EZKIOGA, en el 80 aniversario de la Pastoral de Mons. Mateo Mugica Urrestarazu

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Este libro pone al descubierto uno de esos hechos ignorados por casi todos los historiadores, sobre los acontecimientos religiosos que sucedieron en los días de la instauración de la República, en Ezkioga, localidad de Guipúzcoa, que fue la primera en proclamar la República. En realidad, son pocos los que saben realmente como sucedieron los acontecimientos, cómo y por que surgió la cruzada. El libro demuestra que la Virgen en Ezkioga no favoreció a ningún grupo interesado en cambiar el curso de los sucesos. Como 50 años después en Medjurgorje, la Virgen no vino a pedir en Ezkioga más que oración. Su mensaje sobrepasa el siglo, y sigue enseñando a los hombres, que el acto más religioso, y eficaz, es la oración.

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P. Antonio M. Artola Arbiza, cpEzkioga

En el 80º aniversario de la Pastoral de Mons.Mateo Múgica Urrestarazu, sobre Ezkioga

(07.09.1933)

Ezkio 2013

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EzquiogaP. Antonio M. Artola Arbiza, cp

© 2013, derechos de autor reservados© 2013, derechos de edición, arte gráfico y diagramación

reservados

Portada y página 10: Los dos primeros videntes deEzkioga: Antonia Bereciartúa (1920-2005) y Andrés

Bereciartúa (1924-2000). Foto: Arturo Rodes en Los hechosprodigiosos de Ezkioga, 1932

Edición a cargo deEditorial Periodística Oiga sa

Manuel A. Fuentes 898, San Isidro

Con el auspicio deUniversidad de San Martín de Porres

Universidad del País VascoCentro Cultural Vasco Euzko Etxea Arantzazu Lima

Euzko Etxea Santiago de Chile

Primera edición: Diciembre de 20131,000 ejemplares

Impreso enG y G Impresores s.a.c.

isbn 978-612-46576-0-3Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú

Nº 2013-17883

El derecho de Antonio M. Artola Arbiza a ser identificadocomo autor de esta obra ha sido inscrito de acuerdo con las

leyes peruanas. Está autorizada la transcripción parcialsiempre que se haga referencia al autor y a esta edición.

Impreso en el PerúPrinted in Peru

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AAntonia (1920-2005) y Andrés (1924-2000) Bereciartúa

30 de junio de 1931

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PrólogoEn ocasiones se nos plantean retos que, a primera vista, pa-recen difíciles de superar. Uno de estos retos me llegó en elmomento en que nuestro común amigo Jhon Bazán, impul-sor de la publicación de esta obra, me pidió que elaboraraun prólogo de presentación, tanto de su contenido como desu autor. A decir verdad, estuve incluso a punto de rechazaramablemente el ofrecimiento. Por mi formación y oficiocomo historiador, podrían considerarse mis apreciacionesfuera de lugar en una obra que, fundamentalmente, se fun-damenta en la teología, aunque se centre en el análisis deunos hechos históricos de honda repercusión en el devenirde la Iglesia Católica en el País Vasco en el siglo xx, y sobretodo en los convulsos años en los que ocurrió: las aparicio-nes de la Virgen en el pequeño pueblo guipuzcoano de Ez-quioga (en su grafía castellana, Ezkio en su grafía vascaoficial actual, Ezkioga en la grafía euskérica utilizada en losaños referidos) en 1931, sus hondas repercusiones políticasy el modo en que la cuestión pareció resuelta por las autori-dades eclesiásticas de la diócesis de Vitoria, con una conde-nación y negación de la veracidad de las apariciones que,desde entonces, ha sido la única interpretación que ha per-meado a los libros de historia.

Cierto es que, en los inicios de mi vida investigadora, lacuestión religiosa y la historia reciente de la Iglesia vasca –ensu proyección misionera hacia América– fue el tema en elque centré mis estudios, desembocando en mi tesis doctoral,encontrándome entonces, de un modo tangencial, con lossucesos de Ezkioga. Pero no fue, ni entonces ni después, unacuestión en la que fijara mi atención más allá de lo que, porrazones de mis investigaciones posteriores, he tenido oca-sión de leer e interpretar. Es por este motivo que he leidocon gran interés y atención las reflexiones y el cuidado aná-lisis que presenta Antonio Artola en este trabajo, para justi-ficar una cuestión que, si bien parece evidente tras seguircon atención sus páginas, no ha sido así entendida por quie-nes han escrito y trabajado posteriormente sobre estos acon-tecimientos: que la condena eclesiástica no fue genérica, atodo el conjunto de apariciones, sino únicamente a la deri-vada politizada que tomaron algunas de las personas invo-lucradas en ellas, sin que dicha condena abarcara a los

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Prólogo 8

primeros videntes, a los que la Iglesia nunca llegó a poneren la diana de sus dudas. Sin entrar a analizar las cuestionesteológicas y eclesiásticas que llevan a esta conclusión, locierto es que este hecho explicaría la aparente contradicciónde que la misma Iglesia que habría condenado las aparicio-nes de Ezkioga permitiera, pocas décadas más tarde, la rea-pertura del culto tras la creación de la nueva diócesis de SanSebastián en la década de 1950.

Antonio Artola es teólogo de formación, profesión (du-rante muchos años fue profesor en la Facultad de Teologíade la Universidad de Deusto), y yo aún diría que de corazón.Fue precisamente durante su etapa como profesor enDeusto cuanto tuve el gusto de conocerle, y entablar una re-lación con él, tanto profesional como personal. En plenosesfuerzos por recopilar información sobre los más de 10.000religiosos vascos que han actuado en tierras latinoamerica-nas desde 1820 a 1965, recibí de su parte el encargo de ela-borar los capítulos peruanos de la biografía de Mons. MartínFulgencio Elorza Legaristi, miembro de su misma congre-gación pasionista, quien fuera nombrado obispo-prelado deMoyobamba, en la selva amazónica, en 1953, cargo que ejer-ció hasta su fallecimiento en 1966. Sumergido en los docu-mentos de todo tipo –oficiales, burocráticos, personales, ytestimoniales– recopilados sobre la figura de Mons. Elorza,tuve la oportunidad de reconstruir el modo en el que un sa-cerdote vasco se enfrentaba a la titánica tarea de establecerlas bases de la Iglesia católica en un territorio alejado físicay espiritualmente de todo lo que conocía hasta ese mo-mento. Fruto de esta investigación fue una obra, editada pri-meramente en forma de dos volúmenes independientes –elpropio P. Artola había sido el encargado de realizar la bio-grafía del mismo personaje hasta su nombramiento comoprelado–, y posteriormente en una sola obra que conjugatoda la evolución humana y religiosa, desde su nacimientoen Guipúzcoa hasta su eterno descanso en tierras peruanas,tras episodios que dejaron gran impronta en su vida comola Guerra Civil española, su labor al frente de la provinciapasionista, y su participación en el Concilio Vaticano ii.

Fue para mí una gratísima sorpresa reencontrarme conAntonio Artola muchos años después, cuando tuve ocasiónde colaborar con la renacida Hermandad de Nuestra Señora

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9Prólogo

de Arantzazu de Lima en los actos conmemorativos delCuarto centenario de su fundación –o, mejor dicho, del pri-mer testimonio escrito de su existencia, que data de 1612–.Fruto de aquella colaboración fueron unas jornadas que tu-vieron lugar en la sede del Instituto Riva-Agüero, en Lima,y de una obra colectiva que esperamos pueda ver a la luz entiempo breve, y que recoge los trabajos de investigación dediversos autores europeos y americanos en torno a los vas-cos de Perú, su hermandad, y otras congregaciones que bajola misma advocación de la Virgen de Arantzazu –o de SanIgnacio de Loyola, en algún caso– fueron creando los vascosexpatriados repartidos por los territorios americanos y eu-ropeos de la corona española. Por aquel entonces el P. Artolallevaba ya varios años de residencia en Lima, siendo uno delos promotores de la conmemoración del centenario, ydando su apoyo material y espiritual a llevar a buen puertolas iniciativas que se llevaron a cabo con esta ocasión.

Retornando al tema objeto de esta obra, debemos reco-mendar al lector un ánimo pausado y receptivo para calibrarla propuesta intepretativa que nos ofrece su autor. Dicemucho del mérito del P. Artola el modo en el que se refierea otros trabajos previos, tanto del ámbito de la historia comode la sociología religiosa, que se han aproximado a los suce-sos de Ezkioga. Valora en su justa medida sus conclusionesy pondera las diferencias metodológicas y epistemológicasque cada una de las distintas ciencias utiliza para elaborarsu visión de la realidad. No busca verdades teológicas entales trabajos, sino la base histórica asentada sobre la queconstruirá su propia argumentación. En estos tiempos enlos que, en ciertos ámbitos académicos, predomina el des-precio, cuando no el insulto, respecto aquellos que tienenotra visión diferente –y de ello puedo dar fe, lamentable-mente, desde mi experiencia personal–, Antonio Artola nojuzga, sino que valora, debate e integra sus propias conclu-siones, poniéndolas también modestamente al debate inte-lectual. Se trata este de un mérito añadido a su trabajo, unplus que hace aún más interesante, y recomendable, su lec-tura. n

Oscar Alvarez GilaVitoria-Gasteiz, 20 de septiembre de 2013

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IntroducciónEste libro que presentamos a los interesados en la historiade las apariciones de Ezkioga, consta de dos partes. La pri-mera, recoge un estudio presentado en Barcelona, en la Se-mana Mariológica del 2011, dedicado al tema de la PastoralMariana después del Vaticano ii, publicado en Estudios Ma-rianos, volumen lxxviii, pp. 147-173, con el título «La Pasto-ral Mariana en la eclosión de las apariciones. El caso deEzkioga» (Salamanca, 2012). Es el estudio fundamental dellibro.

La parte segunda completa la primera en el aspecto delos «dos Ezkiogas». Al ser una ampliación del tema prece-dente, con numerosos detalles históricos nuevos, es inevita-ble se den algunas repeticiones, que el benévolo lector sabrácomprender. Lo que este trabajo pretende es llamar la aten-ción sobre la diferencia de dos hechos distintos, en el con-junto heterogéneo de las llamadas «apariciones de la Virgende Ezkioga».

Toda la obra es una especie de complemento al granlibro de William A. Christian Jr., Las visiones de Ezkioga. LaSegunda República y el Reino de Cristo. Traducción españolade José Luis Gil Arestu, Ariel, 1996. Por eso prescindimos deuna introducción ambientadora de la situación político-re-ligiosa de España y del País Vasco en 1931. La investigacióndel sabio americano suple con creces esta carencias de lapresente obra. Para quienes deseen tener una introducciónmás cercana al País Vasco pueden consultar con provechoel libro de D. Francisco Rodríguez de Coro: Catolicismovasco: Entre el furor y la furia (1931-1936). Cuaderno de Sec-ción. Historia 9. Eusko Ikaskuntza. San Sebastián, 1988; lomismo que la obra de Julen Rentería, La Diócesis de Vitoriaen la ii República.

La meta de nuestra investigación consiste en estable-cer –histórica y estructuralmente– la diferencia entre los dosEzkiogas, toda vez que la condenación de la Iglesia recayósobre las desviaciones de los «segundos videntes».

Este libro divulga los resultados de mi obra próxima apublicarse: Dossier Eclesiástico sobre las apariciones de Ez-kioga (1931-1936). Es sencillamente un intento de aproxi-mación objetiva a lo que en Ezkioga sucedió, y a lo que laIglesia condenó hace 80 años, de las supuestas apariciones

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Introducción 12

de la pequeña localidad guipuzcoana. La envergadura de loque en la historia religiosa del País Vasco significó aquelevento merece, ciertamente, un acercamiento lleno de rea-lismo y de empatía. n

A. M. ArtolaLima, 17 de agosto de 2013

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IEZKIOGA Y LA IGLESIA1

El año 2011 se cumplieron los 80 de las apariciones de Ez-kioga. Para los católicos españoles fue la respuesta del cielocontra el advenimiento de la ii República. En efecto, co-menzaron las apariciones el domingo siguiente de las elec-ciones constituyentes. Para los sociólogos de la religión,fue la reacción de la conciencia religiosa colectiva, agredidapor la República2. El hecho interesó seriamente a los polí-ticos, y el caso de Ezkioga fue presentado a las Cortes comoun peligro nacional3. Tomaron parte en la discusión hom-bres de la talla de Romanones4, Unamuno y Baroja5. Ma-nuel Azaña, siendo Ministro de la Guerra, encargó el 22 dejulio de 1931, a Gregorio Marañón, realizar, de incógnito,una investigación6. Cuatro veces acudió a Ezkioga elObispo Irurita desde Barcelona. Se dan cita en el olvidadolugar guipuzcoano personas del mayor rango en la santi-dad contemporánea. El Ven. Amundaráin, fundador de lasAliadas, y la Sierva de Dios Magdalena Aulina, fundadorade las Operarias Parroquiales7, asistieron a los trances ex-táticos de los videntes. La Ven. M. Magdalena Marcucci8

se escribía desde su monasterio pasionista de Deusto conEvarista Galdós. Recibió también comunicaciones superio-res en Ezkioga la mística Esperanza Aranda9. Numerosaspersonalidades de Europa, especialmente de Francia, Bél-gica e Irlanda se presentaron en Ezkioga. Entre ellos so-

1Conforme a la grafía actualmente en uso,escribimos ezkioga. En 1931 se escribíaezquioga.

2Este es el punto de vista de la impresionanteobra de william a. christian, Jr. titulada Lasvisiones de Ezkioga. La Segunda República y elReino de Cristo, publicada en traducciónespañola del original americano, de José LuisGil Arestu, en la Editorial Ariel (1999). Es laobra más completa y crítica sobre el tema.

3El 13 de agosto de 1931 el diputado Antoniode la Villa denunció en las CortesConstituyentes las apariciones de Ezkioga(Cfr. william a. christian, Jr. Las visiones deEzkioga, p. 50. 131.138, 246).

4El Conde de Romanones llamó a los hechosde Ezkioga: «hipertensión religiosa a la que hallegado el pueblo vasco», w. a. christian, Jr.Las visiones de Ezkioga, p. 291). Esta

afirmación la hizo el Conde, ante Gaëtan deBernoville Cfr., Les faits étranges d’ Ezquioga,Études, 1931, iv, p. 460).

5Pío Baroja en su libro Los Visionariosridiculizó al P. Laburu, y criticó severamente elseudopositivismo de los que negaban losmilagros de Ezkioga (Cfr. william a.christian, Jr. Las visiones de Ezkioga, p. 143.).

6william a. christian, Jr. Las visiones deEzkioga. p. 289. No fue Marañón el únicomédico ilustre interesado en Ezkioga. Vinotambién de parte del patólogo y diputado aCortes, Roberto Novoa Dantis, su ayudanteJosé María Iza, el 17 de octubre de 1931.(Ibid.)

7Para sus relaciones con Ezkioga, ver williama. christian, Jr. Las visiones de Ezkioga, pp. 98,102, 105, 116, 117, 118, 119, 148, 150, 240,246, 387, 388, 392, 397, 400.

8a. m. artola, La Mística del Amor. Selecciónde textos e introducción a la M. M. Magdalenadel Smo. Sacramento. bac. Clásicos deEspiritualidad, 344. pp. Madrid, 1998. Para susrelaciones con Ezkioga ver william a.christian, Jr. Las visiones de Ezkioga, p. 239,388, 407-408.

9Para Esperanza Aranda y su historia mística,ver Juan rodríguez fernández, DespiertaGirona. Escucha Israel. Crónica de lasapariciones y mensajes de Nuestro SeñorJesucristo y de su Santísima Madre en TorreGironella (Girona 1974-1997), pp. 394-395 (promanuscripto). Para las relaciones de E. Arandacon Ezkioga, consultar william a. christian,Jr. Las visiones de Ezkioga, p. 155, 157, 217,237, 380, 382.

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Ezkioga 14

bresale el escritor católico y académico de la lengua fran-cesa, Gaëtan de Bernoville10. Con la prohibición del accesode los videntes al lugar de las apariciones, éstas empezarona cambiar de lugar, y se multiplicaron los videntes y las vi-siones creándose una verdadera red que se extendió pordiversas zonas de la geografía española. Tras la condena-ción, todo cambió11.

¿Qué fue lo que sucedió hace 80 años en Ezkioga? ¿Quéparte tuvo en ello la Iglesia? Estas son las dos preguntas alas que intento responder con esta exposición.

I. Los hechosEs difícil imaginarse que hace 80 años –en el pequeño po-blado del Goiherri guipuzcoano llamado Ezkioga– se reu-nieran en un solo día 70.000 personas, y que su nombreresonara, con asombro, en todo el mundo católico. Porqueen Ezkioga no había nada que atrajera la atención del granmundo. Era a la sazón una población agrícola12.

Históricamente esta parte alta de Guipúzcoa ha sido lazona donde más ha florecido la santidad cristiana13. En 1931era quizá la región más religiosa de Guipúzcoa14.

Paradójicamente, esta región ha sido también a lo largode medio siglo la mejor cantera de eta.

Una penumbra casi impenetrable envuelve la historiaprimera de las apariciones debido a una desconcertante pre-

10G. Bernoville llegó a Ezkioga en la segundamitad de julio de 1931. Recibió un granimpacto de las apariciones. Ver las págs. 72-74.

11Tras la condenación eclesiástica de Ezkioga,una losa de silencio cayó sobre susapariciones. La rehabilitación emprendida porobra de William A. Christian, Jr. empieza adar sus frutos. La apertura en 2006 delArchivo Secreto Vaticano y del Santo Oficio,para los años 1922-1939, ofreció unaoportunidad única para esa rehabilitación. Ladocumentación está próxima a publicarse ena. m. artola, Dossier Eclesiástico sobre lasapariciones de Ezkioga, (=de). Por no estar aúneditado, solo se indica el número deldocumento, no la página.

12Ezkioga pertenece al partido judicial deAzpeitia. Eclesiásticamente forma parte delArciprestazgo de Segura, y en 1931 era unafeligresía de la diócesis de Vitoria. En 1931contaba con 700 habitantes. El casco de lavilla estaba formado por once casasregularmente agrupadas en terreno pendiente

alrededor de la iglesia y fuera del recintourbano había otras setenta de las que unadocena forman, al borde de la carretera que vade Ormáiztegui a Zumárraga un barrioconocido antiguamente con el nombre deAnduaga, por hallarse aquí el solar de estenombre y al que hoy más generalmente sellama Santa Lucía. La iglesia del barriopertenece al Arciprestazgo de Segura. Laiglesia parroquial está dedicada a San Miguel.En 1931 era Párroco D. Sinforoso Ibarguren. Ala zona de Santa Lucía atendía comocoadjutor Juan Casares. En 1931 tenía unpárroco que residía en el núcleo urbano de laparte alta. El coadjutor habitaba en el barriode Santa Lucía.

13Es la región de San Ignacio de Loyola y delBeato H. Gárate (Azpeitia), de San Martín dela Ascensión (Beasáin), de Santo Domingo deErquicia (Régil). A la zona pertenecentambién los siervos de Dios, Martín Elorza(Elgueta) y Benito Arrieta (Cegama). Célebreen la historia con hombres como Urdaneta(Ordicia), Legazpi (Zumárraga), Iparraguirre

(Villarreal de Urretxu). De la zona procedíanlos antepasados del obispo Juan de Zumárragay del Bto. Tomás de Zumárraga, San Valentínde Berrio-Ochoa y de Santa Josefa Guerra.

14En la escuela de Santa Lucía, a dondeacudían los videntes, la maestra ManuelaLasa, que la regentó los años 1929-1931,procedía en su clase de la siguiente manera:«Iniciaba el día con una oración, rezaba elrosario los sábados, y celebraba el mes deMaría con flores y plegarias. Además tenía enel aula de estudio una estatua de la Virgen yun crucifijo» (Cfr. william a. christian, Jr. Lasvisiones de Ezkioga. p. 34). Las predecesorasde Manuela habían actuado de la mismamanera. Solo en 1931, entró una maestraforastera que lo cambió todo, suprimiendo,incluso, las imágenes religiosas en las aulas.

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Ezkioga y la Iglesia 15

cariedad de fuentes15. Los protagonistas de las aparicionespertenecían a la familia Bereciartúa-Goenaga. Se componíade nueve personas. Poseía un caserío, llamado Basterreche,situado en el Barrio Anduaga o Santa Lucía cerca de la carre-tera Ormáiztegui-Zumárraga. La planta baja servía de tabernay tienda de ultramarinos. Las visiones de Ezkioga revistieronen un principio gran humildad y simplicidad. He aquí la sen-cilla historia de lo que sucedió el 30 de junio de 1931, do-mingo, séptimo día de la Novena de la Antigua, y fiesta deSan Marcial. A la hora del Ángelus la niña Antonia Bereciar-túa –de 11 años– bajaba del caserío Igarzábal-Erdi hacia sucasa, llevando una marmita llena de leche. Al llegar al lugaren que su sendero cruza con el que va del caserío Basterrechehacia la vecina fuente, se encuentra con su hermanito An-drés. Con una jarra en la mano se dirige a la fuente. En aquelmomento pasaba también por el mismo lugar Felipa Aram-buru que caminaba a Basterreche a comprar cerillas para en-cender el fuego del hogar el día siguiente. En este momento,Antonia se para y, de pronto, en unos robles cercanos ve a laVirgen16. Volviendo la cara inmediatamente hacia su her-mano le dice en vascuence: «¡Mira la Virgen!»17 Entones An-drés vuelve la cabeza y la ve también. Los dos hermanitos searrodillan inmediatamente, y rezan juntos el «Ave María».De los tres niños que están en el lugar solo Felipa es la queno ve a la Virgen. Mientras Antonia y Andrés rezan, la Virgenles mira sonriendo. Terminado el rezo desaparece la visión.La Virgen iba vestida de blanco y cubierta de manto negro.Tenía corona semicircular luminosa. Llevaba en el brazo iz-quierdo al Niño Jesús, vestido de blanco, y en la mano dere-

15La historia antigua más completa que es laBurguera, (Los hechos de Ezquioga ante larazón y la fe, Valladolid, 1934. Edición facsímilde 2003) le dedica solo ocho renglones ymedio (p. 31). William A. Christian, que es elhistoriador crítico más completo de Ezkioga,descuidó casi por completo esta historia. Noquiso entrevistar a ninguno de los videntesque aún vivían al tiempo de sus encuestas. Ycomo los hermanos Bereciartúa aún vivían,descuidó su interrogatorio (Antonia murió enZumárraga, el 12.05.2005, a los 85 años, yAndrés en Vitoria, el 04.10.2000, a los 76 años).Ambos están enterrados en el cementerio deEzkioga. Esta deficiencia no queda subsanadacon las aportaciones de los historiadores deEzkioga. En efecto, se centran más en losvidentes posteriores que en los hermanos

Bereciartúa; su interés se centra en la época dehechos extraordinarios que comenzaron conlos segundos videntes. Reconstruimos el hechosobre los testimonios directos y personales deFelipa Aramburu, que fue testigo presencialdel hecho, recogidos en su casa de Zumárragael 12 de octubre de 2010.

16La rápida identificación de la visión con laVirgen se debió, sin duda, al parecido que laaparición ostentaba con alguna imagenmariana de la iglesia de Santa Lucía.

17Ezkioga pertenece al fenómeno de las«apariciones» marianas o «mariofanías». Hayuna leve diferencia entre «apariciones» y«mariofanías» (Cfr. j. bouflet, Apparizionimariane antiche e moderne, San Paolo,

Cinisello Balsamo, 1999, pp. 5-6), las tomacomo sinónimas. Este autor entiende lasapariciones como «intervencionescircunstanciadas de la Virgen, en las cualesella conversa con los videntes como unamujer viviente». Su objeto es la percepción deuna persona invisible: María. Para él sonsinónimos Aparición mariana y mariofanía. S.de Fiores entiende en manera diversa las dosdenominaciones (Ver Maria Madre di Gesù,edb, Bologna, 1992, p. 335). El P. Salvatore M.Perrella (Cfr. Le Apparizioni mariane.Significato teologico e verifica ecclesiale,thetokos, xix (2011) p. 517) incluye lasapariciones integrando en las mariofaníastodos los fenómenos de cualquierintervención mariana como las lacrimaciones,sanguinaciones, etc., ibid. p. 517.

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cha una cosa que parecía un pañuelo. La Virgen no pronun-ció ninguna palabra sensible. Produjo en los niños solo uninterior atractivo espiritual irresistible a rezar. En cuanto lle-garon a casa contaron los niños su experiencia. Nadie, ni lospadres ni la gente, les creyeron.

Felipa Aramburu refirió a su hermana Primitiva lo quele había sucedido con los niños del caserío Basterreche.Ambas vivían en el caserío Celaeta muy cercano a Basterre-che. Primitiva lo refirió a Antonia Echezarreta, del caseríoSagastizábal próximo también a Bas terreche. Antonia era laaldeana que procuraba la leche a la Parroquia de Zumárraga.Al pasar en la mañana del lunes 1 de julio por Santa Lucía,Antonia ve a la vidente Antonia delante de la escuela. Latoma de la mano y la lleva consigo a Zumárraga a la casaparroquial. Presenta la niña a D. José Lasa, el cual no damayor crédito a lo que dice Antonia. Aunque nadie les hizocaso, los niños se mantuvieron firmes a la llamada interior,y el día 1 de julio volvieron al robledal poco después del Án-gelus. De nuevo se apareció la Virgen, pero la ven sola y sinel Niño. Se acercan a ella corriendo. Cuando tocaron el robledesapareció la visión.

Al día siguiente –2 de julio fiesta de la Antigua y últimodía de la novena– ya por la mañana, el Párroco D. Antonio18

quiso informarse de todo lo sucedido, de boca de AntoniaEchezarreta. Ese mismo día, por la tarde D. Antonio, acom-pañado de uno de los coadjutores de Zumárraga, se dirigióa Santa Lucía para hacerse cargo de lo que en realidad suce-día en Anduaga. Pero tienen la desagradable sorpresa de queeste día los niños no ven nada. Los dos hermanitos se retirana su casa contrariados. El coadjutor se marcha. El párroco

18El Ven. D. Antonio Amundaráin era a lasazón el Párroco de Zumárraga. Era elpersonaje eclesiástico más destacado delentorno de Ezkioga. Ejercía de párroco enZumárraga desde el 23 de octubre de 1929.Con el fin de despertar en toda la parroquia elculto de la Virgen de la Antigua, organizó enlos veranos de 1930-1931 una solemnenovena que se desarrolló en los días 24 dejunio al 2 de julio, fiesta de la Antigua. Parasolemnizar la novena trajo la prodigiosaestatua a la Parroquia y organizó durante lanovena, una gran procesión por las calles deZumárraga. Había compuesto al efecto unanovena en vascuence y español. Aquellanovena tuvo una gran incidencia en la piedaddel pueblo, y suscitó una corriente nueva de

devoción a la Antigua. Precisamente en losúltimos días de la novena de 1931 tuvieronlugar las primeras apariciones de la Dolorosade Ezkioga. Su fama de santidad le ha validola declaración de Venerable. Es, hasta elpresente, el único sacerdote diocesanoreconocido como tal, en la historia del PaísVasco. Sobre la figura histórica del Ven.Antonio Amundaráin hay una biografía de D.Antonio María Pérez Ormazábal, Así fue elPadre (Vitoria, Ediciones ajm, 1954); id. Aquelmonaguillo de Elduayen, Vitoria, Edicionesajm, 1955. El P. José A. Sobrino publicó unesbozo biográfico en la bac. Para la historia desus relaciones con Ezkioga, cfr. william a.christian, Jr. Las visiones de Ezkioga, pp. 58-63. Para la biografía son más importantes los

documentos de su Proceso de Canonización.Parte de los mismos se puede leer en la Positiopara sus virtudes heroicas: Ver Congregatio deCausis Sanctorum. p. m. 1247. Matriten.Canonizationis Servi Dei Antonii AmundaráinGarmendia sacerdotis fundatoris InstitutiSaecularis «Alianza en Jesús pro Maria» (1885-1954). Positio super virtutibus, Vol. i. RomaTipografia Guerra. s.r.l. Piazza di PortaMaggiore, 1990. Esta obra la citamos, enadelante, como positio).

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se queda un poco más. En esto, la niña vuelve a los robles yve a la Virgen. El párroco invita prudentemente a Andresitoa que le acompañe a donde está su hermana.

Cuando van acercándose a los árboles de la aparicióntambién el niño comienza a ver y dice: «La Virgen ahoratiene las manos juntas y reza con nosotros». Según una tra-dición local, doce labradores acompañaron al grupo for-mado por los dos niños y el Párroco. Había comenzado yala afluencia de fieles al lugar de las apariciones que en pocassemanas traería decenas de miles de peregrinos. El día 3 losniños ven de nuevo a la Virgen en presencia del párroco yun coadjutor. El día 4, hay ya más de 500 personas cerca delroble19. Los niños contagian a la gente su deseo de orar ypiden al capellán de Zumárraga dirija el rezo del rosario envoz alta y así se inicia una práctica que se repetirá luegotodos los días20. El 7 de julio fue la jornada más importante.Ese día aparecieron las primeras informaciones de la prensa,y la afluencia fue numerosa. Era también el final de la pri-mera semana de las apariciones. Este día sometieron a losniños a una prueba de veracidad. A la niña la dejaron en elrobledal. Al niño se lo llevaron a la otra falda del monte. Acada uno de los videntes le acompañaba un sacerdote. Lavisión empezó a las ocho y cuarto. Duró el tiempo de un ro-sario. Terminado el Rosario, y desaparecida la visión, cadauno de los sacerdotes escuchó de labios de los dos hermanosuna narración completamente coincidente. Como se ha in-dicado ya, la Virgen no habló nunca a los primeros videntes.Todo el tiempo las apariciones a los dos niños mantuvieronesa característica. Los primeros videntes nunca entraron nien éxtasis ni en trance, pero quedaban como transfigurados.Incluso en el estruendo propio de un ambiente de agitación

19El P. Ignacio Omaechevarria, que fue testigode una de estas escenas, refirió lo siguiente enel proceso de beatificación del PárrocoAntonio: «Recuerdo que siendo el Siervo deDios Párroco de Zumárraga, en el año 1931,en que yo estaba en Guernica esperando queme llegara el permiso para trasladarme aAlemania, se organizó una excursión de variaspersonas a Loyola y otros lugares para ir aEzquioga, en donde decían que se aparecía laSantísima Virgen; y fuimos. Y allí vimos alSiervo de Dios en la ladera de un monte, lugarde las presuntas apariciones que estabadirigiendo el Santo Rosario y entre Misterio yMisterio él exhortaba a los presentes con

mucho fervor y fuego al amor y devoción a laSantísima Virgen, y también a la penitencia,acompañado todo esto con cánticos envascuence. Aquello resultaba piadoso».(positio, p. 581).

20Grande fue la contrariedad que experimentóel padre de los niños ante las visiones de sushijos, y no pudo menos de someter a fuertesvejaciones a la hija. D. José era un hombremarcado por la psicología religiosa peculiar dela gente de Éibar. Católico de bautismo, peroalejado de la práctica religiosa y distante detodo lo relacionado con el mundo clerical. Lomenos que se pudo imaginar era que en su

familia hubiera una vidente. Su disgustodebió de llegar al colmo cuando el día 2 viollegar a dos curas hacia su taberna parainformarse de lo que estaba sucediendo consus hijos. Abundaron los malos tratos a su hijapara que desistiera de tener visiones yengañar a la gente. La afluencia de gente cadavez más numerosa al rezo del rosario el día 4,le decidió a tomar una medida drástica. Llevoa sus hijos lejos del lugar de las apariciones, aun caserío desconocido.

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de los días posteriores, cuando se multiplicaron los videntes,y la agitación dominaba en la campa, los niños manteníanel aspecto de recogimiento profundo de sus propias visio-nes. Este rezo fue el que provocó las visiones de conversióny otros fenómenos a modo de una onda expansiva que par-tía de la persona de los videntes Bereciartúa21. La realidadcontagiosa de Ezkioga era el rezo masivo del santo rosarioque, por su seriedad y fervor, suscitaba efectos espiritualesque atraían a la gente en una manera inexplicable. Los vi-dentes interrumpían con frecuencia el rezo con espontáneasexclamaciones, que enardecían al devoto público. Así se creóuna maravillosa interacción entre el pueblo, los sacerdotesque dirigían el rezo y los videntes que lanzaban al aire susgritos de oración. El efecto era como el oleaje de un océanomístico que arrastraba a la multitud. No hubo en Ezkiogani misas, ni rezo de salmos o plegarias litúrgicas. Solo el ro-sario22. Era un inmenso clamor de la muchedumbre enar-decida por el fervoroso rezo del rosario y las apariciones.Las visiones de los hermanos Bereciartúa congregaron enlos meses de julio-diciembre de 1931 aproximadamente unmillón de peregrinos. Este fuerte impulso inicial producidopor las visiones de los hermanos Bereciartúa hizo de ellasuna verdadera «aparición fundante», a diferencia de las ex-periencias de los «segundos videntes». Entre estos se mez-claron algunas personas fáciles a la utilización publicitariade la prensa, y dóciles a los intereses políticos del momentohistórico. Ellos protagonizaron las desviaciones condenadaspor la autoridad eclesiástica. La gran masa de peregrinosvenía con buena fe y mucha confianza en la intervención

21Hay un fenómeno de «onda expansiva» queconsiste en que una visión desencadena enotros un efecto de inducción aparicionista. Eslo que Gaëtan de Bernoville atribuye a los dosprimeros videntes de Ezkioga cuando explicaque desencadenaban en los demás la visión:«Le cas des deux enfants dont le temoignage atout declenché et qui n’ont jamais été, à maconnaissance, victimes d’évanouissements oud’états inquiétants du suystème nerveux» (Lesfaits étranges d’Ezquioga, p. 465). Hay otra«onda expansiva» de sentido peyorativo, quese da, cuando a las verdaderas apariciones seañaden otras del mismo misterio, pero amodo de prolongaciones espurias. Tal ondaexpansiva la han tenido muchas apariciones.Lourdes la tuvo, cuando terminaron lasapariciones (entre el 4 y 14 de abril a raíz de la

17 aparición). Es lo que R. Laurentin llama la«epidemia de las apariciones» (Cfr. r.laurentin, Dossier authentique, ii, 21). Se dioesa epidemia entre el 4 y el 14 de abril, a raízde la xvii aparición, ibid. p. 57. Susprotagonistas sumaron entre 30 y 42 elnúmero de los videntes, (p. 88). TambiénBeauraing tuvo su onda expansiva en lacuración y las apariciones de Tillmann (Vraieset fausses, p. 22, Lethielleux-Bellarmin, París-Laval 1973. j. billet, Apparitions non reconuespar l’Eglise, pp. 5-54).

22El rezo informal de los primeros días cedióel lugar a una forma regulada de plegaria quefue el rosario. La característica de Ezkioga fuela participación masiva de la gente en laoración. El organizador del rezo mariano fue

Amundaráin que le dio una forma fija, casi detipo litúrgico. El rosario resultaba lapreparación inmediata a las apariciones.Comenzaba con la procesión diaria a las20,15.

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misericordiosa de la Virgen23. Llegaron también a Ezkiogadevotos llenos de fe, sin motivaciones políticas ni afanes decontestación eclesial. Se contaron por miles estos peregrinosque llegaron de Cataluña. Fueron quizá las personas quemás puramente vivieron el fenómeno de las apariciones du-rante los años 1931-193224. El iniciador de este movimientofue el Obispo de Barcelona, Mons. Manuel Irurita. El año1931 visitó nada menos que cuatro veces Ezkioga25, e influyóen el industrial catalán Rafael García Gascón26. Entre los asi-duos de Ezkioga estaba la Sierva de Dios Magdalena Aulina,fundadora de las Operarias Parroquiales. Era esta un almaextraordinariamente devota de santa Gema, deseosa de co-nocer los designios de Dios sobre su propia obra. Entró encontacto con Ezkioga por medio de José María Boada27.

1. La primera evaluaciónRetornemos al mes de julio de 1931, el más importante enla historia de las apariciones en su parte primera. El mentorespiritual de cuanto sucedía en Ezkioga era el párroco deZumárraga, D. Antonio Amundaráin. Vigilaba con atenciónla secuencia de los hechos. Notaba en Ezkioga muchas cosasque no le gustaban, pero nunca dudó de los hechos apari-cionales. La verdadera idea que D. Antonio se formó de Ez-kioga aparece en el comunicado del día 28 de julio28. Ante

23Tras las primeras condenaciones, se dierontambién cita en Ezkioga individuos en buscade solución a conflictos personales con laautoridad eclesiástica. Estas personas entraronen la polémica a favor de Ezkioga a raíz de lasprimeras intervenciones condenatorias de laIglesia. El caso de unas apariciones rechazadaspor la Jerarquía les servía de justificación enuna situación de conflicto con la Iglesiainstitucional. Fue el caso de Raymond deRigné que llegó a Ezkioga el 10 de agosto de1931. (Sobre su compleja personalidad Cfr.william a. christian, Jr. Las visiones deEzkioga, pp. 120-126) y el P. Burguera (Acercadel P. Burguera buena información enwilliam a. christian, Jr. Las visiones deEzkioga, p. 50. 127-132, 138, 246).

24De estas peregrinaciones hay en el Archivodel Santo Oficio un volumen de Arturo RodesBuxadós, con la crónica de todas ellas. El libroestá dedicado por su autor a Santa GemaGalgani. Fue ofrecido por Lourdes Rodes, condedicatoria personal, al Cardenal PaulPhilippe el 20.05.1968. La fecha de recibo enel Archivo es 19.076.1968. (Sobre lasperegrinaciones catalanas ver william a.

christian, Jr. Las visiones de Ezkioga, pp.80ss.).

25El interés del Obispo provenía de su ingenuafe en los prodigios y profecías de la M. Rafols,falsificadas por la H. Naya. Irurita acudió aEzkioga convencido de que estas aparicionesse relacionaban muy estrechamente con lascitadas profecías. A partir de este momento,las nuevas profecías de la M. Rafolspublicadas por la H. Naya recibieron un fuerteimpacto de las visiones de Ezkioga, y lasapariciones guipuzcoanas empezaron ainfluenciar las profecías de Rafols. Al mismotiempo, los libros de la M. Rafols influían enEzkioga.

26Gascón envió a Ezkioga a su empleadoSalvador Cardús para que le informara detodo lo que allí sucedía. Gascón se dirigió aEzkioga el 29 de agosto de 1931. Paraentonces estaba en relaciones con el P. Vallet ysu movimiento de los Ejercicios Espirituales.Pronto cuajó el interés del P. Vallet porEzkioga, y surgió la iniciativa de lasperegrinaciones catalanas.

27Organizaron 25 viajes de 24 a 30 personasque se dirigían a Ezkioga. Siempre contabancon un director espiritual. Duraba la estanciaen Ezkioga una semana. Hubo peregrinos deBarcelona, Badalona, Calella, L’Espluga Calba,Lérida, Mataró, Mollerussa, Palamós, Reus,Sabadell (al menos 3), Tona (al menos 2),Torelló, Tarrasa (al menos 2), Vic (4) Cfr.william a. christian, Jr. Las visiones deEzkioga, p. 291. Vallet, los contactos másduraderos (p. 98). Los peregrinos catalanesfueron los primeros que introdujeron en elPaís Vasco el conocimiento de Santa Gema,que a la sazón no había sido aún beatificada.

28«No pudiendo darse hoy más que una tenueprobabilidad acerca de la verdad de los hechosprodigiosos del pueblo de Ezkioga, es unaverdadera temeridad y grande imprudencia,lanzarse sin más a comerciar con estampas ymedallas que representan a una Dolorosacualquiera, fabricada a capricho de undibujante que no puede saber el detalle detales apariciones». (de, Doc. 1).

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todo, los numerosos hechos milagrosos acaecidos en Ez-kioga durante el mes de julio no procuraban una certezaaceptable sobre la naturaleza de la aparición, sino solo «unatenue» probabilidad. Señaló con sinceridad todos los aspec-tos problemáticos del nuevo rumbo de Ezkioga, pero nodudó de la verdad de Ezkioga. Había, sí, desviaciones, perono tocaban la verdad esencial de las apariciones. Su valora-ción de las mismas se centró en el fenómeno carismático demillares de personas rezando juntos el rosario29.

2. La actuación eclesiástica diocesanaLa nota informativa del Párroco aparecía a nombre de «LaComisión Eclesiástica»30. El mismo día 28 de julio publicóel Vicario General de Vitoria, Dr. D. Justo Antonino Echegu-ren31, una clarificación, negando la existencia de una Comi-sión Oficial. Con esto, el control de los sucesos de Ezkiogalo asumía la autoridad diocesana. D. Antonio optó por unprogresivo distanciamiento de las apariciones y prefirió ale-jarse de la dirección de los acontecimientos32. Aflojado deeste modo el control de la autoridad parroquial, se creópronto un vacío de liderazgo eclesiástico en Ezkioga, quefue ocupado inmediatamente por los llamados «promoto-res». Fue al tiempo de este vacío de liderazgo eclesiásticocuando empezaron las desviaciones que se convirtieron enel objeto principal de la vigilancia eclesiástica diocesana. El

29«Desde un principio se ha notado y sentidoen el sitio de las apariciones (así lo confiesantodos) un algo muy difícil de explicar, queinsensiblemente recoge, hondamenteconmueve y convida poderosamente a lapiedad. Por eso el santo rosario, que es el únicoacto religioso oficial que aquí se practica, vienerecitándose con extraordinaria devoción ygusto espiritual intenso, tanto que muchísimoscaballeros y señoras vienen aquí, no con afánde ver a la Virgen, sino exclusivamente a rezarel santo rosario. Este es el hecho cierto que loven y lo palpan en Ezkioga, no media docenade personas, sino todos los que vienen con unpoco de sentimiento religioso. Y en elloprincipalmente, respetando en silencio lodemás, debemos poner hoy nuestro corazón ynuestros esfuerzos espirituales: rezar mucho,rezar bien, rezar con fervor y devoción por lastremendas y urgentes necesidades de lapatria» (de, Doc. 1).

30«Con gran sorpresa hemos leído un escritopublicado hoy en la prensa, titulado: ‘Sobre lasapariciones de Ezkioga’ que estaba firmado

por la Comisión Eclesiástica y en el que seanunciaba que se rezaría el Santo Rosariocomo acto oficial de culto en aquel lugar.Cumpliendo especial encargo delExcelentísimo Obispo Diocesano, hacemospúblico que ni su Excelencia Reverendísima,ni su Vicario General, ni ninguna AutoridadEclesiástica, ha nombrado hasta la fechaComisión alguna que entienda en los sucesosde Ezkioga por juzgar que no ha llegadotodavía el momento oportuno para ello; y queaunque dicha Autoridad Eclesiástica no haprohibido ni creo debe prohibir en maneraalguna los actos religiosos que la fe y la piedadinspiran a los fieles que acuden a aquel lugar,no se practica allí alguno con carácter ofical, ennombre de la Santa Iglesia, que ningún juicioha emitido todavía acerca de las apariciones dela Santísima Virgen que allí pudieran tenerlugar». (de, Doc. 2). En realidad la comisiónque funcionaba era oficiosa, formada por doseclesiásticos: el Párroco de Ezkioga y sucoadjutor, con cuatro seglares: el alcalde y elsecretario de Ezkioga, más el médico deZumárraga y el practicante de Ezkioga.

31El Dr. D. Justo Antonino Echeguren fue unpersonaje clave en Ezkioga. Nació en Amurrio(Álava) el 10 de mayo de 1884. Ordenadosacerdote el 14 de julio de 1907. DesignadoAdministrador Apostólico de Oviedo el 16 denoviembre de 1934. Promovido el 28 de enerode 1935 a Obispo de la misma diócesis, fueconsagrado por el Nuncio Tedeschini. (Ver suficha biográfica en el Boletín Oficial de laDiócesis de Oviedo, 1934, 1935, pp. 73-79;Boletín Oficial de la Diócesis de Vitoria, 1935,pp. 121ss.).

32El obispo de Vitoria, Mons. Múgica tenía engran aprecio a D. Antonio (Cfr. william a.christian, Jr. Las visiones de Ezkioga, p. 61).Pero al tiempo de las apariciones estabadesterrado en La Puye (Francia). Sobre lasituación del Obispo Múgica en estos aciagosdías, ver Vicente cárcel ortí, Los dos exiliosdel obispo Múgica, Cartas inéditas del Obispode Vitoria, en Scriptorium Victoriense, 57(2010) 425-562.

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caso primero y más sonado fue la simulada estigmatizaciónde Ramona Olazábal33 que trajo la inmediata intervencióndel Vicario General que la declaró desprovista de todo ca-rácter sobrenatural.

El incumplimiento del milagro, anunciado por Patxi Goi-cochea para el 26 de diciembre, procuró al Vicario Generalla ocasión para prohibir a los sacerdotes dirigieran el rosarioy negar los sacramentos a los videntes que acudieran a Ez-kioga34. Todos estos actos de la autoridad diocesana revela-ban la convicción del Vicario General sobre la falsedad detodo lo de Ezkioga35. El 10 de junio de 1932, el Vicario Ge-neral negó también la licencia para construir una capilla enel lugar de las apariciones36. Siguió la privación de sacra-mentos a los videntes desobedientes. Estas medidas puniti-vas tuvieron un efecto inesperado. Prohibido a los videntesel acceso al lugar de las apariciones, la Virgen empezó a ma-nifestarse, no solo en el País Vasco sino también en otros lu-gares de la geografía española37.

Hasta este momento las autoridades de Vitoria creyeronque Ezkioga era un hecho local y de ámbito meramente dio-

33Véase el relato de primera mano del VicarioGeneral de Vitoria, Dr. Echeguren, del 3 deoctubre de 1932 dirigido al Nuncio: «El hechomás destacado de esta supuesta vidente es elocurrido el 15 de octubre de 1931. Ante unagran multitud –como de unas catorce milpersonas– atraída, como siempre por elanuncio para aquel día de algo extraordinario,apareció al anochecer con un rosario colgadodel cinturón y unas heridas en las manos, dosen su izquierda y una en su derecha en formaextendida y poco profunda. Hizo creer a lospresentes que la Virgen le había impuesto enel acto el Rosario y le había producidoaquellas llagas. El que suscribe se personó aldía siguiente en Ezquioga, para cerciorarse desi había elementos de juicio para poderaconsejar al Sr. Obispo, ausente en Lapicero, laincoación de un proceso ante el primer hecho,externo y tangible que se ofrecía en Ezquiogacuya sobrenaturalidad se afirmaba. Comenzópor enterarse de los antecedentes de Ramona.[…]. En la declaración que prestó ante elVicario que suscribe el día 16 de octubreincurrió en manifiestas contradicciones ymentiras, y además explicó el modo cómo lefueron producidas las llagas de una maneraque quedaba desmentida con la forma mismade las llagas. A la vista estaba que habían sidocausadas por un instrumento cortante comouna hoja de afeitar y ella afirmaba que laVirgen se las había hecho pinchándola conuna espadita muy fina. Una personaprestigiosa, que vino acompañada de su cura,

dio testimonio al que suscribe de haber vistoen el lugar en que Ramona alzó las manosheridas y ensangrentadas y momentosdespués de ello, una hoja de afeitar. Otra diotestimonio de que un hombre que estabajunto a Ramona buscaba algo en el suelo; otra,que iba junto a Ramona, dijo «mentira» en elacto que ésta levantó las manosensangrentadas, y se fundaba para ello en quemomentos antes no las tenía a la vista. Elmédico forense de Tolosa y el Dr. Ciaurriz,mandados por el que suscribe, el mismo díade las diligencias dieron testimonio escritodespués de examinar las heridas de que noofrecían ninguna particularidadextraordinaria, que estaban producidas por uninstrumento cortante que muy bien podía seruna hoja de las corrientes, en las máquinas deafeitar, que pudieron muy fácilmente serproducidas y ejecutadas por la misma mano yque descartaban la existencia en este caso deun hecho sobrenatural. Invitada Ramona aque en días sucesivos se presentara al Dr.Ciaurriz para que este observara si el procesocurativo era normal prometió de momentoacudir, pero «no lo hizo ni un solo día y lasheridas se curaron» (de, Doc. 6).

34de, Doc. 4.

35Echeguren no estaba en antecedentes de lasapariciones desde los primeros días. Solo violas manifestaciones de las grandesconcentraciones, donde intervenían

numerosos videntes. Es sabido que, conocasión de la falsa estigmatización deRamona, el Dr. Echeguren propinó una fuertereprimenda al Párroco.

36de, Doc. 5.

37Ezkioga tuvo sus primeras sucursales enGuipúzcoa: Albistur, Urretxu, Irún, SanSebastián. La persecución hizo desplazar lasapariciones a Astigarraga, Cegama, Legazpia,Legorreta, Tolosa, Ordizia, Ormáiztegui,Pasajes, Urnieta, Zaldivia, Ondarreta,Zumárraga. También alcanzó la expansión aNavarra (además de la capital, Pamplona, lazona privilegiada fue la Barranca). Huboapariciones en el valle de Araquil con losayuntamientos de Araquil, Arbizu, Echarri-Aranaz, Lacunza, Huarte-Araquil, Irañeta,Irurzun, y los concejos de Erroz e Izurdiaga; elValle de Burunda, con Bacaicoa, Iturmendi,Urdiáin; el Valle de Ergoyen con Torrano,Lizarraga, Unanua. Alcanzó también aAsurmendi, Lekumberri, Mendigorría. Llegótambién la ola expansiva a Bilbao y Álava(Bachicabo). (Sobre este hecho ver: Laproliferación de las apariciones, en william a.christian, Jr. Las visiones de Ezkioga, p. 173-221).

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cesano. Pero el 2 de octubre de 1932, el Dr. García Goldáraz,Asesor de la Nunciatura de Madrid pidió información al Vi-cario General de Vitoria sobre Ezkioga. El Dr. Justo Echegu-ren le envió los documentos publicados hasta la fecha,acompañados de una amplia relación sobre los sucesos deEzkioga38.

Una intervención de gran importancia fue la que prota-gonizó el P. Laburu, s.i., famoso profesor jesuita, médico-psi-cólogo, encargado por el Vicario General para mentalizar alos fieles sobre las deformaciones de Ezkioga39. Su actuaciónfue decisiva para preparar el documento de condenaciónpromulgado por el Obispo. El P. Laburu se sometió en untodo a la metodología señalada por el Vicario General. Des-cuidó por completo el estudio genético de las aparicionesevitando un interrogatorio serio a los hermanos Bereciartúa.Se concentró exclusivamente en las desviaciones de los vi-dentes de la segunda época. Su estudio fue de notable clari-videncia sobre la naturaleza de las desviaciones. Pero loscasos analizados por él no eran las apariciones fundantesde los hermanos Bereciartúa, sino solo las desviaciones deEzkioga.

3. El recurso a RomaLa situación diocesana parecía tranquilizada tras las deci-siones del Vicario General, cuando en la forma más impre-vista algunos creyentes en las apariciones recurrieron a laSecretaría de Estado del Vaticano. Encabezó tal gestión uningeniero electrónico de Bilbao. La vidente Benita Aguirre,de Legazpia, se vio excluida de la comunión por acudir a Ez-kioga contra las prescripciones diocesanas. El Sr. SebastiánLópez de Lerena era amigo de la familia Aguirre y se ofreciócomo consejero de la misma para un encuentro de concilia-ción con el Obispo de Vitoria. Le pidieron una declaraciónsobre la verdad de Ezkioga, y el levantamiento de la exclu-sión de los sacramentos a los videntes que volvieran a Ez-kioga. Ante la negativa del Obispo, D. Sebastián le presentódías más tarde, sus demandas por escrito, añadiendo la pro-

38Seleccionó como videntes representativos deEzkioga a Patxi Goicoechea, Ramona Olazábal,José Garmendia, Josefa Lasa, Evarista Galdós yBenita Aguirre.

39La elección Del P. Laburu para su delicadamisión de adoctrinar al pueblo sobre Ezkiogaparece se debió al ejemplo del Bto. P. LuisUrbano, o.p., quien, con sus eruditos artículospublicados en La Ciencia Tomista demostró la

falsedad de Limpias.

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40de, Doc. 12-13.

41El envío de la información pertinente, delVicario General a la Nunciatura, no se salía delámbito diocesano, si bien el NuncioTedeschini informó de todo a la Secretaría deEstado.

42El documento ampliaba la información delVicario General, manteniendo suplanteamiento de base sobre la realidad deEzkioga limitada a las desviaciones de losvidentes de la segunda época. (Cfr., n. 12).

43El documento decía: «Hechas las debidasobservaciones, examinados todos losantecedentes que poseemos, previos losdebidos asesoramientos y oída que ha sidosobre ello la Comisión de Vigilancia, tenemosque declarar y declaramos que, no solo no seha comprobado indicio alguno que permitaatribuir carácter sobrenatural a lo que enEzquioga ocurre y se dice ocurrir, sino que demuchas maneras se ha manifestado allí el

espíritu del mal y de la mentira, sin que estosignifique que atribuyamos mala fe a cuantosen Ezquioga intervienen, ni que neguemos, encasos, el concurso de causas naturalesobrando de una manera anormal eirresponsable». (de 13, p. 66). Es de notar quela decisión de intervenir sobre el caso deEzkioga la toma el Obispo. La petición de laencuesta fue un recurso para que Romaestuviera informada de los sucesos. El obispoenvió la información, pero decidió él solo lacondenación. Un nuevo recurso a Romaavocará la causa a la Santa Sede, y el SantoOficio dará la decisión última.

44El Secretario del Santo Oficio, CardenalSbarretti escribió el 21 de diciembre de 1933 aMons. Múgica una carta de aprobación sobreel contenido condenatorio de su Circular:“Después de haber examinado esta SupremaSagrada Congregación la exacta relación des.e. Rvdma. con fecha del 19 de agostopróximo pasado y la comunicación publicadaen el Boletín Oficial Diocesano acerca de las

visiones de la Virgen María que se dicenocurrir en el monte de Ezquioga, ha juzgadoque el proceder de s.e. Rvdma, ha sidooportuno y enérgico, dentro de la necesariaprudencia. Quiera s.e. Rvdma. proseguirejercitando su vigilancia sobre la opinión quefavorece a las sobredichas visiones, y sipreciso fuere acudir a esta SagradaCongregación”. (de, Doc. 21).

45Esta intervención madrileña del P. Valls y deAlfredo Renschaw pondrá definitivamente enmanos de Roma la causa de Ezkioga.

46Raymond de Rigné llegó a Ezkioga el 10 deagosto de 1931. Sobre su complejapersonalidad Cfr. william a. christian, Jr. Lasvisiones de Ezkioga, pp. 120-126.

puesta de una encuesta sobre los hechos de Ezkioga. Sin es-perar la respuesta del Obispo, mandó copia al Cardenal Pa-celli, adjuntando a la misma una solicitud personal para quese hiciese una encuesta sobre los hechos40. Esta iniciativatrasladaba a la Sede Romana todo el asunto de Ezkioga41.En Roma, Pacelli puso a disposición del Santo Oficio todoel dossier recibido de Vitoria. El Santo Oficio decidió solici-tar al Obispado una información de los hechos. El Obisporemitió inmediatamente al Santo Oficio un informe com-pleto de los sucesos42, y seguro de su posición basada en elimpecable informe del Vicario General, procedió sin más ala condenación de las apariciones de Ezkioga43. El docu-mento englobaba en un todo los fenómenos de Ezkiogadesde el punto de vista de sus desviaciones. Este juicio hasido hasta ahora el acto magisterial definitivo de la jerarquíadiocesana44. No acalló esta pastoral las voces discrepantesde los ezkioguistas. Pronto desde Madrid dos sacerdotes es-cribieron al Santo Oficio rogándole asumiera toda la respon-sabilidad de la Causa de Ezkioga y diese una sentenciadefinitiva (favorable) sobre la misma45.

El Obispo de Vitoria, secundando la sugerencia del SantoOficio, remitió al dicasterio romano una documentacióncomplementaria sobre los sucesos de Ezkioga, de modo par-ticular sobre la persona inquietante de R. de Rigné46. El 3 demarzo de 1934 el Santo Oficio confió a Mons. Bondini el en-cargo especial de redactar un voto sobre todo el asunto de

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Ezkioga, que fue entregado el 04.06.193447. Se tuvo la Con-gregación particular sobre el voto el 13 de junio de 1934, queaprobó por unanimidad lo realizado por el Obispo Múgica48.El 18 de junio se publicó en L’Osservatore Romano el defini-tivo decreto condenatorio de Ezkioga49. Así concluyó el pro-ceso eclesiástico sobre los sucesos marianos de Ezkioga50.

La actuación del Obispo de Vitoria agradó al Gobierno,que estaba muy preocupado por el sesgo antirrepublicanode Ezkioga. La cuestión de las apariciones de la localidadguipuzcoana era considerada por las Cortes como un gravepeligro nacional. El Diputado Antonio de la Villa opinabaque «los milagros de Ezkioga sean un recuento de fuerzasde los Tradicionalistas vasco-navarros para dar la batalla ala República»51. La República consideró a Ezkioga como unareacción de la religiosidad popular más supersticiosa52. El22 de agosto el Gobierno suspendió las publicaciones de de-rechas y mandó tropas al Norte. El 3 de febrero de 1932 elEstado impuso la retirada de las imágenes religiosas de losayuntamientos de Guipúzcoa. En octubre del mismo 1932empezaron los arrestos de los videntes53. En cuanto a la ac-titud condenatoria de Múgica y Echeguren, su proceder fuebien visto por el Gobierno. Múgica volvió a su sede de Vito-ria (11 de abril de 1933) y el Vicario General fue promovido

47En un estudio completo desarrolló toda lacuestión. Es la pieza teológica mejor elaboradasobre el tema de Ezkioga. En ella, por primeravez, se empieza la cuestión de Ezkiogamencionando los orígenes de las apariciones ydando los nombres de los niños, indicando suedad, lo mismo que la visión preparatoria de J.Galdós.

48El decreto decía: «Feria iv, die 13 iunii 1934,E. mi ac Rev. mi Domini Cardinales rebusfidei ac morum tutandis preaepositi, examinisubiectis assertis Beatae Mariae Virginisapparitionibus et revelationibus in locoEzquioga, dioecesis Victorien. in Hispania,decreverunt easdem apparitiones, etrevelationes quovis supernaturali characterepenitus esse destitutas». (de. Doc. 30).

49Sebastián L. de Lerena respondió aldocumento del Santo Oficio con un telegramade protesta. Mandó también una copia delmismo a la Nunciatura.

50La praxis actual en la aprobación de lasapariciones verla en ch. j. scicluna,Orientamenti dottrinali e competenze delvescovo diocesano e della Congregazione perla Dottrina de la Fede nel discernimento delle

apparizioni mariane, en Apparitiones BeataeMariae Virginis in Historia, Fide, Theologia.Acta Congressus Mariologici-MarianiInternationalis in Civitate Lourdes anno 2008celebrati. I. Studia in sessionibus plenariisexhibita, pami, Città del Vaticano, 2010.

51Manuel Azaña solía repetir: «Hay que acabarcon todo lo de Ezquioga» (cfr. burguera, p.39).

52william a. christian, Jr. Las visiones deEzkioga, p. 131.

53En octubre de 1932 empezaron lasdetenciones de los videntes: «El P. Burguerafue uno de los detenidos y estuvo algunos diasen la cárcel y tal vez fue entonces cuando Vd.le escribió. El P. Burguera y el Juez deEzquioga fueron los únicos encarcelados. Enla Casa de salud de Santa Águeda fueronrecluidos por orden del Sr. Gobernador,Francisco Goicoechea, Garmendia, Vicente eljoven de Urrestilla, María Recalde, la videntede Tolosa, una niña de Beasain, la vidente deUrrestilla y alguna más que no recuerdo; perotodos salieron después del reconocimientoordenado por el Sr. Gobernador con elcertificado de que no son manicomiables.

Gracias a Dios. Hace ya días quedesaparecieron los Guardias. Tengo noticiasque el actual Gobernador no está dispuesto adeshacer las disposiciones del anterior porhaber manifestado así a los Alcaldes deEzquioga y Ormáiztegui que le visitaronsolicitando autorización para subir a lacampa, pero tampoco se ve que hagan muchocaso. La gente sube, reza y canta lo mismo queantes. Cuando los Guardias del puesto deVillarreal pasan por allí de servicio ordinario,la gente se desparrama y nada mas [...] De laactuación del Juez especial tendrá Vd.noticias. Hay 5 procesados que son:Echezarreta, Pachi Goicoechea, el Juez deEzquioga, una señora que vive en Zaragoza yno recuerdo el otro. El Juez especial dejó esteasunto encomendándoselo al de Azpeitia,quien según noticias que hasta mí hanllegado, está dispuesto a dar el carpetazo porno encontrar culpabilidad». (Carta de JoaquínAguirre, coadjutor de Ichaso, parroquia vecinade Ezkioga, a Alfredo Renschaw, del 3 deenero de 1933: arch. secret. vat. Nunz.Madrid, 931, fol. 55-56. Ver también williama. christian, Jr. Las visiones de Ezkioga, p. 145-153).

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a obispo de Oviedo (28 de enero 1935). Mas las cosas secomplicaron bien pronto. Si el Gobierno pensó que lo de Ez-kioga había terminado con la condenación de parte de lasautoridades eclesiásticas de Vitoria, lo peor para la Repúblicaestaba por venir. En efecto, tras la retirada de D. Antonio,ocuparon su liderazgo los llamados promotores de Ezkioga,los cuales inmediatamente dieron un inesperado giro polí-tico a todas las apariciones. La que más se distinguió en estaderiva fue Carmen Medina. Con ella comenzó la etapa de lamanipulación. La nueva líder era una andaluza de Sevillaque llegó a Ezkioga a fines de julio de 1931. Se alejó de loshermanos Bereciartúa, inclinándose claramente a los viden-tes del segundo grupo, dotados de fenómenos extraordina-rios, y más dóciles a sus finalidades político-religiosas. Losprincipales videntes descalificados por las autoridades deVitoria (Ramona Olazábal, Patxi Goicoechea, Evarista Gal-dós, etc.) pertenecían a este grupo. Con estos videntes, Car-men fomentó un espíritu de oposición decidido a laRepública desde posiciones católicas conservadoras. La re-acción de las derechas se manifestó el 1 de agosto cuandoel General José Sanjurjo organizó un golpe de estado54. Unmes antes del estallido de la Guerra Civil, el 26 de junio de1936 escribió Mons. Múgica su última carta sobre Ezkioga,mandando retirar la estatua de la Virgen de los Dolores55.En plena Guerra Civil Carmen Medina escribía una carta co-lectiva a Roma pidiendo la aprobación de Ezkioga56.

II. Nuevas metodologíasLa aceptación del decreto condenatorio de parte del clerofue universal e incondicional. Pero no fue sin dolor. Todo elmundo tenía la convicción de que una condenación tan

54Es llamativo que el intento subversivo deSanjurjo del 1 de agosto de 1932 se tramaraen la familia de Carmen. Es sabido tambiénque Sanjurjo fue uno de los cabecillas queprepararon el Alzamiento de 1936. Por laparte republicana, en octubre de 1932empieza el Gobernador de Guipúzcoa aarrestar a los videntes, hasta 1936.

55«Como si no fueran bastantes lastribulaciones amarguísimas que padece laSanta Iglesia de parte de los impíos, losllamados católicos ‘ezquioguistas’ que hasta secreen mejores que otros, año tras año... vienenconculcando y despreciando tan sagradas

disposiciones y fomentando por todos losmedios el concurso de fieles a la consabidacampa, teatro de ‘visionarios’, desupersticiones, de rebeldías a la Iglesia...Ahora más que nunca, muchos concurren a lacampa, hacen sus cultos con velas encendidasy Crucifijo, a imitación de lo que se hace enLourdes; beben y llevan el agua de unapróxima fuente, calificándola de milagrosa;bajan llevando el Crucifijo y velas encendidasprocesionalmente de la campa a la capilla«cismática» de la carretera; se hacenprocesiones en la campa con cánticos; en ellarezan, cantan y celebran sus cultos». (Cfr.william a. christian, Jr. Las visiones de

Ezkioga, p. 376). «El obispo llegaba a prohibira la mujer los sacramentos, la sepultura ensagrado o el acceso a cualquier iglesiamientras siguiera cuidando de la capilla ofuera a la campa. Le amenazó con hacer leer eldecreto en todas las iglesias de la diócesis ycon excomulgarla si persistía». (Cfr. william a.christian, Jr. Las visiones de Ezkioga, p. 376).

56Carta del 15 de marzo de 1937, dirigida aPío xi.

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total, drástica y global, no respondía a la verdad. Para los fie-les ezkioguistas no era verdad que en Ezkioga todo hubierasido falso y negativo. La gente tenía la experiencia de queen Ezkioga hubo verdaderas y auténticas vivencias extraor-dinarias. El pueblo fiel se había adherido al mensaje de Ez-kioga con una aceptación ingenua, pero generosa. Elveredicto de la Iglesia fue aceptado con entera sumisión. Lapersona del venerable Mons. Mateo Múgica era universal-mente querida y apreciada. Su decisión, aunque penosa paramucha gente, encontró un eco general de sumisión. Pero notodo fue una aceptación sumisa y dócil de parte de los ez-kioguistas. Conocido el resultado negativo del recurso aRoma, el 16.07.1934, Sebastián L. de Lerena puso desde Bil-bao un telegrama a la Secretaría de Estado, contra el decreto.El 17.07.1934 envió una copia del telegrama a la Nunciatura.El 19.06.1935 Rigné atacó también el decreto del Santo Ofi-cio. No paró ahí la cosa. El 2.04.1937 Rigné recurrió el de-creto del Santo Oficio a la Sagrada Rota, y el 22.04.1937 elmismo Rigné se dirigió al Papa. De la Rota la carta de Rignéfue entregada al Santo Oficio. El 02.06.1937 el Promotor deJusticia dio su voto favorable a la revisión del decreto dels.o. Mas tal voto no fue tenido en cuenta, y el proceso nofue tocado para nada.

El problema serio que planteaba ya entonces la actitudde la Iglesia era la negación tan enérgica de todo lo sucedidoen Ezkioga, sin ninguna matización ni diferenciación en loshechos maravillosos de Anduaga. La férrea lógica de Eche-guren-Múgica-Bondini llevaba a una conclusión final difícilde comprender. Englobaba en un todo indiferenciado el con-junto de las apariciones de Ezkioga. Con la referencia a unoscuantos videntes poco fiables, se daba un juicio de valorsobre un total de 250 videntes. La negación de todo ele-mento sobrenatural era sospechosa de parcialidad57. ¿Porqué se limitaba la encuesta a los falsos videntes? La impre-sión de los fieles más comprometidos era que la Pas to -ral –con una metodología un poco precipitada– englobabaarbitrariamente realidades y hechos difícilmente concilia-

57Un comentario de Mons. Dorronsoro,natural de Zumárraga y canónigo de SantaMaría Mayor, expresa bien la convicción delos fieles y del clero sobre Ezkioga: «Allá tuvoque haber algo». (Roma, 1 enero 2011). Nadie

creía que los sucesos de Ezkioga coincidierancon la realidad condenada por el Obispo deVitoria.

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bles. La pastoral tocaba solo las desviaciones de Ezkioga, sinatender a los aspectos positivos de los sucesos. No se sometíaa un análisis crítico la historia completa de los hechos. ¿Porqué se prescindía de los hechos fundantes sin diferenciarlosserenamente de las derivaciones ulteriores? Muchos pensa-ban de esta manera, pero la objetividad de los hechos mis-mos no era clara. Ezkioga era realmente un conjuntoaparicional extraño y difícilmente encasillable en la serie desucesos milagrosos como la Milagrosa de La Salette, Lour-des, Pellevoisin, Quito, Fátima. En todos esos casos prima-ban las visiones unipersonales, mientras que Ezkioga erauna experiencia de aparición multitudinaria. La primeraconstatación metodológica debía haber sido la toma de con-ciencia de su singularidad58. Y la realidad era que, a la sazón,la Iglesia no tenía una metodología adecuada para dictami-nar sobre apariciones grupales. Tardaría tiempo aún hastaque vinieran las apariciones de Betania (Venezuela). En ellasutilizaría por primera vez la Iglesia un método adecuadopara su discernimiento y la consiguiente aprobación oficial.El Obispo de la diócesis de Los Teques, Mons. Pío Bello Ri-cardo fue el que puso en práctica tal método. En estas apa-riciones hay un primer vidente –la Sra. EsperanzaBianchini– de cuya experiencia dependen las siguientes, quea veces llegaba a concentrar centenares de personas. Estamasa de videntes exigía una técnica especial de discerni-miento. La primera de ellas fue la selección entre los mismosvidentes. En Betania el Obispo fue quien personalmente di-rigió el trabajo del discernimiento «oficial». Seleccionó elgrupo de personas que ostentaban indicios de verdadera ex-periencia aparicional, de los que simplemente daban señalde alucinación. De entre una masa de 200 videntes, examinóa las personas que ofrecían señales de auténtica aparición,y sobre la base de este examen, dictó su sentencia de auten-ticidad de las visiones.

La otra experiencia de apariciones multitudinarias fue

58Una de las primeras singularidades deEzkioga consistió en llenar –en España– elvacío de las famosas apariciones europeasdesde la primera mitad del siglo xix, queconmovieron al mundo. Desde que en 1830empezaron las apariciones marianassometidas al veredicto de la Iglesia, España nofue una nación bendecida por ninguna de

tales apariciones. Francia se llevaba la palmacon la Milagrosa, La Salette, Lourdes yPontmain. Portugal tuvo a Fátima. Lasvisiones de Ezkioga seguían a las de Fátima.William A. Christian, Jr. señala otrasingularidad más lejana: «Las visiones deEzkioga fueron las primeras apariciones deltipo antiguo, parlante aunque invisible,

ocurridas en España a gran escala desde elsiglo xvi». (Cfr. william a. christian, Jr. Lasvisiones de Ezkioga. p. 24).

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la de Kibeho. También allí la autoridad eclesiástica hizo unaselección. Se limitó al grupo de videntes con apariciones pú-blicas, es decir experimentadas ante testigos. De estas per-sonas, seleccionaron a tres, y sobre el testimonio de estastres que ofrecían evidentes señales de experiencias sobre-naturales, dictaron su sentencia59.

En Ezkioga se procedió en forma inversa. Solo fuerontenidos en cuenta los casos de falsa aparición. La lista deEcheguren y de Múgica es de falsos videntes.

III. La actuación de la Iglesia en EzkiogaAun a riesgo de algunas repeticiones, resumamos lo nuclearde la pastoral mariana en el complicado caso de Ezkioga.

En la primera etapa de Ezkioga la actuación de D. Anto-nio fue determinante, como se ha visto más arriba. Una vezque cayó sobre Ezkioga la condenación, y la vergüenza co-lectiva empezó a pesar sobre él todo lo de Ezkioga; y la per-sona de D. Antonio empezó a ser enjuiciada en manera másbien negativa. Se le trató de excesivamente propenso a creeren apariciones; de haber sido demasiado crédulo; de estaren el origen de todo el asunto de Ezkioga. Incluso se le hatachado de haber abandonado interesadamente a los herma-nos Bereciartúa60. Para dar un juicio más ajustado a la reali-dad son útiles los testimonios que en el proceso de subeatificación presentaron algunos sacerdotes eminentes delPaís Vasco. Comencemos por dejar constancia de que la Igle-sia estuvo desde el primer momento presente en Ezkioga.Antes de las 24 horas de la aparición fue alertada la Parro-quia de Zumárraga. Al tercer día dos sacerdotes de dicha Pa-rroquia visitan el lugar de las apariciones y son testigos dela tercera aparición. El día 4 el clero de Zumárraga empiezaa dirigir el rezo del rosario grupal que será la característicade Ezkioga. El Párroco de Zumárraga fue el que asumió laresponsabilidad de controlar y discernir el curso de las ma-

59Las apariciones comenzaron el 28 deNoviembre de 1981. Anticiparon el genocidioque ocurrió en 1994. Entre 1994 y 1995 sedesató una masacre en Rwanda por la guerratribal entre los hutus y los tutsis. Fue unverdadero holocausto que en pocos mesescontó con unas 800,000 personas asesinadas.El 29 de junio del 2001, durante unaEucaristía en la catedral, concelebrada contodos los obispos de Rwanda y en presencia

del Nuncio Apostólico, Salvatore Pennacchio,el obispo de Gikongoro, Augustín Misago, encuya jurisdicción se encuentra Kibeho, declarósolemnemente como creíbles las afirmacionesde tres de las videntes: AlphonsineMumureke, Nathalie Mukamazimpaka yMarie Claire Mukangango. La aprobación noincluye a los demás videntes ni a lasapariciones posteriores a 1983. Tampoco seaprobaron las apariciones de Jesús. Se

tomaron en consideración solo las aparicionespúblicas, en presencia de testigos.

60Aunque pretende ser muy imparcial,William A. Christian (Las visiones de Ezkioga,pp. 58-63) la imagen aparece en unapenumbra sospechosa.

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nifestaciones marianas. Efectivamente, D. Antonio siguiódesde el primer momento con gran atención los sucesos.Comprobó directamente a los videntes en estado de apari-ción; organizó el rezo del rosario; formó la comisión de dis-cernimiento de los milagros. Por fin, fue quien dio undictamen primero y con conocimiento directo de las cosas,sobre el conjunto de Ezkioga. Además, en todo momento diomuestras de estar a la escucha de los acontecimientos pres-cindiendo de la idea que se había formado personalmentede las apariciones61. Ezkioga nunca fue otro Lourdes. Losniños no hacían sino rezar el rosario, ajustándose a lo que laVirgen les sugería desde dentro. Luego vinieron los milagros,y Amundaráin se vio desconcertado. Él quería, sin duda, quehubiera signos que acreditaran la verdad de la aparición,quizá al modo de la fuente milagrosa que empezó a manaren la gruta de Massabielle. Pero en Ezkioga los signos no co-rrespondieron a su idea. Los primeros fueron milagros deconversión. Además, no eran los niños los protagonistas delos signos, sino que surgieron nuevos videntes agraciadoscon tales señales. Estas novedades contribuyeron a crearcierta perplejidad en D. Antonio respecto de los niños, incli-nándose –algún tiempo– hacia los videntes más dotados dedones extraordinarios. Además, los signos de Ezkioga noeran inequívocos como los de Lourdes. Por eso había que so-meterlos a discernimiento, para captar su sentido. Para elloformó la comisión especial. A estas novedades se añadieronotras. Se multiplicaron las visiones. La afluencia era inusi-tada y en pocas semanas Ezkioga cambió completamente deaspecto religioso. D. Antonio seguía toda esta evolución consuma atención. Notaba en Ezkioga muchas cosas que no legustaban, pero nunca dudó de los hechos aparicionales. Laverdadera idea que el Párroco de Zumárraga se formó de Ez-kioga aparece en el comunicado del día 28 de julio62. Antetodo, los numerosos hechos milagrosos no daban una cer-

61D. Antonio imitó muchos de los detalles deLourdes en su trato con los videntes y lasprácticas religiosas que instauró en la Campade Anduaga. La frecuencia con que visitaba elsantuario francés le hizo inclinarseafectivamente mucho al modelo de lasapariciones de Massabielle. Seguramentepensó que Ezkioga terminaría siendo unanueva Lourdes. Esta mentalidad no era enmodo alguno extraña. En el País Vasco había

entrado de tiempo atrás la devociónlourdesiana. Cataluña y el País Vasco«sumaban –cada uno– el 30% de losperegrinos que acudían de España a Lourdes.Por eso los devotos españoles vieron queLourdes estaba rehabilitando el catolicismo enFrancia y abrigaban la esperanza de quesurgiera un Lourdes español» (william a.christian, Jr., Las visiones de Ezkioga, p. 23).Pero los hechos no le dieron la razón. Ezkioga

no fue como Lourdes. Los niños actuaron demanera autónoma, y D. Antonio se adaptó a lamarcha de los acontecimientos aparicionales.

62de, Doc. 1.

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teza aceptable sobre la naturaleza de la aparición. Señaló consinceridad todos los aspectos problemáticos del nuevorumbo de Ezkioga, pero no dudó de la verdad de Ezkioga.Había, sí, desviaciones que no tocaban para nada la verdadesencial de Ezkioga. La conducta de D. Antonio tipificaba lareacción del clero que colaboraba con él en Ezkioga. En estaprimera etapa local, el clero aceptó el carácter grupal de lasapariciones. No se dejó impresionar por los elementos pro-blemáticos, que eran de tipo accidental. Creyó que lo de Ez-kioga era verdadero. El comunicado del 28 de julio fue lasíntesis de lo que creía de Ezkioga; de lo que estaba pasandoen Ezkioga, y de los problemas verdaderos que entreveía ensu desarrollo. Los problemas comenzaron con la desautori-zación del comunicado. Desde entonces las relaciones entreel Párroco y las autoridades diocesanas se hicieron tensas.Pero el Ven. Amundaráin siguió defendiendo a Ezkioga. Elmomento más crítico fue la simulada estigmatización de Ra-mona. D. Antonio había creído hasta entonces en Ramona yla tenía por verdadera vidente. Por eso, la simulada estigma-tización de Ramona le procuró una áspera reprensión delVicario General63. A pesar del doloroso fiasco, en la reuniónque el mismo día tuvo el Dr. D. Justo Echeguren con D. An-tonio, D. Pío Montoya, y Julián Ayestarán, el Párroco de Zu-márraga defendió a los niños Bereciartúa, diferenciándolosde los demás videntes64.

Una fuente de información no utilizada hasta ahora sonlos procesos de su beatificación. Según estos testimonios,cuando el Obispo procedió a la condenación de Ezkioga, D.Antonio le expresó su disconformidad en una carta perso-nal. Mas, después de escrita y depositada en correos, por es-crúpulos de conciencia, logró rescatarla, y la carta nuncasalió de la oficina de correos de Zumárraga65.

63william a. christian, Jr., Las visiones deEzkioga, p. 67.

64william a. christian, Jr., Las visiones deEzkioga, p. 67. La característica más llamativade las primeras apariciones a los hermanosAntonia y Andrés Bereciartúa fue lanormalidad. No hubo ni éxtasis, ni raptos, niestados superiores de pérdida de sensibilidad.Solo la visión, acompañada de la llamadainterior a orar. La segunda característica fue lasencillez. Los dos niños producían a todos laimpresión de unas personas sosegadas,

tranquilas y reservadas. Andrés entraba envisión con toda normalidad, y ponía sucarisma a disposición de los fieles, acercandolos rosarios a los árboles de la aparición.Según los testigos presenciales de las visionesprotagonizadas por los citados hermanos,durante las apariciones, sus rostros seiluminaban. La gente entusiasmada por lomaravilloso de los fenómenos no advertía ladiferencia entre las personas del grupo devidentes. Sin embargo se daba el caso depersonas conocedoras del fenómeno de lasapariciones y notaban al punto las diferencias.

65«Con motivo de una disposición del Sr.Obispo de Vitoria, D. Mateo Múgica, que a mijuicio se refería a que no se diera crédito a lasApariciones de la Virgen de Ezquioga,localidad próxima a Zumárraga, el S. de D.escribió una carta al Obispo mostrando sudesagrado. Pero apenas la echó al correo sintióremordimiento de tal manera, que no paróhasta rescatar la carta depositada en correos,de modo que el Señor Obispo no llegó aenterarse». (Testimonio del sacerdote D.Antonio Oyarzábal, Cfr. positio, p. 51).

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Más detallada es la declaración de Sor María Anuncia-ción Usandizaga Martínez. Según la testigo, hubo de partede la autoridad eclesiástica una limitación de la actividadparroquial de un determinado sector de Zumárraga para D.Antonio66. Seguramente se refiere a la exclusión del territo-rio de Ezkioga, que pertenecía a la jurisdicción de D. Sinfo-roso Ibargüen, mientras que la parte de Anduaga dondeestaba situada la campa de las apariciones caía bajo la res-ponsabilidad pastoral del coadjutor D. Juan Casares.

Muy significativa –a pesar de su tono evasivo– la decla-ración del Obispo emérito de San Sebastián, Mons. JacintoArgaya. Indirectamente da a entender que la decisión de lasautoridades no respondía del todo a la realidad67.

En estas circunstancias resultó muy delicado el papel delPárroco. Los sucesos negativos de los últimos meses obliga-ron a Amundaráin a dejar la Parroquia el 16 de diciembrede 1932, retirándose al Noviciado de las Hermanas Merce-darias de la Caridad.

Lo más singular y valioso de la actitud de D. Antoniosobre los hechos de Ezkioga es que nunca perdió la fe en losmismos. Hombre de Dios como era, pudo comprobar muyde cerca la verdad de las visiones de los niños y de otras per-sonas dotadas de auténticas experiencias sobrenaturales. Lalínea favorecida por Amundaráin fue prácticamente conde-nada por las autoridades diocesanas, y declarada impru-dente y falsa68. Sin embargo, Ezkioga cuenta con una gloria

66«Y estando en el jardín del Noviciado de lasHermanas Mercedarias de la Caridad,llamándonos aparte y pidiéndonos que nodijéramos a nadie nada, se desahogó connosotras, manifestándonos la honda pena quele embargaba, porque el Señor Obispo lehabía limitado la actividad parroquial dentrode un determinado sector de Zumárraga. Y yosaqué la impresión de que el Sr. Obispo habíahecho ésto para evitar que la presencia del S.de D. en el Monte Ezquioga, contribuyera adar crédito a una aparición sobre la que laIglesia no se había pronunciado todavía. Yantes de esta manifestación que nos hizo anosotras el S. de D., yo había leído en laprensa católica de San Sebastián, un artículode él sobre estas apariciones, publicado meparece en El Pueblo Vasco, del que yo dedujeque el S. de D. daba crédito a esta aparición. Yquiero recordar la honda amargura que esto leprodujo al S. de D., que llegó a decirnos: ‘Ypensar que el Señor Obispo ha llegado inclusoa pedirme consejo’. Y esto lo dijo sin ánimode criticar la actitud del Señor Obispo, sino

como una manifestación de su dolor».Testimonio de Sor María AnunciaciónUsandizaga Martínez, (Cfr. positio; p. 131).

67«Respecto a sus relaciones con la apariciónde la Virgen de Ezquioga, nada séconcretamente; digo yo, que yo mismo asistícon un buen grupo de sacerdotes a la campadonde decían que se aparecía la Virgen; yo allísolo vi piedad. Luego la autoridad superiorprohibió, por altas razones, que yo ignoro, laconcurrencia de gentes a dicho lugar. Ignoroyo en absoluto si el Siervo de Dios tuvo lamenor intervención en aquellos sucesos queciertamente apasionaban mucho».(Testimonio de Mons. Jacinto Argaya, Cfr.positio, p. 725).

68Cuando estaba aun muy cerca el fatalrecuerdo del 15 de octubre, D. Antonioafirmaba el 4 de noviembre: p. 67: «Yo sigocreyendo en una poderosa y extraordinariaintervención y aproximación en estos montesde nuestra Madre; pero entre los videntes hay

mucho que expurgar». (cfr. william a.christian, Jr. Las visiones de Ezkioga, p. 67). D.Antonio creía que el 80% de los videntes eransinceros. El 14 de diciembre de 1931 hablabade los frutos espirituales de Ezkioga (cfr.william a. christian, Jr. Las visiones deEzkioga, p. 68). El 16 de diciembre de 1932dimitió de Párroco de Zumárraga. No constadocumentalmente que D. Antonioabandonase alguna vez su fe en Ezkioga. Conun raro sentido de las realidadessobrenaturales, se anticipó a los principios deMons. Bello Ricardo para diferenciar en unamasa de apariciones grupales, lo que eradesviación, y lo que era verdadera y auténticaexperiencia sobrenatural. Amundaráin fue untestigo convencido de la verdad de Ezkiogaque nunca desmintió tal fe y persuasión.

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muy singular, cual es la de haber tenido como testigo de lapresencia de la Virgen a un santo sacerdote.

Frente a D. Antonio estaba la línea oficial negativa delas autoridades de Vitoria que se mantendrá firme hastael decreto definitivo del Santo Oficio. Para Echeguren es-taba clara la falsedad de Ezkioga. D. Antonio creía que losepisodios tan duramente enjuiciados por el Vicario Gene-ral no afectaban al fenómeno esencial de Ezkioga. Encuanto al clero, es cierto que en un primer momento creyóen la verdad de Ezkioga. Tras las tajantes declaraciones deEcheguren y Múgica, sometieron su juicio a la autoridaddoctrinal de los dos ilustres personajes. Pero siempre nu-trieron en su interior una duda fundada sobre si era ciertoque todo lo de Ezkioga estuvo desprovisto de base sobre-natural.

Esta compleja historia de la condenación de Ezkioga porparte de la autoridad eclesiástica de Vitoria tuvo sus conse-cuencias positivas que en su tiempo no advirtieron cuantosse vieron perplejos por tal documento69.

IV. El discernimiento de las aparicionesEl problema crucial de las apariciones en sus comienzossuele ser el discernimiento entre las «verdaderas» y las «fal-sas», es decir, la objetividad real o la mera subjetividad delos objetos vistos. La importancia del discernimiento y susriesgos los describió muy acertadamente el ilustre jesuita P.Juan Roig Gironella cuando afirmó que «todas las aparicio-nes son, al principio, auténticas y, luego, debido a una falta

69El curso de la historia posterior puso enclaro que una condenación tan sorprendentepara muchos contemporáneos, resultó unacierto político de la Iglesia. Fácilmente cabeimaginarse la indignación que hubieracausado al Gobierno de la República unadeclaración favorable de las apariciones.Hubiera desencadenado una verdadera guerrareligiosa entre el Gobierno y la Iglesia. Esasimprevisibles reacciones del Gobiernoquedaron conjuradas gracias a la intervencióneclesiástica contraria a Ezkioga. La oposiciónde Vitoria a las apariciones agradó alGobierno de la República, que se felicitó dehaber sofocado el efecto político negativo deEzkioga. Pero la realidad fue muy distinta. Lasnegaciones de la autoridad eclesiástica nollegaron a sofocar la fe en Ezkioga.Extrañamente, la condenación provocó unaderiva política agresiva contra las decisiones

anticatólicas de la República, que preparónada menos que su caída. Es verdad que lacondenación eclesiástica fue severa yexcesivamente negativa, pero fue la que salvóa la diócesis de Vitoria de la peor de lasacusaciones republicanas. La aprobación delas apariciones hubiera sido interpretadacomo un rechazo político de la República ouna confabulación antirrepublicana. El efectopolítico del rechazo de las apariciones fue quela autoridad eclesiástica de Vitoria nuncapudo ser acusada de haber fomentado en lomás mínimo una interpretación política de lasapariciones. Pero no hay duda de que lasmanipulaciones políticas del mensajeespiritual de Ezkioga minaron las basesanticlericales de la República.

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de dirección espiritual, casi todas emprenden un mal ca-mino»70.

1. La singularidad de EzkiogaEl problema del discernimiento en las apariciones de Ez-kioga reside en su propia singularidad. Desde un principioEzkioga empezó a funcionar como las demás apariciones dela historia reciente de la Iglesia. En efecto, éstas han sido, ensus principios, unipersonales como en Laus, la Milagrosa,Lourdes, Banneux, Pellevoisin, etc.; y multipersonales comoPontmain, Quito, Fátima y Beauraing. En todos estos casosse daba un elemento unificante que era la identidad de laspersonas en toda la serie cronológica de las apariciones. EnFátima los tres niños tuvieron las mismas apariciones, igualque en el caso de Beauraing. Los de Pontmain tuvieron unamisma y única aparición. En Ezkioga empezó una novedad.Fue la ampliación del número de videntes y visiones. A losdos hermanos Bereciartúa se añadieron nuevos videntes ynuevas visiones. Más aún, a la multipersonalidad de las apa-riciones sucesivas diferentes de los primeros testigos, se si-guió una serie de numerosas apariciones unipersonales queen conjunto formaron una multitud de videntes.

Esto plantea crudamente el problema de la singularidadde las apariciones de Ezkioga.

Más arriba hemos hablado de la «onda expansiva» quesiguió a las experiencias de la aparición fundante de los her-manos Bereciartúa. Volvamos ahora más de propósito sobreesta compleja realidad. Hay, en primer lugar, una onda ex-pansiva que se da en el momento primero de las aparicio-nes, cuando solo una persona ve a la Virgen, y después deella empiezan a ver otros. Así surge el grupo fundante, queformará luego el núcleo cerrado de los videntes protagonis-tas de una aparición. Este fenómeno es conocido en la his-

70Esta afirmación la hizo el P. Roig Gironellaen presencia del mismo William A. Christian,Jr. (Las visiones de Ezkioga, p. 400). El P. JuanRoig Gironella nació en Barcelona en 1912, ymurió en San Cugat del Vallés en 1982.Director de la Balmesiana y profesor de laFacultad de los jesuitas en Sant Cugat delVallés, censor de libros en la curia deBarcelona y experto en el discernir lasrecientes apariciones en Cataluña. Cuando elsabio jesuita se expresó de esa manera,posiblemente incluía a Ezkioga entre las

apariciones que, en un principio, fueronauténticas y luego se desviaron. Según supropio testimonio la madre del ilustreprofesor fue una de las mujeres que tomaronparte en las peregrinaciones a Ezkioga de losaños 30 (Cfr. william a. christian, Jr. Lasvisiones de Ezkioga, p. 400). El P. Roig fuecensor eclesiástico de las publicaciones de laarchidiócesis de Barcelona. Era un hombreespiritual ejercitado en el discernimiento delas apariciones. «Asesoraba a los videntes delos alrededores de Barcelona en los años

setenta» (Ibíd. 400). La última de estasapariciones personalmente aprobadas por élfue la de Torre Gironella en Gerona (Cfr. Juanrodríguez fernández, Despierta Girona.Escucha Israel. Crónica de las apariciones ymensajes de Nuestro Señor Jesucristo y de suSantísima Madre en Torre Gironella (Girona1974-1997) (pro manuscripto). pp. 125-126).

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toria de las apariciones71. Lo singular de Ezkioga es que laaparición fundante de los hermanos Bereciartúa no suscitóuna exacta replicación ulterior de su visión, en otros, sinoque su influjo fue una especie de inducción indirecta cau-sada por la experiencia del rezo en común. Ellos se limitarona obedecer al impulso interior que los llevó a rezar: impulsoque resultó irresistible en cuantos se congregaban en tornoa ellos. El rezo del rosario en grupo, iniciado por los dos her-manos, fue la causa desencadenante de hechos extraordina-rios –sobre todo visiones de conversión, de curaciones y depercepciones paranormales– que alcanzaron, solo en el pri-mer mes, un número superior a las cien personas. Estos fe-nómenos, que no afectaron nunca a los videntes primeros,fueron la característica de la experiencia colectiva que revis-tió pronto al fenómeno Ezkioga. La diferencia de las apari-ciones fuente de los hermanos Bereciartúa y de los videntesposteriores la advirtió desde su primera visita en el mes dejulio de 1931 un testigo de Ezkioga de la primera hora. Fueel escritor católico vasco-francés, futuro miembro de la Aca-demia Francesa, Gaëtan Bernoville. Este testigo de vista deEzkioga describe los fenómenos de Ezkioga en una maneramuy significativa. Lo primero que advierte es que los «vi-dentes» (segundos) no toman el hecho de la «aparición» enel sentido normal de la expresión, es decir: como una reali-dad que milagrosamente se hace visible a los humanos:«Ninguna, [de las declaraciones] hay que decirlo bien alto,otorga a estas apariciones el sentido que se quiere dar, y delcual la piedad pudiera nutrirse»72. Esto es: la gente cree quelo que los videntes refieren de sus experiencias es una ver-dadera aparición, mas no lo es en realidad. Lo que estos vi-dentes dicen ver, sería un fenómeno de vivenciacarismático-mariana en grupo, al modo de los fenómenospropios de la renovación carismática en sus sesiones de sa-nación, o de bautismo en el espíritu, con los «descansos en

71El hecho se remonta nada menos que a lasapariciones pascuales. Primero es laMagdalena la que ve a Jesús; luego, laspiadosas mujeres; luego Pedro; por fin losApóstoles. En las apariciones modernas basterecordar cómo se aparece la Virgen enPontmain (1871). El primero en ver a laVirgen es Eugenio Barbedette; luego, suhermano José; le sigue Juana María Lebossée,y Francisca Richer. Ve también a la Virgen el

Apreciarte, no logra ver nada. En Medjurgorjese repite la ley de la onda expansiva.

72bernoville, Gaetan, Les faits étrangesd’Ezquioga, Études, 1931, iv, p. 460.

pequeño Eugenio Frietau, que murió antes delproceso. La aparición de Beauraing tiene lugardel 29 noviembre de 1932 al 3 de enero de1933. El primero en ver a la Virgen es AlbertoVoisin. Él llama a su hermana Fernanda y aAndresa Degeimbre, y su hermana Gilberta.En quinto lugar la ve Gilberta Voisin. EnEzkioga, la primera en ver a la Virgen esAntonia; luego la ve Andresito. La tercera,Felipa, testigo de la visión de los hermanos

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el espíritu», etc., lo que actualmente pasa en las celebracio-nes marianas de Medjurgorje.

A los hermanos Bereciartúa los incluye como parte pri-mera y principal, en el grupo incontestable «de veracidad,de sinceridad, de sencillez, de piedad»73.

Las observaciones de Bernoville son de excepcionalvalor. Quizá era el hombre de cultura más ilustre de los vi-sitantes de Ezkioga en los meses de julio y octubre de 193174.Además de la esencial explicación de los fenómenos de Ez-kioga como de aparición está su percepción neta de las treszonas de lo maravilloso de la campa de Anduaga. En efecto,estableció en forma definitiva, ya en octubre de 1931, lostres tipos de la masa de participantes en las celebracionesde Ezkioga. En primer lugar están los dos hermanos Bere-ciartúa. Ellos forman parte del núcleo primero del grupoque llama la «zona de veracidad, de sinceridad, de sencillez,de piedad». En el interior de este mismo grupo de la since-ridad, subraya netamente la diferencia entre los primerosvidentes –los hermanos Bereciartúa–, y el resto del grupo.Bernoville reserva el sentido estricto de aparición a los her-manos Bereciartúa. Los otros videntes sinceros actuarían ensus experiencias durante el rezo del rosario, al modo de loscarismáticos de la renovación carismática actual, en las se-siones de sanación o del bautismo en el espíritu, etc. Rode-ando a este grupo, en formas concéntricas, pero más alejadasde él, está el otro denominado «de alucinación, neurosis, yde histeria mística». En fin, una tercera zona, más alejadadel centro de la verdadera aparición, la caracteriza como«zona de comedia, y con frecuencia, de fraude»75.

Esta realidad compleja de Ezkioga resultaba de difícil dis-

73«Tengo recogido a este respecto un conjuntode testimonios impresionantes y claros,procedentes de personas cultas, de feprofunda, de juicio ponderado y dotados desentido crítico. Según ellos, –sea cual fuere laconclusión sobre la realidad de lasapariciones– estos videntes, que son gentesencilla y temerosa de Dios, creen realmente,y lo que ellos han visto, lo cuentan sin énfasis,sin excitación, con una dulce e impresionantefirmeza». (bernoville, Les faits étrangesd’Ezquioga, p. 465).

74Nacido en San Juan de Luz, en 1889, tenía ala sazón 42 años, y estaba en plena actividadliteraria. Bernoville quedó impresionado porlo que vivió en Ezkioga desde su primera

visita en julio de 1931.Volvió en octubre. Fuetestigo de la estigmatización fingida deRamona. Desde su estancia en Ezkioga laactividad literaria ulterior se centró en unaproducción mística que cuenta con variospolos de interés: Las apariciones. Escribiósobre La Salette, Lourdes y Pellevoisin. Lasbiografías fueron su segunda ocupación. Encuanto al País Vasco, compuso cinco obras detemática vasca: La cruz sangrienta, El País delos Vascos, Al servicio de Don Carlos, Pierres elcontrabandista y San Miguel Garicoits; enconjunto fue el que mejor comprendió aEzkioga. Escribió 35 libros de óptimaliteratura, de un estilo natural, directo y llenode belleza. Murió en París en 1960. Se diceque su pluma ha sido una de las más ágiles y

floridas de la lengua francesa. Desde suestancia en Ezkioga la actividad posterior secentró en la producción de una abundanteliteratura mística.

75bernoville, Les faits étranges d’Ezquioga, p.464. A este grupo pertenecía RamonaOlazábal: «Il faut classer très probablementdans la même zone tel phénomène destigmatisation dont j’ai été après coup letémoin». Ibid. p. 464.

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cernimiento para la Iglesia habituada a las apariciones pre-cedentes. Por eso advierte Bernoville. «Es sabido que la Igle-sia [...] no es rápida en dar a conocer sus decisiones. Esta esla decisión que se espera en todo el País Vasco; se la esperacon avidez; y es la decisión que cabe esperar. Los católicossabemos, de antemano, el valor de lo sobrenatural, pero in-cluso para un incrédulo, –si es de buena fe– ningún testimo-nio humano podría dar más garantías que la Iglesia. Demodo especial cuando se trata de apariciones, el rigor minu-cioso de las encuestas y contra-encuestas, el método, la pru-dencia infinita, la sabia circunspección y la lentitud son lasque se esperan como aportación suya. Su interés para utilizarcon cuidado las observaciones de la medicina, y de la ciencia,son proverbiales. Cuando hable sobre Ezkioga, si lo juzgaconveniente hacerlo, lo hará con conocimiento de causa».

Muy lejos estuvo la autoridad eclesiástica de actuarsegún los sabios consejos de Bernoville. La experiencia enel juicio de las apariciones seguía un método establecido, yla dejaban desarmada para los nuevos fenómenos aparicio-nales. Entonces se equiparó a Ezkioga con las aparicionesen las cuales la multipersonalidad sucedía en una misma se-cuencia aparicional, y los fenómenos eran unívocos en todoslos videntes. Esto no era aplicable para los fenómenos nue-vos que se daban en Ezkioga. Las urgencias de una diócesisen estado de persecución no permitieron la calma y la len-titud pedidas por el ilustre literato francés. La obsesión porno crear más motivos de tensión política, forzó a actuar rá-pidamente, con una serie de medidas de ámbito estricta-mente diocesano. Estas medidas se aplicaron conforme a lametodología del tiempo. Pero en lugar de comenzar la in-vestigación teniendo en cuenta la complejidad de los tresgrupos presentes en Ezkioga según Bernoville, se procedióa la selección de los testigos de la encuesta, dentro del grupoque el periodista francés diferenció como «zona de comediay de fraude». La lógica interna de tal metodología obedecía,posiblemente, al principio de que una intervención divinadebe ser en todos los aspectos buena: «ex integra causa». Yesa condición no se daba en Ezkioga. Entonces se creyó quetoda falsedad que apareciera en el conjunto de la aparición,afectaba a la aparición en su conjunto. De este modo el prin-cipio del «bonum ex integra causa» significaba que, si se

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daban apariciones falsas en el conjunto de una aparicióngrupal, dicha aparición conjunta no podía justificarse comoverdadera y venida de Dios.

Esto es lo nuevo que se debe tener en cuenta para aplicara Ezkioga el esquema del P. Roig antes de afirmar que Ezkiogafue en un principio una aparición buena, y luego se desvió.Cierto que hubo desviaciones. Pero todo cuanto sucedió en lasegunda época ¿es por igual desviado y falso? La desviaciónde Ezkioga ¿era de parte de los fieles, o suponían formas ob-jetivas nuevas, que aparecían en discontinuidad con los casosprecedentes? ¿Dónde llegaban las innovaciones objetivas, ydónde empezaban las desviaciones?

Seguramente la autoridad procedió, en forma provisio-nal, condenando, de inmediato, solo las desviaciones, pen-sando –quizá– en un futuro proceso más completo y serenocuando cesaran las condiciones precarias de la diócesis, conun obispo desterrado. Pero el resultado fue que esta conde-nación se consideró como definitiva y se acordó englobaren un todo el fenómeno aparicional. Ante el peligro de unrecrudecimiento de la acción represiva del Gobierno, se re-currió a un método expeditivo: la condenación de todo elconjunto de las visiones. Esta actitud negativa de la Iglesiaexasperó la sensibilidad del pueblo devoto de Ezkioga76, yla fe en Ezkioga se radicalizó bajo la forma de una reaccióncontraria a la política del Gobierno republicano77.

La decisión de Vitoria evitaba un peligro inmediato, perodejaba detrás de sí una estela de frustración que duró largosaños78. En la historia de las apariciones, la de Ezkioga apa-

76No es verdadera la voz popular que recogewilliam a., christian, Jr. en su libro (ob. cit. p.341) de que el Vicario General, que taneficazmente intervino en la condenación de laaparición, muriera sin recibir los últimossacramentos. Sufrió un accidente mortal enCangas de Narcea (Asturias) la tarde del 15 deagosto de 1937, pero en el Hospital de Luarcapudo recibir los sacramentos. Murió el 16 delmismo mes en Luarca. (Ver la notanecrológica en el Boletín Oficial de la Diócesisde Oviedo, 1937, pp. 222-225).

77La radicalización consistió en presentar aEzkioga como una intervención divina contrala República.

78En la historia de las apariciones, la deEzkioga aparece a la cabeza de todas lasapariciones del siglo xx condenadas por la

Iglesia. Ocupa el tercer lugar entre las falsasapariciones entre 1928 y 1971 (Cfr., aa.vv.Vraies et fausses apparitions, Lethielleux-Bellarmin, París-Laval, 1973). Esto produjo entoda la diócesis de Vitoria una frustraciónprofunda. William A. Christian habla de unavergüenza colectiva que cayó sobre la IglesiaVasca tras la condenación eclesiástica de losfenómenos. «El asunto [de Ezkioga] seconvirtió en tabú para quienes lo vivieronintensamente, en una especie de vergüenzacolectiva para el Goiherri y la Barranca»(william a. christian, Jr. Las visiones deEzkioga, p. 16). Las causas de la vergüenzacolectiva parecen estar en la increíblemultitud de «personas que, durante más omenos tiempo, creyeron en algo que la Iglesiaacabó por condenar» (Ibíd. 17). «Decenas demillares de personas mayores del País Vascose sintieron perplejas por lo que veían y

creían. El silencio impuesto por el obispo hizoque se avergonzaran de su propio entusiasmo[…]. Cientos de miles de familias de videntesde Navarra y Guipúzcoa, en especial las deorigen rural o de pequeñas ciudades que nohan mudado de residencia, han cargado con elestigma de Ezkioga durante sesenta años entotal silencio» (william a. christian, Jr., Lasvisiones de Ezkioga, p. 402). Este silencio haafectado especialmente a todos los grupos ymovimientos que buscaron ayuda y sentidoen Ezkioga, y en la actualidad consideran esaaportación como algo que a toda costa hayque olvidar. (Cfr. william a. christian, Jr., Lasvisiones de Ezkioga, p. 402).

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rece a la cabeza de todas las apariciones del siglo xx conde-nadas por la Iglesia.

2. Los resultados políticos de la condenaciónRetornando ahora a la condenación podemos preguntarnos:por imprudente y apresurada que haya sido la condenacióneclesiástica de Ezkioga ¿fue todo negativo en el dictamen dela autoridad eclesiástica de Vitoria?

Una adecuada distancia histórica contribuye a valorarmejor las razones prudenciales que forzaron a las autorida-des de Vitoria a pronunciarse negativamente. Para Vitorialo que tácitamente estaba en juego eran las relaciones de laIglesia con el Gobierno republicano. En realidad Ezkiogahabía causado un impacto fuerte ya en los comienzos mis-mos de la ii República recién consolidada por el resultadode las elecciones del 28 de junio de 1931. Muchos católicosveían en Ezkioga una respuesta del cielo contra la República.Tal interpretación de Ezkioga era sumamente peligrosa enla diócesis de Vitoria. El Prelado estaba desterrado por el Go-bierno en Francia. Ezkioga esgrimida como una bandera an-tirrepublicana auguraba reacciones muy negativas para laDiócesis. Por esta razón el Vicario General se posicionó decara a las apariciones en una actitud beligerante y negativa79.

3. La parcial rehabilitación de EzkiogaLa afirmación del P. Gironella de que en un principio

todas las apariciones son auténticas, tiene unas posibilidadesmuy útiles para prolongarlas en una serena reflexión. Lasapariciones que fueron auténticas en un principio, puedenresistir y superar las contrariedades procuradas por las cir-cunstancias adversas que hubieron de atravesar. En otraspalabras: unas apariciones auténticas en los comienzos, pue-den sobrevivir y llegar a un reconocimiento ulterior a modode una rehabilitación. Pero es muy rara una habilitación enla cual una aparición condenada es luego reconocida comoauténtica. En nuestros días se están dando casos de una re-habilitación indirecta mediante la concesión del permiso delculto en el lugar de las apariciones en otro tiempo proscritas.

79Ver nota 68.

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También en este punto Ezkioga resultó un precursor. Recor-demos algunos hechos significativos. El final de la GuerraCivil española y de la ii Guerra Mundial cambiaron la fazdel mundo muy notablemente. La constitución de San Se-bastián (1952) en una diócesis autónoma suponía una opor-tunidad única para la historia de Ezkioga. Cesaba lavinculación con Vitoria, de donde habían procedido las con-denaciones. Un nuevo ambiente reinaba en la recién creadadiócesis. En un encuentro entre importantes representantesezkioguistas y el nuevo obispo de San Sebastián, el citadogrupo pidió, entre otras cosas, se permitiera a videntes y cre-yentes acceso libre al lugar de Ezkioga, para rezar. El obispoaccedió a esta súplica, mas no hizo concesión alguna res-pecto al examen de las pruebas de las apariciones que le en-tregaron80. En aquella ocasión no se hizo pública laconcesión del Obispo. La noticia de la concesión circuló soloentre los ezkioguistas, pero no hay duda de que fue una ver-dadera rehabilitación indirecta, pues levantaba la prohibi-ción del acceso de los videntes, a Ezkioga. Este hechohistórico de la revocación por el obispo de San Sebastián,de las normas de la autoridad eclesiástica precedente, haceremontar a Ezkioga la praxis que se ha introducido recien-temente para rehabilitar apariciones sospechosas o conde-nadas.

La persuasión que dominó en los 75 años posteriores ala condenación del año 1933, de que Ezkioga fue una apari-ción buena en los comienzos, pero digna de ser condenadapor las posteriores desviaciones, está sufriendo un cambiointerpretativo. En la actualidad parece que la convicción do-minante es otra. Después de haber sufrido largo tiempo unaespecie de muerte histórica, Ezkioga espera su resurrección,mediante una revisión histórica y teológica que le procuren

80Mons. Jaime Font Andréu era natural deVich. Seguramente conoció el movimientocatalán favorable a Ezkioga. Es posible que losrecuerdos de juventud actuaran en él paraempatizar con Ezkioga y otorgar la concesiónmencionada. Mons. Font Andréu fue quienrompió el último eslabón de la cadenacondenatoria que venía desde el año 1931, ypuso las bases de la rehabilitación, anulandola prohibición. He aquí la lista de peticionesformuladas al Obispo: «1ª.- Que por el Obispado de San Sebastián sedirija un llamamiento general a todos los que

puedan aportar alguna prueba sobre lasApariciones o hayan recibido algún beneficiopor mediación de la Virgen de Ezquioga, paraque lo comuniquen a ese Obispado. Y como laStma. Virgen tiene repetidamente anunciadoque llegarán días en que hará tales portentos ymilagros que nadie podrá dudar de la verdadde sus Apariciones, nos atrevemos a formulartambién otra petición.2ª.- Que con la mayor publicidad posible sehaga saber a todos los fieles, que actualmenteno existe disposición alguna que prohíbe oraren el Monte de las Apariciones, exhortándoles

a que acudan a la Campa de Anduaga a rezary suplicar a la Stma. Virgen que acelere elcumplimiento de sus promesas.Es gracia que esperamos merecer de la bondadde V.E.I. cuyo anillo pastoral besamosreverentes.En San Sebastián a 17 de marzo de 1952».(Archivo de William A Christian Jr., sobreSebastián L. de Lerena).

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81Lo singular de Ezkioga es que la apariciónfundante de los niños Antonia y AndrésBereciartúa nunca fue condenada. Lacondenación solo afectó a las desviaciones delos videntes posteriores.

82La rehabilitación más radical es la que tuvolugar el 31.05.2002 en Ámsterdam con laaprobación de las apariciones que tuvieronlugar entre los años 1945-1959. La Virgen seapareció a Ida Peederman, 56 veces, enÁmsterdam (Holanda), como Señora de todaslas Naciones. En los años 1954 y 1955 laautoridad diocesana intervino prohibiendo elculto de la nueva aparición. En 1956 Mons. J.Huibers declaró que no se podía atribuir a lasapariciones un carácter sobrenatural. El 13 demarzo de 1957 el Santo Oficio confirmabaesta declaración. Esto no impidió que secontinuara la investigación sobre dichasapariciones. Sin embargo, Mons. H. Bomers ysu Auxiliar Mons. José María Punt autorizaronla veneración de la Virgen bajo dichaadvocación. El 31 de mayo del 2002 el Obispode Haarlem-Amsterdam Mons. José María

Punt declaró el origen sobrenatural de dichasapariciones. (Para una información esencialver Vincenzo Mercante, Sono la Signora ditutti i popoli. Corredentrice, mediatrice eavvocata, Editrice Ancilla, 2007).

83Las apariciones comenzaron con la señoraAmparo Cuevas el 14 de junio de 1981. El 12de abril de 1985 el Cardenal Suquia,Arzobispo de Madrid, declaró que en dichasapariciones no constaba la presencia delelemento sobrenatural. Mas el 14 de junio de1994 procedió a realizar aprobaciones quetenían relación indirecta con las apariciones.El 2 de febrero de 2009 se realizó la erecciónen Asociación pública de fieles «Reparadoresde Nuestra Señora la Virgen de los Dolores»con personalidad jurídica pública. Y aprobabasus Estatutos. Igualmente erigido conpersonalidad jurídica pública la «Fundaciónpía autónoma Virgen de los Dolores». Lacondenación del Cardenal Suquia el 12 deabril de 1985 fue indirectamente rectificadapor el Cardenal Arzobispo de Madrid, D.Antonio María Rouco Varela, quien autorizó

el 6 de febrero del 2009 la celebración de laSanta Misa todos los primeros sábados demes en la nave «Ave María», junto a PradoNuevo de El Escorial (Madrid), lugar dereunión de los seguidores de Luz AmparoCuevas. Aprobaba también los Estatutosfundacionales. En abril de 2012 el mismoCardenal concedió el permiso para construiruna capilla en el lugar de las apariciones.

84«Hasta las apariciones a los adolescentes deMedjurgorje, en la década de 1980, losvidentes de Ezkioga fueron quienes atrajeronun número de personas mayor que encualquier otra aparición del mundo católico[…] Alrededor de un millón de personasacudieron solo en 1931 [julio-diciembre] allugar de las apariciones en la pendiente deuna colina junto a Ezkioga» (william a.christian, Jr. Las visiones de Ezkioga, p. 15).

85Nos referimos a la publicación de la obra delinvestigador norteamericano William A.Christian, Jr. citada en la nota.

una verdadera rehabilitación81. Esta esperanza se apoya enel hecho de que nuestros días están conociendo casos im-portantes de rehabilitación de apariciones no aceptadas porla autoridad de la Iglesia, como la de Ntra. Sra. de Todos losPueblos en Ámsterdam82, y la Virgen del Escorial en Ma-drid83.

Esta revisión está devolviendo a Ezkioga un lugar rele-vante en la historia mariana del País Vasco y de España. Ez-kioga, ante todo, es la precursora de Medjurgorje y Betania,con su increíble afluencia de peregrinos84, su característicade aparición colectiva y sus llamativas innovaciones mario-fánica. Las apariciones de Bosnia empezaron exactamentea los 50 años de Ezkioga (1931-1981) coincidiendo tambiéncon los últimos días de junio: Ezkioga el 30 de junio, Med-jurgorje, el 25 de junio. Además de colectivas, Ezkioga yMedjurgorje son apariciones de ciclo abierto. Ezkioga fun-cionó hasta la guerra del 36, mientras que Medjurgorje con-tinúa todavía. Las apariciones de Yugoslavia tuvieron unaprimera condenación de parte del Obispo Zanic, lo mismoque Ezkioga, si bien la condenación del obispo eslavo no fuepromulgada.

La citada rehabilitación religiosa de Ezkioga ha seguidouna seria revisión histórica que está devolviendo a Ezkiogaun lugar relevante en la historia mariana del País Vasco yde España85.

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ConclusiónEzkioga ha sido –como evento social-religioso–, el de másvastas proporciones en toda la historia cristiana del PaísVasco. Y ese evento tiene un sentido también en nuestrosdías. En una situación de crispación política en que las fuer-zas católicas pedían una señal del cielo contra la República,los niños de Ezkioga –como cincuenta años más tarde losadolescentes de Medjurgorje– solo reciben de la Virgen unaconsigna de oración. La respuesta de los niños de Ezkioga aesa petición de la Virgen fue la que provocó la respuesta ma-siva del rezo del rosario en Ezkioga86. Ese mensaje fue el quepreparó el advenimiento de Medjurgorje. La reina de la pazlo actualizó en Bosnia, en una forma que nunca alcanzaronlas apariciones precedentes. n

86«Las apariciones de Ezkioga fueron unaespecie de diálogo [confrontación] entre losseres sobrenaturales y la izquierdaanticlerical –anarquistas y socialistas en lasciudades costeras vascas, trabajadoressocialistas del campo de Navarra, ferroviariosrepublicanos y maestros de escuela en zonasrurales, pobres anticlericales en ciudades detoda España y movimientos socialistas ycomunistas en el mundo entero» (william a.christian, Jr., Las visiones de Ezkioga, p. 25).

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IILOS DOS EZKIOGAS

1. La aparición fundanteLa historia de las apariciones de Ezkioga tiene una cosa sin-gular. Es la atención mínima que los autores conceden al fe-nómeno de sus comienzos. Los medios de comunicación seinteresaron muy pronto por los hechos extraordinarios ymás aparatosos, y dejaron en la penumbra –si no en la os-curidad más completa– la historia de los comienzos. En losdocumentos eclesiásticos de la Diócesis nunca se dan losnombres de los primeros videntes; y las edades las ponenequivocadas. Ni siquiera las encuestas a que han sido some-tidos recientemente los testigos de los sucesos de Ezkiogase han ocupado de los hermanos Bereciartúa. Esta es larazón por la cual la historia de los orígenes está envuelta entanta oscuridad. Sin pretender ser exhaustivos vamos a ofre-cer en este epílogo los datos que hemos podido rescatarsobre los hechos fundantes de Ezkioga, y su interpretaciónhistórica, a base de unas sumarias encuestas realizadas enunas rápidas visitas a Zumárraga.

2. Los «primeros» y los «segundos videntes»Hay un hecho comprobado por los estudiosos de Ezkioga,la existencia de dos grupos de visionarios de condicionesesencialmente diferentes: los videntes primeros y los poste-riores87. En la doble visita que Gaëtan de Bernoville realizóa Ezkioga en 193188, distinguió en la zona que llama «de ve-racidad, de sinceridad, y de simplicidad», un doble caso: elde los primeros videntes, y el resto89. El primero estaba for-mado por los hermanos Bereciartúa, por los cuales sintióuna verdadera admiración y respeto90. El mismo Rodes,cuyo grupo catalán se hizo presente en Ezkioga cuando losfenómenos de Ezkioga los protagonizaban los del segundo

87William A. Christian describe a los primerosde la siguiente manera: «Los viejos habitantesde Ezkioga diferencian a la hermana y alhermano de los videntes posteriores, másfamosos, e insisten en la inocencia de losniños y en la falta de otras motivaciones [noreligiosas]. Consideran que los videntes demás edad lo «estropearon» (william a.christian, Jr., Las visiones de Ezkioga, p. 64).

88de, notas 139-140, de las pp. 155-156.

89g. de bernoville, Les faits étrangesd’Ezquioga, p. 465.

90Según Bernoville, la diferencia entre losprimeros y los segundos está en que aquellosdesencadenaron los fenómenos visionariosposteriores: «Il y a, en première ligne, le casdes deux enfants dont le témoignage a tot

déclenché et qui n’ont jamais été, à maconnaissance, victimes d’évanouissememetsou d’états inquiétants du systeme nerveux»(Les faits étranges d’Ezquioga, Études, 1931, iv,p. 465).

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grupo, distinguió netamente el caso de Andrés, del resto delos videntes91. Esta neta diferenciación de los videntes pro-tagonistas ha llamado la atención de los estudios contem-poráneos de Ezkioga, aunque de hecho se prefiere hablar desolo dos grupos. Si se quiere llegar al meollo del «caso Ez-kioga», hay que comenzar por esclarecer este misterio ¿quées lo que sucedió en los primeros tiempos de Ezkioga? ¿Quéevolución tuvieron aquellos hechos primeros? ¿Cómo surgióel fenómeno del grupo segundo de videntes? El problemadel discernimiento de la verdad de Ezkioga está en determi-nar qué fue lo que pasó en los primeros días. Dos razonesotorgan una singular importancia a estas preguntas. Prime-ramente, porque en las apariciones controvertidas el mo-mento primero es el más decisivo, frente a las innovacionessesgadas posteriores. Y en segundo lugar, porque tal mo-mento fundante nunca fue analizado en los diversos proce-sos eclesiásticos a que fueron sometidas las apariciones deEzkioga. Veamos, pues, cómo tuvieron lugar las primeras vi-siones y cómo surgió el fenómeno de los continuadores.

3. El ambienteEl Dr. Christian ha reconstruido maravillosamente el con-texto político-religioso en que sucedieron los episodios deEzkioga, lo mismo en España que en el País Vasco. Peroigualmente importante es reconstruir el microclima espiri-tual que preparó el advenimiento de las apariciones. Dos re-alidades intervienen en forma notable en la ambientaciónreligiosa de las apariciones: el santuario de la Antigua en lavecina población de Zumárraga, y su Párroco D. AntonioAmundaráin92. En efecto, Ezkioga estaba, religiosamente,bajo la influencia muy cercana del Santuario de la Antiguade Zumárraga, considerada como «la catedral de las ermitasde Guipúzcoa»93. Su vida civil, tanto en lo comercial comoen lo administrativo, giraba en torno a Zumárraga. Encuanto a la ambientación religiosa, en los días de la apari-

91rodes, a. Los hechos prodigiosos de Ezkioga,Ejemplar del Santo Oficio, ver supra , nota 24.

92Ver supra, nota 18.

93j. a. sobrino, Antonio Amundaráin. Desafío yesperanza, Biblioteca de Autores Cristianos,1990, p. 85.

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ción, el clima espiritual de la zona de Zumárraga estaba fuer-temente influida por la solemne novena en honor de la Pa-trona, que se desarrolló en los días 24 de junio al 2 de julio,fiesta de la Antigua. El último día de la novena y fiesta de laVirgen de la Antigua, tuvo D. Antonio el primer encuentrocon los videntes y su aparición. Desde entonces D. Antoniofue el más influyente animador del movimiento religiososurgido de las apariciones.

Dos días antes del comienzo de la novena tuvo lugar unsuceso tenido como milagroso que, en algún modo, se anti-cipó a las apariciones marianas que comenzaron el 30 delmismo mes. Se trata del caso sorprendente de Ignacio Gal-dós, el cual el 20 de junio experimentó una prodigiosa ayudade parte de la Virgen94. Por otra parte, el ambiente políticoaparecía grandemente enrarecido por el advenimiento de laII República el 14 de abril de aquel año, y la celebración delas elecciones a la Asamblea Constituyente95, en la mismavíspera del 30 de junio. En la política local trabajaba conardor el Partido Nacionalista Vasco, en su pretensión de con-seguir la aprobación del Estatuto de Autonomía.

4. Los protagonistasLos protagonistas de la aparición fundante fueron los her-manos Antonia y Andrés Bereciartúa. El cabeza de familiaera D. José Antonio Bereciartúa Gallastegui (1886-1969); na-cido en Ezkioga había emigrado en busca de trabajo a Éibar.No fue agricultor, sino obrero. Trabajó en una armería. Alcasarse, regresó a su pueblo natal96. No se dedicó a la agri-cultura, sino a la explotación de una taberna con venta deultramarinos. Fueron siete los vástagos del matrimonio97.

94El episodio sucedió de la siguiente manera.El 20 de junio de 1931 Ignacio Galdósconducía un carro cargado de troncos. El carrose precipitó por un barranco. Corrían peligrolos bueyes y el carro, pero sobre todo el hijoque iba encima del carro. En el desconciertodel accidente, el hombre vio a una señoravestida de negro delante de la pareja debueyes. Tocó con su mano los cuernos de unode los bueyes, los cuales se levantaroninmediatamente. Ignacio pudo por sí mismoacomodar el carro y salir del atolladero.Cuando el hombre volvió la cara paraagradecer él a la señora de negro, no la viomás. No comentó con nadie el suceso para noser tenido por supersticioso. Cuando a los ochodías apareció la Virgen en Ezkioga, reconoció

que era la misma que le ayudó a sacar su carrodel barranco. Cuando se multiplicaron lasapariciones un día preguntó a una de lasvidentes por qué él no veía a la Virgen. Lerespondió que por castigo a no haber referidoel suceso milagroso del día 22. (Este milagro locoloca william a. christian, Jr., Las visiones deEzkioga, p. 257, diez días antes de la apariciónde Ezkioga). Bondini lo coloca el día 22 (de,Doc.19).

95En Ezkioga era la fiesta patronal de SanPedro. Aunque la Parroquia estaba dedica aSanta Lucía, el Patrón era San Pedro.

96La madre se llamaba Agustina GoenagaGabilondo (1887-1986). Nacida también en

Ezkioga, de joven había servido en casa deunos panaderos rurales, en Urretxu (williama. christian, Jr., Las visiones de Ezkioga, p.260). Fueron ocho los vástagos de esta familia.

97Josefa (23.02.1917-13.06.1996), Francisco(11.07.1918-22.02.1919), Antonia (1920-2005),Catalina (08.04.1922-29.01.2012), Andrés(1924-2000), Begoña (22.06.1926-21.01.1940),Miren (María Vicenta (27.08.1928-22.09.1986)Francisco (03.12.1930-) llamado así enrecuerdo del hermanito muerto en 1919llamado también Francisco.

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Poseían un caserío, llamado Basterreche98. Antonia nació el18 de enero de 1920 en Ezkioga. Andrés nació el 23 de mayode 1924, también en Ezkioga. La educación religiosa queambos hermanos recibieron en su niñez se puede recons-truir por la manera cómo la maestra de Ezkioga –ManuelaLasa– organizaba sus clases99. Se empezaba el día con unaoración. Se practicaba el mes de mayo con flores y plegarias.Los sábados se rezaba el santo rosario. Un crucifijo y unaestatua de la Virgen presidían el aula100. Todo ello cambiócon el advenimiento de la República101. Este ambiente esco-lar junto con la asistencia a la misa dominical y las funcionesde la iglesia parroquial de Santa lucía marcaron la persona-lidad religiosa de los futuros videntes.

Antonia hizo su primera comunión, con su hermano An-drés, el mismo año de las apariciones, en 1931102.

Andrés siguió en todo los gestos de su hermana. Creyóque la gente que tenía visiones era como ellos y se adaptó.Se le vio con frecuencia poner a los pies de la Virgen lasflores y los objetos que los devotos traían al tablado. Suaspecto se mostraba en las apariciones, como transfigu-rado.

Antonia fue la primera en tener la visión del 30 de junio.Ella será –en la primera etapa de las visiones– la protago-nista principal de los sucesos de Ezkioga. La condición devidente fue para ella una misión dura de cumplir. La pri-

98El caserío estaba situado en el BarrioAnduaga o Santa Lucía cerca de la carreteraOrmáiztegui-Zumárraga. La planta baja servíade taberna y tienda de ultramarinos. El caseríoera de doble vivienda, y tenía dos nombres:Basterreche y Ezpeleta. La familia Bereciartúavivía en Basterreche.

99Para hacerse una idea del modo cómoManuela Lasa cumplía sus deberestrascribimos un documento de archivomunicipal del año 1923, que conserva elmódulo de contrato para maestras, de 8meses de duración: «La señorita X Acuerda: 1.No casarse. Este contrato quedaautomáticamente anulado y sin efecto si lamaestra se casa. 2. No andar en compañía dehombres. 3. Estar en su casa entre las 8.00 dela tarde y las 6.00 de la mañana, a menos quesea atender en función escolar. 4. No pasearsepor heladerías del centro de la ciudad. 5. Noabandonar la ciudad bajo ningún conceptosin permiso del presidente del Consejo deDelegados. 6. No fumar cigarrillos. Estecontrato quedará automáticamente anulado y

sin efecto si se encontrara a la maestrafumando. 7. No beber cerveza, vino ni whisky.Este contrato quedará automáticamenteanulado y sin efecto si se encuentra a lamaestra bebiendo cerveza, vino o whisky. 8.No viajar en coche o automóvil con ningúnhombre excepto su hermano o su padre. 9. Novestir ropas de colores brillantes. 10. Noteñirse el pelo. 11. Usar al menos dosenaguas. 12. No usar vestidos que queden amás de cinco centímetros por encima de lostobillos. 13. Mantener limpia el aula. a) Barrerel suelo al menos una vez al día. b) Fregar elsuelo del aula al menos una vez por semanacon agua caliente; c) Limpiar la pizarra almenos una vez al día; d) Encender el fuego alas 7.00 de modo que la habitación estécaliente a las 8.00 cuando lleguen los niños.14. No usar polvos faciales, no maquillarse nipintarse los labios».

100william a. christian, Jr., Las visiones deEzkioga, p. 34.

101La maestra Manuela Lasa –natural de

Ormáiztegui– fue retirada de la enseñanza enEzkioga. Le sustituyó en el cargo una maestraque no conocía el vascuence.

102El año 1931 se implantó por primera vez enEzkioga la comunión temprana a los 7 años.Hasta entonces no se hacía la comunión sinohacia los 12 años. Por esta razón,seguramente, en 1931 se hizo a la vez lacomunión de los que contaban con 11 ó 12años, y los que contaban con 7 años. Antoniatenía a la sazón 11 años y Andrés, 7. A partirde este año se dividieron las comuniones. Lacomunión de los 12 años empezó a llamarse«solemne» (komunio haundia) que se hacía entorno a la fiesta de la Ascensión. La comuniónde los 7 años se llamaba sencillamente la«primera comunión» que se hacía, por logeneral, en las semanas inmediatas alDomingo de Ramos. En 1931 no se sabe enqué fecha se hizo la «primera comunión». Sí,según la antigua usanza, coincidió con lafiesta de Ascensión, el año 1931, Antonia yAndrés comulgaron, los dos a la vez, el 14 demayo.

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mera reacción contraria surgió en su propia casa. La men-talidad eibarresa de su padre –mezcla de anticlericalismo yescepticismo unido a una religiosidad cristiana fundamen-tal– reaccionó primero con un escepticismo agresivo. Aquelbrote religioso en su propia casa no gustó nada a José Bere-ciartúa. Conforme aumentaba la afluencia de curiosos, el es-cepticismo cambió en cólera. No solo hubo palabras durasy amenazas para con sus dos hijos, sino que frecuentementeAntonia fue objeto de fuertes golpes, cuando los niños ha-blaban de la Virgen o iban al sitio de las apariciones103. Seensañaba especialmente en Antonia, a quien atribuía la res-ponsabilidad principal de todo el enredo. Cuando Andrés leveía llorar a causa de los malos tratos le consolaba diciendo:«¡Con las cosas tan hermosas como has visto ¿todavía llo-ras?!» El día 4 de julio alejó a los niños del lugar de las apa-riciones, llevándolos a un lugar desconocido. Corrióentonces la voz de que, a causa del estrés, los niños estabanenfermos en casa. Estas circunstancias dolorosas tuvieronsu parte positiva en todo el drama de Ezkioga sufrido enBasterreche. Nadie pudo tachar a la familia de ningúnasomo de interés de lucro o beneficio en el asunto de lasapariciones. Según tradición local, al comienzo de las aglo-meraciones, cerró su taberna, para no aparecer como favo-recedor de los sucesos104.

Cuando el día 4 empezó a crecer la afluencia de la gente,los niños desparecieron. Como se ha indicado ya, la Virgenno habló nunca a los primeros videntes105. Todo el tiempode las apariciones, los dos niños no tuvieron ni locucionesni reacciones extáticas. Los primeros videntes nunca entra-ron ni en éxtasis ni en trance, pero quedaban como transfi-gurados. Incluso en el estruendo propio de un ambiente deagitación de los días posteriores, cuando se multiplicaronlos videntes, y la agitación dominaba en la campa, los niñosmantenían su aspecto de recogimiento profundo de sus pro-

103Todos los testigos supervivientesencuestados están de acuerdo en afirmar quela educación que D. José procuraba a sus hijosfue muy severa. Tal vez esa formaciónintransigente de los primeros años, dura yrepresiva, explique el hecho un poco insólitode que ninguno de los hijos de la familiaBereciartúa-Goenaga se casó.

104A pesar de las insidiosas alusiones de la

prensa en sentido contrario, la familia y losvidentes se aprovecharon poco o nada de lasvisiones (william a. christian, Jr., Las visionesde Ezkioga, p. 64). Cuando el movimientoezkioguista resultó incontenible, José se vioobligado por la fuerza de las cosas, a ceder ensu obstinación. El caserío Basterreche seconvirtió en centro de la comisión eclesiásticade verificación de los casos milagrosos. Allállegó en julio de 1931 el futuro académico de

Francia, Bernoville a informarse de lo quesucedía, para informar a la revista francesaÉtudes.

105«Los primeros videntes nunca cayeron entrance ni pretendieron hallarse en un estadoalterado» Ezkioga se parece a Pontmain.Tampoco allí habló la Virgen. Su mensajeapareció escrito en una banderola que decía:«Mais priez mes enfants».

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pias visiones106. Los hermanos Bereciartúa no hicieron otracosa que secundar los impulsos interiores inducidos por laVirgen para mover también ellos a la gente a orar. Así seconvirtieron en los verdaderos promotores de la oración enmasa en Ezkioga107. Luego, el ambiente de intensa espiritua-lidad creado por el rezo del rosario favoreció la onda expan-siva de lo maravilloso.

5. La primera semana Las apariciones de Ezkioga tuvieron un origen muy humildey sencillo en el marco de las fiestas de San Pedro en el barriode Santa Lucía. Hubo dos días seguidos de fiesta: el sábado29, San Pedro, y el 30, domingo. Los videntes eran los hijosdel tabernero, y cuando refirieron su experiencia aparicio-nal, todo el mundo se enteró de la noticia. El bar resultó elmejor altavoz para propagar la noticia.

La primera aparición tuvo lugar de la siguiente manera.A la hora del Ángelus108 del 30 de junio de 1931, día de S.Marcial109, la niña Antonia Bereciartúa –de 11 años– bajabadel caserío Igarzábal-Erdi110 hacia su casa, llevando una mar-

106«Los videntes se presentaban en unadiversidad de condiciones físicas que iban delestado inalterado y normal de la primera niñaa los profundos trances de Patxi y a lo queparecía en otros una pérdida total de laconciencia». (william a. christian, Jr., Lasvisiones de Ezkioga, p. 270). Rafael Picaveaescribió refiriéndose al niño: «Los nuevosvidentes..., lo han eclipsado. Ni sufredesmayos emocionantes, ni cae en sueñospatológicos truculentos».

107Este rezo fue lo que provocó los primerosfenómenos extraordinarios de conversióncomo el de Aguado, de Patxi y de Lolita, yfavoreció la eclosión de los fenómenosmaravillosos de la segunda época. Estosfenómenos formaban lo que hemos llamado la«onda expansiva» del acontecimiento. Loshermanos Bereciartúa no hicieron otra cosaque secundar los impulsos interiores inducidospor la Virgen para inducir también ellos a lagente a orar. Así se convirtieron en losverdaderos promotores de la oración en masaen Ezkioga. Luego, el ambiente de intensaespiritualidad creado por el rezo del rosariofavoreció la onda expansiva de lo maravilloso.

108Una tradición recogida por William A.Christian (Las visiones de Ezkioga p. 52)supone que la aparición tuvo lugarprecisamente al toque del Ángelus, y los niñosse arrodillaron para rezar la oracióncorrespondiente.

109La fecha de la primera aparición es incierta,W. Christian, Jr., la coloca el 29 de junio en p.15, mientras que en p. 8 señala los días 29-30como igualmente probables. La tradición másfija coloca la primera aparición el domingo día30. En favor del 29 se puede aducir el detallede que en tal día solían encargar losezkioguistas una misa de aniversario en lacapilla de la Virgen de Lourdes de los P.Pasionistas de Villarreal de Urretxu. Es posibleque la fecha de la misa fuera el 29 por la fiestade San Pedro, más para una reunión dedevotos de Ezkioga. El 29 se basa en unainformación de María Ángeles Montoya awilliam a. christian, Jr., (Las visiones deEzkioga, p. 32), que el día 29, día siguiente delas elecciones [28 de junio], una mujer se vioobligada a detener su coche porque habíatenido lugar una aparición a dos niños. Eltestimonio, según wac, fue confirmado por unsacerdote de Zaldivia. De ser esto cierto, hayque suponer que el calentamiento psicológicodel día posterior a las elecciones hizo quealguno se enterara pronto de las apariciones ehiciera correr inmediatamente la voz a lamultitud. La asociación de la fecha con laselecciones puede ser más primitiva que laasociación con el «día siguiente de San Pedro»que recuerdan otros testigos, y confirmóexpresamente Catalina Bereciartúa –hermanade los videntes– e13 octubre del 2009 al autorde estas líneas. Las cosas se pueden reconstruirde la siguiente manera. El día 29 son las fiestasde San Pedro en Santa Lucía y hay numerosos

grupos de gente en la taberna Basterreche.Además, la plaza del barrio hierve de gente. Lanueva de que los dos hermanitos de la tabernahan tenido una visión en el monte provocauna especie de incendio informativo. Mientraslos videntes van de nuevo al monte, la gentedel barrio se apiña en la carretera hacia lataberna. La dificultad más seria contra estacronología es que, de haber tenido lugar laprimera aparición el día 29, habría un vacíoinformativo para el día 30, a no ser que ladoble visión del día 30 se deba a la fusión delas visiones del 29 y 30. Esta sucesióncronológica concede más tiempo para que A.Echezarreta pueda enterarse de boca deAntonia Bereciartúa a lo largo del domingo día30 de los sucesos del día de San Pedro, y ellunes 1 de julio informe en la Parroquia deZumárraga sobre lo acontecido en Ezkioga.Para resolver definitivamente este problemahemos interrogado a Felipa Aramburu, testigodirecto de la primera aparición el día 13 deoctubre del 2009. Según ella, la apariciónaconteció el día de San Marcial, (30 de junio),sin añadir más detalles sobre el día que leprecede. Lo confirmó Catalina Bereciartúa(Ezkioga, 13 octubre 2009) y me lo confirmó amí en octubre 2011 en el Geriátrico de Ordizia.

110Era un caserío arrendado, que ya nosubsiste. Tras un incendio, su propietario JuanJosé Echezarreta no quiso reedificarlo, y losterrenos los plantó de pinos para su fábrica depapel en Legorreta.

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mita llena de leche111. Al llegar al lugar en que su senderocruza con el que va del caserío Basterreche hacia la vecinafuente, se encuentra con su hermanito Andrés112 quien conuna jarra en la mano se dirige a la fuente113. En aquel mo-mento pasaba también por el mismo lugar Felipa Aram-buru114, que iba a Basterreche a comprar cerillas paraencender el fuego del hogar el día siguiente. En este mo-mento, Antonia se para y se sienta sobre la marmita deleche115. De pronto en unos robles cercanos ve a la Virgen116.Volviendo la cara inmediatamente hacia su hermano le diceen vascuence: «¡Mira la Virgen!» Entonces Andrés vuelve lacabeza y la ve también. Los dos hermanitos se arrodillan in-mediatamente y rezan juntos el «Ave María»117. De los tresniños que están en el lugar solo Felipa es la que no ve a laVirgen. Mientras Antonia y Andrés rezan, la Virgen les mirasonriendo. Terminado el rezo desaparece la visión. La Vir-gen iba vestida de blanco y cubierta de manto negro. Teníacorona semicircular luminosa. Llevaba en el brazo izquierdoal Niño Jesús, vestido de blanco, y en la mano derecha unacosa que parecía un pañuelo. Nunca tuvieron un éxtasis.Tampoco les habló la Virgen. Solo sintieron un atractivo es-piritual fuerte en su interior que les invitaba a rezar. Llega-dos a casa hablan de su experiencia con Josefa, la hermana

111La taberna de Basterreche no poseía vacas.La leche se procuraba fuera.

112Al tiempo de la encuesta (octubre del 2010)vivía en Zumárraga. Es todavía (mayo del2013) la única superviviente de la apariciónmisma del día 30 de junio de 1931.

113La escena de la primera visión ha sidorelatada en las más diversas versiones. El P.Burguera la pone, justamente en el camino,cerca de la carretera. El hecho de no haberencuestado nunca ni a los primeros videntesni a los testigos de vista, de la primera visión,ha contribuido a fijar una escenacompletamente deformada. InterrogadaFelipa Aramburu y la hermana de losvidentes, Catalina Bereciartúa, hemos podidoreconstruir la escena con toda exactitud. Hayque rectificar, igualmente, que no iban los doshermanos juntos al caserío a traer la leche.Solo Antonia baja del monte con la leche. Lavisión no tuvo lugar en la falda de la montaña,sino cerca de la carretera y del caseríoBasterreche, en el cruce de senderos que se hadescrito.

114Felipa Aramburu Urkia nació el 31.12.1919en el caserío Zelaeta (Ezkioga). Era de la

misma edad de Antonia Bereciartúa, nacida el18.01.1920.

115Según testimonio de Catalina Bereciartúa(13.10.2009) la marmita y la jarra seconservan todavía en el caserío Basterreche.

116También la localización de la primera visiónes incierta. La zona boscosa de Anduaga,donde los niños tuvieron su primera visión, noofrecía ningún detalle inconfundible paralocalizar posteriormente el lugar exacto de lavisión. No tenía una gruta y un río comoLourdes. Ningún árbol, como Fátima. Tampocoel tejado de una casa como en Pontmain.Además, los niños en un principio no dieronimportancia al lugar, pues creían que aquellono se iba a repetir. Según una compañera deinfancia de los videntes, éstos vieron por vezprimera a la Virgen «en lo alto del monte» o«en el cielo». Así contemplaron a la Virgen enun punto espacial ilocalizable. Fue D. AntonioAmundaráin quien, llevándolos a la cima de lamontaña, les ayudó a identificar el lugar dondese aparecía la Virgen, en la falda de lamontaña. Los primeros reporteros tuvierondificultad en localizar el punto exacto de lavisión. A veces colocaban este lugar en unaszarzamoras entre dos manzanos. Otros lo

colocaban en la proximidad de unos árboles.Solo a partir del día 7 se concretó un «lugar»de las apariciones. No fue, desde luego, unlugar fijo como la gruta de Lourdes. Lalocalización fue más bien al modo de laaparición de Banneux. En ella, Marieta Beccovio cómo la Virgen descendía del cielo sobrelas cimas de dos abetos, de los cuales bajaba adonde se encontraba la vidente. La montaña oel cielo del que hablan los primeros testigos, secolocaba, por tanto, al modo de las citadasapariciones de Banneux, en un punto de lacima de la montaña, que daba al cielo. Desdeallí se aproximaba la Virgen al lugar donde seencontraban los niños, «un poco por encimadel suelo». (william a. christian, Jr., Lasvisiones de Ezkioga, p. 311). Los videntesposteriores modificaron estas localizaciones,dificultando hasta la identificación del lugarprimero. (wac, Las visiones de Ezkioga, p. 43).Del lugar exacto de la primera aparición solose puede precisar la parte del camino donde seencontraban los niños. Corresponde, en laactualidad, a la zona delantera de la casaZelaeta, propiedad del Sr. Juan Osinalde.

117Probablemente a esa edad no sabían rezarmás que el padre nuestro y el avemaría. Noeran capaces de rezar solos el rosario.

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mayor, de 16 años, la cual no les cree. Tampoco les creen lospadres. La casa tiene una taberna, y la gente allá presenteen la noche plácida de la fiesta, les sigue con curiosidad allugar de la aparición. Según versión local118, salen otra vezlos dos hermanos al lugar de la aparición, y ven de nuevo ala Virgen. Aquel día era el séptimo de la Novena de la Anti-gua, domingo, día 30 de junio de 1931. Los hermanos Bere-ciartúa regresan a su casa, mientras Felipa cuenta losucedido a su hermana Primitiva. Ambas vivían en el case-río Celaeta muy cercano a Basterreche. Primitiva lo refirió aAntonia Echezarreta, del caserío Sagastizábal cercano a Bas-terreche. La muchacha procuraba la leche a la Parroquia deZumárraga119. Al bajar el lunes 1 de julio a Santa Lucía, An-tonia Echezarreta ve a la vidente Antonia delante de la es-cuela. La toma de la mano y la lleva consigo a Zumárraga ala casa parroquial. Presenta la niña a D. José Lasa, el cual noda mayor crédito a lo que dice Antonia.

Aunque nadie les hace caso, los niños creen firmemente,y al día siguiente –1 de julio– vuelven al robledal, poco des-pués del Ángelus. De nuevo se aparece la Virgen. La vensola, sin el Niño. Se acercan a ella corriendo. Cuando tocanel roble desaparece la visión.

Al día siguiente, 2 de julio, era la fiesta de la Antigua, yúltimo día de la novena. El Párroco D. Antonio Amundaráinquiere informarse de todo lo sucedido, y en la misma ma-ñana de la fiesta de la Antigua oye de boca de Antonia Eche-zarreta el relato de los sucesos. Ese mismo día, por la tardeel Párroco y uno de los coadjutores de Zumárraga se dirigena Santa Lucía para hacerse cargo de lo que en realidad su-cede en Anduaga. Se encaminan al robledal, pero tienen lasorpresa de que este día los niños no ven nada. Los dos her-manitos se retiran a su casa contrariados. El coadjutor tam-bién se va. El párroco se queda un poco más. En esto, la niñavuelve al lugar de la aparición y ve de nuevo a la Virgen. Elpárroco invita prudentemente a Andresito a que le acom-pañe hasta la colina; el niño exige como condición que losdos han de ir rezando. Cuando van acercándose a los arbolesde la aparición también el niño comienza a ver y dice: «La

118G. de Bernoville atestigua esta segundasalida de los niños a ver a la Virgen (Les faitsétranges d’Ezquioga, p. 458).

119Sobre la personalidad de AntoniaEchezarreta, ver la información de william a.christian, Jr., Las visiones de Ezkioga, p. 59.

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Virgen ahora tiene las manos juntas y reza con nosotros».Doce labradores acompañan al grupo formado por los dosniños y el Párroco. El día 3 los niños ven de nuevo a la Vir-gen en presencia del párroco y un coadjutor. Piden al cape-llán de Zumárraga120 que rece el rosario en voz alta y así seinicia una práctica que se repetirá luego todos los días. Eneste cuarto día de las apariciones, el 3 de julio, se constituyelo nuclear de lo que será Ezkioga. Se completa el ciclo de laaparición fundante.

Esta visita del Párroco excita la cólera del padre de losniños. Lo último que podía ocurrir a un eibarrés de educa-ción era tener unos hijos videntes, y recibir la visita de uncura en casa. Aumentan los malos tratos a los niños y cierrasu taberna a los que vienen a visitar el lugar de las apari-ciones.

El día 4 hay un salto cualitativo en las apariciones. Laafluencia aumenta notablemente. Hay ya más de 500 per-sonas121. Constituido lo nuclear de Ezkioga, comienza suonda expansiva. En ese día comienzan los nuevos videntes.Cuatro personas más tienen visiones en ese día. Y, por pri-mera vez hay un milagro de conversión122. Fue la última vezque estuvieron los niños presentes en Basterreche al atar-decer. Había corrido el rumor de que por temor a que losniños enfermasen los alejaron unos días del lugar de las apa-riciones hasta la tarde del 7123.

Los días 5 y 6 se reúne la gente sin la presencia de losniños. Nadie ocupa su lugar de videntes. Se reza simple-mente el santo rosario.

El domingo 7 fue especial. Habían aparecido por la ma-ñana las primeras informaciones de la prensa, y aquellatarde la afluencia fue numerosa. Hay alarma entre los devo-

120Probablemente D. Andrés Olaechea.

121El día 2, doce labradores acompañan alPárroco y a los niños. El 4, 500 personas; el 9,12.000; el 11, 7.000; e1 12, 30.000; el 13,40.000. En las noches de los días 12, 16, y 18de julio y 16 de octubre, hasta 80.000personas acudieron a la espera milagrosa. Elprimer mes hubo más de cien videntes y lasvisiones continuaron a la intemperie y enpúblico hasta el otoño de 1933 (william a.christian, Jr., Las visiones de Ezkioga, p. 36).

122El primer caso fue el de Ignacio Aguado,taxista de Beasáin, uno de los cuatro jóvenes

que tuvieron sucesivamente visiones, luego dehaberse mostrado escépticos. Aguado habíaestado bromeando con unos amigos, cuandovio a la Virgen, durante el rosario del 4 dejulio. Sintió una especie de desmayo y sederrumbó por espacio de un minuto. Paraquienes lo observaban, parecía inconsciente,pero, según su propia descripción, «yo caí alsuelo, pero no perdí el sentido y continuéviendo la imagen». Hubo que introducirlo enuna casa y transportarlo, luego, de vuelta aBeasáin. Según una versión, «se confesó y seconvirtió en católico practicante» (william a.christian, Jr., Las visiones de Ezkioga, p. 280).

123Por confidencias muy posteriores deAntonia con una amiga de Legazpia, FelisaAndueza, se sabe que el padre había ocultadoa los niños en un caserío donde vivían unosfamiliares –tal vez la casa natal de la madre–,pero nunca quiso hablar de esto. Nunca se hasabido dónde estaba ese caserío. Los niñoshabían sido trasladados ocultamente a algúncaserío lejano del lugar de lasmanifestaciones. Tal vez la casa natal de lamadre.

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tos pues temen no estén los niños presentes en la aparición.Pero a la hora habitual se presentan ante la gente, con laagradable sorpresa de todos, los sacerdotes y el Dr. Aranzadi,médico; iban a dar a la gente una justificación de la ausencia,pero inesperadamente los niños aparecieron con gran na-turalidad, a la hora habitual de las apariciones. El padrehabía cedido a la presión de la gente, y los sacó de su escon-dite. Antes de salir para la visión, varios médicos, entre ellosel mismo Dr. Asuero, vieron a la niña y la reconocieron de-tenidamente, declarando que nada anormal se observaba ensu salud. Llegada la hora, la niña salió acompañada de loscitados médicos, del Alcalde y del Secretario de Ezkioga, ysubió la pendiente. La gente estaba ya rezando el Rosario.Fue el día en que sometieron a los niños a una prueba deveracidad. A la niña la dejaron en el robledal. Al niño se lollevaron a la otra falda del monte. La visión empezó a lasocho y cuarto. Duró el tiempo del Rosario. Terminado elrezo, desapareció también la visión. A cada uno de los vi-dentes le acompañaba un sacerdote. Al final de la aparición,cada uno de los sacerdotes escuchó de labios de los dos her-manos, una relación completamente coincidente124. Del con-tenido de la visión, la niña declaró que seguía viendo a laVirgen Dolorosa. Dio detalles sobre el manto negro, sobrela corona que ceñía su cabeza, y de su aspecto, ora risueñoora triste. La visión duró el rezo del Rosario.

Desde esta fecha la información fue continua y abun-dante, con lo cual los hechos de Ezkioga alcanzaron una ac-tualidad extraordinaria y la presencia de devotos y turistasalcanzó proporciones extraordinarias125.

6. El rezo del rosarioLo esencial del mensaje de la Virgen consistió en la invita-ción a rezar. Esta sencilla piedad fue la que despertó en lagente piadosa una respuesta orante, que resultó verdadera-mente contagiosa. El rezo informal de los primeros díascedió el lugar a una forma regulada de plegaria que fue elrosario. Los niños de Ezkioga no eran capaces de rezarlo.

124william a. christian, Jr., Las visiones deEzkioga, p. 271.

125El domingo 7 de julio, acudieron unas tresmil personas. La aparición tuvo lugar para los

niños como los demás días. Ese día siete laconcurrencia aproximada alcanzaría alnúmero de seis mil. Toda la carretera era uncúmulo de autos particulares, «autocares», unsinnúmero de bicicletas y muchos grupos de

personas a pie.

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Entonces la gente piadosa que se reunía en torno a los niñossuplicó a uno de los sacerdotes presentes durante la apari-ción que dirigiera él mismo el rosario126. Fue el 3 de julio,día siguiente a la fiesta solemne de la Antigua de Zumá-rraga. Fue masiva la participación de la gente en la oración.Hasta el final de las apariciones por intervención formal dela Jerarquía, se rezó el rosario. Era el acto central que prepa-raba y envolvía a las apariciones. Así lo decía D. AntonioAmundaráin en su artículo del 28 de julio127. El rezo con-creto del rosario se debió a que la gente quería rezarlo y quepidió al capellán de Zumárraga lo dirigiera. Lo nuevo quecomenzó el 3 de julio fue la forma de la oración querida porla Virgen, concretada en el rezo del rosario mariano, desdeese día, hasta que la autoridad eclesiástica prohibió los actospúblicos de Ezkioga. En un principio se reunían los devotosa la hora del Ángelus. Luego se señaló para el comienzo delacto las 20,00 solares. El largo crepúsculo del mes de juliootorgaba al acto un encanto singular. Comenzaba con la pro-cesión diaria a las 20,15. Partía de las proximidades del ca-serío Basterreche, cerca de la carretera y continuaba hastael lugar de las apariciones128. La procesión estaba precedidapor los primeros videntes que salían con velas en las manos,(como Bernadette en Lourdes) seguidos de los fieles devotos.El quinto misterio y las letanías se rezaban con los brazosen cruz. Se cerraba el acto mariano con el «Agur, JesusenAma» (Salve Madre de Jesús). El rosario recibió algunos re-toques más de Antonio Amundaráin, como la añadidura delrezo de las siete avemarías a la Virgen Dolorosa al final. Estesolemne rezo del rosario causaba por su seriedad y el fervorunos efectos impresionantes. Los videntes interrumpían confrecuencia el rezo con espontáneas exclamaciones, que enar -decían al devoto público creándose una maravillosa inter-acción entre el pueblo, los sacerdotes que dirigían el rezo ylos videntes que lanzaban al aire sus gritos de oración. Elefecto era como de un oleaje espiritual indescriptible, comosi se sumergiera en un océano místico. Lo dirigía en un prin-

126Probablemente era D. Andrés Olaechea,capellán de las Hnas. Mercedarias de laCaridad.

127«El santo rosario, que es el único actoreligioso oficial que aquí se practica, viene

recitándose con extraordinaria devoción ygusto espiritual intenso, tanto quemuchísimos caballeros y señoras vienen aquí,no con afán de ver a la Virgen, sinoexclusivamente a rezar el santo rosario. Estees el hecho cierto que lo ven y lo palpan en

Ezkioga, no media docena de personas, sinotodos los que vienen con un poco desentimiento religioso». (de, pp. 21-22).

128Felipa Aramburu (6 mayo 2013).

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cipio, el clero de Zumárraga. En los casos de aglomeraciónlo dirigían generalmente dos. Algunos días, cuando laafluencia era mayor, no bastaban los dos sacerdotes para di-rigir el rezo de modo que su voz llegara a la muchedumbrede devotos. Así se dio el caso frecuente de que un coro dediez sacerdotes de voz sonora rezaran el avemaría al cualresponderá la masa humana como un rumor denso de fer-vor cuyo eco se podía oír desde el alto de Gabiria, en la parteopuesta a Ezkioga. En suma, una plegaria colectiva que, ensu grandiosa sencillez, arrebataba el alma. Muchos escépti-cos pensaban que, independientemente de la veracidad delos hechos, esa plegaria colectiva compensaba la incertidum-bre sobre el origen dudoso del fenómeno que lo provocaba.Los efectos del rezo eran impresionantes. No hubo en Ez-kioga ni misas, ni rezo de salmos, o plegarias litúrgicas. Soloel rosario, en el atardecer, en campo abierto. Durante aquelinmenso clamor de la muchedumbre electrizada, teníanlugar las apariciones. Los partes que enviaban los corres-ponsales de la prensa tenían acentos de profunda emocióncuando describían el rezo diario del rosario en Ezkioga.

7. La visita de Gaëtan de Bernoville129

El escritor católico francés Gaëtan de Bernoville (1889-1960)es un testigo excepcional de las primeras semanas de lasapariciones de Ezkioga130. Llegó a Ezkioga en un viaje im-premeditado, en la segunda mitad de julio de 1931. La ex-periencia le causó una profunda impresión. Decidió sometera un nuevo análisis sus reacciones de julio, a los dos mesesde distancia de aquel primer encuentro. Con el material desus apuntes redactó un artículo de opinión para la revistajesuítica de París, Études. Para cuando se enteró de los he-chos de Ezkioga, las apariciones gozaban de una notable pu-blicidad católica en España, y allá se fue el periodistaBernoville a componer un reportaje131. Fue la personalidad

129Ver supra nota 73. Fundador de la revistaLes Lettres (1913) y de la Semaine desécrivains catholiques. Autor del renacimientoliterario católico de la primera mitad del sigloxx.

130Junto con el Ven. Amundaráin es el testigomás importante de los sucesos entre julio yoctubre de 1931.

131El reportaje se publicó a fin del año, perosus impresiones son muy recientes. Por estaprioridad cronológica, es un conjunto dereflexiones que se adelantaron al artículo deAmundaráin del 28 de julio en El Día, ycoincide con él en no pocos puntos. EnBernoville hay más independencia de juicio,más espontaneidad y unos análisis críticosmás certeros. No en vano estaba ya preparadopara tales reportajes con sus estudios sobre

Lourdes y Pellevoisin. Con un estiloperiodístico desenfadado, y escrito casi avuelapluma, emite juicios y opiniones de granvalor. Su postura es un tanto dubitante ycrítica. Había sido testigo de las llagas fingidasde Ramona, y conocía el dictamen negativodel Vicario General sobre dicho episodio.Después de Ezkioga publicó aún libros sobreapariciones: La Salette, 1946; y SantaMargarita María de Alacoque.

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internacional más importante del primer mes de las apari-ciones. He aquí algunas de sus reacciones. En primer lugar,los medios de locomoción: «En Ezquioga, en todo el hori-zonte, los autos se estacionan a lo largo de la carretera. Unnúmero impresionante de coches se amontonan en dos pra-dos, cual garaje improvisado al aire libre»132. Luego, la mul-titud reunida en la montaña: «Heme aquí en el lugar de lasapariciones.[...]. La cima del monte se pierde en un semicír-culo muy bien dibujado. Una suerte de estadio natural des-aparecía bajo la multitud compacta y de pie. No se veía másque un océano de cabezas erguidas hacia el cielo. ¿Cuántosespectadores había? ¡Cosa bien difícil de contar una multi-tud!, pero entre los que se encontraban allí, los que intermi-nablemente –por debajo de nosotros– remontaban lapendiente, y los que aún esperaban en la carretera, se podíapensar en una cifra del orden de los 20.000»133. Pero lo másimportante era constatar el espíritu que animaba a la gente:«Dominaba el silencio, cortado a ratos, por cantos en vasco,o los Aves [...]. Nadie se ríe; no hay ganas de reír. Quien vayaa Ezkioga con una alma atenta, sentirá flotar en torno a sí,y penetrarle, unas fuerzas misteriosas que son, tal vez, solohumanas, pero, en todo caso, excepcionales, y brotadas deun mundo latente, y lleno de lo desconocido que llevamosen nosotros mismos. Si hay alucinaciones, ciertamente setrata de alucinaciones colectivas las más extraordinarias quese pueden observar»134.

8. Las desviacionesLa aparición del 30 de junio coincidió con tiempo de sumaexaltación político-religiosa en España. La brusca irrupciónde la ii República planteaba un angustioso problema de fe.En este momento llegan las apariciones de Ezkioga. Parecíauna providencial intervención divina que daba sentido acuanto acontecía en la nación. Pero la Virgen en Ezkioga nodio ningún mensaje verbal que pudiera interpretarse comouna respuesta a los acontecimientos. Se limitó a dejarse vercomo Dolorosa, induciendo a los niños a rezar. Era el len-guaje más a propósito para afrontar la situación desde la ora-

132g. de bernoville, Les faits étrangesd’Ezquioga, p. 461.

133g. de bernoville, Les faits étrangesd’Ezquioga, p. 461.

134g. de bernoville, Les faits étrangesd’Ezquioga, p. 463.

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ción colectiva. La multitud que acudió numerosa y presurosaa orar en el lugar de las apariciones, entendió claramente ellenguaje de la Virgen. Pero había mucho interés en que laVirgen dejara oír su voz y rompiera a hablar en una maneramás sensacional. El primer interés fue de tipo religioso. Elmodelo más llamativo de las apariciones marianas era, a lasazón, Lourdes. Entonces se pensó que, en Ezkioga, tododebía suceder como en el santuario de Massabielle135. Muypronto se copió aquel modelo. Lo primero que se imitó fuela procesión al lugar de las apariciones. Los niños debían pre-sentarse en el santo lugar como Bernardita, con un cirio en-cendido en la mano. Pero, sobre todo, el modelo de Lourdesempezó a aplicarse en cuanto la producción de los milagros.Efectivamente, en la novena aparición brotó milagrosa-mente una fuente de agua en la gruta. Se pensaba que enEzkioga tenía que suceder algo parecido. Pero Ezkioga noera Lourdes. Los problemas de la España del 1931 no eranlos mismos de Francia en 1858. Ezkioga tenía su propia di-námica, y este intento de asimilación entre los dos lugaresmarianos resultó fatal. Ezkioga era una chispa en un campode hojas secas. No era una llama de candela que se había depropagar lentamente en el curso de los decenios siguientes.Era una irrupción espiritual que se había de expandir rápi-damente a modo de una onda de expansión veloz. Efectiva-mente, las cosas de Ezkioga tuvieron un ritmo de expansiónmuy rápido, ya que el quinto día, 4 de julio, a la hora del ro-sario, otros 4 niños tuvieron su visión como los «primerosvidentes»136. Aquel mismo día ocurrió en Ezkioga un sucesoprodigioso de conversión, acompañado de una visión de laVirgen. Nos referimos a la conversión fulminante del taxistade Beasáin Ignacio Aguado137. Se trataba de unas interven-

135El efecto más duradero de esta impresióncolectiva de que Ezkioga iba a ser un nuevoLourdes está en la fundación pasionista deVillarreal de Urrechua, con el título de Ntra.Sra. de Lourdes. La idea de una fundación enuna zona de la margen izquierda del Urola sedebe al P. Tiburcio Menica, muerto el 23 deoctubre de 1931. Las vicisitudes de lafundación verlas en Antonio M.Artola, –Oscar Álvarez Gila, El Siervo de Dios,Mons. Martín Elorza, CP. Obispo MisioneroPasionista. Primer Prelado de Moyobamba(1899-1966). Lima, 2003, pp. 53-58. En lascrónicas no aparece para nada el motivoezkioguista, pero hay sin duda alguna

vinculación. Después de la Guerra Civil losezquioguistas se reunían el día de San Pedro,después de la misa mayor, en las cercanías dela iglesia de Lourdes de los Pasionistas.

136En estas visiones no fueron ni sustituidos nisuplantados los videntes primeros. Fue comoun caso de reacción carismática, que surgiócomo una renovación de la apariciónfundante que nacía del rezo común del santorosario.

137El primer caso fue el de Ignacio Aguado,taxista de Beasáin, uno de los cuatro jóvenesque tuvieron sucesivamente visiones, luego de

haberse mostrado escépticos. Aguado habíaestado bromeando con unos amigos, cuandovio a la Virgen, durante el rosario del 4 dejulio. Sintió una especie de desmayo y sederrumbó por espacio de un minuto. Paraquienes lo observaban, parecía inconsciente,pero, según su propia descripción, «yo caí alsuelo, pero no perdí el sentido y continuéviendo la imagen». Hubo que introducirlo enuna casa y transportarlo, luego, de vuelta aBeasáin. Según una versión, se confesó y seconvirtió en católico practicante. (william a.christian Jr., Las visiones de Ezkioga, p. 280).

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ciones marianas rápidas e instantáneas que dejaron cambia-das a las personas afectadas. A todo ello se unió otra nove-dad. El día 5 tuvo lugar la primera locución de la Virgen138.La onda expansiva de Ezkioga estaba en acción. El día 7 quecerraba la primera semana de las apariciones comenzaronlos éxtasis de conversión con el caso espectacular de PatxiGoicoechea139. El 8 de julio sucedió la conversión de Xantide Gabiria140, el 12 de julio se multiplicaron las visiones.Hubo unas 12 personas que vivieron también la apariciónmariana. En este ambiente saltó la conexión de las visionescon la política. La primera que señaló esta faceta fue MaríaDolores Núñez (Lolita), el 12 de julio 1931141. En sus visionesgritaba que la Virgen salvará a España142. Fue el detonantede la utilización política de Ezkioga. Allí fue donde se oyópor primera vez de boca de Patxi, que la Virgen quería el de-rrocamiento de la República143. El día 15 sucedió la experien-cia de Antonio Cabezón, obrero de Beasáin144. El rezo delrosario en masa fue también la ocasión del fenómeno de laspreguntas a la Virgen formuladas por los devotos145. Pero loshechos milagrosos de conversión no fueron consideradoscomo milagros y surgió el afán sensacionalista de los mila-gros al estilo de Lourdes, que certificaran la aparición. En-tonces se encendió la fiebre de los milagros sensacionalistas.Desde mediados de julio de 1931 el tema del milagro era unaobsesión que había ganado a todo el público ezkioguista.Desde los periodistas hasta la gente más sencilla, pasandopor el clero, una respuesta clara y terminante a lo que estaba

138Un niño de Zumárraga fue el primero entener una visión, después de Antonia yAndrés, el 5 de julio de 1931 (william a.christian, Jr., Las visiones de Ezkioga, p. 301).

139«Patxi cayó por tierra el 7 de julio una vezconcluidas las oraciones habituales y despuésde haber hecho una broma sobre la Virgen.Patxi subió a zancadas hasta una elevación dela ladera y la señaló lanzando un grito. Porconsejo de alguien próximo, le preguntó portres veces qué quería y ella le dijo que debíanrezar el rosario. Así lo hicieron quienes sehallaban en torno suyo. La prensa lo describióluego con los ojos abiertos, pero ‘sin sentido’,‘kordegabeta’, ‘desvanecido’, en ‘pasmo’, en‘arrobamiento’ o ‘extático’. Sus amigos lobajaron de la ladera. Patxi, al igual queAguado, dijo: ‘Caí desvanecido pero no perdíel conocimiento... Al bajar la cuesta en brazosde ellos continuaba ella ante mí’. Había paraentonces una habitación de primeros auxilios

y los médicos presentes comprobaron que elcorazón de Patxi funcionaba bien. Se sentíaconmocionado, como Aguado, y alguien hubode conducirlo a casa. No se recuperó del todohasta bien entrada la noche, y durante cuatrodías no comió, apenas durmió y se sintiótriste». (william a. christian, Jr., Las visionesde Ezkioga, p. 74-77; 283).

140william a. christian, Jr., Las visiones deEzkioga, p. 283.

141Fue la primera persona fotografiada enéxtasis.

142william a. christian, Jr., Las visiones deEzkioga, p. 71.

143william a. christian, Jr., Las visiones deEzkioga, p. 74.

144william a. christian, Jr., Las visiones deEzkioga, p. 283.

145De los relatos contemporáneos se puedeconjeturar que la experiencia colectiva delrosario fue la ocasión externa que suscitó enla masa de los fieles las experienciasextraordinarias. No fue dicho fenómeno decontagio de los pequeños videntes, porque esuna afirmación unánime de loscontemporáneos que los niños jamás tuvieronuna experiencia de éxtasis, ni oyeron hablar ala Virgen, ni sufrieron pérdida del estadonormal de su conciencia . No así los nuevosvidentes los cuales, en la experienciaaparicional, empezaron ya a oír la voz de laVirgen y a entrar en estados extáticos. Laonda expansiva comenzó por provocarfenómenos nuevos.

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pasando en Ezkioga era la intervención de la Virgen pormedio de un milagro.

Ninguno de los sucesos que hemos llamado extraordi-narios satisfizo completamente esta ansia, y siempre se exi-gían cosas más aparatosas. Fue entonces cuando secons tituyó en el mismo caserío Basterreche una comisiónde control de los milagros. En este tiempo llegó a Ezkioga elfuturo académico de Francia D. Gaëtan de Bernoville. Esteautor es el que realizó el diagnóstico mejor de lo que sucedíaen Ezkioga146.

Cuando apareció esta declaración anónima, Ezkioga es-taba ya en plena efervescencia. En cuanto a los milagros afir-maba que los hechos milagrosos analizados hasta entoncesofrecían solo «una tenue probabilidad». Al mismo tiempo,afirma rotundamente que no se cuenta con ninguna apro-bación de la Iglesia. Sobre esta firme base, condena todaventa y comercio de objetos piadosos referentes a Ezkiogay reprueba con energía todas las actuaciones reprobablesque han tenido lugar al amparo de la noche en las cercaníasde la campa.

El hecho central y más característico en que se fija laatención del Sr. Párroco es el rezo del santo rosario. Para queeste acto central tenga toda su fuerza espiritual, insiste enel valor de la piedad y el silencio que debe rodear a dichoacto de culto mariano. Termina el documento con una de-claración enérgica sobe la finalidad suprema que debe diri-gir todo lo concerniente al culto tributado a la Virgen enEzkioga: la gloria de Dios.

Desde el 28 de julio el Obispado de Vitoria asumió lasiniciativas de Ezkioga. D. Antonio optó por dejar en otrasmanos el control que ejercía hasta entonces de Ezkioga.Aflojado de este modo el control de la autoridad parroquialen Ezkioga, se creó pronto un vacío de liderazgo eclesiástico,que fue inmediatamente ocupado por los promotores.

9. Los promotoresEl vacío del control eclesiástico local lo colmaron los llama-dos promotores, la principal de las cuales, Carmen Medina,llegó a Ezkioga a fines de julio de 1931. Se encontró con una

146de, p. 156.

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situación religiosa muy compleja. Por todas partes cundíanlas visiones. Lolita y Patxi acaparaban la atención. En Ez-kioga ya dominaba el aprecio de lo maravilloso. Los prime-ros videntes estaban bastante eclipsados en aquel momento.Medina venía con una intención muy precisa. España estabaen una situación de bancarrota y había que salvarla. En estaconvicción pensó que Ezkioga con su mensaje era la res-puesta a aquella situación. Ezkioga ya había tomado paraentonces una orientación inicialmente política. Comenzó aproteger a los videntes del segundo grupo y atraerlos haciala esfera de sus pretensiones con regalos y halagos147. Suspreferidos eran Lolita, Patxi y Ramona Olazábal. Por otraparte, la fiebre de los milagros estaba en el ambiente, demodo que surgió naturalmente la furia fanática de lo mara-villoso en Ezkioga.

10. El milagroToda esta situación confusa desembocó en la condenaciónde un falso milagro. El hecho cambió completamente elrumbo de las apariciones de Ezkioga. En efecto, desde me-diados de julio de 1931 el tema del milagro era una obsesiónque había ganado a todo el público ezkioguista.

Fue en este ambiente donde surgió el fenómeno de Ra-mona Olazábal148. Este es el hecho más significativo paracomprender la historia ulterior de los videntes del segundogrupo. Era el 15 de octubre de 1931, fiesta de Santa Teresa.Primero fue el don de un rosario por la Virgen a Ramona.Luego vino la estigmatización149. El hecho fue sometido a

147A diferencia de los niños Bereciartúa, losotros videntes se aprovecharon bien pronto delos beneficios que les reportaba su condiciónde videntes. «Fuera cual fuese el estado de lasvisiones, lo que otorgaba a los videntes unpoder nuevo y desacostumbrado era elingreso en ese estado y el paso a otra esfera.Personas ricas y urbanas los mimaban, losllevaban en sus coches y les escuchaban».(william a. christian, Jr., Las visiones deEzkioga, p. 304; ver también, p. 105, 141).Ramona, ya recibía dinero desde sus primerasvisiones (william a. christian, Jr., Las visionesde Ezkioga, p. 105). Evarista, Patxi, etc., erantambién objeto de continuos regalos yobsequios. Patxi trabó numerosas y variadasamistades. «Al parecer, utilizaba losautomóviles de una devota heredera bilbaína,Pilar Arratia, y del médico tradicionalistaBenigno Oreja Elósegui, hermano de un

diputado en Cortes. Debido a su prestigio,ciertos creyentes lo llevaron a observar lasvisiones de unas niñas en el lecho de un ríojunto a Ormáiztegui, que Patxi juzgódiabólicas, y las de unos niños navarros.Carmen Medina se lo llevó consigo a Toledo acomienzos de octubre para que pudiera asistira las visiones de otros niños del pueblo deGuadamur. En noviembre, Patxi intentócomunicar mensajes divinos a los diputadosvascos Jesús de Leizaola, Marcelino Oreja yJosé Antonio Aguirre» (william a. christian,Jr., Las visiones de Ezkioga, p. 74-75).

148Ramona Olazábal natural de Beizama(Guipúzcoa) no era como los dos hermanitosBereciartúa. Su alejamiento del caserío nativola había adaptado a la cultura urbana. Teníanueve años cuando fue a Hernani a vivir consu hermana. A los trece ya servía en casas

pudientes de San Sebastián. Empezó afrecuentar el lugar de las apariciones. Prontoempezó a recibir dinero por sus visiones.Cuando se familiarizó con Ezkioga ya habíasurgido en el ambiente el interés por elmilagro confirmatorio.

149«Ante una gran multitud –como de unascatorce mil personas– atraída, como siemprepor el anuncio para aquel día, de algoextraordinario, apareció al anochecer con unrosario colgado del cinturón y unas heridas enlas manos, dos en su izquierda y una en suderecha en forma extendida y poco profunda.Hizo creer a los presentes que la Virgen lehabía impuesto en el acto el Rosario y le habíaproducido aquellas llagas». (de, Doc. 6).

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estudio por el propio Vicario General venido ex professo deVitoria, al día siguiente, para hacerse cargo del suceso150. Seinformó de los antecedentes de la vidente151. Con asombroconstató que se trataba de una burda simulación152.

La cosa la había preparado a conciencia y con antela-ción153. Toda la secuencia de la simulación fue controlada154.Ante lo sucedido el Vicario General publicó una notificaciónafirmando la total ausencia de lo sobrenatural en el caso155.El Sr. Vicario General no dio dictamen alguno sobre el con-junto de los sucesos de Ezkioga. Se limitó a negar la auten-ticidad sobrenatural de los estigmas. Tras la declaración dela autoridad eclesiástica, la mayoría del clero vasco aceptóla decisión del Dr. Echeguren y cesó de creer en Ezkioga.Pero los que no conocían el detalle de la verificación reali-

150«El que suscribe se personó al día siguienteen Ezquioga, para cerciorarse de si habíaelementos de juicio para poder aconsejar al Sr.Obispo, ausente en Lappuie, la incoación deun proceso ante el primer hecho, externo ytangible, que se ofrecía en Ezquioga, cuyasobrenaturalidad se afirmaba». (de, Doc.).

151«Comenzó por enterarse de losantecedentes de Ramona. Fueron del tododesfavorables. Fue expulsada del servicio de lacasa del Marqués de Velasco porque unanoche, sonámbula, fue al cuarto de la señorade la casa con unas tijeras pretendiendocortarle el pelo… Estaba hospedada enZumárraga, después en casa de su primo elSacerdote D. Juan Bta. Otaegui y por obligarlaéste a que se retirara a casa a buenas horas ydejara la compañía de muchachos a altashoras de la noche –precisamente en los díasque decía que tenía las visiones– dejó la casade dicho sacerdote. Él mismo tiene dadotestimonio escrito de que ha sido cogida enmentiras y de que el propio cura de Beizamanotaba en ella algo anormal sobre todo en sumirada». (de, Doc. 6).

152«En la declaración que prestó ante elVicario que suscribe el día 16 de octubre,incurrió en manifiestas contradicciones ymentiras, y además explicó el modo cómo lefueron producidas las llagas de una maneraque quedaba desmentida con la forma mismade las llagas. A la vista estaba que habían sidocausadas por un instrumento cortante comouna hoja de afeitar y ella afirmaba que laVirgen se las habla hecho pinchándole, con ungolpe, con una espadita muy fina. Unapersona prestigiosa, que vino acompañada desu cura, dio testimonio al que suscribe dehaber visto en el lugar en que Ramona alzólas manos heridas y ensangrentadas ymomentos después de ello, una hoja deafeitar. Otra dio testimonio de que un hombre

que estaba junto a Ramona buscaba algo en elsuelo… Otra, que iba junto a Ramona, dijo‘mentira’ en el acto que ésta lavaba las manosensangrentadas, y se fundaba para ello en quemomentos antes no las tenía a la vista. Elmédico forense de Tolosa y el Dr. Ciáurriz,mandados por el que suscribe, el mismo díade las diligencias, dieron testimonio escritodespués de examinar las heridas de ‘que noofrecían ninguna particularidadextraordinaria… que estaban producidas porun instrumento cortante que muy bien podíaser una hoja de las corrientes, en las maquinasde afeitar; que pudieron muy fácilmente serproducidas y ejecutadas por la misma mano...y que descartaban la existencia, en este casode un hecho sobrenatural’. Invitada Ramona aque en días sucesivos se presentara al Dr.Ciáurriz para que éste observara si el procesocurativo era normal prometió de momentoacudir, pero no lo hizo ni un solo día. Lasheridas se curaron». (de, Doc. 6).

153«Ramona había advertido a la Sra. de D.Julio Lecue que llevara pañuelo grande esedía. Y efectivamente después de que alzó lasmanos ensangrentadas la Sra. deLecue –persona que aparecía siempre al ladode Ramona– empapó el pañuelo en sangre yotras personas hicieron lo mismo. Ramonahabía escrito unos días antes a su primo JuanBta. Otaegui que la Virgen le impondría dichodía quince, probablemente, un rosario». (de,Doc. 6).

154«El que suscribe dio encargo que dosseñoras examinaran diligentemente aRamona antes de ir al campo [de Anduaga] yno la perdieran de vista y fueran siemprejunto a ella. Según testimonio deellas –Dolores Ayestarán y María Ozores– nopudieron inspeccionarla por la intervenciónde D. Julio Lecue quien también les prohibióir inmediatamente junto a ella. Ramona quiso

que a su lado fuera la supuesta vidente JosefaLasa. Apareció de hecho al subir al tabladoRamona con un rosario colgado del cinturón.Era un rosario corriente –algunos decían aRamona que era el mismo que le habían vistootras veces y ella decía que era parecido– quemuy bien pudo tenerlo colgado ocultamenteen la parte de la espalda y dejarlo a la vista enla parte delantera con solo un ligeromovimiento del cinturón que era corredizo.Es de notar que sobre el vestido llevabaRamona una chaqueta de punto que bajababastante de la cintura. Además Ramona yJosefa Lasa estaban en contradicción respectodel lugar en que decían que la Virgen impusoel Rosario». (de, Doc. 6).

155«Por todo esto el que suscribe, ante laimportancia que a tal hecho se había dado sinfundamento alguno, se creyó en el deber depublicar al día siguiente en la prensa una notadiciendo que, de las diligencias practicadas, noresultaba probado indicio alguno deintervención sobrenatural y sí haber motivossuficientes para poder atribuir ambos hechosa causas puramente naturales». Lanotificación decía: «Para orientar a los fielesacerca de algunos de los sucesos que se dicenacaecidos en Ezquioga el día 15 de loscorrientes, nos creemos el deber de hacerpúblico que de las diligencias quepersonalmente hemos practicado y de lainspección pericial no resulta probado indicioalguno de intervención sobrenatural, ni en laimposición de un rosario corriente que llevacolgado del cinturón la joven RamonaOlazábal de Beizama, ni la producción de lasheridas que tiene en sus manos; y sí, motivosuficiente para poder atribuir ambos hechos acausas puramente naturales». (de, Doc. 2).

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zada por el Vicario general, siguió creyendo en el milagro,que les sirvió de verdadera señal de autenticidad de la apa-rición.

A continuación vinieron las prohibiciones dictadas porla misma autoridad diocesana.

Cuando la Nunciatura de Madrid pidió informes al Vi-cario General sobre los acontecimientos de Ezkioga, el Dr.Echeguren le envió un extenso memorial. Pero no fue unainformación completa. Tras una brevísima alusión a la apa-rición primera del día 30 de junio, sin mencionar los nom-bres de los videntes, entraba a referir todos los sucesosnegativos protagonizados por los videntes del segundogrupo. En él se mencionaba a Patxi Goicoechea, RamonaOlazábal, Benita Aguirre, Josefa Lasa. Era, pues, un informesesgado. No entraba en las preocupaciones del Sr. Echegu-ren dar una información objetiva y completa del caso Ez-kioga, sino enumerar los personajes principales queprotagonizaban el «caso Ezkioga», subrayando sus aspectosnegativos156.

11. La petición de una encuestaA raíz de la negación de los sacramentos a la niña BenitaAguirre, el Sr. Sebastián López de Lerena tuvo una entre-vista con Mons. Múgica, pidiéndole una encuesta y la apro-bación de las visiones de Ezkioga. Ante la negativa delObispo a ambas peticiones, el Sr. López de Lerena acudió ala Secretaría de Estado de s.s. en Roma, informando de todo,y pidiendo una encuesta sobre los hechos.

El Santo Oficio escribió al Obispo de Vitoria encargán-dole hiciera una encuesta. Para entonces el Obispo, exiladoen La Puye, y alejado de los lugares en que sucedían los he-chos maravillosos, confió plenamente en la prudencia de suVicario General. Este le facilitó los datos recogidos en el in-forme al Nuncio, y el Obispo completándolo con otros ma-teriales, mandó a la Santa Sede su información. Eldocumento es sustancialmente igual al del Dr. Echegurenenviado a la Nunciatura, si bien muy completado con datos

156El informe del Vicario General a laNunciatura se mantiene aún en la línea deconcentrar sus informaciones a personas yhechos puntuales, sin extender la calificaciónnegativa a todo fenómeno en Ezkioga.

Además de los protagonistas de lasapariciones, mencionaban a los promotores, ya los personajes que mayor influencia teníanen todo lo relacionado con Ezkioga.

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nuevos. Era una mera descripción de hechos y de personas,sin un análisis genético de las apariciones desde el primerdía, y sin un criterio diferenciador entre la multitud de apa-riciones, y sin un juico de valor sobre las mismas157. Solo seinformaba sobre los hechos negativos en que se había des-viado la trayectoria de Ezkioga.

Tanto el Vicario General como el Obispo echaban manode los estudios del famoso sicólogo jesuita P. Laburu158. Peroeste se había limitado a catalogar y analizar los fenómenosde Ezkioga que protagonizaban los videntes del segundogrupo. El hecho fundante de Ezkioga nunca fue sometido aestudio ni había sido objeto de información por ninguna delas autoridades que intervinieron en las etapas de tal en-cuesta159.

En resumen, en Ezkioga se dieron cinco tipos de intere-ses que tuvieron su mayor o menor incidencia en las des-viaciones. El primero de ellos fue de orden religioso.Consistió en tomar a Ezkioga como un doble de Lourdes.Esto trajo la creencia de que debía darse también en Ezkiogaalgún milagro como los de Lourdes. La falsa estigmatizaciónde Ramona Olazábal dio al traste con esta imagen. El resul-tado fue muy negativo. Supuso el fin del liderazgo del Ve-nerable Antonio Amundaráin, que fue seguramente elhecho más negativo de Ezkioga. La segunda desviación fuede tipo eclesiástico. Consistió en la obsesión de evitar con-flictos con la República. En este aspecto, Vitoria estaba enmuy mala posición con el Gobierno, a causa del destierro desu Obispo, Mons. Mateo Múgica. Desde el comienzo, Ez-kioga fue visto como el más fuerte movimiento religiosoanti-republicano. Una mínima simpatía de las autoridadeseclesiásticas hacia Ezkioga hubiera supuesto otro frente decombate abierto entre el Obispado y la República. Un reco-nocimiento oficial hubiera supuesto una abierta guerra re-

157de, Doc. 16.

158Ver el texto de Echeguren en de. 6, 26.28.Los informes del Obispo en de, Doc. 16.

159El documento condenatorio fue la Pastoraldel Obispo de Vitoria del 7 de septiembre de1933. Fue el texto que pronunció un dictamenteológico sobre las apariciones. Se habla denumerosas apariciones: «Se habla deapariciones de la Virgen, hasta por miles deveces, y a muchas personas, de revelaciones

suyas repetidísimas, de profecías que hahecho de acontecimientos para días que yapasaron, de éxtasis; impresión de llagas,manifestaciones de secretos, etc., etc.». (de,Doc. 18). De ahí que dicha declaración toca ala totalidad de los sucesos de Ezkioga. De todoese conjunto heterogéneo, se da un juiciocondenatorio universal y sin matizaciónalguna: «Hechas las debidas observaciones,examinados todos los antecedentes queposeemos, previos los debidos asesoramientosy oída que ha sido sobre ello la Comisión de

Vigilancia, tenemos que declarar y declaramosque, no solo no se ha comprobado indicioalguno que permita atribuir caráctersobrenatural a lo que en Ezquioga ocurre y sedice ocurrir, sino que de muchas maneras seha manifestado allí el espíritu del mal y de lamentira, sin que esto signifique queatribuyamos mala fe a cuantos en Ezquiogaintervienen, ni que neguemos, en casos, elconcurso de causas naturales obrando de unamanera anormal e irresponsable». (de, Doc.18).

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ligiosa. El Vicario General se preocupó mucho de las visio-nes. Se presentó en el primer mes de incógnito, varias vecesen Ezkioga. Estaba muy ansioso por discernir la naturalezade los fenómenos que allí acontecían. La falsa estigmatiza-ción de Ramona creyó que era la señal patente de la inau-tenticidad de todo Ezkioga, y tomó, seriamente, partidocontra las apariciones. El Gobierno premió esta actitud,nombrándolo obispo de Oviedo. Este básico empeño en evi-tar conflictos con la República fue una actitud que condi-cionó, de la parte eclesiástica, todas sus posteriores tomasde posición. Una tercera fuente de desviación consistió enlas interpretaciones políticas del fenómeno. La primera deellas se debió al vidente Patxi Goikoetxea. Él fue quien hablóclaramente de «derrocar la República»160. La cuarta desvia-ción fue la político-españolista que protagonizó Carmen Me-dina y su grupo. Esta interpretación de Ezkioga condicionómucho la formación de la mentalidad de la «cruzada» y fa-voreció la rebelión militar. La cuarta desviación seguía a lasprecedentes, y se debió a factores personales que hicieronmirar el conflicto de Ezkioga entre la Iglesia y los visiona-rios, como clave de interpretación de los propios problemaspersonales. Tal fue el caso del P. Amado de Cristo Burguera,en serio conflicto con la jerarquía episcopal de Valencia, yde Raymond de Rigné, atribulado por su irregular vida con-yugal161. Hubo una quinta postura interesada. Fue la delgrupo catalán. En el origen de semejante grupo había un le-gítimo deseo de aliviar una desgracia familiar, para la cualse acudió a Ezkioga162. En el mismo grupo existía un com-ponente de conflicto religioso de orden místico, por las ac-tuaciones drásticas de algún Obispo catalán en relación conla devoción a santa Gema. Todo el grupo catalán salía de lasede del grupo gemista de Barcelona; llevaba en sus auto-buses una pancarta de santa Gema, y terminaban su pere-grinación en la misma sede de Barcelona. Fue la corrientemás espiritual de los que se interesaron por Ezkioga.Cuando la Santa Sede condenó a Ezkioga, cesaron de pere-

160Aunque Patxi era del Partido NacionalistaVasco (pnv), su declaraciónantigubernamental, más que una posturaestrictamente política, significaba unposicionamiento personal de converso, contrael anticlericalismo de la República.

161El informe del Obispo Múgica del 27 deenero de 1934 desenmascara toda lacorrupción que escondía la vida privada delfrancés que más daño causó a Ezkioga (de,Doc. 22).

162william a. christian, Jr., Las visiones deEzkioga, pp. 87-88.

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grinar a dicho lugar. Estos intereses fueron los que crearonen torno a Ezkioga unas expectativas increíbles que atraje-ron a más del millón de personas en pocas semanas.

Estos intereses y sus respuestas forman la grandeza y lamiseria de Ezkioga. Y ponen en evidencia que no todo fuemalo en Ezkioga, sino que hubo muchas personas que se di-rigieron a aquel lugar con íntimos anhelos, y se sintieron es-cuchados.

12. Los niños después de las aparicionesEl año 1934, cuando ya se había producido la condenacióndel Obispo, Antonia optó por irse a vivir en Legazpia, dondeempezó a ejercer de peluquera163. Más tarde se acomodó enel local de la misma peluquería, una pequeña habitación concocina para hacer allí su vida retirada; pero seguía colabo-rando con Iru-Bide.

Acudía mucho a la Iglesia para oír la misa y participaren las funciones religiosas de la Parroquia. Por confidenciascon sus amigas se sabe que el Sr. Obispo Mateo Múgica tuvouna entrevista con ella en Zarauz, pero jamás reveló el con-tenido de dicha entrevista.

En los años de Legazpia acudía con frecuencia al lugarde las apariciones, pero siempre sola y cuando no habíagente164.

Según confesión de sus conocidos «era de carácter alegrey comunicativo, sabía estar en cuadrilla, aunque su formade ser era especial, pues no se le podía hacer cualquier pre-gunta. Toda la vida fue fiel a su misión de vidente de Ez-kioga».

Las visiones de Antonia tuvieron un ciclo regular que secerró con el mes de julio 1931. En conjunto parece queconstó de 16 apariciones165 (15 seguidas y una discontinua).

163Llegó acompañada de su madre para buscaralojamiento. Primeramente, se instaló en casade su fiel amiga Mariatxo Etxeberria y de suspadres. Estos tenían a su cargo el bar que hoyse conoce con el nombre de Elizondo. Cuandola familia Etxeberria dejó el bar, se trasladarona vivir a la Calle Mayor, se fue también conellos Antonia. Al casarse su amiga Mariatxofue cuando se trasladó a Iru-bide. Se llamabaasí un restaurante-pensión donde ella empezóa prestar servicios cuando había mayorafluencia de gente. El nombre de la dueña deIru-bide era Marcelina.

164Martín Etxeberría Aramburu recuerdahaberle visto varias veces salir sola de casabajo una lluvia torrencial y quedar rezandocon los brazos en cruz en Anduaga.

165«En total la niña tuvo dieciséis visiones,negándose a jugar con los demás niños. Habíadejado de ver a la Virgen y se encerraba en suhabitación. Nunca entró en trance durante lasmismas sino que se mantenía impasible, sinque le variara el pulso. Nunca oyó hablar a laVirgen». (william a. christian, Jr., Las visionesde Ezkioga, p. 63). El mismo autor recuerda la

aparición del 21 de julio de 1931, cuandoAntonia vio a la Virgen extender las manoshacia la multitud, al canto de despedida«Agur, Jesusen Ama» (william a. christian,Jr., Las visiones de Ezkioga, p. 274).

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Con el cese de las apariciones y la proliferación de las visio-nes aparatosas166, se fue alejando poco a poco de la campade Anduaga. El ambiente de Ezkioga se le hacía insoporta-ble167. Decidió salir de Ezkioga a Zumárraga a aprender depeluquera en casa de Pilar Alustiza Apaolaza, C/ Soraluze,nº 6. Simultaneaba su trabajo de peluquera ocupándose azurcir y a recoger los puntos de las medias. Con ocasión defiestas de afluencia mayor en el bar, servía en el mismo contoda amabilidad.

Poco antes de su muerte estuvo en Ezkioga. Llegó a lasproximidades del Ayuntamiento nuevo, el lugar de la pri-mera aparición. Se detuvo algún tiempo. Se santiguó y semarchó. Fue la despedida del lugar de las apariciones.

Murió en la Residencia Sanitaria de Zumárraga el 12 demayo de 2005. Está enterrada en el cementerio de Ezkioga.

Andrés, en los primeros días, siguió en todo los gestosde su hermana. Creyó que la gente que tenía visiones eracomo ellos y se adaptó. Se le vio con frecuencia poner alos pies de la Virgen las flores y los objetos que los devotostraían al tablado.

Atrajo la atención de los devotos de Ezkioga cuando suhermana se ausentó de Ezkioga. El libro de Rodes168 con-tiene algunas interesantes anécdotas de su vida. La apariciónsolía tener lugar a las 20.00. Media hora antes estaba prepa-rado. Para ser puntual, aprendió a conocer las horas del reloj.Desde el 30 de junio, todos los días, tenía la aparición, fuerade una temporada de cinco que no hubo aparición. En eselapso quedó tan turbado, que ni comía ni dormía169. A laedad de siete años todo el día lo pasaba jugando, perocuando le venía la visión, «se arrodillaba en el suelo debajode un manzano, los ojos fijos en un objeto inmediato, lasmanos juntas sobre el pecho moviendo los labios de vez encuando»170. Si le hablaban en catalán o francés, lo entendía.

166«De mis fuentes periodísticas, impresas,fotográficas, manuscritas y orales herecopilado una lista de unas 250 personasque tuvieron visiones en Ezkioga mismo, enel resto del País Vasco y Navarra, desde el 29de junio de 1931 hasta la Guerra Civil [...].Podemos dar por supuesto que hubovidentes circunstanciales en los días deasistencia masiva, como el 12 de julio, el 16-18 y el 25 y 26 del mismo mes y el 15-20 deoctubre, en que los periodistas acudieron aotros videntes anónimos». (william a.

christian, Jr., Las visiones de Ezkioga,p. 257).

167Los dos hermanos eran motejados por lagente, como «marías» en razón de sucondición de videntes.

168rodes, Los hechos prodigiosos de Ezkioga,pp. 35-36.

169rodes, Los hechos prodigiosos de Ezkioga,p. 36.

170rodes, Los hechos prodigiosos de Ezkioga, p.36. Un episodio parecido recuerda WilliamChristian, Jr., cuyo protagonista cree que esAndrés: «un chiquito que estaba jugando condos piedras delante de un sacerdote deOyarzun, de repente levanta los ojos al cielo ydice: ‘Sí, Madre; sí, Madre’» (william a.christian, Jr., Las visiones de Ezkioga, p. 306).

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Terminada la visión, Andrés se restregó los ojos con tantafuerza que creíamos que se lastimaría171. Una vez en estadonormal, miraba a su alrededor, y como si le pincharan, huyede aquel lugar sin importarle la gente, ni la noche ni nada172.Cuando se le pide que bendiga, se santigua, él mismo, po-niendo a la persona ante la Virgen.

Rodes atestigua el caso de un sacerdote que le visitó, yle reconoció como el único vidente verdadero173.

Poco a poco fue abriendo los ojos a la diferencia de losvidentes del segundo grupo. Él no pudo marcharse como suhermana. Su reacción fue de una inadaptación sicológicamuy agresiva. Su ciclo de visiones de divide en dos partes:desde el 30 de junio hasta fines de agosto, con 31 visiones.Rechazado por su propia familia, marginado por los promo-tores174 de los segundos videntes, carente del apoyo de suhermana, respondió con los recursos de un niño acorraladoen sus más íntimas convicciones surgidas del contacto vivocon la aparición. Todo cuanto los periodistas del tiempo yel propio Párroco declararon sobre él, pertenece segura-mente a esta época conflictiva de su vida175. Además de lasvisiones anteriores, tuvo una segunda parte –a juzgar porlos testigos–176 de un par de años. Estas tenían lugar en elmanzanal detrás de la casa. Este desplazamiento del lugarpuede obedecer al disgusto que le producían los del segundogrupo de videntes o también a la prohibición eclesiásticadel acceso de los videntes al lugar de las apariciones. En nin-guna de las dos etapas sus visiones llegaron al éxtasis o a lapercepción de locuciones de parte de la aparición. Hacia elaño 1934 siguió el mismo camino de su hermana. Se fue a

171rodes, Los hechos prodigiosos de Ezkioga,p. 36.

172rodes, Los hechos prodigiosos de Ezkioga,p. 36.

173«Sabemos que un sacerdote [catalán] estuvodos días en Ezquioga con el intento decomprobar si aquella lucha [de la variedad devidentes] podría ser de intervención divina.De regreso a Barcelona manifestó que entrelos videntes había unos que tenían el ochentapor ciento de verdad, otros no tanto, y otrosnada. De quien no pudo dudar aquelsacerdote, fue de Andrés Bereciartúa (de esteniño medio salvaje) afirmó que era un videnteauténtico». (rodes, Los hechos prodigiosos deEzkioga, p. 37).

174Fuera de los primeros días en queAmundaráin se volcó sobre ellos. En cuanto sehizo presente lo maravilloso del segundogrupo, los niños Bereciartúa se vieronabandonados por el Párroco de Zumárraga. NiMedina, ni el grupo catalán, ni Rigné niBurguera se interesaron por sus experiencias.

175«Travieso y descarado», «travieso y arisco»,«simpático y vivillo», «arisco», «salvaje»,«impertinente», «confianzudo» (arrogante),«desenvuelto». El párroco: «El niño es pararebeldía». Un periodista de San Sebastián: «Esun revoltoso terrible y últimamente estáacostumbrado a la visión y ni le da la mínimaimportancia, a lo que hay que agregar que lotienen harto de preguntas». (william a.christian, Jr., Las visiones de Ezkioga, p. 63).

No tenía trances. «Simplemente dejaba dejugar. Extendía sus brazos y rezaba durante suvisión; luego volvía a sus juegos. Trepaba a losárboles cuando la gente rezaba en la ladera. Osalía corriendo al bosque cuando queríanhablar con él. Sus visiones ocurrieron endiversos lugares, especialmente en losmanzanos detrás de su casa. Nunca tuvo unalocución de la Virgen».

176«Para principios de septiembre habíaexperimentado treinta y una visiones y loscreyentes afirmaban que siguió teniéndolas adiario al menos durante dos años. Acomienzos de 1934 las tenía durante lasoraciones nocturnas de la familia». (williama. christian, Jr., Las visiones de Ezkioga, pp.63-64.).

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Zumárraga a estudiar al Colegio de los Hermanos de LaSalle. De allí pasó a una escuela de armería en Éibar, que lebuscó seguramente su propio padre177.

De Éibar se fue a Vitoria donde encontró un nuevo tra-bajo. Inventó dos máquinas de triturar cereales o forraje. Notuvo éxito178 porque no se pudo comercializar la nueva ma-quinaria. Su hermana Catalina (13.10.2009) atribuía el fra-caso a la estafa de que fue objeto de parte del socio.

De Vitoria con cierta frecuencia venía en los fines de se-mana a Ezkioga. Siempre fue fiel a la misa dominical. Oíacon devoción la vespertina del sábado y la del día domingo.Según los conocidos era muy devoto y muy formal.

Cuando se presentaba en un lugar donde no era cono-cido, era frecuente que se le señalara como el vidente de Ez-kioga.

Un mismo destino unió a los dos hermanos en sus acti-tudes. No se plegaron a las pretensiones protectoras de Car-men Medina. No entraron en el grupo de las personasinterrogadas por la autoridad eclesiástica en el proceso dio-cesano de Vitoria. Tampoco fueron llevados a la audienciaque Mons. Mateo Múgica concedió a los videntes del se-gundo grupo en su destierro de La Puye179.

Murió en Vitoria el 4 de octubre del 2000, cinco añosantes que su hermana Antonia que falleció el 12 de mayodel 2005. Ambos están enterrados en el cementerio muni-cipal de Ezkioga, lo mismo que sus padres.

13. El futuro de EzkiogaLa guerra civil trajo un cambio total en la historia contem-poránea de España. La República fue derrocada. Pero en Ez-kioga se extendió como una losa sepulcral la vergüenzacolectiva sobre lo vivido por la pequeña localidad guipuzco-ana en los años 1931-1934.

A la victoria de Franco sucedió una época de represión

177La permanencia eibarresa de D. JoséBereciartúa (padre de los videntes) y deAndrés Bereciartúa (vidente) no deja de sersignificativa. El 14 de abril de 1931 la victoriade las izquierdas en las eleccionesmunicipales abrió el camino a laproclamación de la ii República Española. Laprimera población a promulgar la Repúblicafue Éibar (Guipúzcoa) que mereció delGobierno el título de ciudad. En el domingo

siguiente a las elecciones a las CortesConstituyentes (30 de junio de 1931) tienelugar la primera de las apariciones de Ezkioga.Inexplicablemente las manifestacionesreligiosas que serían el obstáculo mayor alafianzamiento de la República procederían deun hogar muy vinculado precisamente conÉibar, y tendría como epicentro el Goyerriguipuzcoano.

178Según referencias de su hermana Catalina(13 octubre 2009) el fracaso se debió a ladifícil comercialización de la maquinaria;pero, sobre todo, a la estafa del socio que ledejó sin capital.

179william a. christian, Jr., Las visiones deEzkioga, p. 75.

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para Ezkioga. El General dio orden de expulsión del PaísVasco a no pocos visionarios180. Se extendió en todo el Paísla consigna del silencio.

Así duró la situación hasta que a fines de los años 70 uninvestigador americano curtido en los estudios sobre fenó-menos religiosos vividos durante siglos en España, empezóa pensar en un estudio exhaustivo sobre Ezkioga. Era Wi-lliam A. Christian, Jr. Según confesión propia, el año 1982decidió entregarse en serio a esta obra. Duro fue el trabajoque se impuso. Solo en 1996 pudo publicar la edición in-glesa. En 1997 vio la luz en traducción española, con una re-edición en 2011.

Esta obra ha roto el tabú del silencio sobre Ezkioga.Su composición ha sido llevada a cabo con un escrúpulo

científico increíble. Esta seriedad científica la convierte enel cimiento sólido de cualquier estudio o interpretación ul-terior del fenómeno Ezkioga.

Este libro debe mucho a la obra de William A. Christian.Tiene la finalidad de completar su planeamiento.

El Cristianismo, como fenómeno histórico, tiene su ori-gen en las experiencias visionarias de Jesús de Nazaret. Supervivencia se debe a la repetición de las experiencias visio-narias del resucitado, vividas por los Apóstoles.

Las apariciones marianas son una variante de las visionespascuales. Su objeto es la Virgen María Asunta a los cielos.

ConclusiónLa vida de los hermanos Bereciartúa después de la conde-nación de Ezkioga nada tuvo que ver con las comodidadesque –de parte de los «promotores»– gozaron los videntesdel segundo grupo. Haber sido «videntes» de Ezkioga paraellos supuso siempre un baldón. Se retiraron a la vida cris-tiana común y sencilla, sin ningún protagonismo en los me-dios de comunicación que continuaron hablando de Ezkiogahasta la «Guerra Civil».

Especialistas en el tema como William A. Christian,creen que el frente hostil más fuerte que encontró la ii Re-pública fue Ezkioga. Pero no fue esa la dinámica primera de

180william a. christian, Jr., Las visiones deEzkioga, p. 375-379.

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Ezkioga. Las apariciones a los primeros videntes presenta-ron la solución al advenimiento de la República, en una ma-nera de acción sencilla y comunitaria, sin éxtasis, sin raptosmísticos, sin locución externa alguna sino con el impulsointerior irresistible que les lanzaba a orar.

Ezkioga ha sido desde la condenación de las aparicionesun motivo de vergüenza colectiva en el País Vasco. La frus-tración de Ezkioga fue una lección muy fuerte. Para siemprequedó el País curado de aficiones aparicionistas, con bas-tante alergia a los movimientos cristianos del siglo xx, y bas-tante distancia respecto de las posturas políticas de lasautoridades de la Iglesia. También quedó, para las personasque vivieron los acontecimientos, la persuasión negativa deque todo lo de Ezkioga fue una dolorosa pesadilla. A pesarde todo, la gran rehabilitación de Ezkioga realizada por Wi-lliam A. Christian abre una nueva época de esperanza. Loválido de Ezkioga para siempre es el mensaje de los prime-ros videntes: oración pública y comunitaria para la soluciónde los grandes conflictos. El conflicto en 1931 fue la Repú-blica. A los 80 años de aquellos acontecimientos, el enemigoa combatir es la descristianización. Los mensajes de lo Altotienen una vigencia de siglos. Si la primera recepción fuedegradada, queda una oportunidad para escucharla denuevo con humilde corazón.

La protagonista principal de Ezkioga fue Antonia Bere-ciartúa. En ella se ve más que en nadie el dolor de la frus-tración de las apariciones. Toda la vida llevó oculto en suinterior un drama íntimo terrible. Su desconcierto espiritualcuando en septiembre se apartó del lugar de las Aparicionesy se retiró a su casa, para refugiarse en Zumárraga y en Le-gazpia, lo describió en trazos firmes el irlandés Starky:«Raras veces he visto una expresión tan trágica en el rostrode un niño. Parecía como si la hubieran castigado ya laspenas de toda una vida»181. Bernardita fue en Lourdes el tra-sunto de la Inmaculada. En Ezkioga, el trasunto de la Dolo-rosa que veía en Anduaga era Antonia Bereciartúa.

En todo el proceso eclesiástico de la Diócesis de Vitoria

181Walter Starkie, Spanish Raggle-Taggle:Adventures with a Fiddle in North Spain.Nueva York, e. p. Dutton, 1935, Citado porwilliam a. christian, Jr., Las visiones deEzkioga, p.63.

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nunca aparecen los nombres de los hermanos Bereciartúa.Solo se los menciona en la «Positio» de Bondini en Roma.Por tanto, la aparición fundante vivida por dichos niñosnunca ha sido condenada por la Iglesia diocesana o romana.La autoridad eclesiástica solo ha condenado las desviacionesde los segundos videntes. Y fue una condenación justa. Larehabilitación de Ezkioga es distinta de la de Ntra. Sra. delos Pueblos de Ámsterdam, como la de la Virgen de El Esco-rial en Madrid. Estas dos apariciones son unipersonales, yen su primera etapa recibieron una condenación formal dela Iglesia. Las apariciones de Ezkioga son pluripersonales,sucesivas y colectivas. En ellas, la aparición fundante de losniños Antonia y Andrés no ha recibido ninguna condena-ción de la Iglesia. n

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ÍndicePrólogo ..................................................................................................7Introducción .....................................................................................11

I LA IGLESIA EN LAS APARICIONES DE EZKIOGA

I. Los hechos .....................................................................................141. La primera evaluación.......................................................192. La actuación eclesiástica diocesana ..............................203. El recurso a Roma ...............................................................22

II. Nuevas metodologías ...............................................................25

III. La actuación de la Iglesia en Ezkioga ...............................28

IV. El discernimiento de las apariciones.................................321. La singularidad de Ezkioga..............................................332. Los resultados políticos de la condenación................383. La parcial rehabilitación de Ezkioga.............................38

Conclusión.........................................................................................41

IILOS DOS EZKIOGAS

1. La aparición fundante .......................................................432. Los «primeros» y los «segundos videntes»................433. El ambiente............................................................................444. Los protagonistas ................................................................455. La primera semana.............................................................486. El rezo del rosario................................................................527. La visita de Gaëtan de Bernoville ..................................548. Las desviaciones ..................................................................559. Los promotores ....................................................................5810. El milagro ............................................................................5911. La petición de una encuesta..........................................6112. Los niños después de las apariciones ........................6413. El futuro de Ezkioga.........................................................67

Conclusión.........................................................................................68

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