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Algunos problemas conceptuales en el estudio de los movimientos sociales Gerardo L. Munck Revista Mexicana de Sociología, Vol. 57, No. 3. (Jul. - Sep., 1995), pp. 17-40. Stable URL: http://links.jstor.org/sici?sici=0188-2503%28199507%2F09%2957%3A3%3C17%3AAPCEEE%3E2.0.CO%3B2-R Revista Mexicana de Sociología is currently published by Universidad Nacional Autónoma de México. Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of JSTOR's Terms and Conditions of Use, available at http://www.jstor.org/about/terms.html. JSTOR's Terms and Conditions of Use provides, in part, that unless you have obtained prior permission, you may not download an entire issue of a journal or multiple copies of articles, and you may use content in the JSTOR archive only for your personal, non-commercial use. Please contact the publisher regarding any further use of this work. Publisher contact information may be obtained at http://www.jstor.org/journals/unam.html. Each copy of any part of a JSTOR transmission must contain the same copyright notice that appears on the screen or printed page of such transmission. The JSTOR Archive is a trusted digital repository providing for long-term preservation and access to leading academic journals and scholarly literature from around the world. The Archive is supported by libraries, scholarly societies, publishers, and foundations. It is an initiative of JSTOR, a not-for-profit organization with a mission to help the scholarly community take advantage of advances in technology. For more information regarding JSTOR, please contact [email protected]. http://www.jstor.org Fri Jan 25 12:56:25 2008

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Algunos problemas conceptuales en el estudio de los movimientos sociales

Gerardo L. Munck

Revista Mexicana de Sociología, Vol. 57, No. 3. (Jul. - Sep., 1995), pp. 17-40.

Stable URL:

http://links.jstor.org/sici?sici=0188-2503%28199507%2F09%2957%3A3%3C17%3AAPCEEE%3E2.0.CO%3B2-R

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Algunos problemas conceptuales en el

estudio de los movimientos sociales

GERARDO L. MUNCK

L OS XfOLrIMIENTOS SOCúKES, coino u11 lipo de accióii colectiw oi-ieiitada hacia el cambio por uiia niasa ctesceiitralizada ciicabezacla, de uiia mane- ra iio jerárquica, por iiii actor social, liaii jiigado iiii papel iiiiportaiitc eii

la historia rccieilte. Haii sido, tambiéii, iiii tópico iiriportaiite de delxite teórico. Después de 1968,silrgieroii dos escuelas cii Estados Uiiidos y eii Europa, cada iiiia propoiiieiirlo coiitribucioiies particulares al aiiálisis de los moviniieiitos sociales. Auiique estas dos escue1;ls. a partir de las iiocioiies de csti-iitegia e i<leiitidad, res- pectivameiite. se haii desarrollado eii graii parte coiiio si fiieseii eiifoqiies rivales, es posible verlas coino coiitribiicioiies p¿ii.ciales y coiiipleniciitari¿is ii la ieoriza- cióii de uii iiiisnio feii6iieiiio. Este ~irtíciilo, piics, preseiita el al-guiiiciito tle qiie sólo a través de iiiia síntesis de los eleineiitos discutitlos eli ;unhas esciie1;ts es posible aiaiizlir eii el aiiálisis de todas las tliiiieiisioiies clave (le los ino\.iiiiieiitos sociales.

La iiecesid:id de conibiilar las coiitri1)i~cioiies de autores estaduiiideiises y europeos es particularriieiite crítica pala la coinpreiisióii de los desafíos y dileiiias asociados ;i la característica orieiitacióii liacia el cambio que define, eii parte, a t i i i nioviniiento social. Esta es prob;ibleineiite el área de iiivestigacióii i~iás siibdc- sal-rol1ad;i tle la teoika de los inoviniieiltos sociales. Paite del probleina es que los iiioviniieiitos sociales coiitribiiyeii al caiiibio nieciiaiite sus ii~cursiones eii la ;ireiia político-iiistitiicional y a ti.av¿s de siis elaboi-aciones tle iiiia estrategia política; pe1.o como los estudiosos de los rnoviiniciitos sociales fiieroii atraídos origiiial- i~iciite a ellos porqiie, eii parte, ewii i7is1os como altci.iiativ¿is a forriias más coii- ~~eiicioii;iIes[le liacer política, ha sido poco lo qiie se 1i;i lieclio para teorizar las coiiexioiies ciitre los iiioviriiieiitos soci;iles y las institiicioiies políticas iiacioii;iles. Uii pi.obleiiia niás profiiiiclo, que lia enici-girlo cu¿iiitlo los enlaces eiiti-e los ino- \riiiiieiitos sociales y la política mas iioriii;~l e iiistitiicioiializi~cli~liaii sido iecoiioci- dos, coiicieriie a la iiicapacidiid, tanto de los estaci~iiiitleiises como <le lo-: eiiro-peos. para c<>iiceptualizar esta tliineiisióii de los inovii~iieiitos sociales r1ciiti.o tlc los marcos teóricos que aiiibos Ilan el;iboi.;ido. Este articiilo, piics, ;tigiiyc qiic 1;i

foi.riia en qiie los rnoviinieiitos sociales se coiistitiiyeii conio tlcsafíos pai-;i las Coi.- iiias coiivciicioiiales de 1i;iccr política, y (lile los dileiiias ;isociatlos coi1 este papel, sola~rieiitc piiedeii ser explicados adeciiatianieiite ;i ti.av¿.s tlc iiii iii;irco teói.ico

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qiie subraye la iiocióii de moviniientos sociales como actores estratGgicos (algo recalcado en la bibliografía estadunidense), y a la vez, elabore una conceptuali- zación de la acción estratkgica a partir de la iioció~i de identidad colectiva ela- borada en la bibliografía europea sobre los movimientos sociales.

Se trata de coiitribuir a los esfuerzos actuales para desarrollar iiiia teoría de los movimientos sociales tomando como punto de partida la bibliografía de Es- tados Uriidos y Europa. Elaboro, primero, una reseíía de los elemeiitos funda- meritales de los enfoques estaduiiideiises y europeos al estudio de los movimien- tos sociales, destacando las nociones de estrategia e identidad qiie cada esciiela ha elaborado. Eii segiindo lugar, considero la posibilidad de iiiia coiivergenci.a entre los erifoqiies estaduniderises y europeos. Después (le criticar uno de los intentos de síntesis más importantes, esbozo los tres problemas centrales que iiii estudioso tle los ~novimieiitos sociales debe confrontar: los problemas de la for- mación de actores, la coordinacióii social y la estrategia política. Al definir lii agenda global de la teoría de los movimieiitos sociales en estos términos, muestro que, a pesar de las contribuciones de los teóricos europeos a iiiiestro eiiteiidi- inie~ito del problenia de la formacióii de actores y de los estadunideiises a iiuestra comprensión tlel problema de la coordiiiación social, el problema de la estrategia política permanece fuera del alcalice teórico de ambas escuelas. El íiltinio obje- tivo de este artículo, eiitonces, es clemostrar que una síntesis siiperadora de las coiitribuciories de los estudiosos estadunideiises y eiiropeos puede aportar los elementos iiecesai-ios para avanzar eii riiiestro analisis de la estrategia política que debeii encarar los movimientos sociales.

1. D O S PElGPECTI\lrlS SOBRE LOS MO\'IMIENTOS SOCIALES: ESTIUTEGIA E 1DENTID.m

El iiiterks niás reciente en los movimieiitos sociales surgió eii el Norte paralela- nieiite con la agitación social y política de la clécada de los aiios seseiita y priiici-pios de los seteiita. Los moviniieiitos sociales eran cautivantes para los estudiosos de esos dtas en taiito que represeiitaban una alternativa a'las formas más coiiveii- cioiiales de hacer política. Parecíaii eiicariiar uiia politica de niovilizacióii. La par- ticipacióii cia iiiia valor central, riiiiclias ~ ~ e c e s por sí mismo, y el contraste con la política iiistitiicioiial era iiiia fiiente de esperanza. Los partidos políticos, pos el contrario, eran vistos como algo domiliado pos la problemática 1iiiche1iaii;i de oli- garqiiía y burocracia. Los moviinieiitos sociales, con sil energía y visión, parecklii un escape a todo esto. Por lo taiito, para los intelectiiales y académicos que simpa- tizabaii con las causas progresistas, el poder de este atractivo estaba destinado a ser iiiiportante. Uiia creciente conciencia de las realidades del estalinismo liabía generado una reevaluacióii particularmeiite fuerte de "lo pri\lado", mieiitras que uiia creciente preocupacióii con los problemas de la autonomía y la identidad liabia llevado a tina rexaininacióii del niodelo leninista del partido de vanguardia. Los movimieiitos sociales que emergíari en esos días, al escapar de estos viejos niodelos, eran iiii vehículo dcscoiitamiiiado para Iiaccr política por otros medios.

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PKOBLEMASEN EL ESTLIDIO DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES 15)

El debate teórico sobre este nuevo fenómeiio social availzó dentro de dos tra- diciones iiltelectuales distintas; se generaron dos enfoques contrastantes: el esta- duilidense, que privilegiaba la ilocióii de estrategia, y el europeo, qiie subiayaba la i~ocióil de identidad.' La distiiición entre el enfoque estadiiiiideiise y el eui-o- peo, vale seiialar, tenía su raíz en un cuerpo bibliográfico que iba miicho mis allá de las discusiones sobre los movimieiltos sociales y que reflejaba los debates coii- temporáiieos sobre la relacióil entre agencia y estructura, y la coilexióii entre niveles micro y macro de aiiálisis. Por lo tailto, al distinguir entre la bibliografía sobre los movimientos sociales que se origiiló en Estados Uiiidos y eil Europa, son necesarias algunas referencias breves a las distintas formas en qiie las dos escuelas coilceptualizaroil el problema de la accióii colectiva.

a ) L a noción estadunidense de estrategia: u n a perspectiva centrada en actores

La bibliografía estaduilidense sobre moviniieiltos sociales articuló la ilocióii de es- trategia a través de los escritos de teóricos de la "movilizacióii de recursos", que enteildían a los movimientos sociales eii términos del probleiiia de la accióii colectiva propuesta por la teoría de la elección racioiial (Klaiidcrinaiis y Tarrow, 1988:47; Coheil, 1985:67490; Bir-iibauni, 1988:17-36). La iiiflueiicia de Maiicur Olsoii, que había coilceptualizado el cilculo estratégico como el implacable cálculo de iiidividuos "i-acioiiales" movidos por el iiiterés propio, siempre expues- to al problema del ,fi-ee-)ido,era evideiite (Olsoii, 1965).' La accióri colectiva era posible solameiite ciiaiido había los iricentivos correctos y cuando se dabaii pasos claros para evitar el problema del ,free-der. Ciertameiite, Olsoii fue criticado, el1 particiilar a través de ai-gumeiitos que inostrabail que los costos de la participa- ción podían ser reducidos; pero esta crítica ilo salió de los límites de la problc- mática olsoniaiia. Auilque los iiidividiios eran vistos respoildiendo a distiiitos inceiltivos, que Olsoil iio había aceiituado, la einergeiicia de los moviinieiitos sociales estaba todavía coi~ceptualizacla en fiiiición de los obstáculos a la parti- cipacióil iildividual en acciones colectivas. EII resiimeii, los inovimientos sociales

l Esu distincióii es elaborada por Jeaii Coheii, y es generalmente aceptada por la mayoría de los reseñadores de la bibliografía sobre movirnieiitos sociales, que contrastan el eiifoqiie de la "movi- lizicióii de reciirsos" y el de los "iiiie\~os niovimieiitos sociales" en t6r1niiios de las iiocioiies de estrategia e identidad, respectivatiieilte (Coheii, 1983). El primer enfoque se originó en Estados Uiiidos y está asociado con el trabajo de Anthony Oberschall. Johii LlcCarthy y Mayer Zald, mientras que el trabajo de Charles Tilly representa iiiia \.ersióri más extensa de esta teoría de la "niovilizacióii de recursos". El segundo eiifoqiie, de los "iiiievos ~novimie~itos sociales", fue desarrollado por teó- ricos europeos y sus distintas corrientes están ligadas a los nombres de Alaiii Tourairie, Cla~is Offe. Frailcesco Alberoiii y Alberto Melucci. Hay, probablemente, rnás variedad en las ideas propuestas por autores europeos que entre los autores estüdiinidenses. Por lo tanto, al referirme al trabajo <le los europeos sobre los movimientos sociales, destaco particularnieiitc la obra de Touraiiie y hlberoiii. Para uiia discusióil completa de la variedad de argumeiltos propuestos por los ziiitores europeos, véase la reseiia monográfica de Rucht (1991).

El problema delfree-ndm, litrralmeiite "el que viaja gratis", se refiere a la situación en la cual iiii i~idividiio puede gozar de cierto5 beneficios que ion accesibles a iiiia cornuiiidad entera siii que t l haya pagado por, o contribuido a, la produccióri de tal bien común.

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eran estudiados en términos de los individiios que estratégicamente comparaban los costos y los beneficios de su participación en la acción c~lect iva.~

Si la teoría sobre los movimientos sociales era presentada por la escuela de la "movilización de recursos" como la búsqueda del fundameiito a nivel inicro de un fenómeno macro, algunas contribuciones de los estu&osos de los moviniien- tos sociales estadunidenses se apartaban bastante de esta formulación. Sidney Tarrow, en particular, ha liecho una vasta crítica del trabajo de los teóricos de la "movilización de recursos" durante las décadas de los años setenta y ocheiita, se6alaiido su descuido al no recoiiocer el tipo de acción colectiva particular aso- ciada a los moviinientos sociales y el siiigular problenia de accióii colectiva que confrontan los rriovimientos sociales. Los teóricos de la "inovilizacióri de recur- sos" liabían aplicado la teoría de Olson, derivada del estudio de los grupos de presióii [interest groups], a un fenómeno que no podía entetiderse eii los misnios tkrminos que un grupo de presión (Tarrow, 1994:2-3, 1416). En una desviacióii, que claramente rompe con la problemática olsoniana, Tarrow sugiere enton- ces que el problema de la acción colectiva que encaran los movimientos sociales es "social" y no "individual", pues gira sobre "la coordinación de la accióii colec- tiva necesaria para resolver el problema de los costos de transaccióii [trnnsaction cost $n-oblem]" (Tarrow, 1994:23, 27).En otras palabras, el problenia 110 es tanto el de superar los costos individuales a la participación eii acciones colectivas, sino el de conseguir que los individuos que ya forman diferentes grupos p organiza-ciones actúen de manera ininterrumpida por un fin comiíii. El estiidio de los movimientos sociales, por lo tanto, se centra en la tarea de descifrar cómo los or- ganizadores de los movimientos sociales usan una serie de recursos para solucio- nar este problema de la coordinación social.

4unque el trabajo reciente de Tarrow representa iin avance considerable para los trabajos de la escuela de la "movilizacióii de reciirsos", es importante recalcar que debe ser situado todavía dentro de una tiadición estadunidense que analiza los moviinientos sociales especialmente en los grniinos de la nocióii c1e estrate- gia. Si bieii el análisis de Tarrow ronipe con la inclinación olsoniana de 1;t escuela de la "movilizacióii dc recursos", su marco conceptual todavía se ceiiti-a en los ac- tores y sil argiiniento entero gira en torno del problema estratégico tle ir "desde aquí hasta allá". Su teoría de los movimientos sociales es eseiicialineiite iiiia ex-

''Los trabajos de McCarthy, ~ a l d y Oberschall, eii particiilar, se 2ijustaii a esta caracterización (Zald y RlcCarthy, 1979; Zald y McCarthy, 1987; Oberschall, 1973). Este artículo, siii embargo, no iiiteiita dar la impresióii de qite los teóricos de la "movilizacióii de reciirsos" solamente estiiíliabaii el proble- nia drl/ree-ridery el dilema del prisionero. Otros factores decisivos destacados por estos aiitores, como la importancia de la orgaiiizacióii coino iiii reciirso colectivo y la variable sociopsicológica de 1;1 ex-pectativa <le kxito. iio han siclo tocados aquí. El propósito de la clisciisióii eii esta seccióii iio es aporiai- u11 resiimeii qur abarqiie los distintos enfoques de la bibliografía sobre movimieiitos sociales, algo que otros haii hecho (Coheii, 1985; Tarrow, 1988; Ktaiidermans y Tarrow, 1988; iMcAdaiii, McCartliv y Zald, 1988; Scott, 1990; Iliiclit, 1991). siiio, más bieii, coiiiparar a las dos escuelas 1115s iniportaiites e11 ioi coiiceptos que mjr afecta11 si1 cornpreiisióii de íos nioviiiiieiitos sociales el1 taiito formas cte accióii colectiva.

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PKOBLEhlAS EN EL ESTUDIO DE LOS MOVIhfIENTOS SOCIALES 21

plicacióil de la variedad de "recursos exteriores" que los orgaiiizatlores o líderes de los movimientos sociales usan para coiistruir un moviiniei~to.

b) L a noción europea de identidad colectiva: la constitución cstructuml de actores

Comparados coi1 los iiivestigadores estadunidenses, los estudiosos de los movi- mieiltos sociales eil Europa coiltineiital hrorecíaii iiii estilo de ailálisis muy dife- reiite. Eil Europa, el resurgimieilto del interés eil los niovimieiitos sociales estaba ligado al análisis eii tCrinii~os de clases sociales, que por eiltoilces empezaba a ser criticado, así como los movimieiltos sociales criticaban a los partidos políticos, por ser demasiado coilveilcioi~ales y ailticuados. El ailálisis clasista había llegado a iiil impasse. Miichos de los coilflictos que siii-gían eil la sociedad parecíaii iilexplica- bles eil térmiiios clasistas tradicioiiales, y uila parte importaiite de la izquierda empezó a abaiidoilar iiila serie de principios marxistas Iiasta eiltoilces fieimeilk defei~didos.~Eii coiltraste coi1 la bibliografía estaduilideilse, siil embargo, la inanera eil que los teóricos europeos explicabaii el feiiómeilo de los movimieiitos sociales dejaba de lado iiiia concepcióil que los veía como actores estratégicos.

Refl<jai~dosus raíces eil un análisis estructural de clase, los teóricos europeos de los movimientos sociales, eil contraste con sus coiitrapartes estadiiiiideilses, típicamente eiiipezaban sil ailálisis coi1 la ilocióil más estriictural de identidad co- lectiva, o siniplemeiite de identidad. Coino escribe Alaiil Toiiraiile, "el análisis eiitero empieza coi1 las 1-elacioiies sociales, y 110 coi1 los actores" de tal forma que "la identidad del actor 110 puede ser definida iildepeildieiltemeilte del conflicto real con el adversario i l i del recoiiocimieiito de la nieta de la lilclia" (Toiiraiile, 1977:312, 344; Touraiile, 1988:49). La itleiltidad de uii irioviinieiito social, piies, se constituye dentro de la estructura de coiiflicto de iiiia sociedad particular. Eil los casos específicos que proveyeron refereiltes empíricos para la teoría de los movimieiltos sociales de los europeos, por ejemplo, los "iluevos" movimieiitos so- ciales, eran vistos como actores que expresaban la estriictura de conflicto de la emergente sociedad post-iildustrial."

La coiitiii~ia pertiiieiicia para el estudio de los movimientos sociales de la iiocióri de clase, cuaiido ésta es coiiectada con la iiocióii de actores más que coi1 sitiiaciones objetivas, si11 einbargo, e< uii puiito desucado por Alaiii Toiiraiiie (Touraiiie, 1977:130-31, 137-39, 166, 298, 317; Toriraiiie, 1988:55, 58, 41-42, 68-69). La coiiexión eiitre el aiiálisis de clase y la teoría de los moviinieiitos qociales es muy explícita eii el trabajo de Touraiiie, y está preseiite tanibieii eii los trabajos de Maiiuel Castells y Kl;itis Eder (Castells, 1977; Castells, 1978; Eder, 1993). Para una disciisióii amplia cle la coii~xióiieiitre el aiiálisis de cl;ae ); la teoría de los movimieiitos soci;~les. vbase Steiiiinetz (1994).

'' Hay uii debate eiitre los teóricos europeos acerca de cómo coiicebir la estructura de coiiflirto tle tina sociedad. Tourairie argumriita que cada tipo de sociedad tieiie ti11 coiiflicto ceiitral. El teriniiio "movimieilto social" iio es usado, piies, "para indicar ciralqiiier tipo de fuerza para el cambio o para la acción colectiva" siiio más bieii para los "coiiflictos verdaderameiite ceiitrales, aqiiellos que poneti eii cuestióii el coiitrol social de la historicidad, de los modelos para la elaboracióii de las relaciones eiitre uiia sociedad y sus coiitoriios" (Touraiiie, 1988:26). Esta posición es criticada, siii embargo, por autores como Melucci y Coheii, quieiies quiere11 recoiiocer una pluralidad de coiiflictos y, por lo taiito, uiia pluralidad de movimieiitos sociales dentro de uiia sociedad (Melucci, 1989:202-03; Coheii, 1982:214-28).

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La importancia atribuida a una forma estriictural de análisis no significa que los teóricos europeos conciban los movimientos sociales como procesos sin acto- res. En realidad, uno de los rasgos distintivos de la teorizacióii europea sobre los movimientos sociales era el esfuerzo explícito por romper con el estructuralismo común al análisis marxista de clase. Los movimientos sociales eran definidos co- mo un tipo de acción colectiva, lo qiie necesariamente presuponCa la existencia de un actor. Así es que los teóricos europeos, como sus contrapai tes estaduniden- ses, discutían los desafíos que enfrentaban los organizadores de los movimientos sociales (Alberoni, 1991:212-16, 283-90; Touraine, 1988:capítulo 7). Pelo esta dis- cusión acerca de los actores y sus estrategias no se lleva a cabo, como en la bi- bliografía estadunidense, desde la perspectiva del actor. hlás bien, tratando de evitar la disociación del análisis de la estructiira y de la acción, iin punto desta- cado por Touraine, la discusión de los actores se realiza a pai tir de la noción de identidad colectiva (Touraine, 1977:317). Tal análisis, por lo tanto, pone el acen- to en el sentido en que estos actores están estructuralmente coristitiiidos y deben ser entendidos, en primer lugar, en tkrminos de la estructura de conflicto de la sociedad, y en segundo, en términos de las estrategias que estos actores escogen.

c) Hacia una sínLesis: los términos de un debate trasatlántico

El desarrollo simultáneo de estas dos escuelas de pensamiento sobre los movi- mieiitos sociales ha llevado a algunos autores a preguntarse acerca de la natura- leza complementaria de las contribuciones estaduiiidenses y europeas al estiidio* de los movimientos sociales y de la posibilidad de una síntesis. Tarrow seriala que el modelo del "proceso político" que 61 y otros autores han elaborado representa una convergencia entre los enfoques estadunidenses y europeos (Tarrow, 1988). Esta afirmacióii, sin embargo, está basada en una lectura particular de la crítica que los europeos han heclio de la bibliografía estadunidense. Es decir, de aciier- do con Tarrow, la crítica europea gira en torno de la aplicación de la teoría iii- dividualista dc Olson, basada en el estudio de los grupos de presión, a los movi- mientos sociales. Por consigiiiente, la ruptura de Tarrow con la problemitica olsoniana es presentada coino el paso que resuelve las diferencias que han sepa- rado a los autores estadunidenses de los europeos. Pero, como fue indicado en la discusión anterior sobre el trabajo de Tarrow, su obra reciente no representa una ruptura con una perspectiva centrada en actores ni resuelve las diferencias entre el pensamiento de los estadunidenses, orientado hacia la noción de estrategia, y el pensamiento de los europeos, arraigado en la noción de identidad colectiva."

%a disputa eiitre los autores estaduiiideiises y europeos, eii otras palabras, no ha sido sólo acerca de cómo coiicept~~alizar la conexióil eiitre iiiveles micro y macro, y eiitre individuo y grupo, como iii- siiiua Tarrow, siiio tambiéii acerca de cómo coiiceptiializar la coiiexióii eiitre estructura, y acción, o estructura y agentes (Tarrow, 1994:222). La reserva hacia la iiocióii de ideiitidad colectiva que aún existe eiitre estudiosos de los iilovimieiitos sociales estaduiiideiises es bien expresada por Elster, quien se muestra "escCptico hacia el valor explicativo del coiicepto de identidad colectiva" porque "es bastante evasivo" y "difícil de evaluar" (Elster, 1989:140, 168).

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23 PROBLEMAS EN EL ESTITDIO DE LOS MOVIMIENTOSSOCIALES

La crítica corriente que la bibliografía europea ofrece de uiia perspectiva centrada en los actores sigue siendo válida. Los aiiálisis centrados en los actores son, en el mejor de los casos, incompletos, porque no pueden dar cueilta de las preferencias de los actores estratégicos. Este no es un problema leve, ya qiie a los organizadores de los movimientos sociales, como actores estratégicos, se les asigna iin papel fundamental e11 la bibliografía estaduiiidense, en que so11 de al- gún modo la verdadera fiieiite de los movimientos socia le^.^ Es todavía más grave que los análisis centrados en actores sean propensos al voluiltarismo. El problema es que, sin un sentido claro de la manera en que los actores están constituidos estnictiiralmeiite y arraipclos en los coiiflictos qiie expresan, no hay nada qiie ancle el aiiálisis estratégico. Al adoptar la perspectiva de los actores, por lo tanto, el analista de los movimieiitos sociales tiende simplemeiite a reproducir en vez de verificar la proclividad de los líderes de los movimientos sociales a exagerar sil pro tagoiiismo.

El fracaso del intento estaduiiidense por producir una síntesis iio debe ser visto conio el resultado de uiia incompatibilidad fundamental entre las coiitribu- cioiies hechas por los cstudiosos estadunideiises y los europeos de los moviinieii- tos sociales. La lección, inás bien, es qiie el intento de síntesis de Tarrow fracasa porque la síntesis propuesta está formulada con base en los términos formulados en la bibliografia estaduiiidense, y no hace nada para evitar los límites de uiia perspectiva centrada en los actores. La posibilidad de elaborar uiia síntesis con- ceptual tomando la preocupación de los europeos por la identidad colectiva como pinito de partida queda, pues, abierta. La vía más promisoria para conside- rar las dimensiones de ideiitidad y estrategia de iin riiovimiento social conjii~lta- irieiite se enciientra en los térmiiios elaborados por los eiiropeos. Porqiie la noción eiiropea de identiclad colectiva no sólo no excluye 1111 análisis de actores estratégicos, sino qiie provee los elementos necesarios para conceptualizar correc- tamente el problema de las estrategias; ésta constituye, en suma, la base desde la cual se piiede comenzar un verdadero debate trasatlántico entre las dos priiici- pales esciielas de estiidio de los movimientos sociales.

Eii este sentido, el análisis estadiiiiideiise de los movin,ieiitos sociales se asemeja al análisis que propone la teoría de los juegos [ g a mthemy], qiie "toma las preferencias [de los actores] como datos o supuestos, y no tiene nada que ofrecer con respecto de la formaciótl de preferencias" (Elster. 1982:480). Esta es una limitacióii importaiite, corno señala11 Berger y Offe, porque "lógicameiite, el jiiego [propuesto por la teoría de los juegos] coiiiienza hasta despii6s de que los actores han sido coiistituidos", por lo ciial "el orden de preferencias de los actores se forma como resultado de pro- cesos qiie no piiedeii ser coiiuiderados parte del jiiego" (Berger y Offe, 1982:523).Eii otras palabras, iiiia explicación completa de la acción colectiva tieiie que ir más allá del marco coiiceptiial propuesto por la teoría de los jiiegos y por la teoría de la elecrióii racional.

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24 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOG~A3/95

11. BLOQUESFUNDACIONALES DE UNA TEORÍA DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES:

FOIWCIÓN DE ACTORES, SOCIALY ESTRATEGIA POLITICAC O O ~ ~ D I N A C I ~ N

Una síntesis de la bibliografía estadunidense y europea sobre movimientos socia- les puede ser organizada alrededor de los tres problemas centrales que un es- tudioso de los movimientos sociales debe confrontar: la formación de actores, la coordinación social, y la estrategia política. La importancia de abordar estos tres problemas es doble. Por iiii lado, están directamente ligados a la definición de movimiento social como iin tipo de acción colectiva orientada hacia el cambio por una masa descentralizada o grupo de persoiias encabezadas de manera no jerárquica por iin actor social. Esto es, mientras que el problema de la formación de actores atalle a la emergencia de los fundadores u organizadores de un mo- vimiento social, o, en otras palabras, el actor social que organiza y orienta al movimiento social, el problema de la coordinación social tiene que ver con la constitución de 1111 movimiento social como movimiento, o el desafío de orga- nizar a una masa descentralizada o a iin grupo de personas de un manera no jerárquica; y el problema de la estrategia politica está ligado con la orientación liacia el cambio de un movimiento social. Por lo tanto, una explicación de estos tres problemas constituye conjiintamente la explicación completa de 1111 rnovi-miento social. Por otra parte, es íitil abordar separadamente estos tres problemas porque cada uno suscita iiii desafío analítico distinto, que puede ser elaborado separadamente y visto como bloque fundacional de 1111a teoría abarcadora de los movimieiltos sociales.

Una vez definida la agenda para la teoría de los movimieiltos sociales eii estos términos, liay dos sentidos eii que una teoría abarcadora de éstos debe formularse a partir de las escuelas estadunidense y europea de análisis. Primero, obviamerite, hay iin sentido en el ciial una explicación completa debe incorporar las iiltiiiciones parciales que la bibliografía estadunidense y europea lia generado. Es lo que ocurre con el trabzjo de autores eiiropeos sobre el problema de la for- mación de actores, y de autores estaduilidenses sobre el problema de la coordi- nacióii social. Estos trabajos puetlen ser vistos como contribiiciories coniplerileii- tarias que aportan los dos primeros bloques fundacionales de la teoría de los movimientos sociales. Sin embargo, liay un sentido más significativo en el cual el clivajc entre las escuelas estadunidense y europea debe ser trasceiidido para que pueda ser elaborada una teoría abarcadora de los movimientos sociales. Cier- tos problenias no han sido adecuadamente abordados ni por los estaduilidenses ni por los eiiropeos, y no pueden ser adeciiadanieiite abordados si no generamos niievas intuiciones teóricas a partir de una verdadera síntesis de esos enfoques. Tal es el caso del problema de la estrategia política que confrontan los inovi- rnieiitos sociales, y que sigue siendo la brecha más significativa eii los esfuerzos corrientes por elaborar una teoría de los movimientos sociales.

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PKOBLEbIAS EN EL ESTL'DIO DE LOS MOVIhfIENTOS SOCIALES

a ) La e~t~qqenc ia sociales:de los fintlatfores de los ~no7i?tnzrntos

el problema de la formación de actores

La emergencia de los fuiiclaclores de iiii iiioviniieiito social es, eii tériniiios aiialí- ticos, el piiiito de partida para el aiiálisis de los inoviiiiieiitos sociales, porque siis fiiiidadores soii, literaliiieiite, el actor social que orgaiiiza a la rnasa descentra- lizada que coiitituye la base de i i i i rnoviniieiito social y lo orienta liacia el caiiibio; eii este papel, coiistitilye sil ceiitro o iiiícleo. El papel ceiitral de los fuiidadores de i i i i inovimieilto soci;il tambitii es ainpliarnei~te recoiiocido en la bibliografía. Así ocurre coi1 la bibliografía estadiiiiideiise, qiie litemlinente gira eii torno tle lo que Tarrow llania los "orgai~izadoi-es de 1111 movimiento social" o, inás pintores- caineiite, la "gente que se atreve" (Tarrow, 1994:23; 19895-8); pero tanibiéii con 1;i eiii-opea. Si eii la silperficie de las cosas, los aiialistas eiiropeos iio le tlaii a los fiiiidatlores de uii moviiiiiento social iiii papel tan prepoiideraiite coino siis con- ti.ap¿ti-tes estaduiiideiises, 1;i ceiitralidad de los actores para uii iiiovimiento social es aceiituada por aiitores coino Touraiiie, qiiien seiiala qiie éste es i i i i tipo tle accióii colectiva y que "ciialquier tipo de accióii colectiv;~ presupone la existencia de iiii actor" (Touraiiie, 1977:299, 329), y Fraiicesco Aiberoiii, quien destaca el papel cle las "tlites creativas" y los "líderes" de un irioviniieiito social (Alberoiii, 1991:283-86, 217, 223-27).

La diferencia eiitre la bibliografía estadiiilideiise y la eiiropea no radica eii que una favorezca a los actores mieiitras qiie la otra describe un proceso sin actores. La clifereilcia es, más bieii, qiie mieiitras el enfoque estaduilideiise, centrado eii el actor, toma a los f~iiidaclores de 1111 rnovimieiito social como un supuesto, los eiiropeos insisten eii que el aiiálisis no debe comenzar coi1 los actores, pero sí, en cambio, con iiiia explicación de la eiiiei-geiicia de estos actoits. Iróiiicanieiite, a pesar cte ,la ceiitraliclad dada a los actores eii la bibliografía estaduiiideilse, ésta iio tieiie iiatla siis~iiit i io q u t decir ;icerca de su origen. Desde iiiia perspecti- v'i ceiiti,ada eii los actores, la bibliografía estaduiiideiise está iiicapacitada pai-21 coiiceptiializar y explicar la forrnacióii cle los actores eii téi-rniiios del actor ~iiis- ino. Es solaiiieiite con base en la bibliografía europea, por lo taiito, qiie este pi-o- bleiria puede ser al~ortlaclo.

Para resiimir uiia tlisciisióii compleja eii forma iniiy breve, los teóricos euro- peos llaii aiializaclo la eiiiergencia de los fuiidadores de iin movimieiito social eii los t6riiiiiios de la cxpei.ieiicia conipartida que tieiie iiii griipo de pei-soiias, eii el contexto de iiiia crisis cstriictural, que los lleva a ver qiie "las cosas podrían ser tlifereiites". Los fiiii(lac1ores de i i i i nioviinieiito social einergeii, piies, deiitro tlc 1;i esti-iictii~i del viejo 01-tleii coiiio portiidores de la visión de uii nuevo ordeii y, eii este seiititlo, la expei-ieiicia compartida qiie constituye al grupo como tal iio occui-re eii 1111 vacío, sino taiito deiitro como eii coiiflicto coi1 i i i i ordeii estriic- tili-alnieiite definido (All,ei-oiii, 1991:95, capítiilo 2).

IIiiy dos iniplicacioiies clave qiie se despreildeil de esta conceptiializacióii del proceso de forrnacióii de actores: por uii lado, afecta la fornla eii que pensamos acerca de las de idciitidades colectivas. Porqiie en la emergencia de los fundado-

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res de un movimiento social, que representa el verdadero nacimiento de un movi- miento social, está una experiencia compartida de la posibilidad de que las cosas sean diferentes; esta visión de un riuevo orden está presente en los fundadores de ~ i nmovimiento social desde el mismísimo priiicipio. En otras palabras, un movi- miento social nace con una identidad colect iva.~or otra parte, de esta concep- tualizacióii se desprende que se debe dar iina explicación de la emergencia de los fundadores de un movimiento social en terminos de la estructura de coiiflicto de una sociedad particular. Por esto, los estudiosos europeos de los inovimieiitos sociales haii i~icorporado a sil an5lisis varias teorías que dan cuenta de la es-tructiira de los conflictos sociales, tal como la teoría de la sociedad postindustrial de Touraiiie, o la teoría francesa de la regulación, para explicar la emergencia y la propia identidad de los actores de los movimientos sociales."

6 ) La constitución de un movi~niento social como movim.iento:

el proble~na de la coordinación social

Si bien la emergencia de los fuiidadores de tiii movimiento social es 1111 elemento decisivo, dado que son los actores sociales los cliie debeii encabezar al movimieii- to, sil surgimieiito no garantiza por sí sólo su desarrollo pleno. Como frie iiidica-do aiiteriormeiite, hay dos problemas más: coiistitiicióii de un movimiento social como tal y la orientaciói~ hacia el cambio. Estos dos problemas, como preocupa- ciones qiie empiezan a ser pertinentes despues de que los fundadores de iin movimie~lto social han surgido y que aparecen conio desafíos que deben ser confrontados por ellos, siiscitaii problemas analíticos distintos de los que ataííen al proceso de forinación de actores. Significativamente, como los actores y sus estrategias desempeííail un papel central en el análisis de estos dos problemas, la bibliografía estadunidense, al destacar a los líderes de los iiiovimientos sociales, es más directameiite pertinente.

La contribución de la bibliografía estadunidense es particularmente pertinente al aiidlisis del proceso mediante el cual un movimiento social es constituido coiiio movimieiito, cs decir, el proceso mediante el cual sus fundadores coorclinan, eii una manera iio jerárquica, a una masa descentralizada o un grupo de personas. Este proceso siiscita un desafío distiiitivo. Como seííala Tarrow en la presentación más clara del problenia, como los fundadores de u11 movimieilto social no tienen

"iiti-e los aiitores europeos qiie iiva11 el coiicepto de identidad colectiva, Meliicci es el que más se aproxima a una peripectiva ceiitrzida eii los actores, y ve la identidad colectiva de iiil movimiento social como algo coiistruido por los orgaiiizadores o fuiidadores (Melucci, 1988:330-31,339-42).

" Touraiiie ha situado su aiiálisis de los movimieiitos sociales deiitro de su teoría de tipos de sociedad (Touraine, 1977:92-100). Como mueslra Steiniiietz, la teoría francesa de la regiilacióii ha sido usada por varios kiiitores alemanes que seiialaii que los "iiuevos" movimientos sociales $011 "una reipuesta a las coiitratliccioiies y la crisis del modo de regulacióil fordista" (Steiiimetz, 1994:19l-92). Como seiiaia. más geii6ricameiite. Alberoiii, dada uiia teoría particular de la cstriictiira de los coii- flictos sociales, es probable que los fuiidadores de iiii movimiento social siii-jaii iio de los grupos margiiiados, siiio tnás bien de aqiiellos grupos que sieiiteii las coiitradiccioiies del ordrii vigeiite más directa y mis profuiidameiitr. al estar de algún modo deiitro del sistema, pero siii beiieficiarse de $1 coiiio esperabziii (All>eroiii, 1991:69-73). Para iiii aiiálisis similar, vease Uiiger (1987: 548-50).

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IJKOBLEM,9S EN EL ESTt ID10 DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES 27

la capacidad de coiitrolai a sus seguidores por medio <le sanciones obligatorias, deben dar colierencia a iiii movimiento y coorcliriar las acciones por otros niedios (Tarrow, 1004:16-17, 189) Graii parte del esfiierzo de Tarrow, basado en el traba- jo de varios cstiidiosos estadiiiiidenses cle los inovimientos sociales, se ha concen-tracto en iliostrar cómo los fundadores de éstos eilcaraii el problema de la coor- cliilacióii social mediarite "otros medios", y construir una explicación alrededoi de recursos tales como los repertorios de contencióii o disputa, las redes sociales y los marcos culturales [rulturnl framcs] que los fundadores de los moviinientos sociales tienen a sil disposición (Tarrotv, 1094:16-23, capítulos 6, 7, y 8)."' Esta contribucicíii de los autores estaduiiideilses a nuestro entendimiento de la coor- ctiilación social, un prohlerna que los principales autores europeos liaii igriorado en su mayor parte, es ciertamente valiosa. Si bieii el aiialisis que los europeos ofrecen del de la formación de actores provee iin bloque fuildacioilal de una teoril abarcadora de los movimientos sociales, el ;inálisis de los estaduni- denses de la coordinación social es iina coritribución fiiiidainental que esclarece un segiindo bloque fiiildacional de tal teoría.ll

'"Tarrolv re refiere tambieii a la "estructura de oportiinidact polítican como un recurso que los fiiiidaclores de inovimieiitos sociales pueden usar (Tarrow, 1994:1'7-18). Como seíialo más ;idelante, la iiatriraleza de este factor difiere de la naturaleza de los otros tres. En términos de los tres prol~lemas centrales qiie IIII estiidioso de los movimieiitor sociales debe confrontar, mi argumento es qiie rnien- tras que los repertorios de dispiita. las redes sociales, y los marcos ciiltiirales están ligados a la hiibi- lidad de los fiiiidadorei de movimientos sociales, la estructura de oportunidad política afecta la es- trategia política y no clebe ser visto, por lo tanto, como iin factor que ilumii~a el problema de la coor- dinacióii social.

" Esto es i-rcoiiocido por v'~rios autores (hfeliicci, 1989:21-22;Scott, 1990:68-69, capítiilo 5; Tarrow, 1991 :395; Steiiimetz, 1994:195-96). 54elucci tainbikii seíiala, al referirse a los enfoqiies estadriiiicleiises y europeos, que "las dos persprctivas no son iiicompatibles" y que, aunque han sido vistas eqiiivoca- clameiite como teorías abarcadoras de los movimieiitos sociales, "cada una es legítima dentro de sus propios ~~arámetros" (Meliicci, 198922). Este artíciilo adopta una posición similar, pero es iiecewrio destacar iin liar cle puntos. PI-imero, hay un setiticlo en que la bibliografía estadunideiise, al torriar a los fiiiidadorrs de 1111movimieiito social coino r l i i sitpiiesto. es propeiisa a los argumentos voliiii- taristai. Si bien Tarrow no se eqiiivoca al ver a lor movimirntos sociales como si fueieii "coiistriiidos" por susfinickadores, la falta de ;iteiicióri al proceso mediaiite el cual surgen estos ftindadores iiitro- diice iin poco de confusión ( ' l 'ar i~o~~. 1994:17). Como fiie disciitido anteriormente, hay tina idea iniiy clara iegíiii 1;i ciial 1111 moviinieiito social iiace col1 la emergeiicia de sus fiindadores, qiiieiies son portadores de la visión del nioviniieiito. Pero este aspecto se pierde criando los moviinientos iocialeq son estudiados desde la perspectiva del actor. Este piiiito puede ser ilustrado con refereiicia a loi irial: cos ciiltiirales o la ideologkt de t i t i inoviiiiieiito. Aiiiiqiie los fundadores de los movimientos sociales desempeiiaii un papel activo eii la defiiiicióii de 1;i ideología de un movimiento, es importante no 01vid;ir qiie 1;i produrióii icieológica ocurre despriés de que éstos. como portadores de la identidad colectiva del iiiovimieiito, han stirgido (Alberoni, 1991:197,201,226. 283-86). Pero tanto Meliicci co- mo Tarrow invierten el orden de los eveiitos, al indicar qiie la prodiicióii ideológica define de por sí 1;i identidad colectiva del inoviniieiito (Meliicci, 1988:330-31, 339-42; Tar-row, 1991:412-13). Este pri- mer pr~nto. "11 (eiiibargo, es 1-el:itivamente menor, pnes gird rii torno a la necesidad de clarific:ir la coiiexióii eiitre el problema tic. la forinacióii de actores y el problema de la coordiiiacióii social eii lug;ir de requerir iiii;i nioclific,ició~i riistaiicial de la coiitribiicióii ertaduiiideiise ;i1 prol,leiiia de 1;i

coordinacióii social. Uii seg~iriOo niás importantr pi~iito concierne a la exteiisióii clel argiinieiito de Melucci sobre 1;i posibilidad riiiiplerneiite de "siiiii.tr" las iiitiiiciones teóricas geiieraclas por loi aiito- res estaduiiideiises y etiropeoi al trrcer problema que debe abordar una teoi-ía abarcado~i cle los rno- vitnientoi sociales: el probliina cle la estrategia política. Aiinqiie este artíciilo ha indicado qiie las coiitriliiicioiirr tle los autores es~iduiiideii~es y riii-opeos aportaii, sin necesidad (le mucha elabora-

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28 KEVISTAMEXICANA DE SOCIOLOG~A3/95

c) La orientación. hacia el cambio de los movimientos sociales:

el problema de la estrategia politicn

No obstaiite las coi~tribucio~ies de la bibliografía estadunidense a nuestra com- presióii del problema de la coordinación social, hay todavía uiia limitacióil decisi- va en la ma1iei.a en que ha coilceptualizado el clesafio que confronta11 los fiirida- dores de nioviinieiitos sociales. Si bien clestaca el hecho de que los movirnieiitos sociales son algo más qiie orgaiiizaciories, siii embargo iio ha dado cuenta de cómo tieiieii qiie iiiaiiejar los fiindadores las relacioiies con las iiistituciones polí- ticas nacionales coi1 las que entra eii contacto dada la orieiitación hacia el cambio de los inovimieiitos sociales. La naturaleza de este desafío es bastaiite singular. A ciifereiicia del desafío de construir un movimiento a partir cle una masa desceii- tralizada y orgaiiizada en forma no jerárquica, tina tarea que gira eii torno a id

capacidad para coordinar las acciones de los seguidores, la orieiitacioil hacia el cambio crea 1111 desafío que pone a prueba la habilidad de los fundadores para relacionarse estratigicamente, como actores sociales, con iiiia areiia político-insti- tucional. Ademrís del problema de la coordinacióii social, pues, los fiiildadores de movimieiltos sociales deben coiifrontai el distiilto y siiigiilar problema de la estra- tegia política.

Ni la literatura estaduriidense iii la europea han considerado los aspectos sin- gulares de este tema. Aunqiie las dos esciielas aportan algiinos indicios pasa esta tarea teórica, sufren de graves deficiencias que impiden iin enteiidimieiito ade- cuado del problema de la estrategia política.

Los teóricos europeos han siibrayado, correctamente, dos factores. Por iin lado, han hecho liiiicapib en la especificidad de los movinlientos sociales cii ti.rmiiios de su identidad característicameiite social. Eii los argumentos qiie presetitail sobre la formacióii de actores, describe11 a los fundadores de los movimientos sociales cuando están surgiendo, y el movimieiito cuaiicio se va formando dentro de tina arena social. Alberoni describe al proceso de la formacióii de actores como algo eseilciialmeiite "pre-político" (Alberoni, 1991:92), y Touraiile señala que los mo- vimieiitos sociales sólo pueder surgir dentro de u11 campo de relaciones sociales que posee sil propia dinámica, es decir, uiia dinámica que es aiitóiioma de la areiia político-institucional (Touraine, 1977335-36; Touraiile, 1988: 151). Los mo- vimientos sociales son vistos, en siima, como coristituidos dentro de la sociedad civil. Por otra parte, Iian siibrayado, correctanieiite, la importaiicia ,de la iden- tidad colectiva de los movimientos sociales y las iniplicaciones de esta iiocióil de identidad colectiva para un análisis de las acciones estratkgicas. No obstante, la coiltribución de los europeos al entendimiento del problema de la estrategia política ha sido bastante reducida, porqiie liaii teildido a destacar los objetivos so-

cióii, los dos primeros bloques fuiidacioiiales de la teoría de los movimieiitos sociales, iio se puede aplicar la misma lógica al análisis del tercer bloque fuiiclacional de esta teoría. Eii este caso, uiia ex- plicación adecuada sóio puede ser elaborada si rornpemos con los parámetros del peiisaniieiito estacltiiiidense y europeo sobre los mosimieiitos sociales y siiitetizainos, eii lugar de siimnr, di~tiiitos aspectos de estas literaturas.

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29 PKOL~LEMASEN EL E S T ~ I D ~ ODE LOS MOVIMIENTOSSOCIAI.ES

ciales y culturales de los niovimientos sociales, inostraiido menos preociipacióii por entender su relacióii coi1 la areiia político-iiistitiicioiial (Scott, 1990:16-19; Melucci, 1989:3, 7, 23, 43-44; Kuechlcr y Dalton, 1990:287). Han liecho rela- tivamente poco, por lo tanto, para eiltencier a los movimientos sociales eii tanto son encabezados por iiii actor social que actíia estratégicaniente eii la areiia político-iiistitiicioiial.

La bibliografía estadiinideilse, en cambio, se ha coiiceiiti-arlo explícitameilte eii los objetivos político-iiistitucioi~alesde los inoviiiiieiitos sociales y Iia coilside- rado bastante exteiisivameiite la relación entre éstos y las iiistitucioiies políticas (Tilly, 1978; Tarrow, 1994:capítiilo 10). Sin embargo, esta bibliografía no puede reconocer la especificidad del desafío político-estrüt6gico que confi-oiitaii los fiind;lcIores <le los inovirriieiitos sociales. Sii primera limitación es la falta (le clari- tlad coi1 respecto a la clinieiisióii propiaineiite social tic los movimientos sociales. El problema piiede ser visto, por ejemplo, en el trabajo de Tarrorv, iiii aiitoi qiie es ciiidadoso eii seiialar iiii coinponeiite social en los rriovimientos sociales, pero que tlefiiie "lo social" eii oposicióii a "16 iiidividiial", pero no en oposición a 111121

iireiia político-institucional (Tarrorv, 1904:16). Como resultatlo, es iiic;ipaz cle distiiiguir eritre los dos distintos desafíos que confroiitaii los fiiild*adorcs de ino- \;irnientos sociales: el de la coordinación social y el tie las coilsideracioiies político- estratégicas. La explicacióii de Tarrokv, no piiede distiiiguir el singiilar problema estratégico ligado a la relación entre un moviiiiieiito social y la areiia político- institucioiial, que él concibe eii térniinos de la noción de "estructiira (le oportunidad política", coino iin recurso exterior m"ís que -jiiiito con los re- pertorios de dispiita, las redes sociales y los marcos cultiirales- los organizado res pueden usar para resolver el problenia de la cooi.diiiación social (Tarrow, 1994:17-23).1Ta perspectiva estadiiiiicleiise, ceiitrada en el actor, no piiede dis- tiiigiiii. el siiigiilar desafío que confroiita un movimieiito social en sil relacióii con la arena político-iiistitiicioiial, y coiifiinde así las consitlei-acioiies estraté- gicas pertiiieiites al probleiiia de la coordiiiacióii social coi1 las coiisic1ei.acioiies político-cstraté~cas ligadas a la orieiitacióii liacia el caiiibio de los inovin~ieiitos sociales.

La seguiicla liinitacióii es la Falta de claridad respecto de la coiiceptualizacióii tle los iiiovimieiitos sociales en tanto actores estratégicos. El problema es qiie los calciilos estratégicos presiiponeii una tlefiiiicióii de ciei.~os fines ii objetivos, por lo ciial es solamciite sobre la base de iiiia iiocióii coino la ideiitidad colectiva de los ;tctoi.es qiie ticiie sentido iiiia discusión de estrategias. Conio escribe Alessan- clro Pizzoriio. las explicaciones en tériniiios de cálciilos estratégicos reqiiiereii ateiicióii previa a1 proceso de iorrnaciói~ de ideiiticlades colectivas, porque para

I 2 Coino varias coiitribucioiies recientes lo <lenitieitraii, el concepto <le "ttrtriictiira de opor-tliiii<lad polític.~" ei miiy iítil para identificar las opciones político-estratkgicai que coiifi-oiitaii los líderes de ino\~iniieiitos sociales y debería, por lo t;iiito, derempeñar 1111 papel central en el aiiálisir del ~xoblenia de la eitrategia ~~ol í t ica. El trabajo dc Tai-rolc. ~ o b r r estt. coricepto, piit.s, es iiiia coiitri- biicióii importante a la teoría de los moviruiriitos socialer (xirrow, 1'389:32-38, 82-89; Tarrolv, 1994:17-18, capít~ilor 4 y 5).

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30 KEVISTA hIEXICANA DE SOCIOLOG~A3/93

"evaluar intereses -es decir, para calcular costos y beneficios- el actor calcula- dor tiene que tener garantizada tina colectirtidad identificadora" (Pizzorno, 1985:57). Una disciisióii sobre los movimientos sociales como actores estratégicos debe, por lo tanto, anclar la consideración de los asuntos estratégicos en la noción de identidad colectiva, que establece la irreductibilidad de medios y fines o, para po- nerlo eii otras palabras, qiie establece que la tendencia de los líderes de los inovi- mientos socia1i.s a actuar estratégicamente y a negociar nunca puede invalidar un dato fundamental: que el tipo de acción colectiva que define a los movimientos sociales no piiede ser analizado solamente en términos del cálculo de costos y beneficios o de iiiia racionalidad instrumental (Offe, 1985; Touraine, 1988:68; Melucci, 1988:343; Melucci, 1989:35). El rechazo de la noción de identidad colec- tiva por parte de los autores estadunidenses los lleva pues a pasar por alto esle piinto fuiidamental.

Por consigiiieiite, si la insistencia en los líderes de los movimientos sociales parecería indicar sil pertinencia desde el piinto de vista del problema de la es- trategia política, los límites de iiiia perspectiva centrada en el actor impiden iina clara conceptualizacióii de un problema que va al corazón de la orientación hacia el cambio de los movimientos sociales. Esta tarea sólo puede ser completada, por lo tanto, a través de una síntesis que se basa en, pero que también va más allá de la conceptualización europea de los movimientos sociales como constituidos en la sociedad civil e iiivestidos de una identidad colectiva. En resiimen, si los autores europeos iluminan el problema de la formación de actores y los autores estaduni- dense hacen lo mismo con el problema de la coordiriación social, el problema de la estrategia política solamente puede ser abordado por medio de nuevas intui- ciones generadas a través de una combiilación de factores extraídos de estas dos escuelas.

111. ELPROBLEMA DE LA ESTRATEGIA POLÍTICA:ESBOZO DE ANÁLISIS

Dada la ceiltralidad del problema de la estrategia política eii una teoría abarca- dora de los movimientos sociales, y la relativa falta de atención que este problema ha recibido (ver, sin embargo, Touraiiie, 1977:336-73; Offe, 1987; Scott, 1990:ca- pítulo 6; Daltori y Kuechler, 1990), el resto de este artículo confronta la tarea de esbozar iin análisis de este problema. La ciiestióii de la iiccióri estratégica es dis- cutida primero desde la perspectiva de la orientación liacia el cambio de los movi- mientos sociales. A coiitinuacióii, esta discusión es profundizada al agregar iina segiin&i. perspectiva, la de la naturaleza específicameiite social de los moviinien- tos sociales.

a ) Conectando iden,tidad y estrategia: la necesidad

y los riesgos de la acción estratégica

Las limitaciones de los enfoques teóricos parciales que destacan, por 1111 lado, la

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PROBLEhltiS EN EL ESTUDIO DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES 31

coiistitiicióii estructural de la identidad de iin movimiento social y, por otra parte, la posibilitlad de acción sil estratégica, iipareceii cuanclo nos aproximanios a los inovimieritos sociales en tériniiios de lo que es probablemeiite sil característica definitoria más ampliameilte aceptada, es decir, qiie son un tipo de acción colec- tiva orieiitada hacia el cainbio (Meliicci, 1989:29; Tarrow, 1994:3-4). Esta orieii- tación liacia el cambio obliga a los fundadores u organizadores a actuar, por un lado, como actores estratégicos. Es decir, e11 sil relación con el medio circuildailte político, deben orientarse liacia fines o metas y considei-ar las coiisecueilcias de sus acciones. Deben encarnar, para usar la terminología de Max UTeber, una "ética de responsabilidad" (Weber, 1946:120). Pero, por otra parte, la orieritaciói~ liacia el cainbio de iin movimiento social sólo puede realizarse si afirma y inantie-ne la iiatiiraleza no negociable de su identidad y si se reliúsa a actuar puramente como iiii actor estratégico. Por lo tanto, el análisis de la orientación hacia el cam- bio de iin niovimiento social no puede llevarse a cabo ni en términos de su habilidad para realizar iiiia acción estratigica, algo que la bibliografía estadiiiii- dense tiende a hacer, ni en términos de la identidad coii la cual un movimiento social surge, como la bibliografía europea tiende a hacer, sino sólo eii términos de la iiiteracción entre estas dos dimensioiles.

Al elaborar esta iiiteracción entre identidad y estrategia, el problema de la es- trategia política piiede ser forniulado, inicialmente, de la forma siguiente. Si los inoviniieiitos sociales 110 tienen que llevar a cabo una acción estratégica, pues de esta forma maiiifestan sil orientación hacia el cambio, la práctica de la acción es- tratégica introduce una tension fundamental entre sil identidad y sil diniensión estratégica que, de acuerdo a como se maneje, posibilita o impide el desarrollo pleno de iiii movimiento social.

El resiiltado es negativo ciiando la conexión eiitre la identidad y la estrategia se rompe. Esto puede occurrir, por un lado, ciiando las consideraciones estraté- gicas sobrepasaii y pervierten la identidacl del movimiento social. Ésta es iina de las variantes de riesgo que Roberto Ungel- llama "el problema deinoniaco de la política: la tendeilcia de los medios a crear sus propios fiiies, o la dificiiltacl de realizar [...] objetivos escogidos por medios que generan resilltados [inclesea-bles]" (Uiiger, 1987:396). En esta sitiiación piiede decirse qiie el inoviiniento so- cial fracasa porque, el entrar en contacto coi1 sil iiiedio circiiiidaiite político, eii vez de ti-ansformarlo es ti-aiisformado por él. La visióii (le cailibio, la ideiitidad no iicgociable del niovimieiito social, se pierde, yqiie éste se torna parte del sistema al que originalinente qiicria transfoi.niar y clyja así de encarnar la proi1ies;i tlc iiiia iliieva forma de liacer po1ític;i.

La conexión eiitre 1 ; ~icleiitidad de iin nioviniiento social y sil estrategia piietle roiilperse, 1101. otra pai,te, cuailtlo las coiisidei.aciones estratkgicas son desateiitli- (las en iioinhre cle la ideiitidad del iiioviriiiento. En esta sitiiacióii, el nioviiriiento soci;i! reacciona a la teiitleiicia cle qiie ciiestiones estratégicas doinineii a expeiis2is <le la visióii que lo encarna, desateiitieiiclo la acción estratégica y refiigiáiiclosc: en la actividad purairiente expresiva dc sil icleiltid¿id. El tles¿ifío de eiitr:ir eii coii- tacto con el medio circiiiitlai~te político y 1;t iiecesic1;itl cle desarrollar sil orieiila-

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32 REVISTA MEXICANA DE COCIOLOG~A3/93

ción hacia el cambio son simplemente ignorados. En ambas situaciones, entonces, aunque por distiiitas razones, el problema de la estrategia política es desatendido, y la búsqueda de medios adecuados para alcanzar los objetivos del movimiento es abandonada. Incapaz de llevar a cabo su orientación hacia el cambio, el desarro- llo pleno del niovinliento social es impedido.

El manejo exitoso del problema de la estrategia política depende, pues, de la liabilidad de los organizadores de un movimiento social para confrontar el peli- groso problema de los medios y los fines al llevar a cabo acciones estratégicas, de tal manera que los medios escogidos sean coiisistentes con la identidad y las me- tas del movimiento. El desafío es mantener un cuidadoso equilibrio eiitre la nece- sidad de afirmar aqiiellos objetivos no negociables que hacen que las demandas de cambio se transformen en conflictos sobre objetivos y que eliminan la posibili- dad de una acción puramente instrumental, con la igualmente apremiante nece- sidad de llevar a cabo una acción instrumeiital y actuar como un actor estratégico, de acuerdo con una racionalidad instrume~ital. La orientación hacia el cambio sólo puede ser realizada, en fin, mediante la adaptación entre la identidatl del niovimiento, y uiia estrategia apropiada. Lo que distingue a un movimiento social, a fin de cuentas, es que promueve una lucha sobre cuestiones de principios de tal manera que su acción estratégica esta siempre subsumida debajo de su identidad o, e11 otras palabras, lo que que mantiene iiiia relación "consistente" eiitre sil identidad y su dinielisión estratégica.

Para abordar el problema de la estrategia política, entonces, es necesario evitar un enfoqiie que destaque o bien la dimensión de identidad o bien la di~nensión estratégica, y considere, en cambio, la interaccióii entre estas dos dimensiones. Como esta disciisión muestra, la interacción eiitre estas dos dimensiones es iiece- sariamente coniplicada y es probable que sea siempre un tanto tensa. Pero lo que distingue a u11 movimiento social es que esta tensión nunca lleva, ni a una acción motivada puramente por razones estratégicas, una tendencia difícil de descubrir con base eii la noción de actores estratégicos que propone la escuela estacliini- dense de "inovilización de recursos", ni a una actividad piiraniente expresiva de su identidad, uiia tendencia que es difícil de conceptiializar con base eii un enfo- que que estudie exclusivameilte la formación de identidades colectivas. El pro- blema de la estrategia política de los movimie~itos sociales, pues, debe ser abor- dado en térmirios que trasciendan un debate centrado en la cont~aposiciói~ de las nociones de identidad y estrategia.

6) Conectando lo social y lo político: la ambigüedad

de la acción autorestringida

Si el problema político-estratégico que deben confrontar los movimientos sociales a raíz de su orientación hacia el cambio puede ser analizado genbricaniente en los tkr~ninos recién expuestos, es necesario también aprehender los aspectos singulares de la interaccióii estratkgica de un movimiento social con la arena político-institucional, en tanto que los movimientos sociales son constituidos y

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PROBLEMAS EN EL ESTUDIO DE LOS MOViMIENTOS SOCIALES 33

permanecen arraigados en la sociedad civil. En verdad, es sólo a través de la con- sideración conjunta de los aspectos genkricos y los aspectos más singulares de este desafío político-estratbgico que el significado completo del problema de la es- trategia política puede ser apreciado. La manera en que un movimiento social encara el desafío asociado a su orientación hacia el cambio puede ser discutido, pues, en términos de las cuatro amplias opciones que resultan de la combinación de dos factores: la consistencia de la relación entre la identidad y la dimen- sión estratégica de un movimiento social, y la arena social o política en la cual opera (véase el siguiente diagrama):

ELPROBLEMA DE LA ESTRATEGIA POLÍTICA: CUATRO OPCIONES AMPLIAS

Consistencia entre identidad y estrategia

S i No

Movimiento social Fiierza política Política políticamente populista (estrategia institucional orientado (estrategia prevalece sobre

ofensiva) identidad: pérdida de autonomía)

Arena de operación

Fuerza social comunal/funda-

Sociedad Movimiento social mentalista (identidad civil autorrestringido -)r prevalece sobre

(estrategia estrategia: tendencia al defensiva) ensimismamiento)

1 a

De estas cuatro opciones, como miichos autores han señalado, típicamente los movimientos sociales eligen una forma de acción autorrestringida (self-limiting).El argumento es bastante conocido. Como surgen a través de experimentos sociales de pequeña escala, los movimientos sociales desarrollan una tendencia aritipo- lítica, que contrapone su propio acento en sus acciones de base a los proyectos globales elaborados "desde arriba", tales como las transformaciones promovidas por el Estado de acuerdo con el modelo leninista. Buscan el cambio, pues, en el mundo de la sociedad civil a través de una política de la identidad, y no entran necesariamente en contacto con la arena político-institiicional 11i aplican una es- trategia política. En otras palabras, los movimientos sociales mantienen iina rela

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34 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOG~A3/95

ción consistente entre su identidad y su dimensión estratégica ~nediante una decisión que los lleva a restringir su arena de operaciói~ a la sociedad civil.

Aunque esta tendencia a la acción autorrestringida ha sido destacada correc- tamente como un patrón común, es importante señalar también que tiene una coiinotación ambigua en vista del problema político-estratégico que los movimien- tos sociales deben encarar. Es decir, auilque es correcto ver a los movimientos so- ciales como coilstituidos y en accióii "dentro" de 1a sociedad civil, en tanto qiie son actores estratégicos deben también actuar "desde" ésta, representaildo sus intereses coilstituidos en la arena político-ii~stitucional.Por lo taiito, aunque los movimientos sociales se encueiltreii "eii casa" ciiando operaii en la arena social, el rechazo de la arena político-institucioiial y de los probleinas político-estratégicos asociados con ella puede ser visto como un fracaso parcial, que refleja la llegativa a confrontar el iilevitable desafío que la característica orientación hacia el cambio de los inovimieiitos sociales impoiie (Unges, 1987:405; Tousaine, 1988:81; Garre- tóil, 1987:18485; Kuechler y Daltoii, 1990:286-87; Scott, 1990:141-43,150-52).

La connotación ambigua de esta tendencia a la accióii autorrestringida debe ser entendida en términos de los riesgos de la accióil estratégica. Corno uiia me- dida transitoria o provisional, especialmente durante la fase inicial de desarrollo de u11 movimieiito social, esta tendencia puede ser el resultado de iin cálculo cla- ramente estratégico de las posibilidacles que confronta un grupo en u11 contexto particularmente desfavorable (Evers, 1985:52-54; Garretóii, 1987:capítulo 4). En otras palabras, con base en una evaluación de su debilidad dentro de un campo de fuerzas, y dada la necesidad de elegir medios que sean coilsisteiltes con la identidad y las metas del movimiento, los organizadores de un movimieilto social piiedeii decidir no expoilerse a los caprichos de la política, con su teildeilcia inherente hacia compromisos y negociaciones. La ambigüedad reside, entoilces, en que aunque esta tendelicia la accióii autorrestringida ciertameiite expresa una dimeiisióii estratégica que es consistente con los oljetivos del movimieiito, la estrategia es de una naturaleza claramente defensiva. Este ~nouimiento social auto- restringido, en suma, evita los riesgos de la acción est~atégica a través de una deci- sión que restringe y suprime su promesa de cambios.

Para romper con las restricciories inherentes a una forma de accióii aiitorres- tringida y para desplegar su potencial pleno, iiii movimieiito social del->e desarro- llarse como uiia fuerza capaz de desafiar el ordei- establecido por las iiistitiicioiies políticas. Esto requiere una ti-ansición de iiila estrategia defensiva a una estrategia ofensiva, una transición que transforme al niovimiento social en un mouimiento s e cial políticamente orientado. Eii este caso, el movimiento social realiza su orieiitación hacia el cambio traduciendo sil energía en fiierza política o, como escribe Claiis Offe, "convirtiendo la movilización social en poder político" (Offe, 1991:883), sin transforiiiarse a través de tal accióii en una fuerza enteramente definida por su acción política. Así, el movimiento social mantiene una coilexióii coiisistente eii- tre medios y fines o estrategia e identidad, pero en vez de restringir su operacióri a la arena de la sociedad civil, como cuaiido adopta una forma de acción autorres- trii~gida,actua taiito "dentro" coino "destle" la sociedad civil donde iiació.

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35 PKOBLERIASEN EL ESTLTDIO DE LOS MOMR.IIENTOS SOCIAI.ES

Si la posibilidad de realizar la orieiitacióil liacia el cambio de uii movimiento social coilstitiiye el atractivo de tales iilciii.sioiles e11 la arena político-iiistitiicioi~al, las dificultades para llevar a cabo la transicióri de iliia estrategia defensiva a una estrategia ofeiisiva son, sin embargo, bastante serias. Esto puede ser visto en la re- lacióil espinosa qiie establecen los movimieiltos sociales, al tratar de proyecta1.- se desde la arena de la sociedad civil, con los partidos políticos. La coiiexióii en- tre los movimieiltos sociales y los partidos, corno orgaiiizaciones orientadas liacia 1.n aiticiilacióil de proyectos globales, aporta geileralineiite el filtro iiecesario . . ' entre los inovimieiitos sociales y el Estado. Eii particiilar, este tipo de alianzas permite evitar los coilsiderables riesgos estratégicos qiie surgeii cuando "se eiifo- caii dii-ectameiite al Estado".'" La promesa de tina relaciói~ mutuamente beile- ficiosa eiitre los inovimientos sociales y los partidos se ve obstaculizada por las diferencias eritre éstos y los partidos, qiie so11 importailtcs. Debido a la parcial- iiiente complementaria pero tainbiéii parcialmente coiitradictoria agenda y for- ma de operacióii de los movimientos sociales y los partidos políticos, es probable qiie las alianzas eiitre los movimientos sociales y los partidos seari algo teiisas. Pero esta tensión, eii vez de ser algo negativo, es más bieii tina seíial de que los inoviniieiitos sociales iio haii sucumbido a las presioiies de los líderes de los pai.- tidos políticos y hall coiiservado, en cambio, sii aiitoiioinía y arraigo eii la socie- dad civil.

Dadas las dificultades para llevar a cabo la traiisicióii de una estrategia clefeiisi- va a uiia estrategia ofensiva, es muy probable que el iilteiito de embarcarse en tal traiisicióil resulte porqiie al confrontar la arena político-iilstitiicioi~al,los movi- niientos sociales se expoiieii a dos teiidencias contrapuestas, qiie amenazan coi1 socavar el tipo de accióii colectiva que les es característica. Si la decisión de ir niás allá de una estrategia defeiisiva puede traiisformar a iiii movimiento social aiito- rrestriilgido en i~ i io políticamente orieiitado, se preseiitaii a siis organizadores otras dos opciones que coiitradiceil la orieiltacióri liacia el cambio.

Uno de los peligros qiie confroiitaii coi1 más frecuencia al eiiti-ar en la areiia político-iilstitucioiial es la pérdida de 1 ; ~aiitoilomía. Eii este escenario, las coiiside- raciones estratégicas abruma11 y empiezan a tlorniiiar las accioiies del moviniieii- to, dando coino resiiltado que el inovimieiito social sea cooptado "desde arriba", y se coiivierta en uiia,fueza política populista. Auiiqiie piietle qiie haya coiltiiiuidad eii el coinpoiieilte 01-ganizacioiial, el iriovimiei~to soci¿,l coiilo tal cleja de existir. Eii vez de ser un moviiiiieiito coilstituido en la sociecI;i<l civil y qiie se proyecta políticamente (Touraine, 1977:367),se ti.aiisforina eii uii griipo cuya identidad se define eii relación con el Estado o uii partido político. Eii vez de ser u11 movi-

'"Eii cier-toi casos, uii movimiento social puecle ser efectivo cuaiido lleva 5us demandas directa- inrilte al Eitado, particularmeilte ciiaiido eiicueiitra aliados eiitre cirrtoi sectores de la burocracia esta~al (Uiiger, 1957:410-411). Siii embargo, al iiiteiitar reforzar sus acciones de base con iiiiciativai "desde arriba", tina estrategi;~ más priideiite de parte de loi movimieiitos sociales ei buscar aliados 110- estatales coino parte de uiia estrategia de acurniilacióii de fiierzas. La inagiiitud d ~ l desafío qiie coiifroiitaii los rnovimieiitoi sociales al ir directameiite al Estado, y los riesgos de la cooptacióii, soii ~ > i i n t o ~einpíricamriite bien siisteiitados.

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miento orientado hacia el cambio, se coilvierte en iiii actor incorporado dentro de un sistema político-institucioml, en una relación dependiente que pierde la capacidad de promover una luclia sobre cuestiones de principios.

El fracaso por la pérdida de aiitonomía no es la única forma e11 que iin movi- miento social piiede perder su capacidad de producir un cambio. Como iina reac- c ió i~a la tentación y el riesgo del populismo, se presenta otra opcióil, igualmente peligrosa a siis organizadores. En este caso, se privilegian objetivos no negociables en detrimento de toda coilsideracióii estratégica, y se lleva a cabo una acción colectiva basada en una política pura de identidad, o lo que Weber llama una "Ctica de fines últimos" (Weber, 1946:120), clirigida a la protección de la iden- tidad de 1111 grupo frente a la posible intrusión de personas ajenas. Esta opción, pues, genera uiia tendencia por la cual un iiiovimieilto social se vuelca sobre sí mismo, transformándose en una fuerza social comunal o ,fundamntalista, como iina reacción a los riesgos asociados con la incorporacióii populista dentro de un sis- tema político-institiicional, pero coiidiice al mismo resultado: el fracaso de iiii movimieiito soci;ll.

N. CONCLUSIÓN: LOS MOMMIENTOS SOCIALES

Y LA T E O I ~ ADEMOCIL~TICA

Despiiés de examinar la bibliografía sobre los movimieiitos sociales, iina teoría abarcadora de éstos piiede coiisiclerarse coino algo que consiste de tres bloques furidacionales, qiie giran en torno de los distintos desafíos analíticos que siiscitail los problemas de la formacióii cle actores, la coordinación social y la estrategia política. El anAlisis de los nioviinientos sociales empieza con el problema de la formación de actores; la emergencia de los fundaclores u orgaiiizadores de iin moviiniento social es un requisito qiie debe cumplirse antes de que los otros dos problemas puedan ser abordados. Pero la einergencia de estos l~ i i~dadores iio asegura por sí sola el pleno desarrollo de un nioviniieirto social. Por iiii lado, si éste va a estar constituido como tina masa descentralizada o grupo de personas organizado de iiiia manera iio jerárquica, siis fundadores deben resolver el pro- blema de la coordinación social. Por otra parte, si un movimiento social va a tener iiiia orieiltacióii hacia el cambio, sus fundadores deben resolver el problein¿i de la estrategia política. En verdad, un movimieilto social se desarrolla plenamente sólo ciiaildo estos tres problemas se resuelveil exitosamente.

Las conti-ibiicioiies de aiitores estadiinideiises y eiiropeos han iliimiilado niies- tra coinpreilsióii tie los problemas de la forinacióii de actores y la coordiiiacióii social, pero no se han ocupado niiicho de la estrategia política. Este artículo ha tratado de esbozar i i i i análisis que llene este vacío. Aunque iiii movimiento social debe entrar en contacto con instituciones políticas, si tiene iiiia orieiitación liacia el cambio, las dificultades para realizar la traiisición cfe iina estrategia defeilsiva a tina estrategia ofensiva amenazan coi1 socavar esta orieiitación. N intentar liacer política, un movimieiito social siempre se expoile a tenrlencias ameiiazantes. Por

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PROBLEMAS EN EL ESTlIDIO DE LOS MOWhlIENTOS SOCIALES 37

iin lado, las consideraciones estratégicas pueden conducir a la inversión de la re- lación entre medios y fines, y a la pérdida de capacidad transformadora. Por otra parte, como reacción a los riesgos del populismo, una tendencia contraria puede llevar a un movimiento a voicarse sobre sí mismo y a manifestar una acción piira- mente expresiva.

Esta comprensión de los movimientos sociales tiene importantes implicaciones clesde el punto de vista de la teoría democrática. Gran parte del debate sobre la conexióii entre los movimientos sociales y la democracia ha sido enfocado a la contribución de istos en la democratización de la sociedad civil, una contri- bucióii que les es ciertamentaniente característica pero qiie adopta implícita- mente una actitud defensiva, ve a la sociedad civil como un baluarte contra el poder del Estado y 110 agota las posibilidades de los movimientos sociales. Esta ac- titiid defensiva piiecle ser adecuada diirante la fase inicial de desarrollo de un movimiento social, ciiaildo actúa de iina forma aiitorrestringida con base en una evaluación estratégica y en un contexto particularmente desfavorable. Pero al proyectarse "desde" la arena de la sociedad civil podenios hablar de un segundo tipo de coritribiición que los movimientos sociales hacen a la democracia, una contribución directa a la democracia política.

A pesar de la tendencia común a verlos como formas de acción autorrestrin- gidas y antipolític¿is, los inovimientos sociales se exponen a un grave peligro si consideran la política como algo distante, corrupto, o solamente para las élites. Porque la política tiene que ver con el poder, y si, como escribe Anthoiiy Giddeiis, el Estado nacional es el "recipiente" de poder más importante en la época mo- derna, .los movimientos sociales están obligados a coiisitlerar las implicaciones de este poder estatal (Giddeils, 1987:17-34);necesitan un "momento político". Por lo tanto, no sólo contribuyen a la democracia por medio de sus acciones "dentro" de la sociedad civil, a travks de la dernoci~atizacióil de relaciones eii la sociedad civil, sino que existe una conexióii entre los movimientos sociales y la democracia como una forma explícitameilte política.

Esta conexión es muy importante, desde el piiiito de vista de la teoría deino- crática, pues demuestra que no es suficiente entender el funcionamierito de la democracia a través del estudio exclusivo de las institucioiles políticas. Aporta uiia invitación a repensar tanto las contribucioiles a la teoría democrática coi1 base en el estudio de las élites y las institiicioiles políticas, como los partidos, las elec- cioiies y las estructuras constitucionales, a la luz de la teoría de los movimientos sociales. Aporta una invitación, en fin, a estudiar en una forma más integrada los diversos fenómenos qiie definen los contornos de nuestro inundo contempo- ráneo.

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Algunos problemas conceptuales en el estudio de los movimientos socialesGerardo L. MunckRevista Mexicana de Sociología, Vol. 57, No. 3. (Jul. - Sep., 1995), pp. 17-40.Stable URL:

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3 National Politics and Collective Action: Recent Theory and Research in Western Europe andthe United StatesSidney TarrowAnnual Review of Sociology, Vol. 14. (1988), pp. 421-440.Stable URL:

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4 Regulation Theory, Post-Marxism, and the New Social MovementsGeorge SteinmetzComparative Studies in Society and History, Vol. 36, No. 1. (Jan., 1994), pp. 176-212.Stable URL:

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7 The Case for Methodological IndividualismJon ElsterTheory and Society, Vol. 11, No. 4. (Jul., 1982), pp. 453-482.Stable URL:

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7 Functionalism vs. Rational Choice?: Some Questions concerning the Rationality of ChoosingOne or the OtherJohannes Berger; Claus OffeTheory and Society, Vol. 11, No. 4. (Jul., 1982), pp. 521-526.Stable URL:

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9 Regulation Theory, Post-Marxism, and the New Social MovementsGeorge SteinmetzComparative Studies in Society and History, Vol. 36, No. 1. (Jan., 1994), pp. 176-212.Stable URL:

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11Regulation Theory, Post-Marxism, and the New Social MovementsGeorge SteinmetzComparative Studies in Society and History, Vol. 36, No. 1. (Jan., 1994), pp. 176-212.Stable URL:

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Bibliografía

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National Politics and Collective Action: Recent Theory and Research in Western Europe andthe United StatesSidney TarrowAnnual Review of Sociology, Vol. 14. (1988), pp. 421-440.Stable URL:

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