González Blanco Poemas de Provincia

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González Blanco Provincia

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  • POEMAS DE PROVINCIA

    OTROS POEMAS

  • OBRAS DEL AUTORCRITICA

    Los Contemporneos. (Apuntes para una historia de la literatura hispano-americana principios del siglo xx.)Primera serie.Dos volmenes.-Gamier Freres, editores.Pars, 1907.

    Los GRANDES MAESTROS : I. Salvador Rueda y Rubn Daro. GregorioPueyo, editor.Madrid, 1908.

    Historia de la novela en Espaa desde el romanticismo nues-tros DAS.Senz de Jubera Hermanos, editores.Madrid, 1909.

    Los Contemporneos. Segunda serie. Un volumen. Garnier Frres,editores.Pars, 1910.

    Estudio preliminar de las obras escogidas de Rubn Daro.Per-lado, Pez y C.^, editores.Madrid, 1910.

    POESAPoemas de provincia.Perlado, Pez y C.^ editores.Madrid, 1910.

    NOVELAUn amor de provincia. Novela corta publicada en El Cuento Semanal

    Madrid, 1907.El castigo. Novela corta publicada en El Cuento Semanal. Madrid

    1909.El culpable.Novela corta publicada en Los Contemporneos. Madrid

    1909.Idilio de aldea. Novela corta publicada en El Cuento Semanal. Ma-

    drid, 1910.La eterna historia. Novela. Perlado, Pez y C.^ editores.Madrid

    1910.'

    El veraneo de Luz Fanjul. Novela. Biblioteca Argensola.Zara-goza, 1910. I

    En prepara-cin

    :

    Los Contemporneos. Tercera serie. Un volumen. Gamier Frere-editores.Pars.

    Matilde Rey.Novela de chulas madrileas y de estudiantes provincianos^El pianista.Novela corta.Rosita Fuenclara.Novela de amor y de odio.Elogio de la crtica. (Ensayos diversos.)El arte para el pueblo, y otros ensayos.Los GRANDES maestros : II. Vicente Blasco Ibez.F. Sempere y C.^, edi

    tores.Valencia.Horas de ausencia.Poesas.Tierra natal.Poesas.Crticas menores.Un drama en Episcpolis.Novela.El celoso extravagante.Novela.

  • IANDRS GONZLEZ-BLANCO

    POEMAS

    DE PROVINCIAy

    OTROS POEMASITINERARIO POTICO TARDES EN UN CONVENTO

    POEMAS ECLESISTICOS

    (1903 1909)

    MADRIDLIBRERA DE LOS SUCESORES DE HERNANDO

    Calle del Arenal, nm. II.I9IO

  • Es propiedad.

    Madrid.Imprenta de Perlado, Pez y C.', Quintana, 33.

  • POEMAS DE PROVINCIA

    Vade, lber, verbisque meis Iota grata sahita,

    contingam certi quo licet illa pede...

    Ovidio : Libros de los tristes. Elega I.

  • UNA PROVINCIANA

    A la que es rubia y plida, con la bocaroja y los ojos color de cobalto y de en-sueo preferido por los poetas del Nor-

    te; la que borda detrs de la vidriera yllora citando llueve; la que tiene un libroforrado como los de la escuela, que se lla-ma Los Pequeos Poemas; la que estun poco enferma algo de tisisy algo detristeza y lleva un nombre romntico,que inspir al viejo Lamartine. Sit illae

    carmen primum.

    De ti tengo esta grande melancola,reflejada en tus bellos ojos de enferma,y este tono nostlgico de elegaque la rotundidad de mis versos merma.Ensueo de mi mente cristalizado,

    realidad que superas cualquier ensueo :

    cuando eras un ensueo, no te he encontrado;cuando te hube encontrado, te cre un sueo.

    Romntica de azules ojos tan bellos,quin me dira, al verlos tari" expresivos,

  • ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    que haban de mirarme tus ojos, ellosque en otras se me haban mostrado esquivos?Y sin embargo, aquella tarde serena,

    tus ojos se volvieron para mirarme;y en mi alma, de grandes tristezas llena,otra nueva tristeza vino enfermarme.

    T, triste; yo, poeta; triste, por tanto...Adivinaste acaso cuando me visteque era esta gran tristeza mi solo encanto,con esta poesa que me hizo triste?

    Ah, verdaderamente t eres aquellaque am cuando viva fuera del mundo,cuando buscaba acaso mi ideal, Ella,en la que derramara mi amor profundo; la ella que flotaba sobre mis cnticos

    sin precisar contornos individuales;

    la ella de mis tmidos versos romnticosy la de mis novelas sentimentales; la ella quien invoco cuando me exalto;

    la ella cuyo amor es inaccesible,sublime^ prestigioso, lrico y alto,sobre el nivel del pobre mundo visible!...Yo tena en mis sueos siempre una imagen;

    temiendo profanarla, busqu pasionesde esas que, al confesarlas, no nos rebajeny que identicaran mis emociones.

    Recin salido apenas del Seminario,no encontr quien truncara mi alto destino;y anduve sin amores y solitariohasta que apareciste t en mi camino.Te ador como tmido seminarista,

  • POEMAS DE PROVINCU

    y oblaciones romnticas te saludaron :todas mis ilusiones de alma de artistaen tu amor puro solo se concentraron.

    T eres para mis horas lmpidas, castascuando en xtasis lrico, sano, se sumemi espritu romntico. Y t me bastasentonces, y eres lumbre y eres perfume.Me llenas de deseos irrealizables

    y de melancolas indefinibles;en ti he cifrado dichas inexplicables;anhelos que implicaban mil imposibles.T has matado mi intil literatura;

    suplantaste en m al arte; por eso te amo

    :

    por eso cuando mi alma se siente pura, ti, de lo profundo, slo ti Clamo!Oh encarnacin de ensueos espirituales,

    que tu amor adorado perenne sea;

    y que yo, en mis estrofas sentimentales,diga : In ie semper erit cantatio mea'....

    Junio, 1905.

  • POEMAS DE PROVINCIA

    I

    En la arcaica Plazuela de Recoletasme dijiste una tarde que me queras :all, junto la verja de las Glorietas,donde nos solazbamos todos los das.En la olvidada plaza crecen humildes

    las acacias achaparradas y mustias;

    un ngulo, el convento de las Matildes;

    y otro lado, la iglesia de las Angustias.Una hilera de chopos alineados

    que bordea el Paseo de las Delicias;se oye, en los das lmpidos y despejados,la retozona risa de las novicias.Las novicias festivas de aquel convento

    de las Matildes, lgubre como un palaciodeshabitado, juegan con gran contento,y sus risas restallan en el espacio.

    Cantan con el simptico tintineocon que en el campanil cantan las campanas;

    y as corre lo largo de aquel paseoun rumor de joviales risas profanas.

  • ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    n

    Nunca me amaneciera da ms bello,repicaban campanas, como si gloria...Tremante, me dijiste : Que s... de aquello.Y un rumoroso cntico de victoria

    entonaba mi alma, como si coroel mundo por tu boca todo me hablasey como si un sonoro trmolo de orodentro de mis odos repiquetease.

    ni

    Oh inolvidables aos de adolescencia,alegra inconsciente, vibrante y loca!Ebullicin de sueos! Incandescenciade aquella chiquitna, golosa boca!...

    Ojillos picaruelos, tremelucientes,ojos que surca veces risueo rayo!Oh labios que se ofrecen rojos y ardientes,labios suaves fruncidos en un desmayo!...

    Oh aquella inenarrable primera risa!Oh la primer mirada tierna y galanaque, bajo la mantilla, yendo la misa,nos enamora en una fresca maana!...

    IV

    Minarete del rabe campanario,celosas y puertas ennegrecidas,

  • POEMAS DE PROVINCIA 1

    3

    solitario jardn del penitenciario,evnimus que encuadran las avenidas;

    enjalbegada tapia de humilde huertodonde prende amorosa la parietaria;kiosco de la msica, triste y desierto;fuente morisca seca, tan solitaria;

    caserones de enorme portn, cerrados,que mansiones de hidalgos otrora fueron : ah!, todos esos seres inanimadostus cariosas frases de amor oyeron.Todo nos sonrea. Oh irremisible

    prdida de poticas emociones!Frescura, encanto intenso indefinible,

    que hace vibrar unsono los corazones!

    V

    Otra tarde pasamos. Todo calladoen la desierta plaza; t y yo tambin.Nada queda ya, en torno, de aquel pasadoque encant nuestros aos primeros. Quin

    nos rob esa frescura y aquel encanto?Por qu yo me sent de manera talconmovido que hube de verter llanto,irreprimible llanto sentimental?

    Recordabas acaso la tarde aquella

    en que te declarara mi amor, all,

    y en que t, tan alegre, risuea y bella,

    me dijiste temblando : Que s... que s...?Y era ahora una tarde en que la neblina

    se agolpaba en las calles de la ciudad.

  • 14 ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    Era en la hora glida y vespertina,

    vspera de la Pascua de Navidad.Tiritabas de fro. Y en la hornacina

    tiritaba la Virgen de piedra y cal.Se borraba lo lejos, entre la finalluvia, la torre de la gran catedral.Nos despedimos, lgubres. Con voz resuelta

    me dijiste : No quiero volverte ver...Dieron el toque de nimas. Se oy, la vueltade un callejn, el paso de una mujer.

    Crujieron las humildes acacias mustias;un ramaje de un chopo se desgaj;y hasta la Santa Virgen de las Angustiascon su dedo de piedra te amenaz...

    Abril, 1905.

  • POEMAS DE PROVINCIA 1

    5

    VI

    Aquella tarde te segu. ^Recuerdas?Melanclica tarde de domingo. un borde solitario del paseola charanga tristona del Hospiciometalizaba, bronca y desacorde,un vals de algn autor desconocido.

    Venan en el aire los cantaresen que ahogaban los presos su fastidio,sentados la reja de la crcel,viendo pasar la ola del gento,que les traa un eco de aquel mundooculto sus miradas de asesinos.Eran esos cantares andaluces,

    vibrantes y sentidos,

    veces muy plebeyos y las vecescon rfagas de ardiente idealismo;esos tristes cantares en que se hablade jazmines, de besos, de presidios,de rejas, de ojos negros y traidoresy de amores, de celos y de olvido,

    y de un galn, apuesto como un rabe,asesinado vera de un camino...

  • 16

    ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    Los lnguidos clamores de la banda distancia cortaba el aire tibio,

    fingiendo, entre las copas de los lamos,un murmullo fugaz y desvahido.Temblaban las imgenesen las aguas del ro,

    claro como tus ojos,como tus ojos transparente y lmpido.

    Ibas t de paseo con tu padre :el paseo apacible del domingo,cuando, tras la labor hebdomadaria,reposan los espritus, tranquilos.

    Es se el da alegre de provincias :se sacan de las arcas los vestidos aquellos que son claros y vistosos

    y que fueron regalo del padrino.

    Se pueblan los paseos y las plazas;todos vagan con aire distrado,

    hay ms coloracin en los semblantes,en los ojos irradia nuevo brillo,y son ms cariosas las palabrasy brota ms amor en los espritus...Te mir y me miraste. Desde entonces

    comenz nuestro amor, dulce y sencillo,lleno de veleidades provincianas

    y de romanticismos.Al salir de la misa de las Clarasen los das festivos,

    cuntas cosas te dije apasionadasque nunca habas odo!Y en el dulce paseo de la tarde,

  • POEMAS DE PROVINCIA 1

    7

    donde otra vez, amantes, nos veamos,yo saba que haba una miradapersiguiendo mis pasos intranquilos

    y un noble corazn de adolescenteque lata al unsono del mo.

    Y cunto nos amamos desde aquellamelanclica tarde del domingo,oyendo pasobles y mazurcas la tristona banda del Hospicio,en el largo paseo que se explana la orilla del ro, del ro claro cual tus claros ojos,tambin como ellos transparente y lmpido!...

    Septiembre, 1904.

  • 18

    ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    VII

    Los enamorados,sentados en los bancos de las plazuelas,mirndose y unidos,contemplan distrados los nios que salen de las escuelas, escuchan extasiadosorquestas de bandurrias y de vihuelas, el sexteto ambulantede ciegos que caminan comps,grotescos en su marcha titubeante,dando un paso adelante...y muchos hacia atrs...

    All estamos los dos, sin hablar nada,

    mirndonos con tedio con cario.Se clava en m tu flgida mirada,

    y yo me siento nio

    y lloro sin saber lo que me pasa,

    y hay algo que el espritu me abrasa...Recuerdo aquellos das

    en que t me queras,aunque no te haba dicho que te amaba;tal vez romper sentas

  • POEMAS DE PROVINCIA 1

    9

    el misterio que as nos enlazaba.Y era que comprendasque, cuando se ama tanto,si se rompe el misterio, se destruye el encanto.

    Mientras, toca la orquesta callejeraolvidada habanera mazurca de gusto provinciano, antigua polonesade sabor chopiniano, un vals canalla de La Gran Duquesa.

    Septiembre, 1904.

  • ANDRS GONZALEZ-BLAN'CO

    vm

    Al caer de una tarde clida de verano...En los bancos se sientan los que sienten espln;por entre unas persianas sale el son de un piano; compases de estudio gimotea un violn.Un reloj da las ocho : en un tenue morendo

    languidece el piano y se calla el violn;

    y, atusando el bigote el cigarro encendiendo,abandonan los bancos los que sienten espln.

    Septiembre, 1904.

  • POEMAS DE PROVINCIA

    IX

    El laberinto de callejas lleva alguna Plaza Nuevade msero y raqutico arbolado;

    y tosca estatua de burgus se elevaen medio de un jardn mal cultivado.En el gran surtidor del jardincillo

    se quiebra el sol en lnguido desmayo :el lamo amarillorecibe, como un beso, el postrer rayo.

    All van las parejas amorosas decirse en las tardes de veranoesas cosas sencillas y preciosas...,esas cosas

    que se dicen cogidos de la mano.En las casas de enfrente estn corridas

    las aosas persianas polvorientas,

    verdes desteidas;vense vagar por salas escondidassombras adormecidasen la pereza de las tardes lentas.De la ciudad rumores mil, discordes,

    se escuchan, en murmullo que ensordece,

  • ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    y forman un zumbido que adormecelas moscas con sus grficos acordes.

    Un repique lejano y argentinoanuncia alguna fiestaen convento de monjas : vespertinocntico en el silencio de la siesta.

    Septiembre, X904.

  • POEMAS DE PROVINCIA 23

    X

    Y pensar que en las tardes de veranono habr quien te acompae

    y que en esos crepsculos poticoscruzars sola la desierta calle arrastrando la falda de estameade tu hbito del Carmen

    sin que una voz amigavierta en tu odo cariosas frases,sin que unos ojos que el fulgor intensode la pasin indmita abrillante

    en tus ojos pursimos de virgencon emocin se claven;sin que una boca, al pronunciar tu nombre,tiemble y se calle;

    sin que vibren por ti mil sensacionesinenarrables!...

    Y pensar que no encuentrasun corazn rendido que te ame!...Y pensar que, si m no me quisieses,murieras sin haber querido nadie!...Mas llegar 3-0 un da. Ser un da

    alegre y estival. Ser una tarde

  • 2*4 ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    de tan clara ya casi cristalina.Ser un atardecer solemne y suave,cuando en el campanario de las Petrasel doble de las nimas ya taen.

    ngelus vespertino! Esta es la horaen la que los espritus distantesse comunican sus nostalgias ntimas;la hora en que la carnepesa sobre el espritu y se quierenromper las ligaduras terrenales.La hora del poeta,la hora del amante,

    la hora espiritual del sol poniente.La hora en que palpitan en el aire

    ruidos confusos, como gritos lricos

    de almas que se agitasenal unsono, tristes y clamando,ser libres de terrenas liviandades.Hora consoladora,hora inefable,

    cuando las voces suenan cariosas

    y de emocin tremantes,cuando los tibios besos son ms purosy ms espirituales...La hora en que se rezan

    humildes, lentas Salves

    en los dulces conventos de clausura;la hora en que los frailescantan sus salmos, salmos de elega,en canto llano, soador y grave;salmos que, siendo un himno de alabanza,

  • POEMAS DE PROVINCIA 25

    son la vez un himno de combate,meldico murmullo de protestaque no quieren oir esos sensualeshijos de un mundo material y mseroque desprecia esos cnticos, infame...

    Ser ese da un da de tu vidainolvidable...

    Ya no ms en las tardes de veranocruzars sola la desierta calle,

    ni la misa de siete de las Petrasirs callada y triste con tu madre,ni las solemnes vsperas

    en la grata capilla del Santo ngel

    :

    las vsperas solemnes que te anunciantarde de procesin, alegre tarde...

    Sentirs en tu alma adolescentehermosas impresiones inefables.Estars suspirosa y doloridadesde aquel da en que te enamoraste.Tu madre te dir la nia boba.Involuntariamente escaparnsesollozos de tu pecho. Y la nochete dormirs soando con mi imagen...

    Julio, 1905.

  • 26 ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    XI

    Por la vieja avenida del Cabildodonde crecen las hmedas acacias,leyendo un libro recordando un novio,pasean las humildes colegialas.En el largo paseo de los tilos

    que conduce una plaza solitariadonde una iglesia viejala soledad perfuma de fraganciamstica, como incienso

    que al retablo mayor solemne se alza;flota un ambiente de algo enmohecido,de algo viejo y arcaico, que nos hablaun lenguaje natal inteligible;de algo que evoca mucho en nuestras almas,dicindonos el plcido secretode esas humildes vidas provincianasque se marchitan pronto, como rosasque nunca orea el aura...

    El reducido cementerio viejoperfila sus cipreses distancia.

    Est abierta la puerta; y la capilla,donde un perfume de blandones vaga,

  • POEMAS DE PROVINCIA 27

    parece, en la oquedad de la penumbra,una honda fosa, con la losa alzada.En la tortuosa callejuela antigua

    duermen las viejas casasen un silencio grave de domingo,con las puertas cerradas.

    Se ven vastos divanes de damascoque las amantes confidencias guardan,

    y crujientes tapices seoriales travs de balcones y ventanas.Un rostro melanclico de enfermose mira en los espejos de la sala,y, aterrado, al momento se retiracon una opresin vaga,cual si su rostro macilento y plido,

    lleno de grandes manchas azuladas,en el livor de la convalecencia,la imagen de la muerte reejara.Se agitan los pesados cortinones,como si el paso de alguien anunciaran,con un gemir ceremonioso y lentode pura aristocracia.Las lunas de los lmpidos espejosen su fondo retratanlos grabados al leo, que el tiempocon su patina de humedad arrancia.A un lado de la plaza est la iglesia,

    pequea iglesia rabe de Espaa,que evoca del rnuezzin los alaridos,llamando la oracin, como un fantasma.Hay un ambiente de recogimiento

  • 28 ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    bblico por la plaza.

    Cuatro viejas sentadas la puertamascullan oraciones, fatigadas,

    con sus temblones dedos desgranandolas cuentas del rosario desgastadas.

    la esquina del muroun famlico can, lgubre, ladra.

    De la orilla del roviene un rumor de msicas profanas. Si vieras qu simptico era el chico

    que me sigui aquel da en esta plaza!...

    La amiga se sonre : Sor Elisa,que las oye, se enfada.

    Por la vieja avenida del Cabildo,donde crecen las hmedas acacias,leyendo un libro recordando un novio,

    pasean las humildes colegialas.

    Septiembre, 1904.

  • tOEMS D PROVINCIA 2^

    XII

    Fu en una tarde tibia y despejadade abril, cuando, la vuelta del paseo,yo te segu, como una sombra oculta,hasta la calle del Vicario Viejo.

    Anocheca ya cuando llegamos la vieja Plazuela del Convento.Los oblicuos faroles mortecinos,

    como una ronda nocturnal de espectrosque caminan siguindose los pasos,brillaban lo largo del Paseo

    de la Silla del Rey, que se bifurcaen un ruin callejn que sale al pueblo.De la estacin los focos fulgurantes

    lucan lo lejos,

    como vivos mensajes de otra vidallena de luz, de ruido y movimientoen las grandes ciudades bulliciosas,donde todos los rostros son risueos;donde todos los novios de quince aos,sin rubor provinciano, se dan besos;donde no hay catedrales con campanasdoblando eternamente por los muertos;

  • 3 ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    donde no hay nobiliarios caseronescon tertulias montonas de invierno.En un triste interior de manceba

    un acorden desafinaba, trmulo;bailaban y cantaban las mancebascon loco aturdimiento,

    al comps incitantede algn vals canallesco.Un mendigo con hambre

    rozaba las paredes en silencio,

    y alguna costurera descuidada,

    de trabajar volviendo,en tono de falsete canturreaba,para ahuyentar el miedo,un cantar aprendido en una fiesta en un baile plebeyo.

    El aire sollozaba

    en los sauces del blanco cementerio,

    con un gemir desentonado y ronco,como la voz de quien est muriendo,como una voz ansiosa imploranteque omos entre sueos.

    Al trasponer el portaln sombro donde un rostro de Virgen macilentoclareaba la luz agonizante

    de un farol ferrujiento

    me miraste amorosa y dulcemente,como mira el que mira despidindonos.

    Mientras yo te esperaba,encendise una luz en tu aposento.Tocaste Loin du bal en el piano

  • POEMAS DE PROVINCIA Jt

    con mucho sentimiento :sobre la blanca clave refulgan

    tus aterciopelados ojos negros.Arrecido de fro,pensaba yo, escuchando los arpegiosde las seniles teclas marfileas : Lejos del baile, lejos...

    Lejos del baile, s... Lejos del mundoy de sus devaneos;qu felices all los dos seramosen aquel casern sombro y viejo,interpretando t msica antigua,forjando yo mis versos!...Y siempre terminaba en un plaido

    tremante, prolongado y lastimero.Y brillaban all sobre la clavedel piano senil, tus ojos negros.Fu en una tarde tibia y despejadade abril, cuando, la vuelta del paseo-

    Junio, 1905.

  • 32 ANDRS GONZALEZ-BLANCO

    XIII

    Iremos por paseos retirados

    en tardes de verano y de domingo

    :

    dicindonos en lnguida cadencialas cosas que se dicen al odo.

    Oh, qu bella estars!... Sobre tu frenteondearn los encrespados rizosde tu soberbia cabellera negra,de un matiz azulino,lustroso y resaltante

    como el bano antiguo;que yo acariciar con la mirada con la mano, hacindome atrevido.

    Al pasar, cuchichean las vecinas;me miran con envidia los vecinos.

    Delante del portal de las Mercedesagita un incensario el monaguillo.

    Un coadjutor pasea, amodorrado,de bonete cado,bostezando, indolente, en la pereza

    de la cansada siesta del domingo.Todas las casas tienen las persianas

    y los toldos corridos.

  • POEMAS DE PROVINCIA 33

    Reclinado en el ngulo del murode un arcaico edificioladra un perro sarnoso; y en el aire,zumban, intermitentes, los mosquitos.En la gran Catedral tocan coro

    y con paso furtivo

    se desliza un cannigo, lo largode un callejn sombro.A un portaln de estilo plateresco,con su labrado escudo de granito,asoma una reumtica devota,entregruendo rezos y suspiros.Se entornarn tus ojos picarescos

    como en un sueo placentero y tibio,

    tus ojos insinuantes,como otros ojos de mujer no he visto;y, trmulos, tus labiosdirn en un murmullo desvahidoesas cosas sutiles inconexasque todas habis dicho,balbuceantes, y que, emocionadas,todas habis odoal primer hombre que os habl de amores :Sin ti me muero...Yo sin ti no vivo... Qu buen da est hoy! ..

    Qu hermosa eres!...Qu aduln eres, hijo!... Simptica!...

    Antiptico!...

    Graciosa!...

    Pronto me olvidars...Yo no te olvido.Xo me quieres!... Me engaas!... Te desprecio!...Para qu nunca yo te habr querido.-Por Dios, nia, no llores...

    3

  • 34 ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    Xo llores, s... Qu bien que me lo dijomi madre, aquella tarde de Santiago,cuando me vio contigo!...Mercedes!... Carlos!...

    Luego, un gran silencio, juna dulce mirada y un suspiro, -

    ^

    un apretn de manos y algn besoal descuido cogido...Y cuando el sol se oculte tras el cerro,

    tras el Cerro del Cristo,

    y en la alameda se haga un gran silencio,un silencio amarillo

    y casi cadavrico!un silencio

    ahogado, como un fretro en el nicho;un silencio mortal de camposanto;silencio casi lvido

    y fnebre como un agonizante;silencio fatigado y mortecino,como una luz de vela que se apaga;silencio comparable ese crujidoque hacen las hojas secasal caer de los rboles marchitos;cuando suene la esquila de un rebaocon retintn montono y tranquilo,en la calma imponentede los campos dormidos,viniendo por los sucios arrabalesdonde comienza iluminar el Viciosus viviendas infectas

    con la luz de un quinqu descolorido; entonces, esa hora en que los cielos I

  • POEMAS DE PROVINCIA 35

    toman un tinte plido indeciso;

    en la complicidad del solitarioparaje y del silencio vespertino,tus ojos insinuantes,tus ojos expresivos, tus ojos picarescoscomo otros ojos de mujer no he visto

    tornndose amorosos,me harn graciosos guios...Y qu alegres as sern las tardes,las tardes de verano y de domingo!...

    Enero, 1905.

  • 36 ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    XIV

    Las nueve daban en las Monjas Carmelitas.En la estacin se oa el silbido de un tren.Penetrado de muchas saudades infinitas,paseaba lo largo del solitario andn.

    Aquella era, en verano, la hora de tus citas.La hora en que dos sombras confundirse se venpor esas callejuelas lbregas y malditaspor donde nunca cruzan las personas de bien.Una linterna roja abra entre la lluvia

    un claro melanclico. Yo evocaba tu rubiacabellera; tus ojos donde erraba un misterio;

    el frunce de tu boca enrojecida; el tristegesto de tu cabeza la noche en que me visteerrar por las inmediaciones del cementerio.

    XV

    Temas mi tristeza, temas el contagiocomo se teme una infecciosa enfermedad.Veas en aquellos paseos un presagiode la perversin de mi sensibilidad.

  • POEMAS DE PROVINCIA 37

    Como entre los pausados acordes de un adagio,llegaban los mil ruidos, all, de la ciudad.Un aristn tocaba una romanza : Viaggiodi nozze, que exhalaba sentimentalidad.

    1830: msica chopiniana;melancola de una muchacha provincianaque suea con amores que nunca llegarn.

    Bellezas de la vida que os son inaccesibles.Quin sabe cuntas cosas locas indefiniblesen provincia las nias artistas sentirn!

    XVI

    Viaje de novios : msica romntica selecta.Qu raudal de impresiones en ti derramaraesta msica llena de una melancola,tan pasada de moda, pero an tan perfecta!Soadora de formas nubiles, no te afecta

    esta romanza ingenua que, ya llore ya ra,balbucea, gimiendo las cosas que algn daconmovieron tu alma, antes sencilla y recta?Cmo yo te invitaba, si estbamos solas,

    emprender travesas un Ultramar lejano!..,Iremos en un buque que el agua balancea...Y oirs en la alta noche el ritmo de las olas

    y el ritmo de mis versos, cogida de mi mano..,Habr en el camarote un fuerte olor brea...

  • 38 ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    XVII

    Una luz en el cuarto del jefe de estacin.l tal vez esperaba por el tren de las doce,

    y para distraerse tocaba en su aristn

    aquellas melodas que apenas reconoce

    y que en su juventud le hincheron de emocin,al cantarlas sintiendo cerca de s aquel roce

    familiar de la amada y la palpitacindel corazn que acaso de placer se alboroce.

    Oh fuerza comprimida de nuestra juventud!Todo estalla tu paso! Eres la plenitud,

    la exuberancia psquica; y tienes la virtud

    de que, travs del tiempo, el alma turbulenta

    te reconozca hermana inmutada se sientacon una meloda discorde y soolientasusurrada en la noche primaveral y lenta

    con una meloda falsa y acidulentaque hizo furor en 1850?...

    XVIII

    Y como t te fuiste con las Monjas Bernardasy me dejaste solo, agrio y meditativo,y como ya la puerta de casa no me aguardas

    y no oigo aquella risa, que era tu distintivo;

    y como ya tu madre no nos ve por la calley luego en casa, solas, airada te regaa;

  • POEMAS DE PROVINCIA 39

    y como nadie admira ya ms tu esbelto talley esos tus negros ojosbellos ojos de Espaa;

    y como el rostro plido lo cubren negras tocas,

    y como con tu tmido porte no me provocas,

    y como ya no eres ni sombra de mujer;y como yo te he dicho as Hamlet Ofelia

    en das de tristeza:Vete aun convento, Amelia...

    y t te fuiste...

    Dime, Amelia, qu he de hacer?...

    XIX

    Porque yo ya no puedo vivir sin tus ojerasamoratadascercos de gran sabor romntico;

    sin tu trenza, que es reina entre las cabelleras;sin el sonido fresco de tu gorjeo cntico.Porque yo ya no puedo sufrir que no me quieras,

    con tu boca tan roja, de perfume tan clido,ni que mis ojos tristes otros ojos prefieras,ni que de m desves ese semblante plido.Cmo recuerdo ahora que tus prpados finos

    en nuestros buenos tiempos, remotos y divinos

    cuando con altiveces de poeta precoz,te invitaba la fiebre amorosa del viaje...

    entornbanse como vista de un miraje...y t languidecas al eco de mi voz!...

    XX

    Mas acab todo eso. De tanto inenarrableplacer de adolescencia que nunca ms se apura,

  • 40 ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    nada me resta. Muerto est aquel inefableplacer sin inquietudes y que no engendra hartura.De aquella triste noche tengo la inexplicable

    pasin por toda cosa bella quo no perdura,con la melancola de un enfermo incurable

    y espln desalentado hipocondra oscura.Te fuiste de novicia. El triste tren silbaba

    sin saber que entre el humo ceniciento llevabami joven corazn febril hecho jirones...Y semejaba el sordo traqueteo de hierro

    como si realmente llevasen al destierroun tropel de sangrantes y ardientes corazones.

    XXI

    El tren ya no se escucha. El acorden lloraun motivo de msica ambulante, italiana,que dice sentimientos de una tierra lejanaque el taedor, en tanto los interpreta, ignora.Es una meloda senil, poco sonora,

    mas que bien vale una serenata de Schubert;es una meloda tan casta y soadoracomo la vida de una novicia casi impber.Por esta sollozante y gimiente mazurka

    yo diera todo Schumann y Mozart y Beethoven,cualquiera meditada y sabia partitura.Porque mientras la escucho, por mi espritu surca

    una rfaga de esa emocin siempre jovenque habla los corazones de la santa ternura...

  • POEMAS DE PROVINCIA 4

    1

    XXII

    Emocin siempre joven y, no obstante, tan vieja!Poder inagotable de la santa ternura!De la santa ternura que tan slo nos dejaal pie de nuestra horrenda y hedionda sepultura!

    Dice esta meloda motivos de dulzura.Al balcn una virgen devana una madejade hilos y de sueos: de la clave en la alburaLa Oracin de una virgen gimotea su queja.

    Por la desierta calle cruza un galn gallardo

    :

    en la esquina se pierde con paso altivo y tardo,

    y la virgen le hubiera tal vez podido amar...Y el piano nos dice que morir marchita,

    que su melancola ha de ser infinita:infinita, y, por tanto, imposible de curar...

    XXIII

    Los toques de campanas tan tristes y tan lentos,como si fuesen almas que, al ver su soledad,

    quisieran conmover, prorrumpiendo en lamentos,el corazn de piedra de la infame ciudad...

    Silbidos prolongados de los lejanos trenes;recuerdo, melanclico recuerdo, por qu vienes obnubilar mis claros das de primavera?...Era tan buena y tan dulce y tan casta... Era

    tan elegiaca como yo nunca la so...

    Alma y nerviosa y delirante, quin invocas?...

  • 42 ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    Oh Sor Amelia!... Oh negros ojos bajo las tocas!...En qu piensa ella ahora y qu medita?... Qu?.

    Oh aquel reclinatorio donde ella se arrodilla!...El perfume de santidad de la capilla!... Oh cuntas cosas, cuntas cosas que yo no s!..,

    Julio, 1905.

  • POEMAS DE PROVINCIA

    XXIV

    En el cuartel tocaban retreta.Por la plazuela un militar corra,

    tarareando alguna cancionetaque aprendi acaso en una romera.

    Una lechuza verde se plaa como un nima en pena en la veletade las Angustias. Mi alma de poeta,sin bien saber por qu, se enterneca...

    Era la melanclica mudezde la ciudad dormida y solitaria?Era el toque tristn de la corneta,

    disciplinaria y consuetudinaria...,

    sonando entre el silencio?... Era tal vezel son profesional de la retreta: lo que hera mi alma de poeta?...

    XXV

    En la guitarra destrenzada y rota,sonando en una msera boardilla,viene la meloda de una jota.

  • 44 ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    que gime re, que solloza chilla.Tal vez, pienso, hay ahora en una villa,

    entre trigos y vias, muy remotas,en una vieja villa de Castilla,una nia muy dulce, por m ignota.Una nia muy dulce que me ama,

    que tiene quince aos, que se llamaCarmen, Mercedes, Concepcin Lola;que tiene negros ojos, que cecea,

    que es devota, morena y espaola; y que tal vez mi prometida sea...

    Febrero, 1906.

  • POEMAS PE PROVINCIA 45

    XXVI

    Tortuosa calle, llena de inmundicias;romntico resol amarillento;sol que lanzas azotes, no caricias,

    y formas un fermento polvoriento.

    El severo edificio del convento

    donde se albergan las damas patricias;en la quietud postmeridiana, el lentocanto gangoso y triste de novicias...

    Portaln plateresco del convento;silencio penetrante de la plazaque con su cngulo de fuego abraza

    el sol : al verme ante vosotros, siento

    toda la pesadumbre de una razaque ha corrompido al mundo con su aliento.

    Abril, 1906.

  • 46 ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    XXVII

    En las tardes de fiesta, estando en el paseo,un temblor neurastnico, fugaz, me ha acometido.He soado en las vidas que jams he vivido,y esta artstica idea me ha causado mareo...

    Mujeres ignoradas, que nunca he posedo,y las que, por lo mismo, ms hermosas os veo!... La charanga atacaba un vals ya conocido...Era en las explanadas del Campo del Recreo...Y ya solo, con mis ensueos de poeta,

    entre la circundante miseria provinciana,

    y de aquella charanga destemplada al comps; bordo de una clara y ligera goleta,

    emigraba con rumbo una isla lejana,donde t amada ma ideal! estars...

    Abril, 1906.

  • POEMAS DE PROVINCIA 47

    XXVIII

    Yo no s qu tena la estacin provincialde la pequea poblacin donde vivimosque me haca evocar un rincn idealen el fondo de algn pas que nunca vimos...Vides entrelazadas de dorados racimos

    haran all una vegetacin floreal;

    y bajo un sol ms flgido que el sol primaveralsurgira una amada prdiga en hacer mimos...Todo esto yo soaba: perfumes de los huertos,

    sonrisas de mujeres, msicas de conciertos:todas las maravillas que ostentan las creacionesde nuestra arrebolada, flgida fantasa...Y al despertarme de mi sueo, yo vea

    tan slo los informes bultos de los vagonesde trenes no formados que hay en las estaciones, abandonados en tropel sobre la va...

    Enero, 1907.

  • 48 ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    XXIX

    Pianos lastimeros de provincia,sonando en torvas tardes del invierno,melanclicas tardes sin charanga

    y sin sol, en que no se va al paseo.Pianos que interpretan arias de pera

    odas en teatros extranjeros,lejos de la ciudad hosca y levticay episcopal... muy lejos...

    Pianos que tocabanaquellas tristes nias de ojos negros,aquellas nias tristes y devotasque luego se marcharon al convento;aquellas nias que por las murallasdaban largos paseosen las doradas tardes del verano,cuando el cielo es azul y el sol de fuego.

    Aquellas nias que ador yo tanto

    y que nunca mi amor correspondieron.

    Febrero, 1907.

  • POEMAS DE PROVINCIA 49

    XXX

    Ser en una maana de domingo,de un hermoso domingo de verano.La banda militar ir al paseoque circuyen los lamos

    y orna la plazoleta reducida

    de evnimus enanos;en medio de la cual la fuente viertesus aguas serenadas por un cao,

    que semeja len de fauce abierta; el mascarn de proa de algn barcoque hizo la travesa

    de los azules puertos antillanos,de bahas risueas y doradasdonde acarician aires aromticos!...

    Saldrs de misa. Estar azul el cielo;

    azul y despejado,con ese azul de Espaa tan hermosoque parece invitarnos decir cosas lindas las nias

    que sonrientes pasan; surcarlo,en alas de una loca fantasa,cogidos de una ahoyuelada mano.

    4

  • 50 ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    Ser en una maana de domingo.Todo domingo es claroy tibio y lento y dulce

    y sooliento y plcido

    y azul! como un deseo adolescenteapenas confesado.

    Los domingos se emprenden excursiones pases lejanos;los fulgentes pases del Ensueo,

    ms atractivos porque nunca hollados!...Oh, en domingo, las almas soadoras,reclusas en recintos provincianos,

    recorren tierras de placer y lujoen los maravillosos trenes rpidos :cruzan puentes y tneles; penetran

    con un rodar ferruginoso y bravoen los andenes de las estaciones,grandes iluminadoscomo los parasos de artificioque crea el portentoso Ensueo humano!...Pasan vista de las poblaciones,inmensas y fastuosas, con sus rarosedificios en donde la riquezaagot, febriciente, sus fantsticos

    y triunfales caprichos; nuevos Cclopesque escalarn el cielo con sus manos!...O bien surcan los mares, bordo de los grandes trasatlnticos,tan imponentes con sus reflectoreselctricos, metlicos;

    y arriban pases tropicales,

  • POEMAS DE PROVINCIA 5

    1

    llenos de cocoteros y de pltanos,de bosques vrgenes y de indolenteshamacas donde agitan papagayosen el aire las lnguidas criollas,vestidas con un traje estrafalario...

    Ser en una maana de domingo,de un hermoso domingo del verano.Irs misa de la Colegiata;estrenars un lindo traje claro;

    el hijo del alcaldevendr darte la mano...Sonreirsle con coquetera,

    moviendo el abanico. Habr tu pasoun murmullo de frases distinguidasdichas en elegante concilibulo.

    Los hombres mirarn tu esbelto tallecon ojos inyectados;las mujeres dirn mordaces chistessobre tu cuerpo y tu vestido caro.

    Se llenar de luz, por un momento,

    y de risas y de pjaros,de juventud y de belleza alegre,el modesto paseo provinciano.Al volver satisfecha de tu triunfodirigirs un rpidomirar al casern donde he vivido el noble casern deshabitado

    donde comenz un da nuestro idilio,tambin en un domingo de verano!...

    Te acuerdad de la difana ventana la cual apliqu mi rostro plido

  • 52 ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    para verte salir, con tu elegancia,

    tus risas claras y tu altivo garbo?

    {Ye acuerdas del jirn azul del cieloque toldaba tu patio;de aquella mecedoraque cobij tu joven cuerpo clido;y de aquellas persianasdonde por vez primera nos miramos;y de aquel melanclicocuarto destartalado,

    lleno de ropas viejasy con olor rancio,

    donde jugbamos al escondite,cogindonos, tremantes, de las manos?...Te acuerdas de aquel da de la Virgenen que nuestro primer beso cambiamos,fuera de la ciudad triste y austera,llena de campanarios,donde siempre resuenan cornetinesy tambores veladosque parecen marcar la marcha fnebrede un pueblo que ha vivido demasiado

    y que est prximo morir, decrpito,dentro de su recinto amurallado?...

    Oh, la emocin de nuestro primer beso,que nunca ms en otras he encontrado,aunque en bocas de rubias y morenasintent renovarlo!...Intilmente, Carmen;todos los entusiasmosde mi espritu joven,

  • POEMAS DE PROVINCIA 53

    lleno de sensualismo algo profano,(no era ese amor lo que nos enseabandentro del Seminario)mis alegres piropos, mis conquistas :todo esto ha sido en vano...Nunca ms aquel beso de tu bocaen otras bocas pude saborearlo.Por eso en ocasiones

    mi espritu de artista se ha turbadoal oir ciertas risas, claras, puras,

    tintineantes risas de canario...Era el timbre perlino de tu risacuando mi voz vena despertarlo!...Un pjaro dormido en tu gargantaque me desperezaba con su canto...Esa risa de plata y pedrerayo la escuch (aun creo recordarlo)en ciertas tardes de festivos das,por playas concurridas, en verano.

    Era acaso una linda mujer rubiaque llevaba lujoso traje claro,

    y que tal vez pasabadesdeosa mi lado,dejando un rastro de emocin y lgrimas un sensitivo rastro

    en mi espritu jovende diecinueve aos,sin sospechar quizs que era la msicade su joyosa risa resonando,la ms hermosa msica del mundopara mi pobre espritu cansado...

  • 54 AXDRES GON'ZALEZ-BLANCO

    Oh mujeres que nunca han sido nuestras;bocas que no besamos;ojos que no copi nuestra retina;jubones que jams desabrochamos;sombreros elegantes que no vimosdentro de nuestro armario;

    y trajes vaporosos que delantede nuestro espejo nunca se probaron;timbres de voz que omos un momento;bucles rubios que nunca destrenzamos;novias de otros; esposas ignoradas,cuan loca y ciegamente os idolatro!...

    Beso de Carmen, la espaola rubia...Beso que yo he evocadouna tarde de fiesta, en un concierto,frente un sonoro, magistral piano!...

    Beso de Carmen la espaola rubia,que aun me quema los labios.Fu una tarde de jira y de merienda,en medio de las campos...Fuimos en excursiones de familia,por una carretera llena de lamos,en una jardinera fresca y ampliadonde nos apretbamoslos pechos con los pechos,los brazos con los brazos,

    fingiendo todos que ramosnovios en vspera de desposarnos...Fuimos en romera la Virgen de Alarcos...Cascabeles joyantes de las muas;

  • POEMAS DE PROVINCIA 55

    infinito Iiorizonte ilimitado;

    sol quemante de junio;arroyuelo aldeano;ladridos de los perros de las granjas;huertos llenos de rboles lozanos;ermita clara y limpia, yo no puedo olvidaros!...Te acuerdas de otra tarde

    de agosto, de un agosto castellano,cargado de sofoco y de perezay de intertropical ardor cargado;de ese calor que deja el alma inerte,de ese calor que deja el cuerpo exhausto .>Estaban los papas en el Casino,jugando algn tresillo triste y plcido.Silbaba el mixto de las tres y mediaen la estacin, ensueos despertando,melancola, no s qu, tristeza,de todos los pases ignoradosen cuyos puertos nunca dimos anclay cuyas calles nunca visitamos.Como si se fundiesen en nosotrostodo el dolor y el desaliento humano,todo el oscuro tedio,la desesperacin y el desamparode tantas almas que no se comprenden, pesar de los cuerpos enlazados,y de tantas miserias y de tantasagonas; de tantosplaceres que no estn nuestro espritudoliente reservados;

  • 56 ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    de tantas cosas como nos esperandonde jams pondremos nuestros pasos!Y esa tarde, sombros,

    taciturnos, los dos nos separamos...Pasars un domingo

    un hermoso domingo de veranofrente al portn enormedel viejo casern desalquilado...Y te dirs con ira y con despechoy con cierto rencor reconcentrado : Y pensar que yo estuveenamorada de ese mamarracho!...

    Septiembre, 1905.

  • POEMAS DE PROVINCIA 57

    XXXI

    Msica de paseos provinciales,oda en ciertas tardes, tibias, claras, tardes festivas y dominicales

    ;

    que me inspiraste sensaciones raras.Era el paseo sobre las murallas

    que lame en lenguas de cristal el ro,..Evocacin de valses de las playasen ureos mediodas del esto!...

    Oh aquel paseo plcido y calmososobre los fosos, sobre los taludes,

    no s que impulso me infundi ardorosocomo de vivir ricas juventudes!...

    Giros en torno de la ciudadelade la ciudad que me haces evocar;al son de aquel acorde de zarzuelaodo la charanga miltar.

    Ciudad inolvidable que cobijasentre la hierba de tu cementerio mi padre, y que acaso de mis hijasfuturas servirs de baptisterio!...

  • 58 ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    Oh ciudad toda llena de poesa,

    de evocadora y lrica tristeza,

    donde yo quise descubrir un darestos, an, de la inmortal Belleza!.

    Marzo, 1907.

  • POEMAS DE PROVINCIA 59

    XXXII

    La lluvia, que desgrana su rosariode cristalinas y cantantes gotas,me encuentra cabizbajo y solitariotras las vidrieras del balcn. Las notas

    de algn antiguo vals estrafalariose debaten, metlicas y rotas,

    en el aire cansado y funerariodonde t, niebla pensativa!, flotas.

    Tal vez mi abuelo, ya septagenario,recordaba estas fciles gavotasque tienen cierto son protocolario

    de cortes feudalistas y remotas... Por la calle pasaban las devotasal sermn de algn fraile mercenario.

    Diciembre, 1906.

  • 6o ANDRS GONZLEZtBLANCO

    XXXIII

    Te conoc en el baile del Casino;del humilde Casino provinciano.El lirio inviolado de tu manoarrancaba al piano un son divino.Tu mano sin anillo y sin orgullo

    rizaba sobre el clave un aire triste con la tristeza de lo que persisteen un ambiente que ya no es el suyo.Los valses juguetones del verano

    parecen disonantes en invierno...

    Querer y no poder ser siempre eterno;castigo permanente de lo humano!...Los valses rumorosos de las playas

    que tienen cierta entonacin inquietay sugieren al alma del poetaMn frou-frou tentador de claras sayas.Los valses de las lbricas verbenas,

    los valses de las pnicas vendimias,los valses que contienen las alquimiasdel amor, con olores de azucenas!...Los valses que arranc de sus metales

    la banda militar frente las olas,

  • POEMAS DE PROVINCIA 6

    1

    , entre trigales llenos de amapolas,un acorden, por los caminos reales.Los valses que dijeron algn da

    el gozo del cortejo de una boda,el desaliento de la novia y todasu absurda y pertinaz melancola.Los valses que alegraron las meriendas

    en las tardes de junio, entre las vias, cuyo son volvironse las niassomnivagando por floridas sendas.Las nias de poblachos castellanos

    rodeados de un cinto de murallas;las nias que se marchan las playasal comps de esos valses provincianos.

    Oh msica de timbre mortecino,que fuiste en el verano juguetona,y que hoy suenas montona y tristonaen este ajado baile del Casino!...

    ... En el viejo Casino provincianoque en vano quiso deslumbrar de brillo

    me entregaste tu dulce y blanca m.ano,

    tu mano sin orgullo y sin anillo...

    Julio, 1906.

  • 62 ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    XXXIV

    Piano que, en la noche de verano,eres tan sensitivo y tan sublime,

    sonar aquella nota en el pianoque interprete la pena que me oprime?En la salita hay un quinqu casero.

    Una romanza de pera italianapreludia el clavicordio lastimero;

    el clavicordio que hered mi hermana.El viejo clavicordio estropeado

    (el sueo, los quince aos, de mi abuela)que qued, cual su boca, desdentado,del caduco color de la canela...Con teclas amarillas como dientes

    y de herrumbre manchados los registros,que tuvieron silbidos de serpientes quejumbroso sollozar de sistros.

    Se adivina una lnguida tertuliade gente muy pacata y muy modesta;y una plida y rubia y dulce Juliacanta un aire simptico de fiesta.

  • POEMAS DE PROVINCIA 63

    Un aire que conturba y que sugiere,un aire que ha venido de otro mundo,y al escuchar el cual, siento que muerealgo en mi espritu meditabundo.Un aire que recuerdos me suscita

    de vidas anteriores que he vivido...Ah, la tristeza enorme infinita

    de todo lo soado presentido!...Aire que acaso me habla de lugares

    donde siento que me ama no s quin;de largas travesas por los mares

    y de un interminable viaje en tren;de entrar en un poblacho castellano

    caballo, fastuoso y donjuanesco,en un da de fiesta del verano,por un atardecer tpido y fresco;

    y sentir descorrerse una persiana

    y que una nia rubia y hechicera,

    oculta por detrs de la ventana,me lanza una mirada retrechera;

    y contemplar una aparicin mgicaal balcn de una casa solariega,donde me mira una enlutada trgica,cansada de esperar lo que no llega...;

    y detrs de los hmedos cristalesque la neblina vesperal empaatraza algunas borrosas iniciales

    que me dan una sensacin extraa...La belleza que pasa es la belleza

    que en mi juventud ha predominado.Y esas miradas llenas de tristeza

  • 64 ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    son aquellas que ms me han perturbado.Para m, soador ms bien que esteta,

    muchacho melanclico y burgus,este dulce piano que me inquieta

    la fuente de suprema emocin es.

    Agosto, 1906.

  • POEMAS DE PROVINCIA 65

    XXXV

    Tarde de procesin, tarde serenaen que te conoc y me enamoraste;alegre tarde aquella en que dejastede amor y poesa el alma llena.

    Eras hermosa, complaciente y buena.Cuando yo te mir, t me mirastey luego sonreiste y te ocultaste

    con virginal rubor, pero sin pena.

    En tu sonrisa juvenil y frescaque subray mirada picaresca,adivin yo un mundo de alegras.Y pienso al recordarte, tristemente,

    que nunca ms aureolar mi frenteaquel buen sol de mis primeros das.

    Septiembre, 1904.

  • 66 ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    XXXVI

    Este aire suave y triste del piano

    me ha impregnado de lnguida emocin,hacindome evocar aquel veranoen que te am; y aquella poblacin...

    Aquella poblacin episcopaldonde por mi desgracia fui vivir;y donde me hice tan sentimental fuerza de llorar y de sufrir.Tu talle esbelto de muchacha impber

    he recordado y tus graciosos rizos...Este Momento musical de Schubertme trae la memoria tus hechizos.Tus ojos negros de mirar ardiente,

    tus dientes blancos, tu cintura fina

    de cubana adorable indolente,y tu voz tan suave y cantarna.

    Sobre tu voz, tu na voz,que me parece oir en el piano,me impregna de una pesadumbre atroz,hacindome evocar aquel verano...

    Escuchando esta pieza, ha vuelto mtoda la antigua inmortal pasin...

  • POEMAS DE PROVINCIA 6^

    Aquel paseo en que te conoc,aquella noche de iluminacinl...Y la msera banda provincial,

    que interpretaba mi desilusin,la pesadumbre de mi amor fataly la perpetuidad de mi pasin.

    Esta pieza doliente que hoy ome recuerda lo mucho que te am,y lo infinito que sufr por ti

    y lo infinito que por ti llor...

    Abril, 1907.

  • 68 ANDRS GONZLEZ-BLANXO

    XXXVII

    En una habitacin de un quinto pisosu dbil resplandor lanza un quinqu.Quizs es esa luz el Parasoque yo en mi adolescencia imagin!

    Paraso con Eva y sin serpiente...Paraso de casta y dulce paz...Todo el mundo cruzaba indiferenteante esa casa, sin volver la faz...

    Mas all estaba la imborrable escenaque perturbaba mi imaginacin...Una esposa simptica y morena,sabrosa cual un fruto en granazn.Un infante bonito y sonriente

    montado en su caballo de cartn...Paraso con Eva y sin serpienteen el que hay una oculta tentacin!...

    Enero, 1905.

  • POEMAS DE PROVINCIA 69

    XXXVIII

    ramos novios desde los das de la feria...Yo estaba en el quinto ao de mi bachillerato...Y un da me escribiste una carta muy seria,para que devolviese tus cartas y el retrato...Cuando fui de paseo, de tarde, la Alameda,

    intent escudriarte para ver qu tenas...Y t estabas tan guapa con tu traje de seda,tan risuea y tan loca como todos los das!...

    Pero no me miraste, aunque muy bien me viste,con aquella tu dulce mirada inolvidable...Yo me march de all, sereno, altivo y triste,viendo la pesadumbre del mal irreparable.

    El viento del otoo con fnebre murmuriosacuda las hojas de las febles acacias...Aquello parecime un lamentable augurio!...Nunca ms volvera contemplar tus gracias!...

    Nunca ms volveras con tu mirar tan pillo mirarme tan fija, enseando la boca!...Cunto, cunto lloraron mis ojos de chiquillo,aquella horrible noche, por causa de una loca!,..

  • 70 ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    Yo quisiera en mis versos encontrar una frasesuave y mimosa al tacto lo mismo que la seda,para que resbalase, para que resbalase,

    como las hojas secas en la larga Alameda...

    Enero, 1906.

  • POEMAS DE PROVINCIA 7 I

    XXXIX

    Cuntas veces el lnguido cuarteto,odo en un caf de las afueras,acompa mi dulce amor secretocon sus notas, ya graves, ya ligeras!...

    Recuerdos de pasadas primaverasque no florecern mi mi peio...Reminiscencias ay! de Rigoletto

    y aoranzas de actrices extranjeras.Al escuchar de nuevo aquella orquesta,

    como en pasados tiempos, me parecevivir aquella vida que se fu...Porque su son mi juventud se mece...

    Oh, aquellas tardes de tediosa fiestapasadas en la sombra del caf!...

    Junio, 1906.

  • 72 ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    XL

    Sonaba en el caf una msica triste.^Te acuerdas? Un racconto del Fausto de Gounod.Y al comps de la msica, cruel, t me dijisteque nunca me querras como te quise yo...

    Aquella frase lenta, cargada de irona,vibra an en mi mente, cuando quiero evocartu vocecita suave, con la melancolade todas las mujeres que no saben amar,

    Oh frivola, oh tirana, perversa en tus dulzuras!... pesar del gran dao que me hiciste, an perdurasen mi memoria de poeta soador.

    Oh Carmen espaola, que ests ahora en Viena,cantando con voz clida, desgarrada de pena,aquel racconto lnguido: Me parlava cTamor!...

    Noviembre, 1909.

  • POEMAS DE PROVINCIA 73

    XLI

    Cuando yo me haya ido de aquella poblacin,donde tanto te am, nia sentimental;de aquella melanclica ciudad episcopal,donde suenan campanas llamando la oracin;

    acaso en una tarde lluviosa invernal

    sientas latir con ansia tu virgen corazn,

    y quedes pensativa detrs de tu balcnmientras la lluvia azota fuertemente el cristal.

    Y en tanto que la noche silenciosa desciende, esa hora en que el suave quinqu aun no se enciende,en la penumbra grata del tibio comedor;

    esa hora en que toda la ciudad est quieta,pensars con ternura: Fui amada de un poetaque vino expresamente aqu morir de amor.

    Marzo, 1908.

  • 74 ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    XLII

    Pasajera y fugaz como una nube,por mi vida pas con gil vuelo;y desde entonces mi nostalgia sube,igual que una oracin, al alto cielo...

    Era esbelta, gentil y cariosa;

    y cuando se rea locamente,yo no s qu embriaguez tan deliciosaturbaba mis sentidos y mi mente.

    Sus ojos negros eran dos lucerosque alumbraban la noche de mi vida:pensar que nunca he de volver veros,ojos divinos de mi prometida!...En vano me suplican que me calle,

    que no me acuerde ms de aquella ingrata;cuando me acuerdo de su esbelto talle,adoro hasta la mano que me mata...Es verdad que jams con su mirada

    me prometi un amor de eternidades;ay, pero esa verdad no vale nada;mi mentira es mejor que las verdades!...Y aunque bien s que ella jams me quiso,

    adoro esta ilusin que as me engaa,

  • POEMAS DE PROVINCIA 75

    y quiero ver un bello parasoreflejado travs de su pestaa...Un bello paraso que no existe

    en ella, sino en m, pues si existiera,

    en recompensa de mi amor tan triste,una limosna de su amor me diera.

    Soemos, alma ma, pesar de eso,con aquella boquita encantadoraque nunca te ofreci aquel dulce besoque te complaces en soar ahora.Y con los ojos de mirar profundo,

    que jams te miraron con dulzura,pero que valen ms que todo el mundo,y ms que toda la literatura...Y con la voz suave y cantarna

    que no te dijo nunca nada grato;

    y con la esbelta y ondulante y fina

    figura que ofreca en el retrato...Y con esas palabras cariosas

    que t soaste, pero que no oste...Acurdate de todas esas cosasque te han puesto tan plido y tan triste...

    Abril, 1908.

  • 76 ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    XLIII

    Me acuerdo de una dulce tarde de romeraen que t estabas lejos de aquella poblacindonde te am con tan inefable ilusindurante un gran espacio de mi vida sombra...

    Aquella tarde, oh novia que nunca fuiste ma!,yo senta un pesar y una desolacinque me llenaban de una angustiosa emocinen medio de la gente y de la algaraba...

    Pensaba en tus miradas dulces y conyugales,y en tus frases de amor, frases sentimentalesque perfuman de rosas toda mi juventud...Y al oir aquel loco y banal vocero,

    yo senta que aquel tu amor era ms mo...Y caminaba solo entre la multitud...

    Enero, 190S.

  • POEMAS DE PROVINCIA 77

    XLIV

    Sobre la humilde tapia blanquecinacabacea un ciprs como un anciano

    achacoso que duerme. Y la esquinadel muro trepa un triste sauce enano.

    Sobre tierra inferaz, que el sol calcina,se yergue el cementerio provinciano.La larga carretera all terminade un escondido poblachn cercano.

    Ignorado y tranquilo cementerio,con tus muros en sombra y en misterioque el tibio sol de otoo poetiza,

    tienes la melanclica bellezade todo lo que muere, la tristezade todo lo que acaba y se desliza.

    Noviembre, 1905.

  • ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    XLV

    Tu voz tiene el encanto de aquellas vocesque oste en noches clidas de verano,acompaando al claro son de un piano,que te turbaron porque no las conoces.Voces conmovedoras, estremecidas,

    que tararean peras italianasllenas e fiorituras; desconocidasvoces que nos sonaron tibias, lejanas.Voz como de una hermana que se ha perdido;

    voz de mezzo-soprano que hemos odoperderse entre las sombras de algn andn,

    en un da de viaje; trmula y rotavoz que cantaba acaso copla de jotaentre el ferruginoso rodar del tren...

    Octubre, 1906.

  • POEMAS DE PROVINCIA

    XLVI

    Acurdate, alma ma, de la esbelta Asuncin,con la que tantas veces de joven has soado;hija del presidente de la Diputacinde la ciudad en donde, de nio, has habitado.

    Reina de la elegancia en esa poblacin,su figura tena un relieve marcado...

    Recuerdas? Una tarde la viste en la estacin.Estaba el andn solo. No haba tren formado.

    Altiva, ella paseaba. Llevaba largos guantes.Era una de esas mgicas figuras elegantesque en provincias imponen sus caprichos egregios.Al recordarla ahora, no diras que sientes

    fijarse en ti un instante aquellos ojos regios,mirando desdeosos tras los impertinentes?...

    Agosto, 1907.

  • 8o ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    XLVII

    Recuerdo las maanas dulces de primaveraen que saboreaba con toda plenitudlos ntimos coloquios con mi novia hechicera,la novia que resume toda mi juventud.

    Deliciosas maanas de paz y de quietud,en las que caminbamos por una carretera,aspirando la brisa, fragante y maanera,

    que traa al espritu aromas de salud.Mirando de mi novia los labios conyugales,

    yo me senta el ms feliz de los mortales...Nuestro amor era fuerte y sincero y profundo.

    Comamos medias moras que ella coga...Seor, ante el encanto de aquel hermoso da,qu nos importa todo lo dems de este mundo?

    Junio, 1907.

  • POEMAS DE PROVINCIA 8

    1

    XLVIII

    La austera y melanclica ciudad en que he vivido,llena de tan vetusta y solemne belleza,me ha enseado ser noble y en ella he aprendido

    magnfica leccin de fortaleza.Me ha enseado' ser fuerte y odiar el sensualismo,

    y no amar con exceso los placeres mundanos,

    y vivir siempre solo, solo conmigo mismo,y con los hombres, mis hermanos.

    Y no mirar los negros ojos de las coquetasque en su misma alegra llevan la perdicin,y vagar por desiertas y oscuras plazoletas

    de esta ciudad del Septentrin.Y execrar los teatros con sus goces sensuales,

    y los paseos y las msicas sonoras,y adorar las grandiosas, severas catedrales,

    donde los cannigos rezan horas.Y aspirar otra vida ms honesta y ms pura,

    y no gustar de sol, de \^ores y de luz,y imbuirme de una sacrosanta locura,

    de la locura de la Cruz.Y despreciar las risas de las mujeres vanas

    que tienen un espritu hueco y superficial.

  • 82 ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    y escuchar como en xtasis la voz de las campanasde un campanario conventual.

    Y mirar como un valle de lgrimas el mundo,como un punto de trnsito que no se debe amar,

    y ser sincero y fuerte y veraz y profundo,

    y orar y gemir y llorar...Y odiar lo fugitivo, banal y pasajero,

    aquello que se adora en la gran poblacin...Todo esto me ha enseado con su aspecto severola austera y melanclica ciudad del Septentrin.

    Abril, 1908.

  • POEMAS DE PROVINCU 8

    XLIX

    Yo estaba enamorado del sol del Medioda;pero ahora amo las hmedas nieblas del Septentrin;porque, en mi adolescencia loca, me seducatodo lo aparatoso y lo de relumbrn.Ahora me seduce lo que habla el corazn,

    lo que produce intensa, letal melancola;

    y vivo muy gusto en una poblacindonde la lluvia cae tenaz, da tras da...En vez de amar los ojos de nias picaruelas,

    y los repiquetees de locas castauelas,me encantan las mujeres esbeltas y enlutadas;

    mujeres de provincia, gentiles y morenas,que pasan lentas tardes de invierno en las novenas

    y tienen un piadoso fulgor en sus miradas.,.

    Agosto, 1908.

  • 84 ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    Yo he pasado en mi vida unos das felices

    :

    los das en que he ido con mi novia morena,piadosamente celebrar una novenaen la capilla de las Madres Adoratrices.Eran las siete. Estaba la maana serena.

    El campo estaba esplndido en todos sus matices.Mi novia sonrea, de amor radiante llena,y exclamaba: Qu cosas tan bonitas me dices!...

    Estaba tan gentil con la negra mantilla!...

    Al volver nos sentbamos entre la hierba verde...Ella jugueteaba igual que una chiquilla...Cuando toda alegra en mi alma se pierde,

    el recuerdo de aquellas maanas en m brillacomo un remordimiento que mi conciencia muerde.

    Septiembre, 1908.

  • POEMAS DE PROVINCIA 85

    LI

    Provinciana, no ignoro por qu te hallas tan triste;conozco la amargura tremenda que te mata;no me lo ocultes, nena; s que la contrajistepor causa de Lohengrn, el del casco de plata.Tu aspecto pensativo tu espritu retrata...

    Aquella memorable noche te estremecistey sentiste una extraa alegra insensata,que luego se troc en tristeza; y sentistecomo si te ocurriese un hecho extraordinario

    en tu vida apacible de nena provincial,cuando viste al tenor salir al escenario,

    deslumbrante y magnfico como un prncipe real...Y aquella noche, cuando saliste pasear,no miraste tu novio, porque era tan vulgar!...

    Octubre, 1908.

  • 86 ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    LII

    Si t tuvieses sueos, dnde te llevaraque no nos tropezsemos con tus sueos, hermana?Un nuevo pas flgido por cada nuevo day un mgico Eldorado de luz cada maana.

    Sabras todo el mundo, no por la Geografa,sino ms bien por una intuicin muy humanay por anhelo de esa mgica poesaque visita en sus sueos toda tierra lejana.Por juro de mi ardiente fantasa soy dueo

    de un vasto y luminoso territorio de ensueo;la Realidad, no obstante, me cie entre sus mallas..,

    Y vivo en una vieja ciudad de segundo orden;y en vano es que mis lricos anhelos se desbordenms all de sus casi derruidas murallas...

    Octubre, 1907.

  • POEMAS DE PROVINCIA 87

    Lili

    Cuando est agnico y desfallecido,y me sintis ya prximo morir,recordadme aquel vals..., un vals odoen la ciudad donde yo fui vivir...Aquel vals lnguido y sentimental

    que tocaba mi novia, la gentil,en aquella ciudad episcopal,en las maanas tpidas de abril...

    Pues, gracias ese vals, revivir

    de mi doliente vida lo mejor;y causa de ese vals recordarlas inquietudes del primer amor...

    Pues, gracias ese vals, he de evocarlos ojos negros de mi linda novia;por un momento me podr olvidarde la amargura inmensa que me agobia..Los ojos negros que ya nunca ms

    volvern mirarme con dulzura;

    y la boca rosada que quizs otro dir palabras de ternura...

    Diciembre, 1907.

  • 88 ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    LIV

    Ojos azules, de mirar sereno,que un da fuisteis mi tenaz tortura,vosotros me enseasteis ser buenoen medio de la vida atroz y dura.Vuestra influencia an en m perdura.

    Y pensando en vosotros, sobre el senome adormec de una mujer impura,sin reparar en el pecado obsceno!...Y por vosotros me he regenerado,

    ojos azules que me habis miradoen un triste teatro provincial...

    Y en medio de las lbricas orgas,al recordar aquellos dulces das,

    mi alma de nio abominaba el mal.

    Mayo, 1908.

  • POEMAS DE PROVINCIA 89

    LV

    Al comps de esa orquesta de ciegos ambulantesque pas esta maana bajo de mi ventana,he recordado aquellos bellos das distantesen que te ador tanto, oh linda provinciana!...De aquellas claras noches de luna y de verano

    en las que tu figura esbelta y pensativaondulaba por el paseo provinciano,con la arrogancia de una noble reina cautiva.Y de mi amor ardiente de pobre nio loco,

    que me haca apostarme por donde t pasabas;y de aquella mirada que me saba poco,

    y que t, algunas veces, compasiva lanzabas...Y de aquel horroroso inolvidable da

    en que t me causaste un dao tan enorme,por tu primo, el cadete aquel de Artillera,que tan vistosamente llevaba el uniforme...

    Y de aquella otra noche de la funcin de gala,en que fuiste al teatro lujosa y tentadora,y un estremecimiento corri en toda la sala,

    al verte tan bonita y tan encantadora...Y el tenor te miraba con ojos de deseo,

    y t clavaste en l los gemelos traidores;

  • 90 ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    y yo me vi ridculo y despreciable y feoante aquel hombre audaz de ojos dominadores...

    Vestido de Lohengrn, con su casco de plata,t le hallabas gallardo y le estabas rendida...(Ay, esta dolorosa remembranza me mata,porque fu aquel el da ms triste de mi vida!...)Aquel hombre, venido de comarcas lejanas,

    deslumbrador y lleno de un extico hechizo, vosotras, humildes muchachas provincianas,temblar en vuestro palco por la emocin os hizo...Y como yo tena la desgracia tremenda

    de comprender aquella emocin que sentasante el Lohengrn rubio, lleno de pedreras,magnfico como un prncipe de leyenda...;

    de aqu que aquella noche tibia de primavera,por causa de una loca sufriera tanto, tanto,

    y despus, en el lecho de una fonda, gimiera

    y dejara correr el manantial del llanto...Msica que te marchas por las calles lejanas,

    si no quieres hacerme sufrir con tus cadencias,no vuelvas pasar bajo de mis ventanas,pues me haces recordarme de olvidadas dolencias;

    y de las peripecias de aquella edad tan tristeen la que tus desdenes me hicieron tantos daos;

    y de aquella pasin de que t te reiste,porque yo era un chiquillo de diecinueve aos...

    Marzo, 1908.

  • POEMAS DE PROVINCIA 9I

    LVI

    Aun no se me ha agotado el manantial del llanto irreprimiblemente veces se desata.Recuerdo aquellos tiempos en que te amaba tantoy rezaba la Virgen ante el altar de plata.

    Oh, cmo yo era entonces casto y dcil y santoy no tena esta obsesin que me matade senos de mujeres con su sensual encantoy de ojos negros y de labios escarlata!...

    Oh, cmo florecan ya tus catorce abriles!...Tus ojillos tan dulces y tu cutis moreno!...

    Tus encantos ambiguos, asexuados, pueriles!...Oh, cmo t eras candida y cmo yo era bueno!.

    Mis tristes veinte aos de pesadumbre gimenal pensar que el amarte ya hoy sera un crimen.

    Agosto, 1908.

  • 92 ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    LVII

    Tenas ojos negros. Eras linda y morena,

    y te quedaste sola en aquella ciudaddonde la lenta lluvia con tenaz cantilenacantaba unas estrofas de tedio y soledad.

    Por ms que yo saba que t eras dulce y buenay que me amabas mucho, no te tuve piedad,y te quedaste sola, sola en aquella edaden que el destino amar con locura os condena.

    Y qu remordimiento mi conciencia sentaal dejarte all sola, oh niibil, que algn daendulzaste en mi vida los amargos instantes!...Y sin embargo, aquella ciudad volv despus

    y t estabas casada con un triste burgus;pero tus ojos eran tan ardientes como antes...

    Enero, 1909.

  • POEMAS DE PROVINCIA 93

    Lvni

    Cielo azul... Sol refulgente... Domingo de Carnaval...Lleno de espln, me he quedado solo y pensativo en

    [casa...

    Suena lejos una msica... La estudiantina que pasa...Y percibo los allegros de un galop loco y banal...

    Pienso en ti, mi antigua novia morena y sentimental,que mitigaste, all en tiempos, esta fiebre que me abrasa;

    y que estars en aquella poblacin episcopaldonde la vida es montona como una planicie rasa...Y al llegar la noche, t llorars frente la roja

    desolacin del crepsculo; oh, llorars de congoja,odiando por un instante esa provinciana paz!...Y anhelars los hechizos galantes de un bal masqu,

    un baile que soars placer, sin saber quetal baile es un espectculo bien aburrido y falaz...

    Febrero, 1909,

  • 94 ANDRS GON5LEZ-BLANCO

    LIX

    Mercedes tiene veinte aos: es alta, guapa y triguea.Mercedes tiene los ojos del color del caramelode malvavisco. Mercedes es una nia risueaque tiene castao oscuro y un poco ondeado el pelo.

    Siempre est, como una loca, riendo y ratos suea.Mas cuando suea, sus sueos no van camino del cielo.Suea con un buen marido, con una nia pequea

    y con un hogar en donde no penetre el desconsuelo.Mercedes por los paseos anda con altivo porte.

    Admiran todas las nias de su edad qu bien se peina.Lleva la hermosa cabeza erguida, como una reina,

    y para serlo de veras, va seguida de su corte.Y como, en la temporada de verano, tiene abonoen un palco del teatro, ya no le falta su trono.

    Mayo, 1907.

  • POEMAS DE PROVINCIA 95

    LX

    Mi fantasa loca de poetaevoca los encantos de aquel daen que o una romntica Julietadecirme: No te vayas todava!...

    Era por el verano. Amaneca.Sobre las torres de la ciudad quieta,levtica, romntica y sombra,el cielo se tea de violeta...Muchas mujeres frivolas he amado

    buscando en todas lo que no he encontrado

    :

    la voz de aquella virgen, hoy perdida...Ay, pero aquel amor dulce y sincero,

    aquel amor que fu el amor primero,ya no volver ms en esta vida!...

    Mayo, 1909.

  • 96 ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    LXI

    De todos los recuerdos que mi alma triste hospeda,es el ms melanclico y el que ms me ha turbado,la opresin de una mano suave como la seda,una noche de esto de un tiempo ya pasado...

    Susurraba el piano con voz doliente y quedaen aquel provincial Casino iluminado...Flotaba en el saln como una polvareda

    de perfumes, de msica y de tedio cuajado...Y los ojos de Carmen miraban retrecheros,

    ya con fulgor materno, ya con ardor lascivo...

    Ay, yo s que sus ojos nunca fueron sinceros,que nunca ella me am, por su talante altivo!...

    Mas pesar de todo, ;por qu no vuelvo veros,ojos negros y dulces, sin los cuales no vivo?... .

    Julio, 1908.

  • POEMAS DE PROVINCIA 97

    LXII

    En los remotos arrabales,cuntas elegancias marchitadas!...Viejos sillones abaciales,lazos y flores destrozadas.

    Recuerdos de los carnavales.Restos de modas atrasadas.Tal vez en las fiestas realeslas telas susurraron ahuecadas...

    Cuntos ensueos aniquiladosbajo los vestidos usados!...Cunto vestigio de una gloria

    que ya muri, y de la que quedaslo una tmida memoriacon un aroma de reseda!...

    Abril, 1906.

  • ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    Lxni

    Calles desempedradas de provinciaque mueren en oscuros arrabales;calles que tienen nombresde heroicos capitanes,de batallas magnficas

    y de nobles acciones militares;calles en donde un ciego quejumbrosolanza al cielo meldicos cantares jotas aragonesas andaluzas y tiernas soleares

    ,

    coplas que encarnan entre sus cadenciasel alma fuerte de este pueblo grande;calles en que morenas retrecheras,con ojos asesinos cual puales,asoman balcones nobiliarios

    sultanas presas en doradas crceles;calles abandonadas y silentes,que apenas cruza nadie,sobre las cuales pasa la agonadorada y amarilla de la tarde;calles que no son rectascomo las de las grandes capitales;

  • POEMAS DE PROVINCIA 99

    calles angostas, calles tortuosas,

    calles irregulares,

    calles sin simetra,

    encantadoras calles provinciales,al caminar por vuestras losas, sientoque en m revive el alma de mis padres.

    Septiembre, 1907.

  • ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    LXIV

    Calle de las Angustias,calleja solitariadonde una parietariase enredaba las mustias

    paredes del convento,donde una celosaapenas descubraun rostro macilento.

    Era Sor Sacramento,la plida novicia quien am de nio,

    antes de irse al convento,con un loco cario,

    que ha sido mi deliciay ha sido mi tormento.

    Abril, 1908.

  • POEMAS DE PROVINCIA

    LXV

    Campanario mozrabe, esbelto campanario,blanco, alegre y pueril, de las Monjas Anglicas,cuyas claras campanas taan al Rosario,como un coro de voces asexuales y clicas.

    Campanario que tienes una aguda espadaay macetas de flores fragantes en abril;campanario castizo, campanario de Espaa,hay en ti un cierto hechizo tan mgico y sutil!...

    Sabes algo del alma de las dulces noviciasque estn presas y solas en el triste convento,cantando los Maitines, los Laudes, las Completas?

    Sabes de aquella Carmen que haca mis deliciascuando yo era un chiquillo loco de sentimientoy ella moraba en una de estas callejas quietas?

    Junio, 1909.

  • ANDRS GONZLEZ-BLANCO'

    LXVI

    Novenas de provincia;novenas

    odas en oscuras

    iglesias,

    en las lluviosas tardes,

    tan lentas,

    tan dolientes de mansatristeza.

    Bajo los soportalespasean

    los gallardos tenientes

    de guarnicin en estaciudad, mientras relatanalegres aventuras donjuanescas.

    Detrs de melanclicasvidrieras,

    las nenas de provincia,las nenas,

    gentiles y olvidadas

    princesas,

    que por el rubio prncipeesperan!...

  • POEMAS DE PROVINCIA IO3

    bordando van ensueos en la mentey cifras en la tela;

    sbanas conyugalesque no son para ellas... cuando cae la tarde,se sientan

    al piano de cola,legado de la abuela,

    y arrancan melodassuaves y lastimeras

    que les hacen soar con las lejanas,desconocidas tierras...

    Novenas de provincia;novenas

    que amenguaban el tediode aquella poblacin tan soolienta!...Novena del Rosario,novena en el convento de las Petras,

    y de la Inmaculadaen la Concepcin Anglica;novenas las que bamoslos muchachos de aquellacapital de provinciatan austera,

    como pretexto para

    contemplar las nenas...Al salir, en el atrio,

    sonaban las espuelasde los bravos tenientescomo evocando las conquistas blicasde la raza espaola,

  • 104 ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    tan altiva y tan vieja...

    Y la lluvia caafuera

    con un rumor de slabasde letana lenta...

    Dificultoso el trnsito

    por las calles en cuesta,

    alumbradas de exiguascandilejasofrendadas vrgenesen hornacinas ptreas.Tintineo de lluvia;conversaciones sueltasde las nias que en gruposnarraban sus tristezas;

    y el son de las pisadaslastimeras...

    Convento inolvidable

    de las Monjas Anglicas,donde yo penetrabaen esas tardes lentas,

    para ver la nia

    morena,

    la gentil Mercedes,hija del presidente de la Audiencia...

    Oh, cmo me remembrode su figura esbeltasobre el reclinatorio

    con arrogancia regia;

    del rgano dolienteque lanzaba sus quejas

  • POEMAS DE PROVINCIA IO5

    aflautadas y suaves,

    mientras tras de las rejasresonaban los cnticosde las Monjas Anglicas;del fraile mendicanteque con su voz severaclamaba desde el pulpito:condenacin eterna!

    y del sagrario de oro,donde parpadeaban tremelucientes velas,cuyas llamas ardan

    en las pupilas de ella;en aquellas pupilas que dejaronimpregnada mi vida de tristeza!,..

    Febrero, 1909.

  • I06 ANDRS GOXZLEZ-BLANCO

    LX\^II

    En un teatro de provinciaunas pupilas de mujerme enloquecieron una noche,me enloquecieron sin querer.Me enloquecieron fatalmente...

    Yo no lo puedo remediar...Cmo negarse unas pupilasque estn mirando sin cesar?...Cmo negarse unas pupilas,

    tan atrayentes como imn,que amor y dicha nos prometen

    y acaso un da nos darn?Cmo esquivar aquel influjo

    magntico y embriagadorde unos ojos grandes y negrosllenos de luz, llenos de amor?...Me enloquecieron fatalmente...

    Yo no lo puedo remediar...Pero es ms grande mi locuraque la cordura de no amar!...

    Septiembre, 1906.

  • POEMAS DE PROVIN'CIA I07

    Lxvni

    Campanas provinciales, matutinas,campanas de las Monjas Capuchinas,campanas resonantes bajo el sol.Campanas dulces sobre los jardines,

    campanas convocando los maitinesde un convento de monjas espaol.Campanas de mudejar campanario,

    que embalsaman como un turiferarioel aire clido y lleno de luz.Campanas resonando en la maana,

    en una vieja villa castellana en un pueblo extremeo andaluz.Convento frente cuyas celosas

    me detena yo todos los das

    soar sin estorbo, en libertad,

    soar en las cosas que en la infanciainundaron de mgica fraganciami prematura sensibilidad... soar con mil cosas ignoradas,

    ms bellas porque an no realizadas,que entonces no poda concretar...

  • I08 ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    All vi yo una vez los ojos bellosque, al mgico fulgor de sus destellos,present que algn da haba de amar...Los ojos negros bajo la mantilla;

    ojos de Zaragoza de Sevilla,que ms tarde me haban de perder.Los ojos que despus, los veinte aos,

    una tarde, encontrndome entre extraos,en un cuarto mezquino de alquiler,

    en un departamento de una fonda,me turbaran con su fija y hondamirada decidora de emocin;

    los ojos que una nia castellaname mostrara una inmortal maanamientras bordaba tras de su balcn.

    Ojos cuya mirada me redime,mirada pensativa, tan sublime,como la celestial pudiera ser,

    mirada de ojos negros; mujer vistaslo para turbar mi alma de artista,hecha para unos ojos de mujer...

    Mayo, 1907.

  • POEMAS DE PROVINCIA IO9

    LXIX

    Vidas muertas detrs de un balcn provincialque slo se abre un da claro de procesin Dominica de Pascua Jueves de Ascensin cuando el seor Obispo va de pontifical...

    Pasa el resto del ao en la desolacinde un hasto perenne, incurable y letal...Vidas muertas detrs de un oscuro balcn,al fondo de una angosta calleja medioeval...Un cannigo cruza las horas de coro...

    Las campanas retumban en el aire sonorocon una plaidera y fnebre oquedad...Y al cruzar las desiertas losas, nuestras pisadas

    parece que despiertan las pocas pasadas

    y todas las leyendas de la vieja ciudad...

    Mayo, 1908.

  • no ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    LXX

    ^Recuerdas el paseo donde te conoc,con sus lamos tristes y sus bancos verdosos,con sus glorietas donde pas los ms dichososdas que en mi existencia dolorosa viv?

    Recuerdas el modesto teatro provincial,que exhalaba las veces cierta ignota fragancia,

    y aquel palco incitante, como un lecho nupcial,donde t te exhibas con tu altiva elegancia?...Y te acuerdas acaso de aquella prima Arminda,

    que era tan espigada, tan esbelta y tan linda

    y con la cual veces sola darte celos?...Y te acuerdas de todas aquellas dulces cosas,

    que, en medio de mis horas dolientes y saudosas,son las nicas que me recuerdan los cielos?...

    Julio, 1908.

  • POEMAS DE PROVINCIA II 1

    LXXI

    Caf de provincia donde haba una orquesta,que acaso tocaba algn vals ideal;caf en que he pasado lentas tardes de fiestaoyendo la lluvia azotar el cristal...

    Caf de una calle silenciosa y oscura...Caf de una lbrega, clerical poblacin...Caf donde he ido acallar mi amargura...Caf donde he ido esconder mi pasin...

    Caf donde he ido ocultar mis dolores;caf donde veces me he escondido llorar,quiz recordar olvidados amores acaso en mujeres imposibles soar...

    Caf de provincia donde haba una orquesta;caf estrecho y fnebre igual que un atad...Caf en que he pasado largas tardes de fiestaperdiendo, indolente, toda mi juventud...

    Marzo, 1908.

  • ANDRS GOXZALEZ-BLANCO

    LXXII

    En mis das de espln pienso en Adela,hija del secretario del Gobierno;una rubia gentil que iba la escuelaen los morados das del invierno...En verano llevaba una pamela

    que daba su semblante un tono tierno;y si haba funciones de zarzuela,en el teatro la vea...

    ...Eterno

    manantial de emociones de la vida!...T eres la infatigable creadorade todos los poemas inmortales...Por ti palpita el alma estremecidaal recordar esa divina horade los besos de mieles y panales...

    Septembre, 1908.

  • POEMAS DE PROVINCIA II3

    Lxxni

    Oh, quin volviera ver aquella plazoletamal empedrada y lbrega, junto la catedral,donde tu lindo rostro de muchacha coquetase exhiba atractivo, picante y conyugal!...

    Oh, quin volviera aquel tiempo sentimentalen que mor en aquella ciudad tan triste y quieta,y en que yo era un ingenuo y alegre colegialque comenzaba entonces picar de poeta!...

    Oh, quin volviera ver el claro mirador,detrs del cual estabas tan esbelta y gentil,apoyando tu seno suave en el bastidor!...

    Oh, quin volviera ahora sentir el amorque sent en una tarde deliciosa de abrilescuchando tus frases de inefable dulzor!...

    Julio, 1909.

  • I ! 4 ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    LXXIV

    Recuerdo un amanecer sombro de primaveraque, estando enfermo, yo vi por detrs de mis ventanas...Encanto de las campanas llamando misa primeraen la torre del convento de las Monjas Franciscanas!...

    Al canto claro y tranquilo de las monjiles campanas,que eran como un alma justa que Dios compasin

    [pidiera,

    en el fnebre silencio de las calles provincianasse entremezclaban los tristes pregones de una churrera...

    La churrera... calentitos..., sonaba el pregn lejano.En la alcoba, al lado mo, ya rebulla mi hermano,que se levantaba pronto para ir clase temprano...La puerta de nuestra casa se abra con un gemido...

    Era el cerrojo herrumbroso que se haba descorrido...Y era mi madre que misa de seis y media haba ido...

    Julio, 1907.

  • POEMAS DE PROVINCIA II5

    LXXV

    Otro recuerdo de aquel dulce tiempo prorincial,..El recuerdo del convento de las Monjas Carmelitas,donde estaban encerradas tantas muchachas bonitasque fueron un da orgullo y prez de la capital...

    All estaba Julia Herranz, tan elegante y gentil,

    que en la mejor sociedad siempre haba figurado;como que era la hija nica del gobernador civilde aquella ciudad en donde de nio t has habitado.

    ^No te acuerdas, alma ma, del tranquilo locutoriodonde ibas hablar con Julia una vez la semana?...La guapa y gentil monjita era amiga de tu hermana...En medio del saln vasto haba un reclinatorio,

    un reclinatorio suave forrado de carmes...Ay, ese reclinatorio que te ha hecho soar ti!...

    Agosto, 1907.

  • Il6 ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    LXXVI

    Paseando una tarde por los arcosde la Plaza Mayor,

    me detuve mirar tus ojos zarcosirradiantes de amor...

    En la iglesia de la Misericordiate contempl otra vez...

    Y en el paseo ruin de la Concordiamostraste, los domingos, tu altivez.

    Una noche, en el baile del Casinodesafi tu mirar...

    Y la salida, te abord, muy fino...Estoy loco, Pilar, de tanto amar...Tu ingnita elegancia de princesa

    cautiv un viejo y patriarcal marqus.Me desdeaste, pues, rubia marquesa,por mi talante msero y burgus.

    Yo, que soy un \Tilgar oficinista,cmo habr de esperar

    que una muchacha esbelta, guapa y listame pueda idolatrar?...

    Me invitaste tu boda. Y el convite,canalla miserable!, yo acept.

  • POEMAS DE PROVINCIA 1 17

    Con tu amiga Asuncin tom el desquite...Qu bien que la obsequi!...

    Tus ojos encendidos como llamas,perturbados y en loco frenes,con un fulgor que me deca: ...Me amas?...miraban locamente, siempre m!...Tus ojos, de un matiz negro-castao,

    miraban fijos una y otra vez...Quin lo dijera, nia?... No es extrao!...La embriaguez inefable del Jerez!...De todos modos, vida de mi vida,

    he de decir (y acaso no te importe)que no es para envidiada ni queridala suerte del decrpito consorte.Que si tus ojos tienen un destello

    de dulzura nupcial...ser algn joven quien disfrute de ello

    y no ese carcamal...

    Eres la ms feliz de las mujeres...Ah!... Quin lo duda al ver tu alegre faz?...Pero aun hay quien murmura... Bah!... Qu quie-

    El mundo es tan mordaz!... [res?...Tus labios encendidos y sensuales

    me ofrecieron la dicha conyugal...

    Pero tengo de sueldo diez mil reales,que sin duda no son un dineral...Tus lindos ojos zarcos son dos brasas

    que en m encienden un lbrico fulgorcuando te miro, si mi lado pasas

    por la Plaza Mayor...

    Febrero, 1906.

  • Il8 ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    LXXVII

    La provincia me impregna de su romanticismopermanente de 1840...Y as voy por las calles, en marcha grave y lenta,desconocindome m mismo...Hay otro yo que me dirige;

    otro yo que mis actos rige;hay otro yo que me gobierna.

    (Te lo dije, Luz, te lo dije,porque eras demasiado tierna...cuando eras colegiala internade San Vicente de Paul;

    y me regalaste aquel dijete acuerdas?... un da de sol...)En la casa de enfrente dan un baile

    (ah, no tener valor para ser fraile!...)

    Fu en la realidad en la noveladonde yo vi esa nia picaruela?...A lo lejos silbidos de los trenes

    llegando la estacin...(Oh, el tormento de la ilusinde crear mgicos Edenes...donde no tengo jurisdiccin!...)

  • POEMAS DE PROVINCIA I 1

    9

    Qu nias tan bonitas van misa de doce!...Unas menudas, frgiles; otras rubias y esbeltas.

    (Oh!, no sabes que nadie te conoceen este mundo donde tus penas andan sueltas?...)

    Ah, yo he ledo demasiado!...Me he envenenado, me he envenenado fuerza de tanto leer...

    Malditas sean las novelas,

    las peras y las zarzuelas

    y las risas de la mujer!...Malditos sean los encajes,

    los claros trajes, los claros trajes!...Esos me mataron m...

    Mi vida ya no tiene rumbo...Y por m mismo me derrumbolos palacios que yo erig...

    Las risas, las risas, las risas!...

    Para qu os res, Elosas,cuando nos miris cabizbajos?...

    Eso... qu queris que os diga.\..es una infamia; como reirse de una mendiga

    por sus andrajos...Risa de mujeres morenas

    que me envenenas...Risa locuela de demonio...

    Risa infernal, risa satnica...cmo con esa risa insnicapodemos ir al matrimonio?...

    La Vida, la Vida, la Vida!...No me pongis sentimental,soando en aquella vuestra conocida

  • ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    que tena la boca encendida

    y en la barba un hoyuelo sensual.

    ...Yo siento en m un ansia suicida.La Vida es siempre criminal...

    Enero, 1907.

  • POEMAS DE PROVINCIA

    LXXVIII

    Estacin de provincia donde mueren los trenes,que son como las vidas por la muerte deshechas;estacin de provincia, yo no s lo que tienesque me sugieres mil ansias no satisfechas...De aqu se parte acaso vistosos pases,

    todos llenos de msicas, de placer y de lujo;

    y por aqu ha pasado, quiz, en las tardes grises,un libertino plido que iba hacerse cartujo...

    Y, sin embargo, como todas las estaciones,estacin provincial, tienes traza prosaica;igual que todas esas modernas construccionesde nuestra arquitectura metalrgica y laica.Y hay en ese fastuoso y enorme decorado

    de tu retembladora y vasta marquesinaalgo de aquel horror magnfico y sagradode un buitre estrangulando una golondrina.Y suena ese silbido de tus locomotoras,

    que turban el silencio de la tarde serena voces de civilizacin dominadoras

    como el bramar de un tigre que aplasta una colmena.Eres la voz de nuestras potencias industriales

    que al n se han sobrepuesto la Naturaleza;

  • ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    y que, matando todas las gracias naturales,casi han estado punto de matar la Belleza...

    Estacin: eres como un sarcasmo humorsticocon tu extraa apariencia fabril y siderrgica,

    como un rostro de hermosa, antes radiante y mstico,que desfigur una operacin quirrgica.

    Estacin vulgar, como todas las estaciones

    :

    t fuiste mi primera leccin de poesa,con tus hileras de desteidos vagones viejos arrinconados ; con la melancola

    de tus largas y de tus tristes vas muertas

    y de tus herrumbrosos y mugrientos rales;estacin de provincia: t me abriste las puertasde todos los dorados y celestes pensiles;

    t me hiciste soar con mgicos Edenes;t me comunicaste este ardor que me abrasa...Toda la poesa vaga por tus andenes,la poesa nica de la vida que pasa!...

    Abril, 1907.

  • POEMAS DE PROVINCIA 1 23

    LXXIX

    La costanilla de las Trinitarias,con los pesados muros del convento,es una de esas calles solitariasque tienen cierto tinte macilento.

    Guarda en lo irregular de su empedradociertas sonoridades oquedosas,como si se acordasen esas losasde un tiempo ms brillante ya pasado,

    de tantos hroes que las han pisado;cual si sintiesen una extraa gloria

    por los hidalgos de altanera traza,los nobles y valientes militares,

    los caudillos de frrea coraza......Y es que sienten las piedras seculares

    toda la pesadumbre de la razay toda la grandeza de la Historia...

    Mayo, 1907.

  • 124 ANDRS GONZLEZ-BLANCO

    LXXX

    Fu una tarde de cielo despejado y de sol...La tarde del entierro de mi pobre pap...Vivamos en un poblachn espaoldel cual slo conservo vagos recuerdos ya...

    S que aquel triste da las campanas doblaron.Se oa los presbteros en salmodia lejana...Para que yo no viese todo esto, me llevaron casa de unas lindas amigas de mi hermana...Eran las hijas del delegado de Hacienda...

    En una remembranza difusa de leyenda,s que por una huerta jugamos correr...De granadas la huerta toda estaba encendida.

    Y proclamando el triunfo solemne de la vida,las granadas rean cual bocas de mujer...

    Octubre, 1907.

  • u POEMAS DE PROVINCIA 1 25

    LXXXI

    Silencio, paz y sol. Las calles provincianass