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    Norbert lias

    um n conditioonsideraciones en torno

    a la evolucin de la humanidad

    Traduccin de Pilar Giral Gorina

    EDI IONES PENNSULH RCEIJ N

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    Ttulo original:Humana onditio

    Norbcrt Elias 1985Quedan rigurosamente pruhibidas sin la autorizacin escritade los titulares del copyright bajo las sanciones establecidast:n las leyes la reproduccill total o parcial Jt: t:sta obra por

    cualquier medio o procedimiento comprt:ndidos la reprografaye l tratamiento informtico y la distribucin de ejemplaresde ella mediante alquiler o prstamo phlicos.La primera edicin castellana de esta obra fue publicadaen la coleccin Pennsula l e s ~ ~ en 19HH

    Primera edicin en esta coleccin: febrero de 2002. de esta edicin: Ediciones Pennsula s.a.Peu de la ereu 4 o8ool Barcelona.e mail: [email protected]: http://www.peninsulaedi.com

    Fotocomposicin: Zero pre impresin s.l.San Fructuoso 76 local 1 08004 Barcelona.

    Tmpreso en Liberdplex s.l. Constituci 19 080I4 Barcelona.DEPSITO LH;AL: B. 842 2002.

    ISBN: 84 8307 44} 5.

    cultura Libre

    CONTENIDO

    1 [La conmemoracin de la paz] 92 [Las fuerzas de la naturaleza] 133 [El conocimiento humano] 214 [La lucha por la hegemona 315 [La lucha hegemnica en Alemania] 416 [Alemania frente a las grandes potencias] 497 [Los orgenes del nacionalismo] 558 [Las consecuencias de la guerra] 599 [La identidad nacional de Alemania] 65lO [La nueva hegemona bipolar] 7111 [Los peligros de una nueva guerra] 7912 [La Pax sovitica y la Pax americana] 8313 [La condicin humana hoy] 8914 [El futuro de la humanidad] 9515 [Hacia un Imperium mundi?] 1 316 [La doctrina marxista y la doctrina

    capitalista] lO717 [Dificultades de la luchapor la supremaca] 11518 [La eliminacin de la desconfianza] 12 319 [Paz y escalada armamentista] 1292 [Reciprocidad en el temor] 135

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    2 [Necesidad de un desarme ideolgico] [Alternativa de la civilizacin] 3 [Una dinmica que debe ser superada] 4 [Eplogo para los alemanes]

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    A fin de comprender mejor las cuestiones actuales aveces es til alejarse de ellas en el pensamiento paraenfocarlas lentamente desde la distancia. e estemodo se comprenden mejor porque quien permaneceabsorto en las cuestiones de actualidad sin mirar nun-ca ms all de ellas puede considerarse prcticamenteciego.

    n este da celebramos la paz la paz despus delfin de una terrible guerra. Juntamente con este da dela paz celebramos tambin el verdadero nacimiento de

    Este pequeo libro surgi durante l preparacin de unaconferencia sobre el mismo tema que fui invitado a pronunciar enl Universidad de Biclefeld el de mayo de 1985. transcripcinde la cinta magnetofnica grabada durante l conferencia ser pu-blicada en el nm. 2 de las B i e l ~ f e l d e Ulliversiitsge priiche

    Tengo una deuda especial de gratitud con RudolfKnijffpor suayuda en este trabajo. Tambin agradezco ayuda de GottfriedMermelink.

    El volumen aparece en el marco de un proyecto editorial pa-trocinadopor l Fundacin FritzThyssen direccin general: er-mano Korte, Ruhr, Universidad Bochum a l cual deseara expre-sar asimismo mi gratitud en este lugar.

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    la nueva Repblica Federal Alemana Los pueblos deEuropa conmemoramos pues cuarenta aos de t m-po de paz Otros pueblos de la tierra son menos afor-tunados; en ellos no cesan las guerras y las revolucio-nes los actos de violencia a nivel internacional ynacional Podemos considerarnos afortunados de vi-vir en una regin del planeta donde no ha habido nin-guna guerra durante cuarenta aos Pero qu clasede mundo es ste en el que uno puede felicitarse de noestar direct mente implicado durante un plazo de cua-renta aos menos de medio siglo en la amenaza y laclera del asesinato colectivo de seres humanos quellamamos guerra y en el que s iempre hay que con-tar con que la prxima guerra an ms terrible esta-lle sobre uno? Qu clase de seres humanos son losque se amenazan mutuamente una y otra vez con laguerra el asesinato y la muerte?

    um n conditio la condicin del ser humano Heelegido esto como lnea de orientacin de lo que aqudir porque los enfrentamientos violentos entre loshombres que llamamos guerras desde tiempos inme-moriales pertenecen al destino a las condiciones devida de los seres humanos Sufrimientos y atrocidadescreados por el hombre sin embargo las guerras sehan venido produciendo hasta ahora como mareas ytormentas ingobernables para el hombre Po r muygrandes que sean las particularidades que distinguena la guerra de Hider de todas las dems no podemoscomprender del todo el problema humano que aqudiscutimos si no dirigimos la mirada hacia esta ltimaguerra europea o hacia la siguiente posible guerra

    mundial y preguntamos Por qu la guerra en ge-neral?

    El asesinato recproco de los pueblos ha sido ele-vado por el hombre a una institucin reconocida Lasguerras constituyen una slida tradicin de la humani-dad Estn enraizadas en sus instituciones y actitudessociales en la esencia de los seres humanos incluso delos ms pacficos Ahora sin embargo hemos llegadoal final del recorrido Vivimos en un momento del de-sarrollo humano en que la prxima guerra puede traerconsigo la destruccin de una considerable parte de lahumanidad cuando no de la t ierra habitable y pordescontado de las naciones beligerantes Muchos losaben probablemente incluso algunos miembros delos gobiernos que preparan la prxima guerra Pero lapresin de las instituciones y actitudes sociales de losseres humanos la cual empuja hacia la guerra es tangrande y al parecer tan inevitable que ya nos acecha eltemor a la siguiente an ms terrible mientras todavallevamos luto por la lt ima y celebramos al mismotiempo con alivio una corta poca de paz de slo cua-renta aos

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    intratable? Semejantes mitos ejercen a menudo unainfluencia decisiva a travs de ideologas sobre lasestrategias de los dirigentes. Merece la pena que porellas condenemos de nuevo a muerte a millones de se-res humanos y hagamos inhabitables extensas zonas dela tierra?

    Permtanme unas palabras sobre la funcin de talesmitos. reo que tienen relacin con esta jornada con-memorativa. Tambin son imprescindibles si se quierehablar un poco como es mi intencin sobre el futurode Europa y por lo tanto de la Repblica Federal l -mana. Empecemos con unas ideas sobre el diagnsticodel pasado que hemos dejado a nuestras espaldas.

    eha dicho a veces pero quiz merezca la pena re-petirlo que el terrible episodio del nacionalsocialismoslo puede comprenderse en el contexto de una situa-cin social que se encuent ra una y ot ra vez en el de-sarrollo de las relaciones internacionales como lasexistentes entre unidades de supervivencia relativa-mente autnomas. ncontramos repetidamente quesemejantes unidades de supervivencia ya sean Estadoso tribus se organizan despus de una serie de luchasen el sentido de una jerarqua de Estado o de poder. nel curso de una serie de luchas eliminatorias apare-cen por ejemplo dos o tres de los Estados implicadoscomo los ms poderosos a la cabeza de esta competi-cin que se enzarzan entonces obligados por este ni-mo competitivo en una lucha por la supremaca. El re-sultado de una lucha hegemnica semejante puede serde muy diversa ndole. Puede conducir como en elcaso de las ciudades repblica de la Grecia antigua a

    una situacin de tablas. Ni Esparta ni Atenas ni Tebasni orinto obtuvieron la hegemona por la que lucha-ban pero este ejemplo ya muestra la singular situacincoactiva. uando en una lucha semejante otros Esta-dos se refuerzan por medio de alianzas o el dominiosobre otros grupos humanos los Estados que no ad-quieren ms fuerza se debilitan.

    La historia de Roma es un buen ejemplo del augede una potencia hegemnica durante siglos de luchaseliminatorias. Roma es tamhin un buen ejemplo de loque me gustara llamar el furor hegemoni l uandoun Estado ha conseguido mediante tempranas luchaseliminatorias vencer a dos o tres adversarios de fuerzasimilar a la suya y obligarlos a integrarse en una confe-deracin o a someterse sus capas dirigentes se venacosadas con gran regularidad por la idea de que es ne-cesario para su seguridad ser militarmente ms fuertesque cualquier otro Estado de su entorno. La compe-tencia entablada con otros Estados ejerce en cada fasede semejante lucha eliminatoria una presin cada vezms fuerte para desafiar a todos los adversarios posi-bles y garantizar a travs de su derrota o destruccinla seguridad del propio Estado. Esto conduce asimis-mo a su posicin hegemnica en relacin con todos losEstados y tribus visibles y a su alcance y a la unifica-cin forzosa de stos en forma de Estados cada vez ma-yores.Sin embargo la tierra es demasiado grande y la hu-manidad se compone de un nmero demasiado eleva-do de Estados y tribus. Hasta ahora todos los esfuer-zos de un pueblo encaminados a conseguir la seguridad

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    absoluta para s mismo mediante la hegemona so-bre todos los posibles rivales han fracasado en ltimainstancia porque detrs de cada frontera alcanzadapor un Estado hegemnico victorioso medianteladerrota del ltimo adversario de turno que poda po-ner en peligro la propia seguridad surgen siemprenuevos grupos humanos an no vencidos que consti-tuyen en la imaginacin del pueblo conquistador unposible peligro para las propias fronteras. El destinodel creciente Imperio romano demuestra con gran cla-ridad el carcter ilusorio de incluso el resultado mstriunfal de las luchas eliminatorias con posibles rivales.Naturalmente los romanos amasaron una increble ri-queza gracias a la larga serie de guerras en su mayoravictoriosas botines de guerra esclavos tributos o im-puestos de los pueblos vencidos e integrados final-mente en el Imperio de Roma. No obstante en lo re-ferente a la seguridad de su Estado descubrieron lomismo que han descubierto en potas ms recientestodos los pueblos aquejados de la fiebre hegemnica.Descubrieron que detrs de cada frontera alcanzadapara mantener la seguridad de su Estado mediante laderrota de un pueblo que poda ponerla en peligro vi-van pueblos todava independientes que siempre re-presentaban una amenaza blica para la propia seguri-dad mientras no se lograra concertar con ellos quequiz tambin ansiaban vivir en paz un acuerdo no b .lico sobre relaciones fronterizas.

    Uno de los ejemplos ms grficos de esta presinde la lucha competitiva entre unidades de superviven-cia humanas que conduce a la dilatacin ilimitada de

    los propios dominios y por ende a la formacin de im-perios cada vez mayores bajo la direccin de un pueblohegemnico conquistador es el destino de AlejandroMagno.Las luchas eliminatorias entre las ciudades repbli-ca griegas no fueron concluyentes pese al peligro de lamutua conquista debido a los reyes persas. El padrede Alejandro Felipe de Macedonia y despus el propioAlejandro obligaron a los Estados griegos muy dife-rentes entre s por su carcter nacional y por sus tradi-ciones a someterse al dominio macedonio y as a unifi-carse en parte por persuasin y en parte con ayuda desu superior potencia militar. Los ejrcitos griegos con-juntos se volvieron entonces bajo el mando macedo-nio contra aquella potencia que desde haca siglosamenazaba efectivamente la seguridad e independenciadel reino macedonio y de sus vecinos tesalienses y tra-cias. Bajo el mando de Alejandro los ejrcitos griegosirrumpieron en territorio persa como represalia por lamen z onst nte y l s o sion les in ursiones pers sen territorios de los pueblos de hahla griega.

    Sin embargo cuando Alejandro hubo derrotado alrey persa no se content con haber eliminado defini-tivamente el peligro de los griegos mediante la des-truccin del reino persa y la formacin de un imperiounificado griego persa. Encontr en las fronteras asi-ticas del reino persa pueblos que an no estaban some-tidos a su dominacin y que por consiguiente repre-sentaban una amenaza para sus fronteras recinconquistadas. uando hubovencido tambin a estospueblos y ampliado las fronteras de su imperio hasta la

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    desconocida Asia encontr otros pueblos detrs de lasnuevas fronteras que podan amenazar la seguridad desu reino. Y cuando tambin hubo derrotado a stos elproceso se repiti. Al parecer esperaba llegar en suavance al fin del mundo o si no por lo menos a losconfines del continente habitado por seres humanosal ocano universal que rodeaba la tierra firme dandoas de hecho una frontera absolutamente segura a suimperio. Cuando impulsado por esta fiebre hegem-nica por lo visto tambin por una curiosidad per-sonalsima casi cientfica de conocer el vasto y miste-rioso mundo hubo llegado hasta la India sus lealesveteranos se opusieron a la constante ampliacin de sucampaa de conquista. El soado mar universal noapareca en el horizonte la frontera absolutamentesegura era inalcanzable. Ya estaban hartos. Alejandrodespus de asegurar sus remotas fronteras se vio obli-gado a regresar y a contentarse con dotar de una orga-nizacin ms slida al imperio gigantesco que habaforjado con una serie de brillantes conquistas.

    En este contexto uno recuerda el destino de Ale-jandro como una parbola. En el empeo de hallar lasfronteras de la t ierra y con ella la frontera absoluta-mente segura de su imperio Alejandro haba aglutina-do unos territorios que teniendo en cuenta los cono-cimientos de la poca eran seguramente demasiadodilatados y estaban habitados por pueblos demasia-do diversos para que pudieran ser gobernados conefectividad yen paz desde un nico centro y protegi-dos a la larga de invasiones extranjeras. Existe una es-trecha relacin entre la magnitud del territorio con

    quistado la densidad de la poblacin de un ~ t d ogobernable por un centro nico y el correspondIentedesarrollo de la ciencia de la que dependen entre otrascosas el estado de la tcnica de comunicaciones de losmedios de transporte y la fsica en general pero tam-bin el de la tcnica administrativa de la productivi-dad de la agricultura. Aqu juegan asimismo un papella cantidad numrica las fuentes de poder del puebloconquistador. Puede ser que la desintegracin del im-perio de Alejandro se habra retardado si Alejandrohubiese vivido ms tiempo. Es improbable que hubIe-ra podido detenerse. Lo mismo podra decirse mut tismut ndis del Imperio romano. La conquista de esteimperio se llev a cabo con mucha ms lentitud que elde Alejandro y su cada fue tambin mucho mslenta.No obstante la estructura evolutiva del Impeno ro-mano fue hasta cierto punto la misma. Al principio losromanos encontraron tambin en cada fase una poten-cia competitiva que amenazaba la estabilidad de susposesiones y al final tambin ellos llegaron a con;side-rar en su fiebre hegemnica a cada grupo todavIa m-dependiente al otro lado de las fronteras recin con-quistadas como un pel igro que deba ser ehmmadomediante una campaa y una conquista. Las tribus cel-tas independientes de las Galias representaron unaamenaza para el territorio romano de la pennsula ita-liana por lo que todas las Galias debieron ser conquis-tadas y sometidas a la dominacin romana. Tribus cel-tas de Bretaa prestaron ayuda a las tribus galas en suresistencia contra Roma as que tambin Bretaa tuvoque ser conquistada. En las Islas Britnicas se vieron en

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    la necesidad de proteger de las tribus salvajes del nor-te a las colonias romanas. La expansin del Imperiobajo el estmulo de l amenaza constante se prolonghasta el tiempo del emperador Trajano quien estable-ci el Danubio oriental como frontera del Imperio ehizo retroceder a la otra orilla a las tribus del norte del pennsula de los Balcanes. Sin embargo ya bajoMarco Aurelio los marcomanos cruzaron el Danubioy otras tribus penetraron en territorio romano y slopudieron ser detenidos a costa de grandes esfuerzos.Siguiendo el ejemplo de Alejandro Trajano trat dezanjar el peligro que representaban para el Imperio lossucesores de los persas los partos y sufri en el inten-to un seversim derrot

    Paso a paso el gigantesco Imperio romano se fuedesmoronando tal como se haba constituido. El em-perador Diocleciano reconoci ya que el antiguo Im-perio era demasiado grande para poder ser administra-do eficazmente desde un solo centro pacificado yprotegido de enemigos exteriores. Dej a Roma quevisitaba muy raramente en manos de un colega comocapital del Imperio occidental y l se limit a gober-nar en la medida de lo posible el territorio oriental.Constantino traslad despus oficialmente l capitalimperial a Bizancio cuya situacin a orillas del Bsfo-ro junto con las necesarias fortificaciones ofreca a lacapital del imperio cierto grado de seguridad contraenemigos exteriores que no poda encontrarse en laantigua Roma ni siquiera con las mejores fortalezas.Roma es un ejemplo extrado de l Antigedad deun Estado cuyos grupos dirigentes primero por im

    perativos de seguridad e integridad fsicas y despuspor un sentimiento creciente de superioridad e inven-cibilidad se ven obligados a luchar en progresincontinua con Estados rivales posiblemente amenaza-dores o con tribus que se les antojan peligrosas. Avan-zan de guerra en guerra de conquista en conquis-ta hasta que los detiene una derrota o hasta que unanueva expansin de sus dominios amenaza con rebasarsus medios militares y econmicos y tal vez pone enpeligro el control del imperio. Para su transformacine pequea ciudad repblica en centro de un imperiouniversal el mayor de l Antigedad Roma necesituna serie de luchas eliminatorias que duraron sus bue-nos quinientos aos. La derrota en el TeutoburgerWald evit l expansin del Imperio romano hasta elElba y decidi su limitacin a la frontera del Rin yel Danubio. Es difcil decir qu habra ocurrido si losromanos hubiesen logrado someter tambin a su con-trollas territorios del norte del Danubio hasta el Bl-tico y el Elba.

    Hay muchos ejemplos posteriores de luchas hege-mnicas de esta ndole. Hubo l lucha por l suprema-ca entre Suecia y Rusia o entre los Habsburgo y losBarbones en una poca en que los grupos de Estadosseptentrionales y meridionales de Europa an forma-ban segn l fase de tcnica armamentstica de losmedios de transporte y de la organizacin en generaldos jerarquas de poder y rivalidad relativamente inde-pendientes. En la poca de la Guerra de los TreintaAos ambas jerarquas estatales empezaron a fundirseyel reino alemn fue el campo de batalla para ambas.

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    Francia alcanz la primera fase del ascenso a potenciamilitarmente ms fuerte y por tanto la supremaca en-tre los Estados del continente europeo Napolen rea-liz entonces con ayuda de sus ejrcitos revoluciona-rios el intento definitivo de unificar Europa bajo lahegemona francesa El intento fracas principalmen-te debido a una poltica muy consistente de Gran Bre-taa frente a todas las tentativas de unificacin de losEstados del continente europeoInglaterra ocup en efecto una posicin especialen este temible juego de l s luchas hegemnicas euro-peas Los ingleses no buscaron nunca desde su isla lsupremaca sobre Europa y tampoco estaban en situa-cin de lograrla Se consagraron en cambio a l famo-s poltica de equilibrio de fuerzas que l principio seimpuso a los diversos estadistas ingleses y finalmentese convirti en una especie de principio terico Ingla-terra consideraba de vital inters impedir por mediosdiplomticos y en caso necesario militares que unasola potencia del continente alcanzase la hegemonasobre todos los dems Estados Por ello se ali siempreuna y otra vez con l correspondiente segunda poten-cia a fin de evitar que el aspirante de turno a la hege-mona venciera a l mayora de los otros Estados delcontinente y llevara a cabo su unificacin forzada Y deeste modo para poner l oracin por pasiva no se lle-g nunca a una unificacin de Europa sta fue una del s razones ms importantes de que Europa no se uni-ficara por la fuerza ni bajo la hegemona de Francia nims tarde de Alemania

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    Los detalles de las luchas hegemnicas europeas pos-teriores son bien conocidos Me parece sin e m b a ~ g oque l estructura de estas luchas hegemnicas su dm-mica especfica su lgica variable no s l e ~ p r se ponenactualmente de relieve con aquella preclSlOn mentaltil para l comprensin de semejantes sucesos tantodel pasado como del presenteBajo la direccin de Blsmarck el remo de Prusiaconquist6 en una lucha eliminatoria l monar-qua austraca la supremaca dentro dellmpeno ale-mn polticamente dividido Los H a ~ s b u r g o empe-radores del antiguo gran reino aleman se s e p ~ ~ a r o ncon todos sus bienes alodiales de la confederaclOlldeEstados alemanes En el Imperio alemn redUCidode este modo Prusia la principal potencia militar seperfIlaba inequvocamente como la llamada a alcan-zar la hegemonaDe acuerdo con l dinmica inherente a l s luchaseliminatorias entre los Estados el Imperio alemnbajo l direccin de Prusia vio ante s la posibilidaduna lucha competit iva con l potencia militar masfuerte de la Europa continental Francia Los porme

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    bilidad de Alemania dentro de los grupos de Estadoseuropeos. El sentimiento nacional tal vez intensifica-do a la sombra de la grandeza pasada fue ofendido yherido durante mucho tiempo. Muy poco despus dela unificacin del imperio seguramente ya en las lti-mas dcadas del siglo pasado empez a reaccionar. Elpndulo oscil hacia el otro lado. El sentimiento hu-millado cedi el paso a una conciencia nacional muysuperior a la realidad. El incremento de la propia esti-macin nacional de la poca del imperio no fue todavata n lejos c omo el m it o de la raza s up er io r de la pocade H it le r p er o el de li rio a nt e la i ma ge n de la p ro pi agrandeza reinante en Alemania durante la poca im-perial es decir antes de la Primera Guerra Mundialera c ie rt am en te u na f orma previa del e ng re im ie nt odesmedido de la Segunda Guerra. e modo anlogoaunque no en la misma medida surgi con el senti-miento nacional de la poca imperial un notable incre-mento del antisemitismo. La imagen an confusa yprecisamente por ello muy superior a la realidad delvalor de la propia nacin hall su confirmacin en unacontrafigura la imagen de la minora ms visible delimperio la juda cuya ilimitada mediocridad e inferio-ridad realzaba la propia superioridad y grandeza.

    El perodo que precedi a la Primera GuerraMun-dial fue t am bi n u n p er o do de c ar re ra a rm am en ti s-ta. Tambin en este caso se enzarzaron las potenciasprincipales en una carrera de armamento que fue au-mentando de f orma c re ci en te el pe li gr o de u na c on -flagracin. Despus de la formacin del imperio losingleses comprendieron r pi da me nte que a hor a su44

    enemigo tradicional ya no era Francia sino el Imperioalemn convertido en la mayor potencia militar delcontinente; y las palabras del kiser y las voces de losalemanes y de muchos otros grupos nacionales reve-laban c on g ra n cla rid ad qu e se a pu nt ab a hacia la su-premaca de Alemania en Europa. Esta incipiente peropoderosa fiebre hegemnica de Alemania condujomuy en consonancia con la dinmica de las relacionesinternacionales a un acercamiento y finalmente a unaalianza entre Inglaterra y Francia. Inglaterra reivindi-caba la hegemona en los mares y sus estadistas no per-mitieron que nadie dudara de que cualquier amenazacontra su hegemona martima conducira a la guerra.Sin embargo el emperador alemn junto al almiranteTirpitz empleaba una buena parte de su considerableenerga en igualar el potencial militar de la flota deg ue rr a a lema na c on el d e la inglesa. D os p ote nc ia sempeadas ciegamente en conseguir la hegemona Sise considera con realismo no cabe duda de que fuepoco inteligente erigirse en enemigo de Inglaterra. ehecho tal vez pueda decirse que fue el principio del findel Imperio alemn.uando mirarnos hoy hacia esta pocaanterior a laPrimera Guerra Mundial obtenernos una imagen par-ticularmente impresionante de lo difcil que fue en-tonces y suele ser siempre para gobernantes y sbditosque envueltos en el clido manto de su mito nacionalavanzan hacia la guerra hacerse una idea realista delposible curso de la guerra y de las propias posihilida-des de victoria. Ante todo apenas se hallan en disposi-cin de imaginarse el aspecto del propio pas y de la

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    humanidad en general despus de la guerra De hechose tiene l impresin de que durante el perodo ante-r ior a l guerra de 9 4 el mito nacional el deliriohegemnico que desencaden -podra hablarse delsueo alemn copiando l conocida expresin lsueo americano- deterior considerablementeel sentido de la realidad de los dirigentes militares polticos del destino alemn pero tambin en granmedida el de l s clases dirigentes inglesas francesas rusas Tambin en los umbrales de la Segunda GuerraMundial encontramos en estadistas como HitlerChamberlain Ptain e incluso Stalin la misma ausen-cia del sentido de la realidad o su deterioro en la per-secucin de ideales fantsticos Las clases dirigentes del Alemania imperial no tenan po r lo vis to una ideaclara de la posible si los alemanes avanzaban pro-bable- entrada de Estados Unidos en la guerra de loque poda significar para su desarrollo Sociolgica-mente ignorantes no tenan l menor idea de l s posi-bles tal vez probables consecuencias sociales de unaguerra

    Bismarck tena cierta idea de que l poltica exte-rior alemana requera una precaucin especial a fin deque lemania omo pas central no se viera n-vuelta en una guerra de dos frentes en el este el oes-te Comprenda incluso que la afinidad lingstica ehistrica entre Amrica e Inglaterra po r ello la posi-ble intervencin de l primera en una guerra aliado del segunda poda significar una influencia decisiva so-bre el reparto del poder en EuropaEs evidente que este sentido de l realidad falt a

    Guillermo II a sus consejeros Extraa decir esto delrepresentante de un antiguo linaje pero este empera-dor tena algo de arribista l igual que Hitler quien loera de hecho l kiser perteneca a una poca en queel oro viejo l slida ptina de l antigua cultura po-pular se acumul a causa del auge de la nueva riquezaconsecuencia de l rpida industrializacin moderni-zacin Frente al viejo kiser el abuelo que an seguantimamente ligado a la ms sencilla tradicin militare l nobleza prusiana encarnaba el nieto la nuevamentalidad progresista la cual tena representantespor todo el pas Los hombres nuevos de entonces eranexplcitos elocuentes resueltos despiadados

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    No estaban solos. En Inglaterra existan tendenciasanlogas. All sin embargo lo llamaban con una palabra un poco despreciativa: jngosmo.

    don t w t to fight;hut hy Jingo we doGran Bretaa posea un desarrollo estatal mucho mscontinuado que Alemania. Los britnicos tenan en-tonces su lugar en e sol y estaban muyseguros de propio valor. En Francia haba grupos muy activos quereivindicaban una revancha por la derro ta de 1871.Haba monrquicos inteligentes que abogaban por erestablecimiento de la grandeza de Francia a travs del recuperacin de la antigua y gloriosa tradicin monrquica francesa.

    La fiebre hegemnica alemana tena una nota caracterstica; tal vez entre otras cosas porque era algonuevo para los alemanes y esto haca especialmenteexcitante e avance de Alemania hacia la igualdad conl s otras grandes potencias europeas y la posterior po-sicin de hegemona sobre todas ellas. Es de sobra co-

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    nacido el entusiasmo con que muchos miles de jvenesmarcharon l frente cuando po r fin estall l esperadaguerra en agosto de 9 4 . Sin embargo, los militaresde ambos bandos se haban equivocado en sus clculos.Haban especulado, como se sabe, con una guerra cor-ta entre dos concentraciones de fuerzas armadas queterminara en una victoria rpida y abrumadora. Laimagen blica que predominaba en la mente de todosera l de la guerra de 870- 871. De l choque de losdos ejrcitos enemigos result en cambio el martiriode l agotadora guerra de trincheras. Pese a ello, la im-presin de que Alemania estaba destinada a vencer nose desvaneci en seguida. Venceremos porque no hayotra alternativa, se decan todos.No es del todo intil recordar la seguridad ficticiaque confiere l fe en un mito social semejante. i no setiene en cuenta l absoluta seguridad de la victoria queexista en amplios sectores del pueblo alemn y sobretodo entre las clases dirigentes nobles y burguesas enel ao 9 e incluso en 9 5 no se puede compren-de r la reaccin de estas clases a la derrota de 9 8.Aquellos grupos de l burguesa y l nobleza domina-dos de manera especial po r la fiebre hegemnica y queincluso l vislumbrarse la derrota seguan exigiendo laanexin de regiones econmica y estratgicamente im-portantes de Blgica y quiz hasta de Francia, n o h aban pensado nunca en l posibilidad de una derrota.El mito del destino natural de Alemania a la grandezahaba echado races en muchos nimos. La derrota,cuando se produjo, fue incomprensible. La negaron.En realidad, no se trataba de una derrota. Alemania

    haba sido traicionada. Un a pualada po r la espalda,asestada sobre todo po r la clase trabajadora y quiztambin po r los judos haba impedido a los soldadosfrenar el avance enemigo. La solidez del convenci-miento con que muchos creyeron entonces en la le-yenda de la pualada, para engaarse a s mismos, paraocultar el delirio hegemnico subyacente, deberan dehaberla vivido las generaciones actuales para que vie-sen que un delirio semejante tambin poda apoderar-se de las personas en Alemania.

    E n o tr o contexto ya he dicho que, si bien es ciertoque los mitos han desaparecido casi po r completo denuestros conocimientos sobre la naturaleza, no ha su-cedido as en lo que respecta a los fenmenos sociales.La famosa leyenda de la pualada es un ejemplo delpapel y la funcin de los mitos en la vida social de lahumanidad. La leyenda pudo haberse puesto en circu-lacin deliberadamente, porque la idea de una derrotaera insoportable. La resultante ocultacin de la reali-dad, sin embargo, tanto si fue iniciada como n o con fi-nes propagandsticos po r crculos interesados, corres-pondi a u n s en ti mi en to q ue ya exista en amplioscrculos de la nobleza y la burguesa alemanas comoimpulso determinante de la actuacin poltica. Estesentimiento explica la disposicin a creer en l puala-da; explica la receptividad para los mitos sociales demayor alcance cuyo anticipo fue la leyenda de l pu-alada.

    En estrecha relacin co n el delirio hegemnicoque en una situacin determinada puede afectar a am-plios sectores de un pueblo suelen estar las fantasas

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