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Experiencias de Alfabetización Universidad Pedagógica del Estado de Sinaloa. Culiacán Rosales, Sinaloa / Febrero de 2014 U P S E 3

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Experiencias de Alfabetización

Universidad Pedagógica del Estado de Sinaloa. Culiacán Rosales, Sinaloa / Febrero de 2014

U P SE

3

Universidad Pedagógica del Estado de Sinaloa Castiza s/nCol. CuauhtémocCuliacán Rosales, Sinaloa C.P. 80027Tel.01(667) 7502461 01 (800) 890 47 26

UPESwww.upes.edu.mx

Coordinador Juan Salvador Avilés Ochoa

Diseño EditorialNaibi Rubiera

ISBN en trámite

Tiraje: 3000 ejemplares

Hecho en México

©

3Universidad Pedagógica del Estado de Sinaloa

Presentación....................................................................................................4

Dr. Aniseto Cárdenas Galindo

Más vale tarde que nunca ............................................................................................6

Ana Teresa Nieto Ramírez

Sólo escribía garabatos y el número tres ....................................................................10

Mirna Yolanda Angulo Armenta

Manejaba de pies a cabeza las sílabas.........................................................................14

Germán Ávila Ortega

Enseñar y aprender son cara de la misma moneda................................................18

Atziri Flores Angulo

Pollos casados ........................................................................................................21

Magda Yanet Camacho Barraza

No se necesita sueldo para ayudar...........................................................................23

Grissel M. Medina Inzunza

Sufrió pobreza y desamor .....................................................................................26

Nely Nereida Zamora Audelo

Hasta un perro me mordió ..........................................................................................29

Patricia del Carmen Niebla Martínez

Mientras más grande es la lucha, mayor será el triunfo......................................32

Bianca Vianney Carvajal Aguilar

Dejaran de vivir en un mundo oscuro ...........................................................35

Gríssel Carolina López Alcantar

índice

4 Universidad Pedagógica del Estado de Sinaloa

presentación

Al inaugurar el edificio de la subsede de la Universidad Pedagógica del Estado

de Sinaloa en la ciudad de Guamúchil, el Lic. Mario López Valdez, afirmó que la

educación es la piedra angular que permite zanjar las desigualdades, reiteró su

apuesta en la educación como el eje transversal que permitirá que la población

acceda a mejores estándares de desarrollo y bienestar.

El Gobernador del Estado señaló que a poco más de tres años del inicio de su

administración se ha superado lo invertido en el sexenio anterior. Además,

enfatizó que contar con instituciones educativas como la UPES es un aliciente

para atacar el analfabetismo en Sinaloa.

5Universidad Pedagógica del Estado de Sinaloa

Con la inversión en infraestructura que hemos estado realizando nos permitirá

contar con mejores condiciones para atender de mejor manera a nuestros

estudiantes que suman ya un total de 8 mil 681 alumnos distribuidos en 16 de los

18 municipios de la entidad.

Por lo que aprovecho para invitar a toda la comunidad universitaria a redoblar

esfuerzos y refrendar nuestro compromiso con la sociedad sinaloense para seguir

formando los profesionistas que el desarrollo educativo regional requiere y al

mismo tiempo seguir realizando la tarea que hemos iniciado para alcanzar los

niveles de alfabetización que permitan lograr una sociedad más justa y equilibrada

en donde podamos vivir mejor.

Dr. Aniseto Cárdenas GalindoRector

6 Universidad Pedagógica del Estado de Sinaloa

Cuando empezó el cuarto año de la licenciatura en educación primaria, en la Universidad Pedagógica Nacional, hoy llamada Universidad Pedagógica del Estado de Sinaloa, tenía sentimientos encontrados, por un lado, sentía una gran emoción porque ya estaba a un paso de concluir la licenciatura y por otro, el temor y la preocupación de realizar mi servicio social, aunque ya tenía una idea de lo que sería, ya que nos había dado un curso de inducción por parte del Programa de Alfabetización de Adultos de Sinaloa PROASIN.

El servicio social se debía de realizar en el séptimo semestre, y yo no encontraba la manera de evadir esa responsabilidad, hasta que un día me decidí a cumplir con ese compromiso.Siguiendo las orientaciones del curso, primero realicé un censo entre mis vecinos en la comunidad de El Molino, Navolato.

Me dirigí a las personas que no sabían leer, encontrando como a doce, todas

adultos mayores que rebasaban los 60 años. Tuve una plática con cada uno de ellos, cuestionándolos sobre: ¿Por qué no saben leer? ¿Por qué no estudiaron? ¿Les gustaría aprender a leer? ¿Les gustaría saber poner su nombre?

Las que me dieron no fueron muy favorables, ya que argumentaban que ya estaban viejos para andar en esas cosas, y que toda la vida ya habían vivido así, y que no les llamaba la atención estudiar ya de viejos.

No los pude convencer de lo contrario y no quedó más que respetar su opinión.Lo cual bajó mi ánimo por completo, ya que los días pasaban y yo no tenía a quien alfabetizar.

Dejé pasar un tiempo. Cuando inició el octavo semestre y que la escuela empezó a exigir el servicio social, volví de nuevo a buscar personas que no sabían leer, para no tener mayores dificultades, y como el tiempo ya estaba encima, pedí ayuda a mis familiares para que ellos me ayudaran a ubicar personas que no

Más vale tarde que nunca.

Ana Teresa Nieto Ramírez

7Universidad Pedagógica del Estado de Sinaloa

supieran leer y escribir, teniendo un poco más de éxito ya que localizaron a tres señoras analfabetas de ahí mismo de la comunidad.Una vez ubicadas me entrevisté con ellas, les expliqué lo que era el programa de alfabetización y lo valioso que era para mí que apoyaran permitiendo que las alfabetizara. Las

señoras estuvieron de acuerdo en llevar el curso de alfabetización, me puse de acuerdo con ellas, y quedamos que yo iría a sus casas por las tardes.

Inicié el curso con cada una el mismo día pero en diferente horario, les expliqué lo que era el programa y la manera de

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trabajar, ellas estuvieron de acuerdo, les entregué su material, el cual consistía en: lápiz, borrador, tijeras, cuadernos y libro de ejercicios, todo otorgado por parte del gobierno por medio del programa de alfabetización, empecé trabajando de lo fácil, enseñándoles las vocales y sus sonidos, para luego escalar a lo difícil.

Con ninguna de las señoras tuve dificultad; se mostraron accesibles a los aprendizajes que les transmitía. Así transcurrió el tiempo, hasta que una señora de nombre Rosario, decidió ya no continuar con el curso, ya que su esposo falleció, y ella entró en una depresión muy fuerte y uno de sus hijos se la llevó a vivir con él, motivo por el cual se le dio de baja.

Seguí trabajando con las otras dos personas sin dificultad alguna, cada día les enseñaba una letra y les ponía ejercicios relacionados con esa letra, les enseñé a poner su nombre, y a que ellas mismas lo leyeran, trabajamos los dictados de palabras cortas, palabras con las que se familiarizaban como: masa, mesa, cama, silla, estufa, cuchara,

papel y jabón.

Eran palabras con las que ellas se identificaban ya que son amas de casa, y las palabras correspondían a los nombres de productos que ellas utilizaban a diario en el hogar.

Cada día que pasaba, mis alumnas se mostraban más alegres ya que identificaban su nombre y algunas otras letras, así también podían formar palabras, esto con ayuda del alfabeto móvil, leían textos cortos, así como también les dictaba contenidos cortos, hacían planas de frases, y las leían, luego les ponía enunciados cortos, ya casi en la recta final para terminar el curso una de mis alumnas se dio de baja.

Tuvo que viajar de improviso a la Cd. de México, por motivos familiares, se fue pero iba contenta porque llevaba la novedad que ya sabía leer y escribir, estaba feliz porque decía que ya iba a poder leer con sus nietos los cuentos que ellos le pedían y que ya no los ocupaba inventar como lo hacía siempre que sus nietos le pedían cuentos.

Con la baja de Teresa, me quedé sólo con Francisca quien llevó hasta el final el curso, muy contenta por todo lo que aprendió y muy agradecida conmigo por todo lo que le enseñé, se sentía más segura de lo hacía y de lo que leía.

Cuando terminó el curso me agradeció por todo el tiempo que le dediqué y por haberle enseñado cosas que ella miraba muy lejanas.

Le dije que su esfuerzo y dedicación tendría una recompensa e iba a recibir un reconocimiento por parte del gobierno estatal.

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Se dio por terminado el curso, así como también concluí mi servicio social, una vez terminado, fueron a comprobar de la UPES, le avise a Francisca que iban a ir a evaluarla de la Universidad, ella se preocupó un poco ya que no sabía que iba hacer, y le dije: -vas a contestar un librito que ellos traen para comprobar si sabes leer y escribir nada más eso va hacer-.

Después fueron a evaluarlos de PROASIN, la mecánica era la misma, comprobar si se había logrado el objetivo de saber leer y escribir.

Lo cual fue todo un éxito ya que Francisca se mostró muy simpática a pesar de su edad, se mostró muy optimista, demostró sus ganas de aprender, y dejó comprobado aquel refrán que dice: más vale tarde que nunca, ya que comprobó que nunca es tarde para aprender.

Al haber realizado mi servicio social me di cuenta, que tenía una idea equivocada de lo que sería alfabetizar, ya que me permitió conocer un poco más de esas personas, que estaban tan cerca de mí, pero que nunca había tenido oportunidad de tratar más allá de un simple saludo.

Me dejó una satisfacción muy grande; el saber que yo contribuí para que aquella persona viva contenta, segura de sí misma el resto de su vida, satisfecha por ayudar a quien lo necesitaba, y por qué esa persona mayor me dejó una gran experiencia de vida, me transmitió sus conocimientos que ha adquirido a lo largo de su vida, me permitió ser parte de su vida por un tiempo, me dio grandes enseñanzas y me dejó una gran lección, nunca es tarde para hacer las cosas.

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Todo comenzó un día en clase, llegaron a invitarnos a una cita al auditorio de la escuela donde nos darían información importante referente al servicio social, asistimos, comenzó la plática y nos comunicaron que para poder que nos liberaran el servicio social, tendríamos que alfabetizar a personas analfabetas, varias de mis compañeras se quejaron porque decían que no sabrían cómo hacerlo, que se les dificultaría mucho.

Por mi parte, me emocioné porque enseñaría a leer y escribir y pensé que no tendría dificultades, nos dijeron que después avisarían a qué personas acudiríamos al igual que el material para los cursos, pero yo dije que no me esperaría hasta que ese tiempo llegara y comencé por mi parte a buscar personas.

Una de ellas era mi abuela, le comenté que para poder que me liberaran el servicio social tendría que alfabetizar a varias personas y me dijo que estaba dispuesta a que yo la enseñara a leer y escribir.

Días después chequé mi correo y me di cuenta que tenía un mensaje de mi maestro Rafael Zazueta, donde me invitaba a una conferencia en el auditorio de la escuela para obtener información de cómo alfabetizar de la mejor manera a las personas que eligiéramos, asistí y nos dieron información de mucha importancia, nos entregaron un CD y un libro de guía para los alfabetizadores en el cual nos decía qué pasos seguir en el proceso.

Un día domingo le dije a mi abuela que ya sabía cómo comenzar el proceso de alfabetización, pero ella me dio una mala noticia, me dijo que se había caído días antes y que se había lastimado la mano, por lo que decidimos comenzar a trabajar ya que se sintiera mejor.

Una tarde, días después de la cita me di cuenta que una vecina tenía de visita a su hermano y miré que su sobrina le preguntó que si como decía en una revista y el muchacho le dijo -no sé-, la sobrina se rió y le preguntó

Sólo escribía garabatos y el número tres

Mirna Yolanda Angulo Armenta

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-¿tío porque no sabes leer?- el joven con pena le dijo -porque no fui a la escuela-, al día siguiente le comenté a mi vecina lo ocurrido el día anterior y me dijo que él no sabe leer ni escribir porque mi mamá nunca lo mandó a la escuela, pues le comenté que para mí era importante alfabetizarlo para que me liberaran el servicio social.

Mi vecina se emocionó mucho, ya que por fin sabrá leer y escribir, me dijo que

le comentaría al joven haber si quería y luego me tendría una respuesta.

Al día siguiente fue a mi casa y me dijo que su hermano muy emocionado aceptó, nos pusimos de acuerdo y el lunes siguiente comenzaríamos. Fui a la tienda y le compré sus materiales libreta, lápiz, colores, borrador, sacapuntas etc.

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Llegó el lunes 22 de noviembre de 2012 cuando mi vecina fue a mi domicilio y me dijo que ya estaba listo, le dije que viniera a mi casa para comenzar, cuando llegó nos sentamos en una mesa afuera de mi hogar, me presenté y le expliqué de lo que se trataría el proceso de alfabetización, los beneficios que tendría para él y para mí.

Como primer paso y para hacer el diagnóstico, le pedí que me escribiera lo que él supiera y sólo me escribió garabatos, círculos y el número tres, le pregunté que si que significaba eso y me dijo que no sabía que sólo lo escribió, le pregunté que si sabía hacer su nombre y me dijo que no, comencé por escribirle su nombre: Agustín, para que él lo copiara, las letras las escribía con facilidad sólo la letra s la escribía al revés.

Me di cuenta que al momento de escribir le temblaba mucho la mano, enseguida le mostré las vocales, le pregunté que si conocía alguna y me respondió que no, se las mencionaba y él las pronunciaba después de mí, le pedí que las escribiera y la letra e no pudo hacerla, dejamos de trabajar porque me decía que ya le dolía la mano.

Le daba clases de lunes a viernes dos horas diarias, pensé que trabajando así sería más fácil que aprendiera a leer y escribir, pasaron los días y no miraba avances, lo que días anteriores

le enseñaba ya no lo sabía, le comenté a mi vecina lo que pasaba y ella me dijo que el joven era de lento aprendizaje que había días que sí se acordaba y días no, después comenzó a faltar mucho que porque tenía citas en el Seguro Social, hasta que llegó el momento en que ya no fue.

Fue entonces cuando entró mi preocupación de cómo le haría porque él ya no asistiría y mi abuela no podía por su mano lastimada, días después mi mamá me comentó que una tía tampoco sabía leer y escribir, que no fue a la escuela porque su mamá falleció cuando estaba muy pequeña y ya nadie se hizo cargo de ella.

Días después miré a mi tía, le comente que si le gustaría aprender a leer y escribir y me dijo que no, que ya estaba mayor para aprender y ya no le entraría nada, la motivé y le decía que era muy importante que supiera y que para mí era necesario enseñar a alguien para mi servicio social, por fin aceptó para que yo no tuviera dificultades en mi escuela, le entregué su material de trabajo y nos pusimos de acuerdo cuando comenzaríamos a trabajar.

Llegó el primer día, le pedí de favor que me escribiera lo que ella supiera escribir, le entregué una hoja blanca y lo único que supo hacer fue su nombre, comencé a mostrarle las vocales, las mencionamos y después le pregunte

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el nombre de cada una y las respondió correctamente, me di cuenta que se le facilitaba aprender, pasaron los días y trabajábamos muy bien, recordábamos lo que habíamos visto días anteriores y sí sabía responderme, me di cuenta que no tendría dificultades con ella.

Seguimos trabajando y todo marchaba muy bien cuando llegamos a ver las sílabas como: plátano, fresa, frío, se le dificultaba al momento de poner la letra en medio de las demás, pero trabajamos algunos días hasta que las comprendió, la lectura se le facilitó mucho, trabajaba con mucho gusto, llegó el momento en que le pregunte si

estaba preparada para que la evaluaran

y me dijo que sí.

Cuando llegó el momento fuimos a la biblioteca de la escuela, la noté un poco nerviosa y me di cuenta que tenía algunas dificultades pero al final logró hacer muy bien el examen, seguimos practicando la lectura y los enunciados, días después me llamaron de PROASIN para avisarme que ya tenían la fecha de la evaluación y necesitaban que les confirmara.

Llegó el día de la valoración de lo aprendido, las personas encargadas asistieron a su domicilio, le hicieron un pequeño examen y la felicitaron porque respondió correctamente.

Le pregunté a mi tía que si cómo se sentía después de darse cuenta que ya había aprendido a leer y escribir y me dijo que muy contenta porque ya sería una persona independiente, que se evitaría pasar vergüenzas cuando le preguntaran algo y no sabía responder.

Finalmente, expresó que el trabajar alfabetizando personas es muy bonito porque te das cuenta que ayudas a gente que lo necesita y que es muy importante que sepan leer y escribir porque les cambiamos la vida, al igual que aprenden ellos de nosotros y nosotros de ellos.

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La Sra. Margarita fue la única alfabetizada que pude conseguir. Batalle pero fue la única persona que encontré y no era totalmente analfabeta, ya que tenía ciertos conocimientos, pero como tuvo problemas en aquellos tiempos que estudio, hace más de 50 años, asistió poco a clases hasta que abandonó la escuela, era un tiempo donde importaba más conseguir dinero para casa que el estudiar.

Por este motivo tuvo problemas y no aprendió a escribir y leer. Se interesó al tener a dos nietos en primer año, así nació en ella las ganas de poder tener comprensión de las cosas y así poder ayudar a sus nietos a hacer la tarea.

Antes de empezar la alfabetización se le hizo un diagnóstico, en éste comprobaríamos lo que ella reconocía y lo que no. Tenía conciencia sobre las vocales y algunas consonantes. Por ejemplo:

Ma me mi mo mu pa pe pi po pu

sa se si so su

Con estas formaba algunas palabras sencillas, con silabas que tenían una consonante y una vocal, siempre y cuando se le ayudara, para hacer palabras como mama, masa, mapa, sapo, etc., ocupaba ayuda, por lo que repasándolo volvió a recordar y fue algo muy rápido ya que en una semana pudo lograr escribir estas palabras.

Se le dificultó mucho hacer palabras con una consonante y dos vocales pero con otra semana de repaso pudo hacerlo. El trabajo un poco más difícil fue cuando empezamos a formar silabas con dos consonaste con una vocal como en la palabra sartén.

Aun sabiendo formar algunas silabas se empezó con las mismas vocales para repasarlas y asegurar un buen conocimiento.

Después de repasar vocales se siguió con las consonantes, como viene marcado el orden propuesto para el

Manejaba de pies a cabeza las sílabas

Germán Ávila Ortega

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proceso de enseñanza-aprendizaje de la lecto-escritura, en el cuaderno de orientaciones metodológicas para procesos alfabetizadores en adultos.

Ya analizada cada letra como se menciona en la planeación, se empezó con la formación de silabas y palabras sencillas de una consonante y una vocal cada silaba.

Esto fue sencillo pues ya tenía conciencia sobre éstas y con varias semanas trabajando esto sería fácil.

El reto más importante y difícil eran las palabras trabadas ya que de esto se le dificultaron mucho, pero había tiempo para estudiar y analizar todas

y cada una de ellas. Las primeras silabas trabadas fueron bla, ble, bli, blo y blu, lo primero fue pronunciar cada una de ellas, después ella misma mencionó palabras con estas silabas, ya fueran iniciales o la palabra la tuviera en medio, todas fueron anotadas en el pizarrón y pronunciadas.

Terminando esto se escogían textos donde hubiera palabras con este tipo de silabas, para que el adulto las identificara, estas silabas eran encerradas para identificarlas. Y con ayuda se leían.

Así se fueron buscando diferentes actividades para las siguientes silabas trabadas, actividades como recortar de

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periódico palabras con dichas silabas y así el adulto identificaba cada una de ellas. Se trabajaron por más de un mes las siguientes silabas:

bra, bre, bri, bro, bro. pla, ple, pli, plo, plu.pra, pre, pri, pro, pru. tra, tre,tri, tro, tru.cra, cre, cri, cro, cru . gra, gre, gri, gro, gru. fra, fre, fri, fro, fru. dra, dre, dri, dro, dru.

Después de haber estado más de dos meses trabajando, tanto la señora como yo sentimos gran satisfacción, las palabras trabadas fueron una gran pared para llegar a la meta pero aun así con mucho entusiasmo se pudo avanzar.

Cuando la señora manejaba de pie a cabeza estas silabas se empezó con

la lectura y dictado de todo tipo de palabras, largas, cortas, trabadas, etc. Al empezar a leer, sentí que fue más rápido pues algunas silabas las dominaba muy bien, con el trabajo de semanas atrás, las silabas trabadas también estaban comprendidas, aunque se le dificultaban de vez en cuando.

En la lectura las silabas con una consonante y una vocal fueron pan comido para la señora, y con las trabadas poco a poco iba avanzando.

Se dictaban palabras cortas, largas, etc., para ir progresando poco a poco, también oraciones cortas y cada una de ellas era una meta cumplida para la oración, decía que ya las estaba entendiendo.

Al igual que el dictado, la lectura de palabras en un principio, oraciones después y por último textos cortos

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fueron de gran utilidad para que se llegara a lo que se quería: aprender a leer y escribir. Creo que tuve suerte de alfabetizar a una adulta que ya tenía conocimiento sobre algunas letras y silabas, claro que esto fue de mayor facilidad para mí.

Al mismo tiempo hubo algunos elementos que causaron un poco de pausa en el proceso de aprendizaje de la señora. Al principio ella pensaba mucho el aprender a leer y escribir, pues decía que a su larga edad ya no lo necesitaba pero aun así la convencí.

La mayor dificultad fue el problema de la vista ya que ella perdió un ojo desde que era niña, y si a eso le sumamos la edad, fue algo muy difícil, por este motivo hace tiempo decidió no estudiar y aparte de que se necesitaba dinero en casa.

Me sentí muy bien al realizar el trabajo, tenía un poco de miedo por pensar que podría toparme con un adulto cerrado

que tuviera en su conciencia que no aprendería, pero cuando me encontré a doña Margarita me di cuenta que ya tenía un cierto conocimiento y creo que se me quitó un poco el miedo.

Creo que tuve más facilidad que cualquier otro alfabetizador por los conocimientos que ya se tenían y aunque tal vez no sea justo para otros que batallaron más el trabajo se cumplió y se llegó a la meta, ella puede leer corrido y con un poco de rapidez.

Donde sí falta mucho, es en la comprensión lectora, ya que en ocasiones se traba en un pequeño texto y no entiende, también al escribir algunas palabras tiene que pronunciarlas varias veces para poder escribirlas.

Pero son algunos elementos que se requieren pulir poco a poco y con la práctica seguirá aprendiendo.

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Como alumna de la Universidad Pedagógica del Estado de Sinaloa fue un placer compartir los conocimientos que la Universidad me ha brindado durante estos años, además de la experiencia que he adquirido en la institución del Consejo Nacional de Fomento Educativo (CONAFE).

Me siento muy orgullosa haber podido apoyar a personas de escasos recursos, ya que para mí es muy importante

poder comunicarnos, poder decir lo que sentimos y a la vez, expresar nuestros sentimientos de una manera más clara, precisa y divertida, es decir, escribiendo nuestros pensamientos.

La alfabetización es un derecho humano, un recurso para la autonomía personal, un factor de desarrollo tanto social como cultural para todo ser humano.

Enseñar y aprender son caras de la misma moneda

Atziri Flores Angulo

19Universidad Pedagógica del Estado de Sinaloa

El acceso a la educación depende de la alfabetización. La alfabetización es un aspecto central de la educación, es una herramienta fundamental y sirve de base para todos; es esencial para erradicar la pobreza, el rezago educativo y la discriminación.

Una buena educación básica ofrece a los alumnos competencias esenciales que les servirán toda la vida y les permitirán adquirir otros conocimientos; los padres alfabetizados enviarán con más facilidad a sus hijos a la escuela.

Las personas alfabetizadas están mejor dotadas para acceder a la formación continua; finalmente, las sociedades alfabetizadas están mejor preparadas para enfrentarse a los desafíos del desarrollo.

Por lo que se sienten mejor como personas y están más seguras de poder ayudar a sus hijos en las tareas escolares, además tienen una mejor vida, porque si se preparan y siguen estudiando pueden llegar muy lejos, hasta llegar a conseguir lo que se propongan para salir adelante.

Es muy satisfactorio haber compartido con mis alumnas: Eliselda, Griselda y Severina, los conocimientos necesarios para poder leer y escribir. Recuerdo que al principio me decían -¿nos irá a tener paciencia?, y yo muy contenta les decía -claro que sí, para eso estamos

para poder enseñarles lo poquito que sabemos-.

No es fácil alfabetizar adultos porque siempre hay limitantes pero eso debe de motivarnos para hacer un mejor trabajo ya que de nosotros depende que los adultos aprendan a leer y escribir.

No debemos de bajar nuestra mirada sino de buscar una solución para poder lograr el objetivo que tenemos.

Como alfabetizadores debemos de ajustarnos a los tiempos de las personas y necesidades que ellos tienen para poder solucionarlas de la mejor manera, así logramos trabajar más y obtener a futuro grandes frutos. De esta manera los invito a formar parte a esta bonita tarea que es alfabetizar adultos.

Así mismo doy las gracias a los programas e instituciones que existen, ya que unidos hacemos la diferencia, porque sí se puede luchar por un país más autónomo e independiente; por lo que se pretende dejar huella o un impacto en nuestra sociedad, con la mejor herramienta que es la lectura y escritura.

Por eso es muy importante ayudar a las personas adultas, promoviendo el desarrollo basado en prácticas de alfabetización acertadas.

20 Universidad Pedagógica del Estado de Sinaloa

Compartamos el conocimiento y animémonos a conocer más. Porque siempre hay tiempo para aprender, siempre hay tiempo para empezar, y nunca es tarde, se tenga la edad que se tenga.

Porque enseñar y aprender son caras de la misma moneda, ya que sí aprendí algo, puedo enseñarlo a los demás, y mientras enseño, puedo aprender.

21Universidad Pedagógica del Estado de Sinaloa

Al inicio de la alfabetización me sentí nerviosa, ansiosa y preocupada, pues aun no tenía la capacitación adecuada para iniciar con las clases, ni el material para ello.

No sabía cómo dar inicio a las clases, por dónde debía comenzar, en fin tenía tantas dudas pero aun así, decidí dar inicio a las clases.

El primer día nos presentamos, cada uno de nosotros dimos a conocer el motivo por el cual estábamos ahí, yo

sería su maestra, les dije el motivo por el cual necesitaba su ayuda y el propósito de sacarlos adelante hasta que los dos aprendieran a leer y escribir.

Don Genaro me dijo que el motivo por el cual quería aprender a leer y escribir era porque su trabajo lo ameritaba, que para él era difícil vender discos sin poder leer el autor o título de las canciones que le pedían, su motivación era poder sacar adelante su fuente de ingresos con más facilidad y mejores beneficios, y la satisfacción de que a

Pollos casados

Magda Yanet Camacho Barraza

22 Universidad Pedagógica del Estado de Sinaloa

pesar de su edad, podría demostrar que nunca es tarde para aprender y salir adelante con lo que cada uno se propone.

Por su parte, José nos dio a conocer sus deseos, por su edad de quince años su motivación fue muy distinta a la de su tío Genaro, pues su interés era aprender para poder comunicarse con su novia, ella no sabía que casi no podía leer y escribir y batallaba mucho para escribirle una respuesta, siempre tenía que pedir ayuda y perdía su privacidad, y no le gustaba esa situación.

Mis alfabetizados eran unas personas con ganas de salir adelante cada uno con distintas metas en la vida pero al final era las mismas ganas de superarse y ser más productivos en la sociedad donde se desenvuelven.

Recuerdo una anécdota donde don Genaro nos contaba que un día su hijo iba leyendo y al pasar por cierto

lugar leyó un cartel que decía “pollos asados”, pero el leyó “pollos casados”, en ese momento él comprendió que lo había leído mal pero por temor a que se rieran no dijo nada.

Al llegar a clases me cuestionó sobre cómo debía decir el cartel, yo le dije y se soltó riendo, dijo que él sí sabe leer. Le respondí -¿porque usted no lo corrigió si usted sabía bien como decía?-, -ese miedo de leer en público no lo dejará avanzar si no practica en frente de los demás, para que lo corrijan si usted se equivoca- comprendió su error y adquirió el compromiso de leer todo lo que pudiera para practicar y aprender más rápido.

Esta experiencia fue difícil al principio pero al pasar los días, empezó a ser satisfactoria, el ver los frutos del trabajo conjunto, tanto el mío como el de ellos, cuando empezaron a leer las primeras palabras y escribirlas, al ver sus rostros de satisfacción fue uno de los mejores momentos, ver cómo ellos mismos se daban cuenta de esos pequeños logros que para ellos eran tan grandes que los motivaban a seguir adelante y volver el siguiente día a seguir aprendiendo.

En lo personal fue de gran satisfacción el poder enseñar a leer y escribir a personas que por motivos diferentes no pudieron hacerlo de pequeños, fue una experiencia única, una gran meta y con satisfacción puedo decir que la cumplí.

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Soy licenciada en educación preescolar y en esta etapa a los niños no se les enseña a leer y escribir ya que no hay un método en el programa de preescolar, -¿por qué platico esto?-, porque el día que se me informó que tenía que enseñar a leer y escribir a una persona analfabeta me dio mucho miedo ya que no conocía de métodos ni tenía experiencia en ello.

Conforme fue pasando el tiempo busqué a personas que no sabían leer y escribir, muchos que no sabían no quisieron tomar las clases ya que les daba vergüenza por su edad, por más que traté de convencerlas no lo logré hasta que me encontré con un muchacho y su mamá que querían aprender, tardé en convencer que el muchacho fuera ya que le daba vergüenza hasta que su

No se necesita sueldo para ayudar

Grissel M. Medina Inzunza

24 Universidad Pedagógica del Estado de Sinaloa

mamá lo convenció. Iban todos los días a mi casa de lunes a jueves y les daba clases en el porche, en donde colocaba el pizarrón en una ventana.

Debo reconocer que al principio me dio miedo ya que no tenía experiencia en esto, conforme fue pasando el tiempo fui conociendo más a mis alumnos y sabía cómo enseñar a cada uno de ellos y su manera de aprender era diferente ya que el muchacho va para 27 años y su mamá para los 60.

Llegó un momento en que la señora dejó de asistir por problemas familiares y dolores de cabeza, así como problemas en la vista y dentadura que hacían que le costara trabajo leer. Ya no iba tan seguido iba una o dos veces a la semana.

El alumno Ricardo iba a clases los días acordados, a veces le costaba concentrarse por la vida familiar que llevaba.

Todos los días leía y planeaba por semana para lograr aprendizaje en ellos, el alumno lo iba logrando poco a poco, su mamá también lo lograba pero a la siguiente semana ya olvidaba todo, y más aún, porque no asistía constantemente o asistía con dolores en la cabeza o con problemas en la familia que no le permitían concentrarse.

Debo reconocer que no se nace sabiendo las cosas si no que la misma vida te las enseña, conforme la práctica aprendes muchas cosas nuevas.

Mi experiencia como alfabetizadora ha sido de gran satisfacción, ya que no sólo fui una maestra para mis alumnos, sino una amiga a la cual le contaban los problemas de su vida familiar, en ocasiones la señora me llevaba algo de comida como muestra de agradecimiento por lo que yo estaba logrando en ellos.

Nunca pensé conseguir que una persona leyera y escribiera ya que Ricardo es un alumno con un retraso mental leve, pero debo reconocer que él puso siempre de su parte para lograr un aprendizaje y lo logró.

Es importante mencionar que esta experiencia me hizo una persona más humilde, lo cual me hizo comprender que se gana más cuando se da sin esperar nada a cambio.

Aprendí que no se necesita de un sueldo para ayudar a alguien más, que cuando uno se fija un objetivo de corazón lo logra y que la vida es más bonita cuando ayudamos a las demás personas para un cambio de bien.

Ahora Ricardo se desenvuelve más ante la sociedad, en las juntas que hace el

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programa Oportunidades ahora sí ya nadie se burla de él, porque ya puede leer lo que su mamá tiene que firmar, hoy más que antes, ayuda a su mamá y eso es una gran satisfacción para mí.

Esta ha sido una experiencia que no olvidaré ya que no sólo logré aprendizajes en mi alumno, si no yo también logré grandes enseñanzas ya que aprendí a educar con teoría y práctica.

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La tarea de todo ser humano consiste en enseñar a sus semejantes lo que no sabe, la labor que se presenta en la vida diaria es aprender de los demás para realizar cualquier actividad.

Es por este motivo que me doy a la labor de relatar la experiencia vivida con un grupo de personas adultas a las cuales llevé de la mano a la alfabetización.

Todo comienza con una oportunidad que nos brinda la UPES para alfabetizar por lo menos a un adulto y contribuir con esta sociedad que se encuentra en un rezago educativo y que en conjunto con PROASIN se lograría en unos meses.

Al iniciar el grupo fueron siete los que empezaron, pero en el transcurso de los días se incorporaron más, hasta llegar a doce. Me siento muy contenta porque a pesar que no todos leen adecuadamente; las cuatro personas que sí lograron su objetivo en estos cinco meses se mostraron contentas por lo aprendido.

Las anécdotas compartidas por los educandos en las clases, son únicas debido al analfabetismo que presentaban y que era impedimento para la realización de varios trabajos.

Les relataré la historia de doña María Guadalupe quien vivía en un pueblo de Cosalá donde sufrió pobreza y desamor.

Nos cuenta que por ser un pueblo pegado a la sierra, la mayoría de la gente se unían para la realización de convivios y festejos, fue así que conoció a su primer marido, con el cual tuvo un hijo y se fue al otro lado, sin embargo su belleza resaltaba ante los ojos de los muchachos y siempre tuvo su pegue por lo cual se casó al tener su primer hijo.

Siempre ha sido una mujer trabajadora y no se detenía ante nada, al morir su esposo su vida cambió pues tenía la responsabilidad tanto de la casa como de sus catorce hijos. No le daban trabajo en donde se ocupaba leer, pero

Sufrió pobreza y desamor Nely Nereida Zamora Audelo

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su servicio y don de atender y ser agradecida la llevó a diversos puestos en los campos o limpiando casas.

Platica que nunca tuvo la oportunidad de ir a la escuela porque eran muy pobres y ni sus hermanos estudiaron ya

que tenían que trabajar, y que ahora que Dios le da la oportunidad de estudiar lo hace para poner el ejemplo a sus hijos y nietos para que salgan adelante. Lupita les dice a sus compañeros que yo soy buena maestra porque no cualquiera se pone a enseñar a unos “burros” que no

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aprendieron en su tiempo y ahora con el empeño que todos hemos puesto lo estamos logrando. También comenta que, al principio no se hacía la idea de aprender a leer y escribir y ahora que puede se ha demostrado que con dedicación se logran las metas.

Hoy puedo decir que como asesora me siento muy orgullosa de cada uno de ellos; porque me han enseñado una valiosa lección, que todo aquel que vivió este proceso considero lo sintió.

Pienso que enseñar con vocación y lograr que en el proceso todos

aprendamos de todos, son experiencias más valiosos que todas las letras juntas.

Mi corta experiencia con ellos fue satisfactoria y no sólo por enseñarles a leer y escribir, sino por el cariño que me demostraron y el aprecio que les tengo por tantas ganas que me demuestran por aprender algo nuevo y dejarse apoyar.

La vida nos da la oportunidad de enseñar a alguien más y ellos a otros más, haciendo el conocimiento infinito.

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El día que se me notificó que debería de alfabetizar para poder liberar mi servicio social, me molesté un poco, pues también asistía a la primaria para llevar a cabo mis prácticas que eran requeridas por el plantel, y pues se me hacía demasiado ya que tengo una familia que atender y además mis tareas educativas que debía realizar.

Pero como no existe ninguna otra opción según el plantel para poder liberar el servicio social entonces me empecé a organizar para poder llevarlo a cabo.

Un sábado en la hora de descanso asistí al departamento de servicio social en la escuela, para esto, ya había asistido a

Hasta un perro me mordió

Patricia del Carmen Niebla Martínez

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la primera capacitación en el auditorio donde se me había entregado un disco, un libro elaborado por PROASIN donde se nos explica cómo debemos de empezar a trabajar con los adultos, entonces cuando llegué con Flor me asignó una persona de la colonia Agustina Ramírez.

Al salir de la jornada de clases ese sábado llegué a mi casa, y deje la mochila de útiles y comí, posteriormente fui en busca de la dirección asignada, pero resulta que tal dirección no existió, entonces lo que hice fue recorrer toda la calle Polo sur, de norte a sur, desde donde inicia hasta donde termina, así que recorrí la colonia Agustina Ramírez y el Fraccionamiento Santa Elena visitando casa por casa preguntando -¿viven adultos que no sepan leer y escribir?- y en todos los domicilio contestaban –no-, tal vez por vergüenza o pena pero eso contestaban.

Encontré a dos persona, una de ellas con discapacidad y la otra de 82 años, inmediatamente me dijo -yo quiero aprender a leer ya que cuando me voy a Michoacán tengo que andar preguntando que camiones van y hay personas que me contestan amable y otras de mala gana-.

Después de conseguir a doña María seguí caminado hacia al sur de la Polo norte y encuentro a Elodia ella me dijo -yo no sé pero no tengo muchas ganas

de aprender-, así que estuve platicando con ella hasta que la convencí y me dijo -está bien maestra pero tiene que venir cuando mi marido no se encuentre en casa-, y yo le contesto -no hay problema yo me adapto al horario que usted me establezca-.

Después de encontrar a esas personas les tome los datos necesarios para poder darlas de alta en la UPES en el departamento se servicio social, y como a mediados de abril del año en curso es cuando inicio a trabajar con ellas con un horario de 4 a 7 de la tarde, de lunes a miércoles.

No me habían entregado el material necesario cuando inicié así que trabajamos con unos cuadernos que mi hijo tenía por allí guardados.

Primero que nada les pregunto su nombre completo para anotárselos en su cuaderno, luego les digo que intenten copiarlos en la primera hoja de su cuaderno, me dicen -no lo puedo hacerlo está muy batalloso maestra- y yo les digo -a como les salga lo importante es que intenten escribirlo y poco a poco se les va ir haciendo fácil-, después les enseñé el alfabeto, le trabajé varios métodos (ecléctico, silabario, el de San Miguel, método alfabético o deletreo, método fonético o fónico, etc.), ya que alguno no me funcionaba e intentaba otro y otro hasta que logré mi propósito el de enseñarles a leer y

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escribir a esas personas. Pero para poder lograr mi meta tuve que pasar por muchas cosas, pues al principio no fue fácil ya que cuando regresaba de alfabetizar me sentía toda desanimada, hasta llegué a pensar que no servía como maestra porque se me hacía que las personas no aprendían y eso me desesperaba, como fue transcurriendo el tiempo, me di cuenta que si estaban aprendiendo pero de una manera muy lenta pues una de ellas tiene lento aprendizaje, y sin embargo he logrado que aprenda despacio no al mismo ritmo de la señora pero lo ha logrado.

Dentro de las experiencias también soporte la mordida de un perro, que de hecho mi esposo me dijo ya no vayas no tiene caso que te sigas exponiendo, pero a mí no me importaba lo que yo quería era enseñar a esa personas que ya me había propuesto, pero eso no es todo, también cuando llegaba a la casa en donde alfabetizaba de 4 a 5:20 pm, en ocasiones el esposo de la señora me gritaba que no había nadie, cuando se escuchaban las voces adentro de la casa.

Después me enteré que era que su esposo no quería que se enseñara, entonces me dijo que ya no fuera mejor, pero la convencí de nuevo y me dijo -cuando esté la moto de mi esposo por favor no llegue-, -está bien.le contesto no hay problema así lo hacemos-, pero no sé cómo se enteró su esposo que yo seguía yendo a su

casa y me volvió a decir -no venga ya mejor porque lo que quería era enseñarme a escribir mi nombre y ya aprendí-, entonces volví hacer la labor de convencimiento para que también se enseñará leer y a escribir bien, porque le decía que también necesitaba saber leer para que sepa que va firmar.

De esta manera estuve trabajando con ella hasta que logre mi meta el de enseñarle a leer y a escribir.

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El hecho de que la Universidad Pedagógica del Estado de Sinaloa se uniera al Programa Emergente de Alfabetización en Sinaloa, abrió completamente una visión diferente de la realidad en la que vivimos, frecuentemente oímos hablar de un rezago educativo y lo escuchamos tan “distante” que la mayoría de las

veces creemos que no nos incumbe, nos enajenamos de esa realidad y decimos: -a mí no me afecta, a mí no me corresponde dar respuesta a esa necesidad que aparenta ser latente en la sociedad-.

Sin embargo, una vez que PROASIN se extiende ante las instituciones

Mientras más grande es la lucha, mayor será el triunfo

Bianca Vianney Carvajal Aguilar

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educativas con la finalidad de crear redes de cooperación y ayuda mutua para reducir el rezago educativo en Sinaloa cambio completamente esa perspectiva.

Es entonces cuando empecé a identificarme con esa realidad, y decidí comprometerme con este gran reto de alfabetizar adultos yendo a la realidad misma desde donde existen estas necesidades y no desde fuera.

Conviene señalar que el proceso de alfabetización no es algo fácil en ello coinciden la mayor parte de las experiencias relatadas por los alumnos.

Ya que la mayoría de estos adultos, sino es que todos, están insertos en la vida laboral de la comunidad en que viven y trabajan, tanto que carecen de tiempo para poder estudiar, ello aunado a nuestros horarios escolares hacen aún más compleja esta tarea.

No obstante es increíble encontrarse con personas que ante cualquier dificultad que se presenta, siguen adelante con los propósitos y metas que quieren lograr en su vida, un ejemplo de ello es, sin duda, Modesta García Galindo.

Una señora muy humilde y amable quien reside en la comunidad conocida como Isla del Bosque, en el municipio

de Escuinapa, Sinaloa. Quien con toda disposición dijo -sí yo quiero aprender a leer y escribir-. Y, aunque tiene que trabajar todos los días para poder satisfacer sus necesidades básicas, decidió designar un día de la semana para iniciar el proceso de alfabetización.

Esto resultó un tanto complicado porque yo tenía que tomar un autobús saliendo de la Universidad muchas veces sin haber consumido bocado alguno, ello aunado que la localidad en donde vivo: La Reforma, en el municipio de El Rosario, está muy alejada de donde Modesta reside, y al terminar la sesión tenía que tomar tres autobuses para poder llegar a mi casa y considerando que los trabajos de la Universidad son tantos, me quedaba poco tiempo para realizarlos, tenía que desvelarme para el siguiente día despertar muy temprano para asistir de nuevo a la escuela, eso fue lo que más se me dificultó.

Pero lo que me daba ánimos y me motivaba a seguir adelante a pesar de todo lo anterior fue, ineludiblemente la pasión y el entusiasmo con en el que la señora Modesta se presentaba en cada sesión, siempre con la mejor disposición y el deseo de aprender.

Aunque ella salía muy tarde de trabajar siempre realizaba sus tareas y avanzaba aún más de lo que yo le había indicado

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realizar, eso fue algo que me impresionó mucho.

Ver su rostro en cada sesión, el brillo de sus ojos al haber aprendido una letra nueva, y no se diga cuando aprendió a escribir y leer sus primeras palabras fue algo muy hermoso para mí, imagínense para ella. Siempre diré que el crédito de ninguna manera me pertenece, es completamente para la señora Modesta porque de no haber sido por su entusiasmo y sus ganas de aprender, nada de esto hubiera sido posible.

De antemano agradezco enormemente a la UPES y por supuesto a PROASIN por haberme brindado la oportunidad de tener una experiencia como ésta, ha sido increíble, algo que jamás imagine.

Finalmente, tal como escuché en alguna parte “mientras más grande es la lucha mayor será el triunfo” y eso es lo que precisamente hoy puedo decir.

Modesta aprendió a leer y a escribir aun después de todas las dificultades que se presentaron.

Son acontecimientos como éste los que nos hacen grandes, los que nos hacen saber que aun cuando la vida aparenta tener muchos obstáculos o barreras, sólo basta con proponérselo para salir adelante.

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Aunque apenas cuento con veinte años, el poder alfabetizar ha sido para mi una de mis mejores experiencias -¿Por que?- Por el simple hecho de que pude ayudar a algunas personas a que dejaran de vivir en ese mundo oscuro en el que se encontraban, y si digo oscuro es porque ellas así me dijeron que veían su mundo al no poder distinguir las letras, no saber escribir o leer alguna palabra.

A la vez yo aprendí de ellos, a crecer como persona y sobre todo a poder ser paciente, porque un defecto tan grande que tengo es que soy muy desesperada con la gente, no soy tan tolerante como yo quisiera, y este proceso de alfabetización me sirvió de mucho, puse en práctica la tolerancia y eso me gustó, así estoy creciendo día con día como ser humano.

La intolerancia al principio estuvo muy presente en mi ya que cuando nuestra profesora Lorena Reynaga nos comunicó acerca de este programa de alfabetización, para mi fue así como

una gran impresión, y a mi mente llegaron muchas preguntas en cuestión de segundos, ¿Yo alfabetizando? ¿Yo no sé cómo? ¿Quién me va a asesorar? ¿Por qué justamente Upes? ¿Tardará mucho tiempo? ¿Cuánta gente tendré que alfabetizar? ¿Y si no lo logro? Y así muchos ¿Por qué? llegó el momento de buscar las personas que alfabetizaría.

Soy de una comunidad llamada Ojo de Agua de Palmillas, Escuinapa. Una comunidad que cuenta con muchos analfabetas, ahí fue justo cuando ya me entró la inquietud de que va pasar con este programa, total busqué las personas que yo veía y que estaba segura que aceptarían mi invitación de ayudarlos a dejar de ser analfabetas, fui a sus casas les platiqué del programa, de lo que juntos lograríamos, y los beneficios que obtendría tanto el/ella como yo.

Y así fue, la primera señora, Natividad, una señora mayor que con gusto aceptó, me hizo una pregunta muy curiosa diciéndome ¿En serio si vas a

Dejaran de vivir en un mundo oscuroGrissel Carolina López Alcantar

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venir a ayudarme? Que porque una vez, ya la habían anotado a un programa de alfabetización, y que nunca recibió ese beneficio que con tantas ganas ella deseaba, entonces para mi fue mi gran motor escuchar eso ya que significa que en verdad le interesaba recibir ayuda, me comprometí con ella, nos pusimos de acuerdo en fecha, horario, localidad y así poder iniciar.

Otra persona que busqué, una señora llamada Elba no tan mayor, me dijo que si, que con gusto aceptaba que porque ella no tuvo el placer de asistir a una escuela donde la pudieran enseñar, además como es de bajos recursos económicos, nunca ha buscado ayuda para aprender porque no tiene con que pagar clases particulares, así que le

pareció de maravilla que le ofreciera mi ayuda sin ningún costo, y decía entre mi -ahora le veo el lado bueno a todas esas preguntas que en su momento me hice-, me sentía muy satisfecha ya que poco a poco estaba logrando lo que yo quería.

También me tocó una experiencia con un joven de 21 años, un muchacho que jamás le gusto estudiar y dice que hoy en día se arrepiente de no haberlo hecho, porque debido a que no tiene estudio se le han cerrado muchas puertas de trabajo, lo cual lo entristece y me agradece el que poco a poco lo esté ayudando en su formación.

Así, es fácil darse cuenta porque no batallé para localizar mis personas, ya

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que son gente que en verdad quiere superarse y con inmensas ganas de salir adelante.

El principio de la capacitación fue algo complicado, ya que como dicen estaban en ceros, además, por ser personas grandes es un poco más difícil, pero eso no fue obstáculo para mí, empecé con este gran reto que hoy en día me ha dejado muy satisfecha el escuchar que me digan !gracias¡.

Se siente tan bonito que reconozcan tu esfuerzo, el saber que todo lo que se quiere se puede lograr poco a poco, todo sacrificio tiene su recompensa, y claramente pude ver el fruto que obtuve con estas personas, las cuales al igual que yo quedaron contentas, porque se sentían realizados.

Optaron por ser mejores personas y lo lograron, eso fue el mejor premio que recibí, el acordarme de cómo empezamos, cual fue mi proceso de enseñanza como alfabetizador, y hoy puedo decir que me siento plena por haber aportado mis enseñanzas a esas personas.