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    AI lector Entregamos aqui los testi existencias y la dificult conseguir que el lector imponen y nos permite esperamos que tenga a demos que, al ver en los algunos prefieren leerlo gicos 0 los analisis teoric indispensables para una j

    iC6mo no experi momenta de hacer publi vinculo de confianza que Es indudable que todos n uso que se hiciera de sus tacitas como un contrato proteger a quienes se hab datos tales como los no: identificarlos): pero tambi abrigo de los peligros a I sin protecci6n, a las tergivi

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    sociologo hiciese suyo el los medias de respetarlo. decir, de tamar a la genre aprehenderla como necesi las causas y las razones qul

    1. Trasladarnos al final de la obra (las operaciones de encuesta, trar

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    Pierre Bourdieu

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  • do se conoce demasiado bien la demanda aparente, actual 0 facil de actualizar. Pero si la ciencia so cos y sociales cial puede recardar los lfrnites de una tecnica que, como el sondeo, simple medio al servicio de todos ala felicidad los fines posibles, amenaza con convertirse en el instrumento ciego de una forma racionalizada de do laboral a demagogia, no puede cornbatir par si sola la inclinaci6n de los politicos a dar satisfacci6n a la deman a las agresio da superficial para asegurarse el exito, haciendo de la politica una forma apenas disfrazada de mar proyecciones keting. se enmascar:

    Con frecuencia se compar6 la politica con la medicina. Y basta con releer la "Colecci6n Hacero hipocratica'', como 10 hizo recientemente Emmanuel Terray, para descubrir que, igual que el significaneu medico, el politico consecuente no puede confarmarse con las infarmaciones proparcionadas par co que uno s el registro de declaraciones que, en mas de un caso, son literal mente producidas par una 10el efecto q interrogaci6n inconsciente de sus efectos: "EI registro ciego de los sintomas y las confidencias de sufrimiento a los enfermos esta al alcance de todo el mundo: si eso bastara para intervenir con eficacia, no habria social, colee necesidad de medicos". 1 EI medico debe consagrarse a descubrir las enfermedades no evidentes secretas. tadela), es decir, precisamente aquellas que el practicante no puede "ver can sus ojos ni escuchar Cornpn can sus oidos": en efeeto, las quejas de los pacientes son vagas e inciertas; las senales emitidas par cial ha hecho el cuerpo mismo son oscuras y s610 revelan su sentido muy lentamente, y a menudo a destiempo. que nada es Asi, pues, corresponde demandar al razonamiento (/ogismos) la revelaci6n de las causas estructu econ6micos rales que las palabras y los signos aparentes no develan mas que velandolas.' lanel merca

    Asi, anticipandose a las lecciones de la epistemologia moderna, la medicina griega afirmaba politica que de entrada la necesidad de construir el objeto de la ciencia mediante una ruptura can 10 que la acci6n, y q: Durkheim llamaba "prenociones", es decir, las representaciones que los agentes sociales se hacen a una perso de su estado. Y asi como la medicina naciente debia contar can la competencia desleal de los adi Yaunq vinos, los magos, los hechiceros, los charlatanes a los "fabricantes de hip6tesis", la ciencia social se directas, suo enfrenta hoy a todos aquellos que estan seguros de interpretar los signos mas visibles del males tiranicos qu tar social, par ejemplo, el aspecto de un ridicule designado como "vela islarnico", a todos esos toda interve ("semicapacitados" que, armadas de su "buen sentido" y su pretensi6n, se precipitan a los diarios entre la des y frente a las camaras para decir que ocurre can un mundo social que no tienen media eficaz algu cionalismo no de conocer a comprender. contra la vis'

    Laverdadera medicina, siempre segun la tradici6n hipocratica, comienza can el conocimien racionales d to de las enfermedades invisibles, vale decir, de los hechos de los que el enfermo no habla, ya sea ci6n politica, porque no tiene conciencia de elias a parque olvida comunicarlos. Sucede 10mismo can una ciencia social preocupada par conocer y comprender las verdaderas causas del malestar que s610 se expresa a la luz del dfa a traves de signos sociales diffciles de interpretar par ser, en apariencia, demasiado evidentes. Pienso en los desencadenamientos de violencia gratuita en los estadios u otros lugares, en los crirnenes racistas a los exitos electarales de los profetas de la desgracia, apurados par explotar y amplificar las expresiones mas primitivas del sufrimiento moral que, tanto como la miseria y la "violencia inerte" de las estructuras econ6micas y sociales, y aun mas que estas, engendran todas las pequenas miserias y violencias leves de la existencia cotidiana.

    Para ir mas alia de las manifestaciones evidentes, a prop6sito de las cuales lIegan a las manos quienes Plat6n lIamaba dox6sofos, "tecnicos de la opinion que se creen eruditos", eruditos aparentes de la apariencia, hay que remontarse desde luego hasta los verdaderos determinantes econorni

    1. E. Terray, La Politique dans la caveme, Paris, Seuil, 1990, pp. 92-93.

    2. Ibid.

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  • iciencia so- cos y sociales de los innumerables atentados a la libertad de las personas, a su legitima aspiraci6n I iodetodos ala felicidad y la autorrealizacion, que plantean hoy no s610 las implacables coacciones del merca . ~ f ializada de .la deman

    do laboral 0 habitacional, sino tarnbien los veredictos del mercado escolar 0 las sanciones abiertas o las agresiones insidiosas de la vida profesional. Para ello, hay que atravesar la pantalla de las f

    lade mar. proyecciones a menudo absurdas, y a veces odiosas, detras de las cuales el malestar 0 el sufrimiento se enmascaran tanto coma se expresan.

    'Coleccion Hacer conscientes ciertos mecanismos que hacen dolorosa e incluso intolerable la vida no ral que el significa neutralizarlos: sacar a la luz las contradicciones no significa resolverlas. Empero, par esceptimadas par co que uno sea respecto de la eficacia social del mensaje sociol6gico, no es posible considerar nu, por una iencias de

    10el efecto que puede ejercer al permitir a quienes sufren descubrir la posibilidad de atribuir ese sufrimiento a causas sociales y sentirse asi disculpados; y al hacer conocer con amplitud el origen

    .no habria social, colectivamente ocultado, de la desdicha en todas sus formas, incluidas las mas intimas y evidentes secretas. i escuchar Comprobacion que, pese a las apariencias, no tiene nada de desesperante: 10que el mundo sonitidas por lestiempo.

    cial ha hecho, el mundo social, armado de este saber, puede deshacerlo. Loseguro, en todo caso, es que nada es menos inocente que el laisser-faire, si es verdad que la mayoria de los mecanismos

    s estructu econornicos y sociales que estan en el origen de los sufrimientos mas crueles, en especial los que reguIan el mercado !aboral y el mercado escolar, son dificiles de frenar a modificar, 10cierto es que tada

    i afirmaba on lo que

    politica que no aproveche plenamente las posibilidades, por reducidas que sean, que se ofrecen a la acci6n, y que la ciencia puede ayudar a descubrir, puede considerarse culpable de no asistencia

    s se hacen de los adia social se iel malesodos esos osdiarios ticazalgu-

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    a una persona en peligra. Yaunque su eficacia y por 10tanto su responsabilidad sean menores y, en todo caso, menos

    directas, sucede 10mismo con las filosofias hoy triunfantes que, a menudo en nombre de los usos tiranicos que pudieron haberse hecho de la referenda a la ciencia y la raz6n, apuntan a invalidar toda intervenci6n de la raz6n cientifica en politica: la ciencia no necesita en absoluto la alternativa entre la desmesura totalizadora de un racionalismo dogmatico y la dimisi6n de esteta de un irracionalismo nihilista; se contenta con las verdades parciales y provisionales que puede conquistar

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    aocimienola, ya sea naciencia

    contra la visi6n cornun y la doxa intelectual, y que son capaces de procurar los unicos medios racionales de utilizar plenamente los margenes de maniobra dejados ala libertad, es decir, a la accion politica.

    se exprcernasiado .s lugares, ior explomiseria y ndran to

    asmanos

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