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Happy Hour es de 9 a 5Cómo adorar tu trabajo y tu vida y
arrasar en tu empresa
por
el Chief Happiness Officer
Alexander Kjerulf
www.positivesharing.com
www.woohooinc.com
Ilustraciones: Palle Schmidt
www.palleschmidt.dk
Título original: Happy Hour is 9 to 5
© del original: Alexander Kjerulf
Adaptación al español: Contentspanish
www.contentspanish.com
© Alexander Kjerulf
2
3
A Alexandra, mi madre,
con todo mi cariño.
Eres una mujer extraordinaria.
4
Agradecimientos
Mientras escribía este libro, me sentí muy agradecido a:
Mi maravillosa novia Patricia, ¡por hacerme feliz todos los días!
Mis compañeros de correrías de Copenhague y del mundo entero
por su entusiasmo, apoyo y generosidad: Traci, Roosey, Thomas,
Carsten, Kareem, Kasper, Jacob, Bernie, Mike, Jodee, Phil, Lars, The
Fox Network, The Fish Net, Both Mette’s, Tina, Lars, y todos los que
han participado en el proyecto Happy At Work.
Mis antiguos compañeros en Enterprise Systems, por su
compromiso por crear una empresa genial todos juntos, por sus ganas
de explorar nuevos territorios en esa búsqueda y por el entusiasmo que
desprendían haciéndolo. ¡Ah! Y por los partidos de futbolín, claro está.
Este libro se escribió en su totalidad en varios cafés de Copenhague.
En concreto en MJ, Kassen, Laundromat Café, Joffeeshop y Bodega.
Gracias por la cafeína y por el wifi :o)
Y para terminar, a los lectores de mi bitácora
www.positivesharing.com. Sin ustedes, chicos, este libro probablemente
no existiría y con seguridad no sería ni la mitad de bueno. Su
generosidad, aportaciones, ideas e historias son para mí una fuente
inagotable de inspiración y energía. ¡Gracias!
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Índice
Prólogo 7
Imagina 9
Acerca de este libro 17
1. ¿Qué es la felicidad en el trabajo? 21
2. ¿Qué nos hace felices en el trabajo? 34
3. Buscar la felicidad en el lugar equivocado 91
4. Advertencia: Puede causar descontento grave 99
5. El cuerpo en el trabajo 126
6. Por qué importa la felicidad en el trabajo 134
7. La felicidad es buena para el negocio 144
8. ¿Quién es responsable de la felicidad
en el trabajo? 161
9. Cómo hacerte a ti mismo feliz en el trabajo 170
10. Qué pueden hacer los jefes 183
11. Traza un plan de felicidad 200
12. Manos a la obra 209
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Prólogo
de Lars Kolind
La primera vez que vi el puesto de Alexander en su tarjeta de visita
- Director de felicidad - he de confesar que no me lo tomé en serio. Sí,
claro… ¿y qué más?
Pero después me di cuenta de que Alexander no va desencaminado.
Los empleados felices, los jefes felices, los clientes y los proveedores
felices trabajan mejor en equipo. Sacan más trabajo adelante, se les
ocurren mejores ideas y crean más valor.
La felicidad puede formar parte de la ventaja competitiva de una
empresa. Determina la cultura corporativa, ayuda a atraer a los más
talentosos y hace que se queden más tiempo.
He pasado unos cuantos años investigando y experimentando,
tratando de encontrar una nueva fórmula para dirigir un negocio en el
siglo XXI. Mi objetivo es encontrar sustituto a los rígidos y jerárquicos
modelos organizativos y empresariales de antaño, regidos
exclusivamente por los resultados monetarios. He logrado destilar
cuatro elementos básicos:
1. Anteponer que lo que hacemos tenga sentido a los beneficios.
2. Que la empresa trabaje conjuntamente con los empleados y con
otros.
3. Crear una organización en la que prime la colaboración
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4. Liderazgo por valor
Leyendo este libro me di cuenta de pronto de que la felicidad es los
cimientos de los cuatro. Las empresas raramente son felices si lo único
que les importa es el dinero. Es mucho más divertido trabajar por una
causa que merezca la pena.
Si las empresas y los empleados son contrincantes o enemigos en
lugar de aliados, nadie puede ser feliz. Si existen barreras entre los
empleados que impiden la colaboración, la energía se malgasta en
luchas internas en lugar de en atender bien al cliente. Una organización
abierta donde se colabora se divierte más.
Es así de sencillo.
Así que me atrevo a decir que la felicidad en términos de gestión
empresarial no es asunto de risa. Es pero que muy serio: Las empresas
felices ganarán. Las empresas felices crecerán e innovarán.
La empresa del futuro es feliz.
Lars Kolind
Lars Kolind es el consejero delegado famoso internacionalmente
por haber logrado cambiar de arriba a abajo los resultados del ruinoso
fabricante de audífonos Oticon. Durante sus diez años al frente de la
empresa, desde 1988 a 1998, Lars llevó a Oticon de estar al borde de la
bancarrota al primer puesto mundial en su mercado. Sus métodos para
lograr el vuelco– introducir el modelo de empresa espagueti, puestos de
trabajo móviles y la oficina sin papeles - son lectura obligada en la
mayoría de las escuelas de negocios.
Lars es presidente de la Fundación Grundfos y autor de El Segundo
ciclo: cómo seguir creciendo tras haber alcanzado el éxito.
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Imagina…
Ser feliz en el trabajo.
¿Feliz? ¿En el trabajo?
¿Ser feliz… en el trabajo?
Quiero que te imagines madrugando un lunes por la mañana.
Imagínate apagando el despertador y quedándote un poco más en la
cama antes de levantarte. La cama está blanda y calentita. Quieres
disfrutar un poco más de esa sensación, pero pensar en la semana de
trabajo que tienes por delante te hace sonreír y querer levantarte de la
cama de un salto.
Sabes que va a ser una semana maravillosa. Harás un trabajo
magnífico del que te sentirás orgulloso. Tu trabajo cambiará cosas en el
mundo, igual que ocurrió la semana anterior y todas las semanas que la
precedieron.
Tienes ganas de pasártelo bien con tus compañeros. Vas a
ayudarles en todo lo que puedas y ellos a ti cuando lo necesites. Sabes
que vas a pasar el día con gente que te cae bien y con la que puedes
hablar. Gente que te valora por ser quién eres y por lo que haces.
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Te ilusiona trabajar con tu jefa, una persona que admiras de verdad
por su valía profesional, su amabilidad y por cómo sabe sacar lo mejor
de los demás.
Te mueres de ganas de tratar con los clientes. Te han dicho
muchísimas veces que tu actitud animada y competente les infunde
energía: muchos de ellos vuelven por ti.
Y lo que es más importante, tú tienes ganas de cambiar las cosas a
mejor. Sabes que siendo como eres y con las habilidades que tienes,
harás un trabajo del que poder enorgullecerte.
Además, sales del trabajo con ganas de volver a casa, lleno de
energía. Aunque pasa sus jornadas laborales concentrado, te lo pasas
tan bien que terminas el día con más energía que lo empiezas. Vuelves
con ganas de compartir todo ese dinamismo y positividad con tus
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amigos y familia al final de otro día de trabajo fantástico.
Imagina por un momento como sería estar en la cama un lunes por
la mañana diciéndote a ti mismo: ¡BIEN! ¡Voy a trabajar esta semana!”.
¿Es posible ser así de feliz en el trabajo? ¿Podemos ir a trabajar y
llenarnos de energía, pasárnoslo bien, hacer un trabajo fantástico,
disfrutar de las personas con las que trabajamos, asombrar a nuestros
clientes, estar orgullosos de lo que hacemos, y tener tantas ganas de que
lleguen los lunes por la mañana como otras personas los viernes por la
tarde? ¿Podemos crear entornos de trabajo donde este grado de
felicidad sea la norma, no la excepción?
¿O tenemos que aceptar sin más que el trabajo es desagradable,
duro y que por eso nos pagan por hacerlo?
Este libro existe para decirte que sí, que puedes ser así de feliz en tu
trabajo y que cuando lo eres, es estupendo para ti y estupendo para tu
trabajo, tu empresa y tu progresión profesional, porque consigues:
Más motivación y empuje
Mejores relaciones con los compañeros
Más éxito profesional
Más creatividad y mejores ideas.
Más energía
Mejor salud
Menos estrés
Mucha más diversión
Tu vida personal también mejora porque el trabajo se convierte en
una fuente de energía y buenas experiencias en lugar de una obligación
frustrante, estresante y dolorosa.
Y no sólo es bueno para las personas a título individual. Cada vez
más empresas se están dando cuenta de que las cosas mejoran cuando
hay felicidad y de que en las empresas felices:
La productividad es mayor: las personas felices consiguen
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mejores resultados.
La calidad aumenta: porque a unos empleados felices les
importará la calidad.
Menor absentismo: porque la gente de verdad quiere ir a
trabajar.
Menos estrés y agotamiento mental: la gente feliz es menos
propensa al estrés.
Están los mejores: la gente quiere trabajar para empresas
felices.
Venden más: la gente feliz hace los mejores vendedores.
Los clientes están más satisfechos: tener empleados felices
es lo mejor para atender bien al cliente.
Más creatividad e innovación: la gente feliz es más creativa.
Mayor capacidad de adaptación: la gente contenta se adapta
con más facilidad y se muestra más abierta al cambio.
Mejor comportamiento en bolsa y beneficios más
sustanciosos: por todas las razones anteriormente expuestas.
En términos sencillos: Las empresas felices son más eficientes y
ganan más dinero. Y hacen felices a los demás, lo que es, por supuesto,
un fin en sí mismo.
La otra cara de la moneda
La mayoría de nosotros hemos vivido probablemente la situación
inversa, es decir, hemos sido infelices en el trabajo. Una vez pasé un año
infeliz en el trabajo y odié con todas mis fuerzas cada segundo de él.
Después de acabar un posgrado en informática en 1994, empecé a
trabajar como desarrollador y consultor y después fundé, con otros
colegas locos por la tecnología como yo, una empresa de software que se
llamó Enterprise Systems, allá por 1997.
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Cuando empezamos la empresa teníamos una ventaja enorme: No
teníamos ni idea de cómo llevar una empresa. Los tres fundadores -
Patrik Helenius, Martin Broch Pedersen y yo mismo – éramos tres
chalados por la tecnología felices y contentos, muy buenos técnicos y
prácticamente novatos en cuestiones de negocios. Sí que teníamos
bastante claro cómo NO había que hacer algunas cosas (aprendimos en
nuestros trabajos anteriores), pero más que nada sentíamos pasión por
hacer las cosas BIEN y por crear un lugar de trabajo que a la gente le
gustase de verdad. Esto evitó que repitiésemos el patrón habitual de
“cómo montar un negocio” a la vez que nos liberó mentalmente para
probar multitud de enfoques nada convencionales.
Funcionó. En nuestra empresa:
Se hacía un trabajo excelente.
Todos los empleados actuaban y asumían responsabilidades
cuando era necesario.
Ganábamos mucho dinero. No cantidades obscenas de
dinero, pero bastante.
Dábamos importancia al aprendizaje y a la formación
continuos.
Todo el mundo participaba en la dirección de la empresa.
Todo el mundo estaba motivado y comprometido.
No se trabajaba mucho: 40 horas por semana o menos.
Nos lo pasábamos de fábula.
Era estupendo, pero después de tres años empecé a sentirme
obligado y atrapado. Quería hacer algo nuevo y dentro de nuestra
empresa era imposible. Le di muchas vueltas a marcharme, pero no me
decidía a irme. Fue un error.
El último año que pasé en ella fui inmensamente infeliz. Casi todas
las mañanas al levantarme buscaba alguna razón para quedarme en
casa. En el trabajo conseguí hacer muy poco y me pasaba la mayor parte
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del tiempo contando las horas que faltaban para marcharme.
Y esto es lo peor: Casi no me reconocía. Normalmente soy
energético, positivo y divertido. Me volví cansado, negativo y amargado,
no sólo en el trabajo, sino también fuera de él. Estaba deprimido y todo
y todos me molestaban.
Normalmente soy una persona muy creativa a quién se le ocurren
diez ideas al día, pero durante esa época mi creatividad se apagó. Por
mucho que me esforzara, no se me ocurría nada y todas las ideas de los
demás me parecían una porquería. Estaba en un estado de perpetua
negatividad.
Finalmente, en junio de 2002, dejé la empresa. Decidí no buscar
otro trabajo enseguida, sino tomarme algún tiempo para despejarme.
Esos meses de verano con un tiempo extrañamente estupendo (para
Dinamarca) poco a poco de devolvieron a mi yo de siempre. No pensé
nada en mi próximo trabajo, ni miré anuncios de empleo ni sopesé
empezar otra empresa.
Un precioso día de playa se me ocurrió la idea: Felicidad en el
trabajo. ¡Eso era! Eso era lo que me apasionaba. En eso quería trabajar.
Esta idea se convirtió en el proyecto Felicidad en el trabajo (Happy At
Work Project). Llevamos haciendo feliz a la gente en su trabajo desde
principios de 2003. Jefes y empleados de empresas como IBM, Lego,
DaimlerChrysler, PriceWaterhouseCoopers, Pfizer y muchas otras son
más felices en sus trabajos después de probar nuestros métodos.
¡Puedo afirmar con toda seguridad que no hay mejor trabajo que
hacer felices a los demás! Siempre es divertido, emocionante y
gratificante. Y cuando te paras a pensarlo, ¿no es esa en el fondo la
verdadera finalidad de la mayoría de los trabajos? ¿Hacer feliz a la
gente? Tienes que hacer felices a tus clientes. O a tus compañeros. O a
tu jefe. O a los accionistas.
Una enfermera que haga felices y a la vez cure a sus pacientes es
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mejor que una que se limite sólo a curarlos. Un jefe que hace a sus
empleados felices y eficientes es mejor que uno que sólo vende
eficiencia. Un profesor que pueda enseñar a sus alumnos y a la vez
hacerles más felices es mejor que uno que sólo trasmite conocimientos.
Enfoca el trabajo y los negocios desde este ángulo: Haz feliz a la
gente, a tanta como sea posible y tan a menudo como puedas, dentro y
fuera de tu empresa: si lo haces, el fracaso será imposible. ¡Y además te
lo pasarás fenomenal haciéndolo!
El futuro es feliz
Tengo una gran noticia para ti: La felicidad está llegando a casi
todos los espacios de trabajo. Es inevitable. Hay una tendencia
imparable en el mundo de los negocios hacia concentrarse cada vez más
en convertir el trabajo en una experiencia positiva y aunque no se hace
sentir aún en todos los países ni en todos los trabajos, pronto lo hará.
La razón es simple pero poderosa: Hoy en día, los factores que
condicionan el éxito de una organización son la atención al cliente, la
eficiencia y la innovación. No importa lo eficiente que sea una empresa
produciendo los productos de ayer si no posee la creatividad necesaria
para inventar los de mañana. A nadie le importa lo eficientes que sean
sus procesos de negocio si no puede proporcionar a sus clientes una
experiencia memorable.
Los estudios realizados demuestran, una y otra vez, que las
empresas felices son mucho más productivas, creativas y volcadas en el
buen servicio que las infelices. Por consiguiente, las empresas felices
ganarán por goleada en el mercado a las infelices. ¡El futuro de los
negocios es feliz! Es inevitable.
Sin embargo, si decidimos hacer algo constructivo al respecto ahora
mismo, podemos ser felices en nuestro trabajo en menos tiempo. Mejor
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antes que después, ¿no? Nuestras empresas cosecharán los beneficios,
humanos y económicos, este año y no en cinco o en diez.
¡Ese es el pensamiento que me hace levantarme por las mañanas,
feliz y con una sonrisa puesta casi todos los lunes!
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Acerca de este libro
Este libro es para todos los que tienen trabajo y para todos los que
quieren uno. Tanto si eres empleado, jefe o directivo, este libro contiene
ideas útiles para ti. Tanto si trabajas en la industria, en los servicios,
para el estado o en una tienda, hay estrategias aquí que pueden servirte.
Tanto si eres un recién licenciado buscando su primer trabajo o tienes a
tus espaldas una larga y exitosa trayectoria profesional, siempre hay
cosas que aprender sobre ser feliz en tu trabajo.
Este libro quiere convencerte de que:
Todos y cada uno de nosotros puede ser feliz en su trabajo
Ser feliz en tu trabajo no sólo hará que te parezca más
divertido, sino que mejorará la calidad de tu vida fuera de él
y te hará sentirse más realizado.
Las empresas felices son mucho más eficientes que las
infelices: la felicidad en la empresa sale más que rentable.
La felicidad en el trabajo no es ingeniería nuclear: es sencillo
ayudarte a ti mismo y a tu empresa a ser feliz.
Por supuesto, no basta sólo con saber estas cosas, también tienes
que ponerlas en práctica, así que este libro te indicará paso por paso lo
que tienes que hacer para hacer feliz a otros y a ti mismo mientras
trabajas.
1. Saber cómo: la teoría básica de la felicidad en el trabajo,
extraída de experiencias reales.
2. Utensilios: ideas y consejos simples y prácticos con los que
conseguir resultados rápidamente.
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3. Energía: trataré de que te ilusiones con la idea de la felicidad
en el trabajo y de infundirte ganas de hacer algo al respecto.
4. Un plan: un plan concreto a medida de tu situación.
Historias y casos reales
En este libro encontrarás muchos casos entresacados de la vida real
de empresas que han logrado el éxito consiguiendo ser felices. En los
libros sobre negocios cada caso viene precedido normalmente por una
lista de los logros de la empresa en cuestión. Algo así:
Acme Inc. es la unica empresa del mundo que ha conseguido un
crecimiento de tres cifras en cada uno de sus 58 años de existencia.
El precio de sus acciones ha subido de 10 centavos a 452 dólares y
los expertos en inversiones aún la consideran una compra muy
recomendable.
La empresa ha crecido desde sus humildes inicios en el cobertizo
del fundador en 1938 hasta convertirse en un complejo que ocupa,
hoy en día, la mitad de los edificios de Manhattan sur.
El fundador es hoy más rico que Bill Gates y 3 de cada 4
trabajadores se jubilan antes de los 40, millonarios gracias a las
acciones que poseen.
O peroratas del estilo.
Estas retahílas de hazañas increíbles aburren después de un rato y
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además, resultan engañosas. Quizás la empresa ha tenido éxito, ¿pero
quién sabe por qué ha sido? Las razones pueden ser la innovación, la
oportunidad, la felicidad, inversiones inteligentes o suerte, pura y dura.
¿Quién sabe?
Cada vez que utilice una empresa como caso real en este libro,
puedes estar seguro de que:
1. Les va fenomenal1.
2. Ellos mismos están convencidos de que una de las razones
de que les vaya también es que la gente de la empresa es feliz
en su trabajo.
¿DE ACUERDO? ¡DE ACUERDO!
Todas las historias que leas en este libro son verdaderas. Puede que
nombres y demás detalles se hayan cambiado para proteger a los
inocentes, pero todos los acontecimientos se produjeron exactamente
como se narran.
Visita la web.
Existe una web que complementa este libro en:
www.felizentutrabajo.com.
En ella encontrarás:
Más publicaciones y artículos sobre felicidad en el trabajo.
Hojas de ejercicios.
Distintas cosas para descargar, como archivos de sonido en
mp3 para algunos ejercicios.
Una bibliografía que te guiará en tu búsqueda de más
información sobre cómo ser feliz en tu trabajo.
1
Si no me crees, siempre puedes buscarlas en Google :o)
19
Y lo que es más importante: me puedes contar al mí y al resto del
mundo qué te parece el libro e intercambiar puntos de vista y
experiencias con otros lectores.
Quizás mi blog, en el que escribo todos los días sobre felicidad en el
trabajo te sirva de inspiración. El original está en:
www.positivesharing.com
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1. ¿Qué es la felicidad en el
trabajo?
En todas partes, la gente está tomando las riendas y cambiando sus
vidas laborales a mejor. Un grupo de jóvenes enfermeras se rebelan
contra el perenne mal humor que reina en su hospital y lo llenan de
alegría. Un jefe de ventas finalmente se harta de la competitividad y las
riñas continuas que sufre en su oficina y se despide para luego
encontrar un trabajo mucho mejor. Un trabajador temporal anima a sus
compañeros con pequeños actos de amabilidad sin razón aparente. Un
programador de un banco aprende qué hace falta para pasarlo bien en
su antes aburrido departamento. En este libro encontrarás todas estas
historias y muchas más.
Pero primero: ¿qué es exactamente la felicidad en el trabajo?
Empecemos por aprender una palabra rarísima.
Arbejdsglede
Nosotros los escandinavos tenemos una ventaja sobre el resto del
mundo en esto de la felicidad en el trabajo: en muchos países el
concepto resulta muy nuevo, pero nosotros, ¡tenemos una palabra para
designarlo! En danés, mi lengua materna, esa palabra es arbejdsglæde,
y aunque al resto del planeta le parezca indescifrable, es un concepto
profundamente arraigado en la cultura laboral escandinava y al que la
mayoría de las empresas nórdicas prestan gran atención.
En consecuencia, los trabajadores escandinavos son los más felices
21
del mundo. Según un estudio realizado en 2005, el 68% son felices o
muy felices con su trabajo actual, frente al 47% de los británicos que
afirman lo mismo o un 35% de los belgas2. Esa felicidad ha sido el
elemento clave del éxito de empresas nórdicas como Nokia, IKEA,
Oticon (el mayor fabricante de audífonos del mundo), Carlsberg,
Ericsson, Lego y muchos más.
Arbejde significa trabajo y glæde, felicidad, así que arbejdsglæde se
traduce literalmente por felicidad en el trabajo. Por si tienes curiosidad,
se pronuncia “aabaidsglede”. ¡Y tú que pensabas que Fahrvergnügen, el
“te gusta conducir” de BMW, era un palabro!
Lo maravilloso es que la idea se está propagando por todo el
mundo. Existen empresas felices en todos los sectores y en todos los
países y aunque la felicidad no es aún el objetivo número uno de la
mayoría, cada vez más han decidido volverse felices.
¿Qué es entonces?
¿Qué es exactamente la felicidad en el trabajo? Parece lógico
empezar por aquí. He dedicado mucho tiempo a buscar una definición
de felicidad en el trabajo, precisamente porque
mucha gente me lo pregunta.
Trabajando con clientes, grandes y
pequeños, del sector privado y del público, fui
llegando poco a poco a la respuesta y tras largas
deliberaciones di con una definición que me
parece concisa y exacta.
Te vas a quedar pasmado. ¿Preparado?
Aquí está:
La felicidad en el trabajo es…
2 Fuente: money.guardian.co.uk/work/story/0,1456,1501125,00.html
22
un sentimiento de felicidad que tiene su origen en el trabajo.
Alucinante, ¿no?
Ya lo ves: la felicidad en el trabajo es una emoción. Viene de dentro
y, como todas las demás emociones, es difícil de definir pero cuando la
sientes, sabes que está ahí. Y también sabes cuando no la sientes.
¿Puedes definir el amor? Los poetas llevan intentándolo miles de años
sin hacer demasiados progresos. Pero cuando sientes amor, lo sabes
claramente, aunque no tengas en tu cabeza una definición formal.
Aunque no tengamos una definición de diccionario de felicidad en
el trabajo, todos sabemos cuando el nuestro nos hace felices y sobre
todo, cuando nos hace infelices. La felicidad en el trabajo es el
sentimiento que te inunda cuando:
De verdad te gusta lo que haces.
Haces un gran trabajo del que te sientes orgulloso.
Trabajas con gente estupenda.
Sabes que lo que haces es importante.
Se te aprecia por tu trabajo.
Puedes asumir responsabilidades.
Te diviertes trabajando.
Aprendes y creces.
Tu trabajo tiene sentido.
Te sientes motivado y lleno de energía.
Sabes que tu trabajo es espectacular.
La mayoría de nosotros ha experimentado ya ese sentimiento. Al
menos una vez en toda nuestra vida professional. La pregunta es:
¿Cómo sentirlo más a menudo?
Puede que sea algo difícil definir felicidad en el trabajo, pero sus
efectos son inconfundibles: ser feliz o infeliz en tu trabajo marca tu vida.
Quienes son felices en su trabajo no sólo disfrutan más de la vida: su
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calidad de vida en general es mucho más alta. También sus éxitos
laborales son mayores. Quienes se sienten infelices en su trabajo sufren
mentalmente y además, son más propensos al estrés, la depresión y
numerosas otras enfermedades, incluidas las afecciones cardiacas y el
cáncer. No te equivoques: en el peor de los casos, un mal trabajo mata.
En el capítulo 6 averiguarás de cuántas maneras ser feliz en tu trabajo
puede mejorar tu vida, tanto dentro como fuera de él.
Pero expongamos primero algo de teoría. Estas son las cosas más
importantes que debes saber sobre la felicidad en el trabajo.
La felicidad para unos es el infierno viviente de
otros.
Pongamos por ejemplo a Allan y a Soren. Los dos son treintañeros
que trabajan en la misma agencia de publicidad. Su formación es la
misma pero lo que les hace felices trabajando son cosas completamente
diferentes:
A Allan le gusta trabajar con otros; Soren prefiere hacerlo
solo.
Allan no soporta redactar informes; a Soren le encanta.
A Allan le gusta enfrentarse continuamente a nuevos
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desafíos; Soren prefiere lo predecible.
A Allan le gusta el riesgo; Soren trata de evitarlo.
Allan odia tener que concentrarse en un único proyecto; a
Soren le encanta.
Sí que existen sin duda algunas cosas que harían felices a la
mayoría en el trabajo, pero no podemos olvidar nunca que la felicidad
en el trabajo significa cosas distintas para cada persona. La felicidad
para unos es el infierno viviente para otros. Por eso, para lograr la
felicidad en el trabajo habrá que tratar a cada persona de una manera,
porque tratar igual a todo el mundo sólo hará felices a unos pocos.
La felicidad en el trabajo es contagiosa
Tres científicos italianos colocaron electrodos en el cerebro de macacos
para estudiar las neuronas que regían las acciones de sus manos, por
ejemplo, cuando recogían algo. En cada experimento registraron la
actividad de una única neurona del cerebro del mono mientras trataba
de alcanzar la pieza de fruta, para poder medir la respuesta de esa
neurona ante determinados movimiento.
Uno de los científicos lo explica así: “Creo que estaba Fogassi de pie
junto a una fuente de fruta; alargó el brazo para tomar un plátano y
entonces, detectamos actividad en las neuronas de algunos de los
monos. ¿Cómo era posible, si esos monos no se estaban moviendo? Al
principios pensamos que la medición estaba mal hecha o que el equipo
estaba fallando, pero comprobamos que no. Al repetir los movimientos,
obtuvimos la misma reacción”.
Una neurona especular o espejo es una célula cerebral que se
enciende cuando el animal realiza una acción o cuando contempla esa
misma acción realizada por otro animal. Por tanto, la neurona
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reproduce (como si de un espejo se tratase) el comportamiento de otro
animal, como si el observador mismo la llevase a cabo. Se han detectado
estas neuronas en primates, en algunos pájaros y sí, en humanos.
Algunos científicos las consideran uno de los hallazgos más importantes
de la neurobiología de la última década3.
Quizás esto explique por qué la felicidad en el trabajo es tan
contagiosa. Por qué un empleado decidido a ser feliz en la oficina puede
animar a un departamento entero y un directivo contento, desatar una
oleada de buen humor por toda la empresa. Ciertas partes de nuestro
cerebro no diferencian entre nuestra propia felicidad y el hecho de ver a
otro feliz.
La mala noticia es que la infelicidad es aún más contagiosa que la
felicidad, probablemente porque los humanos estamos condicionados
por fuerzas evolutivas a percibir con mayor rapidez las emociones
negativas. Por eso, el miedo y la ira en el trabajo son más contagiosos
que la felicidad, lo que significa que hay que promover esta última
activamente para llevarles la delantera.
Esto implica además que tu felicidad en el trabajo depende de la
gente que te rodea. Estoy seguro de que en teoría es posible ser el único
3 Fuente: en.wikipedia.org/wiki/Mirror_cells
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empleado feliz en un departamento donde 20 personas son infelices
pero también estoy seguro de que es ¡increíblemente difícil! Ser feliz
rodeado de 20 personas infelices, eso sí que tiene que ser divertido…
La felicidad en el trabajo es una conquista a largo plazo
No por sacar adelante asuntos te divertirás ni serás más feliz en tu
trabajo. Ni evitando tareas pesadas para hacer más llevadero un día
concreto. No se trata de buscar momentos de felicidad.
El objetivo es conseguir la felicidad para hoy y para mañana y para
el año que viene y para dentro de 10 años. Darnos cuenta de que si no
disfrutamos del trabajo y nos hace felices a largo plazo, no sacaremos lo
mejor de nosotros mismos, ni aportaremos tanto al mundo, haremos
sonreír a tanta gente ni cambiaremos nada.
No se puede obligar a la gente a ser feliz
Tengo una compañera de trabajo que se ha autonombrado policía de la
felicidad, ¡lo que ha creado a su alrededor una actitud de rechazo hacia
el pensamiento positivo! He llegado a tener que tranquilizar a un
miembro del equipo que se sentía de verdad insultada por sus
constantes intrusiones, pues al instarla una y otra vez a sentirse más
feliz estaba implícitamente diciendo que tu vida tal como era, no era lo
suficientemente feliz (lo que implicaba que no valía la pena). ¡Tener
alguien vigilando tu “grado de felicidad” puede ser muy, pero que muy
desagradable!
—Comentario en www.positivesharing.com
Si a propósito o sin querer creas un ambiente en el trabajo en el que
lo correcto es ser feliz y lo incorrecto no serlo, la gente se sentirá menos
contenta. Incluso puedes llegar a transformar la felicidad laboral en algo
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negativo, hasta el punto de que la gente ridiculice la idea y opongan
resistencia a conciencia.
Por eso, la gente debe sentirse siempre invitada a ser feliz en el
trabajo. Se puede abrir la puerta e invitarles a pasar, pero no se les
puede empujar dentro en contra de su voluntad. Cuanto más lo intentes,
más se aferrarán al marco, gritarán y patalearán.
2. La satisfacción en el trabajo no es felicidad
La gente siempre me pregunta por qué utilizo el término “felicidad
en el trabajo” y no los más tradicionales “satisfacción laboral” o
“satisfacción del trabajador”. Y cuando digo siempre, quiero decir dos o
tres veces al año, ¡por lo menos!
Esta es la razón: Es totalmente imposible sentirte lleno de energía e
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ilusionado o ilusionar a otros en el trabajo si tu objetivo es la
satisfacción. “¡Venga!, ¡vamos a hacer que en esta oficina todos estemos
satisfechos con nuestros trabajos!”, no es exactamente un grito de
guerra que arrastre a las masas.
Hablando en serio: ¿Quieres pasar tu vida profesional simplemente
estando satisfecho? Cuando mires atrás dentro de 50 años, ¿te gustaría
decir “Me sentía satisfecho"?
¡No! Aspira a ser feliz. Diciéndote esto: “Hagamos de esta oficina
un lugar donde la gente trabaje feliz”. A decir: “Llevo trabajando 50
años y me vuelve loco! Mi trabajo me parece una aventura estimulante
que me divierte". Tiene mucho más potencial y envía un mensaje mucho
más claro y más interesante:
Felicidad en el trabajo = Emoción. Ambición. Energía. Diversión.
Satisfacción en el trabajo = ¡Aburrimiento!
La felicidad en el trabajo está aquí y ahora
Las declaraciones de misión de la empresa, los valores, los libros
blancos, los comités o las políticas corporativas no producen felicidad
en el trabajo. La felicidad se crea con las cosas que tú y yo hacemos,
aquí y ahora.
No es algo que podamos hacer mañana o la semana que viene o el
próximo trimestre fiscal. La felicidad es algo que se tiene ahora…o
nunca.
3. La felicidad en el trabajo no es
eterna
No se puede ser feliz en el trabajo todos los
días. Por mucho que te encante, siempre va a
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haber días malos. Y no pasa nada: está bien tener un día malo en el
trabajo.
Pero, si los días malos empiezan a acumularse o a ser más que los
buenos, es hora de plantearte cómo te está afectando y qué puedes
hacer para cambiarlo.
10% sale del trabajo y 90%, de ti
El trabajo perfecto no existe. No existe ninguna oficina, fábrica o
estudio que tenga todo lo que tú deseas. Siempre habrá algunas tareas
tediosas, algún compañero que te caiga mal, algún cliente grosero y
algunos jefes desagradables.
Si pretendes ser feliz en tu trabajo sólo cuando lo que hagas y
dónde lo hagas sean perfectos y desaparezcan los problemas, nunca
serás feliz. Y si eso ocurriese, lo más probable es que murieses de
aburrimiento.
La felicidad en el trabajo no se alcanza eliminando todas las cosas
malas. Se consigue estando feliz a pesar de que algunas cosas malas
estén presentes. Fortaleciendo tus habilidades y tu energía para arreglar
los problemas, generando más y mejores experiencias positivas en el
trabajo.
La felicidad en el trabajo es una cosa distinta para cadauno
Uno de los primeros talleres de Felicidad en el Trabajo que hice fue
para el departamento escandinavo de logística de un gran
fabricante de coches estadounidense. Al terminar, pedí a los
participantes que dijesen qué les había parecido y un señor de unos
50 años se levantó para hablar. Llevaba traje y corbata (era el
único del grupo vestido así), lo que sumado al pelo canoso y las
gafas le hacía parecer el típico contable. Cosa que de hecho era.
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Durante todo el taller había estado muy callado, pero entonces se
levantó para dirigirse a todo el grupo. Se detuvo un momento.
“Quiero que todos sepan”, dijo con voz sombría, “que no soy tan
infeliz como parezco”. La sala entero estalló en risas.
Semblante serio, voz lúgubre, pasar desapercibido y actitud
distante: así era ese hombre cuando se sentía feliz en su trabajo.
Sentirse feliz en el trabajo no es necesariamente correr por ahí el
día entero como si estuvieses en la gloria. Puedes sentarte en tu mesa,
hacer tu trabajo tranquilamente y ser discretamente feliz. Puedes estar
en una locura de reunión, defendiendo con pasión tu punto de vista y
sentirte feliz.
En cualquier caso, merece la pena exteriorizar tu felicidad en el
trabajo, porque:
1. Cuanto más se nota que eres feliz, más se propaga a los
demás.
2. Cuando más la exteriorices, más se asienta el sentimiento
dentro de ti. Si te guardas tu felicidad para ti y no la
manifiestas nunca, gradualmente se va disipando.
Exteriorízala clara y visiblemente y se hará más fuerte y
durará más.
Algunas personas piensan que hay que ser serio en el trabajo –
en tu forma de hablar, de vestir, de comportarte – pero yo pienso
que no es así. En ningún sitio dice que no puedas ser
superprofesional y muy bueno en tu trabajo y además demostrar que
estás feliz y lleno de energía.
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4. Ser feliz es posible en casi todos los trabajos
Hay gente que cree que sólo es posible ser feliz en determinado tipo
de trabajos: los divertidos y creativos. Esto no es verdad. Se ve mucha
gente infeliz en profesiones supuestamente divertidas y mucha feliz en
trabajos supuestamente desagradables como tratamiento de aguas
residuales o funerarias.
Aunque no te vuelva loco el trabajo que tienes ahora, puedes ser
feliz en él, siempre y cuando te haga feliz en otros sentidos:
averiguaremos cuáles en el Capítulo 2.
5. Todo el mundo puede ser feliz en su trabajo
¡Eso es! ¡Cualquiera! La felicidad en el trabajo no es sólo para la
gente que hace cosas divertidas y creativas. No es prerrogativa de jefes y
directivos. No está reservada a los poderosos con salarios de infarto.
Cualquiera que elija ser feliz en su trabajo y después haga algo para
conseguirlo puede pasar de "¡Oh, qué fastidio, es lunes, otra semana de
trabajo!" a "¡Genial!" ¡Es lunes! ¡Otra semana de trabajo!”.
6. La felicidad en el trabajo empieza por desearla
“La felicidad, igual que la infelicidad, es algo que tú eliges".
—Stephen Covey
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¿Conoces a alguien que parezca haberse resignado a ser infeliz en
su trabajo? ¿Alguien que haya aceptado que el trabajo es malo, que eso
es imposible de cambiar y optado por sobrevivir en lugar de intentar
mejorar la situación?
El camino que lleva a la felicidad en el trabajo empieza con una
sencilla decisión: Tienes que querer ser feliz. Si no te comprometes a ser
feliz en el trabajo, no lo serás. No elegirás las cosas que te hacen feliz.
No emprenderás las acciones necesarias para lograrlo. No cambiarás las
cosas que hay que cambiar.
Por el contrario, si dices: “Sí, decido ser feliz en mi trabajo y hacer
lo que sea necesario para conseguirlo”, empezarán a ocurrir cosas.
Tomar esa decisión por sí solo no te hará feliz por arte de magia, pero
ese tiene que ser el punto de partida.
Y algo interesante sucede cuando decides ser feliz. Tú tomas el
mando. Cuando decides ser feliz en el trabajo y hacer lo necesario para
conseguirlo, tú tomas las riendas de tu vida profesional y de tu futuro.
Ya no dependes de los caprichos de tu jefe, de tus compañeros o de la
empresa.
No tienes que tomar esta decision ahora mismo. Lee este libro y
después piensa en cómo cambiaría tu vida si fueses feliz en tu trabajo…
Empecemos por saber qué se necesita para serlo.
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2. ¿Qué nos hace felices en el
trabajo?
A primera vista, el nuevo puesto de María lo tenía todo: Una
empresa solvente, proyectos interesantes, un sueldo estupendo,
oficinas modernas, un cocinero francés, gimnasio, fruta gratis,
masajes y un despacho con una vista impresionante.
María es una mujer simpática y atractiva de cuarenta y pocos años
con una dilatada experiencia, pero ya en el primer mes del nuevo
trabajo notó cosas que marchaban muy mal. La empresa ingresaba
mucho dinero pero carecía completamente de valores sociales y
humanos. La desconfianza, las luchas intestinas, las calumnias, las
puñaladas por la espalda, el acoso sexual, la falta de respeto, la
represión y las amenazas veladas eran el pan nuestro de cada día.
Se pasó el segundo mes cavilando sobre cómo dar la vuelta a la
situación. El tercer mes, María se dio cuenta de que probablemente
no podría cambiar mucho y que seguramente saldría perjudicada
del intento. Dimitió sin haber encontrado otro trabajo.
Ahora María es editora de una publicación y además responsable
de recursos humanos y ambiente laboral. Gana mucho menos pero
su calidad de vida es mucho, mucho mayor. Así me decía: “Ahora
creo fervientemente en la felicidad en el trabajo y quiero ayudar a
propagar que ser feliz en él es posible”.
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Está claro que los aderezos habituales que hacen aún más tentador
un trabajo no amargan a nadie, pero por sí solos, no bastan. Como
demuestra la historia de María, no importa lo bonito que sea tu
despacho, los ceros de tu salario o lo rica que sea la comida si el
ambiente que se respira en la empresa es malo.
Algunas de las cosas que queremos conseguir en un trabajo (el
puesto, el sueldo, los beneficios asociados) no son en realidad las que
nos hacen felices. No estoy diciendo que un sueldo abultado te vaya a
hacer infeliz. ¡Al menos a mí nunca me pasó!, pero tampoco va a hacerte
especialmente feliz.
Así que, ¿qué puede hacernos feliz? Pues el primer sospechoso es el
trabajo en sí.
8. El trabajo en sí
Chris es un periodista que escribe sobre viajes, por lo que recorre
los mejores parajes veraniegos y exóticos del mundo y puede
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probar los mejores hoteles y restaurantes. Hemos de admitir que es
un trabajo que suena genial. Cuando le conocí, lo primero que
pensé fue: ¿Cómo lo mato para quedarme con su trabajo?". Pero la
verdad es que Chris no estaba tan entusiasmado con él, porque
nunca podía disfrutar realmente de sus viajes. Tenía que cenar en 4
ó 5 restaurantes distintos en una sola noche. Tenía que visitar 3 ó 4
hoteles al día sin poder relajarse en ninguno de ellos. También
tenía que desplazarse a menudo en avión y pronto eso se convirtió
en una pesadez.
Por otro lado, hablé una vez con Peter, un empleado de higiene
pública (hace unos años hubiese sido un basurero) a quien le
encanta su trabajo. Peter tiene que levantarse a las 4 de la
madrugada, aunque la parte buena es que a las 12 ya ha terminado
y tiene libre el resto del día. Le gusta trabajar al aire libre; se lo pasa
en grande con los compañeros del camión; se aplica en su trabajo y
le encanta la idea de ayudar a la gente.
El trabajo en sí puede hacernos feliz. Si eres un vendedor a quien le
encanta hablar con clientes, un mecánico que adora arreglar cosas, un
programador que se pirra por escribir código o una enfermera que
disfruta cuidando a sus pacientes, es muy posible que seas feliz
simplemente haciendo las tareas que conforman tu trabajo.
En cualquier caso, quiero dejar muy clara una cosa: La felicidad en
el trabajo no es sólo para los afortunados que han encontrado su
vocación. No es sólo para los que trabajan en lo que estudiaron. Aunque
el trabajo en sí sea generalista, es posible estar encantado con él.
Aunque el trabajo sea perfecto, no hay garantías de que hacerlo te
haga feliz. Si tu jefe es mala persona; si el ambiente es irrespirable; si
abusan o se ríen de ti o te tratan injustamente, serás infeliz en tu
trabajo, aunque lo que hagas te encante.
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9. No es lo que tienes, sino lo que haces
Cuando preguntas a la gente qué les hace felices trabajando, más
allá del propio trabajo, normalmente te dan toda una lista de las cosas
que les gustaría tener, entre ellas un buen jefe, reconocimiento, un buen
sueldo, compañeros simpáticos, donuts gratis, pasarlo bien, reuniones
divertidas, tener ideas y muchas más cosas.
Esto aparece en la mayor parte de teorías y estudios realizados
sobre satisfacción y motivación laborales que, sin excepción, se centran
en lo que se ha de tener para que el trabajo te guste.
Sin embargo, la felicidad en tu trabajo deriva menos de lo que
tienes y más de lo que haces. Puede que tengas un jefe estupendo, un
equipo genial, proyectos apasionantes y que te diviertas un montón.
Pero eso es así porque tú has hecho algo. Y que sigan así depende de
lo que hagas hoy.
Además, aunque supieses qué es lo que necesitas para ser feliz en tu
trabajo, te enfrentas aún a la pregunta obvia: “¿Qué hago para
conseguirlo?”
Finalmente, concentrarte en lo que necesitas tener es pasivo,
mientras que pensar qué hacer es activo. Tú tomas las riendas para
crear el futuro que deseas.
Por eso cualquier teoría útil sobre los que hace feliz en el trabajo
debe centrarse en lo que hacemos y no en lo que tenemos. ¡Por una
extraña coincidencia, la teoría que te presento en este capítulo hace
precisamente eso!
10. Seis acciones que nos hacen felices en el trabajo
Existen seis sencillas acciones cotidianas que propagan el buen
humor y que nos hacen felices mientras trabajamos. Para ser felices en
el trabajo tenemos que:
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1. Ser positivos
2. Aprender
3. Ser abiertos
4. Participar
5. Buscar sentido
6. Apasionarnos
Quienes hacen esto en su trabajo son felices. El entorno donde la
gente pueda hacer esto será un lugar feliz.
Estas seis medidas pueden aplicarse a prácticamente cualquier
trabajo y entorno laboral del mundo. No sirven sólo para algunos
sectores o determinado tipo de labores o trabajadores.
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Fíjate en que no es la organización, la empresa, la que es positiva,
con ganas de aprender, abierta, participativa, con una actividad con
razón de ser o apasionada: eres tú. Somos nosotros. La empresa debe
ofrecer un entorno que facilite poder ser y hacer estas cosas, pero nos
corresponde a nosotros aprovechar la oportunidad que nos brinda de
llevarlas a la práctica todos los días.
¿Le das prioridad a lo que te hace feliz en el trabajo o concentras
tus esfuerzos en otra dirección? El problema es que mucha gente no
tiene claro qué es lo que les hace felices en el trabajo, así que, aunque
tienen las mejores intenciones del mundo, terminan haciendo cosas que
no sirven de nada.
Examinemos más de cerca las seis cosas que nos hacen felices en
nuestro trabajo:
Acción pro-felicidad nº1: Ser
positivos
“Tengo un compañero que casi siempre
está contento”, dice Paul, un maestro de
escuela de 28 años. “Podemos estar ocupadísimos, tener una
tonelada de problemas, o haber un tiempo horrible. Da igual: él
está siempre animado, relajado, positivo y optimista y ve siempre el
lado mejor en todo y en todos.
“Es como un salvavidas. A su lado te sientes siempre positivo,
tranquilo. Notas cómo la gente se relaja y se vuelve más abierta y
constructiva cuando trabajan con él. Su optimismo contagia a los
demás, así que al final todos empezamos a ver más soluciones que
problemas”.
“No es que él saque adelante más trabajo que nadie, pero sí que
creo que a él se debe gran parte del éxito de nuestro colegio, porque
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transmite una felicidad en el trabajo que se propaga a muchísima
otra gente".
Ser positivo es una habilidad importantísima que se puede
aprender, una habilidad que es la clave de la felicidad y del éxito
profesionales. La gente positiva y los lugares de trabajo positivos eligen
prestar más atención a las posibilidades, las soluciones, las ventajas y la
diversión. No es que ignoren los problemas, las desventajas y las
amenazas – ni mucho menos – pero sí se han dado cuenta de que ser
positivo te hace más feliz y además, más eficiente. Los estudios
psicológicos realizados demuestran claramente que no van
desencaminados:
En los años 60, Martin Seligman, un joven estudiante de psicología
de la Universidad de Pensilvania, se encontraba ante un
preocupante dilema. Había ideado un experimento rompedor
consistente en aplicar a perros suaves descargas eléctricas que
resultarían molestas para el animal, pero de ningún modo dañinas.
¿Debía seguir adelante y llevarlo a cabo? ¿Compensarían los
beneficios potenciales que de la investigación las molestias que
sufrirían los perros? Tras hablarlo con su profesor responsable,
decidió realizarlo. Lo que descubrió estaba llamado a ser todo un
choque (nunca mejor dicho) para el mundo de la psicología.
En cada experimento se estudiaron tres perros. Al primero se le
metió en una jaula especial y se le aplicaron descargas eléctricas
desde el suelo, de abajo a arriba, que se detenían cuando el perro
presionaba un panel con el hocico. Es decir, el animal recibía las
descargas pero podía detenerlas y aprendió muy rápido a hacerlo.
El segundo perro recibía descargas cuando se le aplicaban al
primero. Esto quiere decir que recibía exactamente el mismo
número de descargas con la misma intensidad que el primero, pero
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no podía hacer nada para detenerlas o debilitarlas. El tercero no
recibió descargas.
A continuación los perros fueron introducidos en una jaula grande,
llamada lanzadera. En esta etapa se aplicó al perro una descarga
eléctrica desde abajo, que podía evitar fácilmente saltando una
valla baja para trasladarse al otro lado de la jaula. El perro número
uno (al que se había dado descargas que él mismo podía detener)
saltó inmediatamente al otro lado. Lo mismo hizo el perro número
tres que no había recibido descargas. Pero el perro número dos se
quedó quieto, sintiéndose impotente para cambiar la situación.
Había aprendido que las descargas eran algo que escapaba a su
control. Había aprendido lo que era la indefensión.
Si quieres ser feliz en tu trabajo, es importante ser positivo. ¿Y eso
cómo se hace? No puedes ir por ahí todo el día “tengo que ser positivo,
tengo que ser positivo”. Eso a lo mejor pone a tus compañeros un
poquito de los nervios…
La verdad es que en muchas empresas se busca lo negativo. Todo lo
que va bien pasa desapercibido, pero en las reuniones se habla sobre
todo de problemas; se mandan emails cuando se cometen errores; las
llamadas de teléfono son sinónimo de clientes descontentos y las
conversaciones se tienen para resolver conflictos. Esto refuerza
constantemente la sensación de que las cosas van mal, de que no se
puede hacer nada para cambiarlo y la gente termina como el segundo
perro del experimento de Seligman: dándose por vencida.
La investigación llevada a cabo por Seligman en el campo que el
llama psicología positiva demuestra claramente que a las personas
positivas y optimistas les va mucho mejor que a las negativas.
Por ejemplo, la gente positiva:
Tiene mayor calidad de vida.
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Vive más años.
Es más sana.
Le va mejor en el trabajo.
Se deprime menos.
Tiene más amigos y una vida social más rica.
Y esto no es todo:
En nueve de diez elecciones presidenciales celebradas en
EE.UU. entre 1948 y 1984, el candidato más optimista se
alzó vencedor.
Los equipos deportivos optimistas barren a los pesimistas.
Estas son razones de peso para se positivo. A pesar de que el
estudio de Seligman muestra que resulta fácil aprender a ser negativo,
pesimista e indefenso, también nos indica que es posible autoenseñarse
a ser positivo.
En un experimento realizado en una empresa, Seligman convenció
a una aseguradora para que contratase a un grupo de personas que a
priori no poseían las cualificaciones necesarias para trabajar en la
empresa, pero que mostraban gran positividad y optimismo. Pasado un
tiempo, este grupo llegó a superar a todos sus compañeros, mucho más
preparados, pero menos positivos.
Piensa en ello un momento: ¿Qué clase de persona quieres ser en tu
trabajo? El positivo, animado, feliz y sonriente que trabaja activamente
para mejorar las cosas? ¿O el negativo gruñón pesimista que ya se ha
dado por vencido y aceptado que las cosas están mal y que nunca
cambiarán?
Aquí van algunas cosas que puedes hacer para volverte más
positivo tú y a todos los que te rodean.
Elogia
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El Kjaer Group, una empresa danesa que vende coches en países en
vías de desarrollo, introdujo hace unos años la Orden del Elefante. Es
un muñeco de peluche gigantesco que cualquier empleado puede
conceder a otro, explicándole siempre por qué piensa que merece la
Orden. El elefante se queda junto al elogiado un par de días. Resulta
difícil pasar por alto un peluche de 60 cm colocado junto a la mesa de
alguien.
Los demás empleados, cuando ven el elefante, se paran y
preguntan: “¡Oye, tienes el elefante! ¿Qué hiciste?", lo que, por
supuesto hace que lo positivo y las mejores prácticas empresariales
circulen y se cuenten una y otra vez. Es una manera excelente,
sencilla y barata de potenciar el aprendizaje y la felicidad en el
lugar de trabajo.
El elogio es probablemente el método más efectivo, con diferencia,
de hacer a la gente feliz en el trabajo:
Todo el mundo puede hacerlo.
Es fácil.
Funciona.
No lleva tiempo y no cuesta dinero.
Recuerda que un buen elogio es:
Pertinente: no elogies por elogiar. Tiene que hacer una razón
para hacerlo.
Oportuno: elogia en cuanto haya razón para ello.
Personal: adapta el elogio para esa persona en concreto.
Si quieres más puntos:
Elogia a alguien con quien no suelas hablar. Es una manera
estupenda de entrar en contacto.
Elogia al jefe. Los jefes no reciben prácticamente elogios de
sus subordinados. ¡Cuidado! Sólo valen los elogios sinceros:
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¡no a los aduladores serviles!
Si te gustan de verdad los desafíos, elogia a alguien que no te
caiga bien o quien choques continuamente. Es una manera
genial de empezar a rodar. ¿No se te ocurre nada positivo
sobre esa persona? Inténtalo otra vez: siempre hay algo.
Otra cosa: no olvides que también se puede elogiar a la gente por lo
que es, no sólo por lo que hace. Los entornos de trabajo donde se
respira más felicidad utilizan esta técnica para crear una cultura del
elogio, donde es costumbre detectar y apreciar las buenas acciones y a
las buenas personas.
¿Qué filosofía crees tú que hará más feliz a la gente en su trabajo?
Atrapar a quienes cometen errores y castigarlos enseguida
o
Darse cuenta de quienes hacen las cosas bien y elogiarles enseguida
Yo sin dudarlo opto por la segunda; lo que no significa que no se
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pueda criticar a la gente y corregirla cuando se equivoca. De hecho, si
alguien está acostumbrado a que le elogien cuando hace las cosas bien,
estará más abierto y positivo frente a la crítica.
Algunas maneras estupendas de elogiar son:
En persona: No hace falta montar toda una ceremonia de elogio.
Simplemente ve hacia tu compañero, dile lo que quieres decir y vuélvete
a tu puesto de trabajo. No te quedes ahí esperando a que él te elogie a
ti. Tampoco añadas: "...aunque tienes que mejorar tu..." después de
elogiarle. Eso lo estropea todo.
Ayúdate de un objeto simbólico, como el elefante del Kjaer Group.
Un objeto reconocible por todos contribuye a crear una cultura del
elogio dentro de la empresa. Si encuentras algo con significado para la
empresa, aún mejor.
En las paredes: La agencia de innovación londinense What If! tiene
las paredes de la zona de recepción y reuniones escritas con elogios a los
empleados. Cualquier empleado puede proponer las buenas acciones
realizadas por otro y las mejores quedan inmortalizadas en letras
grandes y a todo color pegadas en las paredes y techo de la zona más
transitada de la oficina, donde las pueda ver más gente.
El poncho: Este es un ejercicio que inventamos para nuestro taller
de Felicidad en el Trabajo y nunca falla. Dura unos 15 minutos y
funciona bien en grupos de un máximo de 40 personas. Sólo se necesita
un pliego doble de papel y un rotulador por persona.
Dale a cada uno un pliego. Pídeles que hagan un agujero en el
centro del papel y que se lo pongan como si fuese un poncho. Dale a
cada uno un rotulador. Cuando todos se hayan puesto el poncho de
papel, dales las siguientes instrucciones: “Vayan moviéndose por la sala
y escriban en la espalda de los demás. Escriban qué les gusta y aprecian
de esa persona, las cosas que le salen mejor, en qué es bueno. Escriban
en la espalda de tantas personas como sea posible". Dales tiempo
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suficiente para escribir en todos. Los grupos de 10-20 personas
necesitarán como 5 minutos; los grupos más grandes, quizás 10. Mi
parte preferida del ejercicio del poncho es cuando se forman cadenas de
5-10 personas, cada uno escribiendo en la espalda del que tiene delante.
Cuando hayan terminado de escribir unos sobre otros, diles esto:
“Seguro que todos se están preguntando qué les han escrito los demás
en sus ponchos. No se quiten los ponchos y siéntense. Durante un
minuto no pueden hablar. Sólo pueden leer lo que hay escrito en sus
ponchos y disfrutarlo. Quítenselos ahora y a leer”. Dales un minuto más
o menos para que lean los ponchos; luego da por terminado el ejercicio
y dales las gracias por haber participado.
Hemos hecho este ejercicio con jefes, empleados, funcionarios,
maestros de escuela, trabajadores sociales, secretarias, técnicos de
laboratorio, guardas de instituciones penitenciarias, cocineros y muchos
otros grupos de profesionales: siempre funciona.
A los participantes les gusta especialmente:
Lo fácil que es elogiar.
Es fácil recibir elogios: no tienes que decir nada, sólo
disfrutarlo.
Se enteran de las cosas de ellos que los demás aprecian.
Pueden guardarse los ponchos y leerlos siempre que
necesiten una palabra de ánimo.
¡Pruébalo!
Lleva un registro de felicidad en el trabajo
Lleva un registro de felicidad en el trabajo
Al final de cada jornada de trabajo, antes de irte a casa, dedica unos
minutos a anotar cinco cosas que te han hecho feliz en el trabajo ese día.
Escríbelo en el ordenador antes de apagarlo o simplemente en un trozo
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de papel. Grandes o pequeñas, no importa. Escribe cinco cosas que
hayan contribuido a hacer tu día un poco mejor. Terminar un proyecto a
tiempo. Hablar con un compañero agradable. Día de escalope en el
comedor. ¡Cualquier cosa!
Si no se te ocurren cinco cosas para la lista, escribe todas las que
puedas. Si no te viene nada bueno a la cabeza, puede ser por dos
razones: ha sido un día malo o no estás acostumbrado a recordar las
cosas buenas que te pasan durante el día.
Pongamos que has tenido diez buenas experiencias en el trabajo y
una mala. Si te vas a casa pensando sólo en la mala, ese día se quedará
en tu memoria como un mal día. Hasta te parecerá que has tenido un
mal día. Como la mayoría de la gente tiende a recordar las experiencias
negativas mejor que las positivas, es buena idea aplicarse más para
recordar las buenas. Un registro de felicidad en el lugar de trabajo es
una forma sencilla y efectiva de hacerlo.
En la web del libro encontrarás un ejemplo de registro:
www.felizentutrabajo.com.
Reuniones positivas
Los experimentos psicológicos pueden ser muy tramposos y este no
era la excepción. Se trataba de observar qué ocurría durante las
reuniones. El formato era muy simple: Se pedía a varios grupos que
llegaran a un acuerdo sobre un tema polémico.
Aquí está la trampa: Sin que los demás participantes lo supiesen,
uno de ellos era un actor contratado por los investigadores. El actor
era el primero en tomar la palabra en los debates. En la mitad de
los experimentos decía algo positivo y en la otra mitad, empezaba
con una crítica. Después se limitaba a participar en el debate como
los demás.
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El experimento demostró que cuando lo primero que se decía en la
reunión era positivo, toda la puesta en común resultaba más
constructiva; la gente escuchaba más y había más probabilidades
de alcanzar un consenso. Cuando se empezaba con una crítica, el
clima general se volvía más hostil; la gente era más proclive a
discutir y el consenso resultaba más complicado.
La conclusión de los investigadores fue que la manera en que una
reunión comienza influye en gran medida en el tono del debate
posterior y en las posibilidades de que el grupo llegue finalmente a
un acuerdo.
¡Ah, las reuniones! La actividad más energizante, creativa y
divertida del lugar de trabajo. ¿Qué oigo? ¿Qué no lo son? Bueno,
pueden serlo. De hecho, deberían serlo. Aquí tienes un consejo que
puede ayudar a tu grupo a dar un paso en la dirección correcta.
Muchos grupos, equipos de trabajo o departamentos inician sus
reuniones con una rueda en la que cada participante cuenta en qué está
trabajando, y a menudo esta se convierte en una letanía de quejas y
problemas. Sin embargo, como muestra la experiencia mencionada
antes, esto posiblemente afecte negativamente toda la reunión.
En vez de esto, abre las reuniones con una rueda en la cual cada
persona responda a una de estas preguntas:
¿Qué he hecho desde la última reunión que lo que me siento
orgulloso?
Nombrar una persona que me haya ayudado desde la última
reunión.
¿Cuál es mi mayor ilusión/deseo para la próxima semana /
el próximo mes?
¿Qué es lo más divertido que me han contado esta última
semana ?
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Elige una pregunta distinta para cada reunión e invéntate tú
algunas, siempre y cuando apunten a algo positivo. No dediques mucho
tiempo a este ejercicio, da a cada participante sólo medio minuto para
compartir algo positivo con el grupo. Puede cambiar el ánimo de la
reunión por completo cuando se comienza con algo positivo en vez de la
habitual rueda de quejas individuales y colectivos.
Divertirse
Una directiva de la Southwest Airlines pasó todo un día trabajando
en el mostrador de ventas de pasajes y con el personal de tierra para
comprender mejor sus funciones.
Mientras ayudaba a dirigir un avión hacia la puerta usando uno de
esos largos aparatos anaranjados de señalización, uno de los miembros
personal de tierra, con bastantes años de oficio, le indicó que rotase sus
muñecas haciendo círculos con las manos.
Cuando lo hizo, ¡el avión dio una vuelta de 360º! Comenzó
entonces a gritar, pensando que había enviado una señal equivocada al
piloto. En realidad, el personal de tierra había avisado al piloto de que
había una “novatilla” dando indicaciones al avión y que querían
divertirse un rato con ella.. El piloto se apuntó a la diversión con gran
entusiasmo4.
La diversión es importante, y cualquier trabajo puede ofrecerla.
Incluso en las situaciones más serias, la diversión hace el trabajo más
llevadero. Tenemos que crear espacio para la diversión en el trabajo.
Olvídate de la idea de que la diversión es poco profesional y frívola.
Incluso si no estás de humor para divertirte ese día, permite que los
demás lo hagan, nunca les arruines el momento. Y además, lo que es
igual o más importante, no obligues a la gente a participar. Algunos
4 Fuente: boletín de Ronald Culberson, junio de2004,
www.funsulting.com/h_june_2004_newsletter.html
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estarán por la labor ese día, otros no.
No debes preocuparte tanto por lo que es apropiado o adecuado. La
diversión proviene de ser espontáneo y abierto. Prueba con algunas
estrategias y fíjate en qué da resultado.
Acción pro-felicidad nº2: Aprender
Michael, un programador de treinta y pocos años, se me acercó
después de una presentación que hice y me contó su historia.
Trabajo como programador en un banco importante. Antes todas
las semanas, trabajaba mis 40 horas (casi 50 diría, pero bueno) y
cobraba un buen salario. Era un buen trabajo en una buena compañía;
mi jefe era un buen tipo; mis compañeros de trabajo eran personas
sencillas, y el trabajo estaba bien.
Pero con el paso del tiempo, sentí como que algo me faltaba. El
trabajo era agradable y seguro, pero sentía que había facetas mías que
nunca llegaba a usar. Deseaba hacer un trabajo del que realmente
pudiera sentirme orgulloso. Quería dejar de ser uno más del montón. Y
sobre todo, nunca me sentía entusiasmado con lo que hacía.
Entonces me pregunté de qué manera podría mejorar esta
situación. Encontré tres opciones:
1. Ser más creativo y trabajar en una mayor variedad de proyectos,
es decir lo opuesto a limitarme al mantenimiento de los programas
internos del banco.
2. Divertirme más en el trabajo. El clima en el departamento era
muy formal y profesional.
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3. Adquirir nuevas habilidades profesionales.
Le consulté a mi jefe acerca de esto, y se mostró dispuesto a darme
su apoyo. Diseñamos un plan para realizar algunos cursos y obtener
certificaciones, y descubrimos algunas tareas nuevas en las que yo
podría trabajar. Buscamos la colaboración de compañeros del grupo con
nuestras mismas expectativas y trabajamos para alegrar el ambiente
general todos juntos.
Para mi sorpresa, esto no cambió sólo un poco mi vida laboral: la
transformó del todo. Con mis nuevas habilidades, nuevos proyectos y
una atmósfera más positiva en el trabajo, pasé de sentirme “bien” con
mi trabajo, a sentirme realmente contentísimo.
También trabajo mucho mejor. En parte, porque he incrementado
mis habilidades y mi experiencia laboral, pero principalmente porque
me siento mucho más motivado ahora. La diferencia entre sentirme
“pasable” con mi trabajo y estar feliz con él ha sido tremendamente
grande.
No importa cuánto disfrutes de tu trabajo hoy, si haces
exactamente las mismas cosas de la misma manera por mucho tiempo,
tarde o temprano dejarás de disfrutarlo. Los seres humanos somos
máquinas de aprender, que aprendemos de todo lo que se encuentra a
nuestro alrededor. Y amamos esa sensación de sentirnos mejores y más
“sabios”.
Crecemos o bien nos encogemos; no existe el término medio.
Cuando encoges te sientes mal; si creces te sientes realmente, pero
realmente bien porque te permite:
Saber que ahora haces tu trabajo mejor que nunca.
Ser curioso y aprender sobre algún tema.
Saber que puedes adquirir las habilidades que necesitas para
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tener éxito.
Ampliar tus horizontes.
Michael tomó la iniciativa y adquirió algunas habilidades
profesionales nuevas que le permitieron disfrutar más de su trabajo.
Pero descubrió también lo que les da felicidad en el trabajo, tanto a él
como a sus colaboradores, y pudo utilizar lo aprendido para crear una
atmósfera alegre y agradable en su departamento junto jefea su jefe.
Cuando no aprendemos en el trabajo, todo se torna mucho menos
ameno.
Cuando trabajaba para el gobierno federal aquí en Canadá, sugerí
que todos dispusiéramos de nuestros fondo de perfeccionamiento
libremente. Poder gastar tus 700 dólares (!) anuales en carpintería
si se te antojaba, siempre y cuando te sirviese para seguir
aprendiendo cosas.
La respuesta fue: “La reina no paga cursos de tejido.”
¡Me fui al poco tiempo!
-Comentario en positivesharing.com
“La reina no paga cursos de tejido”- ¡una frase para la posteridad!
Bueno, si lo hubiera hecho, tal vez no habría perdido un empleado
valioso.
Peter Senge es el padre del concepto “organizaciones en constante
aprendizaje”, las cuales define como:
Organizaciones donde la gente continuamente amplía su capacidad
para crear los resultados que verdaderamente desea; donde se
fomentan patrones de pensamiento nuevos y expansivos, donde se
liberan las aspiraciones colectivas , y donde la gente continuamente
aprende a ver el todo.
Existen muchas maneras de aprender en el lugar de trabajo. Se
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pueden aprender habilidades profesionales y mejorar en el trabajo, o se
puede aprender sobre uno mismo, sobre la gente que nos rodea, y sobre
el lugar mismo.
Realmente, el aprendizaje puede incorporarse a toda actividad
laboral, haciendo el trabajo más llevadero y más ameno. Se puede
celebrar una reunión y aprender. Se puede trabajar en un proyecto y
aprender. Se puede trabajar solo y aprender. Se puede conversar con
compañeros de trabajo y aprender. He aquí algunas maneras fantásticas
de seguir aprendiendo en el trabajo.
¡Tomar un curso de algo, de lo que sea!
Pixar, la compañía conocida y adorada por películas como Toy
Story y Buscando a Nemo, ha creado algo que denominan Pixar
University, en la que los empleados toman clases de cinematografía, por
supuesto, pero también de cerámica, teatro e improvisación, escultura,
dibujo y mucho más.
¿En qué ayuda un curso de cerámica a convertirte en un mejor
empleado de Pixar? Randy S. Nelson, Decano de la Pixar University, lo
explica así:
Hemos pasado de ser un empresa que gira en torno a las ideas a
girar en torno a las personas.En vez de desarrollar ideas,
desarrollamos personas. En vez de invertir en ideas, invertimos en
personas. Estamos tratando de crear una cultura del aprendizaje,
llena de eternos estudiantes. La gente talentosa no necesita hacer
trucos de magia para ser interesante, pero es un don estar
interesado. Queremos una organización colmada de gente
interesada5.
He disfrutado haciendo cursos de pintura, de redacción creativa, de
5 Fuente: www.wired.com/wired/archive/12.06/pixar.html
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teatro e improvisación y de canto, y aunque ninguno de ellos está
directamente relacionado con el trabajo que realizo, todos me ayudan a
crecer y desarrollarme. Uno nunca sabe cuando algo que parece
totalmente irrelevante va a despertar nuestra creatividad, precisamente
porque no está directamente relacionado con nuestro campo de trabajo.
Pixar se ha dado cuenta de que la gente feliz hace mejores películas,
y que el aprendizaje desempeña un papel clave en esa felicidad. No
importa lo que están aprendiendo, siempre y cuando estén
aprendiendo, creciendo y desarrollándose- y divirtiéndose al hacerlo.
Enterarse de algo nuevo sobre un compañero de trabajo
todos los días.
¿Qué sabes acerca de tus compañeros de trabajo? ¿Sabes quién
tiene hijos, y cuántos tiene? ¿Quién tiene tal o cuál hobby? ¿A qué lugar
fueron las últimas vacaciones? ¿Qué los hace felices o infelices en el
trabajo?
Interésate de verdad y asimila por lo menos un nuevo hecho todos
los días. Cuánto más sabes sobre la gente que te rodea, más fácil es crear
una atmósfera de trabajo positiva, con mejor comunicación, mejor
entendimiento y menos conflictos.
Aprender en las reuniones
Los profesores adjuntos de psicología Alexandra Luong y Steven G.
Rogelberg sostienen la teoría de que “tener demasiadas reuniones y
dedicar demasiado tiempo a ellas por día puede tener consecuencias
negativas sobre el individuo”. Estos científicos hicieron que un grupo de
voluntarios llevara un diario durante cinco días laborables, respondiera
las preguntas de una encuesta después de cada reunión a la que
asistieran, y también al finalizar la jornada laboral. Ese fue el
experimento.
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Los resultados fueron claros, y deprimentes para todos aquellos
que asistimos a muchas reuniones. Cuanto más numerosas y largas eran
las reuniones, más eran los efectos negativos que experimentaban. Se
cansaron más, se pusieron más irritables y se sintieron abrumados por
sus trabajos.
En otra encuesta, más de un 80% de los trabajadores del Reino
Unido dijeron que por lo menos la mitad de las reuniones de trabajo a
las que asistían eran innecesarias e improductivas.
Las reuniones ocupan gran parte de nuestra semana laboral, y a
pesar de ello, pocas son las personas que se interesan realmente por
organizarlas mejor. Tendemos a dar por sentado que cada
departamento, grupo de trabajo o equipo tiene la capacidad de realizar
reuniones eficientes. Como lo demuestran las encuestas arriba
mencionadas, esto simplemente no es así.
He aquí algo que puedes hacer para resolverlo. Al finalizar cada
reunión, tómate un momento para conversar sobre estas cuestiones:
1. ¿Qué salió bien en esta reunión?
2. ¿Qué podríamos haber hecho mejor?
3. ¿Logramos el objetivo propuesto para la reunión?
4. ¿Qué modificaremos para la próxima reunión?
Si uno no se toma un tiempo para aprender de lo que estás
haciendo, ¿cómo vas a progresar?
Responder las preguntas anteriores tomará cinco minutos, y
probablemente te ahorre diez minutos para la próxima reunión. De este
modo, la crítica constructiva puede lograr que nuestras reuniones sean
amenas, en vez de ser una pesada carga que succione la energía y el
humor de todos.
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Enseñar
Cuando empecé en mi nuevo trabajo, tenía muchos problemas con
el uso de los sistemas informáticos. Un día le pregunté a uno de mis
compañeros cómo se hacía una determinada cosa. De inmediato,
dejó de lado todo y dedicó toda la tarde a enseñarme a usar el
sistema.
Esto me hizo muy feliz, porque me permitió mejorar en mi trabajo,
pero sobre todo porque me demostró que las personas de mi nuevo
empleo estaban dispuestas a ofrecer su tiempo para ayudarse unas
a otras y para enseñar a otros lo que sabían.
Una de las mejores maneras de aprender es enseñar. Como esta
historia demuestra, esta es otra magnífica manerade hacer felices a los
demás en el trabajo. ¿Qué puedes enseñar a otros? ¿Qué consejos y
trucos puedes ofrecerles?
Intercambiar trabajos
En Southwest Airlines, los empleados intercambian sus tareas
regularmente. No, los maleteros no pilotan los aviones, pero pueden
acompañar al piloto por un día para ver en qué consiste su trabajo. Y los
pilotos se convierten en personal de mostrador; los ejecutivos intentan
hacer tareas del personal de tierra, y los auxiliares de vuelo se
convierten en ejecutivos.
En una ocasión, un maletero explicó cómo siempre había envidiado
a los pilotos. Estaba abajo, en la pista de despegue al rayo del sol, en
días muy calurosos, cargando y descargando el equipaje, y desde el
lugar donde se encontraba parado podía ver al piloto, sentado en la
cabina, tomando un helado. ¡El suertudo hijo de mala madre! Pero
después de acompañar a un piloto en su tarea, pudo realmente
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comprender su trabajo. Probablemente, aquel piloto estaba levantado
desde las 4:30 de la mañana, y volando sin hacer escala alguna desde
esa hora. Está tomando un helado, porque no tiene tiempo para tomar
un verdadero almuerzo; el avión vuelve a salir en diez minutos.
Esto también se da a la inversa: si el avión está retrasado, los
pilotos de Southwest con frecuencia dejan la cabina para colaborar
con el personal de tierra con la carga y descarga de maletas. Esa es
la actitud de respeto mutuo y colaboración que una compañía
propicia cuando los distintos grupos de empleados tienen una
visión general del mundo de cada uno de ellos.
La mayoría de los conflictos entre grupos de empleados surge
cuando las personas no se comprenden las unas a las otras. Ponerse en
el lugar del otro por algún tiempo es la mejor manera de conocer y
relacionarse con la gente y de conocer sus tareas, para luego poder
trabajar mejor todos juntos.
Probar cosas nuevas
Un profesor de cerámica anunció el primer día de clase que
dividiría el grupo en dos. Todos los que se encontraban en el sector
izquierdo del estudio, dijo, serían calificados teniendo en cuenta
únicamente la cantidad de trabajo producido, mientras que los del
sector derecho únicamente por su calidad.
Su proceder fue simple: El último día de clases traería la báscula de
baño y pesaría el trabajo del grupo de la “cantidad”: Cincuenta libras
(23Kg) de cacharros equivaldrían a una “A” (sobresaliente), cuarenta
libras (18,4Kg) a una “B”(notable), y así sucesivamente. Aquellos
evaluados por la “calidad”, sin embargo, tenían que producir sólo un
cacharro, pero debía ser perfecto para obtener una "A".
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En fin, se acercó el día de evaluación y surgió un hecho curioso: Los
trabajos de mejor calidad habían sido logrados por el grupo que era
calificado por cantidad. Pareciera que mientras el grupo de la
“cantidad” estaba muy ocupado produciendo pilas de cacharros como
churros- y aprendiendo de sus propios errores- el grupo de la “calidad”
se había sentado a teorizar sobre la perfección y al final tuvieron poco
para mostrar a pesar de los grandes esfuerzos, sólo ostentosas teorías y
un montón de arcilla muerta.
-Extraído del libro Art & Fear (Arte y miedo) de David Bayles y Ted
Orland.
Si siempre haces las cosas de la misma manera, ¿cómo vas a
encontrar algún día una forma mejor de hacerlas? Prueba nuevos
métodos y observa qué sucede. Sí, te irá mal alguna que otra vez, pero el
fracaso es una muy buena manera- y a veces la única- de aprender.
Cometer errores más rápido.
Randy Nelson, de Pixar tiene otro gran dicho:
Debes celebrar el fracaso, porque el fracaso es sólo el espacio
negativo que rodea al éxito.
No importa cuantas veces te digas que “el fracaso no es una
opción”, el fracaso es siempre una opción. Cerrar los ojos ante este
hecho sólo te hace tener más probabilidades de fracasar. Presionar a la
gente para que siempre tenga éxito aumenta la probabilidad de errores,
porque:
Las personas que trabajan bajo presión son menos
eficientes.
La gente se resiste a comunicar malas noticias.
La gente cierra los ojos ante toda señal de problemas.
Esto es verdad especialmente cuando se castiga por cometer
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errores. El jefe Peter Drucker, llamado el supergurú, hizo una
sugererencia provocadora: que las empresas encontrasen a aquellos
empleados que nunca cometían errores y despedirlos, porque los
empleados que no cometen errores nunca hacen algo interesante.
Admitir que los errores ocurren y subsanarlos de manera constructiva
cuando aparecen reduce las probabilidades de que surjan.
El fracaso es con frecuencia el sendero que conduce a nuevas y
emocionantes oportunidades, que no hubieran aparecido de otro modo.
Cerrar los ojos al fracaso significa cerrar los ojos a estas oportunidades.
Menlo Innovations, una compañía informática de Ann Arbor, Michigan,
tiene un gran cartel colgado en su oficina que dice: “¡Comete errores
más rápido!" Saben que hacer cualquier cosa interesante e innovadora
implica cometer ocasionalmente errores , y que la clave está en fracasar
al principio y aprender de ello.
11. Acción pro-felicidad nº3: Ser Abiertos
¿Te permite tu compañía ser abierto y sincero? ¿Puedes expresar lo
que realmente piensas? ¿Puedes mostrar cómo te sientes realmente?
¿Puedes ser tú mismo, o necesitas esconderte detrás de una conducta
profesional y corporativa para ser aceptado?
Tenemos muchas más posibilidades de ser felices en el trabajo si
podemos ser nosotros mismos y comportarnos como deseamos. Por el
contrario, tener que ocultar permanentemente nuestros pensamientos y
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emociones reales nos hará infelices en el trabajo.
Esta apertura debe ser recíproca – debe darse también desde la
compañía hacia los empleados. ¿Cómo se trata la información en tu
empresa por defecto?
1. Casi todo es secreto. Le diremos a la gente lo que necesita
saber.
2. Casi todo es abierto. Sólo unas pocas cosas son secretas y
sólo si es absolutamente necesario.
La mayoría de las empresas se inclinan más al secretismo, lo cual es
un error en lo que a felicidad en el trabajo se refiere. Compartir
información con las personas las hace sentir confiables y valoradas. Si
los empleados realmente saben qué está sucediendo, se sienten más
eficientes y mejor preparados para tomar decisiones correctas.
La apertura también implica sinceridad y justicia. Si una empresa
es falsa e injusta, no es abierta, y si tu empleo no te permite ser abierto,
franco y justo, seguramente te hará una persona infeliz.
Expresar lo que sientes
“¿Realmente tiene que ser así?”
Anna no podía dejar de preguntarse por qué su nueva jefa trataba a
sus empleados de manera tan cruel y grosera. ¿No se daba cuenta
de que eso sólo los transformaba en personas negativas, cínicas y
desmotivadas?
Ser la última en llegar la ponía en una situación complicada: podía
ver con facilidad que las cosas no andaban bien, pero a la vez se
veía impotente para resolverlas.
Finalmente, después de ver cómo la jefe una vez más
menospreciaba a un compañero de trabajo, Anna decidió hacer algo
al respecto. Algo ansiosa e inquieta, acordó una reunión con ella.
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En la reunión, explicó con cuidado cómo estaba afectando el
comportamiento de su jefa a todas las personas del departamento,
y cómo pensaba que deberían ser las cosas.
Para su sorpresa, la jefa la escuchó y gradualmente empezó a
modificar su conducta. Con la ayuda de Anna, ha comenzado a
elogiar a sus empleados; a pedirles sugerencias, a solicitar cosas
amablemente en vez de dar órdenes. La jefa también ha descubierto
que este tipo de comportamiento es más adecuado, más agradable y
mucho más eficaz que su viejo estilo autocrático.
Por difícil que parezca, la única manera segura de crear esta
apertura es que cada uno de nosotros exprese lo que realmente piensa.
No hace falta ser groseros o descorteses, pero debemos expresar lo que
realmente está pasando por nuestra mente, especialmente si se trata de
algo que nos cuesta decir. Si no puedes decir lo que piensas, es muy
probable que te sientas muy descontento con tu trabajo.
Mostrar lo que sientes
El departamento de asistencia informática de la compañía Leo
Pharma, con sede a las afueras de Copenhague, Dinamarca, es
importantísima dentro de la organización. Si informática no atiende al
teléfono, los 4.000 empleados de Leo no tienen a quien recurrir con sus
dudas y problemas relacionados con los ordenadores. Para garantizar
que haya una persona siempre atendiendo al teléfono, hay un gran
panel blanco con espacios para los nombres de los técnicos muestra
quien está atendiendo en cada momento.
El departamento de informática sabe que las personas tienen días
buenos y malos, y les parece bien. Su política es simple: Cuando los
empleados llegan por la mañana, pueden colocar una etiqueta
magnética verde o roja junto a su nombre. La verde significa “Hoy tengo
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un buen día”, y la roja, “Hoy tengo un mal día”.
Cuando un compañero de trabajo entra furioso sin decir buen día,
coloca la etiqueta roja junto a su nombre, y se sienta en su escritorio con
el ceño fruncido, no tienes que preguntarte: “¿Fue algo que dije?"
Esta es una política fantástica que hace posible dos cosas:
1. Permite que los demás sepan quién tiene un buen día y
quién un mal día, y a aquellas personas con los indicadores
rojos se les da un pequeño espacio y libertad. Si alguien
coloca un marcador rojo todos los días durante una semana,
queda entonces claro que se debe tomar las medidas
necesarias para ayudar a esa persona.
2. Está permitido tener un mal día. Todos tenemos días malos,
pero si tienes que ocultarlos y simular que estás alegre, te
costará mucho más tiempo en deshacerte del mal humor.
Algo que a menudo sucede en Leo es que un empleado coloca un
indicador rojo por la mañana, y más tarde, esa misma mañana lo
cambia por uno verde. Cuando a las personas se les permite tener un
mal día, se recuperan mucho más rápido y existen menos posibilidades
de que contagien su mal humor a sus compañeros de trabajo.
Es interesante observar hasta qué punto toda la gama de emociones
humanas naturales no se aceptan en el lugar de trabajo. Parece existir
una creencia ampliamente difundida de que somos profesionales en el
trabajo, y que ser profesional es abordar tu trabajo racionalmente y sin
emociones. Los negocios preferirían que actuáramos más como Spock,
el oficial científico vulcano de Star Trek, que dijo la célebre frase: “Las
emociones me son ajenas . Soy un científico”.
La profesora Teresa M. Amibile ha estado investigando el modo en
que el ambiente de trabajo influye sobre la motivación, la creatividad y
el rendimiento de los in6dividuos y de los grupos. En una entrevista en
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el sitio Web de la Facultad de Economía de Harvard, identificó tres
puntos principales:
Las personas tienen vidas laborales interiores cotidianas
increíblemente ricas; las emociones, motivaciones y
percepciones relativas a la atmósfera de trabajo impregnan
su experiencia diaria.
Estos sentimientos afectan intensamente el rendimiento
diario.
En estos sentimientos, tan importantes para nuestro
desempeño, influyen a su vez hechos cotidianos concretos. 6
Por lo tanto, experimentamos fuertes emociones en el trabajo,
provocadas por lo que sucede en el lugar, y estas influyen sobremanera
sobre nuestro desempeño. Por supuesto que sí; somos seres humanos
en el trabajo y fuera de él, y los seres humanos tenemos emociones.
“Las emociones me son ajenas. Soy empleado de Acme Inc”. No es
así como trabajamos.
Es importante que mostremos nuestras emociones positivas porque
esa es una de las mejores formas de contagiar la felicidad a otros, como
ya vimos en el Capítulo 2. Si eres realmente feliz y no lo demuestras, el
sentimiento desaparecerá rápidamente en ti y en los demás.
También es importante mostrar las emociones negativas. Si algo en
el trabajo nos enfada, desilusiona o entristece y no se nos permite
expresarlo, pueden suceder tres cosas:
1. La emoción se hace más fuerte, porque la situación no
se resuelve y no se te permite expresarlo, es probable que
por ello el sentimiento se intensifique.
2. Que lo dejes para más tarde: En vez de mostrar tu enojo
en la reunión que te lo provocó, arremetes contra un
compañero de trabajo, contra el empleado de Starbucks que
6 Fuente: hbswk.hbs.edu/item/5492.html
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se olvida de poner leche de soja en tu café con leche, o
incluso contra tu familia.
3. El efecto ketchup: Los sentimientos reprimidos durante
mucho tiempo se liberan repentinamente todos a la vez y
explotas por algo insignificante.
Con todo, es mucho más saludable expresar las emociones
negativas cómo y cuándo suceden. No estoy diciendo que deberíamos
ser todos hiperemocionales; existen maneras constructivas para
manejar las emociones negativas en el trabajo. Si estás insatisfecho con
algo, reclama constructivamente.
Quejarse de manera constructiva
La queja puede ser una gran herramienta para iniciar el cambio. Es
bueno ser positivo, pero si declarásemos ilegal quejarse en el lugar de
trabajo , como algunas compañías parecen intentar hacer, se volverían
aún más tóxicas y enérgicas
Es importante aceptar que la queja desempeña un rol
preponderante en los negocios, pero la clave en este punto es conocer la
diferencia entre la queja constructiva y la estéril. He aquí las
diferencias:
Estéril: Reclamar ante cualquiera que escuche.
Constructiva: Reclamar ante alguien que pueda hacer algo para
solucionar el problema.
Si tu jefe es el problema, quejarte ante tus compañeros de trabajo
puede ser divertido, pero no cambia nada. Tienes que quejarte ante tu
jefe o al jefe de tu jefe.
Estéril: Quejarte cuando te encuentras de lo más enfadado.
Constructiva: Tienes que quejarte en el momento adecuado.
Elige un momento donde haya tiempo suficiente, voluntad y
energía para tratar el problema de manera constructiva. Cinco minutos
antes de una reunión importante, probablemente no sea “el” momento.
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Estéril: Señalar a otros.
Constructivo: Mírate a ti mismo primero.
Antes de expresar una queja, observa a tu alrededor para saber si
eres el único que tiene el problema. Trata de reconocer aquellas
situaciones donde todo está bien en realidad, y tú estás irracionalmente
enfadado. ¿Hasta que punto eres parte del problema? ¿Cómo estás
contribuyendo a solucionarlo? Antes de quejarte de otros, asegúrate de
que conoces bien cuál es su participación.
Estéril: Quéjate de lo que más te saca de quicio.
Constructivo:Quéjate del problema real.
¿Es el problema realmente el problema? ¿O existe algún asunto
más profundo en el trabajo? Quéjate del problema, y no sólo delos
síntomas.
Estéril: Buscar a quien culpar.
Constructivo: Buscar avanzar
Abordar una situación con la intención de hacer que la gente
admita que es realmente culpable rara vez es productivo ¿Realmente
importa quién tiene la culpa? Olvídate del juego de la culpa y
concéntrate en avanzar y encontrar soluciones duraderas.
Estéril: Reclamar por reclamar
Constructivo: Reclama, pero valora también lo que está bien.
Quéjate siempre que exista una razón para hacerlo, pero recuerda
valorar las cosas buenas también; no lo hagas porque sí.
En esencia, la queja constructiva conduce al cambio, mientras que
la estéril mantiene el lugar de trabajo en el status quo aniquilando las
energías de todos, el optimismo y la fe en que el cambio es posible.
Parte del atractivo de la queja estéril es que refuerza una mala
situación, pero por lo menos es una situación mala que conoces y ya has
aprendido a manejar. Esto fortalece el status quo y te protege del
cambio que puede traer nuevos problemas que todavía no sabes cómo
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manejar. Las personas encuentramos un cierto grado de tranquilidad en
esto. Sin embargo, la queja estéril es una espiral de negatividad que
puede al final atrapar hasta a la persona más alegre y optimista en un
pegajoso infierno perpetuo, ineficaz y mezquino, del cual la gente
realmente no busca salir.
Lista de tareas pendientes abierta
Motek, situado en California, fabrica software administrativo para
almacenes y ha introducido la apertura de una manera muy interesante.
Cuentan con una lista de tareas pendientes interna de todos los
proyectos en curso para toda la compañía, lista a la cual todos los
empleados tienen acceso. Esta forma abierta de compartir la
información implica que los empleados pueden obtener la información
que necesitan para tomar mejores decisiones, lo cual se traduce en
gente más feliz y motivada.
Los clientes y proveedores de Motek también tienen acceso a la
misma lista de tareas pendientes, y con frecuencia, ofrecen ayuda con
alguna tarea de dicha lista. Cualquier empleado puede elegir una tarea
de la lista y poner una fecha límite para su realización. Si el empleado
completa la tarea dentro de ese plazo, recibe 100 dólares adicionales
para sus próximas vacaciones. Si no cumple con la tarea, pero lo
comunica y pide colaboración para poder cumplir el plazo, recibe de
todos modos los 100 dólares. Este es un magnífico modo de fomentar la
forma correcta de actuar: está bien no cumplir con los plazos siempre y
cuando asumea la responsabilidad y pidas ayuda.
Libros abiertos
Ricardo Semler es mi ídolo empresarial. He leído todos sus libros y
he seguido todo su trabajo, además soy su fan. Completamente y sin
reservas, probablemente del mismo modo que las niñas de 14 años son
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fanáticas de Justin Timberlake. Si alguna vez viene a Copenhague a dar
una conferencia, estaré en la primera fila, ¡gritando como loco!
¡Ejem! Permítanme decirlo con otras palabras…
Admiro profundamente a Ricardo Semler. Su visión del liderazgo
ha sido el motor que ha impulsado una organización tan diferente, tan
innovadora y tan exitosa que el mundo de los negocios se ha visto
obligado a espabilarse y a prestar atención.
Cuando Ricardo Semler asumió el liderazgo de Semco, una
pequeña compañía de 100 empleados con sede en São Paulo ,
Brasil, era el administrador por antonomasia, aunque fuera de la
vieja escuela. Trabajaba jornadas larguísimas, reprendía a todos
por los errores más insignificantes, y le preocupaban únicamente
las ganancias.
Luego, un día Ricardo sufrió un colapso a causa del exceso de
trabajo y los doctores le dijeron que iba directo a un ataque
cardíaco – cruel destino para una persona de 21 años. Este fue el
momento decisivo, y desde entonces Ricardo conduce Semco con el
firme propósito de convertirla en el mejor lugar de trabajo posible.
En la actualidad, cuenta con 3.000 empleados en varias empresas
que se dedican desde el desarrollo de Internet hasta la gestión de
instalaciones, y son más felices que nunca7.
Una de las cosas que Semco practica es la apertura. Quieren que
sus empleados conozcan la compañía tanto como sea posible, por eso
publican sus estados contables para que todos sus empleados los lean,
junto con una guía explicativa de las cifras. Esto ofrece a los empleados
una visión profunda de la situación en cada momento. Además, las
reuniones de la directiva han cobrado carácter público, por lo tanto
cualquier empleado puede tomar asiento y presenciar cómo se toman
7 Fuente: El fin de semana de siete días de Ricardo Semler. Un libro estupendo: ¡léetelo!
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las decisiones importantes.
¿El resultado? Los empleados toman decisiones mejores y más
responsables porque saben cómo afectan a la salud de la empresa y se
sienten valorados porque están “en el asunto”.
12. Acción pro-felicidad nº4: Participar
“El año pasado mi empresa comenzó a buscar un nuevo edificio
para la sede central.El antiguo estaba pensado para 120 personas –
ya estábamos cerca de las 200 y el espacio era demasiado reducido”
Anette, secretaria de 28 años de una compañía naviera danesa, se
estresa con sólo pensar en las antiguas oficinas abarrotadas de
gente. Luego sonríe. “Y aquí está lo bueno: En vez de tomar la
decisión ellos mismos, la gerencia invitó a todos los empleados que
lo deseasen, a participar en la búsqueda y elección de un nuevo
edificio”.
“Diez personas formamos un grupo de trabajo, y nos ocupamos
todo el proceso desde el principio: preguntamos a nuestros
compañeros de trabajo cómo era la oficina de sus sueños;
consideramos diferentes posibilidades y luego recomendamos una
a la gerencia, que aceptó nuestra propuesta y la firmó de inmediato.
“La decisión involucró a tanta gente apasionada que todos tuvimos
una idea clara de lo que esperábamos de la oficina y eso nos
permitió elegir "el” edificio. Y lo mejor de todo, cuando tomamos la
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decisión, casi todos en la compañía la aceptaron inmediatamente.
Puede que todos no estuviesen de acuerdo con que esta era la mejor
opción posible, pero todos tuvieron la posibilidad de contribuir, y
aquellos que se interesaron en la búsqueda sintieron que habían
sido escuchados.”
Los estudios psicológicos demuestran una y otra vez que la base
fundamental de nuestra felicidad es la habilidad para dominar nuestro
entorno. Cuando nos sentimos parte de las decisiones que nos
interesan; cuando podemos participar de manera activa en la creación
de nuestro futuro; cuando nos sentimos activos más que pasivos, somos
mucho más felices. Comparemos esto con un ambiente laboral donde
las grandes decisiones que te afectan directamente son tomadas sin tu
conocimiento y sin tu contribución.
Admito abiertamente que aquí existe un problema : Aunque se
puede elegir libremente ser positivo, y aprender a ser abierto, es difícil
participar a menos que uno sea invitado a hacerlo y que el lugar de
trabajo y los administradores lo propicie. Este factor particular por lo
tanto depende más del ambiente laboral que los otros cinco. Pero esto
no es excusa. Si participas activamente sólo cuando eres invitado a
hacerlo, te perderás muchas oportunidades. En cambio, debes algunas
veces autoinvitarte a participar. Si está sucediendo algo de lo cual
realmente, pero realmente quieres ser parte¡dilo!
Por supuesto, no podemos participar en todo, y no podemos tomar
parte en todas las decisiones – nadie trabajaría nada. Por lo tanto,
¿quiénes deberían participar, ¿y en qué áreas? El criterio es la pasión.
Hacer caso a tu corazón
Cuando eres apasionado, nunca pierdes de vista tu destino a la vista
y no te distraen los obstáculos. Como te apasiona lo que estás haciendo,
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cosas como el rechazo y los reveses no te dificultarán la búsqueda.
¡Crees que nada puede detenerte!
—- Entrenador K8-
El mejor modo de prepararse para un fracaso seguro es trabajar en
áreas que te importan un bledo.
"Ah, supongo que debería planificar la nueva disposición de
oficina. Bien, supongo que puedo hacerlo. Vamos a pensar ideas
todos juntos ¿Tal vez en algún momento de la próxima semana?”
¡Esto no va a funcionar! ¡Sin embargo, si tu reacción inicial es " ¡SÍ!
Es fantástico tener que planificar la nueva disposición de la oficina. Me
muero de ganas de empezar. ¡Vamos a pensar ideas ahora mismo!",
entonces las cosas seguro que se harán más rápido.
¿Qué cosas te apasionan? ¿Actualmente trabajas en esa área? ¿Quépuedes hacer para unir tu pasión con tu realidad? ¿Realizas muchastareas que no te resultan apasionantes? ¿Se está haciendo en laempresa algo que emocionase si pudieses dedicarte a ello?
¡Bueno, no te quedes sentado: haz caso a tu corazón! Existe un granejercicio para descubrir dónde se oculta tu pasión en el Capítulo 9.
Planificar tu propio horario
Patagonia fabrica ropa y equipos para actividades al aire libre.
La empresa renació con un hombre que confeccionaba equipos de
escalada por hora, para juntar el dinero para financiar sus propias
aventuras montañeras, hasta lo que es en la actualidad, un negocio de
200 millones de dólares. Si visitas la sede central de Patagonia en
California del Sur, muy cerca de la playa, te preguntarás por qué hay
tablas de surf alineadas en los pasillos.
8 Fuente: www.coachk.com/quotes.htm
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Su fundador, Yvon Chouinard, lo explica:
Soy un hombre de negocios, pero eso no quita para que haga las
cosas a mi manera. Voy a romper muchas reglas, y vamos a borrar la
distinción entre el trabajo y el juego. Así que aquí tenemos una norma
que es: ”Deja a mi gente hacer surf”, que consiste en que todos pueden
practicar surfing, cuando llega el oleaje. A cualquier hora del día,
simplemente sales y te vas a hacer surf… Esa actitud te cambia la vida
entera. Si tu vida está organizada de modo que puedas dejar de hacer lo
que estés haciendo cuando llega el oleaje, tu manera de llevar tu vida
cambia. Y eso ha cambiado completamente a esta empresa
Si existe algún modo de planificar tu tiempo de trabajo, no lo dejes
escapar. Tener el control de nuestro propio patrón de trabajo es un
factor crucial. Y seriamente, ¿quién va a planificar tu tiempo de trabajo
mejor que tú?
Algunos empleos requieren tu presencia en ciertos momentos, pero
muchos otros son mucho más flexibles. Si tienes esto en cuenta, puedes
organizar tu semana laboral de modo que tanto el tiempo en el trabajo
como fuera de él te rinda al máximo.
Todo depende de cómo trabajes mejor. ¿Ocho horas diarias es el
tiempo óptimo para ti? ¿O prefieres trabajar diez horas por día durante
cuatro días a la semana y tomar el viernes de descanso?
Desde luego, esto sólo puede pasar si la empresa para la que
trabajas reconoce que los empleados son adultos capaces de tomar estas
decisiones por sí solos. En Motek, cada empleado tiene designado un
suplente, quien está disponible para reemplazarlo mientras está fuera
de servicio.
Los empleados pueden tomarse un día o una semana, cuando ellos
quieran, siempre que antes lo comuniquen a su suplente para
asegurarse de que él o ella estarán en el lugar antes de que ellos se
71
marchen.
Semco permite a todos y cada uno de sus empleados escoger sus
propios horarios de trabajo. Unos prefieren entrar realmente temprano
para evitar el horrible tráfico de la hora punta en São Paulo. Algunos
son más dormilones y son más eficientes si entran un poco antes del
almuerzo. Cada empleado decide por sí mismo. Cuando se presentó esta
metodología de trabajo, algunas personas se preocuparon mucho. Una
línea de montaje sólo puede funcionar cuándo toda la gente está
presente, por lo tanto ¿que pasaría si algunas personas decidieran
entrar temprano y otras tarde?
Lo que sucedió fue simple. Los empleados se miraron y dijeron
“¿Quieren comenzar a las 6.30 mañana?”, a lo cual respondieron “¡Sí,
las 6.30 está perfecto!” Problema solucionado.
Aportar tus ideas
Me puse a conversar con un operario de edad avanzada en una
gran empresa de alimentación. En unos pocos minutos, ya
hablaba de una solución para quitar rápidamente restos de los
alimentos a granel de una tolva obstruida, hecho que sucedía
con regularidad.
Cuando le pregunté si alguna vez le había contado esta idea a su
supervisor, simplemente sonrió y dijo: " Nadie pide nunca esa
clase de ideas por aquí, " en momento pude sentir al jefe detrás
de mí deseando que se lo tragase la tierra. Este trabajador había
pasado 42 años en la planta, y se retiraría en seis meses. Me
pregunté cuántas ideas más se irían con él.9
Estoy seguro de que tienes muchas buenas ideas. ¿Las aportas? ¿Con
qué frecuencia y con cuánto empuje? Cuando Spencer Silver apareció
con los Post-it en 3M en los años 70, todo el mundo pensó que la idea
9 Fuente: www.teambuildinginc.com/article_ei_20years.htm
72
era terrible. Tuvo que soportar muchísimos "Escucha Spencer, nadie va
a comprar esos pedazos pegajosos de papel de colores. ¿Por qué no
dejas esa idea y te pones a trabajar en algo útil que reporte algún dinero
a la empresa?”, hasta que recibió el apoyo para desarrollarla e
introducirla en el mercado.
Si tienes una buena idea, suéltala ya. Repítela hasta que alguien te
escuche.
Cada vez más las empresas encuentran que escuchar a la larga sale
rentable.
A dos mecánicos de American Airlines no les agradaba la idea
de tener que tirar 200 dólares en brocas una vez gastadas.
Decidieron entonces juntar varias partes de una vieja máquina
– una correa de aspiradora y un motor de un proyecto de
ciencias – y construyeron a “Thumping Ralph”, que es en
esencia un afilador de brocas que prolonga su vida útil. Los
ahorros, según la compañía: la nada despreciable cifra de
300.000 dólares por año.
Involucrar a otros
Si eres el responsable de tomar las decisiones, tienes la gran
oportunidad de involucrar a otros en esa tarea. Claro que puedes
hacerlo solo, terminar el trabajo solo, y tomar las decisiones solo. O
puedes aprovechar la oportunidad para averiguar a quiénes le apasiona
el tema e involucrarles en el proceso.
Las ventajas son claras: consigues más mentes e ideas, más energía
e inspiración, y más colaboradores y aliados para dar vida a la nueva
idea.
Acción pro-felicidad nº5: Buscar sentido a lo que
hacemos
73
Un viajero anda por un camino polvoriento. El
sol brilla despiadadamente en el cielo claro, y el
calor es casi insoportable. Cuando se detiene
para tomar un sorbo de agua, nota la presencia
de tres hombres sentados junto al camino,
partiendo piedras. El primero, por su
apariencia, muestra claramente ser un hombre
al que le gustaría estar en cualquier otra parte.
Para nada extraño – después de todo hace calor y el trabajo es
pesado y desagradable. El viajero le pregunta, "¿Qué hace usted?”
“Corto piedras”, respondió el hombre. El segundo hombre se ve
bastante contento con lo que hace a pesar del aire caliente y del
trabajo pesado. "¿Qué hace usted?" el viajero le pregunta. "Corto
piedras para ganar dinero para mantener a mi familia", contesta el
hombre. El tercer picapedrero parece, por su mirada, estar casi loco
de felicidad. Toda su atención está centrada en las piedras, que
corta con precisión y energía en pequeñas rocas. Cuando se detiene
un momento, el viajero le pregunta, "¿Qué hace usted?" Con voz
llena de orgullo contesta: " Construyo una catedral".
depredes encontrar tres grados de sentido a tu trabajo:
1. Ningún sentido. El trabajo no tiene sentido alguno para ti.
2. El trabajo tiene sentido porque te permite mantenerte y
mantener a tu familia
3. El trabajo tiene sentido por sí mismo porque estás
contribuyendo a algo más grande o haciendo del mundo un
lugar mejor.
Esto no quiere decir que todo empleo tenga un sentido, o incluso
que tu trabajo tenga sentido. Algunos empleos lo tienen; otros no. Lo
74
que importa es que algunas personas conocen el sentido de sus trabajos,
mientras que otras no.
Es mucho más fácil ser feliz si tu trabajo tiene sentido para ti, y
trabajas con él en mente. Saber cómo tu trabajo contribuye al éxito de la
compañía, a la comunidad local, o incluso a crear un mundo mejor te
hace sentir orgulloso de lo que haces.
Casi todos los trabajos tienen un sentido:
¿Limpias en un hospital? Si no se limpia a fondo, los
pacientes de los hospitales enferman y mueren.
¿Eres docente? Estás formando a la próxima generación de
tu país.
¿Programas software? Estás ayudando a tus clientes a ser
más eficientes.
¿Eres secretario? Estás ayudando a tus compañeros a ser más
eficientes y productivos.
Resulta difícil encontrar sentido a algunos empleos. Por ejemplo, si
tu compañía fabrica minas terrestres, puede ser difícil buscarle un
sentido. Y esto es lo que impide que uno sea feliz en el trabajo.
Las siguientes son maneras de descubrir o crear sentido al trabajo.
¿Qué aportas tú?
Todos queremos ser importantes, y a todos nos apasiona obtener
resultados. Todos queremos saber que lo que hacemos en el trabajo ha
aportado algo, que tiene algún sentido.
Para descubrir el sentido a tu trabajo, si aún no lo tienes del todo
claro, pregúntate:
1- ¿A quién estoy haciendo feliz en la compañía?
2- ¿A quién estoy haciendo feliz fuera de la compañía gracias a mi
trabajo?
3- ¿A quién está haciendo feliz la compañía? ¿De qué modo estoy
75
contribuyendo a ello?
George Bernard Shaw estaba en lo cierto cuando decía:“La única alegría
auténtica en esta vida es el emplear nuestro ser al servicio de un fin cuya
importancia nos resulte evidente, rindiendo nuestro máximo esfuerzo
antes de que seamos simple material de desecho; el comportarnos como
una fuerza de la naturaleza en lugar de proceder como pequeños seres
inquietos y egoístas, llenos de achaques y resquemores, quejándonos sin
cesar de que el mundo no se dedique a procuramos la felicidad”.
Traducción de “El Correo UNESCO”, publicación 858)
Encontrar tu propósito en el trabajo, uno que reconozcas como
poderoso, es un maravilloso modo de empezar a ser feliz en el trabajo. Y
para parafrasear a Shaw, “esta es la auténtica alegría del trabajo.”
Hacer visibles tus resultados
Lograr resultados nos hace sentir orgullosos y le da sentido a
nuestro trabajo. Imagínate ir al trabajo todos los días y no tener nada
que mostrar.
Es importante que hagamos visibles nuestros resultados para poder
ver lo que hemos logrado. He aquí algunas maneras de hacerlo:
Lleva una lista de tareas pendientes para que puedas marcar las
tareas completadas y ver cuanto has realizado cada día o cada
semana.
Imprime una lista de tareas terminadas y coloca la lista en el
panel de anuncios del departamento. Será así un listado de los
progresos y logros de todos.
Escribe tus resultados en una pizarra para que todos los vean
Publica las estadísticas en la intranet de la compañía.
Cuelga una campanita en la oficina y hazla sonar cada vez que
alguien cierre un proyecto.
Para aquellos jefes que todavía piensan que los empleados felices
76
no trabajan con ahínco: es exactamente lo contrario. La mayoría de las
personas se sienten felices cuando hacen un buen trabajo y obtienen
grandes resultados.
En septiembre de 2006 les pregunté a los lectores de mi blog qué
les hacía felices en el trabajo. La respuesta que, de lejos, más puntos
obtuvo, fue la de conseguir resultados. He aquí algunas de las otras
cosas mencionadas:
Seguir el desarrollo de algo hasta su completitud.
Ver cambios positivos.
Lograr que se resuelva un problema complejo.
Crear soluciones simples para problemas que se creía que eran
imposibles/difíciles de resolver.
Lograr terminar cosas (finalmente)
Solucionar problemas y ayudar a la gente.
Observar cómo mis propuestas producen cambios positivos una
vez llevadas a la práctica.
Aportar algo fuera de la compañía
Great Harvest es una franquicia de panadería de EEUU, cuyos
objetivos son: “Ser libres y pasarlo bien. Hornear un pan fenomenal,.
Correr rápido para atender a los clientes. Crear panaderías sólidas y
llenas de ilusión. Y dar generosamente a otros.” Esta es la historia qe
77
cuentan en su sitio web:
Cuando el devastador tsunami golpeó el sudeste de Asia en
diciembre de 2004, los propietarios de Great Harvest Bread Co.,
Dee y Bernie O'Connor (Lansing, Michigan) decidieron que tenían
que hacer algo para ayudar. En menos de una semana, los
O'Connor organizaron un acto benéfico para ayudar a los
supervivientes del tsunami, solicitando la ayuda de su equipo, su
comunidad, y su vecino Drew Kloven, propietario Great Harvest
Bread Co. del centro de Lansing.
No sabían qué iba a pasar. Se había corrido ya la voz sobre la
jornada destinada a recaudar fondos y el espíritu festivo perduraba,
pero las previsiones meteorológicas no eran buenas y las billeteras
de la gente estaban vacías debido a las fiestas . Pero cuando la
mañana del acontecimiento cayeron seis pulgadas de pesada nieve,
los O'Connors pensaron que nadie aparecería.
Sin embargo, a las 5 y media de esa mañana, un extraño se
detuvo en el pequeño paseo donde está situada la panadería. En un
acto de generosidad, que marcaría el tono del resto del día, el
hombre limpió el camino frente a Great Harvest, justo a tiempo
para la hora de apertura, las 6.
Los clientes inundaron el lugar y al finalizar la jornada, las dos
panaderías Lansing habían recaudado más de 5.500 dólares. Cada
centavo recaudado ese día – ya fuera por venta de pan, galletas, o
café – fue directamente para ayudarr a las víctimas del tsunami.
“Somos sólo una empresa pequeña”, dice Dee, “pero claro que nos
hace sentir bien saber que podemos cambiarle la vida a otras
personas.
Los O’Connor atribuyen todo el mérito a su equipo de
colaboradores, quienes trabajaron todo el día sin cobrar, y a todos
sus clientes, por el inmenso apoyo demostrad. “Hubo una gran
78
camaradería y la sensación de que lo que hacíamos tenía un
sentido,” dice Bernie. “No podríamos haberlo logrado sin ellos.”
Una de las mejores maneras de encontrar sentido a lo que hacemos, es
contribuir a algo mayor que tú mismo. Tu trabajo puede servirte de
trampolín para ayudar desde él a tu comunidad, a una asociación
benéfica, al medio ambiente, a la sociedad, a las naciones en desarrollo;
cualquier cosa que te importe.
Saber que has ayudado a otros a través de tu trabajo es una fuente
inmensa de sentido. Es una prueba directa de que estás haciendo del
mundo un mejor lugar para vivir y que estás tendiendo una mano, lo
cual también es inmensamente gratificante, y un modo fantástico para
ser feliz en tu trabajo.
Volverse verde
En el excelente documental The Corporation, Ray Anderson,
director de Interface, el fabricante de alfombras más grande del mundo,
explica su duro despertar al hecho de que su compañía no podía seguir
desperdiciando los recursos naturales:
Me di cuenta de que el modo en que estaba administrando
Interface, era el de un saqueador que saqueaba algo que no era
suyo, sino que pertenece a todas las criaturas de la tierra.
Y me dije a mí mismo: “Dios mío, deberá llegar el día en que
esto sea ilegal, en que el saqueo no esté permitido. Es decir, debe
llegar”.
Entonces me dije: “Dios mío, algún día la gente como yo terminará
en la cárcel”.
Interface diseñó y fabricó un nuevo tipo de alfombra no perjudicial
para el ambiente, y aunque el diseño y la producción de este nuevo
producto fueron más caros que su línea estándar, se convirtió de
79
inmediato en un superventas lo que se ha traducido en una fortuna para
la compañía.
Cada vez son más las compañías que están empezando a
preocuparse por el cuidado del medio ambiente, y esta es un área donde
todos podemos contribuir. ¿Puedes hacer que tu compañía: recicle el
papel; use menos electricidad o agua; ahorre combustible u otros
recursos o comience a comprar productos que no dañen el ambiente?
Hazte escuchar, inicia una campaña, recluta ayuda. ¡Hazte verde!
Acción pro-felicidad nº6: Apasionarse
Thyra Frank es directora de un hogar de ancianos en
Copenhague. Tiene alrededor de cincuenta y cinco años; es
una persona abierta, que constantemente gasta bromas, y
tiene una risa estridente y contagiosa. Trabajar para la
administración pública implica tener que enfrentar toda una serie
de limitaciones: poco dinero, mucho papeleo, y muy poca libertad.
A pesar de esto, esta mujer ha creado lo que puede ser el mejor
hogar para ancianos en funcionamiento de Dinamarca.
A sus empleados les apasiona trabajar allí, y a los clientes (los
ancianos) también les gusta vivir allí, por el ambiente positivo y los
empleados felices, pero también por las cenas de gala semanales
con excelente comida, vino, música de piano en vivo, y el brandy de
la sobremesa. Las únicas personas que no están locas por su trabajo
son las autoridades, porque ella sigue haciendo alarde de aplicar
sus particulares reglas y hace las cosas a su manera.
Durante la primera Navidad como directora, su esposo la
convenció para que entregara presentes a los empleados. Esto
normalmente no se estila en el sector público y el hogar no contaba
con presupuesto para eso. Sin desanimarse, Thyra fue a un
supermercado local y compró una botella barata de vino tinto para
80
cada uno de sus empleados con fondos propios. También redactó
una nota para cada uno de ellos, contándoles lo que le gustaba del
trabajo con esa persona.
Podría haber sido un gesto insignificante, pero varios de sus
empleados terminaron llorando de felicidad. No tanto por la botella
barata de vino, sino por la carta manuscrita tan personal.
Según la muy conocida jerarquía de necesidades de Maslow,
nuestras necesidades fundamentales son fisiológicas – comida, sueño,
etc. –además de la seguridad. A esto le sigue nuestra necesidad de
pertenencia y de sentirnos amados.
Lo que nos lleva al amor. Cuando se preguntas a los empleados qué les
hace felices en el trabajo, estas son las cosas que resultan una y otra vez,
por orden de importancia:
Agradables compañeros de trabajo.
Un buen jefe.
Buena comunicación.
El sentido del humor en el lugar de trabajo.
Cada uno de estos es un signo de buenas relaciones, de
preocupación por el otro y, en definitiva, amor - son señales sencillas de
que las personas se agradan unas a otras y de que existe una buena
comunicación. Estas buenas relaciones no deben limitarse a solamente
a los compañeros de trabajo y jefes, sino también pueden aplicarse a
clientes, proveedores, accionistas, y a la amplia comunidad que rodea a
la empresa.
Una empresa que entiende la importancia del amor es Southwest
Airlines, hasta el punto en que se llaman a sí mismos la Línea Aérea del
Amor. Southwest Airlines contrata su personal primero por
personalidad agradable, y en segundo lugar por sus habilidades:
"Contrata por actitud, capacita para lograr habilidad." A Southwest, una
disposición agradable, alegre, y abierta le importa más que los títulos o
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experiencia. Por consiguiente, Southwest no es sólo un lugar feliz para
trabajar, es también una empresa eficiente y rentable.
Trata de conocer a las personas que están a tu alrededor en el
trabajo. No tienes que hacer amistad con cada una de ellas, pero las
relaciones positivas son uno de los factores más importantes para lograr
la felicidad en el trabajo. Es posible potenciar las relaciones positivas
entre los compañeros de trabajo, empleados, clientes, proveedores, o
aún entre competidores.
No cuesta mucho construir y mantener buenas relaciones, pero sí es
un esfuerzo deliberado. Es importante preocuparse por mantener la
comunicación, de otra manera las relaciones pueden atrofiarse cuando
los compañeros de trabajo se convierten en meros extraños que
comparten el mismo edificio de oficinas.
En los apartados siguientes encontrarás algunos consejos valiosos.
Actos aleatorios de amabilidad en el lugar de trabajo
Patricia salía del trabajo después de un largo día. Era casi la última
en marcharse, y tuvo que admitir que no había disfrutado mucho de su
día. La gente parecía muy absorbida en sus empleos y a nadie parecía
preocuparle la gente alrededor.
Cuando Patricia entró en la sala de descanso para lavar su taza de
café, descubrió la taza aún sucia de su compañera de trabajo Lisa a un
lado del fregadero. Lavó rápidamente ambas tazas, y luego, se le ocurrió
algo; escribió una nota autoadhesiva que decía, "Que tengas un gran
día," dibujó un smiley y la pegó sobre la taza de Lisa. Luego se fue a
casa.
A la mañana siguiente Lisa recorrió todo el departamento con su
taza en las manos y una enorme sonrisa en el rostro, diciendo "¿Quién
hizo esto? ¡Qué gran ocurrencia! ¿Quién fue? ¡Esto me alegró toda mi
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mañana!". Una vez que Patricia admitió que había sido ella, Lisa se lo
agradeció efusivamente. Siguió sonriendo ampliamente durante mucho
tiempo. El gesto de un minuto que tuvo Patricia hizo feliz a una colega ,
no solamente aquella mañana, sino el día entero.
No es que haya una determinada de felicidad posible en el trabajo,
y que si los otros tienen demasiada, no habrá suficiente para ti. No, el
mejor modo de hacerse feliz a uno mismo en el trabajo consiste en hacer
felices a otros, porque:
1. Hacer felices a otros en el trabajo es de por sí agradable.
2. La felicidad es contagiosa, por lo que estar rodeado de mucha gente
feliz, implica más felicidad para ti.
3. Si haces felices a otros en el trabajo, existe una buena posibilidad de
que ellos quieran hacerte feliz a ti a cambio.
No cuesta nada:
Traerle a alguien una taza de café sin que te la haya pedido.
Escribir un mensaje agradable sobre un post-it adhesivo y
pegarlo sobre su escritorio u ordenador.
Ofrecer colaboración a otros con sus trabajos.
Convidar a alguien un caramelo.
Dejar una flor sobre el escritorio de alguien.
Escribir a alguien una tarjeta.
Tomarse tiempo para charlar.
Preguntarle a alguien sobre su fin de semana.
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Hay muchos actos aleatorios de amabilidad en el lugar de trabajo para
probar, ¡y funcionan de maravilla!
Dar los buenos días y decir adiós
David Valls Coma de Albertis Telecom en Barcelona me contó
esta historia:
Mi empresa se mudó a otra sede hace un par de años. Cuando
llegué por primera vez al nuevo edificio me encontré con un
guardia de seguridad serio que me miró como si me estuviera
preguntando gruñón: " ¿Quién es usted y adónde va usted?” Di
los buenos días y entré en el ascensor. Al día siguiente se me
ocurrió un experimento para ver como una sonrisa cambiaría su
reacción.
Cuando entré en el edificio miré al hombre y le deseé los buenos
días con una sonrisa amplia y sincera. Fue genuino, y esto le
hizo cambiar esa cara seria por una sonrisa de oreja a oreja. Él
me deseó un buen día también.
He realizado “el experimento de la gran sonrisa” desde entonces
84
y se ha convertido en un recurso para conectar con los demás.
Entro al edificio todos los días diciendo “¡Buenos días!” con una
sonrisa, y esto me hace comenzar la jornada con una sonrisa en
la cara y en el corazón.
Y mi relación con el guardia de seguridad es fantástica.
Conversamos un rato cuando nos encontramos, y esto hace mi
día más agradable, y espero que el de él también.
Como el resultado fue tan bueno, lo he puesto en práctica
en mi vida cotidiana, y trato de regalar sonrisas a quienes
encuentro.
Es muy desagradable entrar en la oficina feliz y contento y saludar
a todos alegremente con un “¡Buenos días!” y recibir como respuesta
sólo gruñidos ininteligibles y desganados .
Cuando llegues a la mañana, recorre tu departamento y saluda a
todos. Las claves para un buen saludo son:
Mirar a los ojos
Ofrecer a la persona toda tu atención.
Ser alegre.
Cuando otras personas llegan después que tú, tómate un momento
para saludarlas. Repite lo mismo al final de la jornada con alegres
despedidas antes de regresar a tu hogar.
Es muy simple y banal, pero influye muchísimo en la relación en la
oficina; hace que las personas se sientan más conectadas las unas con
las otras y establece una mejor comunicación a lo largo del día.
Interésate por otras personas, como personas
“El mejor jefe que yo alguna vez haya tenido, fue una mujer
llamada Linda”, explica Mary, secretaria de una gran empresa de
telecomunicaciones escandinava. “No sólo nuestro departamento era un
lugar de trabajo eficiente y ameno permanentemente, sino que además
a ella la elegían mejor jefe de la empresa año tras año.
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¿Cómo lo logró? Fácil: se interesó por nosotros. Conocía a cada uno
de nosotros, no sólo como empleados, sino también como seres
humanos. No sólo conocía nuestros hobbys, familias, hijos y vidas en
general; se interesaba sinceramente por nosotros y siempre tenía
tiempo para charlar”.
Si todas tus conversaciones con tus compañeros de trabajo son
sobre objetivos, plazos y tareas, es casi imposible crear buenas
relaciones en el lugar de trabajo. En los lugares de trabajo más felices,
las personas se interesan las unas por las otras no simplemente como
trabajadores sino como seres humanos.
Ayudar a los demás
Michael, un consultor de unos 40 años, quería levantar un poco
el ánimo de sus compañeros de trabajo. Se le ocurrió una gran
idea: un día borró sus compromisos del calendario, y anunció a
todos en su departamento que estaba disponible para ayudar
todo el día. Cualquier tarea que no hubieran finalizado por falta
de tiempo, pospuesto para siempre o encontrado aburrida, la
haría él.
Michael trabajó para varios compañeros a lo largo de todo el
día. Todos valoraron su colaboración, pero mucho más
importante fue que se divirtieron trabajando juntos. Michael y
sus colegas aprendieron mucho unos de otros aquel día.
Los lugares de trabajo donde las personas están siempre dispuestas
a colaborar las unas con las otras son con seguridad más felices que
aquellos donde las personas sólo se ayudan a sí mismas. Ayudar a otros
demuestra que los valoras, que quieres que tengan éxito y eso te hace
sentir bien pues significa que puedes contribuir activamente.
Con frecuencia escucho a la gente decir: “Simplemente no tengo
tiempo para ayudar a otros, ya tengo demasiado con mi propio
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trabajo”.Sin embargo, cuando todos suscriben esta filosofía, todos se
tornan menos eficientes, y hasta tienen menos tiempo. Si, por el
contrario, dispones de media hora para ayudar a un compañero de
trabajo ahorrándole una hora de trabajo, y ese compañero te devuelve el
favor algún día, entonces todos ganan. En efecto, no tenemos tiempo
para no hacerlo. Alguien tiene que comenzar esta tendencia de
cooperación mutua. ¡Bien podrías ser tú; bien podría ser ya!
Relacionarte
Kirsten Gehl, jefa de Recursos Humanos en Accenture
Dinamarca, y su equipo organizador de eventos, se vieron obligados
a ser creativos. Accenture había tenido un duro año en 2003, así
que tuvieron que pensar otra forma de celebrar su habitual fiesta
anual de verano. Generalmente era un gran evento realizado en un
hotel o restaurante elegante. Eso estaba fuera de toda
consideración en 2003, entonces ¿qué podría funcionar? ¿Cómo
proporcionar a la gente de Accenture una experiencia colectiva
positiva tan necesaria con un presupuesto mucho más limitado?
Como primera medida, el equipo a cargo de la organización del
acto decidió dar la fiesta en un lugar más pequeño, más económico
y mucho más acogedor. También tuvieron la brillante idea de pedir
a los socios que atendiesen el bar. Al principio, algunos de ellos se
mostraron aprensivos, ya que eran conocidos más por su
dedicación al trabajo, sus trajes oscuros y comportamientos
empresariales que por su capacidad para soltarse la melena dejarse
llevar y divertirse.
Kirsten y su equipo acorralaron a unos cuantos socios y
consiguieron su respaldo, lo cual convenció a los demás . La fiesta
fue una de las mejores de la historia de la empresa. No sólo se
divirtieron mucho más que en las tradicionales, sino que de repente
87
los socios resultaban accesibles para todos los empleados, quienes
podían simplemente acercarse a la barra y pedirles un gintonic. A
los empleados les encantó y, más sorprendente aún, a los socios
también . ¡Tuvieron que obligarles a dejar la barra una vez que
hubo terminado su turno!
Incluso después de la fiesta el efecto perduró: mejores
relaciones y mejor comunicación entre los socios de Accenture y los
empleados.
Ve a jugar a los bolos, al pub o al café, cena en la casa de alguien,
pasea por el parque, organiza una fiesta de empresa: cualquier cosa que
brinde a los compañeros de trabajo la oportunidad de verse fuera de la
oficina y de conocerse unos a otros como personas. Cualquier evento
que sea, no lo hagas tradicional, elegante o caro, sino personal e
inolvidable.
Cimentar tu trabajo en la pasión
La fuerza más poderosa en los negocios no es ni la avaricia, ni el
miedo; tampoco la energía pura de la competencia descontrolada.
La fuerza más poderosa en los negocios es la pasión. Es lo que
ayudará a tu compañía a crecer y a fortalecerse. Es lo que
impulsará tu carrera hacia delante. Es lo que dará sentido a tu
trabajo y te hará sentir satisfecho, para ayudarte a dar lo mejor de
ti.
- Tim Sanders, en su excelente libro “Love is the Killer App” (El
amor es la aplicación más potente)
¿Qué sucedería si tu trabajo fuera la expresión de tu amor por el
mundo, por los demás, por tu comunidad, y por ti mismo? ¿Qué
sucedería si trabajaras no sólo porque tienes que mantenerte y
mantener a tu familia, no sólo para progresar, no por el dinero, el título,
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los símbolos de estatus social y el poder, sino porque tu trabajo es una
forma maravillosa de expresar este amor y cambiar el mundo para
mejor?
Este puede parecer un objetivo de altos vuelos y poco realista, pero
la gente que opta por ver el trabajo así se da cuenta de que su empleo les
ayuda a realizarse. Todo lo que hacen está imbuido de sentido e
intención, y sus jornadas laborales están dedicadas a mejorar las vidas
de los demás. Y eso les hace realmente felices.
Realizar las seis acciones que nos hacen felices
Realmente es así de simple crear felicidad en el trabajo. Sólo tienes
que:
• Ser positivo
• Aprender
• Ser abierto
• Participar
• Buscar sentido a lo que haces
• Apasionarte
Estas seis acciones pueden aplicarse a cualquier actividad del lugar
de trabajo. ¿Deseas mejorar la calidad de tus reuniones? ¿Quieres
dirigir un gran proyecto? ¿Quieres hacer de tu departamento un lugar
de trabajo feliz? ¿Pregúntate cómo puedes ayudarte y ayudar a la gente
del proyecto a ser positivos, aprender, ser abiertos, etc.?
¡Esta es una muy buena noticia! Sabiendo esto casi todas las
compañías pueden convertirse en un lugar de trabajo feliz. Todo lo
necesario ya lo tienes o puedes conseguirlo muy fácilmente.
Lamentablemente, muchas personas y compañías no se centran en
lo que realmente importa. Buscan otros medios, más tradicionales, para
crear felicidad en el trabajo. Medios que, por desgracia, no funcionan.
Los examinaremos en el próximo capítulo.
89
3. Buscar la felicidad en el lugar
equivocadoExisten tres cosas por las cuales tradicionalmente nos esforzamos
en el trabajo. La mala noticia es que estas simplemente no funcionan, y
su búsqueda constante puede incluso ser perjudicial para tu felicidad en
el trabajo. Estas son:
1. Dinero, aumentos, primas e incentivos.
2. Símbolos de estatus corporativos, promociones, títulos
impresionantes y recompensas similares.
3. Seguridad laboral.
Mientras consideremos que estas tres cosas son las responsables de
nuestra felicidad en el trabajo, no llegaremos a ninguna parte, y la
felicidad en este lugar seguirá estando fuera de nuestro alcance.
NO se trata de dinero
¡IKEA vende muchos muebles! Emplea a 90.000 personas en
44 países, y sus ingresos en 2005 fueron de 14.800 millones de
euros. Incluso, se ha calculado que uno de cada diez nuevos
europeos es concebido en una cama IKEA.
En 2004, IKEA de Dinamarca hizo algo completamente
90
insólito. Decidió, de manera inesperada y sin negociaciones o
presión alguna por parte del sindicato, dar a todo su personal de
caja un aumento del 25 %. El sueldo normal de 16.000 coronas
danesas (alrededor de 2.500 dólares estadounidenses) de pronto se
transformó en 20.000 coronas (unos 3.100 dólares).
¿Resultó caro? Seguro. Los cajeros no están muy bien
remunerados en otros lugares; en IKEA este grupo supera en
cantidad a las demás categorías de empleados, por lo que la subida
supuso un importante aumento del total mensual en el apartado
salarios.
¿Entonces, por qué lo hicieron? Porque hizo feliz al personal
de caja - e IKEA sabe que los empleados felices generan
resultados.
Sin embargo, contradiciendo esta historia, hay que decir que un
sueldo alto no hace que la gente sea feliz en su trabajo. Tampoco lo
logran un aumento, una prima, un premio, o cualquier otra clase de
recompensa económica. Cuando una persona consigue un aumento
hay un breve pico de felicidad en el trabajo, pero esta felicidad
rápidamente vuelve a su estado anterior:
91
Cuando IKEA inició el aumento del 25 % para su personal de
cajas, la empresa esperó resultados a cambio - fue esencialmente
una decisión estratégica. El aumento consiguió resultados:
Bajó la rotación de empleados, lo que les ahorró mucho
tiempo y dinero en el reclutamiento de nuevo personal.
Personal con más experiencia: cuanto más tiempo
permanece una persona, más experimentada y mejor en su
trabajo se hace.
Mayor satisfacción de los clientes, como resultado del
aumento de experiencia y felicidad del personal.
Mayor calidad / menos errores, como resultado del aumento
de experiencia y felicidad del personal.
¡IKEA descubrió que el aumento se pagó solo en seis meses!
¿Si un aumento no hace feliz a la gente en el trabajo, entonces por
qué funcionó la idea de IKEA? Por tres motivos. Ante todo, gracias al
incremento de sueldo, el nivel de vida de esas personas aumentó
significativamente. El personal de caja era el peor remunerado en
IKEA. Por consiguiente, un aumento del 25 % cambió palpablemente su
calidad de vida para mejor.
92
En segundo lugar, el aumento se percibió como un reconocimiento.
IKEA dejó claro que la razón por la cual ese personal recibía el aumento
era porque eran el grupo de empleados más importante. Aunque haya
dependientes en el interior de las tiendas de IKEA, la mayor parte de los
clientes se atienden a ellos mismos, esto quiere decir que el único
empleado de IKEA con el cual los clientes probablemente hablen, está
sentado en la caja. Esto hizo que los cajeros se sintieran valorado y
dignos de confianza: y eso les hizo felices.
Y finalmente, era una cuestión de justicia. Los estudios psicológicos
del personal de empresas muestran que la gente no juzga su sueldo por
la cifra absoluta, sino comparándolo con los de sus colegas, pares y con
el promedio del mercado. El personal de caja de repente recibió una
remuneración similar a la de los demás empleados de IKEA, y muy por
encima del promedio del mercado.
En resumen, esta es la verdad:
El sueldo solamente hace que aparezcamos por el trabajo cada día.
No tiene ningún efecto duradero sobre nuestra felicidad,
motivación o productividad.
No es una cuestión de símbolos de posición social, ni
tampoco de recompensas.
Alfie Kohn, autor del excelente y provocador libro “Punished by
Rewards” (Castigado por las recompensas), dice así sobre los símbolos
de posición social:
La idea de que agitar dinero y otros bienes delante de la gente "los
motivará" para trabajar con más ahínco, es la opinión convencional
en nuestra sociedad, y en particular entre los especialistas en
compensación.
Las recompensas no sólo son ineficaces, sino que en realidad
93
contraproducentes. Se ha visto que cuando se ofrecían incentivos
por hacer una tarea (o, en algunos de los estudios, por hacerlo
bien), en realidad, se hacía un trabajo de menor calidad que en los
casos en que no se ofrecía ninguna recompensa en absoluto. Como
la psicóloga de la Universidad deTexas Janet Spence afirmó,
después de descubrir de esta sorprendente consecuencia en un
primer estudio, las recompensas “tienen efectos que interfieren con
el desempeño, de maneras que aún no comprendemos
completamente”.
El libro de Kohn es fruto de una investigación meticulosa y recoge
resultados de cientos de estudios psicológicos. Esta meticulosidad es
esencial para comunicar el mensaje de Kohn, que está totalmente en
desacuerdo con el modo en que las empresas suelen motivar a sus
empleados, lanzándoles dinero y ofreciéndoles recompensas.
Una pequeña ciudad de EEUU quería promover la lectura en los
niños, por lo tanto durante las vacaciones de verano pusieron en
marcha un programa por el que éstos ganaban puntos cada vez que
sacaban libros prestados de la biblioteca local. Esos puntos podrían
canjearse por pizza gratis en la sucursal local de Domino’s Pizza.
Mientras el programa funcionó, fue un éxito y los niños que
participaron leyeron muchos libros - y por lo visto engordaron gracias a
las pizzas. Pero ahora que el programa terminó, los niños leen menos
libros. Su propia motivación natural para leer había sido reemplazada
por la motivación externa de la pizza gratis, y cuando la promesa de
pizza desapareció, la motivación también.
La investigación de Kohn descubrió que recompensar a la gente
reduce la motivación. Esto parece contradictorio al principio, pero la
explicación de Kohn es simple: Siempre que se recompensa a la gente
94
por hacer algo, se la está motivando desde fuera, lo que
inevitablemente disminuye su motivación interna. La motivación
interna es la única garantía de calidad y funcionamiento a largo plazo.
Las empresas y los líderes se esfuerzan mucho para motivar a su
gente recurriendo a la promesa de recompensas tales como títulos,
promociones, oficinas más grandes y otros símbolos de posición
corporativa, pero todo esto no hace más que precisamente disminuirla
Si las recompensas no funcionan, ¿cuál es la alternativa? El consejo
de Kohn es pagar a la gente salarios justos, y luego hacer todo lo posible
para no centrarse en las recompensas. Los incentivos, primas, planes de
pago por desempeño, y otros sistemas de recompensa violan por su
propia naturaleza ese principio. Las empresas tienen que dejar de hacer
tanto hincapié en ofrecer recompensas, y los empleados tienen que
dejar de correr tras ellas.
Seguridad laboral
Trabajo en el sector gubernamental en Dinamarca como
“tjenestemand”, un tipo de funcionario prácticamente inmune al
despido. No importa lo incompetente o desagradable que sea,
despedir supondría un auténtico problema para mi departamento.
Aunque el sector público está dejando de contratar gente en estas
condiciones, muchas personas todavía tienen estos privilegios. No
importa lo que hagan: no perderán sus empleos. Esto es lo máximo
en seguridad laboral.
¡Es terrible!
La gente termina estancada. Su mundo se hace cada vez más
pequeño; sus intereses, cada vez más reducidos. También se resisten a
todo tipo de cambios, no importa cuán pequeño o cuán inocente.
Lamento decir esto, pero en muchos casos, realmente creo que despedir
95
a una persona la favorecería, porque la obligaría a seguir adelante.
En los estudios donde se pregunta a la gente qué les hace felices en
el trabajo, la seguridad en el puesto a menudo figura en los primeros
lugares de la lista. Es obvio que pasar cada jornada de trabajo con
miedo a ser despedido te hará sentir desgraciadísimo. Sin embargo, el
tipo de seguridad laboral que implica que casi seguro seguirás
“agarrado” a tu trabajo, pase lo que pase, es también perjudicial para
esa felicidad.
Rosenbluth Internacional, una agencia de viajes estadounidense
especializada en empresas, con 6.000 empleados, se enfrentó a este
mismo dilema. Como organización, habían decidido poner a su gente
por delante de todo y convertir la felicidad de sus empleados en la
prioridad número uno de la empresa. ¿Pero, si lo primero para ti es tu
gente, cómo puedes despedirla?
Para el presidente Hal Rosenbluth el dilema no era tal. Para él,
poner a la gente primero supone asumir la responsabilidad de despedir
a quienes no encajen. No se debe despedir al primer indicio de
problema: la capacitación, la formación, la orientación o un nuevo
puesto dentro de la empresa pueden ayudar a motivar. Sin embargo,
cuando estas cosas no funcionan, el compromiso para con la felicidad de
sus empleados implica tener que despedir a los empleados que no
encajen. Demasiada estabilidad laboral hará de una empresa un lugar
menos feliz para trabajar. Cuando la gente permanece en un empleo
para el que no está preparada:
Consigue un rendimiento menor
Su carga de trabajo es mayor
Aumentan los conflictos
Se instaura la apatía.
96
Permitir que un empleado permanezca en un puesto que no le hace
feliz, es malo para el empleado y para todos los que le rodean. Un
empleado descontento rendirá poco, y su infelicidad en el trabajo se
propagará como una enfermedad contagiosa.
La poca estabilidad laboral también nos hace sentir infelices, pues
nos lleva a tener miedo; a evitar los conflictos y a padecer estrés. Sin
embargo, sorprendentemente, demasiada estabilidad laboral también es
mala, puesto que propicia la apatía, el cinismo y la resistencia al
cambio.
97
4. Advertencia: puede causar
infelicidad agudaHemos visto lo que creemos que nos hace felices en el trabajo, pero
no es así y lo que de verdad nos hace felices
¿Pero qué es lo que nos hace infelices en el trabajo, y qué podemos
hacer para cambiarlo?
Mira las seis acciones pro-felicidad mencionadas en el Capítulo 2. Eso
hace feliz a la gente en el trabajo, y cuando no están presentes, la gente
es infeliz.
Un lugar de trabajo que hace imposible ser positivo, aprender, ser
abierto, participar, buscar sentido a lo que hacemos y expresar pasión y
amor es con seguridad un lugar horrible para trabajar.
En cualquier caso, aparte de la falta de estos factores positivos,
¿qué cosas del trabajo nos hacen sentir terriblemente mal?
Malos jefes
Antes era coordinador de Relaciones Públicas y redactor jefe de
una organización sin fines de lucro.
Un par de meses antes de que yo tirase la toalla, mi abuela se
enfermó gravemente.
98
Un familiar me llamó diciéndome que fuera a verla por última vez,
pues se estaba muriendo.
Le dije a mi jefe que necesitaba irme porque tenía una emergencia
familiar. Le expliqué la situación y lo unido estaba yo a mi abuela.
Mi jefe contestó: " Bueno, como aún no se ha muerto no tengo por
qué concederte el permiso”.
Y me dijo que acabase la jornada. Sobra decir que no terminé mi
jornada laboral. La razón número uno por la que la gente es infeliz en el
trabajo son los malos superiores. Nada tiene más poder para
transformar una buena situación laboral en una mala, que un mal jefe.
Tristemente hay bastantes por ahí. Un estudio británico reciente acusó a
1 de cada 4 jefes de ser malos; un estudio noruego señalaba a 1 de cada
5.
Según las investigadoras de entornos laborales Sharon Jordan-
Evans y Beverly Kaye, cuando la gente renuncia, no están dejando a la
empresa: abandonan a un mal jefe. Las encuestas demuestran que hasta
un 75 % de los empleados que dejan sus empleos lo hacen, por lo menos
en parte, debido al gerente. En la entrevista de salida realizada por
norma por el departamento de recursos humanos, puede que los
empleados digan que consiguieron un sueldo más alto o una empresa
más cerca de su domicilio, pero en encuestas anónimas la verdad sale a
la luz: mi mal jefe me ahuyentó.
La razón por la cual tener un mal jefe es tan perjudicial es porque
tiene poder sobre nosotros. Los jefes pueden cambiar nuestra situación
laboral; asignarnos tareas buenas o malas y, en última instancia,
despedirnos. Este desequilibrio de poder hace que tener una relación
buena con tu jefe sea importantísimo.
¿Qué tipo de jefe hace que la gente se sienta infeliz en el trabajo?
Un mal directivo no practica las seis cosas que hacen feliz a la gente en
99
el trabajo mencionadas en el Capítulo 2. Los malos jefes:
1. Son negativos.
2. No aprenden.
3. Son cerrados.
4. No dejan participar.
5. Trabajan sin buscar sentido a lo que hacen.
6. No expresan amor.
¿Conoces algún jefe asi? ¿Eres tú ese jefe, al menos en algún
momento?
A los jefes se les presiona para crear una cultura innovadora y
creativa en la que los empleados puedan desarrollar al máximo su
potencial. Un buen jefe debería motivar en vez de ordenar y guiar en vez
de controlar. Esto es posible, pero sólo cuando los empleados son felices
en el trabajo, lo que significa que los jefes tienen que aprender un
nuevo estilo de liderazgo.
Sin embargo, hay muy poca información contrastada sobre el nuevo
estilo de liderazgo. Por lo tanto, seamos tolerantes con nuestros jefes y
directivos. Muchos están haciendo grandes esfuerzos para aprender una
manera de trabajar que es nueva para todos.
Cómo tratar con un mal jefe
Si tienes una mala relación con tu jefe es de vital importancia que
hagas algo al respecto lo más rápidamente posible. Quizá te sientas
tentado a esperar, pensando que tal vez sea mejor dejarlo estar o que
puede que tu jefe sea ascendido o trasladado o se marche. No esperes:
¡haz algo! He aquí los pasos que debes dar:
1: Califica a tu jefe
¿En cuál de estas tres categorías encaja tu jefe difícil?
1. No sabe que es un mal jefe.
2. Sabe que lo es y quiere mejorar.
100
3. Ni quiere saberlo ni quiere mejorar.
Algunos directivos que hacen infelices a sus compañeros de trabajo
sencillamente no se dan cuenta de ello: nadie les ha dicho que lo que
hacen no funciona. Algunos directivos saben que lo que hacen es
erróneo y desean mejorar: esas personas necesitan nuestro apoyo y
consejo.
Y luego está la tercera categoría: los que directamente se niegan a
reconocer que son unos malos líderes o que rechazan el hecho de que
provocan descontento entre la gente en el trabajo. Estos directivos son
muy difíciles de ayudar y quizá nunca sean capaces de aprender y
mejorar. Aléjate de ellos lo más rápidamente posible.
2: Haz saber a tus jefes las cosas que podrían mejorar
Suponiendo que tu jefe entre en las categorías 1 y 2, debes hacerle
saber aquello en lo que puede mejorar. Esto puede que te asuste a causa
del desequilibrio de poder entre directivos y empleados, pero debe
hacerse. Los directivos no saben leer el pensamiento y necesitan
mantener un diálogo honesto y constructivo.
3: Da por sentado que no hay mala intención.
A pesar de que algunas de las cosas que hace tu jefe te hagan sentir
infeliz en tu trabajo, probablemente no es esa la causa por la que lo
hace. Presupón que su intención es buena y que sencillamente no se dan
cuenta de los efectos de su comportamiento.
4: Escoge un buen momento para hablar.
La mejor forma de abordar el tema no es en mitad de una reunión o
durante una charla casual en mitad del pasillo. Asegúrate de hallarte en
un lugar tranquilo y sin distracciones y de tener tiempo suficiente para
hablar.
5: Más vale pronto que tarde.
Es increíblemente tentador esperar y ver si la cosa mejora. No lo
hagas. Plantea la cuestión en cuanto te des cuenta de ello.
101
6: Explica cuáles son los efectos en tu persona y en tu trabajo.
Sé específico y explícale a tu jefe: “Cuando usted hace X, provoca
que yo haga Y, lo cual tiene como resultado Z”.
7: Sugiere alternativas.
Si puedes, explica lo que podría hacerse como alternativa y por qué
eso sería mejor. Sugerir alternativas específicas ayuda a hacer cambios
positivos.
8: Alaba a tu jefe de vez en cuando.
Acuérdate de elogiar a tu jefe cuando lo haga bien. Muchos
directivos nunca reciben elogios porque se cree erróneamente que el
elogio sólo debe emanar de los jefes hacia los empleados.
Quizá te ponga nervioso el acercarte a tu jefe para darle consejos,
pero los buenos directivos se muestran sinceramente agradecidos por
las críticas constructivas y útiles y valoran la oportunidad de aprender a
mejorar en su trabajo.
Compañeros conflictivos
Otra causa típica de infelicidad en el trabajo son los compañeros
difíciles. Los imbéciles desagradables, aburridos o conflictivos están por
todas partes, incluso en el trabajo.
Los consejos del apartado anterior para tratar con malos jefes
funcionan igual de bien con este tipo de gente. El punto principal es el
mismo: haz algo y hazlo ahora. No esperes a que el problema
desaparezca solo, por muy tentador que te parezca.
El culto al exceso de trabajo
En un reportaje acerca de los modelos de conducta en el lugar de
trabajo, la CNN entrevistó a 12 conocidas figuras del liderazgo,
entre las que se hallaban Carlos Ghosn de Nissan, Marissa Mayer
102
de Google y el famoso músico de jazz Wynston Marsalis, para
preguntarles cómo gestionaban su tiempo y lograban ser eficaces.
Mi respuesta favorita es la siguiente:
Ya sé que para los ejecutivos es de rigor empezar el día
tempranísimo, pero francamente, creo que tomo mejores
decisiones y me relaciono mejor con la gente cuando estoy bien
descansado, así que normalmente me levanto sobre las 8 después
de una buena noche de sueño.
También procuro trabajar el número de horas normal de 40 a la
semana y nunca trabajo en fin de semana. Esto es importante para
mí por dos razones: en primer lugar, porque tengo una vida fuera
del trabajo. Tengo una familia a la que le gusta tenerme cerca, y
tengo amigos y hobbys para los que también deseo tener tiempo.
Creo que el tiempo que paso fuera del trabajo me recarga las
baterías, expande mis horizontes y me hace en verdad más
eficiente en el trabajo.
En segundo lugar, si siempre me ven llegando a la oficina a las 6 de
la mañana y marchándome a las 9 de la noche, por no hablar de
atender llamadas telefónicas y escribir emails a las tantas de la
noche y durante el fin de semana, con toda seguridad estoy
enviando a mis empleados la señal de que eso es lo que la
compañía espera de ellos, que esa es “la manera correcta” de hacer
las cosas. Pero no lo es.
Es un hecho que las primeras 40 horas que un directivo o un
empleado trabaja a la semana son mucho más valiosas para la
compañía que las siguientes 20, 30 o 40 horas. Pero esas horas
extra que se pasan en el trabajo pueden perjudicarte en tu vida
privada, con tu familia y en tu salud. Lo que a su vez perjudica a la
103
compañía.
Francamente, si no eres capaz de organizar tu tiempo de manera
que tus tareas encajen en una semana de 40 horas, tienes que
mejorar tu capacidad de establecer prioridades y de delegar.
Todo un soplo de aire fresco. ¿Adivina cuál de los líderes contó esta
experiencia?
NINGUNO DE ELLOS.
En cambio, abundaron comentarios como “Me levanto a las 5 y
llego a la oficina a las 6”, “Trabajo 16 horas al día”, “Atiendo un montón
de llamadas durante el trayecto en coche hacia la oficina” y
“Normalmente me marcho del despacho a las 7 y trabajo algunas horas
más en casa por la noche”.
Incluso llegué a esperar que alguien dijera: “Me levanto a las 4 de la
madrugada, media hora antes de irme a la cama, y trabajo 27 horas al
día, con una pausa de 3 minutos para comer durante la cual dos
asistentes me atiborran el gaznate de comida como si fuese una oca de
foie-grass”.
Eso es el Culto al Exceso de Trabajo, la creencia de que cuantas más
horas trabajes, mejor. En casos extremos lleva a lo que los japoneses, los
campeones del mundo en jornadas de trabajo largas, llaman karoshi:
muerte por agotamiento.
Si tienes trabajo atrasado, raramente la
solución es trabajar más. Muy pocas
personas, a excepción de algunos
superhombres o supermujeres, pueden
hacer en 60, 80 o 100 horas a la semana más
de lo que se hace en 40. Si bien en un
principio, y durante un corto periodo de
tiempo, podríamos llevar a cabo un poco
104
más de trabajo en 80 horas que en 40, hacer de ello una norma acarrea
una serie de costes:
Menor creatividad, porque es más fácil ser creativo cuando
estás relajado.
Empeoramiento de las relaciones con los colegas porque
estás demasiado ocupado para conectar con la gente.
Menos tiempo para los amigos y la familia.
Menor receptividad a nuevas ideas: ¡no hay tiempo!
Menor energía y motivación.
Menor productividad.
Menos felicidad en el trabajo: a causa de todo lo anterior.
Como señala Carisa Bianchi, directora de estrategia de la agencia de
publicidad TBWA\Chiat\Day:
Siempre encontrarás razones para trabajar. Siempre habrá algo
más que hacer. Pero cuando la gente no se toma tiempo libre, dejan
de ser productivos. Dejan de ser felices, y eso afecta a la moral de
todos los que le rodean.
En muchos lugares de trabajo siempre hay más tareas que hacer, no
importa cuántas tareas termines. Todo el mundo va siempre corriendo e
incluso si te las apañaste para vaciar tu bandeja de entrada, siempre
habrá nuevos encargo esperando.
No puedes solucionarlo trabajando más duro, trabajando más
horas, trabajando con más eficiencia o priorizando mejor tu trabajo.
Hay que hacer todo eso, claro, pero si hay demasiado que hacer, nada de
eso será la solución.
Estuve trabajando en una empresa con una fuerte cultura de
“exceso de trabajo”. Tras dos años obsesionado con llegar a las 7 y
marcharme a las 7 (y después trabajar todavía más desde casa), mi
esposa tuvo un bebé. Me tomé una semana de permiso y después
105
pensé que tenía justificación para limitar mi trabajo a 40 horas
semanales durante los dos siguientes meses debido a mi falta de
sueño y a que tenía que ayudar en casa.
Durante ese periodo de dos meses me di cuenta de que llevaba a
cabo lo mismo y estaba exactamente igual de ocupado que cuando
trabajaba 60 horas a la semana. Desde entonces, empecé a llegar a
las 8 y marcharme a las 5, a excepción de con algún proyecto
grande ocasional, y dejé de trabajar desde casa por completo.
Nunca fui tan feliz ni tan organizado ni tan eficaz en ese trabajo.
Todo lo que aprendí durante ese tiempo me permitió conseguir un
trabajo mejor y un importante incremento salarial. Mientras tanto,
siempre que hablo con empleados de mi antigua empresa, no paran
de fanfarronear acerca de sus semanas laborales de 75 horas y de
discutir acerca de los medicamentos anti ansiedad que toman.
−Comentario publicado en positivesharing.com
Abandonemos de una vez por todas el culto al exceso de trabajo y
entendamos que lo que cuenta no son las horas, sino los resultados. Más
horas NO equivalen a mejores resultados.
Estrés y “quemarse” en el lugar de trabajo
Había una vez un oso y una abeja que vivían en el bosque y eran los
mejores amigos. Durante todo el verano la abeja recolectaba néctar
desde por la mañana hasta la noche, mientras el oso pasaba el
tiempo haraganeando tumbado en la hierba.
Cuando llegó el invierno, el oso se percató de que no tenía nada que
comer y pensó: “Espero que la hacendosa abejita comparta
conmigo algo de su miel”. Pero no encontraba a la abejita por
ninguna parte: había muerto de una enfermedad coronaria causada
106
por el estrés.
−De un grafiti del anónimo artista callejero británico Banksy10
El estrés laboral puede afectar seriamente a la salud y a la calidad
de vida. Los estudios demuestran que el estrés laboral:
Aumenta el riesgo de contraer enfermedades del corazón
ysufrir ataques de apoplejía y cáncer.
Aumenta el riesgo de insomnio, depresión y ansiedad.
Debilita las defensas del organismo.
Puede ocasionar dolor muscular crónico y migrañas.
Los costes para nuestro lugar de trabajo también son altos. Según el
Ministerio de Salud y Seguridad británico:
El estrés laboral está relacionado con más de un tercio de los
problemas de salud.
Cada caso de problemas de salud relacionados con el estrés
causan una media de 30,9 días de trabajo perdidos.
Un total de 12,8 millones de días se perdieron a causa del
estrés, la depresión y la ansiendad en 2004/5.
Una de cada cinco personas afirma que su trabajo es “muy” o
“extremadamente” estresante.
Sin embargo, hay una idea equivocada fundamental acerca del
estrés, a saber, que el estrés se produce en primer lugar por trabajar
demasiado. En realidad, no hay una gran correlación entre las horas
trabajadas y los niveles de estrés. No importa tanto cuánto trabajas,
sino cómo te sientes cuando trabajas.
Si te sientes constantemente atrasado y desaprovechado, si te
tratan de forma injusta, te ignoran o te maltratan, o si estás atravesando
grandes cambios y temes por el futuro, puedes acabar estresado aunque
10
Fuente: www.artofthestate.co.uk/Banksy/banksy_coronary_disease.htm
107
trabajes 40 horas a la semana. O incluso 20. Si ese es el caso, trabajar
menos no ayudaría nada. Más aún: no puedes combatir el estrés, ya que
combatir el estrés sólo general más estrés.
El científico médico danés Bo Netterstrom ha investigado el estrés
laboral durante 30 años y afirma con claridad:
La felicidad en el trabajo es la única cura efectiva.
En lugar de hacer hincapié en el estrés, es importante centrar tu
atención en lo que te produce calma, paz y felicidad en el trabajo, y en
aumentar la cantidad de momentos así. Es imposible estar al mismo
tiempo feliz y estresado en el trabajo. En el capítulo 5 hallarás un
ejercicio para ayudarte a lograrlo.
Alégrate por el trabajo que llevas a cabo
Si te sientes estresado porque tienes trabajo atrasado, puede
ayudarte darte cuenta de lo siguiente:
Estar estresado por ir retrasado solo consigue que sea menos
eficiente y que malgaste mis recursos.
Por lo tanto, celebraré y disfrutaré el trabajo que logre terminar y
no me estresaré por el trabajo que todavía no haya acabado.
No es que no deba importarte el trabajo atrasado: debe importarte.
Pero no tienes que acabar estresado por ello. En lugar de eso, asegúrate
de recordarte a ti mismo el trabajo que ya has realizado, en vez de
machacarte por lo que todavía no has hecho. Y recuerda siempre que
trabajar más no es lo mismo que terminar más trabajo.
Esto también va por los jefes que estén leyendo. Si siempre te fijas
sólo en el trabajo que falta por hacer, estás haciendo que tus
subordinados se estresen, y que en consecuencia, sean menos eficientes.
Aprecia el trabajo que se hace, haz que la gente esté contenta en el
trabajo y maximizarás tus resultados.
108
Conflictos en el trabajo
No sé tú, pero yo odio los conflictos en el trabajo. Pasar un día
entero de trabajo enfadado con un compañero, intentando evitar a esa
persona e inconscientemente buscando defectos en todo lo que dice o
hace no es mi idea de diversión.
Yo era un experto en rehuir los conflictos en el trabajo y ¡te digo
que no funciona! Lo que funciona es agarrar el toro por los cuernos y
hacer algo aquí y ahora. He sido testigo de conflictos aparentemente
serios e insuperables que se disolvían por completo cuando se
afrontaban de forma constructiva. Pero también he visto cómo
pequeños problemillas se convertían en gigantescos y llegaban a
amenazar con derribar una compañía entera.
No es posible salir victorioso de un conflicto en el trabajo. Si
“ganas” en un conflicto obtienes tu beneficio sin importar lo que los
demás quieren. Esto quizá sea gratificante, sin duda, pero el problema
es que la cuestión de fondo no se ha afrontado. Sencillamente volverá a
aflorar más adelante con otro tema. Mucho mejor que ganar un
conflicto en el trabajo es resolverlo.
Y resuelve los conflictos ahora: el precio de la inacción es alto. Los
conflictos enquistados sin resolver desembocan en antagonismo, en una
disminución de la comunicación, en equipos ineficaces, en estrés y baja
productividad. En resumen, los conflictos irresueltos hacen a la gente
terriblemente infeliz en el trabajo.
Con todo esto en mente, aquí tienes cinco pasos esenciales para
ayudarte a resolver de forma constructiva los conflictos en el trabajo:
1: Acepta que los conflictos son inevitables
Muéstrame un lugar de trabajo sin conflictos y yo te mostraré un
lugar de trabajo en el que a nadie le importa nada. Tener un conflicto en
el trabajo no significa que seas una mala persona: significa que tu
109
compromiso es tal como para que te importe. Los mejores y más
eficientes ambientes de trabajo no son aquellos sin conflictos, sino
aquellos en los que se manejan los conflictos de forma constructiva.
2: Afronta el conflicto más pronto que tarde
Este es el consejo más importante para resolver conflictos: ¡hazlo
ahora! Es muy tentador esperar a que los conflictos se evaporen por sí
mismos, pero casi nunca es así. En la mayoría de los casos sólo
empeoran con el tiempo.
3: ¡Pregunta!
En la fase inicial de un conflicto, el arma más poderosa para
resolverlo es sencilla: en lugar de estar molesto con alguien, pregúntale
por qué lo hizo. Hazlo con amabilidad. Di, por ejemplo: “Me estaba
preguntando por qué ayer te tomaste el último café y no preparaste un
poco más”, o “Me he dado cuenta de que a menudo dejas por ahí tu
teléfono móvil, ¿por qué?”. “¡¿Por qué demonios hablas tan alto por
teléfono?!” es menos constructivo.
4: Utiliza el lenguaje de jirafa
Para conflictos más serios que han estado larvándose durante un
tiempo, utiliza el lenguaje de jirafa. Es la mejor herramienta para
encauzar la crítica constructiva y resolver conflictos, y no te preocupes:
no hay que utilizar sonidos animales.
El lenguaje de jirafa, también conocido como comunicación no
violenta, funciona tan bien porque:
Proporciona una estructura sólida a una conversación difícil.
Minimiza las presuposiciones y las acusaciones mutuas.
Se centra en los problemas reales, no sólo en los síntomas.
Se concreta en un plan de acción, no sólo en vagos
propósitos de enmienda.
No voy a extenderme aquí acerca del lenguaje de jirafa, pero puedes
110
leer sobre ello en la página web de este libro.
5: Busca mediación
Algunos conflictos están tan enquistados que no pueden ser
resueltos por los implicados mismos. Se necesita ayuda externa en
forma de mediación en conflictos, es decir, una tercera persona que
ayude a encontrar una solución. El mediador puede ser alguien como un
directivo, un empleado de recursos humanos, un asesor empresarial o
un compañero de trabajo.
Burocracia
El lugar donde trabajo está dirigido por buenas personas que no
quieren convertirse en estúpidos burócratas, pero no pillan una
idea muy sencilla: me pagan por hacer algo que me encanta, ¡no es
necesario que me entierren en formularios y protocolos para que
sea productivo! Voy a trabajar aquí con toda mi alma porque
*quiero hacerlo*.
Intento esquivar los memorandos y el papeleo y recordarme a mí
mismo que todo eso no cambia mi trabajo aquí, que es lo que me
importa, pero diablos, cada vez que me topo con el papeleo, me
deprimo y se me quitan las ganas de diseñar o construir nada.
−Comentario publicado en positivesharing.com
El papeleo es fatal para el alma. Hete aquí, un empleado con ideas
brillantes, intentando hacer el mejor trabajo posible, y el reglamento de
la empresa te frena en contra todo sentido común y de lo que sabes que
es correcto.
Un informe de agosto de 2000 acerca de 1.100 empleados
norteamericanos de varias organizaciones concluía que el papeleo
organizativo, los reglamentos laborales engorrosos y los procesos
111
enrevesados quitan una cantidad de tiempo extraordinaria. Como
media, la burocracia en el trabajo roba 9,4 horas de la programación
semanal. Una de cada cinco personas desperdicia más de 16 horas
semanales en burocracia.
Más aún, hay una clara correlación entre los puestos de trabajo más
burocratizados y los puestos de trabajo que la gente desea abandonar.
En otras palabras, la gente huye de las organizaciones plagadas de
papeleo11.
Como director ejecutivo, Lars Kolind libró una guerra contra la
burocracia en su compañía. Ello supuso una revolución en Oticon, que
desde una posición marginal llegó a convertirse en el líder mundial en la
fabricación de artículos de ayuda a la audición. Es un ejemplo
empresarial notable que ahora se estudia en numerosas escuelas de
negocios de todo el mundo.
En su excelente libro The Second Cycle: Winning the War Against
Bureaucracy (El segundo ciclo: cómo ganar la guerra a la
burocracia), Kolind escribe:
A medida que las organizaciones crecen, ganan años y tienen más
éxito, van introduciendo más y más niveles de gestión, más
departamentos, más procedimientos, planes, presupuestos,
informes, reuniones, tradiciones y demás.
Esto conduce a que la dirección vaya estableciendo sus propios
objetivos, cada vez más alejada de los empleados y los clientes.
Ganar premios se convierte en algo más importante que atender a
los clientes y a los empleados. La dirección pierde el contacto con el
negocio, con lo que se hace cada vez más autocomplaciente e
incluso arrogante.
Todo esto sólo lleva al inmovilismo , a ralentizar la acción y a no
11 Fuente: www.meaningfulworkplace.com/survey/page4.html
112
hacer nada fuera de los esquemas preconcebidos.
Este tipo de cosas hace que la gente sea totalmente infeliz en el
trabajo, porque ¡todos queremos hacer un gran trabajo! No tiene ningún
sentido que tu trabajo se vea entorpecido por normas estúpidas y
regulaciones irracionales que lo hacen más complicado de lo necesario.
Lee el excelente libro de Lars para aprender cuál es su remedio contra la
burocracia, y para agradecerle que haya escrito el magnífico prólogo de
este libro.
Acoso
Era como si una nube negra hubiese descendido sobre la fábrica.
Todo el mundo le tenía miedo a esa nube.
Yo sabía que estaba siendo acosada y hostigada; sentía que me
estaban obligando a dimitir. Cualquier paso razonable que daba
para resolver mi situación era rechazado, o peor aún,
completamente ignorado. Cada vez se me trataba con más dureza,
me encomendaban tareas totalmente nimias; de modo que cuando
me quejaba de ello me encargaban tareas físicamente imposibles de
realizar.
Para abreviar, al final me vine abajo. Todo esto no sólo me destruyó
a mí sino a toda mi familia12.
Los seres humanos somos criaturas muy sociales, y el sentimiento
de pertenencia es quizá nuestra necesidad más profunda y primaria. El
acoso significa apartar a una persona de la comunidad y aislarla para
humillarla y burlarse de ella. Esta conducta quizá pueda parecer trivial
vista desde fuera, pero no son las acciones de los acosadores en sí lo que
hacen daño, sino el hecho de excluir al acosado.
12 Fuente: www.bullyonline.org/cases/case12.htm
113
El acoso resulta a menudo devastador. La gente se viene abajo
mental y físicamente y puede tardar años en recuperarse. Si estás siendo
objeto de acoso, es extremadamente importante que actúes
inmediatamente. Habla con alguien, acude a tu jefe, pide un traslado,
deja el trabajo. Cualquiera que sea la opción que te parezca mejor para
ti, haz algo.
Un estudio sobre 2.000 empleados del Chartered Institute of
Personnel and Development en el Reino Unido halló que el 20% había
experimentado alguna forma de acoso u hostigamiento en su lugar de
trabajo en los últimos dos años.
Nunca se hace suficiente hincapié en lo peligroso que puede llegar a
ser y lo importante que es no quedarse esperando a ver si mejora. Si tú,
o alguien a quien conozcas, estás sufriendo acoso laboral, actúa ahora.
Gente negativa
¿Hay algún quejica crónico en tu trabajo? Parece como si todos los
lugares de trabajo tuviesen uno: gente a la que el tiempo siempre le
parece demasiado caluroso o demasiado frío, que piensa que el jefe es
un imbécil, la comida es asquerosa, el trabajo da asco... No importa lo
bien que vayan las cosas, ellos siempre ven solamente lo malo, e insisten
muchísimo en demostrárselo a todo los que les rodean.
No estoy diciendo que haya que prohibir las quejas; como hemos
visto en la página 60, es posible hacer una crítica constructiva. Pero hay
que hacer algo con esos quejicas crónicos y destructivos, porque tienden
a hacer infelices a los demás también. La gente negativa es muy
contagiosa y un quejoso crónico fácilmente puede acabar con un
departamento entero.
Hay varias estrategias que se suelen utilizan con los quejosos, pero
ninguna funciona realmente.
114
1. No funciona intentar animarles
“Vamos, no puede ser tan malo”, “Venga, hombre, alégrate” o “El
tiempo lo cura todo”.
Esto demuestra al lamentoso que no te tomas su dolor en serio.
Cuando minusvaloras el dolor de un quejoso, empezará a quejarse
todavía más para convencerte de que sus problemas son realmente muy
serios.
2. No funciona sugerirle soluciones
“¿Por qué no haces...”, “¿Has intentado...” o “Deberías...”
Los problemas del quejica son realmente serios y no pueden
resolverse con los consejos de un sabelotodo como tú (o eso es de lo que
están convencidos). Cuanto más les aconsejas, más se esforzarán ellos
en convencedrte a ti a sí mismos de que esas soluciones no funcionarían
con ellos.
3. No funciona decirles que recobren la compostura
“Deja de quejarte y haz algo”, o una de mis favoritas: “O te quedas
con el problema o te quedas con la solución”.
Eso es como decirles que sus problemas son triviales y que lo único
que necesitan es reponerse: no es una buena idea.
4. No funciona quejarse de los quejosos
“Maldita sea, esta Sally no hace más que quejarse, ¿no es cierto?”
¿Sabes una cosa? Acabas de convertirte en un quejica.
5. No funciona ignorarles/evitarles
Eso hace que los quejicas clamen por más atención, lo cual
normalmente hace que la gente les ignore todavía más, creándose un
círculo vicioso.
6. No funciona sumarse a sus quejas
“¿Sabes qué? Tienes razón: el jefe es un imbécil. Y el tiempo es un
asco. De hecho, todo es un asco.”
Esto puede hacerte sentir a gusto porque se crea un lazo y una
115
especie de sentimiento de “nosotros contra el mundo”. Sin embargo, al
final es una mala idea porque cuanta más gente se queje, menos
dispuestos estarán a afrontar sus problemas.
Recuerdo que en uno de mis primeros empleos mi jefe era un
completo imbécil. Mis compañeros y yo no podíamos empezar una
reunión, irnos a tomar una cerveza o sencillamente reunirnos en el
pasillo sin antes pasar 15-20 minutos quejándonos sobre él y sus
tonterías. Pero todas esas horas-hombre malgastadas quejándonos no
cambiaron nada y ninguno de nosotros hizo nada por cambiarlo.
Sencillamente fuimos abandonando la empresa, uno por uno.
¿Entonces qué es lo que funciona? ¿Cómo podemos detener las
quejas constantes de estos gruñones crónicos? He aquí un truco sencillo
pero muy efectivo:
Una amiga mía dentista me contó que un paciente suyo, mayor y
gruñón, cada vez que venía a su cita se pasaba la mayor parte de la
consulta quejándose del tiempo, de sus hijos, su coche, los
impuestos, la sociedad y cualquier otro asunto que se terciara.
Ahora quizá pienses “Bueno, es dentista, ¡que le llene la boca con
gasa y algodón a ver si se queja!” pero mi amiga es una persona
alegre por naturaleza y en lugar de eso intentaba darle ánimos. No
funcionaba, solamente le hacía quejarse todavía más.
Así que le enseñé este sencillo truco y en la siguiente ocasión en que
vino a la consulta ella estaba lista para aplicarlo. El señor Gruñón
se sentó en el sillón y, como siempre, empezó a quejarse
inmediatamente.
Tras escuchar su habitual letanía durante un rato, mi amiga
dentista le dijo, con un tono de profunda simpatía, “¿Sabe qué?
Todo eso me parece terrible. No sé cómo se las apaña con todos
esos problemas”.
116
¿Adivinas qué dijo él?
“¡Bueeeeeeno, tampoco es TAN malo!”
Esta actitud funciona porque le da al lamentoso lo que realmente
busca: empatía. Ni ánimos, ni consejos, ni bromas. Sencillamente
comprensión humana ante, para ellos, una situación difícil.
Hay que señalar aquí dos cosas importantes. Primero: no seas
sarcástico al decirlo. Sé sincero. Segundo: no tienes por qué estar de
acuerdo con que se trata de problemas enormes. Incluso si todo lo que
dice el lamentoso te parece trivial, recuerda que a él le parece un gran
problema o de lo contrario no insistiría en ello. Lo que a una persona le
parece trivial puede ser un enorme problema para otra.
Así pues, no tienes que decir “Sí, yo también creo que es un gran
problema”, y ciertamente tampoco tienes que decir “Oh, pobrecito mío”
en tono sarcástico. Solo tienes que aceptar el hecho de que es un gran
problema para esa persona.
¿Desaparecen de esta manera las lamentaciones? A veces. Pero por
lo menos evita que entres a formar parte del círculo vicioso de
reacciones que solo consiguen que los lamentosos se quejen más y más.
El círculo se rompe desde el momento en que te tomas en serio su
aflicción.
Tareas aburridas
No existe ningún trabajo en el que todas y cada una de las tareas
sea divertida y excitante Todo trabajo incluye momentos aburridos,
tareas rutinarias, encargos desagradables y trato con gente pesada. Por
supuesto, si tu trabajo consiste en su mayor parte en tareas que odias
realizar, entonces quizá sea hora de cambiar de trabajo.
Si tu trabajo consiste ocasionalmente en ciertas tareas aburridas,
entonces tu actitud hacia estas tareas resulta fundamental. Si trabajas
117
con un mantra constante en tu cabeza del tipo “Esto es un asco, amigo,
odio hacer esto, por qué siempre tengo que hacerlo”, entonces puedo
asegurarte que será un asco. Un verdadero asco.
Si en cambio las enfrentas con una actitud desenfadada, se te harán
mucho menos desagradables. Incluso pueden ser divertidas. He aquí
algunas actitudes que puedes probar:
Vamos a hacer un trabajo impresionante.
Hagámoslo un 10% más rápido que la última vez.
Vamos a ver si nos divertimos.
Vamos a poner toda nuestra atención en la tarea en lugar de
refunfuñar sobre ello.
Y siempre queda otra opción: No hacerlo. Recuerda que las
personas son distintas y que una tarea que tú piensas que es muy, muy
aburrida quizá le divierta mucho a alguno de tus compañeros. En ese
caso, sería una lástima privarle de la oportunidad de hacerlo, ¿no es
cierto? Así que intenta averiguar si a alguien le gustaría hacer las tareas
que tú odias.
Injusticia
Parece ser que el deseo de justicia e igualdad está grabado a fuego
en nuestros genes. ¿No me crees? Haz el siguiente experimento:
consigue un grupo de monos capuchinos y entrénalos de manera que te
den una pequeña piedra de granito pulida a cambio de una rodaja de
pepino. Ya esto resulta peliagudo, pero no es imposible. Los monos
pronto aprenderán que cuando te dan su roquita, obtienen su
recompensa.
Entonces intenta algo distinto: Pon juntos a dos de estos monos y
dale a uno de ellos una recompensa mayor. A los monos capuchinos les
gusta el pepino, pero les gustan aún más las uvas, ya que son más
118
dulces. Si un capuchino te ve pagar a otro con uvas, se negará a
cooperar y ya no te dará una roca a cambio de pepino. “Oye, tramposo –
parece estar diciendo−, le estás pagando a ese tipo con uvas y mi trabajo
es igual de bueno. Yo también quiero uvas o de lo contrario me declaro
en huelga13”.
En otro experimento en el que se utilizaba un escáner cerebral, esta
vez con humanos, los investigadores hallaron un centro en nuestro
cerebro que se ilumina cada vez que creemos que nos están tratando de
forma injusta. Parece ser que la justicia no es solo un bonito ideal por el
que luchar, sino que tenemos una necesidad biológica de ser tratados
justamente14.
Esto explica por qué uno de los factores más desmotivadores en el
lugar de trabajo es la injusticia. La gente reacciona inmediatamente
ante cualquier percepción de una injusticia, especialmente cuando no
están contentos con su trabajo. Jack Welch, ex director ejecutivo de
General Electric, relata esta historia de los inicios de su carrera:
No me gustaban nada los métodos de mi primer jefe. Pensaba que
lo estaba haciendo bien y conseguí un aumento de mil dólares: un
10% más, y estaba muy contento. Pensaba que estaba haciéndolo
mucho mejor que todos los demás, que estaba trabajando a un
nivel diferente y luego todo el mundo se rebotó con su aumento y al
final todos consiguieron mil dólares más. Así que el aumento que
tan contento me había puesto al principio, después empezó a
irritarme una barbaridad. Así que lo dejé. Tenía un hijo recién
nacido y estaba sin blanca. Le pedí prestados mil dólares a mi
madre. Lo dejé.
No importa tanto tu sueldo, tu cargo, tu incentivo o tus extras. Lo
que importa es si crees que son justos. Así que aunque la justicia en sí
13 Fuente: news.bbc.co.uk/2/hi/science/nature/3116678.stm14 Fuente: www.newscientist.com/article/dn10239-sense-of-justice-discovered-in-the-brain.html
119
misma no es suficiente para ser feliz en el trabajo, la injusticia puede
hacernos terriblemente infelices.
Lo que me trae a la cabeza una tira cómica del New Yorker en la
que un empleado al que le deniegan un aumento de sueldo enseguida le
pide a su jefe: “Bueno, si no puede darme un aumento, ¿al menos podría
recortarle el sueldo a Peterson?”.
Miedo a perder el trabajo
El año pasado Jakob, un informático de 37 años, encontró un
trabajo que le gustaba mucho en una mediana empresa de TI. Su
jefe es un gran tipo, sus compañeros son competentes y divertidos y
sus clientes son todos gente muy agradable.
Hay solo un nubarrón en el horizonte: el jefe del jefe de Jakob (uno
de los vicepresidentes) no es... trigo limpio. Tiene la costumbre de
convocar a todos sus empleados en reuniones en las que les echa en
cara de forma colectiva y a gritos cualquier problema que note. Es
agresivo y desagradable, siempre se está quejando y nunca
reconoce el buen trabajo de los demás. Los emails que escribe a sus
subordinados son un caso de libro por su mala educación. Y, por
supuesto, tiene fama de hacer despidos sumarios de la gente que se
le atraviese.
Sin embargo, a pesar de que a Jakob le gusta su trabajo, no lo
necesita. Tiene una posición económica acomodada y está tan
cualificado que podría conseguir otro trabajo en cualquier
momento, así que no le tiene ningún miedo a ser despedido.
Mientras que las demás personas de la empresa creen que tienen
que morderse la lengua por miedo a las consecuencias, él se siente
libre de decir y hacer exactamente lo que cree correcto.
120
Y esa es la cuestión: Cuando Jakob se enfrenta a su vicepresidente y
le dice que no va a consentirle su desagradable comportamiento y le
explica exactamente por qué su estilo agresivo crea problemas a la
empresa, él le escucha. Nunca nadie le había dicho tales cosas a un
vicepresidente de la compañía y por primera vez la empresa tiene
un empleado a quien no le da miedo hacerlo.
El resultado: Este vicepresidente en particular está cambiando poco
a poco su forma de hacer. Y por supuesto nunca dirige sus
habituales ataques hacia Jakob, ya que sabe que sencillamente no
los toleraría.
El riesgo de despido es la espada de Damocles que empresas y
directivos ponen sobre la cabeza de sus empleados. Es un hecho sabido,
si bien no se dice explícitamente, que si un empleado se pasa de la raya,
será despedido/echado/acabado/guillotinado: todos ellos términos con
un regusto oscuro y violento...
Por supuesto, a todos nos han enseñado que ser despedido es algo
terrible que hay que evitar a toda costa: esta es la causa de que muchos
de nosotros aceptemos malas condiciones de trabajo y hacemos lo que
sea para conservar nuestros trabajos. La gente que tiene miedo a perder
el trabajo tiende a:
Aguantar el maltrato por parte de la dirección.
Acatar órdenes poco éticas o inmorales.
Soportar el acoso o el hostigamiento.
Decir amén a todo para caer bien.
Enmascarar su verdadera personalidad.
Esconder sus verdaderas opiniones.
Aceptar sueldos demasiado bajos o injustos.
Ser lameculos.
Evitar quejarse de los problemas que ven.
121
Ya es hora de que nos liberemos del estigma del despido. Si eres
capaz de reducir o incluso de librarte de esa amenaza, entonces tendrás
garantizada una mayor libertad en el trabajo. Si lo piensas bien, ¿por
qué tiene que ser tan vergonzoso que te despidan? Estas son las razones
más comunes por las que se despide a la gente, y los motivos por los que
no afectan tan negativamente a los despedidos:
Su personalidad no es la adecuada: ¿De modo que no encajas en esa
empresa? Hay millones más. En algún lugar habrá otra que vaya
contigo. Además, ¿quién dice que eras tú el problema?
Su cualificación no es la adecuada: ¿De modo que aceptaste un
trabajo para el que no tenías cualificación? Genial. De nuevo, hay
millones de trabajos más.
Se niega a amoldarse: Bien por ti. Si esa es la razón por la que te
despidieron, debes estar orgulloso de haber permanecido fiel a ti
mismo.
Reducción de plantilla: Miles de personas son despedidas cada día
por reducción de plantilla.
Despido improcedente: Si te despidieron por quedarte embarazada,
por decir la verdad o por cualquier otra excusa no razonable, entonces
no hay motivo para avergonzarse.
Las excepciones a esta lista son las personas que son despedidas
por acoso, abusos o sencillamente por no hacer su trabajo. Esas
personas tienen que realizar un atento examen de conciencia.
Es obvio que ser despedido puede crearte problemas, pero la
mayoría de ellos puedes afrontarlos de forma constructiva y así reducir
o eliminar las consecuencias. He aquí algunos problemas típicos que el
ser despedido puede causar y cómo mitigarlos.
Incertidumbre económica
Este debe ser el mayor problema que causa el despido: ¿cómo pagar
las facturas, la hipoteca y los ahorros para la universidad de los niños?
122
Hay dos maneras de afrontar los problemas financieros que
resultan de un despido. La primera manera es incrementar tus
posibilidades de encontrar un nuevo empleo. Es cuestión de actualizar
tus capacidades personales y profesionales y cultivar una buena red de
contactos. La segunda manera es reducir los gastos personales, de
manera que no dependas al 100% de tu nómina cada mes. Cuando
dependes completamente de una nómina (o dos) todos los meses, estás
atrapado, y eso hace que empeoren las cosas. Una mala situación es algo
desagradable. Una mala situación de la que no se puede escapar es algo
espantoso.
Si puedes reducir tus gastos personales a un cierto nivel, de modo
que tengas capacidad de dejar de trabajar durante una temporada o de
trabajar por menos dinero, entonces serás mucho más libre y te será
más fácil encontrar la felicidad en el trabajo. Por supuesto, eso quizá
signifique vivir en una casa más pequeña de lo que querrías o en un
apartamento; quedarte sin esa televisión de 40 pulgadas y pantalla
plana o sin un segundo coche, pero tienes que preguntarte a ti mismo si
merece la pena poseer todas esas cosas. Si tu trabajo te hace infeliz, no
puedes disfrutar realmente todas las cosas que puedes comprar con tu
sueldo. Tiene más sentido reducir tus gastos a un nivel que te permita
mayor libertad en el trabajo.
Problemas para explicar la causa del despido al próximo
empleador
Si crees que ser despedido es embarazoso y que afecta a tu imagen
negativamente, entonces eso se evidenciará en tu currículum y en las
entrevistas de trabajo. No obstante, si levantas la cabeza y explicas
exactamente qué es lo que pasó y por qué no te avergüenzas por ello,
ayudará a enviar bien claro el mensaje de “Sí, me despidieron, ¿y qué?”.
Algunos empleadores lo entenderán, si eres capaz de explicarlo
adecuadamente.
123
La vergüenza
Mucha gente se avergüenza muchísimo de haber sido despedido y
de estar desempleado. El despido de tu último trabajo no constituye la
típica conversación educada en una cena con extraños. ¿Por qué ser
despedidos nos causa tanto embarazo? Sencillamente no tiene por qué
ser así. No dejes que los demás hagan que te avergüences de ti mismo si
crees que no hay nada de lo que avergonzarse.
Pérdida de relaciones
Mucha gente mantiene sus relaciones más estrechas con gente del
trabajo, y perderlos puede ser doloroso. La mejor manera para mitigarlo
es asegurarse de que también se tienen muchas relaciones positivas
fuera del trabajo. Y aumentar tus posibilidades de volver a encontrar
empleo te ayudará a establecer nuevas relaciones en en el trabajo.
Si disminuyes tu miedo al despido, aumentarás tu libertad y tu
felicidad en el trabajo. Como mínimo, puedes dejar de sentirte
avergonzado por algo que le sucede a cientos de miles de personas cada
año, que es una parte totalmente natural de la vida laboral y que quizá
no sea culpa tuya en absoluto.
124
5. El cuerpo en el trabajo
El médico Claus Hyldahl, experto en estrés laboral y enfermedades
relacionadas, no suele andarse con chiquitas. En realidad, su estilo
consiste en provocar a los profesionales para que pongan su
atención en el hecho de que su estilo de vida es perjudicial. Hyldahl
afirma: “Mucha gente que cree padecer estrés laboral sencillamente
están en baja forma. Esa es la razón por la que sudan, respiran con
dificultad, sufren taquicardia y sienten debilidad. No es estrés, solo
mala forma física. No necesitan reducir la cantidad de trabajo sino
que tienen que aumentar su actividad física”.
Continúa hablando del hecho de que el cuerpo humano está
diseñado para ser utilizado. “Los primeros seres humanos eran
nómadas y en consecuencia la evolución ha ido perfeccionando
nuestro cuerpo para un estilo de vida nómada, es decir, que implica
caminar muchísimo. Estamos hechos para caminar 10 km. al día y
permanecer quietos sentados es malo para nosotros. De hecho, el
tipo de vida típico actual y sedentario es tan malo para nuestra
salud como fumar un paquete diario de cigarrillos”.
En muchos lugares de trabajo el cuerpo ha quedado reducido a “esa
cosa que transporta la cabeza de una reunión a otra”. Eso no es bueno.
125
Incluso a pesar de que cada vez más trabajo hoy en día se basa en las
capacidades intelectuales y se realiza fundamentalmente en la cabeza de
las personas, nuestro cuerpo es importante porque el estado del cuerpo
influye en el estado de la mente. Si tu cuerpo está cansado y no tiene
energía, te será muy difícil estar motivado, ser creativo y productivo.
El problema es que muchos de los hábitos de los lugares de trabajo
modernos son poco saludables. Permanecemos sentados todo el día,
comemos demasiado, bebemos demasiado café, experimentamos estrés
emocional y adoptamos posturas malsanas. El resultado: problemas de
espalda, de corazón, defensas inmunitarias debilitadas, diabetes, baja
energía, migrañas, dolor de hombros y cuello y muchas cosas más.
Ya es hora de que empecemos a tratar bien nuestro cuerpo en el
trabajo.
Come bien
En un estudio danés de 2005, dos grupos de camioneros siguieron
una dieta controlada durante dos días. Un grupo tomó alimentos
saludables, pensados para estabilizar los niveles de azúcar en
sangre. El otro grupo tomó comida basura. Sí, esos son los
sacrificios que hace la gente en nombre de la ciencia.
Entonces los camioneros fueron evaluados en su conducción en un
camión-simulador. El estudio halló que los camioneros que se
habían alimentado de comida basura reaccionaban más
lentamente. Cuando iban por una autopista a 70 km. por hora,
tardaban 30 metros más en frenar el camión ante un
embotellamiento de tráfico que los camioneros que habían tomado
alimentos saludables. Quién habría dicho que las hamburguesas
tenían la culpa de los problemas de tráfico...15
15 Fuente: www.tsu.dk/download/trafiksikkerhed_og_kost.pdf
126
Lo que comes influye mucho en tu energía, tu productividad y tu
felicidad en el trabajo. A riesgo de ser polémicos, el consejo más
importante es comer entre horas. Desde niños se nos ha dicho que no
debemos hacerlo, pero es un hecho consabido que cuando el azúcar en
sangre desciende por debajo de un determinado nivel, las personas se
cansan y se irritan. Yo mismo a menudo lo noto: empiezo a ponerme de
mal humor, incluso el más mínimo detalle me molesta y contesto mal a
la gente. Después de comerme una manzana, estoy genial.
Antes que tomar un almuerzo copioso que te dure hasta la cena, es
preferible tomar un almuerzo ligero y un par de tentempiés durante la
tarde. Asegúrate de tomar tentempiés que el cuerpo tarde en digerir.
Una tableta de chocolate proporciona a tu cuerpo un breve golpe de
energía gracias al azúcar y luego te deja con un nivel de glucosa en
sangre inferior y con una mayor sensación de cansancio. Las manzanas,
los frutos secos, las barritas de avena o las zanahorias aumentan la
energía y hacen que dure más. Come sano y a menudo.
Lleva un registro de energía
He aquí un pequeño y divertido ejercicio. Durante una semana,
presta atención a tus niveles de energía a lo largo del día y anótalos cada
hora. Puedes programar tu reloj o tu programa agenda para que te avise
cada hora.
Energía Día 1 Día 2 Día 3 Día 4 Día 5
8h
9h
10h
11h
12h
127
13h
14h
15h
16h
17h
18h
Cada hora debes anotar cuánta energía tienes en ese momento
concreto valorándola en una escala de 1-5, donde 1=casi en coma y
5=energía total.
Después de una semana, realiza un gráfico con los resultados y
observa si hay ciertas tendencias. Hazte las siguientes preguntas:
¿Hay picos o descensos recurrentes?
¿Baja tu energía después de las comidas? Intenta comer menos.
¿Baja tu energía entre las comidas? Un tentempié hacia esa
hora te podría ayudar.
¿Cómo se coordinan tu carga de trabajo y tus niveles de
energía? ¿Estás alerta cuando lo necesitas?
¿Tu energía es baja por lo general? Quizá la respuesta sea un
poco de ejercicio.
¿Hay alguna manera mejor de organizar tu trabajo, en función
de tus niveles de energía?
¿Te sientes siempre cansado por la mañana? Quizá deberías
empezar tu jornada más tarde. O quizá la clave esté en cambiar
el tipo de desayuno.
Para realizar este ejercicio puedes utilizar la tabla que está en la
página web del libro.
128
Muévete
Como señala Claus Hyldahl, nuestro cuerpo no está diseñado para
la inmovilidad. Afortunadamente, hay muchas formas sencillas de
aumentar el movimiento durante la jornada laboral:
Reuniones en pie: además las reuniones duran menos de
esta manera.
Trabaja de pie, siempre que tu escritorio pueda elevarse a
ese nivel.
Utiliza una pelota en lugar de la silla: esas enormes pelotas
de ejercicios son unas sillas de oficina estupendas.
Da un paseo: estira las piernas y toma un poco de aire fresco
al mismo tiempo.
Juega una partida de algo: una partida rápida al pilla-pilla
siempre es divertida.
Hay muchos consejos acerca de la postura correcta para quienes
trabajan sentados ante un escritorio: siéntate derecho, con la espalda
recta, el cuello recto, un apoyo lumbar adecuado... la lista es larga. En
realidad, lo que importa no es tanto cómo te sientes sino que cambies
constantemente de posición. No es que los consejos no sean adecuados,
pero incluso si consigues mantener una postura perfecta, permanecer
en la misma posición todo el día es malo. Cambia a menudo tu posición
en el escritorio. Levanta los pies. Ponte en pie. Gira la silla y siéntate a
horcajadas. Gira la silla a un lado y al otro. Túmbate en el suelo.
Apóyate contra la pared. ¡Muévete!
Duerme bien
A medida que la vida se hace más ocupada, tanto en el trabajo
como fuera de él, mucha gente tiende a disminuir sus horas de sueño.
No es una buena idea. Según la Fundación Nacional del Sueño (no, yo
129
tampoco sabía que existiera), la mayoría de adultos necesitan entre 7-9
horas de sueño al día, sin embargo, la inmensa mayoría de la gente
afirma que no duerme lo suficiente. Cuando la gente está falta de sueño,
se piensa y se mueve más lentamente, se cometen más errores y tienen
dificultad para acordarse de las cosas16.
Una reunión a las 7 de la mañana quizá parezca una buena forma
de aprovechar el día, pero si todo el mundo llega cansado,
malhumorado y poco creativo a causa de la falta de sueño, entonces no
es otra cosa que una enorme pérdida de tiempo.
Puedes dormir incluso en el trabajo. Algunas personas creen que
una siesta reparadora de 15 minutos algo después del almuerzo es una
garantía para mantenerse frescos y energéticos a lo largo de la tarde.
Según el Instituto Nacional Norteamericano de Salud Mental, una siesta
aumenta la capacidad de procesamiento de la información y de
aprendizaje. Además, nuevos experimentos realizados en la Universidad
de Harvard demuestran que un descanso a la mitad de la jornada
invierte la sobrecarga de información y que el 20% de la mejora en el
aprendizaje de las habilidades motoras se realiza sobre todo durante la
fase tardía del sueño, por lo que los madrugadores se la estarían
perdiendo17.
Asegúrate de dormir lo suficiente y tu tiempo en el trabajo será
mucho más productivo.
Y lo de siempre
Sí, si tienes sobrepeso, deberías adelgazar un poco. Si fumas,
tendrías que dejarlo. Si bebes demasiado, modérate. Si eres adicto al
café, redúcelo un poco. Si no haces ejercicio, empieza ya.
Aparte de los efectos negativos sobre la salud, todos estos malos
16 Fuente: www.sleepfoundation.org/sleeplibrary/index.php?id=5617 Fuente: www.nih.gov/news/pr/jul2002/nimh-02.htm
130
hábitos disminuyen tu energía física. Menos energía significa menos
motivación, menos empuje, menor productividad y menos felicidad en
el trabajo. Cuando tu cuerpo está cansado, tu cerebro tampoco funciona
a plena capacidad.
Tómate un respiro
Es importante que te des cuenta sencillamente de lo que le pasa a
tu cuerpo. Tomáte un tiempo cada día para reducir el estrés y despejar
la cabeza. He aquí un ejercicio que puede ayudarte. Puedes descargarte
el ejercicio como un archivo mp3 de la página web del libro.
1. Busca un lugar donde no te interrumpan
Un sitio sin teléfonos, ordenadores, compañeros de trabajo que se
dejan caer para preguntarte algo. Algunas empresas han creado unas
salas silenciosas para este propósito, pero si me apuras, incluso el
cuarto de baño sirve.
2. Cierra los ojos y concéntrate en tu respiración
Siéntate durante un minuto más o menos y relájate mientras te
concentras en la respiración. No tienes que respirar de una forma
determinada, sólo notarla. ¿Es rápida o lenta? ¿Es profunda o
superficial? La manera como respiras dice mucho acerca de tu estado
mental. Cuando estás enfadado, estresado o asustado tu respiración se
hace rápida y superficial. Cuando estás contento, relajado y calmado tu
respiración es profunda y lenta. Hazlo durante un minuto más o menos.
3. Respira profunda y lentamente
131
Siéntate con los ojos cerrados e haz inspiraciones profundas, lentas y
fluidas. Hazlo durante un par de minutos. Tu estado mental afecta a tu
respiración, pero también funciona en sentido contrario. Una
respiración profunda y lenta te relaja.
4. Concéntrate en ti mismo
Hazte estas tres preguntas:
1. ¿Cómo se siente mi cuerpo? ¿Siento algún dolor? ¿Tensión
muscular? ¿Sensaciones agradables?
2. ¿Qué emociones siento? ¿Estoy contento, enfadado, tranquilo,
triste, excitado? ¿Todo ello?
3. ¿En qué estoy pensando? ¿Qué ocupa mis pensamientos?
No tienes que hacer nada al respecto, sólo permanecer sentado un
minuto y preguntarte estas cosas mientras respiras lenta y
profundamente. No hay respuestas correctas o incorrectas, solo tienes
que ser consciente de lo que te pasa.
5. Respira un poco más
Tómate otro minuto y quédate sentado con los ojos cerrados y
respirando tranquila y profundamente. Entonces, lentamente, abre los
ojos y vuelve al trabajo.
Este sencillo ejercicio te tomará solo cinco minutos de tu jornada
laboral, pero reduce el estrés, te hace más creativo y te da más energía.
Y, lo que es más importante, actúa como un sistema de alarma. Cuando
el trabajo se hace ajetreado, es fácil pasar por alto las primeras señales
de que las cosas no van bien. Cosas como tensión en los hombros y el
cuello, dolores de cabeza, picores, irritación, respiración entrecortada o
inquietud pueden ser síntomas tempranos de estrés. Este ejercicio te
ayudará a que te des cuenta de esos síntomas antes de que se conviertan
en algo serio y se transformen en migrañas, depresión, dolor crónico,
estrés o algo peor.
132
6. Por qué importa la felicidad en
el trabajo
Patricia, una mujer de treinta y pocos años, extrovertida, simpática
y siempre sonriente con un mechón de cabello rebelde y
prematuramente canoso, estaba encantada con su primer trabajo
como directiva. Anteriormente había trabajado como secretaria,
personal auxiliar y administrativa en sentido amplio, pero como
gestora de compras de una gran empresa productora de aditivos
alimentarios estaba deseando mejorar sensiblemente sus
procedimientos de compras.
La selección había sido fácil. La compañía necesitaba cubrir la
vacante rápidamente y una antigua colega de Patricia que ahora
trabajaba allí la recomendó. Todo parecía fantástico. Bonitas
oficinas en un entorno boscoso: ¡bien! Responsabilidades
interesantes: ¡bien! Compañeros agradables: ¡bien! Un buen
sueldo: ¡fantástico!
133
Pero cuando Patricia empezó en su nuevo trabajo, las cosas dejaron
de ser tan idílicas. El ambiente en la compañía era mucho más
competitivo que colaborativo. Su jefe directo casi nunca estaba,
apenas si notaba o comentaba algo sobre el trabajo que hacían ella
o sus compañeros. De hecho, a nadie parecía importarle mucho lo
que hacían los demás, era un caso de “Haz tu trabajo, que yo haré el
mío”.
Ella hacía su trabajo, y lo hacía muy bien, pero no obtuvo ningún
reconocimiento. A pesar de que intentó cambiar el ambiente de su
departamento, era muy difícil para una recién llegada cambiar
costumbres y usos antiguos y consolidados.
A medida que pasaban los meses, Patricia esperaba cada vez con
menor interés el inicio de su jornada laboral. Le costaba un mundo
salir por la puerta por las mañanas. Perdió mucha energía en sus
actividades fuera del trabajo. Cada vez hacía menos ejercicio, salía
menos y veía más televisión.
Tras 7 meses de trabajo, Patricia decidió abandonarlo. No es que
hubiese encontrado otro trabajo, sencillamente fue y lo dejó.
Inmediatamente, la gente cercana a Patricia empezó a notar la
diferencia: mientras antes estaba cansada y triste, ahora se veía
feliz, juguetona, llena de energía. Con cada día que pasaba después
de haber tomado la decisión de dimitir volvía a ser más ella misma
a pasos agigantados.
Lo que le sorprendía a Patricia, y le asustaba bastante, es que no se
había dado cuenta de cómo le había afectado su trabajo realmente,
porque ese cambio se había ido produciendo gradualmente con el
paso de los meses. Pero después de su decisión de irse volvió a
recuperar su personalidad alegre en un par de semanas y de
134
repente entendió que un ambiente laboral tan desagradable le
había afectado negativamente tanto dentro como fuera del trabajo.
Patricia aprovechó su redescubierta energía para formarse y ahora
es una profesional del fitness a tiempo completo. Su nuevo trabajo
la hace muy feliz y en su nuevo lugar de trabajo insisten en que ella
es “lo mejor que nos ha pasado nunca”. Patricia se ha prometido no
volver a aceptar un trabajo que no la haga feliz.
¿Por qué es tan importante la felicidad en el trabajo? ¿Importa
realmente o sencillamente podríamos ir a trabajar, ser infelices, coger
nuestra nómina y ser felices en nuestro tiempo libre?
La respuesta es clara: no sólo la felicidad en el trabajo importa, sino
que es el principal elemento que determina si una persona o un negocio
tendrán éxito. Lo sé por experiencia propia.
Cuando conseguí mi primer trabajo como consultor trabajé muy
duro. Era el perfecto consultor de TI tradicional que trabajaba
muchas horas extra en nombre del éxito. Me había mudado a otra
ciudad para ese trabajo, lejos de mis amigos y mi familia, pero no
me importaba: de todos modos no tenía realmente tiempo para
nada que no fuera el trabajo. Básicamente, me concentraba solo en
tener éxito en el trabajo.
Después de un año, de repente me di cuenta de una cosa. Tenía
éxito, es cierto, y había ganado mucho dinero, pero también me
sentía solo e infeliz porque lo único que hacía era trabajar. Pensé en
ello un tiempo, y decidí darle un cambio a mi vida, trabajar siempre
de manera que me hiciese feliz. Reduje el trabajo y empecé a hacer
ejercicio y a hacer amigos en mi nueva ciudad.
Después de un año, mi vida se transformó completamente. Antes,
mis veladas consistían en conducir de vuelta a casa desde el trabajo,
135
un poco de comida basura y muchísima televisión. Ahora tenía
nuevos amigos, hobbys interesantes y estaba más en forma que
nunca gracias al ejercicio.
La felicidad en el trabajo no es un lujo. No debería ser tu quinta
prioridad después de un buen sueldo, un cargo importante, una oficina
con ventanal y la llave del cuarto de baño de directivos. La felicidad es
más importante que cualquier otra cosa para determinar tu disfrute en
el trabajo, tu calidad de vida fuera de él y tu éxito.
Pero antes no pensábamos así.
La ética protestante del trabajo
Durante buena parte de nuestra historia, ha predominado la idea
de que el trabajo es algo duro y desagradable y que es por eso por lo que
nos pagan. Ello lo expresa muy claramente Max Weber en su obra
basada en la Biblia La ética protestante y el espíritu del capitalismo,
que fue utilizada por los pastores protestantes para predicar que el
trabajo duro era bueno para las personas, para la sociedad cristiana y
un bálsamo contra el pecado original. Según el cristianismo, los seres
humanos vivían en el Jardín del Edén, donde todo era perfecto. Pero a
causa del pecado original fuimos expulsados y esta es nuestra situación
actual, según reza Génesis 3:19: “Con el sudor de tu rostro ganarás el
pan que comas hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste
tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás”.
Según la creencia judía, el trabajo es una “maldición enviada
expresamente por Dios para castigar la desobediencia y la ingratitud de
Adán y Eva”. El Antiguo Testamento mismo alaba el trabajo no porque
halle ninguna alegría en él, sino porque es necesario para combatir la
pobreza y la indigencia.
136
En griego clásico la palabra que designa al trabajo es ponos,
procedente del latín poena, que significa pena. El trabajo manual estaba
reservado a los esclavos, mientras que los hombres libres atendían los
asuntos de la guerra, el comercio a gran escala y las artes, especialmente
la arquitectura o la escultura18.
De modo que, según nuestras raíces culturales, el trabajo es una
maldición, un castigo por el pecado original y sólo para los esclavos. En
resumidas cuentas, la vida es un infierno –o “repugnante, brutal y
corta”, como decía Hobbes−, el trabajo es un infierno y tenemos que
soportarlo porque somos unos pecadores, pero no os preocupéis,
¡tendremos nuestra recompensa cuando estemos muertos! ¿Alguna
pregunta?
¡Es hora de que superemos esa particular visión del trabajo!
Richard Reeves dice lo siguiente en su excelente libro Happy Mondays
(Lunes felices):
Cualquiera que crea que el trabajo debería ser deprimente solo
18 Fuente: Historical Context of the Work Ethic de Roger B. Hill, Ph.D. -
www.coe.uga.edu/~rhill/workethic/hist.htm.
137
porque es trabajo o que debería existir un cerco sanitario entre el
“trabajo” y la “vida”, más vale que encuentre una máquina del
tiempo, la programe en el año 1543 y vaya a reunirse con la
pandilla de Calvino. Allí se sentirán como en casa. Mientras tanto,
los demás continuaremos disfrutando de nuestro trabajo y de
nuestros lugares de trabajo.
La parte más inquietante de la historia de Patricia es lo fácil que es
permanecer en un trabajo que te hace infeliz, en parte porque estamos
acostumbrados a pensar que el trabajo ha de ser desagradable y en parte
porque los efectos negativos afloran en ti gradualmente. Piénsalo:
¿antes eras más feliz, sociable y activo y lo fuiste perdiendo por el
camino? Quizá tu trabajo esté absorbiendo la vida que hay en ti. Tal vez
sea hora de hacer cambios y pasar la mayor parte de tu jornada laboral
haciendo algo que te dé vida, en lugar de algo que poco a poco te
exprima la energía, la pasión y el vigor.
He aquí las principales razones para ser feliz en el trabajo.
13. El trabajo ocupa la mayor parte de nuestro
tiempo
Tal vez pases la mayor parte del tiempo de tu vida adulta
trabajando que en cualquier otra cosa, excepto quizá durmiendo. El
trabajo te ocupará más tiempo que tu familia, amigos y hobbys juntos.
Ese tiempo será mucho mejor empleado si lo pasas en un trabajo que
realmente te hace feliz.
El trabajo nos proporciona gran parte de nuestra
identidad
El trabajo está reemplazando rápidamente a la religión para dotar
de sentido a la vida de la gente. El trabajo se ha convertido en
138
aquello por lo que nos definimos a nosotros mismos, está
respondiendo a las cuestiones religiosas tradicionales: ¿Quién soy?
¿Cómo puedo encontrar mi sentido y propósito? El trabajo ya no
tiene que ver solo con la economía; tiene que ver con la identidad.
—Benjamin Hunnicutt, historiador y profesor en la Universidad de
Iowa en Iowa City
Hace sólo 50 años la gente basaba su identidad en muchos
elementos. Religión, clase, nacionalidad, afiliación política, orígenes
familiares, geográficos y culturales definían todos ellos quiénes somos.
Hoy en día, muchos de ellos se han subsumido en el trabajo. Cuando
conoces a alguien en una fiesta, ¿qué es lo primero que le preguntas?
Exacto: “¿En qué trabajas?”.
Cada vez estamos más definidos por nuestro trabajo. Es lo que
ocupa la mayor parte de nuestro tiempo. Es el lugar donde podemos
utilizar la mayoría de nuestras habilidades y talentos. Es donde
experimentamos nuestros mayores triunfos y fracasos. Es también la
base de nuestro nivel de vida. Todo ello significa que cuando el trabajo
no funciona, nos volvemos muy vulnerables. ¡Por eso es tan importante
la felicidad en el trabajo!
14. El trabajo afecta a nuestras vidas en general
La historia de Patricia demuestra que ser feliz o infeliz en el trabajo
también se filtra en nuestra vida privada. Algunas personas pueden
tener un día horrible en el trabajo y luego llegar a casa felices como si
nada hubiese pasado. No obstante, la mayoría de las personas no
pueden desprenderse de ello y un mal día en el trabajo tiende a afectar
al resto de su día.
139
El trabajo afecta a nuestra salud
En opinión de la profesora Cary Cooper, experta en estrés
ocupacional en el Instituto de Ciencia y Tecnología de la Universidad de
Manchester, hay cada vez más pruebas que sugieren el estrés laboral
tiene un impacto significativo en nuestra salud.
La Escuela de Negocios de Manchester y la Universidad de
Lancaster llevaron a cabo un estudio en 2005 a 250.000 empleados.
Hallaron que la poca felicidad en el trabajo es un factor de riesgo para
los problemas de salud mental, que puede ir desde agotamiento
emocional, baja autoestima, ansiedad y depresión. El informe advertía
que solo una pequeña disminución en la satisfacción laboral podía
conllevar un síndrome de “quemarse” de “una importancia clínica
considerable”.
Un estudio reciente sobre 20.000 enfermeras en los Estados
Unidos durante un periodo de cuatro años concluye que la infelicidad
en el trabajo es tan mala para la salud como el tabaco19.
Las personas felices no sólo son más felices, sino también más
sanas.
La felicidad conduce al éxito
Un “coach” de negocios que a menudo forma a altos ejecutivos me
explicó que muchas de sus sesiones terminan con sus clientes
dándose cuenta de a pesar de haber conseguido alcanzar todos los
signos externos del éxito, sencillamente no son felices ni en el
trabajo ni en la vida. Tienen un gran despacho, un Mercedes de la
empresa, un sueldo de un millón de dólares y cantidades
astronómicas en opciones sobre acciones. Pero haz las preguntas
adecuadas y te darás cuenta de muchos de ellos se sienten solos y
19 Fuente: news.bbc.co.uk/1/hi/health/763401.stm
140
perdidos. Su trabajo no les aporta ninguna alegría, no tiene ningún
sentido y no les proporciona relaciones positivas y duraderas. Un
alto directivo muy conocido se vino abajo llorando al tomar
conciencia de que la mayor parte de su vida laboral la había
desperdiciado a la caza de dinero y poder. Poco después, dejó su
trabajo y ahora trabaja en algo que le apasiona (ganando una
décima parte de su antiguo sueldo).
Se impone la pregunta: ¿Para qué sirve el éxito si no te hace feliz?
El Dalai Lama dijo una vez: “Creo que el verdadero sentido de la vida es
la búsqueda de la felicidad”. Está claro. Se crea o no en la religión, se
pertenezca a una religión o a otra, todos buscamos algo mejor en la vida.
Así que creo que el motor de nuestra vida es precisamente buscar la
felicidad.
Hablaba de la felicidad en la vida, pero se aplica igualmente al
trabajo. ¿Qué sentido tiene pasar la mayor parte de nuestra vida en un
trabajo que no nos satisface? ¿Cómo te sentirías, en tu lecho de muerte,
una vez conseguidos todos los típicos símbolos del éxito (una casa
141
enorme, un televisor de pantalla plana en todas las habitaciones,
montones de coches, un sueldazo, un cargo de responsabilidad y un
gran despacho), si tu carrera no te hubiera hecho nunca feliz?
Afortunadamente, estamos asistiendo a una nueva actitud hacia el
trabajo. El trabajo era algo que se hacía solo para ganarse la vida. Cada
vez más, la razón para ir a trabajar es ser feliz.
Entonces, ¿deberíamos limitarnos a intentar ser felices y olvidarnos
del éxito?
Ahí es donde la cosa se pone interesante: en diciembre de 2005 un
grupo de investigadores publicó los resultados de un meta-estudio que
unía 225 estudios acerca de la felicidad, los cuales habían examinado las
vidas de 225.000 personas.
Los investigadores concluyeron que si bien el éxito te hace feliz, hay
una correlación incluso más fuerte en sentido contrario, es decir, que la
felicidad te conduce al éxito. El estudio también halló que las personas
felices son más optimistas, extrovertidas, simpáticas, motivadas y
activas: todas las cualidades esenciales para el éxito en los negocios.
Eso significa que no tenemos que sacrificar la felicidad en nombre
del éxito, una deprimente presuposición muy común en estos días. De
hecho, lo cierto es lo contrario: cuanto más feliz eres, más éxito tendrás.
142
7. La felicidad es buena para el
negocio
Una gran dama cae enferma
Irma es la gran dama del comercio al por menor en Dinamarca.
Fundada en 1870, la compañía es la segunda mayor cadena de
tiendas de comestibles del mundo. Un negocio multimillonario con
70 sucursales en Copenhague y alrededores.
Sin embargo, durante los años noventa la vieja dama empezó a no
andar muy bien. Las únicas personas que compraban allí, se
bromeaba, eran viejecitas que acudían más por costumbre que otra
cosa, porque Irma era el lugar donde siempre habían hecho la
compra. Los daneses miran mucho el dinero cuando se trata de la
comida, y la mayor parte de los clientes de Irma se había pasado a
los supermercados más económicos que habían aparecido por todo
el país. Durante una década, Irma había hecho perder a su
propietario un montón de dinero.
Pasarse a productos más baratos para competir con las tiendas de
ofertas no funcionó. El intento de extenderse de Copenhague al
resto de Dinamarca fue un desastre y tuvo que abandonarse. Las
143
campañas de publicidad no funcionaron. El dueño estuvo al borde
de vender Irma y cerrar todas las tiendas o de convertirlas en
sucursales de sus competidoras.
En 1999 optaron por una solución distinta y como última apuesta
nombraron director ejecutivo a Alfred Josefsen. Josefsen, de 42
años y maneras suaves, tenía un plan para sacar a Irma de sus
profundas tribulaciones: “Las personas son lo primero”.
Ciertamente, mejoraría las compras, la distribución, la publicidad,
rebajaría los costes, pero Alfred estaba convencido de que si Irma
hacía felices a sus trabajadores, todo lo demás saldría solo.
Para conseguirlo, Alfred se concentró en algunas áreas específicas:
Formación de líderes: todos los directivos pasarían por una
formación centrada en el desarrollo personal, no en
habilidades empresariales.
Abrir la comunicación: la circular semanal de Alfred a la
gente de Irma no es un comunicado de prensa o un
memorándum corporativo. Es profundamente personal y
sentido y ha fomentado la confianza y la apertura entre
empleados y dirección.
Celebrar los buenos resultado: siempre que Irma tiene algo
que celebrar, todos los empleados están invitados a una
gran fiesta, ¡que prevé que los altos ejecutivos suban al
escenario a cantar el himno de la empresa!
Los resultados acompañaron rápidamente e Irma volvió a tener
beneficios antes de cumplirse un año desde que Alfred se pusiera al
cargo. Hoy en día Irma es el quinto mejor lugar de trabajo en
Dinamarca y la mejor empresa de comercio al detalle para trabajar
en Europa. Los empleados de Irma dicen cosas como:
144
“Trabajar para Irma es un honor”.
“Cuidamos los unos de los otros. Si una persona lo está pasando
mal, no la ignoramos”.
“La dirección confía en nosotros, en que podemos trabajar con
independencia”.
“Irma es el mejor sitio en el que he trabajado”.
Además, en febrero de 2006, Irma anunció con orgullo su mejor
resultado en 130 años de actividad. Ese es el resultado de gente feliz
que hace un gran trabajo.
Alfred ha descrito la aventura en su excelente libro Kære Irma
[Querida Irma]: Todo consiste en las personas, que
desgraciadamente solo puede leerse en danés.
El fáctor del éxito
A continuación, la siguiente lista enumera algunos de los
principales factores para el éxito en los negocios actuales:
Innovación, confianza, productividad, empuje, sentido del humor,
atención a la calidad, buen servicio al cliente, capacidad para el cambio
rápido, creatividad, iniciativa, motivación, energía, determinación,
comunicación, efectividad de los costes, claridad de pensamiento,
buenas ventas, compromiso, valentía, relación con el cliente, liderazgo,
excelencia, nuevas ideas, resolución de conflictos, diálogo fluido, buenas
relaciones de trabajo, buenas relaciones con los proveedores,
disposición para seguir un kilómetro más allá y muchas, muchas,
muchas cosas más...
¿Te suena familiar? ¿Tu compañía debe afrontar algunas de estas
demandas?
145
Y ahora pregúntate de dónde van a salir todas esas cosas. ¿De las
máquinas? No. ¿De mejoras en los procesos de negocio? Qué va. ¿De
costosísimos consultores? Seguro que no. ¿Nuevos sistemas de
tecnologías de la información? No. Todo eso puede ayudar, pero no es la
fuente de la que mana la innovación, el servicio al cliente, la motivación
o de ninguno de los elementos de la lista anterior.
Todas esas cosas salen de las personas, pero no personas
cualquiera, sino ¡personas felices!
Alfred Josefsen tuvo que mejorar cada una de esas áreas en Irma.
Necesitaban innovación, recortar costes, atraer a los clientes y mejorar
el servicio. Alfred no tuvo ninguna duda sobre cuál debía ser el punto de
ataque principal: si podía hacer que su gente fuera feliz, todo eso y más
vendría rodado.
Incluso si crees que el único propósito de los negocios es hacer
dinero, aun así tiene que interesarte la felicidad de tus empleados,
¡sencillamente porque los estudios demuestran que unos empleados
felices te harán ganar más dinero!
Según un estudio del Instituto Great Place To Work (Un lugar
estupendo para trabajar), que elabora una clasificación internacional de
los mejores lugares de trabajo del mundo, las empresas felices son una
mejor inversión. Entre 1998 y 2005, el índice bursátil S&P 500 aumentó
un 4,81%. Los 100 mejores lugares de trabajo incrementaron el precio
de sus acciones en un 14,75% durante el mismo periodo: tres veces
más20.
Según Denison Consulting, las empresas infelices de su estudio
experimentaron un crecimiento anual medio en sus ventas de un 0,1%
entre 1996 y 2004. Las empresas felices incrementaron sus ventas en un
15,1% durante el mismo periodo21.
20 Fuente: www.greatplacetowork.com/great/graphs.php21 Fuente: www.denisonconsulting.com/dc/Home/tabid/32/Default.aspx
146
A juicio del experto en recursos humanos David Maister, las
empresas que aumentan en un 20% el grado de satisfacción de sus
empleados pueden mejorar sus resultados financieros hasta un 42%22.
Para Gallup, las compañías felices tienen una menor rotación de
personal y una mayor fidelidad de los clientes, mejores ventas y
márgenes de beneficios23.
Estos y muchos otros estudios demuestran que las principales
ventajas que disfrutan una empresa gracias a la felicidad en el trabajo
son:
Mayor productividad: las personas felices trabajan más
rápido y con mayor eficiencia.
Mayor calidad: unos empleados felices se preocupan por la
calidad.
Menos absentismo: la gente realmente tiene ganas de acudir
al trabajo.
Menos estrés y agotamiento: la gente feliz es menos
propensa al estrés.
Atrae a las personas más competentes: la gente querrá
trabajar para ti.
Baja rotación de personal: enorme ahorro en selección de
personal.
Mayores ventas: las personas felices son los mejores
vendedores.
Mayor nivel de satisfacción del cliente: unos empleados
felices son la mejor base para un buen servicio.
Mayor creatividad e innovación: las personas felices tienen
más ideas.
Mayor adaptabilidad: las personas felices son más flexibles y
22 Fuente: www.careerjournal.com/hrcenter/briefs/20010611-kennedy.html23 Fuente: gmj.gallup.com/content/814/Taking-Feedback-to-the-Bottom-Line.aspx
147
están más abiertas al cambio.
Mayor beneficio bursátil: por todas las razones anteriores.
Un mejor balance de cuentas: por todas las razones
anteriores.
Básicamente, las compañías felices ganan a las infelices en todas las
áreas, y los estudios lo confirman una y otra vez.
La cuestión en una simple gráfica
El jurado ha deliberado y el veredicto es unánime: los empleados
felices son culpables de mejorar el balance. Las empresas no tienen por
qué elegir entre felicidad y beneficios. No es cuestión de “o una cosa o la
otra”. La felicidad está indisolublemente unida a los beneficios. Soichiro
Honda, fundador de Honda, está de acuerdo conmigo en una cosa:
Cada persona debería trabajar para sí misma. La gente no se
sacrifica por la compañía. Vienen a trabajar a la empresa para
divertirse.
Así que si te quieres quedar con una sola cosa de este capítulo,
quédate con esta gráfica:
148
15. Gedankenexperiment
Vamos a probar un Gedankenexperiment —un experimento de
pensamiento. Imagina dos departamentos distintos de una misma
empresa, el departamento A y el departamento B. Hacen más o menos
el mismo trabajo, en el mismo edificio y se parecen en muchos aspectos.
La única diferencia es esta:
El departamento A es en su mayoría feliz. No es que estén
como locos de contento todos y cada uno de los días, pero
son personas a las que les gusta su trabajo, les gusta estar
juntos y la mayoría de días tienen ganas de llegar al trabajo.
El departamento B es menos feliz. No es que odien su
trabajo todo el tiempo, pero no les vuelve locos, tampoco se
mueren por estar juntos, precisamente, y aunque se dejan
ver por el trabajo casi todo el tiempo, más que nada es por el
sueldo a fin de mes. Si el departamento A (el feliz) se
compone de 10 personas, ¿cuántas personas necesitará el
departamento B para terminar la misma cantidad de
trabajo?
149
Piénsalo un segundo.
Siempre que hablo acerca de la felicidad en el trabajo con grupos de
directivos, les hago esta pregunta. Las respuestas van desde 30 (es
decir, el departamento B necesita tres veces más gente) a 8 (es decir, el
departamento B es en realidad más eficiente que el A porque no pierden
el tiempo siendo felices). Las respuestas más normales son 11, 12 o 13.
Como demuestran los estudios citados en el capítulo 7, la diferencia es
todavía mayor, y los empleados felices sobresalen increíblemente por
encima de los que son infelices.
He aquí una pregunta extra para los directivos: ¿Cómo es ser
directivo del departamento A comparándolo con el B? ¿Dónde te sería
más fácil, como líder, hacer lo siguiente?:
Motivar a la gente.
150
Iniciar y poner en marcha cambios.
Propiciar una buena comunicación.
Explicar los objetivos de la compañía y lograrlos.
Crear una cultura de innovación y creatividad.
¿Qué departamento preferirías dirigir? Esta pregunta la dejo como
ejercicio para el lector.
Los empleados infelices te costarán caros
Los empleados infelices les cuestan caros a las compañías. Según
un estudio de la Universidad de Florida publicado en el número de
enero de 2006 del Journal of Applied Psychology, los empleados
empiezan a comportarse mal cuando están irritados, les disgusta su
trabajo o creen que sus supervisores les tratan injustamente.
Y no es sólo el caso de unos pocos descontentos o quejosos; incluso
los empleados modelo empeoran y empiezan a chismorrear, a robar, a
dar puñaladas por la espalda y hacer largas pausas para el almuerzo
cuando no están contentos en el trabajo24. De forma que no sólo los
empleados infelices están poco motivados y comprometidos, sino que
muchas de las personas que serían empleados ejemplares si estuvieran
contentos, trabajarán activamente en contra de los intereses de la
compañía para desquitarse cuando están descontentos.
Las cuatro maneras en las que las compañíasfelices superan a las infelices
Quiero mencionar brevemente las cuatro áreas específicas en las
que las compañías felices ganan a las infelices. Las he escogido porque
están entre los más importantes factores de éxito en los negocios
actuales y porque muchas empresas ponen todo su esfuerzo en ellas.
24 Fuente: news.ufl.edu/2006/04/06/employee-misbehavior
151
Las organizaciones felices son más
innovadoras
En la página 56 mencioné la investigación de la profesora Teresa
M. Amibile acerca de cómo influye el ambiente de trabajo en la
motivación, la creatividad y los resultados de equipos e individuos. Su
trabajo demuestra que la gente feliz es más creativa:
Si la gente está un día de buen humor, tienen más probabilidades
de tener ideas creativas ese día, así como al día siguiente, sin que
incluso influya su estado de ánimo ese día siguiente.
Parece que existe un proceso cognitivo que se activa cuando la
gente se siente bien y que conlleva un pensamiento más flexible,
fluido y original, y existe de verdad un remanente, un efecto de
incubación al día siguiente.
El Gallup Management Journal lo confirma y señala que:
El 59% de los empleados contentos está completamente de acuerdo
con la afirmación de que su actual empleo “saca de ellos sus ideas
más creativas”, comparado con solo el 3% de los empleados
descontentos25.
Así que si la innovación y la creatividad son importantes en tu
negocio, necesitas a gente feliz.
La gente feliz está más motivada
Seré sincero. Decir que el trabajo de un directivo consiste en
motivar a sus subordinados es tan ridículo como decir que el
trabajo del Presidente del Consejo de Administración de General
Motors consiste en hacer salir el sol por la mañana para que
tengamos luz para trabajar.
25 Fuente: gmj.gallup.com/content/24880/Gallup-Study-Engaged-Employees-Inspire-Company.aspx
152
Mientras nos aferremos al mito y la fantasía implícitos en la idea de
que el trabajo de un líder es motivar a sus seguidores, que el
trabajo de un jefe es motivar a sus subordinados, que trabajar para
desarrollar a la gente en nuestra organización es motivarlees, no
haremos más que perder el tiempo.
—John Paul Jones Senior.
Todo líder desea motivar a sus empleados. Todo empleado desea
estar motivado. Y aun así a menudo vemos a directivos que se quejan de
que es imposible levantar la moral a sus empleados, y trabajadores que
se quejan de que sus jefes no les motivan y que no saben lo que les
mueve.
No es responsabilidad de un directivo motivar a los empleados. Eso
es imposible. Lo que sí es responsabilidad de un directivo es crear un
buen ambiente de trabajo en el que los empleados estén motivados
naturalmente.
Piensa en ello: cuán difícil tiene que ser motivar a gente
insatisfecha, defraudada, desconfiada, alienada y descontenta en el
trabajo. Es una batalla cuesta arriba.
Un artículo de la Escuela de Negocios de Harvard lo plantea así:
La mayoría de compañías lo encaran de forma errónea. No tienen
que motivar a sus empleados. Lo que tienen que hacer es dejar de
desmotivarlos26.
Los empleados felices no necesitan ninguna motivación externa: se
motivan a sí mismos y los unos a los otros, y esta motivación interna es
más efectiva y más sotenible que la motivación externa (como los
incentivos) a las que los directivos de empleados descontentos deben
recurrir.
Si quieres motivación verdadera en el lugar de trabajo, debes crear
26 Fuente: hbswk.hbs.edu/archive/5289.html
153
un lugar de trabajo feliz. ¡Así de simple!
Los empleados satisfechos prestan un mejor servicio al
cliente
Un artículo reciente de la Harvard Business Review titulado “Poner
en funcionamiento la cadena de rentabilidad de servicio” concluía que:
Cuando las compañías ponen a los empleados... por encima de todo
lo demás, sus empleados están satisfechos, sus clientes son fieles y
sus beneficios aumentan, y se mantiene un éxito continuado.27
Los empleados felices hacen felices a sus clientes porque:
Están de buen humor.
Están motivados.
Se preocupan por los clientes.
Manejan mejor las situaciones difíciles.
Se preocupan por la calidad.
Tienen más energía.
Un auténtico buen servicio al cliente sólo puede provenir de
empleados felices. Los empleados infelices pueden intentar fingir, pero
será sólo eso: un servicio de mentira.
Las cifras son un poco curiosas en este caso: un solo empleado feliz
puede proporcionar una buena experiencia a diez clientes. Diez
empleados infelices no pueden proporcionar una buena experiencia a ni
un solo cliente, pero pueden provocar una mala experiencia a 100
clientes.
Las organizaciones felices afrontan mejor los cambios
Cuando Poul Pabian fue nombrado director ejecutivo de una nueva
oficina de impuestos en las afueras de Copenhague, creada a partir
27 Fuente: cqmextra.cqm.org/cqmjournal.nsf/reprints/rp05800
154
de la fusión de cinco departamentos independientes, tuvo que
afrontar un enorme desafío. Cada una de las oficinas ya había
pasado antes por demasiados cambios truncados a mitad de
camino y el cinismo se había instalado entre los empleados, quienes
decían: “Sí, bueno, esto no es más otra loca decisión que han
tomado por encima de nosotros. Si la ignoramos, se desvanecerá
por sí misma”.
En una atmósfera así, es difícil hacer que una fusión tenga éxito, así
que Poul se dio cuenta de que tendría que hacer algo especial para
que los empleados afrontaran la fusión con una actitud positiva.
Su solución fue sencilla: tuvo una charla de una hora con cada uno
de sus 100 nuevos empleados. No se trataba de hacer entrevistas:
su único objetivo era llegar a conocer a su gente y darles la
oportunidad de que ellos le conocieran a él.
También lo organizó todo para que los mismos empleados pintaran
sus nuevas oficinas, no para ahorrar dinero, sino como un ejercicio
para crear equipo y sensación de pertenencia con el nuevo edificio.
La gente estuvo encantada con ambas ideas y el cinismo se
convirtió en confianza entre dirección y empleados.
Hace poco volvió a cambiar de nuevo toda el sistema fiscal danés, y
la organización de Pabian se enfrenta ahora a nuevas fusiones.
¿Cómo reaccionaron los empleados esta vez? Ahora dicen: “¿Otra
fusión? Muy bien, hagámosla. La última vez fue tan fácil que
estamos seguros de poder hacerlo de nuevo”.
Muchas compañías se encuentran con que hacer cambios resulta
cada vez más difícil, y que crece la resistencia ante ellos en la
organización.
Algunas personas creen que el cambio surge solo por necesidad,
155
cuando el estado de las cosas se hace insostenible. Esas personas se
sorprenderían si supiesen que las compañías felices son mucho mejores
que las que son infelices a la hora de realizar cambios rápidos y
positivos.
¿Por qué? Porque las compañías felices tienen:
Mayor grado de confianza..
Mejor comunicación.
Más comprensión mutua.
Mayor habilidad para resolver conflictos.
Mayor creatividad y capacidad de innovación.
Más energía y motivación.
De hecho, sólo las organizaciones felices pueden llegar al punto en
que prosperan a través de los cambios y convierten en sonadas historias
de éxito un gran cambio tras otro. Las organizaciones infelices nunca
llegan a ese punto y sencillamente se aterrorizan ante el siguiente
cambio.
La cuenta de resultados
No hay que sacrificar la felicidad en favor de la cuenta de
resultados. No es cuestión de elegir entre una cosa o la otra, sino que
hay que elegir entre ambas o ninguna de ellas.
Las empresas no tienen que elegir entre beneficios y felicidad. El
verdadero interrogante es este:
¿Quieres que tu negocio sea próspero y feliz
o ruinoso e infeliz?
Una decisión difícil ¿eh?
Vayamos un paso más allá: hacer que tu empresa sea feliz no es
sólo hacer algo bueno, sino que es lo mejor que puedes hacer en
cualquier tipo de negocio, porque mejora todo lo demás. La gente
156
satisfecha aprende más rápido, se comunica mejor y forma equipos más
eficientes. Están más motivados, con más energía y son más creativos.
Además, la gente feliz se preocupa por la empresa. A la gente
descontenta no le importa un bledo, o incluso le desean mal a propósito.
Eso significa que la felicidad en el trabajo hace que cualquier otra
actividad sea más eficiente. Ampliar el negocio, introducir nuevos
procesos empresariales, conseguir nuevos clientes, dividirse o
fusionarse, sea lo que sea lo que tu negocio necesite llevar a cabo, podrá
hacerse con mucha mayor efectividad si la gente está contenta.
El futuro del trabajo es feliz
Nuestro ambiente laboral va mejorando. ¿Preferiría trabajar en el
mundo empresarial de hoy o en el de hace 100 años? ¿Y en el de 50 años
atrás? Incluso hace 20 años, el sexismo, la discriminación y el liderazgo
autoritario eran mucho más comunes de lo que lo son hoy en día.
También existía menos libertad, estrictos códigos de conducta, menos
espacio para la expresión personal y menos espacio para el crecimiento
profesional y el desarrollo.
También es cierto que algunas cosas han empeorado: con toda
seguridad hay más estrés y ansiedad en los lugares de trabajo actuales.
Pero si me dices que escoja, preferiría sin ninguna duda el mundo
laboral de hoy por encima del de los años ochenta, cincuenta o veinte.
Incluso si no nos damos cuenta ni pensamos en ello, las cosas están
157
mejorando.
Si llevamos aún más lejos esta idea, dentro de unos años existirán
mayoritariamente compañías felices. Las compañías felices son mucho
más eficientes que sus competidores infelices hasta el punto de que las
superarán en el mercado. En efecto:
¡Las compañías felices les bajarán los pantalones a su competencia
infeliz!
Una ola de felicidad está llegando al mundo de la empresa. Las
compañías que puedan montarse en esa ola tienen más probabilidades
de obtener más éxito y felicidad. Aquellas que no puedan o no quieran
se irán hundiendo lentamente. Y no se las echará de menos.
La infelicidad es un gran error
Las acciones son correctas en la proporción en que tienden a
promover la felicidad y erróneas si tienden a producir lo contrario
a la felicidad.
—John Stuart Mill
Este capítulo ha mostrado que las empresas deberían abrazar la
felicidad porque eso es bueno para el negocio. Pero hay otra razón aún
más fundamental: hacer feliz a la gente está bien, ¡hacerla infeliz está
pero que muy mal!
Hay lugares de trabajo que acaban con su gente, terminan
estresándola y enfermándola, destruyen su autoestima, son un nido de
abusones y permiten todo tipo de acoso. Si bien no suele ser algo
intencionado, esos lugares de trabajo continúan haciendo infeliz a sus
trabajadores y enfermándoles física y mentalmente.
No tengo ni idea de cómo los líderes y directivos de esas empresas
pueden vivir tranquilos. Quizá se escondan detrás de la vieja creencia de
158
que las compañías solo deben preocuparse por el dinero, o, como
afirmaba Milton Friedman, “el asunto de los negocios son los negocios”.
No obstante, tengo la esperanza de que este capítulo te haya convencido
de que se trata de un argumento falso porque los negocios felices dan
más dinero.
Ya no hay excusa para tolerar un ambiente de trabajo infeliz,
cuando resulta igual de fácil crear un ambiente inspirador, que levante
el ánimo, saludable y feliz: un ambiente bueno para las personas y
bueno para el negocio.
159
8. ¿Quién es responsable de la
felicidad en el trabajo?
Helle Schier, una mujer atractiva de veintipocos años y hablar
pausado, estaba muy entusiasmada. Acababa de graduarse de la
escuela de enfermería y ya había conseguido su primer empleo
como enfermera en el Hospital Universitario de Odense.
Pero cuando le comentó a una amiga que iba a trabajar en la H4 (la
guardia pediátrica) la reacción de su amiga fue: “¡Ah! No sé si
felicitarte...” Sucede que la H4 tenía bastante fama. Las enfermeras
rara vez colaboraban con sus colegas. Los médicos despreciaban a
las enfermeras y el sentimiento era recíproco. Las enfermeras
despreciaban al personal administrativo que, a su vez, sentía que su
trabajo no era valorado. No era el mejor ambiente de trabajo.
Así y todo, Helle comenzó a trabajar allí con actitud positiva, pero
al poco tiempo tuvo que aceptar que se trataba de un lugar horrible
y el empleo la estaba sumiendo en la tristeza. Su trabajo no le
gustaba en lo más mínimo, no se sentía productiva y comenzó a
cuestionarse si la enfermería realmente era para ella.
Pero Helle no iba a tolerarlo, ni tampoco a renunciar. Decidió que
160
intentaría resolverlo.
¿Quién debe hacer que te sientas feliz en el trabajo? ¿Tu jefe? ¿Tus
compañeros de trabajo? ¿La empresa? ¿La sociedad?
La realidad es que la responsabilidad de fondo en cuanto a sentirte
feliz en el trabajo recae exclusivamente en ti, por tres razones muy
sencillas:
La felicidad en el trabajo es un sentimiento. Algo que ocurre
enteramente dentro de ti. Solo tú puedes saber
verdaderamente si estás feliz en el trabajo. Solamente tú
sabes si todo está bien o si hay que cambiar algo.
La felicidad en el trabajo es subjetiva. Únicamente tú sabes
qué necesitas para sentirte feliz cuando trabajas. Por lo
tanto, es tu responsabilidad asegurarte de tener lo que
necesitas para sentirte feliz.
Lograr sentirte feliz en el trabajo puede implicar tomar
decisiones difíciles. Como renunciar a un trabajo y buscar
otro. Como intervenir en conflictos desagradables, porque
no participar en ellos sería peor aún. O como luchar contra
una cultura y valores corporativos existentes. Tú eres la
única persona que puede tomar la decisión de hacerlo o no.
La elección y responsabilidad son tuyas.
La responsabilidad del jefe
Te preguntarás si hay algo que los filósofos existenciales como
Sartre, Camus y Heidegger nos pueden enseñar sobre el ambiente
laboral en la actualidad. El excelente libro Freedom and Accountability
at Work (Libertad y responsabilidad en el trabajo) de Peter
Koestenbaum y Peter Block nos demuestra que sus principios aún
tienen vigencia. Este párrafo del libro habla sobre la motivación, pero
161
en cierto sentido también se aplica a la felicidad en el trabajo:
Hoy en día nos comportamos como si la gente no tuviera iniciativa
propia, sino más bien que van a trabajar todos los días esperando
que otra persona los motive. Esta creencia es común tanto a jefes
como a empleados...
Y esta creencia es básicamente errónea. No podemos ir a trabajar
esperando que otros nos incentiven. No es así cómo funciona. El fuego
de la motivación está dentro de ti... ¡la única persona que puede
encenderlo o apagarlo eres tú!
¡Un momento! ¿No es responsabilidad del jefe hacer que los
empleados se sientan felices mientras trabajan? Después de todo, si el
jefe es una persona desagradable, seguramente los empleados se
sentirán descontentos en el trabajo.
Sin dudas, tu jefe influye notablemente en tu grado de felicidad en
el trabajo, pero la responsabilidad definitiva es tuya. Los jefes tienen
tres obligaciones respecto de la felicidad en el lugar de trabajo:
1. Lograr la satisfacción para sí.
2. Conocer a su gente y ocuparse de ellos.
3. Crear una atmósfera que ayude a la gente a sentirse feliz.
Como jefe, tu obligación principal es lograr sentirte satisfecho en el
trabajo. Un líder feliz es un modelo natural para sus empleados y
contagia la buena disposición por naturaleza propia. El líder
insatisfecho, aún cuando tenga la mejor intención, no puede crear
constantemente la atmósfera de alegría que se necesita para que la
gente rinda al máximo en su trabajo.
En segundo lugar, los jefes deben conocer a su gente y ocuparse de
ellos. No se puede estar a cargo de personas sin demostrar un interés
genuino en ellos y conocerlos profundamente. ¿Qué grado de
satisfacción sienten en el trabajo en este preciso momento? ¿Qué los
162
pone contentos y qué no? ¿Cuáles son sus objetivos y sueños? Los
buenos jefes saben estas cosas sobre todo su personal.
Por último, los buenos jefes utilizan este conocimiento para crear
un entorno en el cual sentirse feliz es muy sencillo. Que los empleados
aprovechen o no esta posibilidad depende de ellos. No se puede forzar a
la gente a ser feliz, como comentábamos en el Capítulo 1.
Obviamente, algunos jefes no hacen nada de esto y en cambio
logran establecer una atmósfera de desconfianza, apatía, desesperación
y descarnada competitividad. Esta clase de jefes no cumple con su
obligación de crear un ambiente feliz en el trabajo.
Otros jefes crean una atmósfera feliz, positiva, abierta, con espíritu
de equipo; sin embargo, notan que alguno de sus empleados no están
contentos. Esa no es responsabilidad del jefe y jamás lo será.
En el Capítulo 10 vamos a profundizar más sobre la manera en que
los jefes pueden lograr que sus empleados puedan sentirse felices en el
trabajo.
La responsabilidad de la empresa
En una oportunidad conversé con un grupo de empleados de una
de las empresas más importantes de Dinamarca, reconocida como
uno de los mejores empleadores. Las muestras de interés por sus
empleados son prácticamente ilimitadas, ya que les brindan
gimnasios en el lugar de trabajo, buena comida, frutas frescas,
cursos y mucho, muchísimo más.
Pero este grupo tenía una queja seria y no estaba satisfecho. “¿Por
qué?” se preguntaban “¿en la caja que la empresa regala a los
empleados en Navidad siempre hay vino tinto? ¡Algunos
preferimos el blanco!”.
La obligación que tiene la dirección de una empresa es colaborar
163
con los gerentes para crear una atmósfera en la que los empleados se
sientan felices de trabajar. Pero como lo demuestra la anécdota
mencionada anteriormente, no importa cuánto se haga, no es posible
obligar a la gente a sentirse conforme... esa sigue siendo su propia
responsabilidad.
La empresa tiene la responsabilidad de priorizar, valorar y
recompensar la satisfacción en el trabajo. No sirve que una empresa
sostenga que “Queremos que la gente se sienta feliz en el trabajo” para
luego darse la vuelta y recompensar el exceso de trabajo, la falta de
consideración y el estilo de dirección autoritario de siempre.
Esto es lo que no se debe hacer. Tom Markert, director
internacional de mercadotecnia y servicio al cliente de ACNielsen, así lo
explica en su espantoso libro No puedes ganarle la pelea a tu jefe (You
Can’t Win a Fight with Your Boss):
Olvida la hora del almuerzo. No se puede hacer ganar dinero a una
empresa mientras se almuerza... Si no trabajas durante esas horas,
alguien igual de astuto e inteligente que tú lo hará. Es la ley de la
vida: sobrevive el más fuerte.
[Si no lo tienes en cuenta] podrías terminar como en un accidente
de tránsito: muerto al costado de la ruta corporativa, mientras los
demás te pasan por al lado.
Me tomé la costumbre de dar una vuelta a primera y última hora
para verificar personalmente quién se está esforzando. Al que
obtiene resultados y trabaja más que el resto, le doy un ascenso.
¡Recuérdenme que jamás vaya a trabajar para ese sujeto!
Este enfoque coercitivo es duro y machista... y en definitiva, un
fracaso. Los jefes que adoptan esta actitud crean de manera agresiva un
ambiente de presión, exceso de trabajo y competitividad. Lo cual es
malo para la gente y malo para la empresa.
164
Esto es lo que puedes hacer, en cambio:
Comencé a trabajar en la empresa hace un mes aproximadamente y
durante la primera reunión de presentación para conocer a mis
empleados, les informé a todos de que preferiría que trabajaran no
más de 40 horas semanales y que se tomaran una hora completa
para el almuerzo.
Tuvimos una reunión importante la semana pasada, en la que pedí
a todos que escribieran sus tareas en papelitos autoadhesivos y las
pegaran según una escala de 1 a 3: el 1 para “lo odio”, el 2 “está
bien” y el 3 “¡me encanta!” Tras reordenar las tareas para
adaptarlas mejor a sus objetivos en el trabajo, la gente las
terminaba más rápidamente y se retiraba en horario.
La productividad de mi equipo se ha multiplicado de forma
increíble últimamente. El personal entra a las 8 listo para trabajar
y entusiasmado por traerme nuevas ideas. Ahora todos nos
retiramos a las 5 siempre que podemos (normalmente 4 de cada 5
días) y el resto de los empleados parece molesto porque nosotros
”nos salimos con la nuestra”. Sin embargo, con las prioridades
reordenadas, con gente más entregada a su trabajo, con gente que
tiene más tiempo para disfrutar de su familia y amigos, nuestro
trabajo está logrando mayor nivel y la producción está creciendo
realmente.
—Palabras de Sarah Schroeder (profesional que trabaja en
entidades sin fines de lucro de Chicago) en positivesharing.com
Es importante destacar que el personal a cargo de Sarah consigue
realizar más trabajo en menos horas.
165
La responsabilidad de los compañeros de trabajo
Helle se reunió con otras tres enfermeras de la H4, que también
acababan de egresar de la escuela de enfermería y decidieron hacer
algo para convertir su guardia en un lugar feliz. Hablaron con la
jefa de enfermería y consiguieron que les dieran un día libre para
planificar algo. Lo que se les ocurrió fue bastante sencillo. Primero,
una reunión en verano para el personal de la H4. Nada elaborado;
simplemente un asado en un jardín y sombreros de disfraz. Esto
permitió que la gente se conociera fuera del ambiente laboral y se
entablaran algunas relaciones personales con resultado positivo.
Luego se abocaron al reconocimiento. Habían oído
hablar del Grupo Kjaer y su “Orden del Elefante”.
Las enfermeras copiaron la idea y compraron un
pequeño elefante de peluche que podían pinchar
en los uniformes. Cuando algún compañero de
trabajo merece reconocimiento, se le otorga el
elefante y se escribe en una agenda qué hizo esa
persona para merecerlo. En la agenda se ven
frases como estas:
“Se nota una gran diferencia cuando Vibeke está
en el trabajo y cuando no está. Ella siempre se
asegura de que todo esté ordenado en el office y
eso nos ayuda mucho a las enfermeras”.
“Es difícil elegir a una persona para darle el elefante, pero se lo doy
a Nina, porque siempre conserva la calma, aún en situaciones de
mucha presión y porque es muy competente”.
“Creo que todos los que trabajan en la H4 merecen un elefante,
pero hoy se lo doy a Joan por ser tan buena jugando con los niños,
166
los más grandes y los pequeños”.
Esto funcionó muy bien y pronto todos comenzaron a notar
cambios en la H4: los médicos, las enfermeras, la jefa de enfermería
y especialmente los niños que estaban en el sector y sus familias.
Tus compañeros de trabajo tampoco son responsables de que te
sientas feliz en el trabajo y pensar “Voy a estar contento en el trabajo
cuando Susan deje de hablar a gritos por teléfono; John deje de estar
criticando a la gente permanentemente y Martin deje de contar
chismes” no te llevará a ningún lado.
Tú y tus compañeros tienen la responsabilidad de trabajar juntos
para crear un ambiente en el que se sientan a gusto para trabajar. Que la
gente opte por sentirse feliz en ese ambiente es su propia
responsabilidad.
Tu responsabilidad
A consecuencia de las cosas simples que Helle y sus compañeros de
trabajo hicieron, la H4 ahora es un lugar en el que se trabaja
contento y las cuatro enfermeras que dieron el puntapié inicial
están enseñando a otras áreas del hospital a hacer lo mismo. Se las
conoce como “las chicas felices” tanto dentro como fuera de la H4.
Las enfermeras sienten el cambio. Los médicos lo han notado. Y los
niños que ingresan a la guardia, así como sus padres, perciben una
enorme diferencia en la atmósfera y la calidad de la atención que
reciben.
Estas son tus principales responsabilidades para sentirte feliz en tu
lugar de trabajo:
1. Saber qué te hace sentir bien o mal en el trabajo.
2. Hacer saber a los demás cómo te sientes y qué te hace sentir
167
contento o descontento.
3. Hacer algo para que puedas sentirte feliz en el trabajo.
4. Ayudar a crear un ambiente de trabajo en el que los demás
se sientan felices de trabajar.
Mientras te quedes sentado esperando que tus compañeros, jefe o
la empresa te hagan sentir feliz, no ocurrirá nada. Las cosas comenzarán
a mejorar recién cuando te decidas a actuar.
Actúa y podrás lograr un cambio enorme para ti mismo y para los
demás. La historia del sector H4 demuestra que no hace falta tener
recursos formidables, el respaldo de la dirección de la empresa,
consultores externos o demasiado tiempo. Todo lo que se necesita es
asumir la responsabilidad y hacer algo al respecto.
Esto no significa que debas hacerlo solo. Como Helle, haz que otras
personas se interesen por la satisfacción en el lugar de trabajo. Esto
simplifica todo.
Pero no esperes que los demás lo hagan por ti. Como dijo Jerry
García del grupo The Grateful Dead:
Alguien tiene que hacer algo y es realmente lamentable que
debamos ser nosotros.
168
9. Cómo hacerte a ti mismo feliz en
el trabajo
Por cierto hay bastante para elegir. ¿Deberías leer Los siete hábitos
de la gente altamente efectiva? ¿O El octavo hábito? ¿Tal vez te
convenga el sistema Organízate con eficacia? ¿Necesitarás que alguien
te guíe? Quizá un curso para dominar el estrés. O mediación de
conflictos. ¿Consultoría laboral? O desarrollar tu capacidad de
comunicación, tu desenvoltura al realizar presentaciones o tu...
La realidad es que tus opciones son prácticamente infinitas... y casi
todas son realmente buenas. Pero es mejor comenzar por otro lado, con
algo más simple aún. Comienza por lograr sentirte feliz en el trabajo.
Este capítulo del libro te hará conocer cuáles son los pasos
necesarios. Las herramientas que aquí se mencionan son algunas de las
que desarrollé para utilizar en nuestros talleres y han sido usadas por
muchas personas de muchas empresas distintas.
Los ejercicios funcionan bien realmente, pero sólo si los haces. Si
apenas echas un vistazo y respondes mentalmente, no servirá de mucho.
Si te tomas un tiempo para pensar y escribir las respuestas, puede que
se te ocurran otros pensamientos o nuevas ideas.
Estos son los pasos que seguirás:
1. ¿En qué medida te sientes feliz en el trabajo?
2. ¿Qué te hace feliz en el trabajo?
3. Visualiza tu objetivo.
4. Descubre tus razones.
169
5. Decídete a ser feliz.
6. ¿Debo quedarme... o debo irme?
7. Elabora un plan de felicidad.
Puedes encontrar hojas de trabajo para cada uno de los ejercicios
en el sitio web en www.felizentutrabajo.com.
¿En qué medida te sientes feliz en el trabajo?
Esta parte del libro podría haber tenido una encuesta de 200
preguntas que podrías completar, sumar el puntaje y decir: “¡Sí, soy
78,4% feliz!”. Pero hablando en serio, tú ya sabes cómo te sientes con tu
empleo ¿no?
Cuando pones en la balanza todo lo bueno y lo malo de tu trabajo y
de la gente con la que trabajas, apuesto que ya sabes bien en cuál de las
tres categorías estás:
¡Grrr!—Odio mi trabajo y preferiría caminar una milla sobre
brasas encendidas antes que volver a trabajar allí.
¡Bah!... —Mi trabajo está... digamos que bien. Puedo seguir
o dejar. Ni demasiado bueno ni demasiado malo.
¡Sí! —Amo mi trabajo. Es tan bueno que pagaría por trabajar
allí. Por favor no les cuente a ellos que dije eso último...
170
Tómate un instante para evaluar tu trabajo actual. En este
momento ¿dónde estás?
En la mayoría de las encuestas sobre los lugares de trabajo, el 10%
dice que odia su trabajo y entre el 10 y el 20% que lo ama. El resto, es
decir entre el 70 y el 80% de los empleados, está en la franja del medio.
Si estás en Grrr, solo puedo recomendarte que hagas algo rápido en
la medida de lo humanamente posible.
Si ya estás en “¡Sí!” aún puedes optar por hacer que tu trabajo sea
más agradable todavía. O mejor aún, puedes hacer que la felicidad que
sientes en tu trabajo también la sientan tus compañeros.
Y... es peligroso porque es cómodo. Es fácil aceptar una situación
de trabajo buena, segura, en parte divertida, en parte aburrida, en parte
desagradable. ¡No lo hagas! Lo digo muy en serio. No la aceptes. Apunta
a “¡Sí!”. Cuando estás en Bah... eres apenas una sombra de lo que
puedes ser. Estás utilizando solo una pequeña fracción de ti mismo. No
estás contagiando a la gente que tienes alrededor con tu energía y
felicidad. No regresas a casa cada día pensando “¡Estuve genial!”
No te conformes con “’Bah...” decídete a llegar a “¡Sí!” y luego
piensa qué hace falta para conseguirlo.
¿Qué te hace feliz en el trabajo?
Trata de recordar una situación en la que te sentiste feliz en el
trabajo. Puede ser en tu trabajo actual o en uno anterior. Es importante
que pienses en una situación puntual. No simplemente “Bueno, trabajar
en Acme Inc. fue genial” sino, por ejemplo “Bueno, aquella vez que en
Acme hace dos años, cuando finalizamos el proyecto Hansen y tuvimos
una fiesta impresionante... eso fue genial”. No necesariamente tiene que
tratarse de la mejor experiencia laboral que hayas tenido, basta con una
muy buena.
171
Te sorprenderá lo difícil que puede ser. A la mayoría de la gente le
resulta mucho más fácil recordar los momentos malos y tratar de
recordar los buenos requiere cierto esfuerzo. Si no logras recordar
siquiera una buena experiencia en el trabajo, piensa en tu época en la
escuela, o quizá en algo que hayas hecho fuera del ambiente laboral,
digamos como voluntario en tu comunidad o en la escuela de tus hijos.
Tómate tiempo y busca una situación específica en la que te sentiste
feliz trabajando. Anótala. Luego trata de encontrar otras dos y anótalas
también.
Para cada una de las tres buenas experiencias que has recordado,
anota las respuestas a cada una de las preguntas que aparecen abajo. Y
para que sea más útil, puedes reunirte con algún amigo y entrevistarse
el uno al otro utilizando las preguntas. El entrevistador hace las
preguntas y anota las respuestas y luego cambian.
Haz las siguientes preguntas para cada una de las tres experiencias
felices de trabajo y anota las respuestas:
1. ¿Qué ocurrió? ¿En qué circunstancias? ¿Quiénes participaron?
¿Qué hiciste?
2. ¿Cómo fue? ¿Qué te pareció? ¿Por qué fue una buena
experiencia?
3. ¿En qué modificó la calidad de tu trabajo?
4. ¿Cómo era tu relación con tus compañeros, clientes, proveedores
u otras personas en el trabajo?
5. ¿En qué manera te afectó fuera del trabajo?
6. Anota por lo menos cinco cosas que posibilitaron esta
experiencia. ¿Qué personas, valores, prácticas, herramientas, etc.
estuvieron involucradas y colaboraron para que esta gran experiencia
tuviera lugar?
7. Anota por lo menos cinco cosas de esta experiencia de las que te
172
gustaría tener más en el futuro para sentirte más feliz en el trabajo.
Lo que acabas de hacer es un ejercicio basado en la investigación
apreciativa, una herramienta excelente que se fundamenta en la idea de
que la mejor manera de elaborar un cambio positivo consiste en
concentrarse en lo que alguna vez funcionó y en aquello de lo que se
desea tener más en el futuro, en lugar de recordar los problemas
experimentados que deseas evitar. Este ejercicio es fantástico por una
cantidad de motivos:
1: Recuerdas buenas experiencias anteriores en el trabajo
Es tan fácil pensar en el jefe miserable que tuviste hace tres años y
tan increíblemente difícil pensar en el equipo fabuloso con el que
trabajaste el año pasado. Casi todos tendemos a pensar que las
experiencias buenas se producen porque sí y a centrarnos más en los
problemas, la gente desagradable y las situaciones negativas. Este
ejercicio desarrolla tu capacidad de recordar también las buenas
experiencias, algo que es fundamental si deseas sentirte feliz en el
trabajo.
2: Revives experiencias de la vida real
Cuando se analiza la pregunta “¿Qué me hace feliz en el trabajo?”,
uno se siente tentado de hacer una larga lista de todos los atractivos
típicos de un buen trabajo. Sabes a qué me refiero: un aumento, un
ascenso, un premio, etc. Son las cosas por las que – según nos
enseñaron- debemos luchar, aunque no necesariamente las que nos
darán verdadera felicidad.
Este ejercicio evita que caigas en la trampa, porque recuerdas
situaciones específicas en las que fuiste feliz. Hay grandes
probabilidades de que estas cosas vuelvan a funcionar en el futuro.
3: Es divertido y renueva energías
Puede resultar difícil al principio, pero también es muy divertido
recordar las buenas experiencias vividas en el trabajo. Recordar
173
únicamente los malos momentos te hace sentir tristeza e impotencia.
Mientras que recordar lo bueno te da más energía y confianza en que
habrá un futuro positivo en tu trabajo.
4: Te concentras en lo que deseas, no en lo que quieres evitar
No puedes elegir cómo será tu futura vida laboral sobre la base de
lo que deseas evitar porque:
Normalmente se repiten las cosas en las que nos
concentramos. Si nos concentramos en las cosas que
deseamos evitar, lamentablemente volverán a ocurrir.
Es casi infinita la cantidad de cosas a evitar en el trabajo.
Siempre puedes agregar alguna más a la lista. Descubrir qué
te hará feliz es mucho más sencillo y práctico.
Aún cuando lograras evitar todas las cosas que te provocan
infelicidad en el trabajo, no significa que te sentirás feliz:
solamente significa que no te sentirás infeliz. Es decir, evitar
lo malo puede llevarte hasta “Bah...” pero no más allá. Para
llegar a “¡Sí!” tienes que descubrir qué te hace sentir feliz en
el trabajo.
El próximo paso consiste en imaginar cómo serán tu vida y tu
trabajo una vez que alcances tu objetivo y te sientas feliz con tu empleo.
Visualiza tu objetivo
En este ejercicio podrás visualizar cómo es un día de trabajo
cuando te sientes feliz en ese empleo. Este ejercicio es importante por
tres motivos:
1. Conocer el aspecto, sonido y sentimiento que te genera el
objetivo te da una meta puntual a la cual apuntar.
2. Saber lo bien que te sentirás por conseguir tu objetivo te
dará la energía necesaria para actuar.
174
3. Te concentras en lo que deseas lograr (no en lo que deseas
evitar) y esto predispone a tu subconsciente a lograrlo.
Imagina que estás en “¡Sí!”: realmente te apasiona tu trabajo. Te
hace crecer, te permite aprender, te brinda conquistas y desafíos en la
medida adecuada. Te despiertas por la mañana ardiendo de ganas por ir
a trabajar. No aprietas el botón de “repetir” del despertador cinco veces
seguidas porque estás demasiado entusiasmado por el día de trabajo
que te espera.
Tienes un jefe excepcional y excelentes compañeros de trabajo. Tu
trabajo es interesante y divertido. Cada mañana entras con todo
entusiasmo; por la tarde te retiras lleno de orgullo. Logras un cambio
positivo trabajando en algo importante. Ayudas a las personas a tu
alrededor. Te aprecian por lo que haces y por lo que eres. Tus clientes te
quieren y siempre hablan de ti.
Imagina que te sientes así de bien con tu trabajo. De verdad, ponte
allí y siente lo que sentirías en esta situación. Ahora responde las
siguientes preguntas, como si ya te sintieras totalmente feliz en el
trabajo.
1. Cuando te levantas por la mañana ¿cómo te sientes?
¿Cuáles son tus sensaciones?
2. ¿En qué vas pensando mientras te diriges a trabajar?
3. Cuando atraviesas la puerta para entrar al trabajo ¿qué
sensación te invade?
4. Cuando saludas a tus compañeros de trabajo ¿cómo
suena tu voz? ¿cómo suenan las voces de ellos?
5.¿Qué tipo de expresión hay en sus rostros? ¿Y en el tuyo?
6. ¿Cómo “suena” tu lugar de trabajo? ¿Qué clase de
sonidos predominan?
7. Te surge un problema en el trabajo. ¿Cuál es tu
reacción?
175
8. Discrepas con un compañero de trabajo. ¿Cómo lo
manejas?
9. Tu jefe pasa para saludarte mientras estás trabajando.
¿Cómo suena su voz? ¿Qué expresión tiene su rostro? ¿Cómo
te sientes tras la visita de tu jefe?
10. Un compañero de trabajo te pide ayuda. ¿Cómo
respondes?
11. Tu equipo hace un trabajo increíble. ¿Cómo te sientes?
¿Cómo lo festejas?
12. Cuando regresas a casa del trabajo, ¿cómo te sientes?
¿qué siente tu cuerpo?
13. ¿Qué piensas sobre tu próximo día de trabajo?
Hay una hoja de trabajo para este ejercicio en el sitio web del libro
y también puedes descargar un archivo mp3 para hacerlo.
Conoce tus razones
El próximo paso es preguntarte por qué tu vida en el trabajo y fuera
de él será mejor cuando logres sentirte feliz en el trabajo. Estoy seguro
de que si lo analizas detenidamente, es innegable que sentirte feliz con
tu empleo hará que tu vida mejore de manera increíble. Ser consciente
de esto te dará la motivación necesaria para actuar.
Para conocer tus motivos, hazte las siguientes preguntas y anota las
respuestas:
Si me sintiera completamente feliz en el trabajo ¿Qué cosas
cambiarían en...?
1. Mi día laboral
2. Mi relación con mis compañeros de trabajo
3. Mi relación con los clientes
4. Mi productividad
176
5.Mi motivación
6. Mi relación con mi jefe
7. Mi relación con mis empleados (de tenerlos)
8. Mi carrera profesional
9. Mi situación económica
10. Mi vida fuera del trabajo
11. El estrés y la presión que siento
12. Mi salud y bienestar
13. Mi relación con mi familia y amigos
Observa tus respuestas. ¿Qué diferencia notas en tu vida cuando
estás totalmente feliz en el trabajo? ¿Un poco mejor? ¿Mucho mejor?
Sabiendo cuál es tu objetivo y por qué vale la pena alcanzarlo,
solamente te queda una elección muy simple que deberás considerar.
Decídete a ser feliz
Hasta que uno asume el compromiso hay dudas, la posibilidad de
arrepentirse, la sensación continua de incompetencia. Con respecto
a cualquier acto de iniciativa (y creación) hay una verdad elemental
y hacer caso omiso de ella destruye innumerables ideas y planes
espléndidos:
En el momento en que uno se compromete en forma definitiva, la
providencia también comienza a intervenir.
Ocurren toda clase de cosas que juegan a favor de uno que, de otro
modo, jamás ocurrirían. A partir de la decisión se desencadena una
serie de acontecimientos que a su vez generan a favor de uno toda
clase de incidentes y ayuda material imprevistos que ningún ser
humano se habría atrevido a soñar que encontraría en su camino.
—William Murray, miembro de una expedición escocesa al Monte
177
Everest.
En la página 33 mencioné que la felicidad en el trabajo comienza
con una elección: antes de que puedas lograr un
progreso significativo, debes decidirte a ser feliz.
No me malinterpretes: tomar la decisión de
ser feliz no te hará feliz por arte de magia. Esa
decisión constituye el primer paso.
Además, ten presente que no estás eligiendo
sentirte satisfecho. No apuntas a una vida laboral
“buena”. Apuntas a un nivel de felicidad en el
trabajo que sea irracional, exuberante,
alucinante, brillante. Estás eligiendo “¡Sí!”, no
“Bah...”.
Esa es la elección que tienes frente a ti ahora.
Ahora que sabes lo feliz que ya te sientes en el
trabajo, qué necesitas para sentirte feliz y cómo
es tu vida cuando estás en “¡Sí!”... ¿optarás por
ser feliz en el trabajo?
Antes de hacer esa elección, recuerda que
cada decisión tiene sus consecuencias. Optar por ser feliz también
implica hacer lo necesario para conseguirlo.
Si tu situación laboral actual no es buena, te enfrentas la decisión
más difícil…
¿Debo quedarme... o debo irme?
Michael se sentía estancado en un trabajo que odiaba. Ser el
gerente de ventas de una empresa de tecnología informática puede
sonar bien, pero la realidad para este padre de dos niños estaba
marcada por el estrés, los conflictos, los puñales por la espalda, la
178
competitividad interna y toneladas de trabajo.
Michael realmente deseaba irse pero no encontraba la manera.
Tenía un sueldo excelente pero su situación económica era
demasiado apretada. Aunque su esposa también trabajaba, apenas
lograban pagar los gastos de la casa y de los autos. Ahorrar para
salir de vacaciones con la familia una vez al año era la lucha de
todos los años y vivían con el miedo constante de tener que
enfrentar gastos imprevistos de montos considerables.
Finalmente, no pudo soportar una guerra de poder que se desató en
la oficina y, contrariado, Michael renunció a su empleo. Consiguió
un nuevo puesto en una empresa mucho más agradable, aunque
con solo la mitad de sueldo y varios meses sin percibir ingreso
alguno. La familia evaluó minuciosamente la nueva situación y les
quedó claro cuál era la deprimente realidad: no les alcanzaba el
dinero para conservar la casa. Tras deliberar un poco, la vendieron
y se mudaron a un apartamento mucho más pequeño.
Un año después, recordando lo sucedido, Michael decía:
“Renunciar a ese empleo es lo mejor que hice en mi vida por mi
familia y por mí mismo y lo único que lamento es no haberlo hecho
mucho antes. Es verdad que cuando regresaba a mi hogar llegaba a
una hermosa y espaciosa casa en una zona residencial. Pero
también es verdad que cuando llegaba a casa estaba demasiado
cansado para jugar con mis hijos y demasiado estresado y enojado
como para conversar con mi esposa.
“Ahora llego a casa a una hora razonable, feliz, relajado y listo para
disfrutar de la vida en familia. Puede que a los niños no les guste
demasiado tener que compartir un dormitorio cuando antes cada
uno tenía el suyo, pero quisiera decir algo: ninguno de los
179
miembros de esta familia cambiaría nuestra situación actual por la
que teníamos hace un año”.
Una vez que has tomado la decisión de ser feliz en el trabajo, esta es
la elección más elemental que debes enfrentar: ¿Deberías intentar ser
feliz en tu empleo actual o sería mejor tener uno nuevo? ¿Puedes hacer
que las cosas mejoren donde estás? ¿Lo has intentado? ¿Cómo te fue?
Hay dos opciones posibles:
El cambio es realista. Puede no ser sencillo o rápido, pero las
cosas pueden mejorar en mi empleo actual.
El cambio no es realista. La cultura está demasiado
arraigada o sencillamente, realizar un cambio sería
demasiado difícil.
No estoy tratando de convencerte de que cambies de trabajo, ni
estoy intentando convencerte de que te quedes. Lo que intento hacer es
convencerte de que elijas. Elige quedarte donde estás y haz que esa
situación de trabajo te dé felicidad. O elige dejar el trabajo y hacer algo.
Como dicen los filósofos, lo que más duele no es preferir una opción a
otra, sino no elegir ninguna.
¿Puedes realizar cambios en tu empleo actual? Ten presente que:
Tal vez no necesites cambiar toda la empresa. Mejorar la
atmósfera de tu propio equipo o sector puede ser suficiente.
A menudo creemos que los cambios son imposibles, pero
sencillamente estamos subestimando nuestra propia
capacidad para producir un cambio positivo. Recuerda la
historia de las enfermeras en la H4 que aparece en el
Capítulo 8.
El “empleo perfecto” no existe. Cada empleo es bueno en la
medida que tú lo haces bueno.
Solamente tú conoces la realidad de tu situación y lo importante es
180
darle a tu empleo actual la oportunidad de hacerte feliz, pero sin
destruirte intentando cambiar lo que no se puede cambiar.
Cambiar de empleo puede ser una propuesta que inspira temor,
pero para mucha gente es la única forma que tiene de llegar a sentirse
feliz en el trabajo. Si crees que solo hay una mínima posibilidad de que
tu empleo actual llegue a hacerte feliz alguna vez, te recomiendo que lo
cambies apenas puedas. Se trata de una decisión con consecuencias
muy serias, como la pérdida de la identidad, el prestigio y la seguridad
económica. Una vez más, solamente tú puedes tomar la decisión.
Si decides cambiar de empleo, los otros ejercicios de este capítulo te
habrán proporcionado una lista de cosas que debes buscar en tu
próximo trabajo y una lista de razones por las cuales cambiar de empleo
es lo que te conviene. Utiliza estos resultados para hacer acopio dentro
de ti de la energía necesaria para pasar a una nueva situación laboral
con mucha más alegría.
Es terrible lo sencillo que resulta conservar un empleo que provoca
descontento simplemente por el sueldo y la estabilidad. Muchas
personas lo hacen año tras año. Lo peor de todo es que cuanto más se
soporta un empleo que nos causa desdicha, más nos acostumbramos a
él y más nos cuesta recordar cuánto se puede disfrutar del trabajo y más
nos cuesta hacer algo y decidirnos a cambiarlo.
Si entiendes que probablemente no logres ser feliz en tu empleo
actual, haz algo al respecto lo más pronto posible. En la página 121 hay
algunas sugerencias para reducir el temor que provoca perder el trabajo.
Traza un plan de felicidad
Es hora de redactar un plan. Pero no el plan tradicional...
Elaboremos un plan que realmente funcione. Lo haremos en el Capítulo
11.
181
10. Qué pueden hacer los jefes
Completa esta oración: Para nuestra empresa, primero
está(n)_______ .
Hal Rosenbluth tomó una decisión provocadora: Como consejero
delegado y dueño de Rosenbluth International, una agencia de
viajes para ejecutivos que da empleo a 6.000 personas, decidió que
para su empresa, primero estarían los empleados. Mientras que
otras empresas apuntan a la satisfacción del cliente y de los
inversores en primer término, Rosenbluth decidió que su prioridad
sería hacer que los empleados se sintieran felices.
Los resultados fueron espectaculares: crecimiento récord, récord de
ganancias y, lo más importante, a los clientes les encantó el servicio
excepcional que les brindaban los empleados felices de Rosenbluth.
Hal Rosenbluth explicó el planteamiento de la empresa en un libro
cuyo título resume de manera elegante su filosofía: Ponga al cliente
segundoPonga a su gente primero y le dejarán con la boca
abierta.
El compromiso que una empresa tiene con sus valores pasa por su
prueba de fuego en la adversidad y Rosenbluth tuvo su cuota de
adversidad después del 11 de septiembre. De la noche a la mañana,
los viajes de los ejecutivos se redujeron a una fracción de lo que
182
habían sido y el sector se recuperó más lentamente de lo que todos
habían anticipado.
Rosenbluth intentó todo lo que tuvo a su alcance para evitar los
despidos. Recortaron los gastos. Se redujeron los sueldos del
personal, así como los de los gerentes y ejecutivos. Pero finalmente
debieron enfrentarse a la realidad: los despidos eran inevitables y
decidieron echar a 1.000 de los 6.000 empleados. ¿Cómo se maneja
una situación como esta en una empresa para la que sus empleados
están primero?
En el capítulo más emotivo del libro –un epílogo escrito después
del 11 de septiembre- Hal Rosenbluth explica que si bien los
despidos no alegran a los empleados, no despedir gente e ir a la
bancarrota al poco tiempo habría sido doloroso para mucha más
gente aún.
Hal Rosenbluth describe cómo escribió una carta a la organización,
explicando en detalle su decisión y el razonamiento que lo había
llevado a tomarla. El resultado fue increíble: personas que habían
sido despedidas desfilaban por la oficina de Hal para decirle que
comprendían la situación y para agradecerle el tiempo que habían
trabajado en la empresa.
En la carta de Rosenbluth también había un compromiso: que
todos los que quedaran en la empresa harían todo lo posible para
que la empresa volviera a funcionar normalmente y así poder
volver a contratar a los que habían sido despedidos. Seis meses
después, 500 de las 1.000 personas despedidas volvieron a trabajar
y la empresa ya estaba en camino hacia la recuperación.
Este capítulo es para líderes de todos los niveles que desean que la
felicidad alcance a su equipo, área, división o incluso a toda la empresa.
183
Espero que hasta aquí el libro te haya convencido de que la
felicidad en el trabajo es una cosa buena en sí misma, que le
proporcionará a tu organización mejores resultados y que logrará que tu
trabajo como líder sea más sencillo y agradable. Este capítulo contiene
una estrategia paso por paso que conducirá a tu organizaciónhacia la
felicidad en el trabajo :
1. Consigue ser feliz.
2. Reserva tiempo para tu gente.
3. ¿Qué grado de felicidad tiene tu gente?
4. Visualiza tu organización feliz.
5. Considera la felicidad en el trabajo una estrategia
empresarial.
6. Prioriza la felicidad.
7. Elabora un plan de felicidad.
Puedes encontrar hojas de trabajo para cada uno de los ejercicios
en el cuadernillo de ejercicios en el sitio web en
www.felizentutrabajo.com.
Consigue ser feliz
En un estudio realizado por investigadores de la Universidad de
Minnesota en 2005 entre trabajadores de la salud se descubrió
que:
Los gerentes que trabajaban con entusiasmo influían en forma
positiva en los sentimientos de sus empleados.
Los empleados de gerentes descontentos experimentaban menor
grado de felicidad, entusiasmo y optimismo y un poco más de
irritabilidad, enojo y angustia.
La forma de liderar de un jefe influye en las emociones de sus
184
empleados en el transcurso del día de trabajo, aún cuando los
empleados no estén interactuando con los jefes28.
Cuando todo lo que hace un gerente dice “Cómo odio mi trabajo”
esta actitud contagia a los empleados. ¿Por qué? Porque los jefes
concitan la atención de su gente. Lo que un gerente diga o haga
seguramente será visto y oído y se refleja en toda la organización.
Como jefe, debes comenzar por lograr sentirte feliz en el trabajo.
No a costa de la felicidad de los demás, ya que el fracaso estará
asegurado, sino actuando con los demás. Todos los consejos de los
capítulos anteriores sirven de igual manera para empleados y gerentes.
Comienza por allí.
Mientras haces lo necesario para alcanzar tu propia felicidad en el
trabajo, también puedes comenzar a contagiar la buena onda dentro de
tu empresa y llevar felicidad a otra gente.
Reserva tiempo para tu gente
Marissa Mayer, vicepresidenta de Productos de Búsqueda y
Experiencia del Usuario de Google, sabe qué importante es para los
empleados tener un lugar al que acudir con sus consultas, ideas,
dudas y sugerencias. Por eso está todos los días en su oficina entre
las 16 y 17:30, dispuesta a responder toda pregunta o escuchar
ideas de los empleados. Hay una planilla para anotarse en la
puerta, sillones y un ordenador portátil fuera de la oficina para la
gente que aguarda para verla.
Muchos líderes se concentran exclusivamente en su propio trabajo,
hasta tal punto que no tienen tiempo para dedicar a sus empleados.
Estos líderes no tienen en cuenta el hecho de que lo realmente
importante para lograr la felicidad en el empleo es interactuar con su
28 Fuente: twincities.bizjournals.com/twincities/stories/2006/02/20/daily30.html
185
gente día a día. Esto significa que, por encima de todas las cosas, los
gerentes deben estar dispuestos a pasar cierto tiempo con sus
empleados.
Los líderes que no lo hacen sacrifican la eficiencia de sus empleados
para incrementar la propia y envían un mensaje inequívoco de que no
los valoran. He aquí un ejemplo:
El nuevo gerente que tenemos parece dedicar todos sus esfuerzos a
ver a su gente descontenta. Durante la reunión semanal de nuestro
sector, uno de mis compañeros le pidió una entrevista para hablar
sobre su trabajo. No se siente feliz con su empleo, el cual podría
perder de todos modos, así que quería conversar sobre estos temas.
El gerente le respondió: No tengo tiempo para atenderte hasta
dentro de cuatro semanas. Tengo otras prioridades. Todos
sentimos como si nos dieran un puñetazo en el estómago...
—Comentario enviado a positivesharing.com
Por otra parte, los gerentes que dedican tiempo a su gente logran
sentirse apreciados, comprendidos y motivados, lo que crea un lazo de
confianza. Esto es lo que puedes hacer:
Trabajaba en un banco y a mi jefe le gustaba festejar de una manera
muy especial cuando se cumplía un objetivo. Nos llevaba a
almorzar o simplemente nos hablaba en su oficina y nos decía lo
importante que había sido nuestro logro.
Pero la parte más agradable de todo esto fue cuando me explicó lo
significativo que había sido mi cambio para las operaciones del
banco. Por ejemplo, yo soy el administrador de redes y seguridad.
Cuando terminamos de reconstruir la red y yo optimicé las
comunicaciones con las oficinas externas me dijo: “Gracias a ti se
ha incrementado un 200% la cantidad de créditos que el banco
puede manejar a distancia y eso me hizo sentir fantástico. Gracias a
186
mí esta institución había cambiado a mejor.
—Comentario enviado a positivesharing.com
Este gerente se tomó tiempo para agradecer de forma personal y
específica a los empleados que habían hecho un buen trabajo y eso
aumentó espectacularmente su felicidad y su motivación. No es posible
que los jefes no se tomen el tiempo para hacerlo.
Además, dedicar tiempo a tus empleados es la única forma viable
de saber si se sienten contentos en el trabajo. ¿Sabes cómo de contentos
o descontentos están tus empleados?
¿Qué grado de felicidad tiene tu gente?
Uno de los bancos pequeños de Dinamarca con más éxito es de una
pequeña ciudad llamada Middelfart. Viví ahí durante algunos años
en mi niñez y el nombre siempre causó risas incontenibles entre
mis parientes de Estados Unidos. Aún no tengo idea por qué... es
un nombre perfectamente respetable para una ciudad danesa… (1)
Como sea, este banco, que se llamaba Middelfart Sparekasse...
¡dejen de reírse, esto es serio!... eligió palabras para su misión que
son muy vivificantes:
1: Trataremos a nuestros clientes de tal manera que se queden con
nosotros y además nos recomienden a quienes todavía no son
nuestros clientes.
2: Trataremos a nuestros empleados de tal manera que deseen
venir a trabajar todos los días y que sientan orgullo cuando les
cuenten a otros dónde trabajan.
3: Lograremos ganar la suficiente cantidad de dinero para poder
cumplir con las dos primeras premisas.
187
N.T. (1) Fonéticamente, “Middelfart” suena en inglés como “middle fart” que significa
en español “la flatulencia que sale del centro”.
¿Qué grado de felicidad hay en tu empresa o en tu sector?
Típicamente esta pregunta se la pasan a RRHH, que posteriormente
distribuirá una encuesta de satisfacción con el empleo, lo que arrojará
un montón de estadísticas que podrán ser evaluadas y desmenuzadas de
infinitas maneras y producir infinitos resultados. Lo cual siempre me
recuerda cómo definía Mark Twain los tres tipos de falacias: “las
mentiras, las malditas mentiras y las estadísticas”.
Cualquier líder que sepa hacer su trabajo conoce el grado de
felicidad que sienten sus empleados. Se trata de la obligación más
elemental y no deberías necesitar ver un montón de gráficas circulares...
deberías saberlo a partir del intercambio diario con tu gente.
Entonces te desafío a realizar un ejercicio sencillo:
1. Haz una lista de todas las personas directamente a tu cargo. Si
no puedes hacer la lista completa porque no conoces los
nombres de todos ¡ya tienes por dónde empezar!
2. Al lado de cada nombre, indica cómo de feliz se siente esa
persona en el trabajo: “Grrr”, “Bah...” o “¡Sí!” (según se explica
en la página 171.
3. Al lado de cada número, anota qué te hizo elegir esa opción.
¿Qué has observado que esa persona hiciera o dijera o no
hiciera o no dijera, que te llevó a elegir esa opción?
Este es un ejemplo de esta clase de cuadro:
Nombre Valoración Motivo de la valoración
Alice Smith
“¡Sí!” En las reuniones siempre hace comentariospositivos, elogia constantemente a sus compañeros de trabajo, saluda a todo el mundo con un “Buenos días” fuerte y lleno de alegría día tras día.
188
Nombre Valoración Motivo de la valoración
Lisa Nilsson
“Bah...” Muy pasiva en las reuniones, nunca se ofrece para nada, parece desconectada.
John Wallace
¡Grrr! Se le veía triste durante el almuerzo la semana pasada; ha dado parte de enfermo a menudo durante los tres últimos meses.
Mia Jensen ? Buena pregunta. Nunca se queja pero jamás se la ve demasiado contenta.
Mike Wagner
“¡Sí!” Siempre sonriente; organizó el picnic fantástico del mes pasado. Los clientes viven hablando bien de él.
Hay una hoja de trabajo que te ayudará en el sitio web del libro.
¿Puedes completar este ejercicio para toda tu gente o sólo para
alguno? Si no estás lo suficientemente seguro de todas tus valoraciones
o si no puedes evaluar lo feliz que se siente en el trabajo parte de tu
gente, agrega el paso 4:
4. Observa a tu gente durante algunos días para reunir más
información. No les digas qué estás haciendo y no les preguntes
directamente; sólo obsérvalos. Actúa normalmente:
simplemente observa un poco más de cerca a cada una de las
personas que trabaja para ti para descubrir cómo de felices se
sienten. Cuando hayas conseguido más información, actualiza
tu cuadro.
Luego viene el último paso:
5. Verifica tu evaluación. Conversa con cada uno de tus empleados
durante quince minutos para saber lo felices que están. Pídeles
que indiquen su propio puntaje entre “¡Grrr!” y “¡Sí!”. Además,
pregúntales qué los pone felices en el trabajo y qué los pondría
más felices. Y no olvides preguntarles qué piensan sobre la
forma en que tú haces tu trabajo.
Haz este ejercicio ahora y luego repítelo en forma periódica. Cada
189
tres meses es ideal.
Tal vez sientas que no tienes tiempo para hacer este ejercicio por
tener una agenda apretada. La realidad es que el tiempo no es excusa
para no hacerlo. Esto puede ser una inversión de quince minutos por
cada empleado cada tres meses, pero te ahorrará enorme cantidad de
tiempo a largo plazo. Estarás instalando en forma preventiva un sistema
de alarma que te alertará cuando las cosas empiecen a funcionar mal
para cualquiera de tus empleados, en lugar de darte cuenta recién
cuando estallen. Estarás colaborando para que se sientan más felices en
el trabajo y todo el mundo saldrá beneficiado.
No pienses en el tiempo dedicado a este ejercicio como tiempo
malgastado: tómalo como una inversión que se recuperará con creces
gracias a una mayor productividad, cifras más bajas de absentismo y de
empleados que renuncian.
Sin embargo, hay algo para lo que deberás estar preparado: tal vez
te digan cosas sobre tu liderazgo que desconocías y no te gustará oír. En
tal sentido, la clave es mostrarte abierto a cualquier crítica o halago que
recibas. La definición de líder no es “alguien que hace todo bien” sino
“alguien que está siempre dispuesto a aprender y mejorar la forma en
que lleva su liderazgo”.
Recibe los comentarios de manera abierta y constructiva. Haz
preguntas adicionales para asegurarte de haber comprendido
cabalmente los conceptos y luego agradece a la persona por sus
comentarios sinceros. Luego deberás actuar teniendo en cuenta la
información recibida para demostrarle a la gente que tu intención es
realmente mejorar como líder y que verdaderamente estás prestando
atención a sus sugerencias.
190
Visualiza tu organización feliz:
Conocer tu objetivo es de gran ayuda para lograr tu objetivo. No
solo conocerlo en tu mente y desde la razón, sino también visual y
emocionalmente. ¿Qué aspecto tiene tu objetivo? ¿Qué sensaciones
despertará en ti cuando lo consigas? Este ejercicio te brindará un
panorama muy claro. Es muy similar al ejercicio del capítulo anterior,
en el cual aprendiste cómo sería tu felicidad personal en el trabajo.
Imagina que lo has logrado. Has logrado que tu área, equipo o
empresa se sienta completamente feliz. Todo el mundo ha asumido el
compromiso y está motivado. La gente siente pasión por su trabajo.
Entran llenos de entusiasmo y se van llenos de orgullo. Las reuniones
son entretenidas y tienen una energía contagiosa. Surgen ideas creativas
constantemente y muchas se materializan.
Tu personal indudablemente se divierte, pero al mismo tiempo está
realizando un trabajo increíble. Los clientes elogian el servicio que
reciben de tus empleados y la productividad y calidad jamás han sido
tan buenas.
Intenta ponerte realmente en esa situación futura. Ve lo que verías
y siente qué sentirías si realmente llegara a ser así. Luego lee las
preguntas que siguen y anota las respuestas:
Es temprano a la mañana; estás en tu casa justo antes de salir hacia
el trabajo. ¿Cómo te sientes respecto del día que tienes por delante?
Entras y saludas a algunos de tus empleados. ¿Cómo te saludan?
¿Cómo los saludas tú?
Estás en una reunión con parte de tu gente. ¿Cómo suenan sus
voces? ¿Qué dicen? ¿Cómo suena tu voz?
Un empleado nuevo comienza a trabajar en la empresa hoy. ¿Cómo
lo recibes? ¿Cuál es su primera impresión de ti?
¿Del lugar de trabajo? ¿de la gente que trabaja allí?
191
1. Uno de tus empleados ha hecho un trabajo realmente
espectacular. ¿Qué haces? ¿Cómo lo toma ese empleado?
2. Debes hacerle un comentario negativo a un empleado.
¿Cómo lo haces? ¿Cómo lo recibe ese empleado?
3. Tu organización ha hecho un trabajo excelente. ¿Cómo lo
festejas? ¿Cómo te hace sentir? ¿Cómo se ve tu gente; qué
oyes mientras festejas los resultados?
4. Tu organización no ha logrado conseguir uno de sus
objetivos. ¿Cómo reaccionas? ¿Cómo reacciona tu gente?
5. Caminas por la empresa y ves a tu gente trabajando. ¿Cómo
se ven? ¿Qué expresión tienen sus rostros? ¿Cómo suenan
sus voces? ¿Qué sonidos predominan en el lugar de trabajo?
6. Regresas a tu casa después de trabajar. Alguien te pregunta
cómo te fue. ¿Qué dices? ¿Cómo suena tu voz cuando
hablas? ¿Cómo te sientes al contarlo?
Para este ejercicio encontrarás una hoja de trabajo y un archivo
mp3 que puedes descargar en www.felizentutrabajo.com.
Hay tres cosas importantes que surgen a partir de este ejercicio:
Conocer el aspecto, sonido y sentimiento que te genera el
objetivo te da una meta puntual a la cual apuntar.
Saber lo bien que te sentirás por conseguir tu objetivo te dará la
energía necesaria para actuar.
Te concentras en lo que deseas lograr (no en lo que deseas
evitar) y esto predispone a tu subconsciente a lograrlo.
El próximo paso consiste en desarrollar los argumentos que
justifiquen la acción. ¿Por qué tu lugar de trabajo será mejor cuando se
convierta en un lugar feliz?
Considera la felicidad en el trabajo una estrategia
empresarial:
192
Cuando daba una charla en una escuela de negocios o a un grupo
de analistas, la gente a menudo me preguntaba: “¿Qué está
primero: tus empleados, tus clientes o tus accionistas?” Y desde
hace mucho, muchísimo tiempo, muchas décadas, siempre les he
dicho que no hay misterio. Que si uno trata bien a sus empleados,
ellos estarán felices, orgullosos y serán participativos en lo que
hacen. Muestran esa actitud a los clientes y los clientes regresan.
¿Y en qué consisten los negocios sino en hacer que los clientes
regresen, lo cual pone a los accionistas contentos?
—Herb Kelleher, ex-consejero delegado de Southwest Airlines29
Southwest Airlines siempre supo que los mejores resultados se
obtienen con gente que siente pasión por su trabajo, tal como lo
demuestran las palabras de Herb Kelleher, pero ¿cuál es la estrategia
para lograr que se sientan felices en el trabajo en tu área dentro de la
organización? ¿De qué manera pueden la alegría, la motivación y la
energía mejorar los resultados y las ganancias?
Tómate un minuto para imaginar, como en el ejercicio anterior, que
has logrado que tu parte de la organización se sienta feliz en el trabajo.
Tu gente llega al trabajo con toda la energía, feliz y motivada. Son
creativos, se sienten reconocidos, se ocupan bien de los clientes y se
ayudan mutuamente en todo momento. Se comunican bien, se felicitan
y reconocen entre sí, trabajan bien como equipo y le encuentran sentido
a su trabajo.
Una vez que tu organización, o tu sector, sienta esta felicidad ¿de
qué manera afectará...?
29 Fuente: www.mccombs.utexas.edu/news/magazine/03s/kelleher.asp
193
Área Ahorro detiempo
Ahorro dedinero
La forma en que inviertes tu tiempo enuna semana típica
La productividad y la eficiencia
La satisfacción y lealtad del cliente
Empleados que renuncian y gastos de contratación
El absentismo
La comunicación
Calidad y errores
Las ventas
Iniciativas de cambio
Creatividad e innovación
Las ganancias
En cada área, intenta ser lo más específico posible sobre los efectos
de lograr una
organización
feliz. Donde
pudiera haber
194
ahorro de costos o de tiempo, trata de calcularlos. Puedes descargar una
planilla para esto en el sitio web del libro en www.felizentutrabajo.com.
Observa los resultados y haz la suma de los ahorros en tiempo y
dinero: esto te dará la estrategia para la felicidad. Es el momento de
comprometerse a lograr la felicidad en el trabajo. Sin este compromiso,
todo lo que se haga probablemente tenga poco sentido y no dé
resultado.
Prioriza la felicidad
Google reconoce que la clave para su éxito reside en atraer y retener
siempre a los mejores y su filosofía para lograrlo menciona, entre otros,
estos maravillosos conceptos:
La vida es hermosa. Ser parte de algo importante y trabajar
con productos en los que puedes creer es sumamente
gratificante.
El reconocimiento es la mejor motivación.
El trabajo y el juego no están disociados. Se puede escribir
código y pasar el disco en la pista de hielo al mismo tiempo.
Atrévete a ir hasta donde nadie ha llegado antes. Aún
quedan cientos de desafíos por resolver. La creatividad de
tus ideas aquí es importante y vale la pena analizarlas.
Tendrás la posibilidad de desarrollar productos novedosos
que millones de personas considerarán útiles.
Cuando Google anunció su oferta pública inicial de acciones en el
año 2004, sus fundadores Sergey Brin y Larry Page informaron que
continuarían con el trato especial a sus empleados. A los inversores que
no estuviesen de acuerdo con esta modalidad, se les invitó cortésmente
a llevar su dinero a otra parte.
En otras palabras, la prioridad de Google es su gente. Como líder
195
¿estás dispuesto a dar prioridad a la felicidad en el trabajo? ¿O quieres
ver a tus mejores empleados irse uno tras otro a empresas que sí lo
hacen?
Las formas tradicionales de motivar y buscar que los empleados se
comprometan, como los aumentos, ascensos, premios, incentivos y
títulos, sencillamente no funcionan, como vimos en el Capítulo 3.
Inclusive pueden llegar a ser perjudiciales y hacer que la gente se sienta
más descontenta y menos motivada.
Lo que debes hacer es a la vez más sencillo y más difícil. Más
sencillo porque no tendrás que aplicar complejos sistemas de premios y
verificación de resultados. Más difícil, porque te exigirá ser más
humano. Por sobre todas las cosas, deberás desear tener una relación
positiva con tu gente. Deberás desear que se sientan felices.
Priorizar la felicidad es una premisa audaz que puede no caer bien a
los ejecutivos, a la directiva o los inversores. Qué mal. Aquí es cuando
los líderes tienen que tomar la iniciativa y demostrarles su convicción
de que tener empleados felices es algo fantástico y la mejor manera de
lograr una mayor rentabilidad.
Así es como Southwest Airlines, Rosenbluth, Irma, Google,
Middelfart Sparekasse y muchas otras grandes organizaciones obtienen
increíbles resultados y lo han logrado con estos tres pasos:
1. Priorizar la felicidad en el trabajo
¿Cuál de estos dos enunciados crees que serían mayor fuente de
inspiración y energía para tu gente?
1. Nuestros objetivos más importantes son incrementar las
ganancias en un 15%, los precios de las acciones en un 12%, hacer
crecer nuestra participación en el mercado en un 8%, crear 3
nuevas divisiones y aumentar las ventas en el exterior un 20%. Ah,
sí... y hacer que nuestra gente se sienta feliz en el trabajo.
196
o
2. Nuestro objetivo más importante es hacer que nuestra gente se
sienta feliz en el trabajo y nada está por delante de esa prioridad.
Esta es la forma en que nosotros, como empresa, lograremos los
objetivos todos juntos.
Nada que ver ¿verdad? No hay manera de que los líderes puedan,
por sí solos, lograr que una empresa sea feliz. Necesitamos a todo el
mundo en el mismo barco y la única forma de hacer que los empleados
se comprometan es demostrar un compromiso sincero, genuino y
estimulante de lograr la felicidad en el trabajo. Es por eso que debes
anteponer la felicidad, no colocarla en un distante quinto puesto detrás
de otros objetivos comerciales.
2. Anunciar estas prioridades dentro de la organización
No hay motivo para ocultar esta intención, más bien lo opuesto. La
gente necesita saber que esto es así para poder participar. Esto también
genera responsabilidad de manera que la gente verá que sus superiores
cumplan y participen para que la organización entera sea feliz.
3. Respetar las prioridades
Esta es la parte más difícil: anunciar que se va a priorizar la
felicidad y luego desviarse del camino cuando las cosas se ponen
difíciles es peor que no hacer nada. Como consecuencia viene la
desconfianza y una sensación de desilusión: “Sí, los gerentes anuncian
un montón de propuestas muy novedosas pero nunca se materializan.
Seguimos como siempre hasta que todo queda en el olvido”.
Tener una imagen clara de tu objetivo y saber con exactitud por qué
es bueno para ti, para tu gente y para la empresa te ayudará a respetar el
compromiso. Es una muy buena idea revisar de vez en cuando tus
197
respuestas a los ejercicios para hacer crecer tu convicción y dedicación
para conseguir la felicidad en el trabajo.
Elabora un plan de felicidad
Desde ya, la mejor manera de hacer crecer la perseverancia y la
dedicación en cualquier cosa que se emprenda es ver los resultados de
nuestros esfuerzos y en lo posible que sean rápidos, tangibles, positivos
y alentadores. Para eso necesitas un plan. Pero no cualquier plan...
¡necesitas un plan de felicidad!
198
11. Elabora un plan de felicidad
La apatía se puede superar con entusiasmo y al entusiasmo sólo
hay dos cosas que puedan suscitarlo: En primer lugar, un ideal que
se apodera de la imaginación por sorpresa y segundo, un plan claro
y definido para poner ese ideal en práctica.
—Arnold J. Toynbee
La felicidad en el trabajo es justamente eso: un ideal que se apodera
de la imaginación por sorpresa. En los dos últimos capítulos
imaginábamos lugares de trabajo en continuo crecimiento, vibrantes,
dinámicos, eficientes y alegres; lugares a los que la gente entra a
trabajar con entusiasmo y de los que se retira con orgullo; lugares en los
que crecen y aprenden; donde hacen un trabajo excelente para sí
mismos, para la empresa y los clientes; donde constantemente surgen
nuevas ideas, se llevan a la práctica y se celebran. Imagina esa
atmósfera. ¡Imagina lo que daría que hablar!
Otra cosa sobre la que el entusiasmo debe ser constante, además de
la visión, es un plan, pero no caigamos en la trampa de siempre:
fijando un objetivo excesivamente ambicioso
diseñando un plan de 50 pasos completo, con gráficos de
Gantt y plazos incluidos.
comprometiéndote a cumplir absolutamente el plan sea
199
como sea.
atrasándote con el plan porque es difícil tener tiempo para
cumplir con los 50 puntos cuando hay “trabajo de verdad”
que hacer.
desanimándote y abandonando todo porque no era “tan
importante, pues de ser así lo habrías logrado”.
¿Te suena conocido este proceso? Te sugiero que en cambio hagas
lo siguiente:
1. Elabora un plan que sea más divertido que ambicioso.
2. Haz alguna cosa pequeña todos los días.
200
3. Haz un seguimiento sin presiones.
4. Festeja tus resultados.
5. Comparte lo que haces.
En resumen, apunta a lo más sencillo. . . Si primero obtienes
conquistas rápidas y simples, será un punto de partida.
Observa el cuadro de abajo y complétalo. Notarás que sólo hay
lugar para cinco acciones a realizar y eso es todo lo que se te permite
planificar. Solamente cinco acciones, todas las cuales deberán ser:
A corto plazo: algo que puedas hacer ya o durante la próxima
semana.
Sencillo: algo que sabes absoluta e indudablemente que
puedes concretar. Si no estás completamente seguro de
poder hacerlo realidad, piensa en algo aún más sencillo que
sepas que lograrás hacer.
Divertido: algo de lo que disfrutarás.
Y, por supuesto, debe ser algo que te haga a ti o a los demás un
poco más felices en el trabajo.
5 cosas sencillas, divertidas, rápidas de poner en marcha, que haré
para generar más felicidad en el trabajo:
1.
2.
3.
4.
5.
Luego agrega una acción más al plan, que consideres un desafío
mayor. Como una conversación difícil que debes mantener, una
decisión que deseas tomar, o inclusive cambiar de trabajo, si es lo que
vas a hacer.
Una cosa algo más difícil que haré para generar más felicidad en el
trabajo:
201
1.
A continuación, algunas ideas para seleccionar buenos puntos para
tu plan de felicidad.
Apunta a lo que te hace feliz a ti y a los demás
Ya vimos qué cosas ponen felices a casi todos en el trabajo en el
Capítulo ??.
Sé positivo
Aprende
Sé abierto
Participa
Encuentra el sentido
Apasiónate
¿Cuál de estas ya estás poniendo en práctica en tu trabajo actual?
¿Cuál podrías intensificar? ¿De qué manera podrías intensificar cada
una para lograr que tú y los demás se sientan un poco más felices?
Haz que los demás participen
Es posible hacerlo solo, pero es mucho más sencillo y mucho más
divertido hacerlo con otras personas para que la felicidad se extienda.
Invita a tus compañeros de trabajo a ser parte del proyecto y asegúrate
de invitar a gente que comparta la idea de la felicidad en el trabajo,
especialmente a quienes son alegres por naturaleza, a quienes es
divertido tener cerca y tienen energía para derrochar.
Reúnanse, suelten algunas ideas y luego traten de poner en práctica
las más sencillas y divertidas. Es lo que hicieron las enfermeras de la
guardia pediátrica H4 y fíjate qué bien funcionó. Ya leímos su historia
en el Capítulo 8.
202
Elige algo que sea contagioso
Es mejor aún si se te ocurre una idea que se “autorreproduzca”, es
decir, que se extienda sola por todo el lugar de trabajo.
Podrías hacer una lista de “Razones por las que nuestro sector,
equipo o grupo de trabajo es inigualable”. Empieza por anotar el primer
motivo y luego pásale la lista a un compañero de trabajo, que deberá
hacer lo mismo. Cuando todos hayan hecho su aporte, cuelga el papel en
algún lugar bien visible.
O también podrías hacer tarjetitas para agradecer a la gente algún
trabajo bien hecho, que más tarde podrán pasar a otros.
Haz algo en lo que tu esfuerzo inicial sea muy pequeño, pero en el
que participe mucha gente, cada uno de los cuales habrá de aportar
algo.
Da para recibir
Parece ser un principio universal que si quieres algo, lo obtienes si
lo das a los demás. ¿Quisieras recibir más elogios? Comienza a elogiar a
los demás y ellos comenzarán a elogiarte más. ¿Deseas estar rodeado de
gente feliz? Procura ser feliz tú. ¿Quieres que te saluden con un alegre
“Buenos días” cada mañana? Comienza por hacerlo tú.
Si hay algo de lo que quisieras tener más para ti mismo, fíjate si
puedes encontrar la manera de dárselo a los demás. Da para recibir.
Con diversión y buen humor
La diversión es parte esencial de la forma en que me gusta encarar
los negocios y ha sido la clave de todo lo que he hecho desde un
principio. La diversión es, más que ningún otro elemento, el
secreto del éxito de Virgin.
—Richard Branson, consejero delegado de Virgin
203
Cuanta más diversión y juego puedas incorporar al proceso, mejor.
Imagina lo contrario: un libro que te dice que el camino a la felicidad en
el trabajo es largo, engorroso y desagradable... ¡lo dejarías al instante!
¡Pruébalo!
Puedes pasar días y semanas intentando lograr el plan perfecto... o
puede que se te ocurra algo que podría ser divertido; en ese caso,
inténtalo. Si funciona, bien. Si no, prueba con otra cosa.
Confía en tu instinto. Si parte de ti te dice que pruebes algo ¡hazlo!
Haz felices a los demás
Sobre todas las cosas, la mejor manera de sentirte feliz en el trabajo
es hacer que los demás se sientan felices. Cuando logras que la felicidad
se extienda entre los demás, tú mismo podrás sentirte feliz porque:
Hacer felices a los demás da alegría.
Están más contentos y es más agradable tenerlos cerca.
Probablemente comenzarán, a su vez, a hacerte sentir más
feliz.
No sacrifiques tu propia felicidad en el trabajo para lograr que los
demás se sientan felices: encuentra la manera de hacer felices a otros
que al mismo tiempo te haga feliz a ti.
Reserva tiempo para ser feliz
Si deseas sentirte más feliz en el trabajo, necesitas hacer tiempo
para ello. Puede resultar una propuesta difícil en el actual entorno
laboral que es tan complejo. Quizá sientas que no tienes tiempo para
perder, pero la realidad es justamente lo contrario: no tienes tiempo
para no hacerlo.
Conversar con un compañero de trabajo, ayudar a alguien,
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aprender algo nuevo o colaborar con algo fuera de la empresa puede
quitarte tiempo, pero es tiempo bien invertido, porque cuando tú logras
sentirte más feliz y que los demás se sientan más felices, todo el mundo
se vuelve más eficiente.
Digamos que dedicas un 10% de tu semana laboral a sentirte más
feliz y hacer que los demás se sientan más felices y que gracias a esto tu
eficiencia crece un 20%. Francamente, serías tonto si no buscases
tiempo.
Haz seguimiento sin presión
Una vez por semana, por ejemplo, todos los lunes por la mañana,
revisa tu plan para lograr la felicidad.
Cuando hayas hecho una o dos de las cosas que están en tu lista,
agrega una o dos más, para tener siempre cinco cosas sencillas,
divertidas y rápidas de poner en marcha y una que represente un
desafío mayor que quieres hacer para lograr la felicidad en el trabajo.
Cuando hagas el seguimiento, asegúrate de:
No castigarte por no haber tenido el tiempo suficiente para
hacer alguna de las cosas de tu lista. No hay apuro.
Quitarte la presión para lograr que alguno de los puntos de
tu plan funcione. Funcionan o no y las dos cosas están bien
siempre y cuando lo intentes.
Quítate toda la presión: no puedes obligarte a ser feliz.
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Festeja
Cuando logres tu objetivo y llegues a sentirte feliz en el trabajo, o
hayas creado un lugar de trabajo feliz, debes celebrarlo. Hay muchas
maneras de hacerlo, pero es de vital importancia que el momento se
festeje y puedas celebrar tu conquista. Por ejemplo puedes:
Reunir a la gente de tu sector, ponerlos en fila y hacer la ola
mexicana.
Cantar canciones que transmiten felicidad como “Somos los
campeones” o “Mira siempre el lado bueno de la vida”,
cuanto más fuerte y más desafinado, mejor.
Compra un trofeo, copa o medalla de gran tamaño y colócalo
en tu oficina; cuanto más grande y feo, mejor.
Reúne a la gente, anuncia los resultados y aplaudan como
locos.
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Pon música y hagan una danza triunfal; cuanto más extraña
y salvaje, mejor.
Organiza una fiesta: una adicional a las que se celebran en
verano y Navidad.
Distribuye regalos: nada espectacular ni costoso, sino
creativo y divertido.
Llena la oficina de globos.
Choca los cinco con todo el mundo.
Cuenta lo que haces
Si se te ha ocurrido algo que funciona, no lo mantengas en secreto.
Comparte las buenas ideas, sugerencias, herramientas y cualquier otra
cosa que se te ocurra.
Cuéntalo dentro de la empresa o, mejor aún, cuéntalo a todo el
mundo desde mi blog, donde podrás dar a conocer al mundo entero y a
otros lectores de este libro qué has hecho para lograr sentirte tú feliz y
hacer a los demás felices también:
www.felizentutrabajo.com.
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12. Manos a la Obra
Si este libro ha logrado el que era mi objetivo, ahora ya sabes en
qué consiste la felicidad en el trabajo. Tienes idea de lo que significa
para la gente, cómo lograrla, cuáles son las cosas que normalmente nos
hacen infelices en el trabajo y cómo lidiar con ellas.
También has leído muchas historias sobre gente feliz y empresas
felices. Has visto las cosas simples, pero efectivas, que hacen y espero
que te hayan servido de estímulo para intentar algunas de ellas tú
mismo.
Pero sobre todo, espero que estés tan entusiasmado con la idea de
la felicidad en el trabajo como yo. Por mi actividad, veo empresas en las
cuales la gente siente pasión por su trabajo y veo a gente que toma la
iniciativa, se hace cargo de la situación en el trabajo y logra importantes
cambios para sí mismos y para los demás. Veo lo que logra en esas
personas: cómo las transforma de víctimas de una mala situación
laboral en arquitectos de un futuro mejor.
He comprobado personalmente la energía, la creatividad, ruidosos
alegres murmullos, la pasión y la diversión que genera la felicidad en el
trabajo. He visto cómo la gente crece, aprende y muestra su propia
identidad más de lo que lo habían hecho hasta entonces. He visto a
gente descubrir talento y habilidades que no sabían que poseían. He
visto el fuego en los ojos de las personas al ser reconocidas
sinceramente por lo que hacen.
Sé que la felicidad es la fuerza más poderosa en el mundo de los
negocios y que ser feliz en el trabajo es la mejor forma de desarrollar el
potencial, tener éxito y lograr un cambio positivo. Sé que cuantas más
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personas nos unamos por el sueño de lograr que el trabajo sea una
experiencia maravillosa, más sencillo será conseguir que esa clase de
felicidad constituya la regla, en lugar de la excepción.
Me mareo sólo con pensar en un futuro en el que casi nadie tenga
que aceptar un empleo que no lo haga feliz porque los lugares de trabajo
felices, vibrantes y llenos de vida se hayan convertido en algo normal. Y
lo mejor es que sé positivamente que ese futuro se acerca a pesar de
todo. El mundo laboral está transitando por un camino que
inevitablemente lo guiará a una felicidad cada vez mayor. El futuro
pertenece a las personas felices, porque las personas felices son
endemoniadamente buenas.
Para lograr el cambio, sentirnos más felices y hacer que los demás
se sientan más felices en el trabajo, no hace falta ser psicólogo,
conceptos comerciales rebuscados o increíbles superpoderes de
consejero delegado. Sólo hace falta una cosa: un entusiasmo
apasionado. No serán los doctores en Administración de Empresas, los
consultores de gestión ni los gurús de los negocios quienes habrán de
cambiar nuestros lugares de trabajo para mejor. Seremos tú y yo y todas
las otras personas que comparten esa creencia total, absoluta e
irracional de que la felicidad en el trabajo es algo realmente grande y
que nosotros debemos buscarla... ¡ya!
Si estás de acuerdo conmigo en que la felicidad en el trabajo es un
objetivo único y muy estimulante y deseas participar en forma activa
para que se cumpla, puedes demostrarlo de una manera muy sencilla:
¡Firma la declaración! En www.felizentutrabajo.com, puedes
descargarte el texto del Manifiesto por la felicidad en el trabajo y si
estás de acuerdo, firmarlo para demostrar tu compromiso con generar
felicidad en el trabajo para ti mismo y para los demás.
Hagamos de este el trampolín para un movimiento mundial.
Hagamos un intercambio de aprendizaje, de apoyo, de aplausos y
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celebremos nuestro progreso para llegar a tener lugares de trabajo
mejores, más eficientes, más humanos y más felices.
La felicidad en el trabajo es consecuencia de lo que tú y yo hacemos
aquí y ahora. Hay tantas cosas que puedes hacer... lo importante es que
hagas algo.
¡Comienza ya! Y que te diviertas mucho haciéndolo...
Te deseo la mayor felicidad en el trabajo... y fuera de él.
Alexander Kjerulf
Chief Happiness Officer
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Sobre el autorAlexander Kjerulf lleva 10 años viviendo cada día para investigar y predicar
sobre la felicidad en el trabajo; durante los últimos 4 se ha dedicado a ella por
completo, dando conferencias y prestando servicios de consultoría en todo el
mundo para empresas como IBM, PriceWaterhouseCoopers y DaimlerChrysler.
Cientos de miles de personas leen el blog de Alex el Director de Felicidad,
lo cual lo llena profundamente de orgullo.
Este es su primer libro, pero escribirlo fue tan divertido que no será
ciertamente el último.
Puedes ponerte en contacto con Alex escribiéndole a
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