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DETECCIÓN Y VALORACIÓN PERICIAL DE LA SIMULACIÓN O PRODUCCIÓN INTENCIONADA DE SÍNTOMAS, EN UN CASO PRÁCTICO DE MOBBING DETECTION AND EXPERT EVALUATION OF THE SIMULATION OR PURPOSEFUL PRODUCTION OF SYMPTOMS IN A MOBBING CASE M.ª Paz Ruiz Tejedor* RESUMEN La producción intencionada de síntomas o de trastornos mentales por conseguir una ganancia secundaria, es un fenómeno frecuente en el ámbito judicial, tanto por parte de los imputados como de las víctimas. En el caso de las víctimas, la valoración pericial del daño psíquico constituye una tarea difícil y controvertida, no sólo por la falta de delimitación y la confusión en el uso de los términos psicojurídicos (daño psíquico, sufrimiento psíquico, lesión psíquica, menoscabo en la salud psíquica, padecimiento psíquico, daño moral...) sino porque la formulación subjetiva de los síntomas por parte de las víctimas, facilita una posible simulación o sobresimulación. Ilustrar la tarea de detección y evaluación pericial de este fenómeno, a través de un caso práctico de mobbing, es el objetivo que persigue este artículo. Anuario de Psicología Jurídica, 2007 165 Anuario de Psicología Jurídica, Volumen 17, año 2007. Págs. 165-178. ISSN: 1133-0740 ESTUDIOS * Psicóloga forense de la Clínica Médico-Forense de los Juzgados de Plaza Castilla de Madrid. Fecha de Recepción: 12-12-2007 Fecha de Aceptación: 08-02-2008

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DETECCIÓN Y VALORACIÓN PERICIAL DE LASIMULACIÓN O PRODUCCIÓN INTENCIONADADE SÍNTOMAS, EN UN CASO PRÁCTICO DEMOBBING

DETECTION AND EXPERT EVALUATION OFTHE SIMULATION OR PURPOSEFULPRODUCTION OF SYMPTOMS IN A MOBBINGCASE

M.ª Paz Ruiz Tejedor*

RESUMEN

La producción intencionada de síntomas o de trastornos mentales por conseguir unaganancia secundaria, es un fenómeno frecuente en el ámbito judicial, tanto por partede los imputados como de las víctimas.

En el caso de las víctimas, la valoración pericial del daño psíquico constituye unatarea difícil y controvertida, no sólo por la falta de delimitación y la confusión en el usode los términos psicojurídicos (daño psíquico, sufrimiento psíquico, lesión psíquica,menoscabo en la salud psíquica, padecimiento psíquico, daño moral...) sino porque laformulación subjetiva de los síntomas por parte de las víctimas, facilita una posiblesimulación o sobresimulación.

Ilustrar la tarea de detección y evaluación pericial de este fenómeno, a través de uncaso práctico de mobbing, es el objetivo que persigue este artículo.

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Anuario de Psicología Jurídica, Volumen 17, año 2007. Págs. 165-178. ISSN: 1133-0740

ESTUDIOS

* Psicóloga forense de la Clínica Médico-Forense de los Juzgados de Plaza Castilla de Madrid.

Fecha de Recepción: 12-12-2007 Fecha de Aceptación: 08-02-2008

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PALABRAS CLAVE: Simulación, Daño psíquico, Mobbing, Valoración pericial.

ABSTRACT

The purposeful production of symptoms or mental disorders to obtain a secondarybenefit is a frequent phenomenon in the judicial area, both on the part of the accusedand of the victims.

In the case of victims, the expert assessment of psychic damages is a difficult andcontroversial task, not only because of the absence of delimitation and the confusionin the use of psycho-judicial terms (psychic damages, psychic suffering, psychic injury,deterioration of psychic health, psychic disorder, moral damages… etc.) but becausethe subjective formulation of the symptoms makes simulation or oversimulation easy.

This article is aimed at illustrating, with a mobbing case, the task of detecting andperforming an expert evaluation of this phenomenon.

KEY WORDS: Simulation, Psychic damages, Mobbing, Expert assessment.

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INTRODUCCIÓN

Mobbing y valoración del dañopsíquico

El mobbing (termino acuñado delinglés “to mob”: atacar con violencia)también llamado acoso psicológico en eltrabajo, es definido como una forma depersecución u hostigamiento psicológicoque un empleado sufre en su lugar detrabajo y que, según refieren López yVázquez (2003) se ejerce de formaintencionada y reiterativa.

En las organizaciones laborales resul-ta fácil detectar roces, conflictos, antipa-tías, discrepancias e incluso desencuen-tros o discusiones, pero el mobbing esalgo bien distinto. No se trata de unconflicto entre personas, sino de un pro-ceso de destrucción, o lo que es lomismo, de una severa forma de maltra-to. En el cual, la instrumentalización deactitudes y conductas hostiles, quetomadas de forma aislada podrían pare-cer anodinas o irrelevantes, de formareiterada y repetida llegan a producirefectos devastadores sobre el estatusmental de la persona acosada.

Desde una perspectiva forense pode-mos diferenciar varias fases:

La primera en el proceso es la deseducción (aunque no todos los autorescontemplan su existencia). En esta fase,la persona acosadora intenta proyectaruna imagen positiva o atrayente, peroaún no ha manifestado su potencial vio-lento. Normalmente, la seducción vadirigida a la víctima, pero en muchasocasiones se hace extensiva al entorno

próximo de ésta (recuerdo víctimas quereferían lo atento que era el acosadorofreciéndole regalos para sus hijosmenores, o ayudándoles de forma solíci-ta cuando llegaban a su nuevo puestode trabajo). Desde un punto de vista psi-codinámico podríamos hablar de una“estrategia de tela de araña”, que elacosador utiliza para atrapar a su presa.

Una segunda fase llamada de con-flicto, que se produce cuando la víctimano quiere plegarse a los deseos del aco-sador. Lo cual desata la violencia delaquel que avanza en escala ascendentehasta lograr mermarla y desestabilizarlapsicológicamente, instaurándose en esemomento la tercera fase, de acosolaboral propiamente dicho. La expre-sión violenta se ejerce de forma sutil através de distintos comportamientos:acciones contra la reputación o la digni-dad personal del acosado, contra el ejer-cicio o el desarrollo de su trabajo, pri-vándole de la comunicación o de infor-mación relevante dentro de la empresa,sometiéndole a situaciones de discrimi-nación o inequidad…

Sin embargo, el detonante o la moti-vación latente no es, desde mi punto devista, lograr un objetivo concreto (excluiro lograr la expulsión de la víctima), comopostula Morán Astorga (2002)”con elobjetivo de que abandone la organiza-ción”, sino la disposición perversa quesubyace en el acosador, y que atendien-do al profesor Piñuel (2001) “le empujaa satisfacer la necesidad insaciable deagredir, controlar y dominar”.

En este sentido, coincido totalmentecon la definición del “perverso narcisista”

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acuñada por la psiquiatra francesa Hirigo-yen (1999) “aquel que bajo la influenciade su grandioso yo, intenta crear un vín-culo de dependencia con el otro, atacan-do su integridad y dignidad personal”.

Desde mi perspectiva, el origen delproceso acosador no estaría tanto, enun conflicto no resuelto o resuelto deforma inadecuada como defiende Ley-man(1996), sino en los rasgos de perso-nalidad psicopáticos del acosador.

La reacción o la respuesta de la vícti-ma en los primeros momentos de ata-que y hostigamiento, serán determinan-tes en la evolución del problema.

Tres son las reacciones más frecuen-tes: aquellas que tienden a negar la rea-lidad de la situación que están viviendo(“no me daba cuenta de lo que me esta-ba haciendo, no quería darlo importan-cia, pensaba que quizás era yo que esta-ba muy susceptible…), las que se auto-culpabilizan de la conducta que exhibeel acosador (“soy yo que no sé hacer lascosas, no doy la talla, no sirvo paraesto…”) y las que por el contrario,adoptan una actitud de lucha en solita-rio para demostrarse que son capacesde resolver el problema (“voy a solucio-nar el problema sin que nadie interven-ga, me valgo y me sobro para poner fina esta situación..”).

Este tipo de reacciones y la actitud depasividad que suelen adoptar los com-pañeros, permitirán que el acosadorcontinúe con la estrategia de desgaste ymenoscabo de su presa.

Desde una perspectiva forense, la

última fase sería de externalización oeclosión del problema, que suele con-dicionar con el paso del tiempo, la inter-posición de la correspondiente denun-cia.

Generalmente, la eclosión se producecuando el sufrimiento psicológico de lavíctima cristaliza en síntomas clínicos,(aparecen crisis de ansiedad, agotamien-to físico y mental, irritabilidad, labilidademocional con frecuentes eclosiones dellanto, dificultades de concentración...)que interfieren de forma significativa enlos niveles de adaptación, tanto en elámbito personal o psicológico, como enel socio-familiar y por supuesto en ellaboral. Según Piñuel (2007) a partir delsexto mes, suelen comenzar a aparecer,los primeros síntomas, frecuentementede tipo ansioso.

Los cuadros psicopatológicos más fre-cuentes incluyen trastornos de ansiedad(sobre todo el trastorno por estrés pos-traumático y trastorno por estrésagudo). Los trastornos adaptativos mix-tos ansioso depresivos y la descompen-sación psíquica de las personalidadescon rasgos premórbidos.

En uno de los casos más extremosque tuve ocasión de peritar, la víctima,una mujer de unos 30, denunció lasituación de acoso laboral después decaer en un proceso depresivo severo,que le llevó a abandonar su puesto detrabajo, romper la relación con su mari-do y perder temporalmente la custodiade su hijo.

Desde que H. Leyman definiera estefenómeno en torno a la década de los

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Nuestra función como peritos se cen-trará fundamentalmente en determinarla existencia de daño moral y/o dañopsíquico. Ambos conceptos implicanuna afectación psíquica en respuesta aun acontecimiento desencadenanteidentificable (acoso laboral), donde exis-te un responsable legal y que puede sersusceptible de indemnización.

Sin embargo, existen grandes dificul-tades a la hora de delimitar o definiréstos términos. De forma genérica y,atendiendo a De la Torre (2004), el dañopsíquico se produce a nivel inconsciente,por el contrario el “daño moral” hacereferencia a una actitud consciente eimplica una estimación objetiva enforma de perjuicio, evaluable a través desíntomas que no conforman una enti-dad patológica significativa. Es decir,requiere una entidad diferente de lamolestia común que debe exceder delas incomodidades de la vida diaria.

Como ejemplo de reconocimientojudicial del daño moral en casos demobbing el citado autor nos remite a laSentencia de 1 de mayo de 2002 delJuzgado de lo Social nº 1 de Bilbao: “..larelación causal entre el daño producidoy la actividad empresarial han causadoun sufrimiento de los bienes inmateria-les (dolor espiritual, quebranto de lasalud) tienen la verdadera nomenclaturade daño moral..”.

La determinación del “daño psíqui-

co” es menos difusa y contempla varioscriterios diagnósticos:

• La existencia de un síndrome psico-patológico concreto, es decir lossíntomas que presente el pacientedeben encajar en un cuadro o sín-drome clínico concreto.

• El menoscabo psíquico producidopor efecto de la situación denuncia-da, se traduce en una alteraciónmental nueva o novedosa en la bio-grafía del sujeto, en ocasiones pordescompensación de los rasgos psi-copatológicos premórbidos o en unagravamiento de una enfermedadanterior.

• La enfermedad psíquica que sediagnostique debe tener una rela-ción de causalidad con la situacióndenunciada (en nuestro caso acosolaboral). El nexo puede ser directo(causa el trastorno), o indirecto(actúa como concausa que acelera,agrava o desencadena una patolo-gía premórbida).

Podemos por tanto, definir el dañopsíquico de la siguiente forma: síndromeo cuadro psicopatológico concreto ycoherente, novedoso en la anamnesisdel sujeto y originado por la situacióndenunciada, que ha ocasionado una dis-minución de las capacidades psíquicasprevias.

Cuando el término daño psíquicoalude a lesión o secuela, incluye el cri-terio de cronicidad. En este caso el tras-torno o la enfermedad que se diagnosti-que debe conllevar una incapacidad irre-

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versible, o al menos estar jurídicamenteconsolidada (que hayan transcurridounos dos años).

Según Esbec (2000), comprende laenfermedad o discapacidad permanen-te, no susceptible de mejoría en unperiodo de tiempo razonable, ni con tra-tamiento, ni de forma espontánea.

Reflejar por último, que la valora-ción pericial del daño psíquico consti-tuye una tarea difícil y controvertida,no sólo por la falta de delimitaciónjurídica y la confusión en el uso de tér-minos (como daño psíquico, sufrimien-to psíquico, lesión psíquica, menosca-bo en la salud psíquica, padecimientopsíquico, daño moral…etc.) sino por-que la formulación subjetiva de los sín-tomas por parte de las presuntas vícti-mas, facilita una posible simulación osobresimulación. Y como postulanArce, Fariña y Suárez (2006), la evalua-ción clínica tradicional no es productivaen estos casos.

Detección y valoración pericial de la simulación

La producción intencionada de sínto-mas o trastornos mentales por conse-guir una ganancia secundaria, constitu-ye un fenómeno frecuente en el ámbitojudicial.

Cuando el objetivo es eludir la res-ponsabilidad penal (en el caso de losimputados), suelen simularse cuadrospsicóticos, demencias, alteraciones psi-coneurológicas, trastornos disociativos eincluso limitación o retraso intelectual.

Con respecto a las víctimas, los tras-tornos adaptativos y los síndromes pos-traumáticos son sin duda los elegidos.

Según el DSM- IV-TR, “la característi-ca de la simulación es la producciónintencionada de síntomas físicos o psi-copatológicos desproporcionados o fal-sos, motivados por incentivos externoscomo no realizar el servicio militar, evitarun trabajo, obtener una compensacióneconómica, escapar de una condena cri-minal u obtener drogas”.

Debe sospecharse simulación si existealguna de las combinaciones siguientes:

— Se inscribe en un contexto medi-co-legal.

— Existe discrepancia entre el estréso la alteración manifestada por lapersona y los datos objetivos de laexploración clínica.

— El sujeto no colabora durante lavaloración diagnóstica y no cum-ple el régimen de tratamientoprescrito.

— El sujeto presenta un trastornoantisocial de la personalidad.

Sin embargo diagnosticar una simula-ción supone un reto para los profesiona-les forenses, en tanto no existen signospatognomónicos que nos permitanidentificar a la persona simuladora.

Un bagaje amplio en evaluación psi-cológica y psicopatológica y seguir unasdirectrices generales para la deteccióndel engaño pueden facilitar esta tarea.

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Esbec y Gómez-Jarabo(1999) nos pro-ponen una metodología a seguir:

• Primero descartar psicopatologíarealizando una anamnesis y unaexploración clínica exhaustivas, apli-cando pruebas complementarias(baterías o test de psicodiagnósti-co), si fuera necesario.

• Descartar trastornos facticios consíntomas psicológicos. En estoscasos, al igual que en la simulación,existe un fingimiento consciente yvoluntario, pero la motivación no esconsciente, ni los beneficios sonreconocibles. Lo que activamentebusca el sujeto es captar la atenciónsobre su persona o asumir el rol deenfermo. La ausencia de un objetivoexterno claramente identificable nospermitirá realizar el diagnósticodiferencial.

• Detectar factores de riesgo de simu-lación:

— Existencia de incentivo externo.

— Presencia de trastorno antiso-cial de la personalidad (aunquela experiencia pericial nos diceque en realidad no es un ele-mento tan discr iminante,muchas veces los rasgos his-triónicos o el trastorno histrió-nico de la personalidad estánen la base de este t ipo deactuaciones).

• Rastrear posibilidades de meta-simulación. Es decir, constatar en laanamnesis antecedentes de enfer-

medades o padecimientos similaresa los alegados en ese momento porel paciente. Toda vez que la expe-riencia anterior puede facilitar unareproducción clínica más ajustadade los síntomas.

• Por último, abordar directamente alsimulador, confrontándole con lainformación incongruente e inclusoabocarle a la confesión o el recono-cimiento de su estrategia.

Por otra parte, sin pretender aportarfórmulas o recetas mágicas, si me gusta-ría aportar pautas o indicadores, algu-nos que nacen de mi experiencia pericialy que considero pueden facilitar la tareade identificación o diagnóstico del simu-lador:

• Frecuentemente las personas simu-ladoras suelen describir alteracio-nes psicopatológicas inexistentes,en tanto no se documentan conve-nientemente (como luego veremosen el caso de estudio), o trastornosalejados de las características clíni-cas. Por ejemplo “el asesino delrol” intentaba simular un “trastor-no de personalidad múltiple” des-cribiendo la relación y el diálogoentre distintas personalidades,ignorando que en este trastornodisociativo una personalidad notiene conocimiento de la existenciade las otras.

• En esta misma línea, los cuadros psi-copatológicos suelen ser planos, esdecir no evolucionan con el pasodel tiempo e incluso en ocasiones

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empeoran, en vez de evolucionarhacia la remisión, sin fundamentoclínico.

• Así mismo, suele resultar delatadorde una posible simulación, la ausen-cia de representaciones afectivas, olo que es lo mismo la falta de reso-nancia emocional al relatar los fal-sos padecimientos. También es fre-cuente la exteriorización de emocio-nes fingidas, generalmente enforma de eclosiones de llanto fácil-mente controladas. O la sobreactua-ción o dramatización (como le ocu-rre a nuestra paciente). Desde mipunto de vista, los simuladoresestán haciendo una “puesta enescena” y creen que cuanta másafectación psíquica proyectenmayores posibilidades tienen de sercreídos.

• Por otra parte, muchos de estos suje-tos que verbalizan haber tomadomedicación durante largos periodosde tiempo e incluso aportan fotoco-pias de las prescripciones médicas,no son capaces de describir física-mente los fármacos o de puntualizarla dosis diaria a preguntas del perito(como veremos más tarde).

• Las incongruencias al aportar lainformación sobre los cuadros clíni-cos alegados, son en muchas oca-siones, grotescas y atentan contra lalógica y las leyes de la naturaleza.En el caso de estudio la informadamanifiesta que tiene graves proble-mas perceptivos, incluso llega a ver-balizar que no puede ver, que nopuede leer, pero en otro momento

reconoce que pasa su tiempo resol-viendo sopas de letras.

• Resulta conveniente realizar laexploración en varias sesiones, por-que con alta probabilidad el sujetoaportará información inconsistentey/o modificará el contenido de sudiscurso al relatar los falsos sínto-mas. Síntomas que no se correspon-derán con la impresión y/o observa-ción clínica.

• En la línea anterior, también es pro-cedente recabar información de ter-ceros (parientes, padres, cónyu-ges… de las presuntas víctimas), alobjeto de corroborar la informaciónproporcionada o por el contrariodetectar posibles inconsistencias(como ocurre en el caso de estudioal entrevistar al esposo de la infor-mada).

• En frecuente que los simuladorescedan al sesgo confirmatorio depreguntas periciales sugestivas y/osugerentes de dificultades o altera-ciones psicopatológicas.

• En esta misma línea, al aplicar cues-tionarios o test de autoinforme,suelen contestar positivamente aítems que rastrean la presencia desíntomas o alteraciones que la per-sona no había comentado con ante-rioridad, en la entrevista de explora-ción.

• Por otra parte, las pruebas proyecti-vas (como ocurre con la produccio-nes gráficas de tipo expansivo, ensujetos que alegan sintomatología

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depresiva) o las psicométricas quecuentan con escalas de validación,permiten en ocasiones objetivar ladisposición de la persona a falsearla realidad.

• En el abordaje pericial resulta proce-dente solicitar explicaciones al infor-mado sobre el significado de deter-minados términos o expresiones clí-nicas, porque en ocasiones puedenresultar vacías de contenido. En uncaso extraído de mi práctica foren-se, una víctima de un accidente detráfico que refería depresión, antepreguntas aclaratorias respondía:“que me canso mucho, me cansohasta de hablar”.

• Cuando el cuadro simulado com-porta una alteración psicomotriz, esaconsejable ampliar el tiempo deexploración, toda vez que, con altaprobabilidad, el sujeto acusará elcansancio y el síntoma se tornaráintermitente (recuerdo el caso de unimputado que simulaba un movi-miento automático involuntario enel miembro superior izquierdo y quea lo largo de la hora y media deexploración fue variando alternati-vamente el miembro afectado: pri-mero un brazo, luego el otro, des-pués una pierna y luego la otra).

• La pericia del profesional forense alabordar la exploración y su capaci-dad para desviar la atención delsimulador de su estrategia o “puestaen escena”, puede ser la clave paradesmontar el engaño. Como ejem-plo relataré el caso de un imputadopor delito de sangre, que comenzó

simulando, entre otros síntomas,desorientación en tiempo, lugar ypersona y dificultades expresivo-comprensivas, y terminó hablándo-me con fluidez y entusiasmo de laimportante responsabilidad quetenía en su trabajo, la cantidad dedinero que ganaba y el porcentajepor cada venta que hacía, sus pro-piedades inmobiliarias y la ubicaciónespacial de las mismas.

ANALISIS DE UN CASO PRÁCTICO

Información preliminar

Nuestra informada es una mujer de53 años que trabajaba como administra-tiva en una empresa de construcciones.

El objetivo de la pericial que se nossolicita se concreta en lo siguiente:

“Se emita informe sobre el origenconcreto del cuadro clínico que presen-ta, estado actual, si ha curado la enfer-medad que padece y si para ello hanecesitado tratamiento médico o quirúr-gico.”

Según se desprende del estudio deautos: la denuncia se interpone poracoso laboral contra su jefe inmediatosuperior (con el que compartía despa-cho en horario laboral de 8 a 17 horas).

La formulación de la citada denunciase realiza en los siguientes términos: “Elseñor X me considera su enemiga y ejer-cía sobre mí una presión constante, enforma de provocaciones, amenazas,injurias constantes y en algunas ocasio-

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nes también agresiones… todo ello enel horario laboral. Mostraba una actitudde nula colaboración y de obstaculiza-ción en el desempeño de mi trabajo,dando lugar a numerosos roces e inci-dentes. Aprovechaba cuando no habíatestigos, para insultarme, amenazarme eincluso agredirme, llegando en una oca-sión, tras una disputa laboral a agarrar-me por el cuello y decirme: la próximavez te mato”.

El suceso que finalmente condicionala judicialización del caso es el siguiente:“Ese día, el acusado tras insultarme ydiscutir acabó cogiendo unas tijeras, meamenazó con ellas y finalmente me suje-tó por la fuerza cortándome un mechónde pelo, mientras me insultaba y mevejaba, diciéndome cosas como “mamo-na no sirves ni para chuparla”.

Después de ocurrir este incidente, lapresunta víctima sufre “una crisis nervio-sa y un ataque de histeria”. Y la empre-sa (al objeto de evitar el contacto con elagresor), acuerda su traslado, segúnconsta en la denuncia “a una pequeñaoficina dentro del almacén, completa-mente aislada y rodeada de materiales:chapas, ruedas, etc. que ella denominala choza, prácticamente sin asignaciónde puesto efectivo”.

Ante este traslado, “situación de tratoinjusto, degradante e indigno, soy presade un nuevo ataque de histeria y de unfuerte shock emocional”.

El médico de cabecera emite un infor-me en el que consta: “padece un tras-torno de estrés agudo, con síntomasde desesperanza intensa, aturdi-

miento, ansiedad, llanto incontrola-do y pesadillas recurrentes”.

Transcurridos dos meses (uno de bajalaboral al que se une el de sus vacacio-nes estivales), la informada vuelve a supuesto anterior “trabajando a plenasatisfacción”, hasta que tras reincorpo-rarse el acusado, es trasladada de nuevoa la “choza”. Esta situación condicionafinalmente una baja por incapacidadlaboral, en la que continúa en elmomento de nuestra intervención.Según el informe médico del Insalud porpresentar:”un cuadro grave de neuro-sis depresiva, con trastornos en lapersonalidad y el habla”.

De la información recogida en laexploración pericial destacamos losiguiente:

Se practica la exploración en dos sesio-nes (con una demora de 14 meses desdela interposición de la denuncia), en lasegunda se entrevista también al esposode la informada, para cotejo de datos.

Respecto a Antecedentes familia-res, Dª Concha es la tercera de unafamilia compuesta en origen por lospadres y tres hijos. Se describe dinámica,familiar, funcional. No se reconocenantecedentes psicopatológicos o proble-mas relacionados con el presente con-flicto psicolegal.

Antecedentes personales sin rele-vancia clínica. Escolarización y procesode socialización normalizados.

Incursión en el mundo laboral hacialos 16 años. Después de desarrollar tra-

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bajo en cadena en otra empresa, recalaen la que se producen los hechos deautos (ingresa como auxiliar de labora-torio, posteriormente como auxiliar dearchivo y por último asciende a adminis-trativo). No describe conflictiva concompañeros o superiores hasta queeclosiona el problema que nos ocupa.

A los 22 años contrae matrimonio,tiene dos hijos de 24 y 16 años. Refierebuen ajuste marital después de superarseparación temporal de hecho.

En el plano personal proyecta unbuen autoconcepto, se describe comouna mujer sociable, extrovertida, afecti-va, no rencorosa, alegre, luchadora.

Según impresión clínica destacan ras-gos de asertividad e histrionismo.

Exploración psicopatológica: Laperitada se encuentra consciente, enbuen estado de alerta. Orientada entiempo, lugar, persona y situación.

Coherente, sin alteraciones en el len-guaje o en el pensamiento, ni en conte-nido ni en curso. No delirios ni alucina-ciones, ni sintomatología psicótica.

Memoria de evocación y fijación con-servadas.

Presenta adecuadas capacidadesexpresivo-comprensivas para el inter-cambio verbal, apreciándose verborrea ydificultad articulatoria que impresionade simulada.

Desarrollo cognitivo-intelectivomedio, según impresión clínica.

Estado de ánimo expansivo, sin apre-ciable resonancia emocional al rememo-rar los hechos denunciados, que por elcontrario son relatados con altas dosisde teatralidad.

En la segunda sesión de exploraciónla informada exhibió el mismo tonoemocional, si bien aparecieron en deter-minados momentos episodios de llantoque impresionaban de simulados, rápi-damente controlados.

Capacidad de juicio e ideación ajusta-dos.

Refiere y documenta haber solicitadoatención del médico de cabecera y de launidad de psiquiatría del centro de saludy haber participado en terapia de grupo.

No reconoce consumo abusivo dedrogas o sustancias estupefacientes, sífumadora.

Con respecto al relato del presuntoacoso laboral denunciado, Dª. Conchadescribe, (en contraposición con lo refle-jado en la denuncia), una situación deconfrontación y pugna, no de acoso, entanto no existe asimetría en la relación.De la información recabada se infiereque los dos actores de la relación midensus fuerzas y llegan a protagonizar inci-dentes como “el del corte de cabello”,en el que nuestra víctima responde cum-pliendo su amenaza de arrancar la listade teléfonos de aquel (la negativa aprestársela es el detonante de la discu-sión) rompiéndola posteriormente.

Por otra parte, la bidireccionalidad dela disfunción entre ambos se refleja en

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numerosos intercambios verbales pre-senciados por terceros, que se recogenen el expediente instruido por la empre-sa (…”en un momento dado Dª Conchale dijo al acusado que “no servía ni paratomar por culo”, a lo que éste respondió“ni tu para hacer una mamada”).

En relación al cuadro psicopatológi-co presuntamente reactivo a loshechos denunciados, la informada aportauna información ingente y desordenadaque resulta de difícil interpretación.

Se describe como una persona inca-paz, mermada y sin autonomía perso-nal, prácticamente inválida:

— Refiere que no puede hacer lacompra, ni la comida, ni limpiar, niplanchar, lo cual contradice lainformación proporcionada por suesposo.

— Que no puede conducir porque sedespista.

— Que “se le cae la baba, que notiene fuerzas, que le flojean laspiernas, los brazos” (lo que con-trasta con la vigorosa exhibicióngestual en las sesiones de explora-ción). En esta línea, verbaliza queen algún momento tuvo proble-mas para subir las escaleras, paravestirse o para ducharse (a pre-guntas sobre posible mejoría expli-ca que “ahora salgo de la bañerasola porque me agarro a la puerta,aunque tengo miedo a caerme”).

— Así mismo explica que no ve, nopuede leer seguido, no entiende

lo que lee, que ve rallas o bichos y“si pasa de un color a otro vecosas rojas” (pero paradójicamen-te reconoce que ocupa gran partedel tiempo resolviendo sopas deletras).

— También refiere problemas dememoria y desorientación espacial(aunque a preguntas se sitúacorrectamente y describe el itine-rario a seguir para regresar a sudomicilio).

— Dificultad articulatoria “porquetiene paralizada la cara”, (a talefecto se realiza un TAC queresulta normal).

En este sentido y a tenor de laobservación clínica, reflejar que enalgunos momentos aparece unhabla “gangosa”, si bien la perita-da controla la elevación en el tonode voz, la modulación y el énfasisde las palabras, acompañándosede una grosera gesticulación y/oteatralización. En buena parte deltiempo de exploración el habla senormaliza, probablemente porquepor relajación cede el control de laconducta simuladora.

— En el plano anímico refiere sinto-matología depresiva y tendencia alrepliegue sobre si misma, con acti-tud fóbica frente a los que le ro-dean (“tengo miedo a salir a lacalle... voy como los tontos con lacabeza agachada porque no quie-ro ver a nadie”). En la exploraciónno se objetivan indicadores emo-cionales o síntomas compatibles,

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apareciendo un llanto controladosin correlato emocional, que cesarápidamente cuando se le formulaotra pregunta. La negativa a rela-cionarse con los demás o la ten-dencia al aislamiento y al replieguesobre sí misma contrasta con elestilo de relación que establececon la perito, en tanto adopta unaactitud invasiva tanto en los gestoscomo en la verborrea expresiva.

— La severidad de la problemáticaalegada incluye también unatransformación de la personalidad(“ya no soy la misma persona, nosé quien soy), lo que probable-mente explique el diagnóstico delINSALUD, que alude a “trastornosen la personalidad”.

— Por último, con relación a los tra-tamientos recibidos, refiere ydocumenta prescripción de anti-depresivos y ansiolíticos (pero apreguntas, duda y no sabe preci-sar la dosis o las característicasfísicas de los fármacos).

DIAGNÓSTICO DE SIMULACIÓN

En primer lugar y ateniéndonos alManual Diagnóstico y Estadístico de lostrastornos mentales, DSM-IV, el caso deestudio se inserta en un contexto médi-co-legal.

• Existe una marcada discrepanciaentre los trastornos o síntomas quela paciente verbaliza padecer y loque puede objetivarse en la explora-ción pericial.

• Además la sintomatología descritaresulta imprecisa y desajustada, y noresponde a ninguno de los cuadrospsicopatológicos que se le han diag-nosticado, ni a ningún otro de losmanuales diagnósticos al uso, CIE-10 o DSM-IV-TR.

• Por otra parte, no existe proporcio-nalidad entre los hechos denuncia-dos y descritos por la informada, yel cuadro psicopatológico presunta-mente reactivo.

• Así mismo resulta incongruente queno aparezca una progresión o evolu-ción en la sintomatología, despuésde más de un año de evolución.

• También apoya el diagnóstico desimulación que cuando a Dª Con-cha, le pedimos que resuma y con-crete los motivos que le impidentrabajar (después de haberlos son-deado de forma prolija y detallada),aduzca razones irrelevantes e incon-gruentes, expresándose en lossiguientes términos: ”necesito estarsin dar golpes, sin dar voces, tengoque estar moviendo mucho la boca,necesito un tratamiento”, olvidandola incapacitante severidad de su“ficticia problemática”.

• Por último, cuando al finalizar laentrevista (obviando el “rosario” deproblemas y síntomas que acaba derelatarnos), le participamos que noencontramos motivo para demorarsu reincorporación laboral, reconoceque efectivamente podría hacerlo,pero no en el último destino que lehabían asignado.

M.ª P. Ruiz

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• Entendemos por tanto, que la infor-mación recogida es compatible conproducción intencionada de sínto-mas, por motivación o gananciasecundaria (posiblemente evitar lareincorporación al destino laboral

asignado, “la choza”). Por lo queemitimos un diagnóstico de SIMU-LACION Z76.5, (V65.2), según esta-blece el Manual Diagnóstico y Esta-dístico de los Trastornos Mentales,DSM-IV-TR.

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