Educación para la Bibliotecología en Chile
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DEVELOPMENT AND CURRENT STATUS OF BIBLIOGRAPHIC ORGANIZATION IN CHILE (DESARROLLO Y ESTADO ACTUAL DE LA ORGANIZACIÓN BIBLIOGRÁFICA EN CHILE)J.R. Freudenthal, 1972/ The University of Michigan, Ph. D., 1972 Library Science.
CAPÍTULO 6 – EDUCACIÓN PARA LA BIBLIOTECOLOGÍA EN CHILE
(248-271)
1946-1958: Los años formativos
El bibliotecario moderno debe tener "el máximo servicio" como su lema diario. Dar menos es
una invitación al desastre para él y su personal, y luchar por menos es un objetivo mediocre1.
Los únicos cursos en práctica bibliotecaria dados antes de la década del 40’ y registrados
fueron sesiones de especialización en técnicas bibliográficas y programas cortos de
entrenamiento en servicio (de atención al público) ofrecidas a los nuevos empleados de la
Biblioteca Nacional.
Pero ya existía preocupación sobre los problemas de la Bibliotecología Chilena desde
comienzos del siglo XX, así lo refleja la legislación de aquella época.
El decreto Nº 1337 del 10/01/1920, incluye como requerimiento esencial para llenar cualquier
vacante en la Biblioteca Nacional un examen que verificara el conocimiento “especial” de
técnicas bibliotecarias. Según Freudenthal, estas técnicas eran el dominio de los principios
bibliográficos fundamentales y procedimientos propios de estanterías.
Un año después, el decreto Nº 5524 del 25/10/1921 con legislación concerniente a las
bibliotecas departamentales (actuales provincias), nuevamente se enfatiza la necesidad de
tener funcionarios familiarizados con técnicas bibliotecarias, aunque sin especificar.
El desarrollo profesional de los bibliotecarios fue considerado por primera vez en la ley Nº5200
del 10/12/1929 la cual creó la Dirección General de Bibliotecas, Archivos y Museos. En su
1 REINHOLD ARTHUR SCHLUETER, Reporte al CENID (Santiago, Chile: 9 de Enero, 1965) p.8
artículo 12 autoriza a la Biblioteca Nacional para dirigir la preparación del personal
bibliotecario en el país. Pero cursos para este propósito nunca fueron materializados, con la
excepción del entrenamiento “en-servicio” para los propios empleados de la BN.
El concepto de un profesional bibliotecario a cargo de los acervos bibliográficos de la BN,
superior a un oficinista o a un autor (en ese tiempo los funcionarios de las bibliotecas), era
desdeñado por las autoridades. Incluso durante la visionaria administración de Carlos Silva
Cruz (1910-1927), quien era un ferviente admirador del progreso alcanzado en EE.UU. en
asuntos bibliotecarios.
No hubo intentos durante la década del 30’ de ofrecer entrenamiento especial en
Bibliotecología conforme lo mandaba la ley.
“Eran los tiempos… que la mejor credencial para ingresar a la Biblioteca era la dedicación al
cultivo de las letras, el ser escritor, y en que estaba muy distante el concepto actual del
tecnicismo y la profesionalidad del bibliotecario. Por lo menos la experiencia de la Biblioteca
Nacional así lo prueba”2
En 1922, becas para estudiar bibliotecología fueron concedidas por la poeta Gabriela Mistral
en conjunto con el diplomático Benjamín Cohen.
3 chilenos fueron conocidos por haber estudiado Bibliotecología en Estados Unidos entre
1923 y 1940: Augusto Eyquen, Margarita Mieres y Héctor Fuenzalida Villegas3.
A comienzos de 1936, Fuenzalida fue consultado por el rector Juvenal Hernández para
organizar la Biblioteca Central de la Universidad de Chile. Fuenzalida se convirtió en un pionero
de la instrucción bibliotecaria chilena. Él estudió en la Escuela Universitaria de Bibliotecología
de la Columbia University, en la temporada invernal desde Septiembre de 1938 a Enero de
1939, siendo admitido como estudiante especial y asistiendo a 2 cursos: uno en catalogación y
clasificación y el otro en Bibliografía y Referencia4.
Con una beca de la Fundación Rockefeller, visitó un número importante de grandes biblioteca
en EE.UU., incluyendo la Library of Congress y las Bibliotecas de la University of California en
Berkeley. Retornado a Chile ofreció una serie de cursos en catalogación, clasificación (Dewey) y
administración de bibliotecas para su beneficio y el de otros empleados.
2 ERNESTO GALLIANO, “En la Vieja Biblioteca” – MAPOCHO, Anejo Nº3, Octubre 1963, P.1973 (ALBERTO VILLALÓN Y ABRAHAM PIMSTEIN, “Chile, University of Chile, School of Library Science”. Encyclopedia of Library and Information Science, IV, 623)4 Carta de Richard L. Darling a Juan R. Freudenthal, 5 de Octubre de 1971
“Por muchos años en Santiago de Chile, el curso de Bibliotecología fue ofrecido en las
Escuelas de Verano de la Universidad de Chile con el patrocinio de la Escuela de Servicio
Social del Ministerio de Educación.”5 Freudenthal cree que Gropp se refirió a las clases
dictadas por Héctor Fuenzalida luego de su retorno de los EE.UU. La primera Escuela de Verano
de la Universidad de Chile (dedicada a la extensión cultural, educación continua y la educación
de adultos) comenzó a finales de los años 30’, pero el curso de Biblioteconomía apenas se
inició en 1946.
Ya en la década del 40’, las actividades realizadas por Héctor Fuenzalida fueron analizadas por
Carl. H. Milam, secretario ejecutivo de la ALA y Harry Miller Lydenberg, director del
Departamento de Relaciones Internacionales de la ALA, quienes visitaron las Bibliotecas
Latinoamericanas para el Departamento de Estado de EE.UU. en 1944.
Ellos sugirieron al rector Juvenal Hernández que contratara a un profesor de bibliotecología
norteamericano, que pudiera ayudar a establecer un bien estructurado programa educativo de
bibliotecología y actuara como consejero para la reorganizació0n de las Bibliotecas de la
Universidad de Chile.
Con la ayuda financiera de la Fundación Rockefeller, Edward Martin Heiliger llegó a la
Universidad de Chile en 1946. Entre 1946 y 1948, cerca de 40 estudiantes, muchos de ellos
empleados de las bibliotecas de la Universidad, se matricularon en los cursos de Heiliger. Estos
consistieron en: Bibliografía, Referencia, Catalogación, Clasificación (Dewey), y Administración
Bibliotecaria6.
Dos de las más promisorias estudiantes de Heiliger, Luisa Arce Rovedy (quien luego se convirtió
en su asistente) y María Eugenia Bustamante Sánchez, recibieron becas para continuar sus
estudios en la Universidad de Denver, donde cada una recibió un grado de máster en 1949.
Estos cursos bibliotecológicos dieron ímpetu a la preparación de bibliotecarios profesionales
en Chile y se consideran la mayor influencia en la creación de la Escuela de Bibliotecología años
después7.
5 ARTHUR E. GROPP “Education for Librarianship in the Americas”, LIBRARY QUARTERLY, XVIII (April 1948) P.1106 Entrevista con Luisa Arce Rovedy, Santiago, Chile, 11 de Marzo de 1971.7 Edward Heiliger es recordado con gran admiración y afecto. Muchos de sus estudiantes se volvieron pioneros de la profesión bibliotecaria en Chile, maestros más que bibliotecarios. Ellos llevaron su trabajo con mucha dedicación y entusiasmo, casi de la misma forma que los primeros estudiantes de Melvil Dewey en los EE.UU. durante las 3 primeras décadas del siglo XX.
En 1949, la Biblioteca Central de la Universidad de Chile creó la Escuela de Bibliotecarios, la
cual funcionó bajo la dirección de Héctor Fuenzalida entre 1949 a 1957 y bajo Vicente Salas Viú
durante 1958. Esta nueva escuela no fue oficialmente aprobada por la Universidad, de
acuerdo con Freudenthal porque la Bibliotecología aún no era considerada una disciplina
aparte, y porque existía el temor de que no habría suficientes puestos laborales disponibles
para recibir a los nuevos expertos en Bibliotecas.
A pesar de estas reticencias, las autoridades de la Universidad indirectamente autorizaron y
patrocinaron la Escuela y contribuyeron con su mantención en el tiempo al aceptar un
currículo educativo basado en las experiencias de Luisa Arce Rovedy en la University of Denver,
reflejadas en su propuesta de grado8
El requisito de ingreso para el curso de 1 año de duración en Bibliotecología era la posesión del
título de educación secundaria (en esa época era tener aprobado el Sexto de Humanidades) o
estudios equivalentes.
El énfasis principal dentro de la carrera fue dado a la catalogación y a la clasificación,
referencia, Bibliografía general, organización y administración de Bibliotecas, Fuentes
Bibliográficas de Literatura Chilena y una Introducción a la Bibliotecología. Se necesitaba
además un mes adicional de práctica en una biblioteca asignada.
Entre 1946 y 1958, 381 estudiantes tomaron cursos en la Escuela de Bibliotecarios. De esos
estudiantes, al menos un tercio completó los requisitos de egreso y recibió un certificado9.
Los bibliotecarios a cargo de la carrera, entrenados en la Escuela y en EE.UU. vieron la urgente
necesidad de crear una escuela oficialmente reconocida de Bibliotecología, organizada y
mantenida por la Universidad y totalmente equipada para formar bibliotecarios. Muchos
intentos durante la década del 50’ se hicieron para lograr este propósito.
Finalmente el decreto Nº14664 del Ministerio de Educación del 19/11/1959, oficialmente
aprueba la Escuela de Ciencias Bibliotecarias de la Universidad de Chile, la cual dependería del
Rectorado durante su período formativo.
La nueva escuela de Bibliotecología, mientras tanto, estaba operativa ya desde comienzos de
Marzo de 1959, cuando el cargo de “Director” fue seleccionado y nombrado, y fue “creada”
8 “A Plan for the Establishment of a Library School in Chile” de 1948.
9 (Datos de Mauricio Somarriva “Preparación de Bibliotecarios” Terceras Jornadas Bibliotecarias Chilenas. Santiago: Asociación de Bibliotecarios de Chile, 1964, p.28)
NO oficialmente dentro de la Universidad por una acción administrativa del Consejo
Universitario en Agosto del mismo año10.
Un decreto posterior, el Nº210 del 19/01/1960, emitido por la Rectoría, autorizaba conceder el
TÍTULO DE BIBLIOTECARIO luego de completar el programa requerido. Los beneficios de la
aprobación de este nuevo grado universitario se extendieron a todos los certificados otorgados
a bibliotecarios entre 1949 y 1958 y a quienes trabajaron como Bibliotecarios hasta 5 años
después de haber tomado los cursos con Edward Heiliger en 1946 y 1947.
Se estableció como requisito mínimo de admisión la posesión del BACHILLERATO en cualquier
materia.
El decreto del Ministerio de Educación Nº785 del 05/02/1960, cambió el nombre de la Escuela
a “ESCUELA DE BIBLIOTECONOMÍA” y la puso bajo la tutela de la Facultad de Filosofía y
Educación de la Universidad de Chile11.
Las clases en la nueva escuela fueron formalmente inauguradas en Agosto de 1960, con un
seminario de 2 semanas dedicado a los problemas bibliotecológicos, los cuales incluyeron
discusiones sobre Documentación, Métodos de Búsqueda y Organización y Administración de
Bibliotecas12.
1959-1971: Desarrollo contemporáneo
Entre los cursos pioneros de Bibliotecología dirigidos por Héctor Fuenzalida y Edward Heiliger
durante los años 40’ y la creación de una oficialmente reconocida Escuela de Bibliotecología,
organizada y mantenida por la más prestigiosa universidad del país en los 60’, muchos
adelantos habían acontecido en los campos de la organización bibliográfica, control
bibliográfico y la diseminación de información en Latinoamérica.
La gran motivación era seguir las nuevas direcciones del concepto norteamericano de
Biblioteca, el cual las mostraba como agente fundamental en el proceso de comunicación y
aprendizaje social.
10 Ibid11 Sin embargo, no fue hasta que el Consejo Universitario lo propusiera como una moción especial el 19/01/1969, que la Escuela de Biblioteconomía adquirió un estatus completamente profesional. Esta moción fue posteriormente ratificada por el decreto del Ministerio de Educación Nº3109 del 08/04/1969.
12 Op.cit. p.31
El énfasis en ciencia y tecnología y la introducción de la automatización y mecanización en la
adquisición, almacenamiento y recuperación de la información tomaban fuerza en EE.UU., la
URSS y en muchos países europeos, lo cual influyó en estas nuevas direcciones de la
Bibliotecología a partir de la década del 60’.
En Chile existía una falta de comprensión acerca del “PROBLEMA DE LA INFORMACIÓN” como
un todo, el cual era caracterizado simplemente como un tema de organización bibliográfica y
de seguimiento de patrones de control, los cuales no permitían conocer las necesidades más
apremiantes de educación e información del país.
Consecuentemente, el gran peligro para este país subdesarrollado era importar técnicas que
no tuvieran valor o fueran imposibles de adaptar a las necesidades particulares de las
bibliotecas locales.
Era necesario determinar en base a principios teóricos seguidos de acciones realistas, las
responsabilidades que los bibliotecarios y sus Bibliotecas asumirían en orden a participar en el
progreso de la vida social, cultural y económica de Chile.
Siguiendo este objetivo, la Escuela de Biblioteconomía, bajo la dirección de Alberto Villalón
Galdames, se comprometió en el diseño de un currículo que ofreciera la mejor preparación
técnica y teórica posible a los futuros bibliotecarios y documentalistas chilenos.
El nuevo director fue escogido por su preparación profesional en la University of Michigan13, la
cual le permitió introducir cambios relevantes en los programas de las escuelas permitiendo
formar a bibliotecarios durante una década entera de mandato.
El nuevo programa profesional fue iniciado en 1961, pero oficialmente aprobado recién el
21/01/1963 por el decreto Nº97 emitido por la Rectoría. El currículo incluyó un amplio
espectro de artes liberales y cursos bibliotecológicos, originalmente con una duración de 4
semestres pero modificado luego a 5 semestres (agregando 6 meses de práctica) y después en
1963 extendido a 6 semestres más una práctica laboral de 3 meses.
Entre 1961 y 1966 el currículo estaba estructurado como sigue14:
Primer año: Artes Liberales
13 A.B.L.S en 1948; A.M.L.S. en 1951; Ph.D. en Ciencias Bibliotecarias, 31 de Enero de 1959. FREUDENTHAL, 1972:25514 SANZ, María Teresa. Análisis de los informes nacionales sobre el estado actual de la Profesión bibliotecaria en América Latina (Medellín, Colombia: Editorial Bedout, 1965), pp-75-76
Filosofía 6 horas semanalesPsicología General 6 horas semanalesLiteratura General 6 horas semanalesInglés 3 horas semanalesFrancés, Alemán, Italiano o lenguas clásicas 3 horas semanalesElectivo 3 horas semanales
Total 27 horas semanales
Segundo año: Primer semestre, Artes Liberales
Electivo: Sociología o Historia de la Cultura 6 horas semanalesLiteratura Chilena 6 horas semanalesInglés II 3 horas semanalesCultura Chilena 3 horas semanalesElectivo 3 horas semanales
21 horas semanales
Segundo año: Segundo semestre, Introducción a la Bibliotecología
Historia de Libros, Impresos y Bibliotecas 3 horas semanalesAdministracion General 2 horas semanalesMétodos de Investigación 2 horas semanalesIntroducción a la Bibliotecología 2 horas semanales
9 horas semanalesTotal 30 horas semanales
Tercer año: Asignaturas profesionales
Bibliografía 6 horas semanalesServicios de Referencia 6 horas semanalesCatalogación y Clasificación 6 horas semanalesAdministración Bibliotecaria 3 horas semanalesSelección y Adquisición 3 horas semanales
Administración de Bibliotecas Universitarias, Secundarias e Infantiles 3 horas semanalesDocumentación 3 horas semanales
Total 30 horas semanales
El decreto Nº1881 del 06/04/1966, emitido por la Rectoría y modificado por el decreto Nº5771
del 01/08/1966, estableció un nuevo programa de estudios y otra vez se cambió el nombre a la
Escuela, ahora llamada “ESCUELA DE BIBLIOTECOLOGÍA”. Este programa difirió del antiguo en
que agregó nuevos cursos bibliotecológicos, un seminario e introdujo especializaciones ya
desde el primer año de estudios.
Primer Año:
Filosofía 6 horas semanalesPsicología General 6 horas semanalesLiteratura General 6 horas semanalesInglés 3 horas semanalesOtras Lenguas 3 horas semanalesElectivo 3 horas semanalesIntroducción a la Bibliotecología 3 horas semanalesHistoria de los Libros, Impresos y Bibliotecas 3 horas semanales
Total: 33 horas semanales
Segundo Año:
Sociología o Historia de la Cultura 6 horas semanalesLiteratura Chilena 6 horas semanalesCultura Chilena 3 horas semanalesInglés II 3 horas semanalesElectivo 3 horas semanalesAdministración Bibliotecaria 3 horas semanalesMétodos de Investigación Bibliográfica 3 horas semanales
Total: 27 horas semanales
Tercer Año:
Catalogación y Clasificación 9 horas semanalesBibliografía 6 horas semanalesServicios de Referencia 6 horas semanalesSelección y Adquisición 3 horas semanalesDocumentación 3 horas semanalesCuestiones de Bibliotecología 3 horas semanales
Administración de Bibliotecas Universitarias o Escolares 3 horas semanales
Total: 33 horas semanales
Con algunas pequeñas modificaciones, este programa todavía estaba en práctica para 1971.
Después de 1960, la Escuela de Bibliotecología desarrolló la importante tarea de dar cursos de
extensión en varios Centros Universitarios al norte y al sur de Santiago. Estos centros
ofrecieron programas cortos de estudio, no mayores a 4 semestres, apuntando a proveer
mano de obra para resolver necesidades específicas en materias económicas y sociales de las
regiones.
Los primeros cursos de extensión se ofrecieron en Temuco y La Serena en 1962 y 1963
respectivamente. Los primeros 17 estudiantes de ambos centros recibieron sus grados
profesionales después de completar el tercer año en Santiago. Este programa fue exitoso para
todos los miembros que se graduaron, ya que obtuvieron altos puestos laborales en las
bibliotecas de sus provincias una vez finalizada su educación15.
El Centro Universitario de Temuco continuó ofreciendo cursos de extensión en Bibliotecología
(1971) y en 1965 un nuevo programa se abrió en Antofagasta. Desde 1969, también hubo
cursos en Valparaíso (origen de la actual Carrera de Bibliotecología de la UPLA) y en Chillán.
Según Freudenthal, mientras estos centros fracasaron en proveerse de un cuerpo docente full-
time de Bibliotecología y en dar facilidades de todo tipo a sus estudiantes, sus programas
fueron una gran contribución para el desarrollo y organización de los servicios bibliotecarios en
las Provincias de Chile.
El departamento de Biblioteconomía además, comenzó a dar a partir de 1960 cursos de
educación continua a los graduados de Bibliotecología, junto con los practicantes bibliotecarios
y bibliógrafos pertenecientes a otras disciplinas del saber.
Algunas de estas actividades fueron conferencias de expertos nacionales e internacionales,
incluyendo a los norteamericanos Donald F. Ely, Reinhold A. Schlueter, William V. Jackson y
Edward M. Heiliger, estos ofrecieron charlas de variados asuntos de la Bibliotecología durante
la década del 60’.
15 SOMARRIVA Barrales, Mauricio. “Los centros universitarios y la enseñanza de la Bibliotecología” in Cuartas jornadas bibliotecarias chilenas (Antofagasta: Asociación de Bibliotecarios de Chile, 1966), p.105
El siguiente recuento muestra el rango de temas cubiertos:
29/08-09/09 de 1960 Problemas en la Bibliotecología y Documentación
01/12-22/12 de 1961 Bibliotecología y Cultura
03/09-14/09 de 1962 Problemas administrativos en las Bibliotecas
25/11-20/12 de 1963 Planificación de servicios bibliotecarios en Chile
14/12- 30/12 de 1964 Planificación de Educación Bibliotecológica
16/10-17/12 de 1965 Nuevas tendencias en Catalogación y Clasificación
21/10- 22/11 de 1968 Bibliotecología y Ciencia
09/12- 19/12 de 1969 Documentación y Automatización
La reforma educacional, la cual irrumpió en el país a mediados de 1967, tuvo también su
impacto en la Escuela de Bibliotecología. Fue creada la siguiente estructura administrativa:
Director
Comisión Ejecutiva de 3 miembros,
Consejo Normativo, parecido a una asamblea ejecutiva consistente de 9 personas que
se reúnen 1 o 2 veces al mes.
Asamblea de la Escuela, la cual actúa como la máxima autoridad, aunque en los hechos
fue más un vehículo de comunicación entre el director y su comisión ejecutiva con el
grupo compuesto por los docentes, estudiantes y los graduados.
En esta asamblea, la participación en el voto se divide entre el 65% de los docentes, el 25% de
los estudiantes y el 10% del personal administrativo16. Este acuerdo no sólo representa una
nueva organización académica, sino también un proceso de toma de decisiones más
democrático. Esto, una vez más, acarreó un cambio en el currículo lectivo de la carrera.
En Julio de 1969 Alberto Villalón Galdames se “jubiló” del cargo de Director de la Escuela de
Bibliotecología y fue sucedido por el bibliotecario y ensayista Abraham Pimstein Lamas. Este
cambio reflejó un nuevo énfasis político, que poco a poco se fue yendo hacia la extrema
izquierda.
16 Entrevista con Alberto Villalón Galdames, Santiago, Chile, 22 de Marzo de 1971
Abraham Pimstein llevó adelante varios de los objetivos propuestos por la Reforma
Educacional, entre estos, la eliminación de la asistencia obligatoria, una colaboración entre
docentes y alumnos mucho más activa y menos formal, un mayor acento en los estudios
independientes y una amplia participación de los estudiantes en los asuntos del Departamento
de Bibliotecología. Pimstein incluso alentó el envolvimiento de los estudiantes en los
problemas sociales que aquejaban a las clases bajas de la nación17.
Además, pidió a la Universidad que proveyera al Departamento con un bibliobús, el cual
serviría como Laboratorio para la instrucción de los estudiantes de Bibliotecología. El aspecto
más valioso de aquel bibliobús fue la oferta de servicios bibliotecarios a la comunidad cercana
y simultáneamente permitir tomar consciencia a los alumnos de las necesidades de
información de la gente pobre a nivel urbano y suburbano. También posibilitó reconocer la
relación entre necesidades lectoras y literatura18.
Finalmente, bajo la dirección de Pimstein el Departamento publicó en Marzo de 1970 el primer
número de una nueva serie titulada “Cuadernos de Bibliotecología y Documentación”,
dedicado a las referencias históricas en salud pública. Existían planes ambiciosos para publicar
materiales de interés bibliográfico en diversas disciplinas.
En 1970, la Escuela se convierte en el Departamento de Bibliotecología. El cambio de ser una
Escuela a un Departamento (todavía bajo el alero de la Facultad de Filosofía y Educación), fue
el primer paso en el objetivo de lograr un alto estatus dentro de la estructura de la Universidad
de Chile y dar a su director mayores poderes administrativos.
La idea inicial (y todavía sigue estando considerada) era nombrar a la Escuela como
Departamento de Bibliotecología y Documentación. Se cree que esa redacción refleja más
apropiadamente el futuro programa de estudios de 4 años, enfocado en la elaboración de
resúmenes e índices (análisis de información), lenguajes, micro-publicaciones, materiales
audiovisuales y documentación19.
Para Freudenthal el término documentación en Chile (una influencia europea) ha sustituido
indiscriminadamente a: bibliotecología, especialización temática, información científica,
ciencia de la información; y el término” documentalista” se ha usado para nombrar a:
17 PIMSTEIN Lamas, Abraham. “Memorándum a los Estudiantes, Facultad y Profesores”, SANTIAGO, 14 de Abril de 197118 PIMSTEIN Lamas, Abraham. “ Memorándum, incluyendo 3 apéndices, al secretario de la Facultad de Filosofía y Educación”, SANTIAGO, 13 de Enero de 197119 Entrevista con Alberto Villalón Galdames, SANTIAGO, Chile, 22 de Marzo de 1971
bibliotecario especialista, especialista temático, especialista en información, bibliógrafo o
bibliotecario. ¿Por qué la “antigua imagen” fue enterrada en una jungla semántica?
La terminología en nuestro campo, según Freudenthal, es similar a realizar una cirugía plástica,
es decir, el status quo se mantiene inalterable. Mientras algunas formas de diseminación
selectiva de la información y de procesamiento electrónico de datos podrían un día influir en
los patrones de la organización bibliográfica chilena, la situación actual (1972) de constante
evolución no justifica la adulteración de los términos más genéricos.
El fracaso en adoptar una terminología apropiada puede entenderse sólo por la actitud poco
realista que los bibliotecarios muestran hacia su propia profesión. La Documentación en Chile
debe conservar su sentido de proporción caracterizado por su universo particular ligado a lo
humanístico, científico y tecnológico, y no como una superposición de conceptos ajenos. Para
aprender de otros esa postura es loable, pero para simplemente imitar es un error.
Los planes son presentados bajo el alero del Departamento de Bibliotecología para expandir y
actualizar el currículo de la Bibliotecología. Un plan pretendía reemplazar el sistema de horas
por semestre por un programa de 4 años equivalente a 44 créditos, el cual incluiría 12 créditos
de artes liberales, 24 créditos de ciencias bibliotecarias y 8 créditos adicionales en materias
especiales relacionadas con bibliotecas.
Merece la pena acotar que este programa de 4 años mantiene la idea de crecimiento
evidenciada por planes anteriores, que intentan extender el currículo a 5 o incluso 6 a 7 años,
permitiendo la inclusión de un trabajo de graduación y tal vez un programa de Doctorado20.
Es más creíble que la Universidad de Chile preferirá mantener al Departamento de
Bibliotecología con carreras profesionales de corta duración, debido a la enorme demanda por
programas académicos breves en el país21. Como una promesa, un grado de especialización en
documentación, Archivos o Museología puede ser ofrecido en el futuro, un plan que podría
continuar en la duda, debido a las demoras en diseñar regulaciones y ordenanzas por parte del
Departamento22.
20 Ibid21 Entre las denominadas carreras cortas que ofrece la Universidad de Chile están las que exigen 6 semestres, como nutricionista y asistente de administrador público de 4 semestres, como un diseñador técnico y un maestro de escuela primaria.22 De acuerdo con Freudenthal, en contraste a lo que se planea en Chile, en EE.UU. la incorporación de nuevas tecnologías en el currículo de la Bibliotecología se ha desarrollado en 3 ámbitos:
a) Escuelas Bibliotecarias que han añadido algunos cursos de ciencias de la información a sus programas tradicionales.
b) Escuelas de Bibliotecología que ofrecen un grado especial en Ciencias de la Información.
Algunos cambios necesarios
Freudenthal señala que en la lucha contra el analfabetismo se deben aumentar los servicios
bibliotecarios en el nivel primario y secundario, se tiene que adoptar un nuevo énfasis en la
investigación científica y tecnológica, y cubrir las necesidades de información acumuladas por
el desarrollo de estas facetas. Además se debe profundizar la preparación en las Bibliotecas.
En los años 70’ todavía era común seguir el enfoque de la profesión hacia la elaboración de
Bibliografías, que si bien cumplen un papel fundamental en el desarrollo de la erudición no
dejaban espacio en la enseñanza de la carrera para asignaturas más orientadas al servicio del
usuario, una necesidad urgente de las bibliotecas y que sobrepasaba los conocimientos de los
bibliotecarios de entonces.
La preparación de los bibliotecarios debía centrarse en responder a la variedad de necesidades
que existen actualmente, forzando una redefinición de la clásica bibliotecología chilena, que
poseía un currículo histórico profundamente impregnado de las humanidades.
Actualmente [1971] el Departamento de Bibliotecología enfrenta problemas básicos y
urgentes de presupuesto, insuficiente número de profesores de jornada completa, bajos
salarios e instalaciones inadecuadas para la investigación.
El presupuesto de 1970 para el Departamento de Bibliotecología llegó aproximadamente a
20.600 dólares anuales a repartir en salarios para docentes, administrativos y secretarios, en
arriendos, en servicios y otros gastos misceláneos; además de la compra de libros de ciencias
bibliotecarias. Este presupuesto desafortunadamente evidencia un estancamiento respecto de
los índices de inflación existentes en la economía del país (a comienzos de los 70’ en constante
aumento).
Las cifras de 1970 no es un gran avance respecto del presupuesto de 1962, que fue de 17.546
dólares anuales23.
El Departamento necesita con urgencia aumentar su planta de profesores full-time, ya que el
único en aquella condición laboral es el propio director24. Además, la repartición es incapaz de
ofrecer salarios adecuados a los miembros de su cuerpo docente, quienes por consecuencia se
c) Escuelas Independientes de Ciencias de la Información, relacionadas sólo superficialmente con la Bibliotecología.
23 SANZ, María Teresa, op.cit. p.23124 Entrevista con Abraham Pimstein Lamas, Santiago, Chile, 16 de Abril de 1971
ven obligados a tomar un segundo trabajo para lograr la supervivencia económica. Bajo estas
condiciones, es obvio que el tiempo para desarrollar investigaciones productivas y preparar las
clases se ve severamente mermado.
También está claro que el método de enseñanza, todavía ampliamente respaldado por los
círculos académicos chilenos, necesita ser modificado parcialmente por un mayor trabajo
independiente, discusión en clases y seminarios.
El Departamento incluso necesita ofrecer más cursos en Biblioteca Escolar, Literatura Infantil y
en el uso y organización de materiales audiovisuales, ya que uno de los más graves problemas
que enfrenta Chile es la carencia de servicios bibliotecarios adecuados para los niveles
primario y secundario de educación.
El entrenamiento de personas para aliviar esta situación es una tarea urgente para la
preparación profesional de documentalistas, archivistas y bibliotecarios.
Más importante que lo anterior aún, es la absoluta necesidad de dotar al Departamento con
una colección de investigación capaz de apoyar el programa de Bibliotecología y a las
investigaciones de los docentes.
Un acuerdo provisionalmente alcanzado años atrás con la University of California, la cual
ofrecía dotar a la Universidad de Chile con literatura bibliotecológica, con un fin más bien de
llenar estanterías. Desgraciadamente, por sospechosas razones políticas, esta oportunidad
dorada para adquirir material adicional fue rechazada.
La biblioteca de Bibliotecología se muestra pobremente mantenida y organizada, en la que es
un milagro que alguna tesis, proyecto de investigación o informe escrito pueda ser
encontrado. Muchas herramientas esenciales, como las bibliografías, trabajos de referencia,
monografías de bibliotecología y literatura científica son requeridas por el Departamento con
el fin de apoyar los programas de estudios y alentar las investigaciones independientes.
Dependiendo de la situación económica del Departamento y el desarrollo de la Biblioteca de
Bibliotecología, un cuerpo docente full-time debería estar listo para ofrecer un programa de
estudios interdisciplinarios de al menos 4 o 5 años de duración25.
El futuro currículo del Departamento debe recalcar temas como las comunicaciones, las
nuevas tecnologías, la gestión bibliotecaria, especialización temática, materiales audiovisuales,
estadísticas y así sucesivamente.
25 Trabajo social y enfermería son las otras 2 carreras que ofrecen programas de 4 y 5 años.
Se hace preciso suponer que habrá reducción de créditos para las disciplinas humanistas, en
catalogación y clasificación, además de la asignatura de referencia, y se exigirá elegir entre
bibliografía de las humanidades, ciencias sociales o ciencias; y del total del programa
académico, al menos 2 semestres deberán ser enteramente cubiertos por cursos del área
bibliotecológica.
Otra pregunta que tendrá que responderse es el enfoque del conocimiento que la educación
bibliotecológica en Chile adoptará en su programa para resolver las demandas del mercado
por profesionales bibliotecarios.
Un estudio patrocinado por la Oficina de Planeamiento de la Educación del Ministerio del ramo
estableció que para 1975, bajo las condiciones actuales, habría 1.239 bibliotecarios disponibles
para sólo 1.234 empleos26.
En otras palabras, Chile no necesitaría más bibliotecarios pasado 1975, a no ser que un número
importante de bibliotecarios entrenados debiese aceptar realizar actividades de carácter no
profesional.
Esa sería la situación si en Chile no se expande la educación en los próximos años, y ya está
pareciendo lejana si se mantiene la tendencia del incremento de matrícula escolar, el cual
necesitará en 1971 de la creación de 1.800 nuevas escuelas secundarias (liceos)27.
Si estos establecimientos educacionales son construidos y se incluye una biblioteca por cada
Liceo, y si se construyen más Bibliotecas Públicas, si se expanden las bibliotecas universitarias y
más bibliotecas especializadas son patrocinadas por la industria y agencias no
gubernamentales, y si el analfabetismo sigue cayendo, el déficit de bibliotecarios profesionales
sería gigantesco28.
En los últimos años [1971], un promedio anual de 65 bibliotecarios se gradúan de la
Universidad de Chile, si este total aumenta hasta 80 o 100 o a más estudiantes, el mercado
todavía podría absorber a bibliotecarios profesionales hasta más allá de 1980.
26 SCHIEFELBEIN, Ernesto. “Oferta y demanda de personal de nivel superior” (SANTIAGO: Superintendencia de Educación, Oficina de Planeamiento, 1969)27 El Mercurio, 21 de Marzo de 1971, p.1
28 Un futuro déficit de 3.000 bibliotecarios (en una tasa de 1 por cada 2.000 lectores) fue predicho en 1965. SANZ, María Teresa. ANÁLISIS DE LOS INFORMES NACIONALES SOBRE EL ESTADO ACTUAL DE LA PROFESIÓN BIBLIOTECARIA EN AMÉRICA LATINA, 1965
A pesar de futuras fluctuaciones en la demanda de personal calificado, el Departamento de
Bibliotecología tiene como principal interés el alcanzar la excelencia académica, con el fin de
ofrecer la mejor preparación profesional posible.
El Departamento debería además considerar dar gran ímpetu a la investigación en
Bibliotecología y promover una valoración más realista de las perspectivas futuras de los
bibliotecarios en Chile, una apreciación que debiera ser cuidadosamente revisada por el CBC.
Uno de los grandes desafíos enfrentados por los bibliotecarios chilenos hoy en día está en
preocuparse más por el usuario y menos por el libro, incrementando los servicios bibliotecarios
al público dará una mayor comprensión sobre el rol de los Bibliotecarios y la Bibliotecología en
la sociedad chilena.
“La obra de la biblioteca debe ser expansiva, de acuerdo con la experiencia recogida durante
muchos años en los Estados Unidos, sin duda el primer país del mundo que comprendió en su
plenitud el alcance social de la obra bibliotecaria…La Biblioteca no debe limitarse a ser una
buena colección de libros…la biblioteca debe marchar al encuentro del posible lector…si los
bibliotecarios se limitan a vigilar el orden de las estanterías… y erigen en torno a ella un
vallador de trabas y requisitos, el libro no tomará contacto con sus posibles lectores”29
Siguiendo los conceptos de Raúl Silva Castro, el conocimiento debe ponerse a disposición de la
gente. Dos generaciones de graduados en ciencias bibliotecarias han sido capaces de hablar
con energía y convicción de su misión social. Al menos otras 2 décadas tendrán que pasar
antes que la sociedad chilena, en general, y el Gobierno, en particular, comprendan a
cabalidad el papel de la Biblioteca como agente esencial para la educación e información de las
personas, y por consecuencia, reconozcan la necesidad de contar con expertos en esos
campos.
Estos expertos, por su parte, se convertirán en una influencia positiva en el contexto social si
reciben una adecuada preparación académica.
“Aunque existan en Chile muchos lugares para la preparación de ingenieros, doctores,
químicos, etc., solamente existe una escuela de Bibliotecología en el país. Esta escuela
provee de bibliotecarios para todas las bibliotecas de Chile y cuenta con la reputación para
29 SILVA Castro, Raúl. Nuestro problema bibliotecario (Santiago de Chile: Imprenta Universitaria, 1932), pp.8, 5
producir graduados altamente capaces de realizar cualquier tarea en cualquier biblioteca, en
Chile o afuera del país”30.
RESUMEN CAPÍTULO 6
Debido a los cambios curriculares producidos en el conjunto de la educación chilena y las
nuevas visiones traídas desde el extranjero, la necesidad de bibliotecarios preparados
profesionalmente fue evidente.
Los primeros cursos de biblioteconomía en Chile fueron iniciados a comienzos de los 40’ por el
chileno Héctor Fuenzalida, seguido prontamente en la dictación de clases por el bibliotecario
norteamericano Edward Heiliger, entre 1946 y 1948. Estos esfuerzos pioneros llevaron a la
creación, en 1949, de una Escuela de Bibliotecarios dependientes de la Universidad de Chile.
El presente Departamento de Bibliotecología, el cual en 1871 se encuentra planificando un
programa de posgrados, ha cumplido una importante misión al proveer muchas de las
necesidades de mano de obra calificada en las Bibliotecas Chilenas, Centros de Documentación
y Archivos.
Sin embargo, el Departamento se enfrenta actualmente a problemas básicos y apremiantes de
presupuesto, insuficientes docentes de tiempo completo, bajos salarios y pobres instalaciones
incapaces de apoyar el programa lectivo bibliotecológico y la investigación docente.
El currículo, con su énfasis histórico de enseñar a elaborar bibliografías para otras disciplinas,
necesita revisarse y adquirir una política fundamentalmente orientada a los servicios. Uno de
los más serios problemas que afectan al presente de Chile es la falta de servicios bibliotecarios
adecuados para los niveles escolares primario y secundario.
Consecuentemente, la demanda de bibliotecarios capaces de responder a la variedad de
necesidades existentes en la actualidad tiene que forzar una redefinición de la orientación
clásica hacia las humanidades del currículo de la Bibliotecología en Chile.
30 SCHLUETER, Reinhold Arthur. Documentation and Librarianship in Chile, A report to the Goverment
of Chile (SANTIAGO: July 1964-March 1965)