Fuego - Deborah Stewart Introducción Breve teoría del fuego ...

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Fuego - Deborah Stewart © Canadian Conservation Institute (2009) Canada (English and French editions) (ediciónes en inglés y francés) © ICCROM (2009) (edición en español) Introducción Breve Teoría del Fuego: Principios de la Combustión Fuentes de ignición del fuego Impacto del fuego en las colecciones Control del riesgo de incendio Equipamiento y sistemas de protección contra incendios Detectores automáticos de incendio La extinción del incendio: general Viñetas Viñeta 1 Viñeta 2 Viñeta 3 Referencias (* Lecturas recomendadas) Introducción Ninguna institución es inmune al riesgo de incendio. A diferencia de otros agentes de deterioro mencionados en este libro, la acción del fuego puede provocar un daño severo o la pérdida total del edificio, las colecciones, las operaciones y los servicios. El daño físico a las personas e incluso la muerte también pueden ocurrir. Por consiguiente, hay que darle prioridad a la prevención de incendios y el control del fuego. Asimismo, se debiera hacer el mejor esfuerzo para reducir el riesgo de incendio y minimizar sus efectos. Mientras que el costo de hacerlo pueda parecer prohibitivo, el costo de no hacer nada puede ser aún mayor. Dado que los asuntos de seguridad están bajo la jurisdicción de autoridades gubernamentales, no serán abordados en este capítulo. En su lugar, este capítulo se enfocará en la seguridad y protección contra incendios desde la perspectiva de la preservación y protección de los bienes culturales, particularmente de las colecciones. Mientras muchos museos pueden efectivamente cumplir con los requerimientos básicos de la seguridad personal, muy a menudo dichos requerimientos son inadecuados para proteger la propiedad cultural. Breve teoría del fuego: principios de la combustión El fuego es el estado de combustión resultante de una reacción química que requiere la combinación apropiada de tres elementos - una fuente de combustible (algo que se queme), oxígeno (un componente del aire) y una fuente de ignición, como calor o una chispa- para que se inicie y desarrolle., A este proceso se denomina con frecuencia “Triángulo del Fuego”, según se observa en la Figura 1.

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Fuego - Deborah Stewart © Canadian Conservation Institute (2009) Canada (English and French editions) (ediciónes en inglés y francés) © ICCROM (2009) (edición en español)

Introducción Breve Teoría del Fuego: Principios de la Combustión Fuentes de ignición del fuego Impacto del fuego en las colecciones Control del riesgo de incendio Equipamiento y sistemas de protección contra incendios Detectores automáticos de incendio La extinción del incendio: general Viñetas Viñeta 1 Viñeta 2 Viñeta 3 Referencias (* Lecturas recomendadas) Introducción Ninguna institución es inmune al riesgo de incendio. A diferencia de otros agentes de deterioro mencionados en este libro, la acción del fuego puede provocar un daño severo o la pérdida total del edificio, las colecciones, las operaciones y los servicios. El daño físico a las personas e incluso la muerte también pueden ocurrir. Por consiguiente, hay que darle prioridad a la prevención de incendios y el control del fuego. Asimismo, se debiera hacer el mejor esfuerzo para reducir el riesgo de incendio y minimizar sus efectos. Mientras que el costo de hacerlo pueda parecer prohibitivo, el costo de no hacer nada puede ser aún mayor. Dado que los asuntos de seguridad están bajo la jurisdicción de autoridades gubernamentales, no serán abordados en este capítulo. En su lugar, este capítulo se enfocará en la seguridad y protección contra incendios desde la perspectiva de la preservación y protección de los bienes culturales, particularmente de las colecciones. Mientras muchos museos pueden efectivamente cumplir con los requerimientos básicos de la seguridad personal, muy a menudo dichos requerimientos son inadecuados para proteger la propiedad cultural. Breve teoría del fuego: principios de la combustión El fuego es el estado de combustión resultante de una reacción química que requiere la combinación apropiada de tres elementos - una fuente de combustible (algo que se queme), oxígeno (un componente del aire) y una fuente de ignición, como calor o una chispa- para que se inicie y desarrolle., A este proceso se denomina con frecuencia “Triángulo del Fuego”, según se observa en la Figura 1.

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Figura 1. Triángulo del fuego

La extinción del fuego generalmente requiere eliminar al menos uno de estos tres elementos. La Tabla 1 describe brevemente las distintas etapas del fuego. Tabla 1. Etapas del desarrollo del fuego. Etapas principales del desarrollo del fuego

Etapa incipiente (Pre- Flashover)

El fuego permanece inicialmente limitado y puede ser extinguido fácilmente usando un extintor portátil. Puede que la detección no ocurra hasta que las llamas sean visibles o cuando se produzca calor. Los rociadores se activarán cuando se genere el calor suficiente como para que llegue al techo. Estos controlarán y posiblemente extinguirán el fuego. El incendio se volverá incontrolable si no se dispone de un sistema automático de extinción, lo que puede llevar a la segunda etapa de desarrollo.

Etapa de libre combustión (Flashover)

El calor comienza a ser lo suficientemente intenso como para iniciar la ignición de materiales combustibles comunes dentro de la sala, conduciendo a un fuego totalmente desarrollado. Esto puede ocurrir en cosa de minutos dentro de la etapa incipiente si se dan las condiciones adecuadas.

Etapa latente (Post-flashover)

Etapa de pleno desarrollo de un incendio, en la cual todos los materiales combustibles están involucrados. Ésta puede provocar la pérdida total de las colecciones dentro de la sala; todo el edificio está amenazado. Las llamas se pueden propagar hacia otras salas a través de los corredores y el entretecho. El fuego eventualmente se extinguirá cuando todos los combustibles se hayan consumido.

Debido a que el fuego puede crecer y propagarse rápidamente, es importante detectarlo y extinguirlo en la etapa más temprana posible para así reducir el riesgo de daño severo, lesiones o pérdidas. Fuentes para la ignición del fuego Mientras que los museos e instituciones relacionadas son vulnerables a sufrir incendios desde diferentes fuentes tanto dentro como fuera del edificio, la mayoría de los incendios se inician por negligencia humana y falta de cuidado, o son intencionales. Algunas fuentes típicas de ignición incluyen:

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• Fuentes exteriores y naturales tales como caída de rayos, proximidad de un bosque, quemas de arbustos o maleza, incendios en edificios adyacentes o en contenedores de basura externos, etc.;

• Fuentes eléctricas como instalaciones eléctricas defectuosas o sobrecargadas, paneles eléctricos, equipos eléctricos y electrodomésticos, y sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado (HVAC);

• Proximidad de materiales combustibles a una fuente de calor, como calefactores portátiles;

• Llamas expuestas tales como velas y calentadores de alimentos utilizados durante eventos con servicio de comida;

• Escenografías de fuegos como chimeneas, cocinas, velas, herrerías, etc.; • Actividades de construcción y renovación tales como trabajo con calor (por

ejemplo soldadura, remoción de pintura, corte, etc.), uso de materiales de molde que producen calor, etc.;

• Uso y almacenamiento inadecuado y/o desecho de líquidos inflamables, tales como diluyentes de pintura;

• Asociados al hábito de fumar (cigarrillos o fósforos mal apagados); • Filtraciones de gas (Figura 2); y • Fuego provocado.

Figura 2. El incendio en este museo fue provocado por una filtración de gas

De todas estas fuentes, el riesgo de incendio por problemas eléctricos, fuegos provocados y construcción o renovación, suelen ser las fuentes más comunes en las instituciones culturales.

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Figura 3. El cableado eléctrico que se muestra aquí era parte del cable de una fuente de poder de un horno de laboratorio. Haga inspeccionar el sistema eléctrico del edificio por un técnico calificado por lo menos cada 10 años, realice un mantenimiento anual de los sistemas de calefacción e inspeccione regularmente las herramientas, equipos y electrodomésticos - grandes y pequeños - para reducir el riesgo de incendio por fuentes eléctricas.

Mientras colecciones como películas de nitrato de celulosa, municiones, equipos de detonación, líquidos inflamables (colecciones “húmedas”), etc. generalmente no son la causa del fuego, contribuyen a la carga de incendio del edificio y aumentan considerablemente la amenaza para quienes combaten el incendio. Los lugares de culto son particularmente vulnerables a los incendios provocados ya que suelen ser lugares relativamente aislados que se mantienen sin cerrar para el uso público y consisten en grandes espacios abiertos con vacíos ocultos que permiten que el fuego se propague rápidamente. Las estructuras históricas desocupadas o descuidadas también son altamente vulnerables. Los museos que abren por temporadas también pueden ser un riesgo. Debido a que muchos de estos pequeños museos comunitarios no poseen sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado (HVAC), en algunas ocasiones, específicamente durante los meses de primavera y otoño, se utilizan calentadores, calefactores portátiles e incluso hornos a leña para controlar la humedad y proporcionar calor al equipo de trabajo del edificio. Además, muchos pequeños museos comunitarios están ubicados en lugares remotos donde los actos de vandalismo e incendios provocados pueden permanecer sin ser detectados por algún tiempo, en particular durante la temporada baja. Estos museos son generalmente construidos con materiales altamente combustibles, carecen de sistemas automáticos monitoreados de detección y extinción de incendios, y pueden no tener a mano fuentes de agua confiables. Algunos museos dependen de alarmas de humo operadas por baterías; sin embargo, es importante que estos aparatos sean regularmente probados, limpiados y que sus baterías sean cambiadas. Mientras dichas alarmas pueden ser suficientes en términos de seguridad humana cuando el edificio está habitado, durante las horas no laborales la respuesta por parte del servicio de bomberos local puede retrasarse considerablemente.

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Las casas-museo históricas son particularmente vulnerables a la rápida propagación del fuego y pueden ser problemáticas para reacondicionar. Su vulnerabilidad puede deberse a un sinnúmero de causas:

• Pueden estar construidas con materiales altamente combustibles y no resistentes al fuego, que se han resecado con el tiempo.

• Pueden aún poseer sistemas de calefacción e instalaciones eléctricas antiguos que son tanto peligrosos como inadecuados.

• Muchas de estas casas están diseñadas con grandes cajas de escala abiertas que permiten la rápida propagación del fuego y del humo entre los pisos.

• Pueden tener espacios vacíos sobre los techos, bajo los pisos y detrás de los muros.

• Pueden tener sótanos y áticos que no están divididos por compartimientos. • Vacíos alrededor de redes de ductos instalados o que hayan sido removidos,

conductos eléctricos, cañerías, etc. pueden no haber sido cubiertos con materiales resistentes al fuego donde las penetraciones del fuego pasen través de los suelos, techos y muros.

• Artículos de limpieza, solventes, pinturas, ceras, etc. son a menudo almacenadas de manera inapropiada en el sótano o dentro de un armario que no posee resistencia al fuego.

La carga de fuego de los contenidos de una casa y de las terminaciones puede ser alta; y el uso de la instalación puede presentar peligros de incendio adicionales; por ejemplo, el uso de chimeneas o estufas a leña para la calefacción del museo o con propósitos interpretativos como actividades de cocina y horneado. Además, el museo puede rentarse para proyectos cinematográficos o emplearse para cenas y reuniones especiales donde se permite el uso de llamas expuestas, como las velas. A pesar de estos peligros, muchos museos no poseen un sistema monitoreado de detección de incendio o un sistema automático de extinción. Sin embargo, antes de hacer cualquier cambio en la estructura para volverla más segura, o de instalar o actualizar los sistemas de protección ante incendios, puede ser necesario consultar a un arquitecto en preservación con experiencia en este tipo de proyectos para respetar la construcción histórica y el diseño de la estructura. Sin importar si las instalaciones del museo son históricas, o modernas y construidas para un propósito específico, es importante conocer perfectamente el edificio y sus sistemas, y asegurarse que estén bien mantenidos. Desafortunadamente, con demasiada frecuencia la prevención y protección contra incendios, como el mantenimiento del edificio, son dejadas de lado, ya que tanto el presupuesto como el tiempo del personal son dirigidos hacia otros programas y actividades. Sin embargo, al convertirse en una prioridad la seguridad contra incendios, se pueden tomar medidas para proteger de pérdidas y daño al personal, los visitantes, las colecciones, el edificio y los servicios. Dependiendo de la extensión del daño, la recuperación y re-apertura tras un incendio puede tardar muchos años, o incluso requerir la construcción de un nuevo edificio. Algunos museos nunca se recuperan.

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Impacto del fuego en las colecciones Dependiendo del tipo, extensión y gravedad del incendio, y de la vulnerabilidad al calor y el humo de los objetos, el daño a las colecciones puede variar desde una decoloración menor hasta la pérdida total. Los objetos ubicados en la base de un fuego muy intenso pueden encenderse y quemarse completa o parcialmente. Incluso objetos ubicados en otra parte, por ejemplo en otra sala, pueden deformarse, decolorarse o resquebrajarse, o quedar cubiertos por una capa de hollín, como se observa en la Figura 4.

Figura 4. Los artículos dentro de esta vitrina fueron totalmente protegidos del daño por hollín.

Mientras el daño por gases calientes y hollín puede no significar una pérdida total, puede generar un daño extenso e irreversible (Figura 5).

Figura 5. Aunque las páginas superiores fueron dañadas, el resto de este libro abierto permaneció relativamente intacto.

Los materiales orgánicos provenientes de productos animales y vegetales, como papel, textiles y madera, son altamente susceptibles a la combustión, en especial si se encuentran muy secos. En general, mientras más delgado sea el objeto, es más susceptible de encenderse y quemarse rápida y completamente. Por ejemplo, una hoja suelta de papel se incendiará y quemará rápidamente, mientras que libros apretados entre sí y colocados en un estante, pueden permanecer relativamente sin daño, a excepción de sus lomos (Figuras 6 y 7), y quizás con depósitos de hollín o decoloración sobre el corte de cabeza del libro.

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Figuras 6 y 7. Los cuerpos de estos libros permanecieron intactos; sin embargo, las cubiertas fueron gravemente dañadas y necesitarán ser reemplazadas.

Mientras objetos de materiales inorgánicos, como piedra, vidrio, metal y cerámica, no son susceptibles de encenderse, pueden sufrir un daño considerable como fundirse, distorsionarse, decolorarse, resquebrajarse, agrietarse, e incluso romperse. Además del daño ocasionado por el calor, los objetos también pueden ser severamente dañados por el humo y el hollín. El humo es el producto de la combustión, y generalmente consiste en partículas finas y gases calientes, mientras que el hollín se refiere al carbono finamente dividido y depositado por las llamas durante la combustión incompleta de sustancias orgánicas. Ambos son dañinos para los bienes culturales.

Figura 8. La superficie de este estante esta cubierta con una gruesa capa de hollín.

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Depósitos de hollín, tal como se ve en el estante de la Figura 8, típicamente forman un depósito pulverulento tipo ceniza que puede opacar o incluso ocultar imágenes y detalles en superficies. Cuando los materiales cubiertos de hollín son manipulados, las partículas pueden penetrar más en la superficie. Los materiales orgánicos con superficies porosas o altamente texturadas son especialmente vulnerables y pueden ser extremadamente difíciles de limpiar. Por consiguiente, los artículos dañados por hollín debieran ser manipulados lo menos posible. Basados en observaciones de conservadores con experiencia en rescate y limpieza de objetos dañados por hollín, éste con el tiempo tiende a volverse más difícil de eliminar. Debe ser removido tan pronto como sea posible siguiendo las indicaciones de un conservador experimentado. El hollín producido por un incendio que involucre materiales sintéticos, tiende a ser más oleoso y más difícil de remover que el pulverulento. Control del riesgo de incendio La mayoría de los museos proporcionan combustibles en abundancia para alimentar el fuego. Esto es particularmente cierto en muchas casas-museo históricas construidas con armazones de madera, con salas de época llenas de objetos y terminaciones interiores combustibles. Las bóvedas e instalaciones para archivo de documentos equipadas con sistemas móviles (compactos o de alta densidad) para almacenamiento, usualmente también contienen altas cargas de combustibles. Algunas colecciones pueden en sí mismas representar un riesgo adicional. En caso de incendio, las películas de nitrato de celulosa, colecciones de historia natural conservadas en alcohol, explosivos como municiones y algún equipo de minería, pueden ser particularmente peligrosos para los bomberos. Cuando sea posible, debiera garantizarse la seguridad de dichos objetos, documentarse sus modificaciones, y establecer e implementar prácticas para su segura manipulación, almacenamiento y exhibición. Para zonas peligrosas, tales como salas que contienen artículos químicos o áreas con colecciones peligrosas, se deben instalar señales de alerta para el personal y servicio de bomberos. No pueden evitarse algunas situaciones que aumentan potencialmente el riesgo de un museo de sufrir un daño severo; por ejemplo la construcción altamente combustible de armazones de madera de una casa museo, o la ubicación de un museo en un área remota donde el suministro de agua pueda no ser seguro o donde el tiempo de respuesta del servicio de bomberos local pueda ser mayor que en un centro más grande. Sin embargo, aún así pueden tomarse medidas para reducir el riesgo y severidad del fuego por medio de la implementación y desarrollo de políticas, planes y procedimientos de prevención y respuesta ante incendios, reforzando las prácticas de seguridad contra incendio y mejorando las instalaciones.

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La Tabla 2 identifica algunas estrategias para reducir el riesgo de incendio, o para minimizar su impacto. Las medidas variarán entre una institución y otra debido a las distintas necesidades, recursos y experiencia disponibles. No todas las medidas pueden aplicar a su situación, y tampoco esta lista es exhaustiva. Tabla 2. Algunas estrategias para reducir el riesgo y daño contra incendio. General (todo tipo de peligros): - Desarrolle e implemente un programa de protección contra incendios que aborde la prevención de incendios, mejoras en la construcción, procedimientos de respuesta ante incendio, sistemas y aparatos de protección contra incendios y entrenamiento del personal.

- Establezca un comité de prevención contra incendios conformado por la Administración y el personal. - Reúnanse regularmente para discutir asuntos de seguridad ante incendios. - Desarrolle e implemente políticas, prácticas y procedimientos de seguridad para crear un ambiente seguro, tanto para las personas como para los objetos. Por ejemplo, implemente una política de “prohibición de fumar”; elimine el desorden y la basura; prohíba el uso de llamas expuestas y cableado temporal; prohíba el uso de equipos generadores de calor cerca de materiales combustibles; etc.

- Entrene al personal en prevención de incendios, en procedimientos de evacuación y en el uso de extintores portátiles.

- Realice una evaluación de riesgos para identificar y priorizar las amenazas de incendio, además de medidas para reducirlas.

- Realice inspecciones regulares y elimine cualquier peligro descubierto. Utilice una lista de control de inspección para asegurarse que nada se haya pasado por alto.

- Desarrolle una buena comunicación con el servicio de bomberos local. Invite a todos los turnos de bomberos al museo para familiarizarlos con la construcción, distribución, contenido y cualquier área peligrosa, tales como áreas de almacenamiento de químicos, cabinas para pintura con aspersor (spray), o áreas que posean colecciones peligrosas.

- Discuta sus preocupaciones sobre el daño ocasionado por el agua e informe a los bomberos qué es más importante: el edificio o su contenido. Pregunte por procedimientos para hacer del museo un lugar más seguro y por información sobre prevención de incendios. Realice anualmente ejercicios de evacuación ante incendios.

- Invite a un Crime Prevention Officer (Oficial de Prevención del Crimen), u otro representante competente, a visitar el museo para obtener de él recomendaciones sobre cómo hacer de éste un lugar más seguro.

- Si se planea construir una nueva instalación o renovar la existente, utilice materiales no combustibles y resistentes al fuego, divida el edificio en compartimentos clasificados según riesgo de fuego e instale sistemas de protección contra incendios para detectar y controlar el fuego y el humo. Instale o mejore las barreras para fuego y humo donde sea necesario, así como también cortafuegos en espacios cerrados y vacíos verticales y/u horizontales para limitar la propagación de humo y fuego; asegure que cualquier penetración en techos, muros y suelos sea debidamente bloqueada; instale aparatos sujetadores debidamente aprobados sobre las puertas contra incendio que normalmente se mantienen abiertas; e instale un corte automático del sistema de ventilación ante un incendio. Asegúrese que el servicio eléctrico del edificio sea inspeccionado por un técnico especialista cada 10 años o luego de cualquier cambio para garantizar que sea seguro.

- Inspeccione y mantenga todos los sistemas de calefacción y de protección para que funcionen adecuadamente.

- Instale el equipamiento más efectivo y adecuado posible para protección contra incendios, de acuerdo su necesidad y presupuesto, y manténgalos en buenas condiciones de funcionamiento.

- Ejecute medidas para proteger las colecciones en depósito y en exhibición del daño por fuego y agua. - Desarrolle planes y procedimientos de respuesta ante situaciones de emergencia, manipulación y rescate de colecciones dañadas, y para proteger in situ artículos de gran tamaño o en riesgo.

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Caída de Rayos Instalar y mantener sistemas de protección anti rayos Proximidad a incendios expuestos, como por ejemplo: - de bosques, de maleza, o de pasto - edificios en llamas

Esté atento a las noticias. Mantenga totalmente despejados lugares con árboles, pasto largo y maleza si se encuentra en un área riesgosa. Cubra las colecciones para protegerlas del humo. Corte el sistema de ventilación. Selle las aberturas. Humedezca sitios y edificios.

Fuentes eléctricas: - Cableado y paneles eléctricos defectuosos o sobrecargados - Equipamiento o aparatos eléctricos defectuosos

Haga inspeccionar el sistema eléctrico y su funcionamiento por un técnico especialista. Asegúrese que todos los equipos y artículos eléctricos estén inventariados o aprobados, en buenas condiciones de funcionamiento y apagados y desenchufados cuando no estén en uso. Elimine artículos con cables deteriorados, o cuando su uso seguro no esté garantizado. No sobrecargue los circuitos. Asegúrese que fusibles y automáticos sean utilizados de forma apropiada. Evite utilizar cables alargadores y adaptadores múltiples. Agregue mayor cantidad de tomacorrientes si es necesario. Utilice solamente equipamiento eléctrico aprobado1

Uso de llamas expuestas y fuentes de calor (como parte del diseño de la exhibición interpretativa, calefactores portátiles, etc.) Trabajo que genere calor (como soldadura, corte, combustión)

Mantenga el calor y las llamas lejos de los materiales combustibles. Utilice una pantalla de fuego en chimeneas. Mantenga un extintor a mano. Establezca una “guardia contra incendios” integrada por personas entrenadas en el uso de extintores. Establezca un sistema para permitir trabajo que genere calor donde sea pertinente. Supervise el funcionamiento y mantenga una guardia de incendio durante las horas de trabajo (y por lo menos una hora después del término de la jornada). Remueva material combustible desde el área de trabajo con calor. Mantenga un extintor portátil apropiado a mano y asegúrese que los sistemas de protección contra incendios estén operativos al final del día.

Líquidos inflamables en el edificio

Mantenga solo pequeñas cantidades dentro del edificio. Implemente procedimientos correctos de manipulación, almacenamiento y eliminación. Mantener actualizadas las Planillas de Seguridad de Materiales (Material Safety Data Sheet) y etiquete los contenedores adecuadamente. Prohíba el almacenamiento de estos líquidos en salas mecánicas o eléctricas o cerca de cajas de electricidad.

Colecciones peligrosas, como película de nitrato de celulosa, municiones, explosivos, colecciones con líquidos inflamables, etc.

Examine las colecciones para identificar los artículos peligrosos. Cuando sea posible, desactive artículos para que sean seguros de manipular y almacenar o exhibir; etiquete correctamente los objetos y mantenga un registro sobre lo realizado. Almacene las películas de nitrato en un depósito frío, o haga copias en una empresa con experiencia en tales procedimiento y elimine los originales (consulte a los bomberos sobre la eliminación más segura) o dónelos a un archivo con experiencia en almacenamiento seguro.

Incendio provocado (a veces utilizado para desviar la atención de otro crimen, como el robo)

Solicite a un Oficial de Prevención del Crimen recomendaciones sobre las maneras para hacer de la institución un lugar más seguro. Mantenga el exterior del edificio bien iluminado durante la noche; remueva cualquier artículo o material innecesario cerca del edificio que pudiera ser utilizado para encender fuego; cortar los arbustos que pudiesen ocultar un intruso o pirómano, en especial alrededor de puertas y ventanas. Solicite

1 Nota del traductor: se recomienda CSA (Canadian Standards Association) o ULC (Underwriters' Laboratories of Canada) para instituciones de Canadá.

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a la policía un patrullaje nocturno. Realice chequeos de seguridad sobre todos los empleados que podrían ser incluidos en el equipo. Contrate seguridad adicional durante exhibiciones controvertidas. Desarrolle y mantenga buenas relaciones públicas y con la comunidad.

La propagación de fuego y del humo hacia zonas adyacentes o a lo largo del edificio, puede ser parcialmente controlada incorporando ciertos elementos arquitectónicos y de diseño. Algunos ejemplos incluyen el uso de materiales de construcción y terminaciones no combustibles y resistentes al fuego; el corte automático de la ventilación en caso de incendio; compartimentar o separar espacios, como colecciones de reserva y áreas altamente peligrosas en zonas graduadas resistentes al fuego; instalación de cortafuegos y barreras en áticos y en espacios cerrados y vacíos bajo tableros en el suelo, sobre los techos, detrás de los muros, etc.; tapar aberturas o espacios abiertos alrededor de tuberías, redes de ductos, conductos eléctricos, etc., en uso o removidas, tanto en muros, suelos y techos; cierre total de las cajas de escala; e instalación de puertas contra incendio. Si estas puertas se mantienen normalmente abiertas, debiesen estar equipadas con aparatos que las cierren automáticamente cuando se active el sistema de alarma contra incendio. Muchos museos han trabajado en conjunto y exitosamente con su servicio local de bomberos para mejorar la seguridad ante incendios en sus instituciones, y para desarrollar medidas de protección para sus irremplazables colecciones en caso de incendio. En la mayoría de los casos y siempre que el fuego esté controlado y que la seguridad de las personas no sea una preocupación, pueden iniciarse las etapas de protección de los objetos del calor, del humo, del hollín y del agua. Valiosos artículos se han salvado de pérdidas y daños evacuándolos hacia un área segura, cubriéndolos con lonas impermeables, desviando el agua utilizada por los bomberos para controlar el fuego, y utilizando agua en forma de rocío en vez de chorros de agua al combatir un incendio. Tómese tiempo para desarrollar una buena relación con su servicio de bomberos, entrégueles copias de los planos del edificio, y dirija visitas guiadas al museo para todos los miembros del servicio para familiarizarlos con la distribución y sistemas del edificio (por ejemplo, la ubicación de las tomas de agua y las válvulas de la zona de rociadores), así como de cualquier área que pudiera constituir una fuente potencial de incendio o que pueda presentar peligros potenciales o inesperados durante el combate del incendio. Asegúrese que tengan el acceso que requieren para circular a través de todo el edificio en caso de incendio, pídales que revisen sus procedimientos de respuesta e involúcrelos en el entrenamiento en la prevención y respuesta contra incendios del personal. Equipos y sistemas de protección contra incendios La protección activa contra incendios se refiere a la instalación de equipos, sistemas y aparatos que necesitan electricidad para funcionar, tales como detectores, alarmas y sistemas de extinción de incendios. Ya sea en la instalación de un sistema nuevo, o en el reemplazo de uno ya existente, use un especialista en protección contra incendios

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que tenga experiencia en el diseño de sistemas para instalaciones patrimoniales o salas limpias quien trabajará en conjunto con usted para asegurar que los objetivos de protección contra incendios se cumplan. Mientras el costo de la protección contra incendios, profesionalmente diseñada, instalada, mantenida y monitoreada, puede parecer elevado, el costo de no instalarlos podría ser aún mayor. El especialista en protección contra incendios evaluará qué sistema utilizar (para proteger la vida, el edificio y su contenido, las colecciones, etc.); contra qué peligros está protegiendo; la construcción, tamaño y configuración de la estructura y los espacios dentro de ésta; el uso real o previsto de los espacios a proteger; suministro y presión del agua disponible; y mucho más. Para instituciones de tamaño pequeño a mediano, los sistemas convencionales que son simples, confiables y económicos de instalar y mantener serán suficientes. Las instituciones más grandes con requerimientos más complejos requerirán sistemas más complejos. Como ejemplo, las instituciones de tamaño medio pueden requerir solamente un panel de control básico que indique la activación de un aparato en algún lugar del edificio, mientras que las instituciones más grandes necesitarán paneles de control altamente sofisticados que identifiquen con precisión qué aparato se ha activado, además de realizar otras funciones. Todos los sistemas debiesen ser diseñados e instalados de acuerdo a normas y estándares aplicables. Utilice los componentes de la mejor calidad que pueda costear; a menudo la diferencia de costo en cuanto a calidad es marginal y el ahorro no compensa la diferencia de valor. Dependiendo del tamaño y los recursos de una institución, los sistemas serán monitoreados por una compañía externa o directamente por el servicio de bomberos local, si es que está disponible en su comunidad. Las instituciones más grandes pueden tener personal interno que monitoree los sistemas, así como un generador de electricidad de respaldo en caso de corte de energía. Una vez instalados, estos sistemas deben ser inspeccionados, probados y mantenidos por un profesional competente y según el plan vigente.

Detección automática de incendios Mientras los aparatos de detección de humo pueden alertar del peligro a las personas en el área y provocar la evacuación inmediata del edificio, son poco adecuados para proteger la propiedad cultural. Esto se debe a que la mayoría de los museos permanecen desocupados gran parte del tiempo. A menos que haya una persona presente que escuche la alarma y se contacte con los bomberos, el incendio puede desarrollarse y extenderse rápidamente sin ser detectado antes de que alguien notifique a los bomberos. Los sistemas de detección y de alarma contra incendios pueden variar desde aparatos básicos a otros más complejos, que identifican qué sistema de detección ha sido activado y que realizan una cantidad de funciones secundarias, tales como cortar los sistemas de circulación de aire, cerrar las barreras de humo ubicadas en el sistema de

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ductos, liberar los sujeta puertas en las puertas contra incendios, notificar al servicio de monitoreo 24 horas/7 días, e iniciar la activación de algún sistema automático de extinción de incendios (ver Viñeta 2). Existen dos tipos principales de detección de incendios: detección de humo y detección de calor. Debido a que los detectores de humo están diseñados para detectar el incendio en sus etapas iniciales, su uso está recomendado en cualquier lugar, a excepción de áreas polvorientas o de fumadores, donde dichos aparatos serán propensos a emitir falsas alarmas. Como ya se mencionó anteriormente, asegúrese de consultar a un profesional de protección contra incendios para garantizar que cada área del edificio esté protegida con el tipo de detección más efectivo para dicho lugar y así reducir la posibilidad de falsas alarmas. Al instalar detectores, es importante considerar las corrientes de aire creadas por los sistemas de ventilación o por ventanas abiertas, así como cualquier obstrucción u otro factor que pueda afectar la efectividad de la unidad. Detectores de humo Los detectores de humo son aparatos que detectan partículas visibles o invisibles de la combustión. Principalmente son de dos tipos: fotoeléctricos e iónicos. Los detectores fotoeléctricos son más efectivos en fuegos que arden lentamente y que producen partículas de humo grandes, mientras que los iónicos entregan una respuesta más rápida a fuegos de alta energía, que producen grandes cantidades de partículas de humo pequeñas. La combinación de ambos tipos de detección, conocida como “detectores de humo foto-iónicos”, pueden ser instalados donde se busque protección contra ambos tipos de fuego. Los detectores fotoeléctricos se han vuelto más populares en los últimos años no sólo porque ofrecen una respuesta considerablemente más rápida en la detección de fuegos de baja energía (fuego que arde lentamente), sino también porque pueden igualar o superar la capacidad de respuesta de los detectores iónicos a los fuegos con llamas cuando el fuego no esta cerca. Los detectores de humo por aspiración de aire están disponibles en la actualidad y entregan una detección mucho más temprana por medio de la introducción de aire hacia la cámara de detección a través de un tubo pequeño y el análisis de este aire para verificar la presencia de partículas de humo. Debido a su alta sensibilidad, los detectores por aspiración de humo presentan ventajas para la protección de artículos valiosos. Y debido a que solo la abertura del tubo es visible, son también apropiados en lugares donde los detectores convencionales pueden ser visualmente invasivos, por ejemplo entre molduras decorativas y otras características de construcción. Sin embargo, este tipo de sistemas es más costoso.

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Puesto que tanto los detectores de calor como los sistemas automáticos de rociadores responden al calor y no al humo, la detección de este último es importante para minimizar el daño producido por el humo y el hollín de fuegos que arden y se desarrollan lentamente (ver Viñeta 3). Detectores de calor En general, existen dos tipos de detectores de calor: los de temperatura fija y los velocimétricos (aumento de rango). Los de temperatura fija se activan cuando la temperatura de la sala alcanza un nivel predeterminado -generalmente entre 57 ºC a 75 ºC- mientras que los velocimétricos se activan cuando el rango de aumento de temperatura excede un valor predeterminado, usualmente alrededor de 7 ºC a 8 ºC. Debido a que éstos aparatos no detectan el incendio en sus primeras etapas, no entregan el mismo nivel de protección que los detectores de humo, y por lo tanto, debieran ser utilizados solamente en aquellas áreas específicas donde los de humo pueden con frecuencia provocar una falsa alarma, como por ejemplo en ambientes polvorientos, o en áreas con mayor probabilidad de presentar rápidamente llamas intensas. Los detectores de calor son mejores para proteger espacios polvorientos o cerrados, como garajes, áticos, sótanos de baja altura y áreas sin calefacción donde la temperatura puede estar por debajo de los rangos establecidos para los detectores de humo.

Extinción de incendios: General En caso de incendio, la detección y extinción temprana son esenciales si el daño y las pérdidas han de ser minimizadas. En la mayoría de las situaciones, el agua es aún el agente más utilizado para extinguir un incendio: utilizada en mangueras, rociadores, sistemas de rocío, y algunos extintores portátiles. Es abundante, efectiva, de bajo costo. El agua tiene la capacidad de enfriar y desplazar el suministro de oxígeno. Donde se requieran grandes cantidades de agua, es necesario un suministro de agua seguro y con suficiente presión para apoyar el uso de mangueras y, en un menor grado, los sistemas de rociadores. Sistemas gaseosos de extinción de incendios se encuentran disponibles para aplicaciones más especializadas. A continuación se entrega una breve descripción de los tipos más comunes de equipamiento y sistemas de extinción de incendios utilizados en instituciones patrimoniales. Extintores portátiles Estos aparatos son requeridos generalmente por norma. En manos de individuos capacitados pueden ser una efectiva herramienta en el combate contra incendios pequeños y contenidos.

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Es importante seleccionar el extintor correcto para cada tipo de fuego. Si se utiliza un extintor incorrecto, podría ser poco efectivo, o incluso peligroso, para el combate del fuego. Como ejemplo, un extintor a base de agua utilizado en un incendio vivo generado por electricidad, podría provocar un severo choque eléctrico a la persona que lo esta utilizando. Si es utilizado sobre un líquido inflamable o aceite encendido, el agua podría provocar la propagación del incendio. El tipo de extintor seleccionado para un área determinada debiese estar basado en el tipo de incendio esperado para dicha área. Según la norma norteamericana, las cuatro clases principales de incendios y extintores utilizados en los museos son:

Clase A: combustibles comunes Clase B: líquidos inflamables Clase C: equipos eléctricos Clase D: metales combustibles como magnesio y sodio

Muchas instituciones han estandarizado sus extintores para facilitar su uso y entrenamiento. Los extintores multipropósito, Clase ABC, son utilizados a menudo en la actualidad en todo el edificio bajo la recomendación del departamento de bomberos, eliminando el riesgo de utilizar un agente de extinción inapropiado. Consulte a la autoridad o consejero local de bomberos para determinar qué tipo de extintor es el más apropiado para cada área en su institución. Los extintores portátiles generalmente se instalan cerca de las salidas. Éstos deben ser montados sobre soportes aprobados, inspeccionados visualmente una vez al mes, y mantenidos anualmente. Algunas instituciones prefieren no entrenar a su personal en el uso de extintores portátiles y de ese modo disuadir su utilización en caso de incendio. El principal argumento es que el personal debiese activar la alarma, llamar a los bomberos (o servicio equivalente) y evacuar el edificio, permitiendo así que el incendio sea manejado y extinguido por los bomberos. Mientras la seguridad de las personas siempre está en primer lugar, y nadie debiese poner en peligro su propia vida o la vida de los demás tratando de extinguir por sí mismos un incendio potencialmente peligroso, pueden presentarse situaciones en que es necesario utilizar un extintor; por ejemplo, si el fuego bloquea una salida. Además, pueden existir situaciones donde el uso del extintor sobre un pequeño incendio contenido puede extinguir el incendio de manera rápida y segura antes de que pueda expandirse.

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Para maniobrar un extintor portátil, sujételo con la boquilla en dirección opuesta a usted2:

• Saque el pasador de seguridad tirando de su anillo • Apunte a la base del fuego • Presione la palanca de la cabeza del extintor lenta y uniformemente • Dirija la boquilla mediante un movimiento de barrido de lado a lado

A menos que el equipo del museo esté entrenado en el uso apropiado y seguro de extintores portátiles, es probable que dichos artículos se transformen en algo más que costosos sujeta puertas (ver Figura 9), o en objetos sobre los cuales colgar abrigos.

Figura 9. Un extintor sin montar utilizado para mantener una puerta abierta.

Un apropiado entrenamiento del personal del museo en la respuesta ante emergencias puede hacer una diferencia, especialmente en una situación de amenaza para la vida. Extinción automática de incendios Sistema de rociadores Los sistemas automáticos de rociadores consisten en una red de tuberías fijas conectadas a una fuente de agua, con rociadores individuales instalados a intervalos a lo largo de dichas tuberías diseñadas para realizar la descarga del agua a una temperatura preestablecida. De acuerdo a Fire Sprinkler Network3, los rociadores han

2 Nota del traductor: en inglés se recomienda recordar la palabra PASS, formada por la primera letra de cada frase

de instrucciones para usar extintores correctamente (Pull the pin, Aim at the base of fire, Squeeze the lever slowly

and evenly, Sweep the nozzle from side to side). 3 Nota del traductor: institución dedicada a la promoción del uso adecuado de estos dispositivos para reducir el

peligro de daño o muerte

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sido utilizados en los Estados Unidos desde el año 1874, siendo ampliamente reconocidos, incluso en la actualidad, como el método más efectivo para combatir la propagación del fuego en sus primeras etapas, antes de que pudiese provocar un daño severo a las personas y a la propiedad.

Figura 10: Cabeza del rociador: esta cabeza posee ampollas de vidrio rellenas con un fluido que al calentarse se expande y las quiebra. El sistema de rociadores es un medio efectivo y relativamente de bajo costo para salvar vidas, la propiedad y las colecciones.

Los rociadores (Figura 10) están listos para responder rápidamente a cualquier hora del día o la noche y no son afectados por la circulación o condiciones de clima adversas, ni por el humo denso y los gases tóxicos. Según algunos expertos, el rociador automático es el sistema de seguridad más importante que una institución cultural puede tener. Un sistema diseñado, instalado y mantenido apropiadamente puede superar las deficiencias en el manejo de riesgos, en la construcción del edificio y en la respuesta ante emergencias, y proporcionar una elevada flexibilidad en el diseño del edificio. Debido a que muchos museos poseen grandes cantidades de materiales irremplazables y altamente combustibles y a que el fuego puede crecer y propagarse rápidamente, la extinción automática del fuego como los sistemas de rociadores, es altamente recomendada para controlar -e incluso extinguir- el fuego durante el tiempo que les toma a los bomberos llegar al lugar y desplegar la capacidad de extinción. Muchas instituciones sienten que están bien protegidas por su proximidad con el servicio de bomberos y, por lo tanto creen que no necesitan un sistema automático de extinción. Sin embargo, además de los potenciales retrasos y problemas descritos anteriormente, también existe la posibilidad de que los bomberos puedan estar asistiendo otra emergencia. Con un sistema de rociadores, la protección ante incendios está todo el tiempo en el lugar. No es sorpresa que las instituciones que han sufrido las mayores

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pérdidas por causa del fuego no hayan estado equipadas con rociadores. Los museos protegidos con rociadores, habitualmente presentan, en comparación, menores daños y pérdidas. Muchas instituciones que albergan colecciones son reacias a instalar rociadores debido al temor de exponer sus colecciones al riesgo potencial de daño involuntario por agua. De hecho, las descargas accidentales y filtraciones por defectos en la fabricación son relativamente escasas. Además, el daño por rociadores es generalmente mucho menor que el provocado por las mangueras de gran potencia utilizadas para combatir los incendios. La descarga de agua desde los rociadores es de aproximadamente 100 litros por minuto por rociador, dispersada como una suave “lluvia”, en comparación al rango de descarga de aproximadamente 500 a 1000 litros por manguera por minuto, realizada bajo alta presión. Otras instituciones argumentan que la instalación de rociadores es demasiado costosa. Desafortunadamente, muchos museos que no los poseen han terminado pagando el doble: una vez por los costos de recuperación y reconstrucción tras un incendio y nuevamente por la instalación de rociadores después de lo sucedido. En la mayoría de los casos, el costo del sistema de rociadores fue el más bajo de los dos. En lugares donde la estética es importante, por ejemplo en casas-museo históricas, se pueden instalar rociadores de pared o empotrados, que visualmente son menos intrusivos, con cubiertas hechas para hacer juego con el muro o techo del lugar. Sin embargo, se debe tener en mente que el color debe ser hecho por el fabricante. Está fuera de toda norma pintar encima o intentar forzar los rociadores, ya que puede interferir en su funcionamiento. Aunque los sistemas de rociadores de inundación total están disponibles para áreas industriales, generalmente no son utilizados en instalaciones culturales. Habitualmente, solo se activarán los rociadores que son directamente afectados por el fuego. La mayoría de los incendios se controlan usando entre 1 a 4 rociadores. Para las instituciones ubicadas en áreas sísmicas, es importante que los sistemas de rociadores sean instalados utilizando refuerzos sísmicos y otras especificaciones. En general, existen tres tipos principales de sistemas de rociadores: sistemas de red húmeda; sistemas de red seca y sistemas de pre-acción. A continuación se presenta una breve descripción de cada uno de estos sistemas, así como sus ventajas y desventajas. Sistema de red húmeda En un sistema de red húmeda, el agua de la cañería permanece bajo presión y utiliza rociadores que se accionan por el calor. Los rociadores afectados por calor elevado se activan individualmente para extinguir el fuego. En la mayoría de las situaciones, un

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sistema estándar de red húmeda es altamente recomendado ya que es confiable, fácil de mantener, relativamente barato y se mantiene totalmente cargado y listo para activarse, respondiendo rápidamente. La principal desventaja de este sistema es que puede generarse un daño por agua accidental; sin embargo, esta situación es muy rara y el riesgo puede ser reducido. Por ejemplo, si existe riesgo de que las cabezas de los rociadores sean golpeadas (ya sea por personas, estantes, montacargas, etc.), estos pueden instalarse en una posición vertical, en un muro lateral o empotrados, en lugar de la instalación estándar suspendida del techo, o en esta posición se pueden cubrir las cabezas con rejillas protectoras. Sistema de red seca En sistemas de red seca, la cañería está llena de aire presurizado en lugar de agua, el que es mantenido detrás de una válvula. Cuando el rociador es activado, el aire es liberado de la cañería, abriendo la válvula y liberando el agua dentro de las cañerías y hacia el exterior del rociador. Desafortunadamente, los sistemas de red seca tienden a presentar corrosión y depósitos de sarro en las tuberías por causa de la condensación y la humedad residual que dejan las evaluaciones de prueba, lo que los hace menos confiables que los sistemas de red húmeda. Al igual que los sistemas de pre-acción, son más complicados, más costosos, más difíciles de mantener y su descarga es más lenta. Los sistemas de red seca se utilizan principalmente en áreas, como muelles de carga, que están expuestas a temperaturas bajo cero. Sistemas de pre-acción En un sistema de pre-acción, el agua se mantiene detrás de una válvula como en el de red seca, pero requiere la activación de un sistema de detección de incendio para abrir la válvula y liberar el agua hacia las cañerías. Una vez que esto ocurre, el sistema está listo para funcionar como un sistema de red húmeda. Muchas instituciones han instalado sistemas de pre-acción en vez de sistemas de red húmeda a fin de reducir el riesgo de daño involuntario por el agua en las áreas con colecciones tras una descarga accidental, o por cañerías o cabezas de rociadores que filtran. Sin embargo, aunque esta característica es beneficiosa para las áreas que contienen colecciones altamente valiosas y sensibles al agua, los sistemas de pre-acción poseen problemas y desventajas, por ejemplo:

• Este tipo de sistemas requieren mayor tiempo para alcanzar su capacidad de descarga, permitiendo que el fuego se propague en este intervalo y requiriendo mayor cantidad de cabezas para ser activado, lo que provocaría un mayor daño por agua.

• Los sistemas de pre-acción son más complejos que los convencionales de red húmeda, con un alto riesgo de que algo salga mal. Por ejemplo, un problema en el sistema de detección de incendios podría afectar el correcto funcionamiento del sistema de rociadores.

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• Como en el caso de los rociadores de red seca, debido a que las cañerías están llenas de aire, la humedad dentro de éstas podría provocar corrosión y depósitos de sarro, y afectar el correcto funcionamiento del sistema.

• Debido a su complejidad, la instalación y mantención de los sistemas de pre-acción es más costosa que los de red húmeda.

Existen sistemas de encendido/apagado en los cuales los rociadores activados se apagan automáticamente cuando la temperatura de la sala baja de un punto establecido, y se reactivarán si el fuego se enciende nuevamente. Sin embargo, estos sistemas son complejos y costosos. En la mayoría de los centros urbanos, los bomberos generalmente llegarán antes que el área afectada haya sido lo suficientemente enfriada como para apagar el sistema. Por lo tanto, estos sistemas ofrecen pocos beneficios para las instituciones patrimoniales. Sin importar el tipo de rociador, todos los sistemas debieran ser: diseñados por profesionales experimentados; fabricados por una empresa acreditada utilizando materiales de alta calidad; instalados conformes al Standard for the Installation of Sprinkler Systems (NFPA 13, Norma para la Instalación de Sistemas de Rociadores) y evaluados y mantenidos anualmente por personal competente para asegurar su funcionamiento adecuado. Sistema de neblina de agua Se ha desarrollado un sistema relativamente nuevo de extinción de incendios con agua en donde se liberan pequeñas cantidades de agua bajo alta presión en forma de neblina fina. Este sistema efectivamente enfría y controla el incendio utilizando aproximadamente el 10% del total de agua descargada por un sistema de rociadores convencional, resultando en menor daño provocado por agua. Debido a que el agua en forma de neblina fina no conduce la electricidad en la misma forma que lo hace un chorro de agua, éste sistema puede ser utilizado sobre equipos eléctricos conectados. En lugares donde la descarga de agua limpia es crítica, pueden utilizarse tuberías de acero inoxidable y agua destilada. Mientras inicialmente los sistemas de neblina fueron diseñados para usos marítimos, se ven cada vez más en museos e instituciones de archivo, y en edificios patrimoniales. Estos sistemas son particularmente prácticos para edificios históricos que están siendo renovados, ya que pueden utilizarse tuberías de menor diámetro y más flexibles en espacios estrechos e incómodos donde la instalación de sistemas de rociadores tradicionales puede ser difícil o imposible de realizar sin alterar la construcción original. Los sistemas de neblina pueden instalarse conectados a un suministro permanente de agua, o a una serie de depósitos de agua almacenados en un área cercana. Este último escenario puede ser apropiado para situaciones en que el suministro de agua no es

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seguro, o en instituciones estacionales que permanecen sin calefacción durante el invierno. Debido a que el agua no permanece en las tuberías, las áreas del edificio que tienden a congelarse pueden estar igualmente protegidas asegurándose que los depósitos mismos sean protegidos del congelamiento. Aunque este tipo de sistema de extinción demuestra ser muy prometedor para las instituciones patrimoniales, es todavía una tecnología nueva y, como tal, puede ser problemático encontrar contratistas que estén familiarizados y con experiencia en su instalación. Sin embargo, esto debiese ser cada vez menos un problema a medida que su uso sea más común. Sistemas automáticos gaseosos de extinción de incendios Desde la desaparición de los CFC (clorofluorocarbonos) contenidos en el gas halón, por razones medioambientales se han desarrollado varias así llamadas “alternativas al halón” que ya han sido implementadas por algunos museos en las áreas de colecciones como una alternativa a los sistemas a base de agua. Sin embargo, para aquellas instituciones que actualmente tienen sistemas a base de gas halón, no existe una real sustitución “inmediata” ya que generalmente se requieren nuevas tuberías. A diferencia de las cabezas de rociadores que poseen descarga individual, los sistemas de extinción mediante gases son sistemas de inundación total en donde el agente descarga simultáneamente desde todas las boquillas dentro del espacio protegido, con el propósito de alcanzar los niveles de concentración necesarios para una extinción efectiva. Los sistemas de extinción por gases tienen la ventaja de no provocar daño por agua en las colecciones. Sin embargo, al igual que con otros tipos de sistemas de extinción, existen desventajas, restricciones, y problemas asociados a los sistemas gaseosos que deberían considerarse cuando se escoge un sistema de extinción automático. Por ejemplo:

• Estos sistemas se desarrollan en primer lugar para espacios bien sellados tales como bóvedas de almacenamiento. Su efectividad se verá comprometida si la puerta del área en cuestión es abierta, si existe alguna abertura a través de la cual el gas pueda escapar, o si el sistema de ventilación y el de barreras de humo no han sido desconectados.

• Algunos sistemas requieren ventilación hacia el exterior para permitir el desplazamiento del aire de la sala.

• Una vez que el gas se ha descargado y disipado, el área ya no estará protegida hasta que el gas haya sido reemplazado y se recargue el sistema. Por consiguiente, un sistema de rociadores de respaldo es altamente recomendado.

• Los sistemas gaseosos son habitualmente más costosos que los rociadores.

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• Los sistemas gaseosos son bastante complejos y requieren que todo funcione adecuadamente para que el sistema opere de manera efectiva.

• El diseño, la instalación, el mantenimiento y la revisión por parte de personal competente en sistemas ubicados en instituciones en áreas remotas o en centros más pequeños, pueden no ser prácticos, económicos o incluso pueden no estar disponibles.

A continuación se presenta una breve descripción de varios agentes gaseosos que se encuentran en museos canadienses. Inergen Inergen es un gas inerte compuesto de nitrógeno (52%), argón (40%) y dióxido de carbono (8%). Aunque este sistema gaseoso extingue el fuego reduciendo la concentración de oxígeno bajo el índice para sostener la combustión, la concentración de oxígeno permanece por sobre el límite mínimo requerido para la respiración, haciéndolo seguro para las personas. Siendo completamente inerte y no residual, es también seguro para las colecciones. La descarga de este gas no restringe la visibilidad, ni provoca una gran disminución de la temperatura como ocurre con otros sistemas. Inergen se descarga bajo alta presión y requiere un equipo reforzado que soporte la presión. Este gas requiere también un número mayor de cilindros de almacenamiento que el de otros sistemas para proteger un área del mismo tamaño, lo que podría implicar problemas de espacio y de peso. Mientras el costo del equipo es generalmente más alto que en otros sistemas, el agente es menos costoso y más fácil de reemplazar. FM 200 FM 200 es un gas halocarbónico que extingue el fuego mediante la absorción de calor. Mientras no hay riesgo que el oxígeno alcance un nivel peligrosamente bajo, existen aún algunas consecuencias para la salud porque se liberan químicos dañinos durante la descarga. FM 200 se almacena como líquido y se descarga como gas. Debido a que requiere un volumen relativamente limitado de líquido almacenado, es una opción en lugares donde sólo hay espacios limitados de almacenamiento. Algunas desventajas de FM 200 incluyen un daño potencial de calentamiento global y la formación de algunos productos de descomposición que podrían afectar a las colecciones. Mientras este sistema es habitualmente menos costoso de instalar, el costo del agente es mayor que el de gas inerte. NOVEC 1230

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Mientras NOVEC 1230, agente para la extinción de incendios de inundación total, compuesto de cetona fluorada, limpio, se ha instalado en toda Europa desde hace varios años, constituye un producto relativamente nuevo para América del Norte, en especial para Canadá. Transportado y almacenado como líquido, se evapora durante la descarga y extingue el fuego mediante la absorción del calor. Novel 1230 líquido tiene la más baja vida atmosférica (es decir, 5 días v/s 33 años) de los agentes de halocarbonos actuales para extinción de incendio, el margen más amplio de seguridad para su uso en espacios ocupados, y ninguna influencia en la disminución de la capa de ozono. Se requieren en general menos tanques de NOVEC 1230 para proteger el mismo volumen de espacio que otros agentes gaseosos Sin embargo, aunque se requiere menos espacio de almacenamiento, los tanques se deben ubicar dentro de 20m a 30 m del espacio a proteger. Como en la mayoría de los sistemas gaseosos, NOVEC 1230 se descarga a alta presión. Novec 1230 elimina la posibilidad de daño ocasionado por agua o agentes químicos sobre computadores, artículos electrónicos, libros, obras de arte, etc. En las demostraciones del producto, los artículos sumergidos en este agente se han removido secos y sin daño. Los tres agentes gaseosos descritos se resumen brevemente en la Tabla 3. Tabla 3. Resumen de agentes gaseosos limpios para la extinción de incendios Sistema Comentarios

General - No ocasiona daño por agua. - Sólo puede ser utilizado en espacios sellados adecuadamente. - En algunos casos se requiere un espacio considerable para almacenar los tanques. - La presión de descarga puede ser dañina. - La instalación y revisión del equipo por personal competente puede ser un problema

para zonas ubicadas lejos de grandes centros. - Se recomienda un sistema de rociadores como respaldo en caso que el sistema

gaseoso realice una extinción incompleta. NOVEC 1230

- El agente es una fluorocetona. - Extingue el fuego absorbiendo calor. - Requiere menos tanques con una huella ecológica menor para proteger el mismo

espacio. - Tiene potencial de producir gases de descomposición bajo ciertas condiciones. - Menos costoso que algunos otros sistemas gaseosos.

Inergen - Gas totalmente inerte compuesto de nitrógeno, argón y dióxido de carbono. - Posee la más alta presión de descarga y requiere mayor espacio para almacenar los

tanques. FM 200 - Gas hidrocarbónico.

- Extingue el fuego absorbiendo calor. - Es el agente gaseoso más cercano a un sistema de sustitución "inmediata" para el

Halon 1301. - Requiere menor cantidad de tanques de almacenamiento que otros sistemas. - Produce gases de descomposición.

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Como en cualquier otro sistema de protección, consulte a un ingeniero de protección contra incendios para determinar si un sistema gaseoso de extinción es apropiado para su institución. Viñetas Viñeta 1. La noche del 19 de Agosto de 1980, el Museo del Minero de la Isla de Cabo Bretón (Figura 11), en Glace Bay, Nueva Escocia, sufrió un incendio catastrófico. Mientras la causa del fuego no fue conocida por el personal del museo, pudo haberse originado ya sea por algún fumador durante un concierto de noche realizado en el auditorio contiguo, o por vandalismo (restos de bombas Molotov se habían encontrado en las instalaciones las semanas anteriores a la catástrofe). La estructura era una construcción moderna no combustible y resistente al fuego, e incluía un auditorio y un Centro Nacional de Exhibición para exposiciones itinerantes. No había un sistema monitoreado de alarma ni un sistema automático de extinción de incendios, ni tampoco tenía una puerta contra incendios que condujera hacia un pozo minero de carbón ubicado debajo del museo. Antiguos mineros del carbón servían de guías y el pozo era muy frecuentado por los visitantes.

Figura 11. Museo del Minero, en Glace Bay, Nueva Escocia. Fotografía tomada el 18 de agosto de 1980, antes del incendio.

La noche del incendio un concierto presentando Men of the Deeps tuvo lugar en el auditorio. Como era costumbre en esos años, estaba permitido fumar. Aproximadamente una hora después del término del concierto, un transeúnte notó las llamas que salían a través de las ventanas de clerestorio de la biblioteca del museo, y llamó inmediatamente al servicio voluntario de bomberos. El servicio de bomberos llegó rápidamente y contó con apoyo adicional proveniente de Sidney. El incendio se mantuvo activo por tres noches y dos días, lo que produjo la pérdida de aproximadamente un 70% a 80% del edificio y sus colecciones (Figura 12). Debido a que la máxima prioridad de los bomberos era evitar que el fuego se propagara hacia las vetas de carbón dentro del pozo, el resto del museo tuvo que ser sacrificado.

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Figura 12. Museo del Minero, en Glace Bay, Nueva Escocia. Fotografía tomada tres días después del incendio.

Si el museo hubiese tenido un sistema monitoreado de detección de humo, el incendio podría haber sido detectado antes de la aparición de llamas, mientras un sistema automático de rociadores podría haber controlado -y posiblemente extinguido- el incendio incluso antes que llegaran los bomberos al lugar, provocando una pérdida menor y no tan severa. Con un fuerte apoyo de la comunidad, el museo ha sido reconstruido e incluye un sistema de seguridad monitoreado, un sistema de video-vigilancia tanto dentro como fuera del edificio, iluminación de seguridad en el exterior, un sistema monitoreado de alarma contra incendios, detectores de humo y de calor, un sistema automático de rociadores de red húmeda y puertas contra incendios metálicas para proteger la entrada a la mina. Viñeta 2. Una noche del mes de agosto de 1992, se originó un incendio premeditado en una sala de la planta principal de Billings Estate National Historic Site, -una-casa museo histórica- ubicada en Ottawa, Ontario (Figura 13). Aunque el museo estaba ubicado en un sitio visualmente remoto y apartado del paso de transeúntes y del tráfico de vehículos de un barrio residencial vecino, el fuego fue rápidamente detectado por el sistema automático de incendios, provocando una rápida respuesta por parte del servicio de bomberos.

Figura 13. Billings Estate National Historic Site: Vista exterior. Las ventanas tapiadas indican la ubicación del incendio dentro del museo.

En los meses previos al incendio, se había dado inicio a los planes para instalar un sistema automático de rociadores. El director del museo también se había reunido con el servicio de bomberos para discutir algunas inquietudes acerca del daño potencial causado por el agua en caso de incendio. Esta conversación resultó ser casual. Debido

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a que el incendio no se originó durante la jornada de trabajo, la seguridad de la vida de las personas no fue una preocupación. También, y debido a que el servicio de bomberos llegó al lugar cuando el incendio aún estaba relativamente contenido y controlable, éstos pudieron entrar a la estructura utilizando extintores de dióxido de carbono mientras las mangueras eran conectadas a la toma de agua. Una vez conectadas, las llamaradas fueron controladas con agua en forma de rocío en lugar de un chorro de alta presión.

Figura 14. Billings Estate National Historic Site: Vista interior del lugar. La detección monitoreada del incendio y la rápida respuesta por parte del cuerpo de bomberos significaron la contención del daño en sólo una sala en las horas posteriores al incendio en esta casa-museo histórica.

Aunque hubo daño extenso provocado por el hollín en todo el museo, así como también algún tipo de daño por el calor y las llamas en la sala donde se originó el incendio (Figura 14), prácticamente no hubo daño por la acción del agua en la casa ni en las colecciones. El museo desde entonces ha mantenido instalado un sistema de rociadores. Viñeta 3. Durante la renovación y construcción de galerías nuevas y existentes de exhibición permanente, en el entonces Museo de Historia Natural de Saskatchewan (ahora Museo Real de Saskatchewan), en la ciudad de Regina, Saskatchewan, un incendio comenzó lentamente cuando el calor liberado por la reacción de los dos componentes de un material para formar espuma de aislación térmica quedó atrapado mientras estaba en contacto con materiales modernos de construcción resistentes al fuego, provocando el desarrollo y propagación de denso humo. Debido a que los detectores de humo dentro del área del proyecto habían sido cubiertos para protegerlos de la contaminación por polvo durante las renovaciones, la detección del incendio se retrasó hasta que un detector de humo en otra parte del museo se activó. Adicionalmente, el ventilador del sistema de aire del museo falló y se apagó, situación que permitió que el humo se expandiera rápidamente por todas las instalaciones. Aunque el tiempo de respuesta del servicio de bomberos fue rápido, la acumulación de un denso humo y la carencia de un sistema de alarma contra incendios en cada zona, impidieron que los bomberos pudiesen localizar rápidamente la fuente del incendio, lo que generó una gruesa capa de hollín depositada en todo el museo, incluyendo las galerías permanentes y dioramas. Afortunadamente, la mayor parte de las colecciones

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del museo habían sido previamente removidas y reubicadas en una bodega de almacenamiento antes de comenzar los trabajos de renovación. Las estadísticas indican que la construcción y renovación son actividades extremadamente riesgosas para los museos. En este caso, si los detectores de humo hubiesen estado en funcionamiento al final de cada jornada laboral y si se hubiese implementado una guardia de vigilancia de incendios durante el periodo de construcción y por algunas horas después de la hora de término de las obras, el incendio podría haberse detectado más pronto y haberse extinguido antes que ocurriera el daño mayor.

Referencias (* Lecturas recomendadas) Artim, Nick K. "An Introduction to Fire Detection, Alarm, and Automatic Fire Sprinklers." Preservation of Library & Archival Materials. Emergency Management Technical Leaflet 2. Andover: Northeast Document Conservation Center, 1999. Folleto actualizado el 17 de Marzo de 2004. Canadian Conservation Institute. Fire Protection Issues for Historic Buildings. CCI Notes 2/6. Ottawa: Canadian Conservation Institute, 1998. Canadian Conservation Institute. Museum Fires and Losses. CCI Notes 2/7. Ottawa: Canadian Conservation Institute, 1998. Canadian Conservation Institute. Automatic Sprinkler Systems for Museums. CCI Notes 2/8. Ottawa: Canadian Conservation Institute, 1998. National Fire Protection Association (NFPA). NFPA 909: Code for the Protection of Cultural Resource Properties - Museums, Libraries, and Places of Worship. Quincy, MA: National Fire Protection Association, Edición 2005. NFPA. NFPA 914: Code for the Protection of Historic Structures. Quincy, MA: National Fire Protection Association, Edición 2007. National Parks Service (NPS). Museum Handbook, Part 1. Museums Collections. Edición electrónica. Appendix M, "Management of Cellulose Nitrate and Cellulose Acetate Films." 2001. Disponible en: http://www.cr.nps.gov/museum/publications/MHI/AppendM.pdf