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    GLOBALIZACIN E HISTORIALa evolucin de la economa atlntica en el sigloXIX

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    GLOBALIZACIN E HISTORIALa evolucin de la economa atlntica en el sigloXIX

    Kevin H. ORourke y Jeffrey G. Williamson

    Traduccin de Montse Ponz

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    No est permitida la reproduccin total o parcial de este libro, ni su tratamiento informtico,ni la transmisin de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrnico, mecnico, por foto-copia, por registro u otros mtodos, ni su prstamo, alquiler o cualquier forma de cesin de uso delejemplar, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del Copyright.

    Massachusetts Institute of Technology De la presente edicin, Prensas Universitarias de Zaragoza

    1. edicin, 2006Ilustracin de la cubierta: Jos Luis Cano

    Coleccin Ciencias Sociales, n. 58Director de la coleccin: Jos Manuel Latorre Ciria

    Edicin original: Globalization and History. The Evolution of a Nineteenth-CenturyAtlantic Economy

    Published by: The MIT Press. Cambridge, Massachusetts

    Prensas Universitarias de Zaragoza. Edificio de Ciencias Geolgicas, c/ Pedro Cerbuna, 1250009 Zaragoza, Espaa. Tel.: 976 761 330. Fax: 976 761 [email protected] http://puz.unizar.es

    Prensas Universitarias de Zaragoza es la editorial de la Universidad de Zaragoza, que editae imprime libros desde su fundacin en 1542.

    Impreso en EspaaImprime: INO Reproducciones, S. A.D.L.: Z-2909-06

    OROURKE, Kevin H.Globalizacin e historia : la evolucin de la economa atlntica en el sigloXIX

    / Kevin H. ORourke y Jeffrey G. Williamson ; traduccin de Montse Ponz. Zaragoza : Prensas Universitarias de Zaragoza, 2006

    430 p. ; 22 cm. (Ciencias Sociales ; 58)Trad. de: Globalization and history : the evolution of a nineteenth-century

    Atlantic economy. Cambridge (Massachusetts) : The MIT Press, 1999ISBN 84-7733-853-11. EuropaHistoria econmicaS. XIX. 2. Estados UnidosHistoria econ-

    micaS. XIX. I. Williamson, Jeffrey G. II. Ponz, Montse, tr. III. Prensas Universi-tarias de Zaragoza. IV. Ttulo. V. Serie: Ciencias Sociales (Prensas Universitarias deZaragoza) ; 58

    338.1(4)18338.1(73)18

    FICHA CATALOGRFICA

    http://puz.unizar.es/http://puz.unizar.es/
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    Para Andrew ORourke y Anne Hjortshj ORourke,Kossuth Mayer Williamson y Martha Hale Williamson

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    NOTA DE AGRADECIMIENTO

    Este libro se ha ido confeccionando desde que en 1991 uno de noso-tros enviara un informe sobre globalizacin e historia a la National Scien-ce Foundation. Los frutos de ese premio comenzaron a emerger cuandolos dos presentamos al ao siguiente diferentes artculos a la CliometricsConference (Miami, Ohio) y al National Bureau of Economic ResearchDAE Conference (Cambridge, Massachussets). Despus de muchos escri-tos tcnicos, artculos en revistas y conferencias, estamos preparados pararesumir lo que sabemos y ofrecerlo a los economistas y tambin a aquelloshistoriadores que encuentran la globalizacin fascinante pero que no hanpodido invertir tanto tiempo como nosotros para aprender acerca de ella.

    Un proyecto que se extiende a lo largo de ocho aos es susceptible deacumular muchos reconocimientos. Comenzamos expresando nuestroagradecimiento a la National Science Foundation, que apoy este proyec-to desde el principio con SES-90-21951, SBR-92-23002 y SBR-95-05656. A continuacin, estamos encantados de reconocer el papel denuestros colaboradores en proyectos relacionados que han tenido unainfluencia importante sobre este libro: George Boyer, Bill Collins, TimHatton, Cormac Grda, Alan Taylor y Ashley Timmer. Su impronta esespecialmente profunda en muchos puntos del libro en los que citamoscon ms detalle las colaboraciones ms relevantes. Han estimulado a suscompaeros intelectuales y se han divertido con su trabajo. Adems,hemos recibido numerosos comentarios de seis especialistas a los que elMIT Press les solicit evaluar un primer borrador del libro. Les estamos

    agradecidos porque han detectado errores, nos han apartado de lo irrele-vante y han hecho que saquemos punta a nuestros argumentos. Estas seis

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    personas son las siguientes: Brad DeLong, Giovanni Federico, Tim Hat-ton, Doug Irwin, Ed Leamer y Alan Taylor. La paciencia y ayuda de Alan

    Taylor no tuvo precio, especialmente al examinar los captulos 11 y 12.Adems, el original recibi varias detalladas revisiones crticas de BarryEichengreen, Elhanan Helpman, Charlie Kindleberger y Cormac Grda, y Maurice Obstfeld ley los captulos referentes a la movilidadinternacional de capitales. La calidad de este libro se ha visto indudable-mente mejorada por la atencin que esos especialistas y nuestros propiosestudiantes le han dispensado. Esperamos que no se sientan demasiadodecepcionados si no acertamos a introducir todos los cambios que nossugirieron o, simplemente, si no comprendimos bien sus argumentos.

    Tambin Patrick Lane hizo varios comentarios muy tiles sobre el textooriginal, por lo que le estamos muy agradecidos.

    Otros que nunca han ledo este libro tuvieron un impacto significati-vo cuando se estaban elaborando sus distintas partes: Jeremy Atack, Dud-ley Baines, Andy Bielenberg, Michael Burda, Juan Carmona, RobertoCorts Conde, Kimiko Cautero, Jean-Michel Chevet, Louis Cullen, DonDavis, Lance Davis, Gerardo della Paolera, Kevin Denny, Don Devortez,Steve Dowrick, Mike Edelstein, Toni Estevadeordal, Riccardo Faini, Ron

    Findlay, Robert Fogel, James Foreman-Peck, Bob Gallman, HankGemery, Claudia Goldin, Aurora Gmez, George Grantham, Alan Green,Tom Grennes, Morgan Kelly, Chris Hanes, Knick Harley, Colm Harmon,Ingrid Henriksen, Matt Higgins, Barry Howarth, Ken Kang, Liam Ken-nedy, Lynne Kiesling, Jan Tore Klovland, Anne Krueger, Paul Krugman,Pedro Lains, Philip Lane, Peter Lindert, Jonas Ljungberg, DeirdreMcCloskey, Ian McLean, Marv McInnis, Anthony Murphy, Paul OCon-nell, Gunnar Persoon, David Pope, Leandro Prados, Jaime Reis, ChristianRiis, Sherman Robinson, Dani Rodrik, Tom Rutherford, Jeff Sachs, SteveSaeger, Lennart Schn, Pierre Sicsic, Boris Simkovich, Graeme Snooks,Ken Snowden, Peter Timmer, Gianni Toniolo, Gabriel Tortella, TonyVenables, Max Urquhart, Alessandra Venturini, Brendan Wals, Andy War-ner, David Weinstein, Adrian Wood, Gavin Wright, Tarik Yousef y VeraZamagni.

    Queremos expresar especialmente nuestro agradecimiento a nuestrasesposas, Nancy Williamson y Roseann Byrne, por la paciencia y buenhumor que nos han demostrado a lo largo de todo el proyecto. Nancy nosaport su experta ayuda sobre ordenadores; sin la cual, la que recibimos

    10 Nota de agradecimiento

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    desde la otra parte del Atlntico se hubiera visto seriamente perjudicada.Mientras, Roseann se se vio sola y lejos con demasiada frecuencia, y tuvo

    que arreglrselas ella misma con las agradables tareas de la maternidad. Nopodramos haber hecho todo esto, ni otras muchas cosas, sin ellas.

    Nuestros primeros y ms importantes maestros fueron nuestrospadres. A ellos dedicamos este libro.

    Nota de agradecimiento 11

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    CAPTULO 1

    GLOBALIZACIN E HISTORIA

    A comienzos del siglo XIX, el concepto de globalizacin econmicaestaba muy alejado de la mente de los polticos, hombres de negocios yvotantes de los pases de la economa atlntica. Y todava era algo msextrao si hablamos de Amrica Latina, frica, Asia y la cuenca medite-rrnea. Una larga y costosa guerra entre Gran Bretaa y Francia habamantenido ocupados a casi todos los europeos durante al menos treinta yseis de los sesenta aos que van de 1760 a 1820. Como la mayora de losconflictos internacionales, esta guerra provoc un gran caos en los canalesde comercio habituales, en las transferencias tecnolgicas, en las migracio-nes y en los movimientos de capitales financieros. Incluso sin tener encuenta estas guerras francesas (as las llamaron los britnicos), los costesde transporte de los bienes de primera necesidad y de los bienes industria-les intermedios eran enormes, con lo que el comercio era prcticamenteinexistente; adems, el mercantilismo y las prcticas proteccionistas eran

    las polticas preferidas en esos tiempos, lo que restringa an ms el comer-cio; las migraciones de grandes distancias eran todava ms costosas en tr-minos de dinero y tiempo, tanto que stas apenas tuvieron influenciasobre los mercados de trabajo locales; y los mercados financieros se vieronsegmentados por la guerra durante algn tiempo. A principios de la dca-da de 1820, cuando ya pareca evidente que la paz duradera haba llegadofinalmente, el mundo era hostil a la globalizacin.

    Tuvo que pasar un tiempo para que los pases miembros de la eco-

    noma atlntica comenzaran a alejarse de su cmodo aislamiento de losmercados de factores y avanzaran hacia unos mercados mundialmente

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    ms integrados. A veces se nos presenta la dcada que transcurri entre1840 y 1850 como una poca heroica de cambio de rgimen. En esos

    aos se produjo en Gran Bretaa un cambio hacia el libre comercio conla revocacin de las leyes del cereal en 1846, la primera migracin masi-va voluntaria impelida por la hambruna irlandesa, que comenz en 1845,y la instalacin con xito del primer cable telegrfico submarino pordebajo del canal de la Mancha en 1851, que uni los mercados financie-ros de Londres, Pars y otras capitales europeas. Aun cuando estas fechasson ciertas y los sucesos son llamativos, la historia queda incompleta yalgo confusa. En la primera mitad del siglo se haba producido un des-censo espectacular en los costes de transporte de las lneas marinas y del

    interior, los aranceles ingleses haban disminuido porque los niveles de losque se parta eran prcticamente de embargo, las migraciones a travs delmar de Irlanda y del continente se haban acelerado, y el capital europeo,libre ya de las ataduras de la financiacin de la guerra, comenzaba a bus-car un rendimiento prometedor en las lejanas tierras de Nueva Orleans,Chicago, Sydney y Bombay.

    Aun con todo, el gran salto hacia la integracin de los mercados defactores y de bienes podemos decir que se produjo en la segunda mitad del

    siglo. Hacia 1914, apenas se poda encontrar un pueblo o una pequeaciudad cuyos precios no se vieran influenciados por los mercados extran-

    jeros lejanos, cuyas infraestructuras no estuvieran financiadas por capitalextranjero, sus habilidades para la ingeniera, para la produccin o inclu-so para los negocios no se importaran del extranjero, o cuyos mercados detrabajo no se vieran influenciados por la ausencia de los que haban emi-grado o por la presencia de extranjeros que haban llegado. Las conexioneseconmicas eran evidentes, las regiones pobres haban experimentado

    ganancias con el proceso de convergencia porque se redujo la brecha exis-tente entre ellas y las regiones ricas, y los florecientes sectores exportado-res se beneficiaban delboomen el comercio global. Pero no todo el mundoestaba contento con esta nueva economa ms globalizada. Los granjeroscanalizaron las protestas del pueblo contra los ferrocarriles y los banque-ros. Los ricos terratenientes pidieron proteccin frente al abaratamiento delos productos de los granjeros. Los trabajadores se quejaron de la compe-tencia desleal que suponan los productos importados que eran manufac-turados con mano de obra extranjera ms barata y acusaron a la inmigra-

    cin de usurpar sus puestos de trabajo. Los empresarios que tenan

    14 Globalizacin e historia

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    industrias que perdan competencia por las importaciones argumentabansu derecho a obtener compensaciones por las prdidas generadas por sus

    inversiones. Los polticos comenzaron a sentir que estaban perdiendocapacidad para controlar los precios, los tipos de inters y los mercados; sesentan cada vez ms vulnerables al pnico financiero, a las crisis indus-triales y a las perturbaciones de precios desfavorables que se generaban enel otro extremo del mundo.

    Esta descripcin podra resultar familiar, pues con frecuencia se havenido utilizando el mismo lenguaje para describir la evolucin de la eco-noma mundial durante el ltimo medio siglo. La globalizacin pareca

    algo remoto en 1945 tambin, aunque fue un asunto exclusivamente pol-tico, y no una combinacin de poltica y costes de transporte, lo que pro-dujo la segmentacin de los mercados de bienes y de factores al final de lasegunda guerra mundial. En las tres dcadas que discurrieron entre 1914y 1945, la economa mundial perdi todos los logros que se haban alcan-zado con la globalizacin. Durante el medio siglo transcurrido desdeentonces se han vuelto a recuperar esos logros en todos los mercados,excepto en uno: las migraciones mundiales ya no han sido masivas.

    Qu forma adopt ese boom de globalizacin desde mediados delsiglo XIXhasta la Gran Guerra? Comenzaron los pases pobres a conver-ger con los ricos, es decir, ayud la globalizacin a generar un proceso deconvergencia? Qu aspecto de ese proceso de globalizacin tuvo unmayor impacto sobre los mercados de factores y sobre la convergencia delproducto interior bruto (PIB)? Los flujos de capitales? La migracin demano de obra? El comercio? Las transferencias tecnolgicas? Participa-ron de igual modo todos los miembros de la economa atlntica? Quingan? Quin perdi? Se quejaron suficientemente los perdedores como

    para generar una reaccin poltica?ste es el tipo de preguntas para las que este libro ofrece respuestas.

    Adems, estas respuestas se ofrecen prestando atencin de una forma cons-tante y explcita a los debates y a las experiencias actuales. Deseamos con-tribuir a esos debates actuales hablando del crecimiento en el comercio,del impacto de la inmigracin sobre los mercados laborales locales, de lasfuentes de desigualdad, de por qu no fluyen ms capitales hacia los pa-ses pobres, de si la liberalizacin del comercio puede aliviar a los pases

    ricos de las presiones de la inmigracin, de por qu surgieron reacciones a

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    la globalizacin en el pasado y de si podemos esperar que las haya denuevo a medida que nos adentramos en el nuevo siglo.

    El libro comienza con el proceso de convergencia econmica experi-mentado por la economa atlntica desde 1830 hasta 1940, aproximada-mente. Como cualquier economista preocupado por la convergencia,prestamos atencin al PIB per cpita y al PIB por hora de trabajo, peronuestro especial inters se centra en los salarios reales. Esta preocupacinespecfica por los salarios reales y por los precios de otros factores impreg-na todo el libro, porque pensamos que los economistas no pueden dar res-puesta a todas esas preguntas que hemos sugerido en el prrafo anterior

    estudiando nicamente los agregados macroeconmicos. En el captulo 3se identifica y se cuantifica la espectacular revolucin en el transporte quetuvo lugar a lo largo del siglo XIXy que gener un tambin espectacularproceso de convergencia en los precios de los bienes. La mayor parte de laenorme diferencia entre estos precios, all por 1820, se haba eliminado en1914, incluso aunque la poltica cada vez ms proteccionista tratara demitigar la inercia de la globalizacin por todos los medios. En el captulo 4nos preguntamos si Eli Heckscher y Bertil Ohlin tenan razn al predecirque la convergencia en los precios de los bienes a nivel mundial supondra

    una convergencia tambin en los precios internacionales de los factores.Los dos captulos siguientes estudian el hecho de si la poltica econmicasobre aranceles fue responsable de la apertura que tuvo lugar a mediadosde siglo y, por lo tanto, de la consiguiente marcha atrs de esa pequeaescaramuza con el liberalismo. El captulo 7 reflexiona sobre los motivosde las migraciones. Para ser ms concretos, hacemos las siguientes pregun-tas: hubo autoseleccin?, por qu los que tenan ms que ganar fueronlos ltimos en marchar?, hubieran sido tan masivas las migraciones en las

    dcadas de 1920 y 1930 si no se hubieran establecido las cuotas y si nohubiera existido la Gran Depresin? El siguiente captulo valora el impac-to de las migraciones masivas sobre los pases emisores y receptores. Fueenorme: la mayor parte de la convergencia observada en los pases miem-bros de la economa atlntica se puede atribuir a esas migraciones masivas.Los captulos 9 y 10 tratan los aspectos polticos de la economa de la glo-balizacin. En primer lugar, constatamos quines fueron los perdedores deesa globalizacin aportando informacin sobre las variaciones en los pre-cios relativos de los factores y sobre las desigualdades que tuvieron lugar

    en toda la zona de la economa atlntica. Las predicciones sobre la globa-

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    lizacin se confirman: la desigualdad aument en las economas escasas enmano de obra del Nuevo Mundo, disminuy en las economas agrarias

    europeas, y se mantuvo estable en las economas industriales de Europa.El captulo 6 trata de las respuestas arancelarias a esos hechos que supon-an una redistribucin de la renta, y en el captulo 10 se completan las reac-ciones a la globalizacin analizando la cada de los subsidios para los inmi-grantes y el aumento de las restricciones a la inmigracin en el NuevoMundo, hechos que fueron anteriores al establecimiento de cuotas en elperodo de entreguerras. Los captulos 11 y 12 se centran en los mercadosde capitales financieros. En el primero de ellos se afirma que la integracinde los mercados de capitales en 1890 fue casi tan completa como lo es en

    1990. El segundo estudia el impacto de los flujos de capitales y analiza doscuestiones: por qu no fluy ms capital hacia los pases pobres, abun-dantes en mano de obra? Cuando los flujos fueron hacia la periferia, culfue su repercusin all? El captulo 13 estudia una cuestin que es funda-mental para los debates polticos: fueron el comercio y los flujos de facto-res sustitutivos o complementarios? El libro concluye en el captulo 14 conun resumen de las lecciones que podemos sacar de la historia.

    sta es, por lo tanto, la agenda. Cuando, hoy en da, los economistas

    debaten sobre temas referentes a la globalizacin, lo hacen como si el fen-meno fuera nico y exclusivo de nuestro tiempo, aparentemente incons-cientes de todo lo que la globalizacin actual tiene que aprender de esaanterior. La deuda de establecer una conexin entre ambas hace tiempoque est sobre la mesa. Lo que sigue es un comienzo.

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    CAPTULO 2

    LA CONVERGENCIA A LO LARGODE LA HISTORIA

    Dos hechos fundamentales de la economa internacional de finales delsiglo XXfueron tambin caractersticos de la ltima etapa del XIX. El pri-mero, que en el perodo anterior tuvo lugar un proceso globalizador muyrpido: el capital y el trabajo fluan a travs de las fronteras en unas canti-

    dades sin precedentes y el comercio de bienes aument espectacularmenteante la espectacular cada en el precio de los transportes. El segundo, que afinales del sigloXIXse dio un proceso de convergencia impresionante en losniveles de vida, al menos en la mayor parte de lo que podramos ahora lla-mar la Organizacin para la Cooperacin y el Desarrollo Econmico(OCDE), pero que en este libro denominamos laeconoma atlntica.Lospases pobres de la periferia europea comenzaron a crecer ms deprisa quelos ricos industrializados del centro europeo y, en algunos casos, incluso

    ms deprisa que los pases del Nuevo Mundo, escasos en mano de obra. Lospases pobres de la periferia que acortaban distancias con los lderes euro-peos no incluan Asia, frica, Oriente Medio ni muchos pases de Europadel Este; incluso, algunos de los que estaban experimentando elevadas tasasde crecimiento no lograron esa convergencia. En concreto, Espaa y Por-tugal quedaban a una buena distancia por detrs de los lderes, y otroscomo Irlanda y los pases escandinavos experimentaron un espectacularproceso de convergencia desde la Gran Hambruna hasta la Gran Guerra.

    Podemos hablar de una conexin entre globalizacin y convergencia?En este libro se argumenta que la mayor parte de la convergencia que se

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    dio entre 1850 y 1914 se debi a la apertura de las economas por elcomercio y a las migraciones masivas. Tambin se sugiere que el proceso

    de convergencia se detuvo entre 1914 y 1950 porque hubo una vuelta a laautarqua y se dio un proceso desglobalizador. Todos estos hechos estn enel centro de los debates actuales sobre la globalizacin.

    Comenzamos revisando la evidencia que existe sobre convergencia. Elresto del libro ofrece explicaciones para dicho proceso en un marco de eco-noma abierta.

    La convergencia en el presenteDado que la literatura acadmica sobre el tema de la convergencia ha

    experimentado un gran desarrollo y este asunto consigue incluso una granatencin por parte de los medios, es difcil suponer que exista algn eco-nomista que no sea consciente del espectacular proceso de convergencia(incondicional) que la economa atlntica ha experimentado desde 1950.Para nosotros, la economa atlntica incluye los pases que primero expe-rimentaron la industrializacin y que son ahora miembros de la OCDE:las naciones del Europa noroccidental, Europa del sur, Norteamrica y

    Australasia. El trminoconvergenciada nombre a un proceso por el cuallos pases ms pobres han crecido ms deprisa que los pases ms ricos, conlo que la distancia econmica entre unos y otros ha disminuido, e inclusodesaparecido, medio siglo ms tarde en muchos casos.Convergencia incon-dicionales el trmino que se utiliza para describir el proceso por el que lospases pobres comienzan a experimentar un proceso de convergencia conlos pases ricos. (Despus utilizaremos el deconvergencia condicional,que

    ser relevante para describir la situacin segn la cual los pases pobres nohan logrado alcanzar los niveles de los pases ricos pero lo hubieran podi-do hacer si no hubiera sido por ciertas circunstancias adversas.)

    Cules fueron las causas de este proceso de convergencia que se dioa finales del siglo XX? Disponemos de multitud de trabajos tericos en estesentido, aunque normalmente abordan el tema en trminos de la teora delcrecimiento en una economa cerrada en lugar de hacerlo en trminos dela teora del comercio para una economa abierta, que pensamos que es

    ms relevante. La primera generacin de los modelos de crecimiento supo-

    20 La convergencia a lo largo de la historia

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    nen convergencia condicional o incondicional (Solow, 1956; vase Man-kiw, Romer y Weil, 1992, versin ampliada de Solow). La segunda gene-

    racin de los modelos de crecimiento matizan las conclusiones: terica-mente, podra aparecer divergencia si tenemos en cuenta rendimientoscrecientes, learning by doing, externalidades, aprendizaje y habilidades(Arrow, 1962; Romer, 1986, 1989; Lucas, 1988, 1990; Barro y Sala i Mar-tin, 1995).

    El trabajo emprico sobre la convergencia de finales del siglo XXhaavanzado a gran velocidad. Todos los trabajos realizados en este sentido sebasan en gran medida en los datos incluidos en el Proyecto de Compara-

    ciones Internacionales (International Comparisons Project), posterior a lasegunda guerra mundial, y que se hallan recopilados en las series de laPennWorld Table(Summers y Heston, 1991). Ya desde el principio, los econo-mistas descubrieron que, a medida que la muestra se ampliaba a partir delos pases de la OCDE e iba incluyendo otros del resto del mundo, la con-vergencia condicional se haca ms probable que la incondicional (Dow-rick y Nguyen, 1989). Las fuerzas de la convergencia se hacan patentes entodos los lugares, pero muchos pases pobres del Tercer Mundo mostraban

    convergencia slo en los casos en los que el investigador tena en cuentaque stos se caracterizaban por un gran crecimiento de la poblacin, bajastasas de ahorro pblico y un gran dficit de capital humano (Barro, 1991;Durlauf y Johnson, 1992; Barro y Sala i Martin, 1992; Mankiw, Romer y

    Weil, 1992). Por lo tanto, esos controles condicionales son realmenteimportantes a la hora de comprender que ni incluso hoy en da se hacubierto un verdadero y completo proceso de convergencia.

    Las aplicaciones empricas de estos modelos de convergencia condi-

    cional se han desarrollado hasta un punto tal de sofisticacin que han sidocapaces de identificar por separado los papeles de la apertura, la regulacin,los derechos de propiedad, la demografa, los recursos naturales e incluso lademocracia (Barro, 1996; Sachs y Warner, 1995a, 1995b; Bloom y

    Williamson, 1997; Williamson, 1997b). Sin embargo, en su mayor parte,estos modelos se han aplicado solamente a una pequea proporcin de lahistoria, desde el ao 1970. Y qu hay de todo el perodo anterior?

    Tambin han proliferado trabajos de tipo histrico, abanderados por

    las contribuciones pioneras de Moses Abramovitz (1986) y William Bau-

    La convergencia en el presente 21

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    mol (1986), construidos sobre la base de los datos macroeconmicos delargo plazo recopilados por Angus Maddison (1982, 1989, 1991 y 1995).

    Abramovitz relacionaba el proceso de convergencia entre Europa y Esta-dos Unidos observado en el perodo de posguerra con la teora de Veblende la desventaja del lder y con la de Gerschenkron de las ventajas delpas atrasado (1962): un pas con una productividad menor que la del ldertiene una brecha tecnolgica de la que se puede beneficiar importandoo imitando la tecnologa avanzada y, por lo tanto, obteniendo mejorasen la productividad laboral y en los niveles de vida. Sin embargo, el lderno tiene ninguna brecha que explotar, sus incrementos en la productivi-dad estn limitados por la tasa con que los nuevos descubrimientos tec-nolgicos se aplican a la produccin, con lo que su crecimiento es mslento. Cuanto ms atrasado est un pas respecto del lder, mayor ser esabrecha tecnolgica y ms rpido el posible proceso de convergencia.

    Abramovitz descubri que la dispersin del PIB por trabajador habadisminuido durante el siglo pasado, aunque la convergencia fue espe-cialmente rpida en el perodo inmediatamente posterior a la segundaguerra mundial.

    Abramovitz seal la distincin entre convergencia ycatch-uptec-nolgico porque la dinmica del capital hace posible que la segunda nosea una condicin ni necesaria ni suficiente para la primera. Adems,seal que elcatch-uptecnolgico podra ser autorrestrictivo, ya que ten-dera a cero a medida que la brecha de productividad disminuyera. Abra-movitz tambin contrast la convergencia medida por niveles de disper-sin, lo que hoy en da se llama convergencia-, con la convergenciamedida por el hecho segn el cual los pases pobres crecen ms deprisaque los ricos, lo que hoy se denomina convergencia- (Barro y Sala iMartin, 1992, 1995).

    Es la convergencia un fenmeno reciente?

    La mayora de los economistas no tienen en cuenta la historia a lahora de escribir sobre el proceso de convergencia de finales del siglo XX.Efectivamente, Robert Barro y Gregory Mankiw y sus colaboradores

    (Barro y Sala i Martin, 1992, 1995; Mankiw, Romer y Weil, 1992) igno-

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    ran el perodo anterior a la segunda guerra mundial o incluso la experien-cia anterior a 1970, centrndose exclusivamente en las ltimas dos o tres

    dcadas. La hiptesis subyacente parece ser que los datos para este tipo deanlisis son inexistentes antes de la dcada de los aos sesenta o que laexperiencia era irrelevante, o, incluso peor an, que posiblemente no habaexistido ningn proceso de convergencia con anterioridad a la segundaguerra mundial. Algunos hasta hacen explcita la hiptesis de que slo conla aparicin de las instituciones globales despus de Bretton Woods ha sidoposible la convergencia, aun cuando ese acuerdo histrico de 1944 fuerahostil a la apertura de los mercados de capitales a nivel internacional(Helleiner, 1994a, 1994b). Los pocos economistas que consideran unperodo ms amplio de la historia, normalmente, ignoran la valiosa infor-macin histrica que se deduce de las series temporales: William Baumol(1986) estudi la convergencia durante los cien aos posteriores a 1870,pero incluso este pionero hizo caso omiso de todas las dcadas intermedias(descuido parcialmente corregido en Baumol, Blackman y Wolf, 1989). Ycuando Barro y Xavier Sala i Martin (1992) examinan la convergenciaentre los estados de EE.UU. desde 1870, concluyen que no existi hastala dcada de 1930 y que toda la convergencia se dio despus (Williamson,

    1980a). Adems, es raro el economista que se pregunta qu parte del cre-cimiento de una regin o de un pas es debida a variables que se suponeque son las realmente importantes. En lugar de eso, solamente se dedicana contrastar hiptesis: por ejemplo, hubo convergencia condicional?, fuems rpida en las economas ms abiertas? Los historiadores piden algoms. Suelen observar los comportamientos anmalos y entonces buscanexplicaciones; por ejemplo, qu pases no convergieron, cundo y por qu,y se preguntan si los pases que convergieron lo hicieron todos por las mis-

    mas razones.Hay gran variedad histrica dentro de la experiencia de la conver-

    gencia? Fue la experiencia posterior a la segunda guerra mundial nica,tal como los economistas contemporneos sugieren? O fue el perodode entreguerras simplemente una interrupcin en un proceso de con-vergencia que ya haba comenzado el siglo anterior? Si esto ltimoresulta ser cierto, por qu ese proceso existe, se detiene y contina?Hay razones que nos hagan prever una nueva interrupcin en el futu-

    ro prximo?

    Es la convergencia un fenmeno reciente? 23

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    La convergencia en el pasado

    Si pretendemos demostrar que la historia tiene mucho que decir acer-ca de la convergencia, primero debemos explicar qu es lo que significaesta frase. Por lo tanto, convergencia de qu?

    El punto esencial para nosotros es si la brecha entre el nivel de vidade un trabajador medio en un pas rico y en un pas pobre disminuye conel tiempo. Convergencia significa, efectivamente, una reduccin de esabrecha, al menos en trminos de porcentaje. Existen dos conjuntos dedatos que podemos utilizar para estudiar este asunto en largos perodos de

    tiempo. Las estimaciones del PIB per cpita o por hora de trabajo son unode ellos: los datos de Angus Maddison fueron publicados por primera vezen 1982, hoy en da reemplazados por su libro de 1991 y por revisionestodava ms recientes (Maddison, 1994, 1995). Los salarios reales de lostrabajadores urbanos sin cualificar constituyen el otro conjunto de datos:los datos de Jeffrey Williamson fueron publicados por primera vez en1995, y hoy en da tambin han sido reemplazados por revisiones recien-tes (ORourke y Williamson, 1997). En breve, tendremos ms cosas que

    aportar acerca de cmo medir la convergencia.Qu es lo relevante? Nuestro inters siempre se ha centrado en lo que

    Simon Kuznets denomin crecimiento econmico moderno, lo cual nostraslada desde unos ciento setenta aos atrs, en la dcada de 1820, cuan-do la revolucin industrial britnica realmente despeg tras las guerrasnapolenicas, hasta la dcada de 1990, cuando incluso las partes mspobres de Asia parecen formar ya parte de ella.

    Convergencia entre quin? Como sugerimos en la introduccin, nues-tro estudio comprende slo miembros actuales del club de la OCDE conorgenes europeos (ms Argentina). Ciertamente, la mayor parte de la con-vergencia incondicional desde 1870 desaparecera si ampliramos la mues-tra a la Europa del Este, y, tal como hemos visto para el perodo posterior a1945, si incluyramos tambin al Tercer Mundo, esa convergencia incondi-cional se evaporara por completo. Por qu una muestra tan pequea? Por-que pensamos que, incluso dentro de la propia OCDE, las fuentes de con-vergencia se han interpretado de una forma errnea, y, por lo tanto, es

    importante aclarar este tipo de cosas antes de aventurarnos a salir del club.

    24 La convergencia a lo largo de la historia

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    Convergencia de qu?

    Abramovitz, Baumol y otros economistas que han estudiado el finaldel siglo XXutilizan el PIB per cpita o por hora de trabajo para medir laconvergencia. En este captulo nos decantamos por las tasas de salarios rea-les (normalmente, de la mano de obra no cualificada de las ciudades)1

    ajustadas por la paridad del poder de compra (PPC). En efecto, los sala-rios reales son la medida adecuada si lo que pretendemos es estudiar elimpacto de la globalizacin sobre los mercados de trabajo. No estamosdiciendo que esta medida sea mejor necesariamente que el PIB per cpitao por hora de trabajo para analizar cualquier cuestin relacionada con el

    crecimiento de las naciones. Pero podemos aportar cuatro buenas razonespor las que deberamos prestar atencin al precio de los factores (algo quehacemos a lo largo de todo el libro), adems de a los agregados del PIB,que es en lo nico en lo que se fijan los macroeconomistas para valorar elcrecimiento y la convergencia.

    En primer lugar, los datos disponibles sobre salarios reales para elperodo anterior a la primera guerra mundial son ms fiables que los datossobre el PIB. Estn disponibles por aos, en lugar de referirse a aos dereferencia separados entre s por un par de dcadas, y, adems, la muestracomprende un mayor nmero de economas. Desde luego, puede darse elcaso de que las series de salarios nominales elegidas no sean representati-vas y tambin pueden presentarse problemas con los ndices de precios alconsumo utilizados para deflactarlas, as como con los ajustes de la PPCrealizados.2 Pero estos problemas son seguramente de menor importanciaque los que pueden surgir al tratar de estimar la renta nacional de cada pasen el siglo XIX. Para muchos pases de la periferia europea, las cuentas

    La convergencia en el pasado 25

    1 Son tasas salariales, normalmente semanales, en lugar de ganancias anuales. Comotales, no reflejan cambios en el desempleo generados por una crisis industrial o por cam-bios en las tasas de utilizacin de mano de obra estacional. Por lo tanto, son ms tiles parahablar de los cambios a largo plazo en el coste de la mano de obra y en los niveles de vida.

    2 Los clculos de la Paridad del Poder de Compra (PPC) son difciles, pero esencia-les para cerciorarnos de que se est utilizando la misma referencia para comparar el poderde compra del salario recibido en un pas con el de otro. La idea es construir alguna cestabsica media y, entonces, valorar esa cesta aplicando precios a los mismos bienes pas porpas. Vase Williamson (1995).

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    nacionales para ese siglo, simplemente, no existen (por ejemplo, Irlanda),mientras que para otros, las series que existen no son fiables. Al menos,

    utilizar las series sobre salarios reales nos permite ampliar la muestra depases, reduciendo el riesgo de sesgos debido a la seleccin de muestrasidentificado por DeLong (1988) y otros.

    En segundo lugar, la distribucin de la renta es un aspecto importan-te que hay que considerar. La gente realmente obtiene salarios, primas porespecializacin, beneficios o rentas de la tierra, pero no ese artificio esta-dstico que llamamos el PIB per cpita. Aunque el PIB por hora de traba-

    jo puede ser una medida correcta de la productividad agregada, los niveles

    de vida de los trabajadores normales son mejores indicadores del bienestareconmico de una sociedad.3 Es posible, en principio, disear un sistemade impuestos y transferencias que redistribuyera la renta entre los ciuda-danos, dejndolos a todos por igual, pero tal esquema tiene un intersmeramente terico, pues cualquier observador del sigloXIXlo hubiera per-cibido como algo totalmente utpico. En cualquier caso, los macroecono-mistas estn desperdiciando una informacin altamente valiosa al prome-diar todo tipo de rentas.

    En tercer lugar, el cambio econmico involucra casi siempre a gana-dores y perdedores, y este hecho es crucial para la evolucin de la polticaeconmica. Normalmente, los cambios que conllevan un incremento en elPIB per cpita son bien aceptados; por ello, el estudio del comportamien-to de los precios de los factores es un primer paso para entender las res-puestas polticas. De hecho, sta es la direccin adoptada en los captulos5, 6, 9 y 10.

    En cuarto lugar, y posiblemente lo ms importante, el anlisis de los

    salarios y de otros precios de factores nos ayuda a entender las fuentes dela convergencia. Los mecanismos de economa abierta que defendemosaqu como la clave del proceso de convergencia de finales del sigloXIX(flu-

    jos de comercio, de poblacin y de capitales) influyeron directamentesobre los precios de los factores y slo indirectamente sobre el PIB percpita. Si los macroeconomistas estudian nicamente el PIB per cpita,

    26 La convergencia a lo largo de la historia

    3 Por supuesto, tal aseveracin implica un juicio de valor, pero tambin la decisinde ceirnos nicamente a las rentas medias.

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    probablemente se estn perdiendo una buena parte de la historia. Inclu-so puede que estn obteniendo conclusiones errneas. Supongamos, por

    ejemplo, que queremos saber si la convergencia es debida al proceso decatching-uptecnolgico, al proceso de globalizacin derivado del comer-cio, o al proceso de globalizacin originado por las migraciones masivas.Si la fuerza dominante es el catch-uptecnolgico, es posible que los sala-rios, las rentas de la tierra y los beneficios aumenten con el PIB per cpi-ta o por trabajador, aunque a diferentes tasas, dependiendo de los posiblessesgos tecnolgicos. Si la fuerza dominante es la globalizacin por elcomercio, entonces la teora del comercio estndar de Heckscher-Ohlin,que estudiamos en el captulo 4, predice que las ratios de salarios sobrerentas se movern en direcciones opuestas dependiendo de si la economaes abundante en el recurso tierra o si es escasa, y que los precios de los fac-tores convergern mucho ms deprisa que el PIB per cpita o por trabaja-dor. Si la fuerza dominante es el movimiento masivo de poblacin y si,como fue el caso, los inmigrantes eran adultos jvenes, entonces el PIB percpita crecera ms deprisa que el PIB por trabajador en los pases recep-tores de la migracin, y los salarios caeran en relacin con las rentas de latierra y con los beneficios. Lo contrario ocurrira en los pases emisores de

    las migraciones. Si confiamos exclusivamente en el PIB por trabajador oper cpita, estamos perdiendo la oportunidad de distinguir entre unas cau-sas de la convergencia y otras totalmente diferentes.

    Shocksde divergencia y reacciones a la convergencia, 1830-1870

    La economa atlntica se vio sacudida por dos profundas perturba-ciones en la primera mitad del siglo XIX: la temprana industrializacin enGran Bretaa, que se extendi finalmente a unos pocos pases del conti-nente europeo, y el descubrimiento del Nuevo Mundo como fuente derecursos, reforzado todo ello por la fuerte cada en los precios del trans-porte a nivel internacional (tema que abordamos en profundidad en elcaptulo 3). En la primera mitad del siglo, los aranceles eran elevadosincluso en Gran Bretaa (la abolicin de las leyes del cereal ocurri ya en1846, y la posterior reforma hacia el libre comercio en el continente euro-peo todava tard una dcada o dos ms), el comercio de mercancas eramoderado, las migraciones entre fronteras no eran ni mucho menos masi-

    vas (la hambruna irlandesa no produjo grandes flujos de migraciones hasta

    La convergencia en el pasado 27

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    finales de la dcada de 1840), y los mercados de capitales todava no esta-ban muy desarrollados y no se podan calificar de globales. Por todo ellose produjo un proceso de divergencia que slo podemos documentar apartir de 1830, e incluso para entonces la muestra es relativamente peque-a (ocho pases en 1830 y trece en 1869). No obstante, a pesar de estaslimitaciones, todo apunta hacia una profunda divergencia en la primeramitad del siglo XIX.

    El grfico 2.1 muestra la dispersin de los salarios reales entre 1830 y1869. El estadsticoC (N)que aparece (dondeNes el tamao del mues-treo) se ha utilizado con mucha frecuencia en los estudios sobre conver-gencia y lo adoptamos aqu como medida de la convergencia-.4 Basn-donos en los ocho pases de la economa atlntica para los que hay datos

    28 La convergencia a lo largo de la historia

    4 El estadsticoCest definido como la varianza de las tasas salariales reales entrepases dividida por el cuadrado de su media, que es equivalente al coeficiente de variacin,pero ms fcil de descomponer.

    GRFICO 2.1

    DISPERSIN DE LOS SALARIOS REALES A NIVEL INTERNACIONAL, 1830-1869

    FUENTE: Williamson (1995, tabla A2.1); revisado en ORourke y Williamson (1997).

    Dispersin

    C(8)

    C(13)

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    disponibles (Brasil, Espaa, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaa, Irlan-da, Pases Bajos y Suecia),C(8) aumenta desde 0,143 en 1830 hasta 0,402

    en 1846, triplicndose casi el ndice de dispersin de los salarios reales yde los niveles de vida durante ese perodo. Este desequilibrio en el merca-do de trabajo a nivel global fue causado principalmente por un creci-miento espectacular de los salarios en Estados Unidos y una cada de stosen Espaa y en los Pases Bajos (Williamson, 1995, tabla A2.1 del apn-dice; revisado en ORourke y Williamson, 1997). En relacin con el ldereuropeo (Gran Bretaa), Irlanda y Francia aguantaron el tirn, mientrasque Suecia perdi algo de terreno. Ciertamente, la revolucin industrial esun factor importante a la hora de explicar la divergencia dentro de Euro-pa hasta mediados de la dcada de 1840, pero el pronunciado aumento enC(8) es debido principalmente alboomen el Nuevo Mundo: los EstadosUnidos incrementaron su ventaja en salarios reales sobre Inglaterra desdeun 45% en 1830 hasta un 89% en 1846.5 Este hecho es sorprendente,dado que en los debates sobre los niveles de vida britnicos no cabe nin-guna duda acerca de la mejora en los salarios durante estas dcadas, y estavisin apoya la posicin de los ms optimistas (Lindert y Williamson,1983; Lindert, 1994). Parece ser, entonces, que esas mejoras salariales en

    Inglaterra estaban lejos de ser tan importantes como las de Estados Uni-dos. El debate sobre el nivel de vida britnico no se ha apercibido nuncade este hecho, ni tampoco los excepcionalistas americanos le han dadodemasiada importancia al extraordinario comportamiento de los salariosen su pas.6

    Aunque no disponemos de datos similares sobre salarios reales en esapoca para, por ejemplo, Canad o Australia, la evidencia americana sugie-re sin duda que el desequilibrio en el mercado laboral a nivel global esta-

    ba siendo provocado sobre todo por esa creciente brecha salarial entreEuropa y el Nuevo Mundo anglfono. Significa esto que no exista esadinmica del lder industrial y los seguidores que implica un aumento enla brecha salarial dentro de Europa, tal como indica la teora de Gers-

    La convergencia en el pasado 29

    5 Las rentas per cpita eran, aun as, algo ms elevadas en Inglaterra, pero los sala-rios reales eran una cosa distinta.

    6 Por ejemplo, Robert Margo (1992) no dice nada acerca del espectacular compor-

    tamiento del crecimiento de los salarios reales en Estados Unidos en el perodo anterior ala guerra, en comparacin con Gran Bretaa y el resto de Europa.

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    chenkron? No. Debemos recordar el sesgo de seleccin inherente que sub-yace a esta pequea muestra de seis economas europeas: excluye a muchos

    de los seguidores ms pobres, para los que no hay documentacin. Es pro-bable que la dispersin dentro de Europa fuera ms pronunciada de lo quesugieren estos grficos. Por lo tanto, la profunda divergencia en la econo-ma atlntica que cuantificamos aqu est subestimando la verdadera mag-nitud del hecho.

    El grfico 2.1 apunta hacia una fecha crtica en algn momento entre1846 (basndonos en la muestra ms pequea pero ms larga sobre la quese elaboraC(8)) y 1854 (basndonos en la muestra ms amplia pero ms

    corta que subyace enC(13)). Dado que el proceso de convergencia se pro-long a lo largo de seis dcadas aproximadamente, la fecha de mediadosdel sigloXIXaparece como el inicio de ese proceso de convergencia moder-na en la economa atlntica. Es cierto que buena parte de la convergenciade salarios reales entre 1854 y 1865 fue debida al bien conocido colapsoen la tendencia de los salarios americanos durante la guerra civil (DeCa-nio y Mokyr, 1977; Williamson, 1974a), pero tambin es cierto que elfenmeno de convergencia fue algo ms general, y no slo lo podemosachacar a un hecho especfico y exgeno en un solo pas. Despus de todo,aunque la recuperacin de los salarios estadounidenses en el perodo deposguerra a finales de la dcada de 1860 y durante la de 1870 (William-son, 1974a; Goldin y Lewis, 1975) fue espectacular, nunca se alcanzaronunos niveles tan elevados en relacin con Inglaterra como los que se logra-ron en el perodo 1854-1856 (105 %). Adems, los salarios relativos tam-bin cayeron en Australia despus de 1854, lo que nos indica que fue unhecho comn en el Nuevo Mundo y no slo en Norteamrica. Los resul-tados fueron distintos en Europa. Aunque Suecia gan mucho terreno con

    respecto a Inglaterra entre mediados de la dcada de 1850 y 1869, no ocu-rri lo mismo con el resto de pases europeos de nuestra muestra atlntica(con la excepcin probable de Blgica), y Francia, Noruega y Espaa per-dieron terreno. Una vez ms, parece ser que la caracterstica principal delproceso de convergencia que se produjo entre mediados de siglo y 1869fue la disminucin de la brecha entre Europa y el Nuevo Mundo.

    De nuestro estudio sobre los mercados laborales de la economa atln-tica a lo largo de las cuatro dcadas transcurridas entre 1830 y 1869 pode-

    mos extraer tres conclusiones. En primer lugar, hubo una gran divergen-

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    cia en los salarios reales y en los niveles de vida hasta mitad de siglo. Ensegundo lugar, en la economa atlntica, la convergencia comenz poco

    despus de mitad de siglo. Ciertamente, la muestra atlntica es todavapequea alrededor de esa fecha, pero se elev hasta diecisiete pases hacia1870 (incluyendo cinco de los pases del Nuevo Mundo), con lo que es apartir de esta fecha cuando podemos hablar de convergencia con ms cre-dibilidad. Normalmente, los historiadores econmicos la utilizan para des-cribir otros hechos, y con el trmino finales del siglo XIX se refieren alperodo entre 1870 y la primera guerra mundial. En tercer lugar, la diver-gencia-y la convergencia- fueron procesos caracterizados principal-mente por el comportamiento de las diferencias salariales entre Europa y

    el Nuevo Mundo, no slo por las diferencias salariales dentro de Europa.

    La convergencia de finales del siglo XIX

    A los economistas se les ha enseado que las perturbaciones realmen-te importantes en cualquier mercado van seguidas, con un cierto retraso,de un perodo de transicin hacia el nuevo equilibrio o hacia el nuevo esta-do estacionario, a menos, desde luego, que sean interrumpidas por laintervencin estatal. Deberamos contemplar, por tanto, el proceso de

    convergencia de finales del sigloXIXcomo un perodo de transicin de estetipo originado por la integracin global de los mercados de bienes, de tra-bajo y de capitales en la economa atlntica, una economa en la que elEstado adopt una postura poltica muy liberal.

    Los argentinos llaman a la transicin entre 1870 y 1913 labelle po-que, los estadounidenses la denominan su poca dorada de despegueindustrial hacia la dominacin del mundo, los ingleses la apodan su granboomvictoriano seguido de una ola de imperialismo, pero a la mayora de

    los economistas se les ha mostrado esa poca como una era liberal de librecomercio en la que dominaba el patrn oro.7 Si incluimos las dos dcadasprevias a 1870, esta poca supuso la mayor convergencia de salarios realesy niveles de vida que jams haya visto la economa atlntica, aun conside-rando el bien conocido proceso de convergencia correspondiente a la eraposterior a la segunda guerra mundial. Sin embargo, la mayor parte de laconvergencia tuvo lugar a finales de siglo, por lo que la velocidad por

    La convergencia en el pasado 31

    7 Y as, Maddison (1982, 92) la denomina la fase liberal.

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    dcada no fue tan grande como la del proceso de convergencia en la segun-da mitad del siglo XX(Crafts y Toniolo, 1996); de cualquier forma, fue

    una fase de convergencia impresionante.Tal como muestra el grfico 2.2, la notable convergencia que comen-

    z a mediados de siglo continu hasta 1900 aproximadamente, tras lo cualla disminucin enC(17) ces.8 De hecho,C(17) cay ms de un terciodesde 1870 hasta 1900 (disminuyendo desde 0,313 hasta 0,200) yC(13)cay casi un 60% durante los sesenta aos posteriores a 1854. Nuestramedida de las diferencias en salarios reales entre pases se puede descom-poner en tres partes: la dispersin dentro del Nuevo Mundo, la dispersin

    dentro de Europa y la dispersin entre Europa y el Nuevo Mundo, estaltima cuantificada por la brecha salarial media entre los dos. Cuando setienen en cuenta estos tres componentes, los resultados son sorprendentesy se repiten los obtenidos para principios de siglo (Williamson, 1996). Enprimer lugar, a lo largo del perodo 1870-1913, la brecha salarial mediaentre Europa y el Nuevo Mundo supone alrededor del 60 % de la varian-za de los salarios reales entre estos diecisiete pases. El resto, un 40%,queda explicada por la varianza dentro de Europa y dentro del NuevoMundo. Adems, la varianza del Nuevo Mundo supone una mayor parte

    de la varianza total que la de Europa. Todo esto significa que la varianzade los salarios reales entre nuestros pases europeos a finales del siglo XIXsupuso una parte muy modesta de la varianza en la economa atlntica enconjunto (aunque ya hemos apuntado que la ausencia de las nacionespobres de Europa del Este probablemente influye mucho en este resulta-do). En segundo lugar, alrededor del 60% de la convergencia entre 1870y 1900 viene explicada por la vertiginosa disminucin en la brecha salarialentre Europa y el Nuevo Mundo.

    La convergencia de finales del siglo XIXno se limit exclusivamente alos salarios reales y al mercado de trabajo. El grfico 2.3 muestra que elPIB tambin experiment una convergencia. Sin embargo, la convergen-cia de salarios reales fue mucho ms rpida que la del PIB per cpita o porhora de trabajo; los argumentos que siguen a continuacin ofrecen algunaexplicacin a este hecho.

    32 La convergencia a lo largo de la historia

    8 Las series temporales del grfico 2.2 denominadasI-13 yN-15 se explicarn msadelante.

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    GRFICO 2.2

    DISPERSIN DE LOS SALARIOS REALES A NIVEL INTERNACIONAL, 1854-1913

    FUENTE: Williamson (1995, tabla A2.1); revisado en ORourke y Williamson (1997).

    Dispersin

    GRFICO 2.3

    DISPERSIN DEL PIB PER CPITA INTERNACIONAL

    FUENTE: Maddison (1995).

    Dispersin

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    La convergencia se dio en todos los rincones de la economa atlnti-ca a finales del siglo XIX, pero podemos resumir el proceso como una his-

    toria en la que una Europa abundante en mano de obra y con unos nive-les de vida ms bajos experiment un proceso decatching-upcon el NuevoMundo, escaso en el factor trabajo pero con niveles de vida ms elevados;tambin Argentina y Canad convergieron con los niveles de Australia yEstados Unidos. Pero lo realmente importante no fue la convergencia delos pases europeos ms atrasados con respecto a los lderes industrializa-dos. En efecto, hubo convergencia en Europa, pero fue algo muy modes-to en comparacin con el total del conjunto, dado que los sucesos delespectacularcatching-upen el continente se vieron compensados por otros

    igualmente espectaculares de signo contrario. A continuacin, analizamoscon ms detalle la experiencia europea.

    Dada la importancia del debate sobre la prdida de liderazgo indus-trial por parte de Gran Bretaa, existe una tendencia a buscar evidenciasacerca de la convergencia alemana con el lder. A pesar de la enorme pro-liferacin de literatura sobre la prdida del liderazgo britnico en favor de

    Amrica y de Alemania, no es esto lo que tenemos que estudiar si lo quequeremos es entender la convergencia europea o la falta de ella. Efectiva-mente, Alemania no era uno de los pases ms pobres de la economaatlntica, y Estados Unidos todava menos. El cambio de roles entre estostres grandes (Gran Bretaa, Alemania y Estados Unidos) supuso un cam-bio de liderazgo entre los lderes; un hecho interesante, pero marginal paralo que queremos analizar aqu. Importa mucho ms el comportamiento delos pases europeos agrcolas ms pobres en relacin con los ricos indus-trializados, incluyendo en este ltimo grupo a Blgica, Francia y Alema-nia, no slo a Gran Bretaa.

    Antes de continuar con el anlisis, definamos primero la muestra euro-pea. En la tabla 2.1 se recogen los salarios reales, el PIB per cpita y el PIBpor hora de trabajo para quince pases europeos y cinco del Nuevo Mundoen 1870 y 1913. Cul es el comportamiento en 1870? Los tres ndicesrevelan posiciones semejantes, pero suponen brechas diferentes entre lospases. Tal como sospechbamos, las diferencias eran mayores entre los sala-rios reales que entre el PIB per cpita o por hora de trabajo. Dentro deEuropa, los pases ricos del ncleo industrial tenan niveles de PIB per cpi-

    ta un 64% mayores que los pases pobres de la periferia agrcola. Los sala-

    34 La convergencia a lo largo de la historia

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    La convergencia en el pasado 35

    Pas Salarios reales PIB per cpita PIB por hora de trabajo(ndice 1905 = 100) (dlares americanos (dlares americanos

    de 1990) de 1990)

    1870 1913 1870 1913 1870 1913(1) (2) (3) (4) (5) (6)

    TABLA 2.1

    NIVELES DE VIDA Y PRODUCTIVIDAD, 1870-1913

    Periferia europeaAustriaDinamarcaEspaaFinlandia

    IrlandaItaliaNoruegaPortugalSuecia

    Media

    Ncleo industrial europeoAlemaniaBlgicaFranciaGran BretaaHolandaSuiza

    Media

    Europa

    Nuevo MundoArgentinaAustraliaBrasilCanadEE. UU.

    Media

    n. d.3630n. d.

    4926321828

    31

    5860506757

    n. d.

    58

    43

    61127

    3999

    115

    88

    n. d.102

    39n. d.

    9055932498

    72

    9294669878

    n. d.

    86

    77

    92128

    87219169

    139

    1,8751,9271,3761,107

    n. d.1,4671,3031,0851,664

    1,476

    1,9132,6401,8583,2632,6402,172

    2,414

    1,878

    1,3113,801

    7401,6202,457

    1,986

    3,4883,7642,2552,050

    n. d.2,5072,2751,3543,096

    2,599

    3,8334,1303,4525,0323,9504,207

    4,101

    3,242

    3,7975,505

    8394,2135,307

    3,932

    1,391,51n. d.0,84

    n. d.1,031,09n. d.1,22

    1,18

    1,582,121,362,612,331,75

    1,96

    1,57

    n. d.3,32n. d.1,612,26

    2,40

    2,933,40n. d.1,81

    n. d.2,092,19n. d.2,58

    2,50

    3,503,602,854,404,013,25

    3,60

    3,05

    n. d.5,28n. d.4,215,12

    4,87

    FUENTES: Los salarios se han obtenido de ORourke y Williamson (1997). El PIB per cpita y porhora de trabajo, de Maddison (1995).

    NOTA: El PIB per cpita y por hora de trabajo britnico incluye Irlanda. Todos los valores sonmedias no ponderadas.

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    36 La convergencia a lo largo de la historia

    rios reales eran un 87% mayores que los de la periferia. Desde el otropunto de vista, los salarios reales en la periferia estaban un 47% por deba-

    jo de la media de los pases industrializados, y el PIB per cpita, un 39 %por debajo. Podemos considerar que Austria y Dinamarca han estadosiempre en la frontera entre el ncleo industrial y la periferia; sin contarcon estos pases, el PIB per cpita de la periferia estara un 45 %, y no un39%, por debajo de la media del ncleo industrial. No obstante, conside-raremos a Austria y a Dinamarca entre los pases de la periferia. As, losnueve pases miembros de esa periferia europea son Austria, Dinamarca,Espaa, Finlandia, Irlanda, Italia, Noruega, Portugal y Suecia. Hacemosnotar, de nuevo, que la muestra excluye los pases del este y del sudeste de

    Europa por la simple razn de que los datos histricos disponibles paraestas regiones no son fiables. Aun as, podemos decir que estos pases eranrelativamente pobres. Las estimaciones de Paul Bairoch (1976, tabla 6,pg. 286) sugieren que ninguno de ellos alcanzaba siquiera el 50% del PIBper cpita de los pases del ncleo industrial: por ejemplo, el de Bulgariaera el 42,3%; el de Grecia, el 48,1%; el de Rumania, el 40,4 %; el deRusia era el 48,1%, y el de Serbia, el 44,2%. Por lo tanto, con la excep-cin de Portugal, estamos eliminando de la muestra precisamente a los

    pases ms pobres de Europa. No obstante, pensamos que, a medida quevayamos disponiendo de datos ms fiables para estos pases, las afirmacio-nes que exponemos a continuacin se vern ratificadas.

    Comencemos comentando el gran xito de los pases del norte, esdecir, el espectacular proceso decatching-up o convergencia protagoniza-do por los pases escandinavos. De acuerdo con otros aspectos cualitativos,los datos de la tabla 2.2 confirman el hecho de que Suecia y Dinamarcaexperimentaron una evolucin ms favorable que la de Noruega y Finlan-

    dia, aunque no muy superior. Mientras que en Suecia los salarios realescrecieron ms deprisa que en Noruega, el crecimiento del PIB per cpita ypor hora de trabajo muestra slo una pequea diferencia entre los dos msrpidos y los dos menos rpidos. Parece ser que ese rpido crecimiento fueun fenmeno comn a los cuatro pases nrdicos.

    Los salarios reales en Escandinavia crecieron a unas tasas casi tresveces superiores a las de los pases del ncleo industrial; los salarios delos trabajadores suecos fueron 2,7 veces los de los britnicos, los salarios

    de los daneses, 2,6 veces los de los alemanes, y los de los noruegos, 3,8

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    La convergencia en el pasado 37

    Pas (1) (2) (3) (4)Salario real Ratio PIB PIB

    por trabajador salario/renta per cpita real por horaurbano, 1870-1910 real, de trabajo,

    1870-1913 1870-1913 1870-1913Periferia europea

    DinamarcaFinlandiaNoruegaSueciaEscandinaviaEspaaItaliaPortugal

    Cuenca mediterrneaCon ItaliaSin Italia

    AustriaIrlanda

    Otra periferiaPeriferiaNcleo industrial europeo

    AlemaniaBlgicaFranciaGran BretaaHolandaSuiza

    Ncleo industrialEuropaNuevo Mundo

    ArgentinaAustralia

    BrasilCanadEE. UU.

    Nuevo Mundo

    2,63n. d.2,432,732,600,441,740,37

    0,850,41

    n. d.1,791,791,73

    1,020,920,911,030,64

    n. d.0,901,39

    1,740,14

    1,431,651,041,20

    2,85n. d.n. d.2,452,65

    0,43n. d.n. d.

    0,430,43n. d.4,394,392,32

    0,87n. d.1,802,54

    n. d.n. d.1,742,07

    4,063,30

    n. d.n. d.1,723,03

    1,571,441,301,451,441,111,280,69

    1,030,901,45

    n. d.1,451,29

    1,631,051,451,010,941,551,271,28

    2,500,87

    0,292,251,811,54

    1,911,801,641,761,771,521,331,10

    1,321,311,75

    n. d.1,751,60

    1,871,241,741,221,271,451,461,54

    n. d.1,08

    n. d.2,261,921,76

    FUENTES Y NOTAS: Las medias que aparecen en la tabla no son ponderadas y estn calculadas apartir de nmeros sin redondeo. Los datos sobre salarios son los de ORourke y William-son (1997); las tasas de crecimiento se han calculado a partir de regresiones log-lineales,1870-1913 (los datos salariales brutos son anuales). Las ratios de salarios-renta estntomadas de ORourke y Williamson (1997, tabla 2). Las tasas de crecimiento del PIB percpita y por hora de trabajo se han calculado a partir de la tabla 2.1, excepto para Italia,Portugal y Espaa, que se han tomado de ORourke y Williamson (1997, tabla 2) y estn

    basados en los datos que aparecen en Bardini, Carreras y Lains (1995). El PIB per cpi-ta y por hora de trabajo de Gran Bretaa incluye a Irlanda.

    TABLA 2.2

    RENDIMIENTO ECONMICO RELATIVO DE LA PERIFERIA EUROPEAA FINALES DEL SIGLO XIX, CRECIMIENTO ANUAL (%)

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    38 La convergencia a lo largo de la historia

    veces los salarios de los holandeses. De hecho, ningn otro pas europeode nuestra muestra se acerc siquiera a la senda de crecimiento de los sala-

    rios reales en Suecia, Dinamarca o Noruega.La tabla 2.2 tambin nos muestra la tendencia de la ratio sala-

    rio/renta. Esta ratio nos habla del comportamiento de los salarios de lostrabajadores no cualificados en relacin con las rentas agrcolas o con elvalor de la tierra agraria por acre. Aunque no es un indicador del creci-miento de la renta per se, los movimientos en los precios relativos de losfactores sern un componente analtico importante de la hiptesis de eco-noma abierta que estudiaremos ms adelante. Mientras que la ratio de

    salario por trabajador en relacin con el valor de la tierra por acre cay entodos los pases del Nuevo Mundo, en los pases de Europa (a excepcinde Espaa) creci. Estos hechos reflejan los efectos de la invasin de loscereales procedentes del Nuevo Mundo (y de Rusia), que contribuy a dis-minuir las rentas agrarias y el valor de la tierra en Europa, elevndolas en elmedio oeste estadounidense, en la zona rural de Australia, en la pampaargentina y, suponemos, aunque no disponemos de documentacin, enUcrania. Mientras que la trayectoria de la ratio salario/rentas en Escandi-navia parece que fue muy similar a la britnica (2,65% frente a un 2,54%

    de crecimiento anual), la ratio creci un 50% ms en Escandinavia que enel ncleo industrial europeo (2,65% frente a un 1,74% anual).

    De acuerdo con las predicciones que se deducen de la teora delcomercio convencional (ver ms abajo), la convergencia del outputporhora de trabajo en Escandinavia con respecto al lder fue menos especta-cular que la convergencia de los precios de los factores, pero incluso esascifras confirman la idea de un crecimiento impresionante en comparacincon el ncleo industrial europeo (1,77% anual frente a un 1,46%). Ade-

    ms, la superioridad del crecimiento del PIB per cpita en esos pases encomparacin con los pases industrializados de Europa (1,44% frente a un1,27% anual) no fue tan notable como la de los salarios reales o la del PIBpor hora de trabajo, pero aun as fue mayor, lo cual concuerda con elhecho de que los emigrantes escandinavos eran muy activos econmica-mente.

    La evolucin de los pases escandinavos a finales del siglo XIXen esteaspecto fue mejor que la del resto de Europa (y probablemente que la del

    resto del mundo). De eso no cabe ninguna duda. Estos pases superaron

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    La convergencia en el pasado 39

    todas las expectativas, incluso desde la perspectiva de los estndares deconvergencia. Pero qu ocurri con el resto de la periferia?

    Basndonos en los datos de Maddison, parece que el comportamien-to de Austria fue casi tan bueno como el de Escandinavia: el PIB per cpi-ta y por hora de trabajo crecieron prcticamente a la misma tasa (1,45%frente a 1,44% y 1,75% frente a 1,77%). Por otro lado, aunque Irlandaprobablemente s cumpli con las leyes de la convergencia, el proceso nofue tan espectacular en este pas. Los salarios reales crecieron dos veces msdeprisa que los del ncleo industrial europeo (1,79% frente a 0,9%anual), pero crecieron menos que la media de la periferia y por debajo del

    75% del crecimiento en Escandinavia. Por otro lado, la ratio irlandesasalarios/rentas creci ms deprisa.

    La otra cara de la moneda es que la evolucin de la cuenca medite-rrnea occidental fue muy adversa. Gabriel Tortella (1994) ha estudiadorecientemente este comportamiento, y podemos resumirlo de forma muybreve con las siguientes palabras: el crecimiento de las ratios en la penn-sula ibrica fue muy inferior al del resto de la periferia. Los salarios realescrecieron un 0,4% al ao, mientras que aumentaron 5,5 veces ms en el

    resto de pases de la periferia. Como muchos pases del Tercer Mundodurante el segundo granboomglobalizador que se dio a partir de 1970,Espaa y Portugal perdieron la oportunidad en el primer gran boom, aligual que Egipto, Turqua y Serbia en el otro extremo de la cuenca medi-terrnea (Williamson, 1998a). Mientras que en el resto de la periferia laratio salarios/rentas creci hasta el 3,23% anual, en la pennsula cay un0,43% cada ao. Tambin aparecen diferencias en el crecimiento del PIBper cpita: un 0,9% en la pennsula y un 1,42% anual en el resto. Losdatos de Maddison sobre el PIB real por hora de trabajo tambin confir-man el mal comportamiento econmico de la zona, aunque la brecha noes tan grande, tal y como el argumento de economa abierta pronosticara:1,31% anual en la pennsula (menor que en el ncleo industrial, confir-mando el retroceso de Espaa y Portugal) y 1,7% anual en el resto de laperiferia. En Italia, los resultados no fueron tan malos, pero, aun as, estu-vieron algo por debajo de la media de la periferia, excepto para los salariosreales. La importancia del fracaso de la pennsula ibrica para el conjuntodel proceso de convergencia en la economa atlntica se puede observar en

    el grfico 2.2. La convergencia desde 1854 hasta 1913 es mucho mayor si

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    40 La convergencia a lo largo de la historia

    9 Abramovitz (1986, 398), ORourke (1989, 1995a) y Boyer, Hatton y ORourke(1994) se suman a la misma opinin.

    eliminamos los dos pases ibricos (serieI-13 frente a laN-15, como vere-mos luego).

    Volvamos ahora a la brecha salarial entre Europa y el Nuevo Mundo,variable responsable en gran parte de la convergencia a lo largo de mediosiglo. Cuatro son los pases que mejor ilustran el proceso: Irlanda y Sue-cia (con emigraciones masivas desde finales de la dcada de 1840 en ade-lante), los Estados Unidos (con inmigraciones masivas a partir de lamisma fecha) y Gran Bretaa (el lder industrial, aunque perdiendodominio). En 1856, los salarios reales de los trabajadores no cualificadosen las zonas urbanas de Suecia eran slo el 49 % de los salarios britnicos;

    en 1913 estaban ya a la par, lo que supuso un incremento impresionantea lo largo de esos cincuenta y siete aos. Los salarios reales suecos aumen-taron desde un 24% hasta un 58% de los salarios estadounidenses a lolargo del mismo perodo. En 1852, y poco despus de la hambruna, lossalarios reales no cualificados en las zonas urbanas de Irlanda suponanslo el 61% de los salarios britnicos, cifra que apenas haba experimen-tado ningn cambio durante las tres dcadas anteriores. Pero en la dca-da de 1850, los salarios reales irlandeses comenzaron a despegar hacia un

    impresionante proceso de convergencia con los britnicos (y, es de notar,en ausencia de un proceso de industrializacin),9 de manera que pasarona ser el 73% de los salarios britnicos en 1870 y el 92% en 1913. Irlan-da experiment una transformacin a lo largo de este perodo de conver-gencia y pas de ser una economa campesina, desesperadamente pobre,muy castigada por la miseria y que haba servido como fuente de manode obra barata para las ciudades emergentes de Gran Bretaa y Nortea-mrica, a ser una economa cuyos salarios se acercaban a principios del

    sigloXX

    a los vigentes en todo el mar de Irlanda, e incluso llegaron a supe-rar a los britnicos en algn momento de la dcada de 1920 (ORourke,1994a). La convergencia de este pas con respecto a la emergente econo-ma de Estados Unidos no fue tan espectacular, aunque existi: los sala-rios reales irlandeses aumentaron desde un 43% hasta un 53% de lossalarios americanos entre 1855 y 1913.

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    La convergencia en el pasado 41

    10 Vase Watkins (1963) como trabajo clsico.

    Estos patrones de comportamiento fueron lo suficientemente omni-presentes como para considerar que se produjo una convergencia en los

    salarios reales y en los niveles de vida en la economa atlntica a lo largode los cincuenta aos previos a la primera guerra mundial. Pero, talcomo ya hemos sugerido, hubo algunos pases y algunos perodos paralos que no se cumplieron estos patrones. Veamos de nuevo algunos deestos ejemplos.

    En primer lugar, la experiencia en el Nuevo Mundo anglfono fuediversa. Australia experiment una continua erosin de su posicin en elrankingde salarios reales durante todo el proceso de convergencia (McLean

    y Pincus, 1983): desde el 148% hasta el 90% por encima de los salariosbritnicos entre 1854 y 1870, hasta el 47 % en 1890 y hasta slo un 31%por encima en 1913. Pero los otros pases del Nuevo Mundo disfrutaronde un repunte parcial en su posicin a finales del perodo. Esto fue asespecialmente en Norteamrica. En relacin con los britnicos, los salariosreales de los Estados Unidos eran un 106% superiores en 1855, un 72%en 1870, un 44% ms elevados en 1880 y un 72% en 1913 (despus deun enormeboomindustrial que situ a Amrica en el liderazgo mundial).En Canad, los salarios reales eran un 48% ms altos que en Gran Breta-a en 1870, un 55% en 1880 y, sin embargo, en 1913 eran un 123% mselevados (despus del granboomdel cereal y de la expansin del ferroca-rril, de la que tanto han escrito los historiadores de la economa canadien-se).10 En resumen, tanto Canad como Estados Unidos fueron en contrade esa tendencia convergente tras los primeros aos de la dcada de 1890.Este resultado es coherente con la tesis de una Amrica del Norte que poresa poca ya comenzaba a emerger como una economa industrialmentedominante (Wright, 1990) y que supone la mayor defensa de su liderazgo

    econmico, tanto ms impresionante cuanto que se ha mantenido duran-te mucho tiempo. El denodado esfuerzo de los americanos para no per-mitir que otros les alcancen es la clave para entender los indicadores deconvergencia de la economa atlntica. La convergencia-que se observaen el grfico 2.2 desde 1854 hasta 1913 es mucho mayor si eliminamos

    Amrica del Norte (la serieN-15 frente a laC-17).

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    Los precios de los factores 43

    En primer lugar, el PIB por hora de trabajo no es ms que la suma derendimientos por unidad de factor ponderados por la dotacin de factor

    por hora de trabajo. La convergencia en los precios de los factores noimplica que todos los precios de los factores del pas rico caigan en rela-cin con los del pas pobre; algunos aumentan. Supongamos que los pa-ses inicialmente ricos son abundantes en tierra y escasos en mano de obray que los inicialmente pobres son escasos en tierra y abundantes en manode obra; si la convergencia de precios de los factores implica que los sala-rios bajos de los pases pobres van alcanzando a los de los ricos, tambinimplica que las rentas inicialmente bajas de la tierra de los pases ricos seacercan a los niveles ms elevados de los pases pobres. Lo mismo pode-mos decir con respecto a las primas de habilidad y escolarizacin. As, lateora sugiere que es ms probable que la convergencia de salarios sea msacusada que la del PIB por hora de trabajo, y que an es ms probable quela convergencia de los precios relativos de los factores (por ejemplo, la con-vergencia de la ratio salarios/rentas) sea an ms pronunciada. Los hechoshistricos a partir delboomglobalizador anterior a la primera guerra mun-dial parecen apoyar esta teora.

    En segundo lugar, los deflactores del PIB y de los salarios siempresern distintos. En un mundo en el que la igualacin de precios es muyimperfecta, la diferencia puede ser sustancial, especialmente teniendo encuenta que los trabajadores no especializados dedican una mayor parte desu salario a bienes que son caros de desplazar a nivel internacional (porejemplo, vivienda y alimentacin) que la que dedican los trabajadores decuello blanco, los grandes terratenientes o los grandes capitalistas. Estaafirmacin es tanto ms cierta cuanto ms nos alejamos hacia atrs en eltiempo. A finales del siglo XIX, la cada en el coste de los transportes pusoa la economa global al borde de la igualacin de precios, especialmente enlo que se refiere al mercado del cereal, pero tambin en el de la mantequi-lla, el queso y las carnes (vase captulo 3). La diferencia de precios entrepases que ms disminuy fue la correspondiente a los productos alimen-ticios, manufacturas no terminadas. Por lo tanto, el coste de la vida del tra-bajador convergi de una manera ms notable en los mercados laboralesque el deflactor implcito del PIB, hecho que contribuy a que los salariosreales convergieran ms rpidamente que el PIB por hora de trabajo y que

    la productividad del trabajo.

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    44 La convergencia a lo largo de la historia

    En tercer lugar, la tasa de participacin de la mano de obra puede sermuy distinta si consideramos diferentes pases y distintos perodos de

    tiempo en un entorno de migraciones y de distintas tasas de crecimientode la poblacin, lo que nos obliga a distinguir entre el ndice per cpita yel ndice por trabajador. Si las fuerzas de una temprana transicin demo-grfica (cada de la mortalidad infantil pero persistente fertilidad elevada)son ms poderosas en los pases ricos, causando un crecimiento de lapoblacin que supera al crecimiento de la fuerza de trabajo en esos pases,entonces la convergencia en trminos per cpita ser ms rpida que laconvergencia en trminos por trabajador. Si en lugar de esto dominan lasfuerzas de las migraciones masivas, la tasa de participacin de la mano de

    obra aumentar en los pases ricos que reciben las inmigraciones y dismi-nuir en los pases pobres que son emisores de mano de obra, con lo quela convergencia per cpita ser ms lenta que la convergencia por trabaja-dor (y por hora de trabajo).

    Implica alguna de estas consideraciones que los datos referentes a lossalarios reales estiman al alza la convergencia del PIB por hora de trabajo?En absoluto, pero lo que s es cierto es que los datos sobre el PIB por horade trabajo subestiman la convergencia de salarios reales. Los precios de los

    factores, la productividad media y la renta per cpita podran mostrar dife-rentes propiedades en trminos de convergencia. Nosotros nos hemos cen-trado en los precios de los factores porque pensamos que son mucho msimportantes a la hora de originar las reacciones polticas que discutimosms adelante en este libro.

    El resto del mundo

    La literatura ms reciente sobre convergencia subraya la importanciadel hecho de que, aunque podemos hablar de convergencia incondicionalen la economa atlntica desde la dcada de 1950, tenemos que recurrir alos modelos de convergencia condicional si extendemos el anlisis a lospases del Tercer Mundo. Lo mismo podemos decir del siglo XIX: antes de1914, la convergencia incondicional est limitada a la economa atlntica,tal como hemos definido la muestra. Si utilizamos las estimaciones de Bai-roch (1976, tabla 6), no hay evidencia en absoluto de convergencia cuan-

    do consideramos Europa central, Europa del sur y pases de Europa del

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    Este, como la zona austro-hngara, Bulgaria, Grecia y Rusia. Y lo mismoes aplicable, an con ms razn, a los casos de China, Egipto, India, Tur-

    qua, el resto de Asia y Oriente Medio (Williamson, 1998a, 1998b).Este captulo tiene un objetivo parcial y restringido: motivar un libro

    que hable de las fuentes de convergencia dentro de la economa atlnticaen el perodo anterior a la primera guerra mundial. Dejamos la cuestinadicional (y quiz ms ardua) sobre cundo y por qu otros pases se unie-ron al club para otro libro.

    El final del proceso de convergenciaEl gran salto de Amrica del Norte hacia el liderazgo industrial despus

    de 1890 seguramente contribuy por s solo a ralentizar el proceso de con-vergencia dentro de la economa atlntica. La zona ya era relativamente ricadebido a la abundancia de recursos y a la escasez de mano de obra, pero anse enriqueci ms a causa de la industrializacin. Sin embargo, el procesode convergencia de fin de siglo se detuvo tambin por otras razones.

    Entre 1914 y 1934, la dispersin de salarios reales no disminuy enabsoluto, lo que provoc ese estancamiento en el proceso de convergenciaque se haba venido dando desde mediados del sigloXIX. A partir de 1934,las brechas existentes entre los salarios reales de los pases de la economaatlntica aumentaron en tal medida que todos los indicadores de la(des)integracin de los mercados a nivel global volvieron a los niveles definales de la dcada de 1870.

    Las guerras mundiales y las dcadas de entreguerras nos muestrandatos que son totalmente incompatibles con ese proceso de convergenciade salarios reales y de niveles de vida que se haba iniciado a mediados delsigloXIXen la economa atlntica. Tal como podemos observar en el gr-fico 2.4, la convergencia ces entre 1914 y 1937. Este estancamiento quedocumentamos aqu muestra unas caractersticas totalmente distintas a lasque podemos encontrar enProductivity and American Leadership.CuandoBaumol y sus colaboradores dibujan el coeficiente de variacin (basado enlos datos del PIB de Maddison) desde 1913 hasta mediados de la dcada

    de 1930, la convergencia contina su declive de largo plazo iniciado en

    El final del proceso de convergencia 45

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    1870.11 De hecho, aseguran que la convergencia ha llevado su curso deuna manera estable, con la excepcin de una breve pero pronunciada cadadurante y despus de la segunda guerra mundial (Baumol, Blackman y

    Wolf, 1989, 92). Los datos sobre salarios reales sugieren lo contrario: laconvergencia de largo plazo ces entre 1914 y 1937. Y el grfico 2.5 mues-tra que de los datos del PIB per cpita revisados de Maddison (no dispo-nibles para Abramovitz ni para Baumol y sus colaboradores) tambin sededuce que el proceso de convergencia se ralentiz de una manera brusca

    despus de 1913 y se detuvo totalmente despus de 1929.Este cese en el proceso de convergencia durante el perodo de entre-

    guerras no pudo deberse slo a la Gran Depresin, ya que tampoco existenpruebas de convergencia de salarios reales durante la dcada de 1920. Ade-ms, despus de la primera guerra mundial, la tendencia global de la dis-persin en los salarios reales estuvo marcada por la evolucin de los salarios

    46 La convergencia a lo largo de la historia

    11 Abramovitz (1986, tabla 1, 391) obtiene el mismo resultado.

    GRFICO 2.4

    DISPERSIN DE LOS SALARIOS REALES A NIVEL INTERNACIONAL, 1854-1913

    FUENTE: Williamson (1995, tabla A2.1); revisado en ORourke y Williamson (1997).

    Dispersin

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    en Europa, que no tena nada que ver con la brecha existente en los salariosreales entre Europa y el Nuevo Mundo y que fue tan importante para laconvergencia en el perodo anterior a la primera guerra mundial.

    La divergencia de salarios reales apareci despus de 1934, continudurante la segunda guerra mundial y tuvo lugar en todas partes: dentro deEuropa, dentro de los pases del Nuevo Mundo y entre las dos reas. Unabuena parte de esa divergencia fue originada por el espectacular aumentode los salarios reales en Estados Unidos,12 pero afect a todo el mundo.

    Durante la dcada fatal de 1935-1945, la divergencia fue tan espectacularque todos los logros obtenidos en materia de convergencia hasta el iniciode la primera guerra mundial haban desaparecido al final de la segundagran guerra mundial. Hay que advertir tambin que la divergencia aumen-t durante los ltimos aos de la dcada de 1930 hasta alcanzar una tasacasi tan grande como durante los aos de la contienda. Dado que nuestros

    El final del proceso de convergencia 47

    12 Vanse tambin Abramovitz (1986, 395) y Wolf (1991, 569).

    GRFICO 2.5

    DISPERSIN DEL PIB PER CPITA INTERNACIONAL, 1914-1937

    FUENTE: Maddison (1995).

    Dispersin

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    datos sobre salarios reales no tienen en cuenta el desempleo y que las tasasde paro en Estados Unidos en 1934 fueron mayores que en cualquier otro

    lugar, el aumento de los salarios reales ajustados por el desempleo en esepas a partir de 1934 sera todava mayor, y tambin la divergencia.

    Qu parte de ese estancamiento en la convergencia durante la guerray el perodo de entreguerras podemos achacar al colapso internacional enlos mercados de factores y de bienes?

    La correlacin es bastante evidente. Despus de la aprobacin de lasleyes sobre cuotas en la dcada de 1920, los Estados Unidos no volvern a

    tener una poltica de inmigracin de puertas abiertas. Argentina, Austra-lia, Brasil y Canad seguirn su ejemplo. Las migraciones internacionalesentre miembros de la economa atlntica y entre pases miembros y nomiembros pasaron de ser un flujo masivo a un goteo modesto, dejando deser una cuestin de preocupacin pblica hasta la dcada de 1980, cuan-do pases de Asia, frica y Amrica Latina, no integrantes de la economaatlntica, comenzaron a enviar emigrantes (legales e ilegales) a la zona engrandes cantidades. Los gobiernos intervinieron en los mercados de capi-

    tales restringiendo el movimiento de capitales financieros entre sus fronte-ras. Esta hostilidad hacia la globalizacin por parte de dichos mercadostambin fue puesta de manifiesto en Bretton Woods. El enorme flujo decapitales privados procedente de Europa occidental (capitaneado por elcapital britnico) hacia Amrica, Europa del Este y las colonias europeasse detuvo y no volvi a recuperarse hasta la dcada de 1970. Los arance-les, cuotas, acuerdos preferenciales y la intervencin de los tipos de cam-bio eliminaron prcticamente el comercio de bienes, unas medidas pro-

    teccionistas que no iban a desaparecer hasta finales de la segunda guerramundial.

    Es casual esta correlacin? Si podemos demostrar que la convergen-cia de finales del sigloXIXfue originada principalmente, o al menos signi-ficativamente, por las fuerzas de la economa abierta en los mercados defactores y de bienes de la economa atlntica, entonces podremos deducirque la desintegracin de dicha zona entre 1914 y 1950 tuvo mucho quever en el cese de ese proceso de convergencia que haba comenzado a

    mediados del siglo anterior.

    48 La convergencia a lo largo de la historia

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    Buscando las causas para valorar las consecuencias

    De una forma y otra, el resto de este libro trata sobre este tema. Quforma adopt la integracin global desde mediados del siglo XIXhasta laprimera guerra mundial? Cul fue exactamente el impacto sobre el mer-cado laboral en la economa atlntica? Produjo la globalizacin reaccionespolticas?

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    CAPTULO 3

    LA REVOLUCIN DE LOS TRANSPORTESY EL PROCESO DE INTEGRACINEN EL MERCADO DE BIENES

    El trminoglobalizacin se ha convertido en un vocablo familiar, comnen los peridicos, en la televisin y en las conversaciones diarias. Es cierto quehay muchos aspectos novedosos en la globalizacin de finales del siglo XXyen la economa mundial, pero no debemos cometer el error de pensar quetodo es nuevo. Es tambin cierto que las reuniones del GATT (AcuerdoGeneral sobre Aranceles y Comercio) supusieron un gran avance durante laetapa de posguerra en materia de recortes de aranceles, pero, desde luego, selograron similares avances en lo que se refiere al libre comercio entre Water-loo y 1861 (fecha en la que los Estados Unidos aumentaron sus aranceles acausa de la guerra civil) o a finales de la dcada de 1870 y durante la de 1880(fecha tras la cual, Francia y Alemania acabaron por adoptar medidas protec-

    cionistas para hacer frente a la entrada de cereal barato procedente del NuevoMundo). Adems, aunque los costes de transporte han disminuido muchodesde 1945, probablemente an lo hicieron ms durante el sigloXIXcuandolos barcos de vapor comenzaron a unir los continentes, los canales elimina-ban jornadas entre stos, y el ferrocarril penetraba en su interior. An pode-mos decir ms: es cierto que las exportaciones son una parte creciente del PIBmundial hoy en da, pero es igualmente cierto que, a finales del sigloXIX, esaproporcin experiment un aumento significativo.

    En efecto, las similitudes entre la globalizacin de la economa mun-dial posterior a la segunda guerra mundial y la anterior a la primera guerra

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    mundial son mucho ms importantes que las diferencias. Como veremosms adelante, la principal diferencia es la siguiente: la integracin de los

    mercados en la economa atlntica despus de 1860 fue debida en su tota-lidad a la cada de los precios del transporte y nada tuvo que ver con quelos gobiernos llevaran a cabo una poltica comercial ms liberal. Por el con-trario, la integracin posterior a 1950 fue debida en su mayor parte (sos-pechamos) a la apuesta de los gobiernos por una poltica comercial liberal.

    La tabla 3.1 utiliza los datos de Angus Maddison (1991) para docu-mentar la evolucin de la tasa de exportaciones sobre el PIB en diecisis pa-ses de la OCDE entre 1870 y 1987. Dicha evolucin es acorde con lo que

    hemos su