Ley de recurrencia

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Elizabeth Muñoz Barquero Eterno retorno e historia: El caso de Nietzsche Summary: The way to and from eternal recu- rrence is reviewed. If history is understood as conscious and modifying human action upon be- coming, which moves during an irreversible time and without a predetermined purpose, the eternal recurrence taken as absolute criterion means pa- ralysis; as a characteristic of an archaic mentality (apud Mircea Eliade) , irreversibility of time cea- ses; as a mere hypothesis, it would be useful as li- fe rule, so that human beings face the "here" without concessions, without transcendence. From the latter point ofview some Nietzschean elements could be rescued for a philosophy of history. Resumen: Se revisa el camino hacia el eterno retorno y desde él. Si se entiende la historia como acción humana consciente y modificadora en el devenir, que transcurre en un tiempo irreversible y sin una meta predeterminada, el eterno retorno, tomado como criterio absoluto, significa parálisis; como rasgo de una mentalidad arcaica (apud Mir- cea Eliade], se anula la irreversibilidad del tiem- po; como mera hipótesis serviría como regla de vi- da, para que los humanos se enfrenten al "acá" sin concesiones, sin trascendencia. Desde esta últi- Las consecuencias de nuestras acciones nos agarran por los cabellos, harto indiferentes a que digamos que, entre tanto, nosotros hemos "mejorado ". (Más allá del bien y del mal, # 179). ma perspectiva, pueden rescatarse elementos de Nietzsche para una filosofía de la historia. l. El camino hacia el eterno retorno De la caída de la metafísica a la muerte de Dios; de la muerte de Dios al nihilismo; del nihi- lismo al eterno retorno. Según Nietzsche, la metafísica es la ciencia que trata de los errores fundamentales del hombre, pero como si éstos fueran verdades fundamenta- les'. Uno de esos errores consiste en establecer un mundo 'real' opuesto a un mundo -éste- concebi- do como 'aparente'. Platón, el cristianismo y Kant representan tres blancos favoritos, dado que, des- de la perspectiva nietzscheana, han falsificado la realidad. Así, por ejemplo, en El ocaso de los ído- los afirma que las bases sobre las que 'este' mun- do ha sido declarado como aparente, más bien es- tablecen su realidad, ya que otra clase de realidad es totalmente indemostrable; que el 'mundo ver- dadero' ha sido construido por oposición al mun- do real, pero que ciertamente el primero es el apa- rente porque no es más que una ilusión óptico-mo- ral; que 'otro' mundo no tiene sentido a menos que domine en nosotros una especie de recelo, un Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XXXIU (80), 31-39. 1995

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Esto muestra que las cosas vuelven a ocurrir

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Elizabeth Muñoz Barquero

Eterno retorno e historia:El caso de Nietzsche

Summary: The way to and from eternal recu-rrence is reviewed. If history is understood asconscious and modifying human action upon be-coming, which moves during an irreversible timeand without a predetermined purpose, the eternalrecurrence taken as absolute criterion means pa-ralysis; as a characteristic of an archaic mentality(apud Mircea Eliade) , irreversibility of time cea-ses; as a mere hypothesis, it would be useful as li-fe rule, so that human beings face the "here"without concessions, without transcendence. Fromthe latter point ofview some Nietzschean elementscould be rescued for a philosophy of history.

Resumen: Se revisa el camino hacia el eternoretorno y desde él. Si se entiende la historia comoacción humana consciente y modificadora en eldevenir, que transcurre en un tiempo irreversible ysin una meta predeterminada, el eterno retorno,tomado como criterio absoluto, significa parálisis;como rasgo de una mentalidad arcaica (apud Mir-cea Eliade], se anula la irreversibilidad del tiem-po; como mera hipótesis serviría como regla de vi-da, para que los humanos se enfrenten al "acá"sin concesiones, sin trascendencia. Desde esta últi-

Las consecuencias de nuestras acciones nosagarran por los cabellos, harto indiferentes aque digamos que, entre tanto, nosotros hemos"mejorado ".

(Más allá del bien y del mal, # 179).

ma perspectiva, pueden rescatarse elementos deNietzsche para una filosofía de la historia.

l. El camino hacia el eterno retorno

De la caída de la metafísica a la muerte deDios; de la muerte de Dios al nihilismo; del nihi-lismo al eterno retorno.

Según Nietzsche, la metafísica es la cienciaque trata de los errores fundamentales del hombre,pero como si éstos fueran verdades fundamenta-les'. Uno de esos errores consiste en establecer unmundo 'real' opuesto a un mundo -éste- concebi-do como 'aparente'. Platón, el cristianismo y Kantrepresentan tres blancos favoritos, dado que, des-de la perspectiva nietzscheana, han falsificado larealidad. Así, por ejemplo, en El ocaso de los ído-los afirma que las bases sobre las que 'este' mun-do ha sido declarado como aparente, más bien es-tablecen su realidad, ya que otra clase de realidades totalmente indemostrable; que el 'mundo ver-dadero' ha sido construido por oposición al mun-do real, pero que ciertamente el primero es el apa-rente porque no es más que una ilusión óptico-mo-ral; que 'otro' mundo no tiene sentido a menosque domine en nosotros una especie de recelo, un

Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XXXIU (80), 31-39. 1995

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Es devenir (porque el ser, recordemos, se atribuíaal ex "mundo verdadero"), sin sentido y sin finali-dad. El devenir -dice- no tiene ninguna meta, nodesagua en un "ser" ni es un estado de apariencia".Esta existencia es la que el autor desea que vuelvaconstantemente de una manera inevitable, sin undesenlace en la nada: el eterno retorno, la más"científica" de todas las hipótesis posibles 10. Sinduda, nuestro autor intentó, con poco éxito comose verá, darle una base científica. Para tales efec-tos, sus tesis más importantes son que el tiempo esinfinito y que todo lo que puede trascurrir en eltiempo es finito:

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"afán de calumnia" frente a la vida: en este casonos vengamos de la vida mediante la fantasmago-ría de 'otra' vida, una vida 'mejor'. También afir-ma que el dividir el mundo en 'real' y 'aparente'(como lo hacen el cristianismo y Kant) es tan sóloun síntoma de décadence, de una vida en descen-so. Por otra parte, argumenta Nietzsche, no pode-mos tener deberes hacia un mundo que no pode-mos conocer. El 'mundo verdadero' es una ideaque ha llegado a ser inútil y, por lo tanto, debe serabolida (Platón "se sonroja de vergüenza" ... ).Queda abolido también el 'mundo aparente' 2. Ladecadencia, una regresión fisiológica, una vitali-dad disminuida, produce un asco por la vida y unahuída a otro mundo, inventado. Mas igualmente elsufrimiento que genera 'este' mundo -sufrimientodebido a la contradicción, la ilusión y el cambio-es lo que ha inspirado la idea del 'mundo verdade-ro' 3. Si se anula el "platonismo", se anula la dife-rencia entre un mundo aparente y uno verdadero;luego, no tiene sentido hablar de la existencia deDios. En efecto, para Nietzsche el más importantede los acontecimientos recientes es que "Dios hamuerto" y la fe en el Dios cristiano ha sido aniqui-lada 4. Pero sucede que con la muerte de Dios seponen en entredicho, pierden su crédito los valo-res supremos que sobre él se sostenían; la conse-cuencia es el nihilismo. "Los valores supremos, acuyo servicio consagraba la vida el hombre (...)fueron considerados como mandamientos de Dios(...) como verdaderos mundos, como esperanza yvida futuras. Hoy, que conocemos la mezquinaprocedencia de estos valores, el universo nos pare-ce desvalorizado, 'falto de sentido' ...". 5

El nihilismo es el reconocimiento de que sehan despilfarrado las fuerzas, la incertidumbre, lafalta de ocasión de rehacerse de algún modo 6; pe-ro el nihilismo tiene matices: el nihilismo "radi-cal" es la creencia en una absoluta desvalorizaciónde la existencia 7. Por otra parte, hemos de distin-guir entre el nihilismo activo -aumento de poderen el espíritu- y el nihilismo pasivo -decadencia yretroceso del poder del espíritu-o Ambos recono-cen que los fines y valores preconizados hasta esemomento son impropios, pero el nihilismo pasivoya no ataca. Entonces todo lo que alivia, todo loque tranquiliza pasa al primer plano, ora como re-ligión, ora como moral, ora como política 8.

Nietzsche, nihilista activo, ataca: le dice "sí" aeste mundo, el "de acá", que es el único que hay;le dice sí a la existencia tal cual es. ¿Y cómo es?

"La cantidad de fuerza que obra en el universo es deter-minada, no es 'infinita' (...). Por consiguiente, el nume-ro de las posiciones, variaciones. combinaciones y desa-rrollos de esta fuerza es ciertamente enorme y práctica-mente 'incalculable', pero siempre determinado y nuncainfinito. Pero el tiempo en que esta fuerza se desarrollaes infinito, es decir esta fuerza es eternamente igual yeternamente activa; hasta este momento ha transcurridoya un infinito, esto es. ya se han verificado todos los po-sibles desarrollos de dicha fuerza. Por consiguiente.también todos los desarrollos momentáneos deben serrepeticiones (...) y así sucesivamente, hacia delante yhacia atrás." ".

Se desprende que el mundo carece de la facul-tad de renovarse eternamente y que dado que lascombinaciones posibles de la fuerza finita, son fi-nitas, en un tiempo infinito, aquellas se repiten in-finitas veces. El correlato poético de lo anterior loencontramos en lo que Zaratustra, el maestro deleterno retorno, le dice al enano:

"[Mira este instante! Desde este pórtico del momento vahacia atrás una larga y eterna calle: detrás de nosotroshay una eternidad.Todo lo capaz de correr ¿no debe haber recorrido ya al-guna vez esta calle? Todo lo que puede suceder ¿no de-be haber sucedido (...) ya alguna vez?¿Y no están todas las cosas trabadas de tal modo que es-te instante atrae en pos de sí todo lo venidero? (...)¡Porque todo lo capaz de correr debe recorrer tambiénuna vez más esta larga calle que sube!" 12.

Según nuestro autor, entre las combinacionesmencionadas más arriba y su próximo retorno de-ben desarrollarse todas las combinaciones aún po-sibles y cada una de estas condiciona toda la suce-sión de combinaciones de la misma serie; con estaidea asegura demostrar un círculo de series abso-lutamente idénticas, que el mundo es un círculo

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que ya se ha repetido infinitas veces y que lo se-guirá haciendo 13.

Nótese que Nietzsche rechaza la hipótesis deun mundo creado (y, como se ha mostrado ya, quetenga una meta). El mundo deviene, pero no co-menzó nunca a devenir ni a pasar; en un tiempoinfinito, si el mundo pudiera fijarse, perecer o sipudiera alcanzar un estado de equilibrio y si tuvie-ra una finalidad, ya debería haber alcanzado talesestados. Pero no han sido alcanzados 14 (luegoaquellas suposiciones son falsas).

El devenir no es creativo, es decir, no producenovedades, porque un devenir siempre nuevo has-ta lo infinito es una contradicción: supondría unafuerza que creciese hasta lo infinito 15. Zaratustraenseña

"(...) que todas las cosas vuelven eternamente y noso-tros mismos con ellas, que nosotros hemos existido yainfinidad de veces y todas las cosas con nosotros (...),que hay un gran año (...) que a semejanza de un reloj dearena, tiene siempre que darse vuelta al revés para vol-ver a correr y vaciarse de nuevo". is

Mas las nociones anteriores presentan proble-mas. Se ha señalado, con todo fundamento, queNietzsche no indica criterios para distinguir uncírculo de repeticiones anterior de otro posterior(con lo cual no habría eterno retorno) y que si setratara de un único círculo aún sin cerrar, al hacer-lo tendría que detenerse (y tampoco habría eternoretorno) 17. También se ha establecido, con granacierto, que no es intrínsecamente necesario queentre una combinación y su retorno deban ocurrirtodas las otras posibles combinaciones y, que aun-que fuera así.' de ello nada se desprende directa-mente acerca del orden en que ocurrirían las com-binaciones 18. Así las cosas, si se toma como crite-rio absoluto, el eterno retorno está en quiebra.

11.Eterno retorno de lo mismospensamiento selectivo, regla de vida y

ascesis

Hasta qué punto Nietzsche se dio. cuenta de laslimitaciones de su justificación científica del eter-no retorno, no lo podemos decir. Ha de observar-se, sin embargo, que él consideró que el círculo delas repeticiones podría no ser más que una proba-bilidad, pero que, incluso como tal, dicho pensa-miento podría conmovemos y configuramos (co-mo ha obrado la posibilidad de una condenación

eterna) 19. Tomando en cuenta lo anterior, siNietzsche planteó la repetición eterna como merahipótesis, sería entonces muy consecuente, puespara nosotros es obvio que decide sí a la vida, "ala existencia tal como es" en el sentido apuntadomás arriba, no implica necesariamente la tesis deleterno retorno (aunque este no estuviera quebra-do). Mas para el autor, ese decir sí significa unaprueba; soportar la idea del eterno retorno es co-mo una demostración de fuerza, de poder (y el queno pasa la prueba cae en el nihilismo pasivo o enel nihilismo radical). El eterno retorno constituyeun pensamiento selectivo: los que no lo acepten -los que no pasen la prueba-desaparecerán 20. Eleterno retorno será rechazado como una maldiciónpor los débiles y, posiblemente, será abrazada porlos más fuertes, los que están a la altura de la ma-yor desgracia y que, por esto, no le temen a la des-gracia porque están seguros de su poder 21.

La idea de la repetición de lo mismo se presen-ta como un reto y como una noción que puedeeducar, transformar al que la asuma: es una doctri-na que pasa a los hombres por el tamiz, que lanzaa todos -débiles y fuertes- a decisiones 22. El retoexige un imperativo: "Vive de modo que deseesvolver a vivir ..." 23. Y he aquí la pregunta que debeformularse ante todo lo que se disponga uno a ha-cer, la que representará la más grande fuerza: "¿Esesto de tal naturaleza que yo lo quisiera hacer portoda una eternidad?"."

"No viváis contemplativamente esperando bienaventu-ranzas y gracias desconocidas, sino de modo que quisie-rais vivir otra vez y vivir del mismo modo eternamente.Nuestro deber se nos presenta a cada momento."."

Vemos pues que la tesis del eterno retorno sepresenta como una suerte de imperativo categóri-co kantiano, como una regla de vida o como una"fuerza reguladora".

Para soportar el pensamiento del eterno retorno-dice Nietzsche- se requiere la transmutación detodos los valores: preferir la incertidumbre a la se-guridad, la voluntad de potencia a la voluntad deconservación; se requiere asimismo encontrar nue-vos remedios contra el hecho del dolor, entenderéste como un instrumento, como padre de la ale-gría 26. Con esto en mente, Nietzsche no podía me-nos que aspirar a naturalizar de nuevo el ascetis-mo, así: en lugar de un propósito de negación, elde robustecimiento, una gimnástica, una educa-ción de la fuerza de la voluntad. No cabe duda de

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que el autor pensaba que la prueba es dura y larga;no nos extraña pues lo que quiere para su tipo dediscípulos: .

"( ...) les deseo sufrimientos, abandono, enfermedad,malos tratos, desprecio; (...) no tengo compasión deellos, porque deseo para ellos la única cosa que hoypuede revelar si un hombre tiene o no valor: ¡queaguante con firmeza!"."

Habría que haber nacido sin olfato para no per-cibir aquí un fuerte aroma estoico (con el perdónde Nietzsche). Pero volvamos al sí y a la "granprueba". Mantenerse en el sí comporta aceptar u~anueva concepción del mundo a la vez que pracn-car una determinada actitud hacia él. Una extáticaafirmación del carácter complejo de la vida, laeterna voluntad de creación, de fecundidad, de re-torno; una afirmación dionisíaca del mundo, comoes, sin detracción ni elección: para Dionisos laexistencia es lo bastante sagrada para justificar elmás grande sufrimiento (a diferencia del "Crucifi-cado"); Dionisos despedazado es una promesa devida. Debemos entonces querer el círculo eterno,las mismas cosas, ser, en fin, dionisíacos frente ala existencia. En este punto -afirma Nietzche- sufórmula es "amor fati". Seres dionisíacos para estemundo, también dionisíaco (en el que quizás algu-nos logren instalarse), que debe llamarse voluntadde dominio 28 (evangelio del futuro ...).

111. Excursus

l. Lo que percibió Nietzche en 1881, "a 6000pies por encima del hombre y del tiempo", la ideadel eterno retorno, tiene muy ilustres anteceden-tes. El autor mismo dice que podría haber sido en-señada ya por Heráclito, pero -continúa- al menosla Stoa tiene trazas de ella y los estoicos heredaroncasi todas sus nociones principales de Heráclito 29.

Que los estoicos enseñaban tal doctrina es efecti-vamente cierto. Pero hemos de notar que si de fi-liación se tratara, habría que retroceder al menoshasta Jenófanes, Pitágoras y Empédocles. El pri-mero afirmaba que el todo es uno, increado y eter-no; el segundo, que periódicamente lo que ha su-cedido se repite, y nada es absolutamente nuevo.El tercero que las cosas no dejan nunca de trans-mutarse, ya confluyendo en un único orden o se-paradas; nacen y no es durable su vida pero ta?1-bién cambian ininterrupidamente y por ello son In-mutables a lo largo del ciclo (gran año) 30. Los es-

toicos antiguos pensaban que el mundo es increa-do e indestructible. La materia prima del cosmos,el fuego, se transmuta en diversos estados físicosmerced a la actividad del lógos, principio racionaluniversal. En la transmutación se produce el re-curso de un ciclo regular que vuelve una y otravez a la conflagración, en la cual el fuego originaltermina un ciclo e inicia otro (esta es la tesis quese supone heredaron de Heráclito). Cada uno deestos períodos es idéntico y así, todo suceso d~luniverso se repite una y otra vez 31. Ideas pareci-das se encuentran en la India, Irán (con influenciade Babilonia) y también entre los mayas del Yuca-tán y los aztecas mexicanos 32. Es difícil no aten-der a esta presencia casi universal de la noción deleterno retorno de lo mismo y deseamos ofrecer al-gunas explicaciones, basándonos en las tesis deMircea Eliade, como sigue.

Según este investigador, en las sociedades "pri-mitivas" la vida se desarrolla en el tiempo pero nolleva la carga de éste; no registra en la concienciala irreversibilidad de los acontecimientos; existeen la mentalidad arcaica una negativa a conservarla memoria del pasado y, por lo tanto, de los acon-tecimientos inusitados (i.e., sin modelo arquetípi-co) que constituyen la duración concreta. Señalaque las fases de la luna -aparición, crecimiento,mengua, desaparición seguida de reaparición- handesempeñado un papel importantísimo en las con-cepciones cíclicas: así como la desaparición de laluna nunca es definitiva, tampoco lo es la delhombre ni la de la humanidad 33.

Todavía más interesante es su afirmación deque esta concepción cíclica se ha conservad~ tam-bién en las culturas históricas. El factor dommanteen todas las concepciones cósmico-mitolégicas lu-nares es el retorno cíclico de lo que antes fue, eleterno retorno. Este delata una ontología no conta-minada por el tiempo y el devenir. Para él el mitodel eterno retorno en los griegos -variante últimadel mito arcaico de la repetición- buscaba satisfa-cer su sed metafísica de lo óntico y de lo estático:

"Desde el punto de vista de lo infinito, el devenir de lascosas que vuelven sin cesar en el mismo estado es, porconsiguiente, implícitamente anulado y hasta puedeafirmarse que el 'el mundo queda en su lugar'." 3<

De igual manera, el "primitivo" al. atribui~ ~ltiempo una dirección cíclica, anula su irreversibi-lidad. Ningún acontecimiento es irreversible, nin-guna transformación es definitiva.

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Los profetas hebreos son los que por primeravez superan la visión cíclica y descubren un tiem-po con un sentido único. Se afirma y progresa laidea de que los acontecimientos históricos tienenun valor en tanto que determinados por Dios, unDios que ya no es una divinidad oriental creadorade hazañas arquetípicas, sino una personalidad queinterviene sin cesar en la historia. La revelación esun acontecimiento histórico, ya no es reversible.Sin embargo, el mesianismo no supera la valora-ción escatológica del tiempo, ya que el futuro rege-nerará a éste. Para el pensador rumano, las creen-cias mesiánicas acusan igualmente una actitud an-tihistórica. Como ya no se anula periódicamente lahistoria, esta se soporta con la esperanza de que ce-sará definitivamente en algún momento. Así, lairreversibilidad de los acontecimientos históricos ydel tiempo, es compensada por la limitación de lahistoria en el tiempo (lo cual se aplica tanto al ju-daísmo como al cristianismo, que de ese modo sevuelven a acercar a la mentalidad arcaica) 35.

2. De acuerdo con Eliade, el sufrimiento (se-quía, inundación, enfermedad, muerte) equivale a"historia", desde la pespectiva de pueblos o clasesahistóricas. Estaría constituida aquella por aconte-cimientos inesperados, inexplicables. El primitivono puede concebir un sufrimiento no provocado ydebe ser atribuido a la maldad del vecino, la vo-luntad de un dios, etc. El primitivo lucha contraaquel por medios mágico-religiosos pero lo sopor-ta porque no es absurdo: interviene el brujo o elsacerdote que descubren una causa; entonces elsufrimiento adquiere sentido. Por su parte, el me-sianismo -(en realidad -creemos- el pensamientojudeocristiano en general) también le da sentido alsufrimiento, mas le confiere una dimensión nuevaporque, dada su concepción lineal del tiempo y suescatología, se anula la posibilidad de la repeti-ción 36.

3. Sean los dos "ritmos" siguientes del mundo:a) no es creado, se transforma, se repite;b) es creado, se destruye y se renueva.

Nietzsche propone a) como lo hacen los estoi-cos, por ejemplo (el mundo no ha comenzado nun-ca a devenir). Sin embargo, en sus tesis no encon-tramos catastrofismo cósmico. Por otra parte, valeseñalar que él admite que todo retorno es el acer-camiento extremo de un mundo del devenir almundo del ser 37. Sólo en ese sentido podríamoshablar de "ser" en Nietzsche, pero de ningún mo-do comparte la irrealidad de este mundo con el .

"mundo primitivo". Insiste en rescatar el devenir,pero ciertamente, si se asume el criterio de Eliade,"el mundo queda en su lugar", porque anula lairreversibilidad del tiempo. Sin reticencia ningunaen este punto podemos ver en el intento de Nietzs-che un arcaísmo (a lo mejor todos tenemos o ese uotro rasgo de la mentalidad arcaica). Ahora pense-mos en el Nirvana, cuyo acceso permite al indivi-duo salir de la cadena del tiempo, o sea, trascenderesta existencia, cesar de ser lo que se es. Obvia-mente ese no es el caso de nuestro autor. El quiereesta existencia, no trascenderla, quiere seguirsiendo lo que es. El eterno retorno es la fórmulasuprema de la afirmación de la existencia (¿y aca-so un disfraz de la inmortalidad?).

4. Dice Nietzsche:

"Quizás sé yo mejor que nadie por qué el hombre es elúnico animal que ríe: el hombre es el único animal quesufre tan intensamente que ha tenido que inventar la ri-sa.".31

El "primitivo" le encuentra sentido al sufri-miento mediante el brujo o el sacerdote; el judío yel cristiano por medio de Dios.

¿Será el eterno retorno una salida para el "ani-mal más desdichado y meláncolico, pero el másalegre"? No, al menos no en sentido estricto. Re-cuérdese que, según nuestro autor, el sufrimiento esel que ha inspirado la idea del "mundo verdadero",producto a la vez del asco por la vida, por la decan-dencia. Que aceptar el mundo como es, sin meta,sin sentido, sin trascendencia, implica aceptar eldolor. Un dolor -el de ayer, este de hoy y el de ma-ñana- que se repetirá por siempre, puesto que se hapostulado el eterno retorno. Que para soportar esteúltimo es menester hallar nuevos remedios contra eldolor, "entenderlo como padre de la alegría" y queojalá sus discípulos ideales tengan bastante en suvida, para que sean firmes; que sientan el "amor fa-ti". Si el mundo y su eterna repetición carecen desentido, carecerá también de sentido el sufrimiento.No obstante, Nietzsche no propone la firmeza comoindiferencia -y aquí radica la discrepancia funda-mental con los estoicos- sino como alegría. Alegríaque expresa la voluntad de poder, la cual sólo pue-de manifestarse cuando encuentra resistencia (lue-go, la busca). Es el carácter de Dionisos.

IV. Eterno retorno e historia

1. Que sepamos, el único escrito que dedicóNietzsche por completo a! tema de la historia es su

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Segunda consideración intempestiva 39, elaboradacuando todavía no había experimentado su "vi-sión", aun cuando es posible advertir, en medio dela aguda crítica que dirige al historicismo, algunossíntomas. La crítica encañona la cultura históricaexcesiva y la pretensión de la "historia como cien-cia". Como el autor mismo lo dice, pretendió ha-cer ver a sus contemporáneos que el "sentido his-tórico" propio de su siglo, era una enfermedad,una señal de decadencia 40. El problema funda-mental es que la historia sirva de tal modo a la vi-da pasada que la vida presente quede minada; nose conserva ya la vida, sino que se la momifica, elhombre se paraliza. El conocimiento del pasadosólo es deseable cuando está al servicio del pasadoy del presente y no cuando debilita al presente, de-sarraigando los gérmenes vivos del porvenir 41.

Ataca, decíamos, la pretensión de "la historia co-mo ciencia"; al pragmatismo de la historia monu-mental que supone que los ejemplos del pasado sepueden repetir, cuando en realidad las accionessólo pueden tener lugar en una atmósfera no histó-rica: el que actúa tiene que olvidar el pasado, noser su esclavo, para no inmovilizarse. Curiosa-mente, argumenta contra la historia monumentalcomo sigue:

"(...) lo que en aquel (un) tiempo fue posible no podráserio una segunda vez, a menos que los pitagóricos ten-gan razón (...). Pero probablemente esto no ocurrirá has-ta que los astrónomos se hayan vuelto otra vez astrólo-gos"."

La "cultura histórica" es como una especie decaducidad y los que llevan sus marcas seguramen-te creen en la "vejez de la humanidad" y por esohablan de "juventud" también. Creen que los deentonces son los rezagados de generaciones fuer-tes. Nietzsche se pregunta si en el fondo de esasconsideraciones no está el error de una concepciónteológica y cristiana, legado de la Edad Media, lade un próximo fin del mundo, del juicio final.Opina que el gusto por la "historia" demuestra quetodavía la gente está apegada a ese "memento mo-ri", Dirige entonces sus baterías contra una reli-gión que de todas las horas de la vida humana,considera la última como la más importante. Estareligión le declara la guerra a todo lo perecedero,enunciando una mentira sobre el valor de la vida.Lo anterior conduce a la idea de que es bueno co-nocer el pasado, porque es demasiado tarde parahacer algo mejor; así es el sentido histórico que él

critica, a ese es al que es necesario darle la espal-da. A Nietzsche le parece que en ese aspecto toda-vía están viviendo en la Edad Media: la historia -continúa- es siempre una teología disfrazada. Notiene esperanza en el futuro de la existencia terres-tre 43.

No somos -exclama- ni epígonos ni culminación:

"La creencia de que se es un ser rezagadó en su épocaes verdaderamente paralizadora (...); pero cuando seme-jante creencia, por una inversión audaz -se refiere a lafilosofía hegeliana- se dedica a divinizar este ser reza-gado, como si verdaderamente fuese el sentido y el finde todo lo que ha pasado antes que él, como si su mise-ria sabia equivaliese a una realización de la historia uni-versal, entonces esa creencia nos parecería terrible y de-vastadora" .••

Además, responsabiliza a Hegel de haber lega-do una admiración por el 'poder de la historia' quese convierte en una admiración del éxito y queconduce a la idolatría de los hechos.

Con todo, la crítica que hace a Eduardo vonHartmann, a la "bribonada más filosófica", es laque nos parece más i1uminadora. Hartmann, des-cribe "( ...) el comienzo y el fin del proceso univer-sal, desde los primeros balbuceos de la concienciahasta el retorno a la nada, incluida la misión denuestra generación en este proceso ..." 45. En mediode la andanada, destaca la siguiente cita que haceNietzsche del "bribón":

"Así como no habría armonía con la idea de la evolu-ción si atribuyésemos al proceso universal una duracióninfinita en el pasado, porque entonces toda evoluciónimaginable habría sido ya efectuada -lo que no sucede(jah, pillo!)- tampoco podemos conceder al proceso unaduración infinita en el porvenir: en ambos casos la ideade la evolución hacia un fin quedaría suprimida (...), yel proceso universal se parecería al trabajo de las Danai-des. Pero la victoria completa de la lógica sobre el i10-gismo (¡ah, pillo entre los pillos!) debe corresponder alfin terrestre del proceso universal, en el día del juicio"."

Dos asuntos deseamos hacer notar aquí. Prime-ro, que Nietzsche debe haberse inspirado en el ra-zonamiento de Hartmann, por la vía negativa, paraelaborar no sólo parte de su fundamentación cien-tífica del eterno retorno, sino también la enuncia-ción misma del último: compárense los textos dela combinatoria y el de la conversación entre elenano y Zaratustra, con el recién citado. Segundo,que Nietzsche, en este corto escrito, manifesta

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repetidamente su aversión a la idea de finalidad,de realización última en la historia. Es nuestro pa-recer que para él, el que la historia tenga un fin escaer en la nada. El temor a la nada -y no el sufri-miento- sería entonces una de las raíces de su ela-boración final. De esta manera, si propone untiempo sin dirección privilegiada se evita aquella.En efecto, quedará a salvo la vida con el eterno re-torno.

2. Hemos intentado mostrar que, en el pensa-miento de Nietzsche, el eterno retorno se presentacomo un postulado. Cabe interpretarlo al menoscomo a) un criterio absoluto, o b) una mera posi-bilidad. ¿Dónde queda lo "por venir"? ¿Cuál seríael futuro de la humanidad? Vamos a suponer quefuera posible la tesis del eterno retorno. Tomemosa): como por definición no puede haber fuerza in-finita, el mundo no es capaz de renovarse eterna-mente; así todo vuelve exactamente a ser igual. Lafecundidad de la creación humana es una ilusión.Volveré con este sol, esta tierra, esta investiga-ción, no para una vida nueva ni mejor o análogasino eternamente para esta. El humano no puedeevitar que todo vuelva a repetirse (y debe alegrar-se de ello). El superhombre, por venir, vendrá, de-saparecerá y volverá a venir, así como volverán avenir los últimos hombres, los hombres superio-res, las decadencias. No hay cambio a la vista: niel provocado por un poder extramundano ni el po-sibilitado por el hombre mismo. La libertad sería -como en tantos otros casos- conocimiento de lanecesidad. Luego, queda descartado cualquieravance sociopolítico. Quedamos presos, paraliza-dos en el devenir (¿o en el ser del devenir?). "Evo-lución" -"involución" de lo mismo ad infinitum.Eso sería la "historia". Tomemos ahora b). Enton-ces la noción del eterno retorno se convierte en re-gla de vida, mediante la cual el humano desarrollesu coraje; actuar como si todo fuera a repetirsepuede significar actuar de mejor manera. El eternoretorno serviría para que el humano se valga pau-latinamente de sus propias fuerzas, que se autova-lore, valore la vida y no la nada.

v. Historia sin fin

En todo caso, si es posible interpretar la histo-ria de la historia como la "progresiva inserciónconsciente del hombre en el devenir terreno" 47 -yopinamos que 10 es- debemos decir que Nietzscheha realizado una valiosa contribución en este as-pecto.

Desde nuestro punto de vista la mera concien-cia de la irreversibilidad del tiempo no es suficien-te criterio para decidir si hay o no hay en alguienvisión histórica. Tampoco es suficiente criterio laausencia o el establecimiento a priori de la nociónde un fin futuro, que habrá de cumplirse inexora-blemente, sea trascendente o no 10 sea. Por el con-trario, creemos que esta última posición lleva im-plícito el final de la historia, se vea el tiempo co-mo ciclo (figura "lunática"), curva, línea recta ocualquier otra figura. Vale insistir, por otra parte,en que diversas interpretaciones de la historia pue-den sustentar -abiertamente o no- la inevitabilidadde los hechos, supongan o no una teleología. Tales el caso de Hegel, de Spengler y de Nietzsche.

Para nosotros, "conciencia histórica" incluyeciertamente el saber de la irreversibilidad deltiempo, en el sentido de que cada una de nuestrasdecisiones tiene su propio peso y no hay marchaatrás, y cuando digo nuestras me refiero a las pro-pias y a las colectivas. Comporta, pues, el recono-cemos como miembros de la especie, como pa-cientes y agentes en ella. Somos receptores del pa-sado -nos guste o no- y somos testadores del futu-ro; esto, aunque nos incomode, nos enfrenta a unaresponsabilidad. Por eso nos parece tan importanteel presente: preñado de posibilidades y de imposi-bilidades. Si plantear -como lo hacemos- que lahistoria no tiene un fin predeterminado al cabo deun tiempo irreversible, nos saca de la filosofía dela historia, con gusto nos quedamos fuera. Preferi-mos seguir en la perspectiva de que el significado"oculto en el devenir" está presente en lo que ha-cemos o dejamos de hacer ahora, y en sus conse-cuencias.

Hemos hecho ver que si se toma el eterno re-torno de Nietzsche como criterio absoluto, se pa-raliza la acción humana consciente en el deveniro, lo que es 10 mismo, se paraliza la historia. Estonos conduce a qué significa "hacer la historia",dado que la gente se indigna a menudo cuando unfilósofo o una filósofa alborotan con sus tesis y seconcluye que nadie hace la historia. ¿Y bien? Apunto de precipitamos en el vacío (o de que noslancen en él), ¿qué significa hacer la historia? Pre-sentimos que casi toda la intelligentsia se ha he-cho panzona a fuerza de sólo pensar y nada de ha-cer (durante décadas; no había "caído" el marxis-mo todavía...). Los "organizados" se han dedicadoa insultarse o a masacrarse mutuamente, comometa finalísima. Otros se han hecho ecologistas(no tenemos nada en contra de la defensa del am-

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biente, tenemos todo en contra de la hambruna na-cional e internacional). Si esto es hacer historia,pues se está haciendo. O acaso si la humanidadhace o no hace la historia sólo se juzgue a poste-non. Pero para nosotros eso no es hacer la histo-ria. Hacer la historia no es dejarse llevar por lainercia y la carga del pasado (que es lo creemosque está sucediendo en muchas partes del globo, yciertamente en nuestro país), o un paraíso futuro,que llegará solo. En ese sentido hablábamos antesde que el presente está preñado de posibilidades yde imposibilidades. Pero no queremos hablar deposibilidades, del propio esfuerzo. La gente estácansada (¿desde "illo tempore"?). La gente es ma-la, "esto no tiene remedio", dicen los apocalípti-coso

Hay poco espacio para creer en lo positivo delser humano, pero lo hay. Se nos ocurre que hacerla historia es asumir ese espacio, sin esperar mila-gros, ni paraísos al final : no habrá final. Propo-nerse fines conscientemente y luchar en la prácticapor ellos -a sabiendas de que son transitorios- parahacer del planeta un lugar más vivible: nada justi-fica el hambre. Mas tampoco nada garantiza elprogreso.

En teoría, a lo mejor habría que reiniciar la fi-losofía del "acá" sin concesiones, tomando encuenta la veta nietzscheana de la pasión por estavida y examinando el por qué preferimos no hacerque hacer, no saber que saber, el por qué de la ido-latría de lo inevitable (Nietzsche y Freud se abra-zan).

Notas

1. F. Nietzsche, Obras Completas, trad. E. Ovejeroy Maury (Madrid, Aguilar, 1962) tomo 1, Humano, de-masiado humano, #18. En lo sucesivo citaremos ObrasCompletas como OC, tomo, título de la obra, sigla paraesta y aforismo o párrafo #, o subtítulo, según. sea el ca-so. Se indicará el uso de cualquier otra edición.

2. Twilight of the ldols, (TI) transl. R. J. Hollingdale(London, Penguin Books, 1981) "Reason in Philo-sophy", #6 y "How the 'Real World' at last became aMyth.

3. OC, tomo IV, La voluntad de dominio (VD),#576 Y 582 A.

4. OC, tomo III, El gay saber, (GS) #343.5. VD,#2Y7.6. lb., # 12 A.7. lb., # 3.8. ti; #22 Y 23; 582 B.9. lb., # 705.

10. lb., # 55.11. OC, tomo III, El eterno retorno (ER), # 1.12. Así hablaba Zaratustra (Z), trad. J. Fernández

(Buenos Aires, Editorial ADE, 1966) "De la visión ydel enigma", 11, p. 122.

13. VD, # 1065.14. lb., # 1061, 1065 Y 705.15. ER,#4.16. Z, "El convaleciente", p. 174.17. Véase el concluyente estudio de Luis Guillermo

Coronado:"EI eterno retorno en Nietzsche. 'Considera-ciones cosmológicas"', Revista Torrealba, Universidadde Costa Rica, Centro Universitario Regional de Tu-rrialba, diciembre de 1974, p. 41-51.

18. Véase el tratamiento que hace Richard Schachtde estos problemas en su obra Nietzsche (London, Rou-tledge & Kegan Paul Ltd., 1983), p. 264-265.

19. ER, # 30. G. Vattimo estima que los numerososapuntes sobre el aspecto cosmológico del eterno retor-no, hechos por Nietzsche, no prueban que este pensaraque tal aspecto era lo fundamental de la doctrina. Ver, deVattimo: Introducción a Nietzsche, trad. de J. Binaghi(Barcelona. Ediciones Península, 1987), p. 107.

20. VD, # 1052-1055.21. lb., # 55.22. lb., 56.i3. ER, # 27.24. lb., 28.25. lb., # 36.26. VD, # 1058 Y 1059.27. lb., # 914,915 Y 909.28. lb., # 1049, 1051, 1040 Y 1066.29. Ecce Homo (EH). En Basic writings of Nietzs-

che, transl. W. Kaufmann (New York, The Modern Li-brary, 1992), p. 729-730.

30. Los filósofos presocráticos, trad. C. Eggers Lany V. Juliá (Madrid, Editorial Gredos, S: A., 1981) tomo1, p. 279 Y 204; tomo 11, p. 259-261, respectivamente.

31. Diógenes Laercio, Vidas de filósofos, trad. J.Ortiz y Sainz (Barcelona, Editorial Iberia, 1962) tomo11, libro séptimo, # 95 Y 107.

32. Mircea Eliade, El mito del eterno retorno, trad.R. Anaya (Madrid, Alianza Editorial, S. A., 1972), p. 85Y 106-107. Las sociedades premodernas o tradicionalescomprenden. el mundo "primitivo" y las culturas anti-guas de Asia, Europa y América (p. 13).

33. lb. 82-84.34. lb., p. 86.35. lb., p. 104-105.36. lb., p. 91-92; 100.37. VD, # 614.38. lb., # 91.39. OC, tomo 1. Consideraciones intempestivas. Se-

gundo fragmento. De la inutilidad y de los inconvenien-tes de los estudios históricos para la vida (CI,2).

40. Ecce Homo, p. 732.41. Cl, 2, p. 64-67.

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42. cr. 2, p. 61.43. lb., p. 84-86.44. lb., p. 71 Y 87.45. lb., p. 90.

ETERNO RETORNO E HISTORIA: EL CASO DE NIETZCHE 39

46. lb., p. 92.47. Ver la obra de Erich Kahler: ¿Qué es la histo-

ria? (México, Fondo de Cultura Económica, 1966).

Elizabeth Muñoz B.Apdo. postal 153-2070

Sabanilla de Montes de Oca