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    LA PERSPECTIVA NARRATIVA EN TERAPIAFAMILIAR SISTMICA

    Adrin MontesanoDepartament de Personalitat, Avaluaci i Tractament Psicolgics.

    Facultat de Psicologa. Universitat de Barcelona.

    [email protected]

    In this article we review the main interventions based on the narrative paradigm inthe context of the systemic model. Firstly, we briefly recapitulate, at the risk of beingoverly simplistic, the evolution of family therapy describing how this process accompaniesthe development of narrative practice. Second, we focus on the description of MichaelWhites narrative therapy and his externalization procedure detailing every stage of thetherapeutic process with clinical examples in order to give the reader a detailed viewof common narrative interventions. A final section is allocated to describe the affinitybetween personal construct theory and narrative therapy highlighting its fruitfulness forthe evolution of the systemic model.

    Keywords: family therapy, narrative therapy, externalization, personal constructs,integration in psychotherapy

    INTRODUCCINAntes de empezar creemos necesario hacer una breve aclaracin acerca del

    apelativo narrativa al hablar sobre psicoterapia. Por terapia narrativa (TN) no seentiende un tipo particular de terapia con un procedimiento estndar y unametodologa precisa y contrastada. Por el contrario, distintos modelos de interven-cin familiar e individual han incorporado la idea de la terapia como una actividadnarrativa. Cada uno de ellos ha llegado a esta idea por diferentes caminos y haaportado matices diferentes a la nocin de terapia como un contexto de regulacinintersubjetivo de narraciones. Todos ellos, independientemente de las tcnicas queutilicen, tienen en comn la visin del humano como un ser que busca el sentido desu experiencia a travs de compartir historias acerca de quin es y quin no es, quepiensa y que no piensa, que siente o no siente, que hace o deja de hacer. La evolucinde las distintas escuelas hacia la perspectiva narrativa es tributaria de la evolucindel pensamiento en las ciencias en general y guarda, a su vez, reverberaciones con

    (Pg

    s. 5-5

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    premisas constructivistas presentes en textos de la filosofa subjetivista. En nuestraopinin, la visin narrativa se enmarca dentro de la meta-teora constructivista queconcibe al ser humano como un sujeto epistemolgico y postula que el conocimien-to es un marco interpretativo y no el descubrimiento de la verdad (vase Feixas yVillegas, 2000 para una revisin). En el campo de la psicoterapia, es el modelosistmico quien preconiza el desarrollo de una ptica narrativa de la prcticateraputica pero en la actualidad son prcticamente incontables los modelosclnicos de diferentes orientaciones que han incorporado la narrativa en susformulaciones tericas. Una muestra significativa de ello es que en el congreso dela Society for Psychotherapy Research del 2012 haba un bloque diario especial-mente reservado para las presentaciones acerca de psicoterapia y narratividad.

    1. La evolucin del modelo sistmico A lo largo de las 6 dcadas de su existencia la terapia familiar sistmica ha

    evolucionado de diferentes maneras. Uno de los desarrollos ms notables de sumaduracin consiste en la incorporacin de la epistemologa constructivista en lasformulaciones tericas de muchos de sus representantes ms significativos (porejemplo, Bateson, 1972, 1979; Boscolo, Cecchin, Hoffman, Penn, 1987; Sluzki,1992, 1996, 2012; Watzlawick, 1984). Como acabamos de sealar, el planteamien-to bsico del constructivismo radica en que el cmo se conoce determina lo que seconoce y por tanto el conocimiento del mundo es una construccin consensuada, unmarco interpretativo compartido que, por el momento, resulta el ms viable paraexplicar la realidad, lo cual tiene insalvables implicaciones para la prctica clnica.Se reconoce que Kelly (1955/1991) es el pionero del constructivismo en psicotera-pia y Watzlawick es quien lo introduce en el modelo sistmico (vase Feixas yVillegas, 2000; para una revisin).

    Tras su gestacin, los primeros pasos en terapia familiar se encaminan haciael estudio del plano pragmtico de la comunicacin, es decir, hacia las secuenciasinteraccionales de conductas y su relacin con la sintomatologa. Los terapeutassistmicos, influidos por la Teora General de Sistemas y la Ciberntica y motivadosen parte por la ruptura con otros modelos antecesores (e.g. psicoanlisis) quecontaban con una larga tradicin en la aproximacin intrapsquica, rehsan delestudio de los procesos mentales internos implicados en la experiencia relacional.Asumen que los problemas psicopatolgicos derivan del modo en que las personasinteractan dentro del sistema familiar. La terapia, por tanto, se circunscribe a lasinteracciones, las conductas observables que se producen entre personas quepertenecen a un contexto determinado. As, se busca el cambio a travs deintervenciones teraputicas cuidadosamente planificadas sobre la dinmica de lafamilia, alejndose, intencionadamente, de la terapia basada en el insight. Lapregunta de por qu se sustituye por la de para qu. Sin duda, en la dcada delos 60 estos planteamientos suponen una autntica renovacin del ejercicio de la

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    terapia y dan luz a aquellos terapeutas insatisfechos con los modelos predominantesde la poca.

    Las siguientes generaciones de terapeutas familiares, sin embargo, concedenmayor importancia a la exploracin del significado, el discurso narrativo y losprocesos de cambio ligados a la identidad. Aunque los propios autorescomunicacionalistas de Palo Alto de la denominada etapa pragmtica, tambinpodran ser entendidos desde la perspectiva posmoderna. La obra de Watzlawick esun claro ejemplo de ello, en este sentido no puede ser ms revelador el ttulo de unode sus libros fundamentales Es real la realidad? (1979). En cualquier caso, aunquela evolucin constructivista no es lineal ni aglutina al conjunto de las propuestastericas surgidas, gran parte de los terapeutas sistmicos (sobre todo en EE.UU yel norte de Europa) cambian su foco de inters hacia los procesos mentalesrelegados antao a la caja negra. As la definicin de terapia evoluciona y se concibecomo un proceso epistemolgico en el que la (re)construccin del conocimiento enun contexto relacional constituye el eje del cambio.

    Desde este punto de vista renovado, el sntoma ya no se considera solamentecomo una expresin de la estructura y los patrones de interaccin familiar sino queadems se atribuye un papel crucial a la mitologa familiar, entendida como una redde narrativas compartidas que alberga las creencias, afectos, legados, rituales ypolaridades semnticas respecto a los cuales cada miembro es a su vez agente(contribuye a su construccin) y receptor (se posiciona y es influido por ellas; e.g.Dallos, 1996, 2006; Linares, 1996; Linares y Campo, 2000; Ugazio, 1998). Lametfora sobre los circuitos cibernticos de feedback es transcendida y surge elinters sobre los circuitos intersubjetivos de dilogo y co-construccin. En palabrasde Sluzki (1996) quienes maniobran con una visin ciberntica ms ortodoxa,operan bajo el supuesto de que los problemas son comportamientos que formanparte de secuencias de procesos interpersonales que contribuyen a mantenerlos ()los problemas estructurales () de la familia y del entorno social significativoconstituyen el problema (pg. 143). Mientras que los clnicos influidos por elnuevo salto epistemolgico operan bajo el supuesto de que:

    el problema reside en la descripcin del problema, y que, consecuente-mente, el cambio consiste en describir los problemas de manera diferente,generando diferentes acuerdos y diferentes consecuencias. El foco deatencin ya no es el individuo, o la familia, o la red como tal, sino lashistorias alojadas en el espacio virtual de la conversacin entre personas,es decir, la narrativa, esa historia que se despliega, en el caso de las terapias,como respuesta a la pregunta Qu los trae por aqu? o A qu atribuyeneste problema? (pg. 145).

    Esta nueva tendencia se caracteriza por un inters creciente en la construccinsocial del conocimiento y la realidad. Hoffman (1985, 1988), como ya anunciamosen otro lugar (Feixas, Muoz, Compa, Montesano, 2012), define este cambio

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    como un movimiento pendular puesto que estas premisas epistemolgicas ya estnen las formulaciones originales sobre el modelo ecolgico de la mente de Bateson,quien impulsa definitivamente el nacimiento del modelo sistmico. Botella yFigueras (2006) sealan como muestra significativa de esta pendularidad elmonogrfico de Family Process del ao 1982 (la revista ms importante del modelosistmico) que apela a la necesidad de una revisin epistemolgica que reinterpretela postura constructivista de la obra de Bateson.

    En aquel momento, el estudio de la intersubjetividad y los procesos deconstruccin del significado implicados en la experiencia relacional cobran vitalimportancia. La influencia tambin decisiva de la ciberntica de segundo orden(Von Foester, 1981) descarta la idea de una aproximacin objetivista, libre deinfluencias, del terapeuta en el contexto clnico. Se cuestiona la nocin de autoridaddel terapeuta. Este, es incluido como una voz ms dentro de la red de discursosligados al problema. Lo observado no es independiente del observador. Unapremisa sencilla que exige la emergencia de modelos que contemplen el estudio dela complejidad, la pluralidad y la multidimensionalidad en la teorizacin sobre elser humano y las relaciones entre los individuos de un sistema. El trabajo deAndersen (1991) sobre el equipo reflexivo es un punto de referencia fundamentalde esta lnea evolutiva al incorporar al espacio teraputico una multiplicidadreverberante de visiones. Muchos otros autores desarrollan su trabajo bajo el influjode la nueva forma de entender el cambio del modelo sistmico desarrollandorecursos conversacionales de gran trascendencia (e.g. Anderson y Goolishian,1988, 1990). De especial inters en el plano conversacional es el desarrollo de laentrevista circular del grupo de Miln (e.g. Tomm, 1985) por su precisa forma dedibujar secuencias interaccionales coloreadas de matices de significado relacional.

    La conversacin entre los interlocutores del contexto teraputico (y tambinel extra-teraputico) adquiere suma importancia, se enriquece con el uso de nuevasmetforas de cambio dotando el flujo conversacional de una carga significativa deconnotaciones semnticas. El lenguaje adquiere un protagonismo inslito y se leconfiere un poder constitutivo. Muchas de las propuestas tericas subscriben la ideade que es en el lenguaje donde reside el centro de poder. A travs de l puedegenerarse un contexto de libertad en el que proyectar futuros alternativos, explorarbifurcaciones y sus implicaciones, y multiplicar las posibilidades vitales de laspersonas y familias que consultan por un problema. Las posturas ms radicalescuestionan incluso la nocin de sistema al que definen como un subproducto delpoder constitutivo del lenguaje. Es en este punto que el foco sobre la narrativa y losprocesos de construccin de significado, vehiculizados por el lenguaje y lainteraccin social, as como la concepcin del terapeuta como un co-constructor dealternativas liberadoras, ana las posturas de una parte significativa de los represen-tantes del modelo sistmico de finales de la dcada de los ochenta y principio de losnoventa.

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    El contexto social en estos aos est marcado por la cada del muro de Berlny el triunfo de la economa neoliberal basada en el mercado y el capital. A su vez,el desarrollo tecnolgico y la globalizacin modifican radicalmente la forma en quelas personas se comunican y se relacionan. La psicologa clnica, movida por losacontecimientos socio-econmicos, sufre lo que algunos autores han denominadola fiscalizacin de la psicoterapia (Beyebach y Herrero de Vega, 2006). Lasprincipales aseguradoras de EEUU redefinen las condiciones contextuales yeconmicas de la praxis teraputica. Los terapeutas se ven abocados a reformularlas bases de sus modelos. Ya no pueden tomar decisiones libremente acerca de lascaractersticas idneas de sus intervenciones y se ven obligados a modificar, paragarantizar su continuidad, el setting teraputico y a demostrar la eficacia de laterapia no tanto en trminos clnicos sino ms bien bajo las exigencias del balancecoste-beneficio, tan prximo a la postura positivista. Hecho que, desafortunada-mente, contribuye flagrantemente a intensificar la guerra entre modelos. Aunquecomo sealan Beyebach y Herrero de la Vega (2006), a pesar de la constriccin delibertad que supone la fiscalizacin de la psicoterapia, hay que reconocer que generaalgunos cambios positivos, como la reduccin del tiempo de los tratamientos y elestudio riguroso de los mtodos psicoteraputicos y sus componentes. No obstante,estas exigencias presionan a los terapeutas y gestores de dispositivos de asistenciaclnica a inclinar la balanza hacia el paradigma positivista preponderante en el modode vida occidental. Los clnicos de modelos afines a este paradigma, como elconductista o los objetivistas, ven en este momento la oportunidad para desarro-llar su supremaca frente a otros modelos que ven como apremiante su necesidad derenovarse.

    Aunque los acontecimientos socioeconmicos favorecen el positivismo, lasemilla del cambio epistemolgico ya est dando, irrevocablemente, sus frutos enel panorama intelectual de las ciencias duras como la fsica, la qumica o lasmatemticas y tambin, aunque con cierto retraso, en las ciencias sociales y las artes.En esta poca acontece el llamado giro constructivista en el mbito de la psicote-rapia (Feixas y Villegas, 2000; Villegas y Pacheco, 2006) y es en el impulso de estesalto epistemolgico que algunos sistmicos empiezan a trabajar utilizando inter-venciones narrativas. As, junto con otros psiclogos y psicoterapeutas cognitivosinfluidos tambin por el movimiento constructivista y el construccionismo social,1empiezan a dar forma a la ptica narrativa en psicoterapia. Ntese que no se tratade un incremento del arsenal tcnico disponible, sino que bajo el influjo delpensamiento posmodernista cambia la unidad psicolgica objeto de evaluacin ytratamiento. Tanto las aportaciones de los autores ms tericos (Hoffman, 1985,1988; Tomm, 1985) como aquellas realizadas por los autores de vertiente msclnica (Sluzki, 1983, 1985) convergen en la necesidad de un giro hacia lo narrativo,lo discursivo. Desde ese momento, el concepto de narrativa en psicoterapia tieneuna difusin extraordinaria, se aplica a una multitud de contextos y se disean una

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    gran cantidad de intervenciones y tcnicas especficas. La obra de Carlos Sluzki(e.g. 1992) y la de Michael White (e.g. White, 1991; White y Epston, 1990) seconvierten en textos de referencia puesto que gozan de una gran repercusin a nivelmundial y sirven de inspiracin para muchos autores posteriores que han hechoaportaciones al paradigma narrativo.

    En efecto, es en la dcada de los noventa que las terapias centradas en lasnarrativas empiezan a imponerse y extenderse rpidamente. La influencia delconstruccionismo social propuesto por Gergen (1985) en los terapeutas sistmicosinspira la creacin de modelos basados en la metfora del texto. El impacto de esteenfoque es recogido por Bertrando y Toffanetti (2004) cuando sealan que, en 1996,Peter Steinglass, director editorial de la revista Family Process afirma: Lasaproximaciones narrativas de la terapia familiar han capturado la imaginacin y elinters en nuestro campo, lo que se refleja en el hecho de que los escritos sobre estostemas constituyen el grupo ms consistente de los artculos publicados en nuestrarevista en este periodo (pg. 403).

    Las ideas del enfoque narrativo son utilizadas por autores provenientes detradiciones diversas como la estratgica (Eron y Lund, 1996), la terapia familiar yde pareja (Sluzki, 1992; Zimmerman y Dickerson, 1994; Penn y Frankfurt, 1994;Papp e Imber-Black, 1996), la consultora familiar en medicina general (Weingarten,Weingarten y Worten, 1997), la medicina narrativa (Greenhallgh y Hurwitz, 1998)la investigacin sobre la intervencin teraputica (Dallos, 2006; Gonalves, Ribeiro,Mendes, Matos y Santos, 2011; Kogan y Gale, 1997) o incluso las relacionespblicas (Vasquez, 1993). No obstante, las reacciones ante tales acontecimientosestn cargadas de contrastes en el campo de la terapia familiar. Los ms ortodoxosapuestan por continuar con las intervenciones tpicas sobre el sistema desde el puntode vista de la ciberntica de primer orden. Otros son partidarios de la integracin delos conceptos sugeridos por los narrativos con las formas ms tradicionales deterapia familiar y piensan que esta postura supone un enriquecimiento mutuo y unincremento de la capacidad heurstica de la prctica teraputica. Algunos otros, msproclives al objetivismo, niegan la importancia del enfoque calificndolo, enocasiones, de superfluo y ajeno a los objetivos fundamentales de la terapia familiar.Bertrando y Toffanetti indican que White y sus seguidores imponen la narrativacon vehemencia, desencadenando el ms radical rechazo de los modelos de terapiafamiliar que les han precedido (2004, pg. 321). Quizs la crtica fundamental fueplasmada por Minuchin (1988) cuando plantea la pregunta: Dnde est la familiaen la terapia familiar narrativa?. El discurso crtico plantea que la unidad deobservacin y de mximo inters de la TN, aun sostenindose en los postulados delconstruccionismo social, es el individuo ms que la familia u otros sistemas msamplios. Es categorizado como un enfoque del interior al exterior en tanto que secentra principalmente en las experiencias subjetivas y la identidad de la persona, yatiende las repercusiones relacionales en un segundo momento, casi por aadidura.

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    Ms all del debate interno de la terapia familiar, otros autores se hanposicionado con respecto al concepto de narrativa y su relacin con la psicoterapia.Por ejemplo, en el panorama nacional, Fernndez-Liria (Fernndez Liria, 2001;Fernndez Liria y Rodrguez-Vega, 2012) y Garca-Martnez (2012) son partidariosde entender la narrativa como un concepto de integracin en psicoterapia capaz deaglutinar las posiciones tericas y prcticas de mltiples orientaciones como lapsicoanaltica (Luborsky), la experiencial (Greenberg) o la cognitiva (Russell,Gonalves) e incluso el estudio de la personalidad (McAdams, Singer). A diferenciade otros conceptos como por ejemplo la distorsin cognitiva que tiene implicacionesmuy precisas acerca del funcionamiento mental y, por ende, acerca del tratamiento,el trmino narrativa resulta tan inespecfico como sinttico para representar launidad objeto de inters de la psicoterapia. Tal vez es por esta capacidad abarcadoraque ha alcanzado una difusin transterica capaz de contentar las sensibilidades demltiples modelos teraputicos.

    En nuestra opinin, el pndulo dibujado por Hoffman contina en la actualidadpero, observado longitudinalmente, parece describir el movimiento del pnduloesfrico de Len Foucault diseado para demostrar el movimiento de rotacin dela tierra. Este pndulo, por su diseo, tiene la particularidad de describir dosmovimientos simultneos: el primero, ms rpido, oscila de adelante a atrs, comocualquier pndulo, de un polo a otro. El segundo, ms lento, demuestra que losprimeros son en realidad microprocesos que describen un movimiento circular msamplio. Tras 60 aos de terapia familiar parece que el modelo sistmico tiende a laintegracin oscilando circularmente, como el pndulo de Foucault, entre conductasy significados, procesos internos y discursos sociales, intrasubjetividad eintersubjetividad, individuo y sistema, estructura y proceso, prescripcin y conver-sacin, dinmica y mitologa. Asumiendo que cada parte es til y cuestionable almismo tiempo.

    2. Ms all de la pendularidadEs indiscutible que el modelo sistmico ha realizado grandes aportaciones a

    la psicoterapia desde sus inicios. El impacto de los conceptos sistmicos en lasciencias sociales ha sido categorizado como un cambio paradigmtico puesto quesupone un cuestionamiento radical de los modelos lineales y deterministas delcomportamiento. Y bien que es verdad que su inters sobre el contexto en que vivene interactan las personas asienta un nivel de anlisis insoslayable para el entendi-miento de la complejidad de la conducta humana. Ms all de la causalidad lineal,desarrolla el estudio del humano bajo la concepcin de un ser-en-relacin, delindividuo como parte de un contexto relacional vivo con mecanismos pragmticosreguladores y connotaciones semnticas definitorias que se articulan en torno alvnculo emocional. Lejos de haber agotado sus aportaciones tericas y prcticas, el(ya no tan) joven modelo sistmico sigue en continua evolucin a pesar de (o gracias

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    a) las discrepancias de matices entre los distintos autores. Toda evolucin requierede una diferenciacin y por tanto no es extrao que surjan opiniones divergentes.Los desarrollos de los distintos autores buscan su propia identidad y necesitan dela diferencia para establecerse frente a sus coetneos en un proceso de validacinpor contraste (Procter, 2012). Mas en realidad, la propagacin de las nuevasorientaciones depende tanto de su capacidad heurstica como de su nivel deintegracin de los conocimientos precedentes. Podra considerarse que el lentoproceso de la evolucin del pensamiento se asemeja a una espiral en la que elconocimiento acumulado pasa a ser el centro del nuevo crculo emergente. Lasdistintas propuestas surgidas bajo el signo de la ptica narrativa no siempre cumplenestos preceptos pero muchos autores si han apostado por la integracin en susformulaciones contribuyendo a girar sobre la espiral del conocimiento.

    Desde un punto de vista histrico, surgen inevitablemente dos preguntas conrespecto al futuro del modelo sistmico. Por un lado, cabe preguntarse cules sonlos retos que deber afrontar y qu desarrollos tericos irn asociados. No es unapregunta sencilla de contestar, y su desarrollo excede el propsito de este texto.Aunque creemos oportuno sealar que algunos autores (e.g. Linares, 2003) hanaugurado que en el futuro la terapia familiar debera integrar de forma ms profusaal individuo en sus planteamientos de manera que ocupe un mayor espacio tanto enlas reflexiones tericas como en la prctica clnica. Por tanto, en las futuraspropuestas deberan incorporarse conceptos de ndole individual que resultan deltodo bsicos para el ejercicio de la psicoterapia como por ejemplo la dimensinemocional del ser humano (como ya hiciera Virginia Satir en los albores del modelosistmico), el estudio de la personalidad as como los factores involucrados en losfenmenos psicopatolgicos a los cuales la sistmica ha dado la espalda durantetanto tiempo. Esto implicara, sin salvedad alguna, que los autores del modelosistmico aumentaran el grado de integracin con otros modelos teraputicos decorte individual. Un ejemplo de ello puede ser la propuesta de Valeria Ugazio(1998) sobre las polaridades semnticas, o la integracin de Rudi Dallos de la TN,la teora del apego y el modelo sistmico (Dallos, 2006) o el modelo de HarryProcter (2012) acerca del sistema de constructos familiares y los niveles deconstruccin interpersonal, del que hablaremos un poco ms en el ltimo apartado.Recientemente, Canevaro (2012) ha publicado un libro en el que aborda la terapiaindividual desde el punto de vista sistmico aunque ya existan precedentes en estesentido (e.g. Boscolo y Bertrando, 1996).

    La segunda pregunta, ms importante para el tema que nos ocupa, podraformularse de la siguiente manera: Cules son las principales contribuciones queha realizado el giro narrativo y que formarn parte del acervo terico-prctico de lanueva generacin del modelo sistmico y qu aspectos han sido criticados?Plantearse esta cuestin implica, en parte, asumir que el impulso renovadorgenerado por los planteamientos constructivistas est llegando a su fin y que, en un

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    tiempo ms o menos prximo, histricamente hablando, el modelo sistmicoasistir a un nuevo giro terico. Pero es difcil delimitar este asunto cuando se estnavegando todava en las aguas del movimiento posmodernista. En cualquier caso,parece atisbarse por parte de una faccin de terapeutas sistmicos cierto descontentoacerca del radical papel que se le otorga al lenguaje como nico motor de laconstruccin de realidades. Nadie cuestiona la poderosa influencia de la cultura enla narrativa individual, pero si la postura epicntrica que obvia la influencia de otrosfactores no epifenomnicos como por ejemplo la estructura y la organizacinfamiliar o el apego y la afectividad. Lo que genera cierta disconformidad es la visindel humano que se desprende ya que parece disolverse eclipsado por la ubicuidadde los discursos sociales y el poder soberano del lenguaje y la cultura. En estesentido, resulta controvertida la visin del self como algo voltil, gaseoso, indife-renciado del resto de narrativas, un s mismo desprovisto de aspectos identitariosnucleares con anclajes a la experiencia relacional vivida como planteara, pornombrar slo una, la escuela trigeneracionalista liderada por Bowen. En general, secuestionan las propuestas posmodernas que no son capaces de integrar conceptosbsicos de los modelos que les han precedido. Pero, pese a las voces crticas, parececlaro que el posmodernismo, en sus distintas vertientes, ha calado en los supuestosbsicos y procedimientos del modelo sistmico al menos en cuatro sentidos:

    1. En el rechazo de la postura objetivista del terapeuta. El observador es parteintegrante de lo observado y como tal, el terapeuta forma parte de la redde narrativas generadas en torno a un problema determinado. El terapeutano es poseedor de la verdad, ni busca corregir las desviaciones a la norma,sino que se erige como un experto facilitador en la generacin de nuevosmundos posibles y nuevas narrativas. Fruto de ello, se fomenta extensa-mente el estudio de los factores del terapeuta implicados en el cambio.

    2. En la asuncin de la complejidad como marco de referencia en el quearticular cualquier propuesta terica. Hecho que implica cierta flexibili-dad mental y apertura conceptual a la creciente heterogeneidad de lasfrmulas familiares y culturales a las que la terapia familiar tiene que darrespuesta.

    3. En las mltiples alternativas tcnicas generadas fruto del inters sobre elsignificado como son las preguntas circulares, las intervenciones basadasen la reflexividad (como el equipo reflexivo) o la externalizacin.

    4. En el inters por la subjetividad del individuo, la identidad y los procesosde cambio ligados a ella. La causalidad lineal y la circular se compatibilizanen vez de contraponerse. El foco sobre el mundo de los significadosexpande considerablemente las posibilidades teraputicas pues estos noson nunca nicos, siempre estn abiertos a la transaccin y pueden serdiscutidos, re-definidos y re-valorizados.

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    LA TERAPIA NARRATIVA DE MICHAEL WHITEComo hemos sealado en el apartado precedente, Michael White y el grupo del

    Dulwich Centre en Adelaide, Australia (vase www.dulwichcentre.com.au), fue-ron pioneros en la utilizacin de intervenciones narrativas en terapia familiarsistmica. White desarroll un modelo teraputico basado en la construccin derelatos alternativos (White, 1991, 2000; White y Epston, 1990). Utiliz la analogadel texto como metfora explicativa del funcionamiento de la terapia. Desde supunto de vista, los clientes re-escriben sus historias vitales en el transcurso delproceso teraputico generando una historia alternativa, que ms tarde denominarahistoria preferida, en la que el problema deja de tener sentido y la persona reorientasu vida. El desarrollo de su modelo tuvo tres grandes influencias. La primera fue laobra de Bateson de la que White hered su postura epistemolgica esencial. Lasegunda fue la obra del historiador Michael Foucault que supuso una fuente deinspiracin casi inagotable que utiliz para conceptualizar cmo los sistemas deconocimiento de la cultura occidental afectan al individuo, lo cosifican y subyugansus potencialidades. La tercera fueron las obras de Bruner y Vygotsky de las quetom prestada, entre otras cosas, la visin constructivista del aprendizaje, como losconceptos de zona de desarrollo prximo y el andamiaje, que le serviran de guapara crear mapas de cmo articular las conversaciones teraputicas (White, 2007).

    Aunque White muri en el 2008, su legado sigue en plena expansin. La TNde Adelaida es, en la actualidad, uno de los grupos ms activos y comprometidoscon el trabajo comunitario y las cuestiones polticas relacionadas con la terapia.Tratan de dar respuesta a los efectos de la injusticia social, la pobreza, la marginaciny el racismo. Han aplicado sus prcticas a colectivos desfavorecidos de Australia,como la comunidad aborigen, y de otros pases de Europa, Amrica, frica y Asia.El enfoque est basado en el construccionismo social y se considera uno de losmodelos ms representativos de las denominadas terapias breves. En este sentido,guarda muchas similitudes con la terapia centrada en soluciones de Steve de Shazer(1985; 1988). La TN de White ha suscitado un gran inters en la comunidad depsicoterapeutas y se han transferido muchas de sus aportaciones a otros marcos dereferencia. Aunque el arsenal de procedimientos narrativos generados por estegrupo es muy amplio, la intervencin teraputica central y que mayor repercusinha tenido en la terapia familiar es la externalizacin. En este apartado describiremosen detalle el mtodo teraputico generado por la escuela de Michael White.Comenzaremos definiendo la externalizacin y los mecanismos implicados en sueficacia teraputica. A continuacin expondremos brevemente algunas considera-ciones bsicas que el modelo adopta acerca de la patologa y el cambio para ilustrardespus las formas de utilizar este procedimiento a travs de ejemplos clnicos.

    1. Qu es la externalizacin?Considere el lector las siguientes preguntas en una situacin clnica:

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    Cmo llamas a esa sucia materia que te mete en problemas? Alguna vezhas sufrido como esta Ruin caca te traicionaba y te manchaba lospantalones mientras jugabas? Cmo se las ingenia esta ruin caca paramolestarte a ti y a tu familia? Hubo ocasiones en las que derrotaste a lacaca y la pusiste en su lugar en vez de dejar que ella te derrotara? Huboocasiones en que la caca, al hacer que su hijo se ensuciara, los incita gritarle y sin embargo ustedes fueron capaces de declinar tal invitaciny ofrecieron, en cambio, comprensin?

    Estas preguntas que pueden parecer extraas para el lector que no estfamiliarizado con la TN son ejemplos prototpicos de la particularidad conversacionalque tiene este modelo. A principios de la dcada de los ochenta White descubre atravs de la prctica clnica algo que tiene un efecto muy positivo en las familias quele consultaban. Trabajando con nios con problemas de encopresis, observ que laprobabilidad de que la terapia tuviera xito aumentaba de forma exponencial siinvitaba a sus clientes a hablar del problema como algo ajeno y separado de suidentidad. Llamar Ruin Caca al problema de la encopresis le permita poner enel mismo bando al nio y sus padres, y aunar sus esfuerzos en la lucha contra lasamenazas del problema, lo cual desbloqueaba la dinmica relacional y acelerabanotablemente el proceso teraputico. A partir de este descubrimiento, White centrasus esfuerzos en desarrollar un mtodo teraputico conversacional focalizado enseparar el problema de la identidad de las personas para liberarlas de los efectosopresivos que ejercen sobre ellas. Este cambio de posicin abre un espaciopsicolgico para la (re)construccin de una imagen de competencia del self yfomenta la internalizacin de una posicin de agencia personal (re-authoring) atravs de la cual las personas pueden sentirse dueas de sus vidas (Tomm, 1994).A este trabajo teraputico sobre las narrativas de identidad se denominaexternalizacin.

    Algunos autores han categorizado este procedimiento como una tcnicainnovadora que favorece el proceso de la terapia a travs del cambio atribucionaldel problema a factores externos. Tambin puede entenderse como un casoparticular del uso de metforas en terapia. Las metforas, incluida la externalizacin,aumentan la eficacia de la comunicacin puesto que sintetizan, a menudo de formagrfica, una gran cantidad de informacin la cual se torna ms fcil de recordar yde manejar (Beyebach, 1995). En este sentido la externalizacin, adems de liberarla identidad, reduce el problema a un tamao mucho ms manejable.

    No obstante, los seguidores ms prximos a la postura socioconstruccionistade base de la TN advierten que la externalizacin no es una tcnica, sino unprocedimiento que engloba todo el proceso teraputico y entraa una cosmovisin,es decir, una forma particular de entender la terapia, las relaciones y el mundo.White declar su preferencia a utilizar la acepcin prcticas narrativas frente atcnicas narrativas bajo el argumento de que la segunda denota un ejercicio de

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    poder del terapeuta sobre el cliente mientras que la primera resulta ms coherentecon la posicin poltica paritaria en la que enmarca su modelo. Una visinalternativa la ofrecen Beyebach y Rodrguez Morejn (1994) al decir que asumenla acepcin de tcnica de la externalizacin porque de esta manera se subraya laidea de que es un procedimiento transferible a otros marcos conceptuales distintosa los de White y su contexto particular. La postura de White no obstante, lejos deser radical, es circunscrita en su contexto concreto y aunque cuestiona el conceptode terapia no renuncia a l.2

    En cualquiera de los casos lo que resulta imprescindible entender es que elproceso de externalizacin es progresivo, no se trata de una reformulacin estticadel problema en un momento dado de la terapia. Ms bien se trata de un intercambioco-constructivo en el que la diseccin identitaria del problema se lleva a cabo atravs de diferentes estrategias narrativas a lo largo de todo el proceso teraputico.

    Tomm, al hablar sobre la externalizacin, destaca que este proceso esparticularmente curativo porque constituye un eficaz antdoto contra un procesopatologizante, inadvertido pero omnipresente dentro de la interaccin humana: elrtulo negativo (1994, pg. 12). Los diagnsticos y las etiquetas, las palabras queuna vez fueron mgicas como anunciaba De Shazer (1994) tienen la habilidad defuncionar como profecas autocumplidoras que mantienen, cuando no exacerban,los problemas y sus consecuencias. A pesar de la evolucin de la mayora de losmodelos teraputicos hacia posturas menos patoligizantes y ms respetuosas conlos clientes, sus valores y sus vidas, muchas de las caractersticas contextuales delos centros e instituciones donde se ejerce la prctica asistencial fomentan lainternalizacin de los problemas. No slo la cultura popular tiende a asumir quecuando alguien tiene un problema, la persona es el problema, sino que, lo que espeor, este punto de vista es alimentado tambin por los mensajes que dan los agentesde salud (mdicos de cabecera, especialistas, trabajadores sociales, asistentes,psiclogos, etc.) acerca de la naturaleza del problema. Gracias a estos mensajes, quea menudo se trasmiten a travs de un informe oficial, una persona se convierte enesquizofrnica, en depresiva, o en ansiosa, lo cual desanima enormemente ala persona a cambiar puesto que resulta del todo extenuante luchar contra lo que unomismo es. La TN de White en cambio tiene como lema fundamental que elproblema es el problema. A travs de la externalizacin, trata de pasar de la personaproblematizada a la personalizacin del problema, de modo que libere a la personade los efectos alienantes de una narrativa personal saturada por el problema y puedaluchar contra un ente separado que trata de amargarle la vida.

    Desde otros modelos tambin han observado los beneficios de separar lapersona del problema. Por ejemplo, el riguroso y fructfero modelo de EmocinExpresada (Leff y Vaughn, 1985) ha demostrado que las actitudes que adoptan losfamiliares ante una enfermedad o un trastorno psicolgico tienen un impactodeterminante en su pronstico. Aquellos familiares que atribuyen los sntomas (y

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    las consecuencias que se derivan de ellos) a las intenciones de la persona, muestranuna emocin expresada alta (en forma de crtica u hostilidad) e influyen desfavo-rablemente en el curso de la enfermedad. Mientras que los familiares de bajaemocin expresada no se comportan de forma crtica, hostil o sobreimplicada, sinoque separan la persona y sus capacidades de los efectos que un trastorno o unaenfermedad mental grave ejerce sobre la persona y desarrollan estrategias relacionalesque disminuyen significativamente la posibilidad de que sufra una recada. Enrealidad en el modelo de emocin expresada se favorece que la persona y susfamiliares reconozcan que hacen frente a una enfermedad autntica de la que elpaciente es vctima, lo que le resta responsabilidad sobre la conducta sintomticay las consecuencias a ella asociadas. Durante la terapia se puede ayudar a lasfamilias a hacer esta distincin para que regulen sus actitudes. En este sentido seexternalizan los sntomas de las intenciones de la persona. No obstante, paraentender este modelo hay que tener en cuenta que surge del trabajo con familias depersonas que sufren una esquizofrenia y que los sntomas positivos, y ms an losnegativos, repercuten notablemente en la convivencia familiar. La adherencia altratamiento farmacolgico resulta esencial y se basan por tanto en que la concienciade enfermedad es una clave para un buen pronstico.

    Las estrategias de uno y otro modelo no son incompatibles, al revs, resultasignificativo que ambos coincidan en el gran efecto teraputico que produce eldistinguir entre persona y problema. Este reposicionamiento tiene claras ventajascon respecto a las dimensiones de responsabilidad versus no responsabilidady control versus no control que una persona o una familia adopta frente a unproblema determinado. Como seala Beyebach (Beyebach y Herrero de la Vega,2006) el procedimiento de la externalizacin constituye una salida elegante a unade las importantes encrucijadas de toda psicoterapia: la de superar la disyuntivaresponsabilidad con culpabilidad vs. Desculpabilizacin con falta de control (pg.287). White (White y Epston, 1990) describe su propio trabajo como un abordajeque ayuda significativamente a las familias porque tiene efectos positivos en cuantoa una serie de aspectos esenciales:

    1. Disminuye los infructuosos conflictos personales acerca de quin es elresponsable del problema.

    2. Contrarresta la sensacin de fracaso personal cuando el problema continaa pesar de los intentos por solucionarlo.

    3. Genera las condiciones adecuadas para que los miembros de una familiacooperen entre s.

    4. Abre un espacio de dilogo en el que las personas pueden generar nuevasvas de accin y proyectos vitales libres de la influencia del problema.

    5. Supone un dilogo y no un monlogo sobre el problema, puesto que steno es ni la persona ni su relacin con la familia, sino la relacin de lapersona y la familia con el problema.

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    Para que una conversacin tenga estos efectos liberadores, el terapeuta tieneque tener en mente ciertos mapas conceptuales que le guen en el proceso deexternalizar. En el cuadro 1 se presentan algunas de las diferencias bsicas entreconversaciones externalizadoras e internalizantes con respecto al problema.

    2. Consideraciones acerca de la patologaWhite (1994), influido por la corriente construccionista, desestima el inters

    de la nosologa psiquitrica y el diagnstico basado en criterios estadsticos. Msan, considera que esta ciencia y su red de significados forman parte de los discursossociales opresivos que generan y mantienen la patologa. Entiende que los trastor-nos psicolgicos son consecuencia de los efectos opresivos y alienantes que lascreencias y discursos sociales tienen en las narrativas personales. Los problemasdevienen cuando las personas de un contexto social determinado tratan de ser comose supone que se debe ser. Las narrativas sociales se tornan parasitarias para laidentidad de las personas cuando stas luchan para que su cuerpo, sus pensamientos,sus conductas, sus emociones y sus relaciones se ajusten a los patrones socialmenteaceptables.

    InternalizanteVe a la persona como el problema

    Importancia de que la persona seidentifique como enferma

    Cultura del dficit: Hablar del problema ysus caractersticas

    nico ncleo central del self

    Poca relevancia del contextoen el problema

    Categorizacin del individuo en funcinde la normalidad y etiquetacin

    La enfermedad como parte de laidentidad. Lnea de intervencin: Cmo

    vivir con la enfermedadLos profesionales son los expertos y los

    pacientes aprenden

    Persona pasiva recibe el tratamiento

    ExternalizanteVe el problema como el problema. Se

    localiza fuera de la persona y su identidadReconocer que se enfrenta un problema

    Cultura de las fortalezas: hablar de losrecursos y virtudes de la persona

    Diferentes niveles en la construccin de laidentidad. Yo polifnico

    Maximizar la influencia del contexto

    Celebrar la diferencia y desafiar lasnociones de normalidad

    Liberar del impacto de tales prcticas ydar cabida a nuevos si mismos

    Las personas son expertas en sus propiasvidas y los profesionales en formas de

    ayudarPersona activa en su cambio, alentar el

    sentimiento de agencia personal

    Cuadro 1. Diferencias entre conversaciones internalizantes y externalizadoras(Adaptado de Morgan, 2000)

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    White (1994) se apoya en las ideas de Foucault (1979, 1980) para explicar losmecanismos a travs de los cuales los cnones y los discursos sociales dominantesson transmitidos entre los interlocutores de un contexto social determinado. Es pormedio de la tecnologa del poder moderno, basada en el juicio normalizador, que losdiscursos sociales oprimen y limitan a las personas. La idea bsica radica en que lasformas modernas de poder contribuyen a la problematizacin y la sumisin delindividuo a un marco interpretativo que deja de ser viable para el funcionamientosatisfactorio de su vida y sus relaciones. White denomin narracin dominantecomo conocimiento dominante y unidad de poder al efecto que ejercen sobre elindividuo los cnones y normas sociales. La metfora del panptico como mecanis-mo de control social resume la esencia de estas ideas que proclaman que todossomos portadores potenciales del virus del discurso social dominante y todossomos susceptibles de ser infectados puesto que el juicio normalizante adopta unaestructura jerrquica ascendente. En el cuadro 2 se contrasta el modelo de podertradicional con el moderno, propio de nuestra poca, para sealar cmo lascreencias sociales dominantes ejercen su influencia sobre las personas y sus vidas.

    Frente al conocimiento dominante Foucault habl de cierto tipo de conoci-mientos minoritarios que se producen a nivel local y que no encuentran espacio para

    Poder ModernoSistema de juicio normalizante

    ejercido por personas paritarias enla evaluacin de sus vidas y las de

    los demsUbicado en circuitos de alianzas y

    coaliciones cambiantes conintereses similares. Es difuso, no

    se localiza con claridadPanptico:

    Se desarrolla y refina a nivel localLa gente participa activamente en

    la construccin de sus vidas deacuerdo con los cnones

    Agrupa a la gente para la vigilanciay establecimiento de lo normativo

    Basada en el continuumnormalidad/ anormalidad, tablas de

    desempeo, frmulas para lacategorizacin de las personas,

    etc.

    Poder TradicionalControl social a travs del juicio

    moral ejercido porrepresentantes e instituciones

    del estadoEst ubicado en un centrodefinido y responde a los

    intereses particulares de losmonopolizadores

    Jerarqua piramidal:de arriba hacia abajo

    La gente est a las afueras yson objetos del poder. El poder

    es impuestoOprime, reprime, limita, prohbe,

    impone, coartaEmpleo de smbolos de poder,ceremonias, castigo pblico.

    Busca generar temor

    Mecanismo decontrol

    Quin ostentael poder

    FigurarepresentativaParticipacin

    Acciones

    Tecnologa delpoder

    Cuadro 2. Diferencias entre el poder tradicional y el modernoAdaptado d White, 2000).

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    expandirse a los que denomin conocimientos subyugados. A partir de estas ideas,White termin de articular la dimensin narrativa dominante versus narrativaalternativa que es, en definitiva, el constructo nuclear alrededor del cual gravita elresto de su teora.

    3. Consideraciones acerca del cambioComo hemos visto, el foco de atencin principal de la TN lo constituye la

    relacin del individuo con su entorno. Concede un papel central al lenguaje puestoque concibe al hombre como un narrador de historias que a travs de los relatos daorden, coherencia y significado a la experiencia vital. El terapeuta asume laresponsabilidad de proveer una conversacin especial que permita generar elcambio. De forma general, el proceso teraputico podra resumirse en tres fases:

    1. El terapeuta realiza un acoplamiento con el cliente o la familia paradetectar la narrativa dominante saturada por el problema. As elterapeuta debe captar los mandatos y modelos sociales de los que derivanlos patrones narrativos habituales en sus discursos.

    2. En la segunda fase el terapeuta trata de deconstruir las narrativasrelacionadas con el estilo de vida insatisfactorio. Es aqu donde el procesode externalizacin adquiere mayor intensidad. El terapeuta centra susesfuerzos en comenzar a separar la identidad de los clientes de la asignadapor los diagnsticos psiquitricos y los cnones sociales.

    3. En la tercera fase, una vez se ha deconstruido la narrativa dominante quesometa a la persona a un estilo de vida insatisfactorio, la terapia se centraen construir narrativas alternativas que contradigan al relato opresivodominante y que recuperen dimensiones de competencia y satisfaccinpersonal. La terapia suele culminarse con la aplicacin de tcnicasespecficas como cartas o rituales diversos, como veremos ms adelante.

    Un aspecto crucial a tener en cuenta es que se trata de un programa basado encambios mnimos, es decir, se prima la direccin de los avances que va haciendo lapersona sobre la frecuencia o intensidad de los mismos. En este sentido lasrecadas son re-definidas como bajones propios de la adaptacin al nuevo estilode vida. La estrategia teraputica bsica consiste en amplificar lo positivo ymaximizar los cambios por mnimos que puedan parecer. Esta perspectiva confluyesincrnicamente con la terapia centrada en soluciones de Steve de Shazer (1982,1985, 1988) aunque, al parecer, no se influyeron mutuamente. El proceso de laterapia breve de de Shazer se concentra en indagar cuidadosamente sobre lossucesos positivos de la vida de sus clientes, se focaliza principalmente en la parteconstructiva del proceso esbozado arriba. Para ello, resulta fundamental que losclientes descubran lo positivo que ya estn haciendo y que recuperen el controlsobre sus vidas. En la actualidad muchos terapeutas integran ambos modelos deterapia en su prctica clnica.

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    Antes de detallar el proceso de externalizacin mostramos, a modo de sntesisde lo expuesto hasta ahora, un esquema de cmo la TN entiende la patologa y cules la alternativa teraputica que propone (figura 1).

    4. El proceso de externalizacinLa utilidad del procedimiento de externalizacin, al igual que cualquier otra

    tcnica, depende en gran medida de la manera en que se haya definido el settingteraputico, de las caractersticas de la familia con la que se est trabajando, delmomento del proceso teraputico en que se encuentre la intervencin, del contextoinstitucional en el que trabaje el terapeuta, de sus habilidades conversacionales, dela aceptacin por parte de la familia del trabajo metafrico, etc. No puede pasardesapercibido que este procedimiento es claramente de carcter interactivo, que sebasa en co-construir a travs del dilogo historias alternativas que favorezcan ladisolucin de los problemas. El xito de la tcnica, por tanto, no radica en el modoen que el terapeuta aplica el procedimiento sino en la interaccin entre la familia yel terapeuta y las narrativas resultantes de la conversacin entre los mismos.

    Veamos ms en detalle y de forma secuencial cmo se lleva a cabo el procesode externalizacin. Una primera decisin que se tiene que tomar es qu va a serexternalizado. En este sentido es el cliente el que tiene que proponer la metforaexternalizante. El terapeuta, por su parte, debe decidir sobre qu aspecto delproblema o de la vida del cliente va a sugerir el trabajo de externalizacin. Porejemplo, en un caso de depresin, un cliente sealaba que de forma especialmentesignificativa le abrumaban pensamientos sobre un futuro desesperanzador. Todosestos pensamientos seguan una lgica del tipo y si no consigo dinero, y si mi

    Figura 1. Esquema del modelo de Terapia Narrativa de White

  • REVISTA DE PSICOTERAPIA / Vol. XXIII - N 8922

    pareja me deja, y si tengo un problema de salud y le paralizaban a la hora de tomardecisiones con respecto a su vida de pareja y su vida en general. El equipoteraputico consider externalizar estos pensamientos a los que el cliente decidibautizar como los malditos Y sis. A partir de este mnima metaforizacin, elcliente pudo observar la influencia que ejercan sobre su vida cotidiana y pudo, conayuda de su pareja, aprender a ponerlos en su lugar de manera que resultasen menosmolestos para su vida a medida que avanz la terapia. Es importante tener en cuentaque la definicin externalizante del problema puede fluctuar a lo largo del proceso.As por ejemplo, una persona con problemas de adiccin a la cocana, puedeempezar luchando contra el maldito veneno que intoxica sus ganas de vivir o elgusano hambriento que sustenta las ganas de consumo, para pasar a luchardespus contra la traicionera impulsividad que le juega malas pasadas a la horade tomar decisiones. En otras ocasiones, el problema externalizado originalmentese mantiene a lo largo de todo el proceso. En otras ocasiones es la propia familia laque viene con una visin externalizadora. Aun en estos dos ltimos casos, laexternalizacin suele sufrir una transformacin paralela al avance de la terapia.Especialmente cuando se utiliza un recurso analgico para la externalizacin esaconsejable marcar los avances en el propio objeto utilizado. Por ejemplo, un clienteutiliz una figura de arcilla en forma de mano para externalizar la inseguridad (quele aprisionaba y le impeda hacer cosas), a medida que avanz la terapia, el terapeutale sugiri que fuese arrancando dedos a la figura como smbolo de la prdida depoder del problema.

    Frecuentemente lo que se decide externalizar tiene que ver con algn aspectonegativo del problema por el que la familia ha solicitado el tratamiento. El sentidocomn invita a que el criterio preferente sea el considerar qu elemento o elementosde la situacin actual preocupan ms a la familia y qu aspectos internalizados estnbloqueando la posibilidad del cambio. No hay que olvidar que el objetivo primor-dial de la danza identitaria entre lo internalizado y lo externalizado es ofrecerposibilidades viables para la resolucin del problema. En cierto sentido, la eleccinsobre lo qu va a ser externalizado focaliza la conversacin teraputica en torno auno o varios aspectos que marcarn el curso de la terapia. Beyebach (e.g. Beyebachy Rodriguez Morejn, 1994; Beyebach, 2006) basndose en su amplia experienciaclnica en modelos breves de terapia familiar, enumera una serie de indicacionespara el uso de la externalizacin en funcin de la situacin clnica y de lascaractersticas del cliente (vase cuadro 3).

    Otra consideracin importante es que lo que es susceptible de ser externalizadono son slo los aspectos negativos ligados a la sintomatologa de un trastorno.Tambin pueden ser externalizadas las creencias que van ligadas al mantenimientodel problema. En este sentido podra decirse que existen dos modalidades deexternalizacin: la primera consiste en hablar del problema o el sntoma como sifuera un personaje externo. En la segunda, el problema se relaciona con ciertas

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    creencias o modelos sociales que gobiernan el estilo de vida del cliente sin que estelo haya notado. Considrese por ejemplo el caso de una pareja en la que uno de susmiembros padece una enfermedad fsica crnica como el cncer. Las parejas quepasan por una experiencia como esta suelen ver amenaza su estabilidad familiar yconyugal puesto que la aparicin de la enfermedad y su cronicidad implicancambios en los roles y en la estructura familiar (Navarro, 2004).

    En el caso de David y Sandra, el cncer haba inundado la totalidad de susvidas. David llevaba enfermo ms de dos aos y a pesar de que laposibilidad de morir a causa del tumor era bastante baja, las consecuen-cias del tratamiento con quimioterapia haban socavado sus capacidadesfuncionales tanto a nivel laboral como familiar. Ambos miembros de lapareja se sentan consternados por la prdida de la normalidad que habasupuesto la aparicin del cncer. Tal era la consternacin que la relacinentre ambos giraba completamente en torno a la enfermedad. David,quejumbroso por los dolores y las molestias, y Sandra, sumida en su rol decuidadora, haban transformado su relacin de pareja hasta convertirlacasi en una relacin de enfermera y paciente. Ninguno de los dos estabasatisfecho con la situacin, pero el no poder ventilar estos sentimientos pormiedo a herirse mutuamente, provocaba que la insatisfaccin se tradujeraen un mayor distanciamiento emocional entre los miembros de la parejae incluso facilitaba la aparicin de sntomas de tipo depresivo en Sandra.En este caso resultaba del todo adecuada una intervencin teraputica queayudase a poner la enfermedad en su lugar. Para ello, combinamos ambas

    Situacin ClnicaClientes que se muestran pasivos,resignados o incapaces para hacer frentea una situacin.El cliente est paralizado por lossentimientos de culpa.

    La Familia est enfrentada por elproblema.El cliente muestra una fuerteinternalizacin del diagnstico.El cliente sostiene creencias fuertementearraigadas que mantienen el problema.El cliente se expresa de forma ambigua ypoco concreta.

    Objetivo y efecto buscadoAumentar la responsabilidad sinculpabilizar.

    Desplazar la culpa y recuperar losrecursos de las personas para queacten sobre el problema.Reestructurar las posiciones de la familiafrente a un enemigo comn.Aplacar las connotaciones peyorativasdel diagnstico.Cuestionar las creencias de los clientessin que se sientan atacados.Ayudar a establecer un punto dereferencia concreto al que poder haceralusiones.

    Cuadro 3. Recomendaciones en el uso de la externalizacin(Adaptado de Beyebach y Rodrguez Morejn 1994).

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    modalidades de externalizacin en la terapia. Por un lado se metaforiz laenfermedad como un diablillo caprichoso que daba rdenes y que noentenda de las necesidades de la pareja. Este movimiento permiti unir ala pareja contra la enfermedad y que ambos pudieran expresar qunecesidades estaban siendo desatendidas por culpa del caprichoso diabli-llo. En un momento ms avanzado de la terapia se analizaron las creenciasde Sandra acerca de su rol de cuidadora. Se externalizo la creencia de lamujer como sostn de la familia lo que permiti analizar e identificar losrequerimientos abusivos de este rol y que ganara tiempo y espacio paraotras necesidades relevantes en su vida.

    Por ltimo, sealar que aunque la externalizacin sea un procedimientoaplicable a una gran variedad de situaciones y condiciones clnicas tiene algunasexcepciones en su uso. Como sealan Payne (2002) y el propio White (White yEpston, 1990) no debe utilizarse en casos de abuso y maltrato como el abuso sexual,la violencia de gnero, las violaciones, el bullying, etc., cuando se trabaja con elagresor. Ante tal situacin el terapeuta tender, en todo caso, a externalizar lascreencias y actitudes que fundamentan la agresin para desmontar el discurso quejustifique la violencia.

    4.1 De la problematizacin de la persona a la personificacin del problemaUna vez tomada la decisin de qu va a ser externalizado es momento para

    ponerle un nombre. Habitualmente este nombre va asociado a la manera en que laspersonas definen el problema cuando llegan a la consulta. En la prctica clnica seobserva que cada familia y cada miembro tiene una forma especfica de formularel problema por el que consultan. Es importante que el terapeuta muestre sensibi-lidad hacia las caractersticas especficas de cada situacin de manera que laredefinicin del problema resulte creble, asumible y prxima a la experienciaparticular de la familia.

    Una forma tpica de negociar el nombre con el cliente o la familia de lo que seva a externalizar es indagar sobre la definicin del problema y alentar a que ellosmismos lo concreticen, a travs de la imaginacin, en un nombre que lo represente.En este primer movimiento tctico comienza la personificacin del problema al quedespus habr que dotar de connotaciones especficas. A continuacin transcribimosuna secuencia conversacional en la que se pone de manifiesto esta fase del proceso.En este caso, un joven con problemas de adiccin a la cocana y el cannabis definael problema como un impulso irrefrenable que le llevaba al mismo sitio una y otravez.

    Terapeuta: Cmo definiras ese impulso que no puedes frenar?Carlos: pues no se como eso, un impulso, no lo s. Pues que me llamay no puedo dejar de escucharlo es una mierda... luego me arrepiento.Terapeuta: entiendo Entonces quieres decir que de alguna manera hay

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    una voz que te invita a seguir ese camino que siempre te lleva al mismositio?Carlos: S, algo as. Pero cuando escucho esa voz es que no escucho otrasabes, se me va la pinza.Terapeuta: Y cmo llamaras t a esta especie de voz?Carlos: no te entiendo Que cmo se llama?Terapeuta: S, para que podamos entendernos t y yo, si fuese una personay tuvieras que ponerle un nombre Cmo la llamaras?Carlos: Pues no s (pausa.) La verdad que te come la olla. Si fuese unapersona se llamara Mr. Comecocos.Terapeuta: (risas) Qu bueno! Parece que Mr. Comecocos es un autnticoexperto en convencerte de que hagas cosas que no quieres.Carlos: Ya te digo Menudo listillo!

    En este ejemplo se ve como el joven acepta rpidamente la propuesta que lehace el terapeuta, pero esto, obviamente, no siempre ocurre as. En ocasiones habrque desistir de la tcnica o buscar otro foco si se atasca el proceso o no resulta tilpara la familia. Si bien hemos dicho que existen bsicamente dos modalidades deexternalizacin, las tcnicas para personificar el problema son mltiples y lasmetforas resultantes infinitas. Las posibilidades tcticas estn al servicio de laimaginacin y la creatividad del terapeuta. Cuando por algn motivo la personatiene dificultades para encontrar un nombre, resulta de gran utilidad introducir unelemento analgico, como la mano de arcilla que hemos comentado antes. De estamanera, se ayuda a definir la externalizacin. El terapeuta puede mandar la tarea alcliente de que traiga al prximo encuentro algn objeto que represente el problema.Esto mismo puede hacerse a travs de dibujos. La utilizacin de dibujos paracomenzar la externalizacin resulta especialmente eficaz en el trabajo con nios yadolescentes y sus familias. En el caso del joven del ejemplo anterior, se le pidi querealizara un dibujo que representase a Mr. Comecocos (figura 2). Una vez realizadoel dibujo se le pidi que describiese las caractersticas de este personaje. Escribilo siguiente:

    Despreocupado, liante, malo, descontrolado.Mr. Comecocos pasa de todo, es un despreocupado que entra en mi vidapara liarme y entrar en su mundo, me asla. Es un mundo descontroladoy malo que rige l.

    La descripcin de las caractersticas del problema, como en el caso de Mr.Comecocos, forma parte de la siguiente fase del modelo que White denominapreguntas de influencia del problema sobre la persona. Consiste en describircmo el problema influye en la vida de las personas en todas las esferas: conductual,emocional, fsica, relacional. Pueden ser preguntas del tipo Qu te hace pensar,sentir, hacer y cmo te lleva a relacionarte (el personaje o creencia que sea)?

    Resulta conveniente atribuir al personaje los aspectos negativos que se derivan

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    del problema y atribuir lo positivo a la persona. En este sentido, utilizar expresionespersonificadoras y un lenguaje de guerra resulta de gran utilidad (Beyebach yRodrguez Morejn, 1994). Ejemplos prototpicos de ello pueden ser: los malditosY sis estn tratando de hundirte, la colonizacin de los Y sis, parece queMr. Comecocos sabe cmo vencerte, la tirana de la ruin caca, la batallacontra el gusano hambriento, el pulso contra el diablillo caprichoso, laopresora mano de la inseguridad o el sometimiento a los mandatos de la visin

    Figura 2. Dibujo de externalizacin

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    de la mujer como sostn de la familia.Todas estas intervenciones tienen el don de generar una distancia cada vez

    mayor entre la persona y el problema. Del mismo modo que en el modelo dialgicodel self se generan dilogos entre las distintas voces interiores (Hermans yDimaggio, 2004), resulta muy til contraponer la voz del problema con la voz dela persona y la familia, intensificando las diferencias entre ambos y polarizando losatributos positivos y negativos en uno y otro bando (Beyebach y RodrguezMorejn, 1994). Y si la situacin lo requiere se puede optar tambin por externalizaralgn atributo positivo con la finalidad de hacerlo ms consciente y engrandecerlo.

    En el caso de nios y adolescentes (aunque tambin es aplicable en adultos)resulta muy eficaz continuar con los dibujos iniciales generando una historia entorno a ellos que describa el tipo de relacin que se mantiene con el problema tantoen el pasado como en el presente y especialmente en el futuro. Continuar estahistoria y compartirla con la familia ayuda a que tengan un lenguaje comn, sentidocomo propio y relacionado con su experiencia, para hacer frente al problema,recuperar el control sobre el mismo y descubrir cul puede ser la va alternativa pararecuperar una vida satisfactoria. En la figura 3 se presenta una vieta dibujada enla tercera sesin por el joven que luchaba contra la influencia de Mr. Comecocos.

    4.2 La nueva narrativa de la historia preferidaUna vez que se ha descrito de una manera ms o menos detallada la influencia

    que ejerce el problema sobre la vida de la persona y sus relaciones, se invierte elsentido de la entrevista y comienza una segunda tanda de preguntas acerca de lainfluencia de las personas sobre el problema. El objetivo fundamental consisteen identificar episodios concretos en los que el cliente y sus familiares no dejaronque el problema externalizado o las creencias y modelos opresivos del contextosocial pautaran sus vidas por completo. Es decir, hay que incluir en la nuevanarrativa episodios de la experiencia que contradigan la antigua narrativa. Es lo queWhite denomin acontecimientos extraordinarios.3

    Por lo general no resulta sencillo que las personas identifiquen este tipo dehechos en el flujo de su experiencia. Menos an cuando la narrativa est muysaturada por el problema. Esta fase exige un autntico ejercicio de virtuosismoexploratorio por parte del terapeuta para ayudar al cliente y a sus familiares a queidentifiquen acontecimientos extraordinarios. Estos pueden rastrearse en el pasadoremoto o el inmediato, o incluso en el espacio entre sesiones. Tambin puedenbuscarse en la experiencia presente, estos son los que tienen lugar durante eltranscurso de la sesin. Pero tambin pueden identificarse en el futuro mediantepreguntas relativas a las intenciones o planes que tiene la persona para hacer frentea los problemas. La descripcin pormenorizada de la fase anterior, de la influenciadel problema sobre la vida de la familia, facilita encontrar matices en la experienciadel cliente que contradiga la narrativa dominante. El terapeuta debe estar receptivo

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    a cualquier seal que marque una diferencia para poder amplificarla a travs depreguntas destinadas a construir nuevos significados. La tctica para generar unanarrativa alternativa consiste pues en encontrar puntos de entrada en la historia dela persona que permitan construir nuevos significados que sostengan una identidadlibre del problema y que potencien un sentido de agencia personal.

    Como estrategia fundamental para generar nuevos significados White (1994)

    Figura 3. Presente, pasado y futuro de la relacin con Mr. Comecocos

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    toma prestada de Bruner (1986) la distincin entre el panorama de accin y elpanorama de conciencia. El primero hace referencia a los hechos, las conductasy pensamientos que tienen lugar en un nivel factual de la experiencia. El segundo,en cambio, es el lugar donde yace el mundo del significado y las implicaciones quetienen esos hechos, conductas y pensamientos para la persona y su sentido vital.Cuando se localiza un acontecimiento extraordinario se pueden formular preguntasrelativas al panorama de accin tales como: Cmo has conseguido enfrentarteeficazmente al problema? Qu hiciste o qu pensaste para que esos episodiostuvieran lugar? Qu te dijiste a ti mismo para actuar as? Qu abono el terreno paraque aflorara esa idea? Qu hiciste para mantener esa idea hasta el final?

    Las preguntas relativas al panorama de conciencia en cambio buscan aclararel significado que tiene para la persona tales acontecimientos, por ejemplo: Quindica esto acerca de tus cualidades como persona? Qu ests descubriendo de tiahora que antes estaba oculto por (creencia/ personaje)? Por qu es importante parati que sea de otra manera? De qu forma va a repercutir esto en tu relacin con elproblema? Y con tu familia? Qu crees que dir de ti tu mejor amigo cuando sepaacera de esto? Qu otras personas que te conocen llegaran a la misma conclusinque t?

    Cuantos ms acontecimientos extraordinarios puedan localizarse ms fcilresultar tejer la nueva narrativa. Sin embargo, tal y como seala White slo conidentificar uno es suficiente si resulta suficientemente significativo para la persona.Lo ms habitual es que se localicen varios en distintos momentos temporales de lahistoria de la persona. Es tarea del terapeuta facilitar que la persona establezca lasconexiones necesarias para dotar de coherencia a la historia alternativa resultante(figura 4). En cierto sentido, el mero hecho de preguntar acerca de acontecimientosextraordinarios puede suscitar que sucedan al focalizar la experiencia consciente dela persona en bsqueda y captura de la diferencia.

    Figura 4. Esquema de la construccin narrativa

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    En TN los terapeutas adoptan una actitud de doble escucha. Permanecen muyatentos a la narrativa que la familia trae a la sesin pero al mismo tiempo seconcentran en percibir qu significados se esconden en lo no dicho o no narrado. Eslo que White denomin lo ausente pero implcito (White, 2000). Este conceptohace referencia a que la categorizacin de una experiencia en torno a un significadose hace en base a una diferencia, slo puede hacerse por contraste a lo que no es. Porejemplo, slo puede conocerse la desesperacin si la persona tiene un conocimientoacerca de la esperanza. Una historia de soledad habla tambin de experiencias deconexin con los otros. En este sentido White propone que toda atribucin designificado a una experiencia esta en relacin a un opuesto que a menudo no esexpresado pero que se encuentra latente en la narrativa. En su terminologa, siemprehay un punto de resistencia frente a las prcticas de poder del discurso dominante.

    Si aplicamos esta idea al marco de la terapia, la familia no slo nos habla delo que es el problema sino tambin de lo que el problema no es. El significadoemergente de la lnea de implicacin de lo opuesto supone un punto de salida a lanarrativa constrictiva del problema pues lo ausente pero implcito ofrece mltiplesvas para describir el tipo de relacin que la familia o cliente mantiene con elproblema. Como gua para la conversacin el terapeuta puede preguntarse a smismo en qu significados latentes se apoya la narrativa saturada por el problemay en qu forma pueden conectarse con la historia alternativa. El terapeuta debe tratarde hacer visible los significados que no son evidentes pero que estn por implicacino contraste en la narrativa presentada. Normalmente estos significados entraanvalores importantes de la persona y esperanzas vitales que han sido quebrantadaso subyugadas por la aparicin del problema. Carey (2006) propone algunosejemplos de preguntas que ponen de manifiesto estos valores en una persona queexpresa dolor emocional como resultado de una experiencia traumtica: Qu diceeste dolor acerca de tus creencias importantes sobre la vida que han sido subyugadaso violadas? De qu dan testimonio estas lgrimas acerca de lo que es preciado parati? Qu conocimientos importantes del mundo han sido insultados, degradados,transgredidos o pisoteados?

    En nuestro ejemplo del joven muchacho que luchaba contra Mr. Comecocostambin se puede inferir lo ausente pero implcito. Como est descrito ms arriba,el joven describi al personaje como despreocupado, liante, malo, descontrolado.Mr. Comecocos pasa de todo, es un despreocupado que entra en mi vida paraliarme y entrar en su mundo, me asla. Es un mundo descontrolado y malo que rigel. En estas lneas se puede leer claramente una alternativa al problema basada enla historia de alguien preocupado, responsable, bueno, con capacidad de control yconectado con los dems. Los significados opuestos a la expresin narrativa delproblema tienen que ser contrastados con el cliente y sus familiares y observar dequ manera estas caractersticas se manifiestan en las acciones que llevan a cabo ycmo se conectan con sus valores personales.

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    Como puede observarse existen mltiples vas de entrada para construir lahistoria preferida. La idea bsica radica en facilitar que las personas reflexionensobre su experiencia, descubran nuevos valores, redescubran viejas esperanzas yadquieran compromisos con ellas mismas que les guen hacia una vida mejor. White(2007) sistematiz ciertos recursos conversacionales para orientar la narrativa en elproceso teraputico. Incorpor las metforas del andamiaje y la zona de desarrolloprximo, creadas por Vygotsky (1962) y desarrolladas por Bruner (1990) paraestructurar la prctica de conversaciones teraputicas. A travs de estos recursos elterapeuta puede ayudar al cliente a pasar de lo conocido y familiar de la narrativadel problema a lo no conocido pero posible de conocer de la historia preferida. Estosdesarrollos tericos estn detallados en una de las ltimas obras antes de su muerte.En ella White (2007) describe una serie de mapas basados en el andamiaje para guiarla conversacin teraputica de manera que facilite la consecucin de distintosobjetivos en la emergencia de la historia preferida. Remitimos al lector interesadoen profundizar a dicha obra que, de momento, solo est disponible en ingls.

    4.3 Mantener y enriquecer la nueva narrativaEn el primer paso del proceso se le da un nombre al problema que permita

    objetivarlo como algo externo. Seguidamente se explora sobre dos aspectoscruciales. Primero cmo el problema influye en la vida de las personas y despusla manera en que las personas influyen sobre el problema. A partir de losacontecimientos extraordinarios y del significado ausente pero implcito se comien-za a tejer una historia diferente a la inicial. Pero es evidente que la historia, nuncamejor dicho, no ha hecho ms que empezar.

    La pregunta ms habitual que formulan los alumnos cuando estn realizandoun entrenamiento en un modelo breve como la TN suele referirse a cmo se lograun compromiso para el cambio cuando el problema del cliente o la familia tienecierta gravedad o bien cuando muestran reticencias para continuar con la todavaincipiente historia alternativa. Por ejemplo, en el marco de las drogodependenciasse observa a menudo que la persona puede haber aceptado el trabajo de externalizacinsobre la conducta adictiva y haber identificado acontecimientos extraordinarios enlos que ha conseguido el control sobre su vida y, sin embrago, no sentirse endisposicin para continuar con la terapia o para cesar el consumo y seguir dandopasos en el proceso de cambio. La propuesta de White para este tipo de situacionesconsiste en plantear al cliente o la familia un dilema que hay que resolver. Alplantear el dilema se contraponen dos situaciones opuestas respecto a las cuales elcliente ha de tomar una decisin. En un extremo del dilema, se plantea la posibilidadde seguir con o aumentar la sumisin al personaje o modelo que haya sidoexternalizado. En el otro, se sita la posibilidad de continuar con la libertad personalexperimentada en los acontecimientos extraordinarios. Cuando se realiza estemovimiento conviene concretizar a travs de preguntas los efectos y consecuencias

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    de ambas posturas. Se preguntara por ejemplo, Cmo deberas hacer paraaumentar tu sumisin a (personaje/ creencia)? Qu tendra que pasar para que el(personaje/ creencia) ganara ms terreno? Con el objetivo de esclarecer qu cosasharan que el problema fuese a peor. Como contrapartida se recuerda el futuropositivo dibujado por los desenlaces inesperados, se evalan los inconvenientes queconlleva el realizar pasos en esta direccin y se explicitan las estrategias y recursosque tiene la persona para afrontarlos. La decisin queda a la voluntad de la persona.

    Como ya hemos sealado en un apartado anterior, se trata de un programabasado en cambios mnimos por lo que llegados a este punto del proceso el focoteraputico se centra en amplificar cualquier cambio que se haya dado por mnimoque sea. La estrategia a seguir durante esta fase de la terapia consiste en identificarlos episodios satisfactorios de la experiencia de la familia y entretejerlos con laimagen de cambio generada a partir de los desenlaces inesperados. Ejemplos depreguntas en esta lnea son: Qu ha ido mejor desde la entrevista anterior? Quhiciste para conseguir que esto sucediera? Qu ms personas se dieron cuenta deeste logro? Qu cosas diferentes crees que vieron en ti? Cmo reaccionaron elloscuando lo notaron? En qu te ayud (personas significativas)?

    En esta misma lnea resulta de gran ayuda para el cliente realizar preguntas queidentifiquen las posibilidades relacionadas con los s mismos posibles positivosque emergen de la nueva narrativa. En concordancia con la terapia centrada ensoluciones, en estas preguntas es importante dar por supuesto que el cambioocurrir. Realizar este tipo de preguntas cuando procede no slo favorece el timingdel cambio sino que adems ayuda a la persona a tener una imagen muy clara ydefinida de lo que es el cambio. Por ejemplo: Qu vas a hacer, pensar, sentir cuandoesto pase? Quin ser el primero en advertir los cambios? Cmo va a reaccionar(persona significativa) cuando se d cuenta de ello? Cundo esta persona reaccio-ne as, cmo vas a reaccionar t? Qu pasar cuando mantengas este cambio?

    Como se habr dado cuenta el lector, los verbos y las conjunciones de laspreguntas eluden deliberadamente el uso del condicional para remarcar la idea deque el cambio tendr lugar. Es importante que el terapeuta tenga esto en mente a lahora de elaborar su discurso. Una tercera va de accin consiste en realizar preguntasacerca del futuro prximo. Estas pueden ir dirigidas a dos tipos de objetivos. Lasprimeras van dirigidas a determinar cules son las posibilidades extraordinariasque el cliente puede conseguir: Qu cosas te ves capaz de conseguir de aqu a seismeses con esta nueva imagen de ti mismo? Cmo te vas a sentir cuando veas quehas dado este paso? Qu pasos estas dando ya que van en esta direccin?

    La otra serie de preguntas sobre el futuro tienen por objetivo identificar yseleccionar audiencias adecuadas que ayuden y mantengan la nueva identidad dela persona. Son las llamadas preguntas de difusin extraordinaria o de circula-cin. Ejemplo de ellas pueden ser: Quines han percibido estos cambios? Aquienes les comunicaremos las buenas noticias primero? Cmo les hars saber lo

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    que has logrado? Cmo van a pensar y reaccionar cuando lo sepan? Qu serdiferente en tu relacin con ellos?

    Como habr observado el lector, se trata, en definitiva, de enardecer la libertadde las personas frente a la constriccin vital impuesta por el problema. La estrategiageneral consiste en situar al cliente en una posicin de mayor control sobre losacontecimientos de su vida, clarificar las posibilidades positivas que brotan de lanueva posicin y vincular estas experiencias con una nueva identidad teniendo muypresente el contexto relacional de la persona o familia consultante. Es esencial quela renovacin identitaria resultado del cambio vital se vea confirmada y enaltecidapor la red de relaciones significativas de la persona. La TN, prolfica en el diseode estrategias para tal fin, acostumbra a ritualizar el cierre de la terapia en base aintervenciones que apelen a la audiencia de voces externas (e internas) implicadasen la trama resultante de la lucha entre las dos historias: la saturada por el problemay la preferida. La explicacin de estos procedimientos nos conduce ineludiblementeal siguiente apartado.

    5. Cmo finalizar la terapiaLa TN busca que las personas re-escriban sus vidas a lo largo del proceso

    teraputico. En consonancia con la nueva historia vital generada, la personaexperimenta un cambio identitario, denominado en la jerga de la TN migracin deidentidad. White (1986) busc una metfora que reflejase este proceso de transi-cin identitaria para definir la terapia. Encontraron que la nocin de Rito de pasajeo Rito de paso descrita por van Gennep era una analoga muy adecuada paraenmarcar el tipo de trabajo teraputico que haban configurado.

    El rito de pasaje es definido por van Gennep como un fenmeno universal quese realiza a travs de rituales diversos en funcin de la cultura en que se d y queest destinado a facilitar las transiciones de la vida social, de un estatus a otro o deuna identidad a otra. El rito de paso concluye con la reincorporacin de la personaa su mundo social y familiar pero en una posicin diferente. A su vez, promueve laparticipacin de las personas significativas del entorno en la celebracin y elreconocimiento de que la persona alcanz un status mejor que el anterior.

    Aplicar esta conceptualizacin a la prctica teraputica permite alejarse de lanocin clsica del fin de la terapia como prdida y de suscribir el proceso a loslmites de la privacidad y la exclusividad de la relacin cliente terapeuta. Por elcontrario, para completar la migracin identitaria ser necesario que se proclame,mediante declaraciones que sostengan la idea de que la persona logr realizar latransicin con xito, un reconocimiento social de la nueva posicin de la persona.

    White y Epston (1990) propusieron diferentes formas de ritualizar el pasaje ala nueva reincorporacin y contrastaron con sus clientes y familias consultantescules haban resultado ms tiles. Se percataron de que lo ms relevante eradisponer de una audiencia capaz de dar cuenta del cambio acontecido y de legitimar

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    la nueva posicin de la persona. Fruto de esta revisin concretaron cuatro vasdiferentes de llevar a cabo este objetivo:

    1. Notificar por escrito el cambio logrado a las personas ms importantes dela vida de la persona.

    2. Realizar declaraciones personales y redactar cartas o documentos quedejen constancia del nuevo estilo de vida.

    3. Celebrar los cambios con algn ritual en presencia de las personassignificativas.

    4. Consultar al cliente en calidad de experto quien se convierte en asesor delterapeuta.

    El cierre narrativo puede revestir mltiples formas y no siempre implica ladisolucin total del problema. Pero siempre conlleva una re-descripcin de lasituacin problemtica y un enriquecimiento narrativo en trminos de flexibilidady coherencia.

    5.1 Cartas, documentos y declaraciones personalesEl punto 1 y 2 hacen referencia a la utilizacin de material escrito en

    psicoterapia. Este es un tema muy amplio puesto que el uso de la escritura por partedel terapeuta o de la familia se ha aplicado a una infinidad de situaciones. Es unmedio tcnico que no conoce lmites y cuya aplicabilidad tiene tantas facetas comoterapeutas lo utilicen. No obstante en este sub-apartado vamos a considerar sloalgunos de los procedimientos ms habituales que facilitan el final de la terapia. Untrabajo muy sistemtico sobre el uso de cartas en terapia familiar puede encontrarse,para quien quiera profundizar, en Linares, Pubill y Ramos (2005). Desde el modelode TN se le da mucha importancia a cmo la tecnologa de poder a travs dellenguaje escrito define y moldea a las personas. Por ejemplo, el expediente de unestudiante es un vehculo de la vala de la persona y determinar en parte el accesoa oportunidades laborales. En el caso de los informes psiquitricos el impacto en ladefinicin de la identidad de la persona es mucho mayor. Con ms frecuencia de loconveniente en la prctica clnica se dan situaciones en las que una personadesenfunda una carpeta llena de informes mdicos y psiquitricos para contarle alinfortunado terapeuta la retahla de conclusiones que los expertos han hecho sobrela persona y su problema. Es por ello que la TN muestra gran inters encontradocumentar y describir las capacidades de la persona, su competencia y sulugar en la comunidad a travs de cartas, certificados y declaraciones personales.

    Una de las tcnicas de contradocumentacin ms famosas en TN es lautilizacin de certificados que den testimonio de los nuevos relatos. Preferentemen-te se utilizan con nios y adolescentes pero pueden adaptarse muy fcilmente almundo de los adultos. Tremendamente ingeniosos son los certificados diseadospor White y Epston (1990), por ejemplo: Certificado de Domador de Monstruos yCazador de Fantasmas, Certificado de Victoria sobre el Pipi Traicionero, Certifica-

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    do de control sobre la Ruin Caca, Certificado de huida de las Rabietas, los cualesson emitidos por instituciones tan pintorescas como la Asociacin Australiana deDomadores de Monstruos y Cazadores de Fantasmas o la Sociedad Internacional deVencedores del Miedo. Estos certificados se entregan normalmente en el marco deuna celebracin. En la figura 5 presentamos un ejemplo de un diploma entregadoa un nio que haba superado un problema de impulsividad.

    Las cartas es el otro gran bloque de producciones escritas utilizadas en eltrascurso de la terapia. Utilizar cartas como cierre narrativo incrementa la eficaciade la comunicacin as como la divulgacin de los cambios logrados. Utilizaremos,a modo de ejemplo, la carta dirigida a una pareja fuertemente polarizada que decidifinalizar la terapia prematuramente y que encontr continuacin a travs del envode la siguiente carta:

    Estimada Pareja:Queramos escribiros unas palabras que puedan servir de recuerdo deltrabajo que habis realizado durante estos cinco meses. Lo primero detodo felicitaros porque despus de muchos aos en los que habis estadojugando en bandos contrarios a consecuencia del sometimiento a ladictadura de la rivalidad, habis tomado la decisin de volver a caminaruno al lado del otro y empezar a funcionar como un equipo.Pareciera que habis empezado a entender la importancia que esto tiene

    Figura 5. Certificado de Domador de Caballos Salvajes

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    para el bienestar emocional y la salud individual y de pareja y habisempezado a ganar terreno a los mandatos de la rivalidad. Os confesare-mos que hubo momentos en los que nos preocupaba que no entendieseis losriesgos que comportaba jugar en equipos rivales. En la terapia observa-mos que, bajo el influjo de la consentida rivalidad, t, Dorotea, dedicabasgran parte de tu atencin en sealar lo que Tefilo no haca y t, Tefilo,aprendiste a responder escapando. As se consolid el crculo viciosoen el que os quedasteis atrapados: a mayor crtica, mayor escapismo yviceversa.Tanto sufrimiento cuando lo que en realidad los dos estabais buscandotodo este tiempo era el reconocimiento, el cario y el amor del otro. Ennuestra opinin, hacis bien en desor lo que la rivalidad tiene preparadopara vosotros. Durante la terapia habis realizado algunos pasos en estadireccin:1. Habis empezado a hablar y compartir las cosas que os preocupan einteresan.2. Habis retomado salidas, viajes, actividades, etc que han sido y sonplacenteras para vosotros.3. Habis empezado a tomar decisiones conjuntamente llegando aacuerdos en los que cada uno tiene que ceder y poner algo de su parte.Os animamos a seguir avanzando en esta direccin: t Tefilo a seguiramplificando tus seales de cario y de reconocimiento hacia Dorotea yt, Dorotea, a continuar poniendo ms confianza en Tefilo. Ambos tenisque valorar los gestos de buena voluntad que cada uno hace hacia el otro,pues es la manera en que podis desplazar a la obstinada rivalidad.Os deseamos mucha suerte y una buena continuacin en la bsqueda delbienestar.

    El Equipo Teraputico

    5.2 Celebracin de los cambiosCelebrar los cambios a travs de rituales tiene un gran efecto teraputico. La

    conveniencia de incluir rituales al final de la terapia (o durante el proceso) vienemarcada por el valor cultural simblico que poseen y por su capacidad paraestrechar lazos y legitimar transiciones en la posicin e identidad de las personas(Garca-Martnez, 2012). Sirva como ejemplo el resumen del siguiente caso clnicoal que hemos titulado Bruno y La muerte del Len.

    Bruno era un joven que a pesar de contar con slo 23 aos de edad tena unalarga historia de consumo de cocana que comenz cuando era un adolescente prepber. Cuando lleg a nuestra consulta nos sorprendi su determinacin en quererabandonar ese estilo de vida y comenzamos un trabajo teraputico individual yfamiliar que se extendera por un periodo de once meses. Durante los primeros

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    meses la terapia tuvo sus idas y venidas con respecto al mantenimiento de laabstinencia, pero la determinacin de Bruno era tal que no le importaba cuantasveces tena que levantarse y volver a hacer frente a la fiera salvaje que le arrastrabaal viejo estilo de vida. Al principio la familia estaba dividida con respecto alproblema. El padre culpaba al hijo de todas sus fechoras y haba desistido de la ideade ayudar, la madre, en cambio, trataba de compensar la actitud del padre con unamarcada sobreproteccin e indulgencia. Como resultado Bruno actuaba a susanchas sin que nadie pudiese poner lmites y, lo que era peor, contenerle cuando lafiera salvaje empujaba a Bruno hacia la desesperacin. Tras unas sesiones conjuntaslos padres consiguieron alinearse y ayudar a Bruno ponindole lmites donde l noera an capaz de controlarse y ofreciendo contencin en los momentos de mayordificultad. Durante los ltimos siete meses de la terapia, Bruno mantuvo laabstinencia total con relativa facilidad y nos dedicamos a trabajar sobre otrosaspectos de su vida que haban sido desatendidos por satisfacer las necesidades quele impona la fiera salvaje. Pasados estos meses el equipo teraputico decidi dar porfinalizada la terapia y se convoc a toda la familia para una ltima sesin especial.En esta sesin se invit a Bruno y a sus padres a comentar qu cambios valorabanms y cmo haban sido capaces de hacerlos. Los padres reconocieron el esfuerzode Bruno y ste el de sus padres, sin embargo segua siendo sealado como el chicoproblemtico que, en esencia, no haba cambiado, slo haba aprendido a controlar-se ms. Esta actitud exigente haba sido til durante una parte del proceso, pero enestos momentos resultaba del todo contraproducente puesto que bloqueaba laconsolidacin de la historia alternativa de Bruno. El equipo teraputico considernecesario ayudar a la familia a completar la migracin de identidad y se trasmitiel siguiente mensaje para facilitar la etapa de reincorporacin del rito de pasaje:

    Estimada familia, hemos estado luchando conjuntamente durante oncelargos m