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  • FD MAGAZINE

    Edita GALLAND BOOKS S.L.N.E. & HiStOricAL OutLiNE S.L.

    c/ Estacin, 41 47004 VALLADOLiD

    tfnos: 0034 983 11 65 27 / 983 29 07 74Fax: 0034 983 11 65 28

    email: [email protected]@historicaloutline.com

    Directora: Vanesa Gimnezredactor Jefe: carlos Molero

    cONSEJO EDitOriALAugusto Ferrer-Dalmau

    Lucas Molina

    DiSEO Y MAQuEtAciNBoca Multimedia, ione Muoz

    cOLABOrADOrESLluc Sala

    Germn SeguraLuis Esteban

    Santiago VeloSalvador Laspeas

    Juan del JuncoLuis Aragn

    Pablo cassinello

    iSSN:2254-1462

    DEPSitO LEGAL: VA 125-2012

    POrtADAAugusto Ferrer-Dalmau pintando

    rocroi: El ltimo tercio

    Printed in SpainGALLAND BOOKS S.L.N.E. & HiStOricAL OutLiNE S.L.

    no se hacen responsable del contenido de los artculos publicados en FD MAGAZiNE.

    La responsabilidad de los mismos corresponde a los autores que los firman.

    Vanesa GimnezDIRECTORA

    Bienvenidos a la nueva revista FD Magazine, un proyecto pleno de ilusin, que nace con vocacin de servicio a la Cultura y al Arte ambas con maysculas.La Historia de Espaa y de los espaoles es un argumento lo suficientemente importante para que sea abordado por noso-tros, desde una ptica siempre atractiva y llena de matices, colo-res y formas, esa perspectiva que siempre nos ofrece el Arte.

    Deseamos de todo corazn que este proyecto, que hoy nace, tenga en todos sus lectores, fieles amigos con los que compartir buenos momentos; con la Cultura siempre de trasfondo nece-sario para llevar a buen puerto nuestra nave.

    Entrevista: Arturo Prez-Reverte 2

    Conectando con la historia 14

    Ferrer-Dalmau, tras el legado pictrico de Jos Cusachs 16

    Tras el alma de nuestros ejrcitos 22

    Diego de Salinas. El ltimo de Gibraltar 24

    La gesta de los Ingenieros. 26

    Cabalgando entre el bronce y la piedra 28

    Embajadas espaolas en el mundo 32

    Entrevista: Francisco Marhuenda 34

    Ediciones y esculturas 40

    Ciudad de Cdiz. Jos Napolen 42

    Agenda 45

    NDICE

    AO i N 1

    FD MAGAZINE

    1

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    Se cuenta que, en cierta ocasin, en una tensa reunin de la Liga de Actores en los aos 50 en Estados Unidos, John Ford pidi la palabra, se puso en pie y se present ante sus

    compaeros de profesin con las siguientes palabras: Me llamo John Ford y hago pelculas del Oeste. A nuestro protagonista, tambin podramos presentarlo de manera semejante: Me llamo Arturo Prez-Reverte y escribo histo-rias. Y si detrs de las modestas palabras de Ford, San John Ford, se escondan nada menos que cuatro premios Oscar al mejor director y ttulos legendarios de la Historia del cine, detrs

    de este cartagenero con los 60 aos recin cumplidos, encontramos a uno de los escritores ms prolficos en lengua espaola, cuyas obras han sido traducidas a treinta y cuatro idiomas y publicadas en lugares tan dispares como Irn, Corea, Turqua, Estonia o Brasil. En 1996, comen-z a publicar la saga del capitn Alatriste, con la que pretende acercar a los lectores a una poca clave de la historia de Espaa, como es la deca-dencia de la Monarqua de los Austrias. La spti-ma entrega de la exitosa serie, bajo el ttulo de El puente de los Asesinos, traslada las peripecias del capitn Alatriste a la Repblica de Venecia del siglo XVII.

    PREFIERO A UN

    ANALFABETO

    LIBRE QUE A UN

    ESCLAVO CULTO

    ENTREVISTA A ARTU

    RO PREZ-REVERTEENTREV

    ISTA[Carlos M

    olero]

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    Pregunta.- Qu motivo le ha llevado a situar la accin de El puente de loa Asesinos en Venecia?

    Respuesta.- Con Alatriste quera hacer una espe-cie de gran novela por partes en la que se fueran mostrando los distintos aspectos de aquella Monarqua: la guerra sucia, la de Flandes, el oro de Amrica, la corrupcin ministerial, el Mediterrneo y ahora, Venecia e Italia. Como en este pas, nos han borrado la memoria, pues ya casi nadie se acuerda de que el imperio espaol tambin inclua media Italia, que Espaa era duea de Sicilia, de Npoles, de Cerdea, de Miln, de las plazas fuer-tes del Norte italiano, y que de all expulsamos a los franceses, que durante ochenta aos no pudieron

    pisar suelo italiano. Recordar eso y tambin expli-car lo que era la poltica espaola en Italia, que fue fundamental para la Monarqua. Y hay otro factor, no s si decir melanclico o nostlgico. Manejo muchas memorias de soldados de la poca, y todos ellos hablan de Italia con mucho cario. Para ellos, Italia era el paraso. frica era un infierno, el Norte de Europa era fro, pero Italia era buena temperatu-ra, mujeres guapas, una lengua fcil de compren-der. Era la gran aventura de su juventud, y he que-rido de alguna manera reflejar esa familiaridad de los espaoles con Italia. Adems, el espaol tiene cantidad de palabras italianas tradas por los solda-dos espaoles, y el italiano tiene palabras espao-las llevadas por los espaoles.

    Arturo Prez-ReverteDe la Real Academia Espaola

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    P.- Por qu le resulta tan atractiva esa poca de la historia de Espaa?

    R.- Porque es la decadencia, el momento en el cual Espaa, que ha tenido todas las cartas en la mano, todas las bazas, todos los elementos para ser una potencia, una hegemona duradera y marcar el mundo de una manera decisiva, pierde el control de la situacin, y lo que fue la gran oportuni-dad termina en un nmero grotesco. Al final, la Monarqua no era ms que un cad-ver ambulante sujeto por pinzas, que eran los tercios de infantera y el oro de Amrica. Es un momento en el que es evidente que se ha perdido la batalla. Alatriste es un per-sonaje decadente en un imperio decadente.

    P.- Y en su opinin, cul es el origen de esa decadencia?

    R.- Desde mi punto de vista, Espaa se mete en el siglo XVI en una empresa impo-sible de resolver. Hay dos factores que lo impiden. Por una parte, es demasiado impe-rio para una monarqua no descentralizada. Desde el Escorial no se puede gobernar todo el imperio, no existe Internet, no existe el telfono, no existe el telegrama. Y es imposible, por mucha voluntad que se le eche. Por otra parte, el sistema espaol es absolutamente imperfecto, basado en una poltica no realista, y la Religin nos macha-ca. Cuando Felipe II dice que no est dis-puesto a ser rey de herejes, ah est firman-do la sentencia de muerte del Imperio. Siempre digo que en Trento nos equivoca-mos de Dios, apostamos por un Dios reac-cionario. El Dios moderno era el del Norte, el luterano, el que permita negocios, con una burguesa que comerciaba, lea, viajaba, con ventanas abiertas al futuro. En vez de apostar por ese Dios moderno, el que con el tiempo se ha demostrado que tena posibilidades de futuro, lo hicimos por el oscuro, el reaccionario, el de los prejuicios, las hogueras, el de los confesores diciendo al Rey a quin haba que quemar. La Monarqua no tena los elementos ni morales ni materiales para hacer frente al desafo de mantener ese imperio.

    P.- Repetimos el error siglos despus, con la Guerra de la Independencia?

    R.- En la Guerra de la Independencia, nos equivo-camos, no de Dios sino de enemigos. Napolen era la modernidad, el futuro, y nosotros nos levantamos para apoyar a un rey reaccionario, al ms infame que hemos tenido, a una camarilla

    de incompetentes, a un cannigo como Esciquiz, y a unos curas reaccionarios que volvieron a sumirnos en el abismo del que, en parte, todava no hemos salido. Ese constante equivocarnos de enemigo del espaol, esa continua lucha contra nuestra propia modernidad es una caractersti-ca nuestra ya desde Viriato.

    P.- Parecera que en Espaa se hace realidad el dicho de que quien no conoce su historia, est condenado a repetirla?

    R.- Ni siquiera se repite, lo triste es que ni siquiera eso. Lo que hace es que la pisotea. No es que repita-mos, porque nunca es igual. Porque la Espaa actual no es la del siglo XVII por suerte, es mucho mejor incluso en el peor momento de la Espaa actual, por muchas razones: hay penicilina, hay democracia, no estn los curas quemando a los homosexuales Pero es evidente que el desconocimiento de la Historia, de las claves que nos expliquen, hace que vayamos torpemente caminando por la vida y por la Historia, y malgastemos una oportunidad tras otra, sin aprender de nuestros errores ni poder hacer previsiones de futuro a largo plazo.

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    P.- Quizs insistir en la Educacin sera una posible solucin?

    R.- Aqu nadie va a educar a nadie, eso es mentira. Esa es una batalla perdida, la Educacin futura nunca va a ser mejor de lo que es. A m me llama la atencin que la gente piense que vamos a mejor, y el mundo no va a mejor. Nuestro mundo, Occidente, Europa, donde estoy, donde me he cria-do, que viene de Troya, del Islam, de la Edad Media, del Renacimiento ese mundo est listo de pape-les, su mejor momento ha sido el siglo XX, y ahora estamos en decadencia, ya nunca va a ser mejor. Que en el futuro los chicos sern ms educados? Es mentira, no es cierto, tendrn mayor tecnologa, ms libertades y un montn de cosas mejores, eso no lo dudo. El hombre del futuro ser ms libre en muchas cosas, la tecnologa lo liberar de un mon-tn de esclavitudes, pero la Educacin, en cuanto a Cultura, dudo mucho que sea mejor que la de mis padres o mis abuelos, porque para eso hace falta una visin generosa, a largo plazo, hacen falta unos planes educativos, no ya para una sino para dos o tres generaciones, y no hay ningn poltico capaz de hacer eso, y as es en toda Europa. Ya nunca seremos ms cultos.

    P.- Bajo el ttulo de El perro de Rocroi, usted ha dedicado un artculo al cuadro que, sobre esa legendaria batalla, ha pintado Augusto Ferrer-Dalmau. Qu diferencias encuentra entre ste y La rendicin de Breda, de Velzquez?

    R.- Hay una gran diferencia, y es que el cuadro de Velzquez es un cuadro cortesano, es un cuadro en el cual se est dando una imagen falsa de lo que es la guerra y la paz, de la rendicin. Eso est muy bien entre generales; pero al fondo, se ven las lanzas y quienes estn sostenindolas son los soldaditos que han estado pasando miseria durante un montn de tiempo en el asedio, y a los que luego dejan tirados como perros. Es una falsa gloria, es mentira, es un

    compadreo de generales. Por el contrario, el cuadro de Ferrer-Dalmau es verdad, eso es la guerra. Es la muerte, la sangre, el barro, la suciedad, la soledad, porque en realidad, ese cuadro paradjicamente es un grupo de gente, una pia en la ms absoluta sole-dad. Abandonados por su Rey e importndoles un carajo a su pas y a sus compatriotas. Hay un rasgo genial en ese cuadro de Augusto Ferrer-Dalmau, que es el haber colocado las picas desordenadas. Junto a la armona simtrica de las picas de Velzquez, esa ruptura, ese palilleo desesperado, como un erizo que se repliega en s mismo para vender cara su piel, creo que es lo que mejor simboliza el momento, la Espaa, los soldados y lo que fue la batalla de Rocroi.

    P.- Esa Espaa ha desaparecido o an queda algo de ella?

    R.- S, s queda, s, t te vas a un bar y pasa algo, se monta una bronca, y ves que el espaol sigue sien-do muy de motn, de algarada, de montar la bronca. A m lo que me conmueve de ese cuadro es acer-carme y mirar las caras, esos espaoles retrata-dos tal y como somos: atravesados, con mala leche, peligrosos, crueles, violentos, valientes, diciendo aqu estamos, venid, venid, arrimaos que vais a pagarlo caro. Es ah donde Augusto ha con-seguido ser genial, ms all de sus soberbias pince-ladas. Hay unas miradas en ese cuadro que son Espaa, y ese cuadro es Espaa. Porque indepen-dientemente de que el cuadro sea bueno o malo, que es muy bueno, en las miradas de esos hom-bres est la Historia, y por eso entiendo que sea tan conmovedor. Y esas caras an las ves en las calles, en cualquier manifestacin, ese espaol

    Arturo Prez-Reverte y el pintor Augusto Ferrer-Dalmau.

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    cabreado, que lleva siglos engaado, maltratado, abandonado como un perro. Y sigues viendo esas caras que parecen decir: Como te coja!

    P.- La soledad y el ocaso, la derrota orgullosa, el impvido final simblico de la fiel infantera que durante dos siglos, desde los Reyes Catlicos a Felipe IV, hizo temblar a Europa. Es una constante en sus escritos manifestar una intensa simpata hacia los derrotados con dignidad, por qu?

    R.- Es que creo que al final a uno lo derrotan siem-pre. Creo que la derrota es algo inherente a la condicin humana, al hecho de vivir y de pelear. Por mucho que venzas, siempre al final hay alguien que te derrota, siempre hay un Rocroi, por mucho que triunfes siempre hay un iceberg espe-rando al Titanic. Adems creo que en la victoria se

    camuflan mucho las personas, es muy fcil camu-flarse en la victoria, cuando ha ganado la selec-cin, todo el mundo est en las plazas bailando, con las banderas, todo el mundo feliz. Pero es en la derrota donde se ve el contraste de los hom-bres, en la derrota, no en la victoria, cuando no puedes pasearte en triunfo, cuando se trata de apretar los dientes y decir: yo soy leal a los mos y me mantengo leal incluso en el desastre, incluso cuando tengo que pagar un precio por esa leal-tad. Como reportero de guerra, he vivido derro-tas y victorias fsicas, combates de verdad y he visto a los hombres en ambas situaciones, y les he observado. Es muy difcil llevar bien la derrota y la gente que sabe llevarla con dignidad y con reputa-cin me merece mucho respeto.

    P.- Qu opinin le merece la pintura de Augusto Ferrer-Dalmau, y su dedicacin a un gnero como es la pintura de temtica militar?

    R.- Ferrer Dalmau ha retomado esa tradicin, con gran talento, con una mano extraordinaria para el dibujo. Maneja muy bien los pinceles, y ha consegui-do resucitar un gnero que languideca o que direc-tamente haba desaparecido. Ha devuelto la digni-dad y el inters y el atractivo a un gnero que estaba muerto, ha resucitado la pintura histrica militar, y ya slo por eso mereca la pena, aunque fuese mediocre. Pero es que adems es bueno. Yo vi la exposicin conjunta de Cusachs en Madrid, y

    ME MERECE GRAN RESPETO LA GENTE QUE SABE LLEVAR LA DERROTA CON DiGNiDAD

    Rocroi, el ltimo Tercio. leo sobre lienzo de Augusto Ferrer-Dalmau

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    Cusachs es bueno, pero Augusto Ferrer-Dalmau es an mejor. Por qu? Porque Cusachs pintaba el mundo que vio, pero Dalmau est abierto a la Historia, y en esa puerta que ha abierto, cabe todo, desde Viriato hasta la guerra de Afganistn. Un joven con su talento, con temas vrgenes que no ha tocado nadie, puede pintar lo que quiera. En este momento, no es solamente importante por lo que es, sino por lo que puede ser, Augusto Ferrer-Dalmau es la gran apuesta de la pintura histrica espaola para el siglo XXI. Y sus cuadros se vende-rn carsimos dentro de veinte aos, y har que otros pintores surjan. l tirar de otros pintores, que se atrevern a pintar algo que hasta ahora era polticamente incorrecto.

    P.- Tiene idea de por qu la escasa tradicin este gnero de pintura en Espaa?

    R.- La pintura histrica militar dej de pintarse a raz del siglo XIX. Hay casos aislados, los hermanos lvarez Dumont, el cuadro de Fortuny en Tetun pero en realidad no hay una pintura de batallas, que termina con el siglo XVIII, mientras que en otros pases sigui existiendo: Meissonier, Detaille, Neuville, y ahora modernamente Keith Rocco en Estados Unidos, que es un pintor extraordinario, es un mag-nifico ilustrador, pero no llega a la calidad de Augusto Ferrer-Dalmau; y sin embargo, Rocco tiene una fama internacional, siendo como es tcnicamen-te menos pintor que Ferrer-Dalmau. Por qu dej de pintarse? Porque no estaba bien visto pintar sol-daditos, porque en este pas de imbciles, eso es de

    fachas, y Augusto Ferrer-Dalmau est demostrando que no es as, que no es verdad. Yo tengo amigos, como Agustn Daz Yanes, que fue del Partido Comunista, que estuvo apoyando a Rubalcaba en la campaa electoral, y que es un fantico de la Segunda Guerra Mundial, de las pelculas de guerra, de la militaria Hay gente que piensa que porque a uno le interesen los soldados, y la historia militar ya es de derechas, y hay gente de izquierdas absoluta-mente fantica de ese tipo de cosas.

    P.- Es difcil abordar lo militar en Espaa?

    R.- El tema militar en Espaa ha quedado muy con-taminado, ha habido tanto sinvergenza envolvin-dose en banderas y lienzos histricos! Como dice Don Luis Mejas en el Tenorio al hablar de Doa Ana: Don Juan, yo la amaba, s, mas con lo que habis osado, imposible la hallais dejado para vos y para m. Pues es algo parecido, la palabra Espaa es como Doa Ana de Pantoja, ha sido tan ultrajada por todos los tenorios sucesivos que se han ido arrimando a ella para hacer negocio, que ya nadie cree en su virginidad ni en su honradez. Unos y otros han abusado tanto de palabras nobles como Patria, Bandera, Nacin, Lealtad, Sacrificio que las han dejado intiles, inhabilitadas. Una cosa que le reprocho al Franquismo es que contamin la historia de ideologa patriotera, le puso camisa azul al Cid, a los Tercios. Y cuando acab eso, en lugar de desnudar al Cid de su camisa azul, se decidi que haba que tirar al Cid a la basura. En vez de limpiar la historia, lo que hicieron fue tirarla, como est manchada no la lavamos, sino que la tiramos. Y entonces todas esas palabras nobles desapare-cieron de los colegios, de la vida. El Franquismo hizo tal pastel ideolgico con la historia de Espaa, que la dej imposible de manejar. Y despus no hubo la inteligencia de depurarla, de ah que referirse al Cid, a los Tercios, a Amrica, al Imperio era de fachas. Nos hemos quedado, pues, sin nada de qu hablar. En resumen, se juntaron dos estupideces, la de unos, y despus, la de otros.

    P.- Pero el Franquismo muri con Franco, hace ms de 30 aos

    R.- Claro, pero lo que ha ocurrido es que hemos tenido una serie de gobiernos, y hablo tanto del PP como del PSOE, con una absoluta falta de sentido prctico de la Educacin y de la Historia. No han hecho nada, nada por devolver al nio espaol, al estudiante espaol el sentido de su propia Historia; al contrario, han seguido resumindolo en cuatro brochazos y quitndolo de en medio, porque como ni ellos mismos estaban seguros, tampoco lo tenan muy claro. Hemos tenido sucesivos

    Secuencias de la entrevista del periodista Jacinto Antn a Arturo Prez-Reverte, durante la presen-tacin en Madrid de El puente de los Asesinos.

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    NOS HAN DEJADO HURFANOS DE MEMOriA

    Y ESTAMOS PAGANDO LOS GRAVSIMOS

    PRECIOS DE ESA ORFANDAD

    Gobiernos con planes educativos que para nada han contemplado la palabra identidad. Es decir, que somos lo que somos porque fuimos lo que fuimos, y qu nos ha trado hasta aqu. Cuando ests estu-diando el siglo XVII espaol, ests comprendiendo el problema de las autonomas, el porqu Catalua est por su cuenta, igual que los vascos. Porque todo eso est ya en la Unin de Armas, en los inten-tos del conde duque de Olivares por conseguir la unidad, en el centralismo de la Monarqua, en la guerra de Catalua, ya ah hay una serie de elemen-tos que permiten empezar a comprender. Si no conocemos la Historia, no podemos comprender nada. Entre unos y otros, nos han dejado hurfanos de memoria y estamos pagando los gravsimos precios de esa orfandad.

    P.- Puede ayudar en algo una publicacin como sta?

    R.- Para esa gente que est interesada por la his-toria, por la memoria, por ese tipo de cosas, para esos frikis que todava creemos que mante-ner la memoria es importante para entender el presen-te, y nos causa pla-cer recorrer lo que fuimos para enten-der lo que somos, me parece un paso importantsimo y merece todo el apoyo.

    P.- De forma peridi-ca, suele recuperar en sus artculos ges-tas y biografas de mari-nos y guerreros espao-les. Qu es lo que le atrae de esos personajes histri-cos en concreto?

    R.- Lo que me atrae de ellos es el olvido en el que estn, se es el mvil principal. Ms que la admiracin por ellos, es que me enfada el

    olvido en el que estn, y creo que est bien recor-dar que hubo gente interesante, porque es que es una vergenza que a Glvez lo conmemoren, lo celebren en Pensacola, y no en Espaa. Y que en Texas, haya una ciudad que se llama Galveston, y aqu no sepamos ni quin fue. Digamos que es una especie de desafo, recordar que hubo gente que derrot a los ingleses, que Nelson perdi un brazo en Tenerife, y que hemos sido muchas cosas buenas y muchas cosas malas, y Alatriste est en el fondo de todo eso.

    P.- Un pueblo que no honra a sus muertos, merece ser defendido?

    R.- Pero si es que es un pueblo que no se honra a s mismo. Si la cuestin es que cuando no honras tu memoria, y los muertos forman parte de ella, ests deshonrndote a ti mismo. Pero claro, t pones la televisin y ves lo que se ve, y te preguntas si de verdad nos importa algo Glvez, Blas de Lezo, los tercios, Rocroi En la vida que llevamos, en nuestras perspectivas del mundo actual, todo eso

    no tiene utilidad, ningn atractivo, no. Qu nos importa Blas de Lezo? Qu ganamos con

    saber quin fue? La vida que se nos est proponiendo como futuro no

    tiene nada que ver con esas otras vidas. Ese

    ejemplo no vale, ahora vale el fut-bolista que triunfa, la top model que con-sigue hacerse millonaria, el actor de cine, el cantante sos

    son los ejemplos que nos valen

    porque son los que la sociedad nos

    pone como objetivos que hay que imitar. Pero

    las virtudes de Blas de Lezo, el

    Bocetos utilizados por Augusto Ferrer-Dalmau, para el planteamiento de la obra Rocroi, el ltimo tercio.

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    herosmo de un to que est cargando con la Caballera al paso en el ro Igan el da de Annual, Glvez atravesando solo con su bergantn el paso de agua de Pensacola son ejemplos que no tienen utilidad prctica para el hombre moderno, sola-mente la tiene para algunos marginales que van o vamosquedando y que todava comparten viejos cdigos de comportamiento. Pero para el espaol moderno, es hasta molesto, hasta incmodo que le recuerdes que hubo un Blas de Lezo, y no les gusta que lo hagas, porque eres un aguafiestas y un facha, un grun.

    P.- Pero tambin es cierto que esos ejemplos pueden ser de ayuda cuando la vida nos golpea.

    R.- Claro, y qu pasa? Que no estamos prepara-dos para cuando llegan esos momentos. No tene-mos los valores, los mecanismos ni la conciencia de reputacin, no tenemos los valores que, en momentos de crisis, hagan que el ser humano se sobreponga y se comporte de una manera noble y generosa, se nos est privando de motores huma-nos y sociales muy importantes. Y la culpa la tene-mos todos, los gobernantes y los que estamos educando a nuestros hijos. Eso de que el malo es el gobernante, era antes. Antes, haba una excusa, que haba un pueblo inculto. Mandaban a Cuba o a Filipinas a unos pobres muchachos analfabetos, que eran labradores y a sos no podan pedirles otra cosa que herosmo, y muchos lo tenan porque eran gente dura, bra-gada y disciplinada. Y el canalla era el que los mandaba, el que pagaba por su hijo para que no fuera y lo hiciera en su lugar el hijo del pobre. Ahora la educacin es gratuita, el que no va a al colegio es porque no quiere, el que deja los estudios an tiene televisin, Internet, veinte maneras de educarse, de saber, de mirar. El que ahora, en sentido figurado, va a Cuba o Filipinas lo hace porque es un borrego, y lo es de forma voluntaria porque se deja mani-pular, pues tiene los mecanismos para defen-derse. Mientras que poda sentir simpata por ese pobre espaol fastidiado del siglo pasado, ahora me resulta difcil sentir simpata por el espaol, digamos, fastidiado por su propia voluntad.

    P.- Parecera como si el espaol no estuvie-se preparado para ser libre, para ejercer la libertad.

    R.- S est preparado para ser libre, pero es una cuestin de cmo utilizas la libertad. Y eso es un problema de educacin. Es mejor ser libre aunque seas analfabeto, sin duda. En el

    peor de los casos, libre, y despus lo dems. Prefiero un analfabeto libre a un culto esclavo, y entiendo que tambin cualquier persona razonable. Claro, es mejor ser libre y culto, pero eso requiere un esfuerzo, y el mundo actual no tiende hacia eso. Cada vez ms, estamos transmitiendo ciertos comportamientos, ciertas mansedumbres socia-les. Se confunde el pataleo con la actitud crtica, que es discutir, razonar, rebatir, proponer, entrar en una dialctica que permite llegar a una conclu-sin. Eso no es romper un escaparate o quemar un coche, eso es la lucidez crtica. Y Espaa es un pas violento, generoso tambin, pero con un enfado acumulado de muchsimos siglos. Y sin cultura para razonar, para rebatir, la salida es el motn. El espaol slo queda bien en los cuadros de Goya, acuchillando franceses, eso s lo hacemos de maravilla. Un tipo valiente, que se la juega, admira-ble. Pero es que no es solamente eso, es que hay otras maneras de quitarse a los franceses de enci-ma, o de no atacar a los franceses, y s al que te los ha trado, no equivocarte de enemigo. Y eso, se llama Cultura.

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    P.- Bueno, puede ser as, pero hace mucho que los espaoles no se acuchillan

    R.- ETA ha hecho sangre, sa es una parte ms de lo que es ser espaol, una manera espaola de hacer las cosas. Slo hay que leer a Po Baroja y or ahora los discursos de los nacionalistas, o de los jefes etarras que se ven as mismos como si fueran generales carlistas. Y como el individuo de ETA, por lo general, es un analfabeto que hasta las cartas de chantaje las escribe con faltas de ortografa, pues no sabe cules son sus orgenes, no conoce su propia historia. Es un ejemplo muy espaol, matar al guardia o al soldado del Estado liberal, siguiendo la tradicin, pero no lo sabe porque ni lo ha ledo ni nadie se lo ha explicado. Es una paradoja terrible. Salvando las grandes distancias, el etarra sera un residuo carlistatodava analfabetoque ni siquiera sabe que hubo Carlismo.

    P.- Para usted, escribir es cosa de mtodo o de inspiracin, de pasiones?

    R.- No, no, esto es un trabajo, es como un trabajo de oficina, escribo mis horas todos los das y van saliendo las cosas. A m la inspiracin no me vale para nada. Ayuda, es una compaera, pero son las horas de trabajo, yo no soy un artista, soy un escri-tor profesional. Yo he tenido una vida movida, he estado aqu y all, en lugares donde pasaban cosas espectaculares, peligrosas, difciles, y he visto a seres humanos comportarse en distintas situacio-nes, y eso me ha dejado una forma de mirar, una visin del mundo, de la condicin humana, de m mismo, del hroe, del no hroe, de la frontera entre ambos, del inocente. Y con todo eso, unido a los libros ledos, hago mis novelas. Ah tengo una venta-ja con respecto a otros, hay escritores que escri-ben con su imaginacin, y est muy bien. Pero yo escribo con la memoria, con mis recuerdos. Ms la documentacin precisa de la que me rodeo. Y

    luego veo los sitios, los fotografo, camino, hablo con la gente y sito la accin, es un trabajo complejo.

    P.- Y en la vida literaria espaola, existe tambin ese navajeo?

    R.- S, claro que existe, pero no hago vida literaria, tengo la suerte de que mis libros empezaron a fun-cionar bien muy pronto en muchos pases, con lo cual yo no dependo de Espaa, a m lo que diga un escritor, que yo le caiga mal o bien, no me afecta. Al lector francs, al polaco, al canadiense, al hebreo, al japons o al colombiano que me leen les da igual lo que diga fulano de tal, que una de cada dos veces es un escritor frustrado o uno que, como considera que lo lee poca gente, a lo mejor se cabrea porque a otros si nos leen. No lo s, no hago vida literaria, no voy a mesas redondas ni a ciclos, salvo que sea un compromiso ineludible, tampoco tengo ocasin de contrastar o discutir. Siempre he dicho que la Literatura se escribe, no se habla de ella. Hay lectores y escritores, y en medio hay una masa rara de gente, que no escribe pero juzga lo que escribes, que son crticos, estudiosos, en la que hay de todo, gente noble y gente infame. Yo tengo mi contacto directo con los lectores, no necesito intermediarios.

    P.- Le cuesta trabajo explicar la labor que desa-rrolla la Real Academia Espaola?

    R.- A veces la gente no lo entiende, tiene la idea de que la Academia es una especie de polica del len-guaje, cuando en realidad es un notario del lengua-je. No dice cmo hay que hablar, sino que est atenta a cmo la gente habla. Recoge lo que la gente dice y usa, y eso lo pone en diccionarios, orto-grafas y gramticas. Registra el uso de la lengua, no impone, a veces sugiere tendencias, orienta, pero no es una polica ni una autoridad de dogma. Hace un seguimiento de la lengua, es un observatorio

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    de cmo evoluciona la lengua espaola, no olvidemos que en Espaa slo existe el diez por ciento de los hispanohablantes. Y la Academia intenta que todo el espaol de todo el mundo de habla hispana sea comprensible, y eso es un trabajo muy complicado.

    P.- Escribe novelas y columnas de opinin, y no le resulta atractivo el cine? escribir guiones?

    R.- El cine es una cosa y las novelas son otra. Yo soy escritor de novelas, el guin de cine es una cosa en la que intervienen un montn de perso-nas, todo el mundo tiene algo que decir, el direc-tor, el productor, el actor, los coguionistas En una novela soy slo yo, y para bien o para mal, el responsable soy yo. Estoy mucho ms a gusto, y no tengo intencin de guiar mis energas hacia otras cosas que no son aqullas que me competen.

    P.- La Historia de Espaa da para varios guiones de pelcula. Qu pasa-jes le gustara ver llevados a la gran pantalla?

    R.- Espaa est llena de episodios histri-cos que no se han hecho en el cine, ni se harn. La conquista de Mxico, los almo-gvares en Grecia, los tercios en Flandes, la batalla de Pava, una pelcula sobre la batalla de Trafalgar, por ejemplo. Son cosas imposibles, nunca se harn aqu. Lo triste es que si este pas fuera Inglaterra o Francia, estara lleno de pel-culas, de narraciones.

    P.- Se anima a citar alguna de sus pel-culas histricas preferidas?

    R.- Varias, varias. Los duelistas, de Ridley Scott, me parece una obra maes-tra que no me canso de ver, aparte de por su belleza plstica, porque est contada de una manera admirable. Y me gustan mucho las pelcu-las de guerra en el mar: Das Boot, de Wolfgang Petersen, Master and Commander, La batalla del Ro de la Plata, Hundid al Bismarck, Bajo diez banderas, que es una pelcula extraordinaria, Rebelin a bordo Adems Salvad al soldado Ryan y la serie Hermanos de sangre, que tam-

    bin me parece una obra maestra. Los gneros que me gustan son las pelculas del Oeste, John Ford sobre todo; las blicas, en especial las brit-nicas, y las de mar.

    P.- Finalmente, ha pensado alguna vez en cmo lo tratar la posteridad?

    R.- No tengo la menor perspectiva ni me importa lo ms mnimo. Yo cuento historias. Soy un escritor que cuenta historias que en cierta forma viv, a menudo, y vivo de lo que cuento, y hay lectores a quienes les gusta lo que escribo, y ellos me dan los medios y la independencia nece-sarios para que pueda vivir sin depender de

    gobiernos, ni de ministerios, ni de subvenciones, ni de nada. No tengo el menor inters en eso. He visto arder la biblioteca de Sarajevo, he visto tipos muy podero-sos hoy, que al da siguiente pedan de rodillas que no les matasen, he visto mujeres bellsimas, que eran las reinas de la fiesta, prosti-tuirse al cabo de un mes por un paque-te de cigarros. Y cuando uno ha visto esas cosas, las tienes en la memoria y con

    ellas escribes novelas, te das cuenta de que la posteridad importa muy poco. Quin se acuer-da de Torrente Ballester, de Terenci Moix, de Camilo Jos Cela, de Miguel Delibes, de Nstor Lujn, de Vizcano Casas? Escritores que llena-ban las libreras. Nadie. Y de m nadie se acor-dar, ni falta que hace. Esto es as, as son las reglas, y como las tengo asumidas, pues as vivo, con libertad, con independencia.

    SIEMPRE HE DICHO QUE LA LitErAturA SE ESCRIBE, NO SE HABLA DE ELLA

  • 14 FD MAGAZINE

    El coleccio-nismo de armas anti-guas es una activi-dad que exige, por parte

    del aficionado, conocimiento, dedica-cin, intuicin y habilidad. Muchos conside-ran que eso es precisamente parte de su atractivo. Sin embargo, por la misma naturaleza del producto de intercambio y su mercado, tam-bin exige la capacidad de crear y ofrecer con-fianza. As, para el coleccionista, un proveedor entendido, fiable y discreto es un tesoro a pre-servar. Y si existe en Espaa un nombre asocia-do a este tipo de solvencia personal y comercial, ste es el de Antigedades Sala.

    Esta familia de anticuarios gerundenses, lleva ms de 40 aos creando y siendo fiel a una repu-tacin de excelencia en el campo de la comercia-lizacin de armas antiguas, combinando un cat-logo en constante renovacin con un conocimiento enciclopdico del producto y un trato atento y personalizado al cliente.

    A travs de su portal Web bilinge en espaol e ingls www.armasantiguas.com, del que Lluc Sala es el representante, pone a disposicin de estu-diosos, aficionados y coleccionistas todo tipo de armas antiguas, militares y civiles, as como obje-tos y literatura relacionada, siempre con un crite-rio de seleccin subordinado a la calidad, rareza o buena conservacin de las piezas.

    El grueso de su catlogo de armas lo constituye el apartado dedicado a las

    espadas y sables, dnde se pueden encontrar ejemplares de amplia

    cronologa, abarcando, siempre en funcin de los avatares de un

    mercado caprichoso, desde piezas

    m e d i e -vales hasta espadas militares de principios del s. XX. En la panoplia presentada en su pgina no hay restricciones en cuanto a poca, mbito o geografa, y aunque el grueso del stock suele estar dedicado a piezas europeas, con abundancia de espadas espaolas, no es extrao encontrar material de otras regiones, siempre que se adecue a los estndares de calidad que son la marca de la casa.

    Otra seccin del catlogo se refiere a la avancar-ga, dnde se pueden encontrar, junto con piezas ms sencillas pero bien conservadas, ejemplares de inusitada rareza y calidad, sobre todo en lo referente al armamento cataln de los s. XVII y XVIII. A la conservacin y estudio de estas piezas ha contribuido durante dcadas esta familia, con el patriarca Xavier a la cabeza, que ha reunido ms de 1.500 libros especializados, estando en contacto con especialistas y museos de varios

    [Red

    acci

    n]

    l coleccio-nismo de armas anti-guas es una activi-dad que exige, por parte

    del aficionado, conocimiento, dedica-cin, intuicin y habilidad. Muchos conside-ran que eso es precisamente parte de su atractivo. Sin embargo, por la misma naturaleza del producto de intercambio y su mercado, tam-bin exige la capacidad de crear y ofrecer con-fianza. As, para el coleccionista, un proveedor entendido, fiable y discreto es un tesoro a pre-servar. Y si existe en Espaa un nombre asocia-do a este tipo de solvencia personal y comercial,

    El grueso de su catlogo de armas lo constituye el apartado dedicado a las

    espadas y sables, dnde se pueden encontrar ejemplares de amplia

    cronologa, abarcando, siempre en funcin de los avatares de un

    mercado caprichoso, desde piezas

    m e d i e -vales hasta espadas militares de principios del s. XX. En la panoplia presentada en

    CONECTANDO

    CON LA

    HISTORIALluc y Xavier Sala de Antigedades Sala.

  • FD MAGAZINE 15

    pases y destacando su inters por el estudio de las armas espaolas como elemento etnogrfico de primer orden.

    Dentro del apartado de Armas Varias se incluyen piezas que van desde armas blancas cortas, con un cierto acento en las navajas antiguas espao-las, armaduras, complementos militares, y otros objetos singulares cuya importancia histrica los hagan potencialmente interesantes para el cono-cedor y el aficionado.

    No se puede dejar la visita a www.armasantiguas.com sin pasar por el espacio dedicado a los traba-jos de Augusto Ferrer-Dalmau, sin duda el pintor vivo de temtica militar ms notable de nuestro pas, con una obra en constante demanda por parte de instituciones y particulares. Esta colabo-racin entre personalidades en sus campos res-pectivos se remonta a varios aos atrs, y ha dado lugar a numerosas influencias mutuas as como a dos exposiciones conjuntas en Madrid y a varias publicaciones. En este apartado podemos encontrar tanto obra original de Augusto Ferrer-Dalmau cmo lminas de alta calidad que repro-ducen una nutrida seleccin de obras del artista.

    Un ejemplo del tipo de pro-ducto que se puede encontrar en el catlo-go de Antigedades Sala es ste esplndido sable para oficial supe-rior de caballera ligera britnica, suntuosamente decorado. Esta pieza de lujo, infrecuente y bien con-servada, luce una empua-dura con todos sus elemen-tos metlicos en latn o bronce dorado. Presenta monterilla corrida, tambin tallada, remata-da en una cabeza de len de exqui-sita factura a modo de pomo y virola acanalada en el otro extre-mo. El puo es de marfil cuadrilla-do, con remate en madera de bano.

    La vaina es enteramente de latn dorado, con brocal, batien-te en forma de grueso cordn asimtrico y dos anillas de sus-pensin en la parte interior de la curva, las cuales tienen forma de serpiente mordindose la cola. El

    anverso de la vaina est completamente cubierto de grabados con motivos vegetales que enmar-can una panoplia militar en el centro.

    La hoja es curva, sin vaceo, con filo corrido hasta la punta, lomo cuadrado y contrafilo en la pala. En sus tercios fuerte y medio est pavonada en azul con grabados realzados en oro, mientras que en el tercio dbil los grabados presentan acabado en bruido. La decoracin exhibe moti-vos vegetales y militares, y entre ellos cabe des-tacar una W enlazada con grabados florales y una corona de laurel, smbolo de victoria. Lo habitual en este tipo de sables para oficial es encontrar entre los grabados de la hoja la Sigla Real Royal Cipher, nombre dado al anagrama formado con las iniciales del monarca reinante en Inglaterra en el periodo correspondiente. Para la poca en que este tipo de sables estaban en uso, esta Sigla debera estar formada por las letras GR coronadas, correspondientes a Jorge George III, que rein desde 1760 hasta 1820. La W que encontramos en este caso podra hacernos pensar que se trata de la Sigla de Guillermo William IV, cuyo reinado abarca

    desde 1830 hasta 1837, pero en su caso la W no estara laureada, sino coronada, cmo corresponde a un monarca. Con el fin de determi-nar el posible origen de esta letra, se llev a cabo una amplia investi-gacin por parte de un renombra-do especialista, que acab revelan-do un grabado de la poca que representaba a Lord Wellington en un valo con una W laureada, idntica a la representada en la hoja del sable. Esto permite, de forma razonable, situar esta pieza entre la alta oficialidad de los ejr-

    citos de Wellington y en las Guerras Napolenicas,

    que es cuando el Duque de Ciudad Rodrigo gan su mayor

    fama.

    Se trata sin duda de una pieza de excelente calidad, con unos acabados de primera clase, a cuyo valor intrnseco, derivado de sus materiales y de la

    maestra artesana involucrada en sus acabados, cabe aadir el indudable inters histrico de sus probables asocia-ciones, as como su rareza.

  • FD MAGAZINEexposiciones exposiciones exposiciones exps

    [Juan del Junco]

    Dos pintores. Dos pocas. Dos estilos. Dos catalanes. Dos trayectorias vita-les y una pasin comn, unida por el Arte: la Milicia. Bajo estas premisas, las ciudades de Barcelona y Madrid

    acogieron a lo largo del ao 2011 sendas exposi-ciones en las que por primera vez, frente a frente, el pblico pudo contemplar y comparar el trabajo de los dos ms grandes pintores de batallas de Espaa: Jos Cusachs y Augusto Ferrer-Dalmau.

    En Barcelona, Ferrer-Dalmau y el legado de Cusachs. Dos pintores catalanes para un Ejrcito era el ttulo elegido para mostrar, en el Palacio de la Capitana General, cinco leos de Cusachs y otros catorce firmados por Augusto

    Ferrer-Dalmau. Una oportunidad nica de poder contemplar, en el caso de Cusachs, algunas de sus obras conservadas en la sede de la Inspeccin General del Ejrcito de Barcelona y, por lo tanto, no siempre a disposicin del pblico en general. La exposicin fue inaugurada por la presidenta del Parlamento de Catalua, Nuria de Gispert, y el Jefe del Estado Mayor del Ejrcito, Fulgencio Coll, junto con el Inspector General del Ejrcito, Jos Muoz, y supuso un resonante xito de pblico, recogido en diversos medios de comuni-cacin nacionales.

    Ferrer-Dalmau y la estela de Cusachs, instalada en el conocido como Palacio de la Capitana General de Madrid, de nuevo repeta el leit motiv:

    Ferrer-Dalmautras el legado pictrico de CusaChs

    16 FD MAGAZINE

  • FD MAGAZINEexposiciones exposiciones exposiciones exps

    comparar y admirar la obra de dos maestros, en este caso, en la capital de Espaa. Con tal motivo, siete leos de Cusachs depositados en museos y unidades militares, y otros catorce cuadros de Ferrer-Dalmau, cedidos para la ocasin por institu-ciones, unidades militares y particulares, entre los que sobresala por sus dimensiones y su dramatis-mo, Rocroi, el ltimo Tercio. La iniciativa del Ejrcito de Tierra de nuevo fue acogida con entu-siasmo por los amantes de la pintura, formndose prcticamente todos los das numerosas colas de pblico que aguardaba paciente para acceder a la sala de exposiciones. Tambin en este caso, la inau-guracin de la exposicin congreg a numerosas personalidades civiles y militares en el Palacio de la Capitana, entre ellas el actual ministro del Interior,

    Jorge Fernndez Daz, y el Jefe del Estado Mayor del Ejrcito, Fulgencio Coll.

    Si bien ambos pintores comparten pasin por el arte militar, su aproximacin a la pintura de bata-llas, sin embargo, ha sido bien diferente. Jos Cusachs naci en Montpellier, en Francia, en 1851, y con 14 aos, tras vivir en Barcelona y Matar, ingres en el Colegio de Artillera de Segovia. Ya como oficial de Artillera y con 20 aos, volvi de nuevo a Barcelona, desde donde partira para combatir en la Tercera Guerra Carlista, que sacudi Espaa entre 1872 y 1876.

    Por aquella poca, ya haba despertado en l su pasin por la pintura, por lo que tras el fin de las hostilidades, solicit una excedencia para tomar

    Pgina anterior. De izquierda a derecha: Augusto Ferrer-Dalmau, Pedro L. Calvo ( teniente de alcalde del Ayuntamiento de Madrid), General del ejrcito Fulgencio Coll (jefe de Estado Mayor del Ejrcito) Alberto Fernndez (vicepresidente de la Diputacin de Barcelona) y el teniente General Jos Muoz (jefe de la Inspeccin General del Ejrcito).

    El pintor explica al general JEME uno de los cua-dros de la exposicin de Barcelona.

    FD MAGAZINE 17

  • 18 FD MAGAZINE

    clases con las que perfeccionar su tcnica pictri-ca. Y ser ya en 1882, tras 17 aos en el Ejrcito durante los cuales lleg a ser condecorado en tres ocasiones con la Cruz Roja del Mrito Militar, cuando causa baja definitiva en el Ejrcito para dedicarse de lleno a la pintura, y a un gnero que ya languideca en Espaa, como era la pintura histrica militar.

    Para ello, viaja de nuevo a Francia, y en Pars reci-be clases de los grandes maestros del gnero: Detaille y Neuville. A su regreso, comienza a expo-ner en Barcelona, cosechando sucesivos xitos

    antes de entregarse a la que, sin duda, fue una de sus grandes obras, en un formato peculiar: La vida militar en Espaa. En colaboracin con otro oficial del Ejrcito, el capitn Francisco Barado, Cusachs pint cientos de ilustraciones recopila-das en un magnfico volumen que es un testimonio sin igual del Ejrcito espaol de la poca de Alfonso XII y de la Regencia.

    Y es que, precisamente, ese retrato de lo cotidia-no es una de las principales diferencias que exis-ten entre el realismo militar de las pinturas de ambos artistas. Cusachs fue militar, combati a los carlistas, y pint lo que vio. Sus cuadros, de una excelente factura artstica, resultan ser un

    Nuria de Gispert, la pr

    esidenta del Parlament

    de

    Catalua, inaugura la e

    xposicin Ferrer-Dalm

    au y

    el legado de Cusachs

    . Dos pintores catalan

    es

    para un ejrcito

  • FD MAGAZINE 19

    documento nico, de primera mano, sobre el Ejrcito de su poca.

    Contemplando sus leos, cualquiera puede hacerse a la idea de cmo avanzaba una columna de hsares o de cazadores de Caballera por el campo en unas manio-bras, la solemnidad de una revista pasa-da por el Rey, el fragor de una batera de Artillera entrando en posicin, y por encima de todo, la sencillez de los sol-dados de la poca, retratados por Cusachs con un cario especial.

    En el caso de Augusto Ferrer-Dalmau, su contacto directo con la Milicia se remonta a sus aos de juventud, a la poca en que cumpli con su servicio militar en las Tropas de Montaa. Y en cuanto a su formacin, Ferrer-Dalmau reconoce ser un autodidacta, que pinta desde pequeo por aficin.

    Nacido en Barcelona, en 1964, su trayec-toria artstica comienza ya en su juven-tud, a finales de los aos ochenta, aos

    en los que divide su tiempo entre el diseo grfico para el sector textil cataln y la pintura hiperre-

    ralista al leo, como dan testimonio sus mag-nficas escenas urbanas de Barcelona y los paisajes y marinas de su Catalua natal.

    Y al igual que Cusachs en su momento, Augusto Ferrer-Dalmau decide a comien-zos del siglo XXI dedicarse en cuerpo y

    alma a la pintura histrica, retomando cien aos ms tarde la senda que

    dej abierta, sin sucesor, el oficial de Artillera. Y lo har adems, volcan-

    do toda su pasin y sus vastos conocimientos en el gnero ecues-tre militar, en una arriesgada apuesta de vida, de la que sin embargo, ha salido ganador hasta

    el momento.

    A diferencia de Cusachs, que pint aquello de lo que fue tes-tigo, Augusto Ferrer-Dalmau, en sus propias palabras, revi-ve la Historia a travs de sus

    General de ejrcito Fulgencio Coll (Jefe de Estado Mayor del Ejrcito) y Augusto Ferrer-Dalmau.

  • 20 FD MAGAZINE

    cuadros, dotados en muchas ocasiones de una pica emocionante. A lo largo de estos ms de diez aos de pintura militar, los pinceles de Ferrer-Dalmau han inmortalizado prcticamente todas las campaas del Ejrcito espaol entre los siglos XVIII y XX, amn de otras muchas escenas en la paz, siempre con los hombres de armas como protagonistas, enmarcados en unos paisa-jes con vida propia. Y de la misma manera que Cusachs un siglo antes, con una especial aten-cin al soldado y su digna condicin de hroe annimo.

    Junto a su depuradsima tcnica y la minuciosi-dad de sus trazos, que convierten sus escenas en casi fotografas de pocas pasadas, los leos de Augusto Ferrer-Dalmau destacan por un trabajo en la sombra, invisible en parte para el gran pblico, que admira el resultado final. Se trata de una profunda labor de investiga-

    Arturo Prez-Reverte y Augusto Ferrer-Dalmau contemplan...

  • FD MAGAZINE 21

    cin previa, sobre las circunstancias del momento que quedar inmortalizado en el lienzo. Uniformes, rendajes, cabezadas, armas, estandartes y bande-ras, rostros hasta las condiciones climatolgicas llegan a analizarse antes de que Augusto Ferrer-Dalmau se ponga ante el caballete y abra la puer-ta a un pasado que no puede falsearse.

    No hay duda de que ha sido Augusto Ferrer-Dalmau quien ha recogido con sus pinturas al leo el legado de la pintura militar que, a su muerte en 1908, dej Jos Cusachs. Sin embargo, en unos tiempos en que el diseo y la pintura por ordena-dor se imponen de manera imparable y el leo, la tcnica de siempre, parece quedar apartada por la inmediatez de lo moderno, cabe preguntar-se si es Ferrer-Dalmau el ltimo genio de una hermandad que el paso del tiempo extingue de forma irremediable.

    Asistentes a la inaguracin de la exposicin Ferrer-Dalmau y el legado de Cusachs en el Saln del Trono del Palacio de Capitana General de Barcelona.

  • 22 FD MAGAZINE

    Son mucho ms que miniaturas. Las figuras de FERPRAD (www.ferprad.es) estn dotadas de una personalidad tan propia que alcanzan la categora de obra de arte. El secreto del xito de

    esta firma constituida en 1992 en Alicante hay que buscarlo en el alma de la propia marca, que ha sabido conjugar la ms alta tecnologa con el respeto a la tradicin artesanal que caracteriza a todas sus piezas. Todo ello, impregnado adems de un absoluto rigor histrico, hace posible que cada obra de FERPRAD resulte un pequeo trozo de Historia.

    As lo afirma orgulloso Juan Jos Prados, el impul-sor de esta firma espaola que a base de pacien-cia y tesn ha convertido su empresa en el refe-rente absoluto del sector. Las ms importantes instituciones pblicas y privadas han fijado su

    Convertida actualmente en una de las referencias obligadas en el campo de la escultura militar en toda Europa, la firma FERPRAD ha profundizado como pocas en el estudio y divulgacin de la uniformidad de los ejrcitos ms significativos de la Historia de Espaa.

    Tras el alma de nuestros ejrcitosPeriodista

    El arte de la escultura militar se convierte en todo un fenmeno del coleccionismo [Pablo Cassinello]

    Caballero alferez cadete guardia civil

  • FD MAGAZINE 23

    atencin en la calidad de estas esculturas, conver-tidas para muchos en testimonio vivo de aprecio y consideracin. Personalidades de todo el mundo tienen figuras de FERPRAD en sus vitrinas. Lo que empez siendo tan slo un exclusivo regalo de representacin se ha convertido hoy en da en todo un fenmeno de coleccionismo. Este xito comercial no ha hecho olvidar sin embargo las races ms humanas y humildes de esta empre-sa, que ao tras ao se vuelca con la Fundacin Vicente Ferrer en su trabajo por apadrinar nios sin recursos.

    Las esculturas estn elaboradas principalmente en tres tamaos, 135, 175 y 235 milmetros. A esas medidas hay que sumar las artsticas peanas sobre las que se erigen estas figuras fabricadas de manera absolutamente artesanal en las que se han cuidado en extremo los detalles de acabado y policromado final. Antes de llegar a ese momento, cada escultura ha supuesto todo un proyecto cuyo punto de partida es un minucioso estudio histrico de la pieza en cuestin, aden-t r n d o s e desde la uni-f o r m o l o g a ms estricta en cada uno de l o s detalles que se pretende reproducir. Cada condeco-racin, cada galn de cada una de las figuras es previa-mente analizado y compara-do con ilustraciones y fotogra-fas de la poca. El resultado es una autentica obra de arte en la que escultura y pintura se entrelazan ofreciendo una pieza de calidad excepcional.

    Las figuras son creaciones nicas ideadas y diseadas en exclusiva por FERPRAD, que ha reunido para

    ello a un selecto grupo de artistas capaces de infundir, crear y reflejar en sus obras una actitud y una expresin absolutamente reales en cada una de ellas. Tienen un alma que solamente puede originarse en el exquisito cuidado que conlleva su proceso de diseo.

    El resultado son unas piezas fundidas en moldes especiales centrifugados, que resultan a partir de una sabia aleacin de diversos metales al ms puro estilo tradicional. El proceso artstico conti-na posteriormente en el ensamblado, completa-mente artesanal, hasta formar un todo exclusivo repleto de armona y rigor. Observadas de cerca, podemos apreciar cada uno de los detalles que rebosan estas piezas, pintadas por manos de autnticos artistas capaces de plasmar como nadie los smbolos de identidad de cada uniforme.

    Hasta el ms mnimo detalle evidencia la cate-gora de estas piezas que vienen siem-pre acompaadas del certificado de

    garanta del fabricante. Cada figura es nica, son autnticas obras de arte como bien

    avala la firma que siempre portan en su base.

    La pasin por la Historia de FERPRAD ha hecho posible que la marca haya diseado ya mas de 120 figuras distin-tas, abarcando pocas y Ejrcitos absolutamente diversos. Desde un Hsar de Pava hasta el abanderado

    de la Academia General del Aire el recorrido por el catlogo de FERPRAD

    es todo un homenaje a nuestras Fuerzas Armadas pasadas y presentes, sin olvidar

    figuras histricas y literarias como Gaspar Melchor de Jovellanos o el capi-

    tn Alatriste.

    LA REALIZACIN DE CADA ESCULTURA HA SUPUESTO TODO UN ESTUDIO HISTRICO

    LA MATERIA PRIMA ES UNA ALEACIN DE DIVERSOS METALES

    Arcabucero 1535

    Caballero alferez cadete guardia civil

  • 24 FD MAGAZINE

    La Gaceta de Madrid infor-maba, un martes, 13 de diciembre de 1701, de cmo el rey Felipe V desig-

    naba como gobernador: de Gibraltar al Seor D. Diego de Salinas. Este nombramiento, sumado a otras decisiones del Borbn, pretenda asegurar el trono ante una previsible guerra frente al archiduque Carlos de Austria, aspirante a la corona espaola. En cambio para el Sargento General de Batalla don Diego de Salinas, supona alcanzar el culmen de una carrera militar que haba iniciado como un simple paje. Se le pona al mando de un enclave estratgico primordial, punto de unin entre el Atlntico y el Mediterrneo. Paradjicamente, sera el inicio de su ocaso, qui-zs marcado por esa desafortunada fecha, un martes y 13, al acabar perdiendo la ciudad tres aos ms tarde.

    Al llegar a Gibraltar, a comienzos de 1702, no qued nada satisfecho con su estado. La plaza tena una merecida fama de inexpugnable gracias a sus condiciones naturales: una pequea penn-sula dominada por un gran pen de inaccesibles acantilados y unida a Espaa por un estrecho istmo. En su lado occidental se situaba la ciudad, de unos 5.000 habitantes, mirando hacia la baha de Algeciras. Adems contaba con diversas forti-ficaciones, 110 piezas de artillera, abundante municin y plvora. Pero el problema, y grave, estaba en la dotacin de soldados, que apenas llegaba a 100, de los cuales solo haba seis artilleros.

    Preocupado, especialmente tras esta-

    llar la Guerra de Sucesin en mayo de ese mismo ao, decidi escribir repetidas veces pidiendo refuerzos, sin ningn xito.

    La situacin se volvi insostenible en 1704. Una potente armada angloholandesa, aliada del archiduque Carlos, navegaba entre el Atlntico y el Mediterrneo para conquistar una plaza que les sirviese de base de operaciones. Liderada por el almirante ingls Rooke y el prn-cipe de Hesse, contaba con 60 naves y llevaba a bordo 20.000 soldados. El 1 de agosto se divisaba la flota entrando en la baha de Algeciras. Inmediatamente algo ms de 3.000 soldados desembarcaban y ocupaban el istmo para cercar por tierra Gibraltar, mientras los

    En apenas 6 horas se lanzaron contra Gibraltar ms de 15.000 proyectiles

    [Salvador Laspeas]

    El ltimo de GibraltarDiego de Salinas

  • FD MAGAZINE 25

    navos fondeaban frente a la ciudad, apuntndo-la con sus caones. A su vez el veterano Diego de Salinas se preparaba para el combate, reclu-tando a milicianos y vecinos hasta sumar cerca de 500 hombres, y pidiendo a la Corona nuevos refuerzos.

    Durante los dos siguientes das los enemigos aguardaron sin atacar pensando que la ciudad, intimidada ante sus fuerzas, acabara rindindose. Al no producirse la capitulacin, mandaron un ulti-mtum que no tuvo respuesta. Por fin en la madru-gada del da 4 comenzaba la ofensiva, en apenas 6 horas se lanzaron contra Gibraltar ms de 15.000 proyectiles. El ataque se concentr en el Muelle Nuevo, situado al sur de la ciudad, fuera de sus

    murallas, que cay en pocas horas debido a la des-proporcin de fuerzas. Su ocupacin fue clave ya que permita desembarcar a los aliados en el Pen, adems de capturar a varios grupos de mujeres y nios, cobijados en el santuario de Nuestra Seora de Europa, en el extremo de la pennsula, junto al cabo de Punta Europa.

    Con la batalla sentenciada, el prncipe de Hesse enviaba una nueva misiva para ofrecer una capitula-cin honrosa en reconocimiento por la denodada defensa. Ante la desesperada situacin, Gibraltar se renda. El 5 de agosto de 1704, la guarnicin y su poblacin abandonaban la ciudad con las banderas desplegadas. Don Diego de Salinas se converta en el ltimo gobernador espaol de Gibraltar.

    El ltimo de Gibraltar, leo sobre lienzo de Augusto Ferrer-Dalmau

    El ltimo de GibraltarDiego de Salinas

  • 26 FD MAGAZINE

    El alzamiento del Batalln de Zapadores Minadores contra el invasor francs el 23 de mayo de 1808, es el motivo elegido por Augusto Ferrer-Dalmau para la conmemora-

    cin del III Centenario de la fundacin del Arma de Ingenieros, cuya celebracin central presidi Su Majestad el Rey en la Academia de Ingenieros de Hoyo de Manzanares el 18 de mayo de 2011.

    La obra, bajo el ttulo de La gesta de los Ingenieros se present en pblico en la mencionada Academia ante el Jefe del Estado, quien elogi la calidad artsti-ca de los cuadros de Augusto Ferrer-Dalmau, as como la minuciosidad de su composicin y el amor que demuestra a Espaa y a sus Fuerzas Armadas.

    Para rendir homenaje a los Ingenieros en su tercer centenario, Augusto Ferre-Dalmau eligi un hecho poco conocido del Arma, como fu el levantamiento

    en la madrugada del 24 de mayo de 1808 de las compaas del Primer Batalln de Zapadores-Minadores, acuartelado en Alcal de Henares.

    No cabe duda de que La gesta de los Ingenieros puede considerarse como una de las obras cumbre de la produccin militar de Augusto Ferrer-Dalmau, no slo por el tamao de la composicin, sino por el excepcional tratamiento de los uniformes de los zapadores que protagonizan la escena y, de forma destacada, por al aire resignado y melanclico que envuelve el leo.

    En ese sentido, hay que resaltar los detalles con los que el pintor juega para transmitir la tristeza del hecho histrico representado. As, el momento elegi-do, el amanecer que comienza a intuirse en el hori-zonte mediante una franja de colores amarillos y anaranjados, reforzado por el farolillo que ilumina el

    [Juan del Junco]

    EN EL III CENTENARIo dE LA CREACIN dEL ARmA

    La gesta de Los IngenIeros

  • FD MAGAZINE 27

    interior de uno de los carros que acompaa a la columna de soldados.

    Los colores oscuros del primer plano, con el barro de la tierra y los charcos de lluvia y su com-binacin con la frialdad del horizonte, y el gris del cielo acrecientan, an ms si cabe, la tragedia que se abate sobre las tropas que abandonan sus acuartelamientos de la ciudad alcalana, cuyas cpulas, torres y tejados se adivinan en el horizonte, sobre la luz del amanecer.

    En cuanto al Batalln de Zapadores-Minadores, Augusto Ferrer-Dalmau nos lo presenta con sus uniformes de poca, en un detallado estudio del reglamento de uniformidad vigente en el momento del levantamiento, que era el aprobado en 1802, con posteriores modificaciones de 1805 y 1806. ste consista en casaca de pao azul turqu, con el cuello y las solapas de terciopelo morado, con siete ojales de plata para los oficiales y blancos para la tropa y otros tantos botones, las bocamangas y los forros, granas.

    Adems, en los cuellos llevaban bordado un castillo en hilo de plata o blanco, y pantaln largo de pao turqu. Como prenda de cabeza, a los oficiales les corresponda sombrero de tres picos colocado de frente con galn, borlas y presilla de plata, mientras que la tropa empleaba casco de suela negra con cimera de piel de oso, llamado tarletn, o gorro de cuartel con manga turqu, vuelta encarnada y vivos blancos.

    El batalln se alz contra las tropas francesas y se fug, a tambor batiente, con las banderas desplega-das y en formacin, hasta el Reino de Valencia, a dnde lleg quince das ms tarde, el 7 de junio, tras un sinfn de vicisitudes, ante la algaraba y las demos-traciones patriticas del pueblo.

    Su Majestad el Rey de Espaa y el pintor Augustro Ferrer-Dalmau durante la presentacin del leo La gesta de los Ingenieros el da de la celebracin del III Centenario de la fundacin del

    Arma de ingenieros.

    La gesta de los Ingenieros , leo sobre lienzo de Augusto Ferrer-Dalmau

  • 28 FD MAGAZINE

    Estas pesimistas palabras pronunciadas hace un siglo, por el que probablemente ha sido uno de los ms grandes escultores monumentalistas de nuestra Historia,

    hacen referencia al desarrollo del arte estatuario espaol con respecto al europeo. Y sin embargo, podan ser fcilmente extrapoladas a nuestros das, aadiendo a los males de los que habla Benlliure, la falta de gusto por parte de los respon-sables de Cultura de los distintos Ayuntamientos y Comunidades Autnomas y el imperante esnobis-mo de sus expertos a la hora de licitar los pocos vestigios de arte urbano que nuestros pueblos y ciudades atesoran.

    Sin llegar a caer en el tpico de que cualquier tiempo pasado fue mejor, si que es cierto que la escultura decimonnicadel siglo XIX y principios del XX, dejo magnficas muestras entre los monumentos pblicos de nuestro pas. Hubo una poca en que la escultura era un claro reflejo de la situacin poltica, social y cultural de una nacin. As, cualquier recorrido que se haga a travs de las creaciones que decoran nuestras plazas y parques permite recrear con facilidad una buena parte de la Historia de Espaa y, en especial, de la de carcter militar, dedicadas a ensalzar persona-jes o hechos de armas, y en muchas ocasiones levantados por suscripcin popular.

    Cabalgando entre el bronCe y la piedraEn Espaa, ah! en Espaa hubo hasta hace poco aversin al Arte al aire libre. Pocos monumentos existen en nuestras plazas y calles; mucho dejan que desear los que hay, y si fuera a juzgar el Arte espaol por tales muestras, medrados estaramos! Dos cosas concurren a producir este mal: la falta de respeto del pblico para tales obras de arte, y el que las dedicamos a conmemorar sucesos o personas que no tienen el sufragio universal de los ciudadanos

    Mariano Benlliure y los hroes del Alcntara

    [Luis Esteban Laguardia]

    Monumento al Regimiento de Cazadores de Alcntara. Escultura en bronce, obra del escultor Mariano Benlliure.

  • FD MAGAZINE 29

    El valenciano Mariano Benlliure (1862-1947), se form artsticamente en Pars y Roma, consi-guiendo un gran renombre a travs de las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, eventos que aglutinaban lo ms granado dentro del pano-rama artstico de la poca, y donde gan varias medallas de oro. De una enorme produccin y gran versatilidad, Benlliure alcanz su mxima expresin en las esculturas de carcter histrico-militar.

    En un alarde de eclecticismo, caracterstico de la poca, la obra de Benlliure supone la unin de dos tendencias: por un lado la clsica tradicional y por otro lado la modernista. Sin embargo, su situacin en medio de estas concepciones antagnicas de la escultura, no se debe a una mera mezcla de estilos independientes, ni a la simple imitacin de la estatuaria francesa moderna. Muy al contrario, Benlliure afirma haber alcanzado un nivel similar al de aqulla a travs del anlisis de la naturaleza que supone el estudio de la escultura clsica tra-dicional, cuya perfecta asimilacin le permite tras-cenderla y evolucionar hasta un estudio paralelo al de la escultura modernista. El gusto por lo narra-tivo, el detalle y el movimiento en las formas son una constante en su obra, de la que nada escapa a la casualidad.

    El monumento al teniente Ruiz en la plaza del Rey, Don lvaro de Bazn en la plaza de la Villa, el del cabo Noval en la plaza de Oriente, los dedicados a los generales Cassola en el parque del Oeste y Martnez Campos en el Retiro, todos en Madrid,

    los de Isabel la Catlica y Colon en Granada, el de Miguel Primo de Rivera en Jerez de la Frontera, el dedicado a Agustina de Aragn en la plaza del Portillo de Zaragoza, o el de Diego Lpez de Haro en la plaza circular de Bilbao, son slo unos cuantos ejemplos de su vasta obra.

    El Museo del Ejrcito es depositario de una impor-tante coleccin del escultor valenciano. La rela-cin entre el artista y el Museo se inici cuando fue nombrado Director General de Bellas Artes y Director del Museo de Arte Moderno, lo que le llevara a entablar amistad con el Director del entonces Museo de Infantera de Toledo (1910), relacin que mantuvo con los siguientes directores. Esto motiv que Benlliure regalara al Museo diversas obras y bocetos de sus monumentos.

    El grupo escultrico dedicado a los Cazadores del regimiento de Alcntara es otro brillante ejemplo de la maestra de Mariano Benlliure. Situado en el paseo de Zorrilla de Valladolid, vigila la entrada del edificio que alberga la Academia de Caballera.

    Este monumento fue inaugurado el 25 de junio de 1931, y su reducido tamao se explica por las dificultades financieras que plante su elabora-cin: la suscripcin abierta entre los distintos cuerpos del Arma de Caballera no alcanz la cifra calculada y fue necesario desistir del proyecto primitivo, que era a tamao mayor que el natural, para hacerlo ligeramente inferior. El boceto origi-nal tambin se conserva en el Museo del Ejrcito.

  • 30 FD MAGAZINE

    En mayo de 1923 se tuvo conocimiento en Valladolid de la intencin existente de levantar un monumento dedicado a los soldados del regimien-to de Alcntara por su heroico comportamiento en las gloriosas cargas del 23 de julio de 1921 en Dar Drius, para proteger a los desbandados de Annual, y de la posibilidad de que la ciudad se con-virtiese en la elegida para su instalacin. Tras contactos entre el director de la Academia y el Ayuntamiento, en mayo de 1925 se notific al alcalde de la ciudad el inicio inmediato de las obras del monumento.

    En un primer momento, el lugar elegido para su construccin fue el patio de la entonces nueva Academia de Caballera, aunque finalmente se opt por su instalacin en el exterior. En agosto de 1930 el director de la misma solicit la autoriza-cin pertinente para instalar el conjunto en el Paseo de Zorrilla, frente a la puerta principal del edificio.

    En una entrevista concedida al diario El Norte de Castilla en septiembre de 1930, el autor del monumento, Mariano Benlliure deca:

    Ahora estoy terminando un grupo representati-vo del Arma de Caballera para la Academia Militar, y ser para mi el mayor honor tener una obra en esa ciudad, que es, sin duda, la sede de nuestra escultura.

    El 9 de diciembre de 1930 comenzaron las obras de cimentacin del monumento, cuya parte en bronce estaba ya concluida. Se pens en la prima-vera de 1931 como fecha de su inauguracin, contando para entonces con la presencia del escultor y del rey Alfonso XIII. A inicios de abril empezaron a llegar las piedras de granito pulido del basamento y el da 9 el escultor visit los tra-bajos que pensaban terminarse en mayo, para ser inaugurados tambin en ese mes. Sin embar-go, la proclamacin de la Segunda Repblica pos-puso su inauguracin al 25 de junio.

    Mariano Benlliure concibi la escultura como un grupo rebosante de perfeccin, riqueza y movi-miento. Para ello realiz su boceto en escayola, que es la base natural, espontnea y llena de vigor de la obra definitiva. El monumento representa a cinco jinetes en sus respectivas monturas portan-do diferentes enseas, fundidos en bronce, en actitud de galope. En primer trmino aparece el portaestandarte con el uniforme tpico de la caba-llera de los tercios, de tiempos de Felipe IV; escol-tado por un lancero enmarcado en la Guerra de la Independencia, a la izquierda, y un soldado de cazadores de Alcntara a la derecha. En el segun-do plano, un coracero de la Guerra de la Independencia a la derecha y otro, de caballera de lnea, a la izquierda.

    Esta conjuncin histrica de la Caballera, avanza al galope al encuentro del ideal enemigo, con el corazn encogido y el coraje en sus rostros. La sensacin de estentreo movimiento es secunda-do por banderas, sables y diversidad de uniformes que dan al conjunto vistosidad, armona y esplen-dor. Benlliure convierte en eternidad el instante de la cabalgada al obligar a convivir en una sola carga a jinetes de diferentes pocas, aboliendo as el tiempo y generando una fascinante sensacin de ingravidez.

    La escena se levanta sobre una pirmide trunca-da de granito pulimentado gris, que lleva grabadas las fechas de las acciones ms memorables reali-zadas por la Caballera, terminando con las famo-sas cargas de Monte Arruit.

    El lector que pase por Valladolid y no conozca este maravilloso grupo escultrico, le aconsejo que no deje de visitarlo, ya que ninguna fotografa hace justicia a este grupo de soldados de bronce y pie-dra, que cabalgan en silencio hacia el Campo Grande vallisoletano sin acabar de llegar a ningu-na parte. Mariano Benlliure saba de Espaa y los espaoles.

  • FD MAGAZINE 31

    .otecob led niccudorper al ,atiutarg arenam ed ribicer ,oremn odnuges le noC .enizagaM DF atsiver al a emribircsus oeseD

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  • 32 FD MAGAZINE

    La revista que tienes en tus manos y la diplomacia tienen algo en comn. La diplomacia no es slo la profesin del diplomtico: es un arte. Como arte es sta revista recin nacida, FD

    Magazine, a la que auguro muchos aos de vida.

    La diplomacia es arte del dilogo, de las buenas maneras, de la conversacin y del saber estar. Pero ante todo, es el arte de la negociacin. Mucho de sto hay, precisamente, en la revista Diplomacia Siglo XXI. Fundada hace ahora ya diez aos, por sus pginas han pasado los mayo-res especialistas en el arte de la diplomacia.

    Histricamente, Espaa ha sido la nacin que ha liderado las relaciones diplomticas. Nuestra Embajada ante la Santa Sede es fiel reflejo de ello. Nuestra Escuela Diplomtica es de las ms pres-tigiosas del mundo. Por ello, adems de los anli-sis sobre todos los pases del mundo y el estudio de sus relaciones bilaterales o conflictos, preten-demos ofrecer siempre a nuestros lectores ante todo diplomticos espaoles y extranjeros una pincelada sobre Espaa y la hispanidad. Ms de siglo y medio antes de que en Espaa, se oyera el nombre de Uzbekistn, se fundaba en Asia Central una ciudad llamada Madrid, hoy un barrio de Samarkanda, la legendaria capital del Gran Tamerln. Como recordaba Santiago Ruiz-Morales, el Gran Tamerln, conquistador del segundo mayor imperio del mundo de la poca despus del de Genghis Khan, nombr as la nueva ciudad en honor del lugar de nacimiento del nico europeo que le fue a visitar, Ruy

    Gonzlez de Clavijo, quien document con gran detalle la belleza de Samarkanda y el esplendor de sus jardines, sus palacios y sus fiestas.

    El origen de la Embajada hay que buscarlo en la percepcin por Enrique III de Trastmara, Rey de Castilla, de que slo se poda parar el arrollador empuje otomano en Europa si se pinzaba al turco entre dos frentes. Envi as a Clavijo, quien afortuna-damente dej una bellsima narracin de su viaje.

    Clavijo fue as el primer embajador de Europa en Asia, pues los dems viajeros genoveses, venecia-nos, franceses, haban actuado solamente como mensajeros, mercaderes, misioneros, o mercena-rios las cuatro M. Clavijo, en cambio, actuara con el ttulo de plenipotenciario. Mohammed El-Kesh, el primer embajador de Asia en Europa, a quien Tamerln no envi a Roma, a Pars, a Viena o a Londres sino a Segovia!, haba invitado previa-mente a Clavijo. Podemos as afirmar que Espaa y Uzbekistn mantienen las relaciones diplomticas ms antiguas entre Europa y Asia.

    De la misma manera Espaa tambin ha liderado las relaciones diplomticas con ese gran continen-te hermano que se llama Hispanoamrica, que incluye a toda la regin americana de habla espao-

    Embajadas espaolas

    en el mundoDirector de la revista Diplomacia

    [Santiago Velo de Antelo]

  • FD MAGAZINE 33

    la con 19 pases y casi 400 millones de personas. Si quisiramos ser an ms precisos, podramos utilizar el trmino Iberoamrica, con lo que incluira-mos a Brasil, relacionando Amrica con los dos pases de la pennsula ibrica que la evangelizaron y le dieron su cultura y su idioma. Tcnicamente el nico motivo para usar el trmino Latinoamrica sera incluir algn pequeo territorio del Caribe que usa el francs como Haiti o la Guayana, y que repre-senta menos del 0,001% de todo el territorio del Caribe, sur y centro de Amrica.

    Tras el chino mandarn, el espaol es en este momento la lengua ms hablada del mundo por personas que la tienen como lengua materna, por delante del ingls. En total casi 500 millones de personas la utilizan bien como primera o segunda lengua. Es el segundo idioma ms estudiado del mundo tras el ingls, el tercero ms utilizado en internet y el primero hablado en mayor nmero de pases diferentes.

    Se habla de manera oficial o principal en cinco territorios de Africa, incluida una ciudad de Gabn, adems de en Guinea Ecuatorial; en 21 pases de Amrica, con 40 millones de hispanohablantes en Estados Unidos; tambin en Oceana, en la Isla de Pascua o en Asia, en Filipinas, donde dej de ser oficial en 1971 aunque se sigue usando y es reco-nocido por la Constitucin. Y se utiliza de manera oficial en 18 organismos internacionales, desde la ONU hasta la Unin Africana o la UE.

    Hay reconocidos hasta 47 dialectos del espaol. Desde el madrileo hasta el chilote, el andino, el rioplatense, el filipino o el saharaui. Del espaol o castellano, trmino utilizado como referencia a Castilla, dnde empez la expansin del idioma ms universal del mundo, tambin han surgido nuevas lenguas como el palenquero, el haqueta en Marruecos o el sefard, entre otros.

    El imperio espaol fue el primero en ser conside-rado global, al abarcar posesiones en todos los continentes del mundo, a diferencia de los impe-rios anteriores como el romano o el carolingio, llegando a tener bajo su dominio ms de 20 millo-nes de kilmetros cuadrados.

    En ese imperio unido por una religin, una forma de ser y gobernar y un idioma, tambin se habla-ban otras lenguas. Bajo dominio espaol se lleg a hablar en espaol, portugus, tagalo, cataln, vascuence, alemn, arans, francs, neerlands, gallego, siciliano, napolitano, lombardo, aymara, quechua, maya, tlaxcalteco, mixteco, zapoteco, guaran, tagalo, chamorro, rabe y chino. Y sin embargo esto no supuso nunca un motivo de divi-sin, muy al contrario, fue una muestra del respe-to que se tena por las lenguas locales, a la vez que se demostraba el inmenso valor que significa-ba tener entre todos ese idioma comn para comunicarse y progresar.

    La diplomacia ha cambiado sus formas. El emba-jador plenipotenciario, que significa plenos pode-res, ya no los tiene. Un embajador o cnsul gene-ral o agregado militar antiguamente iba con plenos poderes, cuando los sistemas de comuni-cacin no eran los de ahora. Hoy, cualquiera de ellos consulta con el Ministerio de Asuntos Exteriores o de Defensa lo que tienen que hacer ante situaciones complicadas.

    La revista tambin se ha adaptado a los nuevos tiempos. Hemos digitalizado la publicacin para que nuestros lectores destinados lejos de Espaa, puedan leer el nmero al momento de su cierre, a la espera de recibir el nmero en papel.

    Y desde aqu saludamos a FD Magazine, una revista hermana, como lo es Amrica de Espaa.

  • 34 FD MAGAZINE

    Pregunta.- Es usted un enamorado de la Historia y un coleccionista tenaz de libros de Historia. Qu le impulsa a ello?

    Respuesta.- Desde pequeo, lo fui viendo en casa, a mi padre le encantaba la historia, y a m tam-bin. Disfruto tanto leyendo un libro de Historia de cualquier tipo: de una persona, una biografa, o de un pas o de un hecho concreto. Cualquier libro de historia siempre aporta una enorme riqueza y es enormemente interesante. La Historia te ayuda siempre a entender el momento en el que vives. Cuando se habla de los conflictos en los pases rabes, de la Primavera rabe por ejemplo, si no conoces la Historia es difcil entender por qu se ha llegado adonde se ha llegado. O ahora, con la sucesin hereditaria en Corea del Norte. Conocer la Historia te permite entender.

    Pregunta.- Alguna poca en concreto le resulta ms atractiva?

    Respuesta.- Por mi dedicacin acadmica, me centro ms en los siglos XIX y XX espaoles. Ahora la Constitucin de 1812, aunque estuve leyendo hace poco un libro sobre el impacto de la peste negra en Europa en la Edad Media. Tengo un proyecto de investigacin sobre los orgenes del Estado franquista con el catedrtico Bruno Aguilera de la Universidad Rey Juan Carlos, y me acaban de conceder el premio de Historia del Carlismo de la Fundacin Ignacio Larramendi, que es una distincin internacional sobre el Carlismo, por una publicacin sobre el primer Estado carlis-ta La Historia me gusta toda, tal vez me interese menos la Prehistoria.

    Francisco Marhuenda Garca (Barcelona, 1961) acaba de cumplir su cuarto ao al fren-te del diario LA RAZON, a cuya direccin lleg procedente de la delegacin de Catalua. Periodista, abogado, profesor en la Universidad Rey Juan Carlos, lector impenitente, apasiona-do de la Historia, su currculum habla tambin de su paso por la Administracin del Estado, como jefe de gabinete en los ministerios de Administraciones Pblicas y de Educacin y Cultura, y tambin como Director General de Relaciones con las Cortes, entre 1996 y 2001.

    Entrevista a{Francisco Marhuenda

    EL PERIODISMO CIUDADANO

    PUEDE

    AYUDAR A INFORMARNOS P

    ERO NO

    PUEDE SER UN SUSTITUTIVO

    [Carlos Molero]

  • FD MAGAZINE 35

    Francisco Marhuenda

    Pregunta.- Cmo calificara la Historia de Espaa?

    Respuesta.- Espaa es un pas con una de las historias ms fascinantes, llena de grandes hechos, de decadencia, de miseria y de lo ms excelso. Hemos sido un pueblo de extremos, capa-ces de lo extraordinario y de hundirnos en la mise-ria. La decadencia del Imperio espaol, por ejem-plo, es muy interesante, un periodo muy atractivo, en el que las lites dirigentes son incapaces de mantenerse a la altura de las circunstancias, de mantener la fuerza del Imperio. Estaba leyendo un libro sobre la familia Marn de Poveda, y en l se ve cmo la gente se enriqueca mediante familia-res obispos. O que se iban a las Amricas y en lugar de trabajar al servicio del Imperio, lo hacan para enriquecerse. En eso somos algo distintos a las elites dirigentes britnicas, que tenan un con-cepto de servicio ms slido que el nuestro. Es realmente difcil encontrar algn siglo de la histo-ria de Espaa que no sea atractivo, que no genere una fascinacin en todos los sentido, pues incluso

    en los momentos de decadencia, Espaa y los espaoles son capaces de hacer cosas importan-tes. Y no olvidemos que la decadencia es un largo periodo, que concluye en el siglo XIX, cuando se pierden las ltimas colonias.

    Pregunta.- Cree que hay buena difusin de la Historia en Espaa?

    Respuesta.- Hay una proliferacin enorme de series televisivas de historia, que han cosechado xitos, y tienen gran fuerza las novelas histricas de calidad. Arturo Prez Reverte es un ejemplo de ello, una novela que te ensea historia. Eso es lo que ha cambiado, hace unos aos, haba novelas de baja calidad presuntamente de historia en las que los datos eran poco rigurosos. Ahora, por el contrario, nos encontramos con que los historia-dores escriben novelas de historia, cosa que hace cuarenta o cincuenta aos hubiera sido calificado de desastre horroroso. Incluso los historiadores ahora hacen un esfuerzo muy interesante por que se les entienda. Durante mucho tiempo, el histo-

    INCLUSO EN LOS MOMENTOS DE DECADENCIA, ESPAA Y LOS ESPAOLES SON CAPACES DE

    HACER COSAS IMPORTANTES.

    EL PERIODISMO CIUDADANO

    PUEDE

    AYUDAR A INFORMARNOS P

    ERO NO

    PUEDE SER UN SUSTITUTIVO

  • 36 FD MAGAZINE

    riador escriba de una forma que acaba siendo farragosa y difcil de seguir. Por otra parte, hay un montn de revistas divulgativas, como Historia y Vida o La aventura del saber, o ms singulares, como Ares o Aportes, que demuestran, en mi opinin, que hay un gran inters por la Historia.

    Pregunta.- Quizs se echa en falta la presencia de contenidos sobre Historia en la programa-cin de las televisiones, aparte de las series de las que hablaba antes.

    Respuesta.- Los historiadores en su conjunto, al margen de sus ideologas, deberan de hacer una reflexin al respecto, porque no se puede analizar la historia desde la mentalidad actual, y yo encuen-tro que muchas veces cuando se habla de la II Repblica, de la Guerra Civil o del Franquismo, por ejemplo, se hace con el apasionamiento propio de un seguidor de un equipo de ftbol, y eso no puede ser. El historiador tiene que acercarse a los hechos nada ms. Cuando en clase a veces expli-co lo que son los regmenes totalitarios, y hago la distincin entre los distintos tipos de dictadura, tengo que hacerlo de forma acadmica. Ya sabe-mos que todos eran unos asesinos, pero por ejemplo es muy difcil encontrar un rey en la histo-ria de Espaa que no haya cometido actos que, a nuestra mentalidad actual, nos pareceran inacep-tables y perseguibles de oficio por un fiscal. O

    pensemos en Napolen Bonaparte, que es uno de los grandes iconos de la historia de Francia, pero que en la mentalidad actual, pues sera un genoci-da, una persona que debera ser juzgada por el Tribunal Penal Internacional.

    Pregunta.- Cmo valora la aparicin de una publicacin como sta, FD Magazine?

    Respuesta.- Me parece muy buena idea, un gran acierto porque la historia es parte de la Cultura, un elemento capital de la Cultura.

    Pregunta.- Citaba la revista Ares, que se dedi-ca a la historia militar. Un apartado minoritario en el estudio de la Historia, no?

    Respuesta.- En Espaa hay muchos historiadores militares, hay aficionados y personas interesadas en lo militar, pero no goza del prestigio que tiene en otros pases, como Francia, Estados Unidos o Inglaterra, por poner tres ejemplos muy importan-tes. La Historia militar en Estados Unidos se estu-dia, por supuesto, en academias militares y hay ctedras de Historia militar en las mejores univer-sidades. Aqu parece que un historiador que se dedica a ello, tiene menos rigor que si escribe sobre los fueros de un pueblo desconocido de no se sabe dnde, o que escribe sobre las cartas por un virrey en no se qu pas. Como que la Historia

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    Pack de tres libros de Ferrer-Dalmau

    Formato libros: 25 x 22 cm

    Carton con sobrecubierta

    85.00 (IVA incluido)

  • 38 FD MAGAZINE

    militar est destinada a ser algo atractivo para el gran pblico, y que por eso tiene menos prestigio. Es un error, la Historia militar es muy importante en un pas que ha combatido en tantos frentes como Espaa. Hay adems una componente, qui-zs de tipo ideolgico, de parecer que si tu escri-bes de historia militar, eres un militarista o un belicista, que te gusta la guerra.

    Pregunta.- En ese sentido, qu impresin le produce que un pintor como Augusto Ferrer-Dalmau retome la pintura de batallas?

    Respuesta.- Dira, en primer lugar, que Augusto Ferrer-Dalmau es un extraordinario pintor de una enorme calidad, de una tcnica excepcional, y que sus cuadros as lo reflejan. Un gran pintor, de cual-quiera de las distintas corrientes, tiene que tener una capacidad de dibujo extraordinaria, y l la tiene, como la han tenido otros grandes pintores de la Historia. Pero l cubre algo que, en nuestro pas, desafortunadamente haba ido perdiendo importancia, que es la pintura referida a aspectos militares. De nuevo parece que si en el saln de tu casa o tu despacho tienes un cuadro de composi-cin militar, eres un militarista. Augusto ayuda a que vuelva a estar valorado este tipo de pintura.

    Pregunta.- Es una apuesta arriesgada, con un mercado minoritario

    Respuesta.- Bueno, uno ha de hacer tambin lo que le gusta, es muy importante que si puedes vivir confortablemente, puedas hacer lo que real-mente te gusta. Augusto Ferrer-Dalmau podra pintar perfectamente como Antonio Lpez, que pinta hiperreralista, lo que pasa es que a Ferrer-Dalmau le gusta la historia y disfruta con sus cuadros.

    Pregunta.- Las Artes han elevado a la categora de sublime momentos de la Historia. Y el Periodismo, que aporta a la Historia?

    Respuesta.- El Periodismo es historia, es una fuente documental de primer orden, cualquier historiador del siglo XIX en adelante, no puede escribir Historia sin los peridicos, sera absurdo. Los peridicos son los que reflejan la realidad de lo que est sucediendo. Es verdad que es una

    fuente ms, pero es una fuente importante y yo creo que cada vez ms, porque cuanto ms trans-parente se hace una sociedad, mejor reflejan los peridicos lo que est sucediendo. Ya es difcil que haya cosas importantes que no salgan en los peridicos en algn momento, a lo mejor no en el instante en que se produce el hecho, pero s a lo largo del tiempo. Al igual que cuando encontra-mos en una excavacin una piedra o unos restos de alimentos o unas vasijas, podemos obtener una radiografa de la poca, pues lo mismo un peridico te da una radiografa de la realidad de una poca.

    Pregunta.- Lo cual exige del periodista rigor en su trabajo.

    Respuesta.- Sin lugar a dudas, eso debera ser el ADN del Periodismo. Se ha evolucionado de unos peridicos de partidos polticos, de intereses empresariales ligados a la poltica del siglo XIX a la realidad actual, que son peridicos que deben perseguir, desde su lnea ideolgica, la veracidad, el esfuerzo y la bsqueda de una informacin que sea realmente veraz.

    Pregunta.- Siguiendo con el Periodismo, tiene futuro la prensa impresa?

    Respuesta.- Creo que la prensa de papel es funda-mental en una sociedad democrtica libre. Pero no porque sea una frase que habitualmente se dice, de manual, sino porque creo que es muy relevante en la medida en que es la figura clave a la hora de organizar la informacin a lo largo del da. Los peridicos de papel ofrecen garanta y seguridad al lector. Espaa tiene el problema de que hay un muy bajo ndice de lectura en compa-racin con otros pases de la OCDE, y eso es un factor negativo. No hemos educado a los jvenes a aprender a leer los peridicos, el placer del peridico como instrumento para informarse bien.

    Pregunta.- Pero s es cierto que Internet es una competencia dura, no?

    Respuesta.- Internet es una especie de selva donde es muy difcil encontrar algo, la ventaja de un peridico es que te da la informacin ordena-

    CREO QUE LA PRENSA DE PAPEL ES FUNDAMENTAL EN UNA SOCIEDAD

    DEMOCRTICA LIBRE

  • FD MAGAZINE 39

    da. Cuando tu quieres informarte sobre algo, la ventaja es el peridico, pues te marca adems el camino. Seguro que sobre lo que est ocurriendo en Egipto, Iraq o Siria, encuentras informacin en Internet. Pero, cul del milln de noticias que aparecen es la buena? Ese es el problema, dnde tienes t la seguridad de que esa noticia es veraz, o es fruto de una manipulacin? Tenemos todo un mundo muy interesante, que es el mundo de la Red, el periodismo ciudadano, que puede ayudar; pero que no puede ser sustitutivo. No te puedes informar slo por la Red, ya sea por Twitter, por Facebook o por los peridicos digita-les. Necesitas la seguridad que te ofrece un peri-dico que te manda un enviado especial o que tiene un corresponsal en el lugar, que tiene unos analis-tas y que te dice qu es lo que realmente est sucediendo.

    Pregunta.- Es la crisis econmica el mayor peli-gro ahora mismo para los peridicos?

    Respuesta.- La crisis econmica est haciendo mucho dao a la prensa escrita, es una realidad objetiva. La crisis hace que los peridicos sean un bien prescindible, la gente no va a dejar de pagar el colegio de los nios, o la Universidad o de poder desplazarse, y en cambio, s pueden prescindir de comprar el peridico todos los das. Las dificulta-

    des de la prensa escrita no son algo de ahora, en los ltimos 200 aos siempre han aparecido y desaparecido peridicos por causas diversas, y se ha mantenido la prensa escrita. Adems, han apa-recido peridicos gratuitos, que algo de mercado quitan y la oferta informativa, de ocio y de entrete-nimiento es muy amplia, con lo