La Testadura no. 62: Alberto Avendaño
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latestadura.blogspot.com y latestadura.wordpress.com
No. 62
por Alberto Avendaño
Ensayo de
una mano
y o t ro s te xt o s
Ilustraciones de: Catherine
Dirección General:
Mario Eduardo Ángeles.
Textos: Alberto Avendaño.
Ilustración: Catherine.
Consejo Editorial: Diana Enríquez, Bardo Garma, David Morales, Miguel Escamilla, Mo. Eduardo Ángeles, Erich Tang y Jesús Reyes.
Agradecimientos especiales a Roxana Jaramillo, Flor de Liz, Tzolkin Montiel y José Manuel Bañuelos.
Contacto:
l ate st ad ur ali te r ar i a@g m ai l. com
México, Septiembre 2014.
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Los derechos de los textos publicados pertenecen a sus auto-
res. Cuida el planeta, no desperdicies papel.
CONTENIDO
Ensayo de una mano
Julieta
Narrativa para Laura
Berenice
por Alberto Avendaño
Visita nuestro blog:
ww w.la tes t adur a.bl og spo t.mx
En él podrás descargar gratis todos nues-
tros números; convocatorias, postales y
documentales; entrevistas a escritores y
enlaces a otros sitios de interés literario.
La Testadura 5
Ensayo de una mano
La mano está constituida por 27 hue-
sos, los cuales se dividen en 3 secciones:
huesos de la muñeca, huesos de la palma
y huesos digitales o falanges. La mano es
útil para un sinfín de cosas, diría yo que
es mi mejor amiga en tiempos de soledad
o que el índice puede ser el mejor compa-
ñero para una dama sin caballero. Con la
mano podemos hacer cosas que ningún
otro animal (exceptuando nuestros fami-
liares los primates) podemos jugar a las
La Testadura 6
canicas, usar un microscopio o también
son buenas rascaderas. Las manos son
fantásticas, hay quienes dices pueden
leer la vida entera con sólo echar un vis-
tazo a la palma, también hay quienes las
usan para crear obras maestras de arte
como pinturas o las melodías más subli-
mes. Cuando era niño mi abuela me en-
señaba nombres alternativos para los
dedos de mi mano, niño chiquito era para
el meñique, señor de anillo para el anu-
lar, tonto y loco para el medio, lambe
cazuelas para el índice y mata piojos para
el pulgar. Era muy divertido hacer som-
bras con las manos, se pueden hacer co-
La Testadura 7
nejitos, perros y hasta dragones con solo
tus manos y una fuente de luz, pero eso
era cuando niño ahora mi actividad prefe-
rida con las manos es escribir y tocar mi
guitarra, sin hacer menos a toquetear a
las señoritas. Las manos están llenas de
poros y glándulas sudoríparas por las
cuales transpiramos, por lo regular cuan-
do nos enamoramos transpiramos según
yo 3 veces más al estar tomados de la
mano de nuestro(a) enamorado(a). Todas
las manos son diferentes, las hay chiqui-
tas, las hay grandotas, con un solo dedo
o con un dedo de más, mis manos están
casi todas tatuadas , son morenas y han
La Testadura 8
sentido un gran número de sensaciones,
han tocado varios senos, se han enloda-
do, las han mordido perros, las han ma-
chucado, sintieron el frio, también el ca-
lor y creo que al final no les he dado el
valor que se merecen.
La Testadura 9
Julieta
Ella, la flor que daba color a mis tris-
tes mañanas llenas de humillaciones,
golpizas, burlas y todas aquellas cosas
que hacen la vida imposible a un niño con
8 años de edad y todo por no ser agracia-
do. No lo podía creer se casaría conmigo,
la fila era larga en el registro civil, todo el
mundo quería casarse con sus respecti-
vos amados, el nervio corría por mi san-
gre y a su vez la felicidad de compartir
estos momentos con ella me encendía el
La Testadura 10
corazón.
Sólo costaba 2 pesos y mi mamá me
había dado 5, me sobraría hasta para
invitarle un duro preparado.
Ese recuerdo de aquélla infantil quer-
mes de primaria era lo más preciado y
guardado dentro de mí cerebro. Julieta,
Julieta, Julieta… Era todo lo que giraba en
mi cabeza desde el día en que supe su
nombre. Habían trascurrido ya 20 años
desde aquel día, las cosas no se habían
transformado mucho; yo seguía siendo
bruto y feo, ella seguía siendo lo contra-
rio, nuestras vidas fueron muy distintas,
ella entró en una secundaría distinta a la
La Testadura 11
mía, era una escuela de 2 pisos y tenía
pasto en las jardineras. Se conservó en el
cuadro de honor y cuando sus hormonas
comenzaron a desatar la atracción hacia
el sexo opuesto, siempre salió con los
sujetos más apuestos. Cuando llegó la
hora de cruzar la preparatoria no entró a
la preparatoria pública o al colegio de
bachilleres publico, su padre (el cual ha-
bía hecho un dineral de la noche a la ma-
ñana con una ferretería que abrió 7 años
antes) la inscribió en el Instituto tecnoló-
gico de nuestra señora de los penares,
donde conoció a alguien que la hizo me-
dio feliz hasta tercer semestre de univer-
La Testadura 12
sidad. Se graduó con honores y habiendo
estudiado administración de empresas
consiguió un trabajo bueno, nunca se
casó, ni tubo hijos, pero eso no quiere
decir que no gozaba del deleite en los
hombres. Ella era muy bella; buen busto,
excelente cintura, nariz perfecta ni muy
chata ni muy afilada, sus labios incitaban
a ser besados con amor, sus ojos eran
como El sol tragado por El mar, así sor-
prendentes, su piel era de un blanco muy
bello, no como la piel blanca desabrida,
sus mejillas eran como hechas de luz
sonrojada, la luz de sus mejillas y el azul
de sus ojos hacían una combinación de
La Testadura 13
en sueños, verla toda ella era como ver el
génesis ser uno solo con el apocalipsis y
como olvidar esas cejas que adornaban
su rostro cual camino de flores negras
que si las caminabas hasta el final te
perdías en el limbo, sus pestañas eran
rizadas al natural, simulaban cascadas
creadas por Tláloc. Toda ella era así.
En cambio yo no era un sujeto muy
agraciado, tenía la cara llena de marcas
por acné, apenas cumplí 27 años y tengo
muy marcadas las arrugas de los ojos y la
frente, tengo una nariz grande en forma
de cebolla, mi higiene bucal nunca ha
sido muy buena así que tengo los dientes
La Testadura 14
cariados, con sarro y chimuelo de una
muela, tengo mi cuerpo con cicatrices de
peleas e incluso hasta cuchillazos en el
abdomen, en si no soy agradable a la
vista.
-Siempre fui una chica guapa, no pue-
do negarlo y siempre he estado rodeada
de hombres; hombres adinerados, hom-
bres que fingen tener dinero, ¡todos pata-
nes!, lo que realmente busco es lo que
toda mujer busca: tacto, ternura, compre-
sión, amistad, sencillez, todas esas cosas
que hacen que uno se enamore de la per-
sona y no de la cuenta bancaria.
Recuerdo cada uno de mis fracasos
La Testadura 15
amorosos, desde la primaria todos igua-
les, el único que recuerdo me haya trata-
do como a una persona y no como a un
trofeo hecho carne fue el niño feo del
salón en la primaria, no tengo presente
su nombre, pero si un poco su rostro y su
amabilidad, todas los otros han sido cre-
tinos disfrazados de monjas.
-Aunque en ocasiones estoy lejos de ti
siempre sé dónde éstas Julieta.
-¿Quién sabe qué sería de aquel niño
feo? Me gustaría saber dónde por ser la
única persona que me ha hecho sentir ser
humana y no objeto.
-El día ha llegado hoy será mía Julieta.
La Testadura 16
Ya sólo 5 minutos tengo todo listo…
Ha llegado la hora, la veo caminando
por la calle sola y me dispongo a seguirte
en mi coche, siento tanta emoción.
-Y él bajó de su auto con pistola en
mano, amenazó a Julieta y la obligó a
subir dentro del coche—no te preocupes
amor mío todo saldrá de buena manera—
dijo él con voz apacible mientras Julieta
lo miraba en silencio, condujo un largo
rato por la carretera, algunas 6 horas
hasta llegar al desierto de Chihuahua,
salió de la carretera y siguió conduciendo
por donde no había camino hasta que
avanzó 50 kilómetros. Faltaba poco para
La Testadura 17
la media noche, no se habían dirigido la
palabra en todo el viaje, la hizo bajar del
auto, le pidió que se desnudara por favor
y que no hablara, tenía miedo de que sus
palabras lo hirieran con insultos hacia su
rostro, le había comprado unas zapatillas
muy elegantes y antes de hacerle caminar
le pidió que las usara para evitar lasti-
marse los pies con el suelo desértico, ella
accedió y caminó, él contempló su belle-
za desnuda a la luz de la noche, le pidió
que se detuviera por favor, se acercó ha-
cia su figura inerte y le entregó un anillo
de plástico gastado, la besó entre labios
y mejillas , saco un cuchillo de su bolsa
La Testadura 18
trasera mientras ella despistada por el
beso perdía la atención en sus acciones,
le tomo de los cabellos con gran fuerza, le
saco los ojos, le hizo engullirlos y le pegó
un tiro en la sien.
-Camino por la acera descuidada, un
tipo me amenaza con una pistola y me
obliga a subir a un auto, tengo tanto mie-
do que no puedo ni hablar, conduce un
largo rato hasta llegar a un sitio desérti-
co, durante el viaje el sujeto me ve fre-
cuentemente por el retrovisor, su mirada
es tan familiar pero no recuerdo de don-
de, llegamos hasta un punto adentrado
en el desierto, no hay nada más que la
La Testadura 19
noche y nosotros, me pide que me desnu-
de por favor y yo accedo, me pide que use
zapatillas y yo accedo, no puedo dejar de
pensar que lo conozco, camino unos pa-
sos y me pide detenerme, me da un anillo
de plástico viejo y cual epifanía todo vie-
ne a mí—es el niño feo de mi primaria,
aquel que me regalo el primer beso, el
amable y tierno, ¡Este es el anillo de
aquella quermes! ¿Por qué hace esto? Yo
hubiese salido con el si no fuera de esta
manera, pudiese ver nuestra vida en un
breve instante: me invita al cine, segui-
mos saliendo, nos enamoramos, nos ca-
samos, tenemos un par de hijos, luego
La Testadura 20
nietos, morimos el mismo año, tumbas
juntos… ¿pero cuál es su nombre?—
Termino de pensar esto y me toma por el
pelo y juro nunca ver venir que me besara,
me jala con tanta fuerza, ahora todo es
obscuro, grito desesperada y adolorida
pero sólo la noche escucha, ¡Rubén ese
es su nombre! Y ahora ya no hay sonido,
ni dolor, ni oscuridad, ahora ya no hay
nada.
La Testadura 21
Narrativa para Laura
Si no te hubiese conocido; todo sería
muy distinto, no despertaría cada maña-
na con el tibio calor de tu presencia, no
escucharía tu voz cada noche antes de
dormir con ese timbre que tienes tan re-
confortante y extraño, ni sentiría el alien-
to de briza cuando estamos en el momen-
to de ser uno solo. Lo peor fuese que no
tendríamos futuro el uno sin el otro, yo
sería un vulgar borracho sin sentido, tú
serías algo que ambos sabemos y no vale
La Testadura 22
mencionarlo, los días maravillosos a tu
lado no existirían y las noches que son de
tú y de mí, serían de nadie.
Hablemos ahora de la importancia de
nuestra unión, de la importancia de estar
siempre juntos, de la importancia de ser
uno solo; no existe sentimiento más loco
que el que siento por ti, la sobriedad, la
cordura y la naturalización son sustanti-
vos contrarios a lo nuestro, ya que noso-
tros vomitamos nuestros sentimientos
para crear una maza perfecta de pasión
aromatizada con olor a barra de bar, con
fuego de encendedor al acto de dar vida
al humo en tus pulmones, con olor a mal-
La Testadura 23
dad porque para aprender a amarte tuve
que saber odiarte, nuestra unión es de
pecado, de lujuria, de vicio, nuestra unión
es importante porque representa deca-
dencia y a su vez la vida eterna.
Leerás ahora lo que es nuestro sexo;
nuestro sexo desde el primer acto se
transmuto por ende incorregible en una
burla hacia lo moral, una burla hacia el
sentimiento ajeno al mío, una burla hacia
lo contemporáneo pero a su vez es lo con-
temporáneo, después de ser burla se
transmuto en fuego, no existe nada más
bello que un sexo transformado en fuego,
así libre, así sin embocaduras , así de a
La Testadura 24
verdades inmaculadas y grabadas en
nuestra mente hasta nuestra muerte, en
otras palabras no tuvimos sexo, tuvimos
una fusión de esa sustancia tan peculiar
llamada ¨yo¨, ahora nuestro sexo ha
cambiado, es un sexo maduro pero aún
con sus cualidades adquiridas por el pa-
so de sus otras etapas.
Para finalizar; no existe mujer más
atrapante para éste remedo de ser hu-
mano que soy yo, no existe mujer más
poética el mirar, no existe mujer más au-
dible, no existe mujer más hecha reliquia.
Tú, eso eres tú, ¡prosa eres tú!
La Testadura 25
Berenice
El color es el inicio
Negro y blanco es un indicio
Existe equilibrio
Cielos grises y nubes
De fuego
De agua
De vida
Ser himno de precipicio
Cediendo el estimulo
Colores de bello
La Testadura 26
Haya
Ida en el destino
¿Equilibrio?
De ti ganado el solsticio
Andan rápido los días
El tiempo detiene memorias
Donde se apaga el atino
Gris melancolía no me lleves
Él ya los has llevado contigo
Dejaste absorber como la lluvia lo hace
[al caer al pavimento
Sí al pavimento seco y duro
Gris como el equilibro
Conmigo tu lluvia daba fruto
La Testadura 27
Caías en terreno verde
Alimentabas mi espíritu
En efecto no había gris
En exceso
Había equilibro
Más tú no eras
Más yo no era
Granizo que cae y lastima tal vez
Ahora que no me ves soy granizo
Soy gris
El color de la lluvia
Tu lluvia
Tú lluvia
Mi lluvia de indicio.
Ilustración
por Catherine
La Testadura 30
La Testadura 31
La Testadura 32
La Testadura 33
La Testadura 34
2x1 presentado dos Tes taduras impresas
Alberto Avendaño: Escritor, poeta, músico y estu-
diante (Zacatecas, México 1990). Con textos publi-
cados para La Charola Literaria (Querétaro). La
Universidad Autónoma de Zacatecas “Francisco
García Salinas” reconoció su trabajo como escritor participante en
las actividades culturales del festival cultural 2014.
De mano en mano,
de pantalla en pantalla
¡Que la voz corra!
La Testadura, una literatura de paso, hecha para
olvidarse en salas de espera y/o lugares públicos.