Grandes Intérpretes
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![Page 1: Grandes Intérpretes](https://reader036.fdocuments.us/reader036/viewer/2022081821/55cf8ef9550346703b97a186/html5/thumbnails/1.jpg)
Coping With the Limelight: A Manual on Stage Fright Marianne Bahmann (Author), Andrew B. White (Foreword) Tomado del libro “Coping with the Limelight” (“Haciendo frente a los focos”) de Marianne Bahmann. “Según el profesor de violín Carl Flesch, el miedo escénico sería un bacilo que siempre encuentra su base en el punto más débil de la habilidad técnica o la disposición personal de un individuo. ¡Qué gran imagen! La “bestia”, o “bacilo”, actúa merodeando y sondeando en nuestro cerebro, buscando puntos débiles en los que introducirse (atacando el brazo del arco, la columna de aire, la memoria o la auto-‐confianza…).” Acerca de la mítica pianista Myra Hess: “Poco antes de su próximo concierto, se dispuso a realizar un largo paseo por Hampstead Heath, llevando en su bolsillo un cuchillo afilado, dispuesta a lastimarse los dedos tan severamente que sería incapaz de tocar al día siguiente, y quizás nunca más. A lo largo del paseo empezó a dudar de su decisión, preguntándose si podría tener el coraje suficiente para inflingirse un daño tan terrible en sus manos. Después de una gran lucha con este conflicto emocional, se mostró incapaz de usar el cuchillo, y lo guardó. La confrontación de Myra Hess consigo misma revela hasta qué punto puede ser traumático el Miedo Escénico, incluso para personas altamente motivadas.” Acerca de Pau Casals: “Pablo Casals nunca tuvo problema en admitir el Miedo Escénico que le acompañó toda su vida. En su primera gira por los Estados Unidos, durante una ascenso al Mount Tamalpais (California), una roca que se desprendió le rompió su mano derecha. Más adelante, él contó su primera reacción al ver sus dedos heridos: Gracias a Dios, no tendré que tocar el cello nunca más. David Oistrakh casi renuncia al prestigioso concurso de Bruselas (1937), que posteriormente ganó, a causa de sus nervios. De acuerdo a sus propias cartas y el testimonio de su hijo, el violinista sufría tanto y tan a menudo que llegaba a enfermar físicamente. Sin embargo, a pesar de su pánico, David Oistrakh era capaz de mantener en todo momento el control físico.