Charles Darwin

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Charles Darwin, el viajero del Beagle (1). Los antecedentes de un espíritu seglar La publicación, en 1859, de “On the origin of species by means of natural selection, or the preservation of favoured races in the struggle for life” (El origen de las especies por medio de la selección natural, o la preservación de las razas favorecidas en la lucha por la vida), una de las dos grandes obras de Charles Darwin (1809-1882), cambió por completo la historia de la biología. Algunos años después, Sigmund Freud (1856-1939) señalaría a la revolución darwiniana entre las tres heridas "a su ingenuo amor propio" que la humanidad había soportado, aquella que “redujo a la nada el supuesto privilegio que se había conferido al hombre en la Creación, demostrando que provenía del reino animal y poseía una inderogable naturaleza animal". Por eso la teoría darwiniana de la evolución resulta también el punto clave de una revolución cultural y antropológica y se ubica en el centro de una compleja y extendida trama de consecuencias extraordinarias, refractaria a cualquier lectura simplista y lineal. Tampoco fue simplista y lineal el camino recorrido para llegar a la concepción de semejante obra. Darwin fue un

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Los tomos de los viajes de Darwin

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Charles Darwin, el viajero del Beagle (1). Los antecedentes de un espritu seglarLa publicacin, en 1859, de On the origin of species by means of natural selection, or the preservation of favoured races in the struggle for life (El origen de las especies por medio de la seleccin natural, o la preservacin de las razas favorecidas en la lucha por la vida), una de las dos grandes obras de Charles Darwin (1809-1882), cambi por completo la historia de la biologa. Algunos aos despus, Sigmund Freud (1856-1939) sealara a la revolucin darwiniana entre las tres heridas "a su ingenuo amor propio" que la humanidad haba soportado, aquella que redujo a la nada el supuesto privilegio que se haba conferido al hombre en la Creacin, demostrando que provena del reino animal y posea una inderogablenaturaleza animal". Por eso la teora darwiniana de la evolucin resulta tambin el punto clave de una revolucin cultural y antropolgica y se ubica en el centro de una compleja y extendida trama de consecuencias extraordinarias, refractaria a cualquier lectura simplista y lineal.

Tampoco fue simplista y lineal el camino recorridopara llegar a la concepcin de semejante obra. Darwin fue un muchacho entusiasta cuyo inters mayor pasaba por disfrutar de largas veladas con amigos, salir a cazar y cabalgar, mientras al mismo tiempo estaba imbuido de las creencias corrientes de la poca y sin la ms mnima intuicin acerca de lo que ocurrira luego con su carrera y su teora. Parece claro que en su juventud Darwin iba a infringir muchas expectativas. Su padre esper que llegara a ser mdico como l, o clrigo, pero no consigui ninguna de las dos cosas. Darwin se larg despavorido de la sala de operaciones las dos veces que asisti y, a pesar de que segn una sociedad de frenlogos alemanes tena la protuberancia de la reverencia desarrollada como para diez sacerdotes, su obra contribuy ms bien a hacer crujir los primeros pasajes de las Sagradas Escrituras, al tiempo que avanz hacia un progresivo escepticismo. La aficin del joven Darwin a la coleccin de insectos, que hizo temer a su padre por su futuro, lo prepar no obstante para algo determinante: un viaje de casi cinco aos alrededor del mundo a bordo del bergantn HMS Beagle de laMarina Real Britnica.El viaje del Beagle ha sido con mucho el acontecimiento ms importante de mi vida y ha determinado toda mi carrera, dira aos despus. En l, Darwin acumul gran cantidad de observaciones que iban a ser bsicas para sus aportaciones a la geologa y al estudio del mundo orgnico.Hasta el siglo XVIII -dice el historiador de la ciencia y filsofo espaol Antonio Beltrn Mar(1948-2013) en Revolucin cientfica. Renacimiento e historia de la ciencia- se crea que la Tierra y todas sus criaturas haban sido creadas por Dios desde haca entre cuatro y seis mil aos. En ese siglo, el naturalista suecoCarl von Linneo (1707-1778), basado en la creencia de la inmutabilidad de las especies, pretendi hacer una clasificacin definitiva de todos los seres vivos que, en gran parte, sigue siendo til. Pero ya desde finales del siglo XVII, con las nuevas filosofa y fsica, el sistema solar y la Tierra empezaron a tener historia. Y los fsiles parecan implicar al mundo vivo en esa historia. Hasta el siglo XIX se opusieron dos grandes teoras. La catastrofista afirmaba que la Tierra, desde la creacin, haba sufrido grandes cataclismos globales (el diluvio universal habra sido el ltimo), que modificaban drsticamente su topografa. El zologo francs GeorgesCuvier (1769-1832), con su gran prestigio, impuls la idea de que, tras cada catstrofe universal, Dios creaba de nuevo la flora y la fauna adecuadas, que constituan un paso progresivo hacia el hombre y su Tierra actual. Los uniformistas, desde los franceses Georges Leclerc de Buffon(1707-1788) y Jean Baptiste de Lamarck(1744-1829), botnico uno, paleontlogoel otro, hasta los britnicos James Hutton(1726-1797) y Charles Lyell(1797-1875), ambos gelogos, por su parte afirmaban que el aspecto actual de la Tierra era el producto de procesos naturales constantes, uniformes y lentos, como los que actan hoy: vientos, mareas, sedimentos, etc. La Tierra tena, pues, millones de aos. Pero las diferencias entre los fsiles y los animales actuales tenan que explicarse de manera distinta.Para Hutton, considerado por muchos el padre de la geologa, los vestigios fsiles hallados en el interior slido de la Tierra proporcionaban informacin acerca de extensos perodos de la historia natural. El conocimiento de los procesos geolgicos -afirmaba- permitira establecer la poca desde la cual las especies que produjeron dichos fsiles habitaban la Tierra.En sendas reuniones de la Sociedad Real de Edimburgo llevadas a cabo los das 7 de marzo y 4 de abril de 1785, Hutton present una teora por la que sera acusado de hereja. La misma recin fue publicada en 1788 y se titulabaTheory of the Earth, or an Investigation of the laws observable in the composition, dissolution, and restoration of land upon the globe(Teora de la Tierra, o una Investigacin de las leyes observables en la composicin, disolucin y restauracin de la tierra firme del globo). En ella, sostena que en todas las transformaciones de la naturaleza, lo nico que permaneca sin cambio eran las leyes que las regan. Un concepto avanzado y blasfemo para su poca.

Aproximadamente un siglo despus -recuerda Beltrn Mar en la obra mencionada-, Lyell con base en el estudio de las rocas, sus tipos, su grosor, los fsiles que contenan y otros factores, calcul para la Tierra una edad aproximada de 600 millones de aos, una cifra aceptable para las distintas muestras de rocas que l observ. Creador de la geologa moderna, en sus conceptos fue ms lejos que Hutton, aportando nuevos elementos y dndole a la geologa un carcter eminentemente evolucionista.Indirectamente, Lyell sera tambin el responsable de la teora de la evolucin de las especies por la relacin e intercambio de ideas que sostendra con Darwin. Fue crucial el antecedente de la geologa de aqul para que ste imaginase su teora de la evolucin. La teora de Darwin requera que la Tierra tuviera una edad de cientos de millones de aos. La geologa le proporcion los elementos que necesitaba. De ese modo, tanto Hutton como Lyell desempearon un papel fundamental en la evolucin del pensamiento cientfico. As como Nicols Coprnico(1473-1543)y Galileo Galilei (1564-1642) haban quitado a la Tierra del centro del Universo; con Hutton y Lyell el tiempo adquiri otro sentido y la creacin y evolucin de la vida en la Tierra dej de ser el resultado de un acto divino.Mientras tanto, en mayo de 1826, el marino ingls Robert Fitz Roy (1805-1865), a la sazn teniente de navo, sala del puerto de Plymouth rumbo a Amrica delSur en una expedicin compuesta por los bergantines Adventure y Beagle al mando de los capitanes Phillip Parker King(1791-1856) y Pringle Stokes(1793-1828) respectivamente. El objetivo de la misin encomendada por el almirantazgo britnico, al menos el manifiesto, era el de realizar un relevamiento hidrogrfico exacto de las costas meridionales del extremo sur de Amrica, desde la entrada del Ro de la Plata hasta las islas de Tierra del Fuego y Chilo, y descubrir la existencia de rutas alternativas para los propsitos comerciales del Imperio. El suicidio del capitn Stokes llevara -tras un breve interinato de otro oficial- a Fitz Roy como nuevo comandante del Beagle. El joven cartgrafo Fitz Roy continu con los objetivos del proyecto, circunnavegando los canales patagnicos; sin embargo, un episodio fortuito alterara parcialmente el plan de viaje: el encuentro con las comunidades indgenas canoeras autctonas de la regin.Losyaganesoymanasutilizaban el trueque, un sistema de intercambio de productos que mantenan con los cazadores de lobos y los distintos barcos que navegaban por las costas australes. Precisamente en uno de los tantos acercamientos de las canoas a las naves fue el que determin el destino de cuatro indgenas. El propio Fitz Roy relatara en 1839: Seguimos nuestro trayecto, pero nos detuvimos cuando en la angostura avistamos tres canoas llenas de indios deseosos de hacer trueque. Les damos unas pocas cuentas y botones a cambio de pescado; sin haberlo previsto dije a uno de los muchachos que iba en una canoa que subiese a nuestro barco y entregu al hombre que lo acompaaba un botn de ncar grande y brillante. El joven subi directamente a mi barco y se acomod. Al notar que l y sus amigos parecan satisfechos, segu mi camino mientras una ligera brisa arreciaba y nos hacamos a la vela. Otra versin, menos romntica por cierto, habla del robo de un bote ballenero del Beagle por parte de los yaganes, lo que indujo a Fitz Roy a tomar en calidad de rehenes a un grupo de cuatro aborgenes, una nia y tres varones jvenes, a los que despoj de sus nombres y los sustituy connombres extraos y peyorativos,trminos vinculados a sus caractersticas fisonmicas o actividades.

As, a uno de los indgenas lo llam Boat Memory porque deca no recordar qu se haba hecho del bote ballenero mientras que en su canoa se encontraron botellas de licor que perteneca a los ingleses. Operacin similar realiz con otro llamado originalmente El'leparu, de veintisiete aos, al que bautiz York Minster por su envergadura fsica a la que asoci a un enorme peasco. La nia Yokcushlu, de nueve aos, fue llamada Fuegia Basket como representacin de la embarcacin con forma de canasta construida por los marineros para retornar al Beagle tras perder el rastro de bote ballenero. Y finalmente Orundelico, de catorce aos, a quien se llam burlonamente Jemmy Button por lo que haba costado comprarlo: un botn de ncar. Los cuatro fueguinos, treskawsqary unymana, fueron llevados a Inglaterra. La idea de Fitz Roy era sacar a aquellos "salvajes" de la "creacin bruta", ensearles ingls y que participaran de los beneficios de la civilizacin britnica. "Los beneficios de que conociesen nuestros hbitos e idioma compensaran la separacin transitoria de su pas", dira Fitz Roy.El viaje de regreso dur cuatro meses y medio, llegando a Plymouth el 14 de octubre de 1830. En diciembre de ese ao falleci en el hospital naval, vctima de viruela, Boat Memory. Tena veinticuatro aos. Los restantes fueron puestos bajo el cuidado de un reverendo en una Sociedad Misionera situada en Walthamstow, un villorrio cercano a Londres. Aislados de los crculos pblicos, aprendieron a expresarse en el idioma ingls, conocieron la doctrina cristiana y realizaron trabajos manuales. Fitz Roy, que se hizo cargo de la manutencin de los indgenas, pensaba que, tras el proceso de reeducacin, los indgenas escogeran el conocimiento occidental como marco de desenvolvimiento cultural en desmedro de las costumbres ymanas.La poca de aquel entonces mostraba fuertes transformaciones sociales, profundos cambios en la vida pblica y privada, en las costumbres y en las relaciones sociales. La euforia de la burguesa europea no tena lmites: el mundo, a punta de bayoneta y divisas, se haba convertido en coto privado de aventuras coloniales, la industria creca a paso vertiginoso y la ciencia le abra el camino como si su voz fuera la llave del progreso. Era la hora del pensamiento positivo, de la instauracin de la educacin pblica y del servicio militar general y obligatorio: la hora de las srdidas guerras de rapia en Asia, Africa y Amrica. El pensamientopositivista de Auguste Comte (1798-1857), que consista, a grandes rasgos, en la asuncin de la razn y la ciencia como las nicas guas de la humanidad capaces de instaurar el orden social sin apelar a oscurantismos teolgicos o metafsicos, tena un gran xito en los pases ms desarrollados a los que les proporcionaba un credo laico para el capitalismo liberal y la industria triunfantes.

Entre las ideas de Comte se destacaban las de la "esttica social -segn la cual los hombres aislados eran incomprensibles, por lo que la posibilidad de comprender la conducta humana resida en la perspectiva social- y la de la "dinmica social -segn la cual todas las sociedades pasaban necesariamente por las mismas fases, por lo tanto no era necesario estudiar cada una de ellas para obtener la teora de la sociedad: era suficiente con conocer la ms desarrollada. Segn estas tesis, bastaba con seguir de cerca la evolucin de un determinado nivel para conocer los otros. En ese contexto, la difusin de los valores de la Ilustracin entre los salvajes tena que ver con losprejuicios que imperaban en la Europa del siglo XVIII, segn los cuales el estilo de vida indgena slo expresaba el triste testimonio de lo primitivo, lo decadente y lo abyecto, separado de los ideales de progreso e integridad espiritual en que se fundaba la cultura cristiana occidental. Tras haber aprendido rudimentos del idioma y costumbres britnicas, asistiendo adems a una escuela donde fueron detestados y marginados por el resto de los alumnos, El'leparu, Orundelico y Yokcushlu se convirtieron en una especie de hbridos. De comer carne de foca pasaron a tomar el t con sndwiches de pepino, tostadas con mantequilla y panceta para desayunar. De ir apenas semidesnudos y cubrindose con pieles de guanaco, a llevar guantes, zapatos con hebilla y ropas cuidadas.No existen pruebas de que se sometiese a los fueguinos a anlisis fsicos o anatmicos, pero, dada la aficin de Fitz Roy por la frenologa (la teora que afirmaba que el tamao, la forma y la protuberancia de la cabeza revelaban el carcter y los rasgos de la personalidad de un individuo), a finales de 1830 los hizo examinar por un frenlogo.Ms tarde, en algn momento del verano de 1831, los tres indgenas fueron recibidos por los reyes de Inglaterra, una reunin que supuso un gran honor para Fitz Roy. Un par de meses despus, el Royal Devonport Telegraph public el siguiente artculo: El Beagle, el bergantn de Su Majestad, vuelve a estar en servicio y al mando del galante e infatigable comandante Robert Fitz Roy, con el fin de terminar el examen del extenso continente. Por lo que sabemos, tras aprender algunas de las artes ms tiles, los nativos de Tierra del Fuego trados por el comandante Fitz Roy retornan a su tierra natal a bordo del Beagle.

Charles Darwin, el viajero del Beagle (2). El vislumbramiento del misterio de los misteriosEn diciembre de 1831, cuando Fitz Roy volvi a salir de su pas para seguir con sus exploraciones, reuni a bordo del Beagle -un buque pequeo, de alrededor de 240 toneladas, dotado con seis caones y veintids cronmetros- a un grupo compuesto por trece tripulantes, un mdico, un carpintero, siete particulares, treinta y cuatro marineros, seis grumetes, nuestro Darwin -requerido como naturalista para observar y colectar datos y muestras sobre la flora y la fauna de los lugares a recorrer-, un sirviente de l, y el catequista Richard Mathews (1811-1893), que viajaba como misionero a instalarse en Tierra del Fuego acompaado de los tres aborgenes sobrevivientes que haban sido llevados a Inglaterra en el viaje anterior, quienes tenan la misin de colaborar con l en su tarea religiosa.En su viaje, adems del libro Reise in die aequinoctial-gegenden des neuen continents in den jahren 1799-1804 (Narrativa personal del viaje a las regiones equinocciales del nuevo continente durante los aos 1799-1804)de Alexander von Humboldt(1769-1859), Darwin llev la Biblia y el recin aparecido primer tomo de los Principles of Geology (Principios de Geologa) del ya citado Charles Lyell, libro que llegara a ser una inspiracin fundamental paraEl origen de las especies.El primer destino fue la isla de Wulaia situada al oeste de la isla Navarino, en el estrecho de Murray, lugar donde Fitz Roy planific la reinstalacin de los yaganes. Con ese propsito, el reverendo Mathews bendijo la ceremonia matrimonial entre Fuegia Basket y York Minster, un festejo acompaado con distintos obsequios trados desde Europa. Sin embargo, al regresar tras varios das de exploraciones, se encontraron con el reverendo semidesnudo y sin rastros de los indgenas.

Evidentemente la devolucin de los indgenas a sus respectivas tierras de origen result dramtica. En el reencuentro con sus compatriotas -narrara Darwin en 1839 en su Journal and remarks.The voyage of the Beagle (Diario del viaje de un naturalista alrededor del mundo)- Jemmy Button "entendi muy poco de su lenguaje, y por otra parte se avergonzaba completamente de sus paisanos. Cuando despus desembarc York Minster le reconocieron de igual modo, y le dijeron que deba afeitarse, a pesar de que no tena ms de veinte pelos en su cara y de que todos nosotros llevbamos la barba crecida y descuidada". Finalmente llegaron donde estaba la tribu de Jemmy; all ste esperaba encontrar a su madre y a sus parientes: "Ya le haban dicho que su padre estaba muerto, pero como haba tenido un 'sueo en su cabeza' al respecto, no pareci muy preocupado por ello, y a menudo se consolaba con una reflexin muy natural: Me no help it (Mi no poder evitarlo). No pudo obtener detalle alguno sobre la muerte de su padre porque sus parientes no quisieron hablarle de ella. Supimos, sin embargo, a travs de York, que la madre haba estado inconsolable por la prdida de Jemmy y lo haba buscado por todas partes". Luego agrega: "Comenz una sistemtica serie de robos; nuevos grupos de indgenas se fueron acercando: York y Jemmy perdieron muchas cosas", seala. Hasta los propios compatriotas trataron muy mal a los que regresaron: "Daba pena dejar a los tres fueguinos con sus salvajes compatriotas; pero nos tranquilizaba pensar que ellos no teman nada. York, que era hombre vigoroso y decidido, estaba seguro de pasarlo bien con su mujer, Fuegia. En cambio, el pobre Jemmy pareca algo desconsolado, y me qued la duda de si no se hubiera alegrado de volver con nosotros".Despus de un ao de la huida de los ymanas, dos canoas se acercaron al Beagle.Era el 5 de marzo de 1834, cuando la expedicin regres a la zona en que los haban dejado. En una de ellas alguien alz la mano en seal de saludo: era Jemmy Button. Contina Darwin: Bien pronto, empero, una pequea canoa que ostenta una pequea banderita en la proa se aproxima a nosotros y vemos que uno de los hombres que la tripulan se lava el rostro con mucho agua para quitar de el toda traza de pintura. Ese hombre es nuestro pobre Jemmy, convertido nuevamente en un salvaje ojeroso, hurao, con los cabellos en desorden y desnudo por completo, excepto un trozo de manta colocado alrededor de la cintura. No lo reconocemos hasta que se halla muy cerca de nosotros, porque est muy avergonzado y vuelve la espalda al navo. Lo habamos dejado gordo, limpio, bien vestido; jams he visto una transformacin ms completa y triste. Pero as que fue vestido de nuevo, desde que su primera turbacin hubo desaparecido, vuelve a ser lo que era. Come con el capitn Fitz Roy y lo hace tan pulcramente como en otros tiempos. Dijo que tena alimento suficiente; que no senta el fro; que sus parientes eran muy buenos, y que no deseaba volver a Inglaterra. Por la tarde descubrimos la causa de este gran cambio en los sentimientos de Jemmy, al llegar su joven y bella esposa.Con su habitual generosidad -contina recordando Darwin-, trajo dos hermosas pieles de nutria para dos de sus mejores amigos, y algunas flechas y puntas de arpn, hechas por sus propias manos, para el capitn. Cont que se haba construido una canoa, y se jactaba de hablar un poco su propia lengua. Lo ms curioso es que, segn parece, ense algo de ingls a toda su tribu. Haba perdido todas sus propiedades. Nos cont que York Minster haba construido una gran canoa y con su esposa Fuegia se haba marchado a su pas haca varios meses. La despedida fue un acto de suma maldad: convenci a Jemmy y a su madre de que le acompaaran, pero los abandon por la noche, robndoles todas sus pertenencias. Jemmy se fue a dormir a tierra, y a la maana siguiente regres". Y concluye: "Todos a bordo mostraron sincera pena al darle el ltimo apretn de manos. No dudo que ser tan feliz, ms feliz quiz, que si nunca hubiera salido de su tierra". En su Autobiography (Autobiografa), escrita en 1876 slo para que la leyeran sus hijos y publicada once aos despus por uno de ellos -el botnico Francis Darwin (1848-1925)-, Darwin anot que el capitn Bartholomew James Sullivan (1810-1890), dedicado a la exploracin y estudio de las islas Malvinas, oy decir a un cazador de focas, en 1842, que mientras se encontraba en la parte occidental del estrecho de Magallanes se admir de que una mujer "salvaje" que fue al barco hablara ingls. Indudablemente era Yokcushlu, aquella que haban bautizado Fuegia Basket. A su vez, el misionero Thomas Bridges(1842-1898) la describi treinta aos despus como "una vieja despreciable".

El capitn Fitz Roy era miembro de una familia de la aristocracia inglesa que se haba destacado en sus estudios y en la carrera militar en la marina inglesa. Severo anglicano que buscaba por todas partes pruebas fsiles del diluvio universal, siempre mostr una actitud arrogante, colonialista y etnocentrista propia de la cultura de la que provena. Por otro lado Darwin, un liberal que haca verdadera ciencia pero cuyo clasismo burgus le llevaba a justificar la explotacin obrera en las fbricas de Inglaterra, entendi que aquel viaje era su oportunidad para descubrir un mundo nuevo, estudiar las diferentes especies de animales y plantas en su geografa y observar la variedad de razas humanas. Nos sentimos ms que asombrados por la cantidad de criaturas autctonas, y por su limitada expansin -escribira tiempo despus-. En un perodo geolgicamente reciente el ocano se separ aqu; as pues, tanto en el espacio como en el tiempo, parece que hemos llegado cerca de un momento clave -el misterio de los misterios- la aparicin primera de nuevos seres sobre la tierra.Durante el periplo, Darwin pas tres aos y tres meses en tierra y dieciocho meses en el mar. En cada escala del Beagle bajaba a tierra, se adentraba a caballo o a pi explorando montaas, llanuras y selvas, y recoga especmenes de insectos, de aves, de animales salvajes o domsticos, los que diseccionaba para estudiar su anatoma. Estas observaciones a lo largo de la costa sudamericana lo persuadieron de la gradualidad de los cambios en la superficie terrestre y de los efectos de stos sobre las extinciones y las transformaciones de las especies. As, el viaje del Beagle sera determinante porque esta experiencia nica lo llevara a la publicacin, veintiocho aos despus, del libro El origen de las especies, obra en la que expondra el mecanismo de la evolucin mediante su teora de la seleccin natural y generara un verdadero escndalo al poner en duda el dogma religioso vigente segn el cual cada especie viva haba sido creada por Dios y no haba cambiado desde su creacin.

Entre los sentimientos que provocaron los indios fueguinos en el joven Darwin prevalecen el temor y la desconfianza. Le impresion la profunda "inferioridad de seres completamente desprovistos en la tierra ms inhspita". Sus descripciones son terminantes: "No he visto en ninguna parte criaturas ms abyectas y miserables. Una mujer que daba de mamar a un nio recin nacido vino un da al costado del barco, y permaneci all por pura curiosidad, mientras la nieve caa y se acumulaba en su desnudo seno y sobre la piel desnuda del nio. Estos pobres desgraciados se haban detenido en su crecimiento; sus horribles rostros embadurnados de pintura blanca; sus pieles sucias y grasientas; el cabello enmaraado; las voces discordantes, y sus gestos violentos".Y agreg: "Cuesta creer que sean criaturas semejantes a uno y habitantes del mismo mundo. Por la noche, cinco o seis seres humanos, desnudos y protegidos apenas contra el viento y la lluvia de este clima tempestuoso, duermen en la tierra hmeda, hechas un ovillo, como animales", describi en su Diario y ms adelante afirmaba que "las diferentes tribus, cuando estn en guerra, son canbales", porque "cuando en invierno los aprieta el hambre matan y devoran a las ancianas, antes de matar a sus perros". Un joven indio le relat cmo las mataban: "sujetndolas sobre el humo, hasta que se asfixian; l imitaba sus chillidos como una broma, y sealaba las partes de sus cuerpos que consideraban mejores para comer. Si es horrible una muerte as, a manos de amigos y parientes, todava parecen ms espantosos los temores de las ancianas cuando el hambre comienza a apretar. Me contaron que a menudo huyen a las montaas; pero son atrapadas por los hombres que las vuelven a traer a sus hogares para sacrificarlas".El Diario de Darwin es un documento invalorable en s mismo no slo por el papel que le cupo a su autor un par de dcadas despus luego de publicar El origen de las especies, el libro cientfico ms influyente de la historia, sino por el valor testimonial de sus vivencias directas. Algunos de sus relatos captaron con admirable agudeza caractersticas que podran resultar familiares; otros parecen ms mitologas deformadas y magnificadas por la tradicin oral que reales, que en buena medida desnudan los prejuicios y el imaginario que un aristcrata ingls muy joven podra tener al visitar estas tierras exticas. Lo cierto es que, a partir de estas experiencias, se avecinaban grandes cambios para la ciencia biolgica. Se acercaba la hora en que Darwin se atrevera con el Gnesis, y la idea de evolucin pronto sera asimilada a lo que pareca ser el destino natural de la sociedad humana. Aos despus, en 1871, tras el efmero sueo de la Comuna de Pars, asomara el rostro de un inesperado convidado de piedra: el proletariado industrial. Y comenzaran las grandes crisis y la inestabilidad social. Sera la hora de las huelgas y las manifestaciones, del sufragismo femenino y la protesta sindical: la hora de Karl Marx (1818-1883). Y entonces ya nada seria igual: ni el arte ni la filosofa, ni la moral ni la familia, ni Dios ni la Razn, ni la Fe ni la Ciencia.Pero, fue la misin del HMS Beagle nicamente la de conocer los mares australes, explorar posibles rutas de navegacin, realizar trabajos cartogrficos de la costa sudamericana y determinar con mayor precisin la longitud terrestre mediante una serie de clculos cronomtricos alrededor del mundo? Un programa que la BBC de Londres emiti por la televisin en octubre de 1981 mostrando su versin del viaje de Darwin llev al escritor y periodista argentino Anbal Ford (1934- 2009) a escribir un texto crtico al respecto, el cual sera publicado por el diario Clarn el 5 de noviembre de ese mismo ao y, en una versin corregida y aumentada, por la revista Todo es historia en febrero de 1984. Ford titul su artculo Darwin, Fitz Roy y los intereses ingleses en el Atlntico Sur, artculo que formara parte de su libro Desde la orilla de la ciencia. Ensayos sobre identidad, cultura y territorio que apareci en Buenos Aires en 1987.

Ford se propuso con su breve ensayo explorar algunos aspectos de la cultura nacional, pero entendida sta no como algo cristalizado y transparente sino como un cruce de procedimientos, temticas y problemas cuyos hilos centrales no son siempre verificables. Hay "un modo nacional de ver las cosas", escribi, y fue en ese sentido en que ingres en algunas zonas para aportar o intentar aportar algunos ngulos donde vale tanto la teora como la prctica cotidiana. Este "modo" de ver las cosas, reconoca Ford, no tiene estatus acadmico, ni en sus ejes de conocimiento -la memoria, las identidades, la cultura popular, la vida cotidiana- ni en las formas en que se expresa: el ensayo, el testimonio, la biografa, el periodismo, la oralidad, cierta literatura. Ford, quien fuera profesor titular de la ctedra deTeoras sobre el Periodismoen laFacultad de Ciencias Socialesde la UBA, reivindicaba la posibilidad de ahondar la realidad argentina no a travs de lo macro y lo jerarquizado, sino desde otros ngulos, porque lo jerarquizado en nuestro pas no slo desplaza a lo micro, a lo cotidiano, a lo popular. Tambin desplaza, a veces, problemticas centrales y constitutivas de la nacin, como sucede con aquellas referentes al territorio, a la historia del conocimiento geogrfico del pas, a las formas en que la sociedad fue construyendo su mapa, su aqu.En Darwin, Fitz Roy y los intereses ingleses en el Atlntico Sur, el autor entre otras obras de Medios de comunicacin y cultura popular y Navegaciones. Comunicacin, cultura y crisis, centr su anlisis en funcin de un desarrollo de la conciencia territorial que no se despegue de lo humano, de lo social, de lo histrico y que se salga de las formas reaccionarias en que muchas veces ha sido planteado. Partiendo de la premisa de que es necesaria la exploracin de la problemtica geopoltica, del territorio, de la administracin de recursos y de la integracin nacional desde el lado de la comunicacin, la cultura y la informacin, el acadmico argentino plante el caso concreto de Darwin y Fitz Roy en su afn por desmitificar el procesamiento histrico y meditico con que histricamente fue tratado. El trabajo sobre el viaje de Darwin -escribi- ingresa esta problemtica en las estructuras de la dependencia en la medida en que muchas veces consumimos informacin sobre nosotros mismos fabricada afuera sin haber elaborado nuestra propia visin de la historia. Es un intento de contrainformacin que bien podra generalizarse a otras instancias culturales en la medida en que cada vez ms -informtica mediante- somos procesados por otros.

Charles Darwin, el viajero del Beagle (3). Los intereses britnicos en el Atlntico SurRelata Anbal Ford en Darwin, Fitz Roy y los intereses ingleses en el Atlntico Sur: Mediados de 1833. Ya hace diez meses que el Beagle, buque del almirantazgo ingls, viene realizando un minucioso levantamiento de las costas argentinas. La nave es comandada por Robert Fitz Roy, experto hidrgrafo y meteorlogo, y lleva a su bordo a un joven y desconocido naturalista: Charles Darwin. El 10 de junio de ese ao, desde Choele Choel y en plena campaa del desierto, el coronel Pacheco le escribe a Guido: Una corbeta inglesa ha permanecido por all (Patagones) bastante tiempo, haciendo reconocimiento por toda la costa... Han fletado buques menores y con pretexto de carreras y otros juegos han derramado el oro con profusin; solicitaron los mejores baqueanos del ro, tomaron de ellos los conocimientos ms minuciosos y han comprado a cualquier precio todas las plantas que se producen all y hasta los arbustos ms insignificantes. Ser mera curiosidad?.Ford hace referencia al coronel ngel Pacheco(1793-1869), militarargentino que, en la poca del viaje de Darwin, comandaba un ala de la Expedicin del Desierto, la campaa que tena comopropsitoconquistar tierras para la agricultura y la ganaderaysometer a losindgenas de las regiones pampeana y patagnicaa la obediencia criolla. Toms Guido(1788-1866), por su parte, era por entonces ministro de Guerra y Relaciones Exteriores del gobierno de Buenos Aires, cargo desde el cual enfrent un plan monrquico de la Corte de Madrid con relacin a los pueblos sudamericanos recin independizados.

Efectivamente, Fitz Roy haba fletado dos buques menores desde Patagones, los que continuaron explorando las costas patagnicas mientras el Beagle volva al Ro de la Plata a reabastecerse para realizar su primer viaje a las Malvinas. Entretanto, Darwin le haba prestado especial atencin a las plantas de la zona. El 24 de noviembre de 1832 le escriba a su maestro, el gelogoy botnico ingls John S. Henslow(1796-1861): "La coleccin de plantas disecadas contiene cuanto estaba floreciendo por entonces. Temo que usted o ms bien los cimientos de la ctedra, giman bajo el peso cuando lleguen los barriles".La pregunta socarrona de Pacheco -contina Ford- iba a ser devuelta el 19 de agosto de ese ao con precisin y claridad por el general Guido, agudo y olvidado analista de la expansin britnica: Las investigaciones que hacen los extranjeros hacia el sur de la baha de San Jos deben llamar seriamente nuestra atencin; estoy persuadido de que no se trata solamente de rectificar descubrimientos ni de adelantar meramente las nociones cientficas: el plan de los ingleses ir ms adelante y algn da veremos sobre nuestro continente poblaciones extranjeras que se aprovecharn de nuestra imprevisin y de nuestra incuria. Justamente dos das antes, el 17 de agosto, Darwin se haba entrevistado con Rosas, jefe de la columna izquierda de la expedicin al desierto de 1833, en el campamento de ste en las mrgenes del ro Colorado. Rosas, que haba sido informado por Guido sobre las prepotentes actitudes inglesas ante las reclamaciones que haba realizado en Londres Manuel Moreno con respecto a las Malvinas, le escribe a aqul tres das despus, el 20. En evidente referencia a la expedicin de Fitz Roy, le dice: "Es necesario estar a la mira de lo que por ah andan haciendo los ingleses", y le comunica su idea de asociarse con los tehuelches para defender las tierras patagnicas, idea que comenzar a concretar poco despus. El 12 de septiembre le informa a su amigo Juan Terrero: "Los tehuelches que son pocos ya estn de acuerdo y de amigos... Si sigo con el negocio pacfico ser importantsimo a la Repblica. Acompaados de cien soldados defendern Patagones y los extranjeros no sern dueos de esas costas y de esa tan valiosa riqueza".El contexto histrico en el cual se manifiesta la inquietud tanto de Juan Manuel de Rosas(1793-1877)-que haba gobernado Buenos Aires entre el 6 de diciembre de 1829 yel 18 de diciembre de 1832- como la Pacheco, estaba signado por las noticias que llegaban desde Londres en cuanto a que el Primer Ministro britnico,Henry Temple (1784-1865),haba ordenado el envo de una fragata hacia las islas Malvinas con el propsito de tomar posesin de ellas en nombre delrey del Reino Unido. El gobierno de lasProvincias Unidas del Ro de la Plata habatomado posesin formal de las islas el 6 de noviembre de 1820. Por entonces, el rea circundante estaba siendo explotada por ballenerosyfoqueros provenientes en su mayora del Reino Unido y de Estados Unidos, pases con lo que hubo varios roces tanto diplomticos como militares dada la orden emitida desde Buenos Aires en cuanto a la prohibicin de pescar y cazar en las aguas jurisdiccionales.Para cuando, el 10 de junio de 1829, Luis MaraVernet(1792-1871) fue designando Comandante Poltico y Militar del archipilago, haca ya varios aos que l y su socio, el ya mencionado ngel Pacheco, se dedicaban a la explotacin de ganado vacuno en la Isla Soledad y tenan el derecho exclusivo sobre la caza y la pesca en las aguas adyacentes a las islas, una concesin otorgada por el gobierno de Buenos Aires. No era de extraar entonces, la suspicacia con que Pacheco observaba el viaje del HMS Beagle. Entretanto, la nave de guerra britnica fletada por Temple lleg a la isla Trinidad (al norte del archipilago) el 20 de diciembre de 1832, dos das despus de que Rosas terminara su gobierno. Un par de semanas ms tarde, exactamente el 2 de enero de 1833, arrib a Puerto Soledad donde desembarcaron las fuerzas britnicas, izaron su pabelln y tomaron posesin de las Malvinas.

Segn Anbal Ford, es necesario detenerse en los anlisis primigenios de Pacheco, Guido y Rosas porque sealan un objetivo bsico del viaje del Beagle, objetivo que el tiempo fue soslayando sospechosamente y cuyo significado fue escamoteado. Dice Ford: Del Sarmiento que lee tempranamente a Fitz Roy para utilizarlo como fundamento de su defensa de los derechos chilenos sobre el estrecho de Magallanes al Sarmiento de la apoteosis darwiniana realizada en el Teatro Nacional en 1882, y de ste a la presentacin realizada en 1981 por la TV argentina de la excelente versin inglesa de dicho viaje, realizada por la BBC, la gesta del Beagle fue posicionada, en relacin con la Argentina, como una accin ejemplificadora de la ciencia y el progreso, desvinculndola de los claros objetivos de dominio en el Atlntico Sur del almirantazgo ingls y de los conflictos entre la Argentina y Gran Bretaa en esa regin geogrfica. Salvo algunos historiadores, provenientes por cierto de diferentes corrientes historiogrficas, que se encargaron de sealar enfticamente el significado imperialista de la expedicin, es comn encontrarse con trabajos e interpretaciones, tanto de corte periodstico como de enfoque acadmico, que olvidan o escamotean esa insercin del viaje del Beagle en un proyecto mayor, evidentemente atentatorio de nuestra soberana, como lo percibieron Rosas, Pacheco y Guido.Como ejemplos de cmo el valor cientfico del viaje obnubil la percepcin de su sentido imperialista, Ford menciona, entre otros, los artculos publicados por el diario El Progreso en noviembre de 1842, y los ensayos "Un naturalista en el Plata" y "Darwin en la pampa" de Milcades Vignati (1895-1978) y Luis Franco(1898-1988) respectivamente.En cuanto a los historiadores que, por el contrario, priorizaron el objetivo colonialista por sobre el cientfico de la expedicin, Ford cita los trabajos "La primera Unin del Sur. Orgenes de la frontera austral argentino-chilena, de Diego Luis Molinari(1889-1966); Una tierra argentina. Las Islas Malvinas, de Ricardo Caillet Bois(1903-1977); y Crnicas del Atlntico Sur, Patagonia, Malvinas y Antrtida, de Ernesto Fitte (1905-1980).En el siguiente tramo de su ensayo, "Las llaves de los mares del sur", Anbal Ford detalla cmo, hacia fines de la dcada del 1820, los navegantes y comerciantes ingleses interesados en las Malvinas en s o como puerto seguro para sus viajes a Australia y Tasmania comenzaron a presionar sobre el Foreing Office para que Inglaterra se apodere de las islas. Dice Ford: Uno de ellos, William Langdon, relacionado con Vernet, puntualiza en su presentacin de 1829: Debido a la situacin de Berkeley Sound (Malvinas) y al trfico grande de nuestras colonias australianas... he tenido oportunidad de formar opinin sobre la necesidad de que nuestro gobierno tome de nuevo posesin de estas islas, lo cual puede llevarse a cabo por una bagatela.... Esta presin comercial, madre -bajo la administracin de lord Palmerston (Henry Temple)- de muchos de los grandes objetivos del imperio, pronto se transformara en accin. Inglaterra se dispondr, al decir del general Guido, a "tomar las llaves de los mares del sur para hacerse seora del Pacfico".

Cuando Fitz Roy deja el puerto de Devonport el 27 de diciembre de 1831, ya los engranajes han comenzado a moverse. Apenas dos meses despus, en febrero de 1832, Manuel Moreno, ministro argentino en Londres, comienza su desigual enfrentamiento con la poltica palmerstoniana. Con diez meses de anticipacin prev la toma de las Malvinas. Le escribe a Manuel Garca el 25 de febrero de ese ao: Reservado. Creo que mi deber es llamar toda la atencin del seor ministro de Relaciones Exteriores hacia una disputa de la ms seria trascendencia que se est silenciosamente preparando con mucha actividad y puede comprometer dentro de poco los derechos del pas, su dignidad y sus destinos... Tal es la cuestin que se pretende suscitar acerca de la soberana de las islas Malvinas. En esta presentacin Moreno analiza en detalle tanto la gestin en Buenos Aires del agente Thwaites y la accin en Londres del Morning Herald como la creciente actividad en el Foreing Office en torno a las Malvinas y la poltica de dominio de los mares llevada a cabo por Inglaterra: despus de enumerar las bases ya conseguidas por el imperio en todo el mundo (Gibraltar, Malta, Islas Jnicas, Bermudas, Trinidad, Santa Elena, Ascensin, etc.) dice: "En realidad parece no faltar para eslabonar esta cadena de puntos martimos alrededor del globo sino alguna parte cerca del cabo de Hornos que influya en la navegacin del Pacfico y mire hacia los establecimientos de Van Diemen y Swann River que existen desde 1803 y 1929". No estaba errado: el 20 de agosto de ese ao el almirantazgo ingls comunica al Foreign Office su decisin de tomar las Malvinas; el 28 de noviembre se entrega, en Ro de Janeiro, la orden, al capitn Onslow quien, al mando de la Clo, la ejecutara el 3 de enero de 1833.La cita del general Guido sobre las intenciones de Inglaterra de hacerse seora del Pacfico est tomada de una carta que ste le enviara el 21 de enero de 1833 (esto es, diecinueve das despus de la ocupacin britnica de las islas Malvinas) al general Enrique Martnez(1789-1870), a la sazn ministro de Guerra y Marina que, enfrentado con Rosas, le neg su apoyo para laCampaa al Desierto. En ella, Guido le indicaba al ministro cul deba ser a su juicio la actitud del pas para con Inglaterra despus de la toma de las Malvinas. Manuel Jos Garca(1784-1848), quien recibe la carta de Moreno, haba sido el responsable de la firma del Tratado de Amistad, Comercio y NavegacinconGran Bretaa el 2 de febrero de 1825, un acuerdo mediante el cual se establecan ciertas ventajas para los comerciantes britnicos en las Provincias Unidas y se le otorgaba al Imperio la condicin de nacin ms favorecida, es decir, la extensin automtica de beneficios ante cualquier otro acuerdo de comercio internacional. En este contexto -contina Ford- sera ingenuo leer como puramente cientficas las "Instrucciones" que el hidrgrafo del almirantazgo ingls, Beaufort, escribe para Fitz Roy el 11 de noviembre de 1831. Ah le indica: "Es necesario destacar nuestra ignorancia actual de las islas Falkland por frecuentemente que se las haya visitado. El tiempo exigido por un minucioso levantamiento de este grupo de islas no guardar proporcin con su valor...". Que detrs de todo "minucioso levantamiento" hay un objetivo militar y comercial es algo bastante obvio (y si no lo fuera podra deducirse de algunos prrafos del propio Beaufort).

Francis Beaufort(1774-1857) fue el creador en 1805 de una escala para medir la intensidad del viento. La misma iba desde los 0 grados (viento calmo con velocidad inferior a un nudo y el mar como espejo) hasta los 12 grados (viento huracanado por encima de los 64 nudos y el mar cubierto de espuma que vuela y hace que la visibilidad sea casi nula). Si bien a lo largo de los aos la escala sufri modificaciones sus conceptos bsicos permanecen hoy en da. Fue precisamente Beaufort quien recomend a Darwin para participar en el viaje del Beagle tras aceptar la sugerencia de John Stevens Henslow(1796-1861), profesor de Botnica en Cambridge del futuro autor de The descent of man (El origen del hombre). En el Memorandum que le entreg a Fitz Roy antes de zarpar, figura el controvertido prrafo que menciona Anbal Foard: "No es probable que con fines militares ni comerciales se necesita un examen ms detallado de los dos extraos mares interiores de Otway y Skyrin...". "Ya se conoce el significado que tiene la tranquila y pacfica tarea de reconocer costas deshabitadas. Es el imprescindible punto de partida para cualquier empresa de ocupacin, afirma a su vez Caillet Bois en su obra antes mencionada; y Diego Luis Molinari, en la suya, puntualiza: "Los exploradores como Fitz Roy levantaban mapas cuidadosos que marcaban las tierras y los mares que seran cruzados, ms tarde, por los traficantes". Esto lleva a Ford a afirmar que algo ms que una pura exploracin cientfica era sta, la de Fitz Roy, quien, cuando Onslow toma las Malvinas, estaba ah noms, explorando minuciosamente las costas de Tierra del Fuego, otra codiciada zona geogrfica como se desprende de los mismos textos de Fitz Roy y de sus experiencias "misioneras" con los indios fueguinos.

Charles Darwin, el viajero del Beagle (4). La ocupacin de las Islas Malvinas

En el siguiente captulo de Darwin, Fitz Roy y los intereses ingleses en el Atlntico Sur, el titulado El nobilsimo propsito", Anbal Ford dictamina: La participacin de Fitz Roy en el objetivo principal -el dominio del Atlntico Sur- es slo parcial. Su expedicin constituye un ala de las complejas, escurridizas y por momentos brillantes polticas del almirantazgo ingls y del Foreign Office. Por eso l y Darwin se asombran cuando llegan a las Malvinas, en marzo de 1833, apenas dos meses despus de Onslow, y se encuentran con la bandera inglesa. El rol que le corresponda a la expedicin, en el marco de la poltica exterior inglesa, era el "cientfico", como muy bien se encarga de sealarlo Beaufort en las ya mencionadas "Instrucciones" para Fitz Roy: "Sera de lamentar -le dice- que una expedicin destinada al nobilsimo propsito de adquirir conocimientos cientficos se manchara con un acto de hostilidad...". Que el proyecto formaba parte de otro no tan nobilsimo lo demostrara a corto y mediano plazo la poltica palmerstoniana en nuestro pas; y que, al margen de todo esto, Fitz Roy y Darwin eran no slo cientficos sino, sobre todo, ingleses, es decir sbditos de un imperio que no slo se senta superior sino que nos codiciaba, lo demostraran algunas significativas ancdotas del viaje. Y ya desde el primer contacto con la Argentina. Despus de haber tocado el puerto de Montevideo, Fitz Roy se dirige, el 2 de agosto de 1832, a Buenos Aires. Al llegar, el navo de guardia le pide, con cierta vehemencia, que se detenga para cumplir las reglas sanitarias. Fitz Roy, disgustado ante lo que considera "un reglamento vejatorio sobre cuarentena", se niega a la inspeccin y se retira inmediatamente del puerto de Buenos Aires. Primer dato significativo ste, el del jefe de una expedicin "cientfica'' que se niega a cumplir una condicin sanitaria impuesta por el precario pas perifrico.El Capitn de MarinaJohn James Onslow (1796-1856), mencionado por Ford en el prrafo que antecede, fue el encargado de comandar laocupacin britnica de las islas Malvinas al mando de la corbeta HMS Clo, y fue quien recibi a los expedicionarios del HMS Beagle. Las peripecias de Fitz Roy -el tpico aristcrata victoriano- en el puerto de Buenos Airesfueron narradas por l mismo en su Narrative of the surveying voyages of his Majesty's ships Adventure and Beagle(Crnica de los viajes de inspeccin de los barcos de su Majestad 'Adventure' y 'Beagle'), obra publicada en Londres en mayo de 1839. All cuenta que, acercndose a Buenos Aires, un buque de guardia porteo los intim con una serie de disparos de advertencia al intentar el desembarco. Fitz Roy habl con un oficial porteo a quien le advirti que de haber sabido que se aproximaba a un puerto incivilizado hubiera tomado las precauciones debidas para poder responder a los disparos y, de hecho, mand disponer la artillera del Beagle para el caso en que debiera usarla contra el barco mandado desde Buenos Aires.Obviamente -detalla Ford a continuacin-, Fitz Roy esperaba mayor sumisin y respeto. Sumisin "intelectual" que exige durante todo su viaje. Por esto tambin su reaccin cuando el mayor del famoso Fuerte Argentino, cerca de la recin fundada ciudad de Baha Blanca, muestra su desconfianza ante la expedicin. Narra Fitz Roy, quien haba omitido pedir autorizacin para explorar la zona: Mr. Darwin fue conducido con adelanto sobre el resto de la partida para ser interrogado separadamente por un viejo Mayor, que pareca ser considerado como el hombre de ms juicio del destacamento; y este pobre diablo nos tom por gente muy sospechosa, en especial Mr. Darwin, cuyos aparatos le resultaron lo ms sospechosos... El trmino ''naturalista" era desconocido de todos all.... Aparte de que el trmino "naturalista" no era tan desconocido (como naturalista lo define el coronel Garreton a Darwin cuando pocos meses despus deja sentada su visita en el Diario de la columna comandada por Rosas) como tampoco eran tan desconocidos los "aparatos" (bastara aqu recorrer la lista del instrumental cientfico que pone a disposicin de Rosas para la campaa citada el Departamento topogrfico de Buenos Aires) vale detenerse en la forma descalificadora con que Fitz Roy se refiere al Mayor, el cual en el fondo no haca ms que ver a los ingleses con la misma desconfianza con que los habran de ver Guido, Pacheco y Rosas. Y no sin razn. No por mera coincidencia en esos mismos das Palmerston engaaba alevosamente a Manuel Moreno en Londres. Irona (distancia, superioridad, diferenciacin) con respecto al viejo Mayor que tambin se pondr en evidencia en Darwin en aquellos casos en que se plantea el enfrentamiento argentino-ingls.

La ancdota del trato propinado a Darwin en Baha Blanca es contada por Fitz Roy en la obra antes citada y ampliada por el historiador argentino Jos J. Biedma (1864-1933) en su Crnica histrica del Ro Negro de Patagones. El propio Darwin dira que el Beagle pareca ser inquieto y la paz hua ante sus pasos.El 7 de septiembre de 1832, cuando Fitz Roy, Darwin y otros tripulantes desembarcaron en las cercanas de Baha Blanca, fueron recibidos por el Teniente Coronel Martiniano Rodrguez(1794-1841)quien comandaba Fuerte Argentino. El Comandante Rodrguez le pareci a Fitz Roy una figura quijotesca. No as su segundo, el viejo Mayor del que habla en sus memorias quien, desconfiado, apart a Darwin de los dems y lo interrog sobre las intenciones y naturaleza de su viaje. Darwin comentara en 1839 que el Mayor, un viejo espaol, era muy eficiente y que haba intentado explicarle que tanto Fitz Roy como l no eran espas, pero siendo ambos britnicos, se haban vuelto objeto de sospecha. Los das siguientes, una partida de gauchos proveniente de la fortaleza, vigil desde la costa las actividades del Beagle e incluso algunos entraron en contacto con sus tripulantes. Darwin comentara lo bien preparados que se hallaban los gauchos para la campaa y se mostrara agradecido cuando le ensearon el uso de las boleadoras y le regalaron un huevo de and; esto no le impedira comentar que presentaban un aspecto pintoresco y salvaje, y que por sus semblantes le parecan brbaros.Contina Anbal Ford: El Beagle toca las Malvinas dos veces. Fitz Roy, que har ms tarde en su diario una extensa defensa de los derechos ingleses sobre estas islas, participa en la represin de la rebelin protagonizada por el gaucho Rivero. En su diario tambin afirma las ventajas de las Malvinas como punto de apoyo para el Imperio, como centro econmico en s (Vernet ya haba demostrado que las islas podan ser rentables) y en relacin con los indios patagnicos a los cuales les dedica un detallado anlisis cuyo objetivo no es por cierto meramente "antropolgico". Fitz Roy descarta el establecimiento de una base inglesa en Tierra del Fuego por la presencia de los indgenas a los cuales propone captar comercialmente desde las Malvinas. Pero volvamos a Darwin. Este escribe desde las Malvinas dos cartas que vale recordar. En una de ellas, escrita durante la primera escalada en las islas, el 30 de marzo de 1833, dice: Hemos llegado aqu, a las islas Falkland, al comienzo de este mes tras una sucesin de tempestades... Con gran sorpresa hallamos izada la bandera inglesa. Supongo que la ocupacin de este lugar debe haberse noticiado recin ahora en los diarios ingleses; pero nos enteramos que toda la parte austral de Amrica bulle de fermento... Por el lenguaje temible de Buenos Aires, uno supondra que esta gran repblica entiende declarar la guerra en contra Inglaterra! Justo un ao despus, durante la segunda recalada en la isla, le escribe el 30 de marzo de 1834, al comerciante ingls Lumb, radicado en Buenos Aires. Ah y despus de referirse a la rebelin del gaucho Rivero, tambin ironiza: "Tengo la curiosidad de saber qu cocas dice el prudente gobierno de Buenos Aires sobre lo ocurrido. Supongo una 'justa revuelta'... Sus pobres sbditos gimiendo bajo la tirana de Inglaterra".

AntonioRivero(1808-1845), apodado el gaucho,era un pen de campo que para la poca en que el HMS Beagle lleg a las Malvinas se encontraba trabajando all comopastor y esquilador.Luego de producida la usurpacin britnica, el capitn Oslow haba dejado encargado al colono irlands William Dickson (1779-1833) la administracin del archipilago, y la misin de izar el pabelln britnico cada vez que un barco se aproximara a puerto. Vernet, que haba renunciado a su cargo en marzo de 1833 a fin de evitarse problemas con Gran Bretaa, regres a Buenos Aires pero sigui desarrollando normalmente, con la autorizacin inglesa y a travs de sus capataces, la administracin de sus negocios particulares en la colonia de Port Louis de la isla Soledad, la isla de mayor superficie del archipilago. Desde haca un tiempo, un gran descontento se expanda entre los peones de Vernet a causa de la explotacin a que eran sometidos. La paga les era abonaba no en dinero sino en vales emitidos por el propio ex-gobernador, y stos no eran aceptados por Dickson, que oficiaba a la vez de despensero de la colonia. En estas condiciones, el 26 de agosto de 1833 un grupo de ocho peones, todos analfabetos, acaudillados por el gaucho Rivero, se sublev y atac a los encargados del establecimiento, dando muerte a cinco personas, entre ellas al propio Dickson. Luego se instalaron en la vivienda principal, arriaron la bandera inglesa e izaron la argentina. La sublevacin dur hasta que, en los primeros das de 1834, dos buques britnicos llegaron a la isla Soledad con el fin de capturar a los gauchos que, entretanto, huyeron hacia el interior de la isla. Tras varias expediciones lograron apresar a los peones, engrillarlos y conducirlos detenidos a Gran Bretaa para ser juzgados. All permanecieron varios meses presos hasta que el ministerio fiscal, estudiados los antecedentes del caso, le aconsej al Almirantazgo dejarlos en libertad y embarcarlos de vuelta a Buenos Aires. Sin embargo, otra versin asegura que los insurrectos fueron trasladadosa Ro de Janeiro a bordo delHMSBeagle,que al mando de Fitz Royrealizaba su segunda visita a las islas. All, a bordo del buque HMS Spartiate se les inici un proceso por el cual fueron hallados culpables de amotinamiento. No obstante, por motivos nunca bien aclarados, Fitz Roy orden que Rivero y los suyos fueran liberados enMontevideo.Es decir -aade Ford- no slo los objetivos cientficos del viaje estaban relacionados con los objetivos comerciales y militares de Inglaterra, sino que tambin los cientficos del Beagle eran, cuando se daba la ocasin, ms ingleses que cientficos, cosa natural, por cierto, como hubiese sido natural que nosotros hubiramos persistido metodolgicamente, al analizar la gesta del Beagle, en aquella desconfianza que ante ella tuvieron en su momento Pacheco, Guido y Rosas, claramente ubicados en esa etapa histrica que va de las invasiones inglesas al bloqueo de 1845, pasando por el emprstito de la Baring Brothers. Pero la historiografa y la cultura argentinas estn llenas de estos soslayamientos,parcelaciones, escisiones, "zonceras" como dira Jauretche, o "patologas epistemolgicas" como definira Bateson. Bastara para ejemplificar esto traer a colacin la imagen que se nos leg de un hecho no slo coetneo del viaje del Beagle sino tambin, como ya lo hemos visto, estrechamente relacionado con l. Me refiero a la campaa al desierto de 1833 y en especial a la accin de la columna izquierda de dicha campaa comandada por Juan Manuel de Rosas.Es sabido que Darwin se entrevist con Rosas en el campamento de ste en las orillas del ro Colorado, con el objeto de pedirle autorizacin para seguir a caballo su viaje a Buenos Aires.

La entrevista es narrada por Darwin en el Diario, donde expresa su entusiasmo por Rosas. Dice all: "Es un hombre de extraordinario carcter, que ejerce la ms profunda influencia sobre sus compaeros, influencia que sin duda pondr al servicio de su pas para asegurar su prosperidad y dicha". Ms tarde, en la segunda edicin del Diario (1845), apareci una correccin en nota al pie de este juicio, cosa que muy bien puede haber sido determinada por el enfrentamiento angloargentino de ese momento. Dice la nota: "Esta profeca ha resultado una completa y lastimosa equivocacin. El texto, en cambio, nunca fue modificado por Darwin; es ms, mantuvo al pie de la letra la primera versin, la de sus apuntes tomados en el viaje y que fueron publicados en 1934 por su nieta, Nora Barlow(1885-1989),bajo el ttulo Charles Darwin's diary of the voyage of HMS Beagle" (Eldiario de Charles Darwin del viaje de HMS Beagle).Pero ms all de esto -termina Ford el captulo-, y siempre connotando el viaje del Beagle y encuadrando de paso ese endiosamiento de la objetividad de los viajeros ingleses que se ha realizado entre nosotros (cmo no iban a ser objetivos en muchos planos si eran agentes que estaban evaluando recursos e inversiones?), me pregunto hasta dnde el texto de Darwin da una imagen real de la campaa de 1833; hasta dnde Darwin contribuy tambin -a pesar de su juicio positivo sobre Rosas- a reforzar esa imagen parcial y pobre de la campaa elaborada por la historiografa liberal y que en cierta medida nos dio por la TV la BBC, cuya versin o interpretacin desplaz el juicio positivo de Darwin sobre Rosas y desarroll el "jams se ha reunido un ejrcito que se pareciera ms a una partida de bandoleros" de Darwin sin que haya sido connotada esa interpretacin por el canal.