Catequesis13 de abril 2011: La Santidad

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    Pero permanece la pregunta: Cmo podemos recorrer el camino de santidad, respondera esta llamada? Puedo hacerlo con mis fuerzas? La respuesta est clara: una vida santano es fruto principalmente de nuestro esfuerzo, de nuestras acciones, porque es Dios, eltres veces Santo ( (cfrIs 6,3), que nos hace santos, y la accin del Espritu Santo quenos anima desde nuestro interior, es la vida misma de Cristo Resucitado, que se nos ha

    comunicado y que nos transforma. Para decirlo otra vez segn el Concilio Vaticano II:Los seguidores de Cristo, llamados por Dios no en razn de sus obras, sino en virtuddel designio y gracia divinos y justificados en el Seor Jess, han sido hechos por elbautismo, sacramento de la fe, verdaderos hijos de Dios y partcipes de la divinanaturaleza, y, por lo mismo, realmente santos. En consecuencia, es necesario que con laayuda de Dios conserven y perfeccionen en su vida la santificacin que recibieron(ibid., 40). La santidad tiene, por tanto, su raz principal en la gracia bautismal, en el serintroducidos en el Misterio pascual de Cristo, con el que se nos comunica su Espritu, suvida de Resucitado, san Pablo destaca la transformacin que obra en el hombre la graciabautismal y llega a cuar una terminologa nueva, forjada con la preposicincon: con-muertos, con-sepultados, con-resucitados, con-vivificados con Cristo;

    nuestro destino est vinculado indisolublemente al suyo. Por el bautismo fuimossepultados con l en la muerte, para que as como Cristo resucit por la gloria del Padre,tambin nosotros llevemos una Vida nueva (Rm 6,4). Pero Dios respeta siemprenuestra libertad y pide que aceptemos este don y vivamos las exigencias que comportan,pide que nos dejemos transformar por la accin del Espritu Santo, conformando nuestravoluntad a la voluntad de Dios.

    Cmo puede suceder que nuestro modo de pensar y nuestras acciones se conviertan enel pensar y en el actuar con Cristo y de Cristo? Cul es el alma de la santidad? Denuevo el Concilio Vaticano II precisa; nos dice que la santidad no es otra cosa que lacaridad plenamente vivida. Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene yhemos credo en l. Dios es amor, y el que permanece en el amor permanece en Dios, yDios permanece en l (1Jn 4,16). Ahora, Dios ha difundido ampliamente su amor ennuestros corazones por medio del Espritu Santo, que nos ha sido dado (cfrRm 5,5); poresto el primer don y el ms necesario es la caridad, con la que amamos a Dios sobretodas las cosas y al prjimo por amor a l. Para que la caridad como una buena semilla,crezca en el alma y nos fructifique, todo fiel debe escuchar voluntariamente la Palabrade Dios, y con la ayuda de su gracia, realizar las obras de su voluntad, participarfrecuentemente en los sacramentos, sobre todo en la Eucarista y en la santa liturgia,acercarse constantemente a la oracin, a la abnegacin de s mismo, al servicio activo alos hermanos y al ejercicio de toda virtud. La caridad, de hecho, es vnculo de la

    perfeccin y cumplimiento de la ley (cfrCol3,14; Rm 13, 10), dirige todos los mediosde santificacin, da su forma y la conduce a su fin. Quizs tambin este lenguaje delConcilio Vaticano II es un poco solemne para nosotros, quizs debemos decir las cosasde un modo todava ms sencillo. Qu es lo ms esencial? Esencial es no dejar nuncaun domingo sin un encuentro con el Cristo Resucitado en la Eucarista, esto no es unacarga, sino que es luz para toda la semana. No comenzar y no terminar nunca un da sinal menos un breve contacto con Dios. Y, en el camino de nuestra vida, seguir lasseales del camino que Dios nos ha comunicado en el Declogo ledo con Cristo, quees simplemente la definicin de la caridad en determinadas situaciones. Me parece queesta es la verdadera sencillez y grandeza de la vida de santidad: el encuentro con elResucitado el domingo; el contacto con Dios al principio y al final de la jornada; seguir,

    en las decisiones, las seales del camino que Dios nos ha comunicado, que son sloformas de la caridad. De ah que la caridad para con Dios y para con el prjimo sea el

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    signo distintivo del verdadero discpulo de Cristo. (Lumen gentium, 42). Esta es laverdadera sencillez, grandeza y profundidad de la vida cristiana, del ser santos.

    He aqu el porqu de que San agustn, comentando el cuarto captulo de la 1 Carta deSan Juan puede afirmar una cosa sorprendente: "Dilige et fac quod vis", Ama y haz lo

    que quieras. Y contina: Si callas, calla por amor; si hablas, habla por amor, sicorriges, corrige por amor, si perdonas, perdona por amos, que es t en ti la raz delamor, porque de esta raz no puede salir nada que no sea el bien (7,8: PL 35). Quien sedeja conducir por el amor, quien vive la caridad plenamente es Dios quien lo gua,porque Dios es amor. Esto significa esta palabra grande: "Dilige et fac quod vis", Amay haz lo que quieras.

    Quizs podramos preguntarnos: podemos nosotros, con nuestras limitaciones, connuestra debilidad, llegar tan alto? La Iglesia, durante el Ao Litrgico, nos invita arecordar a una fila de santos, quienes han vivido plenamente la caridad, han sabido amary seguir a Cristo en su vida cotidiana. Ellos nos dicen que es posible para todos recorrer

    este camino. En todas las pocas de la historia de la Iglesia, en toda latitud de lageografa del mundo, los santos pertenecen a todas las edades y a todo estado de vida,son rostros concretos de todo pueblo, lengua y nacin. Y son muy distintos entre s. Enrealidad, debo decir que tambin segn mi fe personal muchos santos, no todos, sonverdaderas estrellas en el firmamento de la historia. Y quisiera aadir que para m noslo los grandes santos que amo y conozco bien son seales en el camino, sino quetambin los santos sencillos, es decir las personas buenas que veo en mi vida, que nuncasern canonizados. Son personas normales, por decirlo de alguna manera, sin unherosmo visible, pero que en su bondad de todos los das, veo la verdad de la fe. Estabondad, que han madurado en la fe de la Iglesia y para mi la apologa segura delcristianismo y la seal de donde est la verdad.

    En la comunin con los santos, canonizados y no canonizados, que la Iglesia vivegracias a Cristo en todos sus miembros, nosotros disfrutamos de su presencia y de sucompaa y cultivamos la firme esperanza de poder imitar su camino y compartir un dala misma vida beata, la vida eterna.

    Queridos amigos, qu grande y bella, y tambin sencilla, es la vocacin cristiana vistadesde esta luz! Todos estamos llamados a la santidad: es la medida misma de la vidacristiana. Una vez ms san Pablo lo expresa con gran intensidad cuando escribe: Sinembargo, cada uno de nosotros ha recibido su propio don, en la medida que Cristo los

    ha distribuido... El comunic a unos el don de ser apstoles, a otros profetas, a otrospredicadores del Evangelio, a otros pastores o maestros. As organiz a los santos parala obra del ministerio, en orden a la edificacin del Cuerpo de Cristo, hasta que todoslleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al estado de hombreperfecto y a la madurez que corresponde a la plenitud de Cristo (Ef4,7.11-13).Quisiera invitaros a todos a abriros a la accin del Espritu Santo, que transformanuestra vida, para ser, tambin nosotros, como piezas del gran mosaico de santidad queDios va creando en la historia, para que el Rostro de Cristo resplandezca en la plenitudde su fulgor. No tengamos miedo de mirar hacia lo alto, hacia la altura de Dios; notengamos miedo de que Dios nos pida demasiado, sino que dejemos guiarnos en todaslas acciones cotidianas por su Palabra, aunque si nos sintamos pobres, inadecuados,

    pecadores: ser l el que nos transforme segn su amor. Gracias.

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    [En espaol dijo]

    Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua espaola, en particular a los profesoresy alumnos del Colegio diocesano San Roque, de Valencia, al grupo de la Escuela de laSantsima Trinidad, de Barcelona, as como a los fieles provenientes de Espaa,

    Mxico, Argentina y otros pases latinoamericanos. Les invito a que se abran sin miedoa la accin del Espritu Santo, que con sus dones transforma la vida, para responder a lavocacin a la santidad, a la cual el Seor nos llama a todos los bautizados. Muchasgracias.