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Clínica y Salud, 2004, vol. 15 n°. 1 - Págs. 33-54 CLÍNICA Y SALUD 33 ARTÍCULOS Violencia física, psicológica y sexual en el ámbito de la pareja: papel del contexto Physical, psychological and sexual violence within the couple: the role of the environment J. CÁCERES CARRASCO 1 RESUMEN Este estudio analiza tanto la intensidad de violencia física, psicológica y sexual denunciada por hombres y mujeres, a través de un cuestionario, como la frecuencia de determinados actos violentos concretos. Ambos datos, fre- cuencia e intensidad, se ponen en relación con el género y el grado de armo- nía relacional de la pareja en cuyo contexto ocurre dicha violencia. 166 personas (76 hombres y 90 mujeres) cumplimentaron el índice de Vio- lencia en la Pareja (Hudson y Mcintosh, 1981)y otros cuestionarios indicado- res del grado de armonía relacional y sexual. (EAD; II SEXUAL; CUESTIONA- RIO AREAS DE CAMBIO) Un 62 % de los sujetos supera la puntuación indicadora de violencia psico- lógica grave. En el caso de la violencia física, este porcentaje asciende al 46 %. Por lo que al género se refiere, las diferencias en cuanto a violencia psi- cológica denunciada por hombres y mujeres no alcanzan significación esta- dística. La correlación existente entre el grado de violencia total y el grado de armonía relacional es alta y negativa (r = -560; p < .01). Un 26 % de los hom- bres y un 34, 1 % de las mujeres manifiesta tener miedo a sus parejas respec- tivas. 1 Servicio Navarro de Salud. Osasunbidea. Universidad de Deusto.

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Clínica y Salud, 2004, vol. 15 n°. 1 - Págs. 33-54

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ARTÍCULOS

Violencia física, psicológica y sexualen el ámbito de la pareja: papel del

contexto

Physical, psychological and sexualviolence within the couple: the role of the

environment

J. CÁCERES CARRASCO1

RESUMEN

Este estudio analiza tanto la intensidad de violencia física, psicológica ysexual denunciada por hombres y mujeres, a través de un cuestionario, comola frecuencia de determinados actos violentos concretos. Ambos datos, fre-cuencia e intensidad, se ponen en relación con el género y el grado de armo-nía relacional de la pareja en cuyo contexto ocurre dicha violencia.

166 personas (76 hombres y 90 mujeres) cumplimentaron el índice de Vio-lencia en la Pareja (Hudson y Mcintosh, 1981)y otros cuestionarios indicado-res del grado de armonía relacional y sexual. (EAD; II SEXUAL; CUESTIONA-RIO AREAS DE CAMBIO)

Un 62 % de los sujetos supera la puntuación indicadora de violencia psico-lógica grave. En el caso de la violencia física, este porcentaje asciende al 46 %. Por lo que al género se refiere, las diferencias en cuanto a violencia psi-cológica denunciada por hombres y mujeres no alcanzan significación esta-dística. La correlación existente entre el grado de violencia total y el grado dearmonía relacional es alta y negativa (r = -560; p < .01). Un 26 % de los hom-bres y un 34, 1 % de las mujeres manifiesta tener miedo a sus parejas respec-tivas.

1 Servicio Navarro de Salud. Osasunbidea. Universidad de Deusto.

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A la vista de estos resultados se realizan propuestas concretas a la hora deprevenir la violencia doméstica.

ABSTRACT

This paper examines both the intensity and frequency of physical, psychologi-cal and sexual violence reported by males and females, measured by a ques-tionnaire. Both intensity and frequency are analysed with respect to genderand the degree of marital adjustment.

The Couples Violence Index questionnaire (Hudson and Mcintosh, 1981) andother self-report measures of sexual and marital adjustment (DAS, SII) wereadministered to 166 subjects –76 males and 90 females. 62 percent of sub-jects scored above cut-off scores indicating serious psychological violenceand 46 percent scored above cut-off scores in physical violence. Gender dif-ferences were non-significant in the psychological violence scale, but theywere highly significant in the physical violence. Correlation between overallviolence and degree of marital adjustment is highly negative (r = .-560, p<.01).26 percent of males and 34.1 percent of females admitted being afraid oftheir partner.

PALABRAS CLAVE

Violencia doméstica, Violencia física, Psicológica, Sexual, Armonía relacio-nal.

KEY WORDS

Domestic violence, Physical, Psychological sexual violence, Marital adjust-ment.

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INTRODUCCIÓN

La violencia doméstica, y enespecial la violencia contra la espo-sa, parece haberse convertido enun fenómeno de grandes propor-ciones en nuestro país, y de otrospaíses de nuestro entorno sociocul-tural.

Las denuncias han experimenta-do un aumento del 69,19 %,pasando de 15.564 en 1990 a26.333 en 2002. Las muertes, poresta causa, han aumentado en un69,04 %, pasando de 42 en 1994 a71 en 2002 (Ministerio del Interior),aunque estas cifras son muchomás elevadas, según la Red deOrganizaciones Feministas contrala Violencia de Género. Los resulta-dos de una encuesta a nivel nacio-nal, (Sigma Dos, 1999), indican queel 12,4 % de las mujeres españolasmayores de 18 años (alrededor de1.865.000 mujeres), sufren algunaforma de malos tratos en el senofamiliar. El Instituto de la Mujer(2002) informa de cifras ligeramenteinferiores: el 11,1 %.

Raro es el día que no aparecealguna noticia en cualquiera de losmedios de comunicación, audiovi-suales o escritos, acerca del incre-mento de la casuística, pero estasituación, aunque parece haberaumentado el grado de conciencia-ción de la población general acercade la magnitud e importancia del

problema, no parece haber contri-buido a clarificar los mecanismosdesencadenantes y, en consecuen-cia, al desarrollo de medidas pre-ventivas o remediales relevantes yeficaces.

Algunos estudiosos del tema sehan centrado en analizar variablesrelativas al individuo, a la hora deintentar comprender, predecir ycontrolar este complejo fenómeno.Schumacher y cols. (Schumacher;Feldbau; Smith Slep y Heyman,2001)han revisado, de maneradetallada, los resultados de losdiversos estudios, incluyendo sololos metodológicamente bien orga-nizados, publicados en el periodo1989-1998, a cerca de factores deriesgo de violencia del hombre a lamujer dentro de la pareja, terminan-do con un largo listado de factoresindividuales (demográficos, desa-rrollo infantil, actitudes, psicopato-logía, personalidad, celos, abusode sustancias...). Pero tambiénparecen importar aspectos relacio-nados con la interacción en la pare-ja, en especial, la calidad de lacomunicación.

A la hora de desarrollar modelosteóricos en relación con las tipolo-gías de maltratadores se han enfati-zado sus características individua-les, recogidas a través de diversasfuentes: informes policíacos, entre-vistas, características de personali-dad... (Ceasar, 1988).

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Holtzworth-Munroe y Stuart,(1994), tras revisar estos estudios,sugieren que de ellos puede deri-varse la existencia de tres tiposdiferentes de maltratadores: Fami-liares, Disfóricos-borderline y per-sonalidades antisociales.

Nosotros mismos (Cáceres,1999), hemos estudiado los diver-sos tipos de reacción psicofisiológi-ca de personas, hombres y muje-res, que admiten haber incurrido enepisodios de violencia en el contex-to de su relación de pareja, duranteel curso de una discusión, permi-tiéndonos tal reacción subcategori-zar a la persona violenta en “tácti-ca”, (que utilizan la violencia comoestrategia para conseguir un fin), o“reactiva” (aquellos en los que losepisodios violentos representanuna reacción a una escalada detensión en la interacción), algo queya había apuntado Gottman 1995,en el caso de los hombres.

Sin embargo, parece lógicopensar que si queremos desarro-llar un modelo explicativo de laviolencia doméstica que sea com-prehensivo, éste debiera incluirdatos, no solo acerca del indivi-duo, sino también de su contexto.Ello es especialmente así, si tene-mos en cuenta que cerca de un 80% de los episodios de violenciadoméstica se da entre la pareja yel 20 % restante en las relacionespaternofiliales. En el caso de la

relación familiar y de pareja esteCONTEXTO parece venir determi-nado, fundamentalmente, por elestilo de vida, las característicasde la relación interpersonal que seestablece con los más cercanos ycalidad de la interacción con losíntimos.

Los objetivos de este estudioson los siguientes:

1. Analizar el grado de intensi-dad de la violencia, en sus tres ver-tientes, (f ísica, psicológica ysexual), denunciada por hombres ymujeres en el seno de la parejaespañola, en un intento de replicarlos resultados de un estudio ante-rior (Caceres, 2002), con un numeromayor de sujetos, entre los que seincluyan, también, parejas con unmayor grado de armonía relacional.

2. Analizar la frecuencia con laque se dan diversos comporta-mientos violentos bien especifica-dos en una muestra amplia, en fun-ción del género y en función delestado marital.

3. Analizar si existe algunacorrelación entre los diversos tiposde violencia y otras característicasde la relación interpersonal en lapareja (grado de armonía, grado desatisfacción con la relación, expre-sividad afectiva, satisfacción con larelación psicosexual en todas susvertientes).

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MÉTODOSUJETOS

Los sujetos de este estudio fue-ron personas derivadas a un centrode salud mental a lo largo de losaños 2001-2 y primer semestre de2003, bien por su médico de cabe-cera o abogados matrimonialistas,o algún especialista (psicólogo opsiquiatra), por haber experimenta-do algún tipo de trastorno psicopa-tológico relacionado con problemá-

tica de pareja, proceso de separa-ción... Fue incluido, también, unbajo porcentaje de parejas quehabían acudido a consultar bienpor la problemática de alguno desus hijos o por alguna disfunción,generalmente de naturaleza sexual,con escasas implicaciones de difi-cultades de armonía relacional.

No nos fue posible determinar elnúmero de personas que habíandenunciado formalmente ante laautoridad competente esta situa-

ción de violencia, pero ´si nos cons-ta que al menos 5 de las mujeresincluidas, hab ían pasado enmomentos diferentes, alguna enmas de una ocasión, por casas deacogida para mujeres maltratadas.

La muestra final quedó constitui-da por un total de 166 personas (76hombres y 90 mujeres), muchas deellas emparejadas entre sí. La tabla1 presenta algunos datos sociode-mográficos:

VARIABLES

Tras una entrevista semiestructu-rada con la persona, seguida, aveces por entrevista con la pareja,cada uno de los sujetos participan-tes cumplimentó alguno o todos delos siguientes cuestionarios,

CUESTIONARIOS

1) ÍNDICE DE VIOLENCIA EN LAPAREJA: Se trata de un cuestiona-rio de 30 ítems adaptado por noso-

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tros y desarrollado, inicialmente porHudson y McIntosh, (Hudson yMcintosh, 1981) que valora dosdimensiones bien diferentes, la fre-cuencia y la intensidad de violen-cia, en tres subescalas bien defini-das: Violencia física, psicológica ysexual.

Cada uno de los ítems es valora-do por la propia persona, (autoapli-cado) en una escala tipo Likert porlo que a frecuencia de ocurrenciase refiere. A la hora de cuantificar laintensidad de violencia, tanto física,sexual y psicológica, la frecuenciade ocurrencia marcada por la per-sona es corregida por un multipli-cador, que refleja la importanciaque ese ítem recibe dentro de laescala en cuestión.

Violencia física:

La tabla 2 incluye los ítems conpeso especifico en la dimensión deviolencia física, así como los multi-

plicadores aplicados. Así al ítem 17,“Me golpea tan fuerte que llego anecesitar asistencia médica”, se leaplica un multiplicador de 98, mien-tras que el del ítem 3, “Se irrita si ledigo que bebe demasiado...”, elmultiplicador es solo 15.

Violencia psicológica:

La tabla 3 incluye los ítems conpeso especifico en la dimensión deviolencia psicológica, así como losmultiplicadores aplicados. Puedeverse que en esta escala el ítemcon más peso, al que se aplica unmultiplicador de 41, es el referido ainsultos o poner en evidenciadelante de terceras personas.

Violencia sexual:

La tabla 4 incluye los ítems conpeso especifico en la dimensión deviolencia sexual, así como los mul-tiplicadores aplicados.

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Violencia Total:

La escala de violencia totalrepresenta la suma de las tressubescalas anteriores.

Según los baremos publicadospor el autor, una puntuación igual omayor de 10 en la escala de violen-cia física incluiría a un 91 % demujeres sometidas a este tipo deviolencia. La puntuación de violen-cia psicológica que discriminaríaigual porcentaje de mujeres seríade 25. Nosotros hemos adaptadoeste cuestionario de manera que

pueda ser contestado también porhombres, respetando, al máximoposible, el original. Una copia de laversión masculina y femeninapuede verse en el apéndice 1.

2) ESCALA DE AJUSTEDIÁDICO: La Escala de ajuste diá-dico: (EAD, Spanier, 1976) consisteen un cuestionario de 32 preguntasque nos indica, en cuatro subesca-las diferentes, el grado de consen-so, satisfacción, cohesión ydemostraciones afectivas, así comoel ajuste total y la armonía generalde una pareja. Los baremos exis-

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tentes nos indican que las parejasseparadas obtienen puntuacionesinferiores a 70; las parejas con ungrado importante de disfunciónobtienen puntuaciones inferiores a85. Las parejas armoniosas obtie-nen puntuaciones superiores a 115.

3) INVENTARIO DE ESTATUSMARITAL: El Inventario de estatusMarital: (ISM, Weiss y Cerreto,1980) es un cuestionario que nosindica el grado de compromiso quecada uno de los miembros mani-fiesta hacia el mantenimiento de surelación de pareja o, más bien suinversa, hasta qué punto este com-promiso ha sido erosionado y quépasos se han dado hacia la separa-ción, de una manera bien real, bienfantaseada. La puntuación puedeoscilar desde 0 a 14. Una puntua-ción más alta indica un mayornúmero de pasos dados hacia laseparación.

4) CUESTIONARIO DE ÁREASDE CAMBIO: El cuestionario deáreas de cambio (Weiss y Birchler,1975), nos permite analizar median-te un inventario de 34 áreas, refe-rentes a la vida cotidiana de lapareja, la cantidad de cambio quecada uno de los miembros deseadel otro en cada una de las áreasconcretas (e.g. implicación en tare-as domésticas...), así como la per-cepción que cada uno tiene delcambio que la otra persona solicitade uno mismo. Las puntuaciones

correlacionan bien con el grado deajuste de la pareja, en el sentido deque las parejas mejor avenidasdemandan menos cambios del otroque las parejas en conflicto. Estecuestionario nos permite cuantificarvarias escalas.

a) Cambio total que pide él oella: cantidad de cambio que élpide de ella o ella pide de él.

b) Acuerdos: cuando el uno pideun cambio del otro, y el otro correc-tamente adivina que el uno estápidiendo tal cambio.

c) Desacuerdos: cuando el unopide un cambio del otro y el otro nopercibe tal solicitud, o, por el con-trario, el otro percibe que el unopide cambios que tal personamanifiesta no haber realizado.

Se trata, pues, en último extre-mo, de evaluar tanto el número decambios que cada uno desea delotro, así como la claridad de comu-nicación a la hora de pedir cam-bios.

5) INVENTARIO DE INTERAC-CIÓN SEXUAL: El Inventario deInteracción sexual (IIS, Lopiccolo ySteger, 1974) es un cuestionarioque refleja una serie de dimensio-nes, plasmadas en escalas diferen-tes, estimadas necesarias para elbuen desarrollo de la satisfacciónsexual de una pareja, (e.g. percep-

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ción de los gustos del otro, satis-facción con la forma de reaccionarde la otra persona y de uno mismo,satisfacción con la frecuencia deactividad sexual, aceptación delotro como ser sexuado y de suforma de vivir la sexualidad...). Pun-tuaciones totales por encima de 72son indicadoras de desajustesexual.

6) ANÁLISIS CUALITATIVO DELA COMUNICACIÓN: Realizamos,así mismo, una valoración cualitati-va del estilo comunicacional de lasparejas, a la hora de solucionar susconflictos interpersonales. Para ello

les pedimos que eligiesen un temaque representase especial conflictoentre la pareja, que hiciesen unintento por resolverlo, mientras sevideogrababa su interacción. Trascomprobar la validez ecológica detal intento, analizamos su forma depresentar el problema, sus intentospor acordar soluciones, así como loadecuado del proceso, tanto en sudimensión verbal (contenidos),

como en aspectos no verbales(tonos, gestos, posturas). Las pau-tas para tal análisis pueden encon-trarse en (Cáceres, 1996) página147).

RESULTADOS:

1. VIOLENCIA SEGUN EL GÉNERO:

La tabla 5 refleja la intensidadde violencia física, psicológica,sexual y total que denuncian,mediante el cuestionario, haberexperimentado, tanto, los hombrescomo las mujeres.

Puede verse que, por lo que aviolencia física se refiere, las pun-tuaciones de ambos superan losumbrales señalados originariamen-te por los autores como indicado-res de un grado de violencia impor-tante. Las diferencias entre loshombres y las mujeres son, en estadimensión, estadísticamente signifi-cativas (F = 7,10; p< 0,01). La vio-lencia psicológica denunciada

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supera, también, tanto en el casode los hombres como en el de lasmujeres los umbrales señaladospor los autores, pero esta vez, ladiferencia según el género noalcanza significación estadística:Los hombres afirman ser objeto detanta violencia como las mujeres.Las diferencias en la violenciasexual son igualmente significati-vas (F = 10,65; p<0,001).

La Figura 1 representa de mane-ra gráfica estos datos.

Por lo que a la frecuencia dedeterminados comportamientosviolentos respecta, la tabla 6 mues-tra los porcentajes de denuncia decomportamientos concretos reali-zados tanto por hombres como por

mujeres. Para la elaboración deesta tabla hemos recodificado lascontestaciones de los sujetos,subagrupando las categor ías“nunca” Y “raramente”, por unaparte (con la etiqueta de “nunca”) yel resto (“ocasionalmente”, “confrecuencia” y “casi siempre”) porotra, (con la etiqueta de “Frecuen-te”.

Puede verse que un 4,8 %denuncia haber llegado a ser ame-nazados con un arma (un 6,7 % de

las mujeres y un 2,6 % de los hom-bres); un 7,8 % denuncia haber lle-gado a ser golpeado en la cara y lacabeza (un 11,1 % de las mujeres yun 3,9 % de los hombres), y un 4,2% ha necesitado asistencia médica

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por causa de los golpes (un 6,7 %de las mujeres y un 1,3 % de loshombres). En ninguno de estoscasos son las diferencias estadísti-camente significativas. Si lo son enel caso de las humillaciones, forzaractos sexuales, enfadarse mucho si

las cosas no se hacen como elquiere, no tener en cuenta senti-mientos, actuar de manera cobar-de. Cabe resaltar que un 34,1 % delas mujeres manifiesta tenerlemiedo al marido, y un 26 % de losmaridos dice temer a su mujer.

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2. VIOLENCIA SEGÚNEL ESTADO MARITAL:

2.1. Separados Vs.No separados:

La tabla 7 resume las puntuacio-

nes de violencia física, psicológicay sexual, en función del estadomarital. Para realizar estos cálcu-los se recodificó la variable estadomarital, de manera que parejasque cohabitan y parejas casadasformará una categoría y parejas enproceso de separación y separa-das, formarán la segunda catego-ría.

Puede verse que las puntuacio-nes son altas en sendas categorí-as y significativamente diferentes anivel estadístico entre las parejasseparadas y las que no han llega-do a separarse, en la escalasexual, y total, (F=14,69; p<0,001),pero tales diferencias no alcanzan

significación estad ística en lassubescalas de violencia física ypsicológica.

La Figura 2 refleja estos datos deforma gráfica.

2.2. Violencia Segúnnivel de armonía:

Analizamos también el grado deviolencia según el nivel de armoníamarital, es decir, según la puntua-ción obtenida en la Escala de Ajus-te Diádico. La correlación existenteentre el nivel de armonía relacionaly el grado de violencia total es altoy negativo (r = -560; p < .01).

Subcategorizamos la puntuaciónen este cuestionario, atendiendo alos baremos de esta prueba, en tressubgrupos. (Muy bajo, puntuacionespor debajo de 70; Bajo, puntuacionescomprendidas entre 71 y 85; Medio,puntuaciones por encima de 90)

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Los resultados pueden verse enla tabla 8, donde observamos quela violencia física, psicológica ysexual es inversamente proporcio-nal al nivel de armonía. Las diferen-cias entre los subgrupos muy bajoy bajo son estadísticamente signifi-cativas frente al subgrupo medio. (F= 22,37; p < .001).

Estas diferencias quedan mas

claramente representadas en laFigura 3.

2.3. relación segúnel grado de violencia:

En un intento por sacar un retra-to robot de las diferencias de rela-ción entre las parejas con un alto

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grado de violencia y las parejascon un bajo grado hemos contras-

tado las puntuaciones obtenidasen las variables relacionales (EAD,CAC, IIS), analizando dos categorí-as de la puntuación en la escala deviolencia (ALTA: por encima delcuartil 4; BAJA: por debajo de delcuartil 1).

El resultado de este aná l isis

puede verse en las tablas 9, 10 y11.

Por lo que a la armonía relacio-nal se refiere, el grupo de baja vio-lencia, como se desprende de laspuntuaciones de la tabla 9, mani-fiesta un grado de armonía medio-bajo, mientras que el subgrupo dealta violencia obtiene una puntua-ción global indicadora de serio con-flicto, más parecida a la que obtie-

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nen parejas que ya están separa-das. Lo mismo ocurre en el resto delas subescalas, capacidad de llegara un acuerdo, satisfacción globalcon la relación; expresión de afectoy cohesión diádica. Las diferenciasson, en todos los casos, estadísti-camente significativas.

La tabla 10 demuestra que, en elcaso de las parejas que manifiestanaltos niveles de violencia, por loque al Cuestionario de Áreas decambio se refiere, ambos deman-dan más cambios en la relación yen el otro, especialmente ella, (loque avalaría la idea de que están

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poco satisfechas con la misma, oque, por el contrario, son más exi-gentes), peticiones que no soncorrectamente percibidas o inter-pretadas por el otro, según se des-prende de las puntuaciones encuanto a acuerdos y desacuerdos,por parte del otro.

La armonía sexual, como reflejala tabla 11, es igualmente pobre enambos subtipos de pareja, algo queya anticipábamos2. Las diferenciasen cuanto a las puntuaciones delInventario de Interacción sexual noson significativas, ni en la escalaglobal ni en ninguna de las demásdimensiones

2.4. Estilo comunicacional:

Un análisis visual de las video-grabaciones de la pareja discutien-do uno de sus problemas centralesrevela patrones negativos tanto enlos contenidos como en la comuni-cación no verbal. Los contenidosestán plagados de criticas, descali-ficaciones e insultos, acusaciones,divagaciones, lecturas de pensa-miento del otro (que éste sueleinterpretar como una crítica). Lapropuesta de soluciones concretas,el negociar tales soluciones, el vali-dar la postura del otro y la empatía,brillan por su ausencia. La comuni-

cación no verbal (tonos, caras,posturas) es, quizá, mas revelado-ra. A pesar de encontrarse en unasituación clínica (el Ambulatorio), enmenos de un minuto, mas del 90 %de las parejas pasaron de una son-risa forzada, a tonos elevados, gri-tos, gestos amenazantes o indica-dores de rechazo o inhibición delproceso comunicacional.

DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES:

La puntuación media de denun-cia de violencia padecida, tanto porhombres como por mujeres denuestro estudio, supera los límitesestablecidos por los baremos origi-nales, 10 en el caso de la violenciafísica de 25 en el caso de la violen-cia psicológica. Las diferenciasentre hombres y mujeres en laescala de violencia psicológicaque, generalmente, antecede a laviolencia física, no alcanza signifi-cación estadística, pero si la alcan-za las diferencias en violencia físi-ca. Un 62 % de los sujetos denuestra muestra supera la puntua-ción “cut-off” en la escala de vio-lencia psicológica y un 46 % en elcaso de la violencia física.

Un 26 % de los hombres y un34,1 % de las mujeres manifiestatener miedo a su pareja*. En lo que

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* No olvidemos que las parejas armoniosas que fueron incluidas en el estudio habían consultadopor algún tipo de problemática sexual.

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se refiere a la denuncia de los hom-bres, nuestros datos concuerdancon los resultados de uno de lospocos estudios que analizan estefenómeno (Home Office, 1999).Este informe concluye, también,que la gravedad y el impacto entrela violencia masculina y femeninason diferentes.

Existe una clara relación entre elgrado de deterioro de la pareja y elgrado de violencia denunciada: amayor deterioro mayor violencia.Esta correlación no indica la direc-ción de la causalidad, dado que sesabe que, que dos hechos correla-cionen podría indicar que uno fueracausante del otro, el otro del uno oque los dos fueran el resultado deun tercer factor, por ejemplo, ennuestro caso, que fracaso marital yviolencia fueran el resultado dedeterminadas variables individua-les, personales. Sin embargo,Novaco (Novaco, 1975) mantiene laimportancia del contexto a la horade explicar la agresión.

El análisis cualitativo de la rela-ción y del estilo comunicacionalnos arroja un retrato robot de pare-jas malavenidas, con escasa capa-cidad de llegar a acuerdos y deexpresar afectos, un bajo grado desatisfacción y de cohesión. Ambos,especialmente ella, quieren que seproduzcan cambios en el otro.Mucho antes de levantarse el puñoo el cuchillo o cualquiera que sea el

arma que lleguen a utilizar, se hanlevantado la palabra, los tonos y losánimos. Las secuencias comunica-cionales que siguen concuerdan,en gran medida, con las encontra-das por nosotros en estudios minu-ciosos anteriores (Caceres, 1989).

Se podr ía argumentar que laestrecha relación existente ennuestros datos entre armonía rela-cional y violencia se deba a unsesgo muestral y que la poblaciónestudiada incluye una inusitadaproporción de personas violentasque, además, tienen problemas depareja, dado que el autor es cono-cido por este tipo de intervenciones(Cáceres, 1986; Cáceres y Escude-ro, 1994; Caceres, 1996). Pero losresultados de armonía obtenidos,son parecidos a los encontradospor Gottman y colaboradores(1995), que estudió una muestra depersonas violentas. En resumen, alparecer, se trata de característicasque suelen ir juntas.

Un dato frecuentemente contras-tado por nosotros (Cáceres, 2002),y repetido en este estudio, es elincremento de la violencia globaluna vez iniciado el período de laseparación. No deja de sorprender-nos la ausencia de significaciónestadística en las subescalas deviolencia f ísica y psicológicadenunciada por separados y noseparados. Una posible explicaciónde estos resultados podría ser el

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hecho de que un porcentaje eleva-do de la muestra actual continúacasada a pesar de pasar por gra-dos de deterioro relacional impor-tantes, lo que quizá quiera decirque en nuestro país, a pesar delgrado de conflicto, siguen existien-do otras presiones para seguir jun-tos, mientras que en otros lugares,niveles de confl icto parecido,hubieran llevado a la separación ala mayoría de ellos.

De cualquier forma, parece lícitoconcluir que este momento transi-cional debiera ser objeto de unestudio más detallado, así como laelaboración de posibles propuestasremediales para el mismo. (Cáce-res, 2003).

Si estos datos fueran validadospor otros autores, en otros contex-tos y con otras subpoblaciones,quizá habría que empezar a pensaren la conveniencia de incluir comomedidas preventivas de la violenciadoméstica, la mejora relacional,ante los primeros signos de la vio-lencia en el seno de la pareja. Todoprograma comprehensivo de trata-miento de los problemas de pareja,incluye, también, procedimientospara abortar la hostilidad provoca-da tanto por acontecimientos exter-nos a la relación como por proce-sos relacionales (Cáceres, 1996),además de pautas y entrenamientoaplicado en resolución de conflic-

tos de manera adaptativa y demo-crática.

Es posible, sin embargo, quecuando el grado de violencia supe-ra determinados límites, el únicotratamiento posible sea el distan-ciamiento del agresor y la recupera-ción de las víctimas mediante pro-cedimientos cognitivo-conductua-les, según señala (Kubani y Owens,2003).

Se necesitan, pues, estudiosurgentes que nos ayuden a clarifi-car:

a) Intensidad y frecuencia realde comportamientos violentos con-cretos en el seno de la pareja.

b) Qué variables individuales yqué variables contextuales-relacio-nales (y la interacción de ambosconjuntos) producen qué tipologíade violencia.

c) En que momentos se puedetodavía aplicar un modelo preventi-vo y cuáles son los indicadores deinicio de situación de no retorno.

d) La dinámica básica que seestablece en las parejas, que nosayude a entender por qué algunasvíctimas (especialmente mujeres)vuelven una y otra vez con susagresores (Dutton y Painter, 1991;Lerner, 2000).

Violenciia física, psicológica y sexual en el ámbito de la pareja: papel del contexto

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REFERENCIAS

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APÉNDICE

EJEMPLAR PARA LA MUJER

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EJEMPLAR PARA EL VARÓN

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