ConvertidosXX

8/3/2019 ConvertidosXX

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CONVERTIDOSDEL SIGLO XX

COLECCION DIRIGIDA POR EL

R. P. F. LELOTTE, S. J.

DIRECTOR DE FOYER NOTRE DAME

VERSIN ESPAOLA Y PRESENTACINDEL

R. P. JOS L. MIC BUCHN, S. J.

1956

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NIHIL OBSTAT:

Praep. Prov. TARRACON, S. J.VCTORBLAJOT, S. J.

6 noviembre1954

NIHIL OBSTAT:ALBERTO R. DE RIVERA.

Censor.

IMPRIMATUR:JOS MARA, Ob. Aux. y Vic. Gral.

Madrid, marzo, 1956.

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NDICE

HENRI GHON................................................................................................7

DUGLAS HYDE..............................................................................................23

EDITH STEIN, HIJA DE ISRAEL...............................................................38

EL BUEN LADRN MAX JACOB..............................................................54

CARLOS NICOLLE.......................................................................................70

WILLIBRORDO VERKADE........................................................................85

FRED COPEMAN..........................................................................................99

TAKASHI NAGA........................................................................................113

TOMS MERTON.......................................................................................130

JACQUES Y RAISSA MARITAIN.............................................................145

ALEXIS CARREL........................................................................................162

GEORGE DESVALLIRES........................................................................177

LEN BLOY.................................................................................................196

JACQUES RIVIRE....................................................................................211

FRANCISCO JAMES...................................................................................228

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PRESENTACIN DE LA EDICIN ESPAOLA

El Catolicismo no ha perdido en nuestros das su fuerza de atraccin.El indiferentismo religioso es un hecho que no puede mantenerse

lealmente mucho tiempo en la vida, por ley ordinaria. Los hombres separecen mucho a esos anfibios que no estn largo tiempo bajo el agua, sinasomar la cabeza e impregnarla de oxgeno, Para el hombre, ese oxigenoes su adhesin a lo Absoluto.

Cada ao se adhieren a la Iglesia Catlica millares de nuevoscreyentes.

Actualmente los convertidos al Catolicismo son, en gran parte,

hombres de mrito y personalidad. Claro que los millares de sencilloshermanos que tambin se convierten, no figuran separadamente ms queen los registros parroquiales y en el Corazn de Dios; ya no se preocupanadie de escribir su conversin. Tal vez, de escribirse, no nos dejaramenos maravillados la ruta de lo gracia, en esos pequeos.

Pero de hecho, los hombres nos impresionamos ms por lasbiografas de los grandes.

Pues bien: una enorme lista de esos grandes hombres primeros en el

mundo social, literaria, artstico, poltico, econmico, intelectual..., hanterminado su periplo en la Iglesia Catlica: M. Baring, Belloc, LuceBoothe, M. Budenz, Beda Cam, Alexis Carrel, G. Chesterton, PaulClaudel, G. Cohen, Daniel-Rops, Dorothy Day, Ch. de Foucauld, G.Marcel, H. Ghon, Graham-Green, J. K. Huymans, Duglas Hyde, MaxJacob, Fr, Jammes, Jergensen, Eva Lavalliere, G. von le Fort, Dom Lou,Th. Merton, J. Papini, Ch. Peguy, Edith Stein, Sigfrid Undset, P. van derMeer, Evelyn Waugh...

El solo hecho de que estos espritus selectos se hayan dirigido alCatolicismo sera ya bastante para demostrar la extraordinaria nobleza ysolidez de la Iglesia de Jesucristo.

Esos grandes hombres que han abrazado recientemente elCatolicismo tuvieron que luchar, a veces terriblemente, antes de seguir laruta de la fe. Todos llegaron a la conclusin de que el mundo no podareducirse a un montn de grasa, de que era preciso contar con el almaespiritual, con el ms all, con Dios.

Y puestos a reconocer ese Ser, Padre y Creador, buscaron la forma desometerse a su ley y rendirle adoracin segn su voluntad; de vivir en la

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tierra de los hombres, todos como hermanos de peregrinacin, hacia Dios.Y procedentes de las diversas formas del materialismo, del paganismo, delpantesmo y de las infinitas sectas protestantes, encontraron todos, porcaminos diversos y casi fabulosos, la Luz y la Paz en la Iglesia Catlica: la

Iglesia de Jesucristo y de la Virgen, de la Eucarista y del perdn de lospecados, de la fe clara y segura, de la esperanza cierta; en la Iglesia quetiene como mandamiento primero y esencial: amars.

Una buena serie de los ms representativos convertidos en este mediosiglo han comenzado a aparecer en una acertada coleccin deCONVERTIS DU XX SIECLE, dirigida por el R. P. F. Lelotte, S. I., deFoyer Notre-Dame de Bruselas.

En este volumen presentamos a los lectores de lengua castellana las

quince primeras biografas de la coleccin. Entre ellas no aparece ningnespaol. En series sucesivas figurar alguno que otro, muy pocos. EnEspaa se dan raramente esas conversiones, porque la fe y la adhesin a laIglesia Catlica es una magnifica y casi total realidad.

EL TRADUCTOR.

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El hombre nacido de La Guerra

Henri Ghon(1875-1944)

Por Genevive Dubamelet.

En marzo de 1942, la publicacin clandestina Eaux Vives (no estabaautorizada por los alemanes ocupantes) publicaba estas lneas de Ghon:Gracia de la Resurreccin sobre las cosas y sobre los hombres,primavera sagrada de Pascua, seas bienvenida! Lo que acabas de hacer en

m, lo puedes hacer en otros aun por los de frente ms dura y corazn msseco, por los que se obstinan en no creer, sean individuos o naciones y, enprimer lugar, por esta pobre y querida Francia. Y lo hars, estoy cierto quelo hars, cuando llegue el momento. Hoy sufrir, llorar, mas preparmonospara florecer de nuevo.

Se comprende fcilmente todo lo que esas palabras, y en talescircunstancias, poda contener de latente esperanza y de indefectiblealiento.

Ghon no haba de ver ms que el preludio de esa primavera de laliberacin. Mora el 13 de junio de 1944, pocos das despus deldesembarco aliado.

Ms, su vida y su obra pueden hacer brotar sobre Francia, sobre laCristiandad, otra primavera distinta. Porque su obra y su vida no son deesas que pronto se apagan; todos los que le conocieron contribuyen a sueclosin,

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Sin fe.

Henri Ghon naci en 1875, cerca de los confines entre Seineet-Marne e Yonne, en Bray-sur-Seine. Su padre era oriundo de Beocia (dep.Loir-et-Cher), su madre de familia normanda. Se educ en el Liceo de

Sens. Todo esto, bajo el punto de vista de herencia y de influencias,explica su fineza, su tenacidad, su humor, su buen sentido.

Su padre es farmacutico; l estudia medicina.

La familia Vangeon (tal es el apellido autntico de nuestro hombre)es una de sas que tanto abundan bajo la III Repblica francesa... Comoera tambin la familia de San Agustn: padre impo, madre creyente.Cuntas buenas familias indicar Ghon se avienen a vivir en dos

mundos opuestos: unos segn el Prncipe de los Cielos, otros segn elprncipe de este mundo! Naturalmente, de pequeo fue educado cristianamente. Aprende a

rezar sus oraciones, de rodillas, entre su madre y su hermana, ante el pequeo Cristo de marfil amarillo, clavado en una cruz de bano.Contempla, a la cabecera del lecho de su madre, una reproduccin de laAsuncin de Murillo; y la mam dice reconocerle en uno de los ngeles...

Hizo la primera Comunin con grande fervor. Dos o tres aos ms

tarde tendr lugar la triste escena que Ghon ha recordado con viveza de pormenores: Ocurri en Bray, durante las vacaciones de Pascua. Mimadre estaba en el cuarto de arriba, vistindose para ir a Misa. Yo meencontraba abajo, leyendo. Haba pensado bien lo que iba a hacer? Ellame llama, sin que yo le conteste: Enrique, anda, preprate! Que lle-gamos tarde! Cuando me decido a subir, ya est ella delante, junto alarmario de luna, con el sombrero puesto, acabando de meterse los guantes.Y me dice: Pero, venga, que vas a perder la Misa! Oigo su voz

querida, y me oigo tambin contestarle, sin levantar los ojos, avergonzadotal vez de m mismo, pero resuelto:

Yo ya no voy!La pobre no tiene tiempo de replicarme. Yo aado a continuacin:

Qu quieres, mam, es que yo no creo...!

De este modo ha escogido el joven de quince aos. No es que supadre haya hecho algo por ganarlo para sus ideas antirreligiosas; y su

madre sigue siendo, secretamente, su preferida; pero qu golpe tandoloroso le ha asestado!

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Desde ahora Ghon vivir durante veinte aos sin Dios, sinnecesidad de Dios.

Terminada su carrera de medicina en Pars, se establece en su villanatal. Ya entonces escribe, y es colaborador de la revista L'Ermitage, la

que despus se convertir en la Nouvelle Revue Franaise. Su generacincontaba numerosos escritores de fama, de los que varios fueron amigossuyos. Su ms ntimo fue Andr Gide, seis aos mayor que l.

Cuando Ghon publica su primer libro de versos escribe Gide en15 de octubre de 1898: No hay en Ghon ninguna tristeza: es un alma decristal, de oro, llena de sonoridades maravillosas. Todo lo que la toca, lahace vibrar; nada le deja indiferente; y no obstante, a travs de todo, sualma permanece siempre ella misma. Todo le emociona, pero nada le

turba; el mundo se contempla en ella con una encantadora, vibrante ysonriente armona.

En 1900 Ghon compone Le Pain, tragedia lrica popular, que no serepresentar hasta 1902, y Le vielle dame des rues, folletn estrambtico,potico-realista, donde ya se adivina lo que ser el arte particular deGhon. En 1914 hace representar en el teatro Vieux Colombier, la obraL'Eau de vie. Se hace amigo de Copeau; y Susana Bring, la primera actrizde la pieza, ser, creo, ms tarde, su ahijada.

Para Ghon y sus amigos, el arte lo es todo, y segn su propiaexpresin, el arte recoge el cetro de Dios, que haba quedado sinheredero (1).

La Belleza, bajo todas sus formas: eso es la dama a quien debe servirel artista.

La msica es una de las fuentes de belleza. Ghon bebe en ella. Supreferido es Mozart, cuyo genio sensible, claro, gozoso, es gemelo del

suyo. En 1932 publicar su obra maestra:Promenade avec Mozart.Tambin le atrae la pintura. El mismo pinta acuarelas, lienzos frescosy luminosos. Aqu sus preferencias son por Vermeer de Delft y por FraAnglico.

Primeras llamadas.

Ghon descubre a Fra Anglico en un viaje a Florencia en compaade Gide. En ese momento su paganismo se desmorona. Porque en la obradel dominico, l intuye no slo la belleza, sino tambin la fe que emana de

1 N. DEL T. Expresin blasfema como de un Ghen incrdulo, ateo.

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los gestos sobrios, actitudes, miradas, Y Ghon, tan sensible solloza depura emocin en el claustro de San Marcos, se siente todo conmovido:Irresistible imantacin del ser. Cun bella era la luz sobre la terraza dehabares en flor, sobre los negros cipreses! Salamos de Santa Groce, donde

mora San Francisco de Ass; de San Marcos, donde Cristo expiraba en laCruz, o donde la Virgen escuchaba al ngel, en un pasillo desnudo ysilencioso. Hasta nuestros sentidos haban cobrado un alma. El arte mehaba ya arrebatado otras veces, pero nunca como en esta ocasin. Estabatocando ese lmite indefinible entre lo humano y lo divino, entre loterrestre y lo serfico, entre lo que es del mundo y lo que es del cielo.

Por entonces gozaba Ghon de una vida encantadora. Ya hemosdicho que se haba establecido en Bray-sur-Seine; mas su profesin no le

absorba demasiado. Viva sobre todo en su jardn, cogiendo rosas,gustando los frutos, pasando horas eternas ante el piano, penetrndose depoesa.

Su padre haba muerto haca aos. El confiesa no haberle lloradomucho.

Vive con su madre, a quien adora. Y su hermana, viuda muy pronto,con dos nios. Tiene, pues, una familia, sin haberse molestado, como ldeca, por fundar una. Tampoco se enreda con ninguna pasin; ha

reemplazado el amor, confiesa, por el gozo sin fin. No es rico; tampoco loha deseado nunca; le basta una mediana. En una palabra: Ghon es un serfeliz.

Pero... la gracia de Dios, cuando quiere ganar a un hombre, procedecomo un diestro estratega: tantea por todos los lados de la fortaleza yaprovecha todas las brechas. Despus de aquella conmocin de Florenciacon la consecuencia de que el arte es espritu, Ghon va a descubrir quetambin el sufrimiento tiene que comunicarle un mensaje.

Una de sus sobrinitasque l ama como hijosenferma gra-vemente, y le llaman en seguida a Italia, donde se encontraba. La nia serestablece, pero dos meses ms tarde es la madre de Ghon la que muereinopinadamente, en un accidente. Se tiene el tiempo justo paraadministrarle los ltimos Sacramentos.

El hijo, desesperado por este desenlace, se deja llevar hasta larebelin contra la Providencia. Aos ms tarde, l la llamar con

verdadera humildad su peor blasfemia: En la misa exequial, mientras lerodean sus amigos Pguy orando con fervor, los dems, por lo menosrespetuosos ante las ceremonias, inclinando la cabeza durante la Elevacin

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, l, con la frente erguida rodo de orgullo y de dolor, fija sus ojos en laSagrada Forma y piensa, con el corazn destrozado: Oh Dios!, T noexistes, no puedes existir, porque me has quitado a mi madre.

De todos modos, Ghon no acepta el haber perdido su madre

completamente: Cree que ella habr recibido en alguna parte larecompensa por una vida de amor y abnegacin; y presiente que la volvera ver. Contradiccin, paradoja absurda, pensar alguno. No ser, msbien, que en la fe que l crea muerta, viva an en algn repliegue delsubconsciente y que, como Pascal, l iba buscando algo que haca tiempoya haba encontrado?

Pasado el tiempo del luto, contina su viaje vagabundo por Italia,Grecia y Asia Menor. Al volver a Pars, en 1914, le sorprende la guerra

que estalla.En este momento va a comenzar una aventura de Ghon, semejante a

la de Carlos de Foncauld, de Pascal, de San Pablo, pero que es de unaespecie nica, porque cada santo o cada cristiano, que es lo mismo (2)es enteramente diferente de los otros.

La guerra.

La frgil complexin de Ghon haba cambiado mucho. Entre losgrandes amores de su vida, Francia ocupaba un lugar preferente. Su amor ala Patria pasin celosa lo llama l le llevaba a servirla con la literaturay las bellas artes.

Ahora, se enrolaba como mdico, y era destinado a un equipo deambulancia del Norte. En la retirada de Charleroi, caer prisionero.

Vuelve e Pars y asiste a las manifestaciones religiosas que precedena la victoria del Marne, como artista admira la procesin de reliquias y de

estandartes, admira, pero an no toma parte en la ardiente plegaria de lamultitud. An no ha llegado su hora.

En diciembre, vuelta al frente, por Yser. En el destacamento de laVilla Siena (qu misteriosa estrella atraa este pastor hacia la bsquedade Dios!) reinaba el regocijo; regocijo tanto ms vivo cuanto era ms serioel peligro. Las casitas de esta ribera se iban desplomando una a una, bajoel constante fuego del enemigo, parapetado en la gran loma de enfrente

2 N. DEL T. As deba ser, y en la Iglesia primitiva, todos los fieles, se llamabanSantos; desgraciadamente son muchos los catlicos que estn lejos de merecer eseapelativo.

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Gide haba dicho a Ghon antes de su salida: Puesto que vas hacia elfrente de Blgica, trata de localizar a Dupouey Ha salido de Cattaro paraDixmuude.

Haca diez aos que el oficial de Marina Pedro-Domingo Dupouey

haba entablado amistad con Gide, con ocasin de una carta que le escribiluego de la lectura de uno de sus libros. Nacido de una familia catlica,Dupouey tambin haba rechazado los dogmas que pesaban de un modoinsoportable, sobre la razn y sobre el mundo (esta expresin es de Gide).Despus haba ido buscando una solucin, con inquietud. Por fin habavuelto a la fe, desde su matrimonio en 1911, con Mireille de laMenardire. Aun despus de convertido, el marino mantena sucorrespondencia con Gide.

Un amigo que pasa.

A pesar de la gran amistad de Gide con Ghon, ste no se habarelacionado con Dupouey, aunque haba odo hablar mucho de l. Gide,empero, deseaba relacionar sus dos amigos. Quiz le haba impulsado porun sueo extrao, que convendr consignar aqu porque explica de modosorprendente, el camino de Damasco por el que iba a entrar Ghon:

Pocos das antes de su salida de Pars escribe Gide tuve unextrao sueo, del que no le habl sino mucho tiempo despus, y que,aunque no soy muy amigo de creer en sueos, me dej muy conmovido.Me paseaba con Ghon, como habamos hecho muy a menudo, juntos porArgel, por Italia y ltimamente por Asia Menor y Grecia, en dondepresentimos toda la preparacin de la guerra. Esta vez no s en dnde nosencontrbamos. Era por la tarde, en un misterioso valle, todo umbroso,deslizbamos sobre un maravilloso tapiz de vapor. El valle se ibaestrechando, la tarde se haca ms dulce, y los cantos de los pjaros mssuaves: Yo me senta desfallecer de gozo. Y de repente, cuando aquellasuavidad se haca casi inaguantable, mi compaero se detuvo, me toc enel brazo y dijo: No avancemos ms. Su voz era solemne; no avancemosms, porque en adelante, entre nosotros hay esto; y aunque no hizoningn gesto, mi vista baja descubri en seguida un gran rosario quecolgaba de su mano derecha Me despert lloroso, con el corazn oprimidopor una angustia que no se disip aun cuando me haba despertado.

Cuando Ghon llega a Nieuport nada sabe del sueo que unassemanas antes angustiara a su amigo. Solamente sabe que Dupouey esamigo de Gide, que los dos tienen los mismos gustos, y que le sera muy

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agradable, en medio de los azares de la guerra, entablar relaciones con l.

Mas en tiempo de guerra, un sector supone una extensin regular; lasprecisiones son escasas; con frecuencia hay desplazamientos de unidades.Pasar un mes sin que el deseo de Gide, de unir a sus dos amigos, pueda

realizarseEl 25 de enero, en previsin de un ataque prximo, los fusileros deMarina aparecen por aquellos parajes. Ghon, siguiendo sus intenciones, pregunta al primero que encuentra: Conoces al capitn Dupouey?Ya lo creo: es mi capitn!

Sin tardanza, Ghon enva una carta a Dupouey. Era el da 25 deenero, fiesta de le Conversin de San Pablo... No se trataba de unacasualidad.

El 27, Dupouey contesta a Ghon, unas palabras cordiales, aunqueguardando bastante las distancias. Le invita a visitarle en su posicin deCoxyde. Por causa de las operaciones, la visita tiene que diferirse. Peroentonces, el 28, es Dupouey el que se presenta en el puesto de observacin,en donde se halla Ghon. El capitn Dupouey es robusto, aunque depequea estatura, va medio embozado en su capote; lleva la barba oscura;los ojos hundidos.

Los dos combatientes cambian un amistoso apretn de manos, y sedespiden bajo el canto de las marmitas. Tal fue su primer encuentro.

El ataque fracas; muertos y heridos yacen tendidos por las dunas. Elmdico militar Vangeon cumple bien su deber. Por la noche escribe en sucuaderno: Jams he pensado tanto en la muerte..., no en la ma...

El 31 de enero, domingo, acude a la invitacin de Dupouey. Est enuna pequea ciudad, frente al mar. Los fusileros de Marina que van adespachar su rancho, acogen gozosos al mdico. Se sientan apretadamente

en torno a la mesa, se abre un paquete de Bretaa, se charla conentusiasmo

Hacia el fin del desayuno, pregunta Dupouey: Quines conocen ami pequeo?, Y saca de su cartera la foto de un beb gordifln. Qubella es la mirada de un nio!, murmura el marino. Luego contina unaconversacin casi banal.

Con todo, Ghon, con su fino odo musical, percibe un cierto cantoarmonioso continuo, que casi le intimida. Y escribe por la noche en su

cuaderno: Ante l me siento como un chiquillo.Unos das ms tarde escribir a Gide: Dupouey es justamente un

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hombre, un hombre libre que lo comprende todo, incluso el bien.

El 24 de febrero Dupouey hace una visita de sorpresa a Ghon, en laalquera en donde ste se aloja. Juntos hacen una breve excursin por lasruinas de Furnes. Este es su tercer y ltimo encuentro.

Y pasan los das. El Domingo de Pascua Ghon asiste a la MisaMayor. Por qu? Por hacer como los otros escribir, para llenar unahora vaca, tal vez para conectar con mi dulce pasado infantil, cuando,vestido de domingo, con mi hermana y mi madre, me encaminabaalegremente a la iglesia, participaba de las delicias del Pan consagrado, ome emocionaba cuando en el coro, iluminado por verdaderos cirios, ciriosde cera, sonaba la campanilla para la elevacin... La guerra favorece estereplegarse sobre los lejanos sentimientos que estaban como desterrados de

la memoria... No, no es cosa indiferente el haber sido un nio que rezaba,aunque slo haya sido de labios afuera, cuando uno siente la vecindad dela muerte. Sal de la Misa sin haber puesto mi adhesin; pero me sentafeliz.

A la puerta se charla en grupos, tomando el sol, comentando noticias.Esta noche se han disparado algunos obuses sobre Izer. Alguien aade:Un oficial de Marina ha sido muerto. Quin? No lo handicho.

Ghon piensa sbitamente: Si ser Dupouey? Su gozo sederrumba. Mas por qu ha de ser l?...

Quince das ms tarde la noticia llega a Ghon, por un rodeoimprevisible: Efectivamente, Dupouey fue muerto en la noche del SbadoSanto.

Aquello causa en el mdico una verdadera crisis desesperada. Entraen su cuarto, solloza angustiosamente. Jams ha sentido un tal quebranto,

excepcin hecha de la muerte de su madre. Pero cmo es eso? Por quesa impresin por un hombre que l casi no conoce, con el que solamentese ha encontrado en tres rpidas ocasiones, a quien no ha hecho y de quienno ha recibido ninguna confidencia? Qu enigma!

Al da siguiente, Ghon no puede contenerse: es necesario ir a sutumba. En efecto, va a Coxyde, y la encuentra sin dificultad en elcementerio que rodea la iglesia.

Se detiene delante del pequeo montn de tierra, y engarza en su

pobre cruz un ramito de boj que su hermana le haba enviado el Domingode Ramos. Luego, piensa... Podra decirse que ora? Escribiendo a Gide,

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dice: Rogu por l? Eso es lo que creo; por lo menos, fue como sihubiera rezado. En la excitacin en que me encuentro, soy capaz de orarsin creer, de creer para los dems y no para m mismo.

Hacia la luz.Despus siente ms avidez por conocer mejor a Dupouey; va a visitar

al capelln y a los compaeros de armas. El sacerdote le confa el secretode aquella vida: Ah, seor Ghon, Dupouey era un santo! Jams heencontrado un alma semejante!... Pensaba l constantemente en la muerte,y a medida que se acercaba ms, menos la tema. En una palabra: estaba preparado... Usted parece tan conmovido, que voy a hacerle unaconfidencia: He aqu lo que me escriba, estos ltimos das, la esposa de

Dupouey: Los dos hemos hecho el sacrificio. Y en cuanto al nio, ya notiene padre, no tiene nada. Lo confo al Padre que est en los cielos!

Y hay que llorar cuando muere un santo? Ghon sale de aquellaentrevista extasiado, como l escribe a Gide. Medita constantementesobre esa muerte, sobre la carta de la esposa; y escribe un poema al amigoperdido:

....Dices, soy ya feliz; he visto!,dices: Jess me ha recibido,

dices: a la diestra del Padre.

No puedo soportar ms

el milagroso recuerdode tu mirada, mi querido hermano.

Si hubiera sabido que l mora

antes de la alborada,sin haber alcanzado la luz!

Y se es el punto crucial, la brecha por donde se precipita la gracia...Dupouey muerto, no puede estar muerto por completo. Y si vive en algnsitio, en esa gloria que esperaba, que ha merecido y de la que su recuerdoaparece aureolado, es evidente que Dios existe! y si Dios existe es

necesario creer!Pedro Dupouey deja en la tierra a su compaera. Michelet escribi en

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cierta ocasin que la viuda es el alma del esposo que se ha retrasado. Siesto es cierto, lo iba a ser precisamente en el caso de Mireille Dupouey.

Parece que la misin sobrenatural que Dios asign a Dupouey,aunque parece que l no se dio perfecta cuenta en esta tierra, era la

conversin de Ghon. Esta misin la recoge Mireille.Ella le escribir, la primera, para agradecerle la buena amistad con sumarido, que conoce por Gide. Ghon se siente conmovido por esa carta ycontesta con otra, llena de confianza. Le enva sus poemas, le manifiestalos tormentos de su espritu, y su inmensa gratitud al que le volvi a abrirlas puertas de la fe. Mireille le vuelve a escribir. Y le habla naturalmentede aquel que les sirvi de enlace para completar la misin espiritual delmarino. Le dice: El se haba entregado a Dios. Y aade: Pedro ruega

por usted. El corazn de Dios le llama a grandes voces, por el grito de sutormento interior a aquel lugar adonde es preciso que arribemos, cueste loque cueste... Pedro sigue siendo su amigo, y de modo ms ntimo yperfecto que habla sido antes.

Cuando el 13 de julio llega el aniversario de la muerte de su madre,Ghon compone un poema que habla de ella y de Pedro Dupouey. Comono le es posible visitar la tumba de la madre, ir a la de su amigo. Aquelda asiste primero a la Santa Misa.

La fe recobrada.

Contina la guerra y la vida en el frente con los peligros y tambin sucamaradera. Uno de sus antiguos compaeros esboza este retrato delmdico militar Vangeon: Era muy alegre y se mostraba muy animado; eradifcil ver en su fisonoma la violenta lucha que se desarrollaba en suinterior... Su risa era como un rer de nio. Cuando contaba alguna

ancdota regocijada de nuestra vida errante, tena un peculiar don de cogeral vuelo los rasgos cmicos, y rea a carcajadas. No escapaba uno ileso, sicaa bajo la batera de sus chistes... Nunca se preocupa de s mismo, comecualquier cosa, se aloja como puede; una sola cosa le atenaza: ver caer asus camaradas, sean oficiales, suboficiales, simples artilleros. Era muyestimado y querido en todos los grupos: desde el ltimo recluta hasta elms alto jefe, todos le tributaban su afecto, que l guardaba en el fondo desu alma.

En septiembre de 1915 la ofensiva rompe el frente. La vspera delataque, en la noche, donde palpita tanta vida joven, ofrecida ya a la muerte

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y que pronto ser sacrificada, el mdico Vangeon siente su pecho lleno deemocin, emocin que se vuelve en Plegarias. Y luego de veinticinco aosde silencio, las palabras del Padrenuestro se le escapan, a su pesar, delos labios.

La ofensiva desemboca en desastre. Pero la paz interior sobrepasatoda paz. Ahora Ghon reza cada da: est volviendo al fervor de suinfancia. Mireille Dupouey le ha dejado un cuaderno de meditaciones desu esposo. Tiene tambin los escritos de Pascal.

Unos das de permiso le llevan a Pars. All cuenta a su hermana elcamino que ha recorrido. El gozo de ella y el de los nios, se le contagia.Tambin se lo cuenta todo a Gide, el cual le responde sin ambages: En elpunto en que te encuentras, me parece imperdonable el que an no te hayas

puesto en regla.Y con todo an duda, aun no se ha despojado completamente del

hombre viejo. Por fin, en diciembre, se decide: comulgar el da deNavidad.

Y el 25 de diciembre de 1915, en la pequea capilla de Salesen-Gohelle, tuvo lugar el encuentro de Ghon con su Dios. As recogaNavidad lo que haba sembrado Pascua. Cuando Gide, el protestante y elinmoral, escribe: A Dios no puede uno darse, si no es todo entero, no

pensara en Ghon?

Escritor cristiano.

Terminada la guerra, Ghon vuelve a Pars. Entonces publica un librosobre su conversin: L'homme n de la guerre, en el que cuenta suitinerario espiritual; tambin publica unos libros de poesa: Foi en laFrance et joi en Dieu y (El espejo de Jess) Le miroir de Jsu.

Los antiguos amigos de la Nouvelle Revue franaise se alejan de l,pero encuentra otros nuevos, como Jacques Maritain, con el que trabaestrecha amistad. Entonces vuelve a tomar la pluma, para servir ahora a laverdad y evangelizar al pueblo fiel. Esta expresin es suya, y expresabien lo que quera decir. Ese pueblo fiel es la cristiandad, a la que l quieredarle un teatro digno.

El hace brotar ese teatro de las mejores fuentes de la hagiografa: elherosmo, la renuncia, las luchas interiores y exteriores, las peripecias,hasta lo cmico, por lo menos lo que tiene humorista, todo se puedeencontrar en las vidas de santos, de los Balandistas y en la Leyenda de Oro

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El canto, la mmica, la danza puede acompaar el espectculo. Porqu no? Todo es vuestro, deca San Pablo (3) Oigamos al mismo Ghon,hablando sobre su teatro: Si Dios ha tomado los santos de entre loshombres, no ser para que su ejemplo nos instruya? Bajo la influencia del

protestantismo, un espiritualismo mal entendido, del todo abstracto, hasuplantado a la fe viva, realista, mstica de nuestros mayores. Nuestrostiempos han perdido el sentido de lo maravilloso, de lo concreto, junto conel sentido cristiano (4). Y es preciso devolvrselo. Abrir otra vez la iglesiay todas las capillas, ante la plaza pblica. Restablecer las comunicacionesentre la tierra y el cielo. El prestigio de la escena es grande. Si es verdadque el teatro hace las costumbres, ms bien que las costumbres el teatro,creemos un teatro de Santos.

No entra en nuestro plan esto traspasara con mucho los limites deeste folleto estudiar la obra literaria de Ghon. De todos modos,recordemos que la primera pieza presentada luego de su conversin fue Les trois miracles de Sainte Ccile. Y la segunda, Le pauvre sausl'escalier. Una y otra contaban, con gran delicadeza, un amor conyugalsublime: delicado y tal vez inconsciente homenaje a los esposos Dupouey,escogidos por Dios para volverle la fe.

Santa Cecilia fue presentada en enero de 1921, por las alumnas

catlicas de la Escuela Superior de Svres, en un saln de Pars. El Pobremereci los honores de un cartel regular en el teatro Vieux Colombier, quediriga Jacques Copeau. Pero el pblico medio no estaba convencido.Entonces Ghon busc el modo de conseguir que su pblico concordararealmente con los actores. Para ello trabaja con el grupo Art et Foit deJacques Debout.

En 1925 funda, con Henri Brochet, los Compagnons de Notre-Dame, grupo de aficionados, mejor, especie de Cofrada, cuyos miembros

acudan a la Misa, a la Comunin y a la oracin antes de cadarepresentacin, y varios de los cuales fueron pasando del escenario alclaustro.

Desde este momento, Ghon se abandona a su inspiracin bienfecunda, por cierto. Ms de sesenta piezas son escenificadas, yrepresentadas en Pars, en las varias regiones de Francia y aun en el

3 Todo es vuestro, vosotros sois de Cristo, Cristo es de Dios.

4 N.DEL T. Estas palabras se refieren a su pas y otras naciones donde elProtestantismo tuvo gran influencia. No son tan exactas en Espaa.

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extranjero.

Esos Compagnons de Notre-Dame dieron nueva vida a los gruposde aficionados.

El cuadro aumentaba inspiracin a la obra: as Ghon presenta Saint

Maurice ou l'Obissance en el Valle de Agaune. Le Mystre de SaintLouis en la Santa Capilla del Santo Rey. La mystrieuse legendred'Emersinde, en Cordemoy (Blgica). Esta pieza se representaba al airelibre; los bastidores eran ramas del bosque; los corderos eran verdaderoscorderos; la bella Emersinda, subida en una autntica barca, llegaba por elagua, a la cabaa del ermitao..., y entre los espectadores, sentados alborde del agua, se encontraba una verdadera princesa y un prncipe: Astridde Blgica y su esposo, que presidan la representacin, a beneficio de la

Abada que se estaba restaurando.

Renovador de teatro cristiano.

Como Shakespeare, Ghon es tambin actor, por lo menos, siempreque hace falta. No alcanza en las tablas muy alta perfeccin: cierto queacta de un modo expresivo, truculento a veces; pero es algo oscuro, siguela pista de su teatro; piensa en mil cosas mientras est actuando: Porque es

a la vez director de escena, electricista, tramoyista, encargado del vestuarioy administrador.Cuando no acta, forma parte del pblico, y del buen pblico,

porque re, llora, aplaude... Como si la pieza fuera de otro... Admirablesencillez. Se muestra siempre modesto, pasa inadvertido; declina loshonores, agitando la mano en gesto de protesta, cuando en una reunin oun congreso, se le quiere hacer subir al estrado de la presidencia.

Su aspecto no es bello: est calvo, tiene ojos abultados, rostro

lampio, algo sonrosados los pmulos; pero la sonrisa llena toda su cara y brilla en sus ojos con cierta maliciosa bondad. Nuestro buen Ghon!Cunto me gustara darlo a conocer, tal y como lo veo en mi recuerdo,luego de los aos que ya han pasado!

No es posible enumerar las piezas de teatro, y es difcil escoger unosttulos:La Bergre au pays des loups (Santa Germana),La Pendu dpenduy La mort cheval(Santiago de Compostela), Les trois jeunes filles marier(San Nicols),Bernardette devant Marie,La vie profonde de Saint

Franois D'Assise...Aunque todas las obras de Ghon no son de primera categora, pues

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de ordinario se contentaba, dada su prodigiosa fecundidad, con cierta fcilmediocridad, pero el pblico le segua contento. Y adems edificado. Estodo lo que l esperaba.

La obra de Ghon no se ha limitado al teatro. Ya hicimos alusin

antes a su preciosa obra sobre Mozart. Dotado en alto grado de un delicadoespritu de infancia, Ghon siente predileccin en msica, por lo tierno,delicado, infantil. Este espritu l lo reconoce en Santa Teresa de Lisieux.Cmo no iba a estimar, sobre otros santos, a esta jovencita, de unasantidad tan heroica, bajo apariencias tan fciles e infantiles?

Con todo, Ghon, que tanto haba amado la belleza en los tiempos desu paganismo, no admita sin protestas la exagerada ornamentacin conque los Carmelitas quisieron embellecer la capilla de la Santita; esto le

ocasion algn conflicto con los religiosos de Lisieux. Pero despus detodo, haba evocado tan bien el alma devorada, conquistadora, igual enardor, en vigor, si no en genio potico, a la Santa avilesa, que lasHermanas de Teresa Martn bien pueden perdonarle que l no haya admi-tido sus florees...

En esta misma seleccin de grandes corazones, present tambinel Cura de Ars. La figura de San Juan Bautista Vianney, la haba yaevocado en una larga obra:Les jeux de l'Enfer du Ceil, en donde a travs

de una intrincada trama de aventuras ya emocionantes, ya humoristas,presenta la figura del viejo cura rural de Francia, con su gran papel de faroy de polo en el pueblecito; el que domina los acontecimientos e ilumina loscorazones. Una especie de Providencia ms bien que una simple personahumana.

Ghon ama todo eso que le domina. Su aficin es la alabanza, y nadams que la alabanza. Y toda su obra es un gran elogio. El mismo hacontado cmo un 15 de agosto, mientras rezaba su Rosario, sinti que en

su frente se iba sustituyendo la cadena de Avemara con que lcelebraba la Asuncin de la Virgen, por una cadena de pequeos poemas,que uno a uno, iban echndose a volar, como pjaros. Esos poemasalados se convirtieron en quince sonetos sobre los quince misterios delRosario. Andr Caplet les ha puesto una deliciosa msica. El primermisterio glorioso, la Resurreccin, dice as:

Ella no dudaba de El;

pronto se cumplira el da tercero.Haba pasado toda la noche orando,

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y al alba, respiraba bajo el prtico

a las primeras luces de aquel da;

las dos Maras vuelven:iban las dos cogidas de la mano,

casi tan temerosas como extasiadas.El Maestro ya no est en el sepulcro,

dice la una. La otra, de repente.

creyendo que la Madre vacila:Madre, Madre, que el Maestro vive!

La Madre, entre sollozos y sonrisas,

Dice: Hijas, bien cierto lo saba.

In Paradisum.

Slo resta aadir dos palabras sobre el fin.

En junio de 1944 Ghon est en Pars, enfermo, solo, pues suhermana ha tenido que ausentarse, por el nacimiento de un pequeo.

El se decide a llamar al mdico: ste ordena inmediatamente que se

le traslade a la clnica. Todo era intil: al da siguiente, Henri Ghon,falleca.

Le asisti y administr los ltimos sacramentos su viejo amigo, elPadre Roquet. Se le amortaj con su hbito blanco, pues era TerciarioDominico, y llevaba en la Orden los dos nombres de su hermano en elSeor: Pedro-Domingo. Luego, por radio y por carta, se procur avisar alos amigos de la fecha para los funerales. Tuvieron lugar el 15 de junio del44.

La Providencia permita que antes de morir tuviese noticia de unltimo grande gozo, la inminente liberacin de Francia. En torno al fretro,en la iglesia de Passy, nos encontrbamos algunos fieles. Despus de lamisa nos reunimos en la vecina plaza. Su amigo Jacques Reynaud, con lavoz anegada en lgrimas, pronunci algunas palabras. Luego el PadreRoquet se adelant junto al coche fnebre que iba a conducir los restos deGhon, y comenz a recitar una larga letana, que no era como las otrasconocidas: invocaba a la Santsima Virgen y a todos los santos que Ghon

haba cantado sus obras, y les suplicaba le quisieran salir a su encuentro yacompaarle hasta el Paraso.

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El sol llenaba la plaza; en los rboles alboroteaban los pjaros; elcielo estaba resplandeciente como un pabelln de rey. Tenamos todos losojos arrasados de lgrimas, y con todo cmo explicarlo? noestbamos tristes. Y pensbamos: Qu feliz debe de ser ya nuestro

querido Ghon! Nunca habamos sentido con ms certidumbre si no es en losentierros de pequeuelos que Ghon reposaba all, que estaba ya en elParaso, recibido en el gozo eterno por los ngeles, los santos, la VirgenSantsima y Nuestro Seor.

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Del Marxismo a Cristo

Duglas Hyde(1908)

Por J. M. Devas.

La ruptura.

El 14 de marro de 1948, en las oficinas del diario comunista de

Londres The Daily Worker...Duglas Hyde, secretario de redaccin hace cinco aos y comunista

hace veinte, da la ltima mano a la edicin de la tarde. Luego... Se dirige aldespacho del director, y presenta su dimisin

Fatigado? pregunt ste ansioso... Hyde protesta que nunca seha encontrado mejor para el trabajo... Pero su decisin ha sido largamentemeditada.

Cinco das ms tarde, toda la prensa publica en primera plana unacarta de Hyde, en la que expone los motivos de su ruptura con el partido:

Esta misma semana he presentado la dimisin de mis funcionescomo redactor del Daily Worker, y he roto, al mismo tiempo, con elPartido comunista. He aqu, brevemente, las razones que han motivado midecisin: Desde el final de la guerra, la poltica exterior de Rusia y losacontecimientos de Europa oriental, me han desazonado hondamente.Estoy aterrado por lo que acaba de ocurrir estas ltimas semanas en

Checoslovaquia, pas que, pese a su cultura occidental, ha sido constreidoa sumarse al bloque oriental. El modo como se ha llevado a trmino estehecho muestra bien a qu pueden atenerse mutatis mutandis, Italia,

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Francia y la misma Inglaterra. Estoy persuadido de que las nuevasdirectrices para la produccin, inauguradas despus de la ereccin delKominform, arrastraran consigo, si se los siguiera, la ruina y la miseriadel pueblo ingls.

Esto me ha hecho entender que el Partido, por el que he combatidoy trabajado tantos aos, se cebaba destruyendo esa misma libertad yminando ese bienestar cuyo monopolio reclamaba.

Al mismo tiempo he comprendido que el comunismo no tiene tallapara reconstruir este mundo tan fuertemente desquiciado.

Llevado por una decepcin siempre creciente, he ido buscando enotras concepciones la solucin de los problemas que me angustiaban. Y hellegado a la fe en la Iglesia Catlica, la que anuncia el retorno a los

antiguos valores morales, y a la caridad cristiana, la que da verdaderasolucin a las aspiraciones sociales, polticas y espirituales de lahumanidad.

Por todo ello, desde octubre ltimo, he venido estudiando ms decerca, y por fin, durante las ltimas semanas he recibido la instruccinreligiosa, preparacin de mi admisin en la Iglesia (5).

TheDaily Worker, herido en lo vivo, escamotea la noticia, all, en unentrefilet medio oculto, en la tercera pgina.

Hyde adivinaba que muchos socios del Partido sentan la mismadecepcin. La hora de las defecciones iba a sonar. Y una muchedumbre dejvenes militantes, reclutada durante la guerra, tardara poco en madurarsus decisiones.

Con todo, su decepcin en el orden poltico no era el principalmotivo de su ruptura con el comunismo. La inquietud religiosa que le roapor dentro, haca tanto tiempo, tena grande parte en ello.

Aos haca que Hyde intentaba apaciguar su conciencia con lailusin de ser un comunista cristiano; ahora llegaba a la conclusin de laincompatibilidad esencial de las dos ideologas.

Primeros contactos con el marxismo.

Duglas Hyde naci en 1908, en una familia anglicana. Todava unrenacuajo, ya se va todos los domingos a escuchar a las Predicantes

Forman parte del mismo paisaje y del folklore ingls esos oradores5 Nota publicada por la prensa inglesa, el 19 de marzo de 1948.

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de todo tipo y toda ideologa que los domingos se desparraman, paraarengar en los campos, a los agricultores y a los ciudadanos en la ciudad.

Las colinas prximas a Bristol, villa natal de Duglas Hyde, son lameta tradicional de su paseo dominguero, y ofrecen un teatro ideal, al celo

de los oradores.Propagandistas liberales, conservadores, laboristas, y hastacomunistas se codean all, y encaramados sobre una silla, arengan a losociosos mirones.

Una tcita convencin entre todos, y elfair play ingls hace que cadadisertante se instale lo bastante lejos como para no interferir con la voz delvecino. nicamente cuando los fieles entonan himnos y cnticos, lasvoces de las diversos grupos se rozan, chocan y procuran superarse

mutuamente, sin que por eso nadie se preocupe de aquella cacofona...Los estallidos vengadores de la Internacional se mezclan ale-

gremente con el adagio del England arisa o el lnguido O God myHope, de los seguidores de una ltima secta protestante.

Duglas se sabe de memoria el estribillo de este himno, los gestos deaquel otro. Se interesa por todo, se divierte, le causa admiracin...

Nacera entonces su vocacin de ser l tambin propagandista

religioso? En todo caso, su decisin est tomada: a los diecisiete aosHyde arremete con los estudios teolgicos de los metodistas. Peroentonces ya se da cuenta de que no es para l ir a entretener con susperoratas, los ocios de sus conciudadanos, en las colinas de Bristol. Sussueos son mucho ms amplios: ser misionero en las Indias: ir aconvertir a los paganos.

La perspectiva de un hijo misionero llena de alegra y colma deorgullo a sus padres, de la pequea burguesa. Ellos le prodigarn toda

clase de alientos.Haca pocos meses une estudiaba seriamente su teologa, cuando, un

domingo, paseando por las colinas, se detiene curioso ante un oradornuevo recin llegado, de hablar enrosquecido.

El rebao de los bobos escucha, sin aliento, un discurso des-acostumbrado. Qu dinamismo el que brota de ese orador! Quconviccin brilla en su mirada! Pero Qu dice? Grita:

La ayuda internacional a los prisioneros de guerra llama al mundoa la lucha! Es preciso vengar a Sacco y a Vanzetti, dos emigradositalianos condenados a la silla elctrica por los americanos!...

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En largas columnas, los diarios de la poca, hablaban de esos dospacficos anarquistas, condenados a muerte en Estados Unidos. En sealde protesta, explotaban bombas por todas partes, en las embajadasamericanas.

Corno todos los jvenes de su edad, Duglas Hyde abraza el partidode las vctimas. El suplicio ignominioso infligido a dos idealistas, lesacuda de indignacin. Por poco l mismo se hubiera ido a lanzarexplosivos a las puertas de las Embajadas.

Ante un auditorio ganado de antemano, el speaker tiene la partidaganada: se hace aplaudir largamente. Acabada su peroracin, mientrasdistribuye folletos comunistas, los gritos de revolucin se extienden.Duglas Hyde se acerca.

Quiero tomar parte en tu movimiento dice al conferencista. Nada ms fcil!El hombre le da la direccin del secretariado local. Duglas Hyde, que

tiene entonces dieciocho aos, se hace inscribir y retira su carnet demiembro. A partir de este da toma parte en el movimiento internacionalde ayuda a los prisioneros de guerra, grupo comunista que no osa decir sunombre

Hacia el materialismo integral.

Esto no impide a Duglas Hyde proseguir sus estudios de teologa. Lalucha social por los desheredados y oprimidos no es incompatible con lareligin; todo lo contrario!

No obstante, su espritu crtico se despierta; no seguir por mstiempo ciegamente a sus profesores:

Al estudiar seriamente la teologa segn los manuales, noencontraba all ninguna autoridad para la conducta de mi vida...

As, muy rpidamente, la doctrina metodista cesa de responder a susaspiraciones. Un amigo le orienta hacia el budismo: Lee Gta; elmisticismo oriental le seduce por breve tiempo.

A intervalos, en el plano social, prosigue la lucha por la liberacinde los explotados por el capitalismo.

Al inscribirse en el Movimiento de Ayuda a los Prisioneros de

Guerra, movimiento de obediencia comunista, tena ante los ojos la figurade Cristo ulcerado, con la mirada brillante de indignacin, levantando el

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ltigo sobre los mercaderes del templo...

Aunque su fe en el metodismo se vea fuertemente sacudida, no dejasus estudios teolgicos, con la secreta esperanza de que la meditacin y elestudio le permitan tal vez encontrar la solucin de sus dudas religiosas.

Pronto se ensaya como predicador; pero envolviendo la causa socialque ha abrazado con la religin que ensea, se gana en seguida el apodo deThe redpreacher(el predicador rojo). Esta reputacin le vale ser rechazado por sus superiores. Entre tanto, la idea de un comunismo cristianoobsesiona al joven Hyde. Busca puntos de contacto entre la doctrina deCristo y la de Marx y Lenin:

Tengo siempre en mi biblioteca el libro de Lenin: Preparemos laRevolucin! En su cubierta se haba dibujado una cruz en cuyo pie se

entrecruzaban la hoz y el martillo. Con mi escritura juvenil haba trazadoestas palabras: Por Dios y la masa obrera! En su primera pgina habaescrito: Los trabajadores deben convertir la guerra en guerra civil!

De buena fe, sin duda, asimila al comunismo la doctrina de Cristo.De hecho, algunas palabras del Evangelio, algunas citas del sermn de laMontaa, por ejemplo, se convierten hbilmente en slogans comunistas.La propaganda tiene necesidad de ello.

Los ingenuos se dejan coger; pero Hyde descubri bien pronto lasuperchera. El se da cuenta de que las dos ideologas son diametralmenteopuestas y totalmente irreconciliables.

Arrastrado por su entusiasmo juvenil y su ardor combativo, ycomprendiendo que l no poda servir a la vez a dos maestros, DuglasHyde cambia sus creencias religiosas, ya muy sacudidas, por la doctrinamarxista.

Y muy pronto, desemboca en el atesmo y nihilismo moral. No

obstante, este intelectual, apasionado por los estudios medievales,enamorado del estilo gtico y de la arquitectura romana, conserva todavael contacto con el pensamiento de los grandes escritores catlicosChesterton e Hilaire Belloc (6). Es que, evidentemente, l no haba roto lasantiguas amarras bruscamente, con el gozo en el corazn y una conviccinferviente...

Tal vez, para llenar e/ vaco y hacer callar sus escrpulos, se lanza, acarga cerrada, a la lucha contra el capitalismo. por la liberacin de las

masas proletarias.6 Dos convertidos ingleses.

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En el fondo de su alma ya est sintiendo el sonido brusco de esasfrmulas; pero se hunde en ellas desesperadamente: el Partido le absorbepor completo.

Se va a entretener con sus escrpulos de conciencia, cuando est en

juego el bienestar de los trabajadores?Por entonces, la oposicin contra los agitadores comunistas estaba en pleno auge. Duglas Hydeesto hace veintitrs aos perdasucesivamente todos los empleos que iba consiguiendo, no sin esfuerzo. Sepasa la mayor parte del tiempo en la Oficina de Colocaciones, siempre enbusca de un empleo que, apenas conseguido, ha de perder, a causa de suactuacin poltica.

En el intervalo, toma parte en todas las manifestaciones. Como

aparece en las primeras filas de manifestantes, cuando carga la Polica, esrecluido, por ms o menos tiempo, en las crceles del Estado. Sufrealgunas condenas por propaganda subversiva y rebelin.

Crculo vicioso si alguna vez lo hubo, porque, esas condenasprovocaban nuevas manifestaciones, nuevas cargas de la Polica, nuevosencarcelamientos y nuevas condenas...,

Escritos suyos ulteriores, de despus de su conversin, demuestranque, a pesar de su celo de nefito comunista, Duglas Hyde no perdi nuncasu espritu de observacin y sentido crtico. Los mantiene como vigas. Seda cuenta de que el comunismo no es un fin en s, sino un medio. Para l,permanece en pie el objetivo ltimo: liberar a los trabajadores del yugocapitalista. Y el que quiere el fin, quiere los medios...

Aunque sta no era la opinin unnime de los revoluciona- ros:Estbamos convencidos de que la miseria y degradacin producidas porla desastrosa economa de la posguerra, incitara a los trabajadores de

todos los matices, a unirse en un plan poltico, y a preparar la revolucin.Para muchos la revolucin constitua un fin en s. Lo que vendra despusno les importaba. En esto, cada uno tena sus propias ideas. Tenamossiempre en la boca las palabras de propaganda: justicia!, libertad!,supresin de clases!, emancipacin del gnero humano!, abolicin de losexplotadores!

Pero esos slogan tenan un sentido diferente para cada uno denosotros. Eran como moldes, en los cuales, cada uno verta sus propias

ideas, para darles esa formastandard.As, pues, no nos preocupbamos por colocar nuestro comunismo

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sobre el modelo ruso. Algunos camaradas regresaban de una visita a Rusiacompletamente decepcionados. La mayor parte buscaba excusar de algnmodo el rgimen sovitico.

La cultura rusa decan, debido al zarismo, lleva un siglo de

retraso respecto a nuestra civilizacin occidental, no era, pues, culpa delcomunismo, si encontr una nacin sin ninguna tradicin democrtica.Para darle alguna posibilidad de xito, entre nosotros, tratbamos deacomodar el comunismo a la cultura de Occidente...

Dudas, crticas, aspiraciones religiosas, inquietudes, cohben a Hyde,sediento de accin. Para asegurarse, se entrega al vrtigo de una actividadque le absorbe todo entero.

El partido, frente a los acontecimientos.1936. La guerra civil destroza a Espaa. Para los comunistas, eso es

el fuego a la mecha de la Revolucin mundial, la prueba de su guerracontra el fascismo.

Fascismo! No tienen en la boca otra palabra! Y extienden susignificacin a todo lo que sea anticomunista, o simplemente, que no seacomunista. La toman como sinnimo de reaccin y de otras palabrejas

sacadas del vasto repertorio de insultos que tienen a su disposicin suspropagandistas.

La guerra espaola es pronto bautizada: Cruzada Comunista.,Consecuencia de mtines organizados por toda Inglaterra, afluyen losvoluntarios y van a engrosar las filas de la Brigada. Internacional.

Duglas Hyde se revela un ferviente propagandista.

Mis mtines suscitaron numerosos voluntarios a la Brigada. Uno demis adeptos, convertido por m al comunismo, vino a verme al fin de laguerra, le faltaba un brazo, y haba pasado largos meses en prisin... ElPartido enviaba sus miembros a Espaa por una razn muy sencilla paraaprender all el arte de la insurreccin, a fin de ponerlo despus en prcticaen sus propios pases. Adquiriran la experiencia de las barricadas, yaprenderan el manejo de las armas modernas. Todos los partidoscomunistas del mundo obraban del mismo modo; mas, prontointerrumpieron aquel envo de voluntarios. Las prdidas, en efecto, eranenormes; en cambio, lo que ellos queran era enviarlos a un aprendizaje, noa la muerte. Porque los muertos no eran de ninguna utilidad al Partido...Desde entonces, recibimos la orden de disuadir a nuestros miembros de tal

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enrola-miento en la Brigada Internacional. Era mejor reclutar voluntariosentre los no-comunistas!...

El desarrollo de las hostilidades en Espaa no fue en absolutofavorable a los marxistas. Pero, ya entonces, un nuevo campo de

operaciones, mucho ms vasto, se abra entre ellos: la segunda guerramundial.

La crisis producida por el desencadenamiento de toda la industriablica, conjurada al principio un instante, se agudiz en seguida. Climafavorable para los agitadores. Una nueva contrasea va a dominar:Convirtamos cada fbrica en una fortaleza comunista,

La inesperada noticia de la alianza germano-rusa, en 1939, fue unrudo golpe para los partidos extremistas de todos los pases. En vano

procuraban los diarios rojos presentar este convenio como un victoria delPartido sobre el tablero mundial; muchos miembros seguan llamndolotraicin, y se dieron de baja.

Cuando en septiembre de 1939 la U.R. S. S. y Alemania se re-partieron los despojos de la desgraciada Polonia, la propaganda comunistaintent todava salvar las apariencias; pero no era posible atajar la ola dedefecciones, que aumentaba.

Y para consolarse del mejor modo posible, los jefes afirmaban queera mejor que los flojos se marcharan; menos en nmero, pero puros,convencidos, an seramos ms fuertes!

Cuando por fin estall el conflicto, los comunistas obstaculizaron loms que pudieron el esfuerzo blico de su pas. Organizaron una extensacampaa de antibelicismo..., que dur hasta el momento de ataque alemna Rusia y a la entrada de sta en guerra.

Entonces, de repente, los que ayer pregonaban la huelga en las

fbricas, animaban ahora a un trabajo extraordinario: haca falta, fueracomo fuera, aumentar la produccin y levantar la moral de las tropas, loque hasta ahora haban tratado de minar! Y bajo las consignas de Mosc,convena multiplicar la propaganda para abrir inmediatamente un segundofrente en Europa!

En el peridico The Daily Worker.

En diciembre de 1939 la direccin del Partido orden a Duglas Hydeque interrumpiera la publicacin de un pequeo folleto semanal, cuyadifusin le haban encargado, y se preparase para colaborar en un diario. Y

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en enero de 1940, cuando la actitud de Rusia provocaba una corriente deanticomunismo, Duglas Hyde, que contaba treinta y dos aos, entraba aformar parte de la Redaccin del Daily Worker. Varios redactores sehaban alistado en el ejrcito, y otros esperaban la orden de movilizacin.

Fue para m un honor colaborar en ese diario, por cuyosostenimiento, tantos miles de ingleses soportaban bien duros sacrificios.Cuando por primera vez entr en sus locales, tena la impresin de estarpisando una tierra sagrada... An no haba llegado el medioda de aquellaprimera jornada, y yo haba ya advertido las rivalidades y antagonismosque mantenan los jefes de los diversos departamentos. Al fin de la semanayo estaba al corriente de todas las intrigas amorosas que se hacan ydeshacan con ritmo acelerado, entre el personal femenino y el masculino.

Las pasiones, sin ninguna ley moral que las frenara, seguan all librementesu curso. Reinaba tal ambiente de sensualidad y desvergenza, que mequed atnito. Pero pronto super mi asombro; despus de todo, talestado de cosas no era el resultado prctico de las teoras que yo mismoadmita?

Al mismo tiempo que colabora en el Daily Worker, Hyde despliegacomo orador una actividad creciente.

Pero los ingleses no admiten fcilmente que hombres menos aptos

para el servido de armas, se pasen el tiempo fomentando desrdenes,mientras en todos los frentes de tierra, mar y aire, luchan sus hijos, con peligro de la vida. En varias ocasiones, Hyde se ve atacado por elcontrario-manifestantes, y la Polica tiene buen trabajo para defenderle.

Cuando llega el momento, recibe l tambin su hoja de movilizacin;pero su sorpresa no es pequea cuando oye del mdico que no es apto parael servicio activo.

Por una conversacin tenida con un alto funcionario, descubre quehan actuado ciertas recomendaciones en favor suyo, y que, no obstante elnmero relativamente pequeo de comunistas, se han infiltrado ya enpuestos influyentes de todo el engranaje administrativo

Por entonces conoce a la joven Carol, burguesa comunista, afiliada alPartido desde la guerra de Espaa. Cada maana, muy temprano, sale desu casa para ir a vender el Daily Workera la salida de una cochera detrolebuses, a varios kilmetros de su casa. Su fama ha llegado hasta l. Y

se encuentran casualmente en una manifestacin del Primero de Mayo...Desde haca muchos aos, profesaba, con respecto al matrimonio,las teoras marxistas. Crea dar pruebas de una real emancipacin al

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despreciar profundamente la institucin matrimonial. Polgamo pornaturaleza, pensaba yo, el hombre debe ser libre para establecer o rompersus relaciones, segn le parezca... Despus de haber conocido a la jovenCarol, me persuada de que la prctica de esas teoras no me procurara la

verdadera felicidad. Sin confesrmelo a m mismo, orientaba mis deseoshacia una estabilidad conyugal, ese convencionalismo burgus que hastaentonces yo haba puesto en ridculo.

As, pues, uni su existencia a aquella joven que l admiraba.Aunque, los acontecimientos polticos e internacionales se desarrollabancon un ritmo tan vertiginoso, que no dejaban al redactor tiempo parapensar en s mismo.

Las campaas antimilitaristas, cada vez ms violentas del Daily

Worker llegaban a alarmar a las autoridades: Registro en los locales delperidico y prohibicin de publicarlo. Esto no cogi desprevenidos a loscomunistas, desde el da siguiente, sala una hoja clandestina bajo ladireccin de Hyde. Un extenso servicio de distribucin, minuciosamente preparado ya antes, se pone en juego automticamente, y todos lossuscriptores delDaily Workerreciben su hoja, ante las mismas narices dela Polica!

Cuando lleg el golpe teatral, el ataque de Alemania a Rusia, para los

comunistas se transforma lo que llamaban guerra injusta, en una causasagrada.

Ahora Rusia era aliada de Inglaterra! Se levanta la prohibicin deldiario comunista!, y el peridico, segn las consignas recibidas, cambia detctica. Ayer convena ayudar a los fascistas aliados de Rusia; ahora hande ser los enemigos nmero l. Y el Daily Workerdesencadena enconsecuencia sus violentos ataques contra sir Mosley y otros fascistasbritnicos.

Desde la entrada en guerra de Rusia, y la abolicin de la In-ternacional, el comunismo va viento en popa. Aun los diarios de derechasno escasean los elogios a la nueva aada, la gran Repblica sovitica.

El camino de la gracia.

Entre este coro de alabanzas, el semanario catlico Weekly Review,da una nota negativa y pone en guardia a sus lectores contra ese optimismo

excesivo por lo que toca a la tctica rusa y le llamaba abolicin de laInternacional. Hyde es encargado de refutar a ese semanario, demasiado

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clarividente para ellos. Hay que darle el golpe de gracia. Para medir bien lafuerza del enemigo, hay que conocerla. Duglas Hyde se ha de convertir enlector asiduo de esa Revista. Si los artculos polticos excitan su sistemanervioso, los temas culturales que presentan con su sello inconfundible dos

escritores de la talla de G. K. Chesterton y M. Belloc, le cautivanextraamente. Muy pronto, espera cada mircoles, porque es el da en queaparece el semanario. Atrado por esas firmas, lee y relee a Chesterton y seprocura las obras de Belloc.

Al llevarme a mi casa esos tomos, me senta tan culpable comocuando en mi adolescencia introduca clandestinamente en casa revistaspornogrficas... Para un jefe comunista, eso rozaba ya con la hereja. Masyo estaba decidido a confinar esas ideas culturales, inspiradas por mis

lecturas, en un oscuro rincn de mi cerebro. Los psiclogos podrnexplicar, sin duda, por qu, durante esta poca, trabajaba ms que nuncapor el Partido, al que serva haca aos...

Pero el grano estaba sembrado. La mies no se hara esperar!

En el umbral.

Hasta entonces, haba sido para l un axioma que cuantos luchaban

en favor del disfrute para todos de los bienes materiales, deban deadherirse al marxismo; por el contrario, los defensores de la reinanteinjusticia social, deban militar necesariamente entre los adversarios delmarxismo. Jams pens que pudiera haber otra solucin.

No obstante, haba de rendirse a la evidencia. Otros antes que l, yfuera del marxismo, combatan la injusticia social, aunque sin necesidad depredicar la violencia.

Dentro de la Iglesia Catlica se haban levantado muchas voces en

defensa de una mejor condicin para los trabajadores. Los mismos Papasse haban presentado como defensores de la clase obrera. Y sus mensajes,las encclicas Rerum Novarum y Quadragesimo Anno, haban tenido uneco enorme, y muy halageas consecuencias, en el punto de vista social.

Grandes escritores catlicos haban secundado estas directricespontificias, y se haban lanzado a la lucha, para desarraigar los prejuicios,el espritu de casta, el afn excesivo de lucha en las clases propietarias.Pero todo eso, sin recurso a la violencia: como una invitacin al amor de

hermanos: revolucin pacfica, y no menos eficaz.A estas conclusiones llegaba Hyde leyendo los escritos de

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Chesterton:

Tena entre manos una edicin ordinaria de la obra de Chesterton,Ortodoxia; su filosofa sobre el distributismo me abri horizontes nuevos.Interesado por esta lectura, le con avidez otros libros catlicos sobre la

cuestin social. Mediante ellos, rehice completamente el estudio delMedioevo; volva a vivir la historia de la Restauracin catlica; hice elbalance de la evolucin social de los ltimos decenios.

Al mismo tiempo, una nostalgia religiosa, voluntariamente reprimidadurante aos, se apoderaba de l. Ese vaco que est sintiendo en el almatrata de llenarlo mediante manifestaciones exteriores, por una atmsferareligiosa artificial, hecha a piezas.

Por Navidad, reparte abundantes limosnas entre los populares

cantores callejeros, con la secreta esperanza de que quiz vayan a cantarante su casa los viejos cantos y romances navideos:

Quera sumergirme en esa atmsfera de Navidad. Durante todos misaos de comunista integral, no me haba pasado esa fiesta sin la penantima de saber que, al alcance de la mano, ya tena, como los dems, unapaz verdadera, interior; no me atreva a echarle la mano! Y con todo, yomismo haba escrito varios artculos para demostrar el origen pagano deesa fiesta de Navidad!... En el fondo, segua envidiando a todos los que

podan ponerse a rezar ante la Cueva de Beln, como envidiaba a mi hijitaRowena que crea en hadas y en enanos.

Insensiblemente se va acercando al catolicismo: le atrae su cultura, suarte religioso, su filosofa. Duglas Hyde est en el umbral; slo le falta,empujar la puerta...

El oscuro rincn no resiste a la luz.

Entre tanto, la guerra toca a su fin, y la actitud de Rusia, tanto en laO. N. U. como en los pases que ha ocupado la U. R. S. S., no es apta paraconfirmar a Duglas Hyde en su credo comunista.

Numerosas cartas llegan a la Redaccin del diario: son de soldadosmiembros del Partido que expresan su descontento despus de haberconocido los ejrcitos rusos, y su desaprobacin de las violenciascometidas por los rusos.

Reporteros enviados por el Daily Workerpara informar sobre elterreno, confirman al Comit de Redaccin las quejas de los soldadosbritnicos. Aunque ninguno de estos reportajes aparece en las columnas

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del diario...

Al mismo tiempo, el Partido recibe la consigna de boicotear el PlanMarshall. Mucho menos bastaba para haber turbado la conciencia de Hyde,honrada, dentro de todo.

Desde hacia algn tiempo, dos Duglas Hyde actuaban: unoejecutando instintivamente las rdenes del Partido; otro, analizandoframente la metodologa marxista, y apartndose de ella poco a poco...

Despus de tantos aos de una labor intensa, ininterrumpida, Hydeempieza a sentir la fatiga.

Cuando le quieren imponer una nueva carga, la iniciacin de los jvenes reclutas, en la doctrina marxista, mediante una serie deconferencias, ya no se siente ni con energa fsica ni con conviccin moral.Y se alegra de poder alegar un informe mdico que le prescribe una pocade reposo absoluto y le libra de aquel compromiso.

Los jefes se alarman. Es preciso ayudar a un elemento tan valioso!Le quitan an ms trabajo. Esto lo aprovecha l para estudiar con msdetenimiento sus autores preferidos: Chesterton, Belloc, Chaucer,Langland...

Cada vez lee ms la prensa catlica; adrede los deja abiertamente por

la casa..., con el secreto designio de que su esposa Carol pueda irlosleyendo. La verdad es, con todo, que ella no suelta prenda...,

Una tarde, me encontraba ante la radio: el informador de la B. B. C.consagraba su editorial al desacuerdo cada vez ms creciente en el seno delas Naciones Unidas, cuando bruscamente exclam Carol: Ya estoy hartade or siempre a ese viejo Molotov decir no! La mir aturdido, yfulgiendo algn enfado, respond: Buen lenguaje para la mujer de un jefecomunista!, Peor para l! Yo digo lo que pienso; y estoy dispuesta a

repetirlo.Se sigui una discusin; naturalmente llegamos a hablar del

catolicismo. Al fin le dije: Ests hablando como El Universo! No serque ests pensando hacerte catlica? Quisiera ya serio!, me contest.Y yo tambin, aad. Quisiera estar ya all... Entonces, por primeravez, me abr a ella y le cont todos los pensamientos y aspiraciones que meiban por dentro; le dije que mis lecturas me haban abierto los ojos a laverdad. Ella, a su vez, me revel el lento y doloroso camino que la haba

alejado de su ideal primero...No obstante, Duglas Hyde sigue yendo cada maana a su peridico,

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y cumple concienzudamente con su cometido.

En septiembre de 1946 acaece la detencin de Monseor Stepinac.La simpata que l siente hacia esta vctima de la odiosa persecucinreligiosa de Yugoeslavia, le revela, a l mismo, el gran abismo que le

separa de sus colegas comunistas Tambin ellos se dan cuenta de lainocencia del Prelado, pero se gozan ante la condena de un prncipe de laIglesia.

La famosa sentencia el que quiere el fin, quiere los medios ya noaplacaba mi conciencia inquieta. Cuando un marxista llega a distinguirentre el bien y el mal, entre la justicia y la injusticia, y toma enconsideracin los valores espirituales, su conviccin marxista pierde todasolidez.

He encontrado el puerto.

Jams haba entrado Hyde en una iglesia catlica, a lo ms, habahecho algunas rpidas incursiones por los prticos, en sus correras depropaganda, para sustituir los folletos catlicos de las libreras parroquiales(7) por propaganda comunista. Una biografa de Santo Toms Moro queera uno de los libros que haba sustituido, lleg a ser uno de sus libros

favoritos.Un da no pudo contenerse. Al pasar ante una iglesia catlica, sedecide bruscamente, y entra.

Me detuve ante una imagen de la Virgen. Introduje unas monedasen el cepillo, encend un cirio. Luego intent rezar... Cmo se reza a laVirgen?.... Procur recordar una oracin, leda en Chesterton o en Belloc,pero no lo consegu... Mi cirio se consuma lentamente, y las palabras de laoracin no me venan... Y, con todo, no senta ninguna preocupacin; era

feliz. Me daba cuenta de que mi dolorosa peregrinacin haba acabado. Alsalir de la iglesia, record el estribillo de una cancin de moda, y me pusea tararearlo.

Seora, tan dulce y tan buena

Oh Seora, s buena para m...

Hyde se dirige a la residencia de los Jesuitas. Le recibe el Padre Corr.

7 N. DEL T. En Inglaterra, Blgica. Holanda..., hay con frecuencia, a la entradade los templos, un pequeo puesto de libros religiosos que los fieles pueden adquirir,depositando su importe en una caja al efecto.

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Edith Stein, hija de Israel(1891-1943)

Por Ren Courtols.

Terminaba el inverno de 1945.

La pequea ciudad de Echt en el Limburgo, frioleramente arrebujada

an, soaba en la vecina primavera, que haba de curar sus heridas. Lascalles casi desiertas. Escassima circulacin en estos primeros das, luegode la liberacin.

Un coche militar que atraviesa la ciudad atraa la atencin de sushabitantes. Haban reconocido algunos al Padre Prior del Carmelo deGeleen, acompaado por el R. P. Van Brda, profesor de la Universidad deLovaina.

El coche se detuvo delante de un edificio en ruinas, el antiguoconvento carmelita, destruido por los bombardeos. Los curiosos sellevaron una gran sorpresa cuando vieron bajar a los dos eclesisticos,adentrarse trabajosamente entre los escombros y ponerse a buscar ciertos papeles desparramados y sucios. Cuando se cercioraron de que ya noquedaban ms fragmentos, recogieron con cuidado todo lo que habanhallado, y emprendieron su regreso.

Qu inters podan tener por aquellos papeles? Es que se trataba de

hojas manuscritas de una importante obra filosfica, abandonadas en sucelda, por una religiosa carmelita, bruscamente deportada hacia el Este, enagosto de 1942.El ser finito y el ser eterno, as se titulaba esa obra, la ms

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importante de cuantas escribiera en su vida Sor Teresa Benita de la Cruz.As se llama, en religin, la joven Edith Stein.

Hebrea convertida al catolicismo, discpula predilecta del famosofilsofo Edmundo Husserl, y clebre ya en el mundo intelectual alemn

antes de hacerse carmelita, era, segn testimonio de Dom Walzer, abad deBeuron, una de las mujeres ms eminentes de su poca.

Su vida y su conversin son un magnfico canto de fidelidad a la luzde la gracia. Todo pareca alejarla del cristianismo: su ambiente familiar,la educacin juda recibida, sus estudios al lado de un maestro eminentecuya filosofa seducira en extremo su gran inteligencia; la perspectiva deuna carrera universitaria que se anunciaba de las ms brillantes. Paso a paso sabr responder a las llamadas de Dios, superando todos los

obstculos que la separaban de El.

Hija de Israel.

12 de octubre de 1891. Da de fiesta en la familia Stein. Aquella grancasa, en la calle de San Miguel, en Breslau, de aspecto severoordinariamente, pareca sonrer en aquella ocasin. A los seis pequeos delos esposos Stein, se aada ahora la nena Edith.

Para representarnos de algn modo el ambiente de aquel hogarisraelita modelo, pensemos, por ejemplo, en una de esas agua fuertes deRembrandt, donde el pintor nos traz con fidelidad la fisonoma de losinteriores judos, en el ghetto de Amsterdam.

Desde sus primeros pasos, la pequea Edith se ve penetrada por unclima de Antiguo Testamento. Todo le habla del Pueblo de Dios. Loscuadros bblicos, por las paredes de su casa, los motivos esculpidos sobreestatuas de roble, las tradicionales oraciones en hebreo, los ritos del

Talmud fielmente observados, y, sobre todo, el admirable ejemplo de unaMadre profundamente religiosa, a la manera de la mujer fuerte de laEscritura, cuya extraordinaria energa y celo incansable se desplegarn sintregua, a partir de la muerte de su esposo.

Edith tena tres aos cuando muri su padre inesperadamente,durante un viaje de negocios. La madre, desde entonces, sin vacilaciones,decididamente tom la direccin del importante negocio de maderas, ascomo de la formacin de sus siete hijos. Su diligencia hizo prosperar la

empresa. Desconocedora de lo que fuese cansancio, no temer los largosviajes hasta la misma Croacia, para dirigir y vigilar personalmente el

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transporte de la madera. A estas cualidades una una gran bondad que lehaca conceder gratuitamente a los necesitados el combustible quenecesitaban.

Pero su mayor preocupacin era la educacin de sus hijos. Jams

dej de llevarlos el sbado a la Sinagoga. Y siempre conserv para conellos la indiscutible autoridad maternal ante la que se inclinaba el amor yel respeto de sus hijos.

Edith escribir de ella, ms tarde:

Desde pequeos pudimos leer, en el ejemplo de nuestra madre, laverdadera norma de nuestra vida. Cuando nos deca eso es pecado,estbamos persuadidos de que sera algo realmente odioso e indigno.

La pequea Edith le era particularmente querida. Muchas veces lamadre soaba en un magnfico porvenir para su predilecta. Sus deseosllegaran a realizarse, pero de cun distinta manera!

Graciosa, delicada, Edith era tambin mimada por sus hermanos yhermanas, que vean en ella una criatura extraordinariamente bien dotada.Espritu abierto, inteligencia viva y precoz, tuvo no pequeo gozo cuandocomenz la escuela primaria, en el otoo de 1897. Entonces comenzabauna carrera de estudios que no abandonara hasta su muerte

Los caminos de la verdad.

Escuela primaria, gimnasio de muchachas, Universidad: Edith Steinsigui al principio el curso normal de los estudios en su villa natal deBreslau. Mas pronto dio muestras de extraordinario talento. Una de suscompaeras de colegio recuerda:

Aunque haba muchas alumnas de grandes cualidades, Edith Steinlas eclipsaba a todas por su inteligencia y sus conocimientos. Aunqueestudiosa, no manifestaba ningn celo ambicioso, y el recuerdo queconservo de ella es el de una jovencita silenciosa, muy interior, muyatrayente. Fuera de la vida estudiantil, tomaba parte en todas nuestrasreuniones, y jams fue una aguafiestas. Podamos dirigirnos a ella paracualquier cosa. Porque estaba siempre pronta a presentar un servicio, a darun consejo, y su juicio era infaliblemente reflexivo y seguro.

El mismo vivsimo inters que Edith demostraba por sus estudios, nodej de inquietar algo a una madre tan vigilante como la suya. Por lodems, no era un temor infundado. Los estudios de filosofa producanalgn quebranto a la piedad de la joven. Y aunque segua fiel acompaante

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de su madre, en las visitas a la Sinagoga, pero su espritu se abra ya aotros horizontes.

Poco se iba desprendiendo de toda creencia profunda en la existenciade un Dios personal. No obstante, sera demasiado tomar al pie de la letra

la confesin que habra de hacer aos ms tarde: que haba sido atea hastalos veinte aos. Esto habra, en todo caso, que temperarlo con otrasconfesiones suyas, como aqulla: La sed de verdad permaneci siempreen m, como nica plegaria. Y esta luminosa pasin por la verdad, no eraya un homenaje inconsciente al Dios verdadero?

Abandona Breslau, y sigue en Gottingen los famosos cursos del granfilsofo del momento Edmundo Husserl.

Entonces da rienda suelta a su pasin por el estudio, y pronto se

seala como uno de los ms brillantes adeptos de la FenomenologaHusserliana. Esta nueva escuela filosfica, con su vuelta a laobjetividad, su lgica precisa, su aspiracin a la Pureza integral de lascosas, pareca responder al deseos temperamentales de la joven juda.

Bien pronto se convertir en una figura de primera lnea en aquelpequeo grupo de discpulos de Husserl, varios de los cuales haban dealcanzar aos despus renombre mundial, como Dietrich von Hildebrand,Hans Lipps (muerto en la ltima guarra), el ruso Alejandro Koyre, el

canadiense Jhon Bell, el francs Jean Hering, etc. El profesor AdolfoReinach, israelita como Husserl y varios de sus alumnos, les invitaban areunirse en su casa; all, las conversaciones y debates, con frecuencia bienapasionados, se prolongaban hasta bien entrada la noche.

Por entonces se present en Gottingen el profesor Max Scheler. Suserie de conferencias religiosas caus profunda impresin. Y se insinu unverdadero movimiento de conversiones. Dietrieh von Hildebrand entr enla Tercera Orden de San Francisco, Koyre y su esposa se aproximaronmucho a la Iglesia Catlica. Adolfo Reinach abraz el cristianismo, enaquellos momentos blicos de 1914-1918. Slo Edith Stein permanecainconmovible. En su cuarto de estudio se amontonaban libros y ms libros.Ms inflexible que nunca, se aferraba a la bsqueda de su nico ideal: laverdad, por la ciencia.

No obstante, abierta siempre hacia las necesidades de los dems,continuaba siendo la compaera ideal y sacrificada, a la que siempre se

poda acudir para recibir ayudaAgosto, 1914. Primera guerra mundial. Sin la menor vacilacin,Edith interrumpe sus estudios para incorporarse a la Cruz Roja. Y por dos

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aos dedica sus cuidados y sacrificios a los heridos, en el Hospital Militarde Mrisch-Weiskirchen.

Mientras tanto, en 1916, el profesor Husserl comenzaba sus leccionesen Friburgo (Brisgau) y solicitaba de Edith, su alumna distinguida, la

ayuda, como asistente privada, en su ctedra. Su trabajo comenzaba por laclasificacin y sistematizacin de los manuscritos del profesor: esto lepermitira un conocimiento mayor an de las doctrinas fenomenolgicas.En 1917 obtena el doctorado, con la ms alta calificacin. La tesisdefendida versaba sobre el problema de la inmanencia.

Pero la bsqueda de Dios se le iba imponiendo. Su cultointransigente a la verdad la acercaba poco a poco, hacia la plena luz. Unestudio publicado a raz del final de la guerra, El alma de las plantas, el

alma de los animales, el alma de los hombres, revelaba profundidadesenormes, y tal vez ya, una conversin en su interior.

Magnfico ejemplo el de un itinerario rigurosamente filosfico que,en vez de apartar el alma de Dios, como algunos piensan, llevabainfaliblemente hacia El!

La hora de Dios.

En otoo de 1921. Edith estaba pasando unos das de vaca-dones enla magnfica finca de Bergzahern, en Baviera, propiedad de sus ntimosamigos, la familia Conrado Martius. A ella le gustaba mucho ir all a pasarunos das de descanso. Y cuando quedaba sola, se pasaba largos ratos en labiblioteca de la casa.

Y all precisamente, en aquel mundo de los libros que tanto amabaella, la Providencia le ira a sorprender en el momento preciso.

Oigamos a la misma Edith: Un da tom un volumen bastante recio.

Se titulaba Vida de Santa Teresa de Jess, escrita por ella misma.Comenc a leer. Al instante me sent cautivada, no pude interrumpir lalectura hasta llegar a la ltima pgina. Cuando cerr el libro dije en miinterior: esto es la verdad!

En la campia comenzaba a amanecer. Edith Stein haba estadoleyendo toda la noche. Bruscamente, la luz de Dios haba irrumpidotambin en su alma.

Lo primero que hizo aquella maana fue ir a la ciudad y comprar uncatecismo catlico y un misalito. Se puso en seguida a estudiarlosdetenidamente y pronto se los asimil. Entonces se decidi a asistir en

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Bergzabern a la misa parroquial.

Era la primera vez que penetraba en una iglesia catlica, he aqu susimpresiones:

Nada me pareca extrao; gracias al estudio que haba hecho

previamente, segua todas las ceremonias hasta el ltimo detalle. Unsacerdote venerable se lleg al altar y celebr el Santo Sacrificio con profundo fervor. Terminada la misa, esper que acabara su accin degracias. Luego, le segu hasta la casa coral. All le ped el bautismo. Conuna mirada de asombro me dijo que para ser recibida en la Iglesia Catlicase requera especial preparacin, me pregunt desde cundo segua miinstruccin religiosa y quin me la diriga. Por toda contestacin lesupliqu: pregnteme usted lo que le parezca. El sacerdote comenz su

examen. Mis contestaciones eran perfectas. Pas revista por toda ladoctrina catlica. El buen sacerdote, lleno de admiracin, ya no se atrevaa rechazar mi bautismo.

El 1 de enero de 1922, Edith Stein era bautizada. Haba escogido,como gratitud a la Santa avilesa, el nombre de Teresa. El mismo dareciba la primera comunin; en adelante permanecera siempre fiel a laprctica de la comunin diaria.

El 2 de febrero siguiente reciba la confirmacin de manos de

Monseor Sebastin, Obispo de Espira.En medio de la luz radiante de esos das de gracia, vagaba una

sombra: la madre!

Desde su primera infancia, ella viva estrechamente unida a aquellamujer admirable que era su madre, cuyos ms ntimos sentimientoscomparta. Su trabajo, por absorbente que fuese, jams lleg a interrumpirlas cartas semanales. Cul sera la reaccin de aquella madre, creyente y

ejemplar israelita, cuando conociera la decisin de su hija? Podra ella veren la conversin de Edith al Catolicismo otra cosa que una supremainfidelidad? Llegara a arrojar a la joven de su casa natal?

Edith quiso ser ella misma quien le diera la noticia. Se encamin aBreslau. El encuentro entre la madre y la nefita fue pattico. Echndosede rodillas, Edith exclam: Mam, soy catlica!

No hubo ninguna explosin de furor. Pero por primera vez en suvida, Edith Stein vio llorar a su madre. Ante aquella noticia, la anciana

not que le fallaban las fuerzas. No obstante, a pesar del profundo abismoque las separaba ya, madre e hija se daban cuenta de que sus corazones

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permanecan estrechamente unidos.

Una amiga de la familia describa as la nueva situacin:

Estoy persuadida de que la transformacin operada en Edith desdesu conversin y que irradiaba de todo su ser como una fuerza sobrenatural,

haba desarmado, poco a poco, a su contrariada madre. Mujer de piedadprofunda, senta, aun sin comprenderlo, la santidad que reflejaba su hija, y,a pesar de su dolor, reconoca su impotencia para luchar contra el misteriode la gracia. Porque desde el principio, todos habamos notado el grancambio de Edith. Sin embargo, despus, como antes, ella seguafuertemente enlazada con los suyos, y hacia todo lo posible para nomodificar nada en las relaciones con sus familiares.

A ruegos de su anciana madre, la joven permaneci seis meses en

casa. Por piedad filial continuaba acompaando a su madre a la Sinagoga.Lejos de renegar del Antiguo Testamento, estaba viendo en l esa lentapreparacin del Evangelio, como haba sido en los planes de Dios. Suprofundo recogimiento arranc a su madre esta reflexin:

Nunca he visto a nadie orar como lo hace Edith.

La llamada del silencio.

La conversin haba operado en Edith una profunda evolucin.Ahora buscaba ella su puesto en el campo del Seor. Por de prontorenunci a sus funciones en la Universidad de Friburgo; se dirigi aEspira, y all se puso bajo la direccin del cannigo Schwind.

En su interior la gracia segua trabajando. Poco a poco se sentafuertemente atrada hacia una vida de total sacrificio. El claustro lallamaba.

No obstante, los que la dirigan, trataban de disuadrseloinsistentemente: sus dotes excepcionales parecan orientarse hacia unaaccin en medio del mundo.

Un trmino medio empez a realizarse cuando Edith se retir a la pazde un colegio de religiosas Dominicas, para dar clases a las alumnas. Almismo tiempo obtuvo el permiso de seguir completamente la vida comnde las religiosas. Magnfica leccin para tantos espritus superficiales!Cuando esta joven extraordinariamente bien dotada poda aspirar a lagloria de las mejores ctedras en las Universidades de Europa, lodespreciaba, para limitarse a un porvenir modesto en apariencias. Pero enaquello ella encontraba a Dios y aquella Verdad tras la que haba andado

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tan arduo camino. Qu ms quera?

Durante largas horas dice un testigo, Edith oraba. Cuando lasreligiosas llegaban a la capilla, hacia las cuatro o las cinco de la maana, ladoctora ya estaba arrodillada en su puesto. Jams se pona en los

primeros planos, antes en todo se esfumaba. Desde el primer instante unose senta subyugado por la gran santidad que irradiaba silenciosamente desu ser.

Estaba encantada de sus actividades como profesora. Aquello le dabala oportunidad de abrir a sus jvenes alumnas las riquezas de su propiomundo interior, de santificarlas en la fe, Y encaminarlas hacia una vidaverdaderamente cristiana. Haba concebido una gran estima de su labor,como nos lo revela esta confidencia hecha a una religiosa:

Lo importante es que los educadores posean realmente el espritu deCristo y lo encarnen en ellos mismos. Adems de eso, les incumbe otrodeber: conocer bien la vida que llevarn ms tarde los que le son confiadospara su formacin. La joven generacin de hoy ha atravesado demasiadascrisis. Ellos no sabran entendernos. Nos toca a nosotros, educadores,procurar comprenderlo. Entonces es cuando podremos, tal vez, hacerlesalgn bien.

Todos los antiguos alumnos de Edith Stein reconocen unnimemente

que guardan inolvidable recuerdo de su profesora. De entre su montn detestimonios entresaquemos uno al menos, de una de las ms jvenesalumnas de Edith:

Asista al colegio de Santa Magdalena desde hacia un aoescasamente. Yo tena diecisiete aos. La profesora Stein nos enseabaliteratura alemana. A decir verdad, ella nos enseaba de todo! Aunqueramos entonces muy jvenes, jams habamos de olvidar aquel encantode su personalidad. Cada da la veamos arrodillada en su reclinatorio,delante de nosotras, durante la misa. As nos revelaba lo que deba ser unafe profunda, perfectamente armonizada con una actitud de vida. Paranosotras, en la edad crtica, slo su presencia era ya un ejemplo. Nuncaencontr una decisin suya que se pudiera criticar, tal vez porque aparecacomo una persona serena y reservada que nos diriga ms con su propiamanera de obrar que por medio de grandes discursos.

En sus reprensiones, la justicia y la bondad se hermanaban

perfectamente.Siempre la veamos equilibrada, fina, de espritu abierto, tal es asque nos acompa ella misma, por primera vez, a una sesin teatral. Esto

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era entonces algo inusitado entre colegialas. Se representaba Hamlet. Noshaba preparado tan bien, que vimos, puede decirse, la obra con los ojos deella y por ella entramos en el mundo de Shakespeare. Su corazn estabaabierto a toda belleza del universo. Por todo eso, permanecer Edith para

siempre en nuestro recuerdo.

Su renombre crece.

Impulsada por el afn de profundizar ms en su fe, se dedicaba denuevo a sus estudios filosficos, en los ratos disponibles. Entonces se puso por primera vez en contacto con el pensamiento de Santo Toms deAquino.

No obstante, permaneca an muy adicta al eminente maestro quehaba dirigido en los primeros caminos de espritu. Por eso, en 1929, lededicaba con ilusin un erudito trabajo intitulado La Fenomenologa deHusserl y la Filosofa de Santo Toms de Aquino.

A pesar de su vida medio retirada, el mundo intelectual catlicoalemn la estaba descubriendo. Con frecuencia, cada vez ms le pedanconferencias filosficas, pedaggicas y religiosas. Las dio en Heidelberg,Friburgo, Colonia, etc. Le excelente impresin que produjo en todas stas

fue la causa de que pronto fuera invitada en Viena, Zurich, Praga.Todo esto poda constituir un peligro para ella. Pero Dios la sostena.Despus de cada conferencia buscaba ansiosamente su retiro de Espira, endonde volva a sumergirse en Santo Toms.

As pasaron varios aos. Desde 1928, Edith asista a los oficios deSemana Santa en la clebre abada de Beuron. Este ambiente monsticoiba a ser para ella una verdadera patria espiritual. El abad de Beuron, donRafael Walzer, era su director espiritual; nos ha dejado este testimonio:

Rara vez me

ConvertidosXX

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