“Alicante moderno 1900-1960”

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Alicante 1900 moderno 1960

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“Alicante moderno 1900-1960”, Alicante, Museo de Bellas Artes Gravina, 2010. Exhibition catalogue [graphic design: Alfonso Meléndez] © Diputación de Alicante / Juan Manuel Bonet / the authors

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LA Diputación de Alicante les presenta en el MUBAG la expo-sición Alicante moderno 1900-1960. Con esta muestra, elMuseo Bellas Artes Gravina de Alicante inicia una nueva etapa conuna ambiciosa programación bajo la dirección de Juan ManuelBonet, escritor y crítico de arte, con una enorme experiencia alhaber dirigido el IVAM y el Museo Nacional Centro de Arte ReinaSofía. Comisario de innumerables exposiciones y autor de mono-grafías sobre las principales figuras artísticas y literarias delpasado siglo y de autores contemporáneos, en la actualidad esdirector del Consejo Internacional de la Fundación Vicente Huido-bro y asesor de la colección de pintura europea de Bancaixa.Juan Manuel Bonet nos propone, como nuevo programador de

exposiciones, una profunda reflexión, un recorrido comprensivosobre la vida intelectual de la ciudad de Alicante y toda la provin-cia en el periodo comprendido entre el inicio del siglo veintehasta la actualidad a través de cuatro exposiciones. La primerade ellas es ésta cuyo catálogo tiene el lector en sus manos, comi-sariada por el propio Juan Manuel Bonet. Las tres restantesanalizarán la trayectoria de los autores de los cincuenta, comisa-riada por Alfonso de la Torre; la generación setenta-ochenta, porMiguel Fernández-Cid; y, por último, el pulso de la creación másactual, comisariada por Kevin Power.

Alicante moderno 1900-1960 pretende demostrar el impor-tante papel que la ciudad y la provincia de Alicante tuvo en elmapa intelectual de la primera mitad del pasado siglo. Un enclaveen donde se entrecruzó el talento de numerosos creadores e inte-lectuales provenientes de distintos puntos geográficos y distintaformación que vivieron la modernidad en el siglo XX.

JOAQUÍN RIPOLL SERRANOPresidente de la Diputación de Alicante

LA exposición Alicante moderno 1900-1960 que la Diputaciónde Alicante les presenta en el Museo Bellas Artes Gravina de

Alicante ha sido comisariada por Juan Manuel Bonet, que iniciaasí su labor como programador de exposiciones de la Diputación.Bonet nos invita a hacer un recorrido temporal por la vida inte-lectual de la ciudad de Alicante y su influencia en toda laprovincia a través de la pintura, escultura, fotografía, arquitec-tura y diverso material, en su mayoría, inédito.La exposición presenta espacios dedicados a escritores, músi-

cos, arquitectos, a los inicios de las hogueras, a la guerra civil,con el arte realizado en la cárcel, a la provincia vista desde fuera.Valery Larbaud, autor francés que vivió durante la I Guerra Mun-dial en Alicante, Juan Gil-Albert, Gabriel Miró, Miguel Hernándezo Azorín; músicos como Óscar Esplá; pintores como Emilio Varela,Gastón Castelló o Juana Francés; Miguel López, responsable delsuelo de la Explanada o el hotel Gran Sol, las imágenes recogidaspor el objetivo de Francisco Sánchez Ors, incluidos los retratosque realizó de los intelectuales de los años treinta, y los de JuanGuerrero Ruiz, que fotografió a autores como Salinas, Lorca oAlberti, que visitaban Alicante. La exposición va acompañada porel facsímil de Festa, revista que se editó en junio de 1936 para lasHogueras con cubierta de Emilio Varela y textos de Azorín, ÓscarEsplá, Gómez de la Serna, José Guardiola Ortiz, Valery Larbaudo Gabriel Miró, entre otros, y fotografías de Sánchez Ors.

PEDRO ROMERO PONCEDiputado de Cultura

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E X P O S I C I Ó N

ORGAN IZA

Diputación de Alicante

COMISAR IO

Juan Manuel Bonet

ASESORA C IENT Í F ICA

Juana María Balsalobre

COLABORAC IÓN EN LA REDACC IÓNDEL PROYECTO MUSEOLÓG ICO

Monika Poliwka

COORD INAC IÓN Y DOCUMENTAC IÓN

Área de Cultura de la Diputación de Alicante

MUBAG

D ISEÑO EXPOS I T IVO

Área de Arquitectura de la Diputación de Alicante

TRANSPORTE Y MONTA JE

Expomed, S.L.

Actiu Transport, S.A.

SEGUROS

Mapfre

Aon Gil y Carvajal

C AT Á L O G O

ED I TA

Diputación de Alicante

TEXTO

Juan Manuel Bonet

T I PÓGRAFO

Alfonso Meléndez

FOTÓGRAFO

Basilio F. Martínez

IMPRES IÓN Y ENCUADERNAC IÓN

Grafi Print 2009, S.L.

CRÉD I TOS FOTOGRÁF ICOS

Archivo Municipal de Alicante

Diputación de Alicante

Museo Ramón Gaya, Ayuntamiento de Murcia

© De las imágenes: sus autores

© De los textos: sus autores

© De la presente edición: Diputación de Alicante

© www.ladipu.com

I SBN : 9 7 8 - 8 4 - 9 6 9 7 9 - 6 6 - 6

DEPÓS I TO LEGAL : A- 5 1 7 - 2 0 1 0

AG R A D E C I M I E N T O S

Archivo Municipal de Alicante

Ayuntamiento de Alicante

Caja Mediterráneo

Colegio Territorial de Arquitectos de Alicante

Fundación Gregorio Prieto

Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert

Museo de Arte Contemporáneo de Alicante

Museo de Albacete

Musée-bibliothèque Valery Larbaud-Ville de Vichy

Museo de Navarra, Pamplona

Museo Ramón Gaya, Ayuntamiento de Murcia

Hermanas Aguirre

Colección Juana y Javier B. Navarro

Blanca Cos

Miguel Cos

Ricardo Fuente Caamaño

Salvador Guerrero

Antonio Andrés Pardo Vidal

Colección Joserre Perezgil

Restaurante Dársena

Ana Vázquez de Parga

Marietta Vázquez de Parga

Y a todos aquellos particulares que han prestado obra

o han colaborado para hacer posible esta exposición.

PresentacionesJOAQUÍN RIPOLL SERRANOPresidente de la Diputación de Alicante . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15

PEDRO ROMERO PONCEDiputado de Cultura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17

Alicante moderno: de Azorín al Hotel Gran SolJUAN MANUEL BONET . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 1

Catálogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56

F R A N C I S C O S Á N C H E Z O R S

Después de la tempestad, 1944

Archivo Municipal de Alicante

Alicante moderno:de Azorín al Hotel Gran Sol

JUAN M ANUEL BONET

EMPIEZO a escribir este texto, en un día madrileño invernal.Hace unos días, estaba en Alicante, frente al mar, y en él

no pocos bañistas, y veía brillar en lo alto la silueta vertical delHotel Gran Sol.

Se trata de contar, en una exposición que inaugura una nuevaetapa del MUBAG, una época de Alicante, los años 1900-1960,época en la cual nace una modernidad alicantina de la cual el pri-mer precursor fue Azorín, y que culminaría en ese discutidosímbolo de un Alicante turístico que es el Gran Sol. Época paraintroducir la cual puede valer la fantástica panorámica fotográficade la capital y de su puerto, en 1925, que se halla en el ArchivoMunicipal, procedente del archivo Senante-Lamaignere.

En el principio fue la literatura, y concretamente la de JoséMartínez Ruiz (1873-1967), universalmente conocido por su seu-dónimo Azorín. Entre su Monóvar natal, y la vecina y yamurciana Yecla, Azorín pasa en esas tierras altas sus años democedad. Estudiante en Valencia, «sube» luego a Madrid, comosolía ser entonces costumbre entre los provincianos que que-rían triunfar. Influenciado por lecturas tanto francesasochocentistas como españolas clásicas, pronto destaca, con suinconfundible estilo escueto, como uno de los nuevos, dentro delo que él mismo contribuirá a definir como generación del 98.Buena parte de su obra es de tipo paisajístico. Aunque dijocomo nadie Castilla y la meseta, una y otra vez volvió sobrepretextos de su tierra, especialmente de la zona de Monóvar yYecla, que no podemos recorrer sin pensar en él. A finales delos años veinte, Azorín asimiló algunas de las propuestas de lavanguardia, algo que se refleja, entre otras cosas, en el títulomismo de una de sus novelas de aquel tiempo: Superrealismo

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(1929). Presentísimo en la prensa, sería uno de los pilares deAbc y de Blanco y Negro, en los cuales colaboraron muchospintores e ilustradores del entre-dos-siglos, entre ellos el alco-yano Emilio Sala, fallecido en 1910, muy estimado por JuanRamón Jiménez, y muy bien representado en el MUBAG.

Gracias a la CAM, la casa natal de Azorín en Monóvar es hoysede de un museo, en el cual, junto a algunos de sus retratos(por, entre otros, el también noventayochista Ricardo Baroja, elvalenciano Genaro Lahuerta, el alicantino Adelardo Parrilla,1877-1953, y ese gran cronista en negro del Madrid del arrabalque es Francisco Sancha, otro de Abc y Blanco y Negro), seconserva su riquísima biblioteca, que como no podía ser de otromodo refleja la diversidad de sus lecturas españolas y extran-jeras –hay bastantes «libros amarillos» de procedenciafrancesa–, lecturas tanto clásicas –nadie como Azorín supodevolver vida a la literatura española de todos los tiempos–como modernas, además de su relación con lo más granado de laliteratura española y también latinoamericana de su tiempo.

Discutido a menudo por sus opiniones políticas, Azorín encambio constituye una referencia estética ineludible en lamodernidad española, un faro del que encontramos un eco enbuena parte de los mejores escritores que han venido después,e incluso en algunos artistas. Estoy pensando sobre todo enpaisajistas, que el de Monóvar tenía ojo de pintor, aunque tam-bién le rendirá tributo, más cerca de nosotros, el siemprerecordado Eusebio Sempere.

«Mi ciudad está traspasada de Mediterráneo». El otro granfundador de la modernidad alicantina, es obviamente GabrielMiró (1879-1930), nacido en la capital, en la céntrica calle Casta-ños. Como Azorín, al que debió no poco, quien también creó unalter ego en la figura de «Sigüenza», vivió la mayor parte de suvida fuera, sucesivamente en Barcelona y Madrid, aunquedurante los años veinte, y motivado por la enfermedad de suhija Clemencia –también escritora–, pasara largas estanciasveraniegas en Polop de la Marina, en una masía alquilada, LesFonts, frente a Aitana. Más todavía que a Azorín, a Miró,sobrino del pintor alcoyano Lorenzo Casanova, lo identificamoscon los paisajes de su tierra, como ya lo hiciera el poeta premo-

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dernista malagueño Salvador Rueda, durante un tiempo mora-dor, por cierto, por aquellos años, de la isla de Tabarca. Sus«novelas líricas», especialmente las dos del ciclo de Orihuela /Oleza –cuyo punto de partida son sus años de interno en el Cole-gio de Santo Domingo de esa ciudad–, o su libro de andanzasalicantinas Años y leguas (1928) –recordemos que Miró fue Cro-nista Oficial de la Provincia– son morosos y paisajísticos a másno poder, y constituyeron un modelo para muchos que vinierondespués, tanto en su propia tierra (Julio Bernácer, Juan Chabás,Juan Gil-Albert, Miguel Hernández y Ramón Sijé, VicenteRamos y el resto de los jóvenes que en 1945 lanzaron la revistaSigüenza, el Eusebio Sempere que lo homenajea en una carpetaeditada en 1978 por la Galería Italia), como fuera de ella (Benja-mín Jarnés, José Ballester en la vecina Murcia donde él y otroscolaboraron en el homenaje póstumo de Sudeste, Francisco Val-dés, o ya en la posguerra, Pedro de Lorenzo). Azorín, por lodemás, aunque de estilo siempre más contenido que el del ben-jamín, fue un gran admirador de aquél del que dijo aquello tanexpresivo de que Gabriel Miró «es como una montaña, como unrío, como un valle de la provincia de Alicante».

También en el caso de Gabriel Miró, tenemos la suerte de quesu biblioteca se conserve reunida, en este caso en la sede princi-pal de la CAM, de nuevo. Se trata de una biblioteca infinitamentemás modesta que la de Azorín, entre otras cosas porque el ben-jamín vivió muchos menos años que el senior. Pero ahí estánlos libros y papeles que fueron suyos, y entre ellos los que noshablan de su amistad con el propio Azorín, Josep Carner,Ramón Gómez de la Serna, Enrique Granados, Juan RamónJiménez, Valery Larbaud, Joan Maragall, Eugenio d’Ors oRamón del Valle-Inclán; con el trío de los grandes poetasmodernistas canarios (Alonso Quesada, Tomás Morales y SauloTorón); y con muchos de los «nuevos», y entre ellos RafaelAlberti, Dámaso Alonso, Julio Bernácer, José Bergamín, JuanChabás, una Carmen Conde que también estaría presente en elhomenaje de Sudeste, Gerardo Diego, Juan José Domenchina,Antonio Espina, Juan Gil-Albert, Jorge Guillén –cuya corres-pondencia con el alicantino ha sido recogida, en 1970, en elvolumen En torno a Gabriel Miró: Breve epistolario, publicado

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Retrato de GabrielMiró por Luis Garay

en la portada de‘Sudeste’, julio de 1930

Azorín y Gabriel Miró,Monóvar, junio de 1927

por Ediciones de Arte y Bibliofilia–, Benjamín Jarnés, AntonioMarichalar, Joaquín Romero Murube, Pedro Salinas o Claudiode la Torre.

Cercanísimo a Gabriel Miró, sobre todo en Aitana, así comoal pintor Emilio Varela –del cual enseguida se hablará–, ÓscarEsplá (1886-1976), que compuso a partir de un texto del pri-mero su poema sinfónico El sueño de Eros (1910), y que sería elprologuista, en 1941, del octavo tomo de las Obras Completas,correspondiente a El humo dormido, es el gran compositor delos inicios de la modernidad alicantina. Figura de transición,desde el impresionismo (fuerte influencia francesa) y el nacio-nalismo musical, hasta una vanguardia al borde de la cualmerodea, sobre todo durante los años veinte. Época de su DonQuijote velando las armas, dedicado a José Ortega y Gasset, yestrenado por Ernesto Halffter en el Alicante de 1924, y épocade Nochebuena del diablo, de Canciones playeras (sobre poe-mas de El alba del alhelí) y de La pájara pinta, en los trescasos con Alberti (y Benjamín Palencia, como autor de los deco-rados, en el caso de la tercera, que no llegaría a terminarse ni arepresentarse en esa versión), y de otro proyecto no realizado(Auto de la Mari Chiva) con Bergamín y nuevamente Alberti,y de otro proyecto más (Electra electrocutada) apenas esbo-zado (con Alberti, Bergamín y Palencia, una vez más). Épocade su amistad con Jorge Guillén, con Federico García Lorca ocon Gerardo Diego, que, pianista ocasional él mismo, lo incluyóya por aquel entonces en su repertorio, y al cual en 1926 enseñódiversos rincones de la provincia de Alicante. Época de Elpirata cautivo, con Claudio de la Torre, y de su participación,con Soledades, en los fastos gongorinos de 1927. Luego ven-drían su colaboración con Misiones Pedagógicas, su direccióndel Conservatorio de Madrid, su exilio belga durante el cualpor su presencia como crítico musical en el diario Le Soir de losaños de la ocupación nazi pasaría una temporada en la cárcel, yfinalmente, en 1949, el regreso a España. Figura enormementeatractiva, sobre todo en su Sinfonía Aitana, y en sus piezaspara piano, y en sus citadas y maravillosas Canciones playeras:«Por allí, por allá, / A Castilla se va»... Figura que siemprenecesitó volver a Alicante, a Aitana. Al igual que los de Azorín

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y Gabriel Miró, también el archivo de Esplá es felizmente pro-piedad de la CAM. La CAM, que cuando era Caja de Ahorrosdel Sureste de España, había contado con el compositor –y consu amiga la excelente pianista zaragozana Pilar Bayona como«ilustradora» musical– como uno de los conferenciantes de lasemana de homenaje mironiano con la cual en 1952 se habíainaugurado la Biblioteca Gabriel Miró, creación de VicenteRamos. Y que volvería a contar con él, en 1961, para una confe-

rencia, publicada aquel mismo año bajo el título Evocación deGabriel Miró. Fidelidad esplaiana, a quien ya en fecha tan tem-prana como 1910 le había saludado en un artículo de prensa: en1952, existe un tercer texto del compositor sobre el escritor,incluido en una preciosa publicación municipal de Polop, titu-lada El lugar hallado. La música de Esplá –ha escrito suintérprete Antonio Iglesias, tan buen conocedor de su obra, yen general de ese ciclo histórico– es «lo español, y concreta-mente lo alicantino, en esencia».

Sobre La pájara pinta y el resto de los proyectos conjuntosde Esplá y Alberti, remitir al artículo de Eladio Mateos «Lasrelaciones Alberti-Esplá: en torno a La pájara pinta», apareci-do en 2008 en el núm. 53 de Canelobre, monográfico sobre Esplá.Artículo que aclara definitivamente los tres avatares sucesivosde esta obra mítica y rodeada de una cierta nebulosa: un proyec-to conjunto no realizado, una Pájara tardía de Esplá, suiteorquestal sin Alberti, estrenada en 1955 en el Festival de Músicade Granada, y otra de Alberti sin Esplá, con el filipino FedericoElizalde como compositor, el pintor surrealizante sevillano

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Óscar Esplá encasa de GabrielMiró y en Aitanacon la Pájara pinta

Pablo Sebastián como decorador, y el propio poeta como reci-tante; estrenada esta Pájara albertiana, de un Alberti tambiénsin Palencia, en el París de 1932, en la Salle Gaveau.

Esta búsqueda del Alicante moderno, me llevó, también eninvierno, hasta Vichy. Tan fantasmagórica ciudad, capital de lallamada «zona no ocupada» durante la I Guerra Mundial, ocupaun lugar en esta historia, porque ahí nació Valery Larbaud(1881-1957), poeta y narrador, que pasaría en Alicante y susalrededores la mayor parte de los años 1916-1920, huyendo de laI Guerra Mundial. En Alicante, «Europa con un toque de losTrópicos» y «la ciudad ideal para trabajar lejos de la atmósferairrespirable de la guerra», el inventor de Barnabooth seríaamigo de Óscar Esplá, así como de Germán y Julio Bernácer(1887-1936) –aquél, recordado economista, y este, olvidado escri-tor de estirpe mironiana, amigo también de Esplá, y de cuyaproducción destacan Infantilia: Emocionario de la niñez (1929)y Cantos a bordo (1936)–, de un Joaquín Dicenta ya herido demuerte, de Ramón Ferreres, de Higinio Formigós, de JoséGuardiola Ortiz –que sería el primer biógrafo de Miró–, deEduardo Irles, de Pedro Salinas cuya finca de El Altet fre-cuentó. Fundamental fue Larbaud para la difusión en Franciade la obra de Gabriel Miró, del cual ya era lector asíduo cuandolo conoció, fugazmente, en el Madrid de 1923. Todavía másintensa fue su tarea de propagandista de Ramón Gómez de laSerna, su gran amigo español, al cual entre otras revistas tra-dujo en la dadaísta Littérature. De la especial relaciónLarbaud-Ramón, nos habla el hecho de que en el retrato al óleoque al francés le hizo en 1921 Paul-Émile Bécat, tenga entre lasmanos el inconfundible Libro nuevo ramoniano. En relación aMiró, una de las curiosidades que depara el archivo de Vichy esuna carta de Giménez Caballero, de 1932, y escrita después delcélebre y polémico homenaje en Orihuela. Alicante ocupamuchas páginas del extraordinario diario larbaldiano, en el cual«salen» todos los amigos citados, y otros muchos, y bastantesadolescentes alicantinas («amables rostros de los cuales algunosmuy bonitos»), y algún visitante como, en 1920, el gran pianistacatalán Ricardo Viñes, al cual acompañó a Elche. En su biblio-teca encontramos también un ejemplar dedicado del citado

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Superrealismo, de Azorín. Uno de los mejores estudiosos de laobra del francés, el poeta Bernard Delvaille, ha resumido esarelación Larbaud-Alicante, con la fórmula «Alicante, CivitasLarbaldiensis». Relación que encuentra su reflejo también en laobra en prosa, así en las preciosas miniaturas de distintas locali-dades de la provincia –entre ellas, Muchamiel, cuyo nombre leencantaba al francés–, o en la novela póstuma Luis Losada.Desde que la conozco, siempre le he encontrado un aire muyLarbaud, a una fotografía de un grupo de mujeres de distintasedades, paseando por la Explanada, en 1910; fotografía que tam-bién pertenece al Archivo Municipal, procedente del Fondo Frías.

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Grupo de paseantes porla Explanada a la alturadel Casino, Alicante, 1910

Colección FríasArchivo Municipal de Alicante

El citado número esplaiano de Canelobre, incluye un artí-culo mío: «Óscar Esplá / Emilio Varela: un diálogo (con ValeryLarbaud al fondo)». Ahí indico, entre otras cosas, que no meconsta que Larbaud conociera a Emilio Varela (1887-1951) yello es curioso, teniendo en cuenta lo muy amigo que fue estepintor alicantino, tanto de Miró –al que homenajeó en Bodegónde las granadas y el libro sobre la silla: el libro es la edición deBiblioteca Nueva de Las cerezas del cementerio–, como deEsplá, que le dedicaría sus citadas Canciones playeras, queescribiría sobre su obra (para el catálogo de una de sus exposi-ciones póstumas, la celebrada en 1962 en la Sala de Arte de laCaja de Ahorros del Sureste de España), y que lo había cono-cido en 1918 a través de Joaquín Sorolla, maestro del pintor enel Madrid de los años 1904-1907, y que en aquel año que vería elfinal de la Gran Guerra, visitaba la provincia para pintar Elpalmeral, perteneciente a su ciclo de la Hispanic Society deNueva York. Desde que lo descubrí gracias a una conferenciadel falangista Manuel Sánchez Camargo editada en 1963 comofolleto (Emilio Varela, el pintor de Alicante) por la Caja deAhorros del Sureste de España, me quedé intrigado por sucaso. Sucesivas aproximaciones a su obra, y especialmente laúltima, este mismo año, con motivo de su magna retrospectivamunicipal en la Lonja del Pescado, me han hecho llegar a laconclusión de que se trata de uno de los grandes pintores espa-ñoles de su tiempo, y en consecuencia, a desear que algún díadeje de ser sólo un producto de consumo local alicantino. Esedeseo ya era el de Sánchez Camargo en su momento, en laépoca en que lo descubrió y en que lo incorporó (pero esa pre-sencia terminaría siendo póstuma) al Salón de los Once orsiano,demostrando, pese a su ubicación en similares coordenadasideológicas, un criterio bien distinto del manifestado en 1946por José Rico de Estasen en Información, aquel artículo tannegativo que motivaría un banquete de homenaje de los ami-gos, gesto valiente sobre todo teniendo en cuenta que el críticosimultaneaba ese oficio con el de director... del Reformatorio deAlicante. Varela apenas salió de su tierra –su viaje a París, de1928, acompañando a Esplá al estreno de El contrabandistapor los Ballets Espagnols de La Argentina, no fue precisa-

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mente un éxito–, y su pintura, regularmente expuesta en elAteneo, está enteramente centrada en la misma: vistas dela capital y de otras localidades de la provincia, paisajes–con especial insistencia en la Sierra de Aitana–, bodegones,retratos de los amigos y amigas y entre estas últimas de IsoldaEsplá, la hermana del compositor (uno de los dos gravesretratos que le hizo, fechado circa 1940-1944, perteneceal MUBAG)... sin olvidar una tendencia obsesiva al autorretrato.Hay una limpieza extrema en Varela, una asombrosa capacidadpara captar el alma del paisaje, incluido el urbano. Pintor de laEspaña clara azoriniana, aunque muchas de estas obras, sobretodo las de la posguerra, estén impregnadas de melancolía, esamelancolía patente en un título como Tarde gris y caballito can-sado. Obras maestras definitivas: algunas esplendentes vistasde la Explanada con sus palmeras –por ejemplo, la que perte-nece al MUBAG, y que presenta la particularidad del retoquetardío de la bandera en ella representada, que inicialmente erala republicana–, del barrio multicolor del Castillo, del puertovisto desde el Ateneo, o desde el Ayuntamiento (la absolutapureza de Calle de Cervantes y Plaza del Ayuntamiento, circa1929). Nadie como Varela ha dicho la Sierra de Aitana, y el rosa-rio de pueblos de la misma, y las balsas o albercas, y ciertaslocalidades de la Huerta, y ciertas masías con reloj de sol, y unElche con palmeras. Hermosos interiores, también, empezandopor los de su propia casa. Encontramos además en su produc-ción un cartel eficaz como el de las Ferias de Agosto de 1926;alegorías novecentistas con su punto de humor y entre las cua-les destacan sus decoraciones un poco a lo Xavier Nogués parala nursery de la mansión de Carlos Carbonell; neo-popularismosveintisietistas como sus belenes muy Nochebuena del diablo,uno de los cuales perteneció precisamente a Esplá; algunos con-tagios de Benjamín Palencia, al cual conoció, según documentala fotografía, tomada en 1928 en Tabarca, en que les acompañael músico José Juan Pérez, más conocido como «José Juan»,a secas, y creador aquel mismo año de la Orquesta de Cámarade Alicante; algunos boresismos; y, de nuevo dentro de la colec-ción del MUBAG, ese sorprendente bodegón vanguardista«circa 1928-1929» con papeles, entre los cuales se distinguen un

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Emilio Varela,‘Guadalest’, 1930

Colección Diputación de Alicante

volumen de la entonces difundidísima edición de SigmundFreud de Biblioteca Nueva, un número de Cahiers d’Art, otrode La Gaceta Literaria, y otro del diario El Sol.

En arquitectura, el nombre coetáneo a los ahora evocados,es Juan Vidal Ramos (1888-1975), amigo de Gabriel Miró, deEsplá, de Varela, y con casa en Benimantell. Como arquitectomunicipal primero (1917-1923), y luego de la Diputación Provin-cial (1917-1953), Vidal Ramos dejó una obra importante, dentro

de la cual destacan, en 1926, elHospital Provincial (hoy MARQ)y el propio Palacio de la Diputa-ción, edificio emblemático,estilísticamente ya anacrónico ensu momento (1928-1932), sobretodo si tenemos en cuenta queen España por aquel entonces yaestaban construyendo los miem-bros de la generación madrileñade 1925, o los futuros «gatepa-

cos»... Obra en la cual se mezclan el estilo Beaux-Arts, y elmodernismo, y hay que recordar que en Barcelona, VidalRamos había tratado a Gaudí. (Siempre de Vidal Ramos, recor-demos las mansiones que proyectó para las familiasLamaignère en 1918, y Carbonell, en 1920-1924.)

Pintor singular, por su obra, pero también por su peripeciavital, a la postre dramática, es el navarro Lorenzo Aguirre(1885-1942). Dividido entre su oficio de policía, y su vocaciónpor los pinceles, fue en Alicante, a donde su familia se habíatrasladado en 1889, y donde siendo todavía un adolescente fuealumno de Lorenzo Casanova, transcurrió la mayor parte de suvida, salvo una visita ritual a París en 1901, y un episodiomadrileño para estudiar en San Fernando. Sus obras de inspi-ración alicantina están entre las más inspiradas de suproducción, así La Cabrita (1923), que está en Pamplona, en elMuseo de Navarra; o el luminoso y feliz Bodegón de los pájaros(1924); o Playa de Sant Joan (1928); o El Portet (1930); obraslas dos últimas que nos atraen por cómo evocan un mundoentre lo rural y lo urbano, entre lo arcaico y lo industrial. Hay

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JuanVidalR

amos

que recordar además su trabajo como caricaturista –en elMadrid de los años veinte participó en los Salones de Humoris-tas– y escenógrafo; un cuadro tan singular como El picador(1920); alguna incursión como autor en el campo del sainete, lazarzuela y la opereta; y visiones suburbiales madrileñas comoMetropolitano (1932), propiedad de la Caja de Ahorros deNavarra. Y sus carteles; luego me referiré a algunos alicanti-nos más tardíos, pero además de esos hay que mencionar unode 1911, todavía convencional, y destinado a publicitar las Fies-tas de Invierno, y otro, en 1932, para las de Moros y Cristianosde Alcoy. La última retrospectiva de Aguirre se celebró en2003, en el MUBAG, y la comisarió José Luis V. Ferris. En suotro oficio, Aguirre trabajó en Madrid, Valencia y Barcelona,alcanzando sucesivamente, durante la guerra civil, los cargosde Jefe Superior de Policía de la capital, y de SubdirectorGeneral de Seguridad, y habiendo ingresado, en 1937, en lasfilas del PCE. Tras refugiarse en Francia –París, Le Havre–,en 1940 fue detenido en Irún, encarcelado primero en Onda-rreta y luego en Madrid, y ejecutado.

Capítulo interesante en la historia que se trata de contaraquí, es el de las incursiones alicantinas de los vecinos murcia-nos. Durante los años veinte, Juan Bonafé (1901-1969), LuisGaray (1893-1956) y Ramón Gaya (1910005), pintores aficio-nados los tres al plein air y devotos del arte de Paul Cézanne,frecuentaron asíduamente la provincia, sobre todo Calpe–donde se alojaban en la Fonda de la Chima, maravillosamentepintada por Garay, y en el interior de la cual los fotografió JuanGuerrero Ruiz, un gran personaje, del cual luego hablaremos–,Altea, y Benidorm. Hermosísimas tanto las acuarelas alicanti-nas de Gaya –por ejemplo, alguna vista de Altea–, como las deBonafé, entre las cuales destaca una dedicada a Carlos Ruiz-Funes, extraordinaria, por lo luminosa y lo casi abstracta,aunque represente una ventana en Calpe. Bonafé, en la pos-guerra, seguiría frecuentando la provincia, y diciéndolainmejorablemente en su pintura, que a la postre terminaríateniendo más que ver con lo corotiano, que con lo cezanniano.

Más o menos por la misma época, Altea, que acabo de citara propósito de Gaya, fue elegido por un gran pintor manchego

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Lorenzo Aguirre,cartel ‘Alicante’, 1911

Portada del dípticode la exposición deRamón Gaya en el

Ateneo de Alicante, 1935

(del pueblo albaceteño de Barrax) e ibérico, BenjamínPalencia (1894-1980) como su «blanco refugio», por decirlo conun título del catalán Diego Ruiz, referido a Sitges. Los cuadrosmuy «retour à l’ordre» que ahí pinta Palencia durante lasegunda mitad de los años veinte, son de lo mejor de su obraanterior a su toma de conciencia vallecana. A la vista está queAltea es entonces para él el equivalente a lo que Cadaqués espara su coetáneo Dalí, pintor entonces apoyado, al igual que él,por Juan Ramón Jiménez. En Alicante el de Barrax frecuenta aEsplá –ya he aludido a La pájara pinta–, y a Varela. De 1960en adelante, volvería a frecuentar Altea, donde tendría casa,que terminaría sustituyendo por otra en Polop. Recordemos,además, algún otro de sus paisajes alicantinos de ese período,entre ellos uno de Monóvar.

Juan Navarro Ramón (1903-1989), natural precisamente deAltea, y formado sucesivamente en Valencia y Madrid –dondetras pasar por San Fernando frecuentó el estudio de TimoteoPérez Rubio–, fue uno de los adelantados de la modernidad ali-cantina. Sus primeras individuales tuvieron lugar en el salóndel diario Heraldo de Madrid (1929, 1930) –también participóen su Salón de Independientes–, y en el Lyceum Club Feme-nino (1933). Antes de la guerra civil, en cuatro ocasionesexpuso en solitario en Barcelona, entonces su ciudad de resi-dencia, donde escribieron sobre él Rafael Benet, CarlesCapdevila, Magí A. Cassanyes, Joan Cortés, Josep F. Ràfols yJosep Maria de Sucre. Por aquellos años, tras haber pasado poraguas varelianas (Alquería, 1929), cultivaba una figuraciónentre el noucentisme y el realismo mágico, de la cual constitu-yen buenos ejemplo el Desnudo de 1930 o las Bañistas de 1934.Frecuentó Ibiza, la isla moderna, en cuya capital pintó, tambiénen 1934, un hermoso nocturno, de atmósfera metafísica, al quele cuadra aquello que Benet, al año siguiente, decía de la obrade su autor: «poesía ácida del silencio». La guerra la vivió comocombatiente, y como militante del PCE. En 1937 fue uno de losartistas cuya obra –concretamente, su cuadro Te vengaremos–se vio en el pabellón de la República en la Exposición de París.Al año siguiente, recibió el Premio Nacional de Pintura. En lainmediata posguerra, tras regresar tempranamente (1941) del

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exilio francés y pasar un tiempo en el campo burgalés deMiranda de Ebro, prosiguió por las sendas que se había trazadoantes de la contienda: ver por ejemplo la metafísica vista deAltea (1943), o el intenso Bodegón con señora (1945). Navególuego por aguas matissianas. A finales de aquella década lovemos evolucionar hacia una abstracción de raíz surrealista.Ese tipo de trabajos los enseñó en 1949 en una de las salas pio-neras de la vanguardia madrileña de la posguerra, la aneja a lalibrería Buchholz. Más tarde, convertido al informalismo, reci-bió la atención de críticos como Juan-Eduardo Cirlot, SebastiàGasch, Joan Perucho, Rafael Santos Torroella, o Carlos AntonioAreán, autor este último, en 1973, de la que a fecha de hoy siguesiendo una de las dos monografías que existen sobre su obra,siendo la otra la que en 1978 publicó Francesc Rodon. NavarroRamón siguió manteniendo toda su vida, junto a la línea másexperimental, otra remansada, mediterraneísta –Areán noshabla de la «calma metafísica a la manera italiana» de esta ver-tiente de su obra, y también de su gusto por la prosamironiana–, de la que constituyen perfectos ejemplos cuadroscomo Paisaje de Altea (1970) o como Interior del estudio (1980),el de Sitges, la localidad donde vivió los últimos años de su vida.

Capítulo aparte en esta historia merecen las Fogueres deSant Joan, que arrancaron en 1928, y que conocieron su apogeoen los años treinta y cuarenta. Remedo de las Fallas valencia-nas, las Hogueras, cuyo impulsor fue José María Py, presentanla particularidad de haber contado con la colaboración –para laspropias Hogueras, o para sus carteles y folletos– no sólo deartesanos, algunos de ellos curtidos precisamente en las Fallas,sino de artistas como Lorenzo Aguirre, Melchor Aracil, ManuelBaeza, Miguel y Adrián Carrillo, Gastón Castelló, Manuel Gon-zález Santana, Heliodoro Guillén Pedemonti (1863-1940)–pintor, y autor de alguna interesante vista urbana–, K-Hito,Adelardo Parrilla, José Pérezgil, e incluso Emilio Varela, y losmurcianos Bonafé, Garay, y Gaya. En cuanto a las Hogueraspropiamente dichas, perfectamente historiadas hoy –y asequi-bles incluso en red, en la página «Alicante vivo»–, mencionarpor ejemplo, en 1928 la de la Plaza de Isabel II, titulada Lespresidensies de Torrejón, y obra de Lorenzo Aguirre; en 1929,

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Antonio Vercher, cartelpara el Patronato Nacional

de Turismo, ca. 1929

en el mismo emplazamiento y obra del mismo artista, la titu-lada Barraca de fira, y la de la Plaza del Puente, titulada Elfutur Benacantil, y obra conjunta de Gastón Castelló y de PacoHernández; y en 1934 la de Santa Cruz, titulada El bonalicantí, y obra de Varela –más el Romans del bon alicantísimultáneamente lanzado por Irles–, conseguidísima por sumezcla de vanguardismo y delicadeza, una delicadeza que con-trasta con la sal gruesa y el déco ampuloso que demasiado amenudo lastra otras de las propuestas.

Jienense (de Villanueva del Arzobispo) de nacimiento, peroalicantino de formación –ahí estudió el bachillerato, fue alumnode Parrilla, y empleado de Correos–, el gran humorista Ricardo

García de la Fuente, conocido por su seudó-nimo K-Hito (1890-1984), pronto se iba aconvertir en uno de los grandes del humorespañol de preguerra. Además de por suscaricaturas e historietas, que entre otrossitios publicó en Abc, es recordado como elfundador, en 1927, del semanario madrileñode humor Gutiérrez. En 1928 el propiomuñeco «Gutiérrez» («Jefe del Negociadode Incobrables de la Dirección General de

Cuentas Atrasadas») viajó a las Hogueras fundacionales, comolo documenta una película. En la comitiva que lo acompañaba,además de K-Hito, encontramos a Enrique Abellán –redactor-jefe de Macaco–, a «Roberto» (Roberto Gómez), a «Karikato»(Cesáreo Villar), y a Antoniorrobles. «Gutiérrez» paseó por laExplanada y por el «incomparable barrio de Benalúa», y cantóaquello de «Da gusto ver / Alicante y su mar; / es un placer /irse a bañar». Siempre recordaría Alicante a K-Hito, que en1956 sería nombrado hijo adoptivo de la ciudad.

El que Bonafé, Garay y Gaya figuren entre los colaboradoresgráficos de las Hogueras, se explica por el hecho de que el yacitado Juan Guerrero Ruiz (1893-1955) fuera, entre 1931 y1939, el secretario del Ayuntamiento de Alicante, después dehaberlo sido del de su Murcia natal, donde lo encontramos entrelos impulsores primero del suplemento literario del diarioLa Verdad, y luego de la revista veintisietista Verso y Prosa. La

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K-Hito

Memoria del Ayuntamiento de Alicante que, publicada en 1933,e impresa en Modernas Gráficas Gutenberg, detalla las realiza-ciones del mismo desde la proclamación de la II República, llevael inconfundible sello tipográfico de quien fuera bautizado porFederico García Lorca como «cónsul general de la poesía». En1935 fue Guerrero Ruiz el organizador de la individual de acua-relas de Gaya celebrada en el Ateneo, de cuya directivaformaba parte el escritor. En Alicante es donde este inició lapublicación de la Revista Hispánica Moderna, dirigida porFederico de Onís desde Nueva York donde era catedrático enColumbia, pero impresa en las mencionadas Modernas GráficasGutenberg. A Guerrero Ruiz, aficionado al arte de la fotografía,debemos por lo demás una hermosa crónica en imágenes de Ali-cante y su provincia. Sus imágenes alicantinas, que mereceríanser recopiladas en un volumen, nos hablan de esas incursionesde sus amigos los antes citados pintores murcianos, en pos demotivos pintables. Algunas sin personajes, de paisajes, dearquitecturas populares, de interiores en los que entra la luz deLevante, son casi como correlatos fotográficos de los cuadros yacuarelas de aquellos. Pero están también sus instantáneas deGabriel Miró, en 1926, con el enterrador de Polop de la Marina;de Gabriel Miró, cuyo busto alicantino por José Samper, inaugu-rado en 1935, promovería, así como la atribución a la plaza en lacual está ubicado del nombre del escritor; de Gabriel Miró, cuyaprimera bibliografía ordenaría en 1936, con Sidonia Rosenbaum,para Revista Hispánica Moderna. Su cámara registra luego lasvisitas a Alicante, ya en los treinta, de Alberti y María TeresaLeón –en julio de 1936, camino de una Ibiza donde les sorpren-dería el estallido de la guerra civil–, de Luis Cernuda –que en1935 conferenció en el Ateneo sobre Gustavo Adolfo Bécquer–,de Federico García Lorca y su Barraca –en 1932, año en que laprogramó el Teatro Principal–, de Mathilde Pomès, de PedroSalinas, de Antonio Sánchez Barbudo, de Miguel de Unamuno...Y está incluso un avión Latécoère accidentado en la playa deAltea, donde lo rodean un grupo de curiosos... y un rebaño decabras, un Latecoère, uno de esos aviones entre cuyos pilotosestuvo el mítico Antoine de Saint-Exupéry, autor por cierto dealguna hermosa página alicantina.

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Francisco Sánchez Ors,‘Juan Guerrero Ruizen Benidorm’, ca. 1955

Archivo Municipal de Alicante

A propósito de fotografía, hay que mencionar a un granartista de la cámara, Francisco Sánchez Ors (1905-1974), hijode Salvador Sánchez Lucio, el fundador, en la Calle Mayor, deFoto Sánchez, donde también trabajó Alfonso, el hermano deFrancisco. De Sánchez Ors sería, en 1955, el mejor retrato foto-gráfico que se le tomó nunca a Guerrero Ruiz, sobre fondo delMediterráneo y de la isla. Retrato que hay que poner junto aalguna luminosa acuarela de la misma época, pintada por JuanBonafé desde esa misma atalaya. Sánchez Ors fue el gran cro-nista del Alicante moderno. Fotografió inmejorablemente laarquitectura de Miguel López o la de Luis Albert, de los cualesenseguida hablaremos. Fotografió las fiestas populares: ver elcatálogo de la exposición municipal Folklore y tradición popu-lar alicantina, celebrada en 2009 en la Lonja del Pescado.Retrató a los pintores (Emilio Varela, que le hizo un excelenteretrato, hoy propiedad municipal, pero también Miguel AbadMiró hecho un dandy, Melchor Aracil camino del frente,Manuel Baeza, Adelardo Parrilla...), a los escultores (AdriánCarrillo), a los compositores (Esplá, pero también el muyesplaiano Rafael Rodríguez Albert, que trató a Maurice Ravel,y del que hay que recordar, en 1934, la mironiana Meditación yronda, conocida como Obertura de la meditación de Sigüenza),a los intérpretes (el pianista Gonzalo Soriano)... Fotografiómaravillosamente Les Fonts, y los paisajes de Gabriel Miró,siendo significativo en ese sentido el álbum de 1952 Imagen ypoesía de Alicante, editado por la Caja de Ahorros del Surestede España, y en el cual una serie de fragmentos del narrador,coexisten con una serie de huecograbados realizados a partir declichés del fotógrafo, todo ello precedido de un prólogo de Cle-mencia Miró. Un año antes, Sánchez Ors había sido uno de losfundadores de la Agrupación Fotográfica de Alicante, junto congente más joven como Eugenio Bañón; participó, entre otrasactividades colectivas de la misma, en la llamada «Ruta de losAlmendros». Por suerte todo esto –fue también autor de posta-les– no se ha dispersado, sino que se conserva (alrededor de30.000 negativos...) en el Archivo Municipal, cuyos responsa-bles son conscientes de que se trata de una colección única,memoria en imágenes de la ciudad y su provincia.

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De la fotografía, al cine. La única película de vanguardia deautor alicantino, la muy onírica El hombre que pescó sus sue-ños, la rodó en 1932 José Ramón Clemente (1912), abogado, yfigura secreta en torno a la cual hay que leer la bonita entre-vista que en 2004 su directora, Rosalía Mayor, le hizo en elprimer número de El Salt. Ahí recuerda Clemente su trabajoen La Barraca, su amistad con García Lorca y con GonzaloSoriano, sus recuerdos de una conferencia de Ramón Gómez dela Serna en 1933 (ver al respecto, en el núm. 31 de la Revista delInstituto de Estudios Alicantinos, 1980, su artículo «RamónGómez de la Serna en Alicante»), su guerra civil y los cuatroaños que tras ella pasó en la cárcel. Pero además, obviamente,da pistas respecto a la película, a sus actores (Gastón Castelló yel escultor Daniel Bañuls), y a la influencia en ella de El perroandaluz, de Luis Buñuel y Salvador Dalí. «El argumento –diceahí– consistía en un pescador que sale a la Albufera con subarca y se queda dormido. En su sueño aparecen mariposasque lo conducen por unos hilos eléctricos hacia una cima. Cuan-do despierta, ve que no ha pescado nada, pero en la punta de lacaña tiene una mariposa y es que no ha podido escapar de susueño». A propósito de la vinculación de Clemente con el cine,sabemos que en el Ateneo, del cual era secretario, se proyecta-ron por aquellos años el Napoléon de Abel Gance; Metropolis,de Fritz Lang; el propio Perro andaluz; y por supuesto –segúnparece, en 1935– su El hombre que pescó sus sueños. Y siem-pre a propósito del séptimo arte, hay que mencionar, del ladode la extrema izquierda, el hecho de que Nuestro Cinema, larevista del comunista Juan Piqueras, contara con un correspon-sal alicantino en la figura de Antonio Blanca.

Siempre gracias a Clemente –a su citado artículo de 1980–,podemos rescatar tres greguerías que Ramón Gómez de la Sernaimprovisó ante las palmeras de la Explanada. La primera:«Gran escoba invertida para barrer los malos pensamientosen el aire antes de que caigan al suelo». La segunda: «Castillode fuegos artificiales congelados». La tercera: «Bomba inofen-siva de palmas».

Infatigable, Guerrero Ruiz, al cual siempre hay que volvercuando se habla de un cierto Alicante –como de una cierta

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José Ramón Clemente,‘El hombre que

pescó su sueño’, 1932

Diputación de Alicante

Murcia–, tuvo también que ver, en su condición de secretariode la Junta Provincial de Turismo, con esa actividad, entoncesincipiente allá, y más concretamente, con el Parador de Ifach,en Calpe, iniciativa de Antonio García Sapena. El Parador: casila primera obra de Miguel López, de estilo entre funcionalistay popularista, amueblado con muebles de la tienda madrileñaArte Popular, de Zenobia Camprubí, la mujer de Juan RamónJiménez. Empezó a proyectarse en 1932, y abrió sus puertas en1935. Al año siguiente, Guerrero Ruiz fotografió, sentado en elsuelo bajo sus porches, a Alberti. Pero las mejores imágenesdel Parador, vuelven a ser de Sánchez Ors, y están tomadas yaen la posguerra. Salvador Guerrero ha estudiado, en un textoinédito de 2004, correspondiente a una conferencia en la sedede Benisa de la Universidad de Alicante, este y otros parado-res –y albergues de carretera–, considerados como ámbito deturismo, de cultura, y en el caso del de Calpe, de amistad.

Ya he mencionado en dos ocasiones al arquitecto MiguelLópez (1907-1976). En la citada memoria municipal de 1933puede contemplarse su croquis imaginario de la reforma de laMontanyeta. Tras los años de Juan Vidal Ramos, están los añosde Miguel López (en alguna ocasión, por cierto, colaborarían),documentados por los catálogos de sendas exposiciones delColegio Territorial de Arquitectos de Alicante, la primera en1987, y la segunda en 2008, ambas comisariadas por AndrésMartínez Medina y Justo Oliva Meyer, y centrada la segundaen la obra dibujística, ciertamente deslumbrante. Arquitectomunicipal auxiliar, de 1932 en adelante Miguel López hizo cole-gios (el de Benalúa) y hospitales (Instituto Provincial deHigiene), pero además locales comerciales y bares, y, a caballoentre pre y posguerra, los edificios de apartamentos másmodernos y mendelsohnianos de la Rambla de Méndez Núñez,de la Explanada y de la Plaza del Mar, inscritos –sobre todo LaAdriática– en el horizonte del funcionalismo, del que se habíaempapado durante sus años de estudiante en Barcelona (alláfue amigo de Josep-Lluís Sert y miembro del GATCPAC), y delcual en Alicante existe algún otro ejemplo, del valenciano y yacitado Luis Albert, o del entonces jovencísimo Gabriel Penalva.Tas la guerra civil Miguel López seguiría activísimo, primero

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en clave todavía funcionalista, luego por breve tiempo en claveimperial como lo exigían los nuevos tiempos, luego en claveMovimiento Internacional. A su debido tiempo hablaremos dealgunas de esas obras suyas más tardías.

Siempre en relación con el urbanismo de los años republica-nos, fue importante, en 1933, el Concurso de Ideas para laCiudad Turística de la Playa de San Juan, una iniciativa delalcalde Lorenzo Carbonell (y en la sombra, de Guerrero Ruiz),y que terminaría siendo conocida como Ciudad Prieto, por elnombre del entonces Ministro de Obras Públicas, el socialistaIndalecio Prieto. En el concurso triunfó, con un proyecto quecombinaba funcionalismo y un monumentalismo de ecos metafí-sicos y novecentistas, Pedro Muguruza, futura figuradestacada... de la arquitectura del primer franquismo.

La provincia de Alicante, por lo demás, dio, durante aquellosaños veinte y treinta, unos cuantos nombres importantes a laliteratura española. El primero en destacar fue Juan Chabás(1900-1954), natural de Denia, localidad que abandonó en 1910con su familia, con destino a Madrid. Entre postmodernista yultraizante en Espejos (1921), su primer poemario, duranteaquella década frecuentó a Alberti, a Dámaso Alonso, a MaxAub, a Rafael Barradas, a Esplá, a su muy admirado GabrielMiró, a Gregorio Prieto, que le hizo entonces un buen retratocon un libro de Jean Cocteau entre las manos, retrato que seconserva en la Fundación dedicada al pintor en su Valdepeñasnatal. Chabás, además de crítico, fue uno de los principales pro-sistas del 27, con novelas entre lo mironiano y lo experimental.Encontramos su firma en las principales revistas, y entre ellasen la murciana Verso y Prosa. Comprometido con la causarepublicana, viviría la posguerra en el exilio cubano y venezo-lano. Juan Gil-Albert (1904-1994), natural de Alcoy, a dondesiempre volvería en busca de inspiración, a Villa Vicenta, en ElSalt, pero residente en Valencia, se inicia asimismo en una líneapost-Miró, y de hecho en 1931 publica una biografía de suhéroe. «Supo asociar el paisaje de la Comunidad Valenciana –enbuena medida gracias al magisterio de Gabriel Miró– a su nos-talgia del esplendor y la vitalidad de la cultura griega», haescrito Guillermo Carnero. Durante la guerra civil, Gil-Albert

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Miguel López, edificioAdriática, Alicante, 1935

fue uno de los redactores de la gran revista republicana Horade España; de aquella época data el sombrío y extraordinarioretrato que le hizo su amigo Gaya, único colaborador gráficode la misma. La posguerra la vivió exiliado en México, dondeen 1940 lo retrató, espectacularmente, Enrique Climent. Sumejor poemario, Las ilusiones, apareció en el Buenos Aires de1944. Pronto, sin embargo, regresaría a España, donde aunqueiría publicando libros, tanto de verso, como de prosa –especial-mente importantes los de carácter memorialístico–, viviría enuna cierta penumbra, hasta que en los años setenta iniciaronsu recuperación Jaime Gil de Biedma y otros poetas más jóve-nes. Asimismo alcoyano y futuro exiliado, mencionemos alnarrador Virgilio Botella Pastor (1906-1996). De la vecinaPlanes era otro escritor izquierdista, Francisco FerrándizAlborz (1899-1961), ya activo en el Ecuador de los años treinta,y que terminaría su existencia en Montevideo.

También valenciano de adopción, Pascual Pla y Beltrán(1908-1961), natural de Ibi, y formado en Alcoy, donde trabajócomo obrero textil, fue otro poeta importante de la generación.En la Valencia de 1931 fundó la revista de vanguardia Murtacon el futuro falangista Rafael Duyos y el futuro crítico de arteRamón Descalzo Faraldo. Militante del PCE y colaborador derevistas como Nueva Cultura –impulsada por Josep Renau–o como Octubre –impulsada por Alberti y María Teresa León–,la suya fue, especialmente durante la guerra civil, una poesíadirecta y militante. Tras siete años de cárcel, y otros nueve enValencia, enmascarado como «Pablo Herrera», en 1955 Play Beltrán terminaría exiliándose, primero en Santo Domingo, yluego en Venezuela.

La gran figura que da Alicante a la literatura española delperíodo central del siglo XX, es sin duda el oriolano y asi-mismo comunista –durante los años de la guerra civil– MiguelHernández (1910-1942), cuyo centenario se celebra este año.Cercano a Guerrero Ruiz, y también a otros escritores murcia-nos (Raimundo de los Reyes que en 1933 le publicó elfundacional Perito en lunas, los cartageneros Carmen Condey Antonio Oliver, o la unionense María Cegarra), decisiva fuepara el poeta la conexión madrileña, con Ernesto Giménez

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Caballero (que lo entrevistó en La Gaceta Literaria), FedericoGarcía Lorca, Vicente Aleixandre, el chileno Pablo Neruda, elargentino Raúl González Tuñón, y Maruja Mallo, entre otros,y a propósito de la última, ni que decir tiene que está clara hoy–han insistido especialmente sobre ella Agustín Sánchez Vidaly José Luis V. Ferris– la inscripción de parte de la obra her-nandiana en el horizonte de Vallecas, al cual ya se ha hechoreferencia a propósito de Palencia, el inventor, con el escultorAlberto, y a finales de los twenties, de esa poética que tanto seiba a expandir por doquier durante los años republicanos. Peropor supuesto antes que Vallecas en el caso de Miguel Hernán-dez están la provincia de Alicante, y modelos como Azorín yGabriel Miró. Por lo demás, obviamente el fuego central de supoesía, gran poesía como puede serlo la de sus correligionariosCésar Vallejo o Blas de Otero, trasciende estas coordenadas,como trasciende las coordenadas de lo social o de lo bélico; a lacontra, se nos ocurrirían muchos ejemplos de poetas en quesucede justamente lo contrario, en que lo social y lo bélico,pueden con lo poético.

Orihuela, la Oleza mironiana, en aquellos años, fue un centrocultural especialmente activo, como puede comprobarse repasan-do revistas como El Gallo Crisis, una especie de Cruz y Rayaen más tomista (Miguel Hernández terminaría calificándola de«exacerbada y triste», mientras su amigo, simétricamente,calificaba la nerudiana Caballo verde para la poesía, de «caba-llo impuro y sectario»), con expresiva cubierta rojinegra deFrancisco de Díe, o, ya al borde de la guerra civil, en el propioaño 1936, Silbo, dirigida por Carlos Fenoll, y donde encontra-mos hasta versos de Neruda, precisamente, y dibujos a línea deMaruja Mallo. Además de Miguel Hernández –también pre-sente en Silbo– brilla en las páginas de la primera, su principalimpulsor, Ramón Sijé (1913-1935), un talentoso ensayista entrebergaminesco (colaboró en Cruz y Raya) y gimenezcaballe-resco, con un poso también de incansable lector azoriniano,como puede comprobarse leyendo su libro póstumo La deca-dencia de la flauta y el reinado de los fantasmas: Ensayosobre el romanticismo histórico en España (1830-Bécquer)(1973), editado por José Muñoz Garrigós, autor en 1987 de una

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Francisco de Díe, cubiertadel primer número

de la revista ‘El GalloCrisis’, Orihuela, 1934

Portada del primernúmero de ‘Silbo’

con viñeta de MarujaMallo, Orihuela, 1936

monumental y meritoria monografía sobre este malogradoescritor inmortalizado por la «Elegía» hernandiana, pero alcual, y principalmente debido a razones o sinrazones político-religiosas, los estudiosos de Perito en lunas suelen despachar

de modo a la postre injusto. La cone-xión mironiana de este segmento degeneración (al respecto, ver tambiénLa generación del 30 en Orihuela,publicado en 1981 por Ana María ReigSempere), puede comprobarse repa-sando las páginas de El Clamor de laVerdad: Cuaderno de Oleza consa-grado al poeta Gabriel Miró (1932),publicación en la cual encontramoscolaboraciones de José María Balleste-ros, Julio Bernácer, María Cegarra,Carmen Conde, Miguel Hernández, el

gallego Carlos Martínez Barbeito, Antonio Oliver, José MaríaPina, Raimundo de los Reyes y Ramón Sijé, además de LuisGaray y Juan Guerrero Ruiz en su parte gráfica y fotográfica,respectivamente, y es de observar la fuerte presencia de nom-bres murcianos.

Compositor y comunista, Carlos Palacio (1911-1997), natu-ral de Benisa, amigo de Gil-Albert y de Pla y Beltrán en elAlcoy de su juventud, formado en el Conservatorio de Madrid,crítico musical del Mundo Obrero de la inmediata preguerra,autor de algunos himnos bélicos, y de unas memorias (Acordesen el alma, 1984) absolutamente novelescas (especialmente surelato de los años de la inmediata posguerra, que pasó escon-dido), es otra figura a la que hay que hacer referencia apropósito de los años treinta, aunque el grueso de su obra lorealizara ya en París, a donde se trasladó en 1950. Años, aque-llos treinta, de radicalización política. Años en que en Alicantehay un club deportivo que se llama... Volga, y una Asociaciónde Amigos de la URSS de la cual son socios –bien que se loreprocharían a todos ellos, de 1939 en adelante, las nuevasautoridades– Melchor Aracil, Daniel Bañuls, Carlos Carbonell,Gastón Castelló, José Ramón Clemente, Miguel López, los

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Portadade‘ElC

lamordelaVerdad’,19

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músicos José Juan y Rafael Rodríguez Albert, y hasta Varela,que en la posguerra llegaría a estar detenido unos días, y a serinterrogado al respecto.

Buena parte de los protagonistas de los años que he evocadoa lo largo de las líneas precedentes quedan reunidos porEduardo Irles –sobre él, merece consultarse el libro que en1980 le dedicó su amigo Vicente Ramos–, en una esmeradapublicación municipal de junio de 1936 titulada Festa, impresapor las inevitables Modernas Gráficas Gutenberg, y cuya reedi-ción facsimilar entregamos al lector junto al presente catálogo.En sus páginas encontramos, juntos, entre otros, a Luis Albert,Melchor Aracil, Azorín –del que se reproduce su retrato porBernardino de Pantorba–, Daniel Bañuls, Gastón Castelló,Esplá –con el cual Irles tuvo estrecha relación, y que en suensayo exalta el Misterio de Elche–, el arqueólogo FranciscoFigueras Pacheco, José Guardiola Ortiz con una nota sobre elallioli, José Juan con un texto sobre «Canto y danza populares»,Valery Larbaud con sus dos prosas sobre Biar y Muchamiel,Miguel López –con la fotografía de uno de sus edificios másemblemáticos, pero ojo también al anuncio de la sastrería ysombrería Aieta, y a ese otro anuncio, en tercera de cubierta,del Parador de Ifach–, Gabriel Miró –otro del que había sidoamigo el director de la publicación– a título póstumo, PedroMuguruza con un artículo sobre el proyecto de la CiudadPrieto, Benjamín Palencia –con un enjundioso texto auto-ilus-trado, en el cual el único nombre propio es el de Gabriel Miró,«vuestro mejor poeta y plástico»–, Ángel Pascual Devesa, LuisPérez Bueno, Francisco Sánchez Ors –suya es la práctica totali-dad de las muchas y magníficas fotografías que incluye lapublicación, alguna de ellas reproducida a sangre–, y Varela,autor de cinco dibujos en su interior, y sobre todo de su moder-nísima y preciosísima cubierta blanquiazul, con toques deverde, que imita un bordado. Más sendos testimonios desdeÁrgel y Orán –en el segundo caso, un artículo de su alcalde, elpolémico abad Gabriel Lambert, futuro PPF y collabo–, másuna serie de testimonios breves, de alicantinos expatriados(Rafael Altamira, Carlos Arniches) y de forasteros (entre elloslos hermanos Álvarez Quintero, Catalina Bárcena, Jacinto

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Emilio Varela,cubierta de la revista‘Festa’, Alicante, 1936

Eduardo Irles (dir.),

Ayuntamiento de Alicante

Instituto Alicantino

de Cultura Juan Gil-Albert

Benavente, Enrique Fernández Arbós, Ramón Gómez de laSerna, Margarita Nelken, Ángel Ossorio y Gallardo, Barto-lomé Pérez Casas al que retrata Leandro Oroz, SalvadorRueda él también a título póstumo, Joaquín Turina). Festa: sinduda un festín, y el mejor testimonio de un tiempo alicantinoirrepetible.

«Paz, piedad y perdón», pedía Azaña en las postrimerías dela guerra civil. Alicante, que sería republicana hasta el final, esel lugar del cautiverio, juicio y fusilamiento de José Antonio

Primo de Rivera. Bombardeos de la aviación italiana con baseen Mallorca; uno de ellos, el 25 de mayo de 1938, alcanzando elMercado central, y causando doscientos setenta muertos. Unavida cotidiana hecha, para los conservadores, de padecimien-tos: «paseos», chekas, saqueos, clandestinidad del cultocatólico. En Monóvar, derribo y «ejecución» de la estatua deAzorín, arrastrada hasta el depósito de cadáveres; lamentablehistoria con nombres y apellidos, consignados en un diario,citado por Vicente Ramos en uno de sus libros sobre la con-tienda. Un campo de concentración para desafectos al régimenrepublicano, el de Albatera, inaugurado en 1937, y que inme-diatamente después de la derrota de aquél se convertiría... en

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Edificio del SocorroRojo Internacional,Alicante, ca. 1936

campo de concentración para desafectos al régimen franquista,arengados en una ocasión –lo ha contado Jorge Campos, uno delos ahí recluidos– por un vociferante Giménez Caballero.

Por la dirección de Nuestra Bandera, el diario comunistaalicantino, que maquetaba el pintor y caricaturista madrileñoRicardo Fuente (1906-1996), catedrático de dibujo del Insti-tuto de Alicante –y futura figura titular de la infancia delfirmante de estas líneas–, pasan varios periodistas de ese signo,entre otros, el puertorriqueño Emilio Delgado, que tiene fichaen el Diccionario de las vanguardias en España. Jesús Mon-zón, también alto dirigente del PCE, fue durante un tiempogobernador civil de la provincia; entre sus colaboradorasestuvo la mujer de Fuente, Carmen Caamaño, que luego seríaella misma gobernadora civil, de Cuenca. Constancia de laMora anduvo asimismo por ahí. En lo cultural hay que destacar,de 1937 en adelante, la acción de la sección local de Altavoz delFrente, con la que colaboraron Miguel Abad Miró, MelchorAracil, el poeta melillense Gabriel Baldrich, Daniel Bañuls,Antonio Blanca, el pianista y compositor Rafael Casasemperecon su Canto a la flota republicana, Gastón Castelló (querealizó grandes retratos de Largo Caballero, Lenin, Stalin,Enrique Líster y otros políticos, así como tareas de escenogra-fía), José Ramón Clemente dirigiendo teatro en clave Barraca oprogramando películas soviéticas, Manuel González Santana,Irles, José Juan, Carlos Palacio, José Sánchez Bohorquez, Sán-chez Ors... Recordar además la presencia ocasional de Alberti yMaría Teresa León, Manuel Altolaguirre y Concha Méndez,Bergamín, Rafael Dieste, Pedro Luis de Gálvez, Ángel Gaos,Pedro Garfias, Gaya, Gil-Albert, Miguel Hernández, LeónFelipe, Pla y Beltrán... En 1938 Gabriel Baldrich, Miguel Her-nández y Leopoldo Urrutia –que aquel mismo año acababa depublicar en Alicante su primer libro (Romances de un comba-tiente), y que en la posguerra adoptaría el nombre artístico«Leopoldo de Luis»– vieron reunidos por la delegación alican-tina del Socorro Rojo Internacional (SRI), a iniciativa deAntonio Blanca, un puñado de sus Versos en la guerra. Impresopor Modernas Gráficas Gutenberg –cuarta cita de las mismas–,el volumen lo prologa Carlos Schneider, presidente de la sección

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alicantina del SRI, y va ilustrado con dibujos a línea de MiguelAbad Miró, Melchor Aracil, el escultor alcoyano Tomás Ferrán-diz –participante en la Exposición de París de 1937–, ManuelGonzález Santana y Manuel Rodríguez Albert, más conocido(sobre todo en el ambiente de las Hogueras) como ManuelAlbert. Miguel López, por su parte, proyecta la Casa del Pue-blo de Novelda (1937), además de colaborar con la Junta delTesoro Artístico.

Pero pronto todo aquello terminaría. Desde el campo deaviación de Monóvar huyó de España la plana mayor del PCE,con la Pasionaria al frente. Ya en el momento del derrumbefinal, el puerto de Alicante fue la ratonera donde quedaronatrapados por la división italiana Littorio, alrededor de 15.000combatientes republicanos anónimos, aquellos que no lograronembarcar en el Stanbrook, que zarpó rumbo a Orán con casi3.000 pasajeros a bordo, entre ellos varios de los dirigentescomunistas locales. Sobre este episodio dramático –«en elpuerto de Alicante naufragó la República», escribiría EnriqueCerdán Tato– existe abundante bibliografía, y puede leerse,convertido en novela, en Max Aub. La entrada de la Littorio enel puerto, también la fotografió el inevitable Sánchez Ors.Albatera será el destino inmediato de la mayoría de los apresa-dos tras la caída de la ciudad. En el Reformatorio alicantinomoriría tres años después, exhausto tras largo periplo porotras de la península, Miguel Hernández, rodeado del cariño deunos cuantos compañeros de infortunio, entre los cuales esta-ban algunos pintores locales. Episodio recordado en 2004 por laexcelente muestra de Juana María Balsalobre para el InstitutoJuan Gil-Albert Arte preso: Dibujos y acuarelas en el Refor-matorio de Adultos de Alicante (1939-1941): La colección deRicardo Fuente, donde se vio el trabajo ahí realizado porMiguel Abad Miró, el ilicitano Vicente Albarranch, MelchorAracil (1906-1966), Ricardo Fuente –autor entonces, de uno delos más impresionantes de los retratos de Miguel Hernández–,V. Giner, Manuel González Santana, el periodista Renato Ibá-ñez, F. Martínez Alcover, el escultor Vicente Olcina, AntulioSanjuán y J. Torregrosa, a los que hay que sumar, para com-pletar el retrato de grupo, al violinista Tomás Aldeguer, a

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Gabriel Baldrich, al pintor Vicente Bautista Belda, a JoséRamón Clemente, al actor –y constructor de hogueras– PacoHernández, a José Juan, a Miguel López, a Sánchez Ors,o a los escritores Miguel Signes, y Torremocha. Si exceptua-mos Presos durmiendo la siesta (1939), propiedad delMUBAG, el conjunto de obras carcelarias se conserva graciasa la devoción filial de Ricardo Fuente Caamaño, nacido en Ali-cante, un par de semanas antes del final de la contienda, ycariñosamente aludido en muchas de ellas. Frágil hilo de vida,en esa época en que los presos ven partir a tantos de sus cama-radas, camino del paredón.

De las vicisitudes de la posguerra nos habla el hecho de quela sobria, casi pre-minimalista Cruz de los Caídos de la capitalla diseñara, al poco de ser excarcelado y depurado, MiguelLópez, ex-miembro, como se ha visto, de la Asociación de Ami-gos de la URSS, y que había seguido trabajando para elAyuntamiento durante la contienda –había diseñado, por ejem-plo, los refugios antiaéreos de la ciudad–, y que con élcolaborara por aquel tiempo, como delineante, Miguel AbadMiró en su faceta de arquitecto, Miguel Abad Miró tambiénautor de diversos encargos de estatuaria religiosa, y que por lodemás nunca renunciaría a sus ideas comunistas, como bien lorecordamos quienes –como el firmante de estas líneas en laSevilla de los años 1967-1972– lo tratamos, así como a su her-mana Marisa.

En 1941-1944 Miguel López reincidiría con el más especta-cular y más retórico Monumento a los Caídos de la Vega Baja,este en colaboración con Abad Miró, más, como autor de lasfiguras, Daniel Bañuls, puestos los tres al servicio de la con-memoración del intento de liberación de José Antonio, por unapartida de falangistas que correrían una suerte trágica. Muchomejores que el resultado final, son los bocetos al carboncillo,de un cierto aire utópico a lo Luis Moya. Sin embargo en 1942Miguel López sería suspendido en el ejercicio profesional ydepuesto como arquitecto municipal, condición que sólo recu-peraría en 1948. Su caso es muy similar al de Guillermo Langleen Almería, también sucesivo autor de los refugios antiaéreosrepublicanos –cuyas entradas fueron luego convertidas... en

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kioscos de bebidas–, y del monumento franquista a los caídos.Pero ambos prosiguieron, al menos durante los años inmedia-tamente posteriores a la contienda, con su línea experimental,y en el caso del alicantino eso está claro tanto en su proyectono realizado de modesta Caseta de Baños para la FalangeFemenina, de 1940, como en su extraordinario Sanatorio delPerpetuo Socorro, de 1942, o en otro proyecto que se quedó enel limbo, el de un impresionante cuartel de la guardia civil

para la vecina Murcia, de 1940,en colaboración con José Luis deLeón, y de un monumentalismogeométrico casi constructivistay soviético. Imperiales en cambioson, en 1944, el planteamiento dela reforma de la Plaza del Ayunta-

miento, en colaboración con el madrileño y tambiénex-funcionalista Manuel Martínez Monasterio, o en 1949,el edificio de El Ocaso, en la madrileña calle de la Princesa,o algunos edificios religiosos.

En cuanto a Sánchez Ors, fotógrafo de la Rambla con laefigie de Stalin, o de la entrada de la Littorio en el puerto,también será él, casi sin transición, quien apenas ocho mesesdespués, documente el traslado, con gran ceremonial, concebi-do por Dionisio Ridruejo, de los restos de José Antonio deAlicante a San Lorenzo de El Escorial, traslado contadopor Antonio Bouthelier y Samuel Ros en su libro conjuntode 1940 A hombros de la Falange de Alicante a El Escorial.

A este respecto, recordar lo que, tras referirse a las nue-vas condiciones de represión y de censura, indica elhistoriador Francisco Moreno Sáez en su interesante estudioLa cultura en el siglo XX, editado en 1989 por el Ayunta-miento: «Sin embargo, aunque resulte sorprendente, los quealguien llamaría agentes culturales alicantinos fueron, más omenos, los mismos en esos primeros años del franquismo queen los años de la II República o de la guerra civil, exceptua-dos quienes hubieron de marchar al exilio o quienes, comoMiguel Hernández, murieron en prisión. Quienes habíanpintado enormes carteles de Stalin o Líster retrataron ahora

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MiguelLópez

,SanatoriodelPerpetuoSocorro,1

942- 1948

a Franco o a vírgenes y santos; quienes habían entonado can-tos épicos en honor de milicianos, cambiaron ahora el objetode sus poesías y se volvieron hacia la religión, la familia oincluso algunos temas aparentemente más prosáicos, como elahorro; las mismas obras, con los mismos decorados probable-mente, que se habían representado en Altavoz del Frentevolvieron a ser representadas ahora en Educación y Des-canso; los músicos que habían parecido tomar entusiastapartido por la II República se convertían ahora en amenizado-res de las actividades organizadas por los numerososorganismos del Movimiento»...

Persistencia, incluso en esa época azul e imperial, delfuncionalismo. No sólo en Miguel López. También, y talcomo lo ha subrayado Andrés Martínez Medina en su librode 1998 sobre la arquitectura alicantina moderna, resumen desu tésis doctoral de 1994, en la torre de control del Aeropuer-to de Rabasa (1942-1945), hoy integrada al complejo de laUniversidad, y obra anónima de las oficinas técnicas delentonces recién creado Ministerio del Aire. O incluso, aunqueen más monumentalista, en el Instituto de Enseñanza Secun-daria Jorge Juan, obra de 1942-1954 de Juan Vidal Ramosy Julio Ruiz Olmos.

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Torre de controldel Aeropuerto

de Rabasa, 1942-1945

Miguel Abad Miró (1912-1994) estuvo presente en algunosde los Concursos de la Diputación. En el de 1944 presentó unacomposición inspirada en El rayo que no cesa, de Miguel Her-nández, un riesgo, como lo ha subrayado Adrián Espí, queindica que en el siguiente mostró en cambio cuadros de temá-tica religiosa. Dentro de su producción de aquella época hayque destacar la que para mí es su gran obra, el espléndidoHombres solos, que pertenece al propio MUBAG, y de atmós-fera entre italiana, y vallecana. Recordemos también Lasterrazas (1943), por él donado al Sanatorio del Perpétuo Soco-rro. En su faceta de arquitecto, hay que mencionar que de suautoría es el proyecto de La Casita de Sigüenza, el chalet de lafamilia Miró –él era sobrino del escritor– en Polop de la Marina.Tras largos años en Madrid –a donde en 1951 marcharía paraterminar la carrera de Arquitectura, que había quedado inte-rrumpida por la guerra civil– y Sevilla, pasaría los últimos añosde su vida en su Alcoy natal.

Por lo que se refiere a Gastón Castelló (1901-1986), ya hemencionado su colaboración con las Hogueras (de las que fuemuy asiduo, y donde practicó un estilo déco, muy imitado por losdemás), su actuación en la película de Clemente, su presenciaentre los artistas republicanos y amigos de la URSS, y su pasopor la cárcel. De su preguerra hay que recordar además susestudios en Alcoy, siendo todavía un niño, con FernandoCabrera Cantó; su estrecha relación con Varela; su estancia enParís a finales de los años veinte; su papel como decorador, congreguerías pintadas, del escenario (el del Teatro Principal)donde en 1933 actuó Ramón Gómez de la Serna, por cierto quecon acompañamiento musical de Gonzalo Soriano. En la posgue-rra, y tras un breve intermedio argelino, además de seguircolaborando hasta 1950 con las Hogueras –más tarde seríadurante unos años presidente de su Comisión Gestora–, Castellóse convertiría en uno de los pintores más solicitados de la nuevasituación, decorando –en ocasiones, gracias a la técnica delmosáico, aprendida en 1943, durante una estancia en la Suizaneutral, donde conocería a Joseph Lachat, colega que termina-ría residiendo en Alicante durante parte de los años cincuenta–paredes de edificios públicos (por ejemplo, en 1948-1949, la

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Estación de Autobuses, obra de Félix de Azúa) y religiosos,así como de hoteles y restaurantes. Ecléctico en su quehacer,asimila entonces las influencias más variadas, desde el natura-lismo más pompier, hasta el Novecento italiano, versiónsindical: ver, en la propia colección del MUBAG, Madre e hijo,que cabe colocar cerca de la muy académica Escena del mer-cado pintada en 1944 por su colega Rigoberto Soler. En fechatan tardía como 1964, Castelló realizará un inmenso mosaico detono épico para la sede del diario madrileño Pueblo, el órganode los Sindicatos Verticales; mosaico del cual en la coleccióndel MUBAG figura en lienzo preparatorio. Sus biógrafos subra-yan lo interesante que fue para él su viaje de 1970 al NuevoMundo, durante el cual tuvo ocasión de conocer de primeramano el muralismo mexicano y su retórica. Hermosa, dentro dela línea más mesurada y luminosa de su trabajo, deudora enparte de Varela, su vista del Castillo de Santa Bárbara, otrode los cuadros que lo representan en el MUBAG.

Manuel Baeza (1911-1986), orfebre de formación por tradi-ción familiar, y autodidacta, es el nombre clave, en laposguerra, de la pintura alicantina. Ya activo antes de la con-tienda, su gran época son esos años cuarenta y cincuentadurante los cuales lo retrata Varela (al cual, en su contribuciónal catálogo de la retrospectiva de 1962, calificará de «pintorquímicamente puro»), expone en solitario en Biosca, es profe-sor en la Escuela Profesional de Arte, y participa en las tresBienales Hispanoamericanas y en una ocasión (1954) en la deVenecia, así como en los Salones de los Once orsianos (en 1951,en el octavo, ya citado a propósito de Varela), siendo objeto deuna de las glosas del maestro en Arriba, titulada «Baeza, valornuevo», en la cual subraya la deuda del alicantino con el Nove-cento italiano. Su ciudad natal, «el refugio azul y blanco» al cualse refirió a su propósito Sánchez Camargo, la dijo en cuadrostan inspirados como La Explanada de Alicante (1945). A lahora de hablar de la figuración española de posguerra, Cirlothablaba de «escuelas regionales de interés, como la de los inda-lianos o la representada por Baeza en Alicante». Niña conmolinete (1954) o Venta de aves (1952-1954), ambos propiedaddel MUBAG, están entre Massimo Campigli, y el ruralismo de

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Rafael Zabaleta, otro pintor orsiano, al cual, por cierto, el ali-cantino trató. Recordemos además escenas de circo, y vistas deun París que visitó en 1953, gracias a una beca francesa. Lamayoría de los críticos que se han ocupado del trabajo de Baezahan subrayado su alicantinidad: ver por ejemplo la reseña, en1979, de su individual en la Galería Altex, de Madrid, por JoséHierro, en Crítica de Arte, donde habla de «el Levante miro-niano y de Óscar Esplá». De su inscripción en el tejidopolítico-cultural de aquella época puede dar una idea el que en1965 participara en la colectiva XXV años de arte español, yfuera el artista elegido para ilustrar el capítulo alicantino, acargo de un Dámaso Santos especialmente inspirado, del volu-men coral La España de cada provincia. Al año siguiente a sumuerte en accidente de automóvil, Baeza fue objeto de unaretrospectiva organizada conjuntamente por el Ayuntamientoy por la Diputación Provincial, y con catálogo prologado porAntonio Manuel Campoy, que hablaba del clima colorista «abi-sal, de fondo marino», de su pintura, una definición que lecuadra muy bien al cuadro de 1961 propiedad del RestauranteDársena; recordar al respecto que también José Hierro serefiere, en 1963, en un artículo de Artes, a su cultivo de «laforma diluida, como de sueño submarino». Paul Klee era enton-ces uno de los faros del pintor, como puede apreciarse ante unaobra magicista y de tanta poesía como Pueblo (1965), propiedadde la CAM, o ante Mesa de relojero (1960-1965), de similaratmósfera.

En lo literario, la posguerra alicantina verá nacer revistascomo Arte joven (1940), de Francisco García Sempere, conRafael Azuar, Manuel Molina y Vicente Ramos; como Intimi-dad Poética (1943-1945), de Manuel Molina y Vicente Ramos;como Tabarca (1944), de José María de Mena, Luis PérezCútoli y el periodista Emilio Romero, entonces director deInformación, el diario del Movimiento, donde lo había prece-dido José María Bugella, y donde lo sustituiría DámasoSantos; como Sigüenza (1945), cuaderno en explícito homenajea Gabriel Miró, de nuevo de Molina y Ramos, con una nóminade colaboraciones muy de preguerra, destacando las ilustracio-nes de Abad Miró y las fotografías de Sánchez Ors; como

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Cuadernos Literarios (1946), de José Albi y Joan Fuster,ambos valencianos, pero entonces alicantinizado el primero;como la más longeva Verbo (1946-1952), de Albi y Fuster denuevo, más Molina, Ramos y Carlos Talamás (que se separa-rían al año siguiente), Verbo donde encontramos algunacolaboración gráfica de la entonces exiliada Maruja Mallo y, en

1952, un fundamental monográfico sobre la poesía surrealistaespañola, con cubierta de Antonio Saura, asimismo incluido enél como poeta; como la ilicitana Estilo (1946 también), de JuanSerrano, y entre cuyos colaboradores figuró el ex-ultraístaRogelio Buendía, entonces residente en Elche; como BoletínIfach (1949-1950), de García Sempere, Molina y Ramos; comoBernia (1951-1952), de Ramos, y en la que pueden leerse consi-deraciones sobre pintura del coleccionista Antonio Ródenas;como Galatea (1954-1958), de Domingo Carratalá Figueras.Sobre todo esto, merece consultarse el libro de Vicente Ramos–a la vista está que uno de los principales protagonistas delperíodo– Literatura alicantina de la posguerra (1940-1965)(1967), donde subraya la deuda de todos ellos con gente de unageneración anterior, y en primerísimo lugar, con Irles, ademásde recordar que había sido Molina quien le había presentado,

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Francisco Sánchez Ors,fotografía nocturnade la Explanada de

Alicante, ca. 1955-1960

en plena contienda –durante la cual la mayoría de los poetasen cuestión publicaron sus primeros versos–, a Miguel Her-nández; de mencionar la presencia en la ciudad, de José Maríade la Rosa, un antiguo de la Gaceta de Arte de Tenerife; de glo-sar la visita de Camilo José Cela al Alicante de 1951; y dealudir a colecciones promovidas por Molina y por él mismo,como «Leila» a partir de 1943, e «Ifach», a partir de 1948,recordada la segunda por sacar, en 1951, Seis poemas inéditosy nueve más, de Miguel Hernández, hecho sorprendente enaquella España todavía en posguerra, y más si tenemos encuenta que los ilustradores de la cuidadísima publicación, eranAbad Miró, y Ricardo Fuente, ex-compañeros de reclusión,como ya se ha indicado, del poeta.

Ya que he citado a Eugenio d’Ors, hay que mencionar algunavisita suya a Alicante y Elche, y su entusiasmo tanto por lasHogueras, como por el Misterio de Elche. Si lo segundo quedadocumentado por su edición de bibliofilia del Consueta (1941),y por algún ataque local a cargo de Juan Orts Román, de lo pri-mero nos habla este poemita de circunstancias incluido en elNovísimo glosario y titulado «Fiestas del fuego en Alicante»:

Azul del cielo copiadoen el azul de la mar.Estrellas reproducidas.En los fuegos de San Juan.Resurrección de la carne.¿Qué camino tomarás?

Excelentes paisajistas, cada uno con su mirada particularsobre Alicante y su provincia, fueron Manuel González San-tana, José Pérezgil, y Juan Bautista Segarra. A Manuel

González Santana (1904-1994), que había sido ilustrador de larevista Rik-Rak, empleado de banco y tesorero del Ateneo–donde como Varela devoraba revistas de arte–, ya lo he citadoa propósito de las Fogueres y otras actividades republicanas.Se trata de un probo paisajista cezanniano –tiene incluso, éltambién, unas Bañistas–, muy en sintonía con cierto estiloEscuela de Madrid –en la capital estuvo destinado duranteparte de los años 1942-1943, y luego participó él también en las

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Bienales Hispanoamericanas–, y resulta significativo en esesentido el que en 1960 celebrara una individual en la ya citadaGalería Biosca, la plataforma por excelencia de aquel estilo.José Albi, en un texto sobre literatura y arte aparecido en 1953en el monográfico sobre Alicante y Murcia de la Revista Finan-ciera del Banco de Vizcaya, consideraba a González Santanacomo uno de los pintores alicantinos más azorinianos, y cierta-mente por ese lado es magnífico el más antiguo de sus paisajesdel MUBAG, fechado en 1940, y de un clima intimista y reco-leto como a lo Francis Jammes. Del respeto de los más jóvenes,habla la entrevista con él que en 1985 publicaron en el núm. 5de Canelobre María Chana y Javier Lorenzo. En 2004 fue laCAM la que organizó su retrospectiva más completa, que iniciósu andadura en Villena, donde por razones bancarias el pintorhabía pasado los años 1951-1971.

En el caso de José Pérezgil (1918-1998), nacido en la locali-dad albaceteña de Caudete, pero que se trasladó a Alicante consu familia siendo un niño, su precocidad de temprano alumno deArtes y Oficios hace que lo hayamos mencionado a propósitode las Hogueras, y que tengamos que mencionarlo tambiéncomo participante en alguna colectiva de noveles del Ateneo.Entre otras actividades paralelas a la pintura, se dedicó a pin-tar cartelones para cines, como Antoni Clavé en la Barcelonaprebélica, o más tarde el pop norteamericano James Rosen-quist. Ya en la posguerra, como ha podido comprobarse en laretrospectiva Siete motivos, que en 2009 le dedicó el MUBAG,comisariada por Isabel Justo, y que también se vio en el Centrodel Carmen, de Valencia, Pérezgil, que concilió su dedicación ala pintura con su labor al frente (1949-1960) de la Escuela Pro-fesional de Bellas Artes, y que recibió diversos premiosoficiales, encontró acentos especialmente felices a la hora detraducir a cuadro, la ciudad –sus clásicas vistas del Puerto ydel Castillo– y el campo, otras localidades como Benidorm oCalpe o Altea o Santa Faz o Monóvar, los almendros, las balsaso las salinas –en el MUBAG hay unas de 1956, premiadas en elConcurso de la Diputación, y otras de 1990–... También cabemencionar sus paisajes de otras regiones de España, incluidaIbiza, o sus visiones de un Madrid en cuya Escuela de Bellas

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Artes había estudiado durante la inmediata posguerra, graciasa una beca de la Diputación. De él José Albi, en el citado textopanorámico de 1953, destacaba su obsesión por la luz, «la luzhecha color y deslumbramiento».

Juan Bautista Segarra (1916-1994), por su parte, del queenseñamos una luminosa vista del Cabo San Martín (1943),cerca de su Jávea natal, vista asimismo propiedad del MUBAG,se formó en Palma de Mallorca y Valencia, en esta segunda ciu-dad gracias a una beca de la Diputación de Alicante. La mayorparte de su carrera transcurrió en Madrid, donde compaginó lapintura con la escenografía, regresando a su localidad natal tansólo en 1986. Entre sus murales destacan los del Hotel Palace,de la capital española.

Entre los pintores aparecidos en la posguerra, especial-mente atractiva resulta la figura del autodidacta EnriqueLledó (1923), nacido en Muchamiel, y el discípulo más directode Varela, al cual conoció en La Decoradora, de Pepe Mingot.Sobre Lledó, José Bauzá, al cual retrató en 1962, y que es elgran especialista en la obra de aquél, ha escrito cosas muy ati-nadas. Lledó, por su parte, ha escrito, en 2009, en el núm. 20 deEl Salt, unos bonitos recuerdos sobre Bauzá, donde tambiénhabla de Baeza, de Xavier Soler, y de Adrián Carrillo. Y ahora,en este catálogo, incluimos junto a los cuadros de Lledó, untexto suyo inédito sobre Varela. Durante mucho tiempo el hoyoctogenario pintor, revelado por los Concursos de la Diputa-ción, dividió su tiempo entre su vocación, y su oficio comoempleado de banca: un rasgo compartido con González Santana.Él es otro entusiasta de Gabriel Miró, y por lo tanto nada tienede extraño que guste de representar Aitana, con especial insis-tencia en los almendros; entre sus cuadros inspirados en lamisma, hay uno de 1973, que se titula Aitana: Homenaje aÓscar Esplá; a Esplá, al cual trató, al igual que a su hermanaIsolda, ya mencionada a propósito de su retrato por Varela.Sutil siempre, y cándida, y casi siempre feliz –aunque a ratoshaga acto de presencia la melancolía– la inconfundible pinturade Lledó. Especialmente hermosas alguna vista de Benisa–localidad donde estuvo destinado–, y algún camino entretapias. También ha pintado retratos, bodegones como el pre-

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miado Cristal (1957), propiedad del MUBAG, e interiores,algunos de los cuales, y estoy pensando sobre todo en los de ladécada del cincuenta, poseen una atmósfera matissiana. En2004 se le dedicó al pintor una antológica municipal, que tuvopor marco la Lonja del Pescado, que comisariaron Juan ManuelCarrasco Baeza y Martín Sanz, y que permitió apreciar la cali-dad sostenida de su trabajo, la limpieza de su actitud ante elhecho artístico, la verdad de su manera de mirar el mundo.

Un forastero que se incorporó en la posguerra a la ronda ali-cantina, pintando en Altea, Calpe, Jávea y otras localidadesalicantinas, es el excelente pintor valenciano FranciscoLozano (1912-2000), también expositor en el Salón de los Onceorsiano, y en Biosca. Amigo de escritores –entre ellos, VicentAndrés Estellés, José Luis Aranguren, Azorín, José Luis Cas-tillo Puche, Gerardo Diego, Juan Gil-Albert, José Hierro, ClaraJanés, Pedro Laín Entralgo, el propio Eugenio d’Ors, DionisioRidruejo, Luis Rosales, Jaime Siles y Luis Felipe Vivanco–,Lozano se especializó en el paisaje de la costa levantina, y fuepara Valencia, algo parecido a lo que Juan Manuel Díaz-Canejapara ambas Castillas, Godofredo Ortega Muñoz para Extrema-dura, Rafael Zabaleta para la Andalucía del interior o Jesúsde Perceval y los indalianos para Almería. La década del cin-cuenta sería la de su presencia en las BienalesHispanoamericanas –en la tercera y última, la celebrada en laBarcelona de 1955, obtendría el premio del Uruguay–, y en lade Venecia. El MUBAG posee un cuadro suyo, Lavanderas(1948), por el cual tres años más tarde obtuvo el Primer Premioen el Concurso de la Diputación. Significativo resulta, en 1978,el título de su precioso discurso de ingreso en la Real Academiade Bellas Artes de San Fernando: Orden y claridad de un pai-saje llamado Mediterráneo. Discurso en el cual recrea con lapalabra, los escenarios de su pintura, haciendo expresa refe-rencia, además de a los de Valencia, a la provincia de Alicante–de Jávea dice que se trata de «el pueblo más claro y luminosoquizá de todo el paisaje mediterráneo»–, y citando al paso a nopocos poetas –entre ellos, a Miguel Hernández–, y a GabrielMiró. En 1993 en su ciudad de residencia le dedicó una retros-pectiva el IVAM, comisariada por su entonces director, José

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Francisco Yvars, y titulada Francisco Lozano: La invención deun paisaje.

Extraterritorial, Xavier Soler (1923-1995), nacido en elbarrio de Santa Cruz, y sobre quien hay que leer la monografíallena de detalles exactos que en 1999 le dedicó su gran amigoJosé Bauzá, es el más raro e inclasificable de los pintores ali-cantinos aparecidos en la posguerra, parte de la cual la pasóestudiando en Madrid y Granada, ciudad esta última donde ini-ció su carrera artística. Discípulo de Parrilla durante parte delos años 1935-1936, fue lector de Gabriel Miró y de MarcelProust, y con el tiempo amigo de Varela, de Baeza –su vecino,desde 1949, en los áticos de La Atalaya, donde también tuvocasa el crítico madrileño Manuel Augusto García Viñolas– y deEsplá, al cual retrató en 1951, y que en 1961 prologaría el catá-logo de su individual en la Sala Prisma de Madrid. Brilló sobretodo en lo oscuro, en los interiores, más sombríos, y que consti-tuyeron, por así decirlo, «su especialidad», en los tiempos enque representaba –en un cuadrito que está en el MUBAG– elinterior de La Murciana, su pensión granadina, que son tam-bién los de Dos enlutadas damas en un sofá y de Tres figurasfemeninas conversando y 14 cuadros en la pared, ambos de1947. Luego vendrían algunas interesantes escaleras, con mis-teriosas presencias femeninas. El premiado Conversación deancianas (1954), propiedad del MUBAG, es cuadro de atmós-fera ciertamente literaria y fantasmagórica –conversacióndelante de una mesa con pastas y mistela–, como lo son Interiorde una tienda de sombreros, y Sillería –un interior burguéscon las típicas fundas blancas recubriendo el mobiliario enausencia de los propietarios– ambos de 1951 y asimismo en elMUBAG, y otros de este solitario pintor, farmacéutico por tra-dición familiar. Soler pasó por el París de 1953, donde admiróen directo la obra de Vuillard, Marquet o Dufy, y donde parti-cipó en una colectiva en el Colegio de España; expuso, éltambién, en Biosca; coincidió con Baeza y con Francisco PérezPizarro en Arte Actual del Mediterráneo. Luego vendrían sudedicación al paisaje; sus almendros en flor; la influencia delcitado Dufy en sus gouaches, tan luminosos, y entre los cualesrecordaré los destinados a la portada y contraportada de un

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folleto municipal de 1957; y el viaje a Japón de 1971, que le hizovolverse todavía más esencial, más amigo de la «casi nada»,especialmente en sus marinas. Para conocer mejor a Soler, ade-

más de a la citada monografía de Bauzáhay que acudir al volumen coeditado en2009 por la Cámara de Comercio y laCAM, y titulado Xavier Soler, íntimo, enel cual se facsimila un cuaderno suyo deapuntes en color, glosados poéticamentepor Dionisio Gázquez. Ahí, almendros, laspalmeras y los toldos de la Explanada,barracas festivas, la playa, casas con algode vareliano, paseos entre arboledas...

Nos quedamos al borde del ámbito dela vanguardia, con dos futuros abstractos,Francisco Pérez Pizarro (1911-1964),que al igual que Eusebio Sempere sería

miembro del grupo vanguardista valenciano Parpalló (y en sucaso, antes, de Arte Actual del Mediterráneo, y luego, delMovimiento Artístico del Mediterráneo, ambos también consede en la capital valenciana), y con Juana Francés (1924-

1990), que en el Madrid de 1957 y en compañía de su marido elescultor aragonés Pablo Serrano y de otros artistas, sería unade las fundadoras de El Paso. Del primero, nacido en Barce-lona, y presente en las Bienales Hispanoamericanas,enseñamos su obra maestra, La alberca (1952), también cono-cida como Atisbo de primavera en la alberca, por la cualobtuvo el Premio Nacional de Paisaje en el certamen de laDiputación de aquel año, cuadro propiedad del MUBAG, y querepresenta una contribución importante a la poética de lo ali-cantino; para entender la mirada expresionista de su autor, queha sido certeramente comparada con la del pintor católico fran-cés Georges Rouault, entonces tan en boga, baste concomparar el tratamiento del tema de la balsa, con el de unGaya en la vecina Murcia. Los años cincuenta fueron los añosdel tránsito del pintor de su Interior con quinqué (1949) osu Mística del paisaje alicantino (1953) a sus Ritmos espacia-les de 1957; una evolución que tiene que ver con la de un

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Xavier Soler, folletoturístico, 1957

Manuel Gil Pérez –el fundador de Parpalló– en la vecina Valen-cia. De Juana Francés, la obra elegida es Figura de hombre(circa 1952), cuadro propiedad del Ayuntamiento, cuadro toda-vía figurativo e italianizante por el lado novecentista, y que nodeja presagiar ni el posterior informalismo de su autora, ni suderiva pop de los años sesenta.

Queda por hacer referencia a un último e inesperado habi-tante del Alicante moderno, me refiero, algunos ya lo habránadivinado, a Pancho Cossío (1898-1970). Nacido en Pinardel Río (Cuba) pero cántabro de familia, Cossío vivió elcomienzo de los años veinte entre Madrid, y el Santander entremodernista y ultraísta de José del Río Sáinz y Gerardo Diego,el segundo de ellos, por cierto, futuro autor de Visitaciónde Gabriel Miró (1951), dentro de una producción de circuns-tancias muy de la posguerra, que también deparó la Églogade Gabriel Miró y Fábula del Peñón de Ifach (1957), de suantiguo correligionario en ultraísmo Adriano del Valle, otrovisitante de Alicante, como lo sería Eugenio Montes. Convertidoen uno de los españoles de la «École de Paris», durante lasegunda mitad de los años veinte Cossío pintó maravillososbodegones, y escenas de puerto. En 1932 regresó a Santanderpara dedicarse a sus dos pasiones de entonces, el Racing, y laFalange. Hedillista durante la guerra civil, regresó a la pinturajusto después, y con retratos –sorprendentemente buenos algu-nos– de José Antonio, de Ramiro Ledesma Ramos, y de unaserie de jerarcas del régimen. Fue en esa posguerra cuandocuajó el estilo cossiano de madurez, hecho de gusto por la mate-ria, y de veladuras, siempre con el bodegón –por ejemplo suFlorero (1959) del MUBAG– y la marina –sus inconfundiblesgalernas– como casi únicos temas, aunque en ocasiones siguierapracticando el retrato. A mediados de los cincuenta, Cossíodescubrió Alicante y su mar, frente al cual terminaría constru-yendo, en la playa de la Albufereta, y con Juan Antonio GarcíaSolera –el nombre más importante de la arquitectura alicantinade la segunda mitad del siglo– como arquitecto, el edificioUlises, un moderno y aéreo bloque de apartamentos, del que sereservó los áticos, y donde fallecería. El mar que pintabaCossío, sin embargo, que por aquel tiempo también frecuentó

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Ibiza, era más un paisaje interior, un mar hecho de sus recuer-dos septentrionales, que el que contemplaba desde su terrazaalicantina. Entre sus amigos allá, Xavier Soler, y Bauzá, ami-

gos ambos asimismo de Antonio Lago, y deBenjamín Palencia, con el segundo de los cualescompartían la admiración por Varela. (Es Bauzáquien comenta, con ejemplo al canto, lo muy incó-modo que era para los alicantinos, el hecho deque por aquella época, los dos pintores veintisie-tistas, se hubieran convertido en enemigos el unodel otro.)

Salvador Guerrero, ya citado a propósito delParador de Ifach, me indica, por lo demás, queotro vanguardista de antaño, el inolvidable Fer-nando García Mercadal, tan amante de laarquitectura popular mediterránea desde susaños romanos, se arraigó por aquellos mismosaños en la provincia. En la Torre Ansaldo, ubicadaen un paraje de la huerta próximo a la playa de la

Albufereta, y por él adquirida y reformada en torno a 1960,encontró su «blanco refugio», él también, que rodeó de jardinespor él diseñados.

La Carrasqueta / Carretera de Alicante (1966), uno de losdos cuadros del madrileño Francisco Arias (1911-1976), que seconservan en el MUBAG –el otro es Paisaje de Castilla (1952)–,constituye un buen ejemplo del arte de este representante dela llamada (por Sánchez Camargo) Escuela de Madrid, formadoen San Fernando, muy apreciado por Juan Antonio Gaya Nuño,y que por esta visión de secarral recibió en Monóvar, el PremioAzorín. Relacionable, dentro de la colección del MUBAG,con estas dos piezas, aunque en este caso fue premiado en elConcurso de la Diputación, es Pueblo de Chinchón (1954),de Agustín Redondela, igualmente nacido en la capital.

Años después, otro paisaje de Arias, expuesto en la XX Expo-sición Nacional de Pintura de Monóvar, se incorporaría a lacolección de su Ayuntamiento, y más concretamente de suMuseo de Pintura Azorín, iniciativa, como las citadas mues-tras, del escultor y pintor –recio paisajista– Luis Vidal

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Pancho Cossíoen Alicante

Maestre, que a comienzos de la década del treinta había sidouno de los Independientes de los citados salones de Heraldo deMadrid, y el alma del grupo La Palera, y que fallecería en1979. En el museo en cuestión hay otras obras de interés, y deidéntica procedencia, de Pancho Cossío (homenajeado en 1964,con asistencia de Gaya Nuño), Manuel González Santana, Anto-nio Guijarro, Benjamín Palencia (homenajeado en 1966, conasistencia de Gerardo Diego y Francisco Lozano) y GregorioPrieto, entre otros. Sobre esta historia, ver el libro de MarioMiguel Rodríguez Ruiz Las exposiciones de pintura deMonóvar y El Palera: 1916-1983, publicado en 2001, y en el queencontramos pistas interesantes sobre la vida cultural mono-varense de aquellos años (conferencias de críticos importantes,individual de Genaro Lahuerta en 1948, calles Daniel VázquezDíaz y Rafael Zabaleta); sobre el singular espacio que fue ElPalera; sobre otros pintores de allá, como Enrique Cosín,soriano de orígen, y pasado por los círculos de la vanguardiamadrileña, y el naïf Higinio Mallebrera; y sobre la presenciaen El Palera de Pérezgil o, de 1960 en adelante, del pintor eilustrador madrileño José Luis López Sánchez, autor durantelos años treinta de obras de inspiración entre metafísica ysurrealista, y que fue el enlace de los monoveros, con laEscuela de Madrid, cuyos principales representantes, incluidosprecursores como Rafael Botí, José Caballero, Cristino Mallo,José Luis Medina, Juan Antonio Morales, Godofredo OrtegaMuñoz, José Planes o el propio Vázquez Díaz, concurrirían alcertamen.

En 1966, consecuencia indirecta de aquel viaje, GerardoDiego publicaba en el diario madrileño Arriba un preciosoartículo sobre «Miró y Esplá», reproducido por FranciscoJavier Díez de Revenga, el recopilador de sus Obras Comple-tas, como uno de los apéndices de su contribución al citadonúmero esplaiano de Canelobre. Artículo en el cual tras califi-car a Alicante de «una provincia de la más rica, varia,inusitada y personalísima hermosura de paisaje», el poetacántabro habla no sólo de los dos creadores citados en el título–de Esplá recuerda que lo había conocido en 1922–, sino tam-bién de Azorín.

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En 1968, dos años antes del fallecimiento de Cossío, abríasus puertas, en lugar tan céntrico de Alicante como la esquinade la Explanada con la Rambla, el Hotel Gran Sol, tambiénconocido como Edificio Alonso, un altísimo y polémico rasca-cielos de treinta plantas de Miguel López (había empezado aproyectarlo en 1962), decorado en sus medianeras por dosinmensos murales verticales mosáicos de Baeza. El pintor yahabía colaborado en dos ocasiones anteriores con el arquitecto:en 1952 en el Colegio de Huérfanos Ferroviarios, y en 1958 enla Residencia del Banco de Bilbao en Villajoyosa. También lohabía hecho con José Luis Fernández del Amo, para la parro-quia del Poblado del Instituto Nacional de Colonización, enAlbatera, un proyecto de 1954, a contemplar junto con otro delmismo arquitecto, el de El Realengo, de 1959. Miguel López,por lo demás, había sido, en 1965, el autor, con FranciscoMuñoz, del Plan General de Ordenación Urbana de Alicante.Y durante los años cincuenta había sido, co-autor, con LuisGay y José Pastor, de otro hotel significativo en la Explanada,

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El Realengofotografiado

por Kindel, 1957

el Carlton. También sobre esta etapa, la del desarrollismo ysus excesos, es imprescindible la consulta de los trabajos con-juntos sobre el arquitecto, de Martínez Medina y Oliva Meyer;en el más reciente, concretamente, se emiten opiniones muycríticas sobre el Gran Sol, aunque también se alude a algunaopinión favorable, como esta de Javier García-Solera, aparecidaen Información de 12 de abril de 2001: «el Gran Sol, esa verti-cal valiente que tanto me gusta, contrapunto cómplice de lagran llanura del mar». Martínez Medina y Oliva Meyer subra-yan pertinentemente, por lo demás, que en alguno de susedificios de mediados de los cincuenta, por ejemplo en el blo-que de apartamentos de la avenida Alfonso el Sabio, con suchaflán redondeado, «el arquitecto retoma sus juegos expre-sionistas de antes de la guerra civil».

Muy cerca del emplazamiento del Gran Sol, emblema capita-lino de la era del turismo –cuyo máximo símbolo, a nivelprovincial, sería, para bien y para mal, la ciudad de Benidorm–,desde 1957 la Explanada lucía nuevo pavimento con olas, que lahermanan con la Praça do Rossio de Lisboa, y sobre todo con elpaseo marítimo de Copacabana, en Rio de Janeiro. Iniciativadel alcalde de la ciudad entre 1954 y 1963, el falangista y ex-divisionario azul Agatángelo Soler –hermano, por cierto, delpintor Xavier Soler–, y obra, una vez más –al igual que el tem-plete de música, muy streamline, en la propia Explanada– deMiguel López, esta vez en colaboración con Alfonso Fajardoy parece que también con Francisco Muñoz. Alicante-Rio: unviaje que había comenzado en la calma azoriniana, mironiana,esplaiana, vareliana, larbaldiana...

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La Explanadafotografiada porFrancisco SánchezOrs, ca. 1960

Alicante, vista del Puerto, 1925Colección Senante-LamaignereArchivo Municipal de Alicante

Alicante

1900mod

erno

1960catá

logo

A D E L A R D O PA R R I L L A

Retrato de Azorín, 1898-1900

Óleo sobre lienzo, 26 x 18 cmCaja Mediterráneo

59

J O S É M A R T Í N E Z R U I Z ‘A Z O R Í N ’

La voluntad, 1902

Barcelona, Imprenta de Henrich y CªColección particular, Madrid

J O S É M A R T Í N E Z R U I Z ‘A Z O R Í N ’

Antonio Azorín, 1903

Madrid, Viuda de Rodríguez SerraColección particular, Madrid

60 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

61

F R A N C I S C O S A N C H A

Caricatura de AzorínTinta sobre papel, 9 x 8,5 cm

Caja Mediterráneo

R I C A R D O B A R O J A

Retrato de Azorín, 1901

Carboncillo sobre papel, 15,5 x 11 cmCaja Mediterráneo

62 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

J O S É M A R T Í N E Z R U I Z ‘A Z O R Í N ’

Lecturas españolas, 1912Madrid, Imprenta de la Revista de ArchivosEjemplar dedicado a Gabriel MiróCaja Mediterráneo

J O S É M A R T Í N E Z R U I Z ‘A Z O R Í N ’

Superrealismo, 1929Madrid, Biblioteca NuevaEjemplar dedicado a Valery LarbaudMusée-bibliothèque Valery Larbaud-Ville de Vichy

63

R A M Ó N G Ó M E Z D E L A S E R N A

Azorín, 1930Madrid, Ediciones La NaveCaja Mediterráneo

64 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

A L F O N S O

Retrato de Azorín (24-II-1948)

Con dedicatoria de Azorín a Francisco LozanoColección particular

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G E N A R O L A H U E R TA

Retrato de Azorín, 1948Óleo sobre lienzo, 171 x 141 cm

Caja Mediterráneo

66 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

G A B R I E L M I R Ó

Del vivir, 1904

Alicante, Imprenta de Luis EspláColección particular, Madrid

Las cerezasdel cementerio, 1910Barcelona, E. Doménech EditorColección particular, Madrid

La novela de mi amigo, 1908

Alicante, Imprenta de Luis EspláColección particular, Madrid

Del huertoprovinciano, 1912Barcelona, E. Doménech EditorColección particular, Madrid

Los amigos, los amantesy la muerte, 1915Barcelona, Antonio López EditorColección particular, Madrid

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G A B R I E L M I R Ó

Años y leguas, 1928Madrid, Biblioteca NuevaEjemplar dedicado a AzorínCaja Mediterráneo

R A F A E L A L B E R T I

Marinero en tierra, 1925Madrid, Biblioteca NuevaEjemplar dedicado a Gabriel MiróCaja Mediterráneo

68 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

P E D R O S A L I N A S

Presagios, 1923Madrid, Rivadeneyra

Ejemplar dedicado a Gabriel MiróCaja Mediterráneo

G E R A R D O D I E G O

Versos humanos, 1925Madrid, Imprenta de Amando SáenzEjemplar dedicado a Gabriel MiróCaja Mediterráneo

69

J O R G E G U I L L É N

Cántico, 1928Madrid, Revista de OccidenteEjemplar dedicado a Gabriel MiróCaja Mediterráneo

C A R M E N C O N D E

Brocal, 1929Madrid, Imprenta Ciudad LinealEjemplar dedicado a Gabriel MiróCaja Mediterráneo

J U A N G U E R R E R O R U I Z

Gabriel Miró con el enterradordel cementerio de Polop de la Marina, 1928Colección particular

Gabriel Miró con el enterradordel cementerio de Polop de la Marina, 1928Colección particular

Juan Guerrero Ruiz y Gabriel Miróen Polop de la Marina, 1928Colección particular

Pedro Salinas en AlicanteColección particular

Pedro Salinas y Juan Guerrero Ruizen el puerto de AlicanteColección particular

Gabriel Miró y Pedro Salinas en ElcheColección particular

J U A N G U E R R E R O R U I Z

Jose Juan, AntonioBlanca, FedericoGarcía Lorca y GastónCastelló en la playadel Postiguet, 1932Colección particular

Federico GarcíaLorca con varios‘barracos’y Pedro Salinasen Alicante, 1932Colección particular

Juan Guerrero Ruizy Federico GarcíaLorca en la playadel Postiguet, 1932Colección particular

Federico GarcíaLorca en la playadel Postiguet, 1932Colección particular

Juan Guerrero Ruizy Luis Cernudaen la playadel Postiguet, 1935Colección particular

J U A N G U E R R E R O R U I Z

Ramón GayaColección particular

Ramón Gaya y Luis Garay en la playa de CalpeColección particular

Ramón Gaya en TorreviejaColección particular

Benjamín PalenciaColección particular

Ramón Sijé en OrihuelaColección particular

Juan Bonafé pintando en BenidormColección particular

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J U A N G U E R R E R O R U I Z

Rafael Alberti, Carlos Carbonell,María Teresa León, Antonio Blanca,Juan Guerrero Ruiz y Miguel Abad Miró,entre otros, en Alicante, VI-1936

Colección particular

Rafael Alberti en Alicante, VI-1936

Colección particular

María Teresa León en Alicante, VI-1936

Colección particular

Rafael Alberti en el Parador de Ifach, 1936Al dorso, sello de Casa Sánchez, AlicanteColección particular

78 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

J U A N G U E R R E R O R U I Z

Rafael Rodríguez Albert, Luisa Sofovich, RamónGómez de la Serna y José Ramón Clementeen Elche en la palmera de los siete brazos, I-1933Colección particular

Avión Latécoère de la Aéropostale accidentadoen la playa de la Fosa, rodeado por un grupo de personas(en el que se encuentra Mathilde Pomès), Ifach, 28-XII-1932

Colección particular

Bodegón en TorreviejaColección particularD O B L E P Á G I N A S I G U I E N T E

CallejónColección particular

Velador en AlteaColección particular

D O B L E P Á G I N A S I G U I E N T E

CallejónColección particular

Velador en AlteaColección particular

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82 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

Emilio Varela con BenjamínPalencia, José Juan y otrosde excursión a Tabarca, ca. 1928Caja Mediterráneo

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E M I L I O VA R E L A

Calle de Cervantesy Plaza del Ayuntamiento, ca. 1929

Óleo sobre tela, 100 x 86 cmColección Diputación de Alicante

84 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

E M I L I O VA R E L A

Explanada desde el Ateneo, ca. 1930Óleo sobre lienzo, 95 x 81cmColección Diputación de Alicante

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E M I L I O VA R E L A

Calles y Azoteasdel barrio de Santa Cruz, ca. 1932

Óleo sobre lienzo, 121 x 100 cmColección Diputación de Alicante

86 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

E M I L I O VA R E L A

Carta a Lolita Marí, VII-1934

Manuscrito y dibujo coloreado, 27,7 x 21,7 cmColección particular

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E M I L I O VA R E L A

Bodegón cubistade máquina de escribir, ca. 1935

Óleo sobre tela, 82 x 66 cmColección Diputación de Alicante

88 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

E M I L I O VA R E L A

Cartel ‘Alicante Fiestas’, 1926105,8 x 119,5 cmArchivo Municipal de Alicante

E M I L I O VA R E L A

Hoguera ‘Sueño del buen alicantino’, 1934Colección particular

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90 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

E M I L I O VA R E L A

Hoguera ‘Sueño delbuen alicantino’, 1934Caja Mediterráneo

Hoguera ‘Sueño delbuen alicantino’, 1934Caja Mediterráneo

Hoguera ‘Sueño delbuen alicantino’, 1934Colección particular

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E M I L I O VA R E L A

Carro de caballos, 1928Óleo sobre lienzo, 44 x 47 cm

Caja Mediterráneo

92 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

E M I L I O VA R E L A

Exposición del Ateneo, 1936Caja Mediterráneo

F R A N C I S C O S Á N C H E Z O R S

Emilio Varela, 1938Archivo Municipal de Alicante

94 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

E M I L I O VA R E L A

El puerto desde una ventanaÓleo sobre cartón, 33 x 36 cmColección Joserre Perezgil

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E M I L I O VA R E L A

Retrato de Isolda Esplá e hijo, ca. 1944Óleo sobre tela, 75 x 69 cm

Colección Diputación de Alicante

Ó S C A R E S P L Á

Programa de manodel conciertoen el Teatro Principal,Alicante, 8-VI-1914

Caja Mediterráneo

Tarjeta de visita a Valery LarbaudMusée-bibliothèque Valery Larbaud-Ville de Vichy

96 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

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E M I L I O VA R E L A

Cartel ‘Festival Óscar Esplá’46,5 x 32,5 cm

Caja Mediterráneo

98 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

E R N E S T O H A L F F T E R

Carta a Óscar Esplá, 5-I-1924Caja Mediterráneo

Carta a Óscar Esplá, 2-IX-1924Caja Mediterráneo

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100 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

A D O L F O S A L A Z A R

Carta a ÓscarEsplá, 23-IX-1924Caja Mediterráneo

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102 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

R A F A E L A L B E R T I y B E N J A M Í N PA L E N C I A

Carta a Óscar Esplá, VIII-1926

Caja Mediterráneo

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R A F A E L A L B E R T I y B E N J A M Í N PA L E N C I A

Carta a Óscar Esplá, 1-IX-1926Caja Mediterráneo

Ó S C A R E S P L Á

Soledades, 1929París, Editions Max EschigColección particular, Madrid

Suite de pequeñas piezas, (1ª ed.) 1931

Madrid, Unión Musical Española, 1951Colección particular, Madrid

104 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

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F R A N C I S C O S Á N C H E Z O R S

Óscar Esplá, 1951Archivo Municipal de Alicante

106 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

PA U L - É M I L E B É C AT

Retrato de Valery Larbaud, 1921Óleo sobre lienzo, 109,5 x 89,5 cm

Musée-bibliothèque Valery Larbaud-Ville de Vichy

107

108 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

Enfantines, 1918París, Editions de la Nouvelle Revue FrançaiseEjemplar dedicado a Gabriel MiróCaja Mediterráneo

VA L E R Y L A R B A U D

Fermina Márquez, 1911París, Plon-Nourrit et Cie.Ejemplar dedicado a Gabriel MiróCaja Mediterráneo

VA L E R Y L A R B A U D

Villa Raspail,Alicante, 1918

Musée-bibliothèque ValeryLarbaud-Ville de Vichy

P E D R O S A L I N A S

Tarjetón a Valery Larbaud, 1-I-1919

Tarjetón a Valery Larbaud

Tarjeta postal a Valery Larbaud, 1-I-1919Musée-bibliothèque Valery Larbaud-Ville de Vichy

110 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

G A B R I E L M I R Ó

Carta a Valery Larbaud, 1924Musée-bibliothèque Valery Larbaud-Ville de Vichy

Carta a Valery Larbaud, 1925Musée-bibliothèque Valery Larbaud-Ville de Vichy

111

G A B R I E L M I R Ó

Libro de Sigüenza, 1917Barcelona, Eduardo Domenech

Ejemplar dedicado a Valery LarbaudMusée-bibliothèque Valery

Larbaud-Ville de Vichy

El ángel, el molino y elcaracol del faro, 1921

Madrid, AteneaEjemplar dedicado a Valery Larbaud

Musée-bibliothèque ValeryLarbaud-Ville de Vichy

Niño y grande, 1922Madrid, Atenea

Ejemplar dedicado a Valery LarbaudMusée-bibliothèque Valery

Larbaud-Ville de Vichy

112 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

G A B R I E L M I R Ó

Carta a Valery Larbaud, 1928Musée-bibliothèque Valery Larbaud-Ville de Vichy

E R N E S T O G I M É N E Z C A B A L L E R O

Carta a Valery Larbaud sobre Gabriel Miró, 1932Musée-bibliothèque Valery Larbaud-Ville de Vichy

113

114 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

J U L I O B E R N Á C E R

Infantilia: Emocionario de la niñez, 1929Madrid, Caro Raggio EditorEjemplar dedicado a Valery LarbaudMusée-bibliothèque Valery Larbaud-Ville de Vichy

J U L I O B E R N Á C E R

Cantos a bordo, 1936Madrid, Agencia General de Librería y Artes GráficasEjemplar dedicado a Valery LarbaudMusée-bibliothèque Valery Larbaud-Ville de Vichy

VA L E R Y L A R B A U D

Journal inédit, 1954París, GallimardColección particular, Madrid

115

L O R E N Z O A G U I R R E

Bodegón de los pájaros, 1924Óleo sobre lienzo, 64 x 69 cm

Hermanas Aguirre

116 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

L O R E N Z O A G U I R R E

Playa de Sant Joan, 1928Óleo sobre lienzo, 79 x 93 cmHermanas Aguirre

117

L O R E N Z O A G U I R R E

La cabrita o El Portet, 1930Óleo sobre lienzo, 95,5 x 100 cmMuseo de Navarra. Pamplona

118 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

L O R E N Z O A G U I R R E

El Portet, 1930Óleo sobre lienzo, 94 x 99 cmHermanas Aguirre

119

H E L I O D O R O G U I L L É N P E D E M O N T I

Calle de Rafael Terol, ca. 1930-1935Óleo sobre cartón, 53 x 45 cm

Colección Ayuntamiento de Alicante

120 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

B E N J A M Í N PA L E N C I A

Puerto de Altea, 1927Óleo sobre tabla, 100 x 100 cmMuseo de Albacete

121

B E N J A M Í N PA L E N C I A

Puerto de Altea, 1927Óleo sobre cartón, 60 x 60 cm

Museo de Albacete

122 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

B E N J A M Í N PA L E N C I A

Bodegón, 1927Técnica mixta sobre papel, 24 x 20 cmColección particular, MadridCortesía Galería José R. Ortega

J U A N C H A B Á S

Espejos, 1921Madrid, Editorial Alejandro PueyoEjemplar dedicado a Gabriel MiróCaja Mediterráneo

123

G R E G O R I O P R I E T O

Retrato de Juan Chabás, 1922-1925Óleo sobre lienzo, 85 x 84 cm

Fundación Gregorio Prieto, Valdepeñas

124 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

J U A N N AVA R R O R A M Ó N

Desnudo, 1929Óleo sobre lienzo, 46 x 38 cmColección Javier B. Navarro

125

J U A N N AVA R R O R A M Ó N

Nocturno de Ibiza, 1934Óleo sobre lienzo, 100 x 81 cmColección Javier B. Navarro

126 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

J U A N N AVA R R O R A M Ó N

Alquería, 1929Óleo sobre lienzo, 64 x 52 cmColección Juana y Javier B. Navarro

J U A N B O N A F É

Calpe, ca. 1928Acuarela sobre papel, 23 x 31 cm

Con dedicatoria a Carlos Ruiz FunesColección particular

127

J U A N G U E R R E R O R U I Z

Juan Bonafé, JoséBallester y RamónGaya en la Fondade la Chima, Calpe, 1927Museo Ramón GayaAyuntamiento de Murcia

Ramón Gaya y JuanBonafé en la Fondade la Chima, Calpe, 1927Colección particular

128 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

L U I S G A R AY

La Fonda de la Chima, ca. 1928Óleo sobre lienzo, 46 x 54 cmAntonio Andrés Pardo Vidal

La Fonda de la Chima, ca. 1928Óleo sobre lienzo, 53 x 43 cm

Con dedicatoria a Juan Guerrero RuizColección particular

129

J U A N G U E R R E R O R U I Z

P. de Madariaga, Bonaféy Clotilde Más con lafamilia Guerrero, San Juan,Alicante, 1938Museo Ramón Gaya. Ayuntamiento de Murcia

Ramón Gaya pintandoa Juan ArturoGuerrero Aroca, 1927Museo Ramón Gaya. Ayuntamiento de Murcia

130 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

131

R A M Ó N G AYA

El Albir, 1929Acuarela sobre papel, 25 x 32,5 cm

Museo Ramón Gaya. Ayuntamiento de Murcia

Altea, ca. 1930Tinta y acuarela sobre papel, 44,5 x 30 cm

Museo Ramón Gaya. Ayuntamiento de Murcia

J U A N B O N A F É

AlteaAcuarela sobre papel, 23 x 30 cmColección Blanca Cos

Benidorm, ca. 1950

Acuarela sobre papel, 31,5 x 44 cmColección particular, Madrid

132 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

133

J U A N G U E R R E R O R U I Z

Juan Bonafé pintandoen Benidorm, ca. 1950

Museo Ramón GayaAyuntamiento de Murcia

J U A N B O N A F É

Benidorm, ca. 1955

Acuarela sobre papel, 30,5 x 23 cmColección Miguel Cos

L O R E N Z O A G U I R R E

Cartel ‘Fogueres de San Chuan’, 1928153 x 118 cm

Archivo Municipal de Alicante

134 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

135

136 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

L O R E N Z O A G U I R R E

Cartel ‘Fogueres de San Chuan’, 1929153,8 x 118,3 cm

Archivo Municipal de Alicante

Hoguera ‘Benalúa’, 1928Colección Senante-LamaignereArchivo Municipal de Alicante

L O R E N Z O A G U I R R E

Hoguera ‘Les presidensiesde Torrejón’, 1928Colección Senante-LamaignereArchivo Municipal de Alicante

137

138 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

G A S T Ó N C A S T E L L Óy F R A N C I S C O H E R N Á N D E Z

Hoguera ‘El futurBenacantil’, 1929Colección Senante-LamaignereArchivo Municipal de Alicante

L O R E N Z O A G U I R R E

Hoguera ‘Barracade fira’, 1929Colección Senante-LamaignereArchivo Municipal de Alicante

139

LORENZOAGUIRRE

Cartel

‘FogueresdeSanChuan’,19

30

189,5x11

9,5cm

Arc

hivo

Mun

icipal

deAlica

nte

140 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

JUANBONAFÉ

Cartel

‘FogueresdeSanChuan’,19

32

153,5x78

cmArc

hivo

Mun

icipal

deAlica

nte

141

RAMÓNGAYA

Cartel

‘FogueresdeSanChuan’,19

33

147x79

cmArc

hivo

Mun

icipal

deAlica

nte

142 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

MELCHORARACIL

Cartel

‘FogueresdeSanChuan’,19

36

149,5x69

,5cm

Arc

hivo

Mun

icipal

deAlica

nte

143

JOSÉPÉREZGIL

Cartel

‘HoguerasdeSanJuan’(LLAMASDEMITIERRA

) ,19

41

165x88

cmArc

hivo

Mun

icipal

deAlica

nte

144 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

L U I S G A R AY

Folleto Hogueras, 1935Archivo Municipal de Alicante

K - H I T O

Programa Hoguera Orán, 1936Archivo Municipal de Alicante

145

E D U A R D O I R L E S

Romans del bón alicantí, 1934Alicante, Imp. Papelería Baño

Caja Mediterráneo

E M I L I O VA R E L A

Cubierta de ‘Festa’, 1936Eduardo Irles (dir.), Ayuntamiento de AlicanteInstituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert

J O S É R A M Ó N C L E M E N T E

El hombre que pescó su sueño, 1932GUIÓN: Daniel Bañuls y José Ramón Clemente

INTÉRPRETE: Gastón CastellóDiputación de Alicante

146 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

156 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

157

M I G U E L L Ó P E Z

Restaurante-Bar Ivory (ALICANTE ), 1934

Lápices de colores sobre papel, 37 x 29 cmColegio Territorial de Arquitectos de Alicante

J U A N G U E R R E R O R U I Z (ed.)

Memoria del Ayuntamienode Alicante, 1933

Alicante, Modernas Gráficas GutenbergArchivo Municipal de Alicante

158 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

M I G U E L L Ó P E Z

Edificios de viviendas(PZA. DE LOS LUCEROS, ALICANTE ), 1934

Lápices de colores sobre papel sulfurizado, 45 x 45 cmColegio Territorial de Arquitectos de Alicante

159

M I G U E L L Ó P E Z

Edificio de viviendas (C/. JUAN BAUTISTALAFORA Y PZA. DEL MAR, ALICANTE ), 1934

Lápices de colores sobre cartón, 35 x 40 cmColegio Territorial de Arquitectos de Alicante

161

FRANCISCOSÁNCHEZORS

Explanada

Archivo

Municipalde

Alicante

F R A N C I S C O S Á N C H E Z O R S

ExplanadaArchivo Municipal de Alicante

162 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

F R A N C I S C O S Á N C H E Z O R S

Tartana por el puertoArchivo Municipal de Alicante

163

F R A N C I S C O S Á N C H E Z O R S

ExplanadaArchivo Municipal de Alicante

164 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

F R A N C I S C O S Á N C H E Z O R S

Plaza del MarArchivo Municipal de Alicante

165

F R A N C I S C O S Á N C H E Z O R S

RamblaArchivo Municipal de Alicante

F R A N C I S C O S Á N C H E Z O R S

RamblaArchivo Municipal de Alicante

166 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

167

F R A N C I S C O S Á N C H E Z O R S

RamblaArchivo Municipal de Alicante

F R A N C I S C O S Á N C H E Z O R S

RamblaArchivo Municipal de Alicante

168 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

169

F R A N C I S C O S Á N C H E Z O R S

RamblaArchivo Municipal de Alicante

F R A N C I S C O S Á N C H E Z O R S

Parador de IfachArchivo Municipal de Alicante

170 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

171

F R A N C I S C O S Á N C H E Z O R S

Parador de IfachArchivo Municipal de Alicante

172 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

F R A N C I S C O S Á N C H E Z O R S

Parador de IfachArchivo Municipal de Alicante

J U A N G U E R R E R O R U I Z

Calpe con el peñónde Ifach al fondo

Colección particular

Peñón de Ifach (ALICANTE ), 1927

Museo Ramón GayaAyuntamiento de Murcia

Peñon de Ifach (ALICANTE ), 1927

Museo Ramón GayaAyuntamiento de Murcia

174 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

R A M Ó N G AYA

Retrato de Juan Gil-Albert(PALABRAS A LOS MUERTOS ), 1937

Óleo sobre lienzo, 101 x 81 cmMuseo Ramón Gaya. Ayuntamiento de Murcia

175

E N R I Q U E C L I M E N T

Retrato de Juan Gil-Albert, 1940Óleo sobre lienzo, 114,5 x 129 cmColección Diputación de Alicante

J U A N G I L - A L B E R T

Poemas (El existirmedita su corriente), 1949

Madrid, Librería ClanEjemplar dedicado a Francisco Lozano

Colección particular

J U A N G I L - A L B E R T

Candente horror, 1936Valencia, Ediciones de Nueva CulturaEjemplar dedicado a Juan Guerrero RuizColección particular

Siete romancesde guerra, 1937Valencia, Ediciones de Nueva CulturaColección particular, Madrid

Las ilusiones, con los poemasde El convaleciente, 1943Buenos Aires, Ediciones ImánEjemplar dedicado a José BoleaColección particular, Madrid

176 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

177

PA S C U A L P L A Y B E LT R Á N

Huso de eternidad, 1930Alcoy, Editorial RenovaciónCubierta de Juanino RenauEjemplar dedicado a AzorínColección particular, Madrid

Hogueras en el Sur, 1934Valencia, Ediciones

de la Unión de Escritoresy Artistas Proletarios de Valencia

Colección particular

M I G U E L H E R N Á N D E Z

Perito en lunas, 1933Murcia, Ediciones SudesteColección particular

Quién te ha visto y quién te ve, 1934Madrid, Cruz y RayaEjemplar dedicado a Juan Guerrero RuizColección particular

El rayo que no cesa, 1936Madrid, Ediciones HéroeColección particular

178 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

M I G U E L H E R N Á N D E Z

El labradorde más aire, 1937

Madrid-Valencia, EditorialNuestro Pueblo

Colección particular

179

M I G U E L H E R N Á N D E Z

Seis poemas inéditos y nueve más, 1951Alicante, Colección Ifach

Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert

180 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

F R A N C I S C O S Á N C H E Z O R S

Melchor Aracil en el tren,camino del frente, 1937Archivo Municipal de Alicante

181

182 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

F R A N C I S C O S Á N C H E Z O R S

Melchor Aracil en el frente, 1937Archivo Municipal de Alicante

183

F R A N C I S C O S Á N C H E Z O R S

Melchor Aracil en el frente, 1937Archivo Municipal de Alicante

184 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

R I C A R D O F U E N T E

Retrato de Miguel HernándezLápiz sobre papel, 29,7 x 22 cm

Colección particular

185

G A S T Ó N C A S T E L L Ó

Presos durmiendo la siesta, 1939Acuarela sobre papel, 36 x 57 cmColección Diputación de Alicante

186 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

187

G A S T Ó N C A S T E L L Ó

Presos tatuándose, 1940Óleo sobre lienzo 45,5 x 40,5 cm

Colección Ayuntamiento de Alicante

G A S T Ó N C A S T E L L Ó

Hombre sentado leyendoLápiz sobre papel, 22 x 16 cm

Colección particular

188 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

R I C A R D O F U E N T E

Retrato de Gastón CastellóLápiz sobre papel, 28,7 x 22 cmColección Particular

M A N U E L G O N Z Á L E Z S A N TA N A

Retrato de Ricardo Fuente, 10-XI-1939Lápiz sobre papel, 29,5 x 19 cmColección Particular

189

M I G U E L A B A D M I R Ó

Retrato de Ricardo Fuente, ca. 1940Acuarela sobre papel, 30 x 22 cm

Colección particular

190 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

M I G U E L A B A D M I R Ó

Hombres solosÓleo sobre táblex, 100 x 73 cmColección Diputación de Alicante

191

F R A N C I S C O S Á N C H E Z O R S

Miguel Abad, 1944Archivo Municipal de Alicante

192 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

M I G U E L L Ó P E Z

Cruz de los Caídos (ALICANTE ), 1939

Tinta sobre papel vegetal, 34,5 x 48 cmArchivo Municipal de Alicante

193

194 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

M I G U E L L Ó P E Z

Biblioteca junto a la Cruz de los Caídos(PASEO DE CANALEJAS, ALICANTE ), 1939

Tinta china y rotulador sobre papel vegetal, 111 x 33 cmArchivo Municipal de Alicante

195

M I G U E L L Ó P E Z

Monumento a los Caídos(PTDA. AGUAMARGA, ALICANTE ), 1941

Ceras sobre papel de estraza duro, 43,3 x 56,1 cmColegio Territorial de Arquitectos de Alicante

196 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

M I G U E L L Ó P E Z

Edificio de viviendas (RAMBLA DE MÉNDEZ NÚÑEZY C/ TENIENTE CORONELCHÁPULI, ALICANTE ), 1940-1941

Acuarela y lápices de coloressobre papel de estraza, 72,8 x 52,5 cmColegio Territorial de Arquitectos de Alicante

197

M I G U E L L Ó P E Z y M A N U E L B A E Z A

Hotel Gran SolFotografía de Basilio F. Martínez

M I G U E L L Ó P E Z

Local comercial Nuria(RAMBLA DE MÉNDEZ NÚÑEZ, ALICANTE ), 1941

Tinta china delineada sobre papel sulfurado, 22,1 x 32,2 cmColegio Territorial de Arquitectos de Alicante

M I G U E L L Ó P E Z y J O S É L U I S D E L E Ó N

Cuartel para la Guardia Civil (MURCIA), 1940

Lápices de colores sobre papel vegetal, 24,4 x 55,8 cmColegio Territorial de Arquitectos de Alicante

Cuartel para la Guardia Civil (MURCIA), 1940

Lápices de colores sobre papel vegetal, 27,7 x 36,8 cmColegio Territorial de Arquitectos de Alicante

198 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

200 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

M I G U E L L Ó P E Z

Edificio de viviendas (C/ BAILÉNY BARÓN DE FINESTRAT, ALICANTE ), 1940-1941

Tinta china y lápiz difuminado sobre papel vegetal, 116 x 32 cmArchivo Municipal de Alicante

201

Atribuido a M I G U E L L Ó P E Z

Bar y pista de patines(PLAYA DEL POSTIGUET, ALICANTE ), 1942

Acuarela sobre papel, 34 x 24 cmArchivo Municipal de Alicante

202 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

F R A N C I S C O S Á N C H E Z O R S

Gastón Castelló, 1946Archivo Municipal de Alicante

203

204 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

F R A N C I S C O S Á N C H E Z O R S

Juan Guerrero Ruiz en Benidorm, ca. 1955

Archivo Municipal de Alicante

F R A N C I S C O S Á N C H E Z O R S

Manuel Baeza, ca. 1950Archivo Municipal de Alicante

205

F R A N C I S C O S Á N C H E Z O R S

Rafael Rodríguez Albert, ca. 1955Archivo Municipal de Alicante

207

F R A N C I S C O S Á N C H E Z O R S

Gonzalo Soriano, ca. 1955Archivo Municipal de Alicante

208 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

F R A N C I S C O S Á N C H E Z O R S

Salinas de Calpe, 1946Archivo Municipal de Alicante

209

F R A N C I S C O S Á N C H E Z O R S

Pescadores empujando la barca, ca. 1950Archivo Municipal de Alicante

210 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

E U G E N I O D ’O R S

El ‘Consueta’ de la Fiesta de Elche, 1941Barcelona, J. Horta y Cia. EditoresColección particular, Madrid

211

G E R A R D O D I E G O

Visitación de Gabriel Miró, 1951Alicante [Madrid], Talleres Gráficos Silverio Aguirre

Colección particular, Madrid

A D R I A N O D E L VA L L E

Égloga de Gabriel Miróy Fábula del Peñón de Ifach, 1957

Madrid, ÁgoraColección particular, Madrid

212 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

J U A N N AVA R R O R A M Ó N

Retrato de Javier Barrio(SOBRINO DEL PINTOR ), 1943

Óleo sobre lienzo, 81 x 65 cmColección Javier B. Navarro

213

214 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

J U A N N AVA R R O R A M Ó N

Vista de AlteaÓleo sobre lienzo, 46 x 38 cmColección Javier B. Navarro

215

M A N U E L G O N Z Á L E Z S A N TA N A

Paisaje, 1940Óleo sobre lienzo, 51,5 x 48 cm

Colección Diputación de Alicante

216 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

G A S T Ó N C A S T E L L Ó

Castillo de Santa Bárbara, ca. 1940-1950Óleo sobre lienzo, 118 x 137 cmColección Diputación de Alicante

217

J O S É P E R E Z G I L

Calle de Viriato con Benacantil al fondo, 1950Óleo sobre lienzo, 100 x 85 cm

Colección Ayuntamiento de Alicante

J O S É P E R E Z G I L

Almendros de Santa Faz, 1951Óleo sobre lienzo, 156 x 110 cm

Colección Diputación de Alicante

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J O S É P E R E Z G I L

Arrabales del Benacantil, 1951Óleo sobre lienzo, 84,5 x 100,5 cmColección Diputación de Alicante

219

J O S É P E R E Z G I L

Vista del puerto, 1955Óleo sobre lienzo, 130 x 180 cm

Colección particular

220 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

221

J U A N B A U T I S TA S E G A R R A

Cabo de San Martín, 1943Óleo sobre lienzo, 74 x 100 cmColección Diputación de Alicante

223

E N R I Q U E L L E D Ó T E R O L

Interior, 1949Óleo sobre lienzo, 38 x 48 cm

Colección particular

224 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

E N R I Q U E L L E D Ó T E R O L

Camino de Santa Faz, 1952Óleo sobre lienzo, 46 x 55 cmColección particular

225

E N R I Q U E L L E D Ó T E R O L

Plaza de Benisa, 1953Óleo sobre lienzo, 61 x 50,5 cm

Colección particular

E N R I Q U E L L E D Ó

Carta a Emilio VarelaTranscripción

Querido don Emilio: porque fue Vd. siemprepara mí don Emilio. No puedo llamarle de otraforma, aunque quisiera. Nuestras edades nocoincidieron; usted era un hombre ya cercanoa la muerte, enamorado de la pintura hasta lomás profundo de su ser, inmensamente, exqui-sitamente sensible. Yo era un joven, ytambién atraído por la pintura irremediable-mente, y con cierta sensibilidad paracomprenderla, quizá, de parecido modo al enque Vd. la sentía y amaba. Ese fue el naci-miento de nuestra correcta, sincera, clara ybreve, pero constante amistad que cortó fatal-mente su muerte. Amistad circunscrita alpaseo desde la Decoradora hasta su casa, en lacalle de Teatinos, al mediodía, los días que Vd.pasaba por allí y, sentado, a la derecha, frenteal escaparate interior de la tienda de pinturasde Pepe Mingot, esperaba casi la hora decerrar. Muchas veces no hablaba. Permanecíaencerrado en un profundo mutismo que ni lasafectuosas palabras de Conchita, la esposa dePepe Mingot, conseguía romper. Otras, lasmenos, se sentía locuaz, y hablaba vivamentecon viejos amigos que tanto le querían:¿recuerda a Manolo Tormo? Sentía, compren-día perfectamente su pintura. A veces,aceptaba Vd. las frutas que Conchita le ofre-cía, recién compradas, porque venía por latienda después de pasar por el mercado.Recuerdo que Vd. las saboreaba con deleite, ysu corazón, creo, se descargaba entonces de latristeza que en sus últimos tiempos, meparece, le acongojaba permanentemente. Tris-teza más triste que cualquier otra tristeza,tristeza asumida, incorporada ya a lo irreme-diable. Era la desesperación de un hombreque tiene plena conciencia de su valor, deestar tocando la gloria con la punta de losdedos, y no consigue alcanzarla, por más que

su esfuerzo, teniendo definido perfectamentesu camino, con todas las renuncias que estaelección llevaba. Tal vez sea esa profunda yresignada desesperación un designio de losgenios.

Recuerdo en nuestro recorrido sus ojos, deun azul tan claro como el del mar y los cielosde Aitana. Sus pómulos prominentes, su bocacarnosa, como de una cabeza de Rubén Daríoque Vd. hubiera pintado. ¿Cuántos autorre-tratos se pintó? No importa el número. Todos.Todos sus estados de ánimo se reflejan enellos, pintados, los de Alicante, a través delmismo espejo: circular, pequeño, con un marcode madera tallada, que colocaba en un lateralinterior de su balcón para tener mejor luz.¿Lo recuerda? No era por narcisismo, quenunca lo tuvo. Era para estar preparado parapintar otros retratos. Su humildad, su respe-tuosa cortesía, le hacían sufrir cuando lopintaba. Pero Vd. don Emilio, pintaba bas-tante más que una fisionomía, que un gesto,que un parecido. Usted pintaba el alma dequienes retrataba, como Eduard Munch pintóuna vez el grito, que casi se podía escuchar, deuna mujer aterrorizada. Su pincel, queridoamigo, acariciaba el lienzo con inmensa ter-nura, con miedo quizá, sobrecogido tal vez porel efluvio de comprensión que estaba comuni-cándose, en esos momentos, entre su modeloy Vd. Y para ese miedo, para esa tensión des-bordante y emocionada había que prepararsede antemano. Por eso se pintó tantas veces.Por eso pintó a gente que Vd. quería.

¿Y sus interiores? ¿Y sus sencillos bodego-nes? ¿Y su Alicante? Qué maravilloso cuadrosu calle de San Rafael, en Santa Cruz. ¿Y suspaisajes? He recorrido como un incansableperegrino sus sendas de Aitana innumerablesveces. Y he mirado por las mismas ventanitas

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que Vd., y bebido del agua cristalina y reciénnacida del mismo Molino, el Molino de Ondara.He parado en casi las mismas sombras queVd. encontró, y he pisado las mismas piedrasy la misma tierra en donde tantas veces Vd.plantara su caballete. Y he visto sus paisajesvivos, con sus pinares y sus olivos más creci-dos. Y vueltos a ver en otros otoños y en otrasprimaveras, y en otros muchos veranos comolos que fueron gloriosos para Vd. Y otra vez,ahora, calcinados por los incendios. Y heintentado –descabellado gesto– apagar elfuego con mis manos y la tierra de Aitana,hasta ensangrentarla. Porque quería así sal-var aunque solo fuera una pequeña parte desus vivencias, de sus paisajes. Y he preferidodespués, contemplando el desastre, que Vd.ya no viniera, que su gloria fue pintar unaAitana virgen, desmelenándose al viento suspinares, blanqueando sus cumbres por las nie-ves, brillando al sol sus peñascales, susrunares y sus cortados. El «Peñón Mulero»,«Partagat», «El Paset de Sella», «El Pas delArc», «El Contador», «Tagarina», «El PeñónDivino», «El Pas de la Rabosa», «Les Peñesque Parlen»... Son parajes lejanos en Aitanaque Vd. vio y de los que le hablaron ÓscarEsplá, Juan Vidal, Ángel Custodio, Micalet,Fernando y Pepet del Molí, Marieta, su her-mana y otros muchos. Y otros lugares por losque Vd. pisó y por los que anduvo más fre-cuentemente por su proximidad: «El Molí», el«Trestellador», «Ondara», «Ondarella», «ElMas de la Mona», «Castell de Guadalest»,«Benimantell»... ¿Se acuerda de la torre de suiglesia? ¡Tan destartalada hoy! Qué mal ratopasaría cuando le encerraron allí, en el campa-nario, sin acordarse de que estaba Vd.pintando la plaza del pueblo, todavía con elreloj enfrente de la iglesia, en una pequeña

torrecita levantada sobre los tejados. Quémagnífica pintura esa. Pintura vibracionistacomo le decía a Lolita Marí en su carta de undomingo de octubre de 1934. La acompañabaa un pequeño cuadro de almendros en flor,tomado cerca de Muchamiel.

«...EL TEMA, LUGARDONDEFUE PINTADO

ESTÁ CERCA DE SU NUEVA ESCUELITA,

POR ESTE MOTIVO SE LO ENVÍO, APARTE

APRECIARLO YO MUCHO POR SER UNA NOTA

DE PINTURA VIBRACIONISTA QUE CREO

NO ESTÁ MAL DEL TODO...»

Lolita Marí. Un amor platónico, un amorimposible para Vd. Cosas del destino. Lolitamurió tan solo unos días antes que Vd. Y no losupo entonces. Yo le incluyo al final, ahora,para que goce de nuevo con sus mismaspalabras, porque reflejan la nobleza y gran-diosidad de su afecto por Lola, las primerashojas de un pequeño libro de poesía que Vd.precisamente, le dedica el 6 de enero de 1938.Trece años después, el 5 de enero de 1951,cuando la cabalgata de los Reyes Magospasaba por la Rambla, sus amigos, los herma-nos Blanco, estaban tratando de sacar sumascarilla, que ofrecía dificultades por lo cre-cido de su barba en los últimos días. EmilioVarela Isabel, de 63 años, había muerto esemismo día. Los tambores y las trompetas y elrumor del gentío resonaban tenuemente en lahabitación. Sus hermanas, consternadas, y unpequeño grupo de familiares y amigos, con-templábamos la escena. Era víspera de Reyes,y su alma pura, de niño grande, ese día debiósentirse por fin, tremendamente feliz.

Y ahora, nada más. Yo creo que le debía eserecuerdo.

Enrique Lledó

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E N R I Q U E L L E D Ó T E R O L

Interior con mar, 1963Óleo sobre lienzo, 81 x 100 cmColección particular

229

E N R I Q U E L L E D Ó T E R O L

Cristal, 1957Óleo sobre táblex, 78,5 x 118 cm

Colección Diputación de Alicante

230 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

M A N U E L B A E Z A

Venta de aves, 1952-1954Óleo sobre lienzo, 100,5 x 81,5 cmColección Diputación de Alicante

231

M A N U E L B A E Z A

Muchacha con molinete, 1954Óleo sobre lienzo, 95 x 66 cm

Colección Diputación de Alicante

232 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

X AV I E R S O L E R

Interior: Sillería, 1951Óleo sobre lienzo, 81 x 100 cmColección Diputación de Alicante

233

X AV I E R S O L E R

Interior de una tienda de sombreros, 1951Óleo sobre lienzo, 59,5 x 73 cm

Colección Diputación de Alicante

234 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

X AV I E R S O L E R

Conversación de ancianas, 1954Óleo sobre lienzo, 184 x 150,5 cmColección Diputación de Alicante

235

J U A N A F R A N C É S

Figura de hombre, ca. 1952Óleo sobre lienzo, 104 x 65,2 cm

Col. Juana FrancésMuseo de Arte Contemporáneo de Alicante

236 FRANCISCOPÉREZPIZARRO

Atisbodelaprimaveraenlaalberca,19

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Colec

ción

Diput

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Alica

nte

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239

F R A N C I S C O L O Z A N O

Paisaje de Alicante(PLAYA DE IFACH, CALPE ), 1959-1960

Óleo sobre lienzo, 111 x 177 cmColección particular

240 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

F R A N C I S C O L O Z A N O

Cala Finestrat, 1957Óleo sobre lienzo, 100 x 81 cmColección particular

241

F R A N C I S C O L O Z A N O

Puerto de Villajoyosa, 1959Óleo sobre lienzo, 80 x 100 cm

Colección particular

242 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

F R A N C I S C O A R I A S

La Carrasqueta / Carretera de Alicante, 1966Óleo sobre lienzo, 97 x 117 cmColección Diputación de Alicante

243

PA N C H O C O S S Í O

Florero, 1959Óleo sobre lienzo, 73 x 60 cm

Colección Diputación de Alicante

244

MANUELBAEZA

Fondomarino,19

61

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0cm

Res

taur

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sena

F R A N C I S C O S Á N C H E Z O R S

ExplanadaArchivo Municipal de Alicante

M I G U E L L Ó P E Z

Hotel Gran Sol(RAMBLA DE MÉNDEZ NÚÑEZ, ALICANTE ), 1961-1962

Lápiz y cera sobre papel vegetal, 32,6 x 21,7 cmColegio Territorial de Arquitectos de Alicante

248 A L I C A N T E M O D E R N O 1 9 0 0 - 1 9 6 0 • CAT Á LO GO

M I G U E L L Ó P E Z

Maqueta del Hotel Gran Sol[Fotografía reproducida en el catálogo Dibujos

y arquitectura de Miguel López González (1932-1968),

Alicante, Colegio Territorial

de Arquitectos de Alicante, 2008, p. 242]

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M A N U E L B A E Z A

Mural del Hotel Gran SolFotografía de Basilio F. Martínez

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