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SEGUNDO CONGRESO CONTINENTAL LATINOAMERICANO DE VOCACIONES 2011 31 de enero al 5 de febrero de 2011 Cartago, Costa Rica SEGUNDO CONGRESO CONTINENTAL LATINOAMERICANO DE VOCACIONES 2011 DOCUMENTO DE TRABAJO

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SEGUNDO CONGRESO CONTINENTAL LATINOAMERICANO DE VOCACIONES2011

31 de enero al 5 de febrero de 2011Cartago, Costa Rica

SEGUNDO CONGRESOCONTINENTAL LATINOAMERICANO

DE VOCACIONES 2011

DOCUMENTO DE TRABAJO

Pontificia Obra para las VocacionesConsejo Episcopal Latinoamericano – CELAM

Conferencia Latinoamericana y Caribeña de Religiosos y Religiosas - CLAR

CONTENIDO

INTRODUCCIÓN4

PRIMERA PARTE: VOZ DE LA PALABRA

Preámbulo1.1 Realidad socio-económica 1.2 Realidad política y cultural1.3 Realidad eclesial1.4 Realidad vocacional1.5 Etapas del acompañamiento vocacionalReflexión

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SEGUNDA PARTE: ROSTRO DE LA PALABRA

Prólogo2.1 La misión evangelizadora y vocacional de Jesús 2.2 La vocación a la orilla del mar2.3 Lanzad vuestras redes2.4 La palabra de Jesús, una palabra vocacional2.5 De Maestro a Señor2.6 Las redes de la misión2.7 Pescadores para siempre2.8 Aprender con JesúsReflexión

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TERCERA PARTE: CASA DE LA PALABRA 3.1 Realidad englobante 3,2 La Voz de la Palabra

3.3 La voz de la Iglesia Latinoamericana y Caribeña 3.3.1 El sujeto vocacional

3.3.2 El Maestro del discípulo misionero3.3.3 La santidad como ideal3.3.4 La comunión como ambiente3.3.5 La formación como camino

3.4 Las columnas y vigas de la casa vocacional 3.4.1 La escucha de la Palabra 3.4.2 La mesa de la Eucaristía 3.4.3 La Oración de escucha 3.4.4 La Comunión coherente

3.5 Nuevos escenarios y sujetos emergentes de la Pastoral Vocacional

3.5.1 Nuevos escenarios 3.5.2 Sujetos emergentes

Conclusión Reflexión

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CUARTA PARTE: CAMINOS DE LA PALABRA 4.1 La misión: Echar las redes 4.2 Recorrer los caminos de la Palabra

4.2.1 Los caminos de la animación vocacional en el contexto actual.

4.2.2 El camino y el proceso de conversión de la animación vocacional

4.2.3 Una animación vocacional que forma discípulos misioneros4.3 Elementos fundamentales de la animación vocacional4.4 Los desafíos de la animación vocacional4.5 El perfil y la identidad de los animadores vocacionales

4.5.1 La formación de los animadores vocacionales4.5.2 La oración: Escuchar la Palabra de Dios4.5.3 Espiritualidad vocacional4.5.4 La centralidad del Encuentro con Jesucristo

4.6 Itinerario fundamental de los discípulos misioneros4.6.1 El proceso vocacional y formativo de los discípulos

misioneros4.7 Los lugares y espacios de animación vocacional

4.7.1 La comunidad eclesial4.7.2 Estructura y organización eclesial4.7.3 Equipos vocacionales, coordinaciones y centros4.7.4 Metodología – Método para la animación vocacional4.7.5 El camino de la planeación y de la organización4.7.6 Planeación, organización y estrategias para la animación

vocacional4.8 Una animación vocacional para el mundo y en el mundo

4.8.1 Animación vocacional y cultura de la vida4.8.2 Nuevos areópagos – nuevos lugares – mar adentro4.8.3 El mundo de la comunicación4.8.4 Un lenguaje de la vocación4.8.5 El mundo de la educación – la escuela

4.9 Integración de las pastorales4.9.1 Liturgia4.9.2 Catequesis4.9.3 Familia4.9.4 Juventud4.9.5 La vocación de los adolescentes y de los jóvenes4.9.6 Atención a la vocación y misión de los cristianos laicos y

laicas4.10 No temas: No tener miedo 4.10.1 Osadías, coraje y creatividad 4.10.2 Testimonio 4.10.3 Continuar el camino

Reflexión

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ANEXOSa) Descripción del Logo

b) Letra del Himno del Congreso ¡Lanza las redes¡

c) Oración II Congreso

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PRESENTACIÓN

Si todo encuentro humano es una oportunidad de comunicación, de vida y de crecimiento, desde la perspectiva de la Iglesia esto es más evidente cuando el encuentro lo anima la fe en Jesucristo, porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre allí estoy yo en medio de ellos (Mt 18,20). Por tanto, recorrer el camino hacia en Segundo Congreso Continental de Vocaciones es un momento de gracia para nuestras comunidades Eclesiales, porque representa la oportunidad de reunirse en el nombre del Señor a orar, reflexionar, dialogar y actuar a favor de las vocaciones.

Este recorrido debe ser asumido con gozo, y a la vez, con profunda responsabilidad personal y comunitaria. Precisamente como signo de este compromiso se ha elaborado el presente instrumento de trabajo, cuya finalidad es animar y motivar el proceso de preparación de las Conferencias Episcopales y sus delegados al Congreso.

Con un esquema centrado en la Palabra de Jesús que alienta a sus discípulos misioneros a lanzar las redes mar adentro (Cfr. Lc 5,5), este instrumento ofrece un marco de referencia para que quienes participen en el Congreso dialoguen con un lenguaje común, hagan aportes previos y se preparen en la oración y la escucha atenta a la Voz del Maestro, y puedan así enriquecer esta experiencia de Iglesia.

Los objetivos del Congreso se han definido como:

Objetivo General: Fortalecer la cultura vocacional para que los bautizados asuman su llamado de ser discípulos y misioneros de Cristo en las circunstancias actuales de América Latina y el Caribe.

Objetivos específicos:1. Destacar los principales aspectos de la realidad de América Latina y

Caribe que inciden en la dinámica vocacional.2. Examinar la conciencia que los bautizados de América latina y Caribe

tienen de la cultura vocacional.3. Reflexionar el proyecto del Padre para el ser humano en las

circunstancias actuales de América Latina y el Caribe.4. Presentar la vocación bautismal como eje transversal de toda la acción

pastoral de la Iglesia.5. Elaborar pistas concretas de la dimensión evangelizadora de la

animación vocacional para la Misión Continental. 6. Elaborar criterios para procesos de itinerarios vocacionales que

respondan a las circunstancias actuales de América Latina y el Caribe.

Cabe destacar que estos objetivos, al igual que el instrumento de trabajo, no se proponen ser una camisa de fuerza que limite la creatividad pastoral de los delegados, simplemente intentan encauzar la reflexión en la búsqueda de conclusiones y experiencias comunes. Por tanto no son ellos por sí mismos los que definirán los resultados del Congreso, sino la acción creadora del Espíritu que se manifiesta en la acción eclesial.

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El marco referencial amplio del Congreso lo ofrece el caminar de la Iglesia. El Vaticano II, con su vivencia renovada de la Palabra, de la liturgia y del ser y quehacer de la Iglesia en el mundo actual es el norte que orientará las reflexiones, el compartir, los trabajos y las propuestas. El Concilio, que ha vuelto a resonar fuerte en el corazón de Iglesia latinoamericana y caribeña en los albores del tercer milenio con la conferencia de Aparecida, especialmente en su invitación a la conversión, en su compromiso misionero y en su propuesta de identidad de todos los vocacionados, es la clave para interpretar todos los trabajos que se realicen antes, durante y después del Congreso.

El presente documento no es ni receta de cocina ni diseño de una línea de ensamblaje para obtener muchas vocaciones, así como el Congreso tampoco es una reunión para abordar todos los retos que la cultura posmoderna plantea a la Iglesia, misterio de vocaciones. Éste es sólo un documento para animar la reflexión, el dialogo y la oración. Es una herramienta fruto del trabajo de muchos hermanos y hermanas, consagradas, sacerdotes y laicos, para que las comunidades descubran la invitación a dar un paso más con el Señor que camina al lado de su pueblo y escribe con él la historia de salvación en medio de dolores y esperanzas, historia que es la narración del diálogo vocacional entre la libertad amorosa y perfecta del Padre y la respuesta imperfecta del ser humano. Este paso lo concretizaremos juntos durante la realización del Congreso.

El documento, por tanto, no es sólo para quienes sean escogidos por sus Conferencias Episcopales como delegados y delegadas a esta actividad, sino para todos los bautizados y bautizadas que quieren responder al Señor fortaleciendo la Cultura Vocacional que nuestros pueblos necesitan para tener vida plena en Jesucristo. Es, sobre todo, la invitación a orar para que esta actividad que se realizará en Costa Rica a los pies de la Virgen, bajo su advocación de Nuestra Señora de los Ángeles, o como la llamamos los costarricenses, la Negrita, sea parte del nuevo Pentecostés que está viviendo la Iglesia del continente.

Un documento es inútil si se limita a ser letra muerta o ideas sin pasión. Sólo ustedes, respondiendo al Espíritu, pueden convertir estas páginas, con su trabajo y oración, en momento de gracia para que nuestra Iglesia reciba la cosecha abundante de vocaciones laicales, sacerdotales, religiosas, misioneras… que requiere para ser sal del mundo y luz de la tierra en los próximos siglos y para que tengamos las y los discípulos misioneros según el corazón de Cristo que nuestra sociedad hoy demanda.

Alexis Rodríguez Vargas, PbroCosta Rica

Secretario Ejecutivo de DEVYM-OSLAM

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INTRODUCCIÓN

P. Ricardo Morales, Argentina

De gran estímulo para nuestro continente fueron aquellos días de comunicación, reflexión y sueño en común sobre el fenómeno vocacional en nuestra América. No en vano, el lema nos impulsaba a la siembra entusiasta: “La Pastoral Vocacional en el Continente de la Esperanza”.

Recordamos que aquel congreso atendió a un deseo del Santo Padre Juan Pablo II, quien nos advertía sobre la necesidad de una pastoral vocacional renovada y concebida, como una dimensión obligatoria de todo el plan global pastoral1.

Ya han pasado 15 años de aquella experiencia de comunión y participación, reflejada en la unidad y corresponsabilidad de la Sede Apostólica, el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) y la Conferencia Latinoamericana y Caribeña de Religiosos y Religiosas (CLAR).

Resuenan en nuestras actividades apostólicas los objetivos fundamentales que inspiraron los trabajos posteriores en Pastoral Vocacional:

- La concientización de que la Nueva Evangelización precisaba de lograr mejor calidad y mayor número de vocaciones.

- La idea de que en los procesos pastorales se incluya la dimensión vocacional.

- El estudio de itinerarios de formación juvenil en orden al despertar, discernir y acompañar las vocaciones.

- La colaboración e integración entre los diversos organismos eclesiales.

Recordamos también las luces, que estimularon la concretización práctica de los objetivos, como por ejemplo:

Los encuentros de PV en los más diversos niveles, las jornadas de oración por las vocaciones, la creación de Centros Diocesanos de Pastoral Juvenil Vocacional, la promoción de cursos de formación de nuevos agentes, la organización de equipos Vocacionales Parroquiales, la búsqueda constante de integración con las pastorales afines. La conciencia de que la PV debía impregnar toda pastoral.

En aquellos días, ya nos preocupaban las sombras provenientes de la cultura postmoderna, de la desestabilización de las familias, de la falta de comprensión de la cultura urbana, del aislamiento, en otras regiones, de la PV en relación con la pastoral de conjunto. Así también, las crisis de las vocaciones femeninas; el abandono del ministerio presbiteral, entre otras.

1 Juan Pablo II, carta a los organizadores y participantes del el Primer Congreso Continental Latino Americano de Vocaciones.

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Las luces y las sombras se han configurado en un nuevo escenario en nuestra America Latina. Estas han sido recogidas por el documento de Aparecida, las cuales son como una nueva llamada a ser Discípulos Misioneros del Señor.

Profundizando en la potencialidad de la vocación bautismal:

La condición del discípulo brota de Jesucristo como se su fuente, por la fe y el bautismo y crece en la Iglesia, comunidad donde todos sus miembros adquieren igual dignidad y participan de diversos ministerios y carismas. De este modo, se realiza en la Iglesia la forma propia y específica de vivir la santidad bautismal al servicio del Reino de Dios. D A.184.

Y señalando un nuevo marco referencial al cual habrá que responder:

En el fiel cumplimiento de su vocación bautismal, el discípulo ha de tener en cuenta los desafíos que el mundo de hoy presenta a la Iglesia de Jesús, entro otros: el éxodo de fieles a las sectas y otros grupos religiosos; las corrientes culturales contrarias a Cristo y a la Iglesia; el desaliento de sacerdotes frente al vasto trabajo pastoral; la escasez de sacerdotes en muchos lugares; el cambio de paradigmas culturales, el fenómeno de la globalización y la secularización; los graves problemas de violencia, pobreza e injusticia; la creciente cultura de muerte que afecta la vida en todas sus formas. D. A. 185.

En este II Congreso de América Latina y el Caribe, aceptamos los retos que nos vienen desde esta nueva realidad y nos proponemos:

- Examinar la conciencia que los bautizados tienen de la cultura vocacional.- Reflexionar el proyecto del Padre para el ser humano en las circunstancias

actuales. Presentar la vocación bautismal como eje transversal de toda la acción pastoral de la Iglesia.

- Elaborar pistas concretas de la dimensión evangelizadora de la animación vocacional para la Misión Continental.

- Y marcar criterios para procesos de itinerarios vocacionales que respondan a las circunstancias actuales.

El primer Congreso nos despedía con la invitación a la confianza en Jesús, Buen Pastor. En estos nuevos tiempos recuperamos aquel deseo – bendición, para que nos anime desde esta nueva luz del discipulado – misión:

Jesús, Buen Pastor, que respeta a cada persona, que la invita a vivir una verdadera experiencia de amistad,sana sus heridas, la asume, la escucha y la renueva,en una palabra, le da la vida,es maestro y modelo de todo acompañamiento vocacional.Él que conoce a cada uno por su nombrey tiene palabras de vida eternarenueve a lo largo del Continente la esperanza,la invitación a dejarlo todo y seguirlo2.

PRIMERA PARTE2 De las conclusiones del I Congreso Latino Americano de Vocaciones.

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VOZ DE LA PALABRA

P. Carlos Silva (Uruguay)

Preámbulo

La Pastoral de las Vocaciones -promotora de todas las vocaciones eclesiales- se propone escuchar la voz de la Palabra que habla a las Iglesias de América Latina y del Caribe. En comunión con el Documento final de la V Conferencia del Episcopado en Aparecida y el Sínodo de la Palabra, contemplamos al Maestro Jesús que -en el lago de Genesaret- vuelve a decirnos: echa las redes. Le decimos: “Maestro…, en tu nombre echaré las redes” (Lc 5, 5). Es el lema elegido para los pre-congresos preparatorios y para nuestro II Congreso Latinoamericano y del Caribe a celebrarse el año 2011 en Costa Rica.

Somos invitados a realizar un viaje espiritual, un camino, “desde lo infinito de Dios hasta nuestras casas y por las calles de nuestras ciudades”. La Palabra Revelada es creadora, es ecológica. Orienta la historia, porque es salvífica. La escuchamos en la realidad, “lugar” teológico para el encuentro con Dios. Con espíritu de oración realizamos una Lectio Divina de Lucas 5, 1- 12 y comenzamos preguntándonos: ¿qué dice el texto?

Jesús estaba a la “orilla” del lago y la “gente se agolpaba para oír la Palabra de Dios” (v 1). Somos concientes que hay una multitud que busca a Dios, aunque no siempre por caminos adecuados y que crece en nuestra gente y en nuestros jóvenes el deseo de escuchar la Palabra de Dios. Miramos el lago, la orilla, el borde entre el mar y la tierra. Es de noche y la pesca fue inútil. Los protagonistas son: Jesús, Simón Pedro, Santiago, Juan y la multitud de llamados-enviados. Constatamos que hoy existen otras “orillas”. Nos exigen ver -con corazón pastoral- una realidad nueva y cambiante a la vez (Cf. DA 19).

Estamos a la orilla de un cambio de época, de un gigantesco cambio cultural y de paradigmas (Cf. DA 33; 44; 56) que provoca “una crisis de sentido” (DA 38). Dado que es imposible describirlo en su totalidad, nos detendremos en algunos factores que inciden en los procesos vocacionales. La realidad social, política, económica y cultural es compleja y desigual (Cf. DA 36). “La novedad de estos cambios, a diferencia de los ocurridos en otras épocas, es que tienen un alcance global que, con diferencias y matices, afectan al mundo entero. Habitualmente, se los caracteriza como el fenómeno de la globalización…con su capacidad de crear una red de comunicaciones de alcance mundial… Como suele decirse, la historia se ha acelerado y los cambios mismos se vuelven vertiginosos, puesto que se comunican con gran velocidad a todos los rincones del planeta” (DA 34). En esta orilla la Iglesia propone la globalización de la solidaridad (Cf. DA 64), de la verdad (Cf. Carta Encíclica Caritas in Veritate), de la defensa de la vida (Cf. DA, tercera parte).

1.1 Realidad socio-económica

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Contemplamos, “con la mirada de la fe, el rostro humillado de tantos hombres y mujeres de nuestros pueblos y, al mismo tiempo, su vocación a la libertad de los hijos de Dios, a la plena realización de su dignidad personal y a la fraternidad entre todos” (DA 31). Escuchamos el clamor (Cf. Ex 3, 7) de nuestros hermanos y hermanas sumergidos en cuadros de pobreza y miseria. Percibimos la exclusión social y cultural, en especial de niños, adolescentes y jóvenes (Cf. DA 48). Destacamos a “las comunidades indígenas y afroamericanas que, en muchas ocasiones, no son tratadas con dignidad e igualdad de condiciones; muchas mujeres, que son excluidas en razón de su sexo, raza o situación socioeconómica; jóvenes, que reciben una educación de baja calidad y no tienen oportunidades de progresar en sus estudios ni de entrar en el mercado del trabajo para desarrollarse y constituir una familia; muchos pobres, desempleados, migrantes, desplazados, campesinos sin tierra, quienes buscan sobrevivir en la economía informal; niños y niñas sometidos a la prostitución infantil, ligada muchas veces al turismo sexual; también los niños víctimas del aborto. Millones de personas y familias viven en la miseria e incluso pasan hambre. Nos preocupan también quienes dependen de las drogas, las personas con capacidades diferentes, los portadores y víctima de enfermedades graves como la malaria, la tuberculosis y VIH-SIDA, que sufren de soledad y se ven excluidos de la convivencia familiar y social. No olvidamos tampoco a los secuestrados y a los que son víctimas de la violencia, del terrorismo, de conflictos armados y de la inseguridad ciudadana. También los ancianos, que además de sentirse excluidos del sistema productivo, se ven muchas veces rechazados por su familia como personas incómodas e inútiles. Nos duele, en fin, la situación inhumana en que vive la gran mayoría de los presos… Lamentablemente, “los excluidos no son solamente “explotados” sino “sobrantes” y “desechables” (DA 65). Son nuevos rostros de pobres, nuevas exclusiones que nos interpelan, mientras observamos nuevas redes de comunicación y de relación en nuestra “aldea global.”

Experimentamos que la sociedad está en crisis. Nos preocupa la crisis que afecta a la familia (Cf. DA 40) y la propuesta de los ídolos del poder, la riqueza y del placer efímero (Cf. DA 387).

Comprobamos que la economía condiciona las demás dimensiones de la vida humana, mientras el mercado absolutiza la eficacia y la productividad como valores reguladores de las relaciones humanas. Privilegia el lucro, estimula la competencia y concentra el poder y la riqueza en pocas manos. Este proceso promueve la injusticia (Cf. DA 61). La globalización no siempre se mueve en función de valores objetivos -que están más allá del mercado- como la justicia, el amor, la dignidad y los derechos de todos, “aún de aquellos que viven al margen del propio mercado” (Cf. Ibíd.). Genera pobreza material, de conocimiento, oportunidades y de acceso a nuevas tecnologías (Cf. DA 62). Somos concientes que, “aunque se ha progresado muchísimo en el control de la inflación y en la estabilidad macroeconómica…, muchos gobiernos se encuentran severamente limitados para el financiamiento de sus presupuestos públicos por los elevados servicios de la deuda externa e interna” (DA 68). La acumulación de riquezas ha olvidado el bien común (Cf. DA 69). Es “también alarmante el nivel de la corrupción en las economías, que involucra, tanto al sector público, como al sector privado, a lo que se suma una notable falta de transparencia y rendición de cuentas a la ciudadanía. En muchas ocasiones, la corrupción está vinculada al flagelo del narcotráfico o del narconegocio y, por otra parte, viene destruyendo el tejido social y económico en regiones enteras” (DA 70).

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La población económicamente activa es afectada por el subempleo, el desempleo o el trabajo informal. El trabajo formal se ve sometido -en muchos casos- a la precariedad de las condiciones de empleo y a la presión constante de subcontratación, lo que trae consigo salarios bajos y desprotección en el campo de la seguridad social, mientras los sindicatos pierden la posibilidad de defender los derechos de los trabajadores (Cf. DA 71). Por un lado, la mayoría de los campesinos sufren a causa de la pobreza (Cf. DA 72). Por otro, destacamos el fenómeno de la movilidad humana en su doble expresión: migración e itinerancia, de personas que se ven forzadas a migrar dentro y fuera de sus respectivos países (Cf. DA 73). Verificamos, a la vez, opciones positivas para enfrentar esa situación.

Mientras contemplamos estas “orillas”, valoramos el esfuerzo y el compromiso de hombres y mujeres que defienden la dignidad humana (Cf. DA 388) y promueven a los más débiles e indefensos (Cf. DA 402; 403).

1.2 Realidad política y cultural

“Constatamos un cierto progreso democrático que se demuestra en diversos procesos electorales. Sin embargo, vemos con preocupación el acelerado avance de diversas formas de regresión autoritaria por vía democrática que, en ciertas ocasiones, derivan en regímenes de corte neopopulista. Esto indica que no basta una democracia puramente formal… sino que es necesaria una democracia participativa y basada en la promoción y respeto de los derechos humanos. Una democracia sin valores… se vuelve fácilmente una dictadura y termina traicionando al pueblo” (DA 74).

La vida armónica y pacífica de nuestros pueblos se está deteriorando en algunas regiones. Crece la violencia interna, que se manifiesta en robos, asaltos, secuestros, y lo que es más grave, el asesinato de personas, causando gran dolor en las familias y a la sociedad entera. La violencia reviste distintas formas y tiene diversos agentes. Por otro lado, “es positiva la globalización de la justicia, en el campo de los derechos humanos y de los crímenes contra la humanidad, que a todos permitirá vivir progresivamente bajo iguales normas llamadas a proteger su dignidad, su integridad y su vida” (DA 82). Pero, constatamos un bajo número de católicos en política y en liderazgo social.

La realidad social, económica y política impacta particularmente en la variedad de culturas que tiene América Latina y el Caribe, “desde aquellas más originarias hasta aquellas que, con el paso de la historia y el mestizaje de sus pueblos, se han ido sedimentando en las naciones, las familias, los grupos sociales, las instituciones educativas y la convivencia cívica (Cf. DA 43). Se corre el riesgo de que en ellas, se desvanezca “la concepción integral del ser humano, su relación con el mundo y con Dios… Quien excluye a Dios de su horizonte, falsifica el concepto de la realidad y sólo puede terminar en caminos equivocados y con recetas destructivas. Surge hoy, con gran fuerza, una sobrevaloración de la subjetividad individual. Independientemente de su forma, la libertad y la dignidad de la persona son reconocidas. El individualismo debilita los vínculos comunitarios y propone una radical transformación del tiempo y del espacio… Los fenómenos sociales, económicos y tecnológicos están en la base de la profunda vivencia del tiempo, al que se le concibe fijado en el propio presente, trayendo concepciones de inconsistencia e inestabilidad. Se deja de lado la preocupación por el bien común

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para dar paso a la realización inmediata de los deseos de los individuos, a la creación de nuevos y, muchas veces, arbitrarios derechos individuales, a los problemas de la sexualidad, la familia, las enfermedades y la muerte” (DA 44). Asimismo, “las relaciones humanas se consideran objetos de consumo, llevando a relaciones afectivas sin compromiso responsable y definitivo” (DA 46).

Los medios de comunicación informan, pero que no forman. “Lejos de llenar el vacío que en nuestra conciencia se produce por la falta de un sentido unitario de la vida, en muchas ocasiones, la información transmitida por los medios sólo nos distrae” (DA 38; Cf. DA 39). Se propone “un sentido estético, una visión acerca de la felicidad, una percepción de la realidad y hasta un lenguaje, que se quiere imponer como una auténtica cultura” (DA 45). Mientras que el fenómeno del ciber-espacio nos comunica y acerca, también disminuye nuestra capacidad de encuentro, escucha y alteridad. Comprobamos el surgimiento de nuevas generaciones, de un nuevo tipo de jóvenes.

Verificamos nuevos escenarios que nos desafían: las culturas juveniles, el mundo global digital, el cuidado de la creación, las cuestiones ecuménicas, interreligiosas, interculturales, las configuraciones políticas, etc.

Hoy nos enfrentamos a nuevos escenarios: la cultura urbana -híbrida, dinámica y cambiante, pues amalgama múltiples formas, valores y estilos de vida- y la suburbana, fruto de grandes migraciones de población en su mayoría pobre, que se estableció alrededor de las ciudades en los cinturones de miseria (Cf. DA 58). Identificamos nuevos rostros, nuevos protagonistas: las mujeres, los indios, los afro-americanos, los pobres y, especialmente, los jóvenes. Volvemos a contemplar las “orillas” de nuestra realidad y, una vez más, valoramos el compromiso de los discípulos de Cristo que procuran transformar esa realidad desde el Evangelio.

1.3 Realidad eclesial

En la orilla se mece la “barca” de Simón (v 3), la barca de la Iglesia. “La Iglesia Católica… a pesar de las deficiencias y ambigüedades de algunos de sus miembros, ha dado testimonio de Cristo, anunciando su Evangelio y brindado su servicio de caridad particularmente a los más pobres, en el esfuerzo por promover su dignidad, y también en el empeño de promoción humana en los campos de la salud, economía solidaria, educación, trabajo, acceso a la tierra, cultura, vivienda y asistencia, entre otros… Esto ha permitido que la Iglesia sea reconocida socialmente en muchas ocasiones como una instancia de confianza y credibilidad. Su empeño a favor de los más pobres y su lucha por la dignidad de cada ser humano han ocasionado, en muchos casos, la persecución y aún la muerte de algunos de sus miembros, a los que consideramos testigos de la fe” (DA 98).

En muchas Iglesias diocesanas crecen “los esfuerzos de renovación pastoral… favoreciendo un encuentro con Cristo vivo, mediante diversos métodos de nueva evangelización, transformándose en comunidad de comunidades evangelizadas y misioneras… Se valora la presencia y el crecimiento de los movimientos eclesiales y nuevas comunidades que difunden su riqueza carismática, educativa y evangelizadora. Se ha tomado conciencia de la importancia de la Pastoral Familiar, de la Infancia y Juvenil. La Doctrina Social de la Iglesia constituye una invaluable riqueza, que ha animado el testimonio y la acción solidaria de los laicos y laicas…

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Se valora el desarrollo que ha tenido la Pastoral Social, como también la acción de Caritas…Tenemos radios, televisión, cine, prensa, Internet, páginas web y la RIIAL, que nos llenan de esperanza” (DA 99). Además, se va desarrollando el diálogo ecuménico e interreligioso (Cf. Ibíd.).

El Pueblo de Dios aprecia a los sacerdotes y religiosos (Cf. DA 99), tiene un gran cariño por la mujer consagrada y valora a los misioneros. En él comprobamos el crecimiento de nuevos movimientos y la presencia de nuevas formas de vida consagrada. A pesar de los aspectos positivos que nos alegran, notamos otros que nos preocupan. Hay pueblos sin presencia sacerdotal ni religiosa, sin Eucaristía dominical; hay algunos intentos por volver a una eclesiología y espiritualidad contrarias al Concilio Vaticano II (Cf. DA 100).

1.4 Realidad vocacional

En las orillas descriptas experimentamos la realidad de la noche (v 5). Por un lado, “la pastoral vocacional… acompaña cuidadosamente a todos los que el Señor llama a servirle en la Iglesia, en el sacerdocio, en la vida consagrada o en el estado laical. La pastoral vocacional, que es responsabilidad de todo el pueblo de Dios, comienza en la familia y continúa en la comunidad cristiana, debe dirigirse a los niños y especialmente a los jóvenes para ayudarlos a descubrir el sentido de la vida y el proyecto que Dios tenga para cada uno, acompañándolos en su proceso de discernimiento. Plenamente integrada en el ámbito de la pastoral ordinaria, la pastoral vocacional es fruto de una sólida pastoral de conjunto, en las familias, en la parroquia, en las escuelas católicas y en las demás instituciones eclesiales” (DA 314. Cf. DA 315). Por eso valoramos el esfuerzo incansable de nuestros promotores vocacionales: sacerdotes, religiosos, religiosas, laicos y laicas, la existencia de planes de Pastoral Vocacional, el aporte de los Institutos de Pastoral Vocacional en la formación de nuestros agentes pastorales, etc. Y sentimos la imperiosa necesidad de orar por las vocaciones, sensibilizar de la urgencia de nuevas y santas vocaciones, promover y coordinar las iniciativas vocacionales (Cf. PDV 41).

Por otro, nuestra tarea tiene noches de trabajo y desaliento, porque “no hemos pescado nada” (v 5). Fue grande el esfuerzo, pero insuficiente la pesca. No está clara la dimensión vocacional de la vida y de la fe. No se propone el bautismo como fuente de todas las vocaciones, ni se habla suficientemente del discipulado. No se presentan, adecuadamente, las vocaciones eclesiales: al sacerdocio, la vida consagrada o la vida laical. No se percibe el matrimonio como vocación. Constatamos que nuestros métodos son, muchas veces, insuficientes o inadecuados. Comprobamos que, otras veces, nos falta iniciativa y creatividad. Muchos de nuestros animadores vocacionales están cansados. Experimentamos desánimo o fracaso. Entonces, “lavamos las redes” (Cf. v 2). Sentimos deseos de “tirar la toalla”, de dejar un trabajo que es arduo, difícil y a veces parece estéril.

1.5 Etapas del acompañamiento vocacional

En las etapas del despertar y del discernir nos preocupa el perfil de las nuevas generaciones juveniles. Son hijos de su tiempo y su cultura. Muchos presentan inconsistencia, inestabilidad e inmadurez humano-afectiva. Algunos han perdido valores evangélicos, son objetos de la sociedad de consumo, han tenido vínculos paternos o familiares no-sanos y estableces, relaciones afectivas sin compromiso

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responsable y definitivo. No han sido educados para la fidelidad. No aprecian el valor de la castidad por el Reino. Les cuesta entregar sus vidas a Cristo y mantener sus opciones. Otros, poseen una pobre experiencia de Dios -especialmente en las Naciones secularizadas- o de participación en la Iglesia. En muchos, constatamos la ausencia de proyectos de vida y un cierto sincretismo religioso. Nos preguntamos: ¿qué buscan? Buscan servir a Cristo o se buscan a sí mismo en medio de una cultura narcisista. Esta realidad nos desafía: a una nueva propuesta vocacional, a elaborar serios itinerarios vocacionales y de acompañamiento espiritual, a formar promotores vocacionales, testigos alegres de su vocación y expertos en materia de discernimiento.

En la etapa de acompañar constatamos que, algunos jóvenes, se han “quedado” en su proceso. Aquí también nos preocupa el perfil de quienes ingresan a nuestras casas de formación. Aumentan los hijos de divorciados y de nuevas formas familiares. Observamos jóvenes “huérfanos” afectivamente, con un cierto “analfabetismo afectivo”. Algunos tienen identidades sexuales no cerradas, mientras se pasa de relaciones inter-personales a relaciones virtuales o idealizadas. Es grande la dependencia del ciber-espacio. Como consecuencia, encontramos identidades frágiles. Algunos dudan de si podrán realmente asumir e integrar opciones permanentes. Es importante el número de deserciones. No siempre es adecuado y eficaz, ni el proceso formativo, ni el acompañamiento espiritual-vocacional en nuestras casas de formación. Se hace necesario ubicar, correctamente, el aporte de los técnicos en la formación. Es clara la orientación del Santo Padre, del Magisterio universal y del Magisterio en América Latina y del Caribe. Resaltamos el empeño del CELAM por una formación integral, que contemple las áreas humano-afectiva y comunitaria, espiritual, intelectual y pastoral. Sin embargo, los “resultados” no siempre son los que esperábamos.

Constatamos que es “insuficiente número de sacerdotes y su no equitativa distribución imposibilitan que muchas comunidades puedan participar regularmente en la celebración de la Eucaristía… A esto se añade la relativa escasez de vocaciones al ministerio y a la vida consagrada. Falta espíritu misionero en miembros del clero, incluso en su formación” (DA 100). Vemos que muchos presbiterios y Congregaciones religiosas están integrados –mayoritariamente- por personas en formación permanente madura o avanzada, tienen pocos jóvenes y la brecha generacional es muy grande. Unos encomiendan todo a los jóvenes y los recargan, otros no les dan suficiente espacio. En algunos, se ha debilitado la conciencia de cuerpo. Se corre el riesgo de tener líderes cansados y envejecidos. Como consecuencia, los vínculos personales son más débiles y mayor la inestabilidad de cada uno. Se hace necesaria: la permanente revisión de la identidad vocacional, del valor de la fraternidad, del esfuerzo por el trabajo en equipo, de asumir en profundidad el desafío de la formación permanente. A la vez, nos alegra la valoración que se tiene de la Palabra de Dios, de la Eucaristía, de la vida espiritual y litúrgica. Aunque somos hombres y mujeres de fe, nos alarma la falta de vocaciones en algunas Congregaciones e Institutos. Observamos que, en algunas regiones, falta formar mejor a los laicos en su espiritualidad y misión.

Doloroso es la constatación de las deserciones. En nombre de la Iglesia pedimos también perdón, una vez más, por los escándalos en que se han visto involucrados obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas. Asimismo invitamos a no mirar tanto a

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los árboles que caen haciendo ruido, sino al monte que silenciosamente se mantiene en pié.

Subrayamos con gran preocupación tres realidades: el número insuficiente de sacerdotes, la escasez de vocaciones a la vida consagrada y la distribución no equitativa de sacerdotes y consagrados en nuestras Iglesias.

Sentimos que el Maestro nos dice: “navega mar adentro” (v 4). Mientras volvemos la mirada a la barca -que es el Reino, el mundo, la Iglesia, cada una de nuestras Diócesis, CEBs, movimientos- y experimentamos el misterio de la noche, exclamamos: “Maestro, hemos pasado toda la noche y no hemos pescado nada” (V 5). Hemos trabajado en nuestras Iglesias y como Pastoral Vocacional pero, muchas de nuestras barcas están vacías y el esfuerzo parece haber sido inútil. Faltan testimonios atrayentes, que seduzcan. Pero, porque escuchamos lo que el Espíritu dice a nuestras Iglesias (Cf. Apoc 2, 20), porque sabemos que el llamado-elección es cuestión de amor, porque tenemos fe en la pesca y en el futuro (Cf. vv 6- 7), porque somos concientes de nuestras fragilidades, decimos con Pedro: “aléjate de mí que soy un pecador (v 8). Hacemos silencio ante la Palabra y el silencio nos conduce a una nueva escucha, por lo que otra vez exclamamos: “Maestro…, en tu nombre echaré las redes” (Lc 5, 5).

REFLEXIÓN

1) ¿Qué voces escuchamos desde nuestra realidad social, económica, política y cultural? Indicar tres (3) dificultades o “noches” y tres (3) realidades positivas o “luces”.

2) Indicar -de la realidad juvenil actual- tres (3) dificultades que inciden y nos desafían en las etapas del despertar y del discernimiento vocacional.

3) ¿Qué se ha hecho en el campo de la Pastoral Vocacional en estos últimos quince años, desde Itaicí hasta ahora? Indicar tres (3) logros significativos a nivel nacional o diocesano.

4) Señalar tres (3) elementos que nos desafían en orden a formar para la fidelidad vocacional (fidelidad sacerdotal, fidelidad en la consagración, fidelidad matrimonial, etc.)

SEGUNDA PARTE

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ROSTRO DE LA PALABRALOS PRIMEROS DISCÍPULOS MISIONEROS DE JESÚS

Pe. Gilson Luiz Maia,RCJ. (Brasil)

Prólogo

“1. Un día Jesús estaba en el lago de Genesaret, y la multitud se apretó a su alrededor para escuchar la Palabra de Dios. 2. Vio a dos barcos a la orilla del lago; los pescadores habían bajado y lavaban las redes. 3. Subió en uno de los barcos, el de Simón, y les pidió que se alejara un poco de la tierra. Sentado, desde el barco enseñaba a las multitudes. 4. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón, “avanzad más al fondo, y lanzad vuestras redes para pescar”. 5. Simón respondió: “Maestro, hemos trabajado toda la noche y no encontramos nada. Pero, por u palabra echaré las redes”. 6. De esta manera, consiguieron tantos peces que las redes se rompieron. 7. Hicieron señal a sus compañeros del otro barco para que vinieran a ayudarlos. Ellos vinieron y llenaron ambas barcas, y casi se hunden. 8. Al ver esto, Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: “¡Aléjate de mí, Señor, yo soy un pecador!”. 9. Él y todos los que estaban con él estaban asombrados de la cantidad de pescado que habían capturado. Lo mismo ocurrió con Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, y compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: “¡No tengáis miedo! A partir de ahora serás pescador de hombres”. 11. Se llevaron el barco hasta la orilla; dejaron todo y siguieron a Jesús”.

El segundo Congreso Latinoamericano por las vocaciones, escogió este pasaje del evangelio de Lucas conocido como la vocación de los primeros discípulos de Jesús para enriquecer e iluminar su reflexión3. Sabemos que la Biblia es una biblioteca vocacional y su meditación personal o comunitaria ilumina y alimenta el actuar misionero y vocacional de las comunidades. Los animadores vocacionales también están al servicio de esta Palabra, que llama y convoca para la misión4. Meditar esta Palabra es reflexionar sobre la vocación y la misión del pueblo elegido, formado por hombres y mujeres convocados a continuar la evangelización empezada por Jesucristo5.Esta escena del Evangelio de Lucas es sugerente y aparece en las orillas del lago de Galilea, también llamado lago de Tiberiades o de Genesaret, pupila azul de Palestina6. Una lectura orante de esta página nos ayudará a profundizar en el tema de un encuentro personal con Jesucristo, el discipulado y la misión tratado en la

3 Lc. 5, 1-114 Esta lectura orante y vocacional de la Palabra, podrá ser ampliada en las comunidades,

especialmente en los grupos de jóvenes, que podrán preparar una bonita celebración con cantos y símbolos vocacionales-misioneros.

5 Consideramos que la Palabra de Dios es vocacional y en ella se fundamenta la teología de las vocaciones. Se supera una antigua tendencia de seleccionar algunas páginas de la Sagrada Escritura para ilustrar la vocación sacerdotal y la vida consagrada. Esta reducción empobrece la meditación sobre el tema vocacional y causa prejuicio a la reflexión de las comunidades. Insistimos en la necesidad de una relectura vocacional de la Biblia la cual permitirá redescubrir la manera como Dios ama, llama y envía a cada vocacionado. Cf. MAIA, Gilson Luiz. O jeito de Deus, comentários Bíblicos Vocacionais, Instituto de Pastoral Vocacional, Sao Paulo, 202, pp. 11-14.

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conferencia de los obispos latinoamericanos en Aparecida. Por otra parte, creemos que la Conferencia y el documento final de Aparecida produjo una excelente reflexión en la actividad evangelizadora de la Iglesia en su identidad vocacional-discípula y misionera.

En la Biblia, el binomio vocación-misión es inseparable. En realidad, la distinción entre vocación y misión es más de carácter pedagógico que real7.La misión es el elemento constitutivo de la identidad de toda vocación y parte integrante de la acción evangelizadora y vocacional de la Iglesia. Ella hace parte del ADN de toda vocación, o como dijo el Papa Benedicto XVI en el discurso de apertura de la Conferencia de Aparecida: son dos lados de una misma moneda8.

No podemos afirmar que cada página de la Biblia trae un mensaje vocacional y mucho menos manipular el texto sagrado a favor de una determinada “Teología de las vocaciones”. Evitamos una lectura bíblica sin resonancia y adhesión a la vida de las comunidades que normalmente son los “úteros” de las vocaciones y ministerios suscitados por el Espíritu. El proyecto de salvación encontrado en la Biblia, empieza con el llamado de Dios a toda persona para vivir plenamente su adhesión al amor revelado en Jesucristo. En la Biblia, la vocación siempre interpela ala persona en su totalidad y revela el amor gratuito del autor de toda vocación, Dios.

2.1 La misión evangelizadora y vocacional de Jesús

Todo trabajo vocacional y evangelizador acostumbra ser difícil, especialmente al inicio. Jesús también encontró muchas dificultades en su misión evangelizadora. La historia de la vocación de los primeros cuatro discípulos, que vamos a meditar es precedida por el inicio del ministerio de Jesús en Nazaret en la cual encontró mucha resistencia y por poco no fue empujado por sus opositores desde lo alto de una montaña9. Lucas muestra a Jesús dejando Nazaret. Luego fue a Cafarnaum, donde sanó a un endemoniado10. Luego entró en la casa de Simón, curó su suegra y realizó otros milagros hasta la puesta del sol11. Su fama se había extendido por los alrededores inclusive hasta Judea, donde predicaba en las sinagogas12. El evangelista observa también la costumbre de Jesús de ir a lugares solitarios para orar13.

6 Diferente de Mateo y Marcos, Lucas evita llamar el Lago de Galilea de “mar” lo que evoca la imagen del éxodo y de la travesía. Para este evangelista todo tiende para Jerusalén, lugar de la cruz, muerte, resurrección, Pentecostés (Espíritu Santo) y del envío misionero.

7 Al tratar del tema vocación de los discípulos misioneros de la Biblia, encontramos un esquema simple e invariable construido a partir de dos verbos: llamar y enviar. Todo llamado es hecho en vista de una misión, o envío. Cf. BORILE, Eros-CABBIA, Luciano-MAGNO, Vito, Diccionario de Pastoral Vocacional, sígueme, Salamanca, 2005, pp. 706-816.

8 Cf. Documento de Aparecida, n. 2749 Lc 4, 28-3010 Lc 4, 31-3711 Lc 4, 38-4112 Lc 4, 37-4413 Lc 4,42; 5,16

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De acuerdo con Lucas, hasta este momento Jesús ejercía su ministerio solo. En el Evangelio de Marcos, vemos a Jesús que invita a sus discípulos desde el comienzo de su ministerio14. Lucas prefiere presentar la llamada vocacional de Jesús después que su fama se extendió por toda la región15. Así, los discípulos siguieron a Alguien ya conocido en los alrededores, famoso por su evangelización y servicio al Reino de Dios16. Es a partir de la escena de la vocación de los primeros discípulos, que este evangelista muestra a Jesús llamando personas para seguirlo y ayudarlos en la misión evangelizadora. Se observa que antes de presentar el llamado al discipulado y la misión, hubo la experiencia del encuentro de Jesús con los pescadores de Galilea. De esta manera aprendemos que la llamada es precedida por una experiencia de encuentro con Jesucristo, que nos envía en misión.

2.2 La vocación a la orilla del mar

La escena comienza con Jesús a la orilla del lago, rodeado por la multitud sedienta de la Palabra de Dios17. El Maestro se dirige directamente a la gente anunciando la Palabra que libera y despierta la esperanza. Su Palabra y acción liberadora atrae a la multitud, que se agolpaban en las orillas del lago de Galilea. Este es el escenario en el que se desarrollará la actividad vocacional de Jesús: el lago, los pescadores y sus embarcaciones18. Deseoso de que su mensaje llegara a ser comprendido por todos Jesús toma la iniciativa de subir a la barca de Simón Pedro, y desde allí anuncia el evangelio del Reino19. Enseguida tenemos el episodio de la pesca milagrosa alrededor del cual la escena es construida y sigue la conclusión donde encontramos la propuesta vocacional de Jesús dirigida a los pescadores, especialmente a Pedro20.

La actitud de subir a la barca de Simón Pedro muestra la simplicidad creativa del predicador y su atención con aquellos pescadores más tarde llamados al discipulado y a la misión. Se observa también que el lago y las barcas eran el lugar de trabajo y la vida de aquellos que serán los primeros discípulos de Jesús. Se trata de una acción evangelizadora y vocacional fuera de los ambientes convencionales yendo al encuentro de las realidades de las personas. Hoy diríamos que Jesús nos enseña a salir al encuentro de los vocacionados, para conocer su realidad y entrar en sus “barcas”.

14 Lc 1,16-2015 Lc 4, 14.3716 Lc 4,4317 Lc 5,118 Lc 5,1-319 En la escena de la pesca milagrosa se cumple la profecía de Ezequiel: “en su margen existirán

pescadores… Habrá lugares para extender las redes. Los peces serán de la misma especie del Grande Mar y muy abundantes…” (Ez 47.10)

20 Sugerimos una lectura del texto paralelo en el Evangelio de Marcos en lo que se refiere al lago como lugar de la acción evangelizadora y vocacional de Jesús y el llamado de Pedro (Mc 1, 16-19; 4,1-2). También podremos comparar con el evangelio de Juan lo que se refiere a la pesca milagrosa. En el cuarto evangelio ella aparece en el final después de la resurrección (Cf. Juan 21,1-6)

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Entrar a la barca significa ir al fondo de la realidad y la vida de los vocacionados. Tenemos un servicio de animación vocacional que evangeliza, va al encuentro de los llamados, descubre, conoce el lugar de la vida y comporte sus esperanzas. Aquí tenemos un claro ejemplo de una acción evangelizadora y vocacional, inculturada y presente en “botes” de los vocacionados. Podemos imaginar la alegría de los pescadores de tener a Jesús en el barco con ellos evangelizando a las multitudes. De alguna manera, al elegir y entrar en la barca de Simón Pedro, Jesús ya da señales de que aquel pescador recibirá una llamada especial para que le siga y sea el líder de un nuevo pueblo reunido alrededor, la Iglesia.

El evangelista dice que Jesús subió, se sentó en la barca de Simón Pedro y le pidió que fuera un poco de tierra, lugar de vida comunitaria21. A veces, necesitamos “alejarnos un poco de la tierra” para ver mejor la multitud, su realidad y sus aspiraciones. La multitud también puede ver mejor a Jesús, el Maestro que desde el barco proclama la Palabra de dios. Desde la “tierra firme” la gente se dio cuenta el ardor misionero de Jesús. La multitud apretada alrededor del Maestro se sintió atraída por la fuerza de su Palabra y por los milagros realizados por él, y también se acercó y quedó encantado por el testimonio de entrega y dedicación a la causa del Reino22. Sentado en al barca Jesús es el Maestro que nos seña a evangelizar a la multitud en tierra. Vemos también la creatividad del evangelizador y misionero del Padre preocupado en buscar medios de comunicarse con la multitud y anunciar la Palabra.

2.3 Lanzad vuestras redes

Después de anunciar la buena Noticia a la multitud, Jesús pide a sus discípulos avanzar más allá en el fondo y lazar las redes para pescar23. La escena es rica en simbolismo. Si la pesca es una clara alusión a la misión evangelizadora, que los discípulos deben realizar en atención a la palabra de Jesús, las redes señalan el Reino, la unidad y comunión de los discípulos misioneros en esta tarea de la evangelización24. El evangelista observa que no se trata de lanzar las redes de cualquier modo y en el mismo lugar. Debemos avanzar hacia aguas más profundas, es decir, profundizar nuestra identidad misionera, dislocarse para otras realidades, releer los métodos e intentar otra vez en atención a la palabra del Maestro.

Delante del imperativo de Jesús de ir a aguas más profundas y echar las redes de nuevo, Simón Pedro espontáneamente presenta una dificultad al maestro: “trabajamos toda la noche y no pescamos nada”. Esta expresión resume cierto desánimo de los pescadores que no ven el fruto de la labor misionera desarrollada en las comunidades. Por lo tanto, es importante avanzar hacia aguas más profundas y no quedarse lamentándose de las redes vacías después de tanto

21 Lc 5,322 Idem.23 Lc 5, 4-524 Mt 13, 47-40; Jn 21,11

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trabajo. Lanzar las redes es contrariar la propia experiencia del pescador, porque se sabe que de noche es la hora más apropiada. Pero, la fe y la confianza en la Palabra de Jesús llevaron a los pescadores a lanzar nuevamente las redes para la pesca abundante.

La comunidad y los discípulos de Jesús reconocen que la misión no está produciendo lo esperado. Las redes vacías indican cierto fracaso, que pone en crisis las comunidades que no ven los frutos de su trabajo. En esta situación, los discípulos no se dejan abrumar por la fatiga, pero redescubren el poder de la palabra de Jesús, avanzan para aguas más profundas y lanzan las redes.

Simón y sus compañeros eran pescadores experimentados y le dicen a Jesús que trabajaron toda la noche y no pescaron nada25. Por la noche, cuando no consiguieron nada de la pesca, nos recuerda que el servicio misionero necesita de la luz. Este nuevo congreso vocacional quiere ser, al menos en parte, esa luz para las comunidades, esparcidas por América Latina que sienten la necesidad por avanzar para las aguas más profundas de la misión y nuevamente lanzar sus redes. La luz del día indica también la claridad y la verdad de las palabras de Jesús, que atrae a las multitudes26.

2.4 La Palabra de Jesús, una palabra vocacional

Jesús está con sus discípulos en el barco. Su presencia es certeza de que algo de nuevo y sorprendente podrá acontecer. Simón Pedro ya había sido testigo de muchos milagros de Jesús, incluso dentro de su casa y con gente de su propia familia27. La atención a la palabra de Jesús garantiza el éxito de la pesca. Pedro de alguna manera se da cuenta y reconoce el poder de la palabra de Jesús: “Maestro, hemos trabajado toda la noche y nada. Pero, por tu palabra echaré las redes”.28

La expresión utilizada por Simón revela su fe en la palabra del Maestro. Simón Pedro reconoce el poder de la palabra de Jesús y, contrariando su experiencia de pescador lanza de nuevo las redes. La fe en la palabra, es decir, en la persona de Jesús y el Evangelio, hace el éxito de la empresa misionera de la comunidad, aun cuando las circunstancias parecen contrarias. El trabajo de “toda la noche” muestra el pasado no exitoso de los pescadores. Tal vez sea una forma del evangelista cuestionar la actividad misionera de los discípulos, que lanzan sus redes en vano en la ausencia de Jesús.

25 Lc 5,526 El evangelista observa que durante la noche en la ausencia de Jesús el trabajo de la pesca

fue en vano. Recordamos entonces algunos pasajes del cuarto evangelio donde Jesús afirma: “Yo soy la Luz del mundo” (Jo 8,12), o todavía “en cuanto es día, tenemos que realizar las obras de aquel que me envió; viene la noche, cuando nadie puede trabajar” (Jo 9,4)

27 Lc 4, 38-3928 Lc 5,5

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Al comienzo de la escena el evangelista mostraba a la multitud apretujándose alrededor del Maestro para escuchar la Palabra de Dios29. Esta palabra es el punto de encuentro entre Jesús y la multitud y entre Jesús y los discípulos, los pescadores. El Maestro se presenta como un servidor de esta palabra y la gente le escucha con gusto, y lo reconoce como la Palabra de vida y liberación30.

Simón Pedro y los demás pescadores descubrieron en la palabra de Jesús la palabra de Dios ordenando que avancen a aguas más profundas y lancen la red para la pesca, que simboliza la Misión. Antes de la palabra de Jesús, que es la voz de Dios y de la pesca milagrosa, los discípulos reconocen su pequeñez y fragilidad31. Ellos están asombrados de la fuerza de esta palabra traducida en la abundancia de peces32. La humilde y silenciosa escucha de la Palabra de Jesús es el alimento cotidiano de todos los días. Ella es como pan que sacia el hambre, la luz que ilumina el camino, calienta el corazón y fortalece la espiritualidad misionera.

2.5 De Maestro a Señor

La primera vez que Simón Pedro se dirigió a Jesús lo llamó “Maestro”. Pero delante de la pesca milagrosa, lo llama “Señor”33. Por lo tanto, ante la Palabra de Jesús y la experiencia de estar con él en el barco, Simón Pedro descubre lo que muchos otros llamados también descubrieron: Jesús es Maestro y Señor. Maestro, ya que reúne discípulos, atrae con su sabiduría y enseña a las multitudes. Es Señor, porque en él vemos la acción de Dios, la palabra del Padre, o como Juan escribió en su evangelio: “La Palabra se hizo carne”.34

Simón Pedro reconoce el señorío de Jesús al entender sus palabras de avanzar a echar las redes. Mismo teniendo el liderazgo de pescadores, Pedro acoge con satisfacción el imperativo de Jesús y llamándolo de Maestro, asume actitudes de discípulo. Hasta el momento antes de la pesca milagrosa, Lucas llama al pescador de Simón. A partir de allí, él será llamado de Simón Pedro, pescador que reconoce sus debilidades y se siente indigno delante de la presencia del Señor: “Apártate de mí, Señor, Yo soy un pecador”.35

El discípulo pescador reconoce humildemente que está delante del Señor y se arrodilla a sus pies. Mismo ostentando el liderazgo del grupo de pescadores, Simón Pedro admite sus debilidades al arrodillarse a los pies de Jesús. Su actitud es un pedido de perdón por las pescas fracasadas y realizadas anteriormente en la ausencia de Jesús. Pedro nos da lecciones de humildad y conciencia de las propias limitaciones.

29 Lc 5,2130 Cf. Jo 6,68-6931 Lc 5,832 Lc 5,933 Lc 5, 5-934 Jo 1,1435 Jo 1,14

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El pescador discípulo al presenciar el poder de la palabra de Jesús reconoce la santidad de Cristo y le pide para alejarse pues se siente un pecador. Jesús aprovecha esta crisis de Pedro, para invitarlo a trabajar con él como pescador de hombres. Ante la palabra de Jesús, el pescador constata su situación: “Apartaos de mí, Señor, porque soy un pecador”.36 Los pescadores están descubriendo que la experiencia y el compromiso personal no siempre son suficientes para garantizar el éxito de la pesca o de la misión. Van madurando en la fe y en confianza en la palabra de Jesús, que acogen con apertura y disposición interior.

2.6 Las redes de La misión

La red es un instrumento que requiere un grupo de pescadores. La pesa con redes es una actividad comunitaria involucrando varias personas: Simón, Santiago y Juan37. Se trata de una sociedad en la que todos están llamados a colaborar y todos dependen de todos, tanto en la preparación y cuidado con las redes o al jalarlas llenas de peces a los barcos38. Lucas ya había entendido y ayuda a su comunidad a entender que la misión evangelizadora y vocacional es como una red donde precisamos de mucha gente. Esto no es una actividad aislada y autónoma, sino que tendrá mejores y abundantes frutos si se desarrolla comunitariamente. El propio Simón se dirige a sus compañeros para ayudarles con las redes.

En la realidad concreta de la vida de los pescadores la pesca es una profesión, es el trabajo y mantenimiento de ellos y sus familias. El lago y el barco son los lugares de la vida y la red es el principal instrumento para garantizar la supervivencia de estas personas. Sin embargo, en la riqueza simbólica de la escena narrada por Lucas la pesca es una expresión de la vida misionera de la Iglesia. Es un signo de la fe y la vitalidad de los discípulos de Jesús que pidió avanzar más profundo y lanzar de nuevo las redes.

El evangelista utiliza una palabra griega que no significa sólo “captar” a los peces, sino también mantenerlos vivos39. Significa que el objetivo principal de la misión es anunciar la palabra y llevar a todos la vida nueva del Reino. De esta manera, el evangelista señala que la misión de los discípulos misioneros genera vida.2.7 Pescadores para siempre

Simón Pedro y sus compañeros ya eran pescadores. Pero Jesús le dice: “No temas. Desde ahora serás pescador de hombres”40. El Maestro y Señor no quiere que Simón Pedro y sus compañeros abandonen las redes para hacer algo diferente. Él quiere que ellos continúen haciendo lo que saben hacer, es decir, lidiar con los 36 Lc 5, 8b37 Lucas evita citar el nombre de Andrés, hermano de Simón Pedro (Cf. Lc 5,10)38 Lc 3, 3-839 Se observa que Lucas adopta el término “zogrein” el cual indica que los peces deben ser

conservados vivos. El evangelista muestra la atención de Jesús por la vida de aquellos que son atraídos al evangelio mediante el servicio misionero de los discípulos simbolizado en la pesca milagrosa.

40 Lc 5,10

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barcos y redes. Pero que todo esto sea hecho de un modo nuevo. “Pescar hombres” significa volver a descubrir la identidad misionera de la vocación de los discípulos y de toda la comunidad eclesial. Simón Pedro y sus compañeros serán pescadores para siempre, echando las redes de la misión evangelizadora desde la barca que simboliza la Iglesia, también conocida como la barca de Pedro.

El barco simboliza la comunidad en la que el discípulo está inserto y plataforma desde la que se parte par la misión. Desde la barca de la comunidad, los discípulos están llamados a superar las situaciones de fracaso y de participar nuevamente en la misión confiados en la palabra del Señor. Se observa ellos tenían una profunda experiencia de encuentro y de vida con Jesús, que los invita para le discipulado y la misión.

En la escena final, después de la pesca milagrosa y el llamado a ser “pescador de hombres”, dice el evangelista que los pescadores dejaron todo y siguieron a Jesús41. Los llamados asumen la radicalidad del llamado, hacen sus renuncias y optan por seguir a Jesús. Lucas sigue mostrando a sus lectores que el seguimiento de Jesús implica un cambio total en la escala de valores. Es necesario renunciar a muchas cosas, dejar otras y adoptar nueva postura delante de los valores del Reino. El seguimiento de Jesús presupone esta capacidad de renunciar a ciertas cosas que quedan atrás. El seguimiento es una actitud de fe, un gesto de renuncia y una apertura para la misión. Seguir es convertirse en discípulo, caminar con Jesús a Jerusalén, dejando atrás el barco, las redes y todo los que representan.

La palabra de Jesús anunciada a la gente y las comunidades es siempre una llamada a hacer una elección vocacional de servicio al Reino. Los pescadores de Galilea, confiaron en esta palabra, reconocieron la invitación divina y siguieron a Jesús haciéndose sus discípulos misioneros. Los pescadores aceptan el desafío de la llamada, dejando barcos y redes, y corriendo el riesgo de dejar todo para responder a la propuesta de Jesús. Comprendieron que esa llamada es la Palabra de Dios y se dieron cuenta que, en Jesús, Dios los visita y habla con ellos, invitándolos al discipulado y la misión evangelizadora, simbolizada en la red y en la pesca.

2.8 Aprender con Jesús

Lucas, nos muestra a Jesús evangelizando a las multitudes y llamando discípulos para la misión. Todo sucede de una manera simple y familiar. Jesús va al encuentro de los pescadores, camina junto al mar, entra en el barco, conoce el lugar de vida de sus discípulos y los convoca para el seguimiento. Él no llama a personas desconocidas o extrañas, sino a personas que lo conocen y escuchan su mensaje.

41 Lc 5,11

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Vio a estos pescadores en su actividad evangelizadora antes de invitarlos a abandonar sus barcos y redes.

A lo largo de la escena vimos a Jesús acercarse a encontrar a los pescadores, hablar con ellos, ingresar en el barco, para pedir que avancen a aguas más profundas, lanzar las redes, superar el miedo y seguirlo. Tenemos una interesante secuencia de situaciones que podrán compararse con las etapas del camino vocacional. Al final aparece la valiente decisión de los pescadores: “Se llevaron las barcas a tierra, lo dejaron todo y siguieron a Jesús”.42

Así permanece el testimonio de Jesús, que atrae a las multitudes con su palabra y su vida entregada a la causa del Reino. También perdura el testimonio de generosidad y confianza de los pescadores llamados al discipulado y a la misión. La misión es siempre un envío para ir al encuentro de otros confiando en la palabra: “Maestro, hemos trabajador toda la noche y no hemos pescado nada. Pero en tu palabra, echaré las redes43. Queda también la invitación para ir a aguas más profundas, con nuevo entusiasmo y fe en la palabra del Señor. Es necesario creer en la misión, superar los “miedos” y lanzar de nuevo las redes.

REFLEXIÓN1) ¿Cuáles son los gestos y palabras de Jesús en el pasaje que San Lucas nos

presenta en el Lago de Genesaret, cuando llama a los 4 discípulos?2) ¿En la tarea vocacional, entramos en la barca, nos adentramos a conocer la

realidad de los jóvenes de hoy?3) ¿Nuestras comunidades: familia, escuela, universidad, parroquia, diócesis,

son lugares “úteros” de nuevas vocaciones y espacios de formación de discípulos -misioneros?

4) La Palabra de Jesús es la provocación que produce nuevas vocaciones para la misión evangelizadora. (Comente)

42 Lc 5,1143 Lc 5,5

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TERCERA PARTE

CASA DE LA PALABRA

CONSTRUIR LA CASA DE LA PASTORAL VOCACIONAL (AD INTRA)

P. Gabriel Naranjo Salazar, CM (Colombia)

3.1 Realidad englobante

El panorama existencial de los últimos tiempos, caracterizado y definido por cambios profundos y rápidos, ha marcado culturalmente a los sujetos de la pastoral vocacional, las personas, particularmente los jóvenes, y a las instituciones que más los determinan, sobre todo la familia y la escuela; el canal de este flujo de incidencias es el avance, extraordinario y formidable, de los medios de comunicación social.

En el complejo cruce de estos condicionamientos culturales, el fenómeno de la subjetividad es probablemente lo más complejo y determinante porque pone en juego: el sentido de la vida, la capacidad individual de sacar adelante un proyecto personal de existencia, la apertura a las señales de Dios sobre su realización, y la sensibilidad a lo que esperan el mundo y la sociedad del aporte de cada ser humano como ente individual y comunitario.

El vacío existencial de la soledad, la pérdida de sentido de la vida, la incontrolable imposición de modelos de realización privados de una dimensión trascendente, el relativismo galopante que este cambio cultural produce y del cual se convierte en la primera víctima, el asfixiante mercado de propuestas religiosas… están produciendo paradójicamente, como superación del suicidio que producen, una raíz nueva, la comunitariedad, que emerge en búsqueda de oxigeno, para convertirse en árbol y dar frutos.

Esta raíz se está ramificando en hechos menos generalizados que antes, pero más provistos de convicciones y de opciones, como la inter-relacionalidad de tipo cultural e institucional; la solidaridad entre las personas, las generaciones y los pueblos; la comunicación de experiencias, noticias, aspiraciones y conocimientos; la cercanía a los lugares más apartados, a las posiciones más lejanas, a las situaciones más dolorosas, a las necesidades de los pobres.

Aún más, hoy se ha generalizado el ansia de vivir en comunión y la necesidad de darle un espacio, de construir una casa donde esta relación, inspirada en la cercanía de Dios, habite y se prepare para salir proyectar en el espacio y en el tiempo el incontrolable potencial que ella contiene.

3. 2 La voz de la Palabra

El texto bíblico de Lc 5, 1-11 anticipa, reflejándolo, el tejido de este anhelo comunitario, aparentemente nuevo pero en realidad enraizado en la misma entraña

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del hecho antropológico, a través de tres hilos: el del proyecto humano, tipificado en el trabajo, los protagonistas eran “pescadores”, que se cruza con el divino del Maestro que los llama a “ser pescadores de hombres”; el de la voz del Maestro que llama a ampliar el horizonte, a “separarse un poco de tierra”, a “remar mar adentro”, a ”lanzar las redes”, a trasformar el trabajo en misión, a ´seguirlo´, y se cruza con la respuesta del discípulo que escucha, obedece, extiende las redes, se convierte, lo deja todo y lo sigue; el de las relaciones que en un primer momento son fenomenológicas, “se juntó un gentío”, pero que luego se personalizan en el grupo de amigos que reaccionan en común a la orden del Maestro, recogen entre todos los peces, “se hacen señas” para ayudarse en el intento de aprovechar el resultado, comparten el asombro, contagian a los parientes con la experiencia vivida y en comunidad emprenden el camino del seguimiento.

Esta divinización de la existencia humana, por medio de la respuesta del llamado de Dios, viviendo en comunidad, bien pronto se convirtió en un ideal y en un estilo de vida de la primitiva comunidad cristiana que: “se reunía asiduamente para escuchar la enseñanza de los apóstoles y participar n la vida en común, en la fracción del pan y en las oraciones” (Hch 2,42).

El Mensaje Final del Sínodo de los Obispos sobre la Palabra de Dios, a la luz de esta experiencia cristina paradigmática, deduce que la Casa de la Palabra, la Iglesia, en el caso de la pastoral vocacional, la casa del llamado y la respuesta en pequeñas comunidades formativas, se debe construir sobre cuatro columnas: la predicación y la escucha de la Palabra; la doble mesa del pan de la Palabra y la Eucaristía; la oración de escucha; la comunión basada sobre la escucha de la Palabra y la puesta en práctica (Cf. Lc 8,21).

3.3 La voz de la Iglesia latinoamericana y caribeña

3.3.1 El sujeto vocacional

La Conferencia General de Aparecida sobre el discipulado misionero, resumió la vida de nuestros pueblos hoy en cuatro conclusiones que reflejan los dos pulmones con lo que respiran nuestros pueblos, la misma vida y la fe: Primera, un sentido religioso, unido a la solidaridad, ligado a un sistema de valores y extendido al respeto por la creación, pero amenazado por “una cultura sin Dios” (13) y redimible solo en la referencia a Cristo: ´lo mejor que pueda ocurrir en la vida es encontrar a Jesús´ (Cf. 29), pues Él es “la plenitud del cumplimiento de la vocación humana y de su sentido” (41).

Segunda, una antropología afirmativa del ser humano en tres dimensiones: como hijo de Dios, hermano de sus hermanos y señor del universo; como un ser unitario y relacional; como alguien que vale por lo que es y no por lo que tiene o hace. Esta comprensión unitaria está amenazada por la falta de un “significado coherente” (36), absolutamente necesario para hacerla realidad con libertad y responsabilidad (Cf. 42).

Tercera, una realización de las personas por medio de la responsabilidad y el compromiso, amenazada por un afecto sin implicaciones (Cf. 46), la pauta del solo deseo como felicidad (Cf. 50), los criterios de la eficacia y la funcionalidad (Cf. 45)… que despersonalizan al convertirse en los parámetros de una cultura

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del tener que deshumaniza porque excluye (Cf. 61-62; 65-66). Amenazas que solo pueden ser detenidas con un proyecto de vida altruista y evangélica.

Cuarta, la valoración del modo de ser propio del latinoamericano y caribeño, caracterizado por: la fe en Dios, la tradición católica, el sentido de la vida, la cercanía a los pobres, la caridad solidaria, el respeto a la dignidad de las personas… (Cf. 7).

3.3.2 El Maestro del discípulo misionero

Aparecida amplia el horizonte de la vida humana de nuestros hermanos y de la vida histórica de nuestros pueblos, con una exposición de la vida de Jesucristo en los discípulos misioneros como un proyecto vocacional, cuyo ideal es la santidad, cuyo ambiente es la comunión y cuyo camino es la formación. Se advierte de esta manera que el reconocimiento de Jesucristo como Maestro, que llama a la identificación con él para comunicarlo, implica una respuesta de seguimiento y anuncio, asumida en una dinámica y santidad, vivida en comunión eclesial y sostenida por un itinerario formativo.

Esta triple pedagogía vocacional brota de una fuente única y también triple, al mismo tiempo, la identidad y la identificación del Señor, como: Camino, Salvador y Maestro.

a) Él es el camino que lleva al Padre de quien proviene la vida, la verdad que abre la entrada a ella.

b) Él es el salvador que revela al Padre, en la encarnación, en la entrega de su vida y en el vencimiento de la muerte con su resurrección.

c) Él es el Maestro enviado por Dios para comunicar la buena nueva de la vida, cuya palabra reconoce el discípulo y predica el misionero.

3.3.3 La santidad como ideal

La santidad, meta de la vocación discipular y misionera, no es sensibilidad sino seguimiento de Jesucristo, no es un proyecto individualista sino configuración con el Maestro, no es teoría sino anuncio del evangelio del Reino de Vida, no es intento humano sino obra del Espíritu Santo:

a) El punto de partida de la vocación a la santidad es la revelación del Señor que llama y la respuesta en clave de seguimiento; ambas parten de una relación con Él de amigo, hermano, hijo, discípulo y próximo.

b) la identificación con el Maestro lleva a la adhesión a su mensaje y a la aceptación de su doctrina como norma de vida, por medio de la centralidad del amor y la imitación de Él en los consejos evangélicos; se vive en el compartir de su destino y se aprende en la escuela de María.

c) El anuncio propio del que ha respondido al llamado ha de comunicar el misterio de la Pascua y la llegada del Reino, por medio del testimonio y

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del compartir de la experiencia de estos acontecimientos; ha de inspirarse en la Palabra y manifestarse en una entrega misionera.

d) Este proyecto es obra del Espíritu, que así como actúa en Jesús obra en los discípulos misioneros, para que con la diversidad de dones construya una Iglesia ministerial, la abra a las dimensiones escatológicas de la salvación, y se deje guiar por Él. Esta presencia del Espíritu es realidad cierta en los sacramentos.

3.3.4 La comunión como ambiente

El ambiente de la dinámica vocacional del discipulado misionero es la comunión, en otras palabras la Iglesia, casa de lo seguidores y anunciadores del Maestro, definida también ella por la perspectiva vocacional, allí donde se le construye de manera concreta y aún estructural: la diócesis, la parroquia, las pequeñas comunidades eclesiales, las comunidades formativas. Se trata de una comunión que se extiende a otros grupos cristianos, e incluso a otras religiones.

La eclesiología vocacional tiene dos puntos de partida, Cristo y la Trinidad:

a) El llamado de Cristo a los Doce a vivir en comunión con Él para una intimidad comunitaria que alimenta la proyección misionera; por eso la “Iglesia es comunión en el amor” (159).

b) Esta comunión se remonta en la realidad trinitaria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, como fuente, como fin y como método. Se trata de la familia trinitaria, que debe ser reflejada en la familia eclesial y en la familia vocacional-formativa, a través de la unidad en la diversidad, la diversidad en la unidad y la proyección misionera de la comunión.

3.3.5 La formación como camino

El camino para un discipulado misionero vocacional, que se identifique con una vocación discipular y misionera, es la formación. Ahora bien, el alma de la formación es la espiritualidad, respaldo interior que: como contemplación impulsa la acción, como sentido impulsa la comunicación, como escucha impulsa el anuncio, como seguimiento impulsa la propuesta, como silencio nutre la experiencia, como estudio produce la certeza.

La formación, como encuentro fundante y permanente con Jesucristo se vive en seis lugares teológicos: la Palabra, la Iglesia, la liturgia, la misión, la piedad popular, María, los apóstoles y el testimonio de los santos (Cf. 246-275); se enruta en una dinámica procesual de cinco momentos: el encuentro con Jesucristo, la conversión, el discipulado, la comunión, la misión (Cf. 278); y se inspira en cuatro principios: la integralidad kerigmática y permanente (Cf. 279); las dimensiones humano-comunitaria, espiritual, intelectual y pastoral-misionera (Cf. 280); la pedagógica y progresiva (Cf. 281), una formación de acompañamiento (Cf. 282-283), una formación misionera (Cf. 284-285).

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3.4 Las columnas y vigas de la casa vocacional

3.4.1 La escucha de la Palabra- Conocimiento, asimilación, vivencia, anuncio de la Palabra- La Palabra de Dios en la oración, la vida comunitaria, el estudio, el

apostolado- La animación bíblica de la espiritualidad, la formación y la pastoral- La predicación de la Palabra en los diálogos interpersonales en la

catequesis y en la homilía- Formación para el ministerio de la Palabra, el protagonismo de los

laicos y la animación de pequeñas comunidades- Ministerio del lectorado

3.4.2 La mesa de la Eucaristía- La doble mesa de la Palabra y de la Eucaristía- Relación entre persona y comunidad, entre comunidad y persona - Relación entre espíritu y estructura, entre estructura y espíritu- Relación entre oración personal y oración litúrgica- Unidad y diversidad - Responsabilidad individual y acompañamiento, decisión personal y

orientación espiritual- Ministerio del acolitado

3.4.3 La Oración de escucha- Liturgia de las horas y lectio divina- Sintonía con Dios y con la historia- Sensibilidad vocacional y signos de los tiempos- Escuela del silencio, la interiorización, la significatividad, la ductilidad- Ministerio del presbiterado

3.4.4 La Comunión coherente- Vida fraterna en comunidad - Relación entre amor y justicia, palabra y vida, fe y rectitud, culto y

compromiso social- Sentido de pertenencia carismático e institucional, de corazón y

concreto- Testimonio de los formadores- Pobreza como solidaridad con los pobres- Castidad como amor en celibato- Obediencia como discernimiento para la misión- Ministerio del diaconado

3.5 Nuevos escenarios y sujetos emergentes de la pastoral vocacional

3.5.1 Nuevos escenarios- La inter-relacionalidad: de la Iglesia diocesana con las comunidades

(vocación ministerial y vocación carismática), de las comunidades entre sí (inter-congregacionalidad), de la pastoral vocacional con las culturas (inter-culturalidad), de la vocación en general y general con las vocaciones específicas (interdisciplinariedad).

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- Nuevas culturas juveniles: juventud y nuevas generaciones, nuevos paradigmas

- Globalización: económica, comercial, digital, de la solidaridad- Ecología: amenaza, sensibilidad- Ecumenismo: inter-confesionalidad, inter-religiosidad, -inter-

culturalidad- Inteligencia afectiva: redes, diálogo, dependencia, libertad- Configuraciones políticas

3.5.2 Sujetos emergentes- Nuevas culturas juveniles- Jóvenes candidatos al ministerio sacerdotal- Nuevas generaciones en la vida religiosa- Laicado protagónico- Los migrantes- Las mujeres- Los pobres

Conclusión

La casa formativa de la formación reclama hoy una transversalidad bíblica y otra antropológica. La primera parte de una convicción: la roca de la Iglesia es la Palabra; la segunda se expresa en el compromiso con los pobres y presupone un principio teológico: “a la luz del evangelio reconocemos su inmensa dignidad y su valor sagrado a los ojos de Cristo, pobre como ellos y excluido entre ellos” (398).

REFLEXIÓN

1) A partir de los elementos que configuran la realidad englobante que nos ha tocado vivir en el hoy de la historia, ¿Qué anhelos despierta en nosotros la VOZ DE LA PALABRA?

2) Escuchando la voz de la Iglesia Latinoamericana y Caribeña, respecto al sujeto, hecho y acontecimiento vocacional, ¿Qué aspectos esenciales y prioritarios es necesario rescatar e impulsar en nuestra Iglesias locales en el trabajo vocacional de “lanzar las redes”?

3) En el proyecto vocacional del seguimiento de Jesús, ¿Cuáles son los aspectos prioritarios y no negociables que apoyen el ministerio del acompañamiento vocacional?

4) ¿Cómo responder con la Voz de la Palabra ante los nuevos escenarios y sujetos emergentes de la Pastoral Vocacional?

5) ¿Cómo construir concreta y eficazmente la casa vocacional con las columnas y vigas que se nos proporcionan en este texto?

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CUARTA PARTE

LOS CAMINOS DE LA PALABRA LA MISIÓN CONTINENTAL44 Y LA ANIMACIÓN VOCACIONAL

Pe. Ângelo Ademar Menezzari, RCJ (Brasil)

4.1 La misión: Echar las redes

En la gran misión latinoamericana y caribeña, la pastoral vocacional también asume “la gran tarea de custodiar y alimentar la fe del pueblo de Dios, y recordar a los fieles de este continente que en virtud de su bautismo, están llamados a ser discípulos y misioneros de Jesucristo”45. Se trata de un mandato, una misión, que se debe realizar, despertar, discernir, cultivar y acompañar46. La vocación de los bautizados para que sean verdaderamente discípulos y misioneros de Jesucristo deben vivir plenamente su seguimiento. Esta es una tarea que protege y alimenta la fe y el memorial.

Es el tiempo del llamado a lanzar las redes, es necesario lanzarlas. El compromiso es hacer del servicio de animación vocacional parte de la gran misión continental y de la misión de toda la comunidad eclesial, como un gran impulso misionero, como un nuevo Pentecostés47, lanzando de nuevo las redes. Este empeño consiste en fortalecer el vínculo de aquello que es propio de la animación vocacional en el servicio de la evangelización, construyendo el Reino de Dios.

Se debe dar prioridad a la vocación de cada cristiano llamado a la santidad. Es primordial la fidelidad a la persona de Jesucristo, a su evangelio, y a la Iglesia. Por lo tanto, en este tiempo histórico e eclesial, el servicio de animación vocacional esta llamado a acoger las orientaciones de Aparecida y del Sínodo de la Palabra de Dios48, como referencias teológicas y pastorales para la vida, - el discipulado - y el servicio de las vocaciones - la misión, generando una nueva cultura vocacional.

La Conferencia de Aparecida nos recuerda que entre todos los desafíos enfrentados por la Iglesia, se constata también “el insuficiente número de sacerdotes y su no equitativa distribución [...] a esto se añade la relativa escasez de vocaciones al ministerio y a la vida consagrada”49. Evidentemente esta carencia puede extenderse a los demás ministerios, si se es testimonio y si se tiene conciencia de ello. A la escasez, al número insuficiente y a una injusta distribución, entre otros, debe ser interés del servicio de animación vocacional.En la misión continental, lanzar las redes significa proclamar que “la propia vocación, la propia libertad y la propia originalidad, son dones de Dios para la

44 Documento de Aparecida 551.45 Cf. Documento de Aparecida, 10.46 Cf. Pastores Dabo Vobis, 34. 47 Cf. Documento de Aparecida 548.48 En este momento tenemos las proposiciones aprobadas por los padres sinodales. Dentro de

poco debe salir una exhortación Apostólica del Papa Benedicto XVI sobre la Palabra de Dios.49 Documento de Aparecida, 100.

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plenitud y el servicio del mundo”50. Será una ocasión para participar y contribuir con “este despertar misionero, en forma de una misión continental [...] seguros de que la providencia de Dios nos otorgará grandes sorpresas”.51

4.2 Recorrer los caminos de la Palabra

4.2.1 Los caminos de la animación vocacional en el contexto actual

La realidad actual es provocadora, pues hay una multitud cansada y abatida, “el rostro humillado de tantos hombres y mujeres de nuestros pueblos”,52 además por falta de pastores, evangelizadores, ministros y líderes.53 Al mismo tiempo, por la Palabra de Dios, se escucha la invitación de fidelidad al mandamiento de Jesús, de anunciar el Reino, de evangelizar, de no tener miedo, de lanzar las redes y también de pedir al Señor de la mies que envíe operarios para su mies54, para que de esta manera, la pesca sea abundante.

Frente a un contexto de grandes cambios que “nos afligen, pero que no nos confunden”55, es necesario continuar haciendo el camino, acogiendo el llamado de Jesús y de la Iglesia. En la continuidad, la fidelidad a lo que se hizo y se vivió, pero también la novedad, es capaz de generar un espíritu y un nuevo corazón. Pues, siempre es tiempo para construir lo nuevo en la Iglesia y en el servicio de la animación vocacional, tiempo de avanzar, de planear, de entrar en aguas más profundas, ya que todos los discípulos y misioneros son responsables en el servicio a las vocaciones.

4.2.2 El camino y el proceso de conversión de la Animación Vocacional

En la Iglesia, el servicio de animación vocacional debe forjar una conversión pastoral y una renovación misionera, que lleve a “impregnar todas las estructuras eclesiales y todos los planos pastorales de diócesis, parroquias, comunidades religiosas, movimientos y de cualquier institución de la Iglesia”56. Se trata, entonces, de fortalecer la cultura vocacional para que todos los bautizados asuman su llamado a ser discípulos misioneros en las circunstancias actuales.

La conversión implica escuchar y discernir “lo que el Espíritu le está diciendo a las Iglesias”57 por medio de los signos de los tiempos en que Dios se manifiesta. La renovación misionera consiste en construir y en hacer comunidades “de discípulos misioneros en torno a Jesucristo, Maestro y Pastor”58. Para esto se

50 Idem, 111.51 Idem, 551. 52 Idem, 31. 53 Idem, 22: “Así nos ocurre también a nosotros al mirar la realidad de nuestros pueblos y de

nuestras Iglesias, sus limitaciones, sus angustias y esperanzas”.54 Cf. Mt 9,32-35; Lc 10,2. El mismo Documento de Aparecida, 22, afirma que: “En el clima

cultural relativista que nos circunda se hace siempre más importante y urgente radical y hacer madurar en todo el cuerpo eclesial la certeza de que Cristo, el Dios del rostro humano, es nuestro verdadero y único Dios”.

55 Documento de Aparecida, 10.56 Documento de Aparecida 365.57 Ap 2, 29.58 Documento de Aparecida 368.

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exige actitudes de “apertura, diálogo y disponibilidad para promover la corresponsabilidad y participación efectiva de todos los fieles en la vida de las comunidades cristianas”59.

4.2.3 Una animación vocacional que forma discípulos misioneros

“La vocación al discipulado misionero es con-vocación a la comunión en su Iglesia”60. En el proceso de formación de discípulos misioneros de Jesucristo tiene un lugar particular la pastoral vocacional que “acompaña cuidadosamente a todos los que el Señor llama a servirle a la Iglesia en el sacerdocio, en la vida consagrada o en el estado laical”61. Aparecida dice que este servicio vocacional es responsabilidad de todo el pueblo de Dios, el cual comienza en la familia y continúa en la comunidad cristiana, dirigiéndose a niños y niñas y especialmente a los jóvenes. La finalidad de esta pastoral es ayudar a “descubrir el sentido de la vida y el proyecto que Dios tiene para cada uno, acompañándolos en su proceso de discernimiento”62. Ya el I Congreso Continental Latinoamericano de Vocaciones decía que la pastoral vocacional “se entiende como el servicio a cada persona, para que ella pueda descubrir el camino para la realización de un proyecto de vida tal y como Dios lo quiere, y como el mundo de hoy lo necesita”63.

4.3 Elementos fundamentales de la animación vocacional

El documento de Aparecida64 contempla algunos de los elementos fundamentales del servicio de la animación vocacional, así como lo entendemos hoy, es decir: la responsabilidad de toda la Iglesia, pueblo de Dios; la integridad en la pastoral ordinaria, de conjunto y orgánica; la dimensión eclesial y específica de la vocación de los discípulos misioneros a partir del Bautismo y del sacerdocio común (ministros ordenados, vida consagrada, cristianos y laicos); el ambiente propicio para el florecimiento de la vocación, la familia y la comunidad cristiana, completado por la escuela católica y las demás instituciones eclesiales; los interlocutores inmediatos de la animación vocacional, los niños y los jóvenes; la necesidad de un proceso de animación vocacional, que consiste en ayudar a descubrir el sentido de la vida, la vocación en el proyecto que Dios le tiene cada uno.

4.4 Los desafíos de la animación vocacional

Este II Congreso coloca entre los objetivos específicos la elaboración de pistas con vista de una animación vocacional que sea evangelizadora, así como la necesidad de criterios para los itinerarios vocacionales. Más allá de dar respuestas a éstos, hay otros objetivos que se encuentran en el servicio de la animación vocacional. Es necesario avanzar en relación a los estudios de la animación vocacional, principalmente en los aspectos sociales, pedagógicos y psicológicos. Se hace necesario profundizar más, con didáctica y planeamiento, de la dinámica del itinerario vocacional, preparando y ofreciendo subsidios y materiales adecuados para los animadores vocacionales y los vocacionados.59 Idem 60 Documento de Aparecida 156.61 Documento de Aparecida 314.62 Cf. Documento de Aparecida 314. 63 I Congreso Continental, documento final, n. 26.64 Cf. Todo el Capítulo V e VI del Documento de Aparecida.

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Más aún, hoy es un desafío, la actualización de las nuevas tecnologías para entrar en las nuevas plazas, en los nuevos areópagos, alcanzar nuevos públicos, avanzando en aguas más profundas. Hay una gran divergencia en este sentido, lo que comporta la formación específica y la disponibilidad de recursos humanos.También es preocupante la falta de recursos financieros, y la disponibilidad de tiempo de las personas, principalmente en las áreas de teología, de las ciencias humanas y de la comunicación, entre otros. La misma reflexión bíblica y teológica desde el punto de vista vocacional es un universo inagotable, que tiene presente el llamado a la santidad y a la vocación bautismal como eje transversal de toda la acción pastoral en la Iglesia.

4.5 El perfil y la identidad de los animadores vocacionales

En el proceso de afirmación y consolidación de la identidad del servicio de animación vocacional y de sus agentes y protagonistas, está la Palabra de Dios, fuente de vida y misión de la Iglesia.

Se debe profundizar la identidad, el perfil y la misión de los animadores vocacionales. El despertar, el discernir, el acompañar, el perseverar de las vocaciones dependen, en parte, del animador vocacional. En la medida en que él se identifique con el servicio al cual fue llamado, teniendo el perfil humano y espiritual adecuado, de la misma manera será capaz de dar testimonio elocuente de amor a Jesucristo, a la Iglesia y al pueblo, con actitudes de generosidad, disponibilidad y alegría.

4.5.1 La formación de los animadores vocacionales

Una de las principales contribuciones es la formación de los animadores y animadoras vocacionales, como base para un mejor servicio vocacional de calidad, en la perspectiva de una Iglesia ministerial. Esto a través de cursos, asesorías, subsidios, teniendo la escuela vocacional, en sus diferentes modalidades, como acción específica y completa, abarcando las diferentes dimensiones antropológicas, teológicas, bíblicas, pastorales, entre otras.

Además de esto, es necesario continuar los estudios e investigaciones, con el objetivo de profundizar en las diferentes dimensiones de las vocaciones y del servicio de animación vocacional, produciendo libros que auxilien a los animadores y animadoras vocacionales y a sus equipos en sus tareas. Hay necesidad de materiales vocacionales, como textos, audiovisuales, filmes vocacionales. Un instrumento valioso para los días de hoy es la red informatizada y virtual, la Internet, siendo un importante y eficaz medio de evangelización y animación vocacional.

4.5.2 La oración: escuchar la Palabra de Dios

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Jesús es el camino, la verdad y la vida65. La Palabra de Dios es la fuente y el sustento de los discípulos de la misión. En el misterio de Dios que habla, se encuentra la actitud de escucha de aquel que cree por obediencia de fe.

La Palabra de Dios tiene una dimensión vocacional, que llama por si misma, pues actúa de forma eficaz en el corazón de aquel que la acoge. Ella contiene figuras, historias y reflexiones que son narradas por aquellos que son llamados personajes bíblicos con perspectiva misionera.

La relación entre Palabra y Vocación conduce a una actitud de orar por las vocaciones, lo cual tiene un gran valor espiritual. Esta oración, es enseñada por el mismo Jesús en el evangelio66, para pedir operarios para la mies. Se vuelve un lugar de escucha, de propuesta, de disponibilidad y de respuesta vocacional.

El servicio de animación vocacional también está fundamentado en la compasión que Jesús tiene por la mies abandonada, como ovejas sin pastor. De esta compasión, nace la oración y se manifiesta la urgencia de la misión67. Las vocaciones son dones de Dios y por eso no deben faltar oraciones especiales al Señor de la mies68. Hay una necesidad de fortalecer, de diversas maneras, la oración por las vocaciones. Es con la oración que se puede crear mayor sensibilidad y receptividad al llamado del Señor. Y también promover y coordinar iniciativas vocacionales.

La animación vocacional es llamada a apropiarse y fortalecer la relación entre la Palabra de Dios y la vocación, ya sea como tema del discipulado o de la misión, en las vertientes antropológicas, culturales, bíblicas, teológicas y pastorales. Mención particular en la perspectiva bíblica es la Lectura Orante, en el que el sínodo exhorta los fieles y los jóvenes que “se aproximasen a las Sagradas Escrituras por medio de una lectura orante y asidua, de modo tal que el diálogo con Dios se vuelva realidad cotidiana del pueblo de Dios”69 .

4.5.3 Espiritualidad vocacional

La espiritualidad tiene un lugar central en la animación vocacional. Ella es la savia que alimenta y da vitalidad a toda acción vocacional, es el eje por donde se mueve la vida y la misión de los vocacionados y de los animadores. La base de la espiritualidad cristiana es la experiencia del Bautismo fundamentado en la Trinidad, es “una autentica propuesta de encuentro con Jesucristo debe establecerse sobre el sólido fundamento de la Trinidad-Amor”70.

Una espiritualidad bíblica fundamentada sobre la oración por las vocaciones hace que la Palabra oída y acogida en el corazón pueda transformarse en discernimiento e itinerario vocacional. Pues “encontramos a Jesús en la

65 Cf. Documento de Aparecida 137.66 Cf. Mt 9,37-38; Lc. 10,267 Mt 9,35-38. Revisar Lc 10,2. “(....) al ver al muchedumbre, sintió compasión de ella, porque

estaban cansados y abatidos como ovejas sin pastor. Entonces dice a sus discípulos: la mies es mucha y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe”.

68 Documento de Aparecida 314.69 Sínodo dos Bispos, proposição 22.70 Documento de Aparecida 240.

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Sagrada Escritura, leída en la Iglesia” 71. Se hace, “necesario proponer a los fieles la Palabra de Dios como don del Padre para el encuentro con Jesucristo vivo…” 72.

El camino de espiritualidad en el servicio de animación vocacional contempla la exigencia trinitaria y el llamado a integrar los acontecimientos de la vida y de la historia con los tiempos de oración y celebración. También es importante que los animadores vocacionales articulen en su propia vida la contemplación y la acción. Del mismo modo, la espiritualidad mariana es decisiva para un cultivo vocacional y para el discipulado en el seguimiento de Jesús.

4.5.4 La centralidad del Encuentro con Jesucristo

El despertar de los discípulos misioneros en la Iglesia, sucede en la media en que se favorece y se garantiza el encuentro personal y comunitario con Jesucristo73. En la misión evangelizadora, el servicio de animación vocacional, como un instrumento del Espíritu de Dios, tiene como tarea fundamental hacer que los vocacionados tengan un “encuentro con un acontecimiento, con una persona que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva” 74. El primero y gran don es el encuentro con la persona de Jesucristo, pues Dios amó antes de todo, y la vocación es siempre respuesta de amor. Del encuentro nace el discipulado – Jesús Maestro – el seguimiento, la misión.

En este sentido se puede hablar de la necesidad de promover, en el servicio de la animación vocacional, una “pedagogía del encuentro” que despierte y forme auténticos discípulos misioneros. Pues “conocer a Jesús es el mejor regalo que cualquier persona puede recibir; haberlo encontrado fue lo mejor que ocurrió en nuestras vidas, y hacerlo con nuestras palabras y obras es nuestra alegría” 75.

Jesucristo es la plenitud de la revelación de Dios. Es el Verbo de Dios hecho carne, Camino, Verdad y Vida, el único Libertador y Salvador. En Jesús se revelan el amor misericordioso del Padre y la vocación, la dignidad y el destino de la persona humana76. Jesucristo es el misionero de Dios Padre. Es por medio del encuentro personal y comunitario con Él que se puede despertar discípulos y misioneros, con fidelidad y audacia en la misión.

4.6 Itinerario fundamental de los discípulos misioneros

En el proceso de itinerario y en sus etapas, la animación vocacional es llamada a acoger los principios que Aparecida indica en relación al proceso formativo de los discípulos misioneros77.

Antes que todo se debe contribuir para un encuentro más profundo con Jesucristo, pues es el Señor quien llama en el camino de descubrir el sentido de la vida. Es el

71 Documento de Aparecida 247.72 Documento de Aparecida 248.73 Cf. Documento de Aparecida 11.74 Documento de Aparecida 12. 75 DA 29. 76 CF DA 6. 77 Cf. DA n. 278.

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Kerigma, el hilo conductor de un proceso que lleva a una mayor madurez de fe y de vocación.

La conversión es el segundo paso, como respuesta inicial de quien escucha al Señor, por Él se dejó seducir, cree y decide ser su amigo, y se anima a seguirlo.

El discipulado, como tercero paso, consiste en madurar el conocimiento, amor y seguimiento de Jesús, el Maestro. En este proceso vocacional es importante la catequesis permanente y la vida sacramental.

El discernimiento y el acompañamiento vocacional presumen una intensa vida cristiana en la familia, en la comunidad eclesial y en la realidad social en donde se encuentra, como la escuela y el trabajo. En este campo vocacional el vocacionado es acompañado y estimulado a vivir su vocación y a responder al llamado de Dios.

Por último, la misión, como respuesta a la necesidad que el discípulo tiene al compartir con los otros su alegría, de ser enviado al mundo para anunciar a Jesucristo.

La misión es inseparable del discipulado. El camino vocacional es largo y permanente, y requiere de itinerarios diversificados, respetuosos de los procesos personales y de los ritmos comunitarios, continuos y graduales, con pedagogías dinámicas, activas y abiertas78. Existen itinerarios diversificados para los vocacionados, para los cristianos laicos y laicas, para la vida consagrada, el presbiterado y el diaconado permanente.

4.6.1 El proceso vocacional y formativo de los discípulos misioneros

La animación vocacional acoge las indicaciones de Aparecida referentes a las diferentes dimensiones del proceso vocacional formativo79.

Debe ser integral, Kerigmático y permanentemente, de acuerdo con el desenvolvimiento de las personas, contribuyendo para que cada uno pueda encontrar la persona de Jesús, ser su discípulo y misionero.

La dimensión humana y comunitaria merece atención especial, ya que lleva a la persona a asumir su propia historia, siendo capaz de vivir en un mundo plural, con equilibrio, fortaleza, serenidad y libertad interior.

Del mismo modo la dimensión espiritual, en la medida en que se tiene una profunda experiencia de Dios, que le permite adherir a Jesús y a su Evangelio, en la Iglesia, de corazón y con fe, por medio de los diversos carismas y ministerios.

La formación intelectual permite potencializar el dinamismo de la razón, abre la inteligencia para la verdad, capacita para el discernimiento, el juicio critico y el dialogo sobre la realidad y la cultura, asegurando un conocimiento bíblico-teológico y de las ciencias humanas.

78 Cf. DA n. 218.79 Cf. DA n. 279 y 280.

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Y por último la dimensión pastoral y misionera, proyecto para la misión de formar discípulos misioneros al servicio del mundo, habilita para proponer proyectos y estilos de vida cristiana atrayentes, que contribuye para integrar la evangelización y pedagogía e incentiva la responsabilidad de los laicos y laicas en el mundo.

4.7 Los lugares y espacios de animación vocacional

4.7.1 La comunidad eclesial

La Iglesia es discípula misionera de Jesús. La vitalidad del Espíritu Santo se expresa en diversos dones, carismas y varias funciones que edifican la Iglesia y ayuda para la evangelización80. El sueño de la animación vocacional es tener “una Iglesia plenamente consiente de ser una asamblea de personas, convocadas y reunidas por el infinito amor de la Trinidad, en la riqueza de la diversidad y complementariedad de las vocaciones y ministerios”81.

La comunidad eclesial tiene su vocación. Ella esta “llamada a descubrir e integrar los talentos escondidos y silenciosos que el Espíritu Santo regala a los fieles” 82. En las Iglesias, todos los miembros del pueblo de Dios, según su vocación especifica, están convocados a la santidad por medio de la comunión y en la misión83. La actividad misionera de la Iglesia depende de la diversidad de carismas, servicios y ministerios. Esta diversidad es ministerial, vivida en la comunión, que manifiesta la única Iglesia de Cristo. Al abrirse espacios de participación y al confiar ministerios y responsabilidades, viviendo responsablemente el compromiso cristiano.

La fuente y el alimento es la palabra de Dios, lo que garantiza una espiritualidad sólida y favorece una participación efectiva de todos los miembros de la comunidad84. La vocación al discipulado misionero es convocación a la comunión en su Iglesia y de todos los bautizados, a través del sacerdocio común, están llamados a vivir y transmitir la comunión con la Trinidad85.

4.7.2 Estructura y organización eclesial

En la gran tarea que la Iglesia tiene de proteger y alimentar la fe del pueblo de Dios recuerda que en “virtud de su bautismo, están llamados a ser discípulos y misioneros de Jesucristo” 86.

La organización eclesial consiste en la articulación de los mecanismos de coordinación y de animación. Al mismo tiempo comprende el aspecto institucional en sus estructuras, organismos y responsables, teniendo como meta la ejecución de las prioridades y de los proyectos propuestos. En este proceso organizativo es fundamental el servicio de liderazgo y de autoridad,

80 Cf. 1 Co 12,1-11; 1 Co 12,28-29.81 I Congreso Vocacional de Brasil, Doc. Final, n. 48. 82 DA 16283 Cf. DA 16384 Cf. Documento de Aparecida 308-309.85 Cf. Documento de Aparecida 156-157.86 Documento de Aparecida 10.

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pues ellos contribuyen al propio sentido del proyecto de Dios, a la vida y a la misión de Jesús, a la manifestación y ejecución de los carismas y ministerios en la comunidad eclesial.

El servicio de animación vocacional es parte de la misión eclesial. Es necesario incentivar su lugar en la pastoral orgánica y en su dimensión evangelizadora. Fundamentalmente, es la conciencia de que todos los bautizados como asamblea de los llamados, son responsables de promover las vocaciones. Todo el empeño consiste en pasar por los componentes de la comunidad eclesial y de la dimensión vocacional. Y siempre buscar cada vez más el envolvimiento, compromiso y participación de todas las instancias y personas responsables por el servicio de la animación vocacional, en la comunión con la Iglesia.

4.7.3 Equipos vocacionales, coordinaciones y centros

Papel fundamental ejercen los equipos vocacionales y parroquiales, formados por los representantes de las diversas vocaciones y pastorales específicas, como la catequesis, la juventud, la familia, la liturgia, entre otras. Un camino concreto y objetivo, es la creación, consolidación y formación de los equipos vocacionales, y la calificación de sus miembros, ofreciéndoles los medios e instrumentos formativos y técnicos para que sean auténticos discípulos y fervorosos misioneros.

En este sentido son importantes y decisivos los centros y/o equipos y/o comisiones comunitarias y diocesanas de animación vocacional. A partir de la organización de las mismas Conferencias Episcopales, es posible garantizar una estructura mínima y funcional, que permitan articular las varias acciones, que pueden llegar a las iglesias particulares, a sus parroquias y comunidades. A partir de un proceso ya instaurado y en funcionamiento, es posible avanzar, generando una dinámica de animación vocacional que pernee toda la acción evangelizadora, generando y manteniendo una cultura y conciencia vocacional.

Un papel importante vienen realizando los Institutos de Animación Vocacional87, que en todo el continente vienen contribuyendo decisivamente para el fomento de una cultura vocacional y para la dinamización de la animación vocacional de las iglesias nacionales y locales. Ellos han sido fundamentales para la formación de los agentes y en la asesoría de cursos y encuentros vocacionales, para la producción de subsidio y materiales, para los estudios y las investigaciones en el campo teológico y en la pastoral vocacional, a través de libros y productos audiovisuales. Se trata de promover e incentivar el trabajo de los Institutos de Animación Vocacional para que cada vez más, como Iglesia y al servicio de ella, sean una de las principales instancias de la cultura y de la animación vocacional.

4.7.4 Metodología – Método para la animación vocacional

87 OBS: facilitar algunos datos e informaciones sobre los IPVs existentes....

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Al lanzar las redes, a petición de Jesús, como Iglesia, la animación vocacional asume el método “ver, juzgar y actuar” con sus implicaciones88. Al contemplar a Dios con los ojos de la fe, por la Palabra revelada, aquella intenta ver la realidad en una perspectiva cristiana; juzga y discierne según Jesucristo, que es el Camino, la Verdad y la Vida, a partir de criterios que provienen de la fe y de la razón; y actúa a partir de la Iglesia, en la divulgación del Reino de Dios, como discípulos misioneros.

La importancia de este método esta en colaborar para vivir más intensamente la vocación y la misión de la Iglesia, enriqueciendo el trabajo teológico y pastoral, en cuanto motiva para asumir la responsabilidad delante de la situación. Aparecida afirma que la eficacia del método tiene sus presupuestos en la “adhesión creyente, gozosa y confiada en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo y la inserción eclesial”89. Así, es más explícita la dimensión trinitaria y eclesial de la metodología del servicio de la animación vocacional como acción evangelizadora.

4.7.5 El camino de la planeación y de la organización

La misión de la Iglesia y de la animación vocacional se caracteriza a partir de una acción conjunta y coordinada. Cada bautizado debe saber que y como hacer en la conducción de las acciones y procesos vocacionales. El planeamiento de las acciones evangelizadoras exige lazar nuevamente las redes, ir para otras aguas, espacios y lugares. En este sentido el planeamiento es un apoyo de unidad. La razón de todo esto, esta en la riqueza de grupos, movimientos y asociaciones que tiene la comunidad, con carismas, proyectos y metodologías propias. Lo importante son las metas que se tienen en común, a partir de los diferentes dones y carismas90.

La articulación de las acciones evangelizadoras vocacionales evita la fragmentación, el desperdicio de fuerzas y recursos. Es necesario no uniformizar un único modelo o forma de ser91. Desde el punto de vista más organizacional es fundamental el planeamiento, ya que existe una multiplicidad de proyectos, en varios sectores pastorales de actuación, lo que comporta un mínimo de estructura y organización. Solamente una acción coordenada, articulada y eficiente, permite ser fieles a la misión y acoge los signos de los tiempos y los desafíos que la realidad le presenta.

4.7.6 Planeación, organización y estrategias para la animación vocacional

El servicio de animación vocacional, en sus variados niveles e instancias, es llamado a responder al evangelio, a los llamados del Magisterio, a la demanda del pueblo de Dios y particularmente a los jóvenes. El objetivo del camino es favorecer la organización, la articulación, la instancia y a los responsables. La planeación es fundamental y decisiva, lo que garantiza el profundizar en la reflexión teológica y pastoral, el avance en las metodologías, el enfrentamiento de las nuevas tecnologías para llegar a los niños, adolescentes, jóvenes y a la

88 Cf. Documento de Aparecida 1989 Idem, 19.90 Cf. Diretrizes Gerais da Ação Evangelizadora do Brasil n. 16391 Cf. Diretrizes Gerais da Ação Evangelizadora da Igreja no Brasil n. 164

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familia. “Es preciso evitar la fragmentación, el desperdicio de fuerzas y recursos”92, lo que exige metas en común, concretizadas con los diversos dones y carismas.

El método de planeación para la animación vocacional93, en la perspectiva de las diversas vocaciones, carismas y ministerios, es aquella que favorece la participación lo más amplia posible, de forma estructurada y organizada. La metodología de planeación vocacional contempla el método ver, juzgar y actuar, reafirmado por Aparecida, que analiza a la luz de la fe la realidad, iluminada por la Palabra de Dios, y actúa con objetivos, prioridades, proyectos, estrategias y programas.

Entre las estrategias del servicio de animación vocacional también se encuentran, la presencia y acción en los consejos comunitarios y el ámbito pastoral administrativo94. Esta presencia y protagonismo permite la corresponsabilidad con los ministros ordenados, además de facilitar que los laicos y laicas se envuelvan en el planeación, en la ejecución y en la evaluación de todo lo que la comunidad vive y hace. Al mismo tiempo es importante la articulación de las acciones evangelizadoras, evitando el anti-testimonio de la división y de la competencia entre los grupos. Fundamentalmente es el testimonio de unidad con una pastoral de conjunto y orgánica, con la articulación de diversidad de carismas y métodos evangelizadores95. “El reconocimiento práctico de la unidad orgánica y la diversidad de funciones aseguran mayor vitalidad misionera”96.

Otra estrategia para la pastoral vocacional, es la búsqueda de trabajo en equipo para realizar las acciones, con la correspondiente y necesaria capacitación de recursos financieros. Claro está que, sin la disponibilidad de estos recursos económicos y técnicos, el trabajo vocacional va a quedar debilitado y los proyectos no se podrán realizar. Por lo tanto, para que la pesca sea abundante, además de la gracia de Dios y de los dones del Espíritu Santo, es necesario un presupuesto financiero que sea sostén y respaldo para el desenvolvimiento de las acciones, la ejecución de las prioridades y la concretización de los planos y proyectos vocacionales.

4.8 Una animación vocacional para el y en el mundo

En el contexto de la globalización y del sistema neoliberal, donde impera la exclusión social, la Iglesia se empeña en la perspectiva de la inclusión social y de la promoción de la vida. Para la Iglesia, en la perspectiva cristiana, la “inclusión es un aspecto de la experiencia de comunión, según afirma San Pablo: “Ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer; ya que todos vosotros son uno en Cristo” (Gl 3,28)97. De hecho, los pueblos de América Latina y del Caribe “viven hoy una realidad marcada por grandes cambios que afectan profundamente sus vidas”98,

92 Diretrizes Gerais da Ação Evangelizadora da Igreja no Brasil n. 164 c.93 2º Congreso Vocacional de Brasil l, Doc. Final, n. 39-43.94 Diretrizes Gerais da Ação Evangelizadora da Igreja no Brasil n. 164 b.95 Idem, n. 164 96 Documento de Aparecida n. 162. 97 CNBB, Evangelização e missão profética da Igreja, p. 73. 98 Documento de Aparecida n. 33.

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lo que ha traído una crisis de sentido religioso, que le da unidad a todo lo que existe99. La animación vocacional es convocada a anunciar que en Jesucristo y su misterio se revela “la plenitud del cumplimiento de la vocación humana y su sentido”100. Ya que la persona humana es “el lugar de la naturaleza donde converge la variedad de los significados en una única vocación de sentido”101.

En esta realidad, las mujeres y los hombres son llamados a encarnar “esa tradición y novedad, como discípulos de Jesucristo y misioneros de su Reino, protagonistas de vida nueva para una América Latina que quiere reconocerse con la luz y la fuerza del Espíritu102. Ya que existe la confianza de que “Jesús, el Buen Pastor, quiere comunicarnos su vida y ponerse al servicio de la vida”103. Y a la luz del Espíritu Santo, fuerza y unción de los discípulos misioneros la Iglesia se siente desafiada a discernir los signos de los tiempos, para colocarse al servicio del Reino, anunciado por Jesucristo, que vino para que todos tengan vida y la tengan en plenitud104.

4.8.1 Animación vocacional y cultura de la vida

La animación vocacional esta invitada a proclamar y defender, en este contexto, una cultura de la vida. "La vida es regalo gratuito de Dios, don y tarea que debemos cuidar desde la concepción, en todas sus etapas, y hasta la muerte natural, sin relativismos”105. Para que esto suceda es necesario promover una animación vocacional inculturada, dialogal y profética, ecuménica y ecológica, que se abra a los signos de los tiempos y que este sintonizada con la época en que se vive. Lo que permite la valoración de la persona, su dimensión antropológica y cultural, favoreciendo una experiencia más profunda de Dios y del seguimiento de Jesús. Decisivo para la animación vocacional es la atención hacia la cultura urbana, incluido el aspecto social, los valores, la ética y la posmodernidad.

Dios concede la gracia necesaria para responder con decisión y generosidad a su llamado y envío, en una cultura civilizada, donde impera el consumismo y el placer. En esta perspectiva la animación vocacional es llamada a colaborar para que los vocacionados profundicen en sus verdaderas motivaciones vocacionales en el transcurso del propio itinerario, asumiendo la vocación, primero que todo, como servicio a la vida. La fidelidad al Evangelio, también en la perspectiva de la diversidad, complementariedad y diversidad de las vocaciones y ministerios, que exigen la proclamación de la “verdad sobre el ser humano y sobre la dignidad de toda la persona humana, en todos los espacios públicos y privados en el mundo de hoy y a partir de todas las instancias de la vida y de la misión de la Iglesia”106.

4.8.2 Nuevos areópagos – nuevos lugares – mar adentro

99 Cf. Documento de Aparecida n. 37.100 Documento de Aparecida n. 41.101 Documento de Aparecida n. 42.102 Documento de Aparecida n. 11.103 Documento de Aparecida n. 353. 104 Cf. Documento de Aparecida n. 33.105 Cf. DA 464.106 Documento de Aparecida n. 390.

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Es urgente dedicar especial cuidado a la promoción vocacional107. De modo general se constata la escasez de personas que respondan a la vocación sacerdotal y religiosa. La tarea consiste en cultivar los ambientes donde nacen las vocaciones. Podemos tener certeza que Jesús continua llamándonos para estar con Él y anunciar el Reino de Dios. El llamado es urgente, a los cristianos, especialmente a los jóvenes, para que se abran a la posible llamada de Dios.

Sin embargo, es necesario de igual forma cuidar e ir a los ambientes donde no se han encontrado las vocaciones. Luego, alcanzar nuevos lugares y avanzar en las aguas más profundas. Tenemos el mundo de la educación, de las escuelas y universidades; el mundo de la comunicación, con nuevos interlocutores; el mundo virtual, la Internet, con sus comunidades en red; el campo de la telefonía y el radio. También la cultura en sus variadas vertientes, la música, el deporte, el ocio o descanso, el video, el cine, la ecología y el turismo. Y todo el mundo del trabajo y de los sin trabajo, en las realidades urbanas y rurales. En este nuevo mar es importante el uso de un nuevo lenguaje, sus códigos y paradigmas, sobre todo firme en la fuerza de la imagen.

Y no se puede olvidar, los muchos rostros humillados, los excluidos y marginados, en las más diversas manifestaciones, como personas con deficiencia, los desempleados, analfabetas, grupos en riesgo y tantos otros más. Las familias hoy están desestructuradas y sin perspectivas, de donde también brotan las vocaciones. Los jóvenes del medio rural y urbano, con sus grupos de identificación, signo de consumo. También están los que frecuentan los centros comerciales y espacio de ocio. Los pueblos negros, afro-descendientes, indígenas, reconociendo la diversidad cultural, inculturándose, también ellos son llamados al seguimiento de Jesús.

4.8.3 El mundo de la comunicación

Este es un universo nuevo, que cada día se modifica, evoluciona y presenta instrumentos más ágiles y eficaces. Lo que se encuentra en el fondo es la formación de una “cultura vocacional” capaz de conducir y generar actitudes vocacionales básicas. Entre estos elementos estarían: la formación de las conciencias, la sensibilidad de los valores espirituales y morales, la promoción y defensa de los ideales de la fraternidad humana, el carácter sagrado de la vida, de la solidaridad social y de la convivencia pacifica. Como decía el Papa Juan Pablo II, “se trata de una cultura que permita al hombre moderno reencontrarse consigo mismo, reapropiándose de los valores superiores del amor, de la amistad, de la oración y de la contemplación”108. Se trata de superar la fuerte influencia de la cultura de lo inmediato, que se transmite sobre todo a través de los medios de comunicación, con sus atractivos y sus superficialidades, sus exhibicionismos, incentivando el relativismo y el individualismo109.

Desde el punto de vista de la animación vocacional, se puede hablar de una cultura vocacional en tres dimensiones110. La primera es la antropológica, que

107 Cf. DA n. 315108 Cf. Juan Pablo II, Mensaje para la XXX Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones,

1993. In. Pedi ao dono da messe que mande operários, Paulus, p. 154.109 2º Congreso Vocacional de Brasil, Documento Final, n. 14. 110 Juan E. Vecchi, Cultura della Vocazione, in Dizionario di Pastorale Vocazionale, Editrice

Rogate, Roma, p. 370.

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habla respeto al modo de concebir y presentar las personas y la vocación; la segunda es la educativa y tiene por objeto favorecer una propuesta de valores inherentes a la vocación; y la tercera es la pastoral, que cuida la relación entre vocación y cultura, mostrando indicaciones para el servicio vocacional.

4.8.4 Un lenguaje de la vocación

En la comunicación y en los medios de comunicación, es fundamental el lenguaje y tal vez esta sea una de las cuestiones más neurálgicas del servicio de animación vocacional111.

El lenguaje de la comunicación es instrumento y ambiente, espacio de anunciar y de propuesta. Estamos viviendo en una época de la comunicación global (mass medía, computador, Internet, informática), donde todos los lenguajes pueden ser utilizados como instrumentos para hablarle al hombre y a la mujer de hoy. Pueden ser valorizados, además del lenguaje verbal, el lenguaje visual, gestual, evocativo, metafórico, y simbólico. Este universo presupone el saber escuchar, para aprehender a comprender el otro y acoger sus necesidades, su comunicación y lo que tiene para decir. Es importante valorizar el lenguaje del anuncio y de la propuesta, del testimonio y del amor reciproco.

Para la animación vocacional los medios de comunicación contribuyen para la difusión y conocimiento de las diversas vocaciones. Puede ser un espacio y ambiente favorable para el acogimiento. No siempre el acceso a los grandes medios de comunicación es posible. El servicio de la animación vocacional puede hacer uso de los recursos alternativos, los cuales muchas veces, tiene un costo menor y son más fáciles de manipular. Aquí es valida la creatividad y la iniciativa.

Aún es necesario trabajar en conjunto con la pastoral de la comunicación, utilizando los varios recursos existentes112. Se puede solicitar accesoria técnica de profesionales en este campo (como los homepage y otros), y utilizar mejor los programas de radio. Es evidente que hoy en día, más que nunca, la Internet se constituye en un espacio privilegiado y desafiante.

4.8.5 El mundo de la educación – la escuela

El Documento de Aparecida recuerda que en el campo de la educación, la escuela también tiene su vocación, ya que ella “está llamada a transformarse, ante todo, en lugar privilegiado de formación y promoción integral” 113, destacando la dimensión ética y de la cultura en la “confrontación con los valores absolutos de los cuales dependen el valor y el sentido de la vida del ser humano”114. En la educación cristiana se educa para un proyecto del ser humano en el que habita Jesucristo. La meta de la escuela católica en relación a los niños y jóvenes es la de conducir al encuentro con Jesucristo vivo115, ya

111 Gennaro Cicchese, Linguaggio, In Dizionario di Pastorale Vocazionale, Editrice Rogate, Roma, p. 618 ss.

112 CNBB, 1er Congreso Vocacional de Brasil, Documento Final, n. 113 Documento de Aparecida n. 329.114 Documento de Aparecida n. 330.115 Documento de Aparecida n. 336.

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que solamente así la persona podrá asumir “sus responsabilidades y buscar el significado último de su vida”116.

La escuela católica es un lugar pedagógico favorable para la pastoral vocacional117. La propia composición de la comunidad educativa resalta la diversidad y complementariedad de las vocaciones en la Iglesia. Al mismo tiempo la escuela “acompaña a los alumnos a realizar opciones de vida consientes: al servicio de la vocación para el sacerdocio o para la especial consagración, al realizar la propia vocación cristiana en la vida familiar, profesional y social”118. Se trata de orientar y acompañar los niños, jóvenes y adultos para que consideren la propia vida como una vocación y como un camino. Por lo tanto, “es necesario saber escuchar, interiorizar los valores, aprender a asumir compromisos y a realizar elecciones de vida”119.

En el espacio de la educación es necesario trabajar el llamado a la vida, a ser persona, a ser cristiano, engallado en la sociedad y en los diferentes ministerios eclesiales. Entre las estrategias está la oferta a las escuelas y a las universidades de subsidio vocacional, dirigidos sobre todo el arte y a la educación, como la música, explicando la relación entre profesión, estados de vida, valores cristianos y defensa de la vida. Además es necesario elaborar proyectos de formación para la comunidad escolar, de modo particular a los profesores que actúan en la educación religiosa o disciplinas afines, para que incluyan la dimensión vocacional. Utilizar y promover recursos, encuentros de formación, concursos, maratones y campañas entre niños, adolescentes y jóvenes, principalmente con temáticas bíblicas y vocacionales. Son fundamentales las herramientas que ofrece la Internet, con sus comunidades y medios de interacción y amistad, dirigidas para el campo de la fe y de la solidaridad.

4.9 Integración de las pastorales

Uno de los caminos de la animación vocacional es integrarse con las diversas pastorales, grupos y movimientos eclesiales. Entre las acciones para esta integración, se encuentran: la presencia en las actividades pastorales de estas instancias, como los días y semanas específicos, la preparación de los sacramentos; la elaboración de los subsidios que permitan profundizar en las dimensiones y en los aspectos vocacionales; la inclusión en la integración dentro del proceso formativo de los animadores vocacionales y de los responsables de las pastorales; conducir al joven vocacionado, en el liderazgo hacia la vida eclesial y social y dentro de las organizaciones de la sociedad civil.

4.9.1 Liturgia

También en el año litúrgico es preciso enfatizar la dimensión vocacional, de modo particular, la misma Palabra de Dios. Es posible construir la integración entre la pastoral vocacional y los equipos de liturgia. Tal como la utilización de las misiones populares, grupos de reflexión, semanas jubilares, ordenaciones y

116 Documento de Aparecida n. 336117 Cf. Documento para los Seminarios y para las Instituciones de Enseñanza, de la

Congregación para la Educación Católica, n. 40118 Idem, n. 40. 119 Idem, n. 41.

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votos religiosos, para fomentar la cultura y el despertar de la vocación. Se hace importante la religiosidad popular, con sus prácticas y devociones, como también una acción que parta de los santuarios, especialmente los santuarios marianos.

4.9.2 Catequesis

En el ámbito de la catequesis hay necesidad de continuar trabajando la dimensión vocacional en el contenido de la catequesis, de tal modo que prepare y propicie el despertar ministerial y el liderazgo eclesial. En este sentido es posible elaborar y adaptar subsidios catequéticos en la vertiente vocacional, principalmente a partir de la historia y del perfil vocacional de los hombres y mujeres de la Biblia; también brindar a la formación de los catequistas elementos de teología de las vocaciones y de la animación vocacional. Y de modo muy especial la integración de la pastoral vocacional en el proceso de planeamiento y de la realización de la catequesis de la Confirmación, ambiente y espacio propicio para la inserción ministerial y vocacional.

4.9.3 Familia

La familia es la base, el lugar, la escuela, el semillero de las vocaciones, por lo tanto es necesario incluirla plenamente en la animación vocacional. Hay es necesario promover encuentros y generar subsidios para despertar y crear una cultura vocacional en la familia y con ella. Al mismo tiempo es ineludible ayudar en la creación de una pastoral familiar, donde no existe, así como también atender los grupos de familia, los grupos bíblicos, incentivando la participación de las familias en éstos. Otro aspecto a impulsar es participar y optimizar los momentos celebrativos de la familia, como son: la celebración de los sacramentos y las fechas especiales y conmemorativas.

En la perspectiva familiar, el Documento de Aparecida120, de forma simple y esperanzadora, hace una invitación a que las familias deben considerar como bendición el tener un hijo o una hija llamados por Dios. Es tarea de los padres de familia, apoyarlos en la decisión tomada y en el camino de respuestas vocacionales. Pues “la familia cristiana es la primera y primordial comunidad eclesial. En ella se viven y se transmiten los valores fundamentales de la vida cristiana” 121.

4.9.4 Juventud

Otro camino es la integración entre la pastoral vocacional y la pastoral de la juventud o una pastoral vocacional juvenil, y viceversa. Respetando siempre la identidad y la especificidad de cada una. En este sentido se puede avanzar más, ir adelante, con propuestas que pasen por la articulación de las coordinaciones y de los responsables, hasta la elaboración de subsidios y materiales que hacen posible esta integración.

Una perspectiva integradora que puede ser determinante es la Biblia, ya que a los jóvenes debe ser presentada “la Escritura con sus implicaciones

120 Cf. Documento de Aparecida n. 315. 121 Documento de Aparecida n. 204.

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vocacionales de manera que ayuden y orienten muchos jóvenes en sus opciones vocacionales, hasta la consagración total”122. Los candidatos al sacerdocio deben aprender a amar la Palabra de Dios, pues ella es “indispensable para formar el corazón de un buen pastor, ministro de la Palabra” 123.

Otro horizonte es el proyecto personal de vida. En la perspectiva bíblica el ser humano continuamente es llamado a responder, en su libertad, a los llamados de la Palabra. La sagrada Escritura, en la vida de cada persona, asume una función teológica, porque se abre a la trascendencia, y una función pedagógica, que educa a la escucha, al confrontarse con la Palabra, y al discernimiento con el objetivo de tomar una posición sobre si mismo y sobre la historia.

Es posible abordar la cuestión del proyecto de vida en la perspectiva del discipulado. Pues discípulo es aquel que se pone en camino hacia el seguimiento del maestro, aprendiendo con él y conviviendo con él ideas y proyectos de vida. En la perspectiva de la fe cristiana el discipulado consiste en seguir una persona porque se le ama, comprometida siempre con la misión. Por eso todo discípulo es misionero124. El discípulo es alguien llamado por Jesucristo para convivir, participar de su Vida, unirse a su persona y adherirse a su misión, colaborando con ella.

4.9.5 La vocación de los adolescentes y de los jóvenes

Los adolescentes y jóvenes merecen cuidado y atención especial, pues ellos “son sensibles al descubrir su vocación a ser amigos y discípulos de Cristo”125. Por no tener miedo, ni a los sacrificios ni a entregar su propia vida, “en su búsqueda del sentido de la vida, son capaces y sensibles para descubrir el llamado particular que el Señor Jesús les hace”126. Delante de tantos desafíos que se presentan, la Iglesia, y por consiguiente en lo que le es propio de la animación vocacional, deben renovar la opción preferencial por los jóvenes127. Entre las acciones que Aparecida presenta se encuentra la propuesta para que los jóvenes se encuentren con Jesucristo y lo sigan, como también, les “propone una opción preferencial y específica: al sacerdocio, a la vida consagrada y al matrimonio”128. Todo esto puede ser hecho por y a través de un proceso de acompañamiento vocacional, de vocación y maduración en la fe, como respuesta de sentido y orientación de la vida.

No es suficiente traer a los jóvenes para las actividades eclesiales, si no también se les debe ayudar “para que descubran su vocación y asuman su papel en la sociedad”129. La animación vocacional, en conjunto y en colaboración con la pastoral juvenil, en las etapas y procesos del itinerario de la educación en la fe dentro de la comunidad eclesial, debe “llevar a una opción

122 Sínodo dos Bispos, proposição 34.123 Sínodo dos Bispos, proposição 31.124 Cf. Documento de Aparecida n. 144125 Cf. Documento de Aparecida n. 443.126 Idem, Documento de Aparecida n. 443. 127 Cf. Documento de Aparecida n. 446.128 Cf. Documento de Aparecida n. 446.129 Cf. Documento Evangelización de la Juventud, Publicaciones de la CNBB 3.

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vocacional, entendida como vocación de laicas y laicos o vocación especial consagrada, como presbítero o religioso (a)” 130.

4.9.6 Atención a la vocación y misión de los cristianos laicos y laicas

Se debe dar una mayor atención y consideración a la vocación y misión de los cristianos laicos y laicas. A ellos también se les debe ofrecer instrumentos y materiales adecuados para que realicen su protagonismo en el mundo. La cuestión del protagonismo laical, en la perspectiva del sacerdocio común de todos los fieles, es un gran servicio a la comunidad eclesial. Es una vocación propia y única, para ser llamados y enviados en medio de las realidades y de la historia. Alimentados por los sacramentos, en la vida y práctica de la fe y en el compromiso de la evangelización, los cristianos laicos asumen su papel de testimonio y signo, capaces de incidir en la vida social, en la política, en la economía, generando una nueva cultura de fe. Son llamados a ser sal y luz, a partir de los valores evangélicos. Los documentos eclesiales, entre ellos el Documento de Aparecida, resaltan esta dinámica del discipulado y de la misión, que responde a este llamado y a este significado de la vocación laical, que debe ser promovida y sustentada con las otras vocaciones. La evangelización no puede ser realizada sin ellos. “han de ser parte activa y creativa en la elaboración y ejecución de proyectos pastorales a favor de la comunidad”131.

4.10 No temas: no tener miedo

4.10.1 Osadías, coraje y creatividad

En este proceso preparatorio al Congreso Continental de las vocaciones es preciso tener confianza en el Señor de la mies, mantener viva la esperanza, desgastarse en el amor compasivo y misericordioso. “no tengan miedo”132, pues lo que nos define es “el amor recibido del Padre gracias a Jesucristo por la unción del Espíritu Santo”133. Confianza significa superar la apatía y el desanimo, enfrentar la indiferencia, vencer la pasividad y empeñarse, pues lo que nos impulsa es el amor de Jesucristo. Con la Iglesia y en la Iglesia y en el servicio de animación vocacional, se quiere asumir cada vez más el desafío de “promover y formar discípulos y misioneros que respondan a la vocación recibida”. El mejor servicio que la animación vocacional puede proporcionar, como acción evangelizadora y actividad eclesial de la fe, es que “Jesucristo sea encontrado, seguido, amado, adorado, anunciado y comunicado a todos”134.

4.10.2 Testimonio

La invitación es siempre personal, ya sea como respuesta al llamado. Jesús llama a cada uno por su nombre, despierta las aspiraciones más profundas de sus discípulos y los atrae. Todo esto debe favorecer el seguimiento como fruto

130 Idem, n. 94. 131 Cf. DA 213132 Mt 28,5.133 Cf. Documento de Aparecida, 14. 134 Idem, 14.

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de la fascinación por Jesús que responde al deseo de la realización humana, pues ser discípulo es apasionarse por Jesús135.

Modelo único y definitivo de vocación y misión es Jesucristo, Hijo de Dios, que cumple con el proyecto de salvación del Padre. Pues “la Palabra de Dios se hizo carne para anunciarse a los hombres, una forma privilegiada para conocerla es a través del encuentro con testimonios que la vuelven presente y viva” 136. Es urgencia pastoral el testimonio de comunión eclesial y de santidad de vida.

Otra invitación es dirigida a los sacerdotes, ministros ordenados. De manera especial se hace mención particular a los párrocos, animadores de una comunidad de discípulos misioneros137. Por la misión y lugar que ocupan en la vida y en la estructura de la Iglesia, son llamados a dar testimonio de vida feliz, alegre, entusiasta, de santidad en el servicio del Señor.

Ampliando esta invitación, se hace un llamado a toda la animación vocacional en sus acciones, programas y proyectos, para que contemple cada vez más el testimonio personal y comunitario de todos los discípulos misioneros, de los ministros ordenados, de la vida consagrada y religiosa en sus diversas formas y de los cristianos laicos y laicas.

4.10.3 Continuar el camino

En el camino de la evangelización, no es suficiente realizar un nuevo evento, aislado del proceso y del camino hasta aquí realizado, con sus riquezas y también con sus límites. La preparación, con anterioridad, debe involucrar todas las instancias y los sectores eclesiales, haciéndolo llegar a las comunidades, a los grupos, a los equipos y a las coordinaciones vocacionales, a los vocacionados, la reflexión propuesta, favoreciendo y estimulando la participación y corresponsabilidad.

Es fundamental la preparación, la oración persistente, la profundidad temática, la articulación, el establecimiento de prioridades y una programación que incida después del Congreso en los planos y proyectos de las Conferencias Episcopales, de las Iglesias particulares y de las comunidades. Lo que se anhela es que en la Iglesia, pueblo de Dios, por su gracia y benignidad, tenga un nuevo florecimiento de vocaciones, como expresión de la riqueza, multiplicidad y complementariedad de los dones, carismas y ministerios.

Al hacer el camino, se esta invitando a colaborar, donde sea posible y en las instancias en que se está inserto, con la preparación, la realización y la concretización de las deliberaciones del 2º Congreso Continental Vocacional, para que todos sus objetivos sean alcanzados. La Iglesia, también por medio de la animación vocacional, contribuye para que todos los bautizados se reconozcan como vocacionados, discípulos llamados y enviados, en la vida y misión de la Iglesia. Por lo tanto, es necesario un proceso permanente de motivación que estimula la promoción de todas las vocaciones: de los ministros ordenados, de la vida consagrada y religiosa, de los cristianos laicos y laicas, en

135 Cf. DA n. 277.136 Idem, proposição 38. 137 Cf. DA 201.

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la posibilidad de tantos servicios y ministerios en la comunidad y sus lugares en medio del mundo.

REFLEXIÓN

1) ¿Cuáles son los desafíos más apremiantes que, en el contexto actual, tiene la gestión de la animación vocacional?

2) Describe los elementos más significativos que configuran el perfil y la identidad y el proceso formativo de los animadores vocacionales.

3) Diseña el itinerario fundamental del proceso vocacional-formativo de los discípulos misioneros.

4) ¿Qué propuestas ofreces para enriquecer la formación de los equipos vocacionales, el rol de la coordinación y el funcionamiento de los centros vocacionales?

5) ¿Qué estrategias favorecerían la animación vocacional en nuevos areópagos?

6) ¿Cómo continuar enriqueciendo a las pastorales con el eje transversal de la pastoral vocacional?

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ANEXOS

a. Descripción del Logo

Se reelaboró el logo del Primer Congreso con elementos de Aparecida, para destacar la continuidad del proceso y la conversión de elementos esenciales:

Explicación del Logo:

a. Del logo del Primer Congreso se conserva el mapa del Continente, con un color predominantemente verde, como elemento central. Éste representa que América Latina y El Caribe no sólo son el Continente de la esperanza, sino también el Continente del amor, como lo propuso SS. Benedicto XVI en el Discurso Inaugural de la V Conferencia (Cfr. DA 64).

b. Se incorpora el logo de la V conferencia para enmarcar el proceso de animación vocacional en el espíritu de Aparecida. Sólo por destacar algunos de los elementos que este espíritu implica podemos mencionar:

Las vocaciones específicas de los discípulos misioneros de Jesucristo (DA 184- 224).

La animación bíblica de la Pastoral vocacional (Cfr. DA 248). Un nuevo Pentecostés que nos libre de la fatiga, la desilusión, la

acomodación al ambiente; una venida del Espíritu que renueve nuestra alegría y nuestra esperanza (DA 362).

Conversión pastoral (DA 365- 372). Llamados a la Misión Continental (DA 551).

c. La cruz de Jesús se constituye en la columna vertebral del mapa. Ésta recuerda la identidad católica de América Latina y el Caribe para volver a retomar nuestras raíces cristianas. A la vez invita a mirar con esperanza al futuro y a vivir la vocación que brota del proceso de ser discípulos misioneros: el encuentro con Jesucristo, la conversión, el discipulado, la comunión y la misión (DA 278).

d. El mapa parece terminar en su parte de abajo en forma de pie, ésta es la invitación a ponerse en camino, a no quedarse sentado con el temor de que los esfuerzos han sido infructuosos, sino a remar mar adentro y a en su

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Palabra echar las redes (Cfr. Lc 5,5). Por eso la cruz no se cierra en su parte inferior, no está concluida por así decirlo, es a todos nosotros que nos toca cumplir nuestra misión para completar en nuestra carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo a favor de su pueblo sufrido (Cfr. Col 1, 24) y poder gloriarnos así en la cruz de nuestro Señor (Gal 6, 14).

b) Letra del Himno del Congreso

¡LANZA LAS REDES¡

Letra y música: Hênio dos Santos - Brasil(PORTUGUÊS)

O tempo é agora!agora é a hora!a vida está clamando!a rede em tuas mãos está!

Discípulos Missionários,a vida proclamar!Se o Mestre é quem chama,a rede lançarás!

CoroLança as redes!lança as redes!lança as redes!

Em teu nome,as redes lançarei!

Em teu nome, oh Mestre,as redes eu lançarei!

(ESPAÑOL)

¡El tiempo es ahora!¡Ahora es la hora!hay vidas esperando.¡Las redes en tus manos están!

¡Discípulos Misioneros,la vida proclamar!Si el Maestro es quien llama,las redes lanzarás.

Coro (dos veces)¡Lanza las redes!¡lanza las redes!¡lanza las redes!

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¡En tu nombre, las redes echaré!

¡En tu nombre, oh Maestro,las redes yo echaré!

(INGLES)

Now is the time!the time is today!listen to life.The nets are in your hands!

Missionaries Disciples,there's life to proclaim!If it’s the Master who calls,the net you’ll throw.

ChorusThrow the nets!throw the nets!throw the nets!

Oh Master, the nets I’ll let down!

But at your command, oh Master,the nets I’ll let down!

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c. Oración

Señor Jesús, como llamaste un día a tus primeros discípulos para hacerlos pescadores de hombres, ven a visitarnos a la orilla del mar que abraza las costas de nuestro Continente. Te acogemos en la barca de nuestra Iglesia latinoamericana y caribeña: queremos oír de tu voz fuerte: “lancen las redes”, para sacudirnos al final de una noche de cansancio; pero a pesar de todo tu Palabra nos fascina y la propuesta de tu Reino nos entusiasma ¡Percibimos los albores de un nuevo amanecer que pueda llenar nuestras redes!

Danos tu Espíritu para discernir las aspiraciones y las necesidades de los jóvenes de hoy, a la vez deseosos de servir y temerosos de avanzar mar adentro. Danos la sabiduría de llevártelos. ¡Que vayan, vean y te sigan!

Ilumínanos para que les ofrezcamos itinerarios adecuados de formación que les prepare a dar sentido a la vida del hombre y de la mujer de hoy, les permitan ser buenos samaritanos para los heridos de la vida y profetas de la justicia para tantas víctimas de la corrupción y de la violencia.

Ayúdanos a ser testigos alegres y decididos de una vida de servicio, radicalmente entregada a Dios y al prójimo, en la vida matrimonial, sacerdotal, consagrada, contemplativa o misionera, dentro o fuera de nuestras fronteras.

¡Qué sepamos convencer que la pastoral vocacional concierne a los miembros de cualquier grupo, movimiento o asociación apostólica, a todos los agentes de pastoral sin excepción!

Te agradecemos Padre, la voz profética de nuestros obispos latinoamericanos que nos convocan a un Nuevo Pentecostés y a la Misión Continental. Te renovamos nuestra voluntad de lanzar las redes para que nuestros pueblos vivan su fe como una experiencia de vida plena.

Acompáñanos en este Congreso para que aprendamos a trabajar con una fe renovada en tu Palabra y con un nuevo entusiasmo. Te lo pedimos por la intercesión de la Virgen de Guadalupe.

Amén.

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PRAYER

Lord Jesus, just as you one day called your first disciples to make them fishers of men, come to visit us at the shore of the sea that embraces the coasts of our Continent. We welcome you in the boat of our Latin American and Caribbean Church: we want to hear your strong voice: “let down the nets,” to shake off the weariness at the end of the night; but in spite of everything, your Word fascinates us and the proposal of your Kingdom excites us. ¡We perceive the first light of a new dawn that could fill out our nets!

Give us the Spirit to distinguish from the ambition and the necessities of the young people of today, who are at the same time eager to serve and dreadful of moving forward deep into the sea. Give us the wisdom to take them to you. ¡For them to go, see and follow you!

Enlighten us to offer them appropriate training itineraries that prepare them to give sense to the life of the men and women of today, that allow them to be good Samaritans for the wounded of the life and prophets of the justice for so many victims of corruption and violence.

Help us be joyful witnesses and committed to a life of service, radically surrendered to God and the neighbors, in the married, priestly, consecrated, contemplative or missionary life both within and out of our borders.

¡Let us convince people that the pastoral vocation concerns the members of any apostolic group, movement or association, all the pastoral agents without exception!

We thank you Father for the prophetical voice of our Latin American bishops that gathers us to a New Pentecost and to the Continental Mission. We renew our will of letting our nests in for our peoples to live their faith as an experience of a complete life.

Accompany us in this Congress so that we learn to work with renewed faith in your Word and new enthusiasm. We ask you this through the intercession of the Virgin of Guadalupe.

Amen.

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ORAÇÃO

Senhor Jesus, assim como chamaste um dia teus primeiros discípulos para torná-los pescadores de homens, vem e visita-nos nas margens do mar que abraça as costas de nosso Continente. Acolhemos-te na barca de nossa Igreja latino americana e caribenha: queremos escutar tua voz forte ordenando: “lancem as redes”, para sacudir-nos ao final de uma noite de cansaço; mas, apesar de tudo tua Palavra nos fascina e a proposta de teu Reino nos entusiasma. Percebemos os sinais de um novo amanhecer que pode encher nossas redes!

Dá-nos teu Espírito para discernir as aspirações e as besoins dos jovens de hoje, desejosos de servir, mas ao mesmo tempo, temerosos de avançar mar adentro. Dá-nos a sabedoria para conduzi-los a Ti. Para que vão, vejam e te sigam!

Ilumina-nos para que lhes ofereçamos itinerários adequados de formação que os prepare para dar sentido a vida do homem e da mulher de hoje, lhes permita ser bons samaritanos para os feridos da vida, e profetas da justiça para tantas vítimas da corrupção e da violência.

Ajuda-nos a ser testemunhos alegres e decididos de uma vida de serviço, radicalmente entregue a Deus e ao próximo, na vida matrimonial, sacerdotal, consagrada, contemplativa ou missionária, dentro e fora de nossas fronteiras.

Que saibamos convencer que a pastoral vocacional concerne aos membros de qualquer grupo, movimento ou associação apostólica, a todos os agentes de pastoral sem exceção!

Agradecemos-te, Pai, a voz profética de nossos bispos latino americanos, que nos convocam a um Novo Pentecostes e à Missão Continental. Renovamos nossa vontade de lançar as redes para que nossos povos vivam sua fé como uma experiência de vida plena.

Acompanha-nos neste Congresso para que aprendamos a trabalhar com uma fé renovada na tua Palavra e com um novo entusiasmo. Tudo isso, te pedimos por intercessão da Virgem de Guadalupe.

Amém.

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PRIERE

Seigneur Jésus, comme tu as appelé un jour tes premiers disciples pour les faire pêcheurs d’hommes, viens nous visiter au bord de la mer qui embrasse les côtes de notre Continent. Nous t’accueillons dans le barque de notre Eglise latino-américaine et caribéenne. Nous voulons entendre, de ta forte voix, “lancez les filets”, pour nous secouer à la fin d’une nuit de fatigue; malgré tout, ta Parole nous émerveille et la proposition de ton Règne nous enthousiasme. Nous percevons les lueurs d´une aube qui peut remplir nos filets.

Donne-nous ton Esprit pour discernir les aspirations et les hésitations des jeunes d’aujourd’hui, à la fois désireux de servir et craintifs d’avancer en haute mer. Donne-nous la sagesse de te les amener. Qu’ils aillent, qu’ils voient et qu’ils te suivent!

Illumine-nous pour que nous leur offrions les itinéraires adéquats de formation, qui les préparent à donner un sens à leur vie d´hommes et de femme d’aujourd’hui, qui leur permettre d’être de bons samaritains pour les blessés de la vie et des prophètes de la justice pour tant de victimes de la corruption et de la violence.

Aide-nous à devenir témoins joyeux et fermes d’une vie de service, donée radicalement à Dieu et à prochain dans la vie matrimoniale, sacerdotale, consacrée, contemplative ou missionnaire, à l’intérieur et l’extérieur de nos frontières.

Que nous sachions convaincre que la pastorale des vocations concerne les membres de n’importe quel Groupe, Mouvement ou Association Apostolique sans exception !

Nous te remercions Père pour la voix prophétique de nos évêques latino-américains qui nous convoquent à une Nouvelle Pentecôte et à la Mission Continentale. Nous renouvelons notre désir de lancer les filets afin que nos peuples vivent leur foi comme une expérience de vie abondante.

Accompagne-nous dans ce Congrès pour que nous puissions travailler avec une foi renouvelée dans ta Parole et avec un nouvel enthousiasme. Nous te le demandons par l’intercession de la Vierge de Guadeloupe.

Amen.

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c. Documento final Pre Congreso de Pastoral Vocacional Región Centro América, México y el Caribe. Managua-Nicaragua, 24 al 28 de mayo 2010

LA PASTORAL VOCACIONAL HOY, A LA LUZ DE APARECIDA

I. CONTEXTO SOCIO-CULTURAL ACTUAL EN CENTRO AMÉRICA, MÉXICO Y EL CARIBE

Situación Socio-Cultural

1. En nuestros pueblos de Centroamérica, México y El Caribe, se viven ambientes de grandes contrastes, que afectan profundamente el caminar como discípulos y misioneros.

2. Por un lado, la gente de la región tiene esperanza y luchan por salir adelante. Hay una búsqueda de realización, vivencia de la fe y confianza en Dios. En medio de la pobreza, las personas son solidarias. Es un pueblo creyente, religioso, etc. Hay una participación activa de los laicos en la vida de la Iglesia. La promoción humana de la Iglesia busca ser afectiva y efectiva. Se hacen esfuerzos por utilizar los Medios de Comunicación Social para difundir la Buena Noticia del Evangelio de la vida.

3. A pesar de los esfuerzos y la riquezas de la región, se vive el fenómeno de la globalización deshumanizante que influye en la pérdida de la identidad cultural y la religiosidad de los pueblos; el narcotráfico, la violencia en todos los ámbitos de la sociedad, la migración forzada y la desintegración familiar, la pérdida de valores, la indiferencia religiosa, el desencanto político, la corrupción, el asistencialismo de los gobiernos. Deficiencia en el sistema educativo, en todos los niveles.

Situación Económica

4. Se viene experimentando los efectos de la crisis económica mundial que sigue golpeando a nuestros pueblos. Se percibe desarrollo y crecimiento económico, pero el sistema económico que rige en la región, ha provocado desempleo, mayor pobreza, migración, violencia, muerte. Existe la explotación laboral como maquilas y fincas. Faltan fuentes de trabajo que hace que se aumente la pobreza. Las generaciones de ahora tienen poco sentido de esfuerzo y trabajo.

Situación Socio Política

5. Protagonismo en la sociedad civil, como los grupos indígenas, mujeres, los profesionales, etc., aunque se percibe una pérdida de liderazgo en la sociedad. Hay una corrupción en los gobiernos que conlleva un desencanto por la participación política. Hay una democracia fraccionada y sin valores que corre el riesgo de terminar en una dictadura. Hay políticas asistencialistas, promesas no cumplidas, malversación de fondos. Vinculación de algunos gobiernos con el narcotráfico y poderes ocultos. Hay

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crecimiento de la violencia que provoca inseguridad, miedo, inestabilidad, etc. Los gobernantes son influenciados por ideologías que no responde a la realidad de nuestros pueblos.

Biodiversidad y ecología

6. Hay una socio-diversidad representada por sus pueblos y culturas. La biodiversidad forma parte de su sostenimiento económico. Se lucha por conservar, proteger, valorar el Medio Ambiente, y respetar la dignidad de la vida de las personas. Se percibe el irrespeto al Medio Ambiente. Las poblaciones indígenas y tradicionales han sido excluidas en la utilización y uso de los recursos naturales. Por la agresión a la naturaleza ya estamos experimentando los efectos producidos por el calentamiento global que se hace sentir en cambios climáticos en la región (minería a cielo abierto, fábricas e industrias sin control ambiental, basureros, tala y quema de bosques).

Presencia y diversidad de grupos étnicos

7. Hay una diversidad de grupos étnicos y riquezas de las culturas de los pueblos indígenas y afroamericanos de nuestra región. Los pueblos indígenas cultivan valores humanos y culturales que enriquecen la vida socio cultural de los pueblos. Pero se ven amenazados por una exclusión política, social, económica y, sobre todo, por una discriminación racial. La identidad étnica se ve amenazada por otros modelos de cultura que afectan su ser y sus valores.

Situación Socio Eclesial

8. “La Iglesia reconoce sus deficiencias y ambigüedades, pero ha hecho el anuncio del evangelio a pesar de las incomprensiones, persecuciones y hasta martirios” (DA 98). Los esfuerzos pastorales han dado fruto y siguen dando fruto: animación bíblica, la renovación litúrgica (eucaristía), aprecio a los sacerdotes, la religiosidad popular y la presencia de los ministerios laicales. Aprecio por la vida consagrada y los centros de formación sacerdotal. La indiferencia religiosa está aumentando en nuestro sector poblacional influenciada por una cultura pseudo-religiosa, la falta de acompañamiento, falta de espíritu de sacrificio, falta el sentido misionero y evangelizador. La iglesia no aprovecha suficientemente todos los medios de comunicación social para evangelizar y para promover las vocaciones. No hay equidad entre el crecimiento poblacional con el crecimiento de la Iglesia y debido a esto no hay el mejor acompañamiento a los fieles y a los pocos jóvenes vocacionables.

II. SITUACIÓN DE LA PASTORAL VOCACIONAL

Fortalezas

9. Las comisiones nacionales de pastoral vocacional cuentan con la orientación de Obispos responsables del área, realizan reuniones periódicas y tienen planes pastorales funcionales en el país.

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10. Participación de la pastoral vocacional con otras pastorales como por ejemplo la pastoral juvenil, la pastoral catequética, la pastoral litúrgica, etc.

11. Hay trabajo por la Iglesia en la cual está vinculado el clero secular, la vida consagrada y la vida laical.

12. Planeación y ejecución de la pastoral vocacional en semanas vocacionales, retiros vocacionales, festivales vocacionales, convivencias, expo-vocacionales, jornadas de oración por las vocaciones, festival de la canción vocacional y revistas vocacionales.

13. Creciente respaldo de los obispos, párrocos y organismos eclesiales a favor de la pastoral vocacional.

14. Cursos de formación de pastoral vocacional y acompañamiento.a. Participación en el Encuentro anual Centro Americano de Pastoral

Vocacional.b. Diplomado Itinerante de PV en Centroamérica.

15. Hay preocupación por encontrar otras iniciativas como los congresos de monaguillos y la asociación de profesores amigos de la pastoral vocacional.

16. En distintas instancias, la vida religiosa se presenta disponible al trabajo mancomunado con los planes diocesanos de la pastoral vocacional y cooperación entre religiosos, entre religiosas, seculares y laicos.

17. Centros de formación sacerdotal y religiosa con gran preocupación pedagógica en el acompañamiento: es decir propedéuticos y aspirantados.

18. Los medios de comunicación social católicos disponibles para apoyar la pastoral vocacional y sus proyectos.

Oportunidades.

19. Participación en cursos de capacitación sobre pastoral vocacional en el ITEPAL.

20. Jornada mundial de oración por las vocaciones y el día de Jesús buen Pastor.

21. Existen las bases para crear una cultura vocacional. 22. Ferias vocacionales. Día de la juventud. Apertura del clero. Redes sociales.23. Medios de comunicación social católica y secular apoyando la pastoral

vocacional.24. Buena relación entre pastoral juvenil y vocacional.25. Semana Vocacional es el espacio para intensificar el trabajo en las diócesis

para crear la cultura vocacional en que la vocación sea concebida como una vocación.

26. Empleo cada vez más frecuente de la Lectio Divina como parte de la animación, del acompañamiento y del discernimiento vocacional.

27. Realización de actividades conjuntas: revistas vocacionales, congreso de monaguillos, semana vocacional, festival de la canción vocacional, horas vocacionales radiales.

Debilidades.

28. La pastoral vocacional en algunas diócesis no es prioridad.29. El mal testimonio de parte de los sacerdotes y consagrados(as).30. Falta de continuidad en los proyectos de pastoral vocacional nacionales y

poco tiempo que dejan a los responsables en la diócesis y en las congregaciones religiosas.

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31. Los responsables de la pastoral vocacional no están a tiempo completo.32. No hay presupuesto económico para la pastoral vocacional en cada país.33. No siempre se tiene creatividad en el proceso de ejercicio de pastoral

vocacional.34. En algunos lugares faltan materiales para itinerarios de acompañamientos

vocacionales personalizados.35. Ausencia de centros de formación para la pastoral vocacional.36. Poco interés de transmitir los conocimientos adquiridos a los promotores

vocacionales.37. Es necesario potenciar la pastoral de conjunto. La pastoral vocacional no está

dentro de la pastoral de conjunto.38. Algunos sacerdotes, consagrados(as) y laicos(as), no toman conciencia de su

papel de promotores vocacionales.39. Poca promoción vocacional en las culturas indígenas.40. Que se siga insistiendo que solo tienen vocación los sacerdotes y las

religiosas (os). 41. Abandono del sacerdocio y de la vida religiosa de algunas personas.

Amenazas.

42. Falta de conciencia en la responsabilidad frente al compromiso vocacional.43. El deterioro de la unidad familiar, dado que la familia es la cuna de la

vocación.44. Nivel de educación de baja calidad dificulta los procesos de

acompañamiento.45. Transculturización apoyada por la tecnología.46. La manipulación de la imagen del sacerdocio y la vida consagrada por parte

de los medios de comunicación. 47. La violencia y la pobreza que viven los países.48. La droga ha cundido en las esferas de los colegios.49. Fuga de jóvenes por la oferta que facilitan las iglesias evangélicas.

III. FUNDAMENTOS DE LA PASTORAL VOCACIONAL.

La buena noticia de la vida y de la dignidad humana

50. La vida es un don recibido, que por su propia naturaleza, tiende a ser un bien donado. “Alabamos a Dios por el don maravilloso de la vida y por quienes la honran y la dignifican al ponerla al servicio de los demás” (DA 106). Cada vida es sagrada (Gn 1,26) y es en sí misma, una invitación a amar, una invitación a vivir plenamente. “Bendecimos a Dios por la dignidad de la persona humana, creada a su imagen y semejanza. Nos ha creado libres y nos ha hecho sujetos de derechos y deberes en medio de la creación” (DA 104).

51. “Nuestros pueblos no quieren andar por sombras de muerte; tienen sed de vida y felicidad en Cristo” (DA 350). Es necesario que cada persona encuentre el significado de su vida, ¿por qué está en el mundo? ¿Para qué? “La necesidad de construir el propio destino y el anhelo de encontrar razones para la existencia pueden poner en movimiento el deseo de encontrarse con

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otros y compartir lo vivido, como una manera de darse una respuesta” (DA 53). El hombre está llamado a vivir en relación con Dios, con los demás, con la Creación. La persona ha de estar abierta al proyecto de Dios y a los hermanos por el amor, siendo capaz de dar una respuesta consciente libre y responsable (Cfr. DA 161).

El encuentro personal con Jesucristo, respuesta a los grandes interrogantes de la vida

52. Partimos del designio de Dios Padre, que fiel a su proyecto de salvación, no queriendo la muerte del pecador, sino que se convierta y viva, envió a su Hijo, para tener vida en Él; de aquí nace la vocación de ser hijos por Jesucristo, en el Espíritu Santo (Cfr. DA 129). De la comunión trinitaria nace la convocación de todos los hombres a la filiación divina, que se realiza en la Iglesia y se concreta en una vocación específica. Por ello la vivencia de cada vocación se halla en viva relación con el designio del Padre, con la Misión del Hijo y con la obra del Espíritu Santo.

53. “Una auténtica propuesta de encuentro con Jesucristo debe establecerse sobre el sólido fundamento de la Trinidad-Amor. La experiencia de un Dios Uno y Trino, que es unidad y comunión inseparable, nos permite superar el egoísmo para encontrarnos plenamente en el servicio al otro. La experiencia bautismal es el punto de inicio de toda espiritualidad cristiana que se funda en la Trinidad” (DA 240). La fe cristiana parte del encuentro con la persona de Jesús, que suscita el deseo de seguirlo. “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva” (DA 243).

54. Cristo es la respuesta a las grandes interrogantes de la vida. “En este momento, con incertidumbres en el corazón, nos preguntamos con Tomás: “¿Cómo vamos a saber el camino?” (Jn 14, 5). Jesús nos responde con una propuesta provocadora: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14, 6). Él es el verdadero camino hacia el Padre, quien tanto amó al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él tenga vida eterna (cf. Jn 3, 16)” (DA 101). La respuesta que Cristo ofrece a la persona es una novedad, que supera los proyectos personales e invita a hacer un acto de fe en Él, en su Palabra “en tu nombre echaré las redes” (Lc 5,5).

55. La llamada de Jesucristo es una invitación personal, Él “llama a los suyos por su nombre, y éstos lo siguen porque conocen su voz” (DA 277). Jesucristo nos llama por nuestro propio nombre, con nuestra historia, con nuestras cualidades y con nuestros defectos. “Ustedes no me eligieron a mí, he sido yo quien los eligió a ustedes y los he preparado para que vayan y den fruto, y ese fruto permanezca” (Jn 15,16).

56. La vocación se gesta y se construye en un diálogo inefable entre el amor de Dios que llama y la libertad del hombre que responde a Dios en el amor. “La admiración por la persona de Jesús, su llamada y su mirada de amor buscan suscitar una respuesta consciente y libre desde lo más íntimo del corazón del discípulo, una adhesión (configuración) de toda su persona al saber que

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Cristo lo llama por su nombre (cf. Jn 10, 3). Es un “sí” que compromete radicalmente la libertad del discípulo a entregarse a Jesucristo, Camino, Verdad y Vida (cf. Jn 14, 6). Es una respuesta de amor a quien lo amó primero “hasta el extremo” (cf. Jn 13, 1). En este amor de Jesús madura la respuesta del discípulo: “Te seguiré adondequiera que vayas” (Lc 9, 57). (DA 136). “El cristiano corre la misma suerte del Señor, incluso hasta la cruz”. (DA 140)

57. La meta de la llamada de Dios no somos nosotros, ni siquiera la transformación que produce en nosotros, sino la misión para la que Dios nos llama. “Al llamar a los suyos para que lo sigan, les da un encargo muy preciso: anunciar el evangelio del Reino a todas las naciones (cf. Mt 28, 19; Lc 24, 46-48)”. (DA 144). “Al participar de esta misión, el discípulo camina hacia la santidad”. (DA 148).

La Iglesia, comunidad de discípulos misioneros llamados a la santidad

58. La Iglesia es la primera y gran llamada. La Iglesia en sí misma, es toda ella llamada: es la comunidad de los llamados por el Padre, para ser reunidos por el Hijo, y poder recibir así, al Espíritu Santo. “La Iglesia no sólo acoge en sí todas las vocaciones que Dios le regala en su camino, sino ella misma se configura como misterio de vocación (mysterium vocationis), como luminoso reflejo del misterio de la Santísima Trinidad” (PDV 35).

59. La Iglesia se convierte en madre de vocaciones porque las hace nacer en su seno, por el poder del Espíritu las protege, las alimenta y las sostiene. Toda vocación nace en una comunidad determinada (Cfr. DA 164), en un lugar preciso, en un contexto concreto y limitado, pero no vuelve sobre sí misma, ni tiende a la perfección individual, sino que florece en la Iglesia, gracias a ello camina hacia el Reino definitivo. Por eso, la comunidad eclesial es el lugar privilegiado para discernir la vocación, al mismo tiempo, ella purifica las motivaciones, confirma el llamado y envía a la misión.

IV. IDENTIDAD DE LA PASTORAL VOCACIONAL

60. Es necesario tener claro que para definir la identidad de la pastoral vocacional hemos de considerar los elementos fundamentales de la vocación que son: llamada- respuesta-misión

61. Dios toma la iniciativa y llama en Jesucristo para estar con él (Cfr. DA 130 y 131), aquel que es llamado ha de dar una respuesta consciente y libre para configurarse con el Señor (DA 136, 138, 140), a ser sus discípulos-misioneros (134). Esta llamada es a estar con Él, en comunión con y en la Iglesia (DA 156), y es en ella donde cada uno descubre su vocación específica (163). Y todo esto es para cumplir la misión como Iglesia de dar VIDA (Cfr.DA353 y 360).

Identidad de la Pastoral Vocacional.

62. Es la acción constante y coordinada de la comunidad eclesial a fin de que cada uno de sus miembros reconozca la llamada que Dios hace y que lo

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capacita para responder generosamente a su voluntad. Y en esta respuesta reconocerá el propio y personal servicio o ministerio que va a prestar en la comunidad, a la luz de situaciones concretas del aquí y del ahora, dentro de la vocación general de la misma Iglesia.

63. “Acompaña cuidadosamente a todos los que el Señor llama a servirle a la Iglesia en el sacerdocio, en la vida consagrada o en el estado laical. La pastoral vocacional, que es responsabilidad de todo el pueblo de Dios, comienza en la familia y continúa en la comunidad cristiana” (DA 314). Es animadora de toda la pastoral, es el eje transversal de toda la acción pastoral.

a. El fundamento teológico de la pastoral de las vocaciones, por tanto, “puede nacer sólo de la lectura del misterio de la Iglesia como mysterium vocationis”.

b. Juan Pablo II recuerda claramente al respecto que, la “dimensión vocacional es esencial y connatural a la pastoral de la Iglesia”. Es decir, a su vida y a su misión. La vocación define en cierto sentido, el ser profundo de la Iglesia, incluso antes de su actuar. En su mismo nombre, Ecclesía, se indica su fisonomía vocacional íntima porque es verdaderamente convocatoria, esto es, a la asamblea de los llamados.

c. En la llamada de la Iglesia a comunicar la fe, se fundamenta la teología de la pastoral vocacional.

d. Una vez puesta de relieve la dimensión vocacional de la Iglesia, se comprende cómo la pastoral vocacional no es un elemento accesorio o secundario, con el solo fin del reclutamiento de agentes pastorales, ni un aspecto aislado o sectorial, motivado por una situación eclesial de emergencia, sino más bien una actividad unida al ser de la Iglesia y, por tanto, también íntimamente inserta en la pastoral general de cada Iglesia particular.

e. Toda vocación viene de Dios, pero termina en la Iglesia, y pasa, siempre, por su mediación. La Iglesia (« ecclesia ») que por innata constitución es vocación, es al mismo tiempo generadora y educadora de vocaciones. Por consiguiente, «la pastoral vocacional tiene como sujeto activo, como protagonista, a la comunidad eclesial como tal, en sus diversas expresiones: desde la Iglesia universal a la Iglesia particular y, análogamente, desde ésta a la parroquia y a todos los estamentos del Pueblo de Dios ».

f. Todos los miembros de la Iglesia, sin excluir a ninguno, tienen la gracia y la responsabilidad de fomentar las vocaciones. Es un deber que entra en el dinamismo de la Iglesia y en el proceso de su desarrollo. Solamente sobre la base de esta convicción, la pastoral vocacional podrá manifestar su rostro verdaderamente eclesial y desarrollar una acción coordinada, sirviéndose también de organismos específicos y de instrumentos adecuados de comunión y de corresponsabilidad. (Cfr. Congreso Europeo de Vocaciones, 1997).

Criterios orientadores

64. La PV promueve la dimensión bautismal del cristiano, ayudándole a reconocer que, por el hecho del bautismo, el Señor lo ha llamado a ser discípulo misionero (DA 10 y Cap IV)

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65. La PV ayuda a que los discípulos misioneros de Jesús asuman su llamado a la santidad (DA Cap IV)

66. La PV es un eje transversal en la pastoral de conjunto y en las diferentes experiencias de Iglesia (DA 314).

67. La PV es responsabilidad de todos, comienza en la familia y continúa en la comunidad cristiana (DA 315).

68. La PV anima para que en la comunidad se cuide de los ambientes para que cada uno reconozca su vocación específica (DA 315).

69. La PV ayuda a que los cristianos reconozcan que son llamados a la vida, sea laical, consagrada o ministerial (DA Cap V).

70. La PV promueve y favorece un proceso de acompañamiento y discernimiento para que cada vocacionado pueda hacer una opción libre a la llamada que el Señor le hace.

71. LA PV está en comunión con toda la Iglesia.

72. La PV reconoce la integralidad de la persona.

73. La PV ha de ser inculturada.

Tareas de la Pastoral Vocacional

74. La PV ha de fomentar la oración permanente por las vocaciones.

75. La PV deberá promover diferentes procesos de formación permanente para los agentes de pastoral.

76. La PV ha de crear sensibilidad sobre una cultura vocacional en la pastoral de la Iglesia.

77. La PV ha de ser una experiencia que llegue a todos los bautizados de forma permanente.

78. La actividad de la PV debe llegar a los diferentes ambientes donde se encuentren los vocacionados.

79. La PV ha de hacer uso de los MCS para fomentar una cultura vocacional.

80. La PV ha de hacer accesibles los medios para que en los diferentes lugares de presencia de Iglesia se promueva las diferentes estados de vida vocaciones.

81. Animar la organización de la PV en los diferentes ambientes y lugares donde la Iglesia está presente.

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82. La PV ha de promover la cultura vocacional en: Obispos, Superiores religios@s, sacerdotes, religios@s, diáconos permanentes.

83. La PV ha de presentar en los diferentes procesos vocacionales las vocaciones específicas, estados de vida y los diferentes carismas.

V. AGENTES PROMOTORES DE LA PASTORAL VOCACIONAL

AGENTES

Obispo

84. “Como pastores y guías espirituales de las comunidades a nosotros encomendadas, estamos llamados a “hacer de la Iglesia una casa y escuela de comunión”. Como animadores de la comunión, tenemos la misión de acoger, discernir y animar carismas, ministerios y servicios en la Iglesia. Como padres y centro de unidad, nos esforzamos por presentar al mundo un rostro de la Iglesia en la cual todos se sientan acogidos como en su propia casa. Para todo el Pueblo de Dios, en especial para los presbíteros, buscamos ser padres, amigos y hermanos, siempre abiertos al diálogo”. DA188

85. El Obispo es el primer responsable en la animación vocacional en su diócesis. Le corresponde ACOGER, DISCERNIR Y ANIMAR a los agentes de pastoral y sus iniciativas: escuchando sus propuestas; nombrando un responsable diocesano para que convoque la comisión diocesana integrada por los distintos carismas presentes en su Diócesis. se debe velar por la formación de toda la comisión de PV; facilitando los medios (lugar, presupuesto) para prestar este servicio.

Presbítero

86. “El presbítero, a imagen del Buen Pastor, está llamado a ser hombre de la misericordia y la compasión, cercano a su pueblo y servidor de todos, particularmente de los que sufren grandes necesidades. La caridad pastoral, fuente de la espiritualidad sacerdotal, anima y unifica su vida y ministerio. Consciente de sus limitaciones, valora la pastoral orgánica y se inserta con gusto en su presbiterio”. (DA198)

87. Todo presbítero es agente de pastoral vocacional en los ambientes a él encomendados (parroquia, instituciones, etc.). Valorando la PV como eje transversal de su acción pastoral.

Diácono permanente

88. Ellos son ordenados para el servicio de la Palabra, de la caridad y de la liturgia, especialmente para los sacramentos del Bautismo y del Matrimonio; también para acompañar la formación de nuevas comunidades eclesiales, especialmente en las fronteras geográficas y culturales, donde ordinariamente no llega la acción evangelizadora de la Iglesia. (DA 205)

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89. Todo Diácono permanente es agente de pastoral vocacional y está llamado a dar testimonio de su estilo de vida (en su matrimonio y en su ministerio).

Los fieles laicos y laicas

90. “Los laicos también están llamados a participar en la acción pastoral de la Iglesia, primero con el testimonio de su vida y, en segundo lugar, con acciones en el campo de la evangelización, la vida litúrgica y otras formas de apostolado, según las necesidades locales bajo la guía de sus pastores. Ellos estarán dispuestos a abrirles espacios de participación y a confiarles ministerios y responsabilidades en una Iglesia donde todos vivan de manera responsable su compromiso cristiano. A los catequistas, delegados de la Palabra y animadores de comunidades, que cumplen una magnífica labor dentro de la Iglesia, les reconocemos y animamos a continuar el compromiso que adquirieron en el bautismo y en la confirmación.” (DA 211)

91. Todos los laicos y laicas son agentes de pastoral vocacional en sus movimientos apostólicos, comunidades y áreas de pastoral por ellos coordinadas.

Los consagrados y consagradas

92. En comunión con los Pastores, los consagrados y consagradas son llamados a hacer de sus lugares de presencia, de su vida fraterna en comunión y de sus obras, espacios de anuncio explícito del Evangelio, principalmente a los más pobres, como lo han hecho en nuestro continente desde el inicio de la evangelización. De este modo, colaboran, según sus carismas fundacionales, con la gestación de una nueva generación de cristianos discípulos y misioneros, y de una sociedad donde se respete la justicia y la dignidad de la persona humana. (DA 217)

93. Con su especial seguimiento de Cristo y asumiendo la forma de vida que Cristo escogió para venir a este mundo, se convierten en agentes de pastoral vocacional.

PERFIL DE LOS PROMOTORES VOCACIONALES

94. Excelentes relaciones humanas95. Identificado con su propia vocación (testimonio de vida)96. Sólida vida de oración 97. Accesible, cercano98. Creativo99. Dinámico100. Responsable101. Apertura y docilidad al Espíritu102. Apasionado por Jesucristo y la Iglesia103. Perseverante104. Respetuoso de la acción del Espíritu en cada persona105. Comprender la realidad del joven de hoy106. Actualizándose constantemente (formación permanente)

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107. Persona de fe108. Paciente

FUNCIONES O TAREAS

109. Iluminar doctrinalmente la dimensión vocacional de la pastoral110. Integrar la pastoral vocacional en la pastoral de conjunto111. Promover equipos de pastoral vocacional112. Sensibilizar al interno de la Iglesia sobre la importancia de esta pastoral113. Ofrecer espacios de Acompañamiento y discernimiento vocacional114. Ser puente de un trabajo en equipo integrado por las diferentes

comunidades religiosas, movimientos apostólicos y demás.115. Animar la dimensión vocacional de la pastoral116. Celebrar los momentos fuertes del año (mes o semana vocacional)117. Promover la elaboración de materiales para la animación vocacional de la

pastoral118. Organizar y promover charlas, encuentros, campamentos, convivencias,

expo-vocacional, jornadas vocacionales119. Concientizar al pueblo cristiano sobre el sostenimiento económico de los

seminarios y demás casas de formación (involucrando al pueblo en general, especialmente a las familias de los candidatos)

120. Presentar el tema de la vocación de forma atractiva, usando los medios posibles (hojas volantes, programas de radio, tv, página web vocacional; facilitando así el intercambio de materiales, insumos promocionales y procesos de formación entre los diferentes países, regiones etc.

VI. CENTROS PROMOTORES DE LA PASTORAL VOCACIONAL

Familia

121. “La familia es uno de los tesoros de los pueblos latinoamericanos y patrimonio de la humanidad entera” (DA 432), es a la vez santuario de amor, respeto a la vida y semillero de vocaciones. En ella se cultivan los valores evangélicos (la oración, la Eucaristía, el compromiso apostólico, etc.), culturales (compartir, valorar la vida, etc.) y morales (fidelidad, perseverancia, etc.), y el aprecio a la vocación sacerdotal, religiosa y laical.

122. La misión de la familia está en una estrecha relación con la pastoral vocacional; y como núcleo de la sociedad es la primera llamada a ser promotora vocacional en la comunidad, sembrando, afirmando y acompañando la vocación cristiana y específica en cada uno de los hijos, sobre todo dando testimonio de su propia vocación.

123. En los procesos vocacionales los formadores no deben ignorar la realidad familiar de cada uno de los candidatos: económica, social, familiar, académica, psicológica, religiosa, etc.

124. Motivamos a las familias a apoyar, colaborar e integrarse en los procesos formativos de los hijos e hijas que ingresan a los seminarios y casas de formación religiosa.

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La escuela

125. “Ella está llamada a transformarse, ante todo, en lugar privilegiado de formación y promoción integral, mediante la asimilación sistemática y crítica de la cultura, cosa que logra mediante un encuentro vivo y vital con el patrimonio cultural. Esto supone que tal encuentro se realice en la escuela en forma de elaboración, es decir, confrontando e insertando los valores perennes en el contexto actual.

126. Desde la escuela se debe favorecer la cultura vocacional por que “la cultura, para ser educativa, debe insertarse en los problemas del tiempo en el que se desarrolla la vida del joven”. De esta manera, las distintas disciplinas han de presentar no sólo un saber por adquirir, sino también valores por asimilar y verdades por descubrir”. (DA 329).

127. La pastoral vocacional debe trabajar en relación con la educación, sensibilizando, informando y promoviendo el llamado de Jesús. Esto implica un trabajo de formación dirigida hacia los educadores para que conozcan el don de la vocación y lo transmitan a los educandos.

128. Invitamos a las instituciones educativas y promotores vocacionales a motivar las distintas vocaciones de manera pedagógica en las distintas etapas educativas.

129. Es necesario motivar a los padres para lograr una relación directa con las instituciones educativas, logrando tener la información necesaria de la educación de sus hijos que les permita intervenir en los procesos formativos, para dar respuesta a las exigencias de una educación bien planteada.

Grupos, movimientos, asociaciones

130. “Los nuevos movimientos y comunidades son un don del Espíritu Santo para la Iglesia. En ellos, los fieles encuentran la posibilidad de formarse cristianamente, crecer y comprometerse apostólicamente hasta ser verdaderos discípulos misioneros”. (DA 311) Valoramos el trabajo que hacen favoreciendo el encuentro con Jesucristo vivo y animando a sus miembros a vivir su vocación cristiana en la Iglesia.

131. Que todos los movimientos apostólicos se impliquen de modo directo en la

promoción y el apoyo de la pastoral vocacional. “pues constituyen un valioso aporte en la realización de la Iglesia particular” (DA 312). Será importante que los vocacionados conozcan los carismas y espiritualidad de los diferentes movimientos apostólicos.

132. Motivamos a los promotores vocacionales para que se promuevan las vocaciones específicas desde los movimientos apostólicos con oración, formación y colaboración económica.

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Parroquia

133. La parroquia es el ámbito donde se ofrece el encuentro personal con Cristo (DA. 305) y la oportunidad de la experiencia comunitaria (grupos juveniles, catequesis de perseverancia y confirmación, acólitos y niños, etc.) por lo que es el campo propio para acompañar y vivir una cultura vocacional, por lo mismo fuente natural de las vocaciones.

134. Todos los miembros de la comunidad parroquial son responsables de la evangelización de los hombres y mujeres en cada ambiente. (D.A 171) De igual manera han de fomentar, acompañar e impulsar toda opción vocacional cristiana. Especialmente el párroco y consejo parroquial.

135. Especial importancia debe tener en las parroquias motivar la oración por las vocaciones por medio de horas santa vocacionales, retiros, convivencias, tarde juvenil y otros.

136. Tristemente se reconoce en algunos párrocos y comunidades parroquiales la falta de interés por animar y promover las vocaciones.

Diócesis

137. La Diócesis presidida por el Obispo, es el primer ámbito de la comunión y la misión. ( DA 169)

138. La pastoral vocacional es una prioridad para la mayoría de las diócesis. Expresado en los nombramientos de delegados de los obispos que organizan el trabajo pastoral. Este delegado debe motivar y organizar el trabajo en conjunto de todos los agentes de pastoral vocacional en la diócesis, en comunión con los delegados de las otras diócesis de la conferencia episcopal.

139. Algunas diócesis cuenta con seminario menor y propedéutico para apoyar las vocaciones.

140. En la Diócesis se realizan varias actividades de manera creativa en torno a la pastoral vocacional.

141. En cada Diócesis debe existir un centro de formación e información vocacional donde el interesado pueda tener orientación a su inquietud.

Espacios: Comunicación, Cultura…

142. Los cristianos necesitamos re-comenzar desde Cristo, desde la contemplación de quien nos ha revelado en su misterio la plenitud de la vocación humana y su sentido. “Necesitamos que nos consuma el celo misionero para llevar al corazón de la cultura de nuestro tiempo, aquel sentido unitario y completo de la vida humana. (DA 41). Por lo que es necesario llegar a los nuevos areópagos del mundo moderno como son las universidades, el mundo del arte, de los intelectuales, del deporte, la calle, las pandillas, las maras, el mundo de los migrantes, etc.

143. Algunos de los medios que podemos emplear son la televisión, la Internet, los boletines y hojas parroquiales, materiales didácticos y audiovisual, obras teatrales alusiva a la vocación, ordenaciones y consagraciones, música de alabanzas y vocacionales, Eucaristías, los eventos de piedad popular (rosario vocacionales), formación a los agentes de pastoral vocacional, medios de comunicación social, etc.

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VII. PROGRAMAS DE PASTORAL VOCACIONAL

144. En el marco de la pastoral vocacional se puede promover una serie de programas tendientes a la animación de los procesos vocacionales; a la coordinación de estructuras, programas y actividades; a la formación integral de sus miembros; al acompañamiento sistemático e interdisciplinar de los vocacionados y vocacionables; a la construcción de una cultura vocacional; al mantenimiento de relaciones interinstitucionales; al fomento permanente de la oración y la espiritualidad; y a la financiación de esta área de acción apostólica.

Animación de la Pastoral Vocacional

145. Como “la pastoral vocacional es responsabilidad de todo el pueblo de Dios” (DA 314), es necesario animar a los grupos, movimientos, comunidades, lo mismo que a obispos, sacerdotes, religiosas y religiosos, laicos y, en general, a todos los agentes de pastoral vocacional para motivarlos a involucrarse de modo que la tarea sea de todos.

146. Impulsar a vivir y difundir la vocación a la santidad y ofrecer elementos que favorezcan la apropiación del concepto amplio de vocación.

147. Crear equipos de pastoral vocacional a todos los niveles.

Coordinación de estructuras, programas y actividades

148. A diferentes niveles: Latinoamericano, conferencia episcopal, diocesano, parroquial, vida consagrada, diversos grupos y movimientos, pastorales, etc.

149. Poner en común y unificar los recursos, materiales, esfuerzos, iniciativas y actividades, planificando y evaluando juntos cada año.

150. Coordinar estructuras y organismos de pastoral vocacional involucrando a todos los interesados.

Fomento de procesos formativos

151. De los agentes de pastoral vocacional: a. Revitalizar su experiencia de Dios para ser solidarios y caminar a la

santidad.b. Formación humana para suscitar comunidades (familia, parroquia,

grupo juvenil, comunidad religiosa, etc.) que sean cuestionantes y atractivas a los jóvenes de hoy.

c. Formación bíblica para que llamen al estilo de Jesús.d. Convertirse en “especialistas” de la experiencia de Dios. e. Capacitarlos en:

i. El acompañamiento y discernimiento vocacional.ii. El trabajo en equipo con otros especialistas.iii. Las herramientas de las ciencias humanas que les puedan ser

útiles en el acompañamiento vocacional.

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f. Suscitar procesos continuos de conversión y santidad que los convierta en testigos creíbles y atrayentes.

152. Para las y los vocacionables: a. Organizar actividades que propicien el encuentro con Jesucristo (Retiros

Kerigmáticos, vigilias, oraciones, lectio divina, campamentos, misiones, visita a los pobres, experiencias pastorales de inserción, etc.)

i. Partir de la constatación de que Dios ha estado presente en su vida aun en las experiencias más dolorosas, aunque muchas veces no lo hayan reconocido, y así descubran su historia como historia de salvación.

ii. Brindarles formación inicial para el discipulado (Oración, catecismo, biblia, vida sacramental, etc.)

b. Organizar actividades que propicien el encuentro consigo mismo (Test psicológicos, terapia, entrevistas, dirección espiritual, experiencia comunitaria, etc.), para iniciar el proceso de sanación de heridas y aceptación de su realidad personal.

c. Organizar actividades que propicien el encuentro con los demás para favorecer el sentido de pertenencia familiar, social, cultural y eclesial (Comunidades vocacionales, grupos juveniles, pequeñas comunidades, encuentros con las familias, experiencias misioneras, voluntariado social, etc.)

d. Enseñarles métodos para el discernimiento.

Acompañamiento integral e interdisciplinario (DA 282)

153. Herramientas para el acompañamiento que favorezcan una relectura de la vida a la luz del discernimiento vocacional: Fichas vocacionales, entrevistas personales, grupo de crecimiento, encuentros o convivencias vocacionales, proyecto personal de vida, visita a las familias, etc.

154. El acompañamiento ha de darse desde un trabajo interdisciplinario en el que intervengan especialistas de distintas áreas (acompañantes espirituales, psicólogos, sociólogos, pedagogos, etc.), para favorecer un proceso integral en el discernimiento de la vocación.

155. Para que el acompañamiento sea integral debe tomar en cuenta las siguientes dimensiones:

• Física (salud)• Psicológica (autoconocimiento, autoestima, afectividad, sexualidad)• Espiritual (seguimiento de Jesús)• Comunitaria• Pastoral (servicio misionero en comunidad)• Litúrgica• Carismática

156. Este proceso de acompañamiento debe llevar al descubrimiento de la vocación específica de cada uno, ya sea la vida sacerdotal, religiosa, misionera, matrimonial o celibataria.

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157. Acompañamiento que la comunidad formativa (diócesis, parroquia, comunidad religiosa, familia, etc.) debe continuar después de la opción realizada por la persona (a los recién casados, misioneros, consagrados u ordenados sacerdotes).

158. También es necesario que los encargados de los diversos ámbitos den acompañamiento a los que han abandonado o fallado en su opción vocacional (Exsacerdotes, exseminaristas, exreligiosas (os), matrimonios separados, divorciados, divorciados vueltos a casar, etc.)

Difusión de una cultura vocacional

159. Construir la cultura vocacional.a. Fomentando la vivencia de valores y actitudes como:

i. Tomar conciencia de la vocación como pueblo de Dios.ii. Vivirse en constante discernimiento de la voluntad de Dios.iii. Valor de la vida como don de Dios.iv. Búsqueda de sentido.v. Vivir cotidianamente desde una escala de valores cristianos.vi. Etc.

b. Por medio del trabajo personalizado y en pequeños grupos.c. Valiéndose de los medios de comunicación masiva, eventos masivos y

grupales, propaganda, etc. Para lograr sensibilizar a todos los niveles tanto dentro como fuera de la Iglesia.

160. Dentro de la Iglesia concientizar lo que realmente es la pastoral vocacional.

Relaciones interinstitucionales

161. Pastoral en conjunto, sobre todo con la pastoral familiar, infantil y juvenil. Trabajo en redes con instituciones fuera de la Iglesia.

Oración y Espiritualidad

162. Organizar todo tipo de iniciativas para orar al Dueño de la mies que envíe operarios: Jornada mundial de oración, día del seminario, horas santas, etc. Promover la creación de grupos (de ancianos, de niños, de enfermos, de jóvenes, de familias, etc.) que oran por las vocaciones.

Economía y Financiamiento

163. Búsqueda de proyectos que realicen los jóvenes para que esta pastoral logre ser autofinanciable y que los y las jóvenes se sientan responsables (también a nivel material económico) de su proceso vocacional. Organizar campañas de donaciones, grupos de padrinos, etc.

VIII. ORGANIZACIÓN DE LA PASTORAL VOCACIONAL

Hacia un nueva mentalidad.164. Al proponer una organización nueva o al menos renovada, somos

conscientes de que las estructuras están al servicio de una mentalidad. Por

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eso Aparecida nos invita sin miedo a dejar aquellas estructuras que se oponen o no se ajustan a esta nueva mentalidad: “Esta firme decisión misionera debe impregnar todas las estructuras eclesiales y todos los planes pastorales de diócesis, parroquias, comunidades religiosas, movimientos y de cualquier institución de la Iglesia. Ninguna comunidad debe excusarse de entrar decididamente, con todas sus fuerzas, en los procesos constantes de renovación misionera, y de abandonar las estructuras caducas que ya no favorezcan la transmisión de la fe” (DA 365).

165. ¿Acaso no es una de las finalidades de la Pastoral Vocacional la formación de discípulos y misioneros? Por ello procuramos una renovación, y la renovación es movimiento, es vida, y la transmisión de la fe también es movimiento y vida, por ende, la quietud o estancamiento no hacen más que detener la cadena de la fe que se contagia, fe que se transfiere de boca en boca, de acción en acción, de mirada en mirada, de catequesis en catequesis, de liturgia en liturgia, de acción social en acción social. Algunas estructuras que ayer transmitían la fe, quizás hoy ya no lo hacen satisfactoriamente, y permanecer en ellas por el capricho de no cambiar o por la inocente concepción de que la transformación de lo tradicional es una especie de pecado, no es en absoluto interpretar los signos de los tiempos. Aparecida propone un cambio, cambiar es difícil, pero nada es imposible para Dios. Si verdaderamente creemos que el Espíritu Santo ha inspirado a los Obispos en la V Conferencia, creemos que es Él quien nos impulsa a la misión, quien nos está solicitando un cambio, quien grita a viva voz que no nos interpongamos a la Palabra, sino más bien que seamos como “una voz que grita en el desierto: preparen el camino del Señor” (Mt. 3, 3).

166. Pero es también Aparecida, en el mismo espíritu eclesial de los últimos años, quien nos muestra el camino de la Pastoral vocacional, leemos La pastoral vocacional, que es responsabilidad de todo el pueblo de Dios, comienza en la familia y continúa en la comunidad cristiana, debe dirigirse a los niños y especialmente a los jóvenes para ayudarlos a descubrir el sentido de la vida y el proyecto que Dios tenga para cada uno, acompañándolos en su proceso de discernimiento. Plenamente integrada en el ámbito de la pastoral ordinaria, la pastoral vocacional es fruto de una sólida pastoral de conjunto, en las familias, en la parroquia, en las escuelas católicas y en las demás instituciones eclesiales. Es necesario intensificar de diversas maneras la oración por las vocaciones, con la cual también se contribuye a crear una mayor sensibilidad y receptividad ante el llamado del Señor; así como promover y coordinar diversas iniciativas vocacionales. Las vocaciones son don de Dios, por lo tanto, en cada diócesis, no deben faltar especiales oraciones al “Dueño de la mies” .”

167. Junto a nuestros obispos, los promotores vocacionales de Latinoamérica y

el Caribe creemos que la vocación es un don de Dios. Es una llamada de iniciativa divina que espera la respuesta humana. Pero creemos que la vocación es algo más amplio que una llamada al sacerdocio o a la vida consagrada. Nosotros entendemos la vocación como un concepto amplio, como Dios que enriquece a su Iglesia con diferentes clases de carismas, y al mismo tiempo con muchas vocaciones. Por eso el camino que percibimos es un camino de trabajo en conjunto, por eso el camino que vemos es un

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camino donde la Iglesia, en todas sus acciones va tomando conciencia de que ella en sí misma es vocacional, de que ella existe por una llamada y exige entonces una respuesta, de que ella existe para evangelizar.

168. Creemos pues en un trabajo inter-pastoral, creemos en una cultura

vocacional como decía Juan Pablo II, creemos que una Iglesia que haga promoción vocacional en todas las vocaciones con igual intensidad tendrá vocacionados en todas las vocaciones. Una pastoral vocacional que insista en que hemos sido llamados a la vida, aún más, hemos sido llamados a la vida en Cristo, a su seguimiento, a su camino de santidad. No creemos que una vocación sea más importante que otra, todas son igualmente importantes y para todas llama Dios.

169. Es necesario poner a reflexionar, a dialogar y a actuar en conjunto a la vida

consagrada, a los sacerdotes diocesanos, a la pastoral juvenil, pastoral familiar, pastoral catequética, pastoral educativa, medios de comunicación, seminarios, diaconado permanente, agentes de pastoral. Es necesario que la Iglesia tome conciencia de su vocación primera y siempre nueva: llevar todos los hombres a Cristo.

170. Por ello nuestra propuesta de organización muestra esta mentalidad donde todos, pero cada uno en su área, trabajemos siendo voz para otros, y para todas las vocaciones.

Nivel parroquial

171. Sacerdote, promotores(as) vocacionales de la vida consagrada presente en la parroquia, promotores vocacionales laicos, representantes de las pastorales a fin (juvenil, familiar, catequesis, monaguillos, educativa…).

Nivel zonal y/o vicarial

172. Responsable de la zona; coordinadores de los equipos parroquiales; representante de la vida consagrada presente en la zona.

Nivel diocesano

173. Delegado diocesano, representante de vida consagrada; representantes de las pastorales afines (juvenil, familiar, catequesis, educativa, diaconado permanente, seminaristas, comunicación, y animador de la zona…)

Nivel de vida consagrada

174. Promotor vocacional de las congregaciones masculinas; promotora de las congregaciones femeninas; promotores(as) de institutos seculares; promotores(as) de vírgenes consagradas.

Nivel nacional

175. Obispo responsable; secretario ejecutivo; delegados diocesanos; representantes de vida consagrada; representantes de seminarios;

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representantes de diaconado permanente; y representante de Pastoral Familiar.

Nivel latinoamericano

176. Obispo responsable de vocaciones latinoamericano; Representante de la CLAR; secretario ejecutivo del DEVYM; Obispo Responsable de la Conferencia Episcopal; secretarios ejecutivos de vocaciones de las Conferencias Episcopales.

IX. ESPIRITUALIDAD DE LA PASTORAL VOCACIONAL

177. La espiritualidad de la Pastoral Vocacional tiene su fundamento en el seguimiento de Cristo, el cual supone un verdadero encuentro personal con Jesucristo en la oración personal y comunitaria, en la escucha de la Palabra, la vivencia sacramental y en el hermano que sufre.

178. La admiración por la persona de Jesús, su llamada y su mirada de amor buscan suscitar una respuesta consciente y libre desde lo más íntimo del corazón del discípulo, una adhesión de toda su persona al saber que Cristo lo llama por su nombre (cf. Jn 10, 3).

179. El llamamiento que hace Jesús el Maestro, conlleva una gran novedad: nos invita a encontrarnos con Él y a vincularnos estrechamente a Él, porque Él es la fuente de la vida (Jn. 15,5).

180. El seguimiento de Cristo es camino de docilidad y apertura al impulso del Espíritu, a su potencia de vida, que moviliza y transforma todas las dimensiones de la existencia humana, penetrando con su fuego y su vida, gestando en el seguidor de Cristo un auténtico “discípulo y misionero”. (Aparecida 136 a).

181. La Eucaristía es el lugar privilegiado del encuentro del discípulo con Jesucristo. Con este Sacramento, Jesús nos atrae hacia sí y nos hace entrar en su dinamismo hacia Dios y hacia el prójimo. Hay un estrecho vínculo entre las tres dimensiones de la vocación cristiana: creer, celebrar y vivir el misterio de Jesucristo, de tal modo que la existencia cristiana adquiera verdaderamente una forma eucarística. En la Eucaristía el Espíritu Santo fortalece la identidad del discípulo y despierta en él la decidida voluntad de anunciar con audacia a los demás lo que ha escuchado y vivido.

182. Dios, que es santo y nos ama, nos llama por medio de Jesús a ser santos (Ef. 1,4-5), este llamado lleva al discípulo a participar de su vida, de su verdad y su santidad. Los apóstoles de Jesús y los santos han marcado la espiritualidad y el estilo de vida de nuestras Iglesias. Sus vidas son lugares privilegiados de encuentro con Jesucristo. Su testimonio se mantiene vigente y sus enseñanzas inspiran el ser y la acción de las comunidades cristianas del Continente Americano. (Aparecida 273). Nuestras comunidades llevan el sello de los apóstoles y, además, reconocen el testimonio cristiano de tantos hombres y mujeres que esparcieron en

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nuestra geografía las semillas del Evangelio, viviendo valientemente su fe, incluso derramando su sangre como mártires. Su ejemplo de vida y santidad constituye un regalo precioso para el camino creyente de los latinoamericanos y, a la vez, un estímulo para imitar sus virtudes en las nuevas expresiones culturales de la historia. (DA 276)

183. Es un “sí” que compromete radicalmente la libertad del discípulo a entregarse a Jesucristo, Camino, Verdad y Vida (cf. Jn 14, 6). Es una respuesta de amor a quien lo amó primero “hasta el extremo”. (cf. Jn 13, 1). En este amor de Jesús madura la respuesta del discípulo: “Te seguiré adondequiera que vayas” (Lc 9, 57).

184. En la configuración con Cristo Maestro es urgente e indispensable asumir la centralidad del mandamiento del amor. Un amor a la medida de Jesús, de total donde sí. La auténtica espiritualidad de la Pastoral Vocacional debe llevar al creyente a asumir con serenidad la pedagogía de la cruz, que es la manifestación concreta del amor de Dios a la humanidad, El nos ha amado hasta entregarse por nosotros.

185. La experiencia de Dios uno y trino, que es unidad y comunión inseparable, nos permite encontrarnos plenamente en el servicio al otro. La máxima realización de la existencia cristiana como un vivir trinitario de “hijos en el Hijo” nos es dada en la Virgen María quien, por su fe (cf. Lc 1, 45) y obediencia a la voluntad de Dios (cf. Lc 1,38), así como por su constante meditación de la Palabra y de las acciones de Jesús (cf. Lc 2, 19.51), es la discípula más perfecta del Señor. Interlocutora del Padre en su proyecto de enviar su Verbo al mundo para la salvación humana, María, con su fe, llega a ser el primer miembro de la comunidad de los creyentes en Cristo, y también se hace colaboradora en el renacimiento espiritual de los discípulos. Del Evangelio, emerge su figura de mujer libre y fuerte, conscientemente orientada al verdadero seguimiento de Cristo. Ella ha vivido por entero toda la peregrinación de la fe como madre de Cristo y luego de los discípulos, sin que le fuera ahorrada la incomprensión y la búsqueda constante del proyecto del Padre. (DA 266).

186. La experiencia bautismal es el punto de inicio de toda espiritualidad cristiana que se funda en la Trinidad. No puede sentir ninguna atracción vocacional quien no ha experimentado la comunión y se cierra a toda relación con los otros. La vocación es experiencia de relación y diálogo. “La vocación al discipulado misionero es convocación a la comunión en la Iglesia” (Aparecida 156)

187. La espiritualidad de la Pastoral Vocacional nos compromete en el anuncio del Reino a todas las naciones, porque siendo un don recibido se convierte en don dado, a través, del testimonio profético y del anuncio del Evangelio, especialmente a los más pobres.

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X. PASTORAL VOCACIONAL Y LA PASTORAL DE CONJUNTO.

188. Constatamos que existen luces y sombras de la pastoral vocacional en la pastoral de conjunto, a través de experiencias existentes en los ámbitos Diocesanos y nacionales.

189. La pastoral vocacional, que es responsabilidad de todo el pueblo de Dios, comienza en la familia y continúa en la comunidad cristiana, debe dirigirse a los niños y especialmente a los jóvenes para ayudarlos a descubrir el sentido de la vida y el proyecto que Dios tenga para cada uno, acompañándolos en su proceso de discernimiento. Plenamente integrada en el ámbito de la pastoral ordinaria, la pastoral vocacional es fruto de una sólida pastoral de conjunto, en las familias, en la parroquia, en las escuelas católicas y en las demás instituciones eclesiales. (DA 314)

190. Frente a la realidad de no contar con un trabajo de pastoral de conjunto, vemos que la Pastoral Vocacional se ha limitado a responder a la animación de las vocaciones específicas (sacerdotal y religiosa). Por lo cual, es urgente releer el numeral 314 del documento conclusivo de Aparecida, en donde se nos invita a ampliar el ámbito de acción de la PV.

191. La Pastoral Vocacional está llamada a crear puentes de coordinación con las distintas fuerzas vivas de la Iglesia.

192. Debemos conocer los carismas vocacionales existentes en nuestras Iglesias particulares.

193. Es importante fortalecer el aspecto interdisciplinario y pastoral en las comisiones de Pastoral Vocacional.

194. Fortalecer la organización estructural de las comisiones de Pastoral Vocacional a todo nivel (Continental, Regional, Nacional, Diocesano), con procesos claros de formación.

195. La Pastoral Vocacional debe integrarse a los planes de las otras Pastorales; como: Familiar, infantil, educativa, Juvenil y otras.

196. Necesitamos potenciar nuestra Cultura Vocacional que enfatice, en la necesidad de clarificar que desde nuestro bautismo, todos estamos llamados a dar testimonio de vida.

197. Es necesario que las comisiones nacionales y diocesanas de P.V. se comuniquen y coordinen esfuerzos con las distintas comisiones de pastoral afines y trabajar la dimensión vocacional.

198. Debemos concientizarnos en la Pastoral Vocacional de que la Diócesis y la parroquia son los lugares privilegiados de comunión y participación. Por eso es de desear que en toda parroquia haya un agente responsable de esta pastoral.

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d. Fecha y lugar del Segundo Congreso:

1. Fecha:Lunes 31 de enero de 2011, comenzando con el desayuno (día de llegada domingo 30) al sábado 05 de febrero, finalizando con el almuerzo.

2. Sede:Colegio Sagrado Corazón de Jesús. Cartago, Costa Rica.

3. Lema:Maestro, en tu Palabra echaré las redes (Lc 5,5).

4. Tema:Llamados a lanzar las redes para alcanzar vida plena en Cristo.

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