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The

Vampire Diaries

L.J. Smith

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Índice

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Agradecimientos

Moderadora de traducción Krispipe

Staff

krispipe

sarahflowerz

Laurasoto

Pili

Xiime~

Mewhiine

Katiliz94

Isane33

Mais020291

Izzi

AlDaRa

Moderadora de Corrección

MewHiine

Staff

Paola Salvatore

Isane33

Tamis11

Karlix

Alee Foster

Sabina_Salvatore

MewHiine

Emi_93

Izzi

Violet~

BUTY_MADDOX

Recopilación y Lectura final MewHiine

Karlix Laurasoto Stardust

DiseñoHanna Jimenes & MewHiine

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Sinopsis estinada para el peligro…

Elena se ha enfrentado a un sin número de retos—

escapando de la Dimensión Oscura, derrotando fantasmas,

descubriendo que es un Guardián. Pero nada se compara con la

elección entre los dos amores de su vida: Stefan y Damon

Salvatore.

Elena se ha reconciliado con Stefan, mientras que Damon, herido por el

rechazo, se ha vuelto oscuro e impredecible. Ahora Elena se debate entre salvar el

alma de Damon y mantenerse fiel a Stefan.

Pero antes de que Elena pueda decidir a quién pertenece su corazón, el

campus de la Universidad de Dalcrest se llena de vampiros decididos a resucitar a

Klaus, el malvado Original que no se detendrá ante nada para destruir a Elena—y

a todo el mundo cerca de ella.

Mientras Elena aprende más sobre su destino como un Guardián, un

protector contra el mal de la tierra, se da cuenta de que antes de poder derrotar a

Klaus, tendrá que sacrificar a alguien cercano a ella. Elena debe decidir cuánto—y

a quién—está dispuesta a renunciar antes de que sea demasiado tarde…

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Capítulo 1

Traducido por Krispipe

Corregido por tamis11

uerido Diario,

Anoche tuve un sueño terrible.

Todo era como lo había sido sólo unas pocas horas antes.

Estaba de vuelta en la cámara subterránea de la Sociedad Vitale, y

Ethan me mantenía cautiva, su frío cuchillo estaba en mi garganta.

Stefan y Damon nos miraban, sus rostros cautelosos, sus cuerpos tensos, esperando el

momento en que uno de ellos fuera capaz de lazarse y salvarme. Pero yo sabía que iba a ser

demasiado tarde. Sabía que, a pesar de su velocidad sobrenatural, Ethan me cortaría la

garganta y yo moriría.

Había tanto dolor en los ojos de Stefan. Me rompió el corazón saber cuánto lo dañaría

mi muerte. Odiaba morir sin que Stefan supiera que lo había elegido a él, sólo él—que toda

mi indecisión había quedado detrás de nosotros.

Ethan me atrajo aún más cerca, su brazo tan fuerte e inflexible como una banda de

acero en mi pecho. Sentí el frío filo del cuchillo morder mi carne.

Luego, sin advertencia Ethan cayó, y Meredith estaba allí parada, con el cabello

ondeando tras ella, su cara tan salvaje y decidida como la de una diosa vengativa, su bastón

aún levantada del golpe que ella había puesto en su corazón.

Debería haber sido un momento de alegría y alivio. En la vida real, era: el momento

cuando supe que iba a vivir, cuando estaba a punto de encontrarme a salvo en los brazos de

Stefan.

Pero en el sueño, el rostro de Meredith era borrado por un destello de luz de puro color

blanco. Me sentí enfriándome, mi cuerpo congelándose, mis emociones ahogadas en una

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calma fría. Mi humanidad se desvanecía, y algo duro e inflexible y…otro…estaba tomando

su lugar.

En el fragor de la batalla, me había permitido olvidar lo que James me había contado:

que mis padres me habían prometido a los Guardines; que estaba destinada a convertirme

en uno de ellos. Y ahora ellos habían venido a reclamarme.

Me desperté aterrorizada.

Elena Gilbert hizo una pausa y levantó la pluma de la página de su diario,

reacia a escribir más. Poner en palabras lo que más temía lo haría sentir más real.

Miró alrededor de su dormitorio, su nuevo hogar. Bonnie y Meredith se

habían ido mientras Elena dormía. Las cubiertas de Bonnie estaban echadas hacia

atrás, y su portátil ya no estaba. El lado de la habitación de Meredith, por lo

general cuidadosamente organizado, mostraba evidencias de cómo de agotada

debía estar Meredith: la ropa manchada de sangre que había usado para combatir

contra Ethan y sus seguidores vampiros había quedado en el suelo. Sus armas

estaban esparcidas sobre la cama, mayormente empujadas hacia un lado, como si

la joven cazadora de vampiros se hubiera acurrucado entre ellas para dormir.

Elena suspiró. Tal vez Meredith entendería cómo se sentía Elena. Ella sabía lo

que era tener un destino decidido para ti, descubrir que tus propias esperanzas y

sueños no significaban nada al final.

Pero Meredith había abrazado su destino. No había nada más importante para

ella ahora, o que amara más, que ser una cazadora de monstruos y mantener a los

inocentes a salvo. Elena no creía que pudiera encontrar el mismo tipo de alegría en

su nuevo destino.

No quiero ser un Guardián, escribió miserablemente. Los Guardianes mataron a

mis padres. No creo que pueda superar eso. Si no fuera por ellos, mis desinteresados padres

estarían todavía vivos y yo no estaría constantemente preocupada por las vidas de la gente a

la que quiero. Los Guardianes sólo creen en una cosa: la Orden. Sin Justicia. Sin amor.

No quiero ser así. No quiero ser uno de ellos.

Pero, ¿tengo otra opción? James lo hizo sonar como si convertirse en Guardián era

sólo algo por lo que iba a pasar, algo que no sería capaz de evitar.

Los poderes se manifestarían de pronto, y yo iba a cambiar, lista para las horribles

cosas que vengan después.

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Elena se frotó la cara con el dorso de la mano. Incluso después de su largo

sueño, sus ojos se sentían arenosos y tensos.

No se lo he contado a nadie todavía, escribió. Meredith y Damon sabían que estaba

molesta después de ver a James pero no me preguntaron que me contó. Sucedió tanto en la

pasada noche que nunca tuve la oportunidad de contarles.

Tengo que hablar con Stefan de esto. Sé que cuando lo haga, todo empezará a

sentirse…mejor.

Después de que Stefan y yo rompimos, Damon me hizo ver la decisión que necesitaba

tomar.

Una ruta conducía a la luz del día con la posibilidad de ser una chica normal, con una

vida casi-normal y casi-humana. La segunda en la noche, Poder envolvente, aventura, y

toda la emoción que la oscuridad puede sostener, con Damon.

Elegí la luz, opté por Stefan. Pero si estoy destinada a convertirme en un Guardián,

¿es el camino de la oscuridad y el Poder inevitable? ¿Voy a poder hacer que puede hacer lo

impensable—acabar con la vida de personas tan amorosas y puras como mis padres?

¿Qué tipo de chica normal podría ser, como un Guardián?

Elena se sacudió de sus pensamientos por el sonido de una llave en la puerta.

Cerró el diario cubierto de terciopelo y lo metió rápidamente bajo su colchón.

Hola , dijo cuándo Meredith entró en la habitación.

Hola dijo Meredith, sonriéndole. Su amiga de pelo oscuro no podía haber

conseguido tener más que unas pocas horas de sueño—había estado fuera cazando

vampiros con Stefan y Damon después de que Elena se había ido a la cama, y se

había ido antes de que Elena se hubiera despertado—pero se veía fresca y alegre,

sus ojos grises brillantes y sus mejillas ligeramente enrojecidas.

Alejando deliberadamente su propia ansiedad, Elena le sonrió.

¿Salvando al mundo todo el día, superhéroe? . Preguntó Elena,

burlándose de ella sólo un poco.

Meredith levantó una delicada ceja.

En realidad dijo sólo acabo de llegar de la sala de lectura de la

biblioteca. ¿No tienes ningún trabajo?

Elena sintió sus ojos ensanchándose. Con todo lo que había estado

sucediendo, no había estado realmente pensando en sus clases. Había disfrutado

de sus cursos de la universidad hasta ahora, y había sido una estudiante de cuadro

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de honor en la escuela secundaria, pero últimamente diferentes partes de su vida

habían tomado el mando. ¿Tenía algún trabajo?

Qué importa, ¿no? La idea era pesada y desalentadora. Si tengo que ser un

Guardián, la universidad no hará ninguna diferencia.

Hey dijo Meredith, claramente malinterpretando la súbita expresión de

consternación de Elena.

Meredith se adelantó y tocó su hombro con dedos fríos y fuertes. No te

preocupes por eso. Vas a llegar a la cima de todo.

Elena tragó saliva y asintió.

Absolutamente dijo, forzando una sonrisa.

Tuve un poco de salvar el mundo ayer por la noche con Damon y Stefan, sin

embargo ―dijo Meredith, casi con timidez Matamos cuatro vampiros en el

bosque en el borde del campus . Alzó su bastón de cazadora de vampiros con

cuidado de la cama y envolvió su mano alrededor de su suave centro. ―Se siente

muy bien dijo . Hacer para lo que he sido entrenada. Para lo que nací.

Elena se estremeció un poco ante esto: ¿Para qué nací? Pero había algo que

tenía que decir a Meredith que no le había dicho la noche anterior.

Me salvaste, también dijo Elena simplemente. Gracias.

Los ojos de Meredith se calentaron. En cualquier momento dijo a la ligera.

Te necesitamos alrededor ya sabes . Volteó a abrir el estrecho estuche negro

para su bastón y lo puso dentro.

Voy a encontrarme con Stefan y Matt de vuelta en la biblioteca y ver si

podemos sacar los cuerpos fuera de la habitación secreta de los Vitale. Bonnie dijo

que su hechizo de ocultación no duraría mucho tiempo, y ahora que es de noche

hay que deshacerse de ellos.

Elena sintió una punzada de ansiedad en el pecho. ¿Y si los otros vampiros

han vuelto? Preguntó.

Matt nos dijo que pensaba que había más de una entrada―Meredith se

encogió de hombros. ―Por eso estoy cogiendo el bastón dijo . No hay muchos

de los vampiros de Ethan, y la mayoría son bastante nuevos. Stefan y yo podemos

manejarlos.

- ¿Damon no va con ustedes? Preguntó Elena, subiendo a la cama.

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Pensé que tú y Stefan estaban de nuevo juntos—dijo Meredith. Fijó a Elena

con una mirada burlona.

Lo estamos —dijo Elena, y sintió que su cara se calentaba. A menos eso

creo. Sólo estoy tratando de…no hacer nada que estropeé eso ahora. Damon y yo

somos amigos. Espero. Sólo pensé que Damon estaba contigo antes, cazando

vampiros.

Los hombros de Meredith se relajaron. ―Sí, él estaba con nosotros ―dijo con

tristeza Disfrutó de la lucha pero se puso más reservado mientras la noche vino.

Parecía un poco… Ella vaciló No sé, cansado tal vez . Meredith se encogió de

hombros y su voz se aligeró. Conoces a Damon. Él sólo va a ser útil en sus

propios términos.

Alcanzando su chaqueta, Elena dijo: Voy contigo . Quería ver a Stefan,

verlo sin Damon. Si va a intentar tomar este camino de luz natural con Stefan –

Guardián o no – entonces tenía que traer sus secretos a la luz, y frente a Stefan si

nada que ocultar.

Cuando Elena y Meredith llegaron a la biblioteca, Stefan y Matt estaban ya

allí, esperando en la habitación casi desnuda con las palabras Oficina de

Investigación pintadas en su puerta.

Stefan encontró los ojos de Elena con una pequeña sonrisa seria, y ella de

repente se sintió tímida. Lo había puesto a través de un montón de cosas las

últimas semanas, y habían estado separados tanto últimamente que casi se sentí

como si estuvieran empezando de nuevo.

Junto a él, Matt tenía un aspecto horrible. Estirado y pálido, su rostro estaba

sombrío y sostenía una gran linterna en su mano. Sus ojos estaban tristes y

angustiados. Mientras que la destrucción de los vampiros Vitale había sido una

victoria para los demás, los vampiros habían sido amigos de Matt. Él había

admirado a Ethan, pensando que era humano. Elena se deslizó junto a él y le

apretó el brazo, tratando de tranquilizarlo silenciosamente. Su brazo se tensó en el

de ella, pero se movió un poco más cerca de ella.

Vamos abajo, entonces , dijo Meredith con fuerza. Ella y Stefan hicieron

rodar la pequeña alfombra en el centro de la habitación para revelar la trampilla

debajo, que todavía estaba cubierta con hierbas esparcidas para bloquear y

hechizos de protección que Bonnie había lanzado a toda prisa la noche pasada.

Ellos fueron capaces de levantar la puerta con facilidad, sin embargo. Al parecer el

hechizo había dejado de funcionar.

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Mientras los cuatro desfilaron en tropel por las escaleras, Elena miró a su

alrededor con curiosidad. La noche anterior, habían estado en tal estado de pánico

por salvar a Stefan que no había observado realmente gran parte de su entorno. El

primer tramo de escaleras era bastante simple, de madera y un poco desvencijadas,

y llevaba a un piso lleno de filas y filas de estanterías.

Estanterías de la Biblioteca musitó Meredith . Camuflaje.

El segundo tramo era similar, pero cuando Elena pisó el primer escalón, no se

sacudió ligeramente bajo sus pies de la manera en que el tramo anterior lo había

hecho. La barandilla era suave bajo su mano, y cuando llegó al rellano, un largo

pasillo vacío se extendía en la oscuridad en ambas direcciones. Hacía más frío aquí,

y ya que dudaron un momento en el rellano, Elena se estremeció. Impulsivamente,

metió su mano entre las de Stefan mientras empezaban a bajar el tercer tramo. Él

no la miró, sus ojos estaban centrados en las escaleras delante de ellos, pero

después de un momento sus dedos se cerraron alrededor de los de ella

tranquilizadoramente. La tensión fluyó fuera del cuerpo de Elena con su toque.

Todo va a estar bien, pensó ella.

El tercer tramo de escaleras era sólido y estaba hecho de una madera pulida

pesada y oscura que brillaba bajo las tenues luces. La barandilla estaba torcida con

tallas. Elena pudo ver la cabeza de una serpiente, el cuerpo alargado de un zorro

corriendo velozmente, y otras formas que eran más difíciles de distinguir de

pasada.

Cuando llegaron a la parte inferior del último tramo, se enfrentaron a las

puertas dobles elaboradamente talladas que conducían a la sala de reunión de los

Vitales. El diseño seguía los mismos motivos que había vislumbrado en el

pasamanos: animales corriendo, serpientes retorcidas y curvados símbolos

místicos. En el centro de cada puerta había una estilizada V.

Las puertas estaban encadenadas cerradas, como ellos las habían dejado.

Stefan se acercó con la mano que no sujetaba a Elena y fácilmente tiró de la cadena

aparte, colocándola al lado de las puertas con un fuerte ruido. Meredith lanzó las

puertas abiertas de par en par.

El espeso, cobrizo olor de la sangre salió a su encuentro. La habitación

apestaba a muerte.

Matt sostuvo la linterna firmemente mientras Meredith buscó el interruptor

de la luz. Por último, la escena ante ellos estaba iluminada: el altar del a parte

delantera de la habitación yacía de costado, el cuenco de sangre estaba estrellado a

unos metros de distancia. Antorchas apagadas habían dejado largas filas de humo

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negro y grasiento untado en las paredes. Cuerpos de vampiros yacían

lánguidamente en charcos de pegajosa sangre medio seca, sus gargantas

desgarradas por los colmillos de Damon o Stefan, o sus torsos perforados por el

bastón de Meredith. Elena miró con ansiedad el rostro pálido de Matt. Él no había

estado aquí para la lucha, no había visto la masacre. Y él había conocido a estas

personas, conocido esta habitación cuando estaba decorada para una celebración.

Ojos escanearon la habitación, Matt tragó visiblemente. Después de un

momento, frunció el ceño y habló, su voz delgada.

¿Dónde está Ethan?

Los ojos de Elena volaron al lugar ante el altar donde Ethan, el líder de los

vampiros Vitale, había sostenido un cuchillo en su garganta. El lugar donde

Meredith lo había matado con su bastón. Meredith hizo un suave sonido de

negación.

El suelo estaba oscuro con la sangre de Ethan, pero su cuerpo no estaba en

ninguna parte para ser encontrado.

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Capítulo 2 Traducido por Sarahflowerz

Corregido por Sabina_Salvatore

angre caliente, dulce y deseo, llenó la boca de Damon e

inflamó sus sentidos. Acarició suavemente a la chica, cabello

dorado con una mano mientras presionaba su boca más

firmemente en su cremoso cuello. Debajo de su piel, él pudo

sentir su sangre palpitando con el estable latido de su corazón.

Él señaló su esencia dentro de él con esplendor, tragos para saciar la sed. ¿Por

qué paró alguna vez de hacer esto? Él supo por qué, por supuesto: Elena. Siempre,

por el año pasado, Elena. Por supuesto él todavía ocasionalmente había usado su

poder para coaccionar víctimas en contra de su voluntad. Pero lo había hecho con

la inconfortable consciencia que Elena desaprobaría, escarmentado con la imagen

de sus ojos azules, seria y sabiendo, aprestándole y encontrándolo queriendo. No

lo suficientemente bueno, no en comparación con su mascador de ardillas hermano

bebé.

Y cuando parecía que Stefan y Elena se podrían hacer una buena, que él debería ser

el único que terminara con su dorada princesa después de todo, había dejado de

beber sangre fresca. En vez él había bebido frío, insípido sabor de sangre vieja de

los donantes del hospital. Él había incluso probado la repugnante sangre animal de

la que su hermano vivía.

El estómago de Damon había girado a su recuerdo, y tomó un profundo,

refrescante trago de la gloriosa sangre de la chica.

Esto era lo que significaba ser un vampiro: tenías que tomar en vida, vida humana,

para seguir tu propia vida sobrenatural.

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Cualquier cosa más –la sangre muerta en bolsas almacenadas o la sangre de

animales- te mantiene sólo una sombra de ti mismo, tu poder decayendo.

Damon no olvidaría eso de nuevo. Se había perdido a sí mismo, pero ahora estaba

encontrado.

La chica se movió en sus brazos, hacienda un sonido interrogatorio, y él le

envió una calmante dosis de poder, haciéndola flexible y quieta una vez más.

¿Cuál era su nombre? ¿Tonya? ¿Tabby? ¿Tally? Él no iba a herirla, de todas formas.

No permanentemente. Él no había herido a nadie del que se hubiera alimentado –

no mucho, no cuando él estaba en su mente correcta- por mucho tiempo. No, la

chica dejaría el bosque y volvería a su casa de hermandad con nada peor que una

leve temporada de mareo y una vaga memoria de pasar la tarde con un fascinante

hombre cuya cara no pudo recordar bien.

Ella estaría bien. ¿Y si él la hubiera escogido por su largo cabello dorado, ojos

azules, y cremosa piel recordándola a Elena? Bueno, ese no era el asunto de nadie

excepto del propio Damon. Por último la liberó, caballerosamente estabilizándola

en sus pies cuando ella se tambaleó.

Ella era deliciosa –nada como la sangre de Elena, pensó, lejos de ser tan rica y

embriagadora- pero tomando más sangre esta noche habría sido imprudente.

Ella era una chica linda, ciertamente. Él ordenó su pelo cuidadosamente sobre

sus hombros, escondiendo las marcas de su cuello, y ella parpadeó hacia él con

encandilados, abiertos ojos. Esos ojos estaban mal, maldita sea. Deberían ser más

oscuros, un claro lapislázuli, y decorado con pesadas pestañas. Y el pelo era, ahora

que él lo miró de cerca, obviamente teñido. La chica lo sonrió vacilante, insegura.

—Mejor que vayas de vuelta a tu habitación— dijo Damon. Envió un poder de

corriente de mando hacia ella, y continuó. —No recordarás después que me

conociste. No sabrás qué pasó.

—Mejor que vuelva— hizo eco, su voz errónea, el timbre erróneo, el tono

erróneo, no correcto del todo. Su cara se iluminó. —Mi novio me está esperando—

añadió.

Damon sintió que algo de su interior chasqueó. En una fracción de segundo, él

empujó a la chica rudamente de vuelta a él. Sin ningún cuidado o fineza, él rasgó

de vuelta a su garganta, tragando su rica y caliente sangre furiosamente. Él estaba

castigándola, se dio cuenta, y tomando placer en ello.

Ahora que ella no estaba más tiempo debajo de su esclavitud, ella gritó, luchó,

pulsando contra su espalda con sus puños. Damon la clavó con un brazo y

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expertamente hizo sus colmillos hacia dentro y hacia fuera de su cuello para

agrandar la mordida, bebiendo más sangre, más rápido. Sus golpes se fueron

debilitando y ella se balanceó en sus brazos.

Cuando se volvió lánguida, él la soltó, y ella aterrizó en el suelo del bosque con un

ruido sordo.

Por un momento, miró a los oscuros árboles que lo rodeaban, escuchando al

chirrido constante de los grillos. La chica descansaba sin movimiento en sus pies.

Aunque él no había necesitado respirar por más de quinientos años, él estaba

jadeando, casi vertiginoso.

Tocó sus propios labios y trajo su mano de vuelta roja y goteando. Había

pasado un largo tiempo desde que él había perdido su control así. Cientos de años,

probablemente. Miró hacia abajo y movió el cuerpo a sus pies. La chica lucía muy

pequeña ahora, su cara serena y vacía, pestañas oscuras contra sus pálidas mejillas.

Damon no estaba seguro de si ella estaba viva o muerta. Se dio cuenta de que

no quería descubrirlo. Retrocedió unos cuantos pasos de la chica, sintiéndose

extrañamente indeciso, y entonces se dio la vuelta y corrió, rápido y silencioso a

través de la oscuridad del bosque, escuchando sólo el golpeteo de su propio

corazón. Damon siempre había hecho lo que quería. Sintiéndose mal sobre lo que

era natural para un vampiro, que era para alguien como Stefan. Pero mientras

corría, una sensación inusual en el pozo de su estómago lo molestaba, algo que se

sintió más que un poco de culpa.

***

—Pero dijiste que Ethan estaba muerto— dijo Bonnie. Sintió que Meredith se

encogió detrás de ella y se mordió la lengua. Por supuesto Meredith sería sensible

sobre la posible supervivencia de Ethan; ella lo había matado, o pensaba que lo

había hecho. La cara de Meredith era dura y guardada ahora, revelando nada.

—Debería haber cortado su cabeza para asegurarme— dijo Meredith,

barriendo su linterna eléctrica de lado a lado para iluminar las paredes de piedra

del túnel. Bonnie asintió para sí misma, dándose cuenta de algo que debería haber

adivinado: Meredith estaba enfadada.

La llamada de Meredith alertando a Bonnie de la desaparición de Ethan había

venido mientras Bonnie y Zander estaban teniendo una cena tarde en la unión de

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estudiantes. Había sido una dulce, fácil cita: hamburguesas y Coca-colas y Zander

gentilmente capturando su pie entre los suyos grandes debajo de la mesa mientras

él a escondidas le robaba una patata frita.

Y ahora, aquí ella y Zander estaban, buscando vampiros en un túnel subterráneo

secreto debajo del campu con Meredith y Matt. Elena y Stefan estaban haciendo lo

mismo en los bosques de alrededor del campus por encima. No es la cita más

romántica que tuvimos juntos, Bonnie pensó con un encogimiento de hombros

resignado. Pero dicen que las parejas deberían compartir sus hobbies.

Matt, caminando a lo largo del otro lado de Meredith, parecía sombríamente

determinado, con la mandíbula apretada y los ojos fijos al frente por el túnel largo

y oscuro. Bonnie se sintió apenada por él. Toda la tensión que el resto de ellos

sentían tenía que ser cien veces peor para Matt ahora mismo.

— ¿Estás con nosotras, Matt?—Meredith preguntó, aparentemente leyendo la

mente de Bonnie.

Matt suspiró y se masajeó en la parte posterior de su cuello con una mano,

como si sus manos estuvieran tensas y rígidas.

—Sí, estoy con vosotras— Se detuvo y respiró. —Excepto…

Se detuvo y entonces comenzó de nuevo.

—Excepto que hay algunos de ellos que podemos ayudar, ¿cierto? Stefan nos

podía haber enseñado cómo ser vampiros que no dañan a la gente. Incluso Damon

cambió ¿no? Y Chloe…— Sus mejillas de iluminaron con emoción. —Ninguno de

ellos se merece esto. Ellos no sabían en lo que se estaban metiendo.

—No—Meredith contestó, tocando ligeramente el codo de Matt con una mano —

No lo hacían.

Bonnie sabía que Matt era amigo de Chloe, la joven de cara dulce, pero estaba

empezando a entender que él había sentido mucho más que eso. ¡Qué terrible

saber que Meredith podría tener que empujar una estaca en el pecho de alguien

que estaba cayendo enamorado, y lo aún peor saber que era lo correcto!

Zander tenía una expresión suave en sus ojos, y Bonnie se dio cuenta de que

estaba pensando lo mismo. La tomó de la mano, sus dedos largos fuertes se

envolvieron alrededor de los de ella, y Bonnie se acurrucó un poco más contra él.

Pero el doblar una curva en el túnel oscuro, Zandar de repente dejó ir a

Bonnie y dio un paso protectoramente delante de Meredith mientras ella levantó la

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estaca. Bonnie, por poco detrás de los otros, no vio las dos figuras entrelazadas

contra la pared hasta que ya estaban separándose. No, no como amantes

entrelazados, se dio cuenta, pero un vampiro aferrado a su víctima. Matt se puso

rígido, mirándolos, y dejó escapar un suave sonido involuntario de sorpresa. Hubo

un repentino gruñido y un destello de dientes blancos en la oscuridad del vampiro,

una chica no más alta que Bonnie, empujó violentamente a la víctima. Cayó al

suelo a sus pies.

Bonnie rodeó a Zander, manteniendo un ojo atento sobre el vampiro, que

estaba acurrucado ahora contra la pared. Ella se estremeció involuntariamente a la

mirada del vampiro, la mirada salvaje y feroz en los ojos oscuros fijos sobre ella,

pero siguió su camino hasta que pudo ponerse de rodillas al lado de la víctima y

llegar a comprobar su pulso. Era firme, pero estaba sangrando bastante mal, se

quitó la chaqueta y se la apretó contra su garganta para restañar la sangre. Le

temblaban las manos y se concentró en calmarlas, haciendo lo que había que hacer.

Bajo los párpados del joven, podía ver sus ojos moviéndose rápidamente hacia

atrás y hacia delante como si estuviera atrapado en un mal sueño, pero se quedó

inconsciente.

Bonnie se recordó que la chica vampira estaba mirando a Meredith ahora. Su

cuerpo se tensó para luchar o huir. Ella se encogió a Meredith mientras que ella se

acercó más, bloqueándola. Meredith levantó la estaca alto, dirigiéndolo hacia el

pecho de la muchacha.

—Espera— dijo la chica con voz ronca, con las manos extendidas. Ella miró

más allá de Meredith y pareció ver a Matt por primera vez. —Matt— dijo. —

Ayúdame. Por favor. —Ella lo miraba fijamente, concentrándose de forma visible,

y Bonnie se dio cuenta con un sobresalto de que el vampiro estaba tratando de usar

el poder para hacer que Matt haga lo que ella quería. No estaba funcionando, sin

embargo, ella no tenía que ser lo suficientemente fuerte todavía, y después de un

momento puso sus ojos en blanco y ella se recostó contra la pared.

—Beth, queremos darte una oportunidad—Matt dijo al vampiro. — ¿Sabes

qué le pasó a Ethan?

La chica negó con la cabeza enfáticamente, su largo cabello volando a su

alrededor. Tenía los ojos parpadeando de ida y vuelta entre Meredith y el túnel

detrás de ella, y ella subió hacia los lados. Meredith la siguió, moviéndose más

cerca, la estaca apretada contra el pecho del vampiro.

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—No podemos solo matarla—le dijo Matt a Meredith, una ligera nota

desesperada en su voz. —No si hay otra opción.

Meredith soltó un bufido de incredulidad y en ángulo aún más cerca del

vampiro. Beth, así la había llamado, le enseñó los dientes en un gruñido silencioso.

—Espera un segundo— dijo Zander, y caminó sobre el inconsciente cuerpo de la

víctima de Beth, rozando a Bonnie. Antes de que Bonnie realmente entendiera lo

que estaba pasando, Zander había empujado a Beth lejos de Meredith y la presionó

sobre la pared del túnel.

—Hey!—Meredith dijo indignada, y entonces frunció el ceño en confusión.

Zander estaba mirando fijamente en los ojos de Beth, su cara seria y calmada. Ella

estaba mirándolo de vuelta, sus ojos inquietos ahora, su respiración pesada.

— ¿Sabes dónde está Ethan?—Zander preguntó en una baja, calmada voz, y

Bonnie sintió como si algo, alguna ráfaga invisible de poder, volara entre ellos.

En un segundo, la cautelosa cara de Beth se vació de toda expresión.

—Él se está escondiendo en la casa al final de los túneles— dijo. Su voz sonó

medio dormida, desconectada de sus pensamientos.

— ¿Hay ahí otros vampiros con él?—Zander preguntó, sus ojos

manteniéndose firmes en ella.

—Sí— dijo Beth. —Todo el mundo se está quedándose ahí hasta el equinoccio.

Y hasta cuando todas las esperanzas de Ethan estén cumplidas.

Dos días, pensó Bonnie. Los otros le habían dicho que Ethan había intentado

resucitar a Klaus, el vampiro original. Ella se estremeció ante la idea. Klaus había

sido aterrador, una de las cosas más difíciles que jamás había visto. Pero, ¿podría

realmente hacerlo? Ethan no había recibido sangre de Stefan y Damon, y él no

podía hacer el hechizo de resurrección sin ella. ¿Podría?

—Pregúntale como son sus defensas— dijo Meredith, siguiendo el programa.

— ¿Está él bien defendido?—Zander preguntó.

La cabeza de Beth tiró en un gesto rígido, como si un titiritero invisible

hubiera retirado sus cadenas.

—No se puede llegar a él— dijo en esa monótona voz. —Está escondido, y

cada uno de nosotros daríamos la vida para protegerlo.

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Meredith asintió, claramente sopesando las palabras de su siguiente pregunta,

pero Matt interrumpió:

—¿Podemos salvarla? —preguntó, y el dolor en su voz hizo que Bonnie se

inmute.

—Tal vez si ella no tuviera tanta hambre...

Zander se enfocó más fuertemente en Beth, y Bonnie sintió de nuevo una ola

de poder emanando de él.

— ¿Quieres herir a la gente, Beth?— preguntó silenciosamente.

Beth se rió entre dientes, un sonido rico y oscuro, aunque su cara se quedó sin

expresión insulsa. Esa risa fue la primera emoción que había mostrado desde que

Zander había encantado en cierto modo su inexpresividad y la verdad.

—Yo no quiero hacer daño, yo quiero matar— dijo ella, con una diversión

dura en su tono. —Nunca me he sentido tan viva.

Zander retrocedió con una rápida gracia animal. Al mismo tiempo Meredith

suavemente se disparó hacia delante, empujando su estaca a través del corazón de

Beth.

Después de que el ruido de desgarro de madera a través de la carne, Beth bajó

sin hacer ruido. El jadeo de Matt rompió el silencio, sorprendido, poco ruido de

dolor. En las rodillas de Bonnie, la víctima de Beth agitada, con la cabeza girando

de un lado a otro. Bonnie le dio una palmadita tranquilizadora automáticamente

con la mano que no estaba manteniendo la presión sobre las heridas de su cuello.

—Está bien— dijo ella en voz baja. Meredith se giró hacia Matt desafiante.

—Tenía que hacerlo— dijo. Matt bajó la cabeza, con los hombros caídos.

—Lo sé— respondió. —Créeme, lo sé. Es sólo que...— Se movió de un pie al

otro. —Ella era una buena chica, antes de que esto le sucediera a ella.

—Lo siento— dijo Meredith en voz baja, y Matt asintió con la cabeza sin dejar

de mirar al suelo. Luego Meredith se volvió hacia Zander.

— ¿Qué fue eso?— preguntó. —¿Cómo llegaste a hacerle hablar?

Zander se sonrojó un poco.

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

ge

—Um... Bueno— dijo, y se encogió de hombros tímidamente.—Hay una cosa

que algunos de nosotros, los hombres lobo originales pueden hacer, si hemos

practicado. Podemos hacer que la gente diga la verdad. No funciona para todos,

pero me pareció que valía la pena intentarlo.

Bonnie lo miró con curiosidad.

—No me dijiste eso—dijo. Zander se dejó caer hacia abajo sobre sus rodillas y

se enfrentó a ella a través de víctima inconsciente de Beth. Sus ojos estaban muy

abiertos y sinceros.

—Lo siento— dijo. —Honestamente, no pensaba en eso. Es sólo una de las

extrañas pequeñas cosas de lo que podemos hacer.

El tipo de sangrado inconsciente parecía haber disminuido, y Bonnie se sentó

sobre los talones. Zander enarcó las cejas, mirando esperanzado, y ella le devolvió

la sonrisa.

Tendría que averiguar lo que estas otras —pequeñas cosas— eran, supuso.

—Parece que eso es algo que podría ser muy útil— dijo, y observó que el rostro de

Zander se relaja en una sonrisa alegre soleado. Meredith se aclaró la garganta. Ella

seguía mirando Matt, sus ojos llenos de simpatía, pero su voz era seca.

—Tenemos que conseguir a todos juntos tan pronto como sea posible. Si

Ethan todavía está tratando de resucitar a Klaus, tenemos que llegar a un plan

ahora.

Klaus. La piedra del suelo del túnel debajo de las rodillas de Bonnie estaba

repentinamente helada.

Klaus era oscuridad, la violencia y el miedo. Ellos sólo lo habían derrotado de

nuevo en Fell’s Church por una intervención extraordinaria, por los fantasmas

nacientes de Fell’s Church en su contra. Eso no era algo que sería capaz de recrear.

¿Qué podrían hacer ahora? Bonnie cerró los ojos por un segundo, mareada. Podía

imaginar vívidamente cómo la oscuridad se elevaba desde debajo de ellos, espeso

y asfixiante, deseosos de consumirlos.

Algo malo iba a venir.

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

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Capítulo 3 Traducido por laurasoto

Corregido por tamis11

lena enlazó sus dedos a través de los de Stefan, emocionado

incluso por este pequeño detalle. Se sentía como si hubiera pasado

tanto tiempo desde que habían estado a solas, tanto tiempo que no

había estado aún lo suficientemente cerca de Stefan para que le

tocase. Toda esta tarde se había encontrado apoyado contra su costado, rozando su

pulgar sobre sus nudillos, envolviendo su brazo alrededor de su cintura, trazando

con el dedo a lo largo de su clavícula: cualquier pequeño detalle que pudiera tener.

Cualquier cosa para sentir la realidad simple y satisfactoria de Stefan, aquí con ella

por fin. Era una noche de agradable temperatura, y no había musgo suave bajo los

pies. Una brisa agitaba las hojas de los árboles del bosque a su alrededor, ya través

de las ramas de los árboles que podían vislumbrar un cielo lleno de estrellas. Tenía

todos los elementos de un paseo romántico a través del bosque, excepto por el

hecho de que estaban en busca de vampiros sedientos de sangre.

—No siento nada —dijo Stefan. Su mano era tranquilizadora apretando

alrededor de la de ella, pero sus ojos verdes oscuros celebró una mirada lejana, y

Elena sabía que él estaba usando su poder para explorar el bosque. —No hay

vampiros ni nadie en el dolor o miedo, por lo que yo puedo decir. Yo no creo que

haya nadie a su alrededor.

—Vamos a seguir buscando, sin embargo. Por si acaso —instó Elena. Stefan

asintió. Había Límites a la búsqueda de Stefan: alguien mucho más fuerte que él

podría ocultarse de ella, alguien mucho más débil podría no captar su atención. Y

de algunas criaturas, como hombres lobo, no podía sentir nada. —Yo sé que no

debería estar pensando en esto con todo lo que está pasando, pero lo único que

E

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quiero es estar a solas contigo —confesó Elena en voz baja—. Las cosas están

sucediendo muy rápido. Si Ethan trae a Klaus de vuelta. . . se siente como que

podríamos no tener mucho tiempo. —Stefan soltó la mano de Elena y le tocó la

cara suavemente, sus dedos cepillaban sus mejillas y la curva de la ceja, un

fantasma pulgar por los labios. Sus ojos oscurecidos por la pasión, y él sonrió.

Luego la besó, suavemente al principio. Oh, Elena pensó, y entonces, sí. Como si

hubiera estado esperando su confirmación, los besos de Stefan se volvieron más

apasionados. Su mano en un puño suavemente en su pelo, y se movieron hacia

atrás hasta que estuvo presionada contra un árbol. La corteza era áspera contra sus

hombros desnudos, pero Elena no tenia cuidado, ella sólo besó ferozmente a

Stefan, con avidez.

Esto está bien, pensó Elena. Esto es como volver a casa, y ella sintió a Stefan

de acuerdo y la fuerza de su amor. Sí, pensó, y más. Sus mentes entrelazadas y

Elena se relajó en la espiral lenta corriente de pensamientos y emociones de Stefan.

No era amor no-sólido, amor, y había una constante contusión estable como dolor

de pesar por el tiempo que habían perdido. Más fuerte de todo, no había una

sensación de alivio, de gozo. No sé cómo viviría sin ti, Stefan pensó para ella. Yo

no podría vivir para siempre, sabiendo que no eras mía.

En el pensamiento de siempre, un repiqueteo de ansiedad disparó a través de

Elena. A menos que tuviera una muerte violenta, siempre fue un hecho para

Stefan. Él se encendería, no envejece y hermoso, siempre tendría dieciocho. ¿Y

Elena? ¿Envejecería y moriría con Stefan eternamente joven a su lado? No dudaba

de que se quedara con ella, no importa qué. Había otras posibilidades. Ella había

sido una vez un vampiro, y ella había sufrido, siendo separada de sus amigos y de

la familia, separado del mundo de los vivos. Ella sabía que Stefan no desearía esa

vida para ella. Pero era una opción, aunque nunca se habló sobre ella.

Su mente se refirió a una determinada botella escondida en el fondo de su

armario en su casa, y evitado de nuevo. Había robado una botella de agua de la

vida eterna de la Guardianes cuando ella y sus amigas habían viajado en la

Dimensión Oscura. Su existencia, y la elección que le ofrecía, estaban siempre en

los bordes de su mente. Pero ella no estaba lista para tomar esa decisión, para

poner fin a su vida mortal. Todavía no. Seguía creciendo, seguía cambiando. ¿Era

la Elena de ahora la persona que ella quería ser para el resto de su vida? Ella era

tan defectuosa, por lo inacabado. Beber el agua de la vida eterna, o convertirse en

un vampiro, cerraría las puertas para Elena, no estaba lista para cerrarlo todavía.

Quería quedarse humano. Le dolía por dentro, que: ¿Estaría humano ahora?

¿Podía ser humano, si tenía que convertirse en un tutor? Todo esto se consideraba

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

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en un rincón privado de su mente mientras la mayor parte de ella esta centrándose

en las sensaciones de los dulces labios de Stefan y su cuerpo contra el de ella y el

constante hilo de amor que pasa entre ellos. Sus emociones deben haber roto a

través de Stefan, sin embargo, éste respondió. Lo que quieras, Elena, pensó para

ella, suave y tranquilizador. Voy a estar con ustedes. Para siempre. Sin importar el

tiempo que podría ser para ti.

Ella sabía que eso significaba que Stefan entendería aunque ella decidiera

vivir una vida natural, envejecer y morir. Y no habría razones para hacerlo. Stefan

y Damon ambos habían perdido algo, nunca envejecer, nunca cambiar. Ellos

sintieron que parte de su humanidad se ha ido. Pero ¿cómo iba a abandonarlo

algún día si se enfrentan a Stefan? No podía imaginar morir de nuevo, muriendo y

dejándolo detrás a él. Elena le presiona de nuevo con más fuerza contra la áspera

corteza del árbol y besó a Stefan difícilmente, se sentía más intensamente viva con

el casi doloroso contraste de sensaciones. Luego se retiró. Ella había guardado

mucho de Stefan desde que había llegado a Dalcrest. Ella no iba a ir por ese camino

otra vez, no iba a quererlo mientras le bloqueo partes de su vida.

—Hay algo que tengo que decir—dijo— Tienes que saber todo. Yo no puedo:

no puedo esconder cosas de ti, ahora no—. Stefan frunció el ceño

interrogativamente y ella bajó la mirada hacia su mano en contra de su camisa

mientras se retorcía el tejido nervioso. —James me dijo algo ayer, antes de la pelea

—exclamó ella—. Yo no soy quien pensé que era, no exactamente. Los Guardianes

eligieron a mis padres, me hicieron y mis padres se suponía que me entregaran

cuando yo tenía doce años para convertirme en un Guardián. Mis padres se

negaron y por eso murieron. No fue sólo un accidente casual. Los Tutores los

mataron. ¿Y ahora, después de enterarme de esto, se supone que debo ser uno de

ellos? "

Stefan la miró atónito por un momento, y luego su rostro se llenó de

compasión. —Oh, Elena—dijo él, y la atrajo hacia sí, tratando ahora de consolarla.

Elena se dejó descansar sobre su pecho. Gracias a Dios Stefan entendía que la idea

de convertirse en uno de los Guardianes, los fríos reguladores del orden, no había

nada que celebrar, aunque traería su poder.

—Te voy a ayudar—dijo Stefan—Si tu quieres tratar de negociar su salida de

esto, o luchar contra esto, o seguir adelante con ella. Lo que quieras.

—Lo sé—dijo Elena, con la voz ahogada mientras apretaba la cara contra su

hombro.

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

ge

De repente, Stefan sintió su cuerpo tenso contra el de ella y se dio cuenta de

que estaba mirando alrededor. —Stefan—se preguntó ella. Él tenía la mirada

perdida en la distancia por encima de su cabeza, con la boca apretada y los ojos

alerta. —Lo siento, Elena —dijo, mientras Elena se apartó y la miró a los ojos. —

Vamos a tener que hablar sobre esto más adelante. Sentí algo. Alguien en el dolor.

Y ahora que el viento ha cambiado, creo que huelo a sangre.

Aprisionando sus emociones, Elena se obligó de nuevo a volver a la

racionalidad y calma. Todo esto, todos sus propios problemas y preguntas, podían

esperar. Tenían un trabajo que hacer. —¿Dónde?—le preguntó. Stefan tomó la

mano de Elena y la llevó más lejos en la maleza. Los árboles bloqueando a las

estrellas aquí, y ella tropezó con las raíces y piedras en la oscuridad. Stefan la

estabilizó, guiando su camino. Un momento después, irrumpieron en otro claro. Le

tomó a los ojos de Elena un segundo para ajustarse, para ver la forma oscura de

Stefan que ya se estaba moviendo con cautela. Acurrucado en el suelo yacía el

cuerpo de un ser humano. Cayeron de rodillas junto a él, y Stefan extendió la mano

y con cuidado, suavemente giró a la persona. El cuerpo se dejó caer pesadamente

sobre su espalda. Una chica, Elena se dio cuenta.

Una niña de su misma edad, con el rostro pálido y vacío. Cabello dorado

brillaba a la luz de las estrellas. Había sangre en su garganta. —¿Está muerta? —

Preguntó ella en un susurro. La chica estaba tan quieta. Stefan tocó la mejilla de la

chica, luego, con cuidado se pasó los dedos por el cuello, por debajo del goteo de la

sangre, no tocando el líquido rojo y espeso. —No está muerta —Elena dejo escapar

un suspiro de alivio— Pero ha perdido mucha sangre.

—Será mejor traerla de vuelta a la escuela —dijo Elena— Y vamos a decir a los

demás que los vampiros están cazando en el bosque. Podemos volver y encontrar a

quien hizo esto. —Stefan estaba mirando las heridas de la niña, con la boca torcida

en una extraña expresión indescifrable. —Elena, yo-yo no creo que esto fuera de

los vampiros de Ethan—dijo vacilante.

—¿Qué quieres decir?—Preguntó Elena, perpleja. La raíz estaba cavando en

sus rodillas, y ella cambió para sentirse más cómodo, presionando una mano

contra el frío suelo. —¿Qué otra cosa podría haber hecho esto? —Stefan frunció el

ceño y tocó suavemente el cuello de la chica de nuevo, siendo cuidadoso de no

entrar en contacto con la sangre.

—Mira a las marcas —dijo— El vampiro que hizo esto fue enojado y

descuidado, pero él tenía experiencia. La mordedura es limpia y en el lugar

perfecto para obtener la máxima cantidad de sangre sin matar a la víctima. —Él

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alisó el pelo de la chica con cuidado, como si fuera a consolarla. Parecía que estaba

en el dolor, sus dientes cerrado, con los ojos entrecerrados. —Elena, Damon hizo

esto.

Todo en Elena se apretó y ella negó con la cabeza, su pelo azotando a su

alrededor. —No —dijo ella— Él no acaba de dejar a alguien en el bosque para

morir. —Stefan tenía una mirada perdida en su cara y ella instintivamente

extendió la mano para tocar su brazo, tratando de consolarlo. Cerró los ojos por un

segundo y se apoyó en ella. —Después de quinientos años, puedo reconocer la

mordedura de Damon —dijo con tristeza. —A veces parece como si hubiera

cambiado, pero Damon no cambia. —Parecía que el peso de las palabras de Stefan

lo golpeaban con la misma fuerza que chocaban a Elena, y él encogió los hombros.

Por un momento, Elena no podía respirar, y tragó saliva, sintiéndose mareada y

enferma. ¿Damon? Imágenes destellaron en su mente: insondables ojos de Damon,

sus ojos oscuros calientes con furia, afilado con amargura. Y más suave, más

caliente, a veces, cuando miraba a ella y a Stefan. Un núcleo duro de la negación se

formó en su pecho. —No— dijo ella, y mirando a Stefan, ella lo repitió con más

firmeza. —No. Damon está sufriendo, porque nosotros—por mi culpa. —Stefan

asintió casi imperceptiblemente— No vamos a renunciar a él. Él ha cambiado, ha

hecho tanto por nosotros, por todos nosotros. Él se preocupa, Stefan, y podemos

tirar de esto. Él no la mató. No es demasiado tarde.

Stefan estaba escuchando con atención y después de un momento se retiró la

mano con cansancio en su rostro, sus rasgos afirmantes con determinación. —

Tenemos que mantener esto en secreto—él dijo— Meredith y los demás no pueden

saber lo que Damon ha hecho —Elena recordó la expresión de Meredith mientras

ejercía su bastón, y tragó duro. El cazador de Meredith no dudaría en matar a

Damon si ella pensaba que era superficial peligro para los seres humanos

inocentes. —Tienes razón—dijo ella débilmente. —No podemos decirle a nadie—

Llevando el cuerpo de la chica inconsciente, Stefan tomó la mano de Elena en su

mano de nuevo. Ella apretó la mano con fuerza, sus ojos se encontraron con los

suyos en un compromiso de silencio. Trabajarían juntos, salvarían a Damon. Iba a

estar bien.

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

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Capítulo 4 Traducido por laurasoto

Corregido por Paola Salvatore

lena no le dijo a nadie acerca de la chica que habían

encontrado en el bosque.

Elena y Stefan habían sacudido a la niña y le echaron agua

fría en la cara, tratando de despertarla sin tener que llevarla al hospital. La

sangre se había acumulado a través de los vendajes que habían puesto en las

heridas de la niña, Damon había mordido profundamente, dijo Stefan, y

finalmente él la había alimentado con sangre de su propia muñeca, hacía

muecas, para ayudarla a sanar.

Él no se sentía bien haciendo eso, Elena lo sabía: el intercambio de sangre

era demasiado íntimo, significa amor para Stefan, pero ¿qué otra cosa podían

hacer? No podían dejarla morir.

Cuando la chica finalmente recuperó la conciencia, Stefan la había

influenciado a olvidar lo que había pasado, y él y Elena la ayudaron a volver a

su casa de hermandad. En el momento en que la habían dejado, casi al

amanecer, había sido lavado y riendo, seguro de que ella sólo había estado

demasiado tarde bebiendo en una noche fabulosa.

De vuelta en su habitación de la residencia, Elena intentó dormir, pero

estaba demasiado preocupada. Ella había estado dando vueltas debajo de sus

sábanas de algodón limpio, recordando la frustración en los ojos de Stefan

como él le dijo,

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—Damon lo hizo— Y el flash suprimido de pánico que ella había visto

cuando lo dijo—. Tenemos que mantener esto en secreto.

Ella había conocido a Damon cuando todavía se alimentaba de los seres

humanos, a pesar de que por lo general se las arregló para no pensar sobre ello.

Pero no había hecho ningún daño real, no por mucho tiempo. Ahora usa su

Poder para convencer a las chicas guapas que le diera su sangre

voluntariamente, y luego las deja con nada más que un vago recuerdo de una

velada con un hombre encantador y misterioso con acento italiano. Sí, eso. A

veces sólo tenía un agujero en su memoria. Y, claro, que estaba mal. Elena sabía

que, incluso si Damon no lo hizo. Las chicas no estaban en su sano juicio. Se

alimentan de ellos, y nunca entendió realmente. Elena estaba segura que si lo

que le pasó, o Bonnie, ni a nadie le importaba, ella habría estado indignada y

asqueada. Pero había sido capaz de hacer caso omiso de los hechos cuando el

resultado final -Damon satisfecho, sus víctimas aparentemente ilesas- parecía

ser tan benigno. Pero esta vez estaba claro que no se había molestado en tener

cuidado con la niña, o hacerlo más fácil para ella. Había estado sangrando sola

en el bosque, y cuando por fin se había despertado, había estado gritando.

Elena se estremeció ante el recuerdo, enferma de culpa.

¿Fue ésta la realidad que había estado ignorando? Tal vez Damon había

estado atacando a la gente todo este tiempo y ocultándolo de ella, y la idea la

tenía aturdida, sin saber, y feliz víctima de una mentira. O tal vez había habido

un cambio, y era culpa de Elena.

¿Podría Damon haber hecho esto en una rabia, porque Elena había elegido

Stefan? Elena intentó una vez más llamar Damon, pero cuando sonó a través de

correo de voz, empujó el botón "fin de la llamada" en su teléfono. Ella había

estado llamando a Damon y bajando toda la mañana y había dejado un par de

mensajes ya, pero no había contestado una llamada.

—¿Y Stefan? —preguntó Bonnie, que salió con la toalla de baño en el pelo.

Hebras rojas rizadas salvajemente sobre su rostro en todas direcciones—. ¿Está

en camino?

—Todo el mundo debería estar aquí en cualquier momento —respondió

Elena, no era correcta la suposición de Bonnie.

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

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Ellos habían decidido reunirse hoy para comenzar a planificar su defensa

contra los Vampiros Vitale, y tratar de encontrar la manera de detenerlos antes

de que pudieran resucitar a Klaus. Y pronto, todos (excepto Damon) estaban

allí: Meredith sentada en su cama, sus grises ojos atentos mientras

cuidadosamente afilaba un cuchillo de caza, Matt, todavía pálido, encorvado

más en la silla de escritorio de Elena, Bonnie y Zander abrazados juntos en la

cama de Bonnie, adorablemente feliz con el rubor de un nuevo amor a pesar de

la gravedad de la situación. Cuando Elena miró hacia ellos, Zander murmuró

algo al oído de Bonnie y ella se ruborizó.

Stefan se unió a Elena en su cama, tomando su mano entre las suyas. Sin

embargo, después de un año, Elena sintió una sacudida de excitación con el

movimiento de sus dedos directamente a su corazón. Elena lo miró por un

momento, buscando algún indicio de lo mal que había estado la noche anterior,

una pista sobre si había logrado hablar con Damon todavía, pero no había

nada.

—Está bien, todo el mundo —dijo Meredith, pasando su pulgar por la hoja

afilada de su cuchillo—. Sabemos que Ethan se esconde.

—Espera—dijo Elena—. Hay algo que tengo que decirles a todos ustedes.

Los ojos de Stefan volaron a los de ella, duro y brillante, y se dio cuenta que se

había equivocado acerca de él que quería calmarla. El secreto sobre Damon lo

tuvo con fuerza nerviosa—. Mm —dijo ella, sintiéndose extrañamente nerviosa.

Recordaba cómo se habían sentido todos acerca de los Guardianas frías,

didácticas que habían conocido en las Dimensiones Oscuras, las que la habían

despojado de sus poderes (dolorosamente, no podía olvidar lo mucho que

había dolido cuando cortaron sus alas) y que se había negado a traer de regreso

a Damon de la muerte. Pero ella empujó la mandíbula con orgullo, terquedad,

y siguió su camino—. Me acabo de enterar de que soy una Guardiana —dijo

rotundamente.

Se hizo un silencio en blanco.

Por último, Zander lo rompió.

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—¿Guardiana de qué? —preguntó tentativamente, mirando a Bonnie

esperando una aclaración. Bonnie, frunciendo el ceño, agitó una mano en el

aire en un gran gesto, abarcador.

—De todo, de verdad —dijo vagamente—. Si Elena significa que es una

Guardiana— Ella miró a Elena en espera de confirmación—. Son esas horribles

mujeres -por lo menos se ven como mujeres-, que tienen el propósito de

mantener las cosas funcionando en el universo de la forma en que se supone.

Yo no entiendo muy bien cómo Elena podría ser una, sin embargo. Ellas no

viven aquí. Es una especie de dimensión alterna. No son realmente gente, yo

no lo creo— Se volvió hacia Elena, con la cara abierta y confusa—. ¿Lo que se

hace, o sea, Elena?—preguntó.

Elena apartó la mirada de ella, mirando a la pared. La piel de su cara se

sentía como si hubiera sido demasiado apretado, y sus ojos ardían.

—James, mi profesor de historia, sabía de mis padres cuando estaban en la

universidad. Él estaba muy cerca de ellos —dijo a sus amigos, lo que me obliga a

sí misma a no perder la cabeza—. Me dijo que estaba de acuerdo para tener un

hijo que sería un Guardián de la Tierra. Me dijo que tenía que ser entrenada

por las Guardianas cuando tenía doce años, pero mis padres no me querían

entregar—Su voz tembló un poco, y se quedó rígida en la impresión de Matisse

que había colgado encima de su cama. Al pulsar el hombro contra Stefan, ella

se consoló con la solidez de su cuerpo junto al suyo, y no se veía a nadie.

Entonces Meredith estaba al lado de ella, y su mano se apoderó de la de

Elena. En un momento, Bonnie se había exprimido hasta la cama también y

miraba a Elena con ojos grandes y marrones simpáticos.

—Estamos de tu lado, tú lo sabes, Elena —dijo Meredith con calma, y

Bonnie asintió con la cabeza—. Hermandad Velocirráptor, ¿no? —dijo, y Elena

esbozó una sonrisa pequeña en su vieja broma privada—. Si los Guardianes

asumen a uno de nosotros, asumen a todos nosotros. Aunque dan bastante

miedo. Vamos a defenderte.

Elena dio una corta, media histérica carcajada.

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—Gracias—dijo—. En serio. Pero no creo que haya alguna manera de salir

de esto. Ni siquiera sé lo que significa exactamente, ser una Guardiana de la

Tierra.

—Entonces, eso es lo primero que debe saber —dijo Meredith con

sensatez—. Alaric está por venir para visitar este fin de semana. Puede que

sepa algo, o por lo menos ser capaz de descubrir la historia acerca de

Guardianes terrenales.

El novio de Meredith, Alaric, trabaja en un doctorado en estudios

paranormales, y los diversos contactos que tenía con frecuencia era muy

práctico.

—Vamos a encontrar algo mejor, Elena —prometió Bonnie.

Elena parpadeó para contener las lágrimas. Bonnie y Meredith se había

acercado a ella, cerrando a todo el mundo por un momento, a pesar de que

Stefan era todavía fuerte a su lado. Ella siempre se basa en que las tres se unen

cuando uno de ellos estaba en peligro. Habían estado mirando hacia fuera para

uno u otro porque lo peor a lo que tenían que preocuparse, se acerca a la

escuela primaria y la media de los matones maestros.

Stefan se acercó más contra ella. Desde sus asientos, Matt y Zander se

quedaron mirándola con expresiones casi idénticas de simpatía y

preocupación. Meredith estaba a su derecha: Elena no estaba sola. Dejó escapar

un suspiro, y aflojó los hombros, liberando parte de la miseria que había estado

conteniendo desde que James le había dicho el secreto de su nacimiento.

—Estoy contenta de que Alaric venga. Y es una buena idea preguntarle

qué puede averiguar. Tal vez James puede decirnos algo más, también —dijo

Elena. Se metió un mechón de pelo detrás del oído, pensando—. En realidad, es

mejor que ser capaz de decirnos algo. Conoce sobre esto desde antes que yo

naciera. Ha tenido una veintena de años para saber algo útil— Luego se llevó

las manos una vez, y trató de empujar todos sus miedos a un lado—. Pero sin

embargo, ahora tenemos que centrarnos en Ethan y los vampiros— Elena sintió

que su antiguo yo volver a la superficie, fuerte y llena de energía y listo para

hacer planes. Stefan apretó la rodilla de Elena cuando él se bajó de la cama.

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—Esta noche es nuestra última oportunidad de dejar a Ethan —dijo, de pie

en medio de la habitación y mirando a todos ellos en serio. Su rostro estaba

sombrío e intenso, normalmente sus ojos eran de un color verde oscuro—.

Mañana es el equinoccio, cuando la separación entre los reinos de los vivos y

los muertos es más débil. Es entonces cuando se va a tratar de resucitar a

Klaus. Meredith, ¿cuál es nuestra situación de armas?

Meredith se levantó también, y abrió el armario y sacó de sus maletas

varias armas: su especial pentagrama de cazador, con sus picos de materiales

de plata y cenizas y pequeñas agujas hipodérmicas, hechos para afectar a todas

las criaturas diferentes que un cazador puede luchar, un surtido de cuchillos de

varios tamaños, desde una larga daga de plata a un arranque delgado y un

práctico cuchillo, toda nitidez, el personal y las estrellas que lanzan y machetes

y mazas y un número de las cosas que Elena ni siquiera podía empezar a

adivinar los nombres.

—Wow —dijo Zander, quien rodó sobre su estómago en la cama de

Bonnie para observarla. Miró a Meredith con un nuevo respeto y un poco de

temor—. Eres como un ejército de una mujer.

Meredith se sonrojó ligeramente.

—Podría ser una exageración —dijo ella—, pero me gusta estar preparada

—Sacó un tronco de madera de su armario—. Y tengo esto. Alaric me ayudó a

recoger todo antes de empezar las clases.

Ella abrió la caja con una mirada a medias de disculpa a Stefan, que se

estremeció y dio un paso hacia atrás, lejos del tronco. Elena estiró el cuello para

ver. Se veía como una especie de planta allí, llenando la caja hasta el borde. Oh.

La caja estaba repleta de verbena. Probablemente había allí suficiente para

incapacitar a toda una colonia de vampiros, si tan sólo pudiera encontrar una

manera de frotarla en ellos, o conseguir que se lo coma. Como mínimo, todos

serían capaces de protegerse ellos mismos de ser influenciados.

—Bien —dijo Stefan con brío, recuperándose de su reacción instintiva a la

verbena —. Esto debería ser útil. Ahora, Matt, ¿qué nos puedes decir sobre el

metro de túneles?

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

ge

Elena sintió un poco pulso de orgullo de su carrera como Stefan se volvió

hacia Matt, para obtener rápidamente y embozar en un papel lo que recordaba

y lo que había oído hablar de la casa de los Vitales.

—Segura y una red de túneles.

Stefan estaba asintiendo con la cabeza y haciendo preguntas, empujando

suavemente la memoria de Matt, animándole a compartir hasta el más mínimo

detalle. Los ojos de Matt se abrieron como platos, su voz cobrando fuerza

cuando las preguntas de Stefan continuaron, como si Matt estaba empezando a

reconstruir la imagen más grande en una nueva forma. Stefan había cambiado.

Cuando llegó primero a la Iglesia de Fell, había estado tan tranquilo y distante,

renuente a hacer ningún tipo de marca en los humanos que lo rodeaban. Se

había sentido, Elena sabía, como si estuviera enferma, como si no pudiera estar

entre los mortales sin sembrar la muerte y la desesperación.

Ahora tenía la cualidad de un líder natural. Como si él sintiera los ojos de

Elena en él, Stefan levantó la vista hacia ella, con los labios formando una

sonrisa pequeña, privada sólo para ella. Ella sabía que este cambio en Stefan se

debió a ella por todo lo que había sucedido en el último año. Sin duda, Damon

lo había hecho, aunque él se hundía en la violencia de nuevo debido a Elena,

aquí Stefan era algo que podía ser completamente orgulloso?

—¿No podríamos hacer algo con toda ésa verbena? —Preguntó Bonnie de

repente—. ¿Cómo quemarlo, o que sea un gas de alguna manera y llenar los

túneles con su humo? Sin el comando de las demás salidas, todos los vampiros

tendrían que entrar en la casa. Podríamos atrapar y quemar la casa abajo, o al

menos llegar a todos ellos a la vez.

—Esa es una buena idea, Bonnie —dijo Stefan.

Zander asintió con entusiasmo y el rostro de Bonnie se iluminó de placer.

Era curioso, pensó Elena, que fueran utilizados a pensar como una especie de

Bonnie el miembro más joven del grupo, el que sea necesario para ser

protegidos, y ella realmente no lo estaba, ella no había sido por un largo

tiempo.

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

ge

—¿Qué otros recursos tenemos? —preguntó Stefan, pensativo, caminando de

un lado a otro de la habitación.

—Podría llamar a los chicos a ayudar —sugirió Zander—. Hemos estado tras

los vampiros vitale por un tiempo. No vamos a ser tan fuerte como lo seríamos si

se tratara de la fase lunar, y no todos los diez de nosotros pueden pasar sin la luna

llena. Pero trabajamos bastante bien juntos. . . —Su voz se apagó—. Si nos quieren

—agregó—, sé que no todos se sienten a gusto con los hombres lobo, y, para ser

honesto, no somos grandes fanáticos generalmente de los vampiros. Sin ánimo de

ofender —Miró a Stefan y a Meredith, quien aún tenía el cuchillo contra su pierna.

Meredith, por supuesto, era la más probable para oponerse a traer un paquete de

hombres lobo en su grupo.

Bonnie había asegurado que Zander era diferente a los hombres lobo que

habían conocido antes, que eran buenos, más como perros de guardia que los

animales salvajes. Pero Meredith había sido criada para cazar monstruos.

Ahora, ella asintió con la cabeza lentamente a Zander, sin embargo, y sólo

dijo:

—Podemos usar toda la ayuda que podamos conseguir— Meredith caminó

con los ojos cerrados por la habitación y los labios de Bonnie se inclinaron en una

pequeña sonrisa, satisfecha—. Hablando de ―toda la ayuda que podamos

conseguir‖ —dijo Meredith—, ¿dónde está Damon?

Ella miró a Stefan cuando Elena no respondió inmediatamente.

—Este es un momento cuando realmente lo podemos usar. Deberías llamar y

conseguir que ayude en el plan.

Su expresión era simpático, pero decidida, y Elena se dio cuenta de que

Meredith pensó que estaban dudando porque Elena había casi anticuado a Damon

y Stefan, mientras ellos había estado separados. Si sólo Meredith supiera la verdad,

pensó ella, pero no lo puede saber nunca. Stefan y yo tenemos que mantener a

Damon seguro.

—¿Tal vez tú podrías llamarlo, Elena? —preguntó Bonnie tentativamente.

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

ge

Los ojos de Elena y Stefan se reunieron. La cara de Stefan estaba en blanco y

controlado de nuevo, y Elena no podía ver la más mínima grieta en su armadura

mientras entraban en funcionamiento, suave y ligera.

—No, voy a llamar a Damon. Tengo que hablar con él, de todos modos.

Elena se mordió el labio y asintió. Quería ver a Damon por sí misma, estaba

desesperada por verlo, para saber lo que estaba mal con él, con ganas de arreglarlo,

pero él no estaba tomando sus llamadas. Tal vez lo que Damon necesitaba en este

momento de Elena era espacio. Esperaba que Stefan, al menos, pudiera llegar a él.

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Capítulo 5 Traducido por laurasoto Corregido por Isane33

uando Stefan llamó a la puerta del apartamento de Damon,

Damon abrió casi inmediatamente, miró a Stefan, y trató de cerrarle

la puerta en las narices.

—Para —dijo Stefan, metiendo su hombro en la entrada—. Debiste haber sido

capaz de sentir que era yo.

—Sabía que no dejarías de seguir tocando la puerta o de encontrar una forma

de entrar en caso de que no te respondiera —dijo Damon ferozmente—. Así que

estoy respondiendo. Ahora vete.

Damon parecía destrozado. Nada podía quitar la elegancia de sus facciones,

pero eran tensas y estiradas, la piel sobre sus pómulos estaba blanca por la tensión.

Sus labios estaban pálidos, tenía los ojos inyectados de sangre oscura y el pelo

negro generalmente elegante estaba desordenado. Stefan hizo caso omiso de sus

palabras y se inclinó más cerca, tratando de hacer a su hermano encontrar su

mirada.

—Damon —dijo—. Encontré a la chica en el bosque anoche.

Cualquier persona que no conociera tan bien a Damon como Stefan lo hacía

—por lo tanto cualquiera excepto Stefan— habría perdido la fracción de segundo de

inmovilidad antes de que el rostro de Damon fuera frío desdén.

—¿Has venido a darme un sermón, hermanito? —preguntó—. Me temo que

no tengo tiempo ahora, ¿pero tal vez otro día? ¿Un día de la semana que viene?

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Deslizó la mirada por Stefan, y luego desvió la mirada con desdén. Así de

sencillo, Stefan se sentía como un niño otra vez, de vuelta a casa todos esos siglos

atrás, y su osado, encantador, vil e irritante hermano mayor estaba poniéndolo en

su lugar.

—Ella todavía estaba viva —dijo Stefan firmemente—. La llevé a su casa. Está

bien.

Damon se encogió de hombros.

—¡Qué amable de tu parte! Siempre siendo el caballero perfecto.

La mano de Stefan salió disparada y agarró el brazo de Damon.

—Maldita sea, Damon —dijo, frustrado—, deja de jugar conmigo. Vine a

decirte que tienes que tener cuidado. Si hubieras matado a esa chica, eso te habría

pasado factura.

Damon parpadeó.

—¿Eso es todo? —preguntó, su voz en lo más mínimo menos hostil—.

¿Quieres que tenga cuidado? ¿No tienes una necesidad imperiosa de regañarme,

hermanito? ¿Amenazarme, tal vez?

Stefan suspiró y se dejó caer contra el marco de la puerta, su urgencia

evaporándose.

—¿Mi regaño te haría algún bien Damon? —preguntó—. ¿O amenazarte?

Nunca ha funcionado antes. Es sólo que no quiero que mates a nadie. Eres mi

hermano, y nos necesitamos el uno al otro.

El rostro de Damon se tensó de nuevo, y Stefan reconsideró sus palabras. A

veces hablar con Damon era como caminar por un campo minado.

—Te necesito, de todos modos —dijo—. Salvaste mi vida. Lo cual, en caso de

que no te hayas dado cuenta, lo has hecho mucho este año pasado.

Damon se apoyó en el lado opuesto del marco de la puerta y estudió a Stefan,

su rostro pensativo, pero permaneció en silencio. Deseando saber lo que Damon

estaba pensando, Stefan envió un inquisitivo zarcillo de energía hacia su hermano,

tratando de captar su estado de ánimo, pero Damon simplemente adoptó un aire

despectivo, dejándolo afuera fácilmente.

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Stefan inclinó la cabeza y se masajeó el puente de la nariz con el pulgar y el

índice. ¿Siempre va a ser así, por los siglos próximos juntos?

—Mira —dijo—. Hay suficiente pasando con los otros vampiros en la escuela

sin ti empezando a cazar de nuevo. Ethan sigue vivo, y está planeando intentar

traer de vuelta a Klaus mañana por la noche.

El ceño de Damon se hizo más profundo por un momento, luego se suavizó.

Su cara podría haber estado tallada en piedra.

—No podemos detenerlo sin ti —continuó Stefan, con la boca seca.

Los ojos de Damon oscuros como la noche no revelaron nada y entonces le

dirigió su breve, sonrisa brillante.

—Lo siento —dijo—. No estoy interesado.

—¿Qué? —Stefan sintió como si le hubieran dado una patada en el estómago.

Había esperado la actitud defensiva y el sarcasmo de Damon. Pero después de que

Damon lo había salvado de Ethan, lo último que había esperado era indiferencia.

Damon se encogió de hombros, enderezando y ajustando su ropa,

cepillándose una imaginaria mota de polvo de la parte delantera de su camisa

negra.

—He tenido suficiente —dijo, su tono era casual—. Entrometerse en los

asuntos de tus mascotas humanas se ha vuelto aburrido para mí. Si Ethan trae a

Klaus, entonces puede tratar con él. Dudo que le vaya a ir bien.

—Klaus recordará que lo atacaste —dijo Stefan—. Él va a estar detrás de ti.

Arqueando una ceja, Damon sonrió de nuevo, una rápida y salvaje dejando al

descubierto sus blancos dientes.

—Dudo que seré su primera prioridad, hermanito —dijo.

Y era verdad, Stefan recordó. En esa horrible batalla pasada con Klaus,

Damon había apuñalado al Antiguo con ceniza blanca, impidiéndole asestar el

golpe final contra Stefan. Pero él no había sido el responsable de la muerte de

Klaus. Stefan había dirigido la lucha contra Klaus, había hecho todo lo posible para

matarlo. Pero, al final, había fallado, también. Fue Elena, llevando un ejército de

muertos contra el vampiro original, la que lo había matado.

—Elena —dijo Stefan desesperadamente—. Elena te necesita.

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Estaba seguro de que lo haría, esa armadura de Damon se rompería. Damon

siempre hacia lo necesario por Elena. Pero esta vez los labios de Damon se curvaron

en una mueca de desprecio.

—Estoy seguro de que puedes manejar las cosas —dijo suavemente, su voz

crispada—. El bienestar de Elena es tu responsabilidad ahora, no la mía.

—Damon…

—No. —Damon levantó una mano de advertencia—. Te lo dije. Ya he

terminado. —Y con un rápido movimiento, cerró la puerta en la cara de Stefan.

Stefan apoyó la frente contra la puerta, sintiéndose derrotado.

—Damon —dijo de nuevo. Sabía que Damon podía oírlo, pero sólo había

silencio desde el interior del apartamento. Lentamente, se apartó de la puerta. Sería

mejor no empujar Damon, no cuando él estaba en este estado de ánimo.

En este estado de ánimo, Damon podría hacer cualquier cosa.

***

—Estoy tan contento que hayas venido a verme, Elena —dijo el profesor

Campbell—. Estaba preocupado por ti después de… —miró a su alrededor de

manera subrepticia y bajó la voz, aunque estaban solos en su oficina— nuestra

última conversación. —La miró con cautela, por lo general su rostro inquisitivo y

pagado de sí mismo estaba nublado con incertidumbres.

—Siento salir corriendo de esa manera, James —le dijo Elena, mirando hacia

abajo a la taza de café dulce y lechosa que le había dado—. Es sólo… cuando me

dijiste que yo era un Guardián y la verdad sobre lo que pasó con mis padres,

necesitaba un poco de tiempo para pensar. El último verano, conocí a algunos

guardianes. Ellos eran poderosos, pero muy inhumanos.

Todavía no podía aceptar que se suponía que debía ser como ellos. Toda la

idea era tan grande y terrible que su mente no dejaba de apartarla, centrándose en

su lugar en las sólidas e inmediatas preocupaciones, como los vampiros en el

campus.

Las manos de Elena temblaron un poco, formando un remolino en el café.

Con mucho cuidado, estabilizó su tasa.

James le dio unas palmaditas en el hombro, suavemente.

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—Bueno, he estado haciendo algunas investigaciones, y creo que tengo una

buena noticia —dijo él.

—Me vendría bien una buena noticia —dijo en voz baja, casi suplicante—.

Realmente no entiendo lo que sería un guardián humano. ¿Sería diferente de un

Guardián Celestial?

James sonrió por primera vez desde que ella había entrado a su despacho.

—Después de que hablamos —dijo—, me puse en contacto con todos mis

antiguos colegas que han estudiado mitología o magia, cualquier persona que

pensé que podría saber algo sobre los Guardianes.

Ahora que tenía información para impartir, James perdió su vacilación y

pareció crecer, sus hombros estaban relajándose mientras enganchaba los pulgares

en el chaleco de su traje.

—Cuenta la leyenda —dijo, con la voz adquiriendo el tono de conferencias—,

que los Guardianes humanos son raros, pero siempre hay dos o tres en el mundo.

En general, sus padres son reclutados de la misma manera que los Guardianes

reclutaron a tus padres, y luego los niños son entregados a los Guardianes para ser

entrenados al entrar en la adolescencia.

Elena cerró los ojos por un momento e hizo una mueca. No podía imaginar ser

entregada a los Guardianes y perder su vida humana tan joven. Pero si hubiera

sido entregada, su madre y su padre todavía estarían vivos.

—Cuando los Guardianes humanos alcanzan los primeros años de la edad

adulta —cerca de tu edad, Elena —continuó James—, son colocados donde hay

zonas de altas concentraciones de líneas ley y, por lo tanto, grandes cantidades de

actividad sobrenatural.

—Como aquí —dijo Elena—. Y Fell’s Church.

James asintió con la cabeza.

—La evidencia demuestra muy firmemente que los Guardianes reclutan a los

futuros padres de los lugares donde hay muchas líneas ley —dijo—. Así los

Guardianes humanos pueden permanecer cerca de sus hogares.

—¿Pero para que son los guardianes humanos? —preguntó Elena—. ¿Qué se

supone que debo hacer? —Ella se dio cuenta de que estaba agarrando su tasa con

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tanta fuerza que podría romperlo, por lo que lo puso sobre el escritorio de James y

se aferró a los brazos de su silla.

—El papel de los Guardianes humanos es proteger a los inocentes de lo

sobrenatural en Tierra —dijo James—. Ellos mantienen el equilibrio. Y parece que

los Guardianes desarrollan poderes diferentes en función de lo que se necesita

donde viven. Así que no vamos a saber cuáles son tus poderes exactos hasta que

comiencen a formarse.

—Proteger a los inocentes, lo puedo manejar —dijo Elena. Le dio a James una

sonrisa temblorosa. No estaba muy segura acerca de "mantener el equilibrio‖. En

su opinión, los Guardianes de la Corte Celestial habían estado tan obsesionados

con el equilibrio y el orden en que se habían olvidado sobre los inocentes. O tal vez

los inocentes eran sólo la preocupación de los Guardianes en la Tierra. Pero si eso

fuera cierto, ¿no se habría preocupado alguien por sus padres?

James le devolvió la sonrisa.

—Eso fue lo que pensé. Y… —dijo, con aire de tener guardado lo mejor para el

final dijo—: mi colega ha localizado a uno de los otros Guardianes en la Tierra. —

Sacó una hoja de una carpeta sobre su escritorio y se la pasó.

Era una copia impresa de una fotografía a color, un poco granulosa. En ella,

un hombre de cabello oscuro, tal vez un año o dos mayor que Elena, sonreía a la

cámara. Sus ojos castaños estaban entrecerrados en el resplandor del sol y sus

dientes eran de un blanco brillante contra su piel bronceada.

—Su nombre es Andrés Montes, y él es un Guardián humano que vive en

Costa Rica. Mis fuentes no tenían una gran cantidad de información personal sobre

él, pero van a tratar de comunicarse con él. Espero que esté dispuesto a venir a

Dalcrest para enseñarte lo que sabe. —James vaciló, y luego agregó—: Si bien,

como un Guardián, me imagino que probablemente ya sabe todo sobre ti.

Elena trazó la cara de Andrés en la imagen. ¿Quería conocer a otro Guardián?

Sin embargo, esos ojos oscuros parecían amables.

—Sería bueno hablar con alguien que me dijera qué esperar —le dijo a James,

mirando hacia arriba—. Gracias por encontrarlo.

James asintió con la cabeza.

—Te haré saber tan pronto como pueda traerlo aquí —dijo.

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A pesar de la noticia de que había alguien más ahí fuera como ella, alguien

que podría entender, el estómago le dio un vuelco y Elena sintió como si estuviera

cayendo en espiral hacia algo profundo, oscuro y desconocido. ¿Podría Andrés ser

capaz de decirle lo que necesitaba saber? ¿Seguiría siendo Elena una vez que su

destino la alcanzara?

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Capítulo 6 Traducido por Xiime~ Corregido por Violet~

tefan, Elena y cinco hombres lobo observaban alertas desde

una colina con vista al oscurecido refugio de los Vitale. Estaban

esperando alguna señal que indicara que la parte del plan de

Meredith y su grupo estaba funcionando, y que esos vampiros

Vitale estaban siendo conducidos a través de sus túneles secretos y

al interior de la casa.

Cuando le consultaron por teléfono, Alaric sugirió que los vampiros Vitale

harían el ritual de la resurrección a la medianoche en medio del equinoccio, por lo

que Stefan y Meredith decidieron estar en la ofensiva antes de la puesta del sol,

cuando los vampiros estarían bajo tierra, esquivando la luz del día. Ahora la luz

del atardecer se reflejaba en las ventanas del refugio, ocultando cualquier

movimiento interior de la vista.

Uno de los compañeros de la manada de Zander, Chad, un gran químico,

había sido fundamental en la fabricación del gas con la verbena del escondite

secreto de Meredith y los artefactos disparadores que lo esparcirían en los túneles.

En algún lugar bajo sus pies, pensó Stefan, Meredith y su grupo —Matt, Zander,

más tres hombres lobo— estaban colocando contenedor tras contenedor de gas,

bloqueando una vía de escape tras otra hasta que los vampiros no tuvieran ningún

lugar donde ir excepto la casa. Bonnie, protegida por otro miembro de la manada

de Zander, estaba en la librería, trabajando en sus hechizos y encantamientos para

evitar que los vampiros subieran a través de ese túnel. Stefan se movió inquieto,

deseando estar con los otros bajo tierra. Podía oír explosiones distantes por debajo,

aunque solamente alguien con oído de vampiro podría hacerlo. A su lado, Chad se

agitó, y Stefan corrigió su pensamiento: oído de vampiro, o de hombre lobo.

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Chad, como Zander, era uno de los hombres lobo que podía cambiar de forma

sin la influencia de la luna. Era un lobo ahora, dando vueltas silenciosamente

alrededor de Stefan y Elena, con los ojos en la casa. Olfateó suavemente y se sentó,

con sus orejas crispándose hacia atrás.

—Chad dice que el gas de verbena ya debería haber llenado los túneles. —dijo

otro de los hombres lobo, este en forma humana, traduciendo el idioma lobo—.

Deberíamos ver algo pronto.

Elena se movió más cerca de Stefan y compartieron una mirada. Era raro ver a

la manada trabajando: cambiaban de un grupo de chicos torpes forcejeando y

maldiciendo, en un serio y competente equipo. Cada uno de los hombres lobo en

forma de lobo estaba alerta y activo, sus elegantes y poderosamente musculosos

cuerpos claramente sintonizados con cualquier sonido o esencia yendo hacia ellos.

Y los hombres lobo, en forma humana, eran rápidos para reaccionar a cualquier

movimiento de sus hermanos lobo, actuando como si hubiera una constante, pero

silenciosa comunicación entre la manada.

Quizás eso era cierto. Stefan no lo sabía, pero creía que ser un hombre lobo era

probablemente menos solitario que ser un vampiro. Si tienes una manada.

Chad se alzó en sus pies, el pelaje de su espalda erizado, sus orejas paradas.

—Están dentro. —dijo uno de los hombre lobo en forma humana, Stefan

pensaba que su nombre era Daniel, asintió. Había oído la trampilla del sótano de la

casa abrirse, también, y el sonido de Meredith, Matt y la otra mitad de la manada

saliendo de los túneles. Si las bombas de verbena habían funcionado, los vampiros

deberían haber sido conducidos a la casa frente a ellos.

—Vamos. —dijo Stefan. Zander había ordenado a la manada permanecer con

Stefan en esta misión, y se alinearon detrás de él sin quejas, los humanos hombro a

hombro, los lobos detrás de ellos.

Elena asintió en respuesta a la mirada interrogante de Stefan: él debería

apresurarse y dejarla. Meredith y los otros estaban caminando hacia una pelea, y él

debería estar con ellos. Stefan se alejó, con lo que sentía como un fuerte dolor físico

—ella había estado en peligro tan a menudo— pero sabía que la oiría si lo

necesitaba.

Stefan canalizó su Poder y comenzó a correr. Los hombres lobo se

mantuvieron junto a él fácilmente, hombres y lobos extrañamente parecidos con

sus largos y rápidos pasos. Su Poder, tan incomprensiblemente diferente al suyo,

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era fuerte y centrado. Su estallido, vivo, salvaje y puro, se envolvía alrededor de

Stefan. Era estimulante.

Se detuvieron al poco tiempo en el claro delante del refugio de la Sociedad

Vitale, aislado en el bosque cercano al campus. Algo estaba mal.

Chad ladeó su cabeza y gimoteó suavemente. Los otros lobos lo captaron

también, dos de ellos caminando frente a la casa.

—Dicen que los vampiros no están aquí —Reportó Daniel.

Stefan ya se había dado cuenta. Escuchando atentamente, podía oír pasos y

maldiciones amortiguadas mientras Meredith y su grupo caminaban por la casa.

Pero nada más. Más que eso, el Poder de Stefan debería haber sido capaz de captar

un grupo de vampiros tan grande como los Vitale.

—Vamos —dijo Stefan, yendo hacia la puerta principal. Fue capaz de romper

el cerrojo con un rápido movimiento de su muñeca, y entró fácilmente, ningún

humano había vivido aquí por mucho tiempo. El olor de la verbena alzándose

desde la entrada del túnel en el sótano nubló su mente por un momento, pero se lo

sacudió.

—Somos nosotros —gritó suavemente mientras los pies de sus amigos

dudaban escaleras arriba, y uno de los lobos curvó un largo labio como si se

estuviera riendo de él. Ellos, por supuesto, no tenían necesidad de avisar a los

otros; sus compañeros de manada siempre sabían exactamente donde se

encontraban.

Todo el grupo desfiló escaleras arriba para encontrarse con los otros,

apiñándose en el angosto vestíbulo de lo que probablemente había sido alguna vez

una cabaña de caza. Zander, quien se había transformado en un increíblemente

hermoso lobo, todo blanco con los mismos ojos azul cielo que tenía como humano,

gruñó casi silenciosamente, y su manada se movió más cerca de él mientras Stefan

iba hacia Meredith y Matt.

—Los túneles estaban vacíos cuando los atravesamos —dijo Meredith

sombríamente—. O tenían otras salidas que no conocíamos, o no estaban ahí

cuando pusimos el gas.

—¿Crees que están todos fuera cazando? —Preguntó Matt, con ojos grandes y

preocupados.

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Stefan sacudió su cabeza.

—Incluso con sus pines protegiéndolos del sol, no cazarían durante el día. La

luz del sol es muy cansadora para los vampiros nuevos —dijo rotundamente—.

Llegamos demasiado tarde. Deben de haberse ido para comenzar el hechizo de

resurrección. Quizás lo harán a la salida de la luna en vez de a la medianoche.

Frustrado, se dio la vuelta y estrelló sus puños contra la pared, dejando una

larga grieta corriendo a través del revoque.

Hubo un breve sonido de un sobresalto en algún lugar del otro lado de la

ahora agrietada pared. Las cabezas de todos los lobos se levantaron al mismo

tiempo, y Stefan se tensó junto con ellos.

—Hay alguien ahí —Tradujo Daniel—. Zander dice que ella está en la

habitación al fondo del vestíbulo.

Ella. No Ethan, sino uno de sus seguidores.

Stefan encabezó silenciosamente la marcha hacia la puerta, con Zander

caminando a su lado, Meredith justo detrás de él con su bastón preparado. Era

consciente de Matt y del resto de la manada, tensos y alertas, quedándose atrás

para darles espacio.

Con una repentina y brutal patada, Stefan atravesó el umbral, alzando sus

brazos como para defenderse de un ataque.

Al fondo de la habitación, una chica con pelo ondulado se encogió, sus brazos

alzados para proteger su cara, sus ojos abiertos con miedo. Se veía tan vulnerable

que Stefan dudó por un momento, incluso aunque supo inmediatamente qué era.

Meredith pasó por su lado y sostuvo su bastón en el pecho de la chica, justo

sobre su corazón.

—¡No! —gritó Matt desde la puerta, pasando a través de la multitud de

hombres lobo—. Paren, chicos.

Atravesó la habitación y se detuvo frente a la chica. Ella bajo sus brazos.

—¿Matt? —Susurró.

—Oh, Chloe —dijo Matt tristemente. Alzó una mano hacia ella pero dudó

antes de hacer contacto, su mano levantada en el aire.

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La amiga de Matt, Chloe, recordó Stefan. Chloe, la primera chica que Matt

parecía importarle desde que había salido con Elena, desde que Stefan lo conocía.

La mano de Matt cayó a su lado otra vez y Stefan se preguntó si Matt estaría

recordando la cruel asesina en que su amiga Beth se había convertido, si ya se

estaría resignando al destino de Chloe.

—¿Dónde están los otros vampiros? —Preguntó Meredith fríamente,

presionando el bastón contra el pecho de la otra chica.

—Se han ido al bosque —dijo Chloe con una pequeña y aterrorizada voz—.

Van a hacer el hechizo de resurrección allí.

Stefan sacudió la cabeza.

—Ethan no puede hacer el hechizo de resurrección sin la sangre de Damon —

dijo, oyendo el casi suplicante tono en su propia voz.

Chloe medio se encogió de hombros, mirando hacia atrás y adelante entre él y

los demás.

—No lo sé —dijo impotentemente—. Dijo que tenía todo lo que necesitaba.

Ethan había cortado a Damon durante la pelea. Era posible que se las hubiera

arreglado para recolectar algo de sangre, o encontrar suficiente después de la

batalla, para lo que necesitaba. Stefan tragó, con la boca repentinamente seca.

—¿Por qué no estás con ellos? —Preguntó Meredith.

—No quería ir —dijo la chica, con la voz temblorosa. Su mirada se posó en

Matt, y frunció el ceño ansiosamente, como si fuera importante que Matt la

entendiera—. Siento como… con una parte de mí siento que Ethan es el centro del

universo, pero con mi mente, sé qué es terrible. Estoy intentando combatirlo. No

quiero lastimar a nadie. —Sus ojos estaban llenos de lágrimas, y Matt apretó su

mandíbula, luciendo triste e incierto.

—Estás intentando de luchar contra el lazo —dijo Stefan gentilmente—. Es

difícil, pero se puede hacer. Y tu obligación hacia Ethan desaparecerá con el

tiempo. Puedes rechazar esta vida si realmente quieres hacerlo.

—Quiero hacerlo —dijo Chloe desesperadamente—. Por favor. ¿Pueden

ayudarme?

Stefan comenzó a hablar, pero Matt lo interrumpió.

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—Para —dijo otra vez—. Stefan, Beth dijo lo mismo, que no quería lastimar a

nadie más, que necesitaba ayuda. Pero estaba mintiendo.

Zander, rápido y silencioso, se adelantó. Acercándose a Chloe lentamente,

olisqueó sus manos. Se alzó en sus patas traseras, ubicando las delanteras en los

hombros de Chloe. Ésta se encogió, pero él olisqueó su cara despreocupadamente

y, por un largo rato, se quedó mirando directamente a sus ojos.

—¿Está diciendo la verdad? —Preguntó Meredith.

El enorme lobo blanco se dejó caer a sus patas traseras otra vez y se alejó,

mirando a los miembros en forma humana de la manada.

—Dice que está siendo honesta —Reportó Daniel—, pero que está débil.

Pelear contra su naturaleza es casi demasiado para ella.

Chloe sollozó, un áspero y desesperanzado sonido.

Meredith, todavía en posición con su bastón, lista para matar, alzó una ceja

interrogante a Stefan, indecisa. Matt se volvió hacia él, también, con los ojos

brillando en ansiosa esperanza. Todos lo miraban, se dio cuenta, para tomar la

decisión.

—Te ayudaremos —dijo lentamente—, pero primero necesitarás ayudarnos a

nosotros.

Matt dejó salir el aire con alivio y cerró la distancia entre él y Chloe. Ésta se

acercó a él con gratitud pero asintió a Stefan, con lágrimas corriendo por su cara.

—Si quieren parar a Ethan —dijo—, tendremos que apurarnos.

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Capítulo 7 Traducido por krispipe

Corregido por Mewhiine

uando Elena y los demás entraron en el bosque, el sol se estaba

poniendo. Ella había alcanzado a sus amigos mientras salían de casa y

Stefan, en voz baja, la había puesto al corriente de los que había

sucedido mientras seguían a Chloe. Anduvieron por los oscuros bosques por lo

que pareció mucho tiempo, todos ellos tensos y en silencio.

Ramas golpeaban a Elena en la cara y deseó tener la visión nocturna de un

vampiro o un hombre lobo, o los afinados instintos de cazadora de Meredith.

Incluso Matt, pisoteando a lo largo estoicamente a su lado, con los ojos fijos en

Chloe por delante, parecía estar tropezando en menos cosas que Elena.

Estaba a punto de desear que sus Poderes de Guardián empezaran a hacer

efecto; esto era probablemente el tipo de cosas para las que no serían buenos, sin

importar que tuviera Poderes o no.

Finalmente, una franja de parpadeante luz naranja apareció en la distancia, y

se dirigieron hacia ella en silencio. Elena estaba trotando, respirando con

dificultad. Al menos ahora Stefan y la Manada habían desacelerado su ritmo para

acomodarlo al de Meredith y Matt, ella apenas conseguía mantenerse al día con el

grupo.

A medida que se acercaban, se dio cuenta de que la luz parpadeante era de

una hoguera. Los lobos delante de ella irguieron las orejas. Entonces, de repente,

ellos y Stefan estaban corriendo, largos avances devorando la distancia y dejando a

los humanos detrás. Chloe se arrastró unos pasos detrás de ellos.

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Las fuertes manos de Meredith y Matt se cerraron sobre los brazos de Elena y

la arrastraron entre ellos, corriendo detrás de los demás. Ella tropezó, un dolor

agudo se balanceó en su costado, pero se levantó y siguió moviéndose.

Un momento después, pudo oír lo que Stefan y la Manada habían oído. Un

fuerte cántico de muchas voces parecía palpitar y resonar a través de la cabeza de

Elena. Por encima del murmullo se levantó una sola voz, gritando fuertemente.

No sabía en qué idioma hablaban, aunque sonaba antiguo y gutural. No era

latín, pensó, pero podría haber sido griego o nórdico antiguo o algo mucho más

antiguo, desde los primeros días del mundo. Sumerio, pensó salvajemente. Inca.

¿Quién sabía?

A medida que irrumpía en el claro, sus ojos escocían por el humo y la luz del

fuego, y al principio lo único que vio fue una confusión de formas retorciéndose

contra la luz. Cuando sus ojos se adaptaron, vio a Ethan, aún pareciendo

incongruentemente como el universitario pijo que no había sido desde hace mucho

tiempo, liderando el canto. Su frente estaba ligeramente arrugada en

concentración, y alzó una copa llena de sangre espesa y oscura como si fuera nada

más que vino.

¿Por qué no se lo impiden? Pensó Elena, y entonces los cuerpos borrosos ante

ella se enfocaron.

Stefan, brutalmente gracioso, estaba rasgando la garganta de un vampiro alto

y ligeramente encorvado. Elena lo reconoció vagamente como alguien que había

visto en el campus antes de que las promesas de la Sociedad Vitale los hubieran

convertido a todos en vampiros. Cerca de allí, los hombres lobos luchaban,

también, los lobos acompañando y protegiendo a los humanos mientras se

enfrentaban juntos, cada uno perfectamente en sintonía con las posiciones de los

demás. Los vampiros que no estaban actualmente enzarzados en la batalla habían

formado un círculo alrededor de Ethan, bloqueándolo del ataque mientras

continuaba con su ritual.

Meredith se lanzó a la lucha, la plata del final de su bastón parpadeando en la

luz del fuego. Elena y Matt, demasiado conscientes de su falta de Poder

sobrenatural, se quedaron atrás en el borde del claro. Chloe estaba a cierta

distancia de ellos, con los ojos fijos en la batalla. Se mordía el labio, sus brazos

alrededor de ella, y Elena sintió una aguda punzada de simpatía por ella: recordó

los deseos ansiosos de ser un nuevo vampiro, y la forma en que cada movimiento

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del vampiro que te engendró parecía llamarte. Debía ser una agonía para Chloe

evitar arrojarse a la pelea.

Matt estaba mirando a Chloe, su frente arrugada por la preocupación, pero

mantuvo la distancia, llevándose a sí mismo a proteger a Elena de Chloe así como

de los otros vampiros Vitale. Él debe recordar lo volátil que un nuevo vampiro puede ser,

también. Elena apretó su brazo agradecido. Una vez más, pensó: Si tengo que ser una

Guardián de todos modos, ahora sería un buen momento para recibir algunos Poderes.

Trató de sentir si algo podría estar cambiando en su interior, sintiendo como

si estuviera sondeando un diente flojo con la lengua, pero no se sentía diferente.

No había sentimiento de despliegue emocional dentro de ella, como lo había

sentido durante el breve período después de su resurrección, cuando había sido

desarrollada con los misteriosos y peligrosos Poderes de Alas.

Sólo mortal, todos los día Elena, sin forma de ayudar ahora.

Mientras miraba, un vampiro agarró los costados de un enorme lobo

blando—Zander—y con gran agilidad y fuerza, lo arrojó a un lado. El cuerpo del

lobo golpeó fuertemente el suelo cerca del borde del claro y se quedó inmóvil. El

corazón de Elena se congeló. Oh, no, pensó, dando un paso adelante

involuntariamente, pero Matt la retuvo. Oh, Bonnie. El lobo se quedó inmóvil por

un momento, y Elena no podía ver si estaba respirando. Entonces, lentamente, se

puso de pie, sus costados agitados. No había rastros de sangre y barro en su pelaje

blanco puro. Zander vaciló sobre sus pies, y luego pareció encontrar el equilibrio y,

gruñendo, se lanzó de nuevo a la pelea. Con una carga repentina, trajo a un

vampiro de rodillas y Daniel, estaca en mano, lo remató con un golpe rápido.

Cuando Elena había llegado al claro, los combatientes parecían igualados, y no

había manera de romper el muro de los vampiros para detener a Ethan mientras

realizaba el ritual. Pero Meredith había ido girando como un derviche, su arma

volando, y la marea de la batalla fue lenta pero claramente decisiva.

Meredith y Stefan intercambiaron una mirada y ella empezó a abrirse camino

más cerca del fuego, moviéndose constantemente hacia Ethan mientras ladeó el

bastón para alcanzar un vampiro, llevándolo a la tierra. Los ojos de Elena apenas

podían seguirla mientras desvainaba un cuchillo de caza de su costado y, con un

golpe vicioso de la hoja, cortó su cabeza. El cuerpo cayó hacia atrás, y de pronto un

camino se abrió paso entre la multitud entre Stefan y Ethan.

Stefan apartó el vampiro con el que había estado luchando y dio un gran salto

sobre la cabeza de Meredith, aterrizando de pie delante de Ethan.

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El canto tartamudeó a su fin. Stefan se acercó y envolvió su mano alrededor

de la garganta de Ethan justo sobre la tráquea, apretando y estrujando. El vampiro

más joven se atragantó y musitó sin palabras, sus manos desesperadamente

escarbando en Stefan.

Llegando abajo con la mano que no sostenía a Ethan por el cuello, Stefan

tanteó a su lado y sacó una estaca. Los ojos dorados de Ethan se abrieron cuando

Stefan apretó la estaca contra su pecho. Elena oyó gemir ligeramente a Chloe, pero

la chica vampiro no se movió.

Adiós, Ethan , dijo Stefan. Su voz era tranquila y práctica, sin enojar, pero

Elena lo oyó, y lo mismo hicieron los demás. Todo el mundo había detenido sus

luchas, sus brazos luchando contra sí, los ojos se volvieron hacia Stefan y Ethan.

Era como si todos estuvieran conteniendo la respiración. A continuación, los

vampiros comenzaron a gruñir y gritar, luchando por llegar al vampiro que los

engendró. Pero los lobos se movieron más rápido de lo que Elena podía haber

imaginado, inundando el círculo en torno a Ethan y Stefan, manteniendo atrás a los

nuevos vampiros. Elena dio un largo y aliviado suspiro. Stefan había llegado a

tiempo. Lo peor no sucedería.

Klaus, el loco, el vampiro Original, permanecería muerto.

Ethan miró a Stefan, pero sus labios se curvaron lentamente hacia arriba en

una terrible sonrisa.

Demasiado tarde, articuló en silencio, y la copa en su mano cayó hacia atrás.

Rica, roja sangre se derramó en el fuego.

Tan pronto como la sangre tocó el fuego, estalló en altas llamas azules. Elena

se encogió y se protegió los ojos de la repentina explosión de luz. A su alrededor,

los otros se encogieron, vampiros, humanos, y hombres lobos por igual.

Las llamas y el claro se llenaron de humo. Elena estaba temblando, tosiendo,

sus ojos aguándose, y podía sentir los jadeos y estremecimientos de Matt a su lado.

Cuando el humo empezó a despejarse, un hombre alto, de piel dorada cobró

forma y salió de las llamas. Elena lo conocía. Pensó, como la primera vez que lo

había visto, que se veía como el diablo, si el diablo fuera guapo.

Estaba desnudo al salir del fuego, su cuerpo esbelto y musculoso, y sostenía

su cabeza con orgullo. Tenía el pelo blanco y los ojos azules. Su sonrisa era alegre y

loca, y cada movimiento ofrecía la promesa de destrucción.

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Un relámpago agrietó sobre sus cabezas, y él echó hacia atrás la cabeza y rió

con lo que sonaba como puro placer malévolo.

Klaus se había levantado.

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Capítulo 8 Traducido por laurasoto

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lena no podía moverse. Se sentía entumecida, sus extremidades

pesadas y congeladas. Su corazón latía cada vez más rápido, el flujo

de sangre tronando en sus oídos, pero se quedó quieta.

Después del incendio, Klaus se estiró y sonrió, sosteniendo sus

manos en frente de él. Él admiró sus largos dedos y antebrazos fuertes. -Sin

marcas-, dijo. Habló en voz baja, pero sus palabras resonaron a través del claro. -

Estoy entero de nuevo-. Él inclinó la cabeza hacia atrás para ver la alta luna

creciente arriba de él y su sonrisa se ensanchó. -Y de vuelta en casa- dijo.

Ethan zafó del agarre de Stefan, aflojado por el estado de shock de éste, y se

dejó caer de rodillas. -Klaus-, dijo con adoración. Klaus bajó la mirada hacia él con

una especie de indiferente curiosidad. Ethan abrió la boca para decir algo más, su

rostro extasiado, pero antes de que pudiera hacerlo, Klaus se acercó, puso sus

manos fuertes y elegantes alrededor de la mandíbula de Ethan, y tiró.

Con un ruido terrible, los tendones se rasgaron, la cabeza de Ethan se

desprendió de su cuello como un tapón de un frasco. Su cuerpo se desplomó sin

vida a un lado. Klaus levantó la cabeza de Ethan y la sostuvo sobre su cabeza

mientras la sangre corría por sus brazos. Alrededor de él, los seguidores de Ethan

se estremecieron de miedo, pero ninguno de ellos se movió. Cerca de Elena, Chloe

se quedó sin aliento.

Stefan, con la cara salpicada de la sangre de Ethan, estaba mirando con atención a

Klaus, moviendo su cuerpo para encontrar una buena posición para atacar.

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―No‖, pensó Elena, asustada, no estando dispuesta a dar la espalda a Stefan.

No había olvidado lo fuerte que era Klaus. Como si hubiera oído sus

pensamientos, Stefan retrocedió un poco, lanzando una mirada de alerta a sus

tropas reunidas, todos mirando a Klaus con horror. Klaus miró a la cara de Ethan

por un momento, y luego tiró la cabeza a un lado. Llevando su mano derecha a la

boca, se lamió la sangre de Ethan cuidadosamente con una larga lengua rosa, y

Elena se volvió, incómoda. Verlo matar a Ethan tan casualmente había sido

bastante horrible, pero había algo obsceno en el irreflexible placer sensual con que

él tomó los riachuelos de sangre.

-Delicioso-, dijo Klaus, su luz voz. -Me gusta el sabor del vampiro antiguo,

pero él todavía era joven y fresco. Su sangre era todavía dulce-. Miró

tranquilamente alrededor del claro. -¿Quién es el siguiente?- preguntó.

Entonces, con el claro iluminado por el fuego, con los ojos fijos en Elena, su cabeza

se elevó, como un la de un perro que coge un olor; su rostro cambio de la

indiferencia al estado de alerta.

Elena tenía indigestión, la garganta seca, su corazón latía como un pájaro

pequeño, frenético, atrapado en su pecho. Sus ojos eran azules, pero no el tipo de

azul de Matt o de Zander, como el cielo azul. Los ojos Klaus eran como hielo fino

sobre el agua oscura.

-Tú- le dijo Klaus, casi con suavidad. -He querido volver a verte-, sonrió y

abrió las manos. -Y aquí estás, en mi renacimiento, para darme la bienvenida. Ven

aquí.

Elena no quería moverse, pero se tambaleó hacia delante, hacia Klaus, de

todos modos, arrastrando los pies contra su voluntad, como si estuvieran siendo

operados por otra persona.

Oyó un susurro aterrado de Matt detrás de ella –Elena-, dijo él, y la agarró del

brazo, frenándola. No hubo tiempo para darle las gracias, sin embargo. Klaus fue

estrechando el espacio entre ambos. -Si me matas ahora…- le dijo a ella, su tono

tan íntimo como el de un amante. -Será mejor que no hagas aparecer tu ejército de

fantasmas furiosos a tu alrededor esta vez, Elena. Yo podría acabarte en cuestión

de segundos.

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-No-Stefan dio un paso adelante, con el rostro duro y desafiante.

Meredith se acercó a él y se quedaron hombro con hombro, mirando a Klaus.

Detrás de ellos, Zander y su manada, tanto lobos como humanos, permanecieron

entre Elena y Klaus.

Zander estaba mirando a Klaus, con los ojos muy abiertos, con los pelos de

punta levantado y tembloroso. Poco a poco, sus labios se tensaron sobre sus

dientes, y el hombre lobo gruñó. Klaus miró a todos levemente sorprendido, luego

se rió con diversión genuina. -Cuanta devoción inspiradora, ¿verdad, chica?-, le

preguntó Elena a través de la multitud. -Tal vez tú tienes algo del espíritu de mi

Katherine después de todo-. Con un movimiento suave, él se adelantó y cogió a

Stefan por la garganta, luego lo arrojó a un lado tan fácilmente como podría haber

arrojado un espantapájaros. Elena gritó cuando Stefan cayó con un ruido sordo en

el otro lado del claro y se quedó quieto.

Meredith, preparada y lista, al instante movió su bastón hacia la cabeza de

Klaus. Éste adelantó una mano y agarró el bastón en el aire, arrancándolo de las

manos de Meredith sin siquiera mirarla. Arrojó el bastón a un lado con tanta

naturalidad como había arrojado al cuerpo de Stefan y se metió rápidamente entre

la multitud, apartando a la manada de Zander y los vampiros de Ethan a un lado

con una eficiencia brutal, indiferente.

En el otro lado del fuego, Stefan se levantó. Pero Elena sabía que, incluso con su

velocidad vampírica, él no sería capaz de llegar a Klaus antes de éste llegara a

Elena. Antes de que pudiera parpadear, Klaus estaba de pie directamente delante

de ella. Le inclinó la cabeza hacia atrás, girando su cara hacia él, obligándola a

mirarlo a los ojos de hielo, riendo. -Te debo una muerte, una bonita- dijo,

sonriendo. Elena pudo sentir a la temblorosa Chloe a su lado y la mano de Matt en

el brazo, frío de miedo, pero aún así firme. -Déjala en paz- dijo Matt, y Elena lo

conocía lo suficiente para saber lo duro que le estaba resultando mantener la voz

sin temblores. Klaus no le hizo caso, con los ojos fijos en Elena. Se miraron el uno al

otro, y Elena trató de hacer sus propios ojos tan desafiantes como fuera posible. Si

Klaus iba a matarla ahora, ella no se iría llorando y pidiendo clemencia. No lo

haría. Se mordió el interior de la mejilla, tratando de concentrarse en el dolor físico

en lugar de su miedo.

Stefan se acercó de repente, tiro del brazo de Klaus con todas sus fuerzas, pero

no hizo ninguna diferencia. La mano de Klaus era tan firme en su mandíbula como

siempre, con los ojos constantemente en los de ella.

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El momento pareció extenderse años.

Una nueva locura, más caliente de lo que Elena había visto antes, floreció en los

ojos de Klaus. -Voy a matarte- dijo, casi con cariño, apretando su cara entre sus

dedos a fin de que Elena hiciera un involuntario gemido de dolor y de protesta. -

Pero todavía no. Quiero que esperes por mí, que pienses que voy a por ti. No sé

cuándo, pero lo haré y será pronto-. Rápida, sorprendentemente, la atrajo hacia él y

le dio un beso suave y frío en la boca. Su aliento era asqueroso, y el sabor de la

sangre de Ethan en sus labios la hizo vomitar. Finalmente, abrió la mano y la soltó.

Elena se tambaleó hacia atrás varios pasos, limpiándose la boca con furia. -Voy a

verte de nuevo, dentro de poco- dijo Klaus, y luego se fue, más rápido de lo que los

ojos de Elena podían seguirlo.

Matt atrapó a Elena antes de que pudiera caer. Un momento después, los fuertes

brazos de Stefan la rodearon, y Matt la dejó ir.

Todo el mundo estaba parpadeando y aturdido, como si la salida de Klaus

hubiera dejado un vacío.

Los vampiros Vitale se miraban unos a otros con incertidumbre y, antes de

que Meredith y el resto pudieran recuperarse lo suficiente como para empezar a

luchar de nuevo, los vampiros se fueron, huyendo desorganizadamente. Meredith

cogió la estaca de su cinturón, pero ya era demasiado tarde. Frunciendo el ceño,

cruzó el claro en silencio para recoger su pentagrama, dándole vueltas entre sus

manos para comprobar si había daños.

Zander, con el pelo desaliñado y sangriento a causa de la lucha, bajó la cabeza, y el

resto de su manada lo rodeó, con inquietud. Uno de los otros lobos lamió

rápidamente su herida, y Zander se apoyó en él.

Chloe no había desaparecido con los otros vampiros. En cambio, ella estaba

junto a Matt, mordiéndose los labios, mirando al suelo. Después de un momento,

Matt puso su brazo con cuidado a su alrededor y Chloe se acurrucó a su lado.

Elena suspiró con cansancio y dejó caer la cabeza sobre el hombro de Stefan.

Todavía podía sentir el vil beso con gusto de Klaus, y las lágrimas le escocían los

ojos.

Ethan estaba muerto, pero nada había cambiado. La lucha apenas comenzaba.

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En un árbol alto sobre el claro, un cuervo negro grande agitaba sus plumas,

mirando el campo de batalla debajo de él. Había visto la lucha críticamente,

pensando que había cosas que habría hecho de otra manera, de forma más

agresiva. Pero él no quería ser visto, no había querido involucrarse con Elena y

Stefan y todos sus problemas. Pero el olor de la sangre y el fuego lo habían

conducido hasta aquí.

Después de todo, él todavía quería salvar a Stefan y Elena, ¿no? Eso era lo que le

estaba atrayendo a la lucha, un impulso casi sobrenatural de hacer aquello para lo

que había sido creado: matar. Cuando él había visto a Klaus arrojar a su hermano a

un lado, todo en él se había tensado a atacar. Y cuando el vampiro original se había

atrevido a tocar Elena, su corazón había volado hasta el borde del claro, su pulso,

normalmente lento, golpeando con furia. Pero ellos no lo necesitaban, no lo

querían. Lo había intentado, había hecho todo lo posible, había cambiado, todo por

la amistad que había encontrado en su hermano en el último tiempo y por el amor

de Elena. Después de siglos de no cuidar a nadie sino a sí mismo, Damon había

sido de repente atrapado por mundo de Elena, envuelto en las vidas de un puñado

de adolescentes mortales. Se había convertido en alguien que apenas reconocía. Y

no le había importado.

Klaus se había ido y ellos estaban bien. Esta no era su lucha. Ya no.

Ahora, todo lo que tenía era el manto de la noche y el consuelo de no tener

que volver a confiar en nadie más que en sí mismo.

Damon era, se dijo con fiereza, libre.

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Capítulo 9

Traducido por laurasoto

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Matt estiró el cuello para mirar por encima del hombro de Stefan, por la

puerta chirriante por donde se veía el abandonado cobertizo. El interior estaba

oscuro y mohoso, y Matt apretó la mano de Chloe.

—Esto debería ser un lugar seguro, por ahora—, les dijo Stefan.

Elena y los demás se habían dirigido de nuevo a la escuela, sacudidos por la

tranquilidad de la pelea, pero Chloe no tenía adónde ir. —No sé qué hacer ahora—

había dicho ella. —No puedo volver a la casa Vitale. ¿Me ayudas? — Matt había

tomado su mano, sintiendo una oleada de compasión culpable. Si solamente él no

hubiera confiado en Ethan. Las otras promesas Vitale habían sido víctimas

inocentes, pero Matt había conocido vampiros ¿Por qué no lo había sospechado? —

Dónde quiera que vayas, yo voy contigo—, le había dicho tercamente. Así que

Stefan los había traído aquí.

Matt se frotó la nuca y miró alrededor. Seguro o no, el viejo cobertizo

ciertamente era de aspecto sombrío. Stefan había dicho que los estudiantes no iban

más por allí, y Matt fácilmente podía entender por qué.

Esta había sido el cobertizo de botes para el equipo de remo de Dalcrest, pero

nuevos muelles y un cobertizo habían sido construidos cerca del río y, desde

entonces, el pequeño lago artificial y el antiguo cobertizo habían sido

abandonados.

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Ahora algas, basura y agua salada flotan en el lago fangoso, y el propio

cobertizo había sido dejado liberado a la putrefacción.

Agua con mal olor se derramó por debajo de la madera húmeda, blanda bajo

los pies. Por encima de sus cabezas, la descomposición del techo permitía

vislumbrar el cielo nocturno.

—No estoy seguro de que Chloe deba vivir así—, dijo Matt lentamente, sin

querer ofender a Stefan. Los labios de Stefan se tensaron en una sonrisa amarga —

La primera lección que ambos necesitan aprender es que no está viviendo de esta

manera. Ella no vive en absoluto, ya no.

Junto a Matt, Chloe se encogió de hombros protectoramente y se cruzó de

brazos. —Me siento viva —murmuró. Matt esperó ver la formación de hoyuelos en

su boca a los que había conseguido acostumbrarse, pero ella miró hacia abajo, a sus

pies, sombríamente.

—Esto es así, Chloe— le dijo Stefan. Su voz era desapasionada. —Hasta que no

puedas aprender a sobrevivir sin lastimar a los seres humanos, no puedes

permanecer cerca de ellos. Cualquier olor o sonido podría hacerte estallar. Se

necesita mucho tiempo para llegar al punto en el que puedes confiar en ti misma, y

hasta que lo hagas, vas a merodear en las sombras, en los lugares donde ningún ser

humano puede ir. Alcantarillados. Cuevas. Los lugares que hacen de esta casa un

barco de lujo, en comparación.

Chloe asintió con la cabeza, mirando a Stefan con ojos muy abiertos y

sinceros. —Voy a hacer todo lo que tenga que hacer- dijo. —Esta es mi segunda

oportunidad, lo entiendo. Me voy a arreglar—. Stefan le dedicó una pequeña

sonrisa. —Espero que sí, Chloe— dijo. Frotando el puente de la nariz con dos

dedos en un gesto de cansancio. Se volvió hacia Matt. —Hay cosas que puedes

hacer para ayudarla—, le dijo Stefan. — Ella es joven. Es importante que tenga un

montón de sangre o no será capaz de pensar en otra cosa-. Matt comenzó a hablar

y Stefan lo interrumpió. —No tu sangre. Sangre de animal. Si puedes ir con ella al

bosque cuando cace, podrás ayudarla a mantenerse en su territorio y lejos de los

seres humanos. Puedes traer animales cuando no se sienta bien como para ir fuera-

. Matt asintió, y Stefan se volvió hacia Chloe. —Eres rápida y fuerte ahora; podrás

ser capaz de atrapar venados si así lo deseas. Si te concentras, deberías ser capaz de

llamar a animales pequeños, aves y conejos, hacia ti. Puedes tratar de no matarlos

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si quieres, pero probablemente lo harás de todos modos, por lo menos hasta que

aprendas a controlarte a ti misma.

—Gracias, Stefan— dijo Chloe con solemnidad.

—Practica la respiración profunda— le dijo Stefan. —Meditación. Escucha a tu

corazón, aprende el nuevo ritmo, más lento, que tiene ahora que has sido revivida.

Va a ser bastante agitado a veces, y debes encontrar la manera de calmarte. Hazlo

con ella, Matt. Le ayudará a enfocarse.

—Está bien— dijo Matt mientras limpiaba sus manos sudorosas contra sus

vaqueros y volvió a asentir. —Podemos hacer esto—. Sus ojos se encontraron con

Stefan y Matt se sorprendió por la expresión de la cara del vampiro. A pesar del

tono que había estado utilizando Stefan, podía ver que estaba preocupado.

—Es peligroso para ti—, dijo Stefan suavemente. —No debería dejarte con

ella.—

Stefan volvió una mirada simpática hacia ella. —Yo sé que no quieres hacerle

daño—, le dijo él—, pero también sé que puedes escuchar el correr de la sangre de

Matt, como su corazón late con fuerza; sé que puedes oler su sangre, dulce y

abrumadora. Es difícil pensar con claridad cuando está cerca de ti, ¿no? Una parte

de ti sólo quiere extraer la vena que está llena de sangre rica y cálida, justo allí

debajo de su oreja.

Chloe apretó la mandíbula, pero el borde blanco de un diente se deslizó más

allá de la línea firme de su boca, cortándole el labio. Con un estremecimiento, Matt

se dio cuenta que los fuertes caninos de vampiro de Chloe habían descendido

mientras que Stefan hablaba, que estaba dispuesta a morder. Armándose de valor,

Matt contuvo el instinto de huir de ella; en su lugar se acercó y le pasó un brazo

por los hombros. -Vamos a salir de esto-, dijo con firmeza. Chloe tomó una

respiración profunda, lenta, y luego otra, claramente tratando de calmarse.

Después de un momento, sus hombros se relajaron un poco y Matt pensó que sus

dientes habían vuelto a la normalidad.

—¿Qué más debemos hacer?— preguntó Chloe a Stefan—.

Stefan se encogió de hombros y metió las manos en los bolsillos. Se acercó de

nuevo a la puerta y miró hacia las oscuras aguas del lago. —Al final, la única cosa

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que importa es que tu realmente quieras cambiar—, dijo. —Si lo quieres lo

suficiente, y si tu fuerza de voluntad es fuerte. No te voy a mentir, no es fácil.

—Yo quiero hacerlo—, dijo Chloe, con los ojos brillantes de lágrimas. —No

voy a hacerle daño a nadie. Eso no es lo que soy, ni siquiera ahora—. Ella cerró los

ojos, y las lágrimas se derramaron sobre sus pestañas, que se proyectaban en líneas

plateadas sobre sus mejillas.

—No puedes alimentarte de nadie—, le advirtió Stefan. —Si Matt o alguien

sale herido, y aunque lo sienta, voy a hacer lo que tenga que hacer para proteger a

los humanos.

—Vas a matarme—, coincidió Chloe, en voz baja. Sus ojos aún estaban

cerrados. Se abrazó a sí misma, envolviendo sus brazos alrededor de ella

defensivamente.

—Está bien— dijo. —Yo no quiero vivir así.

—Voy a asumir la responsabilidad por ella—, dijo Matt, su voz sonaba fuerte

en sus oídos. —No voy a dejar que nada malo suceda. —Chloe se acercó más a él,

que parecía encontrar consuelo bajo el brazo. Matt se aferró a ella. Chloe podría

salvarse, él lo sabía. No había sido lo suficientemente cuidadoso, no se había dado

cuenta lo que era Ethan. Pero Chloe no estaba perdida para él, todavía no.

—Está bien—, dijo Stefan en voz baja, mirándolos. —Buena suerte— Le dio la

mano a Matt y dio media vuelta y se fue, más rápido de lo que los ojos de Matt

podían seguirlo, sin duda se dirigía a Elena.

Chloe presionaba contra el lado de Matt y apoyó la cabeza en su hombro. Esto

era peligroso, un pequeño nudo en el estómago satisfecho se lo recordó, y no hizo

muy bien lo que estaba haciendo. Pero Chloe estaba respirando lentamente junto a

él, y era lo único que podía pensar: en que por lo menos tuviera una oportunidad.

—Estoy bien, Bonnie—, dijo Zander, medio riendo. —Soy fuerte, ¿recuerdas?

Súper resistente. Soy un héroe—. Él tiró de su mano, tratando de tirar de ella hacia

la cama junto a él.

—Estás herido—, dijo Bonnie bruscamente. —No intentes eso conmigo. Ella

sacó la mano y empujó una bolsa de hielo sobre él con la otra mano. —Pon eso en

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tu hombro—, le ordenó. Se habían visto en las afueras de la biblioteca un poco

después del amanecer, y de inmediato había visto que Zander estaba herido.

De vuelta en su forma humana, él había parecido casi tan elegante como

siempre, corriendo junto con su manada con su habitual paso fácil, pero él se había

mantenido al margen del resto de los chicos juguetones, que estaban empujándose

y forcejeando rudamente, el cual era su modo habitual de comportarse cuando no

estaban de servicio. Cuando él se apartó ligeramente, fuera del alcance de los

brazos de Marcus, lidió con Enrique o se agachó lejos de la llave de cabeza de

Camden, Bonnie se dio cuenta de que a Zander le debía de doler. Así que ella lo

había llevado a la cafetería y llenado con huevos y tocino, y con el cereal azucarado

que amaba. Habían vuelto a la habitación de Zander y ella había conseguido que él

se quitase la camisa para que pudiera examinar el daño.

Normalmente, Bonnie hubiera estado comiéndose con los ojos los

abdominales cincelados de Zander felizmente, pero en ese momento, el hematoma

morado-negro que comenzaba a florecer en su hombro y se extendía hacia su

costado estaba arruinando la vista.

-No estoy realmente herido, Bonnie- insistió Zander. Él yacía de nuevo en la

cama, sin embargo, y no trató de levantarse, por lo que Bonnie pensó que Zander

se sentía mucho peor de lo que estaba dispuesto a admitir.

—Te voy a conseguir un poco de ibuprofeno—, dijo ella, y él no discutió.

Hurgó su escritorio hasta que encontró la caja y dejó caer el último par de pastillas

en su mano; después, le alcanzó una botella. Zander se levantó sobre los codos

para tragar las pastillas y se estremeció.

—Acuéstate—, le dijo Bonnie. —Si te comprometes a permanecer en la cama y

tratar de dormir la siesta, podría traerte algo de mi té especial de curación. Zander

le sonrió. —¿Por qué no te acuestas conmigo? — sugirió. — Apuesto a que me

sentiría mucho más cómodo contigo aquí. Le palmeó el colchón junto a él.

Bonnie vaciló. Eso fue realmente muy tentador. Estaba a punto de acurrucarse

junto a él, cuando un golpe enérgico sonó en la puerta. Bonnie agitó a Zander sobre

la cama mientras empezaba a levantarse.

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—Es probablemente uno de los chicos—. No es que los compañeros de

manada de Zander se molestaran en llamar mucho, pero tal vez estaban usando

sus mejores modales, asumiendo que Bonnie estaría allí.

Otro golpe seco resonó, así que Bonnie cruzó la habitación. —Está bien,

retengan sus caballos—, murmuró, abriendo la puerta. En el pasillo, con la mano

levantada para golpear una vez más, había un completo extraño, una niña con

corte de cabello largo y rubio. Sus rasgos pequeños y precisos reflejaban la propia

sorpresa de Bonnie.

—¿Esta Zander aquí? — preguntó la chica, frunciendo el ceño.

—Um— dijo Bonnie. —Sí, él es. . . -. Entonces Zander se acercó por detrás.

—Bueno, hola, Shay— dijo él, un poco inseguro. Estaba sonriendo, sin

embargo. —¿Qué estás haciendo aquí?

La niña-Shay-pensó Bonnie ¿qué clase de nombre es ese? Miró a Bonnie en vez de

contestar, y Zander se sonrojó. — Oh—, dijo. —Sí, Bonnie, esta es Shay, es una

amiga que ha vuelto a casa. Shay, esta es mi novia, Bonnie.

—Encantada de conocerte, Bonnie—, dijo Shay fríamente, levantando una

ceja. Sus ojos siguieron sobre el pecho desnudo de Zander, deteniéndose por un

momento sobre el hematoma color púrpura, y sus mejillas encendidas de color

rosa. —¿Has estado muy ocupado? —, preguntó.

—Entra— dijo, y se apartó de la puerta, echando mano a su camisa. —Yo, uh,

sólo me estaba poniendo un poco de hielo en el hombro.

—Encantada de conocerte, también— dijo Bonnie, un poco tarde, mientras

hacía espacio para dejar pasar a Shay. ¿Desde cuándo Zander tenía amigas? Aparte

de Bonnie, Bonnie y sus amigas, vivía en un mundo exclusivamente masculino.

—Necesito hablar contigo. Solo— dijo Shay a Zander, disparándole una

mirada significativa y luego cortando con los ojos a Bonnie bruscamente.

Zander puso los ojos en blanco. —Sutil, Shay—, dijo. —Pero está bien. Bonnie

sabe de mí y el resto de la manada.

Una ceja subió a la frente de Shay para unirse a la primera. —¿Crees que eso es

sabio? —preguntó.

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Los labios de Zander se curvaron en la sonrisa que Bonnie amaba. —Créeme,

no es la cosa más rara que Bonnie sabe— dijo.

—O-kay—, dijo Shay lentamente. Miró a Bonnie con una mirada larga y

especulativa. Bonnie adelantó la barbilla y la miró, desafiante. Por último, Shay se

encogió de hombros. —Creo que he perdido mi derecho a dar consejos hace un

tiempo—, dijo, y luego bajó la voz, como si temiera que pudieran estar escuchando

desde el pasillo. —El Consejo Superior del Lobo me ha enviado—, dijo en voz baja.

—No están contentos con lo que están escuchando acerca de los vampiros en

Dalcrest. Ellos pensaron que tal vez podrían ayudarlos a encontrar alguna

solución.

La mandíbula de Zander se tensó. —No hace falta, gracias—, dijo él.

—Oh, no seas así—, dijo Shay. Ella le tocó el brazo suavemente, dejando su

mano apoyada en él. —Ha sido una buena excusa para venir a visitarlos—, dijo

ella, aún más suavemente. —Sentí mucho cómo terminaron las cosas la última vez

que nos vimos.

Shay estaba tan concentrada en Zander que Bonnie comenzó a preguntarse si

ella había desaparecido y los había dejado solos juntos. Pero no, era la misma

sólida Bonnie.

—Oh—dijo ella, sorprendida; cayendo en la cuenta de lo que había dicho Shay. De

repente todo había hecho clic en su lugar. -Tú eres un hombre lobo- Tendría que

haberlo visto de inmediato: Shay se movía de la misma manera que Zander y su

manada, con una especie de gracia sólida, como si fuera completamente consciente

en todo momento de su cuerpo, sin siquiera tener que pensar en ello. Y ella había

tocado a Zander de la forma en que éste se tocaba con los chicos en su manada,

fácilmente; como si su cuerpo fuera parte del suyo. No tocaba a Bonnie de esa

manera. No es que Bonnie tuviera ninguna queja en absoluto sobre la forma en que

Zander la tocaba, que era dulce y segura, y que para ella era la más cosa preciosa

que jamás había sentido. Pero aún así, no era exactamente la misma.

No había nadie allí para oírlos, pero Shay recorrió a Bonnie con una mirada.

— Habla en voz baja—, susurró con fiereza.

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—Lo siento—, dijo Bonnie. —Yo no sabía que hubiera Hombres lobos

originales que fueran muchachas—. Los labios de Shay se curvaron en una sonrisa.

—Claro—, dijo.—¿De dónde crees que vienen todos los pequeños Hombres lobo

originales?

—El Consejo Superior del Lobo por lo general divide en manadas, ya sea de chicos

o chicas cuando nos mandan a mantener un ojo en las cosas—, le dijo Zander a

Bonnie. —Ellos no nos mezclan por que nos distrae de nuestro trabajo.

—Al parecer no consideran las otras maneras en que algunos de nosotros podemos

distraernos—, Shay dijo con acritud. Sus ojos eran fríos, pero Bonnie no había ido

al infierno y vuelto el año anterior para que cualquier chica lobo autoritaria y

engreída la molestara. Bonnie estaba abriendo la boca para decirle a Shay que era

mejor que dejara esa actitud cuando Zander, que pareció sentir su reacción, se

agarró de la mano de Bonnie. —Escucha, Shay, necesito descansar un poco—, dijo

rápidamente. —Vamos a ponernos al día más tarde, ¿de acuerdo? Llámame o a

uno de los otros chicos.

Bonnie tuvo un breve vistazo de Shay mirándolo sorprendida, y luego Zander

se apresuró a sacar a Shay de la habitación y cerrar la puerta detrás de ella.

—Así que. . . ¿una amiga de vuelta en casa?-, preguntó Bonnie después de un

momento. —No creo que la hayas mencionado antes.

—Um—, dijo Zander. Sus largas pestañas magníficas rozaron sus mejillas

mientras miraba hacia abajo; lejos de Bonnie, que podría haberse distraído por lo

dulce que lo hizo ver. Salvo que Zander también parecía claramente culpable.

Bonnie de repente sintió su estómago en el fregadero. —¿Hay algo que no me

estás diciendo? —le preguntó. Zander se movió incómodo de un pie a otro y las

mejillas se le enrojecieron. El malestar de Bonnie aumentó aún más. —No hay más

secretos, ¿recuerdas?

Zander suspiró. —Creo que esto va a sonar como un problema más grande de lo

que es.

—Zander—dijo Bonnie.

—El Consejo Superior del Lobo quería que Shay y yo estuviéramos juntos-

confesó Zander. El la miró tentativamente a través de sus pestañas. —Ellos… um…

¿supongo que pensaron que seríamos como compañeros? Casarnos, tal vez, y tener

hijos juntos. Ellos pensaron que haríamos un buen equipo.

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Bonnie pestañeó. Notó que su cerebro se sentía entumecido ¿Zander y Shay

habían pensado en casarse?

—Pero no podíamos llevarnos bien—, dijo Zander apresuradamente. —Lo

juro, Bonnie, simplemente nunca nos hizo clic. Peleamos todo el tiempo. Así que

nos separamos.

—Uh—, dijo Bonnie —¿Así que el Consejo Superior del Lobo controla con

quién te casas? — preguntó finalmente, escogiendo la más general de las preguntas

que rondaban su mente.

—Ellos tratan— dijo Zander, mirándola con ansiedad. —Ellos no pueden. . .

no pueden obligarme a hacer nada que no quiera hacer. Y ellos no quieren hacerlo

tampoco. Son justos. Tú eres la única que amo, Bonnie— dijo. —Créeme.

—Te creo— dijo Bonnie, porque ella realmente lo hacía, brillaba en los ojos de

Zander. Y ella lo amaba también. Zander se estremeció un poco mientras lo

abrazaba, y Bonnie aflojó los brazos, consciente de sus heridas.

—Está bien—, dijo ella en voz baja. Pero, incluso cuando volvió el rostro hacia

el beso de Zander, Bonnie no pudo evitar la palabra que resonó en su mente,

haciendo que su estómago se contrajera con ansiedad: Uh-oh.

Stefan y Elena se acurrucaron juntos en su cama, con la cabeza de Elena en el

hombro de él. Stefan se relajaba bajo sus dedos, sintiendo la suavidad de su pelo

contra la mejilla. Había sido un día interminable. Pero Elena estaba a salvo, por

ahora. Sólo por este momento, estaba en los brazos de Stefan y nada le haría daño.

Él apretó sus brazos alrededor de ella.

—¿Chloe va a estar bien?-, preguntó Elena. Stefan reprimió una risita

incrédula y las comisuras de la boca de Elena se elevaron en respuesta. —¿Qué? —,

preguntó Elena.

—Estás preocupada acerca de Chloe— dijo Stefan. -Klaus se ha comprometido

a matarte, y quieres saber si Chloe, a quien apenas conocías cuando era humana,

va a estar bien-. Él debería haberlo sabido, sin embargo. Elena tenía un núcleo de

acero. Y no hay nada más importante para ella que la protección de sus amigos, su

ciudad, el mundo. Tal vez, pensó Stefan, ella siempre ha sido un Guardián.

—No he dejado de pensar en lo que Klaus dijo-le dijo Elena, y Stefan sintió su

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cuerpo estremecerse contra él. —Tengo miedo. Pero no puedo dejar de

preocuparme por los demás, tampoco. Matt y Chloe nos necesitan, y eso es

importante para mí, también. Me preocupa que tal vez no quede mucho tiempo.

Todos debemos estar con la gente que amamos. Ella besó a Stefan. Cuando volvió a

hablar, su voz temblaba. —Sólo quiero que estemos juntos, Stefan. No quiero

perderme nada. Todo lo que quiero hacer es retenerte a ti. Stefan la besó, más

profundamente este momento. —Te amo—, le dijo en silencio. —Voy a protegerte

con mi vida. Elena rompió el beso y le sonrió, con los ojos llenos de lágrimas. —Lo

sé—, dijo. -Yo también te quiero, Stefan, muchas gracias.

Ella tiró su cabello hacia atrás y ladeó la cabeza atractivamente, exponiendo su

esbelto cuello largo. Stefan vaciló- es que había pasado tanto tiempo, desde que se

separaron y volvieron juntos-, pero ella acercó su boca hasta su garganta. El

torrente de sangre de Elena, tan embriagadora, tan llena de vitalidad que era como

champán y néctar dulce al mismo tiempo, hizo marear a Stefan, inundaciones con

calidez. No había barreras entre ellos, ni muros, y él sintió la ternura firme que

emanaba de Elena. Se quedaron dormidos, uno en los brazos del otro.

La oscuridad les amenazaba por todos lados, pero esta noche estarían juntos,

estarían dentro de la luz.

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Capítulo 10 Traducido por Pili

Corregido por Paola Salvatore

l cuerpo decapitado hallado en el bosque cercano a

la universidad de Dalcrest la semana pasada, ya ha

sido identificado como el del joven Ethan Crane —

anunció la bella locutora en el programa matutino

de TV, su frente seriamente arrugada—. La policía todavía no ha dado una

declaración de si Crane fue víctima de un asesinato o de un inesperado

accidente, pero a juzgar por las heridas, la muerte de Crane parece relacionada

con los más recientes ataques de animales en el bosque— El noticiario continuó

con otra historia.

Meredith volteó a apagar el televisor, silbando de irritación.

—Ellos deben de pensar que quienes miramos las noticias somos idiotas—

refunfuñó—. Cómo podría alguien perder su cabeza en un fortuito accidente

en el bosque.

A pesar de que la sala de estudiantes estaba vacía a excepción de ellos

cinco -Elena, Bonnie, Meredith, Stefan y Zander-, Elena bajó su voz y echo un

vistazo alrededor antes de contestar.

—Ellos no desean más miedo entre la gente del que ya hay.

El salón vacío era un signo de cuán asustados ya estaban todos, pensó

Elena.

—E

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El primer par de semanas de colegio, el salón había sido ocupado en las

tardes, los chicos y las chicas salían a ver la TV, a coquetear, o incluso a

estudiar.

Ahora todos se mostraban recelosos, permaneciendo en sus habitaciones

por si una de las caras amistosas en el campus enmascaraba a un asesino. Elena

estaba constantemente en guardia, también. Ella y sus amigas revisaban y

volvían a revisar sus armas, intentando anticiparse a lo que Klaus podría y

todavía no había hecho, en la medida de lo que ellas podrían contar.

—Mi clase de psicología fue cancelada esta semana —dijo Bonnie a los

otros—. Y apenas hay nadie en mi seminario de inglés. Mucha gente se ha

marchado—Ella musitó, moviendo sus grandes ojos marrones entre Elena y

Zander—. Mi padre quiere que yo vuelva a casa y ver si podemos conseguir el

reembolso de la matricula. Él dice que yo podría volver el próximo curso, si

llegan al fondo de todos los ataques y desapariciones —admitió ella.

—Tú no te irás a casa, ¿verdad? —le preguntó Elena. El papá de Bonnie

siempre había sido muy protector con Bonnie y con sus hermanas mayores. Por

eso a Elena no le sorprendió la noticia

—Por supuesto que no me iré —dijo resueltamente Bonnie—. Ustedes me

necesitan aquí— Ella se acurrucó más cerca de Zander e inclinó su cabeza

contra su pecho para sonreírle.

Él le devolvió una sonrisa amplia y acogedora, Elena se encontró

sonriendo también. Zander era en verdad la clase de chico, que no era del tipo

de Elena en absoluto, pero era maravilloso ver a Bonnie con alguien que le

gustase tanto que la hacía brillar de alegría siempre que estaban juntos.

Stefan carraspeó para obtener su atención.

—Yo no sé donde se está alimentando Klaus, pero no creo que los cuerpos

que han sido encontrados en el bosque sean las personas que él mató. Las

noticias están diciendo que se parecen a los ataques de animales y, eh— Él miró

hacia abajo, con el rostro ligeramente avergonzado—, obligué- realicé una

influencia a un oficial de policía para averiguar lo que sabían. Las muertes son

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realmente descuidadas; parece como un animal atacando a la gente, por lo que

es no solo una historia de portada en lo concerniente a la policía.

—Así que tú piensas, que son los nuevos vampiros quienes están matando

a la gente, no uno tan experimentado como Klaus —dijo Elena. Stefan la miró a

los ojos y ella sabía que él estaba pensando lo mismo que ella. No se trataba

tampoco de Damon, una oleada de alivio la inundó.

Si Damon cruzaba la línea, si él comenzaba a matar otra vez, ella no sabía

lo que harían. No podría imaginar a ellos traicionándolo, entregándolo a los

otros.

Tanto había cambiado entre Stefan y Damon.

Elena sabia que Stefan protegería a su hermano ahora, eligiéndolo a él,

más que a nadie excepto tal vez Elena misma.

Pero aún no se había dado eso. Y nunca sucedería, se dijo ferozmente

Elena. Damon podría haber perdido el control una vez, pero ningún daño

duradero se había hecho. La chica estaba bien. Y eran los nuevos vampiros los

cuales Ethan había convertido quienes estaban matando gente.

Meredith estaba mirándola, con sus ojos grises comprensivos.

—Sigue muriendo gente, incluso si el asesino no es Klaus —ella dijo

suavemente. Con un inicio Elena se dio cuenta de que ella comprendía su alivio

por no tratarse de Damon. Por suerte Meredith no había malinterpretado la

reacción de Elena—. No podemos adivinar a qué juego Klaus juega o qué

planes tiene hasta que se descubra por sí mismo —Meredith salió. Un mechón

de pelo oscuro cayó sobre su mejilla y ella lo colocó detrás de su oreja—. Pero

nosotros podemos apuntar a los vampiros Vitale el ataque a los túneles no

funcionó, y no podemos hacer más gas a menos que podamos conseguir mucha

más verbena que la que tenemos ahora. Nosotros debemos patrullar

regularmente para mantener a los estudiantes más seguros—Revolvió en su

mochila y sacó un mapa del campus, cuidadosamente anotada con tinta roja

un área del mapa y la siguió con el dedo—. He marcado sus cazas grandes

aquí, y creo que podemos centrar nuestras patrullas en el bosque y en los

terrenos de juego que bordean al campus. Tenemos que organizar y

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asegurarnos que tenemos patrullas nocturnas que son lo suficientemente

fuertes para enfrentarse a un grupo de jóvenes vampiros.

—¿Qué pasara durante el día? —pregunto Bonnie, frunciendo el ceño y

buscando el mapa.

—Ellos han conseguido todo el lapislázuli, ¿o no? Por lo que podrían ir de

caza en cualquier momento.

Stefan se volvió nerviosamente al lado de Elena en el sofá.

—Aunque la luz del sol no puede matarlos, ellos se esconderán durante el

día —explicó el—. La luz del sol molesta a los vampiros incluso con el

lapislázuli. La noche es el hábitat natural de un vampiro, y ellos no lo dejarán a

menos que se vean obligados.

Elena lo miró sorprendida, pero no dijo nada, Stefan vivía en el día con

ella, dormía en la noche.

¿Le dolería demasiado eso a él?, ¿él había cambiado sólo para estar con

Elena?

—Así que las patrullas nocturnas deberían ser suficientes al menos por el

momento —dijo Meredith.

Zander examinó el mapa cuidadosamente, su cabeza blanca y suave cerca

de la rojiza de Bonnie.

—Yo puedo organizar a los chicos y establecer algunas patrullas —se

ofreció.

Stefan asintió con la cabeza en señal de agradecimiento. Meredith giró

hacia Elena sus grises y afilados ojos.

—¿Qué hay de Damon? —preguntó—. Realmente podría sernos de

utilidad.

Elena titubeó. A su lado, Stefan aclaró su garganta.

—Mi hermano no está libre ésta noche —el dijo, su voz era inexpresiva—,

pero te avisare si hay algún cambio.

Meredith cerró sus labios. Elena podía imaginar lo que estaba pasando por

la cabeza de su amiga: Damon resultaba irritante pero siempre estaba y

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finalmente había demostrado durante el verano pasado y otoño ser un valioso

aliado, sólo cuando desapareció, ¿el campus fue cayendo en el caos?

Si eso era lo que estaba pensando Meredith, ella no dijo nada, sólo

entrecerró sus ojos y dejó escapar un largo suspiro, luego preguntó.

—Y que hay de los hechizos que ayudarán a las patrullas, Bonnie?

—Hay unos cuantos hechizos de protección que podrían ser nos útiles —

dijo Bonnie, pensativamente—. Voy a llamar a la señora Flowers a ver qué nos

recomienda.

Elena le sonrió a su amiga. Con el descubrimiento de su talento para los

hechizos había ganado confianza. Bonnie alzó la vista guiñándole un ojo, y

devolviéndole la sonrisa—. ¿Les venceremos, Elena? —dijo suavemente— y

también a Klaus cuando aparezca de nuevo.

—Lo hicimos antes, después de todo —dijo ligeramente Elena.

La expresión de Bonnie se despejó y Meredith recogió de nuevo su arma,

dándole la vuelta cuidadosamente en sus manos. Al lado de Elena llegó Stefan

para tomar su mano. Todos ellos sabían lo que había tomado Klaus la primera

vez que lo habían enfrentado. Damon y Stefan unidos, a un ejército de los

muertos de Fell´s Church, elevándose de la tierra donde ellos habían caído en

batalla. No es algo que podían duplicar. Y aún entonces, apenas habían

sobrevivido.

—Ahora somos más fuertes —dijo sin certeza Bonnie—, ¿correcto?

Elena se obligó a sonreír—Por supuesto que lo somos—dijo ella.

Meredith cogió la mano de Elena, y Elena se sintió reconfortada por

Stefan, su amor por un lado y por su amiga Meredith y los demás. Bonnie alzó

su cabeza con orgullo, su pequeño rostro desafiante y Zander enderezado a su

lado.

—Juntos somos invencibles —les dijo Elena y mirando sus rostros firmes,

casi lo creyó.

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Capítulo 11 Traducido por Pili

Corregido por Paola Salvatore

lena se estaba poniendo sus botas más robustas, perfectas

para una noche de patrulla a través del bosque, cuando sonó

el teléfono.

—Hola—dijo ella, echando un vistazo al reloj. En menos de cinco minutos,

se suponía que ella se reuniría con Stefan y tres lobos de la manada de Zander

para patrullar el campus.

Ella metió el teléfono entre la oreja y el hombro y apresuradamente se ató

los cordones de las botas.

—Elena —la voz de James atraviesa el teléfono, suena exuberante—.

Tengo buenas noticias, Andrés ha llegado.

Elena se puso rígida, sus dedos hurgaban en sus cordones.

—Ah —dijo débilmente. ¿El Guardián humano estaba en Dalcrest?, tragó

y habló más firmemente.

—¿Quiere reunirse conmigo, ahora? —preguntó ella—. Estoy de camino a

un lugar, pero yo podría…

—No, no —habló James—. Él está agotado, pero si vienes mañana por la

mañana, estaría encantado de hablar contigo —dejó caer su voz, como si no

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quisiera ser escuchado—. Andrés es extraordinario, Elena —dijo felizmente—,

no puedo esperar a que los dos se conozcan.

Tirando su cabello hacia atrás en una apretada, eficiente cola, Elena

agradeció a James, y bajó tan rápido como pudo el teléfono. Extraordinario,

pensó aprensivamente, eso podría significar un montón de cosas diferentes.

Los Guardianes Celestiales que había conocido habían sido extraordinarios, y

ellos se habían llevado a sus padres y debilitado su poder.

Sin embargo, James pensaba claramente que Andrés era bueno. Trató de

empujar sus pensamientos sobre el Guardián terrenal. Ya ella trotaba a través

del campus para unirse a los demás no tenía sentido en preocuparse de él

ahora; ella lo conocería bastante pronto.

Stefan y los hombres lobo se encontraban esperándola en las afueras del

bosque.

Tristán y Spencer ya habían cambiado a su forma de lobo y estaban

inquietos y olfateando el aire, orejas torcidas para cualquier sonido de

problema. El melenudo Jared, en forma humana, estaba parado con Stefan, sus

manos metidas en sus bolsillos.

—Allí esta —Stefan dijo cuando Elena se acercó a ellos, y la arrastró cerca

de él en un breve abrazo.

—Listos.

Se dirigieron hacia el bosque, Tristán y Spencer marcaban el paso en cada

lado de ellos, sus cabezas y colas levantadas, y sus orejas alerta. Había habido

demasiados ataques cerca del campus, y Elena sabia que la manada sintió que

estaba fallando en su responsabilidad de mantener a los estudiantes de

Dalcrest a salvo. Ella y sus amigas sentían lo mismo: ellos eran los únicos que

realmente sabían que horrores sobrenaturales estaban allí, y también eran los

únicos que podían proteger a otras personas.

Bonnie, Meredith, Zander y dos lobos más de su manada estaban

patrullando los terrenos de juego, tratando de mantener segura la otra parte

del campus. Elena le habría gustado tener al Matt callado, obstinado y fuerte a

su lado, pero todavía estaba encerrado lejos, con Chloe. Stefan había estado

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chequeándolos diariamente, y dijo que Chloe avanzaba, pero que ella todavía

no estaba lista para estar cerca de alguien más.

Era una noche clara, y estrellada; y todo parecía tranquilo hasta el

momento.

—Lo siento, llegué tarde —Elena le dijo a Stefan, enlazando su brazo al de

él—. James llamó cuando estaba saliendo. Él dijo que Andrés está aquí. Voy a

reunirme con él mañana.

Stefan abrió su boca para decir algo cuando los lobos se pararon, torcieron

sus orejas, y miraron fijamente en la distancia. La cabeza de Stefan se balanceó

también.

—Comprobarlo —él les dijo a ellos, y Spencer y Tristán se fueron

corriendo en el bosque.

Stefan y Jared se pararon, en alerta rastreando su avance hasta que llegó

un aullido en la distancia.

—Falsa alarma —Jared tradujo, y Stefan se relajó—, un viejo olor.

Los dos lobos venían de vuelta trotando a través del bosque, sus colas

arquearon alto sobre sus espaldas. A pesar de ser muy diferentes como seres

humanos, Tristán y Spencer eran lobos similares, elegantes y grises y no tan

grandes como Zander era en su forma de lobo.

Sólo las puntas negras de las orejas de Spencer hicieron posible poder

distinguirlos.

Viéndolos volver, Jared se encorvó sus hombros, y empujó su largo

flequillo hacia los ojos.

—Necesito aprender a cambiar sin luna —dijo irritado—. Me siento ciego

tratando de explorar como un humano.

—¿Cómo funciona, de todos modos? —preguntó Elena con curiosidad—.

¿Por qué algunos de ustedes pueden cambiar sin luna, pero no todos?

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—Práctica —Jared dijo con desánimo, dejando que su cabello se arrojase

de vuelta sobre su cara—. Es difícil, y se tarda mucho tiempo en aprender, y no

he logrado hacerlo aún. Nosotros podemos aprender a evitar cualquier cambio

cuando hay luna llena, también, pero eso es incluso más difícil, y ellos dicen

que duele. Nadie hace eso a menos que sea realmente necesario.

Spencer olfateó la brisa otra vez y dio un aullido corto.

Jared sonrió, no se molestaron en transformarse. Stefan dio media vuelta

para seguir su mirada, y Elena se preguntó que Stefan y los lobos -incluso

Jared- podían sentir la noche pero ella no podía. Era la única verdaderamente

humana allí, comprendió, y la mas ciega de todos ellos.

—¿Quieres que vaya contigo?— Stefan preguntó cuando ellos comenzaron

a andar otra vez.

—¿Al encuentro de Andrés?— Elena sacudió la cabeza—. Gracias, pero

creo que debo hacerlo por mí misma— Si ella iba a convertirse en algo nuevo.

Tenía que ser lo suficientemente fuerte como para afrontarlo sola.

Ellos patrullaron los bosques durante la noche sin encontrar ningún

vampiro o ningún cuerpo. Como el amanecer comenzó a irrumpir en el

horizonte, Elena pudo ver a los dos lobos andar con paso lento y largo al lado

de ella en la luz tenue, sus cabezas colgando bajo. Ella tenía sueño, se agarró al

brazo de Stefan para apoyarse y se concentró solo en mover un pie delante del

otro. Luego Spencer y Tristán quebraron la cabeza y empezaron a correr,

enseñando los músculos extendidos bajo su piel.

—¿Huelen vampiros? —Elena preguntó a Jared, asustada, pero el sacudió

su cabeza.

— No son más que los otros —el dijo, y a continuación estaba corriendo,

también más rápido de lo que podía ir Elena.

Cuando ella y Stefan llegaron a la siguiente y pequeña colina Elena pudo

ver el borde del bosque y el campus extendiéndose por delante de ella

nuevamente. Ella había estado tan cansada que no se había dado cuenta que

ellos habían realizado un bucle. A mitad del camino de la colina, Spencer y

Tristán estaban saludando, a un grande lobo blanco, que era Zander y otro lobo

gris; sacudiendo sus colas, Jared se apresuró hacia ellos. Bonnie, Meredith y

otros miembros con su forma humana de la manada de Zander los vieron.

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Bonnie dijo algo y los despidió. Los hombres lobo, humanos y lobos, se giraron

para volver corriendo al bosque, Zander en cabeza.

—¿Qué es esto? —preguntó, cuando ella y Stefan llegaron hasta Bonnie.

—Ah, ya que la patrulla terminó, ellos tienen que ir a cambiar y hacer

cosas en la manada,— Bonnie dijo resueltamente.— Le dije a Zander que

estaríamos bien. Encontrasteis algo?—

Elena sacudió la cabeza.—Todo estaba en calma—.

—También para nosotros— Meredith dijo balanceando su bastón, y ellos

dieron la vuelta y comenzaron a dirigirse atrás hacia su residencia de

estudiantes.—Tal vez los nuevos vampiros habían hecho esto por la locura de

la sangre que implica el cambio y ellos se esconderán por un rato—.

—Espero que sí —dijo Stefan—, tal vez podamos encontrarlos antes de

que alguien más muera.

Bonnie tembló.

—Yo sé que esto es estúpido —ella dijo—. Pero casi deseo que Klaus

hiciera todo lo que vaya a hacer. Estoy en el borde todo el tiempo es como si él

me estuviera mirando desde las sombras.

Elena sabía lo que significaba. Klaus estaba llegando después de todos

ellos. Ella lo sabía: todavía podía sentir la sensación fantasmal de sus labios

fríos en ella como una promesa. Hemos vencido a Klaus antes, trató de

convencerse a sí misma. Pero una nueva convicción se quejó en ella. Era como

si algo dentro de ella sabía mas allá de toda discusión, que la vida que ella

había vivido estaba llegando a su fin.

—Lo siento —dijo impulsivamente a Bonnie—. Klaus quiere castigarme, y

entonces estamos todos en peligro. Es mi culpa, y ni siquiera tengo Poder ahora

para protegerlos a todos.

Bonnie la miró fijamente— Si no fuera por ti, Klaus nos habría destruido a

todos hace mucho tiempo —dijo secamente.

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Elena parpadeó.

—Supongo que tienes razón —dijo sin ninguna certeza.

Bonnie rodó sus ojos.

—Y no somos unos debiluchos totales, por si no lo has notado —ella dijo.

—Si quieres estar lista para luchar contra Klaus, tal vez deberías empezar

a desarrollar tu Poder, como Guardiana —dijo Meredith.

La cálida luz del sol comenzaba a extenderse sobre el campus, y Elena

instintivamente redujo la marcha y se enderezó, inclinando su rostro hacia el

sol. Meredith tenía razón, ella comprendió. Si quería ayudar a mantener a sus

amigos seguros, a guardar el campus seguro, ella tenía que ser más fuerte. Ella

tenía que ser una Guardiana.

Elena atravesó el patio, apretando una taza de café. Se dirigía a casa de

James justo fuera del campus, tratando de recordar lo poco que sabía acerca de

Andrés. Él tenía 20 años, James había dicho, y los Guardianes lo habían

separado de sus padres, cuando tenía 12 años.

¿Qué le haría esto a una persona? Elena se preguntó. Los Guardianes que

ella había conocido, los de la Corte Celestial, habían tomado sus deberes en

serio. Seguramente Andrés estaría bien versado en todos los poderes y

responsabilidades por el Guardián-tutor, todas las cosas que Elena no sabía por

sí misma, y atendido adecuadamente al menos físicamente.

Pero, como afectaría a un niño humano ser criado por criaturas tan frías y

sin emociones como son los Guardianes? Su piel se erizó ante la idea.

Llegó a la puerta de James, Elena esperaba un saludo con los ojos fríos,

impasible forma de un Guardián terrenal, quien la enseñaría exactamente tanto

como pensaba.

Elena debía conocerlo.

Bueno, él tendría que aprender que no podía empujarla a ello.

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La Corte Celestial llena de Guardianes en la cima de su poder no habían

sido capaces de hacer a Elena obedecer, y había un solo Andrés. Elena tocó el

timbre de James con determinación.

La cara de James era seria, pero no aprensiva, cuando él abrió la puerta.

Apareció con los ojos muy abiertos y solemnes, como si, Elena pensó,

estuviera presenciando algo trascendental que no entendía totalmente.

—Mi querida niña, me alegro de que pudieses venir —el dijo, dándole un

pequeño recibimiento con sus manos, y tomando su taza de café vacía—.

Andrés esta en el patio trasero— La escoltó a través de su pequeña y ordenada

casa, y le mostró la puerta trasera. La puerta se cerró tras ella, y sorprendida,

Elena se dio cuenta de que James la envió sola.

El patio estaba iluminado en verde y oro por la filtración de la luz del sol

a través de un árbol de haya grande. En la hierba bajo el árbol sentado un

joven, el joven de pelo oscuro levantó su cabeza para mirar a Elena, cuando ella

se encontró con los ojos de él, nerviosamente apartó su mirada, y sintió que

una gran paz se ponía en ella. Sin sentido incluso, ella se encontró sonriendo.

Las rosas de Andrés lentamente acuden a ella.

—Hola Elena —el dijo, y envolvió sus brazos entorno a ella. En un primer

momento Elena se tensó en sorpresa el brazo, pero luego, una tranquilizante

calidez parecía fluir a través de ella, y se rió.

Andrés la soltó y se rió también, una nota pura de alegría.

—Lo siento —el dijo. Su inglés era fluido, pero tenía un ligero acento

sudamericano—. Pero nunca he conocido otro Guardián humano antes y

sólo… sentí que te conocía.

Elena asintió con la cabeza, recogiendo lágrimas calientes en sus ojos. Ella

podía sentir una conexión entre ellos, un zumbido con energía y alegría, y se

dio cuenta con gran sorpresa que no eran solo emociones enviadas a ella por

Andrés.

Eran procedentes de ella también, su propia felicidad corriendo hacia él.

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—Es como estar viendo a la familia por primera vez en años—ella le dijo a

él. Parecía que no podían dejar de sonreír el uno al otro. Andrés tomó su mano

y tiro suavemente de ella hacia el árbol.

Se sentaron debajo de él, juntos.

—Yo tenía un guía, por supuesto —el dijo—. Mi querido Javier, quien me

crió. Pero falleció el año pasado— Andrés súbitamente parecía inefablemente

triste, sus ojos marrones líquidos—, y desde entonces he estado solo—aclaró la

voz otra vez—. Pero ahora tu estas aquí, y puedo ayudarte como Javier me

ayudó a mí.

—¿Javier era un Guardián? —Elena preguntó, sorprendida. Andrés había

amado a Javier, claramente y el amor no era algo que ella asociara con los

Guardianes.

Andrés dio un estremecimiento fingido— Dios no lo quiera —dijo—. Los

Guardianes desean un mundo bien, pero ellos son fríos, ¿sí? Imagínatelos

encargándose del crecimiento de un niño. No, Javier era un guía. Un buen

hombre, un hombre sabio, pero totalmente humano. Un sacerdote, de hecho,

un maestro.

—Ah— Elena pensó durante un rato, cuidadosamente arrancó una brizna

de hierba, tirando de ella para dividirla, mirando hacia debajo de sus manos.

—Yo creía que las propios Guardianes eran quienes criaban a los niños

humanos que ellos cogían. Yo no… Mis padres no me quisieron dejar ir.

Adivino, habría tenido un guía. Si yo hubiera ido con ellos cuando era

pequeña.

Andrés asintió, su rostro solemne.

—James me ha contado tu situación —el dijo—. Siento mucho lo que les

ocurrió a tus padres, y deseo, poder ofrecer algún tipo de compensación. Pero

desde entonces no tienes un guía asignado para ti, yo espero, poder ayudarte

con lo que sé.

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—Sí —Elena dijo—. Gracias. Quiero decir, realmente aprecio que lo

hagas— ella vaciló, destrozando la otra brizna de hierba, había algo que ella se

había preguntado.

No era algo que podría imaginar preguntar a un extraño, pero qué

curioso, la feliz conexión entre ellos le hizo relajarse lo suficiente como para

devolverle el turno de confesiones a Andrés.

—¿Crees que hubiese sido mejor si mis padres les hubiesen permitido

llevarme con ellos?, ¿estás contento de que los Guardianes te llevaran lejos de

tu familia?

Andrés inclinó su cabeza hacia atrás contra el árbol y suspiró.

—No —admitió—. Nunca dejé de echar de menos a mis padres. Lamento

que ellos no hubieran tratado de mantenerme con ellos. Pero me vieron como

un niño que anhelaban los Guardianes, no con ellos. Ellos son desconocidos

para mí, ahora— Él se volvió a mirarla—. Pero he llegado a amar a Javier, y me

alegré de tener a alguien conmigo cuando pasé por la transformación.

—¿Transformación? —Elena preguntó, sentándose derecha y escuchando

su propia voz alta y nerviosa— ¿Qué es lo que quieres decir, con

transformación?

Andrés sonrió tranquilizadoramente hacia ella, y a pesar de sí misma,

Elena instintivamente se relajó un poco en la calidez de sus ojos.

—Todo estará bien —él dijo sosegadamente, y una parte de Elena lo creyó.

Andrés se sentó, también, con las piernas cruzadas—. No tienes nada de lo que

temer. Cuando sea tu primera tarea como Guardián, un Guardián principal

vendrá y te explicará lo que debes hacer. Tus poderes comenzarán a

desarrollarse cuando tengas una tarea. Hasta que haya terminado tu tarea, no

podrás pensar en nada más. Sentirás esta necesidad abrumadora de

completarlo. El Guardián principal vuelve cuando la tarea se realiza y te libera

de tu obligación— Él se encogió de hombros, mirando auto-consciente—. Sólo

he tenido algunas tareas, pero cuando terminaron, yo no podía esperar para la

próxima. Y el poder que he desarrollado para una tarea, lo he mantenido en el

tiempo.

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ge

—¿Es de la transformación, sobre lo que estás hablando? —Elena preguntó

dubitativamente. ¿Desarrollo de poderes?, quería el poder para derrotar a

Klaus, pero no le gustó la idea del cambio, de algo que le haría cambiar.

Andrés sonrió.

—Trabajando como un Guardián, te haces mas fuerte—le dijo a ella—. Te

hace más sabio y más poderoso. Tu todavía serás tú, sin embargo —dijo.

Elena tragó saliva. Esto era el quid de su plan. Con Klaus allí, los poderes

serían más útiles, pero necesitaba acceder a ellos ahora en lugar de esperar

hasta que uno de los Guardianes principales decidiera aparecer.

—¿Hay alguna manera de despertar estos poderes antes de que yo tenga

una tarea?—preguntó. Andrés fue a abrir la boca para preguntarle por qué, una

expresión confusa se formó en su rostro, y ella prosiguió con su explicación—.

Hay un monstruo aquí —ella dijo—. Muy viejo, muy cruel vampiro, y quiere

matarme a mí y a mis amigos. Y probablemente mucha otra gente más.

Entonces más tenemos que luchar contra él, mejor.

Andrés asintió con la cabeza, con rostro serio.

—Mis poderes no son muy belicosos, pero pueden ser de utilidad, y yo te

ayudaré mientras tanto. No todos los Guardianes tienen los mismos poderes.

Tiene que haber alguna manera de encontrar el tuyo, sin embargo, y

encenderlos.

Un halo de ilusión brilló en Elena. Si ella pudiera tener acceso a los

poderes que los Guardianes le dieron por sí misma, ella no sería su

instrumento; ella sería un arma. Su propia arma.

—¿Tal vez podrías decirme sobre la primera vez que accediste al tuyo? —

ella sugirió.

—Vale— Andrés se sentó más recto y dejó que las rodillas se le cayeran, el

estaba sentado con las piernas cruzadas sobre la hierba—. La primera cosa que

tienes que entender —dijo—, es que Costa Rica es diferente de aquí— El agitó

un brazo alrededor, indicando el pequeño patio y casa, las filas de las casas al

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Pa

ge

lado y detrás de ellos, el claro, pero frío cielo otoñal—. Costa Rica tiene una

gran cantidad de tierras vírgenes, la tierra es protegida por las leyes de nuestro

país para los animales y plantas. La gente de Costa Rica tiene una frase que

nosotros usamos mucho: pura vida -significa pura vida-, y cuando dicen esto -

al menos cuando lo digo yo- hablaban de nuestra conexión con el mundo

natural.

—Estoy segura de que es precioso —Elena dijo.

Andrés se rió entre dientes— Por supuesto que es —dijo— Y te estarás

preguntando por que te estoy hablando sobre ecología cuando debería estar

hablando sobre poder. Mira.

Cerrando sus ojos, parecía reunir su fuerza, a continuación colocó ambas

manos planas, palmas hacia abajo contra el suelo.

El ruido de un crujido suave comenzó, tan tranquilo al principio que Elena

apenas lo noto, pero pronto creció más fuerte. Ella echó un vistazo al rostro de

Andrés, el cual tenía los ojos cerrados y estaba concentrado, todavía

escuchando algo que ella no podía oír.

Mientras ella miraba, la hierba donde descansaban sus manos creció más

larga, las hojas asomando por entre sus dedos y elevándose alto para

enmascarar sus manos. La boca de Andrés se abrió un poquito y sopló más

duro. Por encima de ellos les llegó un crujido y Elena miro hacia arriba para

encontrar nuevas hojas que se despliegan de las ramas del haya, su fresca

primavera verde entre el amarillo, del otoño teñido que se marcha. Hubo un

golpe suave detrás de ella, y Elena dio la vuelta al darse cuenta de que un

pequeño guijarro había rodado cercano a ellos.

Mirando alrededor, vio un anillo de guijarros y piedras pequeñas,

suavemente deslizándose hacia ellos.

El pelo de Andrés se elevó ligeramente, hilos individuales que

chisporrotean con energía. Parecía poderoso y benévolo.

—Pero él dijo, abriendo sus ojos. Algo de la intensidad de su postura

desapareció. El sonido de las plantas creciendo rápidamente y el movimiento

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de los guijarros paro. Todavía existía una sensación de la energía expectante en

el aire alrededor de ellos—. Puedo hacer cantos rodados, lanzarlos a través del

aire, o raíces de árboles que arrastren a mis enemigos hasta el suelo. Mi fuerza

se alimenta de la naturaleza, y la naturaleza incrementa mi fuerza. Es más

eficaz en Costa Rica, porque hay más tierra virgen y por lo tanto más energía

salvaje de lo que hay aquí.

—Veo como tu talento es bastante fuerte incluso aquí —Elena dijo,

recogiendo un guijarro liso, blanco de la tierra y dándole la vuelta con

curiosidad en sus dedos.

Andrés sonrió abiertamente y agacho la cabeza modestamente— De todos

modos —el dijo—, mi primera tarea vino a mi cuando yo tenía 17 años. Javier

había estado enseñándome durante aproximadamente cinco años, y yo me

estaba muriendo por demostrar mi valía. Una criatura estaba matando mujeres

jóvenes casadas en el pueblo donde vivíamos, y un Guardián principal -quien

era bastante aterrador en sus modos, muy poderoso y enfocado- vino a mí y

me dijo que mi trabajo consistía en rastrearlo y acabar con el.

—¿Cómo hiciste para encontrarlo? —Elena preguntó.

Andrés se encogió de hombros.

—La bestia fue fácil de encontrar. Una vez tuve mi asignación, algo dentro

de mi me atrajo hacia ello. Resulto ser un demonio en la forma de un perro

negro. Un demonio puro, no una criatura mitad como un vampiro o un

hombre lobo. Fue atraído por el sentimiento de culpa, especialmente la culpa

del adulterio. Javier me había enseñado el modo principal de liberar mi poder,

pero la primera vez que realmente lo hice, me sentí como que estaba

absorbiendo todo el mundo en mí. Yo fui capaz de llamar a un viento y soplar

el perro negro lejos —Él volvió a sonreír tímidamente a Elena.

—Tal vez si trato de aprovechar la naturaleza del mismo modo, ayudará a

abrir cualesquiera que sean mis poderes —Elena dijo.

Andrés se arrodilló directamente enfrente de Elena.

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Pa

ge

—Cierra los ojos —dijo, y Elena hizo lo que le dijeron—. Ahora—Andrés

continuó, y Elena sintió que suavemente tocaba su mejilla—, respira

profundamente y concéntrate en tu conexión con la tierra aquí. Tus talentos no

son los mismos que los míos, pero ellos serán arraigados en esta tierra, el lugar

donde comenzó, justo como los míos.

Elena respiró lenta y profundamente, concentrándose en la tierra bajo ella,

la calidez de la luz del sol sobre sus hombros y el cosquilleo de la hierba contra

sus piernas.

Ella apretó los dientes y esforzándose más duro.

—Para —él dijo—. Estás demasiado tensa— Su mano dejó su mejilla y ella

sintió que él se sentaba al lado de ella, su muslo en contacto con ella, y tomó su

mano—. Deja que se pruebe de ésta forma. Canalizaré un poco de mi conexión

con la tierra en ti. Al mismo tiempo, quiero que visualices hundiéndote más

profundo en ti misma. Todas las puertas que normalmente están cerradas

dentro de ti se abrirán y dejarán que su energía fluya a través.

Elena estaba bastante segura de cómo ―visualizar hundiéndose más

profundamente en sí misma‖, tomó otro aliento lento y trató de imaginarlo,

conscientemente haciéndose relajarse. Ella se imaginó andando a lo largo de un

pasillo de puertas cerradas, las puertas volaban abiertas cuando ella las pasó.

Sintió su mano agradablemente cálida y un ligero hormigueo donde tocó la

mano de Andrés.

Pero cuando ella hubo poseído el poder de las alas, antes de que los

Guardianes lo hubieran tomado, ella había sentido mucho más que esto, ¿no

tenía ella? No había sentimiento del potencial asombroso dentro de ella, de

estos fuertemente aferrados, cosas poderosas que eran parte de ella, y que ella

podría liberar cuando fuese el momento correcto.

Ella no sentía nada especial ahora. Las puertas que volaban abiertas solo

estaban en su imaginación, nada más. Elena abrió sus ojos.

—Pienso que esto no está funcionando —le dijo a Andrés.

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Pa

ge

—No, yo pienso que tampoco —dijo con pesar, abriendo sus ojos para

mirarla—. Lo siento.

—No es culpa tuya —Elena dijo—, sé que sólo estás intentando ayudarme.

—Sí— Andrés enlazó su mano a la de ella y la miró pensativamente—No

creo que la relajación y la visualización sean tus puntos fuertes —dijo—.

Déjame intentar otra cosa. En su lugar trabajaremos con tu instinto protector.

Esto sonó más probable.

—Cierra los ojos de nuevo —salió de Andrés, y Elena obedeció.

—Quiero que pienses sobre el demonio —el dijo—. Piensa en el diablo que

has visto en tus aventuras, aquel mal que tu -que nosotros- debemos luchar.

Elena abrió su mente a sus recuerdos. Ella recordaba a la hermosa

Katherine, cara medio loca que se enrosca ya que ella gritó por la rabia y se

rasgó en el pecho sangrante de Damon. Los perros de Fell´s Church, ojos

inexpresivos que gruñían, volviéndose contra sus propios dueños. Los dientes

de Tyler Smallwood que se alargaban en colmillos y la alegría en sus ojos

cuando trató de atacar a Bonnie. Klaus reuniendo los relámpagos en sus manos

y lanzándolos a sus amigos, su rostro encendido con regocijo vicioso.

Las imágenes pasaban por su mente rápido y más rápido. Los kitsune

Misao y Shinichi, crueles y descuidados, riendo mientras convertían a los niños

de Fell´s Church en salvajes asesinos. El fantasma que se introdujo por las

gargantas de Stefan y Damon, volviéndolos locos de rabia y celos, sus bocas de

sangre. Ethan levantando la Copa de la sangre por encima de su cabeza,

llamando a Klaus a regresar a la vida.

Dorado, Klaus aterrador saliendo del fuego. Y diferentes rostros de otras

escenas, inundaron su mente. Bonnie riéndose de su pijama de cucuruchos de

helado. Samantha la cazadora de vampiros amiga de Meredith, feroz y

divertida, hasta que los vampiros de la sociedad Vitale la habían matado. El

dulce compañero de habitación de Matt, Christopher, muerto en el patio. La

chica que Damon había dejado en el bosque, aturdida y asustada, sangre

corriendo de las mordeduras en su cuello.

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Pa

ge

En su interior, Elena sintió que algo se desplegaba, no abriéndose de golpe

como una puerta o extendiéndose como alas potentes, pero suavemente

floreciendo.

Abrió los ojos despacio, y vio a Andrés cerca, al lado de ella. El resplandor

de luz verde pura le rodeó, y el pecho de Elena se apretó. La luz era muy

bonita, y sin saber exactamente como lo sabía, ella sabía que la luz era buena en

el más simple, definitivo sentido.

—Es hermoso —dijo con admiración. Andrés abrió sus ojos y le devolvió

la sonrisa.

—¿Algo? —el dijo, un trasfondo de emoción que pasa por su voz.

Elena asintió.

—Puedo ver la luz a tu alrededor —ella dijo.

Andrés casi saltó de felicidad.

— Eso es maravilloso —él le dijo a ella—. He oído hablar de esto. Debes

estar viendo mi aura.

—¿Aura? —Elena dijo con escepticismo—. ¿Esto realmente va a ayudar a

luchar contra el mal? —Parecía descabellado, modernista poder.

Andrés sonrió abiertamente.

—Te ayudará a detectar si alguien es bueno o malo desde el principio —

dijo—, Y con la práctica, he oído que puedes utilizarlo para rastrear y buscar a

tus enemigos.

—Supongo que puedo ver cómo podría ser útil —ella estuvo de acuerdo—

. No tan útil como la voladura de cosas lejos con mis manos, pero es un

principio.

Andrés la contempló por un momento y luego comenzó a reírse.

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Pa

ge

—Quizá conseguirás llegar a la parte de la voladura pronto —el dijo.

Incapaz de contenerse, Elena rió, también, y se inclinó contra él,

impotente, riéndose. Ella estaba tan aliviada, sencillamente, ferozmente alegre.

Ella había encontrado el poder sin necesidad de tener que esperar a que el

Guardián principal le dé una tarea. Y ahora que ella tenía acceso a uno, ella

pensó, que podría sentir más poder enroscado dentro de ella, mas flores

esperando para abrir. Esto era sólo el comienzo.

Por las puertas centrales del campus, Meredith marcó el paso, sus

zapatillas de deporte que hacen pistas en el polvo en el borde del camino. En el

pasado, ella había sido capaz de mantener por sí misma la calma en el colegio,

desde que ella se había formado como un cazador de vampiros a usar

realmente sus habilidades para luchar contra los vampiros, se había vuelto más

y más agitada. Quería estar en movimiento, quería hacer algo realmente- sobre

todo ahora que ella sabía que los monstruos frecuentaban el campus-. Sabía

que con Samantha muerta -una parte de ella todavía estaba ahogada en su

memoria- ella era la única protectora que no se fue.

Su piel estaba entumecida con la sensación de algo maligno, algo malo

justo fuera de la vista.

Ella no podía esperar a ver a Alaric.

Como si aquél pensamiento le hubiera evocado, el pequeño honda gris de

Alaric estaba girando la calle hacia el campus por fin. Meredith lo saludó

cuando aparcó y comenzó a correr hacia el coche, consciente de que estaba

sonriendo como una idiota pero no le importaba.

—Eh —ella dijo llegando a él, como Alaric se estiró y salió del coche y

luego ella lo besó con fuerza. Ella sabía que necesitaban establecer una

estrategia y un plan -que con suerte Alaric había encontrado algo en sus

búsquedas que podría ayudarles a luchar contra Klaus-, pero por ahora, ella

sólo atesoró la sensación de Alaric sólido y real entre sus brazos, sus labios

suaves sobre los de ella, el olor del que era de cuero y jabón y algo que era la

clase y esencia de Alaric .

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Pa

ge

—Te he extrañado —el dijo, descansando su frente contra la de ella

durante un momento, después de que finalmente se terminara el beso—.

Hablando por teléfono no es lo mismo.

—A mi también—Meredith dijo, tenía tantas ganas de verlo—.Me

encantan tus pecas—le dijo a él en consecuencia, y apresuró sus labios a través

de los puntos de oro en su mejilla.

Ellos se dirigieron al campus, tomados de la mano mientras caminaban.

Meredith señaló los sitios de interés. La biblioteca, la cafetería, centro

estudiantil, su dormitorio. Las pocas personas que ellos pasaron iban en grupos

y con prisas, cabeza abajo, no haciendo contacto visual. Cuando ellos llegaron

al gimnasio, Meredith dudó antes de detenerse en frente a él.

—Éste es el lugar donde entreno. Es duro…Yo solía venir aquí con

Samantha —le dijo—, ella era muy competitiva y brillante. Me empujó, de una

manera realmente buena— Se apoyó contra Alaric durante un momento, y

sintió que él dejaba caer un beso en la parte superior de su cabeza.

Ellos iniciaron la marcha, pero Meredith no podía dejar de pensar en

Samantha. Antes de Samantha, Meredith nunca había conocido a nadie de una

familia de cazadores de vampiros hereditaria. Sus padres la dejaron fuera de la

comunidad de cazadores. Porque los padres de Samantha habían muerto

cuando era ella joven, ella no había conocido realmente a otro cazador

tampoco.

Ellas se habían enseñado mutuamente mucho. Meredith quería a Elena y a

Bonnie -ellas eran sus mejores amigas, sus hermanas- pero ningún amigo había

entendido alguna vez tanto sobre Meredith como Samantha hacía.

Como entonces Ethan y los vampiros de la sociedad Vitale la habían

matado. Merdith había sido la primera en encontrar el cuerpo de Smantha. Ella

había sido destrozada tan violentamente, que su habitación había sido

empapada de sangre.

Meredith sintió que su cara se enroscaba, y su voz salió gruesa y feroz.

—A veces siento que esto nunca va a pararse —dijo a Alaric—. Y ahora

Klaus está de vuelta, y aunque le matamos, debería haber desaparecido.

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Pa

ge

—Yo sé —Alaric dijo—. Me gustaría hacer las cosas mejor. Klaus destruyó

a tu familia y tú lo derrotaste. Es correcto, esto debería haberse terminado

entonces— Ellos se detuvieron en un banco debajo de un grupo de árboles, y él

se sentó bajando a Meredith junto a él.

Tomando su mano, miro a sus ojos, su rostro lleno de amor y

preocupación.

—Dime la verdad Meredith —el dijo—, Klaus destruyó a tu familia.

¿Cómo te sientes?

Meredith aguantó su respiración, porque aquél hecho era exactamente lo

que ella había estado evitando desde que Klaus saliese del fuego

Klaus había atacado al abuelo de Meredith y le había conducido a la

locura. Él había secuestrado a su hermano gemelo, Cristian, y lo hizo un

vampiro. Y él hizo a la propia Meredith tener una vida mitad vampiro, algo de

lo que cada familia de cazadores tenía derecho a detestar.

Y los guardianes habían cambiado todo, haciendo que la realidad fuera la

que hubiera ocurrido si Klaus nunca hubiera llegado a Fell´s Church. Cristian

era un humano ahora-Meredith no recuerda haberse encontrado con él, pero él

había crecido con -ella en esta realidad– y en el campamento de entrenamiento

del ejército en Georgia. Su abuelo estaba feliz y sano, viviendo retirado en un

pueblo hacia abajo de Florida. Y Meredith no necesitaba sangre, no tenía

dientes afilados de gatito. Pero ella y sus amigas todavía recordaban el modo

en que las cosas solían ser. Nadie más en su familia recordaba, pero ella lo hizo.

—Estoy aterrorizada —Meredith confesó. Enroscó su mano alrededor,

jugando con los dedos de Alaric—. No hay nada que Klaus no haría, y

sabiendo que él está ahí fuera en algún lugar, esperando, planeando algo,

es…No sé qué hacer con eso.

Apretó su mandíbula y miró hacia arriba, buscando los ojos de Alaric.

—El tiene que morir —ella dijo suavemente—. Él no puede comenzar de

nuevo, no ahora.

Alaric asintió con la cabeza.

—Vale —el dijo, cambiando de simpático a serio—. Yo tengo buenas

noticias, creo— Desabrochó la mochila negra de explorador que había estado

cargando sobre sus hombros y sacó su cuaderno, volteando algunas páginas

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

ge

hasta que encontró la información que quería—. Nosotros sabemos que la

madera de fresno blanco es la única madera mortal para Klaus, ¿no? —

preguntó.

—Eso es lo que dicen —dijo Merdith—, la última vez, Stefan nos hizo una

arma de ceniza de fresno blanco, pero no resultó ser tan útil— Recordó que

Klaus desgarró la daga de ceniza blanca de la mano de Stefan, rompiéndola y

la usó para apuñalar a Stefan.

Los gritos de Stefan con mil astillas mortales que se habían rasgado en

el…imborrable. Casi había muerto. Damon había herido a Klaus con la daga de

ceniza blanca, después, pero la final, Klaus había conseguido sacar la madera

sangrienta de su propia espalda y se había mantenido triunfante, todavía

poderoso, todavía capaz de traer a Stefan y a Damon a sus rodillas.

Y ésta vez, no tenemos a Damon, Meredith pensó sombríamente. Ella

había renunciado a preguntar a Elena y a Stefan dónde estaba Damon. Él

siempre había sido impredecible.

—Bien —dijo Alaric con una pequeña sonrisa—, existe una leyenda

popular en los Apalaches que encontré en mi investigación que dice que un

fresno blanco plantado en luna llena en determinadas condiciones es más

potente contra vampiros que cualquier otra madera. Una ceniza blanca con esa

clase de magia en sus orígenes debería atestar un golpe decisivo contra Klaus.

—Seguro, ¿pero cómo es que vamos a encontrar algo así? —Meredith

preguntó, y luego ella subió una ceja—. Ah, tu sabes donde hay una,

¿verdad?—La sonrisa de Alaric se puso más amplia. Después de un segundo,

Meredith envolvió sus brazos alrededor de su cuello y le besó—. Eres mi héroe

—ella dijo.

Alaric se sonrojó, el aumento del rosa desde su cuello hasta su frente,

pero parecía contento.

—Tú eres el héroe —el dijo—. Pero con suerte, tendremos una verdadera

arma contra Klaus.

—Viaje por carretera —Merdith dijo—. Pero no antes de que nos hayamos

asegurado que el campus es un lugar seguro, podemos conseguirlo. Klaus se

está escondiendo y no tenemos ninguna pista de donde está. Así que tenemos

que concentrarnos en los vampiros recién hechos por ahora— Ella sonrió

tristemente hacia Alaric, poniendo sus zapatillas de deporte debajo del banco—

. Es importante para enfrentar la amenaza inmediatamente primero, pero esto

está bien.

Alaric presionó sus manos entre las dos suyas.

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

ge

—Todo lo que necesites, te ayudaré —dijo seriamente—, me quedaré aquí

tanto tiempo como sea útil. Mientras tú quieras.

A pesar del sangriento lío en el que fue su pasado y casi a pesar del horror

de su futuro, Merdith tuvo que reírse.

—¿Todo el tiempo que yo quiera? —dijo, flirteando, echando un vistazo a

él a través de sus pestañas, tomando sol en la sonrisa de Alaric—. Ah, tú no te

escaparás de mi ahora.

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

ge

Capítulo 12 Traducido por Pili

Corregido por Emi_93

hloe acechaba silenciosamente por el bosque, con movimientos

precisos.

Inclinó la cabeza en señal de alerta, sus ojos rastreaban algo

cercano, un movimiento invisible en la maleza.

Matt la siguió, echándose su mochila de explorador a la

espalda. Él trataba de andar tan silenciosamente como ella, pero los palos y las

hojas crujían bajo sus pies. Él se estremecía ante cada nuevo crujido.

Parada, Chloe parpadeó durante un momento, olió el aire, y a continuación

extendió las manos hacia los arbustos, a su izquierda. --Vamos --murmuró ella, casi

demasiado bajo para que Matt pudiera escuchar.

Hubo un crujido y, lentamente, un conejo salió de entre las hojas, mirando

hacia arriba, hacia Chloe, con sus inmensos ojos oscuros y las orejas temblorosas.

Con un golpe rápido, Chloe lo agarró. Hubo un chirrido estridente, y luego el

pequeño animal estuvo quieto y dócil en sus brazos.

La cara de Chloe se enterró en el pelaje de color marrón claro del conejo, y

Matt miró con indiferente aprobación como ella tragaba. Una gota de sangre hizo

un largo, y pegajoso recorrido por el costado del animal antes de gotear al suelo

del bosque.

Despertando de su sueño crepuscular, el conejo tuvo espasmos una vez,

pataleó con sus patas traseras y, a continuación, se quedó quieto. Chloe se limpio la

boca con la palma de la mano y posó el conejo en el suelo, mirando hacia él

tristemente.

—No pensaba matarlo —dijo con voz baja y triste. Ella empujó hacia atrás los

cortos tirabuzones de su cabello y alzo la vista hacia Matt suplicante —Lo siento.

Yo se lo grotesco y raro que es esto.

C

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Pa

ge

Matt abrió su mochila de explorador y saco una botella de agua para dársela a

ella. —No tienes porqué disculparte —dijo él. Verla alimentarse de animales había

sido un poco grotesco y raro al principio. Pero ahora lo era menos que la primera

vez que lo había visto. Y era su palabra al cien por cien: Chloe no había recaído en

absoluto, parecía contenta con beber sangre de animales en vez de cazar humanos.

Eso era todo lo que importaba.

Chloe se enjuagó la boca, escupiendo agua teñida de rosa entre los matorrales.

—Gracias —dijo ella temblorosamente.

—Ha sido duro —adivinó Matt.

—Algunas veces sueño con sangre. Sangre humana real. Pero las cosas que

hice en esos días con Ethan…realmente no puedo perdonarme a mí misma por

ello. No creo que pueda hacerlo jamás. Y Ethan…. ¿Por qué confié alguna vez en

él? —Su boca tembló.

—Eh —Matt agarró su brazo y lo sacudió ligeramente. —Ethan nos había

engañado. Si Stefan no me hubiera salvado, yo estaría en la misma situación en la

que tú estás ahora.

—Sí —Chloe se apoyó contra él -Adivino que tú me salvaste a mí, también.

Matt entrelazó sus dedos con los de ella. —Yo no estaba dispuesto a perderte.

Chloe levantó su cara hacia la de él y sus ojos se agrandaron. Matt rozó su

boca contra su mejilla, solo un ligero roce de labios al principio, y luego más

profundamente. Matt cerró los ojos, sintiendo la suavidad de los labios de ella

contra los suyos. Sintió como si estuviera cayendo. Cada día que pasaba con Chloe,

ayudándola a volver hacia la luz, viendo su fuerza, él la amaba un poco más.

Meredith se estiró silenciosamente para sus adentros. La habitación estaba

oscura, excepto por la luz de la pantalla de su ordenador portátil. Elena y Bonnie

estaban durmiendo en sus camas, y Meredith echó un vistazo ansioso a su propia

cama. Las noches de patrulla y los días pasados en el gimnasio daban como

resultado un profundo y gratificante sueño, en el que se hundía tan pronto como

se acostaba.

Pero a diferencia de muchas de las clases del campus, su clase de literatura

inglesa todavía se dictaba, y Meredith tenía un trabajo incompleto que debía

entregar.

Ella había sido responsable; era una estudiante de sobresaliente en el instituto,

y su orgullo no le permitía perder la fecha de entrega del trabajo o hacer un trabajo

chapucero, no importaba lo cansada que estuviese.

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Pa

ge

Forzándose a sí misma a ser una estudiante modelo, Meredith bostezó y

escribió en la máquina: ―desde su primer encuentro la relación de Anna y Vronsky

estaba claramente condenada a terminar en una mutua destrucción‖.

Estudiante modélica o no, ella todavía era una cazadora completamente

diestra con las armas, aún era una Sulez, por lo que perdió la concentración tan

pronto como Bonnie elevó la voz desde su cama, en el otro lado de la habitación.

—A él no le gusta estar solo —dijo Bonnie bruscamente.

Era el tono de voz llano, casi metálico, que utilizaba cuando tenía una de sus

visiones.

— ¿Bonnie? —Meredith titubeó. Bonnie no contestó, y Meredith encendió la

luz de su escritorio para iluminar el resto de la habitación, pero cuidando que no se

reflejase directamente sobre la cara de Bonnie.

Los ojos de Bonnie estaban cerrados, aunque Meredith podía verlos moverse

bajo sus párpados, como si estuviera tratando de despertar, o tratando de decir

algo en sueños.

Su rostro estaba tenso, y Meredith hizo un sonido con la garganta cuando se

deslizó a través de la habitación y sacudió a Elena suavemente por el hombro.

Elena medio dormida se volteó y susurró — ¿Qué? ¿Qué?

Ella parpadeó, completamente despierta.

—Shh —le dijo Meredith, luego, dirigiéndose a Bonnie, dijo suavemente

—¿A quién no le gusta estar solo, Bon?

—Klaus —respondió Bonnie en esa misma voz amortiguada, Elena abrió

desmesuradamente los ojos. Se sentó, su cabello dorado despeinado por el sueño, y

alcanzó un cuaderno y una pluma de su escritorio. Meredith se sentó en la cama de

Bonnie y esperó, contemplando la cara durmiente de la muchacha más pequeña.

—Klaus quiere a sus viejos amigos —les dijo Bonnie. —Él está llamando a

uno ahora…—Todavía dormida, levantó un delgado y blanco brazo por encima de

ella y torció un dedo, señalando a la oscuridad —Hay tanta sangre -agregó con

aquella voz llana, mientras su mano volvía a bajar. La piel en los brazos de

Meredith se puso en carne de gallina.

Elena garabateó algo en su cuaderno y lo sostuvo en el aire. En grandes letras

ella había escrito ―PREGÚNTALE A QUIÉN‖

Ellos habían descubierto en el pasado que era mejor que solo una persona le

hiciera preguntas a Bonnie cuando estaba teniendo visiones, para impedirle

confundirse o que saliera del trance.

—¿A quién está llamando Klaus? —preguntó Meredith, manteniendo la

calma en su voz. Su corazón palpitaba con fuerza ante la idea, y ella presionó una

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Pa

ge

mano contra su pecho, como si así fuera a calmarlo. Cualquier amigo de Klaus era

definitivamente peligroso.

La boca de Bonnie se abrió para contestar, pero ella vaciló. —Él los llama para

unirse a su lucha -dijo ella, después de un momento, con la voz hueca. —El fuego

es tan brillante, no hay manera de saber quien viene. Es solo Klaus. Klaus y la

sangre, y las llamas en la oscuridad.

—¿Qué está planeando Klaus? —preguntó Meredith. Bonnie no contestó. Sus

parpados revolotearon, sus pestañas se veían gruesas y oscuras en contraste con la

palidez de sus mejillas. Respiraba más pesadamente.

—¿Y si tratamos de despertarla? —preguntó Meredith. Elena sacudió la

cabeza y escribió de nuevo: ―PREGÚNTALE DÓNDE ESTÁ KLAUS‖.

—¿Puedes decirnos dónde está Klaus ahora mismo? —le preguntó Meredith.

Inquietamente, Bonnie movió la cabeza de acá para allá contra la almohada.

—Fuego —dijo ella. —Oscuridad y llamas. Sangre y fuego. Él quiere que

todos se unan a su lucha —Una risita grave salió de su boca, a pesar de que su

expresión no cambió. —Si Klaus logra su propósito todo terminará en sangre y

fuego.

— ¿Podemos detenerlo? —preguntó Meredith. Bonnie no dijo nada, pero se

inquietó.

Sus manos y sus pies comenzaron a dar golpecitos contra el colchón, primero

ligeramente, y luego más fuertemente, tornándose un repiqueteo rápido.

—¡Bonnie!—exclamó Meredith, poniéndose de pie de un salto.

Con un gran grito ahogado, el cuerpo de Bonnie se sosegó. Sus ojos se abrieron.

Meredith agarró los hombros de la muchacha más pequeña.

Un segundo más tarde, Elena estaba al lado de ellas en la cama, extendiendo

la mano y cogiendo el brazo de Bonnie.

Los ojos de Bonnie permanecieron muy abiertos y en blanco durante un

momento, y luego ella frunció el ceño y Meredith pudo ver a la verdadera Bonnie

de nuevo.

—¡Ay!-- se quejó Bonnie. —¿Qué estás haciendo? ¡En mitad de la noche! —

Bonnie se apartó de ellas —Suéltenme —dijo ella, indignada, y se frotó el brazo

donde Elena la había agarrado.

—Tuviste una visión —dijo Elena, retrocediendo para darle algo de espacio.

—¿Puedes recordar algo?

—Uf— Bonnie hizo una mueca. —Ya debería saberlo. Mi boca siempre tiene

un sabor raro cuando salgo de ello. No me gusta —miró a Elena y a Meredith. —

No recuerdo nada. ¿Qué he dicho?—pregunto, titubeante. — ¿Era malo?

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ge

— ¡Ah!… sangre y fuego, y oscuridad —dijo Meredith secamente—lo

habitual, salvo una cosa…

—Yo lo anoté —dijo Elena, y entregó a Bonnie su cuaderno.

Bonnie leyó las notas de Elena y palideció. — ¿Klaus llamará a alguien para

que se una a él? —preguntó ella. —Oh, no, no más monstruos. No podemos, no

hay ningún modo en que esto se vea bien para nosotros.

—¿Alguna idea sobre a quién podría estar llamando? —preguntó Elena.

Meredith suspiró, se puso de pie, y comenzó a caminar entre las camas.

—Realmente no sabemos mucho acerca de él —dijo ella.

—Miles de años de ser un monstruo —añadió Elena. —Imagino que Klaus ha

hecho mucho mal en su pasado.

A pesar de su zancada rápida a través de la habitación, un escalofrío recorrió

la espalda de Meredith. Una cosa era segura: cualquiera que quisiera unirse a

Klaus sería la última persona que ellos querrían aquí.

Decididamente, ella pulsó un botón de su ordenador portátil, lo cerró y fue a

su armario para sacar las armas del baúl. No había tiempo para ser una estudiante

ahora. Ella tenía que prepararse para la guerra.

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

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Capítulo 13 Traducido por Isane33

Corregido por Sabina_Salvatore

reo que puedo ver mejor en la oscuridad ahora —le

dijo Elena a Stefan mientras apartaba una rama de un

árbol y la sostenía para que él pudiera pasar.

La noche parecía llena de sonidos y movimientos, desde el susurro de las

hojas hasta el correr de algún tipo de roedor pequeño en la maleza. Se sentía tan

diferente de la última vez que ella y Stefan habían patrullado el bosque juntos.

Elena no sabía si esta nueva conciencia estaba directamente relacionada con el

poder que podía sentir extendiéndose de manera constante dentro de ella, o si

saber que tenía el poder simplemente la hizo estar más atenta a todo lo demás.

Stefan sonrió, pero no respondió. Ella se dio cuenta de que estaba centrado en

extender su propio poder, en busca de vampiros en el bosque.

Cuando se concentraba, podía ver que el aura de Stefan era de un hermoso

azul claro, moteado con zarcillos de color gris claro que pensaba que podrían ser

las dudas y las culpas que nunca se apartaban completamente de él. Pero el azul

intenso era mucho más fuerte que el gris. Deseó que Stefan pudiera ver su aura.

Ella extendió la mano y la tocó, su mano derecha estaba flotando sobre la piel

de Stefan. El azul envolvió su mano, pero no podía sentir nada. Movió los dedos,

observando el flujo del aura de Stefan alrededor de ellos.

—C

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Pa

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—¿Qué estás haciendo? —dijo él, girando su mano para entrelazar sus dedos.

Todavía estaba atento a la oscuridad que los rodeaba.

—Tu aura —dijo Elena, y luego se detuvo.

Algo que se acercaba.

Stefan hizo un suave ruido inquisitivo y cuando Elena respiró para hablar de

nuevo, algo oscuro y húmedo la inundó, congelándola completamente como si

hubiera sido arrastrada debajo de un río helado.

El mal. Estaba segura de ello.

—Por aquí —dijo ella con urgencia, y tirando de la mano de Stefan, echó a

correr por el bosque. Las ramas la abofeteaban mientras pasaba junto a ellas, una

dejando un largo arañazo punzante en su mejilla. Elena lo ignoró. Podía sentir que

algo tiraba de ella, su urgencia estaba reclamando toda su atención.

El mal. Tenía que detenerlo.

Sus pies resbalaron y patinaron sobre las hojas muertas debajo de ellos, y

Stefan la cogió por el brazo antes de que pudiera caer, tirando de ella en posición

vertical. Se quedó quieta un momento, jadeando para recuperar el aliento.

Adelante, podía ver franjas de un sucio color rojo ladrillo interceptado por un

enfermizo color amarillo-bilis. Nada como los colores calmantes de las auras Stefan

o Andrés, en absoluto. Mientras Elena miraba, el color rojo ladrillo —el color de la

sangre vieja y seca— se contrajo y se expandió alrededor del amarillo bilioso en un

ritmo constante. Dos auras, se dio cuenta —una dominaba a la otra. El sentido de

urgencia de Elena creció.

—Puedo verlo —dijo desesperadamente—. Algo malo está pasando. Vamos.

Ellos corrieron. Elena pudo notar cuando el poder de Stefan captó lo que ella

estaba sintiendo, porque él de repente fue más rápido, tirando de ella en vez de

seguirla.

L.J. Smith Destiny Rising

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Un vampiro estaba presionando a su víctima contra un árbol, las dos figuras

estaban acurrucadas en una forma oscura y corpulenta. Las auras palpitantes

estaban envueltas alrededor de ellos, era casi muy repugnante de ver. Elena apenas

tuvo un momento para darse cuenta de que había encontrado lo que había estado

cazando cuando Stefan apartó de un tirón al vampiro del humano y le rompió el

cuello con un eficiente giro de sus manos. Luego arrancó una rama del árbol y lo

estacó en el pecho.

La víctima del vampiro cayó sobre sus manos y rodillas con un golpe sordo.

Su aura amarillenta perdió su tinte enfermizo casi de inmediato, pero se fue

atenuado a un gris claro mientras el hombre se desplomaba en el montón de hojas

bajo el árbol.

Elena se dejó caer de rodillas a su lado y sacó su linterna para examinarlo

mientras Stefan arrastraba el cuerpo del vampiro —una de las promesas Vitale—

lejos entre los arbustos. La víctima tenía el pelo negro muy corto y estaba pálida,

pero su pulso era constante, y su respiración era superficial pero regular. La sangre

goteaba de un mordisco en su cuello, y Elena se quitó la chaqueta y la usó para

presionar contra la herida.

—Creo que está bien —le dijo a Stefan cuando él volvió a su lado.

—Buen trabajo, Elena —le dijo, y luego inhaló profundamente—. Sin

embargo, todavía hay sangre fluyendo en alguna parte de él.

Elena pasó la linterna sobre el hombre. Levaba puestos pantalones de pijama

y una camiseta y sus pies estaban desnudos. Las plantas de sus pies estaban

sangrando.

—El vampiro debe haberlo coaccionado a salir de su dormitorio —se dio

cuenta ella—. Así es como él terminó en el bosque.

—Cada vez son más hábiles —dijo Stefan—. Vamos a organizar más patrullas

en todo el campus. Tal vez podamos detener algunos de ellos antes de que atrapen

a sus víctimas primero.

—Por ahora, mejor llevemos a este tipo de vuelta a casa —dijo Elena. El chico

de cabello negro gimió mientras Stefan y Elena lo levantaban cuidadosamente. La

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grisura de su aura empezó a llenarse con filamentos de color, y Elena pudo notar

que él estaba empezando a despertar—. Todo está bien —dijo con dulzura, y sintió

un susurro del poder Stefan cuando él comenzó a murmurarle al chico, a calmando

para el viaje de regreso a su dormitorio.

Sin embargo, ella no podía concentrarse en ayudarlo. Su piel picaba y sintió

un tirón en lo más profundo de su ser. Todavía había algo ahí fuera. El Mal, muy

cerca. Elena dejó a Stefan llevar todo el peso de la víctima del vampiro y se apartó,

extendiendo su poder para tratar de detectar en qué dirección estaba el mal.

Nada. Nada en concreto, de todos modos —solamente la terrible y pesada

certeza, de que algo andaba mal, no demasiado lejos. Ella aguzó los sentidos,

buscando y tratando de sentir el rastro de algún aura.

Nada.

—Elena —preguntó Stefan. Él estaba sosteniendo a la víctima del vampiro con

facilidad y le estaba dando una mirada inquisitiva.

Elena sacudió la cabeza.

—Hay algo —dijo lentamente— Pero no sé dónde. —Se quedó mirando

fijamente la oscuridad por un momento, pero todavía no había ninguna pista que

le dijera de donde provenía esa sensación opresiva—. Deberíamos terminar por

hoy —dijo finalmente.

—¿Estás segura? —peguntó Stefan. Ante su asentimiento, él subió al tipo más

alto en su hombro y se volvió hacia el campus. Mientras Elena lo seguía, le echó un

último inquieto vistazo a su alrededor. Fuera lo que fuese, se estaba protegiendo

de ella y de Stefan mejor de lo que los jóvenes vampiros podían.

Era algo viejo, entonces. Y maligno. ¿Estaba Klaus cerca? Si quería, podía

matarlos ahora mismo, Elena se dio cuenta de eso con una vertiginosa llamarada

de pánico. Él era más fuerte de lo que ellos eran. Los bosques que la rodeaban

parecieron más oscuros, más siniestros, como si Klaus pudiera estar al acecho

detrás de cualquier árbol. Caminó más rápido, pegada a Stefan, ansiosa por ver las

luces del campus por delante.

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***

Bonnie sostuvo la mano de Zander mientras seguían a Meredith alrededor del

borde de la cancha de fútbol. No habían visto a ningún vampiro esta noche, pero

las estrellas eran increíblemente brillantes por encima de ellos.

—Me gusta patrullar contigo —le dijo—. Es casi como un paseo romántico,

excepto por, ya sabes, la posibilidad de ser atacados por vampiros.

Zander le sonrió abiertamente y balanceó sus manos entrelazadas.

—No se preocupe, señorita —dijo en una imitación terrible del acento de un

vaquero—. Soy el hombre lobo más fuerte en esta ciudad y aquí estoy cuidando de

usted.

—¿Es raro que encuentre esa voz sexy? —le preguntó Bonnie a Meredith.

Meredith, caminando a zancadas delante de ellos, se volvió para levantar una

expresiva ceja a Bonnie.

—Sí —dijo simplemente—. Muy extraño.

Un largo y prolongado aullido resonó en la dirección de las colinas a las

afueras del campus y Zander ladeó la cabeza, escuchando.

—Los chicos no han encontrado nada —dijo—. Van a comprar pizza una vez

que Camden cambie.

—¿Quieres reunirte con ellos —le preguntó Bonnie.

Zander la atrajo más cerca, poniendo su brazo alrededor de sus hombros.

—No, a menos que tú lo hagas —dijo—. Pensé que tal vez podríamos pasar el

rato en mi habitación, ver una película o algo así.

—¿Renunciando a la comida, Zander? —Dijo una voz seca detrás de ellos—.

Debe ser amor verdadero.

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Meredith se dio la vuelta, y Bonnie supo que ella se estaba dando con la

cabeza en la pared por no sentir a la chica acercándose a ellos.

—Hola, Shay —dijo Bonnie con resignación—Meredith, conoce a Shay una

vieja amiga de Zander.

Hombre Lobo, le articuló a Meredith cuando estuvo segura de que Shay no

estaba mirando.

—Espero que no les importe que cace con ustedes —dijo Shay, siguiéndoles el

paso al otro lado de Zander—. Spencer me dijo que estarían patrullando por aquí.

—Cuantos más, mejor —le dijo Bonnie, muy consciente de no apretar los

dientes.

—Me encantaría tener algo de lucha —dijo Shay, girando los hombros—. Se

siente como que no he estado haciendo nada salvo quedarme sentada con los

brazos cruzados desde que llegué aquí. Zander podría decirte cuan inquietos nos

ponemos cuando estamos encerrados.

—Sí, me he dado cuenta —dijo Bonnie. Zander había acelerado el paso para

que coincidiera con el rápido paso de Shay, y su brazo había caído de los hombros

de Bonnie. Ella tomó su mano otra vez, pero se encontró teniendo que apresurarse

para mantener el ritmo.

Meredith vaciló, mirando entre ellos, y estaba abriendo la boca para decirle

algo a Shay cuando Shay se detuvo de pronto.

—¿Oyes eso? —dijo, y Zander, Meredith y Bonnie se detuvieron y escucharon,

también.

Bonnie no oyó nada, pero Zander sonrió y le dio un codazo a Shay.

—Venados cola blanca en la cresta de la montaña —dijo él.

Compartieron una sonrisa privada.

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—¿De qué están hablando? —preguntó Bonnie.

Shay se volvió a Bonnie.

—El Consejo Superior del Lobo nos divide en las Manadas que formaremos

cuando somos niños, y crecemos jugando juntos. Cuando Zander, los otros y yo

teníamos unos quince años, nuestra Manada pasó una semana vagando por las

montañas cerca de donde crecimos. —Ella le sonrió a Zander, y Bonnie se tensó

ante la intimidad que era evidente entre ellos.

—Bueno —continuó Shay— en este viaje, después de que habíamos salido

corriendo con la manda toda la noche, Zander y yo fuimos a beber de una laguna

escondida en los bosques de pinos. Encontramos venados allí, y podríamos haber

matado a uno de ellos con facilidad —éramos lobos en ese momento, y es natural

para nosotros cazar en esa forma— pero ellos simplemente nos miraban, el sol

estaba saliendo detrás de ellos. Y —se encogió de hombros— eran hermosos. Fue

como si ese momento era sólo para nosotros. —Ella sonrió, y por una vez, no

parecía como si estuviera tratando de irritar a Bonnie. Shay estaba recordando. Ella

inclinó su rostro hacia la brisa—. ¿Hueles eso? —le preguntó a Zander.

Bonnie no olía a nada, pero Zander olfateó la brisa y Shay le dio otra sonrisa

nostálgica.

—Pino —dijo él. Shay sonrió, arrugando su nariz.

Después de un momento, Meredith se aclaró la garganta y comenzó a caminar

de nuevo, explorando el área por problemas, y Zander apretó la mano de Bonnie.

—Entonces —dijo—. ¿Película?

—Claro —dijo Bonnie, distraída. No podía dejar de ver las similitudes en los

movimientos de Zander y Shay y cómo, incluso cuando Zander estaba hablando

con ella, tenía un oído atento a los sonidos lejanos que Bonnie nunca sería capaz de

oír. Había una distancia entre ellos, pensó, que nunca podrían ser capaces de

cruzar.

Tal vez Bonnie nunca encajaría en el mundo de Zander. No como Shay.

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Capítulo 14 Traducido por Pili

Corregido por Violet~

lena daba vueltas nerviosamente en su cama, la sábana

envolviéndola a su alrededor y volteó su almohada de modo que

ella pudiera descansar su mejilla en el lado más fresco. Cruzando

la habitación, Meredith murmuró algo en su sueño y luego se

quedo callada.

Elena estaba exhausta, pero no podía dormir. Había tomado tanto tiempo

para maniobrar al chico que el vampiro había atacado en los bosques atrás de su

residencia de estudiantes, y más aún que Stefan lo influenciara para hacerle olvidar

lo que sucedió. Y ellos no sabían si el poder de Stefan había funcionado totalmente

sobre el chico: la dieta de sangre animal de Stefan mantiene su Poder tan fuerte

como la de otros vampiros de su edad que se alimentan de humanos.

Sin embargo, no fue esa preocupación, la que mantuvo a Elena despierta. No

podía dormir porqué no podía sacudirse el sentimiento que había tenido en el

bosque, algo oscuro y perverso tirando de ella, su Poder tratando de conducirla a

algún lugar.

De cualquier modo, ese sentimiento era más fuerte ahora, algo tiró

insistentemente en el centro de ella, diciéndole ahora y de prisa.

Elena se sentó en la cama. El Poder en su interior quería que ella saliese tras el

mal que estaba ahí fuera, quería que ella hiciese las cosas bien. Tenía que hacerlo,

no había ninguna duda sobre ello.

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Ella echó un vistazo a las camas de Meredith y Bonnie. Meredith estaba

acostada boca arriba, un brazo delgado lanzado sobre sus ojos, mientras Bonnie se

había enroscado perfectamente en un lado, una mano bajo su mejilla, pareciendo

imposiblemente joven.

Ellas querrían que las despierten, para llevarlas con ella.

Descartó la idea casi de inmediato. Pensó en Stefan, unas plantas más arriba,

probablemente leyendo o sentándose en su balcón mirando las estrellas, pero de

mala gana apartó la idea de llamarlo, también.

Lo que sea que estuviese ahí afuera, su Poder estaba diciéndole que era solo

para ella. Confió en su Poder: Andrés le había contado que sus habilidades se

desbloquearían a medida que fueran necesarios. Su Poder la mantendría segura.

Elena se deslizó de la cama, cuidadosa de moverse tan silenciosamente que

incluso Meredith no despertaría, y se puso sus pantalones vaqueros y su chaqueta.

Recogiendo sus botas para ponérselas en la entrada, fue de puntillas hasta la

puerta.

Estaba muy oscuro cuando cruzó el patio, la luna asomando sobre los tejados

del campus. Elena se apresuró, no estaba segura si era el frío del aire o la sensación

de hormigueo que la impulsaba haciéndola temblar.

Aquel tirón se hizo más fuerte cuando ella dejó el campus y se aventuró a

entrar en el bosque. Incluso sin encender la linterna de su bolsillo, Elena se

encontró caminando segura como si fuera a plena luz del día.

La sensación de maldad creció más y más fuerte. El corazón de Elena palpitaba.

Quizá ella debería haber contado a alguien lo que estaba pasando, pensó. Al

menos podría haber dejado una nota. ¿Sería Stefan capaz de encontrarla si no

regresaba?

Y si, sola en el bosque, ¿se encontraba a Klaus? ¿Podría su Poder protegerla

entonces?

De repente, con un fuerte choque, el sentimiento de fuerza en su pecho se hizo

intenso, asfixiante, y en un momento, la abandonó. Algo se movió en la oscuridad

frente a ella, y Elena encendió su linterna.

Sentado en un tronco en medio del bosque, en la oscuridad, estaba Damon.

Sus ojos brillaron negros como el escarabajo en el resplandor de la linterna.

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Damon. Verlo fue como una patada en el estómago, Elena jadeó. Damon. Ella

había pasado más de un año envuelta con él, centrada en Damon, Stefan, en ella

misma y en la torcida, y complicada relación entre todos ellos. Luego, sin aviso, él

se había ido.

Y ahora estaba aquí.

El tenía… buen aspecto, el parecía tan deseable como siempre, todo la piel

suave y pelo liso, poderoso, potentes músculos. Como un animal salvaje, quería

tocarlo sabiendo que era peligroso. Ella había hecho su elección entre los hermanos

y estaba pura y simplemente contenta con ello: Stefan era lo que quería. Pero eso no

significaba que fuera ciega a la belleza de Damon.

Pero, deseable o no, la cara de Damon parecía dura ahora, como si hubiera

sido esculpida en mármol blanco. Él volvió sus ojos insondables hacia ella,

levantando la mano para bloquear el haz de la linterna.

—¿Damon? —Elena preguntó inciertamente, bajando la linterna.

Normalmente, algo en Damon parecía ablandarse cuando la miraba, pero

ahora él se puso rígido y permaneció en silencio.

Después de un momento, ella buscó en su interior, tiró de ese nuevo Poder

que había encontrado y trató de ver el aura de Damon.

Oh. Esto era realmente malo. Había una nube oscura alrededor de Damon. No

era el mal simple, pero había maldad en él, y dolor y algo más, una especie de

distancia sin filo, como si estuviera adormecido contra algún daño.

El negro, gris y el azul opaco curiosamente se arremolinaban alrededor de él,

zarcillos que salían disparados de improviso y luego se retiran hacia atrás tan cerca

de su cuerpo que ella apenas podía verle.

Damon no movía un músculo cuando la miró, pero su aura se encontraba

agitada.

Y a través de todo había una fina red de ese mismo color de sangre seca que

había penetrado el aura del vampiro que había asesinado Stefan esa misma noche.

—¿Te estabas alimentando de alguien? —Le preguntó repentinamente.

¿Explicaría la fuerza del tirón, la desazón, que ella había sentido por el camino

aquí?

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Damon sonrió socarronamente un poco y alzó su cabeza, estudiándola.

Cuando la pausa había durado bastante tiempo Elena estuvo segura de que el no

iba a contestar, él encogió un hombro indistintamente y dijo—: En realidad no

importad, ¿verdad?

—Damon, no puedes simplemente… —Elena comenzó pero Damon la cortó.

—Esto es lo que soy, Elena —dijo en la misma plana, e indiferente voz—. Si

has pensado diferente, estabas mintiéndote a ti misma, porque yo nunca te engañé

con respecto a esto.

Elena se hundió bajo el tronco junto a él, descansando la linterna entre ellos, y

tomó las manos de Damon. Se puso rígido, pero inmediatamente se aparto.

—Sabes que me preocupo por ti, ¿no? —Le preguntó—. No importa lo que

pase. Siempre lo haré.

Damon la contempló, sus ojos oscuros y fríos, y deliberadamente comenzó a

desenredar sus dedos de los de ella.

—Tú has hecho tú elección, Elena —dijo—. Estoy seguro de que Stefan te

espera.

Elena se desplazó lejos de él, ya que era lo que parecía querer Damon, y puso

sus manos en su regazo.

—Stefan se preocupa por ti —Le dijo—. Amo a Stefan, pero te necesito

también. Ambos lo hacemos.

La boca de Damon se torció.

—Bueno, no siempre se puede conseguir todo lo que se desea, ¿verdad

princesa? —dijo, una filo burlón en sus palabras—. Como le dije a Stefan, he

terminado.

Ella lo contempló y se presionó a si misma, tratando de ver su aura de nuevo.

Usando su nuevo Poder tanto hoy, fue como agotar los músculos que nunca había

sabido que tenía. Cuando lo logró una vez mas, se estremeció: el aura de Damon se

había hecho más oscura que cuando ellos hablaron, y ahora era un tiro tormentoso

gris con rojos y negros, una espesa nube taciturna a su alrededor. El azul había

sido tragado por los colores más oscuros.

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—Puedo ver tu aura, Damon —dijo ella—. Tengo Poder ahora —Damon

frunció el ceño—. Es oscura, pero todavía hay bien en ti. —No cabe duda de que

debe ser. Ella no sabía si podía leer en su aura, no sabía lo suficiente sobre las auras

aún: necesitaba aprender, pero conocía a Damon. Él era complicado, egoísta y

voluble, pero siempre habría bien en el—. Por favor, regresa con nosotros.

La cara de Damon aún estaba girada lejos de ella, la mirada estaba fija en algo

en la oscuridad que Elena no podía ver. Deslizando sus rodillas al lado del tronco,

Elena puso sus manos en sus mejillas y volvió su rostro hacia ella. El suelo estaba

congelado y había una piedra cavada en su pierna, pero eso no importaba.

—Por favor, Damon —dijo—. Tú estas haciéndote esto. No tiene porque ser

así. —Él la fulminó con la mirada en silencio—. Damon —dijo, sus ojos heridos—.

Por favor.

Damon se puso de pie abruptamente, apartándola, y Elena perdió su

equilibrio, cayendo hacia atrás en el duro suelo. Se incorporó, se sacudió y agarró

la linterna.

—Bien —dijo ella—. Me iré, si eso es lo que quieres. Pero escúchame. —Hizo

un esfuerzo para suavizar su voz de nuevo—. No hagas nada de lo que te

arrepentirás, no importa lo enojado que estés conmigo. Cuando estés listo, te

estaremos esperando. Nosotros te queremos. Stefan y yo ambos te queremos. Y

puede que no sea la forma que tu quieras que yo me preocupe por ti, pero esto

merece la pena.

Los ojos de Damon brillaban de nuevo en el resplandor de la linterna. Ella

pensó por un momento que iba a hablar, pero solo la contempló, su cara dura y

desafiante.

No había nada más que decir, realmente.

—Adiós, Damon —dijo Elena, y retrocedió unos pasos antes de dar la vuelta

para encontrar el camino de salida del bosque.

Había una enorme, dura masa de sollozos construyéndose en su pecho y

necesitaba llegar a casa antes de que esto la arrollara. Si empezaba a llorar ahora,

nunca podría detenerse.

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Capítulo 15 Traducido por Pili

Corregido por Violet~

Querido diario:

No puedo dejar de preocuparme por Damon.

Meredith y Bonnie han ido a las montañas en busca del bendito fresno blanco, y

nuestra habitación está muy silenciosa. Cuando estoy sola aquí, el espacio vacío se llena de

pensamientos de cómo Damon parecía enojado y distante cuando lo encontré en el bosque

anoche. Su aura era tan oscura, que eso me asustó. No le he dicho a Stefan aun sobre mi

Poder que me lleva a Damon. Sin embargo, tengo que contárselo, tan pronto como estemos

solos. He aprendido la lección finalmente sobre permitir que secretos se interpongan entre

nosotros.

Pero Stefan ha estado tan ocupado. Él está manteniéndonos a todos juntos: en

contienda con Meredith, investigando con Alaric, y ahora que Zander se ha ido a las

montañas con ellos y Bonnie, Stefan ha estado trabajando con la manada, también. Está

decidido a protegerme de Klaus, a protegernos a todos.

Donde quiera que Klaus esté, su plan esta funcionando, siempre estoy en el borde

ahora. Sé que él quiere que yo sienta miedo: incluso me lo ha dicho, pero no puedo parar de

sobresaltarme en cada sombra. Cada día me da más miedo y más enojada estoy conmigo

misma. No quiero sentir como Klaus intenta acercarse a mí. Cuando estoy con Stefan,

nosotros podemos deslizarnos en nuestro mundo privado. A pesar del peligro que se cierne

cerca de nosotros. Estoy segura allí. En los brazos de Stefan. Siento como quizá nosotros

podemos derrotar a Klaus. Algunas veces yo creo que nosotros podemos hacer cualquier

cosa, juntos. Nosotros podemos salvarnos a nosotros mismos y salvar a Damon, también,

incluso, si no quiere ser salvado.

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Un golpe llega a la puerta de la habitación de Elena. Deslizó su diario debajo

del colchón. Y corrió para dejar entrar a Stefan. Él había estado con la manada la

mayor parte del día, desde que Zander y los otros se habían marchado, cuanto lo

había echado de menos, se hundió tan pronto como ella finalmente lo vio.

Su pelo oscuro rizado colgaba sobre su frente y tenía una mancha de barro

seco sobre un ojo.

—¿Qué es esto? —Elena preguntó, rozando un dedo a través de ello.

Stefan hizo una mueca.

—Al parecer, ser aceptado por un hombre lobo de la manada significa que

ellos tratan de derribarte muchas veces. —Le dijo—. Me empujaron a un arbusto.

Elena intentó mantener la compostura, pero no podía menos que reírse

tontamente con la imagen mental, y la cara de Stefan se iluminó, también, las líneas

cansadas alrededor de su boca desaparecieron.

—Creo que es loco dejar a Zander salir de la ciudad con Bonnie —dijo Elena,

llego hasta él para cerrar la puerta.

Tan pronto como la puerta se cerró, Stefan la empujó contra él. Retiró el pelo

de Elena hacia atrás y la besó suavemente en la garganta, justo por encima de su

punto de pulso. Ella arqueó su espalda hacia atrás, inclinándose en él cuando

envolvió sus brazos alrededor de su cintura.

—¿Funcionaron las rutas de patrulla con la manada entre combates de lucha?

—Le preguntó—. ¿Podemos manejarnos sin los otros hasta que vuelvan?

—Mmhm, eso creo —contestó Stefan, trazando suavemente su mejilla con un

dedo, sus ojos concentrados en su rostro.

—Sólo lamento que no tengamos alguna idea de donde está Klaus —continuó,

su voz cada vez más sombría—. Él podría estar en cualquier parte, listo para

golpear.

—Lo sé. —Elena tembló de miedo—. Siento como que hay una nube negra

que cuelga sobre nosotros todo el tiempo. Lo único que me gustaría es poder

solventar mis Poderes como Guardiana. Si voy a tener Poder real, ¿porqué ellos no

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me permiten tenerlo ahora? Todos estamos en peligro, y es tan frustrante saber que

yo debería ser capaz de proteger a todo el mundo, pero no puedo.

—Que hay del mal que tu percibiste ayer en el bosque? —Preguntó Stefan—.

¿Lo has sentido desde entonces?

Elena titubeó. Ahora era su oportunidad. Se había prometido contarle a Stefan

que ocurrió tan pronto como ellos tuviesen un momento a solas. Pero ella no

quería herirlo, no quería contarle como de enojado y distante parecía su hermano.

—Lo sentí nuevamente anoche —dijo finalmente—, pero no lo siento ahora.

—¿Lo hiciste? —Preguntó Stefan—. ¿Tienes una idea de donde podría venir?

—Cuando Elena todavía dudaba, él suavemente inclinó el rostro de ella para que

mirase hacia él—. Elena, esto es importante. Esos sentimientos podrían ser nuestra

primera pista real sobre donde esta Klaus. ¿Hay algo que no me estas contando?

Elena se sintió estremecer, pero Stefan simplemente espero pacientemente, su

boca suave y seria.

—¿Qué es, amor? —Preguntó.

—Lo seguí hasta el bosque ayer en la noche —le dijo, nerviosamente

toqueteando la pulsera de su brazo—. Yo, um, encontré la fuente. —Con la

sensación de saltar de un acantilado, le dijo—: No se trataba de Klaus, o de los

vampiros de la sociedad Vitale, era Damon.

—Pero tú sentiste maldad. —dijo Stefan, sonando confundido.

—Si. —Suspiró Elena—. Tal vez no completamente maldad. Damon no lo es.

Lo sé. Pero no esta haciendo el bien. No creo que la chica que nosotros

encontramos en el bosque sea la única que ha atacado. Su aura era… violenta.

Enojada.

Los hombros de Stefan se desplomaron, y el se apoyó contra su escritorio.

—Lo sabía —dijo—. Te dije como estaba cuando traté de hablar con él. Creo

que tenemos que darle algo de espacio. No puedes empujar a Damon: el sólo va a

hacer exactamente lo que quiere, sobretodo si intentas controlarlo.

—Debe haber algo que nosotros podamos hacer —dijo Elena. Su voz sonaba

áspera a sus propios oídos, ronca.

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Cruzando la distancia entre ellos en un paso, Stefan tomó su mano y miró

hacia ella, sus ojos oscuros y preocupados.

—Nunca va a ser solo nosotros, ¿verdad? —dijo tristemente—. Damon estará

siempre entre nosotros, aún cuando él no está aquí.

—¡Stefan, no! —dijo ferozmente. Stefan proyectó su mirada tristemente hacia

abajo a sus dedos entrelazados—. ¡Mírame! —Le rogó. Él lentamente levantó su

mirada para encontrarse con la de ella otra vez—. Te amo, Stefan. Siento cariño por

Damon, él es una parte de mí ahora, pero eso no es nada comparado con lo que

siento por ti. Somos sólo nosotros, tu y yo, y eso es como va a ser. Siempre.

Elena tiró de él para acercarlo, desesperada por mostrarle esa verdad. Sus

labios se reunieron en un largo beso.

Stefan, pensó, oh, Stefan.

Elena se abrió completamente a él. Expuesta y vulnerable, mostró a Stefan el

amor que ella tenía para él, su alegría por haber vuelto a él por fin. Con asombro,

Stefan gradualmente tomó sus emociones. Ella podía sentirlo presionando

suavemente en las paredes que ella siempre había guardado para si misma, los

pequeños secretos vergonzosos, la parte de si misma que ella siempre había

querido ocultarse de él. Pero Elena derribó las barreras, mostrándole que no había

nada mas allí que amor por él, solo él.

Stefan suspiró contra sus labios, una diminuta exhalación de aliento, y ella

sintió la paz que se desbordaba en él cuando entendió que, por fin, era el único

para ella.

Como la pareja interior se aferraron el uno al otro, un gran cuervo apretó sus

garras fuertemente alrededor de una rama de árbol en la oscuridad fuera de la

ventana del cuarto de la residencia de estudiantes. No era como si el había estado

sosteniendo la esperanza, sin embargo. Él había hecho todo lo posible con Elena, le

había dado lo que pensó que ella quería, le había mostrado lo que tenía que

ofrecer. Él mismo había cambiado por ella.

Y ella se había apartado y elegido a Stefan. Ella aún no sentía nada por él, no

en comparación con sus sentimientos por Stefan.

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Bien. Damon debería haber sabido mejor de que preocuparse. Lo que le había

dicho a Stefan, lo que le había dicho a Elena, él tenía razón: lo hizo con ellos, con

todos. ¿Por qué debería seguir alrededor de una muchacha humana cuando había

un amplio mundo ahí fuera esperándolo?

Damon extendió sus alas y se lanzó fuera de la rama, hacia la noche.

Montando la suave brisa sobre el campus, trato de pensar sobre dónde

debería ir después. Tailandia quizás. Singapur. Japón. Él nunca había pasado

mucho tiempo en Asia: tal vez era el momento de conquistar nuevos lugares, ser el

misterioso, el forastero con los ojos fríos otra vez, sentir a toda prisa el mar de la

humanidad que se alza a su alrededor mientras él se mantiene separado y solo.

Estaría bien estar solo una vez más, se dijo a sí mismo. Los vampiros no eran

animales de manada, después de todo.

Mientras reflexionaba sobre su futuro, miró los caminos del campus y luego

las calles de la ciudad bajo él de un modo distraído, de su manera habitual. Una

solitaria corredora, joven y rubia, estaba corriendo bajo él, pelo recogido en una

cola de caballo, y auriculares puestos. Idiota, pensó mordazmente. ¿No sabe lo

peligroso que es éste lugar ahora mismo?

Sin dejar de considerar lo que pretendía, Damon se deslizó hacia abajo y tomó

su forma humana, aterrizando silenciosamente en la acera unos pocos metros

detrás de la corredora. Se paró un momento y con fastidio ajustó sus ropas, hace

mucho tiempo las palabras de su padre haciendo eco en su mente: un caballero

puede considerárselo así por el cuidado que toma en su aspecto y por la precisión de su

vestimenta.

Luego se movió rápidamente y elegantemente tras la chica, dejando perder un

poco de su Poder más rápido de lo que cualquier humano podría ser.

Él se echó sobre sus pies tan fácilmente como arrancar una flor de su tallo, y la

puso en sus brazos. Ella dio un chillido, abortado y luchó brevemente cuando él

hundió sus afilados colmillos en su garganta, luego todavía creció. No tenía

ningún motivo para detenerse a si mismo, ya no.

Estaba tan bien, había estado calmando a sus muchachas, haciéndolo indoloro

para ellas durante tanto tiempo, y la adrenalina pura de su miedo se disparó a

través de su sistema. Era incluso mejor que la muchacha del bosque, quién ya

había estado dócil y mareada con la pérdida de sangre cuando él dejó la gota de

obligación para que se calmara.

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Damon bebía profundos tragos de sangre, alimentando su Poder.

El corazón de ella redujo su marcha, se tambaleó, y sintió que era un

momento asombrosamente dulce cuando el pulso de ella aflojó, encontró la paz

natural propia. Su vida fluía en él, calentando sus huesos fríos.

Y entonces todo, el latido de su corazón, el flujo de sangre, paró. Damon dejo

caer el cuerpo de ella a la acera y limpió su boca con una mano. Se sintió borracho

de ella, zumbando con la energía que había tomado en si mismo. Aquí estoy yo,

pensó con amargo triunfo, el Damon real, nuevamente.

En la parte posterior de su mano había una mancha de la sangre de la

muchacha. La lamió, pero sabía mal, no tan dulce como debería. Como el placer

puramente físico de tomar la sangre, tomando el camino de la muerte, se disipó.

Damon podía sentir un fuerte dolor agudo justo debajo de su esternón. Él presionó

con una mano su pecho.

Había un lugar vacío dentro de él: un agujero en el pecho que toda la sangre,

la sangre de todas las muchachas más bonitas en el mundo, nunca podrían llenar.

De mala gana, bloqueó el cuerpo en sus pies. Tendría que esconderlo, supuso.

No podía dejarla aquí, expuesta en la acera.

Los ojos de la chica estaban abiertos de plano, la mirada muerta y parecía

estar mirándolo. Era muy joven, pensó Damon.

—Lo siento —dijo, su voz pequeña. Se agachó y con cuidado presionó para

cerrar sus ojos. Ella parecía mas tranquila así—. Lo siento —dijo nuevamente—.

No fue tu culpa.

No parecía haber nada más que decir o hacer. Con un solo golpe sin esfuerzo,

recogió el cuerpo de la chica y camino con el, hacia la noche.

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Capítulo 16

Traducido por Laura Soto Corregido por Izzi

―Está bien.― dijo Alaric, jadeando un poco ―De acuerdo con estas instrucciones, el fresno blanco debe estar en la orilla de un arroyo, solo a media milla más lejos de aquí.

―¿Es todo cuesta arriba todavía?― gimió Bonnie, apartando los sudorosos

rizos rojos de los ojos.

Habían pasado la noche anterior en un sucio motel y salieron de caminata por

la mañana temprano. Por ahora, parecía como si hubieran estado en este camino

estrecho de la montaña siempre. Había sido divertido al principio, era un hermoso

día soleado y un arrendajo azul brillante había volado de árbol en árbol ante ellos

por un tiempo, lo que parecía un buen augurio. Pero después de varias horas tenía

calor y sed; todavía tenían que seguir adelante.

―Vamos, Bonnie.― dijo Meredith. ―Ya no está lejos.

Meredith estaba caminando alegremente en la parte delantera del grupo, con

aspecto tranquilo y cómodo como si estuviera dando un pequeño paseo por uno de

los senderos del campus. Bonnie le frunció el ceño de nuevo: a veces Meredith en

tan buena forma era completamente exasperante.

Desafiante, Bonnie se detuvo por un minuto y bebió un poco de agua de su

cantimplora mientras los demás la esperaban.

―Así que, una vez que encontremos ese fresno blanco mágico, ¿cuál es el

plan?― preguntó Zander, moviéndose sin descanso de un pie a otro mientras

esperaba.

Shay no habría tenido que parar a descansar, pensó Bonnie con amargura.

Entonces, Zander le dio un codazo amigablemente con el codo mientras sacaba su

propia cantimplora, y ella se sintió un poco mejor.

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―Bueno, no podemos cortar el árbol.― dijo Alaric seriamente. ―Tiene mucha

trascendencia espiritual y da protección a esta zona, además de ser la única arma

que podría ser eficaz contra Klaus. Pero es un árbol muy grande, según los

informes, por lo que deberíamos ser capaces de coger varias ramas sin hacer

demasiado daño.

―He traído un hacha.― dijo Meredith con entusiasmo, mientras comenzaba a

caminar de nuevo. ―Vamos a hacer tantas estacas como podamos, y repartirlas

para todos.― ella echó un vistazo a Zander. ―Todo el que no vaya a ser un lobo

cuando luchemos con Klaus, en cualquier caso.

―Es difícil sujetar una estaca con patas.― coincidió Zander.

―Deberíamos recoger hojas, también.― dijo Bonnie. ―He estado revisando

libros de hechizos, y creo que podríamos utilizar la ceniza de las hojas para hacer

pociones y tinturas que podrían ayudarnos a conseguir una cierta protección

contra Klaus. Igual que el efecto que tiene la verbena en los poderes de un vampiro

normal.

―Buena idea.― dijo Zander, poniendo un brazo alrededor de sus hombros.

Bonnie se inclinó contra él, haciéndole tomar algo de su peso. Le dolían los pies.

―Vamos a necesitar toda la ayuda que podamos conseguir.― dijo Meredith, y

ella y Bonnie intercambiaron una mirada.

De los cuatro de ellos en esta montaña, ellas eran las únicas que habían

luchado contra Klaus la primera vez, y las únicas que sabían cuántos problemas

había en ello realmente.

―Ojalá Damon estuviese trabajado con nosotros.― dijo Bonnie nerviosamente.

―Él nos daría muchas más probabilidades de ganar en una pelea.

Ella siempre había sentido un vínculo especial con Damon, desde los días en

que ella había tenido un enamoramiento loco y embarazoso por él. Cuando habían

viajado a través de la Dimensión Oscura juntos, habían cuidado el uno del otro. Y

Damon se había sacrificado por ella, empujándola a un lado y llevándose el golpe

fatal del árbol en esa luna del Mundo de las Tinieblas. Los mechones de pelo que

Bonnie y Elena habían dejado con su cuerpo habían ayudado a recordar a Damon

quién era cuando fue resucitado. Le dolía que ahora le hubiese dado la espalda a

ella.

Meredith frunció el ceño.

―He tratado de hablar con Elena sobre Damon, pero ella no me quiere decir lo

que está pasando con él. Y Stefan solo dice que Damon necesita tiempo y que

volverá.

―Damon haría cualquier cosa por Elena, ¿no? Si ella se lo pidiese.― Bonnie

dijo, mordiéndose el labio.

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Damon había estado obsesionado con Elena durante mucho tiempo, era

extraño e inquietante tener a Elena en peligro y no encontrar a Damon en ninguna

parte.

Meredith se limitó a sacudir la cabeza.

―No lo sé.― dijo. ―Nunca le he entendido.

―Ya casi llegamos.― dijo Alaric alentador. ―Debe ser justo delante.

Bonnie podía oír el murmullo de un arroyo. Zander se detuvo.

―¿Hueles eso?― dijo, olfateando el aire. ―Algo se está quemando.

Justo en la siguiente curva en el camino, un largo dedo de humo negro se

extendía por todo el cielo. Bonnie y Meredith se miraron alarmadas y echaron a

correr, Bonnie olvidándose de sus pies doloridos. Alaric y Zander aceleraron

también, y cuando rodearon la curva, todos estaban corriendo.

Alaric se detuvo primero, con la cara abatida.

―Ese es― dijo. ―Ese es el fresno blanco.

Estaba envuelto en llamas rugientes, y ya carbonizado en negro. Mientras

observaban, una rama cayó pesadamente al suelo, disparando chispas al aterrizar,

y se desmoronó en hollín. Alaric se quitó la camisa, empapándola con su botella de

agua mientras corría hacia delante, hacia las llamas.

Bonnie corrió tras él. Tenía la impresión de que dos figuras se escabullían por

el camino abajo y Zander y Meredith corrieron detrás de ellos, pero no podía

concentrarse en eso ahora: tenía que tratar de salvar el árbol. A medida que se

acercaba, el calor era increíble, casi como un muro obligándola a apartarse.

Apretando los dientes, pisoteó las pequeñas llamas que surgían en la hierba

alrededor del árbol ardiendo. El humo le picaba en los ojos y se filtraba en su boca,

por lo que tosía y jadeaba.

Su brazo ardía dolorosamente y apartó la ceniza caliente que había caído sobre

ella. Más cerca del tronco, Alaric golpeaba las llamas con la camisa mojada y luego

tropezó hacia atrás, asfixiado, con el rostro manchado de negro. Ellos no tenían

ningún efecto sobre el fuego en absoluto. Bonnie le agarró del brazo y tiró de él

hacia atrás, con el corazón abatido.

―Es demasiado tarde.― dijo.

Cuando se dio la vuelta, vio a Zander y Meredith guiando a dos personas

camino atrás hacia ellos. Zander tenía un firme control sobre un fornido hombre de

cabello oscuro, mientras Meredith sostenía su bastón en la garganta de una chica.

Ella parecía familiar, pensó Bonnie aturdida. Después de un momento, la sensación

de familiaridad cambió a certeza, y entonces Bonnie se inundó con indignación.

La chica alta con el pelo largo y castaño rojizo había estado una vez tan cerca

de ella como Meredith y Elena: Caroline. Habían celebrado los cumpleaños de cada

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una, conseguido vestidos para bailes de la escuela secundaria juntas, pasado la

noche en casa de la otra.

Pero Caroline había cambiado. Ella les había traicionado a todos, y la última

vez que Bonnie la había visto, Caroline había estado embarazada de gemelos

hombre lobo e infectada por los demonios kitsune, despiadada y loca.

Bonnie empezó a avanzar, con una bola caliente de ira en su estómago. ¿Cómo

se atrevía Caroline a aparecer ahora, después de todo lo que había pasado, y

todavía estar trabajando en contra de ellos?

Entonces el tipo fornido tiró lejos de Zander, quien le arrastró de vuelta al

camino. Bonnie vio su rostro por primera vez. Ella se detuvo, la ira ardiente

convirtiéndose en hielo. Podía recordar los rasgos gruesos grotescamente

retorcidos en un gruñido, el salvaje hocico. Había sido un asesino. La había mirado

maliciosamente, la insultó, y la quiso comer.

Tyler Smallwood. El hombre lobo que había matado a Sue Carson y huido de

Fell’s Church, dejando embarazada a Caroline. El hombre lobo que había ayudado

a Klaus.

―¡Alto! Meredith, para.―rogó Caroline.

Meredith podía ver un lado de la cara de Caroline, desde donde ella la

sujetaba, y las lágrimas corrían por ella, haciendo surcos a través del hollín del

fuego.

Lo que quedaba del tronco del árbol se estrelló contra el suelo, levantando más

chispas y humo negro y espeso, y Meredith sintió a Caroline sobresaltarse con el

sonido. Poco a poco, Meredith soltó su agarre sobre Caroline, alejando el bastón de

su garganta para poder mirar a Caroline a los ojos. Caroline respiró hondo,

sollozando y se volvió hacia Meredith plenamente. Sus ojos verdes en forma de

gato muy abiertos por el terror.

Meredith la miró.

―¿Cómo puedes ayudarlo, Caroline?― preguntó ella con fiereza. ―¿No te

acuerdas cómo Klaus te secuestró?

Caroline negó con la cabeza.

―Estás loca.― dijo, y Meredith se quedó asombrado de que la desaliñada y

llorosa Caroline aún pudiera sonar tan desdeñosa. ―Yo no estoy ayudando a

nadie.

―¿Así que solamente decidiste quemar un árbol hoy?― preguntó Meredith, su

voz goteando sarcasmo.

―Yo... supongo.― dijo Caroline, frunciendo el ceño. Ella cruzó los brazos sobre

su pecho en defensiva ―Creo que fue un accidente.

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Había algo mal aquí, Meredith se dio cuenta. Caroline no se veía culpable o

desafiante. Asustada, por supuesto, pero parecía como si estuviera siendo honesta.

Meredith suspiró. Sería bueno poner sus manos sobre alguien responsable de la

destrucción de su única arma, pero estaba empezando a sospechar que Caroline no

era esa persona.

Al lado de ellas, Zander gruñó, forcejeando con Tyler.

―Que se vaya, Zander.― dijo Meredith ―Necesito que me digas si Caroline

dice la verdad.

Zander gruñó de nuevo, dándole a Tyler rodillazos en el pecho y golpeándole

en el suelo. Meredith lo miró fijamente. Nunca había visto al tranquilo Zander así:

mostrando los dientes blancos con furia. Incluso parecía más grande, y de alguna

manera más salvaje, el pelo desordenado como si estuviera intentando erizarse.

Zander le había dicho una vez, recordó Meredith, que los que se habían

convertido en hombres lobo no le olían bien a él, no como los hombres lobos

originales.

Detrás de ella, más cerca del fuego, Bonnie habló, su voz ronca por el humo.

―Zander.― dijo ―Zander, que se vaya.

Zander oyó a Bonnie como no le había parecido oír a Meredith, de mala gana

liberó a Tyler y se levantó. Estaba tenso, sin embargo, a punto de atacar de nuevo

cuando Tyler lentamente se puso en pie, sacudiéndose la suciedad. Ellos se

miraron detenidamente.

―Está bien.― dijo Zander. Él se apartó de Tyler lentamente, sus labios todavía

retirados en un gruñido, y miró a Caroline. Zander se acercó a ella, lo

suficientemente cerca como para oler su cuello. ―Dime lo que estás haciendo

aquí.― dijo.

Caroline se apartó indignada, pero Meredith la cogió del brazo y la hizo

retroceder hacia Zander.

―¿Por qué estás aquí, Caroline?― preguntó ella con severidad.

La chica de cabello castaño rojizo les fulminó con la mirada.

―Yo no tengo que explicaros nada.― dijo ―Solo estamos acampando. El

incendio fue un accidente.

―¿Así que Klaus no te envió aquí?― preguntó Bonnie escéptica. ―Nunca has

sido del tipo de ir de acampada, Caroline.

―Esto no tiene nada que ver con Klaus.― dijo Caroline pausadamente.

―¿Qué hay de ti, Tyler?― preguntó Meredith. ―¿Tu viejo maestro te envió

aquí?

Tyler sacudió la cabeza rápidamente.

―Yo no quiero tener nada que ver con ese tipo.― dijo.

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―¿Y bien, Zander?― preguntó Meredith en voz baja.

―Ellos están diciendo la verdad, por lo que ellos saben.― dijo Zander. ―Pero

hay algo mal. Huelen... raro.

―Klaus les obligo.― dijo Meredith rotundamente. ―Ellos solo saben lo que

Klaus les dijo que era la verdad. Y Klaus debe haberles dicho que viniesen a

acampar aquí. No podemos hacerles responsables de la quema del árbol. No es su

culpa.

―Eso es ridículo.― dijo Caroline ―Nadie nos obligó a hacer nada.― pero su

voz sonaba nerviosa e insegura, y Tyler envolvió su brazo alrededor de ella de

forma protectora.

―No es una gran cosa.― Tyler le aseguró. ―Aunque hubiésemos tenido la

intención de incendiar ese árbol, es solo un árbol. ¿Por qué le importaría a Klaus?

Meredith dejó su bastón descansar libremente contra su pierna. Ella no iba a

pelear con nadie aquí. El Tyler que había conocido allá en los peores días en Fell’s

Church podría haber merecido morir, pero a juzgar por la forma en que estaba

intentando escudar a Caroline, ya no era el que había sido.

―Era un árbol muy importante.― dijo en voz baja.

―Lo siento.― dijo Caroline. Caroline nunca había sido buena con las disculpas,

recordaba Meredith. ―No tenéis razones para creerme, para creernos, pero yo

nunca haría nada para haceros daño, ni siquiera matar a un árbol. Si los recuerdos

que tengo de Fell’s Church son reales, solíamos ser amigas. Verdaderas amigas,―

dijo ella, mirando de Meredith a Bonnie ―y lo arruiné todo.

―Sí, lo hiciste.― dijo Bonnie sin rodeos. ―Pero ya es parte del pasado.

Caroline le dio una media sonrisa torcida, y después de un momento, Bonnie

le sonrió con torpeza.

―¿Qué recordáis sobre Fell’s Church?― les preguntó Meredith.

Tyler visiblemente tragó saliva y acercó a Caroline a él.

―Los monstruos y todo, ¿esa es la verdad?― preguntó, con la voz temblorosa.

Bonnie asintió. Meredith sabía que ella ni siquiera podría resistir tener que

poner toda esa historia en palabras.

Una gota de sangre bajó por la frente de Tyler desde un rasguño que Zander le

debía haber infligido, y lo limpió con la mano que no sujetaba a Caroline.

―Un día me desperté y recordé una vida normal, pero también me acuerdo de

esta historia loca donde yo era un hombre lobo e hice, eh...― sus mejillas se

sonrojaron ―Cosas malas.

―Las cosas malas pasaron, pero luego cambió todo.― le dijo Meredith ―La

mayoría de la gente no lo recuerda, pero todo lo que crees que sabes es verdad.

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Sería demasiado complicado explicarles cómo Elena había salvado Fell’s

Church chantajeando a los Guardianes para cambiar los acontecimientos del año

pasado. Para casi todo el mundo, su último año había sido completamente normal:

sin vampiros, sin hombres lobo, ni kitsune. Pero un puñado de personas, todas

ellas con poderes sobrenaturales o influencias de un tipo u otro, podían recordar

dos líneas de tiempo.

―¿Te acuerdas de Klaus?― preguntó Alaric. ―¿Lo has visto alguna vez

después de que te fuiste de Fell’s Church? ¿Tal vez en tus sueños?

Meredith lo miró con aprobación. Klaus podía haber recorrido sus sueños,

sabían eso. Tal vez Caroline o Tyler tendrían algún recuerdo residual que pudiera

ayudarlos, aunque no recordasen haber sido influenciados.

Pero Tyler negó con la cabeza.

―No lo he visto desde Fell’s Church.― dijo.

―¿No desde que secuestraste a Caroline para atraer a Stefan hasta él, quieres

decir?― dijo Bonnie con aspereza ―¿Cómo hicisteis para terminar juntos de nuevo,

de todos modos?

Tyler estaba sonrojado tristemente y Caroline le tomó de la mano, cruzando

los dedos carnosos con los de ella, largos y elegantes.

―Yo todavía estaba esperando los bebés de Tyler. Los recuerdos de ambos

estaban seguros de eso. Así que cuando nos encontramos el uno al otro, decidimos

que lo mejor que podíamos hacer era intentar formar una familia.― ella se encogió

de hombros. ―Todas esas cosas, Klaus y todo, ahora parece como un sueño.

Hemos estado en casa de mi abuela, y ha estado ayudando a cuidar de los gemelos.

Y esa -escogiendo la versión de eventos que era más conveniente para ella y

ateniéndose a ella- era justamente Caroline, Meredith se dio cuenta. Ella nunca

había tenido ninguna imaginación.

―Sabes Tyler,― dijo Bonnie ―deberías ponerte en contacto con tu primo Caleb.

Te estuvo buscando en Fell’s Church, y él parecía muy preocupado.

Esa era una manera de decirlo, supuso Meredith. Caleb les había acechado,

puesto encantamientos sobre ellos, y lanzado hechizos para sembrar la discordia

entre Elena y los otros, todo porque sospechaba que ellos estaban detrás de la

desaparición de Tyler y de su propia memoria doble.

Caroline puso la mano en el hombro de Tyler, y Meredith se dio cuenta de

algo.

―Te has cortado las uñas.― dijo.

Caroline siempre había tenido las uñas largas, perfectamente pulidas, desde

que había dejado de hacer pasteles de barro y empezó a hablar sobre chicos.

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―Oh.― dijo Caroline, mirando a sus manos ―Sí, tuve que cortarlas cortas para

no arañar a los gemelos. A ellos les gusta chuparme los dedos.― añadió vacilante

―¿Queréis ver las fotos?

Bonnie asintió con la cabeza con curiosidad, y Meredith se unió a ellas para

mirar en el teléfono móvil de Caroline fotos de dos pequeños bebés.

―Brianna y Luke.― les dijo ―¿Veis lo azules que son sus ojos?

Fue entonces cuando Meredith decidió que bien podría perdonar a Caroline y

Tyler. Si Caroline había cambiado lo suficiente para que se preocupase más por sus

hijos que por su aspecto, y Tyler no estaba intentando hacerse el mandón,

probablemente no eran ninguna amenaza. Era cierto, que habían arruinado todo

destruyendo el fresno blanco, pero no lo había hecho maliciosamente.

Intercambiaron algunas palabras y luego se separaron. Caroline y Tyler se

dirigieron de vuelta por el sendero, el pelo largo de Caroline balanceándose contra

sus hombros bronceados. Era extraño, Meredith pensó mientras los observaba.

Caroline había sido una amiga cercana, y luego una enemiga despreciada, y ahora

no sentía nada por ella.

―Esa era la única ventaja que había encontrado en las fuentes acerca de

derrotar a Klaus.― dijo Alaric tristemente, mirando el montón de cenizas y

pedazos chamuscados del dichoso fresno.

―¿Podríamos recoger las cenizas y usarlas para algo?― preguntó Bonnie

esperanzada ―Tal vez hacer un ungüento y ponerlo en una estaca normal?

Alaric negó con la cabeza.

―No funcionaría.― le dijo ―Todo lo que he leído deja claro que tiene que ser

de madera en buen estado.

―Encontraremos otra cosa.― dijo Meredith, apretando los dientes ―Tiene que

haber algo a lo que sea susceptible. Pero al menos una cosa buena salió de esto.

―¿Qué?― preguntó Bonnie ―Espero que no estés hablando de Caroline,

porque algunas fotos no van a borrar todo lo que ella ha hecho. Y los bebés

claramente van a parecerse más a Tyler que a ella.

―Bueno,― puntualizó Meredith ―¿recuerdas que te dijimos que cuando

tuviste tu visión en nuestra habitación, dijiste que Klaus estaba llamando a un viejo

amigo para ayudarlo?― ella hizo un gesto con la mano hacia las figuras en retirada

por el camino ―Si era Tyler, no es una amenaza después de todo. No estamos

frente a un segundo enemigo.

―Sí.― dijo Bonnie, pensativa, y se abrazó a sí misma ―Si la visión estaba

hablando de Tyler.

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Capítulo 17 Traducido por Pili

Corregido por tamis11

eredith malhumoradamente recogió el lodo en las ranuras de sus

botas de senderismo, sacudiendo los pedazos de suciedad en el

suelo del coche.

A su lado, Alaric estaba conduciendo hacia el campus. Había un profundo

pliegue entre sus cejas, y Meredith sabía que él estaba volcando más posibilidades,

tratando de enfocar el problema de Klaus desde todos los ángulos en que podría

pensar. Ella sintió que una oleada de afecto por él la invadía, y ella alcanzó para

apretar la rodilla de él. Alaric la miró y sonrió.

Cuando se volvió hacia el asiento trasero, ella vio a Bonnie dormida, su cabeza

sobre el hombro de Zander. Zander la había estrechado hacia él, su mejilla

apoyada contra su cabello.

Pero mientras Meredith la miraba, la cara de Bonnie se puso inquieta, su boca

apretándose y sus cejas dibujando hacia abajo un ceño preocupado. Ella se enrosco

en su asiento, levantando sus piernas debajo de ella y enterrando su cara en el

pecho de Zander.

—No —ella dijo, la palabra amortiguada contra Zander.

Zander sonrió ampliamente y apretó su brazo alrededor de ella. —Ella esta

soñando —él le dijo a Meredith—. Es tan lindo como ella habla en sueños.

—Alaric, para —Meredith dijo fuertemente. Alaric paro el coche en el lado de

la carretera, y Meredith rápidamente rebusco por la guantera. Afortunadamente

Alaric llevaba papel y bolígrafos en el coche.

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—¿Qué es esto? —Zander preguntó alarmado. Presionando contra él, Bonnie

sacudió su cabeza con fuerza, sus rizos se extendieron por todo el pecho de él, y

murmuró pequeños ruidos de angustia.

—Ella no esta soñando, ella esta teniendo una visión —Meredith le dijo. —

Bonnie —ella dijo, manteniendo su voz baja y en calma. —Bonnie, ¿qué está

pasando?

Bonnie gimió y se revolcó, su cuerpo se arqueó lejos de Zander. Ampliando

sus ojos, Zander la agarró, tratando de sostenerla aún.

—Bonnie —Meredith dijo de nuevo—. Todo está bien. Dime que estás viendo.

Bonnie exhalo un aliento, y luego sus amplios ojos café se abrieron y ella

comenzó a gritar. Alaric se sacudió de la sorpresa, golpeando su codo en el

volante.

El grito salió y lleno el coche de ruido.

—¡Bonnie, páralo! —Zander tiraba de Bonnie hacia su pecho, tratando de

calmarla y para impedir que ella se cayera del asiento ya que luchaba.

Finalmente, ella cedió y los gritos se murieron en quejidos. Y luego ella miró a

su alrededor a los demás.

—¿Qué está pasando? —ella dijo densamente.

—Tú estabas teniendo una visión, Bonnie —Meredith dijo— Todo está bien.

Bonnie movió la cabeza.

—No —ella susurro, su voz entrecortada y tensa de gritar—. No era una

visión.

—¿Qué quieres decir? —Alaric preguntó.

—Era un sueño —Bonnie estaba visiblemente más calmada, y Zander

cautelosamente la liberó del estricto control con que la sujetaban sus brazos y

tomó su mano en su lugar.

—¿Solo un sueño? —Meredith dijo dubitativa.

Bonnie movió la cabeza otra vez, lentamente.

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—No exactamente —ella dijo—. Recuerdas los sueños que tenía, ¿cuando

Klaus mantenía prisionera a Elena? Después…

Ella vaciló.

—Después de que ella murió. Los sueños, ¿qué ella me envió? ¿Que Klaus

invadió? Yo pienso que Klaus me está enviando este sueño.

Meredith intercambió una mirada con Alaric. —Si él puede entrar dentro de su

mente ¿cómo vamos a protegerla? —ella preguntó tranquilamente, y el movió su

cabeza.

—¿Qué sucedió en el sueño? —Zander preguntó, acariciando el brazo de

Bonnie.

—Era… parecía un campo militar o algo así, —Bonnie dijo, frunciendo el ceño,

claramente lo que recuerdo. —Había árboles en todas partes. Klaus tenía a un

grupo entero de personas alrededor de él. Él estaba de pie enfrente de ellos,

diciéndoles lo fuertes que eran y que ya estaban listos.

—Listos para, ¿qué? —Meredith preguntó rápidamente.

Bonnie hizo una mueca. —Él no lo dijo exactamente, pero para nada bueno,

estoy segura —ella dijo—. Pero yo no podía ver cuantas personas había ni que

hacían o distinguirlos. Pero parecía que había un montón de ellos. Todo estaba

nublado y vago, pero yo podía ver a Klaus tan claramente como nada.

—Él está reuniendo un ejército —Meredith dijo, su corazón hundiéndose. Ellos

no tenían ningún fresno, ninguna arma contra Klaus. Y él no estaba solo.

—Hay más —Bonnie dijo. Encorvó sus hombros, enroscándose en si misma

protectoramente, apretándose más cerca de Zander. Ella parecía muy desdichada y

asustada, su rostro blanco pálido y sus ojos bordeados de rojo. —Después que

finalizó su discurso, él me miró, y yo supe que él me había llevado allí. Él extendió

la mano iba a tomar mi mano y apenas la rozó con sus dedos —Ella estiró su

propia mano delante de ella y la miraba, sus labios temblaban—. Su mano era tan

fría. Y él dijo, vengo, pequeña, vengo a por ti.

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Capítulo 18

Traducido por MewHiine

Corregido por Sabina_Salvatore

tefan empujó a Elena detrás de él cuando se lanzó a sí mismo hacía

un vampiro, rasgando su garganta con sus colmillos alargados. A su

lado, Spencer en forma de lobo, chocó contra otra de los vampiros

Vitale y la golpeó derribándola, sólo para ser arrojado violentamente

contra una fila de estanterías cuando la vampira recuperó el

equilibrio. Los estantes se tambalearon y se derrumbaron sobre el hombre lobo,

bloqueando su vista de Elena.

Elena agarro la estaca con firmeza en su mano y apretó los dientes. Podía

sentir el mal a su alrededor, tirando de ella para que se diera prisa e hiciera algo al

respecto. Ella no tenía la fuerza sobrenatural de Stefan o del hombre lobo o de los

vampiros que estaban luchando en su contra, pero si ella era rápida y tenía suerte,

tal vez podría dejar uno o dos de ellos fuera.

Ellos no habían esperado encontrar ninguno de los vampiros en la librería. Si

lo hubieran hecho, habrían estado mejor preparados, con armas en las manos y

hubieran traído más miembros de la manada con ellos. Ellos habían estado

haciendo un rápido barrido después de horas en la biblioteca, asegurándose que la

Sociedad Vitale se encontrara encadenados en la habitación. Y aquí, sólo un piso

por encima de la entrada de la habitación, había comenzado lo que debe ser - Elena

miró a su alrededor, calculando – todos los vampiros restantes de la Sociedad

Vitale, excepto Chloe, que con seguridad todavía seguía oculta con Matt.

Ocho vampiros. Hasta ahora, habían estado rastreando un vampiro a la vez,

encontrando sólo media caza. No habían tenido ni idea de que los vampiros aún

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eran aliados, porque parecía que se habían disipado. Si hubieran sabido que

seguían trabajando juntos, Elena y los demás habrían tenido más cuidado, o de

alguna manera habrían hecho un seguimiento de ellos más de cerca.

Spencer estaba de pie ahora y gruñía mientras desgarraba un lado de uno de

los vampiros, que luchó frenéticamente contra él. Stefan era más fuerte que estos

jóvenes vampiros, y dos cuerpos yacían a sus pies, pero aún eran superados en

número. Dos agarraron a Stefan por los brazos y giraron en torno a él para que otro

agarrara su hombro, con una estaca en alto.

— ¡No! — Gritó Elena, el pánico rasgando a través de ella. Ella cargó contra los

vampiros que sujetaban a Stefan, pero una mano se cerró sobre su hombro que la

hizo girar para ver un chico alto y de oscuro pelo que ella estaba bastante segura

de que había estado en su clase de química a principio de año.

—No interfieras, ahora,— dijo burlonamente. —Creo que nosotros podemos

hacernos compañía.— Elena luchó, pero no podía mover su brazo, y su otro puño

se cerró en su pelo, tirando de su cabeza hacia atrás lentamente para dejar al

descubierto su cuello.

Por el rabillo del ojo, Elena vio a Stefan quitarse uno de los vampiros de

encima, sólo para ser sujetado de nuevo. Él aún estaba luchando, aunque, sin

estacar todavía. El vampiro le dio una sonrisa, con sus dientes descendiendo, más

grandes y más nítidos mientras ella forcejeaba contra él.

No puede ser así como esto termina, pensó aturdida. No voy a morir de esta manera.

Elena arrebató una de sus manos libres justo cuando ella escuchó un estrépito

repentino en las escaleras, el sonido de pies y cuerpos en movimiento. Otro grupo

de estanterías cayeron y los libros se deslizaron por el suelo. El vampiro sostuvo su

mirada y luego la alejó, cayendo hacia atrás con una gran mancha de sangre

floreciendo en su pecho.

Detrás de él, con un bastón extendido, estaba Meredith.

—Gracias— dijo Elena, con la boca seca por el miedo.

—En cualquier momento— dijo Meredith, sonriendo salvajemente. —Sólo

recuérdame que corte su cabeza más tarde. — Entonces ella se fue, dando vueltas

por la habitación con el bastón levantado. Un lobo blanco enorme – Zander, por

supuesto. – se había unido a Spencer al otro lado de la habitación y estaban

luchando codo con codo, gruñendo y desgarrando la carne de sus enemigos. Alaric

se apresuró pasando a Elena, levantando una estaca y detrás de él se encontraba

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Bonnie, con las manos extendidas delante de ella, cantando un hechizo de

protección.

Alaric estacó a uno de los vampiros que sujetaban a Stefan, y Stefan fue capaz

de encargarse de los otros que lo mantenían sujeto. En pocos minutos, la lucha

había terminado.

—Llegaste justo a tiempo—, dijo Stefan. —Gracias.

—Fue Zander. Escuchó la lucha cuando pasamos por la biblioteca— dijo Meredith,

levantando la vista de donde ella y Alaric estaban arrastrando por el suelo los

cuerpos de los vampiros hasta apilarlos ordenadamente en un rincón. —Vamos a

tener que quemar esos cuerpos, pero parece que este es el final de los vampiros de

Ethan. A parte de Chloe, por supuesto.

—Gracias a Dios—,dijo Bonnie. Había cogido un surtido de hierbas de su bolso y

trazaba patrones, echando encantos de distracción y desorientación, con la

esperanza de que nadie que pudiera venir viera los cuerpos hasta que se

deshicieran de ellos. —Pero tenemos algo más grande de que ocuparnos.

Klaus dijo Elena, con los hombros caídos.

No pudimos conseguir la madera. Y Bonnie tuvo una visión dijo

Meredith.

Un sueño, no una visión Bonnie interrumpió bruscamente.

Lo siento, un sueño corrigió Meredith. Ella piensa que Klaus estaba

llegando a ella, amenazándola y por lo que dijo, suena como si estuviera listo para

atacar.

Sin embargo, no entiendo por qué él nos advierte, dijo Zander. Él y

Spencer estaban volviendo a su forma humana otra vez, y mientras hablaba,

Zander envolvió un vendaje alrededor del hombro de Spencer donde había sido

golpeado por la fila de estanterías.

Meredith y Elena intercambiaron una mirada.

A Klaus le gusta burlarse de sus víctimas dijo Meredith. Todo esto es un

juego para él.

Entonces tal vez deberíamos tratar de devolverle la pelota a él sugirió

Elena. Stefan asintió con la cabeza, adivinando lo que estaba pensando y le dio una

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sutil sonrisa. Había estado animándola a explorar sus nuevos poderes más a fondo.

Puedo intentar de nuevo sentirle dijo a los otros. Si podemos encontrar

dónde él y sus aliados se esconden, tal vez podamos averiguar lo que está

haciendo, con quien está trabajando y atraparlo con la guardia baja.

¿Puedes hacerlo ahora? Preguntó Alaric, mirándola con interés

profesional. Elena asintió. Relajando su cuerpo, respiró hondo y cerró los ojos. En

un principio, ella no sintió nada especial. Poco a poco, se dio cuenta de que el

sentido del mal que la había abrumado cuando estaba rodeada por la lucha no se

había ido. Todavía había un insistente y discreto tirón, un sentimiento de que algo

andaba mal y que tenía que arreglarlo. Esa sensación la llenaba, y ella abrió los ojos

de nuevo.

Zarcillos de un negro y rojo oxidado de un aura como el humo colgaban en el

aire frente a ella. Elena levantó una mano hacia ellos, pero los colores se

arremolinaban alrededor de sus dedos sin ninguna sustancia, la misma forma en

que Stefan tenía el aura. Sus poderes se hacían cada vez más fuertes: lo que había

sido sólo una sensación ahora era sólido, un rastro de negro y rojo que conducía

escaleras arriba y fuera de la biblioteca. Podía imaginar que iba más lejos, al patio y

a los campos de atletismo detrás de la escuela. Elena siguió los mechones de color,

y los demás la siguieron.

De nuevo al bosque dijo Bonnie desde detrás de Elena, pero Elena apenas

la oyó. Los colores no llevaban al bosque, sino que se extendían por todo el campo

y alrededor de un cobertizo. Los golpes en la cabeza de Elena, la sensación de algo

siendo equivocado se estaba intensificando.

¿Klaus se esconde de nuevo aquí en alguna parte? dijo Zander, sonando

confundido. ¿No es un tipo de exponerse?

No. Pensó Elena. No Klaus. Y de repente, se dio cuenta del gran error que había

cometido. El sendero, el sentimiento de agravio que tenía, le resultaba familiar.

Damon. Ella llevaba a cada uno de ellos directo hacia él.

Hubo una fracción de segundo entre el momento en que Elena se dio cuenta

de esto y cuando el grupo entero dobló la esquina del cobertizo. Sus pasos

vacilaron, pero ya era demasiado tarde para cambiar de dirección.

Damon se estaba alimentando de otra chica de pelo rubio, la tiró con fuerza

contra su pecho y abrió su boca contra su cuello con sus ojos fuertemente cerrados.

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La sangre corría por ambos lados del cuello, haciendo un parche sangriento que

mojaba la camisa negra de Damon.

Hubo un momento en que todo, incluso Meredith, se congeló. Sin

conscientemente pensar en ello, Elena se movió, arrojándose entre los demás y

Damon.

No dijo, dirigiendo sus palabras a Meredith. Meredith era la que

importaba aquí, era la única quien no dudaría un instante en asesinar a Damon.

No puedes le dijo. Ella echó una rápida mirada a Damon, quien abrió los ojos un

instante y dio una mirada irritada, la mirada que daría un gato cuando se

interrumpe en su plato de comida. Luego cerró los ojos otra vez y sus colmillos

trabajaron más profundo en la garganta de la niña. Bonnie dio un suave gemido

horrorizado.

¿Qué demonios, Elena? Gritó Meredith. ¡La está matando! Equilibrada

en las bolas de sus pies, ella esquivó hacia un lado, levantando el bastón, y Elena se

movió rápidamente para quedarse entre ella y Damon. Alguien se estaba

deslizando por el otro lado de Elena y ella dio media vuelta para tratar de

detenerlo, pero había sido Stefan, quien empujó a Damon fuera de su presa.

Damon gruñó, pero no intentó agarrarla de nuevo. Stefan miró a su hermano

tensamente cuando agarró a la niña y la pasó cuidadosamente a Alaric.

Meredith, por favor dijo Elena, su voz era fina y desesperada a sus

propios oídos. Por favor, para. Hay algo mal con él, pero es Damon, el que nos ha

salvado antes. Él ha estado luchando a nuestro lado en muchas batallas. No se le

puede matar. Tenemos que averiguar lo que está pasando.

Stefan se había apoderado de los brazos de Damon ahora, pero su hermano le

restó importancia con un tic irritado de sus hombros. Cuando Elena miró hacia

ellos, Damon se incorporó y colocó la ropa en su lugar, disparándole a Elena una

brillante sonrisa, hostil. Aún seguía teniendo sangre en la boca y en la barbilla.

Yo no necesito que me protejas, Elena dijo. He cuidado de mi mismo

por mucho tiempo.

Por favor, Meredith dijo Elena otra vez, haciendo caso omiso de sus

palabras, y extendió sus manos suplicantes a su amiga.

Oh, sí. Dijo Damon burlonamente, llevando su sonrisa afilada hacia

Meredith. Por favor, Meredith. ¿Estás segura de que tus aliados están aquí,

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

ge

cazadora? Meredith había bajado su bastón un par de centímetro, pero sus ojos

eran planos y duros mientras miraba a Elena. Tú y Stefan intervinieron muy

rápido para protegerlo dijo con frialdad. ¿Cuándo tiempo han estado

escondiendo esto?

Elena se estremeció.

Supe hace un par de días que Damon estaba cazando otra vez. Dijo.

Pero las chicas siempre estaban bien al final, sin embargo. Ella sabía lo débil

que era su protesta. Peor aún, ella no estaba segura de creerlo. Damon había

abandonado a la niña que ella y Stefan se encontraron en el bosque, ella podría

haber muerto. ¿Qué otra cosa había hecho él? Pero no podía permitir que Meredith

lo matara.

Voy asumir la responsabilidad de él dijo rápidamente. Stefan y yo nos

aseguraremos de que no hace daño a nadie más. Por favor, Meredith. Stefan

asintió con la cabeza, la mano apretando otra vez alrededor del brazo de su

hermano, como si fuera un niño desobediente castigado. Damon se burló de los

dos.

Meredith silbó entre dientes con frustración.

¿Qué hay de ti? dijo, señalando con la barbilla a Damon. ¿Tienes algo

más que decir en tu defensa? Damon ladeó la barbilla y le dio una fría sonrisa,

arrogante, pero no dijo nada. A Elena se le encogió el corazón: Damon había

decidido claramente ser tan irritante como fuera posible. Después de un momento,

Meredith señaló con el bastón a Elena, parando justo para no tocarla. No lo

olvidaré dijo. Este es tú problema. Tú responsabilidad, Elena. Si él asesina a

alguien, el estará muerto al siguiente día. Y nosotros no estamos hablando sobre

esto.

Elena asintió a Stefan, tirando de Damon con él, se movió a la espalda de ella,

una muestra de apoyo en su hombro.

Nosotros entendemos. dijo solemnemente.

Meredith miró a todo el mundo, negando con la cabeza, y luego se volvió y se

alejó sin decir palabra. Alaric y Bonnie la siguieron, ayudando a la victima de

Damon entre ellos, sus sollozos ahogados era lo único que Elena podía escuchar.

Zander y Spencer dieron a Elena y a los hermanos Salvatore una larga y pensativa

mirada antes de seguir a los demás. Elena se estremeció por dentro: la Manada

L.J. Smith Destiny Rising

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ge

puede ser un enemigo peligroso, si decidieran que Elena no estaba en el lado

correcto.

Tan pronto como sus amigos habían rodeado la esquina en el camino y se

perdieron de vista, Elena giro airadamente la cara hacia Damon. Pero Stefan, que

seguía sosteniendo a Damon de un brazo, habló antes de que ella tuviera

oportunidad.

Eres un idiota dijo con frialdad, puntualizando sus palabras con un leve

movimiento en el brazo de Damon. ¿En qué estabas pensando, Damon? ¿Quieres

deshacer todo lo bueno que has hecho? Con cada pregunta, sacudía a su

hermano un poco más.

Damon empujó la mano de Stefan lejos, la sonrisa burlona que había llevado

desapareció de su cara.

Estaba pensando en que soy un vampiro, hermanito. dijo. Es evidente

que es una lección que aún tienes que aprender. Se limpió la sangre de su boca.

Damon... Elena dijo con exasperación, pero Damon ya estaba dándose la

vuelta. Más rápido de lo que sus ojos podían ver, se había ido. Un momento más

tarde, desde un árbol al otro lado del campo atlético, un gran cuervo voló hacia

arriba, dejando escapar un graznido estridente.

Puede que no sea capaz de salvar a Damon. Dijo Stefan, con voz turbada,

tomándole la mano. No esta vez.

Elena asintió.

Lo sé dijo. Pero tenemos que intentarlo. Sus ojos siguieron el pájaro,

que ahora sólo era un punto en el cielo mientras volaba por encima del campus.

Independientemente de lo que le había prometido a Meredith, ella no sabía si

podía detener que Damon hiciera cualquier cosa que él quisiera. Pero ella y Stefan

no dejarían a Damon morir. De algún modo, en algún momento, salvarle se había

vuelto más importante que cualquier otra cosa.

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Pa

ge

Capítulo 19 Traducido por MewHiine

Corregido por Sabina_Salvatore

lena había sido ajena a la batalla el año pasado. Su yo más joven nunca

habría soñado sobre prácticas de armas y maniobras ofensivas. Elena

estaba centrada en viajes a Francia y hermosos vestidos. Pero ahora, la

lucha contra el mal era lo que había dado a Elena una emoción, tanto como odiaba

admitirlo. Ahora ella caminaba unida a sus amigos y aliados, todos mirando hacia

ella en busca de orientación.

Normalmente, todos estaban unidos y mirando hacia ella en busca de

orientación, de todos modos. Desde que ella y Stefan habían defendido a Damon,

Meredith se había vuelto distante. La Manada había estado mirándoles

sospechosamente, tanto que Elena casi podía ver cómo el cabello se erizaba en sus

cabezas cuando rehuían de ella. Elena había vuelto el otro día para encontrar a

Shay mirándola amenazadoramente. Incluso Bonnie había parecido que la evitaba

estos últimos días. Sólo Andrés, a pesar de que ella le había dicho lo que había

pasado, se mantuvo sin cambios en su actitud hacia Elena. Habían trabajado juntos

el día anterior, tratando de desbloquear más de los Poderes de Elena, pero no

habían tenido éxito todavía.

El hecho de que sus otros amigos, de repente fueran recelosos la hería. La

noche después de que se encontraran con la alimentación de Damon, Elena había

estado con Stefan en su habitación.

Estamos haciendo lo correcto, ¿verdad? Le había preguntado, lágrimas

calientes picando en la comisura de sus ojos.

E

L.J. Smith Destiny Rising

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A pesar de que nuestros amigos tienen miedo, no podemos abandonar a

Damon. Stefan había arrastrado una pesada y reconfortante mano sobre su

espalda. Todo va a estar bien, dijo, pero Elena podía oír la duda y el dolor en

su voz, un reflejo de la suya.

Elena tuvo que mendigar a Meredith para seguirla otra vez cuando ella trataba

de localizar a Klaus. Pero buscar a Klaus antes de atacarle era mejor plan, Elena

estaba segura, y esta vez tenía todos los combatientes que podían reunir. Klaus era

muy poderoso, tal vez el elemento sorpresa les daría alguna ventaja. Si bien un

pequeño consuelo, esperaban que la luz del día también pudiera funcionar a su

favor.

La luz del sol ciertamente parecía estar molestando a Chloe, pensó Elena. El

pelo rizado con hoyuelos de niña no estaba a la vista mientras se aferraba a un lado

de Matt, con la cabeza gacha. Se veía tensa y miserable, y Matt, aunque erguido

como un soldado, parecía cansado, con los rasgos más nítidos y más claros de los

que habían sido sólo un par de semanas antes.

Zander y su manada de hombres lobos originales fueron ascendidos y

prácticamente estaban rebotando contra las paredes. Cuando Elena miró, Zander

agarró al alto y peludo Marcus en una llave maestra y le obligó a arrodillarse,

ambos riendo y diciendo palabrotas cuando Marcus le dio una patada. Incluso

Shay, que por lo general parecía un poco retirado del resto de la manada, estaba en

el acto, chillando alegremente desde su posición en hombros de Jared mientras este

giraban alrededor y alrededor, tratando de tirarle. Esta noche sería luna llena, y los

hombres lobo, percibiendo el cambio que se avecinaba, estaban hasta arriba de

adrenalina.

Stefan se movió entre sus amigos, con calma ofreció instrucciones y palabras

de aliento. Los hombres lobo se callaron para escucharle, con sus expresiones en

alerta. Bonnie y Alaric, miraron a través de un libro de hechizos que Alaric había

conseguido, se giró para enseñarle a Stefan lo que habían encontrado, obviamente

pidiendo su consejo. Puede que estuvieran enojados con él por su protección hacia

Damon, pero Elena se dio cuenta con una oleada de orgullo, que a la hora de la

verdad, todos ellos confiaban en Stefan.

Meredith se mantuvo en silencio mientras se preparaba para la batalla. Ella

afiló sus cuchillos y abrillantó su bastón con el rostro apretado y cerrado,

negándose a mirar a Stefan o a Elena. Impulsivamente, Elena se dirigió hacia su

amiga cazadora. Ella no sabía lo que podría decirle, pero Meredith entendía de

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

ge

fidelidad; ella sería capaz de perdonar a Elena aunque ella no estaba de acuerdo

con ella. Pero antes de que diera más de unos pasos, Elena sintió una mano en su

brazo. Se dio la vuelta y allí estaba Andrés, sonriendo tentativamente hacía ella.

Has venido dijo ella, simple placer burbujeando en su interior.

Tú me llamaste , respondió. Tenemos que mantenernos unidos contra

las cosas malas de este mundo, ¿no?

Absolutamente dijo Stefan mientras se les unía. Elena presentó a Stefan y

Andrés, viendo como Andrés fruncía el ceño y se apartaba un poco, claramente

dándose cuenta por primera vez que el Stefan del que le había hablado era un

vampiro. Pero luego le estrechó la mano a Stefan con entusiasmo y Elena se relajó.

Había pensado que Andrés podría ver a través de la buena persona que era Stefan,

vampiro o no, pero ella no había estado del todo segura. La Guardia de la Corte

Celestial no lo haría, después de todo, no realmente.

Después del saludo de Andrés, Stefan se volvió hacia Elena.

Creo que todos estamos bien para partir. Le dijo a ella. ¿Estás lista?

Está bien. Dijo Elena. Cerró los ojos, respiró profundamente y sintió cómo

Andrés alimentaba su poder, abriéndose hasta dejarlo en su corriente.

Piensa en protección dijo Andrés, su voz apenas un susurro. Piensa en

proteger a tus seres queridos de Klaus. Elena se concentró, y como antes, eran

como flores que se desdoblaban en su interior, una por una.

Sintió el ominoso familiar gris y azul del aura de Damon fuera, a través del

campus, y lo empujo de vuelta, concentrándose en el más difícil. Klaus. Klaus.

Había algo más, grasiento y oscuro, como una cortina de humo fétido. Peor que el

aura de Damon, mucho peor.

Sus ojos se abrieron de golpe.

Este camino dijo.

Incluso a Meredith, que era sin duda la mejor andante humana del grupo, se

sentía como si hubieran sido una caminata de horas. Estaban profundamente en el

bosque ahora, y el sol ya se había pasado de elevado a lo que ahora colgaba sobre

el horizonte; ellos perderían la ventaja de que la luz del día les hubiera dado. Pero

Elena todavía caminaba, muy recta y segura como si ella estuviera siguiendo un

camino claramente dejado hacía fuera a través de los árboles. Meredith tiró de su

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

ge

pelo en una coleta, tratando de refrescarse, y después siguió Elena, apartando el

recuerdo de la última vez que los había dirigido, directo a los vicios de

alimentación de Damon. Un buen guerrero se centra en la batalla por delante de

éste, no en los conflictos dentro de su propio ejército.

El suelo estaba cada vez más pantanoso, sus pasos dejaban pequeños charcos

de agua que se filtraba del barro detrás de ellos, cuando Elena de pronto se detuvo

e hizo señas a los demás para que se acercaran.

Ya casi estamos allí dijo. Sólo a través de estos próximos árboles.

¿Estás segura de que es Klaus? Preguntó Meredith y Elena sacudió la

cabeza.

Es un grupo de vampiros, de todos modos dijo. Puedo sentir eso.

¿Quién más podría ser?

Stefan asintió.

Yo también los siento.

Ahora que todo el mundo sabía hacia dónde iban, Elena se fue hacia atrás para

caminar con Alaric y Bonnie, que comenzó a murmurar conjuros de protección y

encubrimiento, con sus manos extendidas. Andrés, respiraba profundamente y

parecía consumido de poder dentro de sí mismo, se unió a ellos. Era hora de que

los combatientes tomaran la iniciativa.

Stefan y Meredith se movieron lado a lado. Meredith balanceó su bastón.

Stefan se equilibró sobre las puntas de sus pies. Su boca estaba entreabierta, y

Meredith pudo ver cómo sus colmillos descendían de anticipación por nuestro

ataque. Sintió una leve punzada inesperada: no hace mucho tiempo, Damon había

luchado a su lado y él había sido un camarada digno, rápido, valiente e implacable.

Stefan era todo eso, pero no tomaba el mismo placer en una pelea que Damon

tenía. Si sólo Damon fuera de confianza.

Zander, Shay y los otros cuatro hombres lobo de la Manada que podían

cambiar sin la luna en su pleno apogeo, habían cambiado y flaqueaban a Stefan y a

Meredith. Moviéndose suavemente, se pasearon por delante con la cola elevada y

las orejas erguidas hacia delante, tirando hacia atrás los labios en silenciosos

gruñidos. Zander y Shay, a la cabeza de la Manada a cada lado, se trasladaron a la

L.J. Smith Destiny Rising

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par, el paso de cada uno perfectamente en sintonía con el del otro. Los cinco

hombres lobo restantes, que no serían capaces de cambiar hasta que la luna llena se

levantara, caminaron detrás de ellos, siendo alertas y concentrados como era su

familia lupina. Matt y Chloe estaban después, a medio camino entre los guerreros

y lo demás.

Ellos siguieron su camino a través de la última arboleda, colocando sus pies

con cuidado para no hacer ruido. Bonnie y Alaric pronunciaban tranquilos

hechizos, camuflando su posición.

Pero cuando llegaron por fin a la luz del claro, se encontraron con Klaus, ahora

vestido en un raído impermeable que Meredith recordó con una punzada de terror

de sus encuentros en Fell’s Church, su rostro iluminado con terrorífico buen

humor, riendo. Había un enorme grupo de vampiros allí, fácilmente superando en

número sus propias fuerzas, y cada ojo estaba ahora fijo en ellos.

En ese congelado momento, Meredith pudo ver a todos los vampiros en una

definición nítida. Su cerebro se enganchó en una cara y se detuvo por la confusión.

Elena. Pero Elena estaba detrás de ella, y Meredith nunca había visto el rostro de

Elena contener tanta maldad. Entonces se dio cuenta: el más pálido oro de los

cabellos, el azul más claro de los ojos, la alegría un poco loca en su bonita cara. Esta

no era Elena. Era Katherine, de alguna manera había renacido.

Y entonces, justo detrás de Katherine, Meredith vio otra cara que ella conocía,

y su corazón se congeló. No podía ser Cristian. Su hermano ahora era un ser

humano; los Guardianes se aseguraron de eso. ¿No es así?

Pero ahí estaba Cristian, su rostro sólo era familiar de fotografías en casa, y él

le sonrió tímidamente a través del claro, enseñando sus colmillos de vampiro. Por

una fracción de segundo, la mano de Meredith soltó su bastón y se tambaleó sobre

sus pies. Entonces ella lo apretó de nuevo y tomo una postura de lucha. Ella había

pensado que su familia estaba segura, que Cristian les había sido devuelto. Todo se

desmoronó de nuevo en ese mismo momento, pero todavía tenía una batalla que

librar.

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Capítulo 20 Traducido por MewHiine

Corregido por Izzi

a gente estaba corriendo pasando a Elena por todos lados, sacudiendo y

golpeándose contra ella, así que se aplastó contra un árbol. El ruido era

insoportable – gritos y gemidos y cuerpos chocando juntos.

El ejército de Klaus era mucho más grande, pero sus amigos estaban

consiguiendo lo suyo. Stefan, con su cara en una máscara de furia, estaba lidiando

con una chica rubia y delgada. Cuando Elena vislumbró la cara de la chica, su

corazón pareció detenerse por un segundo. Katherine.

Elena había visto morir a Katherine, había visto el fuego en las grietas de su

cara mientras ella gritaba. ¿Cómo podía estar aquí? Katherine levantó una mano y

arañó la cara de Stefan, sus dedos se doblaron en garras y él le torció el brazo

violentamente, gruñendo y golpeando cayeron al suelo, donde se perdieron de la

vista de Elena.

Meredith estaba luchando con un atractivo chico de pelo oscuro cuyo rostro le

resultaba vagamente familiar a Elena. Ellos estaban igualados, cada uno bloqueaba

los golpes del otro con velocidad mortal y eficiencia. Meredith parecía tensa y

seria, sin la alegre expresión que a menudo tenía en la batalla.

Matt y Chloe se enfrentaron contra una mujer vampiro, Chloe escudando a

Matt con su cuerpo y tirando de la cabeza del vampiro de nuevo, tratando de

ponerla de modo que Matt pudiera estacarla a través del corazón. El vampiro

gruño y se retorció en las manos de Chloe.

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Un aullido salvaje vino de un lado del claro, haciendo que el pelo de la parte

posterior del cuello de Elena se erizara al fin, y sus ojos se dispararon hacia el

horizonte: el sol colgaba bajo y una luna llena acababa de levantarse. El resto de los

hombres lobos habían cambiado mientras estaban peleando, y ahora los vampiros

que habían estado luchando contra ellos en forma humana cayeron hacia atrás

cuando la manada saltó con entusiasmo sobre ellos. Zander y Shay, que eran

fácilmente diferenciables por el tinte rojizo en su piel, derribaron juntos un

vampiro, sus pesados cuerpos fijándolo mientras desgarraban su carne.

Bonnie y Alaric cantaban en latín, sus voces eran firmes pero tensas. Junto a

Elena, podía oír a Andrés murmurando suavemente en español. Ella lo miró y su

aura era tan clara que ella podía verla sin siquiera intentarlo: un círculo de color de

las hojas de hayas en primavera se extendía fuera de él, tocando a sus aliados en la

lucha. Ella se dio cuenta que al igual que Bonnie y Alaric, Andrés estaba usando

todo el poder que podía invocar para proteger a sus amigos.

Ellos estaban luchando duro, pero había muchos vampiros, por lo menos unos

veinte. Tanto hombres como mujeres de diferentes razas y etnias, pero todos

jóvenes, todos hermosos. Todos con un cierto salvajismo loco en su expresión

haciendo eco de la de Klaus. Sus rostros estaban salvajes con el odio y la

anticipación. Ellos querían luchar, Elena podía decir, querían matar. Uno, un chico

rubio quien parecía más joven que la propia Elena, de la edad de ir al colegio, tal

vez, luchaba contra un hombre lobo en el suelo mientras reía, con la cara

manchada de sangre.

Katherine está aquí. Las palabras se repetían en el cerebro de Elena como si no

tuviera importancia más allá del hecho de que Klaus había resucitado a su antiguo

enemigo. Katherine estaba aquí... Y Ethan había usado la sangre de los vampiros

de Klus para resucitarla.

Klaus había estado llamado a viejos amigos. Con un escalofriante giro, Elena

se preguntó: ¿Podrían estos ser todos los vampiros que Klaus había convertido,

todos reunidos como en una especie de tribu viciosa, una especie de familia? ¿Y

había Klaus usado sus sangres para resucitar a Katherine, para levantar a su más

amada hija como él había sido levantado?

A través de la multitud en la brutal lucha, Klaus se acercó a ella, con su rostro

alegre. Él era tan hermoso, pensó de forma irrelevante, y tan terrorífico. Sus ojos

azul hielo estaban muy abiertos, y su piel dorada brillaba en la luz de la luna. Sus

aliados -sus hijos- salieron de su camino para que su paso fuese fácil. Algo brilló en

L.J. Smith Destiny Rising

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su mano. Con un escalofrío, Elena se dio cuenta de que sostenía una daga

desenvainada.

Elena no podía moverse. Se sentía como si estuviera en un sueño cuando Klaus

se acercaba cada vez más, sonriendo y deslizándose fácilmente entre la multitud.

Tan cerca que casi podía sentir el olor cobrizo de la sangre encima de él. La tomó

del brazo sin ninguna suavidad y su sonrisa se ensanchó. Él la sostuvo sin ningún

esfuerzo con su poder, y cuando ella deslizó sus ojos hacia un lado, vio a Andrés

con la boca abierta por el horror, y se dio cuenta de que Klaus también lo sostenía a

él. Stefan también estaba luchando contra el poder de Klaus, desesperado por

llegar a Elena antes de que fuera demasiado tarde.

Hola, preciosa , dijo Klaus, con voz suave e íntima. Creo que ha llegado

el momento, ¿verdad? Estoy listo para probarte

La hoja de la daga brilló bajo la luz del sol cuando la llevó hasta su cuello.

Elena con agudo foco de terror, vio la reluciente empuñadura con runas y

patrones. Más abajo de la hoja, una curiosa e irónica cara de bestia, algo parecido a

una lagartija, le sonreía cruelmente. Y entonces ella no pudo ver más la daga,

porque Klaus la había presionado en su garganta.

Stefan, pensó Elena. Podía verle a través del claro, su rostro estaba congelado

en la desesperación. A pesar de que ella se estaba convirtiendo en un Guardián,

siempre pensó que las cosas podían funcionar para ser esa chica normal y feliz con

él. Su corazón se rompería sin ella, se dio cuenta, y tuvo un momento de puro

dolor por él y por lo que podrían haber tenido juntos.

Ella sintió la fría hoja cruzar su garganta, y luego sintió el calor de la sangre

fluyendo. Klaus se inclinó más cerca, su aliento era fresco y pesado, y de repente se

retiró. La sangre se había detenido, Elena se dio cuenta. Y ella ya no sentía el dolor.

Ella estaba sanando casi tan rápido como Klaus podía cortar. La hoja de Klaus no

podía matarla. ¿Era porque era un Guardián?, se preguntó aturdida.

Klaus gruñó con furia y le cortó el cuello otra vez. Elena sintió una sacudida de

dolor, pero de nuevo, la herida pareció sanar. Los otros estaban viendo lo que

estaba sucediendo en ese momento, aunque el poder de Klaus debía de

mantenerlos a raya. Elena se encontró con la mirada horrorizada de Stefan cuando

Klaus la empujó lejos de él.

El mago y la bruja han encontrado una manera de protegerte, ¿verdad? se

burló Klaus. Él frunció el ceño a Bonnie y Alaric, quienes dieron un paso

L.J. Smith Destiny Rising

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automático hacia atrás, con los rostros blancos de miedo, y luego se volvió hacia

Elena. No te preocupes, bonita, eso no me detendrá de tenerte. su voz se

convirtió en un insinuante susurro y tendió la mano con un dedo para trazar la

línea del labio superior de Elena. Él sonrió, pero sus ojos estaban furiosos. Voy a

encontrar la manera, a pesar de todo lo que ellos han hecho, créeme.

Alzó de nuevo la voz, mirando lentamente alrededor del claro. Nos gusta

estar aquí, a mis hijos y a mí anunció. Toda esa fresca sangre joven- es un

banquete continuo. Una ovación irregular vino de alguno de los vampiros.

Sonrió de nuevo, sus fuertes y blancos caninos brillaban bajo los últimos rayos del

sol poniente, y su mano se apretó en la mandíbula de Elena, arrastrándola hacia

delante. Al final , dijo, con su voz suave e íntima, Ninguno de tus amigos

nos sobrevivirá.

Klaus se alejó, caminando a través del claro. Al pasar junto a la manada,

todavía congelada y en silencio por su poder, él agarró al lobo más cercano en un

movimiento suave y rápido –Chad, Elena se dio cuenta, reconociendo su

complexión robusta y la mancha blanca en la garganta– y lo arrojó fácilmente

contra un árbol. Elena escuchó los huesos de Chad romperse y como el lobo se

derrumbaba flácido en la parte inferior del árbol, inmóvil.

Klaus sonrió y relámpagos agrietaron el cielo. Él es sólo el primero. Nos

veremos pronto. Caminó poco a poco y despreocupadamente hacia el bosque.

Sus vampiros se fundieron en la noche detrás de él. Cuando el ejército de Klaus se

desvaneció, Elena sintió que su poder la abandonaba por fin, y se dejó caer de

rodillas. La manada fue la primera en saltar de nuevo en movimiento, corriendo al

lado de Chad.

Mirando a través del claro, Elena vio a Stefan. Estaba pálido e inmóvil, y

cuando sus ojos se encontraron, Elena vio un reflejo de su propio miedo.

L.J. Smith Destiny Rising

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Capítulo 21 Traducido por Xiime~ Corregido por Violet~

—Elena, oh Elena —dijo Stefan, acariciando su cabello, sintiendo el impulso de

tirarla hacia él y nunca, nunca abandonar su lado otra vez—. Tenía tanto miedo de

haberte perdido. De haberte fallado.

Tan pronto como Klaus abandonó el claro, liberando la inmovilidad a la que

los había sometido, Stefan había corrido hacia Elena, tomándola en sus brazos.

Aún estaban en el campo de batalla, los demás curando sus heridas a su alrededor,

pero él no podía separarse de ella ni siquiera un momento.

—Estoy bien —dijo Elena, sujetando su mano y sosteniéndola contra su

mejilla, dejándolo sentir cómo de cálida y viva estaba. Sonaba perpleja—. ¿Pero

cómo puedo estar bien? Klaus me cortó la garganta.

—¿Tú lo sabes, Andrés? —dijo Stefan, girándose hacia el Guardián. Detrás de

él se cernían Meredith, Alaric y Bonnie. Bonnie estaba mirando los hombres lobo

en el claro mientras éstos se agrupaban alrededor del cuerpo de Chad, pero

permaneció junto a los demás humanos, dándoles algo de espacio. Unos pocos

pasos más allá, Matt y Chloe estaban mitad en el claro, mitad entre los árboles,

murmurando en voz baja entre ellos.

—No sé con certeza qué la protegió. —dijo Andrés lentamente.

—Debes tener una idea bastante buena —dijo Stefan bruscamente—. Dinos.

Sabía que debía tratar a Andrés más gentilmente; él era, después de todo, el

único que podía ayudar a Elena en su transición hacia Guardián. Pero Stefan

estaba aún aterrorizado, sintiéndose enfermo y vacío desde el momento en que vio

L.J. Smith Destiny Rising

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ge

a Klaus deslizar su daga a través de la garganta de Elena. Y estaba seguro de que

Andrés sabía más de lo que les había contado.

—He oído que, a veces, a los Guardianes que tienen trabajos muy peligrosos

les dan protecciones especiales —dijo Andrés. La luna llena iluminaba el claro y se

veía pálido y cansado bajo su luz—. Más comúnmente, son resguardados de la

muerte por medios paranormales. El Poder —el Poder de los Guardianes— no

puede hacerlos inmortales, porque deben permanecer en armonía con la

naturaleza. Elena podría ser arrollada por un auto o morir de alguna enfermedad,

pero, si estoy en lo correcto, no puede ser asesinada por una mordedura de

vampiro, o un hechizo, o —Agitó una mano en la dirección por la cual Klaus y su

familia se habían retirado—, por una daga mágica.

—Si Klaus y sus vampiros no pueden matarla —dijo Meredith, comenzando a

formar una salvaje y encantadora sonrisa—, entonces tenemos un arma. Elena está

segura.

Andrés frunció el ceño.

—Espera —dijo—. No pueden matarla por medios sobrenaturales. Si Klaus se

entera, podría matarla con una soga o un cuchillo de cocina. —Stefan se encogió, y

Andrés lo miro comprensivamente—. Lo siento —dijo—. Lo sé. Es difícil amar a

alguien tan frágil como un humano.

Un largo e interminable aullido, haciéndose eco de miseria y pérdida, se alzó

desde el pie del árbol donde Chad había caído. Los lobos habían, como una

manada, corrido hacia su lado tan pronto como el Poder sosteniéndolos en su lugar

desapareció. Habían estado olisqueando al peludo cuerpo del lobo caído,

lloriqueando y gruñendo, intentando confirmar lo que Stefan había sabido desde

que Chad golpeó el suelo: Chad estaba muerto.

No solo humanos, pensó Stefan desoladamente. Cualquier mortal es muy

vulnerable a la muerte.

—Necesitamos hacer un voto —dijo, mirando a las afligidas caras de los

humanos—. Nadie puede saber sobre los Poderes de Elena, o de ella siendo un

Guardián. Nadie. Si Klaus se entera, encontrará una manera de matarla. —Se

sentía enfermo y mareado del pánico. Si Klaus descubría el secreto de Elena…

Miró salvajemente a su alrededor. Con la manada aquí, había muchos que podrían

cometer un desliz y delatarla.

Meredith lo miró con ojos desafiantes.

L.J. Smith Destiny Rising

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—Nunca lo diré —dijo—. En mi honor como cazadora y como Sulez.

Matt asintió fervientemente.

—No le diré a nadie —Prometió, y Chloe, con los ojos bien abiertos, asintió

junto a él.

Bonnie, Andrés, y Alaric también lo prometieron. Stefan sostuvo a Elena muy

cerca y la volvió a besar antes de, con casi un dolor físico, dejarla ir y caminar a

través del claro. Acercándose al círculo de lobos en luto, llamó suavemente—:

Zander. —El gran lobo blanco había apoyado su cabeza al lado de la de Chad, y al

acercarse Stefan, la levantó para rugir una advertencia.

—Lo siento —dijo Stefan—. Es muy importante. No los interrumpiría si no lo

fuera.

Zander presionó su hocico en la parte superior de la cabeza de Chad por un

momento, y luego se paró y abandonó el círculo de lobos. Shay se movió

automáticamente para tomar su lugar, acostada al lado del cuerpo de Chad como

si pudiera consolar al lobo muerto.

Cuando Zander estuvo frente a Stefan, se tensó y luego se retorció, con sus

músculos contrayendo y expandiéndose. Manchas de piel desnuda comenzaron a

mostrarse entre los mechones de su espeso pelaje, y se tambaleó sobre sus patas

traseras mientras la dirección de sus articulaciones se invertía con un crujido.

Estaba cambiando a humano, se dio cuenta Stefan, y la transformación se veía

dolorosa.

—Duele cambiar cuando la luna todavía está llena. —dijo Zander con

brusquedad, una vez que estuvo parado frente a Stefan en forma humana. Sus ojos

estaban enrojecidos con pena, y refregó su mano ásperamente contra su cara—.

¿Qué quieres?

—Lo siento por lo de Chad —dijo Stefan—. Era un miembro leal de tu manada

y un valioso aliado para el resto de nosotros.

Chad había sido un buen chico, pensó Stefan, fervoroso y alegre.

Su pecho se apretó mientras recordaba que la muerte de Chad había sido a la

larga, culpa de Stefan: Klaus había venido a esta parte del mundo a vengar a

Katherine, quien había seguido a Stefan. Años de la historia de Stefan, llevando a

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

ge

la muerte de un delgado y amigable hombre lobo de diecinueve años que nunca

había hecho ningún daño.

—Es un riesgo que tomamos cuando peleamos. Todos lo sabemos —dijo

Zander brevemente. Su usualmente abierta cara estaba cerrada: el luto de la

manada no era para personas ajenas—. ¿Eso es todo?

—No, necesito tu palabra. Los Poderes de Guardián de Elena son la única

razón por la que Klaus no pudo matarla esta noche —dijo Stefan—. Necesito que

tú y tu manada prometan no decirle a nadie que ella es un Guardián.

—Los lobos son leales —dijo Zander—. No le diremos a nadie. —Se alejó de

Stefan y dio dos largos pasos de vuelta al círculo de lobos, su cuerpo cambiando

mientras avanzaba.

Apiñados al borde del claro, Matt cogió la mano de Chloe y notó que ella

estaba temblando, un pequeño y escaso temblor corriendo por su cuerpo. Él tenía

frío, pero los vampiros no podían tenerlo, ¿verdad?

—¿Estás bien? —preguntó calmadamente.

Chloe presionó su mano libre contra su pecho, como si tuviera problemas para

respirar.

—Es solo que hay tanta gente —dijo—. Es difícil concentrarse. La sangre…

Podía oler la sangre de todos. Y cuando el lobo murió…

Matt entendía. Sangre fresca salió de la nariz y la boca Chad cuando murió, y

Matt había sentido a Chloe ponerse rígida a su lado.

—Está bien —dijo ahora—. Volvamos al cobertizo. Es solo que no estabas lista

para estar alrededor de un grupo tan grande todavía, especialmente con los pulsos

de todos golpeteando por la batalla.

Mirando a Chloe de cerca, vio la forma de su mandíbula cambiar mientras sus

colmillos descendían involuntariamente. No hay que hablar sobre pulsos golpeteando,

pensó.

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Chloe movió su cabeza a un lado, intentando esconder sus colmillos

descendiendo, y Matt se dio cuenta de algo más. Había una larga veta de sangre a

lo largo de la mandíbula de Chloe, cerca de su boca.

—¿De dónde salió eso? —Preguntó Matt, oyendo el filo en su propia voz

mientras dejaba ir la mano de Chloe.

—¿Qué? —Preguntó Chloe, alarmada, moviendo sus dedos sobre su propia

cara—. No sé… No sé a qué te refieres. —Estaba mirando hacia otro lado, sin

embargo, esquivando los ojos de Matt.

—¿Te alimentaste? —Preguntó Matt, intentando calmarse y no asustar a

Chloe—. ¿Quizás de Chad después de que murió? Sé que no habrá parecido tan

mal con él en forma de lobo, pero los hombres lobos siguen siendo gente. —Y dios,

¿desde cuándo eso había pasado a hacer algo que yo creo? Se preguntó.

—¡No! —Los ojos de Chloe se abrieron de golpe, el blanco mostrándose

alrededor de su pupila—. No, Matt ¡No haría eso! —Se secó la cara ásperamente,

intentando borrar la marca—. ¡Estuvimos juntos todo el tiempo!

Matt frunció el ceño.

—No todo el tiempo —La contradijo—. Te perdí de vista durante la pelea por

un rato. —Chloe sabía que ellos se habían separado. ¿Por qué diría algo diferente?

Chloe sacudió su cabeza con fuerza.

—No me alimenté de nadie —Insistió. Pero sus ojos se movieron

nerviosamente hacia otro lado y, con un enfermizo retorcijón de su estómago, Matt

se dio cuenta de que no tenía ni idea de qué creer. Chloe suspiró—. Por favor, Matt

—dijo lentamente—. Prometo no mentirte. —Las lágrimas brillaron en sus grandes

ojos marrones—. No haré eso. No voy a convertirme en algo a lo que tener miedo.

—No lo harás —Le prometió Matt—. Te mantendré segura. —Chloe movió su

cabeza hacia la de él, frente contra frente, y se quedaron así un rato, respirando

calmadamente. Lo haré, se prometió Matt a sí mismo silenciosamente. Puedo

ayudarla.

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Capítulo 22 Traducido por Xiime~

Corregido por Izzi

tefan sostenía a Elena cerca de él, movía los dedos por su suave

cabello y sentía su corazón latiendo contra su pecho. Cuando sus

labios se encontraron, pudo sentir su miedo y su agotamiento, tanto

como sus intrigas sobre sus nuevos Poderes. Elena estaba sintiendo

su propia mezcla de amor y miedo, y su encanto ante la nueva

protección que ella tenía. Elena estaba enviándole un constante flujo de amor y

tranquilidad, el cual él retornaba feliz.

Era una maravilla para él siempre, la manera en que el mundo se detenía, sin

importar lo mal que estuvieran las cosas, cuando Elena estaba en sus brazos. Esta

chica humana era su luz y su roca, lo único en lo que podía confiar.

―Duerme bien, mi amor.― dijo, liberándola de mala gana. Elena lo besó una

vez más antes de entrar en su dormitorio y cerrar la puerta. Stefan odiaba verla ir;

no podía eliminar la imagen de Klaus rebanando su garganta. Además, Bonnie y

Meredith estarían allí. Elena siempre había sido fuerte e independiente y ahora

tenía su propio Poder. Él estaría solo a un par de pisos por encima si lo necesitaba.

Stefan subió penosamente los dos tramos de escaleras entre la habitación de

Elena y la suya propia, y desbloqueó su puerta. Su habitación estaba oscura y

tranquila, y pensó que aunque no durmiera, debería acostarse y dejar al mundo

estar sin él durante algunas horas.

Mientras cerraba la puerta a sus espaldas, captó la vista de un flash blanco

fuera en el balcón.

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Katherine. Su corazón de pálpito lento pareció pararse un momento. Estaba

apoyada elegantemente contra la barandilla del balcón, luciendo engañosamente

joven y delicada con un largo vestido blanco. Debía haber volado y esperado por él

afuera.

Su primer pensamiento fue de bloquear la puerta del balcón, para mantenerla

fuera. El segundo fue armarse con una estaca y atacarla. Pero ella podría entrar

fácilmente dentro: él no estaba vivo; no había barrera que impidiese a un vampiro

entrar a su habitación. No había motivo para atacarla cuando ella podría verlo

venir, sus ojos fijos a través del cristal de la puerta del balcón.

―Katherine.― dijo, saliendo al balcón, manteniendo su voz neutra. ―¿Qué

quieres?

―Querido Stefan,― dijo burlona. ―¿es esa la manera de saludar a tu primer

amor?― Le sonrió. No sabía como había podido pensar alguna vez que ella y Elena

eran parecidas. Sus rasgos eran similares, ciertamente, pero los de Elena eran más

firmes, su cabello más dorado, sus ojos de un azul más profundo. Katherine

parecía más desamparada y frágil al estilo de su época, Elena más muscular y

fuerte. Y el amor y la calidez que veía en los ojos de Elena no era nada comparado

con la malicia que contenía Katherine.

―¿Klaus te envió?― preguntó, ignorando su comentario.

―¿Dónde está Damon?― preguntó Katherine, jugando al mismo juego. Inclinó

su cabeza coquetamente. ―Vosotros dos os llevabais tan bien la última vez que os

vi. ¿Ya hay problemas en el paraíso?― Stefan no respondió y su sonrisa creció.

―Damon debería haber aceptado mi oferta. Habría sido más feliz conmigo.

Stefan se encogió de hombros, negándose a dejar que Katherine se metiera bajo

su piel.

―Damon ya no te ama, Katherine.― dijo, añadiendo rencorosamente ―No eras

a la que quería.

―Oh, sí, Elena.― dijo Katherine. Se acercó más a Stefan y movió sus dedos por

su brazo, mirándolo a través de sus pestañas.

―Déjala en paz.― espetó Stefan.

―Ya no estoy enfadada con Elena.― dijo ella en voz baja. ―Tuve mucho tiempo

para pensar. Después de que me matara.

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―En serio.― dijo Stefan secamente, alejándose de los persistentes toques de

Katherine. ―¿Así que estar muerta te dio tiempo de aplacar tus celos de Elena?

Viendo que él no estaba respondiendo a sus falsamente inocentes coqueteos,

Katherine se enderezó, su cara endureciéndose.

―Te sorprenderías de cuanto puedes aprender, estando muerto.― dijo. ―Vi

todo. Y veo lo que está pasando entre Elena y Damon. En realidad,― sonrió, con sus

largos y puntiagudos colmillos brillando en la luz de la luna ―parece que Elena y

yo tenemos más en común de que lo que pensaba.

Stefan ignoró la angustia que sintió al pensar en Elena y Damon juntos.

Confiaba en Elena ahora, y no iba a caer en los juegos de Katherine.

―Si la lastimas, o a cualquier otra persona inocente, encontraré una manera de

matarte.― dijo. ―Y esta vez, te quedarás muerta.

Katherine se rió, un sonido como de campanas que lo llevó por un momento a

los jardines del palazzo1 de su padre, hacía muchas vidas.

―Pobre Stefan,― dijo ella ―tan leal, tan amoroso. Extrañaba tu pasión, sabes. ―

Se acercó y acarició una suave y fría mano contra su mejilla. ―Es bueno verte otra

vez.― Retrocediendo, cambió, su delicada forma ondulando en su vestido blanco

hasta que una lechuza nevada extendió sus alas en la barandilla y se elevó

rápidamente en la noche.

Bonnie miraba por la ventana de la habitación de Zander. Había sido una larga

noche, pero ahora estaba amaneciendo, rosado y dorado, sobre el patio. Había

venido hacía más o menos una hora, tan pronto como Zander la había llamado

para decirle que la necesitaba. Cuando Bonnie había llegado, Zander la había

tomado en sus brazos y sostenido cerca, con sus ojos cerrados fuertemente, como si

estuviera bloqueando todo lo demás fuera, solo por un momento.

Ahora el resto de la manada se había ido y Shay y Zander estaban encorvados

sobre el escritorio de este detrás de Bonnie, bosquejando planes de batalla en

trozos de papel.

1 En italiano, edificio, casa, palacio

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―Tristan no está tan fuerte como debería,― estaba diciendo Shay. ―Si lo

flanqueamos con Enrique y Jared, pueden compensar su débil pie izquierdo.

Zander hizo un sonido bajo y pensativo.

―Tristan se dañó un tendón al principio del año, pero creí que ya estaba casi

curado. Trabajaré con él y veré si puede volver a ganar velocidad.

―Hasta entonces, necesitamos asegurarnos de que esté cubierto,― dijo Shay.

―Marcus es fuerte, pero tiene tendencia a dudar. ¿Qué deberíamos hacer sobre

eso?

Antes de esa noche, Bonnie no había terminado de entender qué significaba

que Zander fuera el Alfa. La manada había llorado a Chad esa noche, primero

como lobos y luego, tras la puesta de la luna, como personas. Había habido

aullidos y, luego, palabras y lágrimas, recordando a su amigo. Y durante todo ese

tiempo, Zander había tomado el cargo, guiando a sus amigos y apoyándolos a

través de su pesar.

Y ahora, con la noche acabando, él y Shay estaban trazando estrategias con las

mejores maneras de mantener su manada segura en el futuro. Estaban siempre

enfocados en lo mejor para su manada.

Bonnie ahora entendía exactamente por qué el Alto Concejo de Lobos había

elegido un Alfa femenina para Zander cuando eran jóvenes, no solo como pareja,

sino también como compañera.

Bonnie se giró cuando Zander se levantó.

―Bien.― dijo, restregándose los ojos. ―Llamémoslo noche. Veremos a los

chicos mañana por la tarde, veremos cómo lo llevan.

―Regresaré y te llamaré en unas horas cuando me levante.― dijo Shay,

levantándose. Se abrazaron y ella se aferró a él por un momento. Separándose de

Zander, le dedicó a Bonnie un rígido sentimiento. ―Hasta luego, Bonnie.― dijo

fríamente.

Mientras la puerta se cerraba tras Shay, Zander tendió sus brazos hacia

Bonnie.

―Hola.― dijo, y le dedicó su larga y lenta sonrisa. Incluso emparejada con el

dolor en sus ojos, esa sonrisa era devastadora, y Bonnie fue hacia él, enroscando los

brazos a su alrededor.

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Pero incluso cuando lo sostenía cerca, no se sentía del todo bien. Zander debió

haber sentido la rigidez en ella porque se alejó, sus grandes ojos azules buscando

los de ella.

―¿Qué pasa?― dijo suavemente. ―¿Estás bien? Sé que las cosas son muy

difíciles.

Los ojos de Bonnie picaban, y tuvo que alejarse de Zander con una mano para

poder limpiarlos. Era muy Zander: su amigo estaba muerto, había pasado la noche

confortando y protegiendo su manada, ¿y ahora estaba preocupado por cómo

estaba Bonnie?

―Estoy bien.― dijo. ―Solo cansada.

Zander le tomó la mano.

―Oye.― dijo. ―En serio, ¿qué es? Dime.

Bonnie suspiró.

―Te amo, Zander.― dijo lentamente, y se detuvo.

Los ojos de Zander se entrecerraron y medio frunció el ceño.

―¿Por qué eso suena como si hubiera un pero al final?― preguntó.

―Te amo, pero no estoy segura de ser buena para ti.― dijo Bonnie tristemente.

―Os veo a ti y a Shay juntos… cuidándoos ambos, peleando lado a lado, cuidando

de la manada juntos, y yo no puedo hacer eso. Quizás el Alto Concejo de Lobos

tiene razón sobre lo que necesitas.

―El Alto Concejo… Bonnie, ¿qué tienen que ver en esto? Ellos no deciden lo

que quiero.― dijo Zander, con la voz elevándose.

―No puedo ser eso para ti, Zander.― dijo Bonnie. ―No lo sé. Quizás ambos

necesitamos un tiempo para darnos cuenta lo que depara el futuro. Lo que es mejor

para nosotros. Incluso si es no…― Su voz se quebró, y tragó con fuerza antes de

continuar. ―Incluso si es no estar juntos.― Estaba mirando hacia sus manos,

entrelazándolas, incapaz de mirar a Zander a los ojos. ―De verdad te amo.― dijo

desesperadamente. ―Pero quizás eso no es todo lo que importa.

―Bonnie.― dijo Zander razonablemente, interponiéndose entre ella y la puerta.

―Esto es ridículo. Podemos resolver esto.

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―Eso espero.― dijo Bonnie. ―Pero por ahora, sé que no soy la que necesitas a

tu lado.― Estaba intentando sonar razonable, pero oyó su voz quebrarse mientras

hablaba.

Zander gruñó una negación y se acercó a Bonnie otra vez, pero ella lo esquivó.

Debía abandonar la habitación antes de perder los nervios. Estaba segura de que

esto era lo correcto, lo mejor. Zander tenía responsabilidades, necesitaba alguien

que pudiera entenderlas y ser una verdadera compañera para él. Pero si no se iba

ahora, iba a caer al suelo y envolver los brazos alrededor de sus piernas,

suplicándole que no la dejase ir.

―Bonnie.― dijo Zander mientras ella lo empujaba. ―Quédate.― Ella continuó

moviéndose hacia la puerta sin responder. Después de un momento de silencio,

oyó a Zander sentarse pesadamente en la cama.

Bonnie intentó no mirar atrás, pero no pudo evitar echar una mirada furtiva a

Zander mientras cerraba la puerta tras ella. Él estaba encorvado, triste, como si se

estuviera protegiendo de un golpe. Quizás ella estaba haciendo lo correcto, o

quizás simplemente había arruinado lo mejor que jamás le había sucedido.

Simplemente no lo sabía.

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Capítulo 23 Traducido por Katiliz94 Corregido por Isane33

stúpidos Guardianes, pensó Elena, alejándose rápidamente del

gimnasio. Si quieren algo de mí, ¿por qué no pueden solo decírmelo? Ella y

Meredith habían estado entrenando antes de la clase de la mañana de

Meredith y ahora tenía prisa por regresar a casa. Estar sola en el

campus la puso nerviosa, y no estaba segura de si era paranoia, pero algo se sentía

cerca de Elena. Muy cerca.

Los guardianes eran jugadores; eso era todo lo que había para ellos. No eran

honrados, no eran sinceros. Nada como yo, se dijo a sí misma con fiereza. Nunca más,

no durante un largo tiempo. Andrés seguramente no era como ellos, de todos modos,

lo cual era un hecho reconfortante.

Alcanzó a ver una figura por el rabillo del ojo, solo la más leve impresión de

movimiento. Por todo el campus había tenido la repulsiva sensación de ser

observada. Alguien la estaba siguiendo.

Elena se giró, pero donde había estado segura de que había visto a otra

persona, no había nadie.

La parte trasera de su cuello se erizó, y se encogió de hombros con tristeza.

¿Estaba Klaus allí fuera? intentó sentirlo, pero no sentía nada. No podía ver un

aura por ninguna parte.

Sacó su teléfono e intentó llamar a Stefan. No quería arriesgarse, y se sentiría

mucho más segura si no estaba sola. ¿Dónde estaban todos? Era la mitad de la

mañana —aunque el campus había estado más y más vacío mientras los

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estudiantes se ponían más nerviosos y las clases eran canceladas, debería haber

habido alguien más por ahí.

Stefan no contestó la llamada. Empujando el teléfono en la mochila, ella

caminó más rápido.

Solo cuando alcanzó su dormitorio, una fría y dominante voz habló detrás de

ella.

—Elena Gilbert.

Elena se congeló y después, lentamente, dio la vuelta.

—¿Sí? —dijo ella.

La alta mujer estando de pie tras ella era seria y formal, con el pelo rubio

recogido en un arreglado moño, vestía un sencillo traje azul marino. Ojos azules

con motas doradas miraron solemnemente a Elena. Esta mujer no era Ryannen, la

Guardiana de la Corte celestial que una vez trató de reclutar a Elena en sus filas,

pero era bastante parecida que Elena tuvo que mirar cuidadosamente para estar

segura. El parecido molestó a Elena: Ryannen no había sido amable, no del todo.

Rápidamente, intentó leer el aura de la mujer, pero no vio nada salvo una luz

blanca.

Después de una rápida mirada que abarcaba por completo a Elena la mujer

dijo con compostura:

—Soy Mylea, uno de los Guardianes Principales, y he venido a tomar tu

juramento de Tutela y asignarte tu primera tarea.

Elena inmediatamente se tensó. Cierto, esto era por lo que había estado

esperando. ¿Pero estaba completamente lista?

—Espera un minuto —dijo—. Me gustaría saber más antes de prestar

cualquier juramento. ¿Eras tú uno de los Guardianes que asesinaron a mis padres?

El Guardián frunció el ceño, una línea apareciendo entre sus cejas

perfectamente arqueadas.

—No estoy aquí para discutir el pasado, Elena. Has hecho tu mejor esfuerzo

para despertar tus Poderes incluso antes de mi acercamiento. Has traído a otro

Guardián humano aquí para guiarte y enseñarte. Está claro por tus acciones que

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estas ansiosa por las responsabilidades y habilidades que solo los Guardianes

tienen. Te será dada la información que necesitas después de tomar tu juramento.

Nerviosa, Elena mordió su labio. Todo lo que Mylea dijo era verdad. Ella había

acabado de aceptar que iba a ser un Guardián. Sin importar cuan trágica fue la

muerte de sus padres, nada de lo que Mylea dijera ahora se los devolvería. Tenía

que pensar en todas las personas que podía salvar con sus Poderes de Guardián en

pleno funcionamiento.

Mylea se encogió de hombros y continuó.

—Tu vida siempre estuvo destinada de esta manera —dijo tranquilamente—.

No puedo evitarlo al igual que no puedo evitar que las hojas de cambien en el

otoño. —Un destello de humor destelló de repente en su cara, haciéndola

infinitamente más humana—. Lo cual significa, que quizás pueda detenerlo, pero

sería difícil y al final le causaría un gran daño a ti y a tu mundo. ¿Qué será, será? —

Entonces el toque de humor se desvaneció, y miró fijamente a Elena, una vez más

seria—. El tiempo es corto —dijo. —Responde sí o no: ¿estas preparada para dar tu

juramento y recibir tu tarea?

—Sí —dijo Elena, y se estremeció. Su acuerdo era irrevocable. Supo que no

había cambio de parecer ahora. Pero estaba a punto de recibir los Poderes que

necesitaba para luchar contra Klaus.

—Entonces, ven —dijo Mylea. Llevó a Elena alrededor de la esquina del

dormitorio y en un rincón amurallado donde creció un roble. Cerrando los ojos

durante un segundo, asintió, y luego los abrió de nuevo—. Nadie nos molestara

aquí. Arrodíllate y alarga la mano.

Titubeantemente, Elena puso sus rodillas en la fría hierba bajo el árbol y alargó

la mano derecha ante ella. Mylea giró firmemente la mano de Elena de manera que

extendió la palma hacia arriba, y sacó una pequeña daga plateada, adornada de

joyas azules de su bolsillo. Antes de que Elena pudiera reaccionar, Mylea había

pasado rápidamente la daga por su palma en un patrón curvo, la sangre brotó en

su despertar. Elena siseó ante el dolor y automáticamente intentó retirar la mano,

pero el agarre de Mylea era fuerte.

—Repite después de mí —dijo—. Yo, Elena Gilbert, me comprometo a usar

mis Poderes para el mejoramiento de la raza humana. Aceptaré con alegría las

tareas que me den y las veré finalizar. Albergaré a los débiles y guiaré a los fuertes.

Reconozco que mis tareas son para el bien común y, si fallo en cumplirlas, puedo

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estar sujeta a perder mis Poderes y ser reasignada a la Corte Celestial. —Elena

dudó— ¿Reasignada a la Corte Celestial? —pero los ojos de Mylea eran firmes y

pudo sentir el tirón de Poder a su alrededor. La sangre descendió por su muñeca

mientras repetía las palabras de Mylea, Mylea la instó a seguir cuando dudó. La

sangre caía de su mano hacia las raíces del roble y se sumergía en la tierra.

Mientras Elena decía las últimas palabras, el corte en su mano se curó, dejando una

pálida cicatriz con forma de ocho en su palma.

—El símbolo del infinito y de la Corte Celestial —dijo Mylea, dando a Elena

una pequeña sonrisa. La ayudó a ponerse en pie y la besó ceremonialmente en

ambas mejillas—. Bienvenida, hermana —dijo.

—¿Qué quiere decir ―perder mi lugar en la Tierra y ser reasignada a la Corte

Celestial‖? —preguntó Elena—. Soy una humana… pertenezco aquí.

Mylea frunció el ceño, inclinando la cabeza hacia un lado para estudiar a

Elena.

—Ya no eres humana —dijo—. Ese es el precio que tenemos que pagar.

Elena la miró boquiabierta, horrorizada, y Mylea agitó la mano

despectivamente y continúo.

—Pero permanecerás en la Tierra siempre y cuando ejerzas tus deberes

adecuadamente. Y ahora tu primera tarea. Un viejo vampiro ha venido a tu

campus, uno que ha causado daño por todo el mundo. Es fuerte y listo, pero lo has

enfrentado antes y escapó ileso. La historia que compartieron te dará la habilidad

para derrotarlo ahora que tu Poder está floreciendo. Hubo un tiempo, en que no

era una amenaza.

Elena asintió, pensando en el año que Klaus había estado muerto.

—Pero ahora ha comenzado a matar y el mismo trajo nuestra atención una vez

más. Su destino esta sellado —continúo Mylea —. Debes matar a Damon Salvatore.

Elena jadeó. No, pensó aturdida. Klaus, ella debía decir Klaus.

En la fracción de segundo en el que Elena estaba tambaleándose, Mylea se

alejó cuidadosamente, sacando una elaborada llave dorada de su bolsillo, y giró la

llave en el aire.

—¡No! —dijo Elena, encontrando su voz. Pero era demasiado tarde. El vacío

aire se tensó, y Mylea se había ido.

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Capitulo 24

Traducido por Pili

Corregido por Izzi

Stefan tenía una sensación muy fuerte de déjà vu. Aquí estaba él una vez más,

afligido fuera de la puerta de madera oscura del apartamento de Damon,

preparado para suplicar a su hermano, pero sabiendo ya que sus palabras serían

inútiles. El podía oír a Damon moviéndose silenciosamente dentro del

apartamento, las páginas de un libro pasando, la respiración profunda de su

hermano, y él sabía que Damon podía oírle a él, también, dudando en el pasillo.

Llamó. Esta vez, cuando Damon abrió la puerta, no gruñó inmediatamente a

Stefan, pero en su lugar lo miraba pacientemente, esperando a que Stefan hablara.

―Sé que no quieres verme.― dijo Stefan. ―Pero pensé que debía decirte lo que

está sucediendo.

Damon retrocedió e hizo entrar a Stefan.

―Lo que quieras, hermanito.― dijo despreocupadamente. ―Me temo que no

puedo concederte mucho tiempo. Tengo una cita con una deliciosa y pequeña

estudiante universitaria.― su sonrisa se amplió, mientras Stefan hacía una mueca

de desaprobación.

Decidiendo no responder a eso, Stefan se hundió en una de las elegantes sillas

cromo y verde pálido en la ultramoderna sala de estar de Damon. Damon tenía

mejor aspecto que la última vez que Stefan había estado allí. Su ropa y su cabello

estaban perfecta y elegantemente arreglados y su piel pálida tenía un leve rubor,

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una clara señal de que Damon había estado alimentándose libremente, Stefan hizo

una pequeña mueca ante la idea, y Damon arqueó una ceja hacia él.

―Por lo tanto, ¿hay algo que está pasando?― apuntó. Su voz adquirió un tono

burlón con las últimas palabras.

―Katherine ha vuelto.― dijo Stefan rotundamente, y tuvo el placer de ver la

sonrisa desprenderse de la cara de Damon. ―Klaus la trajo de entre los muertos de

alguna manera.

Damon parpadeó lentamente, sus pestañas negras y largas velaron sus ojos

durante un momento, y a continuación exhibió su sonrisa cruel otra vez.

―El dúo dinámico juntos de nuevo, ¿eh?― preguntó. ―Eso podría ser bastante

problemático para ti y tus humanos.

―Damon.― Stefan oyó la fuerza en su propia voz. Damon había construido un

muro alrededor de sí mismo, pero el verdadero Damon todavía estaba allí, ¿no? Él

no podía haber dejado de preocuparse por Elena, dejado de preocuparse por Stefan

mismo, tan absolutamente, en un plazo tan corto, ¿podría? Si Stefan quería que su

plan contra Klaus funcionase, necesitaba que a Damon le importase. ―Klaus está

decidido a averiguar la verdad sobre Elena― dijo rápidamente. ―Están decididos a

utilizar a Katherine como un arma contra ti. Verán como te has separado del resto

de nosotros. Te lo suplico, por favor no les digas nada. Si no te importamos un

bledo cualquiera de nosotros, por lo menos recuerda lo mucho que odias a

Katherine y a Klaus.

Inclinando su cabeza a un lado, Damon redujo sus ojos especulativos hacia

Stefan.

―Nunca he sido el eslabón más débil, hermano.― dijo. ―Pero, como una

cuestión de simple curiosidad, dime, ¿qué verdad sobre Elena?

El suelo osciló vertiginosamente bajo los pies de Stefan, y él cerró los ojos

durante un momento.

Era un idiota. Él no había pedido detalles de la reunión a medianoche en el

bosque de Elena y Damon, solo supuso que Elena le había dicho que era una

Guardiana. Él podría haber mantenido la boca cerrada, y Damon no habría sido

ningún peligro para ellos, al menos no en este punto. Pero no, Damon había sabido

que Elena era una Guardiana potencial, que ellos una vez habían planeado que ella

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se uniera a ellos. Ella le había dicho que los Guardianes habían asesinado a sus

padres, intentado llegar a ella. Y él sabía que ahora Elena tenía poder, que ella

podía ver auras. Si dejaba caer esos hechos a Katherine o Klaus, eso sería bastante

peligroso. Mejor que Damon estuviese advertido, con una verdad parcial, ¿no?

Stefan sacudió su cabeza ligeramente. Era imposible saber que podría hacer

Damon.

Damon todavía estaba mirándole, sus ojos brillantes y cruelmente divertidos, y

Stefan tenía la incómoda sensación de que estaba representando su indecisión

nítidamente a través de sus rasgos, claramente evidente para alguien que le había

conocido durante tanto tiempo como Damon.

―La verdad es que Elena está conectada con los Guardianes.― dijo al fin.

―Klaus lo usaría contra ella si pudiera. Por favor, Damon dices que no te importa

pero no puedes querer que Klaus mate a Elena. Klaus casi te destruyó. ― podía oír

la nota de súplica en su propia voz.

Por favor, hermano, pensó, inseguro sobre si Damon estaba leyendo sus

pensamientos. Por favor no nos abandones. No hay nada más que dolor así, para todos

nosotros.

Damon sonrió brevemente y chasqueó sus dedos desdeñosamente hacia Stefan

antes de apartarse.

―Nadie me hace daño.― dijo por encima de los hombros.― No desde hace

mucho. Pero no te preocupes, estoy seguro de que puedo manejar a Katherine si

viene a mí.

Stefan se desplazó más cerca de su hermano, moviéndose para encontrarse de

nuevo con los ojos de Damon.

―Si me pasa algo,― dijo sombríamente, ―dime que cuidarás de Elena. Tú la

amaste una vez. Ella podría amarte, si… si las cosas fueran diferentes.― no

importaba lo que pasase, Elena no podía quedar desprotegida.

Por un momento, la máscara de indiferencia de Damon pareció levantarse, su

boca se tensó y sus ojos negros como la medianoche se estrecharon.

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―¿Qué es lo que quieres decir con si algo te sucede?― dijo bruscamente.

Stefan sacudió la cabeza.

―Nada― dijo. ―Es un momento peligroso, es todo.

Damon lo miró fijamente durante un largo momento, y luego de golpe la

máscara volvió a su lugar.

―Todos los momentos son peligrosos― dijo sonriendo débilmente. ―Ahora, si

me disculpas…― se alejó en dirección a la cocina, y después de unos minutos,

Stefan comprendió que no regresaría.

Stefan se obligó a ponerse de pie y dudó solo brevemente antes de girar hacia

la puerta. La reunión había ido tan bien como él podría haber esperado

razonablemente: Damon no había garantizado su propio silencio, pero tampoco

les había amenazado, y había parecido desdeñoso sobre cualquier sugerencia de

que él pudiese ayudar a Katherine y Klaus. En lo que respectaba a la protección de

Elena, todo lo que Stefan podría hacer era mover pieza. Él sabía que si era preciso,

su hermano haría lo correcto.

Stefan gritó una despedida, que no fue contestada, y se dirigió a la puerta. Por

todo lo que sabía, Damon se había ido a través de la ventana y ya estaba volando

hacia su destino como un cuervo.

Su corazón se hundió en el pensamiento de dejar a su hermano ahora sin un

adiós, pero continuó. Si ambos sobrevivían, él y Damon se unirían otra vez como

hermanos. No podía dejar ir esa esperanza. Pero no sabía cuándo o cómo ocurriría.

Quizás perdería a su hermano durante un siglo o dos. El pensamiento le hizo

sentirse triste, indeciblemente solo.

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Capítulo 25 Traducido por laurasoto

Corregido por Izzi

Matt arrastró los pies mientras caminaba lentamente hacia las puertas del

cobertizo. En su mano, el saco que llevaba golpeó violentamente, el conejo dentro

pataleando y retorciéndose. Chloe sería capaz de calmarlo con un toque de su

poder.

A Matt no le gustaba cazar animales para alimentarla. No podía dejar de sentir

lástima por las pobres cosas, por lo que tenía los ojos desorbitados por el terror.

Pero él era responsable de Chloe. Y necesitaba mucha sangre para mantener el

control; Stefan les había advertido de ello. No había ayudado considerando que el

ejército de vampiros de Klaus la había aterrorizado. Eran mucho más poderosos

que ella, y ella sabía que no mostrarían misericordia a un vampiro que peleó contra

ellos. Peor aún, la emoción de la batalla había estimulado su impulso de beber

sangre humana. Ella no confiaba en sí misma alrededor de los otros, por lo que

había se había recluido en el cobertizo desde entonces.

Aunque ella nunca haría daño a Matt; ella le aseguraba eso todas las noches,

sosteniéndolo con fuerza, su cuerpo frío contra uno más caliente, con la cabeza

apoyada en su hombro en la oscuridad.

El muelle crujía bajo los pies de Matt y él bajó la mirada hacia el chapoteo del

agua contra los pilotes debajo de él. El muelle crujió de nuevo, esta vez en la

distancia, como si alguien estuviera caminando a través de él.

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Matt vaciló. No debería haber nadie más aquí. Dio un paso adelante de nuevo,

con cautela, y oyó el sonido haciendo eco de otro tablón crujiendo en la distancia,

sólo un segundo después de su propio paso.

― ¿Hola?― gritó en la oscuridad, y entonces se sintió como un idiota. Si sus

enemigos estaban ahí fuera, lo último que quería hacer era llamar su atención.

Dio unos cuantos pasos más cerca de la entrada del cobertizo. El crujido no

vino otra vez, en su lugar, un chorrito pequeño se elevó del lago poco profundo.

Tal vez los ruidos habían sido de un animal.

Él echó a correr de todos modos, golpeando a través de las puertas del

cobertizo. ¿Y si algo había llegado a Chloe? Los ojos de Matt volaron al cuadro en

el centro del cobertizo.

Klaus estaba triunfante delante de él, su piel iluminada en plata por la luz de

la luna de que entraba a través de los agujeros del techo. Un impermeable

estropeado cubría su amplia figura, y desplomada en sus brazos había una chica

sangrado, una desconocida.

Dios. Ella era joven, tal vez una pequeña estudiante de primer año, tal vez una

chica de secundaria del pueblo, y su cabello largo y oscuro estaba enmarañado con

la sangre que brotaba del lateral de su cuello. Ella no estaba luchando, pero miró

fijamente a Matt con una mirada de terror que le recordó asquerosamente la

expresión del conejo cuando lo había sacado de la trampa.

Automáticamente dejó caer el saco, oyéndolo hacer un ruido sordo tras él, el

conejo escarbando buscando una salida y corriendo hacia la puerta. Tenía que

ayudar a la chica. Klaus movió rápidamente los ojos hacia él por una fracción de

segundo y Matt se quedó inmóvil, sus músculos se tensaron sin poder hacer nada

contra la fuerza que estaba sujetándolo en su lugar.

―Hola, muchacho― dijo Klaus, exhibiendo su sonrisa de loco. ―¿Vienes a

unirte a la fiesta? Tu novia y yo te hemos estado esperando.

Matt siguió la mirada de Klaus a Chloe, que estaba acurrucada en un rincón

tan lejos de Klaus y de la chica como era posible, con las rodillas levantadas hacia

su pecho. Había una marca de mordedura en su cuello, como si Klaus hubiera

bebido de ella, también, y ella estaba extraordinariamente pálida. Ella se tiene que

alimentar, pensó Matt, como si pudiera darle el conejo que había tenido un

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momento antes. Chloe estaba claramente asustada, pero había algo más

exteriorizándose en su rostro. El estómago de Matt dio un vuelco con tristeza

cuando él lo identificó: hambre.

―Ahora, ¿dónde estábamos?― Klaus se volvió a Chloe. ―Ah, sí. Si lo sueltas,

todo será más fácil.― Su voz era suave y calmante. ―Cuéntamelo todo. Cuéntame

el secreto que esos humanos están escondiendo. ¿Cómo han protegido las brujas a

Elena de mí? Si lo haces, te dejaré unirte a mí. No estarás sola. No tendrás que

tener miedo, o sentir culpa, o nada nunca más.― Su rostro se torció con desprecio

al decir la palabra humanos, y continuó, bajando la voz a un registro más bajo.

―Prueba a la chica.― dijo. ―Tú puedes tenerla. Sé que puedes oler la rica dulzura

de su sangre. Esta no es forma de vivir para ti, escondida, avergonzada,

alimentándote de alimañas. Ven a mí, Chloe.― dijo él, autoritario ahora.

Chloe se desenroscó lentamente, poniéndose de pie. Sus ojos estaban fijos en

Klaus y en la chica, que sollozaba silenciosamente ahora en los brazos de Klaus.

Por el cambio en la mandíbula de Chloe, Matt podía ver que sus dientes caninos se

habían alargado. Klaus hizo una seña, y Chloe tropezó un paso adelante.

Luchando para gritar, para detener de alguna manera a Chloe, Matt se dio

cuenta de que su lengua estaba como congelada, como el resto de él, aún sujeto por

el Poder de Klaus. Lo máximo que podía hacer era dejar salir un pequeño gemido

ahogado.

Chloe lo oyó, sin embargo. Se lamió los labios, entonces arrastró lentamente

los ojos desde la garganta de la chica y se centró en Matt. Ella lo miró fijamente

durante un largo momento, y luego dio un paso atrás, apretándose contra la pared.

Los huesos de su rostro parecían angulosos y la sangre seca en su propia garganta

se cuarteó y descascarilló cuando sacudió la cabeza.

―No.― dijo con un hilo de voz.

Klaus volvió a sonreír y tendió a la chica hacia ella.

―Vamos.― le urgió.

Su víctima gimió y cerró los ojos, su cara contrayéndose de tristeza. Chloe se

quedó inmóvil contra la pared, aparentemente fascinada por el gran chorro de

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sangre que corría por debajo de la garganta de la chica hasta el charco en el suelo a

sus pies.

Klaus alcanzó a Chloe y la tomó de la mano.

―Dime lo que quiero saber, y puedes tenerla. Ella sabe tan bien.― Tiró de

Chloe hacia él. Ella se quedó sin aliento bruscamente, sus fosas nasales dilatadas a

medida que se acercaba al olor de la sangre, y se dejó arrastrar más y más cerca.

Klaus soltó la mano de Chloe y le acarició la mejilla. ―Toma.― dijo, como si

estuviera hablando con un niño pequeño. ―Eso es.― ahuecando su mano detrás de

su cabeza, él la empujó con firmeza hacia abajo, la llevó hacia la garganta de la

chica que sostenía.

Matt trató de luchar, pero no podía moverse, no podía gritar a Chloe otra vez.

Ella paso su lengua rápidamente a través de sus labios.

Entonces Chloe se apartó de Klaus, zafándose de debajo de su mano.

―¡No!― repitió ella, esta vez más fuerte.

Klaus gruñó, un sonido enloquecido, y con un giro rápido, rompió el

sangrante cuello de la chica, dejándola caer en un montón en el suelo.

―Dile a tus amigos que todos ellos tendrán noticias de mí pronto.― dijo Klaus,

su voz plana y fría. Sonaba menos loco que de costumbre, y por alguna razón, eso

hizo al corazón de Matt contraerse de miedo. ―Encontraré la verdad. Les atraparé

por separado, uno por uno, hasta que obtenga lo que quiero.

Cuando salió por la puerta, Klaus miró hacia arriba, alzando una mano hacia

el cielo, y con el estruendo de un trueno, un rayo cayó del cielo despejado, sin

nubes, haciendo estallar el cobertizo en llamas.

Dando vuelta a una página en su libro de texto de psicología, Bonnie alejó el

pensamiento de Zander. Le echaba de menos, por supuesto que lo hacía, pero ella

estaría bien. Sin levantar la vista, Bonnie estaba pendiente de los otros ocupantes

de su dormitorio. El sonido suave del rasgueo de una pluma venía de la cama de

Elena, donde estaba escribiendo en su diario. Y en el suelo, Meredith y Alaric

murmuraban suavemente entre ellos, sus manos entrelazadas, por una vez no

afilando las armas o examinando libros de hechizos, sino solo disfrutando uno al

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otro. Excepto por el dolor de constante vacío en el corazón de Bonnie, todo estaba

bien.

Alguien golpeó violentamente la puerta, y todos miraron hacia arriba, tensos,

listos para transformarse al modo de lucha. Meredith se puso en pie y agarró un

cuchillo de su escritorio, manteniéndolo fuera de la vista cuando ella entreabrió la

puerta.

Matt y Chloe, manchados de sangre y cubiertos de cenizas, cayeron a través de

la puerta. Meredith fue la primera en reaccionar, agarrando Chloe y girándola bajo

la luz para examinar la mordedura en el cuello. Parecía cruda y horrible, y Chloe

casi se derrumbó en los brazos de Meredith antes de que Alaric condujese a la

joven vampiro a la silla de Bonnie.

―¿Qué pasó?― exclamó Bonnie.

―Klaus.― jadeó Matt. ―Klaus estaba en el cobertizo. Oh, Dios, dejó un cuerpo

en ese lugar. Y prendió el lugar en llamas. Estaba muerta, sin embargo. Estoy

seguro de que ya estaba muerta antes de quemarse.

Los dedos de Elena volaron por encima de su teléfono mientras enviaba un

texto rápido, y un momento más tarde, Stefan estaba allí, asimilando la situación

de un vistazo. Se arrodilló delante de Chloe, examinando su herida con dedos

cuidadosos.

―La sangre animal no es suficiente para sanarla ahora mismo― le dijo a Matt,

que miraba con una expresión tensa y atormentada, los labios apretados y pálidos.

―Y el sabor humano puede enviarla al límite.― se mordió su propia muñeca y la

acercó a los labios de Chloe. ―Esto no es lo ideal, pero es la mejor de las malas

opciones.― Matt asintió con fuerza, y Stefan sujetó la mano de Chloe cuando la

chica vampiro tragó ávidamente de su brazo. ―Está bien.― le dijo. ―Lo estás

haciendo muy bien.

Una vez que Chloe había bebido lo suficiente como para comenzar la curación

de la mordedura de Klaus, ella y Matt explicaron lo que había sucedido.

―Klaus me ofreció a la chica si yo le decía lo que sabía acerca de Elena y

porqué no podía matarla con su daga.― dijo. Sus ojos se posaron en el suelo.

―Fue...― hizo una pausa. ―Quería decir que sí.

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―No lo hizo, sin embargo.― les dijo Matt. ―Chloe lo hizo realmente bien. Ella

quebrantó la coacción de Klaus.

―¿Pero él dijo que vendría tras nosotros, uno por uno, hasta que consiguiese lo

que quería?― preguntó Bonnie con voz débil. ―Esto es malo. Esto es realmente

muy malo.― su corazón latía con fuerza, tamborileando contra su pecho.

Elena suspiró, metiéndose el pelo detrás de las orejas.

―Sabíamos que vendría tras nosotros.― señaló.

―Sí,― dijo Bonnie, con voz temblorosa ―pero, Elena, él puede entrar en mis

sueños. Él lo hizo antes, cuando nos dijo que iba a venir.― ella se abrazó con fuerza

y tomó un respiro profundamente, tratando de mantener la voz firme. ―No sé si

puedo detenerle viendo cosas en mis sueños.

Hubo una pausa desagradable en la conversación.

―Yo no había pensado en eso.― admitió Meredith.

―Lo siento, chicos.― dijo Elena, con la voz quebrada. ―Él viene tras vosotros

por mi culpa. Ojalá pudiera defenderos. Tengo que conseguir ser más fuerte.

―Lo harás.― dijo Meredith con firmeza.

―Y en realidad no es tu culpa.― dijo Bonnie solidaria, impulsando su propio

pánico hacia abajo. ―Si la alternativa era que murieses, preferiría que viniese tras

nosotros.

Elena sonrió débilmente.

―Lo sé, Bonnie.― dijo ella. ―Pero incluso si consigo más poder, no sé cómo

podemos protegerte en tus sueños.

―¿Hay alguna manera que pueda protegerse a sí misma en sus sueños?―

preguntó Stefan, volviéndose a Alaric, su experto en investigación. ―¿Sueño

consciente y ese tipo de cosas?

Alaric asintió con la cabeza, pensativo.

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―Es una buena idea.― dijo. ―Voy a buscar de inmediato.― sonrió

tranquilizador a Bonnie. ―Encontraremos algo. Siempre lo hacemos.

―Y todos vamos a permanecer juntos.― dijo Stefan, mirando a su alrededor,

sus ojos verde hoja confiados. ―Klaus no nos puede separar.

Hubo un murmullo de aprobación, y Bonnie automáticamente extendió la

mano, tomando las de Meredith y Matt manos en las suyas. Pronto, todos estaban

cogidos de la mano, y Bonnie sintió un repiqueteo de poder, tal vez de Elena, tal

vez de Stefan, tal vez de sí misma, corriendo alrededor del círculo. Tal vez era de

todos ellos. Pero esa sensación de poder no era lo único que sentía. Todo el mundo

estaba nervioso; todo el mundo estaba asustado. Klaus podría venir tras cualquiera

de ellos a continuación, y era imposible saber lo que podría hacer.

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Capitulo 26 Traducido por laurasoto

Corregido por Izzi

Stefan y Elena estaban solos en el dormitorio de Elena, por fin,

aprovechando el pequeño momento que pasaban juntos. Bonnie, Meredith y Alaric

estaban en la biblioteca estudiando sobre el control del sueño, mientras que Stefan

había ofrecido a Matt y Chloe su habitación para esa noche ahora que su escondite

del cobertizo había sido destruido.

Stefan ahuecó la mejilla de Elena suavemente.

―¿Qué pasa?― dijo, preocupado por lo que fuera que vio en sus ojos.

Elena había pensado que ella estaba escondiendo su miedo bastante bien, pero

Stefan siempre había sido capaz de ver a través de sus máscaras. Se alegraba de

que estuvieran finalmente solos. Ella no quería que los demás supieran, aún no. No

estaban decididos a proteger a Damon, no como ella y Stefan lo estaban.

―Una Guardián Principal vino a mí hoy y me hizo hacer el juramento de

Guardián― dijo ella. ―Ella me dio mi primera tarea.

Por un momento, la cara de Stefan estaba aliviada.

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―Pero eso es una noticia maravillosa.― dijo. ―Ahora podrás acceder a más

poder para luchar contra Klaus, ¿no es así?

Elena sacudió la cabeza.

―Mi tarea es no matar a Klaus.― le dijo ella simplemente. ―Quieren que mate

a Damon.― Stefan, con los ojos muy abiertos por el choque, dio un paso atrás,

dejando caer su mano de la mejilla de Elena. ―No voy a hacerlo.― dijo. ―Lo sabes.

Pero tenemos que encontrar la manera de evitar esto. Si me niego a hacerlo, van a―

su boca se secó― desterrarme a la Corte Celestial. No estaré en la Tierra nunca más.

―No.― los brazos de Stefan estuvieron en torno a ella otra vez, abrazándola

más cerca. ―Nunca.

Elena apretó la cara contra su cuello de nuevo.

―No puedo hacerlo.― susurró. ―La Guardián me dijo que Damon estaba

matando de nuevo, y aún así no puedo obligarme a hacerle daño.― sentía a Stefan

endurecerse con las noticias, pero cuando levantó la vista sus ojos estaban

inalterables.

―Elena, quiero a mi hermano. Pero si Damon está asesinando a personas

inocentes, tenemos que detenerle. No importa lo que cueste.

―No puedo matar a Damon.― dijo Elena otra vez. ―Los Guardianes ya se

llevaron dos personas que amo, y no voy a dejar que me quiten nada más.

Tenemos que encontrar otra manera.

―¿Qué pasa si Damon cambia?― preguntó Stefan. ―Si él no es una amenaza

para los humanos, ¿los Guardianes cambiarán de opinión?

Elena sacudió la cabeza.

―No lo sé.― dijo ―Pero Damon no nos escuchará; el está completamente

cerrado. ¿Tal vez si le decimos que los Guardianes lo quieren muerto?

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Los labios de Stefan se curvaron en una media sonrisa triste, sólo por un

momento.

―Tal vez.― dijo. ―O tal vez él doble sus ataques sólo para desafiarlos. Damon

se reiría del diablo si le diese la gana.― Elena asintió. Era cierto, y sabía que Stefan

estaba compartiendo el afecto y la desesperación que Damon inspiraba en ella.

―Tal vez Andrés tendrá una idea.― sugirió Stefan. ―Él sabe mucho más acerca

de los asuntos de los Guardianes que nosotros. ¿Pero estás segura de que

podemos confiar en él?

―Por supuesto que podemos.― dijo Elena automáticamente. Andrés era

bueno, lo sabía sin lugar a dudas. Y él había luchado junto a ellos contra Klaus.

Agarrando con fuerza el hombro de Elena, Stefan la miró a los ojos, con el

rostro sombrío.

―Sé que podemos confiar en Andrés para hacer lo correcto.― dijo. ―Pero,

¿podemos confiar en él para salvar a un vampiro, un vampiro violento? Ni siquiera

sé si eso es lo correcto.

Elena tragó saliva.

―Creo que puedo confiar en Andrés para apoyarme,― dijo con cautela

―incluso en contra de los Guardianes. Él cree en mí.― ella esperaba

desesperadamente que fuera cierto.

Stefan le dedicó una sonrisa triste.

―Entonces, mañana hablamos con Andrés.― dijo. Tiró de ella en un abrazo y le

acarició el pelo con la mano. ―Esta noche, sin embargo, vamos a tomarnos algún

tiempo y estar juntos, tú y yo.― dijo él, su voz áspera. Hubo un largo silencio

mientras Elena dejaba a Stefan abrazarla. ―Quiero que Damon viva.― dijo Stefan

finalmente. ―Yo quiero que él cambie. Pero si se reduce a una elección entre él y tú,

tengo que elegirte. No hay mundo para mí sin ti, Elena. Yo no voy a permitir que

te sacrifiques esta vez.

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Elena no respondió, negándose a hacer alguna promesa que no podría ser

capaz de mantener. Esperaba que el amor que fluía entre ellos fuera suficiente, por

ahora.

A la mañana siguiente, Elena y Stefan se sentaron con James y Andrés en la

pequeña y soleada cocina de James. Los cuatro tenían tazas de café y rosquillas

delante de ellos, y Stefan removió su café sin beberlo, solo para mantener las

manos ocupadas. No comía ni bebía mucho, pero hacía que la gente se sintiera más

cómoda si pensaban que lo hacía. Era una alegre escena matinal, a excepción de la

mirada de completa confusión en el rostro de James.

―No lo entiendo.― dijo, mirando a Elena y Stefan desconcertado. ―¿Por qué

estás intentando salvar a un vampiro?

Elena abrió la boca, luego la cerró y pensó por un momento.

―Es el hermano de Stefan.― dijo rotundamente después de un momento. ―Y le

queremos.― James lanzó a Stefan una mirada escandalizada, y Stefan trató de

recordar si James tenía alguna idea de que él era también un vampiro. No lo creía,

la verdad. Elena continuó. ―Damon ha luchado a nuestro lado y salvado a un

montón de gente.― dijo. ―Tenemos que darle una oportunidad para mejorar. No

podemos olvidar todo lo bueno que ha hecho.

Andrés asintió.

―Eres reacia a matarlo cuando podría haber alguna otra forma de controlar

sus tropiezos.

James negó con la cabeza.

―No estoy seguro de que pudiera llamar ―tropiezos‖ a comerse gente.― dijo.

―Lo siento, Elena. Yo no creo que pueda ayudarte.

Stefan se puso tenso, sintiendo la cuchara de café doblarse en la mano.

―Le curaremos.― dijo Elena. Su mentón sobresalía con determinación. ―No va

a ser un peligro para nadie.

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Andrés suspiró y puso sus manos sobre la mesa, todo rastro de humor

desapareció de su cara.

―Hiciste un juramento.― dijo en voz baja. ―Los Guardianes creen en reglas, y,

como has aceptado sus normas, debes cumplir con tu tarea o sufrir las

consecuencias. Incluso si aceptas tu traslado a la Corte Celestial, la tarea

simplemente pasará a otro Guardián Terrenal.― él hizo una mueca, y se hundió el

corazón de Stefan.

Andrés estaba diciéndoles que él podría ser el próximo asignado para matar a

Damon. Si Elena de alguna manera salía del trabajo, estarían peleando con Andrés.

Los ojos de Elena estaban brillantes por las lágrimas.

―Tiene que haber alguna manera de arreglar esto.― dijo. ―¿Cómo puedo

convocar de vuelta a la Guardiana Principal? Tal vez pueda razonar con ella. Klaus

es mucho más peligroso de lo que es Damon. Incluso si no estás de acuerdo

conmigo sobre salvar a Damon, tienes que ver que Klaus es el único en que

tenemos que centrarnos.

―No puedes llamarla.― dijo Andrés con tristeza. ―Solo parecen para asignar

una tarea, o cuando la tarea se ha completado.― él meneó lentamente la cabeza.

―Elena, no hay ninguna zona gris. Tú ya estás sintiendo el impulso de cumplir con

tu misión, ¿no es así? Eso solo va a empeorar.

Elena puso la cabeza entre las manos, apoyando los codos sobre la mesa.

Stefan le tocó el hombro, y ella se apoyó en él mientras canalizaba su apoyo

silencioso hacia ella. Después de un momento, levantó la cabeza, su boca firme con

resolución.

―Está bien.― dijo. ―Entonces intentaré otra cosa. No me doy por vencida.

―Yo te ayudaré si puedo.― le dijo Andrés. ―Pero si tu tarea pasa a mí, no

tendré elección.

Elena asintió y se puso de pie rápidamente. Stefan comenzó a seguirla, pero

ella le puso una mano en el hombro y lo presionó suavemente hacia atrás.

―Esto tengo que hacerlo por mí misma.― dijo en tono de disculpa. Ella lo besó

suavemente, sus labios cálidos, y Stefan intentó enviar todo el amor y la confianza

que pudo hacia ella.

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Tengo algo de lo que también tengo que ocuparme, pensó. No sabía cuándo

volvería. Esta podría ser, se dio cuenta con una llamarada de pánico sin aliento, la

última vez que ambos se vieran. Sus brazos se apretaron alrededor de ella,

aferrándose a ella durante todo el tiempo que pudo. Por favor, Elena, ten cuidado.

Encontrar a Damon fue fácil. Cuando Elena se abrió al dolor persistente que

había estado dentro de ella todo el día, apenas aludiendo a su poder, el camino a

Damon apareció delante de ella y todo lo que tenía que hacer era seguir el intenso

negro y rojo.

Esta vez, la condujo a un edificio de aspecto sórdido con un letrero en la

fachada que decía Billar de Eddie. Estaba abierto, pero solo había un par de coches

en el aparcamiento. Se parecía más a un lugar nocturno. Francamente, no se

parecía en absoluto al tipo de lugar para Elena, y se sintió un poco nerviosa

caminando hasta las puertas. He estado en la Dimensión oscura, se recordó. Soy un

Guardián. Aquí no hay nada que pueda asustarme. Ella empujó las puertas y entró

osadamente.

El camarero mantuvo contacto visual con ella durante un momento y luego se

volvió hacia su tarea, abrillantando vasos. Dos hombres estaban sentados en una

pequeña mesa redonda en la esquina, fumando y hablando en voz baja. Ellos ni

siquiera miraron hacia ella. Todas menos una de las mesas de billar estaban vacías.

Allí, en el centro de la habitación, Damon se inclinó sobre la mesa de billar,

alineando su taco para hacer un tiro. Parecía duro con su chaqueta de cuero, Elena

pensó, que estaba más áspero y de alguna manera menos elegante que de

costumbre. Un hombre más bajo y rubio rondaba detrás de él. Cuando hizo el tiro,

Damon giró sus ojos hacia Elena, fríos, negros y sin revelar nada.

―Juego terminado.― dijo brevemente a su compañero, a pesar de que las bolas

de colores aún cubrían la mesa. Damon cogió el fajo de billetes en la esquina de la

mesa y los metió en el bolsillo. El chico de pelo rubio rojizo parecía a punto de

hablar de esto, pero luego se mordió el labio y miró al suelo, permaneciendo en

silencio. ―No te rindes, ¿verdad?― dijo Damon, cruzando la habitación hacia Elena

en unos pocos pasos rápidos. Parecía estar sopesándola con su mirada oscura,

considerándola. ―Te dije, que ya no voy a ser de ninguna ayuda para ti, princesa.

Elena sintió que sus mejillas se calentaban. Damon siempre la llamaba

princesa, pero esta vez al apodo le faltaba el cariño al que ella estaba

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acostumbrada. Ahora sonaba despectivo, como si él no estuviese cómodo usando

su nombre real. Ella se puso rígida, utilizando el fogonazo de la ira para ayudarla a

comenzar a hablar.

―Estás en problemas, Damon.― dijo ella bruscamente. ―Los Guardianes

Principales te quieren muerto. Me han asignado para matarte.― por un momento,

pensó que Damon parecía sorprendido, y ella siguió adelante. ―Yo no quiero

hacerlo, Damon.― dijo ella, dejando que una nota de ruego apareciera en su voz.

―No puedo. Pero tal vez no sea demasiado tarde. Si cambias lo que estás

haciendo...

Damon se encogió de hombros.

―Haz lo que tengas que hacer, princesa.― dijo a la ligera. ―Los Guardianes no

pudieron mantenerme muerto antes, ahora no estoy demasiado preocupado.― él

comenzó a darle la espalda, y Elena dio un paso para bloquear su camino.

―Tienes que tomarte esto en serio, Damon.― dijo. ―Te matarán.

Damon suspiró.

―Francamente, ― dijo ―creo que estás exagerando. Y maté a alguien. Era una

chica, en un mundo de millones de chicas.― él miró por encima del hombro, hacia

atrás a la mesa de billar. ―¿Jimmy? Colócalas.

Sintiendo como si le hubieran dado un puñetazo en el estómago, Elena se

quedó boquiabierta sin aliento, luego lo siguió de vuelta a la mesa. Jimmy organizó

las bolas y Damon abrió el juego, inclinando cuidadosamente su taco.

―¿A qué te refieres con que has matado a alguien?― dijo ella al fin con un hilo

de voz.

Algo que ella no pudo identificar completamente parpadeó en el rostro de

Damon, pero después se había ido.

―Me temo que me dejé llevar.― dijo a la ligera. ―Nos pasa a los mejores,

supongo.― metió la bola en la tronera y rodeó la mesa para hacer otro tiro.

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La mente de Elena estaba dando vueltas sobre lo que había visto: la chica que

ella y Stefan habían encontrado inconsciente en el bosque, la chica de la que

Damon se había alimentado cerca del campo de atletismo. Habían estado muy bien

al final, ¿no? Ella y Stefan se habían asegurado de que llegara a casa de forma

segura. El temor se enroscó dentro de ella cuando finalmente se dio cuenta de lo

que estaba diciendo. Damon había matado a alguien más, alguien que no habían

encontrado. Ella había mantenido la esperanza en él, pero él estaba asesinando otra

vez, y ella no lo había sabido.

Hizo un esfuerzo ahora para ver el aura de Damon, y se hizo visible casi

inmediatamente. Elena se estremeció con consternación ante la vista. Era muy

oscura, casi todo el color se había consumido por la oscuridad ahora, atravesado

con repulsivas y sinuosas vetas de color rojo sangre seca. Sin duda, todavía había

algo más ahí. Ella vio un hilo de color azul verdoso cerca del cuerpo de Damon,

pero tan rápido como apareció, estaba cubierto otra vez de oscuridad. Sin

embargo, ese atisbo de color le dio un poco de esperanza. Damon no estaba

perdido. No podía estarlo.

Impulsivamente, ella siguió a Damon al otro lado de la mesa y puso una mano

sobre su brazo. Sus músculos se contrajeron una vez, como si estuviera a punto de

alejarse, luego se quedó inmóvil.

―Por favor, Damon,― dijo. ―sé que no eres así. No eres un asesino, ya no. Te

quiero. Por favor.

Damon puso su taco con cuidado sobre la mesa y la miró, su cuerpo tenso y

crispado.

―¿Me quieres?― preguntó en voz baja y peligrosa. ―Ni siquiera me conoces,

princesa. No soy tu perro faldero. Soy un vampiro. ¿Sabes lo que eso significa?―

Elena involuntariamente dio un paso atrás, alarmada por la ira en los ojos de

Damon, y sus labios inclinados hacia arriba en una sonrisita de suficiencia.

―Jimmy.― dijo por encima del hombro, y el chico con el que había estado jugando

al billar se acercó a ellos, todavía sujetando su taco.

―¿Sí?― dijo, vacilante, y Elena lo oyó en su voz: tenía miedo de Damon.

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Mirando a su alrededor, pudo ver como el camarero se apresuraba a desviar

los ojos de ellos, como si él también tuviera miedo. Los dos hombres de la mesa en

la esquina se habían escabullido mientras ella estaba hablando con Damon.

―Dame tu taco.― dijo Damon, y Jimmy se lo entregó. Damon lo partió en dos

con la misma facilidad que Elena habría rasgado un pedazo de papel y miró

especulativamente a los trozos en sus manos. De una mitad se extendían astillas

largas y puntiagudas de madera, y Damon le entregó esa mitad de vuelta a Jimmy.

―Ahora toma esto y apuñálate a ti mismo con él.― dijo con calma. ―Continúa

hasta que yo te diga que pares.

―¡Damon, no! No lo hagas.― le dijo ella a Jimmy. ―Lucha contra ello.― Jimmy,

miró al taco, vaciló, y Elena sintió el chasquido repentino de poder cuando la cara

de Jimmy se volvió distante y soñadora, y levantó el palo de billar y lo clavó

fuertemente en su propio estómago. Cuanto el taco hizo contacto, emitió una fuerte

exhalación de aliento, pero su rostro permanecía impasible, su mente desconectada

de lo que su cuerpo estaba haciendo. Jimmy retiró el taco otra vez, y Elena pudo

ver una larga estría sangrienta donde una de las astillas se había clavado en su

costado.

―¡Páralo!― gritó Elena.

―Más fuerte,― ordenó Damon ―y más rápido.― Jimmy obedeció, el taco

hundiéndose una y otra vez bruscamente. La sangre le corría por la camisa ahora.

Damon miró con una pequeña sonrisa, con los ojos brillantes. ―Ser un vampiro,

―dijo a Elena ―significa que me gusta tener el control. Me gusta la sangre,

también. Y no tengo que preocuparme por el dolor humano, no más que tú por el

dolor del insecto que pisas cuando caminas por la calle.

―Por favor, detenlo.― dijo Elena, horrorizada. ―No le hagas más daño.

La sonrisa de Damon se amplió, y él apartó la mirada de Jimmy, volviendo

totalmente su atención a Elena. Los brazos de Jimmy seguían sacudiéndose una y

otra vez, sin embargo, clavándose el taco de billar, incluso sin Damon centrado en

él.

―Solo pararé si te vas en este momento, princesa.― dijo Damon.

L.J. Smith Destiny Rising

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Elena parpadeó para alejar las lágrimas. Ella era más fuerte de lo que pensaba.

Ella lo demostraría.

―Bien.― dijo. ―Me iré. Pero Damon,― y aquí se atrevió a tocarle el brazo de

nuevo, un toque suave y rápido. ―lo que dijiste cuando entré es verdad. Nunca me

rindo.― algo pareció cambiar en Damon cuando Elena le tocó, un minúsculo

ablandamiento de las sombrías líneas de su rostro, y Elena sintió casi como si

hubiera llegado hasta él. Pero un segundo después estaba tan frío y distante como

siempre.

Elena salió rápidamente y se alejó con la cabeza alta. Detrás de ella, oyó a

Damon hablar con fuerza y los gruñidos de dolor de Jimmy cesaron.

¿Se había imaginado el cambio momentáneo en la expresión de Damon? Por

favor, por favor que haya sido real, Elena suplicó en silencio. Sin duda había quedado

algo en ese extraño enfadado tras ella, algo del Damon que ella amaba. No podía

perderle. Pero cuando sintió un dolor en su pecho, se preguntó si ya le había

perdido.

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Capítulo 27 Traducido por Isane33

Corregido por MewHiine

l cielo de la tarde era azul oscuro y dorado con la luz del sol y Stefan

estaba agradecido por la sombra de los árboles. ¿Qué tipo de vampiro

provoca un enfrentamiento en la luz del día? podía imaginar a Damon

preguntando irónicamente antes de contestar la pregunta él mismo: uno muy

estúpido, Stefan.

El sol lo estaba poniendo un poco cansado como siempre lo hacía, su

percepción de su luz era un leve latido sordo y constante como un dolor de cabeza,

a pesar del anillo que lo protegía.

Klaus era mayor que Stefan y más fuerte. El sol no le molestaría tanto.

Pero Stefan no quería enfrentarse a Klaus en la oscuridad. El pelo en la parte

posterior de su cuello picaba incómodamente ante la sola idea: después de tanto

tiempo como vampiro, Stefan ahora tenía miedo de un monstruo en la oscuridad.

Se detuvo al llegar al claro del bosque donde habían luchado contra la

familia de Klaus. La sangre era la mejor manera de atraer la atención de cualquier

vampiro. Stefan dejó que sus colmillos se alargan, luego, haciendo una mueca,

mordió rápidamente su muñeca.

—Klaus —gritó, girando en semicírculo, con el brazo extendido para que la

sangre salpicara el suelo a su alrededor . ¡Klaus!

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Stefan se detuvo y escuchó los ruidos del bosque: el ligero crujido de un

animal moviéndose a través de la maleza, el crujido de las ramas de los arboles en

el viento. Muy lejos, más cerca del campus, podía oír a una pareja haciendo

senderismo por el bosque, riendo. No había señal de Klaus. Tomando una

respiración profunda, Stefan se dejó caer contra el tronco de un árbol, sosteniendo

su brazo sangrante protectoramente contra su pecho. Pensó en la calidez de Elena,

en su beso suave. Tenía que salvarla.

Detrás de él llegó una voz profunda y divertida:

—Hola, Salvatore.

Stefan se dio la vuelta, tropezando con alarma. ¿Cómo no había oído al

vampiro más viejo llegar?

La gabardina raída de Klaus estaba sucia, pero la llevaba como si fuera un

manto real. Cada vez que veía a Klaus, Stefan era golpeado por lo alto que era, por

cuán claros y agudos eran sus ojos. Klaus sonrió y cerró la distancia entre ellos de

nuevo, parándose demasiado cerca. Olía asquerosamente a sangre, humo y algo

sutilmente podrido.

—¿Me has llamado, Salvatore? —le preguntó Klaus. Puso una mano en el

hombro de Stefan amigablemente.

—Quería hablar —dijo Stefan, evitando encogerse bajo la mano de Klaus—.

Tengo una oferta para ti.

—Déjame adivinar. —La sonrisa de Klaus se ensanchó—. ¿Crees que debemos

resolver nuestras diferencias como caballeros? —Parecía encantado. Sus dedos se

cerraron sobre el hombro de Stefan como un tornillo de banco y las rodillas de

Stefan se doblaron. Klaus era tan fuerte, incluso más fuerte de lo que Stefan había

recordado—. Aunque aprecio la sangre que tú y tu hermano dieron para traerme

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de vuelta, tengo todas las cartas en este juego, Salvatore. No necesito jugar con tus

reglas.

—No todas las cartas. No puedes matar a Elena —espetó Stefan y Klaus ladeó

la cabeza hacia un lado, considerándolo.

—¿Vas a decirme cómo? —preguntó—. ¿Ya estas cansado de tu bella dama?

Me pregunto por qué sigue siendo humana después de todo este tiempo. Estás

dejando una salida del amor eterno, ¿no es así? Inteligente.

—Quiero decir, ella no puede morir —dijo Stefan con obstinación. Levantó la

cabeza con orgullo, tratando de proyectar confianza. Klaus tenía que creerle—.

Mátame en su lugar. Soy el que más odias.

Klaus echó a reír, mostrando sus colmillos afilados.

—Oh, no eres inteligente después de todo —dijo—. Eres noble y pesado en su

lugar. Así que Elena es la que tiene la salida, entonces. ¿Ella prefiere envejecer y

morir que vivir para siempre en tus brazos? Su gran romance no debe ser tan

fuerte como pensaba.

—Yo era al que culpaste por la muerte de Katherine —Stefan continuó de

forma constante—. Traté de matarte en Fell’s Church. Puedes hacer lo que quieras

conmigo: matarme, unirme a tu ejército de seguidores. No voy a pelear contigo.

Sólo deja a Elena sola. No serás capaz de matarla, así que déjala ir.

Klaus se echó a reír de nuevo. De repente, tiró de Stefan estrechamente contra

él y aspiró profundamente, presionando la nariz contra el cuello del otro vampiro.

Su propio olor era insoportable, el olor dulce y podrido estaba revolviendo

estómago de Stefan. Con la misma rapidez, Klaus apartó a Stephan de nuevo.

—Apestas a mentira y miedo —dijo—. Elena puede ser asesinada y yo seré el

que lo haga. Lo sabes y es por eso que tienes miedo.

Stefan se obligó a mirar a Klaus directamente a los ojos.

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—No. Ella es intocable —afirmó con tanta firmeza como pudo—. Mátame en

su lugar.

Klaus lo golpeó casi lánguidamente con una mano y Stefan se sintió volando

por el aire. Con un fuerte crujido, se estrelló contra un árbol y se deslizó hasta el

suelo, respirando con dificultad.

—Oh, Salvatore —dijo Klaus en tono de reprimenda, alzándose por encima de

Stefan. —Te odio. Pero no quiero matarte, ya no.

Desde donde estaba en el suelo, Stefan consiguió levantar la cabeza y gruñir

interrogativamente. ¿Qué, entonces?

—Es mejor matar a Elena y permitirte vivir, creo —dijo el vampiro más viejo,

sus dientes blancos estaban brillando a la luz del sol—. Voy a matarla justo delante

de ti y a asegurarme de que la imagen de su muerte te perseguirá para siempre,

dondequiera que vayas. —Su sonrisa se ensanchó—. Ese va a ser tu destino.

Klaus se volvió y salió deliberadamente fuera del claro, sin usar su velocidad

vampírica a propósito. Justo antes de pasar fuera de la vista de Stefan, miró hacia

atrás y dio un pequeño saludo con dos dedos.

—Te veré pronto —dijo—. A tu amada y a ti.

Stefan dejó caer su cabeza abajo el suelo del bosque. Su columna vertebral

todavía estaba rota donde Klaus lo había arrojado contra el árbol. Había fracasado.

Klaus estaba convencido de que había alguna manera de matar a Elena y no se iba

a dar por vencido hasta que lo encontrara.

Tan pronto como pudiera, Stefan volvería a Elena y los otros, dándoles la

mejor oportunidad de luchar contra Klaus. Pero una tristeza fría y oscura estaba

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creciendo dentro de él y, sólo por el momento, Stefan se dejó hundirse en esa

oscuridad.

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Capítulo 28 Traducido por laurasoto

Corregido por Emi_93

onnie andaba por todo el campus con los pies descalzos, el pantalón

de su pijama de conos de helado aleteando alrededor de sus tobillos.

―Genial‖, pensó tristemente. ―Me olvidé de vestirme de nuevo‖.

—¿Estás lista para la prueba?—preguntó Meredith, alegremente, a su lado. Bonnie

se detuvo y la miró con suspicacia. —¿Qué prueba?— preguntó. -No tenemos

ninguna clase juntas, ¿verdad?

—Oh, Bonnie—dijo Meredith, suspirando. —¿Ni siquiera lees tu correo

electrónico? No es que haya habido algún tipo de confusión; resulta que todos

tenemos que pasar un gran examen de la escuela secundaria sobre españoles que

nos perdimos; o sea que, en realidad, no nos hemos graduado.

Bonnie la miró, congelada de horror. —Pero yo tomé francés—, dijo.

—Bueno, sí—, dijo Meredith—Es por eso que deberías haber estado estudiando

todo este tiempo. Vamos, vamos a llegar tarde. Ella echó a correr con pies ligeros, y

Bonnie corrió tras ella, tropezando con los cordones de sus Converse tipo bota.

―Espera un segundo‖, pensó ―¿No estaba descalza hace un minuto?‖

—Espera, Meredith-, dijo ella, llegando a fin de recuperar el aliento. —Creo que

este es un sueño.

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Meredith siguió corriendo, sin embargo, recto y seguro por el camino, con el

pelo largo y oscuro volando al viento, dejando atrás a Bonnie. ―Sin duda es un

sueño‖, pensó Bonnie. ―De hecho, estoy bastante segura de que he tenido este sueño

antes‖. —No me gusta este sueño—murmuró. Trató de recordar las técnicas de

control del sueño de las que había estado hablando con Alaric. —Esto es un sueño-

se dijo con fiereza. —Nada es real y puedo cambiar lo que quiera—. Echando un

vistazo a sí misma, ató sus zapatillas y cambió su pijama a unos delgados jeans y

un top negro. —Mejor—, se dijo. —Está bien, olvida el examen. Creo que

quiero…— Las posibilidades volaban a través de su mente, pero luego se olvidó de

todos ellas, porque, de repente, delante de ella, estaba Zander. Su cariñoso,

maravilloso, Zander, a quien echaba de menos con todo su corazón.—Odio mucho

a mi subconsciente— murmuró Bonnie para sus adentros.

Zander estaba mirando hacia ella con una pequeña sonrisa, dedicándole esa

mirada que adoraba. Se suponía que la reservaba sólo para ella. Mientras Bonnie

miraba, Zander pasó la mano suavemente por la mejilla de ella, inclinando su

rostro hacia el de ella… ―¡Cámbialo‖! gritó interiormente Bonnie cuando los labios

de Zander y los suyos se unieron en un beso suave y persistente. Sin embargo,

antes de que pudiera concentrarse, todo se volvió negro por un segundo; sintió un

doloroso tirón y fue arrancada del sueño. Cuando abrió los ojos, estaba en un lugar

nuevo; una brisa alborotaba sus rizos.

Y la miraba. De pie, alarmantemente cerca, un rostro iluminado por la risa. Era

Klaus.

—Hola, pequeño pájaro rojo—, dijo. —¿No era así como Damon solía llamarte?

—¿Cómo sabes eso?—, Dijo Bonnie con suspicacia. —¿Y dónde estoy, de todos

modos?—El viento soplaba mechones de pelo sobre su cara, y ella los empujó hacia

atrás.

—He tenido que rebuscar mucho en tu mente, pájaro rojo—, dijo Klaus. —Yo no

puedo acceder a todo todavía, pero puedo recolectar algunos pedazos—. Él sonrió

amplia y atractivamente. ―Se vería muy guapo, de verdad‖, pensó Bonnie

salvajemente, ―si no fuera un lunático desquiciado‖. Klaus continuó. —Es por eso que

elegí este lugar para mantener nuestra charla.

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La cabeza de Bonnie se despejó un poco y miró a su alrededor. Estaban al aire

libre, en una pequeña plataforma protegida por una cúpula abovedada. En todas

las direcciones, se extendía un amplio espacio azul y, muy por debajo, un toque de

verde. Oh, cielos. Estaban en algún lugar muy alto. Bonnie odiaba las alturas. Se

obligó a apartar la vista de la caída libre que se extendía a los lados. Se mantuvo en

el centro de la plataforma, lo más alejada posible de los lados, y fulminó con la

mirada Klaus. -¿Ah, sí?-, dijo. No era la mejor frase posible, pero era lo mejor que

podía inventar según las circunstancias.

Klaus sonrió alegremente —Una de las piezas con las que me encontré fue el

recuerdo de la Visita de Orientación de la escuela. Se ofrecieron a llevarlos al

campanario, ¿no? Pero tu dijiste…—, y de repente un eco misterioso de la voz de

Bonnie se hizo oír a su alrededor, en tono de broma, pero con un toque de

verdadero miedo ―¡De ninguna manera, José, si voy tan alto estaré gritando y con

pesadillas durante una semana!". A medida que el recuerdo de la voz de Bonnie se

desvanecía, Klaus sonrió. —Así que pensé que este podía ser un buen lugar para

nuestra charla de corazón a corazón.

Bonnie recordó vívidamente el incidente durante la Visita: El campanario, el

punto más alto en la escuela, era un lugar popular, pero Bonnie no podía mirarlo

sin que su estómago se estrujara. A Zander y sus amigos les gustaba salir de fiesta

en los tejados de los edificios, pero los techos tendían a ser mucho más amplios que

la torre del campanario, y Bonnie podía permanecer lejos de los bordes. Además,

en esas fiestas, había tenido la protección tranquilizadora de Zander junto a ella, lo

que había hecho que todo fuera diferente.

Sin embargo, ella no iba a dejar que Klaus viera cómo la hacía sentir.

Cruzando los brazos, miró con atención a Klaus. —Estaba bromeando sobre la

Visita—, mintió. —Simplemente no quería subir todas esas escaleras.

—Interesante—, dijo Klaus, su sonrisa se amplió, y luego levantó las manos. No

tocó a Bonnie, pero ésta se encontró, de pronto, patinando lejos de él, como si

hubiera sido empujada fuertemente. Su espalda chocó finalmente con la barandilla

en el borde de la plataforma, y ella dejó escapar un gemido y un poco de aire. —No

me mientas, pájaro rojo—, dijo Klaus en voz baja, caminando hacia ella. —Puedo

oler tu miedo—. Bonnie apretó los dientes y no dijo nada. Tampoco miró detrás de

ella. —Dime el secreto de Elena, pajarito—, dijo Klaus, su voz todavía suave y

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persuasiva. —Tú eres la bruja, así que tú debes saberlo: ¿Por qué no iba yo a poder

matarla en la batalla? ¿Te ha hecho hacer algo?

—No tengo idea. Tal vez tu cuchillo no sirva— bromeó Bonnie. Ella chilló

involuntariamente cuando su pie quedó, de repente, fuera del trozo de terreno.

Estaba, oh, Dios, colgando en el aire como un títere suspendido por hilos

invisibles. Entonces esos mismos hilos tiraron de ella hacia adelante. Con los

tobillos golpeando dolorosamente contra la parte superior de la barandilla, Bonnie

se vio arrastrada fuera del terreno, impotente, para colgar en el espacio vacío. Ella

vislumbró una aterradora visión de la escuela, increíblemente lejos, antes de cerrar

los ojos. ―No me dejes caer‖, rezó. ―Por favor, por favor‖. El corazón le latía con tanta

fuerza que no podía respirar.

—Sabes, dicen que si mueres en tus sueños, realmente mueres en la cama— dijo

Klaus en voz baja, sonando como si estuviera a su lado. —Y yo puedo decir por

experiencia personal, que el dicho es cierto—. Él dejó escapar una baja,

asquerosamente emocionada, risa. —Si te caes, van a estar despegando pedazos de

ti de las paredes de la habitación por semanas —, dijo. —Pero no tenemos por qué

llegar a eso. Sólo dime la verdad y yo te dejaré ir. Te lo prometo.

Bonnie se mantuvo con los ojos cerrados y la mandíbula apretada. Incluso

aunque estuviera dispuesta a traicionar a Elena (que no era así), ella nunca lo haría,

no importaba lo que sucediera, se dijo con firmeza.

No creía que Klaus cumpliera su promesa. Pero, de pronto, recordó aturdida a

Vickie Bennett, que había muerto a manos de Klaus. Ella había sido destrozada; su

sangre había sido regada por la habitación como si un niño hubiera volcado una

lata de pintura roja en su rosada habitación. Tal vez Klaus había matado a Vickie

en sus sueños.

Klaus se rió entre dientes, y el aire alrededor de Bonnie volvió a cambiar.

—¿Qué está pasando?— le preguntó una voz confusa, asustada, tan familiar.

Bonnie abrió los ojos de golpe. Al lado de ella, en el aire, estaba colgando Zander.

Todo el color de su cara había desaparecido, por lo que sus grandes ojos

aterrorizados parecían aún más imposiblemente azules que de costumbre.

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Intentaba agarrar el aire con ambas manos, tratando de encontrar algo para

agarrarse-¿Bonnie?- dijo con voz ronca. —Por favor, ¿qué está pasando?

—Tu novia o ex-novia, se niega a decirme algo que quiero saber— le dijo Klaus.

Éste estaba sentado en la barandilla de la torre del campanario, con las piernas

colgando por el lateral. Sonrió a Zander. —Pensé que si te traía, podría servir de

incentivo para ella.

Zander miró a Bonnie suplicante. —Por favor, dile Bonnie—, suplicó. —

Necesito que esto se detenga. Déjame bajar.

Bonnie tragó saliva, presa del pánico—Zander— dijo—Zander, oh, no. No le

hagas daño.

—Lo que le pase a Zander ahora es tu culpa, pájaro rojo—, le recordó Klaus.

Y entonces algo hizo clic. ―Espera‖, dijo una voz dentro de la cabeza de Bonnie.

Una voz, fría y cínica, similar a la voz de Meredith. ―Zander no tiene miedo a las

alturas. Él las ama."

-Ya basta-, dijo Bonnie. -Ese no es Zander. Eso es algo que inventaste. Si estás

recogiendo cosas de mi cabeza, estás haciendo un trabajo terrible. Zander no es así.

Klaus dio un gruñido agudo de irritación, y el Zander que había creado quedó

inerte en el aire a su lado, con la cabeza caída hacia un lado. Se veía

perturbadoramente muerto de esa manera, y a pesar de que Bonnie sabía que no

era real, tuvo que apartar la mirada. Había sabido desde el principio que se trataba

de un sueño, por supuesto. Pero había olvidado lo más importante del control de

los sueños: recordar que no eran reales.

—Esto es un sueño— murmuró para sí. —Nada es real y puedo cambiar lo que yo

quiera— vio al falso Zander desaparecer.

—Listo, ¿no?—, comentó Klaus, y luego, con la misma facilidad con que se abre

una mano, la dejó caer. Bonnie inhaló una respiración asustada, y entonces recordó

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que se estaba acercando al suelo. Tropezó mientras aterrizaba, el tobillo se torció

debajo de ella, pero no resultó herida.

—Esto no ha terminado todavía, pájaro rojo—, dijo Klaus, bajando de la barandilla

y caminando hacia ella a través del aire como si fuera sólido, su gabardina sucia

aleteando en la brisa. Él seguía riendo, y había algo en el sonido que asustó a

Bonnie. Sin siquiera pensarlo, ella contrajo la mente y lo lanzó lo más lejos que

pudo. El cuerpo de Klaus salió volando hacia atrás, como una muñeca de trapo, y

Bonnie tuvo un segundo para ver su expresión de sorpresa y, a su vez, la rabia,

antes de que se convirtiera en un puntito negro que desaparece en el horizonte.

Mientras Bonnie miraba, la mota dejó de caer, se volvió y se elevó, volviendo

hacia ella. Se movía alarmantemente rápido, y Bonnie pronto pudo distinguir la

silueta de una gran ave de caza, tal vez un halcón, precipitándose hacia ella.

―Es hora de despertar‖, pensó. "Es sólo un sueño" se dijo. No pasó nada. Klaus

estaba cada vez más cerca, mucho más cerca. "Es sólo un sueño", repitió, "y puedo

despertar en cualquier momento que desee. Quiero despertar ahora".

Y entonces realmente despertó, bajo el cálido edredón, en su cómoda cama

propia. Después de un suspiro de alivio, Bonnie comenzó a llorar, grandes

sollozos, feos, asfixiantes. Alcanzó su escritorio y buscó su teléfono celular. Las

imágenes de Zander; la expresión de su cara, el momento en que se besaron,

colgando impotentes en el aire, pegado a ella. No había sido el verdadero Zander,

Bonnie lo sabía; pero necesitaba oír su voz de todos modos.

Justo cuando estaba a punto de apretar el botón para marcar, vaciló. No era

justo que lo llamara, ¿verdad? Ella era quien había dicho que deberían tomarse un

tiempo separados, para que Zander pudiera pensar en lo que era mejor para él, no

sólo como una persona, sino como el alfa de una manada. No sería justo que lo

llamara para sentirse mejor, sólo porque Klaus había utilizado su imagen en su

sueño.

Cerró el teléfono y lo dejó de nuevo en el escritorio, sollozando aún con más

energía.

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—¿Bonnie?—Meredith cruzó la habitación y se sentó en el borde de la cama de

Bonnie. —¿Estás bien?

Por la mañana, Bonnie le diría a Meredith y a todos los demás lo que había

ocurrido. Era importante que supieran que Klaus se había metido en sus sueños

otra vez, y que las técnicas que Alaric había investigado habían dejado que Bonnie

peleara con él esta vez. Pero no podía hablar de eso ahora, no en la oscuridad. —

Sólo fue un mal sueño—, dijo en cambio. —Quédate aquí un momento, ¿de

acuerdo?

—Está bien—, dijo Meredith y Bonnie sintió que su amiga la rodeaba por los

hombros con su brazo. -Vas a estar bien, Bonnie- dijo Meredith, dándole

palmaditas en la espalda.

—No lo creo—, dijo Bonnie, y hundió la cabeza en el hombro de Meredith y lloró.

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Capitulo 29 Traducido por laurasoto Corregido por MewHiine

eredith metió las notas en su bolso mientras cruzaba el patio. Era la

primera vez en mucho tiempo, que se sentía casi como un campus

universitario normal: grupos de estudiantes sentados en la hierba,

parejas cogidos de la mano y paseando por las sendas. Un corredor que rozó a

Meredith al pasar, y ella se apartó. Con la muerte del último de los vampiros

Vitale, los ataques a los campus prácticamente se habían detenido, y el miedo que

había mantenido a todos dentro estaba retrocediendo. No se dieron cuenta de que

un enemigo mucho más grave estaba ahora al acecho en las sombras.

El ejercito de Klaus debe estar de caza, pero mantiene un perfil mucho más

bajo. Que era bueno, por supuesto, pero eso significaba que las clases de Meredith,

después de tres sesiones canceladas, habían comenzado de nuevo. Y tenían un

montón de material para hacer antes de los exámenes parciales. Meredith tendría

que encontrar la forma de encajar en los estudio, hacer ejercicio, y el patrullaje, y

también se determinó a no perder tiempo con Alaric mientras estaba en Dalcrest.

Una sonrisa incontenible estalló en el rostro de Meredith sólo al pensar en él:

Alaric y sus pecas, la mente aguda de Alaric, los besos de Alaric. Se suponía que

debía ser él para cumplir la cena en la ciudad en tan sólo unos minutos, se dio

cuenta, echando un vistazo a su reloj. Cuando levantó la vista de nuevo, vio a

Cristian, sentado tranquilamente en un banco un poco más lejos por el camino,

levantando los ojos hacia ella mientras se encontraban.

Meredith metió la mano dentro de su bolsa para el pequeño cuchillo que

llevaba con ella. Ella no podía llevar su bastón a la clase, y ella realmente no

esperaba problemas en el medio del campus en plena luz del día. Podía haberse

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pateado: había sido una idiota y bajó la guardia. Cristian se puso en pie y se acercó

a ella, levantó las manos para mostrar que estaban vacías.

¿Meredith? , Dijo en voz baja. No he venido aquí para luchar.

Meredith agarró con más fuerza el cuchillo, manteniéndola oculta en el interior de

su bolso. Había demasiada gente alrededor de él para atacar sin poner en peligro a

personas inocentes.

No parece de esa manera en el bosque , le recordó. No pretendas que no

estás trabajando por Klaus.

Cristian se encogió de hombros. Hemos luchado , dijo, pero yo no estaba

tratando de hacerte daño.

Meredith se remontó a frente a frente contra Cristian en la batalla con Klaus

con los vampiros. Habían sido tan parejos que había quedado claro que había

entrenado con los mismos padres: cada golpe que había lanzado había bloqueado

automáticamente, cada vez que ella había atacado a él, él parecía anticipar.

Piensa en ello , dijo Cristian. Klaus me reclutó sólo un par de semanas

atrás, pero me acuerdo de todo, desde antes. Nosotros entrenábamos todo el

tiempo, pero yo soy un vampiro y un cazador ahora. Y debería ser mucho más

fuerte y más rápido que tú. Si hubiera querido matarte, lo habría hecho.

Era cierto. Meredith vaciló, y Cristian se movió a un lado del camino, sentado

en el banco nuevo. Después de un momento, Meredith se unió a él. Ella no dejó de

lado el cuchillo, pero no pudo evitar su curiosidad por Cristian-su hermano, su

gemelo. El era más alto que ella, y más amplio, pero su pelo era exactamente el

mismo tono de marrón. Tenía la boca de su madre, con un hoyuelo sutil a su

izquierda, y su nariz la forma de su padre.

Cuando se encontró con los ojos de Cristian, por fin, su mirada era triste.

Realmente no te acuerdas mí, ¿verdad? , preguntó.

No, dijo Meredith.

¿Qué es lo que recuerdas? , Preguntó.

En la realidad lo sabía, Klaus había robado Cristian lejos cuando él era un

bebé, lo crió a él como suyo. Pero en el mundo Guardián-alterado, su hermano

gemelo habría crecido con ella hasta que fue enviado a un internado para la

escuela secundaria. La mayoría de lo sobrenatural que se tocan con la gente en este

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mundo-Tyler, por ejemplo, tenía un conjunto doble de recuerdos, dos secuencias

diferentes de eventos superpuestas entre sí. Ahora que Klaus había hecho de

Cristian un vampiro, una vez más, ¿iba a recordar la infancia de ambos? Pero

Cristian sacudió la cabeza.

Yo recuerdo haber crecido contigo, Meredith, él dijo.

Tú eres mi gemela. Nosotros...- Él se rió un poco triste con risa incrédula,

sólo un soplo de aliento, de verdad, y negó con la cabeza.

¿Recuerdas que papá nos hizo aprender el código Morse? Por si acaso, me

dijo. Y solíamos enviarnos mensajes por el muro entre nuestras habitaciones

cuando nos íbamos a dormir. Miró en su dirección, pero Meredith negó con la

cabeza.

Papá me hizo aprender el código Morse, dijo ella, pero yo no tenía a

nadie para enviar mensajes.

Klaus me dijo que en tu realidad, él me llevó lejos de casa y me hizo un

vampiro cuando éramos muy pequeños. Pero aún así es raro para mí que no te

acuerdas de mí en absoluto. Somos-estábamos cerca , le dijo Cristian.

Estábamos acostumbrados a, um, ir a la playa todos los veranos cuando yo

estaba en casa de la escuela. Hasta el verano pasado, cuando me alisté. Solíamos

encontrar pequeñas criaturas y mantenerlos en las piscinas de marea, como

nuestro propio pequeño acuario. Sus ojos grises, bordeados de negro pesado

pestañas, estaban muy abiertos y tristes. Ellos eran similares a los propios ojos de

Meredith, tal vez un tono más claro, pero ahora se le recordaba más a la fuerza de

su madre. Con un sobresalto, se dio cuenta de que el ejército debe haberles dicho a

sus padres Cristian faltaba por ahora.

Lo siento , le dijo, y lo sentía de verdad. Yo no recuerdo haber ido nunca

a playa cuando era niña. Creo que mis padres-nuestros padres-perdieron el gusto

por vacaciones familiares después de que te fuiste.

Cristian suspiró y puso su cabeza entre las manos. Me gustaría haber tenido

la oportunidad de que me vieras cuando yo era un ser humano , dijo.

En un minuto estoy mintiendo en el cuartel rodeado de un montón de otros

chicos, preguntándose qué nunca me poseía a alistarse derecho de la escuela

secundaria de todos modos, y el siguiente, este vampiro me lleva y me dice todas

L.J. Smith Destiny Rising

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ge

estas cosas locas acerca de cómo he sido siempre suyo, cómo ahora las cosas

estarían bien Él dio otro triste resoplido de risa.

Toda mi formación, y el primer vampiro que conozco me rapta de inmediato.

Papá va a estar tan loco .

No es tu culpa , Meredith le dijo, y se estremeció al darse cuenta de que, sí,

su papá sería una especie de loco. Más triste, por supuesto, y enfermo, pero

definitivamente lo haría sintiendo que debería haber dado a Cristian una batalla

mejor. Cristian arqueó una ceja cínica hacia ella y los dos se rieron. Era extraño,

Meredith se dio cuenta: por un momento, compartiendo la sensación exacta de lo

que significa ser un Sulez, ella realmente había sentido como Cristian era su

hermano.

Me gustaría haber llegado a conocerte cuando aún eras humano , le dijo.

Sólo pensé que habría más tiempo.

¿Habría sido una persona diferente si hubiera crecido con un hermano? Ella se

preguntó. Klaus había atacado contra su familia había cambiado sus a padres: los

que son en esta realidad, que no había perdido un hijo, eran menos vigilantes, más

abierta con sus afectos. Si hubiera crecido con esos padres y con Cristian con ella,

alguien habría querido competir con alguien para ayudar a soportar el peso de las

expectativas de sus padres, alguien que conocía todos los secretos de su familia,

¿qué iba hacer? Se había sentido tan sola en el breve tiempo que había conocido

Samantha: otro cazador como ella, de su edad. Un hermano habría cambiado todo,

Meredith pensó con tristeza.

No estoy interesado en el juego final de Klaus, Cristian le dijo. Soy un

vampiro, y eso es difícil para mí de tratar. Es difícil luchar contra lo que siento

cuando estoy cerca de Klaus. Pero yo sigo siendo tu hermano. Sigo siendo un

Sulez. No quiero perder eso. ¿Quizás podríamos pasar algún tiempo juntos?

Podrías conocerme a mí ahora . Él la miró con tristeza. Meredith ingirió.

Está bien , dijo, y dejó que sus dedos aflojar en la empuñadura de su

cuchillo. Vamos a intentarlo .

L.J. Smith Destiny Rising

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Querido Diario:

Me tengo que preparar. Si los Guardianes no van a cambiar mi tarea, mis poderes se

concentraron en encontrar y destruir no a Damon, Klaus. Tengo que ser capaz derrotar a

Klaus por mi cuenta, mediante el descubrimiento de mi Poder para mí. Durante una hora

hoy, Andrés y yo tratábamos de abrir más de mi energía. Fue un completo fracaso. Andrés

había decidido que aprender a mover cosas con la mente podría ser útil, por lo que dobló

pedazos de papel sobre la casa de James y animó a imaginar la protección de mis amigos del

mal por arrojarla a su alrededor. Era repugnante imaginar a Stefan o Bonnie y Meredith a

merced de Klaus, y yo quería salvarlos. Sabía que si podía mover un juego en el momento

adecuado, podría cambiar las cosas en una pelea. Pero yo ni siquiera pude mover una

página. Voy a estar tan lista como lo pueda estar, sin embargo. Si no puedo usar mis

poderes para derrotar a Klaus, voy a pelear con él cara a cara. Si no puedo ser asesinada por

lo sobrenatural, tengo una gran ventaja. Meredith y Stefan me han enseñado a luchar,

cómo usar las armas.

Klaus es mucho peor de lo que Damon podría ser: cuando pienso, no puedo recordar

tantas veces que Damon ha guardado inocentes en vez de matarlos-Bonnie, los humanos de

la Dimensión Oscura, la mitad de nuestro instituto. Le debo mi vida. Una y otra vez,

incluso cuando él vaciló, él se apartó de la oscuridad fácil y fue por el lado correcto, el lado

que salvó a los indefensos. Sé que se ha extraviado de nuevo,

Elena hizo una pausa. No podía soportar la idea de que Damon matara de

nuevo. Pero ella tomó una respiración honda y miró la verdad a la cara.

-Pero tal vez la culpa es nuestra, mía y de Stefan, porque no le mostrábamos que nos

importaba. Lo fue sólo una vez que Stefan atrás, lo único que podía pensar era en que lo

agarraba a mí tan apretado que nunca podría escabullirse de nuevo. Damon nos necesita,

aunque él nunca lo admita, pero vamos a luchar a través de la oscuridad que lo envuelve.

Vamos a salvarlo. Si sólo pudiera recordar a los demás Guardianes todo lo que Damon ha

hecho por nosotros en el pasado, verán que él no es malo. Puede ser racional, incluso si es

frío y lejano. Yo odiaba la idea de ser un Guardián, de llegar a ser menos humana.

Pero ahora sé que es un don, un deber sagrado de proteger al mundo. Como Guardián,

puedo detener algunas de las muertes, algunos de los que sufren. Una vez que entró

plenamente en mi Poder, puedo usarlo para derrotar el objetivo correcto. Todavía puedo ser

la que mate a Klaus.

Llamé a Alaric y le dije que nos viéramos en una hora , dijo Meredith.

Tenía que hablar con ustedes primero. Ella agitó una cucharada de azúcar en

su té con tal precisión cuidadosa sus movimientos que Elena estaba seguro de

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Meredith estaba manteniendo un firme control sobre sí misma para evitar caer en

la histeria.

Era la misma razón, Elena sabía que Meredith había llamado a los tres para

encontrarse con ella en el café: Elena, Bonnie, Matt y Meredith, viejos amigos, el

apretado grupo que había soportado muchas cosas juntos. Meredith quería a

Alaric y confiaba en él con todo su corazón, al igual que lo hizo Elena en Stefan,

pero a veces querías a tus mejores amigos contigo.

Cristian dice que quiere ser mi familia , dijo Meredith. Él no está

interesado en luchar en el bando de Klaus. Pero, ¿cómo lo puedo creer? Le

pregunté a Zander lo que pudo haber sentido acerca de Cristian, pero no estaba

seguro. Él dice que a veces, si la persona tiene mucho pasando emocionalmente, su

poder no trabaja en ellos. Ella miró a Bonnie con simpatía. Zander te echa de

menos , dijo, y Bonnie se quedó mirando su regazo.

Lo sé, dijo en voz baja. Pero no puedo ser la persona que necesita .

Elena le apretó la mano debajo de la mesa. Matt se frotó la parte de atrás de su

cuello. Tal vez Cristian está diciendo la verdad , ofreció. Chloe dejó a Ethan y

dejó de beber sangre. Hay vampiros buenos- nosotros sabemos eso. Mirad a Stefan.

¿Dónde está Chloe, de todos modos? , Preguntó Bonnie. Has estado

gastando todo tu tiempo con ella.

Stefan tomó su caza en el bosque , le dijo Matt. Ella tiene miedo de ir

sola desde que Klaus la atacó, pero Stefan dice que si ella va a sobrevivir, no puede

ocultarlo para siempre. Y tengo un juego más tarde, por lo que Stefan puede

acompañarla, ayudarla a evitar la sed de sangre.

Por lo menos suena como que Cristian quiere probar , dijo Elena a

Meredith. Tengo miedo de haber perdido a Damon. Él era tan violento. Era

como si él quisiera que yo a renunciara a él . Ella no había dicho a Meredith y los

otros que Damon había confesado haber matado a alguien con tanta indiferencia,

pero ella les había dicho acerca de la escena brutal, aterrador en la sala de billar.

Meredith se quedó mirando la superficie de su té por un momento, luego

levantó los ojos al cumplir con Elena. Tal vez deberíamos , dijo en voz baja.

Elena sacudió la cabeza en negación inmediata, pero Meredith siguió adelante.

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

ge

Sabes de lo que él es capaz de hacer, Elena, dijo ella. Si él realmente

quiere ser malo otra vez, es suficiente fuerte y lo suficientemente inteligente como

para ser realmente malo. Los Guardianes podrían tener razón. Tal vez sea incluso

una amenaza mayor que Klaus.

Elena apretó los puños. No puedo, Meredith, dijo ella, con voz quebrada.

No puedo. Y no puedo dejar a nadie, tampoco. Se trata de Damon. Sus ojos se

encontraron con Meredith. Cristian es tu familia, por eso no se le puede matar

sin darle una oportunidad. Bien, Damon se ha convertido en mi familia, también.

Bonnie miró hacia atrás y hacia adelante entre ellos, con los ojos abiertos.

¿Qué podemos hacer? Ella preguntó.

Escuchad , dijo Matt de repente. Meredith era un cazador cuando

conoció a Stefan y Damon, a pesar de que el resto de nosotros no lo sabíamos. Ella

odiaba a los vampiros, ¿no? Todos asintieron con la cabeza. Entonces, -se

volvió hacia Meredith- ¿cómo los pasaste? Meredith parpadeó.

Bueno, dijo lentamente, sabía que Stefan no era un asesino. Amaba

tanto a Elena, y trató de proteger a las personas. Damon. . . Ella vaciló. Por un

largo tiempo, pensé que probablemente tendría que matar a Damon. Era mi deber.

Pero cambió. Él luchó en el bando correcto . Miró de nuevo a la mesa, con el

rostro sombrío. El deber es importante, Elena, ella dijo. Un cazador o un

tutor, nosotros somos los responsables de salvar a las personas inocentes del mal.

No se puede ignorar eso.

Los ojos de Elena se llenaron de lágrimas. Exactamente , dijo Matt.

Entonces, ¿qué pasa si Damon cambia de nuevo? Si pudiéramos conseguir que

actúe diferente, bueno, si ustedes podrían, de todos modos, él nunca va a

escucharme a mí, entonces podríamos mostrar a los Guardianes que no es una

amenaza .

Hay una razón para que los Guardianes no estén preocupados por Stefan ,

añadió Bonnie.

Tal vez , dijo Elena. Ella sintió que sus hombros caídos y automáticamente

se tensó su columna vertebral. Ella no iba a darse por vencida, no importa lo

desesperada que la idea de conseguir cambiar a Damon su comportamiento

parecía.

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

ge

Quizás pueda volver a la pista. No funcionó la primera vez, pero eso no

quiere decir que no pueda probar con otro enfoque , dijo ella, deseando un poco

tener más positividad en su voz. Sólo tendría que seguir adelante, pensar en una

manera de conseguir a Damon en el lado del bien de nuevo.

O podríamos tratar de encerrarlo antes de que cambie , sugirió Matt medio

en broma. Tal vez Bonnie y Alaric puede llegar a algún tipo de hechizo

calmante. Ya se nos ocurrirá algo .

Ese es el billete , dijo Meredith. Elena levantó la vista hacia ella y Meredith

le dio una pequeña sonrisa triste. Tal vez Damon cambie a tiempo para salvarse

a sí mismo, Meredith dijo. Y tal vez Cristian está diciendo la verdad. Si

tenemos suerte, ninguno de ellos tendrá que morir. Ella llegó al otro lado de la

mesa y apretó la mano de Elena. Vamos a intentarlo , dijo, y Elena asintió,

apretando de nuevo.

Al menos nos tenemos el uno al otro , dijo Elena, mirando a su alrededor

para dar a Bonnie y Matt miradas de simpatía. No importa lo que pase, nunca

será lo peor, no siempre y cuando estéis a mi lado.

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

ge

Capítulo 30 Traducido por laurasoto

Corregido por BUTY_MADDOX

diferencia de su hermano, que había ido tan lejos como para unirse

al Robert E. Lee High School, el equipo de fútbol en Fell’s Church,

Damon no disfrutaba jugando al fútbol. A él nunca le gustaron los

deportes de equipo, incluso cuando era joven y estaba vivo. La

sensación de ser una parte anónima de un grupo, una sola pieza de una gran

máquina diseñada para conseguir una bola desde un extremo de un campo a otro,

se sentía como enfrentar a su dignidad. No ayudó que Matt —Mutt, ahora Damon

tenía que recordarse a sí mismo como se dice—le encanta el deporte. Él era la

estrella aquí en el campo Dalcrest; Damon tenía que darle algo de crédito por eso.

Pero ahora, unos quinientos años después de haber dejado de respirar, él

ciertamente no le molestaba perder el tiempo viendo a los seres humanos tratando

de conseguir una pelota de un lado al otro del campo. La multitud, por otro lado. .

. había descubierto que le gustaba la multitud en un partido de fútbol.

Llenos de energía, todos ellos enfocados en lo mismo y su sangre latía bajo su

piel, ruborizando sus mejillas. Le gustaba el olor del estadio: el sudor, la cerveza,

los perros calientes y el entusiasmo. Le gustaban los uniformes coloridos de las

porristas y la posibilidad de una lucha de última hora en las gradas altas. Le

gustaba el brillo de las luces de los campos durante un juego en la noche, y la

oscuridad en la esquinas de las gradas. A él le gustaba. . .

Damon perdió el hilo de sus pensamientos mientras sus ojos vieron una chica

con el pelo dorado pálido, de espaldas a él, sentada sola en las gradas. Cada línea

de esa cifra fue grabada en su memoria para siempre: él la había observado con

pasión y devoción, y finalmente con odio. A diferencia de todos los demás, nunca

la habría confundido con Elena.

A

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

ge

—Katherine—susurró, cortando a través de la multitud hacia ella.

Ningún ser humano lo habría escuchado en la multitud, pero Katherine volvió

la cabeza y sonrió, una sonrisa tan dulce que el primer instinto de Damon para

atacarla fue arrastrado por una ráfaga de memoria. La tímida niña alemana que

había llegado al palacio de su padre, hace muchos años, en la época que Damon

era un ser humano y Katherine era casi tan inocente como uno, le había sonreído

así. Así que en vez de luchar, se deslizó en el asiento al lado de Katherine y se

limitó a ella, manteniendo su cara neutral.

—¡Damon!—dijo Katherine, la sonrisa tomando un tinte de malicia. —¡Te he

echado de menos!

—Teniendo en cuenta que la última vez que nos vimos me desgarraste la

garganta, yo no puedo decir lo mismo.

Damon le dijo secamente.

Katherine hizo una mueca de pesar poco irónica.

—Oh, tú nunca podrías olvidar lo pasado —dijo ella, haciendo un mohín.

—Ven, te voy a pedir disculpas. Todo es agua bajo el puente ahora, ¿no es

cierto? Vivimos, morimos, sufrimos, nos sanamos. Y aquí estamos.

Ella puso una mano sobre su brazo, mirándolo con ojos agudos y brillantes.

Damon deliberadamente movió su mano.

—¿Qué estás haciendo aquí, Katherine?

Él preguntó.

—¿No puedo ver a mi par de hermanos favorito?—Dijo Katherine, fingiendo

dolor.

—Nunca olvidas tu primer amor, ya sabes.

Damon la miró a los ojos, manteniendo su propia cara cuidadosamente en

blanco.

—Lo sé —dijo, y Katherine se quedó inmóvil, parecía incierto, por primera vez.

—Yo. . . —Dijo, y luego la duda se había ido y ella volvió a sonreír. —Por

supuesto, le debemos algo a Klaus también —dijo descuidadamente.

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—Después de todo, él me trajo de vuelta a la vida, gracias a Dios por eso. La

muerte fue terrible.

Ella arqueó una ceja hacia Damon.

—He oído que lo sabrías todo acerca de eso.

Damon lo hizo, y sí, la muerte había sido terrible, y para él, al menos, los

primeros momentos de nuevo había sido peor. Pero lo empujó a un lado.

—¿Qué piensas hacer para pagarle a Klaus? —le preguntó, manteniendo su

tono ligero y casi inactivo.

—Dime lo que está pasando en esa cabeza tuya poco intrigante, señorita.

La risa de Katherine seguía siendo tan plateada y burbujeante como la

montaña arroyo que Damon lo comparó con un soneto, cuando era joven. Antes,

cuando él era un idiota, pensó con fiereza.

—Una mujer tiene que tener sus secretos—dijo. —Pero voy a decirte lo que le

dije Stefan, mi querido Damon. No estoy enojada con su Elena nunca más. Ella está

a salvo de mí.

—Realmente no me importa, para ser honesto —dijo Damon con frialdad, pero

sentía un nudo apretado en el interior de su pecho.

—Por supuesto que no, querido —dijo Katherine reconfortante, y cuando puso

la mano en el brazo de Damon esta vez, la dejó quedarse.

—Ahora —dijo, dándole una palmadita. —¿Debemos tener un poco de

diversión?

Ella inclinó la cabeza hacia el campo de fútbol, hacia las porristas sacudiendo

sus pompones al margen. Damon sintió un suave impulso de poder salir de ella, y

al ver a la chica en el otro extremo de la línea se le cayeron sus pompones y su

sonrisa. Con una expresión soñadora y distante en su rostro, comenzó a moverse,

su cuerpo trazando lo que Damon reconoció como los pasos lentos y majestuosos

de una danza, una danza que no había visto desde hace cientos de años.

—¿Recuerdas? —Dijo Katherine en voz baja a su lado.

Habían bailado esto juntos, Damon no lo podría olvidar, en la gran sala de la

casa de su padre, la noche en que había vuelto a casa de la desgracia de la

universidad y él había puesto los ojos en ella. Él tomó el control de otra animadora,

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

ge

ella se mudó a los pasos que eran familiares de la pareja masculina en la danza. Un

paso adelante en la bola de un pie, un paso adelante en la otra, inclina tu cuerpo hacia su

pareja, pies juntos, mano a un lado, y la señorita te sigue. Casi podía oír la música, que

descendía de los siglos.

La gente a su alrededor se agitó inquieta, distraídos de la atención de los

jugadores en el campo. La formalidad de la danza y la distancia en blanco en las

caras de la porristas les confundió. Una vaga sensación de que algo no estaba bien

impregnaba en el estadio. Dejando escapar otra risa baja, plateada, Katherine

marcaba el compás con la mano, como todos las porristas emparejadas,

moviéndose en el tiempo, la elegancia de sus pasos en desacuerdo con sus trajes

brillantes y cortos. En el campo, los jugadores de fútbol seguían jugando, ajenos a

todo. Katherine sonrió a Damon, sus ojos brillaban con algo que parecía casi como

afecto.

—Podríamos divertirnos juntos, ya sabes —dijo ella. —Tú no tienes que cazar

solo.

Damon consideró esto. Él no confiaba en ella, sino que tendría que ser un tonto

para confiar en ella después de todo lo que Katherine había hecho. Sin embargo,

todavía. . .

—Tal vez no sea tan malo tenerte de vuelta después de todo —le dijo. —Tal

vez.

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

ge

Capítulo 31 Traducido SOS por Izzi Corregido por Violet~

on el móvil pegado a la oreja, Elena apretó el botón para repetir el mensaje,

posiblemente James no podía haber dicho lo que ella creía que había oído.

Pero el mensaje fue exactamente el mismo.

―Elena, querida ―dijo James, con un hilo de emoción pasando a través de su voz―.

Creo que lo tengo. Creo que hay una forma en que podemos matar a Klaus. ―hizo una

pausa, como si estuviese pensando arduamente, y cuando habló de nuevo, su voz era más

cauta―. Aún así, tenemos que planearlo cuidadosamente. Ven a mi casa tan pronto como

recibas esto y hablaremos. Este método… necesitará alguna preparación.

El mensaje terminó, y Elena le frunció el ceño a su teléfono con exasperación.

Francamente, era propio de James ser enigmático, más que dejar alguna información útil.

Pero, si en realidad había encontrado algo… Una burbuja de júbilo y excitación creció

en el pecho de Elena. El conocimiento de que Klaus estaba por ahí fuera, y que sus poderes

de Guardiana estaban centrados en Damon en su lugar, había sido una pesada carga en

sus hombros. No sabía cuando, pero tenía la inquietante sensación de que el desastre

podía llegar en cualquier momento. Si James tenía una nueva idea, quizá podía haber un

final a la vista.

Mientras se daba prisa cruzando el soleado campus hacia la casa de James, Elena

rápidamente envió un mensaje de texto a Stefan para que se encontrase con ella allí. Él

C

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

ge

había tomado el mando de su ejército anti-Klaus, tomando las decisiones y organizando

las rondas, mientras que ella intentaba expandir sus poderes de Guardián, y le quería allí

si James había encontrado una solución.

Aún no había tenido respuesta de Stefan cuando llegó a la puerta de James.

Probablemente estaría en clase. Le había contado que su seminario de filosofía había

empezado de nuevo, ahora que había pasado más de una semana desde que el cuerpo de

un estudiante había aparecido en el campus. Oh, bueno, podrían ponerle al corriente en

cuanto llegase.

Elena llamó al timbre y esperó impacientemente. Después de un minuto, probó de

nuevo, después golpeó la puerta. Nadie acudió. Andrés, recordó, tenía planeado pasar la

tarde en la biblioteca y después salir a cenar.

James probablemente había ido a un recado rápido. Sacando el teléfono otra vez,

Elena marcó su número. Sonó y sonó otra vez. Elena inclinó la cabeza. Estaba bastante

segura de que podía oír el tono de llamada de James viniendo del interior de la casa.

Así que él había salido y había olvidado su teléfono, pensó Elena nerviosamente,

desplazándose de un pie a otro. Eso no significaba que algo fuera mal.

¿Debería sentarse en la entrada y esperar a James? Probablemente Stefan también

estaría aquí pronto. Miró su reloj. Eran las cinco en punto. Estaba bastante segura de que la

clase de Stefan terminaba sobre las cinco y media. Aunque pronto oscurecería. En realidad

ella no quería esperar aquí sola después de que oscureciera. No con el ejército de Klaus

por ahí fuera en alguna parte.

¿Y si algo iba mal? ¿Por qué se habría ido James, cuándo le había pedido a Elena que

viniese? Si él estaba allí, y no estaba contestando… El corazón de Elena estaba palpitando

fuertemente. Intentó mirar por la ventana de la entrada, pero las persianas estaban

corridas y solo pudo ver su propia imagen preocupada.

Decidiéndose, Elena estiró el brazo y giró el pomo. Giró fácilmente y la puerta se

abrió. Elena dio un paso dentro. No era la manera en que había sido educada ―tía Judith

estaría horrorizada de saber que Elena andaba por la casa de alguien sin invitación― pero

estaba segura de que James lo entendería.

L.J. Smith Destiny Rising

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Elena ya había cerrado la puerta tras ella, cuando notó el rastro de sangre. Era ancho

y aún estaba húmedo, una larga franja de sangre a la altura de la mano, como si alguien

con las manos ensangrentadas hubiera caminado por el pasillo, restregándolas

descuidadamente por las paredes mientras pasaba.

Elena se congeló, y entonces, con la mente en blanco, caminó adelante. Algo en ella

estaba gritando para, para, pero sus pies continuaban como si ya no estuvieran bajo control,

bajó por el pasillo y entró en la habitualmente pulcra y alegre cocina.

La cocina aún estaba inundada de luz del sol a través de sus ventanas orientadas al

oeste. Las ollas de cobre colgando del techo reflejaban la luz, iluminando todas las

esquinas.

Y por todas partes, en todas las superficies brillantes, había enormes salpicaduras

oscuras de sangre.

El cuerpo de James estaba desplomado sobre la mesa de la cocina. Elena supo de

inmediato que estaba muerto. Tenía que estar muerto, nadie podría vivir con sus tripas

extendidas por el suelo de esa manera, pero fue hasta él de todas formas. Aún se sentía

paralizada, pero se dio cuenta de que se había tapado la boca con la mano, conteniendo el

sonido de lloriqueo que quería salir. Hizo un esfuerzo y se quitó la mano de la boca,

tragando saliva. Oh, Dios.

―James ―dijo, y presionó sus dedos contra su cuello, intentando encontrar el pulso.

Su piel aún estaba caliente y pegajosa por la sangre, pero no había latidos en absoluto―.

Oh, James, oh, no. ―susurró otra vez, horrorizada, y muy, muy triste por él.

Él había estado medio enamorado de su madre cuando era estudiante, lo recordaba;

y había sido el mejor amigo de su padre. Podía ser soso y no ser siempre valiente, pero la

había ayudado. Y había sido divertido e inteligente, y realmente no merecía morir de esta

manera solo porque había ayudado a Elena. No había dudas en su mente de que era por

ella: Klaus había ido tras James porque estaba del lado de Elena.

Extendió sus poderes de Guardián, intentando percibir su aura, para ver si había algo

que ella pudiera hacer, pero no había aura saliendo de él. El cuerpo de James estaba aquí,

pero todo lo que le hacía una persona se había ido.

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

ge

Lágrimas calientes estaban corriendo por su rostro y Elena las limpió furiosamente.

Su mano estaba pegajosa por la sangre de James, y asqueada, se la limpió en uno de los

paños de cocina antes de sacar su teléfono otra vez. Necesitaba a Stefan. Stefan podría

ayudar.

Sin respuesta. Elena dejó un breve y nervioso mensaje y guardó el teléfono. Tenía que

salir de ahí. Sería insoportable estar más tiempo en esa habitación con ese olor a matadero

y la tristeza por James, una sombra acusadora en la mesa. Podría esperar a Stefan fuera.

Cuando estaba a punto de irse, algo atrapó su mirada. En la mesa de la cocina, la

única cosa que no estaba salpicada con sangre, era una hoja impoluta de papel de cartas de

aspecto caro. Elena vaciló. Había algo familiar en ello.

Casi contra su voluntad, anduvo despacio de vuelta hacia la mesa, donde recogió el

papel y le dio la vuelta. Estaba tan blanco y limpio como en el otro lado.

La última vez, recordó, había huellas dactilares sucias. Quizá Klaus se había lavado las

manos después de restregarlas en las paredes. Una profunda e intensa ira se estaba

formando en su interior. Parecía como una violación que después… de hacerle eso al pobre

James, Klaus pudiera lavarse las manos en el fregadero de porcelana que James había

mantenido limpio, y secado sus dedos en los paños de James cuidadosamente ordenados.

Sabía qué esperar del mensaje de Klaus, pero aún estaba tensa, siseando

involuntariamente a través de los dientes cuando unas letras negras comenzaron a

aparecer en el papel, escritas con largos y abruptos palotes como rajadas con un cuchillo

invisible. Las leyó con una creciente sensación de pavor.

Elena…

Te dije que descubriría la verdad. Él tenía bastante que decir para cuando le maté.

Hasta la próxima vez,

Klaus.

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

ge

Elena se dobló como si la hubieran golpeado en el estómago. No, pensó. No, por favor.

Después de todo lo que habían pasado, Klaus había descubierto su secreto. Ahora

encontraría una manera de matarla, estaba segura de ello.

Tenía que recuperarse. Tenía que seguir adelante. Elena se estremeció una vez, con

su cuerpo sacudiéndose, y entonces tomó un profundo respiro. Cuidadosamente, dobló el

papel y lo puso en su bolsillo. Stefan y los otros debían verlo.

Aún estaba funcionando en modo automático cuando salió fuera, cerrando

firmemente la puerta delantera de James tras ella. Había una mancha de sangre en sus

vaqueros y la restregó distraídamente durante un momento, luego alzó la mano y miró

fijamente los rastros rojos. Sin aviso, convulsionó, vomitando en los arbustos junto a la

puerta.

Él lo sabía. Oh, Dios, Klaus lo sabía.

L.J. Smith Destiny Rising

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Capítulo 32 Traducido SOS por Izzi Corregido por Violet~

racias por reunirte conmigo ―dijo Cristian. Sonrió a Meredith

desde su asiento en el banco de pesas―. Sé que no te acuerdas

―agregó―, pero solíamos hacer ejercicio juntos a menudo.

―¿De verdad? ―dijo Meredith, interesada. Podía creerlo fácilmente: cualquiera criado

por su padre intentaría firmemente sobresalir físicamente―. ¿Cuál de nosotros era mejor?

Cristian sonrió ampliamente.

―Eso era bastante discutible, de hecho. ―dijo él―. Tú eras un poco más rápida que

yo, y mejor con el bastón y las artes marciales, pero yo era más fuerte y mejor con los

cuchillos y los arcos.

―Ah. ―Meredith era buena con los cuchillos, creía. Por supuesto, en su realidad, la

auténtica realidad, se recordó a sí misma, ella tenía mucha más experiencia real en

combate que Cristian―. Quizá deberíamos ver si eso aún es cierto. ―dijo ella

desafiantemente―. Ya sabes, tengo bastante fuerza.

Cristian se rió entre dientes.

―Meredith ―dijo―. Ahora soy un vampiro. Estoy bastante seguro de que también

soy más fuerte.

En cuanto las palabras salieron de su boca, puso mala cara.

―G

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ge

―Un vampiro. ―repitió, restregándose una mano por la boca―. Es difícil de creer,

¿sabes? ―sacudió la cabeza.

―Me he convertido en la cosa que se supone que odio. ―alzó los ojos para

encontrarse con los de Meredith, y su cara estaba sombría.

Una punzada de compasión inundó a Meredith. Podía recordar cómo se sintió, antes

de que los Guardianes lo cambiaran todo, cuando había descubierto que Klaus la había

dejado dañada, una chica viva vampira con dientes de gatito y necesidad de sangre.

Eso ya había pasado. Pero ahora Cristian estaba cambiado y desolado.

―Hay vampiros buenos, ¿sabes? ―le dijo―. Mis amigos Stefan y Chloe, lucharon con

nosotros contra Klaus. Stefan ha salvado a un montón de gente.

Cristian asintió, agradeciendo sus palabras, pero no habló.

―Está bien. ―dijo Meredith, imitando el tranquilo y sensato tono de su padre lo

mejor que pudo. No ayudaría a Cristian a mortificarse por su miseria―. Basta de parlotear.

Enséñame lo que tienes.

Cristian sonrió, dando la bienvenida al cambio de humor, y se estiró hacia atrás en el

banco de pesas, con las manos en la barra de pesas sobre su cabeza.

―Cárgame. ―dijo él―. Quiero ver cómo de fuerte soy ahora.

Parte de esto le recordaba dolorosamente a Samantha, pensó Meredith, cómo habían

entrenado juntas, provocándose la una a la otra para pelear más fuerte, más tiempo, mejor.

Quizás, pensó Meredith mientras añadía pesas a la barra sobre Cristian, él querría probar a

pelear después. Meredith introdujo a Cristian unos noventa kilos, los que levantó

fácilmente, su boca se giró en una mueca.

―Vamos. ―dijo él―. Podía levantar esto cuando estaba vivo.

No había nadie más en la sala de pesas, así que Meredith no tuvo que ser sutil para

cargar las pesas. Cristian podía tanto como ella podía darle, sus musculosos pero finos

brazos se movían arriba y abajo como pistones.

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

ge

―Soy muy fuerte. ―dijo él frívolamente, sonriendo hacia ella.

Meredith reconoció su sonrisa. Era la sonrisa que había visto en su propia cara,

cuando de repente y sorprendentemente estaba contenta. Cuando había conseguido su

cinturón negro. La noche en que Alaric la había besado por primera vez.

Quizá podrían superar todo esto, convertirse en un equipo. Meredith se imaginó

cazando con Cristian, luchando a su lado. Él era un vampiro ―un buen vampiro se dijo a sí

misma vehementemente, como Stefan― pero también era un cazador. Un Sulez.

―Tu turno. ―dijo Cristian, haciendo un ruido sordo con la barra al devolverla a su

soporte. Esta tan sobrecargada por las pesas que ahora la barra misma esta doblada.

Meredith rió.

―Sabes que no puedo levantar tanto. Tú ganas, ¿vale?

―Oh, vamos. ―dijo Cristian―. Seré más tolerante contigo ya que eres humana. Y, ya

sabes, una chica.

Meredith levantó la vista para espetarle que ser una chica tenía muy poco que ver

con cuánto sería capaz de levantar ella, y pilló un destello malicioso en su mirada. De

acuerdo entonces, ella podía creer que era su hermano. Cristian comenzó a quitar pesas y

devolverlas a sus estantes.

―Muy bien. ―dijo Meredith, y meticulosa y lentamente limpió el banco, aunque en

realidad no estaba sudado, aparentemente sudar era una de las cosas que los vampiros no

hacían.

Cristian introdujo sesenta y ocho kilos, pesado pero manejable, y observó mientras

Meredith comenzaba una serie de repeticiones.

―Así que ―dijo ella, manteniendo la voz casual y centrándose en alzar y bajar la

barra―. ¿Cómo es?

―¿Cómo es qué? ―preguntó Cristian distraídamente.

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ge

Ella podía entreverlo por el rabillo del ojo, examinando las pesas, seleccionando la

que iba a poner a continuación.

―Ser un vampiro.

―Oh. ―Cristian se movió a través de la habitación, justo fuera de la vista de

Meredith, pero su voz era clara y pensativa, un poco soñadora―. Es abrumador, en

realidad ―dijo él―. Puedo oírlo todo y olerlo todo. Todos mis sentidos están intensificados,

como un mil por cien. Dicen que obtendré más Poder, que seré capaz de convertirme en

animales y pájaros, conseguir que la gente haga lo que yo quiera.

Él sonaba excitado por la posibilidad, su tono perdió la amargura que había tenido

cuando habló sobre convertirse en algo que odiaba, y Meredith deseó poder ver su cara.

―¿Más? ―dijo él alegremente cuando estuvo justo sobre ella, con pesas extra en la

mano. Su sonrisa era sosa, sin delatar nada.

―Está bien. ―dijo ella, y en lugar de ayudarla a poner la barra de vuelta en el soporte,

él simplemente la sostuvo con una mano y deslizó más peso en cada lado.

Meredith gruñó cuando él la soltó, era más pesado que lo que habitualmente hacía,

pero aún era manejable. Casi demasiado, pero no quería que Cristian lo supiera. De una

forma divertida, aún estaban compitiendo a pesar de su fuerza vampírica, y ella estaba

cogiendo tanto como podía.

Cristian aún estaba realmente cerca, asistiéndola mientras ella levantaba, y los brazos

de Meredith se sacudieron y se cansaron después de un par de repeticiones.

―Los detalles son más agudos, ¿sabes? ―dijo Cristian de repente―. Incluso puedo oír

la sangre corriendo por tus venas desde aquí.

Meredith se quedó fría y sin aliento. Hubo algo casi hambriento en la forma en que él

habló sobre su sangre.

―Coge la barra. ―ordenó ella―. Esto es demasiado. ―Necesitaba levantarse.

Cristian alcanzó la barra, pero en lugar de ponerla de vuelta en su soporte,

cuidadosamente añadió aún más peso a cada lado.

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

ge

―Para. ―gruñó Meredith.

Era excesivamente pesado ahora, y Cristian debía saberlo. Ella estaba en problemas,

verdaderos problemas, pero tenía que mantenerse calmada, necesitaba que Cristian no se

diera cuenta de que estaba asustada.

―Olvidaste algo sobre los vampiros. ―dijo Cristian, y sonrió hacia ella, la misma

maliciosa y fraternal sonrisa―. Papá estaría muy decepcionado. ―dejó caer la barra, que se

desplomó directa al pecho de Meredith; ella era incapaz de soportar su peso.

Ella gruñó mientras caía, logrando frenarla lo suficiente para alejarla de romper su

caja torácica, pero sin aliento ni energía para centrarse en otra cosa excepto el proteger su

pecho del peso mortal de la barra. No podía respirar, no podía hablar, y giró la cabeza

para mirarle, con el corazón latiendo fuertemente, y haciendo un gemido ahogado y

jadeante. Nadie la oiría. Podía morir justo ahí, a manos de su hermano.

Cristian continuó.

―Un vampiro, como deberías saber por nuestro entrenamiento, Meredith, está

completamente centrado en su vínculo cuando le convierten.

Quizá ella podría moverlo, ese peso presionándola, expulsando todo el aire de sus

pulmones. No podía respirar. Manchas negras dieron vueltas delante de sus ojos.

―Todo lo que me importa es Klaus, lo que Klaus quiere. ―le dijo Cristian―. Si fueras

una buena cazadora, habrías recordado que el vínculo sobrepasa a cualquier otra cosa. No

sé cómo podías haber imaginado que mi familia humana ―su voz despreció la palabra,

como si hubiera algo asqueroso en ella―, podría importarme más que eso.

Meredith empujó la barra con impotencia, mareada de dolor. Intentó hacer señas a

Cristian con los ojos, desesperadamente: bien, lo que sea, haz lo que debas por Klaus, pero

no me mates así. Deja que me levante y podemos luchar como hemos sido entrenados.

Ahora Cristian estaba agachado a su lado, su cara muy cerca de la de ella.

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

ge

―Klaus te quiere muerta ―susurró―, a ti y a tus amigos. Y haré todo lo que pueda

para hacerle feliz. ―Sus ojos grises, justo como los ojos de su madre, sostuvieron los de ella

mientras agarraba la barra que ella estaba aferrando y la presionaba sobre su pecho.

Todo se volvió negro durante un momento. Flores rojas brotando y estallando en la

oscuridad, y Meredith se dio cuenta confusamente que era su cerebro enviando señales

arbitrarias mientras comenzaba a apagarse por la falta de oxígeno.

Ella estaba empezando a flotar, como si estuviera suspendida en un mar negro.

Estaría bien descansar. Estaba muy cansada.

Entonces una voz rompió a través de la oscuridad en la mente de Meredith, la voz de

su padre. ¡Meredith!, dijo. Era impaciente, firme pero no desagradable, el tono exacto que

la había sacado de la cama para correr unas vueltas antes de la escuela, animándola a

practicar tipos de tae kwon do cuando todo lo que ella quería hacer era salir con sus

amigas. Eres una Sulez, dijo la voz. ¡Debes luchar!

Con un esfuerzo casi sobrehumano, Meredith abrió los ojos. Todo estaba borroso, y

se sintió muy lenta, como si estuviera intentando moverse bajo el agua.

La mano de Cristian se había relajado sobre la barra. Él debió pensar que toda la

lucha de ella se había ido.

Meredith cogió cada pizca de fuerza que había reunido y empujó la barra lejos de

ella, haciendo caer a su confiado hermano vampiro con la barra sobre él. Echó un vistazo a

la cara asustada y exasperada de Cristian, antes de correr tan rápido como podía, con las

piernas débiles, el corazón latiendo fuertemente, jadeando por respirar, directamente fuera

de la sala de pesas, fuera del gimnasio, y por los caminos del campus.

Tuvo que ralentizarse cuando se aproximaba a su dormitorio, con las piernas

doloridas y los pulmones ardiendo ahora que la explosión original de adrenalina se había

disipado. Meredith intentó impulsarse adelante, pero ahora estaba dando traspiés. En

cualquier momento, Cristian podría cogerla. Él podía haberla cogido ya, por supuesto.

Justo fuera del dormitorio, reunió valor y giró alrededor. No había nadie allí. Él había

planeado matarla solo y en secreto, y no dudaría en intentarlo de nuevo. Meredith abrió la

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puerta y se tambaleó adentro, dejándose caer para sentarse en el escalón inferior de la

escalera.

Aún estaba boqueando para respirar y ahogó un sollozo. Meredith había querido

saber de su hermano, pero él se había ido; ahora era familia de Klaus.

Mientras estiraba sus músculos cansados, Meredith se dio cuenta torpemente de que

iba a hacer lo que tenía que hacer. Iba a tener que matar a Cristian.

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Capítulo 33

Traducido por Isane33 Corregido por Izzi

amon lamió cuidadosamente un rastro de sangre de la parte posterior

de su mano y sonrió a Katherine. Se habían topado con una pareja

caminando por el bosque justo después del amanecer, se alimentaron

juntos y ahora era media mañana, la luz del sol estaba entrando a través de los

árboles y estaba arrojando sombras negras y doradas en el camino. Damon se

sintió lleno y contenido, listo para ir a casa y pasar durmiendo la más brillante de

las horas del día. Un ligero malestar pasó por su cabeza al recordar la expresión de

pánico en el rostro de su víctima y la alejó: era un vampiro, eso era lo que suponía

que hiciera.

Delicadamente dando golpes ligeros a las comisuras de su boca, Katherine

inclinó la cabeza hacia él, tan delicada y burlona como una pequeña ave cantora.

—¿Por qué no mataste el tuyo? —preguntó.

Encogiéndose de hombros a la defensiva, Damon sacó sus gafas de sol del

bolsillo y las puso sobre sus ojos. Él no estaba, para ser completamente honesto,

seguro de por qué no había matado a la chica esta mañana, o por qué no había

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matado a alguna de sus víctimas desde la corredora rubia que había cazado más de

una semana antes. Podía recordar lo bien que la matanza se había sentido, la prisa

mientras su vida pasaba a él, pero no estaba dispuesto a repetir la experiencia, no

cuando el sabor persistente era la culpa. No quería sentir nada por ellos, quería

tomar la sangre e irse. Si eso significaba dejarlos vivir, eso estaba bien con Damon.

Protegido detrás de las gafas de sol, no dijo nada de esto, sino que

simplemente sonrió a Katherine y le preguntó:

—¿Por qué no lo hiciste tú?

—Oh, todos estamos manteniendo un perfil bajo. Demasiadas muertes y este

campus estará en pánico de nuevo. Klaus quiere mantener a los seres humanos

felices y fáciles de cazar mientras elimina a tu chica y a sus amigos.—Katherine

observó a Damon mientras arreglaba su largo cabello dorado y mantenía su

expresión cuidadosamente en blanco. Lo que sea que Katherine quería de él, no iba

a conseguirlo por traer a colación a Elena.

—Por supuesto—dijo Damon y agregó—Ya sabes, has vuelto de la muerte

mucho más sensata y más práctica, querida—. Katherine rió y le salieron hoyuelos

en las mejillas y con gracia hizo una reverencia burlona.

Caminaron juntos tranquilamente, escuchando los gorjeos y las llamadas de

los gorriones, pinzones y petirrojos por lo alto. El rápido repiqueteo de un pájaro

carpintero perforando un árbol sonaba un poco lejos y Damon oía el susurro y el

golpeteo de las criaturas pequeñas y peludas en la maleza. Se estiró

suntuosamente, pensando en su cama.

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—Entonces,—dijo Katherine, rompiendo el silencio cómodo entre ellos—

Elena. —Lo dijo de nuevo, estirando las sílabas de la palabra como si estuviera

saboreándolas: "E-ley-na".

—¿Qué pasa con ella? —preguntó Damon. Su voz fue descuidada, pero sintió

un calor incómodo en la parte posterior de su cuello.

Katherine se fijó en él intencionadamente con su mirada azul como una joya y

Damon frunció el ceño detrás de sus gafas de sol.

—Háblame de ella —dijo en voz baja, su expresión de persuasión—. Quiero

saber.

Damon dejó de caminar y tiró de Katherine para que lo mirara.

—Pensé que ya no estabas enojada con Elena —dijo, desviando la pregunta—.

Se supone que la dejarías en paz, Katherine.

Katherine se encogió de hombros con gracia.

—No estoy enojada con ella —dijo—. Pero Klaus lo está. —sus ojos

brillaban—. Pensé ya que no te importaba Elena. Fuiste muy claro al respecto,

sabes. ¿Por qué no me dijiste nada?

—Yo… —el corazón de Damon palpitaba más rápido que su usual latido lento

de vampiro—. Simplemente no quiero hacerlo —dijo finalmente.

Katherine rió en voz baja, su hermosa risa de campana.

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—Oh, Damon —dijo y negó con la cabeza burlonamente—. Puedes ser

malvado en teoría, pero tu corazón es tan puro. ¿Qué pasó?

Haciendo una mueca, Damon se alejó de ella, soltando su mano.

—Mi corazón no es puro —dijo malhumorado.

—Te has vuelto blando —dijo Katherine—. Ya no te gusta lastimar a la gente.

Damon empujó sus gafas de sol más arriba en su nariz y se encogió de

hombros.

—Va a pasar.

Manos frías tocaron sus mejillas y luego Katherine suavemente le quitó las

gafas de sol a Damon, mirándolo a los ojos.

—El amor te cambia —dijo—. Y nunca se desvanece, no importa cuánto

puedas querer que lo haga. —Levantándose en puntillas, lo besó suavemente en la

mejilla—. No cometas los errores que he cometido, Damon —dijo con tristeza—.

No luches contra el amor, cualquiera que sea la forma que adopte.

Damon se llevó la mano hasta tocar el punto donde los labios de Katherine lo

habían besado. Se sentía aturdido y perdido.

Dándole sus gafas de sol, Katherine suspiró.

—Realmente no te debo ningún favor, Damon —le dijo— pero me siento

sentimental. Tu Elena esta en clases en estos momentos. En el salón Rhodes. No sé

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exactamente lo que Klaus va a hacer, pero está planeando algo. Es posible que

quieras ir allí y detenerlo.

Agarrando las gafas de sol, Damon la miró con confusión.

—¿Qué? —preguntó.

Había algo suave y melancólico en los ojos de Katherine, pero su voz era

firme.

—Mejor date prisa —dijo ella, levantando una ceja.

Damon sintió como si una criatura viviente estuviera arañando su camino a

través de su pecho, algo enorme y doloroso. ¿Era eso como se sentía el amor,

después de todo?

—Gracias —dijo distraídamente. Se alejó de Katherine unos pasos, luego se

apresuró a correr. Reunió su poder y comenzó a transformarse, sintiendo que su

cuerpo se retorcía mientras se transformaba en un cuervo. Un momento después,

estaba en el aire, estirando sus alas para captar la corriente de aire mientras

aleteaba su camino rápidamente hacia el campus.

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Capítulo 34 Traducido por Mais020291

Corregido por Karlix

lena se arrastró fuera de su aula de inglés de primer año cerca del final

del tumulto de gente, guardando su cuaderno en su mochila.

Cerrándola, alzó la mirada para ver a Andrés, esperándola

pacientemente en el pasillo directamente afuera del salón.

—Ey —dijo ella—, ¿Qué sucede?

—Stefan y yo creemos que no es una buena idea para ti el estar por tu propia

cuenta en estos momentos—, dijo, colocándose a su lado. —Él y Meredith tienen

clases, así que te acompañaré hasta dónde sea que estés yendo.

—Tengo Poderes propios, sabes —dijo Elena, un poco altivamente—. Incluso

si aún no son realmente para pelear, no soy una damisela en apuros.

Andrés asintió, un lento y solemne asentimiento de cabeza.

—Perdóname —dijo formalmente—. No creo que ninguno de nosotros deba

estar solo ahora. La muerte de James prueba eso.

—Lo siento —dijo Elena—. Sé que ha sido difícil para ti, especialmente desde

que estás viviendo en la casa de James.

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Andrés asintió.

—Lo ha sido —dijo él, y luego hizo un esfuerzo visible para verse más alegre,

lanzando hacia atrás sus hombros y lanzando una sonrisa. —Pero debo tomar

ventaja de la oportunidad que me da más tiempo con mi encantadora y hermosa

amiga.

—Oh, en ese caso —dijo Elena, siguiendo su paso, y tomando el brazo que le

ofrecía Andrés. Mientras se movían por el pasillo, ella lo examinó cuidadosamente

por el rabillo del ojo. A pesar de su cortesía, Andrés se veía demacrado y gastado,

las líneas de las esquinas de sus ojos más pronunciadas. Ahora se veía mayor de

veinte años.

La muerte de James los había chocado fuerte a todos. Se sentía más real, de

algún modo, que la muerte de Chad. Había sucedido en la casa de James, no en un

campo de batalla, y probaba que la muerte podía venir por ellos en cualquier

lugar. Cuando Elena se había visto en el espejo las últimas mañanas, la cara

mirándola de vuelta era más sombría, sus ojos bordeados con círculos grises.

Aún así, ellos debían seguir adelante, uno por el otro. Silbidos en la noche, lo

llamaba la gente, cuando mantenías a tus propios espíritus buscando cualquier

felicidad que se pueda.

Sacudiendo afectivamente el brazo de Andrés, Elena preguntó, —¿Cómo te

estás estableciendo en la habitación de Matt? —La policía había vendido a la casa

de James, así que Matt había ofrecido su propio cuarto vació a su visitante. El

mismo Matt estaba acampando de nuevo en el casi quemado cobertizo con Chloe.

—Ah —dijo Andrés, su rostro relajándose con una sonrisa mientras entraban

al elevador y apretaban el botón para la planta baja —. La vida del dormitorio es

bastante extraña para mí. Siempre hay algo sucediendo.

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Elena se estaba riendo sobre el relato de Andrés acerca de un chico borracho

de primer año, vagando en su habitación a las tres de la mañana, y los aturdidos

intentos de cortesía de Andrés por dirigir al intruso de regreso a su propio

dormitorio, cuando el elevador se detuvo violentamente.

—¿Qué está sucediendo? —dijo Elena, con cautela.

—Tal vez es un problema eléctrico —dijo Andrés, pero su voz era dudosa.

Elena presionó de nuevo el botón para la planta baja, y el elevador dio un

profundo gruñido y luego empezó a temblar. Ambos jadearon y se enderezaron,

sus manos contra las paredes.

—Intentaré con el botón de emergencia —dijo Elena. Lo presionó, pero nada

sucedió—. Raro —dijo ella, y se estremeció ante la nota de inseguridad en su

propia voz —. También parece desconectado—Dudó—¿Tienes un arma? —

preguntó.

Andrés sacudió su cabeza, su rostro pálido.

El elevador traqueteó de nuevo, y luego las luces se apagaron, dejándolos en

la oscuridad. Elena encontró la mano cálida de Andrés y la agarró.

—¿Esto es…crees que podría ser una coincidencia? —susurró. Andrés sacudió

su mano, tranquilizadoramente.

—No lo sé —dijo él, su voz preocupada—. ¿Puedes ver algo?

Claro que no, estaba a punto de decir Elena. El elevador estaba negro como el

carbón. Ni siquiera podía ver a Andrés a pesar del hecho de que la estaba

sosteniendo protectoramente cerca de él. Luego se dio cuenta a qué se refería, y

cerró sus ojos por un momento para buscar en lo profundo de sí misma, llamando

a su Poder.

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Cuando abrió de nuevo los ojos, podía ver el aura cálida y verde vivo de

Andrés, encendiendo la oscuridad. Pero en las esquinas de su consciencia había

algo más.

Había incluso una espesa oscuridad moviéndose cerca. Dolía mirarla cuando

parecía estar respirando a través de las grietas de las puertas del elevador, tan

impreciso como la niebla. Elena instintivamente, cerró sus ojos y volteó su cabeza,

enterrándola en el hombro de Andrés.

—¡Elena! —dijo él, alarmado —¿Qué fue eso?

Por un largo momento no sucedió nada. Hubo un momento donde ella se

relajó a pesar de sí misma – nada está aquí-, pensó, atrapada en una ola de alivio,

nada está aquí.

—Está bien —dijo ella, con una risa casi nerviosa detrás de sus palabras —. Es

sólo-

Luego una baldosa del techo del elevador fue pateada, y la oscuridad estaba

por todo su alrededor. Estremeciéndose, Elena alzó la mirada, esforzándose para

ver algo.

—Hola, mi hermosura —la voz de Klaus vino desde arriba—. Has estado

esperándome, ¿verdad? —su voz era tan casual como si hubiese venido a

conversar.

—Hola, Klaus —dijo Elena, intentando mantener firme su voz. Ella se

presionó contra Andrés. Se sentía como si estuviera cayendo.

—Sé lo que eres —dijo Klaus, con aire de suficiencia, su voz monótona. Una

fuerte explosión vino de un lado del elevador, y Elena y Andrés saltaron,

atragantándose con su aliento —. Sé cuál es tu secreto —Golpe. Elena se dio cuenta

que él estaba golpeando sus grandes botas negras contra el lado del elevador. Debe

de estar sentado en la esquina del portón de acceso de servicio en el techo, sus pies

L.J. Smith Destiny Rising

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colgando hacia abajo. Sus botas golpearon una vez más y luego Klaus dijo

alegremente, —¿Pero, sabes qué? Si corto el cable del elevador aquí en lo alto, no

sobrevivirás.

Elena se encogió. Ella viajaba en los elevadores cada día y nunca antes se le

había ocurrido lo vulnerable que era. Sus clases de inglés estaban en el noveno

piso. Estaban colgando encima de una larga, larga caída, y los cables eran la única

cosa que evitaba que cayeran directamente hacia el sótano.

Andrés respiró tranquilo a su lado, y Elena vio el aura verde vivo alrededor

de él empezar a crecer. Se dio cuenta que él estaba tratando de formar un escudo

protector para protegerse con ello, como había hecho en la batalla contra Klaus y

sus vampiros.

—Detén eso —espetó Klaus arriba de ellos, y un rayo de oscuridad voló de él,

golpeó el creciente escudo verde de Andrés, el cual se rompió y desinfló como un

globo reventado. Andrés chilló con pánico.

Elena envolvió sus brazos alrededor de Andrés, protectoramente, pero podía

sentirlo tenso por intentarlo de nuevo. Su respiración sonaba ruda y con pánico.

—Mi poder viene de la tierra, Elena —susurró—. Colgando tan lejos de ella,

no estoy seguro de que pueda ayudar. Pero lo intentaré.

Encima de ellos en la oscuridad, Klaus rió burlonamente. —Puede que sea

muy tarde ahí, chico—dijo él y una extraña raspada voz vino una y otra vez, un

chillido de metal contra metal.

—Está cortando a través del cable —Andrés le susurró al oído. De nuevo

había una luz verde desvaneciéndose a su alrededor mientras intentaba expandir

su aura, pero Elena sabía que no iba a crecer lo suficientemente rápido para

protegerlo.

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Este es el momento, Elena pensó, y tomó la mano de Andrés. Ella nunca había

estado tan asustada de caer, pero ahora estaba aterrada.

Luego un ruido sordo vino desde arriba, y otro, y una serie de sonidos

golpeando y arrastrando, y de pronto un cuerpo se desplomó y aterrizó

pesadamente en el suelo. Dos cuerpos, se dio cuenta Elena, volteándose y

gruñendo a sus pies. Ella intentó concentrarse, respirando fuerte, y después de un

momento, vio de nuevo el aura de Klaus, más oscura que la oscuridad, y

enfrentándose a él, un rojo sangre, un sombrío gris y un azul encendido, todos

mezclados.

—Damon —susurró.

Sombrío, el apenas visible Damon se las ingenió para empujar a Klaus y

ponerse de pie.

—Elena —jadeó, y luego una oleada de poder de Klaus lo lanzó contra la

pared. Él soltó un gruñido de dolor. Elena se adelantó e intentó jalarlo hacia ella,

pero él estaba aplastado con fuerza, su cuerpo apretado contra la pared. Klaus rió

oscuramente.

Hubo un destello verde.

De pronto, todo junto, Damon se soltó. Se cayó de la pared hacia Elena, y ella

se tambaleó, sosteniéndolo en el segundo que le tomó a él recuperar su balance.

—¡Sal de aquí! —gritó Andrés. —¡No puedo sostenerlo!

Klaus, su cara retorcida con ira, estaba atrapado por la barrera verde brillante

del aura protectora de Andrés, el verde misterioso iluminando su rostro. Mientras

Elena miraba con la boca abierta, Klaus forzó una mano a través del verde. Damon

la cargó en sus brazos y saltó hacia arriba en el conducto del ascensor.

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Elena apenas tuvo tiempo de tomar un respiro antes de que Damon empezara

a construir su camino a través de la puerta hacia lo alto del conducto, y se encontró

a sí misma desplomada en las baldosas fuera de la puerta del elevador en la planta

más alta del edificio. No había salones ahí, sólo oficinas, y el pasillo estaba en

silencio.

Damon yacía a su lado, aún aferrándola, y jadeando duramente. Sangre estaba

goteando de su nariz y desenvolvió uno de sus brazos que estaba alrededor de ella,

para limpiar su nariz con su manga.

—Tenemos que regresar —le dijo ella, apenas pudo hablar.

Damon la miró. —¿Estás bromeando? —jadeó—. Apenas pudimos salir.

Elena sacudió su cabeza, tercamente. —No podemos abandonar Andrés—dijo

ella.

La mirada de Damon con un brillo afilado. —Tu amigo del elevador hizo su

elección —dijo fríamente—. Él quería que yo te salve. ¿Crees que me agradecerá si

regreso ahí en lugar de sacarte de aquí?

Un golpe vino de dentro del conducto del elevador, sacudiendo el edificio.

Elena tiró para ponerse de pie, enderezándose a sí misma contra las paredes. Se

sentía frágil, pero determinada, como si estuviera hecha de vidrio y acero.

—Ambos vamos a volver —dijo ella—. No me importa lo que Andrés

escogería. Yo no voy a irme de aquí sin él. Llévame abajo.

Damon apretó la mandíbula y la miró con mayor rudeza. Elena simplemente

se quedó y esperó, sin moverse.

Finalmente, Damon juró para sí mismo y se puso de pie.

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Pa

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—Que conste en acta —dijo él, agarrándola por los brazos de nuevo y

acercándola hacia él —, que intenté salvarte, y que tú eres la persona más

exasperadamente terca que jamás he conocido.

—También te extrañé, Damon —dijo Elena, cerrando sus ojos y presionando

su rostro contra su pecho.

Elena se dio cuenta que en el camino hacia el conducto, Damon debe de

haberla envuelto en algún errante borde de su Poder, porque el viaje había sido

suave y casi momentáneo. Aparentemente en el camino hacia abajo, él no se estaba

molestando en protegerla. Su cabello volaba hacia arriba y la piel en su rostro

picaba con el viento. Él me tiene, se dijo a sí misma, pero su cuerpo gritaba que ella

estaba cayendo en picado.

Aterrizaron en lo alto del elevador en medio de una nube de polvo, y Elena se

atragantó y tosió por varios minutos, limpiando las lágrimas en su rostro.

—Tenemos que entrar —dijo ella francamente, sintiéndose alrededor en la

oscuridad, apenas pudo hablar de nuevo. El elevador debe de haber colapsado

cuando golpeó la parte baja del conducto. En lugar de una caja de metal puro, ella

podía sentir los bordes afilados y largas y rotas piezas de vigas destrozadas, y los

restos de las paredes —. Andrés aún puede estar vivo—le dijo a Damon. Ella se

arrodilló y empezó a sentir a lo largo de lo que había sido la parte de arriba del

elevador. El espacio donde Klaus y Damon habían venido todavía tenía que estar

por aquí.

Damon cogió sus manos. —No —dijo él—. ¿Dices que puedes ver auras? Usa

tu Poder. No hay nadie ahí.

Él estaba en lo correcto. Apenas Elena realmente miró, ella podía ver que no

había ningún trazo del verde de Andrés o esa terrible oscuridad escalofriante que

Klaus cargaba con él.

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

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—¿Crees que están muertos? —susurró ella.

Damon soltó una risa corta y amarga. —Difícilmente —dijo él—. Tomaría más

de una caída por el conducto del ascensor para asesinar a Klaus. Y si tu compañero

humano con el escudo estuviera muerto ahí, podría oler su sangre —él sacudió su

cabeza—. No, Klaus escapó de nuevo. Y él se llevó a tú Andrés contigo.

—Tenemos que salvarlo —dijo Elena, y, cuando Damon no respondió

inmediatamente, ella tiró de su chaqueta de cuero, acercándolo hacia ella así podía

mirar exigentemente hacia sus indescifrables ojos negros. Damon iba a ayudarla

sin importar si él lo quisiera o no. Ella no iba a dejar que se escape de nuevo —.

Tenemos que salvar a Andrés.

L.J. Smith Destiny Rising

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Capítulo 35 Traducción: Mais020291

Corregido por Izzi

lena se movió rápido. No podía detenerse, no podía pensar sobre

lo que podía estar sucediéndole a Andrés, o que tal vez llegaban

muy tarde. Tenía que mantenerse calmada, centrada. Sacó su

celular y llamó a los otros, contándoles la situación y diciéndoles que se preparasen

para una pelea y que se encontrasen con ella en un claro en el bosque, justo al

borde del campus.

―Estamos llevando la batalla a Klaus ― le dijo a Damon, empujando su celular

rápidamente de regreso a su mochila ―. Esta vez, vamos a ganar.

Se detuvieron en la habitación de Elena para dejar su mochila y, para el

momento en que llegaron al claro, los otros ya se habían reunido. Bonnie y Alaric

estaban mirando juntos un libro de hechizos, mientras Stefan, Meredith, Zander y

Shay, conversaban sobre tácticas al otro lado del claro. Elena notó que los ojos de

Zander miraban hacia la dirección de Bonnie, pero ella estaba concentrada en su

libro. Todos los demás, estaban ocupados, afilando estacas u organizando armas.

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El silencio cayó sobre el claro cuando Elena entró con Damon. La mano de

Meredith se apretó en su estaca, y Matt trajo a Chloe un poco más cerca a él,

protectoramente.

Elena estaba mirando a Stefan, quién dio un paso hacia adelante, su boca

seria.

―Damon me salvó de Klaus. ―anunció ella, lo suficientemente alto para que

todos pudieran escucharla ―Él está peleando para nosotros ahora.

Stefan y Damon se miraron uno al otro de lados opuestos del claro. Después

de un momento, Stefan asintió incómodamente.

―Gracias ―dijo.

Damon se encogió de hombros.

―Intenté mantenerme fuera ―dijo él―, pero supongo que no puedes

arreglártelas sin mí.

La boca de Stefan tiró hacia arriba en una renuente media sonrisa, y luego los

hermanos se volvieron, alejándose uno del otro, Damon caminando hacia Bonnie y

Alaric, mientras Stefan vino a Elena.

―¿Estás segura de que estás bien? ―le preguntó él, moviendo sus manos

ligeramente sobre sus hombros como asegurándose que ella no estaba herida.

―Estoy bien. ―respondió Elena, y le besó. Stefan la jaló más cerca y ella se

inclinó hacia su abrazo, tomando comodidad en la fuerza de sus brazos alrededor

de ella. ―Andrés mantuvo a Klaus a raya, Stefan. Él fue tan valiente, y le dijo a

L.J. Smith Destiny Rising

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Damon que me sacase. Me salvaron ―ella tragó un sollozo―. No podemos permitir

que Klaus le mate.

―No lo haremos ―prometió Stefan, su boca contra su cabello―. Llegaremos

allí a tiempo.

Elena sorbió sus lágrimas.

―No puedes saber eso.

―Daremos lo mejor ―le dijo Stefan―. Tendrá que ser lo suficientemente

bueno.

El sol estaba bajo sobre el cielo, y la luz del sol del atardecer se esparcía a

través del césped entre los árboles. Elena pasó los siguientes pocos minutos

afilando estacas. Ellos no tenían madera del árbol bendecido, pero el fresno blanco

ordinario al menos heriría a Klaus. Y cualquier madera mataría a sus vampiros

descendientes.

―Muy bien ―dijo Stefan finalmente, llamando a todos a reunirse―, Creo que

estamos tan listos como estaremos.

Elena miró alrededor al grupo reunido: Meredith y Alaric, mano a mano,

pareciendo fuertes y listos para cualquier cosa. Bonnie, sus mejillas ruborizadas y

sus rizos yendo hacia todas direcciones, pero sacando la barbilla desafiante. Matt y

Chloe, pálidos pero determinados. Zander, aún en forma humana por ahora,

lanzando miradas anhelantes y confusas a Bonnie, flanqueado por Shay y los otros

hombres lobos, un espacio vacío entre ellos.

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Pa

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Damon estaba solo al otro lado del círculo, mirando a Elena. Cuando Stefan

aclaró su garganta, preparándose para hablar, Damon movió sus ojos para

observar a su hermano. Elena pensó que él se veía resignado. No feliz, pero ya no

enojado.

Stefan le sonrió suavemente a Elena que estaba a su lado, y miró alrededor al

resto del grupo.

―Encontraremos a Andrés.― dijo él ―Hoy vamos a rescatarle, y vamos a

matar a Klaus y sus vampiros. Ahora somos un equipo, todos nosotros. Nadie –

nadie de nosotros aquí, y nadie más en este campus o en esta ciudad– estará a

salvo mientras Klaus y sus seguidores estén vivos. Ya hemos visto de lo que son

capaces. Ellos mataron a James, que era bueno y experto. Ellos mataron a Chad,

que era inteligente y leal.― los hombres lobos se movieron enojados, y Stefan

continuó ―Ellos han atacado a personas inocentes en este campus y en la ciudad en

las últimas semanas, y antes de eso, los vampiros del ejército de Klaus sacrificaron

a inocentes por todo el mundo. Tenemos que hacer lo que podamos. Somos los

únicos que podemos rechazar la oscuridad, porque somos los únicos aquí que

sabemos la verdad.― sus ojos atraparon los de Damon y ellos mantuvieron sus

miradas por un largo momento hasta que finalmente Damon apartó la mirada,

jugueteando con el puño de la camisa ―Es hora que tomemos una postura.― dijo

Stefan.

Hubo un murmullo de acuerdo, y todos se volvieron al otro, cogiendo sus

armas y reuniéndose, listos para pelear. Elena cogió a Stefan en un abrazo estrecho

y fuerte, su corazón estallando con amor. Él intentaba muy vehementemente

cuidar de todos.

L.J. Smith Destiny Rising

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―¿Estás lista, Elena? ―le preguntó Stefan, y ella lo soltó y asintió, pasando una

mano rápidamente sobre sus ojos.

Respirando profundamente, ella buscó profundamente dentro de sí, pensando

en protección, pensando en maldad, intentando provocar su Poder en la forma que

Andrés le había enseñado.

Cuando abrió sus ojos, sintió una fuerte e innegable atracción, sacudiéndola

hacia Damon. Sin poder detenerse, dio un paso hacia adelante antes de sentir la

mano de Stefan en su brazo, restringiéndola.

―No.― él susurró ―Debes encontrar a Klaus.

Elena asintió, evitando los ojos asustados de Damon. La atracción hacia

Damon era intensa: intentó ignorarla, pero ella sabía que era su tarea de Guardián

llamándola. Cerrando sus ojos de nuevo, respiró y se concentró en Klaus. Las

imágenes volaron en sucesiones rápidas a través de su mente: su beso frío y brutal,

su risa mientras él golpeaba su pie en lo alto del elevador, la manera en que había

lanzando el pobre cuerpo destrozado de Chad a través del claro.

Esta vez, cuando abrió sus ojos, el tirón oscuro dentro de ella la estaba

llevando fuera del claro, lejos de Damon, y sintió que casi podía saborear la niebla

espesa, negra y nociva del aura de Klaus.

Elena se dirigió donde su Poder la llevaba, y sus amigos la siguieron,

caminando cerca, juntos. Mientras iban, Zander y Shay y los otros hombres lobos,

que podían cambiar y transformarse sin la luna, galopando al lado de los humanos

con sus orejas listas a cualquier sonido de ataque, sus bocas abiertas para atrapar

los aromas que traía el viento.

L.J. Smith Destiny Rising

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Bordearon alrededor de la orilla del campus, pegándose hacia los árboles e

intentando mantenerse fuera de vista. Elena esperaba que su Poder les guiase más

lejos en el bosque, hacia donde ellos antes habían peleado contra Klaus, pero en

lugar de eso, la llevó de regreso al campus.

En la parte de atrás del campus, se extendían los antiguos establos. Mientras

se acercaban, la nociva atmósfera de la oscuridad parecía estar jalándola hacia el

edificio, y una oscuridad igual, se estaba reuniendo en lo alto. Nubes negras se

estaban cerniendo sobre los establos, bajas y amenazantes. Zander alzó sus cejas

hacia adelante, su cola rígida, y uno de los hombres lobo en forma humana –

Marcus, pensó Elena– inclinó su cabeza como si estuviera escuchando.

―Zander dice que no es una tormenta natural.― dijo Marcus, con recelo.

―No ― dijo Elena ―, Klaus puede manejar los rayos.

Los hombres lobo la miraron alarmados por un momento, sus cabezas

peludas alzándose, sus orejas erectas, luego reenfocaron su atención a la puerta de

los establos, pareciendo incluso más cautos que antes.

―Él sabe que estamos llegando.― dijo Stefan, con tensión ―Eso es lo que están

enseñando las nubes de tormenta. Él está listo para nosotros. Bonnie, Alaric, a los

lados. Manténganse fuera de la pelea, pero sigan lanzando cuantos hechizos

puedan. Damon, Meredith, Chloe, los quiero conmigo en la primera línea. Zander,

lo que sea que pienses que es mejor para la Manada. Matt y Elena, cojan armas

pero quédense atrás.

L.J. Smith Destiny Rising

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Elena asintió. Parte de ella quería revelarse contra ser mantenida en la parte

de atrás mientras sus amigos estaban en batalla, pero tenía sentido. Ella y Matt

eran fuertes, pero no tanto como los vampiros u hombres lobos, y no tan capaces

para protegerse a sí mismos y a los otros como los usuarios de la magia. Si se

suponía que ella tenía que matar a Damon, ella asumía que algunos poderes

mágicos de pelea se mostrarían finalmente, pero no sabía cómo la práctica lectura

de aura y rastreo estarían ahora que habían encontrado a Klaus.

Mientras alcanzaban la puerta, hubo un latido de duda.

―Por el amor de Dios ― dijo Damon, desdeñosamente ―. Ellos ya saben que

estamos aquí fuera.

Lanzando una elegante bota italiana al centro de las puertas del establo, las

golpeó para abrirlas.

Fue solo por la rapidez de sus reflejos vampíricos que Damon sobrevivió a

todo. Apenas se abrieron las puertas, una viga de punta pesada que había sido

cuidadosamente acomodada en la parte alta de ellos, cayó. Damon fue capaz de

moverse automáticamente hacia un lado lo suficiente como para que el vuelo le

golpease en el hombro, propulsándolo hacia atrás y fuera de la puerta, en lugar de

a través de su pecho. Aferrando su hombro, se dobló y cayó a la tierra.

Automáticamente, Elena corrió hacia adelante, sólo medio consciente de Matt,

manteniendo su paso a su lado. Los otros, los luchadores, estaban entrando por las

puertas: Meredith con su bastón balanceándose, la cara de Stefan retorcida con

furia, los hombres lobo cabalgando hacia la lucha.

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

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Con la ayuda de Matt, Elena jaló a Damon fuera del camino y cayó a su pecho,

verificando su herida. La viga había perforado su hombro, dejando una herida

abierta donde ambos puños de Elena hubiesen encajado. El suelo debajo de él, ya

estaba negro y pantanoso con sangre.

―Se ve bastante mal.― dijo Matt.

―No me matará.― jadeó Damon, aferrándose a la herida con una mano como

si pudiese juntar de nuevo los bordes ―Regresen a la pelea, idiotas.

―Podría matarte si alguien pasa con una estaca.― espetó Elena ―No puedes

defenderte por ti solo así.

La atracción de su Poder hacia Damon le estaba doliendo de nuevo. Él está

indefenso, dijo algo dentro de ella. Acaba con él.

Sintió una presencia detrás de ella y se volvió apresuradamente hacia Stefan,

fuera de la pelea, inclinado en el lodo de sangre al lado de su hermano, moviendo

sus ojos sobre él, clínicamente. Ellos intercambiaron una larga mirada, y Elena

supo que se estaban comunicando en silencio.

―Toma.― dijo Stefan. Mordió pulcramente su propia muñeca y la sostuvo

hacia la boca de su hermano. Damon lo miró, luego bebió profundamente, su

garganta trabajando.

―Gracias.― dijo finalmente ―Guárdame algunos vampiros. Estaré ahí en un

segundo.― se recostó, respirando profundamente. Elena podía ver que la herida ya

estaba tejiéndose, nueva carne y músculo crudo, debajo de la piel desgarrada.

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

ge

Stefan se volvió y corrió hacia el establo, Matt detrás de él. Elena se inclinó

sobre Damon en el lodo y esperó hasta que él se levantó con cansancio sobre sus

codos, luego sobre sus pies.

―Ah,― dijo él ―no estoy en mi mejor momento ahora, princesa. Pero ellos han

arruinado mi chaqueta, y eso me da una razón para pelear.― le lanzó una pálido

eco de su usual brillante sonrisa.

―Bueno, ya has llegado hasta aquí.― respondió Elena, manteniendo ligera su

voz con dificultad. Resistió la urgencia de ayudarlo hacia los establos, y para el

momento que alcanzaron las puertas, él estaba caminando con fuerza.

Adentro, parecía el infierno. Damon juró y se deslizó junto a ella, lanzándose

hacia la batalla.

Sus amigos estaban peleando duro; ella podía ver eso con una mirada.

Meredith estaba atrapada en una casi danza de empujar y bloquear con un

vampiro de piel oliva, y rapidez en sus pasos, que solo podía ser su hermano

gemelo. Bonnie y Alaric se mantenían en esquinas opuestas del establo, sus brazos

alzados sobre sus cabezas, cantando en voz alta, elevando una especie de hechizo

protector sobre sus aliados. Andrés también estaba aquí, ella lo vio, atado y

colgado descuidadamente al lado de una pared, pero él estaba presionando sus

manos atadas contra la tierra y levantando un oleaje verde de Poder protector

también.

Los hombres lobo atravesaban la multitud, peleando juntos, en forma humana

y lobuna, como una manada. Damon, Stefan, e incluso Chloe, lidiaban con

vampiros, mientras rápidamente Matt estacó al oponente de Chloe por detrás.

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

ge

De pronto, la mente de Elena se aclaró. Ella había estado quedándose atrás

como había ordenado Stefan, acostumbrada a ser la frágil, menos luchadora que

los demás. Pero ahora no podía ser asesinada por un sobrenatural.

Agarrando con fuerza su estaca, Elena se lanzó hacia la batalla, regocijada. Su

Poder tiró de ella, y buscó para ver a Damon luchando con uno de los vampiros de

Klaus, sus dientes al descubierto y sangrientos. Su Poder la urgió a atacarlo, y ella

cerró sus emociones. Damon no, se dijo a sí misma, con terquedad.

Un vampiro de piel oscura, la hizo girar por su hombro, su rostro jubiloso, e

intentó hundir sus colmillos en su cuello. Con un golpe de suerte y rapidez, Elena

clavó la estaca en su pecho.

En su primer empuje, no fue lo suficientemente profundo para alcanzar el

corazón del vampiro. Por un segundo, tanto Elena como el vampiro miraron hacia

la estaca a mitad en su pecho, y luego Elena reunió su fuerza y dio con ello. El

vampiro se arrugó hacia el suelo, viéndose pálido y de alguna manera, más

pequeño. Elena, salvajemente triunfante, miró alrededor a su próximo oponente.

Pero había demasiados vampiros. Y, en el centro de todo, con el rostro

iluminado de alegría, estaba Klaus. A unos pasos lejos de él, Stefan estacó a su

oponente y cargó hacia Klaus, mostrando sus colmillos.

Klaus alzó sus manos por encima de su cabeza hacia la abertura en el techo

arruinado y, con un trueno, un rayo cayó. Klaus rió y lo apuntó hacia Stefan, pero

Bonnie, más rápida que el rayo mismo, alzó sus manos y gritó en latín. El rayo

cambió de dirección en medio del aire, golpeando uno de los antiguos establos y

volando la puerta. El establo empezó a quemarse alegremente. Klaus gritó, un grito

alto de rabia, y alzó sus manos, lanzando a Stefan fuera de sus pies.

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

ge

Elena gritó e intentó correr hacia Stefan, pero había demasiado en el camino,

muchos combatientes luchando. ¿Por qué no podía liberar más de sus Poderes?

Ella podía sentirlos ahí, debajo de esas puertas cerradas en su mente, y supo que

sería más fuerte si solo pudiese alcanzarlas.

Su Poder la arañaba, e involuntariamente Elena miró hacia otro lado donde

Stefan había caído, para ver a Damon arrancar la garganta de su oponente.

En un destello, Elena comprendió.

―¡Damon!― llamó, y él estuvo instantáneamente a su lado, limpiando la

sangre de su boca con la parte de atrás de su manga.

―¿Estás bien?― preguntó él.

―Lucha conmigo.― dijo Elena, y él la miró, desconcertado ―¡Lucha

conmigo!― dijo de nuevo ―Así es cómo desbloqueo mi Poder.

Damon frunció el ceño. Luego asintió, y la golpeó en el brazo. No fue un golpe

fuerte, sin duda no para los estándares de Damon, pero dolió y la sacudió hacia

atrás.

Algo dentro de Elena se abrió, y el Poder se precipitó dentro de ella. De

pronto, ella supo cómo hacerlo. Ahora estaba llena de Poder, lista para desatarlo, y

estaba todo enfocado en Damon. Él no, le dijo de nuevo a su Poder. Damon no.

Como lo que se sentía un enorme esfuerzo físico, arrancó su atención fuera de él,

de regreso a Klaus y Stefan.

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

ge

Sacudió una mano y una de las vigas del pajar se soltó, y la lanzó contra

Klaus, golpeándolo hacia atrás, mientras Stefan trepaba.

Hubo un chillido fino, apenas audible sobre el ahora fuerte crepitar de las

llamas, y Elena rodó para ver a Bonnie en el agarre de uno de los vampiros de

Klaus, pateándole furiosamente mientras luchaba. Su mano estaba sujeta a su boca

para prevenir que cantase cualquier hechizo.

Con un pulso de furia, Elena lanzó una tabla partida a través del pecho del

vampiro y le vio caer sin vida al suelo.

Klaus estaba de nuevo en pie ahora. Stefan había sido abordado por otro de

los descendientes de Klaus, y cerca de ella, Damon luchando con un vampiro

enorme, de cabello rojo y brutal. Un Vikingo, pensó Elena. Klaus estaba llamando el

relámpago a su alrededor, y el aire estuvo espeso con oscuridad, con humo

asfixiante.

No, pensó Elena, y caminó hacia Klaus, empujando el fuego delante de ella.

Tenía que mantenerlo fuera de sus amigos, mantenerlo fuerte alrededor del mismo

Klaus.

Ahora las llamas estaban alrededor de ella. Mirando hacia atrás, pensó, podía

ver que el aire estaba más claro donde sus amigos peleaban, y parecía como si

estuvieran ganando. Mientras observaba, Meredith presionó su estaca contra el

corazón de su hermano, y él le dijo algo a ella. Estaban muy lejos y las llamas eran

muy ruidosas para que Elena escuchase sus palabras, pero la cara de Meredith se

retorció en una sonrisa triste mientras ella embestía la estaca a través de su

corazón.

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

ge

Elena tosió y tosió de nuevo. Era difícil atrapar su respiración en medio de

todo este humo, y sus ojos estaban escociendo. Ella usó su mente para empujar las

llamas cerca de Klaus. Aunque era muy agotador, este nuevo Poder, y estaba muy

mareada. Podía sentir el Poder drenando fuera de ella ahora, que ya no estaba

centrado en Damon, e intentó aferrarse a éste. Elena exhaló y jadeó de nuevo.

Klaus la estaba mirando, alcanzándola, y sus manos sucias, salpicadas de cenizas,

moho y sangre, rozaron su brazo.

Ella reunió lo último de su energía y vertió su fuerza en su nuevo Poder,

forzando a las llamas a ir más alto entre sus amigos y los vampiros de Klaus,

forzándolos a apartarse, forzando a sus amigos a retroceder, lejos del final del

establo donde ella enfrentaba a Klaus. Alrededor de Klaus y Elena, el fuego rugió.

―¡Elena! ¡Elena!― podía escuchar sus voces gritando, y atrapó la vista del

rostro agonizante de Stefan justo antes que las paredes colapsasen encima de ella y

Klaus, haciéndoles desaparecer.

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

ge

Capítulo 36 Traducción por Mais020291

Corregido por tamis11

tefan apretó los puños, la mordida de sus uñas contra sus palmas

ayudando a evitar la niebla de miseria que lo estaba envolviendo.

Elena no estaba muerta. No creería eso.

La oscuridad completa había caído, y finalmente los bomberos habían

apagado el incendio que había consumido los antiguos establos. Cuidadosamente

estaban trabajando a través de los escombros, sacando cuerpo tras cuerpo.

Afuera de las barreras de protección, tapados por un grupo de árboles, Stefan

y los otros esperaron. Meredith y Bonnie se aferraban una a la otra, Bonnie con

lágrimas. Andrés estaba sentado, aturdido y silencioso, en el suelo, sus ojos

enfocados en los movimientos lentos de los bomberos.

Stefan recordaba la mirada del rostro de Elena mientras la pared de fuego se

había caído encima de ella. Ella se veía tan resignada, tan pacífica mientras lo

miraba por última vez, las llamas que ella había puesto entre ellos, alzándose con

rapidez. La pared se había caído tan rápido ¿cómo podría haber escapado?

Una mano cayó en su hombro, y Stefan alzó la mirada para ver a Damon

frunciendo el ceño hacia los restos del establo.

S

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

ge

—Ella no está ahí, sabes —dijo Damon—. Elena ha tenido la suerte del diablo.

Ella nunca quedó ahí atrapada.

Stefan se inclinó sobre la mano de su hermano, sólo un poco. Estaba cansado y

desconsolado, y había comodidad en la familiaridad de Damon. —Ella murió dos

veces antes de su graduación de colegio —le dijo a Damon amargamente—. No sé

si a eso le puedo llamar suerte. Y ambas veces, fue nuestra culpa.

Damon suspiró. —Aunque ella regresó —dijo gentilmente—. No todos logran

eso. Difícilmente alguien, realmente. —Sus labios se torcieron en una media

sonrisa.

—Yo, por supuesto.

Stefan se apartó, sus ojos quemando. —No bromees—dijo en un murmuro

bajo y furioso. —¿Cómo puedes incluso tú bromear sobre eso ahora? ¿Te

importa?—Pero no debió de estar sorprendido. Damon había pasado las últimas

semanas mostrando violentamente, caprichosamente, lo poco que se preocupaba

por cualquiera de ellos.

Damon lo miró, sus ojos oscuros firmes. —Me importa—dijo—. Sabes que lo

hago. Incluso cuando no quiero. Pero sé que ella no está muerta. Si no confías en la

suerte de Elena, piensa en Klaus. Tomaría más que un incendio para matarlo.

—El fuego mata a los vampiros—dijo Stefan, con terquedad. —Incluso a los

viejos.

—Jugó con el rayo —dijo Damon y se encogió de hombros—. No creo que

haya mucho que pueda matar a Klaus.

Los bomberos habían detenido su investigación, cada pulgada de madera y

tierra quemada entregada, y estaban cubriendo los cuerpos con lienzos oscuros.

Voy a echarle un vistazo.

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

ge

Damon le dijo silenciosamente a Stefan, y se transformó en un cuervo,

agitándose a través de la noche para aterrizar en un árbol cerca de los cadáveres.

Unos momentos después, estaba de vuelta, volviendo a sí mismo de nuevo

antes de que sus pies hayan tocado el suelo, así que tropezó un par de pasos,

menos pulido y listo que lo normal. Stefan estaba vagamente al tanto de todos,

todos sus aliados, reunidos, pero sus ojos estaban enfocados suplicantes en

Damon. Abrió su boca, pero la pregunta que necesitaba ser respondida no salía.

¿Elena está ahí?, pensó desesperadamente. ¿Lo está?

Si Elena se había ido, si se había sacrificado para salvarlos, Stefan estaría

muerto por la mañana. No había nada para él sin ella.

—Elena no está ahí —dijo Damon, cortamente— Tampoco Klaus. Son todos

los descendientes de Klaus.

Bonnie dio un sollozo de alivio corto y roto, y Meredith sacudió su mano con

fuerza, sus nudillos blanqueándose.

—Klaus debe de tenerla—dijo Stefan, el mundo enfocándose de nuevo ahora

que tenía un propósito—Tenemos que encontrarla antes de que sea muy tarde.

Sus ojos encontraron los de Damon, verde hoja y negro mantenido, por una

vez, exactamente la misma expresión: miedo y esperanza en igual medida. Damon

asintió. Los dedos de Stefan se relajaron donde aún agarraban la camisa de Damon,

y jaló a su hermano hacia él en un breve abrazo, intentando mandarle todo el amor

y gratitud que nunca había podido colocar en palabras. Damon estaba de vuelta. Y

si había alguien que podía ayudarlo a salvar a Elena, era Damon.

—¿Hay algo que puedas hacer? —Stefan le preguntó a Andrés. Podía

escuchar el ruego en su propia voz.

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

ge

A su alrededor, los otros se veían tensos, esperando una respuesta. Bonnie

estaba aferrada al hombro de Shay, vendando una mordida asquerosa de un

vampiro, y sus dedos hábiles se pusieron rígidos con ansiedad hasta que Shay le

dio un silencioso gruñido.

—Espero poder —dijo Andrés—. Lo intentaré.

Se arrodilló y colocó sus palmas planas contra el suelo debajo de los árboles.

Observándolo, Stefan sintió el crepitar del Poder en el aire. Andrés se mantuvo

muy quieto, ojos marrones entrecerrados y enfocados. Nuevas briznas de césped se

asomaron por la tierra, curvándose sobre sus dedos.

—Este no están efectivo como los Poderes de rastreo de Elena —explicó—pero

a veces puedo sentir a las personas. Si ella está tocando la Tierra, sabré dónde está.

Andrés se mantuvo ahí por lo que pareció un tiempo largo, su rostro pacífico

y alerta. Mientras hundía sus dedos profundamente en el suelo, enterrando la

punta de los dedos en la tierra a la base de un árbol abedul blanco, éste desplegó

nuevas hojas.

—Más rápido —ordenó Damon, su voz baja y peligrosa, pero Andrés no

respondió siquiera con un movimiento. Era como si se hubiera hundido tan

profundamente dentro de sí mismo – o en su comunión con la tierra, Stefan no

estaba seguro de cuál – que ya no podía escucharlos.

El pulso de Stefan estaba punzando más rápido de lo que podía recordar

desde antes de convertirse un vampiro. Abría y cerraba los puños, evitando

sacudir a Andrés. El Guardián estaba haciendo lo mejor que podía, y distraerlo no

lo haría trabajar más rápido. Pero Elena, oh, Elena.

Más lejos, podía escuchar a Matt buscando en el bosque, llamando:—¡Chloe!

¡Chloe!—La joven vampiro había logrado salir de los establos; Stefan estaba seguro

que la había visto, oscurecida con ceniza pero ilesa. Sin embargo ahora no estaba

L.J. Smith Destiny Rising

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ge

por ningún lado. El corazón de Stefan dolió en simpatía. La chica que Matt amaba

también estaba desaparecida.

—Fuerza —dijo Andrés. Era la primera palabra que había dicho en un tiempo,

e inmediatamente la atención de Stefan regresó a él. Andrés inclinó su cabeza hacia

atrás para mirar a Damon y Stefan, su frente arrugándose en confusión. —Elena

está viva —dijo— Estoy seguro que está viva, pero se siente como si estuviera

debajo de la tierra.

Stefan se hundió en alivio: viva. Miró a Damon para confirmar. —¿Los

túneles? —preguntó y Damon asintió. Klaus debe haberla llevado a los túneles que

entrecruzaban el suelo debajo del campus, los que la Sociedad Vitale había usado.

Meredith, sentada cerca con Alaric, saltó a sus pies. —¿Dónde está la entrada

más cercana?—preguntó.

Stefan intentó imaginarse el laberinto de pasajes que Matt había dibujado para

él antes de su batalla contra los vampiros Vitale. Había tantas áreas en blanco y

entradas a medio dibujar en su mapa mental, porque Matt sólo había viajado un

camino pequeño en lo que parecía ser un laberinto vasto y torcido, subyacente a la

escuela y tal vez la ciudad.

Pero, por lo que sabía…

—La casa segura de los vampiros —dijo Stefan, con decisión.

L.J. Smith Destiny Rising

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Capítulo 37 Traducido por Izzi

Corregido por tamis11

l hombro de Elena golpeó contra algo duro, y ella hizo un pequeño sonido de

protesta. Todo lo que quería hacer era dormir, pero algo no la dejaría

descansar. Sus piernas heridas.

Su cabeza impactó contra algo, y la perspectiva de Elena cambió. Alguien la estaba

arrastrando por las piernas, se dio cuenta, el resto de su cuerpo deslizándose por el suelo.

Su pelo atrapado, tirando de su cabeza, antes de soltarse. Lentamente, abrió los ojos.

―¿De vuelta conmigo, pequeña? ―dijo Klaus, sonando desconcertantemente jovial. Él

era el que la arrastraba, se dio cuenta Elena, y aunque estaba oscuro él había notado

claramente cuando ella se despertó. Él rió, con una oscura e inquietante risa entre dientes

haciéndola encogerse ―No puedo matarte con mis dientes, ni con mi daga, pero un

cuchillo normal funcionará, ¿verdad? Podría atarte y tirarte al lago para que te ahogues.

¿Qué opinas?

La boca de Elena estaba seca y le costó un par de intentos producir algún sonido.

―Creo ―dijo al fin, con voz pastosa―, que Stefan me salvará.

Klaus rió de nuevo.

―Tu querido Stefan no será capaz de encontrarte ―dijo―, ya nadie puede salvarte.

E

L.J. Smith Destiny Rising

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ge

***

No habían estado en el refugio desde que lo habían dejado con Chloe, la noche de la

resurrección de Klaus. Cuando llegaron, el vago olor de verbena aún permanecía en el

sótano, y la piel de Stefan escoció en reacción. Meredith hizo palanca en una trampilla en

el suelo, y Stefan bajó primero, los otros le siguieron.

Todos excepto Matt habían venido, armas en mano, llevando linternas y faroles,

tensos y listos para pelear. Matt se había quedado atrás para buscar a Chloe. Bonnie, Alaric

y Meredith se mantuvieron juntos, con las caras pálidas y cansadas. Shay, Zander y los

otros hombres lobo se mantenían juntos también, alerta a cualquier ruido u olor en la

oscuridad. Y Damon, Stefan y Andrés formaban la vanguardia, esforzándose por algún

indicio de Elena.

Parecieron caminar durante millas, a través de pasajes subterráneos que se

encogieron cuando pasaron, pasando desde pasajes de hormigón a túneles polvorientos

excavados en la tierra. Andrés se detenía frecuentemente y tocaba el suelo y las paredes,

escuchando con sus manos antes de elegir una dirección.

―¿Viniste por este camino cuando ahumaste los túneles? ―preguntó Stefan a

Meredith, mientras esperaban impacientemente durante una de esas paradas, y ella

sacudió la cabeza con los ojos muy abiertos.

―Estamos mucho más profundo bajo tierra de lo que yo sabía que los túneles

llegaban ―dijo ella―. No tenía ni idea de que la Sociedad Vitale tenía algo como esto

elaborado.

―Me pregunto si de hecho fue la Sociedad Vitale ―interrumpió Bonnie de repente.

―Usaban estos túneles pero me está dando la sensación de que hay algo más antiguo aquí.

Algo escalofriante.

Sigilosamente, Alaric alzó su linterna más alto, iluminando una serie de runas

talladas profundamente en la roca sobre ellos.

―No puedo leerlas ―dijo él― pero deben ser siglos anteriores a Dalcrest.

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

ge

La oscuridad que presionaba desde todas partes, ahora que Stefan se concentraba en

ella, parecía respirar con secretos sin edad. Era como si hubiera algo enorme y durmiente,

justo fuera de la vista, envuelto en sí mismo y esperando a despertar. Su pecho dolió con

ansiedad. Elena…

***

El constante golpeteo de los pasos de Klaus se detuvo, pero Elena aún estaba

deslizándose hacia delante. Con un shock, se dio cuenta de que él estaba tirando de ella

hacia él y se revolvió desesperadamente, intentando alejarse bruscamente.

Aunque estaba muy cansada. Había usado más de su Poder, de lo que nunca lo había

hecho antes, y se sentía agotada e indefensa. Elena no podía hacer más que luchar

débilmente mientras Klaus la levantaba, recogiéndola en sus brazos tan cuidadosamente

como si fuera un bebé.

―No ―susurró ella con voz ronca.

Sintió la mano de Klaus acariciando su pelo hacia atrás, y se estremeció con repulsión

ante el suave toque en la oscuridad. Luchó débilmente, pero su Poder estaba contenido en

su lugar.

―Podría haber dejado que el fuego te matase ―susurró él, su voz íntima y casi tierna.

―¿Pero qué hay de poético en eso? Mi mordisco puede no herirte, pero quiero probar a la

chica que tanto fascina a los vampiros. Nunca he probado a un Guardián antes. ¿Tu sangre

es especialmente dulce?

Él presionó su boca contra el cuello de ella y Elena se encogió. Ya no podía luchar.

Sus colmillos se introdujeron en ella, dolorosa y exigentemente, y pareció como si su

garganta hubiera sido abierta en dos. Ella intentó gritar, pero solo salió un gemido.

Él no puede matarme así, se recordó desesperadamente. Y sin embargo parecía como si

su vida estuviera desvaneciéndose.

***

Andrés aún estaba perfectamente de pie, con una mano presionando contra la roca.

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

ge

―¿Qué es? ―dijo Stefan bruscamente.

Andrés abrió los ojos. Su cara estaba sombría.

―La he perdido ―dijo―. Estaba muy cerca pero ahora… Ya no está tocando la Tierra.

No sé dónde está.

―¡Elena, Elena! ―gritó Stefan mientras corría rebasando al resto del grupo. Ella no

podía haberse ido. Tras él, podía oír las pisadas de las botas de Damon acercándose por

detrás.

Delante de las linternas, rodearon la esquina entrando en la completa oscuridad.

Stefan canalizó Poder a sus ojos y así pudo ver.

Justo delante de ellos, Klaus alzó la cabeza, con sangre chorreando de su boca y

goteando de su barbilla. En sus brazos, Elena yacía flácida, su sedoso pelo dorado

enmarañado y sucio, colgado sobre el brazo de Klaus. Stefan rugió y corrió hacia delante.

Klaus se lamió los labios despacio con su lengua rosada, y entonces se estremeció,

con una sonrisa en la cara. Lentamente, todavía sonriendo, se desplomó en el suelo,

aterrizando Elena con un ruido sordo delante de él. El corazón de Stefan se derrumbó

mientras saltaba hacia ella. Elena yacía en el centro del camino. Ella estaba inmóvil y muy

pálida, su cabeza se dobló a un lado, los ojos cerrados.

Había sangre por todas partes, manchando su camiseta una vez blanca, de un

profundo e intenso rojo. Su garganta estaba cubierta de sangre.

Y más allá de ella, tan flácido como un juguete tirado, yacía Klaus. Aunque no había

marca en él más que un fino rastro de sangre en la comisura de su boca, Stefan no tenía

duda de que estaba muerto. Nadie vivo estaría así, como si todo lo que había sido parte de

él se hubiera ido, dejando un muñeco de cera en su lugar. Especialmente no el Klaus

manipulador de rayos, que había brillado con una dorada y despreciable ira. Parecía un

cadáver mal conservado.

Aunque, Elena…

Para el asombro de Stefan, Elena se removió, aleteando las pestañas.

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

ge

Stefan la recogió en sus brazos. Estaba muy pálida, pero su latido era regular. Sobre

él rondaba Damon, con la boca torcida con ansiedad.

―Vivirá ―musitó Damon, parcialmente para él, parcialmente para Stefan.

Stefan abrió la boca para asentir, pero todo lo que salió fue un sollozo entrecortado.

Comenzó a besar a Elena, salpicando sus mejillas, boca, frente y manos con suaves besos.

―Stefan ―murmuró ella débilmente y sonrió―. Mi Stefan.

―¿Qué ha pasado? ―preguntó Bonnie mientras los otros rodeaban la curva y corrían

adelante.

Solo Andrés aún permanecía justo pasada la curva en el túnel, mirando fijamente a

Elena, con el rostro lleno de asombro.

―Ella es la Única ―exhaló él.

―¿La Única qué? ―preguntó Elena, aun sonriendo aturdida. Se había alzado y

acariciaba la mejilla de Stefan.

Andrés parecía tener problemas para hablar. Tragó saliva, se lamió los labios, y tragó

de nuevo, pareciendo un poco perdido.

―Hay una leyenda ―dijo él finalmente, vacilando. ―Una leyenda de Guardianes.

Dice que un día un Guardián jurado, uno nacido de un Guardián Principal, vendrá a la

Tierra. Su sangre, la sangre que los Guardianes han transmitido a través de generaciones,

será el anatema de las más antiguas criaturas de la oscuridad.

―¿Eso qué significa? ―preguntó Stefan bruscamente.

Andrés levantó su linterna, iluminando el patético y mermado cadáver de Klaus.

―Significa ―dijo con la voz llena de asombro― que la sangre de Elena ha matado a

Klaus. Mataría a cualquiera de los Antiguos Originales, el puñado de vampiros y

demonios que han caminado por la Tierra desde los albores de la civilización humana…

quizá antes. Significa ―dijo―, que Elena es un arma muy valiosa.

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

ge

―Espera ―dijo Damon―. Eso no puede ser cierto. Yo he bebido la sangre de Elena.

Stefan ha bebido la sangre de Elena.

Andrés se encogió de hombros.

―A lo mejor sus cualidades solo son fatales para los Antiguos Originales. Eso es todo

lo que la leyenda dice.

―Y su sangre es especial ―dijo Stefan, con la voz áspera.

Damon y él intercambiaron miradas rápidas y avergonzadas. La sangre de Elena era

intensa y embriagadora, incontables veces más potente que cualquier otra sangre que

Stefan hubiera probado nunca. Él había pensado que la diferencia se debía al amor que

compartían.

―Pero… ―dijo Bonnie ceñuda―. Tus padres no eran Guardianes, ¿verdad? ―le

preguntó a Elena.

Elena sacudió la cabeza, pero sus ojos estaban serios y sus párpados cayeron.

Necesitaba descansar y cuidados médicos apropiados.

―Podemos hablar sobre esto más tarde ―dijo Stefan bruscamente, se puso de pie, y

levantó a Elena cuidadosa y suavemente en sus brazos―. Ella tiene que salir de aquí.

―Bueno, no importa si es la Única o no ―dijo Meredith mirando al monstruo muerto

a sus pies. ―Elena mató a Klaus.

Todos se enderezaron inconscientemente, sonriendo. No tenían nada de lo que temer.

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

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L.J. Smith Destiny Rising

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Capítulo 38 Traducido por laurasoto Corregido por Emi_93

Chloe? la llamó Matt, cautelosamente, mientras metía su

cabeza en uno de los cobertizos vacíos que rodeaban los

establos quemados. El cielo empezaba aclararse por el este,

marcando el final de una larga noche.

Todavía quedaban unos pocos bomberos y paramédicos cerca de los establos,

caminando por sobre las cenizas, por lo que tuvo que actuar aparentando

tranquilidad. Inspiró profundamente, tratando de calmarse.

Chloe tenía que estar en alguna parte, se recordó. Él la había visto después de

la pelea, cansada, pero no herida de gravedad. Probablemente solo se había

retirado, abrumada por toda la sangre y la adrenalina de la lucha. Ella aparecería

pronto.

El cobertizo estaba silencioso y oscuro. Matt levantó la linterna e iluminó

todas las paredes vacías del minúsculo espacio: nadie podría ocultarse allí. Cuando

estaba a punto de seguir adelante cuando un ruido débil, como si algo rascara,

llamó su atención.

No estaba totalmente vacío, entonces. Enfocando la linterna hacia el suelo

alcanzó a ver unos ojos brillantes y una larga cola antes de que un ratón se

asomara y volviera a ocultarse, fuera de la vista de nuevo. Nada más.

―¿

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

ge

Chloe. siseó él, dirigiéndose hacia el antiguo granero, el último edificio

anexo que aún no había buscado.

Tres hombres lobo, los más maltratados y ensangrentados de la manada

después de la batalla, se quedaron después del resto se hubiera ido a la caza de

Klaus y Elena. Pero se habían ido ahora. Se habían ofrecido a Matt en la búsqueda

de Chloe, pero los había despedido: en ese punto, todavía había estado seguro de

que iba a encontrarla en cualquier momento.

Voy a estar bien. le había dicho Matt a Spencer. Ve a cuidar de tus

heridas. La voy a encontrar. Probablemente sea estúpido estar tan preocupado.

A Matt siempre le había parecido que Spencer solo tenía gel para el cabello

por cerebro, pero él lo detuvo con una mirada sorprendentemente astuta.

Escucha. le dijo, arrastrando las palabras, con su acento de chico con buen

gusto, de surfista, tratando de sonar tranquilo, a pesar del dolor en su voz. Te

deseo lo mejor, de verdad lo hago, pero los vampiros…

Lo sé. dijo Matt, haciendo una mueca. Él lo sabía. Podría haber escrito el

libro sobre las razones para no salir con vampiros, pero eso había sido cuando

había estado pensando en Elena, no en í mismo, y antes de conocer a Chloe. Ahora

era diferente. Voy a encontrarla. dijo, absurdamente conmovido por la

preocupación de Spencer. Gracias, sin embargo. En serio.

Había sentido nostalgia mientras observaba a Spencer y sus amigos alejarse,

como si fuera la última persona que quedaba en el mundo, una vez que los

hombres lobo se perdieron de vista.

¿Dónde podría estar Chloe? Habían estado hombro con hombro después de

que la mitad del techo se cayera. Chloe había estado temblando, sus pupilas

estaban dilatadas, sus manos manchadas de sangre, pero ella había estado con él.

Y, luego, en algún momento, cuando su pánico aumentó al darse cuenta de que

Elena había estado bajo el techo de fuego cuando se derrumbó, Chloe se había ido.

Pensar que Elena estaba en las garras de Klaus le dio una punzada de

culpabilidad. Elena era su amiga y la chica que había sido el sol que giraba en

torno a él durante tanto tiempo. Quería buscarla junto con los demás. Pero

necesitaba encontrar a Chloe, también.

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

ge

El granero estaba destartalado, una de sus puertas dobles colgando torcida

por una sola bisagra. Matt se acercó con cautela porque no haría ningún bien si

Chloe estaba capturada y atrapada bajo una puerta de granero derrumbada.

La puerta medio rota tembló y crujió, pero no se cayó cuando él trepó como

pudo a través de la brecha entre él y el interior del granero. El haz de la linterna

brillaba en el oscuro interior. El polvo se levantó ante el haz, las partículas flotando

en el aire espeso. En el interior, algo se movió, y Matt caminó hacia adelante,

barriendo con la linterna hacia arriba y hacia abajo. Lejos, en la parte de atrás, vio

algo blanco. A medida que se acercaba, Matt se dio cuenta de que estaba mirando

la cara de Chloe, iluminada por la luz de la linterna, loca de pánico.

Después de una larga búsqueda, Matt se tomó un momento para procesar lo

que estaba sucediendo: su primera reacción fue una oleada de alivio, gracias a Dios

que había encontrado a Chloe por fin. Entonces se percató de que Chloe estaba

manchada de sangre y que, tendido en sus brazos, estaba Tristán.

Chloe parpadeó ante la luz de Matt durante un momento, y luego su rostro se

llenó de consternación. Empujó a Tristán lejos de ella, horrorizada. El hombre lobo

dejó escapar un débil grito de angustia al golpear el suelo con un ruido sordo, y

luego se quedó inmóvil.

Oh, no. dijo Chloe, cayendo de rodillas a su lado. Oh, no. No fue mi

intención.

Matt corrió hacia ella. ¿Está vivo? le preguntó.

Chloe lo había intentado tanto, y él había estado allí, en cada paso del camino,

la había ayudado en todo lo que había podido. La vida era suficientemente injusta.

Pero ahora la cabeza la cabeza de Chloe estaba inclinada sobre Tristán,

pasando su mano con urgencia sobre su cuerpo, tratando de despertarlo. Matt se

agachó al otro lado de Tristán, intentando comprobar las lesiones del hombre lobo.

Dios, el pobre hombre estaba sangrando por todas partes. Debía de haber

olido como un banquete para Chloe.

Lo siento mucho, Tristán. murmuró Chloe. Por favor, despierta.

L.J. Smith Destiny Rising

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Tristán, ¿me oyes? preguntó Matt, comprobando su pulso. El corazón del

hombre lobo latía lentamente y de manera constante, y respiraba bien.

El ataque había sido duro. Los ojos del hombre estaban desenfocados, y no

respondió cuando Matt lo llamó por su nombre una vez más, mientras lo sacudía

suavemente.

Creo que voy a tratar de… um… calmarlo. dijo Chloe, herida. Igual que

a los conejos.

Deberíamos conseguir un poco de ayuda. dijo Matt sin mirarla,

bruscamente.

Ella no respondió. Matt miró hacia arriba y vio el horror y la culpa en su

rostro, las lágrimas corriendo por sus mejillas redondeadas, dejando surcos a

través de la sangre de alrededor de su boca. Ella había bromeado con él una vez

diciendo que se veía horrible cuando lloraba; y ahora frotaba su nariz con el dorso

de la manga. En la penumbra, sus ojos parecían pozos de miseria.

Vamos. dijo él, más suavemente. Este no es el fin del mundo. Vamos a

empezar de nuevo. No deberías haber estado en una batalla en estos momentos.

Era demasiado duro para ti estar cerca de toda esa acción. De toda esa sangre. A

pesar de sí mismo, su voz tembló un poco al decir la palabra sangre. Matt tragó

saliva con tristeza e hizo un esfuerzo para que su voz sonara segura. Todo el

mundo se aísla cuando está saliendo de una acción. Regresaremos al cobertizo,

lejos de todo el mundo. Todo va a estar bien. Sonaba desesperado, incluso para

sí mismo.

Chloe negó con la cabeza. Matt… empezó ella.

Fue un error. le dijo Matt con firmeza. Tristán va a estar bien. Y tú

también.

Chloe negó con la cabeza de nuevo, esta vez con más energía, los rizos que

Matt siempre había encontrado tan adorables volaban alrededor de su cabeza.

No estoy bien. dijo rotundamente. Y no voy a estar bien. Te quiero Matt, de

verdad lo hago. su voz se quebró en un sollozo, luego inhaló profundamente y

empezó de nuevo. Te amo, pero no puedo vivir así. Stefan estaba en lo cierto, no

L.J. Smith Destiny Rising

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estoy realmente viva ahora, en lo absoluto. No soy lo suficientemente fuerte. Las

cosas no mejorarán para mí.

Tú eres lo suficientemente fuerte. la contradijo Matt. Te voy a ayudar.

Estaba amaneciendo afuera, y pudo ver la ceniza y los rastros sangrientos que

habían dejado las lágrimas en la piel de Chloe. También tenía profundos círculos

bajo sus ojos.

Estoy muy contenta de haber podido quedarme contigo un tiempo. le dijo

ella. Cuidaste muy bien de mí. Ella se inclinó hacia adelante, sobre el cuerpo

de Tristan, y lo besó. Sus labios eran suaves y sabían a cobre y sal. Su mano

encontró la de él y presionó algo pequeño y duro contra su palma. Poniendo fin al

beso, dijo con voz débil: Espero que algún día encuentres a alguien que te

merezca, Matt. y se puso de pie.

No lo hagas… dijo Matt, preso del pánico, y se acercó a ella. Te

necesito, Chloe.

Chloe lo miró, con el rostro tranquilo y seguro. Incluso sonrió un poco. Esto

es lo correcto. le dijo. En unos pocos pasos, había cruzado el granero y se

deslizaba a través de la brecha entre las puertas. El amanecer ya estaba llegando, y

su cuerpo estaba oscuro en contraste con el rosa y dorado claro de la luz. Luego

hubo una explosión de fuego, y Chloe se derrumbó en un montón de cenizas.

Matt miró hacia el pequeño objeto duro que había dejado en su palma. Era un

pequeño pin con la forma de una V, de piedra azul. Él tenía uno también: la

insignia Vitale que Ethan le había dado a todos ellos, en la época que él, Chloe y las

otras promesas eran humanos. Todos inocentes. Era la piedra de lapislázuli

encantada que protegía a Chloe de la luz del día.

Cerró la mano alrededor de ella, ignorando el dolor que le causaban sus

bordes afilados presionando contra su palma, y dejó escapar un sollozo seco, que

ascendía y descendía. Tendría que levantarse en un minuto. Tristán necesitaba su

ayuda. Pero, por un momento, Matt inclinó la cabeza y dejó que las lágrimas

fluyeran.

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Capítulo 39 Traducido por Pili

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tefan y Elena no podían dejar de tocarse el uno al otro.

Pequeños detalles, un ligero beso, o una ligera caricia en la

mejilla.

—Estas vivo Stefan —dijo ella, sus ojos de abrieron.

—Creía que te había perdido.

—Nunca —dijo Elena, alzándose de su cama para tirar más cerca de él hasta

sentarlo. —No voy a ir a ninguna parte sin ti.

Klaus estaba muerto y Elena había sobrevivido. La gran sorpresa de ello la

tenía empapada de alegría.

Pero Stefan acarició su pelo retirándolo de su cara, y la mirada en sus ojos. —

Amor, pero de alguna manera todavía me ata una preocupación—. Hizo que la

efervescencia de ella se desinflara.

—¿Qué es eso? —ella peguntó, repentinamente de forma agresiva.

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Stefan meneó la cabeza. —La tarea no está hecha —él dijo—. Los Guardianes

aún podrían llevarte lejos.

Elena había estado evitando pensarlo con todo lo que tenía, pero las palabras

de Stefan. Sus temores y dejo que un pensamiento la desbordara: los Guardianes

aún esperaban que matara a Damon. Y el castigo por no hacerlo sería dejar la

Tierra. Perder a Stefan.

—Te amaré pase lo que pase—, Stefan dijo. Sus cejas se apretaron, y Elena sabía

los temores con los que él combatía: el miedo a perder a Elena después de todo y el

miedo a perder a Damon. —Lo que decidas Elena, confío en ti—. Levantó su

cabeza, y su mirada se mantuvo insondable y fija, sus ojos brillaban.

Elena le alcanzó y recorrió con sus dedos la frente de Stefan, tratando de borrar

las líneas de su ceño. —Pienso…—ella dijo lentamente— creo que puedo hallar la

manera de salvarnos a ambos, tanto a mí como a Damon. Eso espero.

En ese momento Andrés tocó suavemente a la puerta entreabierta de la

habitación de Elena y ella le saludó con una sonrisa.

—¿Cómo te sientes? —él pregunto serio—. Puedo regresar más tarde si estás

descansando.

—No, no lo estoy —dijo ella, acariciando la silla por su cabecera—, quiero que

me pongas al corriente sobre todo lo que está pasando.

—Si desean hablar del trato de los Guardianes, puedo dejarlos solos, tal vez le

traiga algo de comer a Elena —dijo Stefan— Yo no quería dejarla sola.

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Stefan besó a Elena una vez más y ella trato de verter todo el amor y

tranquilidad que sintió en su abrazo. Cuando finalmente se apartó, las líneas de su

rostro eran más suaves, más relajadas. Todo lo que ella estaba planeando, su

mirada le aseguró, que él estaría con ella.

Cuando él se fue. Andrés tomó la silla de al lado de su cama. —¿Stefan ha

estado cuidando de ti? —Preguntó él.

—Oh, si —dijo Elena, estirándose despreocupadamente y tratando de apagar

sus pensamientos graves por un momento. Casi había muerto. Tenía el derecho a

ser mimada y consentida por un día, sin duda. —Intentó hacerme una especie de

bebida caliente con leche, hoy temprano. Supuestamente estoy en una etapa

delicada en mi recuperación—. Ella comenzó a reír, pero la risa se interrumpió

abruptamente cuando se encontró con la mirada de Andrés.

—¿Cuál es el asunto? —ella dijo en un tono diferente, más nítido, sentándose.

—¿Qué ha pasado?

Andrés agitó una mano desdeñosamente. —No ha pasado nada —dijo él—

Sólo, tal vez deberíamos hablar después de que hayas tenido más tiempo para

recuperarte. Lo que tengo que decir no es una mala noticia, no lo creo, pero es… —

Vacilo— Sorprendentemente —él concluyo por fin.

—Ahora tienes que decírmelo —dijo Elena—. O me temo que entrare en coma

—Viendo el parpadeo de preocupación en el rostro de Andrés, ella añadió

apresuradamente:— estoy bromeando.

—Bien, entonces —dijo Andrés— ¿Sabes cómo te encontramos en los túneles,

correcto? —Elena asintió con la cabeza.

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—Klaus estaba muerto —dijo ella— Tú dijiste que había una leyenda, que dice,

que la sangre de un Guardián nacido de un Tutor Principal mataría a los

Originales —Ella movió la cabeza—. Eso es lo primero que no entiendo. ¿Cómo

podía tener esa clase de historia familiar sin saberlo?

—Yo también, estoy teniendo problemas para entender —dijo Andrés—. Los

Guardianes Celestiales no tienen hijos, no es algo que nunca había oído. No son —

Frunció el ceño— gente, no exactamente. Eso es lo que había creído, al menos. Creo

que ambos tenemos mucho que aprender —Alcanzó su chaqueta y sacó de ella un

pequeño libro encuadernado en cuero—. Te he traído algo que espero que

iluminará algunas de tus preguntas —Él le dijo a ella— Comencé a leerlo, y luego

me di cuenta que estaba destinado para tus ojos, no para los míos. La policía

finalmente me permitió regresar a la casa de James, y lo encontré allí. Creo que esto

es por lo que él llamo, cuando dijo que había encontrado un modo de matar a

Klaus, y lo que escondió antes de que Klaus lo matara. Se lo debieron enviar a él

después de que tus padres murieran.

—¿Mis padres? ¿Qué es? —Elena preguntó, llegando hasta donde él, y

tomando el libro. Se sentía extrañamente cómodo en su mano, como si

naturalmente le perteneciese.

Andrés vaciló por un largo instante, antes de que respondiese. —Creo que es

mejor que lo averigües por ti misma—. Él dijo finalmente. Se paró y tocó

brevemente a Elena en el hombro. —Te lo dejo.

Elena asintió con la cabeza y le vio marcharse. Andrés le envió una pequeña

sonrisa, cuando cerró la puerta tras él. Luego, asombrada, volvió su atención al

libro. Era bastante simple, sin dibujos o palabras grabadas en el exterior, y estaba

cubierto en un cuero muy suave de color marrón pálido. Al abrirlo, vio que era un

L.J. Smith Destiny Rising

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ge

diario escrito a mano, de cualquier manera, con una escritura desordenada como si

el escritor hubiese tenido prisa de expulsar un millón de pensamientos y

sentimientos en esas páginas.

No les permitiré que Elena, ella leyó, las palabras de la primera página hasta la

mitad, respirando con dificultad. Echando un vistazo a la página, unos nombres

surgieron en ella: Thomas, su padre, Margaret su hermana. ¿Este era el diario de su

madre? Sintió su pecho apretado de repente, ella tuvo que contenerse duro. Su

bella, y preparada madre, quien había sido tan hábil con sus manos y con su

corazón, a quien Elena había querido y admirado mucho. Este hallazgo fue casi

como escucharla hablar una vez más.

Después de un instante, ella recuperó la compostura y comenzó a leer de

nuevo.

Elena cumplió doce años ayer. Yo estaba bajando las velas para el cumpleaños del

armario, cuando la marca de la eternidad de mi palma comenzó a picar y a quemar. Casi se

había desvanecido haciéndose invisible después de tantos años, cuando mire mi mano de

repente era tan clara como la primera vez que me inicie en mis tareas. Sabía que mis

hermanas estaban llamándome a mí, recordándome lo que ellas creen que yo les debo.

Pero no les permitiré tener a Elena.

No ahora, y tal vez nunca.

No repetiré los errores que he hecho, tan desastrosamente, en el pasado.

Thomas entiende. A pesar de que estuvo de acuerdo cuando éramos jóvenes, cuando

Elena era tan solo la idea de un niño para él en lugar de esa niña divertida, autosuficiente,

perspicaz, él sabe que nosotros no podemos dejar que se vaya. Y Margaret, mi dulce bebé

Margaret, los Guardianes la querrán, también, eventualmente, debido a lo que yo solía ser.

L.J. Smith Destiny Rising

Pa

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Los Poderes que mis queridas niñas tendrán son casi inimaginables.

Y así los Guardianes Celestiales, una vez mis hermanas y hermanos, desean poner sus

manos sobre ella tan pronto como sea posible, quieren que sean armas en lugar de niños,

clarividentes guerreros con ningún rastro de la humanidad cerca de ellas.

Una vez, se los había permitido. Me alejé de Katherine cuando ella era sólo un bebé,

fingieron que yo había muerto, para que ella pudiera cumplir con el destino que yo creía que

era inevitable y adecuado para ella.

Elena paro de leer. Su madre ¿había tenido otro hijo? El nombre debe ser una

coincidencia, aunque: la Katherine que ella conocía, la de Damon y Stefan, era

cientos de años más vieja que ella. Y tan lejos de ser un Guardián en la medida de

lo posible.

Había un montón de Guardianes que se parecían, al igual que Elena, pensó.

Ella revisó en su retina los rostros que había visto en la Corte Celestial:

pragmáticos, ojos azules, rubias, secas y frías. ¿Podría una de ellas haber sido su

hermana mayor? Todavía, sin embargo, ella no podía quitarse su inquietud,

Katherine, su imagen en el espejo. Leyó de nuevo.

Pero Katherine fue una niña enferma, y los Guardianes le dieron la espalda, rechazando

el gran Poder que ella podría haber sido. Sus Poderes no llegarían a ella hasta dentro de

unos años. Y ellos no creyeron que ella sobrevivía el tiempo suficiente para ver ese día. Una

criatura humana que probablemente no viviría no valía su tiempo, ellos pensaron.

Mi corazón me dolía por ella. Había abandonado a mi hija para nada. Desde una

distancia prudente, la vi crecer: bonita y animada a pesar de sus enfermedades, valiente y a

pesar del dolor que sufrió, adorada por su padre, amada por los habitantes de su casa. Ella

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no necesitaba a la madre que nunca había conocido. Tal vez esto era lo mejor, pensé. Ella

podría vivir feliz, una vida humana, aunque fuese corta.

Luego, el desastre golpeó. Un sirviente, pensando que podría salvarla, ofreció a

Katherine transformarse en un vampiro. Mi dulce hija, una criatura de alegría y luz, fue

arrastrada sin contemplaciones en la oscuridad. Y la criatura que realizó la hazaña fue una

de las peores de su clase: Klaus, un Original/Antiguo. Si a Katherine le hubiesen entregado

sus Poderes, si los Guardianes la hubiesen convertido en uno de ellos, la sangre de

Katherine habría matado a Klaus. Pero sin esa protección, sino que simplemente el vinculo

que les ata a estar juntos es una fascinación que ninguno entiende.

Mi querida niña perdió, todo su encanto y su inteligencia trastocada, en lo que, en poco

tiempo, parecía ser simplemente un círculo vicioso, una muñeca rota, un juguete de Klaus.

No sé si la Katherine real está todavía allí debajo de esa vida de sombras que ella debe

vivir ahora.

Elena jadeó, un ruido estridente en sus propios oídos en la habitación en

silencio. No se puede negar la verdad ahora. La enfermedad de Katherine, el

regalo cruel de Klaus, estaban todos los detalles que Stefan le había dicho.

Katherine quien la odiaba y trato de matarla, a la que habían amado Stefan y

Damon siglos antes de que a la propia Elena, quien había destruido a Stefan y a

Damon, era su media hermana.

Parte de ella quería cerrar el libro para empujarlo a la parte posterior de su

armario y nunca, nunca, nunca pensar en ello. Pero ella no podía dejar la lectura.

Estuve vagando durante muchos años, afligida por mi hija, por dar la espalda a los

Guardianes que una vez habían sido mi familia.

L.J. Smith Destiny Rising

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Pero, después de siglos de soledad, conocí a mi dulce, honesto, a todas luces inteligente

Thomas y caí profundamente, irremediablemente, locamente enamorada. Nosotros fuimos

felices por un tiempo.

Y luego los Guardianes nos encontraron.

Vinieron a nosotros y nos dijeron que los Originales/Antiguos estaban ganando Poder.

Ellos eran demasiado fuertes, demasiado crueles. Destruirían la humanidad si podían,

esclavizarían al mundo en la oscuridad y en el mal.

Los Guardianes me rogaron que tuviera otro hijo. Sólo un Guardián Terrenal con

sangre de un Guardián Principal podría matar a un Original/Antiguo. Por lo que el

Original/Antiguo nunca podría ser resucitado. Mi peculiar situación – Una Guardiana

Principal que había abandonado su puesto para vivir una vida humana, que se había

enamorado – hizo de mí su única oportunidad.

Thomas sabía todo acerca de mi pasado. Él confió en mí para hacer la elección correcta,

y decidí decir que si, bajo ciertas condiciones. Daría luz a un niño que podría destruir a los

Originales/Antiguos pero ella no sería alejada de mí. Ella no podría ser tomada como un

arma, sino como una chica humana. Y, cuando ella tuviera suficiente edad, ella tomaría

libremente su elección: recibir sus Poderes o no.

Y ellos estuvieron de acuerdo. La sangre de Elena, la sangre de Margaret, era tan

especial, no estarían en desacuerdo.

Pero ahora quieren romper ese acuerdo. Quieren llevarse a mi hija ahora, aunque sólo

tiene doce años.

Salvaré a Elena y Margaret, como no pude salvar a Katherine. Lo haré.

L.J. Smith Destiny Rising

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Elena es sumamente protectora con sus amigos y su hermana menor.

Creo que ella decidirá convertirse en un Guardián, cuando tenga que tomar la decisión,

decidirá proteger al mundo de la mejor manera que pueda. Pero debe ser su decisión, no la

de ellos.

Margaret es demasiado joven para que yo sepa todavía si tendrá los ingredientes de un

Guardián. Quizás elegirá otro camino. Pero no importa lo que yo crea que ellas quieren,

deben tener tiempo de crecer antes de tener que tomar esa decisión.

Me da miedo. Los Guardianes son despiadados y no estarán contentos cuando me

niegue a que Elena vuelva con ellos.

Si algo me sucediera a mí, y a Thomas, antes de que las niñas hayan crecido, he hecho

arreglos para proteger a mis hijas de los Guardianes. Judith mi amiga del alma, fingirá ser

mi hermana y criara a Elena y a Margaret hasta que sean adultas.

Ya he hecho algunos encantamientos: mientras las chicas estén bajo su custodia, los

Guardianes no serán capaces de localizarlas.

Moriría, feliz, para proteger su inocencia. Los Guardianes nunca las encontraran, no

hasta que lleguen a la edad adulta y puedan elegir por sí mismas.

No puedo ver el futuro. No sé lo que va a suceder a cualquiera de mis hijas, más de lo

que cualquier padre sabe, pero he hecho mi mejor esfuerzo para proteger a Elena y a

Margaret, ya que no fui lo suficientemente sensata para proteger a Katherine. Pido a Dios

que esto sea suficiente. Y rezo par que algún día Katherine, también, encuentre su camino

hacia la luz. Que mis tres niñas estén a salvo del peligro.

Lágrimas se deslizaban por las mejillas de Elena. Sentía como si una carga que

había estado llevando durante semanas de repente se había ido volando de sus

L.J. Smith Destiny Rising

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hombros. Sus padres no habían planeado entregarla a los Guardianes, no habían

tenido un niño sólo para desecharlo. Su madre la había amado tanto como Elena

siempre había pensado.

Tenía que pensar cuidadosamente ahora.

Sus ojos se estrecharon, empujó sus almohadas contra la pared y se sentó.

Margaret estaba a salvo con tía Judith de momento, y eso era bueno. Ella no podía

considerar todas las repercusiones de Katherine siendo su hermana, no ahora.

Pero el hecho de que ella, Elena, era tan especial para los Guardianes, valiosa

para ellos, ¿Qué su sangre tenía Poderes únicos, los Guardianes estaban

desesperados por tenerla de su lado? La confirmación de ello en el diario de su

madre podría ser la última pieza que necesitaba para poner su plan de salvar a

Damon en movimiento.

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Capítulo 40 Traducido por Pili

Corregido por tamis11

os cubitos de hielo tintinearon ligeramente en su copa cuando Damon la alzó

en un brindis a Katherine. —Esto es por ti, querida —dijo él—. La última

superviviente del ejército de Klaus. Suerte que te perdieses la batalla, ¿no es

así?

Con una traviesa sonrisa, Katherine los miró de forma expresiva pestañeando con

coquetería, tomando un sorbo de su propia bebida, y acariciando el cojín del sofá al lado

de ella, invitando a Damon a sentarse.

—Gracias por avisarme, yo puedo haber estado en deuda con Klaus por traerme de

vuelta, pero no creía que le debiera otra muerte. Nunca tuve la intención de luchar contra

ti y tu preciosa princesa de nuevo. Puedo ser más vieja y fuerte que tú, pero siempre ha

habido mucha suerte de tu lado.

—No es mi preciosa princesa —Damon dijo con una mueca—. De Stefan. Ella nunca

fue realmente mía.

—Oh, bien —Katherine dijo alegremente—. Creo que siempre ha sido un poco más

complicado que eso, ¿no es así?

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Damon entorno su mirada. —Tú sabías acerca de que Elena sería un Guardián, ¿no?

—él requirió—. Y nunca se lo dijiste a Klaus, ¿por qué?

Una pequeña, y petulante sonrisa se dibujo en el rostro de Katherine. —Tú deberías

haber aprendido ya que nunca puedes pedir a una chica que te revele todos sus secretos. Y

yo estoy llena de secretos. Siempre. —Damon frunció el ceño. Él nunca había sido capaz

de conseguir que Katherine le dijese algo si ella no quería.

Un golpe en la puerta los interrumpió, y Damon se levantó y abrió la puerta para

encontrar a Elena fuera. Su cara estaba pálida y tensa, y sus ojos azul joya parecían

enormes cuando ellos te contemplan. Damon torció la ceja y le mostró su más brillante

sonrisa, negándose a reconocer el temblor nervioso que le recorría.

Ella se preocupaba por él, sabía eso. Él había tratado de echárselo en cara, para

negarlo, y no había funcionado. Pero también había algo en ella que la estaba conduciendo

a matarlo. La tarea como Guardiana la empujaba a cumplir con ello. Desde que él la había

salvado en el ascensor, él había caído en la cuenta de que Elena se estaba frenando así

misma.

Y él aún la amaba, probablemente siempre la amaría. Una parte de él quería rendirse

antes que ella, recibir el castigo, que ella estaba obligada a darle. Independientemente de

lo que sucedió, él probablemente lo merecía.

Elena miró por delante de él hacia Katherine y palideció aún más, aunque él no lo

habría pensado era posible. Damon se volteó y se encontró a Katherine inmóvil a unos

pocos pies de distancia, mirando hacia Elena con una leve y reservada sonrisa.

—Así que ya sabes —Katherine le dijo a Elena. —Y eres lo suficientemente inteligente

para usarlo.

—¿Tú lo sabías? ¿Cuándo nos encontramos la primera vez? —Elena le preguntó

áspera, como si las palabras hubieran salido de ella en contra de su voluntad.

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Katherine movió su cabeza. —Se aprende mucho cuando uno está muerto —su leve

sonrisa se amplió

—¿Saber qué? —Damon dijo, mirando hacia delante y hacia atrás entre ellas.

Katherine se acercó, arrastrando sus dedos suavemente por el brazo de Damon. —

Como dije una chica tiene que tener sus secretos. —Y le guiñó el ojo a Elena. —Voy a salir

de la ciudad por un tiempo. Creo que es mejor que me mantenga apartada de su camino

de ahora en adelante.

Elena asintió con la cabeza. —Probablemente tengas razón. Adiós, Katherine —dijo

ella—. Y gracias.

Un destello cruzó el rostro de Katherine. —A ti.

Y por un momento, la semejanza entre ellas golpeó a Damon más fuerte de lo que

nunca antes lo había hecho.

Elena, el asunto ahora, y se volteó hacia Damon. —Es tiempo de que nosotros

enfrentemos el asunto de los Guardianes. ¿Estás preparado? —Ella le preguntó a él.

Damon terminó rápidamente el resto de la bebida, luego arrojó el vidrio contra la

mesa de café de acero pulido, y maldijo interiormente su tolerancia vampírica para el

alcohol. Podría haber sido más fácil, él pensó, para enfrentar lo que venía si hubiera estado

un poco borracho. —Listo como nunca lo estaré —él arrastró las palabras.

***

Bonnie olió los ricos y variados olores que envolvían la tienda de hierbas.

—¿Dónde va este? —Matt le preguntó, sosteniendo una bolsa de pétalos púrpuras.

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—Es acónito. Usado para protección—. Bonnie replicó. —Ponlo allí con el cerezo

andagrimonio.

—Entiendo —Matt dijo, colocando el acónito en un montón ordenado en medio de

las otras plantas, como si fuera la tarea más normal. Para sus vidas, era lo más cercano a lo

normal que ellos tenían. Ella bajó un manojo de hierbas, nada sorprendente, después de

todos los hechizos para la protección y resistencia que había estado realizando las últimas

semanas. Ella tendría que ir en coche hasta Fell´s Church pronto y pedirle a la señora

Flowers ayuda para reponer sus suministros, ahora que las cosas estaban tranquilas.

Ella se desperezó con el placer del pensamiento de una agradable y bonita visita a

casa. Era tan bueno sentirse segura; había pasado tanto tiempo desde esto.

Meredith y Elena, ambas habían salido, y Bonnie aprovechó el espacio de la

habitación y el tiempo para extender hierbas secas y frescas por todo el suelo.

Sus mejores amigas eran ambas unas obsesas del orden y sin duda se quejarían del

polvo de la fragancia y de los pedazos desmenuzados de hojas que esto dejaría.

Era asombroso preocuparse de algo tan común. Lo que Meredith diría cuando ella

encontrase los restos de un montón de celidonia (la cual es útil para la felicidad y ayudó a

escapar de delitos.)

Casi asombroso, había un constante dolor dentro de ella estos días, un recordatorio

de lo que ella había perdido, uno que no podía ser curado por ninguna hierba, pero ella no

era la única que sentía dolor.

—Yo creo que eres muy valiente, Matt —dijo Bonnie. Matt la miró, asustado por el

cambió brusco en la conversación.

—Cuando la vida te da limones… —Matt se alejó, no era capaz de completar la tibia

broma. Ella sabía que él estaba devastado por la pérdida de Chloe, pero eso nunca le

permitiría cambiar. Bonnie admiraba eso.

L.J. Smith Destiny Rising

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Antes de que ella pudiera decirle más, llamaron a la puerta, y ella se puso tensa. Una

llamada inesperada generalmente significaba un desastre.

Sin embargo, ella se levantó y abrió la puerta, cambiando de dirección en el último

minuto para dar un puntapié a un pequeño montón de semillas de chinaberry (de suerte y

cambio) dentro de las zapatillas de Elena.

Agachado contra el marco de la puerta, con las manos metidas en los bolsillos de sus

pantalones vaqueros, estaba Zander. Él le sonrió tímidamente. —¿Puedo entrar? —él

preguntó.

El olía tan bien, ella pensó. Él parecía magnifico también, y Bonnie soló quería

echarse en sus brazos y que él la sujetase. Ella lo había extrañado mucho últimamente.

Pero ella había perdido el derecho de agarrar a Zander, ella lo sentía así; ella tenía

que alejarse de él. Así que en lugar de saltar a sus brazos, Bonnie retrocedió para dejarlo

entrar, sintiendo una especie de poder derrumbarse bajo su talón desnudo.

—Oh, hola, Matt —Zander dijo, cuando entró en la habitación, y luego se detuvo, sus

ojos se ensancharon cuando el tomo unos pocos montones de hierbas en cada superficie

disponibles.

—Hola Zander, yo me dirigía solo, realmente a la práctica de fútbol.

Matt dio a Bonnie una mirada que decía, no vayas a fastidiar esta segunda

oportunidad.

Bonnie sonrió a su amigo cuando el escapó por la puerta.

—¡Santo Dios! —Zander dijo, impresionado cuando exploró más la habitación.

Bonnie le seguía. —Meredith te va a matar. ¿Quieres que te ayude a limpiarlo?

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—Um —Bonnie miró alrededor. Ahora que veía la habitación desde los ojos de

Zander ella la veía mucho peor de lo que había pensado. —Vaya. Puede, si. Pero se que no

es la razón por la que estas aquí. ¿Qué ocurre?

Zander tomó la mano de Bonnie y juntos atravesaron con cuidado el camino a través

de la habitación sin golpear ningún montón de hierbas. Cuando ellos finalmente llegaron a

su cama, que probablemente era la superficie más clara de la habitación- a ella no le gustó

el olor de hierbas variadas por todas partes de sus sábanas- ellos se sentaron y él tomó sus

manos en las de él grandes y cálidas.

—Escucha, Bonnie —él dijo—. Yo he estado pensando, sobre lo que dijiste, que

siendo el Alfa de la manada la responsabilidad es importante, y necesito otro hombre lobo

a mi lado que realmente entienda eso, para ser mi pareja y ayudarme. Y tú tienes razón.

Shay es perfecta para eso.

—Oh —dijo Bonnie con voz diminuta. Algo se estaba desmoronando dentro de ella,

tan frágil como una hoja muerta. Ella trato de separar suavemente sus manos de las de

Zander. Pero él mantuvo su sujeción.

—No —él dijo afligido. —Estoy diciendo esto mal. Permíteme empezar de nuevo.

Bonnie, mírame. —Ella alzó la vista, con lágrimas en los ojos y encontró los ojos azules

como el mar de Zander. —Tú Bonnie —él dijo suavemente—. Yo te quiero, cuando

nosotros luchábamos con Klaus, te vi realizar hechizos para protegernos a todos, con ese

tipo de feroz luz en tu rostro. Eres tan fuerte, y tan poderosa, y podrías haber sido

asesinada o podría haber sido asesinado, y no habríamos estados juntos al final. Me hizo

darme cuenta de lo que debería haber sabido desde el principio: tú eres la única a la que

quiero.

La cosa que se desmoronaba en el pecho de Bonnie paró en seco y en su lugar

comenzó a derretirse, llenándose de calor. Pero ella no podía permitir que Zander

sacrificará el bien de su manda por ella. —Pero nada ha cambiado —ella dijo finalmente—.

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Yo también te quiero, ¿pero y si el cariño hacia mi destruye todo lo demás que es

importante para ti?

Zander tiró de ella para acercarla a él. —No será —él dijo—. Los lobos del Consejo no

pueden elegir a quien amo. No quiero a Shay. Te quiero a ti. Shay y yo podemos conducir

la manda juntos, pero si es que alguna vez se viene abajo ello, prefiero eso a perderte a ti.

—Él alzó la mano de Bonnie hasta sus labios y la beso suavemente, sus ojos brillaban. —Yo

puedo elegir mi propio destino, y te escojo a ti. Si me tendrás.

—¿Si me tendrás? —Bonnie ahogó sus lágrimas, limpiando sus ojos, y luego dio un

puñetazo en el hombro de Zander. —Petardo —ella dijo amorosamente, y lo beso.

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Capítulo 41

Traducido por Xiime~

Corregido por alee Foster

Estás segura de que esto hará lo que necesitamos?— Elena le

preguntó a Bonnie. Habían elegido la espaciosa y despejada

habitación de Stefan para invocar al Guardián Principal.

Cuando Elena había llamado a Bonnie, ella había venido directamente, su mano

sostenida fuertemente en la de Zander. Se veía muy feliz, pero cuando le tendió a

Damon la poción que había hecho para él, su pequeña cara se arrugó con ansiedad.

—Eso creo, — dijo. —Esta valeriana2 le ralentizará el corazón incluso más de

lo normal y el acónito debería hacer su respiración realmente superficial.

Probablemente se sentirá muy extraño, — le dijo a Damon, —pero no creo que te

lastime.

Damon miró a la espesa mezcla verde en la copa. —Por supuesto que no lo

hará, — dijo tranquilizadoramente. —No puedes envenenar a un vampiro.

2 Una planta

—¿

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ge

—Le puse miel para mejorar su gusto, — dijo Bonnie.

—Gracias, pajarito rojo, — dijo Damon, y la besó suavemente en la mejilla. —

Tanto como si este plan funciona como si no, estoy agradecido. — Bonnie sonrió,

un poco aturdida, y él añadió, —Tú y el lobo mejor váyanse. No queremos que los

Guardianes piensen que están involucrados. — Zander y Damon se asintieron con

la cabeza entre ellos y Zander tomó la mano de Bonnie otra vez.

Cuando se fueron, solamente quedaron ellos tres: Elena, Damon y Andrés.

Stefan había querido venir, para estar al lado de su hermano en lo que

probablemente serían los últimos momentos de Damon, pero éste no lo dejó. Un

Guardián enojado es peligroso, había dicho. Y, en el mejor de los casos, Mylea estaría

muy enojada.

Damon tomó la poción de Bonnie en un largo trago e hizo una mueca. —La

miel no ayuda mucho, — comentó. Elena lo abrazó y él gentilmente frotó su

espalda. —Lo que sea que pase, no es tu culpa, — dijo. Luego se estremeció y

apoyó la espalda contra la pared, presionando una mano contra su pecho. —Ugh,

— dijo débilmente. —No me siento…— Sus ojos rodaron hacia atrás en su cabeza y

se deslizó hacia abajo por la pared, aterrizando en un arrugado montón sobre el

piso.

— ¡Damon!— gritó, y luego se contuvo. Se suponía que esto pasaría. Se veía

vulnerable así, pensó ella, y más pequeño, y alejó sus ojos de él. Sería más fácil si

no miraba a Damon.

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ge

— ¿Estás listo para llamar al Guardián?— Elena le preguntó a Andrés, y él

asintió, sosteniendo su mano fuertemente. Su boca estaba tensa, y no había nada de

la usual, calidez y humor en sus ojos.

Elena se concentró en la conexión entre ella y Andrés, energía yendo hacia

atrás y hacia delante entre ellos, moviéndose tan regular y rítmicamente como la

marea. Mientras esa energía encontraba un balance y comenzaba a crecer, ella

forzó a las puertas de Poder en su interior a abrirse.

OH. Tan pronto como su Poder fue desatado, todo en ella le llamó la atención,

chasqueando hacia Damon. Ella quería… No quería lastimarlo, exactamente; no

era ira el Poder que estaba dentro de ella, sino algo frío y limpio que quería

destruirlo. No venganza, ni pasión, sino una fría y urgente instrucción: Esto necesita

ser eliminado.

Esto debía ser lo que era tener una tarea sin cumplir. Sería más fácil rendirse a

esa fría urgencia, hacer lo que se esperaba que haga. Lo que quería hacer.

No. No podía hacerlo. O, al menos, no lo haría.

Con un esfuerzo físico, volvió su atención hacia Andrés. Con las puertas en su

mente bien abiertas, podía ver su aura, resplandeciendo verde a su alrededor,

llenando la mitad de la habitación. Usando una inmensa concentración, intentó

mover su propia aura, mezclando su aura dorada en la verde de Andrés.

Lentamente, los colores se deslizaron juntos y se mezclaron, llenando la habitación.

Poder cantaba a través de las venas de Elena, y todo lo que podía ver estaba tocado

con luz. Se encontró con los ojos de Andrés, y su cara estaba llena de intriga. Eran

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más fuertes así, más que el doble de fuertes, y ella sentía la invocación saliendo con

el Poder de un grito.

—Guardianes, — dijo Elena, sosteniendo la mano de Andrés. —Mylea. Te

llamo. Mi tarea está completa.

Nada pasó.

Por un largo momento, estuvieron así, mano en mano, ojos en el otro, auras

expandidas para llenar la habitación con Poder, y sin sentir nada cambiar.

Finalmente, algo cambio infinitesimalmente, solo un pequeño ajuste en el

universo. No había cambio físico, pero Elena sabía que por lo menos alguien estaba

escuchando, como si hubieran apretado el botón de llamada en espera en un

teléfono.

—Mylea, — dijo. —Maté a Damon Salvatore. Ahora mi tarea está completa,

ven y sácame de mi obligación.

Aún no había respuesta. Y luego lentamente Andrés se puso rígido. Sus ojos

giraron hacia atrás y su aura se decoloró, cambiando de verde a un claro blanco.

Sus dedos temblaron en los de Elena.

— ¡Andrés!— gritó, alarmada.

Sus ojos, sin ver, se fijaron en los de ella. La extraña aura blanca a su alrededor

palpitaba.

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—Estoy viniendo, Elena, — la voz de Mylea llegó a través de la boca de

Andrés, sonando nítidamente seria. Elena podía imaginar su nombre escrito en un

sujetapapeles antes de adentrarse en algún tipo de escalera mecánica

interdimensional.

Volviendo, Andrés boqueó y se tambaleó. Haciendo una cara como si hubiera

un sabor extraño en su boca, dijo, —Eso fue… raro.

Elena no pudo evitar mirar a Damon. Sus huesos se destacaban claramente,

mientras su pálida piel había crecido a un tamaño más apretado, y su lacio pelo

negro estaba revuelto. Podría romper su cuello con la mente, pensó, y se mordió el

interior de su mejilla fuertemente, mirando a otro lado, temblando.

Mylea camino desde la nada hacia la habitación. Sus ojos fueron

inmediatamente a Damon. —Aún no está muerto, — dijo fríamente.

—No, — Elena tomó una respiración profunda. —Y no dejaré que Damon

muera, — dijo. —Debes revocar la tarea.

El Guardián Principal suspiró brevemente, pero su cara se veía, pensó Elena,

ligeramente comprensiva, y cuando habló, su voz estaba calma. —Estaba

preocupada de que una tarea tan atada a tu propia vida sería difícil para ti como tu

primera obligación— dijo. —Me disculpo, y entiendo por qué me has llamado aquí

para completar el trabajo. No serás castigada por tu absurdo lazo con el vampiro.

Pero Damon Salvatore debe morir. — Se acercó a Damon, y Andrés y Elena se

movieron para proteger al inconsciente cuerpo del vampiro.

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—¿Por qué?— saltó Elena. Era tan injusto. —Hay peores vampiros que

Damon, — dijo indignada. —Hasta hace poco, no había matado a nadie desde…—

no estaba segura, se dio cuenta, y este no era su argumento más fuerte, de todas

formas —…mucho tiempo, — terminó sin convicción. — ¿Por qué enviarme tras

Damon cuando vampiros verdaderamente malvados como Klaus y sus

descendientes están alrededor?— Podía oír que estaba casi diciendo: Solo es un

cruel asesino a veces. Déjenlo ir.

—No es tu trabajo cuestionar las decisiones de la Corte Celestial, — le dijo

Mylea severamente. —Y otra vez, Damon Salvatore ha probado ser incapaz de

controlar sus emociones. No tiene concepto de lo bueno y lo malo. Creemos que

puede crecer para convertirse en un peligro para la humanidad tanto como

cualquiera de los Antiguos.

—Puede, — dijo Elena. —Te refieres a que piensas que podría ir fácilmente por

el otro camino. Hay una gran posibilidad de que nunca mate otra vez.

—No es una posibilidad que estemos preparados para tomar, — dijo Mylea

rotundamente. —Damon Salvatore es un asesino y así ha perdido su derecho a

cualquier tipo de consideración de nuestra parte. Ahora muévete.

Era momento de apostar. Elena tomó una respiración profunda.

—Me necesitan, — dijo, y la Guardián frunció el ceño. —Soy la hija de un

Guardián Principal. Maté a Klaus, y puedo destruir los más peligrosos Antiguos,

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esos de los que no han encontrado otra manera de deshacerse. No los ayudaré si

matan a Damon.

Miró a Andrés, solo la más mínima sacudida de sus pestañas, y éste asintió.

Habían acordado que la parte más difícil de su plan era hacer creer a la Guardián

que Elena no pelearía contra los Antiguos, que dejaría a la gente inocente sufrir si

no se alejaba. Aparentemente Andrés, por lo menos, pensaba que ella sonaba

suficientemente convincente para hacer que Mylea le creyera.

Mylea inclinó su cabeza a un lado y se quedó mirando a Elena, como si

estuviera examinando un interesante nuevo espécimen bajo algún tipo de especial

microscopio de Guardián. — ¿El vampiro es tan importante para ti que te

arriesgarás a ser castigada, te arriesgarás a ser llevada desde tu casa y asignada a la

Corte Celestial?

Elena asintió con la mandíbula apretada.

—El vampiro debería estar consciente para esto, — dijo Mylea. Antes de que

Andrés y Elena tuvieran la posibilidad de bloquearla otra vez, se arrodilló al lado

de Damon y presionó dos dedos en su frente. Éste pestañeó y se agitó, y Mylea se

alzó y lo dejó sin un vistazo, volviendo su mirada a Elena.

— ¿Arriesgarías tu vida por Damon Salvatore?— le preguntó Mylea.

—Sí, — dijo Elena inmediatamente. No parecía haber nada más que añadir.

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— ¿Y que hay sobre ti, vampiro?— preguntó Mylea, mirando sobre el hombro

de Elena para hablar a Damon. — ¿Te importa Elena lo suficiente para cambiar tu

vida por ella?

Damon se levantó para sentarse con su espalda contra la pared. —Sí, — dijo

calmadamente.

Mylea dio una ligeramente antipática sonrisa. —Supongo que ya veremos, —

dijo, y se acercó a ambos. Presionó sus manos juntas, y Elena entrelazó su mano

con la de Damon y le dio una pequeña sonrisa. Él apretó sus dedos

tranquilizadoramente.

—Ahí, — dijo Mylea después de un momento. —Está hecho.

Ese tirón hacia Damon, esa sensación fría de que había un problema que

necesitaba ser eliminado, estaba completamente ido. Era como si esa conexión

simplemente se había roto de repente. Pero había sido reemplazada. Aún se sentía

conectada. Había una gran sensación de Damon impregnada en ella, como si el aire

que ella respiraba estaba hecho de él. Los ojos de éste estaban agrandados, y ella se

dio cuenta de que podía sentir su corazón latiendo a tiempo con el suyo propio.

Asombro estaba viniendo desde Damon, corriendo por la conexión entre ellos, y el

más mínimo toque de miedo. Concentrándose, intentó ver el aura de Damon.

Una cuerda trenzada de luz parecía ir desde su pecho al de Damon, su aura

dorada y el pavo real azul y negro del aura de Damon se retorcían juntas.

—Ahora están conectados, — dijo Mylea casualmente. —Si Damon mata,

Elena muere. Si Damon se alimenta de un humano sin el conocimiento de éste,

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permiso consciente –sin usar Poder o ilusión, sino verdadero acuerdo- Elena

sufrirá. Cuando Elena muera, el lazo –la maldición- pasará a un miembro de su

familia. Si el lazo es de alguna manera roto, Damon volverá a nuestra atención y

será eliminado inmediatamente.

Los ojos de Damon se agrandaron. Por el lazo entre ellos, Elena sintió un

latido de consternación. —Me moriré de hambre, — dijo.

Mylea sonrió. —No te morirás de hambre, — dijo. —Quizás tu hermano te

enseñe sus más humanos métodos de alimentarse. O quizás encuentres humanos

dispuestos, si puedes honestamente ganar su confianza.

El lazo estaba vibrando ahora con una curiosa mezcla de repugnancia y alivio,

pero la cara de Damon era tan cerrada como Elena siempre la había visto. Se frotó

reflexivamente el pecho, presionando fuera las intensas emociones.

—El lazo perderá algo de intensidad con el tiempo, — dijo Mylea, casi

comprensivamente. —Sienten las emociones del otro fuertemente porque es nuevo.

— Miró entre ellos. —Los conectará para siempre, y puede ser mortal para uno o

ambos en el fin.

—Entiendo, — le dijo Elena y luego, ignorando a Mylea, se volvió hacia

Damon. —Confío en ti, — le dijo. —Harás lo que sea que tengas que hacer para

salvarme. Como he hecho por ti.

Damon se la quedó mirando por un largo rato, sus ojos oscuros inescrutables,

y Elena sintió la conexión entre ellos inundarse con un triste afecto. —Lo haré,

princesa, — prometió.

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Sus labios se curvaron en una sonrisa que Elena nunca había visto en la cara

de Damon antes: no era ni su rápida y amarga sonrisa, ni su breve y brillante, sino

algo más cálido y gentil. Y luego la conexión entre ellos se llenó de amor.

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Capítulo 42

Traducido por Xiime~

Corregido por alee Foster

eredith corría por el campus, sus pies golpeaban en un ritmo

continuo, su respiración llegando en ásperos y dolorosos jadeos.

Sus piernas dolían. Había estado corriendo por un largo rato,

yendo a través de los senderos del campus una y otra vez. Sudor punzante goteaba

en sus ojos, haciéndolos pestañar.

Mientras más fuerte corría, durante más tiempo podía abstenerse de pensar en

nada excepto el golpe de sus zapatos de correr contra el suelo o el sonido de su

propia respiración.

El día estaba empezando a llegar a la noche mientras tomaba una curva

pasando el edificio de historia otra vez y comenzando a subir la colina hacia el

comedor. Mientras subía la colina, vio a Alaric estaba esperando arriba.

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—Hola, — dijo Meredith, deteniéndose mientras se ponía a la par de él. —

¿Me estas esperando?— Levantó un pie para estirar sus cuádriceps, no quería

acalambrarse.

—Quería asegurarme de que estuvieras bien, — dijo Alaric.

—Estoy bien, — dijo Meredith sordamente. Dejó caer su pie y en cambio

entrelazó sus manos detrás y se dobló hacia delante, por lo que su cabeza estaba

casi tocando sus rodillas. Podía sentir su columna vertebral estirando, y también

había comenzado a sentir el dolor por haber corrido por tanto tiempo.

—¿Meredith?— Alaric se arrodilló a su lado para poder mirarla a la cara.

Meredith se concentró en las pecas doradas esparcidas por su nariz y la parte

superior de sus pómulos, porque no quería encontrarse con sus preocupados ojos

marrones. Su color era como miel contra su bronceada piel.

—¿Meredith?— dijo Alaric otra vez. —¿Podrías desenrollarte y hablar

conmigo por un minuto? ¿Por favor?

Meredith se desenrolló, pero no se encontró con los ojos de Alaric. En cambio,

se dobló de lado a lado, tirando sus hombros hacia delante por turnos. —Tengo

que estirar o mis músculos quedarán adoloridos, — murmuró.

Alaric se quedó parado y la miró, esperando calmadamente.

Después de un momento, Meredith se comenzó a sentir infantil por no

encontrarse con la mirada de Alaric, y se enderezó y lo miró directamente a los

ojos. Aún estaba parado ahí pacientemente, su cara suavizada con comprensión.

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Pa

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—Lo sé, — dijo ella. —Se todo lo que vas a decir.

—¿Lo sabes? —preguntó Alaric. Se acercó y volvió a meter un largo mechón

de cabello que había salido de la coleta de ella, su mano quedándose en su mejilla.

—Porque no tengo la menor idea de qué decir. No puedo imaginar lo que se debe

sentir conocer a tu hermano por primera vez y luego tener que matarlo.

—Sí, — Meredith suspiró, y se secó el sudor de su cara. —No sé que sentir,

tampoco. Es casi como si Cristian nunca fue real para mí. Era solo una historia, algo

que los Guardianes podían cambiar en un instante.

Dibujó una línea con la punta de su zapatilla en el polvo a un lado del camino.

—Al final, — dijo, —nunca lo conocí del todo. Hablamos sobre… oh, ir a la playa y

esas cosas, y la manera en que nuestro padre es. Puedo imaginar ese mundo, el

mundo donde éramos un equipo. — Presionó sus manos contra sus ojos. —Pero

todo era una mentira, para él y para mí.

Alaric envolvió sus brazos sobre sus hombros y atrajo a Meredith más cerca.

—No es justo, — dijo seriamente. —Klaus destruyó la vida de muchas personas. Al

final, fuiste una parte importante para llevarlo abajo y parar la destrucción, y debes

estar orgullosa de eso. Y esa otra vida, esa en la que él crecía feliz, con una

hermana, no era una mentira. Había un mundo donde Cristian te amaba, y tú lo

amabas. Eso sigue siendo verdad. Tú y tus amigos hicieron eso ocurrir.

Enterrando su cara contra el cuello de Alaric, Meredith dijo con voz apagada,

—Mis padres nunca superarán esto, perderlo otra vez.

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—Quizás es mejor que hayan conocido a Cristian por este lapso de tiempo,

que pudieran verlo crecer en vez de perderlo cuando tenía tres, la manera en que

las cosas eran en el mundo que recuerdas— sugirió Alaric gentilmente.

—Quizás, — Meredith rodó su cabeza sobre el hombro de Alaric hasta que

estuvo inclinada sobre su hombro y contemplando el campus. —¿Sabes lo que

Cristian me dijo, al final? Estaba por estacarlo, y dijo en una baja y media

reservada voz, ‘Pap{ estaría muy orgulloso de ti.’ ¿Y sabes qué? Tenía razón.

Quizás parte de Cristian quería que lo mate, que sea fuerte.

Alaric apretó sus brazos alrededor de ella. —Eres fuerte, Meredith. Eres la

persona más valiente que jamás he conocido.

—Tú eres valiente también, — dijo Meredith, hundiéndose en su abrazo.

Pensó en Alaric cantando hechizos, intentando levantar Poder para protegerlos

durante la batalla, yendo contra un ejército de vampiros con nada excepto una

estaca y un libro de hechizos. —Te amo tanto, — dijo. —Te quiero conmigo,

siempre.

Los labios de Alaric rozaron la parte de atrás de su cuello. —Yo también, —

murmuró. —Es un honor pelear a tu lado, Meredith Sulez. Y nunca lo olvides.

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Capítulo 43 Traducido por AlDaRa

Corregido por Mewhiine

or encima de las cabezas de Elena y Damon, las estrellas brillaban

en grandes franjas largas a través de la noche oscura. El aire era

claro y frío con los olores de otoño, y el cielo parecía tan profundo

que Elena se sentía como si sólo pudiera caer en él, nadar lejos y

más lejos por entre las estrellas, para siempre.

Entonces, dijo Damon con sequedad. Te las arreglaste para evitar que

me mataran. ¿Supongo que debería estar agradecido?

El vínculo entre ellos zumbaba con humor irónico, y más de un toque de

nerviosismo. Era extraño ser capaz de leer las emociones de Damon de esa manera,

viendo más de lo que se permitía mostrar en su rostro. La gratitud sería algo

bueno , dijo con cautela , pero no es necesario. Sólo tratare de devolver el favor,

¿de acuerdo?

Ella lo sintió un poco asustado a su lado, un shock zumbando a lo largo de su

enlace, y luego dijo alegremente: ¡Oh, casi se me había olvidado. ¿Entonces,

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estás confiando en que no te hare daño? Dejó de caminar y Elena puso la mano

sobre el brazo de Damon, tirando de él hasta detenerlo junto a ella.

Sí, dijo ella, mirándolo fijamente a los ojos, dejándole ver el amor que

llevaba para él. Lo hago. Han sucedido un montón de cosas, Damon Salvatore,

pero siempre has sido un caballero.

Los ojos de Damon se abrieron, entonces él le dedico la sonrisa encantadora y

dulce que había visto por primera vez en la habitación de Stefan. Bueno , dijo,

Romperías todas las reglas de la caballería si decepcionas a una dama.

Elena echó la cabeza hacia atrás y miró hacia las estrellas por unos minutos,

disfrutando de la brisa fresca, que apartó el cabello de su cara. Con Klaus y sus

descendientes, esfumados, con Damon en calma y paz, a su lado, era bueno poder

disfrutar de la noche.

¿Tu gran confianza en mí, significa que estás pensando en tomar a los dos

hermanos Salvatore para un giro más? Preguntó Damon, sin dejar de mirar a las

estrellas. Su tono ahora era, sin duda de broma, un poco duro, pero Elena podía oír

un trasfondo de nostalgia en él y sentir su nostalgia por la conexión entre ellos. De

alguna manera, sería tan fácil: había pasado mucho tiempo suspendida entre los

hermanos, amando a Stefan, deseando a Damon. Era casi cómodo en este punto,

amar a ambos. Pero ella había madurado al menos un poco, pensó, y tal vez ya era

hora de cerrar las puertas para siempre, de elegir su verdadero camino.

Tú siempre tendrás una parte de mí, Damon. Se llevó la mano al pecho,

donde podía sentir el tirón leve, reflujo de la unión entre ellos. Pero quiero estar

por siempre con Stefan.

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Lo sé, dijo Damon. Él se volvió hacia ella y deslizo ligeramente, casi

fantasmal, su mano a través de su cabello, por encima de sus hombros. Creo que

quizás es mi momento de seguir adelante. Hay un mundo ahí fuera, y todavía hay

algunos lugares que no he visto. Tal vez haya algún otro lugar al que pertenezco.

Inesperadamente, Elena se descubrió llorando, grandes, gordas, e infantiles

lágrimas corriendo por sus mejillas calientes y chorreando por la barbilla. No

tienes que irte , se atragantó ella. No quiero que te vayas.

Hey, dijo Damon, sobresaltado, se acercó, pasando la mano suavemente

por su espalda. No me iré para siempre. Creo que esto es un poco alarmante

entre nosotros se tocó el pecho ligeramente significa que nunca estaré

demasiado lejos.

Oh, Damon, dijo ahogadamente Elena.

Damon la miró seriamente durante un largo rato. Es lo correcto, ya sabes,

dijo. No es que yo este particularmente interesado en hacer lo correcto. Tengo

una sensación de hundimiento de la cual, voy a tener que aprender.

Él se inclinó y le dio un ligero beso sobre la boca. Sus labios eran suaves y

fríos, y a Elena, le supieron como a recuerdos. Tirando hacia atrás, se quedó con

ella durante un momento más, bajo las estrellas, con su pálida piel perfecta

brillando con su propia luz, sus ojos brillantes, su pelo aterciopelado, tan oscuro

como la noche que les rodeaba.

Adiós, Elena, dijo. No me olvides.

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Pa

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Capítulo 44 Traducido por AlDaRa

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oncentrado, Stefan anudaba cuidadosamente la corbata. Se veía, lo

sabía, pulcro y elegante con su mejor traje, un buen partido para la

adorable, dorada Elena. Había hecho una reservación en el mejor

restaurante en la ciudad, para una cena de bienvenida de regreso a Fells Church, a

ver a la tía Judith y Margaret. Klaus había muerto, Damon estaba a salvo. Por una

vez, hubo tiempo para Elena de ser una universitaria, divertirse sin la condena que

pesaba sobre ella.

Por lo tanto: comida francesa. Rosas en la mesa. Una noche para olvidar su

pasado y en su lugar, disfrutar del presente juntos, como cualquier pareja de

enamorados.

Bajó corriendo los dos tramos de escaleras entre sus habitaciones, con una

sensación de felicidad. La puerta de Elena estaba entreabierta. Golpeó suavemente,

y luego empujó hacia adentro, esperando ver a Meredith y Bonnie, bulliciosas

alrededor de Elena, Ayudándola a prepararse para su gran noche.

En su lugar, la habitación estaba iluminada con velas, cientos de pequeñas

llamas que se reflejaban en las ventanas y espejos para crear una obra

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deslumbrante, resplandeciente de brillo. Meredith y Bonnie no estaban a la vista e

incluso sus cosas parecían haber desaparecido. El aire estaba lleno de olores dulces,

y Stefan vio flores esparcidas entre las velas: orquídeas y gardenias, flores de

naranja y ásteres. En el lenguaje de las flores, todos los símbolos del amor en sus

múltiples formas.

En el centro de la habitación estaba Elena, vestida con un vestido blanco

simple con detalles de encaje, esperándolo. Pensó que jamás la había visto lucir

más bella.

Su piel cremosa, tocada sólo por el más leve baño de rosa, sus ojos azules

como joyas, sus cabellos de oro, todos capturando la luz de las llamas de las velas,

brillando como si fuera un ángel.

Pero lo más hermoso de todo, no eran esas cualidades, sino la mirada de amor

puro, abriendo su cara. Cuando su mirada encontró con la de Stefan, ella estaba

llena de feroz alegría.

Stefan , dijo en voz baja. Por fin sé que nuestro futuro se verá así.

Dando un paso dentro de la habitación, Stefan vino directamente hacia ella.

Sin embargo, Elena vio su futuro, él estaría a su lado, sin duda. Había aprendido

hacía mucho tiempo que su felicidad, su vida, siempre estuvo íntimamente ligada

a la de esta chica humana, esta única chica en todo el mundo. Él iría a donde fuera

que ella quisiera.

Elena tomó su mano y la estrechó. Te amo, Stefan, dijo ella. Esa es la

cosa más importante. Necesito asegurarme de que lo sepas, porque no siempre te

he tratado tan bien como debería haberlo hecho.

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La voz de Stefan se atoro en su garganta, aun así él le sonrió. Te amo,

también dijo . Siempre, siempre, siempre.

La primera vez que te vi ¿recuerdas? Saliste de la oficina principal de la

escuela preparatoria- sólo pasaste junto a mí sin siquiera mirarme. En ese

momento, decidí que te iba a tener, que te ibas a enamorar de mí. Ningún chico me

iba a tratar de esa manera. Elena sonrió, una irónica y autocrítica sonrisa. Pero

luego me salvaste de Tyler, y tú estabas tan triste y noble y bueno. Quería

protegerte, de la forma en que me habías protegido. Y cuando nos besamos, todo el

mundo desapareció.

Stefan hizo un sonido suave, recordando, y su mano se giró hacia Elena,

entrelazando sus dedos. Me has salvado tantas veces y de tantas maneras,

Stefan, continuó ella, y me he salvado. Hemos trazado y planificado juntos,

hemos luchado y derrotado a todos los enemigos. No hay nadie que me ame como

tú lo haces, y yo nunca podría amar a nadie tanto como te amo. Yo sé lo que quiero

ahora. Quiero estar con contigo para siempre.

Soltó la mano de Stefan y buscó algo en la mesa a su lado, que no había

notado antes. Era una copa de plata, intrincadamente trabajada con hilos de oro y

un conjunto de joyas, un objeto precioso y hermoso. La copa estaba llena de lo que

parecía ser agua pura y clara. Excepto que el agua brillaba con una luz

deslumbrante. Miró a Elena comprendiendo súbitamente, y ella asintió.

El agua de la fuente de la eterna juventud y la vida , dijo solemnemente.

Siempre he sabido que llegaría el día en que lo bebería. No quiero vivir o morir,

sin ti. He dejado suficiente para los demás, por si lo desean algún día. Ellos tal vez

no. No sé si quiero un para siempre, pero si no fuera para siempre contigo, no

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podría- Su voz se quebró. No puedo imaginar que algún día me vayas a dejar

atrás. Pero tuve que esperar hasta que estuviera lista, hasta que yo fuera la persona

que quería ser para el resto de la eternidad. Y ahora sé quién soy. Elena levantó

la copa en dirección a Stefan. Si. . . si me aceptas, Stefan, si me quieres para

siempre, quiero quedarme contigo.

El corazón de Stefan estaba rebosante, sintió una lágrima caliente correr por

su mejilla. Había pasado tanto tiempo en la oscuridad, solo, tan largo como un

monstruo. Y entonces esa criatura de la vida y la luz lo había encontrado, y él ya no

estaba solo.

Sí, dijo alegremente, Elena, todo lo que quiero de ti es para siempre.

Elena levantó la copa y bebió, luego volteo con una cara feliz, riendo, para

encontrarse con los labios de Stefan. Su alegría resonó a través de él cuando sus

labios se conectaron, y envió a su propia alegría a ella. Siempre, ambos sintieron,

para siempre.

Stefan se aferró a ella, casi abrumado. Después de más de quinientos años

perdido y errante, se dio cuenta, por fin sentía que estaba en casa, para siempre.

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Capítulo 45 Traducido por AlDaRa

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uerido Diario:

Por siempre.

El prospecto debe sentir miedo, supongo: mi tiempo en la Tierra ha sido relativamente

corto. Mucho ha pasado para mí, más de lo que la mayoría de las personas llegan a

experimentar en la vida, pero todavía tengo mucho que aprender y hacer. Pero estoy segura

de Stefan, y estoy segura del siempre. Todo lo que puedo sentir es una inmensa alegría,

desenfrenada. Ni siquiera es justo lo de Stefan y yo, y la perspectiva de la eternidad para

aprender todas las pequeñas cosas que no sabemos el uno del otro, aunque todavía: ¿Cuál

era el color de los ojos de la madre de Stefan? ¿A que sabrán sus labios, una mañana soleada

de primavera, a 200 años a partir de ahora? ¿A dónde iría, si pudiera ir a alguna parte?

Y podemos ir a todas partes. Tendremos tiempo. Eso es parte de mi felicidad, pero no

es todo. Por fin sé quién soy. Es irónico en un montón de maneras que yo sea un Guardián,

siendo que lo odiaba y temía con tanta pasión. Pero un Guardián Terrenal es diferente,

Andrés me ha enseñado que: Puedo ser compasiva y amorosa y humana y puedo usar mis

poderes de guarda para proteger mi casa, para proteger a las personas que me importan,

para evitar que el mal destruya a los inocentes.

Q

L.J. Smith Destiny Rising

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Ahí está mi vínculo con Damon, también. Finalmente sé cómo puedo cuidar a Damon

y amar a Stefan al mismo tiempo. Hay una conexión entre Damon y yo que va a durar para

siempre, que lo protegerá de ser consumido por la oscuridad que siempre le ha amenazado.

No importa dónde se encuentre, voy a tener un pedazo de él y él tendrá un pedazo de mí.

Con todo, Stefan estará a mi lado. Y con nosotros todos mis queridos amigos, cada uno

de ellos tan poderoso y bueno, cada uno a su manera. Los amo mucho a todos. Estoy

temblando, pero es por la anticipación. Ya no tengo miedo. No puedo esperar a ver lo que

nos depara el futuro a todos nosotros.

Fin...

L.J. Smith Destiny Rising

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L.J. Smith Destiny Rising

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L.J. Smith Destiny Rising

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