Baeza Resistencias (2001)

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René Baeza Resistencias: Econo mía de la inscripción en Jacques Derrida tJilll|(ntD,1t filillt iuI0x0|¡i Escuela de Filosofía, Universidad ARCIS f| Editorial Cuarto Propio

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Transcript of Baeza Resistencias (2001)

  • Ren Baeza

    Resistencias:

    Econo ma de la inscripcin

    en Jacques Derrida

    tJilll|(ntD,1tfililltiuI0x0|iEscuela de Filosofa,Universidad ARCIS

    f|Editorial Cuarto Propio

  • Comr lottorurAlejandro Madrid

    Sergio Roias

    \flillyThayer

    R-E,SISTENCIAS: ECONOMIA DE LA INSCRIPCINEN ]ACQUES DERRIDA ,

    @ Ren BaezaInscriPcin N" 121'258I.S.B.N. 9 56-8132-00 -7

    Universidad ARCISHurfanos 710' Santiago

    Fono: (56-2) 3866600 | Eax(56'2) 3866698Pgina web: www'universidadarcis'cl

    Escuela de Filosofa Universidad ARCISFonos: (56-2) 3866512-3866507

    E-mail: fi losofi a@universidadarcis'cl

    Editorial Cuarto ProPioKeller I 175, Providencia' Santiago

    Fono: (56-2) 2047645 | Fa

  • I. RnzN GENERAL y nzN DETERMTNADA:EL PROBLEMA DE LA HISTORICIDAD

    Cogito e historia de la locura (1963) representa unaarriesgada interpretacin de la Historia de la locura en lapoca clsica de Michel Foucault. La discusin conFoucault est enmarcada en una lectura general del es-tructuralismo francs. Dos puntos parecen ocupar el cen-tro de la discusin con Foucault: a) Una discrepanciainterpretativa respecto al momento clave de la exclusinde la "extravagancii' en la primera de las Meditacionesmetaflsicas de Descartes, b) Algunas "cuesriones de m-todo" sobre el proyecto arqueolgico foucaultiano. Am-bos puntos estn conectados en el problema de la Razngeneral, que aqu Derrida explora a fin de establecer loslmites de la clausura epocal propuesta por Foucault.

    1. Lcrunrs soBRE EL cocrro cARTESTANo

    El problema era determinar en ambos casos en qumomento de la meditacin I, la locura logratia ser redu-cida por Descartes como una instancia de

    -egu"rygeklAd.Para Foucault, lo sera tempranamente, en la fase naturalde la duda; Para Derrida, ?or el contrario, en su fase me-tafisica, en el instante en que Descartes se enfrenta a lahiptesis del Genio maligno, cuando yagi lo inteligible(lo matemtico, por ejemplo) quedara exenro de unaeventual incerteza. Foucault se haba esforzado en aislarun cierto desplazamiento de la locura en los inicios de la

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    meditacin. Esto le permida coroborar dos cosas: l. Laexclusin de la locura en un plano filosfico (este plano,en el marco estructuralista, sera correspondiente y soli_dario tambin con el mbito poltico-social)r, y 2. De-terminar en ese instante la constitucin del racionalismocartesiano, la ratio clsica2. En los trminos puramente

    ) formalei de la meditacin, Foucault insistir, en su res-puesta de 1972, que la necesidad de la exclusin estaradeterminada por el carcter asctico y no exclusivamen_te demosffativo o argumental de la heurstica cartesiana,ya que, segn Foucault, no se podra seguir meditandosin establecer inicialmente una cordura y una sensarezbsicas, es decir, sin apartar la posibilidad de la locura3.t Cf. Michel Foucault: Historia de k locura en k poca cLsica I,

    pp.77-78.2 "Entre Montaigne y Descartes ha ocurrido un acontecimiento:

    - 4go que concierne al advedglg!g de una rario,'.Ibd,., p.7g.3 Foucault.asegura en sui;d;Aiica, que el trnsito del proble_ma de la locura, su continuidad hacia la duda quc se propone enIa experiencia onrica y en la hiprbole del Genio "lig.ro, ,ropodra llevarse a cabo. Por las siguienres razones: 1. Habia en lameditacin, dos ejercicios completamente distintos, el ejerciciodel demens y el del dormiens. En el primer ca.o, Fouc"ut, ,e.u_rriendo al texto latino de las Meditacionr_s... (texto que Derridaaconsejaba cotejar), distingue que cuando D.rc"rtes-r. refiere ala "loc^ura', jugaracon dos trminos con matices y connotacio_nes diferencial es: insani y demens. El primero ,pf.rido a una con_dicin mdica descriptiva, y el segundo alusivo a una condicin

    , calificativa en el plano de categoras religiosas, civiles y jurdicas;

    ! el primero indicado a los signos y el segundo a la capcidad. Elpasaje que est en cuestin y que concentra el ncleointerprera-tivo de la polmica, distinguira as ambos trminos: ,,qr. uo

    -.

    compare con ciertos insensatos (insan)",,pero, y qu, ,o., lo_77.\de.m.ent". As, segn Foucault, Descaries , i,rgi.r" la posi_bilidad de compararse con los insensaro s (insan),v J"r, d. odoheursrico, abetura a la impostacin metdica d. ia locur", p.ro,al instante, desechara tal posibilidad en el empleo del trminodemens. Un lector de latn debiera .ompr.rrd.r, para Foucault,

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    I. Rozn generol y rozn deferminodo: e.l problemo de lo historicdod

    Derrida, por su parte, intenta sugerir que la pretendi-da exclusin que Foucault asla, representara slo unaforma simulada de desplazamiento, simulacin destina-da a tranquilizar a un eventual crtico no avezado en ar-gumentaciones filosficas. La retrica cartesiana marca-ra aqu slo una exclusin de hecho, cuyo reverso serala hiptesis del Genio maligno; slo en este momentohiperblico de la duda metaftsica lograraenfrentarse sinelipsis y en forma jurdica, a la locura. En el lmite, lahiptesis de Derrida sostiene que la locura no ser supe-raday excluida en ningn instante, ni aun en la fase me-tafsica e inteligible de la meditacin: Ia certeza de pen-

    I sar y de existir se mantendra inalterada todava en elmomento de mayor acecho del Genio demonaco.

    Detengmonos por un mbmento en las razones quejustificaran la hiptesis de la'exclusin retrica. Existi-ra, as, una insuficiencia argumental en la hiptesis del

    las dos diferentes connotaciones: la descripcin "neutral", en elprimer caso, y la "descalificacin' en el segundo. 2. Foucaulthace notar, adems, el carcter asctico del ejercicio que Descar-tes llevara a cabo, la voluntad de meditacin ms que de de-mostracin. En la meditacin, el sujeto estara compromeddocon los movimientos de su discurso, sera constantemente mo-dificado por las enunciaciones que emite. Y, como no se tratara,en rigor, de demostra sino de meditar, habra una ncesidad demantener "sensato" al sujeto de la enunciacin. Si Descartesimposta la condicin del dem ente (d.emens), se descalificarla comoenunciante; loco, no podra seguir meditando, pues, desde el

    ) punto religioso, jurdico y civil, quedara interdicto. En cambio' en el ejercicio del durmiente (dormien), el sujeto conseguirla

    afirmarse legtimamente como enunciadot en el espacio de unonirismo donde todava calsra meditar, interrogar y explorar.Adems, Foucault asegura que si Ia locura recupera algo de sucarcter en la hiptesis del Genio maligno, es porque ya, de prin-cipio, se ha desechado la eventualidad de estar loco". Cf, M.Foucault: Historia dr la locura en la poca chsica II, pp.350-353,355,357.

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    mica, subyace un problema ms discreto, y que apunra,asimismo, a la delimitacin en general de la diferencia:su grado de pertenencia al espacio y al tiempo. Es decir(y aqu proponemos esto slo como una anticipacin quedeber ser paulatinamente justificada), el emplazamien-to de dos tipos de locura: una que queda localizada den-

    tro del espacio del mundo, y otra que cabra emplazarlaen la conciencia, entendida sta esencialmen te como tiem-po. La inscripcin de ambas es Io que deber quedar demanifiesto a rravs de la exposicin paulatina.

    2. CussrroNEs DE MToDo

    Ya adelantamos que lo que aqu llamamos "cuestio-nes de mtodo" en el ensayo sobre Foucault, estn estre-chamente vinculadas a la discrepancia sobre la lectura dela exclusin en el marco de la Razn general. La discre-pancia hermenutica se cnvza con el proyecro total de laHistoria de la locura en su premisa esrrucruralista. Derri-da manifiesta en Fuerza y signifcacin (1963), ensayocontemporneo sobre el estructuralismo, un claro dis-tanciamiento de esta metodologa. Y, aunque Foucaulten obras posteriores tambin marca esta distancia, alafecha de la Historia de la locura parece adscribirse a suspostulados bsicos8. As, la lectura que Foucault propo-

    8 Se ha hecho notar, respecro a Foucault, el abandono paularinode la, terminologa estructuralista. Edgardo Castro indica queeste lenguaje todava es observable en Las palabras y ks cosas(1966), pero que ya aparece modificado en la reedici n de Elnacimiento de la clnica. Cf Edgardo Castro: pensar a Foucault.Interrogantes flosfns de la Arqueo loga del saber, Argentina, Edi,torial Biblios, 1995, p. 188.

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    l. Rozn generol y razn determinodo: el probleno de la historictdod

    ne, hara generar la racionalidad "clsica", en el mismomovimlento que se desplaza a la locura fuera del pensa-miento. La epoj dela "poca clsica", a la cual la investi-gacin se aboca, adquiere su rasgo esencial, a partir dellmite que Descartes asignara a la esencia del cogito yadesde el primer instante de la meditacin, desde su cor-dura inaugural. La determinacin histrica de la ratio"clsica" sera, pues, inseparable de ese gesto de exiliointeriorizariio, t ioforirrrse la poca, en cuanto pocaracional, como una deriva de la pareja estructural razn-irracionalidad. Es contra este borde epocal de la Razn a--que se dirige parte de la"crtici' .

    Derrida intenta rescatat as, apelando a un ciertatransepocalidad, 1o que den.rmina "la punta ms aguda"del cogito, su hiprbole. Dicha punta, que tendra tarn-bin, al igual que la locura (Genio maligno) su instanciaclimtica, lograra escapar en este e.4eeso_ ala epoj foucaul-tiana. Ahora bien, delimitar el momento preciso en quese produce la exclusin, sera esencial para establecer lalegitimidad de una u otra lectura. La relevancia de esteexceso sobre la epoj, indicara eventualmente la insufi-ciencia de la interpretacin de Foucault en el marco dela racionalidad general.

    ,h:&stq.:'lal.e-euress-sxql.sv-g:-9-o-To*c-I-.:f .gq-?r1,,gnlafr rq"irri_.i"ld.-lA.$9dia9!9n,*!a-*c_e1t-e-z.a-_d-qi99gi!oy,p o r ran 19 : L1 "_y

    t i o " cls"g_411, s9 .dc f in-e.n, de p-alt9-.a-p.4jle,

    por lq.i:faS*tg-*U&d Al desplazarse la locura en ese mo-mento inicial, la constitucin de laratio, aun con todoslos avatares que tendr que superar en su itinerario, yaestara formalmente bosquejada: la razn de la "pocaclsicd' sera lo que no es la locura; eI cogito se definira,en principio, como lo opuesto de la sin-,razn. As, paraDerrida, "el totalitarismo estructuralista ejercera aqu un

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    asto de encierro del cogito que sera del mismo tipo queel de las violencias de la poca clsicd'e.

    La lectura de Derrida invierte, entonces, la perspecti-va: en vez dever aqu slo una escena de exclusin de loirracional, se pone nfasis simultneamente en el gesto

    de proteccin de la razn, al constituir en su repliegue*? d. t orro un "espacio" de interioridadiO. Denuncia quees primero, a propsito de Descartes, la de Foucault, peroen la cual el problema se propone en un "riesgoso" plano) historicistall. Degidaquiere resguardar una determinA-da-abeff uradej.a }"tslsItasggjae*iustslalazgtt:grya-

    "z,n-"dshtera gelu9tr3L-gp-l+-glJg', sAghSu apelacin a

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    l0Cf . La escrirura 7 la diferencia, p. 8l .Derrida ha intentado, con otros tltorsi en otras escenas, des-cribir gestos similares de resguaido, de evitacibn, d. 1ep]:Sg-miento ante lo otro en. ql pserrrs

    -de la-caruUuqil dc.]ajdsn-d"d. U" ."ro "ejemplar" que puede citarse aqul es la escenahaiisi.t" de evitacin que se eventualiza en Paul Valry a pro-psito de sus fuentes: "Pero ('..) observando desde un lugar ex-cntrico, segn un diferente asPecto' Ia lgica de sus aversiones,por qu .ro ittt.ttog"tse sobre otro afuera, sobre esas fuentes.r.ciradrs, esta vez: las que Valry no pudo entrever ms queoblicuamente, como en un breve reflejo, ms bien abreviado, eltiempo de reconocerse ah o reflexionar para desviarse de ahenseeuida, vivamente, decididamente, furtivamente tambin,,.si ,rrr" vuelta que hay que describir desde el gesto de Narci-,o;. Cf. Jacques Derrida: Mrgenes de la f losofla, p' ?15 'Cf. La escrituray la diferencia,p. 8l.En algunos pasajes delensayo, Derrida trata de indicar la cercana dela epoj de FoucaultaunaWeltanschauungo 'visin de mundo". Casi en los mismostrminos que, segn Derrida lo ha mostrado, Husserl critica aDilthey. EI problema para Derrlda (como para Husserl), es siem-pre el cierre epocal, el sin

    .abertura de la estructrua que desco-necta la razn determinada, aqul Ia ratio "clsica", con la racio-

    i nalidad g.neral, asumida en el despuntar del cogito, en su Puntai ms aguda. Es por esto que puede hablarse aqui, puesto que hay

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    \1. un plJgamiento a Husserl, de una resistencia fenomenolgica a'" l" irr..ipr.racin de la Historia d la locura. I .4 , *1..,..,: G.\ru.ftd ,.1,

    64. i,, tt, !*t; ".I li't::f;r ,'' cs-r'''!q

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    L Rozn general y rozn deferninodo: el problemo de lo hsoricdod

    la "punta" aguda del cogito tiene por objeto indicar endnde la clausura estructural podrla ser exce4ida.E-J-rl:gito qygcpq;!_q, "enps_ryadol_s-l ql9 lg te ru_lglt_+p.9$ir-r-e-gciaen.la pareja estructural, g deci_5

    "9i 4pat9c9"'g9ne3do"'exclusivagrgnte comg aan"rrapgllg-*de-la.imaeionalidad.Planteado as, el cogito, en cuanro determinacin del lo-gos, no tendra contrario, no podra oponrsele un rever-so simtrico, como hace Foucault al concebir el surgi-miento dela ratio en base a una diferencia, a una locuracomo la de la "poca clsica".

    Podra deducirse de este intento de rescatar la locura;y de la constatacin de la insuficiencia esrfucrural comometodologa de lectura de la meditacin I de Descartes,la misma denuncia que Derrida propona en su ensayoreferido sobre el estructurali smo (Fuerza y signifi caci n),y que tiene, como veremos, un antecedente en sus lectu-

    , ras crlticas sobre la fenomenologa: la violencia {ue im-..

    I plica una exclusiva atencin a la forma. Esta reciproci- "dad formal, esta doble implicancia solidaria en que sehace funcionar la relacin razn-locura en la obra de

    ,. Foucault, tendrla como presupuesro una dcisin meto-

    g dolgica: inclu-ir a la aJreridad camo farnaexcluyndolacomo fuerza"

    ru.Ta''q; trahajar dq--q-s-I-s-nrr*odo ala.d-iferen ia, sranosera ms gu9 un re.fttente-fomal paralaconstitucin dela idgi"dad. I-a aflrrlcj

    -0," $:gg!l19gqqtal, 9r qftc-to,iqp_llea1ra_p_erl_gr_ll-.o__*tg:-_{i-st1cia,despr_endin-dose del compo19te;gtricogu4_e_ gl_i"["91.nr. y qr.,1lqrug+tt.a:[tlbjdividaddesd-eelp{gp-l-o_5nrp-rid-in.'La razn histrica y determinada de la "poca clsica" segenerara negando a lo otro, poniendo a la locura comoalteridad; la reduccin de lo irracional serla as, necesa-riamente, una estrategia conseraador: fe_haegjngrcr_a

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    r J-a,locura en el tlb:rjo, err el lq-Lde-la r?z.n.Y, por loI tanto, queda asl administrada como un suministro cons-dtuvente del loqos.La razn se constituve v se determinacnme- reL tpgltezr

    -alar,a )a-dttfulCa-".d-eg! to -ne

    ces ariq deuna.reaprqpiasigg.fo.:mal-i-.--ta"dde-;9'gglgrconserv-an-d-o-alalqcura coryo forr%.Es por ello que Derrida trata demostrar que la heurstica cartesiana si bien, finalmente,"excluye" a lo irracional, asumirla una cuota mayor depeligro al concebir que la locura es enfrentada ms all

    -h d. ese primer instante de la duda natural en la primeradelas Meditaciones...

    Es en la hiptesis del Genio maligno, cuando yanadase salva de la duda, cuando ni lo inteligible queda exentode una eventual caoticidad, borytldgqg- glI-ggq!t*g*d,_. l"exclusin (puesto qu*e__e_l_.'G-gnio acecha al interiol preci-samente desde "afura'o desde "adentro", es lo mismo),donde la razpodri" solamente .orrfir-"ir. d. d.r.-cho, jurdicamente. La parcja estructural interior-\u' exterior ya no es pertinentel2 aqu para establecer una

    12 As como en la rplica de Foucault a Derrida en L972, aqulvolva a reafirmar la tesis de la exclusin de la locura, Derridavuelve tambin en "Ser justos con Freud", a enfatizar el pasarpor alto al Genio maligno en la lectura foucaultiana: Foucault,siempre en su respuesta de 1972, confirma el contenido de lastres pginas discutidas y sostiene qd. "(...) 'si el Genio maligno

    , retoma los poderes dela locura,lo hace despus de que el ejerci--P cio de la meditacin ha excluido el riesso de estar loco'. Uno

    podra sentirse tentado a responder que-si puede retomar esospoderes, si incluso los'retoma' despus, retroactivamente, ocu-rre que la exclusin del riesgo de estar loco deja un lugar'a un

    I despus: el relato no se interrumpe en el momento de la exclu-sin alegada por Foucault, y por otra parte hasta cierto puntoatestiguada, incuestionable (y yg no he cuestionado jams esepunto, todo lo contrario: ni el relato ni el ejercicio de la medita-

    , cin que describe son ms interrumpidos que el orden de las/ razo.res Dor esa misma exclusin definitivamente detenida';

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    I Fqz nenol , a- /^pminnrlo ^l nrohle^n rle ln hisfo,icidod

    delimitacin entre el cogito y su otro. Es por esto queDerrida no lee la escena, en rigor, como exilio, sino como

    ' un desborde de la Razn en gn des-punta en una hi-prbole que superarla las astucias de cualquier Geniodemonaco.

    El plano de la exclusin se dira *aunque la termino-loga es aqu inadecuada por ser ella misma estructural,volveremos sobre esto-, se quedara en un nivel "diacr-nico"; donde la razn logra medirse en un plano bori-zontal con la locura, determinndose por sta.'Mientrasque el despuntar, en cambio, como desbordamiento, se

    { propondra al nivel "sincrnico, aertical, en una suertede exuleaDcla de-l cltgitq s9b-r9.la-irrac-ionaliCad. Es enes a_ m4y9 r plqxi q dad qg !_la .lp sqlq (hip pl d,,larr eap ar ecel a n o. y1 s o I o un a razn. hisJ r J

    -c. a, l? rut i 0 "licli-cd', sino una Razn con mayscula, ansepocal.3\-ep1$azn-es a la que Derida qg r-efi*ee. Son numerosos lospasajes de Fuerza y signif.cacin que se podran poner en

    "Qu es lo que no hay que olvidar? Y bien, precisamente elGenio maligno. Y sobre todo, insisto, que-el

    -G-enic lnaJigro,9-sgnejo14l-cggrlo,4ullqu-es--ualnqla?a-segp!rp.ya>';"Habraquepreguntar (...) q" efectos puede tener Ia categorla de'amenazaperpetua (stas son las palabras de Foucault) sobre los indiciosde presencia, los puntos de referencias positivos, las determina-ciones de los signos o los enunciados, en sntesis, sobre toda lacriteriologla o la sintomatologa que puede dar su certidumbre aun saber histrico acerca de una figura, unaepisteme, una edad,una poca, un paradigma, puestos que todas estas determina-ciones se encuentran justamehte amenazadas por una obsesinperpetua (...) L" amenaz^ perpetua, es decir, la sombra de laobsesin (no ms que el fantasma o la ficcin de un Genio ma-ligno, la obsesin no es Ia presencia ni la ausencia, ni el ms ni elmenos, ni el adentro ni el afuera (...)".Cf."Ser justos con Freud.La historia de la locura en la edad del psicoanrilisis", en Pensar klocura,Barcelona, Paids, 1996, pp. 1.37, I38, 139 y 140.

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  • Ren Boe2o

    contacto en este punto con el ensayo sobre Foucault.Bastara intercambiar, en uno y en otro sentido, el tr-mino de fuerza por el de locurat3.

    3. CoNTpsIN EN SILENCIo Y PUNTA DEL INSTANTE

    En el plano de la desconstitucin de los conceptos, lacrtica de Derrida advierte una relacin que al mismoFoucault debi serle patente al emprender su Historia.Yes que "(...) toda historia no puede ser, en ltima instan-

    ll cia, sino la historia del sentido. es decir. de la razn en' general"'4. Derrida subraya esta dependencia y correla-

    cin: la historia, la Razn, el sentido, se copertenecen. Yla remarca, sobre todo, porque Foucault haba indicadoexplcitamente querer historiar.con su discurso la locuramisma, en estado "salvaje", antes de ser aprehendida porel sabet la racionalidad y la psiquiatrla. Y es aqu, quizs,donde se encuentra el punto mas dbil de la obra: cmo

    r3 He aqul algunos ejemplos de Fuerza y signifcacin: "La formafascina cuando no se tiene yafiierza de comprender la fuerza ensu interior" (p. 11), "Como la melancola para Gide, estos an-lisis [estructuralistas] no son posibles ms que tras una ciertaderrqta de la fuerza y en el moyimiento de la cada del fervor","Totalidad [estructuralista] abandonada por sus fuerzas" (p. l2),"...cabra tener la tentacin de reprochar a Rousset,..lo queLeibniz reprochaba a Descates: haber querido explicarlo todoen la naturaleza mediante figuras y movimientos, haber ignora-do la fuerza confundindola con la cantidad de movimiento"(p. 28), "...callar la fuerza mediante la forma", "La fuerza es lootro qire el lenguaje sin lo'que ste no sera lo que es" @. aD.Cf. La escritura y k diferencia, p. 50, a pie de pgina.t4

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    I Rozon generol y rozn delerminodo: el problemo de lo hisoricidod

    historiar la locurar5 si la historia es siempre la historici-dad del sentido?16.

    t Derrida objeta tambin que en la obra de Foucault se den indi-cios de saber lo que la locura es realmente. Ibd. p. 61. En des-cargo de Foucault, podra citarse lo que Maurice Blanchot dicea propsito del trmino "locura' en la obra: "Habra que pe-guntarse por qu la palabra 'locura, incluso en Foucault, ha con-servado un potencial de enigma tan considerable. Al menos endos ocasiones Foucault se reprochar el haberse deiado seducirpor la idea de que sta constiiuira una experiencia fundamentalque se sita fuera de la historia y de la que los poetas (los artis-tas) han sido y pueden ser todava testigos, las vctimas o loshroes". Cf. Maurice Blanchot: Michel Foucaub tal y como yo loimagino, Espaa, Pre-textos, 199 3, p. 1 3. Y Barthes: "De hecho,Michel Foucault nunca define la locura; la locura no es el objetode un conocimiento del que hay que encontrar la historia...lalocura no es una enfermedad, es tn sentid.o variable, y quizsheterogneo, segn los siglos; Michel Foucault trata la lcuracomo una ealidad funcional: para l es la pura funcin de unemparejamiento formado por la razn y la sinrazn, el contem-plador y el contemplado...sera pues intil volver a dar a los nom-bres modernos de la demencia sus nombres antiguos...". Cf,,Roland Barthes: "Por ambas partes", en Ensayos crticos,Barce-lona, Seix Barral,, 1967, pp. 202-203. El mismo Foucault, diceen su rplica: "Sl, tambin (Derrida) tiene razn al decir queDescartes no ha querido 'determinar el concepto de locurd (quin lo ha pretendido jams?)". Cf. Historia de la locura. Apn-dice, p. 353.6 AI cuestionar el proyecto de Foucault, en los mismos trminosque ste propona, es decir, en el sentido de una historia de laparticin entre razn y locura, que dara origen a la ratio "clx-ca', Derrida dice: "(...) si esa gran particin es la posibilidadmisma de la historia, la historicidad de la historia, qu quieredecir aqu 'hacer la historia de esa particin ? Hacer la historiade la historicidad? Hacer la historia del origen de la historia?(...) Si hay una historicidad de la razn general, la historia de larazn no es jams la de su origen, que la requiere ya, sino lahistoria de sus figuras determinadas". Cf. La esuitura I k dife-

    rencia, p. 62. "Hisroria de la posibilidad de Ia historia, qtr. tro" se.a y" r'rn" arqueologa, una losofia de la historia o .r.r" hir,o-

    ria de la filosola'. Cf. De la gramatobga, p. 38.