El modo de vida de los recolectores en la arqueología del caribe

20
el modo de vida de los recolectores en la arqueología del caribe (parte I) Author(s): marcio veloz maggiolo and gus pantel Source: Boletín de Antropología Americana, No. 18 (diciembre 1988), pp. 149-167 Published by: Pan American Institute of Geography and History Stable URL: http://www.jstor.org/stable/40977345 . Accessed: 22/06/2014 02:40 Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at . http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp . JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected]. . Pan American Institute of Geography and History is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to Boletín de Antropología Americana. http://www.jstor.org This content downloaded from 185.2.32.21 on Sun, 22 Jun 2014 02:40:47 AM All use subject to JSTOR Terms and Conditions

description

Author(s): marcio veloz maggiolo and gus pantel

Transcript of El modo de vida de los recolectores en la arqueología del caribe

Page 1: El modo de vida de los recolectores en la arqueología del caribe

el modo de vida de los recolectores en la arqueología del caribe (parte I)Author(s): marcio veloz maggiolo and gus pantelSource: Boletín de Antropología Americana, No. 18 (diciembre 1988), pp. 149-167Published by: Pan American Institute of Geography and HistoryStable URL: http://www.jstor.org/stable/40977345 .Accessed: 22/06/2014 02:40

Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at .http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp

.JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range ofcontent in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new formsof scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected].

.

Pan American Institute of Geography and History is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extendaccess to Boletín de Antropología Americana.

http://www.jstor.org

This content downloaded from 185.2.32.21 on Sun, 22 Jun 2014 02:40:47 AMAll use subject to JSTOR Terms and Conditions

Page 2: El modo de vida de los recolectores en la arqueología del caribe

mareio veloz maggiolo gus pantel

el modo de vida de los recolec- tores en la arqueología del

caribe (parte I) "Al maestro Miguel Acosta Saignes, fundador

de la arqueología científica en Venezuela."

Preliminar

El presente resumen es sólo un intento de aproximación global a las sociedades de la Formación Económica y Social de los Reco- lectores en el Caribe. Muchos de los lugares no han sido abordados a fondo. Nos interesó, principalmente sistematizaren algo la infor- mación del Caribe ribereño, a sabiendas de que muchos de los yacimientos de las islas han sido estudiados con suficiente detalle como para una mayor profundización. De todos modos el presente trabajo está desti- nado a un volumen que complementará y será complementado por otras informacio- nes del área que tratamos.

Los autores

El Presente trabajo intenta ser un resumen, una síntesis apretada de los datos arqueoló- gicos relacionados con el Modo de Vida de los Recolectores en el Caribe. Intentamos, por tanto, proporcionar una visión de con- junto que permita al investigador situarse dentro de un marco referencial preciso.

En este caso nuestro concepto del Caribe arqueológico incluye tanto las islas como el llamado "Caribe ribereño", ya que conside-

ramos imposible el logro de un cuadro general del área sin considerar las características re- gionales del Caribe antiguo y a la vez, pen- samos que formas tales como los modos de trabajo y las relaciones tecnológicas que conforman los mismos, se presentan dentro del Modo de Vida de los Recolectores como va- riantes importantes en el desarrollo cultural de los grupos.

Si se revisa el norte ribereño de Centro y Sudamérica en los finales del octavo mile- nio antes de nuestra era, se podrá apreciar la importancia de estas poblaciones para las cuales la navegación marina constituyó un paso de avance fundamental. Es evidente que gran parte de los cursos de agua fluviales continentales contribuyeron a que el hombre desarrollara un dominio de la navegación cada vez mejor. El dominio fluvial y el de las corrientes marinas costeras concluyó con el recorrido de grandes trayectos. El uso de balsas y canoas contribuyó posiblemente primero al reconocimiento de las costas ri- bereñas y luego a la selección primaria de nichos y zonas ecológicas positivas para es- tas sociedades recolectoras.

Luego de una visión sintética del pobla- miento humano hacia la fecha propuesta tendríamos una interesante secuencia: Por

This content downloaded from 185.2.32.21 on Sun, 22 Jun 2014 02:40:47 AMAll use subject to JSTOR Terms and Conditions

Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Page 3: El modo de vida de los recolectores en la arqueología del caribe

150 BOLETÍN DE ANTROPOLOGIA AMERICANA • 18 DICIEMBRE 1988

el norte de Centroamérica nos encontramos con ocupaciones humanas que cronológica- mente van desde el periodo lítico más tem- prano, hasta la aparición en Belice zona transicional entre el área del Caribe y Me- soamérica-de estadios que revelan cómo el modo de vida recolector sustituye al de los cazadores.

Las fases estudiadas por Me Neish y Nelken Turner (1983) comienzan hacia el 9,000 antes de nuestra era y arriban hasta el 2,000 antes de la misma. Belice es un importante laboratorio humano que podría revelarnos como fue el Modo de Vida o aspectos del Modo de Vida Recolector, comienza a ajus- tar sus patrones técnicos para fundirse luego con sociedades agricultoras, que se fundan a su vez con las posteriores sociedades nu- cleares del área maya, por un lado y con las sociedades de selva tropical por el otro.

El medio costero y sus primeras ocupa- ciones en el Caribe: Belice

Los estudios de Me Neish y Nelken Temer facilitan una visión de cómo se ha producido la transición definitiva de culturas cazadoras hacia culturas recolectoras. Es evidente que sería necesario un resumen del trabajo de los autores mencionados, ya que al parecer, muchas de las formas plano-convexas que se presentan en la confección de artefactos en las fases Belice y Mel inda, constituyen una formidable fuente de información para explicar los aspectos formales de sitios pre- agrícolas de las Antillas relacionables con el norte de Venezuela, y ahora con Belice.

Belice, y los sitios estudiados, son un enclave caribeño ubicable al sur de la penín- sula de Yucatán con fronteras con Guatelama, en donde aún los estudios de sitios de modo de vida recolector son escasos.

Belice está bañada por las aguas del mar Caribe, y su posición geográfica se ubica al oeste y oeste-suroeste de las Grandes Antillas.

La zona estudiada por los autores que citamos se caracteriza por varios nichos eco- lógicos (ecozonas) en donde predominan: 1 .- Las lagunas con variados tipos de man- gle; 2.- Los bosques de pino, con ecología de sabana; 3.- Las florestas del tipo galería y estacionales, entre otras.

En los estudios comentados los autores han determinado por lo menos seis fases de ocupación que van desde el 9,000 antes de Cristo hasta el 2,000 en la misma época.

La fase Lowe-ha, que se inicia al parecer hacia el 9,000 antes de Cristo, retiene formas y materiales de producción que la aseme- jan a los esquemas llamados paleoindios. Los "componentes" de la fase revelan ya que existe una tendencia hacia el corte de ma- dras y el uso de instrumentos para el raspado de algunas pieles de animales. Los datos obtenidos no permiten suponer que la reco- lección de semillas y vegetales haya sido intensa, pero algunos bifaciales, técnica co- mún en el sitio, podrían hacer suponer, por su tipo de fractura, que fueron utilizados en los trabajos en hueso, lo que haría pensar que las técnicas de cacería eran todavía un elemento importante de este momento.

Sin embargo, la aparición de algunos ar- tefactos un ¡faciales es un elemento a desta- car; algunas lascas fueron retocadas por pre- sión. No obstante, como bien señalan los autores, la técnica de los objetos bifa- ciales continúa hasta fases posteriores, lo que "ata" definitivamente todo el proceso de construcción de artefactos a viejos esquemas paleoindios, sin que ya en este momento pudiera llamarse de este modo este núcleo hu- mano que inicia la ocupación del Caribe Occidental.

La base de Low-ha -su conjunto de apro- piación de la naturaleza- está dada por ras- padores y puntas de proyectil que según Me Neish y Nelken- Temer podrían relacionarla con otros sitios tempranos como Los Grifos (en Chiapas, México), Lago Madden en Pa- namá, Cueva Fell y Cueva del Mylodon en Patagonia, etc.

La relación es pues de orden antiguo, y no correspondería del todo al tipo de cultura que muchos arqueólogos han denominado como "arcaico".

Los sitios estudiados no arrojan manos de moler, o morteros, instrumentos para ra- llar raíces, y abarcan un área de nichos eco- lógicos diversos, loque revelaría ya una bús- queda cíclica de alimentos con la utilización de una tecnología que deberá adaptarse, obligadamente, al proceso demográfico que tipificará el paso hacia una mejor explota- ción de los recursos.

This content downloaded from 185.2.32.21 on Sun, 22 Jun 2014 02:40:47 AMAll use subject to JSTOR Terms and Conditions

Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Page 4: El modo de vida de los recolectores en la arqueología del caribe

MARCIO V. MAGGIOLO Y GUS PANTEL EL MODO DE VIDA DE... 151

A la fase Low-ha, sigue la llamada Sand Hill, ubicable, ya, para la misma área, hacia el 7,500 antes de Cristo.

Mejor representada en su estratigrafía y componentes, se nota en el instrumental una modificación importante, pese a que la in- dustria de los bifaces adopta formas pareci- das a Lerma, Pedernales y Bulvarde. La tec- nología del trabajo es sobre diversos tipos de pedernal, chert, etc. Al parecer los restos de percusión, microlascas y taller, revelan una variación en la modalidad de producir los instrumentos de piedra, que se orienta hacia una más definida y fina búsqueda de dominio del medio. La cantidad de puntas dismi- nuye, lo que sugiere que hay un paso crítico hacia la captación de otras especies natura- les no producto de la cacería. La evidencia de cuchillos para corte, los raspadores planos y plano-convexos parecen estar orientados se- gún los autores, hacia un uso de plantas y madera. Los sitios costeros de esta fase evi- dencian una salida hacia el mar dominada por los ciclos estacionales.

Las pruebas de un cambio en la tecnolo- gía de los artefactos y aún en los tipos de artefactos, sugieren que en el Caribe Occi- dental los procesos de búsqueda de lugares estables se dieron a través de un gran cono- cimiento de las zonas explotables. No se trataba, como puede verse, de grupos cuyo nomadismo fuese tan obligado como para continuar un derrotero inhóspito cuando habían encontrado zonas importantes de explotación. Los estuarios marinos, los cursos fluviales, las abundantes bayas, semillas y frutas, la presencia de animales pequeños y grandes -ya no paleofauna ni fauna del tipo mega- generaron un movimiento rotatorio de vida que iba del mar a la sabana, y de la sabana a los lugares recolectivos, generando un modo de vida, en el cual las relaciones de producción comenzaron a afinar los modos de trabajo. Es en este estadio de las relacio- nes de producción en el que se inician cier- tos "oficios" en función de necesidades bá- sicas como serían la protección de lo reco- lectado, la repartición en función de calida- des y destrezas; el reconocimiento social en relación con el dominio de los elemen- tos y con la solución a los problemas. En una sociedad semi-sedentaria, en donde el conocimiento del ciclo de la naturaleza se

hace necesario para poder "estabilizar" las relaciones sociales, aún sin la presencia de la propiedad privada de los medios de pro- ducción, el avance hacia un cambio tecno- lógico más acorde con el proceso de ruptura de la contradicción hombre- med ¡ambiente, significa el surgimiento de "preof icios" y "formas de trabajo", que constituyen parte fundamental del "modo de trabajo", manera como la sociedad encara, en cada momen- to, su objeto de trabajo para organizar y reorganizar sus formas productivas en base a relaciones de orden tecnológico .

Con la disminución de las puntas de pro- yectil y el aprovechamiento de un complejo de artefactos logrados en madera, el hombre ha cambiado su objeto de trabajo, y ha ini- ciado no sólo un proceso de invención, adaptación y de confrontación social de su viejo instrumental, sino una manera de comprender el medio y de dominarlo para hacerlo más productivo. Este detalle es im- portante porque estamos llamando Modo de Producción Apropiador a una manera de producir que no parece "productiva". Si bien en algunos casos hemos señalado y aceptado que en los momentos que conside- ramos sin "reproducción biológica induci- da" no se está produciendo. Un análisis a fondo del proceso dialéctico que significa el cambio del instrumental de producción, po- dría conducirnos a pensar en la existencia de una "producción pasiva" y una "produc- ción activa", siendo la primera una forma de recolección y depredación controlada, durante la cual el hombre establece una es- pecie de límite en cuanto a los nichos explo- tables, permitiendo su regeneración y la se- gunda, una forma de producción en la cual, consciente de que puede hacer de la rege- neración o la reproducción la base de su subsistencia, el hombre modifica el medio, cambiando sus estructuras naturales por estruc- turas no-naturales, sobre las cuales asienta y calcula sus propios procesos de reproduc- ción social (Vargas, 1987).

Veamos ahora cómo en el Caribe Occi- dental, y en sus riberas y lugares cercanos, se inicia una transformación que es posible deducir de los trabajos preliminares que esta- mos comentando.

La otra fase de Bel ice que nos importa mucho es la llamada Orange- Walk, cuyos

This content downloaded from 185.2.32.21 on Sun, 22 Jun 2014 02:40:47 AMAll use subject to JSTOR Terms and Conditions

Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Page 5: El modo de vida de los recolectores en la arqueología del caribe

152 BOLETÍN DE ANTROPOLOGIA AMERICANA • 18 DICIEMBRE 1988

fechados van del 6,000 al 5,000 antes de Cristo. Es importante significar que este pe- riodo resulta fundamental en el poblamiento del Caribe ribereño, porque es el momento en el que están presentes sitios de recolección que reflejan la consolidación del modo de vida que estudiamos en toda la cuenca.

Orange Walk representa un paso de adaptación que revela una proporcional consolidación de grupos sociales con un ge- neral conocimiento de todas las áreas de Bel ice. La tendencia a una explotación ma- siva del medio, a un mejor conocimiento del objeto de trabajo, a una mayor distribu- ción demográfica, y a una explotación más amplia del sector y de las ecozonas tipifica en Bel ice una fase que tiene contrapartidas importantes en las Antillas, como luego veremos.

Microbandas y macrobandas humanas aprovechan todos lo lugares explotables tanto tierra adentro, como en las riberas de los ríos y las zonas estuarinas. Como bien señalan los autores debió haber un incremento de la población. Ahora bien, este incre- mento no es el producto de una sociedad que crece porque sí. Debe ser el producto de unas relaciones de producción de "cali- dad" superior a las anteriores.

Es muy posible que exista una relación a nivel familiar de las bandas, y que el pro- ceso de explotación se complete con un in- tercambio que haga posible la concentra- ción de dietas equilibradas, generadoras de mejores procesos de salud. La programación de un "schedule" como dicen los autores, revelaría la posibilidad de explotación "planificada" de diferentes esquemas eco- nómicos, de ecozonas capaces de permitir una expansión humana también controlada por el proceso productivo.

La desconcentración de los grupos huma- nos de una misma zona, y su "especial iza- ción estacional", parecen haber sido importantes recursos utilizados por los hombres del modo de vida recolector. En algunos puntos del Caribe el proceso se produjo no sólo en suelo continental, sino en suelo isleño.

En Orange-Walk están presentes puntas de proyectil pedunculadas que remedan las fa- ses anteriores, pero es evidente que existe un proceso de recolección vegetal más in- tenso, y por lo tanto una salida hacia instru-

mentos primarios de producción capaces de trabajar la madera. Raspadores de lado retoca- do, raspadores plano- convexos de apre- ciable tamaño, raspadores ovoides, también plano-convexos, raspadores planos discoi- dales, manos de mortero y morteros, evidencian un incremento en el uso de la madera cada vez mayor, y una tendencia hacia la desapa- rición de las técnicas bifaces, ya en plena decadencia. Aunque se mantienen eviden- cias de posible uso de raspadores para pie- les, las del trabajo en madera se hacen fun- damentales.

El uso de choppers para la ruptura de maderas duras sugiere que la tecnología de Sand- Hill continúa, de algún modo en Orange-Walk, y que existe una indiscutible relación con las industrias del viejo periodo arcaico trabajado por Wilkerson en Vera- cruz, México.

La fase Belice, sin dudas la más relacio- nable con las ocupaciones arcaicas tempra- nas de las antillas Mayores, se ubica entre el 5,000 y el 4,000 antes de Cristo.

Aunque como señalan los autores no esté documentada de manera muy precisa, una simple ojeada al instrumental de producción y a su intento de convertir los nichos vege- tales y fluviales en el elemento básico de su subsistencia, constituye suficiente sugeren- cia para pensar que Belice es el inicio de un cambio notable en el modo de vida reco- lector de esta zona. A partir de este mo- mento habrá una cada vez mayor concentra- ción demográfica sobre los recursos marinos y vegetales. Las puntas de proyectil han casi desaparecido, y una industria de raspadores planos y planos-convexos, así como la pre- sencia de morteros en forma de "tecoma- tes", y manos de tipo cónico, se consoli- dan generando formas instrumentales nuevas más permanentes, como serían los peque- ños raspadores para madera de forma discoi- dal, y triangular. Algunos restos de azadas de forma elíptica revelan al parecer un pro- ceso importante en la captación de raíces. Algunos instrumentos fueron utilizados - como es el caso de lascas y raspado- res de remate oval- para decortezar made- ras suaves o fibras. Los restos, son pues, los de una sociedad orientada hacia los trabajos en madera, en la que la cestería, la construcción de instrumentos de madera

This content downloaded from 185.2.32.21 on Sun, 22 Jun 2014 02:40:47 AMAll use subject to JSTOR Terms and Conditions

Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
PREGUNTA DE PRUEBA
Andre
Page 6: El modo de vida de los recolectores en la arqueología del caribe

MARCIO V. MAGGIOLO Y GUS PANTEL EL MODO DE VIDA DE... 153

-bateas, recipientes, canoas, remos, etc.-, sugiere un objeto de trabajo que intenta mo- dificar el medio. Algunas formas e ideas agrícolas estarían presentes, y el cambio ha- cia una producción en la que el conoci- miento de los ciclos vegetales era mayor, podría significar un balance demográfico más estable, y tal vez ideas agrícolas.

El Modo de Producción Apropiador reafina, nuevamente, sus relaciones de producción. Al abandonar o modificar sus intrumentales de producción, generando modelos y formas funcionales y relacionables con un medio ahora mejor explotado, se están reorgani- zando las relaciones tecnológicas y labora- les de la sociedad, y se están estableciendo nuevos patrones de acceso a las formas pro- ductivas. La casi desaparición de las técni- cas bifaciales parece sugerir que para el nuevo objeto básico de trabajo, y para la nueva orientación de la cultura, la modifica- ción instrumental hacia formas unifaciales era correcta.

La que consideraríamos última fase típi- camente recolectores la llamada Melinda, que los autores ubican entre el 4,000 y el 3,000 antes de Cristo, y la que parece tener una mayor correlación con los sitios costeros del norte de Venezuela y con los lugares del tipo Barrera-Mordán en las Antillas.

Vale decir que pese a la disminución de la industria de bifaces, en ningún momento la misma desaparece en los sitios de Belice; lo mismo acontece en los lugares con carac- terísticas de transición del modo de vida cazador al recolector, en los sitios del Estado Falcón, costa norte de Venezuela.

La fase Melinda es la fase típica del modo de vida recolector que se encuentra en las Anti- llas, la costa colombiana, la venezolana y la panameña.

Se trata de una adaptación a las zonas estuarinas y de mar, en la que definitivamente las especies marinas y fluviales son muchas veces el elemento básico de subsistencia. Las redes ya presentes en la fase anterior, se establecen por las pesas o sumergidores que apa- recen en esta fase, en donde, al parecer, la navegación de alta mar constituye una importante vertiente de la economía, si aceptamos que hacia el 4,000 antes de Cristo existía un pueblo como el de Melinda, que dominaba los elementos ecológicos me-

diante una industria de artefactos lascados, el parecido mayor habría que buscarlo, in- defectiblemente con las industrias de sílex de Cuba, Santo Domingo, Puerto Rico y Antigua, en las Antillas.

La fase Melinda presenta, como las fases barreroides de las Antillas puntas grandes, raspadores ovales plano-convexos, raspa- dores discoidales plano-convexos, lascas convexas y pequeños bifaces, etc. Elemen- tos como las pesas para redes, y las piedras de moler, están presentes en esta fase.

Aprovechando la experiencia anterior de de la fase Belice en adelante, sus integrantes equilibran su economía basándose en la re- colección vegetal y en la pesca y recolec- ción marina y terrestre. Las amplias áreas de actividad, según los autores, son cinco, lo que evidencia como en el caso antillano, una constante "construcción" de instrumen- tos según el lugar de explotación.

Se trata de una economía marítima que se- gún los autores es difícil de discernir, y que podría tener relación con Palma Sola en Ve- racruz Central y quizás con los sitios traba- jados por Barbara Voorhies en Chiapas (Mc Neish, Nelken-Terner, 1983).

La fase final de este largo estudio, de gran importancia para entender el Caribe Occi- dental, es la Progreso, ubicable entre el 3,000 y el 2,000 antes de Cristo. Sin embar- go, para una explicación de industrias a ni- vel antillano o del Caribe Oriental, Progreso no presenta elementos definitorios. La ten- dencia hacia una tecnología muy definida y relacionable con el formativo mexi- cano parece sugerir que una parte de las influencias de Belice caminó hacia el Caribe Oriental y las Antillas, y otra se interno en el Occidente y el Norte generando formas que caracterizan parte del primer instrumen- tal de producción de ciertas sociedades de la agricultura inicial en Mesoamérica.

El medio costero y sus primeras ocupa- ciones en el Caribe: Nicaragua

La costa norte de Centro América no ha sido investigada con profundidad. Apenas exis- ten algunas informaciones aisladas sobre si- tios del modo de vida de los recolectores, de los cuales la información cronológica es

This content downloaded from 185.2.32.21 on Sun, 22 Jun 2014 02:40:47 AMAll use subject to JSTOR Terms and Conditions

Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Page 7: El modo de vida de los recolectores en la arqueología del caribe

154 BOLETÍN DE ANTROPOLOGIA AMERICANA • 18 DICIEMBRE 1988

^^^^^^^ w-w QUINTANA ROO S J ¿w /

( BELIZE J rí jff^^jk I ' /

^EX/ç .-Mf i'Ormni.W.lk I fìl / .V'. .■■:&£ 251 ÊÍr- / * ™)fe¿

0 5 10 15 M 25 m,»t ¿¿^SiV.:-. .::jf ) ^-S>-Colh« / )/■% ~

0 S 10 15 20 2i 30 35 km Jfí ^n¿¿ÍT í^ ^ Ì / ¿JU &

C^I -^^~~

^J ''f r^V '

í^yy Turne ffe

/r^ :^î rL^-N ^ / >. ̂ MeüKdll^^Dangrig» <" 17'n / l V] / ̂A -s~^ ̂ S ^^o

>. / (^ <SUnn Creek) ^

^T^->_-^;:>JV ^^. / /^ UNITED STATES l

^í ^N^v"^PunU Gorda z' "' s^Houston ' '

^ ^ Si L ^?s^ ' "onduraê <^' ^¿ /

3 ^% ^^^^~' / ^ 1 ' ' /<M^id, C.fOtHMn S», * /■ ' / r M9*ico City ' j i < ^

PKik ochx Xi i .► v j ^ °n^/ ;

89* w I , ^ ^^ ;

Mapa de Belice mostrando los lugares más importantes. (Mc Neish y Nelken Temer, 1983).

This content downloaded from 185.2.32.21 on Sun, 22 Jun 2014 02:40:47 AMAll use subject to JSTOR Terms and Conditions

Page 8: El modo de vida de los recolectores en la arqueología del caribe

MARCIO V. MAGGIOLO Y GUS PANTEL EL MODO DE VIDA DE... 155

bastante deficiente. Magnus (1974-1976) ha hecho un resumen comparativo de los patrones modernos de subsistencia en la costa atlántica nicaragüense, tanto en tiem- pos prehistóricos como en los tiempos mo- dernos. Su trabajo, sin embargo, carece de una ubicación cultural precisa, y los sitios pre-coloniales señalados no contienen sufi- ciente información como para establecer las modalidades básicas en lo que respecta a mo- dos de trabajo, tiempo y relaciones de pro- ducción, etc. Los sitios del Complejo Jarquín, por ejemplo, se describen como un con- chero en el sur de "Pearl Lagoon", ubicado en los bordes de dicha laguna. Ni cerámica ni artefactos se informan para el sitio, El depó- sito está constituido por conchas del tipo Donax- molusco de fondos blandos y arenas litorales-, así como de Neocyrena, de pro- cedencia similar. El sitio está situado al norte de Bluefields, zona rica en manglares y playas, así como estuarios y depósitos fan- gosos con fauna abundante tanto marina como fluvial. Sin embargo, en algunos sitios del área han sido recobrados, según el mismo autor, hachas del tipo "celt", lo mismo que lascas irregulares, que pudieron tener un "uso general" para limpiar pieles, sin que ello pueda confirmarse. Al oeste de Blue- fields, está el sitio Italia, constituido por montículos de habitación y recolección, en los cuales está presente toda una gama de artefactos ya relacionables con agricultores y no con los hombres del modo de vida reco- lector típico. Sitios que a primera vista podrían considerarse como de recolectores típicos serían el llamado Complejo Samalla, en el cual parecen fundirse elementos tanto pre- agrícolas como agrícolas.

En los primeros años 1 970 Jorge Espinosa Es- trada localizó, el sitio de Angi, en Punta Monos (o Monkey Point), al sur de Laguna de las Perlas (Pearl Lagoon de Magnus), lugar ubicable en le saliente de la costa atlántica de Nicaragua.

El lugar fue presentado en una sesión personal del autor con parte de los arqueó- logos caribeños que asistíamos al Congreso Internacional de Americanistas celebrado en México en 1 974. No sabemos que Espinosa haya publicado su hallazgo, pero considera- mos justo luego de más de diez años, dar a la luz algunos de los datos que él mismo

nos suministrara, y que consideramos im- portantes para el entendimiento de las pri- meras ocupaciones humanas del Caribe ribereño.

Angi (Monkey Point), está constituído por un conchero de unos cinco metro de pro- fundidad. Los trabajos de Espinosa (com. personal escrita del 1o de abril de 1974) duraron tres meses, y una primera parte de la excavación se realizó por niveles de 15 centímetros. Espinosa procesó varias mues- tras de C-14, aún no publicadas, que hacen oscilar el conchero entre el 9,000 y el 6,000 antes de nuestra era, lo que lo hace coincidir en tiempo con las primeras ocupaciones en- contradas por Me Neish y Nelken-Terner en Belice (Espinosa, com. personal, 1 974).

Los materiales de Monkey Point revelan en su parte más antigua, tal y como nos ex- plicara el investigador, formas que tienden al bifaz, núcleos y pre-formas que al parecer están mezcladas con manos y martillos, en los cuales se presentan desgastes por el uso de los mismos en trabajos de atrición y fro- tación sobre posibles semillas. Los choppers o tajadores para el corte de madera son un elemento claro en la secuencia, a juzgar por las fotos que nos suministrara Espinosa.

Los pisos de vivienda encontrados por Espinosa revelan una sedentaria o semi-se- dentaria forma de vida, ya que se trata de grandes fogones que van desde la superficie hasta buena profundidad en el basurero. Puntas de hueso, azuelas para desbrozar, perforado- res, huesos de mamíferos y de grandes peces óseos no identificados del todo se unen a cier- tas manifestaciones superestructura les como serían los colgantes de dientes de tibu- rón, encontrados desde la superficie hasta niveles que superan los 4.50 metros de pro- fundidad.

La estratigrafía de Monkey Point revela la presencia de cerámica en los primeros 30 centímetros del nivel en algunos sitios, como acontece con la Unidad I excavada por Es- pinosa, pero se trata, sin dudas, de una ocu- pación del modo de vida recolector que ex- plotó la ecología circundante durante miles de años, Neritinas, moluscos de playas blan- das y arenosas como la Donax, así como elementos bivalvos de manglar, se presen- tan en Monkey Point, cuya fauna no ha sido informada ni procesada. Todo el montículo,

This content downloaded from 185.2.32.21 on Sun, 22 Jun 2014 02:40:47 AMAll use subject to JSTOR Terms and Conditions

Andre
Andre
Andre
Page 9: El modo de vida de los recolectores en la arqueología del caribe

156 BOLETÍN DE ANTROPOLOGIA AMERICANA • 18 DICIEMBRE 1988

a pocos metros del mar Caribe, está consti- tuido por niveles de pisos artificiales, visibles en las curvas de nivel que gentilmente nos pa- sara el autor.

Al parecer, una reorganización tipoló- gica de los artefactos encontrados por Espinosa, podría revelar que se trata de un grupo hu- mano que abandona las técnicas de gran caza, y se mantiene atento a una transformación de su fuerza de trabajo y de sus modos de trabajo, por tanto, en la búsqueda de un patrón o modo de vida más estable. El uso de azuelas para madera de tamaño conside- rable confirma que el proceso de adaptación marina seguido en Bel ice, se repite en Monkey Point, ya que sin dudas estos instrumentos de producción están orientados al trabajo de grandes troncos. Las azuelas de Monkey Point revelan con propiedad un trabajo en madera de grandes proporciones. La fabri- cación de canoas, por ejemplo, necesitaría de un instrumental especializado, del cual la azada o hacha de borde convexo es una parte fundamental. La tecnología del las- cado como técnica básica del trabajo en la piedra, casi no está presente en el sitio, dis- tanciándose, en este aspecto de los lugares trabajados por Me Neish y Nelken-Temer.

No tenemos, por desgracia, una informa- ción más clara sobre el medioambiente, pero Monkey Point parece ser una zona playera, con depósitos aluvionales cercanos, zonas de manglar también en apreciable cercanía, y ricos fondos y rocas marinas, en donde es posible la recolección y la cacería alterna- das con la pesca de alta mar, establecida por la caza o pesca de tiburones, cuyas vér- tebras y dientes están presentes en los restos presentados por Espinosa.

Monkey Point tiene mucha relación en lo que se define como su instrumental de producción y su ajuste al medio, con el sitio Banwari-Tracy, en la isla de Trinidad.

Los resultados parciales que comenta- mos a base de fotos y de una información de la cual tomamos nota hace años, nos permiten sugerir que el sitio de Monkey Point revela una expresión cultural dentro del modo de vida recolector que está clara- mente definida por la orientación de la fuerza de trabajo, y por la manera como el instrumental de producción, orientado a un mismo objeto de trabajo, varía en un rea-

juste del modo de trabajo. La presencia de una pesca abundante de alta mar, y la insu- ficiencia de una materia prima como aquella de la tecnología con lascas, orientan la fuerza de trabajo a producir, un instrumental en madera, hueso y piedra desbastada, útil para la apropiación en tierra y mar: Puntas para po- sible flechado o arponeado, azuelas para sa- car raíces y cortar lianas y árboles que serán materia prima en cestas, canoas, recipientes útiles de madera, sin duda perecederos.

Los integrantes del modo de vida recolec- tor en el sitio comentado, buscan en la es- pecialización marina el factor básico de su producción, y para ello el dominio de la navegación debió ser también fundamental y generador de una afinación de sus relacio- nes sociales de producción. En Monkey Point se desarrolla un tipo de sociedad esta- bilizada por el dominio de ciclos naturales en un nicho ecológico de explotación bási- ca, que genera una especie de estabilidad, de sedentarismo milenario.

El medio costero y sus primeras ocupa- ciones en el Caribe: otros sitios Centroa- mericanos-Panamá

El istmo de Panamá fue el paso obligado de importantes grupos humanos ligados no sólo al modo de vida cazador, sino al recolector. Las zonas caribeñas de Panamá y lo que es hoy Costa rica, no han sido del todo estudia- das. Los secretos del Golfo de Darién, en donde existen importantes yacimientos del modo de vida recolector, siguen en silencio. Sin embargo el sur del istmo, en la costa pací- fica, revela la ocupación permanente de re- colectores que fueron tan importantes dise- minadores de la agricultura como creadores de modelos de vida ligados a formas aldea- nas.

Panamá, lo mismo que Costa Rica, pre- senta evidencias de un paso humano muy anterior a nuestra era. Si pensamos que el tránsito de norte a sur en los periodos más tem- pranos de la historia americana debió pro- ci rse a través del istmo, deberemos estar de acuerdo en que las fechas más tempranas de Sudamérica deberían serlo igualmente para Panamá, lugar por donde debió ocurrir parte de este tránsito.

This content downloaded from 185.2.32.21 on Sun, 22 Jun 2014 02:40:47 AMAll use subject to JSTOR Terms and Conditions

Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Page 10: El modo de vida de los recolectores en la arqueología del caribe

MARCIO V. MAGGIOLO Y GUS PANTEL EL MODO DE VIDA DE... 157

Lo intrincado de las zonas selváticas pa- nameñas y centroamericanas, la investigación deficiente, y la falta de interés para la revi- sión de profundas evidencias, no han permitido reconstruir esta parte de la historia ameri- cana que consideramos fundamental para su cabal entendimiento.

La riqueza costera de Panamá, sus grandes centros de recolección y caza, y su mag- nífica situación tropical, generadora y man- tenedora de sitios faunístjcos considerables como relictos, debió ser un importante ge- nero de vida para muchos grupos cazadores y recolectores del pasado. El istmo, en su estrechamiento -y esto no es pura elucubración geográfica- debió hacer más fácil el con- tacto de los grupos humanos que penetraban hacia Sudamérica tanto por el norte del mis- mo, como por el sur. Muchos de los recolec- tores costeros de Panamá tienen gran seme- janza, en lo que se refiere al instrumental de producción, y por ende a las zonas eco- lógicas escogidas para la explotación, con grupos recolectores de la zona pacífica de Norteamérica y México.

Tenemos la impresión de que si hacemos un resumen de los elementos materiales que evidencian la presencia del hombre en los diversos periodos de la historia antigua de Centroamérica, deberíamos seguir un orden cro- nológico que nos permitiera hablar de los modos de vida pre-agri cu Iteres en el tiempo.

Hacia el 9,000 antes de Cristo -1 1 ,000 antes de nuestra era- la evidencia de puntas foliáceas, en sílex y materiales cristalinos, están presentes en el Lago Madden, en la zona del Canal de Panamá, pero también en la costa atlántica de Costa Rica.

Casi todos los investigadores han estado de acuerdo en que estos artefactos -instru- mentos de producción- deberían ser muy antiguos, pues su tipología los acerca a las llamadas puntas del tipo "Clovis", asociadas en los Estados Unidos con el alto pleistoceno y principios de la época actual.

El distanciamiento de los hallazgos, la ausencia de referencias en un contexto es- tratigráfico que permita el establecimiento de un patrón de vida, y un modelo del asen- tamiento, obstaculizan la reconstrucción. Como hemos dicho, las evidencias de fecha- dos muy antiguos en sudamérica, incluso algunos anteriores al 22,000 de nuestra era,

presuponen un tránsito a pie, si se establece que para esa época el uso de las embarca- ciones era casi desconocido o restringido a zonas muy específicas.

Los arqueólogos han denominado como Periodo I, el que acabamos de reseñar de manera muy resumida. Habría que suponer que durante esta época, que podría ir desde el 20,000 al 6,000 antes de Cristo, grupos humanos iniciaron el tránsito hacia un pa- trón de vida que no era precisamente el ca- zador. El uso de las zonas altas como abri- gos, y la explotación cíclica de la naturaleza desde los abrigos rocosos, usando varias épocas y formas de explotación, pareció ser el modelo sustituto, en Centroamérica, del viejo modelo cazador.

Los trabajos de Olga Linares, Anthony J. Ranere y Pat Hansel I (1980), así como los de Cooke (1984), Willey y Me Gimsey (1954), permiten suponer que Centroaméri- ca, y en especial Panamá, constituye una zona de grandes cambios humanos y de pro- fundo reajuste del modo de vida. El paso del modo de vida de los cazadores al de los recolectores no puede producirse sin dos factores:

1.- La declinación de la gran cacería. 2.- La presencia de un sustituto, de un

objeto de trabajo que permita la cohesión y permanencia del proceso demográfico.

Desde el interior de la sociedad esto se completa con otros dos factores:

1 .- La reformulación de la organización social y

2.- la modificación de las calidades de las relaciones de producción, lo que se basa en :

a.- El reajuste en los modos de trabajo b.- El logro de un equilibrio demográ-

fico capaz de mantener vigente el nivel de las fuerzas productivas y

c- El dominio de una tecnología pro- ducto de la confrontación hombre-medio, hombre- sociedad que se basa en nuevas relaciones tecnológicas a su vez.

Así, los modelos recolectores de Cen- troamérica revelan que el tránsito hacia los abrigos fue un paso básico antes de una especialización costera definitiva. Aunque las fechas obtenidas por Ranere y Linares para abrigos rocosos en el Oeste de Panamá,

This content downloaded from 185.2.32.21 on Sun, 22 Jun 2014 02:40:47 AMAll use subject to JSTOR Terms and Conditions

Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Page 11: El modo de vida de los recolectores en la arqueología del caribe

158 BOLETÍN DE ANTROPOLOGIA AMERICANA • 18 DICIEMBRE 1988

a lo largo del Río Chíriquí, y en la llamada Fase Talamanca no son muy aniguos cree- mos que estas fases podrían ser el resultado o la varióle del modo de vida de los recolec- tores que se desligaron más tardíamente de las tradicionales técnicas de vida usadas por los cazadores-recolectores.

La cuenca del Río Chiriquí se convierte, hacia el 5,000 antes de Cristo, en un lugar de estacionaria vida recolectora. Los sitios de Casita de Piedra (4,160 + ó - 120 a 940 + ó - 70 antes de Cristo), Trapiche (3,900 a 350 antes de Cristo), Zarsiadero y Horacio González, (2,000 a 300 antes de Cristo), revelan una secuencia de recolectores que orientaron su vida en zonas de desfiladeros, y campos abiertos cuyo rango de cronología podría ir desde por lo menos del 6,000 antes de Cristo hasta el 500 de la misma época, según los autores. (Linares y Ranere, 1 980).

Linares, al hacer un resumen de este tipo de ocupación, señala que los asentamientos se encuentran entre los 600 y 900 metros de altura. Los restos de mamíferos pequeños, la recolección de plantas no cultivadas, com- plementada con la pesca ri veri na y a veces marina, nos presenta un tipo de ocupación que evidencia el dominio de la foresta, con instrumentos de producción orientados tam- bién a la confección de artefactos en madera. Linares considera que uno de los elementos que atrae el componente hacia la zona alta y occidental de Panamá es la presencia de una materia prima necesaria para el tipo de arterfactos. La riqueza del habitat terres- tre intermontano y riverino sería un factor básico de permanencia de estos grupos que no explotaron el área de manglares ni de las zonas marinas de manera intensiva. Se trata, pues, de una variante del modo de vida re- colector diferente de la que hemos descrito para Monkey Point en Nicaragua. La baja densidad de individuos sería un factor funda- mental para el mantenimiento de estos gru- pos humanos dentro de una gama de recursos que podría ser menor que la de los pueblos con recursos marinos y variada explotación cíclica. Frutos como el algarrobo, cuya ma- dera debió ser utilizada; el corozo (Acroco- mia), varias especies de plantas dispersas, fueron comunes en los primeros momentos, y posiblemente antes del año 2,200 antes de Cristo, cuando aparecen como instru-

mento las hachas para el corte de madera y para una posible agricultura incipiente, con lo que podría iniciarse el proceso de formación de aldeas con cierta permanen- cia, y el inicio de formas tribales y de linajes incipientes.

Uno de los elementos característicos de la tecnología de los grupos de la llamada Fase Talamanca, es la presencia del bifaz con lados retocados. Muy parecido en algu- nos aspectos a las láminas encontradas por Me Neish en la fase Bel ice, pero con reto- ques laterales, este artefacto es un remedo transicional de las viejas tecnologías del modo de vida de los cazadores. Los raspa- dores para madera, lascas usadas como cu- chillos, buriles y grabadores, aparecen frecuentemente, pero como señala Ranere "con la excepción de algunas cuñas bifacia- les, raspadores planos y de instrumentos en forma de guijarros, los instrumentos de la fase Talamanca están logrados en lascas pe- queñas, muchas de ellas sin modificación" (Linares y Ranere, 1980). El autor señala que muchos de los choppers o tajadores, varios raspadores planos, y de cuñas bifacia- les están logrados sobre lascas. Más del 90 por ciento de los artefactos de la fase Talamanca, en Chiriquí, están hechos en andesita, y algunos en calcedonia. Bases para piedras de moler, partidores de nueces, y otras formas revelan algún tipo de adapta- ción mediterránea, más atenta a la apropiación de tierra que a la del mar. La posterior fase encontrada por Ranere en Casita de Piedra, ha sido denominada por él como fase Bo- quete, y podría ser una continuación de la llamada Talamanca. Va del 2,135 antes de Cristo al 940 antes de Cristo, aproximada- mente, y existe un cambio fundamental en todo el proceso instrumental.

Tanto en Casita de Piedra, como en Zar- siadero, es notoria la presencia de un tránsito hacia formas demográficas más densas, lo cual parece estar representado por la presencia de artefactos relacionables con la agricultura.

Aunque no es posible el estudio preciso de algún periodo "formativo" claro en esta zona, sin eludas las cerámicas tempranas en- contradas en los estratos finales de los luga- res estudiados, parecen insertarse en tiem- pos tan tempranos como el 1,500 ó 2,000 antes de Cristo.

This content downloaded from 185.2.32.21 on Sun, 22 Jun 2014 02:40:47 AMAll use subject to JSTOR Terms and Conditions

Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Page 12: El modo de vida de los recolectores en la arqueología del caribe

MARCIO V. MAGGIOLO Y GUS PANTEL EL MODO DE VIDA DE... 159

La clasificación de Ranere, más funcio- nal que tipológica, permite seguir una se- cuencia en la que están presentes las hojas de piedra para corte, los cuchillos, buriles, ma- nos irregulares para hacer papillas, posibles metates para raíces y semillas, majadores para mortero, yunques para apoyo y rotura de semillas, hachas y azadas en los periodos finales. La posible cerámica de origen forma- tivo podría representar el paso hacia formas agrícolas incipientes, y epinicio de la triba- lidad.

La opinión de Ranere sobre la ocupación estudiada en el alto de la cuenca del Chiriquí coincide en parte con la expresada por no- sotros en lo relativo a ciertos grupos recolec- tores antillanos. El autor considera que el istmo de Panamá tiene y tenía suficientes elementos diferenciales como para modifi- car la orientación de las fuerzas de trabajo hacia el proceso de explotación y apropia- ción de la naturaleza. Como veremos, a di- ferencia de Chiriquí, grupos con fechados similares y adaptados a la ecología costera desarrollan otra modalidad dentro del modo de vida recolector. Según Ranere el panorama ecológico de la selva tropical presenta vari- aciones importantes en el istmo, en donde los grupos de cazadores iniciales reajus- tando sus modos de trabajo, reajustan a la vez su sistemática vital. Al parecer éste sis- tema de vida, que tiene hasta el momento fechados bien tardíos en Panamá, se inicia tempranamente en la zona andina y espe- cialmente en las sabanas altas, siendo el sitio El Abra, de Colombia, un modelo intere- sante de cazador con gran tendencia a la recolección.

Es evidente que en Panamá y Centroamérica los grupos llamados "arcaicos", portadores del modo de vida recolector, se movieron en zonas de valles, montañas y costas, y que en cada ocasión generaron reajustes en sus patrones de producción, creando varia- ciones muy específicas en relación con la ecología y las formas cíclicas tratadas.

A diferencia del patrón de vida encon- trado por Ranere en el valle de Chiriquí, está el representado por Cerro Mangote, cerca de la bahía de Parità, en la costa sur de Panamá. Se trata de un gran residuano de conchas con habitantes bien estabilizados ya hacia el 4,858 antes de Cristo. Las gentes de

Cerro Mangote subsistieron utilizando de ma- nera intensiva los recursos marinos, y prin- cipalmente la recolección, en la que se des- tacan cangrejos y ostiones. No hay eviden- cia de agricultura en este importante sitio de la costa sur de Panamá, y están presentes, al igual que en Casita de Piedra y en los sitios tempranos de Chiriquí, artefactos para hacer papillas tales como manos, majado- res, morteros, etc. Sin embargo la diferencia clave en los instrumentos de producción es la ausencia en Cerro Mangote de artefactos de sílex o de roca trabajada que recuerde las técnicas paleolíticas, lo que da a los ar- queólogos la pista para suponer que las adap- taciones costeras fueron muy tempranas en Panamá, tal vez tan tempranas como las ocurridas en zonas de valle y montaña, ya que de otra manera no pudiera haberse pro- ducido un cambio tan radical en el instru- mental de producción de los grupos coste- ros. En Cerro Mangote el uso de ciertos ras- padores de madera petrificada, jaspe y cal- cedonia está presente, pero la tecnología de fabricación difiere en mucho de artefactos similares en el valle de Chiriquí.

Por vez primera en la antigua historia panameña es posible ubicar enterramientos humanos consistentes en varios entierros fle- xados, y entierros secundarios dentro del mismo conchero. La costumbre de sacar los huesos y colocarlos en una cesta o algún recipiente de material perecedero para vol- verlos a enterrar se presenta por vez primera en Cerro Mangote. El sólo uso de esta fórmula de enterramiento casi en el 5,000 antes de Cristo, es revelador de que la gente del lugar habitaba de manera casi permanente en el sitio. Se puede considerar el tratamiento dado a los enterramientos humanos de Cerro Mangote como ritual. Además, el uso del enterramiento flexado es novedoso para Centroamérica en ese momento. Para Bau- dez, la gente de Cerro Mangote presenta una comunidad o comunidades de tipo se- mipermanente sedentario, lo que implica la utilización de movimientos recolectivos, con un asiento determinado, y con regreso casi permanente al lugar de origen.

En el periodo II de la prehistoria pana- meña se ubica el sitio de Monagrillo. El lugar fue trabajado por los arqueólogos Gordon R. Willey y Charles R. Me Gimsey. También

This content downloaded from 185.2.32.21 on Sun, 22 Jun 2014 02:40:47 AMAll use subject to JSTOR Terms and Conditions

Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Page 13: El modo de vida de los recolectores en la arqueología del caribe

Villa Vieja

Villa Vieja

Puerto Carare

Caño El Clavo San Juan

Puerto Carare

Ciénega del Chucurí

Muestras de diversos lugares arcaicos de Colombia. Río Magdalena y costa del Caribe colombiano. (Cortesía de Gonzalo Correal Urrego, 1980).

This content downloaded from 185.2.32.21 on Sun, 22 Jun 2014 02:40:47 AMAll use subject to JSTOR Terms and Conditions

Page 14: El modo de vida de los recolectores en la arqueología del caribe

MARCIO V. MAGGIOLO Y GUS PANTEL EL MODO DE VIDA DE... 161

ubicado en la bahía de Parità. Monagrillo parece ser la continuación de Cerro Mango- te. Para muchos es un capítulo posterior de la gente de este primer lugar. Ubicados como los anteriores en zonas de gran abun- dancia de manglares marinos, en donde es común la fauna y fácil la recolección, la gente de Monagrillo mantuvo una actitud sedenta- ria semipermanente, con la diferencia de que en un momento de su vida comenzó la fabricación de alfarería, siendo el sitio uno de los lugares con cerámica más tempranos de América.

El sitio está ubicado en un conchal o con chero en la boca misma del río Parità, en el Golfo de Panamá. Manglares inmensos circundan el lugar. Los montículos son alar- gados y ovales, con extensiones de hasta 200 por 80 metros, según Willey (Willey, 1971). Los cortes arqueológicos revelaron depósitos de hasta 2 metros de profundidad con artefactos y cerámica abundante. El más común de los instrumentos es la piedra o canto del río con desgaste lateral, usado, sin dudas, en la abrasión de materiales y en posibles metates para ía molienda de granos y la confección de papillas. Estos instrumen- tos están presentes también en Cerro Man- gote, como hemos visto. Largas piedras de moler fueron conseguidas en Monagrillo. También se localizaron enterramientos en muy mal estado, y la fecha del lugar arrojó 2, 1 40 antes de Cristo, considerándose Mona- grillo como una fase importante de la dispersión de la cerámica en América, y como un impor- tante lugar de cruzamiento de técnicas alfareras en América Central. La cerámica de Monagrillo tiene parecidos con la de Puerto Hormiga, en Colombia, trabajada por Reichel Dolmatoff, y con fechados que abarcan el 3,000 antes de Cristo, y con las de Valdivia, en Ecuador, costa del pacífico, con fechados que oscilan entre 3,200 y 2,800 antes de Cristo, según Meggers y Evans, (1958).

Parece ser evidente, entonces, que tal y como lo ha planteado Betty J. Meggers, en su Prehistoric América, (1972), la tradición ceramistas americana podría haberse iniciado en la costa ecuatoriana, difundiéndose de sur a norte, pasando por el istmo de Panamá y por la costa norte de Colombia. Un ele- mento característico de este tránsito, que lo

tipifica y lo hace más claro en América es que la presencia de esta cerámica temprana esté ligada a concheros con características relacionabas con el modo de vida recolec- tor, que revelan un proceso de transición bastante definido.

Las similitudes de los sitios son mayores que las diferencias. Cerro Mangote presenta todo un sistema de artefactos relacionados con la recolección; estos artefactos se man- tienen vigentes en Monagrillo, agregándosele la cerámica. La posibilidad de que ideas agrícolas aparecieran simultáneamente en varios lugares americanos no es descartable. De existir la agricultura en Monagrillo, esta no sería el elemento fundamental de subsis- tencia. La fecha es de 2, 1 50 antes de Cristo.

Los sitios hasta el momento enumerados no son, desde luego, sino selectivos, ya que la arqueología panameña tiene numerosos lu- gares en los cuales se han llevado y se llevan a cabo investigaciones importantes.

El más reciente proyecto de investigación arqueológica en Panamá es el llamado "Santa María", cuyos resultados son multi- disciplinarios. En resumen realizado por Cook y Ranere (1984), nos encontramos con una consecuencia de Panamá Central que revela una ocupación relacionable con los finales del modo de vida cazador hacia el 8,560 antes de nuestra era. La especialización de estos grupos en la captación de recursos de tierra adentro contrasta con la de grupos posteriores que adaptaron su sistema vital a las zonas marinas. Elementos tan importan- tes como el maíz estuvieron presentes entre los integrantes del modo de vida recolector panameño casi desde el 5,000 antes de Cris- to, según las citas de Pi perno hecha por los autores. Es muy posible, portanto, que algu- nas poblaciones demográficamente fuertes debido a la cada vez mayor utilización del maíz, generasen o adoptasen formas agríco- las separando sus modos de trabajo de los típicamente recolectores que permane- cieran vigentes en las zonas costeras. De todas maneras los proyectos de investi- gación están en curso. Como señalan Cook y Ranere, "A juzgar por los recientes análisis de Piperno en el corazón del lago Gatun en base a fitolitos" se sugiere la posibilidad de que maíz y raíces tales como yuca y otros,

This content downloaded from 185.2.32.21 on Sun, 22 Jun 2014 02:40:47 AMAll use subject to JSTOR Terms and Conditions

Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Page 15: El modo de vida de los recolectores en la arqueología del caribe

162 BOLETÍN DE ANTROPOLOGIA AMERICANA • 18 DICIEMBRE 1988

fueran usados cíclicamente, o sea tomando en cuenta las necesidades estacionarias de este tipo de cultivo.

El medio costero y sus primeras ocupa- ciones en el Caribe: Colombia y la costa de Venezuela

El desarrollo de una actividad vital en torno a las cuencas de los grandes ríos y en los abri- gos rocosos de la zona de sabana está confir- mada en Colombia por los trabajos de Correal Urrego (1969, 1977, 1983), quien encontró por lo menos 17 lugares en la cuenca del Río Magdalena, y en el sector atlántico (norte colombiano). Los lugares parecen constituir campamentos en lechos y abrigos, de grupos humanos que utilizaron la técnica del lascado plano-convexo, con casi ausencia de puntas. Los raspadores es- tán presentes, y la industria parece destinada al trabajo en madera. En el sitio de Cosinas, Guajira colombiana, los artefactos poseen planos claros, y responden a una tecnología que podría asemejarse a muchos de los ar- tefactos conseguidos por Ranere en Casita de Piedra y Zarsiadero.

Las zonas de ciénega fueron esta vez las más ocupadas, encontrándose, en el sondeo de Correal, sitios con raspadores y choppers para el corte de maderas en Villa Vieja, Cié: nega de San Silvestre, Ciénega de Chucurí y Caño de San Juan, en Puerto Carare.

Los raspadores discoidales, y los plano- convexos son los más abundantes, sin embar- go, como ninguno de los lugares ha sido traba- jado a fondo hasta el momento, sólo podemos avanzar que los sitios podrían ser parte de ese mismo proceso de adaptación que pa- rece iniciarse en las sabanas bogotanas y en El Abra.

Es importante señalar que la costa norte de Colombia es rica en ciénegas, caños, manglares y desembocaduras de grandes ríos; las cuencas de los ríos Magdalena y San Jorge, así como las de los numerosos ríos menores de la costa atlántica colombia- na, son, hacia sus desembocaduras, lugares fundamentales para el habitat de tipo reco- lector.

Lo mismo acontece con la costa pacífica del territorio, en donde importantes habitats

y zonas ecológicas abarcan parte del Darién colombiano.

Los estudios del precerámico colom- biano no han sido del todo precisos, con excepción de los trabajos de Correal y sus allegados. Los grandes concheros de reco- lectores con agricultura incipiente, como acontece con Puerto Hormiga, y otras fases colombianas, revelan que la riqueza del me- dio marino fue un atractivo básico para un áedentarismo agrícola temprano y perma- nente.

Siguiendo hacia la costa venezolana, a partir del Estado Falcón los trabajos de inves- tigación iniciados por Cruxent y Rouse (1963) y continuados luego por Martín, Ro- dríguez y Morganti, son reveladores de una industria que partiendo de la tipología de El Jobo se relacionan con grupos que en prin- cipio se pudieron considerar como dentro del modo de vida cazador y que, transitaron en las costas de Falcón hacia el modo de vida recolector.

En un largo artículo publicado en el Bo- letín del Museo del Hombre Dominicano establecimos la posibilidad de una relación de las industrias plano-convexas de los si- tios de Falcón con ciertos aspectos de los lugares estudiados en Santo Domingo, y es- pecialmente en el área Este de Cuba y Su- roeste de la isla de Santo Domingo (Veloz Maggiolo y Martín, 1983).

Es evidente que en su transición hacia aspectos recolectores básicos, los poblado- res ¡ntermontanos y andinos necesitaron el uso de artefactos y viviendas de madera, que generaron nuevos instrumentales y adaptaron viejos instrumentos. En 1981 Car- los A. Martín localizó 9 concheros superfi- ciales en el Estado Falcón, en los cuales predominan especies de moluscos bivalvos de zonas arenosas. En los yacimientos de Capatárida y Zazárida, que se encuentran a unos veinte kilómetros de distancia entre sí, aparecen artefactos con las técnicas bifa- ciales de El Jobo, pero además, con técnicas unifaciaJes similares a las encontradas por Me Neish y Nelken-Temer en Belice, y por no- sotros en muchos de los lugares asimilados a la técnica del trabajo en la piedra de Ba- rrera y Mordán, así como de Seboruco, en Santo Domingo y Cuba respectivamente.

Aunque ahora, con los hallazgos de Me

This content downloaded from 185.2.32.21 on Sun, 22 Jun 2014 02:40:47 AMAll use subject to JSTOR Terms and Conditions

Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Page 16: El modo de vida de los recolectores en la arqueología del caribe

MARCIO V. MAGGIOLO Y GUS PANTEL EL MODO DE VIDA DE... 163

Neish en Bel ice nos parece que sí existe una relación entre las industrias de Belice y las de Barrera-Mordán, no estamos seguros aún del tránsito directo hacia el sur de las Antillas desde Belice, por cuanto todavía en las in- dustrias de la costa de estos sitios trabajados recientemente, permanece hasta el final la técnica bifacial, que por el momento es inencontrable en las industrias antillanas.

Para el Estado Falcón, el estudio de Ro- dríguez y Monganti (1 983) es bien definitorio de que casi todas las industrias de este tipo son más tardías que lo que suponen Rouse y Cruxent. La zona de habitación de Monte Cano, en Paraguaná, saliente Caribe del Es- tado Falcón, presenta una industria típica de gentes del modo de vida recolector que usaron la cacería de fauna de la zona que no era, precisamente megafauna. El Estado Fal- cón era rico en cérvidos y conejos, durante el periodo de contacto euro-indígena y zona en la cual los grupos agricultores se mantenían utilizando la recolección y la caza como elementos complementarios de la subsistencia.

Una economía basada en la recolección de manglares y zonas de estuario comenzó a desarrollarse en el oriente Venezolano y en la Guayana hacia el 6,000 antes de Cristo y aún más temprano. Sanoja y Romeín han detectado sitios que complementan los ha- llazgos de Rouse y Cruxent. Hasta hace poco tiempo las fechas precerámicas rela- cionables con un poblador recolector típico se ubicaban en la zona de la península de Araya, y específicamente en los lugares de Cubagua y Manicuare, en donde pescadores y recolec- tores marinos emprendieron un proceso de adaptación en zonas salinas muy caracterís- ticas del oriente venezolano (Sanoja, 1 982).

Como resultado de un proceso de adap- tación humana qijre comenzó mucho más tem- prano, los sitios de Cubagua y Manicuare, que oscilan entré el 2,300 y el 1 ,800 antes de Cristo, son una parte final de un largo periodo de explotación costera que se revela en los complejos culturales de Ño Carlos y Guayana, en la propia parte oriental de Ve- nezuela.

Como bien señalan Sanoja y Vargas mu- chísimos de los trabajos publicados en in- glés parecen considerar que la prehistoria

del este de Venezuela y Las Antillas no fue afectada por el desarrollo de formas cultura- les comunes a Sudamérica. Sin embargo, todo el desarrollo de la recolección marina, la pequeña cacería y la recolección terrestre en el área antillana tiene una contrapartida lógica en el continente (Sanoja y Vargas, 1983).

Hacia el 7,000 ó 7,500 antes de Cristo las fluctuaciones en el nivel del mar acele- raron la formación del delta del Orinoco. Estos procesos de creación de nichos vitales utilizables, trajeron hacia el oriente venezo- lano grupos humanos ocupados en la recolec- ción por tradición ya ligada al proceso de cambio en las formas de trabajo que distin- gue a las poblaciones humanas que han es- pecializado su modelo de apropiación de recursos generando sus proteínas y carbohi- dratos de plantas, animales y mariscos de todo tipo.

Antiguas bandas humanas se asentaron en la península de Paria y en la región de la Guayana costera venezolana entre el 5,600 y el 6,000 antes del presente. La re- gión, que se ubica a los pies de la serranía de Paria está representada por lagunas,' y bajíos que en su época fueron de una ri- queza faunistica excepcional, tal y como lo revelan los trabajos de los citados investiga- dores.

Los artefactos del sitio Ño Carlos, en el río Guayana, son similares a los de muchos sambaquis brasileños. No existen los bifaces comunes a los lugares de Belice, por ejem- plo, el material instrumental presenta gran- des raspadores para madera y pieles; los retoques secundarios son comunes en cier- tos momentos finales de la ocupación. Fau- nas de manglar como la Crassostrea (ostión de manglar), se unen a la Melongena y la Anomalocardia, como elementos de reco- lección más destacables, mientras que el pez raya (Dayasatis), fue pesca común en el sitio.

Los estudios comparativos de Sanoja y Vargas revelan toda una secuencia que in- dica que los primeros grupos de Guayana venezolana fueron suplantados luego por una segunda tradición de recolectores que vendría a estar constituida por pobladores similares a los que Cruxent y Rouse han

This content downloaded from 185.2.32.21 on Sun, 22 Jun 2014 02:40:47 AMAll use subject to JSTOR Terms and Conditions

Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Page 17: El modo de vida de los recolectores en la arqueología del caribe

164 BOLETÍN DE ANTROPOLOGIA AMERICANA • 18 DICIEMBRE 1988

encontrado en Cubagua y Manicuare, mu- cho más especializados en la pesca y reco- lección marinas.

Es interesante notar que si en principio la gente de Ño Carlos y sus correlacionados usan una tecnología de piedra percutida, pero muy diferente a la tecnología laminar de sitios como los de Bel ice, más tarde se pasa, por una parte, al uso de manos cónicas reveladoras de molienda y recolección de raíces, bayas y tubérculos, y por el otro ha- cia una tecnología de artefactos de concha especializada en la captación marina. Todos estos cambios implican una d ¡versificación de actitudes y de modos de trabajo en concordancia con el proceso productivo mismo, y con la organización y reorganiza- ción de las formas de la producción, de los modos mismos del trabajo. El modo de vida de los recolectores, dentro del Modo de Pro- ducción que hemos llamado Apropiador.

El Oriente de Venezuela constituye a nuestro juicio un importante laboratorio hu- mano desde los 6,000 antes de nuestra era hasta los años de contacto con poblaciones que usaron la cerámica. Es la riqueza de albuferas, manglares, lugares de deltas como el del Orinoco, y los piedemontes ricos en faunas, la que atrae una aglomera- ción humana que se sedentariza en un rá- pido proceso de trabajo que puede seguirse al través de las descripciones hechas por Sanoja y Vargas en su estudio sobre la tipo- logía de los concheros precerámicos del Oriente de Venezuela, en donde hacen un inicial resumen sobre los ocupantes relacio- nables con el periodo pre- agrícola.

No creemos ocioso recumir dicho traba- jo, presentado en en 1981, en el Noveno Congreso Internacional para el Estudio de las Culturas Precolombinas de las Pequeñas Antillas, celebrado en Santo Domingo, Re- pública Dominicana, del 2 al 6 de agosto.

Los autores hacen hincapié en que los estudios recientes (1980, 1981) revelan la presencia en el Golfo de Paria, de una acti- vidad humana relacionada con antiguos re- colectores marinos, que se puede considerar fundamental para el entendimiento de los modos de vida antiguos en la zona.

Como hipótesis de trabajo para su pro- yecto los autores asumieron la idea de que la sociedad recolectora del Noreste de Vene-

zuela iba desde un periodo inicial caracte- rizado por la utilización de artefactos líticos, hasta el arribo a un periodo final en el cual la concha comienza a ser predominante como materia prima.

Esta hipótesis de trabajo concuerda con los hallazgos que se han realizado en la isla de Santo Domingo, en donde los artefactos de concha vienen a constituir la forma artefac- tual final del proceso de ocupación pre-agri- cultora, ya que las principales y más antiguas materias para la construcción de artefactos fueron la piedra, la madera y las rocas de tipo silíceo.

La observación hecha por los autores para el mismo proceso en Brasil y Centroa- mérica, lo mismo que para el Caribe, los llevó a plantear esta posibilidad. Al resumir la línea general se encuentran con que la costa brasileña, que contacta con la Guayana por la parte atlántica, tiene fechas estimables entre el 5,000 y el 3,800 antes de Cristo, con unas características muy similares a las del Caribe, ya que los habitantes de los con- cheros brasileños se sitúan preferiblemente en zonas de manglares, con artefactos tem- pranos de piedra tallada, presencia de bifa- ces y uso de lascas.

Al hacer un resumen del periodo temprano de la costa Noreste de Venezuela, Sanoja y Vargas encuentran los elementos siguientes:

"Presencia de núcleos percutidos, las- cas, y cantos rodados empleados como mar- tillos, abrasivos, machacadores, etc." Estos elementos pertenecen al "stock" cultural de los sitios más tempranos de norte de Suda- mérica, como bien señalan los autores, ha- ciendo hincapié en la presencia de éstos en lugares como El Heneal, Venezuela, Ortoire, isla de Trinidad, Loiza, Puerto rico, Krum Bay, Islas Vírgenes, etc.

Más tardíamente en las Antillas, pero tempranamente en la costa de Bel ¡ce, Centro- américa, se presentan las piedras lascadas, con el uso de sílex, que en el sector costero occidental de Centroamérica es temprano, mientras que está casi ausente en el coste- ro oriental de Venezuela y las Antillas.

La importancia de los concheros venezo- lanos de Guayana, Ño Carlos, Playa Grande y Las Varas, está determinada para el arco antillano porque allí se presentan elementos que han estado presentes en todo el arco an-

This content downloaded from 185.2.32.21 on Sun, 22 Jun 2014 02:40:47 AMAll use subject to JSTOR Terms and Conditions

Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Page 18: El modo de vida de los recolectores en la arqueología del caribe

MARCIO V. MAGGIOLO Y GUS PANTEL EL MODO DE VIDA DE... 165

ti llano, presentándose en unas ocasiones como elementos sueltos, y en otras, con ca- racterísticas híbridas, como su gentes de di- versas culturas hubiesen unido sus esfuerzos tecnológicos para enriquecer sus procesos de captación de los recursos naturales.

El periodo I de Sanoja y Vargas, para la costa Noreste de Venezuela, se puede resu- mir del modo siguiente:

"Tipificado por los concheros precerámi- cos localizados en la Península de Paria: Guayana, Ño Carlos y Playa Grande".

"Concheros Guayana y Ño Carlos: los sitios de habitación se hallan ubicados sobre el piedemonte de la serranía de Paria, dis- tantes unos 10 a 15 kilómetros de la actual línea costera, de la cual los separa una llanura litoral. Fabricaban artefactos de piedra per- cutida, muy rudimentarios, utilizando como materia prima la arenisca, la arenisca cuar- zosa de grano fino, el jaspe y de manera muy ocasional el esquisto micáceo y la jadeíta. Los artefactos que fabricaban, incluían tajado- res, raspadores laterales, cantos rodados uti- lizados como martillos, machacadores de ocre, abrasivos de arenisca, pulidores, nú- cleos prismáticos de forma piramidal, posi- bles superficies de apoyo y percutores planos de esquisto con indicios de desgaste sobre las superficies laterales y pendientes de esquisto. Ciertos tipos de artefactos ta- les como los raspadores con muescas ocu- pan un espacio limitado a la parte inferior de la secuencia estratigráfica. Abundan igualmente los núcleos de ocre los cuales eran pulverizados para ser utilizados posi- blemente como pigmentos. No hay indicios de utilización de la concha para fabricar artefactos, excepto la presencia de Melon- genas perforadas intencionalmente, rasgo similar al que ocurre en el conchero de Ban- wari-Trace (Harris, 1973). "(Sanoja y Var- gas, Ibidem, 1981).

Hemos subrayado el hecho de que en el periodo más temprano del momento estu- diado por los autores, todavía la concha no era utilizada como materia prima para la confección de artefactos.

La alimentación de los sitios del periodo temprano de la costa Noreste de Venezuela se asemejaba a la de sitios antillanos, y prin- cipalmente al lugar de Banwari, en la isla de Trinidad, que en el momento en que se dé-

sarroi laban las sociedades venezolanas del modo de vida recolector, también persistía e influenciaba en ellas, ya que Banwari tiene fechados más antiguos que las sociedades hasta el momento encontradas en la Penín- sula de Paria.

Por considerarlo de interés, transcribi- mos la descripción completa de los concheros antiguos del Noreste de Venezuela, estudia- dos por Sanoja y Vargas en el trabajo ya citado.

"En el conchero Guayana, los sitios de habitación parecen haberse formado cuando el nivel del mar se hallaba por encima de la actual línea litoral y la desembocadu- ra del actual río Guayana formaba un pe- queño delta de fondo fangoso. El yacimiento, que ocupa una superficie de aproximada- mente 1 ,400 m2, se encuentra en el punto donde la acumulación de sedimentos de ori- gen fluvial descendía abruptamente unos 5 ó 6 metros hasta lo que puede haber sido el fondo de un antiguo estuario que parece pudo haberse formado en la costa Suroeste de la Península de Paria hacia el cuarto mi- lenio antes de Cristo, de acuerdo a los análisis realizados por Van Andel (1967) sóbrela formación del Delta del Orinoco, íntima- mente conectado con el Golfo de Paria. De acuerdo con las características de la fauna malacológica, el área pudo haber estado re- cubierta por una formación de manglares donde proliferaba la Crassostrea, algunos de cuyos especímenes han sido también halla- dos formando colonias en torno a rocas que fueron recolectadas en el fondo fangoso de la desembocadura del río. El sitio de No Carlos, por el contrario, está localizado sobre la falda de la sierra, junto a la desembocadura de la quebrada de No Carlos. En ambos casos, parece haberse tratado de viviendas indivi- duales. En el caso de Guayana, la disposi- ción horizontal de los restos parece indicar la presencia de dos concentraciones conti- guas de conchas aunque las investigaciones no permiten concluir nada definitivo hasta el presente. (Sanoja y Vargas, Ibidem, 1981).

"Conchero de Playa Grande: a diferencia de los dos concheros ya descritos para el litoral atlántico de la Península de Paria, Playa Grande, sobre el litoral Caribe de la misma, a unos dos kilómetros al oeste de la ciudad de Campano, se encuentra localizado a unos

This content downloaded from 185.2.32.21 on Sun, 22 Jun 2014 02:40:47 AMAll use subject to JSTOR Terms and Conditions

Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Page 19: El modo de vida de los recolectores en la arqueología del caribe

166 BOLETÍN DE ANTROPOLOGIA AMERICANA • 18 DICIEMBRE 1968

I *V / Varas ^^Nftìce

{ VENEZUELA* */

Ubicación de sitios de recolectores marinos en el oriente de Venezuela (Rodríguez, 1985).

50 metros de la línea litoral sobre una forma- ción de dunas compactadas que bordean una serie de lagunas o albuferas que se in- terponen entre la zona costera y los contra- fuertes de la serranía que atraviesa la península de oeste a este. El sitio presenta dos compo- nentes: uno inferior, precerámico y uno su- perior de ceramistas emparentados con la fase Cuartel (Vargas, 1979)."

"El componente precerámico está repre- sentado en una serie de estratos que abarcan un espesor de 2 metros. De lo que hemos analizado hasta el presente, se infiere que los artefactos más comunes eran percutores y pulidores fabricados en esquisto, hallán- dose igualmente núcleos lasqueados de uti- lización incierta. Algunos fragmentos de huesos largos que parecen haber pertene- cido a mamíferos, podrían indicarei empleo

de esta materia prima para fabricar puntas o instrumentos cortantes. La subsistencia se apoyaba principalmente en la recolección de bivalvos marinos tales como Mytilus, Do- nax y Tivela, la pesca y la caza de mamíferos como el Odocoyleus virginianus. Merece atención especial destacar el hecho de que las lagunas o albuferas vecinas al yacimiento forman importantes salinas durante la época de sequía, elemento que determinó en el periodo histórico y todavía en el presente, la formación de aldeas de recolectores de sal en las orillas de la laguna. No es descar- table que estos antiguos recolectores mari- nos, al igual que los ceramistas posteriores, hubiesen aprovechado esta ventajosa posi- ción para explotar un bien de tan innegable valor económico como la sal marina y que este hecho hubiese sido una determinante

This content downloaded from 185.2.32.21 on Sun, 22 Jun 2014 02:40:47 AMAll use subject to JSTOR Terms and Conditions

Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Page 20: El modo de vida de los recolectores en la arqueología del caribe

MARCIO V. MAGGIOLO Y GUS PANTEL EL MODO DE VIDA DE... 167

que influyó tal y corno hoy en la formación de un asentamiento humano en la región". (Sanoja y Vargas, Ibidem, 1981).

Nos referimos ahora a los sitios de Cuba- gua y Manicuare, en el último de los cuales la gubia de concha, también presente en culturas precerámicas de la isla de Cuba, se considera un elemento definitorio.

El resumen presentado nos permite seña- lar que el marco referencial del poblamiento antillano, descrito en páginas anteriores desde Belice, Honduras Británicas, hasta la costa Nor-Oriental de Venezuela, contiene elementos que son détectables en los diver- sos lugares del modo de vida recolector en las Antillas. Es evidente que la ocupación de las Antillas no es el producto de una sola ola migratoria. Es interesante hacer notar que diversas tecnologías, y diverso instru- mental se desarrollaron en toda la costa norte de Centro y Sudamérica, generando esquemas que podríamos resumir señalan- dolos:

Esquema Tecnológico I

Belice y sitios allegados. Uso de la tecnolo- gía del sílex, y rocas cristalinas. Utilización de lascas, formas de núcleos, uso de cuchi- llas y puntas de proyectil relacionabas con tecnologías paleolíticas en franca transi- ción. Orientación de una tecnología del sí-

lex hacia el trabajo en madera. Dentro de este esquema tecnológico continental in- cluímos a los lugares de la costa del Estado Falcón, algunos con técnicas relacionables con El Jobo.

Esquema Tecnológico II

Ño Carlos, Las Varas y Guayana. Uso de la tecnología de piedra y roca fracturada. Uso de la abrasión en algunos artefactos. Indus- tria litica rudimentaria caracterizada por el poco uso del lascado, con presencia de ma- chacadores, choppers. Algunos artefactos pla- noconvexos. Uso de raspadores, presencia de manos cónicas y cúbicas para moler. Uso de cantos para desbastar por abrasión. Uso del ocre; casi ausencia de la concha para su uso como materia prima. Son asimilables a este esquema algunos de los sitios traba- jados por Correal Urrego en un survey ya citado para la sabana y costa colombiana, así como el sitio de Monkey Point, de Ni- caragua.

Esquema Tecnológico III

Manicuare, Cubagua y La Aduana. Costa Nor-Oriental de Venezuela. Uso de la con- cha como materia prima. Vasijas, raspado- res y gubias de concha. Discos y colgantes, así como anzuelos de hueso.

This content downloaded from 185.2.32.21 on Sun, 22 Jun 2014 02:40:47 AMAll use subject to JSTOR Terms and Conditions

Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre
Andre