Las manos del greco [microform]

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POEMAS DE BRANDAN CARAFFA

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iSEP 2 8 1988

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LAS MANOS DEL GRECO

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SEP 2 8 1988

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LAS MANOS DEL GRECO

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BRANDAN CARAFFA

LAS MANOS DEL GRECO

LA SOMBRA DEL PINO

INTERMEZZO; VASOS PROFANOS

VOCES ANTIGUAS « EL MÚSICO Y

LAS BAYADERAS x CREPÚSCULOS

NOCTURNOS

4-^^^^

BUENOS AIRES

357707 — Talleres *Casa Jacofao Peuser

»

1921

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DEL MISMO AUTOR

EN PREPARACIÓN:

EL CRISTO ROJO,^ (POEMAS CONTEMPORÁNEOS)

TEDIUM VITAE( VERSOS)

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í J y.íC. ' / .;.. . ) í V

ñ

JULIO \J. GONZñLEZ

JOSÉ MñRÍñ CÉSñRY

JUSTINO ñ. CÉSñR

Cuya sangre alienta en secreto la emoción de este libro.

Fraternalmente,

El ñuTOR.

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i

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TRÍPTICO

(Darás tu obra como se da un hijo :res-

tando sangre de tu corazón, es decir la

harás con todas tus fuerzas)

.

Gabriela Mistral.

EL ARTE

El arte no es ni el juego, ni lo inútil, ni una copia ser-

vil de lo dado. El arte, es la vida que se postula a sí

misma. Una autosuperación de las formas en el pen-

samiento. El arte es el lenguaje activo. Es la conciencia

que el hombre adquiere del Universo, y la restitución

que hace éste de su integridad al individuo. El arte es

la síntesis de la materia y del espíritu. El equilibrio

perfecto entre el pensamiento y la acción. Alma, podrá

llamarse al ser perfecto producido por el arte. El ins-

trumento del arte, es la metáfora. Su fin, la asimilación

completa de las cosas por el hombre. Su conquista defi-

nitiva, el «verbo activo >. El artista no puede ser por

lo tanto ni un cerebral, ni un intelectual, ni un senti-

mental solamente. Es el hombre llegado a su máximo

grado de evocación social.

ü^

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LA METÁFORA

La metáfora es la lógica del arte, y por lo tanto su

instrumento. El hombre por el pensamiento actúa sobre

las cosas y éstas a su vez sobre él por la materia. Laharmonía de ambas fuerzas, se llama conocimiento. Yjuzgar y conocer son un mismo acto. El juicio, es la

resultante absoluta de dos o más relatividades. La me-

táfora es al arte, lo que la afinidad es a la química. Ella

produce por simpatía el acercamiento de todas las co-

sas. Prepara los elementos para que el hombre juzgue.

El juicio es pues el <verbo activo». Y éste, la relación uni-

versal, instantánea de una cosa, producida por el espíritu.

Es decir, su conocimiento absoluto. Conocimiento absoluto,

es el dominio que el hombre tiene sobre una cosa de la

cual saca instantáneamente todo el provecho físico y es-

piritual que ella puede darle, en sus afinidades con todo

el Universo. Dominio, es la capacidad de acción que la

técnica da al actor. Y ésta, la complicidad de energías

que tienden a revelar al hombre, su potencia adquirida,

en función de su fuerza original desplegada sobre las co-

sas. El lenguaje es el camino que en su lucha por el

conocimiento, va abriendo el espíritu, hasta conseguir

colocarse en el centro matemático de todas las cosas.

La metáfora es por lo tanto, la gimnasia del lenguaje y la

que transforma al pensamiento de palabra o verbo pasivo,

en idea o «verbo actuante».

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EL ARTISTA

El artista, es la revelación tácita del arte. La vida

realizando su máximo postulado. Mas que un creador,

es una creación continua. Es un acumulador de las ener-

gías eternas, que se harmonizan al contacto con sus ener-

gías propias. Así su acto no puede ser el reflejo de un

aspecto fragmentario. Ni un derroche unilateral, ni tam-

poco una economía. Debe permanecer íntegramente den-

tro de los límites de su individualidad unlversalizada. Eneste sentido el mundo no puede haber < salido» de las

manos de Dios. El génesis, no tiene sentido como obra

emanada de perfección. Es absurdo. El universo tiene

que « estar > en Dios. Y si está en Dios, no puede haber

existido jamás el < verbo», separado de la «cosa>. Dios,

el verbo y la cosa, son una trinidad simultánea, en el

tiempo y el espacio. El arte, o sea la acción perfecta,

lleva al hombre a realizar ese milagro: El Artista. Osea el espíritu en posesión de todos sus medios de ¿^rar,

en el sentido del conocimiento. La acción supone con-

tacto y por lo tanto sociedad y harmonía cuando es per-

fecta. Socializar una cosa es colocarla de tal manera,

que el hombre pueda sacar de ella y ella a su vez de

todas para él, todo lo que el Universo coincidente en el

acto, puede darle para su vida. Es por esto que el artista

tiene algo de Mago. Pensar es evocar y evocar es recrear.

Y el artista, para obrar, evoca. El artista perfecto tendrá

en su carne, toda la belleza y la harmonía del Universo

potencializadas. Y su voluntad las evocará a su capricho.

Y será en él la trinidad milagrosa : El Músico. El Instru-

mento. Y la harmonía. El artista es pues, el hombre que

ha alcanzado su máximo poder de evocación social.

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PSIQUIS

Sueño maravilloso como nube inasible

rebelde ante el abrazo de la forma suprema,

que atormenta al artífice con sed inextinguible,

huyendo de la estatua y huyendo del poema.

Divina floración cuyas eternas rosas

tan solo se nos brindan en el presentimiento

y en la fiebre secreta de carnes dolorosas,

de carnes maceradas en un dulce tormento.

Esencia inalcanzable por la humana belleza.

V^estal que habla un lenguaje en el que Dios palpita

y ahonda hasta el abismo la fuente de tristeza

del alma que ha escuchado su música infinita..

Llama eterna y divina en la que se abrasaron

las almas visionarias, y que tornó inmortales

esos vasos de mármol en los que aprisionaron

su gloriosa miseria de mendigos ideales.

Embriaguez sobrehumana, ante cuyos fulgores

en los que brilla y quema la llama del Destino,

se esfuman en un rapto fugaz de resplandores

los ópalos del opio, los topacios del vino. ..

Inquietud misteriosa que en Platón fué harmonía,

que en Homero dio héroes y tragedia en Esquilo

y cuyo claro símbolo de invisible teoría,

son las manos ocultas de la Venus de Milo.

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INVOCACIÓN

¡Emoción I ¡Emoción! Divina forjadora,

de Mundos luminosos.|

Impalpable creadora

de espíritus sublimes, de destinos gloriosos,

de admirables varones de brazos poderosos

ante cuyos designios fatales portentosos

surgían cien Américas de la ola traidora

y bajo el sol brillaban Cipangos fabulosos...

De supremos artífices.

Magos maravillosos en cuyas blancas manoslas formas repetían génesis sobrehumanos . .

.

Y de genios que uncían a su carro la Aurora

y arrancaban secretos al tiempo hora tras hora .

.

Que eran para el amor consagrados pontífices

de gestos infalibles y de infalibles labios

y cuyos claros ojos por innata realeza

tan solo reflejaban infinitos y sabios

los rayos misteriosos de la eterna belleza. .

.

De sublimes varones,

de mártires y santos

de atormentadas carnes, en cuyos corazones

las bestias del instinto por un secreto espanto

ciegas enmudecían.

Varones que sabían

de la voz de las almas el misterioso encanto

y por sobre las llagas que en sus carnes se abrían

eran mansos y dulces como un divino canto I . .

.

De humildes forjadores

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del hierro y de la piedra;

pálidos cavadores

ante cuyas espaldas la obscuridad se arredra . .

.

De heroicos buscadores

del coral y la perla, del diamante y del oro,

de los mares profundos en las raras cavernas

o en el gran corazón de montañas eternas. . .

cuyo golpe sonoro

sobre el recio granito de timbre soberano,

ha dominado el coro

terrible de las fraguas ocultas de Vulcano . . .

¡Emoción! ¡Emoción!... divina forjadora

de mundos luminosos,

impalpable creadora

de espíritus sublimes, de destinos gloriosos.

¡Baña, baña mi frente con la luz de tu Aurora

y así por siempre sea luminosa y sonora ! . .

.

-dDd-

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LA SOMBRA DEL PINO

ñ mi hermano en la carne y el espí-

ritu Julio ti. Brandan.

LIBRO I

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IBA EL PEREGRINO

Iba el peregrino

como un blanco sueño siguiendo el camino

Era joven j fuerte; muy rubio y rosado;

muy claros los ojos; el labio sombreado

apenas de bozo;

el tórax en flor, fuerte y musculoso;

el brazo nervudo.

Y bajo la túnica, semi desnudo

con algo de Heracles, con algo de Diana,

iba el peregrino como un Dios hermoso

bajo el cielo de oro de aquella mañana..

.

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EL MILAGRO

Yo vivo con los ojos abiertos y azorados

cual dos astros que hirieran en su estupor la noche,

o como dos pupilas en la visión de un santo . .

.

Yo vivo con los ojos profundamente abiertos

bajo el cielo infinito, como dos grandes lagos

o como dos gargantas

de un volcán apagado. .

.

Yo vivo con los ojos en éxtasis eterno

plenos de la inquietante sensación del espacio,

por que mi alma en el fondo de su luz escondida

— como una perla rara que bajo el mar atlántico

soñara con diademas sobre gargantas regias—vive esperando absorta que al fin bajo los astros

surja la ñor extraña, cuyo perfume borre

toda memoria triste de sufrimiento humano. . .

surja la flor extraña, cuyos pétalos sean

llamas reveladoras ; la luz de un gran milagro ! . .

.

Así voy con los ojos profundamente abiertos

esperando. . . esperando. .

.

maravillosos dones, claros diluvios de oro,

con los ojos sedientos como un cauce agotado...

Así voy con los ojos profundamente abiertos

esperando otro génesis de otro mundo más alto,

con los ojos abiertos como un divino abismo

bajo un mar infinito que no alcanza a colmarlo...

¡Así voy con los ojos profundamente abiertos

esperando en la noche, la eclosión del milagro ! . . .

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EXALTACIÓN

Canta alma mía. Canta. Reedifica tu llanto

con el vino de Grecia sereno de mil años;

y como un viejo Homero 7a ciego, da tu canto

más allá de la vida y la muerte y sus daños . .

.

Afirma tu divina voluntad del instante,

con la flor que los dioses, marchitaron en vano.

Y en tus manos el tiempo de misterio fragante,

sea ráfaga y lastre del corazón humano.

Cisne transfigurado da tu canto alma míacomo una dulce Leda, por un dios fecundada;

y que el plumaje muerto de tu melancolía

ponga en el cielo tonos de claridad rosada.

Que tu voz sea un salmo sobre la tumba abierta

del agora doliente de Amiel. Y que el destino

que jugó con sus horas, para ti abra la puerta

que separó sus ojos de lo eterno y divino.

Canta alma mía. Canta por la enorme tristeza

que floreció en tu senda más feraz cada día;

por que ella te curó de la inútil fiereza

y te dio una secreta virtud de simpatía.

Canta por los dolores que tu carne quemaron

y que fueron hogueras sin piedad del minuto;

por que ellos en materia preciosa transformaron

el barro que alejaba tu ser de lo absoluto.

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Canta por las pequeñas miserias que te hirieron

por que fueron guijarros que formaron montañas

y aunque sean de escoria, las cumbres siempre dieron

a los ojos espacio... perspectivas extrañas...

Canta por el amor que en ti fué como un mar

de costas pantanosas, pobladas de bacterios

al cual nunca tus labios pudieron alcanzar

roídos por la fiebre de todos los misterios . . .

Canta por la existencia de esta gran caravana

de monstruos y de ciegos, de locos y de enfermos,

que al fin el ritmo surge sobre la historia humana

como el loto divino de los pantanos yermos...

Canta por el enigma de la vida y la muerte.

Padres que concibieron la voluptuosidad

en forma de una eterna bayadera: La suerte,

que esquiva su belleza o la da sin piedad. .

.

Canta por los terrores, por el dogma y la duda

que al igual de la forja sobre el acero vil

la vista hicieron clara de Platón y de Budha

y a ti como un espejo de plata y de marfil.

Canta en fin por la tierra, por el cielo y el agua

y por lo que no vieron y amaron tus pupilas

que es todo fuego y música, luz y canto en la fragua

y en ti la aurora dulce de unas nupcias tranquilas.

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EL MENSAJE

Era un cisne la nubeestilizada y blanca.

Era un cisne la nube

y los hombres callaban.

Y surgía en el cielo

de ciudades lejanas.

Y las raras pupilas,

sin dolor extasiaba.

Las auroras de oro

y las noches de plata

detenerlo querían,

pero el cisne pasaba. .

.

Y una dulce tristeza

que era canto y mortaja

se encendía en la piedra

se abismaba en el agua .

.

¡Era un cisne la nubeestilizada y blanca!. .

.

¡Era un cisne la nube

y los hombres callaban!.

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LOS PEREGRINOS ILUSOS

Vinieron por el mar, sobre negros tritones.

¿Cantaban? Tal vez dieron sus voces a la ola.

Pero la barca negra de las hondas canciones,

perseguía su estela por la ruta más sola. .

.

Eran fuertes y osados, desafiaban ciclones

y tenían el gesto del que todo lo inmola . . .

Pero los Templos negros de las rojas unciones

oficiaban sus ritos, en la noche más sola.

Y fueron imponentes, hermosos, milagrosos,

y la virgen dormida se despertó violada

mientras la gran serpiente se mordía la cola . . .

Pero un día rebaños de innumerables osos

bajaron de la estepa vengadora y helada,

y fueron roja ofrenda que se tragó la ola.

¡CIUDAD MARAVILLOSA!

Vivir en una clara ciudad maravillosa

de Templos encantados, brillante y misteriosa

que surgiera en la noche como un trozo de espacio

florecido de astros de oro y de topacio ..

.

y a cuyos pies las olas de un mar desconocido

elevaran un salmo de belleza y de olvido . .

.

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Vivir en una clara ciudad donde los hombres,

ya nada recordaran de razas ni de nombres . . .

cuyos labios divinos que sangraron pecados

se hubieran vuelto rosas de luz, transfigurados;

cuyos ojos astrales— que el odio encegueciera —pudieran ver la gloria del alma toda entera.

Vivir en una clara ciudad cuyas pasiones,

— convertidos en mármol eterno sus leones —fueran blancas vestales de ardientes religiones

en cuyos santuarios, brillaran los fuegos

de todos los dioses cristianos y griegos...

Ciudad cuya alma inmensa palpitara desnuda

ante el trono de Osiris, de Tammuz o de Budha. .

.

Monumento supremo que encerrara en sus losas

todo el arte anhelado por las almas gloriosas.

Ciudad en donde fueran siempre eternas las rosas

como el sueño divino del alma de Platón

y eterno todo aquello que hoy es perecedero

amor, verdad, belleza, caridad, redención . .

.

Ciudad cuyo arte fuera, inmortal y prístino

como el sueño secreto de Ticiano y Leonardo

penetrando en los seres con la virtud de un dardo

de misterio empapado. Ciudad de arte divino

que encerrara en sus líneas, entero el universo

y fuera embriagador cual olímpico vino

en la estatua, en la nota y en la gloria del verso . .

,

Ciudad de arte encantado

que alumbrara el destino

del hombre y abrasara las almas en un fuego

de inspiración suprema, cual no la vio ni el griego

que la Venus de Milo como un Dios engendrara. .

.

Ciudad profunda y rara

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en cuya dulce atmósfera de misterio y de sueño

cual un diamante roto la carne se apagara

y herida la li^uria, en su insaciable empeño,

en vano ante los ojos sin mancha se agitara...

Y morir en la torre sagrada del santuario

como ídolo vencido por viento milenario

bajo los claros astros, tendido sobre pieles

de Asia, en el regazo de una soñada Aspasia

divina y perfectísima, fuente de toda gracia,

acariciando el lomo de mis fieles lebreles

y escuchando a mis pies como un sabio tirano

el delirio extrahumano

de las almas postradas

y apagar para siempre mis pupilas cansadas

de ver todas las vidas, reales y soñadas. .

.

¡Oh morir como un dios de una muerte gloriosa

en una clara y dulce, ciudad maravillosa I

elegía de la carne triste

¡Dejar de ser, dejar de ser un día,

dejar de ser, oh pobre carne mía

que fuiste bajo el sol urna sombría

donde el dolor con mano cautelosa

de artífice sediento y taciturno,

fué volcando una vida misteriosa

de lobreguez, de pájaro nocturno!...

¡Dejar de ser, dejar de ser un día,

dejar de ser oh pobre carne mía

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tu que ansiabas la luz y la harmonía

el canto, la ilusión j la belleza,

por sobre el velo eterno de tristeza

que tu mundo de sombras envolvía!..,

¡Dejar de ser, dejar de ser un día

dejar de ser oh pobre carne mía

tu que hallabas la espina que te hería

satánica, certera y alevosa,

si buscabas la flor maravillosa

que en tu sueño divino florecía!. . .

¡Dejar de ser oh triste carne mía

tu que fuiste tan débil y tan pura

que no existió lujuria ni amargura

que no te profanara y desgarrara,

que en tu virginidad no se cebara!

¡Dejar de ser oh pobre hermana mía

tu que fuiste tan fiel, en la agonía

del canto, de la luz y la esperanza

que sin culpa tal vez y sin pecado,

al horror de la tétrica matanza

ofrecías tu pálido costado

como un dulce Jesús crucificado ! . . .

¡Dejar de ser oh pobre carne mía

tu que fuiste tan única y tan sola

que no pudo el azote de la ola

desfigurarte ante la luz del día!

Y sufriste la gloria del zarpazo

vil y cobarde y del escarnio injusto,

viendo arrastrar y hollar cada pedazo,

como si vieras un misterio augusto . .

.

¡Oh pobre carne mía que has sufrido

como Jesús, por una culpa ajena.

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la infamia de la cruz y la cadena

que hasta tus blancos huesos ha roído!

¡Oh pobre carne mía que has vivido

mirando lo insondable de la penasin poder ahogar jamás la hiena

que en la noche tu sangre ha consumido!,

¡Dejar de ser! Pronuncian las estrellas

como gotas de llanto irredimibles...

¡Dejar de ser! La sombra ya sin ellas

clama en palabras casi perceptibles...

¡Dejar de ser! El mar ruje espantoso

como garganta de titán, cansada.

¡Dejar de ser! El viento gime ansioso

como una lengua hirviente y condenada.

¡Dejar de ser! La piedra grita inerte

y el árbol y la luz, Tagua y el lodo.

¡ Oh pobre carne mía, todo, todo

te canta la elegía de tu muerte ! . .

.

LA SED

Tu te preguntas ¿cuándo llegaré hasta los astros?

¡Oh pobre alma que luchas contra una sombra arcana!

Y hay una voz oculta que te responde ¡Nunca!. .

.

Y hay otra voz más clara que te dice ¡ Mañana ! . .

.

Palabras que el misterio va diciendo en la noche

confusas como el canto de un mar que está distante.

.

Tu las escuchas alma, levantando los ojos

implorante y desnuda como un interrogante.

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Page 30: Las manos del greco [microform]

Y florecen las rosas de la quimera negra

que el viejo Shopenhauer entronizó en el mundo

y tu ansias partir en dos la vía láctea

columna vertebral del abismo infecundo.

Y florecen los lirios de la quimera blanca

que el dulce Nazareno, sembró sobre la vida

y anhelas los martirios de mil anacoretas

que hagan sangrar tu angustia como sangra una herida.

Tu te preguntas ¿cuándo llegaré hasta los astros?

jOh pobre alma juguete de una fuerza extrahumana!

Y hay una voz terrible que te responde j Nunca

!

Pero otra voz más clara te responde ¡Mañana!

¡ALMA!...

¡Oh alma mía! Tu no tienes palabras

pues vives tan lejos del engaño

divino de las cosas,

que miras este mundo de la carne que sufre,

como un viejo ermitaño

que apenas recordara

perfumadas praderas, florecidas de rosas . .

.

¡Oh alma mía! Tu no tienes palabras

porque no necesitas deñnir la existencia

para saberlo todo, y comprenderlo todo;

porque tu misma eres, el principio, la esencia,

la substancia, el misterio y la forma y el modo,

¡ Oh alma mía ! Tu no tienes palabras.

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Page 31: Las manos del greco [microform]

Te abstraes en el seno

de la vida original, de la fuente insondable

donde solo hay un límite

— Vértice donde inciden, lo eterno y lo inestable

que es la contemplación del todo por sí mismoen el fondo absoluto de su inmortal abismo . .

.

¡Oh alma míal Tu no tienes palabras

porque estás por encima

de las perecederas formas

que no llegan al fondo de la infinita sima

donde se desvanecen la materia y sus normas.

Porque sería para ti la palabra

como el pecado original para el hombre

una cárcel tal vez, un hipogeo

en donde lucharías por librarte del nombre,

como la carne triste del eterno deseo...

¡Oh alma mía! Tu no tienes palabras

por eso mis pupilas atónitas te miran

con la emoción sagrada de unos ojos de niño.

Y así como sus labios apenas si suspiran

sonidos que la flauta de Dios tal vez modula,

así mis pobres labios que son vanos despojos

pronuncian ¡alma! para sondar la vida mía. ..

¡Oh alma mía! Tu no tienes palabras.

Cómo expresar lo vago, lo eterno, lo insondable,

la luz de esos instantes tan raros y profundos

en que estás más allá del espacio y del tiempo

bajo el sutil influjo, secreto y admirable

de la sorda corriente que alimenta los mundos.

En que el amor agotas de un solo y hondo sorbo

cual mis labios la taza de café tan pequeña.

En que el dolor exprimes de un solo y rudo golpe

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Page 32: Las manos del greco [microform]

como una uva pequeña entre mis blancos dientes,

fatigas y torturas, orgullos y ambiciones

como un viejo faquir, desdentadas serpientes

y en que la muerte sueña de ti tan cerca, cerca,

que descansas en ella, tu eternidad intacta,

como yo mi implacable fugacidad exhausta

tendido en estos blandos y rojos almohadones...

¡Oh alma mía! Tu no tienes palabras.

Por eso cuando llegas al fondo

ignorado de las cosas

mis labios que sólo comprenden

a través de las formas,

buscan palabras de sentido muy hondo

frases perfectas y milagrosas^x

para encerrarte en ellas con tu esencia

como a un perfume raro o a una hostia

en un copón de oro y de diamantes.

Pero tú la rebelde a toda forma

te escapas de la frase cincelada

y sutil como una mariposa;

de la palabra antigua y sabia

profunda y majestuosa

con ritmo de montañas

y con sabor de olas;

del concepto sintético

que el gran misterio esboza,

y de la idea infinita

que casi ya no nombra

y sólo queda de mis ansias

tal vez absurdas, locas,

unas palabras tristes

caducas rumorosas

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Page 33: Las manos del greco [microform]

apenas perceptibles

surgiendo de la boca

como de un corazón

la sangre gota a gota:

¡ Nostalgia 1 ¡ Tristeza

!

¡Amor! ¡Dolor!

¡ Misterio

!

Y después el terror

de ver a la suprema, a la eterna belleza,

huyendo eternamente de nuestro cautiverio. .

¡Oh alma mía! Tur no tienes palabras

pues vives tan lejos del engaño

divino de las cosas,

que miras este mundo de la carne que sufre

como un viejo ermitaño

que apenas recordara

perfumadas praderas florecidas de rosas...

LAS TORRES

Amo las torres altas

bajo los claros cielos.

Alma mía en tu torre

ven la luz mis anhelos.

Sonoras son las cúpulas

harmoniosas y bellas.

Alma mía tu canto

resuena en las estrellas.

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Page 34: Las manos del greco [microform]

Descansan en las cúspides

águilas y golondrinas.

Alma mía en tu seno

sueñan aves divinas.

Las torres se derrumban

pero el canto perdura. .

.

¡Alma mía en la muerte

perdurará, tu albura!

PASAN LOS NIÑOS

Hay un temblor divino

como de estrellas claras.

Un rumor transparente

como un batir de alas

una inquietud tan leve

inmaterial y extraña

que ha invadido de pronto

la calle de mi casa

poniendo hasta en el aire

de la tarde pesada

frescura de jazmines

y claridades de alba,

que lleno el corazón

de dulces esperanzas

con inquietud profunda

le he preguntado a mi alma:

¿Acaso es el milagro

29

Page 35: Las manos del greco [microform]

que tú, oh desencantada,

tanto tiempo esperaste,

que al fin se acerca o pasa?

Y con las manos juntas

sobre el pecho crispadas

he salido anhelante

y he abierto la ventana.

Y una estela de oro

rumorosa y liviana

frágil como la estela

de una barca en el agua

me ha herido dulcemente

de golpe la mirada

y he sentido un aroma

de carne perfumada

que solamente deja

tras sí la carne santa.

Y he quedado mirando

sin pesar ni nostalgia,

como si aquello fuera

la luz por mí esperada,

aquella estela de oro

aquella caravana

de cabecitas rubias,

de carne sonrosada,

de bracitos tan leves

tan ágiles como alas

de ojitos constelados

de ilusiones muy blancas

de boquitas tan frescas

que más que hablar cantaban.

Y he quedado mirando

30

Page 36: Las manos del greco [microform]

aquella caravana

de niños tan alegres

cual dioses, que pasaba. .

.

Iban todos serenos

la frente levantada.

Yo vi sus piececitos

saltar cual si volaran

y una atmósfera suya

de luz transfigurada

de frescura j de gloria

que en la tarde no estaba,

sus blancos cuerpecitos

de un lampo circundaba . . .

iban todos serenos.

Y su alegría santa

me hizo pensar que acaso

con ellos Cristo estaba,

y que ellos lo veían

guiar su caravana.

¡Oh! No había miseria

ni dolores, ni nada

del tormento que quiebra

después la vida humanaen aquel bello enjambre

de caritas rosadas.

Y ellos así, tan frágiles

como una frágil laca

así tan pequeñitos,

-

frente a las cosas, daban

una impresión más honda,

más inmortal, más clara,

que aquel gigante enorme

31

Page 37: Las manos del greco [microform]

de ciclópea espalda

de músculos de acero,

que mostraba en su cara,

el signo misterioso

del cansancio del alma,

de la ambición herida,

de la desesperanza

suprema y sin remedio

con que la vida marca

sin excepción alguna,

al poderoso, al paria

y que es el patrimonio

de la existencia humana.

jSíl Ellos eran dioses.

No ambicionaban nada

pues todo lo tenían,

apenas lo pensaban.

¡Sil Ellos eran dioses.

Y aquella caravana,

de niños indefensos,

no era tal, sino una Agora

divina y milagrosa

donde se congregaban

guerreros poderosos,

sabios de luengas barbas,

poetas inmortales,

santos de carne pálida,

grandes enamorados,

viajeros y monarcas.

Y todos absolutos

eternos como el alma

porque aun no sabían

32

Page 38: Las manos del greco [microform]

de la traición callada

con que el destino aleve

todos los sueños mata 1 . .

.

¡Sil Ellos eran dioses

no recordaban nada.

Sentían la existencia

detenida en sus almas,

mirándose a sí misma

como en una fontana.

Por eso iban serenos

pues sus ojos bogaban

en ese mundo altísimo

de ideas invioladas

que ellos tan sólo miran

y ya el hombre no alcanza!.

jSíI Ellos eran dioses

pues no tenían llagas

porque eran todos puros,

más puros que las lágrimas.

Y al sentir yo el contacto

de mi .carne quemada

por todos los deseos

incestuosos que claman

como rojas serpientes

en mi ser incrustadas,

con esa carne nítida

profundamente sana

que camina intangible

a través de las llamas

porque ella misma es fuego

original, que abrasa

todo fuego, he pensado

33

Page 39: Las manos del greco [microform]

que si Dios, si la clara

conciencia de las cosas

desde la obscura nada

donde piensa en sí misma

a la tierra bajara,

descendiendo a la forma,

lo haría, ¡oh forma santal

bajo el cuerpo de un niño

que nunca caducara. .

.

Y he pensado en Jesús

y he visto que su barba

su vida entre los hombres

su sangre derramada,

fueron todas miserias

que hicieron de su estampa

tan solo un Dios caído.

Y he preguntado a mi alma:

si aun su gran milagro

de vanidad aguarda;

y en palabras eternas

en un canto que alzaba

la vida hasta el misterio

del ansia revelada,

me ha respondido trémula

de una emoción sagrada:

¡El único milagro,

sobre el amor que mata

sobre el oro que angustia

sobre el poder que abrasa,

el único milagro,

es volver a ser casta,

tan serena, tan fuerte.

34

Page 40: Las manos del greco [microform]

tan sencilla y tan sabia

como un alma de niño

!

La rubia caravana

se ha perdido a lo lejos.

La calle de mi casa

de nuevo queda sola.

Pero yo en la ventana

la frente pensativa,

permanezco. ¿Por qué?

porque aquella algazara

divina, tras su paso

ha dejado una clara

sensación de lo eterno,

y quiero prolongarla

como a un encantamiento.

¡Oh dulce caravana

cómo tu paso leve

cómo tu carne blanca,

ha tornado esta calle

más divina y más santa!.

LA LLAMA

Quémame, oh dolor, que el fuego purifica.

Mis ojos ya parecen corazones de sombra,

pero aun tienen lágrimas, y yo quiero verterlas

para poder clamar que ya Dios no me asombra.

35

Page 41: Las manos del greco [microform]

Quémame, oh dolor, haz que esta carne impura,

se vuelva transparente, lívida como la cera

y que al andar mis manos, parezcan bajo el cielo

dos plumas desprendidas de la eterna quimera.

Todavía en mis venas, hay demasiado aliento

y mis sueños se nutren demasiado del mundo,

todavía el veneno de la hembra infinita,

me esclaviza al zodiaco del instinto profundo.

Quémame oh supremo sacerdote del alma

sutiliza mis nervios cual cordaje divino

hazme irreal y liviano; que mi cuerpo parezca

la sombra estilizada de un santo Bizantino.

Y así cuando mis ojos no teman a la muerte,

que penetre en mi espíritu, como en un templo gótico,

la mujer que no tema desafiar al destino,

ni beber de mi amor, el terrible narcótico.

LA AMADA FIEL

Hoy tornas a mis brazos, vieja tristeza mía

como una amada muerta que de pronto volviera

y al recobrar tus ojos, que ansié perder un día

que está en su luz, comprendo por fin toda quimera.

Hacía mucho tiempo, un mes, un año acaso

que tú ya no danzabas, sobre mi alma ligera. .

.

Pero mis alegrías fueron cual frágil vaso

que se rompió, y huyeron, tras de la primavera.

36

Page 42: Las manos del greco [microform]

Hoy mi amigo me dijo palabras dolorosas. .

.

¿Es que en todas las almas, mueren al fin las rosas?

IYo estoy contigo amada, tan sereno y tan fuerte!

Delante de mí pasan tal vez millares de hombres.

Pero tú nada temes ¡tú sabes que sus nombres,

no estarán en mis labios en la hora de la muerte!

LAS ALAS

EL ALMA

¿Donde estás carne mía que yo ya no te veo?

LA CARNE

Hacia tí voy hermana a través del deseo. . .

LA CARNE

¿Donde estás alma mía que no veo tu albura?

EL ALMA

Te estoy buscando hermana en la infinita altura

a través de la sombra de aquello que perdura. .

.

-D-

37

Page 43: Las manos del greco [microform]

oración' carnal

IOh pobres ojos míos, sed estrellas

alguna vez ya que soñasteis tanto

y por la luz vertisteis vuestro llanto

oh pobres ojos míos, sed estrellas 1 ..

.

¡Oh pobres manos mías, sed livianas

ya que el bien y el amor ambicionasteis

ya que por la verdad os macerasteis,

oh pobres manos mías, sed livianas ! . .

.

¡Oh pobre carne mía, sé harmonía

ya que la forma eterna fué tu culto

ya que buscaste su sentido oculto

oh pobre carne mía, sé harmonía ! ..

.

v!'

Fin del Libro I

38

Page 44: Las manos del greco [microform]

INTERMEZZO:

VASOS PROFANOS

ñ Juan Dionisio Naso Prado, devotamente.

Page 45: Las manos del greco [microform]
Page 46: Las manos del greco [microform]

RETRATO

Rara mezcla de gran Señor y vagabundo.

Amando a Buckingham a ratos

y otras veces soñando con asolar al mundocomo pirata en viejos barcos

curtidos de canciones obscenas y de alcohol.

De Gaspard de la Nuit legítimo retoño,

está inmóvil. Su mano— pálida flor de otoño—descansa sobre un libro. ¿Aretino? ¿Platón?

y sus ojos muy dulces aunque también faúneseos,

persiguen en el humo de su cigarro opiado,

tal vez extraños arabescos,

tal vez un signo de su hado.

Hace ya mucho tiempo, que para él la vida,

ha dejado de ser un cuento razonable.

Lleva en su corazón una incurable herida

y en sus áticos labios, una sed incurable.

El sabe ya que el mundo es misterioso y trágico

y le bastan sus sueños sus secretos de artista. .

.

Cada hora en su prisma brilla una nueva arista

y así junto al misterio, aun pone algo mágico. .

.

Presiente que el destino,

quien sabe porqué cuenta que ha de cobrar ahora

le ha arrancado de pronto del fausto florentino

41

Page 47: Las manos del greco [microform]

en que viviera otrora,

para hacerle habitar las modernas ciudades,

donde pasea altivo su imperial nostalgia

de héroe sin gloria, de Nerón sin crueldades

¡ con un alma de fuego tras la mirada fría ! . .

.

Piensa ya que no vale la pena rebelarse...

Todo es igual: Un vaso, un soneto, unos labios..

Y hoy ríe si recuerda que quiso suicidarse . .

.

¡Oh el tiempo nos vuelve a pesar nuestro sabios!, .

.

Contempla en el panneau a los dos capitanes

de irlandés que disputan, bebiendo en la taberna.

Soldados, amadores, cortesanos, rufianes . . .

que jugaban su vida por una patria eterna,

igual que por un naipe bien o mal barajado. ..

Y comprende que aquellos sabían lo que hacían

y añora aquel vivir incierto y agitado

en el que Rabelais y Montaigne reían. .

.

Después fija sus ojos en la extraña viñeta

que sus pálidos dedos al azar han abierto.

Y como duendecillos bailando en ronda inquieta

sobre el papel de Holanda, surge el mudo concierto

de las letras antiguas.

Y un placer infinito de sutiles y ambiguas

sensaciones embarga su curiosa retina,

en una sinfonía que evoca en tonos rojos

caravanas preciosas sobre la arena fina

o crueldades sombrías sobre blancos despojos...

Y una sonrisa extraña

sus pupilas profundas sataniza un instante,

y su rostro cansado, de claridad se baña. .

.

42

Page 48: Las manos del greco [microform]

Después saca del pecho con un gesto arrogante

de su mano nerviosa,

una cajita de oro. Su lengua hace una glosa

de desprecio y de hastío, mientras la aguja fina

clava como una abeja su aguijón de morfina. .

.

Y llena la retina

de ciudades extrañas y resplandores rojos,

sobre el duro respaldo medioeval del tallado

sillón, tal vez herencia de algún antepasado,

el soñador cansado

ebrio de la conciencia de su dulce pecado,

como un Dios va cerrando lentamente los ojos...

A DORIAN GRAY

Yo te amo Dorian Gray sin haber visto nunca

ni el fuego de tus ojos, ni el nácar de tus manos.

Y añoro la belleza de tu existencia trunca

que fué como una ñor de atributos paganos.

La noche tuvo miedo del supremo poema

que en tu carne perfecta perpetuaba la línea

y en sus grutas de oro te emulaba en la gema

y en el secreto escorzo de la piedra apolínea.

Pero tú con el ritmo que en ti voleó la vida

plasmaste la Harmonía que una vez solo canta,

la nota nunca dada por la flauta Panida;

la androgenia liviana de una leve Atalanta.

43

Page 49: Las manos del greco [microform]

Vaso claro j sintético d«l génesis perdido

en el que palpitaban a un tiempo Adán y Evacomo si sus dos ansias se hubieran transfundido

en el sutil milagro de tu existencia nueva.

Bello como la mano de Dios; como el pecado

satánico y glorioso era si sonreía.

¡ Dorian Gray I dulce música ; sobre tu cuerpo amadola harmonía del mundo como una flor se abría.

Yo te amo Dorian Gray y te busco en la vida

y persigo en el arte tu línea turbadora.

Pero todo me dice que tu mano homicida,

es flor que solo vive la gracia de una hora.

Y ante mis ojos tristes, pasan sombras antiguas

serenas, misteriosas, como grandes estrellas.

Tu vas con un cortejo de criaturas ambiguas

y al verte, toda mi alma se va también con ellas.

A GEORGES CARPENTIER

Digno de presidir olimpiadas divinas

bajo el cielo sereno de las tardes eolias

y en la sombra fragante de un bosque de magnolias

ser cantado por Píndaro, con notas sibilinas.

Ruskin te hubiera amado, él prerrafaelista

a ti vaso perfecto transportado de Grecia

a los vastos parterres de la sutil Lutecia

donde danzan tus músculos de luchador y artista.

44

Page 50: Las manos del greco [microform]

Ruskin hubiera dado fin, a su gran tristeza

de sátiro cristiano, con la fuerza j la gracia

que brotan de tu cuerpo, fuente de aristocracia

y de las dulces curvas, en que él vio la belleza.

La potencia de Heracles, la elegancia de Apolo

y una suprema llama que brilla en tu sonrisa,

hubieras sido el hombre que amara Monna Lisa.

En ti veo la incógnita que torturó a ese ídolo.

Forma imperecedera por cuya línea alcanza

su expresión más divina, su elán, la inteligencia

y en cuyas actitudes del ritmo la honda ciencia

agota en su harmonía la música y la danza.

Forma más alta y clara que Isadora o que Ida

porque en ti del varón fulge la luz creadora

mientras en ellas clama pasiva y opresora

la sugestión estática de recibir la vida.*o'

Todo el arte del mundo — la fiebre de la forma —descansa en tus deltoides sus siglos infructuosos

y se extiende en tus miembros cual sobre pieles de osos

a gozar el milagro de hallar en ti su norma.

De Dorian Gray hermano en la Venus de Milo

hubieras a Osear Wilde de su estetismo puro

y de su amor satánico, redimido al conjuro

de tu sonrisa clara y tu moderno estilo.

A ambos os contemplo en mi Agora dilecta

el uno danza y ríe, el otro sueña inerte ...

Y mientras Dorian Gray dialoga con la muerte,

Georges apura el filtro de una vida perfecta.

45

Page 51: Las manos del greco [microform]

A NERÓN

Tu supiste el secreto — rojo monstruo divino —

del cosmos. Y tus manos profanaron a Dios.

Tu trono estaba en medio del humano destino

y los mares y el viento se abrían en tu voz.

Tu supiste el secreto del por qué y del como

y tu risa fué enorme, tu risa de inmortal

y de la bestia rubia sobre el rosado lomo

paseaste tu albedrío por sobre el bien y el mal.

Tu supiste el secreto, soberbio voluptuoso

y en tí no hincó su garra de miseria el dolor.

Fuiste libre y pagano y hermoso como un oso

porque Roma era el mundo y tu su emperador.

Tu supiste el secreto. Y tu ser claro y fuerte

sin un remordimiento, llegó a la perfección.

Las fuerzas misteriosas de la vida y la muerte,

se condensaban todas sobre tu corazón . . .

Tu supiste el secreto. Poema bizantino

realizado. Tus ojos vieron toda la luz

y artífice supremo, incendiario, asesino,

tan solo te faltó morir sobre la cruz.

Tu supiste el secreto. Poeta milenario.

Tu solo realizaste todo sueño ¡Nerón!

Tu solo fuiste el Dios de tu propio santuario.

Tu, solo tú, sondaste toda extraña pasión.

46

Page 52: Las manos del greco [microform]

Y agotaron tus nervios sutiles y afinados

la potencia infinita de la animalidad

y el ritmo de los astros se mezcló en tus pecados

y superó a los dioses tu serena crueldad.

Tu supiste el secreto ¿qué embriaguez sobrehumana

corrió como una sierpe por tu espina dorsal

cuando Roma entre llamas se hundía soberana -

y a tus pies mil esclavos te ungían inmortal?

Tu supiste el secreto ¿qué placeres de esteta

tu emoción abismaron, cuando supremo actor

clavabas el precioso puñal con mano inquieta

y el fuego sorprendías del último estertor?

Tu supiste el por qué del humano delirio

y tu risa fué enorme, tu risa de inmortal.

Sobre la bestia rubia tronchaste todo lirio

y aspiraste las rosas del jardín ancestral. . .

Tu supiste el secreto. Omnipotente niño,

jugaste con la vida como con una ñor...

Y sobre tus espaldas la púrpura, el armiño,

se redimen por siempre de injusticia y dolor.

La historia te condena. Pero los hombres amantu recuerdo siniestro, tu delirante luz ,

desfigurada por dos mil años que clamanbajo la sombra augusta que baja de la cruz.

La nostalgia los vence y en silencio te admiranporque la bestia anhela quebrar su esclavitud

pero el miedo y el odio contra su ardor conspiran

y muere bajo el yugo de una inútil virtud.

47

Page 53: Las manos del greco [microform]

Pero todos presienten que tú monstruo divino

eres el prototipo de toda perfección . .

.

Y que tu sombra extraña surge en todo camino

por donde corra libre sin ley el corazón.

Tu viniste de Grecia, fuiste su obra maestra

no has tenido tu Homero, porque lo fuiste tú . . .

Después vino el veneno de la tristeza nuestra

y los remordimientos j horror de Belcebú ...

Y así te han emulado, pero sin brillo y gloria

parodias miserables, Guillermo o Napoleón

debiste ser el acto postrero de la historia

después de ti los amos ya no tienen perdón.

Y toda la tragedia del gran mundo cristiano

después de ti resulta como un acto de más.

El hombre enfermo y triste ya demasiado, humanotu salud y tu fuerza no alcanzará jamás.

Tu miraste en el fondo del pasional abismo

Y tu risa fué enorme, tu risa de inmortal.

Y dijiste el secreto de la vida: ¡Egoísmo!...

Y te pusiste al ritmo del ritmo universal.

Y claro solo y fuerte soberbio voluptuoso

sin un remordimiento, fuiste asombro de Dios

libre, fiero y pagano y hermoso como un oso

tu muerte fué el crepúsculo del último hombre Dios

,

-gDo-

48

;

Page 54: Las manos del greco [microform]

VOCES ANTIGUAS

ñ Juan Filloy buceador de Ciudades

ñntiguas.

LIBRO II

Page 55: Las manos del greco [microform]
Page 56: Las manos del greco [microform]

AVATARES

Mi vida es una extraña sensación de atavismo.

Pretérito y distante mi ser vive sus tioras

soñando desde el fondo de un insondable abismo

con el beso ilusorio de lejanas auroras.

A veces surge un nauta de mi romanticismo

que dominó los mares y amó sobre las proras

de plata, y otras veces presiento que yo mismo

he sido el gran califa de mil ciudades moras.

De pronto mis pupilas deslumhran tentadores

la púrpura y el oro de la ciudad maldita

y mis labios se aroman de elixires ambiguos.

O siento que en mi carne que fué de emperadores

la gran serpiente negra de sus lujurias grita

los ritos incestuosos de los dioses antiguos.

-D-

51

Page 57: Las manos del greco [microform]

EL PEREGRINO INQUIETO

Yo no sé lo que busco, yo no sé lo que quiero,

mi anhelo es una esfinge como el desierto muda

ante cuyas pupilas de lividez de acero

danza toda mi vida quimérica y desnuda.

Mi espíritu sediento de un elixir postrero

ha gustado tan sólo las mieles de la duda

y a veces con Moisés y a veces con Homero

ha levantado altares a Venus, Cristo y Budha.

El odio y el amor sagrados, son mis báculos

y del crimen he visto asirme los tentáculos,

porque busqué el abismo también en mi camino.

Y voy bajo los astros palpando y viendo todo

con la esperanza suma de que algún día el lodo

cante el divino salmo que aclare mi destino.

EXALTACIÓN

Eternamente sólo yo he de alcanzar mi sueño.

Asceta en la Tebaida o en Roma emperador

alas si es necesario se forjará mi empeño

más duro que el diamante, más fuerte que el dolor.

Para las cumbres águila, perla para los mares

monstruosa flor de carne o casta flor de amor

he de hacer que florezcan al fin mis avatares,

cual ojos que se abrieran para el primer fulgor.

52

Page 58: Las manos del greco [microform]

Constelado de gemas me dormiré ante el Budha

crepuscular y antiguo de Kandy o de Labore

o danzaré con mi alma genésica y desnuda

sobre los tres mil años que sueñan en Luksor.

Efebo fatigado sobre el vientre de Venus

escucharé de Grecia la divina, el rumor,

o como perro hambriento lameré de Jesús

las llagas con el ansia del transfigurador.

Dominaré la selva gigantesca y colérica

con mi flauta divina y mi extraño fervor,

y cual un nuevo Orfeo, en Oriente o América

sabré el lenguaje eterno del león y la flor.

Sobre mis elefantes, encantaré a la vida

como a una gran serpiente faquir encantador

y he de tenerla entonces bajo mis pies dormida

junto a las dos panteras del odio y del dolor.

Todo será en mi espíritu sendero incomparable

florecido y brillante sol purificador

por los que irá mi planta de mendigo admirable

Nerón o Isaías, Homero, Bruto o Job.

Nada lo habré perdido. Todo lo habré sondado

hasta agotar el cáliz fascinante y traidor

y mi ser ilusorio del polvo despojado

será como una virgen consagrada al amor.

Y así cuando mi anhelo esté pulido y terso

como una gema pura de brillo cegador,

volaré hasta mi sueño por sobre el universo

en alas de la muerte, mi postrer ascensión.

53

Page 59: Las manos del greco [microform]

ESTABA LA PRINCESA ANTIGUA

Estaba la princesa antigua

sobre su trono de pórfido y de oro

satánica y divina flor ambigua

inaccesible como un gran tesoro.

Eran sus ojos extrañas malaquitas

espolvoreadas de diamantes rotos

y en sus senos — durísimas dioritas —florecían fantásticos dos lotos.

Era entre el jaspe de las columnatas

envuelta en el misterio y los aromas

como el alma de cien Mahabaratas

de cien Jerusalems y cien Sodomas.

Y era su carne lúcida y ambigua

como rosados mármoles de Jonia

sacerdotisa sabia de la antigua

y esotérica luz de Babilonia.

Inmóvil en el Templo, esfinge muda

custodiaba la sombra del santuario

donde todo de oro enorme Budha

desnudaba su ombligo milenario.

Y echados a los pies de la princesa

uno tras otro cual raros avatares

tres monstruos de quimérica fiereza

dormían palpitantes los hijares.

54

Page 60: Las manos del greco [microform]

El primero era el dolor, sin ojos, ciego

era una masa informe y espantosa

que a veces se inflamaba como el fuego

y a veces como sombra erra borrosa.

La lujuria era el segundo, su cabeza

una esfinge sangrienta semejaba

y su cuerpo de sierpe o de diablesa

era una llama verde si brillaba.

El tercero era el odio ; de sus ojos

brotaban como rayos fulminantes

resplandores satánicos y rojos

y eran sus garras pulpos fascinantes.

Estaba la princesa antigua

sobre su trono de pórfido y de oro

— satánica y divina flor ambigua —inaccesible como un gran tesoro.

ERA EN UNA CIUDAD PANIDA

Era en una ciudad Panida

de la Atlántida perdida

ciudad divina y singular.

Yo era un tirano poderoso

decadente artista y nervioso

fantástico y crepuscular.

55

Page 61: Las manos del greco [microform]

Entre los mármoles helados

y los metales cincelados,

era un fulgor mi corazón.

Y era mi carne entre los humos

de los perfumes y los zumos,

misteriosa palpitación.

Impenetrable, sabio y frío,

era un enigma mi albedrío

inagotable como el mar . .

.

Mientras pugnaban en mi manotodo lo humano y lo extrahumano

por tomar forma y palpitar . .

.

Era en una ciudad Panida

de la Atlántida perdida

ciudad divina y singular

Diez mil esclavas yo tenía.

Cada crepúsculo moría

la más hermosa. Pues mi amor

vastago fiel de emperadores

gustaba amarlas entre horrores

y sorprender el estertor.

¿ Qué vieron Síbaris, Petronio

el rojo sueño Babilonio

la extraña Roma de Nerón

ni el cruento imperio Bizantino

de más satánico y divino

que mi doliente corazón ?

¿Dónde el artista milagroso

creador de un sueño voluptuoso

de un gran transporte, de un dolor

que haya siquiera imaginado

56

Page 62: Las manos del greco [microform]

resonador tan delicado

como mi carne en el temblor ?

Yo era una realidad suprema

toda mi vida era un poema

en claro-obscuro de Rembrandt.

Y en mi dorado cautiverio

violando yo todo misterio

era el Señor de lo mortal

Era en una ciudad Panida

de la Atlántida perdida

ciudad divina y singular.

Yo era un tirano poderoso

decadente artista y nervioso

fantástico y crepuscular . .

.

LA REINA DE SABA

Como un príncipe bárbaro mi orgullo

sobre tu corazón clavó su planta,

y quedó embelesado contemplando

sus arreos preciosos que brillaban.

Conquistador del día y de la noche

soles de oro y estrellas de esmeralda,

sobre tu corazón se vio mi orgullo,

y la muerte a sus pies como una esclava.

Danzó tu corazón ritmos antiguos

lujuriantes, divinos, lentos, sabios.

57

Page 63: Las manos del greco [microform]

y en la noche fantástica los soles

colmaron el abismo de presagios . .

.

Danzó tu corazón, y extrañas bestias

divinas, para verlo se asomaron;

y en el coro secreto fué mi orgullo,

como un príncipe incauto y tributario.

DOLOR ANTIGUO

Sobre la trompa lustrosa

aquel elefante blanco

te sostenía desnuda

inquietante y extasiado.

Todo el palacio exhalaba

un gran malestar felino

y los marfiles fulgían

con luz de incestuosos mitos.

.

Encadenado en el pórtico

yo te miraba llorando

y en el silencio de muerte,

todo era dulce y extraño . .

.

Tú estabas desfallecida

como una perla en el agua

mientras temblando tus manos

al monstruo le acariciaban.

58

Page 64: Las manos del greco [microform]

Extática dio la hora

del estupor j el milagro

y perfumaron las rosas

de un nuevo y raro pecado.

Inmóvil yo te miraba

ebrio de extraña delicia

y en el silencio de muerte,

¡pasó una cosa infinita!

-D-

MANDARINA

¡Mandarina, tu nombre! ¡Tu nombre Mandarina!

Cómo me hace soñar, con países lejanos...

Cielos maravillosos de Bagdad o de China,

cultos desconocidos, monumentos arcanos . .

.

¡Mandarina, tu nombre! Como suena a salterio,

y a música divina . . .

Cómo canta tu nombre, Mandarina, el misterio

del alma femenina que envenena y fascina.

¡Mandarina, Mandarina,

dame el opio y la morfina,

de tus ojos, de tus labios,

de tu carne Mandarina!. .

.

En tus ojos zodiacos, de tentación y hondura,

y en toda tu persona, tan vaga, rara y fina,

igual que un sortilegio, que en secreto perdura,

pone su extraño encanto, tu nombre ¡Mandarina! .

.

59

Page 65: Las manos del greco [microform]

¡Mandarina tu nombre! ¡Tu nombre Mandarina!...

Cuan dulce me es hundirme, cual en blandos cojines

en tu nombre. Parece que para mi termina

todo dolor humano, y mi ser se avecina

a la eterna emoción. ¡Oh lejanos confines

a donde me transporta, tu nombre ¡Mandarina!. .

Con sólo pronunciarlo, una embriaguez divina

embarga mis sentidos. ¡Oh~) perfumes exóticos,

mirras y cinamomos, sándalos, laca, encina,

sedas, jaspes, basaltos, y sagrados narcóticos!...

¡Mandarina, Mandarina,

dame el opio y la morfina

de tus ojos, de tus labios,

de tu carne Mandarina!

Cómo me siento cerca de la mujer soñada,

cuando en mi oído cantan, cual flauta peregrina,

¡Mandarina! el murmullo de la noche estrellada...

¡Mandarina! la fuente; mis labios ¡Mandarina!

¡Mandarina tu nombre! ¡Oh poema supremo!...

Bajo la luna llena que un gran mar ilumina,

sobre una débil barca sin timón y sin remo,

toda una eternidad, que mi amor adivina,

¡yo he estado diciendo tu nombre Mandarina!. . .

60

Page 66: Las manos del greco [microform]

DANZA MACABRA

Tendida sobre el césped, luminosa y desnuda

como la reina impura de un decadente imperio,

yace la reina pálida, bajo^i^a luna muda,

soñando, en el silencio mortal del cementerio.

Su cuerpo salpicado de sangre pavorosa

parece florecido de asfódelos extraños

y entre los panteones surge maravillosa

su carne vencedora de ciento diez mil años.

Como sobre la piel de una enorme pantera

sobre su cabellera de colares cambiantes

tendida está la reina poderosa y artera

consteladas sus manos de mortales diamantes.

Sus muertos ojos fulgen como ópalos vesánicos

en la mueca engarzados de su faz cadavérica

y tienen sus sortijas resplandores satánicos

sobre el imperio eterno de sus dedos quiméricos.

Guardan su ^eño gnomos con barbas de serpientes

con ojos que parecen gigantescas arañas

y danzan en silencio rechinando los dientes

y agitando en el aire poderosas guadañas.

A sus pies yace inmóvil una enorme tigresa

sedienta de deseos, de sangre y de lujuria.

Si de pronto levanta con vigor la cabeza

la reina se despierta poseída en su furia.

61

MIBHHHH

Page 67: Las manos del greco [microform]

Mientras la reina sueña, los buhos y los cuervos

chillan en el festín rojo de los osarios.

Los gnomos satanizan con sus gestos protervos

y fulgen las guadañas cual raros lampadarios.

La noche— sol eterno para los cementerios —abre el gran sortilegio de sus vidas fantásticas

y surgen de la sombra de todos los misterios

formas enloquecidas, muchedumbres orgiásticas.

Los cipreses remedan cuerpos de torturados

en un derrumbamiento de dantescas balumbas

mientras mil fuegos fatuos — diablos alucinados

huyendo de sí mismos — se pierden en las tumbas.

Todas las cosas danzan o tiemblan poseídas

de un espantoso vértigo, de una inmensa locura

pero la reina duerme soñando con las vidas

que ha de tronchar su mano de pitonisa impura.

De pronto la tigresa levanta la cabeza.

La reina se estremece. La danza extraña cesa.

Y cual si hubieran sido por la tierra tragadas

desaparecen todas las sombras espantadas.

La reina se levanta. Sus ojos incisivos,

están fosforescentes. ¡Es que Va hacia los vivos!. .

.

Pero antes de lanzarse a la terrible orgía

con sangre tibia y dulce, gusta la carne fría

consumida y estéril, la carne amoratada

que huele a negro crimen y a gloria chamuscada,

y ordena a la tigresa que con garra filosa

desentierre el cadáver de un efebo en el acto.

62

Page 68: Las manos del greco [microform]

La tigresa obedece, y la reina espantosa

viola el cuerpo sangriento de un doncel putrefacto.

Luego con gesto lúbrico de un ardor infinito,

se lanza a las ciudades, deja los cementerios.

Y de nuevo comienza sobre el césped maldito

la balumba macabra de trasgos y misterios.

DEMI MONDAINE

¿Cleopatra, Salomé, tal vez Aspasia?

Su porte evoca imperios fabulosos

ciudades de marfil, leyendas de Asia

perlas y cinamomo y pieles de osos.

Hija del oro y de la aristocracia

lució en Viena y París, trenes lujosos.

Y fué dada en rehén a la desgracia

por el capricho de los poderosos.

Y aquella que inspiró cien madrigales

de eterno amor a castos colegiales,

se tuvo que vender hasta en la China.

Y hoy consuela su cáncer y su hastío

con un marido inglés correcto y frío,

y muchas inyecciones de morfina.

63

Page 69: Las manos del greco [microform]

DESCONOCIDA

Esta cara inquietante, llena de pensamiento.

Esta mujer extraña

de tez de marfil viejo.

Cuyo divino rostro

de un óvalo perfecto

evoca vagamente

la reliquia intangible de algún rito ya muerto— un gigantesco loto

de un solo y raro pétalo —Esta efigie enigmática que estando descubierta

parece que mirara detrás de un denso velo.

Esta mujer extraña

que asombra y que da miedo

de negra cabellera y labios transparentes

en los que tiembla siempre la visión del silencio;

con dos enormes ojos

de lánguidas pestañas de opaco terciopelo,

de párpados violados

y pupilas profundas como un dolor eterno,

dos pupilas de sombra

dos pupilas de féretro ....

Esta mujer extraña que palpita en la tela

encarnando la psiquis del tiempo y del misterio,

y cuya efigie inmóvil

da sensación de Templo.

Esta mujer extraña que apoya la cabeza

sobre sus manos, finas, irreales, de muerto. .

.

en cuyos dedos fulge

fantástico y siniestro

64

Page 70: Las manos del greco [microform]

— como si fuera el alma de esas dos manos ciegas

un gran brillante negro.

Esta sacerdotisa cuyos ojos parecen

sondar una infinita claridad hacia adentro,

cual si se recordaran

de su largo y divino peregrinar de cientos

y de miles de años

animando los cálices fragantes de otros cuerpos.

Esta mujer extraña que asombra y que da miedo

con sus pupilas verdes, como fosforescentes

pupilas que yo he visto brillar en los museos,

¡esta mujer sería

la sima de mis sueños

donde se apagarían

por siempre mis deseos ! . .

.

-n-

AMOR CEREBRAL

Esta blanca mañana de histeria y misticismo

un amor cerebral, sueña en mi torre de oro,

mi carne yace muerta — y unos ojos de abismo

perfílanse en la niebla ¡son los ojos que adoro!

Con ellos abriría las puertas del misterio,

mi amor sería el cáliz de una biblia profana,

mis labios vibrarían como un mago salterio,

y en sus labios, el signo de la palabra arcana .

.

65

Page 71: Las manos del greco [microform]

Desnuda y luminosa como un ídolo ambiguo

diría la verdad suprema de la muerte...

mi amor como en el fondo glacial de un templo antiguo

sería un vaso eterno, maravilloso, inerte...

Pupilas milenarias, oh flores milagrosas

de algún país de esfinges, que ilumináis mi vida

¿cuándo de vuestra luz las consagradas rosas

despertarán en mi alma la harmonía prohibida?

Mi carne yace muerta. . . sin nervio y sin deseo,

bajo la mano helada de una mujer que ignoro

y en un silencio extraño, de cripta, de hipogeo,

un amor cerebral sueña en mi torre de oro.

LA SOMBRA

Hace ya cuanto tiempo que te buscaba en vano

peregrino incansable de mil pasadas vidas

igual que a estrella errante sobre el género humano

sin encontrar la senda de tus huellas perdidas.

Te he buscado en las ruinas de las ciudades trágicas

de civihzaciones exóticas y antiguas,

en los viejos papiros y en las pupilas mágicas

de sus divinidades turbadoras y ambiguas.

66

Page 72: Las manos del greco [microform]

Te he amado en Semíramis y en Cleopatra y en todas

las divinas mujeres que arrastraron imperios

y he sentido en la sombra glacial de las pagodas,

tu presencia velada, detrás de los misterios.

Te he visto en el poema supremo que soñaban

mis ojos y mis manos, de absoluta harmonía

y en las dulces angustias que en Beethoven sangraban

y en los abstractos mares de la filosofía.

Y en toda primavera te han puesto mis deseos

en el oro y el agua y en las piedras preciosas

y en las modernas urbes, soñando en los museos —te he visto en actitudes, extrañas, milagrosas.

Y hoy que al fin te poseo forma dulce y concreta

por mi amor aclarada sobre la carne triste,

comprendo que es la llama del alma siempre inquieta

la que te eternizaba en todo lo que existe.

Y que en el claro ritmo sin principio del Todo

has sido tú y tu carne secreta nebulosa

que al fin brillante y única se reveló en el lodo

y fué para mi espíritu por misterioso modo,

la música divina de la estrella y la rosa.

-a-

67

Page 73: Las manos del greco [microform]

ÉXTASIS

Son extraños instantes en que mi alma se muere,

mi pensamiento es vago, como un pálido incienso

ni la ilusión me ama ni el recuerdo me hiere.

Mi corazón dormita del olvido suspenso . .

.

Soy un ídolo eterno cuyas áureas pupilas

no turban los dolores ni los sueños humanos,

mis anhelos se aplacan cual las aguas tranquilas

ni amenazo ni ofrendo, son de piedra mis manos.

Soy un ídolo eterno, en la penumbra incierta

de un templo milenario del corazón de Asia . .

.

Mi carne de basalto sin alma, está ya muerta

ni sufre, ni desea, en la suprema gracia.

Fin del Libro II

68

Page 74: Las manos del greco [microform]

EL MÚSICO Y LAS BAYADERAS

ñ Federico Bas Dáwila, en cuyo

espíritu canta ¡a música y en cuyos

ojos danzan las bayaderas.

LIBRO 111

Page 75: Las manos del greco [microform]
Page 76: Las manos del greco [microform]

RITMOS

Esta noche te he vuelto a encontrar ¡oh fantasma

imposible y divino de la mujer que lloro!,. .

Era la imagen viva que mi recuerdo plasma,

aquella bailarina que en una nube de oro

— luces y cabellera, joyas y pedrería —ante mis ojos tristes y atónicos surgía

bíblica y formidable como una profecía.

Inmaterial, profunda, blanca, toda desnuda

danzaba ante mis ojos ¡tan inquietante y sola!...

y el cáliz de su cuerpo, que era el ritmo, una aureola

de eternidad bañaba. Mi carne estaba inerte

y gloriosa, triunfando de la vida y la muerte.

Mi alma estaba muda

y mi ser se sentía, inmortal como Budha.

Yo miraba el fulgor de sus ojeras lilas

— ñores alucinantes de un jardín de sibilas —y en la atmósfera ardiente que sus raras pupilas

poblaban de infinitas visiones intranquilas,

tomaban cuerpo todos mis sueños más extraños.

71

Page 77: Las manos del greco [microform]

Y pasaba en silencio la antigua caravana

de mis presentimientos:

las noches de Caldea, las mañanas de Grecia,

Egipto misterioso, la India con sus templos . .

.

Y el apremio de una ansia terrible y sobrehumana

que no era de estos tiempos, que era de miles de años,

me aclaraba el secreto de lo desconocido

;

y en las pupilas áureas de la mujer desnuda

que danzaba serena más allá del pecado— como en las claras aguas de un mar antes surcado —

mis ojos, avatares sin temor y sin duda,

veían el cadáver del gran amor perdido . .

.

Y mi dolor clamaba como un niño inocente

muriéndose de sed al borde de una fuente.

Y mi ser presentía

que aquella bayadera de manos misteriosas

luminosa y doliente como mi fantasía,

cual en un cofre de oro, en su carne de rosas

guardaba el gran secreto, la ignorada harmonía

de todos mis destinos

humanos y divinos

Y ante mis ojos tristes danzaba blanca y sola,

ritmos innumerables y amargos cual la ola...

Y una voz que venía

del fondo de mi mismo,

clara voz de profeta, clamando me decía:

«Por qué buscas la muerte, el dolor y el abismo.

Por qué buscas el alma, si eres solo egoísmo.

La mujer es la sierpe y el puñal y el veneno.

Salomón vio el fulgor de sus ojos de jaspe.

72

Page 78: Las manos del greco [microform]

Y Herodes le ofrendó sobre su erecto seno

la voluptuosidad de la sangre .

.

La mujer es la hembra que derrota a la Cruz

y llora por la carne del dulce Nazareno.

¡La mujer es la sombra, disfrazada de luz!»...

Y ante mis ojos dulces danzaba blanca y muda,

como una clara estrella sobre el vientre de Budha . .

.

Y otra voz embriagante que yo amo demasiado

para no comprenderla; una voz que tenía

el irresistible poder del pecado

con un timbre glorioso

más divino que el arpa de David, me decía:

«Yo soy el ánfora eterna del gozo.

Inagotable y bella como la misma vida

en mi pecho descansa su frente el universo,

adormecido al son de mi flauta Panida . .

.

Soy el sueño y el canto; soy la línea y el verso.

Soy la fiebre en los ojos del Genio y del Profeta.

En Jericó mi labio fué divina trompeta

que conmovió los muros.

Mi cetro está en la cumbre del Santo y del Poeta.

Y en los antros impuros

danzan a mi capricho la maldad y el deseo.

Yo soy para los hombres, el único Leteo

donde la carne triste puede hallar el olvido;

y Adán sobre mi vientre de eterna tentadora

desprecia el Paraíso, para siempre perdido.

Yo soy la eterna forma, dando al mar y a la aurora

mi luz y mi harmonía de Venus vencedora.

Sin el altar rosado de mis muslos fatales

73

Page 79: Las manos del greco [microform]

¿hubiera habido Horneros y Cristos inmortales?

¿Acaso hubiera nunca revelado el demonio

a los hombres las gemas, el oro y los metales?

Yo soy Cleopatra haciendo beber al gran Antonio,

el misterioso néctar de mis besos divinos.

Mis dos brazos tan frágiles como tallos de loto

sostuvieron del mundo los arcanos destinos.

Y el trono de los Césares a mis pies cayó roto

con solo una mirada de mis ojos felinos.

¿Qué importaban ni Roma, ni el mundo, ni la historia

al hombre que radiante contempló la belleza

de mi cuerpo desnudo y olvidó la tristeza

de no ser como un Dios, de mi amor en la gloria?

Yo soy todo el pasado, el presente, el futuro

¡por la vida que anhelas a amarme te conjuro!»..

.

Y ante mis ojos llenos de inmortal alegría

danzaba formidable como una profecía. . .

iOh su ritmo profundo más bello que el de un astro

!

¡Oh el marfil y el oro y el divino alabastro

de su carne que ardía como llama ondulante

cuando era un torbellino, fantástico y brillante

deshaciéndose en pétalos de gemas y alabastro

!

¡ Oh su ritmo profundo

divino como el ritmo del corazón del mundo ! . .

.

Yo estaba fascinado igual que debe estarlo

el hombre a quien la sima sin fondo va a tragarlo

de luminoso abismo.

Y enfermo de las rosas de un total egoísmo

que en mi alma florecían, enormes, lujuriosas,

yo anhelaba esas ánforas de amor maravillosas

74

Page 80: Las manos del greco [microform]

que sus carnes fingían en un dulce espejismo,

Y ante mis pobres ojos, vencidos ya, sin duda,

danzaba como un áspid, mortal, blanca, desnuda 1

LA MUERTE DEL CISNE

Yo te había soñado oh pájaro divino

cisne y mujer. Ambigua forma que mi deseo

amara con amor extraño y bizantino ! . .

.

Yo te había soñado bogando en el Leteo

de mi amor, florecido de pétalos de seda

y embalsamando el aire con tu suave aleteo.

Y te he visto en la fiebre de mis noches de aeda

con tu cuello enarcado

como el iris flexible de la pierna de Leda.

Con tus alas que eran sobre el lago encantado

dos brazos implorantes o dos ánforas puras

de brillante alabastro fino y estilizado.

Con tu cuerpo que era

la carne de Afrodita vaciada en las alburas

de un plumaje de nieve y con tu cabellera

de oro y de diamantes en cuyo fondo incierto

fulgía la mirada de cisne y bayadera

de tus ojos velados. .

.

Yo te había soñado oh pájaro divino

con un amor extraño, doliente y bizantino.

ÍO

Page 81: Las manos del greco [microform]

Y en ese mundo lleno de sueños no alcanzados

en que mi amor sangraba,

fué donde la quimera de tu ser vio la vida.

Y ante el milagro eterno que al fin se revelaba,

danzaron mis estrellas una danza prohibida

y brillaron los bosques j los mares cantaron

y surgieron de mi alma más profundos y claros

los caminos sin mancha, de otra raza adanida.

Y tu ser imposible tomó vida en secreto

y surgió cual de informe basamento de Paros

la línea misteriosa de tu cuerpo concreto.

¡Oh pájaro divino de cuerpo tan ambiguo,

que la sabiduría del ritmo y la belleza

que el alma decadente de algún magnate antiguo

imaginara, llevas en tu hermosa cabeza

de andrógino de seda.

Yo te había soñado hijo del Cisne y Leda

con tu cuello enarcado

cual la pierna divina de la diosa. Tus alas

que son como dos brazos implorantes, dos puras

ánforas de alabastro, repletas de dulzuras

y tus ojos velados cual los ojos de Palas.

¡Danza, danza enigmático tu secreta harmonía

aun no descubierta por la selva sombría! . . .

Pasea tu inquietante fulgor por las ciudades

donde hay ojos sedientos de absurdas impiedades.

Muéstrales a los hombres con tu invencible hechizo

las puertas ignoradas de un nuevo paraíso.

Transporta con tus alas sus anhelos pequeños

de bestiecillas dóciles, al reino de tus sueños.

Derrama cada noche sobre sus frentes mustias,

la piadosa ilusión de más altas angustias.

76

Page 82: Las manos del greco [microform]

Da tu canto al silencio que sus almas ahoga

y puéblalo de voces, cual misteriosa droga . .

.

¡Danza, danza Pavlowa, danza bestia divina

cisne y mujer tus ritmos con gracia sibilina.

Y al morir cada noche — como una ansia secreta

de encontrar en tu sombra, la luminosa veta

de una eterna harmonía — déjales en los ojos

la visión milagrosa de tus blancos despojos!...

LA BAILARINA IMPÚBER

Abdul Hamid, te hubiera amado

en la ciudad de los cien quioscos

cubierta toda de esmeraldas

y sobre un lecho todo de oro.

El rubio príncipe de Gales

por ti se hubiera destronado

y sobre blancos elefantes

cargados de rubíes

hubiérate raptado.

Y yo del reino de los sueños

emperador y esclavo,

sobre un lecho negro de ágata

te iniciaría en el pecado.

77

Page 83: Las manos del greco [microform]

ídolo

Danzabas como un ídolo, sonriendo. Tu silueta

cosmopolita y rara, sobre un fondo algo ambiguo

se destacó. Y tus ojos, sinfonía en violeta,

rozaron la nostalgia de alguna tela antigua.

Yo te miré; y en mi alma tu plenitud fué daño

que rebalsó el abismo virtual de mi delirio,

y se volcó en mi sangre, como un perfume extraño

que de pronto colmara la unción de un vaso Asirlo.

Envuelta en ricas telas, que no soñó el Ticiano

— divina obra maestra de exquisitos latidos—Era de oro tu cuerpo, divino, más que humano,

reencarnando los mitos ya desaparecidos.

Yo te miré. La música profundizó el espacio

y soñé nuevos ritos de amor con tu ser nuevo.

Tu mano era el engarce de marfil de un topacio

y tu pie el cofre sádico de mis ansias de efebo.

Ornada así de joyas, de telas y de pieles

artificial y rara. Mujer, estatua, llama,

brillabas en la cima de futuras Babeles

y eras la pitonisa moderna de mi drama.

Bajo tu sugestión mis sentidos danzaron

como donceles nubiles, bajo la primavera

hasta que fatigados, cual monjes se internaron

en la loggia enigmática que abrían tus ojeras.

78

Page 84: Las manos del greco [microform]

Y mi tristeza sádica de artista insatisfecho

se despertó de pronto sedienta de tu vida

y fué roja serpiente que se enroscó en tu pecho,

donde bajo tu mano quedóse adormecida.

CISNES NEGROS

Eran los dos cisnes negros

en la claridad del agua,

las carabelas de mis deseos,

sobre el mar de tu carne blanca.

Tenían el pico rojo

tornasolado de esmeralda

un rubí en cada ojo

y el plumaje negro de ágata.

Navegaban lentamente

como una antigua caravana

puesta la proa hacia el oriente

bajo el sol de la mañana.

Una estela de oro y sangre

tras su paso hería el agua

como aquella presagiante

del cortejo de Cleopatra.

Y eran raros y diabólicos

y fantásticos y extraños

con sus cuellos hiperbólicos

y sus gestos de Imperator.

79

IMMBHHBHBaHMHMi

Page 85: Las manos del greco [microform]

Y al pasar bajo la fronda

silenciosos, encarnaban

las carabelas de mis deseos

sobre el mar de tu carne blanca.

EMBALSAMADA

Para luchar contra la muerte obscura

y arrancarte al festín de los gusanos,

tu cuerpo violaré con ciencia impura

y el escalpelo brillará en mis manos.

Arrojaré sin asco ni amargura

tus entrañas en fétidos pantanos,

y hostil te robaré a la sepultura,

como una perla a trágicos océanos.

Y tan blanca como antes en el lecho

aguzarás mi espíritu insaciable

con el enigma de tu forma inerte.

Y así mi amor sobre tu helado pecho

cada noche en la cópula espantable,

disputará tu esencia con la muerte.

-D-

80

Page 86: Las manos del greco [microform]

LA RUBIA Y LA MORENA

A Leticia y Amelita Alcain.

Bajo los álamos de plata negra

junto al lago que el sol doraba a fuego,

deshojaban la rubia y la morena

la flor maravillosa de sus sueños.

En el parque Invernal la siesta de oro

con la esperanza de la primavera

cantaba la canción de los retoños

y era un himno solar de vida eterna.

Las barcas dormitaban sobre el agua

su quietud enervante de leyenda

y soñaban. . . soñaban. . . al mirarlas,

la rubia y la morena.

Dos ojos negros, negros, inquietantes

de profundas pupilas azoradas

y dos ojos azules palpitantes

de pupilas de cielo y agua clara.

Un cuerpo ideal y esbelto de Murillo

y otro cuerpo sensual de Alma Tadema,

dos poemas de amor eran distintos,

la rubia y la morena.

¿Qué soñaban aquellas cabocitas

en la tibia fragancia de aquel parque

mientras iba cayendo pensativa

la paz crepuscular sobre la tarde?

81

Page 87: Las manos del greco [microform]

¿Qué quimeras, rozaban con sus alas

esas frentes de lirios y de sedas?¿Qué en silencio soñaban y soñabanla rubia y la morena?

¿Era muerte, era amor o era vidalo que aquellas miradas contemplaban?Tal vez yo vi en sus labios la sonrisa,

tal vez yo vi correr alguna lágrima.

No sé, Pero de pronto ante mis ojos

una visión pasó llena de vida.

Eran: Venus desnuda rosa y oro,

junto a Psiquis quimérica dormida.

Después volví a mirar todo turbadobajo los álamos de plata negra

y estaban pensativas y soñandola rubia y la morena.

Fin del Libro m;r.

w

82

Page 88: Las manos del greco [microform]

CREPÚSCULOS

ñ Horacio Pizarro,

alma crepuscular.

LIBRO IV

Page 89: Las manos del greco [microform]
Page 90: Las manos del greco [microform]

I.

Crepúsculo que llegas maravillosamente

lleno de ensoñaciones y músicas del alma

a tender silencioso sobre la vida un puente

que es un paso de estrellas al reino de la calma.

Tu magia es la serena magia del agua quieta.

Eres como esos ojos de mujer — melancólico —que envían a la muerte, lentamente al poeta

desdichado, en la barca de un delirio alcohólico.

Dónde tus palideces divinas de ultratumba

dónde tu lividez de violadas ojeras.

Dónde ese poderío que apaga la balumba

del mundo y enmudece las ciudades enteras.

Hay algo del misterio de la muerte ignorada

en el temblor divino que anuncia tu llegada.

Hay un espanto breve y hay una anunciación.

Absorta queda toda cosa que tiene vida

y toda cosa muerta palpita estremecida

como si fuera un cuerpo que sangra; un corazón.

85

A-.}

Page 91: Las manos del greco [microform]

Crepúsculo imperator, en ti todo se encierra.

El que Hora en tu seno, encuentra un mar de llanto

el que ama en tu seno un mar de amor encuentra.

Eres la mano oculta que eterniza la tierra

la miseria idealiza, hace dulce el quebranto,

j en cuya magia extraña, todo el enigma vela.

Los destinos humanos saben de tus liturgias.

La mente ve un crepúsculo de lividez extraña

cuando la mano suma, con sabias taumaturgias,

del caos y la sombra sin fin, rasgó la entraña.

Los hombres en la historia sonámbulos y arcanos

en la penumbra grave de un crepúsculo pasan

como sombras furtivas, trágicos, sobrehumanos,

con las manos sangrientas, implorantes y atadas.

Y cada alma que canta, que amenaza o que implora

en la eterna ilusión, del dolor y la vida,

es un hondo crepúsculo, misterio sin aurora,

débil barca en lo inmenso de la sombra perdida.

Crepúsculo que llegas maravillosamente,

lleno de ensoñaciones y músicas del alma

¿serás una ilusión fugaz de nuestra mente

que en la noche postrera se esfumará en la nada?

86

Page 92: Las manos del greco [microform]

II.

Estoy frente a la tarde que muere lentamente.

Palabras ¡para qué si ellas no dicen nada!...

Más dulce es, como un árbol descubierta la frente

sorprender en silencio la verdad esperada.

Alma mía tu sabes que las cosas son santas

que una emoción de templo, conmueve el universo.

Que hay un solo misterio, sean piedras o plantas

que entre tú y la tarde, no hay un tono diverso.

Para que pues palabras, que son espejos rotos,

para que descripciones que hacen más denso el velo.

Para que imaginar horizontes remotos

si en ti misma está toda la belleza del cielo.

Oh alma mía tu eres la clavija secreta

que regula la eterna, la divina harmonía

y en tu mano se esconde la suprema paleta,

que convierte en milagro, la claridad del día.

Por ti todas las cosas ocultan un sentido.

Por ti tienen su lengua los bosques y los mares,

sin ti todo sería como un templo derruido,

como dioses antiguos sin culto y sin altares.

Sin ti sería un caos sin fin y sin comienzo.

Ya no habría el misterio profundo de la muerte.

¿Y para qué las rosas? Tan solo un Dios inmenso

flotando en el espacio sin límites, inerte.

87

Page 93: Las manos del greco [microform]

¡Oh alma mía sujeta tus palabras confusas

que entre tú y la tarde, ponen su inútil valla.

Si quieres sorprender las verdades infusas

que guarda lo infinito, mira, escucha y calla!

III.

Es la hora del crepúsculo, serena está la tarde

las sombras van cubriendo de azul todo fulgor

los colores se esfuman en medias tintas vagas

y cobra transcendencia divina hasta un rumor . .

.

Envueltas en un manto de niebla y de misterio

extáticas meditan frente al inmenso altar,

las cosas; y solemnes, hieráticas, eternas,^

algún divino rito parecen oficiar.

El paisaje es de ensueño. Un valle perfumado

por campestres aromas, que va a morir allá

en un manso declive, junto al agua serena

de un río. Hay un camino que hasta la sierra va.

Esta duerme a lo lejos, recostada en un cielo

qne va haciendo más densa la luz, violeta- azul.

La arboleda refleja, tonos verdes grisáceos

en la incierta penumbra. El espacio es un tul

que ha velado las formas. Todo se hace fantástico.

Se oyen graves acordes, cadencias sin igual

rumores que en las frondas se alargan como manos

de ciegos que buscaran ignota claridad.

88

MHMI

Page 94: Las manos del greco [microform]

Dolores infinitos, ñorecer de quimeras,

todo lo que hace al alma, sollozar o soñar

como raros perfumes de ocultos sahumerios

van dehojando ensueños en la tarde otoñal.

El paisaje. La tarde con sus evocaciones.

La paz casi angustiosa de su serenidad. . .

Nuestra alma transfundiendo su verdadera esencia

amor... dolor... ensueños... todo ¿para qué más?

IV.

La muerte ¡oh la muerte! Y yo estoy entre ñores

en el ocaso dulce de la tarde otoñal

en un divino olvido de todos mis dolores,

mientras la fuente tañe su sistro de cristal.

La muerte ¡ oh la muerte ! siento que en mi garganta,

con suavidad se posa la secreta obsesión.

Como si desde el agua o detrás de una planta

acechando estuviera, alguien mi corazón.

Y es una duda mansa sin sombra y sin angustia

como el perfume de una glacial serenidad

igual que si mi carne se fuera haciendo mustia

con las rosas que van perdiendo claridad.

Y es un sutil espanto superficial y breve

como una paz turbada de un vago sinsabor

como si yo supiera que ese paso tan leve

que me acecha, es el paso de algún secreto amor.

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Page 95: Las manos del greco [microform]

Y sin querer se posan en mi pecho mis manos

como dos mariposas profundas de inquietud

que ansiaran ocultar de otros ojos profanos,

a mi alma poseída de rara excelsitud.

Y hay en el cielo vuelos de sedas y de tules

irisados de tonos de un desmayo lustral.

Y mis ojos se van por senderos azules

abismando en el dulce crepúsculo otoñal.

De la sala en penumbra por la puerta entreabierta,

distingo dos retratos colgando en la pared

el de la que está viva, sonriendo al de la muerta.

Dos fuentes que encendieron en mi alma la honda sed.

Y pienso en esas dos mujeres elegidas,

la que se fué muy niña y era la perfección.

La otra veinte años apenas, confundidas

en una sola forma para mi corazón.

Y en el vago horizonte de la tarde violeta

siento como mi ser palpita entre las dos.

Y es la viva el futuro, la esfinge que me inquieta

y es la muerta el pasado, los designios de Dios.

Y comprendo que este hondo mensaje del silencio

es la voz de mi mismo: nostalgias y ambición.

Y que ya tal vez nunca, la fuente de Juvencio

bañará con su filtro mi herido corazón.

Y yo sombra, entre sombras, veo morir el día.

La que se fué me llama desde la eternidad.

La que queda y ya nunca jamás podrá ser mía

me atrae con los signos de la fatalidad.

90

Page 96: Las manos del greco [microform]

Y una secreta lágrima me irisa la pupila

mientras mi pensamiento dulce divagador

sueña que aquella perla que resbala tranquila

es la nupcial ofrenda que me envía el dolor.

La muerte ¡oh la muerte! Y yo estoy entre flores,

rosales de la tierra y de mi corazón

mientras la tarde apaga sus místicos fulgores,

en un desmayo lento de sombra y emoción.

La muerte ¡oh la muerte! Por qué tan dulce idea

me acaricia los párpados, cansados de esperar,

y ante el presentimiento mi carne dice ¡sea,

oh divina sirena, por fin veré tu mar ! . ,

.

La muerte ¡oh la muerte! Y yo estoy entre flores

en el ocaso lento de la tarde lustral

en un divino ensalmo de todos mis dolores,

mientras la fuente tañe su sistro de cristal.

Y hay en el aire vuelos de sedas y de tules

y hay en mi alma aleteos de una embriaguez letal

y mis ojos se van por senderos azules,

abismando en el hondo crepúsculo otoñal.

91

Page 97: Las manos del greco [microform]

V

¡Crepúsculos del Otoño

en marfil y en oro viejo

cuando el sol se pone triste,

cuando el sol se pone enfermo!

¡Crepúsculos del Otoño

llenos de místico anhelo

con rosas mustias que lloran

y palideces de muerto!

¡Como agonizan los parques

con vuestra luz en secreto!

¡como suspiran las hojas

su dolor desfalleciendo!

Y el frío de aquellas brisas

que entristece hasta los huesos

y la canción de amargura

de los ramajes ya secos.

Roces furtivos de sedas

que se esfuman en lamentos

y algún surtidor que llora,

por un rosal cadavérico.

¡Como se empañan las aguas

como se cubren de velos!

Los arroyos cómo cantan

la gris canción del Invierno.

92

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Page 98: Las manos del greco [microform]

Cómo se esfuman las sendas

bajo los pinares negros,

como se llenan de sombras

de fantasmas y de espectros.

Todas las cosas se miran

como en la bruma de un sueño,

perfumes desconocidos,

vahos de pálido incienso.

¡Y esa inquietud imperiosa

que en todo pone su miedo

y ese malestar que ahoga

y que traspasa el silencio!

Crepúsculos del Otoño

en marfil y en oro viejo

cuando sollozan las tardes

moribundas bajo el cielo.

1 Como se van mis tristezas

en vuestra luz conociendo,

como me veo yo mismo

en vuestro rostro esquelético!

Yo también llevo en el alma

siempre un otoño perpetuo

y un sol pálido y muriente

de marfil y de oro viejo.

Y un surtidor que solloza

con una voz de misterio

por un rosal que hace mucho

no sé cuando quedó muerto.

93

Page 99: Las manos del greco [microform]

¡Crepúsculos del Otoño

dulces poetas del tiempo

cante la voz de las cosas

nuestro desconsuelo eterno 1

VI.

Tarde dorada de Otoño

de cielo azul transparente

en vuestro seno mi cuerpo

soñando se desvanece.

Tendido junto a un arroyo

que entre sauzales se pierde,

como una humilde violeta

mi corazón reflorece.

Puestos los ojos al cielo

sin mirar el campo verde

escucho el canto del agua

de voz inefable y leve.

Y poco a poco mi vida

que dolor ni pena siente

en el cielo y en el agua

se va muriendo parece.

IOh lasitud inñnita

en que ya nada se quiere

en que el fugaz pensamiento

sin meditar va y viene.

94

Page 100: Las manos del greco [microform]

Como una flor jugueteando

sobre la inquieta corriente 1

¡Oh comunión en que brotan

flores de paz en la frente!

Quien pudiera tarde de oro

estarse así para siempre

llenas de azul las pupilas

la carne dulce j sin ñebre.

Con los ojos encantados

y las manos rosa y nieve

llenos los castos oídos

de música de agua leve.

¡Oh tarde dulce de Otoño

de cielo azul y agua verde

quien pudiera, quien pudiera

estarse así, siempre, siempre.

Tendido de cara al cielo

y escuchando la corriente

hasta que al fin entornara

nuestros párpados la muerte.

95

Page 101: Las manos del greco [microform]

VII.

Yo voy con mi vida, por un caminoque pudiera ser senda de un viaje eterno.

Brilla la luna sobre el invierno

de un parque envejecido por el destino.

La cinta blanca de mi sendero

se esfuma y muere en el infinito

y el cielo pálido pebetero

es como el templo de un muerto rito.

Bajo su bóveda finge que duerme,

ciudad lejana de tintes rojos

como una esfinge que hendiera inerme

sus cien millones de áureos ojos.

Sutil y tenue surge el diseño

de la arboleda ya deshojada

y es una atmósfera plena de ensueño

que dice todo y no dice nada. .

.

Yo he puesto a mi alma sobre una estrella

que se ha dormido, que ya no duda

y sigo el viaje junto con ella

por mi alba senda pálida y muda.

Paisaje místico, flor de quimera

hora de una honda calma lograda,

que incita al alma para que mueradiciendo todo, sin decir nada.

96

Page 102: Las manos del greco [microform]

VIII.

i

¡A donde están los ojos que puedan comprenderte.

A donde están los labios que te sepan hablar,

oh parque, a donde el verso capaz de poseerte,

a donde el alma inmensa que te pueda igualar!

¡ Oh parque ! Tu silencio, tu sombra, la hermosurade tus aguas cambiantes, de luz crepuscular,

son sueños imposibles de una dulce locura

a la que nuestras almas, nunca podrán llegar.

En tu seno hay un mundo secreto y escondido.

Tu aroma es un mensaje; tu brisa es un gemidocada hoja es un fantasma que nos llama al pasar.

Pero como si fuéramos de dos mundos extraños

tu misterio y el nuestro desde hace miles do añosse buscan anhelantes, sin poderse encontrar.

IX.

Un cielo gris que sueña sutilezas divinas.

El río todo de oro, con sus barcos dormidos.

Y la ciudad opaca, como ciudad en ruinas

bajo la lluvia tenue que apaga los sentidos.

Los ojos escudriñan lejanías marinashorizontes extraños, para siempre perdidos

y los labios evocan tardes Alejandrinas,

en que eran los mortales, como dioses caídos.

97

Page 103: Las manos del greco [microform]

Todo parece enfermo de una nostalgia antigua.

Y el humo de los barcos la dulce forma ambiguade viejos dioses muertos un instante figura.

Mientras mi alma embriagada de cien humanidadesprofundamente evoca, milagrosas ciudades

desde el fondo brillante de su rara amargura.

X.

La ciudad es de cristal

bajo la lluvia invernal.

Pone la niebla en los ojos,

vagos resplandores rojos.

Y hay en el aire palacios

irisados de t%)acios

y bajo el suelo, glaciales

raras ciudades boreales

cambiantes como vitrales.

Llegan mensajes del Polo

al corazón que está solo

sin un recuerdo, ni un trino.

Y en el alma toda jíálida

va surgiendo la crisálida

de un verde mo'nstruo marino.

Todo es vago todo es viejo

y los hombres y las cosas

son cual lejanos reflejos

de ciudades milagrosas.

98

Page 104: Las manos del greco [microform]

Las luces entre la niebla

son ojos fosforece ntes

de quimeras decadentes

que luchan con las tinieblas.

Y el alma brillante y dura

como un diamante maldito

sin una queja ni un grito

sorbiendo va su amargura.

Ya no hay horror ni dolor

por las agujas del frío.

Duerme insensible el hastío,

duerme insensible el amor.

Y en la blancura inmutable

de una helada Monna Lisa

el corazón eterniza

su anhelo de lo impalpable.

XL

Yo te dije: Hoy vamos a amarnos en silencio.

Te tomé de la mano y te llevé a la sala.

Tú me seguiste como en un sueño ...

¿Por qué ansiaba sentirte junto a mí sin mirarte?

La penumbra pesaba como un presentimiento,

y sobre las estatuas había un vuelo de almas.

Yo te dije: es preciso. . . ven. . . despacio. . . en silencio,

¿Por qué ansiaba luchar sin amparo en la sombra?

Sobre el diván tendiste la rosa de tu cuerpo.

Su aroma hizo temblar al Hermes de basalto . .

.

99

Page 105: Las manos del greco [microform]

Yo me senté a tu lado inmóvil como un muerto.

La tarde se alejaba al trote silencioso

de sus cien elefantes y de sus cien camellos

blancos y silenciosos, como bestias divinas.

Las sombras adoraban sus ídolos eternos

y en el cielo del parque, serenas empezabana florecer las rosas brillantes del misterio.

Estábamos extáticos, éramos dos esfinges

a cuyos pies moría la inmensidad del tiempo.

En el jardín la fuente cantaba un son de platas

profundo como el canto fantástico de un ciego.

Nuestros perfiles vagos, quiméricos, extraños

se iban en una fuga de tonos diluyendo. .

.

y arcanas nuestras almas, aún enmudecían.

Estábamos extáticos, éramos dos espectros.

¿Por qué ansiaba olvidar el sabor de tu carne?

Aún se adivinaba el blanco sortilegio

de tus dos senos blancos, hirie;i^Bi como un áspid.

Aún sobre el cadáver helado de\^s nervios

como un vampiro de oro brillando en la tiniebla

cernía sus dos alas siniestras el deseo.

Mi voluntad luchaba con brazo de gigante.

¿Por qué ansiaba mi amor morir para tu cuerpo?

Ya la noche traía por lívidos caminos,

en lenta caravana sus elefantes negros

ya las sombras habían sumido en el olvido

las formas, la materia, lo mórbido, lo cierto.

Por fin estabas dentro de mí. Por fin te amabasin sexo y sin contacto. En esencia, en misterio.

Tu y yo no existíamos. Era un JEl, era un logos

¡por fin nuestras dos almas, llegaban a lo eterno!.

Hubo un sereno instante, de infinitud suprema.

100

Page 106: Las manos del greco [microform]

Pareció que ya íbamos a dejar nuestro cuerpos.

Después en la quietud pasói^na extraña angustia

y de pronto un sollozo martirizó el silencio.

Brilló ante mis pupilas la sentencia maldita

y se encogió temblando, mi corazón de miedo. .

.

¡Ven pronto! me dijiste. ¡Acércate a mis labios,

es la muerte, la intrusa, no puedo más, no puedo!

¡acércate a mi carne, que nos sienta la vida

pronto que ya en la muerte se abisman nuestros cuerpos

!

Entonces en una ansia de vivir infinita,

tensioné brutalmente mis agotados nervios

y como una pantera me abalancé a tu boca!

¡En el silencio trágico, sonó inmortal un beso!

v!/

Fin del libro IV

101

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NOCTURNOS

LIBRO V

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¡Ya no te bastan las palabras alma!

Ni la música azul ni la profana.

Solo tú y tu dolor y tu esperanza

y tu vida y tu muerte ¡Alma! ¡Alma!. .

,

Por las calles desiertas y sombreadas

que la luna de julio torna ancianas,

vas paseando al azar tus viejas llagas

que se ocultan del sol cada mañana.

Y te siento muy vieja ya pobre alma.

No en vano a grandes sorbos toda el agua

del mundo has apurado, cuando aun nada

sabías de los filtros y eras blanca

y feliz por que todo lo ignorabas.

Mas tú que en toda fuente te saciabas

y en toda senda se posó tu planta,

en vez de las estrellas de oro y plata,

y del amor de la mujer soñada,

fuiste hallando tu sombra, en otras almas,

cada vez más profunda y más helada.

Y un veneno sutil que lento mata

ha ñorecido tu blancura en llagas.

105

Page 111: Las manos del greco [microform]

IPalabras 1 para qué. Ya no hay palabrasen el cielo y la tierra. Solo hay alma,tu tragedia, tu culpa involuntaria.

Antes, cuando el dolor te estrangulaba,

como el trompo de D'Ors, también danzabas.Y la amargura de la ola amargaante el capricho de la forma rara

o la sonoridad de sus gargantas,

olvidabas. Y azul se desplegaba,

un desfile de imágenes, fantasmasque sin curar tus males te embriagaban.

. Pero aquel faquirismo que engañabatus dolores de ayer, ya no te engaña.Y hoy bajo la luna— llaga extraña—comprendes lo incurable de tus llagas.

Y la* ola que ayer te deslumhraba,se deshace en tu boca ¡cuan amarga 1. .

.

Un gato macilento la calzada

torna más misteriosa y desolada.

Un gran árbol asoma su callada

y angustiosa quietud sobre las tapias.

El rumor de un tranvía lejos pasa,

como una pesadilla que se apaga.

Y los focos, pupilas que se espantande sí mismas, tiritan como larvas.

¡Esta es la ciudad que duerme y calla,

preñada de impurezas y fantasmas!

Ni tú luna, mentira biselada,

cabeza de bacante desgreñada;

ni vosotras estrellas, dulces hadasde otras horas más dulces y más claras,

conseguiréis que mi alma atribulada.

106

Page 112: Las manos del greco [microform]

os cante en su ilusión bellas palabras.

Sus labios están secos. Su garganta

ha perdido esta noche cruel, el habla;

y recuerda su voz que ayer sonara,

como un eco de música olvidada:

Un amor infinito, una soñada

transfusión insensible de dos almas.

Una ciudad divina, inmaculada;

un arte de belleza, pura y casta,

y al fin la humanidad provista de alas,

realizando sus sueños y sus ansias . .

.

¡Pero calla alma mía, ya no bastan

para tu gran dolor, solo palabras,

que han gritado al vacío tantas almas 1

Te queda solo la verdad amarga

de verte capilar sobre la nada.

La voluptuosidad desesperada,

de torturarte sobre la Tebaida

de tus horas, futuras y pasadas,

y un amor infinito, y una clara

compasión de ti misma y de tus llagas.

¡ Palabras 1 para que, ya no hay palabras

en el cielo y la tierra. Solo hay alma,

¡tu tragedia inmortal, frente a la nadal

107

Page 113: Las manos del greco [microform]

II.

La Villa, duerme, duerme, bajo la luna llena.

¡ Oh helada media noche del Otoño romántico

que pones en la línea de plata del camino

como el presentimiento de un profundo cansancio!

Yo voy con mi tristeza, lentamente, en silencio

sin más acompañante que el ruido de mis pasos

sobre la arena. Solo con mi dolor antiguo.

Y aquel enervamiento de un mundo todo pálido

despierta mis dolores de todo lo vivido

de todo lo imposible, de todo lo ignorado.

Y una palabra sola de angustia o de esperanza,

quisieran pronunciar en la noche mis labios.

Pero un sollozo inmenso, me ahoga y me enmudece.

¡ Oh pobres labios míos, aun demasiado humanos ! . .

.

Y una voz que se eleva del fondo de mi mismome dice que muy cerca de mi alma está vibrando

la mágica palabra que no sube a mi boca.

Entonces me detengo sobre el camino blanco,

y aguzando el oído, tímidamente escucho:

El primero es el canto dulce de los regatos

con su divina música de innumerables gemas

que fueran en la sombra saltando y resbalando.

Y él habla de las grutas verdes y misteriosas

consteladas de perlas y corales rosados

donde blancas sirenas de ojos fosforecentes

ocultan navegantes hermosos y arriesgados.

Y de las grutas rojas, brillantes, donde fulgen

el granate, el rubí, la amatista, el topacio

;

donde los viejos gnomos de ojillos de diamantes

aprisionan la luz que baja de los astros.

108

Page 114: Las manos del greco [microform]

en la plata y el oro y en las piedras preciosas

con que incansables forjan sus palacios fantásticos.

]0h la canción del agua que cuenta los enigmas

raros y obsesionantes del mundo subterráneo!

La Villa duerme, duerme, bajo la luna llena.

Después es el rumor siniestro do los álamos,

con su fragor lejano de blancos esqueletos,

danzando enloquecidos en un estrecho abrazo.

Y él habla de las noches pobladas dé fantasmas

y de vuelos sombríos que surcan el espacio

y de aletazos húmedos que erizan la mejilla

y de helados silbidos que crispan las dos manos.

¡Oh rumor de las hojas que evocan en Otoño

toda la extraña ciencia del frío y del espanto ! . .

,

La Villa duerme, duerme, bajo la luna llena.

Por fin sobre las voces del agua y de los álamos

se eleva el coro agudo del llanto de los perros

que surge intermitente de un barrio y otro barrio.

Y él habla de las almas quemadas por el fuego

de inmensas ambiciones y anhelos no saciados.. .

¡Oh lúgubre plegaria que surgiendo en la noche,

parece un gran lamento por la tierra lanzado

que encarnara en su lengua siniestra, todo el odio

y el dolor, la esperanza y la lujuria humanos!..

.

109

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La Villa duerme, duerme, bajo la luna llena...Y yo como una estatua sobre el camino blancobajo la media noche del Otoño, desnuda,sigo la voz oculta del misterio escuchando.

III.

Camino lleno de luna,

como mi alma de tristeza

que vas abriendo en la nocheuna sugestión inmensa.

'

Camino blanco y borroso

que no pareces de tierra

y sí más bien hecho todo

con polvo claro de estrellas.

Camino ¿de donde vienes?

¿a donde llevan tus huellas?

¡Oh yo no quiero saberlo!

Yo hago con ti mi leyenda.

Y así divina y desnuda,

mi alma siguiendo tu sendasueña que tú la conduces,

a su país de quimeras.

Y en tus arenas de plata

y en el brillo de tus piedras,

forja palacios y grutas,

llenos de vidas secretas. .^

Y en los furtivos murmulloscon que la noche te puebla,

escucha voces ocultas

110

Page 116: Las manos del greco [microform]

que dicen cosas eternas.

Camino lleno de luna

como mi alma de tristeza

¡por ti se acerca mi vida

poco a poco a las estrellas!

IV

Una luna pálida, de extraña blancura

y un cielo en que brillan estrellas murientes.

Abajo, en la noche, la ciudad obscura,

en que vagan torvos, fantasmas dolientes.

Un sabor intenso de gran sepultura ...

Hojas que recuerdan un chirriar de dientes;

el viento que silba con loca amargura,

y cosas hostiles y voces hirientes...

El eco lejano de un coche que pasa. .

.

El profundo estrépito que atruena una casa,

al golpear el viento la puerta olvidada. .

.

Y en medio de todo, trágica y distante,

la vaga silueta de algún ser errante,

que arrecia en la noche, su pena ignorada. .

111

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V.

Las tres de la mañana bajo el café desierto.

La orquesta se ha callado. Ya no hay canto en las cosas.

Y yo divino y triste, sereno ¿ómo un muerto,

contemplo mi existencia. . . Mis horas dolorosas. .

.

Y un amor imposible ¡fatal abismo abierto!

Y una sed insaciable de aventuras gloriosas ... *

Y un dolor incurable, por inmenso y por cierto. .

.

¡ Y saber que no estoy sobre un leicho de rosas ! . . .

Y la ciudad eterna de la noche y el día,

palpitando terrible como algo irremediable.

Y en las luces, la fiebre del amor y la muerte . . .

¡ Oh tres de la mañana, tu sabes la harmonía

de las almas que callan su fracaso incurable

y son rosas de sangre que deshoja la suerte!.. .

VI.

Bajo el manto de plata de la luna llena

eras lirio inmutable de un jardín de neurosis. .

.

Tu silueta de Icono, mortalmente serena,

se constelaba de astros en suprema apoteosis.

Yo me arrastré llorando, preso de un paroxismo

de doloroso amor, hasta abrazar tus piernas . .

.

Tú callabas inmóvil. . . Yo te soñé un abismo

donde amaban mis vidas, hasta tornarse eternas . .

.

112

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Después llegué a tus labios, y sentí miedo y frío,

Sobre el teclado mudo, pasó un temblor incierto . .

.

Tú callabas inmóvil. . . Tu cuerpo no fué mío. .

.

¡Bajo una gran tristeza, mi sexo estaba muerto!...

VIL

Morir sobre las olas de una aurora radiante

con el alma infinita de pensar y soñar,

sintiendo el peso enorme y abismal del instante

como el batir furioso de los genios del mar.

Saber que ya no queda para el alma anhelante

ni una sombra siquiera que poder alcanzar.

Si, tan solo el misterio, fatal y amenazante. .

.

IY entregarse al quien sabe, como un Dios, sin dudar!

Clavando enloquecido, la pupila de acero,

en la luz peregrina del ensueño postrero,

hasta que toda estrella dejara de brillar. .

.

Y cuando ya el sol de oro, cantara sobre el día,

maravillosamente, hundirse en la harmonía

eterna, para siempre ¡ entre el cielo y el mar ! .

.

-ik-

FiN DEL Libro V4^

113

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.EPILOGO

El acróbata bailaba

sobre la cuerda y reía.

Era hermoso y parecía,

que más que bailar, volaba . .

.

La bruja que lo acechaba,

lo miraba. . . lo miraba. .

.

Y una mueca contraía

su boca que sonreía . .

.

Ágil liviano y artista,

daba un salto y otro salto.

Y como un dios desde lo alto,

miraba brillar la pista. .

.

La bruja acechaba lista

con sus ojos de basalto,

para atraparlo sadista,

que diera el salto más alto.

115

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Entró de pronto la amada

y sus ojos se embriagaron

y sus músculos saltaron

con una destreza osada.

Pero al caer ya tizada,

cedió la cuerda. Y su salto,

fué el último y el más alto .

.

Y mientras el se moría,

jcon sus ojos de basalto

la bruja se sonreía 1. .

.

116

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ÍNDICE

Página

Dedicatoria 5

Tríptico : El arte — La metáfora — El artista 7

Psiquis 10

Invocación ,H

La Sombra del Pino — Libro I.

Iba el peregrino 15

El milagro 16

Exaltación l'i^

El mensaje 19

Los peregrinos ilusos • - • • • 20

¡ Ciudad maravillosa !20

Elegía de la carne triste 22

La sed 24

iAlma! 25

Las torres 28

Pasan los niños 29

La llama ^La amada fiel ^Las alas ^^

Oración carnal ^

liíTERMEZzo : Vasos profanos.

Retrato *1

A Dorian Gray ^3A Georges Carpentier *1

A Nerón ^^

Voces Antiguas — libro 11

.

Avatares 51

El peregrino inquieto 52

Exaltación 52

Estaba la Princesa antigua 54

Page 123: Las manos del greco [microform]

Página

Era en una ciudad Panlda 55

La Reina de Saba 57

Dolor antiguo 58

Mandarina 59

Danza macabra 61

Demi mondaine. 63

Desconocido 64

Amor cerebral 65

La sombra 66

Éxtasis 68

El músico y las bayaderas — Libro III .

Ritmos ? 71

La muerte del cisne 75

La bailarina impúber 77

ídolo 78

Cisnes negros 79

Embalsamada 80

La rubia y la morena 81

Crepúsculos — Libro IV.

1 85

II 87

III 88

IV 89

> V 92

VI 94

Vil 96

Vm 97

C IX 97

X 98

XI 99

NocTxmNos — Libro v.

I '. 105

IIj¡,

108

III 110

IV 111

V, 112

VI 112

VII 113

Epílogo 115

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TALLERES PEUSER

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