EL DESAFÍO DE UNA ETERNA APRENDIZ

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EL DESAFÍO DE UNA ETERNA APRENDIZ Palabras clave: constantes de estabilidad, sistemas de filtración, terapia por captura neutrónica. Key words: stability constants, filtration systems, neutron capture therapy. La nostalgia es un espejo Que duplica lo vivido Rescatando nuestro tiempo De las garras del olvido Banda Tan Biónica – Loca Nací en 1940, en Buenos Aires, en plena Guerra Mundial. Mi padre, polaco, emigró en 1926 y mi madre, hija de inmigrantes polacos que lle- garon a la Argentina en la primera década del 1900, nació en Neu- quén. Éramos cuatro en mi casa: mis padres y mi hermana mayor. La fa- milia era muy unida, con muchos primos, tíos, abuela y bisabuela. Las reuniones eran frecuentes dado que había numerosos acontecimientos para celebrar. A pesar de mi corta edad, recuerdo comentarios y mo- mentos de congoja relacionados al antisemitismo en Europa, este sen- timiento estuvo presente en nuestro hogar durante años. La integración de mi familia a la vida de Buenos Aires fue plena, dis- frutábamos de los paseos, la cotidia- nidad de jugar en la plaza, la música folklórica y el tango. La enseñanza pública resultó muy buena y estimu- lante, guardo hermosos recuerdos de esa época. Siendo adolescente, con un ami- go armamos un pequeño laboratorio en un cuartito al fondo de mi casa: compramos tubos de ensayo y algu- nos reactivos y de ese modo jugá- bamos a la química, naturalmente terminamos con agujeros de dife- rentes dimensiones en los chalecos que utilizábamos a falta de guarda- polvos. Cuando llegó el momento de ele- gir una carrera, no me costó mucho decidirme por las ciencias exactas, química en particular. Me pareció que con esa elección podría tener una mejor salida laboral. Estábamos a fines del año 1957 y en la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires iniciaron el primer curso de ingreso. Ese curso fue histórico, una expe- riencia maravillosa desde todo pun- to de vista. Tuvimos profesores como Sadosky, Roederer, Bush y Giambia- ggi con un equipo de ayudantes que resultó un verdadero estímulo para el inicio de la licenciatura. Tengo el orgullo de haber per- tenecido a esa camada de alumnos con una buena mayoría de excelen- tes profesores, muchos de los cuales eran jóvenes entusiastas con dedica- ción exclusiva, que regresaban de hacer sus doctorados en el exterior y nos trasmitieron pautas importantes para encarar nuestra actividad futu- ra. Mientras estaba haciendo la li- cenciatura trabajé como ayudante en Química General e Inorgánica. Me licencié en el 63, continué ha- ciendo docencia e hice el doctora- do especializada en Química Física, bajo la dirección del Dr. Alfredo E. Lagos, la temática estaba centrada en la química de coloides, propie- dades superficiales y modelos invo- lucrados. Mi tesis “Propiedades fisicoquí- micas de soluciones diluidas de ácido poliestirénsulfónico y sus sa- les de sodio y plata” la terminé es- cribiendo en mi casa, consecuencia de nuestra renuncia en masa a la Facultad ocasionada por la fatídica Noche de los Bastones Largos, el 29 de julio de 1966, ocurrida poco des- pués del golpe de estado que desti- tuyó al presidente Illia. Estando ahora en el año 2020, y como consecuencia de esta reseña, Sara J. Liberman Investigador Consulto Vitalicio CNEA [email protected]

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EL DESAFÍO DE UNA ETERNA APRENDIZPalabras clave: constantes de estabilidad, sistemas de filtración, terapia por captura neutrónica.Key words: stability constants, filtration systems, neutron capture therapy.

La nostalgia es un espejoQue duplica lo vivido

Rescatando nuestro tiempoDe las garras del olvido

Banda Tan Biónica – Loca

Nací en 1940, en Buenos Aires, en plena Guerra Mundial. Mi padre, polaco, emigró en 1926 y mi madre, hija de inmigrantes polacos que lle-garon a la Argentina en la primera década del 1900, nació en Neu-quén.

Éramos cuatro en mi casa: mis padres y mi hermana mayor. La fa-milia era muy unida, con muchos primos, tíos, abuela y bisabuela. Las reuniones eran frecuentes dado que había numerosos acontecimientos para celebrar. A pesar de mi corta edad, recuerdo comentarios y mo-mentos de congoja relacionados al antisemitismo en Europa, este sen-timiento estuvo presente en nuestro hogar durante años.

La integración de mi familia a la vida de Buenos Aires fue plena, dis-frutábamos de los paseos, la cotidia-nidad de jugar en la plaza, la música folklórica y el tango. La enseñanza pública resultó muy buena y estimu-

lante, guardo hermosos recuerdos de esa época.

Siendo adolescente, con un ami-go armamos un pequeño laboratorio en un cuartito al fondo de mi casa: compramos tubos de ensayo y algu-nos reactivos y de ese modo jugá-bamos a la química, naturalmente terminamos con agujeros de dife-rentes dimensiones en los chalecos que utilizábamos a falta de guarda-polvos.

Cuando llegó el momento de ele-gir una carrera, no me costó mucho decidirme por las ciencias exactas, química en particular. Me pareció que con esa elección podría tener una mejor salida laboral.

Estábamos a fines del año 1957 y en la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires iniciaron el primer curso de ingreso. Ese curso fue histórico, una expe-riencia maravillosa desde todo pun-to de vista. Tuvimos profesores como Sadosky, Roederer, Bush y Giambia-ggi con un equipo de ayudantes que resultó un verdadero estímulo para el inicio de la licenciatura.

Tengo el orgullo de haber per-tenecido a esa camada de alumnos

con una buena mayoría de excelen-tes profesores, muchos de los cuales eran jóvenes entusiastas con dedica-ción exclusiva, que regresaban de hacer sus doctorados en el exterior y nos trasmitieron pautas importantes para encarar nuestra actividad futu-ra.

Mientras estaba haciendo la li-cenciatura trabajé como ayudante en Química General e Inorgánica. Me licencié en el 63, continué ha-ciendo docencia e hice el doctora-do especializada en Química Física, bajo la dirección del Dr. Alfredo E. Lagos, la temática estaba centrada en la química de coloides, propie-dades superficiales y modelos invo-lucrados.

Mi tesis “Propiedades fisicoquí-micas de soluciones diluidas de ácido poliestirénsulfónico y sus sa-les de sodio y plata” la terminé es-cribiendo en mi casa, consecuencia de nuestra renuncia en masa a la Facultad ocasionada por la fatídica Noche de los Bastones Largos, el 29 de julio de 1966, ocurrida poco des-pués del golpe de estado que desti-tuyó al presidente Illia.

Estando ahora en el año 2020, y como consecuencia de esta reseña,

Sara J. LibermanInvestigador Consulto Vitalicio CNEA

[email protected]

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no pude resistir la tentación de revi-sar el contenido de mi tesis. Ha sido un shock! Más allá de los resultados experimentales y la aplicación de los modelos teóricos que permitie-ran corroborar el comportamiento de los sistemas involucrados, quedé impactada por el inmenso avance tecnológico que se ha logrado en todos estos años. Me invade mucha ternura recordar cuando hacíamos el trabajo, con las rudimentarias herramientas de que disponíamos y que ahora son historia del siglo XX.

Volviendo a julio del 66, fue el fin una etapa muy importante que terminó en forma abrupta. Hubo una dispersión importante de inves-tigadores y docentes y muchas des-pedidas. A fines del 1967 terminé aterrizando en la ciudad de Boston.

 BOSTON

En esa época no era tan frecuente como ahora irse a vivir al extranjero, por suerte había una importante co-lectividad de argentinos que suavizó un poco el cambio de vida. Tuve la suerte de ingresar al Massachussets Institute of Technology (MIT) bajo la dirección del Profesor David N. Hume, químico analítico y excelen-te persona, en un grupo en el que resulté ser la única mujer en un la-boratorio de unas 10 personas. En los años que pasé en el MIT (1968/ mediados del 70) creí poco menos que estaba en el paraíso, no sólo por la falta de burocracia, sino porque parecía estar en un lugar mágico: cuando necesitaba algo, con dar unos pasos hasta el depósito, ¡pum! se realizaba, sin más trámite.

El primer proyecto que encara-mos fue la determinación de equi-librios de iones de metales de tran-sición con la hexametilentetramina (HMT), que interesaba por ser una amina terciaria de estructura globu-lar. Pudimos establecer la débil in-

teracción que existe en soluciones acuosas entre los iones metálicos de transición y la HMT como ligante y la posibilidad de utilizar a esta ami-na como agente buffer no acomple-jante en el rango de pH 4.5-6.

Posteriormente determinamos las constantes de estabilidad de com-plejos mononucleares de fluorobo-ratos:

B(OH)3 + n F- = [BFn(OH)4-n]- + (n-1)

OH-

En esta ecuación, n puede tomar los valores que van desde 1 hasta 4.

Este ha sido el primer estudio en el que se midieron todas las etapas de formación de estos compuestos mononucleares por un método úni-co1.

Esos años fueron muy intensos en la vida de Estados Unidos: la guerra de Vietnam, las marchas por los derechos humanos, por la paz, los asesinatos de Luther King y de Robert Kennedy. Recuerdo que en el MIT se hizo un acto en repudio a la guerra de Vietnam y tengo presente el discurso de George Wald - Pre-mio Nobel de Fisiología y medici-na - apoyando a los estudiantes que objetaban la guerra y estimulándo-los a exiliarse en Canadá para no ir a Vietnam. Creo que fue la primera vez que vi a un premio Nobel en persona, con excepción de Linus Pauling que estuvo en Buenos Aires a mediados de la década del 60.

Después de mis dos años y me-dio en el MIT pasé a Boston Univer-sity (BU), como docente e investiga-dora; tuve una experiencia que me quedó muy grabada: era la época en la que se admitía por ley un cupo de alumnos de color; en mi grupo había dos que entraron pero que no estaban a nivel como para aprobar la materia, fue muy triste, se sintie-

ron racialmente discriminados y no hubo forma de convencerlos de lo contrario.

En lo referente a investigación, quise encarar estudios en fotoelec-troquímica, porque en un viaje que hice a Buenos Aires durante el 69 se me planteó la posibilidad de in-tegrar un grupo en esa especialidad a mi regreso. Con esa idea, me in-tegré al equipo del Dr. Alfred Prock en BU, quien me propuso estudiar el mecanismo de fotoconducción de soluciones de rubreno en benceno. Utilizamos una celda con electrodos transparentes de óxido de estaño ex-puesto a un flash de xenón y medi-mos la fotocorriente en función del potencial aplicado, la longitud de onda y el efecto de la temperatura2.

 MONTREAL

El regreso a la Argentina no se concretó y terminé mudándome a Montreal a fines de 1971, en donde me incorporé al Pulp and Paper Ins-titute of Canada, en la Universidad de McGill (1971-73), bajo la direc-ción del Profesor Stanley G. Mason. Era un personaje muy interesante y de una extraordinaria creatividad, con varios grupos de trabajo entre investigadores independientes, pos-doctorales y tesistas de diversas na-cionalidades, involucrados en temas de coloides, microrreología, estu-dios teóricos y experimentales.

En McGill me entusiasmé con un método que luego llamamos de filtración electroquímica, muy rela-cionado con las propiedades de los sistemas coloidales. La posibilidad de una futura implementación tec-nológica resultaba atractiva.

Teniendo en cuenta algunos re-sultados de la bibliografía que indi-caban la coalescencia de emulsio-nes acuosas al atravesar columnas de pares de gránulos metálicos de

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diferente electronegatividad, nos interesó explorar el mecanismo in-volucrado en dichos lechos con micropartículas monodispersas de látex. Encontramos que el factor de-terminante para la retención y coa-gulación de las partículas era la pro-ducción de iones en la superficie del metal y no requería de la presencia de un par de metales3.

A esa altura de los acontecimien-tos, después de vivir 6 años en el exterior y con un profundo deseo de volver a Buenos Aires, tenía que decidir si buscar una posición más permanente o regresar. Estábamos a fines de 1973, una época difícil en la Argentina, de todos modos volví y nunca me arrepentí de haberlo he-cho.

 BUENOS AIRES

Llegar a Buenos Aires en ese mo-mento, el reencuentro con mi fami-lia, amigos y colegas compensó en parte mi desorientación. La Facultad Ciencias Exactas y Naturales (FCEN) me atraía profundamente y el Dr. Fortunato Danon, Jefe del Departa-mento de Química Inorgánica me dio la oportunidad de integrarme al grupo de profesores. También había regresado de Chile Margarita Bush y tuve la gran alegría de compartir con ella la oficina en la que participába-mos de la planificación docente.

Los planes de hacer investiga-ción los charlamos con Alberto Ma-roto que estaba en la CNEA, quería-mos formar un grupo de coloides y propiedades superficiales y había al-gunos graduados interesados en ha-cer una tesis. Todos esos proyectos se vieron frustrados con la interven-ción de O. Ivanissevich en el Minis-terio de Educación y A. Ottalagano en la Universidad de Buenos Aires en agosto de 1974. Despidieron a un número importante de docentes e investigadores y nuevamente se

interrumpió otro proyecto de creci-miento para la universidad y el país.

Esa época fue muy difícil, no quise emigrar otra vez y pasé meses tratando de ubicarme. Finalmen-te me incorporé al laboratorio de Microelectrónica en CITEFA (ac-tualmente CITEDEF) dirigido por el Capitán Harry A. Leibovichy y como profesora en la Universidad de Lu-jan. Otra nueva etapa se iniciaba para mí.

Mi breve paso por CITEFA (sept.1975 - marzo 1977) fue un in-teresante aprendizaje. El grupo con-taba básicamente con una pequeña planta piloto de circuitos híbridos de película gruesa, con un par de téc-nicos y operarios y un laboratorio en donde se estaban desarrollando componentes para circuitos inte-grados simples, con un grupo muy activo de físicos, con el cual pude enriquecer mi escueto conocimien-to sobre el tema.

Si bien mi paso por CITEFA fue interesante, ya que allí desarrollé tin-

tas conductoras para la planta pilo-to y luego quedé a cargo de misma, desde el punto de vista profesional me resultó más estimulante pasar a la CNEA cuando el Dr. Alberto Ma-roto me invitó en 1977 a participar en el recientemente creado Depar-tamento de Química de Reactores (DQR). En él, el Dr. Roberto Fernán-dez Prini que había sido docente mío en la FCEN estaba formando su grupo de trabajo y también el Dr. Miguel Blesa. De ese modo conse-guí estabilizarme por primera vez en una institución desde mi regreso a Buenos Aires.

 CNEA

Estuve en la CNEA durante 34 años, todos ellos muy activos, y allí llegué a tener un sentido de perte-nencia, casi como cuando estaba en la Facultad. Maroto quería orientar la investigación básica de modo de incluir también la problemática de los aspectos químicos en las centra-les nucleares, de modo de realizar aportes relevantes a la operación y mantenimiento de las mismas. For-

Figura 1: Con Maroto, Fernández Prini y Blesa. En los primeros años del DQR, compartíamos una oficina.

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mamos un equipo cohesionado que fue creciendo en forma significativa con el correr del tiempo.

En esa etapa, visitábamos con frecuencia la planta de la Central Nuclear Atucha 1 (CNA1) para inte-riorizarnos de sus características y la problemática involucrada en los as-pectos químicos.

Me enfoqué en la problemática de los sistemas de filtración, en to-das las experiencias, incluyendo las de la CNAI empleamos como siste-ma modelo óxidos de hierro (hema-tita o magnetita) monodispersos, de tamaños en el rango submicrónico y sintetizadas en la CNEA.

En las filtraciones de laboratorio utilizamos lechos formados por grá-nulos de grafito e interpretamos los mecanismos de depósito en función de la carga, tamaño, características de la columna y las condiciones de operación.

Por otra parte, en coordinación con el personal de la CNAI eva-luamos la eficiencia de los filtros mecánicos de la central en un cir-cuito experimental que reproducía las condiciones de operación de la planta, y determinamos el rango óp-timo de tamaño de las partículas de óxido, así como la contribución del efecto electrostático al mecanismo de filtración.

Nos interesó también encarar estudios en filtros magnéticos, con-siderando su reciente instalación en algunas plantas nucleares y tenien-do en cuenta las propiedades mag-néticas de los óxidos presentes en sus circuitos.

En nuestra pequeña planta piloto utilizamos un par de electroimanes de bajo campo magnético (0,1T) y determinamos eficiencias en lechos de fibras empaquetadas de acero

inoxidable de 25µm HGMS (High Gradient Magnetic Separator) y de esferitas de 0,31cm Electromagnetic Filter (EMF).

Por otra parte, considerando que en el Magnet Lab del Francis Bitter National Magnet Lab del MIT podían alcanzar campos hasta 140 mayores que el nuestro y que David Kelland, físico de ese laboratorio estaba in-teresado en nuestros estudios, en el año 1981 viajé a Boston y llevé nuestras muestras de hematita y magnetita monodispersas para eva-luar en el HGMS.

Utilizamos dos matrices de le-chos de fibras de acero inoxidable empaquetadas y determinamos efi-ciencias de retención en función del campo magnético, flujo y el tamaño de partícula para ambos óxidos de acuerdo con el modelo propuesto. Estos resultados podrían ser un apor-te interesante para su aplicación en los sistemas secundarios de las cen-trales nucleares4.

En Alemania ya había filtros mag-néticos instalados en plantas nuclea-res, para recabar más información viajé a Erlangen en 1983. Visité la central nuclear de Zwentendorf en Austria, que tiene un enorme EMF instalado, no estaba en operación porque el pueblo austríaco había votado contra la instalación de las plantas nucleares en el país, inclu-so después que esta planta ya había sido construida. Fue una nueva ex-periencia; poder recorrer con co-modidad el sistema primario de una central nuclear sin tener que adoptar ninguna medida de seguridad.

En 1980 el Dr. Maroto me de-signó Jefa de la División Química Bajo Radiación, en el Centro Ató-mico Ezeiza con la idea de iniciar estudios de radiólisis enfocados en la problemática de los reactores de interés para el país.

Con Luis García Rodenas inicia-mos estudios de radiólisis en mez-clas de D2O/H2O y determinamos la producción de H2, HD y D2, si-mulando las condiciones de un ac-cidente por pérdida de refrigerante (Loss Of Coolant Accident, LOCA) en la CNAI. Calculamos las eficiencias radiolíticas en soluciones de ácido bórico B(OH)3, que es el veneno lí-quido que se utiliza en la central. Encontramos que el tiempo límite para alcanzar inflamabilidad (4%) de la mezcla gaseosa (H2+HD+D2), en el caso de un accidente grave, es algo menor al dado por estimacio-nes anteriores, en el que no se em-plearon los valores experimentales de la eficiencia radiolítica del HD5.

Posteriormente, estudiamos la radiólisis de soluciones acuosas de Gd3+ considerando su importancia en tecnología nuclear como captu-rador de neutrones y, en particular, en el caso de una eventual parada de emergencia en la Central Nu-clear Embalse (CNE), como veneno por inyección en el moderador de la planta6.

Nos interesó estudiar los equili-brios químicos de las especies del gadolinio en soluciones similares a las de CNE. Determinamos, en función de la temperatura, las cons-tantes de hidrólisis del Gd3+ en so-luciones de agua liviana y pesada, los productos de solubilidad del Gd(OH)3 y del Gd(OD)3 y calcula-mos los cambios de entalpía de las reacciones involucradas7.

En esa época, llegamos a los años 90, me sentí fuertemente mo-tivada hacia aspectos de gestión tecnológica, la interacción entre ciencia básica y la generación de servicios técnicos. Realicé una se-rie de cursos para introducirme en el tema, comencé a interactuar con el Dr. Eduardo Savino, Gerente de Área de Investigación y Desarrollo

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y se me presentó la posibilidad de intentar ampliar el campo de inte-racción tecnológica de CNEA con las empresas.

Encaramos la elaboración de material gráfico para difundir los servicios posibles y de ese modo me contacté con los distintos departa-mentos que podrían aportar informa-ción, hicimos seis preciosos folletos diseñados por Ernesto Guglielmino. Todo bien, pero fue una actividad que no se concretó, fuimos demasia-do optimistas, no tuvimos en cuenta que la situación política no era la adecuada. Desde el Estado todo se quería privatizar, incluso las centra-les nucleares, pensar en un empren-dimiento comercial desde la CNEA realmente no resultó oportuno.

Si bien ese proyecto no prosperó, me resultó una actividad interesan-te porque pude interiorizarme de muchas de las actividades que se realizaban en los centros atómicos, interactuar con el personal y esa ac-tividad me facilitó tareas futuras.

En el año 1995 se formó la Ge-rencia de Tecnología bajo la direc-ción del Ing. Santiago Harriague, quien me convocó como coordina-dora de Proyectos Tecnológicos de Radioisótopos y Radiaciones. For-mamos un equipo muy activo, fue un enorme placer para mí ser parte del mismo, además de un excelente aprendizaje.

 UN PARÉNTESIS

Mis actividades profesionales se complementaban con otras, que se-gún la época ocupaban mi atención. Participé en un grupo de tango - no de baile sino de espectáculos musi-cales-, en un taller de cuentos bre-ves, de escritura vivencial, de teatro no profesional y en seminarios de gestalt, entre otros.

Una vez por mes yo concurría habitualmente al espectáculo que presentaba el Grupo de Tango for-mado por el Cholo Mamone como bandoneonista y director, Julio Do-mínguez en el piano, también había un contrabajo y los cantantes Sil-

vana Gregory y Luis Linares, todos ellos de excelente nivel. En esos en-cuentros un allegado al grupo pre-paraba un texto con y una selección musical, que luego era interpretada por el conjunto musical en el Club del Vino.

Esa actividad se fue desarrollan-do durante unos diez años o más. En una oportunidad, charlando con Al-berto Britos - coordinador del grupo – le conté cómo escuchábamos el tango en mi casa y él insistió que hi-ciera una presentación al respecto. Así nació el espectáculo “Un Viaje por los Tangos de mi Infancia” que presentamos en dos oportunidades en julio del 95. La segunda función se realizó porque las 200 entradas de la primera se agotaron en forma inmediata. Debo decir que todavía me cuesta creer que haya sido po-sible que yo me animara a encarar ese desafío.

Fue una experiencia única; pre-parar el texto, elegir la música y re-crear a mi familia de una manera tan pública me resultó muy grato. Des-

Figura 2: Reunión de trabajo de la Gerencia de Tecnología. De izquierda a derecha: Carlos Peluffo, Roberto Añas-co, Alfredo Bosselli, Santiago Harriague, Alfredo Hey, Sara Liberman y Juan Apanasionik.

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cifrar bajo una mirada infantil algu-nas letras de tango y en otras, po-der encontrar similitudes entre una amante frustrada por el abandono y una madre judía fue gracioso. Debo decir que me sentí realizada cuando el público se reía con mis ocurren-cias. Descubrí en mí una veta des-conocida.

En el público había también al-gunos compañeros de trabajo y en medio de los aplausos, pude escu-char a uno de ellos repitiendo a viva voz: “Sara, volvé a la ciencia”. ¡No pude parar la risa!

El éxito obtenido me entusiasmó y quise ampliar lo que podría llamar-se “mi repertorio”, armé otro espec-táculo el año siguiente que fue “Tan-go que me hiciste mal y sin embargo te extraño”. Describí mi experiencia a partir de la Noche de los Bastones Largos en adelante, con tangos que describían algunas sensaciones por las que atravesé durante los 6 años que viví en el exterior.

Si bien le puse un poco de humor, el efecto fue diferente al anterior, ha-bía una buena dosis de melancolía, la música elegida y la interpretación fueron muy buenas pero no quedé exultante como en la presentación anterior. Naturalmente, una mirada inocente de la niñez es más entra-ñable que la de las dificultades de la vida adulta. De todos modos me gustó el proceso de armado del es-pectáculo, la búsqueda de las can-ciones, la comunicación con el gru-po de tango y los cálidos aplausos del público.

 BNCT

Volviendo a mis actividades pro-fesionales, una buena parte de los proyectos de mi incumbencia en la Gerencia de Tecnología ya esta-ban en ejecución y si bien reque-rían apoyo y control de gestión, me

quedaba espacio para ocuparme de nuevos desafíos y la posibilidad apa-reció a través de una propuesta de tratamiento para el cáncer, utilizan-do una fuente de neutrones proce-dente de un reactor nuclear.

Estábamos en el año 1996, el Dr. Dan Beninson era presidente de la CNEA y estaba muy interesado en incluir la terapia para el cáncer por captura neutrónica, para el tra-tamiento de aquellos tumores cere-brales que no podían ser extirpados por cirugía. Había que decidir si se incluía esta aplicación entre los pro-yectos prioritarios.

En principio teníamos bastantes argumentos a favor: en el Centro Atómico Bariloche (CAB) Osvaldo Calzetta había iniciado el diseño de un haz neutrónico para irradiación en el reactor RA-6. Por otra parte, la CNEA contaba con recursos hu-manos en física, química, biología e instrumentación y desde el punto de vista clínico también parecía fac-tible, teniendo en cuenta la estrecha

relación de CNEA con grupos médi-cos.

Para iniciarnos en el tema y po-der decidir la factibilidad de reali-zar el proyecto, viajamos a Zurich - donde ese año se realizaba el con-greso internacional en la especiali-dad - con O. Calzzeta, M. Pisarev, A. Schwint, L. Turjanski y A. Mancini, para interiorizarnos de la problemá-tica involucrada.

Fue una excelente decisión, tu-vimos una acogida muy cordial y varios de los miembros del comité ejecutivo celebraron que un país la-tinoamericano quisiera participar de esta tecnología. A nosotros nos per-mitió enfocarnos en las especialida-des a desarrollar y pareció factible encarar el proyecto.

A fines de 1996 se aprobó ofi-cialmente BNCT (Boron Neutron Capture Therapy) en la CNEA, para aquellos tumores que no tenían re-sultado satisfactorio con los trata-mientos disponibles.

Figura 3: Con Mario Clavel, fue un ídolo de mi adolescencia, componía y cantaba. Incluí una canción de él y lo invité al espectáculo.

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La realización de todo el proyec-to ha sido para mí la concreción de un gran desafío que me acompañó durante 14 años y considero que amerita un lugar especial en esta re-seña.

BNCT es una técnica binaria que requiere la presencia simultánea de un flujo de neutrones de energía adecuada y de un compuesto que contenga un capturador neutrónico (10B) que se concentre preferente-mente en el tumor. Se produce así una reacción de captura neutrónica sólo en las células cancerosas des-truyendo al tumor, mientras que el tejido sano no debiera sufrir daño significativo.

Convocamos a personal de casi una decena de grupos de los tres centros atómicos de la CNEA para formar el equipo. A la reunión asis-tieron los integrantes de la Geren-cia de Tecnología, en ese momento

responsable del proyecto, y los gru-pos de CNEA interesados en BNCT. Presentamos un plan de trabajos preliminar que incluía haces neutró-nicos, dosimetría, instrumentación, química y radiobiología.

Los años siguientes fueron inten-sos: era necesario crear un equipo clínico, ya que el proyecto tenía los pacientes como objetivo. Al princi-pio encaramos tumores cerebrales (glioblastomas multiformes); el Dr. León Turjanski, neurocirujano que nos acompañó al Congreso de Zu-rich, se ofreció a participar con los estudios de biodistribución en sus pacientes.

Necesitábamos tener un médico en Bariloche porque planeábamos irradiar al paciente en el RA-6 del CAB. Viajamos con Mario Pisarev y conocimos al neurocirujano Cosme Argerich que quedó tan entusiasma-do con nuestra propuesta que, desde

ese momento, pasó a integrar parte de nuestro grupo.

También era crucial contar con la colaboración de oncólogos, la Dra. Berta Roth del Instituto Roffo ha sido generosa en incluir en BNCT a su equipo de radioterapia.

A principios de 1999 hicimos la presentación oficial del equipo clí-nico con la presencia del presidente de la CNEA, el Dr. Dan Beninson y los miembros de CNEA.

Poco a poco los distintos gru-pos fueron creciendo, conseguimos algunas becas y se iniciaron varias tesis de doctorado. El problema del espacio físico fue muy complicado, vivíamos de prestado, tenemos en nuestro haber unas cuantas anéc-dotas de usurpación de oficinas. Por otra parte, con el tiempo se amplió el edificio Tandar y Cristina Cam-biagio, Gerente del Centro Atómi-

Figura 4: Primera reunión general de trabajo BNCT (6/12/96).

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co Constituyentes (CAC), se apiadó de nosotros y nos adjudicó un par de oficinas, eso fue maravilloso. También estoy agradecida a Miguel Blesa, Gerente de Química, que me brindó una gran ayuda en infraes-tructura.

El intercambio internacional era imprescindible; la CNEA nos facilitó la interacción con IAEA (Internatio-nal Atomic Energy Agency) y tam-bién pudimos realizar un acuerdo específico con el DOE (Department of Energy) con Estados Unidos. De ese modo logramos un intenso con-tacto con la comunidad BNCT.

En el año 2001 conseguimos la autorización de ANMAT para co-menzar estudios de biodistribución de boro en pacientes con tumores que podrían eventualmente ser so-metidos a BNCT. Nos interesaba co-nocer la relación de concentración de boro tumor/tejido sano, para el compuesto 10BPA (borofenilalanina)

que se utilizaba en los tratamientos. Obtuvimos esa información en pa-cientes del Dr. Turjanski (Hospital Argerich) que requerían cirugía de tumor cerebral, y en los de la Dra. Roth (Instituto Roffo), con melano-mas cutáneos en extremidades a quienes se debía extirpar el tumor o realizar una biopsia8.

Si bien la idea inicial del proyec-to era tratar tumores cerebrales, los resultados de la bibliografía no eran alentadores y nos decidimos por los melanomas metastásicos en extremi-dades. La idea era lograr una mejora en la calidad de vida de los pacien-tes que habían recurrido previamen-te a cirugía, pero como continuaba la propagación del tumor, resultaba más atractivo el BNCT porque evita-ba repetidas cirugías, en caso que se pudieran hacer.

En el año 2003 ya estábamos preparados para iniciar la etapa clí-nica que había sido aprobada por

ANMAT, ARN y consultada con Asuntos Jurídicos de la CNEA para la determinar de las responsabilidades involucradas en el procedimiento.

En Bariloche los reactoristas Os-valdo Calzetta y Herman Blaumann habían optimizando el haz del re-actor y las instalaciones necesarias para la irradiación y atención del paciente. El grupo de dosimetría en el CAC, Gustavo Santa Cruz y Sara González, completó el procedi-miento de optimización de dosis y posicionamiento para los pacientes, en coordinación con el personal del Roffo; los oncólogos Berta Roth, Pa-blo Menéndez y Marcelo Bonomi y las físicas médicas, Mariana Casal y Diana Feld.

En una oficina del CAC había-mos armado una sala de simulación con estructura idéntica a la de irra-diación en el RA-6, para reprodu-cir exactamente la exposición de la zona a tratar del paciente.

Figura 5: Almuerzo inauguración del grupo clínico. De izquierda a derecha P. Menéndez (Roffo), G. Santa Cruz, B. Roth (Roffo), M. Pisarev, O. Calzetta, O. Granada, D. Beninson, O. Betti (Fleni), L. Turjanski (Argerich), E. Ma-tatagui, A. Kreiner, A. Schwint y S. Farías (30/03/99).

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Faltaba encontrar a los pacientes que quisieran participar.

Poco antes que iniciáramos las irradiaciones clínicas, recibimos la visita del Dr. Hiroshi Fukuda de Ja-pón, especialista en el tratamiento de melanomas con quien intercam-biamos información. Nos resultó muy divertido ubicarlo en el sillón del paciente y comentar con él nuestra propuesta.

Teníamos el objetivo de hacer 30 irradiaciones, de acuerdo a lo aprobado por ANMAT y ARN, co-rrespondía a un estudio fase I/II. Pen-sábamos hacer 10 viajes por año a Bariloche, a menos que pudiésemos juntar a más de un paciente en un mismo viaje y así disminuiríamos el número de traslados. Eso significaría tres años para completar la etapa.

Cuando apareció la primera pa-ciente, la movida fue impresionante: éramos muchos para ir a Bariloche,

Figura 6: Una típica reunión de trabajo. De izquierda a derecha S. González, G. Santa Cruz, S. Liberman, D. Feld, D. Batistoni, B. Roth, M. Bonomi, H. Blaumann y O. Calzetta.

Figura 7: El Dr. H. Fukuda en la sala de simulación con G. Santa Cruz y S. Liberman.

sobre todo para esta primera expe-riencia.

De Buenos Aires teníamos que llevar un número importante de ele-

mentos para posicionar e infundir el BPA a la paciente. Éramos diez los que viajamos (la paciente y su acompañante, 3 médicos oncólo-gos, 1 física médica, 2 físicos de

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planificación y 2 químicos). Parecía una mudanza. Estábamos en el 2003 y en el aeropuerto eran muy riguro-sos con el equipaje, por razones de seguridad teníamos que presentar un listado con todo los que trans-portábamos y estábamos bastante intranquilos.

En medio de todo esto, uno de nosotros preguntó a viva voz, ¿quién lleva la bomba? Entre nuestros peta-tes llevábamos una bomba para in-fundir el compuesto en la paciente; ¡la expresión del personal que nos estaba atendiendo no es fácil de des-cribir!

El tratamiento fue realizado con éxito el 10/09/2003 y la noticia se difundió en diarios y noticiosos; nos entrevistaron en la radio y nos invi-taron a la televisión. Nos sentíamos casi héroes, en realidad habíamos trabajado intensamente y estábamos totalmente recompensados. Para mí fue la etapa más gratificante de mi

carrera porque me permitió alcanzar un deseo: la coordinación de cien-cia básica, el desarrollo y la aplica-ción tecnológica9.

La emoción sobre el evento se prolongó con los mensajes de cole-gas de los centros atómicos, de otros países y de miembros de la comuni-dad BNCT internacional. Fuimos el único país latinoamericano que lo había logrado. Resultó un estímulo importante para recibir nuevos pa-cientes, continuar perfeccionando el procedimiento y conseguir apoyo.

Continuamos con los tratamien-tos en Bariloche que siempre resultó ser una especie de epopeya. Nuestro exiguo presupuesto nos hacía difícil la movilidad, por algunos viajes lo-gramos que Aerolíneas Argentinas nos subsidiara pasajes, eso fue real-mente maravilloso.

El grupo clínico-viajero se fue haciendo rutinario; compartíamos

casi dos días de convivencia. La experiencia de la estadía con el pa-ciente y acompañante también fue muy especial, se sentían muy agra-decidos y daba gusto verlos tan con-tentos. También teníamos el ritual de traer chocolates a Buenos Aires para nuestros compañeros del CAC y los festejos continuaban junto con los informes del caso.

El grupo BNCT continuaba con los estudios básicos y desarrollos, surgían otros tumores para encarar, además de cerebro; hígado, cabeza y cuello, pulmón y tiroides. Los ra-diobiólogos tenían mucho material para investigar. Utilizaban tejidos, ratones y hamsters “in vivo”, con irradiaciones tanto en el reactor RA-6 de Bariloche como en el RA-3 de Ezeiza.

Las determinaciones analíticas de boro en un principio se hacían en solución, también nos interesó desa-rrollar la autoradiografía para cono-

Figura 8: Primer tratamiento BNCT, con todo el grupo participante frente al edificio del reactor RA-6 (10/09/03).

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cer la distribución espacial de boro en los tumores. Gisele Saint Martin y Agustina Portu desarrollaron esta técnica de gran importancia por su relación con la respuesta de tumores tratados con esta terapia10.

Nuestro pronóstico sobre el tra-tamiento de diez pacientes por año y completar el protocolo en tres fue-ron extremadamente optimistas. En total hasta el 2007 sólo consegui-mos 7 pacientes e hicimos un total de 10 irradiaciones. Los resultados fueron promisorios porque tuvimos un 70% de respuesta positiva y un 30 % sin cambio apreciable. Tenien-do en cuenta que esos pacientes no tenían perspectiva de otra terapia, creo que contribuimos a mejorar su calidad de vida durante el tiempo de la supervivencia.

En esa época conseguimos un financiamiento de la Agencia de Promoción Científica y Tecnológica para áreas de vacancia PAV y eso nos permitió mejorar el equipamien-to, contar con nuevos becarios y ampliar nuestra capacidad informá-tica. Ha sido un recurso sumamente beneficioso para el proyecto.

A partir del 2007 se tuvo que pa-rar la operación el RA6, de acuerdo con un convenio internacional para el recambio de elementos combus-tibles, estuvo un par de años sin volver a funcionar. En lo referente a BNCT se mejoró la calidad del haz y se hicieron progresos importantes para la atención de los pacientes, la-mentablemente por unos años no se pudieron volver a realizar irradiacio-nes clínicas.

Cada dos años concurríamos a los congresos ICNCT (International Congress on Nuclear Capture The-rapy), y una de nuestras ambiciones era que se pudiese realizar en Ar-gentina, finalmente lo conseguimos y en octubre del 2010 se hizo en Buenos Aires12.

Fue una gran satisfacción, tuvi-mos unos 150 participantes, con un intenso intercambio técnico y en el cierre, un panel con los médicos involucrados en tratamientos que resultó una buena síntesis de los lo-gros alcanzados en las terapias y del camino futuro.

Ha sido un placer compartir

Figura 9: Agradecimiento a Jaime Torres por su espectáculo en el banque-te.

nuestra cultura con colegas de tan-tos países, me encantó verlos bailar tango en una reunión después de las sesiones y apreciar nuestra música durante la actuación de Jaime Torres en la cena de clausura.

Con la satisfacción de haber con-cluido un ciclo, que el grupo BNCT estaba consolidado en todas sus áreas, decidí jubilarme en el 2011.

Esos últimos meses fueron un poco complicados, delegar toda la experiencia y trámites en los que estuve involucrada fue complicado. Me retiré como Investigador Consul-to Vitalicio de la CNEA.

En mi último día en la CNEA hi-cieron una hermosa despedida sor-presa: me llevaron con una excusa al comedor del TANDAR y me en-contré con todos mis colegas, inclu-yendo no sólo los de BNCT sino los que me acompañaron en los años anteriores, también invitaron a mi familia. Fue un encuentro multitu-dinario y muy emocionante. Recibir todo ese afecto fue una caricia para el alma.

Pedro Morando, siempre presen-te con su ingenio y humor armó una historia con fotos que nos hizo reír mucho. Fue muy hermoso, realmen-te inolvidable.

 BIBLIOGRAFÍA

1 Stability Constants of Mononu-clear Fluoroborate Complexes in Aqueous solutions. Sara L. Gras-sino y D.N. Hume. J. Inorg. Nucl. Chem. 33,421(l971).

2 Ion-Image State as an Intermediate in Surface Generation of Photo-current. Alfred Prock, Robert Za-hrdnik y Sara L. Grassino. J. Am. Chem. Soc. 95,726(1973).

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3 Electrochemical Filtration of Co-lloidal Sols. S. J. Liberman, Mitsuo Inoue y Stanley G. Mason. J. Co-lloid Interface Sci. 48,172(1974).

4 Magnetic Filtration of Aqueous So-lutios of Submicron Reactor Co-rrosion Products. S.J. Liberman y D.R. Kelland. IEEE Trans. MAG-20,1195(l984).

5 Radiolysis in H2O/D2O Mixtu-res. Hydrogen Production Under LOCA Simulation. L. García Ro-denas y otros. J. Radioanal. Nucl. Chem. 141,289(1990).

6 Radiolysis of Aqueous Solutions of Gadolinium Nitrate. L. García Ro-denas y otros J. Radioanal. Nucl. Chem. 139,277(1990).

7 Precipitation and Hydrolysis of Ga-dolinium (III) in Light and Heavy Water. L. García Rodenas y S.J. Liberman. Talanta. 38,313(l991).

8 Biodistribution studies of borono-phenylalanine-fructose in mela-noma and brain tumor patients in Argentina. S. Liberman y otros Applied Radiation and Isotopes. 61, 1095-1100 (2004).

9 Reference Systems for the Deter-mination of 10B through Auto-radiography Images: Set up and Application to a Melanoma Expe-rimental Model. A. Portu y otros. 69, 1698-1701 (2011).

10 First BNCT treatment of a skin me-lanoma in Argentina: Dosimetric Analysis and clinical outcome. S. González y otros. Applied Radia-tion and Isotopes. 61, 1101-1105 (2004).

11 Boron Biodistribution Study in Co-lorectal Liver Metastases Patients in Argentina. J. Cardoso y otros. Applied Radiation and Isotopes. 67, S76-S79 (2009).

12 Special Issue: 14th International Conference on Neutron Capture Therapy. Applied Radiation and Isotopes. 69-12 (2011).