Post on 17-Jul-2015
El camino de “Conversión al amor”
propuesto por el CGXXII es un proceso
que hace a las personas y
Comunidades profecía para el mundo de hoy.
Las esperanzas y los sufrimientos del mundo nos
interpelan y nos llaman a la
confianza en la sabiduría de Dios
que guía la historia y la
sostiene con la fuerza siempre
nueva de su Amor, capaz de
maravillarnos con sus sorpresas.
Conservamos en el corazón las
palabras del Papa Benedicto XVI a los
cardenales: “La Iglesia es una
realidad viviente y su corazón es Cristo, es un Cuerpo vivo
animado por el Espíritu Santo y vive
realmente con la fuerza de Dios».
La acción de Dios continua y constante se manifestó con claridad en el paso de
Benedicto XVI al Papa Francisco. Con su gesto el Papa emérito ha entendido ser un instrumento dócil a disposición de la
Providencia.
Toda la Iglesia le debe gratitud por su alto Magisterio y por su estilo de gobierno,
lleno de mansedumbre,
bondad, humildad y al mismo tiempo, de
claridad de pensamiento y orientación. Su
Pontificado ha creado las condiciones para la nueva primavera de la
Iglesia , la que estamos gozando
creyentes y no creyentes.
El Papa Francisco a través de su modo de ser, nos hace experimentar la presencia de un Dios cercano, atento a cada persona sobre
todo a quien es más frágil y débil.
El nos enseña que en la escucha del
Espíritu se encuentran lenguajes sencillos que tocan el
corazón, y sus gestos cuestionan la existencia y ponen en discusión las opciones de vida.
Su primera Encíclica Lumen Fidei asume
la reflexión elaborada por
Benedicto XVI y es una invitación a
acoger la fe como don gratuito de Dios que pide la
humildad y el valor para fiarse de un
amor misericordioso que siempre acoge, perdona, sostiene y
orienta la existencia.
Todo ésto es un fuerte llamado a profundizar la fe para leer con mirada creyente los signos
presentes en nuestra vida y en la Comunidad, para que no nos sea robada la esperanza.
La gente se siente tocada por los
gestos concretos que son más
elocuentes que muchas palabras. También nosotras
FMA estamos llamadas a reavivar nuestra identidad para ser signo y
expresión del amor de Dios por la
juventud.
Se trata de vivir la primacía de Dios en lo
cotidiano de tal manera que Él viva e
nuestra casa y nosotros en Él.
La oración consiste en estar en su presencia continuamente como nuestros Fundadores nos han enseñado.
Nuestras Comunidades son así
ambientes de espiritualidad donde
se camina con los jóvenes hacia la
santidad.
La próxima JMJ en Rio de Janeiro será una
ocasión para renovar nuestra opción
carismática y así responder al deseo profundo que los
jóvenes llevan en el corazón de una vida
grande. Con ellos somos disponibles a
alargar los horizontes de la existencia para
ser discípulos y misioneros de Jesús.
La acción del Espíritu Santo está siempre presente en nuestro Instituto sobre todo en este tiempo de
preparación al CGXXIII. Él suscita por
todas partes entusiasmo en la acogida del tema
Capitular y disponibilidad para el
trabajo de profundización en el
cual están empeñadas las
Comunidades de modo creativo.
En el contacto con la realidad mundial hemos constatado que las comunidades están en un
proceso de renovación y que tienen una nueva oportunidad para redescubrir , vivir y actualizar el carisma siendo esto una esperanza para el
futuro.
Ser hoy, con los jóvenes “casa que evangeliza” es la meta a la que estamos tendiendo.
Sabemos que no se conseguirá solo con los Capítulos Provinciales General. El Espíritu nos está involucrando en un nuevo dinamismo de
búsqueda que empeña toda la vida.
“CASA QUE EVANGELIZA”
El “viaje” que estamos haciendo es hacia una CASA
donde el fuego arde porque hay pasión por Dios y por los jóvenes. En una
Comunidad donde falta el fuego, no
hay grandes ideales. Es muy bello
apasionarnos juntas por la misión,
viviendo el espíritu de familia para
renovar la casa.
Deseamos dejarnos guiar por el Espíritu
Santo. Él cuenta con nosotras y nos
transforma. Nos orienta hacia la santidad que
consiste en ser habitadas y
vivificadas por Él. Es posible evangelizar cuando se vive en diálogo profundo y constante con Él
Nos preguntamos: ¿Cómo hacer para que los Capítulos Provincial y General sean
celebraciones del protagonismo del Espíritu y sean para nosotras mismas una experiencia de evangelización en el camino de la Iglesia hoy?
Como FMA pertenecemos a un
Instituto educativo y es natural que elaboremos programas, estrategias,
proyectos. En este tiempo estamos
llamadas a realizar otro tipo de proceso que
parte de la apertura al Espíritu y a su misión en
la Iglesia. Nosotras somos las primeras
protagonistas, llamadas a expresar los dones
con los cuales Dios nos ha enriquecido
confrontándonos con desafíos siempre
nuevos.
María es la primera colaboradora del
Espíritu Santo porque fue dócil para acoger su
presencia y ser su morada. Mirémosla a Ella como Madre y Guía en este camino de adhesión plena e
incondicional al Espíritu para ser
generadoras de vida nueva y para hacer crecer a Jesús en el
corazón de los jóvenes.
Como Ella deseamos meditar la Palabra que se encarna en las personas y en los acontecimientos, custodiar en el corazón la
vida y hacerla crecer; vivir “la bienaventuranza
de los creyentes y dedicarnos a una acción
apostólica llena de esperanza”; en una sociedad de tantas
tensiones y en países donde la paz está
continuamente amenazada.
Con Ella queremos ser espacio de acogida y de
encuentro para ofrecer una casa,
para ser un lugar de solidaridad, de hospitalidad, de
escucha, de comprensión para
todos los pequeños y los pobres que el Señor nos confía.
“Sed positivas, cultivad la vida espiritual y al mismo tiempo salid, sed capaces d encontrar las
personas especialmente aquellas más despreciadas y en desventaja. No tengáis miedo
de ir contra corriente.
Sed contemplativas y misioneras. Tened siempre a la Virgen con vosotras, por favor… rezad el Rosario, no lo
dejéis. Tened siempre a la Virgen en vuestra casa como la tenía el apóstol Juan. Ella os acompañe
siempre y os proteja”. Palabras del Papa Francisco a los seminaristas novicios y novicias.