerabrirelvientredeGrimaud,creoquepodemosestarcasitranquilos.Durante este tiempo Su Eminencia continuaba su paseo melancólicomurmurandoentresusmostachos.-¡Decididamenteesprecisoqueestoscuatrohombresseanmíos!

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52CapítuloPrimerajornadadecautividad

VolvamosaMilady,alaqueunamiradalanzadasobrelascostasdeFrancianoshahechoperderlavistauninstante.La volvemos a encontrar en la posición desesperada en que lo hemos dejado,ahondandounabismodesombríasreflexiones,sombríoinfiernoacuyapuertahadejadocasilaesperanza;porqueporprimeravezduda,porqueporvezprimerasientemiedo.En dos ocasiones le ha fallado su fortuna, en dos ocasiones se ha vistodescubiertaytraicionada,yenestasdosocasioneshasidocontraelgeniofatalenviado sin duda por el Señor para combatirla contra lo que ha fracasado:D'Artagnanlahavencidoaella,esainvenciblepotenciadelmal.El la ha engañado en su amor, humillado en su orgullo, hecho fracasar en suambición,yahora lapierdeensufortuna, lagolpeaensu libertad, laamenazainclusoensuvida.Esmás,haalzadounapuntadesumascara,esaégidaconqueellasecubreyquelavuelvetanfuerte.D'Artagnan ha alejado de Buckingham, a quien ella odia como odia a todocuantohaamado,latempestadconqueloamenazabaRichelieuenlapersonadelareina.D'ArtagnansehahechopasarpordeWardes,haciaquienellasentíaunade esas fantasias de tigresa, indomables como las tienen las mujeres de esecarácter. D'Artagnan conocía ese terrible secreto que ella juró que nadieconocería sinmorir. Finalmente, en elmomento en que acaba de obtener unafirma en blanco con cuya ayuda iba a vengarse de su enemigo, esa firma enblancoleesarrancadadelasmanos,yesD'Artagnanquienlatieneprisionerayquien va a enviarla a algún inmundoBotanyBay, a algún Tyburn infame delocéanoIndico.PorqueindudablementetodoestolevienedeD'Artagnan;¿dequiénprocederíantantasvergüenzasamontonadassobresucabezasinoesdeél?SóloélhapodidotransmitiralorddeWintertodosesoshorrendossecretos,queélhadescubiertounotrasotroporunaespeciedefatalidad.Conoceasucuñado,lehabráescrito.¡Cuánto odio destila!Allí inmóvil, con los ojos ardientes y fijos en su cuartodesierto,¡cómolosdestellosdesusrugidossordos,queavecesescapanconsu

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respiracióndelfondodesupecho,acompañanperfectamenteelruidodeloleajequeasciende,gruñe,mugeyvienearomperse,comounadesesperacióneternaaimpotente,contralasrocassobrelascualesestáconstruidoesecastillosombríoyorgulloso! ¡Cómoconcibe,a la luzde los rayosquesucólera tormentosahacebrillarensuespíritu,contralaseñoritaBonacieux,contraBuckinghamy,sobretodo, contra D'Artagnan, magníficos proyectos de venganza, perdidos en laslejaníasdelfuturo!Sí, pero para vengarse hay que ser libre, y para ser libre, cuando se estáprisionero, hay que horadar un muro, desempotrar los barrotes, agujerear elsuelo;empresastodasestasquepuedellevaracabounhombrepacienteyfuerte,peroantelascualesdebenfracasarlasirritacionesfebrilesdeunamujer.Porotraparte, para hacer todo esto hay que tener tiempo,meses, años, y ella… , ellatienediezodocedías,segúnlodichoporlorddeWinter,sufraternoyterriblecarcelero.Y,sinembargo,sifuerahombreintentaríatodoesto,yquizátriunfaría.¿Porqué,pues, el cielo sehaequivocadodeesta forma,poniendoesta almaviril enesecuerpoendebleydelicado?Por eso han sido terribles los primeros momentos de cautividad: algunasconvulsiones de rabia que no ha podido vencer han pagado su deuda dedebilidadfemeninaalanaturaleza.Peropocoapocohasuperadolosrelámpagosdesulocacólera,losestremecimientosnerviososquehanagitadosucuerpohandesaparecido,yahoraestáreplegadasobresímismacomounaserpientefatigadaquereposa.-Vamos,vamos;estabalocaaldejarmellevarasí-dicehundiendoenelespejo,que refleja en sus ojos sumirada brillante, por la que parece interrogarse a símisma-.Nadadeviolencia, laviolenciaesunapruebadedebilidad.Enprimerlugar, nunca he triunfado por ese medio; quizá si usara mi fuerza contra lasmujeres, tendría oportunidad de encontralas más débiles aún que yo, y porconsiguientevencerlas,peroescontrahombrescontralosqueyolucho,ynosoypara ellos más que una mujer. Luchemos como mujer, mi fuerza está en midebilidad.Entonces, como para rendirse a sí misma cuenta de los cambios que podíaimponerasufisonomíatanexpresivaytanmóvil,lahizoadoptaralaveztodaslasexpresiones,desdeladelacóleraquecrispabasusrasgoshastaladelamásdulce, afectuosa y seductora sonrisa. Luego sus cabellos adoptaronsucesivamente bajo sus manos sabias las ondulaciones que creyó que podíanayudaralosencantosdesurostro.Finalmente,satisfechadesímisma,murmuró:-Vamos,nadaestáperdido.Sigosiendohermosa.Eran,aproximadamente,lasochodelanoche;Miladyviounacama;pensóque

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un descanso de algunas horas refrescaria no sólo su cabeza y sus ideas, sinotambiénsutez.Sinembargo,antesdeacostarse, levinounaideamejor.Habíaoídohablardecena.Estabayadesdehacíaunahoraenaquellahabitación,nopodían tardar en traerle su comida. La prisionera no quiso perder tiempo, yresolvió hacer, desde aquella misma noche, alguna tentativa para sondear elterreno estudiando el carácter de las personas a las que su custodia estabaconfiada.Unaluzapareciópordebajodelapuerta;aquellaluzanunciabaelregresodesuscarceleros.Milady,quesehabíalevantado,selanzóvivamentesobresusillón,lacabezaechadahaciaatrás,sushermososcabellossueltosyesparcidos,supechomediodesnudobajosusencajeschafados,unamanosobreelcorazónylaotracolgando.Descorrieronloscerrojos,lapuertachirriósobresusgoznes,yenlahabitaciónresonaronunospasosqueseaproximaron.-Poned ahí esa mesa - dijo una voz que la prisionera reconoció como la deFelton.Laordenfueejecutada.-Traeréisantorchasyharéiselrelevodelcentinela-continuóFelton.Esta doble orden que dio a los mismos individuos el joven teniente probó aMiladyquesusservidoreseranlosmismoshombresquesusguardianes,esdecirsoldados.LasórdenesdeFeltoneranejecutadasporlosdemásconunasilenciosarapidezquedababuenaideadelflorecienteestadoenquemanteníaladisciplina.Finalmente,Felton,queaúnnohabíamiradoaMilady,sevolvióhaciaella.-¡Ah,ah!-dijo-.Duerme,estábien;cuandosedespiertecenará.Ydioalgunospasosparasalir.-Pero,mi teniente -dijounsoldadomenosestoicoquesu jefe,yquesehabíaacercadoaMilady-,estamujernoduerme.-¿Cómoquenoduerme?-dijoFelton-.¿Entonces,quéhace?-Estádesvanecida;surostroestámuypálido,ypormásqueescuchonooigosurespiración.-Tenéisrazón-dijoFeltontrashabermiradoaMiladydesdeellugarenqueseencontraba, sin dar un paso hacia ella ; id a avisar a lord deWinter que suprisioneraestádesvanecidaporquenoséquéhacer:elcasonoestabaprevisto.El soldado salió para cumplir las órdenes de su oficial: Felton se sentó en unsillónqueporazarseencontrabajuntoalapuertayesperósindecirunapalabra,sinhacerungesto.Miladyposeíaesegranarte,tanestudiadoporlasmujeres,dever a través de sus largas pestañas sin dar la impresión de abrir los párpados:vislumbró a Felton que le daba la espalda, continuó mirándolo durante diez

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minutosaproximadamente,yduranteesosdiezminutoselimpasibleguardiánnosevolvióniunasolavez.Pensó entonces que lord deWinter iba a venir a dar, con su presencia, nuevafuerzaasucarcelero:suprimerapruebaestabaperdida,adoptósupartidocomomujer que cuenta con sus recursos; en consecuencia, alzó la cabeza, abrió losojosysuspiródébilmente.AestesuspiroFeltonsevolvióporfin.-¡Ah! Ya habéis despertado señora - dijo ; nada tengo que hacer ya aquí. Sinecesitáisalgo,llamad.-¡Oh, Dios mío, Dios mío! ¡Cuánto he sufrido! - murmuró con aquella vozarmoniosaque,semejantealadelasencantadorasantiguas,encantabaatodosaquienesqueríaperder.Y al enderezarse en su sillón adoptó una posición más graciosa y másabandonadaaúnquelaqueteníacuandoestabatumbada.Feltonselevantó.-Seréisservidadeestemodotresvecesaldía,señora-dijo:porlamañana,alasnueve; durante el día, a la una, y por la noche, a las ocho. Si no os va bien,podéis indicarvuestrashorasen lugarde lasqueospropongo,yenestepuntoobraremosconformeavuestrosdeseos.-Pero ¿voy a quedarme siempre sola en esta habitación grande y triste? -preguntóMilady.-Seha avisado aunamujerde los alrededores,mañana estará en el castillo, yvendrásiemprequedeseéissupresencia.-Osloagradezco,señor-respondióhumildementelaprisionera.Feltonhizounlevesaludoysedirigióhacialapuerta.EnelmomentoenqueibaafranquearelumbrallorddeWinteraparecióenelcorredor,seguidodelsoldadoque había ido a llavarle la nueva del desvanecimiento deMilady. Traía en lamanounfrascodesales.-¿Ybien?¿Quées?¿Quéesloquepasaaquî?-dijoconunavozburlonaviendoasuprisioneradepieyaFeltondispuestoa salir-. ¿Estamuertaha resucitadoya?Demonios,Felton,hijomío,¿nohasvistoque te tomabaporunnovicioyque representaba para ti el primer acto de una comedia cuyos desarrollostendremossindudaelplacerdeseguir?-Lohepensado,milord-dijoFelton;perocomolaprisioneraesmujerdespuésdetodo,hequeridotenerlosmiramientosquetodohombrebiennacidodebeaunamujer,sinoporella,almenosporunomismo.Miladysintióunestremecimientopor todosucuerpo.EstaspalabrasdeFeltonpasabancomohieloportodassusvenas.-O sea - prosiguió de Winter riendo-, esos hermosos cabellos sabiamente

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esparcidos, esa piel blanca y esa lánguida mirada, ¿no te han seducido aún,corazóndepiedra?-No,milord-respondióelimpasiblejoven-,ycreedme,senecesitaalgomásquetejemanejesycoqueteríasdemujerparacorromperme.-Entalcaso,mibravoteniente,dejemosaMiladybuscarotracosayvayamosacenar.¡Ah!,tranquilízate,tienelaimaginaciónfecunda,yelsegundoactodelacomedianotardaráenseguiralprimero.YaestaspalabraslorddeWinterpasósubrazobajoeldeFeltonyse lo llevóriendo.-¡Oh!Ya encontraré lo que necesitas -murmuróMilady entre dientes ; estátetranquilopobremonjefrustrado,pobresoldadoconvertido,quetehascortadoeluniformedeunhábito.-Apropósito-prosiguiódeWinterdeteniéndoseenelumbraldelapuerta-,noespreciso, Milady, que este fracaso os quite el apetito. Catad ese pollo y esepescadoquenohehechoenvenenar,palabradehonor.Me llevobastantebienconmicocinero,ycomono tienequeheredardemí, tengoenélplenay totalconfianza. Haced como yo. ¡Adiós, querida hermana! Hasta vuestro próximodesvanecimiento.Era cuantoMiladypodía soportar: susmanos se crisparon sobre su sillón, susdientes rechinaron sordamente, sus ojos siguieron el movimiento de la puertaquesecerrótraslorddeWinteryFelton;ycuandoseviosola,unanuevacrisisdedesesperaciónseapoderódeella;lanzólosojossobrelamesa,viobrillaruncuchillo,seabalanzóylocogió;perosudesengañofuecruel:lahojaeraredondaydeplataflexible.Unacarcajadaresonótraslapuertamalcerrada,ylapuertavolvióaabrirse.-¡Ja, ja! - exclamó lorddeWinter-. ¡Ja, ja, ja!¿Ves,mivalienteFelton,ves loquetehabíadicho?Esecuchilloeraparati;hijomío,tehabríamatado.¿Ves?Esunodesusdefectos,desembarazarseasí,deunaformaodeotra,delaspersonasquelamolestan.Sitehubieraescuchado,elcuchillohabríasidopuntiagudoydeacero: entonces se acabóFelton, te habría degolladoy después de ti a todo elmundo.Mira,además,John,québiensabeempuñarsucuchillo.En efecto,Milady empuñaba aún el arma ofensiva en sumano crispada, peroestasúltimaspalabras,estesupremoinsulto,destensaronsusmanos,susfuerzasyhastasuvoluntad.Elcuchillocayóatierra.-Tenéis razón, milord - dijo Felton con un acento de profundo disgusto queresonóhastaenel fondodelcorazóndeMilady-, tenéis razónysoyyoelqueestabaequivocado.Ylosossalierondenuevo.

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PeroestavezMiladyprestóoídomásatentoquelaprimeravez,yoyóalejarsesuspasosyapagarseenelfondodelcorredor.-Estoy perdida - murmuró-, heme aquí en poder de gentes sobre las que notendrémásascendientequesobreestatuasdebronceogranito;meconocendememoriayestánacorazadoscontratodasmisarmas.Es,sinembargo,imposiblequeestoterminecomoelloshandecidido.En efecto, como indicaba esta última reflexión, ese retorno instintivo a laesperanza, en aquella alma profunda el temor y los sentimientos débiles noflotabandemasiadotiempo.Miladysesentóa lamesa,comiódevariosplatos,bebióunpocodevinoespañol,ysintióquelevolvíatodasuresolución.Antesdeacostarseyahabíacomentado,analizado,miradoportodassufacetas,examinadodesdetodoslospuntosdevistalaspalabras,lospasos,losgestos,lossignosyhastaelsilenciodesuscarceleros,ydeesteestudioprofundo,hábilysabio,habíaresultadoqueFeltonera,enconjunto,elmásvulnerabledesusdosperseguidores.Unafrasesobretodovolvíaalamenteprisionera:-Sitehubieraescuchado-habíadicholorddeWinteraFelton.Portanto,Feltonhabíahabladoensufavor,puestoquelorddeWinternohabíaqueridoescucharaFelton.-Débilofuerte-repetíaMilady-,esehombretieneundestellodepiedadensualma;deesedestellóharéyounincendioquelodevovará.Encuantoalotro,meconoce,metemeysabeloquetienequeesperardemísialgunavezmeescapodesusmanos;es,pues,inútilintentarnadasobreél.PeroFeltonesotracosa:esunjoveningenuo,puroyqueparecevirtuoso;aéstehayunmediodeperderlo.YMilady se acostóy sedurmió con la sonrisa en los labios; quien la hubieravisto durmiendo la habría supuesto una muchacha soñando con la corona defloresquedebíaponersobresufrenteenlapróximafiesta.

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53CapítuloSegundajornadadecautividad

MiladysoñabaqueporfinteníaaD'Artagnan,queasistíaasusuplicio,yeralavistade su sangreodiosacorriendobajoelhachadelverdugo loquedibujabaaquellaencantadorasonrisasobresuslabios.Dormíacomoduermeunprisioneroacunadoporsuprimeraesperanza.Aldíasiguiente,cuandoentraronensucuarto,estabatodavíaensucama.Feltonestaba en el corredor: traía la mujer de que había hablado la víspera y queacababa de llegar; esta mujer entró y se aproximó a la cama de Miladyofreciéndolesusservicios.Miladyerahabitualmentepálida;sutezpodia,pues,equivocaraunapersonaquelavieraporprimeravez.-Tengofiebre-dijoella;nohedormidounsoloinstantedurantetodaestalarganoche, sufro horriblemente; ¿seréis vos más humana de lo que fueron ayerconmigo?-¿Queréisquellameaunmédico?-dijolamujer.Feltonescuchabaestediálogosindecirunapalabra.Milady reflexionaba que cuanta más gente la rodease más gente tendría queapiadarymásseredoblaría lavigilanciadelorddeWinter;además,elmédicopodría declarar que la enfermedad era fingida, yMilady, tras haber perdido laprimeraparte,noqueríaperderlasegunda.-Irabuscaraunmédico-dijo-,¿paraqué?Esosseñoresdeclararonayerquemimaleraunacomedia;sindudaocurriríalomismohoy;porquedesdeayernochehantenidotiempodeavisaraldoctor.-Entonces-dijoFeltonimpacientado-,decidvosmisma,señora,quétratamientoqueréisseguir.-¿Loséyoacaso?¡Diosmío!Sientoquesufro,esoestodo;medenloquemeden,pocomeimporta.-IdabuscaralorddeWinter-dijoFeltoncansadodeaquellasquejaseternas.-¡Oh,no,no!-exclamóMilady-.Noseñor,nolollaméis,osloruego;estoybien,nonecesitonada,nolollaméis.Puso una vehemencia tan prodigiosa, una elocuencia tan arrebatadora en esta

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exclamación,queFelton,arrobado,dioalgunospasosdentrodelahabitación.«Estáemocionado»,pensóMilady.-Sin embargo, señora - dijoFelton-, si sufrís realmente se enviará abuscarunmédico, y si nos engañáis, pues bien, entonces tanto peor para vos, pero almenospornuestrapartenotendremosnadaquereprocharnos.Milady no respondió; pero echando hacia atrás su hermosa cabeza sobre laalmohada,sefundióenlágrimasyestallóensollozos.Feltonlamiróuninstanteconsuimpasibilidadordinaria;luego,comolacrisisamenazaba con prolongarse, salió; la mujer lo siguió. Lord de Winter noapereció.-Creo que empiezo a verlo claro - murmuró Milady con una alegría salvaje,sepultándose bajo las sábanas para ocultar a cuantos pudieran espiarle estearrebatodesatisfaccióninterior.Transcurrierondoshoras.-Ahoraestiempodequelaenfermedadcese-dijo;levantémonosyobtengamosalgunoséxitosdesdehoy;no tengomásquediezdías, y estanoche sehabránpasadodos.AlentrarporlamañanaenlahabitacióndeMilady,lehabíantraídosudesayuno;yellahabíapensadoquenotardaríanenveniralevantarlamesa,yqueenesemomentovolveríaaveraFelton.Miladynoseequivocaba.Felton reaparecióy, sinprestaratencióna siMiladyhabía tocado o no la comida, hizo una señal para que se llevasen fuera de lahabitaciónlamesa,queordinariamentetraíancompletamenteservida.Feltonsequedóelúltimo,teníaunlibroenlamano.Milady,tumbadaenunsillónjuntoalachimenea,hermosa,pálidayresignada,parecíaunavirgensantaesperandoelmartirio.Feltonseaproximóaellaydijo:-LorddeWinter,queescatólicocomovos,señora,hapensadoquelaprivaciónde los ritos y de las ceremonias de vuestra religión puede seros penosa:consiente,pues,enqueleáiscadadíaelordinariodevuestramisa,yesteesunlibroquecontieneelritual.AntelaformaenqueFeltondepositóaquellibrosobrelamesitajuntoalaqueestabaMilady,anteeltonoconquepronuncióestasdospalabras:vuestramisa,antelasonrisadesdeñosaconquelasacompañó,Miladyalzólacabezaymirómásatentamentealoficial.Entonces,enaquelpeinadosevero,enaqueltrajedeunasencillezexagerada,enaquella frente pulida como el mármol, pero dura a impenetrable como él,reconoció a uno de esos sombríos puritanos que con tanta frecuencia habíaencontradotantoenlacortedelreyJacobocomoenladelreydeFrancia,donde,

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pesealrecuerdodeSanBartolomé,veníanavecesabuscarrefugio.Tuvo,pues,unadeesasinspiracionessúbitascomosólolasgentesdegeniolasrecibenen lasgrandescrisis, en losmomentos supremosquedebendecidir sufortunaosuvida.Estas dos palabras: vuestra misa, y una simple ojeada sobre Felton le habíanrevelado,enefecto,todalaimportanciadelarespuestaqueibaadar.Pero con esa rapidez de inteligencia que le era peculiar, aquella respuesta sepresentó completamente formulada a sus labios: -¡Yo! - dijo conun acentodedesdén, puesto al unísono con aquel que había observado en la voz del jovenoficial-,yo,señor,¿mimisa?LorddeWinter,elcatólicocorrompido,sabebienqueyonosoydesureligión,yqueesunatrampaquequieretenderme.-¿Ydequé religión sois entonces, señora? - preguntóFelton conuna sorpresaque,pesealdominioquesobresímismotenía,nopudoocultarporcompleto.-Lodiré-exclamóMiladyconexaltaciónfingida-eldíaenquehayasufridolosuficientepormife.La mirada de Felton descubrió a Milady toda la extensión del espacio queacababadeabrirseconestasolafrase.Sinembargo,eljovenoficialpermaneciómudoainmóvil:sólosumiradahabíahablado.-Estoyenmanosdemisenemigos -prosiguióellaconese tonodeentusiasmoquesabíafamiliaralospuritanos-.Puesbien,¡quemiDiosmesalveoperezcayopormiDios!HeahílarespuestaqueossuplicodeispormíalorddeWinter.Yencuantoaese libro-añadióellaseñalandoelritualconlapuntadeldedo,perosintocarlocomositemieramancillarseatalcontacto-,podéisllevárosloyservirosdeélvosmismo,porquesindudasoisdoblementecómplicedelorddeWinter,cómpliceensupersecución,cómpliceensuherejía.Feltonnorespondió,tomóellibroconelmismosentimientoderepugnanciaqueyahabíamanifestadoyseretirópensativo.LorddeWintervinohacialascincodelatarde;Miladyhabíatenidotiempodurantetodoeldíadetrazarsesuplandeconducta;lorecibiócomomujerqueyaharecuperadotodassusventajas.-Parece-dijoelbarónsentándoseenunsillónfrentealqueocupabaMiladyyextendiendo indolentemente sus pies sobre el hogar-, parece que hemoscometidounapequeñaapostasía.-¿Quéqueréisdecir,señor?-Quiero decir que desde la última vez que nos vimos hemos cambiado dereligión;¿oshabréiscasadoporcasualidadconun tercermaridoprotestante? -Explicaos,milord-prosiguiólaprisioneraconmajestad-,porqueosdeclaroqueoigovuestraspalabrasperoquenolascomprendo.-Entonces es que no tenéis religión de ningún tipo; prefiero esto - prosiguió

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riéndoseburlonamentelorddeWinter.-Esciertoqueesovamejorconvuestrosprincipios-replicófríamenteMilady.-¡Oh!Osconfiesoquemedacompletamenteigual.-Aunque no confesarais esa indiferencia religiosa, milord, vuestros excesos yvuestroscrímenesdaríanfedeella.-¡Vaya! Habláis de excesos, señora Mesalina; habláis de crímenes, ladyMacbeth.Oyoheoídomalo,diantre,soisbienimpúdica.-Habláis así porque sabéis que nos escuchan, señor - respondió fríamenteMilady-,yporquequeréisinteresaravuestroscarcelerosyavuestrosverdugoscontramí.-¡Miscarceleros!¡Misverdugos!Bueno,señora,lotomáisenuntonopoéticoylacomediadeayersevuelveestanochetragedia.Porlodemás,dentrodeochodíasestaréisdondedebéisestar,ymitareahabráacabado.-¡Tarea infame! ¡Tarea impía! - replicóMiladycon la exaltaciónde lavíctimaqueprovocaasujuez.-Palabra de honor que creo - dijo deWinter levantándose - que la bribona sevuelve loca. Vamos, vamos, calmaos, señora puritana, u os hago meter en elcalabozo.Diantre,esmivinoespañolelqueseossubealacabeza,¿noesasí?Estadtranquila,esaembriagueznoespeligrosaynotendráconsecuencias.Y lord deWinter se retiró jurando, cosa que en aquella época era un hábitocompletamentecaballeresco.Feltonestabaenefectodetrásdelapuertaynohabíaperdidonipalabradetodaestaescena.Miladyhabíaadivinadobien.-¡Sí!¡Vete,vete!-ledijoasuhermano-.Porelcontrario,lasconsecuenciasseacercan,perotúnolasverás,imbécil,sinocuandoseatardeparaevitarlas.Se restableció el silencio, transcurrieron dos horas; trajeron la cena yencontraron a Milady ocupada en hacer sus oraciones, oraciones que habíaaprendido de un viejo servidor de su segundomarido, un puritano de losmásausteros.Parecíaenéxtasisynoparecióprestaratenciónsiquieraaloquepasabaentornosuyo.Feltonhizoseñaldequenoselamolestara,ycuandotodoquedópreparadoélsaliósinruidoconlossoldados.Miladysabíaquepodiaserespiada;continuó,pues,susoracioneshastaelfinal,yleparecióqueelsoldadoqueestabadecentinelaasupuertanocaminabaconelmismopasoyqueparecíaescuchar.Porelmomentonopretendíamás,selevantó,sesentóalamesa,comiópocoynobebiómásqueagua.Unahoradespuésvihieronalevantarlamesa,peroMiladyobservóqueestavezFeltonnoacompañabaalossoldados.

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Temía,portanto,verlacondemasiadafrecuencia.Sevolvióhacialaparedparasonreír,porqueenesasonrisahabíatalexpresióndetriunfoqueesasolasonrisalahabríadenunciado.Aún dejó transcurrir media hora, y como en aquel momento todo estaba ensilencio en el viejo castillo, como no se oía más que el eternomurmullo deloleaje, esa respiración inmensa del océano, con su voz pura, armoniosa yvibrantecomenzólaprimeraestrofadeestesalmoquegozabaentoncesdegranfavorentrelospuritanos:

Señor,sinosabandonasesparaversisomosfuertes,masluegoerestúquiendascontucelestemanolapalmaanuestrosesfuerzos.

Estosversosnoeranexcelentes,lesfaltabainclusomuchoparaserlo;mascomotodossaben,losprotestantesnoselasdabandepoetas.Alcantar,Miladyescuchaba:elsoldadodeguardiaasupuertasehabíadetenidocomosisehubieraconvertidoenpiedra.Miladypudoportantojuzgarelefectoquehabíaproducido.Entoncesellacontinuósucantoconunfervoryunsentimientoinexpresables;lepareció que los sonidos se desparramaban a lo lejos bajo las bóvedas a ibancomounencantomágicoadulcificarelcorazóndesuscarceleros.Sinembargo,parece que el soldado de centinela, celoso católico sin duda, agitó el encanto,porqueatravésdelapuertadijo:-¡Callaos,señora!VuestracanciónestristecomounDeprofundis,ysiademásdeestardeguardiaaquíhayqueoírcosassemejantes,nohabráquienaguante.-¡Silencio! -dijounavozgravequeMilady reconociócomo ladeFelton-. ¿Aquéosmezcláis,gracioso?¿Oshaordenadoalguienimpedircantaraestamujer?No. Se os ha ordenado custodiarla, disparar sobre ella si intenta huir.Custodiadla;sihuye,matadla;peronoalteréisennadalasórdenes.Una expresión de alegría indecible iluminó el rostro de Milady, mas estaexpresiónfuefugitivacomoelreflejodeunrayo,ysindarlaimpresióndehaberoídoeldiálogodelquenosehabíaperdidoniunapalabra,siguiódandoasuvoztodo el encanto, toda la amplitud y toda la seducción que el demonio habíapuestoenella:

Paratantosllorosymiseria,paramiexilioyparamiscadenas,tengomijuuentud,miplegaria,

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yDios,quetendráencuentalosmalesquehesufrido

Aquella voz, de una amplitud nunca oída y de una pasión sublime, daba a lapoesía ruda a inculta de estos salmos una magia y una expresión que lospuritanosmásexaltadosraramenteencontrabanen loscantosdesushermanos,queellosseveíanobligadosaadornarcontodoslosrecursosdesuimaginación:Feltoncreyóoírcantaralángelqueconsolabaalostreshebreosenelhorno.Miladycontinuó:

Masparanosotrosllegaráeldíadelaliberación,Diosjustoyfuerte;ysinuestraesperanzaesengañadosiemprenosquedaelmartirioylamuerte.

Estaestrofa,enlaquelaterribleencantadoraseesforzóporponertodasualmaacabódesembrareldesordenenelcorazóndeljovenoficial;abrióbruscamentela puerta y Milady lo vio aparecer pálido como siempre, pero con los ojosardientesycasiextraviados.-¿Porquécantáisasí-dijo-yconsemejantevoz?-Perdón,señor-dijoMiladycondulzura-,olvidabaquemiscantosnosondereciboenestacasa.Sindudaoshe ofendido en vuestras creencias; pero ha sido sin querer, os lo juro,perdonadme, pues, una falta que quizá es grande, pero que desde luego esinvoluntaria.Milady estaba tan bella en aquelmomento, el éxtasis religioso en que parecíasumidadabatalexpresiónasusemblantequeFelton,deslumbrado,creyóveralángelquehacíauninstantesólocreíaoír.-Sí, sí - respondió-, sí: perturbáis, agitáis a las personas que viven en estecastillo.Yelpobreinsensatonosedabacuentadelaincoherenciadesusfrases,mientrasMiladyhundíasuojodelinceenlomásprofundodesucorazón.-Mecallaré-dijoMiladybajandolosojoscontodaladulzaraquepudodarasuvoz,contodalaresignaciónquepudoimpnmirasuporte.-No, no, señora - dijo Felton ; sólo que cantadmenos alto, sobre todo por lanoche.Yaestaspalabras,Felton,sintiendoquenopodríaconservarmuchotiemposuseveridadparaconlaprisionera,seprecipitófueradesuhabitación.-Habéishechobien,teniente-dijoelsoldado;esoscantosperturbanelalma;sinembargo,unoterminaporacostumbrarse.¡Estanhermosasuvoz!

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54CapítuloTercerajornadadecautividad

Feltonhabíavenido,perotodavíateníaquedarunpaso.Habíaqueretenerlo,omejor,eraprecisoquesequedasesolo,yMiladysólooscuramenteveíaaúnelmedioquedebíaconducirlaaesteresultado.Se necesitaba más aún: había que hacerlo hablar, a fin de hablarle también.PorqueMilady lo sabía de sobra, su mayor seducción estaba en su voz, querecorría con tanta habilidad toda la gama de tonos, desde la palabra humanahastaellenguajeceleste.Y,sinembargo,peseatodasuseducción,MiladypodríafracasarporqueFeltonestabaprevenido,yestocontraelmenorazar.Desdeesemomento,vigilótodassusacciones,todassuspalabras,hastalamássimplemiradadesusojos,hastasugesto,hastasurespiración,quesepodíainterpretarcomounsuspiro.Enfinellaestudiótodo,comohaceunhábilcómicoaquienseacabadedarunpapelnuevoenunpuestoquenotienelacostumbredeocupar.Respecto a lord deWinter su conducta eramás fácil: también estaba decididadesde lavíspera.Permanecermudaydignaensupresencia, irritarlodevezencuandopormediodeundesdénafectado,pormediodeunapalabradespectiva,empujarloaamenazasyaviolenciasquehicierancontrasteconsuresignación,talerasuproyecto.Feltonvería:quizánodijeranada;perovería.Por la mañana Felton vino como de costumbre; peroMilady le dejó presidirtodos los preparativos del desayuno sin dirigirle la palabra. Por eso, en elmomentoenqueibaélaretirarse,ellatuvounrayodeesperanza;porquecreyóqueeraélquienibaahablar;perosuslabiossemovieronsinqueningúnsonidosalieradesuboca,yhaciendounesfuerzosobresímismo,encerróensucorazónlaspalabrasqueibanaescapardesuslabios,ysalió.Haciamediodía,entrólorddeWinter.Hacíaunhermosodíadeinvierno,yunrayodeesepálidosoldeInglaterraqueiluminaperonocalienta,pasabaatravésdelosbarrotesdelaprisión.Miladymirabaporlaventana,yfingiónooírlapuertaqueseabría.-¡Vayavaya!-dijolorddeWinter-.Trashaberhechocomedia,trashaberhechotragedia,ahorahacemosmelancolía.

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Laprisioneranorespondió.-Sí,sí-continuólorddeWinter-,comprendo;debuenaganaquisieraisestarenlibertadenesaorilla;debuenaganaquerríais,sobreunbuennavío,hender lasolasdeesemarverdecomolaesmeralda;querríaisdebuenagana,bienentierra,bien sobre el océano, tenderme una de esas buenas emboscadas que tan biensabéiscombinar.¡Paciencia,paciencia!Dentrodecuatrodíasosserápermitidalaorilla,osseráabiertoelmar,másabiertodeloquequisierais,porquedentrodecuatrodíasInglaterraserádesembarazadadevos.Miladyuniólasmanos,yalzandosushermososojosalcielo:-¡Señor, Señor! - dijo con una angélica suavidad de gesto y de entonación-.Perdonadaestehombrecomoyoloperdono.-Sí,reza,maldita-exclamóelbarón-.Tuoraciónestantomásgenerosacuantoque,telojuro,estásenpoderdeunhombrequenoperdonará.Ysalió.En el momento en que salía, una mirada penetrante se coló por la puertaentreabierta,yellavislumbróaFeltonquevolvíaasusitiorápidamenteparanoservistoporella.Entoncessearrojóderodillasysepusoarezar.-¡Diosmío,Diosmío!-dijo-.Vossabéisporquésantacausasufro;dadme,pues,lafuerzadesufrir.Lapuertaseabriósuavemente;lahermosasuplicantefingiónohaberoído,yconunavozllenadelágrimascontinuó:-¡Dios vengador, Dios de bondad! ¿Dejaréis que se cumplan los horriblesproyectosdeestehombre?SóloentoncesfingióellaoírelruidodelospasosdeFeltony,alzándoserápidacomo el pensamiento, se ruborizó como si tuviera vergüenza de haber sidosorprendidaderodillas.-Nomegustamolestaralosquerezan,señora-dijogravementeFelton;noosmolestéis,pues,pormí,oslosuplico.-¿Cómo sabéis que rezaba?Señor - dijoMilady, conunavoz ahogadapor lossollozos-,osequivocáis;señor,yonorezaba.-¿Pensáisacaso,señora-respondióFeltonconsumismavozgrave,aunqueconun acento más dulce - que me creo con derecho de impedir a una criaturaprosternarse ante su Creador? ¡No lo permita Dios! Por otra parte, elarrepentimientosientabienalosculpables;seaelquefuereelcrimenquehayacometido,unculpablealospiesdeDiosmeparecesagrado.-¡Culpableyo!-dijoMiladyconunasonrisaquehabríadesarmadoalangeldeljuicio final-. ¡Culpable! ¡Diosmío, tú sabesbien si lo soy!Si decísque estoycondenada, señor, sea en buena hora; pero ya lo sabéis Dios, que ama a los

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mártires,permiteque,aveces,secondenealosinocentes.-Si estuvierais condenada, si fueraismártir - respondió Felton-, razón demáspararezar,yyomismoosayudaríaconmisplegarias.-¡Oh! Vos sois justo - exclamóMilady, precipitándose a sus pies ; mirad, nopuedo resistir por más tiempo, porque temo que me falten las fuerzas en elmomentoenquetengaquesostenerlaluchayconfesarmife;escuchad,pues,lasúplicadeunamujerdesesperada.Osengañan,señor,peronosetratadeesto,noospidomásqueunagracia,ysimelaconcedéis,osbendeciréenestemundoyenelotro.-Habladconelseñor,señora-dijoFelton;afortunadamentenoestoyencargadoni de perdonar ni de castigar; y es alguien más alto que yo a quien Dios haconfiadoesaresponsabilidad.-Avos,no,sóloavos.Escuchadme,antesdecontribuiramiperdición,antesdecontribuiramiignominia.-Sihabéismerecidoesavergüenza,señora,sihabéisincurridoenesaignominia,hayquesufrirlaofreciéndolaaDios.-¡Qué decís! ¡Oh, nome comprendéis! Cuando yo hablo de ignominia, creéisquehablodeuncastigocualquiera,delaprisiónodelamuerte.¡Ojaláplazcaalcielo!¿Quémeimportanamílamuerteolaprisión?-Soyyoquienahoranooscomprende,señora.-Oquienfingenocomprenderme,señor-respondiólaprisioneraconunasonrisadeduda.-¡No,señora,porelhonordeunsoldado,porlafedeuncristiano!-¡Cómo!¿IgnoráislosdesigniosdelorddeWintersobremí?-Losignoro.-Imposible,soissuconfidente.-Yonomientonunca,señora.-¡Oh!Seescondedemasiadopocoparaquenoseleadivine.-Yonotratodeadivinarnada,señora;yoesperoqueseconfíeamí;yapartedeloqueantevosmehadicho,lorddeWinternadamehaconfiado.-Mas - exclamóMiladyconun increíble acentodeverdad-, ¿no sois, pues, sucómplice, no sabéis, pues, que él me destina a una vergüenza que todos loscastigosdelatierranopodríanigualarenhorror?-Osequivocáis,señora-dijoFeltonenrojecido;lorddeWinternoescapazdesemejantecrimen.«Bueno-dijoMiladyparasusadentros-,¡sinsaberloquees,lollamacrimen!»Yluego,envozalta:-Elamigodelinfameescapazdetodo.-¿Aquiénllamáisinfame?-preguntóFelton.

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-¿HayenInglaterradoshombresaquienunnombresemejantepuedaconvenir?-¿OsreferísaGeorgesVilliers?-dijoFelton,cuyasmiradasseinflamaron.-Aquienlospaganos,losgentilesylosinfielesllamanduquedeBuckingham-prosiguióMilady-. ¡No habría creído que hubiera un inglés en toda Inglaterraque necesitara una explicación tan larga para reconocer a aquel al que merefería!-LamanodelSeñorestáextendidasobreél-dijoFelton-,noescaparáalcastigoquemerece.Feltonnohacíasinoexpresarrespectoalduqueelsentimientodeexecraciónquetodos los ingleses habían consagrado a aquel a quien los mismos católicosllamaban el exactor, el concusionario, el disoluto, y a quien los puritanosllamabansimplementeSatán.-¡Oh,Diosmío,Diosmío! -exclamóMilady-.Cuandoossuplicoenviaraesehombreelcastigoqueleesdebido,sabéisquenoesporvenganzapropiaporloquelopersigo,sinoqueeslaliberacióndetodounpuebloloqueimploro.-¿Loconocéisentonces?-preguntóFelton.«Porfinmepregunta»,sedijoasímismaMiladyenelcolmodelaalegríaporhaberllegadotanprontoatangranresultado.-¡Oh! ¿Si lo conozco? ¡Claro que sí! ¡Para mi desgracia, para mi desgraciaeterna!YMiladysetorciólosbrazoscomollegadaalparoxismodeldolor.Feltonsintiósindudaensímismoquesufuerzaloabandonaba,ydioalgunospasoshacialapuerta; la prisionera, que no lo perdía de vista, saltó en su persecución y lodetuvo.-¡Señor!-exclamó-.Sedbueno,sedclemente,escuchadmiruego:esecuchilloque la fatalprudenciadelbarónmehaquitado,porquesabeelusoquequierohacerdeél.¡Oh,escuchadmehastaelfinal!¡Esecuchillodejádmelounmimutosolamente,porgracia,porpiedad!Abrazovuestras rodillas;mirad,cerraréis lapuerta,noesenvosenquienquierousarlo. ¡Dios!, envos, elúnico ser justo,buenoycompasivoqueheencontrado;envos,misalvadorquizá;unminuto,esecuchillo,unminuto,unosólo,yoslodevuelvoporelpostigodelapuerta;nadamás que un minuto, señor Felton, ¡y habréis salvado mi honor! -¡Mataros! -exclamó Felton con terror, olvidando retirar sus manos de las manos de laprisionera-.¡Mataros!-¡He dicho señor - murmuróMilady bajando la voz y dejándose caer abatidasobreelsuelo-,hedichomisecreto!Losabetodo,Diosmío,estoyperdida.Feltonpermanecíadepie,inmóvileindeciso.«Aúnduda-pensóMilady-,nohesidosuficientementeverdadera.»Seoyócaminarenel corredor;Milady reconocióelpasode lorddeWinter.

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Feltonloreconociótambiényseadelantóhacialapuerta.Miladyseabalanzó.-¡Oh!,niunapalabra-dijoconvozconcentrada-,niunapalabradecuantooshedichoaesehombre,oestoyperdida,yseréisvos,vos…Luego,comolospasosseacercaban,ellasecallópormiedoaquesuvozfueraoída,apoyandoconungestodeterrorinfinitosuhermosamanosobrelabocadeFelton.FeltonrechazósuavementeaMilady,quefueacaersobreunatumbona.LorddeWinterpasóantelapuertasindetenerse,yseoyóelruidodelospasosquesealejaban.Felton,pálidocomolamuerte,permanecióalgunosinstantesconeloídotensoyescuchando;luego,cuandoelruidosehuboapagadoporcompleto,respirócomounhombrequesaledeunsueño,yseprecipitófueradelahabitación.-¡Ah!-dijoMiladyescuchandoasuvezelruidodelospasosdeFelton,quesealejabanendirecciónopuestaalosdelorddeWinter-.¡Porfineresmío!Luegosufrenteseensombreció.-Si lehablaalbarón-dijo-,estoyperdida,porqueelbarón,quesabedesobraquenomemataré,mepondrádelantedeéluncuchilloenlasmanos,yélveráquetodaestagrandesesperaciónnoeramásqueunjuego.Fueasituarseanteelespejoysemiró:jamáshabíaestadotanbella.-¡Oh,sí-dijosonriendo-,peroélnohablará!Porlanoche,lorddeWintervinoconlacena.-Señor - le dijo Milady-, ¿vuestra presencia es un accesorio obligado de micautividad, o podríais ahorrarme ese aumento de torturas que causan vuestrasvisitas?-¡Cómo, querida hermana! - dijo de Winter-. ¿No me anunciasteissentimentalmente, con esa linda boca tan cruel hoy para mí, que veníais aInglaterraconelúnicofindevermeavuestrogusto,gocecuyaprivación,segúndecíais, sentíais tanto que lo arriesgasteis todo por eso: mareo, tempestad,cautividad?Pues bien, aquíme tenéis, quedad satisfecha; además, esta vezmivisitatieneunmotivo.Milady se estremeció, creyó que Felton había hablado; nunca en toda su vidaquizá aquella mujer, que había experimentado tantas emociones potentes yopuestas,habíasentidolatirsucorazóntanviolentamente.Estaba sentada; lord deWinter cogió un sillón, lo acercó a su ladoy se sentójuntoaella;luego,sacandodesubolsounpapelquedesplególentamente:-Mirad - ledijo-,queríamostrarosestaespeciedepasaportequeyomismoheredactado y que en adelante os servirá de número de orden en la vida queconsientoendejaros.Luego,volviendosusojosdeMiladyalpapel,leyó:

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«Ordendeconducira…»

-El nombre está en blanco - interrumpió lord de Winter-. Si tenéis algunapreferencia,indicádmela;ycontalqueseaaunmillardeleguasdeLondres,seharáavuestrogusto.Prosigo:

«Ordendeconducira…lacitadaCharlotteBackson,marcadaporlajusticiadelreinodeFrancia,masliberadaporelcastigo;permaneceráenesaresidencia,sinapartarsenuncadeellamásde tres leguas.Encasode tentativadeevasión, leserá aplicada la pena de muerte. Recibirá cinco chelines diarios para sualojamientoyalimentación.»-Esaordennomeconcierneamí-respondiófríamenteMilady-,porquellevaunnombredistintoalmío.-¡Unnombre!Pero¿esquetenéisuno?-Tengoeldevuestrohermano.-Os equivocáis, mi hermano sólo es vuestro segundo marido, y el primerotodavíavive.Decidmesunombrey lopondréenvezdelnombredeCharlotteBackson. ¿No? ¿No queréis?… ¿Guardáis silencio? ¡Está bien! Seréis inscritabajoelnombredeCharlotteBackson.Milady permaneció silenciosa; sólo que en esta ocasión no era ya por suafectación,sinopor terror;creyóquelaordenestabadispuestaaserejecutada:pensó que lord de Winter había adelantado su partida; creyó que estabacondenadaapartiraquellamismanoche.Ensumentetodolovio,pues,perdidodurante un instante cuando de pronto se dio cuenta de que la orden no estabaadornadaconningunafirma.La alegría que sintió ante este descubrimiento fue tan grande que no la pudoocultar.-Sí,sí-dijolorddeWinter,quesediocuentadeloqueellapensaba-.Sí,buscáislafirmayosdecís:notodoestáperdido,porqueeseactanoestáfirmada;meloenseñan para asustarme, eso es todò. Os equivocáis: mañana esta orden seráenviadaa lorddeBuckingham;pasadomañanavolverá firmadaporsupuñoyadornada con su sello, yveinticuatrohorasdespués, yde esoyo soyquienosresponde, recibirá suprincipiodeejecución.Adiós, señora, esoes todo loqueteníaquedeciros.-Y yo os responderé, señor, que ese abuso de poder y ese exilio bajo nombresupuestosonunainfamia.-¿Preferíssercolgadabajovuestroverdaderonombre,Milady?Yalosabéis,las

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leyes inglesas son inexorables cuando se abusa delmatrimonio; explicaos confranqueza: aunque mi nombre, o mejor el nombre de mi hermano, se hallemezcladoentodoesto,correréelriesgodelescándaloenunprocesopúblicocontaldeestarsegurodequealmismotiempomeverélibredevos.Miladynorespondió,perosetornópálidacomouncadáver.-¡Ah,yaveoquepreferíslaperegrinación!Divinamente,señora,yhayunviejoproverbio que dice que los viajes forman a la juventud. ¡A fe que no estáisequivocadadespuésdetodo:lavidaesbuena!Poresonomepreocupaquevosme la quitéis. Todavía queda por arreglar el asunto de los cinco chelines;memuestro algo parsimonioso, ¿no es as? Se debe a que no me preocupa quecorrompáis a vuestros guardianes. Además, siempre os quedarán vuestrosencantos para seducirlos. Usadlos si vuestro fracaso con Felton no os haasqueadodelastentativasdeesegénero.«Feltonnohahablado-sedijoMilady-,nadaestáperdidoaún.»-Yahora,señora,hastaluego.Mañanavendréparaanunciaroslapartidademimensajero.LorddeWinterselevantó,saludóirónicamenteaMiladyysalió.Miladyrespiró:todavía tenía cuatro días por delante; cuatro días le bastaban para terminar deseduciraFelton.Una idea terrible se le ocurrió entonces: que lord deWinter enviaría quizá alpropioFeltonahacerfirmarlaordenaBuckingham;deesasuerteFeltonseleescapaba, y para que la prisionera triunfase se necesitaba la magia de unaseduccióncontinua.Sin embargo, como hemos dicho, una cosa la tranquilizaba: Felton no habíahablado.NoquisoparecerconmocionadaporlasamenazasdelorddeWinter,sesentóalamesaycomió.Luego,comohabíahecholavíspera,sepusoderodillasyrepitióenvozaltasusoraciones. Como la víspera, el soldado dejó de caminar y se detuvo paraescucharla.Alpuntooyópasosmásligerosquelosdelcentinelaqueveníandelfondodelcorredoryquesedeteníanantesupuerta.-Esél-dijo.Y comenzó el mismo canto religioso que la víspera había exaltado tanviolentamenteaFelton.Mas, aunque su voz dulce, plena y sonora vibró más armoniosa y másdesgarradora que nunca, la puerta permaneció cerrada. En una de lasmiradasfurtivasquelanzabasobreunpequeñopostigo,leparecióaMiladyvislumbraratravésdelarejacerradalosojosardientesdeljoven;perofuerarealidadovisión,

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estavezéltuvosobresímismoelpoderdenoentrar.Sólo que instantes después de que ella terminara su canto religioso, Miladycreyóoírunprofundosuspiro;luegolosmismospasosquehabíaoídoacercarsesealejaronlentamenteycomoconpesar.

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55CapítuloCuartajornadadecautividad

Aldíasiguiente,cuandoFeltonentróenlahabitacióndeMilady,laencontródepie, subida sobre un sillón, teniendo entre susmanos una cuerda tejida con laayuda de algunos pañuelos de batista desgarrados en tiras trenzadas unas conotrasatadascaboconcabo;alruidoqueFeltonhizoalabrirlapuerta,ladysaltócon presteza al pie de su sillón, y trató de ocultar tras ella aquella cuerdaimprovisadaquesosteníaenlamano.Eljovenestabaaúnmáspálidoquedecostumbre,ysusojosenrojecidosporelinsomnioindicabanquehabíapasadounanochefebril.Sinembargo,sufrenteestabaarmadadeunaserenidadmásausteraquenunca.AvanzólentamentehaciaMilady,quesehabíasentado,ycogiendouncabodelatrenzaasesinaquepordescuido,oadredequizá,ellahabíadejadover:-¿Quéesesto,señora?-preguntófríamente.-¿Esto?Nada-dijoMiladysonriendoconesaexpresióndolorosaque tanbiensabíadarellaasusonrisa-.Elhastíoeselenemigomortaldelosprisioneros,meaburríaymehedivertidotrenzandoestacuerda.Feltondirigiólosojoshaciaelpuntodelmurodelahabitaciónanteelquehabíaencontrado aMiladydepie sobre el sillón enque ahora estaba sentada, y porencima de su cabeza divisó un gancho dorado, empotrado en el muro, y queservíaparacolgarbienlosuniformes,bienlasarmas.Temblaba, y la prisionera vio aquel temblor; porque aunque tuviera los ojosbajos,nadaseleescapaba.-¿Yquéhacéisdepiesobreesesillón?-preguntó.-¿Quéosimporta?-respondióMilady.-Deseosaberlo-contestóFelton.-Nomepreguntéis-dijolaprisionera;vossabéisdesobraqueanosotros,losverdaderoscristianos,nosestáprohibidomentir.-Puesbien -dijoFelton ;voyadeciros loquehacíais,omejor, loque ibaisahacer: ibais a acabar la obra fatal que alimentáis en vuestro espíritu; pensad,señora,quesinuestroDiosprohíbelamentira,prohíbemuchomásseveramenteaúnelsuicidio.

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-CuandoDiosveaunadeesascriaturasinjustamenteperseguida,colocadaentreel suicidio y el deshonor, creedme, señor, - respondióMilady con un tono deprofundaconvicción-,Diosleperdonaelsuicidio;porqueentonceselsuicidioeselmartirio.-Decís demasiado o demasiado poco; hablad, señora, en nombre del cielo,explicaos.-¿Queoscuentemisdesgraciasparaquelastratéisdefábulas?¿Queosdigamisproyectosparaquevayáisadenunciarlosamiperseguidor?No,señor.Además,¿qué os importa la vida o la muerte de una infeliz condenada? Vos noresponderéis más que de mi cuerpo, ¿no es as? Y con tal que presentéis uncadáver que sea reconocido por elmío, no se os exigirámás y quizá inclusotengáisrecompensadoble.-¡Yo,señora,yo!-exclamóFelton-.¿Suponerqueaceptaréelpremiodevuestravida?¡Oh,nopensáisenloquedecís!-Dejadmehacer,Felton,dejadmehacer-dijoMiladyexaltándose;todosoldadodebeserambicioso,¿noesas?Vossoisteniente;puesbien,seguiréismicortejoconelgradodecapitán.-Pero¿quéoshehechoyo-dijoFeltontrastornado-paraquemecarguéisconsemejanteresponsabilidadanteloshombresyanteDios?Dentrodealgunosdíasos marcharéis muy lejos de aquí, señora, vuestra vida no estará ya bajo micustodia,yentonces-añadióélconunsuspiro-haréisloquequeráis.-Osea - exclamóMiladycomosinopudiera resistir auna santa indignación-,vos,unhombrepiadoso,vosaquiensellamaunjusto,nopedísotracosa:noserinculpado,noserinquietadopormimuerte.-Yodebovelarporvuestravida,señora,yvelaréporella.-Mas¿comprendéislamisiónquecumplís?Cruelya,siyofueraculpable,¿quénombreledaríais,quénombreledaráelSeñorsisoyinocente?-Yosoysoldado,señora,ycumplolasórdenesqueherecibido.-¿CreéisqueeldíadeljuciofinalDiossepararálosverdugosciegosdelosjuecesinicuos?Vosnoqueréisqueyomatemicuerpo,yoshacéiselagentedequienquierematarmialma.-Pero,oslorepito-prosiguióFeltontranstornado-,ningúnpeligroosamenaza,yyorespondoporlorddeWintercomodemímismo.-¡Insensato! - exclamóMilady - Pobre insensato que se atreve a responder deotrohombrecuandolosmássabios,cuandolosmásgrandes,segúnDios,dudanen responderdeellosmismos,yque secolocaenelpartidomás fuerteymásfelizparaabrumaralamásdébilymásdesdichada.-Imposible,señora,imposible-murmuróFelton,queenelfondodesucorazónsentía la justicia de este argumento ; prisionera, no recuperaréis por mí lalibertad;viva,noperderéispormílavida.

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-Sí - exclamóMilady-, pero perderé lo que es mucho más caro que la vida,perderéelhonor,Felton,yseréisvos,vos,aquienyoharéresponsableanteDiosyanteloshombresdemivergüenzaydemiinfamia.EstavezFelton,pormásimpasiblequefueraoquefingieraser,nopudoresistiralainfluenciasecretaqueyasehabíaapoderadodeél:veraaquellamujertanhermosa, blanca como la más cándida visión, verla alternativamentedesconsolada y amenazadora, sufrir a la vez el ascendiente del dolor y de labelleza, era demasiado para un visionario, era demasiado para un cerebrominadoporlossueñosardientesdelafeextática,erademasiadoparauncorazóncorroídoa lavezporelamordelcieloqueabrasa,porelodiode loshombresquedevora.Miladyvio la turbación, sentíapor intuición la llamade laspasionesopuestasqueardíanconlasangreenlasvenasdeljovenfanático;ycomoungeneralhábilque,viendoalenemigodispuestoaretroceder,marchasobreéllanzandoelgritodevictoria,ellaselevantó,bellacomounasacerdotisaantigua,inspiradacomouna virgen cristiana, y con el brazo extendido, el cuello al descubierto, loscabellosesparcidos,reteniendoconunamanosuvestidopúdicamenterecogidosobre su pecho, la mirada iluminada por ese fuego que ya había llevado eldesordenalossentidosdeljovenpuritano,caminóhaciaél,exclamandoconunaire vehemente de su voz tan dulce, a la que, en aquella ocasión, prestaba unacentoterrible:

EntregaaBaalsuvíctima,arrojaalosleoneselmártir:¡Diosharáquetearrepientas!…Aélclamodesdeelabismo.

Feltonsedetuvoanteesteextrañoapóstrofe,comopetrificado.-¿Quiénsoisvos,quiénsoisvos? -exclamóél juntando lasmanos-.¿Soisunaenviada de Dios, sois un ministro de los infiernos, sois ángel o demonio, osllamáisEloahoAstarté?-¿Nomehasreconocido,Felton?Yonosoyniunángelniundemonio,soyunahijadelatierra,soyunahermanadetucreencia,esoestodo.-¡Sí,sil-dijoFelton-.Aúndudaba,peroahoracreo.-¡Creesy,sinembargo,ereselcómplicedeesehijodeBelialquesellamalorddeWinter! ¡Crees y, sin embargo, me dejas en manos de mis enemigos, delenemigodeInglaterra,delenemigodeDios!¡Creesy,sinembargo,meentregasa quien llena y mancilla el mundo con sus herejías y sus desenfrenos, a eseinfameSardanápaloaquienlosciegosllamanduquedeBuckinghamyaquien

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loscreyentesllamanelanticristo!-¿YoentregarosaBuckingham?¿Yo?¿Quédecís?-Tienenojos-exclamóMilady-ynoverán;tienenoídosynooirán.-Sí, sí - dijoFeltonpasándose lasmanospor la frente cubiertade sudor comoparaarrancardeellasuúltimaduda;sí,reconozcolavozquemehablaenmissueños: sí, reconozco los rasgos del ángel que se me aparece cada noche,gritandoamialmaquenopuededormir:«¡Golpea,salvaaInglaterra,sálvateatimismo,porquemorirássinhabercalmadoaDios!»¡Hablad,hablad!-exclamóFelton-.Ahorapuedocomprenderos.Undestello de alegría terrible, pero rápido como el pensamiento, brotó de losojosdeMilady.Porfugitivaquehubierasidoaquellaluzhomicida,Feltonlavioyseestremeciócomosiaquellaluzhubierailuminadolosabismosdelcorazóndeaquellamujer.Felton se acordó de pronto de las advertencias de lord de Winter, de lasseduccionesdeMilady,de susprimeras tentativasdesde su llegada; retrocedióun paso y bajó la cabeza, pero sin cesar de mirarla; como si, fascinado poraquellaextrañacriatura,susojosnopudierandesprendersedesusojos.Miladynoeramujercapazdeequivocarseencuantoalsentidodeaquelladuda.Bajo sus aparentes emociones su sangre fría no la abandonaba. Antes de queFeltonlehubierarespondidoydequeellasevieraobligadaaproseguiraquellaconversacióntandifícildesostenerenelmismoacentodeexaltación,dejócaersusmanosy,comosiladebilidaddelamujersesuperpusiesealentusiasmodelinstante:-Mas no - dijo-, no me toca a mí ser la Judith que libró a Betulia de esteHolofernes.LaespadadelEternoesdemasiadopesadaparamibrazo.Dejadme,pues,rehuireldeshonordelamuerte,dejadmerefugiarmeenelmartirio.Noospido ni la libertad, como haría un culpable, ni la venganza, como haría unapagana.Dejadmemorir,esoestodo.Ossuplico,osimploroderodillas:dejadmemorir,ymiúltimosuspiroseráunabendiciónparamisalvador.Ante esta voz dulce y suplicante, ante estamirada tímida y abatida, Felton seacercó. Poco a poco la encantadora se había revestido de aquellos adornosmágicosque seponíayquitabaavoluntad, esdecir, labelleza, ladulzura, laslágrimas y, sobre todo, el irresistible atractivo de la voluptuosidadmística, lamásdevoradoradelasvoluptosidades.-¡Ay! -dijoFelton-.Nopuedomásqueunacosa,compadecerossimeprobáisque sois unavíctima.Mas lorddeWinter tiene crueles quejas contravos.Vossois cristiana, soismi hermana en religión;me siento arrastradohacia vos, yoquenoheamadomásqueamibienhechor,yo,quenoheencontradoenlavidamásquetraidoreseimpíos.Perovos,señora,tanbellaenrealidad,tanpuraen

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apariencia,paraquelorddeWinterospersiga,habréiscometidoiniquidades.-Tienen ojos - repitió Milady con un acento indecible de dolor- y no verán;tienenoídosynooirán.-Entonces-exclamóeljovenoficial-hablad,hablad,pues.-¡Confiarosmivergüenza!-exclamóMiladyconelrubordelpudorenelrostro-.Porque a menudo el crimen de uno es la vergüenza del otro. ¡Confiaros mivergüenza a vos, un hombre; yo, una mujer! ¡Oh! - continuo ella llevandopúdicamentesumanosobresushermososojos-.¡Oh,jamás,jamáspodré!-¡Amí,aunhermano!-exclamóFelton.Milady lomiró largo tiempo con una expresión que el joven oficial tomó porduda, y que, sin embargo, no era más que una observación y, sobre todo,voluntaddefascinar.Felton,suplicanteasuvez,juntólasmanos.-Puesbien-dijoMilady-,mefíodemihermano,meatrevo.En ese momento se oyó el paso de lord deWinter; pero esta vez el terriblecuñado de Milady no se contentó, como había hecho la víspera, con pasardelantedelapuertayalejarse:sedetuvo,cambiódospalabrasconelcentinela,luegolapuertaseabrióyaparecióél.Mientras se habían cambiado esas dos palabras, Felton había retrocedidovivamente, y cuando lord de Winter entró, él estaba a algunos pasos de laprisionera.El barón entró lentamente y dirigió su mirada escrutadora de la prisionera aljovenoficial.-Hacemuchotiempo,John-dijo-,queestáisaquí.¿Oshacontadoesamujersuscrímenes?Entoncescomprendoladuracióndelaentrevista.Felton temblaba,yMiladysintióqueestabaperdidasinoacudíaenayudadelpuritanodesconcertado.-¡Ah! ¡Teméis que vuestra prisionera se os escape! - dijo ella-. Pues bien,preguntadavuestrodignocarceleroquégraciasolicitabadeélhaceuninstante.-¿Pedíaisunagracia?-dijoelbarónsuspicaz.-Sí,milord-replicóeljovenconfuso.-Yveamos,¿quégracia?-preguntólorddeWinter.-Uncuchilloqueellamedevolveráporelpostigounminutodespuésdehaberlorecibido-respondióFelton.-¿Hayaquí alguien escondido aquien estagraciosapersonaquieradegollar? -prosiguiólorddeWinterconsuvozburlonaydespreciativa.-Estoyyo-respondióMilady.-OshedadoaelegirentreAméricayTyburn-replicólorddeWinter;escogedTyburn,Milady:lacuerdaestodavíamásseguraqueelcuchillocreedme.

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Feltonpalidecióydiounpasoadelantepensandoque,enelmomentoenqueélhabíaentrado,Miladyteníaunacuerda.-Tenéisrazón-dijoésta-,yyahabíapensadoenello-luegoañadióconunavozsorda:lovolveréapensar.Felton sintió correr un estremecimiento hasta en la médula de sus huesos;probablementelorddeWinterpercibióestemovimiento.-Desconfía,John-dijo-.John,amigomío,meheapoyadoenti,tencuidado.¡Teheprevenido!Además,tenvalor,hijomío,dentrodetresdíasnosveremoslibresdeestacriatura,ydondelaenvíennoperjudicaráanadie.-¡Yalooís!-exclamóMiladyconescándalodetalformaqueelbaróncreyóqueellasedirigíaalcieloyqueFeltoncomprendióqueeraparaél.Feltonbajólacabezaymeditó.Elbaróntomóaloficialporelbrazovolviendolacabezasobresuhombro,afindenoperderdevistaaMiladyhastahabersalido.-Vamos,vamos-dijolaprisioneracuandolapuertasehubocerrado-,noestoytanadelantadacomocreía.Winterhacambiadosuestupidezordinariaporunaprudencia desconocida. ¡Lo que es el deseo de venganza, y cuánto forma alhombre ese deseo!En cuanto aFelton, duda. ¡Ay, no es un hombre como esemalditoD'Artagnan!Unpuritanonoadoramásquea lasvírgenes,y lasadorajuntando lasmanos.Unmosquetero ama a lasmujeres, y las ama juntado losbrazos.Sinembargo,Miladyesperóconimpaciencia,porquesospechabaquelajornadanopasaríasinvolveraveraFelton.Porfinunahoradespuésdelaescenaqueacabamosdecontar,oyóquesehablabaenvozbajajuntoalapuerta, luegoalpuntolapuertaseabrióyreconocióaFelton.El joven avanzó rápidamente por el cuarto, dejando la puerta abierta tras él yhaciendoseñalaMiladydecallarse;teníaelrostroalterado.-¿Quémequeréis?-dijoella.-Escuchad - respondió Felton en voz baja-, acabo de alejar al centinela parapoderpermaneceraquísinquesesepaquehevenido,parahablarossinquesepuedaoírloqueosdigo.Elbarónacabadecontarmeunahistoriaespantosa.Miladyadoptóunasonrisadevíctimaresignadaysacudiólacabeza.-Ovossoisundemonio-continuóFelton-,oelbarón,mibienhechor,mipadre,esunmonstruo.Osconozcodesdehacecuatrodías,leamoaéldesdehacediezaños;puedo,pues,dudarentrelosdos;noosasustéisdeloqueosdigo,necesitoestar convencido. Esta noche, después de las doce, vendré a veros, vos meconvenceréis.-No,Felton,no,hermanomío -dijoella-,el sacrificioesdemasiadogrande,ysiento cuántoos cuesta.No, estoyperdida, noos perdáis conmigo.Mimuerte

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serámuchomáselocuentequemivida,yelsilenciodelcadáverosconvencerámuchomejorquelaspalabrasdelaprisionera.-Callaos,señora-exclamóFelton-,ynomehabléisasí;hevenidoparaquemeprometáisbajopalabradehonor,paraquemejuréisporlomássagradoparavosquenoatentaréiscontravuestravida.-No quiero prometer - dijo Milady - porque nadie más que yo respeta eljuramentoy,siprometiera,tendríaquecumplirlo.-¡Pues bien! - dijo Felton-. Comprometeos sólo hasta elmomento en quemevolváis a ver. Si cuando me hayáis vuelto a ver persistís aún, ¡pues bien!,entoncesseréislibre,yyomismoosdaréelarmaquemehabéispedido.-¡Deacuerdo!-dijoMilady-.Esperaréporvos.-Juradlo.-LojuropornuestroDios.¿Estáiscontento?-Bien-dijoFelton;hastaestanoche.Yseprecipitó fueradelcuarto,volvióacerrar lapuertayesperófuera,conelespontón del soldado en la mano, como si hubiera montado la guardia en sulugar.Unavezvueltoelsoldado,Feltonledevolvióelarma.Entonces, a través del postigo al que se había acercado,Milady vio al jovenpersignarse conun fervordelirante a irsepor el corredor conun transporte dealegría.Encuantoaella,volvióasupuestoconunasonrisadesalvajedesprecioensuslabios,yrepitióblasfemandoesenombreterribledeDiosporelquehabíajuradosinhaberaprendidonuncaaconocerlo.-¡MiDios!-dijoella-.¡Fanáticoinsensato!¡MiDiossoyyo,yo,yélquienmeayudaráavengarme!

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56CapítuloQuintajornadadecautividad

Milady había llegado a lamitad del triunfo y el éxito obtenido redoblaba susfuerzas.Noeradifícilvencer,comolohabíahechohastaentonces,ahombresprontosadejarseseduciryaquieneslaeducacióngalantedelacortearrastrabaprontoalatrampa;Miladyerabastantehermosaparanoencontrarresistenciadepartedelacarne, y era bastante hábil para pasar por encima de todos los obstáculos delespíritu.Mas esta vez tenía que luchar contra una naturaleza salvaje, concentrada,insensible a fuerza de austeridad; la religión y la penitencia habían hecho deFelton un hombre inaccesible a las seducciones corrientes. Daba vueltas enaquellacabezaexaltadaaplanestanvastos,aproyectostantumultuosos,quenoquedabaenellasitioparaningúnamor,decaprichoodemateria,esesentimientoquesenutredeocioycrececon lacorrupción.Miladyhabíaabiertopor tantobrecha,consufalsavirtud,enlaopinióndeunhombrehorriblementeprevenidocontraella,yconsubellezaenelcorazónylossentidosdeunhombrecastoypuro. Finalmente, se había mostrado a sí misma la medida de sus medios,desconocidospara ellamismahasta entonces,mediante esta experienciahechasobreelsujetomásrebeldeque lanaturalezay la religiónpodíansometerasuestudio.Sinembargo,durantelaveladamuchasveceshabíadesesperadoelladeldestinoydesímisma;noinvocabaaDios,yalosabemos,peroteníafeenelgeniodelmal,esainmensasoberaníaquereinaentodoslosdetallesdelavidahumana,yalaque,comoenlafábulaárabe,ungranodegranadalebastaparareconstruirunmundoperdido.Milady,bienpreparadapararecibiraFelton,pudomontarsusbateríasparaeldíasiguiente.Sabíaqueno lequedabanmásquedosdías,queunavez firmada laordenporBuckingham(yBuckinghamlafirmaríatantomásfácilmentecuantoquelaordenllevabaunnombrefalso,yquenopodríaélreconoceralamujerdeque se trataba), una vez firmada aquella orden, decíamos, el barón la haríaembarcar inmediatamente, y sabía también que las mujeres condenadas a la

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deportación usan armas mucho menos poderosas en sus seducciones que laspretendidas mujeres virtuosas cuya belleza ilumina el sol del mundo, cuyoespíritualabalavozdelamodayunreflejodearistocraciaadoraconsuslucesencantadas. Ser unamujer condenada a una penamiserable a infamante no esimpedimento para ser bella, pero es un obstáculo para volverse alguna vezpoderosa.Como todas lasgentesdemérito real,Miladyconocía elmedioqueconveníaasunaturaleza,asusrecursos.Lapobrezalerepugnaba,laabyeccióndisminuíadosterciosdesugrandeza.Miladynoerareinasinoentrelasreinas;su dominación necesitaba el placer del orgullo satisfecho. Mandar a seresinferioreseraparaellamásunahumillaciónqueunplacer.Desde luego,habríavueltode su exilio, esono lodudabani un instante; pero¿cuántotiempopodríadurareseexilio?Paraunanaturalezaactivayambiciosacomo la deMilady, los días que uno no se ocupa en subir son días nefastos.¡Piénsese,pues,cuáleslapalabraconquedebendenominarselosdíasqueunoempleaendescender!Perderunaño,dosaños,tresaños;esdecir,unaeternidad,volvercuandoD'Artagnan,felizytriunfante,hubierarecibidodelareina,juntocon sus amigos, la recompensa que se habían granjeado de sobra con losservicios quehabíanprestado: era ésta unade esas ideas devoradoras queunamujercomoMiladynopodíasoportar.Porlodemás,latormentaquebramabaenella duplicaba su fuerza, y habría hecho estallar losmuros de su prisión si sucuerpohubierapodidotomarporunsoloinstantelasproporcionesdesuespíritu.Luego,loqueenmediodetodoestolaaguijoneabaeraelrecuerdodelcardenal.¿Qué debía pensar, qué debía decir de su silencio el cardenal, desconfiado,inquieto,suspicaz;elcardenal,nosólosuúnicoapoyo,suúnicosostén,suúnicoprotectorenelpresente,sinoademáselprincipalinstrumentodesufortunaydesu venganza futura? Ella lo conocía, ella sabía que a su retraso tras un viajeinútil, pormás que arguyese la prisión, pormás que exaltase los sufrimientossoportados, el cardenal respondería con aquella calma burlona del escépticopotente a lavezpor la fuerzaypor elgenio:«¡No teníaisquehaberosdejadocoger!»Entonces Milady reunía toda su energía, murmurando en el fondo de supensamientoelnombredeFelton,elúnicodestellode luzquepenetrabahastaella en el fondo del infierno en que había caído; y como una serpiente queenrolla y desenrolla sus anillos para darse ella misma cuenta de su fuerza,envolvía de antemano a Felton en los mil repliegues de su imaginacióninventiva.Sinembargoeltiempotranscurría,lashoras,unastrasotras,parecíandespertarlacampanaalpasar,ycadagolpedelbadajodebroncerepercutíaenelcorazóndelaprisionera.Alasnueve,lorddeWinterhizosuvisitaacostumbrada,miróla

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ventanaylosbarrotes,sondeóelsueloylosmuros,inspeccionólachimeneaylas puertas sin que durante esta larga yminuciosa inspección ni él niMiladypronunciasenunasolapalabra.Indudablementelosdoscomprendíanquelasituaciónsehabíavueltodemasiadograveparaperdereltiempoenpalabrasinútilesyencólerassinefecto.-Vamos,vamos-dijoelbarónaldejarla-,¡estanochetodavíanoescaparéis!AlasdiezvinoFeltonacolocaruncentinela;Miladyreconociósupaso.Ahoraloadivinabaella comounaamante adivinaeldel amadode su corazón,y, sinembargo,Miladydetestabaydespreciabaalavezaaqueldébilfanático.Noeralahoraconvenida,Feltonnoentró.Doshorasdespués,ycuandodabanlasdoce,elcentinelafuerelevado.Esta vez sí era la hora; por eso, a partir de ese momentoMilady esperó conimpaciencia.Elnuevocentinelacomenzóapasearseporelcorredor.AlcabodediezminutosllegóFelton.Miladyprestóoído.-Escucha - dijo el joven al centinela - no te alejes de este puesto bajo ningúnpretexto,porquesabesquelanochepasadaunsoldadofuecastigadopormilordpor haber dejado su puesto un instante, aunque fui yo quien, durante su cortaausencia,vigilóensupuesto.-Sí,losé-dijoelsoldado.-Terecomiendo,por tanto, lamásexactavigilancia.Yo-añadió-voyaentrarparainspeccionarporsegundavezlahabitacióndeestamujer,quesegúntemotienesiniestrosproyectoscontrasímismayalacualherecibidoordendecuidar.-Bueno-murmuróMilady-,¡yatenemosalausteropuritanomintiendo!Encuantoalsoldado,secontentóconsonreír.-¡Diantre!Mi teniente - dijo-, no sois tan desgraciado por estar encargado desemejantes comisiones, sobre todo si milord os autoriza a mirar hasta en sucama.Feltonseruborizó;encualquierotracircunstanciahubierareprendidoalsoldadoquesepermitíasemejantebroma;perosuconcienciamurmurabademasiadoaltoparaquesubocaosasehablar.-Sillamo-dijo-,ven;igualquesialguienviene,llámame.-Sí,miteniente-dijoelsoldado.FeltonentróenlahabitacióndeMilady.Miladyselevantó.-¿Yaestáisaquí?-dijoella.-Oshabíaprometidovenir-dijoFelton-yhevenido.-Mehabíaisprometidootracosaademás.-¿Qué?¡Diosmío!-dijoeljovenque,peseasudominiosobresímismo,sentía

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susrodillastemblarycomenzarabrotarelsudorensufrente.-Habíaisprometidotraermeuncuchilloydejármelotrasnuestraconversación.-Nohabléisdeeso,señora-dijoFelton-nohaysituaciónpor terriblequeseaqueautoriceaunacriaturadeDiosadarse lamuerte.He reflexionadoquenodebohacermenuncaculpabledesemejantepecado.-¡Ah,habéis reflexionado! - dijo laprisionera sentándose en su sillón conunasonrisadedesdén-.Tambiényohereflexionado.-¿Enqué?-Enqueyonoteníanadaquedeciraunhombrequenomanteníasupalabra.-¡Diosmío!-murmuróFelton.-Podéisretiraros-dijoMilady-,nohablaré.-¡Aquíestáelcuchillo!-dijoFeltonsacandodesubolsilloelarmaquesegúnsupromesahabíatraído,peroquedudabaenentregarasuprisionera.-Veámoslo-dijoMilady.-¿Quévaisahacer?-Palabradehonor,os lodevuelvoalmomento; lopondré sobre lamesayvosquedaréisentreélyyo.FeltontendióelarmaaMilady,queexaminóatentamentesutempleyprobólapuntaenelextremodesudedo.-Bien-dijoelladevolviendoelcuchilloaljovenoficial-,esunbuenacero;soisunfielamigo,Felton.Feltoncogióelarmaylapusosobrelamesacomoacababadeseracordadoconsuprisionera.Miladylosiguióconlosojosehizoungestodesatisfacción.-Ahora-dijoella-,escuchadme.La recomendaciónera inútil: el jovenoficial estabadepie ante ella esperandosuspalabrasparadevorarlas.-Felton-dijoMiladyconunaseveridadllenademelancolía-,Felton,sivuestrahermana, lahijadevuestropadre,osdijera:«Jovenaún,bastantehermosapordesgracia,mehicieroncaerenunatrampa,resistí;semultiplicaronentornomíolasemboscadas,resistí;seblasfemólareligiónalaquesirvo,alDiosqueadoro,porquellamabaenmiayudaaeseDiosyaesareligión,resistí;entoncessemeprodigaron losultrajes,ycomonopodíanperdermialma,quisieronmancillarmicuerpoparasiempre;finalmente…»Miladysedetuvo,yunasonrisaamargapasóporsuslabios.-Finalmente-dijoFelton-,finalmente,¿quéhanhecho?-Finalmente, una noche decidieron paralizar esa resistencia que no se podíavencer: una nochemezclaron enmi agua un poderoso narcótico; apenas hubeacabadomicena,mesentícaerpocoapocoenunentumecimientodesconocido.

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Aunque no sintiese desconfianza, un temor vago se apoderó demí y traté delucharcontraelsueño;melevanté,quisecorreralaventana,pedirsocorro,peromis piernas se negaron a llevarme;me parecía que el techo bajaba contramicabezaymeaplastabaconsupeso;tendílosbrazos,tratédehablar,nopudemásque lanzar sonidos inarticulados;unembotamiento irresistible seapoderabademí,meagarréaunsillón,sintiendoqueibaacaer,masprontoaquelapoyofueinsuficiente parami brazos débiles, caí sobre una rodilla, luego sobre las dos;quisegritar,milenguaestabahelada;Diosnomevionimeoyósinduda,ymedeslizé por el suelo, presa de un sueño que se parecía a la muerte. De todocuanto pasó en este sueño y del tiempo que transcurrió durante su duración,ningúnrecuerdotengo;laúnicacosaquerecuerdoesquemedespertéacostadaenuna habitación redonda cuyomoblaje era suntuoso, y en la que la luz sólopenetrabaporunaaberturadel techo.Porlodemás,ningunapuertaparecíadarentradaaella:sehubieradichounaprisiónmagnífica.Pasémuchotiempohastaquepudedarmecuentadel lugarenquemeencontrabayde todos losdetallesque cuento, mi espíritu parecía luchar inútilmente para sacudir las pesadastinieblasdeaquelsueñoalquenopodíaarrancarme;teníapercepcionesvagasdeunespaciorecorrido,delarodaduradeuncoche,deunsueñohorribleenelquemisfuerzasseagotarían;perotodoaquelloeratansombríoytanindistintoenmipensamiento,queestossucesosparecíanperteneceraotravidadistintaalamíay,sinembargo,mezcladaalamíaporunafantásticadualidad.Aveces,elestadoen queme encontrabame pareció tan extraño, que creí que era un sueño.Melevantévacilante,misvestidosestabanjuntoamí,sobreunasilla:norecordabanihabermedesnudadonihabermeacostado.Entoncespocoapocolarealidadsepresentóamíllenadepúdicosterrores:yonoestabayaenlacasaenquevivía;porloquepodíajuzgarporlaluzdelsol,habíantranscurridoyadosterciosdeldía;habíadormidodesdelavigiliahastalanoche;misueñohabíadurado,pues,casiveinticuatrohoras.¿Quéhabíapasadoduranteaquellargosueño?Mevestítan rápidamente como me fue posible. Todos mis movimientos lentos yembotadosatestiguabanquelainfluenciadelnarcóticonosehabíadisipadoaúnpor completo.Por lodemás, aquel cuarto estaba amuebladopara recibir aunamujer; y la coquetamás acabadanohabría tenidoun solodeseoque formularque, paseando su mirada por el cuarto, no hubiera visto completamentecumplido.Desdeluegonoerayolaprimeracautivaquesehabíavistoencerradaen aquella espléndida prisión; pero como comprenderéis, Felton, cuanto másbellaeralaprisión,másmiedomedaba.Sí,eraunaprisiónporquetratéenvanodesalirdeella.Tanteé todos losmurosconobjetodedescubrirunapuerta:entodas las partes losmurosdevolvieronun sonidoplanoy sordo.Quizáquinceveces di la vuelta a aquella habitación, buscando una salida cualquiera: no la

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había; caí agotada de fatiga y de terror en un sillón. Durante este tiempo, lanocheseacercabarápidamenteyconlanocheaumentabanmisterrores:nosabíasi debía quedarme donde estaba sentada; me parecía que estaba rodeada depeligros desconocidos en los que iba a caer a cada Paso. Aunque no hubiesecomidonadadesdelavíspera,mistemoresmeimpedíansentirhambre.Ningúnruidode fuera,quemepermitiesemedirel tiempo, llegabahastamí;presumíasóloquepodíanserdelassietealasochodelanoche;porqueestábamosenelmesdeoctubre,ylaoscuridaderatotal.Depronto,elchirridodeunapuertaquegirasobresusgoznesmehizotemblar;unglobodefuegoaparecióencimadelaaberturaguarnecidadevidriosdeltechoarrojandounavivaluzenmihabitaciónyvislumbréconterrorqueunhombreestabadepieaalgunospasosdemí.Unamesa con dos cubiertos, con una cena totalmente preparada, se había alzadocomo pormagia enmedio del cuarto.Aquel hombre era el queme perseguíadesde hacía un año, el que había juradomi deshonor y el que, a las primeraspalabrasquesalierondesuboca,mehizocomprenderquelohabíacumplidolanocheanterior.-¡Infame!-murmuróFelton.-¡Oh,sí, infame!-exclamóMiladyviendoel interésqueel jovenoficial,cuyaalmaparecíasuspendidadesuslabios,setomabaenesteextrañorelato-.¡Oh,sí,infame!Habíacreídoquelebastabaconhabertriunfadodemíenmisueñoparaquetodoestuviesedicho;veníaesperandoqueyoaceptaríamivergüenza,puestoquemivergüenzaestabaconsumada;veníaaofrecermesufortunaacambiodemi amor. Todo cuanto el corazón de una mujer puede contener de soberbiodesprecioydepalabrasdesdeñosasloarrojésobreaquelhombre;sindudaestabahabituadoareprochessemejantesporquemeescuchótranquilo,sonrienteyconlos brazos cruzados sobre el pecho; luego, cuando creyó que yo había dichotodo,seadelantóhaciamí:yosaltéhacia lamesa,cogíuncuchilloy loapoyésobremipecho.«Dadunpasomás-ledije-yademásdemideshonortendréistambiénmimuertequereprocharos.»Sinduda,enmimirada,enmivoz,entodami persona había esa verdad de gesto, de ademán y de acento que lleva laconviccióna lasalmasmásperversas,porquesedetuvo.«¡Vuestroamor!-medijo-.¡Oh,no!Soisunaamanteencantadoraparaqueconsientaenperderosasí,despuésdehaber tenido ladichadeposeeros,una solavez solamente. ¡Adiós,hermosa! Esperaré para volver a visitaros a que estéis en mejoresdisposiciones.>»Trasestaspalabras,silbó;elglobodellamaqueiluminabamihabitaciónsubióydesapareció;volvíaencontrarmeenlaoscuridad.Elmismoruidodeunapuertaqueseabreysecierrasereprodujouninstantedespués,elglobo resplandeciente descendió de nuevo y volví a encontrarme sola. Aquelmomentofuehorrible;siaúnteníaalgunasdudassobremidesdicha,esasdudas

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se habían desvanecido en una desesperante realidad: estaba en poder de unhombrealqueno sólodetestaba sinoalquedespreciaba;unhombrecapazdetodoyqueyamehabíadadounapruebafataldealoquepodíaatreverse.-Mas¿quiéneraesehombre?-preguntóFelton.-Pasé la noche en una silla, estremeciéndome almenor ruido; porque amedianochemás omenos, la lámpara se había apagado, y yo yame había vuelto aencontrar en la oscuridad. Mas la noche pasó sin nuevas tentativas de miperseguidor.Llegóeldía, lamesahabíadesaparecido;sóloqueyoteníaaúnelcuchillo en lamano.Aquel cuchillo era todami esperanza.Yo estaba rota defatiga;elinsomnioquemabamisojos;nomehabíaatrevidoadormirniunsoloinstante: el díame tranquilizó, fui a echarme sobremi cama sin abandonar elcuchilloliberadorqueocultébajomialmohada.Cuandomedesperté,unanuevamesaestabaservida.Estavez,peseamisterrores,apesardemisangustias,sehizo sentir un hambre devoradora; hacía cuarenta y ocho horas que no habíatomado ningún alimento: comí pan y algunas frutas; luego, acordándome delnarcóticomezcladoalaguaquehabíabebido,notoquélaqueestabaenlamesayfuiallenarmivasoenunafuentedemármoladosadaalmuro,encimademilavabo.Sinembargo,peseaestaprecaución,nopermanecímenostiempoenunaangustia horrorosa; pero mis temores no estaban fundados esta vez: pasé lajornadasinexperimentarnadaquesepareciesealoquetemía.Habíatenidolaprecaución de vaciar a medias la jarra para que no se dieran cuenta de midesconfianza.Llególanoche,yconellalaoscuridad;sinembargo,porprofundaquefuese,misojoscomenzabanahabituarseaella;vienmediodelastinieblashundirselamesaenelsuelo;uncuartodehoradespuésreaparecióconmicena;un instante después, gracias a lamisma lámpara,mi habitación se iluminó denuevo. Estaba resuelta a no comermás que objetos a los que fuera imposiblemezclarningúnsomnífero:doshuevosyalgunasfrutascompusieronmicomida;luego fui a tomar un vaso de agua de mi fuente protectora y lo bebí. A losprimerossorbos,meparecióquenoteníaelmismogustoqueporlamañana:unasospecharápidaseapoderódemí,medetuve,peroyahabíatragadomediovaso.Tiréelrestoconhorror,yesperé,conelsudordelespantoenlafrente.Sinduda,algún invisible testigomehabíavisto tomarelaguadeaquella fuente,yhabíaaprovechadomiconfianzaparaasegurarmejormipérdidatanfríamenteresuelta,tan cruelmente perseguida. No había transcurrido media hora cuando seprodujeron losmismos síntomas; sólo que como aquella vez no había bebidomás que medio vaso de agua, luché más tiempo, y en lugar de dormirmecompletamente, caí en un estado de somnolencia queme dejaba sentir lo quepasabaentornomío,alavezquemequitabalafuerzadedefendermeodehuir.Mearrastréhaciamicama,parabuscarallílaúnicadefensaquemequedaba,mi

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cuchillosalvador;peronopudellegarhastalacabecera:caíderodillas,conlasmanosaferradasaunadelascolumnasdelpie;entoncescomprendíqueestabaperdida.Felton palideció horrorosamente, y un estremecimiento convulsivo corrió portodosucuerpo.-Y lo que era más horroroso - continuó Milady con la voz alterada como sihubieraexperimentadoaúnlamismaangustiaqueenaquelmomentoterrible-esqueaquellavezyo tenía concienciadelpeligroquemeamenazaba; esquemialma,puedodecirlo,velabaenmicuerpoadormecido;esqueyoveía,esqueoía;esciertoquetodoaquelloeracomounsueño,peronoporellomenosespantoso.Vilalámparaqueascendíayquepocoapocomedejabaenlaoscuridad;luegooíelchirridotanbienconocidodeaquellapuerta,aunqueaquellapuertasólosehubiera abierto dos veces. Sentí instintivamente que alguien se acercaba amí;dicen que el desgraciado perdido en los desiertos de América siente de estemodo la cercanía de la serpiente. Quería hacer un esfuerzo, trataba de gritar;gracias a una increíble energía de voluntad me levanté, para volver a caer alpunto…yvolveracaerenlosbrazosdemiperseguidor.-Decidme,pues,¿quiéneraesehombre?-exclamóeljovenoficial.Milady vio de una sola mirada todo el sufrimiento que inspiraba a Felton,sopesándolo en cada detalle de su relato; pero no quería hacerle gracia deninguna tortura. Con mayor profundidad le rompería el corazón, con mayorseguridad la vengaría. Ella continuó, pues, como si no hubiera oído suexclamación,ocomosihubierapensadoquenohabíallegadoaúnelmomentoderesponderaella.-Sóloqueaquellavezel infameteníaquehabérselasnoyaconunaespeciedecadáverinerte,sinningúnsentimiento.Yaoslohedicho:aunquenoconseguíarecuperarelejerciciocompletodemisfacultades,mequedabaelsentimientodemipeligro:luchaba,pues,contodasmisfuerzas,y,sinduda,pesealodebilitadaque estaba, oponía una larga resistencia, porque lo oí exclamar: «¡Estasmiserables puritanas! Sabía que cansan a sus verdugos, pero las creía menosfuertes contra sus seductores.» ¡Ay! Aquella resistencia desesperada no podíadurarmuchotiempo,sentíquemisfuerzasseagotaban;yestaveznofuedemisueñodeloqueelcobardeseaprovechó,fuedemidesvanecimiento.Feltonescuchabasinhaceroírotracosaqueunaespeciederugidosordo;sóloelsudor corría sobre su frente de mármol, y su mano oculta bajo su uniformedesgarrabasupecho.-Mi primer movimiento al volver en mí fue buscar bajo mi almohada aquelcuchilloquenohabíapodidoalcanzar;sinohabíaservidoparaladefensapodíaserviralmenosparalaexpiación.Peroalcogeraquelcuchillo,Felton,mevino

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unaideaterrible.Hejuradodecíroslotodoyoslodirétodo;osheprometidolaverdad,ladiréaunquemepierda.-Osvinolaideadevengarosdeaquelhombre,¿noeseso?-exclamóFelton.-¡Pues, sí! -dijoMilady-.Aquella ideanoeradecristiana, lo sé; sindudaeseeternoenemigodenuestraalma,eseleónquerugesincesarentornodenosotroslasoplabaamiespíritu.Enfin,¿quépuedodecirosFelton?-continuóMiladyconel tonodeunamujerque se acusadeun crimen-.Mevino esa ideay sindudayanomedejó.Hoyllevoelcastigodeesepensamientohomicida.-Continuad,continuad-dijoFelton-,tengoprisaporverosllegaralavenganza.-¡Oh!Resolvíqueteníaquellegarloantesposible,nodudabadequeélvolveríaalanochesiguiente.Poreldíanoteníanadaquetemer.Poreso,cuandovinolahora del almuerzo, no dudé en comer y beber: estaba resuelta a fingir quecenaba,peronotomaríanada;debíaportanto,combatirmediantelanutricióndelamañanaelayunodeÌanoche.Sóloqueocultéunvasodeaguasustraídaamidesayuno,dadoquehabíasidolasedlaquemásmehabíahechosufrircuandohabíapermanecidocuarentayochohorassinbebernicomer.Eldíatranscurriósin tenerotra influenciasobremíqueafirmarmeen la resolución tomada:sóloquetuvecuidadodequemirostronotraicionaseennadaelpensamientodemicorazón,porquenodudabadequeeraobservada;variasvecesinclusosentíunasonrisa en mis labios. Felton, no me atrevo a deciros ante qué idea sonreía,sentiríaishorrordemí…-Continuad,continuad-dijoFelton-,yaveisqueescuchoyquetengoprisaporllegar.-Llególanoche, losacontecimientoshabitualesseprodujeron;en laoscuridad,como de costumbre, fue servida mi cena, luego la lámpara se iluminó, y mesentéalamesa.Comísóloalgunasfrutas:fingíquemeservíaaguadelajarra,pero sólo bebí de la que había conservado en mi vaso; la sustitución, por lodemás, fue hecha con lamaña suficiente para quemis espías, si los tenía, noconcibiesen sospecha alguna. Tras la cena, ofrecí las mismas señales deembotamiento que la víspera; pero esta vez, como si sucumbiese a la fatiga ocomo si me familiarizase con el peligro, me arrastré hacia la cama a hicesemblantedeadormecerme.Enestaocasiónhabíaencontradomicuchillobajolaalmohaday,altiempoquefingíadormir,mimanoapretabaconvulsivamentelaempuñadura.Transcurrieron dos horas sin que ocurriese nada nuevo. ¡Aquellavez,Diosmío!¡Quiénmehubieradichoestolavíspera:comenzabaatemerqueno viniese! Por fin, vi la lámpara elevarse suavemente y desaparecer en lasprofundidades del techo; mi habitación se llenó de tinieblas, pero hice unesfuerzoporhoradarconlamiradalaoscuridad.Aproximadamentepasarondiezminutos.Nooíayootroruidoqueeldellatidodemicorazón.Yoimplorabaal

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cieloparaqueviniese.Porfinoíelruidotanconocidodelapuertaqueseabríayvolvíaacerrarse;oí,pesealespesordelaalfombra,unpasoquehacíachirriarelsuelo;vi,pesealaoscuridad,unasombraqueseacercabaamicama.-¡Daos prisa daos prisa! - dijo Felton-. ¿No veis que cada una de vuestraspalabrasmequemacomoplomoderretido?-Entonces - continuóMilady - entonces reuní todasmis fuerzas,meacordédequeelmomentodelavenganza,o,mejordicho,delajusticiahabíasonado;meconsiderabaotraJudith;merecogísobremímisma,conmicuchilloenlamano,y cuando lo vi junto a mí tendiendo los brazos para buscar a su víctima,entonces,conelúltimogritodeldolorydeladesesperación,legolpeéenmediodelpecho.¡Miserable!¡Lohabíaprevistotodo:supechoestabacubiertodeunacotademalla!Elcuchilloseembotó.«¡Ay,ay!-exclamócogiéndomeelbrazoyarrancándomeelarmaquetanmalmehabíaservido-.¡Queréismivida,hermosapuritana!Masestoesmásqueodio,estoesingratitud.¡Vamos,vamos,calmaos,calmaos, niña mía! Había creído que os habíais dulcificado. No soy de esostiranosqueconservanlasmujeresporlafuerza:nomeamáis,dudabadeelloconmifatuidadordinaria;ahoraestoyconvencido.Mañanaseréislibre.»Yonoteníamásqueundeseo:eraquemematase.«¡Tenedcuidado!-ledije-.Milibertadesvuestrodeshonor.Sí,porqueapenassalgadeaquídirétodo,dirélaviolenciaquehabéisusadocontramí,dirémicautividad.Denunciaréestepalaciodeinfamia;estáis colocadomuyalto,milord,mas temblad.Por encimadevos está el rey,por encima del rey está Dios.» Por dueño que pareciese de sí mismo, miperseguidordejótraslucirunmovimientodecólera.Yonopodíaverlaexpresióndesurostro,perohabíasentidoestremecersesubrazosobreelqueestabapuestami mano. «Entonces, no saldréis de aquí», dijo. «¡Bien, bien! - exclamé yo.Entoncesellugardemisuplicioserátambiéneldemitumba.Yomoriréaquíyya veréis si un fantasma que acusa no es más terrible aún que un vivo queamenaza.»«No seos dejará ningún arma.»«Hayunaque la desesperaciónhapuesto al alcance de toda criatura que tenga el valor de servirse de ella. Medejarémorirdehambre.»«Veamos-dijoelmiserable-,¿novalemáslapazqueunaguerracomoésta?Osdevuelvo la libertadahoramismo,osproclamounavirtud,osdenomino laLucreciadeInglaterra.»«Yyo,yodigoquevossoisSextus,yoosdenuncioalos hombres como os he denunciado ya a Dios; y si hace falta que, comoLucrecia, firmemi acusación conmi sangre, la firmaré.» «¡Ah, ah! - dijomienemigoenuntonoburlón-.Entoncesesdistinto.Afequeafindecuentasestáisbienaquí:nadaosfaltará,ysiosdejáismorirdehambre,seráculpavuestra.» Tras estas palabras se retiró, oí abrirse y volverse a cerrar la puerta ypermanecíabismada,menosaún,loconfieso,enmidolorqueenlavergüenzade

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no haberme vengado. Mantuvo su palabra. Todo el día, toda la nochetranscurrieronsinquevolvieseaverlo.Peroyotambiénmantuvemipalabra,yno comí ni bebí; como le había dicho, estaba resuelta a dejarme morir dehambre.Paséeldíaylanocherezando,porqueesperabaqueDiosmeperdonasemisuicidio.Lasegundanochelapuertaseabrió;estabatumbadaenelsuelo,lasfuerzascomenzabanaabandonarme.Anteelruido,melevantésobreunamano.«Ybien -medijo una voz que vibraba de una formademasiado terrible amioído para que no la reconociese ; y bien, nos hemos dulcificado un poco, ypagaremos nuestra libertad con la sola promesa del silencio.Mirad, soy buenpríncipe - añadió-, y aunque nomegustan los puritanos, les hago justicia, asícomo a las puritanas, cuando son hermosas. Vamos, hacedme un pequeñojuramentosobrelacruz,noospidomás.» «¡Sobre la cruz! - exclamé yo levantándome, porque al oír aquella vozaborrecidahabíavueltoaencontrartodasmisfuerzas-.¡Sobrelacruz!Juroqueningunapromesa,ningunaamenaza,ningunatorturamecerrarálaboca.¡Sobrelacruz!Jurodenunciarosportodaspanescomoasesino,comoladróndelhonor,comocobarde. ¡Sobre la cruz! Juro, si algunavez consigo salir de aquí, pedirvenganzacontravosalgénerohumanoentero.»«¡Tenedcuidado!-dijo lavozcon un acento de amenaza que yo no había oído todavía-. Tengo un recursosupremo,quenoemplearémásqueenúltimoextremo,decerraroslabocaoalmenos de impedir que alguien crea una sola palabra de lo que digáis.»Reunítodasmis fuerzaspara responder conuna carcajada.Elvioque entrenosotroshabíaadelanteunaguerraeterna,unaguerraamuerte.«Escuchad-dijo-,osdoyaúnelrestodeestanocheyeldíademañana;reflexionad:siprometéiscallaros,la riqueza, laconsideración, loshonores inclusoos rodearán;siamenazáisconhablar,oscondenoa la infamia.»«¡Vos! - exclaméyo-. ¡Vos!»«¡A la infamiaeterna,indeleble!»«¡Vos!»,repetíyo.¡Oh,oslodigo,Felton,lecreíainsensato!«Sí, yo», contestó él. «¡Ah, dejadme! - le dije-. Salid si no queréis que antevuestrosojosmerompalacabezacontralapared.»«Estábien-replicóél-,voslohabéisquerido,hastamañanapor lanoche.»«Hastamañanapor lanoche»,respondíyodejándomecaerymordiendolaalfombraderabia…FeltonseapoyabasobreunmuebleyMiladyveíaconalegríadedemonioquequizálefaltaralafuerzaantesdelfindelrelato.

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57CapítuloUnrecursodetragediaclásica

Trasunmomentodesilencio,empleadoporMiladyenobservaraljovenquelaescuchaba,continuósurelato:-Hacía casi tres días que no había comido ni bebido, sufría torturas atroces: avecespasabanpormícomonubesquemeapretabanlafrente,quemetapabanlosojos:eraeldelirio.Llególanoche;estabatandébilqueacadainstantemedesvanecíaycadavezquemedesvanecíadabagraciasaDios,porquecreíaqueibaamorir.Enmediodeunosdeestosdesvanecimientos,oíabrirselapuerta;elterror me volvió en mí. Mi perseguidor entró seguido de un hombreenmascarado: él también estaba enmascarado; pero yo reconí su paso, yoreconocí aquel aire imponente que el infierno ha dado a su persona paradesgracia de la humanidad. «Y bien -me dijo-, ¿estáis decidida a hacerme eljuramentoqueoshepedido?»«Voslohabéisdicho,lospuritanosnotienenmásque una palabra: la mía ya la habéis oído, ¡y es llevaros en la tierra ante eltribunal de los hombres; en el cielo, ante el tribunal de Dios!» «¿Así quepersistís?»«JuroanteDiosquemeoye: tomaréelmundoenteroportestigodevuestrocrimen,yestohastaqueencuentreunvengador.» «Sois una prostituta - dijo con voz tonante-, y sufriréis el suplicio de lasprostitutas.Marcadaalosojosdelmundoqueinvocaréis,¡trataddeprobaraesemundo que no so¡s culpable ni loca!» Luego, dirigiéndose al hombre que leacompañaba:«Verdugo-dijo-,cumpletudeber.»-¡Oh,sunombre,sunombre!-exclamóFelton-.¡Sunombre,decídmelo!-Entonces, pese a mis gritos, pese a mi resistencia, porque yo comenzaba acomprenderqueparamí se tratabadealgopeorque lamuerte, elverdugomecogió,mevolcósobreelsuelo,memagullóconsusagarronesy,ahogadaporlossollozos,casi sinconocimiento, invocandoaDiosquenomeescuchaba, lancéde pronto un espantoso grito de dolor y de vergüenza: un hierro ardiendo, unhierrocandente,elhierodelverdugo,sehabíaimpresoenmihombro.Feltonlanzóunrugido.-Mirad-dijoMilady,levantándoseentoncesconunamajestaddereina-,mirad,Felton,vedcómohan inventadounnuevomartiriopara ladoncellapuray,sin

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embargo, víctima de la brutalidad de un malvado. Aprended a conocer elcorazóndeloshombres,yenadelantehaceosconmenosfacilidadinstrumentodesusinjustasvenganzas.Conrápidogesto,Miladyabriósuvestido,desgarrólabatistaquecubríasusenoy,ruborizadaporunafingidacólerayunavergüenzateatral,mostróaljovenlahuellaindeleblequedeshonrabaaquelhombrotanbello.-Pero-exclamóFelton-esunaflordelisloqueahíveo.-Precisamente ahí es donde está la infamia - respondióMilady-. Lamarca deInglaterra… había que probar qué tribunal me la había impuesto, yo habríahechouna apelaciónpública a todos los tribunales del reino;mas lamarca deFrancia…,¡oh!,conellaestababienmarcada.AquelloerademasiadoparaFelton.Pálido, inmóvil, aplastado por esta revelación espantosa, deslumbrado por labellezasobrehumanadeaquellamujerquesedesnudabaanteélconunimpudorque lepareció sublime, terminócayendode rodillas ante ella comohacían losprimeroscristianosanteaquellaspurasysantasmártiresque lapersecucióndelosemperadoreslibrabaenelcircoalasanguinarialubricidaddelpopulacho.Lamarcadesapareció,sóloquedólabelleza.-¡Perdón, perdón! - exclamó Felton-. ¡Oh, perdón! Milady leyó en sus ojos:amor,amor.-¿Perdóndequé?-preguntóella.-Perdónporhabermeunidoavuestrosperseguidores.Miladyletendiólamano.-¡Tanbella,tanjoven!-exclamóFeltoncubriendoaquellamanodebesos.Miladydejócaersobreélunadeesasmiradasquedeunesclavohacenunrey.Feltonerapuritano:dejólamanodeestamujerparabesarsuspies.Elyanolaamabamás,laadoraba.Cuandoaquellacrisishubopasado,cuandoMiladyparecióhaber recobradosusangre fría, que no había perdido nunca; cuando Felton hubo visto volverse acerrarbajoelvelodelacastidadaquellostesorosdeamorquenoseleocultabansinoparahacérselosdesearmásardientemente:-¡Ah!Ahora -dijo -no tengomásqueunacosaquepediros, es elnombredevuestroverdaderoverdugo;porqueparamínohaymásqueuno;elotroeraelinstrumentonadamás.-¿Cómo,hermano?-exclamóMilady-.¿Esprecisoquetodavíatelonombre,nolohasadivinado?-¿Qué?-contestóFelton-.¡El…,tambiénél…,siempreél!¿Qué?Elverdaderoculpable…-El verdadero culpable - dijo Milady - es el estragador de Inglaterra, el

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perseguidor de los verdaderos creyentes, el cobarde rapaz del honor de tantasmujeres,elqueporuncaprichodesucorazóncorrompidovaahacerderramartantasangreadosreinos,elqueprotegealosprotestanteshoyyquemañanalostraicionará…-¡Buckingham!¡EntoncesesBuckingham!-exclamóFeltonexasperado.Milady ocultó su rostro en susmanos, como si no hubiera podido soportar lavergüenzaqueestehombrelerecordaba.-¡Buckinghamelverdugodeestaangélicacriatura!-exclamóFelton-.Ytú,Diosmío,no lohas fulminado,y tú lohasdejadonoble,honrado,poderosopara laperdicióndetodosnosotros.-Diosabandonaaquienseabandonaasímismo-dijoMilady.-Pero, entonces, ¡quiere atraer sobre su cabeza el castigo reservado a losmalditos! - continuóFeltonconexaltacióncreciente-. ¡Quiereque lavenganzahumanaanticipelajusticiaceleste!-Loshombreslotemenyloprotegen.-¡Oh,yo-dijoFelton-,yonolotemoynoloprotegeré!…Miladysintiósualmabañadaporunaalegríainfernal.-Pero ¿cómo lord de Winter, mi protector, mi padre - preguntó Felton-, estámezcladoentodoesto?-Escuchad, Felton - prosiguióMilady-, porque al lado de hombres cobardes ydespreciables todavía hay naturalezas grandes y generosas. Yo tenía unprometido,unhombrealqueyoamabayquemeamaba;uncorazóncomoelvuestro,Felton,unhombrecomovos.Fuiaélylecontétodo;meconocíaynodudóniunsolo instante.Eraungranseñor,eraunhombreentodoel igualdeBuckingham.Nomedijonada,seciñósolamentesuespada,seenvolvióensucapaysedirigióaBuckinghamPalace.-Sí, sí - dijo Felton-, comprendo; aunque con semejantes hombres no sea laespadaloquehayqueemplear,sinoelpuñal.-Buckinghamsehabíaidolavíspera,enviadocomoembajadoraEspaña,dondeibaapedirlamanodelainfantaparaelreyCarlosI,quenoeraentoncesmásquepríncipedeGales.Miprometidovolvió.«Escuchad-medijo-,esehombrehapartidoy,porconsiguiente,porahora,escapaamivenganza;pero,mientrastanto,unámonos,comodebíamosestarlo;luego,confiadenlorddeWinterparasostenersuhonoryeldesumujer.»-¡LorddeWinter!-exclamóFelton.-Sí-dijoMilady-lorddeWinter,yahoradebéiscomprenderlotodo,¿noesasí?:Buckinghampermanecióausentemásdeunaño.OchodíasantesdesullegadalorddeWintermuriósúbitamente,dejándomeúnicaheredera.¿Dedóndeveníaelgolpe?Dios,quetodolosabe,losabesinduda,yoanadieacuso…

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-¡Oh,quéabismo,quéabismo!-exclamóFelton.-LorddeWinterhabíamuerto sindecirnadaa suhermano.El secreto terribledebíaquedarocultoatodoshastaqueestallasecomoelrayosobrelacabezadelculpable.Vuestroprotectorhabíavistoconpesarestematrimoniodesuhermanomayor con una joven sin fortuna. Sentí que no podía esperar de un hombreengañadoensusesperanzasdeherenciaapoyoalguno.PaséaFranciaresueltaapermanecer allí durante todoel restodemivida.Pero todami fortunaestá enInglaterra; cerradas las comunicaciones por la guerra, todo me faltó: me viobligadaentoncesavolver;haceseisdíasarribéaPortsmouth.-¿Ybien?-dijoFelton.-Y bien.Buckingham se enteró sin duda demi regreso, habló de él a lord deWinter,yaprevenidocontramí,yledijoquesucuñadaeraunaprostituida,unamujer marcada. La voz pura y noble de mi marido no estaba allí paradefenderme. Lord de Winter creyó todo cuanto se le dijo, con tanta mayorfacilidadcuantoqueteníainterésencreerlo.Mehizodetener,mecondujoaquí,me puso bajo vuestra custodia. El resto vos lo sabéis: pasado mañana medestierra, me deporta; pasado mañana me relega entre los infames. ¡Oh!, latrampa está bien urdida, la conspiración es hábil ymi honor no sobrevivirá aella. De sobra veis que es preciso que yo muera, Felton; ¡Felton, dadme esecuchillo!Ytrasestaspalabras,comosi todassusfuerzasestuvieranagotadas,Miladysedejóirdébilylánguidaentrelosbrazosdeljovenoficialque,ebriodeamor,decólera y de voluptuosidades desconocidas, la recibió con transporte, la apretócontrasucorazón,todotemblorosoanteelalientodeaquellabocatanbella,todoextraviadoalcontactodeaquelsenotanpalpitante.-No, no - dijo ; no, tú vivirás honrada y pura, vivirás para triunfar de tusenemigos.Milady lo rechazó lentamente con la mano atrayéndolo con la mirada; masFelton,asuvez,seapoderódeella,implorándolacomoaunadivinidad.-¡Oh!¡Lamuerte,lamuerte!-dijoella,velandosuvozysuspárpados-.¡Oh,lamuerteantesquelavergüenza!Felton,hermanomío,amigomío,teloruego.-No-exclamóFelton-,no,¡túvivirásyserásvengada!-Felton,llevoladesgraciaatodoloquemerodea.¡Felton,abandóname!¡Felton,déjamemorir!-Puesbien,muramosentoncesjuntos-exclamóélapoyandosuslabiossobrelosdelaprisionera.Variosgolpessonaronenlapuerta;estavez,Miladylorechazórealmente.-Escucha-dijo-,noshanoído;alguienviene.¡Seacabó,estamosperdidos!-No-dijoFelton-,eselcentinelaquemeprevienesólodequellegaunaronda.

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-Entonces,corredalapuertayabridvosmismo.Feltonobedeció:aquellamujererayatodosupensamiento,todasualma.Seencontrófrenteaunsargentoquemandabaunapatrulladevigilancia.-¡Ybien!¿Quéocurre?-preguntóeljoventeniente.-Mehabíaisdichoqueabrieselapuertasioíapedirayuda-dijoelsoldado-,perohabéisolvidadodejarmelallave;osheoídogritarsincomprenderloquedecíais,he querido abrir la puerta, estaba cerrada por dentro y entonces he llamado alsargento.-Yaquíestoy-dijoelsargento.Felton,extraviado,casiloco,permanecíasinvoz.Miladycomprendióquelecorrespondíacogerlasriendasdelasituación;corrióalamesaycogióelcuchilloquehabíadepositadoFelton:-¿Yconquéderechoqueréisimpedirmemorir?-dijoella.-¡GranDios!-exclamóFeltonviendobrillarelcuchilloensumano.Enaquelmomento,unacarcajadairónicaresonóenelcorredor.Elbarón,atraídoporelruido,enbata,conlaespadabajoelbrazo,estabadepieenelumbraldelapuerta.-¡Ah,ah!-dijo-.Yaestamosanteelúltimoactodelatragedia;yaloveis,Feltoneldramahaseguidotodaslasfasesqueyohabíaindicado;peroestadtranquilo,lasangrenocorrerá.MiladycomprendióqueestabaperdidasinodabaaFeltonunapruebainmediatayterribledesuvalor.-Osequivocáis,milord,lasangrecorrerá.¡Ojaláesasangrecaigasobrelosquelahacencorrer!Felton lanzóungritoyseprecipitóhaciaella;erademasiado tarde:Miladysehabíagolpeado.Pero el cuchillo había encontrado, afortunadamente, deberíamos decir quehábilmente, laballenadehierroqueenesaépocadefendíacomounacorazaelpecho de las mujeres; se había deslizado desgarrando el vestido y habíapenetradoalbiesentrelacarneylascostillas.El vestido de Milady no por ello quedó menos manchado de sangre en unsegundo.Miladyhabíacaídodeespaldasyparecíadesvanecida.Feltonarrancóelcuchillo.-Ved,milord-dijoconairesombrío-.¡Ahítenéisunamujerqueestababajomicustodiayquesehamatado!-Estadtranquilo,Felton-dijolorddeWinter-,noestámuerta,losdemoniosnomuerentanfácilmente,tranquilizaoseidaesperarmeenmicuarto.-Pero,milord.

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-Id,osloordeno.A esta conminación de su superior, Felton obedeció; pero, al salir, puso elcuchilloensupecho.En cuanto a lord de Winter, se contentó con llamar a la mujer que servía aMilady, y cuando hubo venido le recomendó a la prisionera que seguíadesvanecida,yladejósolaconella.Sinembargo,comoenconjunto,peseasussospechas,laheridapodíasergrave,envióalinstanteunhombreacaballoabuscarunmédico.

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58CapítuloEvasión

Comohabíapensado lorddeWinter, laheridadeMiladynoerapeligrosa;poreso,cuandoseencontrósolaconlamujerqueelbarónsehabíahechollamaryqueseafanabaendesnudarla,volvióaabrirlosojos.Sinembargo,habíaque jugar a ladebilidady aldolor;noerancosasdifícilesparaunacomediantacomoMilady;poresolapobremujerfuevíctimacompletadesuprisioneraalaque,peseasusprotestas,seobstinóenvelartodalanoche.PerolapresenciadeaquellamujernoleimpedíaaMiladypensar.Nohabíaningunaduda,Feltonestabaconvencido,Feltonerasuyo:siunángelse apareciese al joven para acusar a Milady, desde luego lo tomaría, en ladisposicióndeespírituenqueseencontraba,porunenviadodeldemonio.Milady sonreía a este pensamiento porque Felton era en lo sucesivo su únicaesperanza,suúnicomediodesalvación.PerolorddeWinterpodíasospechar,yFeltonpodíaserahoravigilado.Hacialascuatrodelamañanallegóelmédico;perodesdequeMiladysehabíaapuñaladolaheridaestabayacerrada:elmédiconopudo,portantomedirniladirección ni la profundidad; reconoció sólo por el pulso de la enferma que elcasonoeragrave.Porlamañana,Milady,sopretextodequenohabíadormidoporlanocheyquenecesitabadescanso,despidióalamujerquevelabaasulado.Teníaunaesperanza,yesqueFeltonllegaraalahoradeldesayuno;peroFeltonnovino.¿Sus temores se habían vuelto realidad? Felton, sospechoso del barón, ¿iba afallarle en elmomento decisivo?No teníamás que un día: lord deWinter lehabíaanunciadosuembarqueparael23yestabaenlamañanadel22.Noobstante,esperóaúnconbastantepacienciahastalahoradelacena.Aunquenocomióporlamañanalacenalefuetraídaalahorahabitual;Miladyse dio entonces cuenta con terror que el uniforme de los soldados que lacustodiabanhabíacambiado.EntoncesseaventuróapreguntarquéhabíasidodeFelton.LerespondieronqueFeltonhabíamontadoacaballohacíaunahorayhabíapartido.

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Seinformódesielbarónseguíaenelcastillo;elsoldadorespondióquesí,yqueteníalaordendeavisarloencasodequelaprisioneradesearahablarle.Milady respondióqueestabademasiadodébilporelmomento,yquesuúnicodeseoerapermanecersola.Elsoldadosaliódejandolacenaservida.Felton había sido alejado, los soldados de marina habían sido cambiados;desconfiaba,portanto,deFelton.Eraelultimogolpedadoalaprisionera.Alquedarsola,selevantó;aquellacama,enlaqueestabaporprudenciayparaque se la creyese gravemente enferma, le quemaba como un brasero ardiente.Lanzóunamiradaalapuerta:elbarónhabíahechoclavarunaplanchasobreelpostigo; temía sin duda que por aquella abertura consiguiese, mediante algúnrecursodiabólico,seduciralosguardias.Milady sonrió de alegría; podría, pues, entregarse a sus transportes sin serobservada:recorrialahabitaciónconlaexaltacióndeunalocafuriosaodeunatigresaencerradaenuna jauladehierro.Desde luego,si lehubiesequedadoelcuchillo, habría pensado no enmatarse a símisma, sino esta vez enmatar albarón.Alasseis,lorddeWinterentró;estabaarmadohastalosdientes.Aquelhombre,enelquehastaentoncesMiladynohabíavistosinoungentlemanbastantenecio,sehabíavueltounmagníficocarcelero:parecíapreverlo todo, adivinarlo todo,prevenirlotodo.UnasolamiradalanzadasobreMiladyleinformódeloquepasabaensualma.-Sea-dijoél-,masnomemataréishoytodavía;notenéisyaarmas,yademásestoy sobre aviso.Habíais comenzado a pervertir ami pobreFelton: sufría yavuestra infernal influencia, mas quiero salvarlo, no os verá más, todo haterminado. Recoged vuestro vestuario; mañana partiréis. Había fijado elembarqueel24,perohepensadoquecuantomásadelante lacosa,másseguraserá. Mañana a mediodía tendré la orden de vuestro exilio firmada porBuckingham.Sidecísunasolapalabraaquienquieraqueseaantesdeestarenelnavío,misargentooslevantarálatapadelossesos,tieneesaorden;siyaenelnavío decís una palabra a quien quiera que sea antes de que el capitán os lopermita,elcapitánosharáarrojaralmar,estáasíacordado.Hastaluego:esoestodo lo que por hoy tenía que deciros.Mañana os volveré a ver para decirosadiós.Yconestaspalabraselbarónsalió.Miladyhabíaescuchadotodaestaamenazanteparrafadaconlasonrisadedesdénsobreloslabios,peroconlarabiaenelcorazón.Sirvieronlacena;Miladysintióquenecesitabafuerzas,nosabíaquépodiapasar

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durante aquella noche que se aproximaba amenazante, porque gruesas nubesvoltejeabanenelcieloylosrelámpagoslejanosanunciabanunatormenta.Latormentaestallóhacialasdiezdelanoche:Miladysentíaunconsueloalveralanaturalezacompartireldesordendesucorazón:eltruenobramabaenelairecomolacóleraensupensamiento;leparecíaquealpasarlaráfagadesmelenabasu frente como los árboles cuyas ramas curvabay cuyashojas se llevaba; ellaaullabacomoelhuracán,y suvozseperdíaenelclamorde lanaturalezaqueparecía,tambiénella,gemirydesesperarse.Deprontooyógolpearuncristalyalaclaridaddeunrelámpago,vioelrostrodeunhombreaparecertraslosbarrotes.Corrióalaventanaylaabrió.-¡Felton!-exclamó-.¡Estoysalvada!-Sí-dijoFelton;pero,¡silencio,silencio!Necesitotiempoparaserrarvuestrosbarrotes.Tenedcuidadosolamentedequenoosveanporelpostigo.-¡Oh, es una prueba de que el Señor está con nosotros, Felton! - prosiguióMilady-.Hancerradoelpostigoconunaplancha.-Estábien,¡Diosloshavueltoinsensatos!-dijoFelton.-Pero¿quétengoquehacer?-preguntóMilady.-Nada,nada;volvedacerrarlaventanasolamente.Acostaos,oalmenosmeteosenvuestracamacompletamentevestida;cuandohayaterminado,golpearéenloscristales.Mas¿podréisseguirme?-¡Oh,sí!-¿Yvuestraherida?-Mehacesufrir,peronomeimpidecaminar.-Estad,pues,preparadaalaprimeraseñal.Milady volvió a cerrar la ventana, apagó la lámpara y fue, como le habíarecomendadoFelton,ahacerseunovilloensucama.Enmediodelasquejasdelatormenta,ellaoíaelchirridodelalimacontralosbarrotes,yalaclaridaddecadarelámpagovislumbrabalasombradeFeltontrasloscristales.Pasó una hora sin respirar, jadeante, con el sudor sobre la frente y el corazónoprimidoporunaangustiaespantosaacadamovimientoqueoíaenelcorredor.Hayhorasqueduranunaño.Alcabodeunahora,Feltongolpeódenuevo.Miladysaltófueradesucamayfueaabrir.Dosbarrotesdemenosformabanunaaberturaparaqueunhombrepasase.-¿Estáispreparada?-preguntóFelton:-Sí.¿Tengoquellevaralgunacosa?-Orositenéis.-Sí,porsuertemehandejadoelquetenía.

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-Tantomejor,porquehegastadotodolomíoenfletarunbarco.-Tomad-dijoMiladyponiendoenlasmanosdeFeltonunabolsallenadeoro.Feltoncogiólabolsaylaarrojóalpiedelmuro.-Ahora-dijo-,¿queréisvenir?-Aquíestoy.Miladysesubióaunsillónypasólapartesuperiordesucuerpoporlaventana:vioaljovenoficialsuspendidosobreelabismoporunaescaladecuerda.Porprimeravez,unmovimientodeterrorlerecordóqueeramujer.Elvacíolaespantaba.-Melotemía-dijoFelton.-Noesnada,noesnada-dijoMilady-,bajaréconlosojoscerrados.-¿Tenéisconfianzaenmí?-dijoFelton.-¿Ylopreguntáis?-Juntadvuestrasdosmanos;cruzadlas,estábien.Felton le ató lasdosmuñecasconunpañuelo; luego,por encimadelpañuelo,conunacuerda.-¿Quéhacéis?-preguntóMiladyconsorpresa.-Pasadvuestrosbrazosalrededordemicuelloynotemáisnada.-Peroosharéperderelequilibrioynosestrellaremoslosdos.-Tranquilizaos,soymarino.Nohabíaunsegundoqueperder;MiladypasósusdosbrazosentornoalcuellodeFeltonysedejódeslizarfueradelaventana.Feltoncomenzóadescenderlosescaloneslentamenteyunoauno.Pesealpesodelosdoscuerpos,elsoplodelhuracánlosbalanceabaenelaire.DeprontoFeltonsedetuvo.-¿Quéocurre?-preguntóMilady.-Silencio-dijoFelton-,oigopasos.-¡Estamosdescubiertos!Sehizounsilenciodealgunosinstantes.-No-dijoFelton-,noesnada.-Pero¿quéeseseruido?-Eldelapatrullaquevaapasarporelcaminoderonda.-¿Dóndeestáesecaminoderonda?-Justodebajodenosotros.-Nosvanadescubrir.-No,sinohayrelámpagos.-Tropezaránconelfinaldelaescala.-Porsuertelefaltanseispiesparallegaralsuelo.-¡Ahíestán,Diosmío!

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-¡Silencio!Losdospermanecieroncolgados,inmóvilesysinalientoaveintepiesdelsuelo;duranteestetiempolossoldadospasabanpordebajoriendoyhablando.Fueparalosfugitivosunmomentoterrible.Lapatrullapasó;seoyóelruidodelospasosquesealejabanyelmurmullodelasvocesqueibadebilitándose.-Ahora-dijoFelton-,estamossalvados.Miladylanzóunsuspiroysedesvaneció.Feltoncontinuódescendiendo.Llegadoalfinaldelaescala,ycuandosintióquefaltabaapoyoparasuspies,sepegócomounalapaconlasmanos;llegadoporfinalúltimoescalónsedejócolgarenlafuerzadelasmuñecasytocóelsuelo.Seagachó,recogiólabolsadeoroylocogióentresusdientes.LuegolevantóaMiladyensusbrazosysealejóconprestezaporelladoopuestoalquehabíatomadolapatrulla.Prontodejóelcaminoderonda,descendióporentrelasrocasyllegadoalaorilladelmar,dejóoíruntoquedesilbato.Unaseñalparecidalerespondióycincominutosdespuésvioaparecerunabarcaocupadaporcuatrohombres.Labarcaseaproximótancercacomopudoalaorilla,peronohabíasuficientefondoparaquepudieratocartierra;Feltonsemetióenelaguahastalacintura,porquenoqueríaconfiaranadiesupreciosopeso.Afortunadamente la tempestad comenzaba a calmarse, y, sin embargo, el marestabatodavíaviolento;labarquillasaltabasobrelasolascomounacáscaradenuez.-¡Alabalandra!-dijoFelton-.Remadconrapidez.Los cuatro hombres se pusieron a los remos; pero la mar estaba demasiadogruesaparaquelosremoshicieranmuchalabor.Sin embargo, se iban alejando del castillo; era lo principal. La noche eraprofundamentetenebrosayresultabayacasiimposibledistinguirlaorilladesdelabarca;conmayorrazónnosehabríapodidodistinguirlabarcadesdelaorilla.Unpuntonegrosebalanceabaenelmar.Eralabalandra.Mientras la barca avanzaba por su parte con toda la fuerza de sus cuatroremadores,Feltondesatabalacuerda, luegoelpañueloqueatabalasmanosdeMilady.Luego,cuandosusmanosestuvierondesatadas,cogióaguadelmaryselaorrojóalrostro.Miladylanzóunsuspiroyabriólosojos.-¿Dóndeestoy?-dijo.-Asalvo-respondióeljovenoficial.

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-¡Oh,asalvo,asalvo!-exclamóella-.Síahíestáelcielo,aquíelmar.Esteairequerespiroeseldelalibertad.¡Ah…,gracias,Felton,gracias!Eljovenlaapretócontrasucorazón.-Pero¿quétengoenlasmanos?-preguntóMilady-.Parececomosimehubieranquebradolasmuñecasenuntorno.Enefecto,Miladyalzólosbrazos;teníalasmuñecasmagulladas.-¡Ay!-dijoFeltonmirandoaquellashermosasmanosymoviendosuavementelacabeza.-¡Oh,noesnada,noesnada!-exclamóMilady-.¡Ahorameacuerdo!Miladybuscóconlosojosasualrededor.-Estáahí-dijoFelton,empujandoconelpielabolsadeoro.Se acercaban a la balandra.Elmarinero de guardia dio una voz a la barca, labarcarespondió.-Québarcoesése?-preguntóMilady.-Elquehefletadoparavos.-¿Dóndevaaconducirme?-Dondevosqueráis,contalqueamímedejéisenPortsmouth.-¿QuévaisahacerenPortsmouth?-preguntóMilady.-CumplirlasórdenesdelorddeWinter-dijoFeltonconunasombríasonrisa.-¿Quéórdenes?-preguntóMilady.-Entonces,¿nocomprendéis?-dijoFelton.-No;explicaos,oslosuplico.-Comosidesconfiasedemí,haqueridocustodiarosélmismoymehamandadoensulugarahacerfirmaraBuckinghamlaordendevuestradeportación.-Perosidesconfiabadevos,¿cómooshaconfiadoesaorden?-¿Creíaacasoqueyosabíaloquellevaba?-¡Ah,claro!¿YvaisaPortsmouth?-Notengotiempoqueperder:mañanaes23,yBuckinghampartemañanaconlaflota.-Partemañanaparadónde?-ParaLaRochelle.-¡Esprecisoquenoparta! -exclamóMilady,olvidandosupresenciadeánimoacostumbrada.-Tranquilizaos-respondióFelton-,nopartirá.Miladytemblabadealegría.Acababadeleerenlomásprofundodelcorazóndeljoven:lamuertedeBuckinghamestabaescritaenélcontodaslasletras.-¡Felton…-dijo-,soisgrandecomoJudasMacabeo!Simorís,moriréconvos:heahítodoloquepuedodeciros.

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-¡Silencio!-dijoFelton-.Hemosllegado.Enefecto,tocabanlabalandra.Felton subió el primero a la escala y dio la mano a Milady, mientras losmarineroslasosteníanporqueelmarestabatodavíamuyagitado.Uninstantedespuésestabansobreelpuente.-Capitán-dijoFelton-,estaeslapersonadequienoshehabladoyaquienhayqueconducirsanaysalvaaFrancia.-Mediantemilpistolas-dijoelcapitán.-Oshedadoyaquinientas.-Escierto-dijoelcapitán.-Yaquíestánlasotrasquinientas-añadióMilady,llevandolamanoalabolsadeoro.-No-dijoelcapitán-,yono tengomásqueunapalabrayse lahedadoaestejoven;lasotrasquinientaspistolasnosemedebenhastallegaraBoulogne.-¿Yllegaremos?-Sanosysalvos-dijoelcapitán-,tanciertocomoquemellamoJackButtler.-Pues bien - dijo Milady-, si mantenéis vuestra palabra, no serán quinientaspistolas,sinomilloqueosdaré.-¡Hurraporvos,hermosadama!-exclamóelcapitán-. ¡YojaláDiosmeenviéconfrecuenciaclientescomoVuestraSeñoría!-Mientras tanto - dijo Felton-, conducidnos a la pequeña bahía deChichester,antesdePortsmouth;yasabéisquéhemosconvenidoquenosllevaréisallí.El capitán respondió ordenando lamaniobra necesaria, y hacia las siete de lamañanaelpequeñonavíoarrojabaelanclaenlabahíadesignada.Duranteestatravesía,FeltonhabíacontadotodoaMilady:cómo,enlugardeiraLondres, había fletado el pequeño navío, cómo había vuelto, cómo habíaescalado lamuralla colocando en los intersticios de las piedras, amedida quesubía, crampones, para asegurar sus pies, y cómo, finalmente, llegado a losbarrotes,habíaatadolaescala.Miladysabíalodemás.Porsuparte,MiladytratódealentaraFeltonensuproyecto;peroalasprimeraspalabrasquesalierondesuboca,viodesobraqueel joven fanático teníamásnecesidaddesermoderadoquereafirmado.ConvinieronqueMiladyesperaríaaFeltonhastalasdiez;sialasdieznoestabadevuelta,ellapartiría.Entalcaso,suponiendoqueestuvieralibre,sereuniríaconellaenFrancia,enelconventodelasCarmelitasdeBéthume.

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59CapítuloLoquepasóenPortsmouthel23deagostode1628

FeltonsedespidiódeMiladycomounhermanoquevaadarunsimplepaseosedespidedesuhermanabesándolelamano.Toda su persona aparecía en un estado de calmaordinaria: sólo un resplandordesacostumbradobrillabaensusojos,semejanteaunreflejodefiebre;sufrenteestaba más pálida aún que de costumbre; sus dientes estaban apretados, y supalabra tenía un acento cortado y convulso que indicaba que algo sombrío seagitabaenél.Mientrasestuvosobrelabarcaqueloconducíaatierra,permanecióconelrostrovueltohaciaMiladyque,depiesobreelpuente,loseguíaconlosojos.Losdosestabanbastantetranquilossobreeltemoraserperseguidos:nuncaseentrabaenla habitación deMilady antes de las nueve; y se necesitaban tres horas parallegardesdeelcastilloaLondrés:Feltonpusoelpieentierra,escalólapequeñacrestaqueconducíaaloaltodelacantilado,saludóaMiladyporúltimavezytomósucaminohacialaciudad.Alcabodecienpasos,comoél terrenoibadescendiendo,nopodíayavermásqueelmástildelabalandra.En seguida corrió en dirección de Portsmouth, cuyas torres y casas veíadibujarsefrenteaél,amediamillaaproximadamente,enlabrumadelamañana.Más allá de Portsmouth, el mar estaba cubierto de bajeles, cuyos mástiles seveían,semejantesaunbosquedeálamosdespojadosporelinvierno,balancearsebajoelsoplodelviento.Ensumarcharápida,Feltonrepasabaloquediezañosdemeditacionesascéticasy una larga estancia en medio de los puritanos le habían proporcionado deacusacionesverdaderasofalsascontraelfavoritodeJacoboVIydeCarlosI.Cuandocomparaba loscrímenespúblicosdeesteministro,crímenesbrillantes,crímenes europeos, si así se podía decir, con los crímenes privados ydesconocidos con que lo había cargadoMilady, Felton encontraba que elmásculpabledelosdoshombresqueensíconteníaBuckinghameraaquelcuyavidanoconocía el público.Esque su amor tan extraño, tannuevo, tan ardiente, lehacíaverlasacusacionesinfamesaimaginariasdeladydeWintercomosevea

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través de un cristal de aumento, en el estado de monstruos espantosos, losimperceptiblesátomosenrealidadcomparadosconunhormiga.La rapidez de su carrera encendía aún su sangre: la idea de que detrás de sídejaba,expuestaaunavenganzaespantosa,alamujerqueamaba-omejor, laque adoraba como a una santa, la emoción pasada, su fatiga presente, todoexaltabasualmaporencimadelossentimientoshumanos.EntróenPortsmouthhacia lasochode lamañana; toda lapoblaciónestabaenpie; el tambor batía en las calles y en el puerto; las tropas de embarquedescendíanhaciaelmar.Felton llegó al palacio del Almirantazgo cubierto de polvo y chorreando desudor;surostro,ordinariamentetanpálido,estabapúrpuradecalorydecólera.El centinela quiso rechazarlo; pero Felton llamó al jefe del puesto y sacó delbolsolacartadequeeraportador.-MensajeurgentedepartedelorddeWinter-dijo.AlnombredelorddeWinter,aquiensesabíaunodelosíntimosdeSuGracia,eljefedelpuestodiolaordendedejarpasaraFelton,queporlodemás,llevabaeluniformedeloficialdemarina.Feltonseprecipitóenelpalacio.Enelmomentoenqueentrabaenelvestíbuloentrabatambiénunhombrellenodepolvo,sinaliento,dejandoalapuertauncaballodepostaquealllegarcayósobresusrodillas.Felton y él se dirigieron al mismo tiempo a Patrick, el ayuda de cámara deconfianzadelduque.FeltonnombróalbaróndeWinter,eldesconocidonoquisonombraranadie,ypretendióquesólopodíadarseaconoceralduque.Losdosinsistíanparapasarunoantesqueelotro.Patrick,quesabíaquelorddeWinterestabaentratosdeservicioyenrelacionesdeamistadconelduque,diopreferenciaaquienveníaensunombre.Elotrofueobligadoaesperar,yfuefácilvercuántomaldecíaaquelretraso.ElayudadecámarahizoatravesaraFeltonunagransalaenlaqueesperabanlosdiputadosdeLaRochelle,encabezadosporelpríncipedeSoubise,ylointrodujoenungabinetedondeBuckingham,quesalíadelbaño,acababasuaseo,alqueenestaocasióncomoencualquierotraconcedíaunaatenciónextraordinaria.-EltenienteFelton-dijoPatrick-,departedelorddeWinter.Feltonentró.EnaquelmomentoBuckinghamarrojabasobreuncanapéunaricabatarecamadadeoro,paraponerseunjubóndeterciopeloazulcompletamentebordadodeperlas.-¿Porquénohavenidoelpropiobarón?-preguntóBuckingham-.Loesperabaestamañana.-Me ha encargado decir a Vuestra Gracia - respondió Felton que lamentaba

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muchonoteneresehonor,peroquesehallabaimpedidoporlacustodiaqueestáobligadoahacerdelcastillo.-Sí,sí-dijoBuckingham-,yaséeso,hayunaprisionera.-Precisamente de esa prisionera quería yo hablar a Vuestra Gracia prosiguióFelton.-¡Bien,hablad!-Loquetengoquedecirossólopuedeseroídodevos,milord.-Dejadnos, Patrick - dijo Buckingham-, pero estad cerca de la campanilla; osllamaréenseguida.Patricksalió.-Estamossolos,señor-dijoBuckingham;hablad.-Milord-dijoFelton-,el-baróndeWinteroshaescritoelotrodíapararogarosque firmaseis una orden de embarco relativa a una joven llamada CharlotteBackson.-Sí,señor,ylehecontestadoquemetrajeraomeenviaraesaordenyqueyolafirmaría.-Helaaquí,Milord.-Dadme-dijoelduque.Y tomándola de lasmanos de Felton, lanzó sobre el papel una ojeada rápida.Entonces,dándosecuentadequeeraloqueselehabíaanunciado,lapusosobrelamesa,cogióunaplumaysedispusoafirmar.-Perdón,milord-dijoFeltondeteniendoalduque-,¿VuestraGraciasabequeelnombredeCharlotteBacksonnoeselnombreverdaderodeesamujer?-Sí,señor,losé-respondióelduquemojandolaplumaeneltintero.-¿EntoncesVuestraGraciaconocesuverdaderonombre?-preguntóFeltonconvozcortada.-Loconozco.Elduqueacercólaplumaalpapel.-Yconociendoesenombreverdadero-prosiguióFelton-,¿monseñorlofirmará?-Claroquesí-dijoBuckingham-,ymejordosvecesqueuna.-No puedo creer - continuó Felton con una voz que se hacía cada vez máscortanteybrusca-queSuGraciasepaquesetratadeladydeWinter…-¡Loséperfectamente,aunqueestoyasombradodequelosepáisvos!-¿YVuestraGraciafirmaráesaordensinremordimientos?Buckinghammiróaljovenconaltivez.-Vaya,señor,¿sabéis-ledijo-quemeestáishaciendopreguntasextrañasyquesoymuytontoporresponderaellas?-Respondedme, monseñor - dijo Felton-, la situación es más grave de lo quequizápenséis.

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Buckinghampensóqueeljoven,viniendodepartedelorddeWinter,hablabasindudaensunombreysesosegó.-Sin ningún remordimiento - dijo-, y el barón sabe como yo que milady deWinter es una gran culpable y que es casi otorgarle graciamilitar su pena aldestierro.Elduqueposósuplumasobreelpapel.-¡Nofirmaréisesaorden,milord!-dijoFeltondandounpasohaciaelduque.-¿Quenofirmaréestaorden?-dijoBuckingham-.¿Yporqué?-Porque haréis examen de conciencia y haréis justicia a Milady. -Se le harájusticiaenviándolaaTyburn-dijoBuckingham;Miladyesunainfame.-Monseñor,Miladyesunángel,voslosabéisdesobra,yyoosexijosulibertad.-¡Vaya!-dijoBuckingham-.Estáislocoalhablarmeasí.-Milord, perdonadme; hablo como puedo;me contengo. Sin embargo,milord,pensadenloquevaisahacer,¡ytenedcuidadoconpasarosdelaraya!-¿Cómo?…¡Diosmeperdone!-exclamóBuckingham-.¡Perocreoquemeestáamenazando! -No,milord, aún ruego, y os digo: una gota de agua basta parahacerdesbordarseelvasolleno,unafaltaligerapuedeatraerelcastigosobrelacabezaperdonadaapesardetantoscrímenes.-SeñorFelton-dijoBuckingham-,vaisasalirdeaquíyconsiderarosarrestadoinmediatamente.-Vaisaescucharmehastaelfinal,milord.Habéisseducidoaesajoven,lahabéisultrajado ymancillado: reparad vuestros crímenes para con ella, dejadla partirlibremente;ynoexigiréotracosadevos.-¿Vosnoexigiréis?-dijoBuckinghammirandoaFeltonconasombroyhaciendohincapié en cada una de las sílabas de las tres palabras que acababa depronunciar.-Milord - continuó Felton exaltándose a medida que hablaba-, milord, tenedcuidado, toda Inglaterra está harta de vuestras iniquidades; milord, habéisabusadodel poder real que casi habéis usurpado;milord, habéis horrorizado aloshombresyaDios;Diososcastigarámástarde,peroyo,yooscastigaréhoy.-¡Ah! ¡Esto es demasiado fuerte! - grito Buckingham dando un paso hacia lapuerta.Feltonlecerróelpaso.-Oslopidohumildemente-dijo-,firmadlaordendepuestaenlibertaddeladydeWinter;pensadqueeslamujerquehabéisdeshonrado.-Retiraos,señor-dijoBuckingham-,ollamoyhagoqueospongancadenas.-Vos no llamaréis - dijo Felton arrojándose entre el duque y la campanillacolocada sobre un velador inscrustado de plata ; tened cuidado,milord, estáisentrelasmanosdeDios.

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-Enlasmanosdeldiablo,querréisdecir-exclamóBuckinghamalzandolavozparaatraeragente,sinllamar,sinembargo,directamente.-Firmad,milord,firmadlalibertaddeladydeWinter-dijoFeltonempujandounpapelhaciaelduque.-¡Alafuerza!¿Osburláisdemí?¡Eh,Patrick!-¡Firmad,milord!-¡Jamás!-¿Jamás?-¡Amí!-gritóelduque,yalmismotiemposaltósobresuespada.PeroFelton no le dio tiempo de sacarla: tenía abierto y oculto en su jubón elcuchilloconquesehabíaheridoMilady;deunsaltoestuvosobreelduque.EnesemomentoPatrickentrabaenlasalagritando:-¡Milord,unacartadeFrancia!-¡DeFrancia!-exclamóBuckinghamolvidandotodoalpensardequiénleveníaaquellacarta.Felton aprovechó el momento y le hundió en el costado el cuchillo hasta elmango.-¡Ah,traidor!-gritóBuckingham-.Mehasmatado…-¡Alasesino!-aullóPatrick.Feltonlanzólosojosentornoaélparahuir,yalverlapuertalibreseprecipitóenlahabitaciónvecinaqueeraaquelladondeesperaban,comohemosdicho,losdiputadosdeLaRochelle,laatravesócorriendoyseprecipitóhacialaescalera;peroenelprimer escalón se encontró con lorddeWinter, quealverlopálido,extraviado, lívido, manchado de sangre en la mano y en el rostro, saltó a sucuelloexclamando:-¡Losabíalohabíaadivinadoyllegounminutotarde!¡Oh,desgraciadodemí!Algritolanzadoporelduque,alallamadadePatrick,elhombrealqueFeltonhabíaencontradoenlaantecámaraseprecipitóenelgabinete.Encontró al duque tumbado sobre un sofá, cerrando su herida con su manocrispada.-LaPorte-dijoelduqueconvozmoribunda-,LaPorte,¿vienesdesuparte?-Sí, monseñor - respondió el fiel servidor de Ana de Austria-, pero quizádemasiadotarde.-¡Silencio, La Porte, podrían oíros! Patrick, no dejéis entrar a nadie. ¡Oh, nollegaréasaberloquememandadecir!¡Diosmío,memuero!Yelduquesedesvaneció.Sin embargo, lord de Winter, los diputados, los jefes de la expedición, losoficialesdelacasadeBuckingham,habíanirrumpidoensuhabitación;portodaspartes sonaban gritos de desesperación. La nueva que llenaba el palacio de

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quejasygemidosprontosedesparramópordoquieryseesparcióporlaciudad.Uncañonazoanuncióqueacababadepasaralgonuevoeinesperado.LorddeWintersemesabaloscabellos.-¡Unminutotarde!-exclamó-.¡Unminutotarde!¡Oh,Diosmío,Diosmío,quédesgracia!Enefecto,alassietedelamañanahabíanidoadecirlequeunaescaladecuerdaflotabaenunadelasventanasdelcastillo;habíacorridoalpuntoalahabitacióndeMilady,habíaencontradolahabitaciónvacíaylaventanaabiertalosbarrotesserrados, se había acordado de la recomendación verbal que le había hechotransmitir D'Artagnan por su mensajero, había temblado por el duque, ycorriendo a la cuadra, sin perder tiempo siquiera de hacer ensillar su caballo,había saltado sobreelprimeroqueencontró,había corridoagalope tendidoy,saltandoa tierraenelpatio,habíasubidoprecipitadamente laescalera,yenelprimerescalónsehabíaencontrado,comohemosdicho,conFelton.Sin embargo, el duque no estaba muerto; volvió en sí, abrió los ojos y laesperanzavolvióatodosloscorazones.-Señores-dijo-dejadmesoloconPatrickyLaPorte.-¡Ah,soisvos,deWinter!Estamañanamehabéisenviadounsingularloco,vedelestadoenquemehapuesto.-¡Oh,milord!-exclamóelbarón-.Nomeconsolarénunca.-Ycometerásunerror,miqueridodeWinter-dijoBuckinghamtendiéndole lamano-.Nosédeningúnhombrequemerezcaserlamentadodurantetodalavidaporotrohombre;masdéjanos,teloruego.Elbarónsaliósollozando.Nosequedaronenelgabinetemásqueelduqueherido,LaPorteyPatrick.Sebuscabaaunmédico,alquenopodíanencontrar.-Viviréis,milord,viviréis-repetíaderodillasanteelsofádelduqueelmensajerodeAnadeAustria.-¿Qué me escribía ella? - dijo débilmente Buckingham chorreando sangre ydominando, para hablar de aquella a la que amaba, atroces dolores-. ¿Quemeescribíaella?Léemesucarta.-¡Oh,milord!-dijoLaPorte.-Obedece,LaPorte;¿novesquenotengotiempoqueperder?La Porte rompió el sello y puso el pergamino bajo los ojos del duque; masBuckinghamtratóenvanodedistinguirlaescritura.-Lee,pues-dijo-,lee,yonoveoya; lee,porqueprontoquizánooigaymoriréentoncessinsaberloquemehaescrito.LaPortenopusomásdificultades,yleyó:

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«Milord:Por cuanto he sufrido de vos y por vos desde que os conozco, os conjuro, sitenéis alguna preocupación por mi descanso, que interrumpáis el granarmamentoquehacéiscontraFranciayceséisunaguerradelaqueenvozaltasedicequelareligióneslacausavisible,yenvozbajaquevuestroamorpormíesla causa oculta. Esta guerra no sólo puede acarrear a Francia y a Inglaterragrandescatástrofes,sinoinclusoavos,milord,desgraciasdelasquenuncameconsolaré.Veladporvuestravida,queamenazanyquemeserácaraenelmomentoenquenoestéobligadaaverenvosunenemigo.Vuestraafectísima,

Ana.»Buckingham reunió los restos de su vida para escuchar esta lectura; luego,cuandohuboterminado,comosihubieraencontradoenaquellacartaunamargodesencanto:-¿Notenéisotracosaquedecirmedevivavoz,LaPorte?-preguntó.-Sí,monseñor:lareinamehabíaencargadodecirosquevelaseisporvos,porquehabíarecibidoelavisoqueosqueríanasesinar.-¿Yesoestodo,esoestodo?-prosiguióBuckinghamconimpaciencia.-Tambiénmehabíaencargadodecirosqueosamarásiempre.-¡Ah! - dijo Buckingham - ¡Dios sea loado! Mi muerte no será para ella lamuertedeunextraño…LaPortesefundióenlágrimas.-Patrick - dijo el duque-, traedme el cofre donde estaban los herretes dediamantes.Patricktrajoelobjetopedido,queLaPortereconocióporhaberpertenecidoalareina.-Ahora,labolsitadesaténblanco,dondeestánbordadasenperlassusiniciales.Patrickvolvióaobedecer.-Mirad,LaPorte-dijoBuckingham-,estassonlasúnicasprendasquetengodeella,estecofredeplatayestasdoscartas.LasdevolvéisaSuMajestad;ycomoúltimo recuerdo… - buscó a su alrededor algún objeto precioso - añadiréis…Siguió buscando; pero sus miradas oscurecidas por la muerte no encontraronmás que el cuchillo caído de lasmanos de Felton echando aún el vaho de lasangrebermejaextendidaenlahoja.-Yañadiréisestecuchillo-dijoelduqueapretandolamanodeLaPorte.Aúnpudoponerlabolsitaenelfondodelcofredeplats,dejócaerallíelcuchillo

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haciendo seña a La Porte de que no podía ya hablar; luego, en la últimaconvulsión,paralacualestaveznoteníafuerzasyadecombatir,sedeslizódelsofáalsuelo.Patricklanzóungrito.Buckingham quiso sonreír por última vez; pero la muerte detuvo supensamiento,quequedógrabadosobresufrentecomounúltimobesodeamor.Enaquelmomentoelmédicodelduquellegócompletamenteespantado;estabayaabordodelbajelalmirante,habíantenidoqueirabuscarloallí.Seacercóalduque,cogiósumano,laconservóuninstanteenlasuyayladejócaer.-Todoesinútil-dijo-,estámuerto.-¡Muerto,muerto!-exclamóPatrick.Anteestegritotodalamultitudentróenlasala,ypordoquieranohubomásqueconsternaciónytumulto.TanprontocomolorddeWintervioaBuckinghammuerto,corrióaporFelton,aquienlossoldadosseguíancustodiandoenlaterrazadelpalacio.-¡Miserable! - dijo al joven que desde la muerte de Buckingham habíaencontradoaquellacalmayaquella sangre fríaqueyano ibanaabandonarlo-.¡Miserable!¿Quéhashecho?-Mehevengado-dijo.-¡Tú! -dijo elbarón-.Diquehas servidode instrumentoa esamalditamujer;pero,telojuro,estecrimenserásuúltimocrimen.-Noséloquequeréisdecir-contestótranquilamenteFelton-,eignorodequiénqueréishablar,milord:hematadoalseñordeBuckinghamporqueharehusadoen dos ocasiones, a vos mismo, nombrarme capitán: lo he castigado por suinjusticia,esoestodo.DeWinter, estupefacto,miraba a las, personas que ataban aFeltony no sabíaquépensardesemejantesensibilidad.Una sola cosaponía, sin embargo, unanube sobre la frentepuradeFelton.Acada ruido que oía, el ingenuo puritano creía reconocer los pasos y la voz deMiladyviniendoaarrojarseensusbrazosparaacusarseyperderseconél.De pronto se estremeció, sumirada se fijó en un punto delmar, que desde laterrazaenqueseencontrabasedominabacompletamente;conaquellamiradadeáguilademarinohabíareconocido,allídondeotronohubieravistomásqueunagaviotabalanceándosesobrelasolas,laveladelabalandraquesedirigíaalascostasdeFrancia.Palideció, se llevó la mano al corazón, que se rompía, y comprendió toda latraición.-Unaúltimagracia,milord-ledijoalbarón.

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-¿Cuál?-preguntóéste.-¿Quéhoraes?Elbarónsacósureloj.-Lasnuevemenosdiez-dijo.Miladyhabíaadelantadosupartidaunahoraymedia;desdequeoyóelcañonazoqueanunciabaelfatalsuceso,habíadadolaordendelevarelancla.Elbarcobogababajouncieloazulagrandistanciadelacosta.-Dioslohaquerido-dijoFeltonconlaresignacióndelfanático,perosinpoder,sin embargo, separar losojosde aquel esquife abordodel cual creía sindudadistinguirelblancofantasmadeaquellaaquiensuvidaibaasersacrificada.DeWintersiguiósumirada,interrogósusufrimientoyadivinótodo.-Sé castigado solo primero, miserable - dijo lord deWinter a Felton, que sedejabaarrastrarconlosojosvueltoshaciaelmar;perolojuro,porlamemoriademihermanoaquientantoamé,quetucómplicenosehasalvado.Feltonbajólacabezasinpronunciarunapalabra.EncuantoadeWinter,bajórápidamentelaescaleraysedirigióalpuerto.

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60CapítuloEnFrancia

ElprimertemordelreydeInglaterra,CarlosI,alenterarsedeestamuerte,fuequeunanoticiaterribledesalentasealosrochelleses;trató,diceRichelieuensusMemorias,deocultárselaelmayor tiempoposible,haciendocerrar lospuertosportodosureinoyteniendoespecialcuidadodequeningúnbajelsaliesehastaque el ejército que Buckingham aprestaba hubiera partido, encargándose élmismo,afaltadeBuckingham,desupervisarlamarcha.Llevó incluso la severidad de esta orden hasta mantener en Inglaterra alembajadordeDinamarca,quesehabíadespedido,yalembajadorordinariodeHolanda,quedebíallevaralpuertodeFlessinguelosnavíosdeIndiasqueCarlosIhabíahechodevolveralasProvinciasUnidas.Mascomopensódarestaordensólocincohorasdespuésdelsuceso,esdecir,alasdosdelatarde,yahabíansalidodelpuertodosnavíos:elunollevando,comosabemos,aMilady,lacual,sospechandoyaelacontecimiento,fueconfirmadaensucreenciaalverelpabellónnegrodesplegarseenelmástildelbajelalmirante.Encuantoalsegundonavío,mástardediremosaquiénllevabaycómopartió.Duranteestetiempo,porlodemás,nadanuevoenelcampodeLaRochelle;sóloelrey,queseaburríamucho,comosiempre,peroquizáaúnunpocomásenelcampamentoqueenotraparte,resolvióirdeincógnitoapasarlasfiestasdeSanLuisaSaintGermain,ypidióalcardenalhacerleprepararunaescoltadeveintemosqueterossolamente.Elcardenal,aquienavecesganabaelaburrimientodelrey,concediócongranplaceraquelpermisoasureallugarteniente,queprometióestarderegresohaciael15deseptiembre.El señor de Tréville avisado por Su Eminencia, hizo su maletín de grupa, ycomo, sin saber el motivo, conocía el vivo deseo a incluso la imperiosanecesidad que sus amigos tenían de volver a Paris, los designó, por supuesto,paraformarpartedelaescolta.LoscuatrojóvenessupieronlanoticiauncuartodehoradespuésqueelseñordeTréville, porque fueron los primeros a quienes se la comunicó. Fue entoncescuandoD'Artagnanaprecióelfavorquelehabíaotorgadoelcardenalalhacerleformarpartepor finde losmosqueteros: sinestacircunstancia, sehabríavisto

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obligadoapermanecerenelcampamentomientrassuscompañerospartían.Más tarde se verá que esta impaciencia de dirigirse a Paris tenía por causa elpeligroquedebía correr la señoraBonacieuxal encontrarse en el conventodeBéthune conMilady, su enemigamortal. Por eso, como hemos dicho,Aramishabía escrito inmediatamente aMarieMichon, aquella costurera deTours quetan buenos conocimientos tenía, para que obtuviese que la reina dieseautorización a la señora Bonacieux de salir del convento y retirarse bien aLorraine,bienaBélgica.Larespuestanosehabíahechoesperar,yochoodiezdíasdespués,Aramishabíarecibidoestacarta:

«Miqueridoprimo:AquívalaautorizacióndemihermanapararetiraranuestrapequeñacriadadelconventodeBéthune,cuyoairevospensáisqueesmaloparaella.Mihermanaosenvíaestaautorizacióncongranplacer,porquequieremuchoaesamuchacha,alaquesereservaserleútilmástarde.

Osabrazo,

MarieMichon.»

Aestacartaibaunidaunaautorizaciónasíconcebida:

«La superioradel conventodeBéthune entregará a lapersonaque le entregueeste billete la novicia que entró en su convento bajo mi recomendación ypatronazgo.EnelLouvre,el10deagostode1628.

Anne.»

Como se comprenderá, estas relaciones de parentesco entre Aramis y unacostureraquellamabaalareinahermanasuyahabíanamenizadolachácharadelosjóvenes;peroAramis,despuésdehaberseruborizadodosotresveceshastael blanco de los ojos ante las gruesas bromas de Porthos, había rogado a susamigosquenovolvieranatocarel tema,declarandoquesiselevolvíaadecirunasolapalabra,noimploraríamásasuprimacomointermediariaenestetipodeasuntos.Novolvió,pues,atratarsedeMarieMichonentreloscuatromosqueteros,que,

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porotraparte,teníanloquequerían:laordendesacaralaseñoraBonacieuxdelconventodelasCarmelitasdeBéthune.EsciertoqueestaordennolesserviríadegrancosamientrasestuvieranenelcampamentodeLaRochelle,esdecir,enlaotraesquinadeFrancia;poresoD'ArtagnanibaapedirunpermisoalseñordeTréville, confiándole buenamente la importancia de su partida, cuando le fuetransmitidaestabuenanuevatantoaélcomoasustrescompañeros:queelreyiba a partir para París con una escolta de veinte mosqueteros, y que ellosformabanpartedelaescolta.La alegría fue grande.Enviaron a los criados por delante con los equipajes, ypartieronel16porlamañana.El cardenal condujo a Su Majestad de Surgères a Mauzé, y allí el rey y suministrosedespidieronunodeotrocongrandesdemostracionesdeamistad.Sinembargo,elrey,quebuscabadistracción,aunquecaminandolomásdeprisaqueleeraposible,porquedeseaballagaraParísparael23,sedeteníadevezencuandoparacazarlapicaza,pasatiempocuyogustolefuerainspiradoantañoporDe Luynes, y por el que siempre había conservado gran predilección. De losveinte mosqueteros, dieciséis, cuando eso ocurría, se alegraban del descanso;pero otros cuatro maldecían cuanto podían. D'Artagnan, sobre todo, teníazumbidosperpetuosenlasorejas,cosaquePorthosexplicabaasí:-Unagrandamameenseñóqueesoquieredecirquesehabladevosenalgunaparte.Finalmente, la escolta cruzóParís el 23por la noche; el reydio las gracias alseñordeTréville,ylepermitiódistribuirpermisosporcuatrodías,acondicióndequeningunodelosfavorecidosaparecieseenalgúnlugarpúblico,sopenadelaBastilla.Loscuatroprimerospermisosotorgados,comosesupondrá,fueronparanuestroscuatroamigos.Esmás,AthosobtuvodelseñordeTrévilleseisdíasenlugardecuatroahizoañadiraestosseisdíasdosnochesdemás,porquepartieronel24,alascincodelamañana,y,porcomplacienciaaún,elseñordeTrévilleposdatóelpermisohastael25porlamañana.-Diosmío - decíaD'Artagnan, que como se sabe nunca dudaba de nada-,meparece que ponemos muchas pegas a una cosa bien simple: en dos días, yreventando dos o tres caballos (poco me importa: tengo dinero), estoy enBéthume,entregolacartadelareinaalasuperiora,ydejoalqueridotesoroquevoy a buscar no enLorraine, tampoco enBélgica, sino enParís, donde estarámejoroculto,sobretodomientraselseñorcardenalestéenLaRochelle.Luego,unavezderetornoalacampaña,mitadporlaproteccióndesuprima,mitadporelfavordeloquepersonalmentehemoshechoporella,obtendremosdelareinacuantoqueramos.Quedaos,pues,aquí,noosagotéisdefatigainútilmente:yoy

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Planchet,estodocuantosenecesitaparaunexpedicióntansimple.AlocualAthosrespondiótranquilamente.-Tambiénnosotrostenemosdinero;porqueaúnnohebebidocompletamenteelrestodeldiamante,yPorthosyAramisnoselohancomidotodo.Reventaremos,portanto,cuatrocaballosmejorqueuno.Maspensad,D'Artagnan-dijoconunavoztansombríaquesuacentodioescalofríosaljoven-,pensadqueBéthuneesunavilladondeelcardenalhacitadoaunamujerquepordoquieraquevallevaladesgraciaconsigo.Sinotuvieraisquehabéroslasmásqueconcuatrohombres,D'Artagnan,osdejaríairsolo;tenéisquehabéroslasconesamujer,vayamosloscuatro, y pliega al cielo que con nuestros cuatro criados seamos en númerosuficiente.-Measustáis,Athos-exclamóD'Artagnan-.¿Quéteméis,pues,Diosmío?-¡Todo!-respondióAthos.D'Artagnan examinó los rostros de sus compañeros, que, como el de Athos,llevaban la huella de una inquietud profunda, y continuaron camino almayortrotequepodíanloscaballos,perosinañadirunasolapalabra.El25porlanoche,cuandoentrabanenArras,ycuandoD'ArtagnanacababadeecharpieatierraenelalberguedelaHersed'Orparabeberunvasodevinouncaballerosaliódelpatiodelaposta,dondeacababadehacerelrelevotomandoatodogalope,yconuncaballofresco,elcaminodeParís.Enelmomentoenquepasabadelportalónalacalle,elvientoentreabriólacapaenqueestabaenvuelto,aunquefueseelmesdeagosto,ysellevósusombrero,queelviajeroretuvoconsumano en elmomento en que ya había abandonado su cabeza, y lo hundiórápidamentehastalosojos.D'Artagnan,queteníafijoslosojossobreaquelhombre,palidecióydejócaersuvaso.-¿Qué os ocurre, señor?… - dijo Planchet-. ¡Eh, eh! Acudid, señores, quemiamoseencuentramal.Los tres amigos acudieron y encontraron a D'Artagnan que, en lugar deencontrarsemal,corríahaciasucaballo.Lodetuvieronenelumbral.-¡Eh!¿Dóndediablosvasas?-legritóAthos.-¡Esél!-exclamóD'Artagnan,pálidodecólerayconelsudorsobrelafrente-.¡Esél!¡Dejadmequelesiga!-Peroél,¿quién?-preguntóAthos.-El,esehombre.-¿Quéhombre?-Ese hombremaldito,mi geniomalo, a quien he visto siempre cuando estabaamenazadoporalgunadesgracia;elqueacompañabaalahorriblemujercuandola encontréporprimeravez, aquel aquienbuscaba cuandoprovoqué aAthos,

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aquélaquienvilamañanadeldíaenquelaseñoraBonacieuxfueraptada.¡ElhombredeMeung! ¡Lohevisto,esél! ¡Lohe reconocidocuandoelvientohaentreabiertosucapa!-¡Diablos!-dijoAthospensativo.-Acaballo,señores,acaballo,persigámosloyloalcanzaremos.-Querido-dijoAramis-,pensadqueélvahaciaelladoopuestoalquenosotrosvamos;quetieneuncaballofrescoyquenuestroscaballosestánfatigados;que,porconsiguiente,reventaremosnuestroscaballossintenersiquieralaposibilidaddealcanzarlo.Dejemosalhombre,D'Artagnan,salvemosalamujer.-¡Eh,señor!-gritóunmozodecuadracorriendotraseldesconocido-.¡Eh,señor,seoshacaídodelsombreroestepapel!¡Eh,señor,eh!-Amigo-dijoD'Artagnan-,mediapistolaporesepapel.-Conmuchogusto,señor;aquílotenéis.Elmozodecuadra,encantadodelbuendíaquehabíahecho,regresóalpatiodelhostal;D'Artagnandesplegóelpapel.-¿Ybien?-preguntaronsusamigosrodeándolo.-¡Nadamásqueunapalabra!-dijoD'Artagnan.-Sí-dijoAramis-,peroesenombreesunnombredevillaodealdea.-Armentiéres-leyóPorthos-.Armentières,noconozcoeso.-¡Yesenombredevillaodealdeaestáescritodesumano!-exclamóAthos.-Vamos,vamos,guardemoscuidadosamenteestepapel-dijoD'Artagnan-,quizánohayaperdidomiúltimapistola.Acaballo,amigosmíos,acaballo.YloscuatrocompañerosselanzaronalgalopeporlarutadeBéthune.

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61CapítuloElconventodelasCarmelitasdeBéthune

Losgrandes criminales llevan con ellos una especie de predestinaciónque loshace superar todos los obstáculos, que los hace escapar de todos los peligros,hastaelmomentoenquelaProvidencia,cansada,hamarcadoporescollodesufortunaimpía.Así ocurría conMilady; pasó a través de los cruceros de las dos naciones, yarribóaBoulognesinningúnaccidente.Y si al desembarcar en Portsmouth Milady era una inglesa a quienes laspersecucionesdeFranciaechabandeLaRochelle,aldesembarcarenBoulogne,tras dos días de travesía, se hizo pasar por una francesa a quien los inglesesmolestabanenPortsmouth,porelodioquehabíanconcebidocontraFrancia.Milady teníaporotro ladoelmáseficazde lospasaportes: subelleza, sugranaspecto y la generosidad con que repartía las pistolas. Eximida de lasformalidades de costumbre por la sonrisa afable y lasmaneras galantes de unviejogobernadordelpuertoquelebesólamano,nosequedóenBoulognemásqueeltiempodeponerenlapostaunacartaconcebidaenestostérminos:

«ASuEminenciaMonseñorelCardenaldeRichelieu,ensucampamentoanteLaRochelle.Monseñor que Vuestra Eminencia se tranquilice; Su Gracia el duque deBuckinghamnopartiráhaciaFrancia.Boulogne,25porlanoche.

Milady***.»

«P. S. Según los deseos de Vuestra Eminencia, me dirijo al convento de lasCarmelitasdeBéthune,dondeesperarésusórdenes.»

Efectivamente, aquella misma noche Milady se puso en camino; la cogió lanoche:sedetuvoydurmióenunalbergue;luego,aldíasiguiente,alascincode

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lamañana,partió,ytreshorasdespuésentróenBéthune.SehizoindicarelconventodelasCarmelitas,yentróenélalpunto.Lasuperioravinoanteella:Miladylemostrólaordendelcardenal,laabadesalehizodarlahabitaciónyservirdedesayunar.Todoel pasado sehabíaborradoya a losojosde estamujer, y, con lamiradapuesta en el porvenir, no veía más que la alta fortuna que le reservaba elcardenal, a quien tan felizmente había servido, sin que su nombre se hubieramezcladoparanadaconaquel sangrientoasunto.Laspasiones siemprenuevasquelaconsumíandabanasuvidalasaparienciasdeesasnubesquevuelanenelcielo, reflejando tan pronto el azul, tan pronto el fuego, tan pronto el negroopaco de la tempestad, y que no dejan más rastros sobre la tierra que ladevastaciónylamuerte.Tras el desayuno, la abadesa vino a visitarla: hay pocas distracciones en elclaustro,ylabuenasuperiorateníaprisaportrabarconocimientoconsunuevapensionista.Miladyqueríaagradaralaabadesa;ahorabien,eracosafácilparaaquellamujertanrealmentesuperior;tratódeseramable:fueencantadoraysedujoalabuenasuperioraporsuconversacióntanvariadayporlasgraciasesparcidasentodasupersona.Alaabadesa,queeraunahijadelanobleza,legustabansobretodolashistoriasdecorte,queraravezlleganhastalasextremidadesdelreinoyque,sobretodo,tanto lescuesta franquear losmurosde losconventos,acuyoumbralvienenaexpirarlosrumoresmundanales.Milady, por el contrario, estaba muy al corriente de todas las intrigasaristocráticas, enmediode las cualeshabíavividoconstantementedesdehacíacincooseisaños;sepuso,pues,aentreteneralabuenaabadesaconlasprácticasmundanasdelacortedeFrancia,mezcladasalasdevocionesextremadasdelrey,le hizo la crónica escandalosa de los señores y las damas de la corte, que laabadesaconocíaperfectamentedenombre,tocóderefilónlosamoresdelareinaydeBuckingham,hablandomuchoparaquesehablasepoco.Mas la abadesa se contentó con escuchar todo y sonreír sin responder. Sinembargo, como Milady vio que este género de relato le divertía mucho,continuó;sóloquehizorecaerlaconversaciónsobreelcardenal.Perosehallabaenapuros: ignorabasi laabadesaerarealistaocardenalista:semantuvoenunpuntomedioprudente;perolaabadesa,porsuparte,semantuvoen una reserva más prudente aún, contentándose con hacer una profundainclinacióndecabezatodaslasvecesquelaviajerapronunciabaelnombredeSuEminencia.Miladycomenzóacreerqueseaburriríamuchoenelconvento;resolvió,pues,

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arriesgaralgoparasaberluegoaquéatenerse.Queriendoverhastadóndeiríaladiscreción de aquella buena abadesa, se puso a hablar mal, muy disimuladoprimero, luego más circunstanciado, del cardenal, contando los amores delministroconlaseñoradeD'Aiguillon,conMariondeLormeyconalgunasotrasmujeresgalantes.Laabadesaescuchómásatentamente,seanimópocoapocoysonrió.-Bueno-sedijoMilady-,letomagustoamidiscurso;siescardenalista,noponemuchofanatismoquedigamos.Luegopasóalaspersecucionesejercidasporelcardenalsobresusenemigos.Laabadesasecontentóconpersignarse,sinaprobarnidesaprobar.EstoconfirmóaMiladyen suopinióndeque la religiosaeramás realistaquecardenalista.Miladycontinuó,ponderandocadavezmás.-Soymuyignoranteentodasestasmaterias-dijoporfinlaabadesa-,peroporalejadasqueestemosdelacorte,pormarginadasyapartadasdelosinteresesdelmundo tenemosejemplosmuy tristesdecuantonoscontáis,yunadenuestraspensionistashasufridomuchasvenganzasypersecucionesdelseñorcardenal.-Unadevuestras pensionistas - dijoMilady-. ¡Oh,Diosmío, pobremujer!Lacompadezcoentonces.-Ytenéisrazón,porqueesmuydecompadecer:prisión,amenazas,malostratos,ha sufrido todo. Pero después de todo - prosiguió la abadesa-, quizá el señorcardenaltuvieramotivosplausiblesparaactuarasí,yaunqueellatieneelairedeunángel,nohayquejuzgarsiemprealaspersonasporelaspecto.«Bueno-sedijoMilady-,quiénsabe;quizávoyadescubriralgoaquí,estoyenvena.»Ysededicóadarasurostrounaexpresióndecandorperfecta.-¡Ay!-dijoMilady-.Yolosé;sedicequenohayquecreerenlasfisonomías;pero¿enquécreerentonces,sinoesenlamásbellaobradelSeñor?Encuantoamí,quizáestéequivocada todamivida;perome fiaré siempredeunapersonacuyorostromeinspiresimpatía.-¿Seríaistentada,pues,decreerqueestajovenesinocente?-dijolaabadesa.-Elseñorcardenalnocastigasóloloscrímenes-dijoella;hayciertasvirtudesquepersigueconmásseveridadqueciertasfechorías.-Permitidme,señora,expresarosmiextrañeza-dijolaabadesa.-Y¿dequé?-preguntóMiladyconingenuidad.-Dellenguajequetenéis.-¿Quéencontráisdesorprendenteenestelenguaje?-preguntóMiladysonriendo.-Vossoisamigadelcardenal,puestoqueosenvíaaquí,ysinembargo…-Y,sinembargo,hablomaldeél-prosiguióMilady,acabandoelpensamientodelasuperiora.

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-Almenosnohabláisbien.-Esqueyonosoysuamiga-dijoellasuspirando-,sinosuvíctima.-Pero,sinembargo,¿esacartaporlaqueosrecomiendaamí?-Esunaordencontramídemantenermeenunaespeciedeprisióndelaquemeharásacarporalgunosdesussatélites.-Mas¿porquénohabéishuido?-¿Dónde iría? ¿Creéis que hay un lugar en la tierra que no pueda alcanzar elcardenalsiquieremolestarmeentenderlamano?Siyofuerahombre,enrigor,todavíaseríaposible;peromujer,¿quéqueréisquehagaunamujer?Esa jovenpensionistaquetenéisaquí,¿hatratadodehuir?-No,cierto,peroella esotracosa, creoqueestá retenidaenFranciaporalgúnamor.-Entonces - dijo Milady con un suspiro-, si ama no es completamentedesgraciada.-¿O sea - dijo la abadesamirando aMilady con interés creciente-, que lo queestoyviendoestambiénunapobreperseguida?-¡Ay,sí!-dijoMilady.La abadesa miró un instante a Milady con inquietud, como si un nuevopensamientosurgieseensumente.-¿Vosnosoisenemigadenuestrasantafe?-dijoellabalbuceando.-¡Yo! - exclamóMilady-. ¿Yo protestante? ¡Oh, no, pongo por testigo alDiosquenosoyedeque,porelcontrario,soyfervientecatólica!-Entonces - dijo la abadesa sonriendo-, tranquilizaos; la casa en que estáis noserá una prisiónmuy dura, y haremos todo lo necesario para haceros amar lacautividad. Hay más, encontraréis aquí a esa joven perseguida sin duda aconsecuenciadealgunaintrigacortesana.Esamable,graciosa.-¿Cómolallamáis?-Me ha sido recomendada por alguien situadomuy arriba, bajo el nombre deKetty.Nohetratadodesabersuotronombre.-¡Ketty!-exclamóMilady-.¿Cómo?¿Estáissegura?-¿Quesehacellamarasí?Sí,señora.¿Laconoceríais?Miladysonrióparasímismayante la ideaquelehabíavenidodequeaquellamujerpudierasersuantiguadoncella.Alrecuerdodeestajovensemezclabaunrecuerdodecólera,yundeseodevenganzahabíaalteradolosrasgosdeMilady,que,por lodemás, casi alpuntoadoptaron la expresióncalmaybenévolaqueestamujerdecienrostrosleshabíahechoperdermomentáneamente.-¿Y cuándo podré ver a esa joven dama, por la que siento una simpatía tangrande?-preguntóMilady.-Pues esta noche - dijo la abadesa-, hoy mismo. Pero habéis viajado durante

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cuatrohoras,comovosmismamehabéisdicho;estamañanaoshabéislevantadoalascinco,debéisnecesitardescanso.Acostaosydormid,alahoradelacenaosdespertaremos.AunqueMiladyhubierapodidoprescindirmuybiendelsueño,sostenidacomoestabaportodaslasexcitacionesqueunanuevaaventurahacíaexperimentarasucorazón ávido de intrigas, no por eso dejó de aceptar el ofrecimiento de lasuperiora: desde hacía doce o quince días había pasado por tantas emocionesdiversasque,aunquesucuerpodehierropodíaaúnsoportar la fatiga, sualmanecesitabareposo.Sedespidió,pues,delaabadesayseacostó,dulcementeacunadaporlasideasde venganza que naturalmente le había traído el nombre deKetty. Recordabaaquellapromesacasiilimitadaquelehabíahechoelcardenalsitriunfabaensuempresa.Habíatriunfado;podría,pues,vengarsedeD'Artagnan.SólounacosaespantabaaMilady:eraelrecuerdodesumarido,elcondedeLaFère,aquienhabíacreídomuertooalmenosexpatriado,yqueahoravolvíaaencontrarbajoelnombredeAthos,elmejoramigodeD'Artagnan.Pero, también, si era amigo de D'Artagnan, había debido prestarle ayuda entodas las intrigas, con ayuda de las cuales la reina había desbaratado losproyectos de Su Eminencia; si era amigo de D'Artagnan, era enemigo delcardenal, y sin duda conseguiría ella envolverlo en la venganza en cuyosplieguescontabaconahogaraljovenmosquetero.TodasestasesperanzaserandulcespensamientosparaMilady;poreso,acunadaporellos,sedurmióalpunto.Fuedespertadaporunavozdulcequeresonóalpiedesucama.Abriólosojosyvioa laabadesaacompañadadeuna jovendecabellos rubios,de tezdelicada,quefijabasobreellaunamiradallenadebenevolentecuriosidad.El rostro de aquella joven le era completamente desconocido: las dos seexaminaronconunaatenciónescrupulosa,altiempoquecambiabanlossaludosde uso; las dos eran muy bellas, pero de belleza completamente distinta. Sinembargo,Miladysonrióalreconocerqueaventajabaconmuchoalajovenmujerenclaseymodalesaristocráticos.Escietoqueelhábitodenoviciaquellevabalajovennoeramuyventajosoparasostenerunaluchadeestegénero.Laabadesalaspresentóunaaotra;luego,cuandofuecumplidaestaformalidad,comosusdebereslallamabanalaiglesia,dejóalasdosjóvenesmujeressolas.Lanovicia,alveraMiladyacostada,queríaseguiralasuperiora,masMiladylaretuvo.-¿Cómo señora? - le dijo ella-. ¿Apenas os he visto y ya queréis privarme devuestrapresencia,con lacual,sinembargo,contabayo,os loconfieso,paraeltiempoquetengoquepasaraquí?

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-No, señora - respondió la novicia - sólo que temía haber escogido mal elmomento;dormid,estáisfatigada.-Bueno-dijoMilady-,¿quépuedenpedir laspersonasqueduermen?Unbuendespertar.Estedespertarvosmelohabéisdado;dejadmegozardeélamigusto.Ycogiéndolelamano,laatrajosobreunsillónqueestabajuntoasulecho.Lanoviciasesentó.-¡Diosmío-dijoella-,quédesgraciadasoy!Haceyaseismesesqueestoyaquí,sinlasombradeunadistracción;llegáisvos,vuestrapresenciaibaaserparamíunacompañíaencantadora,yheaquíquelomásprobableesquedeunmomentoaotrovayaadejarelconvento.-¡Cómo!-dijoMilady-.¿Osmarcháisenseguida?-Al menos eso espero - dijo la novicia con una expresión de alegría que notratabadedisfrazarpornadadelmundo.-Creo haber entendido que habéis sufrido por parte del cardenal - continuóMilady;hubierasidounmotivomásdesimpatíaentrenosotras.-Yamelohadichonuestrabuenamadre.¿Es,portanto,verdadquetambiénvoseraisunavíctimadeesemalvadocardenal?-¡Chiss!-dijoMilady-.Inclusoaquínohablemosasídeél;todasmisdesgraciasprocedendehaberdichomásomenosloquevosacabáisdedecir,delantedeunamujeraquienyocreíaamigamíayquemehatraicionado.Yvos,¿soistambiénvosvíctimadeunatraición?-No-dijolanovicia-,sinodemidesveloporunamujeralaqueyoquería,porquienhubieradadomivida,porlaqueaúnladaría.-Yqueoshaabandonado,¿noeseso?-He sido lo bastante injusta para creerlo, pero desde hace dos o tres días heobtenido prueba de lo contrario, y se lo agradezco aDios;me habría costadocreerquemehabíaolvidado.Perovos,señora-continuólanovicia-meparecequeestáislibre,yquesiquisieraishuir,nodependeríamásquedevos.-¿Dóndequeréisquevayasinamigos,sindinero,enunapartedeFranciaquenoconozco,adondenohevenidonunca?…-¡Oh! - exclamó lanovicia-.Encuantoa amigos, los tendréispor todaspartesdondeosmostréis.Parecéistanbuenaysoistanbella…-Estonomeimpide-prosiguióMiladyendulzandosusonrisademaneraqueledabaunaexpresiónangelical-queyoestésolayperseguida.-Escuchad - dijo la novicia-, hay que tener esperanza en el cielo, como veis;siemprevieneenelmomentoenqueelbienquesehahechodefiendenuestracausaanteDios,ymirad,quizáseaunasuerteparavos,porhumildeysinpoderqueyo sea, quemehayáis encontrado; porque si yo salgo de aquí, pues bien,tendré algunos amigos poderosos que, después de haberse puesto en campaña

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pormí,podrántambiénponerseencampañaporvos.-¡Oh!Cuandohedichoqueestabasola-dijoMilady,esperandohacerhablaralanoviciahablandodeellamisma-,noesporfaltadeteneralgunosconocimientossituados arriba; pero estos conocimientos tiemblan ante el cardenal: la reinamismanoseatreveasosteneraalguiencontraelcardenal;tengopruebasdequesumajestad, pese a su excelente corazón, ha sido obligadamás de una vez aabandonaralacóleradeSuEminenciaapersonasquelahabíanservido.-Creedme, señora, la reina puede parecer haber abandonado a esas personas;pero no hay que creer en las apariencias; cuanto más perseguidas son, máspiensaenellas,yconfrecuencia,enelmomentoenqueellasmenoslopiensan,tienenpruebasdesubuenrecuerdo.-¡Ay!-dijoMilady-.Locreo.Estanbuenalareina…-¡Oh, entonces conocéis a esa bella y noble reina, puesto que habláis así! -exclamólanoviciaconentusiasmo.-Esdecir-replicóMilady,acorraladaensusposiciones-,aellapersonalmentenotengo el honorde conocerla; pero conozco abuennúmerode sus amigosmásíntimos:conozcoalseñordePutange,heconocidoenInglaterraalseñorDujart,conozcoalseñordeTréville.-¡ElseñordeTréville!-exclamólanovicia-.¿ConocéisalseñordeTréville?-Sí,perfectamente,muchoincluso.-¿Elcapitándelosmosqueterosdelrey?-Elcapitándelosmosqueterosdelrey.-¡Oh,vaisaver-exclamólanovicia-cómodentrodeunmomentovamosasermuyconocidas,casiamigas!SiconocéisalseñordeTrévillehabréisdebidoirasucasa.-¡Con frecuencia! - dijo Milady, que una vez entrada en esta vía y dándosecuentadequelamentiratriunfaba,queríallevarlahastaelfinal.-Ensucasahabréisdebidoveraalgunosdesusmosqueteros…-¡A todos los que habitualmente recibe! - respondió Milady, para quien estaconversaciónempezabaateneruninterésreal.-Nombradmeaalgunosdelosquevosconozcáisyveréisqueestaránentremisamigos.-Conozco - dijo Milady embarazada - al señor de Louvigny, al señor deCourtivron,alseñordeFérussac.Lanovicialadejódecir;luego,viendoquesedetenía:-¿Ynoconocéis-ledijo-aungentilhombrellamadoAthos?Milady se puso tan pálida como las sábanas entre las que se acostaba, y pordueña que fuera de sí misma no pudo impedirse lanzar un grito cogiendo lamanodesuinterlocutoraydevorándolaconlamirada.

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-¿Qué, qué os ocurre? ¡Oh, Dios mío! - preguntó aquella pobre mujer-. ¿Hedichoalgoqueoshayaherido?-No,peroesenombremehasorprendidoporquetambiényoheconocidoaesegentilhombre, y porquemeparece extraño encontrar a alguien que le conozcamucho.-¡Oh, sí, mucho, no solamente a él, sino también a sus amigos, los señoresPorthosyAramis!-De veras, también a ellos los conozco - exclamó Milady, que sintió el fríopenetrarhastasucorazón.-Puesbien,silosconocéis,debéissaberquesonbuenosyfrancoscompañeros.¿Porquénososdirigísaellossinecesitáisapoyo?-Es decir - balbuceóMilady-, yo no estoy vinculada realmente a ninguno deellos;losconozcoporhaberoídohablarmuchodeellosaunodemisamigos,elseñorD'Artagnan.-¡ConocéisalseñorD'Artagnan!-exclamólanoviciaasuvez,cogiendolamanodeMiladyydevorándolaconlosojos.LuegonotandolaextrañaexpresióndelamiradadeMilady:-Perdón,señora-dijo-,¿atítulodequéloconocéis?-Pues-replicoMiladyenapuros-atítulodeamigo.-Meengañáis,señora-dijolanovicia;habéissidosuamante.-Soisvosquienlohabéissido,señora-exclamóMiladyasuvez.-¡Yo!-dijolanovicia.-Sí,vos;ahoraosconozco,vossoislaseñoraBonacieux.Lajovenretrocedió,llenadesorpresaydeterror.-¡Oh,noloneguéis!Responded-prosiguióMilady.-Puesbien:sí,señora;yoleamo-dijolanovicia-,¿somosrivales?El rostrodeMilady seencendiódeun fuego tan salvajequeencualquierotracircunstancia la señora Bonacieux habría huido de espanto; pero estabatotalmentedominadaporloscelos.-Veamos: decís, señora - prosiguió la señoraBonacieux con una energía de laqueselahubieracreídoincapaz-,quéhabéissidoosoissuamante?-¡Oh,oh!-exclamóMiladyconunacentoquenoadmitíadudasobresuverdad-.¡Jamás,jamás!-Oscreo-dijolaseñoraBonacieux;mas¿porquéentonceshabéisgritadoasí?-¿Cómo,nocomprendéis?-dijoMilady,quesehabíarepuestodesuturbaciónyquehabíarecuperadotodasupresenciadeánimo.-¡Cómoqueréisquecomprenda!Yonosénada.-¿No comprendéis que, por ser mi amigo, D'Artagnan me había tomado porconfidente?

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-¿Deveras?-¡Nocomprendéisquelosétodo:vuestroraptodelacasitadeSaintGermain,sudesaparición, la de sus amigos, sus búsquedas inútiles desde esemomento!Y¿cómo no queréis queme sorprenda, cuando sin sospechármelome encuentroconvos,dequienhemoshabladocontantafrecuenciajuntos,convos,aquienélama con toda la fuerza de su alma, con vos, a quien élme había hecho amarantes de haberos visto? ¡Ay, queridaCostance, ahora os encuentro, por fin osveo!YMiladytendiósusbrazosalaseñoraBonacieux,que,convencidaporloqueacababa de decirle, no vio ya en estamujer, en quien un instante antes habíacreídosurival,másqueunaamigasincerayabnegada.-¡Oh,perdonadme,perdonadme!-exclamóelladejándoseirsobresuhombro-.¡Loamotanto!Lasdosmujeresestuvieronuninstanteabrazadas.Desdeluego,silasfuerzasdeMiladyhubieranestadoalaalturadesuodio,laseñoraBonacieuxsólohubierasalidomuertadeaquelabrazo.Peronopudiendoahogarla,lesonrió.-¡Oh, querida, querida muchacha - dijo Milady-, cuán feliz soy al veros!Dejadmemiraros-ydiciendoestaspalabrasladevorabainquisitivamenteconlamirada-. Sí, sois vos. ¡Ah y, por cuantome ha dicho, os reconozco ahora, osreconozcoperfectamente!Lapobrejovennopodíasospecharloquedehorrorosamentecruelpasabatraslamuralladeaquellafrentepura,trasaquelosojostanbrillantesdondenoleíaotracosasinointerésycompasión.-Entoncessabéiscuántohesufrido-dijolaseñoraBonacieux-,puestoqueoshedicholoqueélsufría;perosufrirporélesfelicidad.Miladyreplicómaquinalmente.-Sí,esfelicidad.Ellapensabaenotracosa.-Y, además - continuó la señora Bonacieux-, mi suplicio toca a su término;mañana,quizáestanoche,lovolveréaver,yentonceselpasadonoexistirá.-¿Estanoche?¿Mañana?-exclamóMiladysacadadesuensoñaciónporaquellaspalabras-.¿Quéqueréisdecir?¿Esperáisalgunanuevadeél?-Loesperoaél.-Aél.¿D'Artagnanaquí?-Elmismo.-¡Peroesimposible!EstáenelsitiodeLaRochelleconelcardenal;novolveráaParíssinodespuésdelatomadelaciudad.-Voscreéiseso,pero¿esquehayalgoimposibleparamiD'Artagnanelnobleylealgentilhombre?

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-¡Oh,nopuedocreeros!-¡Buenos entonces leed! - dijo en el exceso de su orgullo y de su alegría ladesventuradajovenpresentandounacartaaMilady.«¡LaescrituradelaseñoraChevreuse!-sedijoparasusadentrosMilady-.¡Ay,estabaseguradequeteníaconocimientosporeselado!»Yleyóávidamenteestaspocaslíneas:

«Miqueridaniña,estadpreparada:nuestroamigoosverámuypronto,ynoosverámásqueparaarrancarosdelaprisiónenquevuestraseguridadexigíaqueestuvieseis oculta; preparaos, pues, para la partida y no desesperéis jamás denosotros.Vuestro encantador gascón acaba de mostrarse valiente y fiel como siempre;decidlequeseleagradeceenalgunaparteelavisoquehadado.»

-Sí,sí-dijoMilady-,sí,lacartaesprecisa.¿Sabéiscuáleseseaviso?-No, sospecho solamente que haya prevenido a la reina de alguna nuevamaquinacióndelcardenal.-Sí,esoessinduda-dijoMilady,devolviendolacartaalaseñoraBonacieuxydejandocaersucabezapensativasobresupecho.Enaquelmomentoseoyóelgalopedeuncaballo.-¡Oh!-exclamólaseñoraBonacieuxprecipitándosealaventana-.¿Seráyaél?Miladyhabíapermanecidoensucama,petrificadaporlasorpresa;tantascosasinesperadaslellegabandegolpequeporprimeravezlacabezalefallaba.-¡El,él!-murmuróella-.¿Seráél?Ypermanecíaenlacamaconlosojosfijos.-¡Ay,no!-dijolaseñoraBonacieux-.Esunhombrequenoconozcoyque,sinembargo, parece que viene hacia aquí; sí, aminora su carrera, se detiene en lapuerta,llama.Miladysaltófueradesucama.-¿Estáiscompletamenteseguradequenoesél?-dijoella.-¡Oh,sí,completamentesegura!-Quizáhayáisvistomal.-¡Oh!Aunquenovieramásquelaplumadesusombrero,lapuntadesucapa,loreconocería.Miladyseguíavistiéndose.-Noimporta,¿decísqueesehombrevienehaciaaquí?-Sí,haentrado.-Esparavosoparamí.-¡Oh,Diosmío,quéagitadaparecéis!

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-Sí,loconfieso,yonotengovuestraconfianza,temocualquiercosadelcardenal.-¡Chis!-dijolaseñoraBonacieux-.Alguienviene.Efectivamente,lapuertaseabrióyentrólasuperiora.-SoisvoslaquellegáisdeBoulogne?-preguntóaMilady.-Sí, soy yo - respondió ésta tratando de recuperar su sangre fría-. ¿Quiénpreguntapormí?-Unhombrequenoquieredecirsunombre,peroquevienedepartedelcardenal.-¿Yquéquieredecirme?-preguntóMilady.-QuequierehablarconunadamaquehallegadodeBoulogne.-Entonceshacedloentrar,señora,osloruego.-¡Oh, Dios mío, Dios mío! - dijo la señora Bonacieux-. ¿Será alguna malanoticia?-Tengomiedo.-Os dejo con ese extraño, pero tan pronto como se marche, volveré si me lopermitís.-¡Cómono!Oslosuplico.LasuperioraylaseñoraBonacieuxsalieron.Miladysequedósola,fijoslosojosenlapuerta;uninstantedespuésseoyóelruidodeespuelasqueresonabanenlasescaleras, luegolospasosseacercaron,luegolapuertaseabrióyaparecióunhombre.Milady lanzó un grito de alegría: aquel hombre era el conde deRochefort, elinstrumentociegodeSuEminencia.

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62CapítuloDosvariedadesdedemonios

-¡Ah!-exclamaronalmismotiempoRochefortyMilady-.¡Soisvos!-Sí,soyyo.-¿Yllegáis?…-preguntóMilady.-DeLaRochelle.¿Yvos?-DeInglaterra.-¿Buckingham?-Muerto o herido peligrosamente; cuando yo partía sin haber podido obtenernadadeél,unfanáticoacababadeasesinarlo.-¡Ah!-exclamóRochefortconunasonrisa-. ¡Heahíunazarmuyfeliz!YquesatisfarámuchoaSuEminencia.¿Lehabéisavisado?-LeescribídesdeBoulogne.Pero¿cómoestáisaquí?-SuEminencia,inquieto,mehaenviadoenvuestrabusca.-Lleguéayer.-¿Yquéhabéishechodesdeayer?-Noheperdidomitiempo.-¡Oh!Esomelosospechodesobra.-¿Sabéisaquiénheencontradoaquí?-No.-Adivinad.-¿Cómoqueréis…?-Aesajovenaquienlareinahasacadodeprisión.-¿LaamantedelpequeñoD'Artagnan?-Sí,alaseñoraBonacieux,cuyoretiroignorabaelcardenal.-Bueno-dijoRochefort-,ahítenemosunazarquepuedeigualarseconelotro.Elseñorcardenalesrealmenteunhombreprivilegiado.-¿Comprendéismiasombro-continuóMilady-cuandomeheencontradocaraacaraconestamujer?-¿Ellaosconoce?-No.-Entonces,¿osmiracomoaunaextraña?

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Miladysonrió.-¡Soysumejoramiga!-Pormi honor - dijo Rochefort-, no hay como vos, mi querida condesa, parahacermilagros.-Yvalelapena,caballero-dijoMilady-,porque¿sabéisquépasa?-No.-Vanavenirabuscarlamañanaopasadomañanaconunaordendelareina.-¿Deverdad?¿Yquién?-D'Artagnanysusamigos.-RealmenteharántantoquenosveremosobligadosaenviarlosalaBastilla.-¿Porquénosehahechoya?-¡Qué queréis! Porque el señor cardenal tiene por esos hombres una debilidadqueyonocomprendo.-¿Deveras?-Sí.-Pues bien, decidle esto, Rochefort, decidle que nuestra conversación en elalbergue delColombierRouge fue oída por esos cuatro hombres; decidle quedespuésdesupartidaunodeellossubióymearrancómediantelaviolenciaelsalvoconducto queme había dado; decidle que habían hecho avisar a lord deWinterdemipasoaInglaterra;quetambiénenestaocasiónhanestadoapuntodehacer fracasarmimisión, comohicieron fracasar lade losherretes;decidleque entre esos cuatro hombres, sólo dos son de temer, D'Artagnan y Athos;decidlequeeltercero,Aramis,eselamantedelaseñoradeChevreuse:hayquedejar vivir a éste, sabemos su secreto, puede ser útil; en cuanto al cuarto,Porthos,esuntonto,unfatuoyunnecio:quenosepreocupesiquiera.-Pero esos cuatro hombres deben estar en este momento en el asedio de LaRochelle.-Esocreíacomovos;perounacartaquelaseñoraBonacieuxharecibidodelaseñora deChevreuse, y que ha cometido la imprudencia de comunicarme,mellevaacreerqueporelcontrarioestoscuatrohombresestándecaminoyvienenallevársela.-¡Diablos!¿Quéhacer?-¿Quéoshadichoelcardenalamirespecto?-Querecibavuestrospartesescritosoverbales,quevuelvaalpuesto,ycuandoélsepaloquehabéishecho,pensaráenloquedebéishacer.-¿Deboentoncesquedarmeaquî?-preguntóMilady.-Aquíoenlosalrededores.-¿Nopodéisllevarmeconvos?-No, la orden es formal; en los alrededores del campamento podríais ser

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reconocida, y vuestra presencia, como comprenderéis, comprometería a SuEminencia,sobretododespuésdeloqueacabadepasarallá.Sóloquedecidmepor adelantado dónde esperaréis noticias del cardenal, que yo sepa siempredóndeencontraros.-Escuchad,esprobablequenopuedapermaneceraquí.-¿Porqué?-Olvidáisquemisenemigospuedenllegardeunmomentoaotro.-Cierto;peroentonces,¿esamujercitavaaescapárseleaSuEminencia?-¡Bah!-dijoMiladyconunasonrisaquenopertenecíamásqueaella-.Olvidáisqueyosoysumejoramiga.-¡Ah,escierto!Puedo,portanto,deciralcardenalque,respectoaesamujer…-Queestétranquilo.-¿Esoestodo?-Elsabráloquequieredecir.-Loadivinará.Ahora,veamos,¿quédebohaceryo?-Salir al instante;me parece que las nuevas que lleváis bienmerecen que nosdemosprisa.-MisillasehapartidoalentrarenLillers.-¡Estupendo!-¿Cómoestupendo?-Sí,necesitovuestrasilla-dijolacondesa.-¿Ycómoiréyoentonces?-Atodogalope.-Ostienensincuidadoesascientoochentaleguas.-¿Quéeseso?-Seharán.¿Yluego?-Luego,alpasarporLillers,medevolvéislasillaconordenavuestrocriadodeponerseamidisposición.-Bien.-Indudablemente,tendréisencimadevosalgunaordendelcardenal…-Tengomiplenopoder.-Lomostraréis a la abadesa diciendo que vendrán a buscarme, bien hoy, bienmañana, y que yo tendré que seguir a la persona que se presente en vuestronombre.-¡Muybien!-Noolvidéistratarmeduramentecuandohabléisdemíalaabadesa.-¿Porqué?-Yo soy una víctima del cardenal. Tengo que inspirar confianza a esa pobreseñoraBonacieux.

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-Deacuerdo.Ahora,¿queréishacermeuninformedetodoloquehapasado?-Yaoshecontadolosacontecimientos,tenéisbuenamemoria,repetidlascosastalcomooslashedicho,unpapelsepierde.-Tenéis razón;basta con saberdónde encontraros, paraquenovaya a recorrerinútilmenteporlosalrededores.-Escierto,esperad.-¿Tenéisunmapa?-¡Oh!Conozcoestaregióndemaravilla.-¿Vos?¿Cuándohabéisvenidoaquí?-Fuicriadaaquí.-¿Deverdad?-Siempresirvedealgo,comoveis,habersidocriadaenalgunaparte.-Entoncesmeesperáis…-Dejadmepensaruninstante;claro,mirad,enArmentières.-¿QuéesArmentières?-UnapequeñaaldeajuntoalLys;notendrémásquecruzarelríoyestoyenunpaísextranjero.-¡Demaravilla!Peroquequedeclaroquenoatravesaréiselríomásqueencasodepeligro.-Porsupuesto.-Yenesecaso,¿cómosabrédóndeestáis?-¿Necesitáisavuestrolacayo?-No.-¿Esunhombreseguro?-Atodaprueba.-Dádmelo; nadie lo conoce, lo dejo en el lugar del quemé voy y él os llevaadondeestoy.-¿YdecísquemeesperáisenArmentières?-EnArmentières-respondióMilady.-Escribidmeesenombreenun trozodepapel,novayaa serque loolvide;unnombredealdeanoescomprometedor,¿noesas?-¿Quiénsabe?Noimporta-dijoMiladyescribiendoelnombreenmediahojadepapel-,mecomprometo.-¡Bien!-dijoRochefortcogiendodelasmanosdeMiladyelpapel,queplegóymetió en el forro de su sombrero-. Por otra parte, tranquilizaos; voy a hacercomo losniños,yencasodequepierdaesepapel, repetiréelnombredurantetodoelcamino.Yahora,¿esoestodo?-Creoquesí.-Intentaremos recordar: Buckingham, muerto o gravemente herido; vuestraconversaciónconel cardenal, oídapor los cuatromosqueteros; lorddeWinter

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avisado de vuestra llegada a Portsmouth; D'Artagnan y Athos, a la Bastilla;Aramis, amante de la señora de Chevreuse; Porthos, un fauto; la señoraBonacieux,vueltaaencontrar;enviaroslasillaloantesposible;ponermilacayoavuestradisposición;hacerdevosunavíctimadelcardenalparaquelaabadesanosospeche;Armentières,aorillasdelLys.¿Eseso?-Realmente, mi querido caballero, sois un milagro de memoria. A propósito,añadidunacosa.-¿Cuál?-He visto bosques muy bonitos que deben lindar con el jardín del convento,decidquemeestápermitidopasearporesosbosques.¿Quiénsabe?Quizátenganecesidaddesalirporunapuertadeatrás.-Pensáisentodo.-Yvos,vosolvidáisunacosa.-¿Cuál?-Preguntarmesinecesitodinero.-Tenéisrazón,¿cuántoqueréis?-Todoeloroquetengáis.-Tengoaproximadamentequinientaspistolas.-Yo tengo otro tanto; con mil pistolas se hace frente a todo; vaciad vuestrosbolsillos.-Aquíestán,condesa.-Bien,miqueridoconde.¿Cuándopartís?-Dentrodeunahora: el tiempode tomarunbocado, durante el cual enviaré abuscaruncaballodeposta.-¡Demaravilla!¡Adiós,caballero!-Adiós,condesa.-Recomendadmealcardenal-dijoMilady.-RecomendadmeaSatán-replicóRochefort.MiladyyRochefortcambiaronunasonrisaysesepararon.Unahoradespués,Rochefortpartióagalopetendidoensucaballo;cincohorasmás tarde pasaba por Arras. Nuestros lectores ya saben cómo había sidoreconocidoporD'Artagnan,ycómoeste reconocimiento, inspirando temoresaloscuatromosqueteros,habíandadonuevaactividadasuviaje.

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63CapítuloGotadeagua

ApenashabíasalidoRochefort,volvióaentrarlaseñoraBonacieux.EncontróaMiladyconelrostrorisueño.-Ybien-dijo la joven- loquevos temíaisha llegado,por tanto;estanocheomañanaelcardenalosenvíaarecoger.-¿Quiénoshadichoeso,niñamía?-preguntóMilady.-Loheoídodelabocamismadelmensajero.-Venidasentarosaquíamilado-dijoMilady.-Yaestoyaquí.-Esperadquemeaseguredesialguiennosescucha.-¿Porquétodasestasprecauciones?-Ahoravaisa saberlo.Miladyse levantóy fuea lapuerta laabrió,miróenelcorredoryvolvióasentarsejuntoalaseñoraBonacieux.-Entonces-dijoella-,hainterpretadobiensupapel.-¿Quién?-Elquesehapresentadoalaabadesacomoenviadodelcardenal.-Eraentoncesunpapelquerepresentaba?-Sí,niñamía.-Esehombrenoesentonces…-Esehombre-dijoMiladybajandolavoz-esmihermano.-¡Vuestrohermano!-exclamólaseñoraBonacieux.-Puessí,sólovossabéisestesecreto,niñamía;siloconfiáisaalguien,seaelquesea,estaréperdida,yquizávostambién.-¡Oh,Diosmío!-Escuchad,loquepasaesesto:mihermano,queveníaenmiayudaparasacarmedeaquíalafuerzasierapreciso,sehaencontradoconelemisariodelcardenalqueveníaabuscarme;lohaseguido.Alllegaraunlugardelcaminosolitarioyapartado,hasacadolaespadaconminandoalmensajeroaentregarlelospapelesde que era portador; el mensajero ha querido defenderse, mi hermano lo hamatado.-¡Oh!-exclamólaseñoraBonacieuxtemblando.

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-Eraelúnicomedio,pensadenello.Entoncesmihermanoharesueltosustituirlafuerza por la astucia: ha cogido los papeles y se ha presentado aquí como elemisariomismodelcardenal,ydentrodeunahoraodos,uncochedebevenirarecogermedepartedeSuEminencia.-Comprendo;esecocheesvuestrohermanoquienosloenvía.-Exacto; pero esono es todo: esa carta quehabéis recibidoy que creéis de laseñoradeChevreuse…-¿Qué?-Esfalsa.-¿Cómo?-Sí, falsa: es una trampa para que no hagáis resistencia cuando vengan abuscaros.-PerosivendráD'Artagnan.-Desengañaos, D'Artagnan y sus amigos están retenidos en al asedio de LaRochelle.-¿Cómosabéiseso?-Mi hermano ha encontrado a los emisarios del cardenal con traje demosqueteros.Oshabríanllamadoalapuerta,voshabríaiscreídoquesetratabadeamigososraptabanyosllevabanaParís.-¡Oh, Dios mío! Mi cabeza se pierde en medio de este caos de iniquidades.Sientoquesiestodurase-continuólaseñoraBonacieuxllevandosusmanosasufrente-mevolveríaloca.-Esperad.-¿Qué?-Oigoelpasodeuncaballo,eseldemihermanoquesemarcha;quierodecirleelúltimoadiós,venid.MiladyabriólaventanaahizoseñasalaseñoraBonacieuxdereunirseconella.Lajovenfueallí.Rochefortpasabaalgalope.-¡Adiós,hermano!-exclamóMilady.Elcaballeroalzó lacabeza,vioa lasdos jóvenesy,mientrasseguíacorriendo,hizoaMiladyunaseñaamistosaconlamano.-¡EstebuenGeorges!-dijoellavolviendoacerrarlaventanaconunaexpresiónderostrollenadeafectoymelancolía.Yvolvióasentarseensusitio,comosisesumieraenreflexionescompletamentepersonales.-Queridaseñora-dijolaseñoraBonacieux-,perdónporinterrumpiros,pero¿quémeaconsejáishacer?¡Diosmío!Vostenéismásexperienciaqueyo;hablad,osescucho.

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-Enprimerlugar-dijoMilady-,puedequeyomeequivoqueyqueD'Artagnanysusamigosvenganrealmenteenvuestraayuda.-¡Oh,hubierasidodemasiadohermoso!-exclamólaseñoraBonacieux-.Ytantafelicidadnoestáhechaparamí.-Entonces, atended; será simplemente una cuestión de tiempo, una especie decarrera para saber quién llegará primero. Si son vuestros amigos los que losaventajanen rapidez,estaréis salvada; si son los satélitesdelcardenal, estaréisperdida.-¡Ohsí,perdidasinremisión!¿Quéhacerentonces?¿Quéhacer?-Habríaunmediomuysimple,muynatural…-¿Cuál?Decid.-Seríaesperarocultaenlosalrededoresyasegurarosdequiénessonloshombresquevienenabuscaros.-Pero¿dóndeesperar?-¡Oh, eso sí que no es un problema!Yomismame detendré yme ocultaré aalgunas leguas de aquí, a la espera de que mi hermano venga a reunirseconmigo;puesbien,osllevoconmigo,nosescondemosyesperamosjuntas.-Peronomedejaránpartir,aquíestoycasiprisionera.-Comocreenqueyomemarchoporordendel cardenal, no creeránque estéisdeseosadeseguirme.-¿Y?-Pueslosiguiente:elcocheestáenlapuerta,vosmedespedís,subísalestriboparaestrecharmeenvuestrosbrazosporúltimavez;elcriadodemihermanoquevienearecogermeestáavisado,haceunaseñalalpostillónypartimosalgalope.-PeroD'Artagnan,D'Artagnan,¿siviene?-¿Nohemosdesaberlo?-¿Cómo?-Nadamásfácil.HacemosregresaraBéthuneaesecriadodemihermano,delcual, ya os lo he dicho, podemos fiarnos; se disfraza y se aloja frente alconvento;sisonlosemisariosdelcardenallosquevienen,nosemueve;sieselseñorD'Artagnanysusamigos,losllevaadondeestamosnosotras.-Entonces,¿losconoce?-Claro,havistoalseñorD'Artagnanenmicasa.-¡Oh,sí,sí,tenéisrazón!Deestaformatodovadelamejormaneraposible;perononosalejemosdeaquí.-Asieteaocholeguastodolomás,nossituamosjuntoalafrontera,porejemplo,yalaprimeraalerta,salimosdeFrancia.-Yhastaentonces,¿quéhacer?-Esperar.

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-Pero¿ysillegan?-Elcochedemihermanollegaráantesqueellos.-¿Siestoy lejosdevoscuandovengana recogernos,comiendoocenando,porejemplo?-Hacedunacosa.-¿Cuál?-Decid a vuestra buena superiora que para dejarnos lomenos posible le pedíspermisodecompartirmicomida.-¿Lopermitirá?-¿Quéinconvenientehayeneso?-¡Oh,muybiendeestaformanonosdejaremosuninstante!-Pues bien, bajad a su cuarto para hacerle saber vuestra petición; siento micabezapesada,voyadarunavueltaporeljardín.-Id,pero¿dóndeosvolveréaencontrar?-Aquí,dentrodeunahora.-Aquí, dentro de una hora. ¡Oh, cuán buena sois! Os lo agradezco. Cómo nointeresarmedevos?Aunquenofueraishermosayencantadora,¿nosoislaamigadeunodemismejoresamigos?-QueridoD'Artagnan.¡Oh,cómoosloagradecerá!-Esoespero.Vamos,todoestáconvenido,bajemos.-¿Vaisaljardín?-Sí.-Seguidestecorredor,unaescaleritaosconduceallí.-¡Demaravilla!¡Gracias!Y las dos mujeres se separaron cambiando una encantadora sonrisa. Miladyhabía dicho la verdad, tenía la cabeza pesada porque sus proyectos malclasificadosentrechocabancomoenuncaos.Necesitabaestarsolaparaponerunpocodeordenensuspensamientos.Veíavagamenteenelfuturo;perolehacíafaltaunpocodesilencioydequietudparadaratodassusideas,aúnconfusas,unaformanítida,unplanfijo.Lomás acuciante era raptar a la señoraBonacieux, ponerla en lugar seguro yallí, llegado el caso, hacer de ella un rehén. Milady comenzaba a temer elresultadodeaqueldueloterribleenquesusenemigosponíantantaperseveranciacomoellaencarnizamiento.Por otra parte, sentía, como se siente venir una tormenta, que aquel resultadoestabacercanoynopodíadejardeserterrible.Loprincipalparaella,comohemosdicho,eraportantotenerensusmanosalaseñoraBonacieux.LaseñoraBonacieuxeralavidadeD'Artagnan;eramásquesuvida,eraladelamujerqueélamaba;era,encasodemalasuerte,unmedio

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detrataryobtenercontodaseguridadbuenascondiciones.Ahorabien,estepuntoestabafijado: laseñoraBonacieux,sindesconfianza, laseguía; una vez oculta con ella en Armentières, era fácil hacerle creer queD'Artagnan no había venido aBéthune.Dentro de quince días comomáximo,Rochefort estaría de vuelta; durante esos quince días, por otra parte, pensaríasobreloqueteníaquehacerparavengarsedeloscuatroamigos.Noseaburriría,graciasaDios,porquetendríaelpasatiempomásdulcequelossucesospuedenconcederaunamujerdesucarácter:unabuenavenganzaqueperfeccionar.Altiempoquepensaba,poníalosojosasualrededoryclasificabaensucabezalatopografíadeljardín.Miladyeracomoungeneralqueprevéjuntaslavictoriay la derrota, y que está preparado, según las alternativas de la batalla, para irhaciaadelanteobatirseenretirada.Alcabodeunahoraoyóunavozdulcequelallamaba:eralaseñoraBonacieux.Labuenaabadesahabíaconsentidonaturalmenteentodoy,paraempezar,ibanacenarjuntas.-Alllegaralpatio,oyeronelruidodeuncochequesedeteníaenlapuerta.-¿Oís?-dijoella.-Sí,elrodardeuncoche.-Eselquemihermanonosenvía.-¡Oh,Diosmío!-¡Vamos,valor!Llamaronalapuertadelconvento,Miladynosehabíaengañado.-Subid a vuestra habitación - le dijo a la señora Bonacieux-, tendréis algunasjoyasquedesearéisllevaros.-Tengosuscartas-dijoella.-Puesbien,idabuscarlasyvenidareunirosconmigoamicuarto,cenaremosdeprisa;quizáviajemosunapartedelanoche,hayquetomarfuerzas.-¡Gran Dios! - dijo la señora Bonacieux llevándose la mano al pecho-. Elcorazónmeahoga,nopuedocaminar.-¡Valor,vamos,valor!Pensadquedentrodeuncuartodehoraestaréissalvada,ypensadqueloquevaisahacer,lohacéisporél.-¡Ohsí,todoporél!Mehabéisdevueltomivalorconunasolapalabra;id,yomereuniréconvos.Miladysubiórápidamenteasucuarto,encontróallíallacayodeRochefortylediosusinstrucciones.Debíaesperaralapuerta;siporcasualidadaparecíanlosmosqueteros,elcochepartía al galope, daba la vuelta al convento a iba a esperar a Milady a unapequeñaaldeasituadaalotro ladodelbosque.Enestecaso,Miladycruzabaeljardínyganaba laaldeaapie;ya lohabíadicho,Miladyconocíademaravilla

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estapartedeFrancia.Si losmosqueterosnoaparecían, lascosasmarcharíancomoestabaconvenido:laseñoraBonacieuxsubíaalcochesopretextodedecirleadiósyMiladyraptabaalaseñoraBonacieux.LaseñoraBonacieuxentróy,paraquitarlecualquiersospecha,siesquelatenía,Miladyrepitióanteellaallacayotodalaúltimapartedesusinstrucciones.Milady hizo algunas preguntas sobre el coche: era una silla tirada por trescaballos,guiadaporunpostillón;ellacayodeRochefortdebíaprecederlacomocorreo.EraunerrordeMiladysutemoraquelaseñoraBonacieuxtuvierasospechas:lapobrejovenerademasiadopuraparasospecharenotramujersemejanteperfidia;además, el nombre de la condesa de Winter, que había oído pronunciar a laabadesa, le era completamentedesconocido, a ignoraba inclusoqueunamujerhubieratenidopartetangrandeytanfatalenlasdesgraciasdesuvida.-Yaloveis-dijoMiladycuandoellacayohubosalido-,todoestádispuesto.Laabadesanosospechanadaycreequevieneabuscarmedepartedelcardenal.Esehombre va a dar las últimas órdenes: tomad algo, bebed una gota de vino ypartamos.-Sí-dijomaquinalmentelaseñoraBonacieux-,sí,partamos.Miladylehizoseñasdesentarseanteella,lepusounvasitodevinoespañolylesirvióunapechuga.-Ved - ledijo-, todonosayuda: laoscuridad llega; al albahabremos llegadoanuestro refugio y nadie podrá sospechar dónde estamos. Vamos, valor, tomadalgo.LaseñoraBonacieuxcomiómaquinalmentealgunosbocadosytemplósuslabiosenelvaso.-Vamos,vamos-dijoMiladyllevandoelsuyoasuslabios-,hacedcomoyo.Peroenelmomentoenqueloacercabaasuboca,sumanoquedósuspendida:acababa de oír en la ruta como el rodar lejano de un galope que se ibaaproximando;luego,casialmismotiempo,leparecióoírrelinchosdecaballos.Aquelruidolasacódesualegríacomounruidodetormentadespiertaenmediode un hermoso sueño; palideció y corrió a la ventana mientras la señoraBonacieux,levantándosetodatemblorosa,seapoyabasobresusillaparanocaer.Noseveíanadaaún,sóloseoíaelgalopequecontinuabaacercándose.-¡Oh,Diosmío!-dijolaseñoraBonacieux-.¿Quéeseseruido?-El de nuestros amigos o de nuestros enemigos - dijoMilady con su terriblesangrefría;quedaosdondeestáis;voyadecíroslo.La señora Bonacieux permaneció de pie, muda, inmóvil y pálida como unaestatua.

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El ruido se hacía más fuerte, los caballos no debían estar a más de cientocincuentapasos;sinoselosdivisabatodavía,esporquelarutaformabauncodo.Sin embargo, el ruido se hacía tan nítido que se hubieran podido contar loscaballosporelruidoirregulardesusherraduras.Miladymirabacon toda lapotenciadesuatención.Necesitópocotiempoparapoderreconoceralosquellegaban.Depronto,enelrecododelcamino,viorelucirlossombrerosgalonadosyflotarlas plumas; contó dos, después cinco, luego ocho caballeros; uno de ellosprecedíaatodoslosdemásendoscuerposdecaballo.Milady lanzó un rugido ahogado. En el que venía a la cabeza reconoció aD'Artagnan.-¡Oh,Diosmío,Diosmío!-exclamólaseñoraBonacieux-.¿Quépasa?-Es el uniforme de los guardias del señor cardenal; no hay un momento queperder - exclamóMilady-. ¡Huyamos, huyamos! -Sí, sí, huyamos - repitió laseñoraBonacieux,perosinpoderdarunpaso,clavadacomoestabaensusitioporelterror.Seoyóaloscaballerosquepasabanbajolaventana.-¡Venid,perovenid!-exclamabaMiladytratandodearrastrarala jovenporelbrazo-.Graciasaljardín,aúnpodemoshuir,tengolallave;perodémonosprisa,dentrodecincominutosserádemasiadotarde.LaseñoraBonacieuxtratódecaminar,diodospasosycayóderodillas.Miladytratódelevantarlaydellevársela,peronopudoconseguirlo.En aquel momento se oyó el rodar de un coche, que, a la vista de losmosqueterospartióalgalope.Luego,tresocuatrodisparossonaron.-Porúltimavez,¿queréisvenir?-exclamóMilady.-¡Oh,Diosmío,Diosmío! veis que las fuerzasme faltan, veis que no puedocaminar:huidsola.-¡Huirsola!¡DejarosaquíNo,nonunca-exclamóMilady.Depronto,undestellolívidobrotódesusojos;deunsalto,comoloca,corrióalamesa,echóenelvasodelaseñoraBonacieuxelcontenidodeunengastedeanilloqueabrióconunaprestezasingular.Eraungranorojizoquesefundióalpunto.Luego,cogiendoelvasoconunamanofirme:-Bebed-dijo-,estevinoosdaráfuerzas,bebed.-¡Constance,Constance!-respondióeljoven-.¿Dóndeestáis?¡Diosmío!Enelmismomomento,lapuertadelaceldacedióalchoquemásqueseabrió;varioshombresseprecipitaronenlahabitación;laseñoraBonacleuxhabíacaídoenunsillónsinpoderhacerunmovimiento.D'Artagnan arrojó una pistola aún humeante que tenía en la mano y cayó de

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rodillas ante su dueña, Athos volvió a poner la suya en su cintura; Porthos yAramis,queteníandesnudassusespadas,lasenvainaron.-¡Oh,D'Artagnan! ¡MibienamadoD'Artagnan! ¡Vienespor fin,nomehabíanengañado,erestú!-¡Sí,sí,Constance!¡Juntos!-¡Oh! Por más que ella decía que no vendrías yo esperaba en secreto; no hequeridohuir.¡Ay,québienhehecho,quéfelizsoy!Alapalabradeella,Athos,queestabasentadotranquilamente,selevantódeunsalto.-¡Ella!¿Quiénesella?-preguntóD'Artagnan.-Mi compañera; la que, por amistad hacia mí, quería sustraerme a misperseguidores;laquetomándoosporguardiasdelcardenalacabadehuir.-Vuestracompañera -exclamóD'Artagnanvolviéndosemáspálidoqueelveloblanco de su amante-. ¿A qué compañera os referís? -A aquella cuyo cocheestaba a la puerta, a unamujer que se dice vuestra amiga,D'Artagnan; a unamujeraquienvoshabéiscontadotodo.-¡Sunombre,sunombre!-exclamóD'Artagnan-.¡Diosmío!¿Nosabéisvossunombre?-Sí, lo han pronunciado delante demí; esperad… , pero es extranjero… ¡Oh,Diosmío!Micabezaseturba,yanoveo.-¡Ayudadme, amigos ayudadme! Sus manos están heladas - exclamóD'Artagnan-.Seencuentramal.¡GranDios!¡Pierdeelconocimiento!MientrasPorthospedíaayudacontodalapotenciadesuvoz,Aramiscorrióalamesaparacogerunvasodeagua;perosedetuvoalverlahorriblealteracióndelrostrodeAthosque,depieantelamesa,conlospeloserizados,losojosheladosdeestupor,mirabaunodelosvasosyparecíapresadeladudamáshorrible.-¡Oh! - decía Athos-. ¡Oh, no, es imposible! ¡Dios no permitiría semejantecrimen!-¡Agua,agua!-gritabaD'Artagnan-.¡Agua!-¡Oh,pobremujer,pobremujer!-murmurabaAthosconlavozquebrada.LaseñoraBonacieuxvolvióaabrirlosojosbajolosbesosdeD'Artagnan.Yacercóelvasoaloslabiosdelajoven,quebebiómaquinalmente.-¡Ah!Noes así comoqueríavengarme -dijoMiladydejandoconuna sonrisainfernalelvasoencimadelamesa-,peroafequesehaceloquesepuede.Yseprecipitófueradelahabitación.LaseñoraBonacieuxlaviohuir,sinpoderseguirla;estabacomoesasgentesquesueñanquelaspersiguenyquetratanenvanodecaminar.Transcurrieronalgunosminutos,unruidohorribleresonabaenlapuerta;acadainstante la señora Bonacieux esperaba ver reaparecer a Milady, que no

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reaparecía.Variasveces,deterrorsinduda,elsudorfríosubióasufrenteardiente.Porfin,oyóelrechinardelasverjasqueseabrían,elruidodelasbotasydelasespuelas resonó por las escaleras: había un granmurmullo de voces que ibanacercándose,enmediodelascualesleparecíaoírpronunciarsunombre.De pronto lanzó un gran grito de alegría y se lanzó hacia la puerta, habíareconocidolavozdeDArtagnan.-¡D'Artagnan!¡D'Artagnan!-exclamóella-.¿Soisvos?Poraquí,poraquí.-¡Vuelveensí!-exclamóeljoven-.¡Oh,Diosmío,Diosmío,gracias!-Señora-dijoAthos-,señora,ennombredelcielo,¿dequiénesestevasovacío?-Mío,señor…-respondiólajoven-convozmoribunda.-Pero¿quiénoshaechadoelvinoqueestabaenesevaso?-Ella.-Pero¿quiénesella?-¡Ah,yameacuerdo!-dijolaseñoraBonacieux-.LacondesadeWinter…Los cuatro amigos lanzaron un solo ymismo grito, pero el deAthos dominótodoslosdemás.Enaquelmomento,el rostrode laseñoraBonacieuxsevolvió lívido,undolorsordolaabatióycayójadeanteenlosbrazosdePorthosydeAramis.D'ArtagnancogiólasmanosdeAthosconunaangustiadifícildedescribir.-¿Yqué?-dijo-.Túcrees…Suvozseextinguióenunsollozo.-Locreotodo-dijoAthosmordiéndoseloslabioshastahacersesangre.-¡D'Artagnan!¡D'Artagnan!-exclamólaseñoraBonacieux-.¿Dóndeestás?Nomedejes,yavesquevoyamorir.D'ArtagnansoltólasmanosdeAthos,queteníaaúnentresusmanoscrispadas,ycorrióhaciaella.Su rostro tanhermosoestaba todo trastornado, susojosvidriososno temanyamirada,unestremecimientoconvulsivoagitabasucuerpo,elsudorcorríaporsufrente.-¡Ennombredelcielo!¡Corredallamar!Porthos,Aramis,¡pedidayuda!-Inútil-dijoAthos-,inútil,paraelvenenoqueellaechanohaycontraveneno.-¡Sí,sí,socorro,socorro!-murmurólaseñoraBonacieux-.¡Socorro!Luego, reuniendo todas su fuerzas, cogió la cabeza del joven entre sus dosmanos,lomiróuninstantecomositodasualmahubierapasadoasumiraday,conungritosollozante,apoyósuslabiossobrelosdeél.-¡Constance!¡Constance!-exclamóD'Artagnan.UnsuspiroescapódelabocadelaseñoraBonacieuxrozandoladeD'Artagnan;aquelsuspiroeraaquellaalmatancastaytanamantequesubíaalcielo.D'Artagnannoestrechabamásqueuncadáverentresusbrazos.

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Eljovenlanzóungritoycayójuntoasuamante,tanpálidoyheladocomoella.Porthoslloró,Aramismostróelpuñoalcielo,Athoshizoelsignodelacruz.En aquelmomentounhombre apareció en la puerta, casi tan pálido como losqueestabanenlahabitación,mirótodoentornosuyo,vioalaseñoraBonacieuxmuertayaD'Artagnandesvanecido.Apareciójustoeneseinstantedeestuporquesiguealasgrandescatástrofes.-Nomehabíaequivocado-dijo-,heahíalseñorD'Artagnanysustresamigos,losseñoresAthos,PorthosyAramis.Estos cuyos nombres acababan de ser pronunciadosmiraban al extranjero conasombro,yalostreslesparecíareconocerlo.-Señores-prosiguióelreciénllegado-,vosestáiscomoyoalabúsquedadeunamujerque-añadióconunasonrisaterrible-hadebidopasarporaquí,¡porqueveouncadáver!Lostresamigospermanecieronmudos;sóloquetantolavozcomoelrostrolesrecordabaaunhombrequeyahabíanvisto;sinembargo,nopodíanacordarsedeenquécircunstancias.-Señores-continuóelextranjero-,puestoquenoqueréisreconoceraunhombreque probablemente os debe la vida dos veces, tendré que darmi nombre: soylorddeWinter,elcuñadodeesamujer.Lostresamigoslanzaronungritodesorpresa.Athosselevantóyletendiólamano.-Sedbienvenido,milord-dijo-,soisdelosnuestros.-SalídePortsmouthcincohorasdespuésqueella-dijolorddeWinter-,lleguéaBoulognetreshorasdespuésqueella,nolaalcancéporveinteminutosenSaintOmer;finalmente,enLillersperdísurastro.Ibaalazar,informándomecontodoel mundo, cuando os he visto pasar al galope; he reconocido al señorD'Artagnan.Oshellamado,nomehabéisrespondido;hequeridoseguiros,peromi caballo estaba demasiado cansado para ir a la misma velocidad que losvuestros. Y, sin embargo, parece que pese a la diligencia que habéis puesto,¡habéisllegadodemasiadotarde!-Yaloveis-dijoAthosseñalandoalorddeWinteralaseñoraBonacieuxmuertay a D'Artagnan, al que Porthos y Aramis trataban de que recobrara elconocimiento.-¿Estánmuertoslosdos?-preguntófríamentelorddeWinter.-Afortunadamente no - respondió Athos ; el señor D'Artagnan sólo estádesvanecido.-¡Ah,tantomejor!-dijolorddeWinter.Enefecto,enaquelmomentoD'Artagnanvolvióaabrirlosojos.Se arrancó de los brazos de Porthos y de Aramis y se precipitó como un

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insensatosobreelcuerpodesuamante.Athosselevantó,sedirigióhaciasuamigoconpasolentoysolemne,loabrazótiernamentey,comoélestallabaensollozos,ledijoconsuvoztannotableytanpersuasiva:-Amigo,séhombre:lasmujereslloranlosmuertos;loshombreslosvengan.-¡Oh,sí!-dijoD'Artagnan-.Sí;siesparavengarlaestoydispuestoaseguirte.Athosaprovechóaquelmomentodefuerzaquelaesperanzadelavenganzadabaa su desdichado amigo para hacer señas a Porthos y Aramis de que fueran abuscaralasuperiora.Losdosamigoslaencontraronenelcorredor,completamenteimpresionadaaúnyextraviadapor tantosacontecimientos; llamóaalgunas religiosasque,contratodosloshábitosmonásticos,seencontraronenpresenciadecincohombres.-Señora - dijo Athos pasando el brazo de D'Artagnan bajo el suyo-,abandonamosavuestrospiadososcuidadoselcuerpodeestadesgraciadamujer.Fueunángelsobrelatierraantesdeserunángelenelcielo.Tratadlacomoaunadevuestrashermanas;nosotrosvolveremosundíaarezarsobresutumba.D'ArtagnanocultósurostroenelpechodeAthosyestallóensollozos.-¡Llora-dijoAthos-.Llora,corazónllenodeamor,dejuventudydevida!¡Ay,debuenaganaquisierapoder llorar como tú!Y se llevóa su amigoafectuosocomounpadre,consoladorcomouncura,grandecomohombrequehasufridomucho.Los cinco, seguidos de sus criados, que llevaban sus caballos de la brida,avanzaronhacia la villa deBéthune, cuyo arrabal se divisaba, y se detuvieronanteelprimeralberguequeencontraron.-Pero¿noseguimosaesamujer?-dijoD'Artagnan.-Mástarde-dijoAthos-,tengoquetomarmedidas.-Senosescapará-replicóeljoven-,senosescapará,Athos,yseráportuculpa.-Respondodeella-dijoAthos.D'Artagnanteníatalconfianzaenlapalabradesuamigo,quebajólacabezayentróenelalberguesinrespondernada.PothosyAramissemirabansincomprendernadadelaseguridaddeAthos.LorddeWintercreíaquehablabaasíparaadormecereldolordeD'Artagnan.-Ahora, señores - dijo Athos cuando estuvo seguro de que había cincohabitacioneslibresenelhotel-,nosretiraremoscadaunoasucuarto;D'Artagnannecesitaestarsolopara lloraryvosparadormir.Yomeencargodetodo,estadtranquilos.-Sinembargo,meparece-dijo lorddeWinter-quesihayalgunamedidaquetomarcontralacondesa,esomeafecta:esmicuñada.-Yamítambién-dijoAthos:esmimujer.

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D'Artagnan se estremeció porque comprendió que Athos estaba seguro de lavenganza,puestoquerevelabasemejantesecreto;PorthosyAramissemiraronpalideciendo.LorddeWinterpensóqueAthosestabaloco.-Retiraos,pues-dijoAthos-,ydejadmehacer.Veisdesobraqueenmicalidaddemaridomecorrespondeamí.Sóloque,D'Artagnansinolohabéisperdido,entregadmeesepapel que se escapódel sombrerode aquel hombrey sobre elqueestáescritoelnombredelavilla…-¡Ah!-dijoD'Artagnan-.Comprendo,esenombreescritoporsupuño…-¡Yaves-dijoAthos-quehayunDiosenelcielo!

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64CapítuloElhombredelacaparoja

LadesesperacióndeAthoshabíadejadositioaundolorconcentradoquehacíamáslúcidasaúnlasbrillantesfacultadesdeespíritudeaquelhombre.Concentrado por entero en un solo pensamiento, el de la promesa que habíahecho y de la responsabilidad que había tomado, se retiró el último a suhabitación, pidió al hostelero que le procurase un mapa de la provincia, seinclinó encima, interrogó a las líneas trazadas, advirtió que cuatro caminosdiferentessedirigíandeBéthuneaArmentières,ahizollamaraloscriados.Planchet,Grimaud,MosquetónyBazinsepresentaronyrecibieronlasórdenesclaras,puntualesygravesdeAthos.Debíanpartiralalbaaldíasiguiente,ydirigirseaArmentières,cadaunoporunarutadiferente.Planchet,elmásinteligentedeloscuatro,debíaseguiraquellaporla que había desaparecido el coche contra el que los cuatro amigos habíandisparado y que, como se rocordará, iba acompañado por el doméstico deRochefort.Athospusoencampañaprimeroa loscriadosporquedesdequeestoshombresestaban a su servicioy al de sus amigoshabía advertido en cadaunode elloscualidadesdiferentesyesenciales.En segundo lugar, criados que preguntan inspiran a los transeúntes menosdesconfianza que sus amos, y hallan más simpatía en aquellos a quienes sedirigen.Porúltimo,Miladyconocíaalosamos,mientrasquenoconocíaaloscriados;y,porelcontrario,loscriadosconocíanperfectamenteaMilady.Loscuatrodebíanhallarsealdía siguiente, a lasonce, enel lugar indicado; sihabían descubierto el refugio deMilady, tres permanecerían custodiándola, elcuarto regresaría a Béthune para avisar a Athos y servir de guía a los cuatroamigos.Tomadasestasdisposiciones,loscriadosseretiraronasuvez.Athosselevantóentoncesdesusilla,seciñólaespada,seenvolvióensucapaysaliódelahostería;eranlasdiezaproximadamente.Alasdiezdelanoche,comose sabe, en provincias las calles están poco frecuentadas.Athos, sin embargo,

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buscaba visiblemente a alguien a quien pudiera dirigir una pregunta. Por finencontró un transeúnte rezagado, se acercó a él, le dijo algunas palabras; elhombre al que se dirigía retrocedió con terror, sin embargo respondió a laspalabras del mosquetero con una indicación. Athos ofreció a aquel hombremediapistolaporacompañarlo,peroelhombrerehusó.Athossemetióen lacallequeel indicadorhabíadesignadoconeldedo;pero,llegadoalaencrucijada,sedetuvodenuevovisiblementeapurado.Noobstante,comomás que cualquier otro lugar la encrucijada le ofrecía la posibilidad deencontrar a alguien, se detuvo. En efecto, al cabo de un instante, pasó unvigilantenocturno.Athoslerepitió lamismapreguntaqueyahabíahechoa laprimera persona que había encontrado; el vigilante nocturno dejó percibir elmismo tenor, rehusó también acompañar a Athos y lemostró con lamano elcaminoquedebíaseguir.Athoscaminóenladirecciónindicadayalcanzóelarrabalsituadoenelextremoopuestode lavilla, aquel por el que él y sus compañeroshabían entrado.Allípareciódenuevoinquietoyembarazado,ysedetuvoporterceravez.AfortunadamentepasóunmendigoqueseacercóaAthosparapedirlelimosna.Athos le ofreció un escudo por acompañarlo donde iba. Elmendigo dudó uninstantepero, a lavistade lamonedadeplataquebrillabaen laoscuridad, sedecidióycaminódelantedeAthos.Llegadoalaesquinadeunacalle,lemostródelejosunacasitaaislada,solitaria,triste; Athos se acercómientras el mendigo, que había recibido su salario, sealejabaatodocorrer.Athosdiounavueltaa lacasaantesdedistinguir lapuertaenmediodelcolorrojizo con que aquella casa estaba pintada; ninguna luz se colaba por lascortaduras de las contraventanas, ningún ruido dejaba suponer que estuviesehabitada,erasombríaymudacomounatumba.TresvecesllamóAthossinquelecontestasen.Alatercerallamada,sinembargo,pasosinterioresseacercaron;finalmente,lapuertaseentreabrió,yunhombredetallaalta,tezpálida,peloybarbanegros,apareció.Athosyélcambiaronalgunaspalabrasenvozbaja,luegoelhombredetallaaltahizoseñasalmosqueterodequepodíaentrar.Athosaprovechóalmomentoelpermisoylapuertasecerrótrasél.El hombre al que Athos había venido a buscar tan lejos y al que habíaencontrado con tanto esfuerzo, lo hizo entrar en su laboratorio, donde estabaocupado en sujetar con alambres ruidosos huesos de un esqueleto. Todo elcuerpoestabayaajustado:sólolacabezaestabapuestasobreunmesa.Elrestodelmoblaje indicabaqueaquélencuyacasasehallabaseocupabaenciencias naturales: había tarros llenos de serpientes, etiquetados según las

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especies; lagartos disecados relucían como esmeraldas talladas en grandesmarcosdemaderanegra;enfin,botesdehierbassilvestres,odoríferasysindudadotadasdevirtudesdesconocidasalvulgo,estabanpegadasal techoybajabanporlasesquinasdelcuarto.Athoslanzóunaojeadafríaaindiferentesobretodosestosobjetosqueacabamosdedescribiry,ainvitacióndeaquelalqueveníaabuscar,sesentóasulado.Entoncesleexplicólacausadesuvisitayelservicioquereclamabadeel;masapenas hubo expuesto su demanda, el desconocido, que estaba de pie ante elmosquetero,retrocedióconterroryrehusó.EntoncesAthossacódesubolsillounbrevepapelsobreelquehabíaescritasdoslíneasacompañadasdeunafirmayunsello,y lopresentóaaquelquedabademasiadoprematuramenteaquellasseñalesderepugnancia.Elhombredealtaestatura,apenashubo leídoaquellasdos líneas, visto la firma y reconocido el sello, se inclinó en señal de que noteníayaningunaobjeciónquehacer,yqueestabadispuestoaobedecer.Athosnopidiómás;selevantó,saludó,salió,tomóalirseelmismocaminoquehabíaseguidoparavenir,volvióaentrarenlahosteríayseencerróensucuarto.Alalba,D'Artagnanentróensuhabitaciónypreguntóquéibaahacer.-Esperar-respondióAthos.Algunos instantes después, la superiora del convento hizo avisar a losmosqueterosdequeelentierrodelavíctimadeMiladytendríalugaramediodía.En cuanto a la envenenadora, no había habido noticias; sólo que debía haberhuidoporel jardín, encuyaarenahabían reconocido lahuellade suspasos,ycuyapuertahabíanencontradocerrada;encuantoalallave,habíadesaparecido.Alahoraindicada,lorddeWinteryloscuatroamigossedirigieronalconvento;lascampanastocabanaduelo,lacapillaestabaabierta, laverjadelcoroestabacerrada.Enmediodelcoroestabapuestoelcuerpode lavíctima, revestidadesushábitosdenovicia.Acadaladodelcoro,ytraslasverjasqueseabríansobreelconvento,estabatodalacomunidaddeCarmelitas,queescuchabadesdeallíelservicio divino y mezclaba su canto al canto de los sacerdotes, sin ver a losprofanosniservistaporellos.A la puerta de la capilla,D'Artagnan sintió que su valor huía nuevamente; sevolvióenbuscadeAthos,peroAthoshabíadesaparecido.Fiel a sumisióndevenganza,Athos se había hecho conducir al jardín; y allí,sobrelaarena,siguiendolospasosligerosdeaquellamujerquehabíadejadounrastroensangrentadopordondehabíapasado,avanzóhastalapuertaquedabaalbosque,selahizoabrirysemetióenelbosque.Entonces todassusdudasseconfirmaron:elcaminoporelqueelcochehabíadesaparecidocontorneabaelbosque.Athos siguióel caminoalgún tiempoconlosojosfijosenelsuelo;ligerasmanchasdesangre,queproveníandeunaherida

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hecha o al hombre que acompañaba el coche como correo o a uno de loscaballos, salpicaban el camino. Al cabo de tres cuartos de leguaaproximadamente,acincuentapasosdeFestubert,aparecíaunamanchadesagremásamplia;elsueloestabapisoteadoporloscaballos.Entreelbosqueyaquellugar desnudo, un poco antes de la tierra lastimada, se encontraba la mismahuelladebrevespasosqueeneljardín;elcochesehabíadetenido.Enaquellugar,Miladyhabíasalidodelbosqueyhabíamontadoenelcoche.Satisfechoporestedescubrimientoqueconfirmaba todas sus sospechas,AthosvolvióalahosteríayencontróaPlanchetqueloesperabaconimpaciencia.TodoeracomoAthoshabíaprevisto.Planchet había seguido la ruta, había observado, comoAthos, lasmanchas desangre, como Athos había reconocido el lugar en que los caballos se habíandetenido; pero había ido más lejos de Athos, de suerte que en la aldea deFestubert, mientras bebía en un albergue, sin haber tenido necesidad depreguntar, había sabido que la víspera, a las ocho y media de la noche, unhombreherido,queacompañabaaunadamaqueviajabaenunasilladeposta,sehabía visto obligado a detenerse, sin poder seguir delante.El accidente habríasidocargadoenlacuentadeladronesquehabíandetenidolasillaenelbosque.El hombre había quedado en la aldea, la mujer había hecho el relevo ycontinuadosucamino.Planchetsepusoabuscaralpostillónquehabíaconducidolasilla,yloencontró.HabíaconducidoalaseñorahastaFromelles,ydeFromellesellahabíapartidohaciaArmentières.Planchettomólatrocha,yalassietedelamañanaestabaenArmentières.No habíamás que una hostería, la de la posta. Planchet fue a presentarse allícomolacayosintrabajoquebuscabaunaplaza.Nohabíahabladodiezminutosconlasgentesdelalberguecuandoyasabíaqueunamujersolahabíallegadoalasoncedelanoche,habíaalquiladounahabitación,habíahechoveniraldueñode la hostería y le había dicho que deseaba permanecer algún tiempo poraquellosalrededores.Planchetnoteníanecesidaddesabermás.Corrióallugardelacita,encontróalostreslacayospuntualesensupuesto,loscolocócomocentinelasentodaslassalidas de la hostería y volvió en busca deAthos, que acababa de recibir losinformesdePlanchetcuandosusamigosregresaron.Todos los rostros estaban sombríos y crispados, incluso el dulce rostro deAramis.-¿Quéhayquehacer?-preguntóD'Artagnan.-Esperar-respondióAthos.Cadaunoseretiróasuhabitación.

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Alasochodelanoche,AthosdiolaordendeensillarloscaballosehizoavisaralorddeWinteryasusamigosdequesepreparasenparalaexpedición.Enun instante todosestuvieronpreparados.Cadauno inspeccionó lasarmasylaspusoapunto.AthosbajóelprimeroyencontróaD'Artagnanyaacaballoaimpacientándose.-Paciencia-dijoAthos-,nosfaltatodavíauno.Los cuatro caballeros miraron en torno suyo con sorpresa, porque buscabaninútilmenteensumentequiéneraaquelquepodíafaltarles.EnaquelmomentoPlanchet trajoelcaballodeAthos;elmosqueterosaltóconligerezaalasilla.-Esperadme-dijo-,vuelvo.Ypartióagalope.Un cuarto de hora después volvió, efectivamente, acompañado de un hombreenmascaradoyenvueltoenunagrancaparoja.LorddeWinterylostresmosqueterosseinterrogaronconlamirada.Ningunodeellospudoinformaralosotros,porquetodosignorabanquiéneraaquelhombre.Sinembargo,pensaronqueaquellodebíaserasí,puestoquesehacíaporordendeAthos.Era triste al aspecto de aquellos seis hombres corriendo en silencio, sumidoscadacualensupensamiento,taciturnoscomoladesesperación,sombríoscomoelcastigo.

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65CapítuloEljuicio

Eraunanochetormentosaylúgubre,gruesasnubescorríanporelcielovelandolaclaridaddelasestrellas;lalunanodebíaaparecerhastamedianoche.Aveces,alaluzdeunrelámpagoquebrillabaenelhorizonte,sevislumbrabalaruta que se desarrollaba blanca y solitaria; luego, apagado el relámpago, todovolvíaalaoscuridad.AcadamomentoAthosinvitabaaD'Artagnan,siemprealacabezadelapequeñatropa,aocuparsupuesto,quealcabodeuninstanteabandonabadenuevo;noteníamásqueunpensamiento:irhaciaadelante,eiba.CruzaronensilenciolaaldeadeFestubert,dondesehabíaquedadoeldomésticoherido,luegobordearonelbosquedeRichebourg;llegadosaHerlies,Planchet,queseguíadirigiendolacolumna,torcióalaizquierda.Varias veces, lord de Winter, Porthos o Aramis, habían tratado de dirigir lapalabraalhombredelacaparoja;peroacadapreguntaquelehabíasidohecha,él sehabía inclinado sin responder.Losviajeroshabíancomprendidoentoncesquehabíaunarazónparaqueeldesconocidoguardasesilencio,yhabíandejadodedirigirlelapalabra.Además, la tormentacrecía, losrelámpagossesucedíanrápidamente,el truenocomenzaba a gruñir, y el viento, precursor del huracán, silbaba en la llanura,agitandolasplumasdeloscaballeros.Lacabalgadaselanzóagalopetendido.Un poco más allá de Fromelles, la tormenta estalló; desplegaron las capas;quedabanaúntresleguasporhacer:lashicieronbajotorrentesdelluvia.D'Artagnansehabíaquitadosusombrerodefieltroynosehabíapuestolacapa;sentíaplacerendejarcorrerelaguasobresufrenteardienteysobresucuerpoagitadoporescalofríosfebriles.En elmomento que la pequeña tropa hubo pasadoGoskal a iba a llegar a laposta,unhombre,refugiadobajounárbol,seseparódeltroncoconelquehabíapermanecido confundido en la oscuridad, y avanzó hasta elmedio de la ruta,poniendosusdedossobresuslabios.AthosreconocióaGrimaud.

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-¿Quépasa?-exclamóD'Artagnan-.¿HabrádejadoArmentières?Grimaudhizoconlacabezaunsignoafirmativo.D'Artagnanrechinólosdientes.-¡SilencioD'Artagnan!-dijoAthos-.Soyyoquienmeheencargadodetodo,amímetocainterrogaraGrimaud.-¿Dóndeestá?-preguntóAthos.GrimaudtendiólamanoendireccióndelLys.-¿Lejosdeaquí?-preguntóAthos.Grimaudhizoseñaldequesí.-Señores-dijoAthos-,estásoloamedialeguadeaquí,endirecciónalrío.-Estábien-dijoD'Artagnan;llévanos,Grimaud.Grimaudtomócampoatravésysirviódeguíaalacabalgada.Alcabodequinientospasosaproximadamente,seencontraronunriachueloquevadearon.AlaluzdeunrelámpapodivisaronlaaldeadeErquinghem.-¿Esahí?-preguntóDArtagnan.Grimaudmoviólacabezaenseñaldenegación.-¡Silencio,pues-dijoAthos.Ylatropacontinuósucamino.Otro relámpago brilló; Grimaud extendió el brazo, y a la luz azulada de laserpientedefuegosedistinguióunacasitaaislada,aorillasdelrío,acienpasosdeunabarcaza.Unaventanaestabailuminada.-Hemosllegado-dijoAtlios.Enaquelmomento,unhombretumbadoenelfososelevantó.EraMosquetón,quienseñalóconeldedolaventanailuminada.-Estáahí-dijo.-¿YBazin?-preguntóAthos.-Mientrasqueyovigilabalaventana,élvigilabalapuerta.-Bien-dijoAthos-,todossoisfielesservidores.Athossaltódesucaballo,cuyabridapusoenmanosdeGrimaud,yavanzóhacialaventanatrashaberhechoseñasalrestodelatropadevirarhaciaelladodelapuerta.La casita estaba rodeada por un seto vivo, de dos o tres pies de alto. Athosfranqueó el seto, llegó hasta la ventana privada de contraventanas, pero cuyassemicortinasestabancompletamenteechadas.Sesubiósobreelrebordedepiedra,afindequesumiradapudierasobrepasarlaalturadelascortinas.Alaluzdeunalámparavioaunamujerenvueltaenunmantodecoloroscurosentadaenunescabel,juntoaunfuegomoribundo:suscodosestabanapoyadossobreunamalamesa,yapoyabasucabezaensusdosmanosblancascomoel

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marfil.Nosepodíadistinguirsurostro,perounasonrisasiniestrapasóporloslabiosdeAthos:nopodíaequivocarse,eralaquebuscaba.En aquelmomento un caballo relinchó.Milady alzó la cabeza, vio, pegado alcristal,elrostropálidodeAthosylanzóungrito.Athoscomprendióque lohabíareconocido,empujó laventanaconlarodillayconlamano,laventanacedió,loscristalesserompieron.YAthos,comoelespectrodelavenganza,saltóalahabitación.Milady corrió a la puerta y la abrió; más pálido y más amenazador aún queAthos,D'Artagnanestabaenelumbral.Milady retrocedió lanzando un grito. D'Artagnan, creyendo que tenía algúnmediodehuirytemiendoqueseleescapase,sacóunapistoladesucintura;peroAthosalzólamano.-Devuelve esa armaa su sitio,D'Artagnan - dijo-. Importaque estamujer seajuzgada y no asesinada. Espera aún un momento, D'Artagnan, y quedarássatisfecho.Entrad,señores.D'Artagnanobedeció,porqueAthosteníalavozsolemneyelgestopoderosodeun juez enviado por el Señor mismo. Luego, detrás de D'Artagnan entraronPorthos,Aramis,lorddeWinteryelhombredelacaparoja.Loscuatrocriadosguardabanlapuertaylaventana.Miladyestabacaídasobresusillaconlasmanosextendidascomoparaconjuraraquellahorribleaparición;alverasucuñado,lanzóungritoterrible.-¿Quéqueréis?-exclamóMilady.-Queremos-dijoAthos-aCharlotteBackson,quesellamóprimerocondesadeLaFère,yluegoladyWinter,baronesadeSheffield.-¡Yosoy,yosoy!-murmuróellaenelcolmodelterror-.¿Quémequeréis?-Queremos juzgaros por vuestros crímenes - dijo Athos ; seréis libre dedefenderos,justificaossipodéis.ElseñorD'Artagnanosvaaacusarelprimero.D'Artagnanseadelantó.-AnteDiosyanteloshombres-dijo-,acusoaestamujerdehaberenvenenadoaConstanceBonacieux,muertaayertarde.SevolvióhaciaPorthosyhaciaAramis.-Nosotrossomostestigos-dijeronconunsolomovimientolosdosmosqueteros.D'Artagnancontinuó:-Ante Dios y ante los hombres, acuso a esta mujer de haber queridoenvenenarmeamímismo,convinoquehabíaenviadodeVilleroy,conunafalsacartacomosielvinofuerademisamigos;Diosmesalvó,perounhombre,quesellamabaBrisemont,murióenmilugar.-Nosotrossomostestigos-dijeronconlamismavozPorthosyAramis.

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-Ante Dios y ante los hombres, acuso a esta mujer de haberme empujado aasesinaralbaróndeWardes;ycomonadieestuvoallíparaatestiguarlaverdaddeestaacusación,loatestiguoyomismo.Hedicho.YD'ArtagnanpasóalotroladodelahabitaciónconPorthosyAramis.-¡Ostocaavos,milord!-dijoAthos.Elbarónseacercóasuvez.-Ante Dios y ante los hombres - dijo-, acuso a esta mujer de haber hechoasesinaralduquedeBuckingham.-¿El duque deBuckingham asesinado? - exclamaron a un solo grito todos losasistentes.-Sí-dijoelbarón-.¡Asesinado!Antelacartadeavisoquemeescribisteis,hicedeteneraestamujer,yladiparaguardarlaaunlealservidor;ellacorrompióaaquelhombre,ellalepusoelpuñalenlamano,ellaleobligóamataralduque,yquizáenestemomentoFeltonpagueconsucabezaelcrimendeestafuria.Unestremecimientocorrióentrelosjuecesantelarevelacióndeestoscrímenesaúndesconocidos.-Esonoestodo-prosiguiólorddeWinter;mihermano,queoshabíahechosuheredero, murió en tres horas de una extraña enfermedad que deja manchaslívidasentodoelcuerpo.Hermanamía,¿cómomurióvuestromarido?-¡Horror!-exclamaronPorthosyAramis.-AsesinadeBuckingham,asesinadeFelton,asesinademihermano,pidojusticiacontravos,ydeclaroque,sinomelahacen,melaharéyo.Y lorddeWinter fueacolocarse juntoaD'Artagnandejandoelpuesto libreaotroacusador.Milady dejó caer su frente en sus dos manos y trató de recordar sus ideasconfundidasporunvértigomortal.-Me toca amí - dijoAthos, temblando como el león tiembla a la vista de laserpiente-,metocaamí.Yodesposéaestamujercuandoerajovenladesposéapesar de todami familia; yo le dimis bienes, le dimi nombre; un díame dicuentadequeestamujerestabamarcada;estamujerestabamarcadaconunaflordelisenelhombroizquierdo.-¡Oh!-dijoMiladylevantándose-.Desafíoaquealquienencuentreel tribunalquepronunciósobremíesasentenciainfame.Desafíoaquealguienencuentreaquienlaejecutó.-Silencio-dijounavoz-.Aestametocaamíresponder.Yelhombredelacaparojaseaproximóasuvez.-¿Quiénesestehombre,quiénesestehombre?-exclamóMiladysofocadaporelterrorycuyoscabellossesoltaronyseerizaronsobresulívidacabezacomosihubieranestadovivos.

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Todoslosojossevolvieronhaciaaquelhombre,porqueparatodos,exceptoparaAthos,eradesconocido.InclusoAthoslomirabacontantaestupefaccióncomolosotros,porqueignorabacómopodíaestarélmezcladoenalgoenelhorribledramaquesedesarrollabaenaquelmomento.TrashaberseacercadoaMiladyconpasolentoysolemne,demodoquesólolamesaloseparabadeella,eldesconocidosequitólamáscara.Miladymiróalgúntiempoconunterrorcrecienteaquelrostropálidoenmarcadoentre cabellos y patillas negras, cuya única expresión era una impasibilidadhelada.Luego,depronto:-¡Oh,no,no!-dijoellalevantándoseyretrocediendohastalapared-.No,no,¡esunaaparicióninfernal!¡No,esél!¡Auxilio! ¡Auxilio! -exclamóconunavoz roncayvolviéndosehacíaelmuro,comosihubierapodidoabrirseunpasoconsusmanos.-Pero¿quiénsoisvos?-exclamarontodoslostestigosdeaquellaescena.-Preguntádseloaesamujer-dijoelhombrede lacaparoja-,porqueyahabéisvistoquemehareconocido.-¡ElverdugodeLille,elverdugodeLille!-exclamóMiladypresadeunterrorinsensatoyaferrándoseconlasmanosalmuroparanocaer.Todoelmundoseapartó,yelhombredelacaparojapermaneciósolodepieenmediodelasala.-¡Oh,gracia,gracia!¡Perdón!-exclamólamiserablecayendoderodillas.Eldesconocidodejóquesehicieraelsilenciodenuevo.-¡Yaosdecíayoquemehabíareconocido!-prosiguió-.Sí,yosoyelverdugodelaciudaddeLille,yéstaesmihistoria.Todoslosojosestabanfijosenaquelhombrecuyaspalabrasesperabanconunaávidaansiedad.-Esta joveneraenotro tiempounamuchacha tanbellacomobellaeshoy.Erareligiosa en el conventode lasBenedictinasdeTemplemar.Un joven cura, decorazónsencilloycreyente,servíalaiglesiadeaquelconvento;ellaemprendióla tarea de seducirlo y triunfó, sedujo a un santo. Los votos de los dos eransagrados,irrevocables;surelaciónnopodíadurarmuchotiemposinperderlosalos dos. Consiguió de él que se marcharan ambos de la región; pero paramarcharse de la región, para huir juntos, para alcanzar otra parte de Franciadondepudieranvivir tranquilosporqueseríandesconocidos,hacía faltadinero;nielunonilaotralotenían.Elcurarobólosvasossagrados,losvendió;pero,cuandoseaprestabanahuirjuntos,losdosfuerondetenidos.Ochodíasdespués,ellahabíaseducidoalhijodelcarceleroysehabíaescapado.Eljovensacerdotefue condenado a diez años de grilletes y a lamarca.Yo era el verdugo de la

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ciudaddeLille, comodijo estamujer.Fui obligado amarcar al culpable, y elculpable, señores, ¡eramihermano!Juréentoncesqueestamujerque lohabíaperdido,queeramásquesucómplice,puestoquelohabíaempujadoalcrimen,compartiríapor lomenoselcastigo.Sospechéel lugarenqueestabaoculta, laperseguí,laalcancé,laagarrotéyleimprimílamismamarcaquehabíaimpresoenmi hermano.Al día siguiente demi regreso aLille,mi hermano consiguióescaparse,semeacusódecomplicidadysemecondenóapermanecerenprisiónen su puesto mientras no se constituyera él prisionero. Mi pobre hermanoignoraba aquel juicio; se había reunido con estamujer, habían huido juntos alBerry; y allí, él había obtenido un pequeño curato. Esta mujer pasaba porhermanasuya.Elseñordelatierraenqueestabasituadalaiglesiadelcuratovioaquellapretendidahermanayseenamoródeella,enamorándosehastaelpuntodequelepropusodesposarla.Entonceselladejóalquehabíaperdidoporaquelalqueibaaperder,yseconvirtióencondesadeLaFère…TodoslosojossevolvieronhaciaAthos,cuyoverdaderonombreeraaquél,yquehizoseñalconlacabezadequecuantohabíadichoelverdugoeracierto.-Entonces - prosiguió aquél-, loco, desesperado, decidido a quitarse suexistencia, a quien ella había quitado todo, honor y felicidad, mi hermanoregresóaLille,y,enterándosedeljuicioquemehabíacondenadoensulugar,seconstituyóprisioneroysecolgólamismanochedeltragaluzdesucalabozo.Porlo demás, debo hacerles justicia, quienes me condenaron mantuvieron supalabra. Apenas fue comprobada la identidad del cadáver me devolvieron milibertad.Ese es el crimen de que la acuso, era la causa por la que lamarqué.SeñorD'Artagnan-dijoAthos-,¿cuáleslapenaqueexigíscontraestamujer?-Lapenademuerte-respondióD'Artagnan.-Milord deWinter - continuo Athos-, ¿cuál es la pena que exigís contra estamujer?-Lapenademuerte-contestólorddeWinter.-SeñoresPorthosyAramis-continuóAthos-,vosotrosquesoissusjueces,¿cuáleslapenaaquecondenáisaestamujer?-Lapenademuerte-respondieronconvozsordalosdosmosqueteros.Milady lanzó un aullido horroroso y dio algunos pasos hacia sus juecesarrastrándosederodillas.Athosextendiólasmanoshaciaella.-Anne de Breuil, condesa de La Fère, milady de Winter - dijo-, vuestroscrímeneshancansadoaloshombresenlatierrayaDiosenelcielo.Sisabéisalgunaoración,decidla,porqueestáiscondenadayvaisamorir.Aestaspalabrasquenodejabanningunaesperanza,Miladysealzóen todasuestaturayquisohablar,perolasfuerzaslefaltaron;sintióqueunamanopotente

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aimplacablelacogíaporlospelosylaarrastrabatanirrevocablementecomolafatalidadarrastraalhombre:no tratósiquieradehacer resistenciaysalióde lacabaña.Lord deWinter, D'Artagnan, Athos, Porthos yAramis salieron detrás de ella.Loscriadossiguieronasusamosylahabitaciónquedósolitariaconsuventanarota, su puerta abierta y su lámpara humeante que ardía tristemente sobre lamesa.

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66CapítuloLaejecución

Era medianoche aproximadamente; la luna, escoltada por su menguante yensangrentadapor lasúltimashuellasde la tormenta,sealzaba tras lapequeñaaldea de Armentières, que destacaba sobre su claridad macilenta la siluetasombría de sus casas y el esqueleto de su alto campanario recortado a la luz.Enfrente, el Lys hacía rodar sus aguas semejantes a un río de estaño fundido,mientrasqueenlaotraorillaseveíalamasanegradelosárbolesperfilarsesobreuncielotormentosoinvadidoporgruesasnubesdecobrequehacíanunaespeciedecrepúsculoenmediode lanoche.A la izquierda sealzabaunviejomolinoabandonado,deaspasinmóviles,encuyasruinasunalechuzadejabaoírsugritoagudo,periódicoymonótono.Aquíyallá,en la llanura,a izquierdayderechadel camino que seguía el lúgubre cortejo, aparecían algunos árboles bajos yachaparrados que parecían enanos disformes acuclillados para acechar a loshombresenaquellahorasiniestra.De vez en cuando un largo relámpago abría el horizonte en toda su amplitud,serpenteabaporencimadelamasanegradeárbolesyveníacomounaespantosacimitarraacortarelcieloyelaguaendospartes.Niunsoplodevientopasabapor lapesadaatmósfera.Unsilenciodemuerteaplastaba toda lanaturaleza;elsuelo estaba húmedo y resbaladizo por la lluvia que acababa de caer, y lashierbasreanimadasdespedíansuolorconmásenergía.DoscriadosarrastrabanaMilady,teniéndolacadaunoporunbrazo;elverdugocaminaba detrás, y lord de Winter, D'Artagnan, Athos, Porthos y Aramiscaminabandetrásdelverdugo.PlanchetyBazinveníanlosúltimos.LosdoscriadosconducíanaMiladyporlaorilladelrío.Subocaestabamuda;perosusojoshablabanconunaelocuenciainexpresable,suplicandoyaaunoyaaotrodelosqueellamiraba.Cuandoseencontrabaaalgunospasospordelante,dijoaloscriados:-Milpistolasacadaunodevosotrossiprotegéismifuga;perosimeentregáisavuestros amigos, tengo aquí cerca vengadores que os harán pagar cara mimuerte.

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Grimauddudaba.Mosquetóntemblabacontodossusmiembros.Athos,quehabíaoídolavozdeMilady,seacercórápidamente;lorddeWinterhizootrotanto.-Quesevuelvanestoscriados-dijo-,leshahablado,nosonyaseguros.LlamaronaPlanchetyBazin,queocuparonelsitiodeGrimaudyMosquetón.Llegadosalaorilladelagua,elverdugoseacercóaMiladyyleatólospiesylasmanos.Entoncesellarompióelsilencioparaexclamar:-Sois unos cobardes, sois unos miserables asesinos, os hacen falta diez paradegollaraunamujer;tenedcuidado,sinosoysocorrida,serévengada.-Vois no sois una mujer - dijo fríamente Athos-, no pertenecéis a la especiehumana,soisundemonioescapadodelinfiernoyvamosadevolverosaél.-¡Ay,señoresvirtuosos!-dijoMilady-.Tenedcuidado,aquelquetoqueunpelodemicabezaesasuvezunasesino.-Elverdugopuedematarsinserporellounasesino,señora-dijoelhombredelacapa roja golpeando sobre su larga espada ; él es el último juez, eso es todo:Nachrichter,comodicennuestrosvecinosalemanes.Ycuandolaatabadiciendoestaspalabras,Miladylanzódosotresgritossalvajesquecausaronunefectosombríoyextrañovolandoenlanocheyperdiéndoseenlasprofundidadesdelbosque.-Pero si soy culpable, si he cometido los crímenes de los que me acusáis -aullaba Milady-, llevadme ante un tribunal; no sois jueces, no lo sois paracondenarme.-OspropuseTyburn-dijolorddeWinter-.¿Porquénoquisisteis?-¡Porque no quiero morir! - exclamó Milady debatiéndose-. Porque soydemasiadojovenparamorir.-LamujerqueenvenenasteisenBéthuneeramásjovenaúnquevos,señora,y,sinembargo,estámuerta-dijoD'Artagnan.-Entraréenunclaustro,meharéreligiosa-dijoMilady.-Estabais en un claustro - dijo el verdugo - y salisteis de él para perder amihermano.Miladylanzóungritodeterrorycayóderodillas.Elverdugolaalzóyquisollevarlahacialabarca.-¡Oh,Diosmío!-exclamó-.¡Diosmío!¿Vaisaahogarme?AquellosgritosteníanalgotandesgarradorqueD'Artagnan,quealprincipioeraelmásencarnizadoenlapersecucióndeMilady,sedejódeslizarsobreuntroncoa inclinó la cabeza, tapándose las orejas con las palmas de sus manos; sinembargo,peseatodo,todavíaoíaamenazarygritar.D'Artagnaneraelmásjovendetodosaquelloshombresyelcorazónlefalló.

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-¡Oh, no puedo ver este horrible espectáculo! ¡No puedo consentir que estamujermueraasí!Milady había oído algunas palabras y se había recuperado a la luz de laesperanza.-¡D'Artagnan!¡D'Artagnan!-gritó-.¡Acuérdatedequeteheamado!Eljovenselevantóydiounpasohaciaella.PeroAthos,bruscamente,sacósuespadayseinterpusoensucamino.-Sidaisunpasomás,D'Artagnan-dijo-,cruzaremoslasespadas.D'Artagnancayóderodillasyrezó.-Vamos-continuóAthos-,verdugo,cumpletudeber.-Debuenagana,monseñor-dijoelverdugo-,porque, tanciertocomoquesoycatólico,creofirmementequesoyjustoalcumplirmifunciónenestamujer.-Estábien.AthosdiounpasohaciaMilady.-Yoosperdono-dijo-elmalquemehabéishecho;osperdonomifuturoroto,mihonorperdido,mihonormancilladoymisalvacióneternacomprometidaporladesesperaciónaquemehabéisarrojado.Moridenpaz.LorddeWinterseadelantóasuvez.-Yoos perdono - dijo - el envenenamientodemihermano, el asesinatodeSuGracia lord deBuckingham, yo os perdono lamuerte del pobre Felton, yo osperdonolastentativascontramipersona.Moridenpaz.-Yamí-dijoD'Artagnan-perdonadme,señora,haberprovocadovuestracóleracon un engaño indigno de un gentilhombre; y a cambio, yo os perdono elasesinato de mi pobre amiga y vuestras venganzas crueles contra mí, yo osperdonoylloroporvos.Moridenpaz:-Iamlost!-murmuróMiladyeninglés-.Imustdie.Entonces se levantó por símisma y lanzó en torno suyo una de esasmiradasclarasqueparecíanbrotardeunosojosdellama.Novionada.Noescuchónioyónada.Entornosuyonoteníamásqueenemigos.-¿Dóndevoyamorir?-dijo.-Enlaotraorilla-respondióelverdugo.Entonceslahizosubiralabarca,ycuandoibaaponerélelpieenella,Athosleentregóunasumadedinero.-Toma - dijo-, ése es el precio de la ejecución; que se vea bien que actuamoscomojueces.-Está bien - dijo el verdugo ; y ahora, a su vez, que esta mujer sepa que nocumploconmioficio,sinoconmideber.

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Yarrojóeldineroalrío.La barca se alejó hacia la orilla izquierda delLys, llevando a la culpable y alejecutor;todoslosdemáspermanecieronenlaorilladerecha,dondehabíancaídoderodillas.Labarcasedeslizaba lentamentea lo largode lacuerdade labarcaza,bajoelreflejo de una nube pálida que estaba suspendida sobre el agua en aquelmomento.Se la vio llegar a la otra orilla; los personajes se dibujaban en negro sobre elhorizonterojizo.Milady,duranteeltrayecto,habíaconseguidosoltarlacuerdaqueatabasuspies;alllegaralaorilla,saltóconligerezaatierraytomólahuida.Pero el suelo estaba húmedo; al llegar a lo alto del talud, resbaló y cayó derodillas.Una idea supersticiosa la hirió indudablemente; comprendió que el cielo lenegabasuayudaypermanecióenlaactitudenqueseencontraba,conlacabezainclinadaylasmanosjuntas.Entonces,desdelaotraorilla,sevioalverdugoalzarlentamentesusdosbrazos;un rayo de luna se reflejó sobre la hoja de su larga espada; los dos brazoscayeronyseoyóelsilbidode lacimitarrayelgritode lavíctima.Luego,unamasatruncadaseabatióbajoelgolpe.Entonceselverdugosequitósucaparoja,laextendióentierra,depositóallíelcuerpo,arrojóallílacabeza,laatóporlascuatroesquinas,selaechóalhombroyvolvióasubiralabarca.LlegadoalcentrodelLys,detuvolabarca,y,suspendidosufardosobreelrío:-¡DejadpasarlajusticiadeDios!-gritóenvozalta.Ydejócaerelcadáveralomásprofundodelagua,quesecerrósobreél.Tresdíasdespués, loscuatromosqueterosentrabanenParís;estabandentrodelos límites de su permiso, y la misma noche fueron a hacer su visitaacostumbradaalseñordeTréville.-Ybien,señores-lespreguntóelbravocapitán-,¿oshabéisdivertidoenvuestraexcursión?-Prodigiosamente-respondióAthosconlosdientesapretados.

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67CapítuloConclusión

El 6 del mes siguiente, el rey, cumpliendo la promesa que había hecho alcardenal de dejar París para volver a La Rochelle, salió de su capital todoaturdido aún por la nueva que acababa de esparcirse de que Buckinghamacababadeserasesinado.Aunqueprevenidadequeelhombrealquetantohabíaamadocorríaunpeligro,lareina,cuandoseleanuncióestamuerte,noquisocreerla;ocurrióinclusoqueexclamóimprudentemente:-¡Esfalso!Acabadeescribirme.Peroaldíasiguiente tuvoquecreerenaquella fatalnoticia:LaPorte, retenidocomotodoelmundoenInglaterraporlasórdenesdelreyCarlosI,llegóportadordelúltimoyfúnebrepresentequeBuckinghamenviabaalareina.Laalegríadelreyhabíasidomuyviva;nosemolestósiquieraendisimularlaaincluso lahizoestallarconafectaciónante lareina.ALuisXIII,comoa todosloscorazonesdébiles,lefaltabagenerosidad.Mas pronto el rey se volvió sombrío y con mala salud; su frente no era deaquellas que se aclaran durante mucho tiempo; sentía que al volver alcampamentoibaarecuperarsuesclavitud,y,sinembargo,volvíaallí.El cardenal era para él la serpiente fascinadora; y él, él era el pájaro querevoloteaderamaenramasinpoderescapar.Entornosuyonoteníamásqueenemigos.Poresoel regresohaciaLaRochelleeraprofundamente triste.Nuestroscuatroamigoscausabanelasombrodesuscamaradas;viajabanjuntos,codoconcodo,lamiradasombría,lacabezabaja.Athosalzabadevezencuandosólosuampliafrente:undestellobrillabaensusojos,unasonrisaamargapasabaporsuslabios;luego,semejanteasuscamaradas,sedejabairdenuevoensusensoñaciones.Tanprontocomollegabalaescoltaaunavilla,cuandohabíanconducidoalreyasualojamiento,loscuatroamigosseretirabanoalahabitacióndeunodeellosoaalgunatabernaapartada,dondenijugabannibebían;sólohablabanenvozbajamirandoconcuidadosialguienlosescuchaba.Undíaenqueelreyhabíahechounaltoenlarutaparacazarlapicazayenque

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los cuatro amigos, según su costumbre, en vez de seguir la caza, se habíandetenidoenunatabernasobrelacarretera,unhombrequeveníadeLaRochelleagalopetendidosedetuvoa lapuertaparabeberunvasodevinoyhundiósumiradaenelinteriordelahabitacióndondeestabansentadosalamesaloscuatromosqueteros.-¡Hola!¡ElseñorD'Artagnan!-dijo-.¿Nosoisvosquienveoahí?D'Artagnan alzó la cabeza y soltó un grito de alegría. Aquel hombre que élllamabasufantasmaerasudesconocidodeMeung,delacalledesFossoyeursydeArras.-¡Ah,señor!-dijoeljoven-.Porfinosencuentro;estaveznoescaparéis.-Noesesamiintencióntampoco,señor,porqueestavezosbuscaba;ennombredelreyosdetengo,ydigoquetenéisqueentregarmevuestraespada,señor,ysinresistencia;osvaenellolacabeza,osloadvierto.-¿Quiénsoisvos?-preguntóD'Artagnanbajandosuespada,perosinentregarlaaún.-SoyelcaballerodeRochefort-respondióeldesconocido-,elescuderodelseñorcardenaldeRichelieu,ytengoordendellevarosjuntoaSuEminencia.-VolvemosjuntoaSuEminencia,señorcaballero-dijoAthosadelantándose-yaceptaréislapalabradelseñorD'Artagnan,quevaadirigirseenlínearectaaLaRochelle.-Deboponerloenmanosdelosguardias,quelollevaránalcampamento.-Nosotroslollevaremos,señor,pornuestrapalabradegentileshombres;peropornuestrapalabradegentileshombrestambién-añadióAthos,frunciendoelceño-,elseñorD'Artagnannonosabandonará.El caballero de Rochefort lanzó una ojeada hacia atrás y vio que Porthos yAramis se habían situado entre él y la puerta; comprendió que estabacompletamenteamerceddeaquelloscuatrohombres.-Señores -dijo-, si el señorD'Artagnanquiereentregarmesuespadayunir supalabra a la vuestra,me contentaré con vuestra promesa de conducir al señorD'Artagnanalcampamentodelseñorcardenal.-Tenéismipalabra,señor-dijoD'Artagnan-,yaquíestámiespada.-Esoestámejor-añadióRochefort-,porqueesprecisoquecontinúemiviaje.-Si es para reuniros con Milady - dijo fríamente Athos-, es inútil, no laencontraréis.-¿Quélehapasadoentonces?-preguntóvivamenteRochefort.-Volvedalcampamentoylosabréis.Rochefortsequedóuninstantepensativo,luego,comonoestabamásqueaunajornadadeSurgères,hastadondeelcardenaldebíairanteelrey,resolvióseguirelconsejodeAthosyvolverconellos.

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Además, aquel retraso le ofrecía una ventaja: vigilar por sí mismo a suprisionero.Volvieronaponerseenruta.Aldíasiguiente,alastresdelatarde,llegaronaSurgères.Elcardenalesperabaallí a Luis XIII. El ministro y el rey intercambiaron muchas caricias, sefelicitaronporelventurosoazarquedesembarazabaaFranciadel encarnizadoenemigoqueamotinabaaEuropacontraella.Traslocual,elcardenal,quehabíasidoavisadoporRochefortdequeD'Artagnanestabadetenido,yqueteníaprisaporverlo,sedespidiódelreyinvitándoloaveraldíasiguientelostrabajosdeldiquequeestabanacabados.Al volver aquella noche a su acampada del puente de La Pierre, el cardenalencontródepie,antelapuertadelacasaquehabitaba,aD'Artagnansinespadayalostresmosqueterosarmados.Aquellavez,comoéleramásfuerte,losmiróconseveridady,conlosojosyconlamano,hizoaD'Artagnanunaseñadequelosiguiera.D'Artagnanobedeció.-Te esperaremos, D'Artagnan - dijo Athos lo suficientemente alto para que elcardenallooyese.SuEminenciafruncióelceño,sedetuvouninstante,luegocontinuósucaminosinpronunciarunasolapalabra.D'Artagnan entró detrás del cardenal, y Rochefort detrás de D'Artagnan; lapuertafuevigilada.SuEminenciasedirigióalahabitaciónqueleservíadegabineteehizoseñasaRochefortdeintroduciraljovenmosquetero.Rochefortobedecióyseretiró.D'Artagnan permaneció solo frente al cardenal; era su segunda entrevista conRichelieu,yélconfesódespuésqueestabaconvencidodequeseríalaúltima.Richelieupermaneciódepie,apoyadocontralachimenea,conunamesaentreélyD'Artagnan.-Señor-dijoelcardenal-,habéissidodetenidoporordenmía.-Esomehandicho,monseñor.-¿Sabéisporqué?-No, monseñor; porque la única cosa por la que podría ser detenido es aúndesconocidadeSuEminencia.Richelieumirófijamentealjoven.-¡Oh!¡Oh!-dijo-.¿Quéquieredecireso?-Simonseñorquieredecirmeprimeroloscrímenesquesemeimputan,yolediréluegoloshechosqueherealizado.-¡Seosimputancrímenesquehanhechocaercabezasmásaltasquelavuestra,

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señor!-dijoelcardenal.-¿Cuáles, monseñor? - preguntó D'Artagnan con una calma que asombró alpropiocardenal.-Seosimputahabermantenidocorrespondenciaconlosenemigosdelreino,seosimputahabersorprendidolossecretosdeEstado,seosimputahabertratadodehacerabortarlosplanesdevuestrogeneral.-¿Yquiénmeimputaeso,monseñor?-dijoD'Artagnan,quesospechabaquelaacusación venía deMilady-. Una mujer marcada por la justicia del país, unamujerquehadesposadoaunhombreenFranciayaotroenInglaterra,unamujerquehaenvenenadoasusegundomaridoyquehaintentadoenvenenarmeamímismo.-¿Quédecís,señor?-exclamóelcardenalasombrado-.¿Ydequémujerhabláisdeesemodo?-DeMiladydeWinter - respondióD'Artagnan ; sí,deMiladydeWinter,de laque sin duda Vuestra Eminencia ignoraba todos los crímenes cuando la hahonradoconsuconfianza.-Señor-dijoelcardenal-,siMiladydeWinterhacometidotodosloscrímenesquedecís,serácastigada.-Yaloestá,monseñor.-Y¿quiénlahacastigado?-Nosotros.-¿Estáenprisión?-Estámuerta.-¿Muerta?-repitióelcardenal,quenopodíacreerloqueoía-.¡Muerta!¿Habéisdichoqueestámuerta?-Tresvecestratódematarme,ylaperdoné;peromatóalamujerqueyoamaba.Entonces,misamigosyyolahemoscogido,juzgadoycondenado.D'Artagnan contó entonces el envenenamiento de la señora Bonacieux en elconventodelasCarmelitasdeBéthune,eljuiciodelacasaaisladaylaejecuciónaorillasdelLys.Un temblor corrió por todo el cuerpo del cardenal, que, sin embargo, notemblabafácilmente.Pero, de pronto como sufriendo la influencia de un pensamiento mudo, lafisonomíadelcardenal,sombríohastaentonces,seaclarópocoapocoyllegóalamásperfectaserenidad.-Así - dijo con una voz cuya dulzura contrastaba con la severidad de suspalabras-, así que os habéis constituido en jueces, sin pensar que quienes notienenlamisióndecastigarycastigansonasesinos.-Monseñor,osjuroqueniporuninstantehetenidolaintencióndedefendermi

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cabeza contra vos. Sufriré el castigo queVuestraEminencia quiera infligirme.Noamotantolavidacomoparatemerlamuerte.-Sí,losé,soisunhombredecorazón,señor-dijoelcardenalconunavozcasiafectuosa ; puedo deciros, pues, de antemano que seréis juzgado, condenadoincluso.-CualquierotropodríaresponderaVuestraEminenciaquetienesuperdónenelbolsillo;yomecontentarécondeciros:Ordenad,monseñor,estoydispuesto.-¿Vuestroperdón?-dijoRichelieusorprendido.-Sí,monseñor-dijoD'Artagnan.-¿Yfirmadoporquién?¿Porelrey?Yelcardenalpronuncióestaspalabrasconunasingularexpresióndedesprecio.-No,porVuestraEminencia.-¿Pormí?Estáisloco,señor.-Monseñorreconocerásindudasuescritura.YD'ArtagnanpresentóalcardenalelprecisopapelqueAthoshabíaarrancadoaMilady,yquehabíadadoaD'Artagnanparaquelesirvieradesalvaguardia.SuEminenciacogióelpapelyleyóconvozlentaapoyándoseencadasílaba:

«El portador de la presente ha "hecho lo que ha hecho" por ordenmía y parabiendelEstado.EnelcampamentodeLaRochelle,a5deagostode1628.

Richelieu.»

Elcardenal,trashaberleídoestasdoslíneas,cayóenunameditaciónprofunda,peronodevolvióelpapelaD'Artagnan.«Medita con qué clase de suplicio me hará morir - se dijo en voz bajaD'Artagnan;puesafequeverácómomuereungentilhombre.»Eljovenmosqueteroestabaenexcelentedisposicióndemorirheroicamente.Richelieu seguía pensando, enrollaba y desenrollaba el papel en sus manos.Finalmente,alzólacabeza,fijósumiradadeáguilasobreaquellafisonomíaleal,abierta, inteligente, leyó en aquel rostro surcado por las lágrimas todos lossufrimientos que había enjugado desde hacía un mes, y pensó por tercera ocuartavezcuántofuturoteníaaquelmuchachodeveintiúnaños,yquérecursospodríaofreceraunbuenamosuactividad,suvalorysuingenio.Por otro lado, los crímenes, el poder, el genio infernal de Milady le habíanespantadomásdeunavez.Sentíacomounaalegríasecretahaberseliberadoparasiempredeaquellacómplicepeligrosa.

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Desgarró lentamente el papel que D'Artagnan tan generosamente le habíaentregado.«Estoyperdido»,dijoparasímismoD'Artagnan.Y se inclinó profundamente ante el cardenal como hombre que dice: «¡Señor,quesehagavuestravoluntad!»Elcardenalseacercóalamesay,sinsentarse,escribióalgunaslíneassobreunpergaminocuyosdosterciosertabanyacubiertosypusosusello.«Esaesmicondena-dijoD'Artagnan;meahorraelaburrimientodelaBastillaylalentituddeunjuicio.Encimaesdemasiadoamable.»-Tomad,señor-dijoelcardenalaljoven-,oshecogidounsalvoconductoyosdevuelvootro.Elnombrefaltaenesedespacho:escribidlovosmismo.D'Artagnancogióelpapeldudandoypusolosojosencima.Erauntenientazgoenlosmosqueteros.D'Artagnancayóalospiesdelcardenal.-Monseñor - dijo-,mi vida es vuestra; disponed de ella en adelante; pero estefavor que me otorgáis no lo merezco; tengo tres amigos que son másmerecedoresymásdignos…-Soisunmuchachovaliente,D'Artagnan-interrumpióelcardenalpalmeándolofamiliarmenteenelhombro, encantadoporhabervencidoaaquellanaturalezarebelde-. Haced de ese despacho lo que os plazca. Sólo que recordad que,aunqueelnombreestéenblanco,oslohedadoavos.-Noloolvidaré jamás- respondióD'Artagnan-.VuestraEminenciapuedeestarseguradeello.Elcardenalsevolvióydijoenvozalta:-¡Rochefort!Elcaballero,quesindudaestabadetrásdelapuerta,entróalpunto.-Rochefort-dijoelcardenal-,ahíveisalseñorD'Artagnan;loreciboentremisamigos;asípues,quese leabraceyquesialguienquiereconservarsucabezaseaprudente.RochefortyD'Artagnansebesaronconlapuntadeloslabios;peroelcardenalestabaallí,observándolosconsuojovigilante.Salierondelahabitaciónalmismotiempo.-Nosencontraremos,¿noescierto,señor?-Cuandoosplazca-contestóD'Artagnan.-Yallegarálaocasión-respondióRochefort.-¿Qué?-dijoRichelieuabriendolapuerta.Losdoshombressonrieron,seestrecharonlamanoysaludaronaSuEminencia.-Empezábamosaimpacientarnos-dijoAthos.-¡Yaestoyaquí,amigosmíos!-respondióD'Artagnan-.Nosolamentelibre,sino

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favorecido.-¿Noscontaréiseso?-Estanoche.Enefecto,aquellamismanocheD'ArtagnansedirigióalalojamientodeAthos,aquien encontró a punto de vaciar su botella de vino español, ocupación querealizabareligiosamentetodaslasnoches.Lecontóloquehabíapasadoentreelcardenalyél,ysacandoeldespachodesubolso:-Tomad,miqueridoAthos-dijo-,avososcorresponde,naturalmente.Athossonrióconsudulceyencantadorasonrisa.-Amigo-dijo-,paraAthosesdemasiado;paraelcondedeLaFèreesdemasiadopoco.Guardadesedespacho,oscorresponde.¡Ay,Diosmío,quécarolohabréiscomprado!D'ArtagnansaliódelahabitacióndeAthosyentróenladePorthos.Loencontróvestidoconunmagníficotraje,cubiertodeespléndidosbrocadosymirándoseaunespejo.-¡Ah,ah!-dijoPorthos-.¡Soisvos,queridoamigo!¿Quétalmevaestetraje?-Demaravilla-dijoD'Artagnan-,perovengoaproponerosuntrajequeaúnosiríamejor.-¿Cuál?-preguntóPorthos.-Eldetenientedemosqueteros.D'ArtagnancontóaPorthossuentrevistaconelcardenal,ysacandoeldespachodesubolso:-Tomad,querido-dijo-,escribidvuestronombreahí,ysedbuenjefeparamí.Porthospuso losojos eneldespachoy se lodevolvió aD'Artagnan, congransorpresadeljoven.-Sí-dijo-,mehalagaríamucho,peronotendríatiempoparagozardeesefavor.DurantenuestraexpediciónaBéthune,elmaridodemiduquesahamuerto;desuerteque,queridoamigo,dadoqueelcofredeldifuntome tiende losbrazos,mecasocon laviuda.Mirad,meestoyprobandomi trajedeboda;guardadeltenientazgo,querido,guardadlo.YentregóeldespachoaD'Artagnan.EljovenentróenlahabitacióndeAramis.Loencontróarrodilladoenunreclinatorio,conlafrenteapoyadacontrasulibrodehorasabierto.Lecontósuentrevistaconelcardenal,ysacandoporterceravezeldespachodesubolso:-Vos,nuestroamigo,nuestraluz,nuestroprotectorinvisible-dijo-,aceptadestedespacho; lo habéismerecidomás que nadie, por vuestra sabiduría y vuestros

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consejossiempreseguidoscontanfelicesresultados.-¡Ay,queridoamigo! -dijoAramis-.Nuestrasúltimasaventurasmehanhechotomarundisgustototalporlavidadelhombredeespada.Estavezmidecisiónestáirrevocablementetomada:traselasedio,entraréenlosLazaristas.Guardadesedespacho,D'Artagnan:eloficiodelasarmasosvabien,yseréisunvalienteyafortunadocapitán.D'Artagnan, con los ojos húmedos de gratitud y resplandecientes de alegría,volvióaAthos,aquienencontróaúnen lamesaymirandosuúltimovasodemálagaalaluzdelalámpara.-¡Ybien!-dijo-.Tambiénelloshanrehusado.-Esquenadie,queridoamigo,eramásdignodeélquevos.Cogió una pluma, escribió en el despacho el nombre de D'Artagnan y se loentregó.-Ya no tendré más amigos - dijo el joven-, ¡ay!, ni nada más que amargosrecuerdos.Ydejócaersucabezaentresusdosmanos,mientrasdos lágrimascorríana lolargodesusmejillas.-Soisjoven-respondióAthos-,yvuestrosamargosrecuerdostienentiempodecambiarseendulcesrecuerdos.

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Epílogo

LaRochelle,privadadel socorrode la flota inglesayde ladivisiónprometidaporBuckingham,serindiótraselasediodeunaño.El28deoctubrede1628sefirmólacapitulación.ElreyhizosuentradaenParísel23dediciembredelmismoaño.Seleacogióentriunfocomosivolviesedevenceralenemigoynoafranceses.EntróporelbarrioSaintJacquesbajoarcoscubiertosdevegetación.D'Artagnantomóposesióndesugrado.Porthosabandonóelservicioydesposó,durante el año siguiente, a la señora Coquenard; el cofre tan ambicionadoconteníaochocientasmillibras.Mosquetón tuvo una librea magnífica y además la satisfacción, que habíaambicionadotodasuvida,desubirdetrásdeunacarrozadorada.Aramis,trasunviajeaLorraine,desapareciódeprontoydejódeescribirasusamigos.Mástardesesupo,porlaseñoraChevreuse,quelodijoadosotresdesusamantes,quehabíatomadoelhábitoenunconventodeNancy.Bazinseconvirtióenhermanolego.AthossiguiósiendomosqueteroalasórdenesdeD'Artagnan,hasta1663,épocaenlaque,trasunviajequehizoaTouraine,dejótambiénelserviciosopretextodequeacababaderecogerunapequeñaherenciaenelRousillon.GrimaudsiguióaAthos.D'ArtagnansebatiótresvecesconRochefortylohiriótresveces.-Os mataré probablemente a la cuarta - le dijo tendiéndole la mano paralevantarlo.-Mejor sería, paravosyparamí,quenosquedásemospor aquí - respondióelherido-. ¡Diantre!Soymás amigovuestroque loquepensáis, porquedesde elprimerencuentrohabríapodido,diciendounapalabraalcardenal,haceroscortarlacabeza.Aquellavezseabrazaron,perodebuencorazónysinsegundasintenciones.Planchet obtuvo de Rochefort el grado de sargento en los guardias. El señorBonacieuxvivíamuytranquilo, ignorandocompletamenteloquehabíasidodesumujerynoinquietándoseapenas.Undíatuvolaimprudenciadeacordarsedelcardenal;elcardenallehizoresponderqueibaaencargarsedequenolefaltaranadaenadelante.Enefecto,aldíasiguiente,habiendosalidoelseñorBonacieuxalassietedelanochedesucasaparadirigirsealLouvre,novolvióaaparecermásenlacalledes Fossoyeurs; la opinión de quienes parecíanmejor informados fue que eraalimentadoyalojadoenalgúncastillorealaexpensasdesugenerosaEminencia.

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