Chopin en Mexico - Jesus C. Romero

91
7/13/2019 Chopin en Mexico - Jesus C. Romero http://slidepdf.com/reader/full/chopin-en-mexico-jesus-c-romero 1/91 DR. JESUS C, ROMERO CATEDRATICO DE HISTORIA DE LA MUSIC A EN MEXICO EN LA UNIVERSIDAD NACIONAL CHOPIN EN MEXICO IMPRENTA UNIVERSITARIA Mexico, 1 9 5 ft

Transcript of Chopin en Mexico - Jesus C. Romero

  • DR. JESUS C, ROMEROCATEDRATICO DE HISTORIA DE LA MUSICAEN MEXICO EN LA UNIVERSIDAD NACIONAL

    CHOPINEN MEXICO

    IMPRENTA UNIVERSITARIAMexico, 1 9 5 ft

  • CHOPIN EN MEXICO

  • AL. SE&OR OOCTORDON ALFONSO PRUNEDA

    MAESTRO Y GUIA

  • Federico Chopin

  • Ya se que las voiuntades y las conviccionesnecesitan de gran vigor para revolverse contraciertas opixiiones comunes, ante las cuales seinclina gustosa la indoleiicia; pero tal vez lo-gremos destniir algtmas preocupaciones atre-viendonos a atacarlas de frente y considerandoal hombre y a la sociedad, no bajo un solo as-pecto, sino en el conjunto de las drcunstancias,de los rnedios y de las acciones.

    El objeto de mi culto es la verdad, y expon-go con libertad de juicio los liecfeos, que sonel unico lenguaje veridico.

    CESAR CANTU : Discurso preliminar a laEdad IdEedia. {Historia Universal.}

  • P R O E M 1 OAl conferirme la Unvuersidad National Autonoma, cl

    honor tie cscribir este opusculo para que figure como unodc los n timero$ del programa de los festejos con los cualesMexico contribuye a celebrar el Ano Chopin, vactie cntrcdecidinne par la enumcracion cronologica del estreno dc lasobras del insigne polaco en las diferentes ciudades de la

    Republicaf o el de estudiar la influencia efercida por Chopinv su obra, en la evolution musical nuestra, resolzriendome,al fin, por lo ultimo.

    El frufo de mis investigaciones acerca del particular, mees grato ponerlo a la disposition del lector, en las pdginassubsiguien tes.

    Mexico, octubre de 1949.

  • EL INICIO DEL CHOPINISMO EN MEXICO

    Los posiblcs precursors. Es lo mas probable que lamiisica de Chopin haya sido tocada en Mexico, por primeravez, entre los anos 1864 a 1867, atendiendo a que duranteel efimero gobierno imperial de los archiduques, FernandoMaximiliano y Carlota Amalia, vinieron al pais algunos mu-sicos austropolacos, quienes en el seno del hogar o en reunio-nes intimas, pudieron ejecutar obras de aquel compositor.Esos desconocidos ejecutantes serian los precursores de nues-tro chopinismo.

    Si esta suposicion, por logica, tiene visos de certidumbre,da origen a esta pregunta :

  • hubiera hecho su entrada victoriosa la musica chopiniana;

    pero verdad es tambien que esas "reuniones de salon" me-

    xicanas no eran fundamentalmente musicales, como acontecia

    con las de Europa, sino verdaderas "tertulias literarias" en

    las que la musica desempefiaba papel secundario; ya quemientras que eran profesionales los literates asistentes, la

    parte musical estaba a cargo de aficionados : sefioritas y jo-venes que cantaban arias de las operas en moda, o que toca-ban "fantasias" compuestas con temas de esas misrnas ope-ras, o alguna que otra pieza de "bravura". Claro esta quetambien asistian los musicos profesionales, pero siempre en

    minoria, 3* la generalidad de las veces lo hacian en calidad de

    profesores de los aficionados que participaban en la reunion

    ya tocando, ya cantando; ademas, la etapa evolutiva en queellos se encontraban, las capacitaba para alcanzar ese gradodel progreso artistico.

    He aqui lo que nos dice Guillermo Prieto, de las tertu-lias de ese entonces : "... lo caracteristico de aquellas reu-

    niones, lo que las convertia en tipicas y excepcionales, era

    el sprit, el chiste, el buen decir, lo interesante de las narra-

    ciones, lo agudo de los epigramas, lo inesperado de las salidas

    y la animadon, galanura y sazon de las mas insignificantesconversaciones". *

    Por su parte, Garcia Cubas, confirmando lo anteriormen-te dicho, nos describe las tertulias de sus tiempos, de la ma-nera siguiente:

    "Otras familias acuden a la tertulia con su contingente de

    apuestos galanes y hermosas jovenes en las que impera eldistinguido tipo rnexicano, cuyos principales rasgos son:

    1 Memories de mis tiempos. T. n, p. 5. (Mexico, 1906.)

    12

  • faz apinonada, levemente tenida con las suave* tintas de la

    rosa, negra y abundante cabellera, y ojos rasgados y expre-sivos que centellean como en nuestro puro cielo las estrellas.

    De esas jovenes, las que se distinguen por sus progresos mu-sicales, distraen a la concurrencia, si son discipulas de (To-mas) Leon, con brillantes fantasias de Thalberg o de Lisztejecutadas al piano, y si de los maestros * Bruno) Flores y(Antonio) Balderas, con su hermoso canto interpretando,ora, arias como las del Barbero de Scvilla, Scmiramis, Tan-

    credo o Mahomcio //, ora tiernas y sentimentales romanzascomo el Ave Maria de Baca y la famosa Stella confidcntc.

    "Al concierto sucede el baile, durante el cual reina grananimacion y una confianza plausible, como que no traspasalos limites de la decencia." -

    Claramente se deduce de lo expuesto que el ambiente

    musical de nuestros salones, era nada favorable para lograruna facil mtroduccion de la obra chopiniana.

    La evducion de ^ta fase musical nuestra, se inicio conla fundacion del Conservatorio de la Sociedad Filarmonica

    Mexicana, cuyas catedras se inauguraron el 19 de julio de

    1866, :i cuya influencia educati\T

    a, que fue la que hizo posiWeel advenimiento del chopinismo en Mexico, se dejo sentir,como era logico, hasta algunos anos despues.

    Merece explicacion especial, de mi parte, no haber consi-derado al Cenaculo Leon en el relato anterior, por ser yo

    2 El libra dc mis rccuerdos, pp, 187-88. < Mexico, 1904.)3 J. C. Romero: Historic del Constrvatorio. Prinwra Parte.

    Epoca subyencionada por el Imperio (1866-67), p. 174. (Separata denuestra musica. ^lexico. 1947.)

    13

  • quien ha presentado cotno el centre de nuestras actividades

    musicales de importancia, desarrolladas en los sesentas del

    siglo retroproxirno. Tal hecho se debe a que su existencia

    concluyo con el nacimiento de la Sociedad Filarmonica Me-

    xicana, creada por los miembros del propio Cenaculo, y lainfluencia de este paso de inmediato a la naciente Sociedad ;la de esta se canalizo, a su vez, hacia el Conservatorio de

    Musica, expresamente creado por la misma, con el objetode ser\T5r de eficaz difusor de los ideales evolucionistas, yde las tendencias renovadoras alentadas por sus fundadores.

    Ahora bien : si para que la miisica chopiniana hubiera rea-lizado su ingreso a nuestra cultura artistica precise la in-

    fluencia del Conservatorio de la Sociedad Filarmonica, y siel Cenaculo ya no existia cuando se inauguro el Conserva-

    torio, resulta obvio que no le hubiere considerado en forma

    alguna.

    El investigador superficial tachara de falsa mi afirmacion,y reprochara mi aparente negligencia puesto que Garda Cu-bas asevera que en dicho Cenaculo se toco musica de "Sebas-tian Bach, Mozart, Beethoven, Haydn y Mendelsshon (que)eran los favoritos, cuyas obras alternaban con las de Rossini,

    Meyerbeer, Verdi, Gounod, Chopin y otros de relevante me-

    rito",4porque es de suponerse que diga la verdad quien

    fue testigo presencial de los hechos, maxime que ratifica suafirmacion asegurando que en el salon de la Escuela deMedicina ubicado "en el historico patio de los Naranjosde la antigua Inquisicion . . . dieronse los primeros concier-

    4 Antomio Garcia Cubas: El libra de mis recuerdos, p. 519.GoL I. (Mexico. Imprenta de Arturo Garcia Cubas, Hnos. Sues. Calledel Arco de San Agustia N9 3. 1904.)

    14

  • tos semanarios (de la Sociedad Filarmonica) ., . y alii, porultimo, Leon nos deleitaba con la correcta interpretation de

    las obras de Chopin . . . , 5 testimonio inexacto en lo que screfiere a Bach y a Chopin, segiin lo evidencian los programasde esas reuniones que he tenido el honor de transcribir en miHistoria del Conseruatorio. *

    No debe llamamos la atencion las infidelidades narra-tivas en que una y otra vez incurre el ingeniero Garcia Ca-

    bas, teniendo en cuenta las dos consideraciones siguientes:1* El Libra de mis recuerdos es anecdotico y no htstorko,

    por lo cual no se le puede exigir que sus dates posean ri-

    gorismo absolute. 2* El libro fue escrito casi cuarenta anos

    despues de registrados los hechos alii narrados, lo cual hace

    comprensible que frecuentemente se confundan o tergiverseel relato. Ejemplo de esta clase de inexactitudes en que e!autor incurre es el de la fecha de la fundacion del Coaser-

    vatorio de Musica alii consignada, la cual Garcia Cnbas eqai-voco en el raes y en el ano, dejando el dia sin precisar; siacontecimiento de tal magnitud lo yerra en dieciocho meses,

    puesto que el lo fija en enero de 1868,7 cuando en realidad

    fue el 1$ de julio de 1866, segiin tuve oportunidad de esda-recerlo en mi citada Historia de^Conservatorio, ^qtie pasaracon sucesos de minima importancia como son los relativesa las primeras ejecucicmes de las obras de Bach y a las de

    Chopin ?

    5 Garcia Cubas, op. cit., p. 523, col. IL6 Historia del Conservatorio, 1* Parte. Epoca subvencionada por

    cl Imperio (1866-67). Sobrctiro de la Revista "Noestra lltiaca".(Mexico, 1947.)

    7 Garcia Cubas: op. cit., p. 524, col. n.

    15

  • El testimonio que prueba la exactitud de mi afirmacion ylo equivoco de la de Garcia Cubas, esta contenido no enun relate privado y extemporaneo como lo es el que refuto,sino en un documento oficial y contemporaneo del hecho,debido, ademas, a tin funcionario de la corporacion, al doctorAlfredo Bablot; se trata del articulo intitulado Ensayos, elcual se halla inserto en las paginas 83-87 del niimero 11 del

    periodico "La Armenia", organo oficial de la mencionada So-ciedad, correspondiente a abril de 1867, y del cual tomo los

    parrafos que a continuacion transcribe :

    "La musica clasica esta poco cultivada en Mexico; es

    deplorable ; uno de estos dias, cuando Deus nobis hoec otia

    faciet, algo se dira aqui sobre este asunto interesante. La Co-mision de conciertos 8 con el laudable proposito de ir fami-liarizando a sus consocios con esta clase de musica, ha acor-dado que cada sabado se ejecute, cuando menos, una piezade los inmortales maestros Haendel, Bach, Haydn, Clement!,Mozart, Bessek, Beethoven o Mendelssohn ; este es una prue-ba mas del constante afan de la Sociedad Filarmonica, porpracticar el precepto de Horacio, que es la divisa que ha adop-tado : reunir lo titil a lo agradable.

    **Maicionar a los senore| Leon y Ortega como interpretesdel andante de Beethoven, eqnivale a decir que la ejecudonde este trozo fue perfecta. Este Tomas Leon es el primerpianista mexicano : para conocer lo niucho que vale, es pre-ciso haberle visto junto a Lubeck y despues con-Pfeiffer,que ambos lo estimaban altamente y con quienes tocaba dias

    8 Integrada entpnces por los senores maestros Tomas Leon, li-cenciado Agustia Siliceo, doctores Aniceto Ortega y Alfredo Bablot,maestro Julio Ituarte y Francisco Contreras, y don Eduardo Portu.

    16

  • enteros en union fraternal ; para apreciar todo su merito es

    precise verle descifrar con una facilidad sorprendente las

    mas complicadas composiciones, en las reuniones dominicales

    de la Sociedad ; es precise verle ejecutar todo el repertoriode Hummel, Liszt, Thalberg, Prudent, Gottschalk, Dohler,Droyschock,

  • fui el primero en afirmarlo,10

    es decir antes de que hubiera

    podido arraigar su impulse reformista en el espiritu de los

    alumnos, entrego la catedra a su cargo al maestro Melesio

    Morales que acababa de llegar de Italia, y este, en vez de

    continuar el desarrollo iniciado por su antecesor, llevo al Con-

    servatorio hacia el culto del italianismo, cuya corriente impe-raba en el pais desde antes que el emprendiera el viaje a

    Europa.Por tan infausto acontecimiento, que implico un retroceso,

    el licenciado Vicente Riva Palacio, literato prestigioso, his-toriador insigne, y contemporaneo muy capaz de juzgar acer-tadamente los acontecimientos, dijo ironicamente que el maes-tro Morales

    "apenas en corto tiempo, insignificante puededecirse, para lo que se tiene que aprender y estudiar, perma-necio en Europa",

    u aludiendo a que esc^samente conto conel tiempo indispensable para recibir en Florencia "un curso de

    contrapunto, durante dos anos, bajo la direccion del ilustre(Teodulo) Mabellini", segiin lo habia reconocido publicamen-te don Ignacio Manuel Altamirano, su amigo afectisimo

    y biografo veraz, 12 y a esa insignificancia quedo reducidoel caudal de conocimientos teoricomusicales que Morales pudoadquirir mientras permanecio en el Viejo Mundo.

    En cuanto al maestro Tomas Leon, nada tiene de impro-bable que haya conocido yz, como catedratico del Conserva-

    10 "La Musica Erudita Mexicana". 2* de la serie de confe-rencias que sustente en la sala de conferencias del Palacio de lasBellas Artes, en octubre de 1934, con motivo de la inauguracion de di-cha sala. La afirmacion anterior la formule en la del dia 17.

    11 "Los Ceros. Galeria contempoiinea por Cero", p. 36, 5. (Me-xico, 1882.)

    12 Don Melesio Morales. ("El Renacimiento", t i, p. 363. Me-xico, 1889.)

    18

  • torio y no antes, algo de la obra menor de Chopin deltasmazurcas, determinados nocturnes y algunos valses con

    tanta mayor probabilidad, cuanto que para abordar esas pro-ducciones se le permitia su escuela pianistica, que era "la

    francesa, de estilo brillante y wrtuoso", como la tipificaWolff, de la que era exponents gemiino, al decir de estc au-

    tor, el pianista Henri Herz discipulo de Pradher (rectiusLouis Pradere), que tanta influencia ejercio en Leon cuando

    aquel estuvo eotre nosotros en 1849, y cuya escuela "sus

    titulos de noWeza los adquiere . . . am Federico Chopin",3S

    y que las dichas obras del autor polaco las haya tocado no

    en publico, sino en la intimidad de los amigos y de sus

    discipulos predilectos. Tambien es probable que el conoci-miento y posterior cultivo de esas obras en el seno del gru-

    po del maestro Leon y de sus amigos y discipulos, hicieranacer entre nosotros la oposicion contra el italianismo, enca-

    bezado entonces por el maestro Morales ; oposicion que mas

    tarde se manifesto abiertamente, capitaneada por exdiscipu-los de composicion del propio Morales.

    Pero lo importante para nosotros, de momento, es queno existe constancia de que el maestro Leon hubiera tocado

    publicamente composiciones de Chopin, ni de que se las hu-biera puesto a sus discipulos de piano, como irrefutablementelo testimonian los prograrnas de las audiciones de fin decurso, que anualmente organizaba el plantel ; y si Leon, queera el maestro mas distinguido de su epoca, no lo hizo, me-nos atin va a suponerse en otro.

    14

    13 Dr. Johannes Wolff: Historia de la Musica, p. 313. (Edi-torial Labor. Barcelona, 1934.)

    14 Ruben M. Campos, que sin critica alguna acoge toda version,a p. 170 de su libro El folklore y la musica mexicana (Mexico, 1923),

    19

  • El visible introductor de Chopin en Mexico. En agostode 1884, llego a Mexico el pianista aleman Albert Friedenthal,nacido en Bronberg, Prusia, el 25 de septiembre de 1859 ydiscipulo que habia sido de Theodor Kullak, en Berlin : susveinticinco anos de edad, le permitian ser uno de los heraldosde la mieva musica de su tiempo.

    El miercoles 3 de septiembre de ese ano, se presento anteel publico mexicano en el Teatro Arbeu de la capital de laRepublica, desarrollando el siguiente programa, en el cual

    aparecieron por primera vez obras del musico polaco :

    PRIMERA PARTE

    L Obertura por la onjuesta.2. a) Bdada, Chopin ; b) Tarantela, Rubinstein. Al pia-

    no A. Friedenthal.

    3. Povero Narinar, Mililloti ; canto, Alejandro Greco,4. Tremolo de violin, Beriot; Pablo Sanchez.

    5

    6. a) Berceuse, Chopin; b) Vds, Chopin; c) La Pri-mavera, Mendelssohn; d) Dos danzas hungaras, Brahms.Piano, A. Friedenthal.

    SEGUNDA PARTE7. Obertura por la orquesta.8. Concierto en Fa para piano, Weber ; solista, A. Frie-

    denthal.

    sigue ingenuamente el relato de Garcia Cubas y apoya como ciertala inexactitud que impugno. A tal conducta se debe el extravio en queacerca del particular, se encuentra la opinion publica.

    20

  • 9. La Hija del Regimicnto. Sailton; violin, P. Sanchez.10.

    11, a*) JYw acd f mi fafarito, Friedenthal fcompuesta en

    Mexico ) : b) Los Dioscs, Friedenthal (para la mano izquier-i la sola*; c) Marcha dc la Opera, Friedenthal; d) Wda,Rubinstein; e) Aires nachnalcs, Julio Ituarte; f) HimnoRational Mcxlcano (improvisacion), piano, A. Friedenthal.

    Los puntos suspensive* indican numeros literarios queserian -cubiertos a ultima bora.

    La capacidad artfstica del pianista aleman gusto bastante,

    pero la nnisica de Chopin ni llamo la atencion siquiera. Nadade raro luvo esta indiferencia, porque si nuestros musicos

    ignoraban quien tra Chopin y lo que su obra representabaen la evolucion inundial de la musica, ya que entonces no scestudiaba el roniantici^co en la catedra de Historia de laMusica impartida en el Conservator^, 15 no era factible quela conocieran los diletantcs, y menos aun el publico en ge-neral.

    Convencido Friedenthal de esta circunstancia, no hizo

    figurar ya en su segundo concierto mas obras de Chopin,segun lo testimonia el programa de ese acto que se efectuoen el Teatro Principal, la noche del 11 de octubre siguiente:

    1. Lustpicl, obertura por la orquesta.

    15 \'ease^ mi mpnpgrafia La Ensenansa, en Mexico, de la His-toria de la Musica (inedita). Para nuestro consuelo, en el Qwiserva-torio de Paris en ese entonces, ni siquiera existia la catedra de His-toria de la Musica. (Vease .1. Carrillo: Informe del Congreso de Pa-ris, de Historia de la Musica, fechado el 22 de agosto de 1900, quese conserva en el Archive General y Publico de la Nacion.)

    21

  • 2. Scherzo capriccioso, Mendelssohn ; piano, A. Frieden-thal.

    3. La Libertad, Krentzel; Orfeon aleman, dirigido porGerman Laue.

    4. Trio de Grofe. Armonium, piano y violin. Al pianoFriedenthal.

    5. a) Ven oca mi pajarito, Friedenthal; b) Flares del$ur, rapsodia, Friedenthal, Al piano, el autor.

    6. Lc dernier jour, obertura por la orquesta.7. La separation, Schmidt; Orfeon alernan.

    8. a) Fals, Friedenthal; b) Galopa cromdtica, Liszt.Piano, A. Friedenthal.

    9. BaUe Otto; Orfeon aleman.

    10. Rapsodia Hungara, N? 6. Liszt. Al piano, Friedenthal.

    Pocos dias despues, el 15 de octubre, se llevo al cabo kliltima actuacion de Friedenthal en la ciudad de Mexico, di-

    rigiendo el concierto vocal e instrumental que se efectuo

    en el Templo evangelico situado en la calle de Gante, y end cual participo el Orfeon aleman.

    El Grupo de los Seis.1C !Mientras no se presente prueba

    en contrario, lo cuai va a ser muy dificil^ debemos tener co-mo cierto, por ser absolutamente verosimil, que Mexico le

    16 Esta designation mas, expuesta en la fecha de Gustavo E.C&mpa (Fichas Bibliograficas Mexicanas. S. M. Gonzalez, Editor.Mexico, 1938), ha raerecido ser prohijada por el licenciado AntonioCaso en su iibro Mexico. Apuntes de Cultura Pafria (Mexico, 1943),y por ei doctor Francisco Larroyo en su Historia comparada de laeducation en Mexico. Mexico, 1947.

    22

  • debe al Grupo de los Seis, haberse iniciado en el conocimien-

    to de la obra de Chopin.Razonare mi suposicion para demostrar su validez.El Conservatories segun lo vimos ya, desarrollaba sus

    actividades enmarcandohs dentro del italianismo operisticode la Escuela napolitana, a todas luces inadecuada para con-

    ducir al estudiantg hacia el romanticismo, que en ese tiempoera la etapa logka en la evolucion de nuestro desenvolvimien-to musical. En la citedra de composicion se tenian por textos

    senalandolos en el orden cronologko de su impresion ,el Tratodo dc musica y armonia, de nuestro oompatriotaFelipe Larios, cuya 3* edition es del ano 1873, y la Armenia

    prdctica, de Giuseppe Gerli, traduccion castellana de Me-lesio Morales (F. Lucca. Milan, 1880), y mas tarde, en

    1886, la casa Wagner y Levien introdujo el Manual dearmonia y modulation de Giuseppe G>nccma, en edicion pro-pia ; las tres obras estaban concebidas dentro del italianismo

    que menciono.17 La asignatura se cursaba en cuatro anos y

    no comprcudia el studio del ccmtrapunto ni el de la fuga.Enti&idase bien que el panorama docente que estoy trazan-

    do, es valido tarn; solo hasta los ochenta del siglo pasado.Reaccionando en contra de procedimientos tan unilate-

    rales, el primero en pronunciarse fue el licenciado FelixMaria Akerreca (Puebla, Pue., 18 de marzo de 1845. Co-

    yoacan, D. F., 16 de enero de 1937), alumno del Conser-vatorio, quien deseoso de contribuir a que se renovara laensenanza de la composicion, ftindo con varios de sus con-

    discipulos la Sociedad Armonica, de la cual fue organo ofi-

    17 Para la descripcipn de estas obras, vease mi Bibliografia Mu-sical, t. I. Prirnera Secciwi.

    23

  • cial la revista intitulada "El mosaico musical", cuyo director

    y redactor en jefe era el. Como primera obra de la biblio-teca de "El mosaico", hizo imprimir, en 1878, la Armoniaprdctica del checo Antonio Reicha, catedratico de composi-cion en el Conservatorio de Paris.

    La Sociedad Armonica, cuyos principales dirigentes eranAlcerreca y Ruperto Betancourt, no logro alcanzar la pres-tancia indispensable para arraigar su esfuerzo, quiza porprematuro, y toco al Grupo de los Seis llevarla a buen ter-mino, cinco anos despues.

    El grupo mencionado lo integraban los exconservatoria-nos Gustavo E. Campa, Juan Hernandez Acevedo y RicardoCastro, todos ellos exalumnos de la catedra de compositiondel maestro Melesio Morales, y los no conservatorianos Fe-

    lipe Villanueva, Carlos J. Meneses e Ignacio Quesadas, ls

    a dicho grupo se le pueden anexar los nombres del excon-servatoriano Pablo Castellanos Leon

    *y el del no conservato-

    riano Francisco Godinez, porque ambos, el primero en Me-rida (Yucatan), y el segundo en Guadalajara (JaL), reali-zaron la misma obra que en la ciudad de Mexico llevaban alcabo Los Seis, con cuyas tendencias no solo comulgaban losdos ultimos por haber perfeccionado en Paris sus cono-cimientos musicales, sino que estuvieron en comunicacioncon los primeros.

    19 Eduardo Gariel, sin la menor conexioncon ninguno de los nombrados, desarrollo igual labor enla ciudad de Saltillo,

    18 Ruben M. Campos, incurre en el error de asegurar que Villa-nueva pertenecip a la primera generacion del Conservatorio (El fol-klore y la musica mexicana, p. 182).

    19 Larroyo, op. cit., p. 229, agrega el Grupo de los Seis, a Er-nesto Elorduy y a Velino M. Presa, a todas luces anacronico.

    24

  • Del grupo nit-tropolitano habian t-stalo tn I 'an?, apron-dit-ndo la composicion, Hernandez Aeevedo y Ca*tellanu>Leon : reimiendose alrededor del primero lo> cinco reclames

    para esiudiar en coro las ohras de Io$ com]Hi-5tore< roman-

    tico?, dc cuyas tendt-ncias pronto MT eomirticron en paladine^,

    y para la di fusion pedagogica y artistica de ellas fundaronel Institute Musical Campa-Hernandez Acevedo, quedandointegrado su personal docentc por: Julio Ituarte, Ricardo

    Castro, Enrique Testa, Vicente Lucio, Felipe \lllanueva yIDS dos dircctores.

    Logico cs supontT, que estando Hernandez Acevedo re-cien llegado de Paris cuando establecio la Academia de la

    que fue codirector, fuera el quien mas influycra para quela musica de Chopin se incorporara a los progranias de laensenanza del piano, coma en cfecto acontecio.

    La vida fugaz del plantel, impidio que la reforma in-troducida, cobrara la debida trascendencia y notoriedad.

  • II

    LA EPOCA DE LA APOTEOSIS CHOPINIANA

    El Conservatorio Xctcwnal cuna de nuestro ckopinismo.El maestro Carlos J. Meneses, a ultima bora, no acepto fi-

    gurar en el personal docente del Institute Campa-HernandezAcevedo como originalmente el 3o habfa convenido con susdirigentes, porque todos los futures catedraticos deseabantecnificar la ensenanza que impartian, y como esa caracteris-tica pedagogica era desconocida entre nosotros, la mayoriade los de piano decidio orientarse por las observaciones deFelix Ridiert, consignadas en su libro L'Art de jouer dttpwmo suivant les lois de la nature, que les habia traido dePans su colega Pablo Castey,anos Leon. Meneses, rechazoesa resolucion por juzgarla innecesaria, pues estimaba quelos procedirnientos pedagogicos por el sustentados eran, sino mejores, cuando menos tan eficientes como los que lerecomendaban prohijar; pero como se habia acordado im-

    plantar la uniformidad docente dentro de la Academia yMeneses no transigio con sus convicciones, tuvo que separar-se momentaneamente del famoso Grupo de los Seis.

    El doctor Bablot, director entonces del Conservatorio

    Nacional, enterado del incidente, lo aprovecho para reforzar

    su institucion haciendo que el maestro Meneses fuera desig-

    27

  • nado catedratico de piano el 8 de enero de 1886, fecha en

    que se abrieron los cursos en ese afio.

    Es publico y notorio, que la actuation pedagogica delmaestro ileneses tuvo entre sus^caracteristicas, la de haberintroducido la miisica de Chopin en su flamante catedra y,por ende, en la vida artistica del Conservatory.

    La comprobacion documental de este hecho, facil deverificar por medio del archive del Conservatorio, no mefue dable realizarla porque el 16 de diciembre de 1946 elConservatorio se vio en la urgencia de abandonar precipita-damente su domicilio, del 14 y 16 de la calle de Moneda,para que alii pudiera instalarse la Secretaria de Bienes Na-

    cionales, de reciente creacion ; por esta causa tuvo que refu-

    giarse transitoriamente en la Ribera de San Cosme N^ 83,mientras concluian la construction del edificio qtte expresa-mente se le habia destinado en la Avenida del Castillo y Pre-sidente Mazarik, en Chapultepec Morales. Esa mudanza, tan

    imprevista como repentina, y su estancia provisional en laRibera de San Cosme, determinaron que el ardiivo quedaraamontonado, en su momentaneo local, cuya estancia imagi-nabase brevisima, pues se afirmaba que mediando el afio de1947 ya estaria ocupando su propio edificio; pero llegadaesa fecha se dijo que el translado se efectuaria durante lasvacaciones de fin de curso. Ese estado de incertidumbre queduro todo 1948, impidio ponerle manos al archivo para or-denarlo, hasta que al fin, el 18 de marzo de 1949, se efec-tuo la inauguracion del nuevo edificio; pero hasta el 7 dejulio se inicio el translado de todo lo referente al plantely todavia no se concluia el arreglo de los muebles y enseresel 19 de ese mes, fecha en que redacto los presentes renglo-

    28

  • nes t porque una mudanza de esa cuantia no es posible rea-lizarla en dos semanas : ahora bien, logico resulta deducir queel archive no estara en condiciones de ser consultado antes

    de que tennine el ano.

    Este infausto motivo, tan imprevisto como pasajero, me

    impidio comprobar quienes fueron las personas que entrenosotros tocaron per primera vez en audiciones publicas, lasobras de Chopin y cuales fueron las que, por medio de ellas,iniciaron a los mexicanos, en el conocimiento de la produc-cion del compositor polaco.

    La cpoca apoteosica de Chopin. Fue en el Conservator!Xacional donde se gesto la apoteosis mexicana a Chopin,este calificativo dentro del recto sigmficado de la palabra,

    que es delflcacion (del griego apo "entre" y theos "dioses")fue el maestro Meneses el promtor de aquella, gracias a los

    conceptos que expresaba ante sus alumnos respecto a la obradel compositor polaco, y a la elogiosa preferencia que otor-

    gaba a dichas ccxnposiciones en el programa docente de sucatedra pianistica.

    Con la atencion y el cuidado que pone el creyente paraestudiar la Biblia, y la devotion y el respeto con que analizae interpreta sus pasajes, asi fue como el maestro Meneseshabia leido y releido estas tres obras, por entonces casi des-conocidas en Mexico: Federica Chopin (Leipzig, 1878),escrita, por Franz Liszt; Chopin, sa vie et ses oeuvres (Pa-ris, 1880), de A. Audley; y Frederick Chopin as a Manand Musician (London, 1880), por Friedridi Niecks; y deellas tenia memorizados nuinerosos parrafos que recitabaa sus alumnos para ilustrarles determinados pasajes chopi-

    29

  • nianos, al corregirles las piezas que bajo su direccion es-tudiaban.

    Asi fue gestandose ei chopinismo entre los alumnos con-currentes a la catedra de piano del maestro Meneses, siendoLuis Moctezuma quien mas se identified con su maestro enesta tendencia. Los alumnos de esa catedra formaron el pieveterano del chopinismo en Mexico, debiendo mencionarseentre los mas activos y de mayor valimiento, ademas deMoctezuma, a Cesar del Castillo, Abraham Estrada, TomasAlarcon, Jose Barradas, Alberto Villasefior, Ignacio Villal-

    pando, Velino M. Presa, Juan Nieto, Pedro Luis Ogazon,Joaquin Villalobos e Ignacio Zurita. Para todos ellos, Chopinera un semidios, y sus composiciones debian interpretarsedevotamente, en pleno estado de uncion, casi en extasis.

    Con la venida a Mexico del ilustre pianista ingles EugenD'Albert que llego al pais en compania del magnifico vio-linista espafiol Pablo Sarasate , y que en esa epoca estabaconsiderado como uno de los mejores interpretes de Chopin, ladevocion que los alumnos del maestro Meneses profesabanal compositor polaco, se convirtio en fanatismo, por haber

    comprobado que las observaciones que su maestro les haciaacerca de la manera como debian interpreter la musica del

    poeta del piano, concordaban estrechamente con el estilo

    que les imprimia el gran pianista ingles.D'Albert toco en nuestro Teatro Nacional, en abril de

    1890, en seis ocasiones, y en cada una incluyo composicio-nes de Chopin en la forma siguiente : domingo 6, BarcarolaOp. 57; martes 8, Nocturno Op. 27, num. 2 y Polonesa Op.53; jueves 10, Nocturno Op. 48, num. 1, Impromptu Op. 36y Bdada Op. 23; sabado 12, Sonata Op. 58; domingo 13,

    36

  • Nocturno Op. 13 y Bdada Op. 48; martes 15, hsiudio Op.2?, num. 3,

    La conviction de poseer la verdad acerca del espiritu es-

    tetico de la rmisica de Chopin, lo cual les deparaba sitio rc-

    levante en Mexico, porque la ejecucion de esas obras cons-tituia indiscutible evolucion en el desenvolvimiento musical

    nuestro, mantenfa legitimamente orgullosos a los menesistas ;

    pcro su conviccion de supremacia llego al plnaculo cuando

    su maestro, en un concierto privado, toco a dos pianos con

    D*Albert este en el segundo piano , en un rasgo de cor-

    te?ia y en reconocimiento del valor artistico del nwisico me-

    xicano. -

    Si treinta anos antes el maestro don Tomas Leon (Me-xico D. R, 21 de diciembre de 1828-28 de marzo de 1^3),conquisto renombre indiscutible alternando en el piano am

    los virtuosos extranjeros que nos visitaron, evidenciando asisu valia artistica por obra de la comparacion y contraste con

    la estatura de aquellos, Meneses ahora, por ese mism& camino,adquiria fama y prestigio y llegaba al sitio en que se podiaheredar el titdo de "primer pianista mexicano" wcatite des-

    20 La noticia anterior me iue comunicada por la sefiorita pro-fesora Luz Meneses, hija del maestro; pero no soy el primero endivulgarla, pues fue prohijada antes por el doctor AHoaso Pnmedaen su discurso: A la memoria del maestro Meneses ("Orientacion mu-sical", N* 88, p. 5. Mexico, abril de 1949). Por tratarse

  • de que d maestro Leon, por su edad, se habia retirado delconcertismo y de la catedra.

    Meneses y su grupo, gracias a su evolucion artistica, lle-

    garon a conquistar el mayor prestigio dentro del Conserva-

    torio, por constituir ei primer grupo artistico homogeneo,de tendencias precisas y definidas; es decir, habian dadonacimiento a una Escuela, hecho inusitado en la vida escolardel Conservatorio, y de muy alta significacion en el desen-volvimiento musical del pais.

    Para demostrar la exactitud de esta observacion, conoz-camos lo que afirmo el director del Conservatorio Nacional,doctor Alfredo Bablot, en el informe que rindio al Ministeriode Justicia e Instruction Publica, fechado el 30 de noviem-bre de 1882:

    "Tanto como la ensenanza vocal, la de instrumentos estabastante decaida en el Conservatorio . . . Para el piano haycinco profesores, pero entre sus discipulos dificilmente seencontraria uno que supiera sentarse ante el teclado, colocaren el correctamente las manos, hundir suavemente la notacon la sola presion de los dedos, articular la melodia, usarconvenientemente de los pedales, ligar, producir acordes si-multaneos y hacer cantar el instrumento , . . Esto proviene , . .muy particularmente de que no tenemos lo que en las artesse llama escuela." 21

    Para ccmiprobar que la situacion artistica del Consenrato-rio consignada en el informe rendido por Bablot no habiacambiado en los diez anos subsiguientes, transcribire la con-fesion publica del maestro Mdesio Morales, en la que pre-

    21 Memoria de la Secretaria de Justicia e Instruccion Publica.1881-1883. (Mexico, 1884. Lib. tip. y lit de J. Villada.)

    32

  • tendio Hbrar de esa culpa a las catedraticos hacicndo recacr

    la rcsponsabilidad de nuestro atraso musical en los alumnos,en los padres de los educandos y en el publico en general ;

    pretension que era no solo injusta, sino inaceptaWe, puesto

    que el principio reformatorio, segun lo dejaba translucir elpropio maestro, debia tencr su origen en el Conservatorio

    por obra de sus dirigentes y de sus catedratieos.

    He aqui las palabras del maestro Morales :"Inutil es buscar los adelantos musicos en la aptitud de

    los profesores, si los discipulos confiados a sus cuidados no

    secundan al maestro; inutil d trabajo y desvelo de los dis-cipulos estudiosos, si tos antojos de las familias discuten oentorpecen los Wen meditados programas de estudio; inuti-les los dispendios del Gdbierno que mantiene decaitementeun Conservatorio, si los alumnos del plantel solo van a per-der el tiempo divirtiendose, como lo hace en la actualidad una

    gran mayoria, e inutil, bajo todos los aspectos, los esfuerzc^dd Gd>ierno, profesor^ aptos y cmnplidos, y aluiniKJS estu-diosos y aprovechados, si el publico, sostenedor y director detoda social fuerza viviente, no asume las responsabilidades

    que k corresponden y permai^!ce refractario a las verdade-ras bellezas del arte e indiferente a una de las mejores ma-nifestaciones de la civilization." **

    Es logico deducir, que si en tal estado de postraci&i seencontraban los pianistas, cuya ensenanza es y ha sido en^lexico la mas favorecida, estarian en peores condlcicwies los

    restantes instrumentistas ; dada esa general decadencia, fa-cilmente se deduce que era legitimo d orgullo de tos dn>pi-

    22 "El Taanpo" Mexico, D. FM 24 de septiembre de 1893.

    33

  • nistas, y que no encontrando en todos los actosde su vida

    anistica sino fa comprobacion de su superioridad, les embar-

    gara pronto el vertigo de la suficiencia, y quese hiperlrofia-

    ra el reconocimiento de su preeminencia.

    Fero los menesistas no eran los unices en sustentar el

    mencionado sentimiento de superioridad, sino que lo com-

    part:;:! con el Grupo de Jos Seis, al cual, segiin vimos, per-terxva originalmente el maestro Meneses; y como el grupo

    atacrtua activamente al italianismo refugiado en el Conser-

    vatorio, acusandolo de retardatarismo, el jefe de los italia-

    nistas, que visiblemenie lo era el maestro Melesio Morales,

    aprovechando la muerte del director Bablot acaecida el 7 de

    abril de 1892, cm la cual el creyo desquiciado y sin fuerzas

    al grupo francesisia, al que pertenecian los Seis y el cual

    trcmolaba en su bandera la obra de Chopin, decidio arre-

    nieier por la prensa contra el propio Chopin, a la par fran-

    ces y uno de los idolos de sus emulos.2S

    El 20 de agosto ck 1893 el periodico diario metropolitano"El Tionpo", dio a luz en sus columnas el articulo intitu-

    23 Xo incluj-o en este relate la actuacion del pianista AlbertoJonds, del Real Conservatorio de Madrid, efectaada los sabados 6, 13y 20 de agosto de 1892 en nuestro Teatro Nacional, por haber sido in-trar

  • lado Chopin, su 2$ Scherzo y dgunas considerations accrcadc su musica y modo de ini&rpretarla, firmado por el maes-tro Morales.

    El autor, demostrando que se qtiera atacar tanto el ro-

    manticismo como d francesJsmo, dijo casi al principio delartiailo : "Francisco Federico Chopin nacio de padres fran-ceses . . ,", y despues de haber dicho de el que no siendo un

    talento de primer orden como lo fueron los Beethoven o

    Mendelssohn por ejemplo, ha podido llegar a ser consideradoen muy alta categoria; y porque no habiendo side su obraen el mnndo de la virtuosidad meritoria al par de las deScbuman o Sebastian Bach, ha llenado despues de la cele-bridad a la posteridad . . .

    Despues de hacer varias consideraciones acerca de la

    interpretacion de esa obra, muy diplomat!camente deslizola siguicnte exhortacion : "Ojala nuestro respetable en gene-ral, secundando el impulse inScialmente iniciado por los pia-nistas, en vez de favorecer exclusi^^amente la musica de-

    mocratica, se alzara sobre los avances de su civilizacion

    aplicandose con smcero acatamiento al cultivo de la musica

    seria, a fin de mejorar su gusto por ella, renunciando aside una vez al sostenimiento de una situacion artistica que ni

    cuadra a su categoria y lo esta acusando de cincuenta afiosde atraso. Lo que si pudiera ofrecer inconvenientes al In-troducir en nuestra plaza la musica de Chopin, es, la fa-natica devocion que se trata de rendirle."

    clones, la cosa parecio arida y poco amena maxirne, por haber ele^Sdo?us piezas entre lo mas clasico y moderm)": Enrique Olavarria yFerrari : Resena historica del Tfatro en Mexico, t. tv, p. 252. .' Me-xico, 1895.)

    35

  • El articuto en cuestion hizo que sucediera lo inesperado :

    en vez dc qtie la respuesta viniera dc Cainpa, como lo era

    previsibk, Ikgo de Saltillo, cscrito per el regiomontanoEduardo Gariel y se publico en "El Tiempo" del 10 de

    noviembre ; *4 en cste articulo, despues de afinnar:*4Po-

    co irnportara, *in duda, para el objeto de esta replica, queFederico Francisco Chopin haya nacido en Zalazowa-Wok,crrca de Varsovia, el I9 de marzo de 1809 ( y no en Var-

    sovia el 6 dr ft'brero de 1810 como se asienta en el articulo

    que nos ocupa..,)." Aclaro el articulista: **Su padre eraFrances y ^u madre polaca . . . su caracter participaba de las

    dos razas de que procedia ; de su padre tenia la viveza pro-

    pia del pueblo franees, y de su madre heredo la sensibilidad

    peculiar del temperamento eslavonico, que es el que dominaen su mu^ica."

    Con gran acopio de razones, Gariel refute punto porpunto las objeciones del maestro Morales, quedando su repli-ca resumida en los parrafos siguientes :

    "Calificar de defectuosas las armonias de Chopin, nos

    parece un poco duro de parte dd maestro Morales; preten-der juzgarlo con un tratado de armonia, es . . . una locura,es ono dice Lussy hablando de Beethoven, querer sujetarun toro furioso con una tela de arana. Chopin, como Bach tcomo Beethoven, es un genio, y los genios se adelantan asu epoca.

  • todos los ramos del saber humane pasa k> mismo; los tec-nicos van detras de los practices. Las obras de literatura masadmirables son anteriores a los tratados de retoricsr."

    "Para conchiir este punto, contestaremos con Elsne, pro-fesor de armonia de Chopin: 'Dejadle en paz, tiene inediosno comunes, porque sus dotes tambien no son comunes. Noobserva extrictamente los metodos ordinaries, porque tieneuno propio, y revelara en sus obras una originalidad tal, co-mo no se ha encontrado en ningiin otroV

    Antes de concluir su articulo, Gariel hizo la siguiente ex-

    hortacion, que era, al rnismo tiempo, la defensa de la obradel Grupo de los Sels, al cual desde entonces el se adhi-TIO : ". . . de desear es que los profesores todos del pais y el

    piiHico en general, secunden el movimiento iniciado en Me-xico por la nueva generacion, Meneses, Campa, Castro y elmalogrado Villanueva que acaba de morir.**

    El efecto que produjo el articulo anterior entre los mu-sicos de todo el pais fue enorme. y gran desilusi6n les cau-so la respuesta de Morales, publicada el 24 de septiembreen el propio periodico, porque en aquella casi se batio en

    retirada ; despues de un exordio muy diplomatlco, principiodiciendo :

    "Separan las opiniones del seiior Gariel y del quehabla, los autores que han obtenido la fe de eada cual";

    despues de argumentar en contra de la teoria de la herencia,fundandose para hacerlo en la Critica de la Teoria de Darwindebida a Canestrini, volvio a arremeter contra Chopin, a

    quien acuso de que "ni escribio para orquesta, ni produjoobras de magnitud. A diferencia de los grandes ... no coin-puso otra cosa que piezas para piano . . ."

    37

  • Mis addante dijo :"

    Abriga temores el entendido defen-sor de Chopin raal fttndados a nuestro modo de ver, de queproscrifokiido de Mexico la musics, en oiestion, el arte noavanoe. No hay razon ni motive que dicte la proscripciontcmkla, mas en el rcmotisirr.o case de su verificativo, la au-seaca en las biyiotecas mexicanas de los libros varsovianos,BO taciaria sus estantes. Lo que si enen*a el adelanto quesc va buscatido a proposito de la rnusica seria, es la precipi-Uciun con qu*r 50 quierc introducir en nuestras plazas y elningun rcsptiu }ue se tiene de parte de los introductores,a lo gtiisJcs de las masas, esto es, al de los publicos, a quienesle iniponoi la deglucion incondicional de la Uamada escuelauioderna . . ."

    Ccwno ataque dirigido a los chopinianos, enumero !Mo-jrales a qukfnes el conceptuaba ser los pianistas mas caracte-rizados de su epoca, y en la nomina que formo, para nadafiguraron uno solo de los francesistas ni de los menesistas,lo cual dmota su indiscutible parcialidad, porque digase loque se quiera, aingun pianista mexicano, en ese entonces,igualaba a Meneses ni a Castro.

    El doctor Eduardo Liceaga, en carta que le escribio algeneral Riva Palacio, entonces en Madrid, resenandole estapolemics, le decia: "Ninguna consistencia presento Melesioen la discusion, porque decir que la divergencia de opinionesque existla c^itre el y Gariel era debido a que cada tino teniadistinta informacion, de acuerdo con los libros consultadospew cada quien, es revelar a las claras que se carece de opi-nion propia ; fas autoridades sirven para apoyar en ellas laopinion que uno sustenta acerca de algo, pero no para atrin-dierarse tras de ellas sin tener parque con que hacer fuego."

  • "El mas grave de los errorcs en que incurre Melesio, esafirmar que Chopin no escribio para orquesta y el jovenMendez (Bancel ?), me ha mostrado un concierto de Cho-pin para piano y orquesta ; despues de esta pifia musical, nodebe extraiiamos que pifie en asuntos no musicales, comole acontece cuando quiere alardear de culto aludiendo cono-cer a Darwin y a sus detractores."

    El 22 de octubre aparecio la dupliea de Gariel en el

    periodico mencionado, la cual inicio asi : ". . . aunque el (Mo-rales), manifiesta la intencion de no discutir, . . . (me veoprecisado) a usar nueva y mas sustancial argumentacion,para restablecer la verdad historica respecto de Chopin y desu musica, con objeto no de persuadir al maestro Morales,puesto que el terminantemente declara que la discusion aun-

    qitc sea persuasive, no persuade . . . Al contrario del maes-tro Morales, opinamos que la discusion arroja luz siempreque se evite el espiritu de parcialidad y la influenria del amor

    propio . . ."

    Glosando la c^inion de Rubinstein, de Schumann y deMarmontel, favorabilisimas las tres a Chopin y estitdiando dmedio en que este se desenvolvio, estudio que hizo de acuerdocon la teoria historico-genetica de Hipolito Taine, Garielnuevamente akanzo el triunfo, y remato su articulo diciendo:"No terminaremos sin hacer constar que el maestro Moralescalla en la iista de los miisicos notables de la capital, al distin-

    guido artista Gustavo E. Campa, que a nuestro hurailde jui-cio debe figurar ^i eUa y quien con su ejemplo y con supluma puede hacer mucho en el saatido de k propaganda."

    Morales prepare otro artictdo, algo cau^ioo ya, perono fue publicado en el periodico ; to conocemos porque Ga-

  • rid lo incluyo al publicar, tn 1894, su libro Chopin. La TraJi-cidn de m Musica, y consideraciones sobre olgunas de susobras y mantra de interpretarlas. (Publicado en "El Renaci-

    micfito", Mexico, Imp. y Lit. de F. Diaz de Leon, Sues. S. A.

    Ksquina de San Juan de Letran y RebeJes, 202 pp. y i deindice ). Libro que fue conocido en Europa, corao lo demues-tran la nota bibliogrifica publicada por Felipe Pedrell, y lareferenda qtie de aquel hace Ippolito Valetta, en su obra

    Chopin, la vita Ic opere. (Frateli Bocca. Milano, Roma,1921.)

    El triunfo de Gariel fue resonante, porque lo habia al-canzado disctitiefido omtra el maestro Melesio Morales que,pese a todas las circunstancias adversas, era y es una de lasfiguras mis d^tacadas j brillantes dentro de la evolucionmusical de Mexico; pero como

  • lil priim*ro en sufrii las consmicnrias dt* este pn*;'iHo,fuc el pianista Arthur Frikenscher, que en jtilio de 1895 ofre-do un recital en el acogedor Ttatro del Conservatory, figu-rando en sti programa la Fantasia Impromptu y de cuya ac-tuacion dijo el Conde Olaff en "El Mundo Ilustrado" del 14de julio:

    "La ejecucion fuc discutida entre los conocedores y creoque los que no encontraron en ella lo que deseaban, no bantenido en cuenta la escuela a que pertenece Frikenscher ysobre todo, que nadie ha dicho la ultima palabra acerca de

    Chopin, ni nadie sabe al interpretarlo hasta donde se puedellegar."

    Asi estaban las cosas, cuando "El ImparciaF', del 17 defebrero de 1900, publico el cable que de Nueva York envio

    Hugo Goerlitz a la casa Wagner y Levien, de Mexico, anun-ciandole que el eximio pianista polaco Ignaz Paderewsfcitocaria en nuestro Teatro National los dias 10 y 1 1 de mar-zo ; la llegada del artista fue triunfal, y en el publico reina-

    In positiva ansiedad por escucharle, pues venia precedidode la fama de ser el verdadero interprete de la musica de

    Chopin.En el programa del primer concierto incluyo las siguien-

    tes obras de su paisano : Bdada Op. 47, Vals en Do sostenidon^enor Op. 62, num. 2, Berceuse, Estudios Op. 10, nums. 3

    y 7, y Polonesa Op. 5, num. 3 ; y en el segundo, estas obras :Noctarno en Sol menor Op. 37, num. 2, Estudios Op. 25,nums. 8 y 9, Preludio, num. 17, Mazurca Op. 59 y Vals

    Op. 42.En la polemica Morales-Gariel, se introdujo entre nos-

    otros el termino virtuoso hasta entonces no usado en Me-

    41

  • xico t para designar al concertista eminente; a partir de

    entonces, los italianistas lo aplicaron a los menesistas con la

    intencion de molestarles ; posteriormente, a ellos les agradoel terrnino, y a si mismos se lo continuaron dando. Mas tar-

    de, los menesistas, con el objeto de hacer resaltar su correcta

    preparation pianistica, la caliiicaban de "clasica". por lo

    cual sus emulos se gozaban llamandoles "musicos clasicos".

    Con ambos epitetos les hallaremos aludidos en la poleraicaoriginada a causa de las interpretaciones chopinianas de Pa-

    derewski, la cual paso a resenar en seguida.En el primer concierto que ofrecio el pianista polaco, los

    menesistas, para estar cerca de aquel y poderle observar asus anchas, ocuparon asientos de primera fila de luneta, ydurante la ejecucion de las composiciones de Chopin, queno resulto de acuerdo con los canones por ellos establecidos,comenzaron a discutir en voz alta, protestando ostensible-

    mente contra lo que estimaban desacatos a su idolo; seme-

    jante conducta oblige a "El Impartial" a decir en su numerodel dia 12, que "en el concierto del sabado sufrio Pade-rewski grandisima contrariedad, porque algunos de los vir-tuosos que ocupaban butacas de primera fila, se ocupaban deconversar en vez de oir atentamente como se hace en todas

    las audiciones a la cual concurren personas cultas".

    "El Chisme", en su numero del 13 de marzo, decia sar-casticamente : ". . . los criticastros son virtuosos mexicanos,jVaya unos virtuosos!"

    "El Impartial" habia encomendado al menesista Cesar delCastillo la redaccion de las cronicas de los dos conciertos de

    Paderewski, porque este pianista mexicano gozaba eatrcnosotros de magnifica reputacion de cronista competente y

    42

  • veraz ; la que escribio referente al primer concicrto aparecio

    publicada en el niimero corrcspondiente al doniingo 11, y en

    ella dijo, entre otras cosas, lo siguiente: "De las obras de

    Chopin su autor favorite , las que rnas nos deleitaronfueron el esiudio y la berceuse, que materialmente afiligra-no. En la balada y en el Valse en Do sostenido menor, no-tamos movimientos y acentuaciones qut* seran muy de su

    gusto, pero que mucho nos extrafiaron por no estar indicadosen las obras a que nos referimos, ni habiamos nunca oido. Enel tercer estudio . . . creimos notar abusos de pedal que ori-

    ginaron confusion en dos pasajes cromaticos en movimien-to contrario. Si el minueto en Sol mayor (el de Paderewski )fue escrito como nosotros lo conocemos, alguna circunstancia

    extrana hizo que su autor no nos halagara con dicha pieza ;

    le irnprimio tal rapidez y tanto modifico los adornos, quenos hizo desconocerlo . . ."

    La fanatica veneracion qtie miestros chopinistas profe-saban a su idolo, cegandoles su buen sentido, les condujoentonces por mal rumbo, en el cual sufrieron muy serio que-branto en su prestigio ; porque al dla siguiente de aparecidala cronica, la prensa capitalina, en su totalidad, alzo Indig-nadisimo clamor en defensa de Paderewdd; no tanto porreconocer injustas las afirmaciones de Cesar del Castillo, dequien se desatendieron pDr completo, sino para darse el gus-to de arremeter en contra de "El Impartial" que era el por-tavoz del gdbiemo ; porque atacando al periodico semioficial,indirectamente acometia en contra de la dictadura porfiriana."El Pais" afirmaba i su niimero del dia 13: "No somosnosotros, es el publico inteligente el que ha juzgado a 'ElImpartial*, cuyas pretensicm^ a ciencia, artes y letras no

    43

  • rccoiKice limitcs, asi es que sc ha llevado su merecido, peroel se tiene la culpa/'

    Lo desagradaMe del caso, fue que los enemigos del maes-

    tro Meneses, asi los ocultos como los desembozados, peromas aim los primeros, aprovecharon la actitud combativa de

    la prensa para deslizarse en la polemics y desahogar sus en-

    vidias profeskmales, haciendo recaer totalmente sobre el la

    responsabilidad de las opiniones sustentadas por Del Castillo.

    Cierto que este era su discipulo, y tambien cierto, que las

    ideas sustentadas por Del Castillo acerca de la estetica cho-

    piniana tenian su origen en las opiniones de Meneses ; perotambien era cierto qtie nadie podb'a, legitimamente, imputar-le al maestro responsabilidad alguna acerca de las aprecia-ciones vertidas por el discipulo acerca de la interpretacion

    chopiniana de Paderewski.

    Meneses, sin embargo, dando publica demostracion de

    que sabta ser maestro, lejos de haber desautorizado piiblica-mente a su discipulo, guardo virilmente silencio y dio ejem-jrfo de solidaridad espiritiial con aquellos a quienes habia

    educado en su credo.

    **E1 Imj^rcial", en vista del unanime resentimiento queen su contra se habia desatado, el dial podia en cualquier ins-

    tante refluir hada el gobierno, cambio inmediatan^nte decronista, y aunque tal cooducta merecio innumerables censu-ras tk parte de k proisa puesto que "El Chisme" del dia 14dijo que aqucl diario habia cantado la palinodia, acepto lasugestion que le hiciera la Casa Wagner y Levien, empre-saria de Paderewski, y publico en su numero del 14 demarzo, un largo y sesudo articulo intitukdo: EL ASUNTODEL DIA : PADEKEWSKI. Dos opiniones autorizadas, finnado

    44

  • por Gustavo E. Campa y por Ricardo Castro, quc posterior-mente reprodujo la "Gaceta Musical", organo de la CasaWagner y de cuya publicadon Campa era el director, articuloen el cual se ponia a Paderewski en el sitio elevado y honroso

    que le correspondia.

    Esta polemica tuvo tal resonancia, que intereso a todos

    los intelectuales de Mexico, segiin lo testimonia la carta que

    Juan de Dios Peza escribio a su yerno, el destacado vtoli-

    nista Pedro Valdes Fraga, cuyo original obra en mi ardiivo :

    "Mexico. 20 de marzo de 1900. Senor don Pedro Valdes

    Fraga. Zacatecas. Inolvidable hijo Pedro: Te debo va-rias respuestas y puedes creer que solo por mis ocupacionesno te he escrito. Tenia yo muchas ganas de contarte algo dePaderewski. Los musicos clasicos de aqui lo vieron del ta-mano de una pulga: para ellos no supo interpretar ni suminuctto y le encontraron mil defectos; que alza la mano,que pisa rnucho el pedal, que es confuso y que no sabe ni

    interpretar a Chopin. \ Que sabios los de mi tierra, tan pro-fundos! Habrian querido que Paderewski, ungido por el

    aplauso universal, les buscara y les aprendiera algo, pero,:que culpa tiene el gran emperador del piano, de no habertenido por maestro a uno de ellos que lo saben y lo puedentodo? Ya me imagine a los del pueblo de Tepetlaxtoc o deIxtacalco (sic) oyendo a Meneses y diciendo despues: ihom-bre, este pianista no sabe interpretar a Liszt ! ; Conoceran a

    Liszt en Tepetlaxtoc o en Ixtacalco? Hice grandes coleras yte remiti con todo cuidado los periodicos (que ni un solodta he dejado de mandar, poniendolos yo personalmente enla sucursal de Guerrero y alguna vez en esta Secretaria),

    45

  • verias CD eUos un artictilo de Gustavo Campa muy bueno yotro dc Castro, muy seasato . . ."

    1 valor testimonial de h carta anterior es enorme porTarias razones : primera, porque cl poeta, su autor, hie hom-bre de enteric artfstico indiscutible y cuyas opiniones, ausn en

    musio, eran ttnidas en consideration por todo Mexico: Ga-rid le habia dedicado su libro Chopift, impreso en 1894, deloial ya hice referenda, y en 1902 inauguro, como presidentefundador, el Ateneo ^fexicano Literario y Artfstico, del quefue vicepresidente el maestro Carlos J. Meneses y vocal pre-si

  • LA PLENITUD BE NUESTRO CHOPINISMO

    Fueron sumamente valiosas para el dcsarrollo de nuestraevoiucion musical, las dos polemicas sustentadas en Me-xico al derredor de Chopin: la de 1893, ha&ida entre losmaestros Morales y Gariel, pero en realidad librada. entre elitaHanismo ctiya infhieocia iba entonces en decadencia den-tro del desfcnvolvlmiento artistko del pais, y el francesismo,qtie se ei^uia triunfante apoyandose en los autores ro-manticos; y la de 1900, provocada yor Cfear del Castillo

    destacado discipulo del maestro Meneses y ocasional cro-nista de "El Imparaal

    w, periddico subvencionado por el go-

    biemo de la Repubfica y alimentada energicamente porlos peiiodicos metropoHtanos independientes ; pero qtie enel fondo la sostenlan, por tin lado las

  • Si la polemic* de 1893 sirvio para que Chopin hiciera suentrada trnmfal en las aulas del Conservatorio, y con ellos demas cotnpositores romanticos, ensenoreandose de laconciencia del alumnado, haciendo evolucionar asi la vida

    musical de Mexico, la de 1900 indujo a nuestros pianistas aniejorar, por medio del estudio, su tecnica instrumental, ya proftxodtzar su conocimiento de las obras maestras del ro-manticisrao gracias a la nocion del analisis musical, tan es-

    casamente acneditado entre nosotros por ese entonces.

    El primero de los awices pedagogicos logrados por la

    polemica del a50 de 1900, es decir, el concemiente a la evo-lucton de la tecnica pianistica, habia sido iniciado desde an-

    tes, segun vimos ya, por d Grupo de los Seis ; pero no enforma conjunta, sino separadamente : los del Institute Mu-sical Caropa Hernandez Acevedo, por su lado, y Meneses porel suyo ; se intensificaba y esparck el moroniento, en todoslos sectores pianisticos de la capital. El segundo aspecto, re-lativo al estudio del analisis musical, que tenia en Campaa su iniciador y que en Garid hallo al promoter de su difu-sion y de su puMica estima, no logro adelantar visiblementesino h^sta 1915, en que pudo alcanzar el honor de ser im-

    partido en catedra propia dentro del Conservatorio Nacional.

    Gracias a ese conjunto de circunstancias fdices muchod e^irfk> dd piano, y gracias a ese adebnto pudo

    d chopinisrno alcanzar entre nosotros difusion progresiva,la que nos facilito el mejor conocimiento de los demas ro-cainticos ; ptiesto que en Chopin, segiin decia d maestro Me-neses a sus discipulos haciendo suya la opinion de JamesHuneker, "se resume la tecnica panistica del siglo xix, co-

    48

  • mo se compedia en Bach la del xvii, y en Beethoven la ddxvm".

    El ahondamiento en d estudio de la tecnica pianisticazanjo, al fin, las diferencias que antafio dividian al grupofrancesista, ahora triunfador y sin enemigo al frente, porhallarse en derrota d itaiianismo, y por estar apenas perfi-landose en d horizonte d peligro dd germanismo, del cualseria su paladin en cuanto a la tecnica pianistica d insigneAlberto Villasenor, discipolo fervoroso y devotisimo ddmaestro Meneses.

    En 1905 se tuvo la intoicion de hacer venir otra vez aEugen D4Albert, diopinista muy estimado en Mexico, quienpor entonces radicaba en Berlin, y tan identificado con laseorrientes itmsicales germanistas que, en 1907, fue elevado

    a fet direceidn del Conservatorio de esa capital. Sti viaje lo

    auspiciaria el gobierno rnexicano, para que su estancia con-

    tribuyera a celebrar la elevation de la Subsecretaria de Ins-truceioG Publica y de las Bellas Artes, a la categoria deMinisterio. La noticia la dkS Luis G. Urbina, secretario par-ticular de don Jttsto Sierra, de manera completonente ex-traoficial, pues la induyd en una de sus Crdnicas de la Se-mana, que regularmente escribia para "El Mtmdo Dustrado".Con el objeto de evitar que a los francesistas se les aproxi-raara el peligro germanista, y de que en d seno de aquellosse robusteciera la influencia menesista, lo cual se haria in-

    minente con la presencia de D'Albert, cierto sector fran-cesista se puso en actrvidad y l, lo que se consiguio a pesar de que con

    49

  • esa medida se causaba qucbr*nid evidente a la evolution

    musical del pais.

    Exaltado Castro a la direccifo del Conservatory, tuvo

    dc inmcdiato ei prop6sito de hacer w*ir a Mexico a bisignesartistas, sin qtie fucra nectsario stibvencionarios de parte ddgobierno, porque esc requisite ant d escotto que mptxfia SMfrecuente actuacion aqtti. Se resolvio d probiema consiguico-do quc la Casa Wagner jr Leyiot te tMeresara por el asunto,

    y el primer artista ekgkk) para aetuar en Mexico ftie el ilus-tre polaco Josef Hoffmann.

    Los tramitcs se Uevaron a nwy buen termino; pero desa-forttmadaimaite para Castro b eafettnedad le impidio vercl resultado de b anpresa, porque le Hevo al sepulcro en losmementos en qt*e se imprimia ea "El Mundo Ilustrado", correspondiente al I9 de didetnbre

  • cupo normal, fue arrebatado en entusiasmo a causa de lastiblimidad de la mterpretacion.

    "El Imparcial" de} dia 6 pablico dos extensos articulosreferentes al pianista visitante: en el primero, el maestro

    Campa trazo de manera sugestiva y docuente la biografiade! artista

    ;en el otro, dedkado a la cr6tiica del eoncierto bii-

    cial, se lee en uno d sys pasajes : "Hoffmann ha llegado enel momento precise de oorfetituir . , . tei modelo sin tacha . . ."ahidiendo precisamente a la situacion qtae guandaban los pia-nistas mexkanos, a la cabeza de los ciiales se hallaban los cho-

    pinistas, y cuyos paladwies, per otrra de stis nwestigacionesmusicales y de sus estudios pianisticos, estaban ya en aptitudde unifksar sa criterio si encontraban d modelo indiscutiblecf mdiscutido qoe, satisfaciendo los personaks anhelos de cada

    trno, !es sirviera a todos de faro comiin a sus a^>iradonesesteticas.

    Esa unificacion docente la deseaba ya la plurahdad delos maestms, ea yisla de que sti no reaiizacion era d onicomotivo que impedia'eJ fibrt desenvolvimiento dd francesismo,cuyas personalidades dirigian entonces los destines musicales

    del pais.Hoffmann constrtuyo ese anhekdo modelo, gracias, parti-

    oiiarmente, a su interpretacion chopiniana, y en tal drains-

    tancia, para muchbs inadrertida, radico i graa parte la fe-liz estadfa d^l pianista pofeco en Mexko y sa unanime acep-tack5o admirativa fQn& giaade tuvo que ser el arte pianisti-co de Hoffmann, para que hubiera podido realizar nuestraunificadon esl^tica, reputable de milagrosa!

    En el programa dd segundo concierto, desarroliado dmartes 7 de enero, dedico, al igual que en el primero, k se-

    51

  • gunda parte * ias oomposiciaDcs
  • en su libro Criticas musitaies, en el cual ocupa las paginas325-29, al ser este impreso en 1911 por la Libreria Ollen-dorff, de Paris, para integrar la Cokcddn de ttcritores es-panolcs y sudamericancs ; to transcribire cooio remate de es-te capitulo, porque alii se evidencia claramente el benefico

    influjo que Hoffmann cjercio en la erolucion de nuestro cfao-pinismo y, por ende, en lo tocante a la xnuska romantica ; lomisnK> en d aspecto que ve a su forma que en lo que serefiere a sn ojnceptualismo, causa por la cual su influjo be-nefico alcanzo lo mismo a los compositores cocno a los pe-dagogos y ejecutantes del pais. Ademas, ujiificando el cri-terio de los pianistas, cofitribuyo a que se depurara y embe-lleciera el concepto mexicano del chopinismo, hasta el gradoque, a traves de los anos pudiera florecer en la tierra mismade Chopin CCHI Carlos Rivero.

    La personalidad artistica de Hoffman logro imponerse tan

    energica y tan ampHamente en d brerisimo lapso de sus tresconciertos, que se hizo indispensable para el puHico mexicano

    que el artista k ofreciera otros cuatro mis. Dos de ellos tu~vieron el carsu^er de extiaordinarios porqne se ks considerocontinuacion de los tres iniciales, ya que, al igual de aquellos,se efectuaron en la Academia Metropolitana ; d ten^ro sedesarrollo en ei seno de la Sociedad de Musica de Camara,

    y el ultimo, que fue el de su despedida, se llevo a cabo encolafaoj-acion con la Orquesta del Conservatorio National,

    cUrigida por d maestro Meneses.En d primero

  • En el segundo, Bevado a termino el domingo 12, indnyotoe Prcludios, a petkion general del auditorkx

    En dl tcrcero, qae turo lugar en el Paiacio Nacional (Sa-lon Venfc dd Ministcrio de Hacienda y CrA^> PuHico),el mantes 14 del mismo mes, cubrio los dos numeros finales,de los tres de qae coosto d programa ; en el segtmdo tocod 7"rte #infl ^7, m0Ui y fdfo, Op. 15, Num. 2, de Rubins-tein, con miernbros del cuarteto de la Sociedad de Musica de

    Cainara, los maestros Lois G. Saloma y Rafael Galindo, yen el tercero, encomendado a 3 solo, iacluyo d NoctumoNum. 13, de Oiopin.

    En el de su drspedida f efectuado en el Teatro Arbeti dnitertcles tSt volvi6 a induir los Preludias, cttya reiteracion

    ocmstituye nna ^prueba de quc su interpretation ftie una delas que mas hondamente conmovienoe al publtco mexicano.

    Gracias a Hoffman, la musica de Qiopw se hizso m

  • tkna de molesta dolencia que me retuvo en el lecho, no pudeasistsr a las dos prisneras audiciones del insigne pianista,y pon io tanto, mis breves inipresiones se refieren a latercera audicion, cuyo programa, variado y eieclestico, ofre-adme el atractivo de escudhar, al iado de la grandiosa ysevera Fug@ de Bach, de tes inimilables romantkos Estudiosde Schumann y de algimas filigranas de Moskowski, la en-cantadota serie de PrelwKos de Chopin, colocada aislada yvtstosamentef como tin ramo de flores entre deslumbradoras

    "Debo declararlo sia ambajes ni rodeos: e^oy maravi-llado y me siento convertido. Maravillado per la extraor-dinarb habilidad tecnica y el innienso talento reproductorde Hoffmann; oxivertido por el mismo impulse, a un cultoque nunca ha side de mi devocion; el del piano. Todo eilose comprendera cuando anada, con toda franqueza, que jamashe sido rendido amante del instruinento mas sintetico y poreso mas usual que, a cambio de tal cualidad, es, quLzas, en-tre la mayoria, el mas monotono e incoloro.

    "Hoffmann me ha reconciliado am d piano; pero temoque esta reconciliacion sea tan fugkiva como la visita de!

    ilustre virtuoso . . .

    "Por lo pronto, repito mi anterior aftrmadkin, estoy ma-ravillado y me siento convertido.

    "No cabe OHidensar de otra manera mi ioapresiSo."En panto a dominio de k tecnica, dudo que exista quien

    pueda superar a Hoffmann; de el, puedese decir, sin hiper-bole, que juega con todas las cGficuitades, y fan juega amtodas, aun con las magnas y poco abordaMes, que jamas aso-ma en su rostro ni se manifiesta en sa debil cuerpo el menor

    55

  • indido de fatipu Despoes de cjccutar la tremenda F^a deBach, 10s difkUisiraos Estudios de Schumann o cualquiera

    composkion que requiem gran gasto de eaergias, se levanta

    tranquito y sonriente y cs capaz demuestralo freeueate-

    raente de obsequiar al auditorio am otros y otros frag-mcntos, tanto o mis difidles que los que acaba de ejecutar,Casi parece tHi impasible y tm infaiigable . . .

    "La tccnka de Hoffmann es simplemente prodigiosa; dedb derivan sus soberbias cualidades de limpieza y de pre-cision impecables, tm rigor ritmlco excepdooal, la Igualdadabsohjta de ambas manos, el legato perfecto y la dtilzura enlos ca*tabtiest la transpareucia de las partes en te tramas

    pdifonkas y mia asoirf>rosa gradoaciwi dinamica obserradasin afectacion y coo tma pmdeodbi qoe pasma.

    "Ccm semejante destreza tecnka poe^a al servicio deun oerebro privilegiado y de tma snagi^aicao^ sooadof^a ycreadora, no es de extranarse que la interpretaciAa de Hof-fmann sea irrcprochabte, llegue a la identificacion con los

    grandes autores e inipresiofie tan profundamente. Hoffmanntietie en sus interpretaciones mucho de personal comotodos IIH artistas superiores, pero es un gran respetuoso. Po-

    ne toda su alma en comunion mtima con los maestros y pro-cura crear reproducicndo, segun la belb expresion de Liszt ;pero no altera, ni modifies, ni adorna, ni corrige, las supre-mas inspiradones ajenas. Sabe lo que hay tras de la nota es-crita, pobre borron que no es mas que sonido para rauchos,y que para el es vibracidn del alma, esbozo de un sentimiento,palpitaci6n de gozo, huella de una lagrima.

    "Asi io demostro en la interpretation de esos divinosPrdudios de Chopm, pequenos poemas, historietas conden-

    56

  • sadas, miniiscuios aforisinos cocno alguien los ha llama-do y, en suma, duloes cantos de amor, reflejos de melan-colias, fugitive arrebatos de tin alma enferma y romantica,pasados a traves de otra alma cootagiada , . .

    "Para comprender hasta que panto Hoffmann se iden-tifica con el genial oompostior, su compatriots, cooviene juz-gar a Chopin por boca de aquella que compartio am & partede suviday parte deiosdolores deque fue consciente causan-te. Me refiero a Jorge Sand, que si no hubiese sido celebrepor su talento, lo seria por haber sido tan amada por Chopin,

    "En su Histoire de ma vie, la famosa escritora dice lo

    que sigue : *el genio de Chopin es el mas profundo y el maslleno de sentimiento j emocioo que jamas existio. Hace ha-Mar a un solo instrumento la lengua de k> infinito, y ha sa-bido a menudo resumir en dies Kneas que tm ninb puedetocar, poemas de inmensa elevacion, dramas de una energiasin igual. Nunca ttivo necesidad de grandes medios materia-les para aanifestar su genio. No necesito ni de saxofonesni de ofideide para llenar el alma de terror ; ni de organosde iglesia, ni voces humanas para llenark de fe y de entu-siasmo. No fue cooocido, si to es todavia, por el vulgo.

    "$e necesitan grandes progresos en d gn$t& y Is mtdi-gencia del arte para que sus obras lleguen a ser jx^tdares.Llegara un dia en que se instrumentara su rnusica, sin cam-bkr nada en la parte de piano, y en que todo el mundo sa-bra que este genio, tan vasto, tan completo, tan sabio comoel de los mas grandes maestros a quienes ^ asimilo, ha ccai-servado una indrvidualidad aiin mas exquisita que la de Se-bastian Bach, mas poderosa aun qtie la de Beethoven, misdramatica que la de Weber. Es ias tres a la vez y es tam-

    S?

  • bien & oaismo, eft dear, mis ddicado en el gusto, mas aus-tero en lo grande, mis desganrador at til dote*, Mozart so-bunente te es superior, porquc Mozart conto, ademas, c*st

    la tranquilidad de la salad, y, ea consecaencia, dlsfruto dek pitnttud de la vida.

    "El jtikio de Jorge Sand no era erroneo en k> general,y, en buena parte, cnvolvia tin augurio que se ha realizado enlas dcbidas coodicines. Hanse alcanzado los grandes pro-

    gresos en d gusto ambicionado por la escritora, y no se hanecesitado mis qtie eso (no la intervencioo de k orquesta),para poncr a Chopin en contacto con las masas y para queuniversalmente se )e rinda culto. Pero quienes legititnameate

    opcran cl miiagro, son to grandes y buenos interpretes ddgcniil compositor, los pianistas de k talla de Hoffmann, losartistas superiores, capaces de pc^ier a Chopin en contactoeficaz con los piiblicos.

    **Describir k xnanera como Hoffmanivkiterpr^o los veia-ticuatro Prelmdws de Chopin, seria punto menos que imposi-ble ; rni pluma es asaz indocta para elio y se resiste a intentar-lo. Labor seria de poeta, y ao lo soy . . . , cabenos ponderar,empero, k impresion experimentada al escuchar ciertos nii-meros que fuer

  • preludio en Si nsenor; la amorosisima del niimero 13; la

    ingenua y expresiva del 15; la duioe e inspiradora del 17;la elegiaca del 20 y la apasiooada del 21, con su riquisimo ytransparente acompananiienta cromatico! Y si de estos pre-ludios pasamos a las A? bravitr&, agiltdad y energia, iconque palabras escribir la magistral ejecudoo de IDS numeros16, 18, 19, 22, 23, 24, que son de verdadera prueba y en las

    que triunf6 absolutamenle d gran pianista, imprimieado ato-dos y a cada uno el caractcr adeeuado, el acento preciso yla intencion ambicionada !

    "A fe que no tengo palabras paia significar an grates-emociones. Hoffmann te i^ealizado uno de fAis ims vivos de-seos: el de esctichar y sentir hasta d fondo del alma esaserie de prdudios, ica en la rica literatttra del piano, porla que siempre he tenido especial predilection y qtse rq>utocomo una de las mas bellas nianife^aciooes del g^enio de

    Chopin. He aHi en esos Preludios, la serie de poemas de in-mensa elevation y de dramas en energia sin igual, aludidos

    por Jorge Sand en las ultimas lineas antes extractadas. Esverdad que todo eso ocultan y que todo eso condensan ; peropara poderlos sentir y comprenderlos es preciso el magicointermedio de tin interprete genial como Hoffmann ; es for-zoso el contagio de un alma a otra, y de esta a otras, y a

    otras, a todas las que scan susceptibles de vibrar y enarde-cerse al soplo de la emocion estetica.

    "jBienaventurado el artista que logra bie$ tan suprno !Por eso, con admiration" y respeto le saludamos y despedi-tnos con una sola palabra : \ Gracias ! . . ."

    GUSTAVO E. CAMPA

  • la magnifka imprest qae Hoffmann supo dejar en elinimo de tos bteJecttaks y de tes musicos mexicanos, de-

    termino quc por mescs y nicscs, hiera $u reoterdo d tenaconstant* (k las conversaciones artisticas; tal circunstancia

    hire pensar quc ofcra visiu del virtuoso acrecentaria d be-nefico in flujo qtic habia ejerado en b primera, y a la luzde es critcm la Ctsa Wagner y Levien, de acuerdo am dmaej^ro Gustavo E. Campa director entonces del Cemser-vatorio, volrio a contratar al pbnista pdaco, para que en

    esta segunda ocasion actuara precisamente en d Teatrodd Conservator a pesar de su cupo reducido , porqtiesjido alii d centre rector de las actividades musicales ddpats y a la vex d foco de las del francesisxno, a este lederivaria mayor pfesteatm y cdb^raa

  • se efectuo el dia 12, es dear, entre el segundo y el ultimode los recitales dc la serie.

    For medio de tal recurso consiguieron en parte lo bus-

    cado, puesto que el gran polaco ileno d Teatro Renacimien-to la noche del viernes 15 y la manana del domingo 17 ; perola prensa, en las cronicas que escribio, no solo no reprodujod clamor entusiastico de que did muestras d ano retroproxi-mo, sino que testa dejo transcurrir aiguno de los recitales sincomcntarlos siquiera ; en cambio, se mostro eacigente, aunquefue una sola vez. Hablando dd concierto dd dcmiingo, elcronista se lamentaba de que entre las obras de Chof^n, a cu-

    yo autor el pianista dedico invariablemaite la segunda partede sus programas, no hubiera sido induida la Sonata en Si

    bemol AtoadienA) fci sugestion, Hoffmann gentilmente xno-difico el programa anunciado para su dfi^edida, viernes

    22, e introdujo la obra en cuestira.La Sockdad de Musica de Camara como lo habia hecho

    en la primera visita dd virtuoso, le tnvito para que partid-para en uno de sus coaciertos el cual se efectuo en d Pa-lacio Nacional, d dia 19.

    El dia 26 Hoffitnana abandono la ca^rital de la Repu-blica mmbo a los Estados Unidos, deteniendose en San LuisPotosi el 17 y en Monterrey el 26, para ofrecer dos con-ciertos en ambas dudades.

    IA que se debio ese cambio afectivo dd publico mexka-no para am Hoffmann? No fue porqi^ hubiera ido amenos la estimacion que se le profesaba o porque el no sehubiera sabido mantener en la olimpica altura de set fama,sino porque en la segunda visita ya no desempeno la fun-don unificadbra que ejerdo en la primera: ahora todos le

    61

  • admiraban su gmio artistico y 1 rec&noctan $n enorme valiamusical, pero la vcz anterior no sdaniente k admiimrofi y lercconocicron csas dos cualidades de gran merito, sine que,ademis, veneraron su personalidad unificadora, a cttyo influ-

    jo ooncordaron sus pareceres los paladines de la evohicioiirnitskal de Mexico.

    En esta segunda visita, no obstante la menor comunion

    ^spiritual del artista con d {mHico, fue oiando aquel sevinculo mis intimamente con la historia del desarrollo musi-cal del pais, segun lo testimonian los dos socesos que a con-tinuacion consigno.

    El 22 de etiero, fecha dd recital en el Teafcro Arbeud ctial Hoffmann se despediria de nosotros, fallecio en laciudad de Orizaba yktkna de tin ataqtie de apendicitis agudo,d chopinista mexicano Atberto Vitiasenor, nuestro pianistamaximo. Noticia tan infatista se extendio por la capita} confulminante rapidex, y 1m asistentes al Arbett Uevabaa Intoen d corazon. Cuando el insigne polaco toco la Marcha Fv~nebre de la Sonata en Si bernol menor, la concurrencia se

    puso de pie y se rnantuvo con la cabeza indinada, vibrandoen la mente de todos el recuerdo de Viilasenor; en los ojosde la mayoria, brotar

  • cumbre de ese pinaculo, tras del oial s^ iniciaria t-1 d^scerro;como si hubiera decidido siinbolizar con la 5ntervenci'!n de

    Hoffmann quc el francesismo y por ende el romantkis-mo habfan cumplido su mision educaliva dtntro del dtsa-rrollo musical del pais; como si hubiera determiuado queHoffmann, ya que entre nosotros significaba tanto, fuerael ultimo gran artista de los que alii tocaran, la vispera de su

    partida, esto es, el 25 de enero, la Secretaria di* Instrucci6n

    Piiblka y de Bellas Artcs basandose en el dictamen rendido

    por el ingeniero Eduardo Mancebo acerca del estado inse-

    guro que guardaLa el edificio, libru orden para que se He-

    vara al cabo la demolition de la que habia sido Real y Pon-

    tificia Universidad de Mexico, cuyo local hacia cuatro d-cadas que alber^aba al Consen-atorio.

    Al desaparoccr el Teatro del Consen'atorio, dejo en re-cuerdo su glonosa tradicion artistica rematada por Hof-

    fmann, como sixnbolo de una epoca en la que Mexico elabo-raba su cultura que en cuanto a musica organizaba su

    tecnica bajo el guion del europismo. A su causa, corres-pondio a Chopin solamente en cuanto su valor extrinseco,esto es, el netamente musical, pero lo ignoro en el intrinseco,

    es decir, en el nacionaiista.

    Rematando ese estado artistico y cultural, llego el ano1910 con las fastuosidades principescas de las fiestas del

    centenario de nuestra Independencia, y la gesta detonante de

    la Revolucion proletaria, verfice y vortice, respectivamente,de nuestro francesismo; en ese remate, Chopin no pudoquedar sin intenrenir.

    El 22 de febrero de ese ano, Mexico celebno el centena-rio del nacimiento del gran compositor pdaco, Hevandose

    63

  • al cabo la cerancmia en el Conservatoire National y cuyo

    prr^rama fue el siguiente: I. Alocucion del Director. II.

    a) Noctwrna en Do menor; b) Berceuse \ c) Dos Preludios,an Re menor y en Si bemol menor. Profesora Ana MariaCharles. Ill, a) Xocfurno, en Sol menor: b) Esludio, en Labemol. Profesor Fernando Penn. IV. a \ Mazurka, en Si

    menor; b) Dos Prdvdios. en Do y en La bemol: c) TresP&lanesas, en Do menor, en Re menor, y en La menor. Pro-fesor Cartes del Castillo. V. Elogio de Chopin, por RubenM. Campos, recitado por la senorita Sofia Carnacho, VI. a)Nocturn en I-a bemol : b \ Dos Esfudios en La bemd y enSd banci. Profesor Manuel M. Ponce. Este ultimo fue tanaplaudtdo, que toco fuera de programa, la Mazurka Op. 30,Num. 3. Los mejores catedraticos de piano del Conser\-atorioJwiljan participado en el honwnaje.

    El disoirsc cfcl maestro Campa a que se refict d pri-mer ntimero del Programa, y que estuvo dedicado p0r sautor al Ikenciado Jcmquin Casasiis, mecenas de los artistasmexkanos y con especialidad de los piani?tas, aparecio pu-blicado en la "Gaceta Musical" del 1$ de marzo; en seguida,to edito en un folleto de 12 paginas la Casa Wagner y Levien,y posteriormente lo reprodujo la editorial Cultura suprimien-dole la dedkatoria, a paginas 53-68 del numero 2 del t. vi desu Colcccicki, con el titulo de Escritos y composiciones mu-sicdes de Gustavo . Campa. (Mexico, 1917.)

    La Revolution proletaria irajo consigo el encausamientode la intelectnaiidad mexicana hacia e! estudio y organizacionde nuestro nacionalismo ; en cuanto a Bellas Artes, corres-

    pondio a} Grupo Nosotros, de Mexio?, Di^trio Federal, lu-dmr per su realization, ccmvocando y flevando a termino, el

    64

  • primer Congreso Xacional de Escritores y Artistas, y los

    Congresos Nacionales de Musica, primero y segundo.Cuando por obra de los congresos, los compositors de la

    generation joven de entonces inquirieron los fundamentosetnograficos del nackmalismo, es decir, el conocimiento delas escalas exoticas y su tecnica arnionica, Chopin fue enMexico plenamente coniprendido en su valor intrinseco.

    Chopin esta considerado en la actualidad entre los ro-manticos de maxima valia, y entre ellos como el pianista demayor fuerza evolutiva; ahora bien, valorizandok* en su dosfacetas dentro del niovimiento historico de la niiisica en Me-

    xico, debemos reconocerle que fue el ariete que rnanejaronlos paladines de la etapa francesista. en ocasion de la pole-mica Morales-Gariel, para abrirle paso al romanticismo yaclimatarlo entre nosotros. Veinte anos de?pues, cuando con-cluia la etapa francesista, Chopin volvio a ser tema para re-matarla, a proposito del centenario estetico de su nacimiento.Florecido en tesis nacionalista el ideario de la Revolucion

    proletaria de Mexico, Chopin hallo un lugar distinguido enel aprecio de nuestros mtisicos, al reconocer en el a ttno delos primeros compositores que supo hablar artisticamente conel lenguaje musical de su patria.

    65

  • IV

    CONSIDERACIONBS FINALES

    Injusto resultaria no estimar al maestro Melesio Morales

    por su actitud antichopiniana, y erroneo seria calificar de

    insolitas sus apreciaciones desfavorables respecto a la pro-duccion musical del compositor polaco, pues tomando en con-sideracion que en la misma Europa, unico sitio desde el cualMexico recibia las distintas corrientes artisticas, hubo en-tonces varios musicologos eminentes que vituperaron este es

    el calificativo exacto a Chopin, a causa de sus innovaciones.

    No viene al caso enlistar a todos aquellos escritores delViejo Continente con quienes el maestro rnexicano comul-gaba en opinion ; solamente recordare, en abono de este, los

    nombres de quienes, por el prestigio de que gozaban o porhaber ejercido la critica, lograron influir en el criterio de un

    importante sector de personas ilustradas; me referire a

    Ludwig Rellstab y a Christian Kalbrenner en Alemania, ya John Field en Inglaterra,

    Rellstab, director del periodico musical "Iris im Gabietder Tonkunst", de Berlin, aseguro la impropiedad pianisticade los Estudios de Chopin, afirmando : "acaso quienes tenganlos dedos estropeados, logren componerselos tocando tales

    piezas ; pero el que goce de manos bien conformadas, que no

    las toque sin tener cerca a un cirujano", opinion que hoj^ dia

    67

  • ha caido en total descredito, pero en el tiempo en que fue

    sustentada conto con multiples simpatizadores, y aun los con-

    servaba en respetable numero a fines del siglo pasado.

    El propio critico, desde las paginas de su periodico, le

    nego conocimientos de armonia al compositor polaco; refi-

    riendosc a ia Masurca num. 1, de su Opus 7, declare : "Si

    ei sefior Chopin hubiera mostrado su composicion a un pro-fesor, es seguro que este la hubiera roto en mil pedazos, pi-soteandolos despues tal como nosotros lo hacemos ahora f i-

    guradamente."Fetis en su Biographic Univcrselle des Musiciens, obra

    que gozo de inmensa reputacion, nos ha consignado los da-tos siguientes : "Kalbrenner encontro mil incorrecciones en la

    digitacion de Chopin ; es verdad que el pianista polaco teniaun sistema singular de encaballetar el tercer dedo de cada

    mano, por cuyo medio suplia frecuentemente el paso del

    pulgar. Tal sistema, a los ojos del clasico discipuld de de-menti, era abominable y desolador. Field . . . tambien le

    juzgaba desfavorablemente, y le declaraba ser un talento decdmara de enfermo." 26

    La verdadera causa de la pugna que hubo entre el maestroMorales y sus alumnos por un lado, y los chopinistas mexi-canos por el otro, radicaba en que "en Mexico se desconociael aprovechamiento de las escalas exoticas ;

    -1 nuestros mu-

    sicos y musicografos, al igual que muchos de sus colegas eu-

    ropeos de la epoca, solamente aceptaban y sabian trabajaren sus composiciones, la escala diatonica en sus dos modos:el mayor y el menor".

    26 T. n, p. 284, col. I, (Pans, 1883.)27 Lo mismo acontecia entonces en varies paises de Europa.

    68

  • "Chopin utilizaba rnuy frecuentemente, con especialidaden sus mazurcas, cscalas propias de la musica popular dePolonia, por ejemplo la zingara : la, si, do, re sosicnido mi fa,sol sosteirido, la, cuyo uso determina e! empleo frecuentede segunda* y de cuartas aumentadas y de sepiima mayor,intervales no niuy susceptibles de ser armonizados mcdiante

    procedirnientos dt* la tecnica del italianismo operistko. queera la luz con la que st* alumbraban nuestros tccnicos ddsiglo xix. Algunos panegiri^tas del compositor poiaco, que-riendo explicar t-se fenomeno, han declarado que Chopin >u-

    peraba semvjantes escollos con ci cromatismo predominant**de s:t armoiiiii, -* cuando en realidad empleaba !o5 acordes

    propios de la escala por el esco^ida, cumplienrlo asi el prin-cipio musical de que toda es:ala ileva implicita su tecnicaarmunica, principio ouj vino a scr accptado en Mexico, dt-manera indiscutible, has-ia despues del primer Congreso Na-cional de Musiea, cfectuado en septimbre de 1 926*',^ en

    cuyas sesiones se planteo y discutio el problema, y se apro-bo su resolucion. Ahora bien, el estudio de las escalas exo-ticas, propio de la etnografia musical fue extrano para Me-xico durante el ticrnpo que esta disciplina cientifica nos fue

    desconocida, y cuyo estudio se inicio hacia el ano 1924 enel seno del Grupo Xosotros, 30 cuyas actividades fueron dtenorme trascendencia para nuestra evolucion nacionalista.

    28 Vicente Maria Gibert: Chopin, sits obras, p. 33. (Barcelona,IVio. /

    29 J. C Romero: Chopin en Mexico. ("Garnet Musical", t. iv,num. 10, p. 11. Mexico, D. F., enero de 1949.) Este artioilo ha sidoreproducido por \-arios periodicos diarios del pais.

    30 T. C. Romero : El Folklore en Mexico. Aped. "Boletin de laSociedad Mexicans de Geografia y Estadistica", t. uan, num. 3, p.737. (Mexico, Julio de 1947.)

    69

  • Debemos agradecerle al maestro Melesio Morales, quecon. su actitud leal y honrada porque no le guio ni el insa-

    ne egoismo, ni la envidia, ni el afan de notoriedad , hayadado causa al desarrollo del analisis musical entre nosotros,

    cuyo estudio habia iniciado hacia poco, Gustavo E. Campa;products de tal estimdo fue segun vimos ya, el Chopin deEduardo Gariel.

    Si es verdad que Valetta31 censuro las opiniones de Ca-

    rle!, verdad es tarnbien que esos tildes no alcanzan a deme-ritar la postura del mexicano, juzgandole a la luz de nuestromedio ambiente; porque la obra censurada evidencia quetanto su autor provinciano de 33 aiios de edad , comonuestra evolucion musical, se hallaban muy lejos de alcanzaria madurez, y por tal motivo fue de indiscutible merito elhaber sustentado, hallandose en tales condiciones, juiciosacerca de Chopin, muy estimables aun, por muchos motivos,

    Ese afan por el estudio del analisis musical, encausadoen Mexico gracias a la mencionada polemica, origino variesjuicios estimadisimos, uno de los cuales es el debido al maes-tro Meneses, quien lo dicto a sus alumnos de entonces,justipreciando la obra de James G. Huneke, Chopin: TheMan and his music (1900), y que despues hemos visto,con positivo desagrado, que autores extranjeros de la ge-neracion posterior, lo han ostentado como suyo : "El libro deHuneke resume y compendia las opiniones de Carlos Klin-dwoeth, el intelectual de la musica; de Teodoro Kullak, el

    poeta ; de Hans von Bulow, el pedagogo, y de Hugo Riemann,el exegeta de la digitacion y del fraseo." ,; Como fue conoci-

    31 Op. cit., p. 392.

    70

  • da esta opinion fuera de Mexico: Probabiernente por me-diation de los alumnos del maestro Meneses que salieron del

    pa is y que, por hacer gala dc la capacidad critica de su maes-

    tro, hacfan publica osientacion de aquella. Ahora es la opor-tunidad de dcvolverla a su autor.

    La presencia de Paderewski en Mexico, tuvo mayor tras-cendencia de la que a primcra vista se le pudo atribuir; en

    efecto, aquella sirvio para evidenciar que en este pals habia

    cortienzado a gestarse una esctiela chopiniana con fuerza

    bastante para trazar su propia tradition evolutiva, esto es,no fundada en la simple transrmsion empirica de los hechos,silno apoyandola en la erudition y en el analisis, hasta el pun-to de encumbrarla al nivel de conviccion y de maestria para

    llegar, al fin, a cofivertirla en doctrzna.

    Qaro esta que en 1900, nuestro chopmismo apenas estaba en proceso de gestacion y su estatura no podia paran-gonarse con la del gran interprete polaco, por lo cual tuvo

    casi que ocultarse, avergonzado de su osadia, cuando pre-tendio medirse con aquel ; pero se retiro por inferioridad ensu fuerza, mas sin llevar impresa la menor estigma de in-

    competencia. La derrota que sufrio entonces por obra de lo

    gigantesco de su enemigo, tuvo para nuestros chopinistasperdidoscs tres resultados positives: evidencio la capacidadde los artistas mexicanos, para crear su propia doctrina cho-

    pinista; convencio a propios y extranos, que nada tenia deabsurda la opinion de nuestros impugnadores, aunque todosalentaran la certeza de que los nuestros debian ahondar susestudios para afirmar sus conceptos y hacerlos perfeccionar,y esa conviccion les sirvio de acicate evolutive; por ultimo,estimulo a todos los pianistas del pais para adoptar el cho-

    71

  • no eomo bandcrin del movtmiento romantico, el cualera mtonces d que guiaba nucstra evolucton musical Asi fueen efeeto, y bajo la e^ida de Chopin continue progresandoel desarrollo musical de Mexi