LENINISMO Y MARXISMO EN HISTORIA Y CONCIENCIA DE CLASE

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~iovannaGi lioli LENINISMO Y MARXISMO EN HISTORIA Y CONCIENCIA DE CLASE Summary: This is the third and last o/ a series of articles dedicated to the role o/ leninism in History and class consciousness. It shows how Lukacs' original conception o/ dialectics eternizes, through its hegelian categories, the leninist thesis of world revolutionary years. Resumen: Se trata del tercero y último de una serie de artículos dedicados al papel del leninismo en Historia y conciencia de clase. Aquí se muestra cómo la original concepción lukacsiana de la dia- léctica tiende, con sus categorías hegelianas, a eternizar las tesis leninistas de los años de la re- volución mundial. Introducción Este último ensayo concluye un largo trabajo sobre las relaciones entre marxismo y leninismo en Historia y conciencia de clase, Nuestra hipóte- sis, presentada en el primer ensayo, era la siguien- te: la adhesión lukacsiana al leninismo -en la que fielmente se reflejan las apasionadas y sobrepoliti- zadas posturas del propio Lenin ante la posibilidad de una expansión internacional de la revolución socialista- no solamente se halla en las raíces de los ensayos político-coyunturales de la obra, sino también en la base de sus escritos teóricos y de sus originales tesis dialécticas. La falta de armo- nía entre ambos grupos de ensayos -y ésta es la segunda parte de la hipótesis- permanece, sin embargo, como un rasgo propio de la obra de Lukács debido a la pretensión del autor por con- ferir a las concepciones y posturas estratégicas propias del leninismo de la revolución mundial la validez última e indiscutible de la ortodoxia teórico-revolucionaria de Marx Después de fundamentar, en un segundo ar- tículo, la viabilidad de la hipótesis en un estudio pormenorizado del leninismo de la revolución mundial y de la adhesión de Lukács a sus postu- ras centrales, este tercer ensayo se dedica a com- probar analíticamente la hipótesis propuesta. La conclusión final del trabajo es que la interpreta- ción lukacsiana de la ortodoxia marxista, al ale- jarse finalmente por su teoricismo izquierdista de las posturas leninistas que la inspiran, desemboca, sin embargo, en una versión unitaria, original y re- volucionaria de la dialéctica del marxismo, cuyo valor político y epistemológico sobrepasa amplia- mente las circunstancias de su génesis. En HCC el desarrollo de las categorías y deter- minaciones dialécticas se entrelaza constantemen- te con la afirmación de la necesidad política de la teoría. La pregunta por la ortodoxia marxista, con la que se abre la obra, es presentada una y otra vez como una cuestión práctica decisiva, mientras que la respuesta asume el carácter de una solución revolucionaria de implicaciones inmediatas. La concreción de la dialéctica ortodoxa en el método, y únicamente en él, es reiteradamente acompañada por la polémica afirmación de que el método es el arma decisiva de la lucha contra el oportunismo y por el desarrollo de la conciencia proletaria. Esta explícita afirmación del carácter práctico y militante de la elaboración teórica de HCC se refiere a veces abiertamente a las circunstancias Rev. Filosofía Univ. Costa Rica XXVI (63, 64), 113-124, 1988

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~iovannaGi lioli

LENINISMO Y MARXISMO ENHISTORIA Y CONCIENCIA DE CLASE

Summary: This is the third and last o/ a seriesof articles dedicated to the role o/ leninism inHistory and class consciousness. It shows howLukacs' original conception o/ dialectics eternizes,through its hegelian categories, the leninist thesisof world revolutionary years.

Resumen: Se trata del tercero y último de unaserie de artículos dedicados al papel del leninismoen Historia y conciencia de clase. Aquí se muestracómo la original concepción lukacsiana de la dia-léctica tiende, con sus categorías hegelianas, aeternizar las tesis leninistas de los años de la re-volución mundial.

Introducción

Este último ensayo concluye un largo trabajosobre las relaciones entre marxismo y leninismoen Historia y conciencia de clase, Nuestra hipóte-sis, presentada en el primer ensayo, era la siguien-te: la adhesión lukacsiana al leninismo -en la quefielmente se reflejan las apasionadas y sobrepoliti-zadas posturas del propio Lenin ante la posibilidadde una expansión internacional de la revoluciónsocialista- no solamente se halla en las raíces delos ensayos político-coyunturales de la obra, sinotambién en la base de sus escritos teóricos y desus originales tesis dialécticas. La falta de armo-nía entre ambos grupos de ensayos -y ésta es lasegunda parte de la hipótesis- permanece, sinembargo, como un rasgo propio de la obra deLukács debido a la pretensión del autor por con-ferir a las concepciones y posturas estratégicas

propias del leninismo de la revolución mundialla validez última e indiscutible de la ortodoxiateórico-revolucionaria de Marx

Después de fundamentar, en un segundo ar-tículo, la viabilidad de la hipótesis en un estudiopormenorizado del leninismo de la revoluciónmundial y de la adhesión de Lukács a sus postu-ras centrales, este tercer ensayo se dedica a com-probar analíticamente la hipótesis propuesta. Laconclusión final del trabajo es que la interpreta-ción lukacsiana de la ortodoxia marxista, al ale-jarse finalmente por su teoricismo izquierdista delas posturas leninistas que la inspiran, desemboca,sin embargo, en una versión unitaria, original y re-volucionaria de la dialéctica del marxismo, cuyovalor político y epistemológico sobrepasa amplia-mente las circunstancias de su génesis.

En HCC el desarrollo de las categorías y deter-minaciones dialécticas se entrelaza constantemen-te con la afirmación de la necesidad política de lateoría. La pregunta por la ortodoxia marxista,con la que se abre la obra, es presentada una y otravez como una cuestión práctica decisiva, mientrasque la respuesta asume el carácter de una soluciónrevolucionaria de implicaciones inmediatas. Laconcreción de la dialéctica ortodoxa en el método,y únicamente en él, es reiteradamente acompañadapor la polémica afirmación de que el método es elarma decisiva de la lucha contra el oportunismo ypor el desarrollo de la conciencia proletaria.

Esta explícita afirmación del carácter prácticoy militante de la elaboración teórica de HCC serefiere a veces abiertamente a las circunstancias

Rev. Filosofía Univ. Costa Rica XXVI (63, 64), 113-124, 1988

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histórico-políticas que 10 requieren. Entrelazadas, tructural, donde la adquisición de la "ortodoxiaa menudo, con los desarrollos teóricos de la obra, revolucionaria" se muestra como condición nece-dichas referencias facilitan, sin embargo, el trabajo saria y suficiente para el éxito final. El arma delde reconstrucción de la génesis de las categorías proletariado, escribe Lukács en uno de sus textosdialécticas de HCC a partir de la adhesión lukacsia- más sorprendentes, no es otra que "la verdad", dena al leninismo de la revolución mundial. ahí que la ortodoxia ideológica se convierta a la

Así, en el ensayo Conciencia de clase, leemos: vez en el objetivo fundamental y el arma misma~gura<ra1aCf1S1~:;;a-;:;p;;;1¡;-;a¡----'<I----l'a:--revl5líRtmr.-ElcOñOcúñiento del método

lismo, el destino de la revolución (y con él, el de marxista -expresión misma de la ortodoxia- sela humanidad) depende de la madurez ideológica perflla, así, como el instrumento más adecuadodel proletariado, de su conciencia de clase"( 1). para derrocar a un enemigo que, proclamando laUnas líneas después, Lukács comenta: "Para el separación entre el proceso y la meta final, defor-proletariado, la ideología no es una bandera bajo ma la esencia misma del método con consecuen-la cual luchar, ni una capa disimulad ora de sus ver- cias que, lejos de ser meramente teóricas, se handaderos objetivos, sino la finalidad y el arma mis- convertido, dadas las circunstancias comentadas,ma" (2). No es difícil reconocer en la primera ci- en la única arma capaz de detener el proceso revo-ta la expresión sintética del leninismo lukacsia- lucionario. Lo que está en juego, en el trasfondono. Presentada con la brevedad propia de una con- del agotamiento cabal del capitalismo, no es sóloclusión que ha sido previamente comprobada, la concepción de la totalidad dialéctica de la revo-aquella tesis sintetiza los análisis y el programa lución, sino también su misma concreción históri-leninistas que comentábamos en el artículo ante- ca. Teoría y práctica, método y revolución mues-rior, resume la caracterización de la crisis mundial tran así su virtual identidad política a la luz de lay la tarea política que de ella se desprende. En peculiar situación creada por la que se supone serefecto y al igual que en Lenin, es sobre la base de la crisis definitiva del sistema, cuyo desenlace sela madurada consumación de las condiciones obje- ve tan sólo obstaculizado por la presencia deltivas que HCC reconoce al oportunismo obrero oportunismo revisionista.aquel liderazgo contrarrevolucionario que las bur- Como ya 10 comentábamos a propósito de la te-guesías -agotadas por la guerra, la crisis econórni- sis leninista de la "aristocracia obrera", indudable-ca y la amenaza proletaria- parecen haber perdido mente revivida a cabalidad en las páginas de HCC,irremediablemente. Al igual que para Lenin, es so- las bases estructurales destinadas a explicar el lide-bre la base de la comprobada voluntad revolucio- razgo contrarrevolucionario asumido por el opor-naria de las masas mundiales que cobra sentido po- tunismo y, por consiguiente, el carácter estraté-Iírico la afirmación de que el destino de la humani- gico de la adquisición de la ortodoxia ideológicadad depende de la conciencia de clase del proleta- no aparecen demasiado sólidas. En HCC, el carác-riado. Un mismo punto de vista, a la vez extrema- ter ambiguo del status clasista del oportunismodamente polítizado y orgánicamente ligado a la y de su proyecto político se refleja, por cierto,peculiaridad de la coyuntura de aquellos días une en las oscilaciones constantes de la explica-aquí de nuevo al Lukács de HCC V al Lenín de la ción lukacsiana acerca del origen del fenómeno.revolución mundial. Para ambos, el oportunismo La tesis de que reformismo y revisionismo son des-se ha convertido en el antagonista de la historia, viaciones obreras, debidas al "confusionario efec-mientras que su protagonista, el proletariado, só- to de formas burguesas de comprensión en el pen-10 tiene que liberarse de la influencia corruptora samiento del proletariado" (4), se alterna, efecti-de aquél para triunfar. Es en este sentido que el vamente, con la afirmación de que es más bien laleninismo lukacsiano funda la afirmación conteni- burguesía, ya incapaz de producir una ideologíada en la segunda cita. Ahí se expresan, en su forma propia, quien adopta formas proletarias de pensa-más general y también más extrema, las consecuen- miento, ajustadas a sus necesidades. Mas, en todocias que HCC deriva de la tesis del agotamiento caso, 10 que interesa aquí no es el análisis críticodel capitalismo y del poder contrarrevolucionario de las posturas revolucionarias de aquel entonces,del oportunismo. Si éste, ahora que "la clase bur- sino la intrínseca vinculación de éstas con el pro-guesa ha perdido irremediablemente su capacidad yecto lukacsiano de suministrar a la clase obrerade dirección" (3), pervierte al proletariado defor- el pleno conocimiento del método ortodoxo. Des-mando su ideología, la lucha fundamental tiene de este punto de vista, las dos interpretaciones al-que trasladarse necesariamente al terreno superes- ternativas de Lukács acerca del fenómeno oportu-

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nista remiten, por igual, a una misma conclusión:la urgencia política del conocimiento del métodoortodoxo por parte del proletariado. En el trans-fondo de esta postura, con su vigor y sus debilida-des hallamos al leninismo de la revolución mun-dial, intermediario entre la excepcional coyunturade aquellos años y la original versión lukacsianade la dialéctica de Marx.

Si hemos optado por empezar esta exposiciónpor la reconstrucción de la explícita dimensiónmilitante de HCC, es porque creemos que estaúltima ilumina el sentido de la ubicación lukac-siana del método dialéctico en el centro mismode la ortodoxia de Marx. No se trata, como lo haenfocado tradicionalmente la crítica, de una pos-tura academicista y despolitizadora, sino, por elcontrario, de una pretensión sobrepolitizada: lade conferir a una forma específica de lucha la di-mensión inconmovible de la ortodoxia. Mas ellono significa, por cierto, que los contenidos deHCC se agoten en su dependencia genética y

estructural del leninismo de la revolución mun-dial. En efecto, el carácter militante de la elabo-ración teórica de Lukács se revela, en la obra,inseparable de su vigoroso esfuerzo por recuperardesde sus fundamentos epistemológicos el carác-ter revolucionario del método dialéctico. Tal vez,lo que hace de HCC una obra extraordinaria seajustamente la peculiar combinación de estas dosdimensiones, la forma en que se condicionan yrequieren mutuamente. En efecto, la convicciónlukacsiana de que método y ortodoxia coincideny el esfuerzo militante por exponer el métododialéctico constituyen una postura inseparabley unitaria. Si, por un lado, es de su alcance revo-lucionario que el método deriva su carácter orto-doxo, por otro, es de su dimensión ortodoxaque la exposición del método deriva fuerza y efi-cacia revolucionarias ante la presencia dominantede un marxismo revisionista y heterodoxo. Si no-sotros mismos hemos empezado separando pro-visionalmente esta postura unitaria, es por la ne-cesidad de mostrar en primera instancia cómola ortodoxia de HCC está al servicio de una tesispolítica, aunque los resultados, desde la perspecti-va unitaria que se recuperará al fmal del trabajo,se orientan mucho más al enriquecimiento de la di-mensión epistemológica y dialéctica de la teoríaque al desarrollo de una causa ya perdida desdeantes de que se terminaran las páginas de HCC.

El primer apartado de ¿Qué es marxismo orto-doxo? es el encargado de mostrar ahora la posibi-lidad del conocimiento del método dialéctico des-

de los fundamentos del marxismo, después deque, desde el leninismo, se ha mostrado su nece-sidad política. Esta posibilidad, como veremos,una vez fundada histórica y epistemológicamen-te, se desarrollará naturalmente en el sentido demostrar la necesidad teórica de que el métododialéctico sea instrumento de revolución. Así,desde la ortodoxia, las exigencias de la revolu-ción mundial y las de la teoría dialéctica llegarána coincidir. En este intento por insertar una formade lucha meramente coyuntural en el núcleo mis-mo de la ortodoxia marxista, HCC empieza, segúnlo hemos venido planteando en nuestra hipótesis,a alejarse radicalmente del leninismo y de sus exi-gencias políticas, siempre ligadas a una coyunturadeterminada en forma flexible y realista. Sólo lapresencia constante de la polémica contra el opor-tunismo y la reiteración, en una u otra forma, delas tesis de la revolución mundial, nos recuerda laidentidad de propósitos entre la lucha por vencerla influencia corruptora del revisionismo marxis-ta y la exposición del método, que cobra crecienteautonomía y fuerza teóricas. El leninismo, en cam-bio, se deforma paulatinamente, al ser trasladadoal mundo de la ortodoxia. Así, el combate contrael oportunismo, inseparable para Lenín y para losensayos leninistas de HCC del terreno político-or-ganizativo, se convierte aquí para la teoría en unamera batalla ideológica y ésta, a su vez, en un en-frentamiento epistemológico. La lucha leninistapor afirmar el modelo organizativo bolcheviquey difundir la necesidad de la organización soviéti-ca se perfila como lucha por la ortodoxia, mien-tras que la tarea de depuración propuesta por Le-nín en el Segundo Congreso se presenta aquí co-mo un esfuerzo de depuración categorial y meto-dológica. Pero, al mismo tiempo, este intento pormostrar el carácter ortodoxo de las tesis políticas

de la revolución mundial ya dará sus primerosfrutos teóricos. Desde las primeras líneas de ¿Quées marxismo ortodoxo?, Lukács plantea y ordenalas cuestiones filosóficas fundamentales, insertan-do de lleno el esfuerzo epistemológico de HCCen la línea abierta casi ocho décadas antes por lasTesis sobre Feuerbach y totalmente abandonadapor el pensamiento mecanicista de la SegundaInternacional y por gran parte del marxismo ac-tual.

La fundamentación de la posibilidad del méto-do como método de la revolución, idéntica a la po-sibilidad de su ortodoxia, debe empezar por laaclaración epistemológica de los fundamentos dela dialéctica, inseparable de la aclaración histórica

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de su terreno de origen. El punto de partida delanálisis - "la dialéctica materialista es una dialéc-tica revolucionaria" (5)- no es aquí vacía reitera-ción de un principio ya tantas veces proclamado,sino que se conecta de inmediato con sus funda-mentos filosóficos, Interpretando aquella frasede Marx, tan sugerente como controversial, segúnla cual "la teoría se hace fuerza material en tantoque aferra a las masas", Lukács aclara que "elpresupuesto de la función revolucionaria de lateoría" reside en "la unidad de teoría y prácti-ca" (6). Pero, -y con ello HCC marca su decisi-va distancia de todo planteamiento superficialy repetitivo acerca de los fundamentos de ladialéctica- lo que, a su vez, funda la posibilidady la estructura de dicha unidad es una determi-nada relación entre la conciencia y la realidad.La unidad de la teoría y la práctica no tiene,en efecto, por qué ser un postulado; para HCCes, por el contrario, el contenido mismo de la dia-léctica revolucionaria, cuya naturaleza consistejustamente en la concreción histórica de dichaunidad. Pero, -y con ello, dígase lo que se diga,Lukács muestra su lejanía de Hegel en el planode los criterios epistemológicos fundamentales-el proceso de concreción no se presenta aquícomo un hecho consumado susceptible tan sólode comprobación filosófica. Se presenta, másbien, como un proceso por realizarse todavía,como una "posibilidad", como escribe explíci-tamente Lukács y, por tanto, como un proyectoy una teoría de la revolución que sólo la historiareal podrá concretar y comprobar. Por eso, laestructura hegeliana de la dialéctica de HCC seinserta, pese a todo, en la que se ha dado en llamarla "inversión materialista" de la dialéctica de He-gel, aunque nosotros preferiríamos definirla conLucio Colletti como una sustitución de la rela-ción filosófica tradicional -del pensamiento conel pensamiento- por otra que, por lo menos enMarx, siempre es relación del pensamiento con larealidad (7). En este sentido, si el planteamientode la unidad de teoría y práctica como punto departida, proceso y resultado se modelará sobre laestructura filosófica hegeliana, la exigencia de queel punto de partida se presente tan sólo como unaposibilidad histórica se inserta, en cambio, en laconcepción de la dialéctica revolucionaria como"dialéctica materialista". Pero, entonces, paraque las pretensiones de concreción histórica de launidad de teoría y práctica no descansen en unpensamiento vacío, será necesario mostrar que elpunto de partida del proceso revolucionario es, a

su vez, una posibilidad real y el acto de fundaciónde una auténtica teoría de la revolución. No se tra-ta de dos momentos separados, sino de un actoúnico, resultado de una misma investigación de larelación de la conciencia con la realidad. Lukács,por otra parte, no se limita en este punto a la usualyuxtaposición de algunos criterios epistemológicoscon la tesis clásica que afirma la dependencia ge-neral de la teoría marxista respecto de la luchacapitalista de clases. HCC, en su conjunto, es unode los intentos más originales y coherentes por in-corporar en una unidad dialéctica específica el de-sarrollo histórico-social al desarrollo de la episte-mología dialéctica. En Cosificación y concienciadel proletariado, el análisis de la estructura cosifí-cada de la sociedad capitalista se ligará intrínsecay dinámicamente a la génesis y al desarrollo de laconciencia de clase y dará cuenta, incluso, de lasantimonias del pensamiento burgués en un inusita-do análisis de la filosofía clásica alemana realizadoa la luz de aquella estructura cosificada. Pero, aquíen ¿Qué es marxismo ortodoxo?, es donde se sien-tan las bases epistemológicas de los desarrollos si-guientes, con la afirmación ya citada de que la uni-dad de la teoría y la práctica sólo puede ser el pro-ducto de determinadas relaciones de la concienciacon la realidad. Estas son las que posibilitan tantoel proceso revolucionario como su conciencia teó-rica, el método dialéctico.

"Sólo si el paso a conciencia -escribe Lukács-significa el paso decisivo que el proceso históricotiene que dar hacia su propio objetivo, compuestode voluntades humanas, pero no dependientes dehumano arbitrio ... sólo si la función histórica de lateoría consiste en posibilitar prácticamente estepaso; sólo si está dada una situación histórica en lacual el correcto conocimiento de la sociedad resul-ta ser para una clase condición inmediata de su au-toafirmación en la lucha; sólo si para esa clasesu autoconocimiento es al mismo tiempo un co-nocimiento recto de la entera sociedad; y sólo si,consiguientemente, esa clase es al mismo tiempo,para ese conocimiento, sujeto y objeto del cono-cer y la teoría interviene de este modo inmediatay adecuadamente en el proceso de subversión dela sociedad: sólo entonces es posible la unidadde la teoría y la práctica, el presupuesto revolu-cionario de la teoría (8). Por la importancia cru-cial de este planteamiento e, incluso, por la for-ma en que adelanta o programa el desarrollo en-tero de HCC, se justifica, creemos, tan larga cita.En las palabras recién citadas se resume el funda-mento epistemológico de la dialéctica. Se trata,

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para Lukács, de las relaciones entre la teoría yla práctica que abren, en el terreno de la socie-dad capitalista, la posibilidad de la revoluciónproletaria y, con ella, de la autoconciencia de lateoría acerca de su función en el proceso, es de-cir, la posibilidad del método dialéctico comométodo ortodoxo. En efecto, la formulaciónlukacsiana de aquellas relaciones responde cla-ramente a la necesidad de fundar la unidad deteoría y práctica en función de la teoría. De noser así, de estar las palabras de la cita anteriordestinadas más bien a enfatizar la fundamenta-ción del proceso revolucionario, tomarían la for-ma de afirmaciones y no presentarían aquellasrelaciones entre conciencia y realidad como con-diciones necesarias, sino existentes. Histórica-mente hablando, Lukács está exponiendo un he-cho consumado, "producido por la aparición delproletariado en la historia" (9). Esta última rela-ción que busca apoyo inmediato en una cita deMarx podría ser cuestionada. Se podría mostrar,desde la larga cita anterior, un parentesco sospe-choso entre las relaciones descritas ahí entre lateoría y la práctica y los sobrepolitizados enfo-ques de origen leninista acerca del papel de laconciencia proletaria en el contexto de la inmi-nencia de la revolución mundial. El parentesco,sin duda, existe y no hace falta resaltarlo aquí;pero no autoriza a suponer que estamos frentea una abierta sustitución de la base histórica delcapitalismo en ascenso por la del capitalismoagonizante de los primeros años de la posgue-rra. Puede hablarse de un énfasis de Lukács sobredeterminados planteamientos de Marx en detri-mento de otros o, incluso, de una interpretación;pero no puede negarse que la exaltación lukacsia-na de la conciencia y de la función de la teoríaencuentra respaldo teórico en muchos textos deMarx y en el papel fundamental que éste atribu-yó a la conciencia de clase, a la transición de laclase-en sí a la clase-para sí, por lo menos engran parte de sus obras. En nuestra opinión y co-mo ya lo hemos expresado, será solamente ahídonde la fundamentación del método muestreimplicar necesariamente el desarrollo de éste co-mo instrumento invariable de la revolución y másaún como implicando él mismo la revolución,que aparecerá claramente la dependencia de lateoría ortodoxa de las exigencias políticas de larevolución mundial. Por ahora no cabe extremarla situación y forzar conclusiones. Por ahora,debemos volver a la posibilidad del conocimien-to del método como posibilidad de autoconocien-

cia de la teoría acerca de su función revoluciona-ria, para señalar dos aspectos de importancia.Nos referimos, en primer lugar, a la explícita iden-tificación lukacsiana entre método y teoría quehace naturalmente idénticos ortodoxia y método.Pareciera haber aquí una petición de principio:En efecto, si su inserción en el ámbito de las po-sibilidades abiertas por la lucha capitalista de cla-ses, puede fundar con propiedad la posibilidadde la teoría dialéctica como autoconciencia de larevolución y, por lo tanto, como ortodoxia, noparece en cambio fundamentada la coincidenciade método y teoría. Pero, HCC, pese a la completalibertad con que maneja el lenguaje y las ideas, conque adapta la ortodoxia a los enfoques más atrevi-dos y a un gusto invencible por la filosofía, es unaobra provista en todo momento de asombrosacoherencia y de un rigor de pensamiento que cier-tos lenguajes marxistas casi cifrados muy pocasveces alcanzan. y aunque a menudo esa coheren-cia debe ser reconstruida por el lector, no porello deja de ser tal. La identidad entre métodoy ortodoxia es, en realidad, una hipótesis, esmás, es la única hipótesis de HCC; al final del de-sarrollo quedará comprobado que no hay dialéc-tica ni ortodoxia fuera del método. En cuantoal segundo aspecto que nos proponemos señalar,es mucho más importante todavía: se trata delstatus de la teoría que se acaba de fundar y de susrelaciones con la teoría que la funda y con lateoría política revolucionaria que "por su esen-cia, es, simplemente la expresión intelectual delproceso" (10), en la que se fija, continúa Lukács,cada estadio del proceso para conseguir generali-dad y comunicabilidad y ser continuado. Si man-tenemos un estricto apego al texto ¿Qué es mar-xismo ortodoxo?, no se puede más que llegar ala conclusión de que Lukács se refiere ahí a dosdistintas dimensiones de la que considera unaúnica teoría; la que se hace con el transcurrirde la historia revolucionaria y la que expresa 10esencial y lo común a todo estadio histórico es-pecífico, concreto e irrepetible. Lo común y loesencial residen naturalmente en el hecho de quetodo momento de la teoría revolucionaria es mé-todo, camino hacia la revolución y, con ello, au-toconciencia de la función revolucionaria que de-sempeña en el momento dado. Si, pese a la dis-tancia que acabamos de señalar, hemos dichoque se trata para Lukács de una única teoría, espor las razones peculiares que, según nuestra in-terpretación, hacen de la primera dimensión delmétodo la expresión de lo que es común a todos

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los momentos de la teoría revolucionaria. Aque-lla primera dimensión representa la teoría origi-naria, la que Lukács acaba de mostrar como re-sultado de la aparición del capitalismo y del pro-letariado, posibilitada por relaciones generales en-tre la conciencia y la realidad histórica que no de-saparecerán más que al consumarse la revolución.En otras palabras, la ortodoxia se va haciendohistóricamente, pero, a la vez, permanece idén-tica a sí misma, mientras la revolución no supe-re la estructura capitalista. De una forma menosdogmática, podría decirse que la ortodoxia dia-léctica define un camino que no podrá ser aban-donado mientras subsisten las condiciones de suposibilidad. Mientras la teoría y la práctica no di-suelvan su especifidad en la unidad de la historia,toda teoría particular de la revolución siempreestará dando cuenta no sólo de su propia funciónespecífica dentro del proceso, sino de la funcióngeneral de la ortodoxia dentro de las condicionescapitalistas. Paralelamente, la teoría originaria ygeneral, al dar cuenta de su propia función dentrode las relaciones estructurales del capitalismo,representará no sólo algo común a todos los mo-mentos concretos del método revolucionario, si-no también la guía y el modelo, el grado más eleva-do de "generalidad y comunicabilidad", de las queLukács hablaba a propósito de los distintos esta-dios de la teoría revolucionaria. Esta interpreta-ción explica, entre otras cosas, la pretensión lu-kacsiana de redescubrir la ortodoxia de Marxpor medio del leninismo, sin caer en el peligrode modelar la primera sobre el segundo. Pero,también fundamenta la posibilidad de que ahíse geste un círculo vicioso, del que será difícilsalir. Una concepción de ortodoxia como la lu-kacsiana, a la vez histórica y acabada en sí mis-ma, corre el riesgo de modelarse sobre su expre-sión revolucionaria actual, mientras que ésta pue-de llegar a deformarse profundamente al integrar-se a una estructura, pese a todo, eternizante. Así,cuando afirmamos que la ortodoxia debe darcuenta a la vez de su función revolucionaria per-manente dentro del proceso y de cada momentohistórico particular de esa función, estamos peli-grosamente cerca de la que Lenin definía comola perspectiva de la "historia universal" propia delizquierdismo.

Pero, hay algo más. Una vez dadas las condi-ciones y relaciones históricas que fundan la posi-bilidad del conocimiento del método, la naturale-za de este último como revolución se seguirá tam-bién necesariamente de sus relaciones fundantes.

Lo que históricamente permanece como una posi-bilidad, en el método en tanto que autoconcienciade la función revolucionaria válida para el procesohistórico global debe necesariamente consumarseen su totalidad llegando a las consecuencias extre-mas de la identidad entre método y revolución.La posibilidad va así convirtiéndose poco a pocoen doctrina, pese a la pretensión lukacsiana demantener su ortodoxia en el plano flexible de unaconcepción del método dialéctico como caminohistórico hacia la revolución. El proceso de conver-sión del método en revolución, el desarrollo enterode sus categorías son así consecuencias inevita-bles del haber partido de la identificación de lateoría ortodoxa como hecho ya fundado histó-ricamente con el método ortodoxo como caminohistórico que se agotará tan sólo al consumarsedefinitivamente su función revolucionaria.

"La naturaleza práctica de la teoría -escribeLukács- tiene que desarrollarse a partir de ellamisma y de su relación con su objeto" (11). La or-todoxia debe, pues, dar cuenta de su naturalezarevolucionaria en el doble sentido de desarrollar-la en su dimensión de función revolucionariadel proceso total y de dar cuenta de la propiaposibilidad de esta función desde la teoría mis-ma. Se trata en esta segunda operación, que es enrealidad la primera, de fundar de nuevo el actode fundación de la posibilidad de la teoría, peroahora en la generalidad máxima de la ortodoxia,capaz de recoger el momento de su surgimientohistórico y de sus condiciones fundantes en unaperspectiva epistemológica válida ahora parala totalidad del proceso y para cada uno de susmomentos. La teoría de la revolución, a la horade fundar su camino práctico, se presenta, enton-ces y necesariamente, como una epistemología.Como ya decíamos, parece tratarse, por un lado,de la forma inicial y originaria de la autoconcienciade la teoría acerca de su función revolucionariaque se continuará en la autoconciencia de cadaestadio del proceso, y, por otro, de la autocon-ciencia del proceso como un todo. Del hecho deque esta última sólo podrá consumarse con la re-volución mundial, se deriva, a su vez, el hechopeculiar de que la fundamentación epistemológicano puede dejar de contener la teoría entera de larevolución. En el preciso momento en que el mé-todo se funda, desde la teoría ortodoxa, comométodo de la transformación de la realidad his-tórica se abre un proceso que culminará necesa-riamente, por la propia dinámica epistemológica,en la identidad de revolución y método y en la

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HISTORIA Y CONCIENCIA DE CLASE

consurnacion de la coincidencia entre teoría delconocimiento y teoría de la revolución. Queda-rá así inscrito en la ortodoxia que el método dia-léctico y la revolución se implican recíprocamente,de la misma manera que lo hacen en el momentohistórico actual, cuando "el destino de la revolu-ción depende de la madurez ideológica del prole-tariado".

En cuanto al punto de partida de esta episte-mología, ya lo conocemos. Lukács lo acabade utilizar para fundar la posibilidad de la revo-lución desde el capitalismo y en las relacionesque ahí se gestan. No debe olvidarse, en efecto,que aquella fundamentación era un acto retros-pectivo que suponía, por tanto, la teoría quelo fundaba. La diferencia es que, ahora, al expo-nerse la dimensión meramente teorética de ladialéctica, ésta se muestra como método y las re-laciones fundantes de su carácter revolucionarioempiezan perfilándose como las relaciones entrelos hombres y la historia en el proceso del cono-cimiento dialéctico. La inmediata reducción delámbito de aplicación del método a la historia es,naturalmente, una consecuencia directa de la fun-dación de esta epistemología como expresión te 0-rética de la fundación histórica. De hecho, si eldesarrollo histórico-social es, en calidad de condi-ción necesaria, el terreno de origen de la dialécticarevolucionaria, ¿ cómo podrían las relaciones dela conciencia con la realidad plantearse y definir-se con alguna independencia teórica respecto deaquel desarrollo? Es como si Lukács sacara todassus consecuencias posibles de la tesis marxista dela dependencia del surgimiento de la teoría y lapráctica revolucionaria respecto del terreno his-tórico del capitalismo. Pero, ésta que acabamosde señalar es tan sólo la primera consecuencia;la segunda, igualmente decisiva, es la delimita-ción de la historia que puede ser realmente cono-cida al terreno del capitalismo. Se trata de dosmomentos que Lukács separa, pero que en reali-dad se implican mutuamente. Las relaciones entrelos hombres y la historia excluyen ciertamenteen todo caso la posibilidad de un conocimientomeramente contemplativo; por la naturaleza pe-cualiar del sujeto y el objeto que ahí se enfrentan,siempre habrá ahí intención y posibilidad trans-formadora, un tender por parte del sujeto haciala dirección consciente de su propio producto.Pero, si de lo que se trata es de fundar el métodocomo revolución, habrá que reconocer que el te-rreno de origen del método mismo no puede sermás que el capitalista. Solo ahí, aclara Lukács

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en repetidas ocasiones, "se ha cortado el cordónumbilical que une al hombre con la naturaleza",se ha posibilitado un "autoconocimiento, el auto-conocimiento verdadero y concreto, del hombrecomo ser social" (12). La limitación del métododialéctico al desarrollo histórico-social únicamen-te es llevado adelante en polémica con Engels,pero claramente dirigida a socavar las raíces filosó-ficas de aquel error político posterior y derivadoque consiste en trasladar la arbitraria extensióndel método dialéctico a la naturaleza de nuevo ala historia y tratar entonces a esta última como sifuera un proceso natural, en el cual la interven-ción humana puede ser indirectamente transfor-madora, pero donde el conocimiento no suponela necesidad intrínseca de transformar para que elhombre pueda reconocer la historia como su pro-ducto, después de haberse reconocido como pro-ducto de la historia. Si del error filosófico deEngels se había servido el "marxismo vulgar"para convertirse en oportunismo político, la co-rrección de ese error -que, dicho sea de paso,el "hegeliano" Lukács considera una clara desvia-ción hegeliana dentro del marxismo (13)- no po-drá ser un mero asunto filosófico. Al exponerel método ortodoxo, habrá que dejar muy claraslas implicaciones políticas de este último, paraque su conocimiento enmiende no sólo el errorfilosófico, sino y sobre todo sus implicacionescontrarrevolucionarias actuales. En realidad, el queel terreno de la lucha por el socialismo sea la so-cidad capitalista es un hecho evidente: Hay quereiterado y fundamentarlo, sin embargo, en ydesde la teoría misma, para que el método dialéc-tico no pueda ser separado en forma oportunistade la revolución y orientado hacia un estudio delpasado, convirtiéndose en el instrumento de unanueva filosofía de la historia. La afirmación deque "todo conocimiento histórico es au toconoci-miento" (14) es, en este sentido, decisiva. Lo queello significa es que sólo desde la consumada"per-sociación económica objetiva" (15) produci-da por el capitalismo será posible para la humani-dad reconocer la historia como producto humanoy convertirse en su sujeto consciente y libre. Nosólo por exigencias políticas y polémicas, sinotambién porque así lo requiere la estructura mis-ma de la historia y de la teoría que la refleja, elcapitalismo es el terreno único del conocimientohistórico y su único objeto inicial. Al mismo tiem-po en que este enfoque cierra toda posibilidadde hacer del método dialéctico un instrumentogeneral de conocimiento de la historia, abre la

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posibilidad de que se lo use, pero en un sentidototalmente secundario y marginal, también paraello. En el marxismo en general, y muy en parti-cular en HCC, parece darse cierta tendencia haciauna posible identificación excluyente entre teoríade la historia y materialismo histórico, pero ellono puede significar que el materialismo históricoes una teoría general de la historia. Aunque seaal precio de extremar la dependencia hegelianade la teoría revolucionaria, parece más coherentela actitud lukacsiana de atribuir al marxismo, ycon él a la propia etapa de transición entre elcapitalismo y el socialismo, un papel culminanteque capacita, desde el punto de vista teórico, parauna visión retrospectiva de la historia. No nos cabeduda de que la afirmación de Marx en el sentidode que "lo que se denomina desarrollo históricodescansa, en definitiva, sobre el hecho de que laúltima forma considera las formas anteriores co-mo etapas que llevan a su propio grado de desa-rrollo" (15) tampoco se orienta, como, lo mues-tra claramente el texto de la Introducción a lacrítica de la economía política en su conjunto, ahacer del método dialéctico el método general delconocimiento de la historia. Al igual que paraMarx, para Lukács también aquella posibilidadde penetración teórica en las formas anterioresdel desarrollo no es más que una explotación par-cial y derivada de las potencialidades del métododialéctico, que presupone la realización plenade su función revolucionaria y científica de ins-trumento del presente histórico. El autoconoci-miento del hombre como ser social sólo puededarse, entonces, sobre la base del capitalismo ypor medio del método dialéctico. La categoríacentral de éste, categoría del pensamiento y larealidad, es la misma que Marx expone magistral-mente en la obra recién citada. Es la categoríaque permite comprender la sociedad capitalistaen la interrelación mutua de sus partes y momen-tos y, a la vez, comprender a estos últimos comolo que en realidad son: relaciones sociales entrehombres más bien que objetos y hechos aisladosy autosuficientes. "Pues sólo en este punto, cuan-do el núcleo del ser se ha revelado como acaecersocial, puede aparecer el ser como producto -has-ta ahora, por supuesto inconsciente- de la activi-dad humana, y esa actividad misma, a su vez, co-mo elemento decisivo de la transformación delser" (16). Pero. este conocimiento de la totalidadles es vedado a la burguesía, porque lleva indefecti-blemente al reconocimiento de la crisis como lími-te insuperable de la economía capitalista, al reco-

nocrrrnento de las contradicciones clasistas comolímite insuperable de la estructura social, al reco-nocimiento de la explotación y de la alienacióncomo límite insuperable de la ideología y la cien-cia burguesa y también lleva al reconocimiento,como lo expresa la anterior cita de Lukács, de queel capitalismo es producto histórico y de que desus propias relaciones surge la posibilidad de sutransformación. Por todo ello; sólo con la apari-ción del proletariado se consuma el conocimientode la realidad social y sólo el punto de vista de suclase abre el camino de la humanidad hacia su au-toconocimiento. Desde su posición antitética a laburguesa, el proletariado puede, en efecto, conocerporque sus intereses de clase no sólo lo permiten,sino que lo exigen; sus acciones espontáneas, sudescontento y su rebelión sólo adquieren sentidoy dimensión políticos cuando logra conseguir com-pleta claridad acerca de su posición dentro del to-do social. Pero, cuando el proletariado intenta co-nocer esta posición de clase, cuando se propone,pues, como sujeto, tiene necesariamente que cap-tarse a sí mismo como objeto. Enajenado comotodas las demás clases sociales, pero, además, sos-tén económico de toda la estructura social, el pro-letariado, al mismo tiempo en que se capta comoobjeto, se vislumbra también como sujeto poten-cial y como potencial autor de la liberación delestado de alienación universal. El proletariado, oen sentido estricto su fuerza de trabajo, no es unamercancía, sino la mercancía. Sin él no habríasociedad capitalista ni, por tanto, "mercancía co-mo forma universal de configuración de la socie-dad" (17). En este punto, la categoría marxistade totalidad empieza a adquirir rasgos hegelianosen HCC. La obra no se limita, en efecto, a afirmarque el conocimiento de la totalidad capitalistaimpulsa el proletariado a la acción revolucionariani tampoco que es condición necesaria para ella,ni que la teoría y la práctica se van relacionandoen el proceso de subversión. El proceso del cono-cer se hace, más bien, idéntico al de la transforma-ción. En efecto, si la revolución es un proceso,¿ cómo podría el conocimiento, en tanto que nece-saria toma de conciencia, ser un proceso diferenteo un acto único e inicial? El conocimiento de la so-ciedad capitalista sólo podrá concretarse en sutransformación para que realmente cada paso deese conocer posibilite un nuevo paso en el cami-no de la revolución. Aquí se hace evidente lo quesosteníamos un poco más atrás: Lukács identifi-ca el conocimiento total de las relaciones capita-listas con el conjunto de los pasos que histórica-

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mente deberá dar la teoría revolucionaria. La orto-doxia no es sólo conocimiento teórico de la totali-dad capitalista como estructura, sino que, por la pe-culiar dimensión de la ortodoxia que ya señalá-bamos, ese conocimiento de la estructura comototalidad se perfila, a su vez, como la concreciónhistórica suya, como la totalidad de la teoría re-volucionaria que llevará a la superación del capita-lismo, como la síntesis, el modelo y la anticipaciónde todos y cada uno de los momentos singulares.Al convertirse la totalidad como forma de la rea-lidad y del conocimiento de la estructura capita-lista -lo que era en la Introducción de Marx-en totalidad del proceso revolucionario, la teo-ría revolucionaria empieza por revelarse potencial-mente idéntica a la práctica, pero no en el sentidode un burdo idealismo, sino, como diría Gold-mann, en el de un auténtico monismo dialéctico.Si el marxismo es sólo teoría de la revolución, laidea de una posible identidad final de teoría ypráctica, construida en el proceso histórico, esperfectamente coherente y hace del término "ma-terialismo" una simple expresión polémica deMarx ligada a su lucha contra el idealismo hege-liano de la historia. El de Lukács es, sin duda,un monismo, más que un materialismo dialéctico.Pese a todo, no deja de ser problemático mos-trar la totalidad del desarrollo de la teoría revo-lucionaria desde su punto de partida, cuandoésta se expresa todavía tan sólo como teoría ge-neral surgida de las estructuras generales de la so-ciedad capitalista tomada como objeto abstractoy como modelo. Para que ahí pueda mostrarse laidentidad de conocimiento y práctica revoluciona-ria, hay que darle la forma de proceso. Eso es loque Lukács hace en Cosificación y conciencia delproletariado. El análisis del capitalismo se realizaalrededor de la categoría de mercancía como pro-blema estructural central. Cuando en la autocríticade 1967 este punto de partida será criticado,Lukács no mencionará, sin embargo, el verdaderoproblema que este enfoque implicaba. No ubicaahí más que un error entre otros, un error aislado.Nosotros, en cambio, encontramos que ahí resi-de la razón de fondo de la "pluscuamhegelización"de Hegel realizada, según la autocrítica, por HCC.No solamente la totalidad de la estructura capita-lista se construye alrededor del concepto de mer-cancía, sino de la mercancía como fetiche, como"objetividad fantasmal" (19). La expresión esambigua y vaga, pero las conscuencias de la origi-nal fusión lukacsiana de la categoría de totalidadcon la teoría marxista del fetichismo son claras

y precisas. Después de generalizar esta última ala totalidad de las formas de vida de la sociedadburguesa, hasta volverla consustancial a la propiaestructura del pensamiento no dialéctico, Lukácsinterpreta la frase de Marx, según la cual las for-mas fetichistas "contienen una verdad objetiva,en tanto que reflejan situaciones sociales reales"(20). Las consecuencias sacadas por Lukács son,sin duda, extremas: la cosificación se hace idénticaa la estructura y la realidad objetivas del capitalis-mo. Es como si el propio capitalismo adquiriera ladimensión de una objetividad fantasmal. En efec-to, ahora la totalidad se hace intrínsecamente pro-ceso: su objetividad es proceso de construcción delas formas fetichistas cosificadas, su conocimientodebe ser necesariamente el proceso de su disolu-ción, de la comprensión de las verdaderas relacio-nes que se ocultan tras ellas. Pero, si ellas son lasformas mismas de la objetividad, este proceso dedisolución de las formas fetichistas en relacionessociales entre hombres será necesariamente el mis-mo proceso de su subversión práctica, el de la re-volución. No podrá negarse que la perspectivalukacsiana parece plantear una doble realidadpara el capitalismo: la de las formas fetichistasy la de las relaciones reales que les subyacen. Sinembargo, el problema parece solucionarse, de al-guna forma, ahí donde se crea. La realidad se hadisuelto en proceso y, por tanto, ya no se puedeasirla en un momento dado más que como deve-nir, la sociedad capitalista es ya intrínsecamentela otra realidad, el socialismo. El capitalismo seha convertido, en efecto, en un reproducirse cons-tante de formas fetichistas, cuya realidad subya-cente no le pertenece ya en sentido propio porqueel proceso que lleva a su conocimiento es elproceso de la revolución socialista. Lucio Colle-tti, sin llegar a analizar a fondo estas relaciones,concluye rápidamente del análisis del diluir se delos hechos en relaciones dentro de la totalidadlukacsiana, el borgsoniano irracionalismo de HCC.Nosotros queremos, sin embargc. limitamos a se-ñalar cómo esta peculiar interpretación de innega-ble sabor hegeliano consuma la plena identidadde epistemología y teoría de la revolución, con-vierte el método mismo en revolución y su cate-goría central, la de totalidad, en conciencia de cla-se. Esta se hace condición necesaria y suficientepara la revolución, según lo pretendía el leninismolukacsiano. En cuanto al conocimiento del métododialéctico que, como mostrábamos al comienzode este ensayo, resultaba una urgente necesidadpolítica, podemos decir ahora que sencillamente

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implica la revolución. La coyuntura ha sido supera-da e integrada a la totalidad del proceso históricode la revolución, según lo exigía la propia concep·ción lukacsiana de ortodoxia. Pero, la ortodoxia,a su vez, se ha modelado sobre la coyuntura: la es-tructura del capitalismo como cosificación ha res-pondido a las necesidades planteadas por la situa-ción de consumada maduración de las condicionesobjetivas para la revolución: Al igual que la situa-ción de crisis virtualmente definitiva del capitalis-mo ha producido, ya no como necesidad política,sino como necesidad histórica, la conversión direc-ta e inmediata de la ideología en revolución. Lascondiciones históricas que fundaban la posibilidadde la unidad de teoría y práctica se han reveladocomo las condiciones propias de la revoluciónmundial fundando, en realidad, la identidad deteoría y práctica. En tanto que identidad de sujetoy objeto en el conocimiento, el método se ha con-vertido por sus propias exigencias teóricas en laconsumada identidad de conciencia y realidad enla revolución. Por otra parte, la identificacióndel conocimiento de las formas fetichistas con sudisolución práctica en el socialismo ha hecho quela posibilidad se convirtiera en necesidad, aunquela presentación de la necesidad en los términosde la conciencia proletaria le ha conferido rasgospeculiares. HCC reitera constan~emente que la cri-sis del capitalismo sólo podrá resolverse por la librevoluntad del proletariado, por su conciencia declase. Sin embargo, este estricto apego a la defini-ción leninista de la crisis no evita la presencia, enHCC, de una necesidad filosófica de la revolución.La transición de las tesis de coyuntura a la verdadincomovible de la ortodoxia no sólo aleja al mar-xismo de HCC del leninismo de .la época, sinoque también provoca ambigüedades de fondo enla teoría, la hace oscilar todo el tiempo entre eldeterminismo y el voluntarismo, entre una vueltaa la tesis del colapso capitalista y una concepciónradicalmente superestructural de la revolución.Con ello, desde el punto de vista leninista, la teo-ría lukacsiana caería, sin duda, tanto en el izquier-dismo como en el teoricismo. Se ha, en efecto, ale-jado de las raíces del leninismo de la revoluciónmundial y de los propios ensayos leninistas deHCC. Ha convertido, como ya veíamos, ellideraz-go de la Rusia soviética en el liderazgo histórico-universal de la ortodoxia revolucionaria, el delpartido bolchevique en el de la conciencia declase, no por una postura espontaneista, sinopor el traslado de la "política práctica" a la"historia universal". Más allá de todo eso, pue-

de afirmarse que ha fijado las relaciones entrela teoría y la práctica desde la perspectiva de esamisma "historia universal", alejándose, con ello,de toda posible epistemología política leninista.Pero, ha creado, al mismo tiempo, una teoríade extraordinaria originalidad que ha enrique-cido los fundamentos filosóficos y episternoló-gicos del marxismo.

Lo que Lukács ha querido unir en HCC -lafilosofía de la revolución mundial y la más rigu-rosa epistemología dialéctica- puede ser nueva-mente separado por la conciencia crítica de suslectores. La opción más actual y más acorde conlos mejores valores de HCC va, sin duda, en el sen-tido de rescatar la fecunda perspectiva epistemo-lógica de la obra que tanto ha contribuido a en-sanchar y profundizar el ámbito de análisis y lametodología de las ciencias humanas. Mas estaopción no autoriza, según hemos querido demos-trarlo en este trabajo, a eximir la obra de Lukácsde todo compromiso o aspiración políticos, nia contraponerla artificialmente al que de verasresultó ser, después de todo y desde una perspec·tiva crítica global, tan sólo un instrumento inspi-rador: el leninismo de la revolución mundial.

NOTAS

(1) Georg Lukács, op. cit., p. 76.(2) Ibid., p. 76.(3) Ibid., p. 74.(4) tu«, p. 26.( 5) Ibid., p. 2.(6) iu«, p. 3.(7) Lucio Colletti, Il marxismo e Hegel, Laterza,

Bari, tomo n. 1. p. 126.(8) Georg Lukács. op. cit., p. 3.(9) tua., p. 3.(10) Ibid., p. 3.(11) Ibid., p. 2.(12) Ibid., p. 104.(13) Gran parte del "marxismo occidental" seguirá

y desarrollará esta aguda observación de Lukács.(14) Georg Lukács, op. cit., p. 104.(15) Ibid., p. 104.(16) Marx, Karl. Contribución a la critica de la eco-

nom {a política, Ed. Estudio, Buenos Aires, 1073, Tr.:Martínez y Mazía, p. 219.

(17) Georg Lukács, op. cit., p. 22.(18) Ibid., p. 125" (19) ibid., p. 124.(20) Marx, Karl. El Capital, Cartago, Buenos Aires,

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