Post on 25-Dec-2015
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El Hijo del HombreTécnica: ViniloSerie Formato OníricoMA Alejandra Garzón
Colegio Hispanoamericano
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La prensa ayer y hoy: huellas de otredades, movilizaciones y subalternidadesThe press, yesterday and today: traces of otherness,demonstrations and subalternities.
A imprensa de ontem e de hoje: traços de alteridade, manifestações e subalternidades.
Camilia Gómez-Cotta
Aparece entonces la pregunta: en un país en el que la ideología clerical y
los valores estético-políticos de la “República de las
letras” conservaban aún su hegemonía, en el que
la gran mayoría de la población era analfabeta
y en el que los procesos industriales constituían
apenas un pequeño segmento de la economía,
¿cuál podría ser el estatuto de este orden imaginario
escenificado en la exposición de 1910?
SantiaGo CaStro-Gómez
ResumenLa prensa es una de las fuentes documentales más exploradas por
investigadores cuando quieren remitirse a hechos del pasado. Las piezas
periodísticas que la componen permiten vislumbrar prácticas discursivas
en las que se leen imágenes e imaginarios de la sociedad sobre la cual se
generan las noticias. Indagar la manera en que se “filtran” los otros, las
subalternidades y las agencias sociales, es el propósito del presente artícu-
lo, propiciando en el camino una reflexión en torno a la importancia de
este medio en las conmemoraciones republicanas que serán la agenda por
varios años en Colombia y en los países de Latinoamérica.
Palabras clavePrensa, poder, subalternidades, prácticas discursivas, periodismo,
agencia-otra, Colombia.
AbstractThe press is the most explored documentary sources by researchers
when they want to refer to past events. The journalistic pieces that are made
of let read the images of the society that generated the news. Investigate
how the other, the subalternities and social agencies are “leaked”, is the
purpose of this article, leading in the way a reflection on the importance
Revista de Educación & Pensamiento
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IntroducciónUna de las maneras en que
la comunidad imaginada1 re-crea
los lazos que soportan la “unidad
nacional” es a través de conmemo-
raciones de las fechas patrias, en las
cuales es usual observar el desplie-
gue de la fuerza y la tecnología mili-
tar, así como desfiles de personajes
políticos y discursos que aluden, en
la mayoría de las ocasiones, a la na-
ción, a los próceres patrios y, claro,
a la manera como el gobierno (con
su tendencia política) de turno ha
contribuido al progreso y la unidad
nacional.
Este tipo de representaciones se
convierten en la materia prima para
el desarrollo de notas y/o piezas
periodísticas que serán editadas en
una forma específica de discurso pe-
riodístico (cuyo soporte puede ser
radial, televisivo, impreso o digital).
Como otras prácticas discursivas,
la periodística contribuye a con-
solidar los símbolos patrios de la
“cultura” nacional, en tanto: “Una
manera de pensar sobre la “cultura”
es, por tanto, en términos de (...)
compartidos mapas conceptuales,
sistemas de lenguaje y de códigos
que gobiernan la relación de traduc-
ción entre ellos. Los códigos fijan
las relaciones entre conceptos y
signos. Estabilizan el sentido dentro
de diferentes lenguajes y culturas.
Nos dicen qué lenguaje usar para
expresar qué idea. El reverso es
también verdadero. Los códigos
nos dicen qué conceptos están en
juego cuando oímos o leemos qué
signos”.2
of this in the republican commemorations that will be the agenda for several
years in Colombia and in Latin America.
KeywordsNewspapers, Power, subalternities, discursive practices, journalism,
agency-other, Colombia.
ResumoA imprensa é uma das fontes documentais mais exploradas pelos pesqui-
sadores quando querem se referir a eventos passados. As peças jornalísticas
que a compõem vislumbram práticas discursivas das imagens da sociedade
de onde saem as novas. Investigar a maneira como surgem as subalternidades
e as agências sociais, é o propósito deste artigo, levando na forma de uma
reflexão sobre a importância deste meio de comunicação nas comemorações
republicanas, que será a agenda para vários anos na Colômbia e na América
Latina.
Palavras-chaveJornal, alimentação, subalternidades, práticas discursivas, Jornalismo,
Agência-outras, Colômbia.
1 Anderson, Benedict. Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo. 1993, segunda edición en español. México. FCE.
2 Hall, Stuart. “El espectáculo del Otro”, “El trabajo de la representación” en Sin garantías: Trayectorias y problemáticas en estudios culturales. E. Restrepo, C Walsh y V Vich (eds). Unijaveriana UASB. Cali. Colombia. 2010. Pp. 3-4.
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En Colombia, el 20 de julio y
el 7 de agosto constituyen fechas
fundamentales para el calendario
centralista de fiestas patrias, en tan-
to la primera conmemora el grito de
independencia criollo santafereño
de 1810 y la segunda, la batalla de
Boyacá que tuviera lugar en 1819.
Lo curioso es que pasados más de
doscientos años de la primera fecha
y a casi el segundo centenario de la
segunda, los registros periodísticos
sobre el bicentenario “aplanan”
tanto los ocho años de diferencia
entre las dos fechas históricas, como
todos los acontecimientos, muertes,
retomas, batallas, personajes, terri-
torios, procesos sociales y políticos,
que tuvieron lugar, haciendo de las
fechas conmemorativas un conti-
nuum, celebratorio de la patria, sin
matices, ni tramas políticas.
El presente escrito indaga sobre
la renovación simbólica de la colo-
nialidad del poder3 en el bicentenario
republicano de Colombia, a partir
del análisis de la forma en que
fueron representadas las dos fechas
patrias mencionadas, tomando
como punto de partida dos diarios
de circulación nacional: El Tiempo,
así como El Espectador y uno de
circulación regional: El País,4 a
partir de la pregunta-guía: ¿cuál ha
sido el papel que la prensa escrita
ha jugado en la consolidación de
la matriz colonial, para fortalecer
el proyecto moderno/colonial que
subyace en el Estado-Nación? El
ensayo explora las representaciones
que sobre la nación, la identidad
y la cultura nacional, se re-crean
desde el discurso periodístico, en
la prensa centenaria, en la bicente-
naria y en la decimonónica.
Se integran algunos elementos
que analizará Santiago Castro-
Gómez, en torno al centenario y
la Exposición Agrícola e Industrial
que tuvo lugar en la conmemora-
ción que inaugurara el presidente
Rafael Reyes en el Parque de la
Independencia, en julio de 1910,
en Bogotá. También incorpora algu-
nos discursos y piezas periodísticas
de la prensa conmemorativa del
3 DefinidaporelsociólogoAníbalQuijanocomo“colonizacióndelimaginariodelosdominados(…)”,escentraldentrodelproyectode investigaciones modernidad/colonialidad, en tanto “permite avanzar hacia una analítica del poder en las sociedades modernas que se desmarca de los parámetros señalados por la obra de Michel Foucault, por lo menos en tres sentidos: primero, porque hace referencia a una estructura de control de la subjetividad que se consolidó desde el siglo XVI y no apenas en el XVIII; segundo, y como consecuencia de lo anterior, porque coloca en el centro del análisis la dimensión racial de la biopolítica y no solamente la exclusión deámbitoscomolalocuraylasexualidad;ytercero,porqueproyectaesteconflictoaunadimensiónepistémica,mostrandoqueeldominio que garantiza la reproducción incesante del capital en las sociedades modernas pasa, necesariamente, por la occidentaliza-ción del imaginario. Castro-Gómez, Santiago. La Colonialidad explicada a los niños. 2005. Popayán. Universidad del Cauca.
4 Para el presente ensayo sólo se analizarán los meses de julio y agosto de 2010.5 Este diario circuló 1818 y 1822 en la República de Colombia que incluía a las actuales Repúblicas de Venezuela, Panamá y Ecuador6 Se alude a la propuesta que hacen Santiago Castro-Gómez y Eduardo Restrepo para comprender lo que denominan regímenes de
colombianidad,entendidascomo“losdispositivoshistóricamentelocalizadosysiempreheterogéneos,quebuscanunificarynormalizara la población como “nacional”, al tiempo que producen diferencias dentro de ésta. Castro-Gómez, Santiago y Restrepo, Eduardo, (Compiladores). Genealogías de la colombianidad. Formaciones discursivas y tecnologías de gobierno en los siglos XIX y XX. 2008. Bogotá.EditorialPontificiaUniversidadJaveriana.,InstitutodeEstudiosSocialesyCulturalesPensar..
bicentenario en los diarios men-
cionados y se genera un “puente
temporal” con la ciudad letrada
decimonónica a partir del análisis
de algunas piezas del decimonónico
Correo del Orinoco,5 posibilitando
un diálogo ínter-textual e inter-
temporal, para entender el papel de
la prensa escrita en las formaciones
discursivas y en las tecnologías de
gobierno6 sobre las que se soporta el
Estado-nación colombiano.
Se espera, con lo expuesto,
contribuir en la analítica en torno
a la colonialidad del poder, desde
uno de los medios de comunicación
masiva, observando las representa-
ciones periodísticas que sobre terri-
torios, agencias sociales, sujetos y/o
trayectorias históricas diferentes a la
hegemónica han sido publicados,
naturalizando la matriz colonial
en las conmemoraciones de las
fechas republicanas, aún con más
especificidad: las correspondientes
a las ya bicentenarias tradiciones
letradas de evocar mitos fundantes
de la unidad nacional.
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20 de julio: mitos emancipatorios y símbolos de la colonialidad republicana
El destiempo entre Estado y Nación
y el modo desviado de irrupción e
incorporación política de las masas en
América Latina están exigiendo una
transformación profunda en la manera
de abordar la historia de los medios de
comunicación.
JeSúS martín BarBero
Señala Santiago Castro-Gómez7
en torno a la Exposición Agrícola e
Industrial, como evento central en
las celebraciones del centenario en
Bogotá, que discursos políticos, pu-
blicaciones en revistas de la época,
y la propia exhibición, pueden en-
tenderse como la escenificación de
un capitalismo imaginado, propicio
para empezar a preparar sujetos y
subjetividades que necesitaría el
capitalismo real cuando éste llegase
dos décadas después a Colombia.
Con ello la queja, por parte
de los ilustrados criollos quienes
habiendo viajado a la famosa expo-
sición universal de 1889 realizada
en París, que fue la que sirvió de
modelo para la exhibición colom-
biana, al confirmar la inexistencia,
en 1910, de una “industria nacio-
nal”. Pese a esto y a las dificultades
presupuestales que el gobierno
presidencial de Reyes atravesara
para la celebraciones centenarias
(para lo cual, señala Castro-Gómez,
recurrieron al público a través de la
prensa local), el evento tuvo lugar y,
con él, una diferencia con Europa.
“(...) en donde los imaginarios de la
forma-mercancía (escenificados en
artículos de consumo, publicidad,
revistas de modas, películas de cine,
formas arquitectónicas, tendencias
artísticas, producción científica,
etc.) se fundaban en procesos de
racionalización ya consolidados,
en Colombia –y seguramente en
muchos otros países de América
Latina– la escenificación simbólica
del capitalismo industrial precedió
a la implementación estatal de
la economía capitalista, que tuvo
lugar apenas hacia finales de la
década de los treinta”.8
La escenificación, además de
proponer visiones espectrales que
obedecían “no sólo al afrancesa-
miento de las elites sino a la fasci-
nación que tuvo ese tipo de espec-
táculo en el capitalismo imaginado
que se proyectó, creó la ilusión
de un país industrializado y trajo
consigo la inclusión de términos
“nuevos” en el léxico económico de
la cotidianidad en las ciudades tales
como “trabajador”, “proletariado”,
“división internacional del trabajo”
que (sin dejar de ser importantes),
una vez más, silenciarían la lucha
ancestral por la re-existencia,9 así
como formas-otras de comprender/
vivir el territorio, la vida, la salud,
la naturaleza y también alternativas
a la eurocéntrica visión de progreso
y desarrollo.
Esta práctica no sería exclusivi-
dad de Colombia, como lo expresa,
a través del análisis que sobre la
“raza”, el mestizaje y el poder, en
la estructura discursiva de la socie-
dad ecuatoriana, realiza Catherine
Walsh. “Desde la Colonia hasta
los momentos actuales, el lenguaje
y la política del blanqueamiento y
la blancura... han reinado tanto en
el Ecuador como en sus países ve-
cinos, sirviendo simultáneamente
como damnificación y como espe-
ranza de la cultura nacional y de la
sociedad moderna. Damnificación
por no ser sociedades compuestas
de una población blanca, y esperan-
za por querer serlo, dando así inicio
7 Op. Cit. Págs. 226-230.8 Op. Cit. Pág. 224.9 Hagoalusiónalsilenciamientosistemáticoquedesdela“historiaoficial”serepiteconstantementeentornoaresistenciasyagencias
sociales ancestrales y que en contraposición metodológica y analítica Adolfo Albán propone comprender de un modo-otro, a partir de la investigación doctoral realizada sobre la historia afropatiana, en el valle interandino del sur colombiano. Albán plantea que es posible reconstruir (...) formas de re-elaborar la vida auto-reconociéndose como sujetos de la historia, que es interpelada en su horizonte de colonialidadcomoelladooscurodelamodernidadoccidentalyreafirmandolopropiosinqueestogenereextrañeza;revalorandoloque nos pertenece desde una perspectiva crítica frente a todo aquello que ha propiciado la renuncia y el auto - desconocimiento. Con estacategoríaigualmentemerefieroespecíficamentealanecesidaddeanalizar,desdeotraópticalosprocesosdeemancipaciónylucha de vida y sociedad que se puede rastrear (Albán sp, 2007).
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a una serie de políticas y prácticas
dirigidas al “mejoramiento de la
raza” y a la adopción de valores, cos-
tumbres, actitudes y conocimientos
ajenos y “universales”.10
El mestizaje, homogenizador
y excluyente, empezó, a inicios del
siglo XX, a adquirir “tintes” del
capitalismo industrial (imaginado),
a través de las representaciones me-
diáticas y puestas en escena como la
Exposición Agrícola e Industrial, en
el marco conmemorativo del cen-
tenario republicano en Colombia.
La discusión en torno a identidad,
ancestralidad y la colonialidad
del poder, llegaría varias décadas
después, mientras las prácticas
subalternizadas y silenciadas de las
agencias y de los sujetos sociales
continuaban elaborando y gene-
rando diversas formas de resistencia
que no tendrían lugar ni en los pa-
bellones, ni en las notas de prensa
del primer centenario republicano.
En la conmemoración del cen-
tenario, tal cual ocurrió cien años
atrás, se pueden hallar constantes
en el empleo (inaugurado por la
elite criolla en la primera república
y reafirmado en las conmemoracio-
nes de 1910 por la elite republicana
santafereña) de prácticas discursivas
en las cuales la ciudad letrada,
sus habitantes y sus funcionarios,
construyeron huellas rastreables de
las genealogías de la colombianidad,
volcando el esfuerzo en legitimar
una sola mirada, una sola nación,
un solo modelo de Estado-nacional.
La prensa, (en ambos periodos),
se constituyó en uno de los vehícu-
los a través de los cuales se fueron
moldeando y consolidando tales
imaginarios, como constantes de la
colonialidad del poder, sostenidos
en las primeras décadas del siglo
XIX, por discursos emancipatorios;
en las primeras décadas del siglo
XX, por el discurso del progreso a
partir de un país industrial (bastan-
te incipiente, por no decir inexis-
tente) y en ambos casos unidos
por la unidad nacional excluyente,
hegemónica y globalizante.
Las “tachaduras” identitarias
e históricas que las élites (prime-
ro criollas y luego republicanas),
impusieron a todas las otredades,
reafirmaron y re-crearon la matriz
colonial, a través de jerarquizacio-
nes raciales, de género, de clase,
de religión, de territorio, aun a
pesar de que, en efecto, se venían
desarrollando, “el lugar como un
proyecto, para hacer de los imagina-
rios basados-en-lugar en una crítica
radical al poder”.11
Uno de los soportes sobre los
cuales ha descansado la legitimidad
de tales “tachaduras”, es la ciudad
letrada. En esta perspectiva, la
unidad nacional impuesta, ha sido
orientada en la “implementación
Las “tachaduras” identitarias e históricas que las élites (primero criollas y luego republicanas), impusieron a todas las otredades, reafirmaron y re-crearon la matriz colonial, a través de jerarquizaciones raciales, de género, de clase, de religión, de territorio, aun a pesar de que, en efecto, se venían desarrollando, “el lugar como un proyecto, para hacer de los imaginarios basados-en-lugar en una crítica radical al poder”.
10 Walsh, Catherine. . Interculturalidad, Estado, Sociedad: luchas (de) coloniales de nuestra época.2009.Quito.EditorialUasb-AbyaYala. Pág. 25.
11 Escobar, Arturo. La invención del Tercer Mundo. Construcción y deconstrucción del desarrollo. Primera edición en castellano. 1998. Santafé de Bogotá. Editorial Norma. Pág. 177.
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de instituciones legitimadas por la
letra (escuelas, hospicios, talleres,
cárceles) y de discursos hegemóni-
cos”.12 La prensa, como dispositivo
de memoria, se ha auto-validado
configurándose como documento
histórico, naturalizando la herencia
colonial y la heterogeneidad históri-
co- estructural13 que le hace posible.
Valdría la pena preguntarse,
para finalizar este corto acápite ¿y
los sujetos subalternizados, cómo
participaban de esta escenificación
que conmemoraba una fecha patria
y, al tiempo se proyectaba progre-
sista e industrial? Proponemos que
tenían tres tipos de interpelaciones:
de un lado, retomando a Castro-
Gómez, en la preparación para ser
futuros trabajadores, esto es, como
piezas para el engranaje del capita-
lismo industrial colombiano aún en
ciernes en 1910.
De otro lado, se les interpelaba
como ciudadanos- patriotas, en
tanto podían bien contribuir con
donaciones para hacer estatuas o
para financiar la exhibición indus-
trial; o bien podían participar de las
fiestas patrias yendo hasta el parque
donde tuvo lugar el evento. Pero
sobre todo, la mayor interpelación
era como público. No eran ni pro-
tagonistas, ni herederos del criollato
centralista, tampoco eran diseña-
dores del futuro industrial (sólo
podrían llegar hasta trabajadores u
obreros); no llegaban a ser actores
sociales. La puesta en escena y los
discursos políticos y periodísticos
sólo les dejaban el lugar de público,
llana y simplemente.
Colombia, país y prensa de regiones
La fuerza de lo que dices a diario, está
en lo que lees a diario.
Campaña puBliCitaria, el eSpeC-
tador 2010
Para la conmemoración del
bicentenario, las tecnologías de
la colombianidad tenían un nivel
de elaboración más depurado y
sofisticado. Por su parte, la prensa
escrita ya no sería la única forma
para la circulación de información
y de noticias. El desarrollo de las
Tecnologías de la Información y la
Comunicación, TIC, ha nutrido,
desde finales del siglo XX, diversas
formas de conexión virtual que
complejizan el modo en que se
puede acceder a datos que hasta
antes de la aparición del cine y la
radio eran exclusividad de la prensa
escrita. Diversos pensadores, desde
las coordenadas latinoamericanas,
han dado cuenta del papel de los
medios de comunicación en proce-
sos sociales, entre ellos Jesús Martín
Barbero quien reflexiona: “Durante
largo tiempo la verdad cultural de
estos países importó menos que las
seguridades teóricas. Y así anduvi-
mos, convencidos de que lo que
era comunicación debía decírnoslo
una teoría –sociológica, semiótica
o informacional– pues sólo desde
ella era posible deslindar el campo
y precisar la especificidad de sus
objetos. Pero algo se movió tan
fuertemente en la realidad que se
produjo un emborronamiento, un
derrumbe de las fronteras que deli-
mitaban geográficamente el campo
y nos aseguraban psicológicamente.
Desdibujado el “objeto propio”
nos encontramos a la intemperie
de la situación. Pero ahora ya no
estábamos solos, por el camino
había otras gentes que sin hablar
de “comunicación” la estaban in-
dagando, trabajando, produciendo
(...) habíamos necesitado que se nos
perdiera el “objeto” para encontrar
el camino al movimiento de lo
social en la comunicación, a la
comunicación en proceso”.14
Este es un buen punto de par-
tida para esta parte del ensayo. En
términos de prensa escrita, la mayor
parte es de circulación regional y
12 Op. Cit. Pág. 23.13SealudeelpostuladodeQuijano,entantonoesposibledesligarlamodernidaddeAméricaLatinadelacolonialidadquelehizoposi-
ble. De lo contrario se negaría el lado oscuro de la modernidad, que implica todas las desigualdades de clases, de razas, de género, de región, que las murallas de la ciudad letrada, han relegado a la subalternización o el silenciamiento.
14 Oficio de cartógrafo. Travesías latinoamericanas de la comunicación en la cultura. Primera re-impresión. 2003. Santiago de Chile. Fondo de Cultura Económica. Pág. 280.
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sólo dos, de circulación nacional.15
Cada región ha realizado su mirada
al “hecho histórico”, dentro de los
cánones establecidos para la pren-
sa y, desde Bogotá, como capital
político-administrativa del país, los
diarios de circulación nacional lo
han hecho tomando en cuenta que
tienen un cubrimiento “nacional”.
El bicentenario hizo parte de las
agendas mediáticas en Colombia,
como en otros países del continen-
te; es más, canales internacionales16
dieron su versión en torno a lo que
significó y hoy significan los legados
de los primeros republicanos en
la geografía latinoamericana. Los
nuevos medios, así como los tradi-
cionales, se han ocupado en mayor
o menor proporción de ubicar
piezas noticiosas.17 ¿Cuál ha sido
la representación tradicional de la
nación? Podría decirse, junto a Qui-
jano que “(…) en el actual patrón de
poder, uno de cuyos ejes centrales
es el capitalismo (en el sentido que
esta noción admite en la teoría de
la colonialidad del poder), la idea
de un interés social “nacional”
corresponde a la existencia de una
sociedad nacional dominada por
una burguesía nacional, con un
Estado Nacional. Es decir, a una
estructura de poder configurada
según estas condiciones”.18
¿Se modificaron en algo las
formas periodísticas en las que
tradicionalmente se configuraban
discursivamente las tecnologías de
la colombianidad en las piezas en
torno al bicentenario? No.
Algunas noticias cuyo conteni-
do incluía movilizaciones sociales,
por ejemplo la del 20 de julio en el
diario capitalino El Espectador en la
página 17, de la sección A-3, publi-
có, bajo el titular “La marcha por la
soberanía”, la noticia según la cual
organizaciones sociales, indígenas
y estudiantes, buscaron “(...) con-
vertirse en un espacio alternativo a
la celebración del Bicentenario de
la Independencia, organizaciones
sociales, populares indígenas, estu-
diantiles, sindicales, de mujeres y
de trabajadores, celebraron hoy lo
que han denominado la Marcha Pa-
triótica y el Cabildo Abierto por la
Independencia, con el objetivo de
plantear ante la ciudadanía el inte-
¿Se modificaron en algo las formas periodísticas en las que tradicionalmente se configuraban discursivamente las tecnologías de la colombianidad en las piezas en torno al bicentenario? No.
15 Entre los primeros se pueden mencionar: El País (suroccidente, esto es Valle del Cauca, Cauca y Nariño), La Tarde; Diario del Otún; Crónica del Quindío; La Patria(EjeCafetero,estoesRisaralda,Quindío,Caldas); El Colombiano, El Mundo (Antioquia); El Heraldo, El Universal (Costa Atlántica, esto es Atlántico; Bolívar). También se encuentran otros de circulación más restringida como El Liberal, en el Cauca, El Tabloide(enlapartenortedelValledelCauca).Losperiódicosdecirculaciónnacionalson:El Tiempo y El Espectador, ambos de origen liberal, con interesantes y diversos desarrollos en la historia de la prensa en Colombia que serán abordados en el desarrollo de la investigación.
16 Se alude al canal History Chanel que realizó una serie de programas en torno al bicentenario conducido por historiadores latinoame-ricanos.
17Lacategoríapiezanoticiosaabarcatodaslosgéneros(noticia,reportaje,perfil,breve,etc.),sobreloscualesesposiblehallarinforma-ción en cualquiera de los medios señalados. Se incluyen, en los anexos, información cuantitativa que detallará resultados generales sobre la publicación que entre enero y julio de 2010, generaron los tres diarios analizados.
18Quijano,Aníbal.“Colonialidaddelpoder,culturayconocimientoenAméricaLatina”.1999.EnS.Castro-Gómez,O.Guardiola-Rivera,C.Millán(editores).Pensar(en)losintersticios.Teoríayprácticadelacríticaposcolonial.Bogotá:colecciónpensar/PontificiaUniver-sidadJaveriana.
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rrogante de si realmente Colombia
es una nación soberana e indepen-
diente. Más allá del Bicentenario, se
pretende también hacer oposición
al establecimiento de las bases mi-
litares estadounidenses en el país,
a la intervención extranjera y a la
negación de los acuerdos humanita-
rios entre la guerrilla y el Gobierno.
Según David Flórez, presidente
de la Federación de Estudiantes
(FEU), y uno de los organizadores,
“en Colombia se frustró el proceso
emancipador que comenzó con la
Batalla de Boyacá, y tomó un ma-
yor aire con el proyecto de Simón
Bolívar en el cual ha habido unas
realdades políticas y económicas
que marcan una dependencia de
Estados Unidos”(...)”.19
En el caso de El Tiempo, en la
sección “Nación”, en la página 1-4,
con el titular “Protesta indígena
por el bicentenario”, se registraría
la noticia con sólo la alusión al
movimiento del pueblo originario
de Guambía, el día 19 de julio, de
la siguiente manera: “Unos 500
indígenas guambianos marchan
desde el sur del país hacia Bogotá,
a donde llegarán hoy y esperan ade-
lantar una protesta en contra del
Bicentenario de la Independencia,
cuyos actos centrales se celebran
mañana en 1.102 municipios. Los
aborígenes se movilizan en chivas
y esperan caminar por el centro
de Bogotá el próximo martes, 20
de julio, cuando se cumplen actos
de la fiesta patria (...) Según los
indígenas, en Colombia aún no
existe una verdadera independen-
cia y autonomía de los pueblos y,
por el contrario, las comunidades
aborígenes siguen violentadas como
antes. Los guambianos comenza-
ron a marchar hace 5 días desde
diferentes sitios del Cauca y Valle
(...) La programación para la cele-
bración del Bicentenario incluye
paradas militares, desfiles y actos
culturales”.20
Por su parte el diario de circula-
ción en el suroccidente de Colom-
bia, El País, publicó en la página
A-3, de la sección “Entorno”, el
mismo 19 de julio, la fotografía del
reportero gráfico Aymer Álvarez,
con el titular “Rechazo al Bicente-
nario” cuyo pie de página explicaba
lo siguiente: “Los guambianos que
llegaron a Cali el pasado sábado
siguieron ayer su marcha hacia la
capital del país, en rechazo de la
celebración del bicentenario de la
independencia. Mientras hoy 1.500
indígenas se concentrarán en el
resguardo La María para adelantar
diferentes actos artísticos contra la
histórica fiesta”.21
En este momento es donde pa-
sado y presente de la prensa como
ejercicio republicano, se articulan:
desde la manera en que son tratadas
las agencias-otras22 con posturas crí-
ticas frente al bicentenario, expre-
sadas de manera contundente por
las movilizaciones sociales. El bicen-
tenario se vuelve acción, en tanto
permite develar cómo un hecho
político e histórico toma forma den-
tro de unas normas a través de las
cuales transita a una noticia-verdad,
esto es, a partir de unas prácticas de
19Lamuestraestudiadaparaelanálisisdelpresenteensayoevidenciaqueelperiódicoquemáspiezasperiodísticaspublicóentornoal bicentenario fue El Espectador, con 153, en un total de 361, las 208 restantes se dividen en cantidades similares en los otros dos diarios. Es importante aquí señalar que la circulación nacional de los diarios capitalinos llega a un público letrado más amplio respecto a los de circulación regional. Tal hecho nos hace prestar atención en torno al legado político de la primera república: el centralismo administrativo que ha priorizado la visión desde Bogotá (para el caso colombiano) sobre el resto del país, se repite en las agendas mediáticas y con ello, en lo considerado como noticia en el país.
20Losgénerosempleadosfueronvariados.Noticias,reporteríagráfica,editoriales,caricaturas,columnasdeopiniónoseparatasespe-ciales, entre otros géneros. Las piezas se pudieron apreciar en distintos cuadernillos o, dentro de ellos, en las páginas a su interior. Desdelaprimerapáginahastalaúltima,huboespacioparaabordarcomonoticiaelhechohistóricoquecumplíadoscientosaños.Lamayorconcentracióndepiezasnoticiosasentornoalbicentenariotuvolugarenelmesdejulio,reiterandocomoenloslibrosdetextoescolaresycomolohabríaestablecidolaversióndelahistoriografíatradicional,el20dejulio,comofechaexclusivadel“gritodeindependencia”yaloscriollossantafereñoscomolosautoresdeloshechosconmemoradoscomoelbicentenarioindependentista.
21Encuantoalaseditoriales,cabeseñalarquede361piezasencontradas,sólo3deellassoneditoriales.Ensólotresocasiones,dosde ellas en El Tiempo y una en El País,lasrespectivascasaseditorialesreflexionaronsobrelanación,sueconomía,articulacióndelpasadoconelpresentedeunpaísenmediodelaglobalizacióneconómicaylamundializacióndelacultural.Lanecesidadderevisar,enelmarcodelbicentenario,loquesignificahacerpartedelademocraciaenlaactualidad,losretosyposibilidadesqueelloimplicaodecómodebere-pensarseelperiodismo,alaluzdesupropioejercicioylegadoenlosdoscientosañosdehacerycontribuiraconsolidar la República colombiana sigue pendiente en las agendas mediáticas, de acuerdo con la muestra estudiada.
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escritura y a unas regularidades del
decir que se pueden encontrar en
ellas, en un espacio-tiempo preciso.
Tal práctica discursiva, nos enseñan
los movimientos sociales, encubren
la pluralidad de las motivaciones
históricas y a muchos de los sujetos
que continúan el camino simbólico
de su accionar político a pesar de
este silenciamiento mediático, por
ejemplo el legado de Palenque,
primer territorio libre durante la
Colonia, sigue invisible a pesar de:
“La firme resistencia (que) llevó
a sucesivos pactos de paz con la
Corona desde el primer momento
del siglo XVII hasta el siglo XVIII.
En ellos los cimarrones exigían el
reconocimiento de su libertad, la
demarcación de su territorio, el de-
recho a usarlo productivamente, un
tratamiento jurídico y fiscal igual
al recibido por la población libre y
autonomía de gobierno”.23
La actividad periodística como
práctica de poder ha contribuido a
“naturalizar” las diferencias políti-
cas, económicas, sociales e históri-
cas que las movilizaciones sociales
registradas representan, sin cues-
tionar las contradicciones sobre
las cuales aun descansa el modelo
democrático que conmemora dos-
cientos años de inaugurado. Desde
este lugar, también se perpetúan,
sin debatir, ejercicios de poder
que imponen, no sólo memorias
y pasados, sino el sentido sobre el
cual descansa la unidad nacional,
sin cuestionar ni el “nosotros” que
lo sustenta ni todos “los otros” que
le son externos. Como lo expresa el
filósofo argentino Arturo Andrés
Roig “(...) la definición del “no-
sotros” y de lo “nuestro” es la que
se ha dado en llamar “legado” y
también “herencia cultural”, “tradi-
ción”, etc. (...) El tema del “legado”
es algo que nos viene impuesto
dentro de la problemática que nos
interesa y que no podemos soslayar,
sino antes bien, debemos rescatarlo
en su justo valor. Este recurso su-
pone, por lo mismo, que parte de
ciertos elementos culturales a los
que considera como propios, una
definición del hombre latinoame-
ricano por afirmación”.24
La diversidad haría parte de la
negación de tal legado, no su afir-
mación. Los movimientos sociales
nos recuerdan con su accionar que
no ha existido un continuo histó-
rico de inclusión en lo que lleva
“La firme resistencia (que) llevó a sucesivos pactos de paz con la Corona desde el primer momento del siglo XVII hasta el siglo XVIII. En ellos los cimarrones exigían el reconocimiento de su libertad, la demarcación de su territorio, el derecho a usarlo productivamente, un tratamiento jurídico y fiscal igual al recibido por la población libre y autonomía de gobierno”.
22 Propongo comprender la agencia-otra como la práctica política desarrollada en lugares, territorios y localidades concretos; permiten ahondar en las implicaciones de la vivencia en condiciones-otras,esdecirenprocesosdeadaptaciónaunmediohostilendiversossentidosyaunpodercolonialquehaintentadoreducirymantenerencondicióndemenor de edad ciudadano a todas las otredades socio-culturales. Esta agencia-otra, develalamatrizcolonial,lanaturalizacióndeladiscriminaciónracial/étnicaycultural,asícomolaproduccióndiscursivadesubjetividadesdominadas/dominantesyproporciona,desdelaexperienciapolíticael desciframiento de prácticasdere-existenciaidentitaria,políticaycultural.Gómez-Cotta,Camilia.“DeAfroidentidadesyPolíticasCulturalesenCali”.2007.EnRevistaSociedad.No.9.Cali.EditorialUniversidadSantiagodeCali.Pág.220.
23Mosquera,ClaudiayBarcelos,Luiz(editores).2007.Afro-reparaciones: memorias de la esclavitud y justicia reparativa para negros, afrocolombianos y raizales. Primera Edición. Bogotá Universidad Nacional. Pág. 27.
24Roig,Andrés.Teoría y Crítica del Pensamiento Latinoamericano. Disponibleen:http://http://www.ensayistas.org/filosofos/argentina/roig/teoria/2.htm.Consultadoel12/01/2013.
Revista de Educación & Pensamiento
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de inaugurada la democracia en
los Estados nacionales y, la prensa
contemporánea, que en la era de
la información navega por redes
virtuales, perpetúa el legado de un
“nosotros” excluyente y minimiza
expresiones histórico-culturales de
las agencias-otras, que son “etique-
tadas” como grupos minoritarios
de “indígenas”, de “estudiantes”,
de “mujeres” o de “trabajadores”.
La nación sobre la cual se erigió
el Estado colombiano invisibilizó
identidades que pese a no ser con-
sideradas dentro de ella, nunca
renunciaron a hacer oír su voz; los
mismos que han renovado durante
doscientos años, con acciones sim-
bólicas y colectivas, prácticas polí-
ticas, desde las bases de los sujetos
y sus memorias histórico-culturales,
llenas de evocaciones y trayectos
múltiples, de territorios y localida-
des concretas, develando la matriz
colonial que ha intentado reducir
sus agencias a eventos puntuales,
desarticulándolas de los procesos
políticos que las sustentan.
La prensa tiene una deuda bi-
centenaria y, una vez la reconozca,
podría renovarse, partiendo ya no
sólo de las fuentes oficiales, sino de
la compleja red de interpretaciones
que tejen y destejen los hilos de la
nación y de los seres humanos que
le dan valor. En este sentido sigue
tan colonial, como escritural, a
pesar de que se han diversificado
los medios de comunicación, en
tanto: “A través del orden de los sig-
nos, cuya propiedad es organizarse
estableciendo leyes, clasificaciones,
distribuciones jerárquicas, la ciudad
letrada articuló su relación con el
Poder, al que sirvió mediante leyes,
reglamentos, proclamas, cédulas,
propaganda y mediante la ideolo-
gización destinada a sustentarlo
y justificarlo. Fue evidente que la
ciudad letrada remedó la majestad
del Poder, aunque también puede
decirse que éste rigió las operacio-
nes letradas inspirando sus prin-
cipios de concentración, elitismo,
jerarquización. Por encima de
todo, inspiró la distancia respecto
al común de la sociedad. Fue la
distancia entre la letra rígida y la
fluida palabra hablada, que hizo
de la ciudad letrada una ciudad
escritutaria, reservada a una estricta
minoría”.25
Correo del Orinoco
¡Mándeme usted la imprenta! ... es tan
útil como los pertrechos
(SoliCitud de Bolívar para dar
iniCio al Correo)
En la última parte del ensayo
retornaré a la prensa decimonónica,
con la intención de hallar “hilos
conductores”, de la colonialidad
del poder, a pesar de las diferencias
históricas, tecnológicas y escritura-
les de la prensa. La Bagatela, Correo
Nacional, El Patriota de Guayaquil,
Gazeta de Buenos Aires, Gaceta de
Caracas, Gazeta de Bogotá, Gazeta
de Colombia, Gazeta de Granada,
se constituyeron en algunos de los
medios impresos a través de los cua-
les los idearios de las causas realistas
o patrióticas fueron difundidos en
las dos primeras décadas del siglo
XIX en las Américas.
Los editores emplearon los
avances tecnológicos de la época,
así como los medios de circulación
que cada facción tenía. También
idearon estrategias discursivas pro-
pias del periodismo de este tiempo:
publicación de cartas afines a la
causa, extractos de otros semanarios
proclives a los principios de uno u
otro bando, avisos de suscriptores
ilustres, notas de editor señalando
cómo comprende los extractos, las
noticias o las cartas publicadas; co-
municados de los militares siempre
victoriosos, proclamas o llamados
a la solidaridad, a la causa, eran
tácticas comunes que hacían parte
del repertorio con el cual se logró
el posicionamiento de la palabra de
quienes tenían el poder de publicar.
En cuanto al semanario Co-
rreo del Orinoco, se instituyó en el
bastión ideológico de Bolívar y
la causa patriótica en un periodo
de singular importancia para este
prócer: la instalación del Congre-
so de Angostura que proclamó la
unión de venezolanos y granadinos
25 Rama, Ángel. La Ciudad Letrada. PrimeraEdición.EditorialArca.Montevideo.Pág. 42.
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a los cuales se anexarían de manera
posterior quiteños y panameños.
De otro lado, las victorias militares
que posibilitaron la campaña del
sur y con ella la consolidación
militar del ejército patriótico y la
salida definitiva de Morillo y el
ejército realista de estas latitudes.
Por último, e igual de importante,
el reconocimiento de Bolívar como
estratega político, que le significa-
ría la proclamación como Jefe del
Estado Mayor de Venezuela y luego
como presidente de la República
de Colombia. Estos momentos de
gloria se eclipsarían junto con las
bolivarianas reformas parlamenta-
rias que verían el final definitivo
con la presidencia de Santander
una década después.
El Correo del Orinoco también
fue un reconocimiento a la ciu-
dad de Angostura. Era el enclave
militar de la entonces capitanía
de Venezuela y casi en el mismo
tiempo que duró la publicación
del semanario, fue la capital de
la República en un breve periodo
histórico, que luego se trasladó a
Santafé de Bogotá y al deshacerse
la Gran Colombia, en Venezuela,
se optó por Caracas, dejando en
el pasado la importancia de An-
gostura como principal puerto del
Orinoco. Esta situación geográfica
le significó, entre 1818 y 1822, un
lugar estratégico que el ejército
patriota aprovechó al máximo,
siendo también puerto mercantil y
de noticias que ingresaban y salían
sobre el ideario bolivariano. Desde
1846 esta ciudad cambió el nombre
al de Ciudad Bolívar, en homenaje
al prócer venezolano.
El facsímil, impreso en papel
de lino, constaba de cuatro páginas
y circuló con frecuencia semanal
durante 128 sábados, a las que
se le debe sumar cinco ediciones
extraordinarias que no fueron
enumeradas. Aprovechando la
llegada de bergantines y diversas
embarcaciones que atracaban en
el puerto de Angostura, el Correo
del Orinoco logró una circulación
envidiable para la época: diversos
puertos del Caribe, contactos en
España, en Chile, en Argentina,
en Perú, en México y hasta en
Pernambuco. De igual forma, se
nutrió de gacetas y correos de otras
latitudes como Morning Chronicle
(Inglaterra) o Evening Post (Nueva
York). Ello implica que se insertó al
sistema- mundo moderno/colonial
promoviendo el modelo civilizato-
rio del criollato que le dio vida y
se constituyó, junto a otras tecno-
logías de gobierno, en una forma
de difusión del ideario patriótico
moderno/colonial, así como a su
intelecto que ejercía una suerte de
control del deseo de los individuos
a los cuales se dirigía, los cuales
eran, claro, los mismos ciudadanos
a quienes se dirigiría Bolívar en la
emblemática Carta de Jamaica: los
americanos, en el sistema español
que está en vigor, y quizá con ma-
yor fuerza que nunca, no ocupan
otro lugar en la sociedad que el de
siervos propios para el trabajo, y
Estos momentos de gloria se eclipsarían junto con las bolivarianas reformas parlamentarias que verían el final definitivo con la presidencia de Santander una década después.
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cuando más, el de simples consu-
midores; y aún esta parte coartada
con restricciones chocantes: tales
son las prohibiciones del cultivo
de frutos de Europa, el estanco
en las producciones que el Rey
monopoliza, el impedimento de las
fábricas que la misma Península no
posee, los privilegios exclusivos del
comercio hasta de los objetos de
primera necesidad, las trabas entre
provincias y provincias americanas,
para que no se traten, entiendan, ni
negocien; en fin, ¿quiere Vd. saber
cuál es nuestro destino?, los campos
para cultivar el añil, la grana, el café
la caña, el cacao y el algodón, las lla-
nuras solitarias para criar ganados,
los desiertos para cazar las bestias
feroces, las entrañas de la tierra para
excavar el oro no pueden saciar a
esa nación avarienta.
Curiosamente, doscientos años
después, la patria criolla que Bolí-
var contribuyó a consolidar como
Estado-nacional, padece de los
mismos males denunciados por él
en 1815. En términos periodísticos,
podría decirse que esta noticia se
sigue repitiendo hoy como ayer,
por tanto, desde la evidencia que
la matriz colonial expuesta en este
ensayo, podría, junto con Albán,
proponer un ejercicio decolonial,
comprendiéndolo “(...) como el
proceso por medio del cual re-cono-
cemos otras historias, trayectorias y
formas de ser y estar en el mundo,
distintas a la lógica racional del
capitalismo contemporáneo como
expresión cultural... humanizando
la existencia de sentido de devolver
la dignidad a quienes por fuerza
del proyecto hegemónico moder-
no/colonial fueron considerados
inferiores o no- humanos. Como
lo argumenta Catherine Walsh se
trata de “... visibilizar las luchas en
contra de la colonialidad pensan-
do no solo desde su paradigma,
sino desde la gente y su práctica
social...”.26
Apuntes para abrir el debateEl interés de generar espacios
reflexivos en torno a lo que sig-
nificó cumplir 200 años de ser
un Estado moderno y de acunar
en la actualidad, el estandarte de
la democracia, fue parcialmente
cubierto por la prensa escrita
bicentenaria. El porcentaje y la
cantidad de piezas periodísticas
analizadas permiten vislumbrar
prácticas discursivas que siguen
priorizando a la ciudad letrada cen-
tralista e invisibilizando agencias,
movimientos y reflexiones-otras en
torno a los eventos históricos que
tuvieron lugar entre 1810 y 1819, en
el territorio que hoy reconocemos
como Colombia. Como ejemplo, la
ubicación de 97 piezas periodísticas
en la sección cultural, lo cual indica
un lugar de lectura del aconteci-
miento conmemorativo: expresión
cultural, sin articulación política
y/o económica, o sin cuestionar las
estereotipadas representaciones de
próceres o territorios presentes en
las versiones oficiales de la historia
nacional.
Develando las prácticas discur-
sivas y tecnologías de la colombia-
nidad, presentes en el ejercicio pe-
riodístico de ayer y hoy, se empieza
a hallar las bases para un diálogo
intercultural que permita múltiples
caminos para la decolonialidad en
el periodismo y en la manera de
ser ciudadanos/ciudadanas en el
siglo XXI.
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