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 ALTERACIONES DEL SENTIDO DEL GUSTO Y DEL OLFATO CON ELTRATAMIENTO QUIMIOTERÁPICO

Raquel Molina-Villaverde Servicio de Oncología Médica. Hospital Universitario Príncipe de Asturias.

Correspondencia: 

Raquel Molina Villaverde.Servicio de ESI/ Oncología. Hospital Universitario Príncipe de Asturias.Carretera Alcalá-Meco s/n, Alcalá de Henares 28805, Madrid.E-mail: [email protected]

PSICOONCOLOGÍA.  Vol. 10, Núm. 1, 2013, pp. 155-161

ISSN: 1696-7240 – DOI: 10.5209/rev_PSIC.2013.v10.41954

Abstract

Chemotherapy agents can cause awide range of adverse effects. Taste relatedsymptoms are a common toxicity of the

chemotherapic agents like cisplatin, taxanesor cyclophosphamide. Although the lossof olfactory and gustatory function is notoutwardly apparent, it affects the patientsubstantially in daily life. Subjective taste andsmell changes is in 75% of cancer patientsundergoing chemotherapy. Taste alterationshave been incorporated in the National CancerInstitute Common Toxicity Criteria since 1999.There is evidence that this type of alterationsin cancer patients negatively affect quality of

life. It is very important to inform the patientabout this adverse effect because the recoveryprocess will be slow and may take manymonths. There is an urgent need for increasedattention to this effect, both in research and inclinical practice.

Keywords: Taste; olfaction; quality of life.

Resumen

El tratamiento con quimioterapia puedeproducir muchos efectos adversos. Aunqueno sea un efecto secundario muy estudiado

ni al que se le haya prestado mucha atención,uno de los más comunes es la alteración delsentido del gusto y/o del olfato secundarios acitostáticos como el cisplatino, los taxanos yla ciclofosfamida. Hasta un 75% de los enfer-mos que reciben quimioterapia presentan estasalteraciones y se ha demostrado que altera lacalidad de vida de los pacientes. En 1999, estostrastornos fueron incorporados en la escala detoxicidad del Instituto Nacional del Cáncer.

Hay una necesidad urgente de prestar una

mayor atención a este efecto secundario conuna correcta información a los pacientes y unmayor número de estudios que lo investiguenpara introducir mejoras en su manejo.

Palabras clave: Gusto; olfato; calidad devida.

de la fisiopatología de estos dos sentidoscuyas alteraciones, en muchas ocasiones,interfieren con la calidad de vida de lospacientes con cáncer.

Las células receptoras gustativas se lo-calizan en las papilas de la lengua, pala-dar y epiglotis y desde allí, se transmite

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

El sentido del gusto y/o del olfato pue-de cambiar durante el tratamiento oncoló-gico específico.

Para poder comprender mejor este pro-blema, conviene hacer un breve resumen

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la información al cerebro a través de losnervios facial, glosofaríngeo y vago. Hayzonas específicas de la lengua que perci-ben el sabor dulce, el ácido, el salado y elamargo de los alimentos.

En general, los trastornos del sentidodel gusto se producen por afecciones queinterfieren en el acceso de las sustanciasa las células de las papilas gustativas, portrastornos que lesionan estas células recep-toras (pérdida sensorial) o por lesión de losnervios aferentes y de las vías gustativascentrales(1).

La causa más frecuente de disfunción

del sentido del gusto en la práctica clí-nica son los efectos adversos de distintosfármacos.

Podemos distinguir varios tipos de tras-tornos relacionados con la percepcióndel sabor. La ageusia es la ausencia de lapercepción de uno o más sabores básicos(salado, dulce, amargo o ácido); la hipo-geusia es la disminución de la sensibili-dad frente a algunas o todas las sustancias

gustativas y la disgeusia es aquella en laque se presenta una distorsión en la per-cepción de un sabor(2).

En el sabor no sólo interviene el gusto,sino se define como una interacción com-pleja de éste con el olfato y la sensibilidadsomática.

El neuroepitelio olfatorio se localiza enla parte superior de ambas cavidades na-sales. La conexión con el bulbo olfatorio

se produce a través del nervio olfatorio.Además, las fibras nerviosas que llevan lainformación desde los receptores nasaleshasta la corteza cerebral atraviesan áreasdel cerebro que intervienen en las emo-ciones y en la memoria. Por eso, muchosolores provocan reacciones físicas y emo-cionales. La mejor función olfatoria se daentre los 20 y los 40 años y a partir de ahí,va disminuyendo progresivamente.

Los trastornos del sentido del olfato sonproducidos por alteraciones que interfie-ren en el acceso de la sustancia que se ha

olido al neuroepitelio olfatorio, lesiones dela región receptora (pérdida sensorial) ode las vías olfatorias centrales. Las causasmás frecuentes de trastornos olfatorios sonlos traumatismos craneoencefálicos y lasinfecciones víricas (1).

En muchas ocasiones pueden ir unidasalteraciones en la percepción del gusto ydel olfato.

DESARROLLO DEL TEMA

Muchos fármacos pueden inducir tras-tornos del gusto y/o del olfato y esto puede

contribuir a que el paciente tenga menosapetito, no disfrute de la comida e, in-cluso, que pierda peso. En una sociedadcomo la nuestra en la que la comida formaparte de las relaciones sociales y se asociaal placer, puede contribuir a un deterioroimportante de la percepción de calidad devida de la persona. Se han descrito distin-tos problemas asociados en los pacientescon este tipo de alteraciones: para cocinar

(73%), cambios de humor (68%), pérdidasde apetito (56%) e insuficiente percepciónde su propio olor corporal (41%)(3).

La incidencia de estos trastornos aso-ciados a la quimioterapia alcanza hastaun 77% en los distintos estudios. Suelencomenzar al inicio de los tratamientos yen la mayoría de ellos desaparece tras sufinalización aunque a veces persisten lasalteraciones para el sabor salado durante

más tiempo(3-5).En un estudio realizado en 87 pacientes

con degustación de distintos sabores antes,durante y a los 3 meses de finalizado eltratamiento con quimioterapia, se objetivóque el 75% de los enfermos tenían altera-ciones del olor y sabor de los alimentosdurante el tratamiento pero que a los 3meses volvían a ser iguales que antes de suinicio. En la mayoría, producía anorexia,pérdida de peso y una menor energía parapoder llevar a cabo las actividades de lavida diaria(3).

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El mecanismo por el que los fármacoscitostáticos causan trastornos del sentidodel gusto no es del todo conocido(6,7). Laquimioterapia puede dañar directamentelas papilas gustativas, causando alteracio-nes en la percepción que variarán según lospacientes; algunas como la ciclofosfamiday la vincristina, producen un sabor especialincluso inmediatamente después de inyec-tarlas. Otras causas se deben a que puedenafectar a la producción de saliva y mucosi-dad y, además, ser secretados en la salivao a través del plasma en la cavidad oral(8).

Muchos de los quimioterápicos produ-

cen con frecuencia alteraciones como losplatinos, el fluoracilo, el metotrexate, laadriamiciana y los taxanos(2). Se ha consi-derado como una de las toxicidades másestresantes para estos enfermos unida a laastenia, las naúseas, los vómitos y la pér-dida de pelo(9,10). Además, en la mayoría delos casos, los fármacos se suelen utilizaren esquemas de poliquimioterapia por loque no es posible separar el efecto de una

sola sustancia del de la interacción entredistintos compuestos(6).

Hay ciertos tumores con una mayorprevalencia por el tipo de localizaciónneoplásica y el tratamiento recibido que,a menudo combina radioterapia locorre-gional, como son los de cabeza y cuellopero se puede dar en muchos otros tiposfuera de esa región.

Los pacientes con tabaquismo impor-

tante y de edad avanzada suelen referirmenos alteraciones del gusto por quimio-terapia. Esto se debe a que presentan unahipogeusia de base y notan con menorintensidad los cambios que se producencuando se administran los fármacos citos-táticos. Respecto al olfato se ha descritouna mayor afectación en personas mayorespor el número más reducido, una menorcapacidad de regeneración y la mayor sen-sibilidad de los receptores olfatorios a lassustancias neurotóxicas como la quimio-terapia(11,12).

Los trastornos del gusto fueron incor-porados en los criterios de toxicidad dela quimioterapia del Instituto Nacional delCáncer en 1999. La escala de calidad devida de la EORTC (European Organizationfor Research and Treatment of Cancer )QLQ-C30 es una herramienta internacio-nal validada que comprende cinco tiposde escalas funcionales (física, social, emo-cional, cognitiva y personal), una escalaglobal y nueve escalas de síntomas entrelos que figuran las pérdida de apetito condos ítems específicos que evalúan el sen-tido del gusto a través de dos preguntas:

“¿Ha tenido problemas del sentido del gus- to?”   y “¿Le sabe diferente la comida y labebida que usualmente?” (6, 13, 14).

En un estudio reciente se investigó larelación de los trastornos del gusto y otrosparámetros de calidad de vida en 197 pa-cientes con cáncer de pulmón, páncreas ycolorrectal. Se objetivó un 70% de pacien-tes con trastornos de la percepción del sa-bor y se asoció de forma significativa con

distintas dimensiones de calidad de vida,especialmente la pérdida de apetito y laastenia. No hubo diferencias significativasentre los tres tipos de tumores en cuantoa incidencia de estas alteraciones aunquefueron más severas en los pacientes trata-dos de cáncer de colon. El régimen quelo produjo con mayor frecuencia e inten-sidad fue el irinotecán seguido de esque-mas de combinación con oxaliplatino. Un

26% del global de los pacientes tuvieronuna afectación leve del gusto y un 17,6%moderada-severa(6).

En una revisión sistemática de los tra-bajos relacionados con las alteraciones delsabor y del olor asociadas al tratamientocitostático se incluyeron aquellos estudiosque se centraban en pacientes adultos quesólo recibían quimioterapia como únicamodalidad de tratamiento oncológico es-pecífico y centrados en esta toxicidad. Delos 163 trabajos revisados sólo cumplíanlos criterios 31 de ellos con niveles de evi-

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dencia del II al IV. Sus principales conclu-siones señalaban que había una falta deconsistencia de los resultados de los dife-rentes estudios como consecuencia de losdiferentes diseños, el tipo de quimioterapiay el tipo y estadio tumoral. Se encontraronevidencias de la relación de los trastornosdel gusto y del olfato con la quimioterapiay su asociación con la falta de apetito porla aversión que se produce a los alimentos,pero con reversibilidad de estos efectosuna vez acabado el tratamiento(15).

En cuanto al tipo de trastorno, en unestudio de caso-control se concluye que la

disminución del gusto, la distorsión de éstey, sobre todo, el mal sabor de boca son losproblemas más frecuentes(16).

Puede haber aversión a un tipo de sa-bor o, o que es más común, de alimentoen concreto. Una de las principales quejases la distorsión del sabor de la carne, elplátano, las cremas o el café. La sensaciónmás frecuente se describe como un “sabormetalizado” de determinadas comidas(17).

A pesar de todo ello, las alteracionesen la percepción de los sabores inducidaspor los tratamientos oncológicos específi-cos han sido poco valoradas por los espe-cialistas implicados en el manejo de estospacientes.

Diagnóstico del problema

Ante un paciente en tratamiento con

quimioterapia hay que obtener una com-pleta información clínica a través de unaanamnesis que incluya preguntas especí-ficas de la percepción de los sabores bá-sicos.

En segundo lugar, conviene realizaruna completa exploración de la boca conespecial atención a la higiene bucal y po-sibles alteraciones odontológicas que pue-den ser causa en si de las alteraciones delsentido del gusto o empeorarlas.

Las pruebas específicas de la evalua-ción de este trastorno son la realización

de test de los cuatro sabores básicos conla utilización de cloruro sódico para el sa-lado, sacarosa para el dulce, ácido cítricopara el ácido y café para el amargo. Laevaluación debería hacerse en los dos la-dos de la boca.

Otra forma, mucho más complicada ymenos factible, es la utilización de estímu-los eléctricos débiles en la cuerda timpá-nica o el nervio glosofaríngeo (electrogus-tometría)(2). Hay algunos estudios con estemétodo durante y después del tratamientoquimioterápico. Minakata et al. lo inves-tigaron en una mujer con un cáncer de

pulmón de células pequeñas que recibíacisplatino y etopósido. No había altera-ciones en el nervio glosofaríngeo hasta eloctavo día de la quimioterapia(18). Ovenseny et al.estudiaron 26 pacientes con cáncerde pulmón, 5 con un tumor maligno demama y 6 con carcinoma de ovario. Sóloen los casos de tratamientos para el cán-cer de pulmón hubo cambios neurológicossignificativos antes y durante la quimiote-

rapia(14)

. Yamagata y et al. mostraron que,después de dos semanas de quimioterapia,casi todos los pacientes que no recibie-ron una infusión de zinc desarrollaron estetrastorno(19). Berteretche et al. midieron laactividad neurológica en los días 1 y 11de quimioterapia encontrando diferenciassignificativas(20).

A pesar de todas estas opciones, enla práctica clínica para los trastornos del

sentido del gusto en estos pacientes, suelebastar con una buena anamnesis y explo-ración de la cavidad bucal en busca dehallazgos que permitan mejorar el pro-blema.

Para la cuantificación, se han utilizadodistintos niveles de intensidad de las alte-raciones como escalas analógicas visualeso cuestionarios subjetivos.

No hay pruebas específicas para explo-rar las alteraciones del sentido del olfatoen este contexto y se suelen utilizar escalasque incluyen una puntuación acerca del

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olor percibido que va del 1= “me disgustamucho” al 9= “me gusta mucho” (21).

 Intervenciones

La literatura referente a las posibles in-tervenciones para mejorar, o, en el mejorde los casos, evitar este problema, es esca-sa y sin una sólida evidencia científica desu eficacia. Los pacientes que reciben untratamiento antineoplásico deben ser infor-mados de la posible toxicidad que puedetener en el ámbito de los sentido del gustoy del olfato para que el enfermo no se

sienta desprevenido si aparece el efectosecundario y reforzar la idea de que estransitorio y se suele resolver en un breveespacio de tiempo una vez que finaliza eltratamiento. Los consejos dietéticos suelenser de gran ayuda con la sustitución delas proteínas y los nutrientes de aquellosalimentos que provoquen las alteracionespara prevenir déficits. Se suele aconsejarevitar comidas con olores penetrantes.

Otras recomendaciones incluyen elmantener una correcta higiene bucal evi-tando la utilización de cepillos de dientesy colutorios abrasivos y masticar chiclessin azúcar o cubitos de hielo.

En el año 1999, Wickham et al. desa-rrollaron distintas sugerencias para dismi-nuir o mejorar los cambios de sabor de losalimentos con quimioterapia. Entre ellasse incluía el añadir más especias y condi-

mentos a las comidas para darles un sabormás intenso, evitar la carne si producíaun sabor metálico, evitar las comidas conmucho olor, evitar alimentos demasiadocalientes, no comer con utensilios metá-licos, beber una mayor cantidad de aguay cepillarse los dientes cuidadosamentedespués de cada ingesta(22).

Además de todo esto, es importante elbuen control de otros efectos secundariosdigestivos como nauseas y los vómitos quepueden contribuir a unas peores conse-cuencias del problema.

Las deficiencias de zinc pueden indu-cir también trastornos del gusto. En estoscasos, los suplementos con zinc a dosisentre 25 y 100 mg pueden tener un efectobeneficioso(2, 23, 24).

A pesar de las sugerencias dadas, en unestudio llevado a cabo en Estados Unidosen 37 enfermos tratados con quimiotera-pia, sólo un 3% de los pacientes habíanseguido los consejos que previamente sehabían dado para el manejo de los cam-bios del gusto. De éstos, sólo un 16% re-flejó que le habían ayudado mucho conrespecto a este problema(25).

CONCLUSIONES

Aunque no es uno de los efectos adver-sos de la quimioterapia más conocidos niestudiados, las alteraciones del gusto y delolfato secundarias a ella son prevalentesen el grupo de los enfermos con cáncer. Seha demostrado que producen un deterioroen su calidad de vida en un aspecto que

se relaciona con las relaciones sociales yal que se da tanta importancia en nuestromedio, como es el de la comida.

En la mayoría de los estudios se conclu-ye que se presenta en un alto porcentajede pacientes pero se remarca su reversibi-lidad al poco tiempo de terminar los tra-tamientos.

Además, hay una falta de consistenciade los resultados de los diferentes trabajos

como consecuencia de los diferentes dise-ños, la clase de quimioterapia y el tipo yestadio tumoral.

Mientras que se suele dar consejos einformación detallada de otros efectos se-cundarios de los tratamientos empleadosen oncología, una queja común es la faltade información acerca de éste para que elpaciente esté prevenido y pueda enfrentar-se a este problema de una mejor manera.

Es importante, desde el principio, darrecomendaciones dietéticas que incluyanlas alteraciones de los sabores y olores que

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pueden producir estos tratamientos y pre-guntar al paciente por ellas en cada ciclode quimioterapia. Para su cuantificaciónse han utilizado sobre todo cuestionariossubjetivos y escalas analógicas visuales.Las exploraciones específicas para su de-tección no se suelen realizar de rutinaaunque si es conveniente descartar otrosprocesos y hacer una cuidadosa explora-ción bucal, buscando otros problemas quepuedan empeorar este cuadro.

Por último, sería conveniente realizarmás estudios acerca de este tema desdesu fisiopatología hasta su influencia en la

calidad de vida de los pacientes con cán-cer así como el desarrollo de herramientasvalidadas para su valoración.

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