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Para Nietzsche la vida es cruel, ciega, y dolorosa, y no existe
ningún mundo al que podamos huir más que este. Partiendo de
este hecho, Nietzsche definirá al ser humano en función de dos posibles actitudes:
a. El Nihilismo: Rechaza la vida tal como es.
b. El Vitalismo: Acepta de forma alegre la vida tal como es.
Atendiendo a esto, Nietzsche se propone examinar toda la historia de Europa, y descubre que casi toda
la cultura occidental es una cultura en decadencia desde sus orígenes. ¿Pero en qué momento comenzó
a enfermar la cultura europea? Estudiando la cultura griega el filósofo detecta que antes de Sócrates ésta
aún gozaba de salud. Esta salud se representaba como un equilibrio entre dos fuerzas contrapuestas
que dominaban toda la producción artística y espiritual griega:
a. Apolo, dios del orden, la racionalidad, la luminosidad, el control… propio de las artes plásticas
y la escultura.
b. Dionisos, dios del caos, el desenfreno, la locura, la irracionalidad, la imaginación… al cual se
le rendía culto a través de la música, y las orgías.
Esta fusión de fuerzas quedaba perfectamente representada a través de la tragedia griega y sus
heroínas y héroes trágicos: eran vitalistas, finalmente aceptaban y amaban su destino (amor fati)
por muy cruel y doloroso que fuera.
Sin embargo, con Sócrates y después Platón, ese parte de la vida que era dionisíaca, es decir, cambiante,
caótica, oscura, intuitiva, irracional es negada y atacada, por lo que el equilibrio inicial entre lo apolíneo
y lo dionisíaco se rompe. ¿Por qué sucede esto? Pues bien, para Nietzsche esto sucede porque tanto
Sócrates como Platón son espíritus débiles que no pueden soportar la propia vida tal como es, niegan el
auténtico mundo real (dionisíaco), tangible, cambiante y caótico, y afirman que la verdad está en otro
mundo que ellos se inventan a su medida, un mundo racional (apolíneo), ordenado e ideal. Este es el
A lo largo de las distintas entregas de
la saga Star Wars, y en especial en la
VIII, se incide en la importancia de un
equilibrio entre el lado oscuro y el
luminoso de la “fuerza” (que es una
instancia metafísica que rige el
universo), al igual que cuando
Nietzsche habla de lo apolíneo y lo
dionisíaco. Como lo héroes trágicos
los personajes de la saga son
conscientes de su destino.
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comienzo de los nihilistas: rechazan la vida tal como es y se inventan un mundo ideal en el que
refugiarse.
Así es como comienza la decadencia de occidente que después el cristianismo (platonismo vulgar, para
Nietzsche) propagará como una plaga hasta el último rincón de la Tierra. ¿Cómo consigue el
cristianismo difundir el nihilismo? A través de lo que el filósofo alemán denomina “la moral del
rebaño”, que consiste en valores como el resentimiento y la mala conciencia.
a. El resentimiento se produce en aquellos seres humanos que desprecian la vida, porque su
espíritu es débil y no pueden soportarla. Se alimentan de una venganza y odio constante contra
la vida tal cual es, y siempre responsabilizan a otro de su sufrimiento. Estos son los que dicen:
“La culpa es tuya”.
b. El ser humano de la Mala Conciencia sería el siguiente paso, al cual no le llega con
responsabilizar de su sufrimiento a otros, sino que siente también el dolor que le produce la
vida en su interior y desea ser culpable. La culpabilidad de uno mismo multiplica el dolor,
volviendo más eficiente el contagio de los espíritus de la enfermedad nihilista. Estos son los que
dicen: “Yo soy culpable”.
Esta enfermedad que provocó la decadencia de occidente podría trasladarse a todo el género humano,
ya que la cultura occidental ha dominado y se ha expandido con gran éxito por todo el planeta Tierra.
El cristianismo ha envenenado el espíritu humano dándonos una “moral de esclavos”, despreciando el
mundo real y pidiéndonos que suframos y nos resignemos, es decir, creando unos valores falsos y
negativos. Este mundo que a lo largo de milenios ha creado el cristianismo debería haberse hundido con
la llegada el racionalismo y la Ilustración. El racionalismo del siglo XIX es el germen de la ciencia de
hoy en día. Básicamente consiste en sostener que el modelo lógico y racional es el único modelo válido
del conocimiento, liberándonos así de las cadenas de lo sobrenatural, por lo que Dios ya no es necesario
para entender y explicar el mundo. Es por este motivo la célebre frase de Nietzsche: “¡Dios ha
muerto!”.
¿Pero realmente esto nos ha liberado? Para Nietzsche, no. En realidad, con el Racionalismo hemos
llegado al culmen del nihilismo. La idea de Dios era el fundamento que sostenía toda la realidad
humana, y al destruirla el ser humano queda vagando errático, vacío, confuso, por un desierto de
valores, descubriendo que todo lo que conocía era una farsa carente de sentido. El Racionalismo
Para Nietzsche, la culpabilidad ha
sido el arma que han utilizado los
más débiles para someter a los más
fuertes a lo largo de la historia, y
surge a partir de la incapacidad de
los débiles de soportar el mundo
tal como es.
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simplemente sustituye a Dios por la Razón, manteniendo la misma moral y los mismos valores, es decir
una actitud nihilista frente a la vida, auto-engañándose como si nada hubiese sucedido.
¿Está todo perdido?
Nietzsche considera en esencia al ser humano como un puente, un estado intermedio entre la pura
animalidad y un nuevo ser que está por venir: el superhombre (o meta-humano).
La muerte de Dios es vista por Nietzsche como una oportunidad. Una oportunidad para que, ahora que
todo se ha destruido y vaciado, podamos crear algo nuevo. Una nueva “moral de los señores” con
nuevos valores vitalistas que afirmen la vida y la abracen con todos sus placeres y dolores, belleza y
horrores, sin culpa ni responsabilidad, es decir, una moral más allá del bien y el mal tal y como los
conocemos. Solo así la existencia del ser humano podrá tener sentido como paso a un nuevo ser: El
Superhombre.
Pero para llegar a ello antes debemos pasar por tres pasos. Conviene aclarar que la transformación del
ser humano de la que habla Nietzsche no cabe entenderla en clave biológica o física, sino espiritual, es
lo que denomina las tres transformaciones del espíritu, y para ello recurre a tres metáforas:
“(…) El loco se encaró con ellos, y clavándoles la mirada,
exclamó: ¿Dónde está Dios? Os lo voy a decir. Le hemos
matado; vosotros y yo, todos nosotros somos sus
asesinos. Pero ¿cómo hemos podido hacerlo? ¿Cómo
pudimos vaciar el mar? ¿Quién nos dio la esponja para
borrar el horizonte? ¿Qué hemos hecho después de
desprender a la Tierra de la órbita del sol? [...] ¿No
caemos sin cesar? ¿No caemos hacia adelante, hacia
atrás, en todas direcciones? ¿Hay todavía un arriba y un
abajo? ¿Flotamos en una nada infinita? ¿Nos persigue el
vacío [...]? ¿No hace más frío? ¿No veis de continuo
acercarse la noche, cada vez más cerrada? [...] ¡Dios ha
muerto! [...] ¡Y nosotros le dimos muerte! ¡Cómo
consolarnos nosotros, asesinos entre los asesinos! Lo
más sagrado, lo más poderoso que había hasta ahora en
el mundo ha teñido con su sangre nuestro cuchillo.
¿Quién borrará esa mancha de sangre? ¿Qué agua
servirá para purificarnos? [...] La enormidad de este
acto, ¿no es demasiado grande para nosotros?”
La Gaya Ciencia, 1882
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1. El Camello: habita en el desierto de la nada, el nihilismo, soporta enormes cargas y obedece en
sin aspirar a nada.
2. El León: es el rey del desierto. Cuando el espíritu se convierte en león tiene la fuerza y el coraje
suficientes para rebelarse contra los valores morales impuestos, pero es incapaz de crear
nuevos valores.
3. El niñ@: Simboliza al superhombre. En su inocencia el niño desconoce el bien y el mal, ama la
vida e impone su voluntad con fuerza, con la pizca de orgullo y egoísmo necesarios. El niño
juega con el mundo, y al jugar crea. Olvidándose de sí mismo se sumerge en la fuerza vital de
las cosas de la forma más pura.
Para llevar esto a cabo Nietzsche introduce un concepto que será fundamental. El Eterno Retorno es el
elemento fundamental que permite el paso del León al Niño, será aquello a lo que solo un superhombre
podrá decir “Sí”. EL Eterno Retorno es la concepción circular del tiempo según la cual todas las cosas
que han sucedido y sucederán se repetirán en un ciclo infinito por toda la eternidad.
El aspecto más importante del Eterno Retorno debe entenderse en clave moral. Éste hace que nos
imaginemos que cada instante de nuestra vida va a repetirse durante toda la eternidad una y otra vez. Si
tomamos esto seriamente debemos considerar que cada decisión que tomemos en cada instante
concreto será de una gravedad abismal, es decir, tendrá tanto valor e importancia que bajo su peso
podríamos ser aplastados. Si podemos superar este obstáculo estaremos en condiciones de que nuestro
espíritu se transforme en el del superhombre, ya que este reto solo puede ser superado por un
superhombre. De este modo la vida terrenal cobra una importancia absoluta y ese nuevo superhombre
puede gozar de una libertad auténtica, ya que ¿Nos comportaríamos igual a diario si supiéramos que
nuestros actos se repetirán por toda la eternidad? ¿Acaso no trataríamos de ser siempre nosotros
mismos y hacer las cosas lo mejor posible que pudiéramos? Además, no tendríamos que refugiarnos en
un mundo eterno inventado y más allá de este, sino que cada instante de este mundo en el que ahora
vivimos estaría preñado de la belleza de lo eterno.
La idea del Eterno Retorno es una concepción milenaria
presente en un gran número de culturas antiguas a lo largo y
ancho de todo el planeta. Este carácter circular del tiempo ha
venido representándose en numerosas ocasiones como un
gran monstruo, serpiente o dragón, que se devora así mismo:
El Ouroboros.