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    LATINOAMERICACUADERNOS DE CULTURA LATINOAMERICANA

    51GEORGE ROBERT COULTHARD

    PARALELISMO

    Y DIVERGENCIAS

    ENTRE INDIGENAS

    Y NEGRITUD

    COORDINACION DE HUMANIDADES CENTRO DE ESTUDIOS LATINOAMERICANOS/Facultad de Filosofa y LetrasUNION DE UNIVERSIDADES DE AMERICA LATINA UNAM

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    GEORGE ROBERT COULTHARD

    PARALELISMOY DIVERGENCIAS

    ENTRE INDIGENAS

    Y NEGRITUD

    UNIVERSIDAD NACIONAL AUTNOMA DE MXICO

    COORDINACIN DE HUMANIDADES

    CENTRO DE ESTUDIOS LATINOAMERICANOS

    Facultad de Filosofa y Letras

    UNIN DE UNIVERSIDADES DE AMRICA LATINA

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    George Robert Coulthard, (1921-1970), crtico de literatura ingls radicado en Jamaica en cuya Universidad delas Antillas ser profesor de literatura americana. Aqu, en Jamaica, se interesa por las expresiones de la literatura antillana, publicando en 1958 en Sevilla un libro que titula Raza

    y Color en la literatura antillana, ampliando el que publicara en la versin en ingls de 1962. En 1966 publica unaAntologa de la misma literatura en ingls. Bajo el patrocinio de la UNESCO participa en la elaboracin del tomoAmrica Latina en su Literatura en donde publica el traba

    jo titulado La pluralidad cultural en donde compara y relaciona los aportes culturales indgenas, iberos y europeos.

    En una de sus visitas a Mxico ofrece la conferencia queaqu se publica. Un anlisis del paralelismo y relacin queguarda el Indigenismo y la Negritud. Antecedente de unaimportante reunin que, en 1974, organizar la Universidadde Dakar, en el Senegal, sobre el mismo problema.

    Coulthard recuerda la importancia de esta temtica en elpensamiento latinoamericano desde la polmica SeplvedaLas Casas, as como las expresiones de racismo de un Domingo Faustino Sarmiento (Cf, LATINOAMRICA 27)Frente a ellos los reivindicadores de las razas autctonas y

    Negras como Mart (Cf. LATINOAMRICA 7), ManuelGonzlez Prada (Cf. LATINOAMRICA 29). Y como ex

    presiones de estas reivindicaciones de la raza negra, la teora de la Negritud (Cf. LATINOAMRICA 14, 28 y 54).

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    PARALELISMO Y DIVERGENCIAS ENTREINDIGENISMO Y NEGRITUD

    G. R. Coulthard

    Ninguna de estas dos palabras pueden traducirse fcilmente al ingls. Son, en efecto, rtulos cmodos para resumir

    fenmenos raciales, culturales y econmicos que han surgido fuera del mundo de habla inglesa.La negritud ha influido, y su influencia se acrecentado en el

    mundo anglosajn, frica, las Antillas y los Estados Unidos;el fenmeno y su nombre van poco a poco adquiriendo unsignificado dentro del mundo actual.

    El indigenismo, en cambio, est atado a Amrica Latina,

    y seguramente nunca influir de un modo discreto fuera desu rbita de accin geogrfica.Sin embargo, ambos movimientos han brotado de condi

    ciones socioculturales y econmicas relacionadas con la raza,afectando el modo de pensar, al arte, la actuacin polticade millones de personas. Aunque hay, como llevamos dicho,diferencias obvias que se deben a circunstancias histricas

    distintas, los dos movimientos tienen por objeto el desempear una funcin semejante, es decir, aflojar la influenciasofocante de la cultura occidental o europea (e incluyo aqua los Estados Unidos) socavar o debilitar el prestigio de lacivilizacin occidental, que se atribuye el derecho exclusivoa la tutela cultural, y afirmar la existencia y perspectiva deotras culturas, con otras bases raciales. En una palabra losdos movimientos surgen de una situacin colonial y de laconviccin de superioridad cultural y racial de los colonizadores.

    Hablar a un pblico mexicano de indigenismo es comollevar pltanos a Jamaica. Sin embargo, valdra tal vez la pena recordar ciertas ideas, por ejemplo, el espaol Gins de Se-plveda que arremete contra la idea del buen salvaje de Bartolom de las Casas. Su tesis se basa en la idea de Aristteles, que el superior debe gobernar y dirigir al inferior. Losindios americanos eran por condicin natural, es decir, racialmente, inferiores.

    Para no aburrirles con actitudes mexicanas del padre Sa-hagn, Landa, etctera, saltar al Per, donde el inca Gar-cilaso de la Vega escribi sus llamados Comentarios reales,especie de novela utpica, con muchos hechos, es cierto, me

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    diante los que se esfuerza en probar que sus antepasadosno eran salvajes. Compara al Cuzco con Roma, al Tawan-tisuyo, o imperio de los incas, con el imperio romano, yhasta afirma que no eran idlatras, sino que por la lum

    bre natural rastrearon al verdadero Dios ; el dolo que representaba al Sol no era ms que un smbolo. Achaca lasideas falsas de los cronistas espaoles a su desconocimientoo conocimiento imperfecto de los matices del idioma quechua.

    A pesar de las voces de De las Casas, Garcilaso, el padreAcosta y otros conquistadores, prevaleci lo enunciado porSeplveda (no digo que lo leyeran, pues escribi en latn yla mayora de los conquistadores eran analfabetos aun encastellano), puesto que su doctrina reportaba ventajas considerables; los indios eran, como los negros del Caribe, esclavos; un pueblo, a pesar de los eutenismos espaoles, conquistado por las armas y despreciado racial y culturalmente.l blanco era el amo, el hacendado; luego vena una claseintermedia de cholos, o mestizos-artesanos, tenderos, capataces, a veces mayordomos. Es preciso decir que esta clase despreciaba la raza de su madre india, en su afn deidentificarse lo ms posible con los verdaderos amos, losblancos?

    La guerra de independencia, como todos sabemos, no fuerevolucin como la francesa, la rusa o la cubana; no cambila situacin. Los pensadores positivistas, basndose en unamezcolanza de ideas sacadas de Darwin, Augusto Comte yotros, eran casi sin excepcin racistas. Los pensadores argentinos Alberdi y Sarmiento proclamaron sin rodeos quela poblacin argentina era no solamente inferior, sino inservible gracias a su mezcla de sangre india y negra (razas inferiores). En cuanto al indio no era, con la mejor voluntad,asimilable a la civilizacin de la luz elctrica y la locomotora,ideales de los positivistas. Y se propusieron cambiar la po

    blacin, exterminando a los indios y los gauchos, de sangreenvenenada, trayendo ingleses, suizos, alemanes. La veneracin por esos pueblos, hoy en da, produce asco y piedad.Pero la justicia potica existe, y la Argentina se llen de ita

    lianos, turcos, rusos, polacos y hasta espaoles (tambinraza inferior), al parecer de Sarmiento.

    Parece increble que el autor de la primera novela indigenista, el boliviano Alcides Argedes escribiera, en su Puebloenfermo, que los indios bolivianos eran salvajes, parecidosa animales, culturalmente paralizados y embrutecidos por elalcohol y la coca. Su msica y su arquitectura eran feas, la

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    msica quejumbrosa, la arquitectura rectilinear, todo sinimaginacin.

    El escritor y pensador mexicano Vasconcelos, y no en la

    poca positivista, expres su repugnancia por lo indgena enMxico.No voy a insistir en la revaloracin de lo indgena despus

    de la revolucin, Gamio, Justino Fernndez, Garibay, Len-Portilla. Ms adelante recurrir a una cita de Gamio porquesirve de vnculo con lo que voy a poner de relieve al hablarde la negritud.

    Nadie en Mxico, a mi parecer, ha explicado y aclaradomejor la situacin que Villoro cuando dice: El mestizo indigenista se considera ahora en la misma situacin social queel indio; lo asume como elemento de su situacin social y desu espritu mismo, deja de ser alteridad para convertirse enelemento del YO social y personal. Ojal tenga razn. Larevalorizacin de lo indgena en Mxico se ha realizado engran parte mediante el arte: la escultura, arquitectura y pintura de los antiguos aztecas, mayas, etctera. La utilizacinde temas indios en la msica como en La noche de los ma-

    yas de Silvestre Revueltas, y las magnficas traducciones deGaribay y Len-Portilla. Una cosa es hablar del valor deuna cultura, y otra muy distinta y mucho ms profunda hacerla sentir por medio del arte. Algo parecido, como veremos, ha sucedido con el arte afroamericano y africano.

    En el Per, el indigenismo tuvo rasgos distintos.En primer lugar, los indios constituyen un porcentaje ms

    alto que en Mxico y el indio peruano est menos hispanizado que el indio mexicano. Lo mismo puede afirmarse delEcuador y de Bolivia. Esta aplastante superioridad numrica explica tal vez la crueldad, a veces rayana en sadismo yen general la dureza desalmada con que los blancos trataban a los indios (lo mismo sucedi en las Antillas dondeun puado de blancos deban tener en jaque a una enormecantidad de esclavos negros; slo la dureza, el escarmientocruel y espectacular, servan).

    El gran novelista peruano Jos Luis Arguedas expresa muybien la situacin en el prlogo a su libro Diamantes y pe-dernal, pgina 20: All no viven sino dos clases de gentes

    que representan dos mundos implacables y esencialmentedistintos: el terrateniente convencido hasta la mdula por laaccin de los siglos de su superioridad humana sobre losindios; los indios que han conservado con ms ahnco launidad de su cultura por el hecho de haber estado sometidosy enfrentados a una tan brbara y fantica fuerza. (Lima,1954, h. 5).

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    Tambin conviene tener en cuenta que ninguno de esospases ha tenido una revolucin como la mexicana, que como todos sabemos, acarre una revaloracin de todo lo me

    xicano.En cambio, el indio peruano, boliviano, ecuatoriano haconservado su identidad, su propia cultura, en una escaladesconocida en Mxico, con la excepcin de los mayas deYucatn y Quintana Roo, algunos grupos en Oaxaca y laMixteca.

    Se puede decir que el movimiento empez con Manuel

    Gonzlez Prada en su ya famoso ensayo Nuestros indios (enHoras de lucha, Lima, 1924).Pero, por amplia que fuera la influencia de Gonzlez Pra

    da, no cabe duda que el verdadero matre a penser de losindigenistas peruanos fue Jos Carlos Maritegui en sus Sie-te ensayos de interpretacin de una realidad peruana (1928).

    Lo medular de su pensamiento es que el indio de antes

    de la conquista tena un estilo de vida propio, esencialmentecolectivista que ha sobrevivido a la encomienda de la pocacolonial y el latifundio de la poca republicana. El indionunca se ha vuelto individualista, las ideas burguesas delsiglo xix no lograron hacer mella en su mentalidad, que

    permaneci colectivista. Al parecer de Maritegui, la inclinacin del indio por el trabajo comunal pudiera servir para

    hacer un nuevo Per. Aunque marxista, Maritegui nuncafue tan candoroso para pretender que el sistema incaico eracomunista, pero, eso s, podra contribuir a fundamentar elcomunismo en el Per. Otro rasgo que seala es la ausencia de espiritualidad del indio, y compara la religin de losincas con el confucianismo chino, que era, como se sabe,ms bien un cdigo de conducta social. El indio era ani-mista y terrestre. No tena dolores de cabeza metafsicos,la vida vena del sol y de la tierra; las herramientas de produccin pertenecan a la colectividad (primero el ayllu, despus al ayllu grande, el imperio incaico). En estas condiciones el indio viva y trabajaba feliz, sin preocuparse deuna vida de ultratumba.

    Sin alargar este prrafo, cabe recordar que los indios delos Andes vivan en un mundo poblado de demonios, espritus malos y de hechicera.

    Desgraciadamente, el Per nunca tuvo un padre Sahagn,de modo que obras como las del padre Garibay: La litera-tura nhuatl, ni La filosofa nhuatl de Miguel Len-Portilla han sido posibles en este pas y hemos tenido que conformarnos entresacando trozos de canciones y poemas decronistas como Guamn Poma de Ayala y otros poca cosa,

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    en fin de cuentas. Hasta las leyendas histricas varan segn el grado de conocimiento del autor; para Garcilaso dela Vega el encanto fue una especie de edad de oro, una uto

    pa, mientras que para Guamn Poma la utopa india estaba en la poca preincaica siendo los incas usurpadores eidlatras.

    Sin embarg, el alma india vive en la msica y los bailes,y en las canciones en quechua y aymara. Quien haya odosolamente una vez msica de los Andes puede reconocerlaen seguida en cualquier parte del mundo en que se halle.

    Les he aburrido tal vez, hablando de cosa que ya tienenbien conocidas; pasemos pues a una consideracin de la negritud.

    Franz Fanon afirma que la negritud naci en 1939 cuando el escritor martiniqus acu la palabra. Pero est totalmente equivocado: el hecho de la negritud existi muchoantes que su bautismo por Csaire. La negritud tiene sus

    races en las Antillas, y viene creciendo desde hace casi cienaos. Para ahorrar tiempo, voy a enumerar las primeras etapas de la negritud:

    1. La revaloracin de la cultura de frica, es decir, dela idea de que el esclavo africano lleg a Amrica, comosalvaje absoluto, sin ningn pasado cultural. El blanco lehaba dado todo.

    2. El rechazo de la inferioridad biolgica (o racial) delnegro, a quien Sarmiento, Alberdi y otros positivistas latinoamericanos, consideraban, junto con los indios, incapacesde adaptarse a la civilizacin occidental.

    3. Una protesta contra la discriminacin y el prejuicio deraza.

    4. El reconocimiento de que las Antillas y otras regionesde Amrica estn vinculadas con frica mediante su folklore (msica, bailes, actitudes, santera en Cuba, vud en Hait,la comida, el idioma, hasta, como afirm Fernando Ortiz, sino me equivoco, el modo de caminar de los blancos de Cuba, Puerto Rico, etctera). En el siglo pasado estas relaciones no eran objeto de reivindicacin alguna, hecho quenos recuerda las palabras de Agustn Yez acerca de laabsurda vergenza de los indgenas.

    5. Una mirada crtica a lo deseable de los valores de latan cacareada civilizacin occidental, aceptada ciegamentehasta entonces como superior, como la nica civilizacinvaledera. A esta valoracin crtica est vinculado el elogiode ciertos rasgos de las culturas africanas; el vud, segnciertos pensadores haitianos (uno de ellos Francois Duvaller) es una verdadera religin, y no un manojo de supers-

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    ticiones absurdas; los bailes, ritmos, las canciones tenan subelleza, y no eran tonteras de salvajes como afirmaban lasoligarquas criollas, europeizantes, en el fondo desorientadas

    y perdidas.Todas estas ideas aparecen en los siguientes libros: Delegalit des races humaines (1885), de Atenor Firmin; De larhabilitation de la race noire par le peuple dHait (1900) yAinsipala Yoncle (1928), de Jean Price Mars (el Maritegui de la negritud), todos haitianos.

    Sera razonable preguntarse por qu la negritud naciera

    en Hait y las Antillas y no en frica, adonde ahora se haextendido.Histricamente, los esclavos haitianos se independizaron

    de Francia en 1804. Sus vecinos, los espaoles de Cuba, ylos estados sureos de los Estados Unidos de Amrica, yotras potencias coloniales como los ingleses en Jamaica, novieron con buenos ojos el ejemplo de Hait, y en efecto, hi

    cieron lo posible por humillar y desprestigiarlos. Les citardos casos aunque hay muchos. Primero, despus de la sublevacin de Morant Bay en Jamaica, el gobernador Eyre tom represalias sangrientas. La corona inglesa las considerexcesivas y Eyre fue destituido para comparecer finalmenteante un tribunal en Londres. El eje de su defensa era quequera a toda costa que Jamaica se convirtiera en otro Hait.

    El segundo caso es el de Sir Spencer St. John, quien en sulibro Hait o la repblica negra (Londres, 1884) escribi:Estoy convencido ahora de que el negro nunca ser capazde crear una civilizacin y con la mayor educacin posiblesigue siendo un tipo humano inferior, ningn negro sera capaz de gobernar un pas .

    Aun Toynbee, que pasa por uno de los grandes historigrafos de nuestra poca en su Estudio de la historia (NuevaYork, 1948), afirma: La nica raza de las razas en estaclasificacin que no ha hecho ninguna contribucin creadoraa nuestras veintiuna civilizaciones es la Raza Negra.

    Por lo menos los aztecas, mayas, zapotecas, incas, habandejado en su magnfica arquitectura, sus calendarios, su cermica, pruebas irrefutables de un grado de civilizacin quenadie podra negar en serio. Y los intelectuales sacerdotesespaoles como Sahagn en Mxico y el padre Acosta en elPer se dieron cabalmente cuenta de ello; claro, eran idlatras, veneraban a Satans, etctera, pero en lo dems, arquitectura, organizacin del Estado, moralidad, no eran salvajes ni brbaros.

    Pero en 1955, Sir Philip Mitchell escribe: El occidentese encontr dueo de millones de gentes que nunca han in

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    ventado un alfabeto, ni siquiera jeroglficos. No conocannmeros, almanaques, ni calendarios, ni medida del tiempo.Esta gente no haba construido nada ms durable que palos

    y techos de paja. No hay nada, absolutamente nada anteriora los basureros de las ciudades coloniales modernas.

    No es de extraarse que la segunda fase de la negritudfuera tan violenta y combativa en sus manifestaciones. Otravez, para economizar tiempo, emple la enumeracin de susprincipales rasgos:

    La proclamacin de una cosmovisin exclusivamente negra: Csaire en Cuaderno de una vuelta al pas natal la ex

    presa sin rodeos: Los odiamos, ustedes y su lgica y exigimos la llamarada de locura de "un canibalismo tenaz. Elnegro no ha inventado nada, no ha descubierto nada, no haconquistado nada, pero todo eso est bien, porque es la chis

    pa del fuego sagrado del mundo, carne de la carne del mundo, palpita con el latido del mundo.

    En su Discurso sobre el colonialismo (1955), Csaire hacela defensa y apologa de los pueblos conquistadores y colonizados. Es en este artculo que crea la ya conocidsimafrase colonisation est chosification (colonizacin es cosifi-cacin), frase con la cual quiere resumir los efectos des-humanizadores, en el fondo descivilizadores que produce larelacin entre el colonizador y el colonizado. Deja de serhombre para convertirse en cosa, y se refiere a la esculturachongo, los trabajos en bronce del Benin, la refinada cultura de los vietnameses antes de la llegada de los franceses,

    pero para los administradores europeos eran cosa de salvajesy no les hacan caso, como para los virreyes, corregidores,encomenderos espaoles el arte de los indios no era arte.Eran cosas feas, brbaras o infantiles.

    Los antillanos extremaron el rechazo de la civilizacin europea: Len Laleau se lamentaba de tener que expresar enfrancs su corazn africano; Philipe Thoby-Marceilin searranca su ropa europea para quedar desnudo y muy salvaje. Ren Piquion, Duvalier, denuncian el catolicismo comoinstrumento de sumisin. Los poetas suean con frica co

    mo paraso perdido y tal vez tierra de promisin. Ms prctico, el jamaiquino Marcus Garvey (el Moiss Negro) lanzaen la tercera dcada de este siglo un movimiento llamadoVuelta a frica; segn Garvey, el negro no deba estaren Amrica. Garvey fracas, a pesar de haber comprado unbarco para trasportar a los negros a su pas natal, pero haymiles de jamaiquinos que no reconocen el gobierno de Jamaica y proclaman que son africanos.

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    La negritud en la actualidad se ha convertido en una cosadistinta, no slo es reivindicacin de derechos, de afirmacinde la cultura africana, sino una especie de mstica racial.

    Un nexo interesante con el indigenismo americano es elhecho de que sus partidarios han hecho hincapi sobre todoen las artes: la arquitectura, la pintura, la cermica, etctera;en la negritud en el baile, la msica y tambin hasta cierto

    punto, en la escultura. En efecto, las artes desempean unpapel primordial por la sencilla razn de que es por mediode ellas que se pueden tocar las fibras emocionales ms n

    timas del hombre. No basta hablar del sentimiento de la vidadel indio, o la cosmovisin del negro. Es preciso que la gente comprenda, se convenza, experimentando y conmovindose ante la repercusin de esas sensibilidades mediante su

    propia sensibilidad, o sea, a travs de las traducciones deGaribay o Len-Portilla, viendo la arquitectura y la cermicade los mayas, y las maravillas de albailera de los incas, o

    los maravillosos tejidos de los hombres de Nazca en el Per,y en el caso de los negros oyendo los complejos motivos rtmicos del tamboreo y del canto ashanti o Yuruba.

    Se debera subrayar que la ltima etapa del indigenismono ha alcanzado extremos tan revolucionarios como ha acontecido en la negritud.

    La ltima etapa se condensa en las obras de Csaire, Jac

    ques Stphane Alxis, Leopoldo Sdar Senghor. Todos afirman la suprema importancia del ritmo, la orientacin del arte negro por cauces africanos y no europeos, la fcil comunicabilidad (segn Senghor, el arte africano no es nunca individualista o subjetivo, Yo significa siempre Nosotros) yfinalmente, la palabra disfruta de cierto poder mgico paraaprender la realidad. Senghor identifica el ser con la fuerza

    vital que el hombre halla en s mismo y que exterioriza mediante la palabra. El haitiano Jacques Stphane Alxis escribe: Viva el realismo vivo, atado a la magia del universo,un realismo que sacude no solamente el espritu sino tam

    bin el corazn y el rbol de los nervios.Otra vez, como en el caso del indigenismo, cabe pregun

    tar: qu ha producido concretamente la negritud? Para em

    pezar yo dira una actitud ms equilibrada, libre de prejuicios, en las regiones de Amrica donde existen supervivencias culturales de raigambre africana (Antillas, Panam, costas venezolanas, Colombia, Ecuador, sin olvidar, claro est,el Brasil, que es un mundo aparte).

    Ha producido tambin en el negro una nueva confianzaen s mismo, con el conocimiento de que es un ser con un

    pasado cultural respetable, y en tercer lugar una identifica12

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    cin con los residuos de cultura africana; en Amrica, enotras palabras, no es un ser aplastado por la prestigiosa yarrogante cultura occidental. No sera quiz exageracin el

    ver en las actividades del Poder Negro una vinculacin conlos ensayistas y poetas como Antnor Firmin, Len Laleau,Csaire, etctera. Ellos, en el fondo echaron los cimientosdel movimiento, y no olvidemos las palabras de Senghor para quien todo poltico africano tiene que ser poeta.

    Hasta ahora hemos tratado los elementos positivos: rechazo de la discriminacin, del prejuicio de color, etctera;

    pero muchos intelectuales, tanto blancos como negros, sesienten desconcertados ante la metafsica del alma negra,y la mstica racial del negro. Un buen ejemplo es el marti-niqus Franz Fanon cuyo libro Los condenados de la tierraes ampliamente conocido; su primer libro Pieles negras, ca-retas blancas es menos popular (1953). En ese libro Fanonproclama su negritud a voz en cuello. La razn de los

    blancos lo haba rechazado, excluido en nombre del colorde su piel: Me ech en brazos de lo irracional. En el tambor resonaba mi misin csmica. Me hice irracional hasta eltutano. Rasqu las arterias del mundo y me fertilizaron.Menos de diez aos ms tarde mira con recelo la negritud:Arrojada contra el desdn del blanco, escribe, est corriendo el riesgo de hacerse exhibicionista y, concluye, la

    degradacin del negro se volver an ms profunda con laelaboracin del concepto de la negritud. Cuando se trata defabricar una conciencia negra, el movimiento est dandola espalda a la historia (Les dammes de la terre, Pars,1961).

    El escritor sudafricano Ezequiel Mphelele, en su Imagenafricana, tampoco se muestra muy entusiasta. La tcnica

    moderna de la opresin en frica consiste en fingir que hayun choque de culturas. Los blancos sudafricanos hablan deuna cultura bant. El Apartheid nos ofrece la oportunidadde desarrollar nuestro propio estilo de vida.

    En otras palabras, mucho tamboreo, mucho baile, hechicera, sexualidad, poca educacin y claro, una fuente riqusima de mano de obra barata.

    Ambos movimientos, pues, son producto de la descolonizacin, son esfuerzos de equilibrar la excesiva preponderancia de la cultura occidental, de no estar o sentirse en perpetuo estado de tutelaje cultural. Tambin desempean unafuncin poltica: la creacin de pueblos con una cultura propia sin tener que someterse a las pautas culturales de lasoligarquas, en su mayora y esencialmente, europeizantes.

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    Siendo di rector general de Publ icaciones Jos Dvalosse termin de imprimir en los ta l leres de Imprenta Madero. S. A. .

    Avena 102. Mxico 13. D. F. en septiembre de 1979.

    Se t iraron 10.000 e jemplares .

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    TOMO V:

    41. J os Figueres, LA AMERICA DE HOY. 42. J uan Bautista Alberdi. SOBRE LA

    CONVENIENCIA DE UN CONGRESO GENERAL AMERICANO. 43. GuillermoFrancovich, SOBRE EL PORVENIR DE LA CULTURA BOLIVIANA. 44. Diego Por-tales, CARTAS SOBRE CHILE. 45. Frank Tannenbaum, ESTADOS UNIDOS Y

    AMERICA LATINA. 46. Alcides Arguedas, PUEBLO ENFERMO (fragmento). 47.Harold Eugene Davis. LA HISTORIA DE LAS IDEAS EN LATINOAMERICA. 48.Samuel Ramos, EL PERFIL DEL HOMBRE Y LA CULTURA EN MEXICO (fragmen-to). 49. Diego Domnguez Caballero, MOTIVO Y SENTIDO DE UNA INVESTIGA-CION DE LO PANAMEO. 50. Csar Zumeta, EL CONTINENTE ENFERMO.

    RECTOR

    Dr. Guillermo Sobern AcevedoSECRETA RIO G ENERA L ACADEM ICO

    Dr. Fernando Prez CorreaSECRETA RIO GEN ERAL ADM INISTRATIVO

    Ing. Gerardo Ferrando BravoDIRECTOR FACULTA D DE FILOSO FIA Y LETRAS

    Dr. Abelardo VillegasCENTRO DE ESTUDIOS LATINOAMERICANOS

    Dr. Leopoldo Zea.

    COORDINADOR DE HUMANIDADESDr. Leonel Pereznieto CastroCENTRO DE ESTUDIOS SOBRE LA UNIVERSIDAD