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La competitividad industrial, el Gobierno y los Sindicatos Rafael MYRo SÁNCHEz* 1. Introducción La industria española atraviesa una mala etapa. Su producción y sus inversiones se encuentran prácticamente paralizadas desde hace tres años. Sin duda, ello ha debido afectar a su competitividad, en un momento en que la mejora de ésta es necesaria para afrontar el reto que supone el Mer- cado Unico Europeo y la Unión Europea. Es más, para algunos sectores sociales, económicos e intelectuales, la situación actual de la industria, que no dudan en calificar de crítica —cri- sis industrial—, no es más que un reflejo, una consecuencia, de sus debili- dades competitivas. Conviene por ello que analicemos cual es actualmente la situación competitiva de nuestra industria, cómo se ha visto afectada por la política económica seguida en los cuatro últimos años y por el comportamiento de empresarios y trabajadores. Buscaremos destacar los puntos débiles y fuertes que posee, así como conocer sus causas. Y discutiremos el papel que cabe otorgar a la política industrial para fortalecer su competitividad. Para ello, en el siguiente apartado analizaremos la situación competiti- va de la industria española respecto a los países más desarrollados, funda- mentalmente los pertenecientes a la CE. A continuación, trataremos de detectar dónde se encuentran sus debilidades competitivas, así como los factores que las explican. Finalmente, en el último apartado, expondremos las estrategias empresariales necesarias para el fortalecimiento de la com- petitividad y el papel que, a nuestro juicio, cabe otorgar a la política indus- trial en su adopción. Catedrático de Economía ApJicada de la Universidad Complutense de Madrid. O U A D U 1< 0 B DE RELACIONES LABORALES, n 2 2. Edit. Complutense, Madrid, 1993

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La competitividadindustrial,el Gobiernoy los Sindicatos

Rafael MYRo SÁNCHEz*

1. Introducción

La industria española atraviesa una mala etapa. Su producción y susinversionesse encuentranprácticamenteparalizadasdesdehacetresaños.Sin duda,ello ha debidoafectara su competitividad,en un momentoenquela mejorade éstaesnecesariaparaafrontarel reto quesuponeelMer-cadoUnico Europeoy la Unión Europea.

Es más,paraalgunossectoressociales,económicose intelectuales,lasituaciónactualde la industria, queno dudanen calificar de crítica—cri-sis industrial—,no esmásqueun reflejo, unaconsecuencia,de sus debili-dadescompetitivas.

Conviene por ello que analicemos cual es actualmente la situacióncompetitiva de nuestra industria, cómo se ha visto afectada por la políticaeconómica seguida en los cuatro últimos años y por el comportamiento deempresarios y trabajadores. Buscaremos destacar los puntos débiles yfuertesque posee,asícomo conocersus causas.Y discutiremosel papelque cabe otorgar a la política industrial para fortalecer su competitividad.

Para ello, en el siguiente apartado analizaremos la situación competiti-vade la industriaespañolarespectoa los paísesmás desarrollados,funda-mentalmentelos pertenecientesa la CE. A continuación,trataremosdedetectardónde seencuentransus debilidadescompetitivas,así como losfactoresquelas explican.Finalmente,en el último apartado,expondremoslas estrategiasempresarialesnecesariasparael fortalecimientode la com-petitividady el papelque,a nuestrojuicio, cabeotorgara la política indus-trial en su adopción.

Catedráticode Economía ApJicada de la Universidad Complutense de Madrid.

O U A D U 1< 0 B DE RELACIONES LABORALES, n2 2. Edit. Complutense, Madrid, 1993

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II. PosiciónCompetitiva

El indicadormás usadogeneralmenteparamedir la competitividaddeunaindustrianacionales su cuotade exportaciónrespectoal conjuntodepaises líderes en el desarrollo industrial. Pues bien, en el cuadro 1, puedeobservarse que la industria española ha experimentado, desde 1966 hastala actualidad, un continuo aumento de su cuota porcentual de participa-ción en las exportaciones que realizan el conjunto de paises desarrolladosencuadrados en el área OCDE. Con un valor de 2,3% en 1992, probable-mente muy similar al que representa su producción respecto al mismoconjunto de países, esta cuota se ha multiplicado por 2,87 desde 1966. Nose puede, pues, dudar de la creciente competitividad de la industria espa-ñola a lo largo de los 26 años transcurridos desde entonces.

Cuadro 1Indicadores de Competitividad de las Manufacturas Españolas

A. ExportacionesRespectoa las de la OCDE

en 1J5$corrientesB. Tasa de Cobertura

del Comercio Exterior(EX/IM)

a precios de 1980C. valor añadido

respectoa la CE% a precios de 1980

ti. productividadrespectoa la CE%apreciosde 1980

E. Costeslaboralespor trabajadoren moneda comúnRespecto a la CE (%)

E. CostesLaboralesnominalespor unidadde producto en monedacomúnrespectoa CE (%)<F 1 00+E/D)

O. Preciosen moneda comúnrespectoa CE (%)Indices, 1980=100

It. Costeslaborales realesunitarios respectoa CE (%)(N=100+F/6)

¡‘¡‘o ~nemorieCosteslaborales realesunitarios enlas manufacturasespañolas

0,8 1,1 1,7 1,9 2,0 2,3

35,1 61,3 69,7 104,4 121,2 62,4 61,0

4,6 5,1 6,9 7,2 6.8 7,7 7,5

57.3 62,1 69,2 77,1 75,3 92,0 91,1

45,0 62,0 69,0 66,0 67,0 73,0

72,5 89,6 89,5 87,6 72,8 80,8

92.0 100,0 100,0 102,0 92,0 96,9

78,8 89,6 89,5 85,9 79,1 83,4

0,60 0,55 0,67 0,67 0,60 0,56 0,66

1966 1970 1975 1980 1985 1988 1992()

PrevisionesFuente: Elaboración propia

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Incluso de 1988 a 1992,un períodode desaceleraciónprimero,y estan-camientodespués,de la actividadindustrial, la cuotade las exportacionesespañolasse ha elevado.Y aunqueestoesun hechonormalen los perío-dos de desaceleración,en dondesebuscasuplir la falta de mercadointer-no por mercadosexteriores,comoya ocurrierade 1980 a 1985,ha tenidolugara pesarde unacontinuaapreciaciónrealde la peseta.

Si juzgamospuesporel indicador examinado,la competitividadde laindustriaespañolano se habríaresentidoduranteesteúltimo período.Alcontrario, su capacidadparaganarcuota de exportaciónen un mercadointernacionalque crecelentamentey se hace,por ello, máscompetitivo,seríaunaclaramanifestaciónde su fortalezacompetitiva.

No obstante,el aumentode la cuotadeexportacionesha de sercontra-pesadocon el notableaumentodela tasade penetraciónde las importacio-nesen el mercadointeriorqueha seguidoa la integraciónde Españaen laCEE,dandolugara un deteriorode lacoberturadel comercioexterior,queincluso continua a partir de 1988, a pesardel escasodinamismode lademandainterna. La reducidatasade coberturadel comercioexterior demanufacturasesla primeraexpresiónclarade las debilidadescompetitivasde nuestraindustria,queno sonun productodel presente,si bienhanper-manecidoocultashastaahoraporlas barrerasproteccionistasestablecidas.No obstante,es tambiénla expresiónde la especializaciónde la industriaespañolaen determinadasvariedadesde los bienes(Gualetalia, 1990).

El mayor crecimientorelativo de las exportacionesespañolasen ellargo períodocomprendidoentrelos años1966 y 1992,es sólo unamani-festaciónde un crecimientomásrápido de la producciónespañola,queestambién,porello, un indicadorútil dela competitividadde nuestrasmanu-facturas.Aunqueno disponemosde datoscomparativosrespectoa todoslos paisesde la OCDE, podemosaproximarnosa esteideal, comparandocon la CE. Así, puedeobservarse,de nuevo en el cuadro 1, queel valorañadidode la industriaespañolarespectoa la CEha pasadode representarun 4,6% en 1966 a un 7,5% en 1992, lo que tampocodeja lugaradudasrespectoal formidableavancede competitividadde laindustriaespañola.

Con todo,aunqueestesuperiorcrecimientode la industriaespañolahabuscadoun apoyocrecienteen los mercadosexteriores,como anterior-mente hemosvisto, examinandola cuotade exportaciones,se ha basadopredominantementeen la demandainterna, lo quelo ha hechomuy sensi-ble a lasfuertesoscilacionesquehancaracterizadola evoluciónde ésta.

En efecto,comoconsecuenciadel relativo atrasode España,cuandosudemandainternacrece, tiendea hacerlo másrápidamenteque la mediacomunitaria,reflejandola búsquedade una rápidaequiparacióncon lospaísesde mayoresnivelesde rentaper cápita.Ello, por otra parte,sueledar lugaradesequilibriosde comercioexterior y de preciosqueaconsejanla adopciónde políticasrestrictivas.De la misma manera,cuandola

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demanda interna se desacelera, también lo hace con más intensidad que enlos restantes países comunitarios. Este comportamiento se traduce en quela producción industrial española crece a un ritmo superior a la mediacomunitaria en las fases expansivas e inferior en las depresivas. Por ello,el valor añadido de la industria española respecto a la CEpasó de 6,8% a7,7% de 1985 a 1988, la fase expansiva más reciente, de recuperación trasla larga crisis iniciada en 1973. En cambio, se ha reducido a 7,5% desde1988 hasta 1992.

Así pues, en los últimos años se ha paralizado el crecimiento de la pro-ducción española respecto a la CEE, lo que parece ofrece una peor imagencompetitiva de nuestra industria, más coherente con la reducida tasa decobertura de su comercio exterior. Sin embargo, tal paralización no hasido muy acusada, sobre todo si se consideran las deficiencias de elabora-ción que posee el Indice de Producción Industrial Español, que sistemáti-camente infravalora nuestra producción, y aún más, nuestro valor añadido.y por otra parte, se ha producido en un marco de escaso crecimiento nosólo de la industria española, sino también de la comunitaria, lo que dis-minuye su relevancia. Es toda la industria comunitaria la que ha dejado decrecer.

El crecimiento de la producción industrial española respecto a la CEhasido posible por una convergencia continua en niveles de productividaddel trabajo. De nuevo, el cuadro 1 muestra que la productividad del traba-jo en la industria española era un 57,3% de la comunitaria en 1966 y sehabía elevado hasta un 91,1% en 1992. La fase última de expansión—1985 a 1988— fue fundamental en este acercamiento. Pero, en cambio,los años transcurridos desde el final de esta fase han mermado la situacióncomparativa de la industria española en cuanto a productividad. Es elreflejo de la mayor paralización de la producción industrial que ha tenidolugar en España.

Esta disminución relativa de la productividad de la industria españolaha tendido a encarecer sus costes relativos y, por consiguiente, a reducir sucompetitividad. Para mantenerla, habría sido necesano contrarrestar estatendencia a la baja de la productividad con un menor crecimiento relativode los salarios.

Sin embargo, los salarios respecto a la CEaumentaron de un 67%a un73,6% de 1988 a 1992. Por consiguiente, los productos españoles tendie-ron a encarecerse, como, por otra parte, indican tanto la evolución de loscosteslaboralesnominalesunitarios medidosen monedacomún,comolade los precios, también medidos en moneda común.

Hay que teneren cuenta,no obstante,que los precios sonsólo uno delos diversosfactoresde competitividad.La calidad y otros aspectosdediferenciación del producto son también importantes. De otra forma, no seexplicada que la industria española pueda tener problemas de competitivi-

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dadcon unoscosteslaboralespor unidadde productoun 16,6%inferioresa la media de la CEE. Sólo admitiendo que una menor productividad delcapitaldieralugara un mayorcosteunitario de éste,cabríaseguirpensan-do en los costescomo el factor principal de competitividad.Además,algunosestudiosrealizadosmuestranunaescasasensibilidaddelas expor-tacionesespañolasa los preciosrelativosen productosdondelas posibili-dadesde diferenciaciónson elevadas(Martín y Moreno, 1990; Myro,1992).Por último, en coyunturasde infrautilización de las instalacionesproductivas,como la actual,los costesmediosson un mal indicadorde lacapacidadde competiren precios,porquelos costesmarginalesson infe-riores.

Por todo ello, la competitividadreal de la industriaespañolaparecemejormedidapor su productividadrelativaque por sus costeslaboralesunitarios.La primeramuestraque aún estamospor debajode la mediaeuropea,aunquenoshemosacercadomuchoy rápidamente.

Porotraparte,el incrementorelativo de los salariosseñaladoanterior-mente,se debióen un 50%ala evoluciónde los tipos de cambio.En efec-to, cuandoexpresamoslos salariosrelativos en monedacomún,el creci-mientopuededeberseal alzade salariosespañoleso a la apreciaciónde lapeseta,que hacevaler másel salario español.Puesbien, en el casodeEspañaambascosashan influido por igual. La apreciaciónde la pesetadebeatribuirsea la abundanteentradade capitales,en parteprovocadaporlos mayorestipos de interésquehan emanadode una política monetariamás restrictiva,a la que,por otraparte,ha correspondidoasumiren solita-rio, sin ayudade la política fiscal, la tareade controlarel excesivocreci-miento del gasto,y con él, del déficit del comercioexteriory de los pre-cios.

Ahorabien, ¿significalo queacabamosde decirqueno ha habidoalzasalarialal margende la derivadade la apreciaciónde la peseta,o queéstaha sido reducida?

En absoluto.El cuadrode referenciamuestraal final (pro memoria)quelos costeslaboralesrealesunitarioshanascendidode 1988hasta1992diez centésimas,prácticamentecomo lo hicieron de 1970 a 1975. Estoquieredecirqueel productorha debidodar 10 céntimosmás a los asala-nadospor cadapesetaingresada,en sólo cuatro años.La razónde elloresideen que las fuertessubidasde los salariosen la industria no hanpodido ser seguidasni por la productividad,que aumentabaa un ritmomuchomenor,ni por los preciosde los productos,sometidosa la discipli-na impuestapor la competenciaexterior, y ya bastanteafectadospor laapreciaciónde la peseta.

Lo que diferenciasustancialmenteel períodotranscurridode 1988 a1992 del comprendidoentre 1970 y 1975 es que, en esteúltimo, los sala-nos y los preciosespañolescrecieronmuchomás que los del restode los

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paisescomunitarios,mientrasque, de 1988 a 1992 la desviaciónha sidomuy inferior.

Perola consecuenciaobviadel alzade costeslaboralesparael empre-sario es que su excedentebruto de explotaciónse ha reducidodrástica-mente,y conél su ahorroy sus inversiones.Denuevo, la diferenciaconelperiodo 1970-1975es que estono sólo ha ocurrido en España,sino tam-biénen el restode los paísescomunitarios,aunqueen algunamenormedi-da, y sin queello puedaservirde consuelo.

Como resumende lo expuesto,cabria decir que la competitividad delas produccionesespañolasseha visto afianzadagradualmentedesde1966, aún cuandopresentadeficienciasque se manifiestanen una bajatasade coberturadel comercioexteriory en unaproductividaddel trabajoinferior a la mediacomunitaria.Además,en los añostranscurridosentre1988 y 1992 se ha visto dañada,aunqueno de unamaneratan importantey fundamentalcomoa menudose señala.De hechoha seguidoaumentan-do nuestracuotade exportaciones.

El dañoha prevenido,tantode la apreciaciónde la moneda,como deun mayorincrementode salariosy un menoraumentode la productividadqueen los restantespaisescomunitarios.Las dosdevaluacionesrealizadasrecientementehan tendido a corregir esedaño,sin que su efectose dejever aún conclaridaden los datosmedioscorrespondientesal año 1992.

Peroen cambio, se ha visto dañadaconmásprofundidadla capacidadde aumentarla competitividaden el cortoy medioplazo,por la reducciónde los excedentesempresarialesque las alzassalarialeshanprovocado,limitando la inversión industrial, y con ella, las posibilidadesde aumentode la productividad.El incrementode los costesfinancierosde las empre-sasha contribuidoal mismohecho,al mermarla rentabilidadde los recur-sospropios.

Ahorabien,¿laselevacionessalarialessonun simple reflejode la irres-ponsabilidadde los sindicatos,comoa menudoparececreery dar a enten-der el Gobierno?

En mi opinión,encuentranunajustificación importanteen el apreciablealza del preciode los servicios,principal causantede los incrementosdelIPC con los que seindician los salariosen la industria.

Además,el aumentoen el preciode los servicios gravadirectamentelos costesde las empresasindustrialesque los consumen,y reducesuvalqr añadidopor unidaddeproducciónenpesetascorrientes.

Esteencarecimientode los serviciosderiva, de unaparte,de unaeleva-da presiónde la demandasobrela ofertadisponible;de otra,de excesivasregulacionessobresus mercados,que favorecenel que talespresionessetraduzcanen aumentode los excedentesempresariales,y finalmente,delestancamientode los nivelesde productividaddel trabajoqueobtienen.

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La dinámicadel sectorservicios,aportapuesabundantesrigidecesalconjuntode la economía,y obligaaprolongary aumentarlas medidasres-trictivasparacorregirlos desequilibrios,dandolugaraunaexcesivadesa-celeraciónde la demanda.Al limitar los avancesde la productividadindustrial, éstaperjudicatanto la capacidadcompetitivade las empresascomolo hacenlasalzasde salarios.

Resultaclara, por lo demás,la responsabilidadde las autoridadeseco-nómicasen la evoluciónqueha caracterizadoal sectorservicios.Sonlimi-tadossusresultadosen el controlde la demanda,en granpartepor su pocacapacidadde controldel gastopúblico y la ausenciade unapolítica deci-dida contra el fraude fiscal. Y a ello seune la inexistencia de una políticadecididade desregulaciónde los mercadosde servicios,asícomoun malfuncionamientode las empresasy administracionespúblicas,oferentesdeunaparterelevantede ellos.

Por otra parte,y comoa continuaciónveremos,la ausenciadeunapolí-tica industrial no hafavorecidoun mayoraumentode la productividaddela industria, compensadorde la subidassalariales,que hiciera aparecermás claroel lazoqueunela moderaciónsalarialy la mejorade laproduc-tividad, auténticofactordecompetitividad.

III. Las debilidadescompetitivas

En el apartadoanteriorhemosvistoquelasdebilidadescompetitivasdela industriaespañolasereflejan,de una parte,en su reducidatasadecoberturadel comercioexterior, y de otra, en un nivel de productividadaparentedel trabajoinferior a la mediacomunitaria.

La primeraes atribuidoen granmedidaa las industriasmás intensivasen tecnología,que,comopuedeobservarseen el cuadro2 poseenunatasade coberturadel comercioexterior más reducida,y la segunda,a lasmenosintensivasen tecnología,de inferior productividadrespectoa laCEE.

Los problemasde unasy otrassemanifiestanen nuestrosdosprincipa-les indicadoresdecompetitividad:suparticipaciónenlas exportacionesdela OCDE,y su producciónrespectoa la CE.

En efecto,en cualquierade los añosincluidos en el cuadro2, se obser-va que esmás reducidala participaciónen las exportacionesde la OCDEy en la producciónde laCE de las industriasmásintensivasen tecnología(de alta intensidadtecnológica:maquinariade oficina,materialeléctricoyelectrónicoy química).Ello essólo la expresióndel insuficientedesarro-lío quesuproducciónha alcanzadoen España,quetambiénsemanifiestaen una reducidatasa de coberturadel comercioexterior. De hecho,esteconjuntode industrias,y algunasde las incluidas entrelas de intensidad

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Cuadro 2Onspos Sectoriales

Indicadores de competitividad

A. Pesoen exportacionesde OCDE (%)Intensidad Tecnológica AltaIntensidad Tecnológica MediaIntensidad Tecnológica Baja

B. Tasa de Cobertura delComercio Exterior (Ex/Im>Intensidad Tecnológica Alta[niensidadTecnológica MediaIntensidad Tecnológica Baja

C. Valor añadido respecto aCE(%)Intensidad Tecnológica AltaIntensidad Tecnológica MediaIntensidad Tecnológica Baja

D. Productividad respecto aCE(%)Intensidad Tecnológica AltaIntensidad Tecnológica MedíaIntensidad Tecnológica Baja

E. Costes laborales por trabajadorrespecto a CE(%)Intensidad Tecnológica AltaIntensidad Tecnológica MediaIntensidad Tecnológica Baja

E. Costes laborales por unidaddc producto en moneda comúnrespecto a CE(%)Intensidad Tecnológica AltaIntensidad Tecnológica Mediatntensidad Tecnológica Baja

0,2 0,40,6 0,81,2 1,5

0,8 0,8 1,11,4 1,6 2,22,4 2,7 2,6

0,1 0,2 0,3 0,4 0,4 0,30,2 0,4 0,6 0,9 1,1 0,60,6 1,0 1,0 1,5 1,9 0,8

2,2 2,4 3.9 4,3 4,3 6,24,1 4,5 5.6 6,2 5,5 7,45,2 5,9 8,2 8,5 8,3 8,3

44,0 56,7 63,9 85,8 80.2 132,468,2 71,9 72.3 86,3 80,4 111,256,7 59,4 69.6 73,7 75,1 81.2

46,9 63.3 76,4 67,7 67,749,0 56.8 71,2 70,0 74,944,9 67,0 69,8 66,0 65,!

82,7 99.1 89,0 84,4 51,!68,1 78,5 82,5 87,1 67,475.6 96,2 94,7 87,9 80,2

Fuente: Elaboración propia.

tecnológicamedia, como maquinariamecánica,concentranel gruesodeldéficit comercialde la industriamanufactureraespañola.

A pesarde lo dicho, puedeobservarsequeel pesode las exportacionesespañolasrespectoa la OCDE en estasindustrias—como en las de inten-sidad tecnológicamedia—ha crecidomuy rápidamentea lo largo del pe-riodorecogidoenel cuadro,de 1966a 1988. Inclusoen la etapaexpansivamásreciente,de 1985 a 1988, el crecimientoque consiguieronfue muyrelevante,a pesarde que la demandainternaespañolaaumentabaa unritmo muyalto.

Su crecientepesoen las exportacionesde la OCDE no es másque lamanifestacióndel pesotambiéncrecientequehan conseguidoen la ofertatotal comunitariay en la producciónindustrial españolay de su fortaleza

Indicadores/Sectores 1966 1976 1975 1960 1985 1988

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competitiva,puestaderelieveen unaelevadaproductividady unosmeno-rescosteslaboralesrespectoa los restantespaíseseuropeos(Myro, 1992).

Las ramasmenosintensivasen tecnología(metálicasbásicas,produc-tos metálicos,cerámica,vidrio, cemento,alimentos,textil, cuero,calzadoy vestido,madera)constituyenel grupoen el que se especializóla indus-tria españoladurantelos añoscincuentay sesenta,como consecuenciadelos escasosesfuerzostecnológicosque requeríasu procesoproductivo—la estandarizaciónde sus tecnologíasy el fácil accesoa ellas—, asícomode la elevadaintensidadde manode obra de algunasde ellas (tex-til), confección,madera,productosmetálicos),o de recursosnaturales(alimentación).Tantoel pesoque estegrupo de industriasalcanzaen lasexportacionesde la OCDE como en el valor añadidocomunitario,ponende manifiesto estaespecialización,aún vigente.Tambiénes indicativa deella la tasade coberturadel comercioexterior,relativamenteelevada,queconsiguen.

Perola evoluciónde esteconjuntoindustrialdesde1980 essorprenden-te. Suparticipaciónen las exportacionesde la OCDE apenascrecedesdeentonces—disminuye,de hecho,de 1985 a 1988—,reflejandounadismi-nución de su pesoen la ofertacomunitaria.Por si ello fuera poco, la tasade coberturade su comercioexteriorexperimentaun deterioromuy consi-derable,a pesarde tratarsedel grupoindustrial en el que la demanda,tanto internacomo externa,tiendeacrecermenosrápidamente,resultandomasfácil la adaptaciónde la oferta.

Estecomportamiento,que tienecomotransfondoun escasoincrementode la productividaddel trabajoy el mantenimientode unadistanciaapre-ciableen los nivelesalcanzadosen éstafrentea los restantespaísescomu-nitanos,constituyeun signo inequívocode la existenciade importantesproblemasde competitividadenesteconjuntode industria.

Así pues,nuestraindustria manufactureraposeedos debilidadescom-petitivasbásicas.La primeraconsisteen un insuficientedesarrollode lasindustriasde alta tecnología,y la segunda,en unareducidaproductividadde la industriamás tradicionaly que menosrequerimientosen tecnologíaposee.

La primerade las debilidadesmencionadases posiblementeexplicableporel retrasoen la industrializaciónespañolay el escasoesfuerzotecnoló-gico en queéstase ha basado.La entradade capitalextranjero,no obstan-te, suplió en partela ausenciade un esfuerzotecnológicopropio, y lo haseguidohaciendo,y a un ritmo creciente,desdela adhesiónde Españaenla CE. La consecuenciaes que, en la actualidad,másdel 60 por cientodela producciónobtenidaen Españadentrode lasramasdeintensidadtecno-lógica altay mediaescontroladapor empresasde capitalextranjero(Mar-tínez Serranoy Myro, 1992).Ello permite explicar la alta productividad

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del trabajoconseguida(Ortega,1992), perolimita la capacidadde desa-rrollo autóctono.

La segundade las debilidades,la reducidacompetitividadde lasempresasque integran las industriaspoco intensivasen tecnología,queson aquellasen que se concentrael capital nacional,reside,como yahemosseñalado,en queobtienenunainferior productividadquesuscom-petidorasubicadasen el resto de los paísescomunitarios.Estadiferenciano puedesercompensadapor un salario sólo levementeinferior que elpagadoen otrasindustrias.Porello, los costeslaboralesunitarios soporta-dos por las empresaspara obtenerestasproduccioneseranen 1988 losmásaltos, siemprerespectoa la CE. Y, dadaslas subidassalarialesquehan tenido lugardesde1988 hasta1992,y la apreciaciónde la peseta,sunivel actualdebeacercarsemuchoa la mediade los paísesintegrantesdeésta.Se da, así, la paradojade que,en estasproducciones,dondela com-petenciaa travésde los costesesmásimportante,los costesde las empre-sasespañolasseigualanmása los de la CE.

Las causasde la reducidaproductividadconseguidapor las empresasdedicadasa estasproduccionesparecenserlas siguientes:

• Han sido las más protegidasde la competenciaexterior, a travésdelos aranceles(Myro, 1992).Ello ha permitido la proliferaciónde unconjuntoamplio de establecimientosde pequeñadimensión, a vecesorientadosexclusivamentehaciala demandalocal o regional.

• Poseenun importanteatrasotecnológico,estoes, mantienenproce-sosproductivossuperadosy pococapitalizados.

• Obtienenproductosestandarizados.Diferencianescasamentesupro-ducto y poseendeficienciasde calidad.Carecende productospro-pios y no realizanesfuerzosinnovadoresen el producto.

• Poseen,en fin, un insuficientetamañoempresarial.No explotanlaseconomíasde escalaen la producción(Fariñaset alia) y no puedenabordarprocesosde investigacióntecnológica,de mejorade calidady de internacionalización.

La pequeñadimensiónde la mayoríade los establecimientosque inte-granestasproduccionesconstituyeun auténticocírculo vicioso. Les impi-de conseguirmejorasde escalae innovaren el producto,haciéndolessiempredependerde un mercadolocal protegidopor barrerasnaturalesalcomercio.Y al mismotiempo, la orientaciónhaciaestemercadoles impi-decrecer.

En coherenciacon lo que acabamosde exponer,resultaclaro que lasestrategiasempresarialespararecuperarcompetitividaden estasramasindustriales—aunquees unarecetaválidaparatodas—debenir encaini-nadasa aumentarla productividad,lo que se consiguemediantemoderni-zacióndel procesoproductivo,diferenciacióndel productoy aumentode

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la dimensiónempresarial,procesosquerequierende excedentesempresa-rialesy, por consiguiente,de moderaciónsalarial,sólo alcanzablemedian-te la creaciónde un clima de entendimientocon los trabajadoresy susentidadesu órganosrepresentativos.La moderaciónsalarial—dado unnivel de inflación— sólo seráexigible y asumibleen arasde unamejorade la productividady la competitividad.

IV. El papelde la política industrial

La política industrial puedey debeayudaracontrarrestarlas dos debi-lidadescompetitivasde la industriaespañolaquehemosexpuestoen elapartadoanterior.

Parasuperarla primera,debeimpulsarel desarrollode industriasdealta tecnología,de forma quedisminuyanlos desequilibriosde comercioexteriorqueposeemosen esteámbito y se generenefectosexternossobreel restode la industria,a travésde unamayorcapacidadtecnológica.

Las vías básicasparaconseguirestedesarrolloson dos. La primera,laatracciónde inversionesextranjeras,a través de subvencionesy ayudas.La segunda,el incentivode iniciativasautóctonas,medianteel fomentodela investigacióntecnológica,la creaciónde capital humano—lograndoaltos niveles de cualificación de la manode obra—, el desarrollode lasinfraestructurasde toda índole y Ja adecuadaplanificación,orientaciónycalidadde lascompraspúblicas,asícomodelas comprasprivadas,apoya-dasy subvencionadaspor lasadministracionespúblicas(Jazquemin,1989;Porter, 1990).

La primerade las vías es Ja queha recibido unamayoratenciónhastaahorapor partede la AdministraciónEspañola.Es la de resultadosmásrápidosy posiblementemenoscostososa corto plazo. Pero,en ciertamedida,implica la renunciaa crearunaindustrianacional,conlo queellopuedetenerde economíaexternaparael desarrolloy crecimientofuturos,estoes paraadquirirel dominiode nuevastecnologíasqueapoyeun creci-mientosostenido.

La segundavía sólo ofreceresultadosa largo plazo—aunquea menu-do no tan largocomocreenlos gobiernos—y exigeun esfuerzocontinuoen los frentesantesmencionados,pero, a cambio,garantizalacreacióndeunasbasesmássólidasde crecimientofuturo. Incluso escapazde conse-guir unamayor implicacióncon el territorio de las empresasde capitalextranjero.

Comoha sido puestode relievede manerareiterada(ver, por ejemplo,Martín y Romero,1988; másrecientemente,Buesa,1992>, la Administra-ción Españolaha dedicadopocosrecursosa investigacióny desarrollo,ysobretodo, ha destinadounaparteexcesivamentereducidade ellos a las

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empresas.Además,no se ha preocupadode orientarla investigaciónbási-ca hacia las necesidadesdel tejido productivo, renunciandoa un mayordesarrollodelcampoprecompetitivode lasaplicaciones.

Tampocoha sabidoaprovecharsuselevadascompras,comohanhecholos demásestadoscomunitarios,parafavoreceriniciativasautóctonas.Unrecienteejemploen estesentido,esel NuevoPlande Telecomunicaciones,del que llama la atenciónla ausenciade preocupaciónpor el desarrollodela industriapropia(Banegas,1992).

Por otra parte, sus intentosde promoveruna industria informáticayelectrónicaautóctonahan carecidode continuidady han terminadoen labúsquedade sociosextranjeros.Asimismo, las empresaspúblicascreadascon la idénticafinalidad, no hanacabadode definir sus productosy obtie-nenen la actualidadpérdidasen la explotacióndesusrecursos.

Por lo demás,la recienteasunciónporpartedel GobiernoCentral, conunaradicalidaddignade mejorcausa,de los principios liberalesrespectoala política industrial,justamentecuandoempiezana sercuestionadosen elmundoy en los paísesdondeposeíanmástradición, comoEE.UU. (Krig-man,1991),no pareceapuntarhaciaun cambioen la orientación.

Afortunadamente,sin embargo,los gobiernosregionales,sobretododelas regionesmásatrasadas,menosimbuidosde liberalismo,estántendien-do a incrementarsustareasdepromoción.

La segundade las debilidadescompetitivasde la industria española,labajaproductividadde los sectoresmástradicionales,en los que seconcen-tra el capitalnacionaly en los que predominanlas pequeñasy medianasunidadesproductivas,exige unapolítica industrial dirigida a apoyar lamodernizacióntecnológicade las empresas,la mejorade la calidadde susproductos,el aumentoen sudimensióny su internacionalización.

Paraconseguirloes menester,de unaparte,facilitar las inversionesquelas empresashan de realizaren orden a conseguirestosfines, y de otra,favorecerel crecimientode laofertade serviciosexternosavanzados,ase-sodasde diversaíndole)y de su utilización (demanda)por parte de lasempresas.Estos servicios no puedensercreadospor una sola empresa,porque requierenunacapacidadinstaladaque superala demandaindivi-dual. Su creacióngenerapues,abundantesefectosexternossobreel con-junto de las empresas,porlo quedebeserapoyadapúblicamente.

La formade facilitar las inversionesquelas empresashan deacometerindividualmente,no esa travésde subvenciones,quesustituyenal necesa-rio riesgodel empresario,razónpor la que estánlimitadas por el ActaUnicaEuropea(CEE. 1991),sino a travésde mecanismosqueproveanalas empresasde los medios financierosnecesarios.Las sociedadesdecapital riesgoy las de garantíarecíproca,centrosde cooperaciónentreempresas,sonlos más idóneos.

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En cambio,el desarrollode la oferta y demandade los servicios aempresasdebesersubvencionado,por susefectosexternos.Las Adminis-tracionesPúblicas,debensubvencionarla asesoríaen materiade tecnolo-gía, informatizaciónde tareas,calidad,diseño,gestión,comercialización,exportacióne internacionalización.De esta manera,contribuiránal desa-rrollo de la ofertade estosservicios.Pero,sobretodo, hande intentarqueseanlas propiasempresaslas que definanel contenidoy el ritmo de susprogramasde modernización,dotándosede los sistemasde informaciónnecesariosparaello.

Unavía fundamentalparalograrloes promoviendola creaciónde cana-les de cooperaciónentreempresas,queprimeray prioritariamentepuedenservir paramejorarla informaciónque éstasposeen,potenciandoel inter-cambiode experiencias,lo quecontribuiráa orientarsus demandasy ofer-tas. Peroque,másadelante,puedenconducira la creación,de formaparti-cipadao a travésde acuerdosde cooperación,de actividadesquemejorenla competitividad(investigacióny desarrollo,comercialización,exporta-ción> (verCostay Callejón, 1992).

Un instrumentoútil, a este respecto,son los mal llamadosInstitutosTecnológicos,de extensay rápidaimplantaciónen la ComunidadValencia(Mas et alia, 1991). Se trata de asociacionesempresariales,promovidaspor la administraciónregional,a travésdel Institutode PromociónIndus-trial de Valencia IMPIVA, en cuyosórganosrectoresestánrepresentadasdiversasinstituciones,entreellas los sindicatos.Estasasociacionesnosólo cubrenlas necesidadeselementalesinformativas.Tambiénson cen-tros de ofertade serviciosavanzadosa las empresas.

La cooperaciónentrelas empresasy el conocimientoquede ella pue-den extraerlas AdministracionesPúblicas,sonelementosfundamentalespara guiar la política de creaciónde nuevasempresasy de atraccióndeempresasextranjeras.Y tambiénparaorientarlas subvencionesque,even-tualmente,decidanofrecerseadeterminadosprogramas.

En el desarrollode estaspolíticas,dirigidas a incrementarla producti-vidady competitividadde las pequeñasy medianasempresasen los secto-resmástradicionalesy menosintensivosen tecnología,esfundamentalelpapeldel GobiernoCentral,pero sobretodo lo esel de los Gobiernosregionales.

Hasta ahora,sin embargo,la política industrial del GobiernoCentral,casipor completocentradaen la reconversiónde empresasen crisis(Myro, 1992b),apenasha dedicadoatencióna las necesidadesde moder-nizaciónde las pequeñasy medianasempresas.Bastacon observarlosreducidospresupuestoscon que cuentanorganismosimportantespara sudesarrollo,comoel IMPI o el ICEX.

Ello contrastacon la insistenciaen la moderaciónsalarial,dadoquelaconsecuciónde unamejoraen la productividad,constituyeunaclaracon-

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trapartidaa ésta.Nadaasegurala relaciónmecánica,sobretodo en elámbito de las pequeñasy medianasempresas,entremayoresexcedentesempresariales—derivadosde controlessalariales—e incrementosde pro-ductividad.

La actituddel Gobierno de la Nación no ha servido, así, de estimuloparaque los gobiernosde las ComunidadesRegionales,faltos de expe-riencia, dependientesdel GobiernoCentral y en procesode consolidación,acometieranprogramasde modernizaciónde relieve, si se exceptúanloscasosdel PaísValencianoy, enbastantemenormedida,del PaísVasco.

No sedajusto, sin embargo,atribuir todas las culpasa los gobiernos.Ni sindicatosni empresarioshanabogado,ni el plenonacionalni el regio-nal, porunapolítica industrial.

Con todo, hay que señalarque tanto el GobiernoCentral como losregionaleshan mantenidouna distanciasorprendente,y sin duda,excesi-va, respectoa las asociacionesempresarialesy a los sindicatos,sin loscualesno cabedesarrollarunapolíticacomo la propuesta.

Parece,no obstante,que recientementesoplanmáslos vientosquediri-gen haciaella. Estosson particularmentevisibles en los gobiernosregio-nalesdesdeel inicio de la recesiónindustrial actual,a partir de 1989. Enalgunascomunidadesautónomasestánya cristalizandoen pactosindus-triales, entregobiernos,sindicatosy empresarios.Peroson tambiénvisi-bl.escweLGobierno~CentraL,que.-acab&dc.ponerewmarchan.rnp.l¿m decalidadindustrialciertamenteambicioso,al quehay quedar la bienvenida,aunquelleguecon seisañosde retraso.

Y es que el importanteprocesode aperturaal exterior queha acometi-do la industria españoladesde 1986, no deberíahabersedesarrolladosinunapolítica industrialdirigida a modernizary orientara las empresas.Conella, no sólo se habríafavorecidoel aumentoenla productividad,sino quehabríacontenidoen cifras másmoderadasel déficit del comercioexteriory se habríadispuestode más y mejoresarmasparareclamarmoderaciónsalariala los sindicatos.Afortunadamente,aúnestiempo.

V. Conclusiones

La competitividad de la producciónindustrial españolase ha vistoafianzadagradualmentedesde1966,aúncuandopresentadeficienciasquese manifiestanen unabajatasade coberturadel comercio exterior y enunaproductividaddeltrabajo inferior a la mediacomunitaria.

La primera encuentrasu causaen un insuficientedesarrollode lasindustriasde alta tecnología,y la segunda,en unafalta de modernizacióntecnológica,de calidadde los productosy de dimensiónde las empresas

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que integranla industria más tradicional y que menosrequerimientosentecnologíaposee.

En los añostranscurridosentre1988 y 1992 se ha visto dañadalacom-petitividadde nuestraindustria, aunqueno de unamaneratan importanteyfundamentalcomo a menudose señala.De hechoha seguidoaumentandonuestracuotade exportaciones.

El daño ha provenido,tanto de la apreciaciónde la moneda,como deun mayorincrementode salariosy un menoraumentode la productividadqueen los restantespaisescomunitarios.Las dosdevaluacionesrealizadasrecientementehan tendido a corregiresedaño, sin que su efecto se dejever aúnconclaridaden los datosmedioscorrespondientesal año 1992.

Peroen cambio,se ha visto dañadacon másprofundidadla capacidadde aumentar[a competitividaden el cortoy medio plazo,por la reducciónde los excedentesempresarialesque las alzassalarialeshan provocado,limitando la inversión industrial,y con ella, las posibilidadesde aumentode la productividad.El incrementode los costesfinancierosde las empre-sas,ha contribuidoal mismo hecho,al mermarla rentabilidadde losrecursospropios.

Las elevacionessalarialesencuentranunajustificaciónen las rigidecesy falta de competitividadqueposeeel sectorservicios,quese manifiestanen importantesincrementosde los preciosque, a través,de su impactoenel ¡PC,setrasladana los salariosindustriales.

Resulta,por lo demás,clara la responsabilidaddel Gobiernoen estasrigideces,ya que las AdministracionesPúblicasy las EmpresasPúblicasdesempeñanun papelimportanteen la ofertaglobal de servicios.

Por otra parte, tanto al Gobiernocomo a Sindicatosy Empresarios,caberesponsabilizarde la ausenciade la política industrial activa. Diri-giéndolapredominantementea impulsar la mejorade la información(orientación)y la modernizaciónde las pequeñasy medianasempresas.Habríafavorecidoun aumentode la productividadde la industria, que enalgunamedidahabríacompensadolas subidassalariales,y habríaofrecidounavía dejustificaciónparalaspeticionesde moderaciónsalarial.

Y esque junto a la moderaciónsalarial,queconstituyela únicarecetaque recomiendael Gobierno,esnecesariosituar la productividad.Nadaasegurala relaciónmecánica,sobretodo en el ámbito de las pequeñasymedianasempresas,entremayoresexcedentesempresariales—derivadosdecontrolessalariales—e incrementode productividad.

Porcierto, queel Gobiernoni siquieraapuestaseriamente,en laprácti-ca, por la moderaciónsalarial,sólo conseguiblecon una mejor relacióncon los sindicatos.Su despreocupaciónes,desdeluego, similar a la queposeepor el aumentode la productividad,sólo alcanzablecon unamayorpreocupaciónpor los empresariosy unamejorrelacióncon ellos.

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Una política industrial decididaamodernizarel tejido industrial de unpaísque en pocosañosha acometidoun procesode aperturaal exteriordeenormeenvergadura,no sólo habríafavorecidoel aumentoen laproducti-vidad, sino quehabríacontenidoen cifras másmoderadasel déficit delcomercioexterior.

No obstante,aúnsiendoesta unapolítica fundamental,deberíahaberido acompañadade otrade impulsoalas industriasmásintensivasen tec-nología,no instrumentadasúnicamentea travésde Ja atracciónde inver-sionesextranjeras.Ello habríageneradoefectosexternospositivos sobrela productividad del conjuntodel sectorindustrial y habríafavorecidotambiénla contenciónde losdesequilibriosdecomercioexterior

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