Garramuño

download Garramuño

of 11

Transcript of Garramuño

  • 7/22/2019 Garramuo

    1/11

    FLORENCIA GARRAMUO La experiencia opacaFCE - Prohibida su reproduccin total o parcial 1

    Florencia Garramuo

    LA EXPERIENCIA OPACA

    Literatura y desencanto

    I. Los restos de lo real

    (fragmento)

    These fragments I haveshored against my ruins.

    T.S.ELIOT

    Una literatura que trabaja con restos de lo real: sera posible referirsede esta manera a una lenta transformacin del estatuto de lo literarioque se ha venido manifestando en las prcticas de escritura desde losaos setenta, y que en las culturas brasilea y argentina puedeperseguirse, en senderos variados, a partir de algunasexperimentaciones radicales que ocurrieron durante la dcada de 1970

    y, con mayor mpetu, en la de 1980.No se trata de trazar una periodizacin taxativa: esa transformacin,

    si en aquellos aos exhibi algunos de sus primeros ensayos, no dejade revelarse y profundizarse en la literatura ms contempornea. Setrata, s, de preguntarse por las razones y direcciones de estas primerasmutaciones.1

    1 Numerosos crticos y analistas han trabajado sobre estas transformaciones, dentro yfuera de Amrica Latina. Destaco aqu slo algunos de los trabajos que ms me haninspirado para pensar estos problemas: J osefina Ludmer, Temporalidades delpresente, en Margens/Mrgenes, nm. 2, diciembre de 2002, y Literaturas

    postautnomas, en Ciberletras,nm. 17, julio de 2007; Tamara Kamenszain, La bocadel testimonio, Buenos Aires, Norma, 2007 (en el caso de ambas autoras, se trata deuna teorizacin sobre literaturas ms contemporneas; aunque en el de Kamenszain,estos problemas se ponen en relacin con un autor del mencionado perodo: OsvaldoLamborghini); Jean Franco, The Decline and Fall of the Lettered City, Cambridge,Harvard University Press, 2000 [trad. esp.: Decadencia y cada de la ciudad letrada,Barcelona, Debate, 2003]; y Ral Antelo, La arealidad setentista, en FlorenciaGarramuo, Gonzalo Aguilar y Luciana di Leone (comps.), Experiencia, cuerpo ysubjetividades. Literatura brasilea contempornea, Rosario, Beatriz Viterbo, 2007.J ean Franco resume estas transformaciones como una progresiva invasin de lasfronteras de la ciudad letrada, que en algunos casos extremos ir a concretarse enun trabajo con lo real. Dice Franco: Lo que cuenta como literatura ha cambiado

  • 7/22/2019 Garramuo

    2/11

    FLORENCIA GARRAMUO La experiencia opacaFCE - Prohibida su reproduccin total o parcial 2

    En uno de sus Hliotapes de Nueva York, de 1971, Hlio Oiticica serefiere a la poesa de Waly Salomo -uno de los poetas brasileos ms

    activos de la poca- con un titubeo sumamente productivo. Sobre Umminuto de comercial, de este poeta, dice:

    Es como si al da siguiente, cuando reles lo que escribiste la vspera, buscarasreacondicionar todo agregando una nueva perspectiva. Y cada nueva parte queagregs es el reacondicionamiento de lo que fue hecho antes, es decir, incluso unareformulacin de esa otra poca. Entonces hay esa posicin, como si fuerancompartimentos del da a da, como si fueran restos que deposits, no sensacioneso experiencias del da a da. Pero lo que quiero decir, no es vivencias, porquedetesto esa palabra; pero sera algo as como si fuera la biblioteca del da a da,no, una euxistnciateca de lo real; no, porque es algo que es una creacin en smisma.2

    Hlio Oiticica se refera as a la poesa de Waly Salomo que en esosaos setenta iniciaba un trabajo potico con materiales tan variadoscomo fragmentos autobiogrficos escritos en la crcel o itinerariostursticos por el Ro de J aneiro ms marginal. En su poesa, lanarracin de experiencias personales -experiencias de una singularidadsintomtica, no ensimismada- se incluye como aprovechamiento de Mivida dara una novela o Diario de Anna Frank.3

    Um minuto de comercial se titulan los ltimos fragmentos de Mesegura queu vou dar um troo, un libro que se inicia con una suerte dediario escrito en 1970 en la crcel de Carandiru, donde Waly Salomo

    fue encerrado por haber sido encontrado portando marihuana. En esetrabajo con el yo, lo autobiogrfico y la experiencia personal vaciadosde toda autoridad, el libro de este poeta comparte, con muchas otrasformas de la poca tanto poticas como narrativas, una indistincinentre literatura y vida que tiende a desauratizar lo literario y susfunciones sublimatorias.4

    porque ya no se confina a categoras que separan ficcin y realidad. Hbridos deficcin y vida real, de verdad e historia inventada, de viaje y literatura y novela borranesos lmites. Hay nuevas posibilidades y nuevas limitaciones (op. cit., p. 261; latraduccin me pertenece). Ral Antelo parte desde los aos setenta para elaborar unateora inspiradora que permite establecer una conexin con textos y prcticas de otros

    momentos histricos a partir del concepto de arealidad de J ean-Luc Nancy. SegnAntelo: Hay la obstinada pasin de lo real que se depara al fin y al cabo con unamquina ambivalente, de un lado, el ex-agio, la superficie de la piel de un cuerpo -levide papie- visto como conjunto de sensores o pantalla proyectiva, pero tambin, allado suyo, ad-agio, ese poco, nada, esta espuma,de realidad material o substantiva,que constituye, en ltima instancia, lo innombrable de la historia. Lo real areal (op.cit., p. 196).2 Hlio Oiticica, Hliotape, en Waly Salomo, Me segura queu vou dar um troo,Rode J aneiro, Aeroplano, 2003, pp. 202 y 203 (la traduccin me pertenece).3 Vase Waly Salomo, Me segura, op. cit., p. 172 (la traduccin me pertenece).4 En un trabajo pionero, Literatura e vida literria, Flora Sssekind analiz esaexplosin de la subjetividad en la literatura brasilea de los aos setenta y ochenta

  • 7/22/2019 Garramuo

    3/11

    FLORENCIA GARRAMUO La experiencia opacaFCE - Prohibida su reproduccin total o parcial 3

    Una euxistnciateca de lo real, o egoexistenciateca de lo real: elneologismo -y su titubeo- puede servir no slo para pensar la poesa de

    Waly Salomo, sino tambin toda una mirada de prcticas artsticasque surcaron el paisaje cultural de las dcadas de 1970 y 1980 en elBrasil y la Argentina y que establecieron una serie de relacionesproblemticas entre la nocin de obra y su afuera o exterioridad. Laexplosin de la subjetividad, la poesa marginal, el abandono delsoporte obra del mismo Hlio Oiticica y de Lygia Clark -entre otros-, laproliferacin de formas hbridas y de textos anfibios que se sostienenen el lmite entre realidad y ficcin son todos ejemplos de una fuerteimpugnacin a la categora de obra de arte como forma autnoma ydistanciada de lo real, suplantada por prcticas artsticas que sereconocen abiertas y permeadas por el exterior, y que resultan

    atravesadas por una fuerte preocupacin por la relacin entre arte yexperiencia.

    Textos que desestructuran gneros y subjetividades (todos los textosde Clarice Lispector publicados en los aos sesenta y setenta, perotambin los ilegibles textos de Osvaldo Lamborghini, poticos ynarrativos); narrativas que insisten en una primera persona aunquedesestiman toda pulsin biogrfica (El frasquito, de Luis Gusmn; Lapiel de caballo,de Ricardo Zelarayn; pero tambin todas las novelasde J oo Gilberto Noll); composiciones con apelaciones a eventos yocurrencias contemporneas a la escritura, plagadas de nombres depersonas y de espacios reales (las novelas de Silviano Santiago, Nadienada nunca y Glosa de J uan J os Saer): todos esos textos que parecenexistir como desgarramientos de formas o implosiones dentro del

    distinguiendo entre la literatura del yo que cree en la expresin de una subjetividad yotra que, tambin enunciada en primera persona, juega con esa literatura del yo comouna forma de exponer el vaco de la subjetividad y el astillamiento del narrador.Sssekind inaugur en ese libro un anlisis de la relacin entre literatura y vida quesera fundamental para entender las transformaciones de la literatura brasileadurante los aos setenta. Vase Flora Sssekind, Vidrieras astilladas,Buenos Aires,Corregidor, 2003, pp. 62-136; este libro compila y traduce al espaol Literatura e vidaliterria junto a otros textos de Sssekind sobre la literatura de los aos ochentapublicados en distintos libros de la autora. Por su parte, Heloisa Buarque de Hollanda

    hizo hincapi en esta misma relacin entre poesa y vida o experiencia personal tantoen el prlogo como en el eplogo de 26 poetas hoje, la clebre primera antologa denuevos poetas de los aos setenta en los que vea la presencia de un lenguajeinformal, a primera vista fcil, leve y gracioso, y que habla de la experiencia vivida (Latraduccin me pertenece). Vase Heloisa Buarque de Hollanda, Introduo, en 26poetas hoje,Ro de J aneiro, Aeroplano, 1998, p. 10. De la misma autora, Depois dopoemo, en Elio Gaspari, Heloisa Buarque de Hollanda y Zuenir Ventura, 70/80.Cultura em trnsito. Da Represso Abertura, Ro de J aneiro, Aeroplano, 2000).Tambin Beatriz Sarlo, en Tiempo pasado. Cultura de la memoria y giro subjetivo. Unadiscusin, Buenos Aires, Siglo XXI, 2005, y Leonor Arfuch, en El espacio biogrfico.Dilemas de la subjetividad contempornea, Buenos Aires, Fondo de CulturaEconmica, 2002, analizan desde otras perspectivas estos problemas.

  • 7/22/2019 Garramuo

    4/11

    FLORENCIA GARRAMUO La experiencia opacaFCE - Prohibida su reproduccin total o parcial 4

    continente de una obra son ejemplos de estas transformaciones. Setrata de un tipo de escritura que, a pesar de hacer evidentes los restos

    de lo real que forman el material de sus exploraciones, se desprendeviolentamente de la pretensin de pintar una realidad completa regidapor un principio de totalidad estructurante.5

    Un ejemplo: O cego e a danarina (1980), el primer libro de relatosde J oo Gilberto Noll, comenzaba con el que luego sera consideradouno de los cien mejores cuentos brasileos: Alguma coisaurgentemente.6 La soledad incomunicable del hijo adolescente queasiste a la lenta agona de un padre mutilado y silencioso no slosealaba en ese cuento una de las primeras apariciones en la narrativabrasilea de lo que inevitablemente se relacionaba con las dramticasexperiencias contemporneas de la guerrilla, la tortura y la persecucin

    poltica. Noll desplegaba tambin una escritura novedosa yarriesgadamente experimental que, para narrar lo inenarrable, parecaencontrar una de las formas ms efectivas en la proliferacin, laenrancia y el nomadismo. Lo inenarrable poda referirse a una situacinhistrica y poltica especfica, pero el modo en que esta referencia seinsinuaba y no defina una relacin directa con un referente concreto dela realidad ya anunciaba cunto la escritura de Noll encontraba en laerrancia un dispositivo para sealar el fuerte contenido de negatividadde una literatura que responde al supuesto agotamiento de la ficcincon la irradiacin de nuevas formas de narrar.

    Se trata de un relato en primera persona narrado por un nio que

    vive solo con su padre, ausente la mayor parte del tiempo, en undepartamento de la Zona Sul de Ro de J aneiro. Finalmente, el padrevuelve al departamento herido y no deja que el hijo busque ayudamdica. Hasta el final del relato, los lectores compartimos eldesconocimiento del nio sobre las causas de las heridas de su padre y

    5 Para referirse a algunos ejemplos de este tipo de literatura, dentro del contexto de lacrtica argentina se ha desarrollado una discusin sobre un cierto retorno a formas denarrar que estaran conectadas, de una manera u otra, al realismo. Sin embargo,todas las intervenciones coinciden en sealar las transformaciones que estos textosmanifestaran frente a una esttica realista. Mientras que para algunos talestransformaciones bastaran para incluir a estos textos en un nuevo realismo, para

    otros seran suficientes para abandonar toda idea de realismo. Vase GracielaSperanza, Magias parciales del realismo, en milpalabras,nm. 2, verano de 2001, yPor un realismo idiota, en Boletn/12,Centro de Estudios de Teora y Crtica Literaria,diciembre de 2005; Martn Kohan, Significacin actual del realismo crptico, enBoletn/12,Centro de Estudios de Teora y Crtica Literaria, diciembre de 2005; SandraContreras, En torno al realismo, en Confines, nm. 17, diciembre de 2005, yDiscusiones sobre el realismo en la narrativa argentina contempornea, en OrbisTertius,nm. 12, 2006; y Luz Horne, Hacia un nuevo realismo. Caio Fernando Abreu,Csar Aira, Sergio Chejfec y Joo Gilberto Noll, tesis de doctorado, Yale University,2005.6 Fue incluido en la exitosa antologa realizada por talo Morriconi, Os cem melhorescontos brasileiros do sculo, Ro de J aneiro, Objetiva, 2000.

  • 7/22/2019 Garramuo

    5/11

    FLORENCIA GARRAMUO La experiencia opacaFCE - Prohibida su reproduccin total o parcial 5

    su negativa a ser tratado. Esa perspectiva narrativa y una organizacinde la trama en torno a situaciones que no terminan de describirse o

    conocerse por completo tien la narracin, a pesar de su claraubicacin en un lugar y un contexto marcados por sus ndicesreferenciales, de una opresiva atmsfera de fragmentariedad,desconocimiento y extraamiento. El cuento se inscribe as en una ideade literatura que se distancia del deseo de explicar para convertirse enla pura exploracin emocional de los efectos que determinadascircunstancias y acontecimientos -en este caso, manifiestamentehistricos- producen sobre las subjetividades presentes en el relato.7

    Un lenguaje incontinente, la proliferacin de una expresin que noparece encontrar lmites y se derrama abandonando el hilo decontencin de una trama o de una intriga, el vagabundeo oscilante de la

    narracin -figurado no slo en esa lengua desatada sino tambin en lasfiguras de personajes y narradores errabundos, desorientados, en unpermanente fluir sin sentido fijo y determinado- hablan de lascompuertas rotas de una forma que ya no puede contener una pulsinnarrativa que se sali de madre.8

    En un texto crtico muy temprano, Silviano Santiago sealaba que enlos textos de Noll la frase sale a borbotones [sai aos borbotes],llamando la atencin hacia una de las caractersticas que la escritura deNoll desarrollara e intensificara en sus cuentos y novelas posteriores,en donde hasta los mismos parapetos de contencin de la narrativa, loscaptulos -a su vez tambin organizadores de la intriga-, acaban por

    desaparecer (como sucede en sus dos ltimas novelas: Berkeley emBellagio y Lord).9

    En la Argentina, El frasquito, de Luis Gusmn, tambin habairrumpido con una violencia semejante, aunque tal vez con mayorescndalo. Publicado en 1973, fue tal el xito del relato que se

    7 Por ejemplo: No me gustaba constatar cunto me atormentaban algunas cosas.Hasta que mi padre desapareci de nuevo. Me qued solo en el departamento de laAvenida Atlntica sin que nadie se diera cuenta. Ya me haba acostumbrado almisterio de aquel departamento. Ya no quera saber a quin perteneca, por qu vivavaco. El secreto alimentaba mi silencio ( J oo Gilberto Noll, O cego e a danarina,Ro de J aneiro, Civilizao Brasileira, 1980, p. 14; la traduccin me pertenece).8 Segn Sandro Ornellas, la escritura de J oo Gilberto Noll engendra una narracindeseante, una mquina de produccin de sentidos mltiples que explotan en prrafoselpticos y sin puntos, encadenando formas significantes suspendidastemporariamente por comas, o luego se insina en saltos espacio-temporales de lonarrado, saltos localizados en los signos impresos en la pgina del libro,transformando el, hasta entonces, fuera del texto en dentro (la traduccin y elnfasis me pertenecen). Vase Sandro Ornellas, A narrativa subjetivante de J ooGilberto Noll, en Revista Verbo,nm. 21, Salvador de Baha, enero de 2000.9 Vase Silviano Santiago, O Evangelho segundo J oo, en Nas Malhas da Letra,Rode J aneiro, Rocco, 2002, pp. 72-78. Segn Santiago, se tratara de una opcin noracional por el cuerpo en furia y el deseo que habra sido practicada por autores comoClarice Lispector, Ferreira Gullar, J os Agrippino de Paula o Raduam Nassar.

  • 7/22/2019 Garramuo

    6/11

    FLORENCIA GARRAMUO La experiencia opacaFCE - Prohibida su reproduccin total o parcial 6

    publicaron tres ediciones en un mismo ao. Si se leen los suplementosculturales y las revistas de la poca, el texto ocupa sin dudas un lugar

    central en las discusiones del momento. En ese relato en primerapersona que se construye como una autobiografa fragmentaria,repetitiva y obscena, la figuracin descarnada del sexo se hace eco dela revolucin sexual operada en la cultura occidental de esos aos conuna fuerte carga de revulsividad. La novela, segn Flavia Costa,demuestra una escritura singular hecha de restos, de fragmentos, demitos y recuerdos de la infancia. Una escritura en permanente mutacindonde la biografa -ese fatal malentendido- es la materia indcil de unestilo, de una voz.10

    Ese estallido de la nocin de novela y una desestabilizacin muyfuerte de categoras narrativas que se repetir en varios textos de la

    poca encuentran en este relato uno de sus momentos ms intensos.Desde la nocin de personaje a la de intriga, todo aqu parece disueltoen la narracin de intensidades entrecortadas y jadeantes. Ya no setrata de episodios que se van conectando entre s en una historia conun sentido claro, sino ms bien de episodios sueltos, a vecesrepetitivos, que evidencian la ausencia de un principio estructurante deobra o de novela. La propia indefinicin con respecto al gnero al quepertenecera este texto tambin se relaciona con esa grandesestabilizacin de una idea de obra y su reemplazo por la escriturade experiencias.11

    En La rueda de Virgilio,Gusmn recorre las diferentes experiencias

    autobiogrficas que incorpor en su relato, en especial la enfermedadde su padre:

    La publicacin de mi primer libro, El frasquito,coincidi con su agona y su muerte.Recuerdo que, en relacin con el escndalo que produjo la aparicin del libro, mellam por telfono para decirme con la voz enronquecida por el cncer: Cmo noshiciste quedar!. Slo pude responderle, atenuando mi insolencia, producto de la

    10 Flavia Costa, El paraso de los amores perdidos, en Clarn, domingo 4 de julio de1999.11 En la contratapa de la segunda edicin, se reproduce un fragmento de la resea dela primera edicin publicada en Primera Plana: Testimonio, nada verista, de unmundo marginal en el cual se depuran hasta la insolencia las contradicciones y lacrasde un sistema social, el libro se levanta asumiendo, despiadadamente, los elementosque ese universo otorga: represin, necesidades insatisfechas, violencias cotidianas,el sadismo de los juegos infantiles y los juegos sdicos del mundo adulto. Vase LuisGusmn, El frasquito,Buenos Aires, No, 1973, contratapa. En un reportaje realizadopor Silvia Hopenhayn, Gusmn seala que en este texto sinti ms exposicin que enLa rueda de Virgilio, su autobiografa. Vase Silvia Hopenhayn, La tica de lospersonajes. Luis Gusmn y el triunfo de la historia, en La Nacin,19 de octubre de1997; tambin disponible en lnea: .

  • 7/22/2019 Garramuo

    7/11

    FLORENCIA GARRAMUO La experiencia opacaFCE - Prohibida su reproduccin total o parcial 7

    juventud y de un xito efmero, amparndome en la interrogacin: Acaso no fueeso lo que pas?.12

    Tanto en narrativas como en poesas de la poca, son varios losdispositivos que conspiran contra la idea de una obra contenida, regidapor un principio estructurante de rigor formal. En su lugar, proponen unaconcepcin de escritura como puro devenir, que no slo desarma laidea de obra, sino que a menudo se dirige incluso explcitamente acuestionar la posibilidad de enmarcar o de contener dentro de una obrala pura intensidad que la escritura, en tanto escritura de unaexperiencia, pretende registrar. La escritura aparece ms cercana a unaidea de organismo vivo, irracional, que respira, que a la de unaconstruccin acabada u objeto concluido que se expondra, inclume y

    soberano, ante la mirada de los otros.13

    El neologismo de Hlio Oiticica resulta atractivo porque no sloseala esa relacin entre el texto y su exterior, sino porque ademsconcibe al texto como biblioteca, como archivo de un exterior que nopermanecera salvo ni ntegro en la obra, sino apenas en guiapos, entanto restos de lo real. Rescoldos de una existencia inabarcable yesquiva, tanto en la escritura como en su propia vivencia, la literaturacomo resto de lo real ya no se distinguira de lo real porque en ambosespacios reina una indiscernibilidad de lo real y de lo imaginario que nobusca ser escamoteada.14 Se trata de restos o residuos; lixos -diceHlio Oiticica-: basura, que, en su condicin misrrima y abyecta, ya

    cuestiona varios mitos esteticistas sobre el poder redentor de una obraen la que restallaran los fulgores de un sujeto todopoderoso.Segn Osvaldo Lamborghini:

    El archivo que no cesa.Porque este escribir ya no tiene nada que vercon la esttica

    12 Luis Gusmn, La rueda de Virgilio, Buenos Aires, Conjetural, 1988, p. 13.13 Silviano Santiago seala: Para escritores como J oo Gilberto, una frase no seconstruye. Ella supura. Gilberto-Evangelista se sita en las antpodas de un proyectoconstructivista de arte. La frase sale a borbotones, pues ella es el ser del hombre que

    habla. La frase surge de las instancias del deseo y de la afirmacin individual convistas a lo colectivo. Es comunin con el otro y celebracin de lo divino sobre la tierra.Articula lo real en su esencialidad (O Evangelho, op. cit., p. 77; la traduccin mepertenece).14 Segn Gilles Deleuze, la indiscerniblidad de lo real y de lo imaginario, o de lopresente y de lo pasado, de lo actual y de lo virtual, no se produce entoncessolamente en la cabeza o en el espritu, sino que es el carcter objetivo de algunasimgenes existentes, dobles por naturaleza (la traduccin me pertenece). VaseGilles Deleuze, LImage-Temps, Pars, Minuit, 1985, p. 94 [trad. esp.: La imagen-tiempo: estudios sobre cine 2, Barcelona, Paids, 2007]. Sobre ese rgimencristalino, vase tambin Octavi Comeron,Arte y posfordismo. Notas desde la fbricatransparente,Madrid, Trama, 2007.

  • 7/22/2019 Garramuo

    8/11

    FLORENCIA GARRAMUO La experiencia opacaFCE - Prohibida su reproduccin total o parcial 8

    (llamemos esttica a cualquier amor), entonces:el archivo. Caso es decir cerrado, que no cesa.

    La conciencia y la pulsin, en fin,se estrellancontra la celda microscpica del fuedel yo s que ahora.15

    Si bien esa impugnacin a la esttica se da de una forma tan extremaen la escritura de Osvaldo Lamborghini que hace difcil pensar en otrosejemplos comparables en esa violencia, la desauratizacin de lo literariode ese gesto fue compartida tambin por algunos otros casos de laliteratura argentina de la poca. Para Sergio Chejfec, que incluye dentrode esta problemtica a Rodolfo Walsh, Copi y Manuel Puig, se trata deun momento de la literatura argentina en el que se cuestionaron

    fuertemente las convenciones de la esttica hasta decretarse unarotunda suspensin de la esttica.16

    Tambin Reinaldo Ladagga ve en Lamborghini al testigo lcido de lasmarcas de una obsolescencia de la literatura que en su escritura de losaos ochenta se manifestar en la resistencia al impulso de la novela,la utilizacin de un mismo Yo del escritor

    que toma el territorio del relato como si fuera la superficie de un diario, que ensayavolverlo sensible a los impactos del presente en que se despliegan las acciones delque escribe como quien organiza sus materiales. Este mismo Yo se resiste a laelevacin y, ms bien, recurre a la hora de componer sus declaraciones yparlamentos a ciertas formas bajas: el insulto, el chiste, el discurso de una

    sentimentalidad que se aferra, como a objetos preciados, a ciertas frases (porqueeste Lamborghini es un sujeto de lo que Barthes, en La preparacin de la novela,llama un fetichismo de la frase) que ms bien se montan,que se integran en lostextos en que aparecen, como si estos fueran vitrinas, soportes, relicarios.17

    En esa mezcla y esa combinacin como procedimientos para unaconstruccin proliferante, la escritura presiona los lmites entre losgneros y produce textos fuertemente hbridos.18 Pero se trata de una

    15 Osvaldo Lamborghini, Poemas 1969-1985, ed. de Csar Aira, Buenos Aires,Sudamericana, 2004, p. 144.16 Vase Sergio Chejfec, Fbula poltica y renovacin esttica, en El punto vacilante,

    Buenos Aires, Norma, 2005.17 Reinaldo Laddaga, La esttica del paroxismo, en Espectculos de realidad.Ensayo sobre la narrativa latinoamericana de las ltimas dcadas, Rosario, BeatrizViterbo, 2007, pp. 102 y 103. Tambin publicado en Las ranas, nm. 2, abril de 2006.18 La caracterstica de hibridez es sealada por numerosos estudios crticos queanalizan de modo individual algunos de estos textos, como los artculos de SilvianoSantiago sobre Clarice Lispector, de Flora Sssekind sobre Ana Cristina Cesar o deReinaldo Laddaga sobre Osvaldo Lamborghini. Maria Ester Maciel estudia conparticular minuciosidad esa hibridez en la poesa brasilea de los aos setenta yochenta. Vase Maria Ester Maciel, Escritas hbridas na poesia brasileira dos anos 70e 80, en Florencia Garramuo, Gonzalo Aguilar y Luciana di Leone (comps.), op. cit.En un trabajo notable de reconstruccin de la opaca dcada del setenta, Luis

  • 7/22/2019 Garramuo

    9/11

    FLORENCIA GARRAMUO La experiencia opacaFCE - Prohibida su reproduccin total o parcial 9

    hibridez que no se manifiesta slo en la mezcla de diferentesmodalidades discursivas, sino que incluso llega a presionar -de forma

    muy intensa en algunos casos- los lmites de la literatura para ubicarlaen un campo expandido en el cual la distincin entre literatura y vida,personajes y sujetos, narradores y yoes parece resultar irrelevante.19

    Porque estas literaturas apuntan a una idea de obra para la cual elpropio concepto de obra sera inapropiado; una suerte de archivo de loreal despedazado parece emerger de estas prcticas que cabranombrar, con Hlio Oiticica, como euxistnciatecas de lo real. Y elneologismo de Oiticica resulta interesante, adems, precisamenteporque baraja de una forma novedosa una relacin entre archivo yexperiencia que siempre ha sido problemtica. El archivo, al archivar -como el museo-, convierte la experiencia en cadver; el archivamiento,

    por lo tanto, sita la experiencia bajo el signo de la muerte, de lafinitud.20 La existencia de uno supone la muerte o inexistencia de laotra; la cancelacin de la condicin de existencia pura de esaexperiencia archivada. Cuando se trata de arte, no hay afuera, no hayexterior, o no hay experiencia; sino slo -en todo caso- el residuoopaco, ya elaborado y, por lo tanto, otra cosa que ese otro exterior. Esadistincin, a menudo ms rgida en algunas de sus teorizaciones que enestas prcticas de escritura, tiene varias consecuencias no siempreclaramente entrevistas: la superioridad que se le otorga al arte endesmedro de una experiencia o vivencia que se desprecia es apenasuna de las ms evidentes; la confrontacin entre una nocin ingenua de

    Chitarroni se refiere a varios de estos mismos textos como relatos de los lmitesporque ellos pasaran por alto los modelos y antinomias vigentes en el tiempo de sutiempo. Vase Luis Chitarroni, Continuidad de las partes o relatos de los lmites, enNo J itrik (dir.), Historia crtica de la literatura argentina,vol. 11: La narracin gana lapartida, dir. por Elsa Drucaroff, Buenos Aires, Emec, 2000, p. 172.19 Refirindose a la literatura de Silviano Santiago, Wander Melo Miranda seala: Unacosa qued clara: la divisin de los gneros, el desprecio por los llamados gnerosmenores, ya no tiene sentido; y esto va ms all de la idea evidente de mezclaposible de gneros literarios. Es el concepto mismo de literatura como arte de laimaginacin lo que pasa a ser revisado, tal vez junto con la revisin tambin de la ideade una posible separacin entre ciudad real y ciudad imaginada (la traduccin mepertenece). Vase Wander Melo Miranda, Memrias: modos de ursar, en Eneida

    Leal Cunha (org.), Leituras crticas sobre Silviano Santiago,Salvador, Perseu Abramo;Belo Horizonte, UFMG, 2008.20 Vase J acques Derrida, Mal dArchive,Pars, Galile, 1995, pp. 26 y 27 [trad. esp.:Mal de archivo: una impresin freudiana,Madrid, Trotta, 1996]: Si no hay archivo sinconsignacin en algn lugar exteriorque asegure la posibilidad de la memorizacin,de la repeticin, de la reproduccin o de la reimpresin, entonces recordemos tambinque la repeticin misma, la lgica de la repeticin, en efecto la compulsin derepeticin, permanece, segn Freud, indisociable de la pulsin de muerte. Y por lotanto de la destruccin. Consecuencia: exactamente en aquello que permite ycondiciona el archivamiento, no encontraremos nunca otra cosa que lo que se exponea la destruccin, y en verdad amenaza con la destruccin, introduciendo a priori elolvido y la arquivioltica en el corazn del monumento (la traduccin me pertenece).

  • 7/22/2019 Garramuo

    10/11

    FLORENCIA GARRAMUO La experiencia opacaFCE - Prohibida su reproduccin total o parcial 10

    experiencia como pura presencia y su opuesta y no menos ingenua -ymecnica- nocin de experiencia siempre mediada por el lenguaje, otra

    quizs no tan evidente pero de igual modo influyente.En esas euxistnciatecas de lo real, muy por el contrario, archivo y

    experiencia, o archivo y vida, no se contradicen o autoaniquilan, sinoque se conjugan en la formulacin de un concepto de obra estriado porel exterior que sugiere nuevas operaciones y conceptos para entenderla literatura y el arte ms contemporneos.

    La idea de una obra estriada por el exterior o por el afuera tiene laventaja de hacer evidente el problema que estos textos plantean sinescamotearle el cuerpo al debate que estas discusiones y estostrminos, cargados de sustancialismo, contienen. No hay forma, diceJ udith Butler, de contrarrestar una gramtica si no habitndola y

    hacindole decir a ella -a travs de las disonancias y torsiones que se leimprimen- lo que ella misma no puede decir. Lo estriado esheterogneo, y por eso retiene ese brillo de claudicacin del podersoberano del arte y del sujeto al que tambin apunta la nocin deheteronoma artstica.

    Adems de haber sido uno de los artistas ms prolficos en esenuevo tipo de produccin, Hlio Oiticica fue tambin uno de sus tericosms eficaces.21 Pero un impulso semejante a esa expansin de los

    21 La bibliografa sobre las obras y experiencias de Hlio Oiticica es extensa y rica. Engeneral se ha tendido a poner en relacin esa produccin del autor con sus textostericos y programas; en muchos sentidos, estos escritos deberan pensarse inclusocomo indistinguibles de sus obras o experiencias, no slo por la fuerteinterdependencia entre unos y otras, sino por el impacto de reflexin y la conmocinde la esttica semejantes que ambos producen. La relacin entre esa produccin deHlio Oiticica con otros ejemplos de manifestaciones culturales de la poca y suestudio como prctica que evidencia una transformacin esttica en curso duranteesos aos es algo que todava est por hacerse. Silviano Santiago inici ese estudioal reconstruir la cantidad de literatos, msicos, artistas y cineastas que se agolparonen torno a este autor en sus babylonests en Nueva York: En el ambiente creado parael loft, haba algo que cuestionaba la imagen clsica del taller de artista plstico.Favoreca un tipo de espacio ideal para el trabajo artstico colectivo, en el cualcelebridades como los poetas Augusto y Haroldo de Campos se cruzaban condesconocidos, como el modelo Romero, bello joven, o el hermano menor de Waly

    Salomo, que, para ganar dinero, trabajaba de lustrador de botas en la calle 42.Hermanados por el nido comn deban interactuar como en una usina de arte []. Eldepartamento suplantaba el taller clsico con un saln de encuentros donde serealizaban las ms osadas experiencias con palabras y otras armas. Se trataba de unlegtimo laboratorio artstico contemporneo, ya que lo humano y la cultura eranpuestos a prueba gracias a los principios de una esttica de la aventura y del riesgo(la traduccin me pertenece). Vase Silviano Santiago, Hlio Oiticica, a gramtica daanarquia, en Piau, septiembre de 2007, p. 36. Las Proposies -propuestasabiertas de trabajo que funcionaban como anotaciones para ser ejecutadas por otrosartistas elegidos por el propio Hlio- son la ms clara cristalizacin de este trabajo deinspiracin y concrecin colaborativa. Vase Hlio Oiticica, Viglia, presentacin ytranscripcin de Federico Oliveira Coelho, en Margens/Mrgenes,nm. 8, enero-junio

  • 7/22/2019 Garramuo

    11/11

    FLORENCIA GARRAMUO La experiencia opacaFCE - Prohibida su reproduccin total o parcial 11

    lmites de la obra de arte que conlleva una suspensin o transformacinde la esttica puede leerse en una serie de prcticas literarias que

    comienzan a emerger en las culturas brasilea y argentina. Esasprcticas que enfatizan la relacin con el exterior a travs de unconcepto renovado de experiencia muestran una transformacin delfuncionamiento de la cultura en el que la autonoma artstica, quesostuvo tanto un determinado tipo de politizacin como el esteticismo,comienza a ser seriamente erosionada.

    de 2006, pp. 86 y 87. Vase tambin Gonzalo Aguilar, Hlio Oiticica: la invencin delespacio, en Punto de Vista, nm. 84, abril de 2006, y Nicolau Sevcenko,Configurando os anos setenta: a imaginao no poder e a arte nas ruas, en AntonioRisrio y otros,Anos 70: trajetrias,San Pablo, Iluminuras, Ita Cultural, 2005.