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Filosofía

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    Cinco claves para comprender a Jacques Maritain

    JUAN MANUEL BURGOS*

    Sommario: 1. Introduccin. 2. La conversin: a) El itinerario espiritual; b) Filosofa y fe. 3. Eltomismo: a) El encuentro con Sto. Toms; b) Un tomismo sereno. 4. El problema de la moderni -dad. 5. De la Action Franaise a Humanismo Integral: a) Maritain y la Action Franaise; b) Lacondena de la Santa Sede y la crisis de la Action Franaise; c) El mensaje de Humanismo integral.6. Los aos del post-concilio. 7. Eplogo.

    1. Introduccin

    Ya en vida, Jacques Maritain logr suscitar un gran inters por su pensamientoy por su obra. Hoy, 20 aos despus de su muerte, ese inters no parece disminuir. Alcontrario, continan publicndose sus obras y el nmero de estudios crticos sobre supensamiento ha aumentado considerablemente, sobre todo en Italia1. Por estos moti-vos se ha podido hablar de una Maritain-Renaissance a la que, sin duda, est con-tribuyendo de manera importante la edicin de las Oeuvres compltes en XV volme-nes. Esta gran obra, iniciada en 1982, est cercana a ser completada2.

    Este renacimiento de los estudios maritainianos no se ha presentado, sine m b a rgo, completamente exento de debates y polmicas, tanto a nivel cientficocomo periodstico3. Algunas de ellas son constructivas y creadoras, pero otras pare-

    ACTA PHILOSOPHICA, vol. 4 (1995), fasc. 1 -PAGG. 5-25

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    * Ateneo Romano della Santa Croce, Piazza di SantApollinare 49, 00186 Roma

    1 G. Galeazzi seala que el nmero de publicaciones sobre Maritain en Italia ha pasado demenos de 30 antes de 1973, a ms de 70 en estos momentos. Cfr. G. GALEAZZI, Linteresseper Jacques Maritain in Italia. Contributi ad una bibliografia della critica, Bollettinodella Societ Filosofica Italiana, 194 (1993), p. 40.

    2 La edicin de las Obras completas comprende la obra conjunta de Jacques y Rassa Maritain.Est promovida por el Cercle dEtudes Jacques et Rassa Maritain y elaborada por ditionsUniversitaires Fribourg (Suisse) y ditions Saint Paul (Paris). Por el momento han aparecido13 volmenes de los 15 previstos. Faltan los correspondientes a las obras de Rassa.

    3 Se puede mencionar por ejemplo el debate originado a raz de un artculo de Franco Cardinisobre Humanismo integral en Il Giornale con fecha 2.VIII.92, o los comentarios suscitadospor una intervencin de V. Possenti en Avvenire, 24.XI.93.

  • cen tropezar y enredarse en cuestiones interpretativas y exegticas de modo que, msque contribuir a un discernimiento de los elementos de la sntesis maritainiana capa-ces de superar el paso del tiempo, producen el efecto de una polvareda que enturbiael ambiente e impide un acceso sereno a su pensamiento.

    Consideramos que, en algunos casos, la causa de este ltimo tipo de polmicases una insuficiente atencin a la compleja y larga evolucin sufrida por el pensamien-to de este autor. Da la impresin, en efecto, de que a veces no se da la relevancia ade-cuada a las diversas influencias a las que se vio sometido, a los cambios de contextocultural o al carcter progresivo de su pensamiento. Esto favorece lgicamente laaparicin de malentendidos o valoraciones no suficientemente matizadas sobre losdiversos aspectos de su pensamiento.

    El presente estudio pretende colaborar en la Maritain Renaissance precisa-mente en este punto; es decir, pretende proporcionar algunas claves fundamentalesque permitan orientarse en el interior de la larga y rica evolucin de su obra. Seintenta, en otras palabras, disear un cuadro hermenutico de referencia desde el quesea ms fcil un acceso claro y no problemtico a la riqueza y multiplicidad dereflexin que se encuentra en sus escritos.

    Dada la enorme extensin de la obra de Maritain no es posible pretender unaexplicacin exhaustiva de su camino intelectual en un artculo de estas caractersticas;por eso nos hemos limitado a sealar algunos puntos que nos han parecido de particu-lar relieve. Al escogerlos hemos intentado de todos modos que reflejen en la medidade lo posible una buena parte del cuadro cultural e histrico en el que se ha desarrolla-do la obra de Maritain. Los puntos seleccionados con estos criterios son los siguientes:1) la conversin; 2) el tomismo; 3) el problema de la modernidad; 4) de la A c t i o nf r a n a i s e a Humanismo integral; 5) los aos del post-concilio. Hemos optado por unorden cronolgico para facilitar el seguimiento de la evolucin del pensamiento deMaritain, pero sin renunciar en cada caso a una valoracin general del arg u m e n t o .

    2. La conversin

    a) El itinerario espiritual

    Jacques Maritain nace en 1882 en una familia liberal-protestante de fuerte tradi-cin republicana4. La influencia de su madre, Genevive Favre, ser fundamental ensu formacin. Los Favre relata Rassa Maritain se cuentan en el siglo XIXentre las ms representativas de las grandes familias intelectuales y polticas de laFrancia liberal y republicana (...). Dominaban en las tradiciones familiares deJacques el amor idealista al pueblo, el espritu republicano, y los combates polticospor la libertad5.

    Esa misma formacin y su carcter apasionado lograrn que a pesar de perte-necer a una familia acomodada se sienta atrado desde muy joven por el idealismo

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    4 Cfr. J.R. CALO - D. BARCALA, El pensamiento de Jacques Maritain, Cincel, Madrid 1987,pp. 43-45.

    5 R. MARITAIN, Les grandes amitis, Descle de Brouwer, Paris 1949, pp. 59-60.

  • socialista entonces muy vivo de transformacin radical de la sociedad. As, elCarnet de notes, su esbozo autobiogrfico realizado con fragmentos de diarios yredactado en Princeton a los 72 aos, se abre con estas palabras: Yo ser socialista yvivir para la revolucin6.

    A ese socialismo ingenuo, al que Maritain no renunciar nunca en lo que tienede ms valioso, se unir rpidamente una fuerte crisis existencial ligada a su tempra-na vocacin filosfica y a su deseo inmenso e insatisfecho de verdad. El problemafundamental que le embarga es la incapacidad de lograr puntos de referencia absolu-tos, de acceder y conocer una verdad segura y, al mismo tiempo, no slo terica sinocon capacidad de llenar la vida. En definitiva, el deseo y la incapacidad de encontraruna verdad absoluta y salvadora7.

    Un primer punto de referencia en esa dura situacin lo constituye el encuentroen la Sorbona, en el ao 1900, con Rassa Oumanoff, hebrea rusa emigrada, su futu-ra mujer. Desde su encuentro su unin ser muy estrecha en todos los mbitos,comenzando por el de la bsqueda de la verdad. Ella misma ser quien, en Las gran -des amistades, describa con belleza y dramaticidad su bsqueda conjunta.

    Nuestra compenetracin perfecta, nuestra felicidad, toda la dulzura del mundo,todo el arte de los hombres no nos poda conducir a admitir sin razn en cualquiersentido que se entienda esta expresin la miseria, la infelicidad, la malicia de loshombres. O era posible la justificacin del mundo y en ese caso no poda darse sin unconocimiento que llevase a la verdad, o bien la vida no vala un instante de atencinms8.

    La educacin recibida en la Sorbona no har ms que agravar el problema, puestoque en ese principio de siglo se encontraba inmersa en un ambiente cultural fuerte-mente positivista y cientificista9. Tal ambiente conduca de manera casi directa alrelativismo y al escepticismo intelectual. Los jvenes salan de sus estudios filosfi-cos instruidos e inteligentes, pero sin confianza en las ideas si no era como instru-mentos de retrica, y perfectamente desarmados para las luchas del espritu y para losconflictos del mundo10.

    La pareja se pasear entonces por todos los terrenos especulativos y por todoslos maestros (desde Lvy-Bruhl a Durkheim) llegando a encontrar consuelomomentneo en Espinosa y Nietzsche. Lo que nos acercaba a Nietzsche recuerda

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    6 J. MA R I T A I N, Carnet de notes, Oeuvres compltes, vol. XII, p. 136 (todas las obras de J.Maritain se citan por las obras completas. La traduccin del francs es nuestra). Se trata deuna carta escrita en la adolescencia a Jean Baton, el marido de la cocinera de la casaMaritain, socialista.

    7 Rastreando su Carnet de notes se pueden encontrar textos muy significativos a este respectoque muestran la gravedad de la crisis. P. ej., en 1902 escribe: Et puis, le vide toujours,lignorance. La vrit objective fuyant comme la beaut objective. Le doute. Le doute vrai,mme sur le doute. La raison tournant sur elle-mme. Moulin caf qui tourne vide, ibi -dem, p. 144.

    8 R. MARITAIN, Les grandes amitis, cit., p. 87. La pareja llegar a plantearse hasta la posibili-dad del suicidio si no era posible lograr un punto de referencia absoluto.

    9 Sobre la situacin cultural de la Sorbona en aquella poca cfr. A. PAVAN, La formazione delpensiero di J. Maritain, Libreria Gregoriana Editrice, Padova 19852, pp. 33 ss. y R.MARITAIN, Les grandes amitis, cit., cap. III: La Sorbonne.

    10 R. MARITAIN, Les grandes amitis, cit., pp. 79-80.

  • Rassa era su pasin desesperada por aquella verdad cuya muerte se desviva porproclamar; la potencia con que barra los prejuicios de la mediocridad instalada en elvaco, arrancando todas las mscaras y desvelando lo trgico de la vida. (...) [Pero]las alegras que Espinosa y Nietzsche nos haba dispensado durante un momento nosdejaban ms vacos y desesperados11.

    En esta situacin, el encuentro con Bergson ser una verdadera revelacin. Aslo explica Rassa en Las grandes amistades: Alguien que yo conozco bien ha escritomucho ms tarde que el hombre es un animal que se nutre de trascendentales. Contrminos diferentes, Bergson nos aseguraba que tal alimento estaba a nuestro alcance;que ramos capaces de conocer verdaderamente lo real, que por medio de la intuicinalcanzamos lo absoluto. Y nosotros traducamos que podamos conocer verdadera-mente, absolutamente, conocer lo que es. Poco nos importaba entonces que eso suce-diera a travs de la intuicin que trasciende los conceptos o por medio de la inteli-gencia que los forma; lo importante, lo esencial, era el resultado posible: alcanzar loabsoluto12. Maritain se adherir con entusiasmo al pensamiento de Bergson y serconsiderato rpidamente un ferviente bergsoniano que paseaba por las aulas la llamarevolucionaria de un socialismo ardiente y de la filosofa de la intuicin13.

    De todos modos, la influencia definitiva que marcar el futuro de esta jovenpareja vendr del encuentro con Lon Bloy, una figura atpica y fuertemente originalde cristiano-asceta-literato. Ser l quien, fundamentalmente con su testimonio devida radical y coherente, proporcione a esos dos jvenes intelectuales la prueba de laexistencia de una verdad real y absoluta que puede llenar la vida; ser l quin lesintroduzca y les gue hacia el catolicismo.

    El proceso ser lento y doloroso. No era fcil, en efecto, salir de una crisis inte-lectual tan fuerte. Y tampoco era nada sencillo acercarse al catolicismo para unajuda o para un republicano protestante con fuertes prejuicios anticatlicos, cuyasrespectivas familias, adems, se mantenan firmemente ancladas en sus propiascreencias. De todos modos el camino ser recorrido paso a paso, a medida que la luzde la fe se vaya haciendo ms poderosa y penetrante, y el deseo de entrar en la Iglesiams vivo.

    Un texto de 1906 nos describe la situacin interior de Jacques pocos mesesantes del Bautismo: La r a z n pide el bautismo, porque es necesario que la vidatenga su centro en la fe, y porque pedir el bautismo es la seal de que se quiere viviras. Lo que suceder despus es asunto de Dios. Pero por el momento no s sic r e o 1 4. Finalmente, poco tiempo despus, el 11 de junio del mismo ao, llega elbautismo de la joven pareja, con Lon Bloy como padrino15. Y con el bautismo laluz, la seguridad absoluta, la comprensin, el final de la bsqueda del filsofoMaritain. El mundo y el hombre se comprenden radicalmente en Cristo y sta es larespuesta definitiva y ltima a la sed de conocimiento del hombre.

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    11 Ibidem, pp. 82-83.12 Ibidem, pp. 94-95.13 Ibidem, pp. 105-106.14 J. MARITAIN, Carnet de notes, cit., p. 159.15 J. Maritain fue bautizado bajo condicin porque haba recibido este sacramento previamente

    de un pastor protestante (cfr. Carnet de notes, pp. 157-58).

  • b) Filosofa y fe

    Alcanzada la fe cristiana a Maritain se le plantear el problema de dar unarespuesta a sus inquietudes filosficas. Cul es la relacin entre la filosofa y la fecristiana? Cmo actuar en el terreno de la filosofa desde su nueva perspectiva? Larespuesta a estas preguntas no llegar de modo inmediato. Maritain necesitar en pri-mer lugar un largo periodo vital de asentamiento porque la conversin se haba pro-ducido de un modo muy radical ante la necesidad de dejar atrs buena parte de sumundo vital, familiar y cultural16. Y en esa rotura con el pasado Jacques haba llega-do a renunciar a la filosofa al considerarla incompatible con la fe. Slo poco a poco,a medida que vaya profundizando en el conocimiento del catolicismo y la supuestaincompatibilidad se vaya disipando, ir retornando al trabajo filosfico abandonadopor unos estudios de biologa en Heidelberg17.

    Pero esa vuelta ser claramente una vuelta en la fe. Porque si algo ha quedadoradicalmente grabado en su alma es que es el cristianismo quien explica radicalmenteel mundo, quien salva y radica vitalmente en lo absoluto. Filosofar fuera de la fesera para l un contrasentido y una traicin. Una traicin al propio recorrido existen-cial que haba encontrado la estabilidad en la Iglesia, y un contrasentido para la inte-ligencia que tambin all haba recibido la explicacin ltima de la realidad. Esta es,por tanto, la primera clave para comprender a Maritain. Este, antes que filsofo escristiano, porque el cristianismo es quien le ha dado una respuesta racional y ltima asu deseo de un saber absoluto18.

    Este planteamiento tendr para l ms all de su formulacin terica ms omenos lograda una importancia vital. Como Von Balthasar ha recordado todos losgrandes pensadores han presentado la filosofa como el conocimiento ltimo de la fun-dacin ltima del mundo, con una funcin que va ms all del mero pensamiento teri-co y solicita a la persona completa. Filosofa significa literalmente amor de la sabidura.Por esta razn contiene un elemento tico y un elemento de decisin ya que no es posi-ble para la persona humana volverse con radicalidad hacia el objeto total, hacia elAbsoluto, sin una decisin. Ahora bien, para un pensador cristiano, ese e ro s f i l o s f i c o ,ese amor y decisin radical por la verdad no puede ser claramente separado de la otradecisin total que es solicitada recurrentemente a travs de todo el evangelio: la deci-sin por Dios que, en concreto, significa la decisin por Cristo y por su Iglesia1 9.

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    16 Por lo que respecta a la familia, Maritain relata en una nota del 3.III.1907 la entrevista en laque comunica su bautismo a su madre: cest une catastrophe pour elle. Trahison de tousses espoirs, et de son rve de me voir continuer Jules Favre, Carnet de notes, cit., p. 174.Para Rassa los problemas familiares sern inicialmente parecidos. Y por lo que respecta asus amigos, Maritain seala en una nota del 26.IV.1909: Suzanne Marx vient voir Rassa.Jean et Suzanne sont, parmi nos amis davant le baptme, peu prs les seuls venir nousvoir. Nous croyons quils ont pour la foi une sympathie secrte, ibidem, p. 191.

    17 Cfr. ibidem, pp. 165 ss.18 En este sentido ha sealado S. Mosso que non si potrebbe capire il pensiero di Maritain se

    non si coglie la decisivit e il significato di questa sua esperienza di conversione alla fedecattolica, Fede, storia e morale. Saggio sulla filosofia morale di Jacques Maritain,Massimo, Milano 1979, p. 19.

    19 H. U. von BALTHASAR, On the tasks of Catholic philosophy in our time, Communio, 20(1993), p. 152.

  • Esta es tambin la actitud que adoptar Maritain en la elaboracin de toda suobra20. Aunque nunca quiso llamarse telogo porque consideraba que lo que l reali-zaba era obra de filosofa no por eso intent una separacin estricta entre su razn ysu fe. Al contrario, procur que su labor intelectual y humana se alimentara en modoprofundo de la vida cristiana y de los contenidos doctrinales revelados.

    3. El tomismo

    a) El encuentro con Sto. Toms

    La conversin condujo a Maritain lejos de la filosofa no slo por la presuntaincompatibilidad entre filosofa y fe, sino porque Jacques y Rassa preferirn dedicar-se en primer lugar a la tarea de reforzar, profundizar y madurar su reciente fe. Nodeja de ser impresionante el fervor que rezuman los apuntes de la poca deHeidelberg: aos de oracin, de primeros pasos en la vida interior, de lectura y asimi-lacin de la espiritualidad cristiana a travs de sus grandes autores21, etc.

    Evidentemente, todo este proceso no se poda producir para un filsofo comoMaritain sin un profundo replanteamiento de sus categoras intelectuales. Este tendrlugar inicialmente slo en un nivel meramente intuitivo, tanto porque en esos aos seestaba dedicando a estudios de biologa, como porque no posea un instrumental filo-sfico poderoso y compatible con su nueva visin de la vida2 2. Para superar esasituacin ser necesario esperar a su encuentro con el tomismo.

    Maritain llegar al tomismo a travs del P. Clrissac, dominico, su director espi-ritual y el de Rassa, quien recomendar a ambos la lectura de la S u m m atheologiae23. Primero la leer Rassa y discutir su contenido con Jacques. DespusMaritain la abordar directamente. Se trata de un momento crucial en su vida queser vivido como un segundo encuentro consigo mismo, ahora en el nivel de la voca-cin humana. Experiment entonces afirmar ms tarde como una iluminacinde la razn. Mi vocacin filosfica me era restituida en plenitud24.

    La innata y poderosa vocacin filosfica de Maritain, que haba dado tantosbandazos en sus primeros aos y que haba sido sacrificada posteriormente en aras deun bien mayor, encontraba finalmente un punto definitivo de anclaje, un punto donde

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    20 Pensamos que precisamente en este sentido Italo Mancini considera que Maritain es antetodo un fenomeno intraecclesiale. Cfr. I. MANCINI, Come leggere Maritain, Morcelliana,Brescia 1993, pp. 11-15.

    21 Cfr. J. MARITAIN, Carnet de notes, cit., cap II: Vieux souvenirs daprs le baptme, pp.165 ss.

    22 Un ejemplo de este proceso intelectual es el replanteamiento de la verdad de la filosofabergsoniana al estimar que su teora de la intuicin resulta difcilmente compatible con latransmisin a travs de la historia de las verdades cristianas. Cfr. A. PAVAN, La formazionedel pensiero di J. Maritain, cit., pp. 39 ss. y S. MOSSO, Fede, storia e morale, cit., pp. 19-20.

    23 Sobre la importancia en la vida de la joven pareja del padre Clrissac, vid. Carnet de notes,cit., pp. 188, 197 ss., 207 ss. y R. MARITAIN, Les grandes amitis, cit., Le Pre HumbertClrissac, pp. 228-237.

    24 J. MARITAIN, Le philosophe dans la cit, Oeuvres compltes, vol. XI, pp. 27-28.

  • descansar y desde donde construir: el tomismo. El intelecto encuentra su patria25,afirmar sintticamente para indicar la relevancia de ese encuentro.

    Desde ese momento, la identificacin con el tomismo ser un rasgo esencial,definitivo y permanente de toda su obra filosfica2 6. As lo seala Juan Pablo II:La iluminacin de la razn suscit en el joven Maritain una adesin tan profundaal pensamiento de Sto. Toms que, por un movimiento espontneo de su espritu,lleg a ser uno de los principales artfices de aquel renacimiento tomista que elMagisterio de la Iglesia, con Len XIII, haba deseado y promovido como respuestaa las principales necesidades de la cultura moderna, y como va para superar eldivorcio contro natura entre razn y fe (Aeterni Patris 1879). A esta vocacin,que le llev a sufrir dificultades, incomprensiones y enfrentamientos, permanecifiel hasta la muerte2 7.

    Fidelidad al tomismo por tanto. Pero, cabe preguntarse, fue esa fidelidad siem-pre igual, o tuvo matices y tonalidades diversas a lo largo del tiempo? Pensamos quecabe hablar con bastante evidencia de dos momentos o de dos posturas distintas enrelacin con el tomismo. En primer lugar encontramos su actitud de los primerosaos, los que siguen directamente a la lectura de la Summa. Esta poca estar caracte-rizada por un tomismo que desde el punto de vista psicolgico quiz se puede deno-minar como un tomismo de convertido. La explicacin de esa actitud es relativa-mente sencilla. Maritain encuentra en la Summa una explicacin cientfica, profunday tcnica de aquello que cree, junto con una formulacin filosfica elaborada quepone fin a muchas de sus dudas especulativas e intelectuales. De ah su sensacin deiluminacin de la inteligencia. Si adems unimos a ello la explcita recomendacinde la filosofa tomista que tantos Pontfices han realizado (con la particular cercanatemporal de la Aeterni Patris) encontramos delineados todos los factores que compo-nen lo que podramos denominar su conversin intelectual. Esta implicar por unlado una liberacin de la inteligencia; e, inseparablemente, una estrechsima identifi-cacin entre tomismo y verdad que le llevar a afirmaciones tajantes28 y, probable-mente, a una infravaloracin de los matices y de los aspectos positivos de los otrossistemas de pensamiento29.

    A pesar de que esa actitud podra haberle cerrado caminos, Maritain comenzara ser conocido gracias a su inteligente explotacin de la riqueza encerrada en elsistema tomista. Este, a su vez, resultar beneficiado pues entrar as en una nueva

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    25 J. MARITAIN, Carnet de notes, cit., p. 207.26 Adems de Sto. Toms, Maritain leer con profundidad y recibir influencias de los

    Comentadores, de Cayetano y, sobre todo, de Juan de Sto. Toms.27 JU A N PA B L O II, Carta al Convegno promosso nel centenario della nascita di Jacques

    Maritain, 5-VIII-1982, en Jacques Maritain oggi (a cura di V. POSSENTI), Vita e Pensiero,Milano 1983, p. 18 (la traduccin al castellano es nuestra).

    28 A esta poca pertenecen frases del estilo de vae mihi, si non thomistizavero! (J.MA R I T A I N, A n t i m o d e r n e, Oeuvres compltes, vol. II, p. 928) y est en la base de la durapolmica contra las tesis de su antiguo maestro Bergson. Vid. tambin los Statuts des cer-cles dtudes thomistes, en Carnet de notes, cit., pp. 408-418.

    29 El mismo Maritain de Antimoderne, cit., p. 928, sentir ya la necesidad de justificar el tonoinicial de alguno de los artculos recogidos (los ms antiguos) indicando que su tono orato-rio y rotundo proviene del ardor del nefito.

  • fase, que le conducir al mundo civil ms all de los restringidos ambientes ecle-sisticos de la mano de un brillante filsofo laico.

    b) Un tomismo sereno

    Con el paso del tiempo esta primera poca ser reemplazada por un tomismoms reposado y sereno30. Las razones de esta evolucin son, a nuestro parecer, mlti-ples. En primer lugar un remansamiento de los nimos, una maduracin personal quele llevar a una exposicin y proposicin ms tranquila y tersa de sus opiniones. Aeste aspecto, importante, se aade adems la innata apertura de Maritain hacia auto-res e ideas que le har ver la existencia de elementos filosficos positivos fuera deltomismo. Esto implicar a su vez la necesidad de abrir el tomismo hacia temas nocultivados anteriormente por esta corriente de pensamiento y, en esa misma lnea, ahacer fructificar intuiciones presentes en Sto. Toms pero que l no desarroll expl-citamente. A la larga, todo este cmulo de circunstancias le conducirn a plantearsede manera expresa un complejo problema: la relacin entre tomismo e historia, entretomismo y cultura, entre tomismo y evolucin del pensamiento.

    A este reto Maritain responder a nivel terico distinguiendo entre tomismoesencial y tomismo histrico; es decir, distinguiendo entre las races inmutables deltomismo que, en su opinin, trascienden la cultura, y su formulacin concreta y parti-cular que debe ser continuamente enriquecida, aumentada y completada.

    Pero Maritain dio a esta cuestin una respuesta sobre todo temtica, es decir,intent contribuir realmente al proceso si se permite la expresin de incultura-cin del tomismo. Y consigui llevarle de hecho ms all de donde nunca anteshaba llegado: a la esttica, a la poltica, a la educacin, a la filosofa de la historia,etc. Ser precisamente aqu donde se producirn las controversias con otros tomistasen la medida en que stos juzguen que tales desarrollos no responden fielmente alpensamiento del Aquinate31.

    Tales controversias todava reverdecen en ocasiones y una resolucin definitivaes muy difcil, por no decir imposible3 2. Nos parece de todos modos que pueden

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    30 Este cambio es evidente en cuanto a los contenidos. Y por lo que respecta a la actitud perso-nal se puede entrever en frases en las que un Maritain anciano comenta sus posturas juveni-les: cette poque dice refirindose a una nota de 1908 je mimaginais que la tcheessentielle de la philosophie tait de rfuter lerreur. Jai fait du chemin depuis, jai comprisque la rfutation nest quune besogne secondaire, et le plus souvent vaine et inutile (et quia tellement nui au thomisme). Il ne faut pas rfuter, mais clairer et aller lavant, Carnetde notes, cit., pp. 184-185; y, ms adelante, refirindose a un apunte del 12.II.1910: Delimpatience je ne me suis jamais guri. (...) Quant aux autres, ils mimportaint cette po-que beaucoup moins que les ides. Furieux pour lequel nexistait que le monde du vrai et dufaux. Jai mis du temps decouvrir les hommes, ibidem, p. 202.

    31 Vid. como ejemplo reciente de esta postura la interpretacin (en nuestra opinin insuficien-temente elaborada) de A. McIntyre sobre Maritain en A. MCINTYRE, Tres versiones rivalesde la tica, Rialp, Madrid 1992, cap. II y en particular pp. 109 ss.

    32 Una interpretacin interesante de la posicin de Maritain desde el punto de vista del tomis-mo trascendental se encuentra en G.A. MA CCO O L, From unity to pluralism. The internalevolution of Thomism, Fordham University Press, New York 1992, en particular pp. 114-160.

  • darse dos indicaciones que faciliten la comprensin de sus orgenes y caractersticas.En algunas ocasiones las crticas efectuadas a Maritain se hacen desde una posturaque se podra denominar exegtica, es decir, que busca principalmente la interpre-tacin histrica y literal de Sto. Toms. Sin embargo, lo que l tiene delante e intentaresolver es un problema real contemporneo, no planteado en esos trminos por Sto.Toms33. De ah la dificultad de llegar a una solucin de la disputa.

    Por otra parte, nos parece claro que no se debe dudar de la adhesin esencial deMaritain al tomismo a lo largo de toda su obra. Este en ningn momento puso enduda globalmente la validez de la estructura tomista; se limit a enriquecerla y com-pletarla. Y es precisamente esta fidelidad a Sto. Toms la que le granje otro grupode crticas; la de aquellos que pretendan una renovacin no slo en cuanto a conteni-dos, sino ms radical y profunda. Esta es, por ejemplo, la postura de Mounier.

    Su distincin entre el gran Maritain (innovador) y el pequeo Maritain (dema-siado ligado a algunos elementos de la tradicin) significa precisamente esto a nivelfilosfico. Y, en este mismo sentido, Arstegui nos lo presenta como un hombre quequiso ser a la vez moderno y medieval, todo cabeza y todo corazn. Aadiendo msadelante que se advierte en la obra de Maritain cmo el vuelo de sus aspiracionesemocionales se recorta lastrado por la disciplina del sistema. Su proyeccin utpicaal futuro es frenada anacrnica e irresistiblemente por el tirn de un pasado que sellama Toms de Aquino34.

    Sacar conclusiones de las afirmaciones anteriores no es sencillo, pero quizsno sera arriesgado independientemente de que se comparta su posicin sealarla coherencia global de la postura de Maritain; un tomista que, fiel a sus propiosprincipios, no poda quedarse s l o en Sto. Toms, deba medirse constructivamentecon el mundo contemporneo al igual que lo hizo hace siete siglos el Aquinate. Almismo tiempo, es claro que Maritain es grande gracias a Sto. Toms y que, sin esteinstrumento, al menos el Maritain que hemos conocido no habra existido. Sine m b a rgo, tambin probablemente es correcto afirmar que es precisamente esa fideli-dad al tomismo la que le puede haber impedido alcanzar en algunas reas cotasm a y o r e s3 5.

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    33 Es el caso, p. ej., de la crtica de M. Lorenzini sobre la teora maritainiana del conocimientopor inclinacin no-conceptual. Maritain tena delante este problema, cmo dar cuenta delconocimiento esttico (y de otros tipos) en clave tomista, teniendo presente que Sto. Tomsno responde explcitamente a esta cuestin? Su teora del conocimiento por inclinacin noconceptual es precisamente el intento de contestar a esta pregunta desarrollando una tesisnueva. Lorenzini critica esta propuesta sealando que, a su parecer, es incompatible con ladoctrina clsica (tomista) sobre el concepto. Esto puede ser quiz correcto, pero as se vuel-ve al punto de partida. Cfr. M. LO R E N Z I N I, Luomo in quanto persona. Lantropologia diJacques Maritain, Edizioni Studio Domenicano, Bologna 1990, pp. 200-208. En relacin ala propuesta maritainiana, vid. Lintuition cratrice dans lart et dans la posie, Oeuvrescompltes, vol. X, en particular los cap. III y IV y De la connaissance par connaturalit,Oeuvres compltes, vol. IX, pp. 980-1001.

    34 A. ARS T E G U I, Introduccin a J.R. CA L O - D. BA R C A L A, El pensamiento de JacquesMaritain, cit., p. 13.

    35 A modo de ejemplo se puede sealar cmo la famosa distincin individuo-persona, unpunto poco claro de su antropologa, procede por un lado de la teora tomista de la indivi-

  • 4. El problema de la modernidad

    Al poco tiempo de reanudar su tarea filosfica desde la nueva perspectiva cris-tiana y con el instrumento del tomismo, Maritain se ver enfrentado con el problemade la modernidad. El ncleo de la cuestin aparecer rpidamente a partir de losresultados de su primera obra importante, La philosophie bergsonienne36. Esta obraes el fruto del primer trabajo que Maritain haba considerado necesario realizar:repensar el bergsonismo desde su nueva posicin filosfica. El detonante que dio ori-gen al trabajo fue la duda sobre la compatibilidad de la epistemologa bergsoniana(de corte anti-intelectualista) con la exposicin y transmisin que hace el cristianis-mo de sus verdades37. Desde este punto inicial Maritain procedi poco a poco a unarevisin global del esquema de Bergson38.

    Fue precisamente esa labor de ahondamiento la que le llev a advertir con clari-dad que Bergson no era una figura aislada, sino que se encontraba en el extremo deuna cadena muy larga de pensamiento: la filosofa moderna. Esto conllevaba que, sibien era posible dar una valoracin de los puntos ms relevantes de su filosofa con-siderndola aisladamente, un juicio ltimo era impensable sin una previa toma depostura sobre esa corriente en la que tena su origen39.

    De este modo, Maritain pas a tener enfrente no ya la cuestin de Bergson parcialmente resuelta en La philosophie bergsonienne sino todo el problema de lamodernidad. Qu juicio general mereca ese pensamiento que se haba alejado pro-gresivamente de Sto. Toms? A esta pregunta se ligaba indisolublemente otra, inevi-

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    duacin y, por otro, del tentativo de Maritain de conciliar a nivel de filosofa social dos tesisaparentemente contrapuestas de Sto. Toms: Persona comparatur ad communitatem sicutpars ad totum, Summa Theologiae, II-II, q. 61, a. 1 y Homo non ordinatur ad communita-tem politicam secundum se totum et secundum omnia sua, ibidem, I-II, q. 21, a. 4, ad 3.Para todo este tema vid. J. MARITAIN, La personne et le bien commun, Oeuvres compltes,vol. IX, y para la discusin especfica de los textos tomistas en particular las pp. 214 ss. deesa misma obra. Maritain hablar del hombre en cuanto individuo para justificar la primeraafirmacin y para explicar la segunda del hombre en cuanto persona. En realidad, conside-ramos que una resolucin ms profunda del problema requiere una reelaboracin honda dealgunas claves antropolgicas tomistas en la lnea de la antropologa del don y de la comu-nin realizada por K. Wojtyla. Para un breve sntesis de esta posicin vid. K. WOJTYLA, Ildisegno di Dio sulla famiglia, Il nuovo Areopago, 7 (1988), en particular pp. 5-13.

    36 Cfr. J. MARITAIN, La philosophie bergsonienne. tudes critiques (1913), Oeuvres compl-tes, vol. I, pp. 5-612.

    37 Al mismo tiempo ese trabajo constitua una primera prueba de la potencia y penetracin desu nuevo instrumental filosfico.

    38 Un anlisis detallado de los primeros estudios de Maritain sobre Bergson, con amplias refe-rencias bibliogrficas, se encuentra en la obra ya citada de A. PA V A N, La formazione delpensiero di J. Maritain, Tomismo e bergsonismo, pp. 61-136.

    39 Al di l, dunque, delle particolari affermazioni relative alle varie tematiche bergsoniane, cisono due punti emersi dalla critica maritainiana a Bergson che importa sottolineare: 1.Laffermazione della necessit di porre in discussione, storicamente e speculativamente, ipostulati della filosofia moderna per verificarne la criticit e il grado e il modo di problema-tizzazione originari; 2. Il convincimento che il sistema di riferimento di tale verifica debbaessere la verit filosofica quale si trovata formalizzata nella sintesi storicamente data daltomismo, che pi adeguatamente ha espresso lo stato della filosofia nella coscienza cristia-na (A. PAVAN, ibidem, p. 130).

  • table para un tomista, por qu, si el pensamiento de Sto. Toms era tan iluminante ycoherente, no haba sido capaz de dominar el desarrollo intelectual posterior? quhaba fallado?40.

    Intentar una respuesta exhaustiva y seria requera volver hacia atrs hasta elpunto donde se produjo esa fisura, es decir, hasta Descartes. Y una vez bien determi-nado el punto inicial afrontar una paciente reconstruccin histrica en la que los pro-blemas que no se resolvieron en cada una de la pocas y los errores que se cometieronse hicieran presentes. Maritain abord con coraje esta tarea que se tradujo en un buennmero de estudios de filosofa de la historia. Pero no podemos detenernos ahora en eldetalle de esa empresa; debemos ir directamente a la conclusin global alcanzada paraadquirir as otra clave fundamental de interpretacin de su pensamiento4 1.

    Maritain valorar globalmente la modernidad como una realidad esencialmentenegativa pero que contiene en su estructura elementos positivos. Efecta, por tanto, loque se podra denominar un juicio de ambigedad4 2; es decir, un juicio que no propo-ne una calificacin unvoca de ese periodo al estimar que posee cualidades contrastan-tes, aunque con predominio de las negativas. Y este juicio puede resumirse indicadoque las categoras de pensamiento de la modernidad son una f o r m a negativa que con-tiene algunos elementos m a t e r i a l e s a p r o v e c h a b l e s4 3.

    Tal ser el cuadro en el que Maritain se mueva durante toda su tarea filosfica,pero tambin aqu, al igual que en el tomismo, existe una evolucin. Al principio, supostura ser ms radicalmente negativa, como lo confirma el ttulo de obras comoAntimoderne. Gradualmente, con el paso del tiempo, la valoracin se ir haciendoms matizada y serena, aumentando as su capacidad de acoger elementos de esossistemas44. Esta apertura, de todos modos, nunca llegar hasta el punto de modificarsu valoracin radicalmente negativa de la modernidad fundada en el abandono porparte de esta corriente de pensamiento del tomismo y del cristianismo.

    Esta ltima afirmacin nos introduce en un punto que quiz no se subrayabastante al considerar la interpretacin maritainiana de la modernidad y que, sin

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    40 Una reciente respuesta a ese problema se encuentra en el cap. IV de A. MACINTYRE, Tresversiones rivales de la tica, cit., Las fatales consecuencias de la tradicin derrotada.MacIntyre considera el plan institucional de estudios de la poca como una de las causasimportantes de la insuficiente asimilacin del tomismo.

    41 Las claves esenciales de la interpretacin maritainiana de la modernidad se pueden encon-trar en J. MARITAIN, Trois rformateurs (1925), Oeuvres compltes, vol. III.

    42 Cfr. la segunda parte de A. PAVAN, La formazione del pensiero di J. Maritain, cit., Il pro-blema della filosofia moderna, y en particular las pp. 219-238.

    43 Coherentemente con este tipo de planteamiento Maritain propondr ms adelante en su filo-sofa de la historia leyes que pretenden conceptualizar de algn modo el hecho de que en laevolucin histrica nunca existe el progreso o la decadencia absoluta. Cfr. J. MA R I T A I N,Pour une philosophie de lhistoire, Oeuvres compltes, vol. X, pp. 603-761. Cfr. tambinJ.R. CALO - D. BARCALA, El pensamiento de Jacques Maritain, cit., pp. 126 ss.

    44 Buena parte del esfuerzo de Pavan, o.c., se centra en mostrar que no existe una ruptura radi-cal, aunque s una evolucin, entre el Maritain de Antimoderne y el de las obras posteriores;y que, aunque con diferencia de acentos, en esas primeras obras se pueden encontrar ya loselementos que desarrollar ms adelante. En nuestra opinin su exposicin resulta convin-cente y la misma impresin se tiene de la lectura de los textos maritainianos. En la mismalnea se sita S. MOSSO, Fede, storia e morale, cit., pp. 37 ss.

  • embargo, es esencial. Como ya se ha afirmado, Maritain nunca pretendi despus dela conversin analizar la realidad como un filsofo puro, es decir, sin acudir de unmodo o de otro al cristianismo. Y esto lo aplic tambin a su valoracin de la moder-nidad. Este modo de pensamiento, en cuanto que implicaba un cambio de costumbresy de mentalidades con respecto a la cristiandad medieval, y un cambio que afectabaestructuralmente a la visin del hombre y de la sociedad, no poda ser estudiado inde-pendientemente del cristianismo.

    Al analizar la modernidad desde esta perspectiva Maritain tuvo que plantearseuna cuestin difcil: el hecho de que la modernidad haba surgido de una civilizacincristiana. Y esto implicaba responder a la siguiente pregunta: Si el cristianismocomprende la verdad esencial sobre el hombre, cmo es posible que de una civiliza-cin cristiana surja una respuesta a los problemas del hombre contraria y diversa asus principios? La respuesta no poda ser otra que la de que tal movimiento, en susraces ms profundas, deba necesariamente estar causado por una pobreza temporalde la cultura, de la civilizacin y de la vida cristiana; por una infidelidad del cristianis-mo a su propia vocacin y a su propia fuerza4 5.

    La toma de conciencia de este hecho es la que le llevar a darse cuenta de que larespuesta definitiva a la modernidad no podra provenir exclusivamente de especulacio-nes tericas o de propuestas sociales o polticas. Si la modernidad era, en su raz mshonda, una crisis del cristianismo, una enfermedad cristiana, la renovacin no podaprovenir ms que de una nueva vitalidad del cristianismo, de una nueva cristiandad4 6.Y este cambio slo podra ser llevada a trmino por una nueva floracin de santos.

    Una renovacin social vitalmente cristiana ser obra de santidad o no ser;pero de una santidad vuelta hacia lo temporal, hacia lo secular, hacia lo profano. Esque no ha conocido el mundo jefes de pueblos santos? Pues si una nueva cristiandadsurge en la historia ser el resultado de esta santidad47.

    Pero este planteamiento nos lleva ya al Maritain poltico.

    5. De la Action Franaise a Humanismo Integral

    La visin poltica de Maritain ha sido ya muy estudiada y no es nuestro objetivotratarla en estas pginas; lo que se pretende es algo ms reducido y preciso: determi-nar el cuadro general previo a ese pensamiento, de tal modo que pueda ser compren-dido en sus justos trminos. Eso significa, en concreto, comprender de dnde surge ycul es la propuesta de su obra ms conocida: Humanismo integral . Como veremosms adelante, Maritain lleg a esta obra de modo complejo y tortuoso, pero el libro

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    45 Este es el hilo de Ariadna de Trois rformateurs donde Maritain intenta mostrar cmo losdescubrimientos y reformas de Descartes, Lutero y Rousseau no son esencialmente msque la propuesta en clave secular o parcial, de una verdad cristiana que haba sido descuida-da o abandonada en el terreno de la praxis. El volumen constituye prcticamente el momen-to de paso entre su consideracin ms negativa de la modernidad y la mayor apertura poste-rior.

    46 Esta es la temtica fundamental de Humanisme intgral. Problmes temporels et spirituelsdune nouvelle chrtient (1936), Oeuvres compltes, vol. VI.

    47 Ibidem, p. 430.

  • constituye en s mismo un punto de llegada definitivo de su pensamiento poltico; ahse encuentran las claves fundamentales y estables sobre las que alzar el resto de suconstruccin de filosofa poltica4 8. Por tanto, entender el origen y el mensaje deHumanismo integral significa ponerse en condiciones de comprender la estructuraprofunda de toda la obra poltica maritainiana. Esto es lo que intentaremos hacer acontinuacin.

    Dada la complejidad de la historia que lleva a Humanismo integral procedere-mos en tres pasos: a) Maritain y la Action Franaise; b) la condena de la Santa Sedey la crisis de la Action Franaise; c) el mensaje de Humanismo integral.

    a) Maritain y la Action Franaise

    Maritain dio sus primeros pasos en la filosofa poltica y en la accin poltica enel mbito de un movimiento denominado Action Franaise4 9. Este movimiento notena races catlicas, era fuertemente nacionalista, monrquico y antimoderno,defensor del orden y la estabilidad social, y estaba dirigido por un no-creyente,Charles Maurras. A pesar de este planteamiento global Maurras fomentaba el dilogoy la apertura hacia los catlicos para aumentar su fuerza y porque consideraba positi-va la religin como elemento de orden y estabilidad social.

    Cmo es posible, puede ser la pregunta que surja espontneamente, que elMaritain antitotalitario y defensor de la democracia se encontrase asociado en suscomienzos a un movimiento de esas caractersticas? La respuesta es compleja y estmuy ligada a especficas circunstancias histricas y personales5 0. En primer lugarconviene tener presente que este movimiento recoga en esa poca abundantes sim-patas del mundo catlico51; entre ellas se contaba la del propio director espiritual deMaritain, el Padre Clrissac, que era, segn Rassa, ferviente admirador de Maurras52

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    48 Esta culminar, despus de la experiencia democrtica en Amrica, con Lhomme et ltat(ttulo original, Man and the State, 1951), Oeuvres compltes, vol. IX. Para algunos autores,como I. Mancini, sta es la obra poltica ms importante de Maritain. Cfr. I. MANCINI, Comeleggere Maritain, cit., p. 30.

    4 9 L Action Franaise sorta nel 1898 ma affermatasi soprattutto a partire dal 1908, annoin cui cominci ad uscire lomonimo quotidiano rappresent in un certo senso il cata-lizzatore di tutte le forze legittimiste, tradizionaliste, conservatrici, sia di estrazionemonarchica e liberale, sia di matrice cattolica. Larga fu la sua influenza in taluni ambientiintellettuali, fra i militari, nello stesso clero. Anche se non agevole ricostruirne lideolo-gia spesso oscillante, confusa, contraddittoria appare subito evidente il suo caratteredi reazione al mondo moderno e ad alcuni tipici suoi valori: il ritorno al passato vienecontrapposto al mito del progresso; la monarchia alla repubblica; la patria al cosmopoliti-smo; una democrazia organica basata su una rigida distinzione di ruoli sociali ad unademocrazia individualistica; lautorit alla libert, (G. CA M P A N I N I, Lutopia dellanuova cristianit. Introduzione al pensiero politico di Jacques Maritain, Morcelliana,Brescia 1975, p. 36).

    50 Para comprender bien toda esta cuestin resulta particularmente iluminador el apartadoResponsabilits del libro de Rassa, Les grandes amitis, cit., pp. 394-406.

    51 Segn los datos de A. D A N S E T T E, Histoire religieuse de la France contemporaine,Flammarion, Paris 19652, de los 17 Cardenales y Arzobispos con que contaba Francia enesos momentos, 11 eran favorables a Action Franaise.

    52 Cfr. R. MARITAIN, Les grandes amitis, cit., p. 398.

  • y que les orientaba y animaba en esa direccin53. A estos aspectos hay que sumarotros muchos: la indudable atraccin ideolgica que el movimiento induca enMaritain, quien se encontraba en ese momento en la etapa dura antimoderna; supropia ingenuidad poltica que no le permita valorar con claridad las repercusionespolticas de sus acciones54, lo que estaba causado a su vez porque ni l ni Rassa enesa poca tenan conocimiento ni estaban particularmente interesados en la poltica;el legado de un joven, Pierre Villard, que cedi su dinero a partes iguales a Maurras ya Maritain y trajo como consecuencia un proyecto cultural comn, la Revue univer-selle55; etc.

    Qu es posible deducir de todos estos hechos? La cuestin ha sido bastantedebatida56, pero parece que es posible deducir razonablemente al menos lo siguiente.Por un lado Maritain tena fuertes simpatas hacia ese movimiento y esto no por razo-nes meramente circunstanciales, sino porque su propia visin y el contexto cultural,social y poltico en el que se encontraba le orientaban en esa direccin. Al mismotiempo, es un hecho que nunca perteneci a Action Franaise y que su colaboracincomn se redujo a participar en la Revue universelle que deba ser, con sus propiaspalabras, por un lado una tribuna para las ideas de Action Franaise en el ordenpoltico y, por otro, una tribuna para el pensamiento cristiano y, en particular, para elpensamiento tomista en el orden filosfico57. Esto induce a pensar que, adems delo ya afirmado, detrs de este proyecto y por tanto de la aproximacin ms estrechade Maritain a Action Franaise, se encontraba la habilidad poltica de Maurras queintentaba ligar a Maritain a su movimiento para aprovechar su prestigio.

    En definitiva, de estos datos parece deducirse que la visin social y poltica(aunque no formulada filosficamente) de Maritain en aquella poca coincida enbuena medida con la de Maurras y Action Franaise , en la misma lnea de un buennmero de catlicos contemporneos suyos. La coincidencia sin embargo no eracompleta, y esto se puede deducir fundamentalmente del hecho de que Maritainnunca lleg a comprometerse expresamente ni con Maurras ni con su movimiento58.

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    53 Es difcil determinar el grado de influencia que el P. Clrissac tuvo en la aproximacin aAction Franaise. Campanini considera que no pudo ser muy importante, entre otras cosasporque muri en 1914, mientras que la aproximacin relevante de Maritain al partido deMaurras tuvo lugar despus de la guerra (cfr. G. CAMPANINI, Lutopia della nuova cristia -nit, cit., pp. 39 ss.). Sin embargo, Rassa le concede una influencia notable basndose en elhecho de que tales recomendaciones por inadvertencia del P. Clrissac fueron hechasen el mbito de la direccin espiritual, con lo que influyeron grandemente en el nimo deunas personas recin convertidas. Cfr. R. MARITAIN, Les grandes amitis, cit., La directionspirituelle, pp. 406-411.

    54 Cfr. J. MARITAIN, Carnet de notes, cit., p. 290.55 Cfr. ibidem, cap. IV: Rencontre avec Pierre Villard.56 Un estudio detallado del problema en el que se indican tambin las diferentes posiciones se

    puede encontrar en la obra ya citada de G. CAMPANINI, Lutopia della nuova cristianit , pp.35-59.

    57 J. MARITAIN, Carnet de notes, cit., pp. 289-290. Se trata de una anotacin del 9.I.1920.58 No puede olvidarse que Maritain haba nacido en un medio liberal protestante y republicano

    por lo que, aunque el ambiente en el que se encontraba y las categoras culturales de que seserva le pudiesen orientar en la direccin de Maurras, no es arriesgado suponer que no

  • b) La condena de la Santa Sede y la crisis de la Action Franaise

    Es en esas circunstancias, en diciembre de 1926, cuando tiene lugar una condenaoficial de la Santa Sede en relacin a la participacin de catlicos en el movimiento deMaurras. La decisin tuvo una enorme repercusin en Francia, supuso una crisis paraAction Franaise y cre un grave problema de conciencia para los catlicos que sehaban adherido ms o menos fervientemente a este movimiento5 9. Cul fue en esascircunstancias complejas y graves6 0 la actitud de Maritain? Cmo reaccion?

    Ante todo hay que sealar que Maritain obedeci prontamente la decisin, hastael punto de que, poco tiempo despus, fue encargado por el mismo papa Po XI61 decoordinar una obra conjunta que deba explicar y justificar la postura de la SantaS e d e6 2. En realidad, la respuesta, en sus lneas esenciales, no era compleja. En elfondo, Maurras ni era cristiano, ni valoraba los principios cristianos por su contenidoespecfico; lo que pretenda era instrumentalizar las fuerza catlicas en su favor. LaIglesia hablaba precisamente para evitar ese peligro, que los catlicos fueran instru-mentalizados por un partido esencialmente neo-pagano y que, con el paso del tiempo,perdieran su identidad.

    Ahora bien, era justamente esta explicacin la que pona a Maritain en unaimportante crisis espiritual, porque la decisin pontificia, censurando a A c t i o nF r a n a i s e, censuraba su propio cuadro cultural-ideolgico forzndole si quera sercoherente a una revisin de sus posiciones intelectuales. En estas circunstanciasMaritain opt de modo generoso por intentar adecuar y revisar su propia visin a laluz de esa decisin de la Iglesia. Esto trajo consigo dos importantes consecuencias.

    En primer lugar la admisin de que se haba equivocado en su valoracin delmovimiento de Maurras63, lo que significa que en su pensamiento poltico ha existidoun preciso momento de rotura. A diferencia de lo que hemos sealado en relacin altomismo y al problema de la modernidad, en este terreno no hay simple evolucinsino un giro brusco64. La aceptacin de la condena de la Santa Sede har variar susplanteamientos sociales y polticos.

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    deba de ser completamente congenial a su manera de pensar un partido monrquico queapuntaba en buena medida al pasado. En esta lnea se encuentra el comentario de Rassasobre el Padre Clrissac: Le Pre Clrissac se moquait sans piti de nos penchants dmo-cratiques et des ides socialistes demeures chres au cur de Jacques. Tout cela tait sesyeux des restes du vieil homme quil fallait dpouiller, Les grandes amitis, cit., p. 400.

    59 Vid. J. MARITAIN, Primaut du spirituel , Oeuvres compltes, vol. III, Une crise de lespritcatholique, pp. 831-863.

    60 Para darse cuenta de la complejidad de la situacin basta pensar que ya en el ao 1914 (esdecir, 12 aos antes) el Santo Oficio haba colocado en el Indice 6 obras de CharlesMaurras, pero que la sentencia no se haba hecho pblica por deseo expreso de Po X. Cfr.G. MA R T I N A, La Chiesa nellet dellassolutismo, del liberalismo, del totalitarismo ,Morcelliana, Brescia 1974, p. 720.

    61 Cfr. J. MARITAIN, Carnet de notes, cit., p. 320.62 La obra en cuestin es Clairvoyance de Rome (1929), Oeuvres compltes, vol. III.

    Contribuyeron los PP. Bernadot, Doucoeur, Lajeunie, Lallement y Maquart. Maritain escri-bi el Avant-Propos y el cap. V: Le sens de la condamnation.

    63 Pour notre part, nous avions cru assez facilement remdiables les dangers de dviationsignals. Nous nous tions tromps, J. MARITAIN, Primaut du spirituel, cit., p. 843.

    64 De todos modos, para valorar justamente la entidad de ese cambio hay que tener en cuenta

  • La segunda consecuencia de su decisin es que para justificar a nivel pblico surotura con Maurras y su aceptacin de la condena de la Santa Sede, y para revisar supropia postura intelectual se ver obligado a ocuparse filosficamente de un campo alque antes prcticamente no haba prestado atencin: el de la accin humana, de lasrealidades sociales y de la poltica65. El Maritain poltico nace de la crisis de ActionFranaise.

    c) El mensaje de Humanismo integral

    Maritain repensar su posicin de manera gradual a travs de un proceso que sepuede seguir paso a paso en sus obras polticas de aquellos aos. En Une opinion surCharles Maurras66, meses antes de la condena, todava justifica la posibilidad paraun catlico de permanecer con Maurras; en Primaut du spirituel (1927) esa posibili-dad ya es rechazada, pero se tematiza todava la relacin Iglesia-Estado en trminosde la teora del poder indirecto67. Despus vendrn otros estudios68 hasta confluir enla magna empresa de Humanisme intgral.

    Cul es la propuesta de este libro y en qu difiere de las posiciones anterior-mente mantenidas por Maritain? No es fcil resumir los datos esenciales de una obratan densa, pero cabe sealar el punto esencial, la perspectiva que lo orienta todo: elrechazo del tradicionalismo catlico a nivel poltico que conlleva una crtica matiza-da de la cristiandad medieval y de su visin antropolgica69. Maritain ha llegado a laconclusin de que ese modelo de sociedad est acabado, pertenece al pasado y sacacoherentemente las consecuencias: ya no es proponible como proyecto social-poltico70. Hay que abandonarlo y adoptar una perspectiva diversa, la de la acepta-cin y asimilacin de los valores que, en este nivel, la modernidad ha conquistado yde los que vive el mundo presente. Cules son estos valores? La rehabilitacin de lohumano propia de la Reforma y del Renacimiento; la lcita peticin de autonoma delo profano respecto a lo sagrado que conlleva una mayor separacin entre Iglesia yEstado; la emergencia de la pluralidad de la que hay que deducir consecuencias pol-ticas; la toma de conciencia de que el nivel cristiano de una sociedad depende esen-

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    dos cosas: 1) hasta ese momento Maritain no haba escrito nada de poltica. El cambio se daa nivel personal; no existen textos polticos de Maritain con tesis contrapuestas; 2) el cam-bio orienta a Maritain en el sentido de una vuelta a sus races polticas, ambientadas en uncontexto liberal-republicano.

    65 Esto es exactamente lo que afirma Rassa: Cest pour disiper toute quivoque, comme pourse prciser lui-mme les donnes de la philosophie pratique, que Jacques Maritain, sortantdes rgions de la spculation mtaphysique, entreprit ses ouvrages de philosophie politi-que, R. MARITAIN, Les grandes amitis, cit., p. 405.

    66 J. MARITAIN, Une opinion sur Charles Maurras et le devoir des catholiques (1926), Oeuvrescompltes, vol. III.

    67 J. MARITAIN, Primaut du spirituel, cit., cap. II: La souverainet spirituelle du Christ et delEglise et le pouvoir indirect.

    68 P. ej., Religion et culture (1930), Oeuvres compltes, vol. IV y Du rgime temporel et de lalibert (1933), Oeuvres compltes, vol. V.

    69 Cfr. J. MARITAIN, Humanisme intgral, cit., pp. 306-313, 454-465.70 Esto no implica una mera valoracin negativa de esa poca, sino la constatacin de que todo

    modelo de sociedad remite a un tiempo histrico determinado y no puede reproponerse demanera utpica cuando ste concluye.

  • cialmente de la actitud y de la calidad personal de los cristianos y no de una estructu-ra institucional (aunque sta sea importante); etc.

    Todos estos elementos no pueden ser, sin embargo, aceptados de modo acrticoporque advierte Maritain esas conquistas no han sido indoloras; es ms, hancostado un precio demasiado alto. Y si puede decirse hasta cierto punto que la socie-dad post-medieval ha redescubierto al hombre, tampoco es menos cierto que se haolvidado de Dios. Se trata de un humanismo antropocntrico71 que por eso mismoest destinado al fracaso. Lo que hay que hacer es asumir esas conquistas y comple-tarlas con la dimensin que han perdido, la trascendente. Lo que hace falta, en otrostrminos, es un humanismo completo, integral, que no olvide lo humano, pero que sed cuenta de que el hombre slo se realiza plenamente en Dios.

    En este nuevo momento de la historia de la cultura cristiana escribeMaritain, la criatura no sera desconocida ni aniquilada en relacin a Dios; perotampoco sera rehabilitada sin Dios o contra Dios; sera rehabilitada en Dios. Elpunto clave es que la criatura sea verdaderamente respetada en su relacin con Diosy p o rque lo tiene todo de l; humanismo, por tanto, pero humanismo teocntrico,enraizado donde el hombre tiene sus races, humanismo integral, humanismo de laEncarnacin72.

    Esta es la tesis central de Humanisme intgral y este ser el marco cultural yantropolgico desde el que Maritain construya en adelante su filosofa poltica. Ya enesta obra se desarrollan propuestas concretas que se desprenden de esta perspectivadesde la que se contempla la accin cristiana: la aceptacin del pluralismo7 3; laimportancia esencial de la accin de los laicos en la transformacin cristiana de lasociedad74; la distincin entre valores cristianos comunes y posturas personales quesern necesariamente distintas7 5; la autonoma relativa de lo temporal7 6; etc. Estoselementos sern completados ms adelante gracias a la experiencia americana y eldescubrimiento de la democracia.

    6. Los aos del post-concilio

    Se puede decir que los aos del post-concilio giran para Maritain alrededor deuna obra que alcanz gran resonancia en esos momentos, Le paysan de la Garonne77.En una poca crtica, de gran confusin doctrinal y vital, Maritain, que se haba reti-rado del debate pblico desde la muerte de Rassa en 1960, escribi este libro paraproponer con fortaleza y sinceridad lo que l consideraba que deban constituir lospuntos centrales de toda reflexin cristiana en esa hora: fidelidad a la tradicin y a lafe de la Iglesia; apertura al mundo pero sin confundirse con l; advertencia de que no

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    71 Cfr. J. MARITAIN, Humanisme intgral, cit., pp. 326-333.72 Ibidem, pp. 375-376.73 Cfr. ibidem, pp. 475-490.74 Cfr. ibidem, pp. 482 ss.75 Cfr. ibidem, pp. 627 ss.76 Cfr. ibidem, pp. 490-492.77 J. MARITAIN, Le paysan de la Garonne. Un vieux lac sinterroge propos du temps prsent

    (1966), Oeuvres compltes, vol. XII, pp. 663-1035.

  • todas las filosofas ni toda las teologas pueden ser acogidas por un cristiano; impor-tancia del tomismo; etc.

    La resonancia del libro se debi en primer lugar a la gran predicacin intelec-tual de Maritain, pero las turbulencias y polmicas que trajo consigo estaban ligadasde manera particular a su contenido. Una de las corrientes eclesiales que existan enesos momentos y que se podra denominar progresista, recibi Le paysan de laGaronne como una renuncia y una traicin a la causa de la renovacin en el momen-to en que sta ms lo necesitaba. El ala contraria, que podramos denominar conser-vadora, lo consider por el contrario una retractacin parcial de Maritain de algunasde sus posturas previas al darse cuenta de a dnde conducan. Ambas posturas tenan,sin embargo, un punto en comn: consideraban que Maritain haba cambiado conrespecto a su postura previa. Era esto cierto?

    Para comprender bien los trminos del problema resulta til conocer cul era laopinin que esas corrientes tenan de Maritain y qu esperaban de l. Y una maneraconcreta de determinarlo es estudiar la polmica que sigui a Humanisme intgral,pues sta es la obra que sita a Maritain en un contexto ideolgico preciso.

    Sintticamente se puede decir que Humanisme intgral fue acogido de tresm o d o s7 8. La corriente central la constituyeron grupos importantes de intelectualescatlicos que aceptaron y asimilaron con profundidad las tesis all contenidas. Estalnea es la que lleva a contemplar las ideas de Maritain presentes en muchos grupospolticos de inspiracin cristiana79; la que conduce a la declaracin Dignitatis huma-nae en el Concilio Vaticano II, en la que es patente su influencia; a la formulacinde los Derechos del Hombre, proclamada por la ONU en 1948; etc.

    Frente a esta corriente se situ la progresista, que no pretenda slo renovacin,sino revolucin, corte con el pasado. Para ella, Maritain era un intelectual tmido queno se atreva a afrontar los problema existentes con la necesaria crudeza y radicali-dad. Era bien considerado por sus tesis renovadoras y, en ocasiones, vena usadocomo bandern de enganche por su gran prestigio, pero tambin se le criticaba y,desde luego, las tesis de este grupo iban mucho ms all de donde Maritain haba idoo quera ir80.

    Por el contrario, la corriente conservadora consider esencialmente que la inno-vacin de Humanisme intgral haba ido demasiado lejos y constitua en realidad unarendicin a la modernidad y a la secularizacin81. Este grupo critic a Maritain porconsiderar que el proyecto de la nueva cristiandad en lugar de favorecer el cristianis-

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    78 Una visin general de las reacciones a Humanismo integral, en nuestra opinin bastanteequilibrada, se encuentra en J.R. CALO - D. BARCALA, El pensamiento de Jacques Maritain,cit., cap. VII: Reacciones ante la nueva cristiandad.

    79 Tema aparte sera estudiar la fidelidad de esos grupos a las tesis maritainianas. Este, p. ej.,contrariamente a lo que a veces se piensa, siempre fue contrario a la unidad poltica de loscatlicos en un partido. Sobre la particular acogida del proyecto maritainiano en Italia vid.P. SCOPPOLA, La nuova cristianit perduta, Studium, Roma 1985, en particular las pp.11-21.

    80 Tal es el caso de las corrientes cato-comunistas que vean en Maritain un simple espiritua-lista (cfr. J.R. CALO - D. BARCALA, El pensamiento de Jacques Maritain, cit., p. 192).

    81 Representante inteligente de esta corriente es L.E. PALACIOS, El mito de la nueva cristian -dad, Rialp, Madrid 1951.

  • mo lo que produca en realidad era un aumento de la secularizacin82. Por eso, consi-derarn esta obra como una rotura con el Maritain metafsico y gnoseolgico, y apartir de ese momento ser considerado un autor confuso cuando opine fuera de estos m b i t o s8 3. En el caso particular de Espaa la polmica se vio complicada por lapostura de Maritain ante la guerra civil espaola84 y por su rechazo de la actitud pol-tica de Franco85.

    Son estas dos ltimas corrientes las que reaccionarn de modo contrapuestoante Le Paysan de la Garonne. La progresista ver desvanecidas sus ilusiones de lle-var a Maritain y a su prestigio a su lnea radical. Y desde luego, algunas criticas con-tenidas en el libro, como la realizada a Teilhard de Chardin, ser mucho ms de loque puedan aceptar. La lnea conservadora, por su parte, promocionar esa obra con-siderando que reencuentra al Maritain de la primera poca, con el que haba hechotan buenas migas. Haba dado Maritain efectivamente un giro que justificase estoscambios de opinin? Esperamos, a la luz de todo lo dicho hasta el momento, mostrarque no.

    Para justificar tal afirmacin se debe ante todo intentar comprender este libro enel contexto de su poca: la de una crisis tremenda de la Iglesia. No era momento parasutilezas difuminadas o posturas tibias. Era necesario salvar lo esencial. Y Maritainse aprestar a ello en Le paysan de la Garonne reafirmando con fuerza los principiosbsicos mantenidos a lo largo de su vida: la fe que se encuentra en la Tradicin, enlas Escrituras y en el Magisterio; el tomismo como filosofa perenne que expresa en

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    82 Cfr. tambin G. SIRI, Getsemani, Fraternit della S. Vergine Maria, Roma 19872, pp. 87-93.Siri estima que Maritain es partidario de una esencial autonoma y separacin entre la voca-cin terrena del hombre y la vocacin sobrenatural con la lgica consecuencia de vaciar laprimera de contenido espiritual y religioso.

    83 Las tensiones alcanzaran incluso a las relaciones con el P. Garrigou-Lagrange, ntimoamigo suyo. Lo recoge una nota del 24.IX.1937 de su Carnet de notes, cit., p. 338: Le PreGarrigou voudrait minterdire de parler de philosophie de lhistoire, et de juger les vne-ments, et dagir sur les jeunes gens dans cet ordre de choses. (Il nest pas seul Rome penser comme a, je le sais fort bien, et spouvanter du Maritain politique).Mtaphysique seulement! Mais lui nhsite pas se prononcer en faveur de Franco et approuver la guerre civil en Espagne.

    84 J. TUSELL y G. GARCI A QUEIPO DE LLANO, El catolicismo mundial y la guerra de Espaa,BAC, Madrid 1993, p. 105, estiman que la posicin de Maritain de ninguna manera puedeasimilarse a la de una izquierda catlica que se identificara sin ms con la causa republica-na; por el contrario, procuraba evitar escrupulosamente pronunciarse por uno de los bandosbeligerantes. Sin embargo, la propia relevancia de Maritain en el mundo intelectual francsy el hecho de que stos fueran los meses en los que abundaron los manifiestos en favor delos nacionalistas vascos, que l tambin suscribi, explica que para quienes, en todas laslatitudes, se mostraban partidarios de una radical identificacin con Franco, Maritain estu-viera en el punto de mira de sus descalificaciones.

    85 Su postura sobre la guerra le grangeara eptetos del calibre de estas afirmaciones deSerrano Ser: Tenemos un enemigo ms poderoso que el ejrcito rojo, ms peligroso queel socialismo y el comunismo (...). Quiero denunciar aqu al judo y traidor Maritain y a unacierta prensa cuya lectura nos aterra en tanto que catlicos. (...) Todos los esfuerzos de eseenemigo bilioso de la Espaa nacional estn dirigidos desde hace muchos aos a imposibili-tar a cualquier precio la victoria de Franco. Felizmente el gobierno est muy por encima delas posibilidades de Maritain, (La Gaceta del Norte, 24-6-1938); recogido en J.R. CALO -D. BARCALA, El pensamiento de Jacques Maritain, cit., pp. 180-181.

  • el mejor de los modos los contenidos de la fe; el rechazo esencial de la modernidadpero sin cerrazn terca a sus logros; etc.

    Pero ste no es un Maritain cambiado, es el que puede encontrarse sin esfuerzoa travs de la lectura de su extensa obra. Se trata, eso s, de un Maritain esencial querecalca con tonos fuertes aspectos que considera especialmente relevantes y quequiz en otros momentos en que las aguas estaban ms tranquilas podan haber sidodejados ms en un segundo plano mientras se aplicaba el mayor esfuerzo a la laborinnovadora86. En definitiva, estimamos que en Le paysan de la Garonne Maritain semantiene en fuerte coherencia con sus principios anteriores, aunque dentro de uncambio de acento forzado por las circunstancias.

    7. Eplogo

    Al comienzo de este trabajo nos habamos propuesto ofrecer algunas claves delpensamiento maritainiano, buscando con ella tanto mostrar la evolucin de su pensa-miento como los puntos fijos a lo largo de los cuales ste discurre y se desarrolla.Para lograrlo hemos comenzado analizando los primeros aos de la vida de Maritain,de donde ha surgido una primera conclusin perentoria. Maritain es ante todo un cris-tiano. As se comprende l mismo y as procurar vivir todos los aspectos de su vidadespus del momento central de la conversin. Despus, como filsofo Maritain fuefundamentalmente un tomista. Lo fue desde que encontr a Sto. Toms en la lecturade la Summa y lo ser hasta su muerte. Un tomista en dilogo, abierto, que rechazalas claves esenciales que forjan el mundo moderno pero no opone una clausura delespritu porque conoce muy bien que la ambigedad de la historia segn su propiateorizacin conlleva siempre una mezcla de bien y de mal; la cizaa y el trigoestn siempre mezclados.

    El Maritain poltico, por su parte, aparece despus de la crisis de A c t i o nFranaise, y se presenta, quizs, como ms renovador. Esto se debe probablemente aque aqu todo el camino estaba casi por hacer. No exista a sus espaldas una fuertetradicin poltica con la que medirse. Sern precisamente sus posiciones polticas aunque tambin las propuestas de renovacin en otros campos las que le harnmundialmente famoso y darn lugar a los ms importantes debates en los que se vioenvuelto. Maritain los afrontar siempre desde una posicin coherente y central: la deun tomismo abierto. Algunos lo alabarn por renovador y lo criticarn por tomista,mientras que otro grupo intelectual mantendr la posicin contraria. Despus, en losaos del post-concilio, las posiciones se invertirn ante la llegada del Maritain esen-cial de Le paysan de la Garonne. Un Maritain que reafirma sus races con tonos fuer-tes, pero en esencial continuidad con su pasado.

    Tales son, si nuestro anlisis es correcto, cinco claves que permiten acercarse ala summa maritainiana desde una perspectiva que evite malentendidos y ahorre per-plejidades. Cinco claves que delinean con cierta precisin y claridad el encuadra-

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    86 Por otra parte, Maritain retomar brevemente en Le paysan de la Garonne multitud detemas elaborados durante su periplo intelectual: la originalidad del intelecto prctico enrelacin al especulativo; la distincin individuo-persona; la importancia de los laicos en laIglesia; la necesidad de la liberacin de la inteligencia; etc.

  • miento intelectual desde el que este pensador resulta accesible. Porque Maritain esuna figura compleja, polidrica, pero no enigmtica, y menos an veleidosa o cam-biante. Tiene fundamentos firmes, mantenidos con tesn no exento de sufrimientos alo largo de la vida. Son tambin cinco elementos que quiz pueden ayudar a discrimi-nar aquellos aspectos de su obra que no resisten el paso del tiempo de aquellos otrosque conservan todava su capacidad de iluminacin y de apertura de la inteligencia87.

    Por ltimo, para concluir estas pginas, no podemos resistirnos a transcribir estabreve y hermosa autobiografa redactada en Princeton a la edad de 72 aos que retra-ta muy bien muchos rasgos de su personalidad.

    Quin soy yo? Un profesor? No lo creo: enseo por necesidad. Un escritor?Tal vez. Un filsofo? Lo espero. Pero tambin una especie de romntico de la justi-cia pronto a imaginarse, despus de cada combate, que ella y la verdad triunfarnentre los hombres. Y tambin, quizs, una especie de zahor con la cabeza pegada ala tierra para escuchar el ruido de las fuentes ocultas y de las germinaciones invisi-bles. Y tambin, y como todo cristiano, a pesar y en medio de miserias y fallos, y detodas las gracias traicionadas de las que tomo conciencia en la tarde de mi vida, unmendigo del cielo disfrazado en guisa de hombre del mundo, una especie de agentesecreto del Rey de Reyes en los territorios del prncipe de este mundo, que decidearriesgarse como el gato de Kipling, que caminaba solo88.

    * * *

    Abstract: Lattuale rinascita e sviluppo degli studi maritainiani viene a volte ostaco -lata da una insufficiente conoscenza e valutazione della lunga e complessa evoluzio -ne del suo pensiero. Larticolo sviluppa cinque aspetti ritenuti particolarmente rile -vanti per la comprensione di questo percorso e la cui conoscenza pu aiutare a evita -re sia malintesi che giudizi imprecisi. Tali aspetti sono: 1) la conversione; 2) il tomi -smo; 3) la modernit; 4) lUmanesimo integrale e 5) gli anni del post-concilio. Lostudio di questi aspetti mette in evidenza un Maritain fortemente coerente con i suoiprincipi pi profondi (il cristianesimo e il tomismo) ma allo stesso tempo in una com -plessa evoluzione imperniata sul dialogo e il confronto con la cultura moderna.

    Juan Manuel Burgos

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    87 Como ya hemos sealado en el apartado III estimamos que en bastantes ocasiones stos tie-nen su origen en un apego excesivo a formulaciones tcnicas de la tradicin tomista quizshoy ya superadas.

    88 J. MARITAIN, Carnet de notes, cit., Prface, p. 130.