De QuienTemere - Ann Vitorovich

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Hermosa historia utilizado por la Iglesia adventista en sus programas de menores y adultos. ¿Cómo haces para recoger los pedazos de tu vida, que ha sido destruida y seguir adelante? Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, las máquinas de guerra nazis atravesaron Serbia con una despiadada misión de destrucción. La fe de Mara sustentaría a su familia en la peor hora de sus vidas? ¿De quién temeré? Es un libro poderoso que te dará valor y te ayudará no sólo a sobrevivir, sino también a encontrar esperanza y victoria en las batallas de la vida.

Transcript of De QuienTemere - Ann Vitorovich

  • PERMANECER FIEL MARA A PESAR DE LA GUERRA Y LA INCREDULIDAD DE SU FAMILIA?

    ANN VITOROVICH

    (){ '1 A('ION CASA EDITORA SUDAMERICANA Av. SilO Martn 4555, B1604CDG Florida Oeste

    Buenos Aires, Repblica Argentina

  • Titulo del original en ingls: Whom Shalll Fear, Pacific Press Publishing Association, Boise, Idaho, E.U.A., 2006.

    Direccin editorial: Rolando A. Itin Traduccin: Silvana Hein de Brizuela

    Diagramacin: Lisandro Batistutti

    Tapa: Rosana Blasco

    IMPRESO EN LAARGENTINA

    Printed in Argentina

    Primera edicin

    MMVII-4,5M

    Es propiedad. Ann Vitorovich, 2006.

    ACES, 2007.

    Queda hecho el depsito que marca la ley 11.723.

    ISBN 978-987-567-342-7

    Vitorovich, Ann De quin temer? : Permanecer fiel Mara a pesar de la guerra y la incredulidad de su

    familia? I Ann Vitorovich I Dirigido por Rolando A. Itin . - l' ed. - Florida: Asoc. Casa Editora Sudamericana, 2007.

    168 p. ; 21 x 14 cm.

    Traducido por: Silvana Hein de Brizuela

    ISBN 978-987-567-342-7

    1. Testimonios de fe. 1. Rolando A. Itin, dir. 11. Hein de Brizuela, Silvana, trad. 111. Titulo. CDD 248.5

    Se termin de imprimir el 30 de octubre de 2007 en talleres propios (Av. San Martin 4555, B1604CDG Florida Oeste, Buenos Aires).

    Prohibida la reproduccin total o parcial de esta publicacin (texto, imgenes y diseo), su manipulacin informtica y transmisin ya sea electrnica, mecnica, por fotocopia u otros medios, sin permiso previo del editor.

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    Contenido

    1, Un disparo en la noche ""." ...".""."" .".""""" .. "" .. """",,9 2. 1929 3. Las extraas palabras de Johann " ......... "."" ...... " ... "... ,,22

    4. En busca de respuestas .. "".""" .. "..." ..... "."." ... ... . " .... " .. 29

    5, Un da reservado para Dios ""."""." ..."" .. "" .... " ........... 34

    6. Un mensaje urgente " ................ " ..... " .............. ".. ".... ""..41

    7. Aparecen nubes de tormenta ."" ........... """." .. ".. """.. ".45

    8. La prueba de fe de Mara .. " ....... ".. " .. ............................. .49

    9. La crisis contina ....... " ... " ............ .. ...................... " .......... 54

    10. La diligencia de Mara a medianoche ............................60

    11. Resultados sorprendentes ...............................................68

    12. Reformas familiares ."""...... """ ...... " " .. "" ... " .... " .. "" .. ".77 13. Los dos terribles .""."".".".""".""".." ....... ""............ ""..84

    14. Leka viene a la casa ................ " .... .. " ..... "... ".. "." ............. 95

    15. En la escuela " ........... "." ................ ".. " .. " ....... """........ "".98

    16. La partida del hogar .. "" .... " ...................... "."" .. " .. "" ... 104

    17. Rumores y vientos de guerra ....""...................... .. .......110

    18. El ataque enemigo .............""...... " ... "" .. " .... "... "".... " ...114

    19. Capturado " ......... ""........ ""........ " .............. "" .... """".... 118

    20. La ocupacin enemiga ...... " ...... " ............... " ... " ............. 124

    21. Milagro al medioda .. ....... " ..... " ..................... ".... ,.. "" .. 132

    22. La guerra termina y comienza un Nuevo Orden "." ... 143 23. Una idea moderna en contra de una antigua .......... ".152

    24. Despus del ltimo adis ......... " ............ "... " ..... " ..."" .. 159

  • Dedicatoria

    A los nietos, bisnietos y tataranietos de Mara.

    Que la vida de Mara sea siempre una inspiracin

    para ellos.

    Leka: Jovan, Pavle, Petar, Olgica, Josif, Bozidar,

    VIada, Rada, Marko, Amaris, Alexia, Sara.

    Nata: Jovica.

    Voja: George.

    Cveja: Danny, Maria, Jolm, Lindsay, Kelsey, Jackson,

    Ethan.

    Personajes principales

    Mara esposa de Ilija y madre de Leka, Nata, Vera, Voja y Cveja

    llija [ li ya] segundo esposo de Mara y padre de Nata, Vera, Voja y Cveja

    Leka hija de Mara (de su primer matrimonio) Nata hija mayor de Mara e Ilija Natalija nombre completo y carioso dado a

    Nata Vera tercera hija de Mara e Ilija (Desa, la se

    gunda hija, muri siendo pequea) Voja el mayor de los gemelos de Mara e Ilija Vojislav nombre completo y carioso dado a

    Voja Cveja [Tsv ya] el menor de los gemelos de Mara e Ilija Svetozar [Sv to zar] nombre completo y carioso dado a

    Cveja Milorad [M lo rad]} Mihajlo [Mi ji lo] los tres hermanos de Ilija Milosav Jovan [Y van] padre de !lija Mladen [Ml den] } los dos hermanos de MaraPetar Zivan esposo de Leka Mia [M cha] esposo de Nata Lila esposa de Mihajlo, hermano de llija Petra esposa de Milorad, hermano de Ilija

  • Zivana Branko Marija

    Prota Mihajlo [Pr ta Mi ji lo]

    Johann [Y jan]

    Mila

    esposa de uno de los hijos de Milorad hijo menor de Mihajlo esposa de Mladen, el hermano mayor de Mara

    sacerdote ortodoxo de la aldea de Glusci

    . jefe de los mecnicos empleado por la familia Vitorovich mujer que le da los estudios bblicos

    aMara

    baka cardak xibanica gusle ilconos tas

    Kamilavka Opanke prota Slava

    sljivovica sreno Stulcas tetka zadruga

    Glosario

    abuela. habitacin especial de un edificio. queso para pastelera. violn de una sola cuerda. pared compuesta por imgenes que separa el presbtero o santuario, donde estn los oficiantes, de la nave central, donde estn los feligreses o la congregacin. sombrero en forma de cilindro con tapa plana. zapato tradicional esloveno. sacerdote. da solemne del ao para todos los serbios de fe ortodoxa. Celebracin del nacimiento espiritual del pueblo serbio. licor de ciruelas. felicidades!; buena suerte! aviones de combate. manera respetuosa de dirigirse a una persona. tipo de comunidad rural formada por una gran familia o un clan de familias emparentadas, que tienen propiedades, animales, etc., en comn.

  • Un disparo en la noche Mara se sent completamente vestida junto a la ventana,

    mirando hacia la noche oscura. La lmpara a querosn sobre la mesa cerca de ella reflejaba un tenue resplandor sobre su claro rostro, hacindole resaltar el mentn y los pmulos. A sus pies, en el piso de parqu, haba una pequea maleta negra; y en un colchn de plumas, cerca de ella, yaca Leka, profundamente dormida.

    Mara se levant y abri levemente la ventana, asom la cabeza y escuch. En la quietud de afuera, nicamente poda or el sonido del viento agitando los rboles del huerto y susurrando en los aleros de la casa. Adentro, todo estaba en silencio; el resto de la familia ya dorma.

    Una rfaga de viento fro entr en la habitacin, haciendo vacilar la luz de la lmpara y agitando su sombra en la pared de yeso. Cerr algo ms su abrigo y regres a la silla. Meti la mano en el bolsillo del abrigo, sac el reloj que su padre le haba dado aos antes y lo acerc a la luz. Eran las 21:30. No tardar mucho, se dijo a s misma con una sonrisa de expectativa en sus labios.

    Mara haba perdido a su esposo a principios de la Primera Guerra Mundial, cuando Austria-Hungra invadi Serbia, que haba sido liberada de los turcos tan solo dos aos antes. En ese momento, embarazada de ocho meses y con una hija de dos aos, ella y sus suegros haban huido del caos y la lucha que estall en los alrededores y se haban unido al xodo de civiles aterrorizados que huan hacia el sur para salvar sus vidas. En algn lugar del trayecto, haba dado a luz a otro hijo, que muri tres semanas ms tarde a causa de una epidemia de tifus.

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  • De quin temer?

    Hace ya cinco aos, cinco aos, medit. Veintiocho aos es una edad temprana para ser una viuda. La Gran Guerra haba terminado el ao anterior. Ahora era noviembre de 1919.

    -Deberas conocer a mi primo Ilija -le sugera Gavra a Mara, cada vez que ella visitaba a la familia de su esposa que viva en la misma aldea que Mara.

    Gavra e Ilija vivan en una aldea cercana llamada Glusci. -Es alto y apuesto. Usa una casaca de oficial austraco de

    color gris sin las condecoraciones militares. Hace que se le vea distinguido, como un capitn.

    -Un uniforme austraco? Pero, por qu? -se haba preguntado perpleja.

    -Lo obtuvo en Budapest, para usar en su casa cuando termin la guerra. Sus ropas se desgastaron despus de cuatro aos de ser un prisionero de guerra all. Todava la usa en ciertas ocasiones. Entonces, que te parece, Mara?

    -Bueno, est bien, Gavra. Conocer a este primo tuyo -Mara finalmente acord-o Pero mis suegros no deben saberlo. Leka es 10 nico que les queda de su hijo, t sabes, y no querran que me vaya con ella.

    -Bueno. Lo arreglar -respondi Gavra-. Cundo? -De aqu a dos semanas nuestra iglesia estar celebrando

    el Slava. Habr una multitud de gente y muchas actividades, as nadie notar cuando conozca a tu primo.

    -Est bien -respondi Gavra y se fue. Cuando el da del santo lleg, el da del Slava, la iglesia

    rebosaba de actividades. Los dulces sonidos delos violines y

    el sabroso aroma de la carne asada flotaban en el aire. Mara

    10 recordaba bien. All estaba ella, hablando con Gavra, y

    cuando volvi su rostro vio a un extrao alto, que estaba acercndose a ellos. Es tan apuesto, pens Mara, con su bigote oscuro ondulado, sus botas negras y su casaca austraca.

    -As que t eres Mara -dijo Ilija, parndose en frente de ella con una mirada clida.

    Mara poda sentir que sus mejillas se sonrojaban ahora

    Un disparo en la noche

    como lo haban hecho aquella vez. Cuando mir su rostro y vi aquellos profundos ojos oscuros, no necesit ms. Sus ojos se entrelazaron y ella qued flechada.

    A Mara siempre le llamaron la atencin los ojos oscuros. Los suyos eran celestes, grandes y hermosos, pero ella no crea que eran bonitos.

    Han pasado solo tres meses desde que nos conocimos?Slo tres meses?, se preguntaba a s misma. Lo haba visto slo unas pocas veces, siempre con otras personas alrededor, y ahora se encontraba aqu, esperando que l se la llevara. Pero se senta muy bien. l es amable, tiene un fino sentido del humor y viene de una buena familia, se dijo a s misma. Cuando l me proponga matrimonio le dir que s.

    -He conocido a un hombre que desea casarse conmigo -le confi Mara a su suegra despus de tomar coraje-o Espero que lo entiendas.

    -Lo entiendo, hija ma. S que no podemos retenerte aqu para siempre. Es hora de rehacer tu vida. Por supuesto, tu suegro no se pondr feliz. No le dir nada hasta que te hayas ido. Pero podras dejar a Leka aqu, slo por un tiempo?

    -Muy bien, slo por un tiempo -concord Mara. Leka est en buenas manos, se asegur a s misma, dirigien

    do la mirada hacia su hija que dorma. Se levant, camin hacia la cama y con su mano roz suavemente el cabello de Leka. "Duerme, mi ternura, mi cielo. Debo marcharme, pero no me ir muy lejos. Te ver pronto", suspir. Al regresar a la silla, sac el reloj otra vez. Slo faltan diez minutos. !lija es siempre puntual. Estar aqu pronto. Su corazn comenz a latir rpidamente.

    Cunto s realmente acerca de este hombre? Se pregunt de pronto a s misma y sinti una opresin en el pecho. Revivi las cosas que Gavra le haba contado: "Ilija tiene dos hermanos con vida, Milorad y Mihajlo. Milosav, el menor, haba muerto en la lucha el ltimo da de la guerra. Milorad haba trabajado en la guardia personal del rey. Las familias y los

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  • De quin temer?

    padres de los hermanos sobrevivieron, pero Hija perdi a su esposa y a su hijo cuando se enfermaron de tifus" . Esta es una de las cosas que tenemos en comn, nuestra prdida. La familia tiene una granja grande, y son bien respetados. Me pregunto cmo ser. Mara suspir. Supongo que pronto lo sabr.

    j Crack! Estall de pronto el disparo de un rifle en la noche, hacindola sobresaltar y volver a la realidad. Esa es! La seal! Se puso de pie de un salto, abri completamente la ventana y arroj su bolso al suelo. Rpidamente, salt por la ventana y corri hacia el cerco de madera que separaba la casa de la .carretera. Del otro lado poda or el resoplido de un caballo y el estampido de sus patas. Al abrir el portn, se par en la calle casi sin aliento. Un hermoso carruaje negro ricamente ornamentado y tirado por dos caballos negros la esperaba. Casi no poda verlo en la oscuridad, excepto por el movimiento de los caballos y el reflejo de la luz de la luna en las terminaciones laqueadas a los lados del carruaje. De pie junto al mismo, Ilija la esperaba.

    Tom su bolso y la ayud a entrar. Gavra y otro amigo lo haban acompaado. Mara se sent al lado de Ilija y as viajaron los diecinueve kilmetros hasta Glusci, donde los padres de Hija le dieron la bienvenida a su hogar.

    Al da siguiente, una ceremonia tradicional en la Iglesia Ortodoxa de Glusci, oficiada por el sacerdote local Frota Mihajlo, uni a Mara e Hija en matrimonio. La nueva familia poltica de Mara y unos pocos amigos se hicieron presentes y Gavra fue el padrino de bodas.

    Cuando Mara lleg, la aldea estaba todava en plena reconstruccin despus de la guerra. Ilija le mostr la zadruga, donde viva y donde trabajaba la familia extendida, que posea la propiedad en conjunto.

    -Vi muchos edificios daados en la aldea -observ Mara.

    -Glusci estaba en el paso del avance principal del ejrcito austraco. Cuando Milorad y Mihajlo regresaron, descubrie-

    Un disparo en la noche

    ron que la aldea haba sido arrasada y mi familia dorma sobre la paja en un granero, ya que la casa y el establo estaban totalmente quemados. Regres a casa cuatro meses ms tarde. Las vas no funcionaban y tuve que caminar la mayor parte del trayecto -explic Ilija-. La mitad de nuestros edificios ya han sido reconstruidos. Pero muchas personas todava estn viviendo en chozas con techo de paja mientras juntan el dinero para reconstruir.

    Mara solo mova la cabeza ante la tragedia y el sufrimiento de la guerra.

    -Mi aldea no sufri tanto -le cont-, la mayor parte del dao ya ha sido reparado.

    -Por qu los campos estn tan... tan ondulados? -pregunt Mara observando la tierra ms all de los edificios mientras caminaban.

    -Deberas haberlos visto antes. Los haban llenado con zanjas, y all se libraron las batallas. Ahora ya los hemos nivelado bastante.

    !lija llev a Mara hasta un manzano enorme, medio carbonizado que se vea horrible, no muy lejos de all.

    -Mi padre enterr los ducados de oro de las mujeres y sus dotes al pie de este rbol antes de huir. Afortunadamente, estaban todava aqu cuando la familia regres.

    No mucho tiempo despus del casamiento, el padre de Hija propuso construir un molino para granos.

    -Debemos tener algn tipo de industria adems de la granja -dijo. Y como patriarca de la familia, l era la cabeza de la zadruga.

    -Podemos obtener dinero en efectivo con los ducados -ofreci una de las mujeres. Las otras estuvieron de acuerdo. Y los ducados de Mara, que los suegros anteriores le haban devuelto, se sumaron al tesoro familiar. Ahora haba ms de 500 ducados de oro, lo suficiente para continuar con sus planes.

    Los fabricantes de ladrillos, que fueron contratados para

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  • De quin temer?

    producir los ladrillos para el molino, descubrieron gruesos depsitos de arcilla de buena calidad en una parte del terreno de la familia. Por lo tanto, la familia decidi construir tambin una fabrica de ladrillos y contratar a esos fabricantes de ladrillos cada ao como un segundo negocio.

    Los primeros ladrilos, hechos de arcilla y paja cortada, se hornearon por tres das en un horno giratorio y proporcionaron ladrillos para construir la fbrica de ladrillos. Luego de terminada, la fbrica de ladrillos proporcion ladrillos cocidos para construir el molino, y tambin para vender. !lija encarg de Praga piedras de amolar, cintas y un motor a vapor para el molino. Llegaron por va frrea a la estacin de tren ms cercana, a trece kilmetros del lugar, y el resto del trayecto hasta su nuevo destino lo realizaron en un carro tirado por cuatro de los bueyes ms fuertes de la familia.

    Desde kilmetros a la redonda, la gente vena a ver cmo creca la construccin de los Vitorovich. stas fueron las primeras construcciones despus de la guerra, en una poca en que muchas personas todava luchaban por sobrevivir.

    Cuando Mara lleg, Milorad, el mayor y ms alto de los hermanos, tena ya cuatro hijos varones. Mihajlo tena una hija y un hijo, y la viuda de Milosav tena un hijo. Mara e !lija estaban rehaciendo sus vidas.

    Poco despus del primer ao de casados, Mara le present a Ilija su primer beb, una nia llamada Natalija, o Nata para abreviar. Tena cabello castao y ojos color avellana. Cuatro aos ms tarde lleg Desa, una hija que muri de neumona cuando todava era pequea. Tres aos ms tarde, hizo su debut otra hija llamada Vera, con cabello negro azabache y ojos oscuros. Mientras tanto, la esposa de Mihajlo le haba dado otro hijo varn.

    Mara era la nica mujer en su nueva familia extendida que no haba tenido hijos varones, y esto nublaba su felicidad. Mientras el tiempo pasaba, ella sufra. Ser que nunca

    Un disparo en la noche

    podr darle a Ilija el hijo que tanto desea? Ambos hemos perdido a nuestros hijos varones. Las hijas se casan y se van del hogar, pero los hijos varones se quedan con sus padres. Querido Dios estoy maldecida? Es mi destino no tener otro hijo varn nunca ms?

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  • 1929 Muchas cosas ocurrieron en el ao 1929. Se le dio el nom

    bre de Reino de Yugoslavia al pas en el que Mara e Ilija vivan, el cual se haba establecido despus de la desintegracin del imperio Austro-Hngaro para reemplazar el nombre de Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos. Jovan muri inesperadamente. Nata cumpli nueve aos y Vera dos. Ilija hizo planes de construir una casa nueva para su familia. Bojana, la vaca ms grande de la familia, tuvo temeros mellizos por primera vez. Y lo ms importante de todo para Mara, fue que estaba embarazada otra vez a la edad de treinta y ocho aos.

    -Esta vez ser un varn -predecan las parteras, y las esperanzas de Mara cobraban vuelo. Siento que este embarazo es totalmente diferente, se deca a s misma cuando senta en su vientre, las patadas, los movimientos y los golpes del beb. Por favor Dios, que las parteras tengan razn! oraba ella.

    Aunque Mara se cansaba con facilidad, no permiti que

    el embarazo le impidiera hacer sus tareas o ir fielmente a la

    liturgia cada domingo. Se pona su mejor sombrero y un ves

    tido casero de futura mam y caminaba cinco kilmetros has

    ta la iglesia ortodoxa del otro lado de Glusci. All encenda

    velas, recitaba el Padre Nuestro y lea oraciones del libro de

    oraciones ante la imgenes de los santos, mientras su corazn

    rogaba por un hijo varn.

    -Buenos das, Mara -la saludaban a lo largo del camino. La mayora de los aldeanos, as como el resto de su familia, eran serbios ortodoxos, pero muy pocos asistan a la iglesia regularmente, solo en fiestas especiales o en la celebracin del Slava de sus familias.

    1929

    -Mara, tu panza entra antes de ti en la habitacin -bromeaba Ilija mientras ella se expanda, incluso le encarg un cinturn especial para sostener el vientre, para as moverse con ms facilidad.

    -Aydame a levantarme! -llam Mara a Ilija una maana- No puedo salir de la cama!

    De all en adelante, la ayud a levantarse cada maana. Durante los dos ltimos meses de embarazo, encarg a dos parteras que la vigilaran de cerca adondequiera que iba.

    Hasta ese momento, Ilija, Mara y sus hijas haban vivido en tres dormitorios grandes en la casa original, que estaba pegada a la cocina-comedor comunal. En ese lugar la familia pasaba el tiempo cuando no trabajaba y era donde coma. Las casas individuales, separadas, se usaban principalmente para dormir. Durante la poca de mucho trabajo, cuando la familia serva dos comidas diarias a sesenta o ms obreros del molino y la granja, coman en unas mesas afuera en el patio, debajo de los rboles.

    En aos ms recientes, Milorad haba construido una casa adicional para su familia con varios dormitorios, porque tres de sus hijos estaban casados y tenan hijos. Ahora le tocaba expandirse a Ilija.

    -Mara, quiero construir una casa como la de los judos que vi en Budapest -dijo l un da-o Tengo muchas ideas.

    Entonces Ilija dise un plan. La casa tendra paredes gruesas, hechas con ladrillos de su fbrica, y un techo de tejas rojas lisas. La entrada tendra un par de puertas exteriores altas, ubicadas al ras de la pared exterior, que se abriran hacia afuera, como postigos, y un segundo par de puertas artesonadas al ras de la pared interior, que se abriran hacia adentro. Un dintel atrayente se extendera por encima de las puertas interiores. Tendra tambin seis ventanas con dobles bisagras y postigos de madera, por fuera, que daran a la carretera.

    Obreros locales levantaran la construccin, ayudados por

    17 16

  • De quin temer?

    Ilija y sus hermanos; un ebanista local y su gente hara el trabajo en madera. Todas las casas de la familia tenan acceso desde el patio. Antes de mucho comenz la construccin.

    Para ese entonces, se haba reconstruido y agrandado la aldea de Glusci y se haba empedrado la carretera (y calle principal) con grava. No quedaban seales visibles de la guerra. Pero la guerra siempre deja cicatrices y las heridas quedan abiertas por mucho tiempo.

    La tierra que perteneca a la zadruga de la familia de Ilija inclua ahora unas 100 hectreas. Su tatarabuelo haba comprado la p!imera porcin de tierra en el siglo diecinueve, cuando l y su hermano huyeron con sus familias de Bosnia. Esta haba sido ocupada por los turcos, al otro lado del ro Orina, donde los serbios haban alcanzado cierto grado de independencia de los turcos. All se haban establecido en las afueras de la aldea de Glusci, donde haba abundante tierra frtil.

    Adems de la tierra, la familia ahora posea diez caballos (ocho para trabajar y dos para pasear con los carruajes), diez vacas suizas, seis bueyes, un gran toro semental llamado Bulko, sesenta ovejas, cien cerdos, cuatro carros largos usados para acarrear cosas, dos carritos, dos carruajes tirados por un caballo y dos carrozas de lujo reservadas para ocasiones especiales tiradas por los dos caballos que tenan para tirar de los carros.

    Ilija se haca cargo del molino para los granos; Mihajlo de la granja, la huerta y el aserradero; y Milorad, como jefe, se encargaba del funcionamiento completo de la zadruga. Las mujeres y los nios ms grandes compartan una diversidad de tareas domsticas: ordear las vacas, alimentar a los animales, cuidar de los nios ms pequeos, cocinar y hornear el pan. Los negocios de la familia crecan y pronto la guadaa y el trabajo manual de la granja fueron reemplazados por maquinaria tirada por caballos para sembrar y cosechar.

    Una maana a principios de septiembre, Mara, su cuada

    1929

    Lila y su sobrina Zivana, estaban trabajando en los campos cerca del molino, sacudiendo y limpiando tallos de camo remojados, cuando Mara se dobl de dolor.

    -Ha llegado el momento! -grit. -Trae los dos bolsos! -le grit una de las parteras a la otra,

    mientras las mujeres guiaban a Mara a la casa principal, donde se haba preparado una de las habitaciones para el nacimiento. La casa nueva todava estaba en construccin.

    Mientras Mara descansaba, las parteras daban las rdenes: "Hiervan agua! Busquen sbanas blancas limpias!". Lila y Zivana corran por todos lados para ayudar.

    Una de la parteras puso un trozo de tela engomada so

    bre la cama y las sbanas blancas que Lila haba trado para

    que Mara se recostara; luego la prepar para el parto. Las

    contracciones de Mara se aceleraron, y el parto progres

    rpidamente.

    -Puja, Mara, puja! -la instaban las mujeres. Pronto la cabeza del nio se asom. Unos minutos ms tarde un fuerte llanto atraves el aire de la maana tranquila.

    - Es un varn, Mara! Es un varn! -le dijeron las mujeres a coro, mientras la partera levantaba al beb. Luego at y cort el cordn umbilical, lav al beb, lo envolvi en una sbana de algodn y se lo present a su mam.

    -Mara -le dijo la partera sonriendo-, viste! Tenamos razn!

    El rostro de Mara se ilumin. El parto completo no haba demorado ms de una hora.

    -Ahora puedes descansar -dijo, y puso al beb alIado de la cama en una cuna de madera decorada por el ebanista local. Luego de concluir con su tarea, la partera sali corriendo de la casa hacia el molino gritando: "Ilija, Ilija! Tienes un hijo! Mara dio a luz a un varn!"

    Ilija escuch el anuncio extasiado dentro del molino. Los trabajadores y los clientes se alegraron por l. Los sonidos de la celebracin se escucharon hasta la casa, llegando a los

    19 18

  • De quin temer?

    felices odos de Mara. Pero Mara comenz a tener contracciones otra vez. - Viene otro nio ms! -gritaron las mujeres. Las parteras

    se prepararon para el segundo nacimiento. Lila corri a buscar ms sbanas y Zivana corri a buscar la cuna de su hija para poner al infante inesperado.

    Diez minutos despus del primer nacimiento, se escuch otro llanto.

    -Es otro varn! -gritaron las mujeres- Mara, tienes gemelos!

    -Oh, Dios, he esperado tanto y ahora T me has dado dos hijos varones. Mi copa est rebosando! -or ella en voz alta.

    Despus de limpiar y de poner al segundo beb en la cuna prestada, la segunda partera corri afuera de la cocina gritando tan fuerte como sus pulmones se lo permitan: "Ilija! Ilija! Tienes otro hijo. Mara ha dado a luz a mellizos".

    El estruendo dentro del molino aument y todos felicitaban al jubiloso padre. Todo el trabajo se detuvo y el aire se llen de celebracin. "Que vivan los gemelos!" y los gritos de los hombres llegaban hasta la casa.

    Mara descansaba feliz en la cama con sus hijos que dorman uno a cada lado. El corazn de Mara se estremeca de gratitud y alabanza. Cuando Ilija vino ms tarde a visitarla, mir a sus hijos con orgullo y brome: "Mara, parece que has tenido cra! Con razn estabas tan gorda!"

    -Pesaron ms de tres kilos cada uno -expres una de las parteras. Ilija mand hacer una nueva cuna, de inmediato, lo suficientemente grande como para acomodar a los dos bebs en ella.

    Ocho das ms tarde, el sacerdote Prota Mihajlo, lleg al hogar despus de la invitacin de Ilija para bautizar a los nios a la manera ortodoxa y para ponerles los nombres que los padres y el padrino haban elegido.

    En poco tiempo el carpintero les entreg una hermosa cuna de madera pintada de blanco y el doble de grande que la pri

    1929

    mera. De un lado tena una barandilla que se poda levantar y bajar. Los gemelos haban comenzado la vida en el mismo vientre. Ahora compartiran la misma cuna.

    La noticia se difundi rpidamente. Los amigos y los vecinos pasaban para admirar a los nios y para ver la inusual cuna. Todos pensaban que era un milagro que Mara de treinta y ocho aos e Ilija de cuarenta tuvieran mellizos cuando no haba antecedentes en ninguna de las dos familias ni en las familias de los alrededores.

    Un da varios rostros extraos se asomaron a la puerta. -S?-dijo Mara- Los conozco? -Vinimos de otra aldea. Escuchamos acerca de los geme

    los y queramos verlos personalmente -confesaron. La dichosa madre se los mostr. La copa de Mara rebosaba con los dos nios sanos. Dios

    estaba en su trono. Todo estaba bien en el mundo. Poco saba ella lo que les traera el prximo ao.

    21 20

  • Las extraas palabras de Johann -Cveja parece estar ms rellenito que Voja. Lo notas? -le

    pregunt Mara a una de las parteras un par de semanas ms tarde.

    -Les das de mamar siempre del mismo pecho? -Si, Voja ,a la derecha, por ser el primognito, y Cveja a la

    izquierda. Parece que les da hambre a la misma hora, as que les doy de comer al mismo tiempo.

    -Trata de intercambiarlos ocasionalmente -sugiri la partera-. Algunas personas dicen que el pecho de la izquierda tiene ms leche.

    Pero la primera vez que Mara trat de poner a Cveja en el pecho derecho en vez de poner a Voja, Voja estir su manita y apart la boca de su hermano de ese lugar. Mara pens que estaba jugando. Pero cuando Cveja continu mamando, Voja volvi a hacerlo. Esta vez Cveja se puso a llorar.

    -Detnte ya! -ret Mara a Voja. Pero Voja no se detuvo. Mir a Mara a los ojos y lo volvi a hacer.

    -No, no, no! -dijo ella dndole golpecitos suaves con el dedo en la nariz. l puso mala cara, pero detuvo su comportamiento. Aparentemente, a pesar de su herencia gentica idntica, las personalidades diferentes de los gemelos comenzaban a surgir. Cada semana despus de este incidente, Mara cambiaba a los nios de posicin al amamantarlos y fueron creciendo de forma pareja.

    En unas pocas semanas, Mara se haba recuperado del parto lo suficiente como para retomar algunas de las tareas del hogar, sin embargo continu usando el cinturn en el abdomen. Poda dejar a los mellizos durmiendo tranquilamente en la cuna mientras trabajaba en la cocina cercana. Ellos

    Las extraas palabras de JOfWI111

    todava vivan en la casa original y siempre haba alguien cerca para cuidar a los nios.

    Un domingo, Mara hizo los arreglos con una de sus cuadas y se prepar para ir por primera vez a la iglesia despus del nacimiento de los gemelos. Se diriga hacia el portn, con su mejor vestido de domingo, cuando escuch detrs de ella una voz familiar que le deca: "Mara, Mara, qu tonta, deberas haber ido a la iglesia ayer. Hoyes el primer da de la semana. Ayer era el da de reposo".

    Mara se sobresalt y se volvi para ver a Johann, el jefe de los mecnicos de la familia, que vena hacia ella sonriendo. Esa maana Mara no le sonri, slo puso cara de desconfianza. Mara qued estupefacta por esta declaracin y su gozo se derriti como el hielo en primavera. De pie ante ella, las palabras y la figura de Joharm proyectaban una sombra a travs del sendero de ella.

    -Joharm, dices cosas que no entiendo. y acomodando el gran bulto que llevaba debajo del bra

    zo, pas junto a l por el portn y sali a la carretera.

    -No quiero llegar tarde.

    y sus palabras quedaron atrs.

    De pie junto al portn, Joharm observ cmo la figura baja

    y robusta de Mara se haca cada vez ms pequea mientras se alejaba a grandes pasos. "Lo siento Mara. S que te hice enojar", se dijo a s mismo, "pero he permanecido en silencio por tanto tiempo!". y regres al molino sacudiendo la cabeza.

    Los rayos del sol de la maana seguan los pasos de Mara sobre el sendero bordeado de hierba que estaba junto a la carretera que atravesaba el pueblo. Mientras continuaba el largo camino, sinti que el bulto que llevaba debajo del brazo le resultaba incmodo y lo cambi de lado sin darse cuenta. Todo el tiempo, las palabras de Joharm resonaban en su mente como un disco rayado: Deberas haber ido a la iglesia ayer. Hoyes el primer da de la semana. Ayer era el da de reposo. Sacuda la cabeza como queriendo sacarse las palabras de la

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  • De quin temer?

    mente; las pona en duda: Cmo puede Johann decir algo as? Qu se trae en tre manos?

    Un conejo pas frente a ella saltando y se escabull entre los arbustos. Aunque estaban llegando los das ms frescos de otoo, las matas amarillas de flores silvestres todava sonrean a ambos lados del camino. Desde una de las ramas de los rboles, un pajarillo comenz a cantar y el aire se llen de meloda. De a poco, la indignacin de Mara se calm, pero en su lugar apareci una extraa intranquilidad. Podra Johann tener razn? He estado adorando a Dios en el da equivocado?,Cmo puede ser? No van todos los cristianos a la iglesia el domingo? Su mente daba vueltas, confundida.

    En la planicie que se extenda ante ella, se vea la silueta de una iglesia, de arquitectura bizantina con tres cpulas, cubierta de estuco blanco. Una cruz bizantina de obra primorosa, enchapada en oro brillaba con el sol sobre la cpula ms alta, la del centro. Como un centinela dndole la bienvenida a un viajero cansado, esta vista familiar trajo alivio al corazn de Mara.

    -Buenos das, Mara -la salud una voz suave y melodiosa. Ella dej de rezar y de encender las velas en el prtico de entrada a la iglesia, y .se volvi para ver una figura alta y grande con una larga sotana negra que se acercaba. El sacerdote usaba un kamilavka negro sobre la cabeza canosa, y una enorme cruz bizantina plateada que colgaba de su cuello con . una larga cadena. Una sonrisa jugaba a las escondidas entre su bigote y su barba totalmente gris, separada en el medio y cada sobre su pecho.

    -Prota Mihajlo, traje un obsequio para la iglesia -exclam Mara llena de alegra. Se agach para quitar la tela que envolva el paquete y extendi un colorido tapiz en el piso de madera.

    -He estado tejiendo esto durante los ltimos meses de mi embarazo mientras la familia dorma. Es mi obsequio para la iglesia: una muestra de gratitud a Dios por los hijos que

    Las extraas palabras de Johann

    me ha dado. Yo misma esquil y te la lana. -Magnfico! -dijo Prota Mihajlo con regocijo, inspeccio

    nando la obra-o Eres muy generosa, Mara -y le sonri con aprobacin-o Ahora con tu permiso, venderemos este tapiz para recaudar fondos para completar la ikonostas. Algunas imgenes decorativas ms harn que el tabique junto al altar quede hermoso.

    Mara asinti con la cabeza y su rostro brillaba como el de

    un querubn.

    El sacerdote tom la mano de Mara entre las suyas y la

    estrech con entusiasmo; luego se agach, tom el tapiz y

    camin a lo largo de la nave central hacia el altar. La sotana

    se sacuda detrs de l con cada paso que daba.

    Cuando Mara lleg a la casa despus de la liturgia, el dulce perfume del incienso todava permaneca en su nariz, y el canto montono del sacerdote todava resonaba en sus odos. Sin embargo, otros sonidos, menos agradables y reconfortantes, tambin daban vueltas en su mente. Las palabras de Johann perturbaban su espritu.

    Al llegar a la casa, Mara encontr que la cocina bulla de actividad en plena preparacin para el almuerzo.

    -Hola Lila -salud Mara a su cuada mientras entraba. -Hoy no hay obreros -dijo Lila, quien estaba a cargo de

    la cocina esa semana-o Se cerr el molino por reparaciones. Solo estn los tres obreros permanentes que viven aqu, pero las veintisis bocas hambrientas de ellos y de la familia nece~ sitan ser alimentadas.

    Mientras Mara se ocupaba en ayudar, los eventos de aquella maana quedaron en segundo plano. La puerta pronto se abri, y hombres y nios hambrientos se ubicaron alrededor de las dos largas mesas Yse sentaron.

    Desde la cocina, Mara observ a Johann dar la vuelta y sentarse en el banco frente a Ilija. Los obreros no acostumbraban comer en la misma mesa que los miembros de la familia, pero Johann era una excepcin.

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  • De quin temer?

    Despus de poner los platos humeantes de comida sobre la mesa, las mujeres se sentaron alIado de sus esposos. Entonces, Milorad se puso de pie y los dems lo siguieron. Repiti en voz alta el Padre Nuestro y se persign a la manera ortodoxa. Los dems hicieron lo mismo y al final dijeron a coro: "Amn".

    Una vez sentados, Ilija y Johann se sumergieron en una conversacin acerca de la parte rota del motor del molino. Mara daba vueltas con la comida en el plato, esperando la oportunidad para hablar. El incidente de aquella maana ahora reviva en su mente y se multiplicaban sus preguntas.

    Entre bocados llenos, ella lo miraba a J ohann desde el otro lado de la mesa, frunciendo sus labios y pensando: Cunto s realmente acerca de Johann? Solo que atraves el ro Sava hace diez aos y que ha trabajado para la familia desde entonces. Que es un Volksdeutscher [de origen alemn], es un buen trabajador y que se cas con una muchacha de la zona.

    Mara aprovech una pausa momentnea en la conversacin y rpidamente se interpuso diciendo:

    -Johann, debo preguntarte algo acerca de esta maana. Lo que me dijiste me preocupa -su voz sonaba sincera.

    Ilija se acerc a Mara con curiosidad, pero continu comiendo. Johann respondi:

    -Nunca te cont nada acerca de mis orgenes -tom unos pocos bocados ms y apoy el tenedor sobre su plato-o Vengo de una familia catlica romana devota. Mi padre tena un negocio de reparacin de mquinas pesadas en Banat. All aprend mi oficio. Pero el sueo de mi padre era que yo me convirtiera en un sacerdote -Johann hizo una pausa y se mordi ellabio-. Fui al monasterio y termin mis estudios, pero antes de tomar los votos, me fui -sus ojos brillaban mientras recorra con la mirada la habitacin llena de gente. Despus, aclarando la voz, volvi a mirar a Mara-. Mis padres se sintieron desolados cuando les cont mi decisin. En ese momento me fui de mi hogar para comenzar una nueva

    Las extraas palabras de Johann

    vida aqu. -Qu ocurri, Johann? Puedes contrmelo? Por qu no

    tomaste los votos? -pregunt Mara preocupada. -Para decirte la verdad, Mara; descubr que mi iglesia

    cambi los Diez Mandamientos de la Ley de Dios. De hecho, vet a Dios. Elimin el segundo mandamiento y dividi el dcimo en dos partes -Johann hizo una pausa-o Tambin cambi el cuarto mandamiento: cambi el da de reposo bblico del sptimo da de la semana al primero. Eso es lo que quise decir esta maana.

    Mara frunci el ceo con el rostro lleno de signos de pregunta.

    -No entiendo, no es el domingo el da de reposo cristiano?

    Johann movi la cabeza. -El domingo es un da pagano, un da dedicado a la

    adoracin del sol. El sbado es el monumento del poder creador de Dios. Dios bendijo y santific el sptimo da. Nadie tiene derecho a cambiarlo por el domingo -Johann jugaba con el tenedor-o Cuando la iglesia oriental se separ de Roma, en el siglo once, se llev con ella la adoracin del domingo junto con otras tradiciones que no eran bblicas. Sin embargo, por mucho tiempo, la iglesia oriental guard los dos das. No, Mara, el domingo no es un da de adoracin en la Biblia. Ningn hombre puede hacer santo lo que Dios no bendijo.

    Mara permaneca sentada en silencio, con los ojos grandes y lneas marcadas en la frente. He estado desagradando a Dios al adorar en un da pagano? Johann se cruz con la mirada fija de Mara.

    -Si realmente qieres saber lo que Dios dice, Mara, ve a ver a Mila. T la conoces. Su esposo es quien pone las herraduras a tus caballos. Ella tiene una Biblia -y notando su afliccin, agreg-: Tal vez no deb decir nada -y comenz ,.1 ponerse de pie-. La pregunta en realidad no es tanto qlll~

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  • De quin temer?

    iglesia o qu da sino qu autoridad hay detrs de ellos, a quin obedecemos: si a Dios o a los hombres.

    Johann pidi disculpas, se levant del banco, cruz la habitacin y sali por la puerta. Mara qued sentada quieta y llena de incertidumbre. En busca de respuestas

    Mara abri el portn y pas frente a la herrera del esposo de Mila. Continu atravesando el patio y se acerc a la casa hecha de estuco de dos habitaciones donde viva la pareja. Mara haba dejado a los gemelos al cuidado de sus cuadas y haba caminado el kilmetro y medio que separaba su aldea del pueblo de Uzvee, para ver a Mila.

    Estoy haciendo lo correcto? Qu me dir Mila?, se preguntaba. Corra el rumor de que Mila perteneca a un grupo de sabatistas. Mara no saba en qu crean ellos, pero Johann dijo que Mila tena una Biblia, y Mara quera saber qu deca.

    -Adelante, Mara, adelante -le dio la bienvenida Mila en la puerta de la cocina-o Qu te trae por aqu?

    La luz del sol entraba por dos ventanas pequeas, marcando esteras de luz en el piso de tierra recin barrido. Sentada a la mesa en frente de Mila, Mara le relat su experiencia con Johann. -y por eso vine, Mila -concluy Mara-. Johann me dijo

    que t tienes una Biblia. Necesito saber lo que dice acerca del da de reposo.

    -Que la bendicin de Dios descienda sobre ti, Mara! -replic Mila, y la sonrisa en su rostro iba en aumento-o Me encantara estudiar la Biblia contigo. Puedes volver el sbado por la tarde?

    -El prximo sbado? Bueno, s... pero yo esperaba que pudiramos hablar hoy. Tengo tantas preguntas...

    -Bueno, Mara. Quieres saber acerca del da de reposo. Djame contarte algo ms importante an, algo que est en el centro de la Biblia.

    -Y qu es? -pregunt Mara. 28

    29

  • De quin temer?

    -Es el plan de Dios para salvar a los pecadores, la gran controversia entre el bien y el mal, entre Dios y el diablo. De eso se trata la Biblia. Explica lo que anda mal en este mundo. Todos necesitamos entender esto.

    -Bueno, Mila, cuntame, todo. Mila se ech hacia atrs en la silla y comenz: -La Biblia dice que en el principio Dios hizo un mundo

    perfecto y cre a dos personas perfectas. Puso a Adn y a Eva en el jardn del Edn con el rbol de la vida en el medio. Podan gozar de todo/ excepto de un rbol, el rbol del conocimiento d,el bien y del mal. Dios les dijo que si ellos coman de la fruta, moriran. Era una sencilla prueba de obediencia.

    Mara se inclin hacia adelante para escuchar ms de cerca.

    -Pero el diablo le minti a Eva por medio de una serpiente. Una vez, haba sido el ngel ms importante del cielo, pero se rebel y enga a la tercera parte de los ngeles, y se convirti en Satans, el enemigo de Dios. Dios tuvo que echarlos del cielo, a l y a sus seguidores. El diablo le dijo a Eva que no morira si coma del fruto prohibido; al contrario, llegara a ser igual a Dios. Minti, y Eva le crey. Piensa en esto, Mara. Dios les dio todo a Adn y a Eva, y el diablo no les dio nada. Sin embargo ellos le creyeron al diablo y no a Dios. Ese fue su pecado. Y ese fue el comienzo de todos los problemas del mundo.

    Mara qued estupefacta en su asiento. Mila le estaba relatando la historia con palabras que ella poda entender.

    -En el momento en que Adn y Eva pecaron, su naturaleza y su mundo cambiaron. Dios los vino a visitar esa tarde al jardn como lo haba hecho siempre, pero esta vez ellos se escondieron. Tenan miedo, vergenza y se sentan terriblemente culpables, no felices como antes. Y sabes, Mara -dijo Mila agitando el dedo-, que la gente se ha estado escondiendo de Dios de esa misma manera desde aquel entonces. Aquel mismo diablo todava miente y engaa. Dios llam a

    En busca de respuestas

    Adn. Por supuesto que l saba lo que haba pasado. Adn culp a la mujer por su propio pecado y tambin a Dios por habrsela dado; Eva culp a la serpiente que Dios haba hecho. La gente ha estado haciendo tambin lo mismo desde aquel entonces: culpando a Dios. Sin embargo, Dios todava amaba a Adn y a Eva, pero a causa de su pecado deban marcharse del jardn y algn da moriran.

    Mila cambi de posicin en su asiento y tom un sorbo de agua. Haba puesto dos vasos sobre la mesa, y un frasco de cerezas en conserva y dos cucharitas de t. Mara permaneca sentada en la misma posicin. No haba tocado su vaso de agua. Beba de las palabras de Mila y se senta satisfecha.

    -Dios les prometi a Adn y a Eva un Salvador y les dijo que deban sacrificar un cordero que representaba a Jess, el Mesas, que vendra a asumir el castigo que les corresponda a ellos para que un da pudieran vivir eternamente. Era difcil. Los animales eran sus mascotas. Dios quera que ellos entendieran cun terrible era el pecado. Al sacrificar el cordero, mostraban su fe. La palabra de Dios es eterna. Su Ley no se puede cambiar. Por eso Jess tuvo que morir. Entiendes, Mara?

    -S, Mila, contina. -A causa del pecado, todos sus hijos nacieron en pecado,

    como nosotros. No somos felices hasta que hacemos la paz con Dios. Rpidamente, el mundo se llen de personas que le dieron la espalda a Dios y se volvieron malvadas. Entonces~ Dios envi el diluvio, pero le dijo a No que construyera un arca para salvar a aquellos que creyeran en su mensaje. Qu triste que solo vinieran los animales! Con el propsito de salvar a la raza humana, Dios deba destruir a los malvados antes que ellos destruyeran todo lo que era bueno. Solo No y su familia creyeron y entraron en el arca.

    El rostro de Mara se ilumin. -Siempre me haba molestado que Dios destruyera el mun

    do, pero ahora entiendo. En realidad Dios estaba salvando al

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  • De quin temer?

    mundo. Es como cuando yo saco una manzana podrida de una cesta para que no contamine a las dems no es cierto?

    -Exactamente Mara, muy bien -la voz de Mila cobr ms energa para continuar-o Rpidamente la poblacin del mundo creci otra vez y Dios levant a la nacin juda para ser su pueblo escogido, para contar a las otras naciones acerca del Dios verdadero y su Ley. Esa era su misin. Las dems naciones adoraban a los dolos, al sol, a los animales, pero los judos adoraban al Dios Creador. Hacan sacrificios de sangre por sus pecados para mostrar su fe en el Mesas venidero. Pero los judos interpretaron mallas profecas. Cuando Jess vino al mundo, no lo reconocieron. Solo unos pocos creyeron -Mila hizo una pausa-o As ha sido siempre, Mara. Solo unos pocos creen. No podemos seguir a las multitudes. Generalmente estn equivocadas.

    Mara estaba sentada en el borde de su asiento; apenas respiraba.

    -Jess hizo slo el bien, pero personas malvadas lo clavaron a una cruz y muri. Al tercer da, sali de la tumba. Ms tarde fue al cielo. Los discpulos lo vieron. Antes de irse, prometi que volvera un da para llevarlos a las mansiones celestiales donde viviran para siempre. Sabes, no hay nada que podamos hacer para ganar el cielo. Nunca podemos ser lo suficientemente buenos. Jess lo hizo todo. Si creemos y le pedimos a Dios que nos ayude a obedecer y a arrepentirnos de nuestros pecados, l nos acepta, porque Jess vivi una vida sin pecado en nuestro lugar.

    Mila acarici un libro negro, encuadernado en cuero, que estaba sobre la mesa. Esta debe ser una Biblia, pens Mara, preguntndose por qu Mila no la haba abierto. Mi padre tena una Biblia igual, record, pero pensbamos que era tan sagrada que temamos tomarla para leerla. El simple hecho de tenerla en casa nos haca sentir que Dios estaba cerca.

    -As que de este modo somos salvos Mara, por gracia, por medio de la fe, como dice la Biblia -Mila comenz a ce-

    En busca de respuestas

    rrar el tema-o Dios promete cambiar nuestros corazones y nuestras mentes, si confiamos en l y elegimos obedecerlo. l transforma nuestros caracteres para que deseemos hacer buenas obras. Al mismo tiempo, los que son engaados por el diablo llegan a ser como l en carcter y naturalmente hacen obras de maldad -Mila hizo una pausa-o Al final, Mara, Dios har que todo termine bien. Los malvados recibirn su castigo y los justos su recompensa. La gran controversia terminar, el diablo y el pecado dejarn de existir y ya no habr ms sufrimientos ni guerras.

    -Bueno, Mara -y Mila respir profundamente. Haba estado hablando por mucho tiempo y se haba quedado sin aire-o Creo que es suficiente por hoy. Podemos estudiar ms de la Biblia cuando vengas otra vez. Entonces responder las preguntas que tienes acerca del da de reposo.

    -Muchas gracias, Mila. Nunca escuch a nadie explicarlo de esta manera -dijo Mara, ponindose de pie para marcharse-. Volver el sbado para escuchar ms.

    Mara caminaba de vuelta a su casa, maravillada. Aunque las preguntas que haba ido a hacer no haban sido contestadas, una inmensa paz llenaba su corazn. De manera sencilla y clara, Mila haba comenzado a abrir una puerta hacia los tesoros celestiales, Mara se haba asomado, y haba quedado fascinada. Pens en lo que Mila le haba dicho y en la clase de Dios que, con sus palabras, le haba revelado. Muchas ideas daban vueltas en su cabeza: Dios cre al hombre libre para elegir. Y le advirti a Adn y a Eva de las consecuencias del pecado. Se lo advierte a todos, pero nunca nos fuerza. En lugar de eso, hizo todo sacrificio, toda provisin para salvarnos. Los que murieron en el diluvio se hubiesen podido salvar, si as lo hubieran elegido. As como el arca, el cielo est abierto para todos .

    Mara esper con ansias la semana siguiente para la prxima visita.

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  • Un da reservado para Dios Cuando Mara lleg a la casa de Mila el siguiente sbado

    de tarde, Dana, la hija de Mila de ocho aos de edad se uni a ellas en la mesa. El libro negro encuadernado en cuero estaba abierto sobre la mesa en frente de ella.

    -Hoy vamos a ver lo que la Biblia dice acerca del da de reposo -dijo Mila mirando hacia su hija-o Dana, lee Gnesis captulo dos, los tres primeros versculos.

    Dana tom el libro negro y dio vuelta las pginas hasta el comienzo. Mara not cun rpidamente encontraba el pasaje. La niita ley en voz alta: "Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejrcito de ellos. Y acab Dios en el da sptimo la obra que hizo; y repos el sptimo da de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al sptimo da y lo santific, porque en l repos de toda la obra que haba hecho en la creacin."

    -Ves Mara? La Biblia dice que Dios hizo el mundo en seis das y descans el sptimo. Comenz el primer da de la semana. Mira el almanaque -y seal hacia un pequeo almanaque desteido que colgaba de la pared cerca de la estufa a lea.

    -Muestra que el domingo es el primer da de la semana -observ Mara en voz baja-o El sptimo da es el sbado.

    -Correcto, Mara. Dios descans el sbado. La palabra sabbath en realidad significa n descanso". Cuando Dios descans, bendijo ese da, lo hizo santo y especial. Eso es lo que dicen las Escrituras. En ninguna parte dice que Dios bendijo el domingo. Simplemente no aparece en la Biblia.

    -Pero el sbado es un da santo para los judos, no? --contest Mara con una muestra de confusin en el rostro.

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    Un da reservado para Dios

    -No haba judos en el jardn del Edn. Abraham, el padre de los judos, no naci sino dos mil quinientos aos ms tarde. Dios les dio el da de reposo a Adn y a Eva para que fu era el da de adoracin de la raza humana, as como les dio el matrimonio a toda la raza humana. Tanto el da de reposo como el matrimonio se originaron en el Edn. Ambos son para todos. Si el da de reposo es para los judos, entonces el matrimonio tambin debe ser para los judos.

    Al escuchar esto, Mara levant las cejas y se acomod en la silla.

    -Los judos guardaban el da de reposo porque en esa poca eran los nicos que adoraban al verdadero Dios. Busca los Diez Mandamientos -le indic Mila a su hija-o Estn en xodo captulo veinte. Lee el cuarto mandamiento.

    Dana busc el texto y lo ley en voz alta: "Acurdate del da de reposo para santificarlo. Seis das trabajars, y hars toda tu obra; mas el sptimo da es reposo para Jehov tu Dios; no hagas en l obra alguna, t, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que est dentro de tus puertas. Porque en seis das hizo Jehov los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay y repos en el da sptimo; por tanto, Jehov bendijo el da de reposo y lo santific".

    -Dios nos dijo que lo recordramos porque saba que la gente lo olvidara. Lo que hace que Dios sea diferente de los falsos dioses, Mara, es que l es el Dios Creador. El sbado nos recuerda ese hecho. Es por eso que lo adoramos. El sbado es el nico da de reposo en el Antiguo y en el Nuevo Testamento. Jess guard el sbado cuando vivi en la tierra. Lo dice en Lucas cuatro, diecisis.

    Mila se volvi hacia Dana. Dana abri la Biblia en el Nuevo Testamento y ley: "Vino a Nazaret, donde se haba criado; y el sbado entr en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levant a leer".

    -Jess incluso guard el sbado en la tumba, despus qu"

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  • De quin temer?

    muri. Dana, por favor, busca Lucas veintitrs, versculos cincuenta y cuatro al cincuenta y seis.

    Otra vez la nia rpidamente encontr el texto y lo ley: "Era da de la preparacin, y estaba para comenzar el sbado. Y las mujeres que haban venido con l desde Galilea, siguieron tambin, y vieron el sepulcro, y cmo fue puesto su cuerpo. y vueltas, prepararon especias aromticas y ungentos; y descansaron el sbado, conforme al mandamiento".

    -Escuchaste esto, Mara? -pregunt Mila-. Las mujeres descansaon de acuerdo al mandamiento y Jess descans en la tumba. Por lo tanto, la resurreccin sirvi para ratificar el sbado. No lo cambi. l sencillamente se despert el primer da laboral de la semana. Lee Hechos diecisiete, dos, Dana.

    "Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres sbados discuti con ellos".

    -Esto es importante, Mara. Pablo se convirti al cristianismo muchos aos despus de la resurreccin de Jess. Sin embargo, adoraba en sbado. Dios se le apareci, pero nunca le dijo que el da de reposo haba sido cambiado. Pablo fue enviado a los gentiles, lo que muestra que el da de reposo es para los gentiles tambin -Mila hizo una pausa-o No solo eso. Jess esperaba que sus seguidores guardaran el mismo sptimo da como reposo, incluso despus de la muerte de Pablo, muchos aos ms tarde, cuando Jerusaln fue destruida.Habl acerca de esto en Mateo veinticuatro, versculos diecinueve y veinte.

    Dana busc los versculos y ley: "Mas ay de las que estn encintas, y de las que cren en aquellos das! Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en sbado".

    -No nos habra dicho Dios en algn lugar si hubiera habido algn cambio? No hay registro alguno de algo as. Y por qu cambiara Dios su da especial por uno pagano? No tiene sentido -Mila hizo una pausa-o Jess dijo especficamente que no hizo eso -y cit de memoria Mateo 5:17,18-: "No pensis

    Un da reservado para Dios

    que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasar de la ley, hasta que todo se haya cumplido". Estas fueron las palabras de Jess. La ley de Dios es eterna.

    Todo el tiempo que Mila hablaba y Dana lea, Mara permaneca sentada absorbiendo cada palabra. Entonces dijo:

    -Pero Mila, si Jess no cambi el da de reposo cmo se cambi?

    -Los seres humanos cambiaron la ley de Dios violando su Palabra -respondi Mila-. Pero Dios declara que va a abolir toda tradicin contraria a su ley -Mila se dirigi a su hija y dijo-: Dana, lee Mateo quince, versculos tres, nueve y trece.

    Cuando Dana encontr los textos ley: "Respondiendo l, les dijo: Por qu tambin vosotros quebrantis el mandamiento de Dios por vuestra tradicin? [ ... ] Pues en vano me honran, enseando como doctrinas, mandamientos de hombres [...] Pero respondiendo l, dijo: Toda planta que no plant mi Padre celestial, ser desarraigada".

    -De hecho -continu Mila- Dios le prohbe a cualquiera agregar o quitar algo a su Palabra -Mencion Deuteronomio 4:2 y Apocalipsis 22:18, 19, pero no le pidi a Dana que los leyera.

    Mila le dio tiempo a Mara para absorber todo lo que haba escuchado. Era demasiado para comprenderlo todo de una sola vez. Volvi a llenar los vasos con agua de una jarra del mostrador. Mientras ambas tomaban, Mara reflexionaba sobre lo que haba aprendido.

    -Es como un cumpleaos -le salieron las palabras-o El da de reposo es como el cumpleaos del mundo. -jEfectivamente! -respondi Mila, sorprendida y satisfe

    cha por la observacin profunda de Mara -. Nadie puede cambiar la fecha de tu cumpleaos o s?

    -Lee los ltimos versculos otra vez, Mila -le pidi Mara despus de haber conversado del tema por un rato. Para CSt~

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  • De quin temer?

    entonces, Dana haba salido al patio a jugar. Mila se sonroj y baj la vista. -No s leer, Mara -dijo Con

    un suspiro-, es por eso que Dana lee en mi lugar. No te lo dije la semana pasada porque tem que no volvieras.

    -Pero... pero sabes tanto! Hablas corno un predicador. Cmo aprendiste todas estas Cosas? -pregunt Mara estupefacta ante la confesin de Mila. Aqu haba una mujer que conoca la Biblia mejor que cualquier otra persona Con la que haba entrado en contacto y, sin embargo era analfabeta.

    -Oh! He estado memorizando versculos por aos. Escuchoal predicador y trato de conectar algunas palabras con los textos; entonces despus le pido a Dana que los busque -Mila hizo una pausa antes de decir suavemente-: Dios bendice mi mente. El ao pasado Dana comenz a ir a la escuela -le confi luego, feliz-o Ahora me est enseando a leer, pero no estoy lista todava. .

    -Dnde puedo comprar una Biblia? -pregunt Mara-. Quiero leer la palabra de Dios por m misma.

    -Encargar una a Sabac. Probablemente la podrs tener la semana que viene -prometi Mila.

    De pronto Mara entristeci y dijo suavemente: -Sabes, Mila, realmente creo que el sbado es el da de

    reposo de Dios. Johann tena razn. Pero cmo puedo descansar desde el viernes a la puesta del sol hasta el sbado a

    la puesta del sol cada semana mientras mi familia trabaja?

    Qu pensarn? Cmo podra explicarles?

    -No te rindas ahora, Mara. Puedo ver que Dios te est

    guiando. Ora y cree. Yo orar por ti tambin -respondi

    Mila-. Si Dios te pide que obedezcas, te ayudar. Recuerda:

    Dios puede hacer cualquier cosa si creernos.

    y as comenzaron los estudios bblicos de Mara, con Mila pidindole a Dana que buscara y leyera los versculos en voz alta. Mila y Mara hablaban acerca de estos textos ardientemente. Mara oraba mientras volva a su hogar. Estaba aprendiendo un nuevo camino y estaba usando palabras

    Un da reservado para Dios

    que salan de su corazn en vez de los libros de rezos. Querido Dios, or en silencio, T conoces todas las cosas. T

    '(Jrwces mi corazn. Estas reuniones con Mila encendieron un fuego en mi alma que no ser apagado fcilmente. Tengo sed de ms. Mis visitas a la iglesia ortodoxa elevan mi espritu en una adorac'in reverente, pero cuando me voy me siento tan ignorante de las Escrituras como cuando llegu. No entiendo las palabras del predicador en el idioma eslavo antiguo. En estas dos visitas al hogar de Mila he aprendido ms de lo que esperaba acerca de la Biblia. Si quieres que guarde tu da de reposo, haz que me sea posible, por fllvor. Gracias, Jess. Amn.

    Cuando Mara lleg para el tercer estudio, Mila le extendi un paquete diciendo: -Aqu est tu Biblia.

    -Mi propia Biblia! -exclam Mara, abrazando el libro reverentemente contra su corazn con los ojos brillantes.

    Llev el libro a su hogar y lo ley vidamente, robando algunos minutos de cada da: temprano en la maana, antes que los dems se levantaran, o en la noche cuando el resto de la familia dorma. A medida que continuaban los estud ios semanales con Mila, senta a Dios ms cerca de ella. De esa manera, sumergida en las Escrituras, su comprensin de Dios y su amor por l creci firmemente. Haba llegado a conocerlo personalmente como a su mejor Amigo, su amante Salvador y Seor de su vida. Su fe ech races profundas. Mara le dej el problema del da de reposo a Dios, y ayunaba y oraba pidindole sabidura, una costumbre que cultiv el resto de su vida.

    La respuesta lleg unos pocos das ms tarde, despus de hablar y explicarle el problema a su cuada Lila.

    -No veo por qu no podamos solucionarlo -dijo Lila- yo te puedo reemplazar los sbados, si t lo haces en uno de los das en que tengo turno. Estoy segura que alguien podr cuidar de los mellizos en tu ausencia.

    -Oh, Lila! Cmo podr agradecerte? -dijo Mara efusivamente, dndole un abrazo. Cuando lo consult con las

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  • De quin temer?

    otras mujeres, ellas tambin parecieron satisfechas con el nuevo ajuste. Luego, a solas, Mara elev una oracin de gratitud y alabanza a Dios. Cuando le tocaba cubrir a Lila, trabajaba ms de lo requerido, para aliviar la tarea de Lila del da siguiente.

    Seor, aydame a conservar una buena relacin con la familia. No debo permitir que el deseo de servirte me impida cumplir con mis responsabilidades en el hogar, oraba a menudo.

    y el siguiente sbado, temprano en la maana, por primera vez Mara se uni a dos pequeos grupos de personas de aldeas vecinas que se reunan para estudiar y adorar en el humilde hogar de los Borovich en Uzvece. Los vecinos y amigos la miraban sorprendidos mientras se diriga hacia Uzvece con su mejor vestido y su mejor sombrero; direccin contraria a la iglesia ortodoxa de Glusci, hacia donde haba caminado antiguamente cada domingo. Despus de la reunin, Mara se apresur a llegar a su hogar para atender a los nios y despus regresar a la casa de Mila, por la tarde, para estudiar nuevamente.

    -Qu ests haciendo los sbados? -le pregunt !lija a Mara un da de reposo.

    Mara le explic lo mejor que pudo. -No es una idea extraa para m, en realidad -dijo l-o

    Cuando era prisionero de guerra en Budapest, el cervecero judo a cargo de m, cerraba la cervecera desde la puesta de sol del viernes hasta la puesta de sol del sbado todas las semanas. Pero l era judo. T no lo eres. Francamente, Mara, no lo entiendo. Pero sigue adelante si eso te hace feliz. No creo que nada cambie.

    Ilija pronto descubrira lo equivocado que estaba. Todo lo relacionado con sus vidas estaba en juego.

    Un mensaje urgente -Hoy estudiaremos acerca de la segunda venida de Jess

    -dijo Mila el siguiente sbado de tarde cuando Mara lleg para continuar con los estudios. Dana no se encontraba all.

    -Sabes, Mara, Jess prometi volver a la tierra -comenz diciendo Mila-. Eso les dijo a los discpulos. Puedes buscar Juan catorce, versculos uno al tres? Est cerca del principio del Nuevo Testamento.

    Ahora que ella tena su propia Biblia y se estaba familiarizando con su contenido, quera buscar los textos por s misma. Dio vuelta las pginas hasta encontrar el sealador puesto entre el Antiguo y el Nuevo Testamentos, y entonces busc entre los evangelios el libro de Juan y ley: "No se turbe vuestro corazn; creis en Dios, creed tambin en m. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si as no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendr otra vez, y os tomar a m mismo, para que donde yo estoy, vosotros tambin estis".

    -Piensa en esto, Mara. El Rey del universo quiere que pasemos la eternidad con l! -el rostro de Mila se iluminaba mientras hablaba-o Incluso Jess nos dijo cmo vendra para que ninguno sea engaado. Lee Mateo captulo veinticuatro, versculos veintisiete, treinta y treinta y uno -le indic Mila- Mateo es el primer libro del Nuevo Testamento.

    Mara ley: "Porque como el relmpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, as ser tambin la venida del Hijo del Hombre [...] Entonces aparecer la seal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarn todas las tribus de la tierra, y vern al Hijo del Hombre viniendo sobre las

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  • De quin temer?

    nubes del cielo, con poder y gran gloria. Y enviar sus ngeles con gran voz de trompeta, y juntarn a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro" . -y Apocalipsis uno, siete. Lelo, Mara. Apocalipsis es el

    ltimo libro de la Biblia. Mara dio vuelta las pginas hasta el final y ley: "He aqu

    que viene con las nubes, y todo ojo le ver, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harn lamentacin por l. S, amn".

    -Este es un acontecimiento feliz y glorioso, un evento grande y ruidoso. Nadie puede perderlo, porque no ocurrir en secreto. La primera vez, Jess vino al mundo para salvarlo. La segunda vez, viene para juzgarlo y para dar a los justos su recompensa -agreg Mila-. Lo dice en Mateo diecisis, veintisiete.

    Mara regres al sealador ubicado entre el Antiguo y el Nuevo Testamento y busc el captulo. Cuando lo encontr ley: "Porque el Hijo del Hombre vendr en la gloria de su Padre con sus ngeles, y entonces pagar a cada uno conforme a sus obras".

    -Dime, Mila, cundo ocurrir esto? -pregunt Mara con ansiedad.

    -Nadie sabe el da ni la hora exactos, pero Jess nos dijo que estemos atentos y preparados. Ve al libro de Apocalipsis otra vez. Captulo veinte, versculos once, doce y quince.

    Mara lo busc y comenz a leer: "y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en l, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningn lugar se encontr para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeos, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, segn sus obras [ ...] Y el que no se hall inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego".

    -Ese fuego est reservado para el diablo y sus ngeles malvados, y todos los que lo siguen sern quemados con l

    Un mensaje urgc11l''

    .-agreg Mila, y cuando mir a Mara otra vez, la not ro uy plida-o Qu pasa Mara? Te encuentras bien?

    -Oh, Mila! Qu terrible ser el lago de fuego! Qu debo hacer para que mi nombre est escrito en el libro de la vida?

    -Cuando nos arrepentimos y elegimos seguir a Jess,

    nuestro nombre se registra en el libro de la vida. Si nos arre

    pentimos y confesamos nuestros pecados, Dios promete per

    donarnos y limpiarnos de toda maldad. Entonces estamos lis

    tos para ser bautizados. Para tomar la decisin de bautizarnos

    tenemos que ser adultos. Recuerdas a Juan el Bautista? l

    bautizaba a las personas en el ro Jordn por inmersin. En el

    bautismo, simblicamente morimos al pecado, nuestra vida

    pasada es sepultada, y resucitamos a una nueva vida.

    -Es hermoso, Mila! Estoy lista. Cundo puedo ser bautizada? -pregunt Mara con entusiasmo.

    -Bueno, necesitas seguir estudiando para que puedas entender lo que Dios promete. De cualquier modo, no te puedes bautizar ahora, es pleno invierno y hace demasiado fro. No tenemos bautisterios cubiertos y los ros estn congelados. Estars lista en la primavera, y entonces estar ms clido.

    -Oh no, Mila! No puedo esperar tanto -respondi Mara desanimndose-. Jess podra venir y yo quiero estar lista.

    -Realmente no hay apuro, Mara, Dios conoce tu corazn. Puede ser que no venga tan pronto.

    -Pero, cmo puedes estar segura? Qu ocurrira si en realidad viene? Necesito ser bautizada ahora mismo -insisti Mara.

    -Est bien, Mara -accedi Mila finalmente-, enviar un mensaje al pastor de Sabac y ver lo que l dice.

    Unos pocos das ms tarde, lleg la respuesta. Un primer anciano, un hombre consagrado y valiente, estuvo de acuerdo en realizar el bautismo. Era en su hogar donde el grupo de la regin de Sabac se reuna. Mara estaba emocionada.

    Temprano el sbado acordado, el 18 de febrero de 1930, 43

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  • De quin temer?

    Mara, junto con Mila y otros tres miembros locales de Uzvece, hicieron los diecinueve kilmetros hasta Sabac en un carruaje abierto, tirado por un caballo. Dos hombres del grupo de Sabac se unieron a ellos all.

    -Tuvimos que cortar el hielo que tena treinta centmetros de espesor -le cont uno de ellos al grupo-o Eres una mujer muy valiente. Te llevaremos hasta el lugar. Hay suficiente lugar para que te bauticen.

    y as, un da de sol sin viento, en la orilla del ro Sava, diez almas leales formaron un crculo de oracin. Las palabras del himno "Tal como soy" flotaron sobre el hielo, mientras las dos personas de tnicas blancas se separaban del grupo y entraban en el agua helada a una distancia suficiente como para que Mara pudiera ser sumergida.

    El anciano levant su mano por sobre la cabeza de Mara y or; despus rpidamente la sumergi hacia atrs en el agua. Salieron del agua con fro y temblando, con las tnicas pegadas a sus cuerpos y con los dientes castaeteando. Rpidamente los envolvieron con abrigadas mantas de lana, les dieron toallas con las cuales secarse y sostuvieron en alto otras mantas para que cada uno pudiera cambiarse y ponerse ropas secas porque no haba refugios o casas en los alrededores. Ya secos, vestidos y envueltos en otras mantas, las dos almas valientes y otros ocho miembros felices marcharon hacia la casa del primer anciano para celebrarlo con una comida caliente.

    Siendo bautizada ya, y miembro de iglesia bona fide*, Mara se senta abrigada con la sonrisa de Dios. Todo a su alrededor pareca ahora glorioso y nuevo. Estaba lista para encontrarse con Jess.

    Sin que ella lo supiera, sin embargo, nubes de tormenta comenzaban a aparecer en el horizonte. Una crisis se perfilaba ante ella. Estara lista para enfrentarla?

    * Una expresin equivalente sera: "miembro de iglesia en plena comunin" . Nota del editor.

    Aparecen nubes de tormenta -Ilija, me bautic -le cont Mara a su esposo una tarde

    poco despus, mientras se preparaban para dormir. Su corazn rebosaba de una felicidad que no poda guardar.

    -Te bautizaste? Qu quieres decir con esto? Fuiste bautizada en la Santa Iglesia Ortodoxa cuando eras beb -l pareca desconcertado.

    -Lo s, pero esa fue la eleccin de mis padres, no la ma. Ahora fui bautizada siendo adulta, como lo haca Juan el Bautista, en un ro.

    -En un ro? -dijo frunciendo las cejas-o Dnde? Si todo est congelado.

    -En el Sava. Algunos miembros de la iglesia cortaron el hielo. El primer anciano de Sabac me bautiz -Mara sonri viendo su preocupacin-o No te preocupes, Ilija. Todo est bien. No me enferm. Este bautismo significa que prometo seguir a Jess.

    -Pens que eso era lo que estabas haciendo, Mara. Siempre has ido a la iglesia.

    -S, pero ahora entiendo mucho mejor lo que dice la Biblia. Esto me hace sentir muy feliz. Deseara que vinieras conmigo. -Ilija suspir.

    -Entiendo, Mara, y estoy feliz por ti. Pero estas nuevas ideas tuyas me desconciertan. Soy serbio. Para qu ira a una iglesia americana si tengo la ma propia? -y extendi sus manos-o Te hace americana este nuevo bautismo? O te hace juda? Ya no s lo que eres.

    -No, Ilija, todava soy serbia. Todava creo en el mismo Dios que antes. Solo que ahora lo conozco mucho mejor. Sigo las enseanzas bblicas ms de cerca. Soy Adventista

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  • De quin temer?

    del Sptimo Da. Ese es el nombre de mi iglesia. -Como ya te dije, Mara, tu nueva religin me perturba. La noticia del bautismo de Mara pronto se difundi en la

    aldea, y los vecinos comenzaron a hacer preguntas. -Ilija, omos que Mara se bautiz en otra iglesia. Le pu

    sieron otro nombre? -le pregunt Krsta, un vecino, a Ilija un da en el molino.

    Ilija se encogi de hombros. -Por qu no se lo preguntas a Mara? -respondi l-o All

    est -y la seal. Mara ~staba de pie junto al cajn de harina donde la fa

    milia almacenaba la racin de harina que conservaban como parte de sus honorarios. Divisndola all, Krsta se le acerc.

    - Tetka [una manera respetuosa de dirigirse a una persona] Mara, me enter que te bautizaste -dijo l jugando con los dedos-o Tienes un nombre .nuevo ahora? Cmo debo llamarte?

    Mara se sonri. -No Krsta, no tengo un nombre nuevo. Fui bautizada como

    Jess. Recuerdas? Juan el Bautista lo bautiz en el ro Jordn cuando era un hombre adulto. No recib un nombre nuevo.

    -Bueno, Tetka Mara, yo no entiendo de estas cosas, sabes? No leo libros sagrados como t. Entonces todava puedo llamarte Mara? -pregunt levantando las cejas.

    -S, Krsta. Todava soy Mara -y sonri. La nieve del invierno pronto comenz a derretirse.

    Llegaba la primavera y la naturaleza respiraba nueva vida: Los azafranes prpuras y amarillos comenzaban a aparecer y las ramas de los rboles comenzaban a brotar. Las clidas tardes de sbado encontraban a Mara sentada bajo el viejo manzano chamuscado que haba sobrevivido a la guerra y bajo el cual Jovan haba enterrado los ducados de oro antes de huir. El rbol se encontraba a un lado de su nueva casa y continuaba vivo y creciendo. La escena era siempre la misma, aunque en los das ms frescos ella se envolva en un

    Aparecen nubes de tormenta

    abrigo o en una manta: la Biblia en su regazo, los anteojos en su nariz, una manta doblemente doblada para acolchar la silla de madera en la cual se sentaba, y un banquillo donde apoyaba los pies. Los gemelos a menudo dorman en la cuna a su lado o jugaban en el csped a sus pies, mientras Mara les contaba las historias de la Biblia a Nata y Vera.

    Mientras los obreros contratados pasaban frente a Mara realizando sus tareas, la saludaban respetuosamente sacndose los sombreros y moviendo la cabeza. Mara vea cmo se codeaban entre ellos y poda or lo que comentaban en voz baja: "Mara est leyendo la Palabra de Dios". Entre esta gente de la tradicin oriental haba un fe sencilla, un inherente temor a Dios y reverencia por su Palabra.

    Lleg el mes de mayo, y aunque ese ao los campos de trigo estaban verdes todava y faltaba un mes para la cosecha, ya haba carretas tiradas por caballos o bueyes con sus dueos esperando que el grano fuera transformado en harina.

    Un da Mara le pidi permiso a Ilija para asistir a un encuentro grande de iglesia en Novi Sad, una ciudad a cierta distancia de all.

    -Los miembros de iglesia vendrn de todas partes de Yugoslavia -explic ella-o Los miembros locales nos alojarn en sus hogares por la noche.

    Ilija titube -No es comn que una mujer deje a su familia y se vaya sola a otra ciudad un fin de semana, Mara -dijo l-, t sabes.

    -Lo s, Ilija, pero este es un grupo de iglesia, ir con Mila y otras tres mujeres. Milorad dijo que me llevara a la estacin de mnibus y ya le ped a su nuera, Vukosava, que cuide a los nios en mi ausencia. Su beba es solo un mes ms pequea que los gemelos y ya me ha ayudado en otras ocasiones cuando me qued sin leche. Los nios en crecimiento requieren mucho alimento para quedar satisfechos -el entusiasmo de Mara lo cautiv y l acept de mala gana.

    El encuentro de iglesia ocurri a fines de junio y los veci

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  • De quin temer?

    nos de Mara notaron su ausencia. En la aldea pronto surgi el comentario de que Mara se haba ido a una "conferencia". Los hombres se asombraban. Mientras esperaban que el grano fuera procesado, con frecuencia pasaban el tiempo hablando. Esta vez, el tema central era Mara.

    -Dime, Ilija, cmo dejaste que tu esposa se fuera sola as? -le pregunt un cliente-o Quin escuch alguna vez que una mujer se haya ido a una conferencia?

    -Bueno, Zivko, los tiempos cambian. Tal vez debamos cambiar con ellos -respondi Ilija cargando una bolsa de harina en ul}a de las carretas que esperaban.

    -Mujeres independientes: si me lo preguntas te lo dir, problemas seguros -lo rega otro moviendo la cabeza-oDe todos modos quin es el jefe en tu casa?

    -Debe ser Mara -respondi Ilija de buen talante y continu con su tarea.

    -Escuch que Mara se convirti en juda -coment otro. -No, Dusko, ella va a una iglesia cristiana los sbados, no

    a una sinagoga. Dice que est de acuerdo con la Biblia. La gente de la aldea simplemente no entenda. Algunos,

    especialmente los hombres, parecan tomar las acciones independientes de Mara como una ofensa personal, incluso como una amenaza. De las naciones de Europa, los serbios estaban entre los pocos que nunca haban perseguido a los judos, y muchos serbios haban dado sus vidas en la Gran Guerra, tratando de protegerlos. As que no era prejuicio. Ilija pasaba por alto los comentarios de los hombres.

    Un da Ilija viaj a otro pueblo para comprar un fresno, que sera cortado en tablas en el aserradero de la familia.

    -As que eres de Glusci -coment la duea del rbol mientras anotaba la venta -. Conoces al dueo del molino de granos de all? Por lo que se dice maneja muy bien el negocio, pero no a su esposa -dijo rindose.

    Sorprendido y avergonzado, Ilija sinti que su rostro se sonrojaba -De hecho, ese hombre soy yo -reconoci l.

    La prueba de fe de Mara Esa tarde, un lluvia implacable golpeaba el techo de te

    jas de su casa mientras los nios dorman, inconscientes del drama que se viva en otra habitacin. Los mellizos tenan ya casi un ao; Vera tena tres y Nata diez. Leka, de dieciocho aos de edad, todava viva con sus abuelos, aunque vena a visitarlos a menudo por varios das.

    Mara estaba en su habitacin sentada en la cama, observando a Hija ir y venir. Se mova con tal dignidad que por un momento su mente volvi al da en que lo haba visto por primera vez, con su casaca austraca en la celebracin en la aldea donde l vivi anteriormente. Se haba enamorado de l en aquel momento, y todava lo amaba. No hay nada que no hara para complacerlo, pens.

    Pero mientras l le relataba los eventos del da, sus cejas gruesas se movan muy cerca de sus ojos y su rostro tomaba una expresin severa. Despus de caminar de un lado a otro por la habitacin, vino hasta Mara, se detuvo frente a ella y sin mirarla a los ojos, pronunci su ultimtum.

    -He sido muy paciente, Mara, pero esto ha llegado demasiado lejos. No sabes lo que ha sido para m que mis amigos se burlen de m. Me he convertido en un hazmerrer. No lo soporto ms.

    Mara buscaba sus ojos; todava eran aquellos profundos ojos oscuros que la haban cautivado la primera vez que los mir. Pero haba algo ms en ellos ahora. Ella crea que era dolor.

    -Debes olvidar tu religin, Mara, y ser como las dems mujeres -suspir- si no.. . tendr que pedirte que te marches.

    Mientras esta ltima frase sala de sus labios, l se dej

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  • De quin temer?

    caer pesadamente en una silla, tomando la cabeza entre las manos.

    Mara retrocedi horrorizada, pareca que sus palabras le explotaban en la mente. En ese instante, su mundo feliz se hizo pedazos y cay ante sus pies hecho escombros. Poda sentir el pnico que creca dentro de ella. Por un largo tiempo no pudo responder.

    -Marcharme, Ilija? Quieres que me vaya? -dijo ella, una vez que recuper la voz-o Pero adnde ira? Cmo me las arreglara? Qu sera de las nias? Quin cuidara de mis bebs?

    Pronunci las palabras con calma aunque por dentro su mente gritaba.

    -Los nios estarn bien conmigo. Las otras mujeres pueden cuidar de ellos y Nata ya es grande y puede ayudar.

    Mara se qued sentada, aturdida y perpleja, mirando cmo su mundo caa en ruinas. Su mente corra frentica y desesperadamente. Las preguntas azotaban su mente. Como puede !lija pedirme que me vaya? Qu le ha ocurrido al amor de mi vida? No, en realidad l no quiere que me vaya, puedo notarlo. Slo que es un hombre, y los hombres son orgullosos. Sin duda pens que me rendira cuando l presentara su ultimtum. Que todo sera como era antes. Dej salir un suspiro. Est equivocado, muy equivocado. Desde algn lugar muy dentro de ella, finalmente reuni las fuerzas para continuar.

    -Ilija, t sabes que hara cualquier cosa por ti. T y los nios son mi vida -se sent hacia adelante y le extendi la mano, luego la dej caer y le habl mirando el piso de madera-. Pero no puedo hacer lo que me pides, Ilija. No puedo hacerlo.

    Sus manos estaban apretadas tan fuertemente que los dedos se le pusieron blancos. Cerr los ojos.

    -Cuando fui bautizada promet obedecer a Dios siempre. l est en primer lugar. No podra vivir si no siguiera mi conciencia -se le quebr la voz pero recobr fuerzas mien-

    La prueba de fe de Mara

    tras levantaba la vista, lo mir a los ojos y continu-, me marchar, Hija, si as lo quieres -dijo estas palabras, pero se aferraba a una esperanza.

    Ilija baj el rostro y se volvi hacia la pared; su rostro estaba plido. Las palabras de Mara lo haban golpeado a l tambin y con una mirada perdida, dej caer sus hombros pesadamente.

    Afuera llova torrencialmente. Las grandes gotas sonaban estrepitosamente en el techo y corran por los aleros en

    torrentes, como lgrimas de los ojos de Dios derramadas por

    simpata ante su difcil situacin. Un viento melanclico gema y se quejaba tristemente.

    -Necesito tiempo para encontrar un lugar -sus palabras

    salieron con un suspiro.

    Ilija se levant y camin hacia la ventana, mirando hacia afuera. Sin darse vuelta movi la cabeza en seal de acuerdo, luego se dirigi hacia la puerta. La abri y sali al corredor. El ruido de la puerta detrs de l hizo un eco en la soledad que rodeaba a Mara. Escuch cmo se cerraba la puerta de afuera y se sent en la cama. Las punzantes palabras de Hija todava resonaban en sus odos y reverberaban en la habitacin vaca: Tendr que pedirte que te marches! Que te marches! Que te marches! Que te marches!

    Por sobre la lluvia ruidosa se oa el retumbar de los truenos. El viento afuera se haca ms fuerte y azotaba la casa. De pronto Mara comenz a temblar. Se desplom en la cama totalmente vestida, se sac los zapatos y se cubri con la sbana. Oh, Seor! Oh Dios! Qu vaya hacer? Por mucho tiempo le implor a Dios, hasta que finalmente se durmi.

    Por la maana, antes que saliera el sol, Mara se despert con los ojos hinchados. El lugar a su lado en la cama, no haba sido tocado. Ilija deba haber dormido en el molino como lo haca a menudo cuando el molino funcionaba da y noche. Mir por la ventana y vio que la lluvia se haba detenido. Las nubes de la noche ya no eran tan densas y se haban es

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  • De quin temer?

    parcido en pequeos grupos. La maana se vea triste, gris y deprimente, corno su espritu. Mara dej a los gemelos a cargo de Petra, se puso un abrigo y sali. Senta que el corazn le pesaba corno plomo en el pecho, mientras diriga sus cansados pies hacia la casa de Mila. Ella era quien la haba conducido en la lectura y el conocimiento de las verdades bblicas. Tal vez ahora podra ayudarla a decidir qu deba hacer. Realiz el trayecto con una tormenta de emociones, esquivando los charcos que la lluvia de la noche anterior haba dejado en el camino. Los sapos cantaban desde las cunetas llena~ de agua a cada lado del camino. Hoy, el camino a la casa de Mila pareca mucho ms largo.

    Mara solt su historia, sentada a la vieja mesa con Mila, donde en das ms felices haban estudiado la Biblia y su corazn se haba llenado de gozo. En esta misma mesa familiar las historias del amor y la compasin de Cristo haban estremecido su corazn. Aqu haba llegado a conocer a un Dios que deseaba ser su Amigo y Salvador. Ahora todo pareca cambiado y oscuro.

    -Espera Dios un sacrificio tal de m? Puede ser sta su voluntad para mi vida? Debo dejar a mi familia para agradarle? -Mara le arrojaba las preguntas a Mila, mientras sta trataba de confortarla.

    -No s, Mara. Nosotros los serbios, creernos que somos purificados por nuestros sufrimientos. Creo que Dios va a solucionar esto por ti. Es difcil -y Mila hizo una pausa-o Conozco a una mujer de influencia en Sabac que te podra conseguir un trabajo corno ama de llaves. Se conoce a los adventistas como trabajadores honestos. Tratar de comunicarme con ella. Hasta que encuentres algo Mara, te puedes quedar conmigo.

    Cuando Mara regres a la casa, encontr a !lija esperndola con cara de piedra y mirada ojerosa. Sin demostrar emocin alguna, Mara le dijo que estara lista para marcharse de la casa al da siguiente. Al escuchar sus palabras, !lija

    La prueba de fe de Mara

    se retir con una expresin de dolor en el rostro. Esa noche y hasta horas avanzadas de la madrugada,

    Mara yaca sola en su cama suplicndole a Dios: Seor, me has abandonado? Cmo puedo dejar a mis hijos? Los gemelos son tan pequeos. T me los diste. Me los quitars ahora? Prometiste en tu Palabra que responderas nuestras oraciones. por favor, aydame ahora. Cuida de mis preciosos hijos.

    La profunda y densa oscuridad que la cubra comenz a

    desaparecer Y la calma inund su ser dndole paz. En la so

    ledad, sinti una Presencia invisible. Dios estaba con ella en

    esta tormenta. Gema de agotamiento y se qued dormida.

    Temprano a la maana siguiente, los rayos del sol asomaban por la ventana e iluminaban la silueta dormida de Mara. Cuando se despert trat de salir de la cama, pero descubri que no poda moverse. Llam a Nata.

    El doctor que vino fue incapaz de diagnosticar la causa de la parlisis.

    -llija, Mara necesita reposo absoluto. No debes moverla. Su condicin puede fcilmente empeorar -le advirti-; en su estado actual podra incluso morir.

    Ilija saba que Mara no estaba fingiendo . -Esta es la manera que Dios tiene de decirme que l quie

    re que te quedes, no? -reconoci poco despus que el doctor se marchara.

    Mara no respondi, pero su corazn saltaba con una nueva esperanza.

    Una semana ms tarde, el doctor regres Y encontr a Mara fuera de la cama, caminando y dando vueltas como si nada hubiese pasado. Se haba recuperado completamente de la parlisis sin medicamentos Ysin efectos desfavorables.

    -Esto es un milagro, realmente -explic el doctor. Aunque Ilija no le pidi a Mara que se marchara de la

    casa otra vez, los comentarios sarcsticos de sus amigos no cesaban. Ilija trataba de ignorarlos, pero la situacin no mejoraba.

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  • La crisis contina En una aldea, a veinte kilmetros de all, vivan los dos

    hermanos de Mara con sus familias y su padre en su propia zadruga. Ilija decidi visitar a sus cuados con la esperanza de que ellos le pudieran dar algn consejo.

    Cuanqo Hija les relat la situacin, Petar, el hermano menor de Mara, se encogi de hombros.

    -As que va a otra iglesia! Y qu importa? La mayora de nosotros ni siquiera va a la iglesia, aunque nos consideramos cristianos ortodoxos.

    Sin embargo, Mladen, el hermano mayor de Mara, tom las acciones de ella ms seriamente.

    -Ha deshonrado a la familia, eso es lo que ha hecho -y sus ojos ardan de ira-o Si lo hubiera hecho mi esposa o una de mis hijas, no sera bienvenida en mi casa, y las seis viven conmigo todava, t lo sabes,-su voz era firme y segura-o En lo que a m concierne, Hija, tienes mi permiso para hacer lo que quieras con mi hermana; si yo no la acepto en mi casa, no tendr a dnde ir y tarde o temprano sentar cabeza.

    As que Mladen convenci a Hija que continuara con sus planes. Le prometi visitar a Hija en un futuro cercano, en el Slava de Ilija. El santo de su familia era Ignacio, y caa el 2 de enero.

    Una tarde, Milorad vino a la casa de Mara. Haba estado fuera del pueblo cambiando granos por ropa, azcar, combustible, y algunos otros elementos bsicos para la familia. Amaba a los mellizos de Mara como si fueran suyos. Cuando entr en la casa, Cveja estaba llorando y Mara lo meca en su regazo.

    -Qu ocurre, Mara? Se ve tan delgado y arrugado. Cul

    La crisis contina

    de los dos es ste? -Es Cveja. No retiene comida ni lquidos. Lo devuelve todo

    -su voz estaba oprimida por la preocupacin-o Voja tuvo diarrea tambin, pero la medicina que el doctor le prescribi lo ayud. Hemos probado de todo, Milorad, pero Cveja empeora cada vez ms. Temo que tal vez no sobreviva.

    -Oh, Mara! Debe haber algo. He odo de un mdico que usa remedios naturales antiguos. Te puedo llevar con l ahora mismo si quieres. No te har dao probar.

    Mara dej a Voja con Hija, tom a Cveja en sus brazos y subi al carruaje con Milorad para hacer los doce kilmetros hasta el pueblo donde viva el doctor.

    El anciano doctor se preparaba para cerrar el consultorio cuando ellos llegaron, pero despus de ver a Cveja, decidi atenderlos.

    -Hija ma -dijo despus de examinarlo-, todo lo que puedo ofrecerte es un simple remedio popular. Slo Dios puede ayudar a tu hijo.

    Le dijo que cocinara cebada y que le diera a Cveja un vaso de agua de cebada cuatro o cinco veces al da.

    Apenas lleg a la casa, Mara hizo lo que el doctor le haba indicado, aunque la sencillez del medicamento prescripto no la impresionaba. "Oh, Seor, haz que esto lo ayude! T eres el gran Mdico" or antes de ofrecerle a Cveja medio vaso de agua de cebada entibiada. La bebi lentamente y la retuvo en el estmago. Poco despus, Mara le dio otra dosis. Aquella noche, por primera vez en semanas, Cveja durmi toda la noche. "Es un milagro! Gracias, Seor", exclam Mara.

    Al da siguiente, Mara repiti las dosis a lo largo de todo el da, aumentando la cantidad de agua de cebada y agregando una rodaja de pan tostado. Cveja tom y comi todo. En pocos das se recuper Ycomenz a comer normalmente. Mara no poda parar de alabar a Dios por salvar a su hijo. Diez das ms tarde, Cveja haba engordado casi medio kilo y su piel se vea ms lisa y fresca.

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  • De quin temer?

    Antes de cumplir el primer ao, los gemelos ya balbuceaban algunas palabras, incluso antes de caminar. Por las tardes, mientras estaban sentados en la cuna, hablaban incesantemente el uno con el otro. Voja camin antes que Cveja; Cveja, todava dbil por la enfermedad, trataba de pararse tirando de la ropa de su hermano. Despus de varios intentos, terminaban los dos cayendo al suelo, berreando mientras yacan sobre sus espaldas. Finalmente, Cveja dio su primer paso.

    El ebanista local haba hecho un cochecito de madera con ruedas para los bebs. Se pareca a una cuna movible con una manija para moverlo. Nata paseaba a sus hermanos por la granja orgullosamente y Vera los segua detrs. En el molino, tanto los clientes como los obreros se amontonaban alrededor de ellos para ver las diferencias entre los gemelos mientras Ilija sonrea orgulloso.

    Una vez que los gemelos comenzaron a caminar, no haba cmo detenerlos. Vera los segua por todas partes como una sombra, cantan