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La imagen del conquistador español en la Historiaverdadera de la conquista de la Nueva España
Kralj, Sanja
Undergraduate thesis / Završni rad
2020
Degree Grantor / Ustanova koja je dodijelila akademski / stručni stupanj: University of Zagreb, University of Zagreb, Faculty of Humanities and Social Sciences / Sveučilište u Zagrebu, Filozofski fakultet
Permanent link / Trajna poveznica: https://urn.nsk.hr/urn:nbn:hr:131:596359
Rights / Prava: In copyright
Download date / Datum preuzimanja: 2022-07-02
Repository / Repozitorij:
ODRAZ - open repository of the University of Zagreb Faculty of Humanities and Social Sciences
Universidad de Zagreb
Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales
Departamento de Estudios Románicos
La imagen del conquistador español en la Historia verdadera de la conquista de la Nueva
España
Nombre y apellido del estudiante: Nombre y apellido de la tutora:
Sanja Kralj Dra. Gordana Matić
Zagreb, 5 de junio de 2020
Sveučilište u Zagrebu
Filozofski fakultet
Odsjek za romanistiku
Prikaz španjolskog osvajača u djelu Historia verdadera de la conquista de la Nueva España
Ime i prezime studentice: Ime i prezime mentorice:
Sanja Kralj dr. sc. Gordana Matić
Zagreb, 5.lipnja.2020.
ÍNDICE
1. Introducción ......................................................................................................................... 4
2. El descubrimiento y la conquista de América: contexto histórico, social y político ...... 4
2.1. La conquista del Imperio azteca ......................................................................................... 6
3. Imaginario del conquistador............................................................................................... 7
4. Testimonios sobre el Nuevo Mundo ................................................................................... 8
5. Presentación del autor ......................................................................................................... 9
6. Presentación de la obra ..................................................................................................... 10
7. Análisis ................................................................................................................................ 11
7.1. Las dificultades de la vida cotidiana de los conquistadores........................................... 11
7.2. El papel de la religión en la vida de los conquistadores ................................................. 15
7.3. La Gloria y el Oro .............................................................................................................. 19
8. Conclusión .......................................................................................................................... 23
Bibliografía: ............................................................................................................................... 25
1. Introducción
En este trabajo analizaremos la imagen del conquistador español en el testimonio de Bernal
Díaz del Castillo titulado Historia verdadera de la conquista de la Nueva España.
Examinaremos la vida de los conquistadores y sus luchas para entender la mentalidad de los
hombres que colonizaron el Nuevo Mundo. Para entender sus acciones es importante conocer
sus motivaciones. El autor, Bernal Díaz del Castillo, fue un soldado español que participó en la
conquista del Imperio azteca en 1519 liderado por Hernán Cortés. La obra fue escrita en 1578,
pero impresa en 1632. Él relata los acontecimientos de la conquista en 214 capítulos. Díaz del
Castillo quiso escribir su testimonio después de leer la versión de los hechos escrita por
Francisco López de Gómara. Quería mostrar el papel de los soldados en la conquista. En este
trabajo explicaremos el contexto político, social e histórico de la conquista. Esto es vital para
nuestro análisis porque el conquistador es un producto de su tiempo. A continuación,
discutiremos los testimonios sobre el descubrimiento del Nuevo Mundo y comentaremos su
clasificación. Luego, daremos alguna información sobre la vida del autor, Bernal Díaz del
Castillo, y su testimonio. La presentación sobre el conquistador se divide en tres partes. Las
dificultades de su vida cotidiana y las motivaciones de la conquista: oro, gloria y evangelio,
serán discutidas con la ayuda del libro de Díaz del Castillo y otras fuentes académicas. Por
último, todas las nociones más importantes se resumirán en la conclusión. Los textos “El
universo de los conquistadores en la Historia verdadera de Bernal Díaz del Castillo”, escrita
por Bernard Grunberg, y “El conquistador español”, de Irving Leonard nos han servido en gran
medida para orientar el análisis de este trabajo.
2. El descubrimiento y la conquista de América: contexto histórico, social y político
Para entender la motivación de los españoles para explorar el Nuevo Mundo, es importante
entender el contexto histórico, político y social que llevó al descubrimiento de América. Irving
Leonard comenta: “la espectacular conquista de América por los españoles, se ha explicado
como una consecuencia de tres impulsos básicos: „Oro, Gloria y Evangelio‟” (17). El primero
de estos impulsos, el oro, es el resultado de la tierra desfavorable y estéril de la península
ibérica. Es mayormente montañosa con muchas cordilleras; la mayor de ellas son las pirineas
que mantienen la zona aislada del resto de Europa. A saber, España1 con pocos recursos
naturales no pudo desarrollarse a la velocidad del resto de Europa. Esto fue muy malo para la
economía. En el siglo XV, con la aparición del mercado mundial, el oro y la plata eran métodos
de pago favorables (Ibid.). Al obtener una gran cantidad de estos metales, España podría
compensar la falta de recursos naturales. Así, era vital que España encontrara grandes recursos
de este metal precioso. En este nuevo mercado, otro producto muy buscado eran las especias
(Polić Bobić 31). Hubo una carrera entre España y Portugal para encontrar una ruta rápida a
Asia. A diferencia de los portugueses que establecieran una ruta directa con los fabricantes de
especias navegando alrededor del Cabo de Buena Esperanza, España decidió buscar una ruta
occidental a través del océano Atlántico. Esta expedición fue liderada por Cristóbal Colón y
comenzó el 3 de agosto de 1492 y terminó el 12 de octubre del mismo año. El barco ancló en la
isla que llamaron San Salvador y, aunque no encontraron especia, descubrieron un continente
nuevo. Su expedición inició la conquista del nuevo continente que duró siglos.
Los dos segundos impulsos dados por Irving Leonard, gloria y evangelio, están directamente
relacionados con la situación política de España en el siglo XV. Es decir, después de guerras
que duraron más de siete siglos, la Reconquista2 finalmente terminó y los musulmanes fueron
expulsados de la península ibérica. La profesión de soldado se convirtió en algo muy honorable
(Leonard 19). La gloria fue recibida después de una victoria militar. Además, después de una
batalla tan larga, los españoles desarrollaron una imagen fanática de sí mismos. Empezaron a
creer que eran la mano derecha de Dios. Pensaron que eran los elegidos para ayudar a limpiar el
mundo de los no creyentes (Id. 20). Además, esta creencia se fortaleció después de que Isabel
de Castilla y Fernando de Aragón, los Reyes Católicos, obtuvieron el derecho oficial3 por parte
1 Cuando decimos España en este trabajo, nos referimos al reino unido de Castilla y Aragón. La unión se produjo
con el matrimonio entre el rey de Aragón, Fernando II, e Isabel I., heredera del trono de Castilla en 1469. Se
conocen bajo el nombre conjunto de los Reyes Católicos (Polić Bobić 31).
2 La Reconquista fue un período que duró aproximadamente 780 años en el que, a través de batallas, los
musulmanes fueron expulsados lentamente de la península ibérica. Terminó en 1492 con la caída de Granada.
3 Bula Inter caetera fue un documento otorgado por el papa Alejandro VI en 1493. El documento dio el derecho a
los Reyes Católicos de colonizar todas las tierras al "oeste y sur" de una línea de polos a 100 leguas al oeste y al
sur de cualquiera de las islas de las Azores o de Cabo Verde.
del papa Alejandro VI en 1493 de llevar la fe a la tierra recién descubierta (Polić Bobić 29).
Pronto, Europa comenzó a ver el Nuevo Mundo como un lugar perfecto para establecer una
nueva sociedad y una nueva España que no tendría todas las desventajas económicas y sociales
de la península ibérica en ese período. Serían capaces de construir una sociedad desde cero (Id.
33). Aunque esta idea provocó que se organizaran muchas conquistas, nos centraremos en la
conquista del Imperio azteca, que se explica con más detalle en la sección siguiente. Esta es la
conquista que detalla Bernal Díaz del Castillo en su Historia verdadera de la conquista de la
Nueva España.
2.1. La conquista del Imperio azteca
La conquista del Imperio azteca se relata en detalle en la obra de Bernal Díaz del Castillo,
quien decidió presentar los eventos en un orden cronológico. En busca de trabajo, Bernal Díaz
se dirigió a la recién conquistada Cuba. En aquel momento el gobernador de esta zona era
Diego Velásquez. Díaz del Castillo se unió a Francisco Hernando de Córdoba quien fue el
primer europeo que llegó a México, más precisamente a Yucatán en 1517. En 1518 Velásquez
decidió seguir explorando esta área y nombró a Hernán Cortés para dirigir la expedición y
hacer el trueque con los indios por oro. Algunos oficiales estaban celosos de que este puesto se
le hubiera dado a Cortés y hablaron mal de él a Velázquez. Por temor a que Cortés se llevara
todo el dinero, Velázquez revocó su liderazgo de la expedición. Así, Cortés fundó ilegalmente
la colonia Villa Rica de Veracruz. Bernal Díaz del Castillo se unió a la expedición en 1519.
Después de llegar a conocimientos acerca de la existencia del Imperio azteca, Hernán Cortés
formó alianzas con los pueblos indígenas que estaban en guerra con Montezuma, el emperador
del Imperio azteca. Aunque los primeros mensajeros de Montezuma llegaron con regalos de
oro, dijeron a Cortés que no querían conocerlo ni abandonar sus dioses, en lo cual los españoles
insistieron. Esto culminó con la entrada de los españoles en la ciudad de Tenochtitlán, la capital
del Imperio en el 8 de noviembre de 1519. Montezuma fue encarcelado porque los españoles
creían que los indios estaban preparando una trampa. Las tensiones aumentaron y después de
unos meses esto llevó a los eventos de la "Noche Triste" que está detallada en el capítulo
CXXVIII (Díaz del Castillo 432-446). Los mexicanos no creyeron a Montezuma cuando él
trataba de calmarlos. Cortés y su ejército tuvieron que escapar de la capital. Muchos hombres
murieron durante esa retirada y perdieron la mayoría de sus caballos. Los mexicanos los
siguieron y hubo otra batalla de Otumba en el 14 de julio de 1520. Finalmente, Bernal Díaz
señala que más de 860 hombres murieron en esa ocasión.
3. Imaginario del conquistador
Es importante entender la motivación de los conquistadores y lo que ayudó a darles energía
para las luchas que encontraron en el Nuevo Mundo. En su artículo, “El universo de los
conquistadores en la Historia verdadera de Bernal Díaz del Castillo”, el autor Bernard
Grunberg nota:
La vida aparece ingrata a estos hombres que creían encontrar riquezas fabulosas y que pensaban
poder vivir a lo grande. La decepción de este sueño será para ellos tanto más grande cuanto más
han dejado tras ellos en España. Los unos han vendido sus casas y sus esclavos, se han separado
de sus últimas riquezas para unirse a cortes; los otros han dejado mujer e hijos en español,
algunos finalmente, han sido empujados por la aventura o por la necesidad de hacer el solo
oficio que sabían, el oficio de las armas (109).
Los conquistadores dejaron muchas cosas y abandonaron muchas relaciones en su vida.
Tuvieron que hacer esto para descubrir el nuevo territorio. Lucharon contra el miedo, los
elementos naturales y los indios. A menudo no recibían las recompensas necesarias por su
participación en la conquista (Adorno 217). La gloria de oro y el evangelio se encuentran en la
idea original que alimentó el imaginario de los primeros conquistadores. Una de las principales
fuentes de su fuerza para este esfuerzo fue la idea de un lugar perfecto en la tierra (Polić Bobić
35). Los europeos creían que había un lugar en la tierra lleno de campos de cultivo y en el que
los favoritos de los dioses vivían una vida próspera (Id. 34). Los mitos sobre este lugar utópico
se pueden encontrar en el antiguo Egipto y Grecia. En la Edad Media, esto se convirtió en la
idea de un paraíso en la tierra (Ibid.). La idea de la existencia de este paraíso se difundió aún
más después de la publicación de la descripción por parte de Colón de la tierra descubierta.
Describió esta tierra como un lugar con mucha comida y agua potable y hermosas criaturas.
Esta descripción se comparaba al mítico paraíso terrestre. Por lo tanto, muchos conquistadores
sufrieron el difícil viaje del descubrimiento de América. En este caso, fueron motivados a
conquistar el Imperio azteca para llegar en esta utópica tierra mítica. Este mito creó mucha
energía positiva entre los conquistadores que era necesaria para sobrevivir a las difíciles
condiciones que discutiremos en la primera parte del análisis. Se creía que, en este Nuevo
Mundo, tendrían dinero y estabilidad. Desafortunadamente, la principal característica de la vida
de los conquistadores era que se movían constantemente, no podían llevar una vida sedentaria
(Grunberg 110). Debido a esto, no podían disfrutar de ninguna de las recompensas por las que
lucharon en las conquistas. Muchos de ellos murieron en la pobreza. Como estaban tan lejos de
su país de origen, a menudo se sentían solos y aislados. Necesitaban las conquistas como
motivación y a Dios como apoyo (Ibid.).
La percepción que tenían los conquistadores también fue influenciada por las novelas de
caballería que fueron muy populares en el siglo XV y a principios del XVI. Por lo tanto, los
españoles querían seguir la ética caballeresca y vivir con los mismos ideales de los
protagonistas de esas novelas. Tenían que ser católicos y recibían honores por sus acciones. El
más famoso de estos modelos de conducta fue Cid4 (Grunberg 113). Además, viajaron a lejanas
y misteriosas tierras en nombre de su rey y lucharon para obtener la gloria. Esto lo notó Bernal
Díaz del Castillo que se preocupaba de que la gente no creyera en su testimonio porque se
parecía a esas novelas (Adorno 210). Además, es evidente que fue influenciado por los héroes
antiguos. Díaz del Castillo hace referencia a muchos de ellos en su trabajo: Aníbal, Mitrídates y
Héctor. Los ideales de las novelas y los héroes antiguos les ayudaron en su conquista dándoles
motivación y fuerza para seguir explorando (Grunberg 115).
4. Testimonios sobre el Nuevo Mundo
En su libro Rađanje hispanskoameričkog svijeta, Mirjana Polić Bobić ofrece una clasificación
y descripción de los primeros testimonios sobre el Nuevo Mundo. El primer ejemplo de este
tipo de literatura se titula Cartas del descubrimiento y fue escrito por Cristóbal Colón. Se trata
de sus descubrimientos durante su primer viaje al Nuevo Mundo en 1492. Con el fin de obtener
la mayor cantidad de información sobre esta tierra, la corte estableció servicios que entregaban
cuestionarios a los viajeros y conquistadores. Las versiones más largas de estos informes se
4 Rodrigo Díaz de Vivar fue un caballero castellano de la Edad Media. Se convirtió en un héroe nacional después
de su muerte y se escribió un poema épico anónimo sobre él, El cantar de mío Cid.
llaman cartas relatorias. Estos textos proporcionaban más detalles sobre un acontecimiento.
Luego siguen las relaciones, que contenían mucha más información y el ejemplo más famoso
de este tipo de testimonio son las Cartas de relación. Se trata de cinco cartas escritas por
Hernán Cortés a la reina Juana, llamada posteriormente la Loca, y a su hijo Carlos V.
Tipos más complejos de testimonios son las crónicas e historias. La crónica es un resumen
detallado de eventos, listados cronológicamente. La historia es el tipo más complejo de
testimonio, ya que contiene una descripción detallada de la vida y la situación en un territorio.
También incluye la descripción de la fauna, el clima, los eventos y las personas que viven en la
zona descrita. Al contrario de la crónica, no tiene que seguir el orden cronológico de los
eventos. La primera historia de América es Historia General y Natural de las Indias, escrita
por Gonzalo Fernández de Oviedo. Los dos últimos tipos de testimonio estaban entrelazados a
menudo y las características de ambos se podían encontrar en un solo texto. Esto se puede ver
en Historia verdadera de la conquista de la Nueva España (Id. 135).
Mirjana Polić Bobić explica la importancia de estos textos. Este tipo de literatura fue muy
importante para la corte real ya que proporcionaba información valiosa sobre este nuevo
territorio que podía ser utilizada en el establecimiento del dominio colonial (132). Además, los
conquistadores querían escribir sobre sus conquistas para poder demostrar sus logros y obtener
las recompensas por ellos (Id. 130). Es importante señalar que la experiencia concreta en el
Nuevo Mundo y la capacidad de probarlo era vital para conseguir la credibilidad del
testimonio. Además, las novelas de caballería eran muy populares en esta época. Esta tierra
completamente nueva y todos los descubrimientos hicieron que muchos conquistadores
compararan su experiencia con la de los personajes de estas novelas. Esto hace que la
credibilidad de algunos de los testimonios sea incierta, poniendo en duda la fiabilidad de sus
descubrimientos (Id. 132).
5. Presentación del autor
Bernal Díaz del Castillo fue un soldado español que participó en la conquista de México bajo
Hernán Cortés en 1519. Nació alrededor del año 1496 en Medina del Campo. Antes de unirse a
la expedición liderada por Hernán Cortés, participó en dos expediciones al Nuevo Mundo. Su
primera expedición al Nuevo Mundo fue en 1514, cuando tenía 18 años. Más tarde en su vida,
escribió Historia verdadera de las conquistas de la Nueva España detallando los eventos de la
conquista de México. Decidió crear la obra después de leer La Historia de las Indias y de la
Conquista de Ciudad de México, escrita por Francisco López de Gómara. A saber, López de
Gómara atribuyó el éxito de la conquista únicamente a Cortés y fue lo que impulsó a Díaz del
Castillo a contar su versión de los hechos. En su obra mostró la importancia de los soldados en
la caída de Montezuma y simultáneamente dio una interesante representación de la mentalidad
del típico soldado del siglo XVI. Por último, no había recibido educación, lo que era un factor
muy importante a la hora de escribir una historia. Sin embargo, él se sintió obligado a contar su
propia visión de lo ocurrido. Su falta de conocimiento del género dio lugar a una historia muy
singular, que se explicará más adelante (Polić Bobić 136).
6. Presentación de la obra
La obra, escrita en 1578 y publicada en 1632, tiene 214 capítulos, todos ellos con una breve
introducción que resume lo que sucede en cada capítulo. Bernal Díaz del Castillo cubre los
eventos desde el descubrimiento de Yucatán hasta 1568. El autor da detalles de la marcha de
los conquistadores a México, las batallas con los pueblos de Tlascala, Suchimilco, la conquista
de Tenochtitlán y su estancia allí, la expedición a Higüeras y Honduras y el ahorcamiento del
cacique de Guatémuz y del rey de Tacuba. Además, habla del liderazgo de Cortés y su
nombramiento en el gobierno de la Nueva España. Por último, relata la cristianización de los
indios. Aunque lleva el nombre de historia, la obra rompe muchas de las convenciones de este
género. En primer lugar, en contraste con los cronistas tradicionales que dirigían sus obras a los
monarcas, Díaz del Castillo dirige su trabajo a los lectores interesados, a veces incluso
incluyendo la posible reacción del lector (Cortínez 62). Además, al final de la mayoría de los
capítulos, incluye una corrección del relato de los acontecimientos por parte de Francisco
López de Gómara en su historia. Gómara era un “cronista de oídas” así que escribió lo que le
habían dicho y Bernal critica la autoridad de la historia que tenía (Oviedo 130). Como
mencionamos antes, Bernal Díaz temía que su historia fuera olvidada porque era inculto. Así
que luchó para contar su historia. También tuvo que mostrar las falsedades de otro testimonio.
Este es el de Hernán Cortés. En sus Cartas de relación, cinco cartas enviadas al rey, Cortés
tuvo que obtener la confianza de la corona. El antagonismo entre Cortés y Diego Velásquez
podría haber terminado muy mal para Cortés. Sin embargo, convenció al rey de que sus
decisiones se tomaban en nombre de Dios y de España. Como resultado del su desconocimiento
del género, Díaz del Castillo incluye su asombro por la ciudad de Tenochtitlán y hay una
correlación notable entre su relato de los acontecimientos y los acontecimientos de los libros de
caballería (Polić Bobić 136). Estas descripciones han causado que algunos autores mexicanos
contemporáneos nombren a Díaz del Castillo su primer novelista (Oviedo 136). Todo esto dio
como resultado la creación de un testimonio único que da una gran visión de la conquista, la
vida y la mentalidad de los conquistadores (Polić Bobić 136).
7. Análisis
7.1. Las dificultades de la vida cotidiana de los conquistadores
En el Nuevo Mundo, el conquistador se enfrentaba a una serie de cosas completamente nuevas.
Tuvo que superar muchos obstáculos para los que no estaba preparado. Su vida cotidiana
consistía en numerosas batallas con los indios, y también batallas con los elementos naturales y
el hambre. En esta sección analizaremos la vida cotidiana de Bernal Díaz del Castillo y sus
compañeros conquistadores durante la conquista de México. Nos centraremos en los obstáculos
en el Nuevo Mundo que los conquistadores tuvieron que superar según la categorización
proporcionada por Bernard Grunberg.
En primer lugar, el autor destaca la dificultad de superar los elementos naturales a los que los
conquistadores no estaban acostumbrados. Además, padecían varias enfermedades que eran
resultado directo de esas condiciones. El primer elemento natural que tuvieron que superar fue
el mar (Grunberg 106). En el siglo XVI el océano Atlántico se llamaba Mar Tenebroso. El mar
se llamaba así porque sabían poco sobre este océano, sus vientos y corrientes (Polić Bobić 31).
Esta falta de conocimiento también es mencionada por Díaz del Castillo: “navegamos a nuestra
ventura hacia donde se pone el sol, sin saber bajos ni corrientes ni qué vientos suelen señorear
en aquella altura, con gran riesgo de nuestras personas” (10). Debido a esto, muchos barcos
fueron hundidos y muchas personas murieron al intentar llegar al Nuevo Mundo. Bernal Díaz
del Castillo menciona las dificultades que el mar proporcionaba a los nuevos conquistadores
muchas veces a lo largo del testimonio. También menciona el temor a quedar varados. Él da
cuenta de uno de esos episodios: “¡Oh, en qué trabajo nos vimos!, en ventura de que si se
quebrara el cable, íbamos a la costa perdidos.” (16). Además de esto, los mapas y portulanos no
eran muy precisos y no mostraban los peligros de las costas y los puertos rocosos que podían
causar un naufragio (Grunberg 106).
Además, el nuevo terreno que estaban descubriendo tenía un clima completamente diferente al
que estaban acostumbrados en España. La zona de México tiene uno de los climas más diversos
del mundo. Las partes del sur y la península de Yucatán tienen un clima muy cálido y sufren
huracanes durante el verano y el otoño, a diferencia de las partes del norte que tienen un clima
seco. Mientras que España se caracteriza por el clima mediterráneo con climas cálidos y secos.
Por lo tanto, no estaban preparados para los cambios bruscos de temperatura que encontraban.
Díaz del Castillo nota este drástico cambio en las temperaturas: “Y venía un viento de la sierra
nevada, que estaba a un lado, que nos hacía temblar de frío. Porque como habíamos venido de
la isla de Cuba e de la Villa Rica, y toda aquella costa es muy calurosa” (185). Sufrieron y
sobrevivieron a todas las condiciones climáticas extremas, incluyendo la sequía, la humedad y
la nieve (Grunberg 106). Díaz del Castillo a menudo habla de estas dificultades causadas por el
clima. Contó las circunstancias de dormir en su campamento en los pueblos llamados
Teoacingo: “Otra falta teníamos, y grande, que era ropa para nos abrigar, que venía un viento
tan frío de la sierra nevada, que nos hacía ateritar, porque las lanzas y escopetas y ballestas mal
nos” (201). Los conquistadores no tenían suficientes provisiones como ropa.
Otro problema de los soldados que a veces fue directamente causado por el clima duro son las
enfermedades (Grunberg 107). El sol era fuerte y causó numerosas insolaciones, que también
afectaron a Bernal Díaz del Castillo. Como en la mayoría de las conquistas habían sido
hombres sin educación5, no supieron ayudar a los afectados por distintas enfermedades. Por
5 Edison Viveros argumenta que el conquistador promedio se unió a la conquista porque venía de un hogar pobre
debido a las dificultades económicas de España en los siglos XV y XVI o era un pequeño delincuente que buscaba
enriquecerse (77).
eso, muchos murieron por compresiones en el pecho (Ibid.). Los conquistadores poseían un
vasto conocimiento de la guerra, pero no eran capaces de ayudar a los enfermos. Bernal Díaz
del Castillo habla de las muchas muertes causadas por enfermedades, de las cuales incluso
Hernán Cortés sufrió: “faltaban ya sobre cuarenta y cinco soldados que se habían muerto en las
batallas y dolencias y fríos; y estaban dolientes otros doce, y ansimismo nuestro capitán Cortés
también tenía calenturas” (203). Muchos españoles murieron a causa de infecciones y
gangrenas (Grunberg 108). Tuvieron que ver morir a muchos de sus amigos y comprender que
eso también les podía pasar fácilmente. El mismo Bernal Díaz del Castillo sufrió muchas
heridas: “y a mí me dieron tres, y uno dellos fue bien peligroso, en el costado izquierdo, que me
pasó lo hueco” (19). Grunberg señala que solo cinco conquistadores de los que participaron en
la conquista vivieron hasta 1568 (108). Esto prueba las duras condiciones en las que tuvieron
que vivir.
Podría decirse que la mayor dificultad a la que se enfrentaban los conquistadores fue su
encuentro con los indios (Grunberg 107). Naturalmente, los indios querían defender sus
territorios de los intrusos extranjeros. Por lo tanto, atacaban a los soldados españoles de día y
de noche. Hubo momentos en que los indios planeaban atacar mientras los españoles dormían.
Debido a esto, los soldados rara vez podían descansar. Díaz del Castillo describe una situación
que ocurrió cerca de Xochimilco: “y todos los capitanes y Cortés con ellos haciendo vela y
ronda toda la noche. E a mí e a otros dos soldados nos pusieron por velas sobre unas paredes de
cal y canto” (543-544). Además, llevaban una vida difícil. Tenían miedo constante de ser
atacados. Tenían que estar constantemente listos para la batalla ya que el enemigo podía atacar
en cualquier momento (Ibid.). Esto es mencionado por Díaz del Castillo: “estábamos tan
apercibidos, ansí de día como de noche, que si diesen al arma diez veces en aquel punto, nos
hallaran muy prestos” (190). También dice que siempre dormirían con sus armas y sus caballos
ensillados y listos para la batalla (Id. 203).
Grunberg comenta el efecto que las numerosas batallas tuvieron en el conquistador:
Dejando a un lado el aspecto militar, la lucha contra los indígenas representa para los
conquistadores, al menos en los comienzos de la conquista, el destino de cada día. Esta lucha es
vivida como un sufrimiento; no hay un solo conquistador que no haya sido herido en un
momento o en otro de la conquista de la Nueva España (107).
Tenían que encerrar sus heridas rápida y eficazmente porque siempre había la posibilidad de
que fueran atacados de nuevo. Este problema también es mencionado por Díaz del Castillo en
su testimonio. Cuenta la historia de cuando, cerca del pueblo de Cintla, los soldados fueron
atacados por los caciques de Tabasco. Inmediatamente hirieron a 70 soldados (Díaz del Castillo
104). Díaz del Castillo narra que “con las lanzas, pie con pie, nos hacían mucho daño; e un
soldado murió luego de un flechazo que le dieron por el oído” (Ibid.). Como no tenían muchos
suministros y no podían llevar mucho consigo, tenían que utilizar lo que pudieran encontrar.
Por lo tanto, se ocuparon de las heridas de los soldados con trozos de ropa y sellaron las heridas
de los caballos con la grasa de los cuerpos de los indios muertos (Id. 106). En otras ocasiones
usaron la grasa en sus propias heridas. Estas soluciones no fueron efectivas contra las armas de
los mexicanos. Durante la batalla con los tlascaltecas, Díaz del Castillo da la descripción de la
forma en que los indios lucharon: “se aprovechaban de su buen flechar, y con sus lanzas y
montantes nos hacían mala obra, y aun las ondas y piedras como granizos eran harto malas”
(194). Los españoles tuvieron que ser muy cuidadosos porque los indios “eran tantos guerreros,
que a puñadas de tierra nos cegaran” (Ibid.).
Se enfrentaban constantemente a las imágenes de los sangrientos sacrificios hechos por los
indios. Bernal Díaz del Castillo describe una de esas escenas que encontraron: “Y allí hallamos
sacrificados, de aquella noche, cinco indios, y estaban abiertos por los pechos y cortados los
brazos y los muslos, y las paredes de las casas llenas de sangre” (46). El evento los llevó a
nombrar el área Isla de Sacrificios. También, tenían que hacer frente a la amenaza del gran
Montezuma que planeaba capturarlos y finalmente sacrificarlos para apaciguar a los dioses
aztecas (Id. 129).
Además del miedo y el cansancio, los conquistadores se encontraron con otro problema que los
hizo más débiles y les dio dificultades en las batallas. Esto fue la consecuencia de su falta de
conocimiento del clima recién encontrado. No tenían mucha comida. Díaz del Castillo comenta
esto diciendo: “Yo digo que verdaderamente nunca había sentido tanto dolor en mi corazón
como todos padecían entonces viendo que no tenía de comer ni qué dar a mi gente” (790).
Como los conquistadores no estaban familiarizados con su entorno, a menudo tenían que
sobrevivir durante largos períodos sin comida y nunca podían comer lo suficiente para sentirse
llenos (Grunberg 109). Díaz del Castillo habla de esto en varios puntos de su relato, afirmando
que a menudo dependían del trueque con los indios para sobrevivir. Dice que:
Y traeré a la memoria que, como vinieron con Tendile muchos indios, esta postrera vez a
rescatar pieza de oro y no de mucha valía, todos los soldados lo rescatábamos, y aquel oro que
rescatábamos dábamos a los hombres, que traíamos, de la mar, que iban a pescar, a trueco de su
pescado, para tener de comer, porque de otra manera pasábamos mucha nescesidad de hambre
(128).
Este trueque fue considerado contra las órdenes de Diego Velásquez. Se suponía que los
soldados no debían tomar el oro para sus propias necesidades. Sin embargo, Cortés era
consciente del hambre que sufrían sus soldados y decidió no castigar a nadie (Id. 129). Además,
tenían que confiar en los indios de los que se hacían amigos y de la comida que traían. A
cambio, a menudo les daban algunas cuentas para indicar que venían en paz (Id. 37).
Los largos períodos de hambre les hacían flacos y frágiles, a veces demasiado débiles para
luchar (Id. 210). Bernal Díaz comenta los peligros a los que enfrentaban los conquistadores:
[…] pues a tan excesivos riesgos de muerte y heridas y mil cuentos de miserias posimos y
aventuramos nuestras vidas, ansí por la mar descubriendo tierras que jamás se había tenido
noticia dellas, y de día y de noche batallando con multitud de belicosos guerreros, y tan
apartados de Castilla; sin tener socorro ni ayuda ninguna, salvo la gran misericordia de Dios
Nuestro Señor […] (3-4).
Debido a estas condiciones, muchos de los soldados decidieron o planearon abandonar la
expedición porque no podían soportar más las duras condiciones en las que estaban obligados a
vivir y la posibilidad de morir en cualquier momento (Id. 135). Cortés tuvo que animarlos a
continuar luchando y recordarles la razón de su llegada al Nuevo Mundo: la fe, que
examinaremos con más detalle más adelante en este análisis. Sin embargo, el escritor romántico
estadounidense Washington Irving, citado en el capítulo del libro de Irving Leonard que
comenta la mentalidad de los conquistadores españoles, subraya que es importante admirar la
audacia y la valentía de estos hombres (Leonard 15).
7.2. El papel de la religión en la vida de los conquistadores
En esta sección del análisis del conquistador español tal y como él aparece presentado en el
texto de Bernal Díaz del Castillo, nos centraremos en el tercer impulso del conquistador que en
su libro identifica Leonard Irving. Se trata del evangelio (17). Hemos mencionado en la
explicación del contexto social y político en España durante la conquista que la justificación
fue dada por el papa Alejandro VI ya que él en su Bula Inter caetera encomendó a los reyes
españoles a que evangelizaran a los pueblos de América. Por lo tanto, la religión representa una
parte muy importante en el análisis de la mentalidad del conquistador. Esta importancia fue
causada por el hecho de que España estuvo en conflicto con los árabes durante siglos. Esto duró
hasta finales del siglo XV. Otras naciones europeas estaban geográficamente lejos de las
Cruzadas y las sangrientas batallas, pero los españoles estaban justo en la frontera y en el
centro de la batalla (Leonard 20). El resultado de esto fue que comenzaron a considerarse los
protectores de la fe cristiana. Debido a ello, su fe se convirtió lentamente en fanatismo y
seguridad en la justicia de su causa. Irving Leonard lo explica así:
Era natural que, después de casi ocho siglos de lucha, vieran su victoria final sobre los moros en
el sur de Europa como un signo de voluntad de Dios. Los españoles no podían dejar de crear
bienquistos ante los ojos del Señor, y este considerarse como la raza escogida por el
Todopoderoso engendró fatalmente el orgullo y la arrogancia que llegaron a caracterizar a las
clases dominantes de España (Ibid.).
Esta actitud de ser los elegidos y los protectores de la fe es evidente en el testimonio de Díaz
del Castillo. Dios y la fe fueron un aspecto crucial de cada parte de sus vidas. Afirma que cada
vez que entraban en contacto con una nueva tribu, el Padre de la Merced y el sacerdote, Juan
Díaz, “se les dio a entender otras muchas cosas tocantes a nuestra santa fe” (Díaz del Castillo
141). A los caciques también se les dio una imagen de Santa María y se les dijo que la
atesoraran y le hicieran un bonito altar. Además de esto, el sacerdote Bartolomé de Olmedo
celebraba misa todos los días (Id. 103). En particular, antes de aceptar a las mujeres, dadas
como regalos por los caciques, eran bautizadas (Id. 112). Las mujeres también recibían
nombres españoles como señal de que aceptaban la nueva religión. Esto se puede apreciar en el
caso de la traductora de Cortés, Doña Marina, cuyo nombre original en indio era Malintzin.
Además, Cortés explicó a los caciques indios, a través de sus intérpretes Doña Marina y
Gerónimo de Aguilar6, que fueron enviados a castigar a los malhechores y a poner fin a los
sacrificios humanos (Id. 141). A saber, Díaz del Castillo detalla el hecho de que los indios
6 Gerónimo de Aguilar es español y nativo de Écija. Después de un naufragio, fue capturado por los calachionies y
casi sacrificado. Sin embargo, sobrevivió y sirvió como esclavo. Cuando Cortés se enteró de su existencia, envió
unas cuentas de cristal para que Aguilar pudiera comprar su libertad. Después de eso, se unió a la expedición en la
Isla de Consumel (Díaz del Castillo 92-94).
aztecas creían en teules (146). También habla de muchas escenas de sacrificio que los soldados
vieron en su expedición. Describe esto como “cada día sacrificaban delante de nosotros tres o
cuatro o cinco indios y los corazones ofrescían a sus ídolos, y la sangre pegaban por las paredes
y cortábanles las piernas y los brazos y muslos, y lo comían como vaca que se trae de las
carnecerías en nuestra tierra.” (Id. 158-159). En el Imperio azteca, se creía que honrar a los
dioses con sangre valía mucho más que regalarles, por ejemplo, piedras preciosas. Por lo tanto,
era común que los aztecas regalaran a los dioses un corazón humano vivo. Este ritual era tan
común que cerca del final del imperio hasta 20 000 personas podían ser sacrificadas en cuatro
días (Polić Bobić 51). Además, Díaz del Castillo describe los actos de canibalismo de los
indios: “ciertos caciques de México apañaron dos o tres indios de los pueblos que dejábamos
atrás y traíanlos escondidos con sus cargas, a manera y traje como ellos, y con la hambre, en el
camino los mataron y los asaron” (775). Debido a que eran testigos del canibalismo y el
sacrificio, que están en contra de la religión cristiana, los conquistadores sintieron que Dios les
daba una tarea. Por lo tanto, esta tarea era salvar a los indios de cometer estos pecados. Los
españoles usaron esta idea de salvar sus almas para justificar el uso de la fuerza para
convertirlos al cristianismo (Leonard 21). Grunberg señala que: “esta vida no podía sino
acentuar sus convicciones religiosas ya muy fuertes. Se sentían soldados españoles y soldados
de Dios” (111) al mismo tiempo.
La religión no solo fue la justificación de la conquista, sino que también dio a los
conquistadores la fuerza y la voluntad de continuar luchando en las peores condiciones. Bernal
Díaz del Castillo afirma que: “la gran misericordia de Dios, que nos daba esfuerzo para nos
sustentar” (200). Sin ella, habría sido muy difícil sobrevivir a las duras condiciones de su vida
cotidiana como ya se ha comentado anteriormente en este trabajo. La fe formaba parte de las
vidas de los conquistadores y a menudo ellos confiaron en ella para darles ayuda y el alivio en
las duras batallas. Cada victoria sobre los indios iba acompañada por un agradecimiento a Dios
por cuidar de ellos: “Y desque nos vimos en salvo de aquellas refriegas, dimos muchas gracias
a Dios” (Id. 20). Grunberg da el ejemplo de la Noche Triste como prueba de su devoción. Díaz
del Castillo nota del episodio: “Y para quien no vio aquella noche la multitud de guerreros que
sobre nosotros estaban, y las canoas que dellos andaban arrebatar nuestros soldados, es cosa de
espanto” (436). Se produjo una batalla, a lo largo de todo esto, los conquistadores no perdieron
su fe. Los soldados, mientras estaban bajo constantes ataques, tenían que crear un puente móvil
para pasar los canales y escapar de Tenochtitlán. Esta noche dio como resultado muchas
muertes. Sin embargo, encontraron la fuerza para luchar en la fe: “Y después de nos
encomendar a Dios e a Santa María muy de corazón, e invocando el nombre de señor Santiago,
desque vimos que nos comenzaban a cercar, de cinco en cinco de caballo rompieron por ellos, y
todos nosotros juntamente” (441).
Cortés también usó la fe para animar a los soldados. Por ejemplo, algunos soldados expresaron
su deseo de abandonar la conquista de México y volver a Cuba. Esto se debió a la falta de
alimentos y a las numerosas heridas causadas por los indios. Cortés les dijo: “todas nuestras
cosas son en servicio de Dios y de nuestro gran emperador don Carlos. Y aun debajo de su
recta justicia y cristiandad, somos ayudados de la misericordia de Dios Nuestro Señor, y nos
sosterná, que vamos de bien en major” (212). Esto muestra la importancia de la religión en la
vida de los conquistadores. Además, el grado de su devoción a Dios se ejemplifica más por el
hecho de que no hay blasfemia en el testimonio de Bernal Díaz del Castillo. La importancia de
la religión en la conquista de América también se encuentra en la topografía. Numerosos
lugares que los conquistadores descubrieron o asentamientos que fundaron con frecuencia
tenían nombres relacionados con la fe. Un ejemplo es el nombre "Villa Rica de la Vera Cruz"
fundada por Cortés en la costa del México (133).
Por último, Irving Leonard argumenta que:
Los premios y botines que se otorgaban al español por estos esfuerzos; tierras, minas, edificios
o esclavos, eran, pues, considerados como demostraciones de reconocimiento que la agradecida
divinidad confería al vencedor. De modo que, cuando el conquistador llevó a los naturales del
Nuevo Mundo lo que concebía como el supremo don de su fe, no le pareció irrazonable extraer
del sorprendido nativo, en concepto de pago legítimo por el servicio que le prestaba, el máximo
provecho económico, aun empleando métodos peligrosamente similares a la extorsión y al
saqueo (21).
La fe también dio al conquistador la justificación para aprovechar las tierras conquistadas.
Aunque el objetivo de la conquista era mostrar a los indios la religión "correcta" en nombre de
Dios, los beneficios eran todos los recursos naturales y el oro que encontraban en ella. Tenían
el derecho de esclavizar a los indios y explotar sus tierras. Esto se puede ver en los numerosos
regalos de piedras preciosas y mujeres que recibieron de los caciques (Díaz del Castillo 158).
Consideraban todas estas cosas como recompensas merecidas. Estas recompensas eran un pago
justo por completar la tarea que creían que les había sido dada por Dios (Leonard 21). Esto
está estrechamente relacionado con el segundo impulso especificado por Irving Leonard, el oro,
que será analizado más adelante en la siguiente sección.
7.3. La Gloria y el Oro
Los otros dos impulsos del conquistador, además del evangelio explicado en el capítulo
anterior, son el oro y la gloria. Analizaremos estos dos impulsos juntos porque están muy
entrelazados. Parece difícil analizar uno sin tener en cuenta la influencia del otro. Como ya se
ha mencionado, España en el siglo XVI era una tierra estéril con muy pocos recursos naturales.
Irving Leonard enumera los problemas económicos de España que animaron a los españoles a
conquistar el Nuevo Mundo:
Los pueblos hispánicos se encontraron en manifiesta desventaja. España, particularmente, era
una tierra hasta cierto punto estéril, con pocos recursos naturales, aparte de sus minas; además,
sus energías humanas habían estado absorbidas por largo tiempo en intermitentes guerras, con
detrimento de las actividades manufactureras y agrícolas […] (17).
Una gran desventaja de España era el terreno montañoso. Debido a ello era imposible
establecer una red de caminos y carreteras en todo su territorio. También había muy pocos ríos
navegables. Este aislamiento de ciertas partes del país presentaba una dificultad en el avance
tecnológico de España en comparación con Europa. Los españoles eran pobres porque
perdieron mucho dinero y recursos en la larga guerra contra los moros. Pero tampoco tenían
recursos naturales en los que apoyarse para hacer próspera a España (Ibid.). Estas desventajas
se podían ultrapasar encontrando metales preciosos como el oro y la plata. Así, en la mente de
los conquistadores, el oro era una recompensa por sus luchas y una forma de obtener riquezas
en el Nuevo Mundo. Además, también era la solución al problema económico de su país (Id.
18).
Aunque se suponía que todo el oro encontrado debía ser reportado al rey, algunos
conquistadores usaron su poder para aumentar su riqueza. Por esta razón, Diego Velásquez fue
muy cuidadoso cuando eligió a Cortés para explorar las costas de México. Consideró darle el
liderazgo a Vasco Porcallo, uno de sus funcionarios, pero pensó que se independizaría y
tomaría el oro para sí mismo (Díaz del Castillo 63-64). Sin embargo, el mismo Diego
Velásquez guardó una gran parte del metal precioso y lo usó para sus propios intereses.
Enviaba cartas y cosas valiosas a sus aliados en España como Don Juan Rodríguez Fonseca,
obispo de Burgos, y arzobispo de Rosano. Díaz del Castillo afirma: “Y el Diego Velázquez les
era gran servidor, en especial del mesmo obispo. Y les dio pueblos de indios en la mesma isla
de Cuba, que les sacaban oro de las minas; y hacían mucho por las cosas del Diego Velázquez”
(56). Este deseo de oro también estaba presente en Cortés. Por ejemplo, Bernal Díaz afirma que
cuando los soldados escribieron las cartas para enviar al rey, Cortés les pidió que no
mencionaran la quinta parte del oro que le habían prometido (Id. 168). Además, se les dijo que
no mencionaran a los primeros descubridores de estas tierras, Francisco Hernández de Córdova
o Grijalva. Díaz del Castillo escribe: “Y no faltó quien le dijo que a nuestro rey y señor que no
se le ha de dejar de decir todo lo que pasa” (Ibid.). En sus cartas, Cortés se presentó a sí mismo
como el descubridor de México. Por ello, Cortés recibió su compensación monetaria, mientras
que los soldados comunes que lucharon a su lado no la recibieron (Adorno 217).
Además, a los indios se les exigía que trajeran regalos de oro como signo de amistad hacia
Cortés (Díaz del Castillo 41). Montezuma se dio cuenta de esta codicia y trató de usarla contra
los conquistadores. Díaz del Castillo escribe: “bien tuvieron entendido que no les podía venir
bien ninguno de nuestras confederaciones. A esta causa nos cebaba con oro y presentes para
que fuésemos a sus tierras, al de menos porque saliésemos de Tascala” (240). Muchos pueblos
no estaban contentos con el gobierno de Montezuma. Enviaba a los recaudadores de impuestos
y se llevaba a mucha gente para que fueran sacrificados (Id. 146). Por eso, decidieron unirse a
Cortés y ayudarle a derrotar a Montezuma. Cuando se enteró de esto, comenzó a enviar grandes
cantidades de oro a través de sus mensajeros, porque creía que esto les convencería de no
invadir sus tierras. Sin embargo, esto solo demostró que podían encontrar más oro si
conquistaban Tenochtitlán.
Esta necesidad de oro llevó a los conquistadores a obtenerlo de forma violenta. En los casos en
los que los indios no quisieron dar el oro a los españoles, fueron atacados o amenazados. En su
historia, Díaz del Castillo describe la forma en que Pedro de Alvarado sometió la provincia de
Tutepec. Cuenta cómo el cacique traía regalos de oro todos los días. Sin embargo, Alvarado
decidió encarcelarlo y, como resultado, el cacique murió. Díaz del Castillo señala que: “Otros
españoles de fe y de creer dijeron que por sacalle mucho oro, e sin justicia murió en las
prisiones, y esto se tuvo por cierto” (668). Este injusto comportamiento de los soldados de
Cortés hacia los caciques en busca de oro fue una de las acusaciones contra Cortés hechas ante
el rey (Id. 726).
Los conquistadores tuvieron que sacrificar mucho y arriesgar sus vidas en las conquistas. Lo
hicieron porque tenían la idea de obtener sus justas recompensas por servir al rey y llevaron a
cabo la colonización en su nombre. Sin embargo, los soldados rara vez recibían oro por su
trabajo y solo se pagaba a los oficiales de alto rango. Esto lo menciona Díaz del Castillo sobre
la distribución del oro encontrado en Tezcuco: “Y, en fin, todo se quedaba por deuda en los
libros del rey, ansí lo de las almonedas y los quintos, y al dar las partes del oro se consumió,
que ninguno o muy pocos soldados llevaron partes, porque ya lo debían, y aun mucho más que
después cobraron los oficiales del Rey” (526). En muchos casos, después de que la quinta real
fue tomada y luego Cortés tomó su parte, no quedó nada para los soldados comunes. Díaz del
Castillo dice en su prefacio: “por mi ventura no tengo otra riqueza que dejar a mis hijos y
decendientes salvo esta mi verdadera y notable relación” (2). Era muy importante para él
documentar su participación en la conquista (Adorno 217). Esto era necesario para proteger sus
intereses económicos. A través de las conquistas, los conquistadores podían obtener
rápidamente tierras e incluso ascender a una posición más alta en la sociedad. Esto hubiera sido
imposible en España (Polić Bobić 32). Como las concesiones de las conquistas dependían
directamente de su participación en las batallas, Bernal Díaz del Castillo tuvo que escribir su
testimonio.
El impulso del oro está muy relacionado con la gloria. Esto es debido a que la gloria se alcanzó
a través de victorias militares. Irving Leonard comenta:
Esta preocupación de los españoles por la gloria como algo abstracto, que se identificaba de
cerca con las distinciones militares, probablemente se cristalizó durante los siete siglos y pico
de guerrear contra los moros casi sin interrupción. Los lentos, pero firmes éxitos logrados por
generaciones sucesivas contra un enemigo tradicional de raza y credo diferentes, engendraron la
glorificación del guerrero de un modo más pronunciado aún que en otras partes de Europa,
sobre todo porque el soldado era un cruzado contra la fe pagana (18).
Como explica el autor, ser soldado no era solo una profesión, también tenía mucho significado
y estatus. A través de las conquistas, una persona podía obtener rápidamente fama y dinero. Las
recompensas eran mucho más grandes que el trabajo en la agricultura (Id. 19). Por eso ganó
mucho prestigio en la sociedad española. Otras profesiones, como las manuales, estaban
relacionadas con los musulmanes. Debido a esto, se consideraban deshonrosos. La gente las
relacionó con el paganismo. Así, la recompensa correcta por llevar a la gente el cristianismo era
convertirse en sus señores feudales.
La idea de la gloria dio a los soldados la voluntad de seguir luchando. Por ejemplo, después de
constantes batallas con los indios, muchos soldados deseaban volver a Cuba. Cortés les dijo:
“valía más morir por buenos, como dicen los cantares, que vivir deshonrados” (Díaz del
Castillo 213). Estaban preparados para morir por sus ideales. Además, la necesidad de alcanzar
la gloria a través de la conquista se ve en Rodrigo Rangel, un soldado de muy mala salud que
insistió en ir a una expedición para conquistar los pueblos de los zapotecas. Aunque Cortés le
desaconsejó, Rangel insistió y sufrió grandes dolores e hinchazones (Id. 741). Adicionalmente,
la posibilidad de morir estaba constantemente presente. No lo pensaron con miedo, pero lo
vieron como una consecuencia necesaria para ganar la gloria y conquistar la tierra. Cortés dice:
“que en cuanto a los que se han muerto, que en las guerras y trabajos suele acontecer, y que
será bien saber lo que hay en la tierra” (Id. 131). Morir en la conquista trajo honor y mostró
patriotismo.
Bernal Díaz de Castillo fue un producto de las fuerzas sociales de la época. Por lo tanto,
también tenía las mismas ideas sobre la gloria militar. Declaró: “Siempre tuve celo de buen
soldado, el que era obligado a tener, ansí para servir a Dios y a nuestro rey e señor, y procurar
de ganar honra, como los nobles varones deben buscar la vida y ir de bien en mejor” (5). Por
otra parte, Bernal Díaz del Castillo quería que la atención se centrara en el heroísmo y la fuerza
que los soldados mostraron en la conquista y no en la moral de la colonización (Adorno 217).
Además, Bernal Díaz hace una importante distinción entre los antiguos y los nuevos
conquistadores (Díaz del Castillo 961-962). Llama a los antiguos conquistadores los
“verdaderos” y por eso escribe su testimonio. Ellos son los que saben todo sobre la guerra y
sobre sus enemigos. Debido a este conocimiento son capaces de derrotarlos. Critica que el
mérito de los verdaderos conquistadores no fue concedido (Ibid.). Para él, ser un soldado
representa el valor, la fuerza y la resistencia. No le importa si alguien es un soldado común o un
soldado de alto rango. Por eso escribió el capítulo CCV (935-953). Aquí menciona a todos los
soldados que participaron en la conquista, afirmando que todos ellos merecen elogios. Lo
escribió: “para que agora se descubran y se vean muy claramente nuestros heroicos hechos e
quién fueron los valerosos capitanes y fuertes soldados que ganamos esta parte del Nuevo
Mundo e no se refiera la honra de todos a un solo capitán” (953).
8. Conclusión
Al analizar la imagen del conquistador español en el testimonio Historia verdadera de la
conquista de la nueva España del soldado español Bernal Díaz del Castillo, es necesario
entender el contexto social, histórico y político del siglo XVI. Es por ello que en la primera
parte de este trabajo final hemos intentado presentar los hechos básicos sobre aquel momento
histórico. El conquistador fue dirigido por tres impulsos básicos. Estos impulsos son el Oro, la
Gloria y el Evangelio, según nos explica Irving Leonard, cuyo texto sobre el conquistador
español hemos empleado como base de nuestro análisis.
En la primera parte del análisis, hemos enumerado todas las dificultades que Díaz del Castillo y
todos los conquistadores tuvieron que superar en su vida cotidiana. Esto se hizo con la
intención de mostrar que eran capaces de sobrevivir al hambre, a las constantes batallas con los
indios y al duro clima porque se consumieron con la idea de obtener gloria y riqueza. Además,
hemos destacado el ingenio de los soldados, que tuvieron que adaptarse a un continente
completamente nuevo con muy pocos recursos.
En la segunda parte, hemos analizado el papel de la religión en la vida de los conquistadores.
Los soldados hicieron de la fe una parte integral de sus vidas. A menudo rezaban y agradecían a
Dios después de victorias exitosas. La fe también se convirtió en una justificación para la
conquista. Díaz del Castillo da muchas descripciones de los sacrificios que los indios hacían a
sus dioses. También enumera las formas en que el padre Olmedo y los soldados difundieron la
fe cristiana y detuvieron los sacrificios humanos. Se guiaron por la creencia de que, al dar la fe
cristiana a los indios, podían salvarlos del pecado.
En la parte final del análisis, hemos examinado los impulsos de oro y gloria y cómo afectaron
la mentalidad de Díaz del Castillo y el resto de los conquistadores. Los soldados se unieron a la
conquista con la idea de obtener recompensas monetarias por su participación. La obsesión por
obtener oro a menudo llevó a los conquistadores a cometer acciones injustas. A veces, se
quedaban con una gran parte del oro para no tener que compartirlo o torturaban a los indios con
la esperanza de encontrar más oro. Su necesidad de encontrar oro fue el resultado de la mala
situación económica de España tras el fin de la Reconquista. El segundo impulso, la gloria, se
desarrolló gradualmente. La profesión de soldado se convirtió en la más alabada porque la
gente podía ganar dinero y fama rápidamente. Esto es evidente en las acciones de Cortés y los
soldados. Cuando los soldados estaban débiles, Cortés los animó con la idea de que ganarían
honor y gloria a través de la batalla. También hemos enfatizado que los soldados estaban listos
para morir por sus ideales y no tenían miedo a la muerte.
En definitiva, en su obra, Historia verdadera de la conquista de la nueva España, Bernal Díaz
del Castillo ofrece una visión única de la mentalidad del conquistador. El hecho de que no tenía
educación en el género que estaba escribiendo y su perspectiva de un soldado común dio un
lado diferente de la historia ya contada por cronistas famosos como López de Gómara. La
historia de Díaz del Castillo resultó ser uno de los testimonios y representaciones más
intrigantes de la mentalidad de los conquistadores en el siglo XVI.
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