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    ANUARIODEESTUDIOSMEDIEVALES45/2, julio-diciembre de 2015, pp. 733-752

    ISSN 0066-5061

    doi:10.3989/aem.2015.45.2.04

    LA BLASFEMIA DEL REY SABIO: VICISITUDES DE UNALEYENDA (NUEVAS HIPTESIS RESPECTO A LA DATACIN

    Y LA POSICIN RELATIVA DEL TEXTO PORTUGUS)

    THE LEARNED KINGS BLASPHEMY: VICISSITUDES OF ALEGEND (NEW HYPOTHESIS REGARDING THE DATING AND

    THE RELATIVE POSITION OF THE PORTUGUESE TEXT)

    ISABELDEBARROSDIASUniversidade Aberta

    IELT-EISI - IEM (UNL-FCSH)

    Resumen: Este artculo cuestiona algunasideas existentes sobre la leyenda de lablasfemia de Alfonso X, en particular lo

    relativo a su presencia en la crnica portu-guesa de 1344, redactada por Pedro Afon-so de Barcelos, biznieto del rey Sabio. Lapuesta en valor de un dato menos consi-derado, la ausencia de este relato en elmanuscrito truncado que transmite la pri-mera redaccin de la obra del conde por-tugus, estimula el planteamiento de unanueva hiptesis, basada en reflexiones nosolo textuales, sino tambin contextuales(tanto de ndole personal como poltica).

    Palabras clave: Alfonso X; leyenda; blas-

    femia; Pedro Afonso de Barcelos; Crni-ca de 1344.

    Abstract: This article questions someexisting ideas about the legend of theblasphemy of Alfonso X, especially

    concerning this narratives presence in thePortuguese chronicle of 1344, written byPedro Afonso de Barcelos, great-grandsonof the Learned King. The consideration ofa often overlooked fact, the absence ofthis story in the truncated manuscript thatconveys the first version of the Portuguesecounts work, stimulates a new hypothesis,based on reflexions on not only on textual,but also on contextual issues (of bothpersonal and political kind).

    Keywords: Alfonso X; legend; blasphemy;

    Pedro Afonso of Barcelos; Chronicle of1344.

    SUMARIO

    1. Estado de la cuestin. 2. Algunas hiptesis respecto a la datacin y la posicinrelativa del testimonio portugus. 3. Bibliografa citada.

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    1. ESTADO

    DE

    LA

    CUESTIN

    El episodio de la blasfemia del rey Sabio no pertenece al conjuntode los temas que ms ha llamado la atencin de los estudiosos que, desdevarios puntos de vista, se han interesado por la historiografa postalfons. Poreso, la bibliografa existente respecto de esta leyenda es limitada, a pesar deque se trate de un relato muy curioso y que ha estimulado hiptesis bastanteinteresantes.

    Entre los autores que ms recientemente han examinado el episodio,

    destacan tres nombres, por el inters e importancia de sus aportaciones: Leo-nardo Funes1y Georges Martin2, por sus estudios sobre las funciones ideol-gicas y polticas que ha tenido la leyenda, y Amaia Arizaleta, que ha conside-rado el perfil de soberano existente en el relato3.

    Tambin hemos estudiado esta leyenda, en un primer momento4como parte de una lnea que consideraba negativamente la memoria del reySabio. Aos despus5, nuestras reflexiones han incidido sobre los antecedentesde este relato. En este artculo, hemos recordado dos pasajes trados a colacinen lasMemorias antiguas de Cardea, publicadas en 1721 por Francisco de

    1Funes 1993, 1994, donde el autor hace un minucioso anlisis de las variantes de esta le-yenda, de las razones que han podido motivar sus cambios y, en estrecha relacin, de los variosfines a que ha servido en distintos ambientes polticos y culturales. De hecho, la leyenda habraservido tanto para legitimar la rebelin del infante Sancho contra Alfonso X, como, cien aosms tarde, para justificar el final de su linaje, considerado maldito, y su sustitucin por losTrastmara. Los marcos que Funes establece son los siguientes: 1) surgimiento de la leyendaen el entorno de los rebeldes que rodeaban al infante Sancho para justificar sus acciones contraAlfonso X. Esto es sealado tambin por Cataln 1953, p. 65; Ballesteros-Beretta 1963, p. 209;Craddock 1986, p. 207; Ruiz 1989, p. 82; 2) la leyenda se emplea para impugnar la dinastareinante en Castilla y consecuentemente sus derechos sucesorios (linaje maldito e ilegtimo)

    vase elLibro de las Armasde don Juan Manuel; 3) la leyenda sirve para justificar el fin vio-lento del linaje de Sancho IV al final de cuatro generaciones malditas (Sancho IV; FernandoIV, el Emplazado, tambin maldito; Alfonso XI y Pedro I) y la llegada de Enrique II de Tras-tmara al poder, en el contexto de la guerra civil entre Pedro I y su medio hermano Enrique IIde Trastmara. La misma opinin ha sido sostenida por Entwistle 1925, p. 176; Cataln 1953,p. 65; Craddock 1986, p. 207.

    2Martin 1994 en este artculo el autor reflexiona sobre la maldicin de Alfonso X a su hijoSancho y la subsiguiente construccin literaria e ideolgica, que acab por provocar el final desu dinasta, contexto en el cual el papel de la leyenda de la blasfemia tiene un lugar destacado.En este artculo, el autor expone razonamientos de gran inters sobre la participacin de donJuan Manuel y de don Pedro Afonso en el desarrollo y difusin de esta construccin ideolgica.

    3Arizaleta 2004 en este artculo Arizaleta estudia las leyendas de la blasfemia del rey Sabioy de la juda de Toledo. Considera los linajes interesados en la difusin de las dos leyendas ytraza el modelo de monarca que estos relatos propagan, destacando el motivo de la soberbia delrey y su castigo.

    4Dias 2003, II Parte, 2.5.5Dias 2012.

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    LA BLASFEMIA DEL REY SABIO: VICISITUDES DE UNA LEYENDA 735

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    Berganza6y, adems, hemos subrayado la posible importancia de otro testimo-nio, un pasaje existente en la biografa de Alfonso X, por Juan Gil de Zamora,que fue publicada en 1884 por Fidel Fita7. Hemos sugerido que este episodio

    6Ballesteros-Beretta 1963, pp. 209-211 ha sealado la posibilidad de una relacin con unsuceso ocurrido en Segovia e incluido en estasMemorias, donde podemos leer: Era de MC-CXCVI aos fundise el Palacio de Segovia con El Rey D. Alfonso, e con muchos de sus ricosomes, e con Obispos: e muri y e Maestre Martin de Talavera, Dean de Burgos: fueron feri-dos otros muchos Obispos, e ricos omes, e finc el Rey sano, e esto fu el dia de Sant Vitores,a ora de yantar, cinco dias por andar del mes de Agosto. Pero atendiendo a todas las noticias,podemos encontrar otra, quizs ms cercana a la leyenda, y que es la siguiente: Era de MC-

    CXCII. aos, en dia de Sant Lucas entr en Burgos Don Adoart, pris por muger la hermanadel Rey Don Alfonso, fija del Rey Don Ferrando, el que pris Sevilla. Vino vn fuego del Cielo, cayo antel Rey en la Glera de Burgos, e fizo gran sueno. (Berganza 1721 los dos pasajes estnen la p. 589). Los pasajes fueron reeditados por Flres 1799, pp. 374 y 375 el Cronicnfuefechado en 1327 por Menndez Pidal 1918. Para una visin general sobre Anales y Croniconesibricos medievales, vase Bautista 2009, que incluye el Cronicn(o Anales) de Cardeaenla vertiente ms antigua de la tradicin analstica peninsular (p. 147). Sin embargo, parece quehay otras tradiciones que hablan tambin de la cada de un rayo, pero en Segovia vase la citareportada por Ruiz de Obregn 1915: Finalmente, un notable historiador, no tan conocidocomo acaso debiera serlo, Colmenares, en su Historia de Segovia, hace el relato siguiendo Almela, y aade: Muchas historias nuestras dexan de escrivir este caso como otros muchos.Pero escritores advertidos le escribieron para confusin de sabios presumidos. Frai Alonso deEspina, en su Fortalicio de la Fe, aunque diferencia el modo: Vna Historia mui antigua, manus-crita en papel y letra de aquel tiempo, que tenemos en nuestra librera, refiere como dexamos

    escrito: Don Rodrigo Snchez, Obispo de Palencia en suHistoria Latina de Espaa: sealandoque fu antes que partiesse coronarse Emperador: El Autor del Valerio de Historias Escols-ticas, Diego Rodrguez de Almela, Arcipreste de Val de Santivez, que public Fernn Prezde Guzmn: El Maestro Pedro Snchez de Acre, en suHistoria Moral y Filosfica: Gernimode Zurita, en susAnales de Aragn: Juan de Mariana, en suHistoria deEspaa: y Pisa, en lade Toledo: y Juan Cuspiniano, en sus Csaresy, sobre todo, la tradicin constante de nuestraciudad y seales del suceso: estas son las roturas que hizo el rayo y se ve hoy en la parte interiorde la bbeda, que es de fortsima cantera, en la sala nombrada del Pabelln, por semejarle sufbrica, y se mostrava por la parte de fuera en la media naranja hasta que se empiarr por losaos 1590, y aunque no emos visto autor que seale el ao del suceso, le ponemos en ste de1262, porque todos escriven que desde este caso descaeci la grandeza del Rey, y en su buengovierno, sucedindole todo mal; y su Chronicarefiere que estando en nuestra Ciudad en estemismo ao le llegaron avisos de tropel (pp. 431-432).

    7

    En este texto podemos leer lo siguiente: 23. Aldefonsum etiam prefatum Dominus altissi-mus et eternus a multis periculis liberavit. Nam semel, cum esset apud Secobiam cum suis se-cretariis secreta consilia sua tractans, solarium corruit cum eisdem; et aliis dirutis et destructis,evasit ipse incolumis et illesus. Apud Secobiam similiter cum in sero de civitate tres in ipsumsagitas emisissent ut ipsum vita et regno privarent, sagite in partem aliam voluntate doificadeclinarunt, et in quodam lignum loco superpositum impegerunt, Regis interitum declinantes.A quibus vero vel a quo sagite fuerunt misse, et cujus seu quorum consilio, varie decantatur;et sanius judicio subticere quam super facto tam enormi aliquid sorsptitare. Cum etiam idemRex esset apud Toletum, fulgur terrificum, de nubibus acelerans, locum ubi erat Rex cepit quasiexploratorie circuire; et hinc inde percutiens prosilit quasi reverentiam faciens ipsi Regi. Multaquoque alia circa ipsa pericula contigerunt a quibus ipsum liberavit misericorditer Deus altissi-mus et eternus veniam sibi dando, ut ob ista oculos ad celum levaret et recognosceret quod inmanu Domini est opera cujuslibet creature, et ad illum locum dirigitur quo voluntas dirigiturgubernantis. (Fita 1884, pp. 322-323). Es interesante verificar que dos de los tres sucesosreferidos (la cada de un techo, tres flechas echadas contra el rey y un rayo desgobernado)son compatibles con lo que es reportado en lasMemorias antiguas de Cardea. Pero aqu los

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    podra considerarse como un testimonio de una primera interpretacin res-pecto de la cada de un rayo y por eso estara en el origen de la leyenda de lablasfemia. Pero este texto transmite una interpretacin del suceso totalmentedistinta de las siguientes, o sea, no como motivo de crtica contra Alfonso X osus descendientes, sino buscando ntidamente la alabanza del rey Sabio comoprotegido por Dios.

    Los estudios que hemos cotejado sobre el tema de la leyenda de lablasfemia del rey Sabio consideran que el texto de la Crnica de 1344sera laprimera narracin escrita de esta leyenda en cuanto tal, y obra de Pedro Afonso,conde de Barcelos, hijo natural del rey Dinis de Portugal, y bisnieto de Alfonso

    X8

    . Pero cuando leemos el relato portugus existente9

    , lo encontramos muy lejos

    sucesos son interpretados a modo de ensalzamiento del rey, subrayando la proteccin que Diosle dispensaba. Este texto y episodio son sealados y contrastados con la versin portuguesa dela leyenda por Linehan 1993, pp. 457-58, pero este autor no discute posibles conexiones entrelos dos textos.

    8Cataln 1953,p. 64 dice que la primera redaccin de la Visin se halla en la Crnica de1344; Ruiz 1989, p. 80 tambin acepta esta idea. Lo mismo hace Funes, que considera la leyen-da obra plena del conde de Barcellos (1993, p. 62 tambin en la p. 57) y Martin 1994, pp.168-170, que considera que don Pedro Afonso es el primer historiador en integrar la leyenda.Craddock 1986, p. 207 defiende que la leyenda no sera invencin de don Pedro Afonso, peroque ha sido l el responsable de su integracin en la historia. Ramos Nogales considera que es

    en la crnica atribuida al conde Pedro de Barcelos donde aparece La primera documentacinconocida de la leyenda (Ramos 1992, p. 189). Gonzlez Jimnez dice que el texto portugusde momento, puede ser considerado como la versin ms antigua conocida de la leyenda(Gonzlez 1995, p. 464) y sugiere la existencia de una fuente castellana perdida (pp. 464 y 468).

    9La leyenda aparece en la primera parte del relato de la vida de Fernando III, cuando sehabla de la familia y descendencia de este rey (Cintra 1990, vol. IV, pp. 379-384). Para elcomienzo de este reinado, el texto de la crnica portuguesa sigue la Crnica de Castilla, perocon interpolaciones que Cintra describe a partir de la p. CCLVI (Cintra 1951, vol. I). En lneasgenerales, esta versin cuenta lo siguiente:

    Un da el prncipe Alfonso sirve vino muy apuestamente a sus padres y vindolo as sumadre da un gran suspiro y empieza a llorar. El rey Fernando le pregunta la razn de este com-portamiento y la reina le cuenta un episodio de su juventud en el que una mujer griega, a quiensu madre consultaba sobre muchas cosas, le haba profetizado (entre otros hechos que, mientras

    tanto, ya haban tenido lugar) que su hijo mayor tendra muchas cualidades y sera muy pode-roso y honrado durante mucho tiempo, pero al final sera desheredado de toda su tierra salvode la ciudad donde morira, y todo esto por causa de una frase de soberbia que habra de decir.

    En una segunda escena, el rey Fernando III recibe quejas de que el infante Alfonso haba to-mado dinero destinado a los fronteros. El rey lamenta el hecho y cuenta las palabras de la reina,aadiendo que cree que la profeca se va a cumplir por lo que ve hacer a su hijo.

    Descubrimos entonces cules fueron las palabras de Alfonso: que si hubiera estado con Dioso si hubiera sido su consejero cuando l cre el mundo, algunas cosas, si Dios le hubiera hechocaso, habran sido mejor hechas de lo que fueron.

    Mientras tanto, Pero Martiz, un caballero que criara al infante Manuel, tuvo una visin deun hombre vestido de blanco que le dijo que el rey Alfonso iba a terminar mal si no se arrepentade lo que haba dicho pblicamente en Sevilla. A instancias del infante, el caballero va a preve-nir el rey, que insiste en su blasfemia.

    Poco despus, estando el rey en Segovia, un fraile menor tiene la misma visin y previene alrey, que se comporta de la misma manera. Esa noche sobreviene una tormenta y un rayo entraen la cmara y quema muchas cosas, incluso las tocas de la reina. El rey tiene mucho miedo y

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    de los primeros testimonios que hemos identificado, en particular, del relato deJuan Gil de Zamora. De hecho, el texto de la biografa es el relato de un sucesoseguido de interpretacin, mientras que el episodio de laCrnica de 1344esuna narracin estructurada y estilsticamente elaborada. Adems, en el planoideolgico, el texto del zamorano busca ejemplificar la alianza entre el rey yDios, mientras que en el relato portugus la lectura sobrenatural es sumamentenegativa, pues muestra la soberbia, la rivalidad y la rebelda del rey contra Dios.

    El hiato que constatamos entre estos dos testimonios es un estmulopara investigar sobre lo que podra haber sucedido entre ellos. Es este el asun-to del presente artculo: revisar lo que ha sido dicho sobre el tema y proponer

    una hiptesis alternativa.Cintra, al editar la Crnica de 1344, cuando llega a este pasaje, diceen el aparato crtico:A partir de aqui, fonte desconhecida10, como en la carto-grafa antigua, al final del mundo conocido.

    La crtica a la cual hemos tenido acceso y que hemos cotejado reme-dia el problema de la ausencia de una fuente escrita con la hiptesis de unacirculacin oral anterior11. El conde portugus habra tenido conocimiento deesta tradicin y cuando redact su versin de la historia peninsular, por algunarazn, decidi incorporar la ancdota en el relato de la vida de Fernando III,en el momento en el que se habla de su descendencia.

    Algunos razonamientos desarrollados por la crtica muestran que donPedro Afonso tuvo ocasin de conocer alguna leyenda que circulaba sobre subisabuelo. Se cree habitualmente que el conde portugus habra tenido conoci-miento de la obra de Alfonso X y contactado con los mtodos historiogrficosde su escuela durante su estancia ms prolongada en Castilla (su exilio de1317-1322), momento en el que habra frecuentado la corte de Mara de Moli-na12. Don Pedro Afonso habra podido conocer la leyenda, fuera en ese perio-do, fuera (con menor probabilidad) en sus otras estancias, en 1336 y 1340 13.

    se arrepiente de sus palabras. Llama al fraile y, mientras se confiesa, la tormenta se calma. En elda siguiente el rey hace confesin pblica de su blasfemia y manda buscar el cuerpo de santaBrbara, pero no lo logra.

    10Cintra 1990, vol. IV, p. 379.11Funes 1993 presenta la Crnica de 1344como el primer testimonio de la leyenda (p. 57)

    que anteriormente habra circulado oralmente (pp. 56, 58, 69). Aun segn este autor, la transi-cin de la oralidad a la escritura habra ocurrido en los aos 40 del siglo XIV (p. 67). Arizaleta2004, p. 92 y tambin en 2009, p. 294, habla incluso de una leyenda oral que circulara desde elltimo tercio del siglo XIII. La circulacin oral de la leyenda es referida tambin por Gonzlez1995, p. 471; 2004, p. 449.

    12Vase Cintra 1951, vol. I, p. CLXXXIX.13El conde estuvo desterrado cerca de cuatro aos y medio en Castilla. Durante ese tiempo

    habra frecuentado la corte de la regente, Mara de Molina. Volvi a Portugal en torno a 1322, loque significa que se habra marchado a mediados de 1317 (Cintra 1951, vol I, pp. CXLVI-CLI).Se march tambin a Castilla en 1336, cuando Afonso IV de Portugal declara la guerra al rey de

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    Otras dos posibilidades de transmisin de la leyenda al conde de Barcelos hansido sealadas por Georges Martin14:la coincidencia en la corte de Portugalcon Constanza Manuel15, y la transmisin por va de la familia de los Lara, delos cuales el conde sera allegado16.

    Incluso se ha planteado la hiptesis de que don Pedro Afonso pudohaber conocido la leyenda de la blasfemia por don Juan Manuel17. Estas dosfiguras han sido comparadas bastantes veces. Ambos compartan el gusto porlas letras, un status elevado y defendan principios de gobierno y de orga-nizacin social parecidos. Asimismo, los dos eran contemporneos y la po-sibilidad de que hubieran coincidido en la corte castellana es grande18. Esta

    conexin es pertinente para la cuestin de la leyenda de la blasfemia del reySabio, porque tenemos una referencia al padre de don Juan Manuel en el textoportugus, pues el caballero que tiene la visin por primera vez es hu cava-leiro de Panpigra, que avya nome Pero Martiz e criara o iffante d Manuel19,y l va a avisar al rey a instancias del infante (a quien cuenta primero losucedido). Adems, en la obra de don Juan Manuel tambin hay referencias,aunque vagas, a sueos premonitorios asociados al rey Sabio:

    Digo vos que a estos sobredichos oy que quando la reyna donnaBeatriz mi abuela era en inta de mio padre, que sonnara que por

    aquella criatura et por su linage avia a ser vengada la muerte deIhesu Christo et ella dixo lo al rey don Ferando su marido. Et oydezir que dixera el rey quel pareia este suenno muy contrario delque ella sonnara quando estaua en inta del rey don Alfonso sufijo que fue despues rey de Castiella, padre del rey don Sancho20.

    Castilla porque este retena a la esposa de su hijo, Constanza Manuel, y despus, en 1340, en elmarco del apoyo militar de Portugal a Alfonso XI, en la batalla del Salado.

    14Martin 1994, p. 176.15Lo que no sera imposible, a pesar de que durante los aos en que Constanza Manuel haba

    sido reina de Portugal (entre 1339 y 1345) no hay noticia de que don Pedro Afonso frecuenta-

    ra la corte de su medio hermano Afonso IV: No temos notcia nesta poca da sua permann-cia na corte de Afonso IV, o que no quer dizer que no a visitasse uma que outra vez (Cintra1951, vol. I, p. CLXIX). Cintra considera los aos entre 1325 y 1354 como la tercera fase de lavida del conde: despus de una primera fase en que vivi sobre todo en la corte de su padre, elrey Dinis, sigui el exilio y, por fin, una fase ms calmada, en sus dominios, en la Beira (Cintra1951, vol. I, p. CLXIX).

    16Sobre la amistad de don Pedro Afonso con Juan Nez de Lara vase Cintra 1951, vol. I,pp. CXLVII-CXLIX.

    17Esta posibilidad es sugerida por Ruiz, refirindose a Cataln: La segunda posibilidadfue propuesta recientemente por Diego Cataln: puede ser que fue el mismo don Juan Manuelel que se lo cont al conde de Barcelos en alguna ocasin (Ruiz 1989, p. 83). La posibilidadtambin es considerada por Martin 1994, pp. 175-176.

    18Vase Cintra 1951, vol. I, p. CL.19Cintra 1990, vol. IV, p. 382.20Juan Manuel 2005, p. 5.

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    Esto ocurre en elLibro de las Armas, poco anterior a 1344 (datadoen torno a 1337-1342), donde tambin se relata una confesin del rey SanchoIV en su lecho de muerte y constan varias consideraciones sobre maldiciones:

    Ca el sancto rey don Ferando mio abuelo non dio su bendiional rey mio padre sinon guardando l condiiones iertas que ldixo et l non guard ninguna dellas et por esso non ovo la subendiion. Otrosi la reyna mi madre cuyd que non ovo la ben-diion de su padre, ca la desamaua mucho por la sospecha queovo della de la muerte de la jnfanta donna Constana su hermana.Et asi mio padre nin mi madre non avian bendicion de los suyosnin la pueden dar a m et yo fiz tales fechos porque mere et ouela su maldicion et por ende lo que yo non he non lo puedo dar auos nin a ninguno21.

    En verdad, estos apuntes son alusiones bastante vagas. Adems lasdiferencias con relacin al texto de la Crnica de 1344son grandes. El temade los sueos premonitorios podra ser compatible con el de las profecas, perolo que este texto subraya y desarrolla es sobre todo la cuestin de las bendicio-nes y de las maldiciones paternas.

    Pudieron existir dos leyendas en tiempos de don Juan Manuel y de

    don Pedro Afonso? O cada uno de ellos pudo haber reescrito una misma baselegendaria oral de diferentes modos por razones distintas22? Pero si don JuanManuel conociera una leyenda ms dura contra Alfonso X, por qu razn no lahabra referido? Por admiracin intelectual23? Es cierto que don Juan Manueladmiraba la obra de Alfonso X, pues lo haba declarado24. Pero en elLibro de

    21Ibidem,p. 20.22Como ha sido sugerido por Funes 1993, p. 69.23Cataln considera esta posibilidad cuando dice, en nota: Creo imposible, por otra parte,

    que semejante leyenda, nacida de la incomprensin de la figura del rey Sabio y su labor cien-

    tfica, fuese creada por don Juan Manuel, gran admirador de la obra de Alfonso X. (Cataln1953, p. 65n). Entwistle 1925, pp. 178-179 sugiere la conexin con el linaje del infante Manuely, sobre todo, con don Juan Manuel. Ruiz 1989, pp. 82-83 considera la posibilidad de que lapropagacin oral de dicha leyenda pudo haber comenzado con el infante don Manuel. Estaopinin es compartida por Funes 1993, p. 69, y por Arizaleta 2004, pp. 92-93; 2009, p. 294.

    24La admiracin de don Juan Manuel por Alfonso X es evidente en este pasaje de la CrnicaAbreviada: E esto por muchas razones: lo vno, por el muy grant entendimiento que Dios ledio; lo al, por el grant talante que auie de fazer nobles cosas e aprouechosas; lo al, que auia ensu corte muchos maestros de las ciencias e de los saberes a los quales el fazia mucho bien, e porleuar adelante el saber e por noblescer sus regnos. Ca fallamos que en todas las ciencias fizomuchos libros e todos muy buenos. E lo al, por que auia muy grant espacio para estudiar en lasmaterias de que queria conponer algunos libros. Ca morava en algunos logares vn anno e dose mas, e avn, segunt dizen los que viuian a la su merced, que fablauan con el los que queriane quando el queria, e ansi auia espacio de estudiar en lo quel queria fazer para si mismo, e avnpara veer e esterminar las cosas de los saberes quel mandaua ordenar a los maestros e a lossabios que traya para esto en su corte. (Juan Manuel1983,pp. 575-576).

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    las Armaslos propsitos de carcter personal y polticos son preponderantes,como ha demostrado Ruiz25. En este contexto, a pesar de que la omisin puedaser una estrategia muy sutil, tendra sentido que el autor hiciera una alusinms explcita a una leyenda que fuera en la lnea de sus empresas, ensalzando asu padre y criticando a Alfonso X, para que no quedaran dudas sobre el asuntoal que se refera26. Adems, lo que se lee en elLibro de las Armas, a pesar deque minusvalora al rey Sabio, incide sobre todo sobre Sancho IV.

    Otra lnea argumentativa importante es la que concierne los motivosque han podido estimular a don Pedro Afonso a integrar este suceso en su his-toria. La Crnica de 1344presenta una ideologa distinta a la defendida por

    los textos alfonses, pero a pesar de elegir una perspectiva opuesta a la del reySabio, el conde de Barcelos usa extensamente materiales alfonses y se insertade buen grado en esta tradicin historiogrfica. De hecho, podemos identificaren la obra portuguesa, en sus dos versiones, los trazos de la admiracin por laobra del rey Sabio, en virtud de su utilizacin como fuente, lo que implica suconsideracin comoAuctoritas.

    Por otro lado, sabemos tambin que don Pedro Afonso no se excusde divulgar historias poco convenientes sobre reyes pues lo hace a propsi-to del primer rey de Portugal, en su Livro de Linhagens27. Pero, en el texto

    25Ruiz 1989.26Martin ha sealado, muy apropiadamente: car, en vrit, cest ce qui atteint Sanche IV

    qui fait valoir les La Cerda et ce qui atteint Alphonse X qui fait valoir les Manuel (Martin1994, p. 172). De hecho, como subraya Ruiz 1989, p. 83: fue el infante don Manuel el quecapitane a los rebeldes que apoyaran al infante don Sancho en contra de su padre el rey Sa-bio.. De esta manera, la leyenda contra Alfonso X justificara las acciones del padre de donJuan Manuel (tal como las del rey Dinis de Portugal). Bastante interesante para esta cuestin estambin el artculo de Ramos 1992, pues el autor demuestra que don Juan Manuel, bajo el argu-mento que reporta en elLibro de las Armasinformaciones que haba escuchado, toma motivosde las tradiciones bblica y literaria atribuyndolos a personajes histricos concretos (inclusoincurriendo en incongruencias, sealadas en este artculo). Ramos Nogales integra la historia de

    las premoniciones de la reina Beatriz en esta lnea estratgica que tiene como finalidad ltimaensalzar la preeminencia del linaje de don Juan Manuel por encima de todos los otros, inclusodel linaje del soberano. En este sentido, las premoniciones podran haber sido forjadas por elautor a partir de otros relatos que conocera (vase Ramos 1992, pp. 186-188). La imprecisincuanto al sueo premonitorio relativo a Alfonso X, del cual solo su carcter negativo es subra-yado, permite su asociacin a la leyenda de la blasfemia (Ramos 1992, p. 189). La estrategiade omitir una informacin, quizs porque es tan negativa que el autor no se atreve a repetirla,sera bastante eficaz y minusvalorara a Alfonso X. En el caso en que la alusin estimularaautomticamente una asociacin a la leyenda de la blasfemia, esta debera ser en ese momentoya suficientemente conocida como para no necesitar de una referencia detallada (y nos pregun-tamos lo seria?). Por otro lado, puede tambin admitirse que la alusin existente en elLibro delas Armas no sea sino una estrategia ms difusa destinada a lanzar la sospecha y a estimular laimaginacin de todos cuantos conociesen esteLibro.

    27Vase Mattoso 1992, pp. 37-38. Los relatos que ponen en ridculo a Afonso Henriquestendran origen en el marco de la alta nobleza seorial del norte de Portugal. Estos sucesos hansido integrados en losLivros de Linhagens, incluso en el de Pedro Afonso, conde de Barcelos.

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    LA BLASFEMIA DEL REY SABIO: VICISITUDES DE UNA LEYENDA 741

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    existente de la primera versin de la Crnica de 1344,y en la mayor parte dela segunda redaccin, no hay otros casos de animosidad directa contra el reySabio28.

    Todava en este dominio sobre las razones posibles, Martin ha sea-lado algunos argumentos importantes, a pesar de que, como el propio autoradmite, hay algunas contradicciones:

    el hecho de que el rey Dinis de Portugal, padre de don Pedro Afon-so y nieto de Alfonso X, hubiera apoyado la rebelin de Sanchocontra su padre y que una leyenda contra Alfonso X justificara las

    acciones de su padre29

    ; las buenas relaciones del conde de Barcelos con la familia de losLara, defensora de los derechos de los infantes de la Cerda al podery aliados de don Juan Manuel y de los reyes de Francia contra ladescendencia de Sancho IV30;

    como seal contraria a este ltimo argumento, las buenas relacio-nes que don Pedro Afonso habra tenido con el rey Alfonso XI31,puesto que fue acogido en la corte de la abuela y regente del mo-narca, Mara de Molina, y en uno de sus desplazamientos a Castillaestuvo en el contingente de ayuda a este soberano en la batalla del

    Salado (1340).

    28Excepto en una continuacin de esta crnica, existente en el ms. de Pars, fechado entorno a 1460, y que hemos comentado en Dias 2012. En este pasaje, Alfonso X es presentadocomo un astrlogo, un brujo que se ocupa de experiencias sospechosas, e incluso peligrosas.Este detalle ser un aadido tardo centrado en la crtica contra el paradigma del rey demasiadointeresado en la bsqueda de conocimientos vedados. Sobre este tema, al que se asocia el toposde la soberbia castigada, y su aplicacin a Alfonso X, vase Arizaleta 2004. El pasaje al que nosreferimos y otros dos son comentados tambin por Gonzlez 2004, pp. 454-455.

    29Martin 1994, p. 176.30Vase Martin 1994, pp. 171-172 y 176. A pesar de estas buenas relaciones, don Pedro Afon-

    so habra relatado en su crnica el episodio de la sentencia del rey Dinis en favor de Fernando IV,defendiendo su soberana sobre Castilla, contra las pretensiones del infante Alfonso de la Cerda:A esta sazom andava fora da terra muy pobremte d Affonso, filho do iffante d FernandoGuedelha, por que se chamava rey de Castella, dizendo que era rey de dereito. Fallou el rey domDenis c elle e fezelhe leixar o nome e voz de rey de Castella e o pendom e as armas que tragiae fez a el rey que lhe desse villas e castellos e muy grandes herdades Castella e outrossi lhe fezdar muy grande ctia en dinheiros. (Cintra 1990, vol. IV, p. 250 cap. DCCXXII). Este sucesoes referido en el relato de la embajada del rey Dinis a Aragn como rbitro de las disputas entreFernando IV de Castilla y Jaime II de Aragn, donde, adems de arreglar esta discrepancia, elrey de Portugal es tambin llamado a establecer un acuerdo entre el rey de Castilla y el infanteAlfonso de la Cerda. El relato se sita despus del final (truncado) del manuscrito que contienela primera versin de la Crnica de 1344. Pero el relato de la embajada ha sido considerado obrade don Pedro Afonso debido al carcter vvido y personal del texto, consecuencia de que el condehaba sido testigo directo de estos sucesos. Este episodio ha sido considerado por Craddock en elmarco de las disputas entre linajes (Craddock 1986, pp. 203-204).

    31Vase Martin 1994, p. 176.

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    2. ALGUNASHIPTESISRESPECTOALADATACINYLAPOSICINRELATIVADELTESTIMONIOPORTUGUS

    Estas varias hiptesis que hemos recordado reflexionan sobre la po-sibilidad de que el conde don Pedro Afonso pudo conocer la leyenda de lablasfemia de Alfonso X y los motivos que lo pudieron estimular a integrar eserelato en su historia. Pese a la gran estructuracin y la lgica inherente a estosrazonamientos, hay un dato anterior que quizs an no ha sido valorado con-venientemente, pues no aparece en la bibliografa que hemos consultado. Setrata de que no tenemos evidencias textuales de la presencia de la leyenda en

    cuestin en la primera versin de la Crnica de 1344. El manuscrito ms com-pleto de esta versin termina truncado bastante antes de llegar a la historia deFernando III32. Cintra, cuando decide editar la segunda versin de la crnica,considera que hay un alto grado de probabilidad de que lo que se encuentra enla segunda versin estuviera tambin en la primera33. Esto, en verdad, ocurreen abundantes fragmentos de la historia posterior al inicio de la Reconquistacristiana de la pennsula. Pero tambin es cierto que hay diferencias entre lasdos versiones y que estas, muchas veces, son significativas. Por esta razn, ysalvo si se descubre un nuevo testimonio de la primera versin de la Crnicade 1344 que contenga este episodio, no podemos saber con seguridad si laleyenda de la blasfemia integraba, de hecho, esta versin y cmo sera esta, enel caso de que la integrara34.

    Los estudios existentes sobre la leyenda de la blasfemia no se handedicado a cuestionar la autora del pasaje. La han aceptado, aun cuando sonconscientes de que los testimonios existentes son posteriores a 1344 (caso deArizaleta35). Es verdad que la crtica ha demostrado que el conde portugustuvo la oportunidad de conocer alguna posible leyenda. Aunque los motivosque pudieran llevar a don Pedro Afonso a integrar este relato en su historia nosean tan claros, nada objeta a que no existiera en la primera redaccin de la

    Crnica de 1344una versin de la leyenda que aqu nos ocupa. En particular

    32El ms. 2656 de la Biblioteca Universitaria de Salamanca es el testimonio ms completo dela primera redaccin de la Crnica de 1344(que existe solo en traduccin castellana). Desafor-tunadamente, este manuscrito termina abruptamente, truncado, en el reinado de Alfonso VII deCastilla y Len, justo antes del momento en que empezara la historia de los reyes de Portugal.

    33Cintra 1951, vol. I, p. CDXCIII.34Recientemente en el coloquioA Crnica de 1344e a historiografia ps-alfonsina(Uni-

    versidade Porto, 9-10 julio 2015) Ana Sofia Laranjinha plante la hiptesis de que Lope Garcade Salazar podra conocer y haber utilizado la versin primitiva de la Crnica de 1344cuandoescribi el relato de la profeca y maldicin de Alfonso X en sus Bienandanas e Fortunas.Como esta es una posibilidad que necesita ser comprobada, el asunto ser sin duda debatido entrabajos futuros de la autora.

    35Arizaleta 2004, p. 81.

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    LA BLASFEMIA DEL REY SABIO: VICISITUDES DE UNA LEYENDA 743

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    el interesante detalle del enlace de la leyenda con el apunte sobre las quejas aFernando III sobre el dinero quitado por su hijo Alfonso, destinado a los guar-dianes de las fronteras, est bastante en la lnea de la defensa de los derechosseoriales a los cuales el conde sera sensible36. Pero quizs ya no se puedadecir lo mismo, por ejemplo, de la elaboracin retrica del pasaje.

    De hecho, la inexistencia de una prueba textual estimula el plantea-miento de preguntas y que se consideren posibilidades alternativas a la quehasta ahora ha sido elegida. En concreto, consideramos que debemos cuestio-narnos si el texto, tal como lo leemos en la segunda redaccin de la Crnica de1344, no estara ms encuadrado en las caractersticas y en el contexto de esta

    versin. Es esta la reflexin que ser desarrollada enseguida. Dos lneas sernaqu consideradas: una contextual (y que va a incidir, tanto en argumentos dendole personal/emotiva, como en cuestiones de tipo poltico/ideolgico) yotra de carcter textual.

    Para la primera vertiente, dos argumentos de ndole personal/emoti-va podrn ser considerados como posibles disuasivos a que Pedro Afonso deBarcelos integrara una leyenda tan violenta contra el rey Sabio como la quepodemos leer en el testimonio existente. Por un lado, la admiracin intelectual(ya referida) que don Pedro Afonso sentira por su antepasado37y, por otro

    36E el rey guardou sempre esta puridade que nunca o disse a nehu ataa o tempo que tevecercada Sevilha que, estando na tenda de dom Rodrigo Affonso, cujo hospede era esse dya,chegou a elle hu escudeiro de dom Nuno e disselhe da sua parte como os dinheiros que lhemandara dar en Castella pera elle e pera os que estavam con elle por fronteiros en Geen quelhos tomara o iffante d Afonso, seu filho, e ainda outros dinheiros que viinham pera elle. Eainda o escudeiro non acabava de fallar esto a el rey quando chegou dom Nuno e quereloussea el rey daquelo meesmo per ante dom Rodrigo Afonso. E elle apartousse com elles a fallare, contoulhes chorando todallas cousas que lhe a raynha dissera, segundo j avedes ouvido. Ecomo, per aquela palavra que avya de dizer contra Deus, avya de seer deserdado do reyno, porque lhe farya mayor pesar que nca lhe outro homen fezera desque prendera morte na cruz ataaentom. E que esto parecia muy bem seer verdade pelas obras que el fazia contra elle e contraaqueles que estavom en servio de Deus. (Cintra 1990, vol. IV, pp. 381-382). Siendo el Dom

    Nuno al cual el texto se refiere Nuo Gonzlez de Lara, padre de Juan Nez de Lara, estaconexin podra constituir un argumento en favor de la posibilidad de que don Pedro Afonsohubiera conocido la leyenda por la familia de los Lara, como ha sugerido Martin 1994, p. 174.Sealamos adems que una memoria similar (aqu es el infante Sancho quien avisa a Alfonso Xde las quejas generales de los pueblos contra las malas acciones del rey) aparece en una crnicade Silos a la cual nos referiremos ms adelante: El infante don Sancho auido su acuerdo em-biogelo mostrar al rey su padre e pedirle merced que non despechasse tanto los pueblos, que searmaria toda la tierra. El rey don Alfonso no lo touo en nada, (Lomax 1976, p. 333). Tambines curiosa la coincidencia, en el ms. 431 de la Biblioteca Nacional, de la leyenda / visin conuna coleccin de hazaas de temticas relacionadas sobre todo con los derechos de los hidalgos(Surez 1942-1943). Sobre este ms., vase la nota 50.

    37Podemos recordar que la admiracin intelectual es la razn que ha llevado a Diego Catalna alejar la posibilidad de que fuera don Juan Manuel el autor de la leyenda de la blasfemia va-se la cita en la nota 23. Al contrario, Gonzlez 2004, pp. 449, 451, 452 sugiere una antipatapersonal por Alfonso X (p. 449), pero solamente a causa de la leyenda de la blasfemia (queconsidera obra de don Pedro Afonso) y no aporta otros datos que justificaran este sentimiento.

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    lado, siendo el conde de Barcelos un hombre preocupado con la manutencinde la solidaridad familiar38, no sera un poco incongruente que divulgara unahistoria que denigrara tanto la memoria de su bisabuelo?

    Por lo que respecta a la vertiente poltica e ideolgica, podemos re-cordar los argumentos sealados por Martin39, sobre los motivos que habranincitado a que el conde portugus integrara la leyenda de la blasfemia en suhistoria y la ambivalencia de estos motivos. Al contrario, el contexto polticoe ideolgico del momento en que se habra redactado la segunda versin de lacrnica portuguesa es bastante claro. Esta versin pudo haber sido compuestaya en los aos 80 del siglo XIV40. En este periodo han ocurrido acontecimien-

    tos que justifican ampliamente la aceptacin e integracin de una leyenda con-traria a los reyes castellanos, especialmente las luchas por la independenciaportuguesa contra Castilla, y el inicio de la segunda dinasta portuguesa.

    Este contexto tambin puede justificar la omisin de la parte de laleyenda que se refiere a la maldicin de los reyes castellanos hasta la cuartageneracin, a pesar de que la segunda redaccin de la Crnica de 1344inte-gre interpolaciones favorables a los derechos de Blanca en oposicin a losde Berenguela al trono castellano que, por lo general, son articulados con eltema de los dos linajes enfrentados y luego con la leyenda de la blasfemia41.

    38Como se ha planteado en el prlogo delLivro de Linhagens: E por que nem a amizadenom pode ser tam pura segundo natura come daqueles que descendem de u sangue, porqueestes movem-se mais ligeiro aas cousas per que a amizade se mantem, houve de declarar estelivro per titolos e per alegaes que cada u fidalgo de ligeiro esto podesse saber, e esta amizadefosse descuberta e nom se perdesse antre aqueles que a deviam haver. (Mattoso 1980, p. 56).

    39Martin 1994.40Vase Dias 2003, Parte I, epgrafe 4. Los manuscritos portugueses de la segunda redaccin

    de la Crnica de 1344son mayoritariamente del siglo XV y del XVII Como atrs disse, hcinco manuscritos portugueses da segunda redaco: quatro completos e um fragmentrio. Doisdos cdices completos so do sculo XV: L e P; dois do sculo XVII: Li, Ev. O fragmento C do sculo XV. (Cintra 1951, vol. I, p. CDXCIII). En especial, el manuscrito completo de base

    de la edicin de Cintra, el ms. de la Biblioteca de la Academia de las Ciencias de Lisboa (L),que fue de la cmara del rey D. Duarte y de la biblioteca real, ser de las primeras dcadas delsiglo XV (Cintra 1951, vol. I, p. CDXCVIII).

    41Las interpolaciones favorables a los derechos de Blanca y a su defensa por los Lara hansido identificadas por Cintra 1951, pp. CCLVI y ss. Estos pasajes existen solo en la segunda re-daccin de la Crnica. Cataln y Andrs, en la introduccin de su edicin parcial del manuscritode la primera redaccin de la Crnica de 1344(Cataln, Andrs 1970, p. XXVIII), hablan delos dos linajes (el maldito y el bendito) y refieren como caracterstica de la crnica portuguesala defensa de los derechos de Blanca al trono de Castilla por oposicin a los de Berenguela, loque implica que los derechos de Alfonso de la Cerda venan de su madre, nieta de Blanca, yno del padre. En nota remiten a los caps. DCCLXXX-DCCLXXXI de la segunda redaccin.Sobre la cuestin general del enfrentamiento de derechos entre Blanca y Berenguela, y luegoentre Sancho IV y los infantes de la Cerda, y las manipulaciones textuales que han tenido lugarpara defender un partido u otro (el que incluye la leyenda de la blasfemia y las profecas), vaseCraddock 1986. Martin seala tambin el eco portugus de los argumentos franceses (Martin1994, pp. 171-172) en favor de los derechos de los infantes de la Cerda esgrimidos por los de

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    Pero en el final del siglo XIV, el rey con el cual Portugal estaba esgrimiendosu autonoma era Juan I de Castilla que, segn la leyenda, pertenecera ya a lalnea bendita, pero que desde el punto de vista portugus no sera muy vene-rable42. En este sentido, la integracin de los pasajes favorables a los derechosde Blanca podran justificarse considerando que se trata de cuestiones mslejanas en el tiempo, mientras que una maldicin que favoreca tan declarada-mente el padre de Juan I y su linaje podra plantear muchas dudas.

    Por lo que se refiere a las caractersticas textuales del pasaje existenteen la segunda redaccin de la Crnica de 1344,hay que subrayar en el textoportugus algunas particularidades bastante compatibles con otros extractos

    propios de esta versin de finales del siglo XIV, que parece ser marcada poruna doble impronta: por un lado, preocupaciones morales y religiosas y, por otrolado, el gusto por la literatura de tipo corts.

    La versin portuguesa de la leyenda es un texto con una evidente ca-lidad compositiva, patente en el dramatismo e intensidad que establece, sobretodo la expectativa que se crea hasta que tomamos conocimiento de en qu con-siste la blasfemia del rey Sabio. Tambin podemos sealar el equilibrio de lasacciones de Alfonso, que se dirigen contra los hombres y contra Dios, para des-pus ser alertado primero por un caballero y luego por un hombre de religin.

    Por lo que se refiere a los trazos de cultura religiosa es fundamentalel significado evidente de la leyenda: el tema de la soberbia castigada43. En elcontexto del incremento de las preocupaciones morales de la segunda redac-cin de la Crnica de 1344,esta dimensin de la leyenda podra haber sidouna razn de peso como para motivar bien su inclusin, bien su desarrollo.Otro dato significativo que nos seala la presencia de una cultura religiosa es

    Lara y por los reyes de Francia y que la Crnica de 1344transmite, con especial nfasis en losderechos de Blanca, mujer de Luis VIII de Francia y madre de Louis IX, al trono de Castilla,por ser mayor que Berenguela, madre de Fernando III (pp. 171-172).

    42

    Sobre las estrategias de legitimacin y de deslegitimacin de los monarcas castellanos,desde Sancho IV hasta Juan I, el que incluye el uso poltico y la flexibilidad de las leyendassobre el linaje maldito de Alfonso X en distintas construcciones ideolgicas, vase el artculode Arias 2012. En este estudio queda claro como la leyenda de la blasfemia estaba presente entiempos de Juan I. Todava sobre la integracin del pensamiento poltico de don Juan Manuel(lo que incluye la teora del linaje maldecido frente a la lnea bendecida) en la ideologa pro-movida por la dinasta Trastmara, vase Gmez 2002, y sobre todo su alusin a la ArengadeJuan I (p. 171).

    43La soberbia ha sido una caracterstica criticada desde siempre en la cultura judaico-cristia-na, especialmente cuando se presenta en un gobernante. Hemos estudiado este tema, poniendoen relacin las leyendas sobre Alfonso X y la tan negativa soberbia en Dias 2003, pp. 350-356.Para un ejemplo de crtica a esta caracterstica en un autor contemporneo de la segunda re-daccin de la Crnica de 1344podemos recordar a Eiximenis, que la condena, no solo en suobra de carcter ms civil (vase elDotz del Cresti, cap. 611), sino tambin en textos espec-ficamente religiosos caso delLlibre dels ngels, cap. XXVIIII del cuarto tratado agradezcoa Isabel Beceiro el haberme sugerido este libro, adems de su lectura atenta de estas pginas.

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    el hecho de que Alfonso X repita tres veces su blasfemia antes de arrepentirse,o sea, tantas como san Pedro haba negado a Cristo.

    Por otro lado, hay que tener en cuenta la tonalidad novelesca, com-patible con lo que se verifica en otros pasajes propios de la segunda redaccinde la Crnica de 1344, como la historia de Hrcules44. La encontramos enlas profecas de la mujer griega, que nos hace recordar los topoide las nove-las bizantinas, y sobre todo en la escena en que la reina llora a causa de suspreocupaciones y el rey insiste para que le cuente la razn de sus lgrimas, yque nos hace recordar el pasaje de los lamentos de Enide en la novelaErec et

    Enide de Chrtien de Troyes.

    Considerando ahora el panorama general de los testimonios de laleyenda, no podemos dejar de recordar y de subrayar la distancia compositivaque existe entre el antecedente textual que hemos identificado y el testimonioportugus. Si aceptamos que este texto sera de 1344, de hecho habra que ad-mitir la existencia de una tradicin oral en la cual se habra formado el relato.Ni la memoria del suceso del rayo y su interpretacin, referidos por Juan Gilde Zamora, ni los rumores sobre maldiciones, de los que nos habla don JuanManuel en elLibro de las Armas, a finales de los aos 30 del siglo XIV (1337-1342), podran dar origen directo a un texto tan elaborado como es el testimo-nio portugus de la leyenda de la blasfemia. Pero si consideramos que el textoexistente en la segunda redaccin de la crnica portuguesa es un aadido, unainvencin de esa obra o, con mayor probabilidad, el desarrollo de algn textoexistente en la historia de don Pedro Afonso, quizs puedan ajustarse de modoms lgico las piezas de este puzzle.

    Que una versin de la leyenda de la blasfemia del rey Sabio existieraen la primera redaccin de la Crnica de 1344es una posibilidad verosmil.El autor tuvo ocasin de conocer alguna leyenda que existiera y hay deta-lles textuales compatibles con su lnea de pensamiento (como es el caso delas quejas sobre los dineros quitados, que hemos sealado). De confirmarse

    este postulado, don Pedro Afonso tendra el mrito de haber sido el primeroen integrar este episodio en la historiografa, como ha sugerido Craddock45.Pero todava hay que admitir la posibilidad de que la versin existente en elrelato de 1344 fuera distinta del texto tan elaborado que existe en la segundaredaccin de esta crnica. Probablemente un texto ms sencillo, quizs menosagresivo hacia Alfonso X y ms compatible con los apuntes existentes en laobra de don Juan Manuel46.

    44Que hemos estudiado en Dias 1998 y en 2003, II parte.45Craddock 1986, p. 207.46Sealamos aqu la interesante hiptesis formulada por Lomax 1976, p. 330, quien sugiere

    la posibilidad de que una versin de la leyenda de la blasfemia de Alfonso X podra haber exis-

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    LA BLASFEMIA DEL REY SABIO: VICISITUDES DE UNA LEYENDA 747

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    La hiptesis que estamos planteando implica tambin la valorizacinde la lnea de la difusin clerical de la leyenda como visin.La dimensinreligiosa de estos textos no impide presentar tambin fuertes conexiones conel gnero historiogrfico Bohigas47, habla de una visin, pero Lomax48,considerando el texto ms amplio, utiliza el trmino crnica, y GonzlezJimnez49, habla de anales. Este texto habra tenido algn xito pues seconserva en varios manuscritos, identificados sobre todo por Pere Bohigas ypor Derek Lomax50, adems de su presencia en elBaladro del Sabio Merln.Algunos de estos manuscritos se relacionan con el monasterio de Santo Do-mingo de Silos, donde han sido tambin identificados milagros que se refieren

    al rey Alfonso el Sabio51.El estilo de la Visin es bastante ms sencillo que el relato que se

    encuentra en la segunda versin de la Crnica de 1344. La Visines tambinms positiva hacia Alfonso X, como Funes52ha subrayado. El relato incluye laidea de la alianza del rey con Dios y santa Mara, quien intercede por l, per-mitiendo que su alma vaya al Purgatorio a pesar de la blasfemia. Convergen

    tido en la Crnica cumplida, una obra de don Juan Manuel ahora perdida. Segn este autor, unejemplar de esta crnica podra haber llegado al monasterio de Silos, donde habra servido deinspiracin al monje que escribi la crnica y la visin que vamos a considerar enseguida. Estahiptesis es considerada verosmil por Gonzlez 1995, pp. 470-471, quien se interroga sobre elpapel que don Juan Manuel hubiera podido desarrollar con relacin al relato de la blasfemia.

    47Bohigas 1941.48Lomax 1976.49Gonzlez 1995.50Bohigas ha identificado dos manuscritos: el ms. 431 de la Biblioteca Nacional de Madrid

    y el ms. 276 de la Biblioteca de Catalua, y los ha editado (Bohigas 1941, pp. 384 y 390-393ed. del ms. 431; Bohigas 1935, pp. 264-266 ed. del ms. 276). Surez 1942-1943, tambinestudia el ms. 431 pero edita solo la coleccin de hazaas all existente. Lomax 1976, refiereel ms. 431 y tres otros mss. que integran la visin en textos ms amplios de carcter crons-tico y edita esta versin ms desarrollada existente en los tres manuscritos (pp. 331-337),que son ms tardos que el ms. 431 que es del siglo XIV (p. 327). Uno de los manuscritos

    de la Biblioteca Nacional de Espaa, del siglo XV, ya fue identifi

    cado y editado por Ruiz deObregn 1915, pp. 438-440 lo curioso de este artculo es que su autor desconoce la versinportuguesa de la blasfemia y por eso su estudio solo considera la Visiny las versiones mstardas de la leyenda. Otra edicin es la de Gonzlez 1995, pp. 475-486, basada en el ms.O-15 de la Biblioteca de la Real Academia de la Historia (de la primera mitad del siglo XVI),quien presenta tambin una propuesta de historia de la formacin de las distintas partes deltexto (pp. 462-464 y 473-474).

    51Lomax considera que la crnica que edita es especialmente favorable a la abada de Silos(Lomax 1976, p. 326). Lo mismo defiende Gonzlez 1995, pp. 471-473. El texto presenta alinicio la noticia de un milagro en que santo Domingo se apareca a Alfonso X. Sobre la pres-encia (positiva) de Alfonso X en milagros compuestos en Silos, vase Arizaleta 2004, p. 90n,que refiere el milagro (uno de los compuestos en Silos por Pero Marn en 1284-1285) que serafuente de un pasaje existente en la crnica publicada por Lomax 1976, pp. 325-326. El tema delos milagros de Pero Marn que se refieren al rey Sabio lo desarrolla Arizaleta en un artculoposterior (Arizaleta 2009). An sobre esta crnica de Silos, vase Funes 1994, pp. 70 y ss.

    52Funes 1994, p. 77.

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    aqu los temas de una visin de Alfonso X (que, como cualquier visin, ocurreen un ambiente de gran claridad: vn resplandor de claridat, que paresia seerresplandor commo de fuego53; luego, no muy lejos de la idea de un rayo); lacrtica de la divinidad al soberano por su blasfemia (pero no demasiado seve-ra); la toma de conocimiento de la ira divina por el hermano del rey, el infanteManuel; la maldicin a Sancho IV y su extensin hasta la cuarta generaciny, por fin, la penitencia del rey Sabio, que prepara el momento de su muerte.

    El texto de esta Visin, que ser de la segunda mitad del siglo XIV54,est marcado por un claro entorno clerical y tambin refleja la propagandaantipedrista tpica del contexto de las guerras entre Pedro I y Enrique II de

    Trastmara (anterior al periodo de la crisis sucesoria portuguesa). Este con-texto sera especialmente favorable al enlace de piezas anteriormente sueltas(como es el caso de los relatos de postura pro-sanchista que anteceden la vi-sin, como seala Gonzlez Jimnez55), de modo que formasen una leyendapolticamente til. El uso de la leyenda en el contexto de un suceso tan seriocomo las guerras que han antecedido el inicio de la dinasta Trastmara puedehaber sido el motor que estimul su difusin por toda la pennsula, pues ense-guida, y por los mismos aos, tenemos el testimonio de la segunda redaccinde la Crnica de 1344y las referencias existentes en el Ter del Cresti, deFrancesc Eiximenis; en la Crnica dEspayade Garca de Eugui y la versinde la Crnica de Pere III56; y luego los muchos otros textos, con tintes prof-ticos, que ya han sido sealados y estudiados por la crtica57.

    53Bohigas 1941, p. 390.54Lomax 1976, p. 327.55Gonzlez 1995, pp. 463 y 479-480.56ElTer del Crestifue redactado a lo largo de 1384, pero utilizando materiales elaborados

    anteriormente, en los primeros aos de la dcada de los 80. Sobre el largo y complejo procesode composicin del Cresti, vase Renedo 2013 agradezco al autor haberme facilitado una co-pia de su artculo. Se trata, pues, de una obra que sera contempornea de la segunda redaccin

    de la Crnica de 1344. Funes 1994, p. 91 refiere y comenta estas alusiones. Ms recientemente,las alusiones de Eiximenis a la leyenda de la blasfemia de Alfonso X han sido comentadas porRenedo 2010. Para una visin general sobre la profeca en Eximenis, vase Bohigas 1982. LaCrnica dEspayade Garca de Eugui, tambin de finales del siglo XIV, integra una alusina la leyenda de la blasfemia publicada por Gonzlez 1995, p. 487 y por Funes 1994, pp. 94-96.La Crnica de Pere III, tambin de los aos 80 del siglo XIV, atribuye la blasfemia a FernandoIV el pasaje es editado por Funes 1994, pp. 92-93 y por Gonzlez 1995, p. 486.

    57EspecialmenteEl Baladro del Sabio Merln, pero tambin en otros textos. Cataln 1953,pp. 63-70 comenta las profecas existentes en el Poemade Rodrigo Yez. Ballesteros-Beretta1963, p. 210 habla de Rodrigo Snchez de Arvalo, Histria Hispnica(Roma, 1496), DiegoRodrguez de Almela, Valerio de las Historias(Murcia, 1487), Fray Alonso de la Espina, For-taleza de la Fe, Zurita, Colmenares y otros. Funes 1994, p. 90 ss. presenta y estudia varios deestos textos. Gonzlez 1995, p. 464 refiere Garca de Eugu, la Crnica de Pere III, Alonso deEspina, Rodrigo Snchez de Arvalo y Diego Rodrguez de Almela y contrasta las distintasversiones de la leyenda. Estas versiones posteriores de la leyenda ya haban sido identificadasy cotejadas por Ruiz de Obregn 1915.

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    La hiptesis que acabamos de plantear atribuir al pasaje existenteen la segunda redaccin de la Crnica de 1344la fecha de esta obra pareceracionalizar el panorama general de la evolucin del relato de la leyenda dela blasfemia del rey Sabio, pues no es muy lgico que apareciera un texto tanelaborado en un lugar donde su pertinencia es muy relativa, mientras que noexistiera por los mismos aos o poco antes un registro de esta historia enCastilla, donde su valor pragmtico es evidente.

    Podemos as pensar en un primer momento dnde se verific simple-mente la narracin de algn suceso, seguido de su interpretacin en trminosfavorables a Alfonso X, por Juan Gil de Zamora. Solo en un segundo momen-

    to distintas piezas se habran reunido para dar origen a los relatos que cono-cemos. Mientras tanto, por cierto, han podido existir variantes que se habrandivulgado como historia de familia (fuera de los Manuel, de los Lara, o de am-bos), y que don Pedro Afonso de Barcelos hubiera conocido y eventualmentereproducido. Pero todo indica que el gran momento de la irrupcin de la le-yenda fue el contexto poltico e ideolgico de los enfrentamientos entre PedroI y Enrique II. A partir de entonces, el relato ha tenido el xito que se conoce.

    Queda por revisar en detalle la cuestin de la relacin de la Visincon la leyenda de la blasfemia. El tono favorable a Alfonso X de algunas par-tes de la Visin, al que se puede sumar su mayor sencillez estilstica, puede

    hacernos pensar que este texto, en su origen, podra ser anterior a la leyenda, yhaber sido, en un segundo momento, contaminado por los intereses inherentesa la crisis sucesoria castellana. En este caso, podra ser el eslabn perdido (oseudo perdido) de conexin entre los textos ms antiguos y la leyenda. Perotambin no podemos descartar otras posibilidades, alternativas o simultneas.Quizs la Visinpudo haber sido una respuesta a una leyenda oral, intentandoofrecer un final ms positivo a una historia corriente. Luego puede tratarse dedos lneas textuales independientes, paralelas (una de carcter ms clerical,otra ms aristocrtico), o de dos lneas que en distintas ocasiones se hayan in-fluenciado mutuamente. Pensamos que este es un problema que carece un es-tudio atento que tenga en cuenta todos los testimonios existentes de la Visiny de la leyenda. Se trata, pues, de un tema que est lejos de quedar agotado.

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